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ENVEJECIMIENTO,

MEMORIA COLECTIVA
Y CONSTRUCCIÓN DE FUTURO.

Memorias del II Congreso Iberoamericano


y I Congreso Uruguayo de Psicogerontología
Las opiniones expresadas en este libro, son de exclusiva responsabilidad de los
autores y pueden no coincidir con las de las instituciones involucradas.

El análisis y las recomendaciones normativas de esta publicación no reflejan ne-


cesariamente las opiniones del Fondo de Población de las Naciones Unidas, su Junta
Directiva y los Estados miembros.

Los criterios expresados, las recomendaciones formuladas y los términos em-


pleados en esta publicación no reflejan necesariamente los criterios ni las políticas ac-
tuales de la OPS/OMS ni de sus Estados Miembros.

El análisis y las recomendaciones normativas de esta publicación no reflejan ne-


cesariamente las opiniones del Banco de Previsión Social.

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Tristán Narvaja 1671


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Autoridades

Presidente del Congreso:


Prof. Adj. Psic. Robert Pérez

Presidenta Honoraria:
Dra. Virginia Viguera.

Vicepresidenta:
Prof. Myriam Lima (Brasil)

Comité Organizador:
Secretaria: Lic. Psic. María Carbajal
Tesorera: Lic. Psic. Rita Amaral
Comisión Finanzas: Lic. Psic. Rita Peralta
Lic. Psic. Solange Binder

Arte y Cultura:
Prof. Adj. Psic. Mónica Lladó
Lic. Psic. Adriana Rovira

Vocales:
Soc. Ricardo Alberti
Lic. Psic. Serrana Banchero

Secretaría Administrativa:
Lic. Psic. Alejandra Bentancor

——
Comité Científico

Presidente:
Prof. Adj. Psic. Fernando Berriel

Miembros:
Prof. Psic. David Amorín (Uruguay)
Doctor Honoris Causa Juan Carlos Carrasco (Uruguay)
Prof. Dra. Delia Catullo Goldfarb (Brasil)
Prof. Dr. Lluís Conde Sala (España)
Prof. Dra. Alicia Kabanchik (Argentina)
Prof. Mag. Luis Leopold (Uruguay)
Prof. Adj. Psic. Alejandra López (Uruguay)
Dra.Lic. Psic. Miriam Martinovic (Uruguay)
Prof. Lic. Juan Mila (Uruguay)
Dr. Clever Nieto (Uruguay)
Prof. Dr. Susumu Nisizaki (Uruguay)
Dra. Mariana Paredes (Uruguay)
Prof. Lic. Raumar Rodríguez (Uruguay)
Prof. Luis María Sánchez (Argentina)
Prof. Lic. Eduardo Triana (Cuba)
Prof. Dra. Virginia Viguera (Argentina)
Prof. Dra. Graciela Zarebski (Argentina)

——
Nota de Bienvenida

Estimadas/os amigas/s:

A través de la presente, tenemos el placer de darles la bienvenida al II Congreso


Iberoamericano y I Congreso Uruguayo de Psicogerontología, que se llevará a cabo
los días 7, 8 y 9 de noviembre de 2007 en Montevideo, Uruguay.
El Grupo Iberoamericano de Psicogerontología ha encomendado a nuestro Ser-
vicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República, la
organización de este importante evento, del cual aspiramos que puedan participar todos
nuestros amigos y colegas. Mucho nos honra poder ser anfitriones en nuestra casa de
estudios y nuestra capital.
Profundizando la propuesta de la Psicogerontología como un campo de encuen-
tro de saberes, esperamos desarrollar en este evento una perspectiva amplia, inclusiva
y reflexiva, con la finalidad de construir alternativas para mejorar la calidad de vida de
nuestras poblaciones.
Vivimos hoy en un mundo que en los últimos 80 años ha realizado unas enormes
transformaciones en cuanto a lo tecnológico. Tantas cosas han cambiado en ese tiem-
po y, sin embargo, tantas cosas siguen igual. Mientras la actual velocidad cotidiana, la
imagen y la saturación repetitiva y acrítica de escenas, la globalización de la pobreza y
exclusión, están produciendo varios cambios en el imaginario social y en la subjetividad,
la injusticia social, la fuerza de los hegemonismos, se mantiene incambiada.
En ese contexto, en nuestra región, recién comienzan a moverse algunos velos
que se han querido imponer desde el poder a la memoria social, respecto a las secue-
las que han dejado las dictaduras de los años 70 y 80 y sus impunidades. Como no
queremos ni podemos ser ajenos a estos desafíos de la historia, es que hemos elegido
como tema central del Congreso la relación entre envejecimiento, memoria colectiva
y construcción de futuro.
Nos interesa especialmente exponer y debatir los aportes científicos y políticos
que puede realizar la Psicogerontología a estas problemáticas, con una proyección ha-
cia el futuro. Pero también nos interesa conocer los más recientes aportes a la produc-
ción de conocimientos que se están dando en otros campos de la Psicogerontología,
compartiendo y discutiendo las recientes investigaciones científicas sobre diferentes
aspectos que hacen a la producción subjetiva y a la salud mental en el campo del enve-
jecimiento. En ese sentido, queremos que este evento se constituya en un nuevo lugar
de encuentro, debate y crecimiento colectivo.
Con la alegría y el placer de recibirlos en la primavera de Montevideo 2007, en
nombre del Comité Organizador, les trasmito un afectuoso saludo,

Robert Pérez Fernández


Presidente del Congreso

——
Prólogo

Nos es grato presentar al lector este volumen de Memorias del Segundo Congre-
so Iberoamericano, y Primero Uruguayo, de Psicogerontología. El mismo es el resultado
de un complejo proceso de presentación por parte de los autores y de selección por
parte del Comité Científico que llevó en total varios meses.
Creemos no equivocarnos si planteamos que la publicación de estas memorias
representa un paso importante en la consolidación de la Psicogerontología y los estudios
sobre el envejecimiento humano. El volumen y la calidad de los textos que siguen han
superado ampliamente las expectativas que teníamos cuando empezamos los trabajos
de organización del Congreso, cuando definimos sus ejes temáticos, las modalidades de
presentación y empezamos a integrar compañeros al Comité, a diseñar la imaginación,
si cabe, dándole forma en coordenadas de tiempo y espacio.
La preocupación por conocer las características del envejecimiento en nuestras
sociedades contemporáneas, por relacionar este abordaje con nuestras raíces cultura-
les, por profundizar el conocimiento sobre la enfermedad, por buscar nuevas formas de
abordarlas, por promover la participación, el protagonismo, la red y la integración social
de todas las generaciones, todos esos intereses encontrará el lector reflejados en este
libro.
Además, esta es una de esas publicaciones que nos vincula y nos conecta con
la riqueza Latinoamericana, en su vinculación con la Península Ibérica. En ella se en-
cuentran contribuciones provenientes desde la Patagonia hasta México, desde el Me-
diterráneo hasta el Pacífico. Esta rica diversidad y ligazón cultural desborda en una
potencia teórico – metodológica que sorprende. Estamos ante lo que representa tal vez
el momento más importante hasta ahora en lo relativo al encuentro de todo el mundo de
habla hispana y portuguesa en torno a la producción científica y académica sobre los
problemas del envejecimiento y la subjetividad.
Queremos, en nombre de todo el Comité Científico, agradecer a todos los que
han contribuido con la publicación de estas Memorias y con la realización del Congreso.
En lo personal quiero agradecer a las compañeras y los compañeros del Comité, quie-
nes no sólo han prestigiado el Congreso, sino que lo han hecho posible con su trabajo
exigente.
Invitamos al lector, entonces, a recorrer las páginas de estas Memorias con la vo-
luntad de continuar el debate y la interrogación sobre el envejecimiento en su dimensión
subjetiva. Ese, multiplicarse en la reflexión, ha sido el motivo del Congreso.

Fernando Berriel
Presidente del Comité Científico

——
Índice
Capítulo 1
Las conferencias:actualización en psicogerontología
- La psicogerontología hoy. Graciela Zarebski.............................................................. 17
- Dimensión psicosocial del sufrimiento psíquico:
desamparo, depresión y demencia. Goldfarb, D. C. .................................................. 29
- Resultados de la psicoterapia en personas con demencias tipo alzheimer.
Robert Pérez Fernández y Fernando Berriel Taño..................................................... 36
- Intervención en grupos de los adultos mayores en la ciudad de montevideo:
espacios públicos y construcción de identidad. Mónica Lladó...................................... 45
- La vejez como producción subjetiva.
Representación e imaginario social. Fernando Berriel............................................... 59

Capítulo 2
Envejecimiento y subjetividad
Producción y Representación Social del Envejecimiento
- La producción social del envejecimiento:
la perspectiva biográfica. Maria de las Mercedes Ruiz............................................... 71
- ¿Cómo ven las personas jóvenes y mayores el envejecimiento?
Mas, C., Medinas, M., Viñas, N. y Cabezuelo, Á........................................................ 77
- Vieja vida vivida: la edad en perspectiva. Mariana Paredes....................................... 84
- Economía y sociedad en el envejecimiento. Aromando, Jorge ................................. 91

Transformación Social y Perspectiva Intergeneracional


- Memoria colectiva: un instrumento social. Teitelman, Fany y Calvo, Mónica............. 97
- Curso-taller abordando la vejez: mitos, realidades, actitudes y sentimientos
frente a la vejez de nuestros padres. Anita Steiger y Sylvia Korotky........................ 102
- Abuelos en el jardín de infantes: cantos, cuentos y encuentros
intergeneracionales. Bentacor, Alejandra.................................................................. 108

Mediana Edad y Envejecimiento


- O mestre em gerontologia de meia-idade e a perspectiva da própria velhice
Calderoni, S. Z. y Lopes, R. G. C.............................................................................. 114
- Posibles nexos evolutivos entre la adultez media y la vejez. David Amorín............. 121
- Grupo+50: espaço de construção da autonomia de universitários
com idade mais de 50 anos.
Maria Regina Morales dos Santos y Suzana Hübner Wolff...................................... 129
- Aportes a la construcción de una imagen social positiva del envejecimiento
Delmar Rodríguez Ravera; Yvonne Raquel Cruz; Graciela Andreoli;
Hilda Martínez Camusso; Alberto Gentini; Ilda Villar................................................. 137

——
Género y Generaciones en la producción del envejecimiento
- Recuerdos de mujeres. Irma Mabel Cepeda y Stella Maris Herrera......................... 140
- La viudez en las mujeres ¿una crisis vital?. Esther L. Moncarz............................... 147
- Haciendo memoria. Ferreira Alicia, Mallol Susana y Werthein Silvia........................ 154
- Ser idoso – “um possível de ser”. “Ditos” sobre o idoso:
“um possível de se dizer”. Lodovici, Flamínia M.M. e Mercadante, Elisabeth F........ 161

Proyecto de vida y Envejecimiento


- Acontecimientos vitales en el reconocimiento del propio envejecer
en ancianos rurales en mexico y españa. Quintanar O. F......................................... 166
- Memória autobiográfica e formação – um percurso de reconhecimento
Vera Maria Antonieta Tordino Brandão..................................................................... 179
- Visualizando la muerte a través de la vida de los 65-80 años
Ana Delgado Ramos y María Aurora Arvizu Salgado............................................... 186
- Participación y envejecimiento activo: análisis de las percepciones
de personas mayores implicadas en tareas de gestión en asociaciones
de mayores. Silvia Martínez, Juan Francisco López, . ............................................. 198
Imanol Amayra, Ignacio Gómez, José Javier Miguel................................................ 198

Cuerpo y Envejecimiento
- Calatonia em idosos: um trabalho voluntário se transforma num modelo clínico
institucional nos processos de envelhecimento e responsabilidade social
Benevides, M.L.S.; Bruno, V. B. S.; Goellner, M.B.;
Limongi e França, A.C.; Lopes, R.G.C...................................................................... 206
- El bastón interno. Estela Guadalupe Moro y Cesar A. T. Franchisena .................... 213
- Programa de potenciación creativa (ppc).
Un valioso instrumento para el adulto mayor. Nora Farina de Luna......................... 219
- A sexualidade do idoso: uma responsabilidade social
Marisa Margaret Feriancic y Maria Elvira Marengo Gotter....................................... 223

La Dimensión Subjetiva del Envejecimiento en Contextos de Exclusión Social


- Contribuições da psicologia ao enfrentamento dos desafios do envelhecimento
nos países da américa latina. Anita Liberalesso Neri............................................... 228
- La percepción de las personas de edad bolivianas,
sobre su condición de pobreza. M. Mercedes Zerda C............................................ 234
- Subjetividad y exclusión psicosocial.
Viejos en situación de calle en montevideo. Robert Pérez Fernández..................... 237

Capítulo 3
Envejecimiento activo
Recreación, Estímulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento
- Construyendo redes sociales en la tercera edad.
Matías Cáceres, Romina Cáceres, Soledad Barreto y Rosana Borini...................... 247
- Modalidades no tradicionales de intervención interdisciplinaria
con adultos mayores en comunidad.
Alberti Pose, Ana María, Alvarez, Virginia y Pippo Pena, Noelia.............................. 253
- Calidad de vida de los adultos mayores: aporte de las políticas públicas
recreativas al bienestar psicosocial del adulto mayor. Ricardo Manuel Pérez......... 259

— 10 —
- El ocio en la vejez: prevención de la dependencia y propiedades terapéuticas
Silvia Martínez . ........................................................................................................ 266

Educación y Envejecimiento
- Investigación educativa y experiencias universitarias con adultos mayores:
articulación y proyecciones. Tamer, Norma Liliana................................................... 274
- Utopía y educación permanente: la experiencia uni 3. Alondra Bayley.................... 281
- Proyectos mayores experiencia basada en un recurso psicopedagógico
Romero, Marcela....................................................................................................... 288
- Importancia del componente psicogerontológico en el modelo alfager
para alfabetización gerontológica.
Eduardo A. Triana Álvarez y Teresa Reyes Camejo................................................. 296

Grupos, Organizaciones y Participación de los Adultos Mayores


- Generatividad y motivaciones para el voluntariado en adultos mayores.
Nicasio de Cordoba, Mercedes; Urrutia, Andrés Ignacio
y Moisset de Espanés, Gastón
- Asistencia técnica familiar y grupal para la tercera edad de la ciudad de Neuquén
Andrea Lungo, Cecilia Beitía, Romina Álvarez ........................................................ 319
- Andares de una intervención universitaria
Andina, Mariela; Bruno Leonor; Ferreira Karen; Kalafatis Laura ............................. 323
- Redes organizacionales como estrategia de desarrollo social
en los adultos mayores. Wilma Ferreira y Stella Larrosa.......................................... 329

Memoria y Envejecimiento. Abordajes Psicogerontológicos


- Memória e Envelhecimento: Uma Experiência, com grupos da Terceira Idade
Sônia Regina dos S. P. Bacellar................................................................................ 336
- Estimulación cognitiva de adultos mayores sin deterioro:
efectividad de un programa para la mejora de la memoria
y el cambio de actitudes sobre el declive asociado a la edad.................................. 342
Mas, C., Medinas, M., Cabezuelo, Á, Viñas, N. y Martorell, L.................................. 342
- Programa psicosocial de prevención de los trastornos de memoria (ppptm).
Peculiaridades de una intervención. María Carbajal................................................. 349
- O processo da oficina de memória autobiográfica: possível recurso
de intervenção para idosos com suspeita de depressão
Patrícia Kok Geribello de Ferreira Cabral, Rita Duarte do Amaral
y Vera Maria Antonieta Tordino Brandão.................................................................. 355

Capítulo 4
Política públicas Estudios culturales
Estudios Culturales sobre el Envejecimiento
- Beneficios psicológicos de la representación social de la muerte en población
anciana: el caso de la ofrenda de muertos mexicana. Quintanar O. F...................... 365
- El aporte de los indígenas viejos a la psicología social comunitaria en bolivia
Mercedes Zerda C.................................................................................................... 376
- Envejecimiento en y desde los pueblos originarios. Lilia Mendoza Martínez........... 380
- Envelhecimento saudável: acompanhamento comunitário na saúde pública
Iannarelli, M.J.; Lorenzetto, M.G............................................................................... 385

— 11 —
Políticas Socio Sanitarias
- Políticas públicas para idosos e conselhos de participação:
a experiência da cidade de são paulo. Siqueira, Luiz Eduardo Alves de.................. 391
- Políticas de vejez y evaluación participativa. Mariana Paredes................................ 396

Capítulo 5
Fundamentos psicogerontológicos
Fundamentos y Aportes del Abordaje Psicogerontológico del Envejecimiento
- Fundamentos epistemológicos del campo de la Psicogerontología
Graciela Zarebski...................................................................................................... 405
- O entrelaçamento de dimensões na explicação de ser velho.
A interdisciplinaridade na gerontologia
Elisabeth F. Mercadante y Flamínia M. M. Lodovici.................................................. 413

Formación en Psicogerontología
- Tecnicatura en psicogerontología. Formación de recursos humanos.
Abordaje interdisciplinario en salud mental
Segalle, Mirta; Puglisi, Alejandra; Cosenza, Mónica; Cabrol, Daniela...................... 417
- La formación de psicomotricistas en el campo del envejecimiento y vejez.
Interfases necesarias. Rosario Tuzzo; Juan Mila...................................................... 422

La Psicogerontología en los equipos y servicios de salud


- Abrindo brechas em instituições de longa permanência para idosos:
possibilidades de intervenção. Rita Duarte doAmaral.............................................. 430
- La psicogerontología en los equipos gerontologicos del PROSAM:
“Un desafío cotidiano en los centros de salud y acción comunitaria
de un hospital público de la ciudad de Bs. As.” Perla Bronstein.................................. 436
- Hogares de día: hacia nuevas formas de integración comunitaria
Medina H. M., Pérez O. G., Bonza M. L., Pavolotzky A.M........................................ 445
- Impacto del perfil psicológico en la asistencia odontológica del adulto mayor
Susumu Nisizaki........................................................................................................ 453

Capítulo 6
Aportes de la psicogerontología al abordaje del sufrimiento psicosocial en el
envejecimiento
Vejez Fragilizada
- Fragilidad, salud y envejecimiento. Goldfarb, D.C. .................................................. 463
- Viejos alcohólicos en situación de calle: una impronta social
Martín Meoqui y Carlos Merlo................................................................................... 467
- Características do luto de cuidadoras de idosos dependentes
por acidente vascular encefálico, já falecidos
Karsh, U., Mazeto, I., Oliveira B., Oliveira I., Salimene A......................................... 474
- Prevención de suicidios en adultos mayores. Amaral, Rita...................................... 482
- Velhice avançada – possíveis intervenções.
Patrícia Kok Geribello de Ferreira Cabral................................................................. 489

— 12 —
Cuidado y Atención de la Vejez Fragilizada
- Estrategias en la atención de la salud del adulto mayor
Delmar Rodríguez; Yvonne R. Cruz; Graciela Andreoli; .......................................... 496
Hilda Martínez Camusso; Ilda Villar; Alberto Gentilini............................................... 496
- Reflexões sobre o acompanhamento terapêutico com uma idosa
Carolina Guimarães de Baptista .............................................................................. 500
- Vida atual de cuidadoras de idosos dependentes por acidente
vascular encefálico, já falecidos
Karsch, U.; Salimene, A.; Oliveira, B.; Mazeto, I.; Oliveira, I..................................... 507

Respuestas a la Victimización del Adulto Mayor


- Repercussão da violência urbana na saúde dos idosos.
O caso da metrópole de são paulo - brasil. Beltrina Côrte....................................... 514
- Prevención del abuso y maltrato hacia los adultos mayores
Lilia Mendoza Martínez............................................................................................. 521
- Abordaje interdisciplinario sobre abuso y maltrato en la vejez
Rita Amaral; Mario Di Filippi; Rosalía Panza;
Silvia Tron; Carmen Tulio; Ariel Vázquez.................................................................. 526
- La ancianidad y la salud mental. El régimen legal argentino
sobre incapacidad y la necesidad de reformas.
Dabove, María Isolina; Spósito, María Angélica y Di Tullio Budassi, Rosana G....... 533

Centros y Servicios Gerontológicos


- Acompañamiento telefónico a mayores (atm).
¿Qué escuchan los mayores de quienes están sólo angustiados o en crisis?
Urrutia, Andrés Ignacio y Urrutia, Marcela M............................................................ 542
- Autopercepción de bienestar asociado a procesos de participación
del adulto mayor en hogares de día
Mangino Noelia Gimena; Ruiz María Dolores y Wortman Susana .......................... 552
- Ancianos en situación de internación geriátrica. María Cecilia Beitía....................... 557
- Significados de velhice, envelhecimento e suas implicações
na prática de cuidado em uma instituição asilar
Natália Alves Barbieri y Cynthia Andersen Sarti....................................................... 564
- Acerca de una experiencia de intervención psicológica
en un residencial de ancianos. Rosa Martínez Pujado, Elena Ortega Apolinario
y Edelweis Suberbié Rodríguez................................................................................ 570

Psicoterapia
- Intervenções psicoterapêuticas em grupo para idosos
Lopes, R. G. C; Calderoni, S. Z................................................................................ 576
- Psicoterapia na terceira idade: experiência de atendimento domiciliar,
trabalhando o sofrimento e as necessidades de organizar
em vida a própria morte. Santos, E.R.P y Lopes, R.G.C.......................................... 583
- Títeres y adultos mayores: una mirada sistémica. Lucía Aranda Kilian.................... 588
- A música como terapia para a vida. Lodovici Neto, Pedro........................................ 594

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Instrumentos y Deterioro Cognitivo
- Batería de diagnostico de la conservación cognitivo intelectual en el anciano
Karp, David M........................................................................................................... 600
- Sindrome frontal. Escala de evaluacion cuantitativa motora
y congitivo-comportamental. Buzó, R., de Medina, O., Ventura, R.,
Aljanatti, R., Scaramelli, A., Dieguez E., Salinas D., Amorín I ................................. 605
- La funcionalidad de los reconocimientos sensoriales como indicador biológico
en la detección del proceso de dementización llamado alzheimer
Sastre SR; Sosa C; Ojeda A.C., Stehle, NR............................................................. 615

Aportes sobre las Demencias


- El des-velamiento de un hipotético mecanismo de la recuperación
de eventos vividos a partir del fenómeno “alzheimer”
Martínez G.A.; Gómez Salgado J.; Molina Ruiz D.; Sánchez L.M............................ 621
- “La olvidadiza”, 84 años, recuperada del alzheimer: hechos e intrigas.
Ferrari ED; Leites MA; Santa Cruz NE; Sosa C........................................................ 627

Perspectivas sobre las Demencias


- Falsos alzheimer: la punta de un iceberg?
Jalife MA, Santa Cruz NE, Stehle NR, Sastre SR..................................................... 633
- La naturaleza de los vínculos en el proceso de dementización
tipo alzheimer desde la perspectiva psicosocial.
Leites MA, Ferrari ED, Martínez GA ........................................................................ 641
- Evaluación de necesidades y apoyo social en adultos mayores
con demencia que viven en sus hogares
Miranda C, Galboda K, Olojudba C, Oomman y Orrell M......................................... 646

Abordajes Psicogerontológicos de las Demencias


- Bases conceptuales de la prevencion del llamado alzheimer
Gómez Salgado J, Molina Ruiz D, Jalife MA, Ojeda AC, Sánchez LM..................... 653
- Gestão gerontológica domiciliar - possíveis configurações
do cuidado no cenário das demências
Ana Lúcia Marques de Souza, Ruth Gelehrter da Costa Lopes
y Delia Catullo Goldfarb............................................................................................ 660
- El tratamiento psicológico en la enfermedad de alzheimer
Fernando Berriel y Robert Pérez Fernández............................................................ 667

— 14 —
Capítulo 1

Las conferencias:
actualización en
psicogerontología
La psicogerontología hoy
Graciela Zarebski

Introducción
Para referirme al tema que se me solicitó para esta conferencia inaugural, acerca
de la Psicogerontología hoy, deberé hacer referencia, teniendo en cuenta la memoria y
la construcción de futuro, a lo que era la Psicogerontología ayer y a lo que avisoro para
el mañana.
Cuando inauguraba el Primer Congreso decía: “Nos proponemos que este en-
cuentro permita progresar en la constitución del campo de la Psicogerontología en Ibe-
roamérica, generando un intercambio enriquecedor. Comenzar por Iberoamérica nos
lleva también a recuperar nuestras raíces, algo de nuestra identidad, de nuestros orí-
genes, de una historia compartida. Implica también el replanteo de sojuzgamientos a
pensamientos hegemónicos y la inclusión de nuestro contexto socio-económico-cultural
como productor de subjetividad, en aras de rearmar y reafirmar la continuidad identitaria
—tema central en el envejecer— de nuestros pueblos. Uds. son los hacedores cotidia-
nos de la psicogerontología. Los consideramos representantes de lo que se hace, se
avanza, pero también se duda, se discute, se cuestiona, cotidianamente en el trabajo, la
asistencia, la investigación, con sujetos envejecientes.”

 Escuela de Gerontología, Universidad Maimónides. zarebski.graciela@maimonides.edu


Doctora en Psicología (UBA). Directora de la Carrera de Postgrado de Especialización y Maestría en
Psicogerontología de la Universidad Maimónides y Directora de la Carrera de Grado: Licenciatura
en Gerontología en esa Universidad.
Profesora Titular de la Cátedra de Gerontología en la Universidad Nacional de Tres de Febrero,
Licenciatura en Psicomotricidad. Fue Profesora Adjunta de la Cátedra “Psicología de la Vejez” de la
Facultad de Psicología de la UBA e Investigadora en esa Casa de Estudios. Presidenta del Primer
Congreso Iberoamericano de Psicogerontología (Buenos Aires, noviembre 2005).
Se desempeña en el Programa de Salud para Adultos Mayores del Ministerio de Salud del Gobierno
de la Ciudad de Bs. As. como Directora del “Curso de Gerontología en Atención Primaria” y como
organizadora de la Red de Gerontología de los Hospitales Públicos.
Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y es autora de: Lectura Teórico – Có-
mica de la Vejez (1990) y La Vejez ¿es una Caída? (1994), ambas de Editorial Tekné (actualmente,
acceso libre a ambos en: http://weblog.maimonides.edu/gerontología2007/
Hacia un Buen Envejecer (1999), de Editorial Emecé, re-editado por Edit. Universidad Maimónides
(2005) El Curso de la Vida: Diseño para Armar, Edit. Universidad Maimónides (2005), Padres de
mis hijos ¿Padres de mis padres?, Edit. Paidós (en prensa) y co-compiladora de Viejos Nuevos
- Nuevos Viejos (2001) de Editorial Tekné.
En el ámbito de las instituciones ha participado en la coordinación docente de los Programas Pre-
ventivos del PAMI (1992-1996) y ha coordinado la capacitación de sus profesionales a través de la
Universidad George Washington (USA) (1997-1998).

— 17 —
Pasaron dos años exactos. ¿Qué mejor definición de lo que es la Psicogeronto-
logía hoy, que la presencia de tantos profesionales mostrando interés por presentar y
discutir los temas que aquí se proponen. La cantidad y calidad de trabajos nos llena de
satisfacción porque es la confirmación de que la Psicogerontología, con esta concep-
ción que le damos desde el Grupo Iberoamericano que impulsa este movimiento, era
necesaria.
Uds. sabrán que ayer, hace pocos años —en la década de los ´90 podríamos
decir— no se había desarrollado aún como denominación de este campo científico y
casi no existían ámbitos de formación especializados. De lo que se hablaba era de la
Psicogeriatría, ubicada en el campo de la Geriatría, es decir, asentada totalmente en los
fundamentos biológicos —más que de la salud mental— de las patologías mentales del
envejecer.
Como muestra de que ésta sigue siendo hoy la tendencia prevalente en este
campo, hace unos días se celebró en Osaka, Japón, el XIII º Congreso de la Asociación
Internacional de Psicogeriatría con un predominio absoluto de temas médicos. No dudo
de su nivel científico ni de lo auspicioso de que se celebren este tipo de eventos, pero no
podríamos afirmar que representen al campo de la salud mental en el envejecimiento,
porque están concebidos desde la mirada de una sola disciplina hegemónica y los temas
son, mayoritariamente, específicos de psicogeriatras.
Si pensamos que la salud mental es interdisciplinaria y que en el envejecimiento
no podría ser de otra forma, la realidad es que, en la práctica, se pretende cubrir desde
la psicogeriatría todos los requerimientos referidos a la salud mental en el envejecer.
Fíjense, por ejemplo, un artículo que nos llega de España acerca de la Reunión de la
Sociedad Española de Psicogeriatría donde se presentó una ponencia a favor “del abor-
daje multidisciplinar… El objetivo es que la colaboración entre los profesionales de la
medicina y de los servicios sociales sea, por fin, una realidad. Se viene hablando mucho
de esto en foros de debate y medios de comunicación pero no acaba de producirse esa
colaboración, sobre todo porque los profesionales pertenecemos a estructuras distintas,
que toleran que nos coordinemos pero que no nos obligan a ello.”
No debemos esperar que las instituciones nos manden a hacer interdisciplina,
debemos capacitarnos para ir imponiéndola, superando los esquemas simplistas que
nos hacen suponer que basta con sumar a los médicos con los profesionales del área
social, para cambiar la modalidad de atención a nivel de la salud mental.
Debemos formarnos en el enfoque de la complejidad, el cual hoy ya no se puede
soslayar. A esto me voy a referir en el panel de capacitación psicogerontológica, al abor-
dar los fundamentos epistemológicos de este campo.
Para ver lo que es la Psicogerontología hoy, al menos en Iberoamérica, basta re-
visar nuestro programa. ¿Qué nos están indicando estos temas? Que todos son los que
componen el campo de la Psicogerontología en el mismo nivel de importancia. Lo único
que podría determinar la mayor importancia de un tema sobre otro es el caso por caso,
el caso particular que hará predominar una temática por sobre otra en su manifestación
aparente, pero que una vez que se comienza a abordarlo, muestra su interrelación con
todos los demás. Lo que nos lleva a un punto fundamental de lo que está mostrando la
Psicogerontología hoy: su carácter interdisciplinario.

 “Las enfermedades mentales en personas mayores se encuentran infradiagnosticadas.


“Fuente: Diario Médico. Jun 2007.

— 18 —
Factores que posibilitaron el surgimiento de la Psicogerontología
El cambio de paradigma en la salud mental en el envejecer recién se está produ-
ciendo hoy. Ayer, hasta los ´80 ó los ´90, predominaba un enfoque deficitario del enve-
jecimiento.
Ya sea desde corrientes psicoanalíticas como cognitivas, se suponía que habría
una curva de declive inevitable a nivel psíquico y que los maltratos sociales llevaban
necesariamente al achatamiento subjetivo.
Los únicos abordajes posibles, salvo excepciones, eran los tratamientos farma-
cológicos y otras terapias a cargo de psicogeriatras. Se justificaba la denominación de
“Psicogeriatría “a este campo disciplinario, porque fue iniciado por gerontopsiquiatras
y/o psicogeriatras. La atención era exclusivamente asistencialista.
A nivel de la salud mental, se atendía a los mayores cuando ya las depresiones
o las dementizaciones estaban tan instaladas y avanzadas que sólo cabía medicar o
derivar al geriátrico. Había menos opciones y los límites entre las edades estaban más
marcados. Hoy en día estamos viviendo cambios culturales y científicos que, al poner
sobre el tapete la complejidad del ser humano, develan su riqueza y la apertura de nue-
vas posibilidades, aún en el envejecimiento, generando nuevos y más variados motivos
de consulta que permiten una intervención más temprana.
Ayer no había representantes de otras disciplinas formados y especializados en
atender las cuestiones atinentes a la salud mental en el envejecimiento y los pocos que
había no realizaban en su mayor parte un trabajo interdisciplinario. (Zarebski, G. 1999)
Considero que el cambio hacia la concepción actual, que propone integrar a la
Psicogeriatría dentro del campo amplio de la Psicogerontología, viene de la mano de
diversas condiciones y nuevos fenómenos que aparecieron en años relativamente re-
cientes:
1. La especialización por parte de profesionales de disciplinas relativamente más
nuevas (terapia ocupacional, psicología, psicopedagogía, musicoterapia, psico-
motricidad) que vienen aportando otros enfoques, nuevas miradas y herramientas
diagnósticas y de intervención. Vayan como ejemplo del aporte de cada una, las
técnicas de multiestimulación y el trabajo con la memoria por parte de la terapia
ocupacional, que muestra el efecto preventivo y de enlentecimiento en procesos
de deterioro cognitivo, las intervenciones gerontagógicas de las ciencias de la
educación, demostrando las posibilidades del aprendizaje en el envejecimiento,
las intervenciones preventivas y psicoterapéuticas de los psicólogos con el viejo y
su familia, las herramientas de la musicoterapia y las técnicas psicomotrices con
mayores (Zarebski, G. 2002).
2. El avance del paradigma de la complejidad en ciencias —que plantea el estudio
del objeto científico desde el entramado de interrelaciones— y su consecuencia:
el requerimiento de trabajo en equipos interdisciplinarios que puedan dar cuenta
de esta complejidad. (Morin, E. 1998)
3. Paralelamente, el lento pasaje que vamos comprobando, en el campo de la salud
pública, desde el enfoque de los factores de riesgo y abordaje centrado en las pa-
tologías al enfoque de factores protectores y abordaje centrado en la prevención
y la resiliencia.
4. El avance teórico en la distinción conceptual entre el envejecimiento normal y el
patológico, lo cual permite evitar intervenciones en los casos que no lo requieren,
respetando su curso normal y la detección, orientación e intervención en los ca-
sos en los que se justificaría hacerlo. Desde esta distinción conceptual y diagnós-

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tica, se amplía el campo de la salud mental en el envejecimiento abarcando, de
manera integrada, la tarea preventiva, asistencial y de rehabilitación.
5. Simultáneamente, el desarrollo de nuevas teorías psicogerontológicas (Yuste
Rossell et all, 2004) como la del Curso de la Vida o del Ciclo Vital Dinámico, la
Teoría de la Continuidad o la de Selección, Optimización y Compensación (SOC),
que destacan la importancia de estudiar el envejecimiento en todo su proceso a
fin de entender las distintas vejeces alcanzadas. En este sentido, la consideración
del trabajo psíquico anticipado que va realizando el sujeto durante el curso de su
envejecimiento debería ocupar un lugar que aún no tiene. (Zarebski, G. 2005).
6. Como consecuencia de lo anterior, el cambio ya no sólo en la salud mental, sino
en el campo global de la gerontología, que deja de considerar exclusivamente a
los adultos mayores para pasar a investigar e intervenir en todo el proceso, espe-
cialmente desde la considerada mediana edad de la vida, también ésta una tarea
pendiente en la psicogerontología de hoy.
7. Finalmente, como la consecuencia más importante de estos cambios de enfoque:
la apertura de un amplio campo de intervención: la perspectiva preventiva en
la salud mental en el envejecimiento. Innumerables experiencias comunitarias
e institucionales, talleres de todo tipo (de aprendizaje, de memoria, expresivos,
reflexivos, de multiestimulación, de recreación, etc.) que, además de demostrar
su eficacia en la mejora de la calidad del envejecimiento, constituyen ámbitos
propicios para la detección temprana y la derivación oportuna, así como para el
armado de redes de apoyo y el trabajo con las familias, operando de este modo
como verdaderos recursos socio-sanitarios promotores de salud y preventivos de
patologías (mentales, entre otras).

Trabajo Psíquico en el Envejecer


En la Psicogerontología hoy, no está desarrollado el trabajo anticipado del enve-
jecer, no se tomó la posta precursora de Bernice Neugarten (1999), quien planteaba:
“¿Por qué algunos viven la vejez como crisis y otros no?” Dado que éste ha sido mi tema
de investigación a lo largo de mi carrera, junto con el desarrollo de los factores de riesgo
psíquico de envejecimiento patológico —ya que hasta ayer sólo se hablaba de factores
de riesgo social y sanitario— es inevitable que, al referirme a la Psicogerontología de
hoy, le dedique un espacio a cómo veo hoy este tema específico desde una visión crítica
de cómo aparece en los trabajos de investigación a los que pude tener alcance.
A lo largo de mis escritos y de mi enseñanza, vengo teorizando acerca de los
mecanismos psíquicos que se ponen en juego en el envejecer conduciendo a un enve-
jecimiento normal o bien, patológico (Zarebski, 2005). En síntesis, se trata del camino de
construcción de la propia identidad a partir de la imagen de cuerpo fragmentado anterior
al estadío del espejo y la amenaza, siempre solapada, de regresar a ese estadío ante
todo acontecimiento que haga zozobrar los referentes identificatorios. La anticipación
del envejecer y la metamorfosis que implica para el yo, representan ese riesgo de vuelta
a la fragmentación y al desamparo. De acuerdo a H. Bianchi (1987): “la vejez, así como
su anticipación, interroga al yo en sus referencias identificatorias”.
Es por eso que lograr sostener la propia integridad será el eje que desde Erikson
caracterizará al buen envejecimiento (Erikson, E. 2000). Para entender los mecanismos
en que se basa este proceso deberemos recurrir a la modalidad del narcisismo, normal o
patológico y, desde la llamada Tercera Tópica (Zukerfeld, Zonis de Zukerfeld, 1999), ubi-
caremos al envejecimiento patológico en el campo del narcisismo nirvánico, es decir, del

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predominio y cristalización de lo escindido, de lo siniestro que, en tanto oculto producto
de lo desmentido, en la vejez se presentificará como profecía autocumplida.
Por el contrario, el envejecer saludable tendrá que ver con la flexibilidad ante los
cambios que permitirá no aferrarse a una personalidad unívoca, aceptar las transforma-
ciones propias y ajenas, construir proyectos y recrearlos, romper con rutinas rígidas, pro-
bar, innovar, realizar actividades nunca antes exploradas, cuestionar y autocuestionarse,
condiciones todas que se sostienen en el predominio de un mundo representacional pro-
pio del inconciente reprimido. Sobre la base de estas características de funcionamiento
psíquico, se logrará realizar la elaboración anticipada y gradual del envejecimiento.
De lo que nos van a hablar las distintas posiciones anticipadas que se adopten,
es de los grados de riqueza o pobreza del campo representacional, el modo en que esté
resolviendo el sujeto su trabajo identificatorio y de historización, su posición con relación
al transcurso del paso del tiempo y qué anticipa o qué resignifica en su historia el hacer-
se viejo. En síntesis, nos hablará de, en qué medida, el llegar a serlo forma parte o no de
un proyecto autónomo, con mayor o menor posibilidad de diferenciarse y de cuestionar
las creencias, los mitos y los prejuicios acerca del envejecer que desde su medio cultural
lo constituyen.
El predominio y cristalización de lo escindido estará asentado en aquello que le
dé al sujeto una supuesta consistencia, por no encontrarse en condiciones de soportar
la incertidumbre del vivir, las fallas y faltas, la inconsistencia.
A lo largo de este proceso, sobre todo desde la mediana edad, se anticipan imá-
genes de la posible vejez propia, que producirán efectos formativos en el presente jo-
ven, promoviendo, cuando se dan las condiciones adecuadas, un trabajo psíquico de
elaboración anticipada que generará un proyecto de vejez, el cual irá guiando el propio
trayecto vital hacia el desenlace deseado.

Esta imago anticipada del llegar a viejo condicionará así el modo de armado de
la propia vejez, punto desde el cual se resignificará el trayecto previo, idas y vueltas
que subyacen al tiempo lineal de la cronología. Estas idas y vueltas, que refieren a la
temporalidad inconciente de anticipaciones y resignificaciones muestran, por otro lado,
un aporte que hace la psicogerontología al psicoanálisis, al incorporar la eficacia del
futuro sobre el presente (trabajo anticipado) además de la eficacia del pasado sobre el
presente (trabajo de resignificación).
El enfrentamiento con los ´temas´ del envejecer develará, en estos casos, el des-
amparo originario, que no fue tramitado simbólicamente ni en forma suficiente desde el
campo representacional, sin posibilidades de pasaje —a través de la operatoria simbóli-
ca de la castración— del Yo Ideal a los ideales del Yo.

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Factores de riesgo psíquico de envejecimiento patológico
Las condiciones psíquicas mencionadas que operan durante el curso de la vida,
determinan la vulnerabilidad emocional que se pondrá en juego ante los temas del en-
vejecimiento y los significarán como situaciones de adversidad. Podríamos sintetizarlas
del siguiente modo:
 Sucesos o temas del envejecer que se viven como traumáticos (tocan con el des-
amparo).
 Vacío: o todo lo perdido o nada.
 Modos patológicos de apego a los objetos como intento de llenar el vacío.
 Vínculos dependientes o sobreadaptados.
 Bastón único, sentido único (Yo Ideal). (Ej: trabajo, pareja, hijos, imagen).
 Historia de duelos no elaborados.
 Carencia de red de apoyo familiar o social.
 Achatamiento del mundo representacional: escasa mentalización.
 Tendencia a la descarga somática o comportamental.
 Empobrecimiento imaginario-simbólico y emocional.

Estas condiciones de vulnerabilidad emocional —y por el contrario, las condicio-


nes de resiliencia— se ponen de manifiesto en el discurso y las conductas del sujeto
desde edades jóvenes —lo que nos permitirá su trabajo preventivo— tanto en ámbitos
de abordaje individual como grupal, a través de factores detectables de riesgo psíquico
de envejecimiento patológico.
Estos factores de riesgo son, entonces, la manifestación del narcisismo patoló-
gico o nirvánico (predominio y cristalización de lo escindido) generador de distorsiones
cognitivas y problemáticas vinculares, y que detectaremos a través de las dificultades
para acceder a:
• Aceptar pensar o reflexionar anticipadamente respecto a la propia vejez.
• Incluir al envejecer entre los ideales a alcanzar (expectativas positivas de longe-
vidad).
• Aceptar que se replantee la imagen, el rol, la función actual, joven.
• Elaborar gradualmente las marcas del envejecer.
• Ser flexible.
• Tener disposición a los cambios.
• Ser reflexivo.
• Cuestionar los prejuicios (propios y ajenos).
• Adaptarse a la disminución del rendimiento.
• Tener en cuenta las limitaciones, enlentecimientos, etc.
• Hacerse cargo del autocuidado en la salud y en la enfermedad.
• Mantenerse autoválido, seguir “funcionando “a pesar de patologías.
• Aceptar elementos protéticos.
• Poder ubicarse como un punto en la cadena de generaciones.
• Contribuir al logro de la continuidad entre generaciones.
• Desarrollar la generatividad.
• Poseer un proyecto diario que organice la vida alrededor de cierta rutina.
• Incorporar la finitud.
• Vivir hasta y no hacia la muerte.
• Desarrollar el sentido de la trascendencia.

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• Poner las angustias en palabras.
• Poder autocuestionarse.
• Poder relativizar (no regirse por el: “todo o nada “).
• Poder compensar pérdidas con ganancias.
• Aceptar verdades ocultas que la vejez devela, incorporando imágenes nuevas de sí.
• Replantearse una identidad unívoca (“yo soy así “).
• Replantear mecanismos de desmentida (“de eso no se habla “).
• Dialectizar el plano de la interioridad con el de la imagen exterior
• Asentar la autoestima en el presente, no en el pasado.
• Recordar al modo reminiscente (aferrado al presente, con proyección al futuro),
no nostálgico (aferrado al pasado).
• Seguir conectado con el afuera, con el entorno.
• Diversificar los apoyos (familia, estudio, trabajo, otras funciones, otros ideales).
• Poder discriminarse de otros (modelos de identificación positivos o negativos)
• Revisar el modo narcisista de ejercer la sexualidad y la abuelidad
• Aceptar incorporarse a grupos o redes sustitutivas.
• Acceder a: soñar, fantasear, imaginar, jugar, desear, reírse de sí.

Estas características de vulnerabilidad emocional y los factores de riesgo psíquico


de envejecimiento patológico, son las condiciones psicológicas que darán lugar —ante
los ´temas´ del envejecer— al colapso narcisista, con sus manifestaciones clínicas, so-
máticas y comportamentales desajustadas (como ser las caídas frecuentes) cuando la
identidad férreamente —aunque en realidad, frágilmente— sostenida, se derrumba.
De ahí a las psicopatologías prevalentes en el envejecer, como son las depresio-
nes y las demencias. Respecto a las depresiones, los vínculos narcisistas y ambivalen-
tes que sabemos desde Freud, son la condición de los duelos patológicos, se encuadran
dentro de las condiciones psíquicas apuntadas. Del mismo modo, la descompensación
de caracteropatías es la regla en el envejecer, teniendo en cuenta la patología narcisista
que implican estas estructuras.

Dos temas de la Psicogerontología hoy


Hay dos temas candentes en la actualidad concernientes al envejecimiento psí-
quico, uno determinado por factores culturales, el otro, por factores biológicos y los dos
atravesados por las condiciones de vulnerabilidad emocional señaladas.
En primer lugar, los ideales culturales de eterna juventud y de exaltación del con-
sumo, que condicionan malestares diversos ante los cambios en la imagen y producen
gran cantidad de efectos a nivel de la subjetividad, en su mayor parte depresiones de
todo tipo.
En segundo lugar, la principal amenaza que se anticipa con horror respecto al
paso de los años y que constituye hoy en día uno de los temas más acuciantes de inves-
tigación: el deterioro cognitivo y el Alzheimer.
Dos temas que, tratados desde una perspectiva exclusivamente biologista de-
terminarán consecuencias en el abordaje totalmente opuestas a las que se obtendrían
desde una concepción interdisciplinaria centrada en la complejidad del fenómeno.
Respecto al primero y apoyada en el rechazo al envejecimiento, se ha montado
una —así llamada— medicina anti-age, anti-edad, que se propone ayudar a ocultar al
máximo el paso del tiempo.

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La perspectiva psicogerontológica, por el contrario, propone valerse de los ade-
lantos científicos y tecnológicos y también de los recursos comunitarios para mejorar la
calidad de vida, pero con la lucidez que permita aprovechar las ventajas que, paradóji-
camente, también se pueden extraer del contexto cultural actual, sin tener que negar el
paso del tiempo.
El envejecer pone en jaque la identidad al cuestionar la propia imagen en todos
sus órdenes. Frente a esto hay dos caminos posibles: reforzar la máscara, fijarla cada
vez con más ahínco, adherirse a una imagen única, o aprender a diversificar las másca-
ras, a jugar con ellas desde joven, a diversificar los apoyos y a buscar la eternidad por
otros caminos un tanto más sólidos.
Respecto al otro tema, el Alzheimer, tenemos mucho que decir respecto a este
fantasma de las sociedades desarrolladas, que viene a reafirmar el carácter inquietante
y horroroso con que se anticipa el envejecimiento.
Su instalación como tema dominante, sirvió más para dejar de entender que para
entender. La falta de capacitación de los profesionales está produciendo en Gerontolo-
gía un nuevo modo de anular a los viejos: la etiqueta que los condena a lo descartable,
sin mediar un proceso diagnóstico adecuado. La mala noticia es que de este congreso
no saldrá seguramente el descubrimiento de su causa ni de su cura. La buena, es que
estamos bien encaminados: sólo comprendiendo la complejidad del fenómeno, de su
gestación, lograremos entenderlo y aún, en gran parte, prevenirlo, como ya seguramen-
te lo estamos haciendo a través de diversas intervenciones que aquí se muestran.
Nuestro desafío, hoy, es que hay que demostrarlo. El mayor desafío en la Psi-
cogerontología hoy, es la aplicación de estas condiciones de vulnerabilidad emocional
al desencadenamiento de las demencias. En este sentido, las investigaciones que se
están realizando en distintas latitudes en los últimos años, sobre todo en DTAlzheimer,
coinciden con varias de las características mencionadas de vulnerabilidad emocional.
Cada vez es más evidente que una vida de pobreza psíquica, afectiva y de vín-
culos presagia en mayor medida que la pobreza material, un envejecimiento patológico.
Someterse, por diversas circunstancias, a una vida de autómata, sin autocuestiona-
mientos, con estímulos ambientales pobres, creencias rígidas y cristalizadas, excesiva
seguridad y monotonía, es lo que va generando las condiciones para la depresión y la
demencia cuando las circunstancias vitales del envejecer sorprenden al sujeto sin la pre-
paración mental, afectiva y vincular adecuada para sostener un cambio ante situaciones
de adversidad.

De la vulnerabilidad a la resiliencia
La Psicogerontología hoy, a través de la creación de redes sustitutivas en ám-
bitos comunitarios, está demostrando la posibilidad de pasaje de la vulnerabilidad a la
resiliencia.
Estos espacios, a través de vínculos significativos con otros que otorgan recono-
cimiento, permiten re-considerar momentos que se viven como de vacío mental. Poder
soportarlos como oportunidades de crecimiento, al adueñarse de esas vacilaciones del
sentido como espacios de creación junto con otros, es lo que dará fuerzas para no ob-
turarlos con los objetos —fetiche que nos propone la cultura actual y que prometen una
completud ilusoria que finalmente se mostrará efímera.
Participando en ámbitos sociales se adquieren formas de comprender y compren-
derse, habilidades cognitivas y destrezas. Se logra el des-centramiento, salir de la esfera
propia y familiar abriéndose a otras realidades e incorporando la óptica de la diferencia

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a través de visiones alternativas que dan los otros. Se aprende a soportar fluctuaciones
e incertidumbres, momentos de desorden y pensamientos no-lineales, en un proceso
de auto-construcción al mismo tiempo que se construye con otros. Implica re-crearse al
mismo tiempo que se cuestiona e interroga una realidad que ya no es evidente.

Investigaciones actuales acerca de los factores de riesgo psíquico


Frente a este desarrollo y conceptualización que propongo desde la Psicoge-
rontología actual, ¿qué encontramos habitualmente en las investigaciones acerca de
este tema? (Bayarre Vea, H., 2003), González Morales R. M., Velazquez Zuñiga, G. A.
(2002).
Señalaré características comunes a la mayoría de ellos:
 Presentan un error conceptual y metodológico: no alcanza con estudiar factores
de riesgo en personas de edad avanzada para responder al enfoque preventivo,
el cual requiere estudiar esos factores antes de la vejez, a lo largo del curso de la
vida.
 Lo que se detecta habitualmente en mayores es el daño ya instalado. Ej: aisla-
miento, pérdida del papel que ocupaba en la familia, el trabajo y la sociedad. Si-
tuaciones de crisis vital frente a la jubilación, la viudez, etc. Vaya como ejemplo,
el estudio Psicotard (psicopatología de aparición tardía) (Olivera Pueyo F. J. et
all, 2006) que, si bien lo enfocan desde la atención primaria, se proponen de-
tectar, como variables: viudez reciente, alteraciones sensoriales, presencia o no
de aislamiento social, mala salud autopercibida, insomnio y cambio reciente de
domicilio. Se registran, además: deterioro cognoscitivo, presencia o no de depre-
sión, ansiedad, ideación paranoide, alucinaciones u otros delirios. Como se ve, la
patología ya instalada.
 Se plantean las pérdidas como factor de riesgo. En realidad éste es un ´tema´ del
envejecer, el riesgo radicará en los modos desadaptados de afrontamiento de las
pérdidas.
 Nivel superficial de las preguntas para evaluar factores psicológicos de riesgo:
apuntan a la opinión manifiesta acerca de cómo le está afectando ya la viudez,
la jubilación, etc. A modo de ejemplo, el grado en el cual una persona cree que
es competente en una situación determinada y es capaz de controlar su propia
vida, no dice nada respecto a los omnipotentes, a los que creen en demasía en su
competencia, como es el caso de caracterópatas, personas autosuficientes, que
pueden caer del todo a la nada, llevando a un quiebre en su identidad frente a las
limitaciones del envejecer.
 Modo muy pobre de incluir habitualmente la dimensión psicológica, confundida
aún con los factores sociales. Se refieren a: estilos de vida, modo de vida, causas
ambientales.
 En un interesante trabajo de Berdullas M. y Chacón F. (2002), hacen referencia
a conceptos que se estudian habitualmente, como: bienestar, satisfacción en la
vida, calidad de vida subjetiva, capacidad cognitiva, el sentirse útil y la participa-
ción en actividades en la vejez, pero nada dicen acerca de cuáles son las condi-
ciones psicológicas que permiten lograrlos. Incluyen, como “probables determi-
nantes psicológicos del envejecimiento activo: estilos de vida —actividad física,
alimentación, no fumar y consumo moderado de alcohol—.” Se refieren también
a los estilos de afrontamiento del estrés, pero sin aludir a los rasgos de persona-
lidad de los cuales esos estilos serían consecuencia.

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 El estrés es un tema que se viene investigando en sus conexiones con la longe-
vidad. En este sentido, Pérez Díaz R. (2006), dice acertadamente que “las inves-
tigaciones sobre el envejecimiento se han basado más en evaluar los aspectos
cognitivos que los aspectos de la personalidad y… a su vez, las investigaciones
sobre centenarios en el mundo han destacado la importancia que en el proce-
so de envejecimiento tienen algunas variables psicológicas relacionadas con el
estrés: autopercepción de tensión, de eventos vitales y estilos de afrontamiento
que el individuo ha desarrollado a lo largo de su vida en el que juegan un papel
fundamental algunos moduladores del estrés como el apoyo social, actitudes ante
el envejecimiento y otros aspectos personológicos… ausencia de un proyecto de
vida… falta de motivación para desarrollar nuevos intereses y pérdida de contac-
tos sociales “.
 Respecto a los estudios sobre las características de personalidad relacionadas
con el estrés, es interesante observar algunas limitaciones conceptuales de las
referencias a las personalidades tipo A, B y C en que se asientan (Slipak O.
E., 2003), que quedan en lo descriptivo, mientras que podríamos encontrar su
correspondencia con los factores de riesgo psíquico que vimos, propios del narci-
sismo patológico:
“Los sujetos a los que se los denomina A corresponden a perfiles psicológicos
donde predomina una respuesta excesiva. Exhiben hiperactividad, irritabilidad,
son ambiciosos, agresivos, hostiles, impulsivos, impacientes crónicos, tensos y
competitivos, ya sea con su medio ambiente como con ellos mismos, y sus re-
laciones interpersonales son problemáticas y con tendencia a la dominancia “en
una clara descripción de las mencionadas caracteropatías.
En “el patrón de conducta tipo C se presenta en sujetos introvertidos, obsesivos,
que interiorizan su respuesta al estrés, pasivos, resignados y apacibles, extre-
madamente cooperadores, sumisos y conformistas, siempre controlando las ex-
presiones de hostilidad y deseosos de aprobación social “podemos encontrar la
correspondencia con lo que llamaríamos “narcisismo patológico por defecto “, es
decir: autoestima baja, melancolías, personalidades sobreadaptadas.
“Los sujetos con patrón de conducta tipo B son en general tranquilos, confiados,
relajados, abiertos a las emociones, incluidas las hostiles. Podemos ver cómo se
acerca esta descripción a las características señaladas propias del envejecimien-
to normal, capaces de autocuestionamiento, reflexivas y flexibles.
 Finalmente, respecto a las investigaciones actuales acerca de los factores de
riesgo de deterioro cognitivo y Alzheimer, más allá de los estudios netamente
biologistas, se está notando un cambio interesante para nuestra perspectiva psi-
cogerontológica. Vemos aparecer resultados que provienen de centros de inves-
tigación de California y Chicago, por ejemplo, que encuentran que las personas
propensas a sufrir angustia tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad de
Alzheimer que aquellas que no lo son tanto. Según un estudio, publicado en la
revista científica ‘Neurology’, aquellos que, con más frecuencia experimentaban
emociones negativas, como depresión y ansiedad, tienen el doble de riesgo de
desarrollar esta patología.

Por otro lado, investigaciones acerca del riesgo de Alzheimer en personas solas
concluyen que “El impacto biológico de la soledad puede influir en nuestros procesos
internos más básicos”, aseguró el biólogo de la Universidad de California, Steve Cole.

— 26 —
“Esto puede provocar enfermedades cardíacas, arteriales y Alzheimer, entre otras en-
fermedades “.
Si bien predominan las tradicionales recomendaciones acerca de “dieta saludable
para el cerebro, mantenerse mentalmente activo a través de ejercicios, hacer gimnasia
de manera regular, mantener la vida social, dormir bien, controlar el estrés, etc., la ´ neu-
róbica ´, la ´gimnasia cerebral ´, ´ pilates para el cerebro ´, lo que no se alcanza a explicar
es por qué brillantes científicos, ajedrecistas e intelectuales que cumplen con estos re-
quisitos, llegan al Alzheimer. Por qué algunas personas aceptan participar y otros no en
programas de aprendizaje y estimulación, con lo cual faltaría correlacionar la plasticidad
neuronal con otras plasticidades. Parecería que no se trata simplemente de lo cognitivo,
cobra importancia también la flexibilidad personal y otros aspectos emocionales que se
entretejen en el curso de la vida.

La fragilidad de la vida: toda ella pende, no de un hilo, sino de varios


El mundo humano es complejo: complejidad de los vínculos, del entramado de
significados y de significantes, de múltiples fuerzas que nos gobiernan de distinto sen-
tido, diversos universos de discurso y de tramas temporales. Debemos funcionar en
consonancia: se requiere de la flexibilidad, la plasticidad neuronal, emocional, corporal,
para armar el propio mundo, renovar permanentemente el tejido, enlazado, sin tironeos,
sin cortes, por el contrario, seguir entretejiéndose con nuevos hilos y nuevos colores.
En síntesis, una vida de riqueza representacional y abierta a la complejidad, a
la incertidumbre, a las fluctuaciones, al desorden y a pensamientos no-lineales, capaz
de soportar frustraciones, desilusiones, cuestionamientos y autocuestionamientos, de
realizar un trabajo psíquico de anticipaciones y resignificaciones. Éstas serán las con-
diciones psíquicas que se podrán ir construyendo en el curso de la vida como antídotos
que harán soportables las adversidades a fin de no quebrarse. La brújula, el sentido
que guíe en esta tarea, que permita mantener los hilos enlazados, es eros, amor en sus
múltiples manifestaciones.
Se trata de devenir un ser humano, construirse en un espacio entre: entre lo inter-
no y lo externo, entre pasado, presente y futuro. Ahí me tejo.

La Psicogerontología del mañana


¿Hacia dónde vamos? ¿Quién hubiera pensado respecto al Alzheimer, que apa-
recerían investigaciones de institutos universitarios del llamado Primer Mundo que no
buscan sólo el mecanismo biológico, o que el desarrollo de las neurociencias vendría
a demostrar la validez del psicoanálisis. Cabe predecir que nuestro enfoque se va a
ir imponiendo por sí solo, como lo demuestra esta gran convocatoria internacional. Si
no fuera así —el tema es de suficiente complejidad como para no presumir de visiona-
rios— estaríamos ante un grave problema. Si siguiera predominando el enfoque biolo-
gista y simplificador, sería un mal síntoma respecto de en que se iría transformando el
ser humano. Asumamos cada uno, en su lugar de trabajo, la responsabilidad que le cabe
para dignificar nuesta vida.
Para finalizar en alusión a nuestra construcción de futuro: “Urge pues sustituir uno
u otro de tales “centrismos”, de inspiración hegemónica, con el diálogo fecundo entre
saberes y culturas. Pero “diálogo” implica la actitud abierta a-aprender-del-otro, el reco-
nocimiento de que el otro tiene algo que enseñarnos, y viceversa.” “Pero, ¿qué hacer?

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¿Cómo hacer? Aquí Derrida tiene su entrada, y su argumento es radical. Afirma: ¿Qué
hacer? Pensar lo que viene (Derrida, 1997: 29). Aquí, el horizonte de duda se abre, la
interrogación es invitación. Mientras que su respuesta es reto, acogida: lo que debemos
hacer es pensar.”
“En términos de los procesos de investigación, esto es lo mínimo y único que se
le puede pedir a —y que se debe esperar de— quien se asume como investigador y, en
tal sentido, aspira a producir conocimiento.” “Claro, el reto no está tanto en pensar lo que
ya nos ha sido dado, revelado, sino lo que viene, sea esto el futuro, nuestro problema
de investigación, la perspectiva teórica que estamos construyendo, nuestra andadura
investigativa; es ello lo que viene siendo, por lo que no se presenta de forma transparen-
te y requiere nuestro trabajo de pensamiento para deconstruirlo y mostrar lo que no es,
pero que da lugar a algo que es.” (Díaz Gómez A., 2006: 7-9).

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Zarebski, G. (1999): Psicogerontología. En: Hacia un Buen Envejecer, Bs. As.: Emecé - Planeta,
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Bs. As.: Lugar.

— 28 —
Dimensión psicosocial
del sufrimiento psíquico:
desamparo, depresión y demencia

Goldfarb, D. C. 

Resumen
Em este texto partimos de la comprobación em la clínica de la depresión y de
la demencia de factores psicosociales presentes em su causalidad. A partir de la teo-
ría psicoanalítica analizaremos algunos determinantes que ayuden a ampliar el campo
investigativo actual para estos cuadros clínicos. Abordaremos aspectos de los cuadros
psicopatológicos mas frecuentes durante el proceso de envejecimiento a la luz de la
problemática social y cultural considerando las vicisitudes de la contemporaneidad e sus
efectos especialmente sobre la vida de los Adultos Mayores

Palabra clave: series complementares, duelo, envejecimiento, cultura, sufrimiento.

Siempre cuento un ejemplo que me conmovió profundamente. Aproximadamente


6 meses después de que el presidente Collor asume el gobierno del Brasil, en 1990, y
confisca los depósitos en libretas de ahorro, la búsqueda por grupos de apoyo a fami-
liares de portadores, de la Asociación Brasilera de Alzheimer crece de forma alarmante.
Una cirugía que no puede ser realizada, un viaje que no puede más ser soñado, la casa
que no será comprada. Rabia, vacío, desesperanza, depresión. Crece el diagnóstico de
demencias.
En julio de 2002, siete meses después del corralito, de los panelazos y de la en-
trada de la Argentina en sus más dramáticos niveles de miseria, recibo en San Pablo,

 COGEAE-PUC-SP - Coordenadoria geral de extensão, aperfeiçoamento e especialização da Pon-


tifícia Universidade Católica de São Paulo
GER-AÇÕES Centro de pesquisas e ações em Gerontologia
São Paulo. Brasil
Delia Catullo Goldfarb. Psicoanalista com especialización em Gerontologia (SBGG e FLACSO).
Doctora en Psicologia (IP-USP). Coordinadora y Profesora del curso: “Psicogerontologia: funda-
mentos e perspectivas”, e profesora del curso de “Especialização em Gerontologia” no COGEAE-
PUC-SP. Autora de Corpo, tempo e envelhecimento y Demências, ambos publicados por la Editora
Casa do Psicólogo, São Paulo y diversos artículos en publicaciones científicas en el Brasil y en el
exterior.
Directora da GER-AÇÕES – Centro de pesquisas e ações em Gerontologia.
Miembro de NEPE-PUC-SP y del Grupo Ibero-americano de Psicogerontología

— 29 —
dos llamados de personas preocupadas con el diagnóstico de demencia dados a sus
familiares en Bs. As.
Las dos situaciones tienen en común el hecho de acontecer en un período de
recesión económica y de eliminar los proyectos a corto plazo que dependían de los
ahorros de los ciudadanos. Para los más jóvenes, a pesar del sufrimiento, esto pudo no
haber pasado de una postergación de sus sueños, pero para los más viejos fue como la
constatación de que su tiempo ya se acabó. El fin de la esperanza. Es de ese sufrimiento
engendrado en las catástrofes sociales que quiero hablar hoy.
Podemos reconocer que la situación de los adultos mayores cambió mucho en
los últimos años, pero todavía persiste una imagen desvalorizada. Además podemos ver
cómo son afectados por peligros como la usurpación de sus derechos, el aumento de la
violencia urbana, el progresivo empobrecimiento y tantos otros que sin duda tienen un
efecto en la subjetividad y en la salud mental.
Los adultos mayores, además de tener que abandonar sus lugares de reconoci-
miento narcisístico, tienen dificultad para ocupar otros, pues el modelo social cambia de
forma radical, violenta y extremadamente rápida, en un momento de la existencia donde
ya no hay tanto tiempo disponible de vida como para operar una transformación muy
significativa en el proyecto de vida. No habiendo promesa de futuro, se pierde el sentido
de la vida, no habría más motivos para luchar.
En “Psicología de las masas y análisis del yo”, de 1921, Freud nos enseña que
la historia individual es una historia social. Es impensable la construcción del sujeto
psíquico sin el otro, no puede haber historización en el aislamiento. Freud pone el tema de
la socialización del ser humano en el centro de la cuestión entre psicoanálisis y lo social,
formulando así una teoría psicoanalítica de la cultura.
En ese verdadero tratado sobre la felicidad humana que se llama “El malestar en
la cultura” de 1929 (año paradigmático para comprender el sufrimiento de la modernidad),
Freud nos dice que la cultura propone algunas estrategias para aliviar el sufrimiento que ella
misma provoca al reprimir la posibilidad de la plena satisfacción. De esa manera, la felicidad
sería inalcanzable como estado permanente y, en su búsqueda, podemos poner en acción
varias substituciones, pero el conflicto permanecerá.
Por otro lado, las formas de sufrimiento producidas por la cultura cambian siempre.
No buscamos los mismos placeres ni sufrimos de la misma manera (aunque pueda ser por
los mismos motivos) en todas las épocas históricas ni en todas las clases sociales. Y tam-
poco podemos olvidar que esa búsqueda de realización es lo que mueve al deseo.
Si pensamos en la América Latina de las últimas décadas, con hiperinflación, des-
empleo, pobreza, terror de estado, terror económico, etc., veremos que se provocaron si-
tuaciones traumáticas colectivas, un cuadro de verdadera penuria social de alto impacto en
la salud mental de la población donde el yo de cada ciudadano se enfrenta con un estado
de desprotección que le roba toda posibilidad de pensar en el futuro como en un tiempo
donde la satisfacción sea posible.
Ante estas catástrofes, todo un sistema de valores basado en el esfuerzo del grupo,
en el trabajo como forma de llegar a un futuro mejor, los proyectos individuales y las expec-
tativas en las transformaciones sociales se derrumban, dejando lugar a un enorme vacío de
esperanzas y a un individualismo de sobrevivencia desolador. Soledad, aislamiento, hastío,
típicos sentimientos del hombre de la modernidad, favorecen las desinvestiduras del mundo
y de la realidad. Habrá entonces una desconexión de los vínculos ínter subjetivos, vía regia
para la Pulsión de Muerte.

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Vemos también que, en estas circunstancias, la red simbólica intra e ínter subjeti-
va necesaria para la elaboración de las vivencias de desamparo y desprotección suelen
culminar en una actitud medicalizadora a través de diagnósticos de depresión o diversos
síndromes neuropsicológicos sin que el trabajo de duelo pueda ser accionado y la pérdida
reconocida. La nostalgia del objeto perdido y el reencuentro con el sentido de la posible
substitución no tendrían sentido, lo que traería como efecto la eliminación de la historia, el
sentimiento de continuidad temporal del yo y la evaporación de la memoria.
O sea, que cuando pensamos la temporalidad a partir del psicoanálisis, podemos
considerar básicamente dos aspectos: los vínculos ínter subjetivos y el proceso de histo-
rización y formación de la memoria, y no podemos analizar estos aspectos sin abordar el
concepto de desamparo.
Ya en 1895, Freud pone el tema del desamparo en el origen del sujeto que al nacer
y por mucho tiempo, no puede autoprotegerse. Ese estado en que el bebé se encuentra
por causa de su inmadurez biológica crea una situación de fragilidad, desprotección, in-
defensión. O sea, un estado en que si el bebé no recibe los cuidados necesarios, morirá.
Un estado que lo somete a la omnipotencia materna de quien va a depender totalmente.
Vemos que el desamparo deja de ser sólo una cuestión de inmadurez psicomotriz del bebé
para constituir un modelo en relación al otro; un modelo que se va a poner en acción cada
vez que surja una amenaza de peligro, y va a responder de acuerdo a esto y a su singular
configuración psíquica del momento.
Ahora hay aquí un tema esencial para quien trabaja en Gerontologia, especialmente
con la problemática cuidado-cuidadores, porque este modelo del desamparo originario, lo
que inaugura es una modalidad de cuidados y el tipo de cuidados recibidos en aquel primer
momento de dependencia absoluta, va a ayudar a definir el tipo de vínculo posterior cada
vez que precisemos dar o recibir cuidado y protección. Y cuando alguien entra en situación
de dependencia y debe recibir cuidados, el tema de la confianza es fundamental.
En El malestar en la cultura, Freud habla de tres amenazas básicas para la fe-
licidad humana: la más importante es la pérdida del amor del Otro que nos deja en el
peor desamparo y sufrimiento; el cuerpo condenado a la decadencia y a la muerte y las
fuerzas de la naturaleza que nunca conseguimos dominar totalmente. Estos serían los
tres grandes factores que ponen en jaque la omnipotencia humana y manifiestan su
fragilidad ente la vida.
Para enfrentar los sufrimientos de la vida, Freud propone algunas alternativas
como la religiosidad, el amor por la ciencia, el uso de substancias embriagadoras que
nos tornen insensibles, el goce de la belleza, del arte, del amor, los vínculos, el trabajo y
la sublimación en general. En fin, diferentes maneras que la cultura propone para mitigar
el dolor que ella misma provoca limitando la plena satisfacción.
Formas diferentes de protegerse del desamparo, superar el miedo. Pero los tiem-
pos cambian y estos factores siempre presentes adquieren connotaciones diferentes en
las diferentes fases de la historia de la humanidad. Lo que vemos ahora es que el futuro
no está más garantizado que como estaba en las sociedades tradicionales.
Nuevas formas de expresión de la sexualidad, nuevos conceptos de familia, de
adolescencia y de vejez nos sorprenden cambiando la trama de nuestras significaciones
en relación a cosas tan fundamentales como el amor y la muerte. Y en esta trama no
nos posicionamos como observadores sino como sujetos productores y productos de la
misma.

— 31 —
Como sujeto incluido en la trama social, el hombre contemporáneo está lejos de
una vida sin ideales y aunque estos no sean los mismos ideales sublimes del romantis-
mo, dominan nuestra existencia y los diferentes modos de producción subjetiva.
Los ideales de la contemporaneidad están determinados por el fin de las utopías
como posibilidad de proyección hacia el futuro, anulación de proyectos a largo plazo y
presentificación de la vida en un aquí y ahora.
En el centro del tema del desamparo en la actualidad está la falta de garantías
para la existencia humana que ninguna ciencia logra solucionar.
Tendríamos entonces una fragilidad estructural del sujeto que se encuentra a
merced de la finitud de la vida, de las amenazas de la naturaleza y de las difíciles vici-
situdes de los vínculos humanos. Y, tal vez, nadie sea mas consciente de su finitud, ni
esté mas en situación de fragilidad ante las amenazas de la naturaleza y de la cultura y
sufriendo las dificultades de la corporalidad que el sujeto que envejece. Todo lo que fue
dejado para después, se hace presente de manera urgente e imperiosa, simplemente
porque el presente no existe o es muy breve. Ante el fin inminente, el apelo no existe, el
socorro no llega. La muerte se enfrenta siempre en soledad.
Sin lugar a dudas, el progreso tecnológico colaboró para la transformación de los
conceptos relacionados con las diferentes fajas de edad, especialmente para los que
se refieren al proceso de envejecimiento. Conceptos que nacen a la luz del aumento
de la longevidad, de la calidad de vida y del incremento de la población de los adultos
mayores.
Pero además del progreso científico, la producción conceptual de cualquier área
del conocimiento es regulada por valores sociales y condiciones históricas que regulan
su operacionalidad. En este sentido podemos observar que el concepto de vejez es bas-
tante reciente. El evolucionismo darwinista del s XIX y su consecuente separación de la
vida humana en fajas de edad, introdujo el concepto de degeneración como fundamental
para el saber biológico, lo que nos llevó a ver la vejez como un “locus” privilegiado de
todo lo que se refiere a decrepitud y decadencia.
Por otro lado, los valores de producción y consumo relacionados con el modo de
producción capitalista, también pusieron la vejez en un lugar marginalizado, cargado de
valores sociales negativos, siempre en contraposición con los positivos de la juventud de
fuerza, belleza, capacidad de trabajo, reproducción y producción de bienes.
El lugar del viejo seria un “no lugar” pues, aunque son incluidos en el panorama
social actual (sería imposible no incluir el grupo poblacional que más crece) los viejos
todavía son excluidos de la plena ciudadanía.
Claro que esto no es un proceso de mano única. En esta dialéctica inclusión-ex-
clusión, vemos como el propio sujeto anciano se auto excluye para evitar conflictos que
su inclusión en todo los niveles de la vida cultural terminaría generando. Cuando alguien
dice: “Ya no valgo nada, ya estoy muy viejo” o “viejo no sirve para nada” está denuncian-
do justamente esta posición subjetiva de desvalorización y se corresponden a frases
del otro lado como: “¿que más quiere él ahora? Ya vivió todo lo que tenía que vivir”, o
“déjalo hacer lo que quiere… ya es tan viejo el pobre”. Frases que tienen un poder más
destructor y arrasador que varias bombas de última generación.
Salir de esta posición exigirá un nivel de combatividad, al menos tan poderoso
como el prejuicio que lo provoca, exige entrar en una lucha que no puede ser realizada
individualmente. Esto es una cuestión fundamentalmente de políticas públicas.
Los efectos negativos de esta posición subalterna se hacen evidentes en los dis-
cursos infantilizados, depresivos, hostiles o rígidos de quienes de alguna manera re-

— 32 —
nuncian a la vida antes de la hora. Tomar conciencia de la finitud de la vida, no puede
significar acelerar la hora de la muerte. Pero para que la muerte nos sorprenda vivos,
afectos y proyectos deben ser posibles y realizables.
A partir de esta premisa, podemos pensar en una psicopatología del envejeci-
miento fundamentada en el “no-lugar” social de la inactividad forzosa, en la imposibili-
dad de una temporalización del sujeto psíquico, en el fracaso anticipado de cualquier
proyecto de futuro y en el choque con la muerte inevitable que siempre llega antes de
lo esperado.
Un psicoanalista brasileño, Joel Birman, habla de tres formas paradigmáticas de
presentación psíquica del adulto mayor, que no se refieren a cuadros clínicos sino a es-
tilos psíquicos que marcan las diferentes maneras de enfrentar esta situación.
La forma depresiva la encontramos cuando, sin poder rectificar el pasado ni
proyectarse hacia el futuro, el sujeto se cierra a cualquier forma de presente posible y
se articula sólo en virtud de las pérdidas. En la forma paranoide, predomina el resenti-
miento contra todos los que supone responsables por lo que le falta, y por último, en la
manía, se niega el presente de proximidad con la muerte que puede llevar a la creación
de verdaderas caricaturas de ancianos usando ropas y actitudes adolescentes.
A estas tres formas propuestas por Birman, propongo agregar una cuarta: la
forma demencial, que más que una forma autónoma sería un derivado de la depresión.
Una forma de articulación por la cual se huye de la depresión y se niega el pasado a
través del olvido de todo lo relacionado al dolor insoportable de las pérdidas. En estos
casos, la depresión sería tan insoportable y el vacío tan infinito que no aceptarían ningu-
na forma de elaboración y llevan a una situación de la cual parece no haber salida a no
ser a través de un retorno a una situación de abandono y dependencia.
Si la muerte es inevitable y su proximidad angustiante, el nivel de sufrimiento
que esto provoca es también responsabilidad social. Cuando se privilegia la idea de
juventud o se excluye la idea de muerte, las personas mas viejas son empujadas a aban-
donar lo que parece ser una lucidez insoportable, son obligados a reducir al mínimo y
hasta a anular drásticamente todos los contactos con un mundo especialmente hostil del
cual prefieren no participar porque no les ofrece un lugar digno. Muerte simbólica para
conservar la vida biológica a la que es imposible renunciar totalmente.
No me parece correcto atribuir los procesos demenciales únicamente a factores
psicosociales – sería tan incorrecto como atribuirlos únicamente a factores neurológicos
y caeríamos en los errores de la monocausalidad. Como Freud dice: “En el cultivo de la
ciencia, hay un expediente muy socorrido: se escoge una parte de la verdad, se la sitúa
en el lugar del todo y, en aras de ella, se pone en entredicho todo lo demás, que no es
menos verdadero” (Freud 1916, p. 315)
Freud utiliza el concepto “series complementares” para explicar la multiplicidad de
factores que dan origen a las neurosis y superar la falsa elección entre factores internos
y externos, que lejos de oponerse, se complementan. Básicamente dice que mientras
una serie de factores predomina, otra disminuye en importancia para la aparición de la
neurosis. Así: la disposición constitucional, las experiencias de los 5 primeros años de
vida y las circunstancias actuales constituyen los tres pilares básicos para el camino de
la formación de síntomas.
A partir de este pensamiento, no será difícil entender que la angustia provocada
por la proximidad de la muerte provoca un fenómeno vivido de forma singular por cada
sujeto en particular y que la reacción ante esta angustia dependerá de la forma como

— 33 —
cada uno maneje la frustración ante la pérdida de la propia vida, de su historia y de las
condiciones socioculturales de su existencia.
Jean Maisondieu, en la nueva edición de “El crepúsculo de la razón” (2001) reto-
ma su antigua preocupación con el tema de las demencias y las identifica con un “nau-
fragio senil” que como todo naufragio puede tener diferentes causas. Entre ellas, tal vez
la más relevante sea la “tempestad existencial” a la que la vejez está sometida por causa
del enfrentamiento con la muerte y por las difíciles condiciones de la vida actual.
La tempestad existencial dejaría el sujeto a la deriva, sin puerto seguro, sin pará-
metros para pensar y sin ganas de hacerlo. Como condenados a muerte que no sopor-
tan la idea de perder la vida, prefieren perder la cabeza
Entre los demenciados hay muchos portadores de daños orgánicos neuronales
que provocan diferentes efectos sobre su funcionamiento psíquico y otros cuyos cere-
bros no presentan ningún daño neurológico. Sólo este dato ya sería suficiente para no
erigir la demencia como una entidad patológica única, y sí como un conjunto de sínto-
mas de causas múltiples.
Esta línea de pensamiento nos lleva a preguntarnos sobre el mito de la incurabi-
lidad y sobre lo que llamo “diagnóstico condenatorio” que tendría como función limitar el
campo sobre el que es posible pensar este fenómeno, obstruyendo el libre curso de las
ideas y reprimiendo la posibilidad de la duda.
Esta posición de una cierta provocación, busca desmitificar el discurso biologi-
zante sobre las demencias, abrir el campo de estudios a este respecto y, especialmente,
bloquear el diagnóstico y el pronóstico fatal. No se trata, para mi, de negar las posibles
alteraciones neurológicas, sino de ampliar el punto de vista de las investigaciones que
se centralizan en el estudio del cerebro y no consideran factores subjetivos y sociales.
En la clínica de las demencias, podemos observar que mientras muchos pacien-
tes entran en este proceso después de haber sufrido una pérdida altamente significativa,
otros lo hacen sin que nada muy importante haya ocurrido, por lo menos a los ojos de los
observadores, nada que represente una pérdida irreparable.
Pero tenemos que considerar el duelo por la propia vida que está próxima al fin
como un factor desencadenante. Es un duelo por anticipación, duelo por un objeto que
todavía no se perdió pero que está condenado. Si no logramos abordar el sufrimiento
sólo nos queda la enfermedad. Y abordar el tema del sufrimiento humano es esencial
para la comprensión de las demencias.
Una de las escenas más frecuentes en la clínica con sujetos en proceso de enve-
jecimiento, es el de personas que a pesar de saludables, manifiestan el miedo de sufrir
un accidente vascular o algún otro tipo de deterioro senil que los deje en situación de
dependencia o el miedo de adquirir alguna enfermedad degenerativa que los prive del
pleno dominio de sus facultades mentales.
En 1937, después de la muerte de su amiga Lou Andréas Salomé, Freud le es-
cribe a su también amigo Arnold Zweig: “No me gustaría durar más porque todo a mi
alrededor se está tornando más sombrío y amenazador y la conciencia de mi propia si-
tuación de desamparo más aguda. El miedo de que el proceso de envejecimiento traiga
la pérdida de partes importantes de mi personalidad todavía intacta, es un factor para
que mi deseo de verlo se torne más urgente” (Schur, p 57)
Otro tema a considerar es el de la pulsión de muerte con su fuerza de desliga-
miento y destructividad. A partir de los años veinte, Freud va a considerar esta pulsión
como la consumación de determinadas fuerzas internas propias de la vida, una pulsión

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que produce el retorno a lo inanimado, al silencio. Así, todos los fenómenos vitales deri-
van de la acción conjugada y antagónica de estas dos fuerzas.
Freud también nos enseña que el conflicto pulsional es algo que tiene más que
ver con un fragmento de pulsión agresiva libre que con la cantidad de libido disponible.
Este dato es muy interesante cuando se piensan las patologías del envejecimiento fre-
cuentemente adjudicadas a la poca cantidad de libido disponible.
Vemos que la disminución de la libido no es necesariamente “cosa de viejos” y
que a pesar de la carga libidinal no sea la misma de la juventud y su aspecto dinámico
sea diferente no necesariamente tiene que provocar cuadros patológicos.
Ahora podemos pensar a partir del concepto de “fusión pulsional” de esta unión
entre pulsión de vida y pulsión de muerte. Podemos pensar el fenómeno demencial
como un triunfo de la pulsión de muerte que separada de la pulsión de vida destruye los
lazos, los vínculos, la historia y todo el mundo simbólico construido a lo largo de una vida
de constitución del sujeto psíquico.
Si pensamos en la dinámica del mundo actual no nos será difícil ver que provoca,
especialmente en las personas de más edad, una especie de desapropiación subjetiva
de papeles sociales y una ruptura de la alianza narcisista con el mundo de los objetos.
En el Adulto mayor la desinvestidura se alía a una fuerte pérdida de autoestima y la libi-
do, así liberada, ahora flotante, deja el campo libre a la pulsión de muerte.
Cuando las dos tendencias permanecen equilibradas, gracias a la propia estruc-
tura del sujeto y a los cuidados que la cultura debe tener con aquellos que están saliendo
de la vida, puede alcanzarse una vejez serena, lúcida, elaborada y especialmente, dig-
na. Ese es nuestro gran objetivo.

Bibliografía
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Maisondieu, J. (2001): Lê crépuscule de la raison. Paris, Bayard, (4ta ed.).

— 35 —
Resultados de la psicoterapia en personas con
demencias tipo alzheimer

Robert Pérez Fernández


Fernando Berriel Taño

Resumen
Se presenta la investigación“Factores afectivos, cognitivos, funcionales y psico-
sociales en la evolución de la Enfermedad de Alzheimer”. Partiendo de un modelo teóri-
co multidimensional de las Demencias Tipo Alzheimer, se analiza la incidencia de estos
factores en la evolución de la Enfermedad de Alzheimer (EA). Se trata de un estudio
psicológico, de diseño cuasi – experimental, con un grupo de intervención y un grupo de
control, realizado en la Universidad de la República (Uruguay), en conjunto entre el Ser-
vicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología y el Departamento de Geriatría
de la Facultad de Medicina.
Metodología: Los sujetos fueron seleccionados por características comunes, de-
finidas a partir de la aplicación de pruebas baremadas. En el grupo de intervención,
constituido por 15 sujetos con EA y sus cuidadores, durante 13 meses se aplicó un
tratamiento psicoterapéutico no farmacológico que constó de las siguientes instancias:
a) Psicoterapia psicodinámica individual (paciente y cuidador); b) Programa grupal de
desarrollo de los procesos creativos y rehabilitación cognitiva (pacientes); c) apoyo psi-
coterapéutico grupal y psicoeducación (cuidadores); d) Intervención psicoterapéutica
familiar. El grupo control mantuvo únicamente los tratamientos médicos disponibles en
nuestro medio. Se realizó una evaluación de los sujetos de ambos grupos al inicio, a los
8 meses y al finalizar.

 Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Comisión Sectorial de Investigación


Científica, Universidad de la República.
Conferencia dictada por Robert Pérez de presentación del trabajo de investigación de ambos au-
tores.
Robert Pérez Fernández Psicólogo, egresado de la Universidad de la República (UdelaR) Estudios
de Maestría en Salud Mental en UdelaR.. Es Psicoterapeuta de adultos, parejas y familias. En el
ámbito sociocomunitario trabaja con personas y colectivos en situación de extrema vulnerabilidad
social. Profesor Adjunto Efectivo en el Servicio de Psicología de la Vejez de la Facultad de Psico-
logía, UdelaR, responsable de la “Clínica Psicológica de Trastornos Cognitivos”. Investigador de
la UdelaR. Fundador y ex coordinador de la Red Temática sobre Envejecimiento y Vejez. Coautor
y coordinador de diferentes proyectos de Extensión Universitaria. Ha publicado diversos trabajos
científicos y de divulgación en el ámbito nacional e internacional. rperez@psico.edu.uy

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Resultados: 1) La mayoría de los sujetos que recibieron el tratamiento presentan
mejoría en los diferentes aspectos tratados, respecto a los sujetos del grupo control
que tienden a empeorar; 2) el dispositivo psicoterapéutico combinado de intervención
implementado, produce efectos claramente positivos en los sujetos tratados, tanto en los
aspectos cognitivos, afectivos, funcionales y psicosociales de los pacientes, como en los
aspectos afectivos y de sobrecarga de los cuidadores; 3) Factores afectivos, cognitivos,
funcionales y psicosociales inciden en la evolución de la EA y en el proceso de deterioro;
4) La validez del modelo teórico multidimensional de las demencias y la utilidad de la
intervención desde el mapa de ruta de la enfermedad.

Palabras Clave: Alzheimer, Tratamiento no farmacológico, Psicoterapia

Introducción
En los últimos años se ha dado un gran desarrollo de la investigación científica
en las áreas de las neurociencias y genética aplicadas a la Enfermedad de Alzheimer
(EA). Sin embargo, a pesar de la enorme inversión de recursos en este campo, desde la
perspectiva biomédica, si bien se ha producido un importante conocimiento descriptivo,
poco se ha avanzado en cuanto a la etiología de la enfermedad o sobre cómo detener
su avance.
Por su parte, desde el campo de la Psicogerontología, en la última década se
han desarrollado algunas investigaciones que señalan la importancia de factores psico-
lógicos y sociales en la etiología y evolución de la EA (Berriel, Leopold y Pérez, 1998;
Kabanchik, 1999; Conde, 2001; Catullo, 2004; Zarebski, 2005; Sánchez, 2006). Estos
estudios, son congruentes con una serie de hallazgos desde las neurociencias que,
desde una perspectiva amplia del cerebro humano, han señalado el relevante papel de
los afectos y emociones, a la hora de conocer el mismo (por ej. los trabajos de Damasio,
1996).
Desde el punto de vista psicológico, la EA se presenta cómo una desorganiza-
ción de orden cognitivo y psicoafectivo, que hace que paulatinamente se vayan de-
teriorando diferentes funciones psicológicas. Las funciones cognitivas superiores, se
van perdiendo en un sentido contrario a como se han adquirido. Afectivamente se da
una desorganización emocional, donde al ir disminuyendo el control yoico que permite
una comunicación compartida a partir del manejo de determinados códigos y universo
simbólico socio-cultural, irrumpe con mayor fuerza la dimensión afectiva y el proceso
primario (Pérez, 2004 y 2005).
De esta forma, desde la perspectiva psicológica concebimos a las demencias
degenerativas de tipo Alzheimer (DTA) como una patología multicausal y multidimensio-
nal, que impregna los procesos biológicos, psicológicos y sociales, dónde el curso de la
enfermedad dependerá mayoritariamente de cómo se conjuguen estos procesos entre
sí. Esta forma de concebir la patología, toma distancia de la concepción de enfermedad
individual, para plantear que lo que enferma no es sólo el SNC, sino que enferman
también la vida anímica, los vínculos, las relaciones, la red social y las instituciones de
sostén. Basándonos en este enfoque que hemos denominado modelo multidimensional,
construimos un dispositivo de intervención psicológica a partir de la confección de un
mapa de ruta de la enfermedad (Pérez, 2005 y 2006).
Lo que sigue a continuación, es el diseño, los resultados y las principales conclu-
siones de la investigación “Factores afectivos, cognitivos, funcionales y psicosociales en

— 37 —
la evolución de la Enfermedad de Alzheimer”. Basada en el modelo multidimensional y
en el mapa de ruta de la intervención, desarrolla un conjunto de psicoterapias combina-
das en personas con EA y sus cuidadores, comparando los resultados en la evolución
de la patología con otro grupo de personas con características similares que no reciben
tratamiento psicológico.

Metodología
Se trata de un estudio psicológico, de diseño cuasi – experimental, con un grupo
de intervención y un grupo de control, realizada en la Universidad de la República, en
conjunto entre el Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología y el Depar-
tamento de Geriatría, Facultad de Medicina.
Los sujetos fueron seleccionados por características comunes, definidas a partir
de la aplicación de pruebas baremadas. La muestra fue constituida por sujetos con EA y
sus cuidadores principales. El criterio de inclusión para los pacientes fue de EA diagnos-
ticada por estudios neuropsicológicos, psicológicos y médicos, con un nivel de evolución
de grado 4 y 5 en la escala GDS de Reisberg.
En el grupo de intervención, durante 13 meses se aplicó un tratamiento psico-
terapéutico no farmacológico para pacientes y cuidadores. Por su parte, el grupo de
control, sólo fue evaluado en las instancias definidas. Los sujetos pertenecientes a este
grupo, continuaron con los tratamientos habituales del medio en el caso de la EA (control
médico, fármacos en los casos indicados, etc.), pero no recibieron ningún tratamiento
psicológico.

Sujetos
Los criterios de inclusión fueron los siguientes: a) tener diagnóstico clínico neurop-
sicológico de EA, apoyado con diagnóstico imagenológico (TAC y/o SPECT); b) Aquellos
pacientes medicados con inhibidores de la acetilcolinesterasa, para ser incluidos deben
tener un período de medicación continua de por lo menos 6 meses, de modo que los
cambios no sean por el efecto del fármaco, sino por la intervención no farmacológica; c)
nivel de escolaridad mínimo de 3 años, que hayan accedido al código de la lectoescritu-
ra; d) No presentar una afasias.
A los efectos del análisis, el grupo de intervención lo dividiremos a su vez, en dos
grupos:
1) Grupo de intervención propiamente dicho, compuesto por nueve pacientes y
nueve cuidadores que participaron del tratamiento psicológico la mayor parte del tiempo
(entre 8 y 13 meses); y 2) Grupo de intervención parcial, compuesto por seis pa-
cientes y seis cuidadores que participaron tratamiento psicológico por un período breve
(entre uno y tres meses) y abandonaron el tratamiento.
El tercer grupo - grupo control - estuvo integrado por once pacientes y once cui-
dadores que no participaron del tratamiento psicológico.
En total participaron del estudio 26 pacientes y 26 cuidadores principales. Fueron
evaluados al inicio, a los 8 meses y al finalizar la investigación.

 Investigadores responsables: Intervención psicológica e informe: Prof. Adj. Psic. Fernando Berriel
y Prof. Adj. Psic. Robert Pérez. Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología.
Evaluación y datos: Asist. Psic. Ana Charamelo. Departamento de Geriatría, Facultad de Medicina.

— 38 —
Instrumentos
En la evaluación de los pacientes con EA de ambos grupos, se aplicó la siguiente
batería de pruebas:
- Aspectos cognitivos: Mini Escala de Estado Mental de Folstein (MMSE) y
Alzheimer´s Disease Assessment Scale (Subescala Cognitiva: ADAS - Cog).
- Aspectos funcionales: Índice de Barthel
- Aspectos Afectivos y Síntomas Psicológicos y Conductuales de las Demencias
(SPCD): Escala de Depresión de Yesavage y Neuropsychiatric Inventory Ques-
tionnaire (NPI-Q)
- Aspectos psicosociales: NPI - Q (estrés) y Escala de Sobrecarga del cuidador de
Zarit, ambas aplicadas a los cuidadores de ambos grupos.

Para la intervención psicológica se aplicó un dispositivo combinado para pacien-


tes y cuidadores. El mismo implicó una concurrencia de ambos dos veces por semana a
los consultorios de la Facultad de Psicología, lugar dónde se desarrolló la intervención.
Se conformaron dos equipos de trabajo. Uno de ellos, integrado por una Psicó-
loga y una Médica Geriatra fue el encargado de las diferentes evaluaciones de los tres
grupos, así como del control médico y farmacológico. Trabajó en el Hospital de Clínicas,
en el Departamento de Geriatría y funcionó en forma independiente de las intervencio-
nes psicoterapéuticas.
El otro equipo estuvo integrado por siete psicoterapeutas Licenciadas en Psico-
logía y cuatro docentes. Para supervisar el trabajo clínico de las psicoterapeutas, se
conformaron dos grupos, cada uno de ellos supervisado por uno de los investigadores
responsables. Cada grupo de supervisión funcionó con una frecuencia de una vez por
semana, durante dos horas.
Los sujetos con EA, participaron de una sesión semanal de 50 minutos de psi-
coterapia psicodinámica individual, y otra sesión semanal grupal de 75 minutos, de de-
sarrollo de los procesos creativos y rehabilitación cognitiva. La psicoterapia individual fue
realizada por las Lic. en Psicología. La actividad grupal estuvo a cargo de dos docentes.
Los cuidadores principales tuvieron una sesión individual semanal de 50 minutos
de psicoterapia psicodinámica y una sesión grupal semanal, de 75 minutos, de apoyo
psicoterapéutico y psicoeducación. La psicoterapia individual fue realizada por las Lic.
en Psicología y la actividad grupal estuvo a cargo de otros dos docentes.
Intervenciones familiares: En función de las necesidades planteadas por las si-
tuaciones clínicas, se realizaron intervenciones psicoterapéuticas familiares con los pa-
cientes que integraron en forma estable el grupo de intervención. Esta actividad estuvo
a cargo de las psicoterapeutas y de docentes.

 Asist. Psic. Ana Charamelo y Asist. Dra. Miriam Ceppi.


 Licenciadas en Psicología: Ma. Noel López, Ana Lucía Parma, Adriana Rovira, Sandra Silveira,
Leticia Vallarino, Rosana Rodríguez Perlas y Rosana Viglione.
 Prof. Adj. Psic. Robert Pérez y Asist. Psic. Carmen De Los Santos.
 Prof. Adj. Psi. Fernando Berriel y Asist. Psic. Rita Amaral.

— 39 —
Resultados
A los efectos de esta conferencia, presentaremos únicamente las medias obteni-
das en las tres evaluaciones para el conjunto de sujetos de cada grupo.

1 - Mini Escala de Estado Mental de Folstein (MMSE): El grupo de pacientes que


siguieron todo el curso de la intervención (grupo 1) presenta una estabilidad con tenden-
cia a una mejora al final, el grupo 2 una estabilidad con una leve caída al final y el grupo
control empeora progresivamente su rendimiento en las tres evaluaciones.

2 - Alzheimer´s Disease Assessment Scale (ADAS - Cognitivo): El grupo de pa-


cientes que siguieron todo el curso de la intervención (grupo 1) es el único que presenta
una mejoría. Si bien los otros dos grupos empeoran, el grupo control es el que presenta
la evolución más negativa. Es de destacar que el Grupo 1 es el que presenta los peores
valores en la primera evaluación y que, al final de la intervención invierte esta relación,
obteniendo un mejor rendimiento tanto respecto a sí mismo como en relación a los otros
dos grupos.

3 - Índice de independencia de Barthel: El grupo de pacientes que siguieron todo


el curso de la intervención (grupo 1), es el único que presenta una mejoría, mantenién-
dose un gran porcentaje de ellos dentro del máximo índice de independencia funcional.
Por su parte los otros dos grupos presentan una progresiva disminución funcio-
nal en el tiempo, siendo más acentuado el descenso en el grupo control.

— 40 —
4 - Escala de Depresión de Yesavage: La Escala de Yesavage no muestra indica-
dores significativos de depresión para el conjunto de la muestra. Sólo dos sujetos, uno
perteneciente al grupo uno y otro al de control presentan indicadores de depresión.

5 - Neuropsychiatric Inventory Questionnaire NPI-Q: El grupo de pacientes que


siguieron todo el curso de la intervención (grupo 1), presenta una clara disminución de la
gravedad de los SPCD. Esta disminución es muy acentuada entre la primera y segunda
evaluación (los primeros 8 meses del tratamiento psicoterapéutico), aumentando algo al
final. Por su parte, el Grupo Control, si bien presenta una leve mejora en los 8 primeros
meses (posiblemente debido al tratamiento médico sistemático, que incluyó el uso de
psicofármacos), finaliza casi con el mismo puntaje inicial. Un hecho a señalar es la
variabilidad que presenta el grupo control respecto a los grupos que recibieron al menos
una parte del tratamiento psicológico. Esto nos estaría señalando el papel de sostén y
continentación emocional de la psicoterapia, tanto para los pacientes con EA, como para
sus cuidadores.

6 - Escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit: El grupo de pacientes que siguie-


ron todo el curso de la intervención (grupo 1), a pesar de ser el grupo que inicialmente
presentaba una mayor sobrecarga, es el que presenta una clara disminución en la mis-
ma, finalizando muy por debajo de los otros dos grupos.

— 41 —
7 - Neuropsychiatric Inventory Questionnaire NPI-Q Estrés: El grupo de pacientes
que siguieron todo el curso de la intervención (grupo 1), es el que presenta una mayor
y más homogénea disminución del estrés de los cuidadores. El grupo control también
obtiene una disminución del estrés, algo menor que el grupo 1. En cambio, el grupo 2 es
el único que presenta un claro aumento en el estrés de los cuidadores.

Conclusiones
Los resultados obtenidos permiten concluir que:
1 - La mayoría de los sujetos del grupo que recibió la totalidad del tratamiento
psicológico, presenta mejoría en los diferentes aspectos tratados, respecto a los sujetos
del grupo control que tienden a empeorar.
2 - Los resultados permiten afirmar que el dispositivo psicoterapéutico combina-
do de intervención implementado, produce efectos claramente positivos en los sujetos
tratados, tanto en los aspectos cognitivos, afectivos, funcionales y psicosociales de los
pacientes, como en los aspectos afectivos y de sobrecarga de los cuidadores. Esto se
expresa no sólo en la comparación de la evolución de los sujetos tratados en compara-
ción con el Grupo Control, sino también en la mejoría que presentan los pacientes que
siguieron todo el curso del tratamiento respecto a sí mismos, en algunos aspectos que
están muy comprometidos con el propio cuadro demencial, tales como los aspectos
cognitivos o funcionales:
2.1 - A nivel cognitivo siete de los nueve sujetos con EA que recibieron tratamiento
(78 %) muestran una mejoría global tanto evaluados con el MMSE como con
la ADAS. Mientras tanto, el Grupo Control, como era de esperar, evoluciona

— 42 —
con un avance del deterioro cognitivo en diez de los once casos que lo com-
ponen.
2.2 - En el plano de lo funcional, de acuerdo al índice de Barthel, siete de los nueve
sujetos del Grupo 1 mejoran progresiva y sostenidamente su estado. El Grupo
Control, por su parte, muestra un progresivo y sostenido deterioro.
2.3 - En cuanto a los aspectos afectivos y conductuales se constata una mejoría en
el grupo de sujetos tratados psicoterapéuticamente.
2.4 - Respecto a la sobrecarga y estrés del cuidador, los resultados obtenidos tanto
por la Escala de Sobrecarga del Cuidador de Zarit, como por el NPI - Q - es-
trés, demuestran una significativa y sostenida disminución del estrés de los
sujetos que participaron de todo el proceso psicoterapéutico. Por su parte, el
grupo control, si bien también presenta una disminución del estrés en el correr
del tiempo, esta es, en el NPI - Q - estrés, muy menor respecto al grupo uno,
siendo casi inexistente en los resultados de la Escala de Zarit.
3 - La perspectiva teórica y de intervención de este estudio se basó en el trata-
miento psicoterapéutico de factores afectivos y vinculares, y no en el tratamiento con-
ductual de los síntomas o en el abordaje cognitivo como método principal. Teniendo en
cuenta esto, los resultados nos permiten sostener la incidencia de factores afectivos,
cognitivos, funcionales y psicosociales en el desarrollo de la enfermedad de Alzheimer.
El control de los mismos permitió disminuir los efectos negativos y de deterioro de la EA
en estas dimensiones, al menos por el tiempo que duró este estudio.
4 - La presente investigación desarrolló su modelo de intervención en personas
que ya tenían una EA. Teniendo en cuenta que, como veíamos anteriormente, el trata-
miento de factores psicológicos ha demostrado una mejora en diferentes planos de la
EA, tanto en los pacientes como en sus cuidadores, se abre una nueva pregunta respec-
to a el papel que juegan estos factores en las condiciones de producción de la EA. Esto
debería ser investigado específicamente en futuros estudios.
5 - Finalmente, el presente estudio deja planteada la validez y utilidad del mo-
delo multidimensional de las demencias y la intervención desde el mapa de ruta de la
enfermedad, como una contribución que permita ampliar la forma en que se ha venido
conceptualizando e interviniendo en la EA.

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— 43 —
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la propia vejez. Mecanismos y efectos en el modo de envejecer. Tesis doctoral. 1ra. Edi-
ción, Bs. As.: Universidad Maimónides Científica y Literaria.

— 44 —
Intervención en grupos de los adultos mayores
en la ciudad de montevideo: espacios públicos y
construcción de identidad.

Mónica Lladó

Introducción
Esta comunicación intentará sintetizar la experiencia del trabajo en grupos con
adultos mayores realizado por el Servicio de Psicología de la Vejez (SPV) de la Facultad
de Psicología de la Universidad de la República (de Uruguay)  y desde esa síntesis pro-
fundizar respecto del lugar del adulto mayor en el espacio que abre el dispositivo grupal
y permite analizar el lugar del viejo en el discurso social.
La intervención psicológica que se viene llevando adelante desde el año 1989
nos enseña la necesidad de implementar dispositivos (Berriel y Lladó, 2004) de trabajo
con los mayores que nos permitan explorar y entender las relaciones de los mayores
con otras generaciones, entre ellos y con ellos mismos. El dispositivo grupal del que
hablamos supone el análisis de las ideas naturalizadas sobre el envejecer que tienen
los adultos mayores y tiene el resto de la población que participa y acciona políticamente
con su participación en los distintos ámbitos de la sociedad.
Para contextuar desde donde nos ubicamos a trabajar con mayores, debería re-
conocer primero que vivimos en una sociedad que elogia la libertad de consumo (olvi-
dando los efectos de la exclusión de amplias zonas de la red social para muchos suje-
tos), donde la experiencia vital se vuelve fragmentadora y a la vez homogenizante. Esto
comportaría una falla de la generatividad, según Erikson (1974, p. 112) “la generatividad
constituye la preocupación por afirmar y guiar a la generación siguiente”. Para Erikson,
el encuentro con el otro, en estas condiciones, supondría la expansión de los intereses
del yo y la producción de proyectos. Cuando este encuentro no se produce, predomi-
na en las personas “una necesidad obsesiva de seudointimidad, acompañada con fre-
cuencia de un profundo sentimiento de estancamiento, aburrimiento y empobrecimiento
interpersonal” (Erikson, 1974, p.113). Si bien este concepto lo encontramos siempre

 Algunos fragmentos de este trabajo forman parte de mi proyecto de tesis sobre Representaciones
de los Adultos Mayores de los espacios públicos en la Ciudad de Montevideo para la Maestría de
Antropología Social de la Facutlad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UdelaR.
Mónica Lladó Olivera. Licenciada en Psicología. Prof. Adj. del Servicio de Psicología de la Vejez,
Facultad de Psicología de la Universidad de la República (UDELAR). Psicóloga de la Unidad de
Psicología del Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay. Maestranda de Antropología
de la Cuenca del Plata de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la UDELAR.
Actualmente es Secretaria General de la Coordinadora de Psicólogos del Uruguay

— 45 —
asociado a la vejez en la bibliografía relacionada, quisiera recordar que es aplicable a
los adultos en general.
Cuando hablamos de prejuicios por la vejez, deberemos estar atentos a develar
cómo ellos generan en los viejos con los que coexistimos, en nosotros mismos, y por
lo tanto en los viejos que seremos, sutiles efectos siniestros (Zarebski, 1999) en el psi-
quismo.
Resumiento, esperamos conseguir con nuestro programa de investigación avan-
zar en el conocimiento de las representaciones y ejercicios de la ciudadanía de los adul-
tos mayores en los espacios públicos que ocupan. Estimando cuan lejos y cuan cerca
están de los prejuicios, miedos, y problemas que acarrea la vejez.

Antecedentes de trabajo con grupos de adultos mayores del SPV


A continuación se mencionarán los principales antecedentes que conforman la
trayectoria de reconocimiento e interrogación sobre los sentidos que la participación
social tiene para el adulto mayor (a.m.) desde la experiencia de trabajo en el SPV.
La experiencia del SPV conlleva reconocer algunas proposiciones implícitas en el
encuentro con los a.m.: la importancia de la red social, la importancia de la participación
y la actividad, la autopercepción de salud en relación al protagonismo (social o familiar,
determinante de la salud subjetiva y de la valoración de autoestima), el problema del
viejismo.
Del trabajo del SPV con a.m. organizados en modalidades de grupos, clubes u
otras organizaciones, tomaremos algunas observaciones a considerar:
- Que se trabaja con una población de a.m. muy heterogénea desde el punto de
vista social (nivel socio económico y educativo) y predominantemente femenina
(cerca de un 90%). Ajustándose a la tendencia demográfica de feminización del
envejecimiento, tendencia que se agudiza respecto a la participación social de los
mayores.

 Cuando hablamos de efectos siniestros nos referimos al sentido psicoanalítico de siniestro u omino-
so, es decir aquello conocido que se vuelve desconocido y nos genera ansiedad y/o miedo, siendo
algo intrínseco a nosotros mismos, pero que opera desde lo inconsciente (Freud, 1919).
 La creación del Servicio de Psicología de la Vejez (SPV) de la Facultad de Psicología de la UDE-
LAR en 1994, se ajusta a un programa de investigación sobre la problemática de la vejez desde
la perspectiva psicológica en el Uruguay (Berriel, F., Leopold, L., Lladó, M., Pérez, R., 1993); que
se propone desarrollar investigación original en el campo del envejecimiento, así como construir
y profundizar un discurso psicológico en el campo del envejecimiento y la vejez, entendiendo el
abordaje de la problemática del envejecimiento como campo de producción de subjetividades.
 El mero hecho de utilizar la palabra encuentro refiere a un posicionamiento metodológico y ético
en el trabajo con una población que se reconoce y reconocemos afectada por la discriminación por
vejez o viejismo (traducción que hace Salvarezza (1996) del termino que acuñara Butler en 1973
(en Salvarezza, 1996) de ageism.
 El prejuicio sobre la vejez, conocido por “viejismo”, se trata del “conjunto de prejuicios y discrimi-
naciones que se aplican a los viejos simplemente en función de su edad” (Salvarezza, 1996) Por
efectos de estos prejuicios y negaciones, lo temido se proyecta en otros, se vuelve extraño. Lo
feo, lo malo, lo temido equivalen a No Yo. Los viejos son otros. Esto funciona a manera de profe-
cía auto-cumplidora. Que en la cotidianeidad del viejo, opera a nivel psíquico, corporal y vincular,
construyéndose así un imaginario social respecto a la vejez.

— 46 —
- Se constata a partir de una muestra representativa de los mayores de 65 años de
la ciudad de Montevideo un 20% aproximadamente de participación en algún tipo
de actividad social (fuera de su casa y de su familia).
- De acuerdo a la bibliografía consultada, podría afirmarse que la escasa participa-
ción en actividades colectivas deja en situación de vulnerabilidad a los a.m.
- También la dificultad de elaborar estrategias para afrontar cambios futuros, deja
en situación de vulnerabilidad a los a.m.
- A partir de la investigación a la que hacíamos referencia (Berriel y Pérez, 2002),
se observa cómo los a.m. se sienten exigidos por la sociedad a cumplir el papel
asignado a los viejos (papel adherido a posiciones reaccionarias y/o puritanas y
podríamos también decir signados por una lógica subalterna: viejos sin sexo, sin
futuro, habituados al sacrificio) y esto repercute en su autovaloración, viviendo la
necesidad de “sentirse útiles” (fundamentalmente para su familia) como principal
y muchas veces único sentido vital.
- En el caso de las mujeres estos aspectos se ligan con sentimientos de vergüenza,
de autocensura y censura social respecto de expresar sus emociones positivas
y eróticas por ej. “por respeto a la nueva generación tenemos que tener cuidado,
controlar nuestras acciones, retener nuestras emociones, para que no se aver-
güencen del abuelo” y respecto a la imagen corporal de los mayores, encontra-
mos que “el cuerpo es altamente valorado como instrumento útil fundamental-
mente ante necesidades y deseos de los demás”.
- Heterogeneidad en las formas de organización de los grupos de a.m.
- Problemas comunes a la gran mayoría de los a.m.: carencias de orden afectivo (so-
ledad, falta de motivación, necesidad de sentirse útiles) y de orden económico (baja
jubilación, pobreza, etc.), el tema del relacionamiento intergeneracional.
- El grupo como estrategia para combatir la soledad
- Problemas sociales que impactan en cada persona singularmente: dificultades
económicas y sociales actuales, así como su impacto en las familias (pobreza,
emigración, falta de trabajo, seguridad, entre otros).

Considerando la relevancia de contar con la integración social de las personas


mayores, a partir de la afirmación (ampliamente difundida en el ámbito gerontológico)
de que la participación social (Berriel, F y Lladó, M, 2004; OPS, 1994; Pszemiarower,
N. y Pszemiarower, S. 1992; Rodriguez Sedano, 2001) se vuelve un elemento clave
en la configuración de las condiciones de vida de las personas y por ende estimar la
necesidad de un sujeto de transformación para revertir una modalidad hegemónica de
envejecimiento aún vigente.
En función de como enunciamos el problema de los dispositivos grupales en re-
lación al espacio público y la participación del adulto mayor en la sociedad, se hace
necesario precisar que en este trabajo vamos a utilizar dos acepciones de espacio pú-
blico. Por un lado el espacio público como espacio de representación político-social,
que implica una participación social más o menos organizada y virtualizada. Por otro el
espacio público como espacio a habitar, relacionado con lo urbano y que implica también

 Según datos de la Investigación Envejecimiento, cuerpo y subjetividad, a caro de los Prof. Psic.
Fernando Berriel y Robert Pérez, publicada en la Revisita Universitaria de Psicología -2ª época. Nº
1 -junio 2002.
 Ídem.

— 47 —
un grado de participación social y de virtualidad. Si bien implican nociones diferentes y
encares diferentes quiero de esta manera dejar expresa la complejidad de la idea de
espacio público según desde dónde se aborde y la articulación conceptual que implica
sin obligarnos en esta instancia a profundizar en ello.

Referentes nacionales
Desde el punto de vista demográfico, Uruguay, para el año 2000 contaba con un
porcentaje de 17.3% de población mayor de 60 años (para ese entonces era el país de
mayor edad de América) y una esperanza de vida al nacer de 70 años para los hombres
y 78 para las mujeres (CEPAL, 2000). Estrictamente desde esta perspectiva, el país
tiene un perfil poblacional similar al de los países desarrollados (Pérez, 1999). Respecto
a su distribución territorial, el 90% de la población anciana reside en la zona urbana.
Mientras que a nivel económico, el 86% de los ancianos recibe un ingreso monetario por
concepto de jubilación, pensión, o renta; el 14% restante viven sin ingresos propios por
debajo de la línea de pobreza (Leopold, 1999).
Demográficamente nos encontramos en el concierto mundial siendo participes de
los cambios más significativos: el aumento en número y proporción de la población de
mayores de 60 años y el aumento de la esperanza de vida (Sánchez, 2005). La ONU
estudia una proyección de crecimiento más acelerado de la población mayor en los
países en vías de desarrollo (Naciones Unidas, 1982) (especulando con estos números
macros, está por verse, si al 2025, nos mantendremos en la proporción actual o se habrá
incrementado más, según podamos colocarnos en la perspectiva de país en vías de
desarrollo o nos mantengamos en la singular proporción de país desarrollado). Teniendo
en cuenta estas observaciones demográficas es de esperar repercusiones políticas,
económicas y culturales. Ante un fenómeno así es esperable pensar que tener tantos
viejos es un problema. Podríamos convencernos de que es así, teniendo en cuenta la
inteligencia de las corrientes economicistas predominantes, y efectivamente lo será si no
se resuelve de otra manera el sutil equilibrio económico de nuestra pequeña nación, y
no menos cierto, sino consideramos otras perspectivas de la cuestión. Pues, considero
que se podría pensar en los a.m. como capital humano y social, y hacer valer a tanta
gente preparada, con experiencia y con tiempo disponible. Contemplando esto, tal vez
las erogaciones en pensiones, salud, vivienda y accesibilidad podrían considerarse de
otra manera10.
Otros antecedentes nacionales relacionados, tanto desde las disciplinas del área
de la salud como las disciplinas del área social que atienden problemas de salud, de-
sarrollan estudios que describen las características de las personas mayores desde
diferentes ópticas (imagen corporal, subjetivad, factores de riesgo, satisfacción de nece-
sidades, autopercepción, etc.). Todos ellos demuestran la eficacia de la participación de

 No quiere decir que los ingresos que reciben en la mayoría de las veces sean suficientes. (SERPAJ,
1997) http://www.serpaj.org.uy/inf97/indice.htm
 Expreso esta idea a riesgo de caer en el error de especular por los adultos mayores.
10 Por otra parte no hay estudios que planteen la relación económica o el peso para la sociedad
de tales desequilibrios demográficos, considerando algunos aspectos como: la mayor parte de la
población mayor del Uruguay cobra jubilación y esto implica para muchas familias la entrada fija
principal, asimismo los ingresos que puedan significar las jubilaciones europeas que cobran algunos
inmigrantes afincados en el país o las remesas que se envían del exterior para sostener a nuestros
viejos.

— 48 —
los adultos mayores en las propuestas sociales participativas, como una estrategia de
salud y de enriquecimiento de la calidad de vida. Si bien las observaciones corroboran
este aspecto, dejan entrever las tensiones de sostener una imagen de salud y satisfac-
ción, que se reflejan en el propio cuerpo o en la imagen que tienen de si mismos los a.m.
(Algazi y, Dubourdieu, 2001) (Berriel, F. y Pérez, R., 2001). En esta línea se presentan
variados estudios a nivel nacional que refrendan la importancia de programas sociales,
con actividades para los a.m. y que cuenten con su participación, como elemento de
prevención en salud, fortaleciendo los aspectos de salud físicos y psíquicos de los adul-
tos mayores y los vínculos más cercanos (fundamentalmente familiares), (Nisisaki, S. y
Pérez, R., 2004), (Leopold, L., 2000), (Berriel, F.; Lladó, M., 2004), (Algazi y, Dubourdieu,
2001), (Berriel, F. y Pérez, R., 2001). (Berriel, F., 2004), (Netto, 2003). En los últimos
años, los efectos de la acumulación de experiencia de un colectivo de adultos mayores
más activos y participativos empiezan a ofrecer la posibilidad de pensar en un sujeto
productivo y asociado al cambio. (Berriel, F.; Lladó, M., 2004) (CICAM, 2004)
Se podría decir que coexisten y predominan dos modelos paradigmáticos de la
vejez, uno que representa lo más conservador en las diferentes representaciones so-
ciales de los mayores y sostiene un modelo de deterioro y otro que busca romper con
este. Por otro lado de acuerdo también a investigaciones recientes (Berriel y Perez,
2001) y (López Gómez, A. et Alt., 2006) se constataría cierta vulnerabilidad y agregamos
nosotros desinstrumentalización para poder ejercer todos su derechos y en particular
generar otras modalidades de presencia en el espacio público. Así como también recon-
ocer el papel que juegan las organizaciones sociales y las políticas públicas para revertir
esa situación. En función de esto, interesará saber cómo estos modelos construyen un
ideal identitario y determinan la presencia de los adultos mayores en el espacio público.

Protagonismo social y Formas de organización


En relación a las iniciativas políticas públicas, se puede encontrar a nivel nacio-
nal que existen diferentes organizaciones que fomentan la participación de los adultos
mayores, de diferentes clases. A nivel estatal11 existen programas de promoción de la
asociación y facilidades de recursos para el desenvolvimiento social de los mayores
a través de dependencias del Banco de Previsión Social (BPS), Área de Promoción
Social, desde 1986, y de la Intendencia Municipal de Montevideo (IMM) Secretaría del
Adulto Mayor, desde el año 1990. Estas líneas de promoción están en estrecha coordi-
nación con organizaciones sociales gremiales como la Organización Nacional de Aso-
ciaciones de Jubilados y Pensionistas del Uruguay (ONAJPU) que realiza actividades
gremiales tendientes a la reivindicación de los derechos de los adultos mayores12. Estas
organizaciones se preocupan fundamentalmente de los temas de la seguridad social,
la vivienda y la salud de los adultos mayores. También existen otras organizaciones

11 Solo se hará referencia a los recursos a nivel de la ciudad de Montevideo, más allá que el apoyo
del BPS sea a nivel nacional. En relación al apoyo de las intendencias a este colectivo es variado
en los distintos Departamentos, encontrando grandes diferencias, desde algunos que cuentan
con tantos recursos como en la capital, hasta otros que prácticamente no fomentan ningún tipo de
recursos sociales.
12 Además de considerar que la ONAJPU recoge la experiencia de una clase obrera organizada,
también se nutre de una herencia nacional signada por una política de estado benefactor, que se
refleja, podríamos decir, en la participación activa de los jubilados en el BPS (con voz y voto) y que
resulta así un impulso organizador y promotor de las organizaciones de jubilados.

— 49 —
sin fines de lucro de mayor o menor envergadura que por citar alguna, mencionaremos
dentro de las más reconocidas la iniciativa de la UNI3 (Universidad de la Tercera Edad)
que funciona desde 1983 en nuestro país y procura satisfacer las necesidades de los
adultos motivados en el aprendizaje y crecimiento personal, ofreciéndole herramientas
para enfrentarse a los cambios personales, sociales y culturales. Con algunas seme-
janzas, el Centro Interinstitucional de Colaboración con el Adulto Mayor (CICAM), fun-
dado en 1991. Dentro de este tipo, existen un sinnúmero de organizaciones barriales,
o asociadas a colectividades étnicas o religiosas que ofrecen una profusa gama de
servicios sociales de tenor recreativo, que en ocasiones llegan a promover acciones
sociales y políticas que atienden variados problemas sociales generando alternativas
beneficiosas (este tipo de organizaciones pueden ser fundadas hasta hace más de 20
años). Organizaciones y acciones hacia el colectivo de mayores tuvieron su despegue
en todo sentido con la promoción estatal por las recomendaciones internacionales de la
Organización de Naciones Unidas en la 1ª Asamblea Mundial para el envejecimiento en
el año 1982 y más tarde con las pautas de promoción para la campaña de1999, “Año
Internacional de las personas de edad” (en estas estrategias ha sido fundamental el
apoyo de las organizaciones sociales de a.m.).
De este relevamiento de antecedentes se plantea la cuestión de convertirse el
a.m. en un actor social que transforme su realidad y la de su entorno. ¿Cuál sería el rol
de los profesionales que trabajamos en el tema? ¿Que redes, apoyos, alianzas, etc. con
el contexto social, cultural y político-económico habría que fortalecer? ¿Cómo se juegan
los roles del estado y la sociedad civil respecto a la participación social del a.m.? ¿Qué
incidencia tiene la participación social de los a.m. para la sociedad? ¿Cómo entran en
conflicto los discursos sociales respecto a la vejez, y las relaciones intergeneracionales
en el contexto actual de cambios vertiginosos a nivel tecnológico y de la información?

Espacios urbanos
Se consideran aquí algunos aportes de algunos investigadores que han avanzado
ya en una perspectiva interdisciplinaria en la investigación urbana. Dichos autores argu-
mentan el abordaje interdisciplinario y trabajan la idea de espacio intensivo que permite
incluir diferentes dimensiones (social, subjetiva e histórica) para trabajar la idea de reapro-
piación y producción colectiva de los espacios vitales comunes (Raggio y otros, 1998).
Otro elemento que aportan los planteos de Raggio (2001) es que en la sociedad
actual el problema de la estabilidad o variabiliad de la identidad cultural de los colecti-
vos humanos quede desplazado por el problema de “la velocidad de los procesos de
cambio respecto de las posibilidades de asimilación de sus actores” (Idem, pag. 7). En
este sentido relacionado a la cuestión del lugar del adulto mayor en la sociedad y su
capacidad de adaptación transformadora a ella requerirá de espacios sociales que ha-
biliten las condiciones colectivas para elaborar la avalancha de cambios tecnológicos y
culturales con el resto de la sociedad a velocidades saludables. Recordamos a su vez el
efecto morigerador que ofrecerían los mayores en esos procesos colectivos, recordando
a Speier (1990).
Relacionado a los aspectos psicosociales de habitar distintos espacios en la ciu-
dad, el trabajo de Susana Rudolf (2002) realiza un aporte en que articula las nociones de
identidad y las necesidades de participación social, desde una perspectiva comunitaria
y de la psicología ambiental.

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Desde la perspectiva sociológica, resulta ordenador, a la hora de pensar la socie-
dad urbana, el trabajo de Danilo Veiga (2000). Allí se plantean algunas reflexiones sobre
procesos sociales emergentes respecto a las desigualdades sociales, a las políticas
públicas, a las transformaciones urbanas y a los elementos estratégicos para definir
una agenda de investigación sobre procesos sociales en las ciudades. El trabajo siste-
matiza los referentes teóricos y políticos que permiten pensar estos problemas frente a
los cambios estructurales de las sociedades latinoamericanas. Nos parece interesante
destacar algunos temas que serán comunes para el estudio que aquí nos concierne, fun-
damentalmente en relación a la reestructuración demográfica, a las configuraciones de
nuevas pautas de “cultura urbana”, los impactos de la globalización y la emergencia de
problemas sociales y de vulnerabilidad en las ciudades. Enfatizando así la complejidad
cultural al interior de las sociedades. Concluirá Veiga, entre otras cosas en la necesidad
de estudios comparativos e interdisciplinarios, y de proyección de escenarios de futuro
para nuestra sociedad (Veiga, 2000).
En una primera revisión de la bibliografía nacional nos encontramos que hay poca
investigación que articule la participación social del adulto mayor en el espacio público,
por lo menos lo más cercano sería un estudio desde una perspectiva sociológica en rel-
ación participación social/uso de los espacios públicos abiertos en la ciudad de Monte-
video13. Dentro de las excepciones econtramos la investigación “Indicadores Urbanos de
género. Instrumentos para la gobernabilidad urbana” realizada por un equipo de inves-
tigadoras de la Facultad de Ciencias Sociales (FCS) en coordinación con Red Mujer y
Hábitat de América Latina y la Comisión de la Mujer de la IMM. Así como la investigación
de Filardo. V. et alt. (2005) que trabaja el problema del uso y apropiación de los espacios
urbanos desde una persepctiva de clases de edad más centrado en la juventud.

Participación social del adulto mayor


La investigadora Adriana Fassio (2001) trabaja sobre la emergencia de las orga-
nizaciones de adultos mayores en la sociedad civil como alternativa de participación ciu-
dadana. Su investigación describe y explica el fenómeno de Centros de Jubilados/ Aso-
ciaciones de la Tercera Edad existentes en la Ciudad de Buenos Aires. Supone que las
organizaciones de adultos mayores (OAM) son una tentativa de respuesta a las formas
de exclusión del colectivo de las personas de edad (sobre la idea de reconocimiento de
identidades plurales que toma de Duschantzky (2000). Aunque va más allá, aportando
una visión crítica de las OAM, en las que si bien ve en ellas una estrategia de inclusión
de la población mayor, les reconoce ciertas debilidades compartidas con el resto de las
organizaciones de la sociedad civil. Aún así la investigación resalta que pese a esas
debilidades organizacionales fundamentalmente en relación a la capacidad de gestión,
las OAM evidencian potencial para desarrollar proyectos sociales.
En una misma línea de trabajo pero con otro nivel de cuestionamiento, Patricio
Rey (2000), advierte de la invisibilidad del adulto mayor como ciudadano. En este sen-
tido el autor busca pararse desde una perspectiva epistemológica y metodológica que

13 Se trata de un estudio comparado 5 ciudades del MERCOSUR. El equipo de investigadoras


uruguayas pertenece al Área de Género del Departamento de Sociología de la FCS, y lo integran:
la Soc Rosario Aguirre, la Dra. Karina Batthyany, y las Soc. Lorena Alesina y Lucia Scuro. Dicha
información es obtenida a partir del Seminario Regional “Mujeres y varones en los espacios públicos
de la ciudad”, realizado en la IMM el 14 de mayo de 2004.

— 51 —
permita profundizar determinados temas como: el ejercicio de los derechos humanos
de los a.m. en particular en los contextos de exclusión, la relación del ejercicio de esos
derechos y las organizaciones sociales de a.m., así como el papel del estado. Estas pre-
ocupaciones giran en torno a una redefinición del espacio público, en el que el estado ya
no juega el papel de protector y en el que la sociedad civil produce diversos y parciales
focos de acción social (Rey, 2000). Desde esta perspectiva, Rey (2000) ensayará una
suerte de genealogía de cómo el adulto mayor se convierte en un sujeto social, discutirá
sobre la gestión social y relevará en profundidad las características de los actores de
dicha gestión para la sociedad chilena. Concluyendo su estudio, precisa la diferencia
entre sujeto social y actor social (esto último en el sentido de ejercicio de ciudadanía),
cuestionándose sobre cuales serían las mejores estrategias para lograrlo y que lugar
tendrá el estado y las otras generaciones en relación a la acción social de los mayores.
Llegando así a conclusiones similares a las que se llegaron en el análisis desde la expe-
riencia de participación social de los a.m. en Uruguay.

Accesibilidad en los espacios urbanos


Un capitulo importante de la gerontología y puente para articulación con discipli-
nas como la arquitectura y el urbanismo, es la problemática de la accesibilidad en las
ciudades actuales para la vejez, así como el diseño accesible de su hábitat.
Desde la perspectiva de la arquitectura, el tema de la vejez en las ciudades pre-
ocupa en relación al creciente envejecimiento poblacional, haciendo necesario pensar
como favorecer la adaptabilidad de las personas a su entorno inmediato y las condi-
ciones urbanas, considerando sus progresivos deterioros físicos y/o mentales. De esta
manera, (la arquitectura) comienza a plantearse, generar ámbitos estimulantes de la ac-
tividad física y mental, también en la vejez. Esta postura busca trascender las habituales
de la arquitectura, preocupadas solo en los requerimientos de seguridad y eliminación
de barreras para un desempeño senil adecuado. Buscan así, pensar proyectos que
además de contemplar las limitaciones físicas o cognitivas, puedan promover curiosidad
y disfrute, intentando eludir las barreras, en este caso del propio modelo deficitario de
la vejez (Escudero, 2003). Si bien intentan una visión que contemple las necesidades
de buena parte de la población mayor e intentan una postura menos prejuiciosa de la
vejez, todavía no han dado el salto de pensar espacios de interacción del viejo con otras
generaciones (que requerirá a su vez un abordaje interdisciplinario).
Del estudio de Escudero (2003) se desprenden algunas cuestiones que adquieren
mayor relevancia en la relación del a.m. con su ambiente físico inmediato (casa, barrio).
Dentro de los que constan: la identidad y la permanencia, la necesidad y la resistencia
del cambio de vivienda, así como la procedencia de los a.m. de estructuras familiares
tradicionales. Por otra lado la autora reflexiona acerca de cómo serán las próximas ge-
neraciones de viejos que deberán lidiar con la tendencia actual de familia mononuclear,
con el aumento de movilidad urbana, la inestabilidad del empleo y la incidencia de los
medios masivos de comunicación (Escudero, 2003). Para el caso uruguayo, ya se regis-
tran hoy en los mayores, porcentajes elevado de gente que vive sola, fundamentalmente
mujeres (INE, 1996) (esto en parte por la mayor expectativa de vida de las misma y por
los efectos migratorios registrado con mayor fuerza en los últimos años).
También hay profusa bibliogafía sobre el tema de lo urbano en relación a la ac-
cesibilidad. Donde se corre el reisgo de perder las perspectivas psicosocial y cultural,
restringiendo el problema de la accesibilidad al deterioro y la discapacidad. Estos auto-

— 52 —
res de diferentes disciplinas por lo general quedan atrapados en una perspectiva medi-
calizada de la sociedad y en particular cuando se trata de la problemática de la vejez.
De todas maneras no sería un punto menor ya que ciertas limitaciones funcionales en la
vejez generan una gran inseguridad.
Podría decirse que existe en este punto una paradoja, por un lado se medicaliza
la vida cotidiana (Mainetti, 2006) (Frigeiro, A., 1997) y eso incluye a la vejez como for-
ma de mejorar la calidad de vida y ganar en salud, y por otro, la misma medicalización
contribuye a la valoración negativa de la vejez. Así se termina esperando la fuente de la
eterna juventud, pero esta vez depositado en el mito del avance de la tecnología médica,
y finalmente evitando y negando la vejez.
En la búsqueda de accesibilidad y bienestar para el adulto mayor se pueden apre-
ciar algunas experiencias, a nuestro entender de ghetización de los a.m. (Lladó, 2000).
Como se puede encontrar en EE.UU., que ha decretado por Ley Federal, la promoción
de pueblos de viejos, en los que no puede haber residentes menores de 18 años, sólo
un 20% de casas de mayores de 43 años y el resto ocupadas por mayores de 55 años
(Otchet, 1999). De estas experiencias se pueden apreciar ventajas y desventajas, por un
lado la convergencia de intereses y por otra la falta de diversidad en edades, nivel social
y raza, señala Otchet (1999), teniendo en cuenta que se trata de comunidades privadas
accesibles sí, pero solo para un sector de la población de adultos mayores.

Estrategias de integración
El incremento de la expectativa de vida acarrea el problema de darle sentido a la
misma, especialmente en una sociedad en que pese a los anuncios finalistas, el trabajo
sigue siendo central y organizador de las vidas de las personas. Siendo la jubilación el
paso a la condición de pasivos y por ende el rotulo de improductividad cae pese a todo
sobre la representación del jubilado. Sumado a esto, se han promovido dentro de las po-
líticas de salud (OMS, 1993) consignas respecto a las políticas sociales y de salud que
promueven la idea de darle vida a los años. Siendo así se han desarrollado en el mun-
do pero fundamentalmente en los países desarrollados sistemas de prevención social
que contemplan redes de apoyo para los a.m., programas que estimulan estrategias de
adaptación e integración a la comunidad, promoción de organizaciones formales e infor-
males autogestionadas por a.m., programas de apoyo comunitario a la familia del a.m.,
programas de intercambio intergeneracional. Programas que estimulen el desarrollo de
proyectos e iniciativas productivas, culturales o educativas. (Gracia, 1997)
Desde el aspecto de promover la integración social del adulto mayor, Predominan
en el enfoque de la intervención comunitaria, la educación que promueva cambios en
las actitudes sociales hacia la vejez, por un lado y por otro la elaboración de políticas
públicas que beneficien a los a.m. (Sánchez, 2005). Respecto a las políticas públicas a
su vez se abre una gama de valoraciones que marcan importantes diferencias respec-
to a como abordar la problemática de la vejez (Lloyd-Schelock, 1999). Por otro lado,
Sánchez (2005) plantea algunas recomendaciones de lo que debieran contemplar las
políticas publicas para los a.m. entre ellas: que los servicios sociales para los mayores
consideren y fortalezcan la integración del a.m. a su familia y su comunidad, evitar las
instituciones y programas sociales segregacionistas, promover la integración de los a.m.
a la sociedad, fortalecer económicamente a los a.m. como forma de conservar su inde-
pendencia, capacitar al personal que se ocupa de los a.m.

— 53 —
Otras estrategias de integración tienen que ver con desarrollar el potencial de
adaptación, creatividad y producción de los a.m. en este sentido las investigaciones de
José Yuni (2000, 2005), abordan la problemática de la educación para adultos mayores
como campo emergente que refuta a las políticas neoliberales. Desde esta línea se
investiga y contribuye al desarrollo de la educación para mayores, se observa como
las instituciones del sector público tanto como organizaciones de la sociedad civil se
procuran el acceso a recursos educativos que en ocasiones llegan a constituir proyectos
autogestionados por las últimas (sin dejar de considerarlos con una visión crítica y ex-
haustiva, que se tendrá en consideración para futuros análisis). Estos proyectos pueden
producir una serie de impactos a nivel social así como contribuyendo a la adaptación
de los mayores como a su capacidad de transformar y transformarse. De esta manera
Yuni (2000) afirma que este tipo de experiencias, como fenómenos de naturaleza polí-
tica, tienden a la constitución de sujetos políticos y en este sentido a la construcción de
nuevas subjetividades sobre la vejez.

La identidad y los grupos


Al plantear la coexistencia de las tensiones de una identidad cuestionada por una
imagen desvalorizada de la vejez
Partimos de la idea que el problema de la identidad implica la coexistencia de
tensiones que en le caso de las personas que envejecen se les suma la imagen desva-
lorizada que repercute en cada sujeto y por las exigencias sociales de productividad. De
esta manera la identidad se encuentra tironeada por las exigencias de un mundo cada
vez más acelerado y exigente en el que el proyecto colectivo se vuelve más complejo.
Identidad que también se ve diezmada ante la falta de reconocimiento interpersonal y
también institucional, en la medida que mayoritariamente las instituciones no contem-
plan ni consideran a las personas en general ni a los a.m. en particular, como sujetos
autónomos, políticos y deseantes (Touraine, 1998) (Castoriadis, 1991, 1997). La noción
de sujeto que propone Alain Tourain permite articular de esta manera en el sujeto, su
identidad individual y colectiva.
¿Pero qué pasa cuando la sobremodernidad empuja al sujeto a un vaciamiento
de sentido, aun repliegue individualista en el que se pierde él y el otro?
Lo previo al objeto que planteara Augé (1998), lo pensamos reconociendo las
relaciones que incluyen al sujeto en una red de significados y conflictos. De ahí que
el dispositivo grupal sea el que nos resulta más apropiado para trabajar desde estas
perspectivas.
La temporalidad distorsionada por los efectos de los medios masivos, el tiempo
que se comprime, nos permite vivir en simultáneo, en forma virtual. Genera distorsiones
imaginarias respecto al paso del tiempo, y si el tiempo sirve es sólo para ser coleccio-
nista de cuanta cosa pueda circular por ahí, la vejez se evita con cirugías plásticas,
tratamientos rejuvenecedores, e implantes genéticos. Aún así no podemos resolver la
angustia que provoca el envejecimiento, en eso que tiene de cuestionador desde lo cor-
poral, y nos increpa desde el espejo, y desde el encuentro en el espacio público ¿quien
sos ahora? ¿qué haces? ¿de dónde venís? ¿a dónde vas? Así, algo hay de la vejez o
del trabajo con viejos que nos enfrenta al cuestionamiento de nosotros mismos, y a su
vez nos compromete como intelectuales y como sujetos.
Al abordar el tema del envejecimiento en los grupos procuramos considerar el
trabajo existencial de los hombres, que al decir de Castoriadis consistiría en aceptar que

— 54 —
“la vida contiene e implica la precariedad del sentido en continuo suspenso, la precarie-
dad de los objetos investidos, la precariedad de las actividades investidas y del sentido
del que las hemos dotado” (Castoriadis, 1993). Desde esta perspectiva sería posible
considerar un proyecto de vida posible en la vejez, al aceptar la precariedad de todos
los proyectos, en todas las edades. Y a la vez aceptar el potencial transformador de los
proyectos colectivos. (Berriel, Lladó, Pérez, 1995)
Desde una perspectiva cultural, la cuestión de lo diferente y lo mismo, se convier-
te en un punto de encuentro para pensar la identidad como algo en construcción y no
como algo dado de una vez y para siempre. Consideramos pecando de extrapolar, que
esta afirmación es válida tanto para los procesos personales como colectivos.
Por otra parte, el problema de la vejez no debería quedar sólo en un problema de
ignorancia y de prejuicios, si fuera así igual sería consecuencia de relaciones de poder,
que no son lineales que son atravesadas y enredadas en todas las relaciones sociales, y
por lo tanto también en las posibilidades de enunciación de cada colectivo.
El desafío en el grupo y en el colectivo será cómo abordaremos estos aspectos,
que hacen a las constantes vitales de las personas, y a la posibilidad de trabajar sobre
la desarticulación de las construcciones subjetivas que dejan marcas en el cuerpo y
determinan lugares sociales.
¿En qué espacios simbólicos de la sociedad quedan los viejos? En el contexto de
las sociedades actuales, que Augé (2004) nomina de sobremodernidad, en función de
los “excesos” (la superabundancia de acontecimientos, la superabundancia espacial y la
individualización de las referencias). En este sentido, el autor incorpora la necesidad de
pensar cómo estos cambios “han afectado a las grandes categorías a través de las cua-
les los hombres piensan su identidad y sus relaciones recíprocas” (Augé, 2004, p16).
Si consideramos entonces como los efectos de la sobremodernidad impactan en
las identidades y en los modelos relacionales e identificatorios, nos lleva a pensar en que
diferentes maneras de posicionarse ante la realidad y la participación social se agencian
los adultos mayores. Esto es críticamente central en el envejecimiento, dando lugar a
opciones por la participación, pero también a posicionamientos pasivo – dependientes
concordantes con una modalidad hegemónica de envejecer que, aunque cada vez más
cuestionada, se mantiene aún vigente en nuestra sociedad. Esta última alternativa, ade-
más, encastra y se ve reforzada por cierto tipo de medicalización del envejecimiento,
configurando un escenario en el que por un lado se aborda de forma asistencialista a
los adultos mayores y, por otro, estos últimos, depositan, canalizan hacia el sistema de
salud una serie de necesidades, expectativas y problemas que éste no podrá resolver, o
lo intentará recurriendo a alguna de las herramientas de las que dispone.
Concluyendo, a la hora de trabajar en grupos y colectivos nos encontramos con
obstáculos para la participación. Más arriba señalabamos los contextos sociales e ima-
ginarios que obstaculizan la participación de las personas en general y de las personas
mayroes en particular. En otro trabajo planteabamos que no sólo estamos sometidos
a esas condiciones sino que también las deseamos, en este sentido nosotros mismos
tendremos que superar nuestras propias contradicciones o por lo menos ser concientes
de ellas. (Berriel, Lladó, 2004)
El dispositivo de trabajo grupal nos permite centrarnos en el análisis y en la cues-
tión de las lógicas prácticas, e intentar producir instancias donde ejercitar colectivamente
prácticas instituyentes. Pero recordamos que no sólo las personas envejecen, también
la capacidad instituyente envejece, a riesgo de clausurar el potencial transformador.

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La vejez como producción subjetiva.
Representación e imaginario social.
Fernando Berriel

Resumen
El presente texto aborda las representaciones actuales del envejecimiento y la
vejez en los propios Adultos Mayores. Parte de algunas consideraciones teóricas sobre
el lugar que los viejos han ocupado en la Modernidad. Luego comunica algunos de los
resultados obtenidos en un estudio cualitativo desarrollado en la ciudad de Montevideo.
De estos resultados se siguen dos líneas de conclusiones: Unas referidas a la elabo-
ración de políticas sociales para los Adultos Mayores y el envejecimiento. Otras direc-
tamente centradas en las perspectivas de la Psicogerontología en su afán de aportar
conocimientos y prácticas profesionales. Se desarrolla la concepción de clínica del au-
tor. Se concluye que las prácticas clínicas, consideradas en un sentido muy amplio, con
adultos mayores, deben incorporar en forma central el trabajo con las representaciones
sociales y las producciones imaginarias sobre la vejez y el envejecimiento.

Introducción
Seguramente pasará mucho tiempo antes de que hablar de las representacio-
nes sociales sobre el envejecimiento y la vejez no constituya un esfuerzo por develar,
digámoslo directamente, procesos de dominación, discriminación y segregación, que
se inscriben en el campo de la producción de sentido, pero también en el universo de
las pasiones y de los deseos, anudados muchas veces al poder a través de complejos
mecanismos discursivos y extradiscursivos.
Esta exposición sobre las representaciones sociales de la vejez, el imaginario
social y el envejecimiento no se orienta, sin embargo, hacia el conocimiento de los sig-
nificados que un colectivo amplio adjudicaría a un grupo más restringido de personas o
a un proceso humano por vivir, en este caso el envejecimiento. Por el contrario, en esta
comunicación pretendemos compartir algunos nuevos conocimientos sobre las repre-
sentaciones sociales del envejecimiento que hemos estudiado con otros compañeros
en los propios adultos mayores montevideanos, para luego considerar algunos aspectos

 Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República.


Fernando Berriel. Psicólogo. Psicoterapeuta. Profesor Adjunto del Servicio de Psicología de la Vejez
y Responsable de la Unidad de Apoyo a la Investigación de la Facultad de Psicología, Universidad
de la República. Ha completado sus estudios de Maestría en Psicología Social en la Universidad
Nacional de Mar del Plata. ferber@psico.edu.uy

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de la relación que este universo dinámico de significados guarda con la subjetividad de
esos mismos sujetos.
Tradicionalmente, el medio académico, social y político ha reconocido sin de-
masiadas dificultades las actitudes prejuiciosas que las sociedades modernas tienen
respecto a la vejez. En el Río de la Plata es ineludible la referencia a los desarrollos
conceptuales de Leopoldo Salvarezza (1993). Este autor, muy importante para nosotros,
acuña el término “viejismo” como equivalente de la expresión “ageism” de R. N. Butler, y
designa así al “conjunto de prejuicios, estereotipos y discriminaciones que se aplican a
los viejos simplemente en función de su edad” (p. 23). Por sus efectos, resulta compara-
ble a otros prejuicios y discriminaciones aplicadas a otros grupos de personas en función
de su sexo, su orientación sexual, el color de su piel, su religión, etc., lo que ya implica
una dimensión política sobre la que luego volveremos. Lo distinto radica en que en este
caso no se trata de personas que nacen en una supuesta condición diferencial, sino que
llevan determinado tiempo de vida.
Esto último tiene dos derivaciones importantes. En primer lugar se discrimina en
función de un rasgo que, si se vive lo suficiente, se terminará por detentar. En segundo
término, el rasgo en el que, en un proceso de tipo metonímico, se asentará el prejuicio,
será identificado en gran medida a través del reconocimiento del cuerpo. Esta última de-
rivación nos ha llevado a la investigación de la imagen del cuerpo en el envejecimiento y
también en otras franjas etarias (Berriel y Pérez, 2006, 2005 y 2002; Berriel, 2007, 2004,
2003, 2003b).
Estos estudios, así como la investigación teórica, nos ha señalado el hecho de
que la perspectiva conceptual del prejuicio y el estereotipo presenta una serie de limi-
taciones para abordar el tema que nos ocupa. En ello pagan tributo a su pertenencia
teórica al campo de las ciencias de la conducta. A pesar de los esfuerzos de articular
estos fenómenos con algunos desarrollos psicoanalíticos, estos constructos teóricos no
nos permiten exceder los límites de los seres humanos entendidos como sujetos de
comportamiento.
Si pretendemos un abordaje más comprensivo del fenómeno, se hace necesario
recurrir a otros conceptos. Uno de ellos es el de las representaciones sociales del en-
vejecimiento, la vejez y los viejos. Se ha definido al enfoque en el estudio de las repre-
sentaciones sociales como una “epistemología del sentido común” (Banchs, 1986). Así,
las representaciones sociales de la vejez constituirían un sistema lógico no científico,
construido en y a través de la interacción “cara a cara” con los miembros de los grupos
que nos dan una identidad social y le dan un sentido a la realidad. La “fuerza” de las
representaciones sociales como formas de conocer el mundo radica justamente en su
cualidad de “atajo” para acceder a fenómenos complejos y en lo que en cuanto a identi-
dad, pertinencia y pertenencia social aportan (Moscovici et al., 1991).
Monchietti y Lombardo (2000), por ejemplo, han estudiado desde esta perspecti-
va los discursos dominantes sobre la vejez., destacando que predominan las represen-
taciones de naturaleza negativa. También concluyen que “la representación de sí que el
anciano tiene en cuanto tal, se ve influida por la representación que, de la vejez, circula
en el discurso de un grupo social determinado” y establecen que “las significaciones ge-
neralmente asignadas son casi equivalentes a agresiones explícitas o solapadas; “cho-
chea”, “viejo verde”, “resentido”, etc..” (p.1). Una conclusión clara que podemos extraer
de estos aportes es que estas representaciones sociales, estos prejuicios y estereoti-
pos, al dar lugar a valoraciones jerárquicas (cuerpo joven > cuerpo viejo) y a discrimina-
ciones, encierran una dimensión política.

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El poder se define, con Spinoza, como la capacidad de afección que, en el marco
de una relación entre formaciones subjetivas, tiene un término respecto a otro, tanto en
dimensiones macro como micro sociales (Fernández, 1994). Para Foucault (1989), el
funcionamiento y la reproducción del poder exige enunciados, normas, sistemas de legi-
timación, sanciones de las conductas no deseables (discursos del orden). Pero también
(cf. Marí, 1993) necesita de prácticas extradiscursivas, a partir “de soportes mitológicos,
emblemas, rituales que hablen a las pasiones y, en consecuencia, disciplinen los cuer-
pos” (Fernández, 1994, p. 240), requiere de un universo de significaciones que más
que a la razón interpele a las emociones, a los sentimientos, dando lugar a rituales que
regulen comportamientos de agresión, de miedo, de amor, que anuden los deseos al
poder. En tal sentido es que aludimos a lo que Castoriadis (1987, 1993) denomina ima-
ginario social efectivo o instituido, el que “suministra esquemas repetitivos, crea marcos
de preceptos y pone en conexión regularidades de los comportamientos con los fines y
las metas del poder” (Fernández, 1994, p. 241).

La Institución Imaginaria de la Vejez


¿Qué instituye una sociedad? Esta puede ser una formulación de la pregunta
de investigación de Castoriadis, y ésta su hipótesis de trabajo: instituye significaciones.
Siguiendo esta idea, el conjunto de significaciones relacionadas con el envejecimiento
y la vejez se van a relacionar con la propia institución de una sociedad. Bauman (1998,
1999) considera que la Modernidad, como proyecto, se ha regido por dos formaciones
de sentido que le han sido muy preciadas: “el sueño de la pureza” y el “afán del orden”.
Desde estas bases la Moderninad elaboró los ideales de belleza, orden, higiene, y se
esforzó en configurar complejos dispositivos orientados a limpiar lo sucio y a ordenar el
desorden. Necesitó para ello dar una nueva estructura al mundo. Se buscó entonces
preservar el orden y, con él, la inteligibilidad del ambiente. Esto abarcó también, por
supuesto, a las personas y a las poblaciones, en tanto constituían una de las mayores
“fuentes y corporizaciones de lo sucio”. Esta perspectiva de lo humano fue particular-
mente así en relación a determinados grupos, categorías de personas que alterarían el
orden del ambiente. Desde este pensamiento único, estos obstáculos para la perfección
constituyen una nueva categoría: los otros. Los viejos han formado parte de esta pléya-
de de sucios, feos y malos, de locos, de pobres y de viejos.
Ese conjunto de cristalizaciones de sentidos y de repetición de prácticas discursi-
vas y extradiscursivas articuladas que constituyen el imaginario social efectivo o institui-
do propio de la modernidad, no admite otro orden que el de sus propias significaciones,
antes que posibilitar otras organizaciones lo que produce son los otros de un orden
tomado como único posible, adecuado y correcto. Los otros son también el afuera del
orden, los fuera del orden que, como tales, deben ser eliminados: adecuarse o desapa-
recer, ser retirados de los espacios reservados a los normalizados. El mundo se torna
administrable, las personas pasan a ser vistas como gobernables y aquéllos que deben
ser incluidos en los sistemas normativos y normalizadores de esa sociedad recibirán una
especial atención.
Bajo la convicción del control y del ordenamiento del mundo por la racionalidad,
el pensamiento moderno embebió también el campo de las ciencias del comportamien-
to, en la búsqueda de un sujeto universal y, de hecho lo construyó, determinando para
él, entre otras prescripciones, etapas de desarrollo y modos de existencia adecuados
desde el punto de vista psicológico. Un ejemplo de ello lo constituye el modelo deficitario

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del envejecimiento, en especial la teoría de la desvinculación de Cummings y Henry,
magistralmente desmenuzada y criticada hace veinte años, a partir de múltiples aportes
previos, por Leopoldo Salvarezza (1993).
Entonces, esa institución imaginaria que constituye el viejo, y de ahí el enve-
jecimiento y la vejez, sólo puede desarticularse desde una práctica crítica radical de
ese Sujeto Universal del racionalismo y humanismo modernos (Ema, 2004), sobre todo
agenciándonos a partir de dos fenómenos importantes de la sociedad actual:
1) La proliferación de demandas singulares en nombre de algún tipo de diferencia
que no se reconoce en la supuesta naturaleza universal de un sujeto humano
único que, hoy lo vemos claro, consiste en realidad en un particular hegemónico
(hombre, blanco occidental, adulto joven…). Por el contrario, hoy asistimos a ma-
yores niveles de visibilidad de nuevas posiciones de sujeto de transformación y/o
resistencia.
2) Las fronteras que separan lo humano y lo no humano se han difuminado. La
promiscuidad de estas relaciones ha producido entidades híbridas irreconocibles
en ninguna categoría pura. Esta subversión de algunas dicotomías modernas
(social/natural; natural/artificial; social/individual) nos va dejando cada vez más en
claro lo difícil que resulta pensar la acción como algo producido por un humano
individual que sería su único origen o fuente, por más conflictos “intrapsíquicos”
que lo complejizaran. El actuar, la práctica, la acción, puede ser vista como la
producción debida a la articulación entre entidades muy diversas (humanas y no
humanas).

Una Generación Bisagra


En el año 2006 se publicó el Estudio Cualitativo del Proyecto Género y Genera-
ciones sobre la reproducción biológica y social de la población uruguaya (López Gómez,
A., 2006). El informe de la investigación cualitativa del componente Adultos Mayores
en el marco de ese estudio se denominó: Sedimentos y Transformaciones en la Cons-
trucción Psicosocial de la Vejez (Berriel, Pérez y Paredes, 2006). Este estudio muestra,
entre otras cosas, algunas características importantes de la expresión del imaginario
social sobre la vejez en los propios adultos mayores uruguayos.
En primer término, señalaremos que aún hoy, y a pesar de todo lo producido
desde las disciplinas científicas y desde las políticas socio-sanitarias, existe una visión
negativa del envejecimiento asentada en algunas cristalizaciones de sentido:

La asimilación de la vejez a la enfermedad


- ¿Pero entonces la vejez es para Ud. deterioro?
- Deterioro físico, y si uno se deteriora físicamente, ya corta las oportunidades
porque uno tiene que vivir cuidando su salud y no tiene aspiraciones a hacer muchas
cosas que quisiera desarrollar (María Emilia)
- Y yo lo que pienso es estar bien y no estar postrado… no estar mal para no dar
trabajo a nadie. (Roberto)

Autoexclusión de la vejez
- … Y yo ya estoy en la tercera edad, … bueno yo no me veo vieja, pero me (si-
lencio) no me siento vieja, pero me veo al espejo y me doy cuenta que estoy vieja, pero
yo no me siento … y bueno yo qué sé, no, no te sé explicar lo que es la vejez. (Alicia)

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- No, no ahora no, al contrario yo me siento joven, me siento joven. (Roberto)

Correlación entre envejecimiento y pasividad


- … O sea que mientras uno pueda valerse por sí mismo y pueda desempeñarse,
hacer toda la actividad que pueda, no es viejo. (Omar)
- Lo primero que uno piensa es no estar postrado, no estar mal para no dar tra-
bajo a nadie … tratar de ser lo más bueno, lo más tranquilo que uno pueda para no darle
problema a los demás y para pasar una vejez tranquila. (Roberto)

La vejez vinculada a la dependencia


- No enfermarse eso es lo que me temo, me amarga decir “uno está enfermo,
tenés dependencia de otros, eso no me gusta”. (Edison)
- No me gusta ser vieja, a nadie le gustará ser vieja supongo, pero envejecer,
envejecer, lo que yo no quisiera es pasar mal, yo quisiera poder caminar y poder seguir
andando en bicicleta… (Alicia)

La pérdida de autonomía y las ideas muerte en los varones


- … cuando llegamos a viejos pensamos pa’ qué voy a vivir sino puedo hacer
nada. (Jorge)
- … a mí no me dejen llegar así vegetativo … Yo siempre dije, cuando yo llego
a eso yo voy a tratar de solucionarme, de autoeliminarme pa’ no darle problema a la
sociedad, ni a la familia … (Edison)

La vejez como fallas en el cuerpo considerado como instrumento


- … Esto es la vejez entonces, … que uno se levanta más tarde de mañana, que
me cuesta moverme… todas esas cosas. (Esther)
- Sí, no tengo la fuerza que tenía antes, antes me ponía tres bolsas de Pórtland
arriba del hombro, sí, tenía mucha fuerza, … pero ahora … (Edison)

La vejez como pérdida de atributos estéticos


- … con el tiempo se da cuenta que empiezan las arrugas y el estado físico no
es tan aparente entonces ya trata de ser un poco más anónimo, no tratar de destacarse
mucho precisamente. (María Emilia)
- … no nos miran ni los perros que pasan por la calle. (Juan Miguel)

La vejez como una soledad temida


- … es que ahora otra no me queda, no me queda otra, yo tengo que adaptarme,
acostumbrarme a que tengo que vivir sola aunque me duela” (Mónica)

Pero también aparecen contenidos vinculados a un paradigma emergente de sig-


nificación del envejecimiento, articulados en torno a ciertos enunciados:

La vejez conlleva más libertad para la mujer


- … porque si ahora empezara otra vez a pensar en mis hijas y mandarlas al
colegio me daría pereza …todo ese trabajo que pasé, mi esposo que tomaba un poco
también y venía mareado … todas esas cosas, todo ese trabajo que pasé… Ahora lo
bueno es que soy libre, soy libre, la libertad es divina ¿no? (Alicia)

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La actitud subjetiva hacia la vejez puede incidir en ella
- La vejez es negativa cuando la persona digamos se amilana, ¿no? (Omar)

La buena vejez: la mayor cantidad de actividad posible


- … si nosotros estamos en actividad... todas las arterias, los músculos, todo está
en movimiento y eso es lo que no deja envejecer ¿no? (Omar)

Virtudes tradicionales de la vejez


- Ahora que uno es viejo es más tolerante y es más sabio, y menos tonto (se ríe)
(Juan Miguel)
- … y como que logré cierta paz que no tenía antes… Sí, me noto mejor. (Jerónimo)

Calidad de la vejez relacionada con la calidad de la información


- No sé si es porque tengo información y algo preparado estoy pero no noto un
cambio físico así como negativo. (Walberto)
- Y estar informada y poder hablar con la gente joven… (Grupo Mujeres)

La red social y vincular como panacea para el envejecimiento


- Si hubieran cientos de grupos de adultos mayores … si todos se metieran en un
grupo … (Grupo Varones)

Se debe estar bien en la vejez


- La vejez debería ser sabiduría y estar bien, pero yo me siento una vieja imberbe
y estúpida cuando subo al ómnibus y el conductor me tiene que arrimar al cordón y me
cuesta subir por mi frac … por mi problema de columna. (Grupo Mujeres)

En este estudio concluíamos que la representación social del envejecimiento y


la vejez que tienen los propios adultos mayores merece la definición de compleja. Ya
no habría una representación más o menos única, simple, dada en forma casi exclusiva
por el modelo tradicional de envejecimiento y por una directa y simple vinculación del
envejecimiento con la pasividad, el declive y la enfermedad. Este modelo tradicional no
ha perdido aun probablemente su condición de hegemónico, sin embargo, coexiste con
un nuevo paradigma con contenidos casi inversos. Las percepciones que encontramos
en los sujetos toman elementos de ambos modelos, son producciones contaminadas
de ambos paradigmas. Sin embargo los contenidos que componen estas producciones,
las formas en las que los mismos se combinan y se manifiestan no se dan en forma
meramente caótica, sino que en su complejidad dejan entrever algunos mecanismos
que permiten profundizar en las principales características que adopta la producción y
reproducción de la vejez y el envejecimiento en el Uruguay de comienzos del siglo XXI,
y especialmente el registro subjetivo de estos procesos de producción y reproducción
por parte de los adultos mayores, lo que nos permite reflexionar en la eficacia de esta
percepción subjetiva en la producción de prácticas concretas.
Tomemos en cuenta que la gran mayoría de nuestros viejos han nacido en la dé-
cada de 1930 y el comienzo de los ’40. Diversos fenómenos macrosociales atraviesan
su historia. A partir de los elementos recogidos en el estudio de Género y Generaciones,
podemos destacar los siguientes: el pasaje, aun no definitivamente culminado, de una
“cultura bárbara” a una “sensibilidad civilizada” (Barrán, 1990); la transición demográfica

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del Uruguay ligada a la experiencia de una economía del ahorro y su transición a una
economía de consumo; la integración masiva de la mujer al mundo laboral; el surgimien-
to, apogeo y deterioro de la integración (interclases) y la movilidad social, ligada a una
clase media trabajadora como eje de una sociedad organizada en torno al trabajo.
Si enumeramos los elementos que surgen como centrales en la caracterización
que, en el estudio referido, hacen los adultos mayores de los escenarios en los cuales se
forman como sujetos, se nos presenta un conjunto articulado de instancias y dinámicas
que dan lugar a verdaderas condiciones de producción de las subjetividades propias de
una época: sistemas jerárquicos rígidos, fundamentalmente instaurados e internalizados
en un cierto tipo de institución familiar, la que proporciona modelos identificatorios esta-
bles (Berriel, 2003). Marcada escisión de los ámbitos y los roles sociales, determinando
especialmente marcadas diferencias para hombres y mujeres, inscribiéndolos, de acuer-
do a su pertenencia a estas construcciones de género concebidas como universales,
en estructuras jerárquicas (hombre>mujer) desde las que el envejecimiento masculino
y femenino serán significados y vividos. Una fuerte incitación a buscar y creer en el
progreso social e individual, sostenida desde una cierta manera de transitar las sucesi-
vas inscripciones sociales e institucionales (familiares, laborales, culturales, sanitarias,
políticas, gremiales, académicas, etcétera) que jalonarán emblemas identificatorios cen-
trales para la construcción del proyecto identificatorio (Aulagnier, 1994) y para el sentido
que el envejecimiento adoptará en su marco.
Si nos centramos ahora en los cambios que se describen en estas condiciones
de producción subjetiva, se puede percibir una sociedad que transita de una a otra
formación histórica: los sistemas jerárquicos se esfuman gradualmente en sus visibilida-
des, flexibilizándose su estilo despótico, aunque no varíen sustancialmente en su fondo
autoritario; los modelos identificatorios se tornan cada vez más lábiles, intercambiables,
móviles, hasta prescindibles en su identidad (Berriel, 2003b); los ámbitos, la distribución
de los espacios físicos e imaginarios se transforma, dando la sensación de mayores
niveles de visibilidad (particularmente de los cuerpos), mayor permeabilidad a la luz,
mayor transparencia, aunque acompañada en verdad de nuevas opacidades, sentimien-
tos de sobreexposición y sensaciones de peligrosidad de los entornos públicos, que ya
no están tan limitados por prohibiciones y vergüenzas pero implican nuevos riesgos; la
ligazón antes incuestionable entre progreso individual y colectivo (progresismo histórico)
comienza tenue y gradualmente a ser desplazada. Generación en tránsito de una socie-
dad disciplinaria a una sociedad de control (Deleuze, 1990).
El referido capítulo que redactáramos junto a Mariana Paredes y Robert Pérez
concluye con algunas recomendaciones en torno a políticas sociales. En primer lugar
establecía la necesidad de admitir que en el Uruguay, y en general en las sociedades
actuales, los adultos mayores “constituyen un colectivo que no sólo es insuficientemente
atendido por las políticas sociales, sino que es discriminado, infravalorado y segregado
socialmente” (p.117). Además, junto a Robert Pérez (2002) hemos destacado el hecho
de que, en Uruguay, este grupo etario presenta un alto nivel de autovalidez, autonomía
funcional y disposición de sus capacidades físicas e intelectuales. Es claramente falso
el difundido prejuicio que asimila vejez a enfermedad y se establece claramente que en
esa población se encuentran importantes recursos para el desarrollo social.
Sin embargo, uno de los principales problemas que el estudio de Género y Gene-
raciones nos mostró que existe para movilizar ese recurso, radica en el imaginario social
instituido respecto a la vejez y el envejecimiento. Decía el referido texto en su parte
final: “Un elemento a considerar sería la implementación de políticas de sensibilización

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y crítica de las concepciones imperantes en nuestra sociedad sobre el envejecimiento,
de una manera que, desmarcada del modelo tradicional (prejuicioso y segregacionista)
y del modelo emergente “políticamente correcto” (centrado en un activismo acrítico), in-
corpore a los propios adultos mayores junto a otros sectores sociales en la construcción
de nuevas significaciones y prácticas significativas. Esta integración social de los adul-
tos mayores es uno de los desafíos más importantes y de mayor impacto. Sin embargo,
nuestro país presenta tres características que han conspirado durante décadas contra
esta integración, a saber: escasa integración etaria; retiro laboral abrupto y pretendida-
mente total; políticas sociales y sanitarias específicas asistencialistas, pasivizantes y
fragmentadas” (p. 117).
Cualquier política de estado articulada con la sociedad civil que se pretenda efec-
tiva, debería abordar estas debilidades estructurales del abordaje que hasta el momento
se hace de los temas relacionados con la vejez y el envejecimiento. Lamentablemente,
luego de un año largo de publicado aquél estudio es poco lo que se ha avanzado con-
cretamente en ese sentido. No perdemos, sin embargo la esperanza, y sabemos de
algunos esfuerzos por comenzar a andar más decididamente.

