Está en la página 1de 10
ABRAHAM VALDELOMAR HEBARISTO, EL SAUCE QUE MURIO DE AMOR ##8 Inclinado al borde de la parcela 114 colindanté con el estéril yermo,!!5 rodeado de “yerbas san- tas” y “llantenes” 116 viendo correr entre sus rai- ces que vibraban en la corriente, el agua fria y turbia de la acequia, aquel Arbol corpulento y lo. zano atin, debia llamarse Hebaristo y tener trein- ta afios. Debia lamarse Hebaristo y tener trein- ta afios, porque habia el mismo aspecto cansino y pesimista, la misma catadura enfadosa y acre il? del joven farmacéutico de “El amigo del pueblo”, establecimiento de drogas que se hallaba en la esquina de la Plaza de Armas, junto al Concejo Provincial, en los bajos de la casa donde, en tiem- pos de la independencia, bernoctara el coronel Marmanillo, lugarteniente del Gran Mariscal dé Ayacucho,48 cuando, presionado por los realistas, se dirijiera * a dar aquella singular batalla de la Macacona.11® Marmanillo era el héroe de la al- 113, Este cuento, que aparece en la Coleccién de El Caballero Carmelo, es considerado por Luis Fabio Xammat como “el més literario de todos”. ¥ para Mariategui co- mo un “‘cuento pirandelliano”; 114. Porcién pequefia dé terreno dentro de otra mayor; ’ 115. Desierto sin cultivar; 116. Yerbasanta: planta estomacal de la familia de lag compuestas. Llantene: crece en sitios humedos; género de las plantagindceas que 117. ......Porque tenia el mis- mo aspecto cansado y pesimista, el mismo semblante eno- jado y aspero.....; ° 118. Antonio José de Sucre; 119, A 8 kms. de Ica (La batalla fue el 7 de abril de 1822). “ Emplea jota al igual que en la palabra jemelo, 128 CuENTO ¥ Poesia dea de P.129 porque en ella habia nacido, y, aun- que a sus puertas se realizara una poco afortu- nada esecaramuza, en la cual caballo y caballe- ro salieron disparados al empuje de un pufiado de chapetones, eso, a juicio de las gentes patriotas de P., no quitaba nada a su valor y merecimientos, pues era sabido que la tal escaramuza se perdié por- que el Capitan Criséstomo Ramirez, duefio hasta el afio 23 de un lagar 1°! y hecho capitan de pa- triotas por Marmanillo, no acudié con oportuni- dad al lugar del suceso. Los de P. guardaban por el coronel de milicias recuerdo venerando. La pe- luqueria Hamabase “Sal6n Marmanillo”; la enco- menderia !22 de la calle Derecha, que después se llam6 calle “28 de Julio” tenia en letras rojas y gordas, sobre el extenso y monétono muro azul, el rétulo “Al descanso de Marmanillo” y por fin en la sociedad “Confederada de Socorros Mutuos”, habia un retrato al éleo, sobre el estrado de la “directiva” en el cual aparecia el héroe con su color de olla de barro, sus galones dorados y una mano en la cintura, fieles traductores de su ga- lardia miliciana. Digo que el sauce era joven, de unos trein- ta afios y se lamaba Hebaristo, porque como el farmacéutico tenia el aire taciturno y enlutado, y como él, aunque durante el dia parecia alegrarse con la luz del sol, en Negando la tarde y sonan- 120. Seguramente Pisco; 121. Por ampliacién se desiz- na también al parral y fabrica de vinos, pues lagar es pro- piamente el estanque donde se pisa la uva para hacer el vino; 122. Tienda de ultramarinos o pulperia pequefia. 129 ABRAHAM VALDELOMAR do la “oracién”!