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Vazquez Cardenas Roman Royer

CAPÍTULO 3

MARGINACIÓN MUNICIPAL

La sociedad mexicana constituye un mosaico de situaciones microrregionales donde las


personas enfrentan diferentes estructuras de oportunidades sociales. Las desigualdades
sociales y regionales tienen profundas raíces estructurales que se expresan en la
dificultad para propagar el progreso técnico en el conjunto de la estructura productiva y en
las regiones del país.

En esta parte de la lectura hace referencia a la diversificación de condiciones sociales a


las cuales como sociedad nos vemos expuestos, Una forma de acercarse al conocimiento
de las diferencias regionales debidas a privaciones que padece la población por el rezago
educativo, la ocupación de viviendas inadecuadas, la percepción de ingresos
insuficientes, así como la residencia en localidades pequeñas, es mediante el análisis del
índice de marginación estimado por CONAPO para el ámbito municipal con base en los
resultados definitivos del XII Censo General de Población y Vivienda, también hace
mención de la estadística en algunos municipios del país incluso se hace la comparación
de estos mismos.

La estimación del índice de marginación de los 2 442 municipios confirma que nuestro
país se encuentra lacerado por una profunda desigualdad de oportunidades de
participación en el proceso de desarrollo y el disfrute de sus beneficios, La comparación
de las condiciones que prevalecen en el interior de

los municipios situados en los extremos de la marginación permite advertir las


preocupantes inequidades que erosionan la cohesión social.

En efecto, el municipio de Metlatónoc, estado de Guerrero, es la unidad político-


administrativa con mayor marginación, y cuenta con una población total de 30 mil
personas. La totalidad de la población del municipio de Metlatónoc vive en localidades con
menos de 5 000 habitantes y 90 por ciento de sus trabajadores obtiene ingresos de hasta
dos salarios mínimos.

En el otro extremo, la delegación Benito Juárez, enclavada en el área central del Distrito
Federal, es la unidad territorial con menor marginación del país, donde viven más de 360
mil personas. La formacion de capital humano derivada de sus logros educativos
determina que uno por ciento de la población de 15 o más años de edad sea analfabeta y
cinco por ciento no haya terminado la primaria.

La brecha de desarrollo social entre los municipios con grado de marginación muy alto y
muy bajo representa un reto verdaderamente desafiante para los esfuerzos de desarrollo
regional y la planeación económica y social del país
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CAMBIOS Y CONTINUIDADES DE LA MARGINACIÓN MUNICIPAL EN LA DÉCADA


DE LOS NOVENTA

De la diversidad de situaciones, vale la pena concentrar la atención en el municipio de


Ajalpan, estado de Puebla, el cual no obstante que aumentó su población de 36.9 mil
habitantes en 1990 a 48.6 mil en 2000, redujo en 13 puntos porcentuales la proporción de
la población analfabeta de 15 o más años de edad y en 15 por ciento la que no terminó
primaria durante la década pasada En síntesis, 197 municipios mejoraron el grado de
marginación entre 1990 y 2000; de ellos, un municipio avanzó dos posiciones y 196 una
posición. Así, 34 municipios pasaron de grado de marginación muy alto a alto; 33
municipios de grado de marginación alto a medio; 16 municipios de grado de marginación
medio a bajo; y 113 municipios transitaron de grado de marginación bajo a muy bajo.

CAPÍTULO 4

MARGINACIÓN, SEVERIDAD DE LA POBREZA Y REZAGO SOCIODEMOGRÁFICO

Conforme aumenta la escolaridad de las personas, la ocupación de viviendas adecuadas,


el acceso a servicios esenciales, y la disposición de ingresos monetarios suficientes para
adquirir bienes y servicios, tiende a reducirse la mortalidad y morbilidad y, con ello, a
aumentar las oportunidades reales de disfrutar de una vida larga y saludable. Asimismo,
la consolidación del proceso de desarrollo crea un horizonte de certidumbre y confianza
sobre el destino de las generaciones presentes y futuras, al tiempo que propicia la
difusión de una cultura de previsión y planeación.

