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INTRODUCCION AL LIBRO TERCERO Uno de los Libros menos bien construidos de Fray Bernardino de Sahagin es este Tercero. Intenta en él, siguiendo las huellas de San Agustin en el VI de La Ciudad de Dios, “conocer las fabulas y ficciones vanas que los gentiles tenian acerca de sus dioses fingi- dos”. Luego él mismo ve que su materia se halla esparcida por los libros “Primero, Segundo, Cuarto y Quinto”. Con lo que confiesa cierto incoherencia y mala disposicién de sus materiales. No todo ha de ser loanza y, en lo humano, debemos conocer humanas defi- ciencias. La razén de ser fragmentario y mal forjado este Libro la hallo en la misma materia que trata. No fué facil recoger datos netamen- te religiosos, 0 porque los indios ignoraban los grandes secretos de su religién reservados a los sacerdotes, 0 porque no quisieron de- clararlos. De hecho el libro se reduce a los siguientes asuntos: 1. Un mito del nacimiento de Huitzilopochtli, que como vemos en el texto ndhuatl de donde se toma la redaccién castellana, esté en versos épicos y es fragmento de una epopeya perdida. Acaso reuniendo este fragmento y los que hallamos incluidos en otros documentos, como en la Cronica Mexicayotl, en el llamado Cé- dice Aubin, etc., podria reconstruirse un poema acerca de Huitzi- lopochtli, Aqui nos contentamos con la parte que nos dié .shagin y que apenas se limita a la natividad del dios solar. A este frag- mento siguen noticias de orden descriptivo, que hubieran tenido mejor sitio en el Libro II. 2. A partir del capitulo tercero de este Libro se halla la His- * toria de Quetzalcoatl. Es la parte més valiosa de este Tercer Libro. También es la prosificacién de un Poema Epico, como ya ha- bia advertido hace tiempo Cornyn. Sumamente preciosa para la + En su The Song of Quetzalcoatl, Ohio, 193 266 FR, BERNARDINO DE SAHAGON: literatura, para el mito y para la misma historia de la cultura nahuatlaca, en buena parte esté abreviada y debe leerse el texto néhuatl para hacerse pleno cargo del contenido. Este documento, junto con la larga insercién de un poema de otra fuente que el Cédice de Cuauhtitlan contiene,? constituye la base mds importante de nuestros conocimientos acerca del miste- rioso Quetzalcoatl —deidad, rey y sacerdote, en complejo muy elaborado—, y es, también, en el orden puramente literario, una de las mejores trasmisiones del pasado indiano. El Apéndice que agregé Sahagiin a estos dos relatos tiene igual- mente valor incalculable, por mds que no entre en el tema que se trata en este Tercer Libro, Es una de las incoherencias de com- posicién literaria que podemos tildar en el gran etnégrafo. En los tres primeros capitulos se recogen las doctrinas y creencias acer- ca del més alld entre los antiguos mexicanos, y aunque el texto castellano abrevia mucho las informaciones en ndhuatl, es todavia una de las fuentes mds ricas para el conocimiento de esta materia. Del capitulo cuarto al final, que es el nono, se nos dan los in- formes tocantes a la educacién. Zona de la vida antigua poco ex- plorada y de la cual es muy abundante y rica mina esta serie de noticias reunidas por la diligencia de Sahagin. Habra que repe- tir, sin embargo, que el texto castellano que se da en su libro abre- via también notablemente y que para un conocimiento netamente genuino de todos los datos seré necesario acudir a la documenta- cién original, ANGEL Ma. Garmpay K. * En las pp. 41 y ss. LIBRO TERCERO Del principio que tuvieron los Dioses PROLOGO No tuvo por cosa superflua, ni vana el divino Agustino tra- tar de la Teologia fabulosa de los gentiles, en el sexto libro de LA CIUDAD DE DIOS, porque, como él dice, conocidas las fa- bulas y ficciones vanas que los gentiles.tenian acerca de sus dio- ses fingidos, pudiesen facilmente darles a entender que aquellos no eran dioses, ni podian dar cosa ninguna que fuese provechosa a la criatura racional. A este propésito en este Tercer Libro se ponen las fabulas y ficciones que estos naturales tenian cerca de sus dioses, porque entendidas las vanidades que ellos tenian por fe cerca de sus mentirosos dioses, vengan mds fécilmente por la doctrina evangélica a conocer al verdadero dios; y que aquellos que ellos tenian por dioses, no eran dioses, sino diablos mentirosos y engaitadores; y si alguno piensa que estas cosas estdn tan olvi- dadas y perdidas, y la fe de un dios tan plantada y arraigada en- tre estos naturales que no habré necesidad en ningtin tiempo de hablar de estas cosas, al tal yo lo creo piadosamente, pero sé de cierto que el diablo ni duerme ni esté olvidado de la honra que le hacian estos naturales, y que esté esperando coyuntura para si pudiese volver al sefiorio que ha tenido; y facil cosa le seré para entonces despertar todas las cosas que se dice estar olvidadas cer- ca de la idolatria, y para entonces bien es que tengamos armas guardadas para salirle al encuentro. Y para esto no solamente aprovecharé lo que esté escrito en este Tercero Libro, pero tam- bién lo que esté escrito en el Primero, Segundo, Cuarto y Quinto. Ni tampoco habré oportunidad para que sus satélites entonces en- gaiten a los ficles y a los predicadores, con dorar con mentiras y disimulaciones las vanidades y bajezas que tenian cerca de la fe de sus dioses, y su cultura, porque parecerdn las verdades puras y limpias, que declaran quiénes eran sus dioses y qué servicios demandaban, segtin se contiene en los libros arriba dichos. CAPITULO I DEL PRINCIPIO QUE TUVIERON LOS DIOSES Del principio de los dioses no hay clara ni verdadera relacién, ni aun se sabe nada; mas lo que dicen es que hay un lugar que se dice Teotihuacin, y alli, de tiempo inmemorial, todos los dio- ses se juntaron y se hablaron diciendo: zQuién ha de gobernar y regir el mundo? zQuién ha de ser sol? —y esto ya es platicado en otra parte—. Y al tiempo que nacié y salid el sol, todos los dioses murieron y ninguno quedé de ellos, como adelante se dird en el Libro Séptimo, en el capitulo II. § 1—be NAcIMMENTO DE HUITZLoPOCHTLI 1.