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U Indianismo e indigenismo en la literatura de la region andina Es curioso, los ricos inventan las ideas Y los pobres se hacen matar Por esas eas. HECTOR TIZON, § caballo de espada, ‘ota de bastos, a " giagaaqmgqgwssgase> racterizaciOn ‘Antes de.dar ya un nombre rario, el indio apa rece dos veces en it a de América: P: = ji ja por misione- nicas de la Conquis' : ros, y luego en Jas composiciones de las burgues: 5 a siglo XIX, en. su casi totalidad jnfluenciadas por el romanticis- ¥ fan Jos casos de La Cautiva, de Esteban Echeve- i 1 ‘Martin en Ja cuenca del Plata. Los lame riste suerte del in- ; far el mito del “buen salvaje”, tan caro a [a literatura europea, ial a Ja francesa. EI Atala de Chateaubriand constit I cia insoslayable, to marca la aparicién del indio como personaje literario, lo que trasciende la mera elegia por Ja destrucci6n de estas comu- nidades, a las que s¢ considera depositarias de un “primitivis- mo” que se ve como sinénimo de inocencia edénica. Lo que después se llamaré indianismo viene a ser, al menos en algunos ne coreo. Pe ils ini? de dicha veta del roman- we . Pero ue de reflej i influencia, puesto que en verdad me eee que tae ak onan riente que se legitima plenamente en gunos titubeos tea aunt Es que luego de al- ya en el realismo, por mas que ee aulalee inscribiéndose 7 mo patentice las de- LN 47 1. El indianismo- intento de cai formaci ones ideg a Ee , ; dent Leon Mew ne ropa ge na car eafrmasen aes) : * feontraremee sca ; abr ‘raiciona al 10 VEN para ‘ugg en AE Mog at Noyely tM t roel dianismo ti strane oxo veh Ge eu? ida el in por mO- weet retende las aemth°® obvi la Langa peace gn al seal al 20085 On Aciones prt eon cna retro rece an ; Fabrosos pres Mt rae Mitica, etesters, Wilzatorig ye Se de yaa hig un producto mas del Ed Wa Comunidades tradi ts = se ment wpe s en conflicto, libarse del etopce Jee defectos" y “vicios ‘mo y el exotismo y analizar la rezone: que aston oe, virtues, Jo que Si el eritico, como por lo general ocurt, etd ai ue otros, mis v Gionado que cleselorporiscutucaccicsemesare, | blar de autenticidad. Aunque claro, en el pais de los cegos tuerto es rey. El peligro de las nova fanaa esque fen tereotipos difcdles de romper en la gran ma de elt los que rara vez los criticos se detienen. La realidad podri dad excepcional tiene poco abundar en ejemplos de signo contrario, que vienen incluso a a poner de manifiesto lo errado de la visién del autor, peo a ciertos individ guiré ensalzando desde el mundillo de las letras la supuesta fr los contra su propio mundo. delidad del retrato, Pasardn asf las décadas, se completa it~ cluso un siglo, y los lectores de Cumands, con ls criticos ala cabeza, seguirdn viendo a los Shuar como cruces y bérbaros cazadores de cabezas, movidos por un afén de “venganzs it 1 flexible” y en funci6n de su “odio implacable hacia la rza eas ropea” (Capitulos I y II de dicha novels), sin enterare de su Fav eficiente organizacién actual, de su nivel de conciencia y for Fad ary ‘macién educativa, Conocimos uno que se habia doctorado en Fa ‘tmencona, wads, Bal Filosofia y que no escondia por es0 su condici6n de “Jivaro”, rad Bree See da ace pore 4 ae sumone — a isis antropol6gico, ee el andlsis antrOpor ee porque bien se sabe | Sage espa bran | Sifesones | arviesgad© Tal deformacion de | -tnocentrismo, no quita que haya indi alientes que otros: cuesti6s Se mo gael carter social de Tos valores, La poten stinsdadee; podré-manifestarse en la habilidad, la fuerza} co” tije el trabajo cotidiano y otros elementos de este tipo, Pet no en su visién del mundo, tanto propio. como del bian icionales funcionan sie *etieados por todos. ae fos, sino también las fiduos mds virtuosos yn compartid ‘campo puede ser vista co- smpre en base 2 Nosélo in de grados que afir- lores. La personali- diferencias, al cap- > — ia En tomo @ la naturaleza del indianismo, como del indigenis- Grossman, lo que marcaris 1) Rudolf Grossman, Hiutoria » roel 0 del mo, hay tods mnfusion¢ a> nga fetes prin ans Suga un menue oo puede to tndeaen son ops oc ritorio continental frente al poder estatal domin varirsele, en ta come ee ante”, Mas te to uterture latin __—_— i tal parang iON €s absurd, fa del Be Boe OY eco, se erp on fata Minorias, no pued res S808 Probie wate sige tom ysformane lumado pasard a Ser dad Paises colonieaga’ SS SOnsiderady g's plana Se, ay, 50 ek OT alvaie COP age aberrante crucided 2 ados. Sey er dl ont a sent Joa cgmetet {ANS Der, Pero No en UN Te aN marea fh oun sector Jorge de com D arados por Ia og pion, Fado gest empos iferentes oan brstonss. 