En este sentido, es importante destacar que la marginación es una de las múltiples


expresiones de un bajo nivel de desarrollo humano de las entidades y municipios, y
guarda una estrecha relación con algunos indicadores de rezago sociodemográfico, que
inciden sobre las condiciones de vida de la población y contribuyen a generar
sentimientos de inseguridad e indefensión ante realidades que escapan al control
individual, familiar y comunitario.

MARGINACIÓN Y SEVERIDAD DE LA POBREZA

La marginación es una medida resumen que permite diferenciar a los municipios según la
intensidad de las privaciones que padece la población. Uno de los indicadores incluidos
en su estimación es la proporción de la población ocupada que gana hasta dos salarios
mínimos, la marginación es algo que va muy ligado a la pobreza desgraciadamente por la
falta de oportunidades que surgen en condiciones desfavorables, la marginación y la
pobreza constituyen dos expresiones de una misma realidad social, cuyos impactos
territoriales confinan en microrregiones a millones de personas, donde el rezago
productivo y educativo, la residencia en viviendas inadecuadas, la carencia de
infraestructura y equipamiento urbano, conforman una precaria estructura de
oportunidades sociales que limitan poderosamente las capacidades y opciones de las
personas para realizar el proyecto de vida que tiene razones para valorar.
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MARGINACIÓN Y CAMBIO DEMOGRÁFICO

Las relaciones entre los fenómenos sociodemográficos y las condiciones económicas y


sociales han sido objeto de múltiples investigaciones tanto de orden teórico, como
empírico. Debe señalarse que en sociedades heterogéneas como la mexicana, la
propagación del progreso técnico y de los beneficios sociales del desarrollo (como puede
ser el acceso a los servicios de educación y salud, infraestructura y equipamiento, así
como a viviendas adecuadas, entre otros)

La migración es un fenómeno complejo y dinámico que en los últimos años ha tenido un


papel cada vez más determinante en el crecimiento demográfico de las regiones del país,
y con ello en los patrones de distribución de la población en el territorio nacional. Es
importante señalar que si bien en los estadios iniciales del proceso de desarrollo los flujos
migratorios principales ocurren desde las zonas más rezagadas (rurales) hacia las más
avanzadas (ciudades).La migración de mexicanos a Estados Unidos es un fenómeno
dinámico y complejo. En las últimas décadas, este fenómeno, ha experimentado
transformaciones significativas, entre las que destaca el aumento sensible en su escala,
El incremento de la migración a Estados Unidos, en particular de su modalidad no
documentada, ha convertido a este fenómeno en uno de los temas más delicados y
sensibles de la agenda bilateral. se ha señalado que entre los factores que motivan y
sostienen la migración al país vecino, destacan las diferencias en el grado de desarrollo
entre ambos países, el desigual desempeño económico, así como las diferencias
salariales y las dificultades de la economía mexicana para generar empleos.

LA MARGINACIÓN INDÍGENA

Los indígenas conforman una población históricamente excluida de los beneficios del
desarrollo nacional. En el comienzo del nuevo siglo, los indígenas siguen padeciendo con
mayor intensidad las desventajas y vulnerabilidades relacionadas con la explotación de
tierras de bajo rendimiento y la práctica artesano-manufacturera mal retribuida por la
sociedad, así como la menor cobertura de servicios esenciales en sus lugares de
residencia
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LA POBLACION DE MEXICO EN EL NUEVO SIGLO

Tamaño, dinámica y estructura de la población: tendencias y desafío

La transición demográfica alude al tránsito de un régimen caracterizado por niveles de


mortalidad y fecundidad elevados y sin control hacia otro de niveles bajos y controlados.
Se estima que el país cuenta en la actualidad con casi 101 millones de habitantes. La
mortalidad, la fecundidad y la tasa de crecimiento se encuentran en franco descenso
desde hace más de treinta años y la población mexicana se dirige poco a poco hacia la
última etapa de la transición demográfica. El saldo neto migratorio internacional de
nuestro país es negativo y asciende actualmente a poco más de 300 mil personas por
año. La situación demográfica de México en la actualidad deriva en buena medida del
rápido crecimiento que tuvo la población hasta principios de los años setenta del siglo
pasado, cuya inercia ha quedado entretejida en la estructura por edad y su efecto ha
comenzado a mermar sólo hasta fechas reciente.

