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001 Nueva Orientacion PDF
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RAMÓN I. CARDOZO
NUEVA ORIENTACIÓN
DE LA
ENSEÑANZA PRIMARIA
ASUNCIÓN
1925
PORTADA ORIGINAL
NUEVA ORIENTACIÓN
DE LA
ENSEÑANZA PRIMARIA
PRIMERA PARTE
Los males sociales, desde su origen, se reducen, para nosotros, a cuestiones pedagógicas.
No sabemos, si así se nos parece porque somos educadores y porque llevamos nuestra mente
saturada de los asuntos escolares. Indudablemente debe ser una forma unilateral de ver las
cosas y un simplismo exagerado: pero, pensando bien, encontramos que todos los males se
remedian con el tiempo y la educación.
La riqueza del país, la paz interna, la moralidad de los habitantes y el afianzamiento de las
instituciones democráticas se fundan sobre la educación pública, entendida ésta en el sentido
amplio de la palabra. El pueblo educado en el trabajo y para el trabajo, conocedor de los
medios para explotar la
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riqueza, naturalmente se entrega al trabajo, fomenta la riqueza e impulsa el progreso en todos
los órdenes.
De la misma manera, ama las instituciones y, por lo tanto, fomenta la paz
interna, con los que disminuyen las convulsiones armadas que hacen estacionar el progreso.
Educando al pueblo se consigue hacerlo apto para la vida civilizada y se ahorran los
desperdicios de fuerzas y de riqueza.
Este razonamiento nuestro—ya sabemos—es, hoy día, una perogrullada, puesto que
cualquiera conoce el valor de la educación.
En prueba de la importancia que se le da al problema educacional, que, como
bien lo ha dicho el señor Darío E. Salas en su estudio de las cuestiones escolares de Chile, es
nacional, tenemos que las cabezas pensantes, al ocuparse en la suerte de la nacionalidad, con
bastante frecuencia, indican la necesidad de modificar la educación de los niños y jóvenes.
Como un sordo clamor levantado del seno del silencio de nuestra sociedad elevan su voz y
expresan que la instrucción pública en nuestro país, esta pasando por un cuarto de hora difícil.
La prensa diaria, de cuando en cuando, publica su inquietud y pide la reforma de ella, porque
la considera deficiente y aún perjudicial. Y todos coinciden; ninguna discrepa. Nadie dice una
palabra sobre la bondad de la enseñanza actual, lo que prueba el consenso unánime,
universal.
Es, pues, una ansiedad general que, de un modo impreciso, vuela en el ambiente y toca, de
vez en cuando, las campanas metálicas llamando la atención pública sobre la deficiencia de
nuestro sistema educacional. Pero, desgraciadamente nadie atrapa el pájaro de mal agüero
para proponer la manera de estrangularlo; nadie se ocupa en el sistema que deberá actuar de
un modo salvador sobre el pueblo. Nadie, en sus elucubraciones, ha presentado la receta para
completar sus trabajos. La expresión de las inquietudes del espíritu no es suficiente.
¿Qué quiere decir esto? ¿Que conocemos el mal pero nos sentimos incapaces
de remediarlo? ¿Que confiamos demasiado en la acción lenta del tiempo? Ambas hipótesis,
no son aceptables, porque no es concebible la ausencia de hombres capaces para tomar sobre
si la obra de realizar un anhelo colectivo, ni la decisión de dejar en poder del tiempo la tarea
que nos corresponde a nosotros los hombres responsables del destino de la sociedad.
¿Por qué razón, por qué destino misterioso nos entregaríamos en brazos de una
impotencia individual y colectiva? ¿Por qué haríamos prender en nuestros músculos, en
nuestra sangre y en nuestro cerebro esa abulia, sinónima de la desesperación de una raza
vigorosa y dispuesta a realizar grandes
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sacrificios en aras del bien? O ¿somos un pueblo decadente, donde la lámpara de la vida
colectiva va extinguiéndose paulatinamente para ser absorbida por la impotencia espiritual y
corporal?
No lo hemos comprendido así y hemos querido dar a la patria lo que es de ella: el fruto de
nuestros desvelos y de nuestros estudios, concretando nuestros puntos de vista sobre las
deficiencias y trazando un plan de reforma para establecer el necesario equilibrio entre el sistema
de educación y la sociedad. ¿Nuestra obra es perfecta? No lo creemos así: por eso la hemos dado
a publicidad pidiendo colaboración y crítica.
