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El Secreto de La Cueva Negra Pepe Pelayo PDF
El Secreto de La Cueva Negra Pepe Pelayo PDF
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1111:1 ciudad de bastante
ilnportancia
hasta se fundó la Federación Internacional de El señor Águila vivía solo con su hija
esta especialidad, cuya sede y presidencia re ( ;;I\a, quien no era bonita, pero sí muy sim
cayó, lógicamente, en Montebello. Ahí se p;ít ica. Esa cualidad, unida a que era la hija
celebraba, además, el congreso ordinario de I !el famoso ganador y dueña también de
la organización y la Competencia Internacio ( :l'ntella, la hacía ser el centro de atención de
nal de Velocidad de Aves. 1 ;\si todos sus compañeros de colegio.
que no competían apoyaban a sus favoritos y f',;¡S y huesudas, narices semejantes a picos de
participaban en las jornadas festivas alrede .IVl' carroñera y ojillos penetrantes. Al verlos,
En esta ocasión, nuevamente entre los /;IS. Uno muy alto y otro de baja estatura.
favoritos para ganar esta edición de la Compe -Ustedes dirán en qué puedo servir
tencia Nacional, y con ello el derecho de repre Ivs -se ofreció Águila muy educadamente, a
sentar a Montebello en el encuentro internacio I'csar de que no le gustó ni un poco el aspec
nal, estaba el señor Javier Águila, un lO de aquellos visitantes.
experimentado criador y entrenador. Había ob -¿ Usted es el dueño del halcón pere
tenido la Copa Alas Veloces en los dos últimos I',rino inscrito para la competencia? -preguntó
torneos celebrados, donde su halcón peregrino vI individuo más bajo.
nombrado Centella no tuvo rivales. Y como es -Sí, soy yo.
te año era éste el ave inscrita por Águila para la -Le queremos hacer una propuesta
competencia que habría de celebrarse en breve, -dijo el otro sin más preámbulo.
muchos lo daban como el aspirante de más -¡Cállate estúpido! _.lo cortó el pe
fuerza para llevarse todos los premios. queño, dando un ridículo salto para poder
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propinarle una fuerte bofetada- ¡Eso lo te -Para que no se ptesente en la compe
nía que decir yo! 1"llcia -respondió el alto y sacó un abultado
-¡Está bien! ¡Pero no tenías que ·.llhre de su bolsillo.
pegarme! --¡Eso también lo tenía que decir yo!
-c'Ah ' no.t·y
c como qUIeres tu que....t
J • J saltó de nuevo el pequeñín, pegándole al
-¿Qué propuesta es esa? -sonrió el v<,pigado una cachetada con cada mano-o
papá de Cata al interrumpir la discusión de I I'ú sólo sacabas el dinero!
1
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Con un chasquido ~
-¡Fuera de mi casal -repitió el papá
de dedos
de Cata con los dientes apretados y en tono
que no admitía réplicas.
-¡Ya nos vamos, señor Águila -ame
nazó el hombre bajito- pero tenga la seguridad
de que se arrepentirá de no haber aceptado
nuestra oferta!
-¡Ya nos veremos las caras! -gritó
Todo comenzó muy temprano en el
ellarguirucho-. Muy pronto...
i¡¡dlll1 de entrada al colegio. Faltaba muy poco
-¡Cállate, animal! -volvió a cortar
rii"lIlpO para la fiesta más importante de la
lo su hermano abofeteándolo varias veces,
, Illdad y todos estaban impregnados del en
por lo que tuvo que brincar seguido-o ¡Eso
1IIl'iÚSmO que siempre provocaba este aconte
no lo teníamos que decirl
- 1.pero no temas....r
I
I lI11iento entre los ciudadanos.
Un niño se destacó entre los demás
-¡Es lo menos que... !
, liando llegó al colegio saltando en un solo
Y discutiendo desaparecieron tan
I'it; y silbando como siempre. Pato, al verlo,
inesperadamente como habían llegado.
Águila se quedó unos minutos pen \1) llamó:
-¡Canaáto! ¡Canarito!
sando en lo ocurrido, pero como su mente
-¡Hey! ¡Pato «Cara de Gato»! -le
debía estar concentrada en la preparación fi··
nal de Centella para la competencia, llegó a rt;spondió su amigo.
A Pato le dio mucha risa ese nuevo
la conclusión de que aquellos sujetos no eran
apodo y, mientras se acercaba Canarito, miró
más que un par de locos y no le dio más im
a su alrededor. De repente, cerró los ojos,
portancia al asunto.
apretó los labios, aguantó la respiración, hizo
Fue un error de su parte, que ya ha
un chasquido con los dedos de ambas manos
bría de lamentar días más tarde.
y... ¡Prácata! Todos los alumnos, padres y
profesores que estaban allí se paralizaron y
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quedaron como maniquíes, en las mismas ¡ '"se:guida y los apretó como realmente debía
posiciones. Una mamá que estaba agachada, '.1'1'; aguantó la respiración, chasqueó los de
abotonando la camisa de su hijito, dos chi ,los y... ¡Prácata! ¡Todo el mundo otra vez a la
quillos forcejeando por una pelota, una niña normalidad! Cada uno en lo suyo, como si
en el aire porque había saltado de un banco, 110 hubiera sucedido nada.
un padre disimulando detrás de una colum -¡Vamos a hacerlo otra vez! -se en
na con un dedo metido en su nariz, una 1II.o.;iasmó Canarito, repitiendo el proceso.
maestra agarrando con una mano la oreja de Pero con él, no funcionó. La gente
un estudiante y con la otra saludando ama I ('lltinuaba moviéndose como es usual.
-No sé. Creo que lo hice yo. I Iv silbar como era su costumbre, mientras ta
ro al darse cuenta de que no era así, rectificó \' dc abajo hacia arriba, toparon sus puños
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cerrados, como el saludo de los boxeadores Il'ro. Manuel Gallo, el inspector sustituto,
cuando van a comenzar la pelea, y termina na una persona bonachona, amable y cari
ron con sus manos derechas bien apretadas, llosa, que caía muy bien a los alumnos; al
golpeándose el pecho de cada uno. lOlltrario, el señor Albatros les provocaba
Canarito se emocionó. ¡Estaba tan feliz IlIiedo por lo gruñón, severo e intransigente.
de tenerlo como su mejor amigo! I'l'ro, de todas formas, tener a un inspector
Recordó las veces que Pato le regala ,\sí, inofensivo, delante de uno, era demasia
ba o prestaba sus cartas magic, su patineta, iY I Ll tentación.
la vez que lo ayudó a salir cuando se cayó en Pasado un rato de diversión, Canarito
aquella zanja! de donde nadie se atrevía a 1 lTró los ojos, apretó los labios, aguantó la res
sacarlo por lo hedionda que era. pi ración, chasqueó los dedos y... ¡Prácata! La
Frente a él, Pato no se quedaba atrás l',l'nre continuó con sus acciones y quehaceres.
y, emocionado también, recordaba cómo Ca En la clase todo transcurrió como de
narito siempre le demostraba su amistad. lostumbre. Esteban Cresta, el pesado Cuatro
¡Cuántas tareas le había ayudado a hacer! ¡Y ( )jos, como le decían, en la primera fila con
cuántas veces compartía su merienda! ¡Con lo \\I.'i gruesos anteojos, ansioso de que la maes
difícil que era para ese glotón hacer algo así! I r;1 preguntara algo para levantar enseguida la
-Oye, Canarito, es mejor poner a la 1I1,1l10 y así demostrar que estudiaba más que
gente en movimiento y entrar a clases, ¿no te Ilatlíe. Hortensia La Gaviota, leyendo a es
parece? 1 ol1didas sus revistas de actores y cantantes;
-Sí, es verdad -le respondió su Ilipólito Pico Verde y Estela Pata de Gallina,
amigo-o Pero, ¿y si antes hacemos esto... ? p;ls,í.ndose papelitos de enamorados, El resto,
Canarito fue a pararse delante del .11l'nd,iendo la explicación de la maestra. Bueno,
inspector y comenzó a hacerle muecas, gestos 110 todos. Canarito se entretenía en tirar de la
y todo tipo de burlas. Este era un inspector IIl'nZa a Ester Buche de Plomo. Como Pato
sustituto, porque el verdadero había desapa ~l' sentaba a su lado, intentó varias veces
recido dos días atrás, corriéndose el rumor de .I"tenerlo, pero era imposible. Temía la reac
que tuvo que viajar urgentemente al extran 1 j<'m de la acusona de Buche de Plomo. Y no
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-¡Eso no es lío! ¡Me van a llevar I'X plicando una tarea, la maestra había escri
seguido, fue hasta donde estaba el pesado de cuando estaban quietos, les tiznaban las ca
Esteban Cresta, que se había inmovilizado ras, les atrasaban sus relojes y otras bromas
con su típica carita de yo no fui, y le colocó que inventaron. Por último, Canarito apro
en la cabeza una cresta hecha con cartulina vechó una de las veces en que Cata -la hija
roja bien ridícula. Los dos amigos lloraban de Águila, el famoso entrenador de aves
de la risa con lo que hacían. Fueron de esos estaba paralizada y le dio un beso en los la
mamen tos para recordar toda la vida. bios. Nunca lo había reconocido, pero a él le
Cuando se cansaron, se dirigieron a gustaba mucho aquella niña, algo fea, sí, pero
sus asientos. Canarito actuó del mismo modo agradable y graciosa. Eso fue lo único que a
hasta llegar al ¡Prácata!, y la clase cobró vida Pato no le gustó de las travesuras de su amigo,
de nuevo, en el instante en que Buche de porque, aunque lo ocultaba, también se sentía
Plomo había delatado a Canarito por segun atraído por la misma niña. Sin embargo, nin
da vez. guno de los dos comentó el incidente.