Transformaciones en la estructura demográfica

El rápido descenso de la fecundidad y la mortalidad en México ha traído como


consecuencia una transformación de la pirámide poblacional, que se expresa en un
gradual proceso de envejecimiento de la población. En el primer periodo, la mayor parte
del incremento se concentró entre la población de menores de 15 años (12.8 millones o
54.6%), seguida por las personas en edad de trabajar (15-64 años), con una proporción
menor (9.5 millones o 40.4%), mientras que a los adultos mayores (65 años o más) les
correspondió sólo una fracción mínima (1.2 millones o 5.0%). La mayor parte del
incremento poblacional se ha concentrado en las personas en edad de trabajar, cuyo
monto asciende actualmente a 63.2 millones de individuos y concentra casi dos terceras
partes (62.6%) del total. No obstante, el crecimiento ha mermado en años recientes, como
se puede ver en el panel inferior derecho de la gráfica 6, oscilando dentro de un estrecho
margen en más de 1.4 millones anuales. La inversión en salud, educación y capacitación
laboral no sólo contribuirá a ampliar las capacidades y garantizar el ejercicio de los
derechos de esta población, sino que también equipará a sus integrantes para estar en
posibilidades de competir en un mercado de trabajo cada vez más especializado.

Las personas de la tercera edad (65 años o más) son quienes crecen de manera más
rápida desde hace quince años. Su monto actual es de casi cinco millones de personas y,
aunque sólo abarca 4.9 por ciento del total, aumenta a un ritmo anual de 3.75 por ciento,
que es una tasa con el potencial para duplicar el tamaño inicial de esta población cada
18.7 años. El envejecimiento demográfico provocará en el largo plazo un creciente
desbalance entre la población trabajadora y la de edades avanzadas, lo que impondrá
fuertes presiones a los sistemas de jubilación; implicará una cuantiosa reasignación de
recursos hacia los servicios de salud y seguridad social; demandará importantes
transformaciones en los arreglos, organización y estructura interna de las familias, ya que
muchos de los problemas que acompañan el envejecimiento serán trasladados a este
ámbito como única salida para su solución. Todos estos aspectos sugieren la necesidad
de explorar las consecuencias e implicaciones del envejecimiento demográfico, reconocer
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los costos y beneficios sociales que le acompañan y preparar propuestas legislativas, así
como planes y programas institucionales para hacerle frente a sus manifestaciones de
corto, mediano y largo plazos para atenuar sus consecuencias.

Crecimiento total y de los distintos grupos de edad

El impacto del descenso de la fecundidad ha sido mucho más significativo que el de la


mortalidad, la población del país habría sido de 153.7 millones si las parejas no hubieran
controlado el tamaño de su descendencia desde 1970; el número de habitantes que se
habría alcanzado sería incluso mayor al máximo histórico de 132.4 millones previsto para
2044.

El aumento en la sobrevivencia es un fiel reflejo de las mejoras en las condiciones


generales de vida de la población mexicana, así como del gradual abatimiento de las
enfermedades infecciosas y parasitarias. Gracias a esta evolución, hoy en día la muerte
se considera principalmente "cosa de mayores", lo cual ha hecho cada vez más usual la
interacción de personas emparentadas entre sí, pertenecientes a cuatro o hasta cinco
generaciones sucesivas. Nuestra sociedad sería muy distinta si la fecundidad no hubiese
descendido. La evolución favorable de esta variable demográfica ha permitido atemperar
gradualmente las presiones sobre la oferta de ciertos servicios esenciales y provocado
una recomposición de la magnitud y el perfil de la demanda de los mismos.

Evolución de la mortalidad y la esperanza de vida

El desarrollo pleno de las capacidades para el trabajo, la educación y la cultura sólo es


posible cuando existen condiciones de salud adecuadas. El paulatino abatimiento de las
enfermedades infecciosas y parasitarias y la mayor concentración de las defunciones en
los padecimientos crónicos y degenerativos (estrechamente vinculados al alargamiento de
la sobrevivencia de la población) han ido ubicando al país en una etapa cada vez más
avanzada de la transición epidemiológica. En las tres primeras décadas del siglo pasado,
el nivel de la mortalidad era alto al compararlo con otros países, sobre todo los más
desarrollados. Se estima que la esperanza de vida era de 36.2 años (35.5 para los
hombres y 37.0 para las mujeres) en 1930. En esa época, la población del país todavía
pagaba un pesado tributo a las enfermedades de carácter infeccioso: de los diez
principales padecimientos responsables de la mortalidad, ocho eran de ese tipo. El
descenso de la mortalidad general ha sido de tal magnitud que la reducción global del
riesgo de fallecer, acumulada de 1930 a 2001, ha sido de 83.7 por ciento en los hombres
y de 86.5 por ciento en las mujeres.

