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mente ambiguo, puesto que remite fe y a la de un uso), aginaciones del signo. término ¢s fal ver a la idea de una relacion les son (quie4) las tres ida es posible vincular a cada una de ellas un de- ado niimero de creaciones diferentes, en los 6rde- da de fo que se construye hoy Si term nes mas variados, pues re las obras de la la creacién intelectual (reciente), n profunda (simbélica), se podra citar la cri- interiori- fa sea de una historia. La imaginacién formal (0 atencién aguda a la varia~ discontinuos y méviles, constituye el especti mo: la poesia, el teatro épico, la musica serial y Jas com- posiciones estructurales, de Mondrian a Butor. 1962, Arguments. 2a LA ACTIVIDAD FSTRUCTURALISTA Qué es el estructuralismo? No es una escuela ni si- quiera un movimiento (al menos todavia no), pues la ayoria de los autores que suelen asociarse a ese térmi- no distan mucho de sentirse ligados entre si por una so- lidaridad de doctrina 0 de combate. Apenas es un lex co: estructura es un término ya antiguo (de origen ana- témico o gramitico).' hoy muy usado: todas las ciencias sociales recurren abundantemente a él, y el uso de la pa- inguir a nadie, a no ser que se pole ice sobre el contenido que se le da; funciones, formas, signos y significaciones no son mucho més pertinentes; hoy en dia son palabras de uso comin a las que se soli causa y del producto; sin duda hay que remontarse.a emparejamientos como los de significante-significado y sincronia-diacronia para aproximarse a lo que distingue al estructuralismo de otros modos de pensamiento; el primero porque remite al modelo lingiistico, de origen saussuriano, y que al Ja lingitstica 1. Sens er Usages du terme Structure, Mouton & Co, La Haya, 1962 293 estructura; el segundo, de un modo més decisivo, porque parece implicar una cierta revision de la nocién que Is idea de sincronia (a pesar de que en Saussure éste sea un concepto sobre todo operatorio) acredita una cierta inmovilizacion d tiempo, y en que la de diacronta tiende a representar el proceso histérico como una pura sucesién de formas; este altimo emparejamiento es tanto més distintivo cuanto patece que la principal resistencia al estr smo sea hoy de origen marxista y que se centre jén de historia (y no de estructura) te el recurso serio a labra misma, que, parad no a la n modos ¢s probablem: icaci6n (y no a mente, no es nada di Jamos a quien emplee significant y significado, sincronfa y diacronfa, sabremos si la visién estructur ‘constituida Ello es valido para el metalengt icitamente conceptos metodol quiera de un modo problemético, al pensamiento cien- tratar de buscar su descripcién mas amplia, lenguajereflexivo. En efecto puede presumirse que exis- sisicos, para quienes un deter- ten escritores, minado ejerccio de la estructura (y ya no solamente su pensamiento) representa una experiencia dist ‘gue hay que situar a analistas y a creadores bajo el sig-, no comiin de lo que podria lamarse el hon ral, definido, no por sus ideas 0 sus lengu cién, o mejor aun su fmaginari modo con que vive mentalmente la estructura. 294 vel distinto al dels sino por :* es decir el * Puede decitse pues que en relacion con todos sus usua- ios, et estructuralismo es esencialmente una actividad, s decir ta sucési ja de un cierto namero de operaciones mentales: podria hablarse de actividad es- tructuralista como se ha hablado de actividad surrealis- ta (por otra parte quiza el surrealismo haya producido la primera experiencia de la literatura estructural, algin ré que volver a tratar este punto). Pero antes de ver cuales son estas operaciones, hay que decir algo acerca de su fin. El objetivo de toda actividad estructuralista, tanto si ¢s reflexiva como pottica, es reconstruir un eobjeto», de modo que en esta reconstruccién se manifiesten las re- glas de funcionamiento (las efunciones») de este objeto. La estructura es pues en el fondo.un simulacro del obje- to, pero un simulacro dirigido, interesado, puesto que el