** cafa sobre ambos una tan ma- nifiesta melancolia y un tan hondo dolor silencio- so, que eran “de partir el alma”.124 Al toque de animas Hebaristo y su homonimo el farmacéuti- co, '5 corrian el mismo albur. Suspendia éste su charla en la botica, caia pesadamente sobre su ca- beza semicalva el sombrero negro de pafio, y so- bre el sauce de la parcela posaba el de todos los dias gallinazo negro y roncador. Luego la noche envolvia a ambos en el mis- mo misterio, y, tan impenetrable era entonces la vida del boticario cuanto ignorada era la suerte de Hebaristo, el sauce... Il Evaristo Mazuelos, el farmacéutico de P. y Hebaristo, el sauce finebre de la parcela eran dos vidas paralelas; dos cuerdas de una misma ar- pa; dos ojos de una misma misteriosa y tedri- ca cabeza, dos brazos de una misma desolada cruz; dos estrellas insignificantes de una misma cons- telacién. Mazuelos era huérfano y guardaba al igual que el sauce, un vago recuerdo de sus pa- dres. Como el sauce era Arbol que sélo servia pa- ra cobijar a los campesinos a la hora calida del medio dia, Mazuelos sdlo servia en la aldea para escuchar la charla de quienes solian cobijarse en la botica; y asi como el sauce daba una sombra 123. El Angelus; 124...Expresién que da a entender una muy honda tristeza. Bendezti ha sefialado que las comi- Mas son injustificadas pues Ia frase esta registrada en el diccionario de la Academia; 125. Homénimos; como to- eayos; pero a la vez van como palabras distintas, pero con diferente ortografia, que se pronuncian igual :'Hebaristo y Evaristo. 130 CuentTo y Poesia indiferente a los gafanes mientras sus raices ro- jas jugueteaban en el agua de la acequia, asi él ojia con desganada abnegacién, la charla de los otros, mientras jugaba, el] espiritu fijo en una idea lejana, con la cadena de su reloj, 0 hacia con su dedo indice gancho a la oreja de su botin de elastico, cruzadas, unas sobre otra, las enjutas ma- gras piernas. Habiase enamorado Mazuelos de la hija del Juez de Primera Instancia, una chiquilla de ale- gre catadura, esmirriada y raquitica, de ojos vi- vaces y labios anémicos, nariz respingada y ca- bello de achiote, vestida a pintitas blancas so- bre una muselina azul de Prusia, que paso un mes y dias en P. y alli los hubiera pasado todos si su padre el doctor Carrizales no hubiera caido mal al secretario de la subprefectura, un tal De La Haza, que era, a un tiempo, redactor de “La Voz Regionalista” singular decano de la prensa de P. El doctor Carrizales, magiier 128 su amistad con el jefe de la regién hubo de salir de P. y de- jar la judicatura a raiz de un articulo editorial de “La Voz Regionalista”, titulado “;Hasta Cuan- do?”, muy vibrante y tendencioso, en el cual se recordaban entre otras cosas desagradables, cier- 126. 'Enjutas : muy secas, delgadas. Magras : delgadas, sin grasa. Resulta una redundancia;: 127. Esmirriada ? muy flaca. Raquitica : sin desarrollo ‘de los huesos, falta de ‘solidez de los mismos. Anémices : con poca. sangre, palidos. Respingada : remangada hacia arriba. Achiote : substaneia de color rojo que se extrae del arbol del mismo nombre y que algunos indios empleaban (y aun emplean en Ja selva peruana por ejemplo) para pintarse el cuerpo. En el Pert, como lo sefialé Juan de Arona en su dicciona vio, se emplea en “tefir de colorado el caldo de pucheros”; 328, Voz antigua que signifies aunque. En este caso: a pesar de...... 131 ABRAHAM VALDELOMAR tos asuntos sentimentales relacionados con el nom- bre, apellido y costumbres de su esposa, por esos dias ya finada, desgraciadamente. La hija del juez habia sido el unico amor del farmacéutico cuyos treinta afios se deslizaron esperando y presintien- do a la bienamada. Blanca