En realidad nuestro sistema general de educación es bastante defectuoso. Es, como hemos
dicho en un estudio anterior, pasado de momento. Las necesidades de los pueblos cambian con el
progreso de la humanidad. Las de hoy no son las de ayer. Y ¿cuál es el fin supremo de la
educación de un pueblo? Es preparar a los componentes de la sociedad para vivir en el medio
ambiente señalándoles por el destino de la vida, para adaptarse a las necesidades sociales. Por
eso en síntesis, la educación es un fenómeno especial de adaptación. Los inadaptados son los
ineducados.
Hay que distinguir dos géneros de educación de este concepto: uno de carácter general
correspondiente a todos los seres con vida, y otro, de carácter especial, propio del hombre. Los
seres vivientes, como las plantas y los animales, reciben educación por la acción refleja del
ambiente cósmico, y a trueques de lucha, muchas veces cruentas, esos seres viven o mueren. En
el primer caso, consiguen su adaptación al sol, a la temperatura, a la humedad y a la dureza del
suelo. Entonces se han educado. Mientras que en el segundo, no han podido adaptarse, no se han
educado. No otra cosa ocurren con el hombre: lanzad a un niño a una ciudad populosa donde la
vida es cara y difícil y observadle en la lucha que emprende. El medio cósmico y social actúa
sobre aquel débil ser y obra sobre él en distintos sentidos. Aprende muchas cosas: la manera de
vivir las demás gentes, la manera de hablar, de vestir, de caminar y de trabajar. Si consigue
asimilar todas esas cualidades y se adapta al medio se habría educado por la acción refleja del
ambiente y él habrá podido vivir: pero si, en cambio, esa adaptación no se verifica, el individuo
no es aceptado por el ambiente, o mejor, es repelido, e irá a morir en algún rincón del suelo. La
adaptación es atracción, absorción, y la inadaptación, repulsión, rechazo.
Luego ¿cuál es la educación de carácter especial, propia del hombre? Es la aplicación
sistemática del hombre en la dirección del desenvolvimiento físico, moral e intelectual del
hombre; es la acción del hombre sobre si mismo y sobre otro para prepararse o prepararle a
adaptarse o adaptarle al am-
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biente en que debe actuar. Pero debe tenerse presente un carácter distintivo de este género de
educación sistemática del hombre, y es que ella no se detiene ante el umbral del presente, no se
contenta con preparar al hombre de acuerdo con las condiciones actuales del medio en que vive.
Remonta sus esfuerzos, e impulsa el carro del progreso o de perfeccionamiento hasta límite
ignorado, existente aún en el dominio del ideal. Es decir que esta educación es creadora, y no
simplemente, adaptadora. Este es por cierto el fin superior de la educación sistemática.
Bien. Tras estas breves consideraciones doctrinarias, necesarias premisas para
formular la conclusiones a que queremos llegar, repetiremos con todos aquellos que han
escrito sobre la deficiencia de nuestro sistema de educación, que él esta estancando, no sigue
el ritmo del progreso: la enseñanza ha sido buena para su época, pero no para la actual.
Convengamos, pues, en la necesidad de la reforma: pero también en que ella debe
abarcar la enseñanza primaria, la secundaria y la universitaria, porque todas ellas no
responden a las necesidades nacionales. La reforma debe ser amplia, general, para que prohije
al hombre en las distintas etapas de su existencia. El niño, el joven y el adulto deben ser
objeto de esta educación sistemática, de acuerdo a líneas rectas, que deben ser reglas de
conducta, para que la enseñanza dé el resultado deseado. Nada quiere decir que el tierno
infante se le eduque de tal o cual manera, si en dejando los umbrales de la escuela primaria se
apodera de él otro sistema que, o bien anula la educación anterior, o le deja en statuquo sin
cumplirse en él la ley del progreso gradual e indefinido. Entonces en el zig – zag de la
educación se malogran los esfuerzos y no se aprecia la bondad del sistema aplicado parcial y
limitadamente. Al niño, como al árbol para que crezca derecho, debe enderezársele desde
chico y hasta grande.