Las Implicaciones Clínicas del Imaginario Social


Tenemos una concepción de clínica que excede el abordaje desde una única
perspectiva teórica. Y creemos que esto permite también exceder los sedentarismos a
los que, inevitablemente, la autorreferencia teórica y documental por un lado y la estan-
darización de los abordajes estratégicos por otro, pueden conducir al encuentro clínico.
También dejamos sentado que la clínica es, ante todo, una perspectiva que busca la
emergencia de la singularidad y la multiplicidad y que, entonces, la clínica que practica-
mos en y con los equipos por los que transitamos incluye a los individuos, pero también
a los grupos, a las familias, a las instituciones, a las comunidades. Se trata de una clínica
móvil (Rodríguez Nebot, 2004).
Quien asiste a un encuentro clínico en el marco del cual humildemente buscamos
intervenir, se encuentra ante una tensión relacionada a la (im) posibilidad de una acción.
La acción se produce en la emergencia de un acontecimiento que trae novedad al mun-
do, ante un trasfondo de sedimentaciones que funcionan como su condición de posibili-
dad. Así, quien nos consulta, ya sea una persona, una pareja, una familia, está atrapado
entre la imposibilidad de existir como expresión de esa sustancia “viejo” cristalizada en
el imaginario social efectivo que la produce con atributos de necesaria y clausurada, aún
cuando cabalga los dos paradigmas aludidos, y la existencia como una urgencia por ser
de alguna manera, no necesaria, no definitiva, sino contingente, perecedera y cambian-
te, aunque no arbitraria.
El exceso de sentido que el imaginario social necesita sostener sobre la vejez y el
envejecimiento da lugar a una progresiva pérdida de sentido dada por la clausura de la
interrogación (y en esto las perspectivas organicistas de la subjetividad son claramente
cómplices) o por un exceso de respuestas. De allí se sale, en palabras de Castoriadis,
a través de la producción de un imaginario radical o instituyente, dando lugar a nuevos
procesos de subjetivación por la única vía posible: la de las prácticas, la de la articula-
ción. Articular lo desarticulado, desarticular lo cristalizado tanto en el plano discursivo (y
principalmente de los enunciados, como en el extra discursivo, de las visibilidades, de
las percicibilidades.

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Cuanta más experiencia clínica vamos desarrollando, gracias a la confianza de
los adultos mayores que nos consultan y nos formulan sus problemas, y a los compa-
ñeros que nos “soportan” en los equipos por los que transitamos, más convencidos
estamos de algo que ya empezamos a avizorar hace unos años: Las especificidades del
trabajo clínico con adultos mayores no son muchas, y la principal es la capacidad crítica
de los profesionales para abordar la eficacia simbólica del imaginario social instituido,
el carácter preformativo de los discursos sobre la vejez. La mayoría de las situaciones
clínicas que debemos abordar se relacionan en algún nivel con cierta producción de
realidad a partir de este imaginario hecho acto o narrativa.
Un ejemplo de ello es el fenómeno de la identidad unívoca (“yo siempre he sido el
mismo y no voy a cambiar”), señalado por Graciela Zarebski (2005) como un claro factor
de riesgo psicológico en el envejecimiento. Es claro que las narrativas en las que se
sostiene esta producción de una identidad unívoca se vinculan a lo aludido en cuanto a
la atribución de esencialidad como una de las características del imaginario social. Sólo
para ilustrar la relevancia que esto tiene, tengamos en cuenta que hemos podido deter-
minar (Berriel y Pérez, 2007) que entre los elementos de lo que desde algunos enfoques
se denomina “personalidad premórbida” en los casos de enfermedad de Alzheimer, tie-
nen una importante presencia tanto la visión negativa del envejecimiento y la vejez como
la presencia de características propias de una identidad unívoca.
Por ello, la práctica clínica, tal como la entendemos ha de posibilitar hacer visible
la contingencia que nos define, es decir, nuestro modo concreto de existencia, situado,
, no necesario, no natural, no esencial. Y debe dar lugar a la incorporación de novedad,
tal que subvierta un orden dado y se proponga fijar otros.
¿Está la Psicogerontología en condiciones de plantearse esta apuesta y, de este
modo, realizar aportes sustantivos a un imaginario ya no sólo emergente, sino radical,
instituyente del envejecimiento? Creemos que sí.

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Foucault, M. (1989): Vigilar y Castigar. Bs. As.: Siglo XXI.
Marí, E. (1993): Lecturas y usos de Castoriadis. Zona Erógena, 15, IV. Pp. 14 – 15.
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ción, Bs. As.: Universidad Maimónides Científica y Literaria.

— 68 —
Capítulo 2

Envejecimiento y
subjetividad

Produccion y Representacion Social del Envejecimiento.

Transformacion Social y Perspectiva Intergeneracional

Mediana Edad y Envejecimiento

Genero y Generaciones en la produccion del envejecimiento

Proyecto de Vida y envejecimiento

Cuerpo y envejecimiento

Dimension Subjetiva del Envejecimiento en Contextos de Exclusion


Produccion y Representacion Social del Envejecimiento

La producción social del envejecimiento:


la perspectiva biográfica

Maria de las Mercedes Ruiz

A) Introducción
1. El uso de la metodología cualitativa.
Quisiera iniciar estas páginas con algunas consideraciones vinculadas con el mé-
todo, las relaciones sujeto-objeto de estudio, las prácticas de los sujetos, el énfasis del
nivel socio-simbólico en la construcción social de la realidad, en tanto espacio constitui-
do por unas tramas no completamente determinadas.
Prefiero pensar en términos de unas culturas cualitativas, en tanto vienen produ-
ciendo un nuevo espacio de la investigación en las Ciencias Sociales, donde no sólo hay
una renovación del aparato conceptual y metodológico, sino también una reorientación
de los procedimientos de observación, dejando de lado restricciones como el principio
de objetividad y neutralidad axiológica.
Podríamos mencionar entre dichas culturas metodológicas de la investigación cua-
litativa a: la Fenomenología, la Hermenéutica, la Etnografía y la Investigación-acción.
La hermenéutica, como teoría de la interpretación, es de uso relativamente re-
cientemente en las Ciencias Sociales. La lógica y las metodologías de las Ciencias
Sociales, tienen que ver básicamente con la inteligibilidad de la acción humana y para
captar por qué los seres humanos actúan como lo hacen, debemos comprender el signi-
ficado de su actividad. Quiero decir, comprender en tanto que captar, porque los actores
siguen haciendo aquello que hacen. No se trata de un análisis causal, sino una orienta-
ción interpretativa o hermenéutica.
Es interesante utilizar esta herramienta para un análisis interpretativo y examinar
el porqué de cada una de las opiniones, creencias, comentarios y saberes que aparecen
en forma de enunciados en diferentes sujetos de la enunciación. El proceso de mediati-
zación ha posibilitado que lo “vívido”, se transforme en una mercancía de uso corriente
y quien ha producido los testimonios de lo vivido, ha sido la entrevista, mediante el uso
de la técnica de la grabación. Escuchamos la vida de la gente. Se percibe un retorno
biográfico, el sujeto insiste en relatar-se, narrar-se.
A los propósitos del presente trabajo, utilizo la entrevista de historia oral me-
diante la que intento recuperar la experiencia vivida y la percepción que la entrevistada

 Universidad Nacional de Santiago del Estero. IRGE. CICYT. Argentina.


mekyruiz@unse.edu.ar

— 71 —
tiene del entorno del que forma parte, de aquellas prácticas pasadas y presente que
configuran permanentes aprendizajes y la forma como produce su proyecto vital.
Desde esta posición se reivindica lo autobiográfico, el relato del quehacer per-
sonal como método extraño a cualquier esquema hipótesis-verificación. Esta modalidad
propone tratar al hombre ordinario no ya como un objeto a observar y medir, sino como un
“informante”, y por definición, como un informante mejor calificado que quien lo interroga.
Uno de los aspectos que quisiera destacar respecto del procedimiento biográfico
se refiere al proceso interactivo del investigador con el sujeto. El investigador está radi-
calmente implicado con el sujeto de la investigación. En consecuencia, se produce un
proceso de retroalimentación circular que, lejos de resultar pasivo, va a modificar conti-
nuamente tanto el comportamiento del sujeto, como el del investigador, transformando
cualquier presunción de conocimiento objetivo en algo simplemente imposible.
La interacción da lugar a una serie de mediaciones que surgen en el relato, dando
cuenta del sí (self) y la percepción de sí, del que narra y de lo narrado, donde todo presu-
me la existencia de unos significados en permanentes acuerdos y tensiones entre ellos
y en donde todo vale: los lapsos, los interrogantes, los silencios, los gestos, el lenguaje
facial, corporal, como el uso de las reiteraciones.
El enfoque o la perspectiva biográfica, es ante todo una elección ideológica del
investigador que valoriza la subjetividad, el lenguaje, la evocación y las formas de con-
tar. Aquí la subjetividad no es una determinación exterior, sino que refiere a la naturaleza
misma del sujeto. Se refiere a cómo el sujeto construye los significados que en gran
parte son el resultado de la relación con el mundo social.
El proyecto en donde inscribe el presente trabajo, amerita todas estas condicio-
nes para su elección.
¿Quién es este sujeto? ¿Qué es lo que hace que nuestro sujeto sea importante
de conocer? En realidad lo que interesa del sujeto, es la manera en que otorga significa-
dos a sus prácticas, (y en cuanto toda práctica es social) a las relaciones que estas su-
ponen. El transcurrir de su vida, le permite descubrir los significados de los significados
recibidos, a la vez que ha llenado los significados recibidos con su propia experiencia
personal, constituyendo de esta manera, una ingeniería de aprendizajes que le permiten
re-significar su vida presente y futura.

2. La micro-historia y la perspectiva biográfica como herramientas.


A partir de las décadas de 1970-80 comienza una revisión crítica de los paradig-
mas en Ciencias Sociales con el propósito de encontrar nuevas maneras de teorizar.
Las contribuciones de la historia oral, una de las herramientas del trabajo antropológico
clásico, irrumpen con nueva fuerza, además de una mayor autoconciencia de sus posi-
bilidades y límites.
Daniel Bertaux, propone el recogido de las historias de vidas no sólo como una
nueva práctica empírica sino como una redefinición paso a paso de la totalidad de las
aproximaciones a la práctica sociológica. Introduce la expresión “perspectiva biográfica”
en lugar del método de los relatos de vida y en tal sentido propone que: “el investigador
que comienza a recoger relatos de vida, creyendo tal vez que utiliza una nueva técnica
de observación dentro de unos marcos conceptuales y epistemológicos inmutables, se

— 72 —
verá paulatinamente llevado a cuestionar, uno tras otro, dichos marcos”. Se trata no de
la simple adopción de una nueva técnica, sino de la construcción progresiva de una nue-
va práctica sociológica que, entre otras cosas, permita reconciliar observación y socio-
análisis. Considero aquí la entrevista como un encuentro entre actores, que narración
mediante, adquiere paulatinamente un fuerte carácter perfomativo en tanto que incorpo-
ra otra/as dimensión/es al encuentro. Me refiero a la construcción de un saber, un enten-
dimiento y de una realidad, a veces compartida. Me interesa entender los significados
que establece el otro sobre los aspectos que previamente se establecen en orden de un
proyecto previo y que por tanto establece un marco para la interpretación. No obstante,
no se puede dejar de considerar que la entrevista aporta un importante plus en orden a
la: construcción de significados comunes, de un entendimiento de las rutinas cotidianas
y del sentido de la propia vida, sobre todo en las edades de los sujetos en cuestión.
La entrevista genera motivos de identificación y ello vincula con la manera como
uno se inventa y reinventa permanentemente, con lo que se es y el vínculo con los de-
más. Sentido de pertenencia y diferenciación al mismo tiempo.
Desearía extenderme más en este tema, pero a los fines de la presentación, no
es el propósito del presente trabajo.
Con el consentimiento de mi entrevistada, decidí utilizar un seudónimo. La expe-
riencia me dicta que dicha elección, no es tan azarosa como pretende. La elección del
sobrenombre a veces cubre o encubre significados que la/el entrevistadora/r asigna al
sujeto entrevistado y con ello, unas representaciones, unos modos de concebir y signi-
ficar, no exentos de prejuicios y preconceptos. Un modo de darle mayor transparencia
a la decisión, fue intercambiar opiniones y acordar con la entrevistada el nombre o el
seudónimo que se empleará en lo sucesivo.
En nuestro caso acordamos el nombre de Margot.
Los diferentes aspectos contemplados en la entrevista (seleccionados previa-
mente en el proyecto marco) constituyen una suerte de ordenador temático y los de-
tallo a continuación: Referencias personales. Historia familiar. Itinerarios de formación.
Escenarios laborales y de vida del presente y futuro. Utilización del tiempo libre.
A continuación iremos deslizando el producto de nuestros encuentros, utilizando
en la escritura el criterio de la sucesión temporal de los mismos. Por otro lado, la des-
cripción de experiencias vividas según ella relata y de los contextos en los cuales
se inscribieron. Esto sería lo que Bertaux, refiere al “relato de prácticas”. Me propongo
establecer una conexión entre datos y referencias objetivas, con las estructuras sub-
jetivas de la entrevistada y la entrevistadora. La idea es tratar de contextualizar sus
prácticas en:
• en 1º lugar, en relación con el ordenador temático arriba propuesto por el pro-
yecto marco,
• en 2º lugar, en relación a datos observados y contrastados en la labor de
campo,
• en 3º lugar, en relación al contexto socio-cultural más amplio, pasado o pre-
sente, según sea necesario.

 BERTAUX D.: “Desde el abordaje de la historia de vida hacia la transformación de la práctica


sociológica”, en La Historia de Vida. Cap. II. S/ref. y en BERTAUX D. (1997) Los relatos de vida.
Natham. París. Francia.
 Bertaux D. (1997) op.cit.

— 73 —
B) Relato biográfico e interpretación del conocimiento producido.
En este apartado se describe todo lo concerniente a los aspectos biográficos pre-
viamente pautados en el proyecto de origen. Concretamente a los indicadores mencio-
nados más arriba. Se genera una “descripción densa” de lo narrado por mi entrevistada,
a tiempo que se introducen aproximaciones de interpretación en el marco de los tres
niveles de contexto arriba propuestos. Dadas las características de esta presentación,
solo se mencionarán algunos rasgos a título de ejemplo.
Margot es una activa mujer de 76 años, la que conocí fortuitamente a causa de
compartir la afinidad por la natación. En sucesivos veranos e inviernos nos encontra-
mos y en nuestros descansos, intercambiamos ideas y opiniones que están más allá de
nuestra pasión por éste deporte.
Es de baja estatura, rubia de ojos claros y de una contextura física típica de
quien practica ese deporte. Alegre, comunicativa e inquieta con frecuencia pregunta y
se pregunta: ¿a vos te parece? Puede sonar a una muletilla, pero las observaciones
efectuadas, parecen indicar que interroga a quienes ella respeta intelectualmente, en
una suerte de condescendencia.
Algo llama la atención en esta mujer: su curiosidad. Exhibe un afán permanente,
casi obsesivo por lo que ella denomina el “conocimiento y el saber”. Pareciera no tener
fronteras las temáticas que abarca. Es una mujer de verborragia, de un dialogar fluido
y enérgico.
Se sentía halagada con poder relatar su vida y es así como facilitó información de:
• Lugares donde vivió y vive. A partir de allí se produjo una historiografía a largo
de su vida, donde se anudan o intersectan los aspectos más relevantes de su
personal y social.
• Ámbito familiar nuclear. Fue miembro de una familia del interior de la provincia
que como muchas, enviaban a sus hijos/as a estudiar a la ciudad capital con el fin
de darles un mejor porvenir. Incluye la narrativa sobre sus padres.
• Su nuevo núcleo familiar. Incluye la adaptación que implicó acomodarse a un
nuevo estilo de vida, pautado por la vida urbana y por su nueva condición civil.
Se une a un hombre separado, en una época que socialmente fue reprobable y el
precio que debió pagara en la vida laboral y social, pasada. Incluye a su pareja y
la hija de ambos.
• Trayectoria escolar. Narrativa acerca como Margot se traslada a esta ciudad,
inicia el itinerario escolar, el que transcurre entre un colegio confesional y pos-
teriormente dos laicos, en los que finalmente define su horizonte laboral: el ma-
gisterio. Como muchas para su época, el papel asignado a la educación estuvo
vinculado con proceso de movilidad social y estrategias familiares garantizaran a
las hijas un pasar económico más seguro. Todo indica que significó un “ascenso
de categoría” tal como lo menciona en un tramo de la entrevista.

La cuestión de la movilidad y visibilidad social no fueron un asunto de menor


importancia. Para P. Bourdieu, el sistema escolar produce una división o enclasamiento
según el origen social de los alumnos. El mismo instituye “fronteras sociales análogas a

 Geertz, Clifford (1973-1995) y (1974).

— 74 —
aquellas que separaron a la gran nobleza de la pequeña nobleza, y a ésta de los simples
plebeyos”
Interesa señalar que Margot forja en su discurso, estrechos vínculos entre su
formación académica, laboral y social. Pareciera un triángulo que en el pasado como
en el presente, organiza y constituye un núcleo relacional básico de experiencias de
aprendizaje que sostienen un formato de vida y de convivencia. Sería interesante en un
estudio posterior, poder contrastar opiniones y experiencias con el resto de los que la
acompañaron su trayectoria.
Trayectoria escolar y laboral conforman una estrecha relación que deja profun-
das huellas en su vida presente, en el modo de entenderla y en la manera de continuar
proyectando su futuro.
Quiero remarcar el fuerte carácter vinculante que tienen las actividades que des-
pliega con el proceso de aprendizaje, con el tono experiencial que reviste y abarca a
toda su persona. Estas prácticas que desarrolla, implica mucho más que las destrezas
intelectuales y manuales. Están indicando un compromiso del orden de la vida psico-
emocional y social. Aspectos de la vida vinculados con la autoestima, la autocompren-
sión, el sentido de posibilidad, de relacionarse en el mundo y con el mundo, desde las
propias condiciones de posibilidad.
Este carácter experiencial, la torna un sujeto productivo en tanto ejercita en sus
múltiples prácticas, un poder que le es propio. Esta posibilidad es la que le permite crear
y recrear su entorno, insertarse en él, comprometerse, gestar un proyecto, de tal suerte
de darle un sentido a su vida. Estas prácticas, entrañan un potencial productivo que es
operado por el “sentido práctico” y “táctico” de sus acciones y por el ejercicio de un
poder que le es propio, entendido éste en tanto condición de posibilidad.
• Tiempo libre y ocio. Se muestra en éste apartado las actividades que lleva a
cabo en el intento de vivir de un modo más sano su envejecimiento. Se hace
hincapié en temas como la memoria, fuentes motivadoras de actividad intelec-
tual y la capacidad de interesarse como centrales a nivel de la comprensión
del proceso de envejecimiento. En cuanto pertenece a varios grupos, tiene orga-
nizado un día en el mes para el encuentro con cada uno de ellos. Estos grupos
son: compañeros de promoción, dos de natación (de veranos y de inviernos), ex
colegas, el de gym pilates y el familiar. En éste apartado se consideró también la
actividad física y las representaciones que tiene de la misma.

¿Qué hago? Que hago... significa en este momento, mantenerme en movimiento


físico, amo el movimiento físico, si no me muevo... camino, corro… todo el día. Es obse-
sivo… nadar en forma continua... Debe ser... aproximadamente desde mi viudez, hace
catorce años, cuando me preguntaba qué hago?...
Presumo que el movimiento está ligado a la vida y que cada interrogante, repre-
senta un momento de re aprendizaje donde se cuestiona el rumbo a seguir. Redefinir
el mismo, implica experimentar la vejez como una etapa diferente de la vida, plena de
posibilidades. Asimismo implica situarse en el medio de una tensión entre las regulacio-

 Bourdieu Pierre (2003: 110) Capital cultural, escuela y espacio social. Siglo XXI. Editores. Argen-
tina.
 Bourdieu, P: 1991: 40
 De Certeau M.: 1996: 43. Para éste autor, la táctica “es el sentido de la ocasión.”
 Foucault, M: 1983: 47

— 75 —
nes que el tiempo produce en su estado físico y espiritual por una parte, y lo que ella
aporta como protagonista de su tiempo y del uso de sus temporalidades, dando a su vida
el ritmo y la dirección que desea y que vincula con la potencialidad que tienen los sujetos
de convertirse en sus propios artífices.
Su enfoque sobre el envejecimiento, dista bastante de las concepciones domi-
nantes vinculadas con el deterioro y la decadencia, provengan del campo de la vida
cotidiana, como del profesional. En todo caso está haciendo hincapié en poder decidir el
dominio sobre el propio cuerpo y la propia vida; en establecer vínculos de afecto y cariño
de un modo más perdurable. En tanto reconoce las asociaciones socialmente impuestas
respecto del ideal de belleza y juventud, invierte parte de su tiempo en la práctica de
gimnasia y deportes como forma de alcanzar las metas autoimpuestas, vinculadas con
su ideal de vida, en una suerte de carrera contra el cuerpo que envejece.

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Bertaux, D.: “Desde el abordaje de la historia de vida hacia la transformación de la práctica socio-
lógica”, en La Historia de Vida. Cap. II. S/ref.
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BOURDIEU, Pierre (1985): ¿Que significa hablar? Editorial Akal. Barcelona
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Bourdieu, Pierre y Wacquant, Loïc (1995): Respuestas. Por una antropología reflexiva. Ed. Grijalbo.
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Motta, Domingo (2006): “Las políticas del tiempo”. En Temporalidades. Díaz Larrañaga Nancy.
Editorial Universidad Nacional de la Plata. 2006.
Ruiz, Maria de las Mercedes (2002): “La Construcción Social de la Escuela Secundaria. Los proce-
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Tesis de Maestría. Trabajo inédito. CICYT. UNSE.
————— (2007a): “La universidad como espacio público. Un lugar para los adultos mayores”.
Trabajo inédito. CICYT. IRGE. UNSE.

 Motta Domingo. 2006. P: 42

— 76 —
Produccion y Representacion Social del Envejecimiento

¿Cómo ven las personas jóvenes y mayores el


envejecimiento?

Mas, C., Medinas, M., Viñas, N. y Cabezuelo, Á.

Resumen
El envejecimiento de la población suscita gran interés y preocupación de cara
al siglo XXI, dado que tiene y tendrá consecuencias en todos los ámbitos de la vida
diaria. Todos estos cambios se reflejan y reflejarán de alguna manera en la percepción
social del envejecimiento. Nuestro objetivo fue estudiar la percepción de la vejez desde
diferentes ángulos en un grupo de jóvenes universitarios (media de edad= 19.14) y en
un grupo de personas mayores participantes en el programa universitario para mayo-
res (media de edad= 62.4). Concretamente, analizamos las diferencias entre grupos de
edad en los siguientes cinco aspectos: visión de la vejez en general, opinión sobre la
visión social de la vejez, visión de la propia vejez, visión de las personas de su edad y
visión de uno mismo/a. Para ello se elaboró un diferencial semántico compuesto por 30
pares de adjetivos con un polo positivo y un polo negativo. Los resultados muestran di-
ferencias entre los dos grupos de edad en la visión que tienen de las personas mayores
o de la vejez en general. Estas diferencias van en la línea de que las personas jóvenes
tienen una visión más positiva de las personas mayores que las propias personas ma-
yores, excepto en lo referente a la sexualidad. Ello podría reflejar un cambio en la visión
social de la vejez que las generaciones más jóvenes ya están interiorizando. Además,
ambos grupos coinciden en que la visión social de la vejez es el aspecto con una pun-
tuación más baja.

Palabras clave: percepción social, vejez, personas mayores, personas jóvenes.

Introducción
El envejecimiento de la población es un fenómeno que suscita enorme interés y
preocupación de cara al siglo XXI, dado que tiene y tendrá consecuencias y repercu-
siones en todos los ámbitos de la vida diaria de hombres y mujeres. En la economía, el
envejecimiento de la población afecta y afectará al crecimiento económico, al ahorro,
las inversiones y el consumo, los mercados laborales, las pensiones, los impuestos y la
transferencia de capital y propiedades, así como a la asistencia prestada por una gene-
ración a otra. El envejecimiento de la población seguirá afectando a la salud y la aten-

 Universidad de las Islas Baleares. Palma de Mallorca. España.


carmen.mas@uib.es

— 77 —
ción médica, la composición y organización de la familia, la vivienda y las migraciones.
En el plano político, el envejecimiento de la población despierta interés en los países
desarrollados puesto que incide en el voto y la representación. Todos estos cambios se
reflejan y reflejarán de alguna manera en la visión social del envejecimiento.
La concepción sobre la vejez ha ido cambiando en el transcurso de la historia.
Según la época histórica y el lugar geográfico se atribuyen a la vejez rasgos y valora-
ciones incluso contrapuestos. Hay que decir en primer lugar, que la edad es un concep-
to elástico, difícil de precisar, ya que no se mide simplemente a lo largo de una línea
temporal (Bazo y Maiztegui, 1999). Como señalan Morales, Arias y Molero (2004), las
ciencias sociales se han esforzado por demostrar que muchas de las divisiones que la
sociedad establece entre seres humanos, por ejemplo, en función del sexo y de la raza,
no son tan “naturales” como se tiende a creer. Por eso, hoy se habla más de género que
de sexo, de etnia o etnicidad más que de raza. Esta duplicidad de términos es un reco-
nocimiento del papel de aspectos propiamente sociales, como los aprendizajes o expe-
riencias previas de la persona, frente a la herencia y la dotación biológica. No existe un
término comparable para la edad. Las ciencias sociales no han sido capaces de acuñar
una palabra que pueda cumplir una función similar a la de género y etnia o etnicidad.
No obstante, como señala Vincent (2003) se puede justificar, al menos en principio, el
establecimiento de distinciones entre la edad del calendario, la edad biológica, la edad
social y la edad psicológica.
Los mayores no son una población homogénea y existen muchas formas de en-
vejecer. Al igual que en la mayoría de los países industrializados, la vejez ha dejado de
identificarse en España con la pobreza. Las previsiones indican que las personas ma-
yores del futuro, además de representar un porcentaje importante de nuestra sociedad,
presentarán características muy diferentes a la cohorte generacional actual: gozarán
de mayor nivel de vida, poseerán un nivel cultural claramente superior, serán más par-
ticipativos y tendrán mayor concienciación sobre la vejez y preparación para la misma
(Muñoz, 2002). Pero, aunque cada vez sea más habitual este nuevo perfil de personas
mayores, autónomas, preocupadas por su calidad de vida y que conservan cierto grado
de actividad y creatividad adaptado a su edad, nuestra sociedad mantiene muchos pre-
juicios y estereotipos sobre la vejez. Sigue existiendo la imagen de la vejez como una
carga, lo que favorece actitudes de rechazo hacia el colectivo (Alberdi, 1995).
Los estereotipos actúan a modo de clichés en la comprensión de un fenómeno,
objeto o grupo social. A menudo, además, influyen en la conducta de los grupos juzga-
dos, que tienden a comportarse según dichas predicciones. En el caso de las personas
mayores resulta especialmente interesante acercarse a la visión que otros grupos so-
ciales tienen de ellos, puesto que se encuentran en un proceso de transformación social
importante y las condiciones sociales y comportamentales consideradas apropiadas son
una fuente básica de atribución (Binstock y George, 1990; Fernández Ballesteros, 1992;
Jonson y Slater, 1993). Este proceso de adaptación se enfrenta, además, a una situa-
ción caracterizada por la escasez e inadecuación de modelos: se tienen que aprender
nuevos roles y redefinir qué quiere decir “ser viejo”, ya que nos encontramos ante las
primeras generaciones que deben adoptar unos roles adaptados a las nuevas etapas
del ciclo vital.
En cuanto a la percepción social de la vejez, parece que la sociedad considera a
los mayores sabios, serenos, moderados, pero también está de acuerdo en que el enve-
jecimiento es una combinación de deterioro físico y mental, y que uno de los principales
problemas de este colectivo es la mala imagen. La opinión general de los europeos de

— 78 —
todas las edades es que los medios de comunicación no tratan adecuadamente a las
personas mayores, siendo los porcentajes mayores en Italia, Francia y Bélgica (CCE,
1993). Otros estudios estadounidenses muestran también como el prejuicio hacia las
personas mayores está muy extendido. Por ejemplo, Perdue y Gurtman (1990) encuen-
tran que las personas tienden a retener la información negativa sobre las personas ma-
yores y a descartar la positiva, y que lo contrario ocurre cuando la información a retener
se refiere a jóvenes.
Por último, cabe señalar que, según Marín, Troyano y Vallejo (2001), la percep-
ción social de la vejez que cada uno de nosotros mantiene no es estática, sino que va
modificándose en función de la edad. Según Villar (1996), a medida que la persona
comienza a experimentar en sí misma algunos cambios ligados al proceso de enveje-
cimiento sus percepciones sobre la vejez mejoran, quizá como medio para adaptarse
mejor a dichos cambios.

Método:
Objetivo:
Nos planteamos estudiar la visión de la vejez desde diferentes ángulos en un gru-
po de jóvenes y en un grupo de personas mayores. Concretamente, en este trabajo pre-
sentamos los resultados sobre diferencias en función del grupo de edad en los siguien-
tes aspectos: visión de la vejez en general, opinión sobre la visión social de la vejez,
visión de la propia vejez, visión de las personas de su edad y visión de uno mismo/a.

Participantes:
La muestra estaba formada por 72 personas, divididas en dos grupos en función
de la edad:
- Grupo de jóvenes: estaba formado por 36 estudiantes (31 chicas y 5 chicos) de
primero de Pedagogía de la Universitat de les Illes Balears (UIB), de edades com-
prendidas entre los 18 y los 22 años (M = 19.14; DE = 1.17).
- Grupo de mayores: estaba formado por 36 personas (25 mujeres y 11 hombres),
todas ellas estudiantes del programa universitario para mayores de la UIB. Las
edades oscilaban entre los 51 y los 77 años, con una media de 62.4 (DE = 6.88).
La mayoría estaban jubilados/as o prejubilados/as (61.1%), además de un 19.4%
que se categorizaron como amas de casa, un 11.1% que se mantenía en activo
y un 8.4 que presentaba otras situaciones laborales. En cuanto al estado civil, el
75% estaban casados/as, el 16.7% viudos/as, el 5.6% separados/as o divorcia-
dos/as y el 2.7% solteros/as.

Instrumentos y procedimiento:
Se elaboró un diferencial semántico compuesto por 30 pares de adjetivos (ver
anexo). Los/las participantes debían señalar la puntuación en una escala de 7 puntos
según el extremo al que creían que se acercaba la visión u opinión que tenían sobre
el concepto de que se trataba. Los conceptos sobre los que debían opinar fueron los
siguientes:
- visión de la vejez (“¿cómo ve usted la vejez o a las personas mayores en general?”),
- visión social de la vejez (“¿cómo cree usted que ve la vejez la sociedad en general?”),
- mi vejez (“¿cómo ve o imagina su propia vejez?”),

— 79 —
- las personas de mi edad (“¿cómo ve a las personas de su edad, por ejemplo, a
sus compañeros/as de clase?”) y
- yo mismo (“¿cómo se ve a sí mismo/a?”).

Cada par de adjetivos tenía un polo positivo y uno negativo. A la hora de presentar
los adjetivos a los/las participantes, 17 de los pares de adjetivos tenían el polo positivo
situado en la columna de la izquierda y 13 el polo negativo. Para el análisis de los datos
se llevó a cabo una recodificación de las variables, de manera que en todos los casos,
el polo negativo queda situado en la columna izquierda (puntuación más baja) y el polo
positivo en la derecha (puntuación más alta) (así se muestran en el anexo). Una vez
recodificadas las puntuaciones en los pares de adjetivos, se calculó el sumatorio para
cada uno de los conceptos evaluados, de manera que una alta puntuación indica una vi-
sión positiva y una baja puntuación una visión más negativa del concepto en cuestión.

Resultados
Se llevó a cabo un análisis por vía no paramétrica mediante el estadístico U de
Mann-Whitney para el estudio de las diferencias entre ambos grupos de edad en la
suma calculada para cada uno de los conceptos.

SUMA SUMA “VISIÓN SUMA SUMA “LAS


SUMA “YO
“LA VE- SOCIAL DE LA “MI VE- PERSONAS
MISMO/A”
JEZ” VEJEZ” JEZ” DE MI EDAD”
U de Mann-Whitney 319.500 631.000 645.500 543.000 604.500
Z -3.701 -.192 -.028 -1.183 -.490
Sig. asintót. (bila-
<.001 .848 .978 .237 .624
teral)
Media jóvenes 137.89 106.42 146.75 151.08 151.11
Media mayores 121.56 105.67 147.00 149.03 150.28
Tabla 1. Diferencias en función del grupo de edad en la puntuación global en cada concepto y
estadísticos descriptivos para cada uno.

Como puede verse, sólo se producen diferencias significativas entre ambos gru-
pos de edad en la visión de la vejez en general, siendo ésta más positiva en el caso del
grupo de personas jóvenes (M = 137.89; DE = 16.78) que en el de personas mayores
(M = 121.56; DE = 19.2).
Cabe resaltar, sólo a nivel descriptivo y aunque no es el objetivo principal de los
datos presentados en este trabajo, que se puede observar que ambos grupos coinciden
en puntuar mucho más bajo que los demás conceptos la visión social de la vejez. Es
decir, tanto personas jóvenes como mayores perciben la visión social de la vejez como
el aspecto más negativo.
A continuación pasamos a estudiar los resultados obtenidos para cada par de ad-
jetivos en el concepto “la vejez”, al ser en este concepto en el que hallamos diferencias
significativas entre los grupos. Se aplicó la prueba U de Mann-Whitney, obteniéndose
diferencias significativas en 19 de los pares de adjetivos. En las tablas siguientes se
presentan las medias y desviaciones estándar para cada uno de los grupos en los pares
en los que se han hallado diferencias significativas. Se indica con * los casos en los que
la significación estadística es menor que 0.05 y con ** los casos en que es menor que
0.001:

— 80 —
Poco inteligente
Frío- Desagradable Inquieto- Impulsivo- Enfermo
–muy inteli-
GRUPO Adjs: cálido – agradable plácido reflexivo –sano
gente
(V1) * (V2) ** (V3) ** (V4) * (V8) **
(V9) **
jóvenes Media 5.03 4.97 5.31 5.42 3.69 5.53
DE .94 1.28 1.09 1.36 .79 .88
mayo-
Media 4.39 3.64 4.28 4.61 2.92 4.64
res
DE 1.32 1.33 1.39 1.7 1.25 .96
Tabla 2a. Medias para los pares con diferencias significativas.

No
Tenso- Malo- Triste- Miedoso- Indigno Ansioso-
erótico
GRUPO Adjs: relajado bueno alegre atrevido –digno calmado
–erótico
(V10) * (V13) ** (V15) * (V17) ** (V18) ** (V20) *
(V16) *
jóvenes Media 4.97 5.56 4.56 2.56 4.36 5 5.28
DE 1.06 1.08 1.36 1.18 1.15 1.22 1.32
mayo-
Media 4.22 4.53 3.64 3.5 3.33 3.75 4.08
res
DE 1.68 1.25 1.25 1.73 1.33 1.57 1.75
Tabla 2b. Medias para los pares con diferencias significativas.

Problemá-
No amigable Irresponsable Inseguro Antipático Incapaz
tico- no
GRUPO Adjs: –amigable –responsable –seguro –simpático –capaz
problco.
(V21) * (V22) * (V23) * (V28) * (V29) *
(V26) **
jóvenes Media 5.56 5.67 4.86 5.01 5.36 4.78
DE 1.08 1.37 1.46 1.23 1.07 1.31
mayo-
Media 4.61 4.89 3.89 3.56 4.56 4.03
res
DE 1.55 1.69 1.86 1.42 1.58 1.44
Tabla 2c. Medias para los pares con diferencias significativas.

Discusión y conclusiones
A modo de resumen de los resultados podemos decir que las personas del grupo
de jóvenes tienen una visión de las personas mayores como personas más cálidas,
agradables, plácidas, reflexivas, sanas, inteligentes, relajadas, buenas, alegres, atre-
vidas, dignas, calmadas, amigables, responsables, seguras de sí mismas, no proble-
máticas, simpáticas y capaces que las personas del grupo de más edad. Es decir, las
personas jóvenes tienen una visión más positiva de la vejez o de las personas mayores
en general que las propias personas mayores. Hay que señalar que se produce una
excepción en esta tendencia en uno de los ítems: las personas jóvenes consideran a
las personas mayores como poco eróticas, mientras que el grupo de personas mayores
califica este ítem en particular en un punto medio entre no erótico y erótico.
¿Cómo podemos explicar estos resultados? Hemos visto que, según Villar (1996)
sería esperable que las personas mayores presentasen una visión más positiva sobre la

— 81 —
vejez como medio para adaptarse a los cambios que comienzan a experimentar en sí mis-
mas. Nuestros resultados no corroborarían esta idea, aunque, teniendo en cuenta la media
de edad de nuestra muestra de personas mayores (62.4 años), lo que podría estar ocurrien-
do es que los integrantes de nuestra muestra no se consideren a sí mismos como “personas
mayores” y se resistan a identificarse con el dicho grupo, ya que, como hemos visto anterior-
mente, su papel en la sociedad está desvalorizado, constituyendo el grupo de edad menos
apreciado socialmente (Bazo 1990, 1992b; Centro de Investigaciones de la Realidad Social,
1992c).Esta falta de identificación con el grupo de “personas mayores” podría considerarse
un mecanismo adaptativo ante esta visión social negativa de su condición..
También podrían estar reflejándose en los resultados los efectos de la diferencia ge-
neracional y de los cambios producidos en la visión que se tiene de las personas mayores.
Los estereotipos sobre mayores están cambiando y la generación más joven ya lo está inte-
riorizando. En cambio, los mayores, al pertenecer a una generación en la que se ha tenido
una visión negativa de la vejez, aún la perciben de manera más negativa. Aunque hay que
destacar que, en algunos aspectos, como en el ámbito de la sexualidad, la generación más
joven sigue manteniendo los estereotipos negativos sobre el tema. Sea como fuere, nues-
tros resultados son alentadores, en el sentido de que muestran que se están produciendo
cambios en la percepción social del envejecimiento, aunque, como hemos visto, se sigue
percibiendo que la imagen social de la vejez es el aspecto más negativo.

Referencias bibliográficas
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Sociales.
Bazo, M. T. (1990): La sociedad anciana. Madrid: CIS.
————— (1992): La vejez como construcción cultural. Revista de Gerontología, 4, 237-242.
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sociedad: una perspectiva internacional. Madrid: Editorial Médica Panamericana.
Binstock, R. H. y George, L. (1990): Handbook of aging and the social sciences. San Diego: Aca-
demic Press.
Centro de Investigaciones sobre la realidad social (1992): La realidad social en España, 1990-91.
Madrid: CIRES.
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Fernández Ballesteros, R. (1992): Mitos y realidades sobre la vejez y la salud. Madrid: Fundación
Caja Madrid.
Johnson, J. y Slater, R. (1993): Ageing and Later Life. Londres: Sage.
Marín, M., Troyano, Y. y Vallejo, A. (2001): Percepción social de la vejez. Revista Multidisciplinar
de Gerontología, 11 (2), 88-90.
Morales, J. F., Arias, A. V. y Molero, F. (2004): Aspectos sociológicos y psicosociales del envejeci-
meitno. En S. Ballesteros (ed. y coord.), Gerontología: un saber multidisciplinar. Madrid: Ed.
Universitas S.A. (UNED).
Muñoz, J. (2002): Psicología del envejecimiento. Madrid: Pirámide.
Perdue, C.W. y Gurtman, M.B. (1990): Evidence for the automaticity of ageism. Journal of Experi-
mental and Social Psychology, 26, 199-216.
Villar, F. (1996): Actitudes hacia el envejecimiento: Evaluación y relación con la edad. Revista de
Gerontología, 6, 199-202.
Vincent, J. (2003): Old Age. Londres: Routledge.

— 82 —
Anexo
1 frío 1 2 3 4 5 6 7 cálido

2 desagradable 1 2 3 4 5 6 7 agradable

3 inquieto 1 2 3 4 5 6 7 plácido

4 impulsivo 1 2 3 4 5 6 7 reflexivo

5 tímido 1 2 3 4 5 6 7 asertivo

6 pasivo 1 2 3 4 5 6 7 activo

7 feo 1 2 3 4 5 6 7 atractivo

8 enfermo 1 2 3 4 5 6 7 sano

9 poco inteligente 1 2 3 4 5 6 7 muy inteligente

10 tenso 1 2 3 4 5 6 7 relajado

11 débil 1 2 3 4 5 6 7 fuerte

12 repulsivo 1 2 3 4 5 6 7 seductor

13 malo 1 2 3 4 5 6 7 bueno

14 lánguido 1 2 3 4 5 6 7 animado

15 triste 1 2 3 4 5 6 7 alegre

16 no erótico 1 2 3 4 5 6 7 erótico

17 miedoso 1 2 3 4 5 6 7 atrevido

18 indigno 1 2 3 4 5 6 7 digno

19 indeciso 1 2 3 4 5 6 7 decidido

20 ansioso 1 2 3 4 5 6 7 calmado

21 no amigable 1 2 3 4 5 6 7 amigable

22 irresponsable 1 2 3 4 5 6 7 responsable

23 inseguro 1 2 3 4 5 6 7 seguro de sí mismo

24 excitante 1 2 3 4 5 6 7 aburrido

25 en declive 1 2 3 4 5 6 7 en crecimiento

26 problemático 1 2 3 4 5 6 7 no problemático

27 dependiente 1 2 3 4 5 6 7 independiente

28 antipático 1 2 3 4 5 6 7 simpático

29 incapaz 1 2 3 4 5 6 7 capaz

30 rígido 1 2 3 4 5 6 7 flexible

— 83 —
Produccion y Representacion Social del Envejecimiento

Vieja vida vivida: la edad en perspectiva


Mariana Paredes

Resumen
¿Qué es ser viejo? Esta pregunta puede tener distintas respuestas según su for-
mulación en tiempos históricos y contextos geográficos distintos. La extensión de la vida
humana es una tendencia mundial así como lo es el envejecimiento poblacional. Este
proceso tiene su correlato no sólo en el aumento proporcional de la población vieja sino
también en el descenso correlativo de la población joven. A modo de ejemplo y según
las proyecciones demográficas en el año 2040 en Uruguay, los menores de 15 años
serán en Uruguay el mismo porcentaje de población que los mayores de 65 años. Esto
supone una serie de desafíos en lo que a equidad intergeneracional refiere. La relación
entre viejos y jóvenes no es la misma en función de la proporción que cada grupo etáreo
tiene en la población. Lo que pretende este trabajo es ubicar, a nivel regional y mundial,
la situación de Uruguay en relación al envejecimiento poblacional y lo que esto significa
para definir la vejez en términos relativos. Los números no definen sentido, ni lo propor-
cionan, pero si pueden ayudar a contextualizar la percepción subjetiva que cada quien
puede tener de su vida. ¿Cuánto más queda por vivir cuando se llega a los 60 años?
¿Cuántos serán los que hoy son jóvenes cuando sean parte de la población vieja? ¿Se
es viejo cuándo hay más viejos? Los desafíos que supone el alargamiento de la vida tie-
nen efectos distintos en las generaciones que sucesivamente vayan llegando a la vejez.
También vivirán de manera diferente hombres y mujeres su vejez: las mujeres viven más
que los hombres y por lo pronto feminizan el proceso de envejecimiento. Tanto desde
la perspectiva de equidad intergeneracional como de equidad de género este trabajo
pretende apuntar reflexiones sobre la base de determinados ejes que ayudan a pensar
la cuestión de la edad.

Palabras clave: vejez, edad, generaciones, estructura de edades.

 Programa de Población - Facultad de Ciencias Sociales. Universidad de la República (Montevideo,


Uruguay).
mparedes@fcs.edu.uy

— 84 —
Mourir cela n’est rien
Mourir la belle affaire
Mais vieillir... ô vieillir!

Jaques Brel, Vieillir

¿Hasta cuándo se vive?


Los límites de la vida y la extensión de la vejez
En el año 1711 en Inglaterra cuando una persona nacía era de esperar que viviera
unos 36 años. Un siglo después esta cifra había aumentado 1 o 2 años pero dos siglos
después la diferencia alcanzaba a 12 años. Entre uno y otro punto del tiempo, tuvo lugar
el proceso que los demógrafos suelen denominar transición demográfica, por el cual los
indicadores relativos a la fecundidad y a la mortalidad pasan de niveles altos a niveles
bajos. Esto quiere decir, por un lado, que nace menos gente pero también que la gente
se muere menos y sobretodo que tiene más años de vida por vivir.
En el último medio siglo, entre 1950 y 2005 aproximadamente, la esperanza de
vida de la población mundial aumentó 20 años y aumentará otros 9 años en similar lapso
de tiempo. En el año 2050 lo que probablemente suceda es que cuando una persona
nace le queden por vivir 75 años si tomamos como referencia la población mundial toda.
En las regiones más desarrolladas la cifra alcanzará a 80 años y será de 70 años en
las zonas menos desarrolladas. Paralelamente, y como consecuencia de este proceso,
también aumenta la proporción de personas que vive la vejez. En el mundo los mayores
de 60 años alcanzaban a ser un 8% de la población mundial en el año 1950 y un siglo
después esta cifra aumentará al 22% por lo que habrá 2.000 millones de personas viejas
en el planeta en cuatro décadas.
Haciendo uso de la historia se puede afirmar que estamos en una era “protagóni-
ca” en lo que a transformaciones en la extensión de la vida refiere. En efecto en ningún
otro momento de la historia las poblaciones han estado tan envejecidas como ahora. Y
en ningún otro momento los cambios en la proporción de los diferentes grupos etáreos
en la población han sido de tal magnitud. Este fenómeno ha llevado a dividir la historia
de las poblaciones en relación con su estructura de edades en un Antes y un Después.
El siglo que acabamos de finalizar es, efectivamente, el momento en que ocurre una
transformación radical en relación a este tópico. A modo de ejemplo, en tanto que la ex-
pectativa de vida pasa de 50 a 80 años en países como Inglaterra, Suiza y Francia entre
1900 y 1990 aproximadamente, la proporción de personas mayores de 60 años se verá
acentuada paulatinamente pero con mayor intensidad a partir de 1950 pasando de 10%
a 20% en los mismos países.
En catorce siglos de historia no se experimenta un cambio de tal magnitud y no
existe otro cambio comparable de similares características. Si bien esta referencia se
realizaq en relación al mundo occidental (básicamente a países de Europa, Estados
Unidos y Japón) este fenómeno sigue apareciendo como único en la historia. En función
de las tendencias demográficas propias de una transición demográfica finalizada en
casi todas las partes del mundo es altamente probable que este fenómeno alcance una

 La demografía histórica –y en particular Peter Laslett (1995) denomina a este cambio “The secular
shift in aging”

— 85 —
magnitud universal. Como tal traerá aparejado, no sólo una forma diferente de entender
la vida, sino también un corrimiento de las fronteras de las diferentes edades y etapas,
así como la longitud de la vida misma.
Es en este sentido que se hace necesario reconsiderar las etapas de la vida tal
como están planteadas tradicionalmente: infancia, juventud, adultez y vejez. El sentido,
la construcción y la experiencia de la vejez no se plantea de la misma manera cuando se
vive en cinco o diez años que en veinte o en veinticinco. También es necesario plantear-
se estas cuestiones a nivel social. Estamos viviendo un mundo enteramente diferente
en lo que a longitud de la vida y experiencia de vivir refiere que el que vivieron nuestros
ancestros, tanto como individuos como colectividad social.

¿Qué es ser viejo?


Varias son las dualidades, dicotomías y oposiciones que disocian juventud y ve-
jez como realidades contrapuestas. La productividad, la actividad, la sanidad, la utilidad
son conceptos asociados a la juventud como etapa de la vida y a su culminación en la
adultez. La etapa de la vejez se asocia a la pasividad, la inutilidad, la enfermedad. Estas
asociaciones se producen a su vez porque la trayectoria biográfica del individuo cuando
llega a la vejez está marcada por cambios en dos instituciones esenciales de la vida: el
trabajo y la familia. En el ámbito laboral lo que marca el hito de la vejez es el retiro del
mercado de trabajo o la jubilación. Este primer concepto –cuando denominamos pasivos
a los jubilados- empieza a penetra la idea de que quien no está inserto en la vida econó-
micamente activa es necesariamente pasivo, conexión no necesariamente certera.
En el ámbito familiar lo que suele marcar la vejez es el “abuelazgo”, es decir la
presencia de una tercera generación de sucesión en la familia. En efecto, la presencia
de nietos no sólo suele dar sentido a la vida en la vejez -cuestión acentuada en el caso
mujeres por su papel en el cuidado de los nietos- sino que marca esta etapa de la vida.
Tan asociada está la idea de vejez que muchas veces, y en forma coloquial, se suele
llamar abuelos a viejos que ni siquiera lo son.
Sin embargo la vejez está lejos de reducirse a estas dos esferas ni de ser una
etapa pasiva e improductiva de la vida. Muy por el contrario se la podría asociar a una
etapa de plenitud, de creatividad y de realización. Pero esta concepción depende, no
sólo de cambios culturales, sociales y económicos sino también de la cantidad de viejos
que haya en una sociedad y del papel adjudicado a los mismos. Para dar sentido subje-
tivo a la vida al ser viejo, es necesario también que la construcción social que de la vejez
se hace cambie. También la posibilidad de reactivar la vida en la vejez se relaciona con
las oportunidades que el viejo tenga de inserción y desarrollo en la vida social. Y esto se
vincula a la proporción que en una población representan los viejos en número.

¿Se es viejo cuando hay más viejos?


La relación entre viejos y jóvenes
Llegar a la vejez implica muchas veces tener una actitud conservadora y una reti-
cencia al cambio. En la medida en que uno admite los cambios como parte inseparable
de la vida, éstos se constituyen en posibilidad real. Admitir cambios significa resignarse
a cambiar. Pero en un contexto biográfico de mucha vida vivida, cuando se llega a la
vejez la negación a cambiar es fuerte, sobretodo por lo que esto implica en la vinculación
con el propio pasado personal. El envejecimiento implica muchas veces la negación al

— 86 —
cambio, lo cual es en apariencia un rechazo a este proceso aunque en realidad no hace
más que confirmarlo.
Por lo tanto un mayor peso de los viejos en la sociedad puede implicar una ten-
dencia a mantener lo que ya se conoce y a no innovar. En la medida en que los viejos
aumentan también su presencia en el poder, esto puede implicar la consolidación de la
gerontocracia y por lo tanto la disminución del ritmo de cambio en las distintas esferas
de la vida social. Si el aumento de la proporción de viejos implica una paralización de
los cambios, probablemente los jóvenes no hallan lugar como grupo social. Este tipo de
problema se refleja en la posibilidad de convivencia entre varias generaciones y por lo
tanto de equidad intergeneracional.
En el mundo la proporción de viejos en el año 2007 representa al 11% de la pobla-
ción total. Esta cifra asciende a 21% si nos referimos a las regiones más desarrolladas
y desciende al 8% en las menos desarrolladas. La edad mediana alcanza a los 28 años,
lo cual quiere decir que la mitad de la población mundial tiene menos de esa edad y la
otra mitad más. En África la edad mediana es de 13 años y en Europa de 39 años. En
América Latina esta cifra alcanza los 26 años de edad lo cual nos podría llevar a afirma
que la mitad de la población del continente es joven. En efecto, la población mayor de
60 años alcanza al 9%. Pero Uruguay es el país más envejecido de América Latina junto
con Cuba y la edad mediana de su población alcanza a 32 años, menos que en Europa
pero bastante más que el promedio del continente.

Los problemas de la equidad intergeneracional


La proporción de personas viejas alcanza en Uruguay actualmente al 17% de
la población total. Esta proporción superará en el año 2030 el 20% y llegará a 26% 20
años más tarde. Pero el aumento de esta proporción no sería tan alarmante si no fuera
porque a mitad de este período la proporción de viejos va a empezar a superar a pasos
agigantados a la de jóvenes. Como podemos observar en el gráfico en el año 2005 en
Uruguay el grupo etáreo de 15 a 29 años abarca a un 22% de la población total, cifra que
descenderá hasta el 20% en 2030 y a 18% a mediados de este siglo. En ese momento
la proporción de personas mayores de 60 años será bastante superior abarcando a más
de la cuarta parte de la población.

Peso proporcional de los jóvenes y los viejos - Uruguay 2005-2050

Fuente: elaboración propia, con datos de proyecciones demográficas (NNUU; 2007).

— 87 —
Esto implica un desafío a gran escala. No sólo en lo que refiere a la situación de
la vejez -población que en número podrá alcanzar a más del millón de habitantes en el
país y en lo que a calidad de vida que este grupo etáreo demandará específicamente-
sino también en relación a la población toda y a los grupos de edad que en ella se dis-
tribuyen. A partir del año 2040 en el país habrá igual cantidad de niños que de viejos y
esta relación empezará a descender a favor de los últimos. Diez años más tarde, no sólo
habrá más viejos que niños sino también más mujeres que varones entre la población
más vieja.

Proporción de menores de 14 años y mayores de 64 por sexo. Uruguay 2000 y 2050.

Fuente: elaboración propia, con datos de proyecciones demográficas (NNUU; 2007)

Como podemos observar en el gráfico la relación se invierte tanto en el aspecto


de equidad intergeneracional como de equidad genérica incluso tomando a la vejez a
partir de los 65 años y un mayor lapso de diferencia como es medio siglo exacto. En cin-
cuenta años la población uruguaya variará cualitativamente la relación de los extremos
de la escala etárea. Los menores de 14 años descenderán de 26 a 17% en la población
masculina y de 24 a 16% en la femenina. En tanto entre los viejos los varones pasarán
a ser del 11% de la población al 18% pero serán bastante menos que las mujeres ma-
yores de 65 años que alcanzarán al 23% de la población femenina. El envejecimiento
no sólo plantea problemas en lo que a equidad intergeneracional refiere sino también en
relación con la equidad genérica. Para ese entonces el perfil de la población uruguaya
será más similar al del resto del continente de lo que es actualmente. En América Latina
y el Caribe la proporción de mujeres mayores de 65 años será del 20% y la de hombres
del 16% en lo que mediará de este siglo.

Los problemas de la equidad genérica: habrá muchas más viejas.


Las mujeres viven más que los hombres y siempre ha sido así. Nacen poco más
de varones que de mujeres pero la sobrevivencia femenina es superior en todas las eda-

— 88 —
des como se puede observar a través de la evolución de la esperanza de vida al nacer
a lo largo de un siglo.

Esperanza de vida al nacer por sexo. Uruguay 1950-2050

Fuente: elaboración propia a partir de datos del CELADE. Boletín Demográfico Nº 72.

Las mujeres siempre llevan unos 7 años en promedio de diferencia. Por lo tan-
to en el contexto de vida femenino la vida es inevitablemente más larga. Esto genera
grandes desequilibrios por sexo en la población adulta mayor. Actualmente en Uruguay
existen aproximadamente 70 hombres mayores de 60 años cada 100 mujeres pero si
tomamos la población mayor de 80 años esta cifra desciende a 49 varones cada 100
mujeres. Es decir que no sólo hay cada vez más viejos sino que, en la medida en que la
población aumentará en las edades más altas, habrá cada vez más viejas. La proporción
de mujeres mayores de 80 años se duplicará en 40 años pasando a ser el 8% de la po-
blación total; en el caso de los varones, si bien el porcentaje sigue la misma tendencia la
cifra es de la mitad y alcanzará al 5% de la población masculina en el año 2050.

Población adulta mayor por grupos de edad y sexo. Uruguay 2050

Fuente: elaboración propia a partir de datos del CELADE. Boletín Demográfico Nº 72

— 89 —
Como podemos observar en al gráfico a partir de la distribución de los distintos
grupos de edad en la población vieja, la mencionada tendencia se hace más clara. Tanto
en la población femenina como en la masculina el peso de la población mayor de 80
años aumentará cualitativamente y disminuirá correlativamente el peso de la población
sexagenaria que al comenzar el siglo abarcaba aproximadamente la mitad de la pobla-
ción adulta mayor.

Conclusiones
Sin ánimo de abrumar con datos, ni de explayarnos largamente en elucubracio-
nes derivadas y contextualizadas por los números, como conclusión de este breve tra-
bajo podemos afirmar:
- que el envejecimiento es un proceso irreversible en el mundo y se acentuará en
las próximas décadas en la región
- que Uruguay es el país más envejecido de América Latina, y como tal, que man-
tiene los porcentajes más altos de población adulta mayor, fenómeno que se
acentuará en los próximos años
- que este fenómeno afecta a la sociedad toda poniendo en jaque las relaciones
intergeneracionales y el peso de los distintos grupos etáreos de la población
- que el envejecimiento afectará mayormente a la población femenina que a la
masculina, dado que las mujeres seguirán viviendo más y por lo tanto duplicarán
a los hombres en las edades superiores.
- que este fenómeno obliga a replantearse la significación social que atribuimos a
la edad, la extensión de la vida y las etapas de la misma.

Bibliografía utilizada
Alba, Víctor (1992): Historia social de la vejez. Laertes. Barcelona.
Berriel, F.; Paredes, M. y Pérez, R.: “Sedimentos y transformaciones en la construcción psico-
social de la vejez” en Proyecto Género y Generaciones (coord. A. López). UNFPA. 2006.
Ediciones Trilce. Montevideo.
CELADE (2003): Boletín Demográfico. Núm. 72. CEPAL, NNUU. Santiago.
Laslett, P. (1995): “Necessary Knowledge: Age and Aging in the Societies of the Past” in Aging in
the past. Demography, society and old age Kertzer, D and Laslett, P. (eds). University of
California Press
Laslett, P. (1996): A fresh map of life. The emergence of the third age. 2ª ed. London. McMillan.
Lefrançois, Richard (2004): Les nouvelles frontiers de l’âge. Les Presses de l’Université de
Montreal.
United Nations (2007): World Population Ageing 2007. DESA. New York.

— 90 —
Produccion y Representacion Social del Envejecimiento

Economía y sociedad en el envejecimiento


Aromando, Jorge 

Resumen
El resultado del ciclo de vida de los individuos y de la regulación económica lleva a
desequilibrios macroeconómicos inquietantes dentro de la lógica del sistema.
Analizar la posición económica de los ancianos no puede ser resuelta sólo me-
diante el análisis de la distribución de la renta en función de la edad de los sujetos.
No es posible imaginar ninguna estabilidad política o crecimiento económico sin
que el bienestar se extienda a la sociedad en su conjunto, es decir, sin que las cobertu-
ras de salud y las oportunidades sociales sean equitativas.
La economía de la salud integra las teorías económicas, sociales y epidemiológi-
cas a fin de estudiar los mecanismos y factores que determinan y condicionan la produc-
ción, distribución, consumo y financiamiento de los servicios de salud.
Su aplicación práctica, basada en la noción de que las personas de edad deben
recibir la atención necesaria para mantener su salud, está orientada hacia la profundi-
zación del principio de eficiencia y racionalidad en el uso de los fármacos con el consi-
guiente ahorro en los gastos de salud.
La condición implícita de la vejez está determinada por un hecho importante: la
posibilidad de satisfacción es inversamente proporcional al alcance del mercado en la
sociedad, que inevitablemente siempre lleva consigo menor bienestar global para un
sector de la población que, por definición, está excluido de las relaciones de mercado.

Palabras clave: economía, envejecimiento, financiamiento, protección, gobiernos.

 Universidad Nacional de San Martín, Red Desarrollo de Adultos Mayores, Buenos Aires - Argentina.
jaromando@yahoo.com / Jorge.Aromando@unsam.edu.ar / jaromando@arnet.com.ar
Formación académica:
Economista. Universidad de Buenos Aires (Argentina); Master en Gestión Cultural. Universidad de
Barcelona (España); Postgrado en Gerontología. FLACSO (Sede Académica Argentina)
Cargos, funciones y membresías:
Director de la Red para el Desarrollo de Adultos Mayores; Profesor Ordinario Titular de Economía.
Universidad Nacional de San Martin. Par Evaluador de la Comisión Nacional de Evaluación y
Acreditación Universitaria (CONEAU). Miembro del Instituto de Desarrollo Económico y Social; la
Sociedad Argentina de Escritores (SADE); la Sociedad Andaluza de Bioética y la International Union
for Health Promotion and Education (UIPES)
Ha sido asesor del Fondo Financiero de la Cuenca del Plata; del Instituto de Integración de Amé-
rica Latina (INTAL-BID); del Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE) y de la
Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)

— 91 —
Envejecimiento y economía como desafío
El enfoque de la economía positiva, basado en maximizar los beneficios
y en minimizar los costos, modeliza el hecho generalizado de la disminución de
la demanda de recursos humanos generada por el alza de productividad debida
a la introducción masiva de la tecnología moderna. La resultante natural es la
destrucción de puestos de empleo, aumento inexorable de la edad para el cese
de actividad junto con la mayor esperanza de vida de los adultos mayores. Bajo
tal prisma, el resultado del ciclo de vida de los individuos y de la regulación eco-
nómica lleva a desequilibrios macroeconómicos inquietantes dentro de la lógica
del sistema.
Analizar la posición económica de los ancianos en un momento y lugar
determinados es una cuestión compleja que, desde luego, no puede ser resuelta
sólo mediante el análisis de la distribución de la renta en función de la edad de
los sujetos. Los individuos situados en un momento determinado del tiempo en
los distintos grupos de edades son portadores de comportamientos y bagajes
generacionales difíciles de identificar.
Además, la institución de la jubilación interviene de forma decisiva en su
posición económica, con su correlato de abandono de la actividad a cambio de
una renta sustitutiva de sus rentas de activo, o com­pensatoria, ante el riesgo de
carencia de fuente alguna de ingresos.
De cualquier forma, la posición económica de los Adultos Mayores depen-
derá de una compleja combina­ción de factores que interactúan entre sí, constitu-
yendo un entramado difícil de desentrañar.
Estos son: a) elementos externos a las generaciones, como la historia so-
cial, política y económica de las sociedades que van atravesando; b) el efecto de
períodos de crisis económica o de desarrollo; c) el momento en que esos perío-
dos se han vivido y d) elementos inter­nos a las propias generaciones, como su
tamaño y composición
Asimismo deben tenerse en cuenta las características de los sistemas de
protección social de las socieda­des que van atravesando a lo largo del tiempo y
en el momento en que los sujetos alcanzan la vejez.
Hay que tener en cuenta, además, que la vejez no es un compartimiento
estan­co, sino que es un proceso en el que los individuos continúan dialo­gando
con la estructura social en la que están insertos, y también con la estruc­tura eco-
nómica.
Incluso, aunque dependan sólo de las transferencias públicas, es posible
que intenten ahorrar una parte para hacer frente a situaciones imprevistas. Su
vida económi­ca tampoco transcurre de una manera uniforme a lo largo del tiempo
de vejez. Habrá que afrontar gastos inesperados como consecuencia de diversas
circuns­tancias, especialmente las enfermedades; se producirán mermas en los
ingresos derivados de las jubilaciones en caso de viudez, especialmente las mu-
jeres, que los sistemas de pensiones establezcan.

Dinámica económica y social de la población


El mundo está viviendo las últimas etapas de una larga transición demográfica, de
un patrón predominante de alta mortalidad - alta fertilidad a un patrón de baja mortalidad
- baja fertilidad. La mejoría a nivel mundial de la esperanza de vida y los descensos de

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los índices de fertilidad son la razón fundamental del rápido aumento de la edad media
de la población. Las previsiones medias de las variantes sobre el crecimiento de la po-
blación calculan que para el año 2050, el 16% de la futura población mundial de 9.000
millones de personas será mayor de 65 años. Las consecuencias sociales y económicas
de esta transición sobre las proporciones de personas dependientes serán enormes.
De acuerdo con estas mismas previsiones, una de cada cuatro personas de las
zonas más desarrolladas del mundo tendrán más de 65 años en el año 2050, y la propor-
ción en las zonas menos desarrolladas se triplicará hasta alcanzar el 15% en el mismo
período. La población de personas muy mayores, los de más de 79 años, constituye
una proporción relativamente pequeña de la población actual, pero hoy en día es el
segmento de población de crecimiento más rápido. Los países del norte, oeste y sur de
Europa tienen las mayores proporciones de personas muy mayores (casi el 4, 8% de la
población total de Suecia), mientras que China tiene el mayor número total de personas
muy mayores: 10, 5 millones.
La proporción hombre - mujer se reduce significativamente a medida que au-
menta la edad: 55 hombres por cada 100 mujeres entre los octogenarios; 35 hombres
por cada 100 mujeres entre los nonagenarios; y sólo 26 hombres por cada 100 mujeres
entre los centenarios.
Los porcentajes de población de avanzada edad y de las esperanzas de vida
específicas de cada género variarán a lo largo de las próximas décadas tanto en países
desarrollados como en países en vías de desarrollo. China (199 millones), India (108
millones) y la Unión Europea (37 millones) tendrán las mayores poblaciones de perso-
nas de 65 años y más en el año 2010, pero el país con la mayor proporción de hombres
mayores será Japón (el 26% del total de la población masculina), mientras que la Unión
Europea tendrá un 20%.
En los países desarrollados se prevé que el equilibrio será mayor para el año
2025, pero en los países en vías de desarrollo aumentará el desequilibrio, con menos
hombres mayores en relación al número de mujeres. Incluso en el seno de cada país,
la esperanza de vida puede variar considerablemente según la región. Las estructuras
de esperanza de vida para países desarrollados o para países en vías de desarrollo son
ahora bastante diferentes, pero tenderán a parecerse más en el futuro pues la esperan-
za de vida media aumenta a mayor velocidad en los países en vías de desarrollo.
Estas estadísticas de población plantean importantes preguntas sobre la provi-
sión de asistencia sanitaria para estas poblaciones que envejecen en países desarrolla-
dos y en países en vías de desarrollo, y sobre la situación económica de estas mismas
personas. Este reto se ve incrementado por el cambio demográfico de los índices de
fertilidad y de las poblaciones en edad de trabajar. Estos índices y poblaciones están
descendiendo, lo que significa que la ayuda social necesaria para reubicar a un grupo
de edad cambiante puede ser insuficiente.
Una mayor población de personas mayores y dependientes impondrá mayores
exigencias económicas sobre la población trabajadora y los presupuestos estatales.
Éste será el caso especialmente en los países menos desarrollados, los cuales habrán
tenido un período de tiempo mucho menor en el que adaptarse y reubicar a una pobla-
ción de avanzada edad.
Es imposible entender envejecimiento y salud sin una perspectiva de género.
Tanto desde el punto de vista fisiológico como psicosocial, los determinantes de salud a
medida que envejecemos están relacionados con el género. Aunque las mujeres sufren
mayores cargas de morbilidad y discapacidad, los hombres mueren antes. La rapidez

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con la que está envejeciendo la población exige un enfoque acertado sobre temas de
género si se quieren desarrollar planes de acción válidos. Sin embargo el género en el
contexto de la salud se utiliza únicamente con temas relativos a la mujer.

Protección sanitaria. Correlato económico y financiero


La economía tiene como objeto estudiar las elecciones que orientan la asignación
de recursos y la distribución de la riqueza, atendiendo a qué, cómo y para quién producir
bienes y servicios, así como a la necesidad de lograr beneficios máximos con un mínimo
de riesgos económicos y sociales. La salud es un bien escaso cuya obtención y mante-
nimiento exigen trabajo y dinero. Lograrla implica satisfacer necesidades expresadas en
forma de demanda, más el costo de oportunidad que encierra renunciar a otros bienes.
Requiere de una función de producción que combine los recursos de un modo eficiente
a fin de obtener el mayor impacto social, y que sirva de instrumento para alcanzar la
equidad
La investigación enfrenta obstáculos a los que no escapan los estudios en el
campo de la economía de la salud. Estos obstáculos pueden estar relacionados con
factores tales como la falta de un plan de investigaciones, la falta de motivación para los
profesionales y de reconocimiento de esta actividad. Todo ello, sumado a la insuficiente
aplicación y difusión de los resultados obtenidos que limitan el desarrollo de este pro-
ceso. Para ello es necesario adoptar medidas que permitan lograr una continua retroali-
mentación del proceso de investigación como elemento de evaluación.
Se observa en el sector sanitario un creciente interés por la economía de la salud,
prueba de la importancia otorgada a la interrelación objetiva de los conceptos de salud y
economía. No es posible imaginar ninguna estabilidad política o crecimiento económico
sin que el bienestar se extienda a la sociedad en su conjunto, es decir, sin que las cober-
turas de salud y las oportunidades sociales sean iguales para todos.
La introducción del análisis económico en el sector de la salud ha permitido in-
corporar los conceptos de eficiencia y eficacia en la gestión integral de los recursos,
analizar los procesos y los costos de producción y evaluar los resultados obtenidos de
un modo efectivo en función del costo según su impacto no solo sobre la morbilidad y
mortalidad, sino también sobre la calidad de la vida. La economía de la salud integra
las teorías económicas, sociales y epidemiológicas a fin de estudiar los mecanismos y
factores que determinan y condicionan la producción, distribución, consumo y financia-
miento de los servicios de salud.
La evaluación económica de los medicamentos constituye un instrumento de
trabajo útil para aprovechar al máximo los recursos materiales y financieros que se des-
tinan a los servicios de salud. Su aplicación práctica, basada en la noción de que las
personas de edad deben recibir la atención necesaria para mantener su salud, está
orientada hacia la profundización del principio de eficiencia y racionalidad en el uso de
los fármacos con el consiguiente ahorro en los gastos de salud.

Envejecer en una nueva economía


Se sabe que la pobreza y la salud están vinculadas, siendo evidente que los
pobres tienen más problemas de salud. Si se eliminaran las condiciones sanitarias in-
salubres que afectan a los sectores pobres, la productividad de estos mejoraría. En
la medida en que aumente el ingreso, la esperanza de vida también aumentaría y las

— 94 —
tasas de mortalidad infantil se reducirían. Se ha comprobado que no es solo el ingreso
absoluto lo que importa, sino también su distribución en la sociedad, factor que tiene un
profundo impacto sobre los indicadores de salud. Esto que puede parecer una obviedad,
no obstante es relevante: una economía que no puede proporcionar satisfacción a quien
no tiene recursos suficientes o a quienes intervienen en las relaciones de mercado, deja
inevitablemente fuera de la satisfacción a una parte significativa de población como las
personas de edad.
Para disponer de los bienes y servicios que requiere la vida material o social, los
adultos mayores deben disponer de recursos que sólo pueden provenir de dos fuentes:
a) un fondo de recursos ahorrado a lo largo de la vida activa, que en términos eco-
nómicos se denomina un fondo de pensiones por via de capitalización, formado
por aportes que se van capitalizando en la medida que sean invertidos por insti-
tuciones que tratan de obtener rentabilidad y,
b) disfrutar de un ingreso proveniente de un sistema de prestaciones previsionales
de reparto, que consisten que los trabajadores van aportando una parte de sus
salarios a un fondo desde donde se destinan recursos a los trabajadores que ya
están fuera del sistema laboral como jubilados, bajo el supuesto a futuro que los
trabajadores harán lo mismo para que otros agentes económicos se jubilen.

Las prestaciones por la via de la capitalización están sujetas a la inestabilidad


intrínseca del capitalismo, a la situación empresaria y financiera - que absorbe en be-
neficio propio parte del ahorro generado - y además es instrumento poco efectivo para
garantizar el futuro. Por otra parte, sucede que el mantenimiento de un sistema de re-
parto está comprometido por las condiciones económicas generales y las decisiones
dominantes de un momento dado. Es decir que los altos niveles de desempleo implican
menos cotizantes, o si los salarios son bajos llevan consigo una base de cotización re-
ducida. Ambas circunstancias dan lugar a que los recursos del sistema sean cada vez
menores en tanto que los adultos mayores y jubilados sean más numerosos a medida
que transcurre el tiempo.
Por otra parte, la condición implícita de la vejez está determinada por un hecho
importante: se trata de una situación humana que precisa un tipo de servicios y aten-
ción especializados, desde los sanitarios a los de cuidados, ocio, culturales, etc. Puede
decirse que la posibilidad de satisfacción es inversamente proporcional al alcance del
mercado en la sociedad, que inevitablemente siempre lleva consigo menor bienestar
global para un sector de la población que, por definición, está excluido de las relaciones
de mercado

Crisis del modelo vigente


Las sociedades capitalistas, inclusive las menos desarrolladas, son conscientes
del problema y han creado mecanismos en cierta forma efectivos de solidaridad. La
actual sociedad capitalista, en un marco neoliberal, no sólo no ha logrado resolver el
problema, a pesar de que los países más desarrollados han podido alcanzar niveles
sociales avanzados, sino que es peor aún: no puede resolverlo. La condición intrínseca
de la vejez determina que su posibilidad de satisfacción dependa siempre de decisiones
ajenas al mercado, mecanismo sobre el que se pretende hacer descansar las decisiones
sociales y económicas en esta materia.

— 95 —
La satisfacción de las necesidades de las personas mayores no puede depen-
der de la existencia de suficiente beneficio privado. Una de las graves contradicciones
de nuestra época es el discurso neoliberal que ha desmantelado los mecanismos de
protección social para depositar en intereses privados enormes volúmenes de recursos
financieros que estaban bajo control estatal.
El problema de la vejez en la sociedad capitalista no es un problema de cuen-
tas que no se concilian, de déficit o ajustes macroeconómicos. Si la competitividad y
maximización del beneficio son las bases sobre las que basamos nuestras relaciones
sociales, no deberá extrañarnos que quienes no dispongan de recursos necesarios para
la etapa final de sus vidas sean considerados y tratados como material sobrante, como
una carga.

Bibliografía
Del Prete, S. (2000): Economía y salud en tiempos de reformas. Buenos Aires: Editorial Universi-
dad Nacional de La Plata.
Arredondo, A. (1999): Economía de la salud para América Latina: un marco para el análisis y la
acción en sistemas de salud. Lima: Editorial Universidad Nacional Mayor de San Marcos.
Brundtland, G. H.: Seminario “Las enfermedades que causan pobreza”. Presentado en el Foro
Económico Mundial celebrado en Davos, Suiza, el 29 de enero de 2001.
Matus, C. (1987): Política, planificación y gobierno. Washington, D.C.: Organización Panamericana
de la Salud, Instituto Latinoamericano de Planificación Económica y Social.
Drummond, M. F.; O’Brien, B. J.; Stoddard, G. L. y Torrance, G. (1997): Methods for the economic
evaluation of health care programmes. Second edition. London: Oxford University Press.
Vernengo, M. J.: Control oficial de medicamentos. Washington, D. C.: Organización
Panamericana.
Sacristán, J.; Badia, X. y Rovira, J. (1995): Farmacoeconomía: evaluación económica de medica-
mentos. Madrid: Editores Médicos.

— 96 —
Transformacion Social y Perspectiva Intergeneracional

Memoria colectiva: un instrumento social


Teitelman, Fany y Calvo, Mónica

Resumen
La transmisión de generación en generación de costumbres, hechos, leyendas,
creencias ha mantenido “viva” la identidad de los pueblos. El adulto mayor es sin duda
uno de los principales protagonistas en esta cadena de transmisión de saberes, recupe-
rando verdades internalizadas en cada uno como tesoros invalorables.
Rescatar esos relatos implica trascender hechos de vida individuales o sociales,
dando hoy, a la luz de la revisión y resignificación, una validez que los amerita como
testigos de una época y de una comunidad.
En Santa Fe, Argentina, en una institución dedicada a la educación permanente
de los adultos mayores, llamada Proyecto 3, se trabajó en los talleres de “Memoria”,
buscando recuperar hechos del pasado guardados íntimamente en los mayores como
patrimonio de esa sociedad. Estando entre pares, los relatos, reflexiones e investiga-
ciones fueron motivadores de mayor número de recuerdos, comenzando a tomar vida a
través de las palabras o de los escritos.
La recuperación de hechos que se creían olvidados estimuló a los integrantes de
este grupo, adultos mayores cuyas edades están comprendidas entre los 63 y 87 años,
a transmitir este patrimonio a hijos, nietos y conocidos como historias vivas que queda-
rán en las generaciones venideras.

Introducción
La transmisión de generación en generación de costumbres, hechos, sucesos,
leyendas, creencias ha mantenido “viva” la identidad de los pueblos. El adulto mayor es
sin duda uno de los principales protagonistas en esta cadena de transmisión de saberes,
recuperando verdades internalizadas en cada uno como un tesoro invaluable.
Rescatar esos relatos a través de la reflexión, el estudio, la investigación implica
trascender hechos de vida individuales o sociales, dando hoy, a la luz de la revisión y
resignificación, una validez que los amerita como testigos intangibles, en algunos casos,
tangibles en otros, de una época, de un período de la historia, de una comunidad, de un
país, de una identidad.

 PROYECTO 3. Santa Fe, Argentina. Adherido a la RUA –Red de Universidades Abiertas – UNI 3.
fanybteitelman@yahoo.com.ar /
 PROYECTO 3. Santa Fe, Argentina. Adherido a la RUA –Red de Universidades Abiertas – UNI 3.
monicalvo@ciudad.om.ar

— 97 —
No es el contenido el que concede a la memoria su naturaleza individual o co-
lectiva, sino el que sea compartida por una colectividad, el que haya podido ejercer una
influencia sobre el sistema de creencias o actitudes sociales, el que se haya concretado
en un acto, rito, monumento o tradición que sirva de excusa para la comunicación, una
conmemoración capaz de identificar a las personas como pertenecientes a un grupo o a
una colectividad. (Blanco, 1997)

Objetivos
A través de los talleres de “Memoria” buscamos recuperar hechos del pasado que
están guardados en la intimidad de los mayores y que al revivirlo con sus pares vuelven
a tomar vida, estimulándolos luego para que sean transmitidos a hijos, nietos, conocidos
y que queden así como verdaderos patrimonios para las generaciones venideras.
Rescatar los relatos vividos por los propios protagonistas, expresados verbal-
mente o a través del testimonio escrito, pone a la luz sentimientos secretos, vivencias
cargadas de emotividades que han quedado guardadas como improntas de una época,
de un espacio, de una generación, y en algunos casos, como hechos sociales y políticos
que no se quieren volver a repetir.
Al rescatar el pasado del olvido y restituirlo en referente de la identidad comunita-
ria convierte la rememoración en un deber necesario para la afirmación grupal. Se con-
trapone la vivencia y emoción de la memoria colectiva a la fría objetividad de la historia.
(Halbwachs, 1968). La tradición se convierte en leyenda que va pasando de generación
a generación, siglo tras siglo hasta acabar formando parte de la conciencia social. La
leyenda se difunde en la literatura, quedando como parte de las historia de los pueblos.
Frente a esto, la memoria colectiva tiene, como deber de primer orden, el mostrar
a las generaciones venideras hechos gratificantes en el crecimiento socio-cultural, como
así también ciertos acontecimientos dolorosos. Es así que la memoria se yergue contra
el engañoso poder de la historia, la frialdad de sus fechas, el número de sus muertos, la
parafernalia de sus celebraciones, cuando ésta es relatada sólo por los “victoriosos”.
Los recuerdos de los que lo vivieron en primera persona son preciosos, porque
le dan a los hechos un sabor y un significado, los ponen en una óptica humana y les
dan una dimensión que puede escapar a los documentos y a las interpretaciones del
historiador (Oliverio, 2000).
Nuestra inquietud fue compartir con dos grupos de adultos mayores experiencias,
costumbres, anécdotas, personajes, para hacerlos tomar conciencia del rol que cum-
plían como transmisores a las generaciones más jóvenes del lugar. Estas personas, con
un promedio de edad que oscila en los 74 años, concurren semanalmente durante el
ciclo 2007 a una institución dedicada a la educación no formal -Proyecto 3- en Santa Fe,
Argentina, a dos talleres llamados “Memoria Colectiva” y “Juegos para la Memoria”.
Para preservar la propia identidad, se buscó estimular la integración reconocien-
do lo propio y lo ajeno, despertando el sentido de pertenencia, potenciando la real parti-
cipación y facilitando el que ese universo sea vivido como algo de todos y para todos.

Metodología
Se trabajó con una población de 23 adultos mayores, cuyas edades estaban com-
prendidas entre 63 y 87 años, todos de sexo femenino.

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El ámbito de trabajo fueron los dos talleres antes mencionados, los que se reali-
zan semanalmente. Algunas de las personas asisten a ellos este año por primera vez;
otros, en cambio, hace 6 años que concurren. Previamente se efectuaron tareas de moti-
vación, estimulando la comunicación, trabajándose en grupos de distribución aleatoria.
Los temas tratados, que respondieron a la propia inquietud de las participantes,
fueron: costumbres, personajes pintorescos del lugar, medios de transporte, patrimonio
cultural, y hechos políticos.

Resultados
De las actividades realizadas rescatamos algunos recuerdos contados por los
propios protagonistas, que hacen a las características propias de su tiempo y lugar:
Santa Fe, Argentina, entre los año 1920 a 1970 aproximadamente.
La memoria del adulto mayor con sus tiempos, nos conduce del pasado al futuro,
garantiza la continuidad e induce a reflexionar sobre el significado individual y colectivo
de los recuerdos. (Oliverio, 2000).

Primer Tema: ¿Cómo se vestían hace mucho tiempo?


A los varones recién le ponían pantalones largos al llegar a la adolescencia -15
ó 16 años- y las mujeres comenzábamos a usar nuestros primeros “tacos”. (Ramona,
77 años).
En los años 40, el luto era riguroso, todos nos vestíamos de negro, con sombre-
ros con velo que tapaban nuestro rostro. Los hombres usaban el brazalete. (Ana, 67
años).
A la iglesia siempre íbamos de mangas largas y mantilla.Para la escuela siempre
usábamos zapatos y medias tres cuarto, las zapatillas solo eran para las gimnasias.
(Elena, 69 años).
A la playa íbamos con mallas enterizas, al principio con piernita y polleritas.
(Esilda, 78 años)
La formalidad en los señores estaba dada por el riguroso cuello duro y corbata y
las señoras por su trajecito con guantes y medias de nylon con raya. (Noemí, 66 años).

Segundo Tema: ¿Qué recuerda de los medios de movilidad?


Cuando era chica viajábamos en volanta o en sulky en mi pueblo. Me gustaba ir
a la ciudad porque allí estaban los tranvías. (Olga, 78 años)
El mejor paseo de los domingo era ir a dar vueltas en los “mateos” que había en
las plazas. (Iris, 67 años)
Recuerdo que mi padre trabajaba en una farmacia céntrica y nos contaba que iba
a caballo y lo ataba en la puerta. Pensar que hoy allí tenemos la intersección de uno de
los principales bulevares de la ciudad y una avenida, y la legendaria botica se transformó
en un “supermercado de medicamentos”. (Irma, 69 años)
Es increíble como uno se va olvidando de las cosas del pasado, pero al tratar de
recordar vienen a mi memoria el lechero, el verdulero, el panadero, el que vendía las
gallinas vivas –te las degollaba en tu presencia-; todos venían con sus carros a caballo.
(Norma, 68 años)

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Tercer Tema: ¿Cómo eran las costumbres de su lugar?
Lo primero que me viene a la mente es cómo jugábamos: a las rondas (Arroz con
leche, La farolera), a la “payada” con los carozos de damasco; los niños jugaban a las
bolitas, remontaban barriletes hechos por ellos mismos y era “la escondida” nuestro ma-
yor deleite. Las muñecas eran de trapo y los camioncitos de madera ¡ cuantas historias
que encierran estos recuerdos!. (Esmeralda, 63 años).
La ciudades eran completamente distintas, las calles eran de tierra, algunas ado-
quinadas. Los autos todos negros y muy parecidos, en las calles principales estaba el
policía sobre la garita, dirigiendo el transito con su silbato. (Clelia, 72 años).
Recuerdo que a los que fallecían los velaban en sus casas y era un carruaje con
muchos caballos el que lo venía a buscar; también recuerdo que si el que fallecía era un
niño el carruaje con sus caballos eran muy blanco. (Zunilda, 83 años).

Cuarto Tema: ¿Recuerda algún personaje de su ciudad?


El “Doctor” Leoni. Verdaderamente un cocoliche, un payaso, un pobre ser huma-
no cuyos sueños de ser doctor se vieron frustrados por su mente algo enferma. Soñaba
con ser político, radical. Llevaba siempre un banquito que le servía de tarima y en el
centro o en la plaza España se subía y comenzaba a dar peroratas políticas en forma
encendida, atrayendo la atención del público quien mezclaba aplausos con risotadas. Lo
más llamativo de todo era su vestimenta: traje verde escocés, galera alta, una gran flor
y su bastón. (Ana, 87 años).
El “loco” Rafael. Era un hombre inofensivo, vivía en la calle, siempre andaba con
una canasta vendiendo empanadas. Los niños le teníamos mucho miedo, porque decían
que se los robaba. (Esmeralda, 81 años).
El “negro” Arigós, infaltable en los Corsos de los Carnavales; se paseaba en un
carruaje, imbuido en su poderoso papel de rey. Lo seguía por detrás la murga con más-
caras y tambores. Era tan pintoresco el cuadro que, año a año, eran los ganadores
indiscutibles de los magros pesos que repartían entre todos. (Raquel, 65 años).

Quinto Tema: ¿Qué hechos recuerda que formen parte del patrimonio
cultural?
Un amigo de mi papá fue uno de los sobrevivientes del Barco Princesa Mafalda,
que allá por el año 1903 traía mármoles de Carrara para hacer la fachada de la Iglesia
Corazón de Jesús que sería la Catedral Nueva. Como éstos nunca llegaron, la iglesia
quedó con ladrillos vistos como se la ve actualmente. (Olga, 80 años).
“Antes cocinábamos a leña, usábamos braceros para calentarnos y para mante-
ner las cosas frías comprábamos barras de hielo. El vino y el aceite venían sueltos; los
fideos, el azúcar, la yerba te las envolvían en papel con un moñito hecho con el mismo
papel a cada lado. ¡Ah, y siempre te daban la “yapa”! (Zunilda, 83 años).

Sexto Tema: Crónica de hechos histórico-político vividos


Se planteó trabajar sobre temas histórico-político locales al comenzar a ocuparse
sobre Memoria Colectiva. Los integrantes expresaron que preferían no hablar de dichos
temas, ya que eran muy tratados por los medios y les producía mucho dolor. A medida
que fueron saliendo los otros contenidos pudimos volver a plantear la propuesta original
y esto es lo que expresaron.

— 100 —
Corría el año 1955 cuando un golpe militar derrocó al Presidente Perón; yo tenía
13 años y estaba en la escuela cuando nos desobligaron porque se decía que en la
Capital Federal se estaban produciendo ataques aéreos y terrestres contra la casa de
Gobierno. Más que eso no pudimos saber, ya que la “radio a galena” que escuchába-
mos pasaba muy poca información y a los niños nos mandaban a jugar, aislados de la
realidad.” (Ana, 87 años).
En 1963 voté por primera vez ¡ que emoción!. En el año 1966 se produce otro
golpe militar y comienzan los años “negros” para la Argentina, con la aparición de gru-
pos guerrilleros. A partir de allí los hechos se suceden en forma confusa, 3 presidentes
peronistas en 3 años y la aparición clara de grupos antagónicos guerrilla-grupos parapo-
liciales”. (Esmeralda, 63 años).
Un hecho que recuerdo con claridad es la intervención de la Iglesia y los curas
“tercermundistas”; nos motivaban realmente en defensa de la “doctrina social” y aren-
gaban a los jóvenes al trabajo por el prójimo. Lástima que muchos se confundieron”.
(Raquel, 65 años).

A manera de proyección…
Al recuperar estos hechos que se creían olvidados, rearmando historias de una
época compartida, los integrantes de estos grupos se sintieron motivados a valorar lo
vivido y a revalorizarse como protagonistas de su tiempo. Surgió entonces la inquietud
de contar estas vivencias como “patrimonio vivo” a hijos, nietos y conocidos.
Estos recuerdos formaran parte de una dimensión de la memoria autobiográfica
que permite poner en orden los hechos significativos de la vida y “darles sentido”, ayu-
dando al proceso de construcción de la identidad, en el ahora. (Oliverio, 2000).

Conclusiones
Los recuerdos de nuestros antepasados, los valores que les asignamos, nos cons-
truyen y sostienen, determinan nuestro modo de ser en el mundo, así como también el
modo como imaginamos personal y colectivamente el futuro de quienes nos continúan.
A través de la estimulación de la memoria colectiva hemos intentado construir ese
vínculo con el pasado, que sirve de sostén para que las personas revaloren sus propias
experiencias, estimulando su autoestima y participación e intentando facilitar el fortaleci-
miento de las relaciones intergeneracionales.
Recordar, rememorar, bucear en la “memoria colectiva” abren puertas insospe-
chadas en la que “todos” quedamos estrechamente ligados.

Bibliografía
Blanco, A. (1997): Los afluentes del recuerdo: la memoria colectiva. Madrid. Ed. Trotta. Compila-
ción: Ruiz Varga, J. Pág. 83-102.
Halbwachs, M. (1994): Les Cadres Sociaux de la Mémoire París. Ed. Albin Michel. Pág. 38.
Oliverio, A. (2000): El arte de recordar. Madrid. Ed. Alianza. Pág. 200 y 204.

— 101 —
Transformacion Social y Perspectiva Intergeneracional

Curso-taller abordando la vejez: mitos,


realidades, actitudes y sentimientos frente a la
vejez de nuestros padres

Anita Steiger y Sylvia Korotky

Resumen
A partir de la práctica profesional cotidiana se detectan situaciones complejas y
conflictivas entre los integrantes de la familia que experimentan el impacto que genera la
vejez de los padres. Esto afecta fundamentalmente a los hijos adultos, quienes a la vez
transitan por una etapa de desafíos y demandas a muchos niveles. Al mismo tiempo, los
padres están cursando una etapa vital difícil de constantes transformaciones y pérdidas.
Estas diferencias en las situaciones vitales afecta a ambas generaciones de dis-
tinta manera y pueden comprometer la relación y por lo tanto la calidad de vida en la
vejez de los padres. Atendiendo a estas situaciones surge la propuesta “Abordando la
vejez”, una experiencia piloto en el marco del Departamento de Trabajo Social de la
Comunidad Israelita del Uruguay. El objetivo fue brindar un espacio de información, re-

 Comunidad Israelita del Uruguay.


Anita Steiger. Licenciada en Trabajo Social egresada de la Facultad de Ciencias Sociales de la
Universidad de la República y Terapeuta Familiar Sistémica egresada de la escuela de la Asociación
de Terapia Sistémica. Asistente Social en: Comunidad Israelita del Uruguay; Departamento de Becas
de la Embajada de Israel; Escuela No. 31 Complejo Varela. Coordinadora del Programa de “Promo-
ción en Salud” del Instituto Ariel Hebreo Uruguayo En la Comunidad Israelita del Uruguay dirige los
programas Servicio de Auxiliares Gerontológicos (S.A.G.) y Servicio de Asistentes Personal (S.A.P.)
para personas con discapacidad física. Fue creadora y coordinadora del Club Hatikva de adultos ma-
yores. Socia fundadora y prosecretaria del Centro de Estudios e Investigaciones Gerontológicas del
Uruguay (CEIGU). Socia fundadora de la Asociación de Terapeutas Familiares Sistémicas (ATEFAS).
Asesoró técnicamente a hogares residenciales de adultos mayores y fue docente de “Recursos de
la Comunidad” en la Escuela Universitaria de Servicio Social. anita@internet.com.uy
 Comunidad Israelita del Uruguay.
Sylvia Korotky. Licenciada en Psicología - UDELAR (1989). Master en Gerontología Social. Univer-
sidad Autónoma de Madrid - Imserso (2002-2005). Diploma en Educación Universitaria - Universidad
Católica del Uruguay (1998-1999). Integrante del Programa de Gerontología Social de la Facultad
de Ciencias Humanas de la Universidad Católica del Uruguay (1996 a la fecha). Docente de cursos
para adultos mayores del Programa de Gerontología Social de la Facultad de Ciencias Humanas
- Universidad Católica del Uruguay. Ha realizado actividad docente y como conferencista sobre
aspectos psicosociales del envejecimiento en distintas organizaciones e instituciones. Participó en
congresos presentando trabajos sobre temas de gerontología. Coautora del libro: Korotky, S.; Blanc,
L.; Martin, H. “Aportes a la preparación para una vida longeva”. Universidad Católica del Uruguay,
Montevideo, 2003. sylkor11@adinet.com.uy

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flexión, intercambio, orientación y contención a hijos adultos que tienen padres mayores.
La población usuaria del curso era heterogénea en situación socio económica y cultural,
pero muy similar en situación de vida familiar (padres mayores).
• Metodología: charlas participativas sobre temas relevantes de la vejez, alternan-
do con talleres de intercambio que propician la reflexión y el apoyo a partir de la
información recibida y las propias experiencias y vivencias.
• Evaluación: Participaron en forma sostenida veinte personas, 80% de las cuales
manifestaron que la propuesta había tenido gran impacto en su vida (se enfren-
taron a realidades que antes no podían ver o entender), el 73% experimentaron
cambio en sus actitudes y sentimientos frente a sus padres (pudieron verlos, sen-
tirlos y entenderlos con otra óptica), el 93% de los asistentes afirmaron querer
continuar la experiencia, abordando otros temas.
• Conclusión: la propuesta satisfizo los objetivos buscados, por lo cual se plantea
su continuidad en forma anual, generando un espacio anteriormente inexistente y
relevante para la calidad de vida de ambas generaciones involucradas.

Palabras clave: vejez, padres, mitos, realidades.

Introducción
El presente trabajo pretende compartir los resultados de una experiencia piloto
generada en el Departamento de Trabajo Social de la Comunidad Israelita del Uruguay,
realizada entre los meses de mayo y junio de 2007. Está focalizado en el análisis de los
mitos, realidades, sentimientos y actitudes de los hijos adultos que tienen a su cargo a
padres mayores.
Se trata de un abordaje intergeneracional de la vejez, brindando un espacio de re-
flexión para los hijos adultos con dos modalidades de trabajo: 1) instancias informativas
mediante charlas de especialistas sobre temas puntuales y preocupantes para la gene-
ración más joven y 2) talleres de intercambio entre los participantes y la coordinación,
acerca de los temas desarrollados en las charlas.
La experiencia fue propuesta, diseñada, implementada, coordinada y evaluada
por dos profesionales capacitadas en el área de la gerontología, que trabajan en progra-
mas que abordan el tema del envejecimiento y la vejez desde distintos aspectos. A partir
de la práctica profesional cotidiana, se detectaron situaciones complejas y conflictivas
entre los integrantes de la familia -especialmente los hijos adultos- que experimentan un
alto impacto en distintas áreas de su vida al enfrentarse a la tarea de hacerse cargo de
sus padres mayores.
Por otra parte, se constata la carencia -salvo excepciones puntuales- de espacios
grupales o sociales que apoyen a los hijos adultos en esta situación. Este proyecto se
creó con la aspiración de que un espacio de esta naturaleza contribuiría a mejorar la
calidad de vida de ambas generaciones en esta importante etapa del ciclo familiar.

Fundamentación
El aumento de la longevidad humana se traduce en muchos casos en la exis-
tencia de familias de tres o cuatro generaciones, situación que genera muchas veces
dificultades en las relaciones intergeneracionales y problemas en el desempeño de múl-
tiples roles, sobre todo cuando la generación más vieja necesita de la asistencia de las
generaciones más jóvenes.

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Esto afecta fundamentalmente a los hijos adultos, quienes transitan por una etapa
de desafíos y demandas en muchos niveles, debiendo enfrentar las exigencias del tra-
bajo, de la familia (dependiendo de cada caso, pueden tener a la vez padres mayores,
hijos adolescentes, hijos casados y nietos) y de la economía familiar, entre otras. Al
mismo tiempo, los padres mayores están cursando una etapa vital difícil, de constantes
transformaciones y pérdidas.
Si bien la vejez es una construcción personal afectada por factores biológicos, psi-
cológicos, sociales y/o históricos, que puede cursarse en forma normal, patológica o exi-
tosa, en la mayoría de los casos, y sobre todo en edades avanzadas, aparecen distintos
grados de limitaciones que conducen a los hijos adultos a la necesidad de asistir a sus
padres u otros familiares mayores (tíos, suegros, ex suegros, etc.), en distintos aspectos.
La instalación puntual o crónica de situaciones adversas o patológicas en los
niveles funcional orgánico, psicológico, social y económico generan tanto en los hijos
como en los padres sentimientos y actitudes variadas.
La familia y en especial los hijos son en general en nuestra cultura los cuidadores
principales de los adultos mayores en situación de limitación o enfermedad. Cantor en
1983 ha documentado lo que llama un “sistema de soporte jerárquico” en cuanto a la
asunción de esta responsabilidad, que comienza con los familiares más cercanos como
cuidadores principales: el esposo o esposa, luego los hijos adultos (mayormente las
hijas), y puede alcanzar círculos de redes sociales más amplios como parientes lejanos,
vecinos y institucional estatal o privada (citado en Schaie y Willis, 1991). Los cuidados
más frecuentes que brindan los hijos adultos consisten en soporte emocional, servicios
como compras, trámites, transporte, acompañamiento en el cuidado de la salud.
En situaciones de patologías o limitaciones mayores, pueden hacerse cargo de
cuidados en la vida cotidiana, tales como higiene, alimentación, medicación, apoyo eco-
nómico, etc. Satisfacer estas necesidades de los padres mayores puede agotar los re-
cursos emocionales de los hijos, ya que dicha situación, con la inversión de roles que
provoca genera emociones y conflictos internos debido a la preocupación por la salud y
seguridad de sus padres.
También experimentan limitaciones prácticas en su vida cotidiana: deben ocupar
tiempo en estas actividades, que restringen el tiempo libre del que disponen, dificultad
para tomarse vacaciones y conflictos con las demandas de sus restantes roles como pa-
dres, abuelos, amigos/as, trabajadores, entre otras. La dificultad en aceptar los cambios
que produce el envejecimiento de los padres y el sentirse demandados y sobrecarga-
dos, generalmente conllevan sentimientos de rabia, impotencia, culpa y angustia, que
expresados directa o indirectamente comprometen la calidad de la relación.
Por otra parte, …“en condiciones similares, cada familia manifiesta un estilo propio
de interrelación con sus padres mayores.” (Zingman, 2003). Aunque perfectamente visible
en la práctica cotidiana, dicha autora clasifica las distintas actitudes en cuatro grupos:
1) Familias que son sensibles a las necesidades de sus mayores, brindándole los
cuidados necesarios, con una actitud de respeto y protección, a la vez que dán-
dole aliento para hacer lo que pueden y desean.
2) Familias que los tratan como imposibilitado o inepto y lo sobreprotegen, anulando
así la posibilidad de activar sus recursos potenciales y su resiliencia. (Staudinger,
Marsiske, Baltes, 1995).
3) Familias que son abandónicas y/o insensibles a las dificultades de sus mayores,
excluyéndolos. En estos casos, más frecuentes de lo que se piensa, la actitud se
justifica en base a una mala relación paternal-filial anterior. Sin embargo, la expe-

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riencia muestra que la relación anterior no siempre predice la respuesta del hijo a
la vejez de su padre o madre. Hay casos en que uno o todos los hijos abandonan
al padre o madre hasta su muerte y casos en que a pesar de las dificultades an-
teriores el hijo o hija pueden asumir la tarea de cuidador.
4) Familias que niegan o minimizan las limitaciones naturales de la vejez, exigiéndoles
a los mayores la asunción de roles o tareas inadecuadas o iatrogénicas.

Por otra parte, los adultos mayores pueden sentirse desplazados, ignorados, in-
comprendidos, sobreprotegidos o abandonados por sus hijos y/o nietos. La dificultad de
compartir con los hijos adultos los sentimientos, vivencias y proyectos de vida, los mar-
gina de poder cursar una vejez más digna, independiente y constructiva. Schaie y Willis
(op.citp.) sostienen que “parecería haber una discrepancia entre las expectativas de las
personas mayores en relación a la asistencia que esperan de sus hijos y lo que los hijos
adultos sienten que deberían brindar a sus padres mayores”.
El desconocimiento de recursos sociales disponibles (clubes, actividades cultu-
rales, programas de intercambio entre pares e intergeneracionales, voluntariado, etc.)
se constituye en una limitante que no solamente conduce al aislamiento, sino también a
la disminución progresiva de la autoestima, todo lo cual aumenta la demanda del adulto
mayor sobre su familia.
La falta de espacios de intercambio, información, reflexión y contención y orientación para
los hijos, limita la elaboración de las dificultades que suelen surgir con mucha frecuencia.
Atendiendo estas situaciones vinculares para un abordaje integrado, es que sur-
ge la propuesta de este curso-taller, pensada para hijos adultos que tienen a su cargo a
padres y/o otros familiares mayores.

Objetivos
Generar un espacio de información, reflexión, intercambio, orientación y conten-
ción a hijos adultos que tienen padres mayores a su cargo. Propiciar otra mirada de las
actitudes y demandas de los padres, apuntando a otro ángulo de aceptación.
Nos referimos a las situaciones más frecuentemente generadoras de conflictos
en la relación intergeneracional:
• Padres que aún cursando una vejez normal, manifiestan distintos grados de de-
pendencia y lo expresan con variado nivel de demanda a sus hijos.
• Padres cursando una vejez patológica lo cual incluye la posible situación de insti-
tucionalización, frecuentemente temida y/o rechazada por una o ambas partes.
• Padres cursando una enfermedad terminal, que provoca muchas veces no solo tris-
teza y desgaste, sino mecanismos defensivos de negación, de enojo, de autocues-
tionamiento, sumados a la sensación de culpa por no poder cambiar la situación.

Siendo la muerte un tema tabú en la sociedad, la mayoría de las personas pierden


la oportunidad de realizar una preparación para este momento de despedida final y/o
elaborar un buen proceso de duelo posterior al fallecimiento del familiar.

Metodología de trabajo
Charlas participativas sobre temas relevantes de la vejez, a cargo de un equipo
docente especializado, sobre temas puntuales y de reiteración frecuente, tales como las

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transformaciones psicosociales, orgánicas y funcionales en la vejez; impacto en la fami-
lia frente a distintos tipos de deterioro cognitivo hasta los cuadros de mayor gravedad,
como las demencias y en especial el mal de Alzheimer; ancianos en situación terminal
y el apoyo de y a la familia; valores, familia, relaciones intergeneracionales; enfoque de
la vejez dentro del judaísmo.
Las charlas informativas se intercalaron con talleres de intercambio entre los asis-
tentes que propiciaban la reflexión y el apoyo a partir de la información recibida, a la luz
de las propias experiencias y vivencias, para facilitar su asimilación en la práctica.
Intercalar las charlas y los talleres, fue una estrategia metodológica, de manera
que la información se complementara con el compartir de la experiencia y la apertura a
otros temas relacionados con las charlas. También para contener emocional y psicológi-
camente a los participantes en caso de que algún tema hubiera sido de fuerte impacto
emocional. Los talleres facilitaron la interrelación entre los participantes, que conociendo
distintas experiencias, encontraron en el espejo de los otros lo común y lo diferente en
sus situaciones. Otra estrategia metodológica fue la participación de las coordinadoras
en los talleres no sólo desde su rol profesional sino también como personas que habían
debido afrontar diferentes experiencias en cuanto a la vejez y/o fallecimiento de sus
padres con el padecimiento y el aprendizaje que dichas experiencias les aportaron. Esto
favoreció la cohesión grupal y la creación de un clima cálido entre iguales, más allá de
la heterogeneidad grupal.
El curso-taller se desarrolló en siete encuentros de frecuencia semanal de dos
horas de duración cada uno, en horario nocturno.

Resultados
Se conformó en grupo de veinte participantes, cuya asistencia fue continuada. En
el último encuentro se aplicó a los participantes una pauta de evaluación por escrito. De
los datos recogidos en la misma se desprende que:
• Impacto personal: El 80% de los participantes definió que el impacto personal
del taller había sido mucho y 20% lo consideró como bastante. Al preguntar por
las razones de ese impacto las respuestas fueron diversas. Las más frecuen-
tes fueron poder entender cómo hablar y escuchar a las personas mayores y
comprender mejor sus acciones, actitudes, necesidades. Manifiestan percibir la
relación con los mayores con más atención y detalle, pudiendo cambiar alguna de
sus actitudes en dicha relación. Dicen haberse sentido aliviados por poder hablar
en un ámbito grupal temas de difícil expresión, como la muerte, la situación de
demencia de un familiar, etc. Para muchos participantes el impacto consistió en re
significar situaciones del pasado, mirar con otra perspectiva el presente y adquirir
una actitud de previsión en cuanto al futuro de sus mayores y su propia vejez.
• Aludiendo al subtítulo del taller, se preguntó si habían experimentado cambios
en los mitos, realidades, actitudes y sentimientos frente a la vejez de los padres.
73% contestó “sí”, 13% “no” y 13% no contestaron la pregunta. El cambio mayor
se verificó en la transformación de actitudes, destacando dedicar más tiempo
a la compañía de los mayores, apertura en la comunicación (destacando una
mejor escucha), tener más tolerancia y poder ajustarse en mayor medida a las
necesidades de los padres. Manifiestan que este cambio de actitud se generalizó
a la comprensión de las diferencias entre las generaciones en general (sus hijos,
nietos, etc.). En algunos casos, se destacó poder tomar distancia de algunas acti-

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tudes de los padres que resultaban conflictivas. En cuanto a los sentimientos, los
cambios manifestados fueron la conciencia de las dificultades y la exploración de
las posibilidades de manifestar afecto en la relación.
• Los participantes sugieren en la encuesta la extensión de la propuesta, que con-
sideraron de corta duración. El 93% de los participantes manifiesta querer seguir
como grupo abordando otros temas en los que les gustaría profundizar, en forma in-
mediata, lo cual por distintas circunstancias no fue posible. Los temas a profundizar
mencionados incluyen: la muerte, los cuidados paliativos y la elaboración del duelo;
relaciones intergeneracionales, en especial como facilitar la relación abuelo-nieto;
la agresividad en el adulto mayor y cómo abordarla; comunicación humana.

Conclusiones
La participación sostenida de los asistentes es un indicador de que la propuesta
fue oportuna, dado que a nivel institucional había un vacío para la reflexión, información,
contención y orientación acerca de la vejez de los padres y el abordaje de la misma.
La metodología resultó satisfactoria, aunque se demanda la extensión en el tiem-
po de la propuesta. Se comprobó que pueden abordarse temas de alta carga emocional
como la muerte, las demencias, las limitaciones en la vejez, etc. en un grupo de corta
duración. Utilizando metodología grupal adecuada y estableciendo las normas de respe-
to y confidencialidad desde el principio, los participantes pudieron expresarse en temas
íntimos, lográndose un clima de confianza, intimidad y calidez.
A través de esta experiencia piloto, las coordinadoras pudimos darnos cuenta que
la formación de este tipo de instancias grupales es necesaria, ya que resultó satisfacto-
ria y clarificante para los participantes. Se constata la necesidad de recibir información
sobre la vejez, ya que muchos de los temas planteados no eran conocidos para los par-
ticipantes. En especial, la falta de información sobre las patologías asociadas a la vejez
resultaban en desentendimiento y conflictos de los hijos hacia los padres.
Entender que cierta actitud de un padre o madre mayor era producto de una enfer-
medad y no una intención deliberada y contar con herramientas para enfrentarlas resultó
de gran utilidad. Los participantes pudieron ampliar sus miras hacia la complejidad de las
relaciones intergeneracionales en la familia y la necesidad de conocimiento y capacidad de
comprensión para mantener una buena relación afectiva, con menor grado de conflicto.
Sorprende una vez más la desinformación a nivel social en cuanto a temas de
vejez y envejecimiento, lo cual permite constatar la necesidad de propuestas educativas
a lo largo del ciclo vital, para que se cumpla el lema del año 1999, “Una sociedad para
todas las edades”. Dicha falta de formación e información sobre la vejez constituye una
de las fuentes de sufrimiento e insatisfacción en la relación hijo adulto-padre o madre
mayor. En virtud de que la propuesta satisfizo los objetivos buscados, se plantea su
continuidad en forma anual, generando un espacio que apunta a mejorar la calidad de
vida de ambas generaciones.

Referencias bibliográficas
Schaie, K. y Willis, S (1991): “Adult Development and aging”. New York: HarperCollins Publishers.
Staudinger, U.; Marsiske, M. y Baltes, P. (1995): “Resiliencia e níveis de capacidade de reserva na
velhice: perspectivas da teoria de curso de vida”. En Liberalesso Neri, A. (org) (pp. 195-
228). Campinas: Papirus Editora .
Zingman de Galperín, C. (2003): “Psicología de las familias tri y cuatri-generacionales” Ponencia presen-
tada en el III Mercoseti Encontro do Mercosul Sobre A Terceira Idade. Brasilia. Agosto 2003.

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Transformacion Social y Perspectiva Intergeneracional

Abuelos en el jardín de infantes: cantos,


cuentos y encuentros intergeneracionales

Bentacor, Alejandra

Resumen
Es nuestro interés presentar una forma de integración intergeneracional en cen-
tros educativos que se sustenta en 4 años de experiencia del Proyecto “Los abuelos del
Jardín” que se desarrolla en el Jardín de Infantes Publico Nº 213 Enriqueta Compte y
Riqué. Las elaboraciones teóricas de diferentes autores han presentado la importancia
que tiene en el desarrollo psíquico de los niños y jóvenes la comunicación con sus abue-
los o adultos mayores cercanos a su cotidianidad.
Este proyecto es una experiencia de encuentro entre niños, maestros, familia,
abuelos y comunidad y a mostrado que desde un esfuerzo sostenido y con un mínimo
de inversión es posible dar cuerpo a las consideraciones teóricas que nos envuelven y
que nos respaldan.
Ha incluido el trabajo con la historia personal, con la historia institucional y social,
ha permitido un disfrute de todos sus integrantes desde formatos artísticos, didácticos
y recreativos.
Nos manejamos desde la concepción de abuelos comunitarios por lo que esta
experiencia también permite a los niños que no tienen abuelos o referentes mayores,
para poder pensar en el rol de estos en la sociedad y para con ello, puedan vivenciar
este vinculo.
Hoy nos encontramos frente a una investigación que pretende evaluar los aportes
perceptibles en este breve pero fructífero tiempo de trabajo. Los datos nos permitirán
considerar la expansión de la experiencia.

Palabras Clave: Promoción, Envejecimiento, Encuentro, Intergeneracional, Edu-


cación.

Comenzaré citando a la Lic. Nora Spier Fernández que en su trabajo Comunica-


ción trigeneracional y prevención su función en la infancia y juventud dice: “…la genera-

 Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República.


Alejandra Beatriz Bentancor Bruzzone. Licenciada en Psicología Facultad de Psicología de la
UdelaR 2006; Colaboradora Honoraria Curso de Psicología Grupal e Institucional Área de Psicología
Social Facultad de Psicología 2005-2006. Investigadora Asociada del Servicio de Psicología en la
Vejez Facultad de Psicología 2007. Investigadora Responsable del “Estudio comparativo sobre la
incidencia que la integración intergeneracional en centros educativos tiene respecto a la percepción
del proceso de envejecimiento” UdelaR - CSIC. alejjandrabenttan@hotmail.com

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ción en crecimiento - los niños, adolescentes y jóvenes- necesita para su sano desarrollo
psicológico mantener una amplia comunicación con los adultos mayores o sea los an-
cianos, los abuelos y bisabuelos. A su vez la salud psicológica de los mayores se incre-
menta cuando reconocen que su generación cumple una función esencial en la sociedad
debido justamente a que son los mayores (y no “a pesar” de serlo como suele pensarse
generalmente) ” (Spier Fernandez 1991). Es que de esto se trata nuestro proyecto. Nos
basamos en lo que Zarebski presenta como la función de la generatividad (Erikson 1974)
para poder promover una vejez saludable en los adultos mayores que participan de ella
y en la promoción de salud desde el trabajo con los prejuicios de los jóvenes, que no solo
puede facilitar la comunicación con los viejos de hoy, sino que también les permiten pro-
yectarse a los viejos que serán, sin perder la autoestima que genera la desvalorización
de esta etapa. De nada sirve hablar de la vejez solo con los viejos.
El proyecto de “Los abuelos del Jardín” desarrollado en el Jardín N° 213 Enrique-
ta Compte y Riqué desde el 2004, pretende generan un trabajo de integración intergene-
racional en este centro educativo, como forma de promoción de una visión integral de la
vida que permita la percepción de la vejez como una etapa mas de crecimiento y comu-
nicación de las diferentes experiencias. El centro donde se desarrolla esta experiencia
ha sido el primer jardín de infantes del Uruguay siendo referencia para toda Latinoamé-
rica, promueve desde sus comienzos el impulso innovador de programas pedagógicos y
comunitarios. Es a partir de esta posibilidad que comenzamos este emprendimiento en
el junio del 2004 con un grupo de abuelos que pasa a funcionar dentro de la organiza-
ción del jardín, con reuniones semanales durante todo el año.
Este grupo tiene como tarea central generar actividades recreativas, didácticas
y/o artísticas a partir de los intereses presentados por sus integrantes, y una comunica-
ción y coordinación permanente con la dirección y el equipo técnico de la escuela. Se
han realizado de esta forma lectura y/o creación de cuentos, juegos, talleres de plástica,
danzas y representaciones.

¿Abuelos en el Jardín de Infantes?


Hemos recorrido algunos caminos en busca de antecedentes de proyectos de in-
tegración como este, y hemos encontrado variadas experiencias donde se trabaja la te-
mática desde talleres o encuentros puntuales donde los abuelos son citados a participar
de diferentes instancias. Entre ellos Mónica Lladó ha trabajado ampliamente la temática
desde el servicio de Psicología en la Vejez de la Facultad de Psicología de nuestra Uni-
versidad integrando a diferentes generaciones a talleres de reflexión.
Desde Israel se ha implementado un sistema de integración que nos parece im-
portante comentar, en donde los abuelos pasan a integrarlas clases del jardín de infan-
tes funcionando como auxiliares en determinadas ocasiones. Para ello las maestras han
sido formadas en algunos aspectos de la psicogerontología y los abuelos participan, a
su vez, de formación para poder atender las actividades que les son habilitadas. En este
caso el reclutamiento de voluntarios se realiza desde los sistemas de previsión social o
centros médicos.
Es importante plantear aquí algunas diferencias que presenta este proyecto y
justificar que aspectos nos parecen centrales. Este proyecto permite una integración de
abuelos al funcionamiento escolar desde una forma más independiente. Los abuelos se
reúnen como grupos para proponer y planificar las actividades que mensualmente reali-
zan con los niños del jardín. Esto permite una identidad del grupo en el centro y de sus

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integrantes en el grupo. La posibilidad que tiene este espacio propio permite a su vez
dar lugar a la discusión de aspectos propios y promover la reflexión sobre su objetivo y
la función que cumplen en el centro. Los abuelos son convocados en primer término por
formar parte de las familias de los niños del jardín y estamos en este momento integran-
do la participación de vecinos de la zona. Respecto a la posibilidad de que la integración
sea por medio de derivaciones de otros organismos si bien la consideramos viable aún
no hemos pensado en su implementación.

Cambio Poblacional y Alternativas de Vida Para la Vejez


Las nuevas tecnologías y los avances científicos han permitido que la expectativa
de vida haya aumentado notoriamente en las últimas décadas. De esta forma la pobla-
ción mayor de 60 años ha visto un crecimiento cada vez mas visible (Mezzera) Pero a su
vez, esto ha cuestionado la calidad de vida que se brinda a estos viejos. El prejuicio de
pasividad, de enfermedad y de improductividad compromete la posibilidad de una vejez
saludable y valorada. El cese de actividades laborales parecen habilitar a la identifica-
ción de un cese en otros aspectos de la vida en cuanto a: aprendizajes, agrupaciones,
participación social, recreación, etc. Es por esto que este trabajo nos compromete a
aportar herramientas y sentidos para los viejos de hoy, para los viejos que seremos y
para los viejos que serán quines hoy están naciendo.
Partimos de la concepción de Moreno (1961) quien plantea que la vida es crea-
tividad, es acción espontánea, es la posibilidad de generar a partir de la confluencia
de lo vivido y la sorpresa de lo nuevo, es alegría de ser y hacer en el aquí y ahora con
un encuentro cara a cara, intenso y corporal. La muerte es la no acción la perdida de
espontaneidad, el desencuentro, la conserva que sumerge al individuo en la repetición
sin pensamiento. La inmovilidad obtura la capacidad de crecer, de vivir en crecimiento
constante, creando y descubriendo a cada paso, generando nuevos objetivos proyectos
para nuestra vida.
Varios estudios han derivado en teorías que pretenden dar luz a las dificultades
que esta etapa vital presenta. La teoría del Desapego de E Cummings y de W E Henry
propone una causa natural y evolutiva para la reducción del interés de actividades so-
ciales, que acompañaría el retraimiento psíquico de la vejez fortaleciendo una condición
narcisista propia de la etapa. Pero esta teoría desconoce las condiciones sociales que
sostienen que el envejecimiento se produzca en estas condiciones, sosteniendo que
este proceso no solo es esperable sino buscado. Desde esta visión se ha promovido
las condiciones que favorecen un exilio social y psicológico donde se prepara al indi-
viduo para la muerte y por ende genera una muerte anticipada, una muerte social que
antecede a la muerte biológica. De esta forma se renuncia a vivir una etapa de la vida
tan rica como cualquiera de las anteriores pero que es negada en su potencial creativo
identificándola desde el sistema mercantil capitalista como improductiva. En relación a
esto E. Erikson nos plantea que la crisis de la vejez, se considera casi nunca resuelta
positivamente ya que a dificultad de integrar el deterioro como una variable dentro del
desarrollo humano hace perder la identidad y convertirse en la población improductiva
que la sociedad espera sin posibilidad de efectuar acción creativa y desconociendo el
crecimiento en esta ultima etapa de la vida. Es en relación a esto que presenta el con-
cepto de generatividad (Erikson 1974) por la cual se presenta la preocupación por afir-
mar y guiar a las siguientes generaciones promoviendo una expansión de intereses. De
esta forma la trascendencia se alcanza por medio del legado que se transmite. Podemos

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decir entonces que el desapego sería la expresión de la falla en la generatividad. Se pro-
mueve desde esta visión una función social que los compromete en el colectivo social.
El rol del abuelo se identifica con un compromiso desde diferentes facetas en niveles
actitudinal, conductual, emocional y simbólico. En el grupo de abuelos sus integrantes
se constituyen como abuelos comunitarios ejerciendo aspectos de este rol con todos los
niños del jardín aportando un contacto sumamente valorado para ambos (niño-abuelo)
en ocasiones ausente en la dinámica familiar y beneficiándose a su vez con la alegría
de la compañía de los niños.
El tiempo aparece como un analizador fundamental del proceso de envejecimien-
to. Parece representarse como una fuga inevitable y en tanto se “cosifica” (es decir
se tiene mas o menos tiempo) y es tomado como un bien de consumo. La pérdida del
tiempo de vida nos haría por lo tanto cada vez mas pobres. Deberíamos poder pensar
en que la idea del tiempo cuantificable no deja de ser una construcción socio-histórica
que introduce en a sociedad moderna la industrialización. ¿Es posible entonces pensar
en el tiempo como una ganancia y no como un crédito que se agota? Vivimos sin tiempo,
obligados a hacer sin pensar, a correr tras las cosas sin espacio para reflexionar. Pero el
tiempo nos trasciende no somos dueños del tiempo, ni en la vejez, ni en la juventud.
Estamos inmersos en un mundo vertiginoso donde las constantes desaparecen
frente al cambio continuo, por momentos parecen no haber referencias y la posibilidad
del intercambio con las generaciones que nos anteceden permiten dar sentido desde la
unidad histórica a la que pertenecemos. Una de las experiencias de los abuelos en el
jardín ha sido poder compartir con los niños anécdotas de su infancia donde la diferencia
y el cambio integran sin embargo la posibilidad de sentir intereses compartidos cor aque-
llos niños y los de hoy, como la valoración del esfuerzo personal, la dificultad de enfren-
tar algunos desafíos, los miedos frente a situaciones de exposición, la amistad, etc En la
comunicación intergeneracional es que podemos ver como hay temas que han centrado
la atención desde siempre que nos han comprometido en el pensamiento y en el sentir
y que aún no hemos podido responder. Esas preguntas tal vez sean nuestro impulso, la
falta que promueve la acción en busca de aquello que nos complete. De esta forma tam-
bién el proyecto de vida (Berriel, Lladó, Pérez 1995) nos permite buscar herramientas
es necesario poder comprender la vulnerabilidad del proyecto vital en cualquiera del as
etapa de l vida para poder entender que el proyecto nos impulsa a ir mas allá que una
vez alcanzado solo puede existir otro, que al sustituirlo permita seguir avanzando. La
muerte es un factor posible en todo momento no por eso quedamos inmóviles. La posi-
bilidad de integrar el trabajo intergeneracional apunta a la producción de generatividad y
a la valoración del rol del viejo dentro de la organización social
Existe una serie de prejuicios y estereotipos que generan discriminación desde
un funcionamiento racista que aísla y perjudica el posible relacionamiento de los viejos
con el resto de la sociedad. Este rechazo junto a heridas narcisistas generadas desde
la imposibilidad de adatarse a las condiciones de la vejez promueve lo que se relaciona
con un conflicto intergeneracional. El vejo puede caer en el rechazo de los jóvenes y de
todo tipo de novedad a partir de la defensa frente a la angustia que le genera encon-
trarse con su propio prejuicio sobre la vejez. Al decir de Salvarezza (1988) los prejuicio
son adquiridos espacialmente en la infancia y van afirmándose a lo lago de la vida en
lo que conceptualiza como Viejismo. Es por esto que el trabajo sobre el envejecimiento
comienza en el jardín de infantes porque la construcción del prejuicio (viejismo) no solo
imposibilita la comunicación con los viejos sino que obtura a posibilidad de alcanzar un
envejecimiento saludable. Para pode pensarse como viejo primero hay que dejar de

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negar esta etapa y pensar en ella como una proyección posible de crecimiento y disfrute
Quien haya podido integrar la inconsistencia y la incertidumbre de vivir que acompaña
toda la vida sin duda, contara con mayores herramientas para enfrentarla. En relación
a esto Zarebski (1999) plantea que el envejecimiento normal se alcanza cuando uno
es capaz de reconocer su angustia pero cuenta con recursos para superarlo. Por esto
hablamos de poder discriminar la nostalgia de la reminiscencia en cuanto esta última
integra lo vivido como bagaje que le permite ser y hacer en este aquí y ahora mientras
que en la nostalgia se quedó paralizado en la contemplación de lo que ya pasó.
La aceptación de la vejez debe permitir la integración del deterioro pero no trans-
formarlo en una enfermedad que aísle o condicione la posibilidad de crecimiento. La
interrelación con niños permite ver como algunas limitaciones que los niños tienen como
parte de su desarrollo no son vividas con angustia sino que forman parte de su realidad
y por lo tanto aceptadas como tal, lo que no sucede habitualmente en a vejez donde el
cambio de las capacidades genera la angustia de la pérdida sin poder reconocer las
potencialidades que se mantienen y las ganancias que el transcurso de la vida les ha
brindado. Tal vez sea difícil poder pensar en la aceptación de la propia vejez mientras
la sociedad nos sigue promocionando formulas y técnicas para evitar los signos de en-
vejecimiento y desconociendo el valor propio de esta etapa. En esta sociedad en busca
constante de la eterna juventud los viejos cargan con la evidencia de la finitud de la vida
y eso hace que se confundan con el tabú que encubre el tema de la muerte pasan a ser
objeto de exclusión de las dinámicas sociales. Proyectos como este podrán permitir des-
de los centros educativos la generación de espacios que tiendan a una educación para
la comprensión de la vida en forma integral y dando sentido al ciclo vital. El tabú perturba
el crecimiento social hacia un entendimiento de la ancianidad como parte de la vida y no
como antesala de la muerte. El deterioro significativo del organismo no puede impedir
la resolución positiva de la crisis de la vejes (Erikson, 1974) en tanto pueda rescatar el
sentido de toda la existencia.
Es difícil a veces reconocer por los viejos su derecho a ser y vivir cubriendo sus
propias necesidades. Muchas veces quedan atrapados de una dinámica familiar en la
que están al servicio de los demás. La comunicación intergeneracional debe respetar
los espacios y necesidades del viejo. En el desarrollo de esta experiencia hemos en-
contrado quienes deben enfrentar la dificulta de hacer entender a sus hijos la necesidad
de contar con un tiempo de uso personal para una tarea de recreación. En ocasiones
hemos visto que a pesar del interés en la participación no son capaces de considerar el
derecho a disponer de su agenda sin prever las necesidades de sus hijos o nietos. El
viejo queda en lugar de alguien que tiene tiempo disponible pero no para si mismo sino
para los demás, quedando por momentos aprisionados o agotados por lo que se pierde
el disfrute del encuentro y el cuidado de los nietos, pasando a hacer una obligación sin
la posibilidad de una verdadera comunicación. Si su autoestima y auto confianza están
disminuidos, la rivalidad con sus hijos que pasan a tomar su papel dentro de la sociedad
y la dificultad de asumir el envejecimiento generan una relación difícil de sostener y que
puede alcanzar altos grados de violencia. Es necesaria la educación desde la infancia
para no tener que recordar que las Naciones Unidas declaran Principios a favor de las
Personas de Edad y que debemos atender a acciones políticas que los respalden. Los
niños deben poder recibir la imagen de los viejos siendo dueños de su vida, comunican-
do la experiencia obtenida y apoyando a las nuevas generaciones para promover un me-
jor entendimiento. La independencia, la participación, los cuidados, la autorrealización y
la dignidad deberán ser defendidas no por los viejos de hoy sino por todos, para nuestro

— 112 —
bien y el de las generaciones venideras. Para los abuelos participantes la posibilidad de
compartir la experiencia vivida, de escuchar y ser escuchados, de sentir y compartir lo
que sentimos sostenidos desde la dimensión grupal, genera encuentros que en si mis-
mos aportan a cada uno de ellos.
A su vez revalorizar el papel de los abuelos favorece a la construcción de nuestra
propia historia, a partir de la herencia cultural que estos transmiten y es una necesidad
desde el interés de los niños por conocer sus orígenes. Este proyecto promueve en-
cuentros donde podamos reconocernos como parte de un todo que nos trasciende y nos
integra a un proyecto como sociedad.
Cabe señalar que en este momento nos abocamos a la realización de una inves-
tigación que pretende la evaluar la incidencia que experiencias como esta provocan en
la población que participa de ellas, comprendiendo niños maestros y abuelos, a través
de una estudio comparativo del cual obtendremos los primeros resultados a fines del
2008. Es nuestro objetivo sentar las bases para la realización de programas que enmar-
can este trabajo y posibiliten su difusión e implementación en una mayor cantidad de
centros.

Bibliografía
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Multiplicidades
Zarebski, G. (1999): Hacia un buen envejecer Buenos Aires: Emecé.

— 113 —
Mediana Edad y Envejecimiento

O mestre em gerontologia de meia-idade e a


perspectiva da própria velhice

Calderoni, S. Z. y Lopes, R. G. C.

Resumo
O contato com a velhice do outro mobiliza conteúdos pessoais naqueles que se
encontram na meia-idade e trabalham com idosos, o que repercute sobre suas vidas.
Foi realizada uma pesquisa para verificar como os Mestres em Gerontologia pensam
e sentem o próprio processo de envelhecimento e futura velhice à luz de seu percurso
pessoal e profissional.
Entrevistamos Mestres, titulados pelo Programa de Pós Graduação em Geronto-
logia da PUC-SP, que atuam na área da Gerontologia e se situam na faixa etária entre
40 e 60 anos. Numa abordagem qualitativa, utilizamos entrevistas abertas, organizadas
numa leitura matricial para posterior interpretação.
O estudo revelou que o contato dos entrevistados com o envelhecimento do outro
e a perspectiva da sua própria velhice constitui-se em fonte de tensão. Reconhecem em
si sinais de envelhecimento, mais não percebem restrições em seus cotidianos, embora
a metade dos entrevistados refira sensação de incômodo diante dessa consciência. O
percurso pessoal e profissional, as crises e sofrimentos vividos, permeiam visões que
os Mestres em Gerontologia, na meia-idade, têm em relação ao próprio envelhecimento
e futura velhice. Paradoxalmente, imaginam-se idosos, até longevos, mas sem as limita-

 Grupo de Estudos de Psicogerontologia (GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhe-


cimento” pertencentes ao Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia
Universidade Católica (PUC), São Paulo, Brasil.
SILA ZUGMAN CALDERONI: Mestre em Gerontologia pela Pontifícia Universidade Católica de
São Pulo (PUC-SP); psicóloga especialista em psicologia clínica; pesquisadora do Grupo de Es-
tudos de Psicogerontologia (GEP), do Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) e
do Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento” pertencentes ao Programa de Estudos
Pós-Graduados em Gerontologia da PUC-SP. E-mail: silacalderoni@uol.com.br
 Grupo de Estudos de Psicogerontologia (GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhe-
cimento” pertencentes ao Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia
Universidade Católica (PUC), São Paulo, Brasil.
RUTH GELEHRTER DA COSTA LOPES – Doutora em Saúde Pública (USP). Vice-coordenadora e
docente do Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia da PUC-SP. Líder do grupo de
pesquisa CNPq “Kalahó”, pesquisadora do Grupo de Estudos de Psicogerontologia (GEP), “Saúde,
Cultura e Envelhecimento”-CNPq e “Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) ”-
CNPq. Psicóloga Supervisora do Atendimento em Grupo a Idosos-Clínica/PUC-SP. Autora do livro
Saúde na Velhice. As interpretações sociais e os reflexos no uso do medicamento. São Paulo: Educ,
2000. E-mail: ruthgclopes@uol.com.br

— 114 —
ções da idade avançada. Trabalhar com idosos e estudar a temática do envelhecimento
levou os Mestres a refletirem sobre o que está por vir em suas vidas e a adotarem con-
dutas, em relação ao presente, com a finalidade de interferir em sua futura velhice.

Palavras-chaves: envelhecimento; psicogerontologia; futura velhice; meia-idade.

Introdução E Objetivo
Nosso objetivo na pesquisa foi verificar como os Mestres em Gerontologia pen-
sam e sentem o próprio processo de envelhecimento e futura velhice à luz de seu per-
curso pessoal e profissional.
As orientações teóricas adotadas neste trabalho, são essencialmente postula-
ções da Psicologia Analítica de Carl Gustav Jung e o entendimento de que a velhice e o
processo de envelhecimento são resultados de um fenômeno bio-psico-social.
Ao longo de nossa experiência clínica, desde o início dos anos 80, sempre nos
intrigou o lapso, que aparece na vida dos pacientes, entre as disjuntivas saber/conhecer
e tornar-se/agir.
No caso dos profissionais que trabalham com idosos essa questão é relevante
uma vez que são eles responsáveis por orientar vidas alheias. É necessário ocupar-se
consigo mesmo para não contaminar ou restringir o que se pode fazer pela outra pes-
soa. Além do mais os Mestres em Gerontologia titulados pela PUC/SP, em sua maioria,
são profissionais multiplicadores de conhecimento e formadores de opinião, uma vez
que lecionam em faculdades e/ou ocupam cargos importantes (por exemplo: coordenar
equipes de trabalho em hospitais, na Prefeitura ou no Governo do Estado).
Preocupadas em buscar conhecimento para uma gerontologia que tenha como
meta a promoção da saúde e a prevenção, e que não seja somente remediativa, é que
nos voltamos para o antes.
Para nós interressou o que ocorre na fase anterior, no período considerado antes
da velhice, na geração assim dita “sanduíche”. O que mobiliza naqueles que tem entre
40 e 60 anos de idade o contato com a velhice do outro? O contato com a velhice do
outro nos prepara para o nosso próprio envelhecimento?

Procedimentos Metodológicos
A amostra constituiu-se de 12 pessoas, tituladas como Mestres em Gerontologia
pelo Programa de Pós-Graduação da PUC-SP, na faixa etária entre 40 e 60 anos, que
trabalham com idosos e estudam as questões do processo de envelhecimento e da ve-
lhice, residentes na cidade de São Paulo.
Fizemos a opção pela pesquisa qualitativa, pois incentiva cada depoente a mer-
gulhar em sua individualidade, com o objetivo de apreender a questão pesquisada den-
tro do contexto da sua subjetividade. Como estratégia, procuramos tornar os encontros
“conversas com finalidade”, não formulando indagações diretas. Perguntas diretas e
questões fechadas podem conduzir a respostas elaboradas racionalmente, que tendem
a afastar emocionalmente o entrevistado da situação e resultar na impossibilidade da
obtenção de dados relevantes que a espontaneidade poderia ensejar.
Para selecionar a amostra da pesquisa buscamos os arquivos da secretaria do
curso de Pós-graduação e constatamos a existência de 51 mestres que atendiam às
condições estabelecidas. Conseguimos o endereço eletrônico de 38 ex-alunos. Obti-

— 115 —
vemos a concordância de 14 que residiam em São Paulo, e que foram entrevistados.
Fomos obrigadas a descartar duas das entrevistas realizadas, pois não preenchiam
exatamente as condições para compor a amostra.
Os resultados não têm, necessariamente, significado estatístico. Não buscamos
estudar uma amostra e dela derivar conclusões para o universo dos Mestres em Geron-
tologia. Ainda assim, observamos regularidades, similaridades, divergências e/ou regis-
tramos o sentido da freqüência de ocorrência, no conjunto das entrevistas realizadas, de
respostas, atitudes ou posturas que estavam sob investigação.
Adotamos uma abordagem matricial na análise e interpretação dos conteúdos ex-
pressos nas entrevistas. A abordagem matricial tem caráter individual e temático:
A) Individual porque focaliza a entrevista de cada um dos sujeitos segundo um
conjunto de temas selecionados a partir da organização do material coletado e da orien-
tação teórica, já citada, adotada neste trabalho.
B) Temático porque abrange as entrevistas com uma visão de conjunto, bus-
cando identificar, em cada tema, as regularidades e singularidades nas vivências dos
distintos sujeitos.
Foram selecionados seis eixos temáticos sintetizados, com suas categorias de
análise no Quadro abaixo:

Eixos Temáticos E Categorias De Análise

EIXO TEMÁTICO CATEGORIAS DE ANÁLISE


Idade em que ocorreu; Motivo desencadean-
1 A CRISE DA MEIA-IDADE
te; Resolução; Conseqüência; Considerações
O MODELO DE VELHICE CONSTITUÍ- Paradigma; Conotação valorativa; Obser-
2
DO NA HISTÓRIA DE VIDA vações; Considerações
Reconhecimento de sinais; Conotação
valorativa; Idade que se vê aparentando;
3 A PRÓPRIA VELHICE
Conseqüências para o hoje; Como se vê
velho; Medos
É necessário preparar-se? O que faço para
A PREPARAÇÃO PARA A PRÓPRIA
4 preparar-me; Problemas de saúde atuais; O
VELHICE
que deveria fazer e não faço; Considerações
A ESCOLHA DO CURSO DE PÓS-GRA- O caminho para o Pós-Graduação; justificati-
5
DUAÇÃO EM GERONTOLOGIA va para a escolha; Conseqüências
A MODIFICAÇÃO DA COMPREENSÃO
Modificação a partir do curso de pós-gradua-
6 DA VELHICE E DO PROCESSO DE
ção; Destaques
ENVELHECIMENTO

Para subsidiar a análise e interpretação dos conteúdos expressos nas entrevis


tas, à luz dos referenciais teóricos já especificados, adotamos quatro eixos temáticos
auxiliares que nos ajudaram na caracterização e compreensão de vivências no contex-
to de vida mais amplo dos entrevistados que são: Histórico Profissional e/ou Pessoal;
Situação dos Pais; A Problemática que se Revela; Lazer.

Síntese Dos Resultados e Conclusões


Apresentamos, resumidamente, as principais conclusões do trabalho, no intuito
de oferecer visão ampla dos resultados mais importantes, obtidos por informações dire-

— 116 —
tas, dados coligidos, ou interpretações e análises realizadas. Os objetivos da pesquisa
foram operacionalmente traduzidos em um conjunto de questões inter-relacionadas:

A) A gerontologia preventiva não é uma utopia: é necessário e possível


preparar-se para a velhice.
Todos os entrevistados, sem exceção, consideram ser necessário preparar-se
para a velhice revelando posicionamento pela Gerontologia preventiva e não apenas
remediativa.
As atitudes que tomam e que mais aparecem relacionam-se ao cuidar do corpo,
enfatizando os exercícios físicos, exames preventivos e alimentação saudável. Vale sa-
lientar que o Mestre em Gerontologia está conseguindo separar doença e velhice.
Ressaltaram que para melhor viverem os dias atuais e prepararem-se para a ve-
lhice buscam o contato consigo mesmos, procurando identificar o que gostam e desejam
para si. Procuram desenvolver a capacidade de se ajustar às novas situações a fim de
rever papéis sociais e familiares. Na tentativa de evitar a solidão no futuro, atualmente
investem em aproximar-se da família e/ou em ampliar e cultivar relações com amigos.
Os entrevistados já se engajaram em planos de previdência privada. Acreditam
que o indivíduo deve assumir a responsabilidade, pois o Estado não o faz de forma
suficiente.

B) O modelo de velhice constituído na história de vida ocorre na


infância e recebe valoração positiva
A maioria dos mestres em Gerontologia (praticamente 60% do total) tomou como
paradigma, para formar o modelo de velhice, familiares idosos com quem se relacio-
naram quando crianças. Atribuiu valor positivo às experiências que tiveram com essas
pessoas e as transferem para o seu futuro.
Aqueles que, quando crianças, não conviveram com avós e nem tios idosos fica-
ram com o modelo da velhice dos próprios pais, e assim trazem a associação da velhice
com o sofrimento, pois os que representavam “um porto seguro” em suas vidas, agora,
se encontram enfraquecidos e necessitando de cuidados.
Dentre os demais, a minoria, 25% dos entrevistados, atrelou a imagem que cons-
tituiu, sobre a velhice, a referenciais externos à família.

C) O Mestre Em Gerontologia de meia–idade reconhece em si mesmo


sinais de envelhecimento
Os Mestres em Gerontologia de meia-idade reconhecem sinais de envelhecimen-
to. Praticamente todos, (11 do total de 12 entrevistados), o fazem ressaltando: uso dos
óculos para leitura; cansaço; diminuição da memória; impacto na estética. A metade do
total, atribui conotação negativa às marcas do envelhecimento que percebem em si e
imprime a essa percepção carga afetiva de raiva ou sofrimento.

D) A idade cronológica e a idade vivencial são percebidas com


disparidade
Praticamente a metade dos entrevistados, acredita que aparenta menos idade
do que realmente possui. Essa crença esta baseada no fato de que apesar de sentirem
que já viveram muitos anos, ainda não se vêem com os desconfortos que imaginam que
a velhice ocasionará. Há de se considerar, também, que na meia-idade sabe-se que a

— 117 —
próxima fase é a da velhice, e a disparidade entre a idade cronológica e a vivencial pode
ser entendida como barreira ao medo do futuro.

E) O Mestre Em Gerontologia antevê a velhice como continuidade do presente.


Os Mestres em Gerontologia, em sua maioria, conseguem se imaginar velhos e
o fazem projetando a continuidade de como vivem atualmente, como se não visualizas-
sem grandes mudanças.
Importante ressaltar que aparecem casos, em sua minoria, mas ainda sim em
quantidade relevante (25%), que não conseguem se visualizar velhos, tamanho o im-
pacto afetivo negativo que isso ocasiona. Um deles usou a expressão “detesto me ver
velho”.

Foram destacadas as seguintes questões com relação a planos para a velhice:


Desejo de continuar ativo: praticamente a metade dos entrevistados ressalta
esse desejo. Dentre estes, praticamente a totalidade especifica querer continuar lecio-
nando. Curiosamente aparece em destaque como atividade a dança, que a principio
pressupõe desempenho físico. Segundo os entrevistados que a citam, oferece a possi-
bilidade da socialização, exercita o organismo e dá alegria por causa da música.
Planos concretos: os Mestres em Gerontologia vêem em sua velhice a continui-
dade das atividades atuais. Somente um dos entrevistados visualiza, muito concreta-
mente, mudanças significativas em seu dia a dia na vivência de sua velhice.
A solidão: a antevisão da solidão é assustadora e ressaltada constantemente
como preocupação na futura velhice. Para combatê-la manifestam o desejo de realizar
trabalho voluntário, com o intuito de permanecer inseridos na comunidade.
A boa saúde: a questão da boa saúde é referida por apenas um dos entrevis-
tados, o que nos leva a supor ser esse um requisito tão obvio que não necessita ser
sublinhado.

F) Os Mestres em Gerontologia sentem medos diante da perspectiva da


velhice, mas já tomam atitudes para minimizá-los.
Em sua maioria nomeiam medos, mas já tomam atitudes no sentido de aparelha-
rem-se para enfrentá-los futuramente.
Os medos nomeados pelos entrevistados foram os seguintes: antevisão da soli-
dão; dificuldades financeiras; falta de maleabilidade psicológica e rigidez de personali-
dade; problemas de saúde e dependência; perda da auto-estima devido ao preconceito
social. As atitudes que adotam são: cuidados com a saúde; aproximação da família,
ampliação de relacionamentos sociais ou amizades e manter-se inserido em uma co-
munidade; obtenção do título de Mestre com a finalidade de lecionar na velhice; engaja-
mento em plano de previdência privada a fim de completar a renda; conscientização de
seus problemas e desejos aceitando mudanças de papéis familiares ou sociais.

G) Foi possível identificar a Crise da Meia-Idade no percurso de vida do


Mestre em Gerontologia, a qual teve impacto sobre a escolha do curso de
pós-graduação em gerontologia.
Na expressiva maioria dos casos (75%) pode-se identificar uma crise da meia-
idade como postula Jung em sua Psicologia Analítica.

— 118 —
Entre esses, majoritariamente (77, 8%, ou seja sete num total de nove) se revela
ligação direta entre a ocorrência da crise na meia-idade, o direcionamento ao trabalho
com idosos, e também a busca do curso de Pós-Graduação em Gerontologia.
A insatisfação e sofrimento levaram aos auto-questionamentos: “quem sou eu?
o que eu quero para mim? o que me satisfaz? como será o meu futuro”. Casamentos
foram desfeitos e houve e revisão de papéis familiares.
A crise abriu a possibilidade de reavaliação da vida, e os entrevistados foram em
busca de novas possibilidades pessoais e profissionais. Elegeram o curso de Pós-Gra-
duação em Gerontologia a fim de adquirir conhecimentos, obter a titulação de mestre,
ampliar relacionamentos e, buscar entendimento daquilo que virá: a velhice. Além disto,
a minoria que não trabalhava com idosos passou a fazê-lo.

H) O Mestre Em Gerontologia modificou a compreensão que tinha sobre a


velhice e o próprio processo de envelhecimento em função de ter cursado
o Pós-Graduação
Praticamente todos os entrevistados notaram reflexos positivos na sua vida pro-
fissional e mesmo transformações em suas vidas pessoais em decorrência de modifica-
ções na maneira de ver o processo de envelhecimento e a velhice.
O aspecto mais destacado foi a aceitação da consciência de que “a velhice virá e
não adianta fugir”. Foi ressaltada a percepção da própria responsabilidade no sentido de
se adotar ações preventivas em relação à saúde e ampliação da socialização.

I) O hiato entre o saber e o agir


Os entrevistados, em sua maioria, durante o período que cursaram o Pós-Gra-
duação em Gerontologia incorporaram conhecimentos e vivenciaram mudanças. “Agora
consigo fazer por mim o que antes repetia para os outros fazerem”. Constata-se, a exis-
tência da relação entre o “saber e o agir”.

J) O Mestre Em Gerontologia que cuida da velhice dos pais está sujeito a


desgastes pessoais intensos e essa vivência o faz entrar em contato com a
perspectiva da própria futura velhice.
Cuidar da velhice dos próprios pais idosos, mesmo para os Mestres em Geron-
tologia, não é tarefa fácil. “Eu pude assumir, tendo fundamentos, decisões pesarosas e
difíceis de serem tomadas no processo de doença de meu pai”.
Apesar de ter o conhecimento teórico para entender o que se passa, e conhecer
os recursos técnicos disponíveis às necessidades que cada caso requer, ficou evidente
o desgaste pessoal a que está sujeito o filho cuidador.
Os Mestres em Gerontologia que cuidam ou cuidaram da velhice dos pais pas-
saram a refletir sobre a própria futura velhice e tomar atitudes, agora na meia-idade, no
sentido de tentar aparelhar-se para enfrentar situações semelhantes às de seus pais
que, por ventura, poderão ocorrer em suas vidas.

— 119 —
Conclusão
Ver-se atualmente, focalizando as marcas do próprio envelhecimento, atribuir va-
loração ao que identifica e realizar uma prospecção de sua futura velhice constituem o
espaço para o qual confluem os impactos de toda a história de vida do indivíduo, não só
dos elementos conscientes, mas também dos inconscientes. Nesse esforço, as cargas
afetivas constituídas por vivências marcantes traumáticas se mobilizam, e são aciona-
dos mecanismos de defesa psíquica, que têm a finalidade de erigir barreiras para absor-
ver o impacto emocional e a dor. Aparecem “rastros” dos elementos inconscientes norte-
ando respostas e posições. Dessa forma, racionalizações e, inclusive, contradições, são
identificadas em respostas dos entrevistados, que puderam ser notadas através de uma
leitura psicanalítica, apesar do curto tempo de contato.

Referências Bibliográficas
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Goldfarb, D. C. (1998): Corpo, Tempo e Envelhecimento. São Paulo. Casa do Psicólogo.
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Cultural.

— 120 —
Mediana Edad y Envejecimiento

Posibles nexos evolutivos


entre la adultez media y la vejez

David Amorín

Resumen
Se problematiza la relación entre la elaboración de la crisis evolutiva de la adultez
media y la crisis de la vejez, a la luz de algunos de los hallazgos surgidos del Proyecto
de Investigación: “Género Masculino y Crisis de la Mitad de la Vida”.

Palabras clave: Psicología evolutiva; género masculino; adultez media.

Posibles nexos evolutivos entre la adultez media y la vejez.


En un rincón del tiempo
queda lo que pudo ser
y fue tan sólo nada y mucho.
De esas historias
que nadie contará
porque no fueron
carne ni dolor ni ensueño
está también hecha la vida.
Perduran en un futuro
de otro tiempo
en un espacio de otro espacio
en el pedacito de alma
forjado por esperas
y en un mundo de
ilusión fantasmas e interiores.
(“Palabras de vida y muerte”, fragmento. David Amorín. Inédito)

Mucho se ha planteado acerca de lo que, inicialmente, se denominó “crisis de la


mitad de la vida” (c.m.v.) (Jacques, 1965), desde su primera conceptualización a me-
diados de la década de los 60, pasando por re-definiciones que le otorgan el estatus de

 Área de Psicología Evolutiva y Cátedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género de la


Facultad de Psicología. Universidad de la República.
David Amorín. Psicólogo. Profesor Titular del Área de Psicología Evolutiva de la Facultad de
Psicología. Investigador en la Cátedra Libre en Salud Reproductiva, Sexualidad y Género de la
Facultad de Psicología. Universidad de la República. cdamorin@adinet.com.uy

— 121 —
“travesía de la mediana edad” (Montero, 2005), hasta nuestros días, donde propongo
abordarla como crisis evolutiva de la adultez media (Amorín, 2007) . Algunos de sus
componentes dinámicos centrales se han mantenido, y otros han sufrido inevitables
transformaciones a la luz de las vicisitudes evolutivas que sufren los embates de los
cambios epocales a lo largo de todo el ciclo vital.
Debemos a Elliott Jacques (1917-2003), psicoanalista estrechamente vinculado a
la obra de M. Klein y a la de W. Bion, quien también trabajó en el campo de la psicología
social referida a las organizaciones y a la empresa, la inclusión de este concepto en el
campo científico de inspiración psicoanalítica. Publica en el Libro Anual de Psicoanálisis
del año 1965 su célebre artículo “La muerte y la crisis de la mitad de la vida”, el que
fuera traducido y publicado un año más tarde en la Revista de Psicoanálisis de A.P.A.
Volumen XXIII.
Jacques ubica este fenómeno alrededor de los 35 años, como transición que
abarca algunos años según variaciones individuales, y llama “adultez temprana” a la
fase anterior y “adultez madura” a la posterior.
Alude a la expresión “climaterio masculino” relacionada a la reducción de la inten-
sidad de la conducta sexual, término que hoy se considera inadecuado y que se trabaja
más bien relacionado al síndrome de “andropenia”).
Allí realiza un ejercicio de psicoanálisis aplicado a la vida de grandes genios y
alguna de sus obras. Parte de la constatación de “ (…) una marcada tendencia hacia la
crisis en el trabajo creador de grandes hombres en la mitad y final de la década de los
30 años” (Jacques, ob. cit: 402). Toma una muestra al azar de unos 310 pintores, compo-
sitores, poetas, escritores y escultores, encontrando que, promedialmente, la incidencia
de la muerte presenta un marcado aumento entre los 35 y los 39 años, ubicándose por
encima del promedio normal de muertes.
Propone tres formas de expresión diferente de la c.m.v.:
• La tarea artística creadora puede simplemente finalizar.
• La capacidad creadora comienza a expresarse por primera vez.
• Puede presentarse un cambio dramático en la calidad y contenido de la creatividad.

Dichos cambios en el trabajo creador, según las biografías relevadas serían:


a) En la modalidad del trabajo. “La creatividad de la veintena y del comienzo de
la treintena tiende a ser una creatividad exaltada. Es intensa y espontánea y
aparece con facilidad (...). La mayor parte del trabajo parece producirse incons-
cientemente. La producción consciente es rápida (...) la creatividad del final de
la treintena y los años posteriores es una creatividad escultórica (...) hay un gran
paso entre la primera efusión de la inspiración y el producto creado terminado.
(...) La inspiración inicial debe ser primero externalizada en su estado elemental
[y luego] elaboración y reelaboración” (ídem: 404).
b) Calidad y contenido de la creatividad, que transita “[de] un contenido más carac-
terísticamente lírico y descriptivo (...) [a la] emergencia de un contenido trágico y

 “En nuestro caso preferimos otra alternativa que consiste en definir concretamente ‘una crisis
evolutiva de la adultez media’, que no es accidental, sino que implica específicos dinamismos
psico-sociales (en estrecha interacción con el sexo, la condición étnico-racial, filiación religiosa y la
pertenencia a uno u otro sector socio-económico, e incluso en relación a si se trata de poblaciones
rurales o urbanas) en general compartidos por todos los/as sujetos alrededor de los 40 años en
adelante” (ídem).

— 122 —
filosófico, que luego se convierte en serenidad (...). El idealismo y el optimismo de
la adolescencia tardía y la adultez temprana, acompañados por el odio disociado
y proyectado, son abandonados y reemplazados por un pesimismo más contem-
plativo” (ídem: 406)

Propone que en la adultez temprana operan fuertes mecanismos defensivos in-


conscientes maníacos y, fundamentalmente, la negación ante la condición inevitable de
la muerte eventual, y frente a la existencia de sentimientos de odio e impulsos destruc-
tivos dentro de cada persona.
Para Jacques, la superación de la c.m.v. depende del “ (…) reconocimiento explí-
cito de estos dos rasgos y el traerlos a la luz (…) ” (ídem: 407), exigiendo una reelabo-
ración de la posición depresiva y una “resignación constructiva”.
Entiende dicha crisis como generadora de depresión, o de efectos inherentes a
las dinámicas de las defensas contra la ansiedad depresiva, “ (…) tal como se refleja en
los mecanismos maníacos, la hipocondría, los mecanismos obsesivos, o la superficiali-
dad y el deterioro del carácter” (ídem: 407).
Su ocurrencia se debe a un inédito conglomerado de vicisitudes existenciales
externas, como ser el comienzo más franco del envejecimiento; el hecho de que ya se
ha constituido la familia propia y la inserción laboral; el envejecimiento de los padres;
la adolescencia de los hijos. La muerte, la propia mortalidad real y más cercana, pasa
a constituirse en un verdadero problema personal, despertando ansiedades depresivas
inconscientes.

