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Contenido
EL TIEMPO TRABAJO COMO ÁMBITO PRODUCTIVO DEL TIEMPO
.........................................
2
BIBLIOGRAFÍA
..............................................................................................................................................................
9
Recopilado
por:
Julio
Enrique
Arbeláez
P.
1
[
POLITÉCNICO
GRANCOLOMBIANO]
El
desarrollo
de
la
humanidad
ha
determinado
una
diversidad
de
relaciones
entre
el
hombre
y
el
tiempo
de
que
dispone.
Dadas
las
características
propias
de
la
visión
del
tiempo
en
el
capitalismo,
en
su
ideología
del
productivismo,
la
jornada
de
trabajo
se
presenta
en
él
como
la
única
parte
productiva
del
tiempo.
Es
evidente
que
el
tiempo
y
el
trabajo
del
esclavo
y
el
esclavista
fueron
diferentes
al
del
siervo
y
el
señor
feudal
así
como
el
del
obrero
y
el
burgués;
y
también
diferente
entre
los
componentes
sociales
de
cada
forma
particular
de
organización
social.
La
revolución
en
las
relaciones
de
producción
y
en
las
fuerzas
productivas
ha
determinado
esas
modificaciones
en
el
tiempo
y
su
uso.
Por
eso,
en
la
historia
de
la
producción
capitalista,
la
reglamentación
de
la
jornada
de
trabajo
capitalista,
se
revela
como
una
lucha
que
se
libra
en
torno
a
los
límites
de
la
jornada;
lucha
ventilada
entre
el
capitalista
universal,
o
sea
la
clase
capitalista,
de
un
lado,
y
de
otro
el
obrero
universal
o
sea
la
clase
obrera.”
Los
límites
de
la
jornada
laboral
dependen
de
las
posibilidades
y
necesidades
de
reproducción
del
capital.
Por
tanto,
el
límite
inferior
será
tal
que
el
tiempo
de
trabajo
excedente
no
se
reduzca
a
cero.
Una
jornada
en
la
que
no
existiera
tiempo
de
trabajo
excedente
no
generaría
plusvalía
y
no
permitiría
la
reproducción
y
acumulación
de
capital.
La
existencia
de
un
trabajo
excedente
al
del
costo
de
reposición
de
la
fuerza
de
trabajo
es
consustancial
al
capitalismo.
De
otra
lado,
el
límite
superior,
o
la
duración
máxima,
de
la
jornada
de
trabajo
depende
de
dos
factores,
en
palabras
de
Marx:
“La
limitación
física
de
la
fuerza
de
trabajo”
y
las
“fronteras
de
carácter
moral”,
lo
que
significa
respectivamente
que,
“durante
una
parte
del
día
las
energías
necesitan
descansar,
dormir,
otra
parte
del
día
la
dedica
el
hombre
forzosamente
a
satisfacer
diversas
necesidades
espirituales
y
sociales
cuyos
número
o
extensión
dependen
del
nivel
general
de
cultura.
[
INDUSTRIA
DEL
ENTRETENIMIENTO
]
2
Así,
una
parte
del
tiempo
debe
ser
ocupada
trabajando
para
obtener
los
ingresos
necesarios
para
la
reproducción
de
la
fuerza
de
trabajo.
En
ese
sentido
la
jornada
de
trabajo
se
convierte
en
la
parte
productiva
del
tiempo.
“Por
eso
quien
trabaja,
en
relación
con
el
uso
que
hace
del
tiempo,
tiene
la
desgracia
de
ser
capital
viviente
y,
por
tanto,
menesterosos,
que
en
el
momento
en
que
no
trabajan
pierden
sus
intereses
y
con
ello
su
existencia”.
El
no
trabajar
tiene
el
mismo
efecto
que
poseer
un
dinero
sin
invertir,
sin
rentar,
es
desperdiciar
una
potencialidad
generadora
de
beneficios
monetarios,
bajo
tal
concepción
productivista
del
tiempo
y
de
la
vida.
Se
podría
decir
que
dadas
las
necesidades
que
debe
satisfacer
el
hombre
es
absolutamente
imprescindible
que
trabaje
ya
que
no
todos
los
recursos
necesarios
le
son
brindados
amplia
y
generosamente
por
la
naturaleza.
Sin
embargo,
una
afirmación
de
tal
tipo,
con
frecuencia
empleada
en
la
definición
del
objeto
de
la
economía,
dificulta
comprender
que
el
proceso
de
trabajo
se
establece
no
sólo
entre
el
hombre
y
la
naturaleza
sino
entre
los
mismos
hombres
bajo
determinadas
relaciones
sociales
de
producción
que
le
dan
al
trabajo
sus
peculiaridades.