Hay necesidad de comprender bien esta verdad para poder apreciar la magnitud del
conjunto, como vasto panorama que se extiende a la vista de la imaginación. La escuela
primaria sola no puede hacer milagros; la educación escolar de cinco a seis años no es
suficiente para modelar definitivamente los caracteres. El niño que sale de una escuela
primaria después de completar su ciclo elemental, puede compararse con una estatua figulina
que, sin ser sometida a un procedimiento superior de cocción en el horno, se entrega al
público. Esa figulina con el menor uso o manoseo se inutiliza. Y este fracaso no se puede
atribuir alfarero modelador. El niño es así: sale blandamente modelado de la escuela, con la
forma artística que debe tener hasta con los colores propios; pero no se le ha endurecido con
persistencia, y se le ha dejado rodar
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por el escenario de la vida. Claro, la obra inicial se inutiliza presto.
Pero sigamos adelante. La enseñanza pública y privada de un país obedece siempre a fines
preconcebidos y a organizaciones propias para la consecuencia de los, mismos. Una ligera ojeada a
la educación de los pueblos al través de la historia nos dará una idea de esta particularidad.
Podemos citar a Grecia como modelo de la antigüedad. Allí las dos ciudades Atenas y
Esparta, tenían su sistema de educación peculiar. Sabemos que en Atenas se preparaba a la juventud
para la vida más o menos democrática; de modo que hacia ese lado se orientaba la enseñanza.
Mientras que en Esparta era completamente distinto, pues las leyes de Licurgo perseguían otro
ideal. Roma tenía el suyo: algo de Atenas y mucho de Esparta. La edad medioeval no tuvo, en
realidad, un sistema de educación. Con el renacimiento retoñaron las ideas y surgieron los diversos
estados que fueron iniciando la organización de la educación pública, hasta que en la edad
contemporánea se crearon los diversos sistemas de enseñanza popular.
Dos sistemas surgieron: el clásico y el positivo. Pertenece al primero, la enseñanza en la que
predominan los estudios de las letras y de las lenguas vivas y muertas, y al segundo, la en que se da
importancia a las ciencias.
Aunque se halla generalizado el sistema positivo, persiste aún el predominio del cultivo de
la inteligencia con prescindencia de las otras facultades. Se ha formado el falso espejismo de ver la
inteligencia como lo único útil e interesante; se le ha recargado con aprendizaje de reglas,
definiciones, etc. Ocupándose únicamente del uso de la mente, se ha descuidado la voluntad y el
corazón, y sobre todo el ejercicio del cuerpo. Toda enseñanza equilibrada debe ser intelectual,
volitiva, afectiva y física; es decir, debe ejercitar la inteligencia, la voluntad, la sensibilidad y el
cuerpo.
Estas dos corrientes de enseñanza, la intelectual y la equilibrada, se distribuyen en los
diversos países según las respectivas razas. Así, en los países latinos se ha venido dando
preponderancia a la enseñanza equilibrada y práctica.
Hay diferencias fundamentales entre los sistemas de enseñanza de los pueblos latinos y de
los sajones, si bien, en el fondo, persiguen un mismo fin, cual es la mayor perfección posible del
individuo y la sociedad.
Norte América y Alemania marchan, hoy en día, a la cabeza de los pueblos que se
distinguen por la orientación práctica de la enseñanza.
Es propio y oportuno estudiar sintéticamente, para mejor compresión de lo que vamos
exponiendo en este trabajo, las
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corrientes filosóficas que orientan hacia nuevos rumbos a la educación popular.
Tres son los distinguidos representantes de esas corrientes: William James, John
Dewey y Jorge Kerschensteiner.
Veamos, en resumen, las teorías de estos filósofos.
TERCERA PARTE
Sumario. – Partes que comprende la reforma:
la edad escolar: la clasificación de las escuelas y la orientación de
la enseñanza. Fines de cada clase de escuela. Un plan de estudios
para la escuela rural y otro para la urbana. - ¿Qué debe enseñarse
en una escuela inferior o rural? – Tipo de una escuela inferior. -
¿Qué debe enseñarse en una escuela media o urbana? – Tipo de
una escuela media. – Algunas consideraciones finales.
Para terminar este estudio vamos a dar a conocer, a grandes rasgos, las partes que
comprende el plan de reforma escolar propiciada por la Dirección General de Escuelas. Ellas
son:
A. —Modificación de la edad escolar.
B. —Nueva clasificación y organización de las escuelas.
C.—Nueva orientación de la enseñanza.
D.—Escuelas pre-escolares.