(…) la reacción (…) [frente] a la propia muerte eventual -ya sea la capacidad para
enfrentar esta realidad, o la negación de la misma- se encuentra intensamente influida
por la relación inconsciente infantil que se posea con la muerte (…) que depende (…)
de la posición depresiva. Si prevalecen ansiedades paranoides fallan los mecanismos
reparatorios y la síntesis, hay una prevalencia del pecho malo persecutorio “ (…) y el
yo mismo se siente despedazado. La situación interna caótica que se experimenta es el
equivalente infantil de la noción de muerte (ídem: 410-411).

Acuerda con la perspectiva freudiana de que en el inconsciente no existe un co-


nocimiento de la muerte per se, y hace alusión a los cambios psicológicos en la mitad de
la vida y a su importante relación con modificaciones fisiológicas, proponiendo que la li-
bido -la energía resultante de la pulsión sexual, ligada al impulso creador de vida- sufriría
una disminución, con el corolario de una mayor incidencia de la pulsión de muerte. Estos
fenómenos, obligan a un trabajo psíquico para que la idea de muerte pueda ser tolerada
en el pensamiento consciente y no rechazada mediante identificación proyectiva. La ma-
yor incidencia de la prueba y el principio de realidad movilizan una sensación de duelo
que debe comenzar a ser procesado: se trata del duelo por la propia muerte futura.
Resumiendo, se desprende del texto que la elaboración de esta crisis (que Jac-
ques, a diferencia de Montero, no adjetiva como “relativa”), está asociada a:
1. Adquisición de mayor serenidad y actitud contemplativa con carácter de tono pe-
simista.
2. Tolerancia consciente frente a la propia muerte y no identificación proyectiva.
3. Adecuado manejo de la prueba de realidad frente a estos aspectos.
4. Tramitación paulatina del duelo por la propia muerte.
5. Nueva elaboración de la posición depresiva.

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6. “Resignación y desprendimiento constructivos” (ídem: 421) que permiten sustituir
la fantasía de inmortalidad por la ilusión de mantener nuestra continuidad (que
propongo denominar “ilusión de trascendencia”) a través de los hijos/as, objetos
investidos con afecto, obras propias, etc.
7. Superación de los mecanismos inconscientes maníacos y de negación.
8. Relevancia de aspectos reparatorios y sublimatorios.
9. Aceptación del odio y de los aspectos destructivos propios y ajenos.
10. Adquisición de una cierta perspectiva trágica de la vida tomada con tolerancia y
aceptación.

Otro autor, el argentino Licenciado en Psicología y Psicoanalista Guillermo Julio


Montero (fundador en 1989 y Presidente de la Fundación Travesía -Psicoanálisis para la
transición y crisis de mediana edad-), publica en el año 2005 su libro “La travesía por la
mitad de la vida. Exégesis psicoanalítica” (ob.cit), en donde compila sus trabajos sobre
el tema hasta el momento. De allí destacamos, en resumen, los siguientes aportes:
• Prefiere el término Mediana edad y la ubica entre los 40 y 50 años.
• Entiende que se trata de un momento de verdadera individuación, centrado en el
trabajo psíquico que demanda la transitoriedad de la vida individual, y la elabora-
ción del trauma por la propia muerte futura, implicando la tramitación psíquica de
la aceptación de que la muerte propia acontecerá en algún momento futuro
• El logro de dicho trabajo psíquico posibilitará la continuidad de la individuación,
merced al establecimiento del organizador psíquico adulto, producto de la tra-
mitación (relativa) del “trauma por la propia muerte futura” (ídem: 50), y sería la
inscripción psíquica de la transitoriedad
• Características de la crisis de la mitad de la vida según este autor: miedo a la
muerte, las enfermedades y la vejez; alternancia entre estados de depresión y eu-
foria; en el varón: fantasías de la disminución de la potencia sexual; sensaciones
de miedo indiscriminado; temores frente a la soledad; excesiva preocupación por
los aspectos físicos del envejecimiento; competencia y rivalidad con los hijos/as;
temores hipocondríacos; necesidad de comparar el rendimiento físico con otros/
as; crisis de pareja; nuevos intereses y necesidades; afloran deseos infantiles
reprimidos que hoy serían realizables; revisión y revalorización de los momentos
vividos; activación de la problemática edípica; aumento de ansiedades de aban-
dono; duelo y resignificación, en particular de los duelos de la adolescencia, con
la posible cancelación de fantasías de eterna juventud.

Montero es enfático cuando afirma:


(…) propongo definir la mediana edad como el momento de cada vida indi-
vidual en el que la persona se ve precisada a la tramitación de su propia transito-
riedad individual, a partir de ciertas señales inequívocas que fundamentalmente
provienen desde el propio cuerpo pulsional. Desde esta perspectiva estoy propo-
niendo un universal que se activará en cada persona de acuerdo con su propia
historia y con sus recursos específicos, desestimando aquellas conceptualizacio-
nes que pretenden dar universalidad a fenómenos que no son necesariamente

— 124 —
universales y que tampoco estarían siendo comprendidos psicoanalíticamente
(síndrome de ‘nido vacío’, muerte de los propios padres, etcétera (ídem: 68) .

Re-define la crisis de la mediana edad, entendiéndola como “ (…) la imposibilidad


de promover la individuación y una evidencia del estancamiento en la psicopatología a
partir de la dificultad o imposibilidad del establecimiento del organizador psíquico adulto”
(ídem: 81), entendiéndola como el polo crítico de un eje que admite, en su otro extremo,
un polo de transición (si bien el propio autor va a hablar de diferentes proporciones de
mezcla de ambos extremos). Su propuesta puede esquematizarse como sigue:

Polo de transición - - - (continuum) - - - Polo de crisis.

Desde mi perspectiva, el polo de transición se trata de la crisis evolutiva de la


adultez media propiamente tal, y el polo de crisis consiste en dicha crisis evolutiva cuan-
do ha resultado mal elabora y, en algunos casos, traumática. Por otra parte, prefiero
la idea de complejidad a la de continuum, en tanto permite problematizar el fenómeno
incluyendo las categorías de perspectiva sistémica, causalidad circular o recursividad,
perspectiva hologramática, perspectiva dialógica, y ocurrencia de propiedades emer-
gentes.
He tenido la posibilidad de dirigir, durante un lapso de dos años, el proyecto de
investigación: “Género Masculino y Crisis de la Mitad de la Vida”. El mismo contó con
el financiamiento de la Comisión Sectorial de Investigación Científica (Programa Inves-
tigación + Desarrollo) de la Universidad de la República y su diseño se enmarcó dentro
del paradigma de investigación cualitativa, desde un enfoque de género y estudios de
masculinidad (es), en el marco de profundización en Psicología Evolutiva con énfasis en
adultez.
Los objetivos específicos del proyecto fueron: 1) Acceder a una mayor compren-
sión del momento evolutivo de la adultez. 2) Problematizar el concepto de crisis de la
mitad de la vida. 3) Aportar elementos al campo de la psicología clínica. 4) Contribuir a
los estudios de género centrados en las nuevas masculinidades. 5) Visualizar con más
precisión aspectos relativos a las relaciones de poder inter-géneros e inter-generacio-
nes. 6) Establecer contrastes diferenciales entre las distintas etapas de la adultez, per-
filando dinamismos propios para el adulto medio en relación al adulto joven y al adulto
tardío.
La pregunta general que explicita su propósito y finalidad es la siguiente:
“¿Qué elementos significativos se observan en la crisis de la mitad de la vida de
los varones uruguayos?”
Las hipótesis subyacentes -formuladas como preguntas orientadoras- son:
1). “Los cambios acontecidos en la subjetividad de los varones: ¿plantean la nece-
sidad de redefinir evolutivamente los conceptos de adultez y de crisis de la mitad
de la vida?”
2). “¿Cuáles son los aspectos psicológicos mas relevantes en la percepción que tie-
nen de sí mismos los varones adultos en la edad media de la vida?”

 Es evidente que, según cómo se simbolice en la cultura el cuerpo, la sexualidad, los distintos
momentos evolutivos, etc., este período será más o menos crítico. Podría pensarse como una
exigencia de trabajo elaborativo que el cuerpo imprime al psiquismo.

— 125 —
3). “¿Qué nuevos psico-dinamismos inciden en las relaciones inter-géneros e inter-
generacionales de los varones en el momento evolutivo de la adultez media?”

Los conceptos operativos implicados en estas formulaciones son: a) Género mas-


culino; b) Crisis de la mitad de la vida; c) Adultez. El conjunto de variables incidentes en
este tema comprende: los dinamismos de la crisis evolutiva de la mitad de la vida; las
transformaciones sufridas en las formas tradicionales de subjetivación de los varones
(nuevas masculinidades) y los cambios socio-históricos que impactaron e impactan en
la cultura de la mano de la llamada revolución científico-tecnológica, y lo que se definió
en su momento como posmodernidad.
Algunos resultados generales que pueden aportar a la búsqueda de nexos entre
adultez media y vejez, presentados en formato de respuesta a las preguntas orientado-
ras del estudio, son:
(…) el centro evolutivo crítico de las dinámicas psicológicas en el adulto
medio está inscripto en la articulación inédita que, en ese momento del ciclo vital,
adquieren los componentes: finitud, percepción del paso del tiempo y conciencia
de la propia muerte. De todos modos el estado actual de la cultura confiere a es-
tas realidades significados diferentes respecto de tiempos pasados, obligándonos
a revisar el sentido presente de su vigencia y a buscar estrategias científicas para
comprender las nuevas formas en que son transitados. Asimismo, la crisis de la
adultez media hoy se asume a su vez en un contexto crítico que exige a los va-
rones destinar recursos anímicos para sobrellevar los embates de tanta realidad
movilizante. Una hipótesis a seguir trabajando que sugerimos al respecto es que,
si bien el núcleo duro de esta crisis evolutiva sigue estando en la redefinición y
resignificación del anudamiento que en esta época de la vida se da entre finitud,
percepción del paso del tiempo y conciencia de la propia muerte, el mismo se vive
subjetivamente -debido a cambios en la cultura- de manera menos dramática y,
al parecer, con menor impacto. Además, parece que la interferencia de otras va-
riables críticas inéditas para el adulto varón de esta época (nuevos estereotipos
masculinos; nuevas lógicas en las relaciones intergéneros e intergeneracionales;
nuevas formas en los agrupamientos familiares; inestabilidad en el mundo del
trabajo; exigencias sociales de ideales juveniles; etc.), alterara el pasaje por la
crisis evolutiva de la adultez media, restándole su centralidad y significación o,
por lo menos, obligándola a compartir sus dinamismos con otros componentes
que afectan al sujeto en forma contundente. Es como si pudiésemos suponer
que, hasta hace algunas pocas décadas, el escenario intrapsíquico del varón en
este momento del ciclo vital tenía más “espacio” para las vicisitudes evolutivas en
comparación con el que dispone actualmente, dada la tramitación de las nuevas
e intensas ansiedades a que nos enfrenta la vida hoy. (…) Grosso modo, los
adultos medios actuales se perciben aún “jóvenes”, con capacidades para en-
frentar las exigencias de la vida presente y se sienten confiados en que también
contarán con recursos para enfrentar las vicisitudes que les depare el futuro. No
presentan temor manifiesto hacia la vejez y sus quejas se centran en especial en
la poca disponibilidad de tiempo para sí mismos. Se sienten capaces de afrontar
y promover cambios importantes si fuese necesario. Se permiten flexibilidad en la
expresión de sus afectos y de las emociones inherentes al malestar emocional.
Consideran que han cambiado de forma importante, contundente y positivamente
en relación a la generación de sus padres, sobre todo en referencia a las formas

— 126 —
de comunicación y vínculo con sus parejas y sus hijos/as, y en general respecto
de la manera de encarar la existencia. (…) No aparecen evidencias de una mayor
necesidad de balances reflexivos existenciales en este momento de sus vidas.
(…) (Amorín, ob. cit.: 302 y ss.).

En cuanto a las importantes transformaciones que sufre, en esta época de la


vida, la percepción subjetiva del paso del tiempo, encontramos respuestas que podemos
categorizar de la siguiente manera: a) Sensación contundente de irreversibilidad. La va-
riable tiempo adquiere una innegable connotación de irreversibilidad, que es vivida como
no recuperable. b) Finitud. El tiempo es limitado y “se gasta”. Esto conlleva la necesidad
de seleccionar y priorizar tareas y actividades, a diferencia de los años juveniles en los
que las cosas se percibían de otra manera. c) Sensación de estar ubicado temporalmen-
te en un punto vital medio. Esta vivencia se corresponde con la definición dada clásica-
mente para este momento de la vida. d) Imposibilidad de realizar determinados deseos
y expectativas. En este sentido, se percibe la anulación de la posibilidad de concreción
de algunas aspiraciones personales, lo que nos lleva a suponer un proceso de renuncias
a nivel psicológico. e) Aceleración subjetiva del paso del tiempo. Psicológicamente el
tiempo cobra “velocidad” en la conciencia trastocando significativamente la percepción
temporal, vivencia que conlleva elementos de angustia y displacer. f) El paso del tiempo
se impone como algo que no puede dejar de percibirse. g) El cambio en la percepción
subjetiva del tiempo es tan significativo que altera la experiencia presente.
Respecto de la proyección a futuro no aparecen temores significativos relativos al
envejecimiento y la involución, se auto-perciben a sí mismos con buena capacidad para
llevar adelante nuevos proyectos y aspiraciones, así como para realizar expectativas
postergadas. Parece que los avances en medicina y farmacología constituyen elemen-
tos tranquilizadores a este respecto.
En relación al significado de la muerte, se aprecia en este estudio que dicho tema
cobra un sentido claramente diferente en esta época de la vida, volviéndose, además,
más presente y recurrente:

En este tópico, se constata que se producen formalmente dos tipos bien dife-
renciados de respuesta (por ende dos tipos generales de actitud de estos varones ante
el impacto de la pregunta que coloca un tema por demás sensible): respuestas muy
armadas, estructuradas, con definiciones contundentes como buscando controlar de-
fensivamente la reacción emocional concomitante; o respuestas desordenadas con no-
torias contradicciones internas, por momentos sin poder centrarse en el tema en forma
auto-referencial, dando cuenta manifiestamente de la importante movilización afectiva
que se produce (ídem: 271).

La complejidad del devenir evolutivo, forjado en la interacción dialógica entre es-


tructura y predisposición biológica inmanente y ambiente, entrelazada a diversos efectos
subjetivantes, deja un interesante margen para la eclosión de propiedades emergentes
que nos permiten cuestionar una visión lineal, unicausal y determinista del desarrollo.
Asimismo, si concebimos distintos momentos de separación individuación al cabo del
ciclo vital, debemos asumir que dichas instancias de desestructuración y re-estructura-
ción conllevan un nexo cronológico y lógico entre sí, y se articulan bajo los efectos de
la resignificación y de una pre-definición teleológica no rígida, en un dinámico marco
epigenético que aporta un hilo conductor a los cambios inherentes al desarrollo ontoge-

— 127 —
nético. En virtud de lo anterior, dejo planteada la suposición de que, la forma cómo se
transite y elabore la crisis evolutiva de la adultez media, tendrá complejas interacciones,
habilitantes y/o obstaculizantes, respecto de la elaboración de la crisis de la vejez y, a
su vez, será re-significada por ésta. Estudios evolutivos longitudinales, constituirían un
gran aporte a estas cuestiones.

Bibliografía
Amorín, D. (2007): Adultez y masculinidad, La crisis después de los 40. Psicolibros-Waslala.
Montevideo.
Jacques, E. (1966): “La muerte y la crisis de la mitad de la vida”. En Revista de Psicoanálisis, tomo
IV nº 4, APA. 401-423. Buenos Aires.
Montero, G. (2005): La travesía por la mitad de la vida. HomoSapiens Ediciones. Buenos Aires.

— 128 —
Mediana Edad y Envejecimiento

Grupo+50: espaço de construção da autonomia


de universitários com idade mais de 50 anos.

Maria Regina Morales dos Santos y Suzana Hübner Wolff

Resumo
Este estudo pretende refletir sobre o Grupo+50, formado por estudantes da gra-
duação, com mais de 50 anos de idade da Universidade do Vale dos Rios dos Sinos
– UNISINOS, instituição jesuíta, localizada no município de São Leopoldo, estado do Rio
Grande do Sul, Brasil. O referido grupo totaliza 301 alunos (março de 2007), sendo que
a UNISINOS possui um total aproximado de 24 mil estudantes de graduação e pós-gra-
duação. O Grupo+50 integra um projeto, onde as questões relativas ao processo ensino-
aprendizagem na formação universitária e envelhecimento humano são articuladas; um
espaço de encontro onde esses alunos possam compartilhar processos e pró-recursos,
conhecer as dificuldades enfrentadas por alunos mais velhos na Universidade, estimulan-
do a reflexão sobre o envelhecimento bem-sucedido, autonomia, qualidade de vida e sua
relação com o meio social. A metodologia de ação do grupo sustenta-se em encontros
grupais quinzenais, na sala do Projeto Maior-Idade (PRÓ-MAIOR) no Câmpus da Univer-
sidade, coordenados por uma psicóloga. Nos encontros realizados durante os anos de
2004, 2005, 2006 e 2007 os participantes destacaram que as realizações psicológicas da
velhice estão em relação direta com as qualidades existenciais de cada sujeito; que existe
ainda nesta fase da vida a possibilidade de mudança, de autonomia e principalmente o
exercício da prática cidadã. As conclusões parciais evidenciam que sair destas posições
é efeito de um processo de subjetivação; sujeitos capazes de se apropriarem dos seus
desejos, de se tornarem mais sujeitos de suas vidas, promovendo com autonomia uma
aprendizagem ao longo de toda a vida.

Palavras-chave: envelhecimento humano, educação, autonomia.

 Universidade do Vale do Rio dos Sinos – UNISINOS. São Leopoldo – Rio Grande do Sul / Brasil.
Psicóloga Clínica de Adultos e Adultos Maiores
Psicóloga Voluntária do Projeto Vivendo e Aprendendo, onde exerce Docência da Disciplina de
Gerontologia; Coordena os Encontros Grupais do Projeto Grupo+50 ambos integrantes do Pro-
grama Maior-idade – PRÓ-MAIOR da Diretoria de Ação Social e Filantropia da UNISINOS – Área
do Envelhecimento Humano - Universidade do Vale do Rio dos Sinos/São Leopoldo/RS- Brasil.
mrmorales@terra.com.br
Correspondência para: Maria Regina Morales dos Santos. Avenida: João Corrêa, 991 sala 603.
São Leopoldo/RS - Brasil. CEP: 93020-690
 Universidade do Vale do Rio dos Sinos – UNISINOS. São Leopoldo – Rio Grande do Sul / Brasil.
suzanaw@unisinos.br

— 129 —
1. Introdução
Crescentes e profundas transformações caracterizam a sociedade na contempo-
raneidade. A humanidade vive um período novo, em razão da globalização, do mundo
pós-industrial e pós-moderno. O mundo que se transformou numa imensa e complexa
rede, em constante conectividade, resultando na chamada sociedade da informação, do
conhecimento, ou sociedade aprendente (MARTINS DE SÁ, 2004: 345).
Estudos de Camarano (2002) demonstram que o aumento da população de pes-
soas com idade igual ou superior a 60 anos, iniciado nos países desenvolvidos no co-
meço do século passado, a partir de 1950 transformou-se em um fenômeno mundial
contínuo, também, nos países em desenvolvimento.
O Brasil com uma população de idosos atingindo, em 2050, cerca de 33, 4 mi-
lhões ocupará o sexto lugar em população idosa no mundo (FREITAS, 2004).
Um desafio mundial gerador, de muitas demandas políticas, sociais, econômicas
educacionais voltadas para o envelhecimento e de escassas pesquisas educacionais
com idosos.
Em nossos dias, cada vez mais, a educação ocupa espaço na vida das pessoas
idosas, não só significa uma renovação cultural, mas é uma exigência nova de auto-
nomia. Segundo Delors (1999) uma experiência que se desenvolve ao longo de toda a
vida, em toda sua plenitude.
Muitas universidades contam com estudantes regulares com mais de 50 anos,
pessoas que estão em pleno vigor, físico e mental. Essa crescente demanda por edu-
cação cria um mercado que está sendo explorado pelas instituições educacionais com
sucesso (VALENTE, 2001).
Este artigo apresenta uma reflexão sobre o Grupo+50, grupo formado por estu-
dantes da graduação, com mais de 50 anos de idade da Universidade do Vale dos Rios
dos Sinos – UNISINOS, instituição jesuíta, localizada no município de São Leopoldo,
estado do Rio Grande do Sul - Brasil. Onde as questões relativas ao processo ensi-
no-aprendizagem na formação universitária e envelhecimento humano são articuladas;
apontando indicativos, que possam vir a contribuir na construção de um projeto político-
pedagógico na área de envelhecimento humano na Universidade, estimulando com isso
a reflexão sobre o envelhecimento bem-sucedido, qualidade de vida e sua relação com
o meio social.
Um olhar sobre o envelhecimento como uma fase de crescimento; sobre os ido-
sos chamados novos velhos, os que hoje procuram manter suas capacidades funcio-
nais, cognitivas e sua juventude; que representam uma nova experiência de envelhecer
que buscam nas universidades o aprender permanente capaz de romper com o antigo
paradigma – velhice é declínio.

2. Envelhecimento
Diferentes e variados enfoques dificultam a tarefa de conceituar o termo enve-
lhecimento.
Neste trabalho envelhecimento é um processo natural, dinâmico, progressivo,
particular, inevitável e irreversível, não uma doença (NETTO, 1999; DIAS, 2004). É o
percurso de vida, um vir a ser enfatizado pela relação geracional, pela pluralidade de
inscrições culturais e institucionais e pela resignificação das perdas; um momento pro-
pício às novas conquistas orientado pela busca de prazer, pela realização de projetos
adiados, de sonhos e de satisfação pessoal (DEBERT, 1999; PALMA, 2000).

— 130 —
O envelhecimento também é uma questão de desenvolvimento. No Brasil, se-
gundo Instituto Brasileiro de Geografia e Estatística: IBGE, (1999) o número de idosos
era de 145 milhões sendo que um terço ainda trabalhador ativo e destes, 3 milhões apo-
sentados. Homens e mulheres saudáveis, com duplo salário – da pensão e do trabalho
– são colocados numa confortável posição economicamente (PAVON, 2001).
Existe, entretanto, importante contradição no envelhecimento, que merece ser
destacada:
- de um lado mais expectativa de vida, progresso, possibilidade de intervir no pro-
cesso de envelhecimento com autonomia e independência: o envelhecimento ativo;
- do outro lado: quem encontra dificuldades em se adaptar às condições de vida
atuais, por limitações físicas, psíquicas, sociais, econômicas, culturais e espiri-
tuais; está fora do mercado de trabalho, da família, da sociedade em geral, numa
marginalização assumida por ele próprio sem condições de superação: o envel-
hecimento dependente necessitando de cuidados.

Qualidade de vida, bem estar subjetivo, envelhecimento satisfatório ou bem su-


cedido são expressões tidas como equivalentes, formando um construto global dife-
renciado a diversos pontos de vista sobre o envelhecimento como um fato individual
ou social. Envelhecimento bem sucedido ou ter uma boa velhice (...) não é atributo ou
responsabilidade pessoal única. Dependem sim, da interação entre o indivíduo e o seu
contexto, ambos em constante transformação (NÉRI, 1993, p.13).

3. Educação /Universidade
A longevidade pode significar uma nova perspectiva para a redescoberta do po-
tencial humano, do viver e aprender.
Muitas universidades hoje contam com estudantes com mais de 50 anos, e eles
sabem que devem estar se aprimorando constantemente, como forma de se manterem
atualizados e de vencerem novos desafios. Neste sentido voltar a estudar, concluir um
novo curso apresenta-se como uma condição necessária. Continuar aprender, mesmo
depois de formado tem sido tônica do mercado produtivo, crescente demanda que está
sendo explorada pelas instituições educacionais com sucesso. (VALENTE in KACHAR
2001).
O idoso desenvolvendo seus potenciais começa a pensar e agir diferenciado
como também a exigir tratamento diferente. Este novo ator, protagonista de sua história
e de seus desejos aprende a enfrentar obstáculos que antes lhe pareciam intranspo-
níveis, tal como o exercício de sua cidadania. Ele reclama com argumentação, propõe
soluções antes não pensadas e adquire capacidade de planejar a curto, médio e longo
prazo como alcançar seus objetivos (DEBERT, 1999).
Nesse sentido a educação universitária pode se integrar no novo paradigma da
velhice bem sucedida, fazendo valer a longevidade. Muitas universidades oferecem pro-
gramas educacionais para idosos, ultrapassando os limites da educação formal, possi-
bilitando oportunidades de educação ao longo de toda a vida.
Por outro lado, a presença dos idosos nas universidades vem rompendo com a
educação circunscrita à periodização da vida, apresentando-se como um dos mais no-
vos desafios para as organizações de ensino e profissionais da educação.
A construção de um saber para o cidadão idoso proporciona-lhe o máximo de au-
tonomia política e cultural, mantendo-o num movimento contínuo e necessário de estar

— 131 —
sempre ligado ao futuro. Educação que possa preparar idosos para a vida num mundo
de crescentes e aceleradas mudanças, um mundo que consome idéias sem limites de
tempo e espaço sem certezas (SILVA D’ALENCAR, 2001, p.6).

4. Caracterização do Grupo + 50
O Grupo+50 é o espaço formado por estudantes de graduação de + de 50 anos
da Universidade do Vale do Rio dos Sinos - UNISINOS, São Leopoldo, estado do Rio
Grande do Sul, Brasil. Totaliza 301 alunos (março de 2007) sendo que a UNISINOS
possui aproximadamente um total de 24 mil estudantes de graduação e pós-graduação.
Um colegiado constituído por cinco estudantes de diferentes cursos, integra o Programa
Maior-idade – PRÓ-MAIOR, onde envelhecimento e educação sustentam um binômio
para importantes estudos.
O Grupo+50 busca oportunizar um espaço de encontro grupal, onde esses alunos
voluntariamente possam trocar experiências e compartilhar processos e pró-recursos.
Pretende conhecer as dificuldades encontradas por alunos mais velhos da UNISINOS,
sinalizando indicativos, que possam vir a contribuir na construção de um projeto político-
pedagógico na área de envelhecimento humano na Universidade, estimulando com isso
a reflexão sobre o envelhecimento bem-sucedido, qualidade de vida e sua relação com
o meio social, no caso a Universidade.
No Grupo+50, entende-se que, conforme Ávila (2001, p.28), é “um espaço de
construção e de desenvolvimento da subjetividade... um privilegiado espaço socializa-
dor”, e conforme Tatagiba e Filártiga (2001), onde se oportuniza um universo de experi-
ências para o desenvolvimento e crescimento das pessoas, bem como, o crescimento
das relações humanas.
Durante os encontros grupais, alunos de diferentes cursos apontaram as seguin-
tes dificuldades: desconhecimento de novas tecnologias – computador; utilização da
Internet; provas que exigiam apenas a memorização; desconhecimento das transforma-
ções que ocorrem na velhice, por parte dos professores e deles próprios, dificuldades
nas relações professor-aluno; dificuldade em fazer parte de um grupo identificado com
as questões da velhice; insatisfação pela falta de uma política universitária voltada para
os idosos. Destacaram também, que as realizações psicológicas da velhice estão em
relação direta com as qualidades existenciais de cada sujeito; que existe ainda nesta
fase da vida a possibilidade de mudança, o direito de ir e vir e principalmente o exercício
da prática cidadã; que sair destas posições é efeito de um processo de subjetivação, em
que os sujeitos se tornem capazes de se apropriarem dos seus desejos, de sejam mais
sujeitos de suas vidas, promovendo com autonomia uma aprendizagem ao longo de toda
a vida.
Quanto à freqüência aos encontros grupais destaca-se nos anos de 2004, 2005 e
2006 a média de 13 alunos, enquanto que em 2007 foi 2 alunos por reunião. A presença
por gênero foi predominantemente masculina.

5. Metodologia
A metodologia de ação do grupo sustenta-se em encontros grupais quinzenais:
as quartas-feiras das 18h às 19h (do ano de 2004 ao de 2007), na sala do Programa
Maior Idade (PRÓ-MAIOR) no Câmpus da Universidade do Vale do Rio dos Sinos – UNI-
SINOS, coordenados por uma psicóloga voluntária do Projeto, ex-aluna e ex-estagiária
maior de 50 anos da Instituição.

— 132 —
A proposta metodológica apontada objetiva aprender/viver a temática do envelhe-
cimento articulada à educação na universidade.
A coleta de dados foi pautada exclusivamente nos temas registrados nas atas das
reuniões do Grupo+50 e os dados fornecidos pela UNISINOS/2007 - setor de Regência
de Registros Acadêmicos.

6. Resultados
Os dados fornecidos pela UNISINOS no ano de 2007 possibilitaram a organiza-
ção dos gráficos apresentados à seguir, que contribuíram para o delineamento do perfil
do grupo +50.

Gráfico 1 – Faixa de Idade


Fonte: UNISINOS/2007 – Regência de Registros Acadêmicos

Percebe-se através do gráfico 1 que em 2007 ocorreu o maior ingresso de alunos


com mais de 50 anos na UNISINOS, totalizando 301 alunos; a seguir em 2005, com 293
alunos; depois em 2006 com 274 alunos e 2004 com 217 alunos.
Quanto à idade, neste estudo, consideraram-se como idosas pessoas com mais
de 60 anos de idade, conforme a definição da Organização Mundial da Saúde (OMS)
para países em desenvolvimento, embora o grupo +50 se constitua por alunos a partir
de 50 anos de idade.
Analisando os dados por faixa de idade constatou-se que na faixa de 50-59 anos
de idade em 2007 foram 275 alunos; seguidos de 266 alunos em 2005; depois 219
alunos em 2006, finalizando 188 em 2004; na faixa de idade de 60-69 anos de idade
em 2006 foram 42 alunos; 2004 foram 25 alunos, seguidos de 23 alunos de 2005 e 22
alunos em 2007; na faixa de idade 70-80, em 2006 foram 12 alunos, nos anos de 2004,
2005 e 2007, 4 alunos respectivamente.
Conclui-se que o Grupo +50 é constituído de 87, 5% de alunos na faixa de 50-59
anos de idade; 10, 3% na faixa de 60-69, e 2, 2% na faixa de 70-80.

— 133 —
Gráfico 2 - Sexo
Fonte: UNISINOS/2007 – Regência de Registros Acadêmicos

Observa-se no gráfico 2 por sexo que em 2004 foram 123 homens e 94 mulheres;
em 2005, 117 homens e 176 mulheres; em 2006, 160 homens e 113 mulheres; em 2007,
136 homens e 165 mulheres. Nos quatro anos há a maioria feminina, 51% sexo feminino
e 49% sexo masculino.
Segundo Camarano (1999) a predominância da população feminina entre idosos é
comprovada internacionalmente, tanto em participação nos grupos de convivência, como
na apropriação dos espaços educacionais, especialmente após a viuvez.
O Grupo+50 totalizou de 2004 a 2007 um total de 536 homens e 548 mulheres, por-
tanto bastante equilibrada a procura de formação educacional na UNISINOS, por sexo.

Gráfico 3 – Cursos mais procurados


Fonte: UNISINOS/2007 – Regência de Registros Acadêmicos

No gráfico 3 dos cursos mais procurados nos anos de 2004 a 2007, destacam-se
os cursos: Direito, Pedagogia, Letras, Administração, História, Filosofia e Psicologia.
Observa-se a preferência dos homens pelo curso de Direito e as mulheres pela
Pedagogia.

— 134 —
O grupo totaliza 1084 alunos de 2004 à 2007; 536 homens e 548 mulheres inte-
ressados na formação universitária, especialmente nos cursos de Direito e Pedagogia res-
pectivamente. Apresentam bom desempenho e baixo índice de reprovação. Ingressaram
mediante vestibular e como portadores de curso superior em sua maioria.

6. Conclusão
Falou-se da educação, do envelhecimento, significando falar de vida, de existên-
cia de plenitude. Possibilidades de ação e reflexão, de valorização de saberes, experiên-
cias interiores às questões do existir do idoso, espaços que ampliam a qualidade de vida
do idoso que apreende, que considere aspectos éticos, afetivos e espirituais de prazer
e alegria de viver. Por conseguinte, os desafios que o cotidiano nos apresenta ainda
são amplos, pois nos defrontamos com a realidade acadêmica de supervalorização do
jovem e das inadequações pedagógicas e curriculares, dificuldades de acessibilidade,
de convívio intergeracional, entre outros.
A existência do Grupo+50, sua organização e continuidade de encontros durante
os anos de sua existência, embora pouco representativo no universo maior da Uni-
versidade expressa, por outro lado, um espaço de conquistas e de enfrentamento das
adversidades do contexto. Para os participantes, o grupo pode vir a ser uma referência
de possibilidades de convivências e de trocas, onde possam estar se preparando para a
vida, para um mundo em constantes mudanças sem limites de tempo, de espaço, sem
certezas.

Referências
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Universidad de la Habana, v.18, n1, 2003.
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um estudo de caso. UNISINOS. Tese de Doutorado. 2003.

— 136 —
Mediana Edad y Envejecimiento

Aportes a la construcción de una imagen social


positiva del envejecimiento

Delmar Rodríguez Ravera; Yvonne Raquel Cruz; Graciela Andreoli;


Hilda Martínez Camusso; Alberto Gentini; Ilda Villar.

Envejecimiento humano
El transcurso del tiempo provoca modificaciones progresivamente acumulativas
que integran inevitablemente el proceso de la vida. Se trata de una serie continua de
cambios que reconoce una fuerte influencia genética y en el cual el propio devenir cro-
nológico tiene un determinismo inmodificable.

Factores modificables de envejecimiento


Para mejorar las condiciones de vida en la vejez y aún, posiblemente, incidir en
la supervivencia es preciso considerar la manipulación de otros factores precisamente
“modificables” de envejecimiento. Las estrategias de intervención sobre ellos fundamen-
tan las modernas tendencias en gerontología: promoción y prevención.
La adopción de hábitos saludables de vida, la incidencia sobre el entorno familiar
y socioeconómico, el adiestramiento en la aceptación y adaptación individual armónica
a los cambios propios del correr del tiempo, la participación en los esfuerzos construc-
tivos de la sociedad para el cambio de sus estructuras de asistencia gerontológica, son
algunos de los múltiples campos de trabajo donde todas las generaciones tienen el
imperativo ético de actuar coordinadamente.

La educación como herramienta de cambio


Resulta imprescindible entonces potenciar las intervenciones terapéuticas clíni-
cas y paraclínicas clásicas de la medicina.
Pero sin descuidar las herramientas educativas aplicadas desde y para todas las
edades referidas a la adopción de hábitos saludables de vida y la concepción construc-
tiva del envejecimiento.
Por otra parte, el concepto de que “nunca es tarde” para adoptar costumbres de
protección de la salud, no es fácilmente compartido, tanto por jóvenes, como por los
propios mayores. La generación que actualmente sobrepasa los sesenta años de edad
posiblemente haya recibido una impronta educativa en su juventud que no priorizaba la

 Instituto de Formación Gerontológica-Uruguay. infoguy@chasque.apc.org

— 137 —
prevención, y además definía la vejez como decrepitud y declinación psicofísica y social
inevitable.
Es saludable la comprensión y aceptación (emocional y racional) de los cambios
propios del correr del tiempo y no es contradictorio con la adopción de medidas de pro-
tección y fortalecimiento de la salud. El envejecimiento y la enfermedad son procesos
diferentes, que pueden o no desarrollarse simultáneamente. Y precisan abordajes dife-
rentes. Sin temores y con responsabilidad individual y colectiva.

La imagen social del envejecimiento


Es preocupación permanente en el mundo entero trabajar sobre el tema de la
construcción de una imagen social positiva del envejecimiento. Se recogen las inicia-
tivas y ponencias de diferentes foros de ONGs y organismos internacionales que han
jerarquizado este tema, tanto desde una óptica de género, como de protección de de-
rechos humanos, como de prevención del maltrato, como de protección del derecho a
ser diferente, o típicamente desde una visión sanitaria (ONU, de de la OMS-OPS, de la
UNESCO, de Cruz Roja, Internacional Asociation of Gerontology, UNITAGE).
Se trata de estructurar científicamente una imagen de la vejez definida desde
sus aspectos positivos, intentando desactivar la construcción errónea imperante que la
define desde el énfasis en sus perfiles deficitarios. Y desarrollar programas de sensibili-
zación y educativos que contribuyan a hacer penetrar esta visión en el ideario colectivo.
En caso contrario, exigir que se defina también por sus aspectos negativos a todas las
edades de la vida y sus respectivas situaciones biológicas y sociales.
El aporte a la construcción de una imagen social positiva del envejecimiento y la
vejez corre por cuenta de la toma de conciencia intergeneracional del aporte colectivo
en la sedimentación y crecimiento del desarrollo colectivo. Sin el aluvión de nuestros
mayores y las múltiples generaciones precedentes, en el acierto y en el error, no habría
presente, ni habrá futuro. El progreso es real si es construido por todos y distribuido en-
tre todos. Sin discriminación ni inequidades. Tampoco en razón de edad.
A modo de ejemplo, podría ser sorprendente analizar los resultados de las líneas
de investigación desarrolladas hacia:
- las horas de trabajo y su equivalente en dinero aportadas voluntariamente por
las mujeres de edad avanzada en las tareas del seno del hogar: limpieza, cocina,
vigilancia.
- el mismo caso en referencia a la crianza de los nietos, no sólo en la infancia, con
el agravante de la enorme responsabilidad social y educativa que implica
- al aporte cuando se produce un quebranto de salud en algún miembro del núcleo
familiar o de allegados: administración de dinero, mandados, cuidado de enfer-
mos, vínculo con el personal de salud
- actividades desarrolladas en situaciones de reorganización afectiva y familiar (se-
paraciones, divorcios, modificación de situación laboral) en que hijos/as y nietos/
as quedan bajo la responsabilidad de los mayores
- participación y sostén de diversos núcleos de la comunidad: clubes (entre otros
de baby fútbol), instituciones culturales, académicas, religiosas
- aporte económico para el desarrollo de proyectos de vida de parejas jóvenes
de la familia: casamiento, pago de cuota de vivienda, iniciativas profesionales o
empresariales, mantenimiento de necesidades básicas en caso de desempleo,
pasaporte y pasaje para emigración

— 138 —
- contribución en la enseñanza informal de oficios a habilidades de utilidad familiar,
laboral y comunitaria: desde cambiar un fusible hasta tocar guitarra
- conservación y transmisión intergeneracional de cultura, usos y costumbres,
como instrumento indispensable en relación a la globalización transcultural.

La idea no es agotar el tema, sino por lo contrario que actúe como incentivo al
emprendimiento de nuevas líneas de investigación y sensibilización que contribuyan al
cambio social sugerido.

Propuesta
Fortalecer la intervención social educativa como herramienta de cambio cultural
que contribuya a mejorar las condiciones de vida también en la vejez. Entre los múltiples
planteos sobre objetivos, metodologías y contenidos nos permitimos recordar aquellos
referidos a hacer visible los aspectos positivos del envejecimiento, la vejez y el mayor.
Las acciones educativas en lo formal, no formal e informal podrán transmitir una visión
equilibrada en lo individual, en el aula o en los medios masivos de comunicación. Formar
a los educadores y comunicadores es también una tarea pendiente.

Nosotros seguiremos trabajando en el tema y fortaleciendo un espacio de par-


ticipación y educación permanente. Respetamos y valoramos todas las iniciativas en
marcha e insistiremos en coordinar con diversas organizaciones sociales que aportan
visiones desde ópticas muy variadas. Porque la construcción comunitaria es, precisa-
mente, colectiva.
Aportamos nuestra voluntad de continuar articulando acciones que a través de
esta tarea contribuya a mejorar las condiciones de vida de los mayores. Los de hoy y
los del futuro.

Algunas referencias bibliográficas


MSP. CEPAL. FISS. (2000): Cómo Envejecen los Uruguayos. Montevideo.
ONU (2002): Segunda Asamblea Mundial sobre Envejecimiento. Madrid.
Rodríguez Ravera, D. (1978): La salud del Anciano. En Introducción a la Medicina Familiar de
D´Ibarboure, H. y col. Montevideo. UDELAR.
Revista de HepAge (2003): Tercera Edad y Desarrollo. Sept.
OPS (2003): Guía Clínica para Atención Primaria a las Personas Mayores.
CASMU: Publ. Equipo Gerontología Preventiva.
Amate, A. (2006): Discapacidad. Lo que todos debemos saber. Capítulo sobre el adulto mayor:
Rodríguez Ravera, D, Alfonso, L. OPS.

— 139 —
Genero y Generaciones en la produccion del envejecimiento

Recuerdos de mujeres
Irma Mabel Cepeda y Stella Maris Herrera

Resumen
Esta es una investigación cualitativa donde se han recuperado retazos de his-
toria de mujeres institucionalizadas. Su objetivo es realizar un aporte a la constante
construcción de la memoria colectiva, indagando qué lectura hacen las protagonistas de
sus propias experiencias. Se realizó un muestreo estratificado de 20 mujeres mayores
de 75 años, aplicándose la técnica de entrevista para colectar datos que, analizados y
sistematizados fueron agrupados en tres ejes:
- Niñas que recuerdan
- Mujercitas y sus amores
- Mujeres trabajadoras

Las niñas recuerdan familias inclusivas, donde la función materna/paterna tuvo


fuerte presencia, familias criollas o inmigrantes donde la cultura del trabajo se viven-
ciaba cotidianamente y las reglas se imponían “con una mirada”. La sana alimentación
formó niñas fuertes y vivaces que disfrutaban sus juegos, de las tareas domésticas y/o
agrícolas.
Tras una corta adolescencia de bailes en clubes o familiares con los vecinos del
campo, eligieron con quien casarse, después de un noviazgo formal reglamentado por
los padres.
Las mujeres urbanas trabajaron fuera de su casa desde solteras; las “del interior”,
ya casadas, cuando sus familias se radicaron “en el pueblo”. La conciencia de ciudada-
nía y pertenencia a la clase trabajadora aparece con la mención de Eva Perón.

 Hogar de Ancianos “Dr. Alejandro A.Raimondi”. GCBA-Necochea –Pcia. de Bs. As. - República
Argentina. mabcep@hotmail.com
 Hogar de Ancianos “Dr. Alejandro A.Raimondi”. GCBA-Necochea –Pcia. de Bs. As. - República
Argentina.
Stella Maris Herrera: Licenciada en Psicología Social- Universidad CAECE – Buenos Aires –Ar-
gentina. Profesora de Filosofía y Pedagogía – Instituto Sagrado Corazón-Buenos Aires-Argentina.
Operadora en Psicología Social – Escuela de Psicología Social del Sur-Buenos Aires-Arg. Coordi-
nadora de Grupo XI Encuentro Regional de Mujeres del Sudeste de la Pcia.Bs. As. Coordinadora
Talleres de Reflexión p/cuidadores de ancianos – Hogar Raimondi Coordinadora del Primer Curso
de Aux. de Geriatría c/orientación a la atención Domiciliaria (Ex IMPS-Bs. As realizado en Neco-
chea). Coordinadora Talleres Curso “Cuidadores Institucionales” – Hogar Raimondi Coordinadora
Taller “Nuevos Vecinos” p/ingresantes a Residencias Permanentes A.M. Docente Curso “La Tercera
Edad y su abordaje desde la Psicología Social” Docente Curso “Cuidadores Institucionales – Hogar
Raimondi. stellaherrera35@hotmail.com

— 140 —
Concluyendo: provenientes de una infancia que transcurrió en una sociedad ar-
gentina inclusiva, son mujeres fuertes, urbanas y del campo, que recorriendo diversos
caminos convergen en una institución que hoy contiene su vulnerabilidad social. Fla-
mantes ciudadanas accedieron a la clase trabajadora en un contexto socio-político no-
vedoso en el siglo pasado.

Palabras clave: vida cotidiana, ciudadanía, memoria colectiva, inclusión social,


vulnerabilidad social.

Como profesionales trabajadoras en el Hogar de Ancianos “Dr. Alejandro A. Rai-


mondi” de Necochea, decidimos encarar un proyecto de investigación cualitativa para
recuperar el pasado potencialmente disponible de un segmento etáreo de mujeres ma-
yores de 75 años, con la finalidad de conservar retazos reales de historias cotidianas
vividas y relatadas por las propias protagonistas, que realizan de este modo un aporte
a la construcción de la memoria colectiva., y que a nuestro criterio legan constancias ya
intangibles pero no por ello menos preciosas de sus propias vidas, sumando caudal y
nuevo potencial a la continuidad del río de la historia.
Estas mujeres, en pleno ejercicio de sus derechos como ciudadanas, provenien-
tes de Capital Federal o de poblados del interior, hoy están contenidas en un sistema de
Hogares permanentes que sostiene tanto su inclusión social como la fragilidad propia de
la edad, frente al incremento del riesgo imperante en las sociedades contemporáneas.
Construir y vivir en un permanente intercambio con el pasado, con el medio y
con los otros hasta el último día de vida, es el planteo al que adherimos más allá de
conceptos rígidos acerca de qué es “salud”, “éxito”, “fracaso” y/o “felicidad” y por ello
compartimos el decir de Ander Egg “El sujeto del conocer está implicado en la realidad
y de ella no puede separarse ni por la especulación científica ni por la especulación
filosófica. El hombre que se constituye en la historia y en la praxis está inmerso en una
realidad cuya totalidad forma parte también como sujeto cognoscente”: (Ander-egg año:
1980 - pág.21/22).
Las veinte mujeres entrevistadas ingresaron a la institución entre el mes de marzo
de 1989 y julio del 2006, a veces por propia decisión otras por desencuentros o disfun-
ciones familiares, las más por soledades o por pérdidas irreparables, la mayoría de ellas
están alfabetizadas y poseen experiencias laborales.
El hoy que les toca vivir es un hito, que atravesado por la finitud de la estructura
temporal de las protagonistas, determina situaciones únicas e irrepetibles como el nacer
o el morir y al mismo tiempo es esa misma estructura temporal y cotidiana la que pro-
yectándose construye futuro historizando vida.
Este muestreo estratificado de veinte mujeres, entre setenta y cinco y noventa y
seis años, fue elegido para asegurar la representatividad de un grupo etáreo específico
respecto de una población total de cincuenta y nueve mujeres a junio del 2007, con la
expectativa de recuperar y resguardar las historias vividas en el decir de las propias
protagonistas.
Como pasos para el ordenamiento de la tarea se optó en primera instancia como
fuentes secundarias, por la recopilación documental de publicaciones de acontecimien-
tos con relevancia periodística para sostener un lineamiento histórico, destacados inves-
tigadores en el campo de lo social y como fuentes primarias las entrevistas elaboradas
no como protocolo estructurado sino con la flexibilidad necesaria para asegurar que los
temas claves sean explorados sirviendo las mismas, además, para recordar al entrevis-

— 141 —
tador la prevalencia de ciertos temas, también las entrevistas personalizadas brindaron
la posibilidad de visualizar el espacio de interacción verbal y no verbal, dando cabida a
la intensidad emocional en los registros.
En las entrevistas se indagó sobre:
- Recuerdos de la infancia: vida en familia, juegos, correctivos, saberes formales y
no formales, alimentación y prácticas religiosas; estos datos se agruparon en el
eje: “Niñas que recuerdan”
- El segundo eje “Mujercitas y sus amores” agrupa datos en relación a la primera
menstruación, pautas de higiene personal, amistades, primeros amores, modas,
diversiones para terminar con la formación de la propia familia.
- En Mujeres trabajadoras se visualiza la vida laboral, la independencia económica,
la identidad legal y ciudadana.

Se constata en las respuestas una fuerte incidencia del “hoy” en la vida de las
entrevistadas evidenciando el permanente intercambio con lo circundante. Los datos
recogidos fueron clasificados por unidades de sentido y agrupados aquellos que por
asociación y coherencia respondían a la descripción de los ejes citados.
Las profesionales intervinientes en esta tarea, pertenecemos a disciplinas que
comparten un mismo campo “lo social”, espacio donde se realiza el encuentro y la cons-
trucción de lo humano. Tanto el Trabajo Social como la Psicología Social aportan so-
portes y encuadres para el despliegue de lo tratado, en el primer caso, el Humanismo
dialéctico sella, como principio el acercamiento hacia los otros como personas, afirman-
do la dignidad humana y la comunidad favorecedora para la construcción de sujetos,
sujetos que vistos como unidades bio/psico/sociales constituyen formas “concretas” de
“ser humano”, en relación permanente con el hábitat, con una organización social de-
terminada, en un tiempo determinado, con su propia modalidad de “producción” dando
como resultado tanto lenguaje como ciencia, alimento o cobijo y subjetividad de allí que
la vida cotidiana se entienda como “ un modo de organización material y social de la
experiencia humana en un contexto histórico social determinado” (Ana P. De Quiroga-
Josefina Racedo año: 1990 – pág. 11); asimismo, concordando con el pensamiento de P.
L. Berger y T.Luckmann: la estructura temporal de la persona proporciona la historicidad
que determina su situación en el mundo: nacer en una determinada fecha, asistir a tal
escuela o morir en un momento y no en otro; esas fechas están ubicadas dentro de una
historia mucho más amplia señalando que la estructura temporal de la vida cotidiana no
solo impone secuencias preestablecidas en la agenda de un día cualquiera sino que se
impone en la biografía de todo sujeto.
La situación “cara a cara”, en la que se desarrollan las entrevistas, favorece el
despliegue del lenguaje capaz de trascender “el aquí y el ahora” tendiendo puentes den-
tro de la realidad de lo relatado, integrándola en un todo significativo y dador de sentido.
Por medio del lenguaje se puede trascender el espacio inmediato, se puede sincronizar
la secuencia del tiempo biográfico con el tiempo de los otros, abrir el espacio para otros
sujetos individuales o colectivos que no están presentes en el “aquí y ahora”. El lenguaje
es capaz de “hacer presente”, patentizar, lo ausente de manera temporal y espacial; en
cualquier momento puede actualizarse todo, a través del lenguaje que hace presentes
no sólo a los sujetos que están físicamente ausentes, sino también a los protagonistas
y acontecimientos del pasado recordado o reconstruido. Esas “presencias” aportan per-
manente significado a la realidad continua de la vida cotidiana.

— 142 —
El hilván de los recuerdos
Las mujeres entrevistadas, con las que nos sentimos profundamente agradeci-
das, se presentan desde sus orígenes, María Ángela, 96 años nacida en Vela, Pcia. de
Bs. As., María Teresa, 83 años, oriunda de la Capital Federal, Emilia, 86 años, originaria
de Ayacucho, Pcia. de Bs. As., Elvira, 88 años de Nicanor Olivera, Pcia. de Bs. As., Her-
minia, 86 años, Necochea, Pcia. de Bs. As., Dora, 82 años, Villaguay, Entre Ríos, Nélida,
84 años, de Necochea, Pcia. de Bs. As., Esther, 87 años y Mercedes, 79 años, ambas de
Capital Federal, Ana, 77 años, Bella Vista, Pcia. de Corrientes, Olga, 80 años, de Capital
Federal, Dina, 90 años, Bahía Blanca, Pcia. de Bs. As., Edelmira, 90 años, Necochea,
Pcia. de Bs. As., Aureliana, 75 años, Concepción, Pcia. de Corrientes, María Esther, 75
años, San Miguel, Pcia. de Bs. As., María Rosa, 78 años, San Cayetano, Pcia. de Bs.
As., Sara Esther, 75 años, Tandil, Pcia. de Bs. As., Ernesta, 86 años, Bragado, Pcia. de
Bs. As., Adela, 76 años, Andalgalá, Pcia. de Catamarca, Nieves, 80 años, Tacuarembó,
República Oriental del Uruguay.
Estas niñas, provienen, en su mayoría de familias numerosas, en las que madres
biológicas, abuelas, hermanas mayores y madrastras ejercieron la función materna, for-
mándolas vivaces, donde la infancia fue tiempo de juegos y de juguetes: la rayuela, las
bolitas, el rescate, la soga, las muñecas, la mancha, la carrera de embolsados, aparecen
en todas las historias junto a mascotas y Reyes Magos, el patio o la vereda escenarios
repetidos para este “tiempo de jugar”. La excepción es María Rosa (78), quien desde
muy pequeña debió cuidar animales, ordeñar vacas y “después repartir leche”. En estas
familias, la cultura del trabajo era base fundamental. En ámbitos rurales se criaron entre
sembradíos de cereales, plantaciones frutales, quintas y crianza de animales de granja
sobre todo para el consumo familiar. Las madres trabajaban a la par que sus parejas, “mi
mamá era como un hombre para el trabajo” dice María Ángela (96). En zonas urbanas
los padres fueron pequeños comerciantes, empleados del Estado, cuentapropistas o
trabajadores a destajo “hasta que pusieron horarios en época de Perón”, expresa Mer-
cedes (79) refiriéndose a la reglamentación del Trabajo de los “destajistas” en la década
del 40. Algunos padres decían “esto se hace, esto no se hace”, otros “vayan para afuera
que viene gente”, pero los más no necesitaban decir nada, “con una mirada bastaba”, la
presencia del “rebenque” o tan solo de “una escoba” era suficiente para “portarse bien”,
este relato acerca de las medidas correctivas en el ámbito familiar es compartido por
todas las entrevistadas, y las travesuras se filtran fortaleciendo esa mirada de la infancia
como tiempo de juegos, vehiculizadas por el lenguaje que las traslada al hoy para deleite
de quienes relatan y quienes escuchan. Adela (76) con regocijo cuenta que en su casa
(la Estancia “El Espinillo” en Catamarca) el abuelo hacía vino casero que era colocado
en barriles en “la pieza de las comidas”; a la hora de la siesta, cuando los adultos dor-

 Las autoras de “Recuerdos de Mujeres” cuentan con la autorización necesaria de las entrevistadas para la
publicación total o parcial de las entrevistas realizadas, como así también para la exposición y/o proyección
de las fotos de quienes accedieron a ser fotografiadas.
Cabe destacar que las entrevistadas se alojan en el Hogar de Ancianos “Dr. Alejandro A. Raimondi”, insti-
tución con una población estable de 300 personas, situación que genera, según nuestra experiencia laboral,
uno de los padecimientos más frecuentes en los residentes que resulta ser: el proceso de despersonalización e
invisibilización. Este proceso, registrado por los profesionales abocados a la tarea de contención y acompa-
ñamiento, encuentra en el mantenimiento de la “identidad” un atenuante y sostén durante el tiempo de vida
en la institución de quienes allí residen”.

— 143 —
mían, ella, se acostaba en el piso y “abría la canillita del barril, nunca me pescaron”, dice,
sin ocultar la risa.
Del total de las entrevistadas, solo una es analfabeta, el resto ha recibido distin-
tos niveles de educación formal. Las del interior, en su mayoría no han completado el
nivel primario fundamentalmente por la dificultad para trasladarse a la escuela, cuando
la misma se ubicaba lejos de la casa, situación a la que en otros casos se sumaba la
necesidad familiar de que las niñas ayudaran en las tareas domésticas y en la crianza de
sus hermanos. Es notable la incidencia de la figura paterna cuando las niñas no querían
alejarse de sus casas, así Elvira (88) rememora, “yo estaba pupila, lloraba porque extra-
ñaba y mi papá me vino a buscar.” Las niñas criadas en la Capital Federal completaron
el nivel primario, algunas ingresaron al secundario y otras, como era normal en la época
estudiaron “cosas de oficina en la Pitman”, como recuerda Mercedes (79) haciendo re-
ferencia a la dactilografía y contabilidad. También estudiaron piano, y “un poco de inglés
y francés”. María Teresa (83) recuerda que aprendió a leer y escribir en la libretita de su
tía que era modista, ahí le anotaba las palabras que ella quería aprender: luna, flor, luz,
palabras que hasta hoy están presentes en sus poesías. Los saberes informales fueron,
en general transmitidos por las mujeres que ejercieron la función materna, aunque María
Teresa (83) recalca que “aprendí a cocinar mirando a mi abuelo que era español, cocina-
ba pescados y yo miraba desde un banquito, la cocina tiene fantasía” concluye.
Estas mismas niñas recibieron sana y variada alimentación: fariña a la sartén
para comer con carne, facturas de cerdo, huevos, verduras de la quinta, pollos, patos,
pescados, arroz con mariscos, puchero con “la pilota” (albóndiga grande), menciona
Olga (76), alcauciles rellenos y “puchero los lunes y fideos con tuco los domingos” cuen-
ta Esther (87). El lugar que ocupaba en esta dieta “lo dulce” era relevante, tortas de
cumpleaños, panes dulces, arroz con leche, flanes, panqueques, berlinesas, dulces de
elaboración casera. Emilia (86) se reconoce en el relato como la destinataria privilegiada
de las tortas italianas que hacía su madre. Tanto María Teresa (83) como Mercedes (79)
cierran el cuadro de la vida cotidiana en el ámbito culinario; la primera relata: “los viernes
se hacían las tortas y los postres en cantidad, teníamos la cocina económica que se
encendía todos los días con carbón.....también se usaba para el agua caliente”, en tanto
que la segunda rememora “teníamos una heladera de madera, se levantaba la tapa y se
echaba el hielo, venía el hielero a casa”.
Refiriéndose a las prácticas religiosas, si bien el catolicismo aparece como la
religión heredada no tiene incidencia directa en el quehacer cotidiano, en la mayoría de
los casos la relación con Dios es naturalizada y personalizada “me di cuenta que Dios
estaba en mi corazón, me hice a mi misma mi religión” María Teresa (83) otro ejemplo:
“tengo relación directa con Dios, agradezco todos los días que amanece (…) no tengo
que estar descontenta con Dios, me ha dado 2 hijos, 6 nietos, 22 bisnietos y para agosto
viene el último” dice Elvira (88), resumiendo el sentir y pensar de las entrevistadas; solo
dos de las mismas interiorizan sobre prácticas religiosas específicas, así Ernesta (86)
recuerda “a la iglesia no íbamos, con mi mamá rezábamos el Bendito y a trabajar, a la
noche decíamos: mamá que amanezca bien, la bendición y a la mañana lo mismo”, Au-
reliana (75) con humor señala “el primer marido de mi tía me enseñó a rezar, incate de
rodillas...el Bendito, el Alabado...yo no se”.
La atención sanitaria se dividía proporcionalmente entre el médico y la curandera
lugareña, dice María Ángela (96): “íbamos según lo que teníamos a la curandera o al
doctor”, es destacable el recuerdo de una niñez sana “Por ser sana no conocí ni hospi-
tales ni curandera” recalca Ana (77).

— 144 —
El cambio de etapa que marca la primera menstruación encontró a las entrevista-
das en general sin preparación y llama la atención que tanto la información al respecto
como todo lo orientado a las pautas de higiene personal surgiera no de las madres sino
de otras figuras femeninas que rodeaban a estas niñas como las hermanas mayores,
las abuelas, tías y sobre todo las maestras, así a María Rosa (78) la abuela le aclara “
Ojo! El día que andés así no te vas a mojar ni lavar la cabeza (…) después ya te podés
bañar” y Esther (87) no olvida que su maestra le enseñó a todas las alumnas que “esto
lo tenemos todas las mujeres”.
En los poblados la vida social transcurría entre reuniones familiares o con los
vecinos y como prolongación de las mismas los bailes en el Club “Social y Deportivo”,
las mujercitas asistían de 21 a 24hs. María Ángela (96) recuerda “usaba taquito carre-
tel, poca pintura, pelo cortito, vestido con falda a la rodilla”. Las reuniones en lo de los
vecinos ocupaban gran parte del tiempo de esparcimiento: “se jugaba a la lotería...iban
todos...radio no teníamos, sí tenía un vecino que también tenía un fonógrafo y muchos
discos”, dice Nélida (84). Los bailes en la Capital Federal se desarrollaban en el mismo
horario. “Se bailaba de todo” menciona Ana (77) “tango, vals, fox-trots, boggie-boogie,
jazz”, y en este ámbito se conocerán y elegirán los futuros esposos. En la constitución
de sus propias familias aparece fuertemente marcado su rol de “madre” con exclusión
de la presencia masculina en todo lo referente a la planificación familiar y a la crianza,
muy claro es el planteo de María Ángela (96) “tuve dos hijos, yo no quería más, los hacía
perder....mi marido sabía que algo iba a hacer, tengo coraje y sabía que dolía”.
Entre los 20 y 25 años nuestras entrevistadas fueron atravesadas por las con-
quistas sociales que se extendieron en el país, así se convirtieron en ciudadanas con
derecho a voto en el año 1951 por aplicación de la ley 13010/47 y participan entusiastas
“El librito viejo lo tengo lleno de votos” dice Aureliana (75), “Votaría hasta los 90 años,
es una forma de defender al país” señala Mercedes (79), “comencé a votar cuando
apareció Evita y salió mi opinión en un diario de lo que significaba votar, el diario era
Democracia” relata María Teresa (83). En lo referente a la independencia económica,
estas mujeres manejaron no solo sus ingresos y la administración hogareña, sino tam-
bién acompañaron en actividades comerciales y/o productivas a sus parejas “mi marido
me dijo: si querés trabajar, andá, yo no te mando” Emilia (86), “mi marido cobraba y yo
manejaba el dinero” Nélida (84), “a mi marido le daban todas las obras, yo tomaba la
gente como contratista” Ernesta (86).
Hasta aquí testimonios recortados que nos permiten recuperar retazos de histo-
rias personales con nombre y apellido, que dan cuenta de construcciones sociales origi-
nantes y resultantes, modificadoras y generadoras del quehacer y ser cotidianos. Estas
mujeres mayores, quienes desde el hilván de sus recuerdos se autorretratan y también
retratan épocas, costumbres, sabores y sinsabores de días vividos, aparentemente sin
mayores trascendencias pero que en el tapiz de la vida tejido día a día, construyen
nuestras raíces, nuestros propios imaginarios; esos con los que hoy, nosotras: mujeres
de 50, nos identificamos, rechazamos, nos asustamos, nos preguntamos y este es en
última instancia el sentido del trabajo realizado: abrir puertas poder seguir preguntando,
nosotras y quienes nos siguen, ya que la curiosidad abre caminos, recoge hilos sueltos,
anuda sueños, teje futuro, sin olvidarnos que recordar proviene del latín RECORDARI,

 Las entrevistas completas y los datos clasificados estarán disponibles en CD.

— 145 —
derivado de COR: corazón (Joan Corominas: 1974 – Vol.III – Pág.1043) y que “ el re-
cuerdo es un rescoldo para el alma” (Julia Elena Ávalos, folklorista argentina).

Bibliografía
Ander-egg E. (1983): Técnicas de Investigación Social. Madrid: El Cid Editor.
Berger P. y Luckmann T. (1979): La Construcción Social de la Realidad.Bs. As: Amorrortu.
Collingwood, R. (1984): Idea de la Historia. México: Edit. F.C.E.
Corominas, J. (1974): Diccionario Crítico Etimológico-Vol.III. Madrid: Gredos.
Diario Clarín – Edición Especial – (2005, 28 de Agosto): 60 Años 60 Hechos.
Diario La Razón – Edición Especial – (1966, 7 de Julio): Historia Viva.
Malaspina, E. (1992): Recuerdos de Enrica. La Plata: Edit.Universitaria.
Sainz de Robles, F. (1979): Diccionario Español de Sinónimos y Antónimos.Madrid: Aguilar.
Taylor, S. y Bogdan, R. (1986): Introducción a los Métodos cualitativos de Investigación. México:
Paidos.
Quiroga, A. y Racedo, J. (1990): Crítica de la Vida Cotidiana. Buenos Aires: Ediciones Cinco.

— 146 —
Genero y Generaciones en la produccion del envejecimiento

La viudez en las mujeres ¿una crisis vital?


Esther L. Moncarz

Resumen
Las viudas constituyen un grupo invisibilizado. Suelen estar ausentes en las es-
tadísticas y raramente se las menciona en los informes de pobreza, desarrollo, salud o
derechos humanos. En Argentina el 50, 26% de las mujeres adultas de más de 65 años
son viudas (Censo 2001) y entre ellas se hallan las mujeres más pobres.
La viudez supone transitar una profunda crisis, y en el campo de la salud mental
crisis alude a un quiebre en la continuidad, a una ruptura del equilibrio que afecta las
dimensiones intrasubjetivas e intersubjetivas, que suele poner en jaque la organización
de la subjetividad y toda la vida.
En este trabajo intentaré caracterizar algunos de los modos como esta crisis sue-
le afectar los apuntalamientos y la identidad, la cotidianeidad y los vínculos de las mu-
jeres que transitan por ella. Asimismo, me referiré al trabajo que realizo con grupos de
reflexión de mujeres viudas como recurso clínico para el procesamiento de esta crisis.
Esta presentación es producto del trabajo clínico que vengo realizando en mi
consultorio con mujeres en duelo por viudez y de mi trabajo realizado en un Centro de
atención para la recuperación de personas en duelo. A partir de mi experiencia en la co-
ordinación de grupos de mujeres sobre diversos temas ha sido una decisión que los gru-
pos estuvieran integrados exclusivamente con mujeres viudas, mayores de 60 años.
El trabajo en los grupos constituye un ámbito a jerarquizar en la tramitación de
los duelos a la vez que espacio facilitador de la construcción de nuevos significados a la
identidad de viudas, a la vez que promotor de recursos de resiliencia.

Palabras clave: Viudez, mujeres, crisis, identidad, grupos,

En el campo de la salud mental el término crisis alude a un quiebre en la conti-


nuidad, a una ruptura del equilibrio que afecta las dimensiones intrasubjetivas e inter-
subjetivas, que suele poner en jaque la organización de la subjetividad y toda la vida
de quien la atraviesa. Las crisis también son peligro y oportunidad: peligro, referido a la
situación que es necesario procesar y oportunidad, de realizar cambios. Para que esto
sea posible, para las mujeres es necesario posicionarse como sujeto activo, criticante
del equilibrio anterior Burin. M. (1987). F. Moujan (1989) caracterizan a las crisis vitales
como momentos del proceso de búsqueda de la identidad. Desde mi perspectiva en esa
búsqueda se construye y se reconstruye la identidad de quien atraviesa la crisis.

 Psicóloga. Psicoterapias y grupos de reflexión focalizados en recuperación de duelos. Docente.


emoncarz@fibertel.com.ar

— 147 —
En este trabajo intentaré caracterizar algunos de los modos como esta crisis afec-
ta los apuntalamientos y la identidad de las mujeres que transitan por ella así como las
representaciones que van teniendo de su condición de viudas. Por último me referiré al
grupo de reflexión como recurso clínico para su procesamiento
Esta presentación es producto del trabajo clínico que vengo realizando en mi
consultorio con mujeres en duelo por viudez y de mi trabajo realizado en un Centro de
atención para la recuperación de personas en duelo. A partir de mi experiencia en la co-
ordinación de grupos de mujeres sobre diversos temas ha sido una decisión que los gru-
pos estuvieran integrados exclusivamente con mujeres viudas, mayores de 60 años.

Aspectos sociales
Las viudas constituyen un grupo invisibilizado. Suelen estar ausentes en las es-
tadísticas y raramente se las menciona en los informes de pobreza, desarrollo, salud o
derechos humanos. Así lo considera un exhaustivo estudio del tema realizado por Nacio-
nes Unidas (WOMEN 2000, 2001), especialmente referido a la situación de las mujeres
viudas en los países “en desarrollo”. El estudio asevera que en muchos de los países se
desconoce el número de viudas, sus edades así como las características sociales y eco-
nómicas en las que transcurren sus vidas. Esta invisibilización oculta su vulnerabilidad,
tanto socioeconómica como psicológica.
El estudio estima que entre el 7% y el 16% de la población adulta femenina de
todos los países está constituido por viudas, y que entre ellas se encuentra el porcentaje
más elevado de mujeres pobres en el mundo.
En Argentina es muy marcada la desproporción existente entre varones y mu-
jeres adultos pertenecientes a esta categoría. Las viudas constituyen el 10.72% de la
población femenina adulta mientras que los varones solo el 0, 02% de la población
masculina adulta. (Censo 2001). Suele explicarse el bajo porcentaje de viudez entre los
varones por una combinación de factores: tienen índices de mortalidad más altos, sus
esposas suelen ser más jóvenes y por lo general, vuelven a casarse si quedan viudos.
Para las casadas, tanto para las de mediana edad como para las mayores es alta
la probabilidad de transitar la viudez: tienen una expectativa de vida mayor que la de los
hombres y sus esposos suelen ser mayores que ellas. En Argentina son viudas el 50,
26% de las mujeres adultas de más de 65 años (Censo 2001)
La viudez suele ser calificada como uno de las situaciones más difíciles y estre-
santes en la vida de las personas y uno de los acontecimientos que va a demandar de
los mayores esfuerzos en la ardua tarea de reconstruir la propia vida.
Es necesario diferenciar distintas momentos en el proceso de enviudar, ya que
este tendrá ciertas características para las viudas recientes (de alrededor de menos
de un año) y otras para las de tiempo extenso (un año o más), cuando transitando el
proceso de duelo van hallando nuevos modos de organizar sus vidas. Para las viudas
recientes el trabajo de duelo, los cambios en la cotidianeidad, las variaciones en la
situación económica que muchas veces se transforma en una fuente de verdadero ago-
bio, la soledad, la pérdida de otros vínculos –parejas de amigos y/o familia política-, los
cambios en la relación con los/as hijos/as son solo algunos de las circunstancias que
deberá afrontar.
Las viudas mayores de 70 años muestran una tendencia diferente. En ellas, mu-
chas veces, al comienzo cuando la pérdida es reciente, suele ser mayor la negación de
la pérdida y manifiestan una menor respuesta emocional al duelo.

— 148 —
Sin embargo, esta supresión no significa la ausencia de duelo sino más bien la
puesta en juego de un mecanismo de auto-suficiencia que las hace sostener una posi-
ción de relativo optimismo..
Sin embargo, esta perspectiva optimista sobre el futuro se hace difícil de mante-
ner para ellas cuando:
1) se reconoce el paso del tiempo (y que mucha vida ha sido ya vivida).
2) cuando se reconoce que la salud física puede estar afectada (también la mental).
3) estar sola no significa necesariamente privación pero sí, el temor por la seguridad
personal (y el reconocimiento de estar al propio cargo).
Una observación producto del trabajo clínico es que a los problemas que pade-
cen muchas veces las mujeres mayores en proceso de duelo por viudez, se suma
el duelo asociado al proceso de envejecimiento: los temores mayores son a las en-
fermedades crónicas, al sufrimiento y al aislamiento.
Todos estos constituyen verdaderos desafíos que si bien para muchas pueden
transformarse en factores de riesgo tanto para su salud física como para su salud psí-
quica, para otras también podrá ser una etapa de sus vidas en la que poner en juego
recursos insospechados de resiliencia y creatividad que le posibilitará hallar nuevos lu-
gares sociales y nuevos vínculos.

Acerca de los significados de la viudez en las mujeres


Uno de las primeras realidades que me sorprendieron en mi trabajo psicoterapéu-
tico con mujeres que han enviudado, fue el rechazo generalizado que encontré en ellas
a ser identificadas como viudas. Carole Barret (1979) sostiene que “la mayoría de las
viudas odian esta nominación porque la gente reacciona ante ellas como si padecieran
una enfermedad contagiosa”. Un primer sentido a este rechazo es posible darlo recor-
dando que Freud en “Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte” (1915)
señalaba como nos conducimos con una “patente inclinación a prescindir de la muerte,
a eliminarla de la vida. Hemos intentado silenciarla... como si en el fondo, nadie creyera
en su propia muerte o lo que es lo mismo, en el inconciente todos estamos convencidos
de nuestra inmortalidad”.
Ph. Aries (1982) afirma que “hoy resulta vergonzoso hablar de la muerte y sus
quebrantos, igual que antaño resultaba vergonzoso hablar del sexo y sus placeres. Se-
gún el, por considerarla morbosa, la gente habla de la muerte como si no existiera. La
única evidencia es la muerte de las personas, de las que nadie habla – y de las que
quizás hablemos más tarde, cuando hayamos olvidado que han muerto”.
Sin embargo, es necesario reconocer que a pesar de los intentos de negación,
cuando muere un ser querido, la muerte con su poder arrasador, adquiere existencia
para siempre. Para las que han enviudado a esta realidad siempre penosa, se añade
que en el nombre viuda, parece quedar la identidad inextricablemente unida, sellada a
la muerte del esposo fallecido. Para los otros –quienes pueden seguir sosteniendo la
negación de la muerte- se crea la ilusión de lograr ponerse a salvo de este destino final.
Se pretende desconocer que a menos que la pareja fallezca al mismo tiempo, la viudez
de uno de los integrantes es la conclusión inevitable de todos los matrimonios que no
terminan en divorcio.
¿Qué es ser viuda para uds.? fue una pregunta formulada en una reunión grupal.
“Vieja, sola, soledad, desamparo, ser como una huérfana, palabra terrible, me cae mal,
soledad de vieja, viuda y vieja es lo mismo, para mí es mi hija menor que no tiene un

— 149 —
papá que la lleve a ninguna parte”. La unanimidad que encontré en estas representa-
ciones que enfatizan el desamparo, la soledad, la vejez representando la carencia, la
falta, la ausencia, así como el rechazo generalizado a identificarse con ellas, es lo que
me llevó a la reflexión.
Para este grupo de mujeres es la identidad profundamente conmocionada, la que
queda cristalizada en una representación carente: viuda, la que perdió al marido. Para
ellas, la desidentificación de la identidad que otorgaba el “nosotros” de la pareja pone al
descubierto lo ilusorio de aquel sentimiento de completud. Es una representación regre-
siva que las instala en un lugar de desprotección, que no aceptan. “Yo no soy así” dirán
algunas con fuerza. No decirlo las expondría a quedar entre “las carentes”.
Es como si la condición “viuda” pusiera más en evidencia que se trata de una
crisis vital que quien la atraviesa no solo debe tramitar la pérdida de un objeto amoroso
o de un rol, sino que es la pérdida de una estructura – la matrimonial – que hasta ese
momento la contenía, la determinaba y le brindaba una identidad narcisizada. Perder
esa estructura las expone a quedar encerradas en representaciones signadas por la
carencia y la desnarcisización.
El lenguaje también acorrala: se es viuda. Se pasa de estar casada a ser viuda.
No se dice está viuda: más bien es viuda o quedó viuda. Y existe una diferencia sus-
tancial entre los dos verbos: estar alude a algo transitorio, se puede estar en un lugar u
otro, se puede estar de un modo u otro. Ser alude a algo que permanece, a un atributo
del sujeto. Es como si el sentido de esta nominación también fuera un obstáculo al lento
trabajo de duelo “gracias al cual el yo deshace pacientemente lo que había anudado en
una urgencia bajo el impacto de la pérdida. El duelo es deshacer lentamente lo que se
había cristalizado precipitadamente”. (Nasio, Juan 1996)
Sin embargo estas mujeres en pleno proceso de crisis identitaria critican y recha-
zan esa identidad asignada.
¿Viuda también es un estado civil? Se preguntaba entre asombrada y angustiada
una viuda mientras me contaba su asombro y su rechazo cuando al comprar una propie-
dad le dijeron que correspondía inscribirla figurando como viuda de. Por ej. sería Alcira
Perez viuda de González. Ella decía: “si yo nunca usé mi apellido de casada, te parece
que ahora tenga que firmar como viuda de....”. Es de subrayar que para esta mujer, los
lugares sociales que deben haber estado totalmente naturalizados para generaciones
anteriores, hoy para ella están rotundamente cuestionados y puestos en crisis. La iden-
tidad “viuda de”, que incluía el luto y el medio luto en la vestimenta y en las costumbres,
en los modos de relación y también en cierto forma de clausura de la vida y de la sexua-
lidad, pero que otorgaba status social a las mujeres de otras generaciones, es cuestio-
nada y rechazada por muchas de las viudas actuales.
En esta crisis parecen quedar más al descubierto y al mismo tiempo, más cuestio-
nados ciertos estereotipos de la condición femenina, y así surgen preguntas como: ¿qué
se es siendo sin un hombre? ¿qué se es siendo alguien con una identidad que no incluye
a la pareja como una de las posesiones narcisizadas? ¿Qué se es sintiéndose en este
estado que parece condenarla a que el muerto forme parte de su identidad?
Cuando se instaura una crisis vital las identificaciones establecidas inician un
proceso de desprendimiento. Los mecanismos de desprendimiento del yo (Bibring E,
1943) son operaciones yoicas que apuntan a la realización de las posibilidades, aún a
costa del aumento de la tensión.). En este sentido, en las representaciones sociales y en
el lenguaje la nominación viuda parece oponerse al desprendimiento, al desasimiento,
como si de algún modo estuvieran clausuradas las salidas y el duelo y la pérdida debie-

— 150 —
ran quedar constituyendo la identidad. También es necesario considerar el conflicto de
ambivalencia a que da lugar apelar a estos mecanismos: la lucha entre desear retener al
objeto amado, perdido y desear desprenderse de él están especialmente entrelazados.
Las representaciones sociales y subjetivas enfatizan que alguien sigue existiendo mien-
tras viva en la memoria de quien/es lo evocan, complejizando aún más este proceso. Es
que al utilizar estos mecanismos deberá también lidiar con la culpa que hacerlo puede
generarle.

El grupo de reflexión de mujeres que han enviudado


El grupo de reflexión es un espacio que estas mujeres privilegian por posibilitarles
el encuentro con otras atravesando su misma crisis.
De las diversas funciones que cumple quiero destacar especialmente dos.:
1) el lugar de reidentificación que ofrece a sus integrantes. La cohesión, la re-
flexión que suele darse en los grupos opera promueve la resignificación de sucesos,
ideales y deseos y con ella un espacio para la reidentificación con otras representacio-
nes de mujer. Cuando esto ocurre será posible investir otros ideales del yo como propios
del género, por ej. ideales más ligados al hacer que al ser, a la autonomía que a la de-
pendencia, Paradójicamente, el proceso de desidentificación propio del duelo también
brinda la oportunidad de la desidentificación con modelos de género estereotipados que
han encerrado a las mujeres en lo que se ha denominado el cautiverio del género: y son
todas aquellas situaciones, relaciones, representaciones consideradas propias de un
género u otro, que determinan opciones sin alternativa para mujeres y varones.
En este sentido ser una mujer viuda podrá reconocerse en la multiplicidad de
significados que conlleva y no solamente mujer carente que encarna la falta. Y así será
posible el logro de posiciones de auto-sustentación, apuntando a una afirmación de la
identidad, una posibilidad de avance hacia posiciones de mayor autonomía en relación
a la dependencia y a la vez, a la posibilidad de establecer vínculos de mayor paridad
con los otros.
Se promueve en el grupo de reflexión la revisión de mitos y estereotipos que con-
tribuye a incrementar las capacidades resilientes.
Los factores resilientes son las que tiene el ser humano para hacer frente a las
adversidades de la vida, superarlas y ser transformado positivamente por ellas” (Grot-
berg, E.1998), e intervienen en el componentes subjetivos, situacionales y sociales, que
actúan ejerciendo un efecto conjunto y traen como resultado no solo la atenuación de
los efectos de las circunstancias adversas y de los eventos estresantes sino también la
posibilidad de cambiarlos. Es una capacidad que no se adquiere “naturalmente” sino que
es necesario desarrollarla y promoverla, siendo producto de la interacción de un/a sujeto
con otros/as y especialmente con su entorno. Y un factor que contribuye a fomentar la
resiliencia en las mujeres, es el desarrollo de estrategias que generen mayor empodera-
miento y sin dudas, el grupo de mujeres es un recurso para lograrlo.
2) El lugar del grupo como facilitador del empoderamiento. se refiere al proceso
de adquisición de poder por el cual las mujeres adquieren el control sobre sus propias
vidas y la capacidad para tomar sus decisiones y ser activas respecto del medio social
al que pertenecen. En el plano de la subjetividad, un recurso facilitador de posiciones
de empoderamiento lo constituye el ejercicio del juicio crítico. Es un tipo de juicio que
posibilita cuestionar valores, ideales deseos y creencias, desde una posición de sujeto
criticante. Aunque existen diferencias entre ellas, para las que han enviudado y transi-

— 151 —
tan por la crisis el grupo es un facilitador de la adquisición de esta posición de sujetos
criticantes, Estas mujeres están en pleno proceso: una ha tomado algunas decisiones
económicas importantes cuando esto lo hacía siempre el marido, otra ha encarado un
trabajo que le posibilita generar sus propios ingresos y otra ha organizado un grupo para
realizar una actividad, mientras todas se debaten entre desprenderse y aferrarse en
distintos momentos del devenir grupal.
Para muchas la viudez es una crisis y aunque conlleva peligro, es también la pri-
mera oportunidad de formularse preguntas acerca de su condición de mujeres, las que
han sido y las que quieren ser. De esta manera junto al procesamiento del conflicto, que
en el marco psicoterapéutico les facilita la reflexión y el juicio crítico, es posible hallar
nuevas identidades, nuevos deseos y nuevas significaciones

Conclusiones
La viudez es una crisis, que aunque puede representar un peligro también es una
oportunidad para las mujeres mayores. Es que en esta crisis, como ocurre en otras, dis-
tintos aspectos de la identidad y de la vida pueden ser resignificados tales como: ¿qué
es ser mujer?, ¿se es mujer sin un hombre que garantice la identidad? ¿se puede ser
viuda y sentirse viva? También plantea la posibilidad y el desafío de hallar las diferen-
cias entre ser y hacer, de descubrir recursos propios, muchas veces inéditos hasta esta
etapa de la vida
Además, la pertenencia a grupos de pares – en este caso el grupo de reflexión
para mujeres viudas – facilita el tránsito por esta crisis vital, así como el laborioso trabajo
de hallar nuevos significados a la propia vida y descubrir y encontrar el placer en la tarea
conjunta realizada en un grupo de mujeres.
Sin embargo, quedan por ser investigados muchos otros aspectos de esta crisis y
que no han sido contemplados todavía en este trabajo. Entre ellos la articulación de este
duelo con otros duelos propios del envejecimiento o en otra dimensión las expresiones
que adquiere la sexualidad y el erotismo, los significados otorgados a la soledad o las
representaciones del propio cuerpo. También sería interesante realizar un estudio com-
parativo que permitan establecer semejanzas y diferencias con la viudez en los varones,
para mencionar solo algunas lineas de trabajo posibles.
Este trabajo con sus hallazgos y sus falencias pretende contribuir a la tarea – im-
prescindible - de visibilización de este grupo social, para que sea posible hallar nuevas
representaciones, significados y abordajes que las designen y las comprendan.

Bibliografía
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Barret, Carol (1979): “La mujer en la viudez” en Mujer, Locura y Femi nismo. Madrid. Dédalo.
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Bibring, E. (1943): “The conception of the repetition compulsion”, Psycoanalitic Quaterly, vol. XII,
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Burin, Mabel y col. (1987): Estudios sobre la subjetividad femenina. Buenos Aires. Grupo Editor
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Fernández Mouján, Octavio (1989): Crisis Vital. Buenos Aires. Nueva Visión.

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Freud, Sigmund (1915): Consideraciones de actualidad sobre la guerra y la muerte. Obras Comple-
tas. Biblioteca Nueva. Madrid. 1948.
Grotberg. E. (1998): “La resiliencia en acción”, trabajo presentado en el Seminario Internacional
sobre Aplicación del Concepto de Resiliencia en Proyectos Sociales, Universidad Nacional
de Lanús.
Nasio, Juan D. (1996): El libro del dolor y del amor. Barcelona. 1998. Gedisa Editorial.
WOMEN 2000 (2001): “Widowhood: invisible women, secluded or excluded. Division for the Advan-
cement of Women. United Nations.

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Genero y Generaciones en la produccion del envejecimiento

Haciendo memoria
Ferreira Alicia, Mallol Susana y Werthein Silvia

Resumen
Envejecer es un proceso complejo, por eso el objetivo de nuestro trabajo fue la
organización, capacitación y participación jerarquizada en la comunidad de mujeres ma-
yores de 60 años y el estímulo de las relaciones intergeneracionales.
Es posible proporcionar herramientas para que este sector de la población ac-
ceda a disfrutar de una mejor calidad de vida y mostrar a las generaciones siguientes
modelos diferentes y más satisfactorios y dignos de envejecer.
El proyecto se llevó a cabo en el Centro de Gestión y Participación Nº 13 de la
ciudad de Buenos Aires:
En el primer módulo se realizaron 2 talleres de reflexión y un ciclo de cine-debate
de 14 reuniones. Las películas seleccionadas suscitaron la reflexión sobre las contin-
gencias actuales de su vida y también los recuerdos y las anécdotas que les permitieron
recobrar las características de la vida cotidiana en las décadas de 1940-1960.

 Asociación de Especialistas Universitarias en Estudios de las Mujeres (ADEUEM). Buenos Aires,


Argentina.
Alicia Ferreira. Médica, Carrera de Especialización de Postgrado en Estudios de la Mujer, Univer-
sidad de Bs. As. Participante de la mesa Coordinadora de la Red Nacional por la Salud de la Mujer,
1992-2002. Coordinadora de los programas de Medicina preventiva de la Secretaría de Salud y
Acción Social, Municipalidad de Tigre, 1989-2004. Docente adjunta de la Carrera de Trabajo Social,
Universidad Nacional de La Matanza, 1999-2002.
Trabaja el tema del envejecimiento en las mujeres desde 1990. Coordinadora –con S. Mallol y S-.
Werthein del proyecto “Haciendo memoria” financiado por la Dirección General del Voluntariado,
Ministerio de Desarrollo Social, Bs. As 2007. aliciaferreira@intramed.net
Ha publicado:
- “Según pasan los años, para mujeres de más de 50 ” (con S. Mallol) Cartilla metodológica para
capacitadoras, Buenos Aires, 2003
- “Mujeres llegando a los 50 “ (con S. Werthein, S. Mallol, y T. Azcárate), en Hecho en Red, publi-
cación de la Red Nacional por la Salud de la Mujer, editorial Dunken, 2001
- “De las paradojas de la madurez” con S. Werthein, T. Azcarate y S. Mallol, Revista de la Red de
Salud de las Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, Nº4, 1999
- Elaboración (con equipo de ADEUEM) del video “Calidad de vida de las mujeres después de los
50.” Financiado por MamaCash, Holanda, 1999
 Asociación de Especialistas Universitarias en Estudios de las Mujeres (ADEUEM). Buenos Aires,
Argentina.
smallol@intramed.net
 Asociación de Especialistas Universitarias en Estudios de las Mujeres (ADEUEM). Buenos Aires,
Argentina.
adeuem@ciudad.com.ar

— 154 —
Las integrantes del grupo escribieron historias sobre sus experiencias de esa
época. Al término de este módulo se organizó una exposición con fotografías, objetos sig-
nificativos para las participantes, afiches, propagandas, diarios y revistas de la época.
En el segundo módulo, alumnos de la Escuela primaria Nº 9 del barrio, escucha-
ron los relatos de infancia y adolescencia contados por las protagonistas.
Contribuimos así a lograr un mejor envejecer, con proyectos concretos que aña-
dan vida a los años, a la vez que una comunicación intergeneracional que promueva las
relaciones entre adultos mayores y niños.

Palabras clave: envejecimiento, mujeres, relaciones intergeneracionales

“La compensación de llegar a viejo...


es simplemente ésta: que las pasiones persisten tan fuertes como siempre,
pero hemos ganado ¡por fin! el poder que agrega el supremo sabor a la existen-
cia, el poder de apropiarnos de la experiencia,
de tomarla entre las manos, despacio, en la luz...”
Virgina Woolf (La señora Dalloway)

Introducción
No es fácil envejecer en nuestros días, cuando tradicionalmente la ancianidad fue
considerada como la etapa del retiro de la vida activa, cuando la edad marca un límite
que segrega, cuando se idolatra la juventud, la imagen fresca, lozana y atlética, como
única opción para ser considerada como persona, para ser tenida en cuenta como parte
de la sociedad.
Simone de Beauvoir decía que debemos tratar de comprender como vive cada
uno su vejez, como envejece cada uno. (de Beauvoir S.“La vejez”, 1970) ¿En qué se
convierte en la vejez la relación del individuo con su cuerpo y su imagen; su relación con
el tiempo, la historia, la praxis; su relación con los demás y el mundo?
Envejecer es un proceso complejo, quizás mucho más actualmente, con los cam-
bios socioeconómicos tan significativos que han ocurrido y siguen ocurriendo. José Yuni
señala que en la dinámica sociocultural de la modernidad pesa sobre los viejos el es-
tigma de la improductividad y la obsolescencia. (Yuni. J: “Envejecimiento y cambio cul-
tural: tramas y configuraciones emergentes”, 2006). La circulación de nuevos saberes,
en especial en el campo de la tecnología, y la importancia de los medios masivos de
comunicación, hacen que no se reconozcan los conocimientos y las experiencias de los
mayores, quienes pierden así visibilidad social.
La pobreza, la pertenencia al género femenino y la falta de una jubilación o pen-
sión que permita llevar una vida digna pueden ser circunstancias agravantes de la an-
cianidad. En las mujeres de edad avanzada es además frecuente la soledad, por viudez,
por separación u otras causas. Los problemas de clase, la falta de acceso a la informa-
ción y a la educación, la inserción discontinua de las mujeres en el mercado laboral y
la dedicación de todas sus energías a la supervivencia familiar, en especial a la crianza
de los hijos y posteriormente al cuidado de los nietos o de los miembros enfermos de la
familia, hacen que muchas mujeres mayores no conozcan sus derechos y no puedan
por lo tanto ejercerlos y, lo que es peor aún, carezcan de la posibilidad de formular e in-

— 155 —
cluso formularse sus propios deseos. Estas desventajas son una consecuencia evidente
de las desigualdades de clase y de género que contribuyen a la exclusión social de las
mujeres mayores. En los sectores de escasos recursos esto se agudiza y es allí donde
ellas más necesitan encontrar su voz, valorar su experiencia y empoderarse para poder
así ejercer sus derechos como ciudadanas plenas.
A pesar de la escasez de oportunidades, muchas mujeres de esta edad y de di-
versos sectores sociales tienen capacidades y habilidades que merecen reconocimiento
y valoración.
En los sectores medios podemos observar una mayor disposición y mayores po-
sibilidades de disfrutar de actividades culturales, del cuidado del cuerpo y de paseos de
fácil acceso.
Más allá de las diferencias de clase, en el proceso de envejecimiento la historia
personal es fundamental. Envejecer es algo totalmente personal, que tiene que ver con
la manera en que se ha vivido hasta entonces y con la connotación que ser viejo tiene
para cada uno. Pero si la sociedad nos impone una permanente desvalorización, será
difícil salir del estereotipo.
Es posible sin embargo trabajar para brindar a quienes envejecen instrumentos
que les permitan disfrutar de la vida; trabajar con carácter preventivo, para que puedan
anticipar su vejez en lugar de sentirla como algo inesperado, como señalaba Goethe:
“la edad te toma por sorpresa” y no tiene necesariamente que ser así. Estos esfuerzos
contribuyen a la solidaridad entre las generaciones y las mujeres que se encuentran en
esta etapa pueden desempeñar el importante papel de transmisoras de mejores mode-
los de envejecer.
Cuando a principios de la década de 1990 comenzamos en nuestra institución a
trabajar sobre la menopausia y posteriormente sobre el envejecimiento, se trataba de
cuestiones que no se mencionaban o que se hablaban en secreto entre amigas, pero
no figuraban en ninguna agenda pública. Hoy en día hay conciencia del envejecimiento
paulatino de la población, pero las políticas son fragmentarias, en general destinadas
a la asistencia y no a la prevención y con poca continuidad. No obstante lentamente se
está tomando conocimiento y ofreciendo nuevas oportunidades. Algunas actividades se
desarrollan ya hace años, como los programas para la 3a edad en las universidades
y centros culturales, que han contribuido a modificar las representaciones culturales
de la vejez, así como las autorepresentaciones de los mismos viejos. Pero, si bien los
sectores medios pueden apropiarse de estos recursos que les permiten continuar con
proyectos que amplían su visión y la recrean, los sectores menos favorecidos no acce-
den a ellos.
Es sabido que se está produciendo un envejecimiento progresivo de la población
mundial y que es en las mujeres en quienes más ha aumentado la esperanza de vida.
Más de la mitad de las personas de entre 60 y 69 años y el 65% de las personas de
80 y más, son mujeres. Es decir que cada vez habrá una porción más importante de la
población femenina en tránsito hacia la vejez, merecedora de una calidad de vida digna
en esta etapa.
Frente a esta feminización de la vejez se torna imperiosa la necesidad de ocupar-
se y generar espacios y políticas, con y para este sector de la población.
Durante los años en que venimos trabajando el tema, organizamos varios talleres
y cursos con mujeres mayores. Coordinamos grupos en el partido de Tigre, en un Centro
de Jubilados, con mujeres de sectores de escasos recursos. Trabajamos también con

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mujeres de sectores medios en una biblioteca popular del partido de San Martín y en una
ONG de mujeres de Rosario. (INSGENAR).

Objetivos
Este proyecto, eje del trabajo que presentamos, fue desarrollado con mujeres de
clase media en la ciudad de Buenos Aires y.tuvo como objetivos:
- Promover la formación de grupos de mujeres mayores de 60 años para contribuir
al mejoramiento de la calidad de vida a través de impulsar su organización, capa-
citación y participación jerarquizada en su comunidad.
- Favorecer las relaciones intergeneracionales

Población
La convocatoria se hizo desde el Centro de Gestión y Participación Nº 13 de Nu-
ñez, Bs. As. Se trata de un barrio con población de clase media. El grupo fue de 17 mu-
jeres, de entre 60 y 82 años. Tres eran menores de 70 años, 9 tenían entre 70 y 79años
y 5 tenían 80 ó más. En cuanto a la ocupación, 5 eran empleadas jubiladas, 1 psicóloga
social, 1 artista plástica, 5 docentes jubiladas, 1 profesora de corte y confección, 1 co-
merciante jubilada., 3 pensionadas. Una de las participantes tenía estudios terciarios
completos, otra estudios universitarios incompletos, 5 tenían secundario completo y el
resto secundario incompleto, con algunos estudios complementarios, como folklore, se-
cretariado o arte y declamación. Todas, salvo 2 o 3, eran viudas. Algunas descubrieron al
enviudar que podían tener una vida independiente y así se lo hicieron saber a sus hijos.
La mayoría vivían solas, y algunas tenían hijos que migraron a otros países o que vivían
en otras ciudades del país. El ejercicio de la abuelidad era acotado a sus posibilidades
y necesidades. A pesar de ser jubiladas o pensionadas, ninguna manifestó preocupa-
ciones económicas y aparentemente todas se autoabastecían y eran autónomas. El
resto de las preocupaciones que expresaron, sin embargo, fue similar al de las mujeres
de sectores populares: la pérdida de la memoria, la poca comunicación con la familia,
la salud física y mental, la soledad. Pero para este grupo se agregó la necesidad de
tener proyectos, de encontrar espacios para actividades, de tener una vida propia, de
comunicarse con sus pares y de tener disposición para comprender a los demás. Fue
universal sin embargo, su resistencia a las nuevas tecnologías: ninguna sabía manejar
una computadora ni sentía que podría tener capacidad para ello.

Metodología
Se trata de un proyecto que realizamos con mujeres mayores de 60 años y que se
cumplió en dos módulos. En el primero, se realizaron 2 talleres de reflexión y un ciclo de
cine debate de 14 reuniones. Las películas seleccionadas actuaron como disparadores
de la reflexión sobre el envejecimiento y de la recuperación de las características de la
vida cotidiana en las décadas de 1940-1960. Tratamos de resaltar en cada película un
tema determinado, que reforzamos con entrega posterior de bibliografía, a fin de ordenar
el trabajo.
Al mismo tiempo, promovimos la búsqueda por parte de ellas de fotos y objetos
de la época para la preparación de una exposición. Cada participante eligió una temá-
tica dentro de las trabajadas, escribieron historias sobre sus experiencias y recordaron
distintos aspectos de la su vida cotidiana.

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Al término de este módulo organizamos en el CGP Nº 13, donde trabajamos, una
exposición con fotografías, objetos significativos, affiches, propagandas, diarios y revis-
tas de la época, en la que ellas participaron activamente.
En el segundo módulo las participantes concurrieron a una escuela pública de la
zona a fin de relatar las memorias de la vida cotidiana en su niñez y adolescencia a los
alumnos de 6º y 7ºgrado y ser entrevistadas por ellos para recabar información sobre
sus antepasados, inmigrantes o migrantes del interior y el impacto de las migraciones
en sus vidas.

Resultados
En sus inicios, la convocatoria fue bastante amplia. Después el grupo se fue des-
granando, por motivos de salud, de viajes, de horarios, de frío, de incompatibilidad con
sus compañeras, de falta de compromiso. Quedaron finalmente 17 mujeres, muy partici-
pativas y comprometidas de manera entusiasta con la tarea.
Yuni señala que la vejez y el envejecimiento no pueden ser definidos en nuestros
días como algo que es, sino como aquello que está siendo, como una realidad sociocul-
tural que está atravesada por las enormes transformaciones producidas en el siglo XX.
Efectivamente, estas mujeres muestran un modelo nuevo de envejecer, que es muy di-
ferente al que la mayoría de nosotras recordamos de nuestras abuelas, pero es también
diferente al de las mujeres actuales de menores recursos con las que trabajamos en un
centro de jubilados.
La clase social determina en gran parte el estado de salud, la economía y el
capital cultural con el que se llega a esta edad. Ellas no sólo permanecen en sus casas
tejiendo o mirando televisión. Son muy activas dentro de su familia y en la comunidad
y todas buscan actividades y espacios de encuentro con otros. Practican yoga, asisten
a talleres literarios y cursos de arte En los recuerdos surgidos después de ver las pelí-
culas, observamos que si bien no son tantos años mayores que nosotras, tuvieron una
educación mucho más estricta. Muchas sufrieron castigos físicos, palizas, sopapos y el
puntero en la escuela. No podían salir solas con el novio, aún se estilaban los días de
visita y el pedido de mano, a alguna la hicieron ir de viaje para que olvidara un amor que
“no le convenía”. Otra que quiso desarrollar actividades no bien vistas para la época,
como estudiar teatro, tuvo que hacerlo clandestinamente, a escondidas de la familia.
En el grupo no se habló mucho de la sexualidad, pero la mayor parte de ellas acató los
modelos impuestos y se casaron vírgenes, de lo que algunas manifestaron estar arre-
pentidas. Casi todas expresaron cierta tendencia a pensar “que todo tiempo pasado fue
mejor” y a seguir sin ningún cuestionamiento los roles de género tradicionales.
La sistematización de los temas tratados a partir de las películas y la bibliografía
preparada para cada ocasión nos permitieron a nosotras y a ellas profundizar cada uno
de los ejes, para que no quedaran sólo como anécdotas personales, que, aunque va-
liosas, limitan su alcance. Los temas fueron: la vida cotidiana, la evolución de los trans-
portes, la historia de la radio, las danzas y sus transformaciones en esas décadas, los
cambios de la moda, la escuela, la salud y sus adelantos, el barrio con sus vendedores
ambulantes, sus negocios tradicionales, los conventillos, la inmigración, las fotos fami-
liares de la comunión, los casamientos y los carnavales.

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A modo de conclusión
Nuestra experiencia, con este grupo y con los otros que mencionamos, puso en
evidencia la necesidad de las mujeres mayores de espacios propios, de compartir lo
que les pasa, de darse cuenta de que sus vivencias, angustias, depresiones y problemas,
conciernen a la mayoría de las mujeres en esa época de la vida. Se demostró también la
posibilidad de formular algunos cambios positivos a partir de lo trabajado en los grupos.
A partir de este trabajo contribuimos a visualizar e instrumentar las capacidades
de las mujeres mayores para ser útiles a sí mismas y a los demás.
Yuni señala que en la actualidad se favorece el agrupamiento de las personas
en función de su edad. El entramado social promueve el encuentro y la interacción
entre pares y acota los espacios para el intercambio intergeneracional. Es importante
por eso, que, con la actividad que las participantes desarrollaron en la escuela lograron
establecer puentes intergeneracionales y contribuyeron a una mirada nueva y distinta de
los niños sobre la historia de la vida cotidiana de las décadas pasadas y a subvertir los
discursos de la cultura, desentrañando los mitos y prejuicios vigentes sobre los viejos,
incluso en la actualidad.
Las películas activaron los recuerdos de las participantes y las movilizaron. La
exposición fue muy exitosa, contó con mucha concurrencia, fomentó la autoestima y la
cohesión del grupo y las entusiasmó para las actividades ulteriores. La experiencia en
la escuela y la realización de la exposición estimularon sus capacidades y permitieron la
valorización de la experiencia acumulada.
Los recuerdos felices o desdichados ayudaron a una mejor salud mental porque
los pudieron elaborar y así combatir la fragilización de la vejez, compartir en el grupo
sus conocimientos y recuperar la historia personal y social con las nuevas generaciones,
aumentando la autonomía de estas personas mayores.
Analizamos también con las participantes temas de actualidad como la abuelidad,
la estructuración de sus familias en este momento y una mirada hacia el futuro como un
eterno presente.
Las maestras en la escuela trabajaron con los niños sobre las migraciones en
nuestro país y los prepararon para efectuar entrevistas con las personas mayores del
curso. Esto permitió cerrar el círculo de interés por ambas partes.
En síntesis, en el intercambio entre las generaciones, cada uno tiene algo para
aportar y algo para recibir. Las mujeres mayores, especialmente las que se encuentran
en la vejez temprana, es decir entre los 60 y los 80 años, pueden ser ayudadas a encon-
trar maneras de reapropiarse de su experiencia individual y colectiva, para aportarla a
los más jóvenes, y también aprender de ellos, en una dinámica de enseñanza-aprendi-
zaje que contribuya a borrar la asimetría entre las generaciones

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————— (2005) “El curso de la vida”, Universidad Maimónides, Bs. As.

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Genero y Generaciones en la produccion del envejecimiento

Ser idoso – “um possível de ser”. “Ditos” sobre


o idoso: “um possível de se dizer”

Lodovici, Flamínia M.M. e Mercadante, Elisabeth F.

Este texto começou a ser escrito em encontros entre mim e Elisabeth Merca-
dante, quando, a propósito do que se diz, tradicional e equivocadamente sobre “ser
velho”, do que é a velhice, do que é o envelhecimento, do que representa a longevidade
e outras questões afins, eu evocava um lugar privilegiado para manifestações sobre
esse tema: os aforismos ou máximas milenares ditas por grandes nomes da história e
repetidas sempre pelas gerações que se sucedem sob a simplicidade da rubrica ditados
populares. É exemplar nesse sentido André Malraux, para quem “Toute vieillesse est un
aveu”, ‘Toda velhice é uma confissão (de culpa) ’.
Interrogar uma estrutura congelada como essa, cuja simetria significado/signi-
ficante compondo uma suposta unidade aforística vai ser dita pelo estruturalismo ca-
nônico como não permitindo outro sentido que não o unívoco, aquele instituído social-
mente, leva-me, interrompida/corrompida minha leitura por um afluxo de idéias que me
assaltam, a arriscar dizer que se trata de uma expressão que pode receber uma leitura
alternativa àquela consagrada aos aforismos ou ditados populares. Trata-se de uma
expressão que diz muito da relação língua-fala-falante (neste caso, o idoso).
Pretende, pois, o estudo empreendido no projeto maior, apenas indiciado por este
texto, abordar algumas palavras da natureza dessa questão aforística e a relação que,
por meio dela, reclama reflexão: o jogo entre o universal do funcionamento lingüístico
(Saussure, 1916/1970) e as singularidades de tais manifestações.
Neste texto, o espaço não permite que se inclua uma revisão crítica da literatura
sobre o tema, que pudesse discutir as controvérsias que marcam o seu estudo, mas
permite que digamos, de início, da circunscrição do problema no âmbito de duas áreas
do conhecimento: a da Lingüística e a da Gerontologia.
Para isso, é preciso que tentemos formular de modo adequado as convergências
entre ambas as áreas que se interfaciam nesse campo do envelhecimento, cada qual
com seu aporte teórico: de um lado, a Linguagem/Lingüística, com foco nos efeitos de
sentido da linguagem/comunicação sobre as pessoas.
De outro lado, a Gerontologia, com foco nas formas de um tratamento interdisci-
plinar e diferenciado de algumas de suas questões ligados ao idoso. Não deixando de
reconhecer, porém, a diferença entre os dois campos, cujo problema está em situá-la no
seu devido lugar, considerando que há efeitos possíveis da linguagem para os estudos

 flalodo@terra.com.br
 elisabethmercadante@uol.com.br

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gerontológicos e vice-versa, embora tais efeitos antes que regidos por afinidade con-
ceitual aparente, são-no pela força da interrogação e conseqüente deslocamento que a
linguagem promove em um discurso, como o midiático sobre o idoso e questões afins.
Voltando aos aforismos em foco, eu diria que esses significantes sob sua suposta
cristalização, se fazem transitam inter-cadeias; portanto, parece-me que os efeitos de
sentido dessa expressão são tão diversos a cada falante que muitos dizeres sobre o
idoso são possíveis de serem levantados a partir dessa estrutura imaginariamente con-
gelada. Muitos “possíveis de se dizer” podem ser gerados a partir desse ditado popular e
muitos “possíveis de ser”. Dessa fixidez imaginária, o sujeito encontra um ponto seguro
a partir do qual ele pode subverter sentidos. Até porque esse lugar traz àquele que fala
confortáveis efeitos de desresponsabilização, ou seja, a ilusão de que não é ele que
pode ser responsabilizado pelo que diz, pois esse é lugar comum. E ele ainda pode se
arvorar como autor do dizer.
Sobre esses ditados populares, então, eu me debruçava para pensar no idoso, no
seu percurso por esse discurso que lhe vem de outros que o interpretam, ou a partir de
uma escuta do que diz a sociedade e que vai funcionando de forma diversa em qualquer
falante. A partir de uma escuta do que diz a sociedade, cuja escuta é oferecida por uma
pessoa, na qual se configura, e se configura na própria sociedade, a imagem de alguém
que, ao introjetar tais dizeres, envelhece ainda que sem se dar conta disso. Localizar-
se-ia aí a origem do processo de envelhecimento através do qual uma pessoa se torna
idosa?, a pergunta que se poderia colocar.
Foi a lembrança dessas observações e encontros breves de idéias que nos levou
a escrever este texto inicial de uma pesquisa que vai se desenvolver durante o ano de
2008, envolvendo graduandos de iniciação científica que, enquanto reflexão sobre o
que é ser idoso, poderá permitir que se explicite, sob as várias camadas do imaginário
de várias épocas, dizeres para um “possível de ser” e um “possível de dizer” além do
biológico, do psicológico, do filosófico...
Ao incluirmos no título da pesquisa, os dois possíveis, é porque vamos tentar
reconstituir o que torna um indivíduo um idoso, no desejo de encontrar as pistas do que
nos torna idosos que desejam entender o que é ser um idoso.
O discurso ainda existente na sociedade do século XXI sobre o envelhecimento,
e temas afins, inclusive incluindo-se aí os dizeres ditos cristalizados, de senso comum,
evocam, na maior parte das vezes, um triste e solitário fim de vida, distanciado da reali-
dade, a ponto de se afirmar: “Le vieillard vit dans le passé: il a été”, correspondendo em
português a “O velho vive no passado”.
Se como ouvinte, efeitos de sentido me levam a interpretar como referindo uma
pessoa que se abstrai do presente por não aceitar sua atual condição de idoso, decorre
a continuidade do ditado: “Ele já era!”.
Por outro lado, se sou levado a interpretar como referindo uma pessoa que atu-
aliza o passado no presente, que vive nesse passado-presente para tirar dele, de suas
experiências, o melhor para superar as questões vigentes, tal epíteto “ele já era!” não
faria sentido evidentemente. Esse efeito de fixidez trazido pela estrutura fixa, aforística,
faz decorrer, pois, efeito outro que o esperado, com o deslizamento de sentidos (cf.
Lodovici, 2007).
Problematizar as concepções presentes no discurso sobre o idoso, refletir sobre
elas enfim, no sentido de marcar a necessidade de sua superação ou antes que isso,
uma leitura outra, é o propósito desta pesquisa. E tal deve ser feito, acreditamos, antes
do início de pesquisas sob outros aspectos afins do envelhecimento, em cuja subjacên-

— 162 —
cia podem habitar concepções teóricas equivocadas sobre o que é o próprio sujeito,
sobre sua condição ou estado de vida, determinantes que são, assim, à orientação
dessas pesquisas.
Recentemente, porém, concepções outras, contrapostas radicalmente, vão se
manifestando nos novos dizeres midiáticos, inclusive sendo esses dizeres assumidos
pelos próprios idosos que, a nosso ver, podem estar equivocados ou insuficientes na
sua interdição às evidências, vez que tentam ignorar ou apagar o próprio do sujeito-
idoso, sua particular condição orgânico-subjetiva e estado de vida outro que não o de
jovem (cf. Côrte, 2002), como ocorre no seguinte dizer: “Idade não é coisa que se diga!”.
Uma homogeneização etária, tão intolerante quanto aquela da expressão epíteta “...já
era!”, parece movimentar tal ideário contemporâneo de vida quando idosos querem se
igualar a jovens.
Problematizar o estatuto equivocado de muitos idosos, do lugar equivocado que
se situam na sociedade é de muita importância que se o faça, a nosso ver, até para
poder verificar as concepções sobre questões afins subjacentes à escrita midiática e
literária, objeto das pesquisas aqui previstas.
Nossa hipótese é a de que discursos do/sobre o idoso equivocados na sua inter-
pretação circulam na sociedade, de geração a geração, sem que as pessoas se ques-
tionem sobre seus usos, e nem mesmo se dêem conta do ponto de vista subjacente a
suas categorias conceituais. A mídia jornalística e publicitária parece representar o lócus
em que mais acontece tal equívoco. E como se manifestaria a literatura contemporânea
sobre o idoso, como por exemplo nos idosos-escritores Manoel de Barros e Mário Quin-
tana? Coincidiria com o discurso midiático ou subverteria tal ponto de vista?
Objetiva-se, na pesquisa, refletir, de um lado, sobre as ‘formas de significar’ o
idoso e questões afins..., a partir de formas que estão sedimentadas, presentes, na
sociedade. Ou seja, qual o entendimento possível dos “ditos” sobre o idoso? E mostrar
que há “um possível de ser dito”.
De outro lado, verificar as formas de como o próprio idoso ‘se significa’ ou ‘qual é
seu lugar na língua’ ou ‘como ele está na cultura’. Ou seja, como é “um possível de ser
idoso”.
O referencial teórico é o do interacionismo dialógico para interpretar tais concep-
ções da área da linguagem e o aporte interdisciplinar da gerontologia quanto a certas
especificidades do tema.
Em segunda etapa desta pesquisa, quando serão coletados dados midiáticos e
da literatura sobre o idoso, usar-se-á o ferramental da teoria da variação, para orientar
essa coleta de dados: - os objetivos delimitados aos discursos midiáticos, em contrapon-
to, relativos a alguns veículos; os de subjetividade, a partir de gravação de entrevistas e
filmagem em situação natural com os próprios idosos acolhidos em projetos em nossa
universidade.
Diferentes discursos sobre a velhice podem ser depreeendidos na sociedade. São
possíveis, portanto, esses discursos. Causam efeitos de sentido os mais variados a um
sujeito. E como definir esse sujeito? Não em uma perspectiva filosófica ou biológico-mé-
dica... O idoso visto sob uma dessas concepções é que tem motivado uma interpretação
não-feliz dos aforismos existentes desde o tempo dos gregos antigos. Define-se aqui o
sujeito: o de acordo com uma concepção filosófica, o sujeito epistêmico que sabe tudo,
mas que mostra nada saber de si quando não se vê e não se quer idoso. O idoso, para
ele, não pode ser ele. Ele se olha no espelho e não se reconhece; aquele corpo só pode
ser de outro. Um fragmento de poema desconcerta tal leitura logocêntrica: “Por acaso,

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surpreendo-me no espelho: quem é esse / Que me olha e é tão mais velho do que eu?/
Porém, seu rosto... é cada vez menos estranho.../ Meu Deus, meu Deus... Parece meu
velho pai - que já morreu!” (“Como pude ficarmos assim?”, Mário Quintana, 2006).
O confronto com a velhice ou com a doença traz, muitas vezes, inclusive ao idoso
dizeres em que ele próprio anuncia sua refutação à condição da velhice; ele próprio não
reconhece quem é aquele “eu” que está no espelho diferente ao corpo a que ele está
ligado. A esse corpo especular idoso, ele fica cheio de horror de ser obrigado a viver
nele; esse corpo especular lembra que a ordem interna do corpo não pertence àquele
que o habita.
Muitas vezes, esse idoso manifesta sua refutação a esse corpo que ele não sente
seu, mas o faz de forma disfarçada, como que ironizando sua situação: “De velho che-
ga eu!” ou “Temer a morte é morrer duas vezes”. (esta última afirmação inclusive, com
tradução para o latim: Crudelius est quam mori semper mortem timere, o que mostra a
longevidade dessa irônica forma de se interpretar ou dizer da finitude. De forma similar-
mente jocosa, mas na verdade disfarçando um preconceito outra forma de se dizer da
velhice: “Velhice, segunda meninice”, Senectus est velut altera pueritia.
Podemos dizer que uma leitura outra das manifestações aforísticas, pode indicar
nosso distanciamento relativamente ao modo como a problemática suscitada por elas
tem sido tratada no âmbito de outras áreas. Esse possível distanciamento tem relação
com a necessária inclusão de uma noção de língua enquanto funcionamento e os des-
dobramentos de tal postulação no âmbito mesmo da Lingüística. Foi esse o ponto de
partida para abordar a complexa questão da “unidade” aforística que circula desproble-
matizada nos estudos sobre esse domínio.
Entendemos, em nossas discussões iniciais sobre esse tema, que não seria pos-
sível encaminhar uma reflexão que contemplasse o que mesmo nesses estudos já se
atestava: que o efeito de sentido produzido por tais acontecimentos lingüísticos não
resultava da combinatória de sentidos de seus elementos constituintes, tomados como
um “em-si”.
De fato, reconheceu-se muito antes que um terceiro se produzia no encontro de
um ou mais termos. Mas, o problema esteve em que se tomou a combinatória entre eles
como um “em-si”. Note-se que a abordagem é a mesma daquela que coloca em cena a
relação fixa entre uma forma verbal e um sentido, com o acréscimo de que essa forma
poderia ter uma extensão maior que a palavra.
Esse nosso ponto de partida possibilitou, também, fazer um outro movimento que
não propriamente o das pesquisas reunidas no campo acima referido, qual seja: incluir
a fala e, conseqüentemente, o falante, no rol de nossas proposições problemáticas. Di-
zemos isso porque, de um lado, não nos deixamos levar pelo impulso de “analisar” uma
fala apenas para fazer operar um aparato descritivo ou taxonômico: nosso objetivo não
poderia ser meramente aplicativo. Assim, não se pode furtar de discutir a oposição entre
o universal e as particularidades que se verificam em um episódio verbal ainda que a
partir de uma escrita, com a presença de manifestações aforísticas.
A análise de algumas dessas manifestações nos deixa ver que os aforismos são
mesmo um fato de língua, ou seja, que eles resultam de um jogo combinatório no qual
seu efeito de unidade se configura. Ora, o que estamos dizendo é que o que recolhemos
dos episódios aforísticos aqui incluídos é que eles se delimitam no fluxo da fala “em ato”.
Isso significa que não se pode propriamente prever seu sentido antes que ele se atualize
numa determinada fala, oral ou escrita. Nós nos opomos, portanto, à idéia de que os
aforismos comportariam um sentido fixo ou uma fixidez sintática.

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Outro aspecto aqui não trabalhado mas que será razão de outro trabalho, e que
aqui apenas anunciamos: que eles também estão sujeitos a operações de composição/
recomposição que renovam seu modo de fazer presença nos dizeres. Isso cabe mesmo
levando em consideração que sentidos relativos a enunciados aforísticos podem estabi-
lizar-se no uso, mas o que importa é que estabilização não é sinônimo de fixidez.
Falamos até o momento em favor da hipótese de que expressões aforísticas se
comportam como outras quaisquer no sistema lingüístico. Nossa investigação nos in-
dicou é que essas “formas de significar” comportam sentido variado: diz-se uma coisa
para dizer outra/s. A princípio, nossa tendência foi tomar essa característica como di-
ferencial dos outros elementos da língua. Mas, o que se nos impôs foi reconhecer que
esse é mesmo o destino de todo dizer.
Ora, mas insiste para nós que os aforismos devem exibir uma diferença, que se
vinculam a sua natureza essencialmente metafórica e que, por sua vez, respondem pela
produção de, muitas vezes, um inesperado efeito significativo a falante/ouvinte. Nas ma-
nifestações aforísticas, acontece o deslizamento recíproco de significante e significado,
com surpreendentes ou inesperados efeitos de sentido a falante/ouvinte. Dessa concep-
ção de aforismo resulta sua definição neste trabalho: é particular “forma de significar”
da língua, cuja manifestação congelada na fala é/pode ser lugar de reflexão sobre esse
modo significante de dizer uma coisa e permitir leituras outras, motivado pela articulação
língua-fala-falante.
No que diz respeito ao sujeito-falante, a leitura de aforismos leva-nos a um encon-
tro incontornável: não parece mesmo tratar-se de um modo de presença, tal como tem
sido proposto em outras áreas quando, nesses estudos, faz-se referência a ele. Como
vimos antes, o aporte semântico ou semântico-sintático apaga o sujeito e um filósofo ou
um pesquisador cognitivista subsumiria a presença do sujeito epistêmico. Atestamos, ao
contrário, que é outro o sujeito que está em causa na fala, em cena aforística, ou não.
Como indicamos, ele não pode controlar o jogo combinatório da língua e, tampouco, os
sentidos que emanam do fluxo significante de sua fala.
Entendemos que, neste momento, temos que nos restringir a tal constatação.
Mas, reconhecemos aí uma questão instigante que, certamente, responderá pela conti-
nuidade do projeto a que este texto se liga.

Referências Bibliográficas
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que os poucos anos que tínhamos tempos atrás?” (Resenha). Revista Kairós. Gerontolo-
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Tarallo, Fernando: A pesquisa sociolingüística. São Paulo: Ática, 1985.

— 165 —
Proyecto de Vida y envejecimiento

Acontecimientos vitales en el reconocimiento


del propio envejecer en ancianos rurales en
mexico y españa

Quintanar O. F.

El término “acontecimientos vitales” se refiere a un conjunto de sucesos que mar-


can significativamente el curso de la vida de una persona y la orientan a tomar decisio-
nes, a integrar sus representaciones sociales, o asumir formas de comportamiento con
las cuales construye su vejez. El estudio de los eventos significativos ha sido uno de los
temas que más atención ha tomado en los últimos años pero se ha centrado en el efecto
de dichos eventos en el estrés y sucesos psicológicos penosos o en sentimientos de
zozobra sin abordar el impacto que tienen en la concepción del envejecimiento.
Algunos de los eventos que se reportan en la literatura como los que más se
asocian a problemas de depresión son los que se presentan en el ciclo vital e incluyen
el matrimonio, nacimiento, divorcio, retiro, viudez y enfermedad. Estos eventos han sido
evaluados mediante historias de vida y afectan de diferente manera a las relaciones
familiares en tres generaciones pero son comunes a los integrantes de dichas genera-
ciones. Los eventos asociados a la madurez abarcan algunos aspectos como:
a) La forma como se asume la relación temporal de la persona (presente, pasado y
futuro).
b) La relación entre lo aprendido y lo nuevo
c) La relación entre la estabilidad y el cambio
d) El reconocimiento de la interacción entre los cambios biológicos, psicológicos y
sociales.

Los eventos significativos no necesariamente se asocian a situaciones de crisis y


en la literatura se les reporta más vinculados al ciclo vital (Hurwics, Chorn, Boyd-Davis,
1992; Medrano, Cortés y Aierbe, 2004), y en el caso de que los eventos importantes se
relacionen con la depresión eso dependerá de la intensidad del evento, del momento
en que sucede y del estatus socioeconómico (Hammen, Mayol, deMayo y Marks, 1986).
Tanto los eventos significativos como los eventos de la vida diaria, en relación al con-
texto y los estilos de vida, se han investigado para identificar los cambios de humor y
depresión de las personas mayores; pero en particular a los eventos de la vida diaria
se les relaciona más con la salud física y con el grado de dominio que se tenga sobre
ellos, estos son los que permiten los diferentes modos de adaptación de las personas

 UNAM Iztacala México.

— 166 —
ancianas y el desarrollo de sus estilos de vida y patrones de conducta (Lawton, DeVoe
y Parmele, 1995).
Sin embargo la investigación gerontológica pocas veces ha tratado este tema en
relación a sus implicaciones prácticas, y en la mayoría de los reportes se ha trabajado
con población institucionalizada o semi cautiva. Parece que la tendencia principal es a
buscar una definición general y más clara de conceptos como satisfacción de vida, mo-
ral, y otros que puedan ser aplicados principalmente al estudio del bienestar subjetivo o
satisfacción.
La investigación sobre la dinámica de cambio en los pueblos ha demostrado que
la vida tardía comúnmente va acompañada de un número de transiciones comunales
que se encuentran asociadas a las transiciones de las experiencia en el hogar tales
como el envejecimiento del cuerpo, el envejecimiento social, el lugar de los recuerdos, y
la conciencia de la muerte. En el caso de la cultura americana el significado del ambiente
en el hogar significa tres tipos de procesos, los que se relacionan a cuestiones psicocul-
turales, los que se refieren al cuerpo, y los que se refieren al curso de la vida personal.
Los cambios histórico-sociales incluyen eventos, tales como las crisis económicas en los
medios rurales, que se interiorizan a lo largo de la vida de los residentes en los pueblos,
transformando los aditamentos y vivencias del hogar a través del tiempo de vida; esto es
lo que da el sentimiento de control y sentido en su medio. Whitbeck, Hoyt y Tyler (2001)
plantean que en las relaciones de las personas ancianas y sus hijos se evocan imágenes
de sí mismos y de otros en sus relaciones basadas en sus experiencias de relaciones
significativas que son llevadas a situaciones que generan expectación y sentimientos
de aceptación o rechazo; se perciben obligaciones mutuas que pueden ser negativas o
positivas, si las primeras relaciones entre padres e hijos se presentan con padres activos
y autosuficientes las aproximaciones generacionales serán más positivas. El compartir
acontecimientos vitales ayuda a construir sentimientos comunes y cambia la dinámica
de las relaciones familiares.
Cuando el anciano se traslada a vivir al domicilio de su hijo/a aporta los proble-
mas correspondientes a su ciclo vital personal y familiar (enfermedad, pérdida o separa-
ción) a los de la familia de hijo/a que lo acoge, que a su vez puede estar viviendo crisis
familiares (hijos adolescentes, salida de los hijos del hogar) o individuales (desempleo,
jubilación, menopausia, ancianidad, pérdidas entre otros).
En el caso en que la familia incorpora un nuevo miembro éste debe adaptarse
a las reglas, pero además el antiguo sistema familiar debe reorganizarse para incluir al
nuevo integrante y en ocasiones modificar alguna de sus normas. Existe una tendencia
a mantener las antiguas pautas de comportamiento familiar lo cual puede crear estrés
en el anciano, sobre todo si tenemos en cuenta la dificultad para el cambio del anciano
y el miedo a realizarlo. Es un acontecimiento vital estresante tanto para el anciano como
para la familia que lo acoge, independientemente de que esta incorporación puede ser
o no voluntaria, y aún siéndolo puede no ser unánimemente deseada por todos los
miembros de la familia. De la adaptabilidad de esta familia y de cómo resuelvan esta
situación dependerá que la nueva incorporación contribuya a su crecimiento y el de sus
componentes o genere una inadaptación que desemboque en conflictos y quizás en en-
fermedad. En el caso del anciano rural hay que ubicar el impacto de los cambios según
salga del pueblo, o de su granja, la que generalmente está más aislada.
En ocasiones el anciano no se traslada al domicilio de un hijo sino a todos los
domicilios de forma rotatoria, se convierte en el abuelo maleta o abuelo golondrina y no
termina por sentirse perteneciente a un lugar pues pierde el control sobre él. El abuelo

— 167 —
tiene que adaptarse a una nueva casa, a un nuevo barrio, a un nuevo centro de salud y
en ocasiones a una nueva ciudad, que le va a impedir o dificultar el crear una red social
más amplia que la de la familia.
Dada la importancia de los acontecimientos vitales en la vida de cualquier perso-
na, es necesario diferenciar aquellos que son propios de estilos o formas de vida urbanas
en comparación con los que caracterizan la vida rural. La naturaleza de los escenarios
en los que se vive marca en buena medida lo que se pueda llamar un acontecimiento vi-
tal o lo significativo de un evento. Los acontecimientos vitales toman sentido por la forma
en que suceden y el momento en que se dan, pero muchos de ellos son considerados
como vitales a partir de la presión del grupo social; un ejemplo de esto lo encontramos
en la idea de soledad a la que se le asocia con abandono y descuido familiar. Pocas ve-
ces se reconoce que la soledad también es una forma de vida conscientemente elegida
y con una razón de ser. Esto debería dar la pauta para poder pensar en otras formas de
relación social que puedan ser benéficas para todas las personas y no solamente para
quienes ya son ancianas.
Muchos eventos significativos, o acontecimientos vitales, tales como la muerte
de la pareja o los hijos, la migración masiva de grupos generacionales o la pérdida de
bienes y propiedades, llevan a las personas a vivir en una soledad no deseada ni es-
perada. Lo drástico de la aparición de estos eventos altera de tal forma el estilo de vida
que también influye deteriorando la calidad de ésta. Esa calidad disminuida se ve con
claridad en la falta de oportunidades para disfrutar el tiempo libre, la recreación y las
convivencias intergeneracionales.
Con lo revisado hasta el momento, podemos deducir que el sentimiento de sole-
dad es el que más interfiere negativamente, tanto en forma directa como indirecta, en los
diversos aspectos que podrían contribuir a favorecer el bienestar de las personas. Según
Havens, Hall y Jivan (2004) la influencia de la soledad es menor en las ideas, actitudes
y valores en los que se considera a la familia como un espacio de correspondencias filia-
les o se considera a la vejez como bella o decadente. La soledad tiene mayor influencia
cuando se asocia a formas de comportamiento tales como convivencia, visitas, vacacio-
nes, introspección y exploración de lugares objetos y experiencias, incluso podríamos
pensar que favorece conductas de riesgo para la salud (alimentación, bebida, pasividad
y tabaquismo). Hay factores que inciden directamente en la soledad, pero también hay
otros que repercuten de manera indirecta en la soledad de las personas mayores tales
como las características demográficas o de la región.

METODOLOGIA

Planteamiento del problema


En el desarrollo humano una de las etapas más difíciles de reconocer y/o acep-
tar para muchas personas adultas es la que se refiere a la vejez o ancianidad. Tanto la
práctica clínica como la variedad de investigaciones geronto-geriátricas sobre el tema
cuentan con variedad ejemplos que muestran las diferentes formas de reaccionar que
tienen las personas al respecto.
El reconocimiento del momento en que se ha llegado a la vejez es un momento
crítico que puede ser entendido en dos niveles, el individual y el social. En el primer caso
cada persona debe definir qué hacer con su vida y reconocer los cambios que en ella se
han dado; pero en el segundo caso se presenta la necesidad de diseñar programas que

— 168 —
atiendan las demandas que se generen de los grupos de personas mayores, es decir, se
llega a la necesidad de planear y desarrollar programas de asistencia social para grupos
de una edad definida. Pero al comparar el avance de la investigación gerontológica,
tanto en México como en España se puede notar que hay un desfasamiento entre estos
dos países en la producción de literatura especializada en temas de vejez, sobre todo en
psicología. La revisión de la literatura psicogerontológica muestra que la mayor parte de
los estudios reportados se han centrado en el desarrollo de estrategias y en los procesos
operativos de la atención a la población. Hay que tomar en cuenta que toda la literatura
consultada se asumía implícitamente que las personas ancianas que participaron en las
investigaciones se reconocían como personas que ya eran viejas, los investigadores no
se preguntaban qué pensaban de sí mismas sus participantes. De hecho se ignora si se
tiene la misma idea de vejez o ancianidad y cómo se ha llegado a la que se tiene actual-
mente. Se requiere investigar qué elementos, sucesos o experiencias son reconocidos
por las personas para aceptar que han llegado a la vejez
Por lo anterior la cuestión principal que abordaré en este estudio es identificar
cuales son los eventos significativos, en las áreas personal, familiar y social que permi-
ten el reconocimiento del propio envejecimiento en ancianos de comunidades rurales en
México y España.

Pregunta de investigación
A partir de lo anterior es posible formular la pregunta ¿qué eventos significativos
ponen en evidencia que han llegado a la vejez, a personas ancianas rurales de dos
comunidades diferentes en Axichintla del Municipio de Taxco en México y Miranda del
Castañar en Salamanca, España?

Hipótesis.
Los integrantes de las dos comunidades investigadas asocian el reconocimiento
de su vejez a distinto tipo de eventos significativos.

Indicadores (Variables de estudio).


Los indicadores se obtendrán del contenido de las entrevistas, retomando los
reportados en la literatura, y se considerarán los siguientes.
• Acontecimientos vitales o eventos significativos. Conjunto de sucesos conside-
rados como aquellos que más importancia o impacto han tenido para la persona
mayor en su vida o para su comunidad.
• Ambiente rural. Escenario en el que se vive cotidianamente, en proceso de cam-
bio caracterizado por un estilo de vida principalmente agrícola o ganadero, com-
plementado por actividades artesanales o turísticas, con una baja densidad de
población y una distribución generalmente dispersa con población menor a los
2500 habitantes.
• Concepción de vejez. Conjunto de ideas y opiniones que las personas mayores
de 60 años tienen de lo que llaman envejecimiento.
• Participación social. Realización de actividades de conviviencia y en beneficio de
su comunidad.
• Roles personales en familia y comunidad. Funciones definidas de la persona ma-
yor en correspondencia con sus familiares y grupos de su comunidad clarificando
reglas y límites en la familia o con otros.

— 169 —
• Soledad. Manifestación explícita de un sentimiento de abandono y falta de com-
pañía para los entrevistados aun y cuando vivan con otras personas.

Diseño de investigación
Se trabajó con dos comunidades rurales, una llamada Miranda del Castañar que
pertenece al Ayuntamiento de Salamanca y que se encuentra localizada en la Comar-
ca de Castilla y León en España; la otra es el poblado de Axichintla que pertenece al
Ayuntamiento de Taxco del Estado de Guerrero en México. Miranda del Castañar tiene
una población estimada en 650 habitantes y cada día disminuye más su población. Axi-
chintla tiene una población cercana a 1200 habitantes pero, a diferencia de Miranda del
Castañar, se encuentran ligeramente dispersos en un territorio definido e igualmente va
disminuyendo su población por la migración de los jóvenes.
En cada comunidad se abordaron los grupos sociales naturalmente creados, en
Miranda del Castañar se trabajó en el centro comunitario de la tercera edad, y en Axi-
chintla se trabajó con el grupo que se reúne en el centro de salud de la comunidad, que
también se llegan a reunir en la iglesia. Se incluyó a los participantes localizados en los
recorridos comunitarios hasta formar dos grupos, uno por comunidad, con 37 integran-
tes cada uno llegando a formar una población de 74 participantes para las dos comuni-
dades, de ambos sexos, funcionales y con un mínimo de 60 años.

Método
Se contactaron las dos comunidades para la investigación y se realizaron los
trámites necesarios. Se buscó que las dos comunidades compartieran características
similares en términos de actividades de la población, organización geográfica y disponi-
bilidad de la población.

Participantes
La cantidad de sujetos con los que se realizó la investigación dependió de la
disposición de la población, del tiempo disponible, de lo reportado en la literatura, los
recursos que se disponían para utilizar y la posibilidad de traslado a los espacios para
las entrevistas. Considerando lo anterior se trabajó con los ancianos de 60 años o más
que vivan en el área de influencia tanto de Taxco como cabecera municipal como de
Salamanca en la Comarca de Castilla y León. Se eligió a la población que es funcional,
que se le puede considerar como “anciano saludable”, y no se encuentra afectada de
sus facultades mentales. En total 74 personas ancianas, tanto hombres como mujeres,
aceptaron participar voluntariamente en las entrevistas divididos en dos grupos de 37
personas para la comunidad de Miranda del Castañar y 37 para la comunidad de Axi-
chintla. Para definir la cantidad de sujetos incluidos en este estudio se retomaron los
datos demarcados por lo que reporta la literatura especializada, en la que se presenten
investigaciones realizadas con un enfoque cualitativo, y considerando criterios de inclu-
sión (los que sean originarios del poblado investigado y que hayan vivido regularmente
en el mismo), exclusión (los que han regresado a su comunidad después de varios años
de vivir fuera dedicados a tareas urbanas), y eliminación (quedan fuera de la investiga-
ción los casos en los que se detecte que se cambiaron datos o no se han completado
los rubros marcados en el instrumentos utilizado).

— 170 —
Instrumentos o aparatos
Para el trabajo de campo se utilizaron una grabadora, diario de campo y cámara
fotográfica o de video. Además se diseñó un cuestionario con versiones a aplicar en las
dos poblaciones y sus respectivos formatos de registro; el contenido del cuestionario
se elaboró a partir de tres fuentes, una fue la información obtenida en visitas previas a
las dos comunidades rurales que se iban a investigar y se complementaron con obser-
vaciones tomadas de poblaciones rurales en Oaxaca y Querétaro; otra fue lo que se
reportaba en la literatura y la última fuente fue el banco de información que se tiene a
partir de investigaciones realizadas en la Maestría en Gerontología en la Universidad de
Salamanca. La versión final del cuestionario es un instrumento mixto pues incluye varios
apartados clasificados en:
a) Ficha de identificación.
b) Datos demográficos y generales.
c) Un registro sobre acontecimientos vitales.
d) Un registro general sobre relaciones familiares y satisfacción con ellas.

Procedimiento
Se trabajó en dos comunidades rurales, la primera es el poblado de Miranda del
Castañar en la Comarca de Castilla y León en Salamanca en España. El segundo es-
pacio es el pueblo de Axichintla en el Municipio de Taxco en el Estado de Guerrero en
México.
1. Se realizó un análisis etnográfico en diferentes periodos del año y de manera ini-
cial a las entrevistas. Se eligieron comunidades para ser visitadas y se realizó un
recorrido en lugares clave así como de los más abandonados o menos recorridos
considerando tanto el pueblo como las rancherías.
2. Después de proporcionarles la información se les pidió autorización para visitar-
los y hacer un seguimiento de sus condiciones. Si se detectaba alguna necesidad
que requiriera atención se les canalizó y orientó tanto a ellos como a su familia, se
consideró la posibilidad de hacer valoraciones gerontológicas básicas, o talleres,
para corresponder a la autorización para realizar la entrevista.
3. Al reunir a la población se realizó un trabajo de entrevistas abiertas en casos
individuales para identificar condiciones en que se ubican como personas adultas
mayores y las que los hacen verse como tales.
4. Se aplicó el formato de cuestionario previamente probado y elaborado para la
población rural. Los talleres se impartieron de forma gratuita y se retomaron dife-
rentes temas pero siempre se procuró que se pudieran discutir grupalmente as-
pectos que permitieran trabajar las preguntas anteriores abordándolas mediante
grupos focales. En los talleres se desarrollaron temas sobre salud, familia, depre-
sión, alimentación, relaciones generacionales y apoyo social.
5. Al contar con la información de las entrevistas y grabaciones se procedió a rea-
lizar un análisis de contenido de los comentarios y reportes de cada uno de los
participantes

Resultados
Es común suponer que llegar a la vejez lleva a una vida rica en experiencias y
acontecimientos importantes, en este apartado se presentarán los resultados correspon-
dientes a acontecimientos vitales para las dos comunidades investigadas.

— 171 —
En la figura 1 se reporta el porcentaje de casos que han tenido una mudanza im-
portante en su vida adulta. En general se observa que la mayoría de los participantes en
ambos grupos nunca se han movido de su lugar de origen; pocos son quienes lo hicieron
de lugar pero no de ambiente, es decir cambiaron de un pueblo a otro. En la muestra
española se movieron más que en el grupo mexicano; solamente dos casos de Miranda
vivieron un tiempo en Barcelona, uno por servir al ejército y otro por trabajo pero siempre
que podían regresaban a Miranda del Castañar pues sus esposas prácticamente vivie-
ron solas un tiempo.

En la figura 2 se muestran los porcentajes con mudanza por grupos de edad y se


observa en ambos grupos de edad no hubo movilidad. Los motivos de mudanza de las
personas ancianas han cambiado con el tiempo, antes los cambios de los mayores de 75
años se debían a los conflictos sociales y muchos pertenecieron a las fuerzas armadas; en
cambio para los de 60 a 74 años los cambios se debieron a cuestiones de trabajo.

— 172 —
En la figura 3 se muestran los porcentajes de casos que se mudaron según el
sexo. Los porcentajes se encuentran relativamente equilibrados pues para ambas co-
munidades la mayoría de hombres y mujeres no se han mudado; el resto de los partici-
pantes se cambiaron en algún momento a otro pueblo. Si bien las proporciones de hom-
bres y mujeres son muy parecidas en su mayoría se mudaron de forma independiente
unos de otros.

Uno de los acontecimientos vitales más importantes es el nacimiento de un nieto


y en la figura 4 se muestra los porcentajes para este evento. La mayoría de los casos en
ambas comunidades no han experimentado este suceso, en los casos que han llegado
a tener el nacimiento de algún nieto la mayoría se dio en Miranda. Dado el tamaño de
las poblaciones en las localidades, casi 600 habitantes en Miranda del Castañar, y me-
nos de 1 200 en Axichintla, es de llamar la atención que la comunidad mexicana tiene el
menor número de casos sin nietos; esto corresponde a lo reportado en la literatura en la
cual se menciona que hay una tendencia a disminuir las tasas de natalidad y se incre-
menta más la proporción de ancianos tanto en México como en España. Esto permite

— 173 —
comprender la frecuencia en la que se encuentran las personas mayores de vivir solos
en sus localidades.

En la figura 5 se observa que tomando como referencia el sexo se tiene que la


proporción de hombres y mujeres que no tienen nietos supera ligeramente el 70%. Lo
interesante de estos datos es que ponen en evidencia el cambio de las mujeres en la
relación de maternidad y abuelidad. Estos resultados se corresponden a la primera sec-
ción de la figura 8 en la que se reportan los porcentajes más altos para quienes viven
solos o con una persona.

Otro evento considerado importante es la jubilación y en la figura 6 se muestra


que la mayor parte de los participantes no han tenido una jubilación, pero en el grupo
español reciben pensión simplemente por la edad que tienen. Casi el doble de los casos
españoles, en comparación con la muestra mexicana, cuentan con jubilación por haber
realizado trabajo para el gobierno. Dado el efecto de depresión que se suele relacionar
con la jubilación se puede suponer que esta población no se ve notablemente afectada
por este padecimiento, pero esto no invalida los sentimientos de soledad e insatisfacción
que de hecho se encontraron y que se comentarán en el análisis cualitativo.

— 174 —
Los acontecimientos vitales más frecuentes son los que se encuentran vinculados
al nacimiento, muerte y salud de personas cercanas; los menos frecuentes son los rela-
cionados a pérdidas de bienes y eventos colectivos.

Análisis cualitativo
Al realizar el presente análisis pude observar que hay una serie de indicadores
que se generan desde la misma población entrevistada y desde ellos es donde se gene-
ran las demandas sociales que no siempre son sentidas pero que pueden ser anticipa-
das. Varios de los reactivos del instrumento se complementaban con preguntas abiertas
que ayudaban a aclarar y completar la información obtenida en los datos cuantitativos.

¿En general, qué situaciones se deben dar para decir que una persona ha
llegado a la vejez?
En este caso se detectaron expresiones o comentarios que permitían forman ca-
tegorías peculiares, distintas a las propuestas por Ruiz y colaboradores (op. cit.), pero
que tenían sentido dentro del contexto general del discurso de los entrevistados. Algu-
nas de las situaciones se pueden identificar como de naturaleza socioeconómica y otros
de naturaleza subjetiva personal.

Miranda del Castañar


Las expresiones más claramente localizadas en los discursos de los entrevis-
tados fueron salud, soledad, retiro, pensión, cambios en la familia, comparación con
los niños, auto-percepción, reconocimiento de la disminución de las actividades y las
propiedades, cambios en el hogar, derechos sociales, “no saber que”, “el ser así” que
conformaron un total de trece rubros. En general estas expresiones hacen referencia a
cuestiones psicológicas, de salud, de beneficios sociales y otras.
Llama mucho la atención que en el caso de Miranda resaltan aspectos negativos
en cuanto a la dinámica social, pero no se refiere a cuestiones de deterioro a pesar de
que en la población en general hay mucha discapacidad asociada a la edad; también
resalta más el reconocimiento de llegar a la edad en la que se ya tienen los derechos
sociales. En este caso los datos no se incluyeron en las entrevistas reportadas en este
estudio, pero al hablar con personas de la comunidad que tenían alguna discapacidad
ellas reportaban que tener derecho a la pensión y a servicios de salud, gratuitos y de
calidad, era un motivo de tranquilidad a pesar de que buena parte de estas personas
viven solas.
Es de llamar la atención que las expresiones de Miranda del Castañar parecen re-
flejar mayor referencia a las posibilidades socio-políticas y económicas por los cambios
en la familia, las pensiones y los derechos sociales y la disminución de actividades.

Axichintla
Las expresiones identificadas en Axichintla fueron menos variadas y correspon-
dían a imposibilidad para trabajar, no poder comer, soledad, impedimentos para salir,
perder actividad, reconocimiento de la dependencia, enfermedad, y “no saber”, que con-
formaron un total de ocho rubros.
En el caso de Axichintla se identificaron menos rubros pero en su mayoría se re-
ferían a que la vejez se reconoce en cuestiones de deterioro físico independientemente
de la edad que se tenga.

— 175 —
En Axichintla se percibe una mayor tendencia a la salud y lo psicológico que refle-
jan un temor a la inutilidad. La idea de “no poder comer” hace referencia tanto a la falta
de piezas dentales como a la carencia de alimentos y recursos para obtenerlos. Esta
idea se repetía en varias de las entrevistas pero me costó trabajo entender el sentido
que le daban, esto se aclaró cuando comentaban las dificultades para obtener alimentos
en el caso de que no exista trabajo que puedan realizar. Hubo un caso en particular
donde esto era evidente pues uno de ellos era un señor de 71 años que vivía solo y sin
hijos, trabajaba limpiando sanitarios y cañerías, él comentaba “estoy cansado… no sé
qué hacer ya. Toda mi vida he estado en la mierda… de eso vivo, en eso trabajo…ya me
cansé y no sé a donde ir. Hay veces que para comer tengo que ir al monte, pero si todo
está seco…pues…ni modo, me amarro la tripa y me aguanto”.
En el caso de Axichintla la idea de no poder comer, ya sea consiguiendo sus
propios alimentos o no poder consumirlos, se relaciona con la idea de dependencia y la
sensación de desamparo, es decir, se teme llegar a una posición de dependencia y no
contar con nada ni con nadie que lo ayude. Hay que señalar que llegados a este punto
es cuando era más frecuente escuchar expresiones como “Dios mediante”, “gracias a
Dios”, “Dios dirá”, “yo le pido a Dios”, “Dios sabrá” y otras por el estilo. Pero en estas
expresiones no se identifican conceptos que muestren que las personas reconocieran
parte de la responsabilidad por su vida.
Lo interesante de los resultados de este reactivo es que aparecen una serie de
ausencias de temas que en general se les considera muy asociados a la vejez. En nin-
gún caso se hace referencia a los diferencias entre generaciones en temas sobre cam-
bios sociales y tecnología, a estos últimos las personas mayores parecen verlos muy
ajenos o lejanos a ellas. En ningún momento se reconoce que se llega a la vejez cuando
el escenario cotidiano se caracteriza por el uso de recursos tecnológicos que no pueden
usar con soltura y seguridad como es el uso de hornos de micro-hondas, controles remo-
tos de aparatos eléctricos y otros para los cuales no se encuentran habilitados.
En ambos grupos aparece la presencia del hambre en algún momento de la vida.
En Miranda se presentó esta idea vinculada a la participación, del esposo o hermanos,
en las fuerzas armadas del franquismo. En Axichintla se le encuentra asociada a la falta
de atención a las comunidades en las que vivían.

¿Ha pasado usted por alguna de estas situaciones en algún momento?


Los resultados de este reactivo han permitido reconocer que existen aconteci-
mientos vitales individuales y colectivos así como momentáneos y a largo plazo pero
también mostraron que muchas veces lo difícil no es el vivir un acontecimiento vital en
aislado, sino la combinación de ellos y las complicaciones que generan en conjunto.
Para cada una de las comunidades estudiadas se tuvieron los siguientes temas o acon-
tecimientos.

Miranda del Castañar


Los principales temas fueron no poder trabajar sus terrenos por diferentes moti-
vos, reconocer o tomar conciencia de la movilización de los jóvenes, reconocer que se
recupera la presencia personal, irse desprendiendo de sus propiedades y animales.
Muchos acontecimientos vitales son considerados así según la dinámica de la
comunidad en la que se vive, y toman el sentido de ser vitales por las relaciones que se
tienen con la comunidad y por marcar cambios en una etapa avanzada de la vida que
no tienen comparación con experiencias anteriores. En Miranda del Castañar un suceso

— 176 —
que se convierte en acontecimiento vital es la movilidad de los jóvenes que se van a la
ciudad y deciden ya no regresar pues se quedan a vivir ahí; otro suceso que se convierte
en un evento significativo vital es el reconocimiento de lo que se pueda hacer con las
tierra cuando se tienen. En Miranda se busca preparar jaleas o mermeladas de fresa y
zarzamora para el propio consumo y a veces para la venta, pero llega el momento en
que esta actividad se hace cansada, sobre todo para las mujeres solas.

Axichintla.
En este caso los temas encontrados fueron llegar a ser cuidador de nietos y
enfermos, reconocer efectos del tiempo y el clima (los jumiles se mueren en el campo),
accidentes, enfermedades del ganado.
En Axichintla la movilidad de los jóvenes también se toma como algo muy impor-
tante, pero en este caso los jóvenes se van del país por buscar mejores condiciones de
vida. De hecho un acontecimiento significativo es el aumento o disminución de frutos,
insectos o plantas en el monte según los cambios del clima, esto se debe a que estos
recursos son complemento de la alimentación diaria con mucha historia culinaria tras
ellos y en lo posible se transforma en un pretexto para la convivencia con otros al salir
a recolectarlos.
En el caso de Axichintla la expresión “pérdida del ganado” se refiere a que por
diferentes motivos la gente se fue quedando sin la posibilidad de contar con animales
como una forma de propiedad familiar. Las enfermedades, el costo de la vida y, en su
momento, lo aislado de la comunidad no permitió que la gente conservara sus vacas, bo-
rregos o cerdos. Las personas se fueron quedando sin animales conforme los vendían
y no los podían recuperar; la venta era una forma de perder su patrimonio por atender
situaciones emergentes. En esta comunidad la presencia de acontecimientos vitales es
menos común de lo que se esperaba, son menos y de otro tipo a los considerados en
el cuestionario. En este caso el efecto del clima tiene resultados más evidentes pues
muchas personas de la comunidad se dedican a la recolecta de manera complementaria
a sus actividades diarias y de alimentación; en Miranda del Castañar se tiene la cultura
de la despensa y de las conservas, pero no así en Axichintla en donde no se tiene este
recurso pues mucho de lo que se consume es obtenido de manera inmediata en el
monte.

Conclusiones
Se corroboró la hipótesis de investigación; realmente las personas se reconocen
como ancianas tomando como referentes distintos acontecimientos vitales que varían de
comunidad a comunidad. No todos los acontecimientos vitales son negativos y muchos
de ellos se modifican con el tiempo. También es evidente que la información cuantitativa
toma diferente sentido cuando se complementa con información cualitativa.
Los acontecimientos vitales son un buen referente para reconocer en qué mo-
mentos se es viejo, pero es necesario que en próximas investigaciones se considere
la diferencia que hay en el reconocimiento de la vejez entre investigadores y entre los
sujetos investigados.

— 177 —
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— 178 —
Proyecto de Vida y envejecimiento

Memória autobiográfica e formação –


um percurso de reconhecimento.

Vera Maria Antonieta Tordino Brandão

Resumen
Introdução: Este trabalho apresenta o resultado de pesquisa qualitativa que ana-
lisou o conteúdo das avaliações finais das Oficinas de formação e educação continuada
Memória Autobiográfica – Teoria e Prática, sistematizadas por Brandão e realizadas pelo
NEPE-PUCSP, desde o ano 2000. As Oficinas são dirigidas a profissionais das áreas da
Saúde, Educação e Ciências Sociais com atuação e pesquisas nos temas: longevida-
de e envelhecimento humano. Objetivos: selecionar 50, do total de 150, avaliações fi-
nais das oficinas realizadas; analisar os discursos investigando: seu potencial formador;
as mudanças dos projetos de vida-trabalho de prospectivos para projetivos; verificar a
construção de sentido da trajetória, por meio de um percurso de reconhecimento. Meto-
dologia: A pesquisa qualitativa, com base na antropologia interpretativa (Geertz, 1989),
baseou-se em amostra selecionada aleatoriamente, que foi avaliada seguindo os proce-
dimentos de análise de conteúdo (Bardin, 2002), investigando a existência de interfaces
entre o trabalho de formação por meio das Oficinas Memória Autobiográfica – Teoria e
Prática e a construção de um percurso de reconhecimento, sistematizado por Ricouer
(2006). Resultados. As análises indicaram que o processo de formação autobiográfica,
de reflexão e escritura de si, e heterobiográfico na reciprocidade das escutas narrativas
partilhadas no grupo, promovem: a revisão e análise crítica dos projetos construídos ao
longo das trajetórias de vida; a (re) apropriação do poder de (auto) formação e o reco-
nhecimento das competências pessoais; a passagem do reconhecimento de si para o
reconhecimento mútuo, entre os participantes, promovendo o fortalecimento das suas
potencialidades projetivas visando ações consistentes nas práticas gerontológicas.

Palavras-chave: memória autobiográfica; formação; gerontologia; metodologia.

 Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento do Programa de Estudos Pós-Graduados em


Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. Brasil.
Vera Maria Antonieta Tordino Brandão. Pedagoga – USP. Mestre e Doutora em Ciências Sociais
– Antropologia. PUC/SP. Docente e Pesquisadora do Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhe-
cimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia - PUC/SP. Docente
do Cogeae - PUC/SP. Pesquisadora do Grupo de Estudos e Pesquisas Interdisciplinares (GEPI)
do Programa de Estudos Pós-Graduados em Educação – Currículo - PUC/SP. Idealizadora e do-
cente da Oficina: Memória Autobiográfica – Teoria e Prática. Editora - assistente da Revista Kairós
do PEPGG – PUC/SP. Membro da equipe mantenedora do Portal do Envelhecimento – PEPGG
– PUC/SP. www.portaldoenvelhecimento.net / e-mail: veratordino@hotmail.com

— 179 —
Introdução
Este trabalho apresenta o resultado de pesquisa qualitativa que analisou o con-
teúdo de 50 avaliações finais, de um total de 150, das quatorze Oficinas de Formação
e Educação continuada Memória Autobiográfica – Teoria e Prática, sistematizadas por
Brandão, e realizadas pelo NEPE-PUCSP - no período de 2000 a 2007 - e com número
médio de 10 pessoas por grupo. As Oficinas tem como público alvo os profissionais das
áreas da Saúde, Educação e Ciências Sociais com atuação e pesquisas nos temas:
longevidade e envelhecimento humano.
Os objetivos das Oficinas são: reavaliar os projetos de vida-trabalho dos profissio-
nais, por meio da narrativa e escrita autobiográfica; rearticular os saberes interprofissio-
nais, visando a (auto) formação e a educação continuada, com apoio de subsídios teó-
ricos; sensibilizar e preparar, de modo dinâmico, para a escuta sensível das narrativas,
o potencial dos trabalhos envolvendo a memória social autobiográfica e as escritas de
si; ouvir e incorporar os conhecimentos e práticas expressas nas narrativas, para cons-
trução de um saber ampliado, sobre as questões sócio - gerontológicas; estabelecer
fundamentos teóricos para docência e pesquisa nos eixos temáticos: memória social e
escrita autobiográfica; educação continuada e (auto) formação em gerontologia.
Gostaríamos de marcar como reflexão inicial o significado dos termos Oficina e
Avaliação, aqui empregados. Utilizamos habitualmente o termo Oficina, de formação ou
educação continuada, no sentido de espaço de (re) construção, reformulação e trans-
formação, tomando como ponto de partida o acervo de conhecimentos e práticas já
adquiridos e utilizados pelos profissionais cotidianamente. Estes trazem ao grupo suas
competências, muitas vezes camufladas por dúvidas, inseguranças, dificuldades e, em
alguns casos, (auto) desvalorização. Buscam o espaço das Oficinas para reflexão, re-
novação e atualização em um mundo de progresso e mudanças aceleradas, no qual a
longevidade se mostra, cada vez mais, como uma complexa realidade a ser compreen-
dida e que demanda ações consistentes e criativas. Estes profissionais encontram no
processo de reconhecimento de si e do reconhecimento mútuo - por meio da narrativa
e escrita autobiográfica - uma perspectiva renovada para a passagem, não sem dificul-
dades, do projeto-busca – prospectivo -, ao projeto-obra - projetivo (Passeggi, 2006),
que inclui uma revisita à matriz profissional e sua ligação com os temas longevidade e
envelhecimento.
O termo Avaliação, no contexto das Oficinas, não tem o caráter tradicional de
aferição de resultados mensuráveis e conhecimentos. São avaliados os resultados per-
cebidos no processo de formação autobiográfico - de reflexão e escrita de si - e hetero-
biográfico - na reciprocidade de escutas narrativas partilhadas, e seu impacto na revisão
dos projetos de vida-trabalho dos profissionais participantes.
Ao longo desses anos de estudo e pesquisa coletamos suas avaliações finais,
nas quais eram relatadas as dúvidas em relação à própria Oficina - sua metodologia e di-
nâmicas -; a frustração por não encontrarem uma técnica a ser ensinada e apreendida; o
desafio do próprio processo de reflexão teórica e, simultaneamente, a revisita ao passa-
do e às figuras marcantes da trajetória pessoal, aos projetos realizados ou não; a crítica
e o cuidado no desvelamento pessoal e, finalmente, o encontro com as questões ligadas
ao envelhecimento, do qual, inicialmente, pareciam excluídos enquanto indivíduos.
Apesar destas dificuldades e resistências referentes, especialmente, aos está-
gios iniciais do trabalho, encontrávamos uma indicação clara da importância e impacto
do processo de revisão e escrita de si, do trabalho do grupo e da mediação profissional,

— 180 —
e seu resultado final na direção de um percurso de reconhecimento individual e coletivo,
e suas perspectivas projetivas.
Essas avaliações finais, por seu caráter subjetivo, constituíram-se durante estes
anos, simultaneamente, um incentivo à continuidade do projeto e um desafio teórico
importante na busca de consolidação do seu arcabouço teórico e metodológico, e da ex-
plicitação dos resultados observados. O exercício inicial de exploração e apresentação
desse material de pesquisa é o objetivo desta comunicação.

Objetivos
Procuramos analisar os discursos, trazidos nas avaliações finais, investigando:
o potencial formador da narrativas e escritas de si, e as recíprocas ressonâncias nos
indivíduos e nos grupos; as mudanças observadas no processo auto e heterobiográfico
da revisita aos projetos de vida-trabalho; a passagem desses projetos prospectivos – do
que foi realizado ou não - para projetivos – o que podemos e desejamos realizar no
futuro; a matriz da construção de sentidos das trajetórias, por meio de um percurso de
reconhecimento de si e do reconhecimento mútuo; o impacto dos processos narrativos,
e da escrita e escuta sensível, na construção de uma perspectiva renovada dos saberes
e ações gerontológicas.