La maestra se puso furiosa, pero se De vuelta a clases, no pasó nada espe
turbó al escuchar las carcajadas de los alum cial, salvo casi al terminar la jornada, cuando
nos, que habían leído la frase en el pizarrón entró el inspector Gallo para informar que la
y visto a Esteban con su ridícula cresta. Le cos alumna Cata tenía que presentarse al fmal de
tó trabajo controlar la situación. Ya relajados, clases en su oficina.
Pato aprovechó para echarse la culpa del tirón En general, fue un día fabuloso.
de trenzas y, como lo previeron, fue perdona Bueno, hasta la salida del colegio, donde Ca
do después de un largo regaño. Ilaríto y Pato, reunidos con varios amigos,
Sin dudas, aquel era un día memora recordaban las anécdotas de la jornada.
ble. En el recreo jugaron a las escondidas y -¿Quién le puso eso en la cabeza
los dos amigos jamás perdieron. Cuando es ;1 Cuatro Ojos? -preguntó Hipólito Pico
en el recreo! -comentó Ricardito Poca Pluma. ( .. l/larito regresó donde sus compañeros y
-Ja, ja -se rió Canarito-.Me 1 .110 caminó hacia la calle. Pero antes de re
1
acuerdo cuando Pato paralizó a la gente y nos ,¡I;lrse definitivamente, Pato sintió pena y
escondimos en... i pliso inmovilizar a todo el mundo para que
-¡Cállate, tonto! -le gritó Pato. d.lI·se a solas con su amigo y tratar de salvar
Llevó a su amigo hacia un lado y le 1.1 amistad. Cerró los ojos, apretó los labios,
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I regañó por no cumplir con su palabta y reve .I!',uantó la respiración, chasqueó los dedos
lar el secreto. Canarito se molestó porque le r... ¡Nada! ¡Ya no poseía el don!
había gritado tonto y ordenado callar delan Se armó de valor, tragándose su orgu
te de todos. Entonces, se fueron enfrascando 1111, regresó al grupo y volvió a apartar a
I
en una acalorada discusión que se tornó gra ( :allarito. Éste no podía creer lo que le con
vísima porque, en vez de sus apodos, se lla Liba su amigo. «¿Ya no lo harían más?», se
1,,1 maban por Nelson y Patricio, sus nombres preguntó. Como se sentía culpable, le pidió
de pila. lIndón a Pato. .
Allí mismo rompIeron Éste también se disculpó. Entonces, fe
relaciones. Ij, es, chocaron sus palmas de arriba hacia abajo
\' de abajo hacia arriba, toparon sus puños ce
11 ados y terminaron con sus manos derechas
',! ·speradamente.
-¡Pato! ¡Pato!
-¿Qué pasa?
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-¡Tengo una cosa muy importante -¡Sí! Después que te fuiste del cole
que decirte! ¡Dale, congela toda la calle para 1,
1, 11 Idos se retiraron menos Pico Verde y
contarte sin que nadie escuche! n, qlle estábamos jugando cartas magic de
-No puedo -le recordó su ami q j', dl' una columna. En eso llegó un jeep, de
go-. Desde que peleamos no funcionó, ¿no '111'> grandes con vidrios oscuros, y dos hom
te lo dije? "!L'," muy parecidos, pero uno chico y el otro
-¡lnténtalo otra vez! -insistió Ca dli.,irno, se bajaron, agarraron a Cata, que
narito-. ¡Porque ya nos reconciliamos y ,L. , saliendo, y se la llevaron entre sus gritos.
puede ser que funcione! -¿Pero no me dijiste que se había
Pato, no muy convencido, volvió a l' I1 1 todo el mundo?
cerrar los ojos, a apretar los labios, a aguan -Sí, todos menos Cata, que la ha
tar la respiración, a chasquear los dedos y... t d,1 llamado el inspector Gallo a su oficina
¡Prácata! ¡Increíble! ¡La calle se llenó de ma \,.Ira regañarla. ¿No recuerdas que hoy entró
niquíes! Una señora cargada de paquetes, un .1 dase para decir eso?
mientras ellos seguían con los preparativos l'lwidia que provocaba entre los concursantes,
de la gran fiesta. Claro, sin saber que una tra b cual, al mezclarse con otros defectos, podía
gedia ya se había desencadenado para empa c;¡usar mucho daño, como el caso que nos
ñar la celebración. (ll:upa.
Águila arribó a su casa en su viejo au
tomóvil. Abrió la puerta de atrás y sacó la
1'llOrme jaula donde venía Centella. En el
Illomento de acercarse a la reja del antejardín
\le su casa, fue cuando escuchó los gritos de
( :anarito y Pato que llegaban a toda carrera.
-¡¡Señor Águila!! ¡¡Señor Águila!!
-¿Qué pasa, muchachos? ¿Por qué
I.llltO escándalo? -los recriminó el hombre,
dtjando la jaula en el suelo.
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-Sí, dos tipos se bajaron de un jeep '11111'1'0 que le pase nada a mi Catita! ¡Hay
Después de varios min utos calmando l!li¡',t1 a ver qué es lo que quieren! ¡Oyeron
al padre de Cata, que del susto le temblaban bit'l)! ¡Y de esto ni una palabra a nadie! ¿En
las piernas, lograron incorporarlo y ayudarlo f l' Ildicron? .. Perdón, ¿entendieron?
a entrar en la casa. Los niños se miraron. Entonces, Pato
-¿Y esto? -dijo Águila, asustándose l.' 11<) rápidamente los ojos, apretó los labios,
-Por varios motivos. Uno, el señor I~I\I 110 quedar como menos valiente yarries
Águila no lo va a permitir. Dos, tenemos que 1I11I que su amigo, pero sobre todo por
pedirle permiso a nuestros padres, y éstos no 11111',,11' que Cata se salvaría sin su ayuda,
van ni a escucharnos; y tres, ¿qué sabemos 1'1It! decidió aprobar eso de convertirse en
nosotros de cómo llevar una investigación 1I1\"'~ligador privado, como en las películas y
criminal? 1 11 1.1'1 novelas policiales.
sus puños cerrados y terminaron con sus ma di' quién puede ser e! secuestrador de su hija?
nos derechas bien apretadas, golpeándose el -No sé, no sé... Aunque se me ocurre
pecho de cada uno. I pl~ pueden ser los dos locos esos que vinie
-¿Qué vamos a hacer ahora? -rom 11111 ayer a proponerme dinero para que no
hay nadie- en la competencia que merezca .lIll1d viejo que un día pasó por nuestro lado
sospechas. Aunque las inscripciones aún no 1 liando recogimos un gorrión que se había
están cerradas, la convocatoria cierra mañana. 1 .lÍdo de su nido y se largó a darnos un dis
Pero aquí están todos los criadores conocidos I 11 rso sobre la reproducción de las aves?
y no creo que aparezca algún nuevo compe -¡Verdad que sí! -respondió Pato-o
tidor de última hora. lIno no tenía aspecto de ser malo o mafioso
-Fíjese bien, por favor -imploró (1 algo así.
-¿QLüén es ése? ¿Un mafioso? ¿Un 1 (>l1 tristeza y sin ánimo-o ¡Ojalá no me pidan
-Nada, hijos míos. Se han portado -¡Parece que los tipos esos pasaron
de maraviHas y no sé cómo agradecerles. por aquí! -sólo atinó a decir Canarito.
-No se preocupe -contestó Pato - j Esto está mal!
por los dos, sonrojándose-o ¿Está seguro de -Sí, pero con una limpieza mejora.
que no quiere que hagamos otra cosa? -¡Me refiero a que cada vez esto se
-Bueno, ¿pueden hacerme el favor !,one peor! -afirmó Pato con algo de mie
de llevar a Centella hasta el aviario que ten do-o Vamos a llevar a Centella para la casa
go en el fondo de la casa? y darle la mala noticia al señor Águila. ¡CÓ
-¡Cómo no! -y Canarito agarró la 1110 se va a poner ese hombre!
para el adiestramiento de sus magníficos -¿Tú lo dices por si los dejaron es
ejemplares. I :lpar y no se los llevaron?