3°, Stoceso aculturatine, Per costumbres. Pero Sultura ablandars oy esos por 10s que ‘Benas, ¥ 10 que es ni ca 3 miss, MO 327k Tos a distin: Smetid05 los, ee ee eae, Pe escent GMa soc de age ant Pe sn tr mean mores gga abla lel surgimiento y consolidacia MM, y ni sigue OO onsable de ei zon Ia aquiescencis Oe tan entonces vOoes cacién étnica eal Gs cer set indigenismo, eae Freda 8 — Yo gefenderios. Se levantarse, redo de ral en los andinos: fet 8 ening rat obligaci fe esclavizado, a sete Ba minoria que se hizo erp e228 oie do feonaa, de este Indio eo sadismo superiores 2 ls & una poblacion ala que se consider menos 8s, pda dignidad, exPUESTO sdo en su vida anterior. Como: de hablar por sf misma, a fines de dar wet eaptenr. ¥ envergadura a los reclamo una mayor press ty Bonneville, el indianismo agrupar “tods sack del indio sin poder ser considera como pognva ta hista; tradiciOn incaica, anéedotas, estudos de cosh, novelas rurales, epopeyas de la Revolucin, paginas inp ‘en el folklore, las leyendas o la observacin directa deat co tumbres y de la vida del campesino indigena: todas as cbs ue estin mis 0 menos cerca del indigens, bajo elimpulso de necesidades diversas, egoismo lic, curisidad de extets, na cionalismo que se busca, gusto por lo pintoreco, emocisn fs lantr6pica, afecto sinoero o fervor revolucionario™*.Ditiamos {que al igual que Maridtegui, Bonneville espera demasiado del indigenismo, viéndolo como un tiempo pujante de grandes re- zaciones que superaré notoriamente al dela pur elegfay los titubeos neo-roméaticas. Pero como veremos, la diferencias no fueron tan marcadas. 2. Origenes del indigenismo literario La imagen del indio que nos da Mera en Cumandé, como set terrible que no puede despertar mis que pavor al buen occi- 2) Meaty Renae, fe Uetdaze anda”, ex Let ln Tice atine Noe OSE Ba 50 a = Sieomo un animal re aye a Ta que dejaron sn ido Seo oe Aves sin nido se Hama justamente Ia primera a Si Siatderada indigenista, y cuya autora es la peruans ‘Tibet Matto de Turner, Porel hecho de marca el ergen,5¢ cere clear qué constancy de esta corente comienzah 2 neue ag. Mats de Tamer Antes que nada se debe destacar que Clorinda Matto de ‘Tumer fue racial y culturalmente ajena al medio que describe, ¢# decir, una “outsider” en el pleno sentido de la expresiny Por lo que podrfamos apuntar esto como una primer sea 2 ‘entdad del indigenismo lteraio. Al gual queen el aden ‘mo politico, serén siempre los blancos los que hablan (0 en be te cato escriben) del ino o en nombre de indi, cOmesPOm digndole a éste el papel de convidado de piedsa, de mero oble to de un dcruso pretendidament vaio ¢ ido slo 3 - te, excep rune’ vel Tost Marfa Arguedas. La ssa palabra “indgenst2” © ‘misma 31 PPirara wefal de Indigandaa: Mattod @ Tumer na perttaoe al mundo inligena. "Sobre af sta 20m re amos fin ae Siac. , retomada por 10 soplan ya' ioe madd Por etntloge tica, des Lo ae iets de eatin SR Alster de constone BY on resulta de pro, sided 2 Pronto al de ibrumado de ow ing incluso teminan megan fendida, del indgena, y sin tomar mayores recaudos le atribuyen, ensamientos y mecanismos que nada tienen que ver con él Se trata en verdad de un lenguaje ajeno que se le adjudica como propio, una ideologia en la que el indo jams temminari dere. onocerse, como quedé bien en manifiesto cuando éste romps ‘Los autores transitan impunemente porla mentldad ideas, susilencio secular, cl indigenismo cierto prop6sito redento- Ho Some ta sms ms Compo oe Serpe papas cone penny mis Sass a 9 Ofr Fautto Rennes Bindi tn exrtores de Améris La Pe, ‘EE rae ie ds Bolin Zot. <0" mie coadyuva sustancialmen- sacional 0 un 2 a pluraidad sustentada en soe ompulsiva, él svmsallamen 7 om discus rata, so cons ustentarse hombre de leyes, diplo 4 clase dirigent a es Leb il ele denis PO lle mab ava ae omo titulo de wisn 5 eXP! we el racism0 rE ae . orale sin POs Peres poco atrayenteyno acu conjunto de oy ror bondad”, y también que _ ies sa nj inteligenci® idez del yermo. Es duro, rencoroso, ¢g03 . ne la dueza y Ia ati oe nfiado”. Su sensibilidad apenas 1a eb que pl ndio esa parte més suinte de a na permitio percibiza¥¢ P!Splastado por dos fuerzas adversas el Fiona Pe aturaleza. Esto dltimo surge con mayor claridad hhombr Jicla Raza de bronce, donde ve al indo como unser ae se altura, hundido en un retraso econ6mico agravad = ead insensible del gobiemo, que nada hace por los Eelvidados" (y no los explotados) de los Andes, como se los empez6 a llamar. : "A pesar de que el indigenismo literario se apoye en el reais- mo. ‘ocialista 7 el politico-antropolégico en el culturalismo novteamerieano, en Tos términos ya analizados, no sempre e- Sulla fill separaros, puesto que el eseritorsuele ser también sn miitante,y-ademés de publicar novelas y cuentos pronun- a discurss, redacta notas peiodistias, opdsculos y hasta ino la viificui nsayos, ecopila tradiciones, etester, ee de un mismo movimiento ideo! en textos 1- Gel teratos, petiodisticos y politicos. Por una cvestion' de método, ignoram oss 3 aut toda potuciga sora ose ha laments sa mension undo stones eae ee 18 dea iter Mans Solos a eee a conte, nor inns tanbisn saber eatmcsoe al dolt stows teonsrsligd serenade seseaass Como tanto se jo, ut sebanene anaes atin o ents qu, y cul els ea de face iain fae cra aoe see res a ‘1 vefa como un simbolo del pasado o simple estampa roménti- 33 a lindontsme ne contabal Bindanamo no lon necoaliados ©, donde po. 60 y nada cont {0 qu este género desebe levis sae le sacrficio, vibe la vida del Apunta 3 df Saesfci, misera einjustcia,y af inn 32% lene ichas novelas, tumbioe matt lo, clementa ests con sangre, came, huesos ¥ alm fa fabeto en la mayoria de los casos Wnt aguiescente, sa prosiacan ee ie, melaneen pees anor Ea eee betad de ati qu bay as ya euestionami Se podria decir que 105 ~y lo seguiremos haciendo en puntos, como el de“ Mos haciendo sigage tae Puntos, como el de “alma de indo” porsemgle nase Ville, Io decisivo es la desay Por ejemplo. Para Bonne, Indio en favor de un compen Cl aspEs0 axquolgen ue inporta sos nonee ae acuay cl een to 2 algunos a planteat Ia restauracion del are eee dicaciones poiticas y economics, Esto cong so anne para quien iteratura y accion esn estechuneste ey n estén extechame {ambién en otros eseritoresy antopslogos nS AY Pero la iteratura no se hace con revi y econémicas, sino con el hombre de came'y hero fats con tina adecuada senibildad y profundidad, En ese sind ex tar una causa poco y nada s-indag6 en ls espiritualidad él in- dio, al menos hasta José Maria Arguedas. Bin lo dive Jone Enrique Adoum: “deseribimos al indio que solo conocsmos por fuera 0 de. fas0, como si siempre fo hubiframos mirado Ueede la ventanlla de un tren en marcha, él, peda, vera 0 Ghoza: elemento de la geograffa, pero no de Ia histor o se saeta is Uteratura"®. Pero en este mismo texto confess Adoun Ue sentimiento de impotencia, no s6loen el dominio del cone aaaearacm tambien en el de Ja comunicacion y It accion, Shot eatge bros suelen ira parar » manos de lectores pa cs pitt no fueron en verdad esrios,y pisden entoncts sce see ven el lenguaje cifrado, el sistema de efile, como O° ae ce cata feds por quienes no sons Testimos de padre Las Casas. Luce? copter ove ew Yoh it drnude, Msi, i> aetna Ee aparece e1 indio como represent ina definida, espectfica, sino de Tlaado, es cierto, con mayor reali idealizar a reves, con $i marca su pian exten. ave] dedo en la aga larzament nero ded0 as In que levaba a vera indlo ore ‘hoe é1 quien en 1928 vino & PO- ie fue en el cuadro de 1a historia i fi primero en trace al Che Cuestion de neto corte social Gementos cents y fizmes glumes ramen ars la vision neoromantica de Coss Se don ae ast eomo ia apelacion a una conciencia mo wate ae Prada, Tal acitud cientiica obliga a establec=t ae oy diferencias, a separar con el andlisis © integrar €on Ii sntesis, a conformar sistemas coh idan 1s inte ja social con la cultura, ni la politica com la econ 1 dime cntano de 1a realidad serd objeto de un estudio dete- mie Miridegui deposto una gran confianza en esta Linea de ‘Pensamiento dirgida a tevaloriar