—Segiin lo que dijeron y supieron los naturales viejos, del nacimiento y principio del diablo que se decia Huitzilopochtli, al cual daban mucha honra y acatamiento los mexicanos, es: 2.—que hay una sierra que se ama Coatepec junto al pueblo de Tulla, y alli vivia una mujer que se Hamaba Coatlicue, que fué madre de unos indios que se decian Centzonhuitznahua, los cua- les tenfan una hermana que se lamaba Coyolzauhqui; y la di- cha Coatlicue hacia penitencia barriendo cada dia en Ia sierra de Coatepec, y un dia acontecidle que andando barriendo descendis- le una pelotilla de pluma, como ovillo de hilado, y toméla y pa- sola en el seno junto a la barriga, debajo de las naguas y después de haber barrido (la) quiso tomar y no la hallé de que dicen se emprefié; y como vieron los dichos indios Centzonhuitznahua a la madre que ya era prefiada se enojaron bravamente diciendo: ;Quién la emprefié, que nos infamé y avergonz6? 272 FR, BERNARDINO DE SAHAGGN 3.—Y la hermana que se Hamaba Coyolxauhqui deciales: her- manos, matemos a nuestra madre porque nos infamé, habiéndose a hurto emprefiado. 4—Y después de haber sabido la dicha Coatlicue (el nego- cio) peséle mucho y atemorizése, y su criatura hablabala y con- solabala, diciendo: no tengas miedo, porque yo sé lo que tengo de hacer. 5.—Y después de haber oido estas palabras la dicha Coatli- cue aquietésele su corazén y quitésele la pesadumbre que tenia; y como los dichos indios Centzonhuitznahua habian hecho y acaba- do el consejo de matar a la madre, por aquella infamia y deshon- ra que les habia hecho, estaban enojados mucho, juntamente cor la hermana que se decia Coyolvauhqui, la cual les importunaba que matasen a su madre Coatlicue; y los dichos indios Centzon- huitznahua habian tomado las armas y se armaban para pelear, torciendo y atando sus cabellos, asi como hombres valientes. 6.—Y uno de ellos que se Hamaba Quauitlicac, el cual era co- mo traidor, lo que decian los indios Centzonhuitznahua luego se lo iba a decir a Huitzilopochtli, que aun estaba en el vientre de su madre, dandole noticia de ello; y le respondia diciendo el Huitzilopocktli: {Oh mi tio! mira lo que hacen y escucha muy bien lo que dicen, porque yo sé lo que tengo de hacer. 7.—Y después de haber acabado el consejo de matar a la dicha Coatlicue, los dichos indios Centzonhuitznahua fueron a donde es- taba su madre Cotlicue, y delante iba la hermana suya Coyol- xauhqui y ellos iban armados con todas armas y papeles y cas- cabeles, y dardos en su orden; y el dicho Quauitlicac subié a la sierra'a decir a Huitzilopochtli, cémo ya venian los dichos i dios Centzonhuitznahua contra él, a matarle; y dijole el Huit lopochtli respondiéndole: mirad bien a donde Iegan, Y dijole el dicho Quauitlicac que ya Negaban a un lugar que se dice Tzon pantitlan; y mas pregunté el dicho Huitzilopocktli al dicho Quaui- tlicac, diciéndole: za dénde Megan los indios Centzonthuitznahua? y le dijo el Quauitlicac que ya Hegaban a otro lugar que se dice Coaxalpa; y mas otra vez pregunt6 el dicho Huitzilopochili al di- cho Quauitlicac, diciéndole, donde egaban y respondid diciéndo- le que ya Megaban a otro lugar que se dice Apetlac; y mas le pregunté el dicho Huitzilopochtli al dicho Quauitlicac diciéndole a donde Ilegaban, y le respondié diciéndole que ya Hegaban al medio de la sierra; y ands dijo el Huitzilopocktli preguntando al dicho Quauitlicac ja dénde Megan? y le dijo que ya Hegaban y 10 Tel quate capulo ables cosa Samana? fs - fal fungus pawriho > yic i pavrapGo ho8- Tt ages pombe yic i porrap® “pe acchece tafoo inttaatiee ‘ ef 2, OF fa fomel FEA. 8". 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Sead. de a ria. Fal de el Paso, pig. 104. HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 273 estaban ya muy cerca, y delante de ellos venia la dicha Coyol- . xauhqui. 8.—Y en llegando los dichos indios Centzonhuitznahua nacié luego el dicho Huitzilopochtli, trayendo consigo una rodela que se dice teueuelli, con un dardo y vara de color azul, y su rostro co- mo pintado y en la cabeza traia un pelmazo de pluma pegado, y la pierna siniestra delgada y emplumada y los dos muslos pinta- dos de color azul, y también los brazos. 9.—Y el dicho Huitzilopochtli dijo a uno que se Hamaba To- chancalqui que encendiese una culebra hecha de teas que se Ma- maba xiwhcdatl, y asi la encendié y con ella fué herida la dicha Coyolxauhqui, de que murié hecha pedazos, y la cabeza quedé en aquella sierra que se dice Coatepec y el cuerpo cayése abajo hecho pedazos; 10.—y el dicho Huitzilopochtli levantése y armése y salié con- tra los dichos Centzonhuitznahua, persiguiéndoles y echandoles fuera de aquella sierra que se dice Coatepec, hasta abajo, pelean- do contra ellos y cercando cuatro veces la dicha sierra; y los dichos indios Centzonhuitznahua, no se pudieron defender, ni va- ler contra el dicho Huitzilopochtli, ni le hacer cosa alguna, y ast fueron vencidos y muchos de ellos murieron; y los dichos indios Centzonhuitznahua rogaban y suplicaban al dicho Huitzilopochtli, diciéndole que no los persiguiese y que se retrayese de la pelea, y el dicho Huitzilopochtli no quiso ni les consintid, hasta que casi todos los maté, y muy pocos escaparon y salieron huyendo de sus manos, y fueron a un lugar que se dice Huitztlampa, y les quité y tomé michos despojos y las armas que traian que se lamaban ane- cuhiotl. 11.—Y el dicho Huitzilopochtli también se Iamaba Tetzauitl, por razén que decian que la dicha Coatlicue se emprefié de una pelotilla de pluma, y no se sabia quién fué su padre, y los dichos mexicanos lo han tenido en mucho acatamiento y le han servido en muchas cosas, y lo han tenido por dios de la guerra, porque decian que el dicho Huitzilopochtli les daba gran favor en la pelea; y el orden y costumbre que tenian los mexicanos para ser- vir y honrar al dicho Huitzilopochili tomaron el que se solia usar y hacer en aquella dicha sierra que se nombra Coatepec. 