objeto imitado hace aparecer algo. que perman sible, 0, si se prefiere as, ininteligible én el objeto natu- ral. El luego vuelve a recomponerlo; en apariencia es muy poca cosa (lo‘que mueve a decie a algurios que el trabajo es- icante, carehte de interés, intl, embargo, desde otro punto de vista, esta poca cosa es decisiva; pues entre los dos abjetos © los dos tiempos de la actividad estructuralists; se produce algo nuevo, y esto nuevo es nada menos que lo inteligible ge- nerak: el simulacro es el intelecto aftadido al objeto, y esta adicién tiene un valor antropolégico, porque es el hombre mismo, su historia, su resistencia misma que la natu presién» original del mundo, sino fabricacién verdade- 295 piarlo, sino para hacerlo intel que pueda decirse que el estructuralismo es esencial: jtaciOn, y en este aspec propiament 10 hay ninguna diferencia t nica entre el estructuralismo cientifico de una parte, y a concreto, l arte en general, de otra: ambos proceden de una mimesis fundada no en la analogia de ymado realista) sino en las sustancias (como en el arte lade has Cuando Troubetskoy reconstruye el Ja forma de un sistema de variaci nes, cuando Georges Dumézil clabora una mitologia funcional, cuando Propp constraye un cuento popular creado por estruc~ turacién de todos los cuentos eslavos que previamente ha descompuesto, cuando Claude Lévi-Strauss re cuentra el funcionamiento homol6gico de lo, imagina~ rio totémico, G. G. Granger las reglas formales del pen~ samiento econdmico o J.-C. Gardin los rasgos pertinen- tes de los bronces prehistéricos, cuando J-P. Richard ymeano en sus vibraciones descampone el poem: distintivas, no hacen nada distinto de to que hacen Mondrian, Boulez o Butor cuando ensamblan un deter- rminado objeto, que se lamaré precisamente composi- cin, através de la manifestacion regulada de determi- ‘nadas unidades y de determinadas asociaciones de estas tunidades. Poco importa que el primer objeto sometido dad de simulacro venga dado por el mundo de js estructural alaac tun modo ya reunido (en el caso del a que se ejerce sobre una lengua, una sociedad o una obra constitaidas) o atin disperso (en el caso de la «compo- siciSn estructural), que este objeto primero proceda de la realidad social 0 de la realidad imaginaria: la natura- Jeza del objeto copiado no es lo que define un arte (pre- juicio sin embargo tenaz de todos los realstas), sino lo 296 que el hombre le atade al reconstruirlo: la tenica es el ser mismo de toda creacidn, O sea, que el estructu mo existe de un modo distintivo, en relacién con otros maodos de anslisis 0 de creacién, en la medida en que los fines de la actividad estructuralista estén indisoluble te ligados a una técnica determinada: se recompo- ne el objeto para hacer aparecer funciones, y, por deci lo asi, es el camino el que hace la obra; éste es el mot vo de que haya que hablar de actividad, mas que de obra estructuralista La actividad estructuralista comporta dos operacio- cas: recorte y ensamblaje, Recortar el primer ob- (o, el que se da a la actividad de simulacro, equivale a encontrar en él fragmentos moviles cuya situacién dife- rencial engendra un determinado sentido; el fragmento en si carece de sentido, pero es tal que la menor varia- cién aportada a su configuracién produce un cambio del conjunto; un cuadrado de Mondrian, una serie de Pousseur, un versicula del Mobile de Butor, maven Lévi-Strauss, el fonema en los fondlogos, el «tema» en determinado criticoliterario, todas estas uni- dades (sea cual sea su estructura fntima y su extensi muy diferentes segiin los casos) s6lo tienen existencia significativa por sus fronteras: las que les separan de las otras unidades actuales del discurso (pero éste es un problema de ensamblaje), y también las que les distin- lades virtuales, con las que’ forman digma); esta nocién de paradigma parece ser esenci para comprender lo que es Ia visién estructuralista: el paradigma es una reservs ble, de objetos (de unidades), fuera de la cual se llama, por un acto de