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1.1 La Situación Colonial
1.1 La Situación Colonial
1 LA SITUACIÓN COLONIAL
Eric Hobsbawm, en su libro Historia del siglo XX, se expresó en los siguientes términos:
“En el curso del siglo XIX un puñado de países –en su mayor parte situados a orillas del
Atlántico norte- conquistaron con increíble facilidad el resto del mundo no europeo y,
cuando no se molestaron en ocuparlo y gobernarlo, establecieron una superioridad
incontestada a través de su sistema económico y social, de su organización y su
tecnología. Así pues, la historia del mundo no occidental (o, más exactamente, no
noroccidental), durante el siglo XX estuvo determinada por sus relaciones con los
países que en el siglo XIX se habían erigido en “los señores de la raza humana”, según
palabras del investigador.
Las razones que determinaron esta expansión están vinculadas al desarrollo de la
Revolución Industrial y a la consolidación del sistema capitalista.
Los países industrializados necesitaban materias primas baratas y zonas donde invertir
los excedentes de capital.
En 1913, las tres cuartas partes de la inversión inglesa en los países del ultramar
estaban concentradas en deudas de los Estados: puertos, ferrocarriles y navegación.
Por otra parte, las colonias servían como zonas de colocación de mercadería
excedentaria. El mercado europeo no podía absorber todo lo que la pujante industria
producía; disminuir la producción implicaba la reducción de la ganancia. La propiedad
privada del capital y la obtención del máximo beneficio son dos de los postulados
básicos del sistema capitalista que, para sobrevivir, debió recurrir al imperialismo. El
capital excedente de las potencias era utilizado para otorgar préstamos a los gobiernos
o en la infraestructura necesaria para el mejor aprovechamiento de las riquezas de las
colonias o semi-colonias.
Si bien la capacidad de demanda de productos elaborados, por parte de las
poblaciones coloniales, era mínima –dado su bajo poder adquisitivo- si se considera
solamente a los habitantes de China e India, se encuentra alrededor de 700 millones de
probables consumidores. Estos alcanzaron para mantener en funcionamiento a la
industria británica de prendas de algodón.
Era imprescindible mantener la completa ruralización de las economías dependientes.
El sistema económico estaba basado en un intercambio desigual: las colonias eran
productoras de materias primas o alimentos y consumidoras de productos
manufacturados. Los sistemas productivos nativos fueron distorsionados, obligando a
los habitantes a cultivar aquellos productos que interesaban a la metrópoli. Se
estableció el monocultivo, lo que, por una parte, obligó a comprar productos que antes
se producían en la zona y, por otra, agotó, por excesiva explotación, las diferentes
producciones. La consecuencia inmediata fue el descenso en el nivel de vida.
La distorsión social y cultural fue igualmente importante. Al imponerse el sistema de
producción capitalista, se modificaron las formas nativas de trabajo, prevaleciendo el
trabajo asalariado, con jornales miserables y las pautas de consumo de Occidente.
Las políticas “modernizadoras que impusieron las potencias determinaron la inclusión
de estas zonas de menor desarrollo en la llamada “periferia” del sistema capitalista, lo
que trajo como consecuencias el subdesarrollo y la acentuación de la dependencia.
En el plano cultural, se permitieron las creencias y pautas de conducta nacionales, en
tanto estas no interfirieran con las necesidades del país dominante. Si , por ejemplo,
motivos religiosos prohibían el establecimiento de un aeropuerto en una determinada
zona y este era necesario por razones económicas o estratégicas para la potencia, las
creencias religiosas eran ignoradas y vulneradas.
Los europeos justificaban la dominación basándose en dos argumentos: la superioridad
de la raza blanca y la incapacidad de los indígenas para autogobernarse.
Durante mucho tiempo los nativos, a pesar de pertenecer, en algunos casos, a
civilizaciones milenarias con fuertes tradiciones (China, India, por ejemplo), tuvieron un
fuerte sentimiento de inferioridad frente al hombre blanco, que aparecía como
invencible. Revertir este sentimiento, tomar conciencia de la injusta explotación,
reconocerse a sí mismos el derecho a la libertad, fueron los pasos previos y necesarios
al comienzo de la lucha por la descolonización.
1.2 RAZONES QUE IMPULSARON EL PROCESO DESCOLONIZADOR
Durante la Primera Guerra Mundial, los estados coloniales se vieron obligados a
contribuir con los países europeos en guerra. Tuvieron que enviar soldados y aumentar
las obligaciones económicas para con estos.