Incluso estaba criando a dos hijos de -Claro. Además, puede haber una
Centella, uno de los cuales presentaba las hlicUa, una pista...
mismas características de su padre, lo cual -Es verdad. Vamos.
hacía que Águila se sintiera más orgulloso Los niños comenzaron entonces a
que el mismo Centella. I ('visar el patio y los alrededores del bana
Cuando los niños entraron en el avia I ('lI1, sin encontrar nada. Ya iban a abando
rio, no pudieron contener un grito de asombro. 11:11" la búsqueda cuando Canarito, detrás de
Hasta Centella se alarmó. Todas las jaulas es 1I1la gran piedra y entre la maleza, encontró
-,¡Guau! -fue la expresión de su I't... rsonas tan desalmadas! -gimió con ambas
amigo al llegar y ver aquello. Illanos puestas sobre su cabeza.
El cuerpo de un cernícalo yacía tira Los niños se quedaron muy impresio
do allí y, lo más sorprendente, ¡sin sangre! liados por la angustia que reflejaba el rostro
-¿Será una de las aves de aquí? (Id padre de Cata cuando comenzó a revolver
-preguntó Pato. lodos los rincones del barracón y del patio en
-Sí -respond.ió su amigo-o Mira husca de sus aves.
ese arito que tiene en la pata. Es igual al que Buscó y rebuscó tanto que una a una
tiene Centella con las iniciales J .A. las fue encontrando, todas totalmente de
-Esto se complica cada vez más. sangradas como el cernícalo. Así estaban el
-¿Por qué? ¡Es fácil: J .A. son las ini hermoso azor Adonis, los aguiluchos Ícaro y
ciales de Javier Águila! Pegaso"el milano Zaeta y otras muchas aves
-Me refiero a este asunto. Cada vez jóvenes 'que había estado entrenando y pre
se enreda más. parando para futuras competencias.
-Sí, pero no podemos ocultárselo al -Parece que somos pésimos buscando
señor Águila, ¡vamos a decírselo! -susurró Pato al oído de su amigo-o No
Nerviosos y preocupados por tener encontramos nada y él en unos minutos ha
que informarle de la mala nueva al padre de su lló cualquier cantidad de pájaros.
amiga, los niños se demoraron más de lo debi -¡¿Y los hijos de Centella?! -Águi
do en confesárselo. Al fin lo soltaron y tuvieron la miró desesperado hacia todos lados-o
que seguir al hombre hasta el patio, pues al ¡¿Dónde están los hijos de Centella?!
enterarse corrió hacia allá como un bólido. Enloquecido, volvió a revolver todos
La desesperación se hizo presa de él los rincones del aviario y del patio, esta vez
cuando se enteró del secuestro de su hija, y ayudado por los niños, pero no hallaron rastro
alcanzó su clímax cuando vio lo que había su de los pichones descendientes del campeón.
cedido en el barracón donde criaba a sus aves. -¡¿Los habrán matado también?!
-¡Dios mío, qué he hecho yo para -los ojos de Águila buscaron respuesta en
merecer este castigo! ¡Cómo pueden existir los rostros de los muchachos.
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suerte de sus otras aves los hubiéramos hallado. -No... -dijo el papá de Cata y mi
-¡¿Entonces dónde están?l -inte I t 1 ;¡ su alrededor con desolación.
el cuello notó una protuberancia al tacto. Ca -¿Qué animal pudo haberles chupa
narito apartó las plumas de ese sitio con los lit 1 la sangre? -volvió a preguntar Canarito.
dedos de sus dos manos y le dijo a su amigo: y l:1 mismo se respondió-: ¡No creo que por
-¡Mira aquí! ,lililÍ haya algún animal que haga eso!
-¡Tremendo rasponazo! ¿Te dude? -A no ser... -Pato se quedó pensativo.
Pato dudó un instante antes de ex -¡Pues, vamos ya! -exclamó Cana
presar su idea, pero al fin se decidió: I ¡lO entusiasmado.
-¡De que ese científico trastornado Y los dos amigos se dispusieron a ini
haya logrado con sus experimentos una espe 1 i~lI' una aventura sin tener la menor idea de
Transcurrieron varios días desde que pueblo como un sitio maldito, por donde
aquellos vecinos se decidieran a expresarle su ningún vecino debía aventurarse, so pena de
preocupación al hombre, mientras su estado correr la misma suerte qLle el infortunado
físico continuaba deteriorándose. Por las tar hombre.
des regresaba de la cueva cada vez con peor Por supuesto, nadie más se atrevió a
color, más enjuto y con andar cansino, como intentar el cultivo de aquellos hongos, a pesar
si sus fuerzas estuvieran a punto de agotarse. de que era un producto muy cotizado entre
Pero la inquietud se apoderó de todos cuando los criadores de aves. El solo hecho de pensar
un día, al caer la tarde, no lo vieron regresar en el horrible monstruo que se decía habitaba
como era habitual. De inmediato, se organi la cueva, era suficiente para quitarle las ganas
zó una partida de hombres que, armados de al más valiente.
azadas, viejas escopetas de caza y faroles, se Pasaron los años, la leyenda del
dirigieron a la cañada donde estaba la Cueva chupasangre de la Cueva Negra continuó
Negra. Al llegar, encontraron a la entrada el transmitiéndose de padres a hijos y, aunque
cuerpo sin vida del infeliz y vieron horroriza en estos tiempos modernos los avances de la
dos que estaba completamente seco, sin una ciencia y la tecnología apenas dejan espacio a
sola gota de sangre en su cuerpo, como un la fantasía, los habitantes de Monrebello, sobre
rubo de pasta al que le han extraído todo su todo los de más ed.ad, continúan hablando
contenido. Esto fue para ellos la confirmación con respeto y temor de la historia de la vícti
de que había hecho un pacto con un demonio ma del macabro chupador de sangre.
y que, probablemente, dada la manera cómo No obstante, cada vez se observa más
habían sucedido las cosas y el aspecto que en los jóvenes de Montebello expresiones
presentaba la víctima, este demonio fuera de incredulidad e incluso de burla cuando se
una especie de chupasangre. recuerda el tema en las tertulias familiares.
Así corrió de boca en boca, de genera De hecho, algunos se atreven a replicar a sus
ción en generación, la leyenda del chupasangre padres que esas son historias demasiado fan
de la Cueva Negra. La cañada del otro lado de tásticas e increíbles para ser tomadas como
Montebello se inscribió en la historia del ciertas, sobre todo ahora, en los tiempos
52
Un científico punk
donde el hombre pasea sus robots por Marte
y existe la Internet.
rf '
Pero si los incrédulos jóvenes pudie
ran penetrar unos metros den uo de la Cueva
Negra, tal vez cambiarían su opinión al ver la
oscura y tenebrosa figura que vigila la entra
da con sus ojillos amarillos que centellean en
la oscuridad.
Después de asegurarse de que Águila
se quedara acostado, aunque sin dormir, y
aten to al timbre del teléfono por si alguien
llamaba para dar cuenta de su hija, los dos
amigos partieron excitados a investigar al 10
1'0 del doctor Perico.
Ya llevaban dos cuadras caminando,
Pato callado y Canarito silbando constante
mente, cada uno inmerso en sus pensamientos,
l"uando este último paró de chiflar y dijo,
l'omo hablando consigo mismo:
-Seguramente los que entraron en
la casa y en el aviario estaban buscando eli
minar a Centena. ¡Fue una suerte que Águila
lo hubiera llevado a fotografiar!
-Sí, fue bueno que no estuvieran
l'1l la casa... ¡Espérate, Canarito! -y Pato se
historia del secuestro, del allanamiento a la ca -A Cata y a su papá, dirá usted.
sa de Águila y hasta de los animales desangra -No, dije a la ciudad. Las caracterís
dos. El anciano lo escuchaba con atención y, a ticas de las muertes de esos pájaros de Águila,
medida que avanzaba el relato, su rostro ad me hace pensar en algo extremadamente ma
quiría signos de una profunda preocupación. ligno. Y si es lo que me imagino, estamos
- ...Y pensamos que usted... -el niño ante la presencia de un ser perverso y muy
volvió a dudar. peligroso que amenaza a todos los habitantes
-Era un sospechoso. de esta ciudad.
-Sí. .. eso pensamos. -¿Y qué es lo que se imagina? -qui
-Escucha, muchacho. Quiero que so saber Canarito palideciendo.
sepas que yo no podría hacerle daño a ningún -No quiero decirlo hasta que lo
animal y menos a las aves, que son mi espe compruebe.
cialidad. Yo las estudio, las investigo y hago -¿ y nosotros qué podemos hacer
experimentos genéticos sólo para mejorarlas. entonces?
-Es que... -Ustedes pueden continuar con su
-iEspérate~ Déjame terminar. Como investigación, pero sin arriesgarse. Te repito,
viste, todas las aves me quieren y nos comu si es lo que me imagino, resulta peligroso
nicamos perfectamente. Ellas son mi familia. aventurarse a que sean descubiertos. Vamos a
AquÍ, en las copas de estos árboles, tengo mi hacer una cosa, les voy a dar a Bingo para
laboratorio. Ese es mi secreto. Y si me anoté que los acompañe. Él será también el enlace
en la competencia es porque necesito dinero entre ustedes y yo.
pata continuar con mis trabajos. -¿Es su ayudante o algún pariente
-Pero ... suyo?