274. FR. BERNARDINO DE SAHAGUN § 2.—DE como HONRABAN A HUITZILOPOCHTEI, COMO A DIOS 1.—Asimismo dicen que el dia cuando amasaba y hacia el cuerpo de Huitzilopochtli para celebrar la fiesta que se Hamaba panquetzaliztli, tomaban semillas de bledos y las limpiaban muy bien, quitando las pajas y apartando otras semillas que se Ila- maban petzicatl y tezcahuauhtli, y las molian delicadamente, y después de haberlas molido, estando la harina muy sutil, ama- sdbanla de que se hacia el cuerpo de Huitzilopochtli; 2.—y otro dia siguiente un hombre que se Iamaba Quetzalcoatl tiraba el cuerpo de dicho Huitzilopochtli con un dardo que tenia un caquillo de piedra, y se le metia por el corazén, estando presente el rey o sefior, y un privado del dicho Huitzilopochtli que se Ila- maba Teohua; y mas se hallaban presentes cuatro grandes sacer- dotes y mas otros cuatro principales de los mancebos, que tenian cargo de criar los mancebos, los cuales se Iamaban telpochtlato- que; todos éstos se hallaban presentes cuando mataban el cuerpo de Huitzilopochtli y después de haber muerto el dicho Huitzilo- pochtli; 3.—Iuego deshacian y desbarataban el cuerpo de Huitzilopoch- tli, que era de una masa hecha de semilla de bledos, y el corazon de Huitzilopochtli, tomaban para el sefior o rey, y todo el cuerpo y pedazos que eran como huesos del dicho Huitzilopochtli lo repartian en dos partes, entre los naturales de México y Tlatilulco. 4.—Los de México, que eran ministros del dicho Huitzilopoch- ti, que se Mamaban calpules, tomaban cuatro pedazos del cuerpo de dicho Huitzilopochtli; y otro tanto tomaban los de Tlatiluleo, los cuales se Hamaban calpules, y asi de esta manera repartian en- tre ellos los cuatro pedazos del cuerpo de Huitzilopocktli, a los in- dios de los barrios y a los ministros de los idolos que se Hamaban calpules, los cuales comian el cuerpo de Huitzilopochtli cada aiio, segtin su orden y costumbre que ellos habian tenido. 5.—Cada uno comia un pedacito del cuerpo de Huitzilopoch- tli, y los que comian eran mancebos, y decian que era cuerpo de dios que se Hamaba Teoqualo; y los que recibian y comian el cuer- po de Huitzilopochtli se Namaban ministros de dios. HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 275 § 3.DE LA PENITENCIA A QUE SE OBLIGABAN LOS QUE RECIBIAN EL CUERPO DE HUtraLorocuTtt 1.—Los mancebos que recibian y comian el cuerpo del dicho Huitzilopochtli obligébanse a servir un aio, y cada noche encen- dian y gastaban mucha cantidad de lefia, que eran mas de dos mil palos y teas, las cuales les costaban diez mantas grandes que se Hamaban quachtli, de que recibian gran agravio y molestia. 2.—Cada uno era obligado a pagar una manta grande que se Hama quachtli y cinco mantillas pequefias que se Haman tequachtli, y un cesto de maiz y cien mazorcas de maiz; y los que no podian pagar, que se sentian muy agraviados del dicho tributo, se ausen- taban y algunos determindbanse a morir en la guerra en poder-de sus enemigos; y como los dichos mancebos sabian que ya acaba- ban y cumplian el servicio y penitencia a que estaban obligados entre ellos, otra vez recogian otro tributo: cada uno pagaba seis mantillas pequefias que se lamaban tequachili, con que compraban teas y lefia y todo lo que era necesario para lavar al dicho Huitzi- lopochtli, al fin del afio. 3.—Y el dia cuando lavaban al dicho Huitzilopochtli era a me- dia noche, y antes que le lavasen primero hacian procesion que se lamaba necololo, y uno se vestia con el vestido del dicho Huitzi- lopochtli, el cual se Namaba Yiopoch e iba bailando en persona de Huitzilopochtli; y delante de él iba uno que se Hamaba Huitznahuac tiachcauh y en pos de él iban todos los principales de los mancebos, que se Ilaman tiachcauhtlatoque, y hombres valientes y otra gente, todos juntos detrés, con candelas de teas, hasta el lugar donde se lavaba el dicho Huitzilopochtli que se Namaba Ayauhcalco; 4.—y le tafiian flautas y luego le asentaban al dicho Huitzilo- pocktli, y el privado del dicho Huitzilopochili que se Hamaba Teohua tomaba el agua con una jicara de calabaza pintada de color azul, cuatro veces, y le ponia delante con cuatro cafias verdes y le lavaba la cara al dicho Huitzilopochtli y todo el cuerpo, y después de lavado el que se vestia del vestido del dicho Huitzilopochtli to- maba otra vez la estatua del dicho Huitzilopochtli, tafiendo las flau- tas, y Ia Hevaba hasta la poner y asentar en el cu y asi, después de haber puesto la estatua del dicho Huitzilopochili, luego se salian todos y se iban a sus casas, y de esta manera se acababa el ser- 276 FR. BERNARDINO DE SAHAGUN vieio y penitencia de los que comfan el cuerpo del dicho Huitzilo- pochtli, que se Haman teoquaque de aquel aiio. § 4.—be oTRo TRIBUTO ASAZ PESADO QUE PAGABAN 108 QUE. Co: MIAN BL CUERPO DE HUITZILOPOCHTLI 1—En acabando el dicho afio luego comenzaban otros mance- bos a se obligar a servir y hacer penitencia, segiin la orden y cos- tumbre que tenian de comer y recibir el cuerpo del dicho Huitzilo- pochtli; y juntamente los ministros de los fdolos, que se Hamaban calpules, hacian gran servicio y penitencia de que recibfan grandi- simo agravio y fatiga, que no se podia sufrir porque cada noche de todo el aiio gastaban y consumian mucha y demasiada cantidad de lefia y teas, muy extremadas, y aji y tomates y sal, y pepitas y almendras de cacao, y comida; 2.