E.—Escuelas post-escolares.
F.—Escuelas para niños anormales.
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Modificación de la edad escolar.—Como hemos dicho en la exposición de motivos del
proyecto, los pedagogos y psicólogos coinciden en que al niño no se le debe llevar a la
escuela común sin cumplir los 7 años. Antes de esa edad, la mente no se halla desarrollada
suficientemente para emprender con éxito el aprendizaje de los dos ramos de estudios más
difíciles, la lectura y la aritmética; porque el cerebro aún no está en condiciones para ser
laboratorio de los fenómenos psicológicos de integración. Este proceso es de un mecanismo
complejo, de difícil realización, y exige que los centros estén organizados. No de otra manera
se explica el atraso del 90 por % de los chicos que ingresan en edad inferior, y la necesidad de
que repitan el curso o hagan el aprendizaje de la lectura elemental en dos años consecutivos.
Desde luego, pocos son los países que tienen fijados los cinco años para la edad de
ingreso. Casi se puede decir que nuestro país es el único en el cuadro de América. Uruguay
tiene los 6 años, Argentina, idem; Chile 7, Brasil 6, Norte América 6, con la particularidad de
que, según los informes y memorias oficiales, ni en el Uruguay y ni en la Argentina, los niños
acuden a inscribirse en las escuelas de edad mínima, es decir, a los 6 años.
El planeador de la reforma escolar señor Darío E. Salas había proyectado en Chile,
fundado en atinadas consideraciones, de las que muchas hacemos nuestra, establecer dos
edades mínimas las de 8 y de 10 para las escuelas urbanas y rurales respectivamente. En Norte
América, un pedagogo llegó a aconsejar los 7 y 9 para los niños también urbanos y rurales. El
clamor de los pedagogos o informes, en la Argentina es que la edad sea de 7 años, fundados
en razones psicológicas.
Nosotros propiciamos que se establezcan dos edades mínimas: la de 7 para los niños
de las escuelas urbanas y la de 9 para los de las rurales, debiendo, por lo tanto, modificarse el
art. 1º de la Ley de Educación Obligatoria.
De esta manera, hay economía de tiempo, de esfuerzo y de maestros. Se dejará a los
niños menores de 7 años para las escuelas infantiles o pre-escolares que se crearán para
completar el ciclo escolar. Desde luego, es una ilusión o locura, exigir la afluencia de niños de
5 años , a las escuelas públicas, sobre todo de la campaña por el escaso desarrollo del niño y
porque se ve obligado a cruzar largas distancias deshabilitadas, en horas inconvenientes, para
llegar a su pobre escuelita rural. Nunca esta parte de la ley ha sido cumplida en la campaña. Y
¿por qué no derogarla antes de que sirva como ejemplo de inobservancia?
Unificación de la clasificación de las escuelas.—Aquí hay dos
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partes modificadas: los años de estudios y la clasificación de las escuelas.
Según el sistema vigente, los estudios primarios se dividen en 6 grados, con la subdivisión
de éstos en secciones progresivas, no paralelas. De lo que resulta que el niño generalmente, se ve
obligado a hacer su estudio primario en 8 o 9 años, si marcha normalmente.
Se observa aquí, en el Paraguay como en la Argentina, Chile y Uruguay, que el quinto y
sexto grado quedan generalmente desiertos por falta de inscripción de alumnos. ¿ Por qué?
Primero, porque más del 50 % se contenta con la preparación de cuarto grado para retirarse a
trabajar, apremiados por la pobreza, o llamados por otros géneros de estudios. Segundo, porque de
ese grado (cuarto) los niños se hacen preparar para ingresar en los estudios normales y
secundarios. ¿Qué nos enseña eso? Que el sexto grado es completamente inútil y por lo tanto, se
puede prescindir de él y ahorrar tiempo. El quinto, transformado en año preparatorio, llenaría
mejor sus fines. El Estado debe exigir una preparación primaria mínima de cuarto grado para
todos los habitantes del país. Es decir: la enseñanza primaria obligatoria debe comprender hasta el
cuarto grado bien sistematizado, y reforzado, que equivaldría al quinto, y el tiempo de estudio,
cinco: 1º inferior, 1º superior, segundo, tercero y cuarto grado. La subdivisión del primer grado en
dos secciones progresivas es necesaria e impuesta por la mentalidad infantil. El cuarto grado
aprobado, dará derecho al certificado de estudios primarios de que habla la ley, como, obligatoria
para todos los ciudadanos paraguayos.