-¡Espera! Ya habiéndote aclarado lo -No. Te lo voy a presentar -y el
que hago y lo que pretendo para que me anciano puso las manos en su boca, en forma
saquen de la lista de sospechosos, deseo ad Jc pantalla y gritó-: ¡Bingo! ¡Bingo!
vertirte que, según lo que me cuentas, un Enseguida, un loro de plumaje verde
enorme peligro acecha a esta ciudad. intenso, cabeza roja y de ojos grandes y negros
(,"Í
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se acercó dando pequeños saltitos por la pa hll" contagiosa que Canarito y el doctor
1.111
sarela. Después tomó impulso y se posó en el 1 I ¡eo no tuvieton más remedio que reír
1,
hombro del doctor Perico. El parecido entre I.Il11hién. En eso estaban cuando se escucha
el ave y su dueño era increíble. 11)\\ ¡;ritos desde abajo.
-¡Sí, Silva, discúlpanos! -dijo Pato. quiere ver a nadie por allí en estos días
Fueron hasta el borde de la escalera y contestó el hombrecito.
el científico, con el loro posado en su hombro -Ellalla con ver tino dos enre nacu
I derecho, indicó a los niños un camino sólo ajos -terció Bingo.
I
~!
conocido por él -según les dijo-, que atra -¿En serio? -se preocupó Canarito.
vesaba el Bosque Tupido rransversalmente de -No le hagan caso a este pájaro
noroeste a sureste y acortaba el camino hacia -dijo el doctor-·. Lo que pasa es que ayer
la ciudad. pasamos cerca y cscuchamos unos ruidos ra
-Hay otro más bonito y también ros por su casa.
corto que sale a la antigua parroquia, pero -¿y qué era? -se interesó aún más
tendrían que pasar por donde vive La Urra Canarito.
ca, y sé que en estos días está muy extraña. --Era La Urraca golpeando la tapa
-¿ Urraca, la bruja, dice usted? -se de un tarro de basura con un palo, debajo de
asombró Pato. la ceiba donde vive su búho Ataúd.
-¿La bruja Urraca vive por aquí? -¿y qué más vio? -insistió el niño.
11 -también preguntó Canarito. -No mucho. Ella colgó algo así co
tll
li -¿ Ustedes conocen a La Urraca? mo una caja del alero del techo y después se
I -inquirió el hombrecito en vez de responder. escuchó un chirrido muy fuerte. Ahí me tuve
-No... -fue Pato quien habló-, que ir porque Bingo se asustó y regresó aquí
pero hemos oído hablar de ella. como un cohete.
-Todo el mundo en Montebcllo ha --Minono que rerser re nacu ajo
oído hablar de esa bruja y de Ataúd, su búho -saltó el loro.
-agregó Canarito-, pero pocos la han visto. -¿Qué estaría haciendo esa bruja?
-Pues sí, ella tiene su cabaña por ese -dijo Canarito pensando en voz alta, como
camino, en un claro detrás de unos eucaliptos. le gustaba hacer.
-¿y por qué dice usted que está ex -¡Qué sé yo! ¡Cualquiera sabe lo
traña? -quiso saber Pato. que se le ocurre a esa mujer! -sonrió el
-Porque me he enterado de que no doctor, y poniéndose serio añadió~: Bueno,
70 71
váyanse antes de que se haga tarde. Y recuer 1\'1'0 quién mejor que un científico, ¿no?
den mantenerme avisado de todo. . El doctor Perico tomó el cadáver del
-¡Claro que lo estaremos informando~ Idjaro que le ofrecía el niño, sacó unos an
-le respondió Pato. 1~()jOS de su bolsillo y comenzó a examinarlo
- j y más faltando tan poco para la Jctenidameme. Después de detenerse en el
competencia! -añadió Canarito. cuello del pobre animal, su rostro palideció y
-¡Y lo que falta por hacer y lo com lln extraño brillo tomó su mirada.
plicado y peligroso de la situación! -concluyó -¡Tal y cómo me lo imaginaba! -di
el cien tífico. jo en voz baja.
Entonces, el hombrecito despidió a -¿Qué pasa? -se alarmó Canarito.
Bingo con un beso y el ave voló hasta el -La forma en que murió esta ave
cuando escucharon el grito del doctor. Pato-o ¿Qué encontró? ¿Qué se imaginaba?
que no existen son los vampiros que ves en _¿Y? -preguntaron los niños al
peLículas y en la tele. Pero el vampiro es un IInísono.
mamífero quiróptero... -Que nos enfrentamos a un ser ma-
-¡¿Qui qué?! -saltó Canarito. Idico y endemoniado.
-Quiróptero, los murciélagos son
quirópteros -siguió Perico-o Y los vampi
ros son específicamente de la familia de los
desmodóntidos, es decir, con largos incisivos
que usan mucho por ser criaturas hematófa
gas.
-¿Hema qué? -volvió a preguntar
Canarito.
-Que se alimentan succionando
sangre -respondió el doctor Perico.
~¿Esos animales existen? -se extrañó
Pato.
-Claro, viven en las selvas de Amé
rica Central y del Sur.
-Yo pensé que los vampiros eran
seres imaginarios que la gente había inventado
para meter miedo -habló Pato-o Doctor,
¿y por qué dice que este es un terrible mons
truo?
-Por el grosor de sus colmillos, por
la agresividad, por la rapidez con que destru
yó a tantas aves en casa de Águila y porque,
si está amaestrado así, quiere decir que le han
hecho variaciones genéticas...
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,f La dañina sombra de un árbol . .
cabeza entre sus manos-o Lo que pasa es -¿Y esto qué es? ¡Deténganse!
que yo tengo que hablar también, ¿no? Los gemelos, con un movimiento elec
Una vez calmada la situación, el gor trizante se compusieron enseguida, tomando
do se acomodó en el banco, cruzó su pierna una actitud tranquila, pero innegablemente
izquierda y mirando a su alrededor se dirigió nerviosa a juzgar por sus miradas. Pato levan
al niño: tó la cabeza y saltó de alegría al ver al recién
-Creo que te conviene decirme qué llegado.
han averiguado. -¡Inspector Gallo! -gritó y se pegó
-¡Pero señor, si no sé de qué me ha al hombre, abrazándolo por la cintura.
blan! -respondió Pato con voz de lamento,
rezando por dentro para que llegara Canarito
y así poder paralizar a esos hombres, de ma
nera que pudieran pensar cómo salir de aquel
peligro.
-¡Vamos, vamos, muchacho! -lo
instó el gordo echándose hacia atrás el som
brero-. ¿Qué saben? ¿Qué han visto? ...
-¿Sabes dónde tenemos a la niña?
-lo [mitó con sus preguntas el flaco.
-¡Pero cómo le vas a preguntar eso!
¿No ves que ahí le estás confesando que fuimos
nosotros? ---y el gordo, con mucha agilidad,
se paró en el banco inclinándose con las rodillas
en la espalda de Pato y comenzó a pegarle
una larga seguidilla de puñetazos a su herma
no, que se defendía como podía.
De repente, una voz se impuso por
encima de aquel escándalo.
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-¿Te estaban pegando, hijo mío? I lllOcimienros, por rectitud y por honestidad,
e
-le preguntó el hombre.
n~l yo. Así que hoy me citaron para darme el
-¡No, señor! ¡Era entre ellos! -res l ;Irgo.
pondió Pato-.. Pero me estaban amenazando. -¡Qué rico! ¡Felicidades, inspector!
-¡Largo de aquí! -ordenó el inspec -¡Gracias! ¡Gracias! -y el inspector
tor dirigiéndose a los gemelos-o jO llamo a ( ;allo se tocó el pecho con su mano, mientras
la policía!
hacía una simpática inclinación con su torso,
Los hermanos se miraron entre sí y como saludando a un imaginario público.
obedecieron sin chistar, no sin antes dirigirle -Sí, es un gran cargo, señor, pero no
al niño una fría mirada de odio.
estoy muy seguro de que lo pueda ejercer
-¡Qué bueno que pasó por aquí, -lo cortó el niño con su grave comentario.
inspector! ¡Me salvó! -le agradeció el niño. -¿Por qué dices eso, hijo mío?
-Sí, fue una suerte que viniera a la Entonces, Pato le contó todos los
COCA ¡Parece que hoyes mi día de suerte! sucesos y toda su investigación hasta el mo
-¿y por qué, inspector? ¿Qué pasó mento. Para ello tuvieron que sentarse en el
en la comisión?
banco. El hombre no podía creer lo que escu
-No sé si tú sabes, hijo mío, que Al
chaba, por lo que a veces lo interrumpía con
batros, tu verdadero inspector, le dijo a la
exclamaciones de asombro. El niño finalizó su
directora del colegio que quería que yo lo
relato con la recién amenaza de los gemelos.