—y cuando les faltaba con que comprar las cosas necesarias, con sus mantas que se vestian compraban, o pedian alguna cosa prestada o vendian las tierras de regadfo, o del monte que eran adjudicadas a los idolos a quien servian; y quien no podia pagar el tributo luego dejaba las tierras; y al tiempo que sabian, que ya cumplian y acababan la penitencia y servicio a que estaban obli- gados, a servir al dicho Huitzilopochtli, se lavaban y limpiaban y hacian comida de fiesta, tamales y unas ollas bien guisadas, 0 ma- taban un perrito que comfan, y se emborrachaban por razén que habian cumplido el servicio y penitencia a que estaban obligados, porque les parecia el tributo asaz muy pesado, como una carga que apenas se podia llevar, y asi después se holgaban mucho porque ya estaban libres del gran trabajo y agravio, y dormian quieta y paci- ficamente, y libremente buscaban la vida, y trabajaban de pescar © beneficiaban magueyales, o entendian en algunos trabajos de mercaderia. HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 277 CAPITULO II DE LA ESTIMACION EN QUE ERA TENIDO EL DIOS LLAMADO TITLACAUAN © TEZCATLIPOCA 1—EI dios que se Mamaba Titlacéuan decian que era criador del cielo y de la tierra y era todopoderoso, el cual daba a los vivos todo cuanto era menester de comer y beber y riquezas, yel dicho Titlacduan era invisible y como obscuridad y aire, y cuando aparecia y hablaba a algin hombre, era como sombra; y sabia los secretos de los hombres, que tenfan en los corazones, y le aclama- ban, y rogaban diciéndole: 2.—j0h dios todopoderoso, que dais vida a los hombres, que os lamais Titlacduan, hacedme merced de darme todo Jo necesario para comer y beber, y gozar de vuestra suavidad y delectacién porque padezco gran trabajo y necesidad en este mundo! ;Habed misericordia de mi porque estoy tan pobre y desnudo, y trabajo por os servir, y por vuestro servicio barro y limpio, y pongo lumbre en esta pobre casa donde estoy aguardando lo que me quisiéredes mandar, o haced que Iuego me muera y acabe esta vida tran tra- bajosa y miserable, para que descanse y huelgue mi cuerpo! 3.—Y més decian, que el dicho dios que se lamaba Titlacéuan daba a los vivos pobreza y miseria, y enfermedades incurables y contagiosas de lepra y bubas, y gota y sarna e hidropesia, las cua- les enfermedades daba cuando estaba enojado con los que no cum plian y quebrantaban el voto y penitencia a que se obligaban de ayunar, 0 si dormian con sus mujeres, o las mujeres con sus mari- dos o amigos en el tiempo del ayuno. Y los dichos enfermos tando muy penados y agraviados, clamaban rogando y diciéndole: 4.—jOh dios, que os Namais Titlacdwan hacedme merced de me relevar y quitar esta enfermedad que me mata, que yo no haré otra cosa sino enmendarme; si yo fuese sano de esta enfermedad, hagoos un voto de os servir y buscar la vida, y si yo ganare algo por mi trabajo yo no lo comeré ni gastaré en otra cosa, sino que por os honrar haré una fiesta y banquete para bailar en esta pobre casa! Y el enfermo desesperado que no podia sanar refifa enojado y decia: ;Oh Titlacduan, puto, hacéis burla de mi! Por qué no me matdis? Y algunos enfermos sanaban, y otros morian. 278 FR. BERNARDINO DE SAHAGUN, 5.—EI dicho Titlacduan también se Namaba Tezcatlipoca Mo- yocoyatzin, Yaotzin, Nécoc Yéotl y Nezahualpilli; Namabanle Mo- Yocoyatzin por razén que hacia todo cuanto queria y pensaba, y que ninguno le podia impedir y contradecir a lo que hacia, ni en el cie- Jo ni en este mundo, y enriquecia a quien queria y también daba pobreza y miseria a quien queria; y més decian, que el dia que fuere servido destruir y derribar el cielo, que lo haria, y los vivos se acabarian, 6—Y al dicho Titlacduan todos le adoraban y rogaban, y en todos los caminos y divisiones de calles le ponfan un asiento hecho de piedra, para éi, que se Hamaba momoztli, y le ponian ciertos ramos en el dicho asiento, por su honra y servicio, cada cinco dias, allende de los veinte dias de fiesta que le hacian, y asi tenfan la costumbre y orden de lo hacer siempre. CAPITULO III DE LA RELACION DE QUIEN ERA QUETZALCOATL, OTRO HERCULES GRAN NIGROMANTICO, DONDE REINO Y DE LO QUE HIZO CUANDO SE FUE 1.—Quetzalesatl fué estimado y tenido por dios y lo adoraban de tiempo antiguo en Tulla, y tenia un cu muy alto con muchas gradas, y muy angostas que no cabia un pie; y estaba siempre echa- da su estatua y cubierta de mantas, y la cara que tenia era muy fea, la cabeza larga y barbudo; y los vasallos que tenia eran to- dos oficiales de artes mecénicas y diestros para labrar las piedras verdes, que se Haman chalchihuites, y también para fundir plata y hacer otras cosas, y estas artes todas hubieron origen del dicho Quetzaleéatl, 2—Y tenia unas casas hechas de piedras verdes preciosas, que se Haman chalchihuites, y otras casas hechas de plata y mas otras casas hechas de concha colorada y blanca, y ‘ms otras casas hechas todas de tablas, y mas otras casas hechas de turquesas, y mas otras casas hechas de plumas ricas; y los vasallos que tenia eran muy ligeros para andar y Hegar a donde ellos querian ir, y se Hamaban Tlanquacemilhuitime, y hay una sierra que se Hama Tzatzitépedl —hasta ahora asi se nombra— en donde pregonaba un pregonero para Iamar a los pueblos apartados, los cuales distan mas de cien HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 279 leguas, que se nombra Andhuac, y desde alla ofan y entendian el pregén, y luego con brevedad venian a saber y oir lo que man- daba el dicho Quetzalcéatl. 3.—Y més dicen que era muy rico y que tenia todo cuanto era menester y necesario de comer y beber, y que el maiz (bajo su reinado) era abundantisimo, y las calabazas muy gordas, de una braza en redondo, y las mazorcas de maiz eran tan largas que se Mevaban abrazadas; y las cafias de bledos eran muy largas y gor- das y que subjan por ellas como por arboles; y que sembraban y cogian algodén de todos colores, que son colorado y encarnado y amarillo, y morado, blanquecino, verde y azul y prieto, y pardo y naranjado y leonado, y estos colores de algodén eran naturales, que asi nacian; y mas dicen que en el dicho pueblo de Tulla se criaban muchos y diversos géneros de aves de pluma rica y colo- res diversos, que se Ilaman xivhtétol y quetzaltétol, y zacuan y tlauh- quéchol, y otras aves que cantaban dulce y suavemente. 