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FRANCISCO RICO HISTORIA Y CRITICA DE LA LITERATURA ESPAROLA SUFLEMENTOS: 1. EDAD MEDIA PRIMER SUPLEMENTO, por Alan Oeyerond 2. SIGLOS DE ORO: RENACIMIENTO PRIMER SUPLEMENTO, por Francisca Lépee Estrada y ottos 3, SIGLOS DE ORO: BARROCO. PRIMER SUPLEMENTO, por Avrora Epi y otfos 4, ILUSTRACION Y NEOCLASICISMO PRIMER SUPLEMENTO, por David, T, Gis y RuscellP, Sebold 5, ROMANTICISMO Y REALISMO PRIMER SUPLEMENTO, yor Is M. Zavala y otros 6. MODERNISM ¥ 98 PRIMER SUPLEMENTO, sor Jooé-Caiea Maier otros En pronsse 7, EPOCA CONTEMPORANEA: 1914-1999 8. EPOCA CONTEMPORANEA: 1939-1080 HISTORIA Y CRITICA DE LA LITERATURA ESPANOLA AL CUIDADO DE FRANCISCO RICO qi EDAD MEDIA PRIMER SUPLEMENTO. Por ALAN DEYERMOND EDITORIAL CRITICA Cooedinacién de GUILLERMO SERES Seen te coors JAVIER CERCAS, JORGE GARCIA LOPEZ RAFAEL RAMOS. {JORDI BELTRAN 9 EDUARD MARQUEZ Diego den eb ‘esate SATUE Bfoctdinini, comprar a rhe doen ae cal de esta oes por carga reprisals afore, ‘medal sgulers rao pies (© eer) de a rset ei pre Baan 7 Ams: ‘olor Cite, Sa, Ang, 38, O80 Barone isons vacates Dept egal. 6803981 mers) en Ep 29p1-—HUROPE, SA Resse, 3, 0805 Bacsona His 26 LITERATURA MEDIEVAL 1024, «ques bella'n wesean, segin dice el texto, Lo que sabemos de fstas canciones exig,respecto de otros textos, una tislacion en ma- sor 9 menor grado, HANS ROBERT JAUSS ALTERIDAD ¥ MODERNIDAD DE LA LITERATURA MEDIEVAL ‘Ante Ja actual situaién, en que tanto los paradignas clisicos de Ia investigacion positivista sobre la tradi como los de I interpre tacién idealista de la obra y del estilo estin agotados, los modernes todos, tan celebrados, dela Lingtistica estructural, a semistica, a {eoria fexomenologica 0 socioldgica de ia literatura ne estan consol ddados hasta el punto de consttuirse en paradigmas, o propongo jus- tificar el interés ciemifeoy didéetien por la iteatura de a Bad Me dia con tres mzones claramente diferenciadas: el placer esttio, a Soxprendentealtridad ye eardcter ejemplar de los texos medivaes ‘Como se puede deducirficlmente, en la base de esta triada se halla tun conoeldo procedimiento dela hermendutica litears, La experien- ‘ia de laeetua directa o prereflecvs, que implicitamene supone sem pre una comprobacin de la legibilida, constituye el primer vinculo, hermenéutico necesari, La labor de mediacia o funcion hermenéu tica det place esto se celia enka medida en que, a Cavés de acer do progresiv o incluso, via negations, mediante la manifetaciOn de clerta inatisfaceién en la letura, se puede captar Ia orprendente 0 Singular alteridad del mundo desvelado poreltexto. Pa leeat a pet= cibir eta alteridad de un pasado ya lejano es necesaro considerar y Aestacar sus aspects singulares, y desde un punto de vista metodo. co esto puede ser efectuado como una reconstruci6x del horizonte Ae expectatvas de los destnataris para quienes etext fuecompues to otignariamente. Pero este segundo grado hermenéutico no puede ALTERIDAD Y MODERNIDAD n ser el objetivo de la comprensidn (del texto), puss el reconoeimiento ss{Joprado de a alterdad do un lejano mundo de textos na pede que- dar tan s6lo en una variante de objetivacion histérica excerbada y realizada a través de una diferenciaciOn de horizontes, Pasando por Je que supone de extraamiento la alteridad, hay que buscar el sign Ficado que puede tener para nosotios, hay que planear la cuestin el sgnificad que persstea lo largo de a historia que va més alla es originariastuacion de comunicacién, © bien, ulizande fa tere minologia de Gadamer, a difereneiacin de horizontes, en el proceso de comprensién activa (del texto), debe se Hevads hasta Ia fusidn del horizonte dela experiencia estécia pasada por el del presente. Con todo, no se ha dicho a prior! que se consiga la usin de los horizon- tes. El placer esttico cxperimentado al comienzo dela leetura de un {exto puede revelase al final como un ingen prejucio moderniran- te, el primer jue estétco sobre la no legibildad puede presentarse ‘como insuperable incluso al final. Eatonces el texto, en cuanto doct ‘mento que tan solo conserva ya un interés hitéroa, queda fuera del amon de la actual experiencia estétia Desde luego