Paralelamente a esta organización de los estudios, debe hacerse una nueva clasificación de
las escuelas. Actualmente están distribuidas en rurales inferiores, rurales superiores, elementales,
graduadas de tercera, segunda y primera, sin que exista razón didáctica para esta clasificación,
porque tan graduadas son las elementales, como mal ubicadas se encuentran.
Para que la clasificación sea sencilla y práctica, proponemos que sea de este modo.
a) Escuelas Inferiores (rurales).
b) Iden Medias (urbanas).
c) Idem Superiores (urbanas).
De este modo, se tiende a la unificación y se aproxima a la escuela única, ideal de la
democracia.
Determinación de los fines y objetos de cada una de las escuelas. Las escuelas inferiores
son las que deben funcionar en las compañías rurales; escuelas para niños campesinos. Su fin es
proporcionar al hijo del labriego la preparación necesaria para adaptarse con ventaja al medio,
elevarle la cultura mental, predisponerle para luchar con éxito con la vida,
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mejorar sus condiciones económicas con el trabajo y el ahorro.
Su objeto es llevar al seno de la población campesina el dinamismo de la educación,
impulsarla hacia el progreso y sacarle de este estado bastante rudimentario en que yace
actualmente.
A su vez, las escuelas medias (urbanas) tendrán por fin la preparación mental y vocacional
del niño «pueblero», que debe llenar destinos diferentes del campesino. Su objeto, es llevarle
también el dinamismo de la educación, crear y desarrollar el impulso homocéntrico para que el
hombre de las poblaciones urbanas, muchos por ciento de ellos, llamados a ser obreros, sean
agente de su propio gobierno, bienestar y progreso.
La escuela superior es un tipo nuevo, de carácter general y preparatorio. Ella funcionará
en las poblaciones donde existen colegios nacionales o escuelas normales, o en las localidades que
costean su funcionamiento y consistirá en una media con un curso complementario:
Participará, como queda dicho, de doble carácter: será centro de preparación para los
ingresos en los institutos secundarios normales y especiales y, por lo tanto, el curso será
intermediario, entre la escuela primaria y la secundaria, y servirá para completar los
conocimientos elementales adquiridos en la media y ensanchar los estudios primarios.
La instrucción en los ramos fundamentales, tendrá carácter preparatorio y en ella se
ejercitará al niño a la independencia, al gobierno propio, al manejo de los textos, todo,
naturalmente, balo una severa disciplina.
A estas escuelas se incorporará la enseñanza de contabilidad, estenografía, idioma
extranjero, dibujo industrial y artístico, algunas secciones de artes y oficios, según las necesidades
y el interés del vecindario.
Un plan de estudios para la escuela rural y otro para la urbana. —Conforme a la
distinción que habíamos hecho de la población rural y de la urbana, y de sus respectivas
necesidades y condiciones propias, proponemos la adapción de dos planes de estudios distintos. Es
decir, las escuelas rurales tendrán su plan mínimo y las urbanas el suyo. Pero entre ambos planes
debe existir nexo suficiente para que no se rompa la unidad de la enseñanza nacional y un niño de
la rural pueda continuar sus estudios en la media. Deben conservar la unidad dentro de la variedad.
¿Qué debe enseñarse en una escuela inferior o rural?—
A leer, a comprender lo leído; habituar a hacer uso de la lectura para consultar revistas y libros;
habituar a hacer a manejar el Almanaque Agrícola del doctor Bertoni; a leer y entender los
periódicos; a escribir su firma; a redactar una esquela, una cartita; a leer cartas; a hacer
anotaciones; a saber las cuatro
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operaciones; sencillos cálculos de tanto por ciento, conversión de varas a metros y viceversa; del
kilo y del litro. Cálculo de de gastos y beneficios; cálculo geométrico de superficie. Nociones de
higiene y profilaxis de las enfermedades comunes; conocimiento de las cosas patrias, de las leyes
que tienen relación con la vida ciudadana; algunos principios severos de la moral; mucha
agricultura, ganadería, avicultura, apicultura, y en general, las industrias rurales: tejido, hilado,
construcción de cestos, vasijas y otros útiles de agricultura.
Veamos, ahora, qué tipos de escuela nosotros concebimos y queremos crear.