4.—Y mis tenia el dicho Quetzalcéatl todas las riquezas del mundo, de oro y plata y piedras verdes, que se Haman chalchihui. tes, y otras cosas preciosas, y mucha abundancia de arboles de ca- cao de diversos colores, que se Haman xochicacaoatl; y los dichos vasallos del dicho Quetzalcéatl estaban muy ricos y no les faltaba cosa ninguna, ni habia hambre ni falta de maiz, ni comfan las ma- zorcas de maiz pequefias sino con ellas calentaban los baiios, como con lefia; y también dicen que el dicho Quetzaleéatl hacia peniten- cia punzando sus piernas y sacando la sangre con que manchaba y ensangrentaba las puntas de maguey, y se lavaba a la media no- che en una fuente que se llamaba Xippacoya, y esta costumbre y orden tomaron los sacerdotes y ministros de los idolos mexica- nos, como el dicho Quetzalcéatl lo usaba y hacia en el dicho pue- blo de Tulla. CAPITULO IV DE COMO SE ACABO LA FORTUNA DE QUETZALCOATL, ¥ VINIERON CON- TRA EL OTROS TRES NIGROMANTICOS, Y DE LAS COSAS QUE HICIERON 1.—Vino el tiempo que ya acabase la fortuna de Quetzaledatl y de los toltecas. Vinieron contra ellos tres nigromanticos, llama- dos Huitzilopochtli, Titlacduan y Tlacauépan, los cuales hicieron muchos embustes, en Tulla, 280 FR. BERNARDINO DE SAHAGON 2.—Y el Titlacduan comenzé primero a hacer un embuste, que se volvié como un viejo muy cano y bajo, el cual fué a casa del dicho Quetzalcdatl diciendo a los pajes de dicho Quetzaledatl: Quie- ro ver y hablar al rey Quetzalcdatl. Y le dijeron: anda vete, viejo, que no puedes ver, porque esta enfermo y le darés enojo y pesa- dumbre. 3.—Y entonces dijo el viejo: Yo le tengo de ver. Y le dijeron sus pajes del dicho Quetzaleéatl: Aguardaos, decirselo hemos. Y asi fueron a decir a dicho Quetzalcdatl de cémo venia un viejo a hablarle, diciendo: Sefior, un viejo ha venido aqui y quiéreos ha- blar y ver, y echamosle fuera para que se fuese, y no quiere, di- ciendo que os ha de ver por fuerza. Y dijo el dicho Quetzalcdatl: Entrese acd y venga, que le estoy aguardando muchos dias ha. 4.—Y luego llamaron al viejo, y entré el dicho viejo adonde estaba el dicho Quetzaledatl y entrando el dicho viejo dijo: Sefior hijo, cémo estdis, aqui traigo una medicina para que la bebais. Y dijo el dicho Quetzalcdatl, respondiendo al viejo: en hora buena vengdis vos, viejo, que ya ha muchos dias que os estoy aguardando. 5.—Y dijo el viejo al dicho Quetzaledatl: Sefior, zcémo estais de vuestro cuerpo y salud? Y respondié el dicho Quetzaleéatl di- ciendo al viejo: estoy muy mal dispuesto, y me duele todo el cuer- po, y las manos y los pies no los puedo menear; y le dijo el viejo respondiendo al dicho Quetzaleéatl: Sefior, veis aqui la medicina que os traigo; es muy buena y saludable, y se emborracha quien Ia bebe; si queréis beber, emborracharos ha y sanaros ha, y ablan- darseos ha el corazén, y acordaseos ha de los trabajos y fatigas y de Ia muerte, o de vuestra ida. 6.—Y respondié el dicho Quetzalcéatl diciendo: ;Oh, viejo!, donde me tenga de ir?; y le dijo el dicho viejo: Por fuerza ha- s de ir a Tullantlapalan,t en donde esta otro viejo aguardandoos, al y vos hablaréis, entre vosotros, y después de vuestra vuelta es- taréis como mancebo, y aun os volveréis otra vez como muchacho. 7.—Y el dicho Quetzalcéatl, oyendo estas palabras, movidsele el corazén; y torné a decir el viejo al dicho Quetzalcéatl: Seftor, mande beber esa medicina. Y le respondié el dicho Quetzalcéatl, di- ciendo: ;Oh, viejo!, no quiero beber; y le respondié el viejo di- ciendo: Sefior, bebedla, porque si no la bebéis después se os ha de antojar; a lo menos ponéosla en la frente, o bebed tantito. T Peabablemente hay que lee “TlllanTlapallan”, aunque el texto de Florencia Madrid dan la lectura del castellano (A.M.G.K.). , HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 281 8.—Y el dicho Quetzalcéatl gusté y probéla, y después bebidla diciendo: Qué es esto? Parece ser cosa muy buena y sabrosa; ya me sané y quité la enfermedad, ya estoy sano. Y mis otra vez le dijo el viejo: Sefior, bebedla otra vez porque es muy buena la me- dicina y estaréis mas sano. 9.—¥ el dicho Quetzalcéatl bebidla otra vez, de que se em- borraché y comenzé a Ilorar tristemente, y se le movié y ablandé el corazén para irse, y no se le quité del pensamiento lo que tenia por el engafio y burla, que le hizo el dicho nigromAntico viejo; y la medicina que bebié el dicho Quetzalcéatl era vino blanco de la tierra, hecho de magueyes que se llaman teometl. CAPITULO V DE OTRO EMBUSTE QUE HIZO AQUEL NIGROMANTICO LLAMADO TITLA- 2 CAUAN 1.—Otro embuste kizo el dicho Titlacduan, el cual se volvié y parecié como un indio forastero, que se Hama toueyo, desnudo todo el cuerpo como solian andar aquellos de su generacién; el cual andaba vendiendo aji verde, y se asenté en el mercado delante del palacio. 2.—Y el Huemac, que era sefior de los toltecas en lo temporal, porque el dicho Quetzalcéatl era como sacerdote y no tenia hijos, tenia una hija muy hermosa y por la hermosura codicidbanla y desedbanla los dichos toltecas para casarse con ella; y el dicho Huemac no se la quiso dar a los dichos toltecas. 3.—¥ la dicha hija del sefior Huemac miré hacia el tiénquez y vié al dicho toueyo desnudo, y el miembro genital, y después de lo haber visto la dicha hija entrése en palacio y antojésele el miembro de aquel toueyo, de que luego comenzé a estar muy mala por el amor de aquello que vi6; hinchésele todo el cuerpo, y el dicho sefior Huemac supo cémo estaba muy mala la hija, y pregunté a las mujeres que guardaban la hija: ;Qué mal tiene mi hija? qué enfermedad es ésta, que se le ha hinchado todo el cuerpo? > En todo el relato se modifica la grafia errénea de “tobeyo” en “toucyo”, que esti acorde con los Me. * a 282 FR. BERNARDINO DE SAHAGUN 4.