una cal exclusion no es una sentencia definitiva, por ‘queel texto que para nosotros ya no se puede coneretac etéicament, tal vez adguiera de muevo significado para lector posterioes. El sist nificado que se revela através de la experiencia esta nace de la co yengencia entre efecto y recepeiéa; nose trata de algo atemporal y que se da para siempre, sino que es el resultado de wn proceso, gradal ‘Yunea esrrado, de interpretacién continua y productiva que, de ma- era siempre nuevay diferente, actualiza el potencal emdstica inma- nents ene texto al cabiar el horizonte de las formas de vida deter ‘minadas histéricamente.Precisamente la historia dela tradicin de la literatura medieval, con su discontinuidad tan caractristea, muestra de manera ejemplar este proceso de formacién y conservacion, de tan formacion y renovaci6n del eanon eittco: sv susituciSn por e ca non esttico del Renacimiento; su supervivencia durante la Tustraclon ‘como «sublteratura» (Bibliotheque blew, roman gochique) st edes- ‘ubrimiento como inieio de un proceso normativo a través de la ext tica del cristianismo, propuesta de muevo mas tardeen forma secularic ada en el Romanticismo; su interprelacién calla hechia por el historicismo del siglo rx; Ia aproplacion desu patsimonio por parte de las ideologias de a literatura nacional su actual valoreién eomo Duente en la eontinuidad de i tradicién latinoeuropeay,finalmente,, 28 LITERATURA MEDIEVAL los intestos at aados de CS, Les, Eugene Vinaver, Robert Gules, ‘Allred Adler y Paul Zumthor de ustificar la modernidad de la liters {tra medieval con su alteridad. E estudioso oel conocedor de lo tex tos medicals que consider nsustituible la experiencia de tl produc cidn literaria puede intetar convencee a las personas cults gue hov ‘en dia nol aprecan, no ya apelando a su cualdd aiemporl de obras maesitas presutament eiernas, sino més biea susirende que esa teratura, perteneciente an pashdo extraordiariamente leo, sume ‘que mueeamenteejemplar,ischso sn el recoxocimiento dela cond ‘ién de thesaurus 0 de tabula rasa, de herenciacultralo modernist se puede tasladar a nuestra época, sel lector reeute de nuevo a derecho esfico aun conocimiento gue proporiona placer, Ya un pla cer que propoteioaa conocimieato, La necesidad elemental de un mundo do fantasia que apare le fantasia que aparece en Ja aventura y en el encuentro amoroso, un mundo leno de misterio ‘yenelque acta la fortuna, puede expicat el io de esos evergreens Sc a maginacién medieval. Peo ese nivel elenenal no agota de nin sin modo el plaver directo que se experiments on la lestra de textos rnedivales. La experienc etétiea permite tambien a oto niveles un acceso que no requiere Ia mediaeidn del concrimiento histrice. Ro- bert Guiete, que ha earactrizado en Ia fascimcin de lo oscuro y de Io irresoluto («simbolismo sin sgnifcacién>) la disposi primaria implica en la novela medieval, ha redescubito también la fascina in estéica de la wpoesia formal, el placer conseiente de Ia vais in, Sus prinepios para una estéica do la resepeién deta literatura medieval se pueden recoger en una escala de nodalidades de a expe- renciaestétea, que dstingue el proceso de recepcién seatin los néne- 1s literariosy setela la disposiién requera para cada uno de ells 2) earn raico 0) arama sac 6) leyenda parspaci6n Inreea Actesdad de epectcuoveicacion 1B chanton de geste Sintec compann © pons sinbdica Asetamianto del sto D hevela fo por lo inlerdnado Cosa) 2 Jabtiow fniretninient/dveriin 2 Ween cortesana frsto por la vaieton formal Por descontado que elector moderne no pide tener de inmedie |ALTERIDAD ¥ MODERNIDAD » tocada una de estas disposciones. Difilments sin la mediacion de tafe eatéica, puede predixponers ala partiipacién iiegica que el rama lingico requlere. Ades, debe recuperar la peculiar sensi fided para lo simbolico 0 Izvsible y lo sabrenatural que se dab por fupuesia en el lector medieval por su condicén de clector de simbo- fos. Pero puede recupertra ain, al menos hasta cierto punto, si se tntntay igue las indicaciones de texto, Prcisamente ex esto consis- te efewo partigular dela seducein estética: en adoptas, a modo de racba, una dispasicidninslita y ampliar de