Metodologia
A metodologia da pesquisa, de cunho qualitativo, está fundada na Antropologia,
em sua vertente interpretativa (Geertz, 1989), complementada pela abordagem de aná-
lise de conteúdo proposta por Bardim (2002) e na sistematização de Ricouer (2006)
sobre a construção de um percurso de reconhecimento, a partir das narrativas e escritas
de si.
Nesta perspectiva, a análise das avaliações evidenciou que a expressão pela
palavra, das escolhas realizadas ao longo da trajetória de vida, resulta das experiências
pessoais, objetivas e subjetivas, contextualizadas em meio a uma teia de relações so-
ciais. Esta teia de relações constitui o perfil identitário dos indivíduos - em determinado
tempo e lugar – espelhando a cultura em seu sentido semiótico, como indicado por Ge-
ertz. Este autor afirma que “o homem é um animal amarrado a teias de significados que
ele mesmo teceu” e, neste sentido, a cultura seria essa teia e sua análise. Deste modo,
sua compreensão não poderia ser apoiada em leis, como em uma ciência experimental,
mas em uma ciência interpretativa, que busca significados nas teias das relações so-
ciais, por meio de um olhar interno, antropológico.
Buscamos, seguindo estas premissas, vislumbrar por meio das avaliações o
processo de construção das identidades, no tempo-espaço de uma cultura específica,
expressos nos projetos prospectivos e projetivos, materializados na linguagem. Essa
abordagem ressalta a questão das subjetividades envolvidas, inerentes aos discursos
construídos pelos profissionais participantes, e a análise de conteúdo. Esta, mesmo ri-
gorosa e bem fundamentada, sem dúvida carrega a marca da subjetividade do mediador
dos grupos que, neste trabalho, analisa suas avaliações. No entanto essas intersubje-
tividades não devem impedir a tentativa de análise proposta, se mantivermos o espírito
crítico, explicitando-as e buscando atingir a finalidade a que se propõe um sério trabalho
acadêmico.

— 181 —
A análise de conteúdo proposta por Bardin (2002), na leitura das avaliações ex-
pressas pela palavra, falada e escrita, complementa adequadamente a perspectiva an-
tropológica. A linguagem é o elemento nobre de nossa constituição como sujeitos da
cultura, em seu sentido semiótico, e a autora compara o analista ao arqueólogo, que
trabalha com vestígios, procurando manter uma dupla perspectiva: compreender os sig-
nificados evidentes sem descuidar de outros significados e mensagens, nem sempre
claramente explícitos.
Afirma Bardin que a análise de conteúdo utiliza e trabalha a palavra de emissores
identificáveis, ou seja, os significados expressos por indivíduos (re) conhecidos e con-
textualizados em tempo e lugar, evidenciando: quem, de onde, do que e para quem fala
o sujeito do discurso.
Deparamo-nos de modo concreto com a subjetividade destas análises e com os
desafios de uma ciência interpretativa que tem, simultaneamente, o desejo de rigor e o
desejo da descoberta, buscando o que não se mostra, e que pode estar além da palavra
expressa. A análise de conteúdo fica sujeita, desse modo, a uma reinvenção constante,
tendo em vista o sujeito que fala, o contexto sócio-histórico no qual se insere, bem como
sua análise.
Nesta comunicação não poderemos abordar muitos dos aspectos da investiga-
ção realizada, entre os quais o universo de significados implícitos, de inquestionável
importância para a análise, na qual ficaria mais evidente a “respiração” ou a latência da
narrativa. Uma análise aprofundada deste material, articulando também as reflexões te-
óricas com trechos mais longos e consistentes das avaliações, é nosso projeto futuro.
Propomos aqui um exercício inicial de leitura e análise do material pesquisado,
com a certeza da impossibilidade de traduzir a complexidade que se “esconde” nas ava-
liações finais das Oficinas, resultado de um processo intensamente vivido e expresso
subjetivamente. Buscamos igualmente investigar as interfaces entre o trabalho de for-
mação, por meio das Oficinas Memória Autobiográfica – Teoria e Prática, e a construção
de um percurso de reconhecimento.
Nas Oficinas os grupos são formados por indivíduos adultos e profissionais, com
idades que variaram, até o momento, de 21 a 80 anos. Como afirma Josso (2006), os
adultos que retornam aos trabalhos de formação ou educação continuada têm objetivos,
sonhos e projetos resultados da dinâmica das experiências já vividas. Nestes casos, o
papel do professor como transmissor de conhecimentos sistematizados cede lugar a
um profissional com experiência em mediação. Este deve acompanhar o processo de
integração dos conhecimentos teóricos e metodológicos a lógicas singulares - lógicas de
vida - favorecendo a articulação dos conhecimentos teóricos já existentes, ou a serem
propostos, com as experiências e as práticas profissionais.
A apropriação da própria história e de seu poder de formação, materializados nas
narrativas e escritas autobiográficas, afirma os indivíduos como atores responsáveis por
sua formação, e seu poder agir sobre os projetos de descoberta e re-invenção de si e,
reescrevendo sua história, encontrar o sentido e o significado dos projetos passados
e futuros, em uma perspectiva existencial. Consideramos que o projeto existencial é
constituído de pequenos e grandes projetos de vida (planos) e de trabalhos, mas, ao
contrário dos últimos, não tem um fim e nem um tempo determinado, são projetos em
processo com um significado e sentido mais amplo, e não necessariamente instrumen-
tal. (Boutinet, 1996).
É no processo de revisão das trajetórias e dos projetos - por meio das narrativas
e escritas de si - que pesquisamos, por meio das avaliações, a possibilidade da constru-

— 182 —
ção de um percurso de reconhecimento, como processo de construção identitária. Segundo
Ricouer, os processos de reconhecimento de si e do reconhecimento mútuo, que formam
as bases das culturas, surgem das inter-relações e reciprocidades estabelecidas entre os
indivíduos e os grupos, nos atos de dar e receber as narrativas de si.
Observamos que este “dom” da troca - tão bem estudada pelos antropólogos,
com o qual deparamos nos trabalhos das memórias individuais, coletivas e históricas, é
pleno de sentidos ligados aos valores éticos, morais e jurídicos, princípios que regem e
organizam a vida social - raiz de nossas identidades - e que são inerentes à partilha das
narrativas e escritas de si.
Na perspectiva metodológica que abordamos, e buscamos analisar, a construção
do percurso de reconhecimento, por meio da narrativa e escrita autobiográfica materia-
liza-se em textos que trazem latentes um caráter formador e relacional, porque estabe-
lecem as inter-ligações e relações eu - outro.

Resultados
As análises indicaram que o processo de formação autobiográfica, de reflexão e
escrita de si, e heterobiográfico, na reciprocidade das escutas narrativas partilhadas no
grupo, têm o potencial de restabelecer o poder do diálogo pela palavra socializada - fala-
da e escrita - e pela intermediação do grupo nos trabalhos de escuta e leitura mútuos.
Neste processo os indivíduos passam de um reconhecimento-identificação – mo-
mento individual e solitário de reconhecimento de si – e que na Oficina situa-se no pla-
no de projeto-busca autobiográfico, para um reconhecimento mútuo - estabelecido nas
relações de reciprocidade das escritas de si e nas escutas sensíveis, heterobiográficas.
Compartilhar os projetos-busca possibilita a passagem aos projetos-obra, que surgiram
da revisita à matriz profissional e sua (possível) ligação com os temas longevidade e
envelhecimento. Alguns trechos exemplificam essas afirmações:
“Pude constatar que a rememoração favorece a ressignificação, reforça a sen-
sação de pertinência a um grupo de origem e destino (...) o que levou a uma revisão
e reafirmação da minha própria identidade, pois estava meio “perdida” sem saber que
caminho trilhar”. (psicóloga, 36a.)
“Por trás das “histórias da gente”, fomos enxergando a delicada trama de uma
reflexão sobre a brevidade e vulnerabilidade, mas também a grandeza da vida, sobre
o envelhecer, sobre as virtudes da memória: individual, coletiva, escondida, revelada,
seqüestrada, esquecida”. (pedagoga, 60a.)
“Para me aproximar dos segredos dos outros, precisei me aproximar de mim
mesma e encarar conflitos e alegrias, reestruturando minha vida (...) ao compartilhar as
experiências passamos a viver uns nos outros”. (pedagoga, 50 a.)
Verificamos também que, apesar dos desafios, a Oficina abre espaço de com-
preensão e reconhecimento mútuos, pois a palavra autobiográfica socializada, proferida
neste contexto, com seu potencial formador, e de articulação dos diferentes momentos
do projeto-busca e do projeto-obra, pode encaminhar para novos projetos de trabalho,
existenciais e de reinserção.
“Ensaios biográficos (...) o primeiro rascunho foi difícil de realizar, pois o falar
de si é uma tarefa ou ação de reflexão pouco explorada. Mas foi um desafio superado
e concretizado com o segundo rascunho e o ensaio autobiográfico – relato de minha
pequena trajetória profissional e pessoal com o anseio de novos projetos e conquistas”.
(terapeuta ocupacional, 28a)

— 183 —
“As discussões sobre os textos teóricos, muitos ligados às áreas de humanas,
foram mais difíceis para mim, que venho de outra área. Aprendi muito com os colegas, e
fiquei estimulada a estudar mais os temas abordados”. (fisioterapeuta, 32 a.)
Ficou evidenciado os diferentes estímulos gerados no interior do grupo, no qual
se encontram e convivem projetos objetivos e subjetivos, e a construção de uma rede de
inter-relações solidárias que confirma a força da partilha desse “nó” de desejos objetivos
e conscientes, e subjetivos inconscientes. Esta rede ligou, manteve e regeu o processo
de re-descoberta de si e do outro e, por meio das narrativas e das escritas, impulsionan-
do as mudanças e a elaboração de diferentes projetos, muitos dos quais emergem no
interior do grupo no processo vivido.
“Em cada um vislumbrei algo meu, como se todos contassem a mesma história.
História-teia tramada no viver intenso, nas cores dos sentimentos fortes, na agilidade
das dúvidas, no medo de ser surpreendido, na coragem do arrependimento do não feito,
não escolhido, de discorrer sobre a palavra não dita”. (pedagoga, 50 a.)
“Poder compartilhar minha história e poder ouvir a dos componentes do grupo
me ajudou a desmistificar alguns “pré-conceitos” que tinha em relação às pessoas bem
sucedidas profissionalmente”. (psicóloga, 36a.)
Importante ressaltar que esse projeto de “reinvenção de si” é um dispositivo de
atuação na (inter) mediação de formação para públicos diversos, e não é terapia, no
sentido psicoterapêutico reparatório. Os mediadores devem estabelecer e manter esta
fronteira clara desde o início dos grupos, porque o formador-mediador não é terapeuta
e todos os participantes devem compartilhar a responsabilidade dessa situação, que se
apresenta na partilha dos projetos existenciais. No processo de formação por meio da
narrativa e escrita autobiográfica somos consciência e emoção, e devemos cuidar para
que esta última não o desvirtue.
Esse processo pode ser considerado terapêutico pelas possibilidades de revisão
e partilha, geradas nos encontros, e no estabelecimento de um espaço dialógico, mas
não há interpretação, sugestões ou orientações, entre os componentes incluindo o me-
diador. No espaço que se abre, de escuta solidária e escrita, é estabelecido um acordo
de sigilo e respeito, base ética que rege os encontros e fornece a segurança da partilha
dos projetos, ou nas referências a sua falta.
Podemos afirmar que a análise de conteúdo das avaliações reforçam a perspecti-
va humanística, interdisciplinar e solidária deste trabalho de (auto) formação e educação
continuada voltado para profissionais, de diferentes áreas do conhecimento, que têm
como área de interesse a gerontologia, nos temas longevidade e envelhecimento. Veri-
ficamos que para uma atuação competente e criativa é fundamental a revisita a própria
trajetória identitátia, raiz dos projetos de vida-trabalho, processo intermediado pelo diá-
logo – encontro do eu e o (s) outro (s) – seres humanos grupais com responsabilidades
éticas, sócio-históricas e políticas.
Muitos são os desafios e as possibilidades que permearam os encontros entre
indivíduos de gêneros, idades, formações, histórias, projetos e momentos de vida espe-
cíficos - e que utilizaram a narrativa e escrita autobiográfica como possibilidade de (auto)
formação e educação continuada - que surgiram neste primeiro momento de análise.
Diante da riqueza e da complexidade, apenas entrevista nesta abordagem inicial, resta
o desafio de prosseguir, na busca de sentidos na formação, educação continuada e
pesquisa sobre longevidade e envelhecimento.
“Hoje vejo que somos todos tão diferentes em nossas trajetórias, mas tão iguais
em nossa perplexidade diante dos fatos da vida”. (psicóloga, 50 a.)

— 184 —
Bibliografia
Bardin, L. (2002): Análise do Conteúdo. Lisboa: Edições 70.
Brandão, V.M.A.T. (2006): “Memória (auto) biográfica como prática de formação”. In Anais do II
Congresso Internacional sobre Pesquisa (Auto) Biográfica – Tempos, Narrativas e ficções:
a invenção de si. PPEduC – UNEB /CAPES / INEB. Souza, E.C. (org) Salvador. EDUNEB
(impressa p. 383 / versão completa em CD-ROM).
Boutinet, J-P. (1996): Antropologia do Projeto. Lisboa: Instituto Jean Piaget.
Geertz, C. (1989): A Interpretação das Culturas. Rio de Janeiro: Zahar.
Josso, M.C. (2006): “Os relatos de histórias de vida como desvelamento dos desafios existenciais
da formação e do conhecimento: destinos sócio-culturais e projetos de vida programados
na invenção de si”. In Souza, E.C; Abrahão, M.H. (orgs.). Tempos, narrativas e ficções: a
invenção de si. Porto Alegre: EDIPUCRS: EDUNEB, 7-13.
Passeggi, M.C. (2006): “A formação do formador na abordagem autobiográfica. A Experiência dos
memoriais de formação”. In Souza, E. C; Abrahão, M. H. (orgs.). Tempos, narrativas e fi-
cções: a invenção de si. Porto Alegre: EDIPUCRS: EDUNEB, 203-218.
Ricouer, P. (2006): Percurso do Reconhecimento. São Paulo: Loyola.

— 185 —
Proyecto de Vida y envejecimiento

Visualizando la muerte a través de la vida de


los 65-80 años

Ana Delgado Ramos y María Aurora Arvizu Salgado

I. Antecedentes.
Vivir en una época donde los adelantos en ciencia y salud han sido impresionan-
tes y los cambios en tecnología están a la orden del día, parecería que los humanos a
los que nos ha tocado vivirla no tendríamos ningún problema al desarrollarnos en ella,
sin embargo, la rapidez con la que vivimos nos enajena en muchas ocasiones de los
suceso y personas que están a nuestro alrededor, a esto hay que agregarle el culto
que a la juventud y belleza nuestra sociedad rinde, hecho que podemos constatar en
los adelantos en estética como tintes y cremas que ayudan a que las personas se vean
más jóvenes e impiden que salga a la luz su verdadera edad Fisiológica; y a pesar de
estos adelantos existe una edad en la que por más cremas y tintes que usemos nuestro
organismo comienza a tener una serie de modificaciones inevitables e irreversibles con-
tra los que nos es difícil luchar tiempo al que llamamos tercera edad (la OMS considera
que inicia a los 60ª y en México se establece a partir de los 65a); en esta fase evolutiva
la vitalidad comienza a disminuir y junto con ella expectativas, ilusiones, nivel socioeco-
nómico, planes en la vida que ya no pueden realizarse porque nuestro organismo ya no
responde como en la juventud; época en la que haciendo una comparación figurativa
con los cambios en tecnología como es el caso de los celulares que los vamos des-
echando por anticuados, porque no tiene fotos, vídeos, internet, etc. Y no les es posible
luchar con las exigencias actuales porque ya pasó su tiempo de fama, así los ancianos
experimentan sentimientos de minusvalía, marginación, soledad, porque van perdiendo
su ímpetu a través del paso de los años.
Para explicar estas modificaciones han surgido diferentes teorías Fisiológicas y
de personalidad; entre las fisiológicas tenemos la teoría autoinmunitaria, teoría del uso
y consumo, la teoría nerviosa, etc. De las teorías de la personalidad tenemos la de la
desvinculación (Cumblings and Henrry 1955) en la que consideran el envejecimiento
como una separación mutua e inevitable del individuo de la sociedad y de la sociedad
del individuo; la teoría de la actividad en la que consideran que la gente que permanece
activa en las ocupaciones de la edad madura se adapta mejor a la vejez1 y así como es-
tas, existen otras tantas teorías que nos tratan de explicar el por qué nuestro organismo
llega a envejecer.

 Facultad de Enfermería de Irapuato, Universidad de Gto. Manuel Mendivil.


maas_22@hotmail.com

— 186 —
Otro hecho significativo durante esta edad es la muerte, un tema que ha sido difí-
cil de abordar a lo largo de la historia de la humanidad, estas personas no sólo asumen
que su muerte es más cercana, también viven la muerte del cónyuge, hermanos, amigos
o personas significativas, suceso que según H. Strydom es una experiencia común de
la madurez 2

Vivir con las pérdidas asociadas al envejecimiento y enfrentarse a la muerte inmi-


nente son factores de estrés potenciales que lo puede llevar a la ansiedad, la cual pode-
mos definir como una sensación incómoda que se produce como respuesta al miedo a
perder algo valioso. Existen diferentes niveles de ansiedad dentro de los cuales puede
encontrarse una persona:
• Leve o mínimo: donde la persona se siente calmada, no preocupada, y puede
tener sueños durante el día, fantasías, etc.
• Moderado: puede haber temblores finos de las manos, aumento de la salida ver-
bal más durante las discusiones, preocupado por lo que pueda ocurrir, se siente
nervioso y tímido.
• Grave: movimientos espasmódicos con notables sacudidas de las manos, habla
demasiado y a veces no es con claridad, teme lo que pueda ocurrir, se siente
inseguro, disminuye su concentración y se le dificulta tomar decisiones.
• Pánico. Temblores grandes del cuerpo, habla constante, con voz chillona y al ni-
vel del grito, puede huir o golpear a otros, teme la muerte inminente, siente terror
y desamparo3.
Esta clasificación es de acuerdo a una ansiedad en general, sin embargo para
fines de nuestro estudio la enfocaremos hacia la ansiedad que ocasiona la muerte en los
ancianos y la mediremos con una escala de ansiedad propuesta por Thorson y Powel4.

La muerte por la que todos pasaremos tarde o temprano es una de las mas sig-
nificativas transiciones personales de la fase de la madurez5 al parecer los más jóvenes
somos quienes le tememos por que con ella, terminan nuestras ilusiones, proyectos en
la vida y abandonamos a los seres que más amamos. Algunas investigaciones aseguran
que las personas mayores tienen menos miedo a morir por que se encuentran en una
fase más cercana a la aceptación de la muerte6, aunque otros articulistas dicen que no
es así, que solo hablan de su muerte con cierta naturalidad aparente7. Las investigado-
ras Emilia Serra y Mari Carmen Abengózar8, concluyen que los sujetos de 60-65 años
son menos religiosos y con menores concepciones trascendentales acerca de la muerte
y la tienen mayor temor, tal vez esto se deba a que existe una mejor vinculación con
la sociedad y son más activos (según la teoría de la desvinculación y actividad), por lo
contrario en los ancianos de 71-75 años que son más religiosos y transcendentales tie-
nen menos temor a la muerte. Tal escritor en su libro the psychology of death and dying9
menciona los miedos específicos conectados con el proceso de morir que son:
• Miedo aun proceso de morir doloroso.
• Miedo a un proceso de morir indigno.
• Miedo a ser una carga para otros.
• Miedo de perder la vida.
• Miedo de requerir ayuda después de la muerte.

— 187 —
Estos miedos en muchas veces son ocasionados por el desconocimiento de lo
que pasará después de morir; existen diferentes religiones que han intentado dar res-
puesta a esté respecto entre ellas:
• Para los cristianos, la resurrección de Jesucristo provocó que sus seguidores
tengan fe y esperanza en un mundo más trascendente, en el cual hay paz y el
hombre vive en armonía y al cual llegará después de su muerte.
• Respecto a los budistas, creen que la muerte es el paso que tiene el alma al ser
liberada del cuerpo.
• Los judíos esperan un encuentro con Yavé10.
• Los hindúes: la muerte es aceptada en su justa dimensión de final, de cambio
radical. Las personas están preparadas para la muerte, porque participan viva-
mente de sus rituales, observan con claridad como el cuerpo de su difunto es
consumido por las llamas y asciende en el humo su atman (alma) al creador. A
diferencia de nosotros los occidentales los que a veces no somos siquiera capa-
ces de participar en un funeral11.

Todas ellas nos dan la certeza de lo que pasará después de nuestra muerte, qui-
zás esa sea la razón por la cual los ancianos buscan en la religión un refugio. Carlos A.
Reyes-Ortiz, M.D.12 asegura que los ancianos viven dos tipos de religiosidad la intrínse-
ca que incluye un compromiso de vida y una relación más íntima con Dios, son personas
que tienen un mayor compromiso con la comunidad religiosa a la que pertenecen y las
que practican una religiosidad extrínseca que participan en grupos de oración y rituales,
no tan estrechamente como los anteriores. Este estrecho vínculo con su Dios según Re-
yes les favorece en muchos aspectos: aumenta su autoestima, promueve los mecanis-
mo psicológicos adaptativos ante el envejecimiento, enfermedades y sufrimiento, provee
de esperanza y sentido de trascendencia entre la vida y la muerte. Otros investigadores
como Thorson y Powell13 mencionan que la religiosidad intrínseca cuando es mayor la
persona presenta menor temor a la muerte y ansiedad. Aunque otros investigadores
como Kai Kuen Leug14 y colaboradores que trabajaron con una comunidad china encon-
traron que los chinos usan la religión como un remedio a vencer la soledad y el vació,
más que como una solución a la muerte o para satisfacer una necesidad espiritual.
Este hecho biológico normal en todo ser vivo que nace, crece, se reproduce y
muere, tiene una forma particular de pensarse (concepción) nuestro entendimiento for-
ma ideas (concepto) y así crea diferentes conceptos alrededor de esta palabra es con-
siderada como el final de una etapa detrás de la cual no hay nada, o al menos nada
conocido, en general se acepta como algo cotidiano pero que cuando atañe a lo perso-
nal, siempre parece lejana, no nos es fácil pensarla en nuestra mente como un hecho
cercano, al menos cuando se piensa en la familia la muerte no se considera un algo
cercano.
Cada uno de nosotros aceptamos que un día moriremos pero evitamos a toda
costa que esto suceda, tal es el caso de los ancianos que dicen “no creo que pase este
año”, sin embargo en el momento en que se enferman buscan al doctor para evitar a
toda costa la muerte.
Salvarezza15 comenta que la manera de entender y conceptuar la muerte variará
según se plantee la muerte como un fenómeno existencial (el fin), que la piense como un
fenómeno natural (la terminación de un ciclo), que la piense como muerte de los demás
(la pérdida o vacío) o que esa muerte sea planteada como un fenómeno personal, como
la muerte propia, como pérdida de todo lo que se es y se tienen para cambiarlo por algo.

— 188 —
Otros autores como Thorson and Powel16 (1988) dicen que los significados de la muerte
para los ancianos son diferentes, por lo tanto podemos concluir que “existen tantas ma-
neras de conceptuar la muerte como individuos”. Debido a que surgen circunstancias
que afectaran su concepción respecto a ésta. Bien decía Unamuno “, dos entes vivos
diferentes en cuanto a la vida de ellos es distinta y como vivir no es los mismo para dos,
tampoco el morir (que por lo pronto es dejar de vivir) significa lo mismo”17.
Estos cambios de concepción de la muerte los podemos observar a través de la
historia, la que aún siendo universal y única se ha interpretado de diferentes maneras;
en el mundo antiguo, para la civilizaciones mesopotámicas lo sobrenatural era omnipre-
sente y todopoderoso, y cada acontecimiento alarmante en el campo de la naturaleza
representaba un presagio especial enviado para servir de advertencia o de estímulo. En
Egipto el hombre era tratado como un todo. Quizás, precisamente por eso, al compren-
der que con la muerte y la putrefacción del cuerpo se rompía la unidad de éste y el alma
pretendieron enfrentar esta disolución con el embalsamamiento. En la edad media (ss V
al XV) coexistieron tres grandes culturas mediterráneas: Europa Occidental, el Imperio
Bizantino y los Califatos Árabes, la Europa occidental se vio influenciada por el cristia-
nismo, en la cual su máximo exponente Jesús de Nazareth invitaba a apiadarse del los
más pobres y enfermos. Contrario a las civilizaciones mesopotámicas que creían que la
enfermedad y la muerte eran ocasionadas por un castigo, para los cristianos la muerte
significaba la liberación al goce eterno al lado de su Dios18. En nuestro México existieron
grandes civilizaciones como los aztecas, zapotecas y mayas, los primeros dos pensa-
ban que la muerte era el paso a un sitio en algunas ocasiones mejor, dependiendo de
cuales hubiesen sido sus actos en la tierra, los grandes guerreros que morían en batalla
y las mujeres que morían en el parto iban a “Ilhuicatltonatiuh” (la casa del sol), que era el
Señor de la Gloria. El siguiente lugar para los muertos era el “Chichihuacuahco”, allí iban
los niños muertos que se alimentaban de gotitas de leche que brotaba de un frondoso
árbol. El tercer lugar era el “Tlalócan”, donde iban los muertos de accidentes o de enfer-
medades que demuestren signos evidentes de falta de vitalidad. Esta era la mansión de
la Luna y tenía las condiciones ideales ya que era agradable, fresco y ameno. Estaba
ligado con el agua y la luz que son la fuente de la vida en este planeta. El último lugar
era la nada, la muerte sin consecuencias ni trascendencias, producto de una vida estéril.
Esta zona era el “Mictlán” gobernada por dos señores que obligaban a los residentes a
hacer un largo y tortuoso camino para llegar finalmente a convertirse en nada19. Los ma-
yas tenían una concepción diferente de lo que era la muerte, para ellos no era la aniqui-
lación total inherente a los seres vivos, sino un cambio de estado, una vivencia distinta
a la que transcurre entre el nacimiento y el deceso. La muerte no es más que una forma
de vida diferente en la que los difuntos continúan con sus actividades diarias e incluso se
burlaban y hacían daño a los hombres20. Actualmente a los mexicanos se nos categoriza
como una cultura que no tiene miedo a la muerte por la festividad que tenemos del día
de muertos y la forma en la que nos mofamos de ella pero ¿continuará siendo así en
nuestros ancianos? Ahora que hemos sido influenciados por las ideas del cristianismo y
no tenemos tanto contacto con la muerte como nuestros antepasados.
Y en verdad no tenemos contacto cercano con alguien que muere debido a que
en el siglo pasado la medicina tuvo un auge muy importante y en lugar de que nuestros
enfermos murieran en casa, como tradicionalmente era, comenzaron a ser llevados a
hospitales donde morían sin la presencia de sus familiares. Durante esta época se hizo
creer a todos que la muerte era algo sin importancia, se relegó y consideró algo insig-
nificante; creo que a la mayoría de las personas que hemos tenido la oportunidad de

— 189 —
estar en un hospital ya sea prestando un servicio o como clientes del mismos hemos
experimentado la frialdad del personal de salud al momento de que alguien se muere y
esto no es culpa de ellos justamente sino que, por desconocimiento no son capaces de
manejar ni el proceso de morir ni la muerte de las personas.
A esta necesidad respondieron personas como Elizabeth Kubbler Ross quien con
ayuda de cuatro seminaristas comenzara a trabajar con los moribundos. Se dio cuenta
de los fenómenos psicológicos que acompañan a los enfermos en fase terminal durante
el proceso de muerte, define la TANATOLOGíA como una instancia de atención a los
moribundos. Ella en diferentes contactos que tubo con estas personas descubrió que
para llegar a la muerte se pasa por una serie de etapas que son las siguientes:
1. Negación: la persona se convence de que hay un error, que lo que le está pasan-
do no puede ser posible.
2. Ira: cuando acepta su realidad se revela contra ella, nada le parece bien y su
condición la inunda de odio y rencor.
3. Pacto o negociación: asumen su condición, pero aparece la tentativa de negociar
el tiempo.
4. Depresión: aparece cuando se da cuenta que todos los intentos anteriores por
mejorar su condición de vida fracasaron.
5. Aceptación: la persona en paz y después de arreglar sus asuntos pendientes
espera el momento final. 21

Estas etapas aunque son características de las personas moribundas también


suelen experimentarse en aquellas que mueren por viejos y no por enfermedad, esto
comenzará en el momento que sea conciente de que ha comenzado un proceso de
pérdidas físicas, psíquicas, de rol, económicas y del futuro22.

II. Justificación
Ayudar a un anciano en su proceso de morir no es fácil está experimentando pér-
didas física y personales irreversibles además, desconocimiento de lo que pasará con él
una vez que muera lo provoca gran ansiedad la que trata de calmar buscando un refu-
gio en la religión la cual es la única que le da una respuesta específica a lo que pasará
después de que muera, a esto hay que agregarle el hecho de que no tiene un concepto
específico de la muerte por lo que no nos es posible identificar cual es la mejor forma
de abordarlo, pienso que al tener claro como se manifiestan estas tres variables en los
ancianos podremos proporcionar actividades que ayude a llevar con éxito el proceso de
duelo de los ancianos..

III. Formulación del problema


¿Las personas ancianas son más religiosas, presentan menos ansiedad ante la
muerte y su concepción de ella es como un fenómeno personal?

IV. Hipótesis
Las personas ancianas son religiosas, tienen menos ansiedad ante la muerte y la
conceptualizan como un fenómeno personal

— 190 —
V. Objetivo general
Identificar si las personas ancianas son religiosas y si esta religiosidad los lleva
a tener menos ansiedad ante la muerte y a conceptualizarla como un fenómeno perso-
nal.

VI. Objetivos específicos


6.1 Determinar si las personas ancianas son religiosas.
6.2 Identificar si las personas religiosas en verdad conciben la muerte como un
fenómeno personal.
6.3 Identificar si las personas religiosas tienen menos ansiedad ante la muerte.

VII. Consideraciones éticas


ART. 13. En toda investigación en la que el ser humano sea sujeto de estudio,
deberá prevalecer el criterio de respeto a su dignidad y la protección de sus derechos y
bienestar.
ART. 14. La investigación que se realice en seres humanos deberá desarrollarse
conforma las siguientes bases:
I. se ajustará a los principios científicos y éticos que la justifique.
II. Se deberá realizar sólo cuando el conocimiento que se pretenda producir no pue-
da generarse por otro método.
ART. 100. La investigación en seres humanos se desarrollará conforme a las
siguientes bases:
III. Podrá realizarse solo cuando el cumplimiento que se pretende producir no pueda
obtenerse por otro método idóneo.
Título V Frac. IV. Vigilar el cumplimiento de las leyes, reglamento y normas técni-
cas que se refieren a la investigación11.

VIII. Material y métodos


Se trata de una investigación de tipo descriptiva, transversal.
Nuestra muestra constó de 150 individuos, se eligió esta cantidad basándonos
en investigaciones anteriores19, para obtener una muestra representativa, debido a que
nuestra población era muy grande. Estos sujetos fueron elegidos por conveniencia y
los criterios de inclusión que se usaron para que participaran en nuestra investigación
fueron:
• Edad de 65-80 años.
• Sexo indistinto.
• Religión indistinta.
En los de exclusión se considerará a todas aquellas personas que no quieran
participar en el presente estudio y padezcan alguna enfermedad terminal.
Para el logro de nuestros objetivos se utilizaron dos cuestionarios el primero mide
la ansiedad ante la muerte consta de 20 ítems cada uno se evalúa en una escala del 1-4
donde 1 tiene un valor de 10 2 y 3 de 20 y 4 de 30; excepto en las preguntas 4, 10, 13
y 17 donde la escala se maneja al contrario: dando un total de 600 puntos, esto quiere
decir que quien obtenga una puntuación1-200 maneja una baja ansiedad ante la muerte,
de 201-400 un nivel medio de ansiedad y de 401-600 alto nivel de ansiedad.

— 191 —
El segundo cuestionario se encarga de medir el nivel de religiosidad intrínseca y
consta de 10 ítems, también se evalúa en una escala del 1-4, el 1 tiene un valor de 10
2-3 de 20 y 4 de 30, excepto en los ítems 8, 9 y 10 donde se maneja al contrario, dando
un total de 300 puntos y así del 1-100 tienen un nivel bajo de religiosidad; del 101-200
una religiosidad media y del 201-300 un alta religiosidad.
Para obtener el concepto de la muerte se utilizaron 4 ítems que hacen referencia
a la forma en cómo Salvarezza menciona que los ancianos conceptualizan la muerte y
también se valoró con una escala del 1-4, donde 1 tiene un valor de 10 2y3 de 20 y 4 de
30, y cada ítems se analizó de forma individual.
La obtención de los datos se realizará mediante una entrevista, debido a que
muchas de las personas de la tercera edad no saben leer ni escribir.
Para tabular los resultados de estos cuestionarios se utilizaron cuadros y gráficas
que se realizaron en el programa de excell 2000 y para analizar la relación entre las
variables se utilizó el coeficiente de correlación de Pearson.

IX. Resultados

1. Religiosidad baja.
2. Religiosidad media.
3. Alta religiosidad.

Se muestra que el 0.8% tiene una religiosidad baja, el 14.6% una media y el
84.6% tienen un alta religiosidad intrínseca.

— 192 —
1. Nivel medio de ansiedad ante la muerte.
2. Alto nivel de ansiedad.

Aquí podemos observar que la mayoría de las personas presenta un nivel medio
de ansiedad ante la muerte, presentando solo un 30% alto nivel de ansiedad y nadie
presenta un bajo nivel de ansiedad ante la muerte.

Se observa que la mayoría de nuestros ancianos conceptualizan la muerte como


un fenómeno natural y como un fenómeno personal.

— 193 —
Al aplicar el coeficiente de pearson a las variables de religiosidad intrínseca que es
la independiente y la ansiedad ante la muerte nos dio como resultado un r = 0.22142019
con una significancia de t = 2.762256 y en lo que corresponde a las variables de religio-
sidad y concepto de muerte fue de r = 0.37816015 con una significancia de t = 4.9695.

X. Discusión
Antes de discutir mis resultados creo que es preciso aclarar que durante la aplica-
ción de los cuestionarios, nos topamos con algunos inconvenientes, entre ellos, la falta
de compresión de algunas preguntas por lo que en muchas ocasiones fue necesario
explicarlas, mas no es suficientemente confiable el que me halla dado a entender con los
sujetos de estudio y en ocasiones quienes sabían leer y escribir no preguntaban dudas
y sólo contestaba el cuestionario.
Después de esta aclaración es importante resaltar como nuestros resultados con-
cordaron con varias investigaciones una de ellas es la de Emilia Serra en la que llegan
a la conclusión de que a mayor edad menor temor a la muerte, en la presente investi-
gación podemos observar que 105 de nuestros 150 ancianos tienen un nivel medio de
ansiedad ante la muerte.
Otra investigación con la que concordamos es la de A. Reyes Ortiz, él menciona
que a mayor religiosidad menor temor a la muerte, nosotros llegamos a la conclusión
de que de nuestros 150 ancianos, 127 que corresponde al 85% tienen una religiosidad
intrínseca alta y 105 que son el 70% manejan una ansiedad media ante la muerte.
Por lo anterior la presente investigación difiere de la de Kai Kuen Leung el cual
menciona que estas personas usan la religiosidad sólo para satisfacer una necesidad
espiritual, tal vez pueda deberse a la diferencia cultural, pero al menos en nuestra inves-
tigación al parecer es usada para disminuir el temor ante la muerte.
En lo que respecta al concepto sobre la muerte el más relevante como pudimos
observar fue el fenómeno natural, por las pláticas que logré tener con estas personas
ellas mismas me dieron la respuesta de porque elegían esta opción, ellos me comenta-
ban que era para ellos la más segura porque a través de sus vidas lo habían observado
“todo lo que tiene vida llega a morir” me comentaban ellos, y el concepto como fenóme-
no personal, algunos no se atrevían a decírmelo porque ellos decían que “aún nadie ha
venido a decirnos como es la otra vida y si de verdad existe”, y pocos son los que creen
que con la muerte todo termina, al parecer lo seres humanos normalmente pensamos en
trascender tal vez hacia algo mejor o simplemente para seguir nutriendo la naturaleza.
Después de lo encontrado en mis resultados, pienso que como Licenciadas en
enfermería que atendemos a la persona como un ser biosicosocial, debemos tomar un
poco más en cuenta la parte espiritual de la persona, que en muchas ocasiones dejamos
de lado por cuidar que la parte física se encuentre en buen estado, sería excelente que
como enfermeras pudiéramos proveer el cuidado espiritual que necesita nuestro cliente,
sin embargo como es difícil que esto sea posible por lo menos brindar los espacios y
oportunidades de que la gente practique sus ritos religiosos y así atender esta parte que
por nuestras convicciones nos es difícil abordar.

— 194 —
ANEXO 1.
Instrumento de recolección de datos. Datos generales.
Edad: _____ Sexo: F () M ()

Religión que profesa ________

Escala de religiosidad intrínseca


Valore del 1-4 su nivel de desacuerdo-acuerdo con las siguientes afirmaciones.
1 2 3 4

Totalmente en desacuerdo. Neutral. Totalmente de acuerdo.


1. Su fe involucra toda su vida 1234
2. Durante su vida ha experimentado la presencia de
Dios. 1234

3. Usted cree que uno debería buscar la guía de Dios


1234
siempre que tomemos una decisión importante
4. Su fé algunas veces limita sus acciones 1234
5. Nada es tan importante para usted como servir a Dios
1234
como usted sabe hacerlo
6. Ha tratado de involucrar mucho su religión en todas
1234
las demás acciones de su vida.
7. Sus creencias religiosas son lo que realmente 1234
8. No le importan demasiado sus creencias mientras
1234
lleve una vida guiada por la moral.
9. Usted se rehúza a permitir que las consideraciones
1234
religiosas influyan en sus asuntos cotidianos.
10. Usted siente que existen cosas más importantes en
1234
la vida que la religión
Fuente: James A. Torzón and F. C. Powell. Meanings of Death and Intrinsic religiosity

Concepto de muerte
1. Cree en una vida después de la muerte. 1234
2. Cree que con la muerte todo se acaba y no hay
1234
nada después de ella.
3. Considera que la muerte es parte de un ciclo natu-
1234
ral.
4. Se siente capaz de manejar la muerte de otros
1234
seres cercanos a usted.

— 195 —
Escala de ansiedad a la muerte
1 2 3 4
Totalmente en desacuerdo. Neutral. Totalmente de acuerdo.

1. Le tiene miedo a una muerte agonizante y llena de dolor. 1234


2. El no saber que hay en una siguiente vida le crea problemas. 1234
3. Le asusta el saber que ya no podrá pensar después de mi muerte. 1234
4. No le preocupa el saber que sucederá con su cuerpo una vez enterrado. 1234
5. El ataúd le pone ansioso. 1234
6. Odia perder el control de sus negocios después de que muera. 1234
7. Estar totalmente inmóvil después de morir le molesta. 1234
8. Le asusta el solo hecho de pensar en una cirugía. 1234
9. El hecho de la vida después de la muerte le crea grandes problemas. 1234
10. No le tiene miedo a una muerte muy larga y lenta. 1234
11. Usted no concibe la idea de estar encerrado en un ataúd cuándo muera. 1234
12. Odia la idea de ser ayudado una vez que muera. 1234
13. No le interesa el si hay o no una vida después de la muerte. 1234
14. Le molesta el hecho de ya no sentir nada después de la muerte. 1234
15. El dolor involucrado en la muerte le espanta. 1234
16. Usted está viendo hacia una nueva vida después de la muerte. 1234
17. No le preocupa el hecho de estar siempre desamparado. 1234
18. Le causa problema el saber que su cuerpo se va a descomponer en el
1234
ataúd.
19. El sentimiento de que estará ausente después de su muerte me inquie-
1234
ta.
20. Le preocupa el que le pasará después de morir. 1234
Fuente: James A. Torzón and F. C. Powell. Meanings of Death and Intrinsic religiosity

— 196 —
Bibliografía
1. Carnevali, Doris: Tratado de Geriatria y Gerontología, Edit. Interamericana, México 1988.
2. H. Strydom: Perceptions and Attitudes towards aging in two culturally diverse groups of
aged males: A South African Experence. P. 86
3. J.S. Cook, K.L. Fontaine: Enfermería psiquiátrica, Edit. Interamericana, Madrid 1993.
4. James A.: Thorson and F. C. Powell, Meanings of death and insinsic religiosity, p. 385
5. H. Strydom: perceptions and attitudes towards aging in two culturally diverse groups of
aged males: A South African Experence. p. 86
6. Reflexiones acerca del final de la vida: Un estudio sobre las representaciones sociales de la
muerte en los mayores de 65 años. ttp: //www.nexusediciones.com/pdf/gero2004_1/g-14-
1-004.pdf#search=%22estudios%20sobre%20la%20muerte%22, revisado 15-09-2006
7. Muerte en la vejez: http://www.querencia.psico.edu.uy/revista_nro1/edgardo_korovsky.htm
revisado 06-09-2006
8. Emilia Serra Desfilis, Mari Carmen Abengózar Torres: Ancianidad y preparación para la
muerte. www.um.es/analesps/2006. revisado 21-09-2006
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10. Uribe-María, Uribe-Lucio: La enfermera ante la muerte del enfermo terminal. Roll enferme-
ria.2006;14 (8): 326-329
11. http://ultimotabu.iespana.es/estuvimos4.htm. Revisado 13-02-2007
12. Carlos, A. Reyes-Ortiz, M.D.: Importancia de la religión en los ancianos. http://scielo.sld.
cu/scielo.php?pid=S0864-0319200300030000&SCRIPT=sci_arttext
13. James A. Torzón and F. C. Powell: Meanings of Death and Intrinsic religiosity, p. 388.
14. Kai-Kuen Leung, En-Chang Wu, Bee-Horng Lue, Li-Yu Tang: The use of focus groups in eva-
luating quality of life components among elderly Chinese people.
15. Salvarezza-Leopoldo: La vejez, una mirada gerontológico actual. México: Ed. Paidos, 2000.
p380-403.
16. James A. Torzón and F. C. Powell: Ibid.
17. Salvarezza-Leopoldo: Ibíd.
18. María del Carmen Amaro Cano: Consideraciones históricas-culturales y éticas acerca de la
muerte del ser humano, E-mail: amaro@infomed.sld.cu. revisado 13-02-2007
19. http://www.lector.net/vermar00/mejico2.htm#. Revisado 14-02-2007
20. http://www.uady.mx/sitios/mayas/articulos/pixan2.html. Revisado 14-02-2007
21. Percepción de la muerte en los ancianos: http//www.bioética.org/bioética/muerte17htm#_
Toc82429629.
22. Muerte en la vejez: http:/foros.kaliman.com.mx/discus/messages/4196/5540html?
1053978399

— 197 —
Proyecto de Vida y envejecimiento

Participación y envejecimiento activo: análisis


de las percepciones de personas mayores
implicadas en tareas de gestión en asociaciones
de mayores.

Silvia Martínez, Juan Francisco López,


Imanol Amayra, Ignacio Gómez, José Javier Miguel.

Resumen
Introducción: La promoción de un envejecer activo parece ser el mejor recurso
para mejorar la calidad de vida y prevenir la dependencia. Por esa razón se hace necesa-
rio el desarrollo de estrategias que impulsen una forma de envejecer activa e implicada,
a través del fortalecimiento de personas y comunidades. A pesar de que hay importantes
diferencias entre las asociaciones que agrupan a personas mayores, casi todas ellas
tienen en común el ofrecer a los participantes la posibilidad de enrolarse en una gama
de actividades de ocio variadas y, por lo general, en los procesos de gestión de la enti-
dad, constituyendo un grupo de referencia y pertenencia para el mayor. Objetivos: Nos
proponemos comprender mejor los procesos de participación en las asociaciones u or-
ganizaciones de personas mayores y analizar sus percepciones sobre el envejecimiento
activo. Metodología: La muestra esta formada por personas mayores que participan en
juntas directivas de asociaciones de mayores de Vizcaya (España). Se ha utilizado una
metodología cualitativa consistente en entrevistas en profundidad y grupos de discusión.
Resultados: Los resultados obtenidos se pueden sintetizar en dos: la participación en
puestos de responsabilidad en la asociación proporciona una importante percepción de
satisfacción y es valorada como recurso de calidad de vida personal; se entiende que
las asociaciones de mayores son un potencial recurso para promover el envejecimiento
activo, sin embargo, se observan algunas limitaciones que dificultan la implicación activa

 Dra. Silvia Martínez. Profesora en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Univer-


sidad de Deusto. Directora del Curso de Especialización en Gerontología y miembro del Equipo de
Investigación en Gerontología de la Universidad de Deusto. De 1995 a 2005 directora del Programa
de Formación Permanente de Adultos “Ocio Cultural Universitario”. Líneas de investigación actual
en gerontología: Desarrollo de hábitos de ocio saludables en las personas mayores y prevención
de la dependencia. Impacto de los programas de formación permanente. Variables moduladoras
del estrés del cuidador.
 Equipo de investigación en Gerontología. Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Univer-
sidad de Deusto. Vizcaya (España).
smartin@fice.deusto.es

— 198 —
en las mismas que deben ser subsanadas (p.e. el peso de las inercias en la gestión o la
promoción de un modelo receptivo pasivo en los asociados).

Palabras clave: envejecimiento activo, ocio, participación, organizaciones de


mayores.

Envejecimiento activo: puntos de partida


A pesar de la gran difusión que ha alcanzado en los últimos años, el de envejeci-
miento activo es un concepto relativamente novedoso. Es en los Estados Unidos donde
encontramos sus orígenes al inicio de los años 60, época en la que Havighurst y Albretch
(1953, 1954, 1963) proponen su reputada “teoría de la actividad” según la cual mantener
en la vejez los patrones de actividad de la edad adulta constituye el medio por excelen-
cia para envejecer óptimamente. En los años 90 y auspiciado por la Organización Mun-
dial de la Salud (OMS, 1999), emerge una nueva concepción de envejecimiento activo
que vincula la actividad a la salud y resalta el valor de la participación e implicación de
las personas mayores en la comunidad. Con esta nueva concepción el envejecimiento
activo es productividad mucho más allá de lo laboral, extendiéndose a lo social y comu-
nitario (Walker, 2002), se entiende como recurso de calidad de vida y bienestar físico
y psicológico (Avramov y Maskova, , 2003; Boulton-Lewis, Buys y Lovie-Kitchin, 2006;
Burnett-Wolle, Godbey y Parr, 2005) y supone, sobre todo, un estilo de vida implicado
que según cada persona, cobra una significación especial que hace que se viva (se sea
“activo”) de diferentes maneras.

La participación en asociaciones de mayores


A pesar de que hay importantes diferencias entre las asociaciones que agrupan
a personas mayores, casi todas ellas tienen en común el ofrecer a los participantes
la posibilidad de enrolarse en una gama de actividad variada y, por lo general, en los
procesos de gestión de la entidad, constituyendo un grupo de referencia y pertenencia
para el mayor que contribuye a preservar la propia identidad, proporcionar satisfacción,
evitar la invisibilidad social y reforzar la percepción de seguridad (Pillemer, Moen, We-
thington & Glasgow, 2000). Participar en actividades con valor y significación permite la
consecución de objetivos concretos y proporciona un sentimiento de competencia que
refuerza la autoconfianza y motiva para seguir participando en dichas actividades y así
permanecer “activo” (Hendricks y Cutler, 2004). Como ya determinara Csikszentmihalyi
(1998), las personas experimentan satisfacción cuando están completamente involu-
cradas en la realización de una actividad desafiante y esto les hace desear mantenerse
adheridas a su práctica. Esta participación activa sostenida en procesos significativos,
además de satisfactoria, ha sido ampliamente confirmada en la literatura gerontológica
como un valioso recurso de salud física y psíquica en la vejez, con capacidad para
prevenir la dependencia y para la rehabilitación (Dupuis y Smale, 1995; Shaw, Krause,
Liang y Bennett, 2007; Lidon y Zanna, 1990; Le Carret, Lafont, Lettenneur, Dartigues,
Mayo y Fabrigoule, 2003; Verghese et al. 2006; Wang at al., 2006; Phinney, Chaudhury
y O’Connor, 2007, Nimrod, 2007, Greenfield y Marks, 2004).
Con todo, a pesar de las bondades de la participación, no son muchos los trabajos
que abordan el tema de la implicación de las personas mayores en el tejido asociativo
comunitario. Pueden destacarse los estudios de Perren, Arber y Davidson (2003) y el de

— 199 —
Matthew, Blackwood, Louis, Fielding, Mavor, Morton O’Brien, Paasonen Smith y White
(2006) que estudian cómo variables sociodemográficas (en concreto la salud, ingresos
y estado civil) o de personalidad (específicamente la percepción de eficacia) impulsan la
participación en este tipo de agrupaciones. Tomar la decisión de participar en una activi-
dad y de mantener cierto grado de implicación en ella depende de variables personales
y también de las características del entorno, como el ambiente físico, las características
del grupo con el que se desarrolla o desarrollaría la actividad, el clima de seguridad
psicológica que se percibe, etc (Wandersman et al., 2000; Omoto y Snyder, 1995; Csiks-
zentmihalyi, 1998). Otro factor influyente son las líneas políticas, valores y concepciones
imperantes entre los responsables políticos y técnicos de las administraciones públicas
que, con sus actuaciones y directrices, pueden contribuir a fomentar la creación de aso-
ciaciones y grupos comunitarios dirigidos por personas mayores (OMS, 1999).
El tipo e intensidad de la participación de la persona mayor en las actividades
de la asociación puede variar a lo largo del tiempo pero el hecho de participar puede
ser, además de una oportunidad de disfrute, un medio para la sensibilización, la expe-
rimentación personal y el fortalecimiento personal y, por extensión, comunitario. Según
Montero (2004) este empowerment o fortalecimiento se consigue, entre otras cosas, a
través de: la participación y la toma de conciencia; la autogestión e implicación de los
ciudadanos y la comunidad en sus propios procesos de transformación; el compromiso
personal y comunitario unida a la propia evolución y maduración; y el fortalecimiento de
la identidad personal y de sentido de comunidad. Asumiendo la diversidad del colectivo
de personas mayores no debemos ignorar que la vivencia singular de la actividad da
lugar a diferentes “itinerarios” o estilos de participación a lo largo del tiempo. Teniendo en
cuenta que muchas personas permanecen vinculadas a su asociación durante años, es
posible que se experimente un proceso y evolución en la forma de participación. Como
resalta Mena (1990) la participación en las asociaciones no se produce como un todo
o nada, sino que es un proceso en el que pueden encontrarse grados de implicación
que van, desde la utilización de servicios e instalaciones por parte de los miembros de
la asociación, hasta la participación en las actividades de planificación, gestión y eva-
luación de la actividad, pasando por un nivel intermedio de implicación que supone la
cooperación con las iniciativas planificadas por la asociación.
Según Rodríguez y Ortí (1996) la crisis que vivieron durante la década de los
años ochenta los movimientos asociativos ya está superada y el progreso observado en
los últimos años nos hace tener esperanza de lograr un movimiento asociativo maduro
y articulado. Sin embargo la superación de esta crisis supone un cambio en el mode-
lo asociativo que permita enfrentar los nuevos problemas con soluciones novedosas y
creativas. En ese proceso de cambio parecen hallarse inmersas numerosas asociacio-
nes de personas mayores en toda España tal y como puede extraerse de trabajos como
el Libro Verde de las Pequeñas y Medianas Asociaciones de personas mayores (2007).
Estas agrupaciones, especialmente sus juntas directivas y asociados más críticos, pa-
recen ser perfectamente conscientes de las potencialidades del movimiento asociativo
que Jarre (1991) ya concretaba hace años y, aunque no siempre se explicite, desean
medir su impacto social y encontrar cauces de mejora. Jarre (1991) atribuía a las aso-
ciaciones funciones relacionadas con:
- La creación de programas novedosos o experimentales que no pudiendo ser asu-
midos por los estados, sí pueden surgir desde las estructuras asociativas, que
son más flexibles y al estar en contacto directo con la realidad son capaces de

— 200 —
detectar mejor necesidades emergentes (como por ejemplo la de favorecer pro-
cesos de envejecimiento activo);
- La prestación de servicios, entre los que se encuentra la oferta de actividades
de ocio y participación social que mejoren la calidad de vida de los asociados y
favorezcan su autonomía y su salud física, social y mental.
- Actuar como defensor del colectivo y favorecer la satisfacción de sus necesida-
des y en especial las de los miembros más vulnerables.
- Garantizar la presencia de los valores de la solidaridad y la participación promo-
viendo para ello estructuras que la favorezcan y ser una estructura mediadora
entre la comunidad y las administraciones públicas capaz de canalizar las rela-
ciones fluidas entre ambos.

Objetivos del estudio


Partiendo precisamente de que las asociaciones de personas mayores tienen la
potencialidad de promover la participación y contribuir al desarrollo en la sociedad de
una forma de envejecer más activa e implicada y del momento de sensibilidad crítica que
plantean sus asociados y, especialmente, sus juntas directivas, nos proponemos cono-
cer con más detenimiento su realidad. Para ello resulta fundamental el acercamiento a
asociaciones de mayores como es el caso de Nagusiak, Federación de Asociaciones
de Jubilados y Pensionistas de Vizcaya con tradición de décadas, que agrupa a 134
asociaciones y más de 50.000 socios. Su preocupación, según reza en sus estatutos
es convertir los centros de mayores en espacios activos, participativos y atractivos con
el fin de fomentar la sociabilidad, prevenir el aislamiento y mantener preservadas las
capacidades físicas e intelectuales de las personas mayores.
Esta sensibilidad manifestada nos permite proponernos los siguientes objetivos
de trabajo:
- Conocer las opiniones y valoraciones de personas mayores que participan en
juntas directivas con responsabilidad en la gestión de la asociación de mayores
sobre el envejecimiento activo. Entendemos que sin una valoración positiva y
correcta comprensión de dicho concepto por parte de los socios con responsa-
bilidad en la orientación y dinámicas de las asociaciones, éstas pueden verse
vinculadas a un estilo receptivo-pasivo en el que el asociado es mero destinatario
de actividades organizadas.
- Comprender las percepciones de los asociados con alguna responsabilidad en
la gestión y dinamización de la asociación en cuanto a la potencialidad de la
asociaciones en la promoción del envejecimiento activo y su nivel de compromiso
actual.
- Contribuir a un análisis crítico interno sobre la realidad de las asociaciones de
mayores de la provincia de Vizcaya

Metodología
Se ha considera adecuada la realización de un estudio de carácter cualitativo que
Denzin y Lincoln (2000, P.231) definen como “el conjunto de prácticas interpretativas que
hacen al mundo visible y que intentan....llegar al sentido o interpretar esos fenómenos
en términos del significado que las personas le dan”. En concreto, se ha optado por
un enfoque de Investigación Acción Participativa (Balcazar, 2003) que favorecerá que

— 201 —
las personas de la muestra desarrollen cierto grado de autoconciencia sobre su propia
realidad. Nos hemos servido de entrevistas en profundidad y grupos de discusión. La
muestra ha estado constituida por miembros con diferente grado de responsabilidad de
las asociaciones más importantes de Bizkaia y con la federación de asociaciones, Na-
gusiak, que aglutina a una gran parte de ellas. En total se han mantenido dos grupos de
discusión y 18 entrevistas en profundidad que se desarrollaron a lo largo de tres meses
con personas voluntarias o cuya colaboración se solicitó expresamente por parte de
Nagusiak. Una vez realizadas las entrevistas se analizaron los temas y estructuraron en
categorías (actitud hacia el envejecimiento activo, función de la asociación en relación
con el envejecimiento activo y barreras o situaciones que se consideran como proble-
máticos en la asociación). Una vez recopilados los datos y tras la realización de análisis
preliminares se mantuvo un nuevo encuentro con Nagusiak con objeto de contrastar y
completar los análisis realizados y suscitar un proceso de reflexión interna.

Principales resultados obtenidos


Por lo que se refiere a la Actitud hacia el envejecimiento activo, una de las ca-
tegorías analizadas, es observable que las personas mayores que pertenecen a juntas
directivas de asociaciones de personas mayores tienen una sensibilidad especial hacia
el hecho de envejecer activamente. Esto es visible en sus apreciaciones sobre el tema
pero, sobre todo, en su personal comportamiento implicado (tal vez no siempre en forma
de esfuerzos bien orientados para conseguir sus objetivos, pero si comprometido).
La totalidad de las personas entrevistadas valoran la “actividad” (que en este
caso se organiza en torno a su asociación) como un elemento de calidad de vida y de
significación. A pesar del esfuerzo que pueda conllevar su actividad como responsables
de sus asociaciones, ésta les reporta satisfacción, percepción de competencia y perte-
nencia y les ayuda a fijarse metas que les hacen seguir en “activo”. Por lo que se refiere
a la Función de las asociaciones en relación con el envejecimiento activo, decir
que se asume como propia y principal responsabilidad la tarea de diseñar “actividades”
para el resto de los asociados. Aunque inicialmente había una tendencia a asociar la
actividad con algo puramente manipulativo o físico, en la etapa conjunta de análisis de
los datos recogidos se evolucionó hacia una concepción más completa de actividad. En
relación con esta responsabilidad de las asociaciones de ser generadoras de actividad,
todos los entrevistados viven con preocupación dos cosas: que los socios no participen
más activamente en actividades (más allá de las tradicionales: excursiones y juegos de
cartas) y el desinterés de jubilados más jóvenes que “renueven” las asociaciones en
dichas actividades.
Los mayores niveles de sensibilización con la necesidad de cuestionar y modi-
ficar formas de hacer y pensar sobre el tema del envejecimiento se han hallado en los
sujetos entrevistados vinculados más activamente a la federación Nagusiak que aglutina
y coordina a una buena parte de asociaciones vizcaínas, tal ver impulsados por una
percepción de responsabilidad y un sentimiento de compromiso hacia todas ellas. Evi-
dentemente esta actitud en una federación de asociaciones es muy valiosa para facilitar
una progresiva implantación (en las asociaciones y sus asociados) de las dinámicas
que conduzcan a la implantación progresiva de un envejecimiento productivo, activo y
saludable.
En cuanto a la Percepción sobre la situación actual de las asociaciones los
datos recopilados permiten observar que las asociaciones se hallan en un proceso de

— 202 —
tránsito y, según la asociación de que se trate, en diferentes etapas de dicho proceso.
Algunas asociaciones están reorientando su actividad e interpelándose sobre su función
social, otras asumiendo o deseando hacerlo, su responsabilidad como recurso comuni-
tario para el envejecimiento activo de otros mayores, otra simplemente reorganizando
las actividades para su propio disfrute sin mayor proyección externa. En cualquier caso
en la mayor parte de las asociaciones se percibe como problemático la imagen social
negativa de las asociaciones de mayores (que hace que, a su entender, no sean con-
sideradas por los mayores más jóvenes como algo deseable) y la falta de compromiso
en las juntas directivas y órganos de gobierno. En todo caso parece existir una positiva
actitud hacia la formación de los socios lo cual es considerado un recurso valioso para
motivar y cualificar a nuevos socios en la asunción de estos roles. Estos y otros aspec-
tos quedan recogidos sintéticamente en la tabla que se presenta a continuación; se
presentan como las debilidades y fortalezas actuales de las asociaciones vizcaínas de
mayores en cuanto recurso para el envejecimiento activo:
PUNTOS DÉBILES PUNTOS FUERTES
• Las asociaciones viven con preocupación el hecho • Valoración extremadamente favorable del concepto
de que no son consideradas como “deseables” por de “envejecimiento activo” (aunque no se compren-
parte de los mayores más jóvenes lo cual está dan- da en toda su complejidad)
do lugar a un envejecimiento progresivo de las mis- • Se asume la responsabilidad de las asociaciones de
mas, dificultando la normalización y dificultando la mayores en propiciar el envejecimiento activo.
renovación de las juntas directivas. • Se observa gran implicación y compromiso personal
• Los socios más veteranos a medida que pierden en una parte de los asociados que asumen respon-
autonomía abandonan la entidad porque no en- sabilidades en juntas directivas.
cuentran actividades adaptadas en las que seguir • Algunas personas pertenecientes a juntas directivas
participando, sin que esto sea tema de interés en la de asociaciones han llegado a tener cierto nivel de
agenda de las juntas directivas. formación (a menudo autodidacta) reforzado por su
• Las responsabilidades en la asociación corren al compromiso asumido y vinculación con los objetivos
cargo de sólo unos pocos. de la asociación (lo cual puede favorecer sus proce-
• Se observa cierto agotamiento en socios más acti- sos de mejora).
vos y comprometidos con la gestión de la asociación • En general se observa una buena disposición para
por la falta de relevo en las tareas (que se atribuye al la autocrítica (como asociación) entre los miembros
desinterés de nuevas generaciones de mayores por más comprometidos en tareas de gestión, que es
incorporarse a las asociaciones) requisito imprescindible para que se involucren en
• Ausencia de recursos (formación, asesoramiento) procesos de mejora.
que orienten los procesos que viven las juntas direc- • Existe consciencia sobre algunos de los factores que
tivas (cierta orfandad no siempre explicitada) condicionan la participación activa en las asociacio-
• En general, se considera que las asociaciones de nes y la llegada de nuevos socios: estereotipos ne-
mayores son el recurso por excelencia para el en- gativos y falta de interés de las actividades que se
vejecimiento activo desconsiderándose, tal vez, la ofrecen (a pesar de que sea un análisis incompleto
participación normalizada del mayor en otro tipo de permite empezar a “trabajar” por algún sitio).
asociaciones (riesgo de asociación como ghetto) • Bastante confianza en el apoyo que pueden ofrecer
• Las motivaciones de algunas de las personas con instituciones públicas para favorecer el envejeci-
cargos en las juntas directivas dificultan la normal miento activo (no sólo –aunque también- en el plano
evolución de las juntas y las asociaciones. Se asu- económico).
me el cargo más por el estatus que confiere que • Disposición favorable en general a asumir compro-
desde una vocación de servicio a la asociación (me- misos con instituciones y otros agentes implicados
canismo compensador de autoestima mermada por en favorecer procesos de envejecimiento activo.
causa de la jubilación) • Percepción de necesidad de herramientas (y dispo-
• Peso de las inercias en la gestión (las renovaciones sición favorable a recibir ayudas) que mejoren su
no son tales -se cumplen los plazos pero no se cam- reflexión y les ayuden a formular medidas concretas
bian las personas (fundamentalmente por el “deseo de mejora de su situación.
de poder” de algunos socios y, en ocasiones, por
cierta politización de la asociación y presiones muni-
cipales).

— 203 —
Conclusiones
En el apartado anterior quedan explicitadas algunas de las carencias (básicamen-
te relacionadas con la inercia que puede llegar a implantarse en toda asociación y la falta
de socios que se implican en los procesos de gestión) pero sobre todo algunas fortale-
zas que pueden ser sólidas bases sobre las que anclar una acción pro-envejecimiento
activo y entre las que cabe resaltar: 1) su valoración positiva del envejecimiento activo
y 2) el compromiso de implicarse en los procesos de cambio necesarios para dinamizar
la participación activa en la asociación aunque eso suponga recibir apoyos externos de
orientación y formación, y participar activamente en estudios como el presente.
El estudio cuyos resultados se han presentado nos ha hecho darnos cuenta de
la necesidad de conocer con mayor detalle al colectivo de personas que actualmente
participa en asociaciones de mayores de Vizcaya, sus motivaciones para participar, sus
percepciones sobre los beneficios que le reporta la participación en la asociación y las
variables que inciden en que esto sea así, nos proporcionará información útil para com-
prender mejor los detonantes de la participación y la adherencia a ella (la participación
continuada, no esporádica) en el tiempo.
También nos parece crucial analizar en futuros estudios si el hecho de participar
de manera asidua, no esporádica, en las diversas actividades y tareas de las asociación
de mayores, tiene la potencialidad de crear un hábito o estilo de envejecer más activo
que se extrapola a todas las esferas de la vida. Si partimos de la base de considerar que
la actividad (independientemente de que pueda materializarse en acciones y realizacio-
nes con gran nivel de concreción) es, sobre todo, un posicionamiento vital implicado y
el mecanismo a través del cual la persona asume las riendas de su vida en un hacer
pro-activo y no meramente receptivo-pasivo, este “ser activo” se reflejará en una mayor
responsabilidad de la persona hacia el cuidado de su propia salud, en una inserción
participativa más implicada en la realidad social e incluso en el desarrollo de un proyecto
o plan vital personal que contribuya a articular y conferir sentido (Lawton, Moss, Winter,
Hoffman, 2007).

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— 205 —
Cuerpo y envejecimiento

Calatonia em idosos: um trabalho voluntário


se transforma num modelo clínico institucional
nos processos de envelhecimento e
responsabilidade social

Benevides, M.L.S.; Bruno, V. B. S.; Goellner, M.B.;


Limongi e França, A.C.; Lopes, R.G.C.

Tratava-se inicialmente de um trabalho voluntário de aplicação do método da


Calatonia num grupo de idosos moradores da Instituição de Longa Permanência (ILP)
“A Mão Branca”. Diante da receptividade deste grupo e da riqueza dos dados obtidos,
houve uma formalização do trabalho, com adoção de procedimentos metodológicos que
viabilizassem análises de natureza cientifica. O trabalho se transformou então numa
pesquisa acadêmica exploratória: foi constituída uma equipe de professoras doutoras,
psicólogas especialistas e psicólogas recém formadas no Núcleo de Integração Psicofí-
sica da Faculdade de Psicologia da PUC-SP. A heterogeneidade deste grupo de trabalho

 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP) e Universidade de São Paulo (USP), São
Paulo, Brasil. malubenevides@uol.com.br
 Valda Bernardes de Souza Bruno Psicóloga Clinica – Graduação- Pontifícia Universidade Cató-
lica de São Paulo Ano 1977. Mestre em Gerontologia Social – Pontifícia Universidade Católica de
São Paulo. Formação em Psicologia Médica-Psicossomática – Instituto de Estudos e Pesquisas
em Gastroenterologia –São Paulo 1984/1986 Formação em Cinesiologia Psicológica - Calatonia e
Toques Sutis – Instituto Sedes Sapientiae. São Paulo. Dr.Petho Sándor 1984/1991 Coordenadora
do Projeto: “Convivendo com Idosos” – Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento - Pontifícia
Universidade Católica de São Paulo, no Asilo de Inválidos de Santos 2000/2002 Líder do Projeto
– “Calatonia em idosos: A Construção de um modelo clinico Institucional nos processos de enve-
lhecimento e responsabilidade Social” – Grupo de Pesquisa Khalaó PUC/SP – USP. Profissional
– Atuação em Consultório, atendendo adultos e idosos. Psicologia Analítica de Carl Gustav Jung,
Distúrbio Psicossomáticos. Calatonia e Toques Sutis. Integra o Grupo de Estudos de Psicogeronto-
logia (GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento: Estudo do Acompanhamento
Terapêutico para idosos” do Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia
Universidade Católica (PUC), São Paulo, Brasil. valdabruno@hotmail.com
 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP) e Universidade de São Paulo (USP), São
Paulo, Brasil. maila_beatriz@yahoo.com.br
 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP) e Universidade de São Paulo (USP), São
Paulo, Brasil. climongi@usp.br
 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP) e Universidade de São Paulo (USP), São
Paulo, Brasil. ruthgclopes@uol.com.br

— 206 —
mostrou-se bastante rica. Às psicólogas especialistas, com ampla experiência clínica
no uso do método Calatonia, coube a coordenação e supervisão em campo do trabalho
das pesquisadoras. Às professoras doutoras couberam orientação nos procedimentos e
análise dos dados da pesquisa. Este trabalho envolveu também o intercâmbio dos sabe-
res das áreas de Psico gerontologia, Integração Psicofísica, Bem-estar e Qualidade de
vida. O método da Calatonia foi desenvolvido pelo Dr.Pethö Sándor durante a Segunda
Guerra Mundial, no atendimento aos feridos e refugiados que necessitavam mais do
que cuidados médicos. O contato bi-pessoal potencializado pelo método, revelou-se
como uma forma eficaz de diminuir o sofrimento das pessoas amputadas, congeladas e
deprimidas. A Calatonia tem sido utilizada em âmbito clínico há mais de cinqüenta anos,
tendo-se revelado como extremamente benéfica para a saúde psicofísica daqueles que
a recebem.

Palavras-chave: Calatonia, envelhecimento, responsabilidade social e qualidade


de vida.

Introdução
Inicialmente tratava-se de um trabalho voluntário de aplicação do método da Ca-
latonia num grupo de idosos moradores da Instituição “A Mão Branca”, Instituição de
Longa Permanência (ILP). Diante da receptividade deste grupo e da riqueza dos dados
obtidos, houve uma formalização do trabalho, com a adoção de procedimentos metodo-
lógicos que viabilizassem análises de natureza científica.
Para tanto, foi constituída uma equipe de professoras doutoras, psicólogas espe-
cialistas e psicólogas recém-formadas no Núcleo de Integração Psicofísica da Faculda-
de de Psicologia da PUC-SP. Este trabalho também envolveu o intercâmbio de saberes
das áreas de Gerontologia, Integração Psicofísica, Bem-estar e Qualidade de Vida.
Estudos na área da Psicogerontologia são cada vez mais necessários na medida
que o envelhecimento da população é um fenômeno mundial. “ O Brasil, jovem ontem,
é hoje um Brasil envelhecendo e será o sexto país com maior população idosa em 2025
em comparação a outros países”. (ONU – The World Agend Situation apud Goldman,
1999: 28).
A Calatonia, por suas características de sutileza e acolhimento é especialmente
adequada ao trabalho com pessoas idosas e/ou doentes, que tanto necessitam desse
cuidado diferenciado.
Diversos motivos levam idosos ao amparo de uma Instituição, entre eles, sem
dúvida, estão dois quadros clínicos limitantes, um resultante de Acidente Vascular Cere-
bral (AVC) e outro, a doença de Alzheimer. São patologias típicas desta faixa etária que
inviabilizam a vida independente do idoso, contribuindo assim, para a sua instituciona-
lização.
O envelhecimento normal ou patológico sempre se remete ao corpo. Montagu
(1986), discorre longamente a respeito da importância da estimulação táctil e sua atua-
ção nos âmbitos psicológico e psiconeuroimunológico.
Como referencial teórico foram utilizados a perspectiva analítica de Carl Gustav
Jung, fundamentos sobre Integração Psicofísica, fundamentos sobre saúde em Geron-
tologia e fundamentos sobre Qualidade de Vida e Bem-estar dentro dos parâmetros de
análises biopsicossociais.

— 207 —
Fundamentação Teórica
O método da Calatonia foi desenvolvido por Pethö Sándor (1982) durante a Se-
gunda Guerra Mundial, em seu trabalho como médico em hospitais da Cruz Vermelha.
Segundo o próprio Prof. Sándor (1982, p.92), Calatonia é uma expressão que:
“Indica um tônus descontraído, solto, mas não apenas do ponto de vista estático
e muscular. No original grego o verbo khalaó indica relaxação e também alimentação,
afastar-se do estado de ira, fúria, violência, abrir uma porta, desatar as amarras de um
odre, deixar ir, perdoar aos pais, retirar todos os véus dos olhos, etc.”.
Portanto, podemos dizer que a Calatonia, enquanto método de relaxamento visa
promover efeitos de soltura e/ou distensão muscular, ou seja, a “regulação” do tônus.
Mas sua atuação vai além do nível apenas muscular, promovendo também “reorganiza-
ções psico-fisiológicas” em vários níveis, tais como biológico, psicológico e social.
Compõe-se de uma série de toques sutis que, valendo-se das características
especiais da sensibilidade tátil, favorecem ampla vivência multisensorial e psíquica.
A Calatonia promove a ampliação da consciência, abertura e desenvolvimento de
possibilidades criativas (Sándor, 1982). Atua também reorganizando ritmos neuropsicofi-
siologicos de sono e vigília (Gorodscy, 1987). A Calatonia cria um espaço receptivo para
a expressão da psique tanto consciente quanto inconsciente, tanto em sua dimensão
física – vivência multisensorial - quanto psíquica - imagens, pensamentos e fantasias
(Benevides, 2004). Tem se revelado uma metodologia de trabalho de longo alcance no
atendimento psicológico, hospitalar e institucional.
A perspectiva analítica de C. G. Jung enfatiza a importância do intercâmbio entre
a consciência e o inconsciente na promoção da saúde integral e nos enfrentamentos da
segunda metade da vida. Segundo Jung (2003: 5):
“A consciência é, sobretudo, o produto da percepção e orientação no mundo ex-
terno, que provavelmente se localiza no cérebro e sua origem seria ectodérmica. No
tempo de nossos ancestrais essa mesma consciência derivaria de um relacionamento
sensorial da pele com o mundo exterior”.
Os fundamentos da Integração Psicofísica têm como idéia básica a unidade en-
tre psique e corpo. “Uma abordagem muito mais satisfatória seria considerar o homem
como um todo, em vez de considerar suas várias partes” (Jung apud McGuire e Hull
1982: 349).
Neste estudo, adotamos a definição de Qualidade de Vida construída com base
em estudos anteriores Limongi-França (2002: 74):
“Conjunto das escolhas de bem-estar mediadas por hábitos saudáveis, valoriza-
ção da auto-estima e prática de valores da história individual e da Instituição em que o
idoso está inserido”.
Toda pessoa é um complexo biopsicossocial, isto é, tem potencialidades bioló-
gicas, psicológicas e sociais que respondem simultaneamente às condições de vida.
Estas respostas apresentam variadas combinações e intensidades nestes três níveis e
podem ser mais visíveis em um deles, embora todos sejam sempre interdependentes.
Esta conceituação é descrita por Limongi-França (2004) como resgate de uma
visão mais ampla do conceito de saúde, que tem sido a tendência nas últimas décadas.
A saúde não é apenas ausência de doença, mas também o completo bem-estar bio-
lógico, psicológico e social. Esta conceituação, adotada pela Organização Mundial de
Saúde (OMS), em 1986, abre um campo significativo para a compreensão dos fatores
biopsicossociais na vida moderna.

— 208 —
Metodologia
Trata-se de uma pesquisa qualitativa no que diz respeito à obtenção de dados
descritivos, mediante contato direto e interativo do pesquisador com o pesquisado.
Amostra: Total de quinze idosos que compreendiam a faixa etária de setenta
e quatro a noventa e três anos. Sendo: dez idosos independentes (que não possuíam
comprometimento psicofísico), dois idosos com diagnóstico de AVC (Acidente Vascular
Cerebral) e três idosos com diagnóstico de Alzheimer.
Instrumentos: Anamnese: levantamento do histórico do participante, que consta
de dados de identificação, histórico do paciente na Instituição e dados médico-clínicos;
Método da Calatonia; Contato bi-pessoal; Registro das observações feitas pelas psico-
terapeutas-pesquisadoras antes, durante e após a aplicação da Calatonia; Registro fo-
tográfico da face frontal utilizando máquina digital e máquina comum: antes da primeira
aplicação do método da Calatonia, depois da 15ª aplicação e depois da 30ª aplicação;
Dados de observações obtidos através do contato contínuo com os cuidadores dos ido-
sos.
Procedimento: A Calatonia foi apresentada aos residentes da “A Mão Branca”
através de uma palestra e demonstração. Após a mesma, um grupo de idosos se ofere-
ceu para participar e receber suas aplicações. Este é o grupo que denominamos inde-
pendentes.
Por indicação da equipe de enfermagem que havia observado mudanças signi-
ficativas nos idosos independentes desde o início dos atendimentos, três idosos com
diagnóstico de Alzheimer e dois idosos com diagnóstico de Acidente Vascular Cerebral
(AVC) passaram a integrar a amostra da pesquisa. Devido a este histórico peculiar, o
grupo dos idosos independentes possui oito sessões a mais que o grupo dos idosos
dependentes que iniciaram as sessões de Calatonia posteriormente.
Atendendo às exigências referentes à pesquisa com seres humanos, o projeto
foi enviado ao Comitê de Ética do Programa de Estudos Pós-Graduados em Geron-
tologia da PUC-SP para sua apreciação e foi por ele aprovado. Além disso, os idosos
independentes assinaram um Termo de Consentimento Livre e Esclarecido referente à
participação na pesquisa. O Termo de Comprometimento Livre e Esclarecido dos idosos
dependentes, foi assinado pelo responsável pelo idoso perante a Instituição.
A Calatonia foi utilizada na forma da seqüência básica original tal como descrita
por Sándor (1982), ou seja: dez toques suaves, sendo os cinco primeiros nos artelhos,
seguidos por dois toques na região plantar, um toque na região dos tornozelos, um toque
na panturrilha, finalizando com um toque na cabeça. Cada toque tem duração de três
minutos, aproximadamente.
Foram realizados trinta atendimentos de trinta minutos para cada participante
independente e vinte e dois atendimentos de trinta minutos para cada participante de-
pendente. As sessões foram realizadas uma vez por semana. Após a sessão a psicote-
rapeuta-pesquisadora registrava as observações realizadas.
As psicoterapeutas-pesquisadoras alternavam-se aleatoriamente com cada ido-
so. Procurou-se assim, neutralizar a variável pessoal e privilegiar a observação da atu-
ação do método da Calatonia para além das características individuais das psicotera-
peutas-pesquisadoras.
Para a análise das fotos, verificamos que inúmeros estudos têm demonstrado a
existência de um vocabulário facial inato de sinais emocionais ao expressar as emoções
básicas de tristeza, alegria, nojo, raiva, medo e surpresa. A face humana fala uma lin-

— 209 —
guagem universal. Paul Ekman (1984) as denomina “emoções básicas”. Elas não são
aprendidas e estão presentes em todas as culturas já pesquisadas. Estas emoções são
facilmente reconhecidas através das expressões faciais, pois os movimentos muscula-
res da face que envolvem certas emoções são comuns a todas as pessoas.
Com base nestes conceitos, a análise das fotos foi feita pelas próprias psicotera-
peutas-pesquisadoras de forma subjetiva.

Resultados
Não só os idosos participantes foram beneficiados pelas aplicações da Calatonia.
Este serviço voluntário também beneficiou indiretamente funcionários e cuidadores.
Percebeu-se a possibilidade da construção de um modelo clínico institucional de
atendimento a idosos residentes em Instituição, modelo este que permitiria a expansão
da experiência adquirida na “A Mão Branca” para outras instituições de amparo aos
idosos.
A seguir destacamos os dados relativos a três idosos que apresentam quadros
biopsicossociais bastante freqüentes na população de idosos institucionalizados e que
foram selecionados pela sua representatividade.

Nome: X. (grupo dos independentes). Sexo: M. Idade: 93 anos.


Na anamnese não consta nenhum problema de saúde além da pressão arterial e
dores nas pernas. X. relatou sofrer de labirintite∗ e artrose nas mãos.
Quando começamos o trabalho na Instituição, observamos que o idoso X. estava
deprimido e triste. Havia se mudado para lá há cerca de três meses. Raramente conver-
sava com outros idosos e ficava a maior parte do tempo recluso em seu quarto.
No decorrer das aplicações da Calatonia, notamos que X. começou a se relacio-
nar mais com os outros idosos da Instituição. A espera para as sessões de Calatonia
transformou-se em ocasião para a socialização.
Passou a partilhar conosco seu gosto pela música, pondo a tocar e comentando
a respeito das músicas de sua preferência.
Percebemos também que a postura corporal de X. começou a ficar mais ereta.
Ao final da série de aplicações, estava mais aberto, receptivo e feliz. Estava tam-
bém mais comunicativo e integrado às atividades da Instituição e à comunidade dos
seus residentes.

Nome: Y. (grupo dos dependentes - Alzheimer). Sexo: F. Idade: 77 anos


Y. apresenta um quadro de Doença de Alzheimer em estágio moderado. É visível
a perda cognitiva e o comprometimento da memória. Mesmo tarefas diárias básicas
como calçar sapatos não são executadas com facilidade devido à esta perda.
“Reconhecia” as psicoterapeutas-pesquisadoras como pessoas que lhe pareciam
familiares, mas não recordava seus nomes, nem tampouco o que faziam ali.
Em relação à Y., o registro das fotos, que revelam sua crescente descontração,
vitalidade e alegria foi fundamental para percebermos os efeitos das aplicações da Ca-
latonia, já que sua capacidade de auto observação encontra-se comprometida por seu
quadro médico-clínico.

 ∗
Med. inflamação do labirinto, parte do ouvido interno (1979). Caracteriza-se por vertigem intensa.
Neste idoso observa-se estados emocionais alterados como tristeza e apatia.

— 210 —
Além disso, o relato da enfermagem foi para nós surpreendente, na medida em
que revelou comportamentos de agressividade e irritação da idosa, que nunca haviam
sido por nós testemunhados. Comportamentos estes que, segundo o mesmo relato,
foram positivamente modificados pelas aplicações da Calatonia.

Nome: Z. (grupo dos dependentes - AVC). Sexo: F. Idade: 91 anos.


Z. sofreu o primeiro Acidente Vascular Cerebral em abril de 1992, aos setenta e
sete anos e em julho de 1992 teve seu segundo AVC. Neste mesmo ano, veio residir na
Instituição. Apresenta seqüelas do lado direito do corpo e não fala. Sua filha A., relata
que ela é capaz de alguma compreensão.
Observamos que Z. teve melhoras significativas com as aplicações de Calatonia:
ficou mais calma, dormindo melhor. Passou a se comunicar mais, articulando algumas
palavras, fazendo gestos e expressando mais as emoções. Observamos também movi-
mentos no braço e perna direita, paralisados pelo AVC.
Algumas observações de outros idosos participantes:
- C.Z. – sexo: F – 84 anos.
3ª aplicação – “Guardo muito rancor e o trabalho da Calatonia está ajudando a
me livrar desse rancor”.
- H.C. – sexo: M – 92 anos.
16ª aplicação “O trabalho que vocês fazem faz uma transformação nos pensa-
mentos, fica mais em ordem”.
- C.M. - sexo: F – 94 anos.
12ª aplicação – “Tentei não dormir durante a aplicação, pois gosto de prestar
atenção no meu corpo”.
- C.C.M. – sexo: M - 70 anos.
8ª aplicação – “Senti muito a região do estômago e ao redor está muito pesado.
Vi minha vida passar por meus olhos, minha infância e tudo mais”.
- R.F. –sexo: F - 71 anos.
8ª aplicação – “Antes eu dormia como um conta gotas, acordava direto, agora
durmo até de manhã”.

Considerações Finais
Os dados obtidos foram claros e evidentes. Na maioria dos idosos pudemos ob-
servar regularização do sono, melhoras na disposição, no humor, no cuidado com a
higiene do corpo, no lidar com situações de tristeza e perda e também no incremento
da comunicação e no desenvolvimento das relações sociais. Este estudo revelou que o
método da Calatonia é um instrumento eficaz para obtenção de bem estar psicofísico e
social.
O presente estudo apresentou dados consistentes no sentido de indicar a utilida-
de da Calatonia em duas patologias freqüentes nesta faixa etária (AVC e Alzheimer). Os
dados observados de Y. e Z. são importantes não apenas em termos destas duas idosas
em particular, mas pelo que sugerem como possibilidades de atuação da Calatonia em
quadros de difícil intervenção.
A Calatonia também se revelou útil no quadro de depressão pós institucionaliza-
ção apresentado por X.
Concluindo, a utilização do Método da Calatonia em idosos residentes em uma
ILP (Instituição de Longa Permanência) mostrou-se de grande utilidade e capaz de con-

— 211 —
tribuir para um melhor Bem-estar e Qualidade de Vida dos idosos pesquisados. A Ca-
latonia pode ter importante papel na promoção de Bem-estar e Qualidade de Vida de
idosos moradores em Instituição.

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— 212 —
Cuerpo y envejecimiento

El bastón interno
Estela Guadalupe Moro y Cesar A. T. Franchisena

Resumen
El permanente aumento de la expectativa de vida, crea en los seres humanos el
gran desafío de conseguir que esa prolongación se haga desarrollando y potenciando
las posibilidades naturales del propio organismo.
El ser humano comienza a envejecer en el instante mismo de la concepción y
cada sujeto en el transcurso de la vida elabora su propio camino al envejecimiento.-
El cuerpo es el más fiel registro de la historia de nuestra vida. Alegrías y desven-
turas están allí grabadas. Como un buen libro es necesario leerlo y descifrarlo, compren-
diendo, los porque, los como y los cuando.
En el movimiento paulatino y gradual se despiertan nuevas posibilidades y se
logra desplegar potencialidades, que aún pujan por emerger y ser vividas en plenitud,
disfrutando de la aceptación del mismo, en un proceso de grata transformación. “Un
cuerpo flexible en un ser humano flexible” para alcanzar esta premisa y sostenerla, se
propone desarrollar apoyos físicos, logrando consecuentemente el fortalecimiento de
aspectos psíquicos y emocionales en una combinación armónica.
Este aporte basado en una experiencia de quince años de trabajo, con adultos
mayores, sintetiza la búsqueda y el encuentro de lo que hemos dado en llamar “El
bastón interno” que anida en cada ser. Su desarrollo y utilización permitirá alcanzar un
estado mental de calma contribuyendo a un envejecimiento saludable.
Esta pedagogía permite escuchar las manifestaciones del cuerpo en movimiento
brindándole una correcta atención, en un medio adecuado, para que se expandan las
fuerzas y emerjan potencialidades aún latentes.

Palabras clave: Apoyos fiscos, mentes sostenidas

 Universidad Nacional de Córdoba Argentina. Universidad Libre de Córdoba.


Profesora de Yoga. Bioquímica UNC. Magíster en Gerontología UNC. Docente en la Cátedra de
Microbiología de la Facultad de Cs. Químicas de la UNC. JTP en la Cátedra de Microbiología de
la Facultad de Ingeniería de la UNNE. Diversas publicaciones en medios nacionales e internacio-
nales. Profesora en el PUAM (Programa Universitario de Adultos Mayores). Profesora de la ULAM
(Universidad Libre de Adultos Mayores). Coordinadora de los talleres de capacitación y presidenta de
CREDEHUM (Asoc. Civel para el Crecimiento y Desarrollo Humano). estelamoro@yahoo.com.ar
 Asociación Civil para el Crecimiento y Desarrollo Humano. Instituto San Miguel. Córdoba. Argentina.
credehum@yahoo.com.ar
Prof. de la Cátedra “Deporte y su Enseñanza”. Instituto San Miguel. Córdoba. Argentina. cesarfran-
chisena@hotmail.com

— 213 —
Introducción
El siguiente trabajo, trata de ser un aporte para todas aquellas personas que rea-
licen actividades físicas con adultos mayores (AM).
Para proporcionar al AM de una actividad apropiada a sus necesidades y capaci-
dades de movimiento, es menester de un conocimiento físico-psico-social de los mismos
y de una planificación adecuada.
Tener los conocimientos necesarios llevara la tarea hacia un camino sin riesgos y
por ende a un saber hacer gustoso.

Desarrollo
Trabajar con AM permite rescatar elementos que formaron parte del desarrollo
madurativo y que vuelven a aparecer en la vejez por diversas circunstancias. Al nacer
los huesos están en formación y todavía no son estructuras lo suficientemente fuertes
para lograr la posición bípeda (erecta); en el viejo generalmente sucede lo contrario,
los huesos van perdiendo consistencia agregándose dolencias articulares y posturales
(osteoporosis, artritis, entre otros), así mismo el equilibrio, los músculos... todo el cuerpo
se va desgastando, esto genera disminución en la capacidad de movimiento y dolor,
llevando a situaciones de angustia y desánimo, elevando el sedentarismo, situación esta
que nos abocamos a revertir.
Sedentarismo: causas internas y externas.
Causas internas: son las reacciones personales que llevan al sujeto a una falta de
motivación, perjudicial para el plano motor y el socio-afectivo.
“No puedo. Nunca hice gimnasia. Ya eso no es para mí. Estoy vieja y me duele
todo. A lo mejor mas adelante ”.
Esta son las exclamaciones más frecuentes y señalan en quienes lo proclaman
prejuicios sobre la vejes, convicciones erróneas sobre los movimientos, buscando la
perfección de los mismos y no los beneficios que estos generan. Suponiendo que la
gimnasia es solo para jóvenes, además la baja autoestima y la postergación sumada
a la desvalorización de los beneficios de las cosas simples que se realizan en forma
permanente y constante.-
Causas externas: las condiciones ambientales contextuales que rodean al AM
pueden generar implícita o explícitamente un geronte postrado.
“Carlitos no seas bruto no juegues así con el abuelo, no ves que esta viejo no
puede moverse mucho”.
Los mitos y preconceptos sobre la vejes traen como consecuencia en algunos
casos un entorno de sobreprotección invalidante que lo desvaloriza como persona con
nuevas posibilidades o la idea que al fin de su vida productiva el sujeto no tiene cabida
como entidad vital en el seno familiar o en la sociedad.
Dos situaciones claras que reflejan el SEDENTARISMO y nos ponen ante un
desafío: lograr acercar al AM a una gimnasia apropiada que permita un envejecer salu-
dable.

Objetivo del trabajo


Este trabajo pretende poner énfasis en restituir el equilibrio físico-psíquico- emo-
cional y social del AM a través de un Método Educativo no Formal realizado en forma
sistemática y a lo largo del tiempo.

— 214 —
La falta de equilibrio genera inseguridad y muchos riesgos para la salud del AM, la
actividad propuesta trata que el AM descubra los apoyos necesarios que se encuentran
en el propio cuerpo con el objeto de disminuir los riesgos, desarrollar la prevención, evi-
tando accidentes y permitiendo una actividad normal de los sujetos en su vida particular
y social.
El apoyo esta íntimamente relacionado con la seguridad. El poder tomarse de un
elemento proporciona tranquilidad, mas aún si ese apoyo lo proporciona el propio cuer-
po éste brinda elementos para salvar situaciones donde es necesario contar con apoyos
para alcanzar el equilibrio.
El trabajo con el AM requiere tiempo, dedicación, acompañamiento y acabado co-
nocimiento del mismo por ende debe insertarse en un marco gerontológico que permita
un abordaje bio-psico-social del envejecimiento.
Las actividades y elementos simples ayudaran al geronte a realizar tareas sen-
cillas que alimentarán el gusto por el movimiento llevando el reencuentro con el propio
cuerpo y enriqueciendo el repertorio motriz del viejo alcanzando la concordia entre lo
que se siente lo que se aparenta y lo que se es estimulando la capacidad de asombro
y poniéndolo en disposición de aceptar los cambios y continuar con la ilusión de seguir
haciendo camino
El trabajo permite tomar confianza y seguridad en los movimientos más sencillos,
aunque lo sepa realizar se practican durante un tiempo necesario para incorporarlo, pero
sobre todo para desarrollar la confianza que le da este. Seguidamente se pasa a otro
similar pero más complejo, con igual procedimiento y así sucesivamente, alcanzando
con el tiempo, plasticidad, flexibilidad, equilibrio pero sobre todo seguridad en sí mismo
por que sabe que puede solo, seguridad social, por que se destierra la vergüenza del no
poder hacer delante de sus pares, seguridad emocional por que siente y experimenta
que puede superarse.
La propuesta se basa en realizar un trabajo “pausado”, posibilitando deslizamien-
tos sin perder los apoyos adaptando el ritmo a las posibilidades de los participantes.
Este trabajo nos proporciona un saber hacer más dinámico, sin riesgos y con
la premisa de que al trabajar apoyos, equilibrio y desplazamientos, pone al mayor en
situaciones de seguridad y tranquilidad sin olvidar todas las situaciones emocionales
que influyen en la actividad del geronte. Es necesario proponer siempre actividades
adecuadas a sus particularidades, acciones que promuevan un enriquecimiento motriz
e intelectual y emocional.
El trabajo con el AM requiere tiempo, dedicación, acompañamiento y acabado co-
nocimiento del mismo por ende debe insertarse en un marco gerontológico que permita
un abordaje bio-psico-social.

Metodología
No se trata de obligar al A.M a esfuerzos físicos desagradables o con posterior
secuelas de dolor, se busca aquietar la mente, sentir y descifrar los mensajes del cuer-
po. Alegrías y desventuras están allí grabadas.
Los encuentros se desarrollan, evitando horarios extremos. Estos se realizan en-
tre las 8, 30 hs y las 19 hs. para permitir el desplazamiento con luz diurna, propiciando
la autonomía e independencia. El salón de clases debe ser amplio y desprovisto de
muebles, limpio con buena ventilación, alfombrado y con colchonetas (para aquellas
personas que las necesiten). En las cuatro estaciones la temperatura debe mantenerse

— 215 —
en niveles medios evitando el frío o el calor excesivo, luz tenue, con música suave. El
ambiente debe ser ameno y cordial, dando al AM el ámbito para que se viva en disten-
sión y seguridad, se establecerán normas de convivencia, de funcionamiento y el tiempo
de cada encuentro.
Los ejercicios están adaptados al AM, siendo lentos, suaves y progresivos. Den-
tro de los encuentros se mantiene un esquema básico, siempre se realizan ejercicios en
posición erecta, cúbito ventral, lateral derecho e izquierdo, sentado y cúbito dorsal.
En el proceso se toma gradualmente conciencia de los límites físicos y desde allí
se decide qué se practica, cómo se llega a las posturas indicadas y cuánto tiempo se
permanece en ella; en todo momento la consigna es: “se hace lo que el cuerpo permite,
hasta donde lo permite sin causar dolor, no esforzarse ni aguantar, solo el tiempo y la prác-
tica constante llevaran a los logros deseados. el que va mas lento llega más rápido”.

Resultados
A lo largo de quince años de trabajo se observó que quienes practican este mé-
todo en forma sistemática y a lo largo del tiempo mejoran sensiblemente a través de la
recuperación del cuerpo, desarrollando confianza en si y en sus posibilidades, integrán-
dose a un grupo de pertenencia y elevado sus niveles de autoestima.

Conclusión
El trabajo con el AM exige un conocimiento acerca de éste y sus características,
la tarea a desarrollar implica además de conocer el cuerpo del anciano también las ca-
pacidades socio-afectivas e intelectuales. Los prejuicios internos y externos producen
aislamiento y sedentarismo en el viejo, “combatir” estos factores nocivos es el gran de-
safío al que nos enfrentamos.
Poder vivenciar la tarea con el AM, abre un camino de posibilidades a diversas ex-
periencias que se suscitan tanto dentro como fuera del sujeto enriqueciendo el trabajo.
Teniendo en cuenta además que quien imparte la instrucción debe sentirse con-
sustanciado con el proceso que vive el educando y el propio, realimentando su espíritu
con los logros alcanzados.

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— 218 —
Cuerpo y envejecimiento

Programa de potenciación creativa (ppc). Un


valioso instrumento para el adulto mayor

Nora Farina de Luna

Resumen
El Programa de Potenciación Creativa (P.P.C) fue creado por el Mag. en Educa-
ción y Músico Chileno Edigio Contreras. El objetivo es encontrar en el Arte, recursos y
herramientas para el logro de un desarrollo integral que permita una mejoría y manteni-
miento en la calidad de vida de la persona.
El marco teórico se sustenta en tres aportes fundamentales:
1) Georges Balan, músico que diseña una modalidad original de escucha, concen-
trada en la música “Escucha Creadora”.-
2) Georgi Lozanof, identifica en determinadas músicas clásicas del período Barroco
y Clásico, estímulos que favorecen el desarrollo de la memoria.-
3) Alfredo Tomatis, médico otorrinolaringólogo que a través de profundos estudios
del oído humano, llega a definir que este constituye un verdadero rector de pro-
cesos neurosensoriales y cognitivos en el individuo.-

Sobre estos principios, Contreras crea una serie de recursos metodológicos


que apuntan a la obtención de mejores logros en el área cognitiva en lo referente a
potenciación de la memoria – desarrollo progresivo de la atención sostenida en el pre-
sente y concentración. Así como aumento de la autoestima y niveles de creatividad. La
herramienta básica es la “Escucha Musical Interactiva”, que estimula procesos de inte-
gración neurosensorial mediante el entrenamiento sistemático de habilidades auditivas
que favorecen el proceso de concentración y memorización.-
Inicialmente en Uruguay, México, Chile y Colombia en contextos de aula (prima-
ria, secundaria y terciaria) y a nivel individual en DCM y al adulto mayor.-
Se ilustrará con una experiencia.
Palabras clave: Música, atención, memoria y creatividad.

Objetivo de la Ponencia
Dar a conocer un recurso innovador para el Adulto Mayor que apunta a mejorar la
calidad de vida personal y vincular.

 Centro Interinstitucional de Colaboración com el Adulto Mayor (CICAM). Montevideo, Uruguay.


flialuna@internet.com.uy

— 219 —
Introducción
El PPC fue creado hace una década por el Magíster en educación y Músico chi-
leno Edigio Contreras.
En este tiempo se viene aplicando y desarrollando en Instituciones educativas,
de salud y empresas en aproximadamente 250 ciudades latinoamericanas de Chile,
Colombia, México y Uruguay.-

Objetivo General del PPC


Encontrar recursos dentro del arte que colaboren al desarrollo integral de la per-
sona para mejorar su calidad de vida.-

Objetivo específico del PPC


Encontrar recursos dentro de la música que se conviertan en potenciadores de
procesos cognitivos y de creatividad.-

Marco Teórico del PPC


Está integrado por el aporte de Científicos y Músicos.
• George Balan: musicólogo rumano que crea una original modalidad de escucha
que llamó "Escucha Consciente" que permite acceder a una nueva dimensión de
escucha en formación de la cual el lenguaje musical se clarifica paulatinamente
favoreciendo el desarrollo natural de habilidades de concentración.
• Georgi Lozanof: nacido en Bulgaria y psicoterapeuta quien al frente de un equipo
de científicos descubre el efecto que puede producir la música en el aprendizaje.

Crea el método de aprendizaje acelerado para adultos que el llama SUGES-


TOPEDIA basado en el principio de que la capacidad de aprender y recordar del ser
humano es prácticamente ilimitada en razón del funcionamiento conjunto de los dos
hemisferios.
Trabaja también sobre el perfeccionamiento de la memoria.
• El tercer aporte teórico, básico es el del Dr. Alfredo Tomatis, otorrinolaringólogo
francés dados por los estudios sobre el oído que llevan al desarrollo del Método
Tomatis que se aplica en alrededor de 250 centros Tomatis en el mundo.
Los estudios del Dr. Tomatis se centran en la neurofisiología del proceso auditivo.
Escuchar, no oír, es la función primaria del oído- oír es un proceso pasivo, escuchar es
un proceso activo que requiere el deseo de dar un adecuado uso al oído.-
Tomatis señala que hay otras dos funciones básicas del oído además de la au-
dición. Una de ellas es la vestibular que controla la postura, coordinación y permite el
desarrollo de la imagen corporal. La otra función se realiza a través de la cóclea que per-
mite actúa como un enlace de comunicación entre el S.N. y el cerebro. El oído se puede
comparar con un dinamo que transforma las estimulaciones que recibe en energía.
Los sonidos de alta frecuencia proporcionan energía al cerebro mientras que las
frecuencias graves drenan esa energía.
Tomatis señala que cuando el cerebro está bien energizado se facilita la concen-
tración, atención, memoria, imaginación y creatividad.

— 220 —
Metodología
El recurso metodológico empleado es la Escucha Musical Interactiva que aplica-
da en forma SISTEMÁTICA estimula procesos de integración neurosensorial a partir de
la percepción auditiva buscando obtener mayores niveles de atención, concentración
memoria y creatividad.-
Lo interactivo refiere a organización, coordinación y eventualmente integración
de la diversidad en la unidad. Nos referimos a la coordinación de estímulos auditivos,
visuales y motores a partir de determinadas partituras musicales seleccionadas que la
persona traduce y expresa en movimientos gestuales.
Desde múltiples lugares se confirma que un hecho cognitivo desarrollado en un
contexto multisensorial interactivo acelera la respuesta creativa.
El instrumento en que se apoya el proceso de escucha es la Partitura de escu-
cha.- Esta es un respaldo visual realizado a partir de criterios objetivos (altura- intensi-
dad - timbre y duración) y criterios subjetivos a través de representaciones de gráficas
no tradicionales para clarificar la forma en que la melodía se organiza dentro de una
obra musical.-

Acerca de la música:
La música tiene una presencia permanente en nuestra vida cotidiana. Cada uno
se siente atraído por un género musical pero no podemos sustraernos a su influencia.
Desde la más remota antigüedad se conocen los efectos de la música sobre los seres
vivos.- En el hombre está comprobada la influencia sobre los ritmos respiratorios, cir-
culatorios, cardíaco, la tensión muscular, la temperatura corporal, regulación de las en-
dorfinas, cambios en la percepción espacial, sentido del tiempo por mencionar algunos
aspectos.
Pero también la música actúa sobre los procesos cognitivos y la esfera emocional.
La música que se utiliza en el PPC es la denominada clásica y pertenece a los
períodos Barroco, Clásico y Romántico.-
Las condiciones que hacen apropiada la música para los objetivos del PPC son
los siguientes:
- ordenada
- contrastante
- recursos repetitivos
- simple
- melodías de alta frecuencia
- ritmo entre 55/65 f/minuto.
- equilibrio entre ritmo y melodía
- tratamiento armónico

Aplicación del PPC en el trabajo con Adultos


Se realiza en dos niveles:
• Personal: donde se instruye para la aplicación en forma sistemática de la EMI
con determinadas partituras especialmente seleccionadas.
• Grupal: donde de un modo holístico sobre la base de una partitura se ensamblan
distintos recursos (pintura, danza, creación de diálogos, visualización de situacio-
nes, etc.).

— 221 —
Efectos reportados en la aplicación del programa

• Desarrollo progresivo de la concentración y atención sostenida en el presente.


• Disminución de las conductas negativas.
• Potenciación de las habilidades de percepción auditiva.
• Potenciación de la memoria y comprensión lectora.
• Reenfoque positivo de la autoestima personal.
• Surgimiento de indicadores de Creatividad.
• Incremento de la motivación y entusiasmo.
• Incremento de la participación e interés en los vínculos.

A manera de conclusión
Considero que el PPC, como lo expreso en el título de esta ponencia constituye
una propuesta, un instrumento muy interesante para el Adulto Mayor.
Es también un desafío a trabajar e investigar en esta dirección. Partiendo del
concepto inicial de la percepción auditiva como conducta esencial para el desarrollo de
hábitos de atención, memoria y concentración apuntando a la búsqueda y despliegue de
ese potencial creativo de todos y cada uno.-
Aquietados los requerimientos personales, familiares y laborales es esta la edad
del rescate y reencuentro con lo recóndito, lo postergado, lo desconocido de cada
uno.-
Creemos que hay acá un camino.

“Todos tenemos una isla que habitar, un Nuevo Mundo que descubrir, un Viernes
por conocer ”
…“Prefiero tener proyectos y no recuerdos”
M. Béjart

Referencias Bibliográficas

Balan, George: ABC de la Escucha Creadora Musicosofía. Editorial Presencia – Colombia.


Béjart, Maurice. (1982): Un instante en la vida ajena. Editorial Emecé.
Campbell, Dan. (1998): El efecto Mozart para niños. Ediciones Urano.
Contreras, Edigio. (1996): Programa de Potenciación Creativa de Escucha Musical Interactiva, 1er,
2do y 3er nivel de Capacitación Docente. Artesofía Internacional.
Gumila, O. y Soriano, M. (1999): Aula Mágica. Editorial Fin de Siglo.
Tomatis, Alfredo: 9 meses en el paraíso. Editorial Bibliaria. Barcelona.

— 222 —
Cuerpo y envejecimiento

A sexualidade do idoso:
uma responsabilidade social

Marisa Margaret Feriancic y Maria Elvira Marengo Gotter

Este trabalho surgiu a partir da realização de um curso sobre sexualidade do ido-


so, cujo público alvo eram os conselheiros eleitos que representam o Grande Conselho
Municipal do Idoso, órgão vinculada à Prefeitura Municipal de São Paulo – Brasil. Esses
conselheiros coordenam trabalhos com grupos de idosos em suas unidades regionais.
A necessidade do curso foi manifestada pelos próprios conselheiros /coordenado-
res de grupo pela dificuldade de lidar com a demanda ligada às questões sexuais com
os grupos dos quais trabalham.
Nos últimos anos ocorreram mudanças significativas, especialmente no que diz
respeito à concepção e prática da sexualidade; mudanças associadas, por exemplo, ao
fato de que a atividade sexual deixou de ter funções apenas reprodutoras, assumindo
significados ligados ao prazer e à realização pessoal em todas as idades. Isto repercutiu
também nos segmentos mais idosos da população. O objetivo do curso foi instrumen-
talizar os conselheiros e conscientizá-los de seu papel como multiplicador em saúde e
responsabilidade sexual, por meio de uma escuta atenta diante das problemáticas afe-
tivo-sexual dos membros de seu grupo. O curso foi realizado por meio de aulas exposi-
tivas, oficinas vivenciais e elaboração de um pré-projeto, afim de que os coordenadores
refletissem sobre esses temas com seus grupos de trabalho. A dificuldade de o grupo
abordar o tema da sexualidade da pessoa idosa ocorria por falta de informação, precon-
ceito e vergonha. Na medida em que foi se estabelecendo um laço de confiança entre
os participantes, prevaleceu a necessidade de informações e o desejo de desvendar o
tema.
Palavras-chave: sexualidade, idosos, responsabilidade sexual, afetividade.

 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),


São Paulo, Brasil.
Marisa Margarete Feriancic. Bióloga – USP/ SP. Especialista em Sexualidade Humana -Faculdade
de Medicina do ABC. Mestre em Gerontologia Social –PUC / SP. Psicanalista (Centro de Estudos
Psicanalíticos- C.E.P) Participante do Grupo de Pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento”: Estudo
do Acompanhamento Terapêutico para Idosos. E do Grupo de Estudos de Psicogerontologia do
PEPGG-PUC-SP. Professora do Curso de Especialização em Gerontologia Clinica da UNISANTA
Universidade Santa Cecília / S.P. Ministra Cursos de Capacitação na área de Gerontologia em
Instituições de Longa Permanência e outras entidades. Membro da equipe do web site www. por-
taldoenvelhecimento.net / e-mail: mmferiancic@uol.com.br
 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),
São Paulo, Brasil.
elviragotter@gmail.com

— 223 —
Introdução
Este trabalho surgiu a partir da realização de um curso sobre sexualidade do ido-
so, cujo público alvo eram os conselheiros eleitos que representam o Grande Conselho
Municipal do Idoso, órgão vinculada à Prefeitura Municipal de São Paulo – Brasil. Esses
conselheiros coordenam trabalhos com grupos de idosos em suas unidades regionais.
A necessidade do curso foi manifestada pelos próprios conselheiros /coordenado-
res de grupo pela dificuldade de lidar com a demanda ligada às questões sexuais com
os grupos dos quais trabalham.
Nos últimos anos ocorreram mudanças significativas, especialmente no que diz
respeito à concepção e prática da sexualidade; mudanças associadas, por exemplo, ao
fato de que a atividade sexual deixou de ter funções apenas reprodutoras, assumindo
significados ligados ao prazer e à realização pessoal em todas as idades. Isto repercutiu
também nos segmentos mais idosos da população. Em uma sociedade como a nossa,
que vai envelhecendo gradativamente, a sexualidade deveria constituir uma dimensão
afetiva, sentimental e relacional para todo o curso da existência, no que diz respeito ao
corpo e a todos os aspectos da vida.
Paradoxalmente, um fato paralelo - o advento da AIDS - instaurou a possibilidade
de discussões mais amplas sobre a sexualidade e tem levado ao desenvolvimento de
novos conhecimentos.
Tanto a mulher como o homem, são muito mais do que um corpo. A sexualidade
humana não se reduz a genitalidade. A sexualidade afeta a experiência psíquica, as
relações interpessoais e o papeis sociais. O sexo é uma linguagem de profundo sentido
humano, com seus códigos, e signos próprios; é uma comunicação e uma forma máxi-
ma de expressão através do corpo. A sexualidade, o amor e a afetividade, enaltecidos
na adolescência, não desaparecem na velhice. Numa época em que o contato físico é
cada vez mais raro, esses afetos são cada vez mais importantes como fator protetor dos
sintomas depressivos.
A psicologia do envelhecimento além do campo da análise, abrange também o
campo da intervenção, indicando diversas ações segundo as necessidades do indivíduo
no processo de envelhecimento, utilizando definições de outros campos do saber (Torto-
sa- Mote, 2000). Sendo assim, utilizamos no curso de capacitação, a seguinte definição
de sexualidade:
“Sexualidade é a maneira como uma pessoa expressa seu sexo. É como a mu-
lher vivencia e expressa o ser mulher e o homem ser homem. Através dos gestos, da
postura, da fala, do andar, da voz, das roupas, dos enfeites, do perfume, enfim, de
cada detalhe do indivíduo. Confunde-se muito sexualidade com relação sexual. A rela-
ção sexual é um componente da sexualidade e ao contrario que muita gente pensa não
é apenas a relação pênis – vagina, mas sim a troca de sons, cheiros, olhares, toques,
secreções e carícias.” (Ribeiro, 1996: 125).
Tivemos como fundamento para a elaboração deste curso a afirmação de Kaplan
“O potencial para o prazer erótico parece começar com o nascimento e não deve extin-
guir-se até a morte.” (Kaplan, 1997: 112)
Atualmente, ocorre um aumento no número de pessoas que chega a idades mais
avançadas com plenas condições físicas e psíquicas para exercerem a sexualidade.
São idosos que, sem renunciar à sexualidade, sentem-se constrangidos ao falar sobre
esse assunto. Muitos cuidadores e coordenadores de grupos de idosos, não só ignoram

— 224 —
a sexualidade destes, como também não querem falar sobre isso, por dificuldade de
lidar com a própria sexualidade.
O coordenador propicia caminhos para que sejam alcançados novos níveis de
percepção, de conhecimento e ação. (Lima, 2001), entre essas ações está a orientação
sexual que é um processo de intervenção sistemática que promove a reflexão sobre a
sexualidade de uma forma clara e objetiva, cuja finalidade é o bem estar sexual das pes-
soas favorecendo a vivência da sexualidade de forma prazerosa e responsável. (Peres
et al, 2001)
A intervenção e a orientação sexual dos idosos se faz necessária quando sabe-
mos que o índice de AIDS está aumentando nessa população. De acordo com a diretora
do Programa Nacional de DST e Aids Mariângela Simão, a crescente contaminação das
pessoas com mais de 50 anos sucede por um lado pela resistência do idoso de usar
preservativo e por outro lado pelo aumento no uso de medicamentos que beneficiam a
vida sexual do idoso (Simão, M.2006)

Segundo o Ministério da Saúde:


“Nas últimas pesquisas de 2006, observa-se a tendência de crescimento da epi-
demia. nas pessoas com 50 anos ou mais. Entre 1996 e 2005, na faixa etária de 50-59
anos, a taxa de incidência entre os homens passou de 18, 2 para 29, 8; entre as mulhe-
res, cresceu de 6, 0 para 17, 3. No mesmo período, há aumento da taxa de incidência
entre indivíduos com mais de 60 anos. Nos homens, o índice passou de 5, 9 para 8, 8.
Nas mulheres, cresceu de 1, 7 para 4, 6” Estes dados se encontram Boletim Epidemio-
lógico 2006 (Ministério de Saúde 2006)
Hoje contamos com inúmeros avanços nas pesquisas científicas que favorecem
a qualidade de vida do idoso, concomitantemente a atividade sexual faz parte também
deste bem estar.
Entre os temas abordados nos grupos de terceira idade, o que mais desperta
interesse é são os referentes à sexualidade. (Ribeiro, 1999), Sendo assim, se faz neces-
sário construir junto com os coordenadores, projetos que incluam o tema da sexualidade
idosa, fornecendo-lhes ferramentas que possam auxiliá-los a refletir também sobre seu
envelhecimento e sua sexualidade. Os coordenadores de grupo de idosos, na maioria
das vezes, têm dificuldade de aceitar o próprio envelhecimento, algumas vezes porque
ele mesmo é um idoso ou porque sendo jovens tem que lidar com figuras parentais
idosas.
Além das muitas outras dimensões que envolvem a sexualidade idosa, consi-
deramos que ela deve ser igualmente pensada como sinônimo de saúde. Como saúde
sexual que, respeitando as singularidades, não obedecem a normas fixas de conduta,
nem a padrões rígidos a serem seguidos.
As ações da sociedade e da cultura não se esgotam no que é, no corpo, mais
externo; elas invadem a interioridade dos corpos, atuando fortemente sobre a sexua-
lidade. Assim, nossa sociedade forjou uma imagem de velhice na qual se encontram
intimamente entrelaçadas as idéias de improdutividade, de dependência, de doença e
de desprazer, ou etapa assexuada da vida. São essas representações que o adulto leva
para sua velhice. Nestas condições o idoso fecha-se, isola-se e sente-se como se não
prestasse para mais nada. Instala-se a solidão e o vazio existencial. Os desejos vão
embora e a depressão é o caminho freqüentemente percorrido.

— 225 —
Objetivo
O curso, de 20 horas aula, teve como objetivo a capacitação dos coordenadores
de grupos de idoso para lhes auxiliar na identificação e na redefinição da cultura local
sobre saúde, responsabilidade sexual e na reflexão sobre os tabus que cercam tal as-
sunto.

Metodologia
Para alcançar este objetivo o curso foi realizado por meio de dinâmicas grupais
e aulas expositivas nas quais foram abordados temas sobre: envelhecimento, afetivi-
dade, sexualidade, DST (doenças sexualmente transmissíveis) e AIDS. Foi exigida a
elaboração de um pré-projeto, a fim de que os coordenadores refletissem sobre esses
temas com seus grupos de trabalho e facilitasse a comunicação e as estratégias peda-
gógicas.
A dificuldade de o grupo abordar o tema da sexualidade da pessoa idosa ocorria
por falta de informação, preconceito e vergonha. Na medida em que foi se estabelecen-
do um laço de confiança entre os participantes, prevaleceu a necessidade de informa-
ções e o desejo de desvendar o tema.
Utilizando uma escuta atenta e uma metodologia dialógica, durante o desenvolver
do curso constatamos a falta de informação no que diz respeito a AIDS e conseguimos
re-elaborar e re-ordenar os conhecimentos, crenças e valores, dos coordenadores, re-
feridos à sexualidade do idoso.
Foi realizada uma avaliação final, por meio de um questionário, onde relataram
positivamente uma nova forma de abordar os temas e lidar com as dificuldades de con-
versar sobre sexualidade com seus grupos de idosos.

Considerações Finais
Com o crescimento populacional da pessoa idosa, torna-se necessário criar planos
de ação para esta faixa etária, dentre eles os que dizem respeito à vida sexual do idoso,
vinculado a uma responsabilidade sexual com qualidade de vida e autonomia. 
Entendemos que a sexualidade do idoso pode e deve ser objeto de esclareci-
mento, desmistificação e orientação, mas não de pressupostos apriorísticos, expressos
através de “certo” ou “errado”. É ao idoso que cabe a opção de exercê-la ou, até mesmo,
de negá-la.
Entretanto, esta é uma área sistematicamente afastada dos olhos e do pensa-
mento, havendo quem não a considere como um problema. Como tema, é preterido ou
enterrado, às pressas, debaixo de alusões irônicas ou de falso moralismo; alusões que
tendem a exorcizar um problema marcado não só pela ignorância como por um certo
mal estar.
Inúmeras pesquisas têm revelado que a não ser em casos patológicos, não exis-
tem obstáculos para a atividade sexual de qualquer indivíduo que chega à Terceira Idade
e mesmo aquele que atinge idades mais avançadas.
O comportamento sexual é bastante complexo, envolvendo o corpo, a mente e as
emoções. Como os demais órgãos, os sexuais também envelhecem; o que não significa
que parem de funcionar.
Na velhice, é comum que apenas o corpo físico seja objeto da atenção dos fa-
miliares e dos agentes de saúde. A consulta ao médico transforma-se, via de regra, em

— 226 —
forma quase exclusiva de contato social e de lócus de escuta; o toque do fisioterapeuta
apresenta-se, muitas vezes, como o único contato físico que resta ao idoso.
A sexualidade é uma forma de expressão que está presente em todo ser humano
e não deveria ser diferente na velhice. A sexualidade não é só o ato sexual, ela é um
momento de intimidade em que deve ser vivenciada pelo idoso usufruindo a experiência
no curso da vida. (Capodieci 1998)
Precisamos incentivar projetos como este, porque o mito da velhice assexuada
ainda forma parte do imaginário social. O Direito à educação e saúde sexual é um pro-
cesso que inicia no nascimento e dura toda a vida, e que deveria envolver todas as ins-
tituições sociais. O cuidado com a saúde sexual deve estar disponível para a prevenção
e o tratamento de todos os problemas, inquietações e transtornos sexuais em todas as
faixas etárias. Os direitos sexuais são direitos humanos universais baseados na liberda-
de, dignidade e igualdade inerentes a todos os seres humanos. E uma vez que a saúde
é um direito humano fundamental, a saúde sexual deve ser um direito humano básico.
Por tratar-se de um assunto polêmico, de tema cercado de avaliações negativas e
de objeto de ansiedade – porque diretamente associado às questões de vida e morte – a
sexualidade da pessoa dosa, torna-se uma rede investigativa complexa e desafiadora

Bibliografia
Capodieci, S. (2000): A idade dos sentimentos – Amor e sexualidade após os 60 anos. São Paulo.
Edusc.
Feriancic, M. M. (2003): Sexualidade e Velhice: Um estudo das representações masculinas, 148f.
Dissertação (Mestrado em Gerontologia) – Pontifícia Universidade Católica de São Paulo.
São Paulo.
Furlani, J. (1998): Mitos e Tabus da Sexualidade Humana: subsídios ao trabalho em Educação
Sexual. Florianópolis. CEPEC Editora.
Kaplan, H.S. (1997): A Nova Terapia do Sexo. Rio de Janeiro. Nova Fronteira.
Lima, M.P. (2001): Gerontologia Educacional. São Paulo. Editora LTR.
Ministério de Saúde (2006): http://www.agenciabrasil.gov.br/noticias-
Peres et al. (2001): Fala Educador Educadora. São Paulo. Organon, São Paulo Atheneu.
Simão, M. (2006): http://www.agenciabrasil.gov.br/noticias/2006
Tortosa, M.; Motte, C. (2002): Psicologia del Envejecimiento. Madrid. Pirámide.
Vitiello, N. (1994): Reprodução e Sexualidade. Um manual para educadores, São Paulo, CEICH

— 227 —
Dimension Subjetiva del Envejecimiento en Contextos de Exclusion

Contribuições da psicologia ao enfrentamento


dos desafios do envelhecimento nos países da
américa latina

Anita Liberalesso Neri

Resumo
Envelhecimento populacional, aumento da longevidade, feminização da velhice,
mudanças na estrutura familiar, pobreza e baixa escolaridade, agravados pelas perdas
biológicas e pelas condições intrapsíquicas normativas e patológicas do envelhecimento
são condições de risco à saúde e ao bem-estar da maioria dos idosos latino-americanos.
A Psicologia pode intervir precoce e preventivamente no âmbito da educação, da saúde
e do trabalho com o objetivo de implementar o potencial de envelhecimento saudável
e de atualizar as reservas de desenvolvimento das pessoas que envelhecem. Pode
atuar junto a idosos e familiares no diagnóstico e no tratamento dos déficits físicos e
cognitivos, dos efeitos da fragilidade biológica sobre o bem-estar psicológico e no for-
talecimento da resiliência psicológica dos idosos e de seus cuidadores. Pode ajudar no
planejamento, na avaliação e na implementação de ambientes físicos, sociais e institu-
cionais amigáveis aos idosos. No âmbito societal, tem papel importante na promoção de
mudança de atitudes e no acompanhamento de políticas públicas em relação à velhice.
Faz-se necessária mudança paradigmática na disciplina e na profissão, que considere a
heterogeneidade das experiências de velhice e seu potencial de desenvolvimento, e que
valorize a contribuição dos idosos à sociedade, com aumento da base de conhecimen-
tos e redução nos preconceitos sociais e científicos dos psicólogos quanto à velhice e
aos idosos. Ela deverá espelhar-se em mudanças curriculares, inclusão de perspectiva
interdisciplinar e estímulo a novas alternativas de atuação profissional.

Palavras-chave: idosos, resiliência psicológica, pobreza, Psicologia.

 Departamento de Psicologia Educacional. Programa de Pós-Graduação em Gerontologia. Univer-


sidade Estadual de Campinas - Unicamp. Campinas, Brasil.
Psicóloga, Doutora em Psicologia pela Universidade de São Paulo, Livre Docente em Educação
pela Universidade Estadual de Campinas e Professora Titular na Unicamp, onde ensina e pesquisa
nos campos da Psicologia do Envelhecimento e da Gerontologia. Foi pesquisadora visitante no
Max Planck Institute of Human Development and Education em Berlim em 1994 e 1998. Introduziu
o paradigma life span no Brasil em 1995. Integra a Rede FIBRA, dedicada à investigação inter-
disciplinar sobre a fragilidade em idosos brasileiros. Suas áreas de interesse são: mecanismos
de auto-regulação do self, bem-estar psicológico, atitudes em relação à velhice e fragilidade em
idosos. Publica regularmente e faz parte de sociedades cientificas e conselhos editoriais no Brasil
e no exterior. anitalbn@uol.com.br

— 228 —
Introdução
O envelhecimento populacional, o aumento da longevidade, a feminização da
velhice, as mudanças na estrutura familiar, a pobreza e a baixa escolaridade, agravados
pelas perdas biológicas normativas e patológicas do envelhecimento são condições de
risco à saúde e ao bem-estar psicológico da grande maioria dos idosos latino-ameri-
canos. No entanto, isoladamente, o potencial dessas variáveis para afetar o envelhe-
cimento é mais limitado do que comumente se pensa. Na verdade, é a interação das
variáveis objetivas com as subjetivas determina o grau de atividade, envolvimento social
e produtividade dos idosos, mesmo sob condições adversas associadas à fragilidade
biológica e à vulnerabilidade social. As variáveis subjetivas responsáveis pela resiliência
psicológica dos idosos, que tende a se manter a despeito das perdas, são os mecanis-
mos de auto-regulação do self e o bem-estar psicológico.

Mecanismos de auto-regulação do self, recursos sociais, bem-


estar psicológico e resiliência psicológica na velhice
O self é um sistema multifacetado de estruturas que regulam e medeiam o com-
portamento orientado aos mundos interno e ao externo. Produto de um processo de
construção social ao longo de toda a vida, o self é construtor da experiência pessoal,
nela atuando de forma seletiva e criativa por meio da memória e das experiências de
bem-estar psicológico e da resiliência psicológica (Brandstädter e Greves, 1994). Opera
por meio de mecanismos de auto-regulação, que são estratégias e crenças aprendidas
ao longo da vida, por meio dos quais as pessoas se adaptam às demandas ambientais
e intrapsíquicas, quer atuando sobre elas, quer se modificando em busca de equilíbrio
(Bandura, 1986). São exemplos de mecanismos de auto-regulação do self os proces-
sos de auto-descrição, que incluem o autoconceito; os processos de auto-avaliação.
que incluem a comparação social e a auto-estima; o sistema de metas pessoais; os
mecanismos de enfrentamento; as crenças pessoais de controle e de auto-eficácia e as
estratégias de seleção, otimização e compensação.
Os mecanismos de auto-regulação do self intervem na relação dos idosos com os
recursos sociais. Os idosos colaboram ativamente na sua construção do seu sistema de
suporte social informal, na medida em que o avaliam, atribuem-lhe significados e atuam
sobre eles. Se acreditam que sua rede de relações sociais é insuficiente para atender
às suas necessidades, podem comportar-se no sentido de amplia-la, sendo colabora-
tivos, flexíveis e otimistas. Poderão sentir-se vítimas ou culpados por relações sociais
insatisfatórias e por isso tender ao isolamento, à ansiedade e à depressão. Idosos one-
rados por cuidados prestados ao cônjuge ou pelas obrigações financeiras e afetivas em
relação a filhos e netos podem de fato ser vítimas da falta de recursos e de solidarieda-
de, mas também podem comportar-se por causa dos ganhos secundários de natureza
psicológica e social envolvidos em parecer insubstituíveis. Por meio de transações com
a rede informal de suporte social, cuja importância deriva mais das funções que desem-
penham do que do seu tamanho, os idosos oferecem e dão apoio material, psicológico
e social a outros idosos e às gerações mais novas, mantém a identidade social, ganham
senso de pertencimento, fortalecem as crenças de que são cuidados, amados e valori-
zados e são ajudados a avaliar e a interpretar a experiência e as próprias realizações,
competências e expectativas.

— 229 —
As relações entre os mecanismos de auto-regulação do self, o bem-estar psicoló-
gico e a resiliência psicológica podem ser assim estabelecidas: a) Quanto mais rico e fle-
xível é o self ao interpretar experiências e ao criar esquemas para lidar com o ambiente,
quanto maior o cabedal de informações sobre si mesmo e sobre o mundo, quanto maior
a capacidade de generalizar e de utilizar essa informação de maneira criativa, e quanto
mais desenvolvidas e flexíveis as estratégias para lidar com os problemas, maior a resili-
ência e o bem-estar psicológico. b) Quanto mais estruturado o sistema de competências
do self, melhor será a adaptação do idoso e melhor poderá lidar com a velhice. Quanto
maior o número de papéis sociais e de perspectivas que o idoso for capaz de assumir
(múltiplos selves), melhor seu ajustamento. c) Quanto mais estruturado o sistema social
do self, que inclui sensos de aceitação, envolvimento e pertencimento, maior o bem-es-
tar e a adaptação. d) A competência do self em avaliar a si mesmo e a própria experiên-
cia por meio de comparação temporal e social funciona como mecanismo interpretativo,
protetor e promotor do desenvolvimento pessoal. Quanto maior a competência do self
para realizar essas funções, melhor a adaptação (Brandstädter e Greves, 1994).

Bem-estar psicológico: satisfação, equilíbrio entre afetos


positivos e negativos e senso de ajustamento psicológico
Na velhice, o senso de bem-estar psicológico reflete a dinâmica das relações
entre a competência comportamental, a qualidade da experiência emocional positiva ou
negativa associada à avaliação da qualidade de vida e o senso de ajustamento psicoló-
gico (Lawton, 1991). Pertence ao âmbito da experiência privada e é relativamente inde-
pendente de saúde, conforto e riqueza, mas é afetado pela presença de comorbidades,
dor e incapacidade.
Em todas as faixas de idade, a maioria dos idosos preservam competência com-
portamental física e cognitiva compatível com a continuidade da atividade e do envolvi-
mento social, mesmo na presença das mudanças normativas do envelhecimento e de
doenças crônicas de maior prevalência nesse segmento etário (cardiovasculares, osteo-
articulares, respiratórias e metabólicas, entre as quais o diabetes). O estudo multicêntrico
SABE (Lebrão e Duarte, 2003), patrocinado pela Organização Panamericana de Saúde
obteve dados populacionais representativos sobre competência comportamental para o
desempenho de atividades básicas de vida duária (ABVDs, ligadas à sobrevivência e de
atividades instrumentais de vida diária (AIVDs, indicativas de exercício de papéis sociais
no ambiente imediato e de autonomia). Na cidade de São Paulo, 80, 7% dos idosos não
apresentaram dificuldade em nenhuma das ABVDs; 13, 6% apresentaram dificuldade
em uma ou duas, e 5, 6% em três ou mais. Os idosos com melhor funcionalidade eram
os de 60 a 74 anos (81, 4% sem dificuldades, 69, 3% com 1 ou 2 e 47, 9% com 3 ou
mais. Entre os de 75 anos e mais, 18, 6% eram completamente independentes 30, 7%
dependentes para 1 ou 2 e 52, 1% para 3 ou mais ABVDs. Setenta e três por cento não
tinham nenhuma incapacidade para AIVDs, 15, 6% tinham 1 ou 2 e 11%, 3 ou mais. Os
de 75 anos e mais apresentaram mais incapacidade (25, 14% em 3 ou mais, 38, 2% em
1 ou 2 e 14, 4% em nenhuma) do que os de 60 a 74 anos (6, 98% em 3 ou mais, 61, 8%
em 1 ou 2 e 85, 6% em nenhuma (Duarte, 2003).
O bem-estar psicológico é especialmente afetado por eventos de vida estres-
santes, principalmente os incontroláveis e, entre eles, os que afetam os descendentes
e a auto-definição da identidade e de papéis sociais por causa de doenças que cau-
sam incapacidade física. A pobreza, a baixa escolaridade e o baixo nível ocupacional

— 230 —
expõem os idosos ao estresse crônico derivado da exposição ao risco de sofrer maus
tratos, negligência, abandono, violência urbana, acidentes, isolamento e discriminação
por idade nos serviços públicos de saúde, seguridade social e transporte, inundações,
deslizamentos a acidentes domésticos, no trânsito e no trabalho, entre outros eventos
não-normativos e incontroláveis. Os efeitos desses estressores podem ser potenciali-
zados por doenças somáticas e dores crônicas, depressão, incapacidade física, déficits
sensoriais e déficits cognitivos graves. Sob estas condições, diminuem suas possibili-
dades de atuação preventiva ou controladora dos efeitos dos eventos estressantes. Em
conseqüência, aumenta a probabilidade de desenvolver-se um estado de desamparo
aprendido e baixo senso de auto-eficácia, junto com vulnerabilidade social, fragilidade
biológica e baixa resiliência psicológica (Neri e Fortes, 2006, Neri, 2007).
Satisfação com a vida. O bem-estar psicológico inclui senso de satisfação de-
rivado da avaliação global e referenciada a domínios específicos da qualidade de vida,
tais como saúde física, memória, amizades e relações familiares. É dependente de me-
canismos de comparação social lateral, para cima e para baixo, de comparação tempo-
ral com o passado e da perspectiva de futuro (Neri, 2002).
A compreensão do bem-estar psicológico beneficia-se de dados comparativos
sobre a satisfação com a vida, como os de Diener e Suh (1997) e de Diener, Oishi
e Lucas (2003): a) Sob condições normais, o bem-estar subjetivo não declina com a
idade, a despeito do declínio em recursos tais como saúde e renda; b) Os indivíduos e
coletividades são mais afetados por mudanças súbitas no status econômico do que por
pobreza e baixo status social permanentes; c) A desigualdade social prejudica mais o
senso de bem-estar de indivíduos e coletividades do que a pobreza; d) Em nações ricas
a avaliação do bem-estar é mais negativa do que em nações em desenvolvimento; e)
Em culturas individualistas, o senso de satisfação com a vida é mais baixo do que nas
coletivistas; f) Homens idosos, principalmente os casados, apresentam níveis de satis-
fação com a vida mais altos do que as mulheres; c) Adultos jovens são mais insatisfeitos
com a vida do que os idosos.
Afetos positivos e negativos. A satisfação com relação à vida como um todo
ou à parte dela é colorida por emoções positivas e negativas. O equilíbrio entre elas e
as tendências de buscar e responder a situações prazerosas são influenciadas pela so-
cialização, mas dependem basicamente de fatores constitucionais da personalidade (por
ex: nível de alerta, excitabilidade, intensidade e qualidade das respostas emocionais). Na
velhice, ocorre diminuição normativa dos níveis de alerta e da intensidade das respos-
tas emocionais e aumento da seletividade emocional. As emoções são menos intensas,
moduladas, contrastantes e nítidas ao observador, e mais compatíveis com os recursos
biológicos dos idosos. Elas se refletem inclusive no investimento em parceiros sociais que
passam a ser menos numerosos e mais associados ao conforto emocional do que entre os
jovens, entre os quais os parceiros servem para atender os objetivos de busca de conheci-
mentos e de afirmação de status (Carstensen, 1993/1995; Mather et al, 2004).
Na velhice, a presença de doenças e de incapacidade que determinam restrições
no acesso à estimulação prazerosa e ao envolvimento social determinam diminuição de
afetos positivos e aumento dos afetos negativos. Estas relações são mais fortes entre
idosos acima dos 85 anos, as mulheres, os mais doentes, os que têm mais dor e incapa-
cidades físicas e os institucionalizados (Baltes e Smith, 2003). As mulheres costumam
avaliar suas capacidades de forma mais negativa do que os homens (Neri, 2001). São
mais oneradas por trabalhos domésticos e por prestar cuidados do que os homens.
No entanto, entre a grande maioria dos idosos não atingidos por condições graves de

— 231 —
doenças, incapacidade, inatividade e falta de envolvimento social, ocorrem fortes discre-
pância entre as condições objetivas de saúde e funcionalidade e a avaliação subjetiva
de qualidade de vida (Strawbridge, Walhagen e Cohen 2002).
Senso de ajustamento psicológico. Relaciona-se às crenças pessoais sobre
o cumprimento de normas e papeis sociais relacionadas ao gênero e à idade, ao reco-
nhecimento e ao envolvimento social, ao domínio sobre o ambiente, ao valor das reali-
zações, à auto-aceitação, ao cumprimento das metas de vida e a outros aspectos que
permitem ao idoso sentir-se bem consigo mesmo e na comparação com os outros da
mesma idade. O sendo de ajustamento pessoal tem forte relação com valores culturais,
por exemplo a autonomia, a produtividade e a atividade, como ocorre hoje em vários paí-
ses ocidentais (Ryff, 1989), ou a harmonia e a interdependência, como ocorre em países
orientais ainda não tão afetados pelos valores ocidentais (Ingersoll-Dayton et al, 2004).

A Psicologia diante dos desafios do envelhecimento na América Latina


Mudanças paradigmáticas na Psicologia como ciência e profissão são necessá-
rias para ajudar idosos socialmente vulneráveis a ter mais resiliência psicológica e a en-
frentar melhor a fragilidade biológica. No longo prazo, é necessário que as sociedades
invistam em educação fundamental universal de boa qualidade e em saúde materno-
infantil, mas também em políticas habitacionais, trabalhistas, ambientais, de segurança
e previdência e em outras que melhorem a qualidade de vida da população do berço ao
túmulo. A Psicologia deve estar presente nesses esforços. Para tanto, faz-se necessária
a difusão do paradigma de desenvolvimento como processo de toda a vida (life-span),
de uma perspectiva interdisciplinar, de velhice como fase sujeita à forte heterogeneidade
e dos idosos como indivíduos que detém reservas de capacidade a serem ativadas pela
cultura, para que possam enfrentar melhor seus limites e perdas. Isso precisa ser ensi-
nado nos cursos de graduação e de educação continuada, assim como os fundamentos
dos processos comportamentais característicos da velhice e as competências profis-
sionais. Estas devem estar voltadas para: a) atender a clientela em suas necessidades
de avaliação psicológica, reabilitação cognitiva, aconselhamento, educação em saúde,
alfabetização, educação permanente, identificação e desenvolvimento de competências
sociais e laborais, mudança de atitudes, enfrentamento de situações de risco pessoal e
social e empoderamento; b) atuar junto a famílias cuidadoras, oferecendo informação,
treino de habilidades e apoio emocional; c) atuar junto a profissionais que trabalham
com idosos, ensinando sobre o envelhecimento e favorecendo sua saúde mental; d)
integrar equipes multiprofissionais no campo da saúde da família e da saúde o idoso;
e) atuar na avaliação e na implementação de ambientes físicos, sociais e institucionais
amigáveis aos idosos; f) envolver-se em programas de mudança de atitudes sociais e
dos próprios idosos em relação ao envelhecimento; g) acompanhar a implementação de
políticas públicas em relação à velhice. Tais progressos são favorecidos pela redução
de preconceitos sociais e científicos dos psicólogos quanto à velhice e aos idosos e na
valorização de sua contribuição à sociedade e à própria Psicologia.

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— 233 —
Dimension Subjetiva del Envejecimiento en Contextos de Exclusion

La percepción de las personas de edad


bolivianas, sobre su condición de pobreza

M. Mercedes Zerda C.

La pobreza es la condición social más relevante en la vida de las personas adul-


tas mayores bolivianas. El 63% de esta población es pobre, habitando la mitad de ella el
área rural en condición de indigencia.
Esta característica económica hace que las personas de edad, desarrollen estra-
tegias actitudinales destinadas a enfrentarla. La pobreza experimentada desde el punto
de vista de una cultura indígena condiciona una percepción especial del proceso de
envejecimiento y determina una manera propia de asumir la vejez.
Lo que voy a presentar en esta oportunidad ha sido tomado de una investigación
propiciada por HelpAge International y realizada el año 2003, la que permitió un acerca-
miento a la percepción que las personas de edad tienen de su propia pobreza y plantea
propuestas de intervención acordes con la misma.
La pobreza, siendo un fenómeno multidimensional, abarca todos los aspectos de
la vida de las personas pobres y es en Bolivia un problema estructural.
Podemos identificar algunas características de la pobreza específica de las per-
sonas adultas mayores en el país:
1. Las personas adultas mayores en Bolivia son pobres e indígenas y
sienten que por ambas razones, siempre han sido marginadas por el estado boliviano,
por ello afirman no sufrir demasiado la discriminación por edad. Esta conciencia de su
marginación determina en ellos una necesidad de inclusión que ha emergido con forta-
leza en la coyuntura política actual del país.
2. La población mayor pobre sobrevive gracias al apoyo familiar y comu-
nitario. La red de apoyo familiar, tradicionalmente instituida por las culturas nativas, es
la que sostiene a la persona de edad, pero perciben que ésta red se debilita permanen-
temente debido a la migración, que disgrega a las familias, las empobrece más y las
somete a la imposición de modelos culturales individualistas.
El apoyo comunitario resulta ser muy importante, pero solamente es efectivo donde
existen comunidades indígenas, es decir, en áreas rurales. En las ciudades desaparece.
3. La pobreza es crónica y se agudiza con el envejecimiento y la viudez.
La pobreza al igual que la riqueza, se hereda, es una condición de la que no se puede
salir, según su percepción, además, a medida que envejecen, las personas pobres se

 Comunidad de Ancianas y Ancianos “Awicha”. (CAAP) La Paz, Bolivia.


 INE: Bolivia: Situación Sociodemográfica de la Población Adulto Mayor. UNFPA. 2003.
 Zerda, M: Vejez y Pobreza en Bolivia: La visión de las personas de edad. HAI. Comunidad Awicha,
COSLAM. La Paz, Bolivia 2004.

— 234 —
empobrecen más, llegando a edades avanzadas en las peores condiciones de vida. La
viudez, tanto en hombres como en mujeres hace que las condiciones de supervivencia
disminuyan y por ello agudiza la pobreza.
4. La pensión no contributiva denominada Bonosol que está vigente en
el país, es indispensable, pero es cada vez más difícil obtenerla. Se la percibe como un
derecho irrenunciable y es para la mayoría su único ingreso seguro.
5. El Estado ha estado siempre al servicio de los ricos. Las personas
adultas mayores consideran que desde que se fundó Bolivia, el Estado ha sido siempre
manejado por los ricos para su beneficio, lo que ha producido la inequidad crónica, la
corrupción y la ignorancia de los gobernantes sobre la situación de pobreza del pueblo,
lo que les impide encontrar estrategias para combatirla.
6. Es imposible enfrentar la pobreza sin tomar en cuenta la realidad mul-
ticultural. Si comprendemos que cada cultura responde a una forma muy particular de
entender el mundo, obviamente nos daremos cuenta que ante un panorama de diversi-
dad cultural, no se puede enfrentar ningún problema estructural imponiendo una cultura
sobre las otras.

Las personas mayores pobres tienen una visión muy clara de lo que se debería
hacer para cambiar la realidad de pobreza crónica del país, no solo para las personas
de edad, sino para todos.
Exigen programas de asistencia directa, sin intermediarios, para satisfacer las
necesidades más urgentes, quieren que este apoyo llegue a sus comunidades de ma-
nera transparente y para programas que ellos consideran importantes. Quieren ser in-
terlocutores directos con el gobierno, los municipios y los organismos de cooperación
financiera.
1. Las estrategias para reducir la pobreza del adulto mayor, tienen que
elaborarse a partir de la realidad de los adultos mayores pobres. Generalmente los “ex-
pertos” en pobreza no la conocen en su vivencia directa, por ello es importante elaborar
las estrategias con los verdaderos expertos en pobreza, es decir los pobres más viejos.
2. Siempre se debe tomar en cuenta la diversidad étnica. Hay que cam-
biar la perspectiva de desarrollo que se tiene como país, plantearse nuevos conceptos,
esto se traduce en nuevas metodologías de intervención. Tomar en cuenta a los indíge-
nas, no significa simplemente “integrarlos” al estilo de vida de la civilización occidental,
sino cambiar de una actitud arrogante de cultura dominadora a una actitud horizontal de
cultura solidaria.
3. Se debe fortalecer las redes de apoyo familiar y comunal existentes.
Debe elaborarse con urgencia programas para estimular la responsabilidad que tiene la
comunidad indígena y la familia para con sus mayores, buscando que mantengan su tra-
dición, apoyándolas para que lo hagan de manera más eficiente. Los programas de apoyo
familiar no deben limitarse a promover la responsabilidad social, sino que deben proveer a
las familias de herramientas para mejorar sus condiciones económicas.
Los programas de apoyo alimentario o productivo no deberían ser individuales,
sino para las familias, grupos organizados o comunidades aprovechando estos espacios
para fortalecer la ayuda mutua.
Del mismo modo, debería darse soporte a las comunidades rurales que se hacen
cargo del cuidado de sus viejos, debería estudiarse los mecanismos de apoyo y cono-
ciéndolos mejorarlos y ampliarlos en vez de inventar nuevos mecanismos que impliquen
gastos en infraestructura y personal.

— 235 —
4. Los programas deben estar adecuados a las reales necesidades y ca-
pacidades de las personas de edad. Las personas adultas mayores con su experiencia
y tomando en cuenta las limitaciones de sus capacidades exigen su participación en
programas productivos.
5. Desarrollar mecanismos efectivos de control social para el seguimiento
de los programas que se desarrollen
6. Contemplar alianzas estratégicas con el sistema educativo y los me-
dios de comunicación para construir una cultura positiva de envejecimiento.
7. Garantizar el acceso universal a los beneficios a través de la documen-
tación gratuita y sin burocracia de los mayores de 60 años.
8. Mecanismos de vinculación entre el gobierno central y las regiones.
La elaboración de una estrategia coherente para afrontar los desafíos de la creciente
población adulta mayor en el país, tiene que ser una tarea participativa que debe incluir
mecanismos concretos de relación entre el gobierno central, los gobiernos regionales y
locales.

Las diferencias de género advertidas en la investigación muestran que de manera


general hombres y mujeres mayores sufren de igual manera la pobreza aunque priorizan
de forma diferente causas y efectos de la misma.
A través de la investigación se observó que el tipo de desarrollo al que aspiran
las personas pobres de nuestro país, no es necesariamente aquel que la globalización
moderna está tratando de imponer.
Los pobres son los mejores expertos en pobreza y desde hace siglos están com-
batiéndola, escuchándolos encontramos respuestas a interrogantes sobre métodos para
reducirla que deberían ser mejor investigados, como:
• la economía andina de reciprocidad,
• las relaciones sociales de apoyo mutuo,
• la relación cultural entre orfandad y pobreza,
• el concepto andino de “suma qamaña” o bienestar general que implica no so-
lamente elementos económicos, sino también sociales y culturales y que está
siendo contrapuesto al concepto occidental de “calidad de vida” esencial en las
definiciones de pobreza.

La Paz, octubre de 2007.

— 236 —
Dimension Subjetiva del Envejecimiento en Contextos de Exclusion

Subjetividad y exclusión psicosocial. Viejos en


situación de calle en montevideo.

Robert Pérez Fernández

Resumen
El presente artículo intenta sistematizar y transmitir una serie de reflexiones sur-
gidas del trabajo psicológico con personas mayores de 60 años, en situación de calle en
la ciudad de Montevideo. Se discute sobre diferentes perspectivas del término exclusión,
para después centralizarse en el tema de la exclusión psicosocial.
Se analizan algunos aspectos sociales e históricos de la población objetivo que
hacen y han hecho al tema exclusión, para luego detenerse en algunos factores protec-
tores o de riesgo, que hacen a los mecanismos subjetivos puestos en juego en estas
realidades. Dentro de los primeros, entre otros, se señala la inscripción del trabajo en
sus identidades. Dentro de los segundos, se identifican la ausencia de una red social,
hechos traumáticos congelados afectivamente en el tiempo, las dificultades vinculares
y la ausencia de narrativa. Finalmente se plantea una serie de estrategias de abordaje
de estas problemáticas.

Palabras Clave: Subjetividad / Exclusión social / Vejez / Situación de calle

Introducción
El presente artículo intenta sistematizar y transmitir una serie de reflexiones sur-
gidas del trabajo psicológico con personas en situación de calle en la ciudad de Monte-
video. Dentro de esa población, en este trabajo nos centraremos en el caso de personas
de edad avanzada, tratando de analizar algunos aspectos de las producciones de subje-
tividad implicadas en estos procesos de exclusión, desde una perspectiva psicosocial.

 Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República.


Robert Pérez Fernández. Psicólogo, egresado de la Universidad de la República (UdelaR) y tiene
estudios de Maestría en Salud Mental. Psicoterapeuta de adultos, parejas y familias. En el ámbito
sociocomunitario trabaja con personas y colectivos en situación de extrema vulnerabilidad social.
Es Profesor Adjunto Efectivo en el Servicio de Psicología de la Vejez de la Facultad de Psicología,
UdelaR, responsable de la “Clínica Psicológica de Trastornos Cognitivos”. Investigador de la UdelaR.
Fundador y ex coordinador de la Red Temática sobre Envejecimiento y Vejez. Coautor y coordinador
de diferentes proyectos de Extensión Universitaria. Ha publicado diversos trabajos científicos y de
divulgación en el ámbito nacional e internacional. Coautor del libro Alzheimer y Psicoterapia. Clí-
nica e investigación (Psicolibros, 2007). Compilador del libro Cuerpo y subjetividad en la sociedad
moderna (Psicolibros, 2007) y co- editor del libro Gerontología en Uruguay. Una construcción hacia
la interdisciplina. (Psicolibros, 2004). rperez@psico.edu.uy

— 237 —
Mucho se ha escrito sobre el término y la dinámica exclusión - inclusión social,
desde diferentes perspectivas (p.e. Sawaia, 2004; Cortés, 2006; Solano Lucas, 2007).
Cuando uno revisa la literatura reciente sobre el tema, vemos que en general, el término
exclusión social hace referencia a la pobreza y a un determinado colectivo que se ve im-
posibilitado de acceder a los bienes y servicios sociales, muy vinculado a ruptura de la-
zos y vínculos sociales (Besis, 1995; Sosa, 2001; Subirat, 2004; Bonet, 2006). Mientras
algunos abordajes desde la perspectiva económica jerarquizan los aspectos asociados
a la pobreza, otros, desde la perspectiva social, focalizan en el tema discriminación. Sin
embargo, varias críticas ha merecido este concepto. Las más cuestionadoras, plantean
la ambigüedad que puede llevar su generalización, pues cuando no se contemplan las
condiciones de vida cotidiana y los aspectos subjetivos e históricos de la exclusión so-
cial, se corre el riesgo de terminar ocultando un tema que está en el fondo de estos
asuntos: el de la injusticia social (Sawaia, 2004; Pérez Fernández, 2007).
Estos aspectos, nos llevan a delimitar los alcances de nuestro abordaje concep-
tual del tema. Para ello utilizaremos el concepto de exclusión psicosocial, como forma de
centrarnos en los aspectos de producción de subjetividad de estos fenómenos. Esto es,
formas de significar y producir sentidos de la realidad, de producir deseo y acción, vincu-
lado a la identidad y las dimensiones históricas - sociales. Cuando hablamos de proce-
sos de exclusión psicosocial, nos referimos a toda una serie de fenómenos que implican
singular y colectivamente una severa dificultad psíquica y social para resolver problemas
vinculares, acceder a recursos disponibles, construir un proyecto de vida autónomo y una
narrativa identitaria. Por lo tanto, hablar de exclusión psicosocial, implica hablar de los
lugares asignados y asumidos colectivamente, de la dimensión afectiva, la capacidad de
disfrute, las modalidades de afrontamiento de las problemáticas inherentes a la vida, los
elementos de transmisión generacional, las modalidades vinculares, entre otras. Como
dice Bader Sawaia, abordar la exclusión desde la perspectiva ética - psicosocial implica
“analizarla como un proceso complejo, que no es en sí, ni objetivo ni subjetivo, individual
ni colectivo, racional ni emocional” (2004: 8). Para nosotros implica un modo subjetivo
de construir y operar en la realidad, producido social e históricamente.
Nos interesa particularmente analizar como, en algunas personas y colectivos,
se va construyendo una subjetividad de la exclusión, así como las lógicas psicológicas
puestas en juego en los mismos. En el caso de la actual población mayor en situación
de calle, hay dos factores que se potencian negativamente en esta producción subjetiva:
vejez y vulnerabilidad social.

Los desheredados de la Suiza de América


Hasta la mitad del siglo pasado, nuestro país estuvo bajo la ilusión de ser “la
Suiza de América”, como se lo llamaba por aquel entonces, debido a su desarrollo socio
- económico. Los actuales viejos nacieron en ese tiempo y vivieron muy tempranamente
varios cambios: la transición demográfica, el pasaje de una economía del ahorro a otra
de consumo; la integración de la mujer al mundo laboral; el apogeo y fin de la integra-
ción social (Berriel, 2003). El trabajo era el gran organizador social y factor de movilidad
social en esa época.

 En portugués en el texto original. Traducción libre del autor.

— 238 —
Sin embargo, esta bonanza económica del país, muy ligada a un estado de bien-
estar y a una situación mundial de guerra, invisibilizaba todo un sector de la población
vinculado al medio rural y a las migraciones internas, que sobrevivía con escasos recursos
culturales y bajo “capital social”, en condiciones de pobreza y vulnerabilidad, con trabajos
precarios e informales. La bonanza económica de aquel entonces, permitía sobrevivir a
estos sectores con condiciones mínimas de dignidad y de satisfacción de sus necesidades
básicas. Es en este sector de la población con bajo capital social y sin mayores oportuni-
dades de actualizarse, que los cambios tecnológicos, sociales y culturales de la segunda
mitad del siglo XX impactó subjetivamente en forma negativa, haciéndose el actual mundo
global un lugar cada vez más incomprensible.
Hoy, sin duda, poco queda de aquel Uruguay. En un contexto mundial de cambios
tecnológicos, políticos y sociales muy importantes, que han llevado a una globalización
de las desigualdades y la pobreza, la aplicación sistemática de un modelo económico y
político neoliberal en nuestro país, ha terminado drásticamente con aquel Uruguay “de las
vacas gordas”. Dos aspectos han caracterizado a este modelo liberal: a) Disminuir la par-
ticipación del estado en diferentes aspectos de la sociedad, principalmente en los que
hace a la protección y derechos de las personas más vulnerables; b) ser aperturista a
los mercados externos, desarrollando una “libre” competencia. En el plano político, para
imponerlo, fue necesario eliminar cualquier vestigio de oposición y resistencia popular,
por lo que se recurrió en la década de los 70 a la creación de dictaduras militares, que
han dejado su huella sangrienta e impune en toda Latinoamérica. En nuestro país, la
dictadura militar se consolida en el año 1973, señalándose al año siguiente como el del
inicio de la aplicación de este modelo.
En este punto, es necesario visualizar cómo se van montando algunos de los
efectos históricos del neoliberalismo en la construcción de la situación social actual y su
impacto en la subjetividad. En el plano social se produce una destrucción sistemática de
los lugares de encuentro y de iniciativas colectivas y populares (sindicatos, cooperativas
de vivienda de ayuda mutua, etc.). En el plano psicosocial, comienza a producirse un
cambio en el imaginario social (Castoriadis, 1987). Este imaginario, compuesto por em-
blemas, mitos, cristalizaciones de sentido, que hacen que una sociedad se reproduzca
a sí misma y regule sus comportamientos, produce roles y asigna lugares, en función de

 Kaztman plantea que “cada miembro de una comunidad tiene un Capital Social, cuyo monto es
directamente proporcional tanto en su confianza en que los demás miembros ajustarán su compor-
tamiento a ciertas normas básicas de convivencia, como al grado de legitimidad de sus expectativas
de movilizar la voluntad de otros en su beneficio” (1997: 92).
 En el sentido que lo plantea Robert Castel (1992), refiriendo a aspectos de precariedad laboral,
económica, educacional, vincular y afectiva, que se potencian entre sí, en un complejo proceso
que da como resultado una situación de inseguridad para la persona. Esta inseguridad en cuanto
al presente y futuro va paulatinamente inscribiéndose en el psiquismo, produciendo subjetividad y
pautando, en gran medida, el relacionamiento vincular y afectivo, así como la representación del
mundo (Pérez Fernández, 2007).
 Derechos como salud, educación, vivienda, pasan a ser regulados por las lógicas de oferta y de-
manda, manteniendo el estado un soporte mínimo y muy desvalorizado en estos aspectos.
 En el año 1974 comienza la reforma financiera (libre movilidad del dinero y liberalización de los
precios). A comienzos de los años 90 se implementa la reforma comercial (baja significativa del
arancel para los productos importados, intención de venta de empresas públicas) y reforma labo-
ral (desregulación de relaciones laborales, apoyo a los grandes intereses económicos, ataques
sistemáticos a los sindicatos de trabajadores, impulsando negociaciones individuales). Al respecto
véase Pérez Fernández, 2007.

— 239 —
la ubicación social que cada uno ocupa. Esto determina, ya de por sí, una determinada
subjetividad que produce efectos en los vínculos de las personas. El individualismo, el
vínculo con el otro como competencia, la certeza de impunidad si se logra determinado
lugar de poder, entre otros, comienzan a coexistir en este plano con los viejos valores
solidarios y colectivos que caracterizó a un país con una gran población descendiente
de emigrantes. Esto va produciendo un cambio en la subjetividad, generándose nuevos
emblemas identificatorios que se asientan en el plano de la identidad de las personas,
generando deseo (Pérez Fernández, 2007).
La crisis económica del año 2002 ha agudizado esta situación de deterioro social,
impactando fuertemente en los sectores más vulnerables de nuestra sociedad. En este
contexto, varios de los jóvenes en situación de vulnerabilidad de aquel Uruguay del “Esta-
do benefactor”, son actualmente parte de los viejos en condiciones de pobreza y exclusión
psicosocial del “Uruguay neoliberal”. Dentro de este sector, las personas mayores en situa-
ción de calle es uno de los colectivos más vulnerables actualmente.

Algunas características del proceso de exclusión psicosocial en


los adultos mayores en situación de calle.
Hasta aquí, hemos señalado una serie de aspectos macros (sociales, económi-
cos, políticos, históricos) que han producido una serie de cambios en las condiciones
de vida de la población, con sus consiguientes efectos en el plano de la subjetividad.
Ahora bien: no todos aquellos jóvenes de la primera mitad del siglo pasado en situación
de vulnerabilidad han llegado a la situación de ser hoy personas mayores en situación
de calle. Cabe la pregunta entonces, respecto a qué mecanismos han operado en esa
población para llegar a estas situaciones de exclusión psicosocial en esta etapa de su
vida. Cómo en ellos, se han ido tejiendo las “artimañas de la exclusión” al decir de Bader
Sawaia (2004). Teniendo presente los aspectos sociopolíticos e históricos anteriormente
señalados, nos interesa ahora centrarnos en otra de las múltiples facetas de un tema
altamente complejo, que refiere a las condiciones de producción subjetiva de la exclu-
sión en estas personas. Nos interesa especialmente tratar de conocer algunos de estos
aspectos, a los efectos de plantearse acciones de cambio en los mismos, a la vez que
planificar estrategias de prevención en las generaciones más jóvenes.
Lo que sigue a continuación, son algunos de los principales aspectos subjetivos
que surgen y se repiten en las entrevistas mantenidas con más de 50 personas sin techo,
mayores de 60 años de la ciudad de Montevideo, durante los años 2005, 2006 y 2007.
Abordaremos algunos factores que, a nuestro juicio, tienen una mayor presencia subjeti-

 A fines de los años 80, recién retomada una tutelada democracia, hay un hecho que marca mucho
la construcción de subjetividad en nuestro país y una derrota de los movimientos populares y co-
lectivos. Se trata de la consolidación de una ley, nombrada popularmente como ley de impunidad,
en función que afianza estos aspectos para los militares que violaron los Derechos Humanos en la
dictadura. Esta ley, más allá de su validez jurídica muy discutible, tiene el efecto social de consagrar
la razón de la fuerza ante la Justicia y los Derechos Humanos
 Crisis bancaria, devaluación de la moneda, etc. Esta crisis, corolario del modelo neoliberal, conso-
lidó un enorme aumento en la pobreza, junto a una desproporcionada deuda externa, cuyo dinero
se utilizó para salvar a sectores vinculados con el capital financiero. El aumento del desempleo,
mayor precarización de los trabajos asalariados que se mantuvieron, mayor segmentación social,
familias que pasan a vivir en situación de calle y a alimentarse de la mendicidad o de hurgar en la
basura, fueron algunos de los efectos inmediatos de esta crisis. (Pérez Fernández, 2007)

— 240 —
va en estas personas, los cuales se han ido tejiendo a lo largo de su historia, vinculados
muy fuertemente con los procesos de exclusión psicosocial.