Marx
demostró
que
“lo
que
distingue
a
las
épocas
económicas
unas
de
otras
no
es
lo
que
se
hace,
sino
el
cómo
se
hace,
con
qué
instrumentos
de
trabajo
se
hace
y
con
qué
objetivos
se
trabaja.”
El
trabajo
no
ha
existido
en
las
diferentes
etapas
de
la
historia
humana
con
la
misma
finalidad.
En
las
sociedades
primitivas,
por
ejemplo,
es
“…lo
que
necesita
la
idea
que
preside
la
producción,
no
el
beneficio
que
puedan
obtener
de
ella…”
Pero
en
una
sociedad
como
la
capitalista,
donde
el
móvil
de
la
producción
es
la
ganancia
y
ésta
es
generada
por
el
trabajo,
la
función
del
trabajo
se
convierte
eminentemente
en
la
de
ser
la
fuente
de
ingresos
monetarios.
El
ocio,
improductivo
bajo
ese
punto
de
vista,
aparece
en
forma
positiva
solo
a
manera
de
“ocio
ostensible”,
es
decir,
un
ocio
que
permite
la
emulación
y
presenta
la
exención
de
los
llamados
“trabajos
serviles”
como
prueba
de
riqueza
en
la
comparaciones
sociales.
Esto
último
es
ampliamente
argumentado
por
Thorstein
Veblen
en
su
famoso
libro
de
la
clase
Ociosa,
escrito
en
1889.
En
el
conjunto
del
desarrollo
económico
se
ha
venido
imponiendo
la
concepción
productivista
del
tiempo.
Se
piensa,
entonces,
que
sólo
el
trabajo
es
productivo
y
que
por
tanto
el
tiempo,
en
lo
posible,
debe
ser
empleado
trabajando.
Para
el
caso
de
un
país
pobre,
por
ejemplo,
se
culpa
a
la
ausencia
de
trabajo
de
tal
situación
y
se
da
como
idea
de
aceptación
muy
generalizada
la
de
que
sólo
trabajando
podrá
salir
de
su
situación
de
pobreza;
y
que
entre
más
trabaje
mejor.
Pero
3
[
POLITÉCNICO
GRANCOLOMBIANO]
no
debe
dejarse
de
lado
la
pregunta
sobre
qué
clase
de
trabajo.
Su
respuesta
mostrará,
con
plena
certeza
que,
por
el
contrario
es
el
sistema
contemporáneo
del
trabajo
la
causa
de
la
miseria
y
que
aumentarlo
conduciría
únicamente
a
ahondar
aún
más
la
pobreza.
“la
miseria
brota,
pues,
de
la
esencia
del
trabajo
actual”
Por
eso
inclusive
el
problema
del
desempleo,
puede
ser
considerado
en
una
forma
alternativa
y
más
creativa,
dentro
del
conjunto
del
tiempo
y
el
ocio,
como
lo
plantea
Illich.
Para
Wilhelm
Reich
existen
dos
tipos
básicos
de
trabajo
humano:
“el
compulsivo
–
desagradable
y
el
natural
placentero”
partiendo
de
esa
diferenciación
considera
que
la
construcción
social
de
una
democracia
laboral
consistirá
en
el
proceso
mediante
el
cual
se
transforma
la
naturaleza
del
trabajo
para
que
“de
ser
un
deber
penoso
pase
a
convertirse
en
una
satisfacción
placentera
de
necesidades”
Si
bien
esa
es
una
división
en
cierta
medida
legítima
y
que
conduciría
a
que
el
ocio
se
asimilara
al
trabajo
“natural
placentero”,
es
bastante
peligrosa
en
la
medida
que
ubica
el
problema
en
el
ámbito
de
la
percepción
del
individuo,
lo
que,
gracias
al
proceso
de
alienación,
usualmente
lleva
a
que
inconscientemente
se
acepte
un
trabajo
“desagradable”
alienado,
como
algo
no
sólo
legítimo
sino
“placentero”.
La
consideración
del
tiempo
de
trabajo
como
única
parte
beneficiosa
del
tiempo
es
en
extremo
inhumana
y
errada.
La
misma
definición
de
lo
que
es
trabajo,
punto
éste
que
será
ampliado
en
un
capítulo
posterior
sobre
el
ocio,
no
puede
ser
tan
simplista
como
para
restringirlo
temporalmente
a
un
horario
y
aun
cierto
tipo
de
actividades.
