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NO ES COMO UNA RUBIA EN EL AVIÓN

NO ES COMO UNA RUBIA EN EL AVIÓN

#2
PAISAJES
INEDITOS

Juan Rapacioli

Diego Alfaro Palma


Primera edición: Buenos Aires, 2017
Impreso en Buenos Aires

Publicado por:
NO ES COMO UNA RUBIA EN EL
AVIÓN

Colección: Sofía Enecoiz y Selva Oliver

Diseño gráfico: Selva Oliver

Collage de tapa: Selva Oliver

Contacto:
noescomounarubia@gmail.com
DIEGO ALFARO
PALMA
Diego Alfaro Palma

diegopersonae.wordpress.com
diego.personae@gmail.com
ESPECIERO
Las plantas medicinales en las que confiamos serán
reemplazadas
ni melisa manzanilla o cedrón
quedan fuera para cuando el agua hierva y el cuer-
po se estabilice
Dentro queremos plantar las semillas que nos
prohibieron
de alguna forma dejar que un valle dé sus primeras
flores este invierno
aprovechar las texturas de tu blusa cuando se
desabotona
aunque te diga que no dejo los lugares como libros
sobre el velador
Me senté a ver las montañas hasta aprender el
sonido de los pájaros
El tiempo es el único mapa en el cual no podemos
poner pie atrás
A baja luz pienso en las cosas que me fuiste nom-

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brando
o en las manchas de pintura que crean animales en
la pared
Como dijiste es mejor que no nos preguntemos
tanto
Para dormir tenemos todo el cansancio que nos
suma la ansiedad
así que deja que recoja estos platos por ti
esto no es una bolsa de hierbas que se hunda hasta
calmarnos.

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PEQUEÑAS AMPOLLETAS
DE COLORES

Hasta que encontramos una voz para decir lo que


falta

la palabra es un ticket de ida y vuelta

En Quintay había un puerto ballenero

y las montañas se desasían cada verano

Tú habrás pensado en cómo silba el viento en los


pinares

la tierra sacudida a contrapelo hasta su desgaste

En Quintay una vez entré a una habitación con


luces y espejos

que imitaban el cielo donde nací

La pureza de esa imagen no la encuentro en este

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punto

Nada es posible de ser asegurado en torno a las


corrientes que nos envuelven

Bajo el océano solo se escucha el canto de las balle-


nas.

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RUTAS NAVIERAS

En Japón un anciano arrienda un grupo de actores


para interpretar el papel de sus

hijos

es su cumpleaños y son miles de yenes los que lle-


nan esa habitación hasta apagar las

velas

Barcos TU 6300 acarrean fragmentos a ser ensam-


blados en otro lugar

nos vamos moviendo de un cuerpo en otro a la


espera de esa misma forma

estudiar años para hacer el personaje del hijo ver


desatarse las cintas un trozo de

torta y un sueldo a fin de mes

Mi abuelo se fijaba en la silla de lona a la hora en

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que las olas borraban nuestros

castillos

Los que no tuvimos una infancia con efectos espe-


ciales

buscamos un café en medio de la noche con barcos


cargados de semillas.

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DIMINUTA ESCALA 1:1

Difícil dormir sin esa forma que me dejaste

esa pesca furtiva que hacemos al despertar de im-


proviso

parpadeando como las luces de un árbol de pascua

o es un bosque de linternas en medio del mar

la vi una vez atravesando la línea del Ecuador

el barco nos arrastraba a espaldas del viento

tal vez ambos tengamos un amigo dentro nuestro


que guarde esos recuerdos

el mío es un niño tímido que juega solo en un jar-


dín

araña la tierra para crear un río falso y siembra


cebollas en miniatura

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para alimentar a sus soldados

la campaña fue dura y las ramitas de peumo ape-


nas dieron contra la lluvia

el general ha preferido detener todo movimiento


hacer una vida civil en la selva

ese niño los observa deambular con sus capas de


agua escribir cartas frenéticas

a sus novias de baúl

pero cuando esos botes y sus linternas nos rodea-


ban y las olas los iban encaramando

el mundo se volvió una realidad más basta y sub-


marina

como cuando ambos soñamos con el otro y nos


contamos esas vidas en la que

nuestros cuerpos están vestidos.