SUStltuyera.
de todo esto y quiere ganar la competenei.1 ~ l llriosos, por lo que Pato no se sentía tan
como sea. ',lI\ilario, aunque se mantenía algo alterado y
. .
-Hijo mío, no sé cómo ayudar. p~ IIlSIOSO por ver a su amigo.
ro cuenten conmigo para lo que sea necesa Poco tuvo que esperar para que llegara
no. { :;lIlarito acompañado por Bingo.
- j Usted podría ser útil con ese car
Enseguida, Pato corrió hacia él y rea
go, inspector! -saltó el niño-o Sólo tiene Ij/.aron los movimientos de siempre: chocaron
que decirnos, por ejemplo, quiénes son los ."us palmas de arriba hacia abajo y de abajo
extraños que se inscriben, no sé, quizás... hacia arriba, toparon sus puños cerrados y
-¿Extraños? -lo interrumpió el laminaron con sus manos derechas bien
hombre-o Ahora que dices eso, recuerdo lo apretadas, golpeándose el pecho de cada uno.
raro que me pareció ver en la lista de los úl y por el insistente pedido de Bingo, tuvo que
timos inscritos a La Urraca. hacer 10 mismo con las alas ddloro. Entonces,
-¿La bruja Urraca? Pato le informó de todos los acontecimientos
--Sí, y es extraño porque ella nunca que se había perdido, y en un segundo habían
había competido. decidido visitar a La Urraca.
-¡De verdad que es sospechoso eso! -¡Re nacucu ajo no! ¡Re nacuCu ajo
-dijo Pato pensando en ello. no! -gritaba el loro sin descanso.
-Bueno, hijo mío, ahora debo irme. -¡Cállate, Bingo, que no te va a pa
No te quedes aquí por si vuelven esos delin sar nadal -trataban de calmarlo los niños.
cuentes. Recordaron que el doctor Perico les
-No se preocupe, inspector. Estaré había dicho que el camino salía por la antigua
alerta. parroquia y para allá fueron. A veces, Pato en
-¡Ah! ¡Y manténganme al tanto pa silencio y el silbido por 10 bajo de Canarito,
ra ver qué puedo hacer! pero en otras ocasiones charlando los tres
Y marchándose Gallo, el niño fue a amigos avanzaban por el camino de tierra
pararse frente a la COCA, donde sus puertas que se internaba en el bosque por la parte
veían pasar de vez en cuando a funcionarios menos tupida.
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-Espérenme aquí. Voy y vuelvo ¿No ves que está enfermo? ¿No ves que agarró
-dijo y fue hasta la cabaña, entrando por la esa alergia por ponerse a la sombra del litre?
puerta trasera. -¿Del qué?
Los niños, enmudecidos, la vieron ir. -Nadie se puede poner debajo de
-¿Qué... qué nos hará? -rompió ese árbol que se llama litre, porque ensegui
Pato el silencio. da se hincha.
-No sé -respondió Can arito, y -¿En serio? -Canarito no lo podía
volviéndose hacia su amigo, de pronto el sus creer.
to se reflejó en su cara y gritó: -¡Te estás -¡Claro! Pero ahora le doy esta pas
convirtiendo en un renacuajo! tilla y en unas horas estará bien.
-¿Qué? La mujer puso la píldora en la boca
-¡Te estás hinchando! ¡Todo tu de Pato y lo ayudó a beber del vaso. Después
cuerpo se está hinchando como un sapo! tomaron al niño entre los dos y lo llevaron
Efectivamen te, la piel de Pato había dentro de la cabaña, donde lo acostaron en la
comenzado a inflamarse como en una terri única cama.
ble erupción. Desde una rama del árbol que se dis
-¡Me siento mal! -se desesperó el tinguía a través de los cristales de la ventana,
muchacho-o ¡Llama a mi mamá, Canarito! el búho Ataúd los miraba moviendo lenta
En ese momento La Urraca salía co mente su cabeza de un lado a otro.
rriendo de su cabaña con un vaso en la mano. Cuando vieron a Pato medio dormido,
-¡¿En qué lo quiere convenir ahora, La Urraca y Canarito se sentaron en el come
bruja?! -saltó Canarito como una fiera, ame dor a beber un jugo de naranja que ella sirvió
nazándola con sus puños-o ¡No lo va a tocar! amablemente.
-¿Pero qué te pasa, chiquillo? -chi -Disculpe, señora, por todo esto
lló la mujer. --dijo con dificultad Canarito-. Es que usted
-¡Paralízala, Pato! ¡Rápido, paralízala, tiene fama.
Pato! -gritó el niño dirigiéndose a su amigo. -Sí, de bruja. Eso es por mi nariz de
-¡Pero estás loco! -dijo la bruja-o gancho.
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- y también por ser huraña y rara. hago con el sintetizador que alquilé!
-¿Yo rara? ¿Quién dijo eso? -¿Sintetizador?
-Disculpe, señora, pero una mujer -Sí, el que manejo desde la mesa.
que vive sola en estos parajes, vestida así y -¿La mesa de allá afuera donde tie
que se dedica a hacer ruidos extraños... ne la vela y el caracol?
-¿Es por eso que llegaron hasta -Exacto.
aquí? -¡Qué equivocación, madre míal
o.... S'1, tam b"len.
- 1'N' -exclamó Canarito-. y nosotros que pen
-Mira, no tienes que mentir. Yo lo sábamos que usted...
sé todo. Para eso soy bruja, ¿no? Yo sé quié -Sí, ya me imagino por todo lo que
nes son ustedes, qué están investigando y que están pasando. ¡Pero eres muy valiente! Allá
hasta piensan que soy sospechosa. afuera defendiste muy bien a tu amigo y me
-No, lo que pasa... amenazaste con tus puños y todo.
-¡No mientas te dije! -lo inte -Disculpe, es que...
rrumpió La Urraca-o Mira, voy a explicarte -Mira, ¿quieres el consejo de una
algo. Esos ruidos que hago son para entrenar bruja?
a Ataúd. Me interesa ganar la competencia -¡Claro!
para poder arreglar esta cabaña que se está -Guarda tu valentía para cuando
cayendo. llegue el momento, porque lo que les espera
-¿Entrenar a su búho dice? es demasiado peligroso.
-Bueno, es la única ave que poseo. -¿Qué sabe usted... ? -rogó el niño,
Pero como es nocturna, es decir, de día sólo acercando su asiento al de la mujer.
duerme, tengo que mantenerla despierta con -Sólo puedo decirte... ¡lo que me ha
esos ruidos. dicho Ataúd!
-Disculpe la pregunta, pero ¿y esa -¿y qué le ha dicho?
caja que cuelga del alero? ¿No es una jaula? -¡Lo que siempre sueña! ¡En las
-¿Qué jaula de qué? ¡Es un bafle cuevas está todo! ¡Y lo que buscan específica
que puse ahí para amplificar el sonido que mente está en la Cueva Negra!
-¡Qué!
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daba acceso a la oscura caverna. Ya estaban Al cabo de un par de minutos regresó muy
próximos al lugar, cuando escucharon voces excitado:
y una especie de silbato que los hizo detener -¡Unmons trutrutruo! ¡Ahí habhab
se y buscar protección detrás de una de las er un mons trutruo!
grandes rocas que abundaban allí. -¿Qué monstruo es ese, Bingo? -le
-¿Quiénes serán? -preguntó Ca preguntó el profesor Perico en tono de incre
narito en voz baja. dulidad.
-Bingo, averigua quiénes están ahí -¡Serpa jarro en norme! ... Pepe erono
-le ordenó el profesor Perico a su loro. serpa jarrro!
-¡Yoyo noquer erer! -se negó el ave -Espérate, espérate, Bingo. ¿Cómo es
moviendo su cabeza. eso de que es un pájaro, pero no es un pájaro?
-Si fueras tan valiente como bro -¡Porqueque noten erplu mas!
mista, ya estarías cumpliendo mi orden -le -¿ Un pájaro que no tiene plumas?
reprochó el científico. -Canarito abrió los ojos en señal de sorpre
-Es tata bibien... -accedió el loro sa, pero enseguida se burló-o ¿Entonces es
avergonzado-, mimi ira verver, pepe ro si calvo?
papas arme al gogo de cira mishi josjos -¡Nono! ¡Tete nersu cucu erpo llelle
queyo yomomo rirconho nonor. node pepe los!
-¿Qué dijo? -Canarito no pudo -¡¿Cuerpo lleno de pelos?! -excla
entender. mó el niño.
-¡Decir a mis hijos que yo morir Al escuchar aquello, el profesor Perico
con honor! -tradujo Perico, y se dirigió al se tornó sombrío y musitó con visible temor:
pájaro-o. ¡Déjate de dramatismo, Bingo, que -¡El vampiro!
ni siquiera tienes novia! ¡Anda a ver quiénes -¡El monstruo chupasangre! -Ca
están hablando y si1bando! narito se sobresaltó.