—Y le respondieron las mujeres diciendo: Sefior, de esta en- fermedad fué la causa y ocasién el indio toueyo, que andaba des- nudo y vuestra hija vis y miré el miembro genital de aquel toueyo, y esta mala de amores. 5.—Y el dicho sefior Huemac, oidas estas palabras, mandé diciendo: ;Ah toltecas! buscadme al toueyo que anda por aqui vendiendo aji verde; por fuerza ha de parecer. 6.—Y asi lo buscaron en todas partes, y no pareciendo, subié un pregonero a la sierra que se llama Tzatzitépec, y pregoné di- ciendo: ;Ah toltecas! si halldis un toueyo que por aqui andaba vendiendo aji verde, traedlo ante el sefior Huemac; y asi buscaron en todas partes y no le hallaron y vinieron a decir al sefior Huemac, que no parecia el dicho toueyo; y después parecié el dicho toueyo asentado en’ el tidnquez donde antes habia estado vendiendo el dicho aji verde. 7.—Y como le hallaron luego fueron a decir al sefior Huemac cémo habia parecido el dicho toueyo; y dijo el sefior: Traédmelo acd presto y los dichos toltecas fueron por él, a Hamarle, y traer al dicho toueyo, y traido ante el sefior Huemac, dijo el sefior Huemac, preguntando al dicho toueyo: zde dénde sois? Y res- pondié el dicho toueyo diciendo: Sefior, yo soy forastero, vengo por aqui a vender aji verde. 8.—Y mis le dijo el sefior al tow adénde os tardastes? gpor qué no os ponéis el maxtli y no os cubris con la manta? Y le respondié el dicho toueyo diciendo: Sefior, tenemos tal costum- bre en nuestra tierra; 9.—Y el sefior le dijo al dicho toueyo: vos antojastes a mi hija, vos la habéis de sanar; y respondié el dicho toueyo dicien- do: Sefior mio, en ninguna manera puede ser esto, mas matadme, yo quiero morir porque yo no soy digno de ofr estas palabras, viniendo por aqui a buscar la vida vendiendo aji verde. 10.—Dijole el sefior: por fuerza habéis de sanar a mi hija; no tengdis miedo. Y luego toméronle para lavarle y trasquilarle, y le tieron todo el cuerpo con tinta y le pusieron el maxtli, y le cubrieron con una manta al dicho toueyo, y dijole el sefior Huemac: anda y entra a ver a mi hija, allé dentro donde la guardan; I1—y el dicho toueyo asi lo hizo, y durmié con la dicha hija del ‘sefior Huemac, de que luego fué sana y buena; y de esta manera el dicho toueyo fué yerno del dicho sefior Huemac. HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 283 CAPITULO VI DE COMO LOS DE TULLA SE ENOJARON POR EL CASAMIENTO Y DE OTRO EMBUSTE QUE HIZO TITLACAUAN 1.—Después de cumplido y hecho el matrimonio del dicho toueyo con la hija del sefior Huemac, los dichos toltecas comen- zaron a enojarse y decir palabras injuriosas y afrentosas contra el sefior Huemac, diciendo entre si: zpor qué el sefior Huemac casé Ia hija con un toueyo? 2—Y como el dicho sefior Huemac entendié y oyé las pa- labras afrentosas que contra él decian los dichos toltecas, Haméles diciendo: Venid aca, yo he entendido todas las palabras injuriosas que habéis dicho contra mi por amor de mi yerno que es un toueyo; yo os mando que le levéis disimuladamente a pelear a la guerra de Zacatepec y Coatepec, para que le maten nuestros enemigos. 3.—Y asi oyendo estas palabras del dicho seftor Huemac, los toltecas armaronse y juntéronse y fueron a la guerra con muchos peones, y con el yerno toueyo del dicho sefior Huemac; y en le- gando al lugar de la pelea enterréronle al dicho toueyo para aguardar a los enemigos, con los pajes, enanos y cojos; después de haber enterrado a todos aquellos enanos y cojos —que es ardid que ellos solian tener y hacer en la guerra— los dichos tol- tecas fueron a pelear contra los enemigos de Coatepec; y el dicho toueyo decia a los dichos pajes, enanos y cojos: No tengais miedo, esforzaos porque a todos nuestros enemigos hemos de matar. 4.—Y los dichos enemigos de Coatepec prevalecian, persiguien- do y venciendo a los toltecas, los cuales huian delante de los enemigos y escapandose de las manos de los enemigos; y astuta y engajiosamente los dichos toltecas dejaron al dicho toueyo solo, enterrado con los dichos pajes, huyéndose de los enemigos; y habjan pensado que los dichos enemigos matarian al dicho toueyo con los pajes, porque estaba solo con los dichos paies. 5.—Y se vinieron a decir y dar noticia al sefior Huemac di- ciendo: Sefior, ya hemos dejado a vuestro yerno toueyo solo en la guerra, con los pajes, en poder de los enemigos: y como el sefior Huemac habia oido la traicién que habian hecho los dichos 284 FR. BERNARDINO DE SAHAGUN toltecas con el yerno toueyo, holgése mucho, pensando que ya era muerto el dicho yerno toueyo, porque tenia gran vergiienza de tener tal yerno forastero, toueyo. 6.—Y el dicho toweyo, estando enterrado, miraba a los ene- migos y decia a los dichos pajes: no tengais miedo; ya se Megan contra nosotros los enemigos, yo sé que los tengo de matar a to- dos; y asi se levanté y salié contra los enemigos de Coatepec y Zacatepec, persiguiéndoles y maténdoles sin mimero. 7.—Y como esto vino a noticia del sefior Huemac espantése y peséle mucho, y Ilamé a los dichos toltecas diciéndoles: Vamos a recibir a nuestro yerno. 8.—Y asi fueron a recibirle con el sefior Huemac, levando consigo unas armas o divisas que se llaman quetzalapanecayotl, y rodelas que se Haman xiuhchimali, y las dieron al dicho toueyo, y asi lo recibieron bailando y cantando y tafiéndole las flautas con los dichos pajes, con mucha victoria y alegria, y todos los dichos toltecas, en Iegando al palacio de dicho sefior Huemac empluméronle la cabeza y tifiéronle todo el cuerpo con color ama- illo, y la cara con color colorado, y a los pajes. 9.—Este es el regalo que solian hacer a los que venian con victoria de la guerra. 10.—Y después le dijo el sefior Huemac al dicho yerno: ahora ya estoy contento de lo que habéis hecho, y los toltecas estin ya contentos; muy bien Io habéis hecho con los enemigos; descansad y reposad. CAPITULO VIL DE OTRO EMBUSTE DEL MISMO NIGROMANTICO, CON QUE MATO MU- CHOS DE LOS TULLANOS DANZANDO Y BAILANDO 1.