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Llama
Llama
Germán Churqui, un criador de llamas en los Andes de Bolivia, anhela que esta carne pueda
convertirse algún día en alternativa a la carne de vaca (res), que está en la mira a raíz de un
reciente informe de la OMS que alerta sobre riesgos de cáncer. A 3.800 metros de altitud en
la región de Turco, en el departamento de Oruro, Churqui, junto con su esposa y sus cuatro
hijos, crían unas 150 llamas en su granja.
Este ganadero de 45 años que sigue con la actividad que empezaron sus abuelos, sabe que la
carne de este auquénido de los Andes, primo lejano de los camellos, es baja en colesterol y
rica en proteínas y que puede ser una gran alternativa a las carnes rojas.
“La carne de llama es buena, entonces hay esperanzas de que el precio va a subir. La carne de
llama puede ser buena competidora”, explicó Churqui a la AFP, bajo el inclemente viento que
azota las cumbres altiplánicas.
Éste puede ser el principal gancho para convertirse en una alternativa al consumo de otro
tipo de carnes, sobre todo las procesadas, que según un reciente informe de la Agencia
Internacional para la Investigación del Cáncer de la Organización Mundial de la Salud (OMS)
podrían ser cancerígenas.
Infografía: consumo de carne de camélidos. Fuente: OAP, Min. de Desarrollo Rural y Tierras. Con datos del INE
y SENASAG
La Razón (Edición Impresa) / Claudia Villca / La Paz
00:00 / 09 de agosto de 2015
A diferencia de otras carnes, cuyo consumo está muy extendido en el país, la carne de llama
todavía no ha ingresado con fuerza en los hogares bolivianos, pese a ser más saludable y
nutritiva. Su consumo apenas llega a 0,97 kilogramos (kg) por persona al año, según datos
oficiales.
Datos del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras (MDRYT) muestran que la ingesta de este
alimento, rico en proteínas y bajo en grasa, está muy por debajo de otras carnes como la de
pollo, res, cerdo y pescado. Al Gobierno le interesa que la población boliviana tenga una dieta
más variada y por ello recomienda su consumo.
“El consumo per cápita en Bolivia era de 0,5 kilos que se tenía hasta 2005, hoy ésta subió casi
a un kilo, ya está ingresando a nuestra canasta familiar y eso nos alegra”, refirió el
funcionario.
De acuerdo con datos de esta repartición estatal y del Instituto Nacional de Estadística (INE),
la carne de pollo y la de res siguen siendo las preferidas por la población boliviana. En el
primer caso la ingesta anual llega a 34,27 kg, mientras que en el segundo es de 20,35 kg. La
carne de cerdo también tiene una alta demanda y su consumo alcanza a 8,5 kg, y la de pescado
a 1,88 kg.
Empero, resaltó el valor nutricional del producto como la principal ventaja para su consumo.
“Hay que valorar las propiedades de la carne de llama, tiene mayor cantidad de proteínas que
el resto de las carnes y menor cantidad de grasa”. En cuanto a proteínas, la carne de llama
contiene el mayor porcentaje con 24,82%; seguido por la de pollo, que tiene 21,87%; res
21,01%; conejo 20,50%; cerdo 19,37%, y la de oveja, que contiene un 18,91% de proteína.
Respecto a la grasa, la carne de llama tiene el menor porcentaje con 3,69%, seguido del pollo
con 3,76% y res con 9,85%.
En opinión de Rojas, elevar el precio del kilo de la carne camélida (actualmente está entre Bs
18 y Bs 20) “es una buena opción para incentivar el consumo”, además de aumentar la
producción de cabezas de ganado.
Roberto Bonifacio, jefe de la Unidad de Asistencia Técnica y Capacitación del proyecto Vale,
confirmó a La Razón que el trabajo del proyecto concluyó y que la presentación de un informe
de resultados y la memoria están previstos para fines de este mes.
Aseguró que Vale cumplió los objetivos trazados, aunque en un inicio hubo divergencias con
los productores de vicuñas, aspecto subsanado posteriormente.
Agregó que Procamélidos tendrá una vigencia de seis años e iniciará actividades desde 2016.
El proyecto Vale funcionó cinco años, cuatro financiados con una inversión de Bs 83 millones.
Según datos oficiales del Ministerio de Desarrollo Rural, este año serán faenadas 401.784
cabezas de ganado, un 12% de los 3,33 millones de población camélida del país. La
producción de carne camélida para este año alcanza las 12.488 toneladas. Del total, 9.261
toneladas es carne fresca y 3.087 es transformada en charque.
El viceministro de Desarrollo Rural, Eugenio Rojas, informó que los ingresos por la venta de
carne llega hasta los $us 20 millones por año. La región donde se consume más esta carne es
Oruro, debido a que es el mayor productor de cabezas de ganado. La comercialización del
producto también se hace en mercados populares de La Paz, El Alto y Potosí.