El colonialismo del siglo XX fue mucho mas férreo que el del siglo XIX. La decadencia
económica provocada por la guerra hizo que las potencias europeas aumentaron la
presión sobre sus colonias, generándose una situación explosiva de profundo
descontento.
Pero fue la Gran Depresión del 29 la que determinó un choque violento entre los
intereses de las metrópolis y de sus colonias, que las primeras hicieron recaer la crisis
en las segundas, bajando el precio de las materias primas y no el de los productos
manufacturados, como forma de disminuir los efectos negativos de la crisis en sus
propios países.
El colonialismo comenzó a ser rechazado incluso por los sectores económicos nativos
que en otros tiempos se habían beneficiado con él. Las incipientes burguesías
nacionales se volvieron anticolonialistas.
Estos grupos indígenas minoritarios, algunos educados en la propia Europa, habían
recibido la influencia de las ideologías occidentales. En primer lugar, del liberalismo,
que proclamaba la libertad individual y el derechos de autodeterminación del los
pueblos. En segundo lugar, estuvieron también influidos por las corrientes marxistas-
leninistas y por la propia Revolución Rusa.
Esto determinó, para las elites coloniales, una toma de conciencia de su situación de
inferioridad real y un fuerte deseo de liberarse del yugo colonial.
En muchos casos, los dirigentes de los movimientos descolonizadores fueron miembros
de estas elites indígenas, decepcionados de Europa y de lo que de ella se podía
esperar. Decidieron volver a sus tradiciones encabezando los movimientos de liberación
de sus pueblos.
Es el caso de Gandhi y Nehru, De Jinnah (jefe de la Liga Musulmana), en india; de
Sukarno en Indonesia; de Nkrumah en Costa de Oro. Casi todos ellos estuvieron en las
cárceles, conocieron la persecución y el exilio.
Por otra parte, Portugal, gracias a la vocación de Enrique el Navegante, llegó a las
Azores, conquistó Ceuta en 1415, abrió rutas por las costas africanas, inventó la
carabela, una embarcación capaz de maniobrar con cualquier tipo de viento, y fundó
laEscuela de Sagres, el primer complejo científico-militar-industrial de la historia. En
1488, Bartolomé Díaz descubrió el paso del sur africano hacia oriente por el cabo de
Buena Esperanza, y poco después, Vasco de Gama llegó a la India abriendo la ruta de
las especias, y proporcionando riquezas a su Corona. A finales del siglo XV, Portugal
era el epicentro astronómico y marítimo de Europa, atrayendo hasta sus puertos a
comerciantes, traficantes, mercaderes, etc.
ESCUELA NÁUTICA DE SAGRÉS CON EL INFANTE ENRIQUE COMO PROMOTOR
Pero en aquellos tiempos, cualquier persona culta sabía que la tierra era redonda, algo
evidente desde el siglo IV a. C., con Aristóteles. Un siglo después, Eratóstenescalculó
la media esférica, y de ahí la teoría pasó a Ptolomeo, que afinó aún más la medición.
Desde el siglo V, existieron autores cristianos que defendieron la tesis de la esfericidad
de la tierra: Isidoro de Sevilla en sus Etimologías hacia el año 600, oBeda el
Venerable a principios del siglo VIII, y después Tomás de Aquino, que completaba la
teoría de Aristóteles con datos de la astronomía árabe. En las universidades españolas
y portuguesas del Renacimiento se enseñaba que la tierra es redonda y, además, se
aceptaba una longitud casi igual a la actual: 40.000 kilómetros por el ecuador.
El primer paso en descubrir ese "mar tenebroso" llegó entre 1341 y 1342, cuando dos
barcos de bandera portuguesa redescubrieron las islas Canarias y los archipiélagos de
Madeira y las Azores.
Cristóbal Colón poseía cierta información procedente del matemático florentino Paolo
Pozzo Toscarelli, al servicio de la Corte portuguesa, este era una de las grandes
eminencias de la época y afirmaba que el camino occidental hacia Cipango estaba
salpicado de islas que facilitaban la navegación. Buscó más información al respecto,
hasta dar con el Tractatus de Imago Mundi del cardenal d´Ailly, y con unas medidas
escritas por el sabio árabe Alfragano: el ecuador mediría unas 20.400 millas marinas.
Pero Colón se equivocó en el cálculo, pues estaban expresadas en millas árabes (2.000
metros), unidad de medida bastante más larga que la milla latina convencional (1.480
metros) usada en Europa. Con lo que reducía las distancias a un cuarto de las reales,
sustrayéndole unos 10.000 kilómetros a la circunferencia terrestre.