En 1930, 178 de cada mil recién nacidos fallecía antes de su primer aniversario; en 2001,
esta proporción fue de sólo 24 por mil. El nivel actual de la mortalidad infantil significa que,
de cada cien defunciones infantiles, que tendrían lugar de prevalecer la mortalidad de
1930, se evitan 87. La pobreza y la emergencia de diversas vulnerabilidades sociales esta
acompañada de barreras de diversa índole que obstaculizan el uso regular de los
servicios de salud públicos y conlleva mayores niveles de mortalidad y morbilidad. La
edad de la madre al nacimiento del hijo y el intervalo intergestacional son dos factores
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determinantes del riesgo de fallecer en el primer año de vida. Empíricamente se ha


observado que ese riesgo aumenta cuando los hijos provienen de fecundidades
tempranas o tardías y de periodos de gestación cortos o prolongados. La reducción de
los niveles de la mortalidad ha estado acompañada de una modificación de la estructura
de causas de muerte. La mayor cobertura geográfica de los servicios de salud y su mayor
penetración en los distintos grupos sociales, así como la mayor aceptación y práctica de
la medicina preventiva, se refleja en una importante reducción en el riesgo de morir y
ganancias en la esperanza de vida por causas evitables a bajo costo (infecciosas,
parasitarias, del periodo perinatal y maternas), crónico-degenerativas y lesiones y
accidentes. Enfermedades crónicas y degenerativas y las lesiones y accidentes
representan una proporción creciente de la mortalidad; no obstante, también se ha
avanzado en su control, lo que se traduce en importantes ganancias en la esperanza de
vida. La prevención de accidentes también ha surtido efecto, aunque de manera
diferenciada por sexo. La prevención de accidentes es lo que propicia que las ganancias
en la esperanza de vida masculina hayan sido mayores que las femeninas en los veinte
años considerados.

La distribución territorial de la población en México

Los desafíos de la distribución territorial de la población

El país ha experimentado un importante proceso de reestructuración, el cual ha


modificado las tendencias tanto de la distribución territorial de las actividades económicas
como de la población, el crecimiento y la distribución territorial de la población también
han experimentado cambios importantes, entre los que destacan la desaceleración del
crecimiento de las principales urbes del país y la reorientación de los flujos migratorios
hacia las ciudades medias y pequeñas. En 2000, la tercera parte de la población nacional
se concentraba en nueve ciudades mayores de un millón de habitantes, mientras que en
el otro extremo, la cuarta parte de los mexicanos habitaba en 196 mil localidades menores
de 2 500 habitantes. En este sentido, los grandes retos de la política de distribución
territorial de la población son los de lograr un equilibrio distributivo de la población en el
territorio nacional, acorde con un ordenamiento territorial sustentable, y aprovechar las
ventajas competitivas de las diferentes regiones, enmarcadas tanto en la economía local
como global.

Sistema Urbano Nacional

En 2000, el sistema nacional de ciudades estaba conformado por 364 ciudades1 de más
de 15 mil habitantes, donde residen un poco más de 63.2 millones de personas, quienes
representan 65 por ciento de la población nacional. El ritmo de crecimiento de la población
urbana muestra un descenso en la segunda mitad del decenio anterior, al pasar de 2.6
por ciento promedio anual en 1990-1995 a 1.9 por ciento en 1995-2000; así, la población
de las 364 ciudades aumentó de 50.6 millones en 1990 a 63.2 en 2000.
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Zonas metropolitanas

El crecimiento y conformación de zonas metropolitanas es uno de los fenómenos de


mayor importancia en el proceso de urbanización del país, un conjunto de unidades
político-administrativas en un sólo ámbito. En 1995 se identificaron 31 ciudades con
características metropolitanas que, según los datos del XII Censo General de Población y
Vivienda 2000, albergan a 42.3 millones de mexicanos, quienes representan 43.4 por
ciento de la población total del país.

