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LA PSIQUIATRIA Y LA HIGIENE MENTAL EN EL PERU * POR EL PRoFEsoR Doctor HONORIO DELGADO El estudio de los desérdenes mentales y el cuidado de quienes !os padecen no tienen en nuestro pais el desarrollo que corresponde a su importancia. No han faltado, empero, loables empefios y realizaciones apreciables, dignos de aten- cién por su misma rareza. Todo !o hecho se localiza en Lima. De modo que tratar de la Psiquiatria en Lima es tratar de la Psiquiatria en el Pert. Cabe, sin embargo, separar y compa- rar la aportacién dela Capital en Jo que respecta al sujeto psiquiatrico, al enfermo. Segtin esto, en el presente articulo, sera objeto de nuestro examen, con la debida brevedad : I, la historia de nuestra asistencia de alienados; II, el cultivo de la Psiquiatria en el Pert; III, la poblacién de enfermos dela mente procedentes de Lima y del resto de! pais; IV, la higie- ne mental en el Pert; y, V, la situacién y los problemas que nos ofrece el presente en materia de asistencia, profilaxia y estudio de las perturbaciones psiquicas. En el Peri, comoen todo lugar, hubo siempre mentes que desvariaron y personas e instituciones encargadas de su cuidado. Ya antes de llegar al valle del Rimac, los conquis- tadores espajioles contaron entre sus infortunios el de sufrir uno de ellos furioso ataque de mania. Don Pedro de Alarcon, + La version francesa de este trabajo aparece en el namero de octubre de 1936 de L’ Hygiéne Mentale, revista para la cual fué expresamente escrito. 104 ANALRS DH LA FACULTAD de los trece de la Isla del Gallo, al alejarse contra su volun- tad de la isla Gorgona, dejando en ella ala nativa duefia de su albedrio, fué presa de frenesi morboso, que hubo menes- ter de la clasica sujecién a la fuerza. Las Crénicas de los es- pafioles y las Tradiciones de D. Ricakno PatMa relatan no po- cos y curiosos casos de enajenacién mental desde de los p! meros tiempos de nuestra historia, que el Dr. Hersuto VaL- pIZAN ha comentado en su libro Locos de la Colonia. A él tam- bién le debemos una coleccién de documentos acerca del pa- sado de la asistencia psiquidtrica en el Peri, publicada en el primer volumen de su Diccionario de la Medicina Peruana, Los hospitales limefios de San Andrés (para hombres) y Santa Ana (para mujeres) son, segtin parece, Jos primeros del Perti que tuvieron secciones especiales para “curar”a los enfermos de la mente, llamadas “Loquerias”. E] Padre Juan MELENDEzZ, en 1679 — segiin nos parece — da la primera noti- cia acerca de Ja loqueria de San Andrés (hospital fundado en 1562) a propésito de un loco furioso, colocado en un cepo, con las manos atadas, cuya celda y cuya persona eran limpia- das y cuidadas por una piadosa mujer de fuera Posteriormente, en el Hospital de San Pedro, se hizo la separacién de “locos bravos” y “locos mansos” : los primeros se hallaban sujetos a una cadena y los mansos encerrados en celdas. A principios del siglo pasado, hacia el afo de 1816, segtin informes del protomédico Dr. TaFv, se trataba a es- tos desgraciados pacientes de modo menos inhumano. Se les aseaba, bafiaba y asistia individualmente. A mediados del siglo XIX la loqueria del Hospital de San Andrés gozaba de cierta autonomia. Ademas de un médico, unalumno de medicina y un loquero, tenia ecénomo y pre- supuesto aparte, llamandose Hospital para Insanos. Existia ademas un médico de las loquerias. E] 18 de julio de 1857 la Sociedad de Beneficencia Publica de Lima eligié con tal car- goal Dr. José Casimirv Unio, quien encontré las loque- rias de San Andrés y Santa Ana con los enfermos confinados en el abandono y el personal médico sin autoridad ni medios materiales. E] Dr, Ut.t-oa, lleno de ideales y efusiones hu- manitarias, emprendié la reforma, avanzando penosamente en Ja reorganizacién preparatoria. Afanoso de orientar Ja opi- nidn de los !lamados a prestarle ayuda, encontré un decidi- do realizador en el Director de la Beneficencia D. Francisco CAaRASSA, DR CIRNCIAS MEDICAS 105 Con mucha diligencia y tes6n, el sefior CARASSA organiz6 erogaciones ptiblicas, consiguié legados y vencié grandes re- sistencias con objeto de edificar un local apropiado para asilar alos enfermos que ya no cabfan en las Joquerias. Modificando y haciendo nuevas construcciones, adapté a tal fin una quin- ta en un barrio excéntrico de la ciudad. EJ nuevo estableci- miento fué inaugurado el 16 de diciembre de 1859, con el nombre de Hospital de la Misericordia. Para su tiempo fué un asilo bastante bueno, pero muy reducido, como se com- probé poco