Con estos cálculos, Colón intentó llevar a la práctica su teoría. Lo que estuvo
endiscusión no fue la esfericidad de la tierra, sino la distancia que podía existir entre las
costas occidentales de Europa y la isla de Cipango. Los portugueses pretendían llegar
a las Indias bordeando las costas africanas, cuando en aquella época cruzar el canal de
Suez y navegar por el mar Rojo era un suicidio ante el cerrojo establecido por los
otomanos. La apuesta de Colón fue atravesar el Mare Tenebrosum, y llegar a Cipango
(Japón) y Catay (China).
La expedición estaba formada por 87 hombres y tres naves: dos carabelas, Pinta yNiña,
alargadas, ágiles y muy veleras, fabricadas en Palos de la Frontera para la ocasión,
estaban tripuladas por personal andaluz en su mayoría y capitaneadas porMartín
Alonso Pinzón y Vicente Yáñez Pinzón respectivamente; y una nao, Santa María, que
era la capitana, construida en Santoña, puerto del mar Cantábrico natural de su
armador, el marino, cartógrafo y espía de Castilla, Juan de la Cosa. En esta nao
viajaba Colón y una tripulación casi toda de origen cántabra y vizcaína.
La carabela y la nao pertenecían a una nueva tipología de barcos más robustos que sus
antecesores. Su largura permitía una mejor navegación y el empleo de velas cuadradas
y triangulares indistintamente. Innovaciones tan importantes que, de no haberse dado,
ningún viaje por el Atlántico hubiera sido posible hasta algún siglo posterior.
El 2 de agosto, Colón mandó embarcar y, tres días después, zarpar desde Palos de la
Frontera. La primera etapa del viaje fueron las islas Canarias. Allí se reaprovisionaron,
repararon los barcos, y modificaron el velamen para ganar seguridad. El 6 de
septiembre, partieron de nuevo, y dos días más tarde engancharon el viento alisio hacia
el oeste.
En el mar de los Sagazos, descubrieron una inmensa extensión de algas que cubría
esa parte del océano. Llegaron a pensar que eran aguas bajas y que podían
embarrancar, por ello, arrojaron una sonda y comprobaron que se trataban de aguas
muy profundas. A pesar de aprovechar siempre el alisio hacia el oeste, también
descubrieron que existían vientos hacia el este, de ese modo, supieron que el tornaviaje
de regreso estaba garantizado.
A principios de octubre, Colón se dio cuenta que sus cálculos estaban fallando y que las
islas que esperaba encontrar se habían quedado atrás. La tripulación de la Santa
María se amotinó el 6 de octubre porque nunca habían navegado tanto tiempo sin ver
tierra y temían por su vida.
Finalmente, los Pinzón intervinieron para evitar desastres. Llevaban 1.000 leguas de
navegación. El día 10, los propios Pinzón pusieron fecha de regreso si no encontraban
tierra. La expedición hizo historia y en la noche del 12 de octubre de 1492, un sevillano
vigía de la Pinta, Rodrigo de Triana, gritó "¡Tierra!", fue el primero en avistar el Nuevo
Mundo.
En Lisboa, el almirante fue recibido por el rey de Portugal, que inició una pugna
diplomática con los Reyes Católicos sobre la pertenencia de las tierras conquistadas.
Esta disputa fue resuelta mediante la bula alejandrina Inter Caetera, del Papa español
Alejandro VI, y se ratificaría un año después, en 1494, mediante el Tratado de
Tordesillas. No obstante, este tratado no fue tan beneficioso para el Reino de Castilla
como lo eran las bulas alejandrinas, ya que establecía una línea vertical de
demarcación a 370 leguas al oeste de Cabo Verde y todo lo que se descubriera al este
de dicha línea pertenecía al Reino de Portugal, mermando así los derechos de
conquista de los castellanos.
La noticia causó furor en la Corte española. A finales abril, los Reyes Católicos
recibieron a Colón como a un héroe en la ciudad de Barcelona. Toda Europa conoció su
proeza gracias al relato que el marinero escribió sobre su viaje. La Carta de Colón es
el primer documento impreso referente a la historia de América, un relato
pormenorizado del mayor y más importante descubrimiento geográfico del hombre. El
texto se tradujo al latín y recorrió con rapidez las cortes europeas, como en él podía
leerse, para que la Cristiandad celebrase con "alegría y grandes fiestas" tan heroica
hazaña.
