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quiénes tienen derecho a su acceso y disfrute representa uno de los temas centrales para
que esta nos trae, están profundamente conectadas con el territorio que hoy en día se
conoce como Estado Plurinacional de Bolivia. A través de esto es posible contar una
la mayor atracción e industria turística del país, el lugar donde se manifiesta teatralmente
la participación política indígena en la vida cultural y política del estado, y también el sitio
[*] Lo que propongo es una lectura híbrida de la historia de Tiwanaku desde la etnografía
arqueológica: esto es, una investigación sobre las relaciones materiales y sensoriales que
conflictividad inherente a estas relaciones y que suele ser eclipsada por las políticas de
quienes viven el sitio a diario y con quienes tuve el gusto de conversar durante un breve
estadía de investigación. Como espero quedará manifiesto, lo que está en juego para un
enfoque al patrimonio cultural desde y para los derechos humanos, es el encuentro entre
[*] Evidencias arqueológicas sitúan el periodo de mayor florecimiento del centro urbano de
que fue ocupado por los Inkas en el siglo XV. Tiwanaku sirvió de fuente de legitimación
divina para los soberanos Incaicos, siendo esta majestuosa ciudad a orillas del sagrado
[*] O por lo menos esto es lo que nos transmiten las primeras Crónicas de la Conquista.
En particular, la Suma y Narración de los Incas (1551) de Juan de Betanzos, las Crónicas
del Perú (1553) de Cieza de León, la Historia de los Incas (1572) de Sarmiento de
Gamboa proporcionan las primeras, fascinantes, descripciones de las ruinas junto con las
reportada por Betanzos y Sarmiento, pero Viracocha esta vez es asociado con el Apóstol
Santo Tomás, el cual llegado a Tiahuanaco convierte a sus habitantes en las piedras que
‘hasta el día de hoy se echa[n] ber’ porque estando ocupados con ‘sus borracheras y
Tanto por curiosidad sobre la antigüedad de las ruinas como por deberes de oficio
administrativo, estos autores trabajan por transferir el tiempo mítico, narrado por vía oral e
europea y colonial. Para poder ser pensadas estas ruinas tenían que ser traducidas en los
ancestral entre ruinas y comunidades era de hecho una idolatría que tenia que ser
[*] Aun así, el texto de Salcamayhua, con interesantes parecidos a la obra de Waman
Puma de Ayala, muestra que en este juego de traducciones nada es perfecto, algo se
escapa del sentido común que es impuesto desde arriba y que sobrevive en las prácticas
cotidianas y en las relaciones íntimas e inter-subjectivas; en este caso, las cosas del
colonial de acallarlas.
[*] En el trascurso de una entrevista, las memorias nos llevaron hasta estos eventos que
aparentemente mantienen una relación lejana con las circunstancias del presente. El
espoliando las piedras de las ruinas, pero esta participación estaba vinculada a la
a participar en el manejo en cuanto vecina: estas piedras espoliada del sitio para construir
la iglesia son la prueba material de que pueblo y ‘ruinas’ están fuertemente vinculados,
lo mestizo.
nacionales. En la visión del tiempo secularizada fomentada por las ideas ilustradas, la
transfiere también a la relación con los restos materiales del pasado; y una concepción
Las primeras leyes para la definición del patrimonio nacional boliviano se promulgaron en
1906, a raíz de una queja formal presentada por Max Uhle, padre de la arqueología
andina, quien lamentaba las condiciones de abandono en que vertía el sitio de Tiwanaku.
Escribiendo en 1911, el arqueólogo Adolph Bandelier presentaba un relato del estado del
sitio a principio de siglo y, lo que merece aún más interés, es su mirada crítica para con
los habitantes. En este artículo Bandelier se alegraba por la presencia del pequeño
conservación de las reliquias del pasado’. Según el investigador ‘en relación a modos de
vida y grado de suciedad [los habitantes de Tiahuanaco] son como todos los demás
[indios], tan poco inclines a los blancos como hostiles al progreso, igual que cualquier otro
de la misma manada. Su respeto hacia las reliquias del pasado es mínimo, aun así cada
vez que un extranjero intenta hacerse con éstas, ellos oponen resistencia mientras se
afanan para vender las antigüedades que ellos mismos han podido recolectar, sin que les
importe desfigurar o incluso destruir los monumentos’. Otro motivo de ansiedad para
Bandelier es el hecho de que los nativos acudieran a celebrar la fiesta del pueblo a la
pirámide de Akapana, y allí ‘jugaban como niños, comerciando frutas entre ellos,
construyendo casitas de juguete, y sobre todo, tomando harto alcohol’. Otra vez bailes y
borracheras son las idolatrías que tienen que ser extirpadas para establecer una relación
interés científico y esotérico hacia las ruinas dio lugar al Gran Proyecto de la Arqueología
Boliviana ideado por Arturo Posnasky. Dentro de este marco una Resolución Suprema de
alrededor de las ruinas. Con este proyecto se cumple la ruptura entre el sitio y su entorno
marginalidad social vivida por la mayoría de la población indígena del país, sometida a un