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DE LAS CAJITAS DE
CORNELL

En cada uno de nosotros existen cuartos secretos


esos cuartos están saturados

de cosas no hay luz o quizás solo una vela que


guardamos por si tiembla

Nuestras formas de pensar se disponen de la ma-


nera en que apoyamos los objetos

algo más inclinados en cualquier parte del suelo

De eso hablábamos viendo las cajitas de Cornell


con cacatúas ilustradas

números de la lotería ramas oscuras

Uno de los dos lavaba los platos y el marco que


separa el monoambiente nos

encuadraba junto a las miguitas de pan

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Cada uno ha elaborado un modelo de conducta y
de decir la palabra entonces mi taller

era los viernes de caminatas por la avenida

No teníamos ni la menor idea de qué tipo de apa-


rato era un poema pero sabíamos que

abrían partes de una casa a la que nos daba miedo


pasar

Hoy esas zonas están al descubierto con lo que fui-


mos encontrando o nos cargaron sin

querer: un parque abierto al público con riego au-


tomático.

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LITORAL CENTRAL
(FRAGMENTOS)

Los movimientos maquinales horadan la piel de los


riscos

restos de jaibas cangrejos pulgas el sonido que ge-


neran al crujir bajo el sol

olas arrojando finales de caracoles locos ostiones


machas

su entrada en esas piedras dibuja una línea por la


que un equilibrista se desplaza

bolsas con nombres de supermercados abiertos las


veinticuatro horas

toda la reposición de nuestros productos da al mar

el aceite y el humo de una hermosa tarde de verano

Por eso estrella de mar no dejes tu paso en cámara


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lenta

los tentáculos con los que diriges las corrientes


frías

trae tus muertos a secar

Aquí está mi cuerpo tomando el color de los da-


mascos

entonces sube el aroma de los eucaliptos

para ellos cada mes es un año más lento y seco

Las criaturas trituran sus formas en la orilla

Junto a nosotros pasan de marisquear en cavernas


donde el aire revienta

sostienes tu sombrero a medida que se borran tus


huellas

has encontrado una estrella con siete bra-


zos

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erizos tragar pulgas de mar

te atrapa esa fauna en miniatura

Pensamos con la velocidad de grandes cochayuyos


azotados en lo inhóspito

observando a los surfistas recortar una línea de


agua

Cada forma posee una musculatura que se alarga


como un cordón de montañas

En las cocinerías silban las teteras

Son tordos los que picotean la molienda del caba-


llo

sin agua hasta amansarse formando círcu-


los al sol

La enorme chimenea oscurece los techos de zinc y


las flores del aromo

Bancos de residuos químicos diseñan su propia

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existencia corroen los murallones

crean otra ciudad en el pulmón

a esa hora los niños muertos juegan en los


columpios

sus abuelos crean ese vaivén

toman once hacen fila en el consultorio


terminan la tarea y se van a dormir

[…]

Las liebres saltan al percibir el peligro

se cuelan a los campos de golf

mastican el césped volviendo a sus madrigueras

Jaibas salen con sus tenazas a cazar

La política acuerda una hidroeléctrica


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Los motores iluminan a otros motores
A esa velocidad los castillos de arena se deshacen

El verano se expande hasta volverse frío

La humedad alcanza los frutos del eucaliptus

que guardas bajo mi almohada

para que pueda respirar

[…]

Por fuera de la ventana los abejorros

se entregan al plan del diente de dragón

La naturaleza se articula en una serie de relaciones

así como el presidente soñó las líneas de esos trenes

Son el enlace que une el aire frío al pájaro

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a la fuerza con que una tela de araña se sostiene en
la lluvia

Un día le cambiaron el nombre al litoral de los


poetas

yo te expliqué el hecho sobre la rompiente

teníamos empanadas de camarón queso y jugo de


naranja

toda la tarde entre los pinos para llegar a Algarro-


bo

sol y vidrio molido casi ágatas

las flores del petrillo con su hoja gruesa

días tan lejanos a las tormentas de la ciudad

y a la España que Neruda vio derrumbarse con sus


máscaras y cuadernos

Hay que perderse entre los que no conocemos

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para que de pronto recojan lo nuestro de la calle

entre agaves chaguales flores del quisco

verte sacudir la arena del vestido

acudiendo a este tiempo tan perfecta

Déjenme acá por una temporada

quiero estudiar la forma en que la luz

entra en el espiral de un caracol

y desde ahí oír nuestras antiguas visitas al mar

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I

En la familia todo sirve y va pasando de un cuerpo


a otro.