el “otro Peri” que de algén odo i tocd fundar. A partir desu propuesta resultaron y@ ‘taccionstos los enfoques precedente, y como Tos indfgenas no habfan golpeado aun de'muerte al indigeismo con su pro- ia vor, nada podia enturbiar el optimismo que nutria su cre- do, La preocupacién esencial de Maridtegui no era la literatura, se murié antes de si e y antes de que apareieran las grandes novelas dln: genano, lo que Je mpi caso legar 2 comprender lat amps np one coment, en a qe a 8B fan de caer, incluso ue indiscutibles méri funvdent ssuiecaeeeedinn Snes 3. Madurez del indigenismo literario En El mundo es ancho a ancho y aféno, el gran fresco ic Eoube pas See moans 35. tales, Auuaque témitaniente, se tlenwlon yi ponte Tela one fu del fn, ef quctiva, cou tna Foetal aptostnaess fs estructuras de peustnionto, Akgunas ptlabias expaneldas | aqua y all dan el ton, alfa qe ba eaitackdn fongtlea yas det espanol que realiza ot tigen, to gue ON nenite ent el sector suclal al que patentee ce, Estamos ahora ante una obra pollen, que tonne partido} fen favor del into y prommeve una cruada, com s¢ Wr haba er sige slenudo sempre ef pote tdi fate | lista, cuya lucha desegperada no yuede conduct mids que a ly derrota y cl matiio, Abra como fn de siap, some ni, /Paralelamente, otto esctitor peruan, Jost Maria Arji6is, oman! casi los mismos temas de Cito Alegria: la Wala porta tierra, por una educacidn dig de os derechos dt inlio, Pere animalizado por la uniseria, stv on aedio de stis vakotea oul: f por un teeonocinviento plang ‘este sentimiento del otro no se queda en una simple visibn ni se politiza en una praxis capaz de enmptir un efecto de cata. 4s, sno que Jo fev um cnet degua inutilizada por un dolor que habria de a . ad y el suicidio. { No nos detendremos aqui en la tenvitica y enfoque partion lar de Anguedas, puesto que volveremos sobre ellos mds adan- te, Solo queremios subrayar que junto a susinovelas publied un gran mimero de trabajos antropoligicos, deste ensayo a recos pilaciones de cuentos populares, cuyo propdsite era mostrar al blanco y el mestizo el valor de fa cultura indfgena, ydevover al indio su propia cultura, No tomar a este alto como mer objeto literario; se ocupard tambign de su destino de restitulte Je toda su dimensién humana, y para ello era preciso apelar @ tas ciencias sociales, trascendienlo el lenguaje det ane ae i das inauguré asf un: I amet to literario, aleanzando tun-extre1N0 ahondar a ta vez ta contender .toméndol insoluble, 56 Manco iado por una aprosimacidn. real al illo, @ SBAfadea je otra manera~ aculrunnky por cb indo, Nero POF ee Si biew os dado encontrar en Los rfos profundos (1954) y ‘Todas la sangres (1958) las pruebas més sorprendentes de una commntcaclén entre el indio y el blanco, hay siempre un ele- Monto quo no se puede soslayar: que se nosndfgona, quo on el caso part boru capo de ioral quel ev aientiease con 7 a modo enfermlzo, 4, Consideraciones eritleas Nos hemos referkdo ya al aspecto temético de la literatura in- Aigonista, poro como un punto més de andlsis, sin asignarle ‘una tmportancia especial, Para el hecho literario en sf, el tema resulta gecundarlo. ¥ sise mira la cuestién desde un dngulo po- itleo, debenos convenir que rara vez. la literatura generé de por al margen del movimiento de lo real, un cambio de rum- bo do Ins politicas oficiales ni provesos revolucionarios en las ‘sis Ui Indgentsmo, considerado en un comienzo como una vor, subversiva por los sectores dominantes y Ia “buena socie- Alu”, fue transforméndose de a poco en accién noble y susten- {o del omullo y In concioncia nacionales, aunque el fenémeno so limit, en ol caso del Peri, ala tegién de la Costa, En la Sie- ira, es decir, ahf donde et indio sure la explotacién, esto nose prestd nunca al romanticismo, dada la importancia de los inte- roses on Juego, Aun ms, en fos casos i308 de Bolivia y Ecuador fue ae : ae ‘No obstante, Ia novela indigenista podria haber sido un ar- 1a do combate, wn taboratorio donde ensayar una verdadera Intepraclon de ambos mundos, sin complejos ni formas de et- novidio, Y por un momento pareci6 o se creyé que seria es0,, como lo prueba la confianza puesta por Maritegui en sus futu- 10s resultados, Pero los estereotipos remachados