este modo el propio ho- Tunaiy de la experiencia, Paral lesior modemo, acostumbrago ava Tora en una obra In novedad que a dstingue de a tradeion Vinee, fe trata, ademds, de dar un gio 9 su expecativa csttice, si se pret {de de €l que no abandone por aburrimiento las interminables digre ‘ones dovia a etor medieval podia halla extraordinaramente agra ‘ables los textos, ustamente porque le expicaban cuanto ya sabia, Porque le satisfacia plenamente encontrar que ca cosa estaba en Fito enel modelo del mundo. El placer estético que se deriva de reco focer esto presupone realmente el horizonte de expesiencia del mon. ‘omedicral que novotros ahora Unicamente podemos reconstruc. POC he motivo, elector moderno no xe lo puede representa sn una me {iscon histérea, Si esto Te impide el acceso al placer inmedisto del fant, elector consgue ene lve de azflexion dos cosas: un puenie tettfco al pe de vide que le resulta extralio, ue vuelve a hablare ‘través de la fuentes literaras Te resulia mas caramente visible awe ft tavés de los documentos bistéices, y, por ota parts el experimen: fan por contrast, qe también el reconocimiento, y no tan s6o fin tovacibn, puede definir 9 enriguecer el ambito de ia dsposicion est tea, [od ‘Bl carder orl dela tradicidn Iteraria es, sin duda, un aspecto ‘ea alteridad de la Edad Media que hoy en dia ningin esfuerz0 he. ‘heneutice puede reconstruicplenamente. La jnvencion de imprenta Grnal deci de Paul Zumthor— el acontecimiento que, mis que nin [Bex otro, nos he delimitado la cultura del Medioevo como wel tiempo au esth ntesy, El que ha ereckd como lector a duras penas consigue Tinasinase como wn analfapeto puede haber visto. mundo si 1 ‘tua, haber recibio la psf sn el texto y haberla fijado en fa ‘orla Aunque probablemtente los modernos mas media nos ha 070 imado la experiencia medieval de una poesia en Is.que no medio Ta ob esrita nis decnanto To podiera hacer I wsvafizacionailada, 30 LITERATURA MEDIEVAL Ysilenciosa de una letura individual, con todo el oyeme actual dif ‘llmente puede adquirir quella mentalidad que no tents otra opei6n ‘ela recepeion de oidas. De todas manecas,habituase ale litratira medieval puede deseubrirnos un placer de os texts (reso justi carlo, sino lo hemos perdido) que la estes humanistic ha infra Torado,o hasta ha prohibido, a inmersin del lector soltario en un bro en cuanto obra, que resulta ian satsactoia por misma que lega a signifcar paral wel mundo», puede deserbir la peculiar expe- rleneia del arte aut6nomo en la época burguess. Pero ests relacion del individu con a obra y su eauira» no agota en modo alguno la expe rienci esética del texto lteario. El placer del lector puede proceder hoy en dia, como sucedia también en ef oyente medieval, de una dis- posicidn que no implica sumergirseen el mundo, nico én su gener, te cada obra sino una expectativa que lo se satsface al pasar de Uuntextoal oto, porque la pereepcion de a diferencia, dela variacion, ddeun modelo fundamental, siempre epetda ¥dierete 10 que pro Dorsiona placer, Para esta experiencia estéica, qu se d igualmente ‘Dor supuesto ene lector moderne de novelas policiacas yen oyente medieval de chansons de geste, no es, pues, fundamental el cardcter {cobra que pueda poseer un texio, so la intertesiualidad en else. tido de que el lector debe negar el cacter de obra de cada texxo en particular para experimentar hasta el fondo Ta fascinackén de tn je -o inciado ya antes, con eplas conocidesy sorpresas asin desconoci- as, fu) Desde una perspctiva histéricarerospectiva, a situactén del hom bre medieval se nos presenta ala vez arcaicay cargada de tradicién,, tan alejada de los mitosyrtuales de los modos de vida priniives como dlelos sistemas de comportamientos ea sociedad industial an dis tante de la elemental ignerancia como de la ciencia moderna basada cna observacién. A tal propdsito se puede recordar ants que nada que la distincin enti fzcigm y realidad, tan obvia para a tel g ‘ia moderna, no habia exstido desde sempre en el mundo de la Ite ‘atura medieval y de su pblico. La fata de esta distinc entre reali dad posticay realidad histérica es en la Edad Media —como en otros estadios arcaicos dela literatura uno de