después. Habiendo ya 153 asilados al estrenarse, s6lo tenia capacidad para 160. La huerta, destinada original- mente a las labores de cultivo en que se pens6 ocupar a los mismos pacientes, ofrecié espacio a las ampliaciones que ul- teriormente requirié la creciente poblacién de internados. Da idea de los medios de asistencia de esa época la dota- ciény distribucién del Hospicio. Tenia bafios de sorpresa; bafios para agitados, iguales a los de la Salpetriére; sillas de fuerza para la represién de los agitados, hechas en Paris. (Las hermanas de la caridad agregaron después las Ilamadas “cujas”, una especie de jaulas de madera donde era encerra- do el enfermo, con candado, y de donde no podia salir para nada, ni sentarse cémodamente para comer.) El estableci- miento tenia 4 secciones: 1*, para enfermos tranquilos; 2*, para enfermos excitados periédicamente; 3*, para idiotas, epilépticos e inmundos; y, 4*, ocho celdas para furiosos. Es digna de reproduccién una frase del discurso con que inauguré el Hospicio el sefior Canassa, Director de la Benefi- cencia, de grata memoria paralos psiquiatras del Pert, de: cuyos quilates da idea el hecho de que no se contentara con estudiar una de las obras (sin duda el Traité médico-philoso-. phique sur l'aliénation mentale) de Pinkt, sino que teniéndola s6lo prestada y no pudiendo convencer a su duefio de que se Ja vendiera, la hizo copiar para que los médicos del estable-. cimiento frecuentaran su lectura. La frase de su discurso a que hacemos referencia es la siguiente : “Ante los ojos de: Ja caridad cristiana no hay sacrificio que pueda economizarse cuando se trata de restituir a hombres que la han perdido, la inteligencia que es el reflejo de la Divinidad”. Con la direccién del Dr. U1.toa y las nuevas condiciones materiales, la asistencia perdié en parte su caracter principal de represién y policia carcelaria. Este médico inicié la practi- éa de estudiar a los enfermos y de consignar trimestralmente 106 ANALES DE LA FACULTAD sus observaciones acerca de la evolucién y el tratamiento de cada uno de ellos. No contento con la rutina, se esforzaba porque se incorporasen \as mejores procedimientos en la asistencia. Asi, en el afio 1860 se dirigia a la Sociedad de Be- neficencia manifesténdole que era urgente establecer talleres de trabajo manual en los departamentos de hombres y muje- res. Pinet., como se sabe, daba importancia al trabajo en la cura de los desérdenes mentales, cuya aplicacién en algunos manicomios de Espafia fué objeto de su encomio; y hoy, bien organizado, constituye el agente terapéutico mds eficaz en la mayoria de los hospitales psiquidtricos del mundo. Al Dr. Utt.oa, muerto en 1891, le sucedié el Dr. Manuus. A. Musiz, médico titular del departamento de varones desde elafo anterior. Este profesional habia prestado en Europa atencién preferente al estudio de las enfermedades nervio- sas y mentales. Asi especializado, el Dr. MuNiz concentré su esfuerzo en mejorar Ja asistencia y el estudio de Jos enfer- mos. A él se debe la organizacién de la estadistica del Hospi- cio y la redaccién de algunas historias clinicas con preten- sién cientifica. Propugnador del buen trato para los enfer- mos, reprimié con energia la costumbre de castigarlos. A pesar de las obras de ensanche del local, repetidas e in- suficientes, el problema de la sobrepoblacién, que preocupa- ba desde 1860, alcanz6 su punto critico treinticinco afios des- pués. En abril de 1896, se decreté6 unconcurso entre los mé- dicos para el proyecto de una nueva casa destinada a los en- fermos mentales. El Dr. MuSiz obtuvo el primer premio y muri6 poco después, cuando su proyecto era objeto de estu- dio de una comisién encargada de elaborar el plan defini- tivo. A fines de 1897 se envié a Europa al Dr. Davip Matto para que estudiase Psiquiatria y se familiarizara con las re- glas de la construccién y organizacién de asilos para enfer- mos de la mente. A su regreso, nombrado director del Hos- picio, ain no se habia iniciado el edificio en el terreno elegi- do — después de mucha oposicién — en Magdalena del Mar, a siéte kilémetros de Lima. Esta obra fué proseguida con vici- situdes e intermitencias prolongadas y se puso en condicio- nes de ser ocupada por los enfermos el 1° de enero de 1918. Entonces se hallaban terminados los siguientes pabellones : 2 para pensionistas, 2 para crénicos, 2 para débiles y gatosos, 1 mixto de admisién, 1 de administracién, ademas de la casa para el médico residente y los servicios generales.

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