Agnes
Heller
dice
que
“…
No
es
posible
dar
una
definición
de
“trabajo”.
Dicho
con
más
precisión:
es
imposible
recabar
una
definición
de
trabajo
capaz
de
separar,
de
un
modo
racional
y
único,
en
el
seno
del
ser
social,
las
actividades
laborales
del
no
trabajo”
Pero
“
la
creencia
en
la
virtuosidad
del
trabajo”
que
“
le
está
haciendo
mucho
daño
al
mundo
moderno”
continúa
ganando
peso
en
el
paradigma
más
extendido
del
desarrollo
económico.
Se
valora
más
en
una
teoría
y
una
práctica
que
desafortunadamente
atenta
contra
el
hombre.
“La
desvalorización
del
mundo
humano
crece
en
razón
directa
de
la
valorización
del
mundo
de
las
cosas”
Para
esa
mentalidad
errada,
pero
supuestamente
lógica
y
coherente,
los
parámetros
son
algunos
indicadores
abstractos
sobre
el
desempeño
de
ciertas
variables
independientemente
de
su
efecto
sobre
el
hombre
y
la
naturaleza.
Para
buena
parte
de
la
teoría
económica
el
tiempo
de
trabajo
es
la
parte
productiva
del
tiempo.
Tal
concepción
ha
venido
siendo
criticada
y
superada
con
el
estudio
de
los
sectores
informales
de
la
economía,
el
trabajo
no
remunerado
de
la
mujer
y
el
aspecto
del
tiempo
libre”
Se
ha
[
INDUSTRIA
DEL
ENTRETENIMIENTO
]
4
comenzado
a
mostrar,
inclusive
dentro
de
los
términos
del
paradigma
productivista,
que
no
sólo
el
tiempo
de
trabajo
es
productivo.
Dos
formas
principales
de
enfoque
se
efectúan
al
enfrentar
la
extendida
argumentación
que
limita
al
tiempo
de
trabajo
la
parte
productiva
del
tiempo.
La
primera
busca
determinar
y
presentar
aquellas
actividades
no
incluidas
formalmente
en
los
sistemas
de
contabilidad
nacional
para
intentar
cuantificar
su
parte
al
conjunto
establecido
de
la
valoración
económica
de
la
producción.
Con
ello
se
buscará,
por
ejemplo
adicionar
al
cómputo
de
producto
interno
bruto
lo
que
virtualmente
agregaría
la
producción
no
contabilizada
regularmente.
Para
eso
se
recurre
no
a
las
cifras
monetarias,
porque
obviamente
no
las
puede
haber
de
forma
directa
en
ese
campo,
sino
a
la
determinación
del
uso
del
tiempo
cotidiano
por
parte
de
la
población,
lo
cual
permite
ubicar,
en
términos
de
tiempo
que
se
les
dedica,
a
aquellas
actividades
no
contabilizadas
que
agregan
valor
y
están
fuera
del
tiempo
de
trabajo,
que
de
todas
formas
son
productivas
en
tanto
que
coadyuvan,
así
no
sea
monetariamente,
al
proceso
de
acumulación
y
reproducción
del
capital.
Es
el
caso,
por
ejemplo,
del
trabajo
doméstico
no
remunerado
de
la
mujer.
Esto,
como
es
obvio,
opera
también
bajo
la
lógica
productivista;
es
su
extensión
a
los
sectores
a
los
que
no
había
llegado
pero
que
van
siendo
incorporados
férreamente
por
la
dinámica
del
capital.
La
segunda
forma,
más
profunda
y
válida
que
la
anterior,
para
demostrar
la
productividad
del
tiempo
más
allá
del
destinado
para
las
actividades
laborales
es
de
naturaleza
esencialmente
humana.
Se
trata
de
cuestionar
la
aceptación
indiscriminada
del
valor
del
trabajo
para
reivindicar
el
ocio
y
las
formas
no
alienadas
de
producción.
Con
ello
se
logra
una
concepción
diferente
del
trabajo
no
antagónico
sino
integral
con
el
ocio.
Obsérvese
en
seguida
más
detenidamente
este
segundo
camino
con
respecto
a
la
utilización
del
tiempo.
Sucede
que
“el
trabajo
se
presenta
en
la
Economía
Política
únicamente
bajo
el
aspecto
de
actividad
lucrativa”
pero
éste
no
es
sólo
eso
y
produce
exclusivamente
lucro.
Es
más,
en
ocasiones
no
produce
absolutamente
nada
sino
que
destruye
al
hombre
mismo
y
a
la
naturaleza.