con fuego por ‘una Tanga historia de colonialismo no se borran con tanta facii- dau: sogufa pesando mds la inereia que la conciencia. ¥ no s6lo ‘on lis clases altas y los sectores de menor instruccién. En 1937, el Ministto de Educaci6n del Pend manifestaba que “el Gihiean teas eae ‘in del escaso efecto prof - ‘La fo do Maridtegui no pudo ser sostenida con igual fuerza por sus soguidores, quienes debieron rendirse a la evidencia, El {riunfalismo transformador derivé hacia esa inseguridad propia 31 el hombre trans sido de ie be Endre ya por ‘ciaron a la accién, = 0s indigenes Sera, 1 consi sta Hteraning Hatta ost de su incumbents oat seal fing 8 ene cion del escritor es escribig Wt el UNI, puget BO erg ‘una realidad que se talk huesto que ta fy 0 tal vez fa novela in Porque no hubo verdad dad nacional, E genta no fy un leramente fh dt Porque debemos admit Quito 0 Lima criotlos no cultural precolom Aifuso, en el que no conviene por ae hhurgar, cuesta dar con alguien que crea sinceramente sno acto i ues ben ede ‘que reivindican con orgui ibino del que se sienten \contrar hoy en oun pati. herederos ea ictual, lo ide es he ie © que fo conde 5 cultura digna de respeto,” eee Esto nos lleva a reafiamar que losindgeistas, tras dbatine en los meandros de las ideas ominantes pats nro a si6n del indi, no lograron convencet piotndaena dieron Ia raz6n, fue con ese suspiro fatalista con que se enfren. ta lo irremediable, con la indulgencia que inspira el derrotado, con la condesoendencia que se tine con el inferior como une forma de piedad. Y esto era de esperar, pues la humanidad de alguien no puede ser afirmada por otro, probada por otro. - Mientras el indio siga siendo un mero objeto de la lite de Ia accion indigenista, mientras se hable dad social, su m ). Sélo al romper el silencio, al hablar por si, al pronunciar su palabra y develar su auténtico lenguaje co- menzaré a cambiar la situaci6n. Pero claro que en ese momen~ to el indigenismo literario perderd sentido, al igual que el poli- tico, y se convertiré en un gesto estéril y tan extravagante co- 58 ta accion de vols en Ale yn s haciendo gala d ini 1 prof ene ma coment el mt de Ia literatora 7 aratrato del andnta viciedad whte Ia que ge 4 peta 9 i 99 Ct Personen 5, Indigenismo, tdentidad nacional y revivalisrea prepuce clon en los Lo qu no deja de lamar la lat fr lredetrime espera prep Seno‘enencontaren el indio wa valor Rp ntencionliad politia que por ce gros mubordinindolo 2 tes blag fasta entonces desoction de ch ke aque se reserva a estos pueblos en el proyecto {o, Hasta se podria afirmar que no se les aigna sitio iss al menos un sitio claro; es decir, que con respects 2 hay en definitive ningin proyecto, Esto nos pemaite sostectar Ja tess ya esbozada anteriormente, y en certo modo canis sada por el tono de los textos pre indigenistas, de cus eli ¥ convertida en mala conciencia durante el perodo de agite- clon social que sigu6 a la Revolucién Ruse. En tanto mienibro de una sociedad opresora, el escritor ao queria resultar cémpli- 39 de alzar Ia antorcha de fa Revolucién que habri de redimic un dina esos infelices. Conforme a este nuevo ingsniosoesquee ce de la despindada explotacién del indio. Pero no era s6lo esto, Ls vientos mactonalistas les habjan ‘ma, en To que hace al blanc tii sin de ch: os pation expotadons og Sree Inecho sentie ya la necesidad de defini su propia idemtidad ante a ia, sainiaulon nine tuna Europa que posaba de viejo continente frente a un mundo t \ | woavo, al que se eonsideraba sin historia ni cultura, casi un pu + msET in cién de sujeto en r ria, ¥ Past a ser un objeto, un espectado to proyecto, algo por ahora incapa de producis mercancias imeaein omnes spot empress alioses, ideas politicas y filosbficas, movimientos artisticos ea Higuera modas de vestir.Y i esto tom6 visos ite porque fos intelectules Iatinoznericanospere- Manta dramaios fue porque ls intelectual atone pre ‘matriz te ey oufueraa jgrinaban con reciente frecuencia hacia las fuentes zy no-con la culture europea Haka ee gpanrpedar dal lzacion”, para “formane” y entregare 2 Is vide bohemia. frontera cultural para deslgarse de Leela a Ua meaten y del Aceptar Ta tesis de que América no era més que un proyecto, vindicar el derecho