De vulnerables incluidos a desafiliados. Pseudoidentidades y


proyecto de vida
Un primer hecho a señalar, es que, salvo aquellos casos de personas con una
cronicidad de calle de muchos años, la mayoría de estos adultos mayores sin techo
son personas que, si bien han estado siempre en una situación de mucha vulnerabilidad
social y precariedad del empleo, pertenecen a una generación que ha inscripto deter-
minados valores en su identidad. El trabajo como forma de obtener ingresos, el respeto
propio y del otro, etc., son algunos de los valores que permanecen en ellos en general.
En estas generaciones mayores, esos aspectos se han inscripto en su psiquismo
a modo de emblemas identificatorios, constituyendo un factor protector y primer eslabón
a tener en cuenta a la hora de pensar estrategias de inclusión. Sin embargo, estos valo-
res van quedando paulatinamente invisibilizados, ocultados por otras pseudoidentidades
que van instalando el proceso de exclusión, haciendo a un determinado modo de estar
en el mundo. Utilizamos el término pseudoidentidad para referimos a configuraciones y
formas que toma el sí mismo, no a partir de un proceso yoico de distinción y semejanza,
no a partir de la construcción de un yo futuro que habilite un proceso identificatorio que
anude el deseo (Aulagnier, 1994), sino desde la instalación paulatina en el psiquismo de
mecanismos y lógicas defensivas que terminan incorporándose al sí mismo del sujeto,
pasando a ser parte de una especie de identidad “envolvente”, desde la que no existe
mucha posibilidad de investir un proyecto identificatorio. De ahí la dificultad para cons-
truir un proyecto de vida y el acostumbramiento pasivo a las condiciones de existencia.

Redes sociales y familiares


Uno de los primeros elementos que se constata en esta población, es la ausencia
de una red social o familiar de sostén. No es que estas personas no interactúen con otros o
no conozcan personas. Pero en general se trata de interacciones sociales funcionales a la
situación de exclusión. Existe una percepción subjetiva de “estar sólo en el mundo”, donde
predominan los mecanismos psíquicos de aislamiento, como defensa a un medio hostil.
La situación de calle lleva a que se utilicen determinadas estrategias de adaptación
pasiva, al decir de Pichón Rivière (1985), donde es común apreciar una reproducción
estereotipada de vínculos marcados por la desconfianza, la negatividad o la utilización
del otro. Es común que aparezca una percepción del otro como un potencial enemigo y
no como alguien con quién poder construir en conjunto. De esta forma, esta adaptación
pasiva a las condiciones de vida, replica y amplifica un modelo individualista de ser hu-
mano, empobrecedor para la persona y su salud, que produce continuos movimientos
de exclusión dentro de los excluidos.
En investigaciones anteriores hemos señalado el peso que en los adultos mayo-
res tiene la familia en la percepción del medio social (Berriel y Pérez, 2002 y 2006). A su
vez, otros estudios han constatado la directa vinculación entre empobrecimiento de la

 En general vinculados a patologías psicológicas severas, tales como psicosis.

— 241 —
red social y aumento de enfermedades y muertes10, y otros, han señalado el tema de la
vulnerabilidad relacional, como factor de riesgo de exclusión (Bonet, 2006). Esto, válido
para la población de mayor edad en general, en el caso de los mayores en situación de
calle pasa a constituirse en un factor de alto riesgo psicológico y vital. Se va así cons-
truyendo una determinada subjetividad colectiva (de quién se encuentra en situación de
calle como de los otros sectores) que pauta fuertemente un determinado lugar social
para el colectivo excluido.
Se produce así una lógica de lo individual, una enorme dificultad para incluir al
otro en el vínculo y contacto placentero. En muchos casos, esta ausencia de red y de
vínculos satisfactorios, este “estar sólo en el mundo” produce una especie de efecto de
“invisibilidad”. Invisibilidad de los cuerpos, que van perdiendo su sensualidad para pasar
a ser objetos de sufrimiento, organismos dolientes que sólo pueden ser abordados por la
medicina. Esto implica un nuevo paso en el proceso de exclusión, vinculado a procesos
de desubjetivación.

Hechos traumáticos encapsulados


Otro aspecto que nos encontramos habitualmente, es con diferentes aspectos de
la historia de vida de cada persona, que permanecen encapsulados y congelados en el
tiempo, sin espacio para su tramitación psíquica. Refieren generalmente a situaciones
de pérdidas reales (tales como fallecimientos) o simbólicas (pérdida de determinado rol,
del trabajo, etc.) que han quedado en un estado de afecto congelado y por lo tanto, no
han sido tramitadas psíquicamente.
Es común que estos hechos marquen un quiebre en la historia de la mayoría de
estas personas, pero que a su vez no puedan ser ubicados en una fecha precisa. En
los casos más extremos, muchas veces parecen ocupar toda su vida, ubicando el mismo
hecho en diferentes momentos vitales, y desde el cual se explica toda su situación actual.
Cabe mencionar que esto no se debe a un trastorno cognitivo (una desorientación tempo-
ral o déficit en la memoria), sino a una percepción subjetiva que ocupa su historia.
De esta forma, no es de extrañar la ausencia de narrativa sobre sí mismos. El no
poder poner en palabras esto, hace que el trauma quede perdido en el tiempo y asen-
tado en su identidad. Hace unos años, Bruner (2003) ponía de manifiesto el importante
papel que juega la narrativa en la constitución de nuestra identidad. Somos las historias
que nos narramos de nosotros mismos y las que nos narran los otros, sostiene este
autor. En función de lo que venimos desarrollando hasta el momento: ¿cuáles son las
narrativas que se construyen en estas personas?, cabría preguntarse.
Se construye una narrativa de la exclusión, de lo individual, del estar solo en el
mundo, del desamparo, de la invisibilidad, del sufrir. Estas narrativas pasan a constituir-
se en verdaderas pseudoidentidades que, a modo de acto performativo (Butler, 2001),
envuelven el sí mismo de la persona. Puestas las cosas así, no es de extrañar el alto
porcentaje de patologías psicológicas de esta población, posiblemente como salida de
estas situaciones.

10 Por ejemplo, los estudios de Berkman y Syme; House y col.; Tibblin y col.; Spiegel y col.; todos
ellos citados por Carlos Sluzki en 1996: 76 – 77 y 174.

— 242 —
Pensando estrategias de abordaje
Sin duda, en situaciones tan complejas como la exclusión psicosocial, para producir
estrategias de cambio sustentables en el tiempo, es necesario coordinar y articular toda
una gama de recursos institucionales, sociales, políticos, económicos y psicológicos.
Desde la perspectiva psicológica, en la población de mayor edad en situación de
calle, una de las estrategias a desarrollar tiene que ver con romper las pseudoidentida-
des asociadas al proceso de calle, como forma de apoyar los valores de inclusión que
aún permanecen en ellos. Desde esta perspectiva, uno de los primeros elementos a te-
ner en cuenta es la necesidad imperiosa de producir nuevos elementos de subjetivación,
construyendo una narrativa diferente de sí mismo. Todos los espacios que se puedan
generar para que circulen las palabras, para que se nombren las cosas y personas, para
que se construyan narrativas libres, implica avanzar en los procesos de subjetivación.
Lo mismo sucede con la participación. Todos los espacios que pudiesen crearse
para lograr la participación real, incluida la toma de decisiones, aporta en esa línea.
De la misma manera, es necesario diseñar propuestas que problematicen el mo-
delo individualista, que apuesten a lo colectivo y a la potencia de la grupalidad, a la
“rehabilitación” de los vínculos, al intercambio con el otro “par”.
Finalmente, estos cambios subjetivos deben ser acompañados por una red de re-
cursos sociales e institucionales, que operen como una verdadera red de sostén y apoyo
de estas problemáticas. Estas estrategias deberían ser implementadas con los actuales
adultos mayores en situación de calle, pero simultáneamente con otras personas más
jóvenes en situaciones de extrema vulnerabilidad psicosocial, como forma de comenzar
a implementar estrategias de prevención.
Montevideo, octubre de 2007.-

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— 244 —
Capítulo 3

Envejecimiento activo

Recreacion Estimulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento

Educación y Envejecimiento

Grupos Organizaciones y Participación de los AM

Memoria y Envejecimiento Abordajes Psicogerontologicos


Recreacion Estimulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento

Construyendo redes sociales en la tercera edad


Matías Cáceres, Romina Cáceres
Soledad Barreto y Rosana Borini.

Resumen
El presente trabajo constituye la labor que desde hace más de un año un grupo
de alumnos y egresados pertenecientes a la Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias
Sociales-UADER lleva a cabo en el Hospital Enrique Fidanza, ex hospital destinado a
tratar pacientes con mal de Hansen, y que en la actualidad funciona como geriátrico, al-
bergando un total de 80 pacientes. El objetivo se centra en la creación de nuevas redes
sociales que permitan una mayor interacción entre los adultos mayores y modos de re-
lacionarse a través de actividades diversas. La metodología empleada fue la recolección
de datos a partir de entrevistas y encuestas realizadas a los adultos mayores del hospital
y que permitieron determinar cuales eran sus intereses e inquietudes respecto a la im-
plementación de nuevas actividades. Los datos obtenidos arrojaron la implementación
de talleres de Música y Artes Visuales, para lo cual se convocó como coordinadoras a
alumnas de ambas carreras.
Los resultados a más de un año de haber comenzado con este proyecto han su-
perado ampliamente nuestras expectativas. Los talleres de Música y Artes no solo han
posibilitado el descubrimiento de grandes talentos por partes de los asistentes, sino que
permitieron un espacio en el cual pueden interactuar, intercambiar experiencias, relatos
y que a su vez se han podido dar a conocer a la comunidad lo cual ha incrementado no-
tablemente las redes sociales dando como resultado la creación de diversas actividades
a partir de colaboradores que se han ido sumando al proyecto.

Palabras clave: Redes Sociales, Adultos Mayores, Hospital Enrique Fidanza

 Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales. Universidad Autónoma de Entre Ríos.


Cáceres Matías. Técnico en Psicogerontología. Alumno avanzado de la carrera de Licenciatura en
Psicología. Universidad Autónoma de Entre Ríos. Auxiliar Docente Alumno de la carrera Psicología
del Desarrollo III. Co Director y Autor del Proyecto de Extensión “Construyendo Redes Sociales en
la Tercera Edad”, llevado a cabo en el Hospital Enrique Fidanza de Colonia Ensayo, Departamento
Diamante desde hace más de un año. Distinguido por la Decana de la Facultad de Humanidades,
Artes y Ciencias Sociales- Universidad Autónoma de Entre Ríos, Profesora Tarulli Gloria, por ser
el Primer Técnico en Psicogerontología Matriculado de la República Argentina. caceres_matias@
hotmail.com

— 247 —
Introducción
Partir de un proyecto que tenia como principal objetivo la construcción de redes
sociales en un alejado geriátrico de las afueras de la ciudad, representaba todo un de-
safío, sobre todo teniendo en cuenta las características particulares con la que contaba
esta institución. El Hospital Enrique Fidanza fue creado en sus inicios como hospital
para albergar pacientes con mal de Hansen (Lepra), con todo lo que hace 50 años atrás
significaba esto, para quienes padecían esta enfermedad.
En la actualidad este hospital ha sido reestructurado y funciona como geriátrico
albergando alrededor de 70 pacientes, algunos de los cuales son pacientes curados de
Hansen.
Recalco esta parte de la historia del hospital porque estas características han
creado alrededor del mismo un mito en cuanto a esta institución de forma tal, que aún
hoy cuando contamos en donde estamos trabajando, muchos reconocen el lugar como
“El Leprosario” o nos preguntan sino tenemos miedo de contagiarnos de lepra.
Nuestro primer gran desafío, una vez que llegamos al hospital fue conocer a sus
habitantes y a su vez darnos a conocer, pero ¿de que manera llegar a ellos, instalando
algo del orden de su deseo?, comenzamos entonces a recorrer los distintos pabellones,
junto con Romina, quien llevaba colgada en el hombro su guitarra. Solo caminábamos
observando las características del lugar, y de pronto alguien desde lejos comenzó a
cantar; nos acercamos, Romina sacó su guitarra y allí comenzó nuestro primer día de
recorrido.
Al cabo de una semana nuestra presencia se hacia cada vez más notoria, de a
poco comenzaron a acercarse algunos por curiosidad, otros compartiendo la pasión por
la música, también para contarnos acerca de sus vidas, sus historias, de cómo llegaron
allí, la historia del lugar. Nosotros comenzamos a contarles a cerca de nuestra propuesta
de trabajar a partir de diversas actividades que ellos mismo propusieran, fue así como
surgió la creación de “Talleres de Música y Artes Visuales”.
Definidas las actividades, solo quedaba concretar un día y un horario. Finalmente
y teniendo en cuenta que los fin de semanas la actividad en el hospital era escasa se
definió los sábados como el día de encuentro de los talleres.

Talleres en marcha…
El primer taller tuvo lugar el día 22 de julio de 2006, dadas las condiciones climáti-
cas favorables, el mismo se desarrollo al aire libre. El personal de enfermería nos ayudó
a colocar bancos formando un círculo y fueron avisando en cada pabellón de nuestra
presencia. En este primer taller fueron 24 los asistentes, allí pedimos que cada uno se
presentara, y luego Romina comenzó a cantar las canciones folclóricas que cada uno
de los asistentes iban pidiendo. Casi finalizando el primer taller, se acercó a Romina
Ismael, de 91 años, quien le contó que tenia guardada una guitarra que creía tenia unas
cuerdas rotas, y que si se podía arreglar iba a traerla el siguiente sábado.

 Utilizo este concepto, ya que es uno de los que aun hoy se conserva en el decir de sus habitantes
y que corresponde a cuando era hospital de mal de Hansen.
 Actualmente Ismael no ha dejado un sábado sin participar acompañándonos con su guitarra y sus
cantos.

— 248 —
Conociendo…nos
Al cabo de unas semanas los talleres se iban fortaleciendo, Soledad había co-
menzado a dar inicio al taller de Artes Visuales y Romina ya contaba con un acompa-
ñante de guitarra cada sábado. Los integrantes comenzaron sumarse. Los días calidos
aprovechábamos para realizar los talleres al aire libre, en cambio los días frescos y
lluviosos, se llevaban a cabo en el comedor del hospital.
Poco a poco fuimos notando que muchos de los integrantes a los talleres no se
conocían con sus pares, o habían tenido poco diálogo, pese a que muchos hacían va-
rios años que estaban allí. Fue así como de a poco comenzaron a conocerse más entre
ellos, e incluso a pasaban a buscarse para ir a los talleres juntos. Fue a partir de esta
observación que decidimos trabajar una técnica denominada “El Ovillo”. El objetivo es la
presentación. Los participantes se disponen en círculo. Se toma un ovillo de lana y se lo
arroja hacia un miembro del grupo al azar que se presenta a sí mismo, cuando concluye,
lo arroja a otro miembro reteniendo la punta del ovillo y así, hasta llegar al último. Se
construye una red que une a todos los miembros. Luego, se inicia el proceso inverso
siguiendo el camino que trazó el ovillo. Cuando cada participante recibe nuevamente
la madeja, expresa sus expectativas respecto del grupo, la reunión o el tema mientras
ovilla la lana que le han entregado. De esta forma, concluye la presentación cuando la
red fue desarmada y el ovillo reconstruido.
Sin dudas que esta técnica implementada, sirvió para que nos conociéramos, y se
conocieran ellos mismos un poco más., primer paso este para el objetivo principal que
era el de trabajar sobre la identidad de los talleres y sus asistentes.
Este proceso llevo alrededor de dos meses y comenzamos comentándoles acer-
ca de la idea de tener algún objeto que cada sábado indicara nuestra presencia en el
hospital, ya que muchos nos contaban que les resultaba difícil recordar el día en que
íbamos. Pedimos entonces que entre todos propusieran. De común acuerdo se eligió
una bandera y el color elegido fue verde, pero no cualquier verde, sino un verde que
según ellos diera vida.
Al sábado siguiente la bandera verde colgada a las diez de la mañana en la en-
trada del comedor indicaba que los talleres estaban por comenzar.
Poco a poco se fueron sumando integrantes que gustaban de escuchar y cantar
canciones junto a Romina los cuales se bautizaron “El Grupo de Música de Fidanza”,
quienes expresaban su gustos por las pinturas y aquellos a quienes les gustaba pasar el
momento charlando y contando anécdotas.

Y finalmente resurgió la “Esperanza”


Un mes y medio había transcurrido desde el primer taller, y cada sábado se con-
solidaba más el grupo de asistentes, era hora ya de ir pensando un nombre que al igual
que la bandera identificara este espacio de cada sábado. El proceso de elección del
nombre se trabajo a lo largo de cuatro sábados, allí cada uno fue exponiendo el nombre
elegido y dando los motivos de su elección. Se sucedieron un sin fin de nombres, entre
ellos: “El Grupo de Amigos Incondicionales de la Tercera Edad”, por ser incondicionales
con ellos, “Los Midachis” por el humor que le llevábamos cada sábado, “La dueña de la
Música”, “Los amigos de Fidanza”, “Esperanza”.Finalmente y de común acuerdo el día
16 de septiembre de 2006 se bautizó como “Taller Esperanza” al espacio compartido
cada sábado. Ahora ya no solo teníamos una bandera y un color que nos identificaba,
sino también un nombre, que le daba identidad al grupo.

— 249 —
Esperanza fue pintado en la bandera y al sábado siguiente flameaba en la entra-
da del comedor anunciando nuestra presencia.
Pero había un detalle más a tener en cuenta y que sin dudas serviría para generar
más lazos entre los asistentes. Había que pensar en un dibujo, un logo que identificara
al “Taller Esperanza” y esa fue una tarea que trabajamos a lo largo de varios talleres.
Cada sábado se proponían ideas, las cuales íbamos recepcionando de que dibujo re-
presentaría a nuestro taller. Sin dudas que esta idea representó todo un desafío para los
asistentes, parecía tarea bastante compleja, y sin embargo un sábado nos encontramos
con que el taller contaba con un logo que lo identificaba: en el estaba representada la
Música a través de una guitarra que hacia a la vez de tronco de árbol, el cual estaba
cubierto por una inmensa copa compuesta por los diferentes dibujos realizados en el
Taller de Artes Visuales.
¿Y que mejor para dar a conocer nuestra bandera, con su nombre su logo y a sus
integrantes sino a través de una fiesta?
El 10 de noviembre fue la fecha indicada, con motivo de festejar “El Día de la
Tradición”
Se confeccionaron tarjetas de invitación, las cuales fueron pintadas y distribuidas
por los mismos asistentes. Cada uno se encargó de repartirlas en un área distinta, e
incluso muchos avisaron a sus familiares del evento. Nosotros por nuestra parte que-
ríamos aprovechar este evento para “Construir más redes sociales”, y fue así como se
difundió a través de afiches, gacetillas, televisión, radio, acerca de la labor llevada a
cabo en el hospital y se pidió colaboración a quienes quisieran participar de la fiesta. El
día esperado llegó y el sol acompaño el festejo. El patio fue adornado con los dibujos
pintados en el taller de Artes Visuales, para que todos pudieran apreciar el trabajo.
Hubo actos folclóricos a cargo de Romina, Responsable del taller de Música junto
a Marcelo Ledesma, quien actualmente es un colaborador e integrante del equipo de
trabajo.
Luego contamos con la presencia de bailarines de folclore, un violinista, una can-
tante de chamamé invitada por uno de los asistentes al taller, además los medios locales
vinieron a cubrir el evento y para culminar el festejo, entre empanadas y jugos, Rosana
Borini junto a Ismael de 91 años, entonaron algunas de las canciones que nos repre-
sentan como taller Esperanza, entre ellas “Zamba de mi Esperanza”, canción que fue
bautizada por los mismos asistentes como al canción principal del taller.

De cómo las redes sociales ayudaron a Maria


En el segundo taller llegó una enfermera trayendo en sillas de rueda a María,
quien solo pedía irse a su cama y lloraba. Maria estaba pesando alrededor de 33 kilos
cuando la conocimos, de aspecto desaliñado y cruzada de brazos, Maria casi no emitió
palabras ese día. Estuvo toda la hora que duró el taller pero solo se limitaba a llorar. Nos
acercamos y nos presentamos y le contamos a cerca de nuestra propuesta, ella asentía
con la cabeza.
Cuando los talleres finalizaron, llevamos a Maria a su habitación, allí nos despe-
dimos y la invitamos a participar el siguiente sábado. Para nuestra sorpresa la semana
siguiente Encontramos a Maria esperándonos en la puerta del pabellón clínico, nos

 Maria es el nombre ficticio elegido para dar cuenta de este caso.


 Allí se encuentran los pacientes en estado crítico.

— 250 —
saludo y nos pidió las trasladáramos al comedor para presenciar los talleres. Se sentó,
pidió lápiz y papel y comenzó a dibujar. Su dibujo consistió en dos flores situadas una a
cada lado de la hoja y el medio un corazón grande con el nombre de una mujer. Maria
nos contó que se trataba de su única hija que había fallecido en un accidente, a raíz de
tal tragedia ella había sido internada en el hospital, diagosnticada como melancólica
grave y sin posibilidad de salir adelante.
El sábado siguiente y todos los restantes Maria acudía a los talleres. Su llegada
en silla de ruedas se convirtió un día en unos pasos lentos, acompañada de un bastón
y un almohadón ya que según ella estaba tan delgada que no podía sentarse en la silla
plana.
Con el paso de los meses María comenzó a subir de peso, su andar se volvió
más rápido y seguro y ya no necesitaba el bastón para llegar al los talleres, comenzó a
cambiar su aspecto, pintaba y cantaba en cada taller, e incluso comenzó a relacionarse
con sus pares y los invitaba a los talleres. Pasó de estar en el pabellón clínico al pabellón
de mujeres.
A cinco meses de haber comenzado asistir a los talleres, María había recuperado
33 kilos, ya estaba lista para volver a su casa. Actualmente sigue concurriendo, dos
veces a la semana, lleva y cocina tortas y postres. Cuando vamos cada sábado encon-
tramos mensajes que nos deja con otros asistentes.
Ella fue la que propuso el nombre al taller: “Esperanza” “Por la esperanza que me
han dado ustedes desde que los conocí” dijo…..

Conclusiones finales
Ha pasado un año y medio desde esta primer experiencia, en este tiempo, hemos
realizado diferentes actividades: “Fiesta de los Cumpleaños”, “Fiesta de Fin de año”,
actualmente a la par que se continúan con ambos talleres, se han incorporado nuevos
dispositivos de trabajo: se está pintando en cada pabellón un mural, el cual representa
y da cuenta las características de quienes allí residen. En cuanto a lo que Música refiere,
se han sumado integrantes quienes a lo largo de este tiempo han vuelto a tocar instru-
mentos musicales: flauta, guitarra, armónica, y han surgido nuevos cantores, recitadores
y bailarines folclóricos. También se ha creado por iniciativa de las mismas asistentes un
nuevo taller de tejido y bordado.
En cuanto a la comunidad, se ha incrementado notablemente el número de co-
laboradores, hoy en día el Hospital Enrique Fidanza, y particularmente el “Taller Espe-
ranza” se ha dado a conocer en diferentes puntos del país y del mundo. Contamos con
una página en Internet, en la cual se muestran las diferentes actividades realizadas, y
hemos presentado un proyecto para la creación de un museo dentro del hospital, el cual
permitiría que dicha institución entre dentro de uno de los corredores turísticos que hay
en nuestra provincia, lo cual favorecía notablemente el número de visitantes al hospital
e incrementaría más estas redes sociales que juntos estamos construyendo.

 Son cuatro pabellones destinados para los 70 adultos mayores que allí conviven. dos de varones,
uno de mujeres y el cuarto es el pabellón clínico.
 a partir del mismo, se han rescatado piezas históricas de más de cincuenta años, y hemos logrado
recuperar la disposición en la cual el hospital se transfiere de inmueble nacional a provincial, detalle
no de poca importancia dado que a partir de allí se sucedieron varias cuestiones que marcaron un
antes y un después dentro de la institución

— 251 —
Sabíamos desde un principio que iba a ser todo un desafío concretar nuestro pro-
yecto en Fidanza, pero nunca lo vimos como algo imposible. Lo que le hemos brindado
es insignificante comparado con todo el cariño y enseñanza que hemos recibido por
parte de cada uno de los integrantes al “Taller Esperanza”. No hay dudas que sin ellos,
nada de todo esto hubiese sido posible.
Seguimos apostando a la construcción de redes sociales, porque sabemos que
con la colaboración, el compromiso y la participación de cada uno de nosotros pueden
ser posibles.

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Recreacion Estimulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento

Modalidades no tradicionales de intervención


interdisciplinaria con adultos mayores en comunidad

Alberti Pose, Ana María, Alvarez, Virginia y Pippo Pena, Noelia

Resumen
Los adultos mayores desafían hoy desde muchos y variados temas. Desde la me-
jora en calidad de vida nos planteamos las siguientes interrogantes: ¿Cómo llegar a este
grupo etario, con propuestas de intervención más allá de las habituales? ¿Cómo trabajar
sus temas en grupos (y que les resulte estimulante y placentero)? ¿Cómo prevenir el
deterioro orgánico y psicológico? ¿Cómo transformar en propuestas interdisciplinarias?
El Subprograma Adultos Mayores del Programa Apex-Cerro, en su Proyecto,
contiene objetivos relacionados con la producción y transmisión de conocimientos. Por
ello, el presente trabajo intentará abordar, desde la psicología, formas de intervención
grupales con modalidades no tradicionales vinculadas al cine y actividad artística. Ade-
más, posee la singularidad de constituir un dispositivo interdisciplinario donde técnicos,
estudiantes y los propios adultos mayores están involucrados. Se presentarán datos de
encuesta sobre el cine (gustos, frecuencia de asistencia en el pasado y lo que se preten-
de en el presente). También se presentarán las características del taller de arte.
Resultando un aporte a su calidad de vida y un desafío para nuestros adultos ma-
yores, proporciona además a los profesionales un aprendizaje diario acerca de nuevas
y mejores maneras de abordaje.

Palabras clave: Intervención, adultos, mayores, comunidad

 Programa Apex Cerro. Subprograma Adultos Mayores. Universidad de la República.


Ana María Alberti Pose. Psicóloga clínica. Docente del Subprograma Adultos Mayores. anaalber@
adinet.com.uy
Del Programa Apex Cerro. Ex docente del Departamento de Psicología Médica para el Dpto. de
Geriatría y Gerontología. Actualmente se desempeña como psicóloga clínica y coordinadora de los
talleres de memoria para adultos mayores y del cine foro.
 Programa Apex Cerro. Subprograma Adultos Mayores. Universidad de la República.
penapippo@yahoo.es
 Programa Apex Cerro. Subprograma Adultos Mayores. Universidad de la República.
hadamilagrosa@adinet.com.uy
 Programa de extensión dependiente de la Universidad de la República en el cual interactúan varias
disciplinas. Su población destinataria es la del barrio Cerro de Montevideo.

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Introducción
La clínica siempre nos interpela, desde el abordaje de la disciplina, las interven-
ciones, los grupos, la docencia, la comunidad, los adultos mayores. Una construcción
interdisciplinaria que incluya los aspectos mencionados resulta muy ambiciosa, más,
¿de que otro manera se puede realizar?
El Subprograma Adultos Mayores busca desde hace catorce años de ejercicio, no
solo responder a estos interrogantes sino construir, re-construir, evaluar las metodolo-
gías empleadas. Por ello, las propuestas que se presentan quizá no resulten originales
por ser ya conocidas, pero transformar estas “formas” en intervenciones con significado
terapéutico, sin lugar a dudas que es uno de los mayores desafíos. Como señala Beatriz
Dorfman Lerner: “…no toda modificación útil del yo tiene que ser resultado, no ya de un
psicoanálisis sino siquiera de una psicoterapia formal…” (Dorfman Lerner, Beatriz: 2002,
pág.171). Además de ello, la instancia de lo grupal, requiere de un esfuerzo más, el
hecho de poder ejercer críticas, aportes, opinar en grupos, requiere también un compro-
miso que se va formando en la medida que se desarrollan las pertenencias grupales.
Construir estos dispositivos interdisciplinarios ¿que implica? En primer lugar, se
trata de una intervención psicológica, dentro de un contexto de interdisciplina, ya que el
cine foro es una alternativa donde los técnicos coordinan, junto a los adultos mayores
organizados (promotores) y donde los estudiantes-pasantes-becarios asisten como una
forma también de participación e intervención como parte de sus currículos. Nuestro fin
primero es llegar a los adultos mayores, implicados en el marco de un proyecto de un
programa de extensión, y como tal estas prácticas y sus análisis son ejes fundamentales
en la tarea. Pero además porque somos muy conscientes de que el estimulo cognitivo
y anímico es una forma de abordar la salud mental de los adultos mayores y con ello
estamos contribuyendo a mejorar su calidad de vida.

A propósito de salud mental


En Salud y Autogestión, Weinstein (1978) define la salud mental como un con-
junto de capacidades bio-psico-sociales de un individuo o un colectivo. También como
“un conjunto de capacidades desarrolladas en mayor o menor medida según la libertad
del hombre para conquistar relaciones sociales adecuadas, equilibrio con la naturaleza
y conocimiento y encauzamiento de sí mismo” (Weinstein, 1978: pág 173) Selecciona
algunas de estas capacidades bio – psico - sociales: como la capacidad vital, capa-
cidad de goce, de comunicación, capacidad de creatividad, capacidad de autocrítica,
capacidad de crítica de la realidad, capacidad de autonomía, de la solidaridad, las ca-
pacidades prospectivas e integrativas. ¿Cómo asociamos estas capacidades con las
investigaciones que confirman que ciertas “inteligencias” en la vejez se intensifican o
se realzan? Un ejemplo de ello, son los trabajos en torno al tema (Horn, 1970; Belsky,
1996) dedicados al estudio de los tipos diferentes de inteligencias adultas. Distinguen
la inteligencia cristalizada, que da cuenta de cómo incluimos la cultura con toda su in-
formación, y la inteligencia fluida, dependiente más del sistema nervioso, en una pers-
pectiva de corte fisiológica. Estos dos tipos de inteligencias siguen formas distintas: la
cristalizada permanece estable o aumenta a medida que los años transcurren, sobre
todo en profesiones o quehaceres relacionados con la creatividad (ya sea arte, poesía);
la fluida alcanza un punto culminante en la edad adulta para luego decaer. Apoyados en
las concepciones de plasticidad neuronal, pensamos que las experiencias planteadas
contribuyen de forma integral a que el adulto mayor se enriquezca con la información,

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tenga la oportunidad de crear, de mostrar la originalidad personal y de descubrir mundos
tal vez ignorados hasta ahora.

La encuesta
En el año 2006 se realizó una encuesta junto a la Unidad de Comunicación del
Programa Apex Cerro, con el propósito básico de relevar el grado de satisfacción sobre
la actividad de Cine Foro. La misma, denominada “Encuesta Para Adultos Mayores/
Cine Foro”, se basaba sobre dos ejes de referencia temporal (el recuerdo y lo actual)
A continuación se da referencia de las preguntas y del resumen de respuesta sobre las
mismas:

El recuerdo
¿Hace cuanto tiempo que no iba al cine?
Casi la mitad de la muestra refirió no ir al cine desde hacía años, un cuarto hacía
meses y otro cuarto contestó que hacía mucho tiempo sin especificar cuánto.
¿Con quién concurrió la última vez al cine?
Tres cuartos de los adultos mayores concurrieron acompañados al cine la última
vez que fueron, de estos la mitad fue con su esposo/a y un cuarto con amigos.
¿Dónde? ¿En el barrio, en el centro, o en otro barrio?
No existe diferencia entre los adultos mayores que asistieron al cine centro, al del
barrio y al de otro barrio.
¿Por qué estima que dejó de concurrir al cine?
De los entrevistados, un tercio dejaron de ir al cine por problemas económicos,
casi otro tercio refirieron que al existir TV, videos y DVD prefieren quedarse en su casa,
tres participantes por problemas de enfermedad de ellos o algún familiar. Hay un partici-
pante que no responde por que continúa concurriendo al cine.
¿Cuál es su último recuerdo de la situación de cine?
La mitad de los participantes no recordaba cuál fue la última película que vio. El
resto refería recordar en su mayoría películas de dibujos animados.

Lo actual
¿Qué significa la experiencia de Cine Foro?
A la mitad de los adultos mayores la experiencia le pareció muy buena. Al mismo
número de personas la experiencia les pareció buena e interesante. Ningún entrevistado
refirió que la experiencia fuese mala.
¿Qué diferencia encuentra entre ver películas en TV y en el Cine Foro?
Todas las personas entrevistadas refirieron que mirar películas en el Cine-Foro
era mejor que mirarlas en la TV. Los motivos mayormente mencionados fueron que en
el Cine-Foro se comparte, se comenta y hay encuentro con gente, para pensar, no exis-
ten cortes, las películas son mejores, más verídicas y humanas. Solo dos personas no
supieron contestar esta pregunta y no hubo personas que pensaran que era mejor mirar
películas en TV.

La dinámica del cine foro


La dinámica incluye luego de la exposición de la película, la formación de un es-
pacio de reflexión- discusión, donde lo fundamental es el grupo que se constituye, Como

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señala Golstein, “los seres humanos, de todas las edades, necesitan tener relaciones
satisfactorias con otras personas, y el centro para tales relaciones, es el grupo. El grupo
como centro de recreación” (Golstein N, 2005, pág 292).
El cine involucra una serie de actividades y tareas desde la ambientación del es-
pacio físico, ensamblaje de aparatos, planificación de películas y del foro, la merienda,
que determinó una organización que se dio en llamar “el dispositivo del cine foro” con
responsables para cada tarea y donde todos están comprometidos: desde los estudian-
tes, los adultos mayores, los técnicos. La elección de las películas es realizada en el
espacio del foro, atendiendo a las distintas preferencias, que varían desde los dramas,
a las comedias livianas en contenidos ó clásicos de época. Congrega adultos mayores
muy variados desde sus niveles educativos a sus diferencias sociales. A la hora del foro,
las opiniones forman un cúmulo de riqueza de memorias vividas, que permite entre otras
un trabajo de reminiscencias muy positivo. La propia experiencia del cine trasmite un
efecto de “transporte” a otros mundos, el llegar hacia espacios de fantasía que la ima-
gen propone, repercute en un transportarse al pasado con los contenidos de infancia,
escuela, barrio, amigos, pareja, hijos, etc. En este espacio donde llegamos a confines
muy variados, reforzamos y nos posicionamos en momentos vitales para estimularlos,
para que no se conviertan en tan solo un detenerse en la memoria, con la posibilidad de
ser trabajadas como reminiscencias.

El espacio de taller de libre expresión


El taller fue conformado con la idea de generar un espacio de encuentro a través
de la libre expresión, estimulando la capacidad creativa del adulto mayor. Cuando ha-
blamos de libre expresión hacemos referencia a un espacio en donde el adulto mayor
pueda crear libremente enfatizando aquí el proceso y no el producto. Con este espacio
buscamos promover la creatividad de los individuos facilitando el encuentro con ellos
mismos y promoviendo el vínculo con los demás, favoreciendo las relaciones, las acti-
vidades y el contacto e integración social. El grupo se conforma mayoritariamente por
el género femenino con un promedio de edad que oscila entre 60 y 85 años. Para la
mayoría de los integrantes ha sido su primer contacto con este tipo de experiencias (por
ejemplo algunos de ellos no habían trabajado antes con arcilla o plasticina) Los talleres
contienen un primer momento de caldeamiento y sensibilización hacia los materiales,
acompañados por la estimulación musical. Luego de esta primera etapa de sensibiliza-
ción los participantes se disponen a encontrarse con los diversos materiales y trabajar
en ellos dando lugar a la creatividad, la percepción, la sensibilidad y la diversidad de los
mismos, llevándonos a la flexibilidad. Algunas de las técnicas utilizadas son: pintura,
collage, encáustica y esculpido, entre otras. Al final del taller destinamos un espacio
para compartir las diferentes experiencias que cada uno de los participantes vivieron. A
continuación transcribimos algunos comentarios de los participantes:
“No somos ni un número, ni uno más… nos sentimos personas.”
“Me siento cómoda, puedo compartir.”
“Me siento bien es un espacio dónde puedo ser yo”
“Me siento bien, no me siento juzgada ni criticada”
“Esta es una buena iniciativa para poder mover las neuronas a la edad nuestra”
“Estoy toda la semana deseando que lleguen los miércoles”
“Me encanta mirar y ver lo que hacen”

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“Me siento relajada, me siento bien con mis compañeras, siento que puedo com-
partir”
“Acá uno puede desenchufarse del trabajo y poder salir de lo de todos los días”
“Me reí… acá se me va la vergüenza”
“Me siento libre desinhibida”
En los diversos talleres se vivió un clima agradable y de disfrute. La heterogenei-
dad del grupo no dificulta los objetivos del taller, sino que resulta enriquecedor para el
mismo. Existiendo entre ellos un sentimiento de solidaridad, comprensión y aceptación
a la diferencia.
El contacto directo con los “viejos en general” y con cada viejo en “particular”, con
sus necesidades, sus deseos, intereses, capacidades, fue enseñándonos la necesidad
de trabajar juntos. Conjugando nuestros saberes disciplinarios (trabajo social, psico-
logía) con nuestras inquietudes artísticas y los saberes y expectativas de los adultos
mayores conformamos un ENCUENTRO que se configura como único e inédito.

Reflexiones
¿Qué se produce en el taller de arte y en el cine foro que habilita este tipo de en-
cuentros? ¿Por qué estos espacios provocan esos efectos terapéuticos? No existe una
respuesta única y acabada, sino fragmentos que se van entrelazando en el encuentro
y solo producen significado, cuando son pensados dentro de los propios dispositivos
que los vieron surgir. No se trata de reunirnos “los técnicos” a teorizar sobre los efectos
producidos, sino de buscar el significado que tienen estos espacios para los propios par-
ticipantes. Un lugar en donde no son juzgados, donde pueden ser ellos mismos. ¿Cómo
no caer en la violencia de la interpretación al intentar explicar esas palabras? ¿Qué
características ofrece este espacio que otros no lo tienen?
¿Qué esta pasando afuera del taller y del cine que no pueden sentirse “libres”?
Muchas veces ante este tipo de cuestionamientos (más allá de las características del
trabajo) acabamos culpabilizando al individualismo y el consumismo, apareciendo “la
globalización” como causante de todos aquellos sucesos que evaluamos como nega-
tivos. Si bien la misma unida a la política neoliberal es -a nuestro entender- la mayor
promotora de desigualdades e injusticias, la relación entre capitalismo y globalización
no siempre produjo los efectos existentes en la época contemporánea. ¿Qué particu-
laridad tiene esta sociedad que no ofrece espacios para que los adultos mayores se
sientan desinhibidos? Y es ahí donde debemos pensar juntos, generar condiciones para
producir conocimiento. Nuestros modelos explicativos ya no resultan eficaces; no se
trata solamente de analizar características de esta etapa de la vida (efecto cascada,
profecía auto cumplida, viejismo) sino que debemos conjugar estas características, con
las condiciones socio históricas y los dispositivos empleados al momento de intervenir;
todo esto puesto a jugar en participantes y coordinadores configura una situación única,
imposible de duplicar.
El adulto mayor no solo debe enfrentar los cambios de su cuerpo (pliegues de
saberes y creencias que denotan el pasaje del tiempo) sino también enfrentarse a una
sociedad de la cual por momentos pareciera no ser parte. Transitamos el pasaje de un
Estado benefactor (garante de la educación, el trabajo, el acceso a una vivienda propia),
que buscaba brindar las condiciones para ser y proyectarse, hacia un Estado regulado
por las leyes del mercado que ofrece, no promete nada, la oferta está dirigida para quien
la puede tomar (la valoración de las cosas pasa por su uso presente y no orientado a una

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perspectiva de progreso) “...El mercado se dirige a un sujeto que sólo tiene derechos
de consumidor, y no los derechos y obligaciones conferidos al ciudadano. El consumo,
entonces, no requiere la ley ni los otros, dado que es en la relación con el objeto y no con
el sujeto donde se asienta la ilusión de satisfacción. Sabemos que el consumo no es un
bien repartido equitativamente; no obstante, lo que importa subrayar es que el mercado
instituye, para consumidores y no consumidores, un nuevo ideal del yo, un imaginario
que produce, un nuevo lugar, el horizonte de aspiraciones, el espejo donde mirarse.”
(Corea; Duschatzky, 2004, p.21).
Pensar las condiciones del Estado, si bien se hace obligatorio al momento de in-
tervenir éticamente, no es suficiente para comprender el efecto generado por estos dis-
positivos (taller y cine). Podemos pensar que estamos ante un “afuera” que no nos per-
mite expresarnos libremente, sin temor a ser juzgados, criticados, ridiculizados… pero
aún así, eso no constituye motivo suficiente para que el “adentro” sea un lugar cálido y
de disfrute y mucho menos aún un lugar que garantice libertad. ¿Qué hace que estos
lugares sean vividos de esa forma? Hay algo que se produce entre quienes coordinamos
la actividad y quienes participan de la misma, que hace que ese espacio se configure
como único e inédito; no solo los adultos mayores se sienten desinhibidos, sino también
quienes coordinamos la actividad hacemos de ese espacio un momento de disfrute.
El taller y el cine constituyen un espacio de encuentro, que invita a “despojarse”
de certezas y bordear lo desconocido; no basta que un grupo de adultos mayores y un
grupo de técnicos concurran a una actividad para que se produzca el encuentro, cada
vez vamos a tener que hacer algo para poder sostenerlo. El vínculo no se sostiene por
un anclaje dado de antemano sino por haberse encontrado y por cuidarse mutuamen-
te; los modos que adoptan los vínculos son por cohesión y no por solidez (Lewkowicz,
2004), cada vez debemos hacer algo para poder encontrarnos.
No tenemos la evidencia empírica de cuáles son los efectos producidos por estos
dispositivos, pero podemos sostener que quienes concurren a esas instancias, además
de vivenciar un espacio de reflexión y disfrute, son los verdaderos protagonistas del
espacio, apropiándose de él.
Creemos que el taller de libre expresión y el cine foro constituyen espacios de
encuentro, en donde los adultos mayores logran hacen sonar su voz en la comunidad,
haciendo un ejercicio permanente de la ciudadanía.

Bibliografía
Belsky Janet.K (1996): Psicología del envejecimiento, Barcelona: Masson S.A.
Corea C. y Duschatzky S. (comp.) (2004): Chicos en banda: Los caminos de la subjetividad en el
declive de las instituciones (2ª edición) Bs. As.: Paidós.
Corea C. y Lewkowicz I. (2004): Pedagogía del aburrido: escuelas destituidas, familias perplejas.
Bs. As.: Paidós.
Dorfman Lerner, Beatriz (2002): Con que envejeciendo ¿eh? Bs As Lumen/tercer Milenio
Goldstein, Nelson: “Más sabe por viejo... Temas de Psicogeriatría y Psicogerontología”,
Editorial Psicolibros- Waslala, Montevideo, 2005.
Lewkowicz Ignacio (2004): Pensar sin Estado: La subjetividad en la era de la fluidez. (1ª ed.) Bs. As.:
Paidós.
Weinstein, Luís: “Salud y Autogestión”, Edit. Nordan Comunidad – Tupac Ediciones, 1978.

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Recreacion Estimulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento

Calidad de vida de los adultos mayores:


aporte de las políticas públicas recreativas al
bienestar psicosocial del adulto mayor

Ricardo Manuel Pérez

Resumen
El trabajo presentado explora las características de las políticas públicas recrea-
tivas de la ciudad de Neuquén, en la norpatagonia Argentina, dirigidas a los Adultos
Mayores y se enmarca en una tesis general que plantea la incidencia de dichas políticas
en la calidad de vida de esta población.
En tal sentido se propone un estudio de las políticas públicas basado en los si-
guientes ejes analíticos: 1) niveles programáticos y sus objetivos, 2) cobertura, 3) criterio
de selección de los beneficiarios, 4) origen y tipo de recursos, 5) instituciones de ejecu-
ción y 6) seguimiento y evaluación.
Mediante el presente trabajo de tesis se pretende abordar la problemática del
Tiempo Libre en el Adulto Mayor y su correlato con la oferta de programas y actividades
recreativas en las Organizaciones Gubernamentales y no Gubernamentales o de la So-
ciedad Civil. La inquietud por esta temática se sustenta en los siguientes supuestos:
1.- En tanto la etapa productiva de la vida del hombre se caracteriza por el culto
al trabajo, la del Adulto Mayor debería caracterizarse por un culto al ocio. En tal sentido
es indispensable encausar la utilización del tiempo libre a través de políticas público-

 Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Turismo. Maestría en Teorías y Políticas de la


Recreación. Neuquén – Argentina.
Ricardo Manuel Pérez. Licenciado en Turismo-Universidad Nacional del Comahue-Facultad de
Turismo. 1990-1992, Ayudante de Cátedra en Universidad Nacional del Comahue-Facultad de
Turismo. 1992, Asistente de Docencia-Universidad Nacional del Comahue-Facultad de Turismo y
continúa. 1992-1995. Gobierno de la provincia del Neuquén-Instituto de Seguridad Social del Neu-
quén-Responsable del área de Turismo Social y Tercera Edad. 1995-1999. Universidad Nacional
del Comahue-Facultad de Turismo-Secretario de Extensión. 1999-2003. Gobierno de la Provincia
del Neuquén. Director provincial de Turismo. ricardomperez2005@yahoo.com.ar
• 2003-2007. Gobierno de la provincia del Neuquén. Ministerio de Acción Social. Subsecretario de
Desarrollo Local y Economía Social. Creador del Programa Recreativo Provincial “El Neuquén de
los Grandes”.
• Ha participado en numerosos trabajos de Investigación y Extensión Universitaria.
• Amplia experiencia en la planificación de Programas Recreativos, especialmente dirigidos a la
Tercera Edad.
• Actualmente se encuentra desarrollando el trabajo de tesis para acceder al título de postgrado de
Master en Teorías y Políticas de la Recreación, con especialización en Tiempo Libre y Tercera Edad,
en la Facultad de Turismo de la Universidad Nacional del Comahue.

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privadas que aseguren la creación de espacios de articulación social que garanticen la
identidad, aceptación, revinculación e integración social.
2.- La ocupación creativa del tiempo libre constituye un aspecto central en la
definición de la calidad de vida del Adulto Mayor. He ahí la importancia del desarrollo de
una oferta recreativa cualitativamente enriquecedora.-

Palabras clave: Tiempo Libre - Políticas Públicas Recreativas – Adulto Mayor


– Calidad de Vida.-

Introducción
El trabajo presentado explora las características de las políticas públicas recrea-
tivas en la ciudad de Neuquén, en la norpatagonia Argentina, dirigida a los Adultos Ma-
yores y se enmarca en una investigación más general que además explora la incidencia
de dichas políticas en la calidad de vida de dicha población.
En tal sentido se propone un estudio de las políticas públicas basado en los si-
guientes ejes analíticos: 1) niveles programáticos y sus objetivos, 2) cobertura, 3) criterio
de selección de los beneficiarios, 4) origen y tipo de recursos, 5) instituciones de ejecu-
ción y 6) seguimiento y evaluación.
Mediante el presente estudio se aborda la problemática del Tiempo Libre en el
Adulto Mayor y su correlato con la oferta de programas y actividades recreativas de las
Organizaciones Gubernamentales y no Gubernamentales o de la Sociedad Civil.
Los supuestos sobre los que se sustenta esta aproximación son:
1.- En tanto la etapa productiva de la vida del hombre y la mujer se caracterizan
por el culto al trabajo, la del Adulto Mayor debería caracterizarse por el culto al ocio. En
tal sentido es indispensable encausar la utilización del tiempo libre a través de políticas
público-privadas que aseguren la creación de espacios de articulación social que garan-
ticen la identidad, aceptación, revinculación e integración social.
2.- Una adecuada interacción del adulto mayor con el medio y vínculos extra
familiares se traducen en una mejor calidad de vida y mejores posibilidades de sobre-
vivencia.
3.- La ocupación creativa del tiempo libre constituye un aspecto central en la
definición de la calidad de vida del Adulto Mayor. He ahí la importancia del desarrollo de
una oferta recreativa cualitativamente enriquecedora.-
4.- La articulación entre las organizaciones gubernamentales y de la sociedad
civil es fundamental en el desarrollo de una oferta recreativa que de respuesta satisfac-
toria a la creciente demanda de los adultos mayores.

Propósitos y Fundamentos
El propósito general del estudio a desarrollar consiste en conocer si las políticas
públicas relacionadas con el tiempo libre propician una práctica recreativa que garantice
el desarrollo de un verdadero ocio creativo en los Adultos Mayores de la ciudad de Neu-
quén, con la finalidad de reorientar dichas acciones a fin de mejorar la calidad de vida
de este sector de la sociedad.
En tal sentido los interrogantes específicos que guiaron la tarea investigativa fue-
ron siguientes:

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1.- ¿De que manera las variables estado de salud; nivel socio-cultural; residencia
(céntrica o en los barrios) y nivel económico condicionan el significado y sentido subjeti-
vo y la aceptación y práctica de las actividades recreativas propuestas?
2.- ¿Los Adultos Mayores consideran a la familia como un verdadero espacio de
contención?
3.- ¿Los ámbitos recreativos ofrecidos por las Organizaciones Gubernamentales
(Nacionales, Provinciales y Municipales) y no Gubernamentales, son concebidos por
sus dirigentes como auténticos espacios de expresión e integración social? ¿Sus desti-
natarios perciben y vivencian dichos espacios como tales?
4.- ¿Puede la planificación de actividades recreativas fundamentarse unívoca-
mente en las preferencias de los adultos mayores beneficiados o resulta necesario com-
plementar este enfoque con las perspectiva profesional a fin de asegurar un verdadero
ocio creativo?
En la actualidad es un hecho ampliamente conocido que la población de los países
industrializados de Europa y América del Norte está en proceso de envejecimiento, ya
que el número y la proporción de personas mayores crece rápidamente. Los países del
Sur, sin embargo cuentan ya con más de la mitad de la población mundial de personas
de 60 o más años. En el año 2025 esta proporción habrá aumentado aproximadamente
hasta un 70%. El crecimiento constante y sostenido de la población de la tercera edad,
que ya plantea un gran reto en los países del Norte, también necesita ser reconocido
como un asunto importante en el Sur, y como una cuestión que afectará profundamente
a sus economías y sociedades. En general los países en desarrollo no han acusado ver-
daderamente el impacto de ese fenómeno demográfico, y muchos no están preparados
y no tienen incluso conciencia del mismo.
En la República Argentina la población mayor de 65 años representa el 18% de
su población total. En nuestra región, en los últimos años la cantidad de neuquinos y rio-
negrinos de más de 65 años creció de manera notable hasta representar una proporción
respecto de la población general que transforma a ambas provincias en sociedades, no
ya jóvenes, sino maduras y hasta envejecidas. El incremento de mayores de 65 años
en ambas provincias fue proporcionalmente mayor al crecimiento global de Neuquén y
Río Negro, lo que demuestra la modificación que experimentaron las sociedades en las
últimas décadas. La información surge de los datos recogidos en el censo de población
y vivienda del año 2001 realizado por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos. El
dato es revelador de un cambio en la sociedad, pero también indica hasta que punto se
ha extendido la expectativa de vida en la zona y el país, y cómo cayó la tasa de fecundi-
dad. Según las Naciones Unidas, con hasta un 4% de la población con más de 65 años
una sociedad es “estructuralmente joven”, pero entre ese umbral y el 6% de habitantes
por encima de esa edad se ubica la franja de las “poblaciones maduras”, tal el caso de
Neuquén. Río Negro tiene una población “envejecida” porque superó el umbral del 6%.
En 1991 sólo el 3, 6% de los neuquinos tenía más de 65 años. Eran casi 15.000 perso-
nas sobre una población total de 389.000.
Diez años después ese grupo poblacional crecía hasta participar del total en un
5, 2% revelando un incremento del 36, 5%. Si se tomaran los datos del 2001 como ac-
tuales, podría decirse que en la provincia del Neuquén los mayores de 65 años son casi
25.000 personas.
Como ya se especificara, el porcentaje de población de 65 años y más es el indi-
cador básico para estudiar el envejecimiento demográfico de la población de un área.

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Dentro de Patagonia, la única sociedad que permanece en condiciones que la ha-
cen estructuralmente joven es Tierra del Fuego. Neuquén integra un grupo medio junto
con Santa Cruz, Chubut, Misiones, Formosa, Jujuy, Salta, Chaco, La Rioja y Corrientes.
En cambio la provincia de Río Negro está entre las restantes, con una proporción de
habitantes mayores de 65 años superior al 6%.
Está demostrado que la tercera edad no tiene necesariamente que ser un período
de la vida en el que predomine o se haga inevitable un deterioro fatal de las capacida-
des físicas e intelectuales, ya que si los sujetos muestran la necesaria motivación y la
intención de mantener un estilo de vida activo y productivo, y se les propician las con-
diciones para desenvolverse en un entorno rico y estimulante, en el cual se favorezcan
experiencias de aprendizajes y se reconozcan y estimulen los esfuerzos por alcanzar
determinados logros, en cuanto a participación en actividades de diversa índole, la se-
nectud puede evitarse o demorarse. Un enfoque simplista del ocio y la recreación en la
tercera edad, nos llevaría a considerarlas como una mera opción individual del tiempo
libre, y dejaríamos de apreciar su carácter desarrollador, por los niveles de participación
y de actualización que pueden generar; sobre todo si se les considera como recurso
potenciador, herramientas de acción social que permitan elevar el bienestar y la calidad
de vida de las personas de la tercera edad. Los sujetos que envejecen adecuadamente
utilizan y disfrutan de todas las posibilidades que existen en su entorno social y en sus
propias personas, y están preparados para aceptar, sin claudicar, las propias limitacio-
nes, la disminución de sus fuerzas y la necesidad de recibir algún tipo de ayuda; pero
no renuncian a mantener, dentro de rangos razonables y posibles, determinados niveles
de independencia y autodeterminación. En la tercera edad, la actividad física-intelectual
y el interés por el entorno canalizadas a través de actividades de recreación y ocio pro-
ductivo, favorecen el bienestar y la calidad de vida de los individuos. Visto el problema
desde éste ángulo, las estrategias para el desarrollo de programas de ocio y recreación
con el adulto mayor, tendrían una función potenciadota de lo individual y lo social, ya
que a diferentes niveles y en diferentes formas contribuirán a satisfacer necesidades
individuales y actuarán como medio de integración social del adulto mayor.

Método Empleado
El diseño de investigación se encuadra en un estudio del tipo cualitativo-explo-
ratorio.
Se opto por esta estrategia metodológica en razón de que está especialmente
orientada a conseguir una mayor familiarización con hechos no comprendidos y a gene-
rar nuevas ideas que permitan formular nuevas hipótesis o interrogantes.
Como procedimiento de investigación se utilizó “el análisis de contenido”, cuyo
objetivo consistió en lograr la emergencia del sentido latente que procede de las prácti-
cas sociales.
Los productos comunicativos (textos) analizados fueron:
• Programa de recreación para Adultos Mayores- PAMI
• Programa Provincial “El Neuquén de los Grandes” – Ministerio de Acción Social
- Provincia del Neuquén.
• Programa de Atención al Adultos Mayor – Municipalidad de la ciudad de Neuquén.

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Análisis de las políticas públicas de ocio y recreación para
adultos mayores en la ciudad de Neuquén
Municipales: La Dirección de Adultos Mayores desarrolla actividades de promo-
ción y prevención bajo la modalidad de talleres semanales. Se trabaja con los Centros
de Jubilados en el desarrollo de actividades recreativas, capacitación comunitaria para
buen envejecimiento y procesos grupales. También cuenta con el servicio de Turismo
Social. El criterio de selección es el de la edad, al programa pueden acceder todos los
Adultos Mayores de la ciudad mayores de 65 años. El Municipio efectúa un aporte eco-
nómico en forma anual, lo cual en la mayoría de los casos no cubre la totalidad de los
gastos que las actividades requieren, por lo cual muchas de ellas se desactivan durante
el año.
Provinciales: El Gobierno de la provincia del Neuquén, a través del Ministerio de
Acción Social, implemento desde el año 2004 el Programa Provincial “El Neuquén de
los Grandes”. Dentro de una política de descentralización, el programa llega a todos los
municipios y comisiones de fomento de la provincia, como así también a Organizaciones
no Gubernamentales involucradas con la calidad de vida de los Adultos Mayores, como
por ejemplo centros de jubilados y clubes de la tercera edad; comisiones vecinales,
entre otras. En dicho programa también se han hecho algunas experiencias con Adultos
Mayores de las Comunidades Indígenas (Mapuches), de la zona cordillerana. El progra-
ma tiene como objetivo general: Mejorar la calidad de vida de los Adultos Mayores de la
Provincia del Neuquén, a través del desarrollo de una política del tiempo libre y la recrea-
ción dirigida a la tercera edad, cuyos objetivos sean el bienestar social del Adulto Mayor
y su inserción en la comunidad, bajo una concepción promocional y preventiva, dentro
de un marco global en beneficio de la tercera edad y que abarque distintos aspectos
de esta etapa vital. Dicho programa se subdivide en cuatro subprogramas: Deportivo,
cultural, social y turístico-recreativo. En cuanto a la naturaleza de los fondos, el progra-
ma aporta todos los recursos necesarios para el desarrollo de las distintas actividades:
talleres y sus coordinadores, como así también los materiales necesarios y en el caso
de las actividades turístico-recreativas, el traslado, alojamiento y alimentación. El único
criterio de selección de los beneficiarios es el de la edad, es decir 65 años en adelante.
El programa cuenta en toda la provincia con aproximadamente 4.000 beneficiarios, de
los cuales 1.200 corresponden a la ciudad de Neuquén.
Nacionales: La delegación regional del PAMI dentro de las prestaciones que ofre-
ce a sus beneficiarios, cuenta con una coordinación cuyo objetivo es la programación y
el desarrollo de actividades recreativas. Estas actividades en teoría deberían llevarse a
cabo en forma conjunta con los centros de jubilados y clubes de la tercera edad. Los re-
levamientos realizados han demostrado que dicho objetivo no se cumple y la causa prin-
cipal es la falta de una decisión política firme para desarrollar este eje de trabajo con los
Adultos Mayores y que se traduce fundamentalmente en la falta o magro presupuesto
otorgado para tal fin. Esto trae como consecuencia la intermitencia y falta de continuidad
de las actividades propuestas y por ende la desazón de los potenciales beneficiarios.

Conclusiones
Entre las principales conclusiones arribadas en esta primera parte del estudio se
puede mencionar el indiscutible aporte realizado fundamentalmente a nivel provincial y
en segundo término a nivel municipal en el desarrollo de políticas de ocio y recreación

— 263 —
tendientes a mejorar la calidad de vida de los Adultos Mayores de la ciudad de Neuquén,
a través de la generación de espacios y actividades que involucren el amplio espectro de
esta población. Resulta indiscutible la apropiación que hacen los beneficiarios no solo de
los espacios creados sino también de las actividades propuestas por las Instituciones,
en este sentido tanto unos como otros no solo son percibidos por los beneficiarios como
espacios de encuentro, de interacción con sus pares y de expresión, sino también y en
muchos casos funcionan como verdaderos espacios de contención para aquellos que se
encuentran en condiciones de soledad y hasta de abandono por parte de sus familias.
Lamentablemente la falta de coordinación a nivel nacional (PAMI), provincial y municipal
hace que las acciones llevadas a cabo por cada una de las Instituciones no tenga el
efecto potenciador que se merece este tipo de políticas. Lo anterior trae aparejada la
superposición de acciones sobre la misma franja poblacional, lo cual impide en términos
de aplicación de los recursos invertidos, una mayor diversificación en las propuestas,
como así también el desarrollo de políticas a mediano y largo plazo.

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— 265 —
Recreacion Estimulo y Tiempo Libre en el Envejecimiento

El ocio en la vejez: prevención de la


dependencia y propiedades terapéuticas

Silvia Martínez 

Resumen
Desde hace décadas el ocio es considerado un factor de calidad de vida y un
recurso de primera magnitud para estimular el desarrollo personal del sujeto. Además,
son muchas las investigaciones que han puesto de relieve las posibilidades preventi-
vas y terapéuticas del disfrute de experiencias de ocio. Los estudios son numerosos.
Mientras que algunas de las investigaciones sobre este tema se refieren a las ventajas
que la vivencia del ocio reporta a personas mayores que sufren alguna circunstancia o
patología concreta como es el caso de la demencia y las enfermedades que cursan con
dolor crónico, otras se centran en su valor preventivo y como mecanismo de adapta-
ción positiva al cambio. La revisión de algunos de los hallazgos a los que llegan estos
trabajos pueden ser útiles para orientar nuestros empeños profesionales e inspirar las
políticas públicas que incidan en favorecer una mejor calidad del colectivo de personas
mayores.

Palabras clave: ocio, envejecimiento.

Los beneficios del ocio en la vejez


El ocio de las personas mayores viene siendo objeto de estudio desde los años
60 (Nimrod, 2003) coincidiendo con el concepto de envejecimiento satisfactorio desarro-
llado por Havighurst (1963). A partir de este momento se renueva el énfasis investigador
sobre el tema de la salud, el bienestar y su relación con la utilización del tiempo libre. A
pesar de ciertas inconsistencias en la investigación sobre los beneficios de la actividad
(Litwin y Ahiovitz-Ezra, 2006) es posible generalizar sobre la incidencia favorable de un

 Equipo de investigación en Gerontología. Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación. Univer-


sidad de Deusto. Vizcaya, España.
Profesora en la Facultad de Filosofía y Ciencias de la Educación de la Universidad de Deusto.
smartin@fice.deusto.es
Directora del Curso de Especialización en Gerontología y miembro del Equipo de Investigación en
Gerontología de la Universidad de Deusto.
De 1995 a 2005 directora del Programa de Formación Permanente de Adultos “Ocio Cultural Uni-
versitario”.
Líneas de investigación actual en gerontología: Desarrollo de hábitos de ocio saludables en las
personas mayores y prevención de la dependencia. Impacto de los programas de formación per-
manente. Variables moduladoras del estrés del cuidador

— 266 —
ocio activo en la calidad de vida de las personas mayores. Mientras que algunas de las
investigaciones sobre este tema se refieren a las ventajas que la vivencia del ocio repor-
ta a personas mayores que sufren alguna circunstancia o patología concreta como es el
caso de la demencia o las enfermedades que cursan con dolor crónico, otras se centran
en su valor preventivo y como mecanismo de adaptación positiva al cambio. La revi-
sión de algunos de los hallazgos a los que llegan estos trabajos pueden ser útiles para
orientar nuestros empeños profesionales e inspirar las políticas públicas que incidan en
favorecer una mejor calidad del colectivo de personas mayores.

Ocio y prevención de la dependencia


Entendido ya ampliamente desde los años 70 como una experiencia subjetiva ca-
racterizada por la percepción de libertad e intrínsecamente motivada (Martínez y Gorbe-
ña, 2006), se puede afirmar que, el ocio, cobra una especial relevancia para el colectivo
de personas mayores. Cuando la actividad inherente al trabajo o la maternidad desapa-
recen o se reducen, queda mucho más tiempo libre y las actividades con las que éste se
llena son las encargadas de proporcionar al sujeto nuevas referencias y significaciones
(Vega y Bueno, 1995). Según Kelly y Steinkamp (1986) algunas de las motivaciones
para el ocio en la tercera edad, que ayudan a la persona a hacer frente a los cambios
que se produce en esta fase de la vida son: la interacción social, la autoexpresión, la per-
cepción de competencia, llenar el tiempo y evitar el aburrimiento. Se ha estudiado que
las personas mayores que disfrutan con cierta continuidad de experiencias de ocio que
revisten cierto grado de complejidad, son personas más alerta desde un punto de vista
intelectual (Schooler y Mulatu, 2001) y más implicadas socialmente y con su entorno
(Iso-Ahola, Jackson y Dunn, 1994). Esta continuidad en las prácticas de ocio es uno de
los atributos que conduce a Stebbins (2005) a hablar de un ocio serio y de un ocio basa-
do en proyectos, que se caracterizan por requerir cierto esfuerzo y planificación (frente
a un ocio casual, puntual y en absoluto organizado). Son cada vez más los estudio que
ponen en evidencia la relación existente entre las prácticas de ocio en personas mayo-
res (especialmente aquellas que requieren un posicionamiento más activo por parte del
sujeto) con un mayor bienestar psicológico y menores índices de depresión (Dupuis y
Smale, 1995; Rundek y Bennett, 2006).En este sentido, está recibiendo actualmente
gran atención por parte de los investigadores en el ámbito de la gerontología el concepto
de reserva cognitiva. La reserva cognitiva es la habilidad del cerebro para tolerar mejor
los efectos de la demencia, y puede ser producto de la habilidad innata del sujeto o del
impacto de las experiencias vividas (Rodríguez y Sánchez, 2004) como pueden ser la
educación recibida, el trabajo desarrollado o las prácticas de ocio. De manera general,
se entiende la reserva cognitiva como el efecto protector que ejercen esas experiencias
vividas por el sujeto, y su efecto se está estudiando no sólo en el caso de la demencia
tipo Alzheimer sino también en la demencia vascular, la enfermedad de Parkinson, el
alcoholismo, el SIDA e incluso el deterioro cognitivo vinculado al envejecimiento normal
(Verghese, Lipton, Katz, Hall, Derby, Kuslansky, Aambrose, Sliwinski, Buschke 2003).
Son numerosos los estudios que hallan relaciones significativas entre el uso del tiempo
libre y la incidencia de demencia, coincidiendo en que el ocio cumple una función pro-
tectora frente a ésta (Scarmeas, Levy, Tang, Manly, Stern, 2001; Scarmeas, Stern, 2003;
Fritsch, Smyth, Debanne, Petot, Friedland, 2005). En concreto Scarmeas, Levy, Tang,
Manly y Stern (2001), hallaron que la implicación en actividades de ocio reducía en cier-
ta medida el riesgo de incidencia de demencia incluso en sujetos en los que se daban

— 267 —
otros problemas de salud, cerebrovasculares o depresión. Algunas investigaciones se
han centrado en estudiar las características de las actividades de ocio y su relación con
un mayor o menor efecto protector frente a la demencia. Aunque la mayor parte de estos
trabajos evidencian que las actividades de ocio que implican un mayor desafío cognitivo
al sujeto son las que parecen estar relacionadas con una mayor reserva cognitiva con
la que afrontar los síntomas de la enfermedad, también se ha hallado que son positivas
las actividades de tipo físico o social (Scarmeas y Stern, 2003). En este sentido Fritsch,
Smyth, Debanne, Petot y Friedland (2005) también hallaron que, aunque las actividades
que implicaban intercambio de ideas o encuentro con otros eran positivas en la confor-
mación de una reserva cognitiva, son las actividades que implican una actividad cog-
nitiva de búsqueda de nuevos estímulos las que estaban significativamente asociadas
a una menor incidencia de Alzheimer. En relación con este hallazgo, también existen
evidencias que relacionan una práctica de ocio sedentaria y popular entre los mayores,
como es ver la televisión, con un mayor riesgo de desarrollo de esta patología (Linds-
trom, Fritsch, Petot, Smyth, Chen, Debanne, Lerner, Friedland, 2005).
Frente a esta evidencia empírica, aparecen los datos sobre la realidad de las
prácticas de ocio de numerosos mayores que se caracterizan todavía por un importante
grado de pasividad y sedentarismo. En España, según la encuesta de uso del tiempo
libre de las personas mayores (IMSERSO, 2007) existe una tendencia de correlación
inversa entre la edad y la realización de actividades, excepto en lo que podría denomi-
narse como ocio pasivo que es la única actividad que aumenta con la edad. La actividad
cultural y de ocio más practicada por los mayores de 65 años es asistir a centros co-
merciales que se puede catalogar como nueva ya que es en estos últimos años cuando
han proliferado este tipo de construcciones. La práctica de actividad física regular más
popular es el paseo (un 69, 4% de personas mayores entrevistadas lo ha practicado
en las últimas cuatro semanas) y sólo una de cada cien personas mayores participa en
alguna actividad de formación. ¿Cómo suscitar en las personas mayores el hábito de
participar y el desarrollo de intereses que impulsen un estilo de envejecer activo y salu-
dable? Tal y como se recoge en el informe de la Organización Mundial de la Salud sobre
Envejecimiento activo (2002) es necesario crear las condiciones sociales necesarias
para ello y promover el fortalecimiento –empowerment- y la sensibilidad de personas
y comunidades. Para este fin resultará fundamental la puesta en marcha de procesos
de sensibilización y educación para el ocio que contribuyan al desarrollo de una actitud
favorable hacia el ocio, la eliminación de barreras que dificultan su práctica (no sólo
arquitectónicas también personales) y, en especial, el desarrollo de nuevos intereses y
redes de apoyo social que propicien un estilo de ocio activo y saludable.

Propiedades terapéuticas del ocio


Más allá de su potencialidad para prevenir situaciones no deseadas sobre la sa-
lud y el bienestar en general, el ocio puede cumplir una función terapéutica o rehabili-
tadora que contribuya a mejorar la calidad de vida de la persona cuando se produce
una ausencia de las condiciones deseables de salud física y psíquica. Entendemos el
“ocio terapéutico” como un proceso en el que se utilizan las experiencias de ocio para
producir un cambio en la conducta de aquellos individuos con problemas o necesidades
especiales (Monteagudo, 1996).
Esta función terapéutica del ocio ha sido puesta de relieve por numerosos es-
tudios a lo largo de las dos últimas décadas y en la actualidad siguen desarrollándose

— 268 —
investigaciones que intentan aportar nuevos elementos clarificadores. Muchos de estos
trabajos se centran en las rehabilitación de los trastornos que sufre con mayor frecuen-
cia el colectivo de personas ancianas, entre los cuales se hallan los accidentes cerebro-
vasculares de diferente gravedad, las patologías que cursan con dolor crónico (artrisits,
cancer, fibromialgia, etc.) o la demencia. Estos trastornos constituyen una de las fuentes
más importantes de discapacidad en las personas mayores de 65 años y afectan de
manera considerable la calidad de vida de los pacientes que sobreviven dado que todos
los ámbitos de desarrollo de la persona (familia, ocio, actividades de la vida diaria) se
ven afectados.
Disfrutar de experiencias de ocio en la vejez contribuye a aumentar la percepción
de felicidad del sujeto y favorece además, el ajuste a circunstancias vitales estresantes
(Katz, 2000) como es la vivencia de una repentina limitación de la propia autonomía y la
discapacidad más o menos severa. Por este motivo, el ocio es una variable estudiada
en numerosos trabajos. Uno de ellos es el realizado por Sveen, Thommessen, Baltus-
Holter, Wyller y Laake (2004) con pacientes mayores que habían sufrido un accidente
cerebrovascular. Estos autores estudiaron el bienestar subjetivo de los componentes
de una muestra a través de una versión adaptada del Cuestionario General de Salud
(General Health Questionnaire GHQ) y su relación con el nivel de competencia mostrado
para el desarrollo de actividades instrumentales de la vida diaria sirviéndose para esta
última variable de la Escala de Actividades de la Vida diaria Nottingham (Nottingham
Extended ADL Scale). Esta herramienta permite la medición de actividades instrumen-
tales relacionadas con la movilidad (caminar fuera de casa, subir escaleras, entrar y
salir del coche, cruzar calles, etc), cocinar (hacerse la propia comida, llevar una bebida
caliente de una habitación a otra, lavar, etc), la realización de otras tareas domésticas
(manejar dinero, lavar prendas de ropa pequeñas, hacer compras, etc.), y la realización
de actividades de ocio (leer libros o periódicos, utilizar el teléfono, escribir cartas, salir
con amigos, cuidar el jardín, etc.). El análisis de datos permitió concluir que la realización
de actividades instrumentales de ocio era el principal predictor de bienestar subjetivo y
estaba relacionado con el grado de satisfacción general de los pacientes con su vida.
Por ello plantean, coincidiendo con Parker, Gladman y Drummond (1997), la necesidad
de poner en marcha programas de rehabilitación que se sirvan del ocio e incluyan entre
sus objetivos principales, ayudar al sujeto que ha padecido un accidente cerebrovascu-
lar a encontrar vías para su disfrute. Nour, Desrosiers, Gauthier y Carbonneau (2002)
insisten en que este tipo de intervenciones debe servir de guía al anciano para el desa-
rrollo de ciertas habilidad y actitudes hacia el ocio y estar perfectamente adaptados al
paciente, siendo puestos en marcha en su casa, si esto fuera necesario. Se basan en los
resultados de un estudio de Drummond y Walker (1995) sobre la eficacia de este tipo de
programas. En concreto, los sujetos de la muestra utilizada en esta investigación fueron
asignados aleatoriamente a tres grupos: un primer grupo experimental que participó en
un programa de educación para el ocio; un segundo grupo experimental que fue desti-
natario de un programa de terapia ocupacional convencional (centrada en la práctica de
actividades de vida diaria); y un tercer grupo que no fue objeto de ningún programa de
rehabilitación. Los resultados mostraron que los sujetos que habían sido destinatarios
del programa de educación para el ocio se percibían a si mismos significativamente más
móviles y activos en relación con su ocio y con más energía que los sujetos de los otros
dos grupos. Sin embargo el nivel de depresión de los sujetos de este grupo experimental
no era estadísticamente diferente del de los otros grupos.

— 269 —
Otro de los usos habituales del ocio con finalidad terapéutica es el relacionado
con el afrontamiento del dolor. El dolor es una experiencia subjetiva que si no se trata
puede contribuir a que se desarrollen problemáticas asociadas como la depresión, el
aumento de peso, las alteraciones del sueño, una disminución de la socialización y una
reducción de la movilidad de la persona (Ferrell, Ferrell y Rivera, 1995; Warden, Hurley
y Volicer, 2003).El dolor es un problema clínico entre las personas mayores que, por sus
características, puede resultar complejo de diagnosticar y tratar. Se ha hallado que el
desarrollo de actividades de ocio es un recurso útil para hacer frente a las situaciones
derivadas de la vivencia de enfermedades crónicas (Hutchinson, Loy, Kleiber y Dattilo,
2003; Stevens-Ratchford y Lookingbill, 2004; Reynolds y Lim, 2007).Una de las prime-
ras y más elementales funciones que puede cumplir la práctica de una actividad de ocio
en estas personas es la distracción. Cuando el sujeto se involucra en una actividad
placentera y entretenida, su dolor, aunque siga siendo evidente para ella, no es el foco
principal de atención (Garden, 2004). Horgas (2003) alude a una investigación en la que
se comparan los efectos del uso alternativo de terapias farmacológicas y no farmacoló-
gicas en el tratamiento del dolor de personas mayores con demencia. En dicho estudio
se concluye que los síntomas dolorosos mejoraron en un 83.5% de los sujetos que reci-
bieron medicación analgésica y en un 37% de aquellos que fueron destinatarios de una
terapia alternativa de tipo físico y/o cognitivo-comportamental (capaz de modificar las
percepciones de la persona y ofrecerle pautas de afrontamiento individual). A pesar de
lo revelador de estos datos, parecen seguir siendo necesarios más estudios al respecto
(Richeson, 2004). En lo que si parece existir cierto consenso es en la importancia de
que las actividades de ocio que persiguen un fin terapéutico en los ancianos con dolor
crónico deben ser actividades significativas para el sujeto, que distraigan su atención,
que le ofrezcan apoyo social (Mobily, 1994; Kovach, Noonan y Griffie, 2001; Buettner,
Fitszimmons, 2003; Shank y Coyles, 2002)y que refuercen su percepción de autoefica-
cia (Wise, 2004). Resumiento, el ocio y el desarrollo de la actividad continuada que éste
implica permite a la persona con una dolencia crónicas una percepción de autocapaci-
dad y expresión de la propia valía. El ocio se convierte así en un contexto en el que las
personas se aceptan por lo que son, trascendiendo su enfermedad o discapacidad. Pa-
yne, Mowen y Montoro-Rodríguez (2006) sugieren a partir de sus trabajos con personas
mayores con artritis que un repertorio amplio de ocio contribuye más positivamente al
afrontamiento del dolor y a la mejora de la salud física percibida. En relación con esta po-
tencial función del ocio como recurso para el afrontamiento de situaciones estresantes
deben ser resaltados los trabajos de Iwasaki y Mannell (1998, 2000). Estos autores son
los responsables del desarrollo de dos escalas que brindan a los estudiosos del tema
nuevos recursos para la investigación; se trata de la Leisure Coping Belief Scale (que
incluye dos dimensiones referidas a la autonomía en el ocio y las amistades de ocio), y
la Leisure Coping Strategy Scale (que incluye tres dimensiones: leisure companionship,
leisure palliative, leisure mood enhancement).
Otros trabajos han abordando la significación del ocio para personas con un diag-
nóstico de demencia progresiva (Phinney, Chaudhury y O’Connor, 2007) o discapaci-
dad (Santiago y Coyle, 2004) y han encontrado que la práctica de actividades de ocio
contribuye a la aceptación de la enfermedad y a conferir sentido a la vida. Además el
ocio tiene otras aplicaciones terapéuticas en personas con demencia relacionado con
los posibles comportamientos de deambular, gritar o agredir físicamente. En concreto
Kolanowski, Buettner, Costa y Litaker (2001) analizaron la eficacia de las actividades
de ocio terapéutico en conseguir minimizar dichas conductas disruptivas. A pesar de las

— 270 —
limitaciones del estudio, derivadas fundamentalmente de la reducida muestra utilizada
en el mismo, los autores introducen una consideración importante que puede ofrecer
un criterio para la elección de las actividades de ocio. El criterio es el siguiente: las ac-
tividades deben ajustarse al sujeto en un doble sentido, el nivel de habilidad requerido
para su realización y los intereses y personalidad del sujeto. Sólo así se conseguirá una
continuidad en la actividad que permita la consecución de los objetivos perseguidos.

Conclusiones
Los efectos beneficiosos del ocio sobre el desarrollo personal, la prevención de
patologías y, llegado el caso, la mejora de la calidad de vida en caso de enfermedad,
justifican nuestra preocupación porque las personas mayores lleguen a desarrollar los
recursos necesarios para disfrutar de experiencias de ocio variadas y saludables. Esto
parece ser posible tanto en sujetos sanos como en aquellos que padecen alguna do-
lencia, en cuyo caso será necesaria la puesta en práctica de un programa de ocio tera-
péutico.

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— 273 —
Educación y Envejecimiento

Investigación educativa y experiencias


universitarias con adultos mayores:
articulación y proyecciones.

Tamer, Norma Liliana

Resumen
Nuestra participación estará orientada a expresar avances de investigaciones
teóricas y de prácticas con un colectivo tan diverso e intrínsecamente heterogéneo como
lo es el de las personas mayores que participan en los Programas Universitarios.
Se pondrá de manifiesto la experiencia recogida en el campo de la gerontagogía,
particularmente comprometido a promover el aprendizaje continuo y a generar entornos
saludables.
Se presentarán, en particular, algunas alternativas de cambio y propuestas de
mejora impulsadas desde el ámbito del Instituto Interdisciplinario Regional de Investiga-
ción y Estudios en Gerontología (IIRGe-FHCsSyS) en el cual se desarrollan programas
de investigación en envejecimiento y vejez. Se incluirán algunos avances del Proyecto
de Investigación actualmente en desarrollo: Biografía y aprendizaje en el proceso social
del envejecimiento. Estudio cualitativo sobre los procesos de formación a lo largo de la
vida en las personas mayores (2005-2007). Asimismo, se vincularán con las prácticas
en educación de mayores del Programa Educativo de Adultos Mayores de la Univer-
sidad Nacional de Santiago del Estero. Tal programa, a lo largo de sus doce años de
trayectoria, resulta un espacio universitario de construcción, producción y socialización
de conocimiento válido para pensar y promover transformaciones educativas ante los
mundos de posibilidades de los que nos toca formar parte.
En consecuencia, basados en conocimientos y prácticas, presentaremos alterna-
tivas y estrategias potenciadoras de nuevos espacios para integrar y articular las accio-

 Universidad Nacional de Santiago del Estero (UNSE). Instituto Interdisciplinario Regional de Inves-
tigación y Estudios en Gerontología (IIRGe). Facultad de Humanidades, Cs. Sociales y de la Salud
– UNSE. Programa Educativo de Adultos Mayores (PEAM). Secretaría de Extensiuón Universitaria
y Bienestar Estudiantil.
Norma Liliana Tamer. Doctora en Educación. Magister Scientiae en Educación con énfasis en
Educación de Adultos (U. de Costa Rica). Especializada en Gerontología Educativa. Docente-Inves-
tigadora Facultad de Humanidades, Cs.Sociales y de la Salud. Fundadora y Directora del Programa
Educativo de Adultos Mayores (PEAM-UNSE). Directora del Instituto Interdisciplinario Regional de
Investigación y Estudios en Gerontología (IIRGe). Facultad de Humanidades, Cs.Sociales y de la
Salud. (FHCsSyS-UNSE). Es autora de numerosas publicaciones científicas y de divulgación en el
país y en el exterior. ntamer@arnet.com.ar / ntamer@unse.edu.ar / peam@unse.edu.ar

— 274 —
nes educativas en torno a un proyecto socio-cultural colectivo que tienda a una fecunda
convivencia intergeneracional.

Palabras Clave: envejecimiento activo - adultos mayores - educación a lo largo


de la vida - aprendizaje permanente.

Introducción
Las generaciones actuales somos testigos de una época histórica, sin precede-
centes, en la que pueden advertirse la configuración de nuevas sociedades fruto del
pluralismo étnico, cultural, religioso, de la diversidad de identidades nacionales y de la
construcción de nuevas identidades etáreas. En este sentido, hoy muchos estudiosos e
investigadores sociales están atentos e interesados por la longevidad tanto en cuanto
hecho personal como en su perspectiva socio-cultural.
Los significativos cambios en el ciclo vital y su alargamiento muestran ya impor-
tantes efectos no sólo sobre el estado y el número de personas mayores sino también
sobre las instituciones y ámbitos sociales tales como la familia, el mercado laboral, la
jubilación, el sistema educativo, el sistema sanitario y de pensiones, entre otros.
Tales transformaciones nos alertan sobre la continuidad y diversidad de situaciones
emergentes hacia el futuro. Ante ello, la investigación y la práctica gerontológica en sus
múltiples dimensiones, intenta pensar y diseñar nuevas estrategias más equitativas, soli-
darias y menos costosas a las que puedan acceder un mayor número de envejecentes.
Al mismo tiempo, el esfuerzo está dirigido a desarrollar el potencial del colectivo
de mayores para mantenerlos como agentes activos de nuestra sociedad lo cual supone
trabajar en distintos campos, de manera cooperativa, para lograr su resignificada identi-
dad, su inclusión social y una saludable y creativa convivencia intergeneracional.

Avances científicos y sus aportes a la gerontología


Los avances en las ciencias médicas y las mejores condiciones sociales de vida
de las personas, hacen de la longevidad uno de los cambios más drásticos en el ciclo
vital (Neugarten, 1999). Esto constituye un nuevo fenómeno histórico y debe ser consi-
derado como una de las adquisiciones y conquistas contemporáneas.
Durante siglos, la gente creyó que avanzar en edad marca la pauta de los últimos
años de la vida y que ésta evoluciona inevitablemente hacia el deterioro funcional. En las
últimas décadas, estudios de comportamiento en los que se siguieron grandes grupos
de personas ancianas, a lo largo del tiempo, han contribuido a modificar esta creencia.
Por su parte, los avances de las neurociencias, en este campo de conocimiento, han
reforzado la comprensión del complejo y singular proceso de envejecer.
Lo que nos enseña hoy, claramente, la Neurociencia es que el cerebro de todo ser
vivo, incluído naturalmente el del ser humano, cambia no sólo durante el desarrollo e in-
fancia y juventud, sino también durante todo el arco vital, es decir, durante la vida adulta
y el propio envejecimiento. El cerebro es, pues, una estructura con un infinito repertorio
de mecanismos puestos en marcha pocos días después de la concepción que prosigue
su construcción y reconstrucción, constantemente, sin alcanzar una forma o función
estable y definitiva, proceso que sólo es detenido por la muerte.
En este sentido, bien podemos preguntarnos qué da lugar a estos cambios de la
estructura molecular del cerebro y por tanto a los cambios funcionales, mentales, y de la

— 275 —
conducta que experimentamos a lo largo de nuestra vida. Estudios recientes en neuro-
plasticidad nos muestran que todo aquello que signifique aprendizaje, memoria y olvi-
do, cambia el cableado cerebral formando y reforzando nuevas conexiones neuronales
o debilitando y eliminando las viejas, previamente formadas. Nuestro cerebro está ope-
rando, constantemente, en su interacción con el medio ambiente. Estas modificaciones
se pueden crear, reforzar o perder, cambiando en una u otra dirección las conexiones ya
existentes y creando así nuevas memorias, reforzando y potenciando las ya existentes
o perdiendo las memorias que ya existían en ese cerebro. Es de esta manera que ese
tráfico de moléculas (bioquímica) da lugar a cambios en la estructura (anatomía) y ésta
a la función (fisiológica) del cerebro en un proceso constante e incesante que se expresa
en la conducta de todo ser vivo.
E. Kandel (2002), distinguido con el Premio Nobel de Medicina en el año 2000,
junto a A. Carlsson y P. Greengard ha señalado recientemente acerca de los genes, con-
ducta y mente que no hay cambios en la conducta que no se reflejen en el sistema ner-
vioso, ni cambios persistentes en el sistema nervioso que no se reflejen como cambios
estructurales de algún nivel de resolución. Asimismo, pone el énfasis en destacar que
aprendizaje y memoria son procesos cruciales ya que son primordiales para la identidad
misma: “somos quienes somos por obra de ellos”, asegura. Estas ideas inciden, funda-
mentalmente, no sólo en la psicología y la filosofía sino también en la propia medicina,
en particular, en la gerontología y dan lugar a exploraciones multidimensionales, de
interés interdisciplinario, con importantes proyecciones futuras.

La inclusión de las personas mayores en la Universidad


En los últimos años las personas mayores han encontrado en las aulas universi-
tarias un espacio para poner en evidencia que cualquier edad es propicia para aprender,
descubrir nuevos intereses y ampliar experiencias. Las propuestas, en este sentido,
cada vez más presentes en las universidades públicas tienen como objetivo posibilitar
un fecundo intercambio intergeneracional. Se responde así a una creciente y compleja
demanda socio-cultural, en la que concurren una multiplicidad de factores y circuns-
tancias. Entre ellas, cabe mencionar tanto la imposibilidad que para los ciudadanos de
varias generaciones, en particular mujeres, supuso acceder a estudios universitarios
como así también, la compleja evolución laboral de las últimas décadas, que ha ido
generando la exclusión de personas de cincuenta años o más, con plenas capacidades
y destacadas trayectorias de trabajo. Si se considera la ampliación de la esperanza de
vida (75/80 años) se dan 15 ó 20 años “después de los 60” que no solo justifican sino
que hacen imprescindible contar con espacios de participación para ese sector de la
población (Tamer, 1995).
Los Programas Universitarios de mayores (PUM) en el ámbito de la Univer-
sidad pública. Estos programas contribuyen a modificar ciertos estereotipos ligados a
una concepción, erróneamente generalizada, de las personas mayores como “viejos,
pobres y enfermos” (Salvarezza, 2001). Más bien, contribuyen a promover el envejeci-
miento activo y la longevidad extendida como una conquista de la humanidad que debe
ser celebrada (Tamer, 2007).
El inicio de los PUM en Argentina se dio con la creación del Programa de la
Mediana y Tercera Edad de la Universidad de Entre Ríos (Marzo 1984), siguiendo las
huellas de P. Vellas, a quien reconocemos como el visionario francés que inició la expe-

— 276 —
riencia en Toulouse, Francia en 1973 y desde allí se extendió por los países de Europa
e Iberoamérica.
Posteriormente, y a lo largo de más de dos décadas, en diferentes Universidades
públicas argentinas, y a su tiempo fueron sucediéndose otras “fundaciones” de Progra-
mas para mayores. Cada uno con su estilo, identidad y tonalidad propia fueron pintando
el mapa de las propuestas para Mayores en diferentes regiones de nuestro país.
En el caso de la Universidad Nacional de Santiago del Estero - UNSE- el Pro-
grama Educativo de Adultos Mayores- PEAM - se inició, en 1995, como tantos otros en
nuestro país, en una confluencia de intereses, inquietudes y propuestas desde distintos
sectores e instituciones orientadas a atender y organizar necesidades y demandas de
la población de personas mayores, ante la ausencia de políticas sociales, incluyentes y
sostenidas, de promoción y calidad de vida. Así, con datos concretos, contextualizados
en la realidad particular de las personas mayores de la provincia, se organizaron las
condiciones para dar lugar a “una universidad abierta a todas las edades” y, en conse-
cuencia, crear un espacio apropiado para la integración social y la inclusividad de los
mayores, quienes se convirtieron en el núcleo central de una propuesta de educación y
capacitación continua “entre” y “con” adultos en el mismo seno de la universidad pública
con el objeto de generar vínculos intergeneracionales.
Los resultados de avances teoría-práctica en el campo de estudio, expresan que
esta experiencia educativa, a doce años de desarrollo, cumple con la intencionalidad de:
- Aportar nuevas perspectivas en la teoría y la práctica educativa de adultos basa-
das en la resignificación de la educación a lo largo de la vida.
- Despertar y/o incrementar en las personas mayores la conciencia de su propia
situación vital.
- Constituir un espacio para repensar el nuevo lugar de las personas mayores,
fortaleciendo su autoestima y desterrando el estigma negativo con el que suele
definirse.
- Facilitar las condiciones de reinserción productiva de los Adultos Mayores en la
sociedad actual.
- Recomponer los lazos sociales con pares y con familiares, destacándose como
beneficiarios directos la población de Adultos Mayores y como beneficiaros indi-
rectos el contexto familiar y comunitario.
- Ser un espacio organizado para el aprendizaje y la capacitación a lo largo de la
vida
- Conformar una estrategia educativa de participación con compromiso social.
- Promover en la Universidad los vínculos intergeneracionales y estrategias inclu-
sivas que la consolidan como una organización democrática.
- Generar una red de vinculación e intercambio con equipos interdisciplinarios e
interinstitucionales locales, del país y de Iberoamérica.
- Impulsar la necesidad de formación gerontológico según nuevos perfiles técnicos
y profesional que se correspondan con demandas de un campo ocupacional en
franca perspectiva de crecimiento.

El desarrollo de dicho programa permite fundamentar, cada vez con mayor riguro-
sidad, ciertos principios básicos del aprendizaje en las personas mayores con respecto
a las disposiciones intelectuales, el meta-conocimiento, la memoria, la atención, el ritmo
de aprendizaje, las motivaciones, los intereses, las diferencias individuales y los siste-
mas de comprensión cognitiva.

— 277 —
Con renovadas ganas de aprender y de vivir su realidad existencial, los Adultos
Mayores del Programa se han convertido en precursores de una nueva forma de “ser
mayor” que trasciende su situación personal para reflejar en la comunidad la necesidad
de repensar su función en la sociedad de hoy.

Longevidad y educación: vinculación investigación y práctica en


contextos particulares
El Programa Educativo de Adultos Mayores (PEAM-UNSE), en cuanto espacio
de intervención educativa, mantiene una vinculación permanente con los Programas de
Investigación orientados a la producción de conocimiento para la acción educativa, in-
sertos en el Instituto Interdisciplinario Regional de Investigación y Estudios en Geronto-
logía- IIRGe, dependiente de la Facultad de Humanidades, Cs. Sociales y de la Salud de
la UNSE. En este sentido, la experiencia de aprendizaje de los adultos mayores ha sido
el centro de interés de los diferentes proyectos desarrollados desde 1995, que dieron
continuidad y fueron fortaleciendo una línea de investigación educativa: Posibilidades y
condiciones de educación de personas mayores de Santiago del Estero (1995-1997); El
aprendizaje orientado a la reinserción activa de los adultos mayores de Santiago del Es-
tero (1998-2000); Estrategias de enseñanza y disposición al aprendizaje en la educación
de adultos mayores (2001/2004).
En 2005, consideramos la importancia de incluir la perspectiva de las historias de
vida en educación de los adultos mayores que, para el caso de nuestro estudio, adopta
una dimensión antropológica donde los elementos simbólicos aparecen como una me-
diación de sentido entre la propia persona y su ambiente físico y social (Requejo Osorio,
1996). Así, dimos comienzo al Proyecto de Investigación, Biografía y aprendizaje en el
proceso social del envejecimiento. Estudio cualitativo sobre los procesos de formación a
lo largo de la vida en las personas mayores en Santiago del Estero (2005-2007).
Ya en los años noventa, la perspectiva biográfica en los estudios sobre el enveje-
cimiento, emerge con mucha fuerza y aporta una visión amplia frente a la construcción
social de la vejez. En este sentido, la preocupación gira en torno a la vida cotidiana de
las personas mayores y la construcción social de la vejez está en relación directa con el
sujeto que envejece y su interacción constante con la sociedad. Al decir de Neurgarten
(1999), “tanto el estudio de las vidas individuales como el de los cambios sociales debe
verse como una interrelación constante del tiempo de vida, el tiempo definido socialmen-
te y el tiempo histórico”.
Como resultado de la indagación exploratoria sobre el campo de conocimiento
de nuestro proyecto, se pudo verificar que la mayor parte de las investigaciones rea-
lizadas en torno a la formación de adultos se orientan a indagar las carencias de ese
grupo etario con finalidad de superarlas. En general, son estudios cuantitativos que, con
frecuencia, dado el nivel de heterogeneidad interna, han generado más exclusión social
que conocimiento científico. Por ello, la metodología utilizada en nuestra investigación
en curso, centrada en los adultos mayores, es de carácter predominantemente cualita-
tivo y enmarcada en la investigación-acción. A los fines de nuestro trabajo, optamos por
el enfoque biográfico que centra su interés en la pregunta por el significado. Resulta una
perspectiva más amplia, cualitativa, hermenéutica, experiencial y cultural del envejeci-
miento. Está, a su vez, entrecruzada por una visión del ciclo vital como una experiencia
de vida reconstruída desde el relato del propio transcurso existencial inmerso en la si-

— 278 —
tuación histórico-social re-vivido y re-conocido para ser re-significado en el acontecer
presente.
Abordar el estudio desde las historias de vida, en particular las biografías educa-
tivas en las personas mayores, facilita el trabajo multidimensional e interdisciplinar dado
que la metodología nos permite el uso descriptivo (fenomenológico y fenoménico), inter-
pretativo, reflexivo y crítico, sistemático y sistémico de la comprensión o explicación del
proceso de envejecimiento, al identificar los momentos críticos y los modos de percep-
ción del curso de la vida. Ello nos posibilita una riqueza de significación e intencionalidad
en las dimensiones de análisis que se trabajan.
Con la investigación actualmente en ejecución, intentamos contribuir a la resig-
nificación del proceso de aprendizaje, en AM, mediante la rememoración de sus vidas
pasadas al reflexionar sobre sus experiencias como aprendientes.
Nuestra hipótesis se orienta a sostener que la biografía educativa es una alterna-
tiva de significativo valor, en el caso de los adultos mayores, para reflexionar sobre cómo
han aprendido de las experiencias de la vida con lo cual, y al mismo tiempo, les permite
potenciar su pensamiento crítico para la búsqueda permanente de sentido, para hacer
una interpretación cooperativa de su aprendizaje, y para prestar atención a influencias
situacionales o contextuales.
Sostenemos, que el sentido con el que se lee, se integra y se socializan los acon-
tecimientos pasados resulta una de las claves, en las personas mayores, para dar cuen-
ta de la significación que presentan los comportamientos cognitivos actuales. Escribir la
propia vida es hacer la vida. Al escribir y compartir la historia de vida se van desarrollan-
do habilidades para pensarla de otra manera, para valorarla, y de manera especial, se
potencia la capacidad de reconstruirla. (P. Dominicè, 2000).
La concepción adoptada nos da lugar a interpretar la vida como una totalidad y
nos permite comprender el curso de la vida del nacimiento a la muerte como una dia-
léctica entre el sujeto y el entorno humano, ampliando la dimensión del contexto, que
también es social e histórico. Desde esta perspectiva, el desarrollo y su trayectoria se
vuelven menos predecibles porque entran en juego factores aleatorios.
Tanto por el enfoque teórico como metodológico, estimamos que los avances en
la investigación educativa que sostienen y se articulan nuestras prácticas, contribuyen a
re-significar el imaginario social en torno a la vejez, las políticas públicas en educación y
las perspectivas educativas orientadas a revertir el estigma negativo adscrito a la vejez
y estimular la inclusión del grupo poblacional de las personas mayores en el conjunto de
las redes sociales.
Asimismo, sostenemos que el conocimiento logrado en este campo puede abrir
diversos caminos para repensar la educación y el aprendizaje a lo largo de la vida y
generar nuevas alternativas sobre perfiles de formación académica y profesional en los
campos de las ciencias de la educación, ciencias de la salud y ciencias sociales.

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— 280 —
Educación y Envejecimiento

Utopía y educación permanente:


la experiencia uni 3

Alondra Bayley

Resumen
Actualmente existe en cada país un alto porcentaje de adultos mayores para quie-
nes no se han previsto la Educación que les permita integrarse a la cultura de su tiempo.
A nivel universitario, falta un Programa de Formación de Educadores de Adultos basado
en la Andragogía – Ciencia de la Educación de Adultos- que satisfaga la exigencia de
capacitación del adulto, para asimilar los lenguajes de la ciencia, la tecnología, las artes
y todas las manifestaciones de la cultura.
Toda persona mayor debe poder integrarse a las actividades de producción de
conocimiento, comercio, ciencia, arte, política, etc, si cuenta con la oportunidad de capa-
citarse a cualquier edad, con el tratamiento educativo que provee la Andragogía.
La metodología andragógica permite recuperar el valor humano que representa
cada adulto y favorece su integración social, económica, política y cultural.
En Uruguay, UNI 3 – laica, gratuita y universal – intenta contribuir a la solución de
ese problema desde su creación en 1983. Comenzamos con 56 participantes que hoy son
3000 en Montevideo y muchos miles más en toda la República. Disponemos de 71 aulas-
taller que surgieron a pedido de los participantes y 50 Animadores Socioculturales abso-
lutamente honorarios. Asimismo hemos respondido a la demanda de países hermanos,
colaborando en la organización de filiales e intercambio de experiencias y bibliografía.
El sentido de esta experiencia UNI 3 es el de hacer justicia, en los hechos, al
Derecho a Ser de los ciudadanos Adultos Mayores en la democracia.

Palabras Clave: Andragogía – adultos mayores – envejecimiento – aprendizaje.

 Universidad Abierta UNI 3.


Alondra Bayley Mendez. Maestra (Instituto Magisterio Superior; Montevideo- Uruguay).Especia-
lización y diploma en educación de adultos (CREFAL, OEA-UNESCO; 1972). Directora y super-
visora de escuelas de la capital. Licenciada en filosofía (Universidad de la Republica Oriental del
Uruguay, 1984). Fundadora y Rectora en 1983 de la 1º Universidad Abierta UNI 3 del Uruguay
para la Educación Permanente No Formal de Adultos. Fundadora y Presidente (pro tempore) de la
Red Latinoamericana de Universidades Abiertas UNI 3 (R.U.A.) en Argentina, Bolivia, Brasil, Chile,
México, Paraguay, Perú y Venezuela. Libros publicados:“Tercera Edad; Un Desafío”- 1984; “Vida y
Obra de Clemente Estable” con Margarita Queirolo, publicado por la Universidad de la Republica;
“Educación y Utopía: el Derecho a SER”; “Biografía del Poema”; “El Fuego era el Espejo” – Premio
I.M.M.; “Las Puertas de la Tarde” y “Poemas del Tiempo Vertical”. Ensayos sobre Cooperativismo,
Sociología Rural, Educación para Padres y Educación para la Comprensión Internacional.
alondrabayley@adinet.com.uy

— 281 —
Historia
El acontecimiento más importante en la Historia del Siglo XX fue la revelación
para el mundo del adulto mayor protagonista. Los avances de las ciencias y la tecno-
logía con su incidencia en la calidad de vida, salud, servicios sanitarios, comunicaciones
y mejores condiciones de vivienda contribuyeron para prolongar la vida humana, más
allá de la edad que establecían las estadísticas. En efecto, hasta fines del siglo XIX se
consideró que una persona de 50 años podía considerarse un adulto mayor y resulta
obvio afirmar que no todas las personas vivían tantos años, siendo las que vivían, natu-
ralmente jubilados o retirados hasta el fin de sus días.
Desde esta perspectiva, en una sociedad moderna, dinámica y cambiante los
ancianos fueron quedando excluidos no solo del campo laboral sino de la vida social
comprometida con los nuevos valores: velocidad, rendimiento económico, consumismo,
competencia y juventud.
La vejez fue vista como deterioro físico y mental insoslayable.
Será la Asamblea Mundial sobre Envejecimiento, organizada por las Naciones
Unidas la que plantee con criterio científico el problema del Envejecimiento, en Viena
(1982) y podamos asistir al comienzo feliz de una nueva era en la consideración de la
vejez como oportunidad. Debemos a la Medicina, a la Psicología, a todas las Ciencias
del Hombre la conquista de una visión diferente, del proceso del envejecimiento, tan
natural como propicio para la realización personal, el cultivo de la vocación, emprendi-
mientos sociales, trabajo, estudio, investigación.
Con antecedentes en la obra del venezolano Félix Adam, de Carl Rogers, Cle-
mente Estable, Paulo Freire, Carlos Vaz Ferreira y tantos otros salimos un día en el Uru-
guay al rescate de tantos valores como representaba cada adulto mayor. Quisimos vivir
la utopía de abrir una universidad para toda la gente que, por circunstancias de vida ha-
bía postergado con dolor alguna vocación encendida desde la juventud y veía resignada
su frustración. Éramos siete educadores vocacionales y nos preocupaba el adulto mayor
para quienes no existían servicios de educación formal que ofrecieran las condiciones
mínimas de aplicación de programas y métodos que contemplaran la realidad del adulto
que descubría la ciencia: “Solo un 9, 5 % de los adultos puede presentar condiciones de
salud que comprometan su capacidad para los aprendizajes”.
La educación de adultos debe ofrecerse en ámbitos universitarios y en todos
los casos valorar el caudal de su experiencia de vida. Y, volviendo a nuestra historia,
un 22 de abril del año 1983, se abren las puertas del Instituto de Estudios Superiores,
por generosa comprensión de su Director Profesor Leonardo Tuso y él mismo dicta una
hermosa Conferencia sobre Ortega y Gasset en la que se adelantan conceptos sobre las
edades de la vida y los caminos del Ser.
A partir de ese día se inició la 1ª Universidad Abierta de América Latina UNI 3
con aulas-taller de Historia de la Cultura, Expresión Cultural, Canto, Dibujo y Pintura.
Conferencia semanal y Té en Familia. Los docentes, denominados Animadores Socio-
culturales fueron y son aún HONORARIOS. Comenzamos con 56 participantes que hoy
son 3.000 en Montevideo y muchos miles en todos los Departamentos de la República.
Disponemos actualmente de 72 aulas-taller que surgieron a pedido de los participantes
y 50 Animadores Socioculturales. Asimismo hemos respondido a la demanda de los
países hermanos Argentina, Brasil, Paraguay, Bolivia, Perú, Venezuela, México y Chile,
colaborando en la organización de filiales e intercambio de experiencias y bibliografía.
Actualmente RUA (Red Latinoamericana de Universidades Abiertas UNI3) realiza, cada

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dos años encuentros internacionales de afirmación andragógica y divulgación de cono-
cimientos sobre el significado del envejecimiento como oportunidad.

Principios y Valores
UNI-3 URUGUAY
UNIVERSIDAD ABIERTA
EDUCACIÓN NO FORMAL DE ADULTOS
Testimonio de una experiencia concreta de
Educación Permanente que viven adultos
y jóvenes comprometidos con el desarrollo
de América Latina.

LAICA GRATUITA UNIVERSAL

UNI-3 URUGUAY Surgió en Montevideo el 22 de Abril de 1983 en el Instituto de


Estudios Superiores que cedió su local con ese fin.
UNI-3 URUGUAY Es Laica, Gratuita y Universal, dentro de los principios que in-
forman toda la educación pública del Uruguay.
UNI-3 URUGUAY Se inició como una réplica de la prestigiosa UNI-3 GINEBRA,
institución modelo que funciona en la sala Piaget de la Univer-
sidad de Suiza.
UNI-3 URUGUAY Tuvo en sus comienzos el carácter de una Universidad de la
Tercera Edad. En la actualidad sus esquemas se han modifica-
do en función de los criterios fundamentales de la Educación
Permanente.
UNI-3 URUGUAY Está abierta a todas las personas sin excepción. No existen li-
mitaciones para el ingreso ni se exigen constancias de estudios
previos. Su finalidad esencial consiste en reivindicar el dere-
cho de todo adulto a SER, PARTICIPAR, CONTRIBUIR COMO
PROTAGONISTA AL DESARROLLO DE LA COMUNIDAD,
DAR Y RECIBIR, TOMAR DECISIONES, CULTIVAR NUEVAS
AMISTADES, HACER MÁS RICA, DIGNA Y ARMONIOSA LA
VIDA.

Objetivos
Se trata de recuperar para la sociedad el valor humano de sus Adultos Mayores,
17 % de la población del Uruguay, ya que no basta con otorgarles los beneficios eco-
nómicos, sanitarios, de seguridad y de ocasional recreación que deberían gozar por
elemental sentido de justicia, siempre.
Se debería actuar con criterio de equidad para reconocerlos como ciudadanos de
una democracia, en condiciones de participar en actividades acordes con sus capacida-
des, en beneficio de la comunidad.
Actualmente la jubilación implica el retiro forzado de la militancia en el trabajo,
que representa la vida misma para el hombre, ya que lo hace sentirse útil, compartir
emociones con sus compañeros y en definitiva, significar como persona.

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Desde el punto de vista de la salud y sus costos a nivel individual o para el Esta-
do, el problema reviste especial importancia ya que la traducción orgánica del dolor,
tristeza, frustración, soledad, sensación de pérdida del “sentido”, “el para qué” de la exis-
tencia es generalmente una depresión, seguida de enfermedades graves, que imponen
aún mayores perjuicios a la persona y a su familia.
A esta situación que todos conocemos, los médicos denominan: “síndrome de la
jubilación” sus consecuencias penosas son innegables.
La vejez, no significa hoy dignificación del Mayor como ocurría en las antiguas
tradiciones culturales, en las cuales el abuelo presidía la mesa y era figura principal que
todos reverenciaban.
Actualmente el Adulto Mayor debe padecer una no declarada pero efectiva mar-
ginación.
Por lamentable error se confunde envejecimiento con enfermedad, cuando, por
el contrario, sólo la salud hace posible el envejecimiento, proceso natural que hace a la
integración de la familia humana.
Esto quiere decir que existe en el mundo moderno un desperdicio de valores huma-
nos originales, irrepetibles, sagrados, que necesariamente debe corregirse para alcanzar
la integración que reivindique el “Derecho a Ser”, en beneficio de la Sociedad toda.
Entendemos que la reivindicación de un derecho, nunca ha resultado de la gene-
rosa dádiva de un ciudadano noblemente inspirado en la defensa de sus hermanos, oca-
sionalmente desamparados. No se trata de esperar ni aceptar beneficencia. Están en
juego el honor y la dignidad. Toda persona mayor debe poder, si lo desea, integrarse a
los cuadros de los que producen conocimiento, hacen comercio, industria, arte, actividad
política, etc., si cuenta para ello con la oportunidad de capacitarse, a cualquier edad, con
el tratamiento educativo adecuado a sus circunstancias, el que provee ya una Ciencia
Nueva que llamamos Andragogía y que se practica en las UNI 3 de todo el mundo.

Fundamentos
Recurrimos a un ejemplo tomado de la Historia dela Educación.
Allá por el año 1939 Federico Froebel fundaba el 1er. Jardín de Infantes de Eu-
ropa. Él, como Pestalozzi, Herbart, Rousseau y tantos otros sabios descubrían a fines
del Siglo XVIII y principios del Siglo XIX que el niño pequeño tenía un potencial de inte-
ligencia, sensibilidad, imaginación, creatividad, memoria, sentido estético y mundos de
emoción y afectos que durante siglos se había ignorado.
Valga como expresión de ese hecho la sentencia que hacía del niño: “un hombre
en miniatura” que debía ser aleccionado, sometido, incluso con castigos, para llegar a
conducirse como las personas mayores, que ellas sí, eran el modelo.
Los niños necesitaron para “ser” personas a los genios que intuyeron la magnitud
del potencial inédito que cada uno representaba y el avance científico de los hombres
como Piaget que profundizaron en la investigación de los procesos de enseñanza, o, en
nuestro medio Rodolfo V. Talice que rescató para el programa de formación de los Edu-
cadores, el concepto de “imprinting”, fenómeno que se presenta a partir del nacimiento
pero registra manifestaciones en la vida intrauterina que dejan huella imperecedera en
la conciencia.
El descubrimiento del infante como protagonista en la vida cultural: exposiciones
de poesía infantil, dibujo, pintura, leyendas, etc., creadas por niños justifica ya el dere-
cho a “ser” de la niñez en todos los medios civilizados.

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El adulto mayor debió esperar más.
Recién en 1973, un ilustre médico de Francia, Pierre Vellas, se preguntó cuántos
adultos de los que transitaban frente a la Universidad de Toulouse, cumpliendo tareas
tales como ir a comprar los comestibles, llevar los nietos a la escuela o pasar el tiempo
vacío con la mirada lejana en algún banco de la avenida, cuántos de ellos hubieran de-
seado asistir a clases, estudiar, actualizar sus conocimientos, participar de los adelantos
científicos, tecnológicos, artísticos, en fin, cuántos de ellos se habrían sentido más feli-
ces accediendo al mundo cultural de su tiempo, que es el de sus hijos y el de sus nietos;
asimismo, cuantas personas vivirían el dolor de no haber podido realizar su vocación por
circunstancias de vida difíciles e insuperables en su momento y hoy creen que ya pasó
definitivamente su oportunidad.
Pierre Vellas es un científico y su inquietud le condujo al experimento que con-
sistirá en abrir de par en par las puertas de la Universidad a los Adultos que desearan
ingresar sin el requisito de poseer antecedentes académicos. Fue tal el éxito de la con-
vocatoria que una multitud de cabezas blancas colmó todos los espacios. Ahora sería
preciso conocer las motivaciones personales de cada aspirante.
Alguien que se interesaba por las plantas formaría el Taller de Botánica; otros
que se preguntaban por los viajes interplanetarios irían a las aulas de Astronomía y así
fueron surgiendo las aulas de Filosofía, Ciencias, Artes, Letras y muchas más que signi-
ficaban la vía de respuesta, abierta ahora para todos.
Será en Toulouse, el nacimiento de las llamadas Universidades de la 3era. Edad
en 1973, verdadera gloria de la segunda mitad del Siglo XX. En Uruguay nació en 1983
la 1era. Universidad para Mayores, tomando como modelo la de Ginebra y como ella
se denominó UNI 3 que significa “UNI” Universidad y “3” las edades de la vida, (juvenil,
madura, de adultez mayor).
La UNI 3 es Universidad por el nivel de la educación que imparte, pero no compite
con las Instituciones universitarias que nacieron en la Edad Media, y que forman profe-
sionales, dan diplomas y gozan de bien ganado prestigio secular.
UNI 3 no forma profesionales, no ofrece cursos secuenciales ni establece niveles
sobre la base de evaluaciones objetivas. No otorga ningún tipo de título o diplomas, ni
calificaciones a la labor de los participantes. No obstante, promueve la investigación,
produce conocimiento, edita material de estudio original, ofrece oportunidades al es-
píritu creador en talleres de música, plástica, coros, teatro, visitas culturales guiadas
y cursillos de formación de Animadores Socioculturales, servicios de biblioteca, salud,
educación cooperativa, educación a distancia, arte y comprensión internacional.
En el Uruguay, miles de adultos mayores participan de esta experiencia ya próxi-
ma a los 25 años a través de UNI 3- URUGUAY y 24 filiales en toda la República.
Los principios básicos que la sustentan: gratuidad, laicismo y universalidad viabi-
lizan la participación de personas de la más variada extracción social, ya que el ámbito
de UNI 3 es de tolerancia, afecto y cortesía.

Métodos
El planteo metodológico se basa en el concepto de horizontalidad en la relación
que se establece en el aula-taller entre el Animador Sociocultural y el Participante; am-
bos son adultos cuyos roles son intercambiables, ambos son educandos y educadores.
El adulto deja de ser el objeto de la enseñanza-aprendizaje para asumir el carác-
ter de sujeto agente de su propia formación.

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El vive en UNI 3 la aventura del conocimiento que proponen las Ciencias del
Hombre que no tiene otro límite que la propia vida.
Hablamos de la Educación Permanente; así consta en la documentación de
UNESCO sobre el tema Autodidaxia desde las páginas de “Aprender a Ser” que actuali-
zan con fuerza de imperativo categórico del Siglo XXI la Educación Permanente.
La metodología UNI 3 difiere en absoluto de la que informa los criterios de la
educación formal y apunta a la práctica de la investigación-acción; a manera de ejemplo
agregamos una breve información sobre aspectos de la labor de las aulas-taller:
1- Equipos informales de voluntarios reunieron todos los cuadros y esculturas del
artista Severino Pose y fundaron un museo dentro de la Universidad para hacer
realidad el pensamiento y el propósito de la Educación por el Arte.
2- Equipos de voluntarios se capacitaron para crear y activar la biblioteca, que fun-
ciona con el Sistema Dewey.
3- Expresión corporal ofreció una demostración de Danzas Circulares en homenaje
a una Delegación de Córdoba (Argentina) que nos visitara.
4- El Taller “Palabras y Silencios” publicó un trabajo en el año declarado por las
Naciones Unidas como Año del Arroz. El mismo constituye exponente valiosísimo
del espíritu que anima a UNI 3.
5- El Ministerio de Educación y Cultura visitó la Sede y pronunció un discurso sobre
la Historia de las Universidades Abiertas y el pensamiento de Vaz Ferreira, emi-
nente filósofo uruguayo, en esta materia.
6- El Taller de Educación Cooperativa realizó un ejercicio de simulación, conducente
a la capacitación de los artesanos para organizarse en microempresas coopera-
tivamente. Se denominó esta expresión: “Fiesta de las Colmenas”.

Cada realización del aula se vive como logro de todos y desde cada uno se tra-
duce en creciente autoestima.
En UNI 3 no se compite, se comparte y se aprecia a medida de los resultados:
1. a través de la autoevaluación que hace y documenta espontáneamente cada per-
sona;
2. por la inexistencia del problema de la deserción.

Conclusiones
La Institución UNI 3 prioriza el estímulo a los valores y la iniciativa, la participa-
ción y el desenvolvimiento de la persona, más allá de la función clásica de la Educación
Formal que privilegia el conocimiento; es evidente que sus metas específicas hacen a la
integración del hombre a la militancia en la sociedad como ciudadano de la Democracia,
sin exclusiones.
En consecuencia, cuando decimos Universidad Abierta estamos significando: Lu-
gar de Todos, abierta a todos, nos remite al sentido político de la apertura a espacios
integradores, advertimos que además ello alcanza a la familia toda y tiene gravitación
necesaria a la vida de las sociedades.
La propuesta que vamos a formular como conclusión fundamental tiene sólidas
bases científicas que la confieren especial consistencia.
La psiconeuroinmunoendocrinología advierte que la persona no declina ni pa-
dece deterioro inhabilitante a causa del proceso natural de envejecimiento. Bastaría el
estímulo que representa el reconocimiento de sus valores y la evidencia de sus talentos

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para movilizar el potencial guardado de posibilidades creadoras, para que todas las
energías se pongan en marcha, en la dirección del proyecto humano y humanizante de
reivindicar el Derecho a Ser.
Cada persona, en UNI 3 recupera la fe en sí misma. Ahora no necesita anda-
dores, camina sola y nada puede detenerla. No le inhibe la idea de no contar con las
facilidades que otorga un diploma y el sabe que vale y que puede por lo que él o ella
es. Dejó su situación anterior de marginado y es ahora el autodidacta que comparte con
sus pares la aventura del conocimiento.
Entendemos que es necesario y deseable proceder a la formación de Universi-
dades Abiertas UNI 3, en todos los ámbitos sociales rurales o urbanos, para permitir
que no se pierdan tantos preciosos valores humanos en este mundo de hoy, en que se
reclama a voces la integración sobre bases de fraternidad verdadera, como fuente de
luz y de Paz.
El sentido de esta experiencia UNI 3 es el de hacer realidad, en la práctica, la teo-
ría de la moderna Ciencia de la Educación de Adultos (ANDRAGOGÍA) integrándola al
acervo epistemológico en áreas comprometidas con los Derechos Humanos y la necesi-
dad apremiante del mundo actual y acaso futuro de asumir el cuidado de las fuentes de
valor que representan sus adultos mayores: inteligencia, sensibilidad, voluntad, cordura
y responsabilidad moral en la defensa de la vida que seguramente contribuirá a pronun-
ciamientos cívicos vigorosos y efectivos contra el flagelo que significan las guerras.
Estrechémonos en el abrazo solidario, seamos todos uno, como reza el Evangelio
y vayamos juntos a compartir el pan y la alegría en la mesa tendida por todos y para
todos por el amor de todos.

Bibliografía
Adam, Félix: “Andragogía” Ed. FIDEA. Caracas, Venezuela. (1996).
Bayley, Alondra: “La Escuela y la Comunidad”Ed. UNESCO. (1950).
—————: “Educación para la Comprensión Internacional”.1er Premio Naciones Unidas
Ed. ONU.: Nueva York. (1954).
—————: “Tercera Edad: Un Desafío” Ed. Dibujo´s Ltda. Montevideo, Uruguay.(1981). Con Pró-
logo de Margarita Queirolo.
—————: “Ideas Pedagógicas de Clemente Estable” Ed. Extensión Universitaria de la Repúbli-
ca. (1983).
—————: “El Derecho a Ser” Ed. Talleres Gráficos Impresión.Montevideo, Uruguay. (1994).
Estable, Clemente: “El Reino de las Vocaciones” Ed. Medina. Montevideo, Uruguay. (1970).
Freire, Paulo: “La Educación como práctica de la Libertad” Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, Argentina
(1960).
—————: “Pedagogía del Oprimido”Ed. Siglo XXI. Buenos Aires, Argentina. (1970).
Lasa, Julio: “Trascendencia y Actualidad del Pensamiento de Clemente Estable”. Ed. ANEP (Admi-
nistración Nacional de la Educación Pública). Montevideo, Uruguay. (1989).
Rogers, Carl: “El Proceso de convertirse en Persona” Ed. PAIDOS. Buenos Aires, Argentina,
(1972).
—————: “El Camino del Ser”. Ed. Kairos-Troquel. Impreso en la República Argentina, Industria
Gráfica del Libro. (1992).
Vaz Ferreira, Carlos: “Estudios Pedagógicos” Ed. Cámara de Representantes de la R.O.U.
(1957).

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Educación y Envejecimiento

Proyectos mayores experiencia basada en un


recurso psicopedagógico

Romero, Marcela

Resumen
La vejez enfrenta a la persona a cambios de tareas, de roles, de espacios, brin-
dando la oportunidad de replantearse antes de continuar. Este trabajo se fundamenta en
el postulado que considera a la persona “sujeto de elecciones”, convocando a un sujeto
proactivo, en interacción con “otros”: cultura, pares, familia, sociedad
La construcción de un proyecto personal significativo se presenta como una al-
ternativa para la promoción de un envejecimiento saludable, para que el adulto mayor
transite la búsqueda de un nuevo lugar, preservando su autonomía y su continuidad
identitaria, funcionando como organizador de tiempos y espacios.
Objetivo: Contribuir a que los adultos mayores resignifiquen el actual momento vi-
tal redescubriendo intereses, conectándose con sus deseos, y recursos para reflexionar
sobre un proyecto personal (individual o grupal), ampliando su mundo representacional,
sustentándose en otras posibilidades.
El recurso comprende 30 dibujos en blanco y negro de 15 por 21 cm, plastificados
y dos protocolos que refieren a: 1) aprendizaje y 2) proyecto. Los gráficos representan
personas realizando actividades distintas; en el orden ocupacional: actividades físicas,
artísticas, intelectuales, domésticas, solidarias; en el orden social: escenas que refieren
al cuidado de otros, actividades individuales, grupales, comunitarias.
A través de estímulos organizados y objetivos planificados se propone activida-
des vehiculizadoras que faciliten el intercambio, la expresión y la reflexión.
Se observa que los mayores adjudican un lugar preponderante a vínculos afecti-
vos; manifiestan interés por continuar aprendiendo, así como sentimientos de satisfac-
ción y bienestar en el aprender; valoración del espacio grupal y del proyecto; claridad en

 Grupo Psicopedagógico del Consudec. Buenos Aires, Argentina.


Lic. en Psicopedagogía, Universidad del Salvador. Buenos Aires, Argentina. “Especialización en
Psicogerontología ” Universidad Maimónides, 2006. Curso de Posgrado en Orientación Vocacio-
nal Ocupacional. Universidad Caece, 1999. Coordinadora Talleres para Adultos Mayores “Grupo
Psicopedagógico”, del Consudec.
Coordinadora del Centro de Día “Mi Encuentro” para jóvenes y adultos con discapacidad intelectual.
Docente de la Universidad del Salvador, Facultad de Psicopedagogía, Cátedras Deontología y
Psicología del Desarrollo III: Adultez y Vejez. Co-coordinadora de “caminos”, Talleres para Adultos
Mayores. marcelaromeropsp@yahoo.com.ar

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necesidades y deseos, cierta dificultad en la planificación, postergación de deseos por
diversos motivos.

Palabras clave: Vejez, proyectos mayores, psicopedagogía, calidad de vida

Desarrollo del trabajo


El propósito del trabajo consiste en la presentación de una actividad para el tra-
bajo con adultos mayores basada en un recurso innovador denominado “Proyectos Ma-
yores”. Para responder a este propósito se expone a continuación la fundamentación de
la actividad y el desarrollo de conceptos claves como proyecto, elección y aprendizaje.
Posteriormente se presenta el objetivo de la actividad y se describe el recurso para
concluir con el esquema de la modalidad de trabajo y algunas apreciaciaciones sobre la
tarea realizada.
La vejez es una instancia más en el devenir de la vida, que se construyó y se
construye con otros, con diversas experiencias, con recursos propios, y personas sig-
nificativas. Etapa que enfrenta cambios: de tareas, de roles, de espacios. Tiempo de
abordar los cambios, momento que ofrece la posibilidad de detenerse y preguntarse.
En un marco de aceleradas transformaciones sociohistóricas y una realidad com-
pleja y por momentos adversa, los adultos mayores deben atravesar cambios de orden
biológico conjuntamente con cambios de roles, y pérdidas sociales que demandan una
resignificación de los propios espacios. Puede ser una oportunidad para replantearse
antes de continuar, para considerar aspectos de sí mismo que permiten la búsqueda de
opciones con mayor libertad y favorecen la comprensión de las múltiples posibilidades
por venir. Puede ser un tiempo para afirmar y reafirmar la propia identidad. La opción de
llenar ese tiempo de significado es absolutamente personal y depende de cada uno.
Este trabajo se fundamenta en el postulado que considera a la persona “sujeto de
elecciones”, convocando a un sujeto proactivo, en interacción con “otros”: cultura, pares,
familia, sociedad Enfoque que tiene implicancias filosóficas ya que postula una concep-
ción de persona fundada en su valoración. Supone una búsqueda personal para renovar
el protagonismo de la vida y encontrar un nuevo sentido que se abre al interjuego de
posibilidades, deseos, inquietudes y limitaciones.
Considerando el pro-yecto como anticipación temporal, que sostiene la idea de
una temporalidad futura, se adhiere al concepto de E. Erikson quien afirma que a me-
dida que se dan los encuentros entre el hombre y el ambiente se van actualizando las
potencialidades (Erikson, 1971) En ese diálogo de posibilidades con el entorno la per-
sona puede construir un proyecto, enriquecido por el bagaje experiencial de lo vivido,
comprometiéndose y cristalizándolo en la acción.
La construcción de un proyecto personal significativo se presenta como una al-
ternativa para la promoción de un envejecimiento saludable, para que el adulto mayor
transite la búsqueda de un nuevo lugar, preservando su autonomía y su continuidad
identitaria, funcionando como organizador de tiempos y espacios.
La elección de una actividad y el compromiso personal con lo elegido, cumple una
función de encauzamiento de la angustia que acompaña los cambios, convirtiéndose en
una alternativa posible de organización. Esto significa poder aceptarse a sí mismo, con
el retiro de algunos roles sociales y el advenimiento de otros nuevos y posibles, instan-
cia que invita más que nunca al disfrute en un momento donde los tiempos se pueden
manejar con mayor libertad y en el que las obligaciones pasan también a flexibilizarse.

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Una actividad social, artística, deportiva o recreativa puede constituirse en un proyecto
personal significativo que funciona como organizador necesario en la vida de una perso-
na, como alguna vez lo fue el trabajo fuera o dentro del hogar
El proyecto posibilita pensarse a sí mismos como sujetos capaces de reflexionar,
de hacer, de elegir; sujetos transformadores de sí mismos y de su entorno. La utilización
de este recurso busca propiciar la reflexión, la elección y la toma de decisiones en un
espacio compartido que, como afirma el Lic. Yuni, se constituye en espacio legítimo y
legitimado socialmente para la práctica y la adquisición de recursos así como la resigni-
ficación de tiempos y oportunidades personales (Yuni y Urbano, 2005)
Elegir y decidir es un proceso complejo que demanda un tiempo de reflexión, para
identificar y evaluar los posibles caminos, optando finalmente por el que se considera
mejor. Elegir implica hacer uso de la libertad personal de forma responsable y no sólo
es decidirse por una actividad sino encontrar un sentido compatible con los valores y
objetivos personales. Este respeto por sí mismo posibilita una elección reflexiva que no
responda a deseos ajenos, desconociendo la impronta personal. No significa optar por
respuestas que ofrece la sociedad de acuerdo a una visión general de las necesidades
de la vejez. La elección es posible si cada uno en su singularidad se conecta con la
pregunta, es decir con el deseo. Las respuestas que en ocasiones la sociedad impo-
ne anulan la capacidad de reflexión, obturando la posibilidad de preguntarse y obtener
elecciones propias, fundadas en la singularidad de los deseos. Recuperar la capacidad
de interrogarse puede contribuir a desarrollar la capacidad de estar a solas, descubrir-
se interesante, sorprenderse y ejercitar la autonomía de pensamiento para situarnos
como autores de nuestra historia. Por ello, elegir resulta una oportunidad para renovar
el protagonismo. La reflexión habilita la pregunta, el derecho a cuestionarse permite el
crecimiento personal.
Como sostiene Piera Aulagnier el reconocerse un derecho a pensar implica re-
nunciar a encontrar en la escena de la realidad una voz que garantice lo verdadero y lo
falso. Tener que pensar, dudar de lo ya pensado, verificarlo, son las exigencias que el
yo no puede esquivar (Aulagnier, 1977) Las decisiones que son realizadas por propia
voluntad, favorecen la consolidación del pensamiento crítico.
La reminiscencia cumple una función fundamental en la reconstrucción de la his-
toria| de vida de cada persona, en la articulación de las elecciones pasadas con las
actuales y posibles de los adultos mayores para la construcción de un futuro próximo.
Permite la revalorización de lo aprendido y su recuperación, para trasladarlo a eleccio-
nes actualizadas, plasmándolas en acciones posibles. Supone la capacidad de experi-
mentarse en una continuidad temporal, espacial y social, permite la conciencia de per-
manecer a través de la propia historia, de la propia corporalidad y en una red de vínculos
sociales y culturales. En síntesis, experimentarse uno mismo como una unidad más allá
de los cambios y el tiempo.
A partir de esta revisión el sujeto puede pensar un proyecto, entendido en su dimen-
sión vital como motor de la vida humana. Proyecto, aquello que, en tanto elección personal
orientada al futuro convoca el deseo y moviliza la acción, haciendo del presente un tiempo
comprometido. Involucra el autoconocimiento y el conocimiento de la realidad, incluye un
ser y un quehacer, así como la relación con otros: personas, objetos, actividades. Propone
un aprendizaje entendido como la apropiación de la realidad para transformarla, estable-
ciendo una relación dialéctica que demanda la propia transformación.
“Proyectos Mayores” está planteado como un recurso psicopedagógico. Se parte
de considerar a la psicopedagogía como disciplina que acompaña los aprendizajes de

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las personas, tanto los aprendizajes formales como los no formales, a lo largo de toda
la vida. Desde esta perspectiva incluye el abordaje de los aprendizajes de la población
de mayores como cualquiera de los otros momentos del curso vital. La vejez como pro-
ceso de múltiples cambios en las diferentes dimensiones de la persona reclama tiempos
y espacios para reorientar, encauzar y dar nuevo sentido dando lugar al desarrollo de
recursos y potencialidades.
Aprender es resignificar la realidad, para que nazcan nuevas apropiaciones de
sentido. Se sostiene pues que la vejez le plantea al mayor una realidad distinta a la de
otros momentos vitales, en la cual los cambios le demandan un proceso de aprendi-
zaje para actualizar el sentido de la vida. Apropiarse de la realidad demanda flexibili-
zarse ante innumerables cambios biopsicosociales., conocer objetos de conocimiento
disponibles, conjugarlos con la singularidad (personalidad, experiencias, deseos) para
transformar y ser transformado, así pensar-se en sus recursos para ampliar su mundo
representacional, sustentándose en otras posibilidades. El aprender nos conecta con la
necesidad de “perder” algo viejo para crear algo nuevo.
El aprendizaje es un proceso constructor de autoría de pensamiento en los suje-
tos, por esto se adhiere a lo expresado por la Lic. Alicia Fernandez quien sostiene que
lo que convoca y nutre el pensar es la generación de un espacio que transforme los
hechos e informaciones frías en situaciones pensables, que pueden ser interrogadas,
significadas y modificadas (Fernández, 2000). Es el interjuego “entre” lo conocido y lo
no conocido, entre la certeza y la duda, entre mi ser y los otros, entre mi saber y el de
otros, entre el ayer y el hoy, entre el enseñar y el aprender lo que incita a que el sujeto
tenga posibilidades de disponer de imágenes, palabras, recuerdos, para poder hacer
uso del saber.

Planteos de la actividad
El objetivo de la actividad es contribuir a que los adultos mayores resignifiquen
el actual momento vital redescubriendo intereses, conectándose con sus deseos, y re-
cursos para reflexionar sobre un proyecto personal (individual o grupal), ampliando su
mundo representacional, sustentándose en otras posibilidades.
La actividad plantea situaciones, capaces de “provocar” dentro de las posibilida-
des de ese grupo, de esa persona, el detenerse, interrogarse para suscitar la genera-
ción de un pensamiento propio, la reflexión, el sentir y el hacer brindando la posibilidad
que la persona se exprese con libertad, se apropie del texto y del contexto, y recree el
sentido. El recurso a través de la imagen conjuntamente con ambos protocolos confron-
ta al mayor con los propios deseos, posibilidades, intereses, temores, desafiándolo a
reflexionar, invitando a un sujeto pensante y deseante, autor de su historia a continuar
protagonizándola.
La actividad permite que afloren las distintas modalidades de aprendizaje, o sea
el modo de una persona de relacionarse con el conocimiento, esquema que utiliza a
lo largo de su vida en diferentes situaciones de aprendizaje, en el que se encuentran
elementos que se repiten y otros que cambian. Esta construcción está formada por una
imbricada trama de significaciones, guiada por el modo en que el sujeto se ha relacio-
nado con el objeto a conocer, cómo se ha reconocido como autor y protagonista de sus
aprendizajes y cómo ha sido reconocido por los otros enseñantes, así como por todas
las significaciones que en su núcleo primario le hayan dado al conocer. Así el abanico
que los mayores despliegan puede oscilar entre un conocer inaccesible, peligroso, en

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el que no hubo lugar para la pregunta, para la elección, y el conocer como sinónimo de
desafío, bienestar y salud, favorecedor de crecimiento. Se trabaja sobre las secuen-
cias, interrupciones, repeticiones que dan cuenta de los procesos de elaboración, de las
modalidades de resolución, y los esquemas y estrategias utilizados. ¿Dónde el adulto
mayor elige “enunciarse”?: en el silencio, en el “no sé”, en el “no puedo”, en el “no me
relaciono con otros o lo hago desde la dependencia, el sometimiento, la transgresión”,
siendo elementos fundamentales a tener en cuenta por el profesional.
La Lic. Schlemenson sostiene que ofrecer la oportunidad de recuperar la diver-
sidad de los movimientos de apropiación así como incorporar el placer como activador
del deseo en la construcción de conocimientos, es aproximar el aprendizaje al encuentro
de sentidos que lo transforman en significativo, cuestiones que se buscan despertar
a través del trabajo con el recurso para que acompañe el proceso de resignificación
(Schlemenson, 1996)
Cabe mencionar brevemente el concepto de ocupación sobre el que se inscribe
el conjunto de representaciones que conforma el material. Se define el concepto de
ocupación en un sentido amplio, estrechamente ligado al “hacer” del mayor. Las ocupa-
ciones son medios que permiten desplegar elecciones ajustadas a los gustos, intereses
e inclinaciones por determinados objetos y no otros. Constituyen el “qué” de la elección.
Por esto pueden ser consideradas como el objeto al que se dirige el sujeto, tanto en el
presente como en el futuro. Al elegir algo se deja afuera todo el universo de alternativas.
En la medida en que el sujeto elije, deja. Elegir requiere compromiso. Cuando hay deseo
por algo se hace más fácil tolerar el dejar afuera lo no elegido. Después de haber transi-
tado una historia de vida llena de elecciones al mayor se le presenta el desafío, una vez
más, de poder ligar ciertos objetos de la cultura con su propio deseo. Esa ligazón cuando
se produce conlleva entusiasmo, alegría, pasión. El sujeto pasa a adoptar una posición
activa y se transforma en protagonista de su propio hacer.

Presentación del recurso


El material está compuesto por 30 dibujos en blanco y negro de 15 por 21 cm,
plastificados y dos protocolos que refieren a: 1) aprendizaje y 2) proyecto.
Los gráficos representan personas realizando actividades distintas en el orden
ocupacional (actividades físicas, artísticas, intelectuales, domésticas, solidarias) y en el
orden social (escenas que refieren al cuidado de otros, actividades grupales, comunita-
rias e individuales)
Las imágenes son portadoras de posibilidades y el sujeto a través de la ma-
nipulación, clasificación, elección, establece un interjuego entre preferencias-rechazo,
curiosidad-indiferencia, conocimiento, desconocimiento, que lo acerca a la posibilidad
de ampliar su mundo representacional y apropiarse desde otro lugar.
Simplemente a modo de presentación de las tarjetas se clasifican en áreas tales
como:
• El mayor y los afectos: relación con hijos, nietos, y pares que lo muestran en dis-
tintas actividades, cuidando una mascota.
• El mayor y el arte: tocando el piano, escuchando a otro ejecutarlo, bailando, can-
tando en un coro, asistiendo a una exposición de cuadros
• El mayor y la recreación: realizando actividad física, realizando manualidades,
sacando fotos, yéndose de viaje, jugando a las cartas con amigos.

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• El mayor y la cultura: compartiendo una lectura, recibiendo un diploma, hablando
por micrófono para un grupo, usando una computadora, con pares en un aula.
• El mayor y la vida diaria: cocinando, comiendo una torta, leyendo, mirando televi-
sión
• El mayor y la solidaridad: llevando ayuda solidaria a una familia necesitada, or-
ganizando y clasificando material en una campaña solidaria, en una situación
enseñanza - aprendizaje con otro adulto
También se presentan 3 imágenes que se consideran disruptivas, las cuales se de-
nomina así porque no responden a las características que tiene el resto del mate-
rial. No corresponden a personas mayores realizando una determinada actividad.
Estas imágenes buscan promover la mirada y reflexión personal.
• Tres generaciones (padre-hijo-nieto/ relación intergeneracional)
• Fila de gente de diversas edades y ocupaciones (inserción del mayor, represen-
tada la sociedad en su conjunto)
• Una señora frente al TV impresionada por noticias de droga, alcohol y violencia

Modalidad de trabajo
A continuación se presenta el trabajo desde un abordaje grupal a través de con-
signas claras que facilitan el intercambio, la expresión y la reflexión.
Desde una mirada psicopedagógica el trabajo con dicho recurso se centró en el
aprendizaje y la idea de proyecto, desarrollado en distintos momentos, respetando los
tiempos de cada grupo en particular.
1. Apropiación del material. Presentación y exploración del material
2. Consigna de trabajo
• “Aquí hay imágenes que representan actividades. Hay algunas que resultan
conocidas y familiares, otras no. Agrupen las tarjetas en grupos pequeños, cuáles les
parecen que pueden ir juntos?”
• “Pongan un nombre a cada grupo”
3. Clasificación. Puesta en común según el criterio de clasificación elegi-
do. Se invita a compartir qué suscitó el material observado. Expresión, comunicación de
opiniones y sentimientos.
4. Utilización Protocolo 1 (Ver anexo adjunto)
Se solicita a los integrantes completar individualmente las preguntas que tienen
que ver con la historia de aprendizajes propios y que ayudarán a conectarse con el decir,
el hacer y el sentir actual
Se trabaja grupalmente lo que este disparador promovió, lo cual se puede reto-
mar en instancias posteriores
5. Utilización Protocolo 2 (Ver anexo adjunto)
Se solicita a los integrantes realizar individualmente las siguientes actividades y
contestar lo solicitado con el fin de continuar reflexionando sobre los gustos e intereses
actuales. Se recupera lo surgido a partir de esta actividad.
Los protocolos que se proponen son disparadores que permiten la expresión de
los mayores y de ninguna manera pretenden ser estructuras rígidas. Por el contrario se
busca que el recurso se inscriba en un marco flexible de acuerdo a las particularidades
del grupo y los objetivos planteados por el coordinador.
Más allá del objetivo explicitado, subyace el trabajo de las funciones cognitivas,
fundamentalmente la atención selectiva, organización de la información, clasificación del

— 293 —
material, ejercitación de la fluidez verbal y la reminiscencia. Asimismo se promueve el
desarrollo de las habilidades sociales, resolución de situaciones, toma de decisiones, el
diálogo y la cooperación.
Cabe agregar que las ocupaciones representadas pueden abordarse también
desde el aspecto informativo: en qué consiste la actividad, dónde se puede realizar,
cómo acceder a ellas, qué características personales o cualidades creen necesitar para
realizar dichas actividades lo cual permite trabajar no sólo la información sino los prejui-
cios y creencias.
Para concluir se mencionan sencillas observaciones derivadas de la tarea que no
pretenden ser más que eso, simples apreciaciones de campo y quizá posible punto de
partida para futuras investigaciones.
Los mayores,
• adjudican un lugar preponderante a vínculos afectivos;
• manifiestan interés por continuar aprendiendo, así como sentimientos de satisfac-
ción y bienestar en el aprender;
• significativa valoración del espacio grupal y del proyecto de vida actual,
• reconocimiento claro de necesidades y deseos,
• cierta dificultad en la planificación,
• postergación de propios deseos,
• necesidad de espacios y tiempos propios.

La experiencia invita al adulto mayor a vivir el “protagonismo”, vocablo que la Real


Academia define como “Afán de mostrarse como la persona más calificada y necesaria
en determinada actividad, la que tiene la parte principal”. Nada más ni nada menos que
eso: Vivir el proceso de envejecimiento con la certeza que cada uno es el más calificado
y necesario para atravesarlo de la mejor manera posible, respetando las transformacio-
nes propias del curso vital, apostando a la vida y honrando la longevidad.

Bibliografía
Áulagnier, P. (1977): La violencia de la interpretación. Buenos Aires, Ed. Amorrortu.
Erikson, E. (1971): Identidad, juventud y crisis. Buenos Aires, Editorial Paidós.
Fernández, A. (2000): Los idiomas del aprendiente. Buenos Aires, Ed. Nueva Visión.
Müller, Marina (1994): Descubrir el camino. Buenos Aires, Ed Bonum.
Schlemenson, S. (1996): El aprendizaje: un encuentro de sentidos. Buenos Aires, Kapelusz.
Viguera, V. (2001): Pemyr. Programa de estimulación de la memoria y reminiscencia. Revista Vir-
tual de Psicogerontología Tiempo Nº 8.
Yuni, J. y Urbano, C. (2005): Educación de adultos mayores. Córdoba, Editorial Brujas.
Zarebski, G.(2005): El curso de la vida. Diseño para armar. Buenos Aires, Ed. Maimónides.

— 294 —
ANEXO

Protocolo 1
Recordamos….

Intento valerme de claves sensoriales, de asociaciones y buceo en mis recuerdos


sobre el aprender...
• Qué recuerdo de mi aprender cuando niño/a?
• Hay algo de este espacio de aprendizaje que me recuerde otros tiempos de mi
aprender?
• En qué se parece mi aprender actual al de ayer?
• En qué se diferencia?
• Cómo me siento hoy cuando aprendo?
• Imagine un símbolo que represente el aprender (puede ser un objeto, un dibujo,
etc.)

Protocolo 2
Elija y reflexione
1. Elija dos de las imágenes.
Póngales un nombre a cada una

2. Por qué piensa que las eligió? De una causa para cada una.

• Elección 1:

• Elección 2:

3. Piense en la elección 1 Qué pasos tendría que realizar para poder lograrlo

Elección 1

4. Evalúe las ventajas y desventajas que le produciría realizarlo

Ventajas Desventajas


— 295 —
Educación y Envejecimiento

Importancia del componente psicogerontológico


en el modelo alfager para alfabetización
gerontológica

Eduardo A. Triana Álvarez y Teresa Reyes Camejo

Resumen
El componente psicogerontológico se integra como parte importante en lo geron-
tológico teniendo mucha importancia para favorecer una longevidad satisfactoria. El ob-
jetivo de este trabajo fue evaluar la importancia del componente psicogerontológico en
el modelo AlfaGer para alfabetización Gerontológica, este modelo se diseño de manera
básica partiendo de los criterios de grupos de adultos mayores que residen en la comu-
nidad unido a criterios objetivos de valoración funcional y criterio de expertos iberoame-
ricanos relacionados con la temática. Se utilizó el método Delhi, la escala geriátrica de
evaluación funcional, entrevistas en profundidad y análisis de contenidos. El análisis de
contenido fue herramienta importante para considerar que los elementos psicogeronto-
lógicos más importantes se relacionaron con el proceso de memoria, el funcionamiento
afectivo y los trastornos del sueño. Se concluyó que el componente psicogerontológico
es de importancia vital en cualquier intervención educativa no solo dirigida a adultos
mayores sino a adultos en general donde la organización de los contenidos, las motiva-
ciones y las necesidades reales y sentidas son elemento básico para la acción.

Introducción
Presionado por diversos factores, como las tendencias demográficas hacia el en-
vejecimiento, el sector de la salud sigue mostrando en todo el mundo un comportamien-
to poco alentador en lo que a sus tasas de crecimiento se refiere. Se prevé un aumento
pronunciado de la demanda de dispensadores de servicios de salud en todos los países,
sean ricos o pobres (Organización de Naciones Unidas, 2001). Los déficits de personal
identificados parecerían insignificantes en comparación con los déficits totales que se
obtendrían de proyectarse al futuro todas las demandas de recursos humanos sanitarios
para todos los países. Los cambios demográficos que están experimentando Europa y el
Japón son de tal magnitud que si la importancia porcentual del personal sanitario dentro
de la fuerza de trabajo total se mantuviese sin cambios, la proporción de profesionales

 Universidad de Matanza, Cuba.


gpcte@infomed.sld.cu

— 296 —
de la salud por ciudadanos mayores de 65 años disminuiría entre un 38 % y un 40 % de
aquí a 2030. (Organización Mundial de la Salud, 2006)
Entre 2000 y 2050, la población mundial de 60 años o más se multiplicará por más
de tres, pasando de 600 millones a 2000 millones. La mayor parte de ese aumento se
producirá en países en desarrollo, donde pasarán de 400 a 1700 millones en ese mismo
periodo. (OMS, 2006)
Es un hecho que las sociedades envejecidas o en proceso de serlo están apa-
reciendo en todos los continentes de la tierra, por lo que la escala, características y
consecuencias de este fenómeno están dejando de ser una preocupación exclusiva de
los países desarrollados para ocupar un lugar cada vez más relevante en las agendas
de las naciones en desarrollo además de convertirse en uno de los temas globales, cuya
atención requiere de acuerdos y acciones concertadas de la comunidad internacional.
El envejecimiento demográfico está asociado y es resultado del avance de la tran-
sición demográfica, que está relacionad principalmente con la disminución de la natali-
dad y la mortalidad de la población (. Se vive en este comienzo del siglo XXI una situa-
ción de tránsito social, económico, político y cultural, donde dos sucesos se acrecientan
con gran relevancia: la revolución informática y la demográfica, ambas resultan retos
a las sociedades actuales y futuras por los cambios que ya hoy ocurren en diferentes
ámbitos de la vida que de ellas se derivan. Como consecuencias de este proceso ya se
habla de la sociedad del conocimiento y sociedad gris, esta última para hacer referencia
al crecimiento de la proporción de la población envejecida.
El envejecimiento demográfico es un logro; pero a su vez un reto para la socie-
dad del siglo XXI, donde se tendrán que buscar múltiples acciones multidisciplinarias y
multisectoriales que no pueden olvidar tener presente las tecnologías de la información
y las comunicaciones como herramienta informacional sin igual hasta el momento, que
apoyará a todos los interesados en el proceso de envejecimiento y que se extiende y
modifica la forma de vivir del hombre en los últimos años.
Los nuevos paradigmas del acceso, disponibilidad e instantaneidad de la infor-
mación han configurado lo que se denominó la “Sociedad del Conocimiento”, con la
aparición de fenómenos como el trabajo virtual, la eliminación paulatina de las barreras
geográficas, los tiempos y los intermediarios en la producción, clasificación y acceso a
la información.
Es importante la diseminación e intercambio de información sobre envejecimiento
y vejez con la finalidad de colaborar con la necesidad de la incorporación de los Adultos
Mayores como agentes económicos activos en las nuevas modalidades del mercado
laboral y como consumidores de productos y servicios relacionados con la salud, el
entretenimiento y el desarrollo cultural debe ser la nueva dirección en que se enfoquen
los esfuerzos de las empresas que investigan constantemente las tendencias y compor-
tamientos de los usuarios en general y de este segmento creciente en número e impor-
tancia en lo particular: el Adulto Mayor de cada una de nuestras naciones.
Este cambio demográfico tiene varias repercusiones en todos los sectores de la
población muy espacialmente en la salud pública. La buena salud es esencial para que
las personas mayores mantengan su independencia y participen en la vida de la familia y
de la comunidad. Las actividades de promoción de la salud y prevención de las enferme-
dades a lo largo de toda la vida pueden evitar o retrasar la aparición de enfermedades
no transmisibles y crónicas, como las cardiopatías, los accidentes vasculares cerebrales
y el cáncer.

— 297 —
Los servicios de atención primaria deben proporcionar una atención accesible,
integrada y regular a las personas mayores que padecen estos trastornos. Las enfer-
medades crónicas requieren un seguimiento para reducir al mínimo las discapacidades
asociadas y sus efectos negativos sobre la calidad de vida. La naturaleza continua de
esa atención significa que será más eficaz si se presta en entornos basados en la comu-
nidad, como los centros de atención primaria.
Las acciones comunitarias pueden contar con las capacidades de las personas
mayores. La creciente población mundial de personas mayores desempeña un papel
fundamental, por ejemplo, en el voluntariado, la transmisión de experiencias y conoci-
mientos, la ayuda a sus familias en la prestación de cuidados y su participación cada vez
mayor en la fuerza laboral remunerada.
Las comunidades virtuales son una forma de organización como resultado del
avance de la tecnología y el aumento de los intereses de las personas por comunicarse
sincrónicamente, fundamentalmente, mediante la ruptura de barreras geográficas. Evi-
dentemente, esto sucede como resultado de determinados elementos que aparecieron
en la historia especialmente el desarrollo de las tecnologías de la información y las co-
municaciones (TIC). (Castañeda, M., 2005)
Las comunidades virtuales se forman como resultado de los intereses de las per-
sonas pero con el uso de un medio valioso: la computadora y sus posibilidades de
interconexión, tanto a Internet como a redes interconectadas en el interior de una orga-
nización.
A pesar de existir diferencias marcadas entre los términos comunidades virtuales
y comunidades virtuales de conocimiento, algunos autores no reflejan distinciones entre
ambos y se refieren indistintamente a cada uno con un mismo significado.
No obstante, estas diferencias deben considerarse a la hora de utilizar, tanto uno
como otro término. Cuando se habla de comunidad virtual “se trata de otra modalidad de
organización que, a partir de ciertos elementos comunes, encuentra a la computadora
como su centro de reunión, sea simultáneo o por medio de un tablero de anuncio u otro
medio.” Una comunidad virtual “pone en contacto a un número ilimitado de usuarios inte-
resados en temáticas de preferencia, lo más precisas posibles”. (Besnassini, 2003)
En estas definiciones, se enfatiza en que deben tratarse temas específicos de
preferencia, pero no se alude al hecho de potenciar e intercambiar conocimientos entre
profesionales, o profesionalmente lo que ofrece un amplio campo de aplicación práctica,
a esta forma de organización es oportuna utilizar a favor del proceso de alfabetización
gerontológica.
Aun son insuficientes los esfuerzos que hasta hoy se realizan con la finalidad de
ofrecer accesos a información a la comunidad sobre envejecimiento en general y en
Psicogerontología en particular tanto en el ámbito académico o comunitario. Mucho más
olvidados son los currículos incorporados de manera planificada para llevar la informa-
ción de manera ordenada. Existe temor a los programas pues las nuevas tecnologías
nos ofrecen muchas posibilidades de personalización en la satisfacción de necesidades
de aprendizaje pero tenemos que lograr diseñar elementos generales para que puedan
servir de base a la personalización y ampliación de la información y que este pueda
favorecer a la formación de conocimientos que contribuyan a la toma de decisiones en
lo individual, lo grupal o lo social (Triana, E., 2006) que tenga como consecuencia el
desarrollo humano el cual, según el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo
(PNUD), contiene 2 aspectos básicos: la formación de capacidades humanas y el uso
que la gente le dé a esas capacidades adquiridas. (PNUD, 2005)

— 298 —
El objetivo básico del desarrollo humano es la creación y el mantenimiento de un
ambiente propicio para que las personas puedan desarrollar todo su potencial y tener
oportunidades razonables para llevar una vida productiva y creativa, conforme a sus
necesidades e intereses.
Las capacidades más básicas para que el ser humano pueda desarrollarse son:
tener una vida larga y saludable, disponer de educación y tener acceso a los recursos
necesarios para disfrutar de un nivel de vida digno. Otras capacidades incluyen la par-
ticipación en la vida comunitaria y en la política de la sociedad. El transcurso del último
decenio ha estado marcado por una creciente integración global donde el desarrollo de
la informática ha tenido un papel muy importante.
Estudios en Cuba del Grupo de Psicoactivación Computacional a La Tercera
Edad (PCTE) con participación del Movimiento de los Joven Club de Computación y
Electrónica, el Centro para el Desarrollo de la Informática en Salud Pública e INFOMED
han demostrado la efectividad y las posibilidades de uso no solo en población joven y
adulta sino en adulta mayor de las TIC, sin dejar de mencionar el trabajo de las Cátedras
Universitarias del Adulto Mayor que unido a Joven Club han incrementado la cultura
informática y la educación gerontológica de manera significativa.
De lo anterior y coincidiendo con estudios internacionales, puede reflejarse la
importancia que se ha demostrado de la aplicación de las TIC en la formación de capaci-
dades en el trabajo con los adultos mayores. (Viguera V., 2001)(Triana, E., 1999)(Reyes,
T., 2002)(Riudor, X., 1994)
Las herramientas a las que hace referencia este trabajo estimulan la creación
de una comunidad virtual formando capacidades a favor de la Alfabetización Geron-
tológica la cual consideramos como el proceso educativo sistémico con temas de
envejecimiento y vejez, el cual ofrece información que contribuye a potenciar el
desarrollo personal y social de sus usuarios en la satisfacción de la necesidad de
aprendizaje.
No se puede dejar de considerar que este tipo de alfabetización es esencialmente
consecuencia de la alfabetización, como proceso, donde la familia y la comunidad local
tienen un papel fundamental en hacer de esta un recurso necesario y gozoso, no sólo en
la infancia sino durante toda la vida. Además de acceder a la escuela, es importante tener
acceso a actividades culturales y espacios de recreación, a una cancha deportiva, a una
biblioteca, a un museo, a un centro informático, a periódicos y otros medios masivos de
comunicación. Todo ello contribuye a estimular el aprecio por el desarrollo de una cultura
de aprendizaje permanente. (Torres, R.M., 2006)
No es realista y puede considerarse un abuso demagógico en el campo de la
política esperar que la alfabetización en general o la alfabetización gerontológica en
particular per se cambie la vida de las personas, incidiendo sobre el ingreso, el empleo
o la pobreza. De hecho, en América Latina, hoy, haber completado la educación básica
no hace diferencia o hace una diferencia menor.
Sin embargo saber leer y escribir mejora la calidad de vida de las personas de
muchas y muy profundas maneras, no necesariamente de naturaleza económica. La alfa-
betización mantiene vínculos estrechos con la dignidad humana, la autoestima, la liber-
tad, la identidad, la autonomía, el pensamiento crítico, el conocimiento, la creatividad,
la participación, el empoderamiento, la conciencia y la transformación social, todos ellos
importantes satisfactores humanos, más allá de las condiciones materiales de vida.
En sus testimonios, los alfabetizandos adultos y de la tercera edad se refieren a
la lectura y la escritura como “una compañía”, “un arma para combatir la soledad”, “una

— 299 —
manera de viajar, sin viajar”. La sustitución de la huella digital por la escritura del propio
nombre es el acto más importante de dignificación para una persona analfabeta, por lo
general afectada por la vergüenza y la baja autoestima. (Torres, R.M., 2006)
Cultivar la lectura y la escritura también repercute sobre la salud mental y psico-
lógica de las personas. La investigación neuropsicológica indica que las personas que
cultivan una mente activa y compleja durante toda su vida –incluyendo un vínculo sólido
con la lectura y la escritura, diferente por ejemplo de la actividad pasiva de ver la televi-
sión– envejecen bien y están menos expuestas a enfermedades como el Alzheimer y la
demencia senil. (Manly, J., 1999)
Cuba es libre de analfabetismo y la expansión de la escolaridad en los últimos
treinta años en los países del Sur, en particular en América Latina y el Caribe, ha amplia-
do la población alfabetizada, especialmente entre las generaciones más jóvenes. Por otro
lado, la acelerada expansión de las modernas TIC, sobre todo los teléfonos celulares, las
computadoras y la Internet, a partir de la década de 1990, ha estimulado y diversificado la
necesidad y la práctica de leer y escribir entre millones de niños, jóvenes y adultos. (Torres,
R.M., 2004) (UNESCO, 2006)(PNUD, 2002)
En el mundo actual, leer y escribir comprensivamente no es suficiente. Usar la lec-
tura y la escritura de manera productiva en la vida diaria, para fines personales y sociales,
tampoco es suficiente. El ingreso a la “Sociedad de la Información” (SI) exige, más que
nunca, que niños, jóvenes y adultos aprendan a relacionarse con la información y el co-
nocimiento de manera razonada y crítica, que aprendan a producir su propio conocimien-
to, a investigar, a identificar, evaluar, seleccionar y usar la información a la que estamos
expuestos en los medios masivos, en la calle, o en la Internet. (Manly, J., 1999)
La alfabetización ya no puede concebirse como un aprendizaje terminal sino ape-
nas como una puerta de entrada, ya no puede verse como una etapa de aprendizaje sino
como un proceso de aprendizaje que pasa por diferentes momentos y niveles y que se
instala como aprendizaje permanente. (UNESCO, 2006) Por otro lado, entre la persona
considerada analfabeta y la persona considerada alfabetizada existen múltiples grados
de dominio y uso de la lectura y la escritura.
Términos tales como “alfabetización básica”, “alfabetización inicial”, “analfabetis-
mo funcional”, “neoalfabetizados” o “semialfabetizados”, “postalfabetización”, entre otros,
expresan de alguna manera la necesidad de ir más allá de la dicotomía simplista analfa-
beto/alfabetizado y de reconocer los vínculos estrechos entre alfabetización y aprendizaje
a lo largo de toda la vida donde la educación en temas de envejecimiento y particularmente
en temas de Psicogerontología son de gran importancia en la preparación y enfrentamien-
to a esta fase del ciclo vital que llamamos vejez.
Esta tarea esta relacionada con una realidad social, el envejecimiento de la pobla-
ción, que es un logro y reto social por las implicaciones sociales, económicas, sanitarias
que trae consigo.
Es por todo lo anteriormente planteado que se propone como Problema científico:
¿Qué importancia tiene el componente psicogerontológico en un sistema básico
de alfabetización gerontológica apoyado por nuevas tecnologías de la información y las
comunicaciones para satisfacer las principales necesidades de aprendizaje de adultos y
adultos mayores del consejo Sur?

— 300 —
Objetivo general
Determinar la importancia del componente psicogerontológico en un sistema bá-
sico de alfabetización gerontológica apoyado por nuevas tecnologías de la información y
las comunicaciones para satisfacer las principales necesidades de aprendizaje de adul-
tos y adultos mayores del consejo Sur.