El loro levantó el vuelo y dio una vuel -Sí, mi amigo -asintió con grave
ta a prudencial altura, mientras el muchacho dad el viejo de la melena punk-, sin dudas
yel científico lo observaban desde su escondite. ese monstruo que dice haber visto Bingo
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fue quien les chupó la sangre a las aves de -Pero no debemos irnos sin siquiera
Águila. ver qué hacen -opinó Canarito en una
-¿ ~ además de chupar sangre, habla? muestra de valentía.
-hizo Canarito una pregunta importante. -Está bien -aceptó el profesor
-¡Nono! ¡Nose rel momons trutruo Perico-, vamos, pero con mucho cuidado.
qui enha blablar! -se apresuró Bingo en la Esto es demasiado peligroso.
aclaración. Se deslizaron entre las rocas para tra
-¿No es el monstruo quien habla? tar de situarse en una posición desde la que
¿y entonces quién lo hace? -el niño insistió pudieran observar lo que hacían los gemelos
en saber. con el vampiro. De más está decir que Bingo
-Serdos titi posmu yr aros -dijo el se quedó esperándolos lejos del peligro. Al
loro. fin consiguieron subir a una alta peña, desde
-¿Uno alto y otro bajito muy pare la cual tenían una buena visibilidad de la en
cidos? -saltó el niño. trada de la Cueva Negra y de una explanada
-Sisisí. no muy grande que había delante. Canarito
-¡Ésos fueron los que secuestraron a y Perico sintieron que un sudor frío recorrió
Cata! -exclamó Canarito. sus espinas dorsales cuando vieron al mons
El doctor se pasó la mano por sus pe truo, que en ese momento colgaba desde una
los parados. especie de percha de madera situada junto a
-¿Qué hacemos? -continuó el la entrada de la tenebrosa caverna. El peludo
muchacho. y negro cuerpo era aproximadamente del ta
-No sé... -vaciló el aludido-, es maño de un águila real, por lo que calcularon
peligroso acercarse con ese monstruo ahí, al que sus alas abiertas debían sobrepasar am
parecer esos dos tipos lo han entrenado para pliamente un metro de envergadura.
que cumpla las órdenes que ellos le den. -¡No sabía que un murciélago podía
-¡Meme van van chuchu par san ser tan grande! -dijo Canarito con voz casi
gregre a yayo! -dijo Bingo con un temblor imperceptible, pero que denotaba la terrible
que lo sacudió desde el pico hasta la cola. impresión que aquello le causaba.
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-¡No lo puedo creer! ¡Así piensan doctor -respondió el niño-o Necesito que
matar a Centella y ganar con su halcón! usted vaya a casa de La Urraca y, si Pato está
-¡Exactamente] -y el doctor se pasó mejor, aco'mpáñelo a su casa, por favor.
una vez más la mano por su pelo erizado-o -Eso no es problema.
De la misma forma en que mucha gente -Bien, entonces le dice que se ponga
practica la cetrería. en contacto con su tío Pelícano, el prefecto de
-¡¿Ce qué?! -preguntó el niño. policía, y le cuente todo para que atrapen en
-Cetrería. Es una especie de depor seguida a esta gente antes de la competencia.
te en el que se hacen competencias con aves -Muy bien, ¿pero qué vas a hacer tú?
de rapiña, a ver quién mata más rápido y más -He pensado que si me quedo aquí
elegantemente a unas inocentes palomas. y sigo a los gemelos cuando salgan, podrían
-¿Hay gente que hace eso? llevarme hasta donde tienen a Cata, ¿qué le
-¡Claro! Y entrenan igual a sus aves. parece?
¡Tenemos que hacer algo, Canarito! -Es una buena idea, pero muy peli
-¡Si Pato estuviera aquí, ya los hu grosa -afirmó Perico-o Tienes que hacerlo
biéramos paralizado y acabado con ellos! con mucho cuidado.
-¿Qué dices? -No se preocupe.
-No, no me haga caso, doctor. -Te quedas con Bingo, por si acaso.
y ambos regresaron por donde habían -¡Yayo cui cui cui da ara tú!
llegado, pero en esta ocasión con muchas más Se despidieron, no sin que antes el
precaUCiOnes. doctor repitiera lo peligroso de la situación y
Al llegar adonde los esperaba Bingo, los consejos de ocultarse muy bien.
y después de silbar por lo bajito durante el Alrededor de veinte minutos duró la
camino, Canarito comenzó a moverse in espera. Los gemelos salieron discutiendo
qUieto. ahora sobre a quién le tocaba llevar un bolso
-Tengo la impresión de que estás que había que manipular con cuidado.
tramando algo -le dijo Perico. Canarito y Bingo los siguieron como
-Sí, se me ha ocurrido una idea, estaba planeado. Pero no fue fácil. Como el
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terreno era irregular, a veces para salvar una Después de un buen rato de camino,
roca tenían que mostrarse demasiado y con arribaron a un pequeño cerro donde se
las frecuentes peleas de los hermanos era po abrían las bocas de dos cuevas muy parecidas.
sible que los descubrieran, por lo que el niño Los gemelos entraron en la ubicada a
tenía que lanzarse a tierra lo más rápido posible, la derecha y Canarito intentó hacer lo mismo,
llenándose de polvo y recibiendo golpes y pero Bingo no le dio tiempo.
arañazos. Bingo, en cambio, optó por volar Voló hacia la de la izquierda, graznán
de piedra en piedra, sufriendo por no poder dale bajito «es pepe rar mú>, y desapareció en
hacer alguna broma de las tantas que le pasa la caverna.
ban por su mente. Canarito lo esperó obedientemente
durante un rato. Casi a punto de impacien
tarse, llegó Bingo posándose en su hombro.
-Tutú popo deren trar.
-¿En ésa? Pero si ellos entraron en la
otra.
-Yayo coco nono cer. Las dose u
unen.
-¡Ah! ¡Qué inteligente es mi lorito!
¡Vamos entonces!
Entraron en la cueva, que era pequeña,
y fueron sin dificultad hasta una bifurcación,
donde tomando a la derecha por una corta
galería llegaron a la otra cueva.
Canarito asomó la cabeza para tratar
de descubrir la prisión de Cata. Pudo obser
var una cavidad rocosa mucho más ancha y
alta, pero también mucho más arreglada y
adaptada a las necesidades de sus moradores.
102 103
Se veían mesas, sillas, archivos, libros, algunas -¡Cállate, Bingo! ¡Déjate de bromas
herramientas, armas y variados cachivaches. ahora! Mira, tengo una idea. Antes de irnos,
Como adorno, en repisas adosadas a las pare me hace falta que vayas y le digas a Cata que
des de la cueva, numerosas aves disecadas. no se preocupe, que la vaya salvar.
Los gemelos estaban de espaldas a él, -¡Tutú es tarlo coco!
sacando una cantina con comida del bolso y -No, no estoy loco, tú puedes fácil
dándosela en las manos a la niña, que se en mente llegar hasta ella.
contraba en una enorme jaula cerrada con -¿Coco momo moco... ? ¿Cómo?
candado. -Te paralizas como una estatua y
Canarito sintió lástima por su amiga. vas desplazándote entre las aves disecadas co
Se veía algo sucia, demactada y sin ánimo ni mo si fueras una de ellas. ¡Así no se darán
para comer. De todas formas, el mismo cos cuenta!
quilleo de siempre comenzó a recorrer su estó -¡Tutú es tarlo coco!
mago. «Sí -se dijo-, esa niña me gusta más -¡Hazlo, dale, que estamos apurados!
que un helado de chocolate con almendras». El niño siguió con la vista al loro, que
A él mismo le dio gracia su compara desde su hombro había saltado a la repisa
ción, por lo que no pudo aguantar una sonrisa, más cercana, alIado de dos cuervos disecados.
que enseguida se le congeló en el rostro para El ave imitó la misma posición amenazadora
dar paso a una expresión de asombro. de sus vecinos y cuando con el rabillo del ojo
En ese instante, los gemelos se ha vio que los gemelos estaban entretenidos co
bían movido de posición, dejando en el miendo, saltó a otra repisa, cayendo al lado
campo visual del niño a otra persona que de un guacamayo y una cacatúa. Enseguida
acompañaba a Cata en su encierro: ¡el ins abrió las alas para imitarlas y así continuó
pector Albatros! avanzando hasta acercarse lo más que pudo a
-¡No lo puedo creer! ¿Para qué se la niña. Pot supuesto, provocándole sustos a
cuestraton también al inspector? Canarito, porque al tomar confianza en lo que
-Por queque lespu soso una nono hacía, comenzó a paralizarse con poses ridícu
tata en el ex pepe diente. las, como bailando, modelando, agonizando,
104
los cuales seguro iban a tratar de sacarlos de Cuando asomaron sus cabecitas para
tantos supuestos peligros, como es lógico. No observar y poder elaborar un plan acorde con
quisieron decírselo al señor Águila para no la situación, lo que vieron y escucharon los
causarle sufrimientos, pero, sobre todo, para dejó boquiabiertos.
evitar una reacción que echara a perder el res -¿Le dieron comida al vampiro? -de
cate. El doctor Perico, además de estar muy da la voz conocida de un hombre, al cual no
viejo, estaría alIado de Águila en la competen podían ver por encontrarse en un rincón
cia; La Urraca participando, y el inspector Ga donde la débil iluminación no alcanzaba.
llo en su condición de juez principal. -No, como nos ordenó, lleva un día
Por eso, estaban solos en aquella sin comer -contestó el gemelo gordito-o
aventura. ¿Cómo iban a salvar a la niña y al Debe tener ganas de chuparle la sangre a un
inspector Albatros? Aún no lo tenían claro, elefante.
pero sabían que su don especial para parali -¿ y Mefistófeles? -contin uó el
zar al mundo a su alrededor era un arma muy hombre.
poderosa en aquellas circunstancias. -Nuestro gavilán está listo para la
Llegaron frente a las dos cuevas y se in competencia, señor -respondió ahora el fla
ternaron por la de la izquierda, la misma que co, que hizo un gesto de defensa ante la rabia
habían usado Bingo y Canarito el día anterior. contenida de su hermano al oírlo hablar.