Luz fue para Mazuelos ja realizacién de un largo suefio de veinte afos y la ilustracién tangible 129 y en carne de unos versos en los cuales habia concretado Evaristo, to- da su estética. Los versos de Mazuelos eran, como se vera, el presentido retrato de la hija del doctor Carriza- les; y empezaban de esta manera: Como una brisa para el caminante ha de ser ja dulce dama a quien mi amor entregue; quiera el finebre Destino que pronto llegue a mis tristes brazos, que la estan esperando, la (dulce mujer... Bien cierto es que Mazuelos desvirtuaba un poco la técnica en su poesia; que hablando de sus brazos en el tercer pie del verso les llama “tristes” cosa que no es aceptable dentro de un concepto estricto de la poética; y que la frase “que la estan esperando” esta integramente de- mas en el Ultimo verso; pero ha de considerarse que sin este aditamento, la composicién carece- ria de la idea fundamental que es la idea de es- 129. Que puede tocarse. 132 Curnto y Poesia pera, y, que el pobre Evaristo, habia pasado vein- te ahos de su vida en este ripio 13° sentimental: es- perando. Blanca Luz era pues, al par, un anhelo de far- macéutico y la realizacién de un viejo suefio poé- tico. Era el ideal hecho carne, el verso hecho verdad, el suefo transformado en vigilia, la ilu- sién que, subitamente, se presentaba a, Evaristo, con unos ojos vivaces, una nariz respingada, una cabellera de achiote; en suma: Blanca Luz era. para el farmacéutico de “El amigo del pueblo”, el amor vestido con una falda de muselina azul con pintitas blancas y unas pantorrillas, con medias mercerizadas,'*! aceptables desde todo punto de vista... iy Hebaristo, el melancdlico sauce ae Ja parce- la, no fue, como son Ja mayoria de los sauces, hijo de una necesidad agricola; né. El sauce so- litario fue hijo del azar, del capricho, de Ja sin razon, Era el fruto arbitrario del Destino. Si aquel sauce en vez de ser plantado en las afueras de P..., hubiera sido sembrado como era légico, en los grandes saucedales de las pequefias pertenen- 130. Palabras inutiles y supérfluas, que se insertan o regan a los versos. Pero también las frases que sin ne- cesidad se afiaden en los discursos, y en general : residuo de una cosa; 131. Bendezti dice : De John Mercer, quimi- co inglés, inventor de una substancia hecha a base de so- da catistiea, que sirve para dar brillantez a los tejidos de algodon en’ especial’. 133 ABRAHAM VALDELOMAR cias, su vida no resultara tan solitaria y tragica. Aquel sauce, como el farmacéutico de “El amigo del pueblo”, sentia, desde muchos afios atras, la ne- cesidad de un afecto, el dulce beso de una hem- bra, la caricia perfumada de una unién indispen- sable. Cada caricia del viento, cada ave que ve- nia a posarse en sus ramas florecidas hacian vi- brar todo el espiritu y el cuerpo del sauce de la parcela. Hebaristo que tenia sus ramas en un flo- recimiento nubil,'** sabia que en alas de la brisa o en el pico de los colibris, o en las alas de los chucracos™ debia venir el polen!#4 de su amor, pero los sauces que el destino le de- paraba debian estar muy lejos, porque paso la pri- mavera y el beso del dorado polen no llegé has- ta sus ramas florecidas. Hebaristo el sauce de la parcela, comenzé a secarse, del mismo modo que el joven y achaco- so'85 farmacéutico de “El Amigo del Pueblo”. Bajo el cielo de P..., donde antes latfa la espe- ranza, cernié 16 sus alas finebres y estériles la desilusion. 1.