CRISTÓBAL COLÓN EN LA CORTE DE LOS REYES CATÓLICOS, POR JUAN
CORDERO
En el tercer viaje, entre 1498 y 1500, la expedición de Colón tomaba tierra firme en la
costa venezolana a la altura del río Orinoco y las islas de Trinidad y Cubagua.
El último y cuarto viaje de Colón, entre 1502 y 1504, descubrió la América central a la
altura de Panamá y Honduras.
Pero hay más que añadir a lo que supuso el descubrimiento del llamado Nuevo Mundo
por los europeos. En los comienzos de la Edad Moderna y del Renacimiento, este
hecho representó el derrumbe de la concepción tradicional del Mundo, formado por el
Ecúmene habitado (Europa, Asia y África), generando una nueva mentalidad más
abierta a conocer el espacio geográfico que rodea al hombre. Aquellas creencias
mitológicas imaginaban un océano Atlántico habitado por cíclopes, cinocéfalos,
unípodos e hipódopos; grifos, basiliscos, ave fénix, dragones y sirenas; antípodas y
tierras ignotas. Desde entonces se iniciaron estudios sobre la unidad o variedad de la
especie humana, origen y filiación de las lenguas, emigración de los pueblos, avances
en la navegación, forma de la Tierra, dirección de los vientos, variaciones del clima,
corrientes oceánicas, diversidad de la flora y la fauna, etc.
Por otra parte, la Monarquía española junto a las órdenes religiosas plantearon debates
sobre la naturaleza y capacidad de los indios, trato que debía dárseles, protección,
legalidad moral de la conquista, derecho de los aborígenes, etc., generando un
novedoso sistema jurídico materializado en las Leyes de Indias y el Derecho
Internacional de Gentes.
AMERICO VESPUCIO
Américo Vespucio (en italiano Amerigo Vespuccia/ameˈriɡo vesˈputtʃi/; Florencia, 9
de marzo de 1454b-Sevilla, 22 de febrerode 1512) fue un comerciante
y cosmógrafo florentino, naturalizado castellano en 1505, que participó en al menos dos
viajes de exploración al Nuevo Mundo, continente que hoy en día se llama América en
su honor. Desempeñó cargos importantes en la Casa de Contratación de Sevilla, de la
que fue nombrado piloto mayor en 1508; pero su fama universal se debe a dos obras
publicadas bajo su nombre entre 1503 y 1505: el Mundus Novus y la Carta a Soderini,
que le atribuyen un papel protagonista en el Descubrimiento de América y su
identificación como un nuevo continente. Por esta razón el cartógrafo Martín
Waldseemülleren su mapa Universalis Cosmographia, de 1507 acuñó el nombre de
«América» en su honor como designación para el Nuevo Mundo. El relato a menudo
fantasioso y contradictorio de sus viajes lo han ubicado como una de las figuras más
controvertidas de la era de los descubrimientos.
Se conservan varios textos escritos por Américo Vespucio o publicados utilizando su
nombre que relatan principalmente viajes de exploración al Nuevo Mundo. Muchos
historiadores los han tomado como evidencias documentales a partir de las cuales
deducir en qué expediciones participó Vespucio y cuales fueron sus fechas e itinerarios,
tratando de discernir lo auténtico de lo inventado y lo escrito realmente por el florentino
de lo añadido por otras manos. Ello ha generado gran controversia y teorías que
adscriben a Vespucio desde solo dos viajes transoceánicos hasta seis. Felipe
Fernández-Armestoha recomendado que se consideren estas obras no tanto como
fuentes históricas sino sobre todo como literatura autobiográfica y por tanto subjetiva,
propagandística y probablemente mezcla de realidad y de ficción.46
Han llegado a nuestros días seis textos atribuidos a Vespucio que narran sus viajes,
reales o inventados; de ellos, cuatro (o tal vez cinco) están dirigidas a su antiguo
patrón, Lorenzo di Pierfrancesco de Médici. Todos tienen formato de carta, incluso los
que fueron impresos para difusión pública. En orden cronológico:
1. Carta dirigida a Pierfrancesco desde Sevilla el 18 de julio de 1500, que relata una
expedición castellana realizada "con dos carabelas" en 1499-1500. Se conservan
seis copias manuscritas, ninguna de la mano de Vespucio pero coincidentes
entre sí.47
2. Carta manuscrita dirigida a Pierfrancesco desde Cabo Verde el 4 de junio de
1501 durante su viaje en naves portuguesas; fue encontrada y publicada en
1827. Esencialmente relata una expedición portuguesa anterior a la India, la
capitaneada por Pedro Álvares Cabral.