-¿Qué saben de esos mocosos?
-volvió a preguntar la voz.
-Nada, señor -respondió rápido el
gordo y bajito para adelantarse a su hermano.
-Escuchen bien -rugió el hombre
desde las sombras-o He gastado mucho di
nero en esta operación, soporté estar entre
niños majaderos para facilitar la captura de
esta chiquilla y ahora vaya ser el juez princi
pal. En fin, si algo falla, ¡les juro que ustedes
112 113
serán la comida de ese monstruo! Con más miedo por la sorpresa y, por
-¡El inspector Gallol -balbuceó Pa tanto, con más precaución, volvieron a
to escondiéndose, cerrando sus ojos y pegando asomarse al salón de la cueva de alIado.
todo su cuerpo contra la pared de la caverna. Vieron a Gallo saliendo con el ves
-¡Increíble! -lo secundó Canarito tuario y los aditamentos requeridos para su
moviendo su cabeza como un péndulo. función de juez.
-¡Yoyo melo ima giginé! -susurró -¡Tú! -dijo señalando al gordo-o
Bingo en tono de broma, pero los niños ni ¡Ve a buscar al monstruo y escóndelo cerca
caso le hicieron. de mí, por si hace falta usarlo! ¡Después, pre
-¡Por eso secuestró a nuestro ins séntate en la competencia con Mefistófeles y
pectorl -habló Pato como para él. hazlo con toda naturalidad! ¿De acuerdo?
-¡Claro[ -respondió su amigo, -¡Sí, señor! -respondió el bajito.
también muy bajito-o Por eso llamó a Cata -¡Y tú! -le tocó ahora al alto-o
ese día con la excusa de regañarla a esa hora, ¡Te quedas aquí vigilando a estos dos! ¡No
cuando todos se habían ido del colegio. quiero que se te escapen a última hora!
_¡Y después sustituir también a Alba ¿Entendido?
tros en la competencia! ¡El plan era perfecto! -¡Sí, señor! ¡No se preocupe! -res
-siguió pensando Pato en voz no muy alta. pondió el flaco, palpándose las llaves en el
-Con eso y la carta bajo la manga pantalón.
del terrible vampiro... ¡Así cualquiera gana! -¡La otra copia de la llave la tengo
-¡Lo astuto que fue al sacarme toda yo! -le informó el gordo.
la información en aquel banco frente a la -¡No hace falta que él la tenga, jefe!
COCA! -añadió Pato-o ¡Y la actuación -¡Cállate! -le gritó el hermano
que hizo al salvarme de los gemelosl saltando para pegarle por la cabeza-o No
-Bueno, ¿pero qué hacemos? puedes...
-Nada, seguimos vigilando hasta es -¡Basta! ¡A trabajar! -ordenó Gallo
perar el momento preciso para actuar -dijo y partió hacia la competencia.
Pato. -¡Sí, señor! -dijo el gordito cortando
114
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-No, Canarito, soy yo quien me olvi -Sí, ¿pero ahora cómo hacemos?
daré de Cata. Incluso te ayudaré a conquistarla. -Se me ocurre esto, ¡sígueme y
-¡No! ¡A mí se me ocurrió primero! ayúdame!
¡Tú te quedas con ella! Tomaron la llave del bolsillo del
- 1'N o, tu.
'1
pantalón del alto flaco y abrieron la jaula.
- 1'N o, tu.
'1
Entre los dos cargaron a Cata y la sacaron.
Ambos, a pesar de la complicada si Después, al inspector Albatros, que estaba
tuación, soltaron una carcajada. Les dio gracia como si fuera una estatua, lo acostaron en el
estar peleados por algo y ahora pelearse por suelo sobre un saco de tela que encontraron
en un rincón y lo arrastraron afuera. Por su
10 contrario.
-¿Amigos? puesto, lo pudieron hacer porque el hombre
-¡Amigos! era viejo, delgado y chico. Pero cuando in
y chocaron sus palmas de arriba ha tentaron hacer lo mismo con el gemelo aUto
cia abajo y de abajo hacia arriba, toparon sus y flaco para meterlo en la jaula, la cosa se
puños cerrados y terminaron con sus manos complicó.
derechas bien apretadas, golpeándose el pecho -¿Qué hacemos ahora? ¡No se me
de cada uno. En ese momento escucharon el ocurre nada! -se lamentó Canarito.
chillido de Bingo y los pasos del flaco entran -A mí sí -le contestó su amigo-o
do en la cueva en su eterno recorrido. ¡Sígueme y ayúdame!
-Creo que lo debes intentar -dijo Pato había visto una pequeña red em
el mismo rincón donde hallaron el saco y se
Canarito.
-Pues ahí va -respondió su amigo gi la echó por encima al hombre. Acto seguido
rándose hacia los recién llegados. buscaron una soga, se la amarraron al cuer
Entonces cerró rápidamente los ojos, po del gemelo por una punta y estiraron el
apretó los labios, aguantó la respiración, chas otro cabo hasta situarse ellos dentro de la
queó los dedos y... ¡Prácata! ¡Ahora sí! ¡Todos jaula.
paralizados! ¡Hasta Bingo en pleno vuelo! Canarito realizó los movimientos de
-¡Funcionó! -gritó Canarito. costumbre y... ¡Prácata! ¡Todos en movimiento!
120 121
-¡Amigos!
y chocaron sus palmas de arriba hacia
abajo y de abajo hacia arriba, toparon sus pu
ños cerrados y terminaron con sus manos
derechas bien apretadas, golpeándose el pe
cho de cada uno.
Bingo, enseguida, voló hacia ellos y
comenzó a hacer lo mismo con sus alas.
Salieron de la cueva hacia la compe El estadio de fútbol de Montebello ya
tencia sin hablar, pensando en lo sucedido y estaba repleto. Desde horas muy tempranas,
en cómo se resolverían las cosas, incluyendo todos los habitantes de la ciudad y muchos
en cómo se iban a enfrentar al terrible vampiro venidos de poblaciones cercanas se habían
de la Cueva Negra. Todos, hasta el inspector movilizado hacia la instalación deportiva, con
y Bingo, sintieron cómo el terror se apodera capacidad para unas 60.000 personas, deseo
ba de sus mentes. sos de participar y disfrutar del evento que le
Iban tan ensimismados que ni cuenta había dado connotación internacional al
se dieron cuando se dejaron de escuchar los pueblo. Claro, con excepción de Javier Águi
improperios, maldiciones y promesas de ven la y el profesor Perico Iriguyen, ninguno de
ganza del gemelo encerrado. los asistentes sospechaba siquiera los aconte
cimientos que venían desarrollándose con
relación a la competencia, ni el peligro a que
se hallaban expuestos debido a los siniestros
personajes que estaban dispuestos a cualquier
atrocidad con tal de alcanzar sus propósitos.