a una identdsd, aun sata? Patt blanes qs 4 yn contnente sin rasgos originales, los ponfs ea una stuacég ¢1 ec deformado de os discursos metopoltanes Ena nice waarmee no ghenotad. Advneron ent a tabla de s luecion a Tempestad en los Andes, nos dice Valeiee ash Eumpe. descu lode. nn ovisinale Uigbian emainado tos ataques de fs hspantetas,exyos Lideres comenzaban a reconocer que le Cultura Peruana 7a un simple apéndice de la Bxpafiola..Nadie volvié 4 sfirmar que el Peri: slo habia recibido et teritorio co. imo legado de la Edad Antieua, ninguno se aievi ore etir que la partida de nacimiento del Peni habia sido firmada por Francisco Pizarro, em ‘Acaso debimos aclarar antes que cuando hablamos del tizo no nos refe ‘imiento, liberado ientras no se acte sobre es- ‘te objeto, seguird siendo un peligro atente para las ciencias, Se habla de “la atilana invasi6n de Pizarro”, pero cu- riosamente, los que se sienten agredidos son esos sectores que cocupan el fugar del antiguo amo y no los legitimos descendien- tes de los conquistados, esas masas indias y cholas alas que se redujo a un papel pasivo 0 neutro. Claro que a veces éstas reac- ‘conan y reclaman algo, pero instintivamente, de un modo irra- cional, por lo que su febelién no puede conducir mis que al ‘martirio indtil, Sin la luz de la razén no hay historia, y la ae z6n pertenece a los edentores. El indigenismo despej6 en parte el camino del indio, pero ro por un propésito de apoyar la emergencia de estas pobla- clones, sino mis bien como secuela del repudio a las tesis his- 60 dad; habia que probar también una grandeza, une gloria. La sloria que fue y la que pudo haber sido d= no £ rrumpido el proceso histérico de estos pueblos del me bbaro en que se lo hizo, La defensa ‘i he di ‘no ser mds que el precaro sobrevivente de ina angus” 0 tn ‘Son, Las. Valeicelesebe: “Era una raza mutes ron ios invasores hasta a sus doses, La Espefiolads habia cai- do sobre el jardin ineaico con laimplaceble y universal fuerea de un erudoinviemo”™®, Por esas metamorfoss propas de ls ideologies, ls “espaio- Jada” no tardaré en ser sustituida por “a indiada” y “cl chol- rio”. Es decir, por un extrafio proceso que nunca se expica, los desoendientes de los invadidos se convierten en invasores. en depredadores, mis que en reivindieadores La srada vit. peracin del blanco (al que se veia como repeseatante de una Givllaaci6n caduca) propia del indlnismo, asi como del en presa etnocida de la conquista, queda de pronto ats. La vat {a migica del indigenizmo coavierte al blanco en una fuerza socialmente positiva, pues a él se le sign el papel mestnico ©) Laie, valetice, Tempertad en lot Ander, Um, Ba. Unveno, 6 Sct bat! oe a SE SE ncn enn. Po rcs Jos que enfrentan al adolescente al padre. Consumade to? cil smb, vino team: sol a de Espata es sevindicada hoy por los pits dela ego ot fl nivel, desde el pupito de a evangelzacion alos cevenc' ictaduras, que tanto se las demoeracias, y ni qué hablar de las di jactan de ser occidentales y cristianas potenciales, y su cultura recibida sin desconfianzs, Deseavde Rpt Lol atte sehen deeties Dees invocaciones liticas que sacuden sitios tan remote coma ie selvas germdnicas y los desiertos egipcios, las lanuras tdrtane Y hasta las Alinas de las civilizaciones més antiguas, lvidande s¢ de empezar por casa, por las fuerzas sociales llamadas es, lizar esta limpieza, Furiosas batallas epistolares dividieron al Pera en dos mun- dos antagénicos y al parecer inconciliabes. Se habla de cons. ttuir el imperio incaico, se incita al indio explotado y sumido en la miseria a convertirse otra vez en el héroe glorioso de los combates ancestrales, sin entrar a considerar la actual relaciin de fuerzas, asf como’sus multiples condicionamientos y ata .ties histéricos, La injusticia se tom6 de este modo mds una ‘cuestién moral que social; la mera chichara desplaza ala ac eién. Lo importante seré la venganza simbblica, la recupers ¢i6n de un orgullo hecho jirones, y no fa implantacién de un 4idlogo honesto con esos grupos, la defincién de los ténminos de una nueva relaci6n interétnica capaz de impulsar un proce- 40 de liberacién. Todo Jo contrario: el etnocentrismo se exa- cetba y se proyecta sin obsticulos ni inhibiciones sobre los