Objetivos específicos
• Identificar principales necesidades de aprendizaje relacionados con el proceso de
envejecimiento en especial en lo psicogerontológico.
• Diseñar los componentes del modelo educativo orientado a la comunidad apoya-
do en nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones que satisfaga
principales necesidades y motivaciones de los usuarios.
• Evaluar importancia de lo psicogerontológico en el sistema básico de alfabetiza-
ción gerontológica apoyado en nuevas tecnologías propuesto.

Metodología
Esta investigación es de tipo descriptiva con elementos de investigación acción
participativa por la amplia participación comunitaria en el diagnóstico y la intervención,
además todo problema educativo identificado se le ofreció respuesta en el momento de
ser identificado. El universo estuvo constituido por 1254 adultos, 2075 adultos mayores
y 17 lideres comunitarios del consejo popular sur del municipio Colón.
Se aplicaron métodos cualitativos y cuantitativos del nivel empírico como
se describe a continuación:
La Escala Geriátrica de Evaluación Funcional (EGEF) (Anexo 1): Es un instru-
mento validado en el Centro Iberoamericano de la Tercera Edad con la finalidad de que
el personal de atención primaria de salud pueda contar con un instrumento para valorar
el estado funcional global del adulto mayor y complemente la evaluación periódica de
salud.
El instrumento contribuirá a identificar al anciano frágil, el de más alto riesgo, para
el que tendrá que diseñar, en conjunto con los Equipos Multidisciplinarios de Atención
Gerontológica (EMAG), un plan especial para su manejo.
En todos los casos los grados de deterioro se evalúan con respecto a las Acti-
vidades de la Vida Diaria, estas son aquellas que el individuo debe hacer por sí solo
para considerarse independiente. De forma clásica, estas se han dividido en Actividades
Básicas (ABVD), siendo las más elementales: bañarse, vestirse, ir al baño, movilizarse,
la continencia, alimentación; y las Actividades Instrumentadas (AIVD), como hablar por
teléfono, movilizarse fuera del hogar, comprar, prepararse los alimentos, hacer tareas
hogareñas o manuales, tomar medicinas y manejar su dinero.
• Entrevistas en profundidad: Se realizaron para profundizar en conocimiento
de la problemática y su solución. En la entrevista en profundidad el entrevistado desea
obtener información sobre determinado problema y a partir de él establece una lista
de temas, en relación con los que se focaliza la entrevista quedando esta a la libre
discreción del entrevistador sin sujetarse a una estructura formalizada de antemano.
Su preparación requiere cierta experiencia para saber aquello que desea ser conoci-
do; focalizando progresivamente a cuestiones cada vez más precisas para lo cual se
necesita muchas veces varias entrevistas para cumplir su objetivo de profundizar en el

— 301 —
conocimiento sobre la temática en estudio. El temario se realiza a partir de información
anterior pero puede ser modificado en el desarrollo de la misma. (Rodríguez, G., 2002)
• Análisis documental: Con la finalidad de valorar las necesidades de aprendi-
zaje y los problemas más reflejados en la literatura. Para ello se revisaron las principales
bases de datos y publicaciones relacionadas con la temática del adulto mayor.
Análisis de contenido: Con la finalidad de valorar la organización de los con-
tenidos. (Zapata M, 2005): En el estadio más evolucionado, el análisis de contenidos
proporciona criterios de secuenciación que tienen en cuenta tanto la estructura interna
de los contenidos de enseñanza como los procesos cognitivos que intervienen en el
aprendizaje significativo.
Teniendo en cuenta estas consideraciones, según la técnica de análisis de con-
tenidos el proceso a seguir para secuenciar un conjunto de contenidos de enseñanza
consta de tres pasos:
1. Descubrir y destacar los ejes vertebradores de los contenidos que deben en-
señarse a los alumnos.
2. Descubrir y destacar los contenidos fundamentales y organizarlos en un es-
quema jerárquico y relacional.
3. Proceder a la secuenciación según los principios de la organización psico-
lógica del conocimiento.
Grupos focales: Puede definirse como una discusión cuidadosamente planifica-
da, diseñada para obtener expectativas en un área definida de interés en un ambiente
permisible. Se realiza aproximadamente con unas siete o diez personas y un intermedia-
rio preparado. La discusión es relajada, confortable y permite a los participantes expre-
sar sus ideas y opiniones. En realidad, puede considerarse como una modalidad de la
entrevista grupal. Proviene de las aplicaciones de la mercadotecnia a esta actividad no
son más que modalidades de la entrevista grupal. Se fomentan grupo de discusión, con
el objetivo de unificar criterios y posiciones de trabajo que permitan crear las premisas
para la elaboración de la estrategia de intervención.
Consulta a expertos basado en el método Delphi: Este método se utilizo en dos
rondas de envío a favor de obtener más información sobre las necesidades y categorizar
las más comunes. Respecto al método Delphi se debe describir más a profundidad pues
a pesar de que se refiere con frecuencia su uso en la literatura como método cualitativo
de estudio no es de amplio conocimiento.
Es una técnica que permite llegar a opiniones de consenso en un grupo, sobre
cierto asunto específico. Consiste en una serie de preguntas repetidas, por lo general
utilizando encuestas o cuestionarios, sobre el tema que se investiga a personas que se
considera que conocen el tema. En otras palabras, se supone que el grupo que participa
en un proceso de esta naturaleza es experto en el tema.
Esta técnica permite recoger y decantar el conocimiento del grupo de expertos
sobre el tema que se ha escogido. Permite la formación de consenso en un grupo y es
útil como herramienta exploratoria para el pronóstico tecnológico o sobre la educación
(sobre el desarrollo de la tecnología, por ejemplo, cómo serán utilizados los computa-
dores dentro de 30 años). Esta herramienta permite producir información confiable para
la toma de decisiones. También es útil en la educación. Esta herramienta permite a los
investigadores y a los estudiantes obtener una visión más detallada y profunda acerca
de los supuestos (y de las opiniones que existen) sobre un problema específico.

— 302 —
Plan de Análisis de Datos
La valoración cualitativa con categorización de resultados será la principal herra-
mienta de análisis de datos, se aplicó el análisis porcentual en el caso de las formas de
informarse y en los resultados del EGEF.

Análisis de los Resultados


Es importante aclarar que los objetivos se fueron desarrollando de manera pa-
ralela donde la identificación de necesidades, el modelo educativo y la evaluación se
realizó de manera paralela, en la medida que se identificaban las necesidades se imple-
mentaban las soluciones realizándose evaluaciones en el proceso de este trabajo que
garantizaron menor esfuerzo en la evaluación final.
El análisis de los resultados se organizará según objetivos propuestos comen-
zando por las necesidades de aprendizaje de adultos y adultos mayores las cuales se
identificaron esencialmente con tres criterios:
- de lideres comunitarios y adultos mayores del consejo sur,
- de expertos iberoamericanos y
- resultados de la Escala Geriátrica de Evaluación funcional.

Criterios de líderes comunitarios y adultos mayores del consejo sur:


En los grupos focales con adultos mayores realizados en el consejo Sur se diag-
nosticaron las necesidades de aprendizaje donde fueron punto de comienzo a la va-
loración de necesidades de aprendizaje con un 100 por ciento de las necesidades del
grupo satisfechas y solución con el apoyo intersectorial a lagunas necesidades que se
presentaron y fueron material para la selección de los contenidos gran parte de los
cuales se encuentran en la propuesta general que se presenta del modelo al final del
análisis de este objetivo y donde la categorización ofreció como principales demandas
educativas el como:
• trabajar con adultos mayores,
• acceder a más información sobre envejecimiento,
• tener formación continuada en el proceso de envejecimiento y la vejez.
En las entrevistas a profundidad con la presidenta del consejo popular y líderes
formales e informales de la comunidad con el objetivo de conocer en que medida el
envejecimiento poblacional es un problema en el área seleccionada donde se corro-
boraron las necesidades de aprendizaje donde se incluían los lideres unido al resto de
los estudiados. Se formaron grupos focales con la participación de equipos básicos de
salud, directora de policlínico, delegados, adultos mayores presidentes de los círculos
de abuelos, Equipo multidisciplinario de atención Gerontológica del policlínico, y Equipo
de trabajo del CEGER) donde en la categorización se muestra de manera reiterada:
• tener formación continuada en el proceso de envejecimiento y la vejez.
• actividades básicas e instrumentadas de la vida diaria especialmente
• Trastornos de la memoria.
• Alteraciones del estado emocional.

Resultados de la Escala Geriátrica de evaluación funcional (EGEF).


La aplicación de este instrumento fue útil pues se valoró la salud desde lo funcio-
nal de una muestra representativa del consejo sur donde se evaluaron sus dificultades
funcionales, la prueba fue realizada por estudiantes de la Escuela de trabajadores socia-

— 303 —
les donde se identificaron los problemas y se dio respuesta a nivel comunitario a las prin-
cipales necesidades especialmente las relacionadas con los objetivos de este trabajo.
Los resultados según población que participo en el estudio se muestra en el anexo No.
4 donde la muestra se constituyo con alto equilibrio en relación al sexo con un 50, 83 en
el sexo femenino y más del 40 por ciento en el sexo masculino, esta población es una
población mayormente joven centrándose entre los 60 y 69 años lo cual ofrece amplias
posibilidades de intervención educativa a la familia y al adulto mayor.
En el anexo No. 5 se muestran los datos de los resultados objetivos de la funcio-
nalidad que tuvieron la doble función de contribuir a solucionar los problemas detectados
como valor agregado y diagnosticar las necesidades educativas desde la objetividad de
la funcionalidad de los adultos mayores de la población blanco.
Se realizó una discusión de los resultados de la prueba con los que aplicaron la
prueba y el equipo multidisciplinario del área donde los problemas en el ámbito educa-
tivo se centraron en:
• Trastornos del sueño.
• Trastornos de la memoria.
• Estado emocional.
• Funcionalidad global.

Criterios de expertos iberoamericanos.


Relacionado con las principales necesidades de información o de aprendizaje a
satisfacer por población adulta y adulta mayor según criterio de expertos en la temática
al terminar las rondas con la aplicación del método Delphi y posterior a categorizar se
pudo constatar que además de las temáticas incorporadas a partir de la aplicación de los
instrumentos consideraron importante incorporar contenidos de uso general como:
• Jubilación
• Cambios normales en la vejez

Este es un importante aporte pues no solo se incorpora en el sistema las nece-


sidades percibidas por los usuarios directos sino de expertos que pueden identificar
necesidades no percibidas por los usuarios y que son de importancia en el proceso de
convertir el envejecimiento en un proceso
De todos los criterios emergió el esquema general de necesidades que se mues-
tra a continuación:
- Necesidades en lo psicogerontológico: Se reitera el interés por dos áreas lo
afectivo con la depresión y el duelo y lo cognitivo con la demencia Alzheimer y los
trastornos de la memoria en la vejez.
- Necesidades en funcional: Se relacionan con actividades básicas e instrumen-
tadas de la vida diaria especialmente
- Necesidades en lo biomédico: La hipertensión arterial, a diabetes y la artritis se
repiten como necesidad, se reitera los trastornos en lo renal.
- Necesidades en lo social: En esta temática se identifico como tema actual la
jubilación y sus consecuencias.

Necesidades en lo general: Se reiteran necesidades orientadas a los criterios de


cambios normales en la vejez, desarrollo personal y social en la vejez, la sexualidad, el
presente y futuro demográfico.

— 304 —
Las necesidades de aprendizaje identificadas se comportan como un proceso en
el que del aprendizaje emergen nuevas necesidades que se incorporan a la base docu-
mental o informativa y se actualizan los contenidos que se presentan para lo cual se ha
creado un grupo de investigación estudiantil orientado por el equipo de trabajo integrado
de AlfaGer y la comisión municipal de envejecimiento.
A partir de los tres criterios de la pesquisa realizada y el análisis de contenido el
modelo de trabajo básico de AlfaGer esta basado en los elementos que se muestran
a continuación los cuales satisfacen las necesidades de aprendizaje y cumple con las
exigencias de la formación elemental relacionada con el adulto mayor:
• Envejecimiento normal y patológico
• Funcionalidad
• Jubilación
• Hipertensión arterial
• Caídas o inmovilidad
• Demencia, especialmente la demencia Alzheimer.
• Depresión

Según la forma de presentar los contenidos el modelo ofreció una base documen-
tal que se comporta como se describe:
- Lecturas fáciles (LF): Es información comúnmente presentada en forma de ple-
gable de fácil lectura que haga una orientación rápida haciendo énfasis en lo
preventivo y la manera de llegar a más información. Se desarrollan según criterios
de la biblioteca médica de los Estados Unidos
- Preguntas y respuestas: Este es un material más ampliado con posibilidades de
llegar a las preguntas más frecuentes en la temática que se aborda.
- Materiales ampliados: Son los materiales más ampliados, comúnmente se in-
corpora bibliografía y formas de ampliar a nivel más especializado, su diseño se
orienta a promotores o a la formación de grupos de autoayuda y ayuda mutua.
- Glosario: Términos más usados o que pueden encontrarse en otros documentos
y pueden fomentar dudas en los usuarios de AlfaGer.

Se presentan los materiales donde el usuario puede seleccionar desde donde


comenzar o que necesita acorde a sus necesidades de información.
El sitio web, en desarrollo permanente, culmino esta etapa como se muestra en
el organigrama respondiendo al currículo básico diseñado
El objetivo fundamental del modelo básico es el fomento de promotores donde
estos tienen conocimientos que son capaces de compartir no solo por su complejidad
temática sino por su diversidad para compartir con otras áreas del conocimiento.

— 305 —
Gráfico No. 5
Organigrama AlfaGer

Mapa del sitio

Estructura lógica y evaluación del sitio AlfaGer.


El diseño de este sitio Web consistió en la implementación de un grupo de herra-
mientas informáticas sin complejidad tecnológica con vistas a poder acceder de manera
fácil desde el sitio de hospedaje en la Red INFOMED o desde una máquina sin acceso a
la red. Fue desarrollado el sitio básicamente en HTML y con organización de contenidos
sobre diversos aspectos del envejecimiento especialmente el currículo básico propuesto.

Análisis por áreas del sitio AlfaGer


Área de apoyo
- Documentos importantes: Enlaces a documentos útiles.
- Consultoría AlfaGer: Servicio para solicitar asesoría o consultoría vía INTERNET
- Enlaces necesarios: Enlace a sitios relacionados con la temática.
- Accesibilidad: Elementos básicos de accesibilidad, especialmente colocados
para desarrolladores.

Área de gestión
- Programa básico de AlfaGer: Contenidos básico que se plantea debe poseer
un adulto o adulto mayor
- Boletín AlfaGer: Boletín de las principales acciones realizadas en el semestre
por AlfaGer
- Lista GERO-L: Lista de discusión a través de correo electrónica, estas han
evolucionado hacia los fórum pero a partir del desigual desarrollo informático, especial-
mente en lo relacionado al tipo de conexión disponible, con frecuencia por MODEM, se
decidió hacerlo de esta manera.

— 306 —
- Chat: Servicios de Comunicación y conversación en línea. Comúnmente llama-
do “chat”, este servicio permite a los usuarios sostener conversaciones en tiempo real,
tanto públicas como privadas, con otros usuarios de la red.

Área de información temática


- Lecturas fáciles: Enlace que presenta principales lecturas fáciles como ele-
mento básico en el modelo propuesto.
- Libro de las respuestas: Se presentan las peguntas y respuestas más fre-
cuentes por temáticas.
- InfoGen: Servicio que muestra Información ampliada sobre temas de interés.
- Glosario: Significado de los términos más usados en el sistema o de interés en
las temáticas del envejecimiento y la vejez.

La consulta a experto se realizó a 15 expertos consultados, en la cual se mues-


tran los resultados siguientes según estructura por países: 6 de Cuba, 1 de Costa Rica,
2 de Colombia, 1 de Argentina, 2 de Puerto Rico, 3 de España, 4 de México, 1 de Gua-
temala.
Estos expertos trabajaron en la valoración de todos los objetivos con vistas a que
los contenidos y el producto informático tengan el mínimo de calidad y posibilidad de
satisfacer el objetivo general de este trabajo.
La profesión que predomino fue la de gerontólogo con 11 Gerontólogos y 4 Ge-
riatras, en todos los casos las edades superaron los 35 años y con más de 11 años
de experiencia la totalidad de los encuestados. Los expertos informáticos fueron 15
cubanos web máster, administradores de red o programadores con más de 5 años de
experiencia.
Los expertos realizaron una evaluación del modelo final con varias rondas de
sugerencias hasta llegar al producto propuesto en este trabajo.
La evaluación del sitio según parámetros establecidos se comporto como sigue:
Entre 70 y 80 % lo cual clasifica como suficiente para publicarse, las insuficiencias
superiores se ubicaron en:
• Sistema de búsqueda.
• Presencia de metadatos básicos.
• Presencia de metadatos de formato Dublín Core
• Tipo de formato de los documentos.

Preocupación por el mantenimiento e inclusión de nuevos conocimientos en el


sitio.
Ya se trabaja en los aspectos más comprometidos en la calidad del sitio, pero lo
más un aspecto muy importante fue la confiabilidad de la información y su actualización
donde no existe ningún problema.
Esta herramienta, especialmente la informática debe hacerse publica a mediados
del próximo año pues se continua trabajando en los agentes inteligentes del sistema
tecnológico y se incrementa la consulta con especialistas nacionales e iberoamericanos
donde pueden colaborar todos los interesados. Se ha incluido en este estudio un estudio
de las posibilidades de acceso de adultos mayores y adultos mayores de 40 años a esta
herramienta el cual será motivo de una próxima valoración.

— 307 —
En el momento de escribir el informe de investigación ya se ha demostrado dispo-
sición de interesados en la temática que han ofrecido sus esfuerzos como promotores,
entre estas acciones tenemos:
• Inclusión de contenidos a los estudiantes de la Escuela de Trabajo Social de Colón.
• Contenido psicogerontológico se perfecciona en tesis de Diploma de estudiantes
de Psicología.
• Se amplían contenidos en tesis de maestría de Longevidad satisfactoria y Didác-
tica de la Educación Superior.
• Base documental y metodológica de programa radial.
• Programa de curso electivo en ingles para estudiantes de medicina
• Se valora su inclusión en los materiales a ofrecer en los GeroClub.
• Propuesta para publicación de libro.

Conclusiones

• Se identificaron las principales necesidades de información y de aprendizaje
sobre envejecimiento en particular lo psicogerontológico demostrándose la importancia
de lo psicogerontológico en sus dos grandes ejes vertebradores: la vejez y el envejeci-
miento.
• Se logra diseño de un modelo de alfabetización gerontológica básico que com-
bine herramientas a favor de una mejor satisfacción de necesidades y motivaciones de
los usuarios.
• Queda diseñado y evaluado portal Web AlfaGer para la gestión de la informa-
ción y el conocimiento a favor de incrementar las potencialidades en adultos y adulto
mayores sobre envejecimiento y vejez en temas psicogerontológicos.
• Se logro identificar las principales necesidades de aprendizaje, diseñar y eva-
luar sistema de educación sobre estas temáticas lo cual sustento el desarrollo del siste-
ma de alfabetización gerontológica apoyado en nuevas tecnologías de la información y
las comunicaciones.

Recomendaciones
• Continuar en su siguiente fase la investigación, la extensión, de manera que
permita dimensionar estadísticamente las variables de investigación con el fin de es-
tudiar su comportamiento en la gestión del conocimiento de la comunidad, a través del
control de los accesos de los usuarios.
• Perfeccionar el uso de las herramientas implementadas orientadas a la Web
semántica.

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— 311 —
Grupos Organizaciones y Participación de los AM

Generatividad y motivaciones para el


voluntariado en adultos mayores.

Nicasio de Cordoba, Mercedes; Urrutia, Andrés Ignacio


y Moisset de Espanés, Gastón

Resumen
Este trabajo constituye una reflexión teórica y una exploración empírica sobre
las relaciones entre la generatividad y las motivaciones de los mayores para trabajar
voluntariamente.
La “generatividad” supone el interés y compromiso por el bienestar de los otros
en general y de las futuras generaciones en particular. Existen, según, M. Dávila y F.
Chacón (2003), “múltiples potenciales motivos” que llevan a las personas a ser vo-
luntarios. 113 personas mayores completaron un cuestionario sobre voluntariado y dos
instrumentos: la Escala de Generatividad de Loyola y el Inventario sobre Motivacio-
nes del Voluntario de Clary.
Se halló una vínculo positivo con la organización, altos niveles de satisfacción
(89.4 %) y la intención de permanecer un tiempo prolongado (84.7%). Quienes pun-
tuaron más alto en generatividad (M = 37.67) tienen mayor grado de conciencia de sus
“impulsos internos” (t = 2.8; p =.006), de sus deseos de colaborar; y además ya han
participado con anterioridad en otros programas de voluntariado, o actualmente lo hacen

 Nicasio de Cordoba, Mercedes. Lic. En Psicología. Universidad Nacional de Córdoba. Ex Docente


Titular de la Cátedra Psicología Evolutiva del Adulto y la Senectud, Facultad de Psicología, Univer-
sidad Nacional de Córdoba. Magíster en Gerontología. Facultad de Medicina. Universidad Nacional
de Córdoba. Actual docente del programa Famac (Formación de Adultos Mayores Córdoba) de la
Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, que se desarrolla en CEPRAM
(Centro de Promoción del Adulto Mayor). Cursos: “Cambios evolutivos en la segunda mitad de la
vida”; “Fantasmas de la vejez”.
 Centro de Promoción del Adulto Mayor (CEPRAM). Ciudad de Córdoba, República Argentina.
Urrutia, Andres Ignacio. Lic. En Psicología. Universidad Nacional de Córdoba. Especialista en
Psicogerontología. Actual director y docente del programa Famac (Formación de Adultos Mayores
Córdoba) de la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba, que se desarrolla
en CEPRAM (Centro de Promoción del Adulto Mayor). urrutias@infovia.com.ar
 Centro de Promoción del Adulto Mayor (CEPRAM). Ciudad de Córdoba, República Argentina.
Moisset de Espanés, Gastón. Lic. En Psicología Universidad Nacional de Córdoba. Actual docente
del programa Famac (Formación de Adultos Mayores Córdoba) de la Facultad de Psicología de la
Universidad Nacional de Córdoba, que se desarrolla en CEPRAM (Centro de Promoción del Adulto
Mayor). Cursos relacionados al entrenamiento cognitivo (memoria, inteligencia fluida, atención) y
sobre “generatividad en el desarrollo de la vida”. Actual becario de la Secretaria de Ciencia y Tecno-
logía de la Universidad Nacional de Córdoba. Maestría en Gerontología (Tesis en preparación).
gastonmoisset2@yahoo.com.ar

— 312 —
en más de un programa (χ2= 11.03; p =.001 y χ2 = 4.07; p =.045 respectivamente). Ade-
más los voluntarios con mayor trayectoria en tal rol tienen puntuaciones más altas en
generatividad (M = 35.49) que quienes recién se inician (M = 31.98) (t = 2.62; p =.010);
y que aquellos que lo hacen en una sola organización o programa (M = 32.95; t = 2.39;
p =.019). Las motivaciones más frecuentes fueron: la adhesión a valores altruistas y los
conocimientos y aprendizajes que el voluntariado posibilita. La mejora del curriculum y
la defensa del Yo fueron nada o poco importantes.

Palabras clave: Voluntariado de mayores, generatividad, motivaciones.

Introducción
El presente trabajo constituye una reflexión teórica y una aproximación empírica
sobre las relaciones entre la generatividad y las motivaciones de los adultos mayores
para ser voluntarios en una organización de la sociedad civil.
Los distintos programas de voluntariado en los que participan los adultos y adul-
tos mayores de la organización (atención telefónica a personas en crisis, apoyo escolar
a niños, equipo de solidaridad con niños de una escuela especial, grupos de narración,
animadores culturales, etc.) tienen en todos los casos el fin último de promover el de-
sarrollo en los voluntarios en tanto actores de la tarea y en los destinatarios de los pro-
gramas.
Al reflexionar sobre qué moviliza a un adulto mayor a donar su tiempo, conside-
ramos que puede ser de utilidad en primer término revisar el concepto acuñado por Eric
Erikson (1971) respecto de la “generatividad”. El autor propone que la crisis propia de
la adultez consiste en la resolución entre la polaridad generatividad vs. estancamiento.
La resolución positiva de dicha crisis provee al yo de una virtud, una fortaleza para el
desarrollo: la capacidad de cuidado (del self y de los otros). Si bien Erikson no desarrolló
en profundidad el concepto de generatividad, ha constituido un terreno fértil para poste-
riores investigaciones.
John Kotre (1984) define a la generatividad como el investimiento del self en
formas de vida y de trabajo que le sobrevivirán. Este autor hace hincapié en el deseo
interno de “inmortalidad simbólica” en el sentido de que a través de nuestros empeños
generativos anhelamos dejar una marca, una huella de nuestro paso por la vida, dejar
un mundo mejor que el que hemos recibido. Y junto a este deseo de expansión del yo
en forma poderosa y autónoma, el autor menciona también la tendencia a cuidar aquello
que ha sido generado.
McAdams y col. (1998) desarrollan un modelo teórico sobre la generatividad que
incluye las motivaciones internas mencionadas por Kotre y a ellas le añade las deman-
das externas, sociales, que le exigen a los adultos tomar responsabilidades ligadas al
desarrollo de los otros. Así, los deseos internos combinados con las demandas externas
generarían en los adultos un interés por el desarrollo personal y de los otros que se ac-
tualizaría en conductas ligadas a la promoción del bienestar, crecimiento y cuidado de
sí y de los demás. El desarrollo de la generatividad estaría en estrecha relación con un
desarrollo saludable. Shin An & Conney (2006) han reportado una correlación positiva
entre la generatividad y el bienestar psicológico (r =.43).
Si bien la tarea prototípicamente generativa es la paternidad, la generatividad
estaría relacionada con otros roles sociales tales como la educación, la atención de la
salud, la participación ciudadana y el trabajo voluntario. De hecho, en el instrumento

— 313 —
desarrollado por McAdams y col. (1998) para mensurar el interés generativo, se incluyen
ítem relacionados con este punto (“me ofrezco voluntariamente a trabajar en obras de
caridad”, “tengo la responsabilidad de mejorar la comunidad en que vivo”, “en mi vida he
asumido compromisos con diferentes tipos de personas, grupos y actividades”, etc).
Desde esta perspectiva teórica sería esperable hallar diferencias respecto al vo-
luntariado entre las personas que expresan un mayor interés generativo y aquellas que
lo hacen en menor medida.
Paralelamente al interés generativo, nos interesa con mayor puntualidad describir
los motivos específicos para que adultos y adultos mayores participen en voluntariados.
M. Dávila y F. Chacón (2003) suponen la existencia de “múltiples potenciales
motivos” (o factores) que puedan llegar a explicarlo. Se trata no sólo de una preocupa-
ción teórica sino también práctica, ya que sería de gran utilidad conocer más sobre las
motivaciones para las más adecuada y eficiente gestión de los programas de voluntaria-
do. Hemos indagado en las motivaciones de los voluntarios adultos y adultos mayores a
fin de construir un perfil del grupo. Utilizamos, para alcanzar tal objetivo un instrumento
desarrollado por Clary y col. (1998), que atiende a seis motivaciones principales:
Valores altruistas: la motivación reside en poder, a través del voluntariado, expre-
sar valores a los cuales adhiere la persona, relacionados con el interés humanitario y
altruista hacia los otros (ejemplos de ítem: Siento empatía por la gente que está necesi-
tada; Siento que es importante ayudar a otros, etc.)
Conocimiento: el voluntariado es una oportunidad para aprender de nuevas ex-
periencias o para ejercitar conocimientos y habilidades ya adquiridas (ejemplos de ítem:
El voluntariado me permite obtener una nueva perspectiva de las cosas; El voluntariado
me permite aprender cosas a través de la experiencia directa, etc.).
Mejora del estado de ánimo: la motivación principal es el desarrollo del yo y su-
pone refuerzos positivos al mismo (ejemplos de ítem: El voluntariado incrementa mi
autoestima; El voluntariado me hace sentir necesario, etc.).
Relaciones sociales: el voluntariado ofrece oportunidades de estar con amigos o
implica una actividad vista favorablemente por otras personas significativas (ejemplos
de los reactivos incluidos: Tengo amigos que son voluntarios; Otras personas cercanas
a mí dan un alto valor al servicio a la comunidad, etc.).
Defensa del yo: la motivación para ser voluntario está en relación a proteger al yo
de aspectos negativos de sí mismo, reducir culpas inconscientes, delimitar los propios
problemas personales. Algunos de los ítem son: Por muy mal que me sienta el volunta-
riado me ayuda a olvidarlo; Con el voluntariado me siento menos solo, etc.
Mejora del currículum: la motivación para participar en el voluntariado guarda
relación con los beneficios que podría acarrear. Para indagar esta fuente motivacional
se utilizan, por ejemplo, las siguientes expresiones: El voluntariado puede facilitarme el
encontrar un puesto de trabajo; Mediante el voluntariado puedo hacer nuevos contactos
que podrían beneficiarme en mi carrera profesional o en mis negocios, etc.

Objetivos
Describir el nivel de satisfacción y la intención de permanencia en el rol de vo-
luntario.
Analizar la relación entre el interés generativo y distintos aspectos relacionados a
la tarea voluntaria (conciencia de impulsos internos para ser voluntario, intensidad en la
participación en voluntariados, trayectoria en la participación en voluntariados).

— 314 —
Determinar las motivaciones más frecuentes para el voluntariado en adultos y
adultos mayores.

Metodología

Instrumentos
Escala de Generatividad de Loyola: La Escala de Generatividad de Loyola fue
construida por McAdams y St. Aubin, en el año 1992 en la Universidad de Loyola, Chi-
cago (Hart, H. y col., 2001). El fin del cuestionario es mensurar el interés generativo a
través de 20 (veinte) ítems. Posee una alta consistencia interna (alfa =.83), una validez
test-retest moderadamente alta (r =.73 con un intervalo de tres semanas).
Inventario de Funciones del Voluntariado: El Volunteer Functions Inventory de
Clary et al. (1998), concretamente la adaptación de Dávila y Chacón (2003) al volun-
tariado español, consta de 30 ítems, y para responderlos se utiliza una escala de siete
puntos que va de 1 (no importante) a 7 (extremadamente importante). Se estructura en
6 escalas que coinciden con la teorización funcionalista propuesta por el mencionado
autor del inventario. Respecto a la confiabilidad de la escala, Clary et al. (1998) y Dávila
y Chacón (2003) obtuvieron valores para cada una de las escalas que oscilaban entre
0.89 y 0.80, y entre 0.91 y 0.58, respectivamente.
Cuestionario sobre voluntariado: Se confeccionó específicamente para esta in-
vestigación y aborda distintos aspectos del voluntariado (Datos personales, experiencia
y trayectoria en voluntariado, satisfacción con la tarea, proyección a futuro, motivaciones
entre otras).

Participantes
La población en estudio estuvo constituida por los adultos y adultos mayores par-
ticipantes en programas de voluntariado del Centro de Promoción del Adulto Mayor (CE-
PRAM), organización no gubernamental de la Ciudad de Córdoba, República Argentina.
La muestra estuvo constituida por 113 sujetos (70% de la población de voluntarios).
En primer lugar hay que mencionar que el voluntariado de CEPRAM es funda-
mentalmente femenino (95.6% mujeres, 4.4% varones). Los voluntarios tienen entre 47
y 84 años siendo la media de 63.28 años (s = 7.63). Respecto al estado civil hallamos un
51.4% casados, 23, 8% viudos, 16, 2% separados y 8, 6% solteros. Se trata además de
un grupo con elevado nivel de instrucción (60.6% estudios terciarios completos, 12.8%
terciarios incompletos, 25.7% secundarios completos y sólo un 9% tiene estudios secun-
darios incompletos o menor).
Casi un cuarto de los encuestados (24.8% de los voluntarios) desempeña ac-
tualmente tareas de voluntariado en otra organización (el 75.2% restante sólo lo hace
en CEPRAM). Y del total de voluntarios, el 52.2% afirma ya haber realizado tareas de
voluntariado en el pasado en otras organizaciones.
En los programas de voluntariado de CEPRAM hallamos personas que se han
incluido hace pocos meses y otras que llevan cinco años (M = 1.67 años, s = 1.36). Las
horas semanales que le dedican al voluntariado oscilan entre dos y cinco, según los
programas; pero también hallamos personas que participan en más de un voluntariado
y por lo tanto las horas semanales pueden llegar hasta doce (M = 4.63 horas; s = 1.59).

— 315 —
Resultados

Satisfacción y permanencia proyectada.


A partir de los datos provistos por el cuestionario hallamos en nuestra muestra
que el 89.4% de las expresiones escritas brindadas por los voluntarios indican satisfac-
ción o mucha satisfacción con su rol (“me encanta todo lo que estamos aprendiendo”,
“satisfacción total, felicidad de poder dar algo, sea lo que sea”, “plena, siento que mi
vida cambió en algunos aspectos”, “ es una actividad que me llena el alma”, “...nunca
me imaginé que me iba a gustar tanto...”). El 10.6% restante incluye a las personas que
consideran que todavía no pueden determinar su satisfacción porque hace poco tiempo
que están en el voluntariado, y también a las personas que afirman sentirse satisfechas
“a medias”. El menor grado de satisfacción se asocia a un sentimiento de carencia (“veo
que todavía me falta mucho entrenamiento para cumplir mejor el rol asignado. Tampoco
estoy seguro de tener las cualidades apropiadas”).
En relación con el alto porcentaje hallado de satisfacción en el rol de voluntario,
encontramos que el 84.7% de las personas afirma que es bastante probable que conti-
nuará en el programa de voluntariado de la organización “siempre” o “hasta que le den
las fuerzas y la salud” (el 4.5% afirma que es bastante probable que continúe entre
un año y dos; 7.2% es bastante probable entre seis meses y un año; 3.6% es bastante
probable que continúe durante los próximos seis meses).
Se encuentran diferencias estadísticamente significativas entre los grupos de ma-
yor y menor satisfacción respecto a sus intenciones de tiempo de permanencia en el
voluntariado (t = 3, 93 para α =.000). La intención de permanecer más tiempo conforme
están más satisfechos corrobora las hipótesis de que existe una sólida relación entre la
experiencia de emociones positivas en el voluntariado y la intención de permanecer en
la organización. Tal como lo indican M. Vecina y F. Chacón (2005), uno de los principales
problemas que tienen las organizaciones de voluntariado actualmente es la permanen-
cia de sus voluntarios.

Generatividad y rol de voluntario


Encontramos con claridad dos grupos de respuestas respecto a cuál ha sido la
percepción subjetiva sobre la motivación. En un grupo mayoritario (80.7%) la clave ha
sido su respuesta ante una invitación externa (“me motivé a partir de la invitación...”,
“la inquietud surge cuando me la propone la organización”...). Por otro parte, hallamos
a los voluntarios (19.3%) que afirman haber experimentado “desde siempre” el impulso
interno, el interés de participar, las ganas de colaborar en tareas voluntarias (“desde
siempre, he tenido tendencia y conciencia de que debía ayudar a los demás seres hu-
manos”, “siempre he querido ayudar y colaborar con los demás”).
Se hallan diferencias estadísticamente significativas en el puntaje de la Escala
de Generatividad de Loyola cuando comparamos ambos grupos (los voluntarios de la
categoría “impulso interno” puntúan más alto en generatividad (M = 37.67) que los
voluntarios de la categoría “respuesta” (M = 32.92); t = 2.8; α =.006). Hallamos también
otras relaciones significativas; los voluntarios de la categoría “impulso interno” tienden,
en mayor proporción que los voluntarios de la categoría “respuesta”, a haber sido volun-
tarios en años anteriores, o ser actualmente voluntarios en otra organización (χ = 11.03,
gl = 1 para α =.001 y χ = 4.07, gl = 1 para α =.045 respectivamente).

— 316 —
También en dirección a analizar la intensidad con la cual las personas se desem-
peñan o han desempeñado en tareas voluntarias, encontramos relaciones significativas
entre la generatividad y el voluntariado. El grupo de personas que ha sido voluntario
en el pasado tiene puntuaciones generativas más altas (M = 35.49) que el grupo que
se inicia por primera vez en voluntariado (M = 31.98) (t = 2.62 para α =.010); también
hallamos que las personas que son voluntarias simultáneamente en más de una organi-
zación, en promedio presentan puntuaciones generativas más altas (M = 36.76) que las
personas que sólo desarrollan voluntariado en una (M = 32.95) (t = 2.39 para α =.019).
Todos estos datos, complejos en apariencia, nos estarían indicando que hay una
relación entre la generatividad y el voluntariado. Las personas más generativas es probable
que tengan un mayor grado de conciencia de sus “impulsos internos”, de sus deseos de
colaborar en tareas de voluntariado; con mayor probabilidad ya han participado en el pasado
en programas de voluntariado o participan actualmente en más de una organización.

Motivaciones para el voluntariado.


Respecto a las motivaciones para el voluntariado, en la Tabla 1 se encuentran los
estadísticos descriptivos para cada uno de los factores motivacionales y en el gráfico No. 1
se encuentran agrupados los valores obtenidos por el grupo de voluntarios en un continuo
de “1” (nada o poco importante) hasta “6” (muy o extremadamente importante).

Tabla 1. Estadísticos descriptivos de cada uno de los factores motivacionales


o sub-escalas del Inventario de Clary.
Puntaje mí- Puntaje Desviación
Motivación N Media
nimo máximo típica
Valores Altruistas 107 13, 00 35, 00 26, 19 5, 63
Conocimiento y Aprendizaje 107 7, 00 35, 00 25, 43 5, 97
Estado de Ánimo 107 5, 00 35, 00 19, 99 6, 40
Relaciones Sociales 107 6, 00 34, 00 17, 93 6, 80
Defensa del Yo 107 5, 00 32, 00 13, 84 5, 43
Mejora del Currículum 107 5, 00 27, 00 8, 23 4, 36

Gráfico No. 1.
Distribución del porcentaje para cada una de las motivaciones según puntajes de la prueba.

— 317 —
Como se puede apreciar a partir de la tabla y el gráfico, las motivaciones de ma-
yor importancia de los voluntarios adultos y adultos mayores son aquellas ligadas a la
adhesión a valores altruistas que el voluntariado les permite expresar y canalizar, y los
conocimientos y aprendizajes que el voluntariado posibilita.
También se observa que la mayoría de los voluntarios presenta como nada o
poco importante las motivaciones ligadas a la mejora del currículum. La misma ten-
dencia, aunque no tan marcada, encontramos en las motivaciones ligadas a la Defensa
del Yo.
Respecto a las motivaciones vinculadas con el estado de ánimo y las relacio-
nes sociales, hallamos en el grupo una distribución más simétrica, en tanto algunos lo
puntuaron como muy importante y para otros, estos motivos son insignificantes.

Conclusiones
Los datos hallados en el estudio confirman la relación ya conocida entre el nivel
de satisfacción con la tarea de voluntario y la intención de permanecer en forma prolon-
gada en la misma. Respecto a la generatividad hallamos que es un factor que correla-
ciona con la intensidad con que las personas se dedican a las tareas de voluntariado:
las personas más generativas es probable que hayan participado desde edades más
tempranas y que lo hagan en la actualidad en más de una organización. Asimismo, las
personas más generativas presentarían un mayor grado de conciencia de sus impulsos
internos (impulso generativo) que habitan en todas las personas y movilizan al encuen-
tro enriquecedor y cuidadoso del otro. En las personas menos generativas creemos que
no es que tal impulso no exista sino que se ha mantenido latente y una llamada o invi-
tación desde el exterior es lo que ha permitido su expresión y actualización en la tarea
voluntaria.
Observamos también que las motivaciones para el voluntariado más frecuentes
en los adultos y adultos mayores han sido las de adhesión a valores altruistas (cuidado
de los otros) y los conocimientos y aprendizajes (expansión del self), precisamente las
dos tendencias de la generatividad. Nada o poco importantes son las motivaciones liga-
das a la mejora del currículo y la defensa del yo.

Bibliografía
Clary, E.C., y col. (1998): Understanding and assessing the motivations of volunteers: a functional
approach. Journal of personality and social psychology, 74(6), 1516-1530.
Dávila de León, M.C. y Chacón Fuertes, F. (2003): Adaptación del inventario de funciones del volun-
tariado a una muestra española. Encuentros en Psicología Social, 1 (2), 22-26.
Erikson, E. (1971): Identidad, Juventud y Crisis. Ed. Paidos, Bs. As.
Hart, H., McAdams, D., Hirsch. B., Bauer, J. (2001): Generativity and Social Involvement among
African Americans and White Adults. Journal of Research in Personality, Number 35,
208-230.
Kotre, John. (1984): Outliving the self. W.W. Norton & Companie. New York.
McAdams, D., Hart, H., Maruna, S. (1998): The Anatomy of Generativity. En McAdams & De St.
Aubin (Comp). Generativity and Adult Development. A.P.A.
Shin An, J. & Conney, T. (2006): Psycholgical well-being in mid to late life: The role of generativity
development and parent-child relationships across the lifespan. International Journal of Be-
havioral development. Vol. 30 (5), 410-421.
Vecina, M. & Chacón, F. (2005): Positive emotions in Volunteerism. The Spanish Journal of Psycho-
logy, 8 (1), 30-35.

— 318 —
Grupos Organizaciones y Participación de los AM

Asistencia técnica familiar y grupal para la


tercera edad de la ciudad de Neuquén.

Andrea Lungo, Cecilia Beitía, Romina Álvarez 

Resumen
Se presenta la experiencia desarrollada en dos años de trabajo brindando Asis-
tencia Técnica Supervisada a Grupos de la Tercera Edad de la ciudad de Neuquén.
La experiencia es actualmente (Año 2007) financiada por la Universidad Nacional
del Comahue, mediante el concurso de Proyectos de Extensión Universitaria.
La actividad descripta incluye la tarea realizada con Grupos de Tercera Edad, se
trata de grupos barriales promovidos por la Dirección de Adultos Mayores de la Subse-
cretaría de Acción Social de la Municipalidad de Neuquén.
Existen en la zona un total aproximado de 30 grupos actualmente en actividad
que convocan a más de 400 adultos mayores.
De este total, se ha intervenido hasta el momento sobre 10 de ellos, implemen-
tando técnicas grupales referidas básicamente a intervenciones desde la función de
facilitación, manteniendo una frecuencia de 8 encuentros semanales, lo que permitió un
relevamiento y el logro de una base de datos significativa que sustenta el trabajo que
aquí se presenta.
El objetivo principal de este trabajo consiste en brindar asistencia técnica a los di-
ferentes grupos de Adultos Mayores, a efectos de promover la identificación de obstácu-

 Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Licenciatura en


Servicio Social. Neuquén Capital. Provincia de Neuquén. Rep. Argentina. andilar@speedy.com.ar
 Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Licenciatura en
Servicio Social. Neuquén Capital. Provincia de Neuquén. Rep. Argentina.
María Cecilia Beitía. Licenciada en Servicio Social; Especialista en Planificación y Gestión Social
con mención en Trabajo Social, recientemente culminó la entrega para corrección final de su Tesis
de Maestría en Planificación y Gestión Social. Docente titular de la Universidad Nacional del Coma-
hue, en la Carrera de Licenciatura en Servicio Social desde el año 1998 en el área grupal y familiar.
Actualmente dirige el proyecto de extensión universitaria “Asistencia Técnica Familiar y Grupal para
la Tercera Edad de la Ciudad de Neuquen”, aprobado y avalado por la Universidad Nacional del
Comahue, teniendo a su cargo un grupo de estudiantes y graduados. Presentó trabajos acerca de
la temática mencionada en Congresos Argentinos e internacionales de Geriatría y Gerontología.
Ha escrito varios artículos en diarios locales. macbeitia@yahoo.com.ar
 Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Licenciatura en
Servicio Social. Neuquén Capital. Provincia de Neuquén. Rep. Argentina. alvarezro@hotmail.com
 Alumnos Colaboradoras: Julieta Katkoff, Griselda Schschner, Gladis Mella, Reser Carolina, Lujan
Avit y Pamela Campos.

— 319 —
los y núcleos problemáticos en cada grupo con el fin de implementar acciones concretas
que permitan la elaboración de soluciones alternativas a los problemas identificados.

Palabras clave: grupo – tercera edad – comunicación – decisión - integración

Introducción
Los destinatarios de las actividades del proyecto son adultos mayores solos o
agrupados, de los Barrios de la ciudad de Neuquén; la mayoría de ellos bajo algún
programa de asistencia de la Dirección de Adultos Mayores dependiente de la Munici-
palidad de Neuquén.
Los Grupos están conformados por personas que oscilan entre los 60 y los 90
años, se trata de grupos heterogéneos, conformados de acuerdo a la pertenencia a un
Barrio de esta Ciudad.
En este momento funcionan en la ciudad de Neuquén, bajo la asistencia de la
Dirección de Adultos Mayores de la Municipalidad de Neuquén, aproximadamente trein-
ta y siete grupos de adultos mayores incluidos dentro del Programa de la mencionada
Dirección.
En su mayoría se trata de personas con necesidades básicas insatisfechas y que
dependen de sus jubilaciones y pensiones para el sustento diario.

Diagnóstico de la Situación
Caracterización de la Situación Socio – Económica de la Población en
Estudio
En particular se atenderá a los sectores más desamparados, a los ancianos con
ingresos económicos insuficientes, sin contención familiar y con necesidades básicas
insatisfechas. Todo esto agravado por las condiciones de deterioro psicofísicas propias
de la edad, en su mayoría con alto déficit alimentario y en situaciones de riesgo aban-
dono y soledad.
La especificidad de la demanda esta vinculada a la situación que viven actual-
mente muchos de los grupos de Tercera Edad que se encuentran atravesando situacio-
nes de crisis que genera un estancamiento (definida por ellos como grave) con relación
al cumplimiento de sus objetivos, y que por encontrarse involucrados en la situación y
carecer de saberes teóricos en el tema, requieren de apoyo técnico externo.

Objetivos

Objetivo General
Brindar asistencia técnica familiar y grupal a personas solas o agrupadas perte-
necientes a grupos de Tercera Edad de la Ciudad de Neuquén.

Objetivos Específicos
1. Seleccionar conjuntamente con la Dirección de Tercera Edad de la Municipalidad
de Neuquén, los grupos en los cuales se realizará la experiencia de intervención.
2. Promover la identificación de obstáculos y núcleos problemáticos actuales por los
que los grupos atraviesan.

— 320 —
3. Facilitar el surgimiento y elaboración de soluciones alternativas a los problemas
identificados.
4. Promover la planificación e implementación de las acciones correctoras seleccio-
nadas conjuntamente con los beneficiarios.
5. Evaluación de cada proyecto en particular y de la experiencia en general

Lineamientos Metodológicos de Trabajo


En la mayoría de los grupos el trabajo consistió en la planificación de cada re-
unión previo a cada encuentro, ofreciendo actividades o técnicas grupales realizadas a
partir del juego. Dichas técnicas están tendientes a fomentar la reflexión, a revisar y tra-
bajar objetivos grupales, a ayudar al grupo a tomar conciencia de su situación, a aceptar
al otro, a estimular aptitudes y habilidades de cada uno de los miembros del grupo, a
distribuir responsabilidades, a fomentar y fortalecer la autonomía y la creatividad.
• Propiciar la participación de los miembros reales y potenciales de los grupos en
cuestión.
• Favorecer el abordaje de la tarea elegida por el grupo, mediante la modalidad de
taller.
• Realizar lecturas y señalamientos que permitan la superación de obstáculos para
el abordaje de la tarea.
• Orientar para el análisis de conflictos intragrupales y toma de decisión respecto
de los mismos.
• Revalorizar la ancianidad como una etapa más del ciclo vital, ofreciendo un traba-
jo de contención familiar.

Desarrollo de la Experiencia
Nos interesa para este Congreso resaltar la incidencia positiva que encontramos
en la inclusión de adultos mayores en grupos de pares, como una fuente significativa
en el mejoramiento de la calidad de vida, fundamentalmente en tanto construcción
de una red social y a partir de allí favorecer la definición del rol social del anciano
por los propios actores.
En términos generales la demanda realizada por los grupos de Tercera Edad,
presenta cierta homogeneidad. Los grupos se encuentran con una clara sensación de
soledad, desarticulación en la tarea cotidiana, por cuanto se trata de asistirlos grupal-
mente en aquellas situaciones conflictivas relacionadas con: la organización grupal, el
aprendizaje de diferentes formas de comunicación, y el asesoramiento a través del jue-
go para fomentar la cooperación y la participación grupal.

Evaluación Parcial de la Experiencia


Algunas expresiones de los miembros de los grupos
a) En los inicios de los encuentros decían:
“vine bien, a escuchar para aprender”
“vine bien, esperando la charla”
“espero para recibirlas, para ver que vamos a aprender de nuevo’
“vine a ver de que se trata”

— 321 —
b) Luego de implementar las técnicas las frases mas escuchadas son:
“aprendimos que nos falta decisión”
“estamos en camino”
“salió una parte de los que queríamos”
“pareciera que necesitábamos que vengan otros y nos empujen a trabajar”
“la técnica del rompecabezas sirvió para aprender, para organizarse”
“la pieza del rompecabezas ausente, es como lo que nos falta en el grupo”
“nos dimos cuenta que falta mas unión”
“fue un trabajo compartido”
“estoy con expectativas para el próximo encuentro”
“me voy con una buena impresión, sentí que hubo aprendizaje”
“nos sirvió para pasar un rato divertido”
“nos sirve para agilizar la mente”
“al principio costo pero después nos animamos”
“trabajar sin la mesa en el medio y en ronda nos sirvió para estar mas juntas”
“es como volver a la niñez”
“con los juegos aprendemos a comunicarnos”

c) En las evaluaciones parciales o finales de cada experiencia dicen:


“aprendimos a organizar cumpleaños”
“aprendimos a comunicarnos mas”
“aprendimos a organizar cosas nuevas, que no las habíamos pensado antes”
“estamos mas unidas”
“pasamos momentos lindos”
“nos organizamos y presentamos los papeles para la obtención de la personería
jurídica”
“estamos mas unidos”
“aprendimos a trabajar en conjunto”
“antes hacia el trabajo uno solo ahora trabajamos en grupo”

Referencias Bibliográficas
Belart Ascensión; Ferrer Maria. (1998): “El Ciclo de la Vida. Una visión sistémica de la familia”.
Editorial Bilbao.
Cordero Liliana; Cabanallis Silvia. (2003): “Trabajo Social con Adultos Mayores”. Buenos Aires.
Editorial Espacio.
Giverti, Eva (2004): “La Familia a pesar de todo”. Buenos Aires 2005. Editorial. Noveduc.
Moran Piña Marcelo: “Gerontologia Social Aplicada”. Buenos Aires. Espacio Editorial.
Muchinik, Eva (2006): “Envejecer en el Siglo XXI”. Buenos Aires. Lugar Editorial.
Quiroga, Ana de. (1999): “Enfoques y Perspectivas en psicología social”. Buenos Aires. Ediciones Cinco.
Salgado Sánchez Carmen Delia (2000): “Gerontologia Social”. Buenos Aires. Editorial Espacio.
Torrado, Susana (2004): “La Herencia del Ajuste. Cambios en la Sociedad y la Familia”. Buenos
Aires. Capital Intelectual.
Vargas, Laura (1997): “Técnicas participativas para la educación popular”. Buenos Aires Tomo I. 6º
Edición. Editorial Lumen.
Vargas Vargas, Laura (1997): “Técnicas participativas para la educación popular”. Buenos Aires
Tomo II. 6º Edición. Editorial Lumen.
Zolotow, David Mario. (2002): “Los devenires de la ancianidad”. Buenos Aires. Editorial Lumen.

— 322 —
Grupos Organizaciones y Participación de los AM

Andares de una intervención universitaria  


Andina, Mariela; Bruno Leonor; Ferreira Karen; Kalafatis Laura 

Resumen
El presente trabajo apunta a describir y problematizar el  proceso de intervención
en grupos de adultos mayores desde el Servicio de Psicología de la Vejez durante el año
2006, siendo éste el único ámbito de la facultad de intervención en temas relacionados
con la vejez.
Los grupos de reflexión son dispositivos artificiales de intervención donde se plan-
tean lógicas particulares en las que se ponen en juego las diferentes subjetividades de
los integrantes.

 Servicio Psicología de la Vejez. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.


Mariela Andina Castro Licenciada en Psicología. Acompañante Terapéutico especializado en
niños. Auxiliar de enfermería. Especialista IV Estadística de Administración Superior. Coordinación
de grupos de escolares en Escuela 277, inserta en Programa de Maestros Comunitarios. Atención
individual y grupal de adolescentes con situaciones de violencia intrafamiliar en Centro “El Faro”.
Pasantía universitaria. Coordinación de grupos de tercera edad en Servicio de Psicología de la
Vejez. andinaca@gmail.com
 Servicio Psicología de la Vejez. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.
Elizabeth Leonor Bruno Arias. Cursando Quinto Ciclo de Psicología en Facultad de Psicología
de la Universidad de la República. Pasantía en el Servicio de Psicología de la Vejez, en el Pro-
grama: Intervenciones con Grupos y Organizaciones de Adultos Mayores. Curso de Metodología
de la Investigación. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Tecnicatura en Recursos
Humanos. Asociación de Dirigentes de Marketing (ADM). leonorbruno@adinet.com.uy
 Servicio Psicología de la Vejez. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.
Karen Ferreira Delgado. Estudiante de 5° Ciclo de la Licenciatura en Psicología de la Facultad de
Psicología de la Universidad de la República.Técnica en Administración, egresada de la Escuela
de Administración, Facultad de Ciencias Económicas, Universidad de la República. Pasantía en el
Servicio de Psicología de la Vejez, en el Programa Intervenciones con Grupos y Organizaciones
de Adultos Mayores, año 2006.
Pasantía en el Servicio de Atención Psicológica a Niños y Adolescentes en Consultorios en Anexo
Mercedes, de la Facultad de Psicología, cursando en 2007 Curso de Formación Docente para
Capacitadores Empresariales (Asociación de Capacitadotes Argentina). kafe2711@yahoo.com
 Servicio Psicología de la Vejez. Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.
Laura Kalafatis. Licenciada en Psicología. Egresada UdelaR, abril 2007. Tercer año aprobado.
Facultad de Medicina, UdelaR. Curso de Voluntariado Social, ACJ. Recreadora. Proyecto “Escuelas
Publicas Horario Completo”. Convenio ACJ / CODICEN. Pasante 4to ciclo en Facultad de Psicología
en el Servicio “Unidad Operativa docente asistencial de especialización en el campo de la Consulta
Psicológica”. Participación en la Investigación en Cambio Psíquico en pacientes psicoticos asistidos en
psicoterapia psicoanalítica. Pasante 5to ciclo en Facultad de Psicología en el Servicio de Psicología de
la Vejez, en el Programa Intervenciones con Grupos y Organizaciones de Adultos Mayores, año 2006.
Especialización en Análisis Bioenergético Reichiano. En Taller de Estudios y Análisis Bioenergéticos
(Teab). Psicoterapeuta Infantil y de Adolescentes. Médica Uruguaya. Desde Agosto 2007. Diagnóstico
Neuropsicológico. Clínica Neurocentro, desde Mayo 2007. lkalafatis@yahoo.com

— 323 —
A partir de éstos se generan producciones de sentidos que van delineando enun-
ciados que confluyen en los emergentes que afloran en cada encuentro, conformando
dos modelos: uno basado en el concepto de “viejismo”, acuñado por Butler y otro pro-
ducto de esos emergentes y que desde la coordinación de la intervención denominamos
“juventismo”.
Desde allí el propósito es exponer cómo se articulan estos dos modelos al mo-
mento de ponerse en marcha el dispositivo y la dinámica de funcionamiento tan parti-
cular que se genera, creando así, desde esta “segunda mirada” de la intervención un
campo de problematizaciones. 
 
Palabras clave: Grupo de reflexión - Intervención - Viejismo - juventismo.

Introducción
El grupo de reflexión es un dispositivo artificial de intervención dónde se desplie-
ga el aprendizaje, con una actitud abstinente de la coordinación, centrándose la tarea en
la elucidación de las significaciones sociales. (Bonano, 2001)
Este dispositivo fue uno de los ejes de la intervención del 2006 en el Programa de
Grupos y Organizaciones del Servicio de Psicología de la Vejez.
En este trabajo hacemos una aproximación conceptual a un modelo que se perfila
desde los emergentes grupales al que denominamos “juventismo”, considerado a partir
del concepto de “viejismo” de Buttler.

Objetivos del trabajo


Analizar el encuentro/ confrontación que se provoca en los grupos de reflexión
entre por lo menos dos grandes modelos Viejismo- juventismo.
Realizar aproximación conceptual del modelo de “juventismo”.
Dilucidar la producción de sentidos y significados de los grupos de reflexión en
diferentes dimensiones. 

Metodología empleada
Métodos cualitativos basados en:
Aplicación de la técnica de grupo de reflexión, técnicas de análisis de contenido
de los registros de las intervenciones en los grupos en cuestión, elucidación a través de
los trabajos escritos fruto de la experiencia de coordinación de los grupos de reflexión,
resignificación resultante del espacio de supervisión grupal que permitió la confrontación
y colectivización de las experiencias habilitando el análisis. 

Discusión
Krassoievitch en 1993 define la  edad social como  la que  refiere a los roles so-
ciales de un individuo  en relación a las expectativas que tiene su entorno social para
con los miembros de su grupo etario. 
En 1973 Butler introduce el concepto de ageism, traducido por Salvarezza (1988)
como viejismo, este término define el conjunto de prejuicios, estereotipos y discrimina-
ciones que se aplican a los viejos en función de su edad.

— 324 —
Reflexionando a partir de nuestra experiencia en el trabajo de campo, observa-
mos que cuando los grupos implicados en la intervención se ven a sí mismos desde el
modelo del viejismo, la producción queda entrampada en la reproducción de este mo-
delo para “ver y aprehender”, cayendo en la generalización homogeinizante que impide
la apreciación de la diversidad, operando como proceso de pensamiento obturante. Es
así que detectamos como emergente de los grupos al momento de hablar- pensar a los
jóvenes un modelo que nosotros visualizamos y enunciamos como “juventismo”. 
La tarea de transformación de estos enunciados categóricos (en el sentido kan-
tiano) en campo de problemáticas, replanteándose la validez de  lo  ya  estructurado o
establecido, quebrando y analizando el proceso de conocimiento es el objetivo del grupo
de reflexión como dispositivo de intervención.
La naturalización de estos conceptos constituyéndolos como verdades, cristali-
zan el proceso de pensamiento y lo condenan a la repetición, la autonomía en el pen-
samiento se genera provocando fisuras que permitan el análisis de los procesos de
construcción de los modelos. 
Dice Castoriadis que la construcción de modelos lleva implícita en su creación
una “búsqueda de identidades”, un intento de respuesta hacia el interrogante básico
de quienes somos cómo grupo y quienes somos en relación a los otros grupos que
conforman el colectivo del que nos sentimos parte. La función de las significaciones
imaginarias es proporcionar una respuesta que defina la “identidad” de una sociedad,
su articulación, definiciones que permiten ordenar lo que de otro modo sería un caos
indiferenciado. (Castoriadis, C, 1983) 
Siguiendo la línea propuesta por Castoriadis, dónde éste afirma que el imaginario
no es “imagen de…” no existe a partir de la imagen en el espejo o de la mirada del otro,
es la imagen, es el espejo, es el otro y su mirada. Podemos plantear que el grupo de
“viejos” se refleja en el grupo de “jóvenes” creando para su comprensión modelos, cons-
tructos socio- históricos de “viejismo” y “juventismo” que son a la vez reflejo y reflejado,
sujeto y objeto, mirada y espejo, en la búsqueda de respuestas para construcciones
identitarias.
Castoriadis  define como elucidación al trabajo por el cual los hombres intentan
pensar lo que hacen y saber lo que piensan, siendo también esto una creación social-
histórica, ya que este hacer y este representar- decir se instituyen también históricamen-
te como hacer- pensante o pensamiento que se hace. 
Es promover este trabajo, el objetivo de los grupos de reflexión propuestos por la 
Pasantía del Servicio de Psicología de la Vejez., oficiando a su vez la supervisión grupal,
como grupo de reflexión,   provocando un trabajo de elucidación en lo que podríamos
denominar “mirada de segundo orden”, o mirada sobre la mirada.
Así se producirá un efecto semejante al fenómeno fractal1, en el sentido que a
partir de un grupo de reflexión o una línea de análisis en esos grupos, abrirá otros cam-
pos de reflexión y análisis.
En este espacio pudimos pensar sobre la acción viendo cómo se daba la con-
frontación de los modelos en cada grupo, provocada por el contacto entre un grupo de
viejos y los coordinadores jóvenes, los movimientos, parálisis, flujos y cristalizaciones,
repeticiones, creaciones que surgían de esta interacción y choque de paradigmas de
interpretación. Ubicados en un devenir de espacio tiempo compartido: el presente, pero
desde un pasado que planteaba una historización diferente.
Pierre Bourdieu (1997: 25), expresa: “…la posición ocupada en el espacio
social, es decir en la estructura de la distribución de las diferentes especies de ca-

— 325 —
pital…ordena las representaciones de este espacio y las tomas de posición en las
luchas para conservarlo o transformarlo”. En la intervención es posible ver este fe-
nómeno, donde no sólo se definen los lugares de coordinador y grupo, sino los de
dos paradigmas  que habitan la sociedad posmoderna: “viejismo” y “juventismo”.   
 
Horacio C. Foladori (2001: 58), parafraseando a Pichón-Riviére expresa que “los
“contenidos emergentes” son manifiestos o “explícitos” que aluden a las “situaciones
básicas o universales implícitas”(…) el emergente es un mensaje a ser decodificado en
términos de los universales”.
Entre los universales definidos por Pichón-Riviére se encuentran: los miedos bá-
sicos (miedo a la pérdida de la estrucutura conseguida y miedo al ataque en la nueva
situación), el miedo al cambio y la resistencia al cambio.  
Emerge, producto de los grupos de reflexión, un modelo de cómo son los jóve-
nes para el grupo en cuestión, este conjunto de prejuicios que permiten clasificar para
pensar a un grupo por su edad se hace muchas veces en contraposición. Cuando en el
grupo se plantea cómo son los jóvenes lo hace contraponiéndolo a la idea que tienen los
viejos actuales de cómo eran ellos de jóvenes.
La problematización de estos temas en la reflexión grupal incentivada desde la
coordinación abre fisuras que habilitan el pensamiento crítico sobre los fenómenos de  
idealización, generalización y negación.
A medida que se van desarrollando los diálogos, surgen contradicciones, y es
potenciando el análisis de estas contradicciones que se busca  abrir visibilidades en un
proceso de homogeinización que encubre la diversidad, y que debe ser analizado como
producto del proceso del pensar y no como verdades acerca del objeto de análisis.
Podemos vislumbrar que lo que traen los participantes a la reflexión grupal es un
modelo de juventismo que más que hablar de los jóvenes actuales habla de los fantas-
mas y resignificaciones de su propia juventud, proyectando contenidos escindidos que
se vuelven persecutorios.
La organización de la defensa maníaca tiene por objetivo impedir la experiencia
de los sentimientos de miedo a la pérdida, duelo, nostalgia y culpa. La relación maníaca
con los objetos se caracteriza por una tríada de sentimientos: control, triunfo y despre-
cio. Segal, H. (1986).
Serían los emergentes universales (en el sentido pichoniano) y las ideologías, los
que actuarían en los grupos, que en un intento de preservarse tratan de desvalorizar a
su “aparente oponente” y fallan.
El traer estos mecanismos y contenidos inconscientes al plano manifiesto provo-
ca una apertura al plano crítico habilitando la reflexión. 

Reflexiones finales
La práctica universitaria expuesta en este trabajo, creemos confirma el valor aca-
démico y social de los grupos de reflexión como dispositivo de intervención a la hora de
trabajar con adultos mayores. Estas “microexperiencias” promovidas desde el ámbito
universitario nos permiten pensar y problematizar el lugar del adulto mayor en la socie-
dad uruguaya actual.
Una mirada retrospectiva al proceso académico desarrollado nos permite poner-
nos en otro lugar y poder así visualizar esos dos modelos que, creemos, denuncian un
proceso de pensamiento promotor de la construcción de identidades.

— 326 —
Las fisuras generadas en la producción de subjetividad por el dispositivo coadyu-
van a la deconstrucción del proceso de envejecimiento y al corrimiento de los lugares
asignados. La elucidación de los modelos para pensar-pensarse favorece la probabili-
dad de la construcción de una vejez deseada, pasible de ser habitada.
Es así que nuestro propósito es que a partir de este trabajo se generen aperturas
para problematizar este complejo tema.

Bibliografía
Bourdieu, Pierre (1997): Razones Prácticas: sobre la teoría a la acción. Editorial Anagrama.
Barcelona.
Castoriadis, C. (1989): en Colombo E. El imaginario social. Coedición de Tupac- ediciones, Buenos
Aires y Editorial Nordan- Comunidad, Montevideo.
Foladori, Horacio C. (2001): El Grupo Operativo Deformación. Universidad Bolivariana. Santiago.
 Krassoievitch, M. (1993): Psicoterapia Geriátrica. Colección de psicología, psiquiatría y
psicoanálisis. México.
Salvareza, Leopoldo (1988): Psicogeriatría. Teoría y clínica. Buenos Aires. Paidós.
Segal, H.: Introducción a la obra de Melanie Klein. Ediciones Paidós. 1986. 

Internet
Teoría de Fractales exraído de: www. fractovia.org
Bonano, Osvaldo: Del grupo reflexivo a los procesos de subjetivación. Julio, 2001. Buenos Aires.
Extraído de: http:/www.campogrupal.com/reflexivo.html.

Fuentes
Registros del Programa: Intervenciones con Grupos y Organizaciones del año 2006.
Trabajos finales pasantía 2006:
Andina, M: “Una piel habitada.”
Bruno, L.: “Encuentros en un grupo de Adultos Mayores: una mirada desde el viejismo.”
Ferreira, K.: “Lazos de amor e historia: abuelos y nietos.”
Kalafatis, L.: “Grupo de reflexión crítica como espacio promotor de resiliencia. Una pro-
puesta de intervención grupal.”

Anexo
Aquí transcribimos algunas de las frases que, surgiendo de la producción
grupal, nos permitieron inferir el modelo de juventismo:
“Las mujeres ahora, son distintas, antes éramos más aguantadora, ahora largan
todo rápido, cuando yo entro a la cocina me pongo el delantal y me ensucio, hago la
masa, la golpeo…”
“Antes las muchachas quedaban embarazadas por ignorancia. Pero, ahora, ¿Por
qué?”
“Ahora las gurisas van a parir como si fueran a ir al baño…”
“Antes se tenían más hijos, era otra época, ahora no se integra el grupo familiar,
andan siempre con amigos…”
“Antes aguantábamos más mi marido era muy machista, si yo salía tenía que
estar en casa antes de que él regresara…” (Muchas ríen asintiendo)

— 327 —
“Ahora las chiquilinas tienen relaciones sexuales a los ocho días de salir.”
“Ahora dicen: ‘mamá me voy’ y vuelven al otro día”
“Sí, pero ahora se van un poco al extremo, ¿vieron como las embarazadas mues-
tran las panzas? ¡qué asco!
“Ahora la sociedad es consumista, cambian vida por cosas”
“El trato de los jóvenes con los viejos se ha hecho difícil”
“La juventud y las personas mayores congeniamos cada vez menos…antes te-
nían respeto por los mayores”
“Todo cambia, no sé si será porque los años pasan. Lo jóvenes ya no saludan”.
“No es por ofenderlas a ustedes, jóvenes, nosotros nos alimentábamos diferente.
No tienen tiempo, compran cosas hechas, no cocinan”.
“No sé si llamar evolución o involución en las diferentes etapas de la vida. Yo
cuando era joven no pensaba que a esta edad iba a ir a excursiones.”
“Las mujeres de ahora no se ensucian en la cocina” 
“Si, ahora se besan y más, en la esquina, muestran todo, yo vi en el parque como
una muchacha estaba sentada arriba de un muchacho y abría un condón con la boca,
y era de tarde!”
(Comentan una noticia) “No te dejan razonar, y en lo que no estoy de acuerdo es
en eso. Por ejemplo: Tienda Inglesa, comer y tragar, tanto te lo dicen…para nosotros no,
pero para ustedes sí, que los atomizan”
“Los jóvenes se integran que es una maravilla”.
“A mí me gusta la juventud, son más amplios”
“Yo pienso que a nosotros nos cuesta más acercarnos”.
“Yo lo que lamento es de no haber sido joven más tarde, eso de agarrarle la mano
al novio…”
“Exponemos lo que nos hace daño a cada uno, pero ¿qué cara le ponemos a los
muchachos jóvenes que llevan la caravana y se dan besos? Los criticamos. Entonces
los chiquilines nos empujan y nos expulsan”.
“La belleza en los jóvenes”. 

— 328 —
Grupos Organizaciones y Participación de los AM

Redes organizacionales como estrategia de


desarrollo social en los adultos mayores

Wilma Ferreira y Stella Larrosa

Resumen
Introducción: Quienes deben asumir un protagonismo para el alcance de una ve-
jez bajo condiciones de calidad, es la población AM organizada. Las organizaciones de
Maldonado y Rocha comienzan un proceso de generación de redes organizacionales, a
partir del año 1999. En el 2005 se activa la Red del Este, con 44 organizaciones. Obje-
tivos: Contribuir a la construcción de un sujeto participativo, activo, protagonista, apun-
tando a modificar la lógica de la tutela a una de derechos, desarrollando la capacidad de
análisis y generando activos que le permitan su inclusión, con una actitud proactiva des-
tacando la investigación y generando estrategias de intervención con relación a ella.
Metodología: Se promueve que las organizaciones alcancen el abordaje comuni-
tario que permita la contextualización de los AM como ciudadanos/as activos de una so-
ciedad, buscando los espacios para la reinserción social (educativo, cultural, laboral, in-
tergeneracional), utilizando los recursos comunitarios existentes e instancias formativas
de la RED. Resultados. Autogestión de la RED; Capacitación organizacional y talleres
laborales- productivos, autogestionados; Programa de Relaciones Intergeneracionales;
Creación de centros, diurnos y estadía transitoria; Investigación participativa permanen-
te sobre necesidades de los AM.
Conclusiones. La RED del ESTE se enriquece en la diversidad de organizacio-
nes representadas, en la heterogeneidad de experiencias y visiones, que pueden poten-

 Banco de Previsión Social. BPS, Maldonado y Rocha-Uruguay.


Wilma Ferreira. Licenciada en Trabajo Social egresada de la UCUDAL. Año1986. Se desempeñó
como Trabajadora Social en el INAC (1987-1994) Paralelamente se ha desempeñado en Consejo
de Educación Secundaria y ONGs trabajando en Niñez, Adolescencia, Familia y Desarrollo Local.
Ingresa al BPS en el año 1995 donde se desempeña hasta la actualidad, trabajando en el Área
de la Salud y en Prestaciones Sociales en los Programas de Fortalecimiento a la Sociedad Civil
Organizada en las áreas de adultos mayores y discapacidad y Programa de Capacitación. Cuenta
con cursos de capacitación y especialización en las áreas de Familia, Desarrollo local, Adultos
Mayores y Educación. wferreira@bps.gub.uy
 Banco de Previsión Social. BPS, Maldonado y Rocha-Uruguay.
Stella Larrosa. Licenciada en Trabajo Social, egresa de la UDELAR. Año. 1983. Se desempeñó como
Trabajadora Social en el Consejo de Educación Primaria, 1983–1985. CODICEN 1986 - 1997.- En
BPS- Area de la Salud (1995) y en Prestaciones Sociales (2002), en los Programas de Fortalecimiento
a la Sociedad Civil Organizada en las áreas de adultos mayores y discapacidad y Programa de Capa-
citación. Cuenta con cursos de capacitación y especialización en las áreas de Infancia, Adolescencia,
Familia. Educación, Discapacidad y Adultos Mayores. slarrosa@bps.gub.uy

— 329 —
ciar el trabajo en redes y obtener respuestas adecuadas, a problemas transversales de
todo el colectivo. La capacitación se convirtió en una herramienta de trabajo permanente
para optimizar sus niveles de gestión.

Introducción
Generando Redes los AM mejoran su calidad de vida
Tanto en Uruguay como en el contexto global, la tendencia demográfica apunta al
envejecimiento. Bajo esta realidad se torna imprescindible que tanto la sociedad civil en
general y los gobiernos en particular, reflexionen y actúen en torno a la calidad y digni-
dad de vida que tendrán los adultos mayores.
Dentro de este desafío, quienes deben asumir un protagonismo para el alcance
de una vejez bajo condiciones de calidad, es la propia población adulta mayor y espe-
cialmente los adultos mayores organizados.
La explicación de las redes como expresión de los nuevos arreglos organizacio-
nales surgidos en la actualidad, indica el agotamiento de la capacidad de integración de
las instituciones tradicionalmente representativas, de la eficacia de las organizaciones
burocráticas y del modelo de planificación centralizado.
Es así, que las organizaciones de Maldonado y Rocha comienzan un proceso de
generación de redes organizacionales, a partir del año 1999 y en el año 2005 se activa
la “Red del Este”, conformada por 44 organizaciones de ambos departamentos.
El proceso de constitución de la Red del Este, se efectúa a partir del crecimiento
y desarrollo que han tenido ambas redes departamentales y a la necesidad de poder
instrumentar acciones en beneficio de los adultos mayores de ambos departamentos.
El Banco de Previsión Social, a través de su equipo técnico, ha asesorado y capa-
citado a estas redes en su proceso de formación y consolidación. En el año 2005 luego
de realizarse un diagnóstico situacional de las redes, se evaluó como necesario generar
mayores espacios de capacitación, tomándose ésta como la herramienta fundamental
de intervención.

Objetivos
Objetivo General:
• Contribuir a la construcción de un nuevo sujeto participativo, un sujeto activo,
protagonista, apuntando a modificar la lógica de la tutela a una lógica de derechos, de-
sarrollando la capacidad de análisis de las diferentes situaciones y generando activos
que le permitan su inclusión, con una actitud proactiva destacando la importancia de la
investigación y generando estrategias de intervención con relación a ellas.

Objetivos Específicos:
• Potenciar el trabajo en redes para que los individuos, grupos y comunidades
accedan a la inserción social, y la inclusión ciudadana, tomándolo como herramienta
fundamental en el trabajo territorial.
• Desarrollo de proyectos y servicios que contribuyan al mejoramiento de la calidad
de vida de los adultos mayores de ambos departamentos y de la región Este del país.
• Capacitación permanente para propiciar espacios de reflexión y análisis sobre
objetivos, integración, participación y funcionamiento de las REDES, mediante la difu-

— 330 —
sión del conocimiento de cada una de las organizaciones y el aporte de profesionales de
Prestaciones Sociales del Banco de Previsión Social.
• Acciones de promoción para la incorporación activa y participativa a la RED
DEL ESTE, de todas las Organizaciones de Adultos Mayores de los departamentos in-
volucrados. (Hogares, Clubes de Adultos Mayores, Asociaciones de Jubilados y Pensio-
nistas, UNI3, Centros Diurnos y otras)
• Fortalecimiento del nivel de funcionamiento, autogestión y organización de las
instituciones de adultos mayores involucradas.
• Promoción de actividades y servicios para los Adultos Mayores de ambos de-
partamentos.
• Desarrollar el trabajo intergeneracional, como herramienta para la concientiza-
ción e inclusión social de los adultos mayores.
• Sensibilización y difusión en relación al tema del envejecimiento y el adulto
mayor.
• Promover el empoderamiento de este grupo etario en la comunidad, mediante
actividades de difusión, sensibilización y conquista de espacios de participación activa.

Metodología
Nuestra estrategia metodológica se basa en la participación activa de los adultos
mayores en el proyecto, con un enfoque de género. Visualizamos a la vejez con una
mirada integral, superando la idea de adultos mayores como pasivos y dependientes,
entendiendo a esta etapa como el resultado de una construcción histórica y de un proce-
so social. Desde un enfoque de Ciclo de Vida, considerando a los adultos mayores como
seres humanos iguales, con necesidades y subjetividades específicas, determinadas
por su edad.
Desde un nuevo paradigma en el que:
- Se promueva el desarrollo integral y la participación del adulto mayor.
- Se tenga en cuenta la diversidad de conductas y la heterogeneidad de los adultos
mayores.
- Apostar al desarrollo positivo mientras se reducen los factores de riesgo (aquellos
que inciden en la vulnerabilidad del adulto mayor).

Se procura una retro alimentación continua de la propuesta con insumos pro-


venientes de la interrelación entre los técnicos y los dirigentes AM y, entre estos y los
otros actores sociales; de sus experiencias, de sus saberes, sus sentires, su creatividad,
apuntando a un pronto, efectivo y eficaz posicionamiento en la sociedad.
Se fomenta la capacidad de resiliencia del ser humano, de reaccionar y recupe-
rarse ante adversidades y confusiones en la etapa etárea en que se encuentran, que
implica un cuantum de cualidades que promueven un proceso de adaptación exitosa y
transformación a pesar de los riesgos y la adversidad.
Redescubriendo esa zona “ luminosa” del ser humano (al decir de Eduardo Ga-
leano en el Libro de Los Abrazos.1989) desde sus fortalezas, asumiendo la potenciali-
dad de cada individuo, para desarrollarse a pesar de las circunstancias adversas.
La metodología tiene un abordaje socioeducativo, de investigación-acción a tra-
vés de un diagnóstico preliminar, mediante el análisis de fortalezas y debilidades, plani-
ficándose acciones a desarrollar, las que son evaluadas en forma sistemática.

— 331 —
Promoviendo factores protectores, como la creatividad y el humor, fomentando la
autovaloración, resaltando aquellos aspectos positivos del adulto mayor, estos factores
considerados como mitigadores de los factores de riesgo; fortalecimiento de las redes
sociales con actividades en el ámbito individual, familiar, organizacional y comunitario.
Desde lo grupal, mediante talleres y jornadas se busca la integración, promover
la reflexión sobre derechos, responsabilidades, valores de reconocimiento del otro; que
puedan recuperar y/o mejorar su historia personal, organizacional, en relación al resto
de las organizaciones y a la comunidad. Los trabajos en talleres buscan fomentar el re-
descubrimiento de la capacidad, elevar la autoestima, la participación y el fortalecimien-
to organizacional. Tienen un enfoque promocional-educativo y apuntan a que los adultos
mayores alcancen e incorporen, estilos de enfrentamiento efectivos a las adversidades.
Se promueve que las organizaciones incorporen el abordaje comunitario que permita
la contextualización de los adultos mayores como ciudadanos/as activos de una sociedad,
buscando los espacios de reinserción comunitaria-social (educativo formal-no formal, cul-
tural, laboral), utilizando los recursos existentes y las instancias formativas ofrecidas por el
proyecto (talleres de capacitación y actividades productivas). Realizando un diagnóstico de
situación se destacaron las variables FODA, donde se pudieron visualizar las necesidades
reales para la capacitación y determinar la metodología a emplear. Cabe destacar que este
diagnóstico fue elaborado por ambas REDES (Maldonado - Rocha) en las Organizaciones
que la integran, centralizando la información el equipo responsable del programa; quien a
partir de la misma, conjuntamente con los profesionales actuantes, elaboraron las propues-
tas de capacitación para dar respuesta a las necesidades detectadas.
Esta capacitación tuvo dos niveles de abordaje: Interno Organizacional y Redes-
Territorial.
1. Interno Organizacional.
Tomando a la organización como un sistema con todos sus componentes y diná-
mica interna: misión, visión, políticas institucionales, administración del servicio y
recursos, se elaboró un proyecto de capacitación con indicadores y evaluaciones
para cada una de ellas, de manera de poder realizar medidas correctivas y retroa-
limentar el trabajo en RED.
2. Redes y Territorial.
La capacitación de las organizaciones y su interacción con el medio a nivel local,
permite proyectar acciones de impacto a nivel territorial, fortaleciendo la organi-
zación y su inserción al medio y a la heterogeneidad.
Se incorporan herramientas que les permiten ser agentes multiplicadores y poten-
ciar un trabajo en redes organizacionales, locales, departamentales y regionales.

La metodología a utilizar se definió de acuerdo a la temática abordada, teniendo


en cuenta que la misma fuera participativa, promoviendo la construcción de conocimien-
tos por parte de las REDES y la interacción que permita la socialización de contenidos.
Se proyectó que la misma fuera regular, permitiendo la incorporación de los cono-
cimientos para una mejor gestión en REDES y Territorial.
Con el fortalecimiento organizacional se promueve, la proyección a futuro de los adul-
tos mayores, un proyecto de vida donde el trabajo, la educación, la formación, la comunica-
ción y la alegría, puedan ser considerados como medio de sustento y progreso social.
Otro aspecto a destacar desde el punto de vista metodológico es el intercambio y
cooperación con las distintas organizaciones sociales, que atienden la misma población,
optimizando el trabajo en redes.

— 332 —
Resultados
 Se adoptó una metodología de Investigación - Acción, a través de un diagnós-
tico preliminar, mediante el análisis de fortalezas y debilidades, planificándose acciones
a desarrollar, las que son evaluadas en forma sistemática.
 Adquisición de nuevos “saberes” y capacitación para la gestión, siendo multipli-
cadores en el colectivo organizacional y social.
 Altos niveles de integración, desarrollo y autogestión de la RED y de las Orga-
nizaciones que la integran.
 Sensibilización de la población, que se observa a través de la conquista de
nuevos espacios de participación y toma de decisiones.
 Desarrollo de un proyecto productivo mediante la creación de una Cooperativa
Artesanal con adolescentes de INAU. Capacitación laboral y talleres productivos, auto-
gestionados.
 Avances en instrumentación de proyectos de creación de refugios, centros diur-
nos y centros de estadía transitoria, para adultos mayores, en todas las localidades de
los departamentos.
 Obtención de recursos en apoyo a los Hogares que integran la Red, mediante
la articulación de Organizaciones publicas y privadas en actividades de sensibilización,
difusión, planificación y ejecución.
 Ejecución del Programa de Relaciones Intergeneracionales, para la concien-
tización de otros grupos etarios sobre la temática de los adultos mayores. Actividad
sistemática desarrollada a nivel ínter organizacional: escuelas, liceos, Centros de INAU
y organizaciones sociales.
 Logros en servicios para los adultos mayores en situación de vulnerabilidad:
lentillas, boleto gratuito, coordinaciones con MSP, banco de prótesis y medicamentos.
 Investigación permanente sobre necesidades de los adultos mayores –con par-
ticipación activa de éstos- para articular acciones a partir de las mismas.
 Programas de Turismo para Tercera Edad y creación de Centros Vacacionales
por convenio.
Las organizaciones de adultos mayores han logrado mejorar su gestión así como
su integración a la comunidad, favoreciendo su imagen, adquiriendo un rol cada vez más
activo y protagónico en relación a sus derechos como ciudadanos y a la conquista de
mejores niveles de vida.

Conclusiones
Las redes sociales han permitido generar relaciones de colaboración, poner en
común recursos, desarrollar actividades en beneficio de los participantes, ampliar y es-
trechar vínculos, crear sentido de pertenencia, socializar conocimientos, experiencias y
saberes, reconstruir la confianza social, y establecer relaciones de intercambio y reci-
procidad entre las organizaciones conformantes. Por otra parte han permitido obtener
reconocimiento, espacios, recursos y beneficios.
Unieron esfuerzos para crear un nivel de representación significativa y reconoci-
do, teniendo elementos críticos para tener una interlocución válida con los organismos
de poder.
Uno de los activos de la RED del ESTE, está en la riqueza de la diversidad de
organizaciones representadas, en la heterogeneidad de experiencias y visiones que
pueden potenciar el trabajo en redes.

— 333 —
Si bien muchas veces tienen visiones y experiencias disímiles, existen temas y
problemas transversales a todos los adultos mayores. Es mediante un trabajo conjunto,
como logran obtener las respuestas adecuadas.-
Resultó necesario realizar un Programa que permitiera ordenar la capacitación
para la RED del ESTE, de manera que se convirtiera en una herramienta de trabajo
permanente para optimizar sus niveles de gestión.
La mejor forma de reflejar lo acontecido en las Jornadas de Capacitación es tras-
mitiendo la experiencia, impresiones y opiniones de los delegados de las organizacio-
nes, quienes rescataron y valoraron su activa participación en el desarrollo y resultados
de las mismas. Consideran que no fueron meros receptores de información y conteni-
dos, sino constructores y protagonistas en todo el proceso. Esto representa un logro
en sí mismo, ya que refleja una actitud proactiva del Adulto Mayor, dando cuenta de la
claridad de los dirigentes respecto a sus temas y el de sus organizaciones. Confluye en
la necesidad de unir esfuerzos, para dar respuestas a las debilidades y demandas que
como sector social los afecta.
Podemos afirmar que en las Jornadas, los dirigentes construyeron un material
teórico basado en su práctica, mediante un proceso reflexivo y proactivo, identificándose
como grupo etario (Adulto Mayor) y como dirigentes de sus organizaciones, proponiendo
caminos mediante un trabajo en REDES, para ver materializadas sus demandas, exi-
gencias, y dando así satisfacción a sus necesidades.
La consolidación y el fortalecimiento de las REDES, representan un paso funda-
mental, dirigido a cambiar la mirada sobre el fenómeno de la vejez, tanto en un sentido
social como cultural, ya que significa un esfuerzo tendiente a posicionar al Adulto Mayor,
como un actor social activo en el entramado social y en las políticas públicas que les
competen. Alineándose la RED DEL ESTE a este concepto, es que va transitando el
camino de empoderamiento de las Organizaciones que la integran, contribuyendo al me-
joramiento de la calidad de vida de los Adultos Mayores. La continuidad de proyección
del Trabajo de la RED DEL ESTE, se presenta como un espacio de coordinación po-
tencial y a su vez como un desafío, en donde, la heterogeneidad de las Organizaciones
representadas, debe ser por sobretodo respetada, ya que la Organización en RED debe
cimentarse bajo los principios de horizontalidad y autonomía de las partes.
El logro de un trabajo en conjunto y coordinado, depende de la capacidad de
complementar la particularidad y diversidad bajo intereses y necesidades comunes, en
donde debe quedar abierto el espacio a la integración de nuevos miembros, que aporten
y refuercen los horizontes a alcanzar fijados por la RED.

Bibliografía
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— 335 —
Memoria y Envejecimiento Abordajes Psicogerontologicos

Memória e Envelhecimento: Uma Experiência,


com grupos da Terceira Idade.

Sônia Regina dos S. P. Bacellar

Resumo
Essa pesquisa originou-se a partir de observações diretas de nossa prática com
grupos de idosos, durante encontros semanais das chamadas Oficinas de Memória. A
crença de que o processo de envelhecimento está diretamente proporcional à chamada
“perda de memória” nos instigou e funcionou como dispositivo capaz de pôr em análi-
se os mitos e estereótipos produzidos no atual cenário social a cerca do processo de
envelhecimento. Com isso, nossa investigação objetivou desconstruir e desestabilizar
esses mitos, estereótipos e crenças existentes no próprio processo de envelhecimento,
sempre relacionadas à anormalidade e ao desvio, enunciando os principais aspectos do
campo social que atravessam e transversalizam o desempenho da memória, enfatizan-
do uma reflexão teórico-crítica sobre as principais causas existentes na relação entre
déficits de memória e envelhecimento saudável. Os referenciais teórico/técnicos de nos-
sas observações foram a pesquisa-participante, bem como as técnicas de dinâmicas de
grupo com base na teoria de grupo de Kurt Lewin. De acordo com a escolha de nosso
referencial teórico, nossas discussões foram embasadas em uma análise crítica de nos-
sas ações e os resultados foram conseqüências das intervenções grupais.

Palavras-chave: Envelhecimento, Memória, Relação, Mitos.

 Sônia Regina dos S. P. Bacellar graduou-se no Curso de Psicologia da CEUCEL no ano de 1982
no Rio de Janeiro. No período de 1985 a 1989, cursou a formação em Psicodrama Triádico pela
Sociedade Brasileira de Psicodrama – SOBRAP-RJ. Ingressou na carreira docente no ano de 1991
na CEUCEL como Supervisora de Estágio em Psicologia Escolar/ Social Institucional. Obteve o
título de Especialista em Docência Superior “Lato Sensu” na FABHES em 1994. No ano de 1998,
obteve o título de Mestre em Psicologia Social pela Universidade Gama Filho. Atualmente encon-
tra-se em fase de final de monografia do curso de Pós-Graduação em Geriatria e Gerontologia na
Universidade Estácio de Sá, também no Rio de Janeiro onde é docente em diversas disciplinas
nos cursos de graduação em Comunicação e Psicologia desde 1994. Atuou por vários anos nos
cursos livres na “Universidade da Maturidade” e no Instituto Sênior da Universidade Estácio de Sá.
É palestrante em diversas instituições da área de saúde como a GEAP – Fundação de Seguridade
Social e Fundação Nacional de Saúde. soniareginap@terra.com.br

— 336 —
A Sociedade Moderna e Suas Exigências
A dinâmica da sociedade moderna, tecnológica, capitalista e de consumo na qual
estamos imersos produz cada vez mais subjetividades que estão a serviço de homogei-
neizar os sujeitos. Hoje estamos cada vez mais imbricados nos avanços tecnológicos
que, por muitas vezes, nos remetem a condição de sujeitados a um modelo utópico de
vida, no qual o sujeito deve permanecer ágil e belo mesmo com o passar do tempo.
Para nos mantermos ágeis, dinâmicos, não no sentido de ativos, mas no sentido
imposto pela ordem social, velozes, rápidos, capazes de acompanhar o ritmo frenético
vigente da sociedade moderna, devemos nos manter sempre em movimento, e para
tal somos impelidos pela força propulsora social a freqüentar grupos de atividades, tais
como academias, danças para a terceira idade e outros tantos.
Com isso, abandonamos o direito legítimo que a longevidade nos oferece de di-
minuir nosso ritmo, de não fazer nada quando não queremos e principalmente de pensar
sobre nós mesmos.
Segundo Messina (in Monteiro, 2004: 45) “os avanços tecnológicos instalam con-
tinuamente situações paradoxais que produzem efeitos psíquicos na subjetividade dos
sujeitos, sem que isso resulte necessariamente numa plasticidade emocional ou num
bem-estar psíquico para os mesmos”.
Para nós, tais situações, acabam por criar um maior número de excluídos, já que,
acompanhar os avanços tecnológicos e bio-tecnológicos, exige um esforço que vai de
encontro a própria natureza do homem.
Para manter-se aparentemente sempre jovem, em consonância com o modelo
de juventude instituído, devemos recorrer as intervenções cirúrgicas, a cosmetologia
de ponta e as intervenções medicamentosas de última geração, capazes de devolver a
aparência perdida com os anos.
Corpos musculosos, sarados, “corpos antenados”, lembrar de tudo, não esque-
cer de nada e com isso abrir mão da possibilidade de “esquecer” que é tão importante
quanto lembrar. De acordo com Izquierdo: “esquecemos para poder pensar, esquece-
mos para não ficar loucos; esquecemos para poder conviver e para poder sobreviver”.
(2004, p.22).
A sociedade atual enaltece e reforça que só o belo é Ser. Temos, enquanto profis-
sionais, a tarefa de mostrar que o envelhecimento é natural e que a vivência desse en-
velhecimento é que manterá viva, no interior de cada um de nós a “eterna juventude”.
A idéia de que o processo de envelhecimento, seja saudável ou não, é diretamen-
te proporcional a perda de memória foi, o que nos motivou a desenvolver essa análise,
com base em nossa experiência com grupos de idosos, realizados em uma Universida-
de da rede privada no Rio de Janeiro.
Nosso estudo tem como enfoque a desconstrução dos mitos, estereótipos e
crenças existentes nas relações estabelecidas entre o processo de envelhecimento e
a chamada “perda de memória”, a partir de observações diretas de nossa prática com
grupos de idosos. A desestabilização de alguns paradigmas e mitos relacionados ao
processo de envelhecimento constitui a alta relevância do tema proposto e visa produzir
uma resignificação da longevidade e sua relação com a função memória.
No decorrer desse estudo, não será nossa pretensão abordar todos os aspectos
que envolvam o processo de envelhecimento.

— 337 —
Paradigmas, Mitos e Estereótipos do Envelhecer
Inúmeras questões atravessam o processo de envelhecimento fazendo com que
esse processo seja único e singular. A qualidade de vida, a herança genética, os estímu-
los – ritmos e estilos de vida - a cultura, e os papéis sociais desempenhados por estes
idosos, certamente são alguns dos fatores que produzem as diferenças nos modos de
envelhecer.
Essas diferenças nos parecem importantes no tocante aos processos naturais de
envelhecimento, porém, são totalmente desconsideradas pela modernidade.
Em nosso percurso, nossas observações e reflexões sobre o envelhecer, trazem
algumas indagações que nos provocam.
- Quais os paradigmas construídos na sociedade moderna em relação ao proces-
so de envelhecimento?
- De que forma a sociedade moderna interfere no desempenho da memória?
- Qual a relação entre os déficits de memória e o processo de envelhecimento
saudável?
Responder a estas questões não é uma tarefa fácil, tendo em vista que esse
objeto de estudo – o processo de envelhecimento - sofre interferências sócio-históricas,
políticas, econômicas e, além disso, nós enquanto observadores estamos totalmente
imersos nesse processo. Também não temos a intenção nem a arrogância de darmos
soluções através de verdades.
Por em análise os paradigmas, mitos e estereótipos do processo de envelheci-
mento é uma tarefa árdua e perigosa, pois o sucesso da modernidade globalizada é
alimentado pela expropriação da condição humana de ser idoso.
De acordo com Sé (2005:85) alguns desses mitos são negativos no tocante à
memória, tais como: “Todo o esquecimento é patológico, ninguém pode fazer nada para
melhorar o bom funcionamento de sua memória, algumas pessoas têm muita sorte e
tem uma ótima memória, a memória não está ligada a atenção e a outras funções da
mente e só temos uma memória”.
Esses entre outros mitos vêm contribuir para uma segregação do processo de
envelhecimento que cria territórios cada vez mais isolados e de difícil interação entre o
sujeito idoso e o seu meio social, ambos sempre em transformação.
Se pensarmos em uma sociedade que elege o modelo de juventude como refe-
rencial de sujeito, estaremos fadados a cair nas armadilhas das “soluções mágicas” e
da ilusão de “corpos estáveis”.
Corpos modulados pelo modelo estético midiático, que se encarrega de ampliar
o número de pessoas que recorrem às intervenções cirúrgicas, próteses, tratamentos
reparadores e rejuvenescedores.
Orjuela (in Freitas, 2002: 987) afirma que ”Não apenas os programas de TV, mas
principalmente a publicidade, difundem representações distorcidas da velhice e sub-re-
presentam os idosos como grupo social”.
Por outro lado, os avanços da Medicina proporcionam cada vez mais um adia-
mento do envelhecer, numa tentativa quem sabe de manter o pensamento paradoxal de
permanência, tipicamente ocidental e vigente de uma sociedade consumista.
Instala-se curiosamente, regredindo a uma medicina do século XVIII “Uma me-
dicina privada, liberal, submetida aos mecanismos da iniciativa individual e às leis do
mercado” (Foucault, 1979:193).

— 338 —
Segundo Morin (in Schnitman, 1996:50) “temos, inclusive, a ilusão de possuir
uma identidade estável sem dar-nos conta de que somos muito diferentes segundo hu-
mores e paixões, segundo amemos e odiemos”.
Ora, é através de nossa corporalidade e da interação dessa corporalidade com
outras que construímos nossa auto-imagem. Quem somos, o que fizemos e fazemos
torna-se visível através de nossos corpos. É a constituição de nossa imagem corporal.
Essa visão e mais ainda o olhar que temos de nós mesmos pode trazer a tona sentimen-
tos de mais ou menos valia, de inclusão e/ou de exclusão.

Os Efeitos Da Vida Atual Em Nossa Memória


Como vimos anteriormente, as constantes transformações e a velocidade das mu-
danças do mundo moderno, incidem sobre nós, produzindo demandas o tempo todo.
Todos nós, jovens e idosos vivemos a incessante busca por nossa identidade e
pertencimento. Busca essa permeada de conflitos e incertezas produzidas pelas des-
igualdades e relações de poder.
Na velhice esses conflitos são mais intensos, na medida em que os idosos se
deixam capturar pelos valores e demandas produzidas, na tentativa de pertencimento.
Subjetividades produzidas nos fazem acreditar que ao envelhecer, necessaria-
mente somos destituídos de nossas potencialidades e funções vitais e assim ficamos à
mercê dos movimentos disciplinares das relações de poder, com o objetivo de incomo-
darmos o menos possível.
Em um sentido mais filosófico a memória é nossa identidade, mas em um sentido
biológico é mais uma de nossas funções, e como tal sujeita a falhas também como as
outras.
Izquierdo (2002: 9) afirma: “somos aquilo que recordamos, literalmente”.
Já, em outra de suas obras, nos fala da importância de esquecer, chegando a
nomear o esquecimento como uma arte.
Segundo ele “A arte de esquecer é parte fundamental de nossa sobrevivência, e
talvez de nossa própria vida. Só ela nos permite seguir adiante no meio de tantas adver-
sidades e perigos”. (Izquierdo, 2004:111).
Não é nossa intenção, negar, que naturalmente podemos perder ou ter diminuí-
das algumas de nossas funções com o advento do envelhecimento, mas sim descons-
truir as crenças existentes em relação ao processo de envelhecer, sempre relacionadas
a anormalidade e ao desvio.

Grupos De Memória Em Ação


Em março de 2000 iniciamos o trabalho de “oficina de Memória” na Universidade
da Maturidade que em 2003 ganhou vigor como Instituto Sênior.
Localizados no Rio de Janeiro, no espaço de uma Universidade da rede privada,
nossos encontros se realizaram semanalmente, com duração de duas horas, em diver-
sas unidades dessa Universidade com os chamados “grupos de Terceira Idade”, tendo
como objetivo o aprimoramento da função memória.
Em nossa prática, utilizamos como ferramenta principal as técnicas de dinâmica
de grupo com base na leitura de Kurt Lewin.
Os grupos eram formados por pessoas de mais de 50 anos, com um número mí-
nimo de 10 participantes e máximo de 20. Ao serem interrogados quanto ao motivo pelo

— 339 —
qual estavam participando dos encontros, encontramos, entre outros, alguns relatos,
que nos levaram a refletir, tais como:
- “O primeiro motivo foi a participação de um grupo de pessoas com as mesmas
motivações, com a mesma faixa etária que busca alternativas para enfrentar uma dentre
várias, limitações da idade que é a baixa memória”. (Mulher 61 anos).
- “Procurar ocupar o tempo. Desenvolver a memória, exercitar a memória”. (Ho-
mem 87 anos).
- “As razões que me levaram a procurar o curso foram:
1º Por estar aposentada e estar ociosa.
2º Vontade de estar novamente em sala de aula, pois fui professora durante vinte
e oito anos.
3º Por estar esquecendo muito”. (Mulher 57 anos).
- “Falta de atividade na parte da tarde. Conhecer novas pessoas. Ativar a memó-
ria. Vou completar 75 anos”.
- “O grande motivo é que estou me aposentando agora e tenho, constantemente
ouvido, que ao idoso é necessário trabalhar a memória. Como no meu trabalho fazia uso
freqüentemente da mesma, resolvi que não houvesse uma interrupção brusca. Posso
citar também o gosto que tenho por aprender coisas novas e sinto que chegou a fase de
me dedicar um pouco a mim mesma”. (Mulher 70 anos).
- “Buscando um curso para melhorar a solidão”. (Homem 82 anos).
- “Vim ao Curso de Memória porque minha memória está fraca, esqueço – ando
triste por isto e não me conformo – acho que se treinar posso melhorar”. (Mulher 86
anos).
- “Sou aposentado e estava procurando algo para fazer”. (Homem 62 anos).
- “Decidi fazer este curso de memória, pois venho sabendo de vários amigos que,
com a idade, vão se esquecendo das coisas. Eu ainda não estou me esquecendo muito;
mas antes que aconteça”. (Mulher 58 anos).
- “O motivo da vinda para o curso é porque na idade avançada a memória co-
meça a falhar, e é necessário que procuremos adaptá-la ás necessidades”. (Homem,
68 anos).
- “Acho importante conservar a memória e tenho visto amigas da minha idade,
reclamando muito de esquecimentos e antes que eu entre para o “grupo” (grifos dela)
das desmemoriadas, resolvi treinar a memória”. (Mulher, 70 anos)
- “(motivo) Perda de Memória”. (Homem, 74 anos).
- “Atualizar meus conhecimentos. Ativar meus neurônios. Ter convívio com pes-
soas da mesma faixa etária”. (Mulher, 66 anos).
Como pudemos observar, nos relatos acima, a maioria dos idosos não tem con-
hecimento da importância de esquecer, mas carregam consigo o medo, a ansiedade, o
temor de falhar. Como se toda a falha de memória fosse um sinal de adoecimento. Onde
aprendemos isso? Para quê e a quê serve essa aprendizagem?

Considerações Finais
As palavras e expressões utilizadas como: Perda de memória, memória fraca,
aposentada, ociosa, solidão, grupo das desmemoriadas, convívio com pessoas, nos
instigam e nos levam a pensar: que velhices estão sendo produzidas e para quê?
Podemos concluir que os mitos e estereótipos são construções e representações
do imaginário social, que em sua maioria não estão relacionadas a dados objetivos,

— 340 —
construções essas que hipergeneralizam, categorizam e acabam por direcionar e definir
uma forma de estar no mundo.
Essa forma de estar, perceber e ser percebido pelo outro, é forjada pelos paradig-
mas que modelam, os mitos e estereótipos que instauram a naturalização de preconcei-
tos no tocante ao envelhecimento.
Sabemos que a memória é uma função cognitiva, e esta relacionada a outras de
nossas funções e mecanismos mentais. Logo, o medo, as fantasias, as expectativas a
cerca de si mesmo, o stress, a ansiedade, constituem fatores, entre outros, que causam
efeitos capazes de interferir diretamente em nossa capacidade de reter e evocar infor-
mações.
O envelhecimento é um processo natural. Assim como as passagens da infância,
adolescência, juventude, e idade adulta, o envelhecimento deve ser considerado como
um outro ciclo de vida, diferenciado pelo desgaste orgânico e fisiológico, que traz como
conseqüência o declínio de algumas de nossas funções.
É importante ressaltar que estamos falando de declínios e não de perdas. De-
clínios que podem ser compensados objetivando uma melhora de qualidade de vida
durante esse processo.
A crença de que o processo de memória, em especial a perda e os esquecimen-
tos, está diretamente proporcional ao avanço da idade ou envelhecimento, é totalmente
equivocada, pois desconsidera outros fatores que interferem nas falhas de memória,
tais como: a atenção, o interesse, os estados emocionais, a auto-imagem, auto-estima
e outros.
Finalizamos esta pesquisa com um relato que nos chamou a atenção por sua
vitalidade e intensidade ao apelo à vida:
“Ação,
É isto o que eu quero,
sair, sair do casulo.
Exercitar, memorizar.
Ser curiosa,
o que é?
este encontro?
só fazendo para saber”.
(Mulher, 72 anos).

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— 341 —
Memoria y Envejecimiento Abordajes Psicogerontologicos

Estimulación cognitiva de adultos mayores sin


deterioro: efectividad de un programa para la
mejora de la memoria y el cambio de actitudes
sobre el declive asociado a la edad.

Mas, C., Medinas, M., Cabezuelo, Á, Viñas, N. y Martorell, L.

Resumen
El envejecimiento de la población plantea nuevos objetivos para las ciencias so-
ciales y de la salud. Es necesario prevenir y fortalecer a la persona para alejarla de cier-
tos riesgos asociados al envejecimiento. En esta línea se ha extendido la idea del ejer-
cicio cognitivo como una forma de prolongar el bienestar mental y la calidad de vida a lo
largo de los años y de prevenir el declive cognitivo asociado a la edad, lo que ha llevado
al desarrollo de diversos programas de entrenamiento cognitivo. Este trabajo presenta
los resultados del programa “Entrenemos el cerebro”, aplicado en el programa universi-
tario para mayores de la Universidad de las Islas Baleares. Nuestro objetivo fue aplicar
y evaluar un programa multifactorial de entrenamiento cognitivo, en el que, además de
entrenar en el uso de estrategias de memoria para mejorar el rendimiento en ésta y
prevenir el declive cognitivo asociado a la edad, trabajamos otros aspectos (autoefica-
cia, atribuciones, creencias sobre el envejecimiento cognitivo, pensamientos negativos
sobre la propia capacidad y sobre la vejez, etc.) que, según la investigación actual, pue-
den influir en el rendimiento cognitivo. La muestra estaba formada por un grupo experi-
mental, que siguió el programa de entrenamiento, y un grupo control. Antes y después
de la intervención evaluamos en ambos grupos: rendimiento en memoria; expectativas,
rendimiento percibido y atribuciones causales ante la prueba; quejas subjetivas sobre la
memoria y creencias sobre el envejecimiento cognitivo, además de la satisfacción con
la actividad del grupo experimental. Tras la intervención, el grupo experimental presentó
mejoras significativas en todas las variables estudiadas, lo que reafirma la necesidad de
desarrollar programas de este tipo para mejorar el funcionamiento mental y la calidad de
vida de las personas mayores.

Palabras clave: envejecimiento normal, entrenamiento cognitivo, memoria, ex-


pectativas y atribuciones.

 Universidad de las Islas Baleares. Palma de Mallorca. España.


carmen.mas@uib.es

— 342 —
Introducción
El punto de partida del trabajo se sitúa en el hecho de que el envejecimiento de
la población es un fenómeno que plantea nuevas necesidades y nuevos retos teóricos
y prácticos en Ciencias Sociales y de la Salud. Uno de los nuevos objetivos a perseguir
debe ser prevenir y fortalecer a la persona para alejarla de ciertos riesgos asociados al
envejecimiento, e, incluso, centrarse en desarrollar vías de intervención e instrumentos
que permitan a las personas mayores aprovechar la posibilidad de crecimiento y ganan-
cia que la mayoría de ellas conserva (Villar, 2003). En esta línea se ha extendido en los
últimos años la idea del ejercicio cognitivo como una forma de prolongar el bienestar
mental y la calidad de vida a lo largo de los años. La estimulación y entrenamiento cog-
nitivos nos permiten mejorar las funciones mentales, mostrándose eficaces para ayudar
a retrasar el inicio del declive cognitivo asociado al envejecimiento (Goldberg, 2001). En
la última década han surgido diferentes programas a partir de esta premisa.
En una revisión de las intervenciones diseñadas para mejorar la función cognitiva
en adultos sin alteración cognitiva, McDougall (1999) concluye que deberían conside-
rarse en ellas varios factores que influyen en el rendimiento cognitivo, como son las
creencias de autoeficacia, y que debe enfatizarse para modificar las actitudes de los
participantes sobre el declive de la memoria relacionado con la edad. Sin embargo, son
escasos los estudios sobre la efectividad de programas multifactoriales de entrenamien-
to cognitivo que incluyan, además del entrenamiento en estrategias de memoria, inter-
venciones en reestructuración cognitiva y en controlabilidad y competencia en memoria,
mediante el uso de autoinstrucciones y de reentrenamiento atribucional.
En la línea de lo anteriormente expuesto, un estudio piloto realizado por nuestro
grupo de investigación (Mas, Jiménez, Munar y Rosselló, 2004), evidencia la necesidad
de considerar, en la elaboración y evaluación de programas de entrenamiento cognitivo
para personas mayores, variables tales como el rendimiento percibido, las expectativas
de autoeficacia, las atribuciones y otros factores psicosociales que pueden influir en
estas personas a la hora de enfrentarse a tareas cognitivas y de valorar su funciona-
miento cognitivo. Es fundamental que este tipo de programas incluyan técnicas dirigidas
a modificar actitudes y creencias negativas acerca del propio funcionamiento mental y
sobre los cambios cognitivos asociados al envejecimiento (especialmente en relación a
la memoria, preocupación principal de los mayores), y que todos estos aspectos sean
evaluados para determinar la efectividad de la intervención. Los resultados obtenidos
en nuestro estudio piloto previo también ponen de manifiesto que es necesario, de cara
a aumentar la motivación de los participantes y disminuir la ansiedad que manifiestan
ante los fallos de memoria, que se dedique una amplia atención al entrenamiento en
memoria y al cambio de actitudes y creencias respecto a la misma, pero sin limitarse
en absoluto a ella. Un programa de entrenamiento cognitivo para personas mayores
debe ser variado y cubrir una amplia gama de funciones cognitivas (atención, lenguaje,
funciones ejecutivas...).
Por último, hay que recalcar que los programas de estimulación cognitiva, ade-
más de estimular las funciones cognitivas y mejorar otros aspectos que pueden influir en
el funcionamiento cognitivo, son una herramienta importante para la mejora de las rela-
ciones sociales y la autoestima, contribuyendo al fin y al cabo al aumento del bienestar
mental y la calidad de vida de nuestros mayores.

— 343 —
Objetivo
Nuestro objetivo fue diseñar, aplicar y evaluar un programa preventivo multifacto-
rial de entrenamiento cognitivo en el que, además de entrenar en el uso de estrategias
de memoria para mejorar el rendimiento en ésta, se trabajen otros aspectos que, según
la investigación actual, pueden influir en el rendimiento cognitivo, especialmente en el
caso de las personas mayores. Ejemplos de estas otras variables a tener en cuenta, ya
mencionadas, son las atribuciones realizadas ante los fallos de memoria, las expecta-
tivas de autoeficacia o las creencias sobre el envejecimiento cognitivo. En el presente
trabajo presentamos las principales características del programa y un resumen de los
resultados, relativos sobre todo a la satisfacción de los alumnos del programa universi-
tario para mayores de la UIB (Universitat de les Illes Balears, Universidad de las Islas
Baleares) tras participar en el mismo.

Método
Participantes
Desde el curso 2003-2004 al curso 2006-2007, han participado en el taller “En-
trenemos el cerebro” un total de 130 personas repartidas en 10 grupos, con edades
comprendidas entre los 51 y los 83 años.

Procedimiento
a) Características generales del programa de memoria:
• El programa se incluye en la oferta de talleres (modalidad de asignaturas optati-
vas) del programa universitario para mayores de la UIB (UOM, Universitat Oberta
per a Majors, Universidad Abierta para Mayores).
• Esta estructurado en 8 sesiones de 2 horas de duración y se trabaja con grupos
de 10-15 personas.
• Se tomó como modelo y punto de partida el “Método UMAM de entrenamiento
en memoria del Ayuntamiento de Madrid” (Montejo, Montenegro, Reinoso, De
Andrés y Claver, 2001) y se adaptó a los objetivos perseguidos. Se tomaron al-
gunos de los contenidos y ejercicios y se añadieron otros para trabajar objetivos
no contemplados en dicho programa, además de realizar una adaptación, tanto
del contenido como del formato, para adecuar el programa al marco del programa
universitario para mayores.
• El taller fue impartido por una profesora que contaba con el soporte de alumnos
colaboradores de la facultad de Psicología que realizaban las funciones de moni-
tores de apoyo en algunas actividades en el caso de que fuera necesario.

b) Objetivos:
Los objetivos del programa “Entrenemos el cerebro” fueron:
• Dar a conocer el funcionamiento de los procesos cognitivos trabajados: memoria,
atención, lenguaje...
• Entrenamiento en estrategias de memoria.
• Estimulación de los procesos cognitivos: atención, lenguaje...
• Dotar de recursos para estimular y mejorar el funcionamiento cognitivo en la vida
cotidiana.

— 344 —
• Cambiar creencias y actitudes negativas sobre la memoria y los cambios asocia-
dos al envejecimiento.
• Disminuir la preocupación y ansiedad ante los fallos de memoria.
• Mejorar la autoestima y la calidad de vida.
• Fomentar las relaciones sociales y pasarlo bien.

c) Metodología:
Los objetivos planteados se trabajaron mediante el uso de las siguientes técnicas
e instrumentos:
• Explicaciones sobre los diferentes procesos o estrategias a trabajar (con apoyo de
medios didácticos para presentar la información y utilizando ejemplos prácticos).
• Ejercicios de lápiz y papel (individuales, por parejas o en grupo).
• Juegos didácticos.
• Reestructuración cognitiva y reentrenamiento atribucional.
• Role-playing.
• Debates y comentarios de texto.
• Técnicas de control de la activación (entrenamiento en respiración controlada y
respiración profunda).

Los materiales necesarios para llevar a cabo el programa fueron:


• Transparencias, retroproyector y pizarra.
• Folios y bolígrafos para los ejercicios de lápiz y papel.
• Juegos de mesa y de ingenio.
• Dossier de fotocopias para cada uno de los participantes en el que se incluían
todas las transparencias y ejercicios del programa.
• Aula pequeña con disposición de seminario.

Instrumentos
1) Cuestionario de satisfacción: Al final del taller se aplicó un cuestionario de valo-
ración de la actividad de elaboración propia compuesto por 14 ítems. En los 6 primeros
y en los ítems del 10 al 12 debían indicar su grado de acuerdo en una escala de 0 a 10
(0 significaba totalmente en desacuerdo y 10 totalmente de acuerdo) en relación a dife-
rentes aspectos del programa. Los ítems 7, 8 y 9 eran ítems de elección múltiple y las
preguntas 13 y 14 eran de formato abierto. El cuestionario era anónimo.
Además, antes y después del programa, se midieron las siguientes variables:
2) Evaluación del rendimiento en memoria mediante de una lista de pares asocia-
dos (tomada de Montejo, Montenegro, Reinoso, De Andrés y Claver, 2001). La prueba
consta de dos partes: recuerdo inmediato (RI) y recuerdo demorado (RD).
3) Antes y después de ambas partes de la prueba de memoria se registraron las
expectativas (de 0 a 10) y el rendimiento percibido (de 0 a 10).
4) Tras la prueba, se registraron las atribuciones causales mediante una adapta-
ción de la Escala de Dimensiones Causales (Manassero y Vázquez, 1995).
5) Cuestionario de fallos de memoria (MFE, Memory Failures Everyday de Sun-
derland, Harris y Gleave, 1984) sobre quejas de memoria en la vida diaria.
6) Cuestionario de creencias sobre el envejecimiento cognitivo (CEC, de elabo-
ración propia).

— 345 —
Resultados
En el cuestionario de valoración de la actividad en el que se media la satisfacción
de los participantes con la misma, los resultados fueron los siguientes:
1) El contenido del taller me ha parecido interesante: Media=9, 12; SD (desvia-
ción estándar) =1, 04.
2) El espacio donde se ha realizado el taller ha sido el adecuado: Media=9, 1;
SD=1, 14.
3) Los materiales de trabajo han sido adecuados: Media=9, 2; SD=1, 16.
4) El contenido del taller se ha ajustado a lo que me esperaba: Media=8, 9; SD=1,
18
5) La calidad del profesorado ha sido buena: Media=9, 7; SD=0, 6.
6) El ambiente de trabajo ha sido agradable: Media=9, 62; SD=0, 55
7) El nivel de dificultad de los ejercicios y explicaciones ha sido:
• adecuado:64, 7%.
• fácil: 29, 4%, la mayoría (80%) del grupo de edad más joven.
• difícil: 5, 9%.
8) La duración de las sesiones es:
• adecuada: 88, 2%.
• corta: 8, 8%.
• larga: 2, 9%.
9) La duración del taller ha sido:
• adecuada: 64, 7%.
• corta: 32, 4%.
• larga: 2, 9%.
10) El taller me ha proporcionado instrumentos o estrategias que puedo utilizar en
mi vida cotidiana: Media=9, 3; SD=0, 98.
11) Señale en que grado se han cumplido los siguientes objetivos:
- Dar a conocer el funcionamiento de la memoria: Media=9, 2; SD=0, 83.
- Fomentar las relaciones sociales: Media=8, 7; SD=1, 15.
- Pasarlo bien: Media=9, 3; SD=0, 9. En este último ítem, aparecen diferencias
significativas (p=0, 023) en función del grupo de edad: los mayores de 65 se muestran
más de acuerdo en que se ha conseguido el objetivo de “pasarlo bien” (media=9, 6) que
los participantes de entre 51 y 64 años (media=8, 9).
12) En general, el taller me ha gustado: Media=9, 6; SD=0, 74. En este ítem, se
dan también diferencias significativas (p=0, 011) según el grupo de edad: el taller ha gus-
tado más a los más mayores (media=9, 9) que al grupo de edad más joven (media=9,
3).
13) La participación en el taller, ¿ha influido de alguna manera en cómo valora
usted sus capacidades cognitivas (o su funcionamiento mental)? Si es así, ¿en qué sen-
tido? A continuación se presenta una selección de las respuestas a esta pregunta:
“El taller me ha enseñado que no tengo tan mala memoria como creía, me estaba
obsesionando con lo que me decían los de mi alrededor (mis hijos). Lo que he aprendido
es que debo prestar más atención y procurar no estar tan ansiosa”. “Me ha servido para
darme cuenta de que el problema no es la memoria, sino la atención y el querer hacer
demasiadas cosas a un tiempo. He aprendido a ralentizar y a fijarme más. De esta forma
“funciono” mucho mejor. Ahora estoy mucho más tranqui”. “El participar en el taller me
ha ayudado mucho en la vida cotidiana, poniendo en práctica los consejos que nos han

— 346 —
dado y he podido aprovechar las estrategias que nos han enseñado”. “Creo que practi-
cando puedo sacar buenos resultados”. “Me he dado cuenta de que funciono bastante
bien mentalmente”. “A pesar de mis dificultades, con esfuerzo y técnica puedo mejorar
y debo hacerlo”. “1- Me ha enseñado a utilizar algunas estrategias que me ayudan a no
cometer algunos olvidos que antes cometía. 2- Me he dado cuenta que muchas cosas
que se me olvidaban eran por falta de atención”.
“Ahora pienso que al envejecer no forzosamente hemos de perder la memoria y
que hemos de hacer un esfuerzo por conservarla”. “Me encuentro más abierta a todo
y valoro todo lo que me rodea. Creo que me siento más fuerte mentalmente”. “Me ha
influido positivamente. Lo más importante es que he podido valorar si las carencias que
tengo son comunes a otras personas que han hecho el taller conmigo en igualdad de
edad y conocimientos”. “Me ha servido para estar un poco más tranquila cuando algo no
ha resultado como yo esperaba y controlar la situación, cosa que antes no hacía. Estoy
más pendiente de mis acciones”. “Ha sido muy positivo para mí, he aprendido que lo que
a veces yo pensaba de la memoria (pequeños fallos) son normales a mi edad. Me ha
abierto mis campos de mira sobre estos temas que tan bien ha explicado la profesora”.
“Este taller me ha servido para autoestimar lo que hago, poner más cuidado en ello,
pensar mejor, saber valorar las cosas que se hacen, y sobre todo, que creo que no soy
tan trasto como pensaba”. “El taller me ha proporcionado seguridad en mí misma, y me
ha dado soluciones prácticas para resolver pequeños problemas cotidianos”. “Valoraré
más lo que tengo y no me dedicaré a tantas cosas”. “Ha contribuido a afrontar un sen-
timiento personal negativo sobre la edad avanzada”. “Ha sido positivo. Ha mejorado mi
autoestima”. “Me ha gustado mucho el ambiente y la comunicación”.
14) Observaciones y sugerencias: las respuestas a esta pregunta se refieren so-
bre todo a que debería aumentarse la duración del taller e incluir más ejercicios.

En cuanto a los resultados referidos a la prueba de memoria y a los demás cues-


tionarios, se observó que, tras la intervención, se produjeron mejoras significativas en
todas las variables estudiadas:
- Se produce una mejora del rendimiento en ambas partes de la prueba de me-
moria verbal de pares asociados.
- Aumentan significativamente las expectativas y el rendimiento percibido antes y
después de ambas partes de la prueba, medidos en una escala de 0 a 10.
- Se produce un cambio en el estilo atribucional, pasando de atribuir el éxito en la
prueba mayoritariamente al interés de la tarea a atribuirlo al propio esfuerzo.
- Disminuyen también las quejas de memoria y la preocupación y la ansiedad
ante los fallos de memoria, medidas mediante el MFE (Memory Failures Everyday, de
Sunderland, Harris y Gleave, 1984) y el cuestionario de elaboración propia.

Discusión/conclusiones
A partir de los datos obtenidos podemos extraer las siguientes conclusiones ge-
nerales: El nivel de satisfacción con la actividad es muy alto y se han cubierto satisfac-
toriamente los objetivos planteados. Además de trabajar para mejorar la memoria de los
mayores y enseñarles estrategias para mejorar su rendimiento, pretendíamos fomentar
una actitud más positiva ante los problemas de memoria y parece que dicho objetivo se
ha cumplido plenamente. Los participantes han aprendido a valorar mejor sus capaci-
dades y limitaciones, han aprendido la importancia de prestar atención y mantener una

— 347 —
actitud activa, aunque a la vez relajada, ante su entorno, y han desarrollado pensamien-
tos positivos ante los fallos de memoria y el declive asociado a la edad. Por otra parte,
de los resultados se desprende que el contenido del taller y el ambiente y materiales de
trabajo han sido los adecuados. Por último se muestran satisfechos con la calidad del
profesorado y consideran que el taller les ha proporcionado herramientas que pueden
aplicar a su vida cotidiana.
Como sugerencias de mejora, hay que añadir las siguientes ideas: Sería conve-
niente aumentar el número de sesiones para poder profundizar más en algunos temas
y poder hacer más cantidad de ejercicios prácticos. Si no se aumenta el número de se-
siones, quizás convendría eliminar algunos contenidos para poder ampliar los ejercicios
prácticos de los temas impartidos.
Por último, cabe remarcar que el programa de entrenamiento mejoró tanto el ren-
dimiento objetivo como las variables de tipo subjetivo, lo que reafirma la necesidad de
desarrollar programas de este tipo para mejorar el funcionamiento mental y la calidad de
vida de las personas mayores. Es importante seguir profundizando en el estudio de qué
variables y factores deben tenerse en cuenta a la hora de diseñar y de evaluar la efectivi-
dad de los programas multifactoriales de entrenamiento cognitivo si queremos conseguir
programas de intervención eficaces y adaptados a la población de que se trate.

Referencias bibliográficas
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el I Congreso Internacional de Neurociencia del Envejecimiento Cognitivo, celebrado en
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Montejo Carrasco, P.; Montenegro Peña, M.; Reinoso García, A.I.; De Andrés Montes, M.E. y Claver
Martín, M.D. (2001): Manual Práctico de Evaluación y Entrenamiento del Programa de
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Villar, F. (2003): Prólogo. En A. Puig, Programa de entrenamiento de la memoria, Madrid: CCS.

— 348 —
Memoria y Envejecimiento Abordajes Psicogerontologicos

Programa psicosocial de prevención de los


trastornos de memoria (ppptm). Peculiaridades
de una intervención

María Carbajal

Resumen
El Programa Psicosocial de Prevención de los Trastornos de Memoria (PPPTM)
es un programa de intervención del Servicio de Psicología de la Vejez, de la Facultad de
Psicología (UdelaR). Se enmarca dentro del “Programa de Investigación e Intervención
sobre psicoterapias y trastornos cognitivos en el envejecimiento”. La población con la que
trabajamos son Adultos Mayores que presentan quejas subjetivas de las funciones cogni-
tivas y que solicitan participar del Programa. Desde una perspectiva de atención primaria
en salud, se realiza diagnóstico y abordaje de los trastornos de memoria con un dispositivo
combinado individual y grupal. En el presente trabajo intentaré plasmar algunas ideas que
fundamentan nuestra praxis en los talleres y desde allí exponer como pensamos, reflexio-
namos y trabajamos con “las quejas subjetivas de memoria” Con esto nos referimos a que
la mayoría de los Adultos Mayores que consultan presentan una autopercepción negativa
del funcionamiento de su memoria, que no se constata en las pruebas realizadas.
Entendiendo que la memoria es algo más que un simple mecanismo de almacenamien-
to y recuperación, la concebimos intrínseca a los procesos psicosociales; donde la queja es
una forma de comunicación, habilitada socialmente, que establecen los Adultos Mayores para
expresar sus conflictos. Frente a esta queja no damos una respuesta ya pre-establecida, no
aplicamos “el manual”. Problematizamos, visualizamos los distintos factores puestos en juego
en esos “problemas de memoria”.Cuando decimos problematizar, lo decimos en el sentido de
desconstruir los supuestos hegemónicos que legitiman nuestro decir, nuestro actuar. A partir de
esto proponemos el dispositivo de taller como ámbito privilegiado para poder trabajar todo lo re-
lacionado a estas “quejas subjetivas de memoria”. Intentando multiplicar y hacer jugar todas las
expresiones del deseo. Pensamos que las estrategias de expresión del deseo pueden cambiar,
que la queja puede dejar de ser reproductora de lo estereotipado (depositando en el otro su
demanda) para dar lugar a lo nuevo, a la apropiación de la capacidad de transformación.

Palabras Clave: Quejas subjetivas de memoria – Taller – Adultos Mayores.

 Servicio Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.


María Carbajal. Licenciada en Psicología (UdelaR). Psicoterapeuta. Docente del Servicio de Psi-
cología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República. Ex Docente del Área de
Psicopatología en Facultad de Psicología. mcarbaja@psico.edu.uy / psicmariacarbajal@gmial.com

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Introducción
El Programa Psicosocial de Prevención de los Trastornos de Memoria (PPPTM)
es un programa de intervención del Servicio Psicología de la Vejez, de la Facultad de
Psicología (UdelaR). Se enmarca dentro del “Programa de Investigación e Intervención
sobre psicoterapias y trastornos cognitivos en el envejecimiento” (Berriel, F.; Pérez, R.;
Amaral, R.; Carbajal, M., 2007) y en conjunto con el Equipo de intervención: Clínica Psico-
lógica de Trastornos Cognitivos conforman el equipo de investigación que se encuentra
trabajando en la investigación: “Incidencia de Factores Psicológicos en la Etiología de las
Demencias Tipo Alzheimer” (Berriel, F.; Pérez, R.; Amaral, R.; Carbajal, M., 2007).
El equipo de trabajo se encuentra conformado por un docente responsable y 6 es-
tudiantes de grado (tres estudiantes pasantes de cuarto ciclo y tres estudiantes pasantes
de quinto ciclo) y tiene como objetivo fundamental cumplir con los tres fines de la UdelaR:
desarrollar docencia, investigación y extensión.
La población con la que trabajamos son Adultos Mayores que presentan quejas
subjetivas de las funciones cognitivas y que solicitan participar del Programa.
Desde una perspectiva de atención primaria en salud, se realiza diagnóstico y abor-
daje de los trastornos de memoria con un dispositivo combinado individual y grupal.
En primera instancia se realiza una evaluación individual donde jerarquizamos in-
dagar las dimensiones neurocognitiva y psicoafectiva – vincular. Para ello combinamos
la aplicación de una entrevista psicológica con la aplicación de técnicas específicas. La
entrevista Psicológica tiene como objetivo privilegiado indagar sobre las áreas de las
conductas y el comportamiento, la dimensión vincular y socio familiar y la dimensión psi-
co – afectiva. Se aplican la Escala de Autopercepción Corporal EAPC (Berriel y Pérez,
2002), Test de Dibujo de la Figura Humana (K. Machover). La técnica que utilizamos
para la evaluación de la dimensión neurocognitiva es Mini Mental State (MMS). A partir
de esto intentamos visualizar las áreas potenciales así como posibles áreas comprome-
tidas, esbozando un diagnóstico primario.
Tomando en cuenta la evaluación que realizamos conformamos tres grupos que
funcionaran una vez a la semana, con una duración aproximada de 1 hora y media,
durante 18 reuniones en un dispositivo de taller. Al mes de finalizar los Talleres a cada
participante se le realiza una nueva evaluación individual con los instrumentos ya apli-
cados con el objetivo de visualizar si se han producidos cambios en lo que respecta a
las quejas mnésicas
En el presente trabajo intentaré plasmar algunas ideas que fundamentan nuestra
praxis en los talleres y desde allí exponer como pensamos, reflexionamos y trabajamos
con “las quejas subjetivas de memoria”

Peculiaridades de una Intervención


Hay quienes imaginan el olvido
como un deposito desierto/ una
cosecha de la nada y sin embargo
el olvido esta lleno de memoria
Benedetti. M (1995)

 Docente responsable: Prof. Adj. Psic. Robert Pérez

— 350 —
Nuestra experiencia nos indica que la mayoría de los Adultos Mayores que con-
sultan por “problemas de memoria” en el Servicio de Psicología de la Vejez, no poseen
trastornos cognitivos sino que luego de realizados los estudios mencionados encontra-
mos “quejas subjetivas de memoria” o “quejas de las funciones cognitivas”. Con esto
nos referimos a que presentan una autopercepción negativa del funcionamiento de su
memoria, que no se constata en las pruebas realizadas.
Tampoco encontramos patologías de bases asociadas como pueden ser la depre-
sión o demencias. Sí encontramos frecuentemente, elementos de ansiedad, conflictos
vinculares, una reducida red social, miedos a desarrollar una demencia, problemas de
atención, dificultades en atravesar distintos momentos vitales como pueden ser: pérdi-
das reales o simbólicas, problemas económicos, etc. O sea, todo una serie de conflictos
vehiculizados a través de esta queja.
Robert Pérez (2002) ya nos advertía de esto: “El ubicar el conflicto en esta fun-
ción les permite expresarlo sin ser censurados, pues debido a las naturalizaciones y
prejuicios (…), a nadie sorprende que ser viejo sea sinónimo de pérdida de memoria.
Y esto, aunque sea de perogrullo, merece una aclaración: cuándo planteo que se ubi-
ca el conflicto en el área de la memoria, me estoy refiriendo a complejos mecanismos
inconscientes de desplazamiento de los conflictos, y no algo que las personas realicen
conscientemente, que sea de su voluntad”
Es así, que a partir de una determinada concepción social prejuiciosa de la vejez
“los viejos son enfermos y tienen problemas de memoria”, los conflictos vitales son tra-
ducidos a la queja de pérdida de memoria, pasando ésta a ser un factor de comunica-
ción validado socialmente, manteniendo al viejo en el lugar de pasivo, de no conflicto y
por lo tanto de no proyecto (Pérez y Berriel, 2000).
Salvarezza (1988) nos advierte con respecto al “viejismo” como un prejuicio que
se vuelve contra la propia persona. Por lo que estos prejuicios pueden llegar a conver-
tirse en “profecías de autocumplimiento”. Algo así como “si creo desde ya que todos los
viejos tienen problemas de memoria, seguramente los tendré”. Incluso llegaré a olvidar
que “los olvidos” se producen durante toda la vida y que responden a motivaciones
subjetivas; “olvidamos de manera inconsciente lo que no nos conviene recordar.” Donde
mucha veces esto es una defensa con la que contamos para poder conservar determi-
nado equilibrio psíquico. O siguiendo a Nietzsche podemos decir que se vuelve impres-
cindible para la Vida una Historie pautada por el olvido a partir de los afectos (Picos,
G., 2006). La forma de sentirse, pensarse y actuar de los propios viejos y por que no,
de los profesionales que trabajamos con ellos, está condicionada por estos y todos los
prejuicios referidos a la vejez.
Volviendo a la queja, J. Rodríguez (1994) plantea que la queja funciona como una
forma de comunicación y nos dice: “…el contenido del enunciado de la queja funciona
como un objeto frustrante; el tema revela una carencia, una falta; o dicho en otros tér-
minos; por allí circula un anhelo, un deseo que no es correspondido. Lo que aparece,
entonces, es una actitud de espera, reflejando una cierta pasividad. (…) Por lo tanto, es
un tipo particular de pensamiento que no problematiza, no analiza y no profundiza los
temas tratados y tiene a una simplificación muy grande del entono social. (…) Esto pro-
duce un campo de subjetividades en donde todos esperamos que el otro accione ante
nuestra demanda. De allí al inmovilismo hay un solo paso”.
Ahora bien, ¿qué respuesta damos a esa queja–demanda los servicios sanitarios
generalmente?. Es frecuente encontrar diferentes propuestas que apuntan al entrena-
miento y estimulación cognitiva. Propuestas que toman a la memoria como un acto

— 351 —
mecánico del recordar, un proceso del SNC, por tanto individual y que su pérdida resulta
intrínseca al envejecimiento. Solo podemos ejercitar como forma de “mantenernos en
forma”.
Creemos que estas propuestas dan respuesta a esta queja, desde el lugar de
solidificarla y no de problematizarla. Algo así como decir “ustedes tienen estos problema
de memoria tratemos de ver como lo mejoramos”. En esto pensamos que la queja al
decir de J. Rodríguez (1994), “…se muda en algo quejumbroso y termina en una suerte
de adaptación pasiva al medio social. El tema es como la queja se transforma en un me-
canismo de anulación de la capacidad creadora de los hombres, grupos e instituciones.”
No negamos ni desterramos estas propuestas sino que intentamos dar visibilidades a
otros procesos que suceden en esa “queja subjetiva de memoria”.
¿Que respuesta damos nosotros a esta queja-demanda?
No damos una respuesta ya pre-establecida, no aplicamos “el manual”. Proble-
matizamos, visualizamos los distintos factores puestos en juego en esos “problemas
de memoria”. Entendiendo que la memoria es algo más que un simple mecanismo de
almacenamiento y recuperación. Es la que nos permite decir quienes somos, de donde
venimos y hacia donde queremos ir. Ahora, este decir no es un decir individual, es un
decir social. Es lo que conforma nuestra identidad (proceso en constante construcción)
y permite pensarnos en un proyecto vital. Es por esto que concebimos a la memoria y a
los procesos cognitivos básicos como procesos psicosociales.
Cuando decimos problematizar, lo decimos en el sentido de desconstruir los su-
puestos hegemónicos que legitiman nuestro decir, nuestro actuar. Decir – actuar, en tan-
to el carácter performativo del lenguaje. O sea, el lenguaje que ejecuta acciones (Austin,
1971). Un enunciado performativo, es una formulación que equivale a una acción; no la
describe, la constituye. Podemos pensar que cuando decimos “todos los viejos tienen
problemas de memoria” constituye una acción, un acción que se cristaliza y se reprodu-
ce en si misma
Ana. Ma. Fernández (1999), siguiendo a Foucault nos aporta a esta problema-
tización en tanto plantea al análisis genealógico como otra herramienta que “permite
encontrar los puentes entre las narrativas teóricas y los dispositivos histórico – sociales
– políticos – subjetivos que sostienen. En tal sentido indaga sobre las condiciones de po-
sibilidad, los principios de ordenamiento, las formas de enunciabilidad y los regímenes
de verdad de sus producciones teóricas”. Para ello tratamos de que el taller no quede
atrapado en un régimen de enunciación duro, restringido, molar, sino que apunte a enun-
ciar líneas de tipo molecular que desplieguen múltiples efectos y se produzca en acon-
tecimiento. Es así que hacemos trabajar la noción de Transversalidad definida como
“…el fundamento de la acción instituyente de los agrupamientos……la transversalidad
reside en el saber y en el no saber del agrupamiento acerca de su polisegmentaridad”
(Lourau, R., 1994)
Diagramar, cartografiar al decir de Deleuze y Guattari, F. (1988), trazar líneas que
nos permitan visualizar los acontecimientos producidos en esa grupalidad. Líneas co-

 Siguiendo a Guattari y Rolnik (2005) tomamos la idea de molecular (en tanto “los flujos, los deve-
nires, las transiciones de fase, las intensidades”) en contraposición a lo molar.
 “Siguiendo a A. Badiou tomamos la idea de acontecimiento como unidad histórica, como la inter-
sección de una línea de actualidad, lo singular, irrepetible; y otra línea que refiere a la memoria, lo
no singular, lo que ya ha sido representado, lo repetible, la repetición misma” (Chavez, J. 2006)

— 352 —
nectables en todas sus dimensiones, desmontables, alterables, susceptibles de recibir
constantemente modificaciones.
Otra herramienta que utilizamos es la que nos aporta Castoriadis (1983) con res-
pecto al trabajo de elucidación. Con respecto a esto plantea “Lo que llamo elucidación
es el trabajo por el cual los hombres intentan pensar lo que hacen y saber lo que pien-
san”.
Siguiendo a Catoriadis (1989) no podemos dejar de mencionar sus aportes para
entender la producción y reproducción social del “viejismo” a través de su conceptua-
lización de “Imaginario social”; como un “magma de significaciones imaginarias socia-
les” que regula nuestro decir y orienta nuestras acciones, determinando tanto nuestra
manera de sentir y desear como nuestra manera de pensar. A si mismo, el concepto de
“Imaginario Radical”, como el potencial creativo y transformador de las personas que
adquiere un poder instituyente. “Esta creación, apoyada en un imaginario radical con
poder instituyente, se traduce en praxis: una acción que puede tomar apoyo en lo que
es para hacer existir lo que queremos ser” (Carrizo, L. 1998).
A partir de esto proponemos el dispositivo de taller como ámbito privilegiado para
poder trabajar todo lo relacionado a estas “quejas subjetivas de memoria”.
Trabajamos desde lo grupal, apuntando a recuperar la capacidad creadora mul-
tiplicando los recursos de registro y expresión (cuerpo, plástica, literaria, entre otras).
Utilizando distintas técnicas que permiten un fluir tan necesario para la producción, que
simbolice un recorrido desde la expresión, los afectos, la emotividad y la imaginación.
Buscando con ello facilitar la expresión de eso que no es pasible de ser atrapado por lo
decible. Para ello utilizamos técnicas de relajación, lúdico – corporales, dramatizacio-
nes, de estimulación de los diferentes sistemas de memoria y demás funciones cogniti-
vas (atención, concentración, razonamiento, etc.), técnicas de Taller (presentación, co-
municación, análisis, planificación, evaluación, etc.), técnicas de grupo operativo, entre
otras. Intentamos multiplicar y hacer jugar todas las expresiones del deseo. Deseo como
potencia infinita que se define como pura producción. Ese deseo, que produce al mismo
tiempo lo que desea y lo que es deseado, es también su propio objetivo: el de producir,
incesantemente, nuevas realidades. Donde lo que cambia a medida que avanzan los
años son las estrategias de expresión del deseo (Pérez, R y Berriel, F, 2000)
Es por esto que pensamos que las estrategias de expresión del deseo pueden
cambiar, que la queja puede dejar de ser reproductora de los estereotipado (depositando
en el otro su demanda) para dar lugar a lo nuevo, a la apropiación de la capacidad de
transformación.

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Salvarezza, L. (1988): Psicogeriatría. Teoría y clínica. Bs. As. Ed. Paidós.

— 354 —
Memoria y Envejecimiento Abordajes Psicogerontologicos

O processo da oficina de memória


autobiográfica: possível recurso de intervenção
para idosos com suspeita de depressão

Patrícia Kok Geribello de Ferreira Cabral, Rita Duarte do Amaral


y Vera Maria Antonieta Tordino Brandão

Resumo
Esse trabalho originou-se da experiência em Oficinas de Memória Autobiográfica
propostas no Centro de Convivência: Grupo Vida Barueri. Os resultados apresentados
pelos participantes têm sido positivos: beneficiando a integração social, o re-conheci-

 Núcleo de Estudos e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós-Graduados


em Gerontologia da PUC-SP e Grupo Vida - Barueri, São Paulo, Brasil.
Patricia Kok Geribello de Ferreira Cabral Psicóloga, mestre em Gerontologia pela PUC/SP.
Pesquisadora do GEM (Grupo de Estudos da Memória), do GEP (Grupo de Estudos de Psicoge-
rontologia) ambos do Núcleo de Estudos do Envelhecimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós
Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC/SP). Atividade
profissional: atendimento domiciliar ao idoso com o projeto de resgate da memória autobiográfica
na construção de um livro, desde 2000. patrícia@ferreiracabral.com.br
Coordenação e execução dos projetos de oficinas de memória autobiográfica: Conversas no Pateo
e no Largo: a memória viva de São Paulo e do Embu em 2003/04 e 2007 e no Grupo Vida Barueri,
Sede e Mutinga em 2005/07.
 Núcleo de Estudos e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós-Graduados
em Gerontologia da PUC-SP e Grupo Vida - Barueri, São Paulo, Brasil.
Rita Duarte do Amaral Pedagoga, especialista em Gerontologia, pesquisadora do GEM - Grupo
de Estudos da Memória, do GEP (Grupo de Estudos de Psicogerontologia) ambos do Núcleo de
Estudos do Envelhecimento (NEPE) (PUC/SP). Atividade profissional: voluntária na Instituição de
Longa Permanência “Lar Madre Regina” em Guarulhos, desde 2002; desenvolvendo junto aos idosos
atividades de Dança Sênior, passeios culturais em São Paulo, projeto “Encontros autobiográficos”
dos residentes do LMR. Profissional atuando em instituições de longa permanência para idosos.
Coordenação e execução dos projetos de oficinas de memória autobiográfica: Conversas no Pateo
e no Largo: a memória viva de São Paulo e do Embu em 2003/04 e 2007e no Grupo Vida Barueri,
Sede e Mutinga em 2005/07. silveiramaral@uol.com.br
 Núcleo de Estudos e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós-Graduados
em Gerontologia da PUC-SP e Grupo Vida - Barueri, São Paulo, Brasil.
Vera Maria Antonieta Tordino Brandão. Pedagoga – USP. Mestre e Doutora em Ciências Sociais
– Antropologia. PUC/SP. Docente e Pesquisadora do Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhe-
cimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia - PUC/SP. Docente
do Cogeae - PUC/SP. Pesquisadora do Grupo de Estudos e Pesquisas Interdisciplinares (GEPI)
do Programa de Estudos Pós-Graduados em Educação – Currículo - PUC/SP. Idealizadora e do-
cente da Oficina: Memória Autobiográfica – Teoria e Prática. Editora - assistente da Revista Kairós
do PEPGG – PUC/SP. Membro da equipe mantenedora do Portal do Envelhecimento – PEPGG
– PUC/SP. www.portaldoenvelhecimento.net / e-mail:veratordino@hotmail.com

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mento de si e a preservação da saúde. Como é significativa a incidência de quadros de-
pressivos, relacionados às perdas físicas ou psíquicas no envelhecimento, investigamos
os resultados obtidos nos participantes das Oficinas com sintomas de estados depres-
sivos. Objetivo: detectar alterações nos resultados obtidos na Escala de Depressão em
Geriatria (GDS) em sujeitos participantes das Oficinas de Memória Autobiográfica; veri-
ficar os resultados pós-participação em casos com suspeita de depressão. Metodologia:
Foram avaliados 65 sujeitos: idade média 70 anos; 10% sexo masculino e 90% feminino,
participantes em 75% do total dos encontros. Foram aplicados dois instrumentos: Mini-
Exame do Estado Mental (MEEM) no início das Oficinas, Escala de Depressão em Ge-
riatria (GDS-15) aplicada antes e após a participação e um questionário de informações
sócio-demográficas. Resultados: Nos sujeitos avaliados, 36% apresentaram suspeita
de depressão antes das Oficinas e 21% mantiveram o mesmo quadro ao seu final. Foi
constatado que 15% dos sujeitos apresentaram, na avaliação final, um GDS < 5, indi-
cando melhora nos sintomas. Esses resultados objetivos coincidem com os subjetivos
expressos oralmente, pelos participantes, na avaliação final das Oficinas. Conclusão:
De acordo com esse estudo, não conclusivo, aferiu-se que as Oficinas de Memória Au-
tobiográfica podem beneficiar os sujeitos com suspeita de depressão, como um possível
recurso de intervenção.

Palavras-chave: envelhecimento; depressão; memória autobiográfica; oficina.

Introdução
Ao tratar do envelhecimento abordamos um tema de estudo complexo e uma
preocupação recente em nossa sociedade brasileira. Até então, o país sempre fora con-
hecido como jovem e somente há pouco se percebeu que essa “cara jovem” sofreu
mudanças significativas.
Os estudos demográficos apontam para o crescimento do segmento idoso, e esta
é uma variável nova para a nossa sociedade. Berquó (1996:7) ao tratar essa questão,
chama à atenção para essa parcela da população: “O crescimento da população idosa
torna-se cada vez mais relevante porque ele já supera aquele da população total”. Por
meio de projeções, a autora mostra que esse aumento da população dos idosos, em re-
lação à população total, tende a continuar crescendo. Segundo ela, nesse novo século,
o Brasil deve encontrar-se com 8.7 milhões de pessoas com sessenta e cinco anos ou
mais, numa relação proporcional de um idoso para cada vinte brasileiros com a projeção
para 2020, de um idoso para treze brasileiros. É importante esclarecer que para a de-
finição de metas governamentais e de políticas públicas no Brasil, considera-se idoso
aquele maior de 60 anos de idade. (Estatuto do Idoso, Lei n º 10.742, de 1º de outubro
de 2003 – Título I, Art. 1o).
O trabalho Oficina de Memórias Autobiográficas, que apresentamos, surgiu a par-
tir do curso de formação Oficina Memória Autobiográfica - Teoria e Prática, idealizado
pela profª Vera Brandão, que nos deu os subsídios teórico-práticos para a execução
das oficinas com idosos em diferentes espaços, dando seqüência ao projeto Memória e
Cultura, por ela iniciado em 1994.
A partir da formação e, por uma necessidade de diálogo entre a teoria e a prática,
também foi criado o Grupo de Estudos da Memória – GEM, que tem entre seus objeti-
vos o aprofundamento dos estudos teóricos sobre o tema da memória autobiográfica; a
troca de experiências sobre as práticas profissionais desenvolvidas pelos participantes

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e a promoção de pesquisas relativas ao tema. Fazem parte do GEM profissionais ex-
participantes do curso de formação que criaram um espaço de pesquisa, discussão e
aprimoramento.
O projeto aqui apresentado surgiu dos estudos, reflexões e trocas entre Cabral,
psicóloga, e Amaral, pedagoga, pesquisadoras membros do GEM, e se realizaram em
locais distintos.
Entre 2003 e 2004 o projeto teve lugar no Pateo do Collegio, marco de fundação
da cidade de São Paulo, hoje a mais populosa do Brasil.
No ano de 2005 fomos convidadas a implantar o projeto em um centro de convi-
vência para idosos na cidade de Barueri, situada a 40 quilômetros da capital. O centro
de convivências chamado Grupo Vida – Barueri e é uma entidade civil sem fins lucrati-
vos, que presta serviços aos residentes deste município, com idade igual ou maior que
60 anos. O Grupo Vida iniciou suas atividades em outubro de 1975 com 56 idosos, no
centro de Barueri e em 2006, contava com 1.836 associados, em suas três unidades. O
projeto de Oficinas de Memória Autobiográfica foi implantado nas unidades da Sede, no
centro e do Jardim Mutinga, periferia de Barueri. As oficinas foram denominadas: Con-
versando no Grupo Vida: a memória viva de Barueri.
Nas oficinas realizadas entre os anos de 2005 a 2007, os resultados apresenta-
dos pelos participantes mostraram que a intervenção teve efeitos positivos, propiciando
a integração social, o reconhecimento de si e, como conseqüência, a preservação da
saúde. O objetivo do trabalho, aqui apresentado, foi realizar uma sondagem de campo
para averiguar se esse recurso de intervenção poderia ser benéfico em casos de sus-
peita de depressão.
Sabemos que é grande a incidência de casos de depressão em idosos. A depres-
são é um estado de ânimo triste, uma alteração de humor, onde a tristeza é patológica,
profunda abarcando a totalidade do ser (Santana et alii, 2006). Existem diversos tipos
de depressão, e gostaríamos de atentar que esse estudo se deu durante o processo
oficina, portanto avaliamos sujeitos com suspeita de depressão e não com diagnóstico
clinico. Cabe ressaltar que o idoso usuário de um centro de convivência, nosso campo
de trabalho, não apresenta sintomas depressivos impeditivos, pois têm que se deslocar
de seu local de moradia até o centro de convivência. No entanto, percebemos um índice
alto de queixas como: dificuldade de relacionamento familiar, solidão e doenças. O idoso
deprimido perde o interesse e a vontade de viver, sentindo-se incapaz de realizar suas
atividades. O centro de convivência surge como um ponto de encontro importante para
estes idosos podendo inclusive ser fator de prevenção.
A velhice é um momento de fragilidades e muitas perdas. Entre estas perdas po-
demos ressaltar a perda do trabalho com a aposentadoria, a morte do cônjuge ou ente
querido; a perda de papéis sociais provocadas pelas mudanças na estrutura familiar
quando os idosos passam a ter menor participação nesta dinâmica; a perda da saúde
que pode ser um aspecto limitante para a autonomia, levando o idoso a uma dependên-
cia funcional. Tudo isso obriga cada idoso a uma reestruturação adaptativa que, depen-
dendo das características de cada sujeito, terá maiores ou menores riscos de fracassar
e gerar doenças como a depressão. (Santana et alii, 2006).
Butler apud Selva, Postigo y Rodrigues (2005), pioneiro na utilização de revisão
de vida usou diferentes métodos para despertar as lembranças a partir de estímulos tais
como fotografias, textos, música. A maioria dos autores analisados para fins do presente
estudo, aceita as premissas deste autor, ressaltando os benefícios das reminiscências
para idosos.

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Este é o cenário que encontramos no Grupo Vida Barueri: alguns idosos com
suspeita de depressão, mas ainda com disponibilidade de procurar atividades. Nas Ofi-
cinas, onde o trabalho é realizado em grupos de até quinze participantes que se encon-
tram semanalmente, propusemos um resgate da historia de vida através da técnica Ofi-
cina de Memória Autobiográfica (Brandão, 2002). Segundo Santos (2005:63) a Memória
Autobiográfica é uma espécie de síntese complexa e dinâmica que contamos sobre nós
mesmos e sobre nossa trajetória no mundo, história nas quais cremos com graus va-
riáveis de certeza e que nos constituem tanto quanto são por nós constituídas.

Objetivos
Neste trabalho procuramos detectar as alterações nos resultados obtidos na Es-
cala de Depressão em Geriatria (GDS) em sujeitos participantes das Oficinas de Memó-
ria Autobiográfica, verificando os escores antes e depois da participação nas Oficinas.
Atentamos que esta pesquisa é uma sondagem de campo visto que não encontramos
referências de trabalhos que utilizam a mesma metodologia.

Material e Método
Sujeitos: as oficinas de Memória Autobiográfica tiveram a participação de 113
idosos em oito grupos distintos, universo do qual extraímos a amostra para este trabalho
e que contou com a participação ciente e voluntária de 65 sujeitos. Estes, além de fre-
qüentarem as oficinas, foram submetidos à aplicação de dois instrumentos: Mini-exame
do Estado Mental (MEEM) no início das oficinas e Escala de Depressão em Geriatria
(GDS-15) aplicado antes e após a participação nas oficinas.
Os sujeitos responderam a um questionário de informações sócio-demográficas
que tinha como objetivo a obtenção de informações quanto à idade, sexo, estado civil,
local de nascimento, escolaridade, profissão, fonte de renda e condições de moradia.
O critério para inclusão neste estudo é que os sujeitos tivessem participado do
processo de oficina de memória autobiográfica em 75% dos encontros programados. A
amostra final contou com 65 sujeitos com média de idade de 70 anos e perfil conforme
dados da tabela abaixo:
Total Percentual
Gênero:
Masculino: 6 10%
Feminino: 59 90%
Escolaridade:
Analfabeto 17 26%
Ensino Básico (1ª a 4ª)
15 23%
Incompleto
Ensino Básico Com-
26 40%
pleto
Ensino Fundamental
2 3%
(5ª a 8ª) Incompleto
Ensino Médio Com-
5 8%
pleto

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Quanto ao gênero, os dados confirmam as estatísticas sobre o envelhecimento,
nas quais se percebe uma porcentagem maior do sexo feminino, de acordo com o que
ocorre nas pesquisas demográficas, onde desde 1950 às mulheres tem correspondido
maior esperança de vida ao nascer, ou seja, lhes tem cabido um maior número de anos
por viver. (Berquó, 1996:12). E também de acordo com os dados do IBGE (2000), 55%
dos idosos brasileiros são mulheres que vivem sozinhas, e têm dificuldade de inserção
no mercado de trabalho formal que, na maioria dos casos, está relacionada com a baixa
escolaridade e escassa experiência profissional. (Bassit, 2004:138).
Em relação à escolaridade os dados representam o perfil da população idosa bra-
sileira, onde os índices do IBGE (2000) apontam que existem cerca de 5, 1 milhões de
analfabetos veteranos no país. Estes somados aos que têm ensino básico incompleto
e são considerados analfabetos funcionais correspondem a 59%. (Sá, 2004). Em nosso
estudo obtivemos o índice de 26% analfabetos e 49% se somados aos idosos com no
máximo três anos de estudo.
Instrumentos: o Mini-Exame do Estado Mental (MEEM) foi aplicado com a in-
tenção de rastrear algum declínio cognitivo que comprometesse os resultados dos
outros instrumentos de pesquisa, visto que baixos escores podem ocorrer em outras
condições, como delirium e depressão. O MEEM, publicado por Folstein e col. em 1975,
é o teste mais usado para o rastreio de demência em todo mundo. É um teste simples e
conciso, embora não haja dados definitivos do teste na população brasileira, com base
em dado de estudo epidemiológico recente realizado em nosso meio, sugerem-se as se-
guintes notas de coorte: < 14 para analfabetos; < 18 para ensino fundamental completo;
< 24 para ensino superior (Herrera et alii, 2002). Nesse estudo, a aplicação do MEEM foi
realizada de forma individualizada e dirigida conforme as instruções do autor.
Os dados referentes a suspeita de depressão foram medidos pela Escala de De-
pressão em Geriatria (GDS-15) abreviada de Yesavage (1986), na versão brasileira.
Essa escala é um dos instrumentos mais utilizados para a detecção de depressão no
idoso. Segundo Stiles e McGarrahan apud Almeida e Almeida (1999), diversos estu-
dos demonstram que a GDS oferece medidas válidas e confiáveis para a avaliação de
transtornos depressivos. Como o objetivo deste estudo estava inserido em um projeto,
optamos pela GDS-15, por ser de fácil aplicação e específico para a população idosa.
Optou-se pela aplicação em grupo, com a leitura das perguntas em voz alta de forma
que os indivíduos não alfabetizados pudessem ser incluídos no estudo. Devido à baixa
escolaridade da amostra, alguns sujeitos foram auxiliados no preenchimento da folha de
respostas da escala e outros foram submetidos à aplicação da escala individualmente.
A GDS-15 foi aplicada no segundo e último encontro, com uma média de seis semanas
de intervalo entre uma aplicação e outra.
Processo Oficina: a oficina utiliza a memória autobiográfica como método de res-
gate da história afetiva vivida, através da técnica de Oficinas Memória Autobiográfica:
teoria e prática. Brandão (2002:181) afirma que “esta técnica tem se mostrado rica em
possibilidades quando aplicada, seja em grupos de idosos, seja na atualização ou pre-
paração de profissionais das áreas da saúde e educação que trabalham com as ques-
tões do envelhecimento humano”.
As oficinas funcionaram em nove encontros de duas horas semanais, no perío-
do de dois meses. Foram utilizados recursos, como leituras, reflexões e dinâmicas de
grupo, a partir de material adequado e pré-selecionado pelas coordenadoras. Esse ma-
terial é usado como estímulo para iniciar as conversas evocativas. Segundo Izquierdo
(2004:85) “de longe, e por enorme diferença, o melhor exercício para preservar e melho-

— 359 —
rar a memória é a prática da leitura.”(grifo do autor). As leituras eram realizadas por vo-
luntários do próprio grupo ou pelas coordenadoras, mas sempre todos os participantes
recebiam o texto que estava sendo lido.
Os encontros foram planejados de modo a permitir a expressão espontânea de
todos os seus participantes; para tanto, a função de controlar o tempo era exercida por
uma das coordenadoras. E como “toda a memória é adquirida num certo estado emo-
cional” (Izquierdo, 2005:36) quando trabalhamos na perspectiva da evocação de me-
mórias autobiográficas, a continência e respeito pelas falas, e até mesmo os silêncios e
esquecimentos dos participantes se fazem fundamentais. No decorrer do processo, com
o aprofundamento dos vínculos, percebemos que essa função de continência e respeito
pelo outro foi se desenvolvendo no próprio grupo.
A oficina de memória autobiográfica utiliza os conceitos de ressignificação, no
sentido de atualização da identidade, e de “memória afetiva positiva na perspectiva do
desejo - não focando no que não foi feito, e sim no que posso e quero fazer” (Brandão,
2002:186).
A partir das conversas e das trocas, ocorridas nos encontros, pedimos para que
os participantes registrassem essas histórias compartilhadas e as lembranças dos mo-
mentos vivenciados. Esse material foi, posteriormente, organizado pelas coordenadoras
e transformado nos cadernos de memórias, considerados como produção coletiva. Sua
organização seguiu os seguintes passos: os textos originais foram copiados e organi-
zados em uma seqüência, de acordo com o processo; no penúltimo encontro os textos
foram encadernados artesanalmente pelos próprios idosos; finalmente, cada integrante
recebeu seu exemplar, com as histórias compartilhadas naquele grupo. No encerramen-
to os idosos fizeram a entrega oficial de um exemplar do caderno para o representante
da instituição e foi realizada uma confraternização, aberta para novos interessados e
familiares dos idosos.
E como são feitos esses registros? Cada integrante teve a “tarefa” de registrar
as lembranças evocadas, faladas ou não em cada encontro, mas como o objetivo é
inclusivo, o critério – alfabetização – não foi considerado. Como muitos participantes
são analfabetos sugerimos que os idosos procurassem parceiros nas famílias. Tivemos
sucesso em vários casos, o que aponta para a criação uma nova relação intergeracional
significativa, entre pais e filhos e entre avós e netos. Em outros casos, nos dispusemos
a funcionar como mãos e olhos daqueles impossibilitados de versar pelo mundo escrito.
Os idosos nos ditavam suas histórias e, com a preocupação de não alterar a forma e
estilo da narrativa, registrávamos e líamos as narrativas para eles que, posteriormen-
te, assinavam, garantindo a fidelidade do relato. Segundo Scharfstein (2004), para os
idosos da atualidade, o resgate da experiência de vida de cada um, assim como a recu-
peração dos papéis sociais significativos que ocuparam no decorrer de suas vidas, são
mais importantes do que o grau de instrução que obtiveram.
O caderno, produto final do processo das oficinas de memória autobiográfica, não
tem pretensões literárias e, assim, mantivemos no original o modo pelo qual cada par-
ticipante fez seu relato. O caderno de memórias não contempla todo o processo vivido,
nem mostra a intensidade das emoções compartilhadas pelo grupo, mas é concreto e
recebido pelos idosos com muita surpresa, satisfação e orgulho, o que alimenta e esti-
mula as coordenadoras e os idosos para projetos futuros.