Considerar
el
trabajo
solamente
como
actividad
lucrativa
y
como
creadora
de
valor
conduce
a
no
observar
sus
otros
productos
y
menos
aún
el
beneficio
de
las
actividades
no
directamente
laborales.
“La
segunda
Intempestiva.
–
Afirma
Nietzsche
-‐
(1874)
descubre
lo
que
hay
de
peligrosos,
de
corrosivo
y
envenenador
de
la
vida,
en
nuestro
modo
de
hacer
ciencia:
-‐
la
vida
enferma
de
este
engranaje
y
este
mecanismo
deshumanizados,
enferma
de
la
impersonalidad
del
trabajador,
de
la
falsa
economía
de
“la
división
del
trabajo”
Un
trabajo
alienado
lo
único
que
produce
es,
evidentemente
lucro.
Pero
no
para
quien
trabaja
sino
para
quien
ha
pagado
para
usar
a
su
discreción
la
fuerza
de
trabajo
de
quien
lo
realiza.
En
ese
sentido
es
doblemente
negativo
para
quien
lo
hace:
es
un
trabajo
extraño,
ajeno
a
sus
deseos
y
no
creativo;
y,
además,
ni
siquiera
es
lucrativo
monetariamente,
obtiene
lo
necesario
para
la
reproducción
de
su
fuerza
de
trabajo.
Por
tanto
no
es
desacertado
decir
que
“la
miseria
del
obrero
está
en
razón
inversa
de
la
potencia
y
magnitud
de
su
producción….el
obrero
es
más
pobre
cuanta
más
riqueza
produce,
cuánto
más
crece
su
producción
en
potencia
y
en
volumen.
5
[
POLITÉCNICO
GRANCOLOMBIANO]
A
nivel
agregado
el
conjunto
de
esa
clase
de
trabajo
produce
la
pobreza
generalizada.
Miseria
tanto
por
incapacidad
económica
de
demandar
productos
básicos
como
por
infelicidad
ante
la
vida.
No
se
tiene
y
ni
se
es,
y
si
llegara
a
tenerse,
difícilmente
se
alcanzaría
a
ser.
Como
una
visión
diferente
del
trabajo
Schumacher
comenta
lo
que
denomina
el
punto
de
vista
budista
que
asigna
al
trabajo
tres
funciones:
“dar
al
hombre
una
posibilidad
de
utilizar
y
desarrollar
sus
facultades,
ayudarle
a
liberarse
de
su
egocentrismo,
uniéndolo
a
otras
personas
en
una
tarea
común;
y
producir
los
bienes
y
servicios
necesarios
para
la
vida”
este
tipo
de
concepción
y
orientación
integral
del
problema
del
trabajo
es
bastante
extraña
a
la
realidad
moderna.
Para
algunos
la
riqueza
se
observa
mirando
las
cifras
de
las
cuentas
nacionales
o
las
páginas
de
un
libro
de
estadísticas
económicas.
Pero
la
riqueza
es
difícil
de
aprehender.
No
han
sido
caprichosas
las
largas
y
profundas
polémicas
presentadas
a
lo
largo
de
la
historia
de
las
doctrinas
económicas
en
torno
a
la
riqueza.
Dentro
de
ese
contexto
del
desarrollo,
las
riquezas
se
deben
producir
y
son
para
tener.
Con
ello
se
dio
comienzo
a
una
concepción
antinatural
del
desarrollo,
presente
en
primer
lugar
en
la
práctica,
y
también
en
gran
parte
de
la
ideología
del
mundo
contemporáneo.
Antinatural
por
ir
contra
la
naturaleza
humana
y
contra
la
naturaleza
cósmica.
Y
es
ella
la
que
alimenta
un
proceso
de
desarrollo
económico
que
muestra
innegables
cifras
crecientes
y
curvas
ascendentes
pero
que
nunca
ha
observado
al
hombre,
a
su
verdadera
felicidad
ni
la
del
medio
ambiente
donde
vive.
Es
decir,
que
se
observa
el
producto
de
los
factores
de
la
producción,
de
unos
insumos,
pero
ni
la
destrucción
que
el
trabajo
y
sus
procesos
ocasionan
en
el
hombre
y
la
naturaleza.
[
INDUSTRIA
DEL
ENTRETENIMIENTO
]
6
En
el
poseer
cosas
o
tener
tiempo
para
ser,
se
encuentra
la
esencia
de
la
riqueza
de
las
sociedades.