cita, al objeto o unidad que se quiere do- tar de un sentido actual; lo que caracteriza al objeto pa~ radigmético es que, respecto a los demas objetos de su 297 | | recerse un paco para que la diferencia que las separa cevidencia de un resplandor: es preciso que sy £ tengan a un tiempo un rasgo comin (la dentalidad) y tun rasgo distintivo (la presencia 0 la ausencia de sono- ridad) para que en francés no atribuyamos el mismo sentido a poisson (pescado) y a poison (veneno); es pre iso que los cuadrados de Mondrian sean’a un tiempo ss por si forma de cuadrados y desemejantes por la proporcién y el color; es preciso que los automéviles norteamericanos (en Mobile de Butor) sean incesante- ‘mente inspeccionados del mismo modo, pero también que difieran cada vez por la marca y el color; es preciso que los episodio$'del mito de Edipo (en el andlisis de Lévi-Strauss) sean aun tiempo idénticos y variados, para que todos estos discursos y estas obras seain intel gibles. La operacién del recorte produce asi"un primer estado disperso del simulacro, pero las unidades de la estructura en modo alguno son anarquicas: antes de ser distribuidas y encerradas en la covitinuidad de ta com posicién, cada una forma con su propia reserva virtual ‘un organismo inteligente, sometido a un principio mo tor soberano: el de la menor diferen ‘Una ver propuestas las unidades, tural debe descubrirles o Ajarles reglas de asociacién: é:ti es la actividad del ensambl vidad de llamada. Como es sabido, la sintaxis de las ar- tes.y de los discursos es extremadamente variada; pero Jo que encontramos en toda obra de proyecto estructu- fs la sumisién a obligaciones regulares, cuyo forma- listio, impropiamente incriminado,, importa mucho menos que la estabilidad; pues lo que se produce en este estadio segundo de la actividad de simulacro es una es- pecie de combate contra el azar; ésta es Ia causa de que 298 las obligaciones de recurrencia de las unidades tengan tun valor casi demitirgico: por el retorno regular de las lades y de las asociaciones de unidades, la obra pi es decir, datada de sentido; los man a estas reglas de combinacién formas, y se muy interesante mantener este empleo riguroso de una ‘bra demasiado empleada: Ia forma, se ha dicho, es Jo que permite ala contigtidad de las unidades no apa- aur: Ia obra de arte es lo permita com- recet como un puro efecto d gue el hombre arranca al azar. Ello qu prender, de una parte, por qué las obras I gurativas son, a pesar de todo, obras en el de las copias y de los dad de los conjuntos, y de otra parte, por qué estas mis- se muestran precisamente como fortuitas y por ello mismo initles a los que no advierten en ellas ninguna forma: ante un cuadro abstracto, Kruschef in discutiblemente se equivoca al no ver mas que el rastro de una cola de asno paseada por ia tela; al menos sabe a 1¢ el arte es una cierta conquista del azar se quiere aplicarla como descftaria) simulacro asi edificado no devuelve el mundo tal como lo ha tomado, y la importancia del estructural mo reside abi. En primer lugar, ta una catego- ia nueva del objeto, que no es ni lo zeal ni Lo racional, ndose asi a todo un complejo ico que se esta desarrollando en toro a investig formacién. En segundo lugar y sobre todo, saca a plena luz el proceso propiamente humano por el cual los hombres dan sentido a las cosas. gEs esto ta medida, s; evidentemente en nin~ ana época el mundo ha cesado de buscar el sentido de To que se le da y de lo que produce; Jo que es nuevo es 299 imo el sentido es posit qué vias. Incluso podria decirse que el objeto del estructura- lismo no es et hombre rico de ciertos sentidos, sino el hombre fabricador de sentidos, como si en modo algu- no fuese el contenido de los sentidos lo que agotase los fines semanticos de la humanidad, sino tinicamente el acto por el que se producen estos sentidos, variantes nuevo hombre de la investigaci6n estructural Segiin decia Hegel,” el antiguo griego se asombraba de lo natural de la naturaleza; le prestaba incesantemente