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La ciudad y los Perros

PRIMERA PARTE
CAPITULO I Comienza la acción en los baños de una “cuadra”
(dormitorio) del colegio Leoncio Prado, internado
en el que se sigue un régimen militar: Jaguar,
Cava, Rulos y Boa echan entre ellos a suertes para
robar el examen de Química. Le toca a Cava. Roba
el examen, pero deja un cristal roto. Se ve que
Jaguar domina el grupo y da las órdenes. En este
episodio habla Boa; está en primera persona.
En sus comentarios, de trazos breves,
entrecortados, impulsivos y emocionales se
refleja la degeneración del grupo y el
ambiente que reina entre los cadetes de esa
sección.
Día del examen de Química. Diana. Formación de
los cadetes en el patio. El desayuno. Sigue la
CAPITULO II descripción del ambiente de la sección a través de
pequeños incidentes: trato abusivo, dominio de la
fuerza, bromas hirientes. Alberto averigua a través
del Esclavo que Cava robó el examen y que pasó
algo. Se relata el examen. Aparece la personalidad
del teniente Gamboa, su prestigio ante los
cadetes: “los cadetes a sus órdenes se
enorgullecen”. El Esclavo es sorprendido pasando
respuestas del examen a Alberto. Queda
consignado sábado y domingo.
En episodios aparte se cuenta la infancia de
algunos protagonistas. La de Alberto, un chico de
la buena sociedad que vive en la calle Diego Ferré,
en el barrio elegante de Miraflores. La del Esclavo,
CAPITULO III
supe protegido por su madre; la debilidad de su
carácter disgusta al padre, que le trata con dureza;
también de él recibe golpes... Ricardo Arana, el
Esclavo, es una víctima. Se cuenta la historia de
otro personaje que permanece sin identificar
hasta muy avanzada la novela, niño en un barrio
pobre de Lima —Lince—, que adora con candor a
su pequeña vecina, Teresa, también candorosa e
inocente. Es el mismo Jaguar; pero este niño y el
idilio tierno y limpio que sostiene con Teresa en
nada se parece al Jaguar que ya conocemos.

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