a la avanzada del progreso, y encima acusada de no saber cuidar debidamente las ruinas
componente nativa del patrimonio nacional, el indígena venia a ser constituido como
[*] En las memorias que pude recolectar a lo largo de mi encuesta, un elemento material
patrimonio ya no es algo que forma parte del paisaje cotidiano o ceremonial, sino un lugar
extranjero del que hay que tomar distancia para que pueda dar sus beneficios y para que
solo física/espacial sino también temporal/espiritual: esas piedras que ya eran de los
[*] Las disputas alrededor de las piedras de Tiwanaku en los años Treinta vislumbraban
los desarrollos del contexto socio-político boliviano que culminarían con la revolución
puede leerse en continuidad con el periodo anterior. Sin embargo, la discontinuidad es sin
dominante en todo el continente a partir de mediados del siglo XX. El punto de encuentro
hombre fuerte del MNR, designado secretario del Instituto Indigenista Boliviano y desde
opinión tenia sobre los actuales trabajos en los que están involucrados los miembros de
las comunidades, mucho ha cambiado desde los tiempos en que él trabajaba de peón en
[*] En los años ‘70 Tiwanaku se vuelve escenario político del insurgente movimiento
katarista indianista. Esta vez son los propio intelectuales indígenas que se apropian del
capital simbólico del sitio. El Manifiesto de Tiwanaku de 1973 firmado por varias
asociaciones campesinas e indígenas del país, pone a desnudo los límites de la Reforma
violencia, física, simbólica y estructural, contra las comunidades indígenas entre régimen
colonial y estado nacional. Es esta ‘memoria larga’, como la llamara Silvia Rivera
alternativa en el estado. Tiwanaku llega a ser una etapa obligatoria para los candidatos
años antes como un pequeño ritual que reunía arqueólogos, algunos residentes del
tanto por el discurso político incline a la descentralización, como por el económico que
[*] Es así que en el agosto del 2000, durante el proceso de inscripción de Tiwanaku a la
derecho de hacerse cargo de la gestión del patrimonio por ser esto parte de su legado
ancestral aymara. Como recuerda uno de mis entrevistados ya a principios de los ochenta
hubo un primer reclamo, pero es con la intervención comunitaria de 2000 que emergen las
actuales dinámicas de poder. Si según él, vecino del pueblo, guía y con experiencia y
simpatía a la labor arqueológica, el solo cambio que se puede apreciar durante este
cambio, para otro guía, también con experiencia en trabajos de conservación pero
residente en una comunidad, la intervención fue el evento que hizo posible una real
participación de los pueblos indígenas en la vida cultural del país mejorando, a la vez, su
para él, vigilante del museo y miembro de una comunidad, es verdad que la nueva gestión
conservación del sitio, tanto sociales y culturales como turísticas. Finalmente, para los
propio aporte al cuidado del sitio se declina en términos de peones cuyo trabajo depende
trabajar. Aun así, en lugar de favorecer autonomía y desarrollo sustentable junto con la
vuelve entonces el medio principal para reclamar intereses ancestrales sobre base étnica.
con fuerza a las políticas neoliberales desde una visión culturizada de los recursos
naturales, llevaría a la presidencia de Evo Morales pero también acabaría con acallar la
incidencia de la voz indigena como alternativa posible. No es un caso, tal vez, que en los
se identifica como indigena haya bajado desde el 62% del censo de 2001 al 48% del
censo de 2012.
multicultural concedida para jugar a ser indio siempre que este juego no escape de los
cauces establecidos por los esquemas de gobierno. Y de forma parecida esta tensión se
los valores locales y el manejo participado del sitio, por otro en insistir en ampliar la zona
[*] Estas tensiones no han de silenciarse ni apagarse en estériles dicotomías, sino que
deben servir para crear algo nuevo desde la experiencia. Igual que cinco siglos atrás, es
cultural de las colectividades pese a las dificultades. Igual que cinco siglos atrás son las
voces de las piedras que permiten entender como algo siempre se escapa de los
dualismos simplistas y queda afuera del sentido común que se quiere imponer desde
arriba. Ariruma Kowii, poeta kichwa de Otavalo, Ecuador, se pregunta “[s]i las piedras se
han mantenido en diálogo constante con nuestra gente, ¿cómo podemos pensar que nos
material de una forma que no puede ser completamente entendida por los discursos de
qué determinada categoría tenga el derecho de hablar para unas piedras, excluyendo a
las demás, deberían enfocarse en dejar fluir las conversaciones entre los distintos actores
ingredientes correctos – lo cual no quiere decir que no puedan cambiar según cambian las
materialidad que aparentemente no tiene voz pero que sí se sabe relacionar con la
colectividad. Entendidos así los derechos ya no son intereses que hay de proteger en
esto va a ser posible solamente sacando lo indigena del determinismo nativista en lo que
ha sido confinado, para que vuelva a ser una fuerza critica, creadora de alternativas