Una Escuela Rural debe tener su local propio con terreno anexo, si es posible de cinco a
seis hectáreas, mínimum. La casa puede ser de material cocido o crudo, al estilo campesino,
aunque sea con techo de paja, pero con cierto confort moderno; con tres piezas; dos de los
extremos con tapias, puertas y ventanas, y la del medio, abierta completamente. Casa alta,
ventilada; paredes blanqueadas o revocadas con greda blanca o con cal. Las clases ordinarias
funcionaran en los dos extremos y las de trabajos manuales en el centro.
Al lado del edificio escolar debe tener su habitación el director con su familia; porque esa
es condición esencial: el director debe vivir en la misma escuela. La casa escolar debe estar
rodeada de árboles frondosos, como el naranjo o el paraíso.
Cerca de la casa principal, el director tendrá el gallinero, la pocilga y el corral para las
vacas. El terreno estará dividido en dos zonas; una para la chacra y otra para la placita de deportes:
cancha de foot-ball, pelota, gimnasio, etc. Esta última, bien aseada y con árboles a los costados.
Muchas flores cultivadas por las niñas formarán el jardín escolar.
Esto es en lo material. En lo espiritual; le escuela constituirá un centro rural donde
convergerá toda la vida mental del lugar. El director con su familia, debe ser el centro espiritual: él
cuidara la casa, la chacra y los animales como cosas propias; pudiendo acreecentar la hacienda con
la suya. Desde luego, las vacas, las aves, etc., las puede tener en comunidad con la escuela y
usufructuarlas, para ayudarle el costo de vida. El local escolar, además, debe ser un centro de
reunión de los vecinos. Una Comisión Popular, de acuerdo con el maestro y el inspector, regulará
estas reuniones que deberán celebrarse con suma frecuencia. Durante la gira del inspector
respectivo, las reuniones se realizarán bajo su presidencia, y ellas tendrán por objeto tratar los
intereses escolares. Además, el inspector de escuelas y el del Banco Agrícola, darán conferencias
sobre educación, cultivo, precio, economía, higiene, etc.
Los niños vivirán en la escuela, en las horas de clase, como en hogar propio y cuidarán
la conservación de la casa y de los menajes.
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La casa debe estar algo distante del camino y poseerá un jardín al frente, en cuyo centro será
izada la bandera nacional en las horas de clase.
¿Quién aprovechará el producto de la chacra? La renta será dividida en tres partes
iguales: una para la escuela (ampliación, refección, muebles, costo de conservación de
gallineros, etc.), otra para el director y la tercera parte será prorrateada entre los alumnos.
Tal debe ser una escuela rural tipo.
–—¿Qué debe enseñarse en una escuela media? Ya dijimos, diferirá de lo que se
enseña en las inferiores, en intensidad, extensidad y variedad, pero dentro de esa variedad se
conservará la unidad fundamental. A leer y escribir bien: a saber usar la lectura y escritura en
propio perfeccionamiento y como habitante y ciudadano. Por eso todo el empeño del maestro
debe ser, no dar una lectura artística, sino, sobre todo, práctica: que no se le entone tan bien;
que no se declame como actor de teatro, pero que se entienda lo que se lea, se interprete lo
escrito, y que el niño pueda hacer consultas en libros de la biblioteca. Hay que empeñar la
lectura como medio y no como fin, porque lo que importa en la vida es el poder funcional de
los conocimientos que se adquieren. Muchos y frecuentes ejercicios de lectura libre.
De la misma manera, se orientará la enseñanza de la escritura, que debe ser igualmente
medio y no fin.
En Aritmética, enseñanza intensa de las operaciones y cálculos aritméticos aplicados a
cosas fáciles y difíciles de la vida, y relacionadas con los problemas geométricos. Cálculo de
de superficies pequeñas y extensas; de volúmenes; de presupuesto para edificación y
construcción; conocimientos de los deberes y derechos; de las historia y geografía nacionales,
de las ciencias naturales aplicadas a la agronomía, ganadería, avicultura, etc. Higiene y
profilaxis de las enfermedades comunes; conocimientos de las instrucciones del
Departamento de Higiene sobre la salud del pueblo; economía doméstica; dibujo industrial i
artístico; gimnasia y canto. En la enseñanza de botánica se acentuará la caracterización
agrícola que, si posible fuere, debe suministrarse prácticamente en jardines y huertas
escolares.