—Otro embuste hizo el dicho nigroméntico que se Mamaba Titlacéuan. Después de haber'peleado y vencido a los dichos ene- migos, y asi estando emplumado todo el cuerpo, con la pluma que se Hama tociuitl, mandé que danzasen y bailasen todos los toltecas ¢ hizo pregonar a un pregonero en la sierra de Tzatzitépec, diciendo que todos los indios forasteros viniesen a una fiesta a danzar y bailar, 2.—y luego vinieron muchos indios, sin nimero, a Tulla, y en ___HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPARA 285 juntindose todos fué el dicho Titlacduan a un lugar que se llama Texcalapan, con toda la gente, que no se podia contar, asi man- cebos como mozas, y comenzé a bailar y danzar y a cantar el dicho nigromantico Titlacduan, tafiendo el atambor; 3.—y toda la gente asimismo comenzaba a bailar y holgarse mucho, cantando el verso que cantaba el dicho nigromintico, di- ciendo y cantando cada verso a los que danzaban; luego comen- zaban todos a cantar el mismo verso aunque no sabian de memoria dd cantar, 4.—y comenzaban a cantar y bailar a la puesta de sol, hasta cerca de la media noche, que se Iamaba ‘latlapitzalizpan, y por- que era muy mucha la gente la que danzaban, empujandose unos a otros y muy muchos de ellos caian, despefiandose en el barranco del rio que se lama Texcallauhco, y se convertian en piedras; 5.—y en el dicho rio habia una puente de piedra, y el dicho ni- groméntico quebréla y todos los que iban a pasar por la dicha puente caianse y despefidbanse en el dicho rio, y se volvian en piedras. 6.—Y todo esto que hacia el dicho nigroméntico no sentian ni miraban los dichos toltecas, porque estaban como borrachos, sin seso; y todas las veces que bailaban y danzaban los dichos toltecas, como se empujaban unos a otros, despefiébanse en el dicho rio. CAPITULO VII DE OTRO EMBUSTE DEL MISMO NIGROMANTICO, CON QUE MATO OTROS MUCHOS DE LOS DE TULLA 1.—Otro embuste hizo el dicho nigromantico, el cual pareci como un hombre valiente que se llamaba tequiva, y mandé a un pregonero que pregonase y Iamase a todos los comarcanos de Tu- Ha para que viniesen a hacer cierta obra en una huerta de flores que se llama Xochitla, para beneficiar y cultivar la dicha huerta, porque asf la Iaman Xochitla. —Dizque era huerta del dicho Quet- zalcéatl—. 2.—Y asf lo hicieron todos, y vinieron a hacer la dicha obra en la dicha huerta de Quetzalcdatl, y en juntandose todos los dichos toltecas, luego comenzé el dicho nigroméntico a matar a los di- 286 FR, BERNARDINO DE SAHAGON chos toltecas, achocdndolos con una coa; y maté muy muchos de ellos, sin cuento; y otros ibanse huyendo por escaparse de sus ma- nos, y en tropezando y cayendo luego morfan, y otros empujaban unos a otros y todos asi se mataban. CAPITULO IX DE OTRO EMBUSTE DEL MISMO NIGROMANTICO, CON QUE MATO MU- CHOS MAS DE LOS TOLTECAS 1.—Otro embuste hizo el nigroméntico ya dicho. Asentése en medio del mercado del tidnquez y dijo Namarse Tlacauepan, y otro nombre, Cuexcoch; y hacia bailar un muchachuelo en la palma de 2.—y le ponia danzando en sus manos al dicho muchachuelo y como lo vieron los dichos toltecas todos se levantaron y fueron a mirarle, y empujabanse unos a otros, y asi murieron muchos aho- gados y acoceados, y esto acaecié muy muchas veces, que los dichos toltecas se mataban empujéndose unos a otros. 3.—Dijo el dicho nigroméntico a los dichos toltecas: ;Ah tol- tecas! ;Qué es esto? ;Qué embuste es éste como no lo sentis? Un embuste que hace danzar al muchachuelo. ;Matadlos y apedreadlos! 4.—Y asi mataron a pedradas al dicho nigroméntico y al mu- chachuelo; y después de haberlo muerto comenzé a heder el cuer- po del dicho nigromantico, y el hedor corrompia el aire, que de donde venia el viento Ilevaba muy mal hedor a los dichos toltecas, de que may muchos se morian. 5.—Y el dicho nigromAntico dijo a los dichos toltecas: Echad- Jo por alli a este muerto, porque ya se mueren muy muchos de los toltecas del hedor del dicho nigroméntico. 6.—Y asi lo hicieron los dichos toltecas, y ataron al muerto con unas sogas, para llevar y echar al muerto que hedia y pesaba tanto que los dichos toltecas no podian Ilevarlo. 7.—De antes pensaban que presto le echarian fuera de Tulla, y un pregonero pregoné diciendo: ;Ah toltecas! venfos todos y traed yuestras sogas para atar al muerto y echarle fuera. 8.—Y en juntandose todos los dichos toltecas luego ataron al muerto con las sogas, y comenzaron a Ilevarle arrastrando al di- HISTORIA GENERAL DE LAS COSAS DE NUEVA ESPANA 287 cho muerto diciendo entre si: ;Oh toltecas, ea pues arrastrad a este muerto con vuestras sogas! 9.—¥ el dicho muerto tanto pesaba que no le podian mover, y quebrabanse las sogas, y quebrandose una soga los que estaban asidos a ella caian y morian sibitamente, cayendo unos sobre otros; y asi, no pudiendo arrastrar al dicho muerto, dijo el dicho nigro- mAntico a los dichos toltecas: ;Ah toltecas, este muerto quiere un verso de canto! 10.—Y él mismo dijo el canto diciéndoles: jArrastradlo, al muerto, Tlacauépan nigromantico! Y asi, en cantando este verso luego comenzaron a llevar arrastrando al muerto, dando gritos y voces, y en quebrando una soga todos los que estaban asidos a la soga morian; y los que se empujaban unos a otros y los que caian unos sobre otros, todos morian; 11.—y llevaron el muerto hasta el monte, y los que volvieron no sentian aquello que les habia acaecido porque estaban como borrachos, CAPITULO X DE OTROS EMBUSTES DEL MISMO NIGROMANTICO 1.—Otro embuste hizo el dicho nigromntico en el dicho Tulla. Es que dicen, que andaba volando una ave blanca que se lama iztac- cuixtli pasada con una saeta, algo lejos de la tierra, y claramente la veian los dichos toltecas mirando hacia arriba. 2.