pueblos indigenas, cuyo destino se teje y deste sin consutas ‘i andlisis rigurosos. Todos estén de acuerdo en que el Espi- 62 } t t tu (curopeo) debe soplar sobre ellos, no slo para alumbratles €1 Simin an puna motalnente 9 asta para do- tarlos de inteligencia, Asi, en Avatar se habla del “sdvenimien- to de Ia Inteligencia én Ia actual agzegacién subhurnana de los viejos keswas"; y en La palabra ha sido pronunciads de “ss alma infantil, de primate anacrénico”. Se presagia un adveni- miento aureolado de magia y virtudes biblicas, que hard nacer lun Nuevo Indio, un ser diferente y libre que caminaré ‘com la vista alta, la cabeza erguida, las manos prontas al apretGn amis- too de igual a igual”. El mesianismo magico de estes propues- tas se observa en la falta de programas de transicin, de planes, de trabajo para ir modificando Ia realidad. Se espera que de un dia para el otro el indio rompa “su silencio de Esfinge”, su ex: plicable desconfianza, su corteza de odios ancestrales, y 3 ‘wuelva locuaz, dicharachero, bienhablante y bienpensante, 2l- suien con quien se pueda conversar sin problemas por su buen grado de conocimiento de la cultura occidental y su generosa ‘uota de comprensién, Es decir, se pide al indio embrutecido por la explotacién un salto acrobético que los mismos intelec- ‘uals no supiezon dar, y ni siquieraintentar. [a fe en Ia fuerza migica que vendria a redimir al indio de su “maldad” y “cobardia” es por cierto mayor en los comien- 20s del indigenismo, y especialmente en Clorinda Matto de ‘Tumer, pues luego vino Mariitegui a ubicar la discusién en un plano més real. Se puede asf trazar la evoluci6n del indigenis- ‘mo partiendo del “indio fantasma” para llegar al indio recono- ido como tal, sin pretensiones de superioridad genética ni in- telectual,y también sin repugnancia, mete final en la que situs- mos 2 José Maria Arguedas. Mas a pesar de que el indio como tal estd escasamente pre- sente en las novelas del indigenismo, por no haber servido mis que de bandera a otras reivindicaciones (que si bien son legit ‘mas en la mayoria de los casos, no hacen a su causa inme ta), no se puede indigenis Fe start bases de un nuevo lengua y pemitir asa recu- Festa enone nt itexpiado, que hers ds tee ee, we dls Mert hiyaoaniseae Poo ences ce en la definicién de un estilo no puede servir para justifiar 0 [Pasat por alto las falencias y manipulaciones en que incurrié en el aspecto social, como lo iizo por lo general la critica. Porque si bien se propuso la defensa del indio abri6el cauce a una nue- 68 va forma de dominacién, Salvo excepe presentaral indio como un serhumane, donee! apr de ad sus valores, lo que hubiera sido Ia mejoy fa 8 ign. car ala solidatidad con 61. Eludi6 este compe ot™® 4 convo. ar toda buena itraturapaa caren exalts mncunbls sa, imbuida de una indulgencia que la hosts oly fal Fara entegane con pasion morbos a deal feces far con tal tremendismo su miseria que temnind hanged Poste en una subhumanidad mais digna de pneste edad que de la pendiente de Pueblo la burguesia criolla se apropi 2 la se apropié de tal ners uruesicexpopaen inion a eee 1s Ss seta de ina, pr vps ene ale 7 liferencia de que ah Nis Gots erence que ahora s a el dlloen em. 6. Indigenismo y racismo ozado siempre de buena salud, tanto en el “Nuevo Mundo” como en ofos continentes sometidos a la explotaci rialismo, pero recién aleanz6 una ide de Gobineau, tenido como el princi pal mentor de dicha corriente. Durante la Colonia fue un ins- trumento de uso cotidiano para la Iglesia y el gobierno espa- fol, y més aGn para los duefios de os indios y sus eelosos apa ‘aces, Con la Repiblica el criollo pasar a desempefisr un rol similar, pese alas altisonantes declaracionesigualtaistas de las cartas constitucionales. En este siglo no solo siguié presente, sino que por esos avatares de la ideologfa se fitré en un discur- 0 que pretend{a poner fin a dicha dominacin. Fue tal vento de racismo lo que alent hacia las postime- ras del pasado siglo, el nacimiento de un problema que less: 64 rte aun seotor esclareci- fa de una identidad & i es decir, entre fan preocupaci6n par etcaa: a basque ‘entre ambos mun rn Gicha bGsqueda de Ja identidad corri6 te que no vacilo en afi luso del proceso de mes- fa a