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El texto se mueve dentro de lo que Freud denomina los “aspectos anímicos de la cultura”

que son los medios por los cuales la masa se reconcilia con la cultura con el fin de
preservarla, a la vez que aquella los recompensa de todas las imposiciones y reglas que
guarda.
En primer lugar, es clara la idea de que la cultura es una construcción del ser
humano. Ella contiene los conocimientos que el hombre ha adquirido para dominar a la
naturaleza, se encarga de regular la convivencia entre los individuos y administra los bienes
entre ellos. Asimismo, según Freud existe un deseo hacia el trabajo y una renuncia hacia las
compulsiones que se encuentra presente en la cultura. No obstante, al ser una creación
humana, no está libre de imperfecciones por lo que existirán sujetos cuyas necesidades no
sean satisfechas por ella, pues una vez que se pertenece a una se requiere renunciar a
ciertas compulsiones (deseos) para convivir en sociedad. Este trabajo afectará
principalmente a los individuos que no quieran dejar dichos deseos. De allá surgirá una
oposición entre sujeto y cultura ya que se creerá que la cultura y sus reglas son impuestas
por una minoría. Sin embargo, dice Freud que en la naturaleza del hombre existen
tendencias destructivas, anticulturales existentes en toda sociedad. Se podrán controlar
estas tendencias si la masa popular acepta a un líder que los deje guiar (lo que permitiría
que la cultura siga su curso sin tropiezos relevantes).
No sólo la renuncia a ciertas compulsiones y el trabajo son factores para la aparición
y preservación de la cultura, también la calidad moral de sus individuos. Aunado a ello se
encuentran sus creencias religiosas y creaciones artísticas.
Las creaciones artísticas crean empatía entre un círculo social, lo que permite su
identificación entre sí.
Algo interesante es la cuestión del valor que se le da a las representaciones religiosas
y el lugar que tienen en la cultura.
En palabras de Freud la religión tiene como fin acabar con el aturdimiento que la
naturaleza provoca en el hombre. Debido a que el ser humano no puede controlarla por
completo y que ésta es impredecible, la humaniza. De allí que los dioses representen fuerzas
naturales, como un intento por tratarla como su igual. Por otra parte, le confiere valor
paterno con el fin de sentirse protegido por ella y sentirse consolado ante las desgracias por
las que él pasa.
Hola. Tengo algunas dudas, por ejemplo ¿una determinada cultura es algo que se
impone desde años por una minoría y ahora sólo se transmite de generación en generación?
Lo comento porque en una parte de la lectura decía que cuándo se cuestiona cierta
creencia, ya sea religiosa, se sustenta que ese conocimiento ha estado presente desde los
primeros tiempos y por derecho de antigüedad no se tiene que comprobar — está en la pág
21 del pdf— como dice “le son dadas… ya listas” ¿en qué medida se participa en la
construcción de la cultura? Y también ¿en qué punto empieza a transformarse la cultura?
O ¿ésta no cambia, sino aspectos de ella?
Bibliografía
Freud, S. (1927). “El porvenir de una ilusión”.

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