Lo que heredas son objetos que optaron por la for-


ma de sus dueños.

Ahora vacíos quieren algo de ti.

Por eso la casa tuvo que desaparecer por desapa-


recer.

Poseía una lengua ininteligible de suculentas y ro-


sales.

Generó la suficiente sombra para dispersarnos.

Un espacio no es el mismo luego de ver gente ago-


nizar,

decaer rodeados de enfermeras y programas de


televisión.

¿A dónde irá la energía de los que ahí pasaron?

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La vida está más llena de prosa que de poesía y las
casas son novelas:

un personaje nace, conoce el amor, se reproduce.

Los baúles son dados al verso por las huellas que


contienen.

La novela es circular. En ella hay militares irrum-


piendo.

Nadie que haya preguntado por qué los amigos se


fueron.

Y la primavera que dice: he aquí la multiplicación


de las especies,

capullos inofensivos hasta que entren en la adoles-


cencia.

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II

Nunca entendí la aparición del vudú en la familia,

fuimos criados en el Evangelio y era extraño

ver al primo mayor haciendo muñequitos y claván-


doles agujas.

¿Por qué entonces invocar al fuego fuera de casa?

Nuestros dioses lares nunca fueron del palo del


arte,

el arte verdadero algo tiene que ver con la locura.

Eso sí, la verdadera locura está lejos del arte, es un


estado de recepción.

Lo otro, la senilidad: un descanso del cuerpo hasta


apagarse.

Pero la magia nunca estuvo ni de cerca entre no-


sotros.

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A lo más ese San Pedro que creció con soltura más
allá del techo.

Su flor blanca con sus largos pistilos demoran un


año en crecer,

un día en ser vistos, uno para ser cortados y un


último en desaparecer.

Las espinas siempre estarán ahí, la flor se arruga

supo que la estudiamos y que la creíamos extraña

Le dimos nuestro silencio, como toda familia de


bien.

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IX

El ciruelo proyectaba en la sombra las cosas que


veía

para Linneo las plantas también duermen

por cuántos días, no se sabe o con qué

por qué nos cuesta tanto ver el mundo sin pensar

Y en la noche de San Juan debía ser azotado

-y tú jamás mirarte en el espejo-

así daría más que los otros años

y tendríamos un jugo rojo y espeso

a la hora de comer y a la hora de rezar

como si ese árbol hubiese bombeado un corazón

o las abejas fecundado un árbol de mujer

las manchas en el mantel y esas imágenes ahora en


ti
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Lo único que heredas de la tierra

y es por beberte sus hijos a latigazos.