— 360 —
Considerações finais
As avaliações objetivas medidas pelos instrumentos apontaram que dos 65 su-
jeitos avaliados, 24 (36%) apresentaram suspeita de depressão antes das oficinas, 14
(21%) mantiveram o quadro de depressão depois das oficinas e 10 (15%) dos sujeitos
apresentaram na segunda medida uma GDS < 5 em relação ao total, isto é não apre-
sentavam o quadro de suspeita de depressão. Os sujeitos que mantiveram o quadro de
depressão na segunda aplicação não são necessariamente os mesmos que apresenta-
ram o escore na primeira aplicação.
Em relação ao mini-mental, os idosos não apresentaram índice que sugerem dé-
ficit cognitivo, os baixos escores obtidos são devidos à baixa escolaridade da população
atendida.
De acordo com essa sondagem, não conclusiva, sugerimos que a intervenção da
oficina de memória pode trazer benefícios aos sujeitos com suspeita de depressão, pois
15% dos participantes que apresentavam suspeita deste quadro, num primeiro momen-
to, não o mantiveram em uma segunda aplicação do instrumento GDS-15.
Pelas avaliações subjetivas realizadas ao final de cada oficina e ao final de todo
o processo, destacamos algumas palavras dos participantes - importante, aprendizado,
futuro, gostei - e notamos que tinham experimentado algo inesperado: ver sua história
registrada, incentivando-os na coragem e desejo de se alfabetizarem. Percebemos que
a oficina pode desvelar novas possibilidades de aquisição, despertando a condição des-
ejante dos sujeitos na busca de projetos para o futuro, que parece apontar na direção
oposta aos estados depressivos.

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— 362 —
Capítulo 4

Política públicas Estudios


culturales

Estudios Culturales sobre el Envejecimiento

Politicas Socio Sanitarias


Estudios Culturales sobre el Envejecimiento

Beneficios psicológicos de la representación


social de la muerte en población anciana: el
caso de la ofrenda de muertos mexicana

Quintanar O. F.

Dada la falta de información sobre este tema abordaré la mayor parte del texto
como un ensayo personal, producto de la experiencia de trabajo con un grupo de perso-
nas ancianas en la clínica universitaria. La propuesta es ir teniendo memoria del trabajo
realizado y desarrollarlo hasta consolidarlo como una posible estrategia de intervención
psicológica. La inquietud por trabajar esta propuesta se inició hace más de cuatro años
cuando trabajaba como coordinador de los programas de prevención de adicciones y
atención al envejecimiento en una demarcación de la ciudad de México que es conocido
por conservar sus tradiciones; en esa ocasión propuse que al organizar las ferias de
la salud se vinculara con la celebración del Día de Muertos. El efecto fue interesante,
mostró el potencial que dicha celebración puede tener más allá de conservar una tradi-
ción. Fue posible reunir a personas desconocidas pero que comparten significados en
común; la idea de atención a la salud se entendía de manera más amplia y las escuelas
se acercaban a los centros de salud de manera natural y con un sentido definido para
niños y jóvenes.
La participación conjunta de personas de distinta edad y problemática facilitó en
los asistentes una mayor sensibilidad a recibir atención principalmente en problemas de
adicciones, violencia familiar y depresión. En cinco de los seis centros de salud donde
realizamos estas actividades se incrementó el número de solicitudes de atención, y esto
permitió realizar posteriormente otros programas por parte del personal de salud.
La atención a los proceso de duelo, mediante apoyo emocional o psicológico, se
ha centrado en paradigmas clínicos principalmente orientados a la atención individual,
familiar o grupal en consultorio o espacios institucionales definidos en los cuales no sue-
le trabajarse la representación que se tiene de la muerte. Guevara (2007) plantea que
las representaciones sociales son un constructo que se caracteriza por tres elementos
básicos: a) se reconocen por pautas de comportamiento tangibles y observables; b)
giran alrededor de un referente común; y c) son compartidos por un colectivos de indivi-
duos en un momento y contexto dados. Estos elementos son evidentes en la costumbre
mexicana de la ofrenda de muertos.
Las costumbres funerarias de un pueblo dependen de lo que crean acerca de la
muerte. La historia, la cultura, la naturaleza y una gran variedad de condiciones ayudan
a elaborar una imagen de la muerte y de cómo proceder ante el cadáver. Los prepa-

 UNAM Iztacala México.

— 365 —
rativos para los difuntos son variados y cuidadosamente realizados. En la actualidad,
generalmente se dedica un día para la ceremonia del difunto, se prepara el cadáver y,
al menos durante una noche, se le vela. Las costumbres cambian según las creencias
religiosas, el grupo social o los antecedentes del difunto, pero generalmente después
de esta ceremonia el cortejo fúnebre parte hacia el cementerio y en algunas ocasiones
se celebra una misa por el difunto antes de sepultarlo. En el caso de los católicos, una
vez realizada la sepultura queda pendiente el novenario el cual consiste en momentos
diarios de oración por el difunto durante los siguientes nueve días.
Estas costumbres aún se encuentran presentes en diferentes lugares en Méxi-
co, pero la urbanización de nuestras ciudades ha modificado de múltiples maneras las
expresiones de estas costumbres. Se promulgan reglamentos para las inhumaciones y
exhumaciones; debido al crecimiento de la población urbana aumentan las implicacio-
nes y los procedimientos legales, administrativos y sanitarios, así como las condiciones
para realizar las incineraciones, las velaciones, los traslados y otros.
Las agencias de inhumaciones aparecen en México por el año de 1875 y se en-
cuentran reguladas por un reglamente específico de 1962. La función de las agencias de
inhumaciones es de giro comercial, menos las que pertenecen al sector salud, dedica-
das a la transportación, preparación, velación, inhumación y exhumación de cadáveres
siempre bajo licencia de lo que era la Secretaría de Salubridad y Asistencia. En este
contexto hemos intentado impulsar un programa de apoyo emocional pero la propuesta
no se consolidó.
Al ser los ritos funerarios una manifestación de las ideas, creencias y actitudes
hacia la vida y la muerte, una institución u organización destinada a prestar estos ser-
vicios, deberá tomar conciencia de sí misma como un espacio para compartir los senti-
mientos que tienen los vivos con los muertos, un lugar de transición entre el mundo de
los unos y de los otros sin perder su propia independencia ni sentido por el cual surgió.
El acto del ritual, el acto de sentirse acompañado y comprendido, pero sobre todo el
tiempo de velación resulta importante para darle a un hecho traumático un espacio e irse
acostumbrando a la nueva vida que una muerte ha planteado a los sobrevivientes.
Dentro de este campo de la intervención de apoyo emocional en casos de muer-
te tampoco se han abordado formas alternativas de intervención con un enfoque más
abierto que rompe los modelos médicos y de consultorio. Con regularidad se han igno-
rado las aportaciones del campo de la antropología que pueden ser útiles para inter-
vención psicológicas. Tampoco se puede olvidar que el hombre moderno, a pesar de
los esfuerzos tecnológicos por prolongar y aumentar el promedio de vida, no ha podido
ni podrá escapar de la muerte. Estos esfuerzos por postergarla son reflejo de la crisis
de creencias de “vida después de la muerte” y de la concepción de la muerte como un
proceso natural. Por esto en nuestro siglo el duelo por muerte es una crisis que puede
resultar en una inadaptación en la vida posterior y tender hacia la patología y no hacia el
crecimiento (Slaikeu, K. 1988).
Algunos problemas de las personas mayores son depresión, soledad y aislamien-
to por pérdidas de seres queridos, y generalmente se cuenta con la familia o la igle-
sia como soportes para sobrellevar los duelos. Pero también se cuenta con asilos, en
nuestro medio existen tres tipos de instituciones asilares destinadas a la tercera edad:
las del estado, las religiosas y las particulares. En todas ellas la mortalidad es más ele-
vada proporcionalmente que en la comunidad, sobre todo en el primer año que sigue
a la admisión, en el que llega a 50% en los medios más desfavorables; sin embargo la
organización asilar, por su carencia de recursos, restringe mucho el tipo de apoyo que

— 366 —
se pueda brindar a sus usuarios. Sin embargo en la mayoría de estas instituciones y
formas de morir, en el caso de México, no se ha utilizado como soporte emocional los
recursos culturales disponibles; en estos recursos hay una serie de símbolos que son
más antiguos que el pensamiento racional y tienen una carga emocional que se transmi-
te a lo largo del tiempo en diferentes generaciones. La ofrenda de muertos está llena de
símbolos que, como lo plantea Guberman (2004) tiene la función de remitir al presente y
de hacer que algo se haga presente a pesar de que en el fondo no lo es.
En México la ofrenda de muertos se ha convertido en una motivo de reunión,
encuentro familiar y con la historia personal; también en motivo de reflexión personal
y en esto es en lo que vemos su potencial como recurso terapéutico. Sin embargo la
tradición se ha visto afectada por la presencia de la costumbre del Halloween que es lo
contrario a la celebración mexicana. En el Día de Muertos la ofrenda es un ofrecimiento
para que las ánimas de los difuntos regresen a convivir con la familia, el Halloween en
su versión moderna es una forma de confundir a las más criaturas para que no se lleven
a los vivos.
Según Krassoievitch. M. (1993) en el proceso de duelo los sentimientos que se
generan pueden producir un empobrecimiento de la propia imagen y un sentimiento de
pesimismo e indefinición. Estos sentimientos pueden degenerar en un círculo vicioso
al inhibir la iniciativa para reorganizar y reconstruir el mundo sobre nuevas bases. De
forma irracional, la pérdida puede ser totalmente negada o reprimida, en este caso el
individuo se ve afectado de forma crónica ya que ni en su mundo interno ni en el mundo
real externo encuentra el impulso para reemplazar o compensar el vínculo perdido. Otra
consecuencia patológica y que es bastante común, es un estado crónico de aflicción en
el cual el individuo sigue preocupado con el dolor de la pérdida, pero de forma rumiante
y sin que se produzca ningún movimiento hacia la solución.
La muerte de un ser querido es una de las experiencias más dolorosas por las que
un ser humano puede pasar; es un sentimiento de pérdida que conlleva a un proceso de
duelo que puede o no ser una crisis. Según Slaikeu una crisis es un estado temporal de
trastorno emocional y desequilibrio en la cual el individuo presenta incapacidad para la
solución de problemas y para manejar situaciones nuevas. La crisis puede resultar un
cambio para mejorar, empeorar o regresar a niveles previos de funcionamiento. Autores
como Sudnow (1962) y Andrau (1992) han señalado la importancia de respetar los pro-
cesos sociales que surgen en las diferentes organizaciones en las que el suceso de la
muerte es común tales como hospitales y asilos; ahí donde se dan situaciones que lle-
van a las personas a enfrentar la muerte fuera del soporte familiar pero que se formaliza
en alguna institución que les brinda los servicios básicos.

Los orígenes del Halloween a través del mundo


La ofrenda del Día de Muertos mexicana se ha incluido como patrimonio de la
humanidad por parte de la UNESCO, y el Fomento Nacional de las Artes (FONART) ha
publicado dos textos en el 2001 sobre la ofrenda, su organización, elementos y significa-
dos que se reportan a continuación.
El Halloween es un nombre anglosajón aplicado a la noche del 31 de octubre, que
precede a la fiesta cristiana del Día de Todos los Santos, la palabra Halloween viene de
ALL HALLOWED EVE que significa “LA NOCHE APARTADA”. Se cree que las prácticas
conectadas con el Halloween se originaron entre los antiguos Druidas, que creían que
esa noche Saman (o Samhain), el Señor de la muerte, provocaba a las huestes de los

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espíritus malignos y hacían sacrificios humanos en honor a los demonios. Los Druidas
encendían entonces grandes hogueras, con el aparente propósito de rechazar a todos
esos espíritus. La fiesta de Samhaim era el Día del Año Nuevo de los antiguos Celtas,
era también el día de la muerte, el Halloween era la última noche del año y se consi-
deraba como un momento propicio para examinar los presagios del futuro. Los celtas
también creían que los espíritus de la muerte visitaban sus moradas terrenales esa no-
che. Era una condición relacionada a las estaciones, por Samhaim se podía cosechar la
siembra y los animales eran llevados a los campos distantes.
Hay muchas creencias tradicionales y costumbres asociadas con Samhaim, la
más notable era el tiempo de la noche para el viaje de la muerte, en el que se practicaba
el llevar ofrenda de comida, bebida a máscaras a la luz de la hoguera, al continuar la
práctica, y por la coincidencia de días, esta condición se transformó en la Noche de To-
dos los Santos, de hecho la palabra Halloween viene de “Hallow Even” que con el tiempo
se cambio al nombre de “Hallow e’en” y que significa “Víspera de Todos los Santos”.
Se decía que los espíritus de Samhaim tenían la fuerza y el poder, y se some-
tían al más malo de todos: el Demonio. La iglesia mantuvo que los dioses, deidades y
otros principios espirituales de la religión tradicional eran decepciones diabólicas, que
las fuerzas espirituales que las gentes experimentaban eran reales, pero que eran ma-
nifestaciones del Demonio, del Príncipe de las Mentiras que llevaba a la gente a adorar
falsos ídolos. Esto es, las costumbres asociaron con Halloween las representaciones de
fantasmas y esqueletos humanos –símbolos de la muerte- y del Demonio y otras criatu-
ras malévolas, demoníacas, tales como las brujas y las calabazas.

Día de todos los santos


Es una fiesta cristiana celebrada el 1º de noviembre en las iglesias católicas y an-
glicanas para honrar a Dios y a todos los santos. Se estableció como fiesta eclesiástica
a principios del siglo VII, cuando el Panteón de Roma fue consagrado como la Iglesia
de la Santísima Virgen y Todos los Mártires. El papa Gregorio IV (muerto el año 844) dio
la autorización oficial en el año 835. Seguramente se eligió el 1º de noviembre porqué
coincidía con una de las cuatro grandes fiestas de los pueblos germanos, y la política de
la iglesia era sustituir los ritos paganos por los cristianos.

Día de los difuntos


En la iglesia católica es la conmemoración que se celebra el 2 de noviembre, cuyo
objetivo es ayudar a las almas del purgatorio con oraciones y limosnas. Instituido por
primera vez en los monasterios dependientes de una congregación en el año 998, la ob-
servancia se generalizó muy pronto. Entre los campesinos europeos, el Día de Difuntos
permite recuperar muchas costumbres populares precristianas. Así mismo, entre algu-
nos pueblos latinoamericanos en el día de los muertos se realizan numerosas ofrendas,
especialmente de comida, bebidas y flores para complacer a los familiares difuntos y
obsequiarlos con provisiones para su largo camino por el inframundo (cielos e infiernos),
según las creencias de las religiones prehispánicas. A los sacerdotes católicos se les
permite decir tres misas de difuntos ese día.

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Aztecas o mexicas: Tenochtitlan siglos XIV-XVI.
En un principio los sacrificios humanos y de animales, eran parte integrante de
la religión azteca, ahí no se habla de demonios o diablos, ese es un concepto europeo.
Para los guerreros aztecas el honor máximo consistía en caer en la batalla u ofrecer-
se como voluntarios para el sacrificio en las ceremonias importantes. Las mujeres que
morían en al parto compartían el honor de los guerreros. El sentido de la ofrenda de
sangre humana (y en menor medida de animales) era alimentar a las deidades solares
para asegurarse la continuidad de su aparición cada día y con ella la permanencia de la
vida humana, animal y vegetal sobre la tierra. Los aztecas vivían muy en contacto con la
naturaleza, sus dioses y ellos la respetaban y la cuidaban, el sacrifico no era visto con el
sentido de venganza y maldad, era una colaboración con los Dioses.

Significado de los elementos del altar de muertos.


• El retrato del recordado, sugiere el ánima que nos visitará la noche del 2 de no-
viembre. La imagen de las ánimas del purgatorio sirve para obtener la salida del
purgatorio del alma de nuestro difunto por si acaso se encontrara ahí.
• Los cirios, sobre todo si son morados o si cuando menos el candelero lleva ornato
morado, son señal de duelo.
• La cruz pequeña de ceniza se pone por si el ánima se encontraba en el purga-
torio, ayudándolo a salir de ahí para continuar su viaje hasta la presencia del
Creador.
• Las calaveras de azúcar medianas en el nivel superior, son alusión a la muerte,
siempre presente.
• Los cuatro cirios en cruz, representan los cuatro puntos cardinales, de manera
que el ánima pueda orientarse hasta encontrar su camino y su casa.
• Las tres calaveras chicas en nivel bajo, son dedicadas a la Santísima Trinidad, y
la grande en el mismo nivel, al Padre Eterno.
• El aguamanil, jabón y toalla se colocan por si el ánima necesita lavarse las manos
después del largo viaje.
• El agua en la jarra es para que se moje los labios resecos por el largo viaje desde
el más allá.
• El licor, tequila preferentemente, es para que recuerde los grandes acontecimien-
tos agradables durante su vida y se decida a visitarnos.
• El copal sirve para que su humo limpie el lugar de malos espíritus y así pueda
entrar el ánima a su casa sin ningún peligro.
• La comida tiene por objeto deleitar al ánima que nos visita con lo cual seremos
gratos a su buena voluntad.
• La cruz grande de ceniza sirva para que al llegar el ánima hasta el altar, pueda
expiar sus culpas pendientes.
• Las flores sirven para adornar y aromar el lugar durante la estancia del ánima, con
lo cual al volver a irse, lo hará contenta con nosotros.

El culto a los muertos tuvo significado fundamental en los pueblos indígenas y


de ahí surgió una serie de ceremonias, actitudes, campos y ofrendas que se arraigaron
profundamente y hasta hoy en la mentalidad de esos pueblos.

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Una manera de decir que el recuerdo de sus seres queridos ocupa el sitio sagrado
que corresponde a un altar y se les lleva flores, adornos, confituras y alimentos por que
tratan de vivir la imposible ilusión de verlos compartir con ellos como si no existiera entre
ambos el abismo misterioso que separa la vida de la muerte. Cada uno de los materiales
que conforman un altar, tiene un significado especial. El altar se levanta sobre una mesa
cubierta con un mantel bordado o deshilado, dos arcos de carrizo adornados con flores
de papel de china abombado; a este conjunto se le llama portada o retablo. El pan de
muerto es en forma de difunto y lleva un nombre. Se adorna también con abundancia de
flores de zempaxochitl (nombre de flor anaranjada llamada también flor de muerto, cuyo
símbolo es de tristeza). Se colocan cortinas y carpetitas de papel de china picado. Ilumi-
nan las ofrendas con veladoras y velas puestas en botellas cubiertas con papel de china.
En el altar de muertos se enciende una vela a cada persona, llamándole por su nombre
al encenderla. A ambos costados se ponen ofrendas, preparan chocolate, atole y otros
platillos. En los altares domésticos, arreglados con flores, se colocan los manjares y las
velas; tantas, cuantos son los infantes muertos que la familia todavía recuerda; por eso
el 1 de noviembre es nombrado "día de los angelitos". En muchas partes la gente forma
un sendero con pétalos de zempaxochitl, desde el altar hasta la calle, para que las almas
encuentren el camino.
El 2 de noviembre las velas y los platillos aumentan de número e incluyen el arroz
con leche, los camotes en dulce y gelatinas, agregando carnes -en los diferentes mol-
des-, tamales, cigarros, y café. Se hornean calabazas y panes especiales de muchas
formas, tamaños y colores, a veces son descomunales y representan seres humanos.
En ocasiones parte de las viandas se llevan al cementerio junto con las velas y los zem-
paxochitl, la clásica flor de difuntos en nuestro país. En la noche se hace la ceremonia de
la “prendida” en la cual cada persona ofrece la luz a sus difuntos y a sus acompañantes,
se prende uno por uno todos los cirios del camino cubierto de flores.
Cualquier visitante es agasajado con comida, que la gente ofrece en nombre de
sus muertos, con la creencia de que, si dan, recibirán más en el futuro por intercesión
de sus fieles difuntos.
Como puede verse, cada ritual tiene su origen y su razón de ser, y una sociedad
saludable es aquella que respeta sus tradiciones, de ahí la importancia de buscar resca-
tar también la medicina tradicional, la cual por cierto, se originó en medio de diferentes
rituales que mucho tenían que ver con la naturaleza.
El Halloween es una tradición y ritual de origen europeo, conocerlo requiere cono-
cer la cultura y la historia europea, no lo enjuiciemos desde el prejuicio, sino que le debe-
mos dar su valor como otra forma de expresión del ser humano a lo largo de su historia.

Fig. 1 Ejemplo de ofrenda a Dolores Olmedo en Museo de Diego Rivera.

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La ofrenda de muertos en México es diferente a la de otros lugares en América
Latina, conocerla y acercarse a sus raíces, esa será una de las mejores formas de cui-
dar la salud personal y familiar. Los estudios sobre temas de apoyo psicológico se han
centrado en ámbitos clínicos y psicoterapia, dejando de lado oportunidades de otras
intervenciones accesibles a las personas ancianas como los rituales y festividades cultu-
rales que salgan de la restricción de consultorio. En el presente documento se reportan
los efectos que un grupo de asistentes al Programa de la Psicología de la Vejez de la
Clínica Universitaria Iztacala de la UNAM, reconocen que tiene en ellos la participación
en el montaje de la ofrenda como parte de las actividades universitarias y en centros de
salud.

Limitaciones del estudio


Dado la naturaleza del trabajo que aquí se reporta se ha encontrado que es prác-
ticamente de los primeros en este campo por lo cual puede presentar las siguientes
limitaciones:
1. Los datos obtenidos de este estudio serán de carácter informativo y exploratorio
razón por la cual sus alcances tendrán que ser investigados en estudios posteriores.
2. La mayoría de los textos revisados sobre el tema de apoyo emocional son de
procedencia extranjera, principalmente de Estados Unidos e Inglaterra, lo cual impide
evaluar certeramente qué tan aplicable es esta información en nuestro país.

Método
Se trabajó con un grupo de 24 asistentes divididos en tres equipos para formar
grupos de discusión con personas que montan y no montan la ofrenda, se realizaron
sesiones de grupos de discusión conforme se organizaba el montaje de la ofrenda, en
cada sesión se les dio unas tarjetas con puntos a discutir sobre la ofrenda de muertos,
las tareas a realizar y el proceso grupal que se vive.
Las actividades de preparación para la ofrenda se organizaron con dos semanas
de anticipación; el grupo preparó papel picado, preparó calaveras de azúcar y las ca-
laveras escritas en verso dedicadas a cada una de las personas integrantes del grupo,
cada persona podría escribir una o más calaveras según lo deseara.
La semana previa al primero de noviembre se preparó la ofrenda, en grupo, colo-
cando todos los ingredientes necesarios en un área libre de la clínica universitaria. El día
primero de noviembre todos los integrantes del Grupo Vida llevaron diferentes platillos
y los colocaron en la ofrenda, a la hora de la comida (normalmente la ofrenda es en la
noche pero la clínica cierra antes) se invitó a que las personas usuarias a acompañar y
compartir la ofrenda. Primero se les invitó a todos a acercarse y se les explicó que es la
ofrenda anual que se hace en la clínica, después se leyó una semblanza de las perso-
nas conocida por el grupo que ya han fallecido, se leyó su calavera a cada uno de los
asistentes, compañeros de trabajo y autoridades de la clínica; se repartieron cirios entre
los visitantes y se les dio una calavera de dulce para colocarla poco a poco en la ofrenda
y se les pedía que la colocaran y encendieran ofreciéndolos a sus seres queridos. Al
final se invita a que pasen a la ofrenda todos juntos y la contemplen en silencio, poco
después se les invita a compartir los alimentos. Si lo desean pueden orar o simplemente
acompañar.

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Resultados
Se organizaron grupos de discusión sobre el tema de haber montado la ofrenda.
Los puntos a discutir fueron; cómo se sentían al participar en la ofrenda; qué cosas se
descubrían de su relación con las personas fallecidas; qué beneficios o dificultades les
proporcionaba su participación en este tipo de actividades.
En el primer punto se reportan beneficios como la solidaridad y apoyo emocional,
además durante la ceremonia de la ofrenda a algunas personas les fue más fácil asimilar
las despedidas que en las sesiones clínicas. Durante las discusiones grupales se llegó
a entender que la historia prehispánica de la ofrenda da más sentido para montarla al
compartirla con la comunidad asistente a la universidad; era más fácil poder expresar
lo que se siente por los seres queridos fallecidos cuando se conocía el sentido de los
elementos de la ofrenda.
En el punto referente a lo que se descubría en relación a las personas fallecidas
se encontró que quienes participaron en la ofrenda desde hace tiempo reconocen un
sentimiento de pertenencia por conservar las tradiciones propias de México. Valoran el
recuerdo de los compañeros y compañeras que ya han fallecido, reconociendo a través
de la semblanza lo que ellos les han dejado, los asuntos pendientes y los malos entendi-
dos. Un detalle importante es que al hacer las calaveras, tanto de papel como de azúcar,
las integrantes del grupo se ayudaban a elaborar y clarificar sus relaciones con los que
ya han fallecido y con lo que pronto pueden morir en su familia.

Fig. 2 Ritual de los elementos 1 Fig. 3 Ritual de los elementos 2

Una de la cosas que más dificultades les generó a seis de los participantes fue
que siempre creyeron que la ofrenda era católica, no habían entendido que era prehis-
pánica; otros cinco más no tenían en claro las diferencias con el Halloween y al principio
les fue difícil entender el sentido de la ofrenda, pues al montarla llevaban cosas como
brujas, murciélagos, fantasmas y espantapájaros, que no son elementos prehispánicos.
Sin embargo, el participar en la ceremonia de los elementos les permitió sentirse toma-
das en cuenta y cambiar la actitud ante los jóvenes estudiantes.

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Fig. 4. Disponiendo de la ofrenda.

En la figura 3 se muestra cómo las personas se acercan a la ofrenda para poder
consumir lo que ahí se encuentra de alimentos. En este momento el silencio ayuda a las
personas a entrar en un momento de reflexión e intimidad; en las discusiones de grupo
se consideró que esto ayudaba a tener un sentimiento de apoyo que no siempre se pue-
de compartir con otras personas.

Fig. 5. Ofreciendo a los difuntos.

En la última etapa se realiza la ceremonia de la “prendida”, en ésta se prenden


velas en memoria de los difuntos, se toma alguno de los alimentos y se procede a com-
partirlo con alguien más. En las discusiones grupales se consideró que esto fortalecía el
sentimiento de pertenecer a un grupo y permitía disfrutar de la celebración.
Al analizar los beneficios o no de la participación en la ofrenda dentro de las
discusiones de los grupos se reportó que más que la elaboración de la ofrenda tal cual,
lo importante fue que la actividad compartida generaba un proceso de grupo que, de
forma natural, ayudaba a los asistentes. Se retomaban roles que eran reconocidos por
otros, se sentía que no estaban solos, había una sensación de que el tiempo transcurría
de una forma diferente; también se tenía la sensación de que había cosas y recuerdos
que antes no se podían decir a los familiares que ya fallecieron. Este punto permitió
descomponer los procesos del ritual e identificar que cada fase tiene resultados distintos
y complementarios.
Es necesario señalar que hay momentos en que se pasa de la risa al llanto, de
la nostalgia a la esperanza y del pesar al simple recuerdo. Estos son los puntos que
considero necesario estudiar más para poder trabajarlos de manera natural. Muchos de

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los sentimientos que se expresan en el consultorio pueden ser abordados de otra forma
más natural, vinculada a la vida cotidiana
Durante la ceremonia de la ofrenda fue más fácil expresar sentimientos en com-
paración con las sesiones de trabajo grupal; el contexto es diferente pero las participan-
tes reportan un efecto similar a las sesiones de grupo.
Dado que la actividad se realiza para compartir con los integrantes de la comu-
nidad es común que las integrantes del grupo Vida terminen conviviendo con estudian-
tes de diferentes carreras y semestres repartiendo golosinas como las de la figura 6 o
mostrando representaciones de la vida cotidiana como las de la figura 7. Esto permite
que las personas puedan tener actividades como canto, chistes o diálogos diferentes y
agradables para todos.

Figura. 6. Acordándose de los amigos y seres queridos

Figura 7. Celebrando un gol

Conclusiones
Por el trabajo realizado, se propone que para abordar las posibles implicaciones
de trabajar con tradiciones como una forma de apoyo emocional se retomen el estudio
de los símbolos y las representaciones sociales. En ambas instancias estaremos con-
tando con elementos compartidos por una colectividad que les da sentido, y que permite
un comportamiento colectivo que pocas veces ha sido abordado en psicoterapia.

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Las estrategias de apoyo emocional no pueden quedar reducidas a intervención
en consultorio, es posible contar con otras actividades culturalmente significativas que
tengan sentido y utilidad para la atención de otros problemas psicológicos. Debido a la
historia vivida las personas ancianas cuentan con más posibilidades de recordar tradi-
ciones o costumbres que pueden tener una función terapéutica.
La variedad de actividades que se realizan para montar una ofrenda pueden ser-
vir de referentes terapéuticos en diferentes momentos y diferentes problemas. Las ac-
tividades que se realizan durante el montaje de la ofrenda pueden servir como apoyo
individual pero también para poder hacer trabajo de grupo y comunitario, es decir, el
trabajo terapéutico con actividades de tipo cultural como la ofrenda de muertos puede
ser abordada como.
a) Una estrategia de trabajo grupal con su propia dinámica.
b) Una forma de abordar el trabajo son símbolos para elaborar duelos.
c) Una forma de intervención para crear redes sociales y vínculos personales posi-
tivos.
d) Desarrollo de actividades que permiten trabajar psicológicamente incluso a nivel
neurosensorial.

Creo que los psicólogos debemos replantear nuestros esquemas de atención


para incluir elementos de la cultura y desarrollo de una comunidad, es decir, se reco-
mienda incluir actividades grupales y realización de rituales como parte de la interven-
ción psicológica que incluya un nivel de intervención que bien podríamos llamar clínica-
comunitaria en el trabajo gerontológico, también es necesario desarrollar indicadores
que permitan valorar este tipo de estrategias de intervención.
Cada país tiene su cultura, quizá sería una buena alternativa que los colegas in-
vestigaran qué beneficios pueden dar cada ritual de los eventos significativos de la vida
humana tales como nacimiento, cumpleaños, boda u otros.

Bibliografía
Andrau, M. (1992): Enfrentarse a la muerte. Editorial Sudamericana, México.
FONART (2001): La Ofrenda de Muertos Vols. 1 y 2. México.
Guevara T. (2007): La representación social de la UPAEP en el barrio de Santiago. Ponencia en el
IV Congreso de Psicología del CNEIP en Puebla, México, agosto.
Guberman. M. (2004): Símbolo y psicoterapia. Ed. Lugar, Buenos Aires. Pg. 16-18.
Krassoievitch. M. (1993): Psicoterapia Geriátrica. Ed. Fondo de Cultura Económica.
Slaikeu, K. (1988): Intervención en crisis. Editorial Manual Moderno. México.
Sudnow. D. (1962): La Organización Social de la Muerte. Ed. Paidós.

— 375 —
Estudios Culturales sobre el Envejecimiento

El aporte de los indígenas viejos a la psicología


social comunitaria en bolivia

Mercedes Zerda C.

A fines de los años setenta y principios de los ochenta, en muchas universidades


latinoamericanas se postulaba que la psicología, debería estar al “servicio del pueblo”,
es decir que debería asumir un compromiso con la lucha de los pobres del continente
por superar su condición de marginalidad.
En este compromiso, el psicólogo debería dejar de ser un científico de laboratorio
para convertirse en un miembro de la comunidad, comprometido con su desarrollo y que
pueda usar su ciencia como herramienta de cambio social. De esta manera nace una
forma de ejercer la psicología, que se denomina psicología social comunitaria, que se
constituye en el único aporte teórico que se crea desde la experiencia latinoamericana.
En esa época, y desde esa perspectiva, en Bolivia se inició una experiencia de
intervención psicológica no directiva, desarrollada desde la psicología social comunita-
ria y dirigida a grupos de personas pobres, de origen indígena que habían migrado a la
ciudad de La Paz, desde sus comunidades originarias. Una de las áreas de intervención
fundamentales en la experiencia ha sido, y sigue siendo, el trabajo con personas de
edad avanzada.
Esta práctica, ejercitada desde hace veinticinco años en la ciudad de La Paz, en
el barrio de Pampajasi, ha ido desarrollando una metodología de intervención autoges-
tionaria, que se está convirtiendo en un referente de la psicología social comunitaria con
población originaria en Bolivia.

La fabricación colectiva de una “comunidad”


Cuando los psicólogos nos referimos a la intervención en comunidades, asumi-
mos que aquello que denominamos “comunidad” es una entidad existente en el mundo
real en el que vamos a desempeñar nuestra profesión. Sin embargo, ese concepto teó-
rico que hemos abstraído en nuestras largas elucubraciones académicas, no existe en
realidad. La comunidad es un producto social a ser construido por los habitantes de un
determinado espacio geográfico con apoyo del psicólogo comunitario.
A partir de un ajuste del modelo terapéutico no directivo de C. Rogers, aplicado al
desarrollo autogestionario de grupos culturalmente oprimidos, en Pampajasi se fue esta-
bleciendo a lo largo de los años, la Comunidad Aymaras Urbanos de Pampajasi (CAUP)
que está integrada por tres organizaciones de base: El Centro Infanto Juvenil “Machaq

 Comunidad de Ancianas y Ancianos “Awicha” (CAAP). La Paz, Bolivia.

— 376 —
Uta” (en castellano “Casa Nueva”); el Centro de Medicina Natural y Espirtiualida Andina
“Qulla Uta” (en castellano “Casa de Curación” y la Comunidad de Ancianos y Ancianas
“Awicha” (“Abuela”, en castellano), todas organizaciones formadas por familias aymaras
pobres que han emigrado desde el altiplano boliviano a la ciudad de La Paz.
Para fines explicativos, podemos resumir la metodología de intervención en tres
fases, las cuales no se dan de manera estrictamente secuencial:

Fase de acercamiento e identificación de necesidades


En este momento inicial podemos rescatar dos aspectos fundamentales: la acti-
tud del psicólogo y la formación de los grupos.
En general, los psicólogos que realizan tareas comunitarias, llegan a un barrio po-
pular o a una comunidad campesina, en calidad de técnicos gubernamentales, de ONGs
o universidades a realizar una intervención dirigida, buscando lograr cambios sociales
que mejorarán la vida de personas en desventaja.
Esta manera de llegar a la vida de la gente no es la más adecuada, si lo que quere-
mos es construir una comunidad junto con las personas en desventaja. Si nuestra postura
ideológica es usar la psicología como herramienta al servicio del cambio social demanda-
do por las poblaciones pobres; la actitud del psicólogo debe ser de aceptación incondicio-
nal. Para convertirse en un miembro más de la comunidad que se construye, el profesional
debe mostrar una apertura y disponibilidad total, y se debe constituir en un facilitador de
los procesos psicosociales que se desarrollan en los grupos en formación.
Paralelamente, los grupos al organizarse identificarán sus propias necesidades
en un proceso de investigación participativa que tiene su propio mecanismo de desarro-
llo en el que los objetivos iniciales de las organizaciones podrían no ser los definitivos.

Fase de organización de los grupos de base


Mientras los grupos se están conformando, lo más importante es la participación,
de las personas integrantes de las organizaciones de base, como del psicólogo; aunque
esta participación tiene características distintas en cada caso.
La participación de las personas de la comunidad en formación tiene que darse
en todos los ámbitos, en la definición ideológica de los programas, la planificación, el
control de los recursos económicos y humanos, la ejecución de las actividades y la eva-
luación de su avance.
Cuando se trabaja en el marco de una ONG tradicional, esta participación está
generalmente limitada a acciones de trabajo colectivo, pero no llega hasta las esferas de
decisión política o manejo económico; sobre todo cuando se trata de personas adultas
mayores pobres, se asume que tienen una limitada capacidad de manejo administrativo
y que necesitan que los “técnicos” manejen las instituciones que están a su servicio.
La participación del psicólogo también debe ser total en todas las actividades de
la comunidad en formación (la mayor parte de las cuales se realizan fuera de horarios
de oficina); es decir, debe participar como un miembro más en actividades como hacer
adobes, sembrar papas, hilar lana, cumplir turnos en la elaboración de pan, etc. Este tipo
de participación le permite al psicólogo ganar la confianza de la gente y al mismo tiempo
mostrar que aprecia el saber popular y está dispuesto a aprender de aquellos que por
su condición de marginalidad se creen ignorantes. Adicionalmente, estos aprendizajes
mejoran mucho las habilidades y calidad de vida del psicólogo.

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Esta participación de ambos lados permite el desarrollo de una comprensión em-
pática a través de la cual el psicólogo aprende la cosmovisión del grupo social, que
cuando se trata de grupos culturalmente distintos, como los indígenas, permite un inter-
cambio cultural horizontal, distinto de la imposición cultural que se da a través de otras
instituciones urbanas como las escuelas, iglesias, sindicatos. Esta comprensión empáti-
ca favorece la autoconfianza del grupo en su propia cultura y capacita a sus integrantes
para relacionarse de manera más eficiente con la cultura occidental.

Fase de autogestión
Finalmente las organizaciones de base que en el proceso se han capacitado para
responder a sus propias expectativas y siguiendo sus propios parámetros culturales, po-
tencian su accionar autogestionario planificando, ejecutando, evaluando y controlando
los recursos de sus programas. Al hacerlo fortalecen la autoestima personal de sus
miembros que a pesar de ser viejos, en muchos casos analfabetos, indígenas y pobres,
se dan cuenta que pueden realizar todas las actividades que su organización requiere.
A través de este desarrollo autogestionario, los viejos también recuperan su autoestima
cultural y fortalecer la autoestima colectiva como grupo generacional.

La organización de la comunidad “Awicha”


Recuperada la autoestima en estos distintos niveles, los grupos de la Comunidad
Awicha, a la que nos referiremos concretamente, manejan de manera autogestionaria
sus proyectos, siendo los psicólogos ayudantes en este proceso.
Cada grupo tiene una directiva que es anual y rotativa, como es tradicional en la
organización aymara. Las directivas de cada grupo, se reúnen por lo menos una vez al
mes con el equipo operativo para informar sobre sus inquietudes y sus avances y para
coordinar las acciones de todos los grupos de la Comunidad Awicha.
Actualmente, la Comunidad cuenta con pequeñas casas comunales donde viven
personas de edad que no tienen familiares en la ciudad. Estas residencias son lo más
alejado de un asilo o un geriátrico, la sola mención de esas palabras enfurece a las
awichas porque en sus casas comunales todo depende de ellas mismas y son libres de
hacer de acuerdo a sus decisiones colectivas.
En sus reuniones siempre usan su idioma, como en sus comunidades de origen,
para analizar y solucionar los problemas de convivencia que se presentan.
Tiene tres comedores que atienden a unas setenta personas mayores que viven
en las casas comunales o fuera de ellas; allí también se encargan por turno del fun-
cionamiento de todo: hacen las compras de los alimentos y vitualls y realizan informes
semanales y mensuales de los gastos.
También ejecutan actividades productivas como el hilado artesanal de lana de
alpaca y el tejido de mantillas, la producción manual de pan sin aditivos artificiales para
el consumo de vecinos de la zona y la elaboración y venta de k’ispiña (alimento tradicio-
nal aymara elaborado con quinua), como fuente de generación de ingresos propios que
benefician a cada participante.

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Recuperación del rol social de los viejos en un ámbito
intergeneracional.
Las “awichas” y “achachis” (ancianas y ancianos en lengua aymara) son el pilar
fundamental de la Comunidad de Aymaras Urbanos de Pampajasi.
Después de haber logrado un nivel de seguridad aceptable para sus últimos días,
agradecidas a la vida y fieles a su tradición de dar por lo que han recibido, las awichas
han visto como su misión legarnos lo único que tienen: su cultura.
De manera natural, todas las actividades que realizan están centradas en la ex-
presión de sus valores culturales. Desarrollan acciones de revitalización de la música y
la danza nativas, teatralización de cuentos aymaras antiguos, festivales culturales en los
que se realizan ofrecimientos rituales a los dioses tutelares de la religión aymara, y las
awichas, junto con las madres del Centro Infantil Machaq Uta elaboran distintas mues-
tras de la culinaria aymara que tienen mucha acogida entre el público que asiste porque
se trata de platos difíciles de conseguir en la ciudad.
Todas estas actividades culturales, son esencialmente intergeneracionales y se
sustentan en la transmisión de la tradición oral de parte de las awichas a niños, niñas
y jóvenes del Centro Machaq Uta, de este modo las nuevas generaciones aprenden su
idioma nativo, tocan instrumentos musicales que estaban desapareciendo, aprenden a
valorar su cultura propia y lo que es más importante, en la interrelación generacional, los
niños y jóvenes aprenden a envejecer sin prejuicios y con naturalidad.

Desafíos desde la experiencia comunitaria


El principal desafío que se presenta, es lograr que la experiencia que las awichas
han acumulado sea tomada en cuenta por los organismos del Estado boliviano al mo-
mento de diseñar políticas y programas para proteger a las personas adultas mayores
en Bolivia.
Los modelos de desarrollo que se han implementado en Bolivia, desde su fun-
dación hasta el pasado inmediato, han sido copias de lo que se hace en otros países en
materia económica y social. Esta visión equivocada de progreso, que mira solamente
los adelantos de la cultura occidental, actúa en realidad como un freno al desarrollo so-
cial y por eso no ha podido solucionar de manera eficiente los principales problemas de
inequidad que sufrimos.
En un país en el que la mayoría de la población se reconoce como parte de una
etnia indígena o pueblo originario, debemos buscar respuestas a nuestras necesidades
en el interior de nuestra riqueza cultural.
Si se considera la permanente migración de personas de edad avanzada desde
las comunidades indígenas campesinas hacia las ciudades, la experiencia de la Co-
munidad Awicha brinda muchas enseñanzas que son útiles para organizar programas
comunitarios de sostén a esta creciente población. Los servicios autogestionarios con-
struidos por las awichas, son además muy baratos en comparación de otros servicios
semejantes que tienen estructuras verticales de funcionamiento.
Esta experiencia de intervención comunitaria con adultos mayores en Bolivia, se
constituye en un importante aporte desde la psicogerontología social, al proceso de
cambios que está viviendo el país a partir de la elección de un gobierno de carácter plu-
ricultural, comunitario y descolonizador a la cabeza de Evo Morales, el primer presidente
indígena de Bolivia.
Pampajasi, octubre de 2007.

— 379 —
Estudios Culturales sobre el Envejecimiento

Envejecimiento en y desde los pueblos originarios


Lilia Mendoza Martínez

Resumen
México, uno de los países del continente americano con más diversidad cultural,
hoy en día 64 pueblos originarios, que viven prácticamente al margen de la sociedad
y del lenguaje oficial, con sus usos y costumbres y en sus propias lenguas. De que
manera esos usos y costumbres reflejan el tema del envejecimiento. ¿Cuáles han sido
las influencias occidentales en la ideología, cosmovisión y concepciones de los pueblos
originarios? Como los adultos mayores viven una doble discriminación y marginación al
estar fuera del juego oficial.
De los ciclos de vida de 52 años en la antigüedad, a la esperanza de vida actual,
será la causa de que las mujeres mexicanas cincuentonas ”tiren la toalla” mucho antes
que las de países desarrollados. De los Consejos de Ancianos existentes en todos estos
pueblos originarios en donde se reconocen valor, experiencia y sabiduría a las condi-
ciones de hoy de pobreza extrema, marginación y dependencia. Las mujeres mayores
abandonadas o viudas en dependencia de hijos varones aun adolescentes, que provoca
un modelo deficitario de envejecimiento y frente a esto el riesgo no solo de dependencia
jurídica, económica y emocional o psicológica, sino también el incremento del riesgo del
abuso y maltrato. Mujeres sin voz, sin capacidad de decisión, sin poder alguno sobre su
propia vida. ¿Qué podemos ofrecerles como profesionales de la psicogerontología?

La república mexicana es uno de los países del continente americano con más
diversidad cultural, hoy en día, viven aquí 64 pueblos originarios con sus usos y costum-
bres y en sus propias lenguas. Al margen de la vida y del lenguaje oficial.
Como profesionales de la psicogerontología estamos familiarizados a referirnos a
la transición demográfica y epidemiológica, pero en menor medida a la transición geron-
tocrática que viven estos pueblos. Que ante las condiciones de vida en pobreza extrema
y sin trabajo tienen que dejar sus comunidades y migrar a donde encuentren oportuni-
dades de trabajo y mejor vida.
Si bien la ciudad de México ha sido y es culturalmente diversa. Esta diversidad
emerge de la presencia histórica de pueblos indígenas originarios, de la población mesti-

 Universidad Nacional Autónoma de México, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco (UAM-


X), México. alzguerreroasoc@gmail.com
Lilia Mendoza Martínez Fundadora del Movimiento Alzheimer en la República Mexicana. Consultora
Internacional en Gerontología y demencias Asociación Guerrerense de Alzheimer y Enfermedades
Similares, Comité de Educación y Difusión –AGAES– mendozamlilia@yahoo.com

— 380 —
za, de la inmigración de personas con distintos orígenes étnicos regionales y nacionales.
La organización política del país y de la ciudad, ha impedido el acomodo y la expresión
plural de su rica diversidad.
En 1824, la ciudad de México fue proclamada capital de la república mexicana,
donde residen los poderes de la federación. Alrededor de la ciudad, se extendían los
territorios de los pueblos originarios que sobrevivieron a la conquista y colonización.
Los gobiernos indígenas, tenían jurisdicción sobre extensos territorios que abarcaban
numerosos pueblos y barrios. Sin embargo, a lo largo del siglo XIX, tales gobiernos y te-
rritorios fueron disueltos con la imposición de un proyecto liberal encabezado por la élite
política criolla. A partir de ese momento han pasado a una “invisibilización”, marginación,
discriminación y relegados a pobreza extrema con ínfimas condiciones de salud, escaso
acceso a los servicios médicos de primer nivel, donde los profesionales de la salud solo
hablan el idioma oficial (español) y no conocen ninguna de las 64 lenguas indígenas.
De acuerdo con los datos del último censo de población año 2000, (población
total 105 millones), la población indígena sumaba 7.6 millones de los cuales tan solo 5.3
millones se reconocen a sí mismos como indígenas y 1.1 millón declaró no hablar nin-
guna lengua indígena. Este hecho puede responder a factores como la discriminación,
el racismo, la aculturación y otros factores nugatorios de la identidad indígena. El fenó-
meno de la migración ha hecho que en todo el territorio nacional tengamos presencia
indígena. En la ciudad de México reside al menos uno de cada veinte indígenas del país,
existe presencia individual u organizada de prácticamente todos los pueblos.
Entre los principales problemas que presentan los pueblos indígenas en el país
podemos señalar: las prácticas estatales y cultura social de discriminación hacia lo in-
dígena a través del desprecio, invisibilización y paternalismo. Alta presencia de enfer-
medades infecto-contagiosas y esperanza de vida inferior a la media. Falta del debido
reconocimiento y respeto a sus sistemas propios de autoridades.
En términos de política pública cabe mencionar: el empoderamiento de estos
pueblos frente al resto de la sociedad, el acceso a los servicios médicos con traductor,
reconocer la ciudad y el país como multiétnicos y pluriculturales y lograr el equilibrio en-
tre los procesos de reconocimiento y ejercicio de derechos colectivos que garanticen y
reafirmen la identidad y la diferencia cultural en convivencia intercultural, como lo señala
la CEPAL. Hacer vigente y efectivo el Convenio 169 de la OIT, ya que México lo signó.
Así mismo dar cumplimiento a los Acuerdos de San Andrés 1996, en donde se discuten
ampliamente las relaciones sociales de desigualdad, discriminación, segregación, y sub-
ordinación que han permitido mantener a los indígenas “en una situación estructural de
pobreza, explotación y exclusión política”. Estas condiciones fueron las que motivaron la
insurrección indígena armada en el sur del país en 1994.
Los estudios etnogerontológicos, nos permiten conocer cómo envejecen los pue-
blos originarios, dada la marginación e invisibilización de estos pueblos son relativamen-
te escasos los estudios de su población de adultos mayores, entre los realizados nos
permiten entender porqué asociamos modelos deficitarios de envejecimiento y también
la justificación del maltrato, abuso, abandono y violencia en contra de los mayores, pero
caben señalar que desde 1944 entre los tzeltales de Oxchuc a la fecha se han realizado
los siguientes:
América indígena da cuenta de un estudio en 1953 sobre el envejecimiento pre-
maturo de las mujeres indígenas debido a las condiciones de vida y de trabajo a las que
están sometidas.

— 381 —
El antropólogo americano Oscar Lewis en 1963, en sus estudio al pueblo de Te-
poztlán incluye una parte sobre los mayores. 1969 entre los tzeltales de Chiapas; 1975
en los zoques de Chiapas; 1982 entre los nahuas de la sierra de Texcoco; los zapotecos
del Valle de Oaxaca; 1982 en Mazaltepec; 1988 en los mazatecos de Oaxaca; 1992
en Michoacán; 1992 las mujeres que envejecen en Chiapas; 1992 entre los zoques;
1994 entre los mixes; 1995 entre los mames; 1998 entre los nahuas de la sierra norte
de Puebla; tal vez el estudio más completo es el de Laureano Reyes Gómez en el 2002
Envejecer en Chiapas, etnogerontología zoque.
Seguramente muchas cosas han cambiado desde el primer estudio y hasta nues-
tros días.
Cabe señalar la urgente necesidad de realizar este tipo de estudios entre la po-
blación mayor de los pueblos originarios. Para tener claro que podemos ofrecer como
psicogerontólogos.
En la década de los años setenta surgen los estudios del envejecimiento de la
población urbana cuando a esa etapa de la vida se le denominaba “tercera edad” y ar-
bitrariamente con criterios demográficos se marcó la edad de 60 años como la edad de
la jubilación. Jubilados y pensionados entraron en contacto con problemas de salud y
marginación, al considerarse “no productivos”.
Como los pueblos indígenas no tienen relaciones laborales asalariadas, la antro-
pología se ocupó de estudiar el rol gerontocrático de los ancianos, con un alto estatus
social, respetado, venerado, obedecido, protegido por sus descendientes, en contra-
posición de los viejos urbanos el viejo indígena o rural tenía muchos de sus problemas
resueltos.
La vejez como proceso, en la percepción indígena cosmocéntrica se asocia con
el ciclo solar diurno para graduar la edad. Cuentan con tres “grados” de vejez: media,
funcional y disfuncional.
Laureano Reyes Gómez en su estudio antropológico presenta el significado de
ser viejo y vieja en una comunidad indígena pobre, con alto grado de marginación, de
escasos servicios médicos y sociales, en estado de guerra de baja intensidad desde
hace 13 años en la zona de Chiapas, en donde paradójicamente hay uranio y petróleo.
Vivir la vejez implica muchos grados de dificultad en nuestras sociedades, pero
hacerlo en pobreza extrema, con cada vez menos redes sociales de apoyo, cómo pue-
den estas personas sobrevivir a edades avanzadas y qué las ayuda a no morir o en qué
condiciones mueren y cómo clasifican sus propios modelos de envejecimiento.
Aquellos valores tradicionales en las comunidades indígenas de una “vejez idíli-
ca” están casi erradicados por la vida moderna.
Como en casi todas las culturas del mundo, entre los indígenas el varón tiene
un rol protagónico, gerontocrático, mientras que la mujer anciana lleva la peor parte,
siendo ignorada en sus funciones sociales en la vejez. Al no poder heredar y tener que
depender de los hijos, no tiene como el varón “el seguro a la vejez” que representa la
herencia.
Además de que no en todos los pueblos originarios las mujeres participan en las
asambleas, no toman decisiones, les es impuesto el matrimonio y no tienen derecho de
herencia. Hoy en día, con la migración de los varones, las mujeres quedan bajo la tutela
de los hijos, en algunos casos aun que estos sean adolescentes, como entre los maza-
huas del estado de México, colindante con el Distrito Federal.
Los mayores trabajan hasta que las fuerzas los abandonan o sean vencidos por
alguna enfermedad, condición que tiene varias lecturas: pensando en un envejecimiento

— 382 —
exitoso esto puede ser un factor positivo, pero en las comunidades se ve como que se
ha perdido la imagen idílica del mayor respetado, protegido y venerado. Tanto varones
como mujeres cambian los roles de trabajo rudo a labores más sencillas, que requieren
de menos esfuerzo.

Qué es la transición gerontocrática?


Ceder el poder a los jóvenes y a los adultos “maduros” en el seno de la comuni-
dad indígena, cambio de roles. El poder político recae en las generaciones con mayor
escolaridad, bilingües, con mejores niveles de vida. Derrumbando la imagen tradicional
de la vejez como sabiduría.
Quitándoles funciones dentro del Consejo de ancianos, maestros costumbristas
encargados de la enseñanza de danzas, música, rituales antiguos; el tequio: un sistema
de trabajo colectivo gratuito en beneficio comunitario.
Cuando se consolidó en el país, el partido oficial que estuvo en el poder durante
más de 70 años, se impone una nueva estructura política desde fuera de las comunida-
des y se altera la forma “tradicional” de gobierno de estos pueblos, a través de usos y
costumbres y se instaura una forma institucional. Con lo cual se afectó el rol tradicional
de los viejos. Guillermo Bonfil Batalla dice: “que incorporar al indio a la civilización, bo-
rrar sus costumbres era la solución para contar con un país moderno, desindianizar es
imponer occidente”.
Tratarlos como menores, sin derechos, con protección tutelar, con clientelismo
arrastrándolos como “bultos políticos”.
El consejo de ancianos era el máximo cargo al que se podía aspirar dentro de
la comunidad al cumplir 60 años de edad, distinción que terminaba con la muerte del
consejero.
En la transición gerontocrática las relaciones entre los jóvenes y los viejos son de
fricción, conflictivas, de enfrentamiento, la autoridad del viejo es cuestionada, su sabidu-
ría se pone en duda y la tradición oral es su único recurso de aprendizaje, se les desca-
lifica por tener ideas atrasadas. Ni que decir de las condiciones de las comunidades ais-
ladas, sin carreteras pavimentadas, sin acceso a agua potable, drenaje y alcantarillado,
sin acceso a servicios de salud, con gran desconfianza respecto a las autoridades.
Se ve la vejez como un período de la vida caduca de conocimiento “moderno”, so-
bre todo de una generación analfabeta y monolingüe, en que el conocimiento tradicional
del viejo es puesto en tela de juicio de acuerdo con las necesidades y exigencias de las
nuevas generaciones y de la vida moderna.
Una nueva forma de vivir la vejez, con nuevos roles desprovistos de status social,
siendo pobres, sin redes de apoyo social y con un perfil epidemiológico que corresponde
a la patología de la pobreza, en donde las enfermedades infecto-contagiosas como las
infecciones respiratorias agudas, enfermedades gastrointestinales y parasitarias, la sar-
na, las tiñas, la tuberculosis pulmonar, aunado a las enfermedades crónico degenerati-
vas como la diabetes, enfermedades cardíacas, cerebro-vasculares, demencia, cáncer y
disminución de las funciones sensoriales. Ahora por la migración, el mayor abandonado,
en soledad, despojado, maltratado, débil y enfermo.
Podríamos extrapolar esta influencia de los pueblos originarios en las concepcio-
nes entre la población mestiza (mayoría en el país) de ver al adulto mayor descalificado
por la sociedad, de que “ya no puede”, no se le da el mismo trato anterior y se le ha
perdido mucho el respeto. Nosotros mismos hemos marginado al adulto mayor. La figura
estigmatizada de que el mayor no es capaz de aceptar ideas nuevas, ni de aprender.

— 383 —
Con una vejez completa y funcional llena de tabús, mitos y prejuicios, entre estos,
el no tener derecho a la sexualidad.
Entre los profesionales de la salud, con mucha frecuencia vemos que insisten en
un modelo de envejecimiento deficitario, pues es lo único que ven en su consulta.
Sin duda que es urgente sacudirnos estas imágenes y propiciar con la participa-
ción de grupos de adultos mayores que reivindiquen sus derechos humanos básicos y
así se empoderen de sus decisiones, su vida y circunstancias.
Promover el diálogo y la reflexión entre los mayores y pugnar por una formación
de profesionales de la psicogerontología, geriatría y gerontología con actitudes que a
todos nos permitan construir la esperanza para un futuro más promisorio y lograr para
un mayor número de personas un envejecimiento exitoso.

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— 384 —
Politicas Socio Sanitarias

Envelhecimento saudável: acompanhamento


comunitário na saúde pública

Iannarelli, M.J.; Lorenzetto, M.G.

Introdução: Estudo referente à parceria da Organização Não-Governamental - Bom-


par e SMS (URSI - Mooca - Unidade de Referência de Saúde do Idoso) na implantação do
Programa Acompanhante Comunitário do Idoso. Tendo como referência a Política Nacional
do Idoso foi implantado em junho/06 na cidade de São Paulo. Esse trabalho é justificado
pelo acentuado número de idosos residentes no bairro da Mooca, correspondente a cerca
de 21% da população total da região (13.000 pessoas), grande parte vivendo em situação
de abandono/isolamento social. Atualmente 100 idosos são assistid os por 10 Acompanhan-
tes, sendo 58% acima de 81 anos, 87% mulheres e, destas, 60% viúvas. Objetivo: Utilizar a
característica interdisciplinar da URSI integrando equipe técnica do Bompar identificada com
a missão de acolhimento e solidariedade para desenvolver ações preventivas, de promoção
e proteção à saúde, com o idoso fragilizado. Metodologia: Interface do Programa com a
URSI no acolhimento das demandas de saúde, intervenções junto às famílias e estudos de
casos. Utilizar a vivência das Acompanhantes e equipe técnica para estimular o vínculo com
o idoso como forma de articulação de encaminhamento de suas necessidades. Resultados:
Desde sua implantação, o Programa aponta, através de pesquisa, que: 35% dos idosos ti-
veram inserção/reinserção em prevenção à saúde. 30% dos idosos participam de atividades
comunitárias. Conclusão: Resultados das ações preventivas, de promoção e proteção ao
idoso contemplam sua saúde e inserção na comunidade, com ampliação do Programa para
outro bairro da região, em julho/07, e perspectiva de se tornar Política Pública.

Palavras-chave: Qualidade de Vida; Inserção Social.

 Centro Social Nossa Senhora do Bom Parto – Bompar – São Paulo – Brasil. Secretaria Municipal
da Saúde – SMS.
Maria de Jesus B. M. Iannarelli. Assistente Social, pós-graduada em gestão de recursos humanos,
terapeuta comunitária e terapeuta familiar (em formação), com atuação na elaboração e implantação
de projetos sociais para idosos, adolescentes e adultos. Especialização Intervenções e Prática Sistê-
mica com Família – 04/07 a 04/09 Universidade Federal de São Paulo; Extensão Terapia Comunitária
– 2004 COGEAE – PUC -; Pós-Graduação/Lato Sensu Administração de Recursos Humanos - 1999
Universidade Paulista; Serviço Social - 1979 Faculdades Metropolitanas Unidas. Coordenação do
Programa Acompanhamento Comunitário do Idoso, parceria do Centro Social N. Sra. do Bom Parto e
Secretaria Municipal de Saúde, responsável pelo acompanhamento da equipe técnica do programa,
planejamento e organização das atividades, elaboração de relatórios sociais e gerenciais e prestação
de contas, participação nas reuniões técnicas. mariaiannarelli@argentina.com
 Centro Social Nossa Senhora do Bom Parto – Bompar – São Paulo – Brasil. Secretaria Municipal
da Saúde – SMS. mgloren@click21.com.br

— 385 —
Introdução
O envelhecimento populacional – tanto nos países desenvolvidos como nos paí-
ses em desenvolvimento – é um fato significativo que demanda, muito além de preocu-
pação, grandes investimentos.
Em se tratando do Brasil, fatores como: baixa taxa de fecundidade, redução da
mortalidade, consideráveis avanços da tecnologia e da medicina, têm elevado acentua-
damente o número de cidadãos com 60 anos ou mais. Sobre tal realidade, cabe ilustrar
que segundo dados da Pesquisa Nacional por Amostra de Domicílios (PNAD) de 2004,
havia em números absolutos 17, 6 milhões de pessoas com idade de 60 anos ou mais,
correspondendo a 9, 7% da população brasileira. (Secretaria Municipal de Assistência e
Desenvolvimento Social, 2006).
Assim sendo, o aumento da expectativa de vida de inúmeros brasileiros e brasi-
leiras têm desenhado um recorte significativo que se abre à necessidade de implantação
de políticas e práticas urgentes, as quais devem contemplar premissas básicas a um
envelhecimento saudável, como autonomia, independência e dignidade.
Essa complexa realidade do envelhecimento traz reflexos sobre diferentes áre-
as, sobretudo na Saúde, onde ações de prevenção, promoção e proteção tendem a
se expandir tanto na Rede Pública, como também nas Instituições da Sociedade Civil
– Terceiro Setor, lembrando principalmente que medidas voltadas à qualidade de vida do
segmento Idoso são de responsabilidade do Estado, da Sociedade Civil e da Família.
Sobre esse trinômio vale ressaltar ainda que a Constituição Federal, promulgada
em 1988, abriu espaço para a conquista de direitos individuais e coletivos como a defi-
nição da Política Nacional do Idoso e, posteriormente, a sua operacionalização, através
do Estatuto do Idoso (2003).
Contudo, merece ênfase a atuação da Sociedade Civil, por meio das entidades
sociais, que desenvolvem importante papel. Na medida em que estão próximos da re-
alidade que caracteriza a vida dos idosos na sua comunidade, oferecem informações
e dados significativos para o desenvolvimento de ações que visem o protagonismo e o
empreendedorismo social.
Esta visão sistêmica permite que entidades sociais e organizações públicas, em
parceria, busquem, juntamente com a comunidade, respostas aos desafios que a longe-
vidade traz, considerando os ciclos naturais da vida e as mudanças de paradigmas ne-
cessárias para o equilíbrio das relações intergeracionais. Além disso, a questão Saúde,
sobretudo através do conceito proposto pela Organização Mundial da Saúde, aparece
como importante instrumento para viabilizar melhor qualidade de vida.
Neste contexto, a experiência do Programa Acompanhamento Comunitário do
Idoso na Saúde Pública é de grande significado, sendo desenvolvida com a parceria da
Secretaria Municipal de Saúde de São Paulo – SMS /Unidade de Referência de Saúde
do Idoso –URSI Mooca e o Centro Social Nossa Senhora do Bom Parto – Bompar, atu-
ando em equipe interdisciplinar e valorizando os recursos da comunidade, por meio dos
Acompanhantes, iniciado em junho/06.
É importante frisar que o olhar de uma liderança local, desenvolvido pela convi-
vência diária com os idosos da região da Mooca, e alterações significativas da rotina,
como uma crescente ausência às atividades comunitárias, alertou para a necessidade
de investigação mais aprofundada da situação, gerando a proposta de desenvolvimento
do referido Programa.

— 386 —
Apresentando o programa
A região identificada para implantação do Programa foi o antigo bairro da Mooca,
localizado na região sudeste de São Paulo, composto por uma população estimada em
18, 28% do total de 1.085.150 pessoas com 60 anos ou mais de idade na cidade, o que
representa cerca de 10% da população, segundo dados da Fundação Seade/IBGE, de
junho/05.
Considerado um bairro operário, onde se ergueram as primeiras indústrias têxteis
do país, tem na sua população idosa – predominantemente feminina – descendentes em
primeira ou segunda geração de imigrantes, sobretudo italianos, como também espa-
nhóis e portugueses, que chegaram ao Brasil no início do século passado e emprega-
ram-se nas fábricas, como mão-de-obra barata.
O Programa Acompanhante Comunitário do Idoso, procurando valorizar os recur-
sos humanos locais, selecionou seus integrantes, em número de 10, todas mulheres,
por meio de processo seletivo realizado pela Secretaria Municipal de Saúde – Supervi-
são de Saúde da Mooca, juntamente ao Centro Social Nossa Senhora do Bom Parto,
por suas respectivas equipes de Recursos Humanos.
Após esse processo houve capacitação em Gerontologia ministrada por equipe
interdisciplinar da URSI Mooca (Assistentes Sociais, Psicóloga, Terapeuta Ocupacional,
Fisioterapeuta, Geriatra, Enfermeira) e Ambulatório de Especialidades Dr.Ítalo Domin-
gos Le Vocci (Cirurgião Dentista, Fonoaudióloga e Nutricionista).
Atualmente a equipe técnica do Programa é composta por: 01 Coordenador (As-
sistente Social), 01 Médico Clínico, 01 Enfermeira, 02 Auxiliares de Enfermagem, 10
Acompanhantes Comunitárias do Idoso.

Objetivos do trabalho / fundamento da atividade

Objetivo geral
Oferecer alternativa de inclusão na comunidade de idosos que encontram dificul-
dade de inserção nos serviços públicos oferecidos, seja por isolamento e/ou desinte-
resse, por meio do atendimento domiciliar realizado pela equipe do programa, possibili-
tando o convívio familiar e comunitário de forma agregadora, fortalecendo a rede social
existente.

Objetivos específicos
Oferecer atendimento aos idosos da região da Mooca, para atenção à saúde físi-
ca e mental, por meio dos serviços existentes na região, sejam públicos ou privados.
Oferecer atendimento realizado pelo Acompanhante Comunitário do Idoso, por
meio de visitas domiciliares e participação em atividades externas.
Oferecer serviços de atendimento domiciliar em saúde, realizado por equipe com-
posta de Médico, Enfermeiro, Auxiliar de Enfermagem e Assistente Social, para idosos
acamados.
Estabelecer contato com familiares próximos e/ou distantes, bem como amigos
que dão suporte para o idoso, de forma a integrar as ações, facilitando o relacionamento
social.
Realizar intervenções com familiares e cuidadores, em conjunto com a URSI,
garantindo a segurança do idoso.

— 387 —
Inserir o idoso nas atividades comunitárias e nos programas de prevenção e aten-
dimento em saúde, fortalecendo a rede social.
Incentivar a interdisciplinaridade como forma de garantir a integração de saberes
e utilização dos recursos disponíveis na sua totalidade.

Metodologia
A metodologia do trabalho foi norteada pelo Programa de Saúde da Família (ad-
vindo da Política de Saúde Pública Federal) e do Programa “A Gente na Rua” (oriundo
também de uma política pública e administrado pelo Bompar), os quais valorizam o
Desenvolvimento Comunitário, aqui definido como a valorização de talentos e recursos
locais.
A base de sustentação desta teoria inspira-se nos três pilares, a saber: (Neumann
L. T. V.; Newmann R. A., 2004, p. 26) Protagonismo Comunitário – Os moradores da
comunidade são identificados como agentes de transformação e responsáveis por orga-
nização e fortalecimento de sua rede; Foco nos Talentos e Recursos Locais – Fatores
como criatividade, conhecimento e voluntariado são incentivados, buscando soluções
locais; Parcerias Pessoais e Institucionais – Motivar para a participação e mobilização
comunitária na elaboração de estratégias para solução de problemas e desenvolvimento
de ações fortalecedoras que possibilitem parcerias afins.
Para o seu desenvolvimento o Programa utiliza as seguintes ferramentas:
Em relação ao Acompanhante/Idoso: acompanhamento presencial realizado por
meio de visita domiciliar e/ou para utilização dos serviços da rede local.
Em relação à equipe médica, à enfermagem e ao serviço social: visitas de assis-
tência domiciliar periódicas.
Gestão do Bompar – acompanhamento e reuniões mensais de formação com
equipe do Programa.
Em relação à interface com a URSI – reuniões mensais para discussão e enca-
minhamento dos casos, abordagens com famílias e atendimentos individuais e de grupo
com os profissionais da equipe.

Resultados
Após 1 ano e 3 meses de existência, o Programa Acompanhante Comunitário do
Idoso apontou para os seguintes resultados: a proposta de atendimento a 100 idosos
(meta inicial) foi atingida no que tange ao trabalho desenvolvido com aqueles apre-
sentando graus variados de independência e autonomia, os quais foram inseridos de
maneira satisfatória nas atividades comunitárias (Dança Sênior, Tai-chi Pai Lin, Oficinas
de Artesanato, Oficina da Memória, Grupo de Relaxamento, Sessões de Psicoterapia,
Terapia Ocupacional e Fisioterapia, Confraternização, Romarias, Cultos etc). Entretan-
to, cabe enfatizar que o Programa voltou-se também para uma parcela da população
comprometida com patologias crônicas (pacientes acamados), os quais, em número de
23, têm acompanhamento sistemático da equipe de saúde do Programa (Médico, En-
fermeira e Auxiliares de Enfermagem). Merece ênfase, ainda, o trabalho desenvolvido
junto aos cuidadores (informais e formais) dos idosos que foram inseridos no “Grupo
de Cuidadores” e no “Grupo de Escuta e Apoio” (desenvolvidos por técnicos da URSI).
As abordagens com as famílias e, em alguns casos específicos, intervenções especiais
visando garantir a segurança do idoso (realizadas pelas equipes do Programa e da

— 388 —
URSI em conjunto) beneficiaram e incentivaram a agregação familiar e comunitária, tão
importantes para atingir o objetivo proposto. A pesquisa realizada em julho/07, com 54%
dos idosos com independência e autonomia preservadas, apresentou resultados de alto
grau de satisfação com o trabalho desenvolvido pelas Acompanhantes e Equipe Técnica
do Programa, atingindo 96% dos entrevistados entre Muito Satisfeito/Satisfeito.
Em relação aos idosos atendidos observa-se o aumento do interesse no auto-
cuidado, quebra do isolamento social, resgate da própria história, melhor auto-estima,
agilização de diagnósticos e condutas, maior aderência ao tratamento e uso da medica-
ção, maior autonomia e demonstrações de sentimento de segurança, pertencimento e
inclusão. O vínculo com a equipe, à medida que se fortalece, aumenta tais sentimentos.
É o não estar mais sozinho, poder contar com alguém.
Dado importante a considerar são as abordagens e intervenções com familiares,
identificados como responsáveis pelos idosos, convidados a uma reflexão com a equipe
do Programa e da URSI sobre a dimensão do cuidado, especialmente, ao considerar-
mos que 58% dos idosos acompanhados tem mais de 81 anos de idade, sendo que 76%
do total tem Dependência Moderada/Alta Dependência. Eles têm muita dificuldade de
reagir a uma cultura relacional de dominação, de conflitos intergeracionais, de negligên-
cias familiares e institucionais. Alguns tipos de violência mais comuns, representam para
a nossa população atendida os motivos mais comuns de intervenção com a família, a
saber: abandono, negligências, abusos financeiros e autonegligências.
Cabe citação especial o atendimento aos idosos acamados e seus cuidadores.
As enfermidades crônicas que mantêm os idosos com alto grau de dependência, no
leito permanentemente, ou na maior parte do tempo, dão aos profissionais da saúde a
alternativa de busca da manutenção do quadro estável, bem como o atendimento ao
cuidador, que participa de forma tão interligada ao seu “doente” que pode adoecer ou
estar necessitado de ajuda tanto ou mais que o acamado.

Discussão e conclusão
Na implantação do Programa foi necessário que os diversos atores envolvidos,
tanto do setor público quanto da sociedade civil, encontrassem equilíbrio para desenvol-
ver, em conjunto, as ações propostas e pudessem ser complementares e abrangentes,
e não excludentes.
Aqui também se observa a importância do Programa Acompanhante Comunitário
do Idoso ser integrado à política focal do município para o idoso, pois a abordagem com
a família se encontra com o respaldo da lei (Estatuto do Idoso) e dos órgãos responsá-
veis pelo seu cumprimento, como a Promotoria do Idoso, utilizando como cenário o es-
paço da URSI. Porém, o oposto pode acontecer, quando o familiar procura alternativas
de apoio para que o idoso aceite o cuidado por ele oferecido.
O mundo que existe atrás de cada porta que se abre, traz as histórias de vida das
famílias, e elas surgem com toda a carga de lembranças, mágoas e alegrias resgatadas
para um processo de reflexão que podem trazer resultados inesperados e surpreenden-
tes, transformando-os e nos transformando.
Esta dimensão permite que as abordagens sejam, na medida do possível, acolhe-
doras, buscando o diálogo como a solução desejável para o entendimento.
A inserção nas atividades comunitárias e nos serviços de saúde tem sido o resul-
tado mais evidente do êxito do Programa, bem como a segurança trazida pela assistên-
cia domiciliar.

— 389 —
Tanto para os idosos que apresentam autonomia quanto para aqueles que são
dependentes o vínculo com os profissionais é um fator de proteção significativo, pois
participam da vivência doméstica única de cada família, extrapolando o limite do con-
creto e passando para o emocional. Esta carga emocional surge especialmente nas
situações limite de internação hospitalar, óbito, melhora inesperada etc.
A riqueza da valorização da cultura da comunidade, explicitada nas falas das
Acompanhantes que, muitas vezes, conhecem o idoso desde jovens, tem possibilitado
um novo olhar sobre elas mesmas, o seu espaço urbano e vizinhança, desempenhando
importante papel de ressignificação da própria história. Isso possibilita a construção ou
reconstrução de um projeto de vida, de resgate emocional dentro da própria família e
de auto cuidado. Surge para a equipe como um todo a compreensão do cuidar, num
processo sistêmico em que a circularidade das ações e reações são fundamentais para
o entendimento da atividade comunitária.
Ao mesmo tempo, o equilíbrio das ações, a definição clara do papel de cada pro-
fissional da equipe, o limite de atuação, a capacitação, a reciclagem e o sentido de grupo
estão em processo de construção e avaliação permanentes.
Atualmente o Programa Acompanhante Comunitário do Idoso encontra-se em
fase de expansão para a Unidade de Saúde Bertioga, na mesma região, com alta con-
centração de idosos. Terá início com a contratação de 03 Acompanhantes e 01 Assisten-
te Social e apoio da equipe já existente, mantendo a mesma coordenação.
Concluindo com o pensamento do escritor Guimarães Rosa, que faz crer em
ações que busquem quebrar paradigmas ultrapassados para um mundo sempre em
transformação: “Mire, veja: o mais importante e bonito no mundo é isto: que as pessoas
não estão sempre iguais, ainda não foram terminadas.”

Referências bibliográficas
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cursos Locais – ABCD. Coleção Investimento Social IDIS. (pp. 20-26). Global Editora.
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gonismo comunitário. Coleção Investimento Social IDIS. (pp. 19-28). Global Editora.
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SECRETARIA MUNICIPAL DE ASSISTÊNCIA E DESENVOLVIMENTO SOCIAL: Cartilha do Idoso
– Mitos e Verdades sobre a Velhice. São Paulo, Imprensa Oficial, 2006.

— 390 —
Politicas Socio Sanitarias

Políticas públicas para idosos e conselhos de


participação: a experiência da cidade de são paulo

Siqueira, Luiz Eduardo Alves de

Resumo
O crescimento da população idosa, em vários países do mundo, é acompanhado
por ampla legislação protetiva, ainda distante na efetividade, sobretudo no contexto la-
tino-americano. Sendo patente tal realidade, estuda-se uma solução apresentada pelas
próprias normas: a formação de conselhos, dos quais tomam parte cidadãos, governo
e órgãos da sociedade civil no objetivo de se constituir num eficiente grupo de pressão
por tais garantias.
Na cidade de São Paulo, a experiência do Grande Conselho Municipal do Idoso
(GCMI), que reúne os vários grupos de bairro e fóruns, existe há quase quinze anos, e,
para estudá-la, a metodologia empregada foi a qualitativa, por meio de entrevistas e pes-
quisas documentais, que envolveram a necessária análise histórica, política e social.
O estudo indica que muitos membros não apresentam a formação devida sobre o
conteúdo da legislação de tal segmento etário e a representatividade de que são investi-
dos, pleiteando, muitas vezes, demandas particulares, e não coletivas. Afora isso, a pró-
pria forma de eleição, que não envolve toda a sociedade, mas apenas os conselhos de
bairros, não se mostra a mais democrática. Finalmente, a ausência de verbas próprias e
a extrema dependência do Poder Executivo municipal fragilizam o papel da efetiva par-
ticipação, terminando por existir, na maioria das vezes, iniciativas ligadas praticamente
a eventos e ao assistencialismo, fazendo com que se repense o modelo de tal iniciativa
ou mesmo a sua substituição pelas organizações não-governamentais.

Palavras-chave: Idoso; Conselhos; Brasil; políticas públicas.

 Programa de Integração da América Latina da Universidade de São Paulo (Prolam/USP). Curso de


pós-graduação em Gerontologia da Universidade Santa Cecília (Santos – São Paulo). São Paulo
– SP – BRASIL.
Siqueira, Luiz Eduardo Alves de. Graduado em Direito pela Universidade de São Paulo (1995),
especialista em Direito Constitucional e mestrando pelo Programa de Integração da América Latina
pela Universidade de São Paulo (Prolam), no qual pesquisa o papel dos Conselhos de Idosos,
comparando as cidades de São Paulo e Montevidéu. Autor do livro Estatuto do Idoso de A a Z
(Aparecida: Idéias e Letras, 2005), no qual comenta a norma homônima de proteção aos maiores
de 60 anos. Como professor, atua na Faculdade Taboão da Serra (São Paulo), na qual leciona as
disciplinas Metodologia da Pesquisa, Direito das Sucessões e História do Pensamento Jurídico.
Ministra, ainda como docente, a disciplina Políticas Públicas e Legislação Social do curso de espe-
cialização em Gerontologia da Universidade Santa Cecília, em Santos (São Paulo). Atua na área
de pesquisa (biblioteca) do Tribunal de Justiça do Estado de São Paulo. luiz.eduardo@usp.br

— 391 —
Introdução
A abordagem do envelhecimento populacional, em primeiro lugar, remete a um
conceito básico do que venha a ser a velhice. E essa definição vincula-se a uma rea-
lidade multifacetada, marcada não apenas pelo avanço dos anos, mas também por
aspectos fisiológicos, sociais e culturais.
Primordialmente, é necessário diferenciar entre os aspectos cronológicos da defi-
nição de velhice e a sua construção social. Segundo um critério temporal, a chamada ter-
ceira idade começa aos sessenta anos – conforme, aliás, parâmetros estabelecidos pela
própria ONU –, limite que variou mais nos últimos tempos do que em toda a história.
Estabelecidos os limites mínimos da definição, salienta-se que as questões ati-
nentes ao envelhecimento populacional e ao entendimento desse processo, o fenômeno
da longevidade e as relações de dependência que ora se materializam no contexto mun-
dial e, muito especialmente, no âmbito latino-americano, devem ser observados como
um processo histórico-cultural e social.
Sem dúvida, o que tem mais provocado a preocupação sobre a questão do envel-
hecimento populacional, especialmente nos países latino-americanos, é que tal contin-
gente só tende a aumentar, e não existiu um preparo gradual da sociedade e do Estado
para tal situação.
No Brasil, conforme dados do IBGE, a participação da população idosa passou
de 4% em 1940 para 9% em 2000, devendo chegar a 13% em 2025, o que representa
quase 30 milhões de pessoas com idade acima de sessenta anos. Esse salto repre-
sentou um favor de pressão não-negligenciável para a inclusão do tema na agenda de
prioridades sociais.
O estudo da Cepal, já apontado nesta introdução, demonstra que, entre outras
avaliações, ser idoso na América Latina significa ser pobre. De fato, apenas dois em
cada cinco idosos da região são beneficiários do sistema de seguridade social. Na zona
rural, essa proporção é de apenas um em cada cinco.
O trabalho analisa também que a população idosa é de pouco mais de 41 milhões
na América Latina, mas esse número deve chegar a 184 milhões em 2050, quando o
número de pessoas acima de 60 anos na região será maior que o de crianças. A velhice
na América Latina acontece sob três preocupantes marcas: contexto de muita pobreza,
persistente desigualdade social e baixa cobertura da seguridade social.
Dentro desse quadro, uma alternativa para conferir garantias aos idosos está
na criação de legislação que se lhes permita exercitar seus direitos. Diz-se que é uma
das hipóteses, porque existem iniciativas que beneficiam não apenas tal segmento e
independem da intervenção do Estado, tais como as chamadas organizações não-go-
vernamentais.
Assim é que, no contexto do Mercosul, os países que contêm normas específicas
ao idoso são o Uruguai (Lei 17.796, de 2004 – Ley de Promoción Integral de los Adultos
Mayores, com 6 artigos), o Paraguai (Lei 1.885, de 2002 – Ley de las Personas Adultas,
apresentando 12 artigos) e o Brasil (Estatuto do Idoso, Lei 10.741, de 2003, com 118
artigos). Nelas, apenas o texto legal brasileiro possui tratamento mais minucioso, sem
que isso implique, necessariamente numa melhor qualidade de atendimento. São leis

 CEPAL. Marco legal y de políticas a favor de las personas mayores en América Latina. Santiago
de Chile, abril de 2004, p. 25.

— 392 —
recentes, e, guardadas as devidas proporções, estabelecem as mesmas coisas: garan-
tias de direitos à população idosa.
Chega-se, então, à questão crucial deste estudo: simplesmente afirmar que a
boa intenção legislativa muitas vezes não é acompanhada da efetividade na aplicação
das normas seria reiterar o óbvio, destituindo-se de qualquer profundidade acadêmica,
e, portanto, científica.
Tal inefetividade vai de encontro com o próprio conceito e papel do Estado. Se
o pós-Guerra assinalou a presença de um Estado provedor (welfare state), que a tudo
assistia mediante normas de assistência social, o momento atual, de redução do papel
estatal, além do abandono da maioria das políticas públicas de assistência social, or-
dena que a sociedade também participe da proteção a várias categorias e interesses.
Entre elas, o idoso.
Dentre as formas de participação social que foram criadas, destaca-se a figura
dos Conselhos de Idosos. É este o ponto que se pretende estudar, sendo o tema central
deste trabalho. Analisar-se-á em que medida tais órgãos são eficientes na obtenção,
para tal faixa etária, a garantia de seus direitos ou se, muitas vezes, contentam-se com
meras atividades de fundo assistencialista, tendo seus membros quase que uma função
honorífica, desprovida de maior comprometimento.
Saliente-se que vários outros campos já foram contemplados com a existência
de conselhos fiscalizadores, tais como criança e adolescente, meio ambiente, índios,
entre outros, o que só corrobora que o Estado não só mais consegue controlar sozinho
a sociedade, como, pedindo a colaboração, deseja dividir responsabilidades.
No Município de São Paulo o chamado Grande Conselho Municipal do Idoso
existe desde setembro de 1992, composto por vários membros da sociedade, com a
“finalidade de propor políticas de proteção e assistência voltadas para os idosos de tal
município, atuando, ainda, principalmente, na preservação e afirmação da identidade da
terceira idade, defendendo a causa dessa parcela da população de forma abrangente.
Além disso, dá recomendações quanto ao funcionamento de asilos e casas especializa-
das em abrigar idosos”. 
Em São Paulo o Conselho é um órgão vinculado à Secretaria de Participação
Popular, podendo sugerir políticas públicas, mas com uma mobilidade ainda reduzida
e eleição ainda restrita a grupos de idosos, não chegando sequer a contemplar toda a
população idosa.

Objetivos do trabalho

Objetivo Geral
Contribuir para o estudo da questão do idoso no âmbito do Mercosul, tendo por
base a efetividade da legislação e a participação da sociedade e do Estado no sentido
de assegurarem tais direitos.

 Conforme página eletrônica oficial da Prefeitura do Município de São Paulo – www.prefeitura.sp.gov.


br. Acesso em 09 jan.2006.
 Tais como grupos de idosos, associações de bairro e outros interessados.
 Conforme site oficial da Prefeitura do Município de São Paulo – www.prefeitura.sp.gov.br. Acesso
em 09 jan.2006.

— 393 —
Objetivos Específicos
Decorrência do objetivo geral, são os seguintes:
- Analisar a participação da sociedade na concretização das normas jurídicas
pela existência de Conselhos.
- Estudar a realidade das cidades de São Paulo, apreciando a constituição de
seu Conselho de Idosos, os mecanismos de participação e a influência que exercem
para assegurar benefícios àquela faixa etária.
- Identificar as motivações que ensejaram o êxito dos Conselhos em certos cam-
pos de atuação, e o insucesso noutros.
- Estipular brevemente vantagens e desvantagens entre os Conselhos, que são
órgãos oficiais, das entidades não governamentais, as quais, embora muitas vezes sub-
vencionadas pelo Estado, são iniciativas privadas.

Metodologia
O objeto a ser estudado, a participação dos idosos em Conselho necessita ser
estudado em seus aspectos históricos, políticos e sociais, e, assim, o melhor método
parece ser o qualitativo.
O material obtido foi avaliado pela análise de conteúdo, contrapondo os subsídios
escritos às situações reais.
Assim, foram ouvidos os representantes do Grande Conselho Municipal do Idoso,
participou-se em suas reuniões, analisaram-se suas atas e demais documentos, além, é
certo, da pesquisa na legislação vigente.

Resultados
Por tal estudo, foi possível avaliar que muitos participantes do movimento do
idoso, integrados ao Conselho, não reúnem condições intelectuais mínimas para o exer-
cício de suas funções. São, é certo, lideranças em seus respectivos locais de moradia,
mas, por um maior desconhecimento da lei e do que pode ser reivindicado, a pauta de
atividades acaba por restringir-se ao assistencialismo, à promoção de eventos de re-
creação aos idosos, e, ainda, pela falta de verbas próprias, a ausência da independência
necessária para que o Conselho possa dialogar eficientemente com o poder público e,
a partir disso, criar estratégias para a conquista de direitos, não sendo meros objetos
de proteção.

Conclusões
É indispensável que o atual modelo seja revisto. Dado o contexto jurídico, tal
mudança deverá passar pela alteração da lei que rege a matéria, até para que se per-
mita a participação de toda a sociedade na escolha dos Conselheiros, bem como que
esses disponham de adequada capacitação para o exercício de suas atividades, além
de verbas públicas próprias, não podendo mais ser apenas um órgão consultivo, mas
com poder deliberativo e decisório.

— 394 —
Referências bibliográficas
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BRAGA, Pérola Melissa Vianna: Direitos do idoso de acordo com o Estatuto do Idoso. São Paulo:
Quartier Latin, 2005.
CEPAL: Panorama Social de América Latina 1999-2000, Santiago de Chile, 2002.
—————: Marco legal y de políticas a favor de las personas mayores en América Latina. Santia-
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gional Intergubernamental sobre Envejecimiento. Santiago de Chile, 19 al 21 de noviembre
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STIGLITZ, Joseph E.: Globalization and its Discontents. New York: W.W.Norton & Company, 2003.

— 395 —
Politicas Socio Sanitarias

Políticas de vejez y evaluación participativa


Mariana Paredes

Resumen
El envejecimiento demográfico es una realidad ya instalada en la mayor parte del
mundo, en la región latinoamericana y en Uruguay. Este proceso ha llevado al aumento
progresivo del peso de la población adulta mayor en relación con otros grupos de edad.
El aumento del número de personas viejas ha llevado a las distintas sociedades a pensar
en la problemática que se enfrentará actualmente y cada vez con mayor intensidad en el
futuro cercano. En efecto, el envejecimiento demográfico y la situación de la vejez consti-
tuye una problemática en sí misma a enfrentar desde varios puntos de vista: económico,
social, cultural. Con la finalidad de abordar estos temas se han diseñado agendas inter-
nacionales y regionales. Desde la Asamblea Mundial de Envejecimiento que tuvo lugar en
Madrid en el año 2002 ha surgido un Plan de Acción (MIPAA por sus siglas en inglés) que
estructura y define políticas para la vejez en distintas áreas prioritarias. Estas políticas se
han adaptado al contexto regional en la Estrategia Regional de Implementación del Plan
de Acción de Madrid sobre Vejez y Envejecimiento aprobado en el año 2003 en la confe-
rencia intergubernamental que tuvo lugar en Santiago de Chile. Desde ese entonces se
ha procurado implementar en la región políticas y programas que tiendan, desde diversas
áreas, a mejorar la calidad de vida en la vejez. Las áreas definidas para la implementación
de las políticas son: personas de edad y desarrollo, salud y bienestar y entornos físicos y
sociales. A un quinquenio de la definición de estas medidas, y de los avances esperados
en su aplicación, se pretende dar seguimiento a las políticas y programas implementados
en esta materia aunando criterios de evaluación. Esta evaluación tiene un carácter parti-
cular dado que pretende, intrínsecamente, incorporar a los propios adultos mayores en el
proceso de evaluación de las políticas y es por ello que se ha dado en llamar participativa.
Este enfoque, propuesto desde las Naciones Unidas (Comisión de Desarrollo Social) y
denominado “bottom up approach”, pretende proporcionar herramientas para evaluar las
acciones emprendidas por los gobiernos en lo que a política de vejez refiere manteniendo
como eje a los propios adultos mayores. El trabajo que se presenta en este congreso pre-

 Programa de Población, Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de la República (Uruguay).


Este trabajo se estructura en base Huenchuán y Paredes (2007) publicado en www.eclac.cl/enve-
jecimiento y fue adaptado por la autora para esta circunstancia.
Mariana Paredes. Socióloga y demógrafa. Realizó sus estudios de grado en la Universidad de la
República (Uruguay) y de posgrado en el CELADE-CEPAL (Santiago de Chile) y en la Universidad
Autónoma de Barcelona (Maestría y Doctorado). Trabaja como investigadora en el Programa de
Población de la Facultad de Ciencias Sociales (Universidad de la República) y es consultora de
CEPAL-CELADE. Ha trabajado en temas vinculados a familia y en los últimos años se ha espe-
cializado en estudios de envejecimiento y vejez.

— 396 —
tende aportar elementos que, desde la definición de áreas prioritarias de políticas de vejez
hacia la evaluación de las mismas, permitan ir poniendo en común la aplicación de una
agenda social que permita mejorar la situación de los adultos mayores.

Palabras clave: políticas de vejez, evaluación participativa, envejecimiento.

El contexto del envejecimiento demográfico


El envejecimiento demográfico es una realidad que afecta a la población mundial
toda, aunque mantiene diferencias por regiones y contextos geográficos y socioeconó-
micos específicos. Esto implica cambios en la composición etárea de la población en
general y en la proporción de adultos mayores en particular. En el mundo los mayores
de 60 años alcanzaban a ser un 8% de la población mundial en el año 1950 y un siglo
después esta cifra aumentará al 22% por lo que habrá 2.000 millones de personas viejas
en el planeta en cuatro décadas (NNUU; 2007).
En el último medio siglo, entre 1950 y 2005 aproximadamente, la esperanza de
vida de la población mundial aumentó 20 años y aumentará otros 9 años en similar lapso
de tiempo. En el año 2050 la esperanza de vida al nacer promedio en el mundo será de
75 años. En las regiones más desarrolladas la cifra alcanzará a 80 años y será de 70
años en las zonas menos desarrolladas.
Teniendo en cuenta este contexto demográfico se han celebrado Asambleas
Mundiales y Conferencias Regionales para definir líneas estratégicas que apunten a
enfrentar esta problemática.

Las Estrategias Internacionales y Regionales: apuntes para la


acción
La Segunda Asamblea Internacional de Envejecimiento fue celebrada en Madrid
en el año 2002, dos décadas después de la celebrada en Viena en el año 1982. De esta
asamblea surge el Plan de Acción de Madrid sobre el Envejecimiento que reconoce la
urgencia de la temática dada la generalización del envejecimiento demográfico y su ten-
dencia a nivel mundial. En esta Asamblea se adoptaron compromisos oficiales asumidos
por los gobiernos para responder a los desafíos que plantea el envejecimiento en todas
sus dimensiones. Estos se reflejan en el Plan de Acción que propone objetivos concre-
tos a desarrollar en tres áreas: 1) las personas de edad y el desarrollo, 2) el fomento de
la salud y el bienestar en la vejez y 3) la creación de un entorno propicio y favorable. A
partir de estas recomendaciones a nivel mundial, se desarrolla en noviembre del 2003 la
primera Conferencia Regional Intergubernamental celebrada en Santiago de Chile (CE-
PAL, 2004) con la finalidad de definir la implementación para América Latina y el Caribe
del Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. En este encuentro
se plantean metas, objetivos y recomendaciones para la acción a favor de las personas
mayores en cada una de las tres áreas prioritarias.
La Estrategia que surge de este documento contiene metas, objetivos y recomen-
daciones para la acción en favor de las personas mayores en cada una de las tres áreas
prioritarias:
1) Personas de edad y desarrollo: abarca la protección de los derechos humanos
de las personas mayores, el acceso al empleo decente y al crédito para microempren-
dimientos, la inclusión laboral formal de las personas mayores, el mejoramiento de la

— 397 —
cobertura de pensiones no contributivas y contributivas, la creación de condiciones para
la participación en la vejez y el acceso a la educación durante toda la vida.
2) Salud y bienestar en la vejez: incluye la cobertura universal de los servicios
de salud, la adaptación de los servicios sanitarios a las necesidades de las personas
mayores, la promoción de conductas y ambientes saludables a través de programas
sectoriales, la normatividad de los servicios de largo plazo, la formación de recursos
humanos y el seguimiento del estado de salud de las personas mayores.
3) Entornos propicios y favorables: corresponde a la adaptación de las viviendas y
el transporte para una vida independiente en la vejez, los sistemas de apoyo sostenibles
y adecuados, y la promoción de una imagen positiva de la vejez y el envejecimiento.
En el marco de este documento se acuerdan, asimismo las siguientes líneas de
acción:
a) Diseñar y/o fortalecer políticas y programas dirigidos a las personas mayores.
b) Integrar el envejecimiento en las políticas y en los programas nacionales, provin-
ciales y locales.
c) Coordinar acciones con los organismos de la sociedad civil y entes privados.
d) Destinar presupuesto para implementar políticas y programas dirigidos a las per-
sonas mayores.

La definición de políticas y programas en vejez


La Estrategia Regional para la Implementación del Plan de Acción de Madrid se
define en varios ámbitos posibles de acción pública: institucional, normativo, las políti-
cas y los programas definidos para afrontar las temáticas de envejcimiento y vejez. El
ámbito normativo refiere básicamente a las leyes de protección de los derechos de las
personas mayores, y los reglamentos que contengan los procedimientos para hacerlas
efectivas. El ámbito institucional refiere a la entidad responsable de la implementación,
seguimiento y evaluación de las medidas nacionales en envejecimiento, la cual puede
ser un instituto, una dirección, un servicio, un consejo u otra base institucional. El ámbito
político refiere a aquellas acciones organizadas por el Estado frente a las consecuencias
sociales, económicas y culturales del envejecimiento. Las políticas reflejan el consenso
alcanzado en torno a la forma en que el Estado debe abordar el fenómeno del envejeci-
miento y la situación de las personas mayores. Finalmente los programas refieren a las
intervenciones concretas expresadas en objetivos y resultados, así como la articulación
de las actividades que llevarán a su consecución, regularmente expresada en progra-
mas sectoriales o programas específicos en el ámbito estatal.
Es decir que dentro de lo que denominamos comúnmente una política de vejez
en términos amplios pueden coexistir elementos de índole normativa reflejados en leyes,
de índole programática reflejados en programas específicos o generales de acción y
una base institucional que es el organismo gubernamental encargado de llevar a cabo la
implementación de estas medidas.
En las distintas fases de una política –y también en sus distintos aspectos progra-
máticos o legislativos- se pueden identificar instancias de participación con niveles de
intensidad diferenciales. A lo largo de las etapas por las que una ley, política o programa

 Huenchuán (1999) y Huenchuán y Paredes (2007)


 Villarreal (2006)

— 398 —
atraviesa -desde la temática que aborda hasta su formulación, ejecución y evaluación de
resultados- se pueden producir distintos niveles de participación. Estos transitan desde
la mera información, que puede tener la población en general acerca del tema que se
aborda, hasta el empoderamiento en que la propia población ejerce el derecho a formar
parte de las actividades que implica la política aplicada. Este proceso es creciente y par-
te de una actitud más pasiva, por parte de la población, hacia una actitud completamente
activa e involucrada con la temática a tratar. Como tal, este proceso, contiene distintos
niveles de intensidad participativa clasificados en: información, consulta, colaboración y
empoderamiento. Estos niveles de participación pueden estar presentes a lo largo de las
etapas de una política pública
El proceso de evaluación participativa supone la incorporación de los propios
adultos mayores en el proceso de seguimiento y evaluación de las políticas públicas y
programas que a ellos se dirigen. Este proceso es de largo alcance y plantea un enfoque
participativo en todos los ámbitos e instancias en que las políticas públicas tienen lugar.
Se entiende por tanto que “desde abajo hacia arriba” (bottom up approach en inglés) las
personas mayores deben contribuir directamente en las políticas al involucrarse en los
problemas que, desde la vida cotidiana, atañen a su propia situación y por tanto traducir
estas problemáticas en la planificación y ejecución de políticas y/o medidas legislativas
que atiendan a su resolución.
Para conducir este proceso resulta imprescindible el compromiso por parte del
Estado que refleje la voluntad de llevar a cabo un proceso participativo así como la pre-
disposición para incorporar los elementos que resulten de dicho proceso. En tanto se
plantea una evaluación participativa es indispensable una actitud flexible y abierta a los
resultados del mismo en tanto estos impliquen una transformación o reorientación de las
políticas públicas dirigidas a los adultos mayores.

La evaluación participativa de políticas y programas


La evaluación participativa de una política o programa supone dos requisitos bá-
sicos: que lo que se evalúa se encuentre dentro del marco planteado por la Estrategia
Regional de Implementación del Plan de Acción de Madrid y que éstas hayan tenido
lugar de aplicación o implementación en el período posterior a dicho documento. La pro-
puesta conceptual a partir de la cual realizar la evaluación se recoge, como dijimos, en
la metodología propuesta a partir de la cual realizarla: el enfoque de abajo hacia arriba.
Este enfoque ofrece tiene ventajas e inconvenientes. Entre las ventajas podemos notar
las siguientes:
- amplía las fuentes de información disponibles a los ejecutores de políticas a tra-
vés de la complementación de datos numéricos con información cualitativa, la
cual no es fácil de adquirir a través de encuestas o sistematización de datos
acerca de una determinada política o programa.
- recolecta información directamente de las personas mayores, las primeras partes
interesadas en la implementación del Plan de Acción de Madrid y provee oportu-
nidades para las personas que participan en el proceso, particularmente aquellos
que se encuentran más excluidos y marginalizados, para analizar y articular su
situación, necesidades y aspiraciones.

 Naciones Unidas (2006)

— 399 —
- descubre temas emergentes rápidamente, en función de las técnicas utilizadas
- otorga una posibilidad de retroalimentación regular permitiendo el ajuste de las
políticas y programas existentes.

Entre las limitaciones que tiene esta metodología se pueden apuntar:


- la complejidad del proceso
- las dificultades para asegurar la disponibilidad continua de las mismas partes
interesadas a lo largo de todo el proceso
- las dificultades y problemas de movilidad, comunicación y conocimiento de los
sectores más vulnerables que puede impedir asegurar su participación
- la disponibilidad de suficiente capacitación y experticia para analizar y procesar la
información

El enfoque que asume el “bottom up approach” considera clave la incorporación


de todos los sectores de la sociedad civil en general, y de los adultos mayores en par-
ticular, en la implementación del Plan de Acción de Madrid y en la Estrategia Regional.
Por lo tanto las voces de la población – y en particular de aquellas subpoblaciones mar-
ginadas- deben estar necesariamente incorporadas en este proceso y son intrínsecas
al mismo.
Un enfoque de este tipo requiere una combinación de técnicas, un ejercicio de
aprendizaje sistemático y una actitud de flexibilidad a lo largo de la evaluación. Algunas
de estas técnicas son utilizadas en investigaciones cualitativas como la entrevista semie-
structurada, los grupos focales o la observación participante. Otros métodos se apoyan
en diagramas e información visual compartida, a partir de la cual facilitar la construcción
y el análisis de la información por parte de los mismos participantes. Lo que tienen en
común cualquiera de estos métodos es la participación de las personas en el proceso de
identificación de sus necesidades, comprensión de las oportunidades y decisión acerca
de las acciones necesarias para atender estas demandas.
Este proceso no requiere necesariamente una muestra representativa de par-
ticipantes sino una selección deliberada de los mismos que asegure la diversidad de
puntos de vista; entre estas visiones no pueden dejar de estar incluidos los sectores más
marginales y menos escuchados de la sociedad.
Evaluar participativamente implica entonces una actitud de escucha. Esto quiere
decir que las formas de evaluación tiene que tener necesariamente presentes a los su-
jetos en cuestión, en sus opiniones, en sus actitudes y en el sentido que adquieren las
políticas en la vida cotidiana de los sujetos. Empoderar no es necesariamente transmitir
un discurso en una sola dirección, sino muy por el contrario, dialogar e incorporar de
forma dinámica el sentido que una acción política adquiere en la acción social.
El enfoque metodológico que supone entonces este propósito asume paradigmas
de investigación-acción social diferentes a los necesariamente incorporados cuando fa-
bricamos, construimos e interpretamos datos estadísticos. Requiere por lo pronto otro
posicionamiento desde la perspectiva del que va a recabar el dato. Si bien la palabra
constituye dato, no son las mismas técnicas ni tampoco el mismo enfoque el que se apli-
ca cuando de lo que se trata es de escuchar, observar y sobretodo comprender.

 Naciones Unidas (2006)

— 400 —
Las técnicas utilizadas bajo este enfoque reflejan una aproximación metodológica
cualitativa en función de la cual los individuos son sujetos y no objetos de investigación,
actores que otorgan significado y sentido a sus acciones. Por tanto lo que se busca a
través de estas técnicas es comprensión y actitud de escucha. No se pretende por lo
pronto representación ni generalización estadística en los datos que se recogen. Los da-
tos son palabras –opiniones, ideas verbalizadas, diálogos- y estos no son susceptibles
de cuantificación ni procesamiento estadístico al estilo de los números.
El enfoque que aquí se plantea por lo tanto desarrollará técnicas de investigación
cualitativa para llevar a cabo la evaluación participativa y básicamente se centrará en
las entrevistas semi-estructuradas, los grupos de discusión y la observación participante
como herramientas centrales. La utilización de estas técnicas no quita que, en alguna
fase de la investigación, deba realizarse o sistematizarse datos cuantitativos que en
caso de existir pueden resultar más que útiles a este proceso de evaluación. Estos datos
referirán, en contextos concretos, a determinados resultados en materia de cobertura y
alcance de las políticas formuladas hacia la población adulta mayor. Estas técnicas se-
rán adecuadas al objetivo de la evaluación y a las posibilidades materiales y de recursos
humanos existentes en relación con este objetivo. También referirán a la lógica de mues-
treo teórico relacionadas directamente con lo que se va a evaluar y las distintas partes
interesadas e incluidas en dicha evaluación. Todas estas decisiones están relacionadas
al contexto donde se realizará la evaluación, que refiere básicamente, a la delimitación
empírica de la misma.
La delimitación empírica del proceso a llevar a cabo a la hora de iniciar la evalua-
ción participativa supone, en primer lugar, introducirse en el contexto en el que se va a
realizar la evaluación. Para ello es necesario considerar las siguientes características a
la hora de delimitar empíricamente dicha evaluación:
• situación del país en materia de indicadores demográficos en general y de enve-
jecimiento poblacional y situación de la vejez en particular.
• situación del país en materia de institucionalización de las políticas de vejez: gra-
dos de coordinación nacional, inter-sectorial y desarrollo local de estas políticas
• grado de concentración o dispersión de los servicios de distinta índole (salud,
educación, seguridad social, etc.) dirigidos a los adultos mayores
• nivel de organización de la sociedad civil en general, y de las personas mayores
en particular

En función de las características que presenten los distintos contextos nacionales


el proceso de evaluación adquirirá formatos que se adaptarán a dichos contextos. Los
pasos que siguen –y que detallan las etapas de este proceso- podrán ser adecuados
a las circunstancias específicas dadas por la delimitación empírica del proceso de eva-
luación.
Una vez realizada la delimitación empírica, es decir el lugar concreto donde se
realizará la evaluación y las medidas seleccionadas para realizarla, el proceso de eva-
luación de una política o programa comprende las siguientes etapas:
1) la selección de la política o el programa a evaluar
2) la revisión de los antecedentes de este programa o política
3) la aplicación de la investigación participativa para evaluar el programa escogido
4) la sistematización de resultados como insumos para la reformulación de políticas

— 401 —
La aplicación de la investigación participativa involucra, como dijimos, una serie
de aspectos que se basan en la incorporación de la percepción que tienen las personas
mayores en las políticas o programas que a ellos van dirigidos. Esto supone la destreza
en el manejo de técnicas cualitativas que permitan acceder a la construcción de signifi-
cados y valoraciones que otorgan las personas mayores como sujetos involucrados en
el desarrollo de las políticas o programas. Es en la etapa de seguimiento y evaluación
de una política cuando las personas pueden aumentar en intensidad su participación y
llegar incluso a tomar el control de las actividades del programa. Si bien el procedimiento
formulado aquí aborda la fase de información y consulta, dentro de la etapa de segui-
miento y evaluación de una política, es de esperar que el proceso culmine en una mayor
intensidad de participación a través de la colaboración y toma de decisiones por parte de
los adultos mayores. Para aplicar la investigación participativa, una vez escogido y con-
textualizado la política o el programa a evaluar -que constituye la definición del objetivo
concreto de la evaluación- es importante contemplar las siguientes etapas:
1) delimitación del universo y selección teórica de unidades maestrales
2) definición de técnicas a utilizar
3) elaboración del cronograma del trabajo de campo
4) planificación de los recursos humanos y financieros necesarios

En función de la aplicación de esta evaluación y de la incorporación de sus resul-


tados al mismo proceso participativo se avanzará en la implementación de la Estrategia
Regional así como se unificarán criterios para evaluar dicha implementación. Es la in-
tención ir incorporando de manera creciente a los adultos mayores tanto en la definición
de políticas como en la evaluación de las mismas.

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CEPAL (2004): Estrategia regional de implementación para América Latina y el Caribe del Plan de
Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento. Santiago de Chile.
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de Chile, CEPAL. Naciones Unidas.

— 402 —
Capítulo 5

Fundamentos
psicogerontológicos

Fundamentos y Aportes del Abordaje Psicogerontologico del Envejecimiento

Formacion en Psicogerontologia

La Psicogerontologia en los equipos y servicios de salud


Fundamentos y Aportes del Abordaje Psicogerontologico del
Envejecimiento

Fundamentos epistemológicos
del campo de la Psicogerontología

Graciela Zarebski

Voy a referirme al fundamento epistemológico del campo de la Psicogerontolo-


gía a fin de explicitar cómo concebimos la formación de los Especialistas y Magisters
en Psicogerontología en la Escuela de Gerontología de la Universidad Maimónides de
Buenos Aires.
“El surgimiento del enfoque ´de la Complejidad ´…-desde las primeras décadas
del siglo XX, con mayor intensidad y evidencia en su segundo tercio, hasta la eclosión
como tal del campo que hoy denominamos ´ Teoría o Enfoque de la Complejidad ´ en la
década del 80 de dicho siglo– atestigua cómo su corpus transdisciplinario (conceptual,
metodológico y metódico) de conocimientos se ha ido constituyendo a partir de una u
otra disciplina (por cierto de numerosas de ellas, exactas, naturales, técnicas y sociales)
y, con posterioridad, las ha nutrido con lo elaborado transdisciplinariamente…La com-
prensión de ´redes en red´ ha sido adoptada como ´metáfora central´ por casi todo el
espectro disciplinario” … (Sotolongo Codina; Delgado Díaz, 2006: 3).

 Escuela de Gerontología. Universidad Maimónides. Argentina.


Graciela Zarebski. Doctora en Psicología (UBA). Directora de la Carrera de Postgrado de Espe-
cialización y Maestría en Psicogerontología de la Universidad Maimónides y Directora de la Carrera
de Grado: Licenciatura en Gerontología en esa Universidad. Profesora Titular de la Cátedra de
Gerontología en la Universidad Nacional de Tres de Febrero, Licenciatura en Psicomotricidad. Fue
Profesora Adjunta de la Cátedra “Psicología de la Vejez” de la Facultad de Psicología de la UBA
e Investigadora en esa Casa de Estudios. Presidenta del Primer Congreso Iberoamericano de
Psicogerontología (Buenos Aires, noviembre 2005). Se desempeña en el Programa de Salud para
Adultos Mayores del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Bs. As. como Directora del
“Curso de Gerontología en Atención Primaria” y como organizadora de la Red de Gerontología de
los Hospitales Públicos. zarebski.graciela@maimonides.edu
Ha publicado numerosos artículos en revistas especializadas y es autora de: Lectura Teórico – Có-
mica de la Vejez (1990) y La Vejez ¿es una Caída? (1994), ambas de Editorial Tekné (actualmente,
acceso libre a ambos en: http://weblog.maimonides.edu/gerontologia2007/
Hacia un Buen Envejecer (1999), de Editorial Emecé, re-editado por Edit. Universidad Maimónides
(2005) El Curso de la Vida: Diseño para Armar, Edit. Universidad Maimónides (2005), Padres de
mis hijos ¿Padres de mis padres?, Edit. Paidós (en prensa) y co-compiladora de ¨ Viejos Nuevos
– Nuevos Viejos (2001) de Editorial Tekné.
En el ámbito de las instituciones ha participado en la coordinación docente de los Programas Pre-
ventivos del PAMI (1992 – 1996) y ha coordinado la capacitación de sus profesionales a través de
la Universidad George Washington (USA) (1997 – 1998).

— 405 —
Sólo pude dar el paso de construcción de este espacio de formación, cuando dejé
de pensar exclusivamente en función de los psicólogos y lo pude pensar desde la com-
plejidad del objeto de estudio, gracias a mi pasaje desde la Carrera de Psicología de la
Universidad de Buenos Aires a una Escuela de Gerontología como la que creamos en la
Universidad Maimónides a partir de la iniciativa del Dr. René Knopoff.
Es decir, pasar del recorte que una disciplina, la Psicología, realiza sobre el objeto
de estudio a partir de sus postulados teóricos y herramientas de intervención, a la visión
compleja de este objeto de estudio.
Al decir Escuela hacemos referencia a un Departamento que comprende los dis-
tintos niveles de formación e intervención gerontológica, lo cual hizo propicio este pasaje
desde una concepción monodisciplinaria a una concepción inter y transdisciplinaria de la
salud mental en el envejecimiento.
Me interesa destacar el ámbito institucional del que parte la formación porque
en general lo que vemos en distintas latitudes, es la resistencia desde las instituciones,
sean universidades o ámbitos de salud, a abrir espacios que den lugar a la creatividad
inter y transdisciplinaria, por lo que la sede desde la que se dictan los programas de
formación tiñe la orientación que adoptan: si provienen de Escuelas de Medicina serán
más psicogeriátricas, si provienen de Áreas de Humanidades, serán más psicogeronto-
lógicas.
Hago referencia, entonces, a la Escuela de Gerontología porque fue el marco
adecuado para poder partir de una definición de la Gerontología como campo interdisci-
plinario abarcativo de todo abordaje del envejecimiento.
Pienso que, como primer paso para poder delimitar especialidades se hizo ne-
cesario jerarquizar al campo de la Gerontología en su verdadera dimensión, campo
que considero - y lo vengo planteando desde la década de los 90 (Zarebski, G. 1999)
- estaba devaluado en su definición. ¿Por qué? Porque se lo recortaba – y se lo sigue
haciendo – de dos modos:
1) Haciéndolo sinónimo de la Gerontología Social: si a la Geriatría se la
pensaba como el estudio y abordaje de los procesos biológicos del envejecimiento, se
consideraba que, para pasar a la interdisciplina, bastaba sumarle a la Geriatría la Ge-
rontología como aporte de las cuestiones referidas al contexto familiar, ambiental, eco-
nómico, etc.
Teníamos así Geriatría más Gerontología (Social) – por eso muchos médicos se
presentan como geriatras y gerontólogos – causas biológicas más causas sociales des-
de un enfoque dualista con el cual también solían armarse los servicios y los programas
en Congresos, Cursos e Instituciones (Gerencia Social y Gerencia Médica del PAMI,
por ejemplo). Este modelo refleja también las creencias vulgares acerca del tema: los
viejos estarían afectados básicamente por las condiciones sociales y por las condiciones
biológicas del envejecimiento.
¿Dónde estaba la Psicogerontología en este enfoque simplista? La encontrába-
mos repartida: un poco en la Geriatría, desde el aporte de los psicogeriatras,

— 406 —
y un poco en la Gerontología Social, cuando se alude o se investigan los aspectos
ambientales, psicosociales, del envejecimiento. En esta concepción epistemológica de
sumatorias, los especialistas eran los psicogeriatras, con un enfoque biologista hege-
mónico.
2) El segundo modo de recortar a la Gerontología, complementario del
anterior, era haciéndola sinónimo del estudio del envejecimiento normal y abordaje pre-
ventivo, diferenciada de la Geriatría como estudio del envejecimiento patológico y el
abordaje clínico.
Desde este recorte, la Psicogerontología comienza a tener lugar como comple-
mento de la Psicogeriatría, para ocuparse sólo de la tarea preventiva, a cargo de todo
profesional no médico.

Debemos destacar, además, el mal que esto hace a la Geriatría misma, si no


incorpora en la formación de los geriatras y psicogeriatras las herramientas para la tarea
preventiva en equipos interdisciplinarios.
¿Qué consecuencias arroja esto en la práctica? Si revisamos qué se está in-
vestigando y presentando en Congresos, veremos que sigue habiendo un predominio
de estudios biológicos acerca de depresiones y demencias, en especial el Alzheimer,
y cuando se estudian los factores de riesgo para estas patologías desde una mirada
preventiva, la indagación queda en los aspectos manifiestos acerca del ambiente o la
calidad de vida, temas que profundicé en mi conferencia inaugural.
Todavía sigue sin aparecer el sujeto envejeciente y cómo éste va construyendo a
lo largo de su historia particular su envejecimiento, incluyendo cómo trata a su cuerpo y
cómo arma su entorno. Es decir, como sujeto pro-activo.
Vemos así que, a partir de una concepción simplista del envejecimiento, asentada
en un paradigma positivista de las ciencias, arribábamos al estudio del envejecimiento
en general y la salud mental en particular, fuertemente biomedicalizado, desestimando
el alcance del trabajo interdisciplinario en Gerontología y su pre-requisito: el vínculo
horizontal entre las ciencias.
“Michel Foucault ha argumentado extensamente acerca del poder disciplinario,
ese usufructo…de las desiguales-circunstancias-en-favor-de-algunos (los especialistas
de una u otra disciplina) y en-desfavor-de-otros (los no pertenecientes a las mismas),
que ha caracterizado, y sigue caracterizando, al ejercicio de los saberes disciplinarios.
Posiblemente todos hemos sentido, en una u otra ocasión, lo difícil que se torna ser
aceptado por los ´ expertos ´ especializados en una u otra disciplina cuando no se proce-
de de la misma y se intenta vincularse con ella. Tales conformaciones (prácticas) de sa-

— 407 —
ber-poder-disciplinario han sido – y lo son aún – uno de los principales obstáculos para el
diálogo multi, inter y transdisciplinario” … (Sotolongo Codina; Delgado Díaz, 2006: 5).
El filósofo Edgar Morin (Morin, E., 2004: 2), uno de los impulsores de la Epis-
temología de la Complejidad, dice - citando a David Bohm - que ¨ las leyes físicas pri-
marias jamás serán descubiertas por una ciencia que intenta fragmentar el mundo en
sus constituyentes.¨ ¨ No reduciremos los fenómenos antroposociales a los fenómenos
biológicos, ni éstos a las interacciones físico-químicas ¨.
Se trata entonces, de no reducir el espíritu al cerebro, ni el cerebro al espíritu, de
entender la ´endo-exo´ causalidad, la recursividad, es decir, cómo uno coproduce al otro.
Si el producto es al mismo tiempo el productor, deberemos estudiar cómo lo ´endo-exo´
fue armando el curso de la vida particular en interacción con el medio ambiente.
En la medida en que fuimos entendiendo que en la trama de la vida no hay fron-
teras disciplinarias y que los procesos biológicos se van construyendo entramados con
procesos sociales y subjetivos y que un envejeciente no es ni un organismo que se
deteriora, ni un sujeto de deseos atemporales, ni un jubilado del sistema social, sino que
es todo eso interrelacionadamente, y a la vez mucho más que eso, y que se torna impo-
sible y estéril estudiar por un lado la patología y por otro, la normalidad y la prevención,
pudimos comenzar a verlo como objeto de estudio complejo que, para ser entendido,
plantea dos requisitos: especialización e interdisciplina. Interdisciplina hacia adentro y
hacia fuera: en lo endo psico y en lo exo bio-social.
Porque además entendimos que cada una de las regiones epistemológicas (bio-
psico-social) de esta región amplia que es la Gerontología, es en sí un objeto de estudio
complejo que requiere un abordaje interdisciplinario, porque cada una de las disciplinas
se ocupa de procesos normales y patológicos desde su área específica y abordajes
clínicos y preventivos desde múltiples miradas y herramientas de intervención a cargo
de distintos especialistas - en vínculos horizontales - geriatras y psicogeriatras incluidos
a la par.

A partir de esta reformulación de la Gerontología como campo interdisciplinario


- que, de paso, ya no es el estudio de los gerontes, de la vejez, sino del envejecimiento
como proceso, lo cual nos lleva a re-definirla como Ciencias del Envejecimiento y a
incorporar fuertemente a la mediana edad en ella - podremos ir delimitando cómo ubica-
mos y pensamos a la Psicogerontología.
Psicogerontología no es psicología de la vejez, en primer lugar porque la psico-
logía de la vejez no existe, hablamos de psicología del envejecimiento, pero, además,

— 408 —
porque la Psicogerontología no se reduce sólo a eso, ni es sólo lo que hacen los psicó-
logos, éstos no son los únicos psicogerontólogos, así como los asistentes sociales no
son los únicos expertos en gerontología social, ni los geriatras los únicos expertos en
biogerontología.
Hoy en día tenemos una evidencia rotunda de que ésta es la última y la de más
reciente desarrollo entre las áreas de la Gerontología, en la cual se venía sosteniendo
confundida dentro de la Biogerontología y de la Gerontología Social. En el buscador
Google había hasta hace unos días 3.160.000 referencias a Geriatría: 760.000 referen-
cias a Gerontología Social y 36.100 referencias a Psicogerontología, mientras que en
el Primer Congreso eran 23.300, lo cual registra un aumento, en estos dos años, de un
50 %.
Como área diferenciada, representa hoy un nudo de convergencia de diversos
desarrollos actuales en la salud mental: desde el psicoanálisis a la teoría cognitiva,
pasando por el enfoque de las neurociencias, con los avances psiconeuroinmunoendó-
crinos, constituyendo, el logro de las interrelaciones, un desafío cotidiano en nuestros
afanes investigativos. Debemos preguntarnos y bregar por la posibilidad de articulación
entre disciplinas, entre prevención y asistencia, entre teorías diversas.
Deberemos encontrar las correspondencias estructurales entre todas ellas, todas
son articulables, cada una aporta su óptica específica: los aspectos dinámicos en su
interrelación con los neuro-cognitivos, con el sistema familiar y social que el sujeto cons-
truye y desde el que es construido.
Sin embargo, éste no es el panorama que prevalece hoy en día en el estudio de la
salud mental en el envejecer. Seguramente en coincidencia con lo que sucede en todo el
campo ´ psi ´, se realizan eventos científicos y producciones acerca del psicoanálisis de
la vejez, separados de los concernientes a los trastornos cognitivos y de los referidos a
las patologías y sus abordajes farmacológicos, con lo cual la ciencia sigue perdiendo la
oportunidad de entender al sujeto que envejece en su complejidad.
De igual modo, los pocos programas que encontramos en este campo en otras
latitudes, descartan el Psicoanálisis como teoría válida o desde ella, descartan a otras.
Mientras tanto, el avance de las neurociencias – lo vemos por ejemplo en los desarro-
llos del neurólogo norteamericano Eric Kandel, Premio Nóbel de Medicina 1999 - viene
demostrando la validez de los postulados freudianos y la posibilidad de interrelacionar,
como lo está posibilitando el enfoque de la Tercera Tópica, al Psicoanálisis con las neu-
rociencias y los distintos tipos de memorias, más el enfoque psico-neuro-inmuno-endó-
crino que muestra la red de vínculos internos y externos que nos hacen vivir sanos o
enfermarnos en el envejecer.
La concepción psicogerontológica desde la complejidad se propone no fragmen-
tar, entender el proceso en el tiempo, en su historicidad. Nos vemos confrontados a
una doble temporalidad, al decir de E. Morin (Morin, E., 2004): el envejecimiento como
historizante y diversificante, y como corrupción y dispersión. Eros y Tánatos operando
en el tiempo de autoproducción de sí, en un proceso de complejización creciente y de
desorganización creciente en el que aparecen ligadas la repetición, el progreso, la de-
cadencia.
Si la complejidad es un tejido (complexus: lo que está tejido en su conjunto) de
constituyentes heterogéneos inseparablemente asociados (Morin, E., 1997), somos ¨te-

— 409 —
jidos¨ que andan, al decir de Eduardo Galeano: red PsicoNeuroInmunoEndócrina, red
neuronal y red de lenguaje, con redes de vínculos, en el vector temporal de la historia, en
continua transformación, de modo tal que el sujeto ya no es ése que limita su piel. Su men-
te y su ser están en un espacio virtual, en el entretejido dinámico, siempre cambiante.
Para poder entender cómo se va armando una demencia, un envejecimiento pa-
tológico o normal, situaciones de maltrato, lo deberemos hacer desde este entramado,
no lo entenderemos nunca estudiando por separado las neuronas o el contexto cultural
y familiar o la herencia genética o la personalidad previa o los esquemas cognitivos.
De tal modo que, a partir de este paradigma complejo del sujeto humano y su envejeci-
miento, arribaremos a una definición del envejecimiento normal que no tendrá que ver
tan sólo con que el sujeto logre ser longevo, satisfecho de su vida, con ´ éxito ´ y logros
renovados, sino incorporando además la perspectiva de su contexto de vínculos. Que
su longevidad haga feliz a otros, que también sean normales los intercambios, el dar y
el recibir
Si éste es el contexto psico-bio-socio-cultural que el equipo psicogerontológico se
propone favorecer y estimular, en síntesis: un yo complejo que esté en condiciones de
de- sarrollar resiliencia frente a los avatares del envejecer, deberemos entender enton-
ces al desencadenamiento de las patologías mentales por el paso del tiempo como el
fracaso en la construcción de este modelo de subjetividad y de intercambio vincular.
Las intervenciones diagnósticas y terapéuticas – farmacológicas o no – deberían
partir de esta consideración compleja del envejecimiento a fin de actuar con mayor luci-
dez y evitar iatrogenias.
A partir de estas consideraciones que fundamentan cómo concebimos la forma-
ción de los psicogerontólogos, quiero destacar algunos ejes que caracterizan la carrera
(Zarebski, G. 2002):
• Un paso importante en la tarea formadora del psicogerontólogo, fue la de incorpo-
rar a la currícula la conceptualización de los mecanismos psíquicos que llevan a
un envejecimiento normal – incluyendo los factores de riesgo psíquico que llevan
a un mal envejecer - y cuál es el aporte que realizan a este proceso los empren-
dimientos preventivos y recreativos.
• El contar con un eje organizador desde el psiquismo - la modalidad del narcisismo
y el armado de la propia identidad a lo largo del curso de la vida - para explicar
los avatares del envejecer subjetivo, sus continuidades y sus rupturas, es lo que
permite desarrollar un campo de conocimientos netamente diferenciado del social
y biológico en Gerontología, a la vez que actúa como articulador de los distintos
contenidos de la Carrera que hacen al envejecimiento normal y patológico y sus
diferentes abordajes: trabajo anticipado acerca del propio envejecimiento, el uso
del tiempo libre y las posibilidades de aprendizaje en la vejez, las descompen-
saciones ante los temas que instala el paso del tiempo - la viudez, la jubilación,
duelos diversos, modificaciones corporales - modalidades normal y patológica de
asumir la sexualidad y la abuelidad, cuadros psicopatológicos, enfoque psicoso-
mático e incluso predisposición psíquica a las dementizaciones y a todos los mo-

 “Quien escribe, teje. Al fin y al cabo, texto viene del latín textum, que significa tejido. Con hilos de
palabras vamos diciendo, con hilos de tiempo vamos viviendo: los textos son, como nosotros, tejidos
que andan.” Tejidos. Eduardo Galeano.

— 410 —
dos siniestros de irrupción de la vejez, netamente diferenciados de los mecanis-
mos psíquicos que permiten el armado de un modo normal de envejecimiento.
• La Carrera se nutre de los aportes de las distintas disciplinas y de sus campos de
aplicación: las técnicas de multiestimulación, los talleres de memoria, de trabajo
corporal, musicoterapéuticos, los procesos de aprendizaje en la vejez, los grupos
de reflexión y terapéuticos, el abordaje de la pareja y la familia del viejo, el proceso
psicodiagnóstico y psicoterapéutico, las terapias psicofarmacológicas, la técnica
de gestión o administración del caso como herramienta para el psicogerontólogo,
articuladora de la atención del sujeto a través del equipo, las instituciones y las
redes comunitarias, etc.
• La determinación de los temas y la constitución del equipo docente fue y sigue
siendo un proceso dinámico que se asienta en la evaluación de los resultados
que nos devuelven las prácticas de alumnos y egresados y sus producciones
teóricas, lo cual es indicativo de que la carrera se va armando en el diálogo do-
centes – alumnos, ya que pretendemos que no quede anquilosada en un formato
impuesto e inamovible si pensamos que, al mismo tiempo que formamos profe-
sionales, estamos construyendo nuestro modo de concebir el campo científico.
• El mismo carácter interdisciplinario de los alumnos constituye un estímulo per-
manente para una posición abierta a la interdisciplina y la transdisciplina, como
superadores del trabajo multidisciplinario.
• Por otra parte, el atravesamiento por los diversos contenidos de la carrera somete
a los cursantes a una revisión personal constante del propio proceso de enveje-
cimiento, lo cual constituye un requisito imprescindible para quien se ocupa o se
va a ocupar de escuchar y ayudar a resolver estas cuestiones en otros. Es por
esto que desde el comienzo de la cursada se enfrenta el alumno a un cuestionario
que le lleva a reflexionar acerca de cómo trabaja anticipadamente su propia vejez,
lo cual promueve en algunos, a lo largo de la formación, importantes efectos de
transformación subjetiva y de auto cuestionamiento, condiciones psíquicas éstas
que caracterizan un envejecimiento normal. Estamos implicados como sujetos en
el saber acerca del envejecimiento: sujetos al paso del tiempo y a la muerte.

Vamos acercándonos así a la comprensión de ese Tejido, hecho con hilos de


tiempo y de palabras que, según Galeano, van armando nuestro transcurso vital. Si los
seres humanos son un entramado, ´ tejidos que andan ´, deberemos aprender a ser
buenos tejedores, ´ entramarnos ´ con el equipo a fin de poder seguir el movimiento
complejo de cada trama en particular.
Finalmente, como propuesta formativa ante la construcción de futuro a la que
invoca este Congreso, quiero citar estas palabras (Díaz Gómez, A. 2006: 8-9): ¨ …incidir
desde la formación de las nuevas generaciones en cuanto éstas se ubican ante nuevas
sensibilidades sociales, contextos vitales, horizontes teóricos, perspectivas políticas y
éticas, para responder al tiempo presente, al día de hoy; reconocer puntos teóricos de
referencia tanto desde las humanidades como desde las otras disciplinas que las funda-
mentan y complementan, pero no en calidad de universales, menos aún de absolutos,
dogmas o recetas; desarrollar nuestros propios procesos de pensamiento y creatividad
radical para significar la realidad que nos corresponde vivir y, con ello, las opciones
de intervención que nos sean pertinentes; y dotar de nuevos sentidos los procesos de
acompañamiento que realizamos desde los escenarios formativos de la educación su-
perior.¨

— 411 —
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Zarebski, G. (1999): Psicogerontología y Cuando la Teoría Reafirma el Prejuicio. En: Hacia un Buen
Envejecer, Bs. As.: Emecé – Planeta, Re-edic. Univ. Maimónides, 2005.
Zarebski, G. (2002): ¿Por qué una Especialización en Psicogerontología? En: Rev.Psico- Logos,
Tucumán: Publ. Univ. Nac. de Tucumán.

— 412 —
Fundamentos y Aportes del Abordaje Psicogerontologico del
Envejecimiento

O entrelaçamento de dimensões na explicação


de ser velho. A interdisciplinaridade na
gerontologia

Elisabeth F. Mercadante y Flamínia M. M. Lodovici

O presente trabalho, a partir das perspectivas antropológicas de Geertz, C., filo-


sófico-antropológica de Morin, E. e filosófica de Beauvoir, contribui no sentido de possi-
bilitar análises sustentadas em categorias, conceitos e percurso metodológico que am-
pliem o aprofundamento da discussão sobre a velhice.
Aparecem como de fundamental importância para esta reflexão sobre a velhice,
os estudos feitos pela antropologia sobre as questões da natureza e da cultura, sobre as
suas relações nas diferentes sociedades e como especialmente no caso da velhice as
relações entre o natural e o cultural ocorrem. A velhice e ao mesmo tempo natural e cul-
tural. É natural e, portanto, universal se apreendida como um fenômeno biológico, mas
é também imediatamente um fato cultural na medida em que é revestida de conteúdos
simbólicos, evidenciando formas diversas de ação e representação.
Assim, foi pelo estudo da antropologia, pela análise da cultura, que vimos como
um corpo biológico pode envelhecer das mais variadas formas, tendo em vista as dife-
renças socioculturais.
Em conseqüência, certamente também foram importantes para a compreensão
sobre a velhice e o envelhecimento, o estudo das várias pesquisas antropológicas sobre
as outras sociedades – sociedades simples – que chamaram a atenção sobre as formas
distintas que as diversas sociedades humanas utilizam para produzir a vida e na elabo-
ração das diferentes periodizações revelam não somente outros significados e outras ló-
gicas culturais que orientam as classificações dos vários períodos da vida, mas também
explicitam as várias formas e representação dos indivíduos nas diferentes culturas.
A reflexão filosófica de Simone de Beauvoir também nos orientou teoricamente
para a compreensão da velhice como um fenômeno biológico e cultural e, mais do que
isso, para o entendimento da velhice como uma totalidade bio-sócio-cultural. Na conce-
pção de Beauvoir, a velhice é uma totalidade complexa, e é impossível se ter uma com-
preensão da mesma a partir de uma descrição analítica de seus diversos aspectos.

 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC-SP). Programa de Estudos Pós-Graduados


em Gerontologia. flalodo@terra.com.br, elisabethmercadante@uol.com.br

— 413 —
Cada um dos aspectos reage sobre todos os outros e, é somente a partir da
análise do movimento indefinido da circularidade relacional dos vários elementos que se
pode apreender da velhice.
As reflexões de Beauvoir e aquelas dos estudos antropológicos colocaram-nos
frente às possibilidades de envelhecer não só tendo como pano de fundo as outras
sociedades – sociedades simples –, mas também, internamente, a própria sociedade
complexa. Foram essas reflexões que nos levaram a entender e considerar que não
existe uma só e única forma para ser velho, mas várias e diferentes que levam em conta,
dentre os muitos aspectos, questões relativas ao gênero, à etnia, à classe social.
Assim, realizar uma análise sobre o que é a velhice exige um novo olhar, olhar
não determinista, olhar que leve em conta as dimensões social, cultural, psicológica e
biológica, a interação constante das mesmas para uma explicação mais consistente
sobre a questão da velhice.
Quando apontamos para a importância de uma análise que leve em conta di-
mensões, estamos chamando a atenção para uma outra visão que não leva em conta
“dimensões”, mas “níveis” superpostos. A análise dos “níveis” ou “estratigráfica” se apoia
em uma visão de homem como um animal hierarquicamente estratificado, no dizer de
Geertz, C. (1978),

“uma espécie de depósito evolutivo, em cuja definição cada nível – orgâ-


nico, psicológico, social e cultural tinha um lugar designado e incontestável. Para
ver o que ele realmente era, tínhamos que suportar os achados das várias ciên-
cias relevantes – antropolgia, sociologia, psicologia, biologia”. (p. 50).

Assim, levando em conta a crítica de Geertz, devemos superar a visão “...‘estra-


tigráfica’ das relações entre os fatores biológico, psicológico, social e cultural na vida
humana” (1978: 49), onde cada um desses fatores aparece como um nível que se su-
perpõe a um outro em uma hierarquia, vindo do sociocultural para o psicológico, e deste
para o biológico, este último sendo entendido como o mais explicativo. Essa construção
em níveis chama a atenção para a metáfora que o autor aí visualiza: a de uma cebola,
em que
“retiram-se as variegadas formas de cultura e se encontram as regularidades
estruturais e funcionais da organização social. Descascam-se estas [camadas]...,
por sua vez, e se encontram debaixo os fatores psicológicos – as necessidades
básicas ou o-que-tem-você – que as suportam e as tornam possíveis. Retiram-se
os fatores psicológicos e surgem então os fundamentos biológicos – anatômicos
fisiológicos, neurológicos – de todo o edifício da vida humana” (p. 49).

Dessa maneira, explicar o que é “ser velho” na perspectiva estratigráfica é, se-


gundo o autor, reduzir uma pessoa ao nível mais profundo explicativo, que é entendido
como sendo biológico. Em uma perspectiva antropológica culturalista, aproximada à
contemporânea reflexão sobre o que é ser idoso realizada no campo da linguagem, os
fatores psicológicos, socioculturais e biológicos não deixam de ser considerados fatores
fundantes do ser, mas se entendidos como um entrelaçamento de dimensões e não
como uma superposição de níveis.
A análise em geral que se faz da velhice, apoiada na biologia, leva em conta os
sinais que se apresentam no corpo. Uma prática freqüente é a de associá-la à decrepi-
tude, fragilidade, lentidão física e mental. Essa lógica associativa gera referenciais ne-

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gativos que afetam e deturpam a imagem do idoso perante os outros segmentos sociais
e perante a si próprio. A partir desse ponto tem-se que:
“O corpo por si só não revela como atributo a velhice, mas uma vez que ela
como estigma se instala no corpo, ela passa a inquietar o idoso. Certamente, a
inquietação é decorrente de uma avaliação também estigmatizada e, assim uma
abominação do velho diante do seu próprio corpo. A visão de um corpo imperfeito
– em declínio, enfraquecido, enrugado, etc. – não avalia só o corpo, mas sugere
imediatamente ampliar-se para além do corpo, sobre a personalidade, o papel
social, econômico e cultural do idoso”. (Mercadante. E., 2005: 32).

Dessa forma, se a velhice se instala no corpo, ele mesmo é insuficiente para falar
sobre essa fase da vida que ao lado da dimensão orgânica aponta para a velhice como
sendo uma construção social, tanto quanto a infância, a juventude e a idade adulta.
Em outros termos, ressaltamos que entender a velhice fundamentada na variação
do corpo, do organismo biológico é uma primeira aproximação para o entendimento da
questão. Ficar só com ela, tem-se uma explicação parcial e, portanto, simples. Dessa
forma, levar em conta somente características físico-biológicas é dar a elas uma subs-
tância que passa a ser prioritária para defini-la.
A compreensão dessa análise como simples e parcial, fundamenta-se na pers-
pectiva da complexidade como proposta por Edgar Morin. Assim sendo, não há como
discordar desse autor, quando, ao tecer críticas sobre como o nosso pensamento é
constituído, explica:
Aprendemos muito bem a separar. Separamos um objeto de seu ambiente,
isolamos um objeto em relação ao observador que observa. Nosso pensamento
é disjuntivo e, além disso redutor: buscamos a explicação de um todo através da
constituição de sua partes. Queremos eliminar o problema da complexidade. Este
é um obstáculo profundo, pois obedece à fixação de uma forma de pensamento
que se impõe em nossa mente desde a infância que se desenvolve na escola, na
universidade e se incrusta na especialização: e o mundo dos experts e dos espe-
cialistas maneja cada vez mais nossas sociedades. (Morin, 1996: 275)

O pensamento redutor, disjuntivo, e, portanto, parcial não analisa de forma ampla


e profunda a velhice que se mostra como um fenômeno multifacetado em que ao lado
dos fatores biológicos, temos também as diversas situações socioculturais e históricas
constitutivas desde mesmo fenômeno. A diversidade sociocultural indica a existência de
uma pluralidade de formas de viver a vida pelos assim denominados velhos.
A análise da diversidade evidencia relações desiguais, formas diferenciadas de
comportamento que ocorrem nas classes sociais, no interior dos vários grupos sociais
em que há a presença do segmento idoso. A diversidade investigada e analisada revela
a heterogeneidade da velhice, evidenciando-a como uma situação complexa.
A perspectiva da complexidade apontada por Morin, leva para a compreensão da
totalidade não somente como a soma das partes, mas mais do que isso. Morin (1996, p.
280) argumenta que: “A idéia que destrói toda tentativa reducionista de explicação é que
o todo tem uma quantidade de prioridades e qualidades que não têm as partes quando
estão separada.”

Em outro trecho, Morin (1996) explica:

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O todo, portanto, é mais que a soma das partes. Mas, ao mesmo tempo,
é menor que a soma das partes, porque a organização de um todo impõe cons-
truções e inibições às partes que o formam, que já não tem tal liberdade. (p. 280).

Pensar a velhice como uma totalidade de forma simples é pensar como um es-
pecialista, que pesquisa as partes constitutivas do todo como possível de serem anali-
sadas separadamente.

Referências Bibliográficas
BEAUVOIR, S. A velhice: Rio de Janeiro: Nova Fronteira, 1990.
GEERTZ, C. A.: interpretação das culturas. Rio de Janeiro: Zahar, 1978.
GOFFMAN, E.: Estigma: notas sobre a manipulação da identidade deteriorada. Rio de Janeiro:
Zahar, 1975.
MORIN, E.: Epistemologia da complexidade. In: SCHINITMAN, D. F. (org.). Novos paradigmas,
cultura e subjetividade. Porto Alegre: Artes Médicas, 1996.

— 416 —
Formacion en Psicogerontologia

Tecnicatura en psicogerontología.
Formación de recursos humanos. Abordaje
interdisciplinario en salud mental.

Segalle, Mirta; Puglisi, Alejandra; Cosenza, Mónica; Cabrol, Daniela

Resumen
El presente trabajo surge de la necesidad de transmitir nuestra experiencia en
la Tecnicatura de Psicogerontología, la misma se dicta en la Universidad Autónoma de
Entre Ríos desde el año 2002 hasta el presente. Al ser la longevidad una realidad ya ins-
talada y al no contarse con recursos humanos especializados, este ámbito académico
posibilita la investigación en esta área. La formación de Técnicos en Psicogerontología
apunta a una eficaz intervención en la prevención y promoción en Salud Mental de los
adultos mayores, atendiendo a la demanda social de la población y a la inserción laboral
de los mismos en equipos de Salud Interdisciplinarios.
La tecnicatura, título de pregrado, se dicta con modalidad teórico-práctica en for-
ma anual y, actualmente han egresado cuatro cohortes de técnicos. La ausencia de
políticas en Salud y en particular en Prevención y Promoción de la Salud Mental en la
vejez en nuestra provincia, la especificidad de este nuevo campo de formación y los
prejuicios acerca de las problemáticas que atraviesan a este grupo etario, dificulta la
inserción laboral de los técnicos. Por lo expuesto el equipo docente propone la creación
de un espacio de ateneo clínico para la actualización y supervisión de los egresados
con el propósito de fortalecer la inserción de los mismos en el ámbito laboral. Teniendo
esta inserción un impacto concreto en la cátedra y contribuyendo así con los estudios
investigativos en la temática.

Palabras Clave: Tecnicatura, Psicogerontología, Salud Mental, Interdisciplina.

 Universidad Autónoma de Entre Ríos. Argentina. msegalle@hotmail.com


 Universidad Autónoma de Entre Ríos. Argentina.
Alejandra, Puglisi. Lic. en Psicología de la Universidad de Buenos Aires. Egresada de la Residencia
Interdisciplinaria de Salud Mental de la Provincia de Entre Ríos. Jefa de Trabajos Prácticos de la
Tecnicatura en Psicogerontología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos. Psicóloga del hospital
de Día Geriátrico Dr. Pascual Palma. Integrante de Asamblea Psicoanalítica. Autora del artículo
“Jubilación ¿acompañar el trabajo de duelo? Publicado en la Revista Vilcabamba del Departamento
de la mediana y tercera edad de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional
de Entre Ríos año 2006. pugliale@hotmail.com
 Universidad Autónoma de Entre Ríos. Argentina. cosenza435@hotmail.com
 Universidad Autónoma de Entre Ríos. Argentina. dcabrol@arnet.com.ar

— 417 —
Escribir un trabajo sobre una experiencia de la que se es protagonista, formali-
zándola en un escrito, para que cobre una nueva forma, y así trasmitirla a otros. De esto
se trata.
La Tecnicatura en Psicogerontología se dicta en la Universidad Autónoma de
Entre Ríos desde el año 2002. Es una carrera de pre-grado de tres años de duración
que comparte lo que se denomina espacio común (tres materias) y espacio de forma-
ción específica (diez materias) con la Licenciatura en Psicología. Además cuenta con
dos Seminarios de formación que se articulan para dar cuenta de lo específico de ésta
Tecnicatura, el Seminario en Psicogerontología (anual) y el Seminario de Grupos, Orga-
nizacional e Instituciones (cuatrimestral).
El Seminario en Psicogerontología se propone a partir de la articulación de la teo-
ría y la práctica, conceptualizar y abordar las diversas temáticas del sujeto envejeciente,
las de su grupo familiar y las de aquellos espacios comunitarios en los cuales el mismo
está inserto.
La práctica profesional se realiza en Centros de Salud y en Centros de Jubilados,
a partir del segundo cuatrimestre con supervisión del Equipo Docente.
La Tecnicatura pretende satisfacer las crecientes demandas en cuanto a la forma-
ción de profesionales en ésta área, atendiendo a la problemática específica de un sector
de ésta población.
La formación alcanzada a nivel de la Tecnicatura otorga competencia para: par-
ticipar en Equipos Interdisciplinarios en la prevención y promoción de la Salud Mental
de los adultos mayores, realizar tareas de acompañamiento de sujetos envejecientes,
desarrollar estrategias para posibilitar una vejez activa y elaborar programas e investigar
en el campo de la Psicogerontología.
Dada la complejidad de la temática, consideramos imprescindible el abordaje in-
terdisciplinario de la misma.
“La Psicogerontología no es una nueva disciplina. Es un campo interdisciplinario,
dentro del campo interdisciplinario más amplio de la Gerontología. En la interrelación
nos enriquecemos todos, en la medida en que nos sostenemos en una concepción com-
partida acerca del sujeto envejeciente, condición básica para la interdisciplina” (Zarebs-
ki, 1999: Pág.)
En este sentido la Psicogerontología, como campo interdisciplinario nos convoca
a trabajar con las dificultades que se nos presentan en el encuentro con otro y su dis-
curso. Desde ésta concepción y frente a la necesidad de contar con otros se hace indis-
pensable la formación de Equipos en los que la conjunción entre los diferentes saberes,
cuestione la propia práctica, permita ver sus límites e imposibilidades y genere un salto
cualitativo en relación a la problemática.
En esta modalidad de trabajo que se presenta en el seno de los Equipos de Sa-
lud, los Técnicos aportan los conocimientos acerca de las particularidades de la Salud
Mental en el proceso de envejecimiento.
Según la definición de la O.M.S. la Salud es un estado de bienestar bio-psico-so-
cial, en tanto ésta constituye un bien producto de la interacción de varios factores.
La misma es el resultado de las formas de organización social de la producción,
las que generan grandes desigualdades en los niveles de vida, esgrimiéndose en con-
dicionantes de la inclusión social. Es a la vez causa y consecuencia de otros factores:
como la educación, la vivienda, la distribución de ingresos o desarrollo económico.

— 418 —
Con esta visión se deja atrás aquel modelo hegemónico en el cual, la salud signi-
ficaba “curar la enfermedad” y donde los únicos actores surgían de la relación medico-
paciente, por lo que abordar la temática implica adoptar un enfoque intersectorial.
Siguiendo esta misma línea argumental, se puede analizar el concepto de “Salud
Mental“, como lo plantea Emiliano Galende “como un sector de la práctica social com-
plejo y contradictorio, cuya función es transformar ciertos malestares de la vida social
en problemas de salud mental, para proveer soluciones técnicas”. (E. Galende, 1994:
Pág.211) Concepto que restituye la complejidad contenida en el sufrimiento mental y
posibilita la inclusión de otros saberes en el abordaje de estos problemas.
El eje central de tal transformación consistiría en devolver a los sujetos un mayor
protagonismo en los procesos de reparación hacia un estado deseable de bienestar
mental.
Sin olvidar, que la salud mental no es una cuestión que atañe exclusivamente al
individuo sino que se debe pensar como el producto de la interacción con su comuni-
dad, o sea en el conjunto de sus relaciones familiares, grupales y sociales en sentido
amplio.
Todas estas cuestiones parten de poder pensar que la demanda se ha modificado
y ampliado como consecuencia de la magnitud que tiene la problemática de los exclui-
dos y los riesgos derivados de esta situación.
Los conceptos actuales en prevención primaria indican que el mayor esfuerzo
debe estar dirigido a la prevención de riesgos y a la promoción de las acciones que
hacen posible la salud.
Según Emiliano Galende “Se trata de generar las condiciones adecuadas para
que la integración social permita la elaboración colectiva de las cuestiones que sus-
cita la vida del conjunto, posibilitando la construcción de lazos de solidaridad, lo cual
potencia recursos psíquicos de contención y elaboración de los problemas comunes.”
(E.Galende, 1994: Pág. 303)
En este sentido pensamos al adulto mayor como integrante e integrado en éste
conjunto social.
Desde el seminario también nos proponemos un cambio profundo en la mirada
hacia los adultos mayores, tal como lo muestran en la actualidad “los movimientos aso-
ciativos” (Iacub, 2001: Pág. 171) cambios en la representación social y subjetiva de la
vejez, cambios en la imagen de vejez que habíamos internalizado.
Sujetos envejeciendo, construyéndose en una nueva identidad, sin rupturas ni
crisis, con continuidad, con sus nuevos o viejos deseos, con proyectos que le permiten
encontrar lugares distintos o habituales, con bienestar y placer.
Momento de la vida donde se puedan, creativamente, inventar y reinventarse,
sentir y sentirse desde los otros y con otros.
Un sujeto pro-activo que se apropie de su tiempo, tiempo que no solo se relaciona
con lo cronológico sino que da cuenta de un ser que se constituye a partir de una serie
de variables. Nos remitimos a las “series complementarias” en las cuáles interactúan la
disposición constitucional, las experiencias infantiles y los sucesos accidentales traumá-
ticos del adulto; determinantes que harán del sujeto alguien único, particular. En éste
sentido se puede hablar del envejecimiento como diferencial o de vejeces.
Esta concepción se asienta en un modelo de pensamiento acerca del sujeto en-
vejeciente que reconoce su carácter complejo y apunta a rescatar el protagonismo en la
construcción de su destino en el envejecer.

— 419 —
Se considera así necesaria una formación que posibilite el encuentro con las
temáticas del adulto mayor, que incluya el eje de la subjetividad y que habilite la interac-
ción-producción del lazo social.
En Entre Ríos existe una población mayor de 65 años que alcanza una cifra que
supera las 109.000 personas, un 9, 5% total de la provincia.
Según el Proyecto de Extensión “Llegar a viejo” de la Facultad de Trabajo Social
de la Universidad Nacional de Entre Ríos, un 25% (25.000 personas) no cuentan con
ningún tipo de ingreso y si lo tienen son escasos; otro 20% no cuenta con obra social y
tampoco tienen una nutrición acorde y no acceden a una buena atención y prevención
de la salud.
Atendiendo a esta realidad, y siendo pocas las Instituciones que se hacen cargo
de esta problemática la Universidad Autónoma de Entre Ríos se propone la creación en
su currícula de la Tecnicatura en Psicogerontología.
En relación a los resultados, la misma cuenta en la actualidad con 25 egresados.
La inserción laboral de los mismos es un tema que nos preocupa, no porque no
exista la demanda de su intervención, sino porque no se cuenta en nuestra Provincia
con políticas que piensen a la Salud Mental en el sentido que lo formulamos con ante-
rioridad; o sea que conciban a la misma desde la prevención de aquellos factores que
impedirían el tránsito por una vejez digna y con calidad de vida.
Debe tenerse en cuenta que tanto en nuestro país, como en nuestra provincia,
a partir de la década del 90, se observan profundas modificaciones, que inciden en el
área de salud. El corrimiento del Estado, la demanda creciente de la comunidad en las
instituciones públicas y la falta de recursos económicos, entre otras cuestiones, dejan
al descubierto falencias en esta área. Las que se manifiestan en la ausencia de políti-
cas de Estado, sostenidas en el tiempo, incluso en aquellas instituciones que debieran
dedicarse a la promoción y prevención en Salud, afianzándose una práctica claramente
asistencialista.
De esta manera el arribo de los alumnos a dichas instituciones, se produce en
este marco de puro asistencialismo, a lo que debe agregarse la falta de programas don-
de sean incluidos el grupo de adultos mayores que concurren a las mismas.
Además se produce también el encuentro con creencias acerca de este grupo
etario lo que ha dificultado en ocasiones el trabajo de los alumnos, aunque no ha im-
pedido que los mismos realicen sus prácticas, permitiendo así develar los prejuicios
presentes en algunos agentes de salud o profesionales.
Asimismo queda al descubierto un “como si” en Instituciones donde la comuni-
dad ha generado lugares de encuentro entre sujetos, que pertenecen a este grupo de
adultos mayores, en la que la misma sólo dedica esfuerzo y recurso humano para el
entretenimiento sin poder realizar una evaluación de las necesidades y los recursos de
dicha población. Dejando afuera la posibilidad de producir un trabajo que promueva y
utilice la prevención como herramienta para conocer aquello que hace patógeno a un
grupo o comunidad.
De esta manera el grupo de docentes al realizar un seguimiento personalizado y
metódico de las prácticas, encuadra y encauza a los alumnos centrándolos en la tarea
cuyo objetivo es trabajar en la prevención y promoción de la salud mental de los adultos
mayores.
Es de destacar que es posible el abordaje y que se han producido modificaciones
interesantes en algunas instituciones pudiendo incluir “a los viejos de la comunidad” en
actividades de promoción, reflexión y análisis de temas difíciles, como la sexualidad, la

— 420 —
soledad, el amor o la muerte. Esto ha permitido que los mismos puedan sentirse suje-
tos activos, escuchados en sus necesidades, construyendo un espacio de contención y
encuentro.
Dado que la Tecnicatura en Psicogerontología es de reciente creación, no pode-
mos hablar aún de resultados inmediatos, en la medida que resulta escasa la cantidad
de egresados, y su inclusión en el ámbito laboral se viene desarrollando en forma pau-
latina.
Sin embargo creemos que en el mediano y largo plazo, la labor de estos profesio-
nales tendrá un alto impacto en la comunidad.
En este sentido creemos importantísima la labor y el aporte de la Universidad no
solo en su esencial rol de capacitador, sino también, como un lugar de donde surgen
significativas propuestas para propender al bienestar de la comunidad.
Además también debe destacarse que a través de la formación de este recurso
humano se produce un efecto multiplicador que puede transmitir otra significación de la
vejez.
Frente a lo expuesto, el equipo docente ha propuesto a la Facultad la creación
de un ámbito denominado “Ateneo Clínico” este proyecto tiene como objetivo instalar un
espacio permanente de formación, capacitación, actualización y supervisión en relación
a la tarea y el abordaje realizado por los Técnicos en Psicogerontología en los equipos
de salud de las diferentes Instituciones.

Bibliografía
Freud, S. (1916): Lecciones Introductorias al Psicoanálisis. Obras Completas TII. Cuarta Edición.
Luis López Ballesteros. Editorial Biblioteca Nueva
Galende, E. (1994): Psicoanálisis y Salud Mental: Para una crítica de la razón Psiquiátrica. Buenos
Aires. Editorial Paidós.
Galende, E. (1997): De un Horizonte incierto. Psicoanálisis y Salud Mental en la Sociedad Actual
– Buenos Aires. Editorial Paidós.
Gonzalez García, G. (2004): Salud para los Argentinos. Buenos Aires. Ediciones Isalud
Iacub, R. (2001): Proyectar la vida. El desafío de los mayores. Buenos Aires. Editorial Manantial
Melillo, A. (2006): Resiliencia y Subjetividad. Los ciclos de la vida. Buenos Aires Editorial Paidós
Salvarezza, L. (1988): Psicogeriatría. Teoría y Clínica. Buenos Aires. Editorial Paidós
Segalle, M y otras (2007): “Ateneo Clínico. Para la actualización de la Tecnicatura en Psicoge-
rontología”. Proyecto presentado en la Sec. de Extensión Universitaria dependiente de la
Facultad de Humanidades, Artes y Ciencias Sociales de la Universidad Autónoma de Entre
Ríos.
Zarebski, G. (1999): Hacia un buen envejecer. Buenos Aires. Editorial Emece.
Zarebski, G. (2002): “Por qué una Especialización en Psicogerontología”. Revista Psico Logros,
Publ. Universidad Nacional de Tucumán, 2002.

— 421 —
Formacion en Psicogerontologia

La formación de psicomotricistas en el
campo del envejecimiento y vejez. Interfases
necesarias

Rosario Tuzzo; Juan Mila

Resumen
En el presente artículo se pretende dar cuenta de parte del trabajo realizado en la
formación de grado de los estudiantes de Psicomotricidad de la Licenciatura de Psico-
motricidad de la Universidad de la República en el Área del Envejecimiento y Vejez. Se
define la Gerontopsicomotricidad sus alcances y cometidos.

Introducción
Es un hecho generalizado, a nivel mundial, el incremento de la población de ma-
yor edad. Este hecho acarrea la necesidad de pensar esta realidad desde diferentes
disciplinas y de encarar un abordaje preventivo y saludable desde mucho tiempo antes
de que sobrevenga este periodo del ciclo vital.
Una nueva conceptualización acerca del proceso de envejecer, lleva a conside-
rar una serie de aspectos donde la preocupación por los problemas sociosanitarios se
apoya en el logro de dos condiciones: independencia, y participación activa, en con-
traposición a las clásicas consideraciones acerca del envejecimiento, como invalidez,
aislamiento y marginación.
A nivel regional, se habla de lograr un cambio cultural en la población que signi-
fique un mejor trato y valoración de los adultos mayores, lo cual implica una percepción
distinta sobre el envejecimiento y la vejez y así alcanzar mejores niveles de calidad
de vida para los mismos. Para ello la sociedad debe aprender a percibir y valorar el
patrimonio moral, la experiencia, la riqueza espiritual y cultural de los adultos mayores.
(SENAMA 2002).

 Licenciatura de Psicomotricidad. Escuela Universitaria de Tecnología Médica, Facultad de Medicina,


Universidad de la República, Uruguay. psicomotricidad@hc.edu.uy
Rosario Tuzzo. Magíster en Gerontología Social. Profesora Adjunta, Directora del Área Psicología de
la Escuela Universitaria de Tecnología Médica, Facultad de Medicina, Universidad de la República.
 Licenciatura de Psicomotricidad. Escuela Universitaria de Tecnología Médica, Facultad de Medicina,
Universidad de la República, Uruguay. psicomotricidad@hc.edu.uy
Juan Mila. Lic en Psicomotricidad. Prof. Titular, Director de la Escuela Universitaria de Tecnología
Médica, Facultad de Medicina, Universidad de la República (EUTM). Director de la Licenciatura de
Psicomotricidad EUTM, Facultad de Medicina, Universidad de la República, Uruguay.