Los productores de camélidos prefieren cubrir el mercado nacional antes que pensar en la
exportación. Inicialmente, aseguran, desean industrializar la carne y sus derivados con todas
las garantías y certificaciones sanitarias y exigencias inocuas para posteriormente evaluar
una posible exportación cuando haya excedentes de este alimento, rico en proteínas y bajo
en grasa.
¿Por que envasamos la carne
al vacio?
La ausencia de oxigeno evita la proliferación de microorganismos aerobios causantes del deterioro de la carne, lo
cual permite almacenarla en ambientes refrigerados por varias semanas sin afectar su calidad; protegiéndola
contra las bacterias durante el transporte, manipulado y almacenamiento.
El proceso de maduración de la carne no requiere de oxigeno; por lo tanto, la carne envasada al vacio puede
madurar gracias a las encimas naturales que posee durante el almacenamiento.
CALIDAD Y TERNEZA
La carne no pierde su calidad en terneza; al contrario, al ser guardada en cámaras varios días al vacio y a
temperaturas entre 0 y 1 ºC, se vuelve más tierna debido a la acción de las propias enzimas de la carne.
VIDA UTIL
El envasado a vacio asegura una mayor vida útil de la carne:
COLOR
El color normal de la carne envasada al vacio es rojo oscuro atenuado. Al abrir el envase debe tomar su color
natural de carne fresca, en aproximadamente 10 a 15 minutos que es rojo cereza pálida a rojo cereza brillante. Si
usted observa tonalidades verdes a través del envase, rechace la compra, ya que este color indica procesos de
descomposición o contaminación debido a accidentes orgánicos en el proceso de distribución y venta (perdida de
la línea de frio, perdida del vacío, etc.)
AROMA
Al abrir las bosas de los productos envasados al vacío, se podrá apreciar un suave olor a acido láctico. Esto se
debe los gases generados durante su confinamiento. Este olor es indicativo de que la carne esta envasada
correctamente y en optimas condiciones de consumo, y desaparecerá al cabo de pocos minutos.
ALGUNAS RECOMENDACIONES
- Elija la carne con toda su grasa. Recuerde que más grasa implica más sabor y jugosidad.
- Si ha congelado la carne y desea prepararla, descongélela lentamente con al menos 48 horas de anticipación,
idealmente en el refrigerador o a temperatura ambiente.
- Nunca descongele la carne en el microondas, con agua caliente o directamente sobre el fuego, ya que perderá
irremediablemente su calidad original de terneza, jugosidad y sabor.
Bs, 21700
La Razón (Edición Impresa) / Aline Quispe / La Paz
00:00 / 29 de junio de 2014
En los últimos ocho años, el consumo de carne camélida registró un lento crecimiento que
llegó al 14,45% pese a sus cualidades nutritivas. Mientras tanto, la carne de pollo, res y cerdo
tienen una mayor demanda en el mercado interno.
Recordó que hace 30 años la venta de la carne camélida era restringida, porque se decía que
“tenía triquina”, lo cual provocó la disminución del hato ganadero de llamas y alpacas. Sin
embargo, esta situación se superó, dijo, porque las organizaciones nacionales e
internacionales trabajaron para “desmitificar el tema”.
En 2006 la demanda de carne de llama y alpaca en Bolivia era de 9.357 toneladas métricas
(TM), volumen que en 2013 llegó a 10.710 TM, lo que significa un alza del 14,45%.
Causas. Vásquez afirmó que la ejecución del proyecto estatal de Apoyo a la Valorización de la
Economía Campesina de Camélidos (Vale) logró subir la demanda interna de carne de llama,
alpaca y sus derivados y amplió la oferta de productos procesados. El proyecto consiguió
también elevar la producción de camélidos.
El año anterior, el consumo nacional per cápita anual de las carnes de llama y alpaca era de
0,97 kilos.
Choque afirmó que este alimento, que hoy es altamente valorado en mercados
internacionales, tiene “un mayor contenido de proteínas con relación a otras carnes y su bajo
contenido de su grasa no incide en la formación de colesterol”. Sin embargo, el crecimiento
de su consumo —que antes se limitaba al área rural— aún “es lento” debido a que los “mitos
culturales” no son fáciles de romper.
Precisó que la puesta en marcha del matadero de camélidos de Turco (Oruro) en 1995
también ayudó a incrementar la ingesta de esa carne.
En 2013, la región que más produjo carne de llama fue Oruro con el 43,18%, le sigue Potosí
con el 28,21%, La Paz con el 25,06%, y Cochabamba con el 3,53%. En tanto, el 61,21% de la
carne de alpaca se produce en Chuquisaca, el 26,65% en Cochabamba, el 10,05% en Oruro y
el 1,99% en La Paz. Choque estimó que en Oruro se consume el 60% de la carne de llama, le
siguen Potosí y La Paz.