Entre las zonas metropolitanas, sobresalen 19 con una tasa de crecimiento intercensal
mayor que la del promedio de ese conjunto (2.1%), situándose en los extremos Tijuana
con 5.5 por ciento y Veracruz con 2.3 por ciento. En 1990, 66 por ciento de la población
urbana vivía en cuatro zonas metropolitanas de más de un millón de habitantes; en 1995
habitaban en seis un total de 70.1 por ciento de la población urbana del país; y en 2000,
75 por ciento de los residentes urbanos residían en ocho metrópolis de más de un millón
de habitantes. Las zonas metropolitanas de México, Guadalajara, Monterrey y Puebla,
han perdido capacidad de atracción de los flujos migratorios y su ritmo de crecimiento es
menos dinámico que el de las ciudades medias. Sin embargo, durante 1990-2000, éstas
contribuyeron en términos absolutos con más de la tercera parte (36%) del incremento
poblacional del sistema urbano nacional. Las zonas metropolitanas de Puebla, Monterrey
y Guadalajara muestran un mayor ritmo de crecimiento: 2.5, 2.4 y 2.1 por ciento anual,
respectivamente. Estas zonas presentan situaciones similares en cuanto al
desplazamiento de población de los municipios centrales hacia la periferia. Dentro de
este grupo de ciudades, destacan, por la mayor diversificación de su base económica, las
zonas metropolitanas de la Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, las cuales
orientan más sus economías hacia los servicios de alto nivel jerárquico, como son los
financieros, profesionales, información en medios masivos y de apoyo a negocios, y que
las posiciona como las ciudades de mayor jerarquía y principales nodos que vinculan al
resto del sistema urbano con el exterior.

Ciudades medias

A partir de la década de los ochenta se puede detectar un cambio relevante en el proceso


de urbanización: las grandes metrópolis disminuyen su crecimiento, mientras que las
ciudades intermedias y algunas pequeñas experimentan crecimientos considerables. Del
grupo de ciudades mayores de 500 mil habitantes, destacan las zonas metropolitanas de
Querétaro y Cuernavaca, con tasas de crecimiento de la población promedio anual
mayores a tres por ciento. En el caso de Querétaro, son los municipios de Corregidora y
Querétaro los de mayor atracción migratoria, ya que una proporción muy significativa de
su población mayor de cinco años inmigró en los últimos cinco años. El mayor número de
ciudades de este grupo, 13 de 15, presentan especialización en el sector de servicios
inmobiliarios y de alquiler de bienes muebles, seguido por los servicios de salud y
asistencia social (nueve ciudades) y servicios educativos (siete ciudades).
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Ciudades pequeñas

as ciudades pequeñas, definidas como aquéllas cuya población total se ubica en el rango
de 15 mil a 99.9 mil habitantes, se caracterizan por ser las que en conjunto aportan el
mayor número de ciudades al sistema urbano nacional, al mismo tiempo que concentran
la menor proporción de la población urbana del país. Al interior de este grupo de ciudades
se advierte un marcado desequilibrio entre los núcleos urbanos de 50 mil a 99.9 mil
habitantes y los de 15 mil a 49.9 mil, en lo que a su número y participación demográfica
se refiere. El papel desempeñado por la migración en el crecimiento de estas ciudades
ha sido fundamental. Debido a su gran número, la situación de las ciudades pequeñas es
aún más heterogénea en cuanto a especialización económica se refiere. El mayor número
de ciudades (84) ofrece servicios educativos, seguido por las manufacturas (69) y los
servicios de hoteles y restaurantes (43 ciudades).

Nivel de ingreso y vulnerabilidad de los hogares

Las oportunidades de las personas para tener un nivel de vida digno están determinadas
por una diversidad de factores. De ellos, destacan la posesión de activos, el acceso a los
satisfactores esenciales relacionados con el gasto social del Estado (como la educación,
la salud y la vivienda), así como las posibilidades de lograr una participación competitiva
en el mercado laboral.