Eso
lo
precisó
Marx,
aunque
hoy
parecen
estar
olvidadas
muchas
partes
de
su
pensamiento,
en
las
teorías
de
la
plusvalía
al
expresar
su
acuerdo
con
una
cita
de
un
libro
anónimo
publicado
en
1821,
se
decía
en
ese
panfleto:
“una
nación
sólo
es
verdaderamente
rica
cuando
se
trabaja
únicamente
seis
horas
en
vez
de
doce”.
Una
afirmación
similar,
extraída
del
mismo
libro,
es
citada
en
los
Grundrisse:
“Una
nación
es
verdaderamente
rica
si
no
existe
interés
alguno
o
si
se
trabajan
6
horas
en
lugar
de
12”.
“Se
comprende
que
el
propio
tiempo
de
trabajo,
por
el
hecho
de
limitarse
a
una
medida
normal,
no
se
realiza
ya,
ahora,
para
otro,
sino
para
mí
mismo,
al
superarse
la
contraposición
social
entre
señor
y
siervos,
etc.
….
Y
adquirir,
por
último…..
un
carácter
libre,
la
manera
que
el
tiempo
de
trabajo
de
un
hombre,
quien
es
al
mismo
tiempo
el
hombre
de
tiempo
disponible,
posee
necesariamente
una
cualidad
superior
al
de
la
bestia
de
trabajo.
A
pesar
de
estos
conceptos,
y
al
decir
de
Braudillard,
Marx
y
más
notoriamente
los
marxistas
posteriores,
incurren
insistentemente
en
la
concepción
productivista.
Según
Baudrillard,
“Marx
desempeñó
un
papel
esencial
en
el
arraigo
de
esta
metáfora
productivista.
Fue
el
quien
radicalizó
y
racionalizó
definitivamente
el
concepto
de
producción,
quién
lo
“dialectizó”
y
le
dio
sus
cartas
de
nobleza
revolucionaria”
Marx
criticó
a
fondo
la
economía
política
pero
su
crítica
deja
inerme
y
más
bien
revitaliza
la
esencia
de
esa
economía,
es
decir,
la
producción
y
el
trabajo.
El
problema
de
la
presencia
de
tiempo
disponible
para
una
existencia
humana
se
encuentra
en
el
centro
de
la
discusión
sobre
la
riqueza.
Desde
un
punto
de
vista
humano
no
cabe
duda
que
la
existencia
de
ocio
es
el
punto
más
adecuado
para
poder
juzgar
la
riqueza
que
aporta
el
desarrollo.
“Pero
la
economía
política
sólo
conoce
al
obrero
en
cuanto
animal
de
trabajo,
como
un
abestia
reducida
a
la
más
estrictas
necesidades
vitales.
“Para
cultivarse
espiritualmente
con
mayor
libertad,
un
pueblo
necesita
estar
exento
de
la
esclavitud
de
sus
propias
necesidades
corporales,
no
ser
ya
siervo
del
cuerpo.
Se
necesita,
pues,
que
ante
todo
le
quede
tiempo
para
poder
crear
y
gozar
espiritualmente.
Los
progresos
en
el
organismo
del
trabajo
ganan
ese
tiempo….
Si
antes
para
cubrir
una
determinada
cantidad
de
necesidades
materiales
se
requería
un
gasto
de
tiempo
y
energía
humana
que
más
tarde
se
ha
reducido
a
la
mitad,
se
ha
ampliado
en
esta
misma
medida
al
ámbito
para
la
creación
y
el
goce
espiritual
sin
ningún
atentado
contra
el
bienestar
material.
Pero
incluso
sobre
el
reparto
del
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[
POLITÉCNICO
GRANCOLOMBIANO]
botín
que
ganamos
al
viejo
Cronos
en
su
propio
terreno
decide
aún
el
juego
de
dados
del
azar
ciego
e
injusto.
“El
marxismo
colabora
con
la
astucia
del
capital,
al
persuadir
a
los
hombres
de
que
son
alienados
por
la
venta
de
su
fuerza
de
trabajo,
censurando
así
la
hipótesis,
mucho
más
radical,
de
que
podrían
serlo
en
tanto
que
fuerza
de
trabajo…
Trabajadores
desenfrenados,
casi
destructores
de
sí
mismo
mediante
el
trabajo.
A
ese
amigo
que
me
dice
que
se
aburre
porque
no
puede
trabajar,
le
contesto
que
el
tedio
es
un
estado
superior,
y
que
se
le
degrada
al
relacionarlo
con
la
idea
de
trabajo”.
[
INDUSTRIA
DEL
ENTRETENIMIENTO
]
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BIBLIOGRAFÍA
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POLITÉCNICO
GRANCOLOMBIANO]