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las reacciones emocionales comunes y examinaremos cuál

es su propósito real. Las reacciones emocionales no tienen nada que ver con
el amor, porque el amor es un estado de unidad con el otro. El amor no es
sólo una emoción que va y viene. Lo que a menudo pasa por amor en el
entendimiento humano común es ante todo apego, dependencia y posesión.
Sentimientos negativos
Como veremos, todas las emociones hacia los demás implican la creencia
básica de que nosotros mismos estamos incompletos y, por tanto, los demás
son vistos y utilizados como un medio para un fin. A pesar de que podemos
no ser capaces de influir en la otra persona de la manera que nos gustaría, la
utilización de la otra persona todavía se produce en el nivel de la fantasía y la
expectativa. También descubrimos que mucho de lo que experimentamos en
una relación está sucediendo sólo en nuestra imaginación. Empecemos
primero con las emociones más negativas; descubriremos cuál es su
propósito subyacente y la respuesta probable de la otra persona.
La Ira
Las primeras sensaciones con las que empezaremos son las más negativas:
los sentimientos de odio, malicia, ira, rabia, venganza y violencia. Es obvio
que la fantasía subyacente aquí es eliminar, expulsar, matar, destruir, herir,
lastimar, asustar e intimidar. La respuesta probable de la otra persona es
evitarnos, odiarnos en respuesta, y provocar un contraataque. Formas
menores de la ira son la crítica, rumorear, el resentimiento, el mal humor, y
los juicios negativos sobre los demás. El propósito emocional es castigar a
los demás, hacerles sentir pena, tratar de obligarlos a cambiar sus
sentimientos o comportamientos, hacerlos sufrir, desquitarse con ellos,
menguarlos y devaluarlos. Esto, por supuesto, también deriva en la respuesta
de contra-crítica de la otra persona, la recopilación de resentimientos, y
evitaciones.
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Para manejar esta área, tenemos que darnos cuenta de que casi todo
el mundo tiene estas fantasías. Jugar al avestruz con ellas, pensando que
ellos son malvados o que nosotros somos culpables, no los resuelve.
Tenemos que alcanzar el nivel del coraje y observar nuestros peores
sentimientos, y admitir que son parte de la condición del ser humano, y
recordar que sólo somos considerados responsables de lo que hacemos con
ellos. Es obvio que estos sentimientos negativos se cobran un precio
emocional enorme en nuestro propio interior. Que la razón por sí sola es
suficiente para justificar el verlos y el dejarlos.
En cuanto a los sentimientos en el nivel de las relaciones
interpersonales, ahora descubrimos otra ley de la conciencia. Nuestros
sentimientos y pensamientos siempre tienen un efecto sobre las otras
personas y afectan a nuestras relaciones, ya sean estos pensamientos o
sentimientos verbalizados, expresados, o no. No entraremos, en este
momento, en la discusión de la mecánica exacta de cómo sucede esto, pero
es actualmente un área de investigación de la moderna física cuántica
avanzada, especialmente el área que concierne con las partículas
subatómicas de alta energía y su relación con los pensamientos y formas de
pensamiento.
Probablemente podemos intuir la verdad de esta ley de la conciencia
por nuestra propia experiencia. Por lo general sabemos, por ejemplo, cuando
alguien está enfadado con nosotros, incluso si no dicen nada al respecto. Al
sentir su sentimiento reprimido, podríamos preguntar, "¿algo va mal?" Incluso
cuando él responde, "Oh, nada," todavía somos conscientes de la energía de
la ira y el malestar.
Es un poco desalentador descubrir la verdad de esta interconexión a
nivel energético, pero cualquier persona la puede descubrir mediante una
investigación interna. Las actitudes generales que mantenemos sobre la otra
persona están influyendo en los sentimientos y actitudes de la otra persona
sobre nosotros, las expresemos o no. Las mujeres en nuestra sociedad son
más intuitivas que los hombres; por lo general son más conscientemente
conscientes de que sus pensamientos y sentimientos son conocidos por los
demás. Los verdadero psíquicos, por supuesto, no son más que personas
expertas en intuición.
La primera vez que descubrimos esta verdad, podríamos atravesar
una especie de paranoia leve. Casi todo el mundo está educado en la
creencia de que nuestros pensamientos y sentimientos son asuntos privados
y de nadie más, que todas las mentes están separadas, y que esas
emociones suceden sólo dentro de los confines del cuerpo. Al comenzar a
investigar esta área, encontramos que, a menudo el conjunto de sentimientos
que tenemos sobre otra persona es reflejado de nuevo hacia nosotros por su
actitud y que, cuando cambiamos nuestra actitud interior hacia ellos, su
actitud cambia abruptamente. Estamos inconscientemente influyendo todo el
tiempo en los demás debido a los sentimientos que tenemos sobre ellos. A
medida que nos volvemos más intuitivos, nos reiremos de nuestra anterior
ingenuidad. Y, si investigamos más en el mundo de los psíquicos y la
parapsicología, descubriremos que los pensamientos y los sentimientos
pueden ser leídos por los psíquicos expertos, incluso desde el otro lado del
globo.

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