ofdo, interrogaba el sentido de las fuentes, de las mon- tatias, de los bosques, de las tempestades; sin saber lo {que todos estos abjetos le decian de un modo conereto, advertia en ef orden vegetal 0 césmico un inmenso tem- Dior del sentido, al que dio el nombre de un dios: Pan. Desde entonces a ho} turaleza ha cambiado, se ha convertido en social: todo lo que se ha dado al hombre es ya humano, hasta el bosque y el rio que cruzarmos cuando viajamos. Pero ante esta naturaleza 50% distinto del antiguo griego: también él presta natural de la cultura, y percibe sin cesar en ella, més que sentidos estables, terminados, everdaderos», el temblor de una maquina inmensa que es la humanidad proce- diendo incansablemente a una creacién del sentido, sin Ja cual ya no seria humana. ¥ es debido a que esta fa bricacién del sentido es a sus ojos mas esencial que los sentidos mismos, debido a que la funcién es extensiva a be 946, p. 212, 2 Legon lphie de Phistoire, Vi 300 las obras, que el estructuralismo se hage a si mismo ac- tividad y remite a una misma identidad el ejercicio de la obra y la obra misma: una composici6n serial o un and- is de Lévi-Strauss s6lo son objetos en tanto que han lo hechos: su estado presente ¢s su acto pasado: son biendo-sdo-hechos; el artista, el analista rehace el ca ino del sentido, no tiene que designarlo: su funcién, para volver al ejemplo de Hegel, es una manteia; como ido, pero no lo en concreto, es un debido a que la arte de la adi gante, hablante y silenciosa, comprometida en do por el camino del sentido que rehace con a liberada de los sentidos labora: respuesta a quien siempre pregunta a la natural ga y pregunta que responde. 3Cémo, pues, el hombre estructural puede aceptar la acusacién de irrealismo que a veces se le dirige? ;Aca- s0 las formas no estén en el mundo, no son responsa- bles? Lo que ha habido de revolucionario en Brecht. jes verdaderamente el marxismo? ;No ha sido mas bien la decision de vincular al marxismo, en el teatro, el lugar de un reflector 0 el desgaste de una prenda de ropa? estructuralismo no retira la historia del mundo: trata de ligar a la historia, no s6lo contenidos (lo eual'se ha he- veces), sino también formas, no ate- rial, sino también lo inteligible, no sélo lo ideolégico, sino también lo estético. Y precisamente porque todo pensamiento sobre lo le histérico es también participaci6n en este intligible, sin duda al hombre es- tructural le importa poco el durar: sabe que el estructu- ralismo es también una determinada forma del mundo, que cambiaré ton el mundo; y del mismo modo que prueba su valider. (pero no su verdad) en su capacidad ingentes que el mundo consume, y sin embargo ,Tespuesta que interro- se para hablar los antiguos lenguajes ‘del mundo de una manera nueva, sabe que bastard que sutja de la historia tun nuevo lenguaje que le hable a su vez, para que su ta- rea haya terminado. 1963, Lettres Nouvelles. LA BRUYBH’ La Bruyére ocupa en la cultura francesa un lugar ambiguo:! la escuela le reconoce una gran importanci convierte sus méximas, su arte, st papel hist6rico en mas de redacci jempo su conocimie! to del Hombre y su premonici6n de una sociedad més justa (ES la idea de humanidad, decia Brunetitre, que tar); se hace de él (paradoja inestimable) un clisico y un deméerata, Sin embargo, fuera de la es- itologia de La Bruyére.es:pobre: no ha sido sertado en ninguno de esos grandes didlogos que los cescritores franceses siempre han tenido entre sf, de un iglo a otro (Pascal y Montaigne, Voltaire y Racine, Va- lery y La Fontaine}; la misma critica apenas se ha preo- cupado por renovar la imagen, tan escolar, que tenemos su obra no ée ha prestado a ninguno de los nue- interesado ni a los los psicoanalistas; en una palabra, exceptuando la sim- patia de un Proust, citando alguna méxima penetrante (Estar con la gente ala que se quiere, eso basta; soar, ha 1. Prefacio a: La Bruyére, ee Cavactres, Paris, Le monde en 10-38 (1963). jen 303 {

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