Las manualidades, industrias, etc., debe ser proporcionadas de modo práctico: a hilar,
tejer, industrializar las materias primas, a manipular los productos naturales; a cortar y
confeccionar ropas; a remendar y zurcir; a bordar y hacer crochet. Toda esta enseñanza debe
ir completada con las de industrias, fabricación de queso, tinta, etc.
Asignaturas nuevas introducidas en el plan son la Economía Doméstica y la
Puericultura, como preparación complementaria de la mujer. Creemos que con ellas se hará
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un bien al hogar donde se llevarán las nociones de orden., economía y salud para los
chiquitines, que, muchas veces, por descuido o ignorancia, mueren con gran desesperación de
los padres.
Como se ve, entre los puntos a enseñar en las escuelas rurales y urbanas hay un eje
común en torno al cual se extienden más o menos ramificados los demás conocimientos que
deberán suministrarse con diversa extensión o intensidad.
Descripción de una ESCUELA MEDIA TIPO—Puede ser de dos clases: las situadas
dentro del radio urbano y las ubicadas en los alrededores, que tendrán sus aspectos repectivos.
Las del primer tipo nada de particular ofrecerán en cuanto al material; las del segundo, se
aproximarán al tipo rural, puesto que habrá forma de proveerlas de una chacra anexa.
No describiremos la disposición material de las escuelas del primer tipo puesto que
ella depende de las condiciones del local, la mayor parte alquilada y sin ninguna comodidad.
Para las del segundo tipo, y toda vez que la edificación tenga que hacerse bajo la dirección de
las autoridades escolares, se dispondrá, siempre que sea posible, se la haga conforme a las
siguientes condiciones: edificación de pabellones a unos cuantos metros de la línea de la calle;
amplios corredores o galerías alrededor; altura suficiente; bastante abertura, puerta única, luz
diferencial izquierda, ventanales amplios y altos del nivel del suelo; piso alto; jardín
alrededor. Nunca con parapeto por no ser económico ni higienico, climatéricamente hablando.
Salones para teatro y trabajos manuales.
Muchas flores y bastantes árboles; una plaza al lado para juego; una chacra anexa y un
taller de trabajos manuales completará el cuadro.
Si es posible el director debe vivir en el mismo local. En todo deben brillar el aseo y
la limpieza.
La casa escuela debe ser igualmente, como en los centros rurales, punto de reunión de
los vecinos del barrio. La Comisión Popular, constituida por vecinos caracterizados,
cooperará con la escuela en la difusión de la educación, venciendo las dificultades materiales
y morales que se ofrecen a niños y maestros. Se celebrarán reuniones frecuentes en el local
para conversaciones y conferencias sobre educación, edificación e intereses generales. (¹)
—
Hechas estas salvedades, ocupémonos de las escuelas preparatorias o complementarias. Ya
dijimos que ellas perse-
(¹) Actualmente algunos buenos maestros ya tienen escuelas tipo. Entre ellas mencionaremos, como modelo, la
dirigida por el señor Pedro Aguilera en Itacurubi de la Cordillera.
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guirán dos fines: completar la preparación elemental del niño, ampliándola e intensificándola
para el ingreso en los institutos secundarios y normales.
Como hay necesidad de fomentar la cultura general, estas escuelas serán, en las
poblaciones del interior y de la frontera, las encargadas de elevar más el nivel común de la
preparación intelectual. En otra parte se llamarían a estos institutos, escuelas de
perfeccionamiento post-escolar a ello tienden. Los certificados que se expiden serán los
únicos válidos para el ingreso en los establecimientos superiores de educación.
En los asientos de escuelas normales, ellas tendrán el carácter de escuelas de
aplicación. En la capital podrán funcionar tantas como sean convenientes y necesarias, y lo
permita el presupuesto.
En las demás poblaciones (villas y ciudades) será autorizado el funcionamiento toda
vez que el sueldo del profesor o profesores y el sobresueldo del director sean costeados por
las Municipalidades o los vecinos constituidos en Comisiones Populares. Los sueldos
costeados por la Municipalidad o los vecinos serán considerados como nacionales, a los
efectos de la jubilación.
