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Índice
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1Antecedentes
2La batalla
o 2.1Ofensiva italiana
o 2.2Colapso militar austrohúngaro
3Consecuencias
4Véase también
5Referencias
Antecedentes[editar]
General Armando Díaz, comandante de las fuerzas italianas en la batalla de Vittorio Veneto.
La batalla[editar]
Después de las Batallas del Piave, donde los italianos repelieron los avances austriacos, el
general italiano Armando Diaz impuso su estrategia de acumular fuerzas y mantener una
línea defensiva estable, rechazando las anteriores tácticas italianas de lanzarse a
ofensivas violentísimas (como había sucedido desde la Primera Batalla del Isonzo)
con asaltos frontales que sólo generaban escasas ganancias de territorio a cambio de
elevadísimas bajas propias.
Díaz rehusó las sugerencias de lanzar una ofensiva general, considerando necesario que
Italia emprenda una sola gran ofensiva que decidiera el curso de la guerra, pero sólo
después de una cuidadosa planificación. El proyecto de Diaz y su estado mayor consistía
en que tres de los cinco cuerpos de ejército italianos cruzarían el río Piave desde la
desembocadura de éste y desde la zona de Monte Grappa, en simultáneo, para reuinirse
en la localidad de Vittorio, con el fin de cortar las comunicaciones entre los dos grandes
cuerpos de ejército austrohúngaros que se les oponían.
A mediados de octubre el Regio Esercito disponía ya de 51 divisiones en el frente, a las
cuales se unieron tres divisiones británicas, dos francesas, una checoslovaca y un
pequeño regimiento estadounidense, sumando unos 370,000 hombres. Al frente las tropas
austrohúngaras contaban con 52 divisiones que comprendían unos 330,000 combatientes,
aunque con menos artillería que los italianos y una baja moral combativa debido a los
recientes reveses bélicos de las Potencias Centrales en Francia. La ofensiva general
empezó así el 24 de octubre, el aniversario de la gran derrota italiana de Caporetto.
Ofensiva italiana[editar]
Por miedo de terminar la guerra en una situación de derrota militar, los italianos quisieron
aprovechar del hecho que ya se estaba tratando como lograr la paz, con coloquios ya en
curso y públicos: los encuentros entre las potencias centrales y las delegaciones de la
entente eran públicas y ya habían empezado el 16 de octubre. Por esto el comando
italiano apresuró los preparativos, ciertos de un éxito debido a la situación política, ya que
las tropas imperiales ya estaban recibiendo órdenes para cesar las hostilidades.
En la primera fase, los italianos movieron sus fuerzas del Monte Grappa, en la sección
norte del frente, para atraer allí a las reservas austrohúngaras; logrado este objetivo, se
dispuso el cruce del Piave pero ello resultó difícil debido a una repentina crecida de la
corriente. No obstante, tras un febril trabajo de los ingenieros militares uno de los tres
cuerpos de ejército italianos dispuestos para el avance logró su cometido y logró fijar
una cabeza de puente en la orilla este del Piave el 27 de octubre tras un eficaz bombardeo
artillero que descolocó a los defensores austrohúngaros. Obtenida la cabeza de puente,
fueron trasladadas allí las demás reservas italianas para aprovechar la brecha penetrando
en las líneas austrohúngaras a lo largo del 29 de octubre. El general Svetozar Boroević
von Bojna, comandante máximo de las fuerzas austrohúngaras, ordenó un inmediato
contraataque, pero éste fracasó debido a la oposición de sus propias tropas ya
desmoralizadas.
Tras un sostenido avance, el 29 de octubre las fuerzas del Octavo Ejército italiano al
mando del general Enrico Caviglia, tomaron la localidad de Vittorio (que sería rebautizada
en 1923 como Vittorio Veneto), considerada la meta de la ofensiva italiana, mientras que
las fuerzas austrohúngaras de la zona debían replegarse en inferioridad numérica al tener
sus reservas ya comprometidas en el Monte Grappa. La caída de Vittorio ponía en difícil
situación a las tropas austrohúngaras que se hallaban en el Monte Grappa, más al oeste,
pues las tropas italianas podían ahora cortar toda retirada al controlar el curso medio del
Piave
Para dificultar más la situación austrohúngara, el 28 de octubre el Comité Nacional
Checoslovaco refugiado en París proclamó la independencia de Checoslovaquia; cuando
esta noticia llegó al frente al día siguiente, los soldados de
origen checo y eslovaco amenazaron con amotinarse si se les obligaba a seguir luchando.
El mismo día 29 de octubre el Reino de Serbia también declaraba la "independencia de los
croatas y eslovenos", causando motines también entre tropas de estas nacionalidades,
provocando que el estado mayor austrohúngaro ordenase una retirada general ya desde la
tarde del 28 de octubre.
A partir del día 29 las tropas austrohúngaras empezaron a sumirse en el caos, ante la
masiva negativa de las tropas de origen eslavo a seguir luchando, junto con el riesgo de
quedar cercados por los italianos. El estado mayor del general Boroević von Bojna hizo
llegar a los italianos una solicitud de cese del fuego en la tarde del día 29 pero para
entonces era ya evidente que los oficiales austrohúngaros no podían asegurar la
obediencia de sus tropas, mientras que además la oficialidad de origen eslavo se resistía a
las órdenes llegadas de Viena.
Svetozar Boroevic Von Bojna, comandante de las fuerzas austrohúngaras en el frente italiano
durante la Primera Guerra Mundial.
Consecuencias[editar]
La derrota en esta batalla del ejército de Austria-Hungría, precipitó la disolución de sus
tropas y con ello el desmembramiento efectivo del Imperio. El resultado de la lucha
también influyó en la derrota del Imperio alemán que se vio imposibilitado de abrir otro
frente al Sur, pues todas sus tropas útiles estaban concentradas contra las ofensivas
del bando aliadoen Francia al oeste.
Bajo los términos del armisticio de Villa-Giusti, las tropas austrohúngaras debieron ser
evacuadas de todo el territorio italiano ocupado desde 1915 pero también de toda la región
del Tirol, Tarvisio, el valle del Isonzo, Gorizia, Trieste, Istria, el oeste de Carniola,
y Dalmacia. Las tropas del Imperio Alemán deberían ser expulsadas de Austria-Hungría o
internadas, y las tropas aliadas tendrían libre acceso a territorio austríaco (para así
eventualmente alcanzar Alemania desde el sur). Para esa fecha Austría-Hungría carecía
de fuerza militar capaz de oponerse a estas condiciones, mientras que el propio Imperio
austrohúngaro estaba al borde de la extinción, por lo cual las cláusulas italianas fueron
aceptadas prontamente. Sin derecho alguno, hacia mediados de noviembre de 1918 las
tropas italianas ocuparon todo el Tirol, incluyendo la ciudad de Innsbruck, entrando en
contraste con el presidente estadounidense y los altos mandos de la Entente, que
obligaron los italianos a retirarse.