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La Mujer y sus esteriotipos en el Discurso Publicitario

El presente trabajo analiza primordialmente, cuatro esteriotipos difundidos en el discurso


publicitario, esto serán denominados durante el transcurso de esta investigación como:
 Mujer – bella
 Mujer- Sexo
 Mujer -ama de casa
 Mujer _empresaria

A cada componente que forma el esteriotipo, los hemos identificados como los elementos que
califican y hacen a la mujer en la formación de un esteriotipo que solo permite identificarla
mediante una característica que la asemeje. Es por esto que observamos una disociación de la
mujer, se deduce lo anterior, puesto que, se observa que la mujer es esteriotipada,
identificándola con solo una característica (elemento), y no vista como una suma de sus
características, esto guarda intima relación a lo que se busque vender en el discurso publicitario,
se presentan estos modelos de esteriotipos disociados en función al tipo de identificación que se
persiga.
En el mercado los individuos ofertan y demandan bienes y servicios, las personas, igual que los
objetos de consumo, deben perpetuarse en un nivel de deseabilidad, de ser consumidas para
evitar ser descartadas y ser relegadas a una situación de total marginalidad. De esta manera, los
individuos se deben producir como objetos vendibles en el mercado, el cual se torna cada vez más
exigente, competitivo y contradictorio.
Además se observa que dos de los esteriotipos se presentan como extremos polarizados
imposibles de unirse y/o complementarse, estos son los de mujer-sexo y mujer –ama de casa.
Esto se debe a la necesidad que tienen las grandes empresas de hacer difusión de sus productos
y la cantidad de competencia con la que tienen que enfrentarse. Esto ocasiona que los
publicistas creen nuevas estrategias para llamar la atención del consumidor. La publicidad ha
comenzado a hacer uso de imágenes sumamente machistas y sexistas que degradan a la mujer
mostrándola como un objeto meramente sexual. En estos avisos publicitarios la mujer se
encuentra sin personalidad, sin identidad propia, solo pone su cuerpo y belleza a merced de los
hombres.

Podemos afirmar que no existe relación entre las mujeres que la publicidad exhibe y las mujeres
reales, ya que ésta solo muestra mujeres que se ajustan al canon de belleza que impera en la
sociedad. Sería absurdo pensar que mostrarán a una mujer gorda o adulta en estos comerciales.
Tampoco se verá a la mujer que asume sus decisiones, inteligente, capaz de razonar por sí
misma, ya que contrastaría con la imagen femenina que vende por excelencia.
De esta manera, esas mujeres que a diario vemos en los comerciales, se convierten en el ideal a
alcanzar de muchas de nosotras. Este intento de lograr vernos igual que ellas, trae como
consecuencia fenómenos como la adicción a las cirugías plásticas y enfermedades tales como la
anorexia y la bulimia.
Al ser la imagen de la mujer un aspecto tan relevante, no sería raro señalar que los valores por
los que ella actualmente es digna de admirar son el de la belleza, la juventud y la delgadez. Estos
tres últimos se han vuelto indispensables para nosotras a la hora de alcanzar el éxito.
Cabe anotar que lamentablemente nosotras, en el momento en que nos prestamos para ser
mostradas como un simple producto, también estamos contribuyendo a que esto se siga dando.
Soy consciente que todo esto se debe a que estamos sumergidas en un mundo
abrasadoramente machista, pero también sé que en nuestras manos está la posibilidad de tomar
una posición crítica frente al asunto y contribuir a que este problema no siga extendiéndose.
Por último la publicidad, al ser un asunto tan significativo en el presente, provoca que estos
mensajes sexistas que emite, se vayan quedando en la mente del receptor al mismo tiempo que
van creando un concepto negativo de la mujer donde se la ve como un objeto de consumo
sexuado. De ahí la importancia de crear una consciencia sobre esta cuestión y luchar por que
comencemos a ser consideradas por nuestras esencia y no por cómo lucimos.