En nuestro proyecto no nos olvidamos de las condiciones de ingreso en los colegios
nacionales, porque ellas, tal como son actualmente, van en perjuicio de los colegios y de las
escuelas. De los colegios porque pasan a sus aulas niños sin preparación al desarrollo mental
suficiente, porque se contentan con los estudios de tercero y cuarto grado. De aquí la
proporción elevada de niños fracasados en los primeros cursos y la deficiencia de preparación
de los alumnos. Y en perjuicio de las mismas instituciones primarias, pues se produce el
éxodo desde los grados intermedios dejando desiertos los superiores. En defensa de los
intereses escolares, hemos proyectado la supresión de los exámenes de ingreso en la forma
como viene practicando hoy día y la sustitución por los certificados del curso preparatorio.
Para que no se alarmen los defensores del derecho de enseñar y aprender, basados en
la Constitución Nacional, hemos establecidos que los preparados privadamente de acuerdo al
programa de la escuela preparatoria, tendrán derecho a examen en una escuela pública
determinada para el efecto por el II Consejo. En síntesis: se suprimirán los exámenes de
ingreso que se realizan en los colegios nacionales con los profesores o catedráticos de los
mismos, y se llevaran a su verdadero lugar, a la escuela primaria, a los efectos del contralor
necesario.
Ahora bien. Aunque en nuestro plan de reforma no figuran los puntos que vamos a
indicar diremos, que ellos inte-
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gran el plan general. Al menos vamos a determinarlos como una aspiración de la organización
completa.
Correlativamente con las instituciones escolares comunes, que son impuestas por el
Estado por la Constitución Nacional, como corolario de la obligariedad de la instrucción
primaria, en toda la buena organización escolar deben existir los siguientes tres géneros de
escuelas:
a) escuelas pre-escolares;
b) escuelas post-escolares, y
c) escuelas para niños deficientes y anormales.
En el primer grupo figuran los jardines escolares, kindergartens, case dei bambini, cuya
misión es preparar al niño antes de la edad escolar, de modo que le sea menos dificultoso el
estudio en las escuelas comunes. En una institución escolar muy generalizada en los países cultos.
En el segundo, podremos hacer aparecer las escuelas vocacionales, las
profesionales del artes y oficios, agricultura (práctica), donde completan los niños su preparación
para la lucha por la vida. Las escuelas prácticas de agricultura y de artes y oficios, son necesarias y
forzosamente tienen que venir. La tendencia práctica de la enseñanza, que estamos queriendo
imprimir en las escuelas primarias, no puede conducir a otro resultado ni tener otro coronamiento.
Con la enseñanza práctica se despertaran vocaciones hasta ayer dormidas, y el clamor de los
interesados forzosamente obligará la creación de esas instituciones.
El tercer grupo haremos figurar las escuelas para ciegos, sordo mudos, niños
débiles y pretuberculosos, que entre nosotros yacen en el abandono, para ser elementos de
mendicidad. ¡Cuántos ciegos, cuántos sordos habrán por allí de quienes ni siquiera recordamos y
para quienes no existe el amparo de la sabia Constitución, como si ellos no fuesen paraguayos
hermanos nuestros!!....
Como complemento de la escuela, en todas partes se fomenta la creación de
escuelas de vacaciones, o escuelas para niños débiles, a donde son llevados aquellos seres de tara
hereditaria morbosa, amenazados por la tuberculosis, u otros males originados por la herencia, el
raquitismo o la mala alimentación.
Nuestro ideal es tener todas estas cosas, aunque sea en la capital juntamente con la
Copa de Leche y las Plazas de Deportes para los niños de edad escolar.
Y ¿Por qué no conseguiremos si ponemos al servicio de la causa la fe en el
éxito, la voluntad como medio y con el concurso de las almas caritativas que tantos
beneficios reportan a los enfermos adultos?
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Consideraciones finales.— Volviendo la imaginación hacia atrás y abarcando
en su conjunto el vasto programa que hemos diseñando de lo que se hace, se está
haciendo y se debe hacer en la educación popular en pro del porvenir del pueblo,
vemos que todo está encadenado dentro de la más completa armonía. Todos los puntos
convergen a un solo ideal: la educación, la adaptación del individuo al medio en que se
deberá actuar y transformación de la sociedad paraguaya, de acuerdo con los
principios que rigen a la evolución y a las necesidades del porvenir.
Se ha echado la base de la escuela paraguaya que será edificada con el
entusiasmo, la abnegación y el patriotismo de los que tienen la vista clavada con ansia
y tristeza en el oriente de la Patria.