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4 DOMINGO 1 DE ABRIL DE 2018 EL TRIBUNO JUJUY

RELATO HOMENAJE

“Manos cruzadas”
De Edgardo Ávila Singh dillas negras de carbonilla por la za-
fra, René con su cajón de lustra bo-
Cuando cerraba los ojos para dor- tas y otros, que como yo, esperába-
mir siempre estaban allí sus manos. mos con ansias verlo sentado con
Manos enormes, cruzadas entre sí, sus manos cruzadas, manos sana-
yo dormía tranquilo porque esas doras, ágiles de magia. Manos con
manos eran la mejor muestra de su tesoros traídos de otras tierras.
presencia. Pasaron algunos minutos y nos
En las tardes de invierno, cuando dábamos cuenta de que él no llega-
el viento silba entre las hojas y de ba. El silencio comenzó a ser el úni-
apoco se abraza a las ramas de los co sonido en aquella larga galería.
lapachos que, sin sus vestiduras sir-
ven de escenario cada día a la hora
No recuerdo mucho más, solo
que mis ojos comenzaban a nublar-
Melitón Jaramillo,
del encuentro, estaba ÉL, con las
manos cruzadas, aquellas manos
se por un mar que los llenaba.
Busque sus manos cruzadas, pero
pionero y luchador
llenas de historias fantásticas. no estaban. Por Oscar d´Oliveira
En esas tardes estábamos todos y Aquel fue el último encuentro
él, convocándonos en ronda, donde diario, y las ausencias se fueron no- El 12 de marzo de 2012, dejaba de
todos nos hacíamos por unas ho- tando más. existir un periodista de nuestro
ras, contemporáneos de aquellas Ya pasaron 30 años y en algunas diario Melitón Jaramillo, a los 78
historias que solo él sabía contar, tardes de verano, me siento en su años de edad en esta ciudad, se de-
ante el asombro de quienes, por sillón y de apoco llegan los niños de sempeñó en la Secretaría de
momentos, creíamos sentir el ru- la casa, mis ahijados, mis sobrinos, Gobierno de Jujuy, y luego brindó
mor de soldados listos a atacar. No ellos como hace tiempo, también se todos sus esfuerzos y su gran capa-
faltaba quien en algunas tardes, sientan en ronda para escuchar una cidad periodística, desde su co-
confundía cañones con truenos o nueva historia, cruzo las manos y lumna de nuestro diario, luchando
sombras con figuras extrañas. traigo las palabras y las historias de por causas nobles, como fueron el
Es cierto que él sabía cómo hacer de las mujeres de la casa), dando Y fue una tarde de aquellas que mi abuelo. Paso de Jama, el ferrocarril a La
para que vivamos con intensidad precisas órdenes de lo que debía- todos, a la misma hora, nos encon- A veces, a lo lejos, creo verlo Quiaca y el Monumento al Papa
cada historia a tal punto que, con mos hacer mientras él contaba la tramos en la larga galería perfuma- mirándonos con sus duendes y ha- Juan Pablo II ( éstos últimos a eri-
sus manos, tomaba a alguno de no- historia del día. Fueron esas tardes da de azahares, de piso rojo ladrillo das, con sus dioses milenarios. A ve- girse en el complejo fronterizo de
sotros para ponernos en el papel de donde seguro comencé a escribir en contraste de a poco, en bici, ca- ces, a lo lejos, me parece ver sus ma- Jama, sin que se hayan concretado
un legendario Maharajá, vistiéndo- mis propias historias de dioses mi- minando. Armando, el mayor, con nos cruzadas. pero, que sin duda, desde las estre-
nos con turbantes y adornos de pie- lenarios, de personajes místicos, un picolé casi derretido, el gordo (Fuente: “Otras vivencias-Autores llas, seguirá alumbrando para que
dras y metales preciosos (bijouteri conviviendo con otros, no tanto. Sergio con su pelota de cuero y ro- ledesmenses”) puedan ser realidad en un futuro
próximo).
Quienes compartieron sus horas,
EN PRIMERA PERSONA lo recordaremos, cuando al termi-
nar cada jornada, limpiaba prolija-

“Es lo único que deseo” mente el teclado de su computado-


ra, la pantalla, le colocaba una funda
y recién se marchaba, lo que él lla-
maba “su herramienta de trabajo”.
De Rick Bragg -¿crees que me lo traerá? -le pre- Su preocupación por los proble-
gunté a mi madre. mas de la comunidad y el desarro-
Debo de haber tenido unos nueve En aquel entonces ella lavaba ropa llo de su economía, lo hicieron
años de edad, y era demasiado serio ajena y limpiaba casas cuando acreedor a una distinción que le
y digno para sentarme sobre el re- podía. La cercanía de la Navidad le otorgara la Cámara del Tabaco de
gazo de Papá Noel en la tienda de causaba mucho temor: temor de Jujuy, en ocasiones de celebrarse el
departamentos Mason's, en que para sus tres hijos fuera un día del periodista, recibió una dis-
Anniston, Alabama, pero lo sufi- tiempo de enorme desilusión. tinción del grupo de Minería de
cientemente chico aún para pedirle -No lo sé, hijo -contestó, mientras Jujuy; más que nuestro compañero
-¡por favor, por favor, por favor!- un con la otra mano sujetaba a mi her- de tareas, Melitón fue un auténtico
soldado GI Joe en la Navidad. mano menor, Mark, quien se asustó amigo y así se lo exteriorizaba,
-Ya estás muy grandecito para ju- al ver a ese hombre extraño con tra- quienes íbamos a visitarlo a su le-
gar con muñecos -me dijo Sam, mi je rojo e intentaba huir a las mon- cho de enfermo.
hermano mayor, quien solía jactar- tañas. Hasta un gobernador, lo recordó
se de que, el día que nació, se sacu- -Es lo único que deseo -dije, espe- en su mensaje ante la Legislatura,
dió el polvo en la sala de partos y se ranzado. guiente entré cabizbajo en la cocina Me pasé los días que faltaban para por la preocupación de Melitón,
fue a casa caminando. No sabía yo que desear algo era de mi tía Juanita, quien era delgada la Navidad con una extraña sensa- por lograr que se reanude este año-
-GI Joe no es un muñeco -repli- como darle a mamá una patada en y baja de estatura pero tan fuerte ción de paz. Cuando abrí la caja, mi rado ferrocarril a La Quiaca; que
qué, enojado. el vientre. Cuando escribo acerca de como un hombre. Me daba galleti- mamá fingió sorpresa. Papá Noel, extendiera un nuevo ramal, desde
-Sí lo es. mi niñez y la Navidad me resulta tas con crema de maní y pollo frito, dijo, seguramente se había aliado Abra Pampa a Mejillones, para de-
-¡Claro que no! difícil no sonar un poco como aunque no en ese orden. con mi tía Juanita. Adoro a mi tía jar completado el circuito que nos
En 1968, en el condado de Dickens. No me refiero a que escri- -¿Qué va a traerte Papá Noel, ca- Juanita por haber hecho eso. Amo a vincula con Chile, a través del Paso
Calhoun, Alabama, esa discusión se ba tan bien, sino a que, cuando era riño? -me preguntó. mi madre por hacer todo lo que de Jama.
consideraba un diálogo intelectual. niño, la Navidad era para mí como -Yo quería un G.I. Joe -repuse-, pe- podía, día tras día. Sé que la A medida que estos logros vayan
Estaba yo a punto de pellizcar a un sube y baja de tristeza y júbilo, ro Sam me dijo que solo las niñas Navidad significa mucho más que siendo realidad, se mantendrá
Sam cuando mi cansada madre me tal vez la prueba más clara de la bre- juegan con muñecos, y como no soy todas esas cosas materiales, que in- incólume el recuerdo de toda una
tomó del brazo para que me exta- cha entre pobres y ricos. Un G.I. Joe una niña, creo que ya no lo quiero. cluso tal vez esté mal calificar esas comunidad, por este periodista
siara con la nieve artificial que caía era un juguete caro, que costaba Unos días después, vi una caja cosas de milagros, por pequeños que no se ha ido, simplemente,
sobre un ciervo que tenía limpiapi- más de lo que mi madre a veces ga- con mi nombre junto a su árbol na- que sean. El milagro, creo, está en el empezó a viajar en su añorado
pas en lugar de cuernos. Sam se naba en un día; sin embargo, ahora videño. La había envuelto con papel corazón de esas dos mujeres. tren.
acercó resueltamente a Papá Noel, que tengo más de 50 años y evoco delgado, tanto que se podía ver a (Prestigioso periodista y escritor Los pioneros nunca se van, siem-
como un adulto pequeño, para pe- aquellos tiempos, los desengaños se través de él: iera un G.I. Joe!, el ves- nacido el 26 de julio de 1959 en pre quedan en la memoria de to-
dirle -me parece- una sierra eléctri- disipan en mi mente y surgen re- tido con uniforme de marinero, pe- Alabama, Estados Unidos. En 1996 dos los que aún seguimos en esta
ca y algunos cartuchos para escope- cuerdos de cosas que se parecen ro no me habría importado que lle- ganó el Premio Pulitzer en la cate- lucha por lograr los sueños de to-
ta. mucho a los milagros. Al día si- vara ropa de vendedor de seguros. goría de reportajes) dos los jujeños.

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