Tipos de Publicidad
Publicidad ilícita: La publicidad que atente contra la dignidad de la persona o vulnere los valores y
derechos reconocidos en la Constitución, especialmente en lo que se refiere a la infancia, la
juventud y la mujer; la publicidad engañosa; la publicidad desleal; la publicidad subliminal; y la
que infrinja lo dispuesto en la normativa que regule la publicidad de determinados productos,
bienes, actividades o servicios.
Publicidad engañosa: Es engañosa la publicidad que de cualquier manera, incluida su
presentación, induce o puede inducir a error a sus destinatarios, pudiendo afectar a su
comportamiento económico, o perjudicar o ser capaz de perjudicar a un competidor. Es
asimismo engañosa la publicidad que silencie datos fundamentales de los bienes, actividades o
servicios cuando dicha omisión induzca a error de los destinatarios.
Publicidad desleal: La que por su contenido, forma de presentación o difusión provoca el
descrédito, denigración o menosprecio directo o indirecto de una persona, empresa o de sus
productos, servicios o actividades; así como la que induce a confusión con las empresas,
actividades, productos, nombres, marcas u otros signos distintivos de los competidores, así
como la que haga uso injustificado de la denominación, siglas, marcas o distintivos de otras
empresas o instituciones y, en general, la que sea contraria a las normas de corrección y buenos
usos mercantiles; y la publicidad comparativa cuando no se apoye en características esenciales,
afines y objetivamente demostrables de los productos o servicios, o cuando se contrapongan
bienes o servicios con otros no similares o desconocidos, o de limitada participación en el
mercado.
Publicidad subliminal: La que mediante técnicas de producción de estímulos de intensidades
fronterizas con los umbrales de los sentidos o análogas, pueda actuar sobre el público
destinatario sin ser conscientemente percibida.
La publicidad subliminal normal es mencionada frecuentemente por publicistas y mercadólogos
que no siempre comprenden el concepto. En la mayoría de los casos se refieren a detalles
pequeños de imágenes en gráficos o en televisión, los cuales pasa por alto una gran parte del
público. Sin embargo, lo que técnicamente se conoce como estimulación subliminal o
percepción subliminal es algo muy diferente a eso.
Para comprender este concepto debemos entender otros, sin los cuáles se dificultaría
sensiblemente su dominio. Entre ellos hay que mencionar: el estímulo, la sensación, la
percepción, el umbral mínimo y otros. En esta parte nos dedicaremos a definir esas nociones y a
establecer la vinculación de ellos con el tema central que nos ocupa.
Los psicólogos definen un estímulo como una forma de energía física que tiene la propiedad de
irritar una célula receptora sensorial. Lo que captamos a través de los cinco sentidos son estímulos
o formas de energía física que se transforman luego en impulsos nerviosos que pueden ser
transmitidos hacia el cerebro por medio de las neuronas. Ejemplo, una imagen en la televisión,
una valla, el olor de un perfume y el sabor de un helado constituyen estímulos que pueden
captarse y convertirse en impulsos nerviosos y por tanto recibirse en el cerebro. Una célula
receptora sensorial es un tipo de célula que está presente en cada uno de los órganos de los
sentidos. Más bien se trata de terminaciones nerviosas que tienen la propiedad de recibir los
estímulos físicos y transformarlos en impulsos nerviosos.
Es obvio, sin embargo, que tal definición no agota la significación última del fenómeno
publicitario porque la publicidad no sólo es una herramienta comunicativa al servicio del
estímulo de las actitudes de compra y del fomento de hábitos de consumo. Es, además, y sobre
todo, una eficacísima herramienta de transmisión ideológica. En efecto, casi nadie niega ya que
los anuncios tienen una influencia determinante en la transmisión cultural de valores y de
actitudes, en la educación ética y estética de la ciudadanía y en la globalización de los estilos de
vida y de las formas de percibir el mundo en nuestras sociedades. En los anuncios no sólo se
venden objetos sino que también se construye la identidad sociocultural de los sujetos y se
estimulan maneras concretas de entender y de hacer el mundo, se fomentan o silencian
ideologías, se persuade a las personas de la utilidad de ciertos hábitos y de ciertas conductas y se
vende un oasis de ensueño, de euforia y de perfección en el que se proclama el intenso placer
que produce la adquisición y el disfrute de los objetos y la ostentación de las marcas (Lomas,
2002). De esta manera, el decir de los objetos (la estética de la publicidad) se convierte en una
astucia comunicativa orientada no sólo a exhibir las cualidades de los productos sino también, y
sobre todo, en una eficacísima herramienta de construcción de la identidad sociocultural de los
sujetos (la ética de la publicidad).
En la actualidad, el escenario público es cada vez más un escenario publicitario. La publicidad
está ahí, a nuestro lado, a todas horas, en la pantalla del televisor, en los muros de las calles, en
las páginas de los periódicos, en las vallas publicitarias, etc. Está allí donde estemos y con sus
formas atrevidas y sus mensajes insinuantes nos observa, nos habla e intenta seducirnos. Atrapa
nuestra mirada y estimula el deseo. Así, y de forma casi inadvertida, a través de un flujo continuo
de mensajes aparentemente banales, somos educados en las bondades de la cultura del
consumo y en los espejismos de la sociedad de la opulencia
http://www.monografias.com/trabajos25/mujer-publicidad/mujer-publicidad.shtml#ixzz4bXamxJZb

http://www.las2orillas.co/la-mujer-objeto-sexual-en-la-publicidad/

http://www.mujeresenred.net/spip.php?article694

PAULA ANDREA URREGO BONILLA

ONCE A

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