3. Tercera carta manuscrita, enviada también a Pierfrancesco desde Lisboa al
regresar de la expedición portuguesa, en el año 1502. Se la conoce como la
"Carta de Lisboa" y fue descubierta y publicada en 1789.
4. Carta impresa en París en 1504 con el título de Mundus Novus, en latín. Relata
los dos viajes mencionados en las cartas manuscritas precedentes y añade por
primera vez uno anterior, una supuesta expedición castellana de 1497. Fue un
gran éxito editorial y se tradujo a varias lenguas.
5. fragmentos de una carta manuscrita en italiano, sin encabezamiento ni datación.
Fue descubierta por Roberto Ridolfi y publicada en 1937, por lo que se le
llama Fragmento Ridolfi o Carta Fragmentaria. Está escrita en forma de defensa
contra quienes objetan la verosimilitud de las aseveraciones de cartas anteriores.
No se conoce el destinatario.48
6. Carta impresa en Florencia circa 1505 con el título de Lettera di Amerigo
Vespucci delle isole nuovamente trovate in quatro suoi viaggi ("Carta de Américo
Vespucio sobre las islas recientemente descubiertas en sus cuatro viajes"),
comúnmente abreviada Lettera. Añade a los tres viajes narrados por Mundus
novus otro posterior realizado bajo pabellón portugués.
Subsisten además multitud de copias, ediciones y traducciones de este correo privado,
generalmente plagadas de errores de transcripción y de tipografía. 49 La principal
controversia se centra en las cartas llamadas "públicas": la cuarta (Mundus Novus) y la
sexta (Lettera).
También se conserva abundante correspondencia de la juventud de Amerigo, que fue
hallada y presentada a la ciencia por Ida Masetti Bencin y Mary Howard Smith recién en
1902. Se trata de 71 cartas que nunca fueron compiladas en un libro y que apenas
vieron circulación impresa. Existe también un libro de ejercicios del navegante que
jamás fue publicado. Estos documentos arrojan luz sobre aspectos de la vida del
personaje no relacionados con sus viajes.
PIGAFETTA
Antonio Pigafetta o de Pigafetta (Vicenza, Italia, ca. 1480 - Vicenza, ca. 15344) fue un
noble italiano del Renacimiento que se desempeñó
como explorador, geógrafo y cronista al servicio de la República de Venecia. Fue
caballero de la Orden de San Juan.5
Acompañando a Francesco Chiericat, pasó a España en 1519, tomando parte en la
empírica empresa que culminaría con la circunnavegación del globo, verificada en 1522
a bordo de la nao Victoria, única que regresó de la Expedición de Magallanes. Pigafetta
fue uno de los 18 hombres, de los 265 de la tripulación inicial, que sobrevivieron a la
expedición. Su relato de los hechos se titula Relazione del primo viaggio intorno al
mondo (1524) y también se conoce como Relación de Pigafetta. Este relato es la fuente
principal de información sobre el viaje de Magallanes y de la propia vida de Pigafetta.
Por primera vez un europeo relataba el descubrimiento del estrecho de Magallanes,
donde se constataba paso navegable al Mar del sur u océano Pacífico, la Patagonia o
el primer documento disponible acerca del idioma cebuano, de Filipinas. (La masa de
agua ya era conocida desde 1513 por Vasco Núñez de Balboa.)
Un miembro de la familia, Filippo Pigafetta (1533-1604), viajó a África y se hizo
conocido en el siglo XVI por la publicación de un libro de viaje del Congo.
Recogió sus experiencias en la Relazione del primo viaggio intorno al mondo, obra en
italiano y publicada en Venecia en 1536. A menudo se hace referencia a esta obra
como Relación de Pigafetta, o como El primer viaje en torno al globo. El original no se
conserva.
Además de su diario de viaje, según sus notas originales, dejó una relación
circunstanciada que se podía creer perdida hasta que Cario Amoretti descubrió una
copia íntegra en la biblioteca Ambrosiana de Milán en 1800. De aquí publicaría Amoretti
una edición completa en italiano y un año después una en francés.21
A partir de dicha traducción francesa, el historiador chileno José Toribio Medina realizó
la primera traducción al español publicada en 1888 incluida por él en la Colección de
documentos inéditos para la historia de Chile.