—Otro embuste hizo el dicho nigroméntico, que fué de los dichos toltecas, los cuales veian de noche una sierra que se llama Zacatepec ardiéndose, y las Hamas parecian de lejos; y al tiempo que la veian alborotabanse y daban gritos y voces, y estaban des- asosegados y decian unos a otros: ;Oh toltecas, ya nos acaba la for- tuna, ya perecemos, ya se acaba Toltecéyotl, ya nos vino la mala ventura! jguay de nosotros! 4a dénde nos iremos? joh desventura- dos de nosotros, esforzaos! 3.—También otro embuste que fué de los dichos toltecas, lo cual hizo el dicho nigromntico, que lovié sobre ellos piedras y después de pasado esto cayéles del cielo una piedra grande que se Ilamaba techcatl, y desde entonces andaba una vieja india en un lugar que se llama Chapultepec Cuitlapilco, 0 por otro nom- 288, FR, BERNARDINO DE SAHAGUN bre Huetzinco, vendiendo unas banderillas de papel diciendo: jA las banderas! 4.—Quien se determinaba a morir luego decia: compradme una banderilla, y siéndole mercada la banderilla luego se iba a donde estaba la dicha piedra techcatl, y alli le mataban, Y no habia quien dijese: -qué es esto que mos acontece? y estaban como locos. CAPITULO XI DE OTRO EMBUSTE DEL MISMO NIGROMANTICO, CON QUE MATO OTROS MUCHOS TULLANOS 1.—Item: otro embuste hizo el dicho nigromntico contra los dichos toltecas. Dicen que todos los mantenimientos se volvieron acedos y nadie los podia comer, y una india vieja parecié —dicen que era el mismo nigroméntico, el cual parecié como una india vieja—; y asentése en un lugar que se lama Xochitla, y tostaba el maiz, y el olor del dicho maiz tostado Megaba a los pueblos de toda la comarca; 2.y cuando olian los dichos toltecas el maiz, luego venian corriendo y en un momento Ilegaban al dicho lugar Xochitla, don- de estaba la dicha vieja, porque dicen que los toltecas eran ligeros y aunque estaban muy lejos venian presto y Megaban a donde que- rian; y todos cuantos venian de los dichos toltecas y se juntaban los mataba la dicha vieja, y ninguno de ellos s¢ volvia. 3.—Gran engafio y burla les hacia, y maté muy muchos tolte- cas el dicho nigroméntico, por el dicho embuste que les hizo. CAPITULO XII DE LA HUIDA DE QUETZALCOATL PARA TLAPALLAN Y DE LAS COSAS QUE POR EL CAMINO HIZO 1.—Otros embustes les acaecieron a los dichos toltecas, por habérseles acabado la fortuna, y el dicho Quetzaleéatl, teniendo pesadumbre de los dichos embustes y acordando de irse de Tulla a Tlapallan, hizo quemar todas las casas que tenia hechas, de pla- HISTORIA GENERAL DE Las COSAS DE NUEVA ESPANA 289 ta y de conchas, y enterrar otras cosas muy preciosas dentro de las sierras 0 barrancos de los rios, y convirtié los arboles de cacao en otros Arboles que se Haman mizquitl; 2—y demas de esto mand6 a todos los géneros de aves de pluma rica, que se Haman quetzaltétotl, y xiuhtototl y tlauhquéchol, que se fuesen delante, y fuéronse hasta Andhuac, que dista més de cien leguas. 3.—Y el dicho Quetzaleéatl comenzé a tomar el camino y par- tirse de Tulla; y asi se fué, y legé a un lugar que se llama Quawh- tlitlan, donde estaba un arbol grande y grueso y largo, 4.—y el dicho Quetzalcéatl arrimése a él, y pidid a los pajes un espejo, y se lo dieron, y mirése la cara en el dicho espejo y di- jo: iya estoy viejo! Y entonces nombré el dicho lugar Huchue- quauhtitlan y luego tomé piedras con que apedred al dicho Arbol, y todas las piedras que tiraba el dicho Quetzalcéatl las metia den- iro del dicho arbol, y por muchos tiempos asi estaban y parecian y todos las veian, desde el suelo hasta arriba. 5.—Asi iba caminando el dicho Quetzaleéatl, e iban delante tafiéndole flautas, y Hegé a otro lugar en el camino donde descan- 86 y se asenté en una piedra, y puso las manos en la piedra y dejé las sefiales de las manos en la dicha piedra. 6.—Y estando mirando hacia Tulla comenzé a Ilorar tristemen- te, y las lagrimas que derramé cavaron y horadaron la dicha pie- dra donde estaba llorando y descansando el dicho Quetzalcéatl. CAPITULO XIII DE LAS SENALES QUE DEJO EN LAS PIEDRAS, HECHAS CON LAS PALMAS Y CON LAS NALGAS DONDE SE ASENTABA 1,—EI dicho Quetzaleéatl puso las manos tocando a la piedra grande donde se asenté, y dejé sefiales de las palmas de sus manos en la dicha piedra, asi como si las dichas manos pusiera en lodo, que ligeramente dejase las palmas de las manos sefialadas; y tam- bién dejé sefiales de las nalgas en la dicha piedra donde se habia sentado, y las dichas sefiales parecen y se ven claramente, y en- tonces nombré el dicho lugar Temacpalco. 2.—Y se levanté, yéndose de camino, y Megé a otro lugar que 2 290 FR. BERNARDINO DE SAHAGON, se lama Tepanoayan, y alli pasa un rio grande y ancho, y el di- cho Quetzalcéatl mandé hacer y poner una puente de piedra en aquel dicho rio y asi por aquella dicha puente paso el dicho Quet- zalcéatl, y se Hamé el dicho lugar Tepanoayan, 3.—Yéndose de camino el dicho Quetzalcéatl Uegé a otro lu- gat que se Tama Coahuapan, en donde los dichos nigroménticos vinieron a toparse con él, por impedirle que no se fuese mas ade- lante, diciendo al dicho Quetzalcéatl: 3A dénde os vais? ;Por qué dejasteis vuestro pueblo?’ A quién lo encomendasteis? “Quien ha- r4 penitenci 4.—Y dijo el dicho Quetzaleéatl, respondiendo a los dichos ni- groménticos: En ninguna manera podéis impedir mi ida; por fuer- za tengo de irme—. Y los dichos nigroménticos dijeron, pregun- tando al dicho Quetzalcéatl: zA dénde os vais? —Y les respon- did diciendo. Yo me voy hasta Tlapallan— 5.—Y le preguntaron los nigromanticos: 2a qué os vais all4? —Y respondié Quctzalcéatl: Vinieron a Mamarme, y llamame el sol. —Y le dijeron los nigroménticos al dicho Quetzaledatl: Idos en hora buena, y dejad todas las artes mecdnicas de fundir plata y labrar piedras, y madera, y pintar y hacer plumajes y otros oficios. 6.—Todo se lo quitaron los dichos nigromanticos al dicho Quet- zalcéatl, y el dicho Quetzalcéatl comenzé a echar en una fuente todas las joyas ricas que Ievaba consigo, y asi fué llamada la di- cha fuente Cozcaapan, y ahora esta fuente

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