— 422 —
Se trata de lograr que la sociedad cambie su percepción y valoración del enveje-
cimiento, visto en general como un período de enfermedad, pasividad y decrepitud.
Esta nueva visión implica un desafío social y un cambio cultural, asumiendo que
la gran mayoría de los adultos mayores son sanos y pueden aportar a la sociedad.

Cambio del modelo conceptual de envejecimiento y vejez


Parte del cambio de modelo conceptual consiste considerar cuales deben ser los
objetivos a promover:
1) Fomentar la participación e integración social del adulto mayor.
2) Incentivar la formación de recursos humanos especializados en el área.
3) Mejorar el potencial de salud de los adultos mayores.
4) Crear acciones y programas de prevención.
5) Fortalecer la responsabilidad intergeneracional en la familia y la comunidad.
6) Fomentar el uso adecuado del tiempo libre y la recreación.
7) Fomentar la interacción entre adultos mayores, su participación activa y el desa-
rrollo de redes sociales.

¿Quiénes son adultos mayores?


Se denominan adultos mayores a aquellas personas mayores de 60 años.
El término adulto mayor se propone como reemplazo de tercera edad, anciano,
abuelo, viejo, senescente, senil, que pueden ser peyorativos y que se asocian a una
imagen negativa, discriminatoria y sesgada de la vejez.
Este es un criterio de Naciones Unidas que se relaciona con la propuesta de un
cambio cultural que incida en el respeto y valoración de las personas mayores.
Según la OMS un adulto mayor funcionalmente sano es aquel sujeto capaz de
enfrentar el proceso de cambio con un nivel adecuado de adaptabilidad y satisfacción
personal.
Entendemos que este profundo cambio debe partir desde todos los sectores de
la sociedad, la familia, los centros educativos y los medios masivos de comunicación,
entre otros.
Esta nueva forma de considerar el proceso de envejecimiento lleva a fortalecer un
modelo de intervención interdisciplinario, ligado a todos los ámbitos de las ciencias de la
salud (médica, psicológica y social).
Siguiendo a Fernández –Ballesteros (2004) existen diferentes formas de envejecer:
• normal,
• patológica
• con éxito.

Consideramos que debe ser prioritario en las profesiones sanitarias el promover


el envejecimiento con éxito, competente, activo y satisfactorio.
Se puede aprender a envejecer satisfactoriamente.
Promover el envejecimiento activo y participativo, significa apropiarse de una lon-
gevidad saludable o con “éxito” que les pertenece
Dado que no hay una vejez sino “vejeces” cada una con su propia singularidad,
tanto en la forma en que se envejece, como en la tonalidad afectiva que la acompaña.

— 423 —
El proceso de envejecimiento es único para cada individuo, no obstante podemos
generalizar una serie de trastornos que se van produciendo, siguiendo pautas particula-
res para cada individuo.

Principales trastornos en el adulto mayor


TIPOS DE TRASTORNOS PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS
SENSORIALES
Capacidad visual Pérdida de la agudeza visual, por trastornos de la acomo-
dación del cristalino
Reducción de los campos visuales
Pérdida de la discriminación de la retina para los contras-
tes espaciales y temporales

Déficit en la percepción de los tonos agudos y en la


Capacidad auditiva discriminación de los sonidos
Trastornos del equilibrio vestibular alterando la capacidad
tónico-postural

Pérdida de la discriminación táctil y vibratoria


Trastornos del esquema corporal
Capacidad táctil y somato-estésica Deterioro de la percepción somato-estésica
MOTRICES

Equilibrio postural Alteración del equilibrio estático y dinámico, produciendo


marcha insegura

Programación motora Deterioro en la elaboración de movimientos seriados para


la acción
Alteración de la coordinación visomotora

Movimientos práxicos Deterioro de la motricidad global y fina

COGNITIVOS Deterioro de la orientación y estructuración espacio-tem-


poral
Pérdida de memoria
Enlentecimiento de los procesos cognitivos
NEUROVEGETATIVOS Trastornos de la regulación de la temperatura, presión
sanguínea y otras
PSIQUICOS Inestabilidad emocional, síntomas depresivos, temores,
somatización de la angustia.
Disminución de la autoestima
Trastornos de la imagen corporal.
SOCIALES Respuestas al entorno social.
Alteración en las interacciones sociales
Cambio de roles
Aislamiento

FUENTE: Adaptado de García y Morales 1997


Salvarezza (2000) y Ramos (2006) entre otros, coinciden en que muchas de las
declinaciones de algunas habilidades en el adulto mayor, obedecen en mayor grado más
a una falta de entrenamiento o actividad que al proceso inevitable del envejecimiento.

— 424 —
Es pues necesario intervenir a este nivel, y desde nuestra Licenciatura, desde
hace ya varios años así lo hemos entendido, y hemos instrumentado la formación de los
psicomotricistas en esta área.

La gerontopsicomotricidad
Desde hace ya varios años, desde la Licenciatura de Psicomotricidad de la Es-
cuela Universitaria de Tecnología Médica de la Facultad de Medicina, hemos impulsado
el tratamiento a nivel de grado de la temática del Envejecimiento y Vejez.
A partir del impulso que nos diera la participación de la Licenciatura de Psicomo-
tricidad en la Red Temática de Envejecimiento y Vejez de la Universidad de la República,
y por la actividad desarrollada especialmente en la Asignatura Psicología IV, esta temá-
tica, ingreso en los contenidos curriculares de nuestra Licenciatura.
Poco a poco y a partir de estas acciones se ha operado un cambio en el modelo
de formación de los psicomotricistas en nuestro país, ya que históricamente la formación
tenía como objetivo las etapas cronológicas de la niñez y de la adolescencia.
Es a partir del año 2000 que el impacto de la inclusión de esta temática en los
contenidos programáticos de la formación de grado de los estudiantes de psicomotrici-
dad se puede objetivar, primero en la materia Psicomotricidad IV y luego, dado que es el
tema de monografía final elegido por varios de nuestros estudiantes.
Así mismo desde la Dirección de la Licenciatura se ha propiciado y apoyado la
formación de postgrado (Master) de nuestros docentes en esta temática.
Señalamos que han sido múltiples los contactos e intercambios con Psicomotri-
cistas extranjeros (Brasil, España, Dinamarca y Francia) en esta temática, quienes nos
han aportado sus experiencias, reflexiones y bibliografía.
Desde el año 1989 la formación de Psicomotricistas en la Facultad de Medicina
operó un cambio de paradigma, pasando del modelo remedial, hospitalario, al modelo
de formación en Atención Primaria de la Salud, formación en prevención y promoción de
salud. Así mismo se profundizó aún más este modelo de APS, al incorporar la formación
en Educación Psicomotriz.
Es relevante realizar este señalamiento puesto que cuando se comienza a traba-
jar en la Licenciatura de Psicomotricidad EUTM, en el campo del Envejecimiento y Ve-
jez, se hace desde la óptica de la promoción y prevención de Salud, desde la formación
en APS.
Definimos a la Gerontopsicomotricidad como la especialización disciplinar que
surge de la conjunción y convergencia de la Gerontología y la Psicomotricidad.
Gerontología, proviene del vocablo griego Geron, Geronto/es y se relacionaba
a los más viejos o notables del pueblo griego, aquellos que componían el Consejo de
Agamenón y de Logía, forma sufija del griego Logos, relacionada al estudio, ciencia o
tratado acerca de algo.
Etimológicamente, Gerontología significa por tanto, estudio de los más viejos.
Para Fernández- Ballesteros (2004) la Gerontología consiste en el estudio cientí-
fico de la vejez y el envejecimiento desde una perspectiva multidisciplinaria.
En esta misma línea, sostenemos el carácter interdisiciplinario tanto de la geron-
tología como de la gerontopsicomotricidad, por constituir más que una multiplicidad una
integración de conocimientos y disciplinas que dan lugar a otras nuevas. (Tuzzo 2004,
2006).

— 425 —
Es en este sentido que consideramos la Gerontopsicomotricidad involucrando
cuatro dimensiones, la biológica, la psicológica, la sociocultural y la corporal.
Desde el punto de vista biológico, se investiga sobre los cambios que con la edad
y el paso del tiempo se producen en los distintos sistemas biológicos del organismo.
Desde el punto de vista psicológico, se estudian los cambios que ocurren en
las funciones psicológicas como la atención, la percepción, el aprendizaje, la memoria,
la afectividad y la personalidad, entre otros aspectos psicológicos.
Desde el punto de vista social, se investigan los cambios de la edad relativos a
los roles sociales, al intercambio y estructura social, a los cambios culturales y al enve-
jecimiento de las poblaciones.
Nos apoyamos también en una especialización de la gerontología de más recien-
te aparición, denominada gerontología social, que además de ocuparse de las bases
biológicas, psicológicas y sociales, está especialmente dedicada al impacto de las con-
diciones socioculturales y ambientales en el proceso de envejecimiento y en la vejez,
en las consecuencias sociales de este proceso, así como en las acciones sociales que
pueden interponerse para mejorar los procesos de envejecimiento. (Fernández- Balles-
teros 2004).
Desde el punto de vista corporal, se investigan y abordan los cambios a nivel
del esquema corporal, es decir a nivel del cuerpo real en el aquí y el ahora y se abordan
también los cambios a nivel de la imagen corporal, es decir a nivel de la imagen incons-
ciente del cuerpo. Es en estos planos de la psicomotricidad hace sus principales aportes
disciplinares.
La psicomotricidad, es aquella disciplina basada en una visión global del ser hu-
mano, que integra aspectos cognitivos, emocionales, simbólicos y sensoriomotrices, en
su capacidad de ser y de expresarse En un contexto psicosocial (Berruezzo y Adelan-
tado, P. P 2001).
“La Psicomotricidad es una disciplina que se desempeña en los ámbitos sanitario,
educativo y sociocomunitario como elemento de ayuda al desarrollo de las personas así
como a la superación de sus dificultades, por medio del trabajo corporal” (Declaración
de Punta del Este 2006).
Según la Federación de Asociaciones de psicomotricistas del estado español
(1999) El Psicomotricista es el profesional que mediante los recursos específicos de su
formación, aborda a las personas, cualquiera sea su edad, desde la mediación corporal
y el movimiento y su intervención se dirige tanto a individuos sanos, como a aquellos que
padecen cualquier tipo de trastorno limitación o discapacidad.
“…el Psicomotricista es el profesional cualificado para la implementación de la in-
tervención psicomotriz, individual o grupalmente, como consecuencia de una formación
específica y acreditada” (Declaración de Punta del Este 2006.)
Desde la Gerontopsicomotricidad y mediante diferentes intervenciones, se poten-
cian aspectos preventivos en relación al mantenimiento de la tono muscular funcional y
al control postural flexible. A la expresión corporal de las emociones, (expresión o expre-
sividad psicomotriz) dado que el tono muscular se encuentra directamente vinculado a
las mismas. Esta lectura sobre la estructuración tónico emocional de las personas y sus
modificaciones necesariamente se realiza utilizando las herramientas de análisis y de
intervención que nos brinda la psicomotricidad.
Se intenta también favorecer una organización espacial y temporal plástica y una
integración de las praxias.

— 426 —
La psicomotricidad, desempeña un papel fundamental en el desarrollo armónico
de la personalidad, proponiendo distintas formas de intervenir en todas las etapas del
ciclo vital y en diferentes áreas como la salud, la educación, la recreación, en abordajes
de promoción, prevención, reeducación, rehabilitación y terapéuticos.
Desde la psicomotricidad se considera al cuerpo como un lugar de particular in-
tegración de lo neurofisiológico y lo psicológico, a lo cual se agregan aspectos sociales
y culturales. El cuerpo como construcción en y para la relación con el otro, pero también
para la relación consigo mismo.
Si bien es a partir del cuerpo del otro que el sujeto va constuyendo, su sí mismo,
su identidad, la instancia yoica. Ese es también un cuerpo para si, lugar de placer, de
disfrute y de toma de conciencia, la cual se va produciendo a partir del acceso al len-
guaje simbólico.
La psicomotricidad es una disciplina que habitualmente se asocia a la infancia,
etapa fecunda del trabajo de los psicomotricistas, tanto en Uruguay como a nivel mun-
dial. Las experiencias con otras etapas del ciclo vital son escasas, puntuales y disper-
sas, por lo que no existe una adecuada bibliografía y sistematización de las mismas.
En este sentido, la experiencia relacionada con los adultos mayores es un área
de desarrollo profesional muy poco explorada y en algunos momentos resistida dado
que el trabajo en otros periodos resulta más gratificante para los estudiantes y jóvenes
profesionales que se acercan a la disciplina y es vivido en forma más segura por los
psicomotricistas con trayectoria profesional.
No ha sido por tanto sencillo sostener una propuesta de trabajo en envejecimiento
y vejez desde la formación universitaria de los psicomotricistas en nuestro país.
El Área Psicología de la EUTM ha sido propiciadora de la incorporación del traba-
jo con adultos mayores desde el nivel de grado de la formación de los psicomotricistas,
llegando en el tramo final de la carrera a una integración teórica -practica especifica y a
un trabajo de campo con colectivos de esta etapa vital en diversas instituciones (Centros
comunitarios, clubes deportivos, de jubilados, etc) mediante la realización de talleres de
estimulación psicomotriz para los adultos mayores.

Objetivos de la gerontopsicomotricidad
Es así que consideramos como objetivos de la gerontopsicomotricidad:
• Desarrollar factores de protección y hábitos saludables en el adulto mayor, que
lo protejan de aquellos factores de riesgo que originan una vejez prematura e
invalidante.
• Propender a un envejecimiento y vejez saludables o positivos, enmarcados en
una concepción integral (biopsicosocial de salud).
• Posibilitar un envejecimiento positivo, activo y participativo.
• Proporcionar instrumentos que preparen a las personas para afrontar el proceso
de envejecimiento con la “mejor edad funcional posible, es decir un envejeci-
miento y vejez dotados de habilidades que les permitan bienestar psicológico y /o
satisfacción vital a pesar del paso del tiempo, los cambios y las pérdidas.
• Promover la vivencia de placer por el movimiento, por la comunicación, por la
representación y por las vivencias corporales en instancias de trabajo grupal.
• Actualizar la representación mental de las experiencias corporales propiciando el
disfrute de sensaciones placenteras y favoreciendo la reapropiación del esquema
corporal y modificaciones en su imagen corporal.

— 427 —
¿Qué aspectos y como trabajamos desde la
gerontopsicomotricidad?
La meta actual para el trabajo con el adulto mayor considera mantenerlo en su
medio habitual el mayor tiempo y con el mayor grado de integración posible, de forma de
seguir compartiendo actividades y cumpliendo aquellos roles que le corresponden y que
son imprescindibles para la sociedad.
En este sentido, desde la gerontopsicomotricidad, trabajamos a diferentes nive-
les, aspectos emocionales, aspectos instrumentales, la imagen corporal, la autoestima,
las sensaciones, los valores, intentando capitalizar los cambios y el paso del tiempo de
forma positiva.
Pretendemos generar cambios para que el sujeto se fortalezca disminuyendo los
componentes de riesgo en salud mental que llevan a la depresión y al aislamiento.
El enfoque psicomotor, dinámico en su esencia posibilita que el empleo de dife-
rentes técnicas rescaten la dimensión afectiva del adulto mayor.
La práctica de movimientos corporales despierta imágenes mentales, aparecien-
do a través de las sensaciones musculares el desarrollo del ritmo, la evocación a través
de diferentes recursos mediadores, como la música y diversos objetos, posibilita que se
manifiesten otras zonas poco desarrolladas por el sujeto a lo largo de su vida.
El adulto mayor tiene así la posibilidad de exteriorizar a partir del trabajo corporal
sentimientos y emociones. Tomando conciencia de sus afectos a partir de movimientos
expresivos.
Para ello, se debe generar en el individuo la necesidad de cambio, desde un abor-
daje que se posicione en un nivel preventivo, preparando al adulto para poder envejecer
de la mejor manera posible.
¿Como se abordan los cambios en la imagen corporal? desde técnicas expresivas
proyectivas, para poder hacerse cargo de los cambios, de las pérdidas, pero también
poder capitalizar los beneficios o adquisiciones que las nuevas situaciones acarrean.
En los talleres de trabajo corporal se intenta rescatar el placer por el movimiento,
los espacios lúdicos que se van perdiendo, sin prejuicios, ni críticas, desandar el camino
de la rigidez y la represión adulta que lleva a racionalizar y a mediatizar con el discurso
lo que se puede vivenciar a un nivel más primitivo, dar el permiso para hacerlo, provocar
al cuerpo para poder expresarse a través de él.
El trabajo con la estructura psicomotriz de la personalidad del adulto mayor, posi-
bilita ir a lo profundo de su ser ubicándose como productor o generador de sus propias
transformaciones.
Desde el técnico, ello exige estar preparado para sostener este tipo de trabajo
generador de intensas transferencias, que evocan el paso del tiempo en sí mismo, el
lugar de los adultos mayores en la propia estructura familiar, etc.
Sostener un dialogo corporal profundo con el otro, el cuerpo erógeno….
El trabajo en Gerontopsicomotricidad lleva a reflexionar sobre que tan cerca se
encuentra el técnico de su propio proceso de envejecimiento, del de sus mayores y con
que características lo está haciendo…es obvio que este trabajo nos interpela a múltiples
niveles, y como todo trabajo que se inscribe en el área de la salud, debe tener instrumen-
tado el dispositivo de la supervisión.
Contribuyendo desde el ámbito universitario a la promoción de un nuevo modelo
de envejecimiento y vejez a la vez que se pretende promover y sistematizar nuevas

— 428 —
prácticas de formación de recursos humanos, que acompañen los cambios que se pro-
ducen a nivel social
En síntesis, la propuesta de los talleres de Gerontopsicomotricidad apunta a:
Generar la aptitud para un aprendizaje permanente que posibilite apertura a los
cambios, el desarrollo de la autoestima, la capacidad de goce, la generación de vínculos
y redes sociales, la promoción de una participación activa y creativa, el fortalecimiento
de pautas comunicativas verbales, gestuales y corporales.
Estimular la creatividad expresada por distintos medios, realizando actividades
que desarrollen las esferas cognitiva, afectiva, social, corporal, recreativa, etc.
Constituir un espacio de comunicación corporal, gestual y verbal donde escu-
char y ser escuchado, y donde sostener y ser sostenido, posibilitando que este espacio
permita la resignificación a nivel simbólico de lo vivido corporalmente y el reflexionar y
compartir grupalmente aspectos de la etapa por la que están transitando.

Bibliografía
Berruezzo y Adelantado, P. P.: El contenido de la psicomotricidad. Reflexiones para la delimitación
de su ámbito teórico y práctico. Revista de Psicomotricidad y Técnicas Corporales Vol 1.
Nro. 1 Febrero 2001 Disponible en: http://www.iberopsicomot.net/2001/num1/1riptc.pdf
Declaración de Punta del Este: Disponible en: htpp//psicomotricidad.fmed.edu.uy
Fernández-Ballesteros, R. (2004): Gerontología Social. Madrid: Pirámide
García Núñez, J.A; Morales J.M. (1997): Psicomotricidad y Ancianidad. Madrid: CEPE
SENAMA (2002): Guía de ejercicios para un envejecimiento saludable. Gobierno de Chile.
SENAMA (2004): Política Nacional para el Adulto Mayor Gobierno de Chile.
Ramos, V. (2006): Vitalidade no envejecer. Sao Paulo. Brasil Arké
Goncalvez Velasco, C. (2006): Aprendendo a envelhecer.Sao Paulo. Brasil Phorte
Salvarezza, L. (2000): La Vejez. Bs. As. Argentina. Paidós.
Tuzzo, R.: Un aporte a la investigación de estereotipos implícitos acerca del envejecimiento y la
vejez. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas corporales Nro. 25 Vol. 7 -
Febrero 2007. Disponible en: http://www.iberopsicomot.net/2007/num25/index.htm
Tuzzo, R. (2005): Interdisciplina como estrategia de trabajo En: Enfermería en Salud Mental. Mon-
tevideo: Oficina del Libro FEFMUR.

— 429 —
La Psicogerontologia en los equipos y servicios de salud

Abrindo brechas em instituições de longa


permanência para idosos: possibilidades de
intervenção.

Rita Duarte doAmaral

Resumo
As instituições asilares tem o compromisso para com os velhos de acolher, pro-
porcionar um lar, cuidar, para que se sintam pertencentes a estes lugares e amparados
diante de suas necessidades. No entanto o que acontece é que o institucionalizado vive
em espaço limitado, realizando as mesmas atividades com as mesmas pessoas, em ho-
rários determinados, atendendo às exigências institucionais e não as pessoais, sofrendo
assim a restrição de seus desejos de autonomia. Convivem com pessoas desconheci-
das, de hábitos e maneiras de viver das mais diversas. Passa a existir um rompimento
do padrão de vida anterior e se oferece a este sujeito uma situação de compartilha-
mento fechado, afastando-o do convívio social e familiar. Objetivos: explorar espaços
de atuação do profissional mudando o cenário do não fazer nada e do estranhamento.
Propor atividades físicas, intelectuais, religiosas, sociais que motivem o idoso estimu-
lando-o ao convívio social, ao desenvolvimento da linguagem e à busca de sentido para
o seu cotidiano. Metodologia: Identificar as necessidades e expectativas dos asilados e
conciliá-las aos recursos da instituição. Resultados: Implantação do Projeto Passeios,
Oficinas de memória autobiográfica e desdobramentos, Projeto Afeto Selado com troca
de correspondências entre idosos, Dança Senior, rodas de leitura, sensibilização por
meio do cinema, são atividades oferecidas aos residentes na direção dos seus desejos
que estavam em lugares não mais acessados. Conclusões: As práticas implantadas e
desenvolvidas trazem mudanças do cenário dentro da Instituição. Permanece a necessi-

 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),


São Paulo, Brasil.
Rita Duarte do Amaral. Pedagoga, especialista em Gerontologia, pesquisadora do GEM - Grupo
de Estudos da Memória, do GEP (Grupo de Estudos de Psicogerontologia) ambos do Núcleo de
Estudos do Envelhecimento (NEPE) (PUC/SP). Atividade profissional: voluntária na Instituição de
Longa Permanência “Lar Madre Regina” em Guarulhos, desde 2002; desenvolvendo junto aos idosos
atividades de Dança Sênior, passeios culturais em São Paulo, projeto “Encontros autobiográficos”
dos residentes do LMR. Profissional atuando em instituições de longa permanência para idosos.
Coordenação e execução dos projetos de oficinas de memória autobiográfica: Conversas no Pateo
e no Largo: a memória viva de São Paulo e do Embu em 2003/04 e 2007e no Grupo Vida Barueri,
Sede e Mutinga em 2005/07. silveiramaral@uol.com.br

— 430 —
dade de reflexão para a importante questão do asilamento, suas implicações e formação
contínua do profissional.

Palavras chaves: idosos, instituição, atividade, desejo.

Modos de viver, modos de envelhecer... Modos de morar ao envelhecer, quais os


que queremos para nós?
No nosso imaginário, morar em asilos pode ser uma das últimas opções que pla-
nejamos. Na nossa cultura esta palavra ainda está associada a abandono, a “não lugar”,
depósito de velhos, etc.; modelos negativos e pouco atraentes.
Há mais de trinta anos, minha mãe fazia planos de residir num asilo. Suas amigas
a olhavam com surpresa. Provavelmente não compartilhavam da mesma opinião. Eu
circulei por estes espaços quando visitava uma tia que estava institucionalizada e o que
me chamava à atenção era que, numa das amplas salas de convivência, uma TV estava
invariavelmente sintonizada num desenho animado qualquer e os velhos com olhar dis-
tante pareciam não perceber o aparelho ligado.
Desenhos animados e velhos? Estranha combinação? Uma cena bizarra? Quan-
do eu pensava em asilos, esta imagem sempre voltava à minha cabeça. O que poderia
ser feito para preencher este “vazio”?
Minha mãe faleceu antes de se aventurar por qualquer instituição. O tempo pas-
sou e nas voltas que o mundo dá, em 2002 voltei a adentrar numa Instituição de Longa
Permanência para Idosos (ILPI) de uma forma diferente: como voluntária. Reencontrei
aquela cena da televisão sempre ligada como se quisesse preencher o espaço vazio que
existem nestes ambientes, onde o tempo parece estagnado. Ximenes e Côrte (2006)
apontam que no cotidiano de uma instituição as horas se arrastam preguiçosamente
e é comum encontrarmos idosos em posição de total passividade, à espera de serem
conduzidos dos seus aposentos para o refeitório e de lá para a sala de televisão e de
novo para o refeitório e de volta para seus aposentos, numa rotina mortificante. Ao me
deparar com tudo isto, minha intenção foi a de tentar mudar aquele cenário que eu ainda
guardava comigo e que a realidade me apresentava novamente.
Que espaço de trabalho tem um pedagogo num asilo? Perguntas que eu não
saberia responder há cinco anos. Fui descobrindo e construindo os espaços de trabalho
neste lugar. O desafio não era só meu.
Na instituição, os idosos têm que conviver com pessoas desconhecidas, com
hábitos e maneiras de viver das mais diversas. Souza e Brasil (2003) referindo-se a
Goffman afirmam que as pessoas entram na instituição com uma cultura prévia e têm
um estilo de vida e uma rotina de atividades diferentes até a admissão na instituição. A
partir daí sofrem grande mudança. Uma das idosas me contou que o que ela mais gosta
de fazer é arear panelas e morando na instituição, além de estar em cadeiras de rodas
por seqüelas de um AVC, está impossibilitada de estar em casa para realizar esta tarefa
que lhe dá muito prazer. Surge um sentimento de tristeza por não estarem mais em suas
próprias casas. Os afazeres domésticos, atividades que para muitas mulheres sempre
ocuparam grande parte do tempo estão distantes, mas permanecem vivos nas suas me-
mórias. Sem dúvida estes sujeitos não se sentem “pertencentes” ao novo lugar de mo-
radia. Sou depositária de muitas estórias deste cotidiano vivido por elas. Tenho ouvido
com muita freqüência, frases como: “O que eu queria mesmo era estar na minha casa”,
ou “O meu filho me trouxe para cá dizendo que tinha encontrado um lugar maravilhoso
para eu morar, não ia me faltar nada, mas eu quero ir é embora daqui...”.

— 431 —
Cortelletti et alii (2004:18) comenta que: “Nas instituições asilares o institucionali-
zado vive em espaço fechado, realizando as mesmas atividades com o mesmo grupo de
pessoas, no mesmo horário, atendendo às exigências institucionais e não as pessoais,
sofrendo assim, a restrição de outras vivências externas”.
Em conversas com os residentes, os mesmos relatavam que se sentiam fora do
tempo e do espaço, alienados do mundo: ”Ficamos aqui olhando as quatro paredes...”
diziam os residentes. Como mudar este cenário? A constatação desta situação encon-
trada me leva a propor algumas alternativas que poderiam contribuir para a transfor-
mação qualitativa das casas asilares. Cortelletti et elii (2004:57) sugere implementar “a
organização e o desenvolvimento de atividades físicas, intelectuais, religiosas, sociais
que motivem o idoso, tirando-o de sua inatividade, estimulando-o ao convívio social, ao
desenvolvimento da linguagem e à busca de sentido para o seu dia-a-dia”.
A partir do meu contato semanal com os residentes, foi se construindo um vínculo
de confiança deles comigo. Este vínculo de confiança também se estabeleceu com os
profissionais e com a instituição, pois esta é a responsável legal pela pessoa institucio-
nalizada.
Aos poucos fui desenvolvendo um trabalho de intervenção junto aos idosos com
diversas atividades: dança Sênior (conjunto sistematizado de coreografias baseado em
danças folclóricas especialmente adaptadas às especificidades da atividade física para
esta faixa etária, tais como atividade grupal, de baixo impacto e de curta duração, uti-
lizando músicas alegres e ritmadas); jogos de cartas, dominó; montagem de quebra-
cabeças; rodas de leitura e de conversa; exibição de filmes com posterior discussão;
atividades com recortes de revistas e colagem; etc.
O isolamento e o confinamento da instituição me incomodavam. As novidades
são trazidas pelos funcionários ou por mim, que vêm de fora, da rua. Os residentes
advêm de famílias de poucos recursos financeiros e o seu universo é muito limitado de
experiências novas e de lazer. Este foi o ponto de partida para a implantação do Projeto
Passeios, iniciado em outubro de 2002. Este Projeto tem por finalidade conduzir um
grupo de residentes a lugares de cultura e lazer na cidade de São Paulo. Lugares con-
hecidos ou não destes sujeitos, proporcionando muitas vezes a possibilidade de retornar
a estes espaços. Quando visitamos a Catedral da Sé, uma senhora ficou muito emocio-
nada, pois se lembrava de ter estado naquela igreja no ano do IV Centenário (1954), no
dia da sua inauguração. Outro senhor não ia ao cinema há 20 anos e ficou surpreso com
a nova arquitetura dos cinemas dos shoppings, em formato de estádios.
Guardamos na nossa memória as lembranças destes lugares. Halbwachs
(2006:170) afirma que: “É ao espaço, ao nosso espaço - o espaço que ocupamos, por
onde passamos muitas vezes, a que sempre temos acesso e que, de qualquer maneira,
nossa imaginação ou nosso pensamento a cada instante é capaz de reconstruir - que
devemos voltar nossa atenção, é nele que nosso pensamento tem de se fixar para que
essa ou aquela categoria de lembranças reapareça.”.
Tudo na rua chama a atenção deles: os outdoors, os transeuntes, o cheiro dos
lugares. Poderia dizer que são estrangeiros na sua própria cidade.
Quando retornamos dos passeios, peço que cada um diga uma palavra que
expresse um sentimento pelas horas que estivemos fora da instituição. As palavras
são sempre positivas: alegria, maravilhosa, estou leve, um dia inesquecível. Todos os
passeios são registrados por mim com minha câmara digital e na semana seguinte ao
passeio, as fotos são expostas num quadro de avisos na instituição. Desta forma, os
residentes sentem-se valorizados porque aparecem nas fotografias (muitos não são fo-

— 432 —
tografados há muito tempo) e podem compartilhar com seus companheiros de residên-
cia o que viram e fizeram quando saíram. Uma das residentes tem recortado no jornal
que a instituição assina, sugestões de passeios para que novos lugares sejam nossos
próximos destinos mensais.
Em junho de 2006, juntamente com a enfermeira da ILPI, foi realizada a primeira
Oficina de Memória Autobiográfica . Bosi (2001:55) ressalta a importância do lembrar:
“Na maior parte das vezes, lembrar não é reviver, mas refazer, reconstruir, repensar,
com imagens e idéias de hoje, as experiências do passado. A memória não é sonho,
é trabalho.” Foi lembrando, conversando, ouvindo, organizando o pensamento que re-
gistramos num caderno de memórias, um dos resultados palpáveis deste trabalho. To-
dos ficaram emocionados no ultimo encontro com o caderno de memórias. Um dos
participante assim se manifestou: “Este caderno é o nosso orgulho para filhos e netos
porque estão documentadas lembranças de nossas vidas”. Em 2007 uma nova Oficina
foi realizada, pois a instituição tinha admitido novos residentes. O trabalho com memória
continua por meio de um desdobramento da Oficina com encontros quinzenais dentro
do Projeto “Encontros Autobiográficos” com participação de um grupo de 14 residentes.

O lugar do desejo
Uma questão bem importante é saber qual seria o lugar que o desejo ocupa num
sujeito asilado? Esta pergunta pode despertar para o residente institucionalizado surpre-
sa, desconforto, possibilidade. A solicitação vem do outro que pergunta o que eu quero e
eu me pergunto a mim mesmo (a), qual é o meu desejo? Há quanto tempo não me faço
esta pergunta? Tenho permissão para desejar?
Esta pergunta teve um efeito disparador de emoções, esperanças, desconfiança,
ansiedade, expectativa para este grupo de idosos.
Neste último Natal, a instituição pensou em mudar sua estratégia de presentear
seus residentes na tradicional festa de Natal. Todo o ano, alguns dias antes do dia 25 de
dezembro, é comemorado o Natal na instituição: missa na parte da manhã, seguida por
um almoço especial, alguns convidados de fora, atrações musicais e por fim a chegada
do Papai Noel acompanhado de seu neto “ajudante” (um voluntário idoso se veste de
Papai Noel e traz seu neto para ajudá-lo) para a distribuição dos presentes de Natal.
A mudança neste ano foi saber o que cada residente gostaria de ganhar de pre-
sente. Esta tarefa foi pedida para a mim. É preciso ressaltar que existe entre os residen-
tes e eu um vínculo de confiança construído ao longo deste período.
Os residentes estão acostumados a receber sempre os mesmos presentes: san-
dália, ou blusas para as mulheres, alguns objetos de higiene pessoal e para os homens
também sandálias ou camisetas. Recebi a lista de todas as pessoas e fui ao encontro
de cada uma para perguntar - lhes: “O que o Sr (a) gostaria de receber da instituição na
festa de Natal?”.
Alguns não entenderam de início achando que eu é quem seria a pessoa que
daria o presente. A dúvida foi esclarecida.

 As executoras do Projeto participaram da formação continuada “Oficina de Memória Autobiográfi-


ca:Teoria e Prática”, idealizado pela Prof.ª Vera Brandão que tem como objetivo a formação e/ou
atualização de profissionais que trabalham com a questão do envelhecimento através do resgate e
ressignificação de suas próprias trajetórias, de uma perspectiva teórica-prática, usando a memória
como método.

— 433 —
O que inicialmente me pareceu uma tarefa aborrecida foi se transformando numa
tarefa instigante. À medida que eu perguntava cada vez mais eu me surpreendia. Fui
descobrindo sujeitos sem desejo, sujeitos que num primeiro momento não tinham a mí-
nima idéia do que desejar.
Precisamos considerar as condições de quem vive como residente numa ins-
tituição de longa permanência, ou seja, uma instituição total. Goffman (2005) define
instituição total como um local de residência ou trabalho onde um grande número de
indivíduos com situação semelhante, separados da sociedade mais ampla por conside-
rável período de tempo, leva uma vida fechada e formalmente administrada. Dentro das
instituições os indivíduos realizam ações, em geral, na presença de várias pessoas, não
havendo uma preocupação e respeito à sua individualidade.
A forma de viver e conviver, as atitudes, idéias, sentimentos e conduta devem ser
avaliados dentro deste contexto institucional. Acredita-se que o período de internação
em um ambiente especial constitui uma parte significativa do período vital total do indi-
víduo. Esse tempo no qual o indivíduo vive como institucionalizado pode deixar marcas
profundas na sua subjetividade. Ser residente numa ILPI também significa obedecer a
horários e normas, dividir um quarto com o outro com quem não existe nenhuma afi-
nidade; e aos poucos estes sujeitos vão colocando seus desejos em lugares que não
são mais acessados. Por estas razões, estava tão difícil saber ou se perguntar o que
gostaria de ganhar no Natal.
Para estas pessoas, eu disse que se perguntassem e que depois de algum tem-
po eu perguntaria novamente, dando-lhes um tempo para pensar, talvez explorar seus
sentimentos, ter a liberdade de pedir, expressarem o que desejavam.
Sujeitos que desejavam o impossível; mas revelam toda a sua tristeza por uma
limitação física: um idoso cego me diz que o que ele mais queria era voltar a enxergar.
Outra idosa que está numa cadeira de rodas vítima de seqüelas de um AVC me respon-
de: “Eu quero uma coisa que eu não posso ter; que é andar”. Foi muito difícil para ela
pensar em outra coisa, e acabou dizendo que gostaria de ganhar um xampu.
Muitos idosos respondiam que “qualquer coisa tá bom ou não sei”. Ante a minha
insistência que seria a de cada uma explorar dentro de si mesmo o que gostaria de re-
ceber, na verdade de expressar o seu desejo.
Alguns pedidos foram muito simples, como são os residentes desta instituição
filantrópica, mas expressaram seus desejos. A Sra. B. depois de responder que não
queria nada, lembrou-se que gostaria de ter uma toalhinha que enfeitasse sua mesa
do quarto, que fica ao lado da sua cama, hábito que provavelmente veio de sua família
onde se usavam toalhas de crochê enfeitando todas as mesas da casa.
Muitas pessoas me procuraram depois para mudarem os seus pedidos: “Posso
mudar o que pedi?”. Tiveram a chance de se perguntarem, de refletir.
O que aconteceu neste Natal foi algo diferente dos anteriores. À questão o que
eu quero, suscitou um movimento interno, um olhar para dentro de cada um na direção
do seu desejo.
Explorar e criar várias opções de intervenção dentro da ILPI tem sido meu objeti-
vo desde o início do trabalho. Brasil e Souza (2003) comentam que muitas pessoas têm
projetos para as diferentes etapas da vida e que a instituição deve procurar promover
atividades para uma melhor convivência. Há pouco tempo tomei conhecimento do Proje-

— 434 —
to Afeto Selado numa instituição em Belo Horizonte, Minas Gerais. Alguns residentes se
interessaram em participar do projeto, me ditaram suas cartas e já se iniciou uma troca
de correspondência entre eles. Tenho sempre anunciado que posso ajudá-los a escrever
cartas para seus familiares ou amigos distantes, o que tem acontecido com freqüência.
Um residente que não se comunicava há 23 anos com sua irmã em Portugal demonstrou
interesse em procurá-la. Na primeira carta que enviamos, incluímos uma fotografia. A
resposta tão esperada chegou trazendo a foto de sua irmã que foi a um fotografo para
mandar fazer a sua foto. Puderam se olhar, se reconhecer através das suas imagens.
“Saudoso irmão: não calculas o que me veio a alegrar. A carta aonde ela trazia a tua
fotografia sem ser esperada. Eu estava a almoçar, o resto do almoço foi a chourar de
tanta alegria.” (sic)
No espaço deste artigo, deixo aberta a reflexão para a importante questão do asi-
lamento em Instituições de Longa Permanência para Idosos, o desafio de conviver num
ambiente comum, respeitando-se a singularidade de cada um, bem como a do papel
desempenhado pelo profissional no que diz respeito à sua constante formação e ética.

Bibliografia
Bosi, E. (2001): Memória e Sociedade. Lembrança de velhos. 9 ed.São Paulo: Cia. das Letras.
Brasil, B.; Souza, S. (2003): Influência da institucionalização na vida de idosas In O discurso do
sujeito coletivo: um novo enfoque em pesquisa qualitativa(Desdobramentos)Lefèvre, Fer-
nando.Caxias do Sul, RS:Educs.
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dade In Idoso Asilado, um estudo gerontológico (orgs.) Caxias do Sul RS:Educs/Edipucrs.
Goffman, E. (2005): Manicômios, prisões e conventos. São Paulo: Editora Perspectiva.
Halbwachs, M. (2006): A memória coletiva e o espaço In A memória coletiva tradução de Beatriz
Sidou. São Paulo: Editora Centauro.
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Ximenes, M.A. y Corte, B. (2006, dez): O fazer institucionalizado In: Revista Kairós, São Paulo,
9(2)135-145.

 Projeto que tem por objetivo proporcionar aos seus moradores a oportunidade de criar vínculos
sociais através de correspondências (Lar dos Idosos São José-Rua São José, 200. Bairro Olhos
Dagua- Belo Horizonte- Minas Gerais-Cep: 30.390-570)

— 435 —
La Psicogerontologia en los equipos y servicios de salud

La psicogerontología en los equipos


gerontologicos del PROSAM: “Un desafío
cotidiano en los centros de salud y acción
comunitaria de un hospital público de la ciudad
de Bs. As.”

Perla Bronstein

Resumen
Partiré de presentar los lineamientos del Programa de Salud para Adultos Mayo-
res (PROSAM) dependiente de la Dirección General Adjunta de Atención Primaria de la
Salud del Ministerio de Salud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Me abocaré a la inserción de la psicogerontología en los equipos gerontológicos
que integro desde los Centros de Salud y Acción Comunitaria Nº 23 y Nº 38 dependien-
tes del Área Programática del Hospital Durand tanto como desde la Unidad de Geriatría
del mismo hospital público, lo cual implica un desafío cotidiano de articulación y la nece-
sidad de revisar la dinámica y el funcionamiento clásico de las modalidades de atención
gerontológicas. Enfatizaré una modalidad de atención gerontológica que promueve la
inclusión del anciano en el equipo de trabajo cual protagonista proponiendo a “La Geron-
tología no solo “para” sino “con” los mismos protagonistas”. Pienso que el uso de las pre-
posiciones condiciona, muchas veces, los posicionamientos de los equipos profesiona-
les y por ende las modalidades de atención. Es por ello que sostengo la importancia de
posicionarse desde ambas preposiciones para lograr una humanización de la asistencia
basada en la escucha y el respeto al viejo cual sujeto deseante, pensante y activo.

Intentaré relatar los aportes que el Programa de Salud para Adultos Mayores
que coordina el Dr. Ricardo Moench dependiente de la Dirección General Adjunta de
Atención Primaria de la Salud dirigida por la Dra. Daniela Daverio del Ministerio de Sa-
lud del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Argentina viene realizando en relación
a la temática convocante pasando primero por un rápido pantallazo de presentación del

 Perla Bronstein- Psicóloga especialista en Psicogerontología del Programa de Salud para Adul-
tos Mayores dependiente de la Dirección General Adjunta de Atención Primaria de la Salud de la
Secretaría de Salud del GCBA- Argentina.

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Programa que a partir de ahora nombraré PROSAM (Programa de Salud para Adultos
Mayores) enfatizando el enfoque psicogerontológico.
Las Políticas del sistema de Salud, según la Ley básica de Salud de la Ciudad de
Bs. As. buscan jerarquizar el primer nivel de atención en la estrategia de APS (Atención
Primaria de la Salud)y el incremento de la inversión en prevención y promoción de la
Salud. Es por ello que el PROSAM a través de los distintos Centros de Salud y Acción
Comunitaria de las distintas Áreas Programáticas de los distintos Hospitales públicos de
la Ciudad de Bs. As. en los que se encuentra se propone disponer de servicios innovado-
res con respecto a las tradicionales formas de atención cerradas, tan perjudiciales para
el envejecimiento. Servicios innovadores que fomenten un envejecimiento activo y salu-
dable desde la estrategia de atención primaria de la salud para cada uno de los gerontes
que se acerque a los distintos lugares donde el PROSAM funciona ya sea desde los
Centros de Salud y Acción Comunitaria recientemente enumerados o desde los distintos
Grupos de Trabajo Gerontológico de la Red de Gerontología que el PROSAM nuclea.
Desde el PROSAM consideramos, de acuerdo con los últimos desarrollos inter-
nacionales, que la regionalización sanitaria y la conformación de una red de atención
gerontológica, constituyen la forma organizativa más eficaz a fin de lograr la articulación
de los recursos existentes (no sólo a nivel del Ministerio de Salud, sino de toda la es-
tructura del Gobierno de la Ciudad), incrementar su eficacia, organizar del mejor modo
la relación entre oferta y demanda y avanzar en la intersectorialidad con otros agentes
comunitarios.
La perspectiva de la Red de Gerontología apunta a poner el acento en el desa-
rrollo creativo de una nueva oferta de recursos preventivos y de servicios de atención
diurna integral, así como también a la implementación de unidades especializadas de
internación de agudos que permitan una externación programada de acuerdo con una
evaluación interdisciplinaria de los recursos familiares y comunitarios con el fin progra-
mar la atención domiciliaria más adecuada a cada caso.
El armado de la Red de Atención Gerontológica Interhospitalaria se realiza con-
vocando a todos los que están comprometidos con la calidad de la atención de los
mayores, que han manifestado trayectoria y vocación al frente de servicios y que están
dispuestos a trabajar interdisciplinariamente para articular los distintos enfoques que
requiere una realidad compleja como la que atraviesa el Adulto Mayor en nuestra socie-
dad. Bajo estos principios, hemos organizado desde el Programa de Salud para Adultos
Mayores (PROSAM) dependiente la Dirección General Adjunta de Atención Primaria de
la Salud del Ministerio de Salud, Grupos de Trabajo de Gerontología en casi todos los
Hospitales Públicos de Agudos, los cuales, junto con las Unidades de Geriatría de los
Hospitales Durand, Piñeyro, Ramos Mejía y Argerich y el Hospital de Día del Hospital
Rivadavia, tienen por finalidad nuclear a los profesionales de distintas disciplinas y áreas
de cada establecimiento, con experiencia y vocación gerontológica.
Articularse, en este contexto es conciliación entre partes, es vinculación interinsti-
tucional e interpersonal, es aunar criterios de trabajo y distribución de tareas en función
de los distintos roles de las distintas dependencias funcionales con el compromiso por
la responsabilidad de trabajar en la promoción y prevención de la Salud de los Adultos
Mayores.
A partir de estos puntos nodales, es que la Red Gerontológica del PROSAM se
propone tejer una trama con la comunidad de la zona de cada Hospital, para poner la
atención al servicio de sus necesidades. Es así como los Coordinadores y otros inte-
grantes de los diversos Grupos de Trabajo, se reúnen mensualmente con el objetivo de

— 437 —
intercambiar información, investigar las condiciones socio-sanitarias de quienes deman-
dan atención, aunar esfuerzos y debatir cuestiones gerontológicas.
Así es que me abocaré a contarles acerca de mi experiencia en el grupo Geron-
tológico donde me posicioné desde mi formación en Psicogerontología partiendo de la
escucha de los viejos que allí llegaban sin perder de vista que de atención primaria se
trataba.
Cabe mencionar aquí que el PROSAM se impulsa como un programa que busca
la conformación de vínculos interpersonales solidarios que favorezcan las redes de los
adultos mayores residentes en cada zona donde el PROSAM funciona. Es por ello que
desde un comienzo nos pareció fundamental sumarnos como participantes activos de
la RED ABC DE LOS MAYORES: Red que nuclea el Centro de Gestión y Participación
Comunal y es conformada por distintas instituciones de los barrios de Almagro, Boedo
y Caballito.
Articularse con la Red Comunitaria existente en el Área Programática del Hospital
Durand desde el Área Psicogerontológica implica la escucha de los deseos, demandas y
necesidades de la población añosa residente en los barrios mencionados.
Desde mi labor cotidiana como Profesional de la Salud Mental del Adulto Mayor
desde el Grupo de Trabajo Gerontológico del PROSAM en CESAC Nº 23(desde su
creación en Octubre de 2002) y luego también en el CeSAC Nº 38 (en Mayo de este
año) dependientes ambos Centros de Salud del Área Programática del Hospital Durand
y como colaboradora de la Unidad de Geriatría del mismo Hospital, es que trabajo desde
un enfoque bio-psico-social del proceso de envejecimiento.
Este Equipo Gerontológico viene planteándose una concepción novedosa que
obliga a pensar y revisar la dinámica y el funcionamiento clásico de las atenciones en
Gerontología.
Los ejes de trabajo de este Equipo Gerontológico son:
• abogar por un envejecimiento activo y saludable
• fomentar la participación comunitaria
• propiciar la articulación intergeneracional e interinstitucional conociendo el desa-
fío que ello implica.
• detectar e incluir adultos mayores que no participan.

El Equipo gerontológico está compuesto por:


Agentes de Salud o Profesionales:
• Enfermeros
• Médicos Geriatras
• Asistentes Sociales
• Kinesiólogos
• Psicólogos.

Personal no sanitario de Información Clave:


• Docentes Jubiladas (Talleristas Autogestivas)
• Promotores Voluntarios en Salud para Adultos Mayores

Este Equipo Gerontológico viene planteándose una concepción novedosa que


obliga pensar y revisar la dinámica y el funcionamiento clásico de las atenciones en
Gerontología. Tenemos en claro que los verdaderos dueños de casa son los mismos

— 438 —
Adultos Mayores y no los profesionales especializados en Gerontología ni el mismísimo
Secretario de Salud sino ellos cual protagonistas.
Así es que son ellos mismos los que se convierten en los mejores auditores y
monitores de su salud al ser parte integrante de nuestro EG.
Por lo que sostengo como lema de mi trabajo cotidiano cual integrante de este
equipo gerontológico:”La Gerontología no solo “para” sino “con” los mismos Prota-
gonistas” poniendo énfasis en las preposiciones en juego” para” y “con”. Términos que
más de una vez se usan en forma indiscriminada pero que son fundamentales a la hora
de mostrar el sentido de una frase.
Vale aclarar que las preposiciones por si mismas no tienen valor en el lenguaje,
sirven para relacionar unos vocablos con otros y su significado depende no solo de ellas
sino también del valor de dichos vocablos.
Pienso que el uso de de las preposiciones condiciona el posicionamiento profe-
sional y por ende la modalidad atención incluso cuando se trata de APS. Por lo tanto,
enfatizaré esta modalidad innovadora de atención gerontológica que promueve la inclu-
sión del anciano en el equipo de trabajo cual protagonista.
Es interesante, pues, pensarnos posicionados desde ambas preposiciones y
como estos posicionamientos condicionan nuestra modalidad de atención.
Estamos acostumbrados a trabajar en la línea de la preposición del “PARA”. La
Gerontología debe ser pensada por supuesto para nuestros viejos pero creo que no solo
“para” ellos, quiero decir no sin ellos o sea junto a ellos y por eso agrego: la Gerontología
no debe ser solo “para” sino “con” los viejos cuando de APS se trata
Pensar una Gerontología posicionados desde ambas preposiciones debe permitir
al grupo etáreo al que esta dirigido ser protagonista de su proceso de salud. Este posi-
cionamiento del equipo gerontológico que incluye al anciano en este “con” requiere de la
promoción de la participación social que no pasa por convocar a las actividades sino por
propiciar que la gente participe en la definición de las mismas. Para ello la estrategia de
APS debe ser continua y permanente, vale decir, un conjunto de proyectos, programas
y actividades “en”, “para” y “con” la población de referencia.
Posicionarse en el uso de ambas preposiciones da lugar a trabajar desde un
enfoque interdisciplinario pensando multidimencionalmente para brindarle entonces una
atención innovadora otorgándole un lugar protagónico en el mismo equipo de trabajo.
Posicionarse en el uso del “para” y del “con” da cuenta de aquello que tanto pre-
gonamos: promover un envejecimiento activo y saludable.
Ahora bien, Posicionados desde la preposición” para”, en cuanto a Asistencia y
Rehabilitación, este EG que integro desde un hospital público cuenta con:

Consultorio de Geriatría:
Que brinda Atención y distribución gratuita de medicamentos por Plan Remediar
e Incorpora al paciente a los talleres de estimulación física.

Consultorio Psicogerontológico:
Pertenece al Área Psicogerontológica que coordino.
Posee un día y horario fijo de Admisión a la cual se llega por derivación y/o por
demanda espontánea.
Admisión que se realiza con observación no participante de alumnos de la Ca-
rrera del Postgrado en Psicogerontología de la Universidad maimonides tanto como del
curso de Gerontología en APS que PROSAM dicta.

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Este Consultorio otorga Atención Individual y Entrevistas familiares por OPF
(Orientación Psicogerontológica Familiar) o por recolección de datos vinculares para
detectar redes sociales del paciente y
Realiza Evaluación Neurocognitiva y de acuerdo con los resultados obtenidos se
incorpora al paciente a un taller de estimulación de la memoria.
Ya posicionados desde la preposición “con” es indispensable propiciar un traba-
jo de formación y sostén en pos de generar y contener a aquel personal no sanitario
de información clave. Por lo que es dable mencionar la realización de un Seminario de
Promotores Voluntarios en Salud que surge a partir del interés de la Secretaría de Salud
del Gobierno de la Ciudad de generar acciones comunitarias preventivas conjuntamente
con la Agrupación de Salud Integral (ASI) y el PAMI, dirigidas a la población de Adultos
Mayores con el objetivo principal de capacitarlos para el desarrollo de actividades pre-
ventivas, con la perspectiva de generar una red de promotores voluntarios en Salud.
Esta capacitación promovió el rol activo de los Adultos Mayores en su lugar de
residencia y considerando que una de las funciones principales del Promotor Voluntario
de Salud para Adultos Mayores es la detección, control y difusión de patologías crónicas
prevalentes.
Son los mismos Promotores Voluntarios de Salud (algunos de ellos enfermeros
jubilados) os que junto con el Personal Sanitario o Profesional salen a la comunidad a
realizar controles de Tensión Arterial, Glucemia y Colesterol.
Asimismo es que se gestaron los Talleres autogestivos que son espacios de
pares, “de viejos para viejos” para la articulación psicosocial.
Este dispositivo grupal no reemplaza ni se equipara a otras propuestas psicotera-
péuticas individuales o grupales. El objetivo ha sido, desde un inicio, concordante con el
concepto de envejecimiento activo, ser un espacio “de viejos para viejos” a partir de sus
propios intereses. Un espacio generador de potenciales creativos para el intercambio.
Son coordinados por Profesores Jubilados y supervisados por mí como especia-
lista en Psicogerontología en reuniones periódicas de planificación y reflexión.
La metodología que se emplea es a partir de algún disparador ya sea literario,
gráfico, el relato de un chiste, la lectura de una nota periodística, etc. para luego deba-
tirlo y generar desde allí un producto nuevo individual y/o grupal. Producto que deno-
minamos producto cultural. Las reuniones se mantienen durante una hora y media con
una frecuencia semanal o quincenal de acuerdo a lo planificado con cada Profesora
jubilada.
Ellos son:
• Taller Autogestivo Literario al que llamamos” Viajando por Nuestras emociones”
• Taller Autogestivo de Actividad Física
• Taller Autogestivo de Creatividad Manual
• Taller Autogestivo “Aprendiendo a dibujar”.
• Taller Autogestivo de actualidad ”La noticia leída”

El rol de la Profesora Jubilada cual Coordinadora autogestiva es un rol que brinda


un lugar a la subjetividad. Algo del deseo de cada asistente al taller se pone en juego allí.
En cada uno de ellos se piensa a la escritura, la creatividad manual, el dibujo
como una propuesta de trabajo para el intercambio.
Pienso que los talleres pensados desde esta forma “de viejos para viejos”, entre
pares, no solo son mentados como instancias para el aprendizaje que cada taller propo-
ne sino que también son lugares para ser transitados como vía regia para el intercambio

— 440 —
intra e intergeneracional. La generatividad es un neologismo que tal como fue acuñado
por Erikson en su teoría epigenética habla de la posibilidad de producción y de su trans-
misión a generaciones siguientes. Habla de la posibilidad de trascender. Trascender
a través de las producciones propias de cada asistente a cada taller, sus dibujos, sus
escritos, sus manualidades.
Las Actividades grupales sostenidas por profesionales son planificadas de
acuerdo a los intereses de los protagonistas, así como el Ciclo de Charlas de Salud
mensual que el equipo Gerontológico sostiene.
El pertenecer a un grupo creado “para” y “con” ellos les ofrece la posibilidad de
hacer lazo social. Crear talleres con diferentes propuestas, ya sean Autogestivas, de
reflexión o de estimulación física o de memoria, nuclea a los adultos mayores en la ins-
titución y les provee de nuevos vínculos.
Creo que la elección del trabajo grupal en talleres basados en los intereses de los
protagonistas hace del taller “un lugar de encuentro con los otros” que impulsa a la crea-
tividad a partir de las potencialidades de cada sujeto que integra los distintos talleres.
Pienso que el trabajo en grupos permite generar un espacio transicional de en-
cuentro con los otros apuntalando la libido objetal para facilitar el investimiento de nue-
vos objetos, de nuevos lazos generacionales e intergeneracionales.
Demás está aclarar que el trabajo grupal pondrá en juego la situación macrocon-
textual en la que esté el grupo inmersa porque somos sujetos teñidos por la cultura de
nuestra época postmoderna, de la inmediatez y la virtualidad, la cual también determina
las configuraciones vinculares de los viejos que se acercan al PROSAM.
Cabe mencionar que es elegida la modalidad de taller en tanto por un lado, es
una propuesta de trabajo para el intercambio grupal como lugar para la sublimación y
por otro es una instancia de aprendizaje para ser transitada como vía regia para posibles
futuros encuentros intergeneracionales. Modalidad de taller que se implementa ya sea
en el trabajo realizado “con” los talleristas autogestivos por sus actividades grupales de
pares para pares tanto como las pensadas “para” los AM.
Así es como se realizan:

a) Encuentros intergeneracionales
Son eventos entre la generación añosa y las generaciones más jóvenes
con el objeto de:
Propiciar espacios para compartir experiencias de promoción de salud a partir de
actividades lúdicas, musicales, de cuenta-cuentos, entre otras con el fin de:
- crear objetos culturales conjuntamente.
- generar vínculos solidarios más allá de los lazos sanguíneos.
- son eventos que resultan muy gratificantes para todos los intervinientes, el equipo
de salud, el cuerpo docente, los niños y sus abuelos, los Adultos Mayores y sobre
todo para aquellos que no tiene nietos en tanto les posibilita ser adoptados como
abuelos al menos por un ratito.
Los E.I. se intentan articular desde la planificación misma con las Supervisiones
de los distintos Niveles de la Secretaría de Educación del GCBA.

b) GIG (Grupo de Investigación Gerontológica) cuyo lema es: “La risa es cosa se-
ria, Es un grupo de investigación conformado por Adultos Mayores abocados a la tarea
de investigar sobre” la incidencia del humor para una mejor calidad de vida”

— 441 —
Está basado en la afirmación de que el buen humor es una postura saludable
frente a la vida tal como lo pregonaba el Dr. Patch Adams.

c) Taller “Envejeciendo con Salud y Humor” dirigido a adultos mayores de 50


años con ganas de repensar su proceso de envejecimiento a partir de nociones como el
envejecimiento activo, empoderamiento, resiliencia y humor. Taller que sirvió para incre-
mentar la demanda del CeSAC Nº 38.

d) Taller 50 y tantos temas sobre el Climaterio... dirigido a mujeres mayores de


50 años y llevado a cabo conjuntamente con el ginecólogo del CeSAC Nº 38. Taller al
cual se sumará para mediados de Noviembre otro para hombres conjuntamente con un
Médico Geriatra y quien les habla.

e) Actividad intergeneracional e interinstitucional por la Donación de San-


gre realizada en el CESAC Nº 38 conjuntamente con el “Programa No me olvides” de la
red de donantes Voluntarios de Sangre para Adultos Mayores del PAMI.

Ahora bien, hasta aquí les he relatado el trabajo en los Centro de Salud y Acción
Comunitaria que integro. Aún me resta contarles acerca de la intervención Psicogeron-
tológica en la Unidad de Geriatría del Hospital Durand que se basa en:
• Contención psicoterapéutica de pacientes internados en la sala por pedido de los
médicos Geriatras de la misma.
• Acompañamiento, escucha y orientación de familiares del anciano internado.
• Atención psicoterapéutica psicogerontológica en Consultorio Psicogerontológico
que funciona los días Lunes en los Consultorios Externos de Geriatría del Hos-
pital Durand a pacientes ambulatorios derivados por los Médicos Geriatras del
Servicio.
• Atención a pacientes fracturados por interconsulta con el Servicio de Trauma-
tología en lo que se refiere a Psicoprofilaxis pre y post quirúrgica, seguimiento
telefónico post alta quirúrgica durante la rehabilitación kinésica en pos de la futura
inclusión en el “Taller de prevención de accidentes y promoción del autocuidado”
que se realiza en los consultorios Externos de la Unidad de Geriatría.
• Participación en Ateneos e investigaciones “Sujeción Mecánica en el Adulto Ma-
yor” presentada en las Jornadas de Enfermería del Hospital Durand en el 2006.
• Tutoría de los alumnos de la Carrera del postgrado en Psicogerontología de la
Universidad Maimónides.

La intervención psicogerontológica en la atención de pacientes accidentados, es-


pecialmente aquellos internados por fractura de cadera, es un trabajo interdisciplinario
que realizamos a partir del pedido de interconsulta del Servicio de traumatología del mis-
mo hospital cuando de un Adulto mayor se trata la intervención quirúrgica en cuestión.
Partiendo de definir al Accidente como un accionar drástico y destructivo ante el
dilema de un cambio y uutilizando como marco teórico a la Accidentología Psicoana-
lista es que propongo la intervención psicogerontológica en la atención de pacientes
accidentados, especialmente aquellos internados por fractura de cadera, desde la Psi-
coprofilaxis pre, intra y post- quirúrgica hasta el seguimiento del caso luego del alta de
internación en un taller de accidentología psicoanalítica.

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Para muchos mayores, tal vez producto del viejismo (los mitos y prejuicios sos-
tenidos en torno a la vejez), el proceso de envejecimiento se convierte en una situación
dilemática a resolver.
Sólo integrándose con el accidente que ellos mismo “han creado”, podrán formar-
se en los pacientes las estructuras capaces de protegerlos de la repetición compulsiva
a accidentarse. Una cuidadosa y progresiva elaboración con el accidentado del sentido,
significado, simbolización e intención de su accidente, permitirá la conscientización de sus
motivaciones. El sujeto podrá así, organizar su cambio y prevenir nuevos accidentes.
La intervención psicogerontológica consta de 4 fases: pre, intra, post-operatoria y
post alta quirúrgica. Esta última es el momento de inclusión a un Taller de Accidentolo-
gía Psicoanalítica para reflexionar acerca de lo acontecido y así poder prevenir nuevos
accidentes que pongan en peligro la integridad corporal definitivamente.
El taller será un espacio para la reflexión del accidente acontecido, para su ela-
boración no ya como algo azaroso sino con un determinismo simbólico que ya Freud
atribuía a los accidentes al tomarlos cual actos fallidos dotados de sentido, pero oculto e
inconsciente. El desafío del taller consiste, pues, en ser un espacio para re- estructurar
a ese cuerpo fracturado.
Asimismo, me parece importante señalar la existencia del CONSULTORIO PSI-
COGERONTOLÓGICO en los Centros de Salud y Acción Comunitaria dependientes del
Área Programática del Hospital Durand tanto como en dentro de los Consultorios Exter-
nos de Geriatría del mismo Hospital.
Por lo que vale la pena detenerse a definir ¿qué es un Consultorio Psicogeron-
tológico?
Es un espacio de escucha dedicado a la atención de adultos mayores de mediana
edad y más que trabaja con el discurso que el paciente trae a consulta regenteado por
su propio deseo con el fin de analizar y elaborar temáticas propias de la edad y cuestio-
nes que marcan los distintos tipos de envejecimientos.
Es un espacio que ayuda a pensarse como “viejos”, en los viejos que tenemos y
/ o que hemos tenido, en los viejos que nos enseñaron a ser, en los viejos que debemos
ser cuando lo que prima es la juventud y la belleza y en los viejos que deseamos ser y
podemos cada uno ser.
Es principalmente un espacio de escucha y contención que trabaja a través de
entrevistas individuales y familiares desde un enfoque bio-psico-social del proceso del
envejecimiento y la vejez tratando, en la medida de lo posible, de articularse con otras
disciplinas que traten al sujeto en pos de intentar lograr un abordaje gerontológico inter-
disciplinario.
Por lo hasta aquí expuesto, vale señalar los beneficios para la Salud Mental del
Adulto Mayor al trabajar con esta modalidad de atención que promueve posicionarse
desde el uso de ambas preposiciones son:
• Reivindicar al “viejo” en proceso de envejecimiento cual sujeto pensante, desean-
te y activo.
• Escuchar sus necesidades, deseos y demandas.
• Fomentar sus potencialidades y proyectos.
• Propiciar el despliegue de actividades grupales coordinadas por ellos mismos.
• Ayudar al aumento de calidad de vida que es inversamente proporcional a la ex-
pectativa de vida.
• Evitar el aislamiento social.

— 443 —
Mucho queda seguramente aún por lograr, especialmente en un sistema de salud
público que no contempla la posibilidad de absorción de aquellos profesionales califica-
dos como son los alumnos del Postgrado en Psicogerontología que viene a hacer sus
prácticas y en varias oportunidades ya, incluso, deciden quedarse algún cuatrimestre
más en forma voluntaria y sin obligación curricular, por el simple hecho de sentirse a
gusto dentro de un equipo que valora sus aportes haciendo del campo Psicogerontoló-
gico un campo verdaderamente interdisciplinario.
A modo de síntesis, el desafío queda planteado en función de cómo se posicionan
no solo los equipos de salud sino también las políticas de salud en el uso de las prepo-
siciones al pensar la gerontología.

Bibliografía
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Dabas, E. Perrone, N. (1999): “Redes en Salud” FUNCER.
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----------- (2000): “Curso de Vida: diseño para armar”.

— 444 —
La Psicogerontologia en los equipos y servicios de salud

Hogares de día: hacia nuevas formas de


integración comunitaria

Medina H. M., Pérez O. G., Bonza M. L., Pavolotzky A.M.

Resumen
FUNDAMENTACIÓN: El Programa Hogares de Día funciona de manera ininte-
rrumpida desde el año 1989. Brinda servicio gerontológico a una población de 1800
adultos, mayores de 60 años, con características de autovalidez y semidependencia, en
las áreas asistencial, recreativo-educativa y preventiva.
Nuestras prácticas están orientadas al estímulo y promoción de las capacidades
del adulto mayor, mediante la integración, como modo de evitar la desvinculación de
sus pares y de la comunidad. Consideramos que la posibilidad de generar nuevas redes
de apoyo social, facilita la prevención del deterioro de la salud del adulto mayor, salud
entendida en términos integrales. Asimismo entendemos que el entramado de vínculos
contribuye a mejorar y/o revertir los estereotipos negativos acerca de la vejez y del pro-
ceso de envejecimiento, dando el marco para producir nuevas subjetividades en esta
etapa de la vida. OBJETIVOS: Ampliar y consolidar las redes sociales, e instituir diver-
sos dispositivos para generar nuevas subjetividades MÉTODO: Proyectos Institucionales
con una instancia de supervisión que articulan objetivos, tareas y recursos humanos a
partir del diagnóstico socio comunitario de la población de los Hogares de Día Nº 2 (Ca-
ballito), Nº 4 (Villa Luro) y Nº8 (Villa Pueyrredón) Para articular las diferentes acciones
previstas en los Proyectos Institucionales, construimos un marco de multiestimulación
bajo la propuesta de una participación activa en talleres y actividades. CONCLUSIÓN: A

 Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio de Derechos Humanos y Sociales, Subsecretaría de


Promoción e Integración Social, Dirección General de Tercera Edad, Departamento Hogares de Día.
Horacio Manuel Medina. Maestrando en Ciencias Sociales y Humanidades, Universidad Nacional de
Quilmes, Licenciado en Psicología, Universidad Nacional de Buenos Aires, Coordinador del área de
Capacitación y psicólogo institucional en Hogares de Día para la Tercera Edad, Dirección General de
Tercera Edad, GCBA, Jefe de Trabajos Prácticos en la Cátedra de Problemas Antropológicos en Psico-
logía, Investigador Proyectos UBACyT períodos 1998-2009, psicólogo clínico. fadaho@yahoo.com.ar
 Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio de Derechos Humanos y Sociales, Subsecretaría de
Promoción e Integración Social, Dirección General de Tercera Edad, Departamento Hogares de Día.
perezofelia@hotmail.com
 Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio de Derechos Humanos y Sociales, Subsecretaría de
Promoción e Integración Social, Dirección General de Tercera Edad, Departamento Hogares de Día.
leticia_bonza@hotmail.com
 Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Ministerio de Derechos Humanos y Sociales, Subsecretaría de
Promoción e Integración Social, Dirección General de Tercera Edad, Departamento Hogares de Día.
pavolotzky@yahoo.com.ar

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partir de la evaluación de los Proyectos se logra que los concurrentes de los Hogares de
Día, adquieran conciencia de sus capacidades, mejoren los intercambios con sus pares
y construyan una mayor integración social
Palabras Clave: Integración-Proyectos institucionales-comunidad-subjetividad

1.Fundamentación
1.1 Contexto institucional: Programa “Hogares de Día”
Los Hogares de Día nacieron en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires en 1989,
cubriendo una necesidad que hasta ese momento no podía ser satisfecha ya que el úni-
co programa de atención a los adultos mayores en la Ciudad era la institucionalización.
Poner el acento en la internación geriátrica partía de una concepción asistencialista con-
siderando al mayor como objeto y no como sujeto de la política social. Este cambio se
basa en una premisa que tiene que ver con la participación y el protagonismo social faci-
litado por el contexto de una mayor democratización de las prácticas y por la flexibilidad
de estas instituciones. Los Hogares de Día son instituciones abiertas a la comunidad en
tanto funcionan en el espacio físico de distintas ONG´s como clubes barriales, Centro
culturales, Centros de jubilados, etc. tanto como en espacios propios del Gobierno. La
cultura institucional de cada Hogar considera imprescindible la apertura hacia las distin-
tas instancias organizativas que promueven la inserción comunitaria de los mayores. De
esta manera se integran en su dinámica funcional los distintos sectores estratégicos que
promueven la cohesión social: la familia, el sistema educativo, la prevención en salud, la
recreación, la actividad intelectual y cultural, la economía ligada a la producción.
Los Hogares de Día para la Tercera Edad se basan en:
a) Las Recomendaciones de la Asamblea Mundial sobre el Envejecimiento de
1982, que ponía el acento en facilitar la permanencia del adulto mayor en la comunidad y
el ámbito familiar y en brindar a las personas de edad espacios donde puedan expresar-
se y participar activamente. Por otra parte en el capítulo sobre Metas y Recomendacio-
nes en Materia Política dice que se debe brindar a las personas de edad oportunidades
para satisfacer su necesidad de realización personal, es importante que las políticas y
programas promuevan oportunidades de expresión en diversas funciones que resulten
estimulantes.
b) En el Plan de Acción elaborado en el 2002 en Madrid, por los representantes
internacionales, en la 2º Asamblea Mundial sobre envejecimiento, se plantea la conti-
nuidad y actualización de la 1º Asamblea Mundial sobre Envejecimiento en Viena. Una
cuestión muy importante a tener en cuenta es la posibilidad de prevenir o al menos apla-
zar la consecuencias negativas del envejecimiento ya que muchos factores del estilo de
vida pueden encontrarse asociados a una vejez problemática, por lo tanto una buena
nutrición, ejercicios físicos y la asistencia sanitaria continua, resultan de gran relevancia
a la hora del diseño de políticas sociales.
c) En los datos demográficos que muestran claramente el aumento progresivo de
las personas de 60 años y más sobre todo en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires.

1.2 Descripción
El Programa Hogares de Día funciona de manera ininterrumpida desde el año
1989. En la actualidad cuenta con 21 hogares de Día y 4 Clubes de Fin de Semana y 2
Centros de Actividades. Se brinda servicio gerontológico a una población de 1800 adul-
tos, mayores de 60 años, con características de autovalidez o semidependencia,

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Los Hogares son centros diurnos de atención no permanentes cuya dinámica fun-
cional se estructura en torno a la actividad: Reflexiva, Recreativa, Expresiva, Productiva,
y Preventiva; favoreciendo desde lo institucional la creación de un ámbito donde resca-
tar la potencialidad del adulto mayor facilitando la reconstitución de redes y brindando
un servicio estimulador y educativo que prioriza elementos de promoción y cooperación
en la realización de los trabajos.
Las prestaciones constan de servicio alimentario, talleres productivos, talleres
de estimulación de la memoria, talleres de actividad corporal y recreación, talleres de
reflexión, talleres en áreas intelectuales como Historia y Narrativa. Se brinda asistencia
psicológica, social y jurídica poniendo el acento en la promoción y prevención psico-so-
ciales. Por otro lado, se brinda capacitación gerontológica y supervisión a los distintos
equipos de trabajo desde una perspectiva interdisciplinaria.
El Programa Hogares de Día ha devenido un referente de formación y educación
en Gerontología al brindar espacios de capacitación abiertos a la comunidad, un programa
de actualización permanente de sus recursos humanos así como también se ha constitui-
do en un ámbito de prácticas para pasantes de diferentes áreas de la actividad: psicoge-
rontología, residencias en Salud Mental, Tiempo libre y recreación, Kinesiología, etc.
Se cuenta con un equipo permanente en cada Hogar constituido por auxiliares ge-
rontológico y coordinador de la institución. El personal de Equipo semipermanente confor-
mado por: talleristas de las áreas corporal, artística, recreativa y educativa. Por otro lado,
el equipo profesional consta de psicólogos, trabajadores sociales y abogados que son
rotativos así como también pasantes de distintas áreas del trabajo gerontológico.
Los Hogares de Día proponen un modelo de atención que permite atender las de-
mandas del Adulto Mayor sin desprenderlo de su contexto familiar y comunitario. Por otro
lado, promueven la participación social mejorando la calidad de vida y fomentando accio-
nes preventivas y socio culturales como estrategias en el campo de la salud mental.
Reconocemos que el envejecimiento humano se presenta como un proceso com-
plejo que responde a factores multicausales e interdependientes. Esta interdependencia
supone la necesidad de un enfoque integral de las políticas y las acciones en la Tercera
Edad incluidas las políticas en salud mental.
Por otro lado, el trabajo en red, articulado con vecinos, familia, instituciones ba-
rriales y entidades gubernamentales facilita la inserción comunitaria fortaleciendo, de
esta manera el rol del adulto mayor en la sociedad. De esta forma, se propone asegurar
que las personas sean capaces de envejecer con seguridad y dignidad y puedan conti-
nuar participando en la sociedad como ciudadanos, con todos sus derechos.

1.3 Objetivos del Programa


• Favorecer y facilitar la integración del adulto mayor con sus pares y en su relación
intrafamiliar.
• Desarrollar programas recreativos culturales que permitan la mejor utilización del
tiempo libre.
• Desarrolla acciones de atención primaria de la salud.
• Estimular y promover actividades de intercambio intergeneracional y de extensión
comunitaria.
• Generar espacios de participación que tiendan a favorecer conductas autogesti-
vas y de participación ciudadana.
(Fuente: Groba, G.y otros, 2001-2005, Informe de Gestión, Departamento Hogares de Día, Direc-
ción General de Tercera Edad, Secretaría de Desarrollo Social, GCBA)

— 447 —
2. Objetivos y metodología de trabajo
2.1 Proyectos Institucionales: Comunidad y producción de subjetividad
El Programa Hogares de Día viene realizando desde su inicio, Proyectos Insti-
tucionales que promueven la integración y el intercambio comunitario, llevados a cabo
con distintos niveles de complejidad en su metodología y resultados. Los Proyectos se
han constituido en el eje central de las actividades de cada Hogar. La formulación de
hipótesis de trabajo que surgen de una etapa diagnóstica permite diseñar las estrategias
y acciones que se desarrollan en el tiempo y articulan todas las actividades de la vida
institucional. De esta manera el Proyecto cumple las funciones de un organizador insti-
tucional al facilitar la articulación de tareas y actividades de las áreas de talleres, equipo
permanente y profesionales. Este organizador institucional parte de un relevamiento de
intereses y deseos grupales para llevar adelante determinado proyecto socio-cultural y
de inserción comunitaria.
En cuanto al desarrollo de la subjetividad, nuestras prácticas están orientadas
al estímulo y promoción de las capacidades del adulto mayor, mediante la integración
como modo de evitar la desvinculación de sus pares y de la comunidad.
Como bien lo expresa Zygmunt Bauman, (Bauman, Z, 2003, Comunidad, Buenos
Aires: Siglo XXI) la comunidad se añora como un espacio cálido de compañía frente a la
inseguridad de la sociedad tanto como a la exacerbación del individualismo contempo-
ráneo. Este individualismo expresa las relaciones sociales bajo las formas de la desvin-
culación y de la indiferencia que podemos encontrar en las subjetividades contemporá-
neas. En las sociedades multiculturales la indiferencia frente al otro, vestida con el ropaje
del respeto por la diversidad, intensifica el individualismo y evita el contacto comunitario.
En este sentido, pensamos que el adulto mayor y la “vejez” como imaginario productor
de identidad, sufren esta suerte de segregación propia de las minorías culturales, en
tanto las “mayorías” sociales aducen un respeto “políticamente correcto” frente al “viejo”
pero evitan el contacto y el intercambio con ellos o intensifican los prejuicios respecto a
esta etapa de la vida. De esta manera el adulto mayor reproduce en su subjetividad el
imaginario instituído de “vejez” que está connotado con los calificativos de “decrepitud”,
“enfermedad” e “improductividad”, entre otras formas que marcan la exclusión del adulto
mayor de la interacción social. Ésta parece ser una modalidad del lazo contemporáneo
en las sociedades llamadas “posmodernas” que potencian los ideales de una perpetua
juventud. Se suma a este diagnóstico psicosocial lo que otros autores han denominado
el “fin de la experiencia” (Agamben, G, Infancia e Historia, ensayo sobre la destrucción
de la experiencia, Madrid: Editora Nacional) que se entiende como la crisis en aumento
de las experiencias de transmisión cultural al no facilitarse desde las instituciones o, en
la trama misma de los intercambios sociales, los modos y rituales de transmisión de
narrativas culturales entre las generaciones.
Partimos de estas ideas para situar cómo los Proyectos Institucionales en Hoga-
res de Día revisten un fuerte carácter comunitario en tanto son una forma de contribuir a
que el adulto mayor sea protagonista en el arte de tejer tramas comunitarias con otros y
que, facilitado por esos encuentros, puedan emerger nuevas subjetividades.
El espacio comunitario no lo entendemos como un ámbito cerrado que otorga
una identidad clausurada a los miembros de esa “comunidad”. Lo comunitario reviste
para nosotros una inclinación hacia el “afuera”, hacia la interacción con otros diversos,
haciendo de la grupalidad un espacio abierto a múltiples encuentros (Nancy, J.L, 2000,
La Comunidad Inoperante, Santiago de Chile: w.ww.philosophia.cl/Escuela de Filosofia

— 448 —
Universidad ARCIS). Esta inclinación hacia otros o hacia el afuera habilita la posibili-
dad de actualizar distintas potencialidades subjetivas del adulto mayor. Sostenemos que
esto sucede en la medida en que se producen nuevos hallazgos en su persona, que no
preexistían a ese encuentro con otro y consigo mismo, o que no estaban concientes
dado que su subjetividad podría estar saturada por el prejuicio o por las representacio-
nes sociales canónicas de la vejez introyectadas como propias.
De esta manera, siguiendo a Simondon, (Virno, Paolo, 2003, “La multitud como
subjetividad” en Gramática de la Multitud, Buenos Aires: Colihue) consideramos que la
producción de subjetividad en tanto acontecimiento de algo singular no se contrapone
a la grupalidad y al encuentro con otros. Todo lo contrario, los espacios colectivos po-
tencian la subjetividad al permitir el descubrimiento de potencialidades adormecidas u
ocultas por el tiempo, el prejuicio y el imaginario social instituido sobre la vejez.
Asimismo, consideramos que la posibilidad de generar nuevas redes de apoyo
social facilitan la prevención del deterioro de la salud del adulto mayor entendida en tér-
minos integrales. Los vínculos contribuirían a mejorar y/o revertir los estereotipos negati-
vos acerca de la vejez y del proceso de envejecimiento, dando el marco, como decíamos
más arriba, para producir nuevas subjetividades en esta etapa de la vida.
Se presentan a continuación tres de los proyectos realizados en el período 2006-
julio 2007, que constituyen una muestra significativa del trabajo que se realiza en el
Programa Hogares de Día en cuanto a inserción comunitaria se refiere.

2.2 Objetivos de los Proyectos


• Ampliar y consolidar las redes sociales de los adultos mayores concurrentes a
estos Hogares de Día.
• Instituir diversos dispositivos institucionales para generar nuevas subjetividades

2.3 Metodología
La metodología responde a la construcción de Proyectos institucionales, con una
instancia de supervisión, que articulan objetivos, tareas y recursos humanos a partir del
diagnostico socio-comunitario de la población de los Hogares de Día Nº2 (Caballito),
Nº4 (Villa Luro) y Nº 8 (Villa Pueyrredón). La etapa de diagnóstico implica un trabajo de
consenso entre los trabajadores de la institución y los adultos mayores respecto a prio-
ridades e intereses del grupo que irá constituyendo el eje de las tareas institucionales.
El desarrollo del proyecto implica una tarea de articulación de actividades, encuentros e
instancias de monitoreo y supervisión de las acciones que se llevan a cabo.

3. Resultados
3.1 Hogar 4: Lazos institucionales: La comunidad y la Escuela
Este proyecto queda enmarcado específicamente en los criterios de intercambio
comunitario previstos en la Ley de Educación Nacional (Ley de Educación Nacional N°
26.206, República Argentina, año 2006). La ley prevé en el Capitulo V Art. 123 i) “Man-
tener vínculos regulares y sistemáticos con el medio local, desarrollar actividades de
extensión, tales como las acciones de aprendizaje-servicio, y promover la creación de
redes que fortalezcan la cohesión comunitaria e intervengan frente a la diversidad de
situaciones que presenten los/as alumnos/as y sus familias”. La generación de intercam-
bio entre instituciones sociales y el Hogar de Día, contribuyen a una mejor vinculación

— 449 —
del adulto mayor con la realidad en la que vive. Por tal motivo se elige para llevar a cabo
el presente proyecto en la escuela J.I.N. “D” D.E. 18 de gestión “publica” vecina al hogar.
Dado que la escuela promueve los lineamientos Art. 123 de la presente ley en el que
señala: “promover experiencias educativas fuera del ámbito escolar, con el fin de per-
mitir a los/as estudiantes conocer la cultura nacional, experimentar actividades físicas y
deportivas en ambientes urbanos y naturales y tener acceso a las actividades culturales
de su localidad y otras”.

¿Qué quisimos lograr?


• Promover actividades de enseñanza-aprendizaje, recreativas y lúdicas para el intercambio
generacional:
• Articular las actividades de los talleres del Hogar de Día N 4 con las actividades
del J.I.N. ´D´ D.E. 18 Secretaria de Educación GCBA

¿Cómo lo llevamos a cabo?


Articulación de las actividades de los siguientes talleres:
• Taller de Plástica con el taller de Terapia ocupacional: diseño y elaboración de
objetos de uso didáctico; confección de títeres, memotest, juegos de embocar,
rompecabezas etc.
• Taller de Historia con el Taller de Narrativa: estimulación de la expresión verbal y
escrita en el marco de fechas patrias.
• Taller de Estimulación de Memoria con el taller de Teatro y el taller de técnicas de
respiración y relajación de yoga: estimulación de las fases de la memoria; elabo-
ración de frases y evocación de poesías, técnicas de respiración y relajación.
• Taller de folclore con el taller de música: Intercambio intergeneracional mediante
la expresión artística; bailes y danzas típicas para festividades patrias.
• Taller de Nutrición con el taller de Cocina: promoción de la Salud en el Hogar de
Día y escuela: buenas costumbres alimenticias y de nutrición. Higiene y seguri-
dad de los alimentos.

3.2 Hogar de Día Nº 2: Intercambio hacia la integración

¿Que quisimos lograr?


• Fortalecer los vínculos institucionales en la comunidad cercana al Hogar de Día
• Fomentar los vínculos interpersonales y grupales entre los concurrentes.

¿Cómo lo llevamos a cabo?


• Articulación con las instituciones barriales de carácter educativas, recreativas,
asistenciales, culturales y de salud que conforman la RED ABC de los Mayores
• Encuentros intergeneracionales cuyo eje temático esta conformado por las activi-
dades propias de cada taller.
• Asesoramiento técnico-profesional para la integración grupal de los concurrentes
que asisten al Hogar de Día

— 450 —
3.3 Hogar de Día Nº 8: Reencontrar-se
¿Que quisimos lograr?
• Fomentar la capacidad autogestiva del adulto mayor, gestando nuevas formas de
vivir la propia vejez.
• Potenciar las capacidades del adulto mayor para el ampliado de las redes de
contención e inserción comunitaria.

¿Cómo lo llevamos a cabo?


• En el marco de este proyecto, los talleres son instancias co-gestivas (entre con-
currentes y talleristas) en el diseño y ejecución de la actividad especifica de cada
taller.
• El equipo permanente, en su intervención diaria, acompaña el trabajo de cada ta-
ller, promoviendo el funcionamiento cotidiano del Hogar desde la óptica del adulto
mayor autogestivo.

4. Evaluación
Se implementaron los siguientes instrumentos de evaluación en forma parcial
dado que aún en algunas instituciones el proyecto se encuentra en etapa de desarrollo:
• Análisis cualitativo de los datos recogidos a lo largo del proyecto que permita
comprobar el grado de consecución de los objetivos. Cuestionario y encuesta de
satisfacción para evaluar la opinión de los adultos mayores y efectuar las modifi-
caciones necesarias.
• Finalizada la etapa se elabora una carpeta, informe, anecdotario, relatos, fotos
etc. con la participación de todos los actores involucrados en el proyecto.
• Análisis sobre el funcionamiento del equipo en términos de fortalezas y debilida-
des del trabajo realizado a modo de evaluación del aprendizaje cooperativo entre
los miembros del equipo.

El análisis cualitativo de las encuestas y la opinión recogida en dispositivos gru-


pales de auto-percepción de los adultos mayores en los distintos proyectos, nos permite
enunciar las conclusiones que siguen. Las hemos agrupado en las categorías: subjetiva,
grupal y comunitaria, a modo de comunicar mejor las apreciaciones evaluativas pero sin
desconocer que las tres están íntimamente relacionadas.
Con estas conclusiones no damos por terminada la discusión sino todo lo contra-
rio. Queremos abrir nuestra experiencia al debate de la relación entre los mayores y la
comunidad en el marco de las prácticas institucionales como facilitadoras de la produc-
ción de nuevas subjetividades y como un abordaje en salud mental.

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Subjetivo
• Mejor vinculación del adulto mayor con la realidad en que vive.
• Conciencia de sus capacidades.
• Mejor vinculación interpersonal y grupal.
• Mejor integración social.
• Ampliación de redes de contención y apoyo social.

Grupal
• Mayor cohesión en intereses comunes.
• Conciencia de apoyo y respeto mutuo.

Comunitario
• Los Hogares de Día del GCBA reconocidos como ámbitos de prevención y pro-
moción de la salud para el adulto mayor, conformándose en un espacio de
referencia tanto para la comunidad, como para otras instituciones sociales.
• El espacio comunitario como posibilitador de nuevos encuentros y actualizador
de potencialidades subjetivas.

— 452 —
La Psicogerontologia en los equipos y servicios de salud

Impacto del perfil psicológico en la asistencia


odontológica del adulto mayor

Susumu Nisizaki

Resumen
Concurrir al odontólogo estuvo siempre rodeado de una fantasía traumática. Ir
al dentista “era para sufrir”. Aún existe ese paradigma de experiencia psicológica no
placentera, que genera nerviosismo y rechazo. El planteo de los problemas emociona-
les de los A.M., por frases que he ido recogiendo y archivado durante años, permitirán
acercarse y tal vez entender su perfil psicológico.
Escuché frases impactantes que me generaron sorpresa, dolor, compasión, com-
prensión, pero también debo confesar que algunas veces me han provocado, sensación
de impotencia.
Vinculado con la pérdida de dientes me confesaron: “La pérdida de todos los dien-
tes ha significado para mi una verdadera mutilación”. “Me siento como desnuda”. “Me
siento envejecida/o”. “He llorado mirándome al espejo”. “Ni yo misma me puedo mirar sin
dientes en el espejo”. “Por supuesto que mi marido nunca me ha visto sin las dentadu-
ras”. “Cada vez que me saco un diente, siento que arrancan una parte muy íntima de mi
cuerpo”. “Me afectan más las pérdidas de los dientes de adelante que las muelas”. “Me
da vergüenza que hasta ustedes (los odontólogos) me vean sin dientes”. “No quiero que
sus colaboradoras me vean así”. “Mi nieto me vio sin dientes y quedó asombrado”. “Me
dijeron irónicamente, ¿estás estrenando sonrisa?”.
En algunas circunstancias llegan pacientes al consultorio, luego de muchos fra-
casos técnicos que lo afectan psicológicamente. Vienen con una carga de desilusión y
depresión bastante marcada.

 Carrera de Especialista en Gerodontología. Escuela de Graduados de Facultad de Odontología-


UDELAR. Clínica Integral del Adulto Mayor. Facultad de Odontología. UCUDAL.
Susumu Nisizaki. Doctor en Odontología 1968, Facultad de Odontología de la Universidad de la
República (Montevideo-Uruguay). Profesor Director Titular, Clínica de Prótesis 1º (Prótesis Comple-
ta), Facultad de Odontología de la Universidad de la República (Montevideo-Uruguay), 1991-2006.
Profesor Director de la Carrera de Especialidad en Gerodontología, Posgrado de Odontología
Geriátrica, Escuela de Graduados, Facultad de Odontología de la Universidad de la República
(Montevideo-Uruguay), desde 2001.Profesor Director de Clínica del Adulto Mayor. Facultad de
Odontología. UCUDAL. Ha recibido varios premios internacionales por su labor académica. Tiene
más de 300 cursos y conferencias dictados en Uruguay, Argentina, Brasil, Perú, Chile, Ecuador,
Japón, España, Italia, Israel, EE.UU., Holanda, Francia, Sudáfrica, Polonia. Publicaciones en Pros-
todoncia y Odontología Geriátrica. suni@adinet.com.uy

— 453 —
Se plantean también situaciones muy complejas en las que aparece el recha-
zo e intolerancia a las prótesis. En muchos A.M. coexisten una serie de patologías o
desórdenes bucales que tienen etiología psicológica. Entre ellos el síndrome de boca
ardiente, la seudo halitosis, algunos desórdenes témporo mandibulares, etc. La historia
clínica nos muestra pacientes nerviosos, con cefaleas corrientes, trastornos en el sueño,
consumidores de medicamentos (tranquilizantes, antidepresivos), con antecedentes de
tratamientos psicológicos y psiquiátricos.
Sin lugar a dudas que en muchos casos hay un componente estético-emocional
vinculado con las pérdidas dentales y que cada paciente procesa de manera diferente.
¿Cuál debe ser la actitud del profesional, odontólogo? En un tratamiento odon-
tológico y en otros en el área de la salud, se “enfrentan” 2 perfiles psicológicos, el del
paciente A.M. y el del profesional. Ambos tienen un objetivo común, que es cumplir
exitosamente con el tratamiento y llenar en lo posible las expectativas del paciente, así
como la satisfacción profesional.
La realidad muestra que la mayoría de los pacientes A.M. son rehabilitados sa-
tisfactoriamente. “Lucir bien, hablar bien, comer adecuadamente le dan seguridad y sa-
tisfacción”.

Palabras clave: Adulto Mayor, Odontología, Perfil Psicológico.

Planteo de la Situación Clínica Problema


El hecho de concurrir al odontólogo estuvo siempre rodeado de una fantasía trau-
mática. Ir al dentista “era para sufrir”.
Si bien las circunstancias han cambiado mucho, aun existe ese paradigma de
experiencia psicológica no placentera, que genera nerviosismo y rechazo.
En el caso del Adulto Mayor (AM) también se observa esos temores históricos,
pero sin dudas que hay una serie de hechos peculiares de esta cohorte que bien vale la
pena compartir.
El planteo de los problemas emocionales de los AM, por medio de ejemplos y
frases que he ido recogiendo y archivado durante años, permitirán acercarse y tal vez
entender su perfil psicológico, enfrentado al tratamiento odontológico.
Muchas veces durante la entrevista o primer contacto con el paciente, surgen
esos primeros hechos. En otras oportunidades los problemas surgen en las sesiones
de tratamiento subsiguientes y aun al final del mismo. Seguramente en esta última cir-
cunstancia por impericia o falta de experiencia clínica, o de preparación psicológica del
odontólogo, o por no haber hecho la derivación correspondiente en el momento oportu-
no, al psicólogo.
Algunas frases impactantes me generaron sorpresa, dolor, compasión, compren-
sión, pero también debo confesar que algunas veces me han provocado, sensación de
impotencia.
Vinculado con la pérdida de dientes, he escuchado confesiones con alto conteni-
do emocional como: “La pérdida de todos los dientes ha significado para mi una verda-
dera mutilación”. “Me siento como desnuda”. “Me siento envejecida/o”. “Me hace sentir
muy mal”. “He llorado mirándome al espejo”. “Ni yo misma me puedo mirar sin dientes
en el espejo, es terrible”. “Por supuesto que mi marido nunca me ha visto sin las denta-
duras”. “No le vayan a decir a mi marido que tengo dentadura postiza”.

— 454 —
“Cada vez que me saco un diente, siento que arrancan una parte muy íntima de
mi cuerpo”. “Me afectan más las pérdidas de los dientes de adelante que las muelas”.
“Me da vergüenza que hasta ustedes (los odontólogos) me vean sin dientes”. “No quiero
que sus colaboradoras me vean así, no quiero ni que entren al consultorio”. “Siento que
estoy muy cerca de la muerte”.
Otra vergüenza: “Mi nieto me vio sin dientes y quedó asombrado y yo avergonzada”.
“Me dijeron irónicamente, “¿Estás estrenando sonrisa?”. Una pariente tal vez con
sus propios duelos no resueltos.
También hay circunstancias en las que los problemas de los AM están ligados a
antecedentes remotos, como este caso, “A mi de niña mis compañeros en la escuela me
decían “la dientuda”, porque tenia los dientes para afuera. “Yo nunca quise a mis dientes,
me sentía fea”. “Usted ahora de vieja me puede mejorar”.
Todos habrán tenido alguna experiencia con pacientes que “tapan” su vergüen-
za, cubriéndose la boca o miran hacia abajo cuando hablan, para que no se les vean
la boca, sus dientes o la ausencia de los mismos. Otros tratan de no sonreír o hacerlo
limitadamente y además hablan poco.
Como se puede observar en las expresiones se traslucen problemas de género;
a la mujer le afecta más el aspecto estético, aunque en los últimos años también el
hombre siente algo similar. A algunos hombres psicológicamente les afecta hasta en su
virilidad.
En algunas circunstancias llegan pacientes al consultorio, luego de muchos fraca-
sos técnicos, pero que en definitiva lo afectan psicológicamente. Vienen con una carga
de desilusión y depresión bastante marcada. Ellos concurren al odontólogo en búsqueda
de “la solución”. Lo primero que se debería hacer es saber escuchar y prestar mucha
atención a su comunicación verbal, a sus gestos, para comprender al paciente. Además
preguntar de manera inteligente para acercarnos a él, brindarle seguridad en nuestra
comunicación y ser absolutamente claros en cuanto a la posibilidad de éxito del trata-
miento.
Sería un gran compromiso y responsabilidad para el odontólogo agregar otro fra-
caso y otra desilusión más a ese sufriente AM.
Se plantean también situaciones muy complejas en las que aparece el rechazo
e intolerancia a las prótesis, especialmente cuando los pacientes no han elaborado el
duelo de sus pérdidas.
En términos generales esa intolerancia es mayor cuanto más joven es el paciente
o está en la perimenopausea. Nuevamente el género está presente. Los duelos toman
más tiempo y la ayuda técnica se hace necesaria. En estos casos muchas veces no
hay fracaso en el tratamiento por fallas en los procedimientos técnicos, sino psicológico,
provocada por esa intolerancia. El paciente pregunta ¿Por qué yo no me puedo adaptar
a las dentaduras?
En muchos de estos pacientes coexisten una serie de patologías o desórdenes
bucales que tienen etiología psicológica. Entre ellos el síndrome de boca ardiente o que-
mante, la seudo halitosis, algunos desórdenes témporo mandibulares, etc. La historia
clínica nos muestra pacientes nerviosos, con cefaleas corrientes, trastornos en el sueño,
consumidores de medicamentos (tranquilizantes, antidepresivos), con antecedentes de
tratamientos psicológicos psiquiátricos, etc.
Sin lugar a dudas que en muchos casos hay un componente estético-emocional
vinculado con las pérdidas dentales y que cada paciente procesa de manera totalmente
diferente. Este no es un problema actual sino que históricamente fue así. Hoy con la

— 455 —
gran exigencia social “de lucir bien”, la sociedad exitista, ligada a la belleza y armonía,
han profundizado estos problemas
Así han ido surgiendo todas esas expresiones de dolor, acompañadas por gestos
de sufrimiento, depresión y hasta las lágrimas. Algunos vienen con una carga emocional
tal, que sus palabras y gestos denotan ansiedad, miedo por los fracasos y frustraciones.
Se deben capturar esas emociones si pretendemos comprender la situación y tener
éxito en el tratamiento.
Por esta razón los pacientes vienen a veces con exigencias desmedidas. Por
ej. “quiero que me saque por lo menos 10 años de encima” o “quiero que me saque
estas arrugas que tengo en el labio, con la nueva dentadura”. Cuando parte, podrán
ser disimuladas por el odontólogo y otras serán competencia del cirujano plástico. Pero
todo esto merece una detallada explicación previa al tratamiento., con términos com-
prensibles para que el AM entienda los alcances y límites de nuestra rehabilitación.
Tener presente que todo lo que se diga o haga después suena a disculpas, por nuestra
incompetencia.
Pero aún existe un grupo de pacientes con problemas más severos, como la dis-
quinesia oro facial, que tiene un alto componente psicológico y que debe diferenciarse
de la disquinesia oro facial tardía y de la enfermedad de Parkinson.
La disquinesia oro facial entre otros signos clínicos se manifiesta con un temblor
mandibular inconciente (de origen local o periférico), que se incrementa cuando el pa-
ciente está más nervioso.
La disquinesia oro facial tardía, en cambio se presenta con temblor mandibular,
también incontrolable, como consecuencia del abuso de medicamentos, tranquilizantes
por ejemplo (durante más de 2 años). Su diagnóstico tardío la hace irreversible.
En relación a la enfermedad de Parkinson es oportuno plantear que ésta tiene
su etiología en el sistema nervioso central, mientras que la disquinesia oro facial es de
causa periférica, aunque también vale la pena recalcar que el tratamiento con medica-
mentos antiparkinsonianos aumenta el temblor mandibular, así como todos los signos
clínicos satélites.
El temblor mandibular genera preocupación y a veces temor al paciente y la fami-
lia. Esta le hace notar y le recrimina permanentemente ese molesto temblor mandibular,
por más que el paciente no lo pueda controlar. La familia le repite, “no muevas tanto esa
mandíbula, por favor”. Hecho que al paciente lo hace sentir disminuido, lo pone más
nervioso y aumenta la disquinesia.
Ese temblor mandibular genera rechazo social y mayor aislamiento del paciente AM.
Las demencias representan aun otro gran tema que requiere un enfoque mas
específico y que exceden a los límites de este artículo.
Otro capítulo lo representan los acompañantes (entre ellos cónyuges), cuando
tienen un carácter imperativo que no dejan expresarse al paciente y quieren imponer
solo su idea. Algo similar ocurre con los hijos, que eventualmente vienen como acompa-
ñantes, que no conocen bien la situación y tratan de “manejar” el tratamiento bajo una
óptica interesada. En términos generales todas son situaciones muy complejas, cuyas
soluciones son a veces difíciles por los intereses y limitaciones de los propios familiares.
En la medida que las personas mayores comprendan y puedan racionalizar esta situa-
ción empeora su condición psicológica.
Analizadas todas estas expresiones de dolor y sufrimiento, uno como profesional,
se siente como su confesor, a veces como la única persona que conoce sus emociones,
sus sentimientos más íntimos. Pero esto al mismo tiempo significa un serio compromiso

— 456 —
profesional, para buscarle una solución a esos problemas físicos y psicológicos. Esto
debe asumirse como parte de la responsabilidad profesional.
Luego de transitar tantos años junto al AM., uno observa el gran impacto social y
familiar de todos estos problemas odontológicos o médico odontológicos, de los que el
psicólogo no puede estar ausente.
Una vez más se plantea el rechazo social que sienten las personas mayores,
muchas otras su discriminación.
La falta de cobertura médico-psico-odontológica en muchos casos lo hace sentir-
se un “paciente de tercera”, totalmente disminuido.
El cambio, por una estructura asistencial integral es absolutamente necesaria,
para contener al AM, darle el soporte que se merece y sobrellevar así esa pesada carga,
a veces más psicológica que física.

¿Cuál Debe Ser La Actitud Del Profesional, Odontólogo?


La búsqueda permanente de soluciones-tratamientos integrales para los AM nos
ha llevado a estudiar su perfil psicológico. Hay una literatura muy amplia en este sentido,
que nos permite manejar las situaciones corrientes, pero en muchos casos, se requiere
de un equipo multidisciplinario.
El compromiso permanente con nuestra especialidad nos enseño no solo a escu-
char a nuestros pacientes sino también a registrar las expresiones clave que nos relatan.
El desarrollo de este tema se centra justamente en los impactantes conceptos
expresados por los AM.
Es necesario puntualizar que en un tratamiento odontológico y en otros en el
área de la salud, se “enfrentan” 2 perfiles psicológicos, el del paciente AM y el del propio
profesional.
Ambos tienen un objetivo común, que es cumplir exitosamente con el tratamiento
y llenar en lo posible las expectativas del paciente, así como la satisfacción profesional,
quien en lo posible deberá de dar más de lo que el paciente espera. Debe quedar claro
que la responsabilidad profesional es conducir el tratamiento, de modo tal que no se
planteen esos posibles enfrentamientos. No todo es tan sencillo como en principio pare-
ce, no es fácil equilibrar la carga emotiva que el AM a veces sobrelleva.
La empatía que se puede establecer entre las 2 partes, las recomendaciones del
profesional, su reputación, pueden mejorar el “encuentro” de esos 2 perfiles psicológi-
cos, es decir el vínculo de confianza.
Cuando la situación no se puede manejar y no se puede guiar el tratamiento, se
debe derivar responsablemente, manteniéndose involucrado en el mismo. Los años de
profesión me han enseñado que ética y moralmente me debo mantener involucrado
en el tratamiento del paciente. La gran interrogante muchas veces es, hasta que punto
debo hacerlo.
Por lo tanto derivar no es sacarse un problema, sino incorporar otro u otros pro-
fesionales más al equipo asistencial del AM. Son muy comunes las discrepancias in-
terdisciplinarias, en toda el área de la salud. Pero las discrepancias son siempre más
enriquecedoras que los acuerdos totales, porque conducen a una discusión positiva,
para los pacientes y profesionales. Esta es la base del trabajo en equipo.
Se debe guiar el tratamiento con seguridad, pero al mismo tiempo con calidez,
flexibilidad y firmeza, aunque siempre abierto a escuchar al paciente, a la derivación o
consulta interdisciplinaria. El gran reto es saber penetrar en su individualidad. A veces

— 457 —
la lucha no es fácil, se lucha contra los años del añoso, sus enfermedades múltiples, su
fragilidad y muchas veces contra su impertinencia y sus pocas ganas de vivir.
La realidad muestra que la mayoría de los pacientes AM son rehabilitados sati-
sfactoriamente, en lo funcional, estético y psicológico.
Se cumple así con el rol de integrar al paciente a sus actividades sociales sati-
sfactoriamente sin que se sienta disminuido. “Me siento feliz porque me veo bien, como
cuando era jóven y con dientes.”: “Además ahora hablo y la gente me entiende, sin tener
que repetir, hasta me entienden cuando hablo por teléfono”.
En las últimas décadas con la aparición de los implantes, se ha dado un vuelco
muy importante desde el punto de vista psicológico. El paciente siente ahora como si
tuviera una tercera dentición. Se siente cómodo seguro y feliz con este tipo de rehabili-
tación protética.
La clave es no llenar la boca de dientes sino de funciones y dentro de ellas la
estética que tiene un alto componente psicosocial.
Lucir bien, hablar fluidamente, disfrutar del momento de la alimentación, le da
seguridad y satisfacción. Su duelo está cumplido y psicológicamente recupera su autoe-
stima. Tal vez hasta se sienta mas “joven”.
Se han planteado una gran variedad de conceptos y temas que requieren una
profunda evaluación y discusión interdisciplinaria. Pero tampoco debe excluirse la re-
sponsabilidad que le cabe, en este caso al odontólogo, con respecto a la información y
educación de sus pacientes AM.
Si bien muchos son temas complejos, se les debe informar, buscando la mejor
manera para que comprenda. Esto forma parte de nuestra tarea clínica diaria. También
es real que requiere una mayor formación nuestra en este sentido.
Se debería informar incluso sobre temas clave como la relación entre la mastica-
ción, su influencia sobre la circulación cerebral y la memoria.
Las investigaciones, durante más de 10 años han demostrado que, cuantas más
unidades masticatorias hay, mas eficiente es la masticación, esto mejora la circulación
cerebral y con ella la memoria espacial. También se ha demostrado que los alimentos
duros y blandos selectivamente mejoran la circulación sanguínea, en distintas áreas del
cerebro.
Se debe recomendar por lo tanto, preservar la función masticatoria con dientes
naturales o artificiales y consumir alimentos de distinta dureza o consistencia.
Recordar además a los pacientes AM que la malnutrición se asocia a disminución
de defensas, salud precaria, avitaminosis, osteoporosis, depresión e inestabilidad psi-
cológica.
Planteado el tema de esta forma, ¿Cuál Debería De Ser El Perfil Del Gerodontólogo?
Conocimiento profundo sobre el AM, transmitir seguridad en sus maniobras clíni-
cas, actitud profesional y vocación de servicio, manifestándose tanto en su comunica-
ción verbal como en sus gestos.
El perfil que debe tener todo profesional que asista AM, no debe referirse solo a
lo técnico sino también a sus cualidades humanitarias. Recordar que el A.M. y su familia
generalmente vienen en búsqueda no solo de apoyo técnico.
Las propias cualidades de estos pacientes, hace necesario que se deban consi-
derar aspectos filosófico-científicos y éticos pertinentes al A.M.
Como se planteó al comienzo, el objetivo es buscar la interpretación y solución a
todas esas “fantasías” traumáticas o paradigmas no resueltos o mal resueltos.

— 458 —
Lo ideal sería someter todo este planteo de historias clínicas reales e investiga-
ciones y aun aspectos filosóficos a la opinión y discusión de los especialistas en A.M.
Se puede constatar en todo lo planteado la alta valoración de la boca, en los A.M.
Incluso como se producen cambios en el comportamiento, gestos y actitudes, de acuer-
do con la condición bucal.

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Yellowitz J A.: Cognitive Function, Aging and Ethical Decisions: Recognizing Change. En Den-
tal Clinics of North America. Geriatrics: Contemporary and Future Concerns. Ed. Elsevier-
Saunders Philadelphia 2005.

— 459 —
Capítulo 6

Aportes de la psicogerontología al
abordaje del sufrimiento psicosocial en el
envejecimiento

Vejez Fragilizada

Cuidado y Atencion de la vejez Fragilizada

Respuestas a la Victimizacion del AM

Centros y Servicios Gerontologicos

Psicoterapia

Instrumentos y Deterioro Cognitivo

Aportes sobre las Demencias

Perspectivas sobre las Demencias

Abordajes Psicogetonologico de las Demencias


Vejez Fragilizada

Fragilidad, salud y envejecimiento


Goldfarb, D.C. 

Resumen
Este trabajo tiene por objetivo introducir el concepto de fragilidad como diferencial
del de enfermedad. Relacionamos la situación de fragilidad con una pérdida de equilibrio
y armonía orgánicos que lejos de ser un problema puramente corporal, provoca efectos
en la subjetividad. Abordamos factores sociales, económicos y políticos como dispara-
dores de la fragilidad física y el concepto de desamparo como su base de comprensión.
Articulamos también la corporalidad fragilizada con la temporalidad coartada en su futu-
ro de deseos y proyectos como factores que pueden llevar a cuadros psicopatológicos
de diversas magnitudes. La metodología de este trabajo está fundamentada en la expe-
riencia clínica con adultos mayores y en la supervisión institucional. Finalmente, abor-
damos la necesidad de constitución de espacios y miradas preventivas para el abordaje
de esta cuestión.

Palabras clave: fragilidad, desamparo, temporalidad, vínculos, prevención.

Finalmente logramos la tan soñada longevidad. Actualmente, quien está cerca de


los 60, como yo, puede pensar en vivir hasta los 90 o mas. En poco tiempo la esperanza
de vida al nacer aumentó casi 40 años. Los chicos que nacen hoy tendrán que organizar
sus vidas para superar los 100 años. Pero una vida larga y saludable no siempre nos
garantiza calidad y bienestar.
Muchos ancianos viven muy bien hasta edades muy avanzadas porque la ciencia
moderna les posibilita eso, entonces es cada vez mas frecuente la aparición de situacio-
nes de fragilidad y de vulnerabilidad social, dos conceptos que en el Brasil se usan para
definir cosas diferentes.
Lo que llamo “ condición de fragilidad” se relaciona con una pérdida “natural” (ya
que de naturaleza se trata) de todo organismo vivo. Pérdida que trae aparejado un des-

 COGEAE- PUC-SP - Coordenadoria geral de extensão, aperfeiçoamento e especialização da


Pontifícia Universidade Católica de São Paulo. GER- AÇÕES, Centro de pesquisas e ações em
Gerontologia. São Paulo. Brasil.
Delia Catullo Goldfarb. Psicoanalista com especialización em Gerontologia (SBGG e FLACSO)
Doctora en Psicologia (IP-USP). Coordinadora y Profesora del curso: “Psicogerontologia: funda-
mentos e perspectivas”, y profesora del curso de “Especialização em Gerontologia” no COGEAE-
PUC-SP. Autora de Corpo, tempo e envelhecimento y Demências, ambos publicados por la Editora
Casa do Psicólogo, São Paulo y diversos artículos en publicaciones científicas en el Brasil y en el
exterior. Directora da GER-AÇÕES – Centro de pesquisas e ações em Gerontologia. Miembro de
NEPE-PUC-SP y del Grupo Iberoamericano de Psicogerontología.

— 463 —
equilibrio de las funciones y una falta de armonía en el funcionamiento del organismo.
Quiere decir que es posible tener un cierto grado de fragilidad sin estar enfermo. Pero el
debilitamiento general provocado por los múltiples factores que provocan la fragilidad,
acaban ayudando a la aparición de enfermedades.
Las investigaciones actuales en el campo de la geriatría asocian la condición de
fragilidad a la presencia de los llamados estressores que aceleran la debilidad del orga-
nismo como un todo e imposibilitan los procesos regenerativos.
Ahora, me parece importante poner énfasis en el hecho de que estos estressores
que afectan el cuerpo biológico pueden tener origen en situaciones como pobreza, triste-
za, problemas cotidianos, falta de apoyo, conflictos familiares, dolores crónicos, situacio-
nes de injusticia, angustia, etc. O sea, que no es sólo una falta de homeostasis orgánica
o un proceso “natural” de todo organismo vivo. Hay Factores que por provocar un alto
grado de sufrimiento moral y un alto y prolongado grado de insatisfacción representan
un exceso ante el cual, cuerpo y alma sufren sin encontrar una salida.
Debemos, en cada cultura, en cada comunidad, en cada grupo, identificar cuales
son esos factores estressores para poder pensar en un trabajo preventivo.
El panorama puede empeorar mas si la persona se siente desamparada y no
encuentra ayuda, amparo, protección, solidariedad.
También la fragilidad va a ser mas grave si se le suma una estructura psíquica
especialmente sensible a este tipo de problema. Entonces, además de la debilidad bio-
lógica y de la vulnerabilidad social, hay factores psíquicos, sociales, culturales y políticos
que contribuyen para montar esta condición de fragilidad, y es sobre eso que quiero
llamar la atención.
Aunque sea normal sentirse frágil en diferentes situaciones a lo largo de toda
nuestra vida, la fragilidad física es mas intensa y definitiva en la vejez. Si a esto le agre-
gamos el sufrimiento por la discriminación y el prejuicio derivados de una imagen social
negativa; el descuido de las políticas públicas de protección social y promoción de la
salud y los cambios estructurales de las últimas décadas – especialmente en lo que se
refiere a la estructura familiar - nos encontraremos ante un cuadro de difícil solución.
Hay peligro muy real como la violencia urbana y la amenaza sobre nuestros de-
rechos de ciudadanía que traen una sensación de amenaza constante que sin duda
alguna provocan efectos en la salud física y mental de las personas.
Finalmente, cuando se pierde la esperanza en el futuro como el tiempo donde
todavía alguna satisfacción sería posible; cuando se supervaloriza el presente en detri-
mento del pasado, el sufrimiento humano aumenta.
En los ancianos, la falta de proyección en dirección hacia el futuro puede llevar
hasta la extinción del deseo de luchar por el propio bienestar; puede afectar profunda-
mente la salud y movilizar un deseo de aislamiento tan fuerte que acabe provocando un
encapsulamiento, una interrupción de los vínculos, un deseo de olvido, pudiendo derivar
en depresión, en proceso demencial o en alguna otra patología.
Si pensamos en el origen de la vida psíquica, podemos ver que el bebé nace en
condición de gran fragilidad, necesitando de otro que lo proteja, que lo cuide, lo alimente,
sino no sobrevive. Y el bebé debe confiar en esa protección.
Esta condición del bebé de ser desamparado y de precisar de los cuidados del
otro, dejará marcas y será revivida cada vez que se presenten situaciones de sufrimien-
to, necesidad o abandono.
Con el desamparo originario se inaugura una forma de confianza en el vínculo,
confianza en que va a ser socorrido cuando lo necesite. Así, la situación de desamparo

— 464 —
originario actúa como condición de estructuración psíquica que marca el modelo vincular
y la forma de los lazos sociales.
Desde el comienzo de la vida se ensayan formas de relación con los otros de
los cuales se va a depender en diferentes situaciones a lo largo de la existencia. Serán
experiencias de miedo, confianza, placer, agresividad o amor, dependiendo de los cui-
dados que fueron ofrecidos al bebé en la primera fase de su vida.
Esto traerá como reacción, la necesidad de vínculos solidarios que ofrezcan apoyo
y cuidados fundamentales siempre que la vida se presente como amenazadora, cada vez
que el sujeto se enfrenta con aquello que siente que no puede enfrentar en soledad.
A partir de esta experiencia, una de las mayores amenazas vitales, será el miedo
a perder el amor del otro lo que deja al ser humano en una gran situación de fragilidad,
desamparado, sin protección ante una serie de peligro y sufrimientos.
Analizando algunos aspectos culturales, vemos que en la contemporaneidad no
hay lugar para que una persona vieja ejerza un papel transmisor de tradición y de valo-
res ancestrales y tampoco hay lugares para los que quieren permanecer verdaderamen-
te activos y socialmente actuantes.
La producción artística, cultural, intelectual, de láser o de cuidados no es investida
ni suficientemente valorizada cuando realizada por una persona mas vieja. Son tolera-
das, pero todavía no se reconocen lugares sociales donde exista una real necesidad
para este tipo de población y actividad. De esta forma, el viejo dejó de ser un patrimonio,
transformándose en carga social, lo que sólo sirve para que sean empujados para los
bordes de la estructura social, con la consecuente pérdida de todo y cualquier poder,
hasta sobre sí mismos.
La cultura crea definiciones y promueve un discurso que define a los ciudadanos
según fajas de edad determinando así las relaciones sociales, tanto las de alianza cuan-
to las de conflicto, de solidariedad o dominación.
Sólo para citar un ejemplo de discurso de exclusión, pensemos en el prejuicio que
se esconde en la palabra que em Brasil se usa para referirse a la jubilación. Primero que
la jubilación se llama “aposentadoria” que se refiere a quedarse en los aposentos y lo
que se recibe es un “beneficio”. O sea el “aposentado” es un beneficiado, un favorecido,
goza de favores y no de derechos. Lo que resulta catastrófico para la subjetividad de
cualquier uno.
Y hablando de discursos podemos ver que cuando un viejo dice “ en mi tiempo”,
está diciendo que no tiene presente, que sólo existe en función del pasado, que el tiem-
po actual no le pertenece, y menos todavía el futuro. Y aquí ya entramos en una consi-
deración filosófico existencial que nos habla de cómo el ser humano piensa la vida (y la
muerte). Hablamos aquí de la conciencia de finitud, del sentimiento de saberse mortal
que en edades muy avanzadas encorta el futuro, achica las esperanzas y roba el tiempo
de los proyectos.
El sentimiento de finitud es elaborado a lo largo de la vida en los diferentes con-
tactos que vamos teniendo con la muerte y en situaciones favorables puede hasta ge-
nerar sentimientos sublimes de serenidad y sabiduría. Pero en situaciones adversas,
cuando el sufrimiento es excesivo, la finitud no podrá ser elaborada y será sentida como
un límite insuperable, como un destino ineludible que se presenta al término de un cami-
no declinante marcado por pérdidas constantes.
Para minimizar la condición de fragilidad inevitable cuando la vida avanza an el
tiempo es fundamental aumentar el bienestar. Esto incluye la posibilidad real de realizar

— 465 —
investiduras afectivas, contar con redes de apoyo y lazos permanentes, además de te-
ner la posibilidad de crear vínculos renovables y significativos.
En el proceso de envejecimiento hay una fragilidad física evidente, mas esta sólo
será significada como pérdida insuperable e irreparable si provocar una fragilidad psí-
quica.
Es necesario crear las condiciones que restauren la vincularidad y la autoestima
perdida junto con los papeles sociales; que contemple un proyecto de felicidad posible;
que reconstruya la capacidad deseante; que legitime la palabra; que exija el cumplimien-
to de deberes tanto cuanto el ejercicio de derechos.
En fin, que haga de un ciudadano anciano, deshabilitado y excluido, un ciudadano
pleno, a pesar de la fragilidad.

Bibliografia
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Zarebski, G. (2005): Hacia un buen envejecer. Buenos Aires: Ed. Universidad Maimónides.
Revista Kairós (2002).

— 466 —
Vejez Fragilizada

Viejos alcohólicos en situación de calle: una


impronta social

Martín Meoqui y Carlos Merlo

Resumen
En nuestro trabajo pretendemos comprender al sujeto en situación, entendiendo
que no hay producción psíquica fuera de lo contextual, procurando pensar la producción
de subjetividad y sus acontecimientos dentro de un contexto y un devenir histórico. De
esta forma nos proponemos visualizar, al anciano en situación de indigencia, en tanto
agenciamiento colectivo, producido y productor de su realidad.
Nuestra inquietud de abordar en series aspectos que son indisolubles del ser,
aparece con el objeto de ser operativos, trabajando la noción de series causales descrip-
tas por H. Fiorini, no como compartimientos estancos sino en continua interrelación, con
el fin de armar un esquema referencial a la hora de pensar al anciano en una situación
de adicción. Estas son: corporal, familiar, social, laboral, evolutiva, prospectiva, clínico
psiquiátrica. A partir de esta lectura procuramos tener un acercamiento a los factores de
riesgo posibles vinculados con la problemática, atendiendo a su vez la dimensión subje-
tiva que nos posibilite una mirada más allá de lo sintomático.
Se intenta pensar la situación de adicción a través de un enfoque que integre
a la droga, en relación a la disponibilidad, dosis, frecuencia; a la persona desde una
perspectiva bio-psico-social; y al medio desde lo familiar, grupo de pares, organizacio-
nes, comunidad. Mediante entrevistas semi dirigidas realizadas en forma aleatoria a
transeúntes inmersos en la problemática, visitas a Centros y Organizaciones con con-
currencia frecuente de la población en cuestión, se obtienen los datos cualitativos y
cuantitativos para pensar la dimensión del fenómeno. Nos hemos posicionados en tanto
constructores del campo, en cierto sentido, intentando abstenernos de ciertos prejuicios
que podrían obturar nuestra indagación y análisis.

Palabras clave: Alcoholismo, vejez, series causales, ser en situación, factores


de riesgo.

 Facultad de Psicología de la Universidad de la República. CLAEH. Montevideo, Uruguay.


martinmeoqui@adinet.com
 Facultad de Psicología de la Universidad de la República. CLAEH. Montevideo, Uruguay.
caramerlo@hotmail.com

— 467 —
Introducción
Al comienzo nos vimos precisados a recurrir a distintas fuentes teóricas con el
fin de introducirnos en el trabajo, asistiendo a instituciones para contactarnos con téc-
nicos con experiencia en el tema, realizando entrevistas con viejos que asisten allí, a
su vez entrevistas con viejos que están en la calle, para apuntar a una aproximación al
conocimiento basada en la articulación entre las fuentes bibliográficas y la producción
en el campo. Se pretende efectuar un repaso a la problemática, abrir interrogantes en
el campo y crear espacio para pensar en las situaciones, con el objetivo de comentar la
literatura considerando experiencias en la temática. A decir de Fiorini el sujeto merece
un abordaje en situación, para ello enumera series causales como una forma de pensar
al mismo, teniendo presente que no hablamos de fenómenos aislados. Estas series son:
social, corporal, clínico psiquiátrica, evolutiva, prospectiva, laboral y familiar (Fiorini, H.
1996), pretendemos entonces ayudarnos con esta herramienta que nos sirve de guía y
acercarnos a la problemática a través de una mirada que intenta abarcar múltiples as-
pectos desde una postura que integra lo contextual.

Pensar la situación a través de series causales


Desde el nivel social, comenzaremos ubicando a la sustancia de consumo en
una clasificación Geopolítica estructural de las drogas. El alcohol estaría dentro de las
drogas multifocales-expansivas, ya que se produce en múltiples regiones geográficas,
se trafica lícita o ilícitamente y luego adquiere características pandémicas. Es una droga
muy antigua, generalmente se produce en forma lícita y es controlada por el mercado y
por instituciones sanitarias. También existe una gama importante de producciones fer-
mentadas y destiladas en forma doméstica. Es una de las sustancias psicoactivas que
trae como resultado mayores problemas sociales ya que el consumo excesivo puede
causar intoxicación aguda: provocando accidentes, inconciencia, coma, muerte; e intoxi-
cación crónica: provocando delirios, avitaminosis, desnutrición, polineuritis, caquexia y
muerte (Da Silva, F.; Forselledo, A. 1993).
Podríamos identificar y pensar un conjunto de visiones y sensaciones que hacen
al imaginario en relación al viejo alcohólico en situación de calle. Muchas veces se inten-
ta restar relevancia al alcoholismo en estos cuadros, ya que lo más impactante que se
presenta es la situación de calle, quizás porque el alcoholismo se da en todas las capas
sociales, pero no hay que olvidar el alto porcentaje de estos viejos que tienen problemas
severos con el consumo y que este es la mayoría de las veces la causa de su estado
actual de miseria. En relación a esto, como es de notar, reiteradas veces el viejo aparece
en escenarios y contextos urbanos con claro aspecto de abandono, suciedad, mal olor,
en circunstancias con falta total de aseo, orín encima, pelo sucio, barba, y da lugar a
diversas percepciones y sentimientos en las personas que circulan frente a dicho pano-
rama. Decimos “frente” y no “por” o “en” porque parecería muchas veces que se tratara
de armar un espacio paralelo para transitar con el fin de no integrarse y no mezclarse
en tal contexto. El viejo puede despertar, a nivel de la sociedad, lástima, pena, rechazo,
tristeza, se lo puede asociar a lo ajeno, lo loco, lo enfermo, lo peligroso, se lo coloca en el
grupo del cual uno no desea formar parte y trata de alejarlo de sí, lo rechaza, lo coloca al
margen. Genera cierto nivel de temor porque moviliza aspectos en la sociedad, en cada
sujeto, que resultan impactantes a nivel consciente y se intenta desterrar esas imágenes
mecánicamente ya que estarían representando aspectos persecutorios, hostiles, negati-

— 468 —
vos. Una situación que se observa con frecuencia es la del viejo tirado en el piso, entre
el sueño, la vigilia y la intoxicación, tapado con diarios y cartón, inerte, que mueve muy
lentamente alguno de sus miembros, con mirada perdida con pocas o nulas expresiones
vitales. Se podría hablar en estos casos de una pulsión de muerte predominante que
tiende a la reducción de las tensiones y a la autodestrucción dentro de un contexto muy
poco alentador (Laplanche, J.; Pontalis, J. 1971). Frente a esto es esperable la aparición
de movilizaciones afectivas en el colectivo, que llevan a reacciones que van desde un
intento de apartarse rápidamente del sujeto, en una actitud fóbica, hasta un acostum-
bramiento y una naturalización del hecho a través de una negación, que amortiguaría un
conjunto de sensaciones negativas.
En este panorama, desde lo social, el viejo es el abandonado y/o el que abandona
a su familia, con una supuesta historia que engendra a lo oculto: la violencia familiar, el
maltrato, el abuso; como justificativo social aparece: por algo está en la calle, solo, sin
familia a la que habrá hecho pasar penurias. Se generan ciertas dudas y preconceptos
en cuanto a las actividades más íntimas, que provocan repudio: ¿Dónde comen, dónde
realizan sus necesidades, se bañan, dónde se bañan, tienen sexo, se masturban…? Y
se asocia a esto el sentimiento generalizado de que no hay gran cosa por hacer que los
viejos no tienen futuro ni tiempo, que dentro de poco se mueren y no hay posibilidad
de cambio en relación a la situación y a la adicción. Aparece por momentos una segre-
gación del viejo, se lo desprecia, se lo aparta, porque es viejo, porque es alcohólico,
porque es pobre y vive en la calle, porque no es niño de la calle, porque es holgazán y
no se sabe valer en la sociedad y no logra formar parte. Sería una especie de perfecto
depositario de aspectos malos, negativos y persecutorios de un colectivo social, “eso,
justamente eso, no soy yo…”, colectivo que en forma continua considera a toda minoría
como distinta, y como tal, propensa a su segregación.
El consumo de alcohol en la sociedad, en ocasiones, representa al hecho de ha-
cerse hombre, de ser macho, de pasar de la niñez a la adolescencia, por lo tanto desde
algunos sectores sociales la ingesta es estimulada y ciertas veces lo es el abuso, ya que
generalmente con un prontuario de muchas borracheras se puede hacer alarde.
Existe el concepto de “viejismo” que trabaja Salvarezza “…los viejos de nuestra
sociedad son discriminados por su edad… corresponde definirlo simplemente como el
prejuicio y la discriminación consecuente que se lleva a cabo contra los viejos…Las per-
sonas victimas del viejismo se consideran desde el punto de vista social como enfermas,
seniles, deprimidas, rígidas, asexuadas, pasadas de moda y una multitud de rótulos des-
calificatorios más.” (Salvarezza, L.: pág. 51.1988) y esto se expresa para describir una
situación propia de la edad y no dentro de un contexto de adicción e indigencia, con lo
cual se acrecentaría significativamente tal discriminación. Estos viejos de la calle están,
en un principio, socialmente aislados, lo que estaría configurando una situación crítica.
El contacto social es totalmente asimétrico en casos en que se trata de una relación de
mendicidad, que provocaría un mayor corte, una brecha más importante entre estos su-
jetos y el medio social. Existen casos en que los viejos se apoyan en grupos reducidos
de pares en situación similar, compartiendo el alcohol y los medios para conseguirlo,
pero existe una integración que resulta algo impermeable y cerrada en relación al con-
texto. Una forma de relacionamiento que tienen estos viejos es a través de las institucio-
nes a las que asisten en busca de la alimentación, de un lugar para dormir en noches
de invierno, como una forma de sostén, continentación, ya que se encuentran muchas
veces con un apoyo y con beneficios secundarios a la satisfacción de aquellas necesi-
dades que motivaron la asistencia. Estas instituciones juegan un rol muy importante y

— 469 —
central en la socialización de estos viejos, ya que es una de las pocas vías que existen
para que se pueda dar una integración real, con una posibilidad de entablar una relación
aceptada socialmente, valorada, con pares, técnicos, talleristas, educadores, personal
sanitario. Existen salidas programadas recreativas y de esparcimiento a cines, parques,
así como actividades dentro de los centros. En algunos lugares se maneja la posibilidad
de hacer integraciones con otros viejos que participan en actividades del centro comu-
nal. En ciertos casos hay una resistencia rígida a asistir a dichos centros por parte de
sujetos que están en la calle, ya que no logran una adaptación en forma adecuada a los
dispositivos institucionales. Casos en que el nivel de integración social es menor, se da
un aislamiento importante y se convive con una serie de peligros mayores. En muchas
situaciones reciben golpizas y son robados en la calle, ya sea en el día o en la noche y
coinciden en lugares en donde la adicción a la pasta base de cocaína predomina y los
sujetos consumidores ven en los viejos un objetivo vulnerable para conseguir dinero
fácilmente.
Para abordar lo corporal debemos atender a un complejo entramado de discur-
sos, saberes y tecnologías, que operan directamente sobre los cuerpos, productores de
subjetividad y de deseo. En este sentido se piensa al envejecimiento en relación directa
con el deterioro del cuerpo, desde un punto de vista estético y con la complicidad de
los mass media en donde pululan modelos identificatorios en relación a lo lindo-joven.
Desde un punto de vista psicoanalítico podemos agregar que el cuerpo posee una carga
semántica que está directamente arraigada a la infancia, a la narcisización del mismo en
torno al vínculo con la madre y grupo de pares, producto de la negociación de significan-
tes, en donde el otro juega un papel fundamental en relación al sentido. Un fenómeno a
tener en cuenta es el deseo de ser tocado que en los viejos la mayoría de las veces no
es satisfecho, y esto se ve en torno al uso asiduo del sistema sanitario. Llama la atención
la alta cantidad, la alta proporción de concurrencia a los médicos por parte de los viejos.
Los viejos van a los médicos para que los toquen explica Salvarezza, para que al revi-
sarlos tengan un contacto corporal, por eso la queja permanente de los viejos cuando
van al médico es: “No me revisó”, “No me hizo nada” y esto también lo vemos en las per-
sonas que están en situación de calle. La vivencia de deterioro, y su consecuente ima-
gen corporal es una de las manifestaciones mas precoces de la crisis de la vejez, ya que
al envejecer se pierde lentamente el cuerpo ágil, fuerte y bien conformado contribuyendo
a una imagen de si mismo desvalorizada. El consumo prolongado de alcohol, en conjun-
to con una alimentación deficiente puede producir daños irreversibles a nivel cerebral y
hepático, en esta población en particular que está en situación de calle, se le agregan
afecciones a nivel broncopulmonar y tuberculosis, y un deterioro físico general.
En relación a le serie laboral se podría decir que no se da un trabajo constante,
estable, regularizado, lo que se puede encontrar son situaciones de mendicidad, de
trabajos esporádicos con el fin de obtener algo de dinero para el consumo, o situacio-
nes algo más establecidas como por ejemplo los casos en que cuidan automóviles en
la calle, se instalan en una acera de la vía pública, trabajan y mantienen un ingreso
ciertamente estable, determinada esta continuidad por varios factores, en su mayoría
relacionados al abuso de la sustancia. También hay quienes realizan trabajos en ferias
ayudando al traslado de mercaderías y estanterías de los puestos de venta. Un conjunto
importante de sujetos no realiza trabajos ni tareas en la mayor parte del tiempo, tampoco
asisten a instituciones con frecuencia o lo hacen lo mínimo indispensable, esto genera
una cantidad de tiempo libre desestructurado muy significativa que hace que el consumo
del alcohol se vea acrecentado aún más, teniendo en cuenta que es una sustancia lícita,

— 470 —
que se puede conseguir con facilidad y a un bajo precio. Esto favorece a la gravedad de
la situación ya que el sujeto no puede evitar el consumo y cuando no lo está haciendo
está buscando cómo obtener la droga.
Cuando nos centramos en la serie familiar y observamos la forma de relación de
estos sujetos con su familia, podemos ver que se da un contacto muy escaso o nulo en
la mayoría de los casos. Unos viejos pueden hacer referencia a algún familiar, ya sea un
hijo, un hermano, pero llegado el momento el contacto resulta notoriamente muy limitado
o abolido. Por lo general el relacionamiento se ha visto claramente distorsionado por el
consumo del alcohol, los conflictos familiares han sido muy graves y frecuentes, muchas
veces con un alto grado de de violencia, maltrato, abuso, que ha dejado una huella a
nivel de la familia y se ha visto obturado el contacto. Hay casos en que han estado pre-
sos muchos años por robo, homicidio, violación. El viejo comenta generalmente que él
siempre ha vivido en forma solitaria, que nunca se ha vinculado mayormente con sus
familiares, tal vez como una forma de negación frente a la pérdida y al dolor ocasionado
a sí mismo y a los que convivieron con él. Negación que se puede notar a su vez frente
al consumo, ya que la conciencia de enfermedad en estos casos es muy baja, un por-
centaje limitado se hace cargo de su problemática. Hay casos de personas que durante
períodos en que se hallan contenidos en la institución asisten a grupos de A. A., van
al médico, enfrentan la compleja situación, toman curso hacia la rehabilitación. Pero si
por diversos motivos, dejan de asistir a estas instituciones, en la mayoría de los casos
abandonan los tratamientos y pierden parte importante de los logros obtenidos. En estos
centros hay una forma de organización determinada, se comparte mucho tiempo y activi-
dades con otros viejos en situación similar, a su vez también comparten situaciones con
educadores, técnicos, talleristas, por lo tanto hay un relacionamiento con una autoridad
y con un grupo de pares. Hay reglas y límites que funcionan como un dispositivo que
ofrece seguridad, contención, sostén, hay roles que se determinan. En algún sentido,
pueden haber elementos similares a los de una organización familiar, no podemos decir
que la institución suplanta a la familia, sí podríamos pensar los elementos que tienen en
común y que brindan el apoyo al sujeto.
En cuanto a los efectos del consumo vemos determinados síntomas que se inician
de forma rápida, cuando hay una ingesta de alcohol se pueden apreciar sus resultados
tóxicos en media hora aproximadamente, se observa un aumento en la transpiración,
pérdida de calor a través de la piel, también puede aumentar la frecuencia respiratoria al
comienzo, así como el pulso cardíaco y la presión sanguínea. Luego como resultado de
la depresión de centros fundamentales de sistema nervioso, disminuyen notoriamente
la frecuencia respiratoria y la presión sanguínea que habían aumentado previamente.
Estas funciones depresoras del alcohol afectan primero las áreas corticales del SNC,
a cargo de las funciones cerebrales superiores que se relacionan con la conducta y
el grado de conciencia de los actos. Aparece la torpeza característica, la ataxia y el
nistagmo. Se afecta la capacidad de procesar información, existe una dificultad ante
las reacciones complejas, a nivel de la vista se da estrabismo y visión borrosa. Por la
tolerancia a la bebida, la persona alcohólica debe consumir dosis mayores de alcohol
para obtener los resultados deseados y para evitar el síndrome de abstinencia (Madden,
J. 1986). Con el consumo de alcohol se da una desinhibición y una importante dificultad
en el control de los impulsos sexuales y agresivos. Se puede hablar de la predominancia
del aislamiento, de una búsqueda de la soledad en ciertas ocasiones. Con una adicción
prolongada comienzan las alucinaciones visuales, el delirium tremens, que son de na-
turaleza paranoide.

— 471 —
Se da un deterioro físico, mental y emocional ya que existe una dependencia
física y psíquica de la sustancia. Esta dependencia de la droga produce una sensa-
ción de satisfacción generando un impulso psíquico que lleva a repetir la experiencia
para obtener placer y evitar así un desequilibrio entre el organismo y la droga que hace
aparecer trastornos físicos cuando se interrumpe el consumo, trastornos propios del
síndrome de abstinencia. Este se puede caracterizar por una serie de temblores en las
extremidades, sensación de hormigueo intramuscular, ansiedad, depresión, irritabilidad,
inquietud y sudoración alta, durante la noche principalmente. Hay casos frecuentes de
enfermedades psiquiátricas que se asocian a la situación del consumo “En un estudio
de más de 2000 americanos…se encontró que los individuos con trastornos psiquiátri-
cos mostraban 2, 7 más probabilidad de tener problemas con el alcohol u otras drogas,
comparados con aquellos que no tenían problemas psiquiátricos” (Beck, A. pág 6, 1999).
Se da una predominancia de rasgos depresivos, asociado a la organización de la perso-
nalidad desde lo estructural, al consumo del alcohol y también a la etapa evolutiva que
se está transitando.
Desde lo evolutivo podemos pensar este período en donde se suscitan etapas
críticas, diferente a otros, con características propias, entendidas desde una psicología
evolutiva las crisis significan siempre situaciones de cambio, que implican pérdidas y
necesidad de adaptación a las nuevas condiciones de vida. El anciano debe ser con-
siderado como un ser bio-psico-social que vive una situación permanente de cambio y
readaptación. Es necesario comprender al sujeto en situación, entendiendo que no hay
producción psíquica fuera de lo contextual, así como pensar la producción de subjetivi-
dad y sus acontecimientos dentro de un contexto y un devenir histórico.
Es importante observar esta etapa como una más en la vida, en donde el cuestio-
nar todos los adjetivos negativos y peyorativos en torno a la misma nos permite tener otra
mirada, para que llegado el momento se resignifiquen aquellos fantasmas vinculados a
la vejez. Esta serie evolutiva a su vez esta ligada íntimamente con la serie prospectiva
la cual nos conduce a la capacidad por parte de los sujetos de configurar un proyecto
a futuro. Vimos en la personas que su mejoría en relación al consumo de la sustancia,
mediante la reducción de dosis o total abstinencia, abría una brecha como para poder
pensarse en un futuro con ciertas expectativas, ya que generalmente la visión a futuro es
nula y resulta adverso detenerse a considerar esto. Ellos viven el día a día, generalmen-
te no hay proyectos a llevar a cabo en un futuro. Existe una gran esperanza en torno a
la posibilidad de obtener una pensión a la vejez o una jubilación, a su vez se espera en
muchos casos recibir una vivienda, pero no es la mayoría la que tiene tal suerte, y si las
conductas de uso indebido y abuso del alcohol persisten, el dinero recibido es gastado
en la droga. Las viviendas que les son otorgadas deben ser amuebladas por ellos y ge-
neralmente no tienen los medios para hacerlo, están ubicadas en barrios periféricos, en
contextos en donde el viejo no acostumbra a moverse y encuentran muchas dificultades
para resolver las dificultades cotidianas. De esta forma se agrega el hecho de que poco
a poco van perdiendo el contacto con su grupo de pares y con las instituciones a las que
asistían y de las que recibían atención.

Factores de riesgo que se pueden inferir en relación al


problema
Por riesgo se entiende la probabilidad de que determinado fenómeno indeseable
o dañino le ocurra a un individuo en un futuro. Un factor de riesgo es cualquier circuns-

— 472 —
tancia de naturaleza biológica, psicológica o social que aumenta la probabilidad de que
un determinado fenómeno indeseable aparezca (Forselledo, G. 2000). Por tanto podría-
mos pensar, a través de lo desarrollado, algunos factores de riesgo para el problema del
alcoholismo y la situación de calle en los viejos, con el fin de comprender y planificar
estrategias de acción preventivas. Al alcoholismo en la adultez o en la mediana edad
sin tratamiento adecuado lo podríamos pensar como un posible factor de riesgo. Otro
factor importante podrían ser los trastornos psiquiátricos asociados al alcoholismo. Una
organización familiar conflictiva, la violencia familiar, el maltrato podría aumentar la pro-
babilidad de que se dé la situación de calle. Las crisis vitales evolutivas, rechazo de su
cuerpo podrían jugar un papel importante. La carencia de afectos y la imposibilidad de
ejercer un rol participativo a nivel social y el tiempo libre desestructurado. Son algunos
de los factores de riesgo que pueden ser manejados, para planificar un abordaje ade-
cuado desde la prevención y promoción de salud en el trabajo con esta población.

Bibliografía
Beck, A. 1999: “Perspectiva general del abuso de sustancias” en “Terapia cognitiva de las
drogodependencias”.
Da Silva, F.; Forselledo, G. 1993: “Las sustancias psicoactivas según el modelo Geopolítico
estructural”.
Fiorini, H. 1996: “Exploración de la situación como una modalidad de abordaje en psicoterapias”
en “Focalización y psicoanálisis”.
Forselledo, G. 2000: “Introducción al enfoque de riesgo”.
Laplanche, J.; Pontalis, J. 1971: “Diccionario de psicoanálisis”.
Madden, J. 1986: “Alcoholismo y farmacodependencia”.
Salvarezza, L. 1988: “Psicogeriatría. Teoría y clínica”.
————— 2005: Exposición en: Fundación Navarro Viola.
Presentación del premio bienal de ancianidad 2005-06: “Nuestros ancianos, la familia y la sociedad”.

— 473 —
Vejez Fragilizada

Características do luto de cuidadoras de


idosos dependentes por acidente vascular
encefálico, já falecidos

Karsh, U., Mazeto, I., Oliveira B., Oliveira I., Salimene A.

Estes são resultados parciais de um estudo realizado pelo Grupo Epidemiologia


do Cuidador em 2006, como parte de uma pesquisa longitudinal com início em 1999, na
cidade de São Paulo-Brasil, sobre as condições de vida do cuidador familiar de pacien-
tes idosos procedentes de um Hospital Público acometidos por AVE (acidente vascular
encefálico). Objetivo: identificar os aspectos psicossociais da reorganização de vida da
cuidadora familiar no processo de luto com a morte do idoso dependente. Metodologia:
Pesquisa de campo com cuidadoras, realizada no domicílio por duplas de pesquisado-
ras, utilizando-se como instrumentos: questionário semi-estruturado e diário de campo.
O programa SPSS constituiu a base de banco de dados. Foram analisados os discursos
das cuidadoras. Resultados: através dos relatos das cuidadoras, pode-se observar a
presença de fatores determinantes, para qualificar a reação global de uma perda, o es-
tigma, a privação e o pesar, que nessa pesquisa se caracterizou pela morte do familiar
cuidado, ou seja, pelo processo de luto das cuidadoras. Verificou-se que a cuidadora,
além da privação do luto, pela morte do cuidado, se depara com a privação de seu
referencial sócio-familiar, a função do cuidar. A partir desse estudo podemos refletir e
considerar a importância do apoio social, familiar e psicológico, voltando nosso “olhar”
para as cuidadoras enlutadas, que se deparam com várias perdas após uma situação
de cuidar prolongada, seja por escolha, solidariedade, necessidade ou obrigação do
cumprimento de seu papel social.

Palavras chaves: Cuidador familiar; luto; gerontologia, idoso dependente

 Pontifícia Universidade Católica. São Paulo – Brasil. ulakar@uol.com.br


 Pontifícia Universidade Católica. São Paulo – Brasil.
Ingrid Vilardi Mazeto, pesquisadora do grupo Epidemiologia do Cuidador da PUC-SP, fisioterapeuta,
acupunturista, especialista em Fisioterapia cardio respiratória pela Santa Casa de Misericórdia de
São Paulo, Especialista em Fisioterapia pulmonar pela Universidade Federal de São Paulo-Escola
Paulista de Medicina (UNIFESP), mestranda em Gerontologia pela Pontifícia Universidade Católica-
São Paulo-Brasil (PUC-SP). Pesquisadora mentora do website Portal do Envelhecimento- www.
portaldoenvelhecimento.net. ingravm@hotmail.com
 Pontifícia Universidade Católica. São Paulo – Brasil. bbel_o@yahoo.com.br
 Pontifícia Universidade Católica. São Paulo – Brasil. ilkacustodio@hotmail.com
 Pontifícia Universidade Católica. São Paulo – Brasil. arlete.salimene@ajato.com.br

— 474 —
1. Introdução
Os estudos sobre as duas temáticas abordadas nessa pesquisa, o cuidador fami-
liar e luto, são recentes no Brasil, sendo um grande desafio articular esses dois temas. A
revisão de literatura feita por Colin Murray Parkes, norteou a nossa investigação sobre
as particularidades e a reação global do luto das cuidadoras de idosos dependentes por
acidente vascular cerebral-AVE, como um processo psicológico distinto.
Os pesquisadores entendem o luto como uma importante transição psicossocial,
com impacto em todas as áreas de influência humana, podendo ser uma reação normal,
até mesmo esperada, diante do rompimento de uma relação significativa por morte, e
que tem impacto sobre o indivíduo e a família, muitas vezes em tempo prolongado.
No Brasil as mulheres são as “grandes cuidadoras” dos idosos incapacitados: to-
dos os autores e os dados coletados pelo mundo indicam que, salvo por razões culturais
muito específicas, a mulher é a cuidadora tradicional. (Kinsella & Taeuber 1992 apud
KARSH, 2003). Por questões culturais, o papel da mulher cuidadora, no Brasil, ainda é
uma atribuição esperada pela sociedade (NERI, 1993).
Dentro dessas perspectivas acima, a pesquisa de campo, através dos relatos das
cuidadoras, pode-se observar a presença de fatores determinantes, para qualificar a
reação global de uma perda: o estigma, a privação e o pesar, que nessa pesquisa se ca-
racterizou pela morte do familiar cuidado, ou seja, pelo processo de luto das cuidadoras.
Observaram-se também as características particulares do luto de cada cuidadora.
Também foi verificado nesta pesquisa que a cuidadora, além da privação do luto,
pela morte do cuidado, se depara com a privação de seu referencial sócio-familiar, a
função do cuidar.

2. Referencial Teórico Metodológico


O grupo de pesquisa Epidemiologia do cuidador da Pontifícia Universidade Cató-
lica de São Paulo-Brasil (PUC-SP), fomentado pelo CNPq e recomendado pela Secreta-
ria de Saúde do Estado de São Paulo, desde o ano de 1999, tem percorrido os labirintos
da realidade dos cuidadores familiares de idosos dependentes na cidade de São Paulo-
Brasil, através de uma pesquisa longitudinal, interdisciplinar, quantitativa e qualitativa.
Tendo como universo dessa pesquisa 50 casos (cuidadores e idosos dependentes por
acidente vascular encefálico- AVE) proveniente de hospitais públicos da cidade de São
Paulo.
Em 2006 iniciou-se como subproduto dessa pesquisa o projeto intitulado “O des-
tino do cuidador familiar, após o óbito o idoso dependente”. No período de maio a julho
do mesmo ano de 2006 buscou-se identificar quais idosos dependentes de cuidador
familiar, após episódio AVE, haviam falecido. Dos 50 casos do universo de nossa pes-
quisa, foram localizados através dos contatos telefônicos 48 cuidadoras. Em 35 casos,
os idosos dependentes estavam vivos, e em outros 13 casos os idosos dependentes
haviam falecido, sendo últimos, os sujeitos definidos para pesquisa de campo, onde 1
foi excluído após visita domiciliar pelas pesquisadoras, porque quando faleceu, o idoso
era cuidado por outro cuidador. Outras 4 recusaram-se a participar da pesquisa, rela-
tando falta de tempo para atender as pesquisadoras e por não estarem dispostas a falar

 Pesquisador e psiquiatra britânico que teve sua obra de revisão bibliográfica traduzida pela Dra. Maria Helena
Pereira Franco Bromberg (Laboratórios de Estudos e Intervenções sobre o Luto- LELu – PUC-SP).

— 475 —
sobre o assunto. O grupo final para essa pesquisa constituiu-se então de 8 cuidadoras
de idosos dependentes falecidos.
De setembro de 2006 a janeiro de 2007 foram realizadas as pesquisas de campo
através de visitas domiciliares às 8 cuidadoras, por duplas de pesquisadoras e utilizou-
se como instrumento de pesquisa um questionário semi-estruturado e o diário de campo
previamente elaborados e submetidos a um pré teste.
Em um primeiro momento, para construção de um banco de dados e posterior
análise dos perfis sociais, culturais, econômicos e de saúde da cuidadora familiar; bus-
cando, dessa forma, apreender a realidade e a complexidade do processo de envelhe-
cimento e da longevidade da população estudada, utilizou-se o programa SPSS 11.0 for
Windows.
E para a identificação das características distintas e singulares, e os fatores co-
muns e determinantes do pesar, do estigma e da privação, no processo do luto vivenciado
por elas, utilizamos a análise de discurso que nos leva as reflexões e apontamentos.
Para Ponty, (1962 apud KISNERMAN, 1991, p.71):
“a reflexão não é, de nenhum modo, a anotação de um fato, mas sim um
esforço para compreender; não é a passividade de um indivíduo que se observa
viver, mas o esforço de um indivíduo que faz surgir a significação de sua experi-
ência.”

Afirma Parkes (1998) que o luto como um processo e não um estado, nem um
conjunto de sintomas que tem início depois de uma perda e, depois gradualmente se des-
vanece, as fases do luto tem suas características, e existem diferenças consideráveis de
uma pessoa para outra, tanto no que se refere à duração como à forma de cada fase.
O autor, no entanto, descreve um padrão comum no luto, apontando caracte-
rísticas que podem ser observadas na maioria dos casos, justificando o luto como um
processo psicológico distinto. Afirmando que:
[...] as pessoas enlutadas têm muito em comum, o que nos leva a ver
o luto como um todo, e a mapear o curso de acontecimentos que caracteris-
ticamente o acompanha. Além das reações de pesar, há dois outros fatores
que são determinantes para qualificar a reação global a uma perda. São eles:
o estigma e a privação. (PARKES, 1998, p.25).

O luto é igualmente uma crise que atinge o indivíduo, sua família e os sistemas
mais amplos da sociedade dos quais participa (Bromberg, 1994). Portanto, o comporta-
mento desses sistemas de algum modo interfere no enfrentamento à crise do luto pelo
indivíduo, na medida em que a forma em que estes respondem ao indivíduo enlutado
pode se traduzir em suporte ou não à sua condição de enlutado.

3. Análise dos Resultados


Os resultados são descritivamente analisados para melhor caracterizar os perfis
sociais, culturais, econômicos da cuidadora familiar; buscando, dessa forma, apreender

 1. O Programa Statical Package of Social Sciences (SPSS for Windows – 11.0) é um programa específico
para tratamento de dados estatísticos.

— 476 —
a realidade e a complexidade do processo de envelhecimento e da longevidade da po-
pulação estudada.

3.1 Perfil Sócio-Cultural e Econômico


A pesquisa mostra que os 8 sujeitos são mulheres, sendo 6 esposas e 2 filhas do
cuidado falecido, cuja idade máxima das esposas é de 84 anos e a mínima é de 57 anos;
as duas filhas cuidadoras têm idades iguais a 63 e 67 anos.
Com relação ao estado conjugal, 6 cuidadoras são viúvas, e as 2 filhas são casa-
das. O estado conjugal é uma das características demográficas da população idosa com
diferenciais por sexo, mais expressivos. Considerando-se que, em geral, as mulheres
têm uma expectativa de vida maior do que a dos homens é comum, entre os idosos, a
predominância de viúvas entre as mulheres.
A análise da escolaridade mostra a falta de oportunidades nesse sentido, pois 3
das cuidadoras, nunca freqüentaram a escola (são analfabetas), e 5 permaneceram na
escola até a 4a. série (ensino fundamental incompleto).
A renda pessoal mensal e a fonte de renda assinalam a extensão e a profundida-
de das questões previdenciárias, evidenciadas quando se observa que uma das cuida-
doras filhas está desempregada e que não tem renda pessoal; a outra está no mercado
informal e recebe R$1000, 00. Das 6 esposas cuidadoras, 4 são pensionistas, sendo
que destas, 2 também recebem aposentadoria por tempo de serviço. As entrevistadas
relataram à renda pessoal máxima de R$1800, 00 e a mínima de R$350, 00.
Em relação ao acesso e à utilização de serviços de saúde, 5 das entrevistadas
informaram estar vinculada ao sistema público de saúde; e 2 recorrem a atendimento
em hospital particular quando precisam, e 1 utiliza-se da farmácia.
Quando indagadas quanto ao tempo que conviveram com os idosos depentente,
após o episódio de AVE, o tempo máximo de convivência foi de 17 anos e o tempo mí-
nimo igual a 2 anos.

3.2 Características Singulares do Luto das Cuidadoras


O luto, entendido como uma constelação de reações psíquicas, conscientes e
inconscientes, a uma perda significativa, é uma experiência complexa que transcende
o âmbito individual.
Segundo Bowlby (1993), o processo de luto envolve uma sucessão de fases: o
entorpecimento, a saudade ou procura pelo outro, desorganização e desespero e a re-
cuperação, apresentando diferenças consideráveis de uma pessoa para outra, tanto no
que se refere à duração e a forma de cada uma delas.
O tempo de óbito dos idoso dependentes, até data das entrevista, foi de 1 ano e
1 mês, 1 ano e 4 meses, 2 anos e 8 meses, 4 anos, 4 anos 6 meses, 5 anos, 5 anos e
1 mês, 5 anos e 4 meses.
Duas cuidadoras disseram não terem reorganizado sua vida após a morte do
esposo dependente (cuidado), um havia falecido há 1 ano e o outro há 5 anos. As outras
6 afirmaram ter reorganizado suas vidas em tempos distintos que variaram de 1 mês a
2 anos após a morte.
As 6 cuidadoras que disseram terem se reorganizado, relacionaram essa fase a
diferentes e peculiares situações, uma relatou que começou a sair e comprar coisas que
gostaria de comprar, mas não sobrava dinheiro pelos gastos que tinha com medicação,
transporte e tratamentos do marido, outra cuidadora disse ter sido aos poucos e que
tirou os “banquinhos” e a mesa de alvenaria que o marido havia feito e ela não gostava,

— 477 —
uma esposa atribui sua reorganização a sua ida ao médico e procurou se tratar mais e
perceber suas doenças.
Verificamos que em um dos casos a cuidadora que relatou não ter se reorganiza-
do, estava possivelmente vivenciando luto de perdas anteriores, pois dos sete filhos do
casal, quatro morreram de forma prematura e violenta. Durante a entrevista a cuidadora
chorou quando falava da última filha que morreu assassinada e deixou um filho para ser
cuidado por ela.
Em um estudo longitudinal de oito anos Parkes (1998), encontrou mais evidên-
cias de choro e luto persistente em pais que haviam perdido filhos do que entre viúvos
e viúvas.
Para Weinberg (1994 apud PARKES, 1998) mortes repentinas e inesperadas,
perdas múltiplas, mortes violentas e mortes envolvendo ações humanas como o assas-
sinato, representa um risco para saúde mental, mesmo na ausência de vulnerabilidade.
A outra cuidadora que considerou não ter se reorganizado relatou que estava na
“mente” dela, tudo o que o marido havia passado, dele não ter sido atendido a tempo no
hospital, contando detalhadamente o dia a dia que precedeu o óbito do marido. Era o
óbito mais recente da pesquisa, 1 ano.
O luto não é conscientizado todo de uma vez, muitas vezes as pessoas enlutadas
agem como se a pessoa morta ainda fosse recuperável, preocupam-se com a perda,
que se mantém na mente, atividade chamada por Freud (1917 apud PARKES, 1998) de
“trabalho de luto”.
Nesse período para Parkes (1998, p.99):
Há uma necessidade consciente de por em ordem, que não se trata apenas
de lembrar-se do fato traumático com perfeição, mais inclui a necessidade de “dar
sentido” ao que aconteceu, explicar, classificar, comparar com outras situações,
que fazem com que se encaixe nas expectativas que a pessoa faz do mundo.

Quando perguntamos qual era a expectativa que ela tinha nessa fase da vida, ela
respondeu que quando ele estava vivo ela pensava que a vida seria sempre assim, e
não pensava que tudo iria acabar.

3.3 Fatores Determinantes do Processo de Luto


A morte é considerada um evento crucial onde podemos esperar que o luto ocor-
ra. Nota-se que as pessoas enlutadas têm aspectos em comum possibilitando ver o luto
como um todo. Os fatores importantes para qualificar a reação global além do pesar, o
estigma e a privação (PARKES, 1998).

3.3.1 Estigma das Viúvas


O autor acima citado chama de estigma no caso do luto, a mudança de atitude
que ocorre na sociedade quando uma pessoa morre. As pessoas que sempre foram
amigas e próximas ficam sem jeito e tensas na presença da viúva.
Em algumas sociedades, o tabu dirigido aos enlutados pode ser mais explícito.
Em um artigo chamado: “A pequena viúva é uma coisa perigosa” Cochrane (1936 apud
PARKES, 1998, p.26) escreveu sobre uma sociedade, os agutaianos, que consideravam
as viúvas perigosas:
Ela pode sair apenas durante a hora na qual não irá encontrar as pessoas,
pois acredita-se que todos aqueles que ela vir poderão ter morte repentina. Para
evitar que isso aconteça, ela deve bater com um bastão de madeira nas árvores

— 478 —
enquanto vai caminhando, avisando as pessoas sobre sua presença. Acredita-se
mesmo, que até as árvores nas quais ela bate irão morrer logo.

Restrições sobre a manifestação aberta de afetos relacionados à perda remon-


tam ao século XIX e seus resquícios ainda perduram até nossos dias, como uma das
características da civilização ocidental cada vez mais secularizada, menos ritualizada
(ao menos em termos formais) e tendente a negar a morte. Conseqüentemente tende a
rejeitar e suprimir o luto, visto como indigno, vergonhoso e sinônimo de fraqueza de ca-
ráter, prestando-se apenas para exacerbar desnecessariamente a dor (ARIÈS, 1982).
A pesquisa mostrou que em 7 casos os parentes não passaram a freqüentar mais
a casa da cuidadora após a morte do familiar, em 2 casos verificamos que as visitas
diminuíram. Uma cuidadora relatou que os sobrinhos vinham mais a sua casa quando o
marido estava vivo, e depois da morte do marido dizem que por causa do trabalho não
podem vir, ela acha que é uma desculpa. A outra relatou que os familiares se afastaram
um pouco, pois vinham muito a casa dela quando o marido estava “ruim”.
Quanto à vida social relacionada aos parentes e amigos, 6 não apontaram me-
lhora, relatando que as “coisas