sor luego una do dela intlizencia partir do las diferencias Europa y América. Pero ; por distintos eaves, Hubo una corrien Pra en detrimento del indfgena e sacl Taaje, para reivindicar como propios ¥ tals por Ia “Made Pata Manip 10 ala antropologta fisica tra soca a ny tambien el mestio, ran files €xD0 iPiriores de las que hablaba Is teorfa en Peat el blanco era el color de l pureza, de Is cltur, des of I padio representaba To primitivo y bestal, ¥ Por G civiizacion nada cabia esperar de él, Tam salvo excepciones, paricipabs en ma- ia misma abyeecion. No falté quien Yotara as tintas en éste, acusindolo de ser una amalzams de astpcores defectos de ambas razas y culturas,y carente de las irtedes admitidas para las matrices. Porque al menos a! indio la alta cualidad de ser un paciente y tas que el con tendenca de plgate al oco gue por {ja So al amo. bela: tehejedorsmentize: foo "Tal occidentalismo impregna por ejemplo las péginss de Nuestra América, obra de Carlos Octavio Bunge publicada en. 1903, como impregnara pocp antes a las de Conflicto y armo- infa de las razas en América, de Sarmiento, e imprezn6 después la produccion de José Ingenieros y Francisco Garcia Calderén. Esto nos muestra que dichas ideas no quedaron confinadss en el circulo de un conservadurismo cerrl, sino que con nuevos ribetes paso a formar parte del discurso pseudofiloséfico del positivismo, corriente tenida entonces como avanzada, como ‘embanderada del progreso. Mas adelante veremos resurgir es- tas ideas entre los mismos autores indigenistas, como en el AF cides Arguedas de Pueblo enfermo (1909), en Albujar y Zal- no tener cultura ni poco del mestizo, pues yor o menor medida de yy elmestizo desde otro dngulo de mira. YW Pensamos que si esto ocurri6 es por la misma circunstancia de ser el indigenismo un producto dialéctico de la teoria de las 65 Elindigenkano wotia un products dalécdeo de ia oorta de iw razon yma ago afer " quedaba aque “color local ate algunos simbolos itiles le otra manera un modo u ot: desde Gonzéle: vas, la occidental y la tradici6n ite peor, el indigenismo no se limit6 a pintar este mestizaje como tun dato insoslayable de la realidad, sino que lo exalté como modelo, coadyuvando asi con el propésito del inigenismo po- litico. Ms que interpretar el pasado y mostrar el presente, se interes6 en demostrar, paso fatal para toda literatura, pues la aliena a un discurso ideolbgico, que en este caso venia aapun- talar una nueva forma de dominacién, Por esa via, el indigenismo sucumbi6 al principal postlado 66 clas y ¥ el repionalismo. Para eatoneledos ena, pues parte religidn verdadera, tichismo. jcularfa después a un occidenta- rcdenoseo,que eaten despa 3 Tg mo, a so io, para proporcions smo de inguerda, Salon de dominacon de indo. Sis! focvavestimentaa a i re |, el indi fanoalae os vt come aunts ae Cy nae vnismo sera la bandera del bien, de la justicia, 1 enim 7 amente muchos ndgeistas queen verdad Si iearon por el inio, pero también éstos, de un mode oF iE negaron I palabra, no lo reconocieron como sujeto de I is toria, Queda por ver ahora de qué modo se puede ser int wen ta en iteratura,y en qué medida existe entre los escritores de lus distintas tendencias de esta corriente una real correspon dencia entre su vida y su obra, en los términos exigides por César Vallejo”. ; Para ilustrar el proceso evolutivo del indigenismo elegimos cuatro autores, que a nuestro criterio representan cuatro eta- pas diferentes. Estos son: = Clorinda Matto de Tumer, que marca la transicién del in- dianismo al indigenismo, cuya obra est4 imbuida de un aliento de cruzada por un indio més ideal que real. — José Carlos Mariitegui, que con su apertura hacia la iz- 4quierda nos presenta una nueva opci6n politica. — Jorge 1eaza, considerado como el mayor denunciante de Jos abusos. Por un lado pertenece a la categoria de Ma- iétegui, y por el otro a la de los constructores de una ‘identidad nacional. — José Maria Arguedas, que al igual que Matto de Turner conformaria una bisagra del movimiento. Si ésta marcé el comienzo, Arguedas vino a sellar el fin. ‘a dnica que escapa 2 1a SU DOr, Cham Valo, EI ate ¥ te revoluclin, Uma, Ea. Mose sa etaip a ee ee 67

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