¥. Envejecié Evaristo, el enamorado boticario sin tener noticia de Blanca Luz. Envejecié Heba- risto, el sauce de la parcela, viendo secarse, es- tériles, sus flores en cada primavera. Solia, por 132. Piber: que llega a la pubertad; 133. PAjaros, con denominacién regional de Ica; 134. Polvo fecundan? te de las flores; 135. Enfermizo; 136. Mantenerse las aves en el vuelo con las alas extendidas, sin moverse ape- nas del sitio. 134 CuENTO y PoEsia instinto, Mazuelos, hacer una excursi6n crepuscu- Jar hasta el remoto sitio donde el sauce, al bor- de del arroyo, enflaquecia. Sentabase bajo las ra- mas estériles 17 del sauce, y alli veia caer la no- che. El arbol amigo que quizas comprendia la tra- gedia de esa vida paralela, dejaba caer sus ho- jas sobre el cansino y encorvado cuerpo del far- macéutico. Un dia el sauce, familiarizado ya con la mu- da compafiia doliente de Mazuelos, espero y espe- ré en vano. Mazuelos no vino. Aquella misma tarde un hombre, el carpintero de P... Hegé con tremenda hacha e hizo temblar de presentimien- tos al sauce triste, enamorado y joven. El del hacha corté el hermoso tronco de Hebaristo, ya se- co, y despojandolo de las ramas lo Ievé al lomo de su burro hacia Ja aldea, mientras el agua del arroyo loraba, lloraba, lloraba:188 y el tronco ri- gido, sobre el lomo del asno se perdia en los: ba- ches,!39 y lodazales de la Calle Derecha, para de- tenerse en la “Carpinteria y confeccién de atau- des de Rueda e hijos”... Vv Por la misma calle volvian ya juntos, Ma- zuelos y Hebaristo. El tronco del sauce sirvid para el cajén del farmacéutico. “La Voz Regionalis- ta”, cuyo editorial “;Hasta Cuadndo?”, fuera la cau- sa de esta muerte prematura, Horaba ahora la de- 137. Repite incesantemente la palabra “estéril"; 138. Reiteracion poética de tendencia modernista; 139. Hen- diduras; hoyos que se hacen en los caminos. 135 ABRAHAM VALDELOMAR saparicién del “amigo noble y caballeroso, emplea- do cumplidor y ciudadano integérrimo”.14" cuyo recuerdo no moriria entre los que tuvieron la for- tuna de tratarlo y sobre cuya tumba, (el joven de la Haza) ponia las siemprevivas, etc. El alealde municipal sefior Unzueta, que era a un tiempo el propietario de “El Amigo del Pue- blo”, tomo la palabra en el cementerio y su dis- curso, que se publicé mas tarde en “La Voz Regio. nalista”, empezaba: “Aunque no tengo las dotes oratorias que otros, agradezco el honroso encar- go que la Sociedad de Socorros Mutuos ha depo- sitado en mi, para dar el Ultimo adidés al amigo noble y caballeroso, al empleado cumplidor y al ciudadano integérrimo, que en este atatid de du- ro roble”... y concluia: “Mazuelos! Ti no has muerto. Tu memoria vive entre nosotros. Descan- sa en Paz”. VE Al dia siguiente el duefio de la “Carpinte- ria y confeccién de ataudes de Rueda e hijos”, llevaba al sehor Unzueta una factura: “El sefior N. Unzueta a Rueda e hijos...De- be... Por un atatid de roble... soles 18.70”. —Pero si no era de roble —arguyé Unzueta. Era de sauce... —Es cierto —-repuso la firma comercial “Rue- da e hijos’— es cierto; pero entonces ponga Ud. sauce en su discurso... y borre el duro roble... 148, Superlativo de integro. 136 Cuento x Poesia —Seria una listima —dijo Unzueta paganido— seria una lastima; habria que quitar toda la fra- se: “al ciudadano integérrimo que en este atatd de duro roble”... Y eso ha quedado muy bien, lo digo sin modestia... ~No es verdad Rueda? —Cierto, sefior Alcalde —respondio la voz co- mercial “Rueda e hijos”. 137

También podría gustarte