ls aspects desu alteridad {ue mas nos sorprende, En la tradicidngriegay en la bible —en Je anes yen Tsafas— Ia acusaciOn de sr solamente fictiio» aparece or primera vez en Ia ertica de la humanizaciin de los doses y de Iadoraciin delosidoies, respectivament, En la Edad Media existise ALTERIDAD ¥ MODERNIDAD 3 na, a partir del siglo xt, se produce una emancipacién de la fiecién ‘lo largo de dos vias en la recepeiOn de le mauler de Bretagne, que Tequiere un disfrute consciente de la ficci6n, el contaste entre lo fa buloso yo cotidlano s, por otra parte, en la esfica teoldgiea de la ‘exeela de Chartres, que asigna «Ia imaginacién del poeta la elevada, {area de realizar una poesia de lo invisible que configure la represents ‘dn simbelien de a realidad teal. [.] Bl descubrimiento més sorprendente de C.S. Lewis (1964) es que lugar que ocupa el hombre en el uiverso es definido de modo Aifeente, por un lado, por la decrina tel6zica y, por otro, por la cosmologia del modelo del mundo: para la primer, el hombres si- twaba en el centro; pare Ia segunda, jen el borde del espacio! Si segu- ‘mas las indicasiones do Lewis y nos imaginamos por un momento la thirada precopernicana dirgida al cosmos, entonces Ia alteridad con- sist en esto: el observader medieval drige de noche la mirada hacia fcrba y hacia adentro del cielo estreliado, como si mitara desde més alld de los muros extetiotes de una ciudad, en cambio nosotros mira ‘mos afera:v mientras que a] el universo entero se le aparece como tn sistema de espacos,limtado, bien ordenado en distintos niveles, habitado por seresangeliales y penetrado por Ia luz y la misiea de las exferasexestiales, nosotros frente al universo innit, vasio,oscu- 10 silencioso experimentamas turbaciSn, como Pascal ante el cslen- ‘io eterno de estos espaces infinitosy, esto se une tambien ef hecho de que paca el observador medieval el reino de la Naturaleza quedabs Timitado a la esfera de Io mutable que hay por debajo de la Luna, 1o ‘ual dio via libre ala Naturaleza para su extordinaria carrera en el nooplatonismo de Chartres mientras que para nosotros Ia ley de la naturaleza debe efecivamente gobernar el universo entero, pero sin ‘que la naturaleca misma, tras la ronuncia ala imiieto maturae tenga, sa ingn tipo de significado desde el punto de vista pote. a gra Aacion jeraquiea de los seres en Ia cosmologia yal principio triddico Segin al cual entre Dies el hombre, el alma y el cuerpo, como en {general entre todes los ext¥emas, se hace necesaria la presencia de ins {ancias intermedias, cortesponde una visién del cambio de las cosas Aue es exactamente lo contrario del concepto moderne de evolucion: ‘mientras que para la cosmologia medieval era axiomitico que las cosas Derfectas precede siempre alas imperfecta, para la logica evlucions ‘a delasclencias naturales modernasrge el principio de queo que esti ‘enel origen no pede tener una proemieneis ontolégica sobre To qusse 1 derivado de ello (noes casval que el érmino «primitivo» haya adop- 2 LITERATURA MEDIEVAL, tado entre nosotros un significado peyorathe) Por esto también el ebe- to del arte tenia para el ator medieval unsignificado ya desde siempre inherent ay; no tenia, pes, eceidadde buscato,ymiueo menos de asignarioauna realidad ajena& €l. El autor medicral extibia con La faracterstica humilias del poeta dela éfoca, para hontat¥ tans tir su materia, no para expresarse para numentar su fama personal {A alefecio, quisiera citar la obra de n historador que ha um nado, mediante la comparacion einterpacacion estructural de fuem tes y épocas diversas, el aspesto de comuniacién de los comport mientos sociales: Lebensformen im Mitdalter de Arao Bors (1973)] ‘Todavla pueden darse nueva confirmacienes de esta tes\s desde em bio dela Iteratua y del arte, s condiciéa de que no se himiten al va Jor documental —a menudo modesto— inherente as funién its teativa, sino que mds bien se indague sotre la aportacidn de textos y ‘obras de arte medievales ala formacién,transmision ylegtimacioa ‘éenormas sociales, En cuanto la refiexionhistGrica se libera de ia tética reductora del refiejo, que no puede aplicarse a a alteridad de ‘sta époce, nace la historia oculta dela