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JUAN RAPACIOLI

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Juan Rapacioli

impostorinverosimil.wordpress.com

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LA MONTAÑA

no hay tiempo para pensar

me dijeron

entonces subí a la montaña

de los falsos ídolos

tomé las armas que me dio

sin preguntar

el viejo en la frontera

en la madrugada

éramos cuatro

ahora voy solo

en la tierra árida

en el borde roto

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en la sed sin límites

voy solo por la montaña

llevo el encargo intacto

la caja no corre peligro

porque no la abrí

y no la abrí porque

cumplo mis órdenes

hago la lista

tacho los nombres

busco comida

me mudo de casa

y cambio de piel

en la cima de la montaña

duermo tranquilo

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por primera vez

pero me despierta

como todos los días

el ave negra de la mañana

viene con noticias

y nuevos planes

para el amanecer

todavía dormido

bajo la montaña

conozco el camino

hacia la casa

en el patio la dejo

con las armas adentro

y me alejo por el pasto

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hacia el río

esperando la señal

la caja desaparece

entre las nubes

que tapan la nieve

llego a la orilla

tiro mi ropa

me afeito como puedo

compro una profesión

hablo por teléfono

pago las cuentas

evito las noches

trabajo horas extra

me voy de vacaciones

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con mi familia

a visitar la montaña

el ave negra no envejece

y sobrevuela el sueño

me despierto desnudo

las cabezas cortadas

bañado en sangre

la nota dice que no hay

tiempo para pensar

junto mis cosas

prendo fuego los restos

nado contra la corriente

vuelvo a la cima

me duermo en la cueva

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pasan los años

cazo con piedras

como animales

espero sentado

parado y acostado

el aleteo nocturno

que me dirá los nombres

señalará el camino

trazará el mapa

y me llevará

antes del invierno

como un viento cálido

como una lluvia leve

me llevará

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como un rezo

a la montaña

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EL TESTIGO

lo vi partir en la noche

me hice el muerto

abajo de la mesa

aguanté la respiración

presioné mis heridas

y la sangre subió

lo vi contra el vidrio

esmerilado deforme

la barba crecida

los ojos al viento

sus dedos congelados

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y el cuchillo brillante

goteando la sangre

que no pude retener

lo vi trabar la puerta

levantar las piedras

juntar los cadáveres

en la nieve desierta

cortar los leños

en la nieve desierta

hacer el fuego

en la nieve desierta

y arrojar los cuerpos

a las llamas azules

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sentí el olor al instante

no hice ruido

me tragué el vómito

que pasó raspando

como hielo astillado

como arena caliente

como metal oxidado

lo vi limpiar la casa

esperar la mañana

armar su mochila

afeitarse desnudo

salir a correr y volver

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con un ciervo muerto

que todavía temblaba

lo vi hacer la lista

comer las sobras

beber en silencio

repetir los nombres

lo vi partir en la noche

mientras desangraba

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LOS PERROS

toma el tren a la mañana

antes de la hora indicada

mira por la ventana rota

la estación que se aleja

duerme en la butaca

fuma en el baño

camina por el pasillo

buscando algo

para comer

abre la caja de vino

con los dientes

la termina apurado

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sueña con los perros

los perros que corren

los perros que ladran

los perros que muerden

sus piernas adormecidas

cuando los colmillos

llegan al cuello

se despierta gritando

bañado en sudor

llega a su casa

se baña en la oscuridad

tirado en el piso

mira el techo y espera

que lo vengan a buscar

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desayuna en la cocina

tomando un café sobre

el diario que trajo antes

la señora que limpia

llevá los chicos al colegio

dice la voz desde el cuarto

y el auto arranca con la

primera ola de frío en la

ciudad que nunca duerme

maneja por la autopista

despacio por la niebla

en el espejo retrovisor

un sol blanco quiere salir

en la oficina manda textos

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atiende el teléfono

se reúne con hombres

inquietos que van al baño

sale del hotel un rato antes

mientras su secretaria

se termina de arreglar

pasa por el supermercado

pasa por la verdulería

pasa por su cabeza

la idea de no volver

cena en familia

compra helado

besa a su esposa

cierra los ojos

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no puede correr

los perros lo alcanzan

pero no lo muerden

primero lo huelen

después lo lamen

entre las frazadas

entre las bolsas

entre la madera

que usa para el fuego

al costado de la vía

donde pide monedas

con su lata oxidada

los perros lo siguen

lo sacan del frío

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le llevan sus huesos

y lo dejan soñar

49
LA ZONA

cuando llego a la zona

el sol me pega de frente

busco su calor

pisando el barro mojado

pero la luz es blanca

y corta la mañana

sobre mi rostro de vidrio

entonces me desvío

nado contra la olas

corro bajo la lluvia

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uso un nuevo traje

para una vieja ceremonia

recorro la zona

plataforma suspendida

en un tiempo que no

termina de nacer

sobre el agua flotan

las figuras de cristal

pero en el fondo

algo se congela

el vidrio sube desde el océano

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el río el recuerdo las cenizas

vinimos a visitar la zona

cerramos las persianas

ante el hielo

pero ahí viene la inundación

marea silenciosa que rompe

los vidrios temporales

muelles desiertos donde

los marineros no hablan

ahí viene la inundación

grito sordo que mancha

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las paredes ciegas al dolor

la inundación:

cuerpos sin nombres

que cortan el último aliento

de un mundo enterrado

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EL SIMULACRO

hay un fusilado que vive

hay un muerto que habla

hay un ciego que escribe

un general toma cocaína

sobre una mujer desnuda

hay un payaso sin dientes

un hombre tirado en el pasto

un presidente sin atributos

no hay abogados ni jueces

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apelaciones o esperas

la condena es inmediata

y dura para siempre

hay hombres borrachos

oscuros comerciantes

cuerpos subastados

y alguien que escucha:

estuve bailando desde las doce

estuve trabajando todo el día

estuve esperando toda la noche

tiraron la puerta abajo

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levantaron el piso

se llevaron los restos

escuchamos las voces

no vimos las caras

nos quedamos quietos

respirando la sangre

aguantando la sed

hay una fiesta esta noche

hay comida en la mesa

hay vino en la pileta

no recordamos sus nombres

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no sabemos la cifra

no los queremos buscar

antes del llamado

nos preparamos

estamos invitados

a la broma infinita

estamos invitados

al simulacro

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VIDRIO MOLIDO
vidrio molido en los pulmones

en las fosas nasales vidrio molido

molido en el estómago de los perros

abajo de la casa abajo de los párpados

vidrio molido para levantar una casa

para estrellar una cabeza una certeza

en las uñas vidrio molido en las manos

cerrados los puños molidos en sangre

molido en la mañana sin aire con sed

molido en la ventana rota con piedras

molido en el fondo de la noche cerrada

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sobre los cuerpos inyectados desnudos

arrojados con espuma en los labios

en los dientes molido en las encías rotas

flotando por la corriente sin poder mirar

la ola definitiva que corta la respiración

molido el vidrio en las pupilas dilatadas

ojos rojos de fábrica clausurada

rabia dilatada por espera perpetua

grito molido por cena en familia

lágrima congelada en el espejo

vidrio molido por cada orificio

por cada segundo zumbido de vidrio

molido como una lluvia final

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como el final de la lluvia molido sin sol

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EL INCENDIO
después de la lluvia ceniza

negra contra el cordón de la vereda

acumulándose en los desagües

trasladando restos partes voluntades

hacia el mar donde flotan los cadáveres

el agua no pudo con el fuego

los bomberos hombres en fila

entraron al edificio

subieron las escaleras

nunca volvieron de las llamas

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alguien trató de avisar trató de correr

el fuego se abrió camino se expandió

nadie tuvo tiempo de nada

dejaron las luces prendidas

dejaron el agua corriendo

dejaron la comida en el horno

pero el agua no pudo con el fuego

no alcanzaron las tormentas

no lo vieron venir sobre las montañas

quemando la tierra arrasando plantaciones

los cuerpos calcinados al costado de la ruta

llevándose casas familias sociedades

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todos los rituales de la comunidad

desintegrados por el calor implacable

el invierno fue un desierto en disputa

guerra precaria de sobrevivientes

refugios de gente hacinada gente mutada

los últimos llantos de un bebé aferrado

a los restos de un pezón sin leche

la pata de un gato arrancada en la mano

de un hombre corriendo desnudo

el cuero cabelludo derretido sobre los ojos

de un viejo tirado en la calle en la noche

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las manos ensangrentadas de la partera

bajo las miradas extraviadas del hambre

el ruido de las cabezas aplastadas

las mujeres violadas por la patrulla

la nueva patrulla sin nombre

que vigila la tierra de nadie

que reparte agua por turno

que alimenta bocas elegidas

para contar la historia heroica

para llamar al dios sin rostro

después de provocar el incendio

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LA CALLE

en la calle nos interceptaron

nos arrastraron por la vereda

cerraron el cerco

y nos patearon en el piso

cortaron los cables

apagaron la luz

se llevaron a las mujeres

y le rompieron los dientes

a un hombre que gritaba

frente a un niño que miraba

la sangre en la lluvia

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en la calle nos rodearon

taparon las cámaras

pidieron refuerzos

una señora cayó rendida

contra la botas mojadas

se dividieron la tareas

avanzaron en círculos

nos dejaron sin agua

se robaron la comida

después como antes

devaluaron la moneda

quebraron la producción

fugaron el oro y dejaron

el barro que no alcanza

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para alimentar una boca

que pide su ejecución

en la calle nos dejaron

cortando el pan duro

matando a nuestros hijos

comiendo a nuestros padres

mientras la fiesta sigue

en otra casa otra noche

con criadas vendidas

que tragan del poder

del poder comprar

del poder viajar

del poder salir a pasear

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y mirar cómo

después de la calle

sucia y peligrosa

sale la luna sobre

las cabezas aplastadas

en la calle nos frenaron

hicieron el pozo

tiraron la tierra

y finalmente la gente

pudo circular

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