Así, el grado en que prevalece la justicia distributiva en las sociedades contemporáneas


tiene una especial relevancia social, política y moral. La teoría del desarrollo económico
tiene uno de sus debates más apasionados en las relaciones entre el crecimiento
económico y la equidad en la distribución de los ingresos. Las crisis económicas
recurrentes y los efectos indeseables de la reforma económica que México ha vivido en
las últimas décadas, agudizaron la situación distributiva en el país y se han formulado
dudas razonables sobre la eventual disminución de la concentración del ingreso si no se
definen políticas conducentes, estrategias y programas de política económica. En este
capítulo se analiza la relación entre ingreso de los hogares y el grado de iniquidad en la
distribución del ingreso y se destacan sus implicaciones territoriales, concentrando la
atención en los hogares con los ingresos más bajos.

Distribución del ingreso per cápita de los hogares

Aun cuando existen estimaciones y opiniones diversas, puede decirse que la desigualdad
ha sido una tendencia en la distribución del ingreso de los hogares.

Características sociodemográficas de los hogares

El tamaño, estructura y etapa del ciclo de vida de las unidades domésticas constituyen
factores sociodemográficos cruciales en la determinación de su estructura de
oportunidades y las vulnerabilidades a que están expuestos ante situaciones económicas
adversas, cuya eventualidad escapa a su ámbito de competencia. La mayor presencia de
menores de edad entre los hogares de bajos ingresos describe mayores
responsabilidades. A su vez, el promedio de 1.6 menores de doce años de edad de los
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hogares de bajos ingresos sugiere una fecundidad más alta. Los hogares con los menores
recursos tienen más responsabilidad con relación a la manutención, alimentación,
educación y cuidados de los menores de edad y de los adultos mayores. Cabe destacar la
notable diferencia de los hogares con relación a la condición de actividad económica. Así,
los que tienen los ingresos más bajos alcanzan un promedio de 1.2 miembros
económicamente activos; los hogares en posición intermedia, 1.6 miembros; y los hogares
con el ingreso más alto, 1.8 miembros. En cambio, la tasa promedio de inactividad es
notablemente adversa para los hogares con los ingresos más bajos (un promedio de 1.9
miembros frente a 1.2 miembros, respectivamente), así como la tasa neta de participación
de los mayores de doce años de edad.

Las condiciones económicas adversas influyen y limitan la capacidad de los hogares para
mejorar sus condiciones de vida. Sin embargo, la índole e implicaciones presentes y
futuras de las privaciones, así como las opciones de las personas, dependen en buena
medida del ciclo de vida de sus hogares. Los hogares en etapa de expansión, por su
parte, también muestran fuertes discrepancias según su nivel de ingreso y revelan
vulnerabilidades de gran trascendencia. Los hogares en la etapa de fisión, es decir la
época en que los hijos empiezan a abandonar el hogar nuclear para formar los propios,
tienen razones de dependencia total y juvenil semejantes, aun cuando en la razón de
dependencia de la tercera edad se observa una ligera diferencia a favor de los hogares
con menos recursos. Asimismo, la razón de dependencia de la tercera edad es mayor
entre los hogares con menos recursos, lo que denota una mayor vulnerabilidad de la
población de la tercera edad, dado lo limitado de los recursos de que dispone y sus
necesidades de alimentación y cuidado de la salud.

Incidencia, intensidad y severidad de la desigualdad de ingresos

La desigualdad en la distribución del ingreso de los hogares tiene profundas implicaciones


territoriales. Se trata de un conocimiento valioso tanto para definir políticas públicas
dirigidas a atender las necesidades apremiantes de esos grupos sociales, como para
identificar sus vinculaciones con otros procesos como los demográficos, económicos y
ambientales, entre otros de gran relevancia. Al observar la incidencia de los hogares con
bajos ingresos en las entidades federativas (es decir cuando el parámetro a del índice
FGT es igual al cero), se advierte una gran asimetría en la distribución territorial de este
tipo de hogares.

Con la finalidad de acercarse a los impactos microrregionales de la iniquidad en la


distribución del ingreso de los hogares, también se estimó el conjunto de índices FGT
para los municipios del país. Entre los resultados principales del ejercicio destaca, en
primer lugar, que existe una amplia dispersión de los municipios con elevados niveles
porcentuales de unidades domésticas en los cuatro primeros deciles de la distribución
nacional del ingreso per cápita.

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