experiencia etic, Esta is foria, que aun noha sido eset, esta desde ego mucho tds prima lento cambio de les comportamienossicales que a grat storia de os acontecimienios y acciones. Por esto pod revela,presksamente ‘en el mundo imedieval tan ejan, formas de vida que a noeotrs nos re Solan extras. La experiencia ettia adqaier eta func hermends tica no s6lo po el poder de idealizacion y eonservcion propio del arte, sino también en euanto instrumento dearticipacin y sompensacion ‘Uno d ls mas bellos ejempls dela func antcipadora es la antici cin teraria del amor conyugal a pats 3e Chrétien de Troyer seg €ltestimonio de Abelarto y Hoisa, este nora an enelsalo Xt un fe po de comportamienta social sancionad y no fue reconocido como forma de vida basta la baja Hdad Media, cuando Ia nueva comunidad =a familia consituida por un slo cio hubo sutituido a la basa da en fos intereses de la este, tfpica dela alta Edad Mati, Frente alas amenazas de la vida, respondleron no slo la religiba ¥ las convenciones de la vida en sociedac, que garantizan la seguri- ac, sino también Ia experiencia del arte El arte coneigiié represen ar con imigenes el dogma abstacto come modelo del mundo gic re ula todos sus aspectos;consigul Hberar al hombre de la oprsion elas autridadesy satstacers nocesidad de felicidad de manera my distima a como lo hacian los consuclos 7 las esperanzas puesta en elms ali. quele oftecia a religion, No selamente la Divine Comex ALTERIDAD ¥ MODERNIDAD B dig de Dane, sino también fos textos mis modestos de a alegora teli- ‘los, de a literatura didfericay de as visiones que se ban obtenien. do de la exéyesinbibiea, asf como, por otro lado, la poesia cores y ‘mundana en lengua vulgar en concurrencia con aquellay tras haber adoptado en el siglo Xit la forma alegérica, hicieron comprensible ‘ara un vaso pblic el sistema de simbolos dela interpretacién me- dival del mundo. La alegoria, que para elector moderno no consite ‘mas que en operas con conceptos perionifieados de un modo exte ‘madamente absractoy que en Segui resulta fatigoso, podia repe- Senta para et publico medieval las victudes los vicios, pero tambien 1 mundo interior, recién descubierto, de las pasiones, la invisible Saci6n dels instaneias religosas, y unbien el mundo feliz del aor ‘onsumado quela poesia trovadoresca prometiay et Roman de le Rase Tepreseauaba por medio de imagenes. Lo que nos result extrato por le flta de plasticidad, Ins proijas enameraciones en forma de catlo- poesia de so y la ausencia de tensgn es taa s6lo el aepecto de lo invisible, que constituye, no abstant,e asg0 més. Je alteridad de Ia dad Media ‘Gun inadccuado,y hota cquivocad, resulta juzear I literatura yelane de esta época globslments, segin las modernas caegortas Ertico-idcoldgieas de afirmacion y negacion deo existent, puede set ‘demostrado teniendo presente, ene ois cosas, el modelo cosmo ico del monde. La poesia y a alegorfa del amor cortés, que como forma de vida poéccamentemediata end en concurtencia con as fo © imasinsttucionalizadas, sancionadas por la reigi6n, del matrimonio ¥ del amor sexual, sungue sn negarexplictamente sus norma, desa- ‘rollé una toposraia propia que se eparta de forma interesante Lao {el modelo teologica del mundo como del modelo cosmaidgico. Ei tne el final del siglo Xi y ol comienzo dot Xi, la alegoria det amor Cortés provoca tin cambio total ineieo cn el modelo de los antigvos epitalamios: ya no son los doses, Venus y Amor, quienes se aparecen ‘la pareja vendo de fuera, sino que es el propio amante el queer prende el camino en busca del dias del amor en su reno. Pero este Feino, que desde el punto de vista topograicoy éico resulta se, com. sus te reins del mis alléy la labor enjuisiadors del dios del amen, tuna perfecta imisciOn del ordenamieato cristiano del mundo, ‘ene Su paredisus amoris en el crculo ms interno, por lo que consttuye ‘una contrafigura podtico-mitolésiea del modo crstiano-tolemaico el mundo, en el cual el paraiso celestial comprendta Iss esferas ms texteriores que contienen todas la cosas. Pa LITERATURA MEDIEVAL : ALTERIDAD Y MODERNIDAD 8 Cot de teres rain rie el cu elo eB Mose c

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