A las diez en punto se escucharon las
notas del himno nacional y el presidente de
la COCA pronunció su acostumbrado dis
curso inaugural. A continuación, leyó la lista
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Ante la sorpresa del falso inspector mirara a Águila, quien se acercaba al grupo
Gallo y de su secuaz, el gemelo gordo, el chu abrazado a su hija Cata, jubiloso por haberla
pasangre cambió de dirección y fue a meterse recuperado y por haber ganado la competencia.
en la caja de donde había salido. -¿Y qué será de ese monstruo? -qui
En el mismo instante en que el loro so saber Pato, señalando al auto donde se
neutralizaba al vampiro, Centella llegaba una llevaban al vampiro.
vez más primero a su percha, seguido muy de -Pienso ir a la policía para que me
cerca por el cuervo Azabache, que en los úl lo den -dijo Perico llegando al grupo-o
timos metros habia conseguido sobrepasar al Creo que lo estudiaré para ver lo que le hicie
gavilán Mefistófeles, que entró tercero. Luego, ron. Podría ser útil.
le siguieron en orden la cacatúa Julieta, la -¡Claro! Hasta lo podría amaestrar
paloma mensajera, el milano, el mirlo, la gar para que trabajara como enfermero extrayendo
za blanca y el guacamayo, mientras el búho sangre en un laboratorio -bromeó Canarjto
de La Urraca roncaba ruidosamente sin ha y todos rieron.
ber salido nunca de su percha. -¡Mira, ahí se llevan a ese farsante
No pasó mucho tiempo para que, de Gallo~ -indicó Albatros, cuando la poli
avisada por Pato y el inspector Albatros, lle cía lo introducía con las manos esposadas en
gara la policía al estadio antes de que Gallo un auto patrullero.
pudiera escaparse, siendo apresado e incauta -Sí... -fue a decir Pato, pero al ins
da la caja donde estaba encerrado el vampiro. tante se dio cuenta y exclamó-: ¿Dónde está
-¡Pensamos que no llegarían a tiem el gemelo gordo?
po! -exclamó Canarito, y le dio un abrazo a -¡Es verdad! -dijo Canarito mi
su amIgo. rando en todas direcciones-o ¡No lo veo por
-¿Pero quién ganó la competencia? aquí!
-quiso saber Pato. -jTío Pelícano! ¡Tío Pelícano! -gri
-¿Quién crees tú? -se abrió la boca tó Pato, yendo hasta donde se encontraba el
de Canarito en una amplia sonrisa e hizo una prefecto-o jEl gemelo gordo se escapó! ¡Se
seña con su barbilla para que se volviera y guro fue hasta la cueva donde tenían a Cata
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llegar a El Paso -respondió Perico, señabndo Pato se acercó a Ataúd y le habló ba
con su mano hacia un punto detrás de una de jito al oído. De Jíepente, el búho abrió los
las elevaciones. ojos y voló como un avión perdiéndose por
-¿Al Paso? ¿Qué es eso? -volvió a encima del estadio.
preguntar el niño. -¡Por qué no me dijiste antes que tú
-Es un pequeño túnel, formado por podías hacer eso! -le gritó La Urraca a Pato,
dos cerritos, que sale a otro valle donde hay sorprendida por la repen tina reacción de su
un río que desemboca en el mar. Creo que ave-o ¡Hubiera ganado la competencia y yo
ese es el único camino para huir y alejarse de no habría tenido que hacer tanta bulla en
Montebello. todos estos días!
-¡Perfecto! ¡Los atraparemos! --dijo -¡Después le explico, señora! -dijo
Pato-o ¿Dónde está Bingo? __ Pato-o ¡Vamos, Canarito!
~
-Lo tengo descansando allá atrás,
sigue muy nervioso después de lo del vampiro
-le explicó Perico.
-¡Pues buscaremos otra solución!
-dijo Pato-o ¡Canarito, sígueme!
Con mucha seguridad y confianza en la
idea de su amigo, Canarito corrió junto a él
hasta llegar a la percha de partida de Ataúd, que
dormía plácidamente mientras La Urraca, de
trás del animal, se lamentaba aún de su fracaso.
-¡Señora, por favor! -le dijo Pato-o
¡Necesitamos que nos preste un rato a su búho!
-¡Por mí no hay problema! -contes
tó La Urraca-o Pero dudo que este flojo, vaga
bundo, haragán y dormilón pajarraco quiera
moverse.
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y los niños corrieron hacia El Paso a el aire, las bocas abiertas pOt la sofocación y
la mayor velocidad posible, parando de vez empapados de sudor! Parecía la foto de dos
en cuando a tomar aire. Cansados, llegaron corredores de fondo llegando a la meta casi al
. .
al lugar y se parapetaron en la salida hacia el mIsmo tIempo.
valle. -Bueno, ahora se supone que se nos
-¿Me puedes explicar ahora tu idea? ocurra algo, ¿no es así, Pato?
-preguntó Canarito, mientras se echaba -Así es -respondió el niño y se
sobre una roca. sentó en una piedra, mientras giraba su cabeza
-Es muy fácil. Cuando los gemelos varias veces para escudriñar el cielo a sus espal
salgan del túnel los paralizamos. das-o Podemos comenzar a lanzar ideas.
_.y¡
e . -Bien, podría ser que fuéramos a
-¡Ah, no sé! Ya se nos ocurrirá algo buscar la red en aquella cueva, por ejemplo.
después. -No, llegaría la policía antes, no
De repente, Canarito recordó y pre entendería nada al ver estas estatuas y se pon
guntó curioso: drían a averiguar -dijo Pato-o Yo propongo
-Ven acá, Pato, ¿qué le dijiste a que busquemos una liana en esos árboles
Ataúd? cerca del río y nos situemos con ella estirada
-Eso es una sorpresa. a la altura de sus rodillas, para cuando los
-¿ N o me la vas a decir? pongamos a mover: ¡de cabeza para el suelo!
-¡No! ¡Vas a tener que esperar! -No sirve. Se levantarían como si
.p . r
- 1 ero yo sIempre.... nada y los tendríamos encima en un segundo
En ese instante los gemelos emergie -argumentó Canarito-. Yo propongo
ron. del túnel a todo correr. conseguir una enorme plancha de aceta ino
-¡Ahí están! -gritó Canarito. xidable, de diez milímetros de espesor, y
Pato cerró rápidamente los ojos, parársela delante de sus narices, así cuando
apretó los labios, aguantó la respiración, los pongamos en movimiento, con el impul
chasqueó [os dedos y... ¡Prácata! ¡Los gemelos so que traen en sus carreras chocarían y se
paralizados en un solo pie, con los brazos por quedarían sin conocimiento.
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criador y entrenador de aves los rescatados padre, conversaba animosamente con él, entre
hijos de Centella, con cualidades suficientes decenas de personas congeladas en distintas
para ser futuros campeones y para contarles pOSlClOnes.
todo lo acontecido. -Oye, Canarito, no quería comen
La ciudad todavía estaba de fiesta, cele tártelo, pero no puedo quedarme callado.
brando la famosa Competencia de Aves. En ca -¿A qué te refieres?
da barrio habían instalado kioscos con mucha -Que Cata y tú hacen una pareja
comida y vino hecho de alpiste, el trago favori muy bonita.
to de los montebellistas. En escenarios de ma -¡Qué casualidad! ¡Eso mismo estaba
dera, instalados en las calles, grupos vocales pensando yo!
amenizaban la festividad con espectáculos muy -¿Entonces, por qué no le dices algo?
típicos de la zona, consistentes en cantar temas -¡Lo que estaba pensando era que
como «La Pájara Pinta» o «Los Pollitos Dicen». tú y ella hacen una linda pareja.
Con ese ambiente en la cuadra de la -En serio, Cananito. Ustedes po
casa de Cata, los niños contaron la historia drían ...
de la captura de los gemelos. Después, co -¿Y por qué no puedes ser tú, Pato?
mieron y hasta bailaron un buen rato. -Porque...
En un momento determinado, Pato y -¡Mira! Ya decidimos diejar eso así.
Canarito se sentaron en la acera en medio del Yo te propongo olvidarnos de ella como pa
buHicio de tantos y tantos vecinos y amigos. reja y aceptarla como amiga.
De repente, Pato cerró los ojos, apre -Sí, puede que tengas razón. Y si
tó los labios, aguantó la respiración, chasqueó algo ocurre entre ella y algulilo de nosonos,
los dedos y... ¡Prácata! ¡Toda la multitud para que sea cuando estemos más grandes.
lizada! Una pareja besándose; un hombre, al -¡Claro! Que la cosa se dé sola.
cual se le había subido el vino de alpiste a la -¿T ú crees que ella esté de acuelfdo
cabeza, quedó en el instante en que comenzaba en ser una más de nosotros?
una aparatosa caída; una mujer bailaba imi Ambos callaron, pensando en la posi
tando a un pingüino; y Cata, del brazo de su bilidad de tenerla como una íntima amiga,
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mientras contemplaban los numerosos mani pero se dieron cuenta de que sólo ella lo ha
quíes que los rodeaban. bía hecho.
-Bueno, si me aceptan... Se incorporaron rápidamente y,
Sorprendidos, buscaron con la vista cuando la niña llegó hasta ellos, entre alegres
de dónde había salido aquella voz tan cono risas los tres chocaron sus palmas de arriba
cida, hasta que vieron a Cata soltarse del hacia abajo y de abajo hacia arriba, toparon
brazo paralizado de su padre y venir hacia sus puños cerrados y terminaron con sus ma
ellos. Miraron a todas partes para comprobar nos derechas bien apretadas, golpeándose el
si se había roto el encantamiento y las demás pecho de cada uno.
personas se ponían en movimiento también,
PEPE PELAYO
JUAN MANUEL BATANCOURT (Betán)
La leyenda de la cueva..................... 48
Un cientifico punk............................. 53