Los tres consultados coincidieron en que el incremento en la demanda del alimento depende
de una mayor promoción de su consumo en los medios de comunicación, de la diversificación
de la dieta alimentaria del país, del aumento de la producción camélida con la entrega de
incentivos a los agricultores y de la dotación de maquinaria y tecnología.
Obra
El Gobierno informó que el avance de la construcción del matadero de primer nivel para
ganado camélido en el municipio orureño de Turco alcanza el 20%.
Estrategia
Mercados
Se buscará mercados externos para esa carne con apoyo del Ministerio de Desarrollo
Productivo, según Vásquez.
El viceministro de Desarrollo Rural y Agropecuario, Víctor Hugo Vásquez, indicó que existe
una “buena predisposición” de la FAO para trabajar de forma conjunta para lograr la
declaratoria internacional.
La autoridad dijo que la medida busca promocionar la ingesta de carne camélida (llama y
alpaca) y sus cualidades nutritivas, ya que en el mercado interno y externo su consumo
todavía es reducido.
Explicó que tras presentar la propuesta a ese organismo, el siguiente paso es establecer una
articulación con la comunidad internacional para que luego ésta sea aprobada.
Vásquez señaló que para elevar la demanda del alimento es necesario además incrementar la
producción de camélidos, mejorar las praderas nativas y recuperar las prácticas ancestrales
para la crianza de los animales.
Acotó que con la medida se incrementará la demanda del alimento en ambos mercados.
Las cifras de los últimos años muestran una tendencia creciente en la alimentación con
proteína animal, en especial de las primeras dos carnes, destacó Melissa Ávalos,
coordinadora general de la OAP, dependiente del Ministerio de Desarrollo Rural y Tierras.
Desde 2010, la ingesta personal de carne de pollo aumentó en 6,7%, de 32,54 a 34,72 kilos;
la de res en 2,9%, de 19,82 a 20,39 kilos; y la de cerdo en 2,5%, de 8,30 a 8,51 kilos. Por su
parte, el consumo de carnes de pescado y camélida —que recién fueron incluidas en los
estudios del observatorio el año pasado— llegó a 1,88 y 0,98 kilos, respectivamente, indican
los datos, elaborados por el Instituto Nacional de Estadística (INE).
“Hay un buen nivel de consumo de carnes en Bolivia y tenemos un promedio estable para el
grado de crecimiento del país”, dijo el presidente de la Cámara Agropecuaria del Oriente
(CAO), Julio Roda.
El consumo de las cinco carnes en Bolivia —país que desde 2006 registró una expansión
económica anual de 5% en promedio y en el que el PIB per cápita creció de $us 1.079 en 2005
a 3.221 en 2015— es menor en comparación al consumo de cuatro carnes (res, cerdo, pescado
y pollo) por habitante que tienen en algunos países de Sudamérica.
Por ejemplo, la gestión pasada, el consumo personal promedio de carnes de los peruanos fue
de 70,7 kilos, según medios locales; el de los chilenos de 87,3 kilos, informó la Oficina de
Estudios y Políticas Agrarias de ese país; el de los brasileños de 111,5 kilos, de acuerdo con la
Asociación Brasilera de Proteína Animal; y el de los argentinos de 126 kilos, indica la Cámara
de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de Argentina.
“Con el crecimiento económico observado en todo el mundo desde 1960, el aumento del
consumo de alimentos de origen animal ha superado notablemente el crecimiento del
consumo de otros importantes grupos de alimentos. El consumo de carne y pescado se ha
triplicado y el consumo de huevos se ha multiplicado por cinco”, cita el estudio de la FAO.
Los datos de la OAP dan cuenta de que, en el eje troncal, los paceños y cochabambinos
prefieren el pollo, mientras que los cruceños se inclinan por la res. En tanto, el departamento
más carnívoro (res pollo y cerdo) es La Paz.
FAO
OMS
El consumo excesivo de carnes transformadas como embutidos o fiambres es potencialmente
cancerígeno, advirtió la Organización Mundial de la Salud en un estudio que coloca el
consumo excesivo de carnes rojas en general, como “probablemente cancerígenas”.
Productores
“Hay una buena campaña (de promoción) para el consumo de carne en Bolivia. Tenemos un
buen promedio como país, pero debemos seguir creciendo. Las proteínas son un alimento
importante dentro la alimentación, por lo que es necesario mantener el abastecimiento. En
el caso del pollo, el consumo es alto y existen excedentes que deben ser exportados para
beneficiar al sector”.
“Bolivia tiene un consumo per cápita (de carnes) superior al de muchos países de
Latinoamérica, lo cual es bueno para los productores, siempre y cuando se venda a precios
que cubran el costo de producción. En el caso del sector avícola no hay un crecimiento
significativo, por lo que un gran incentivo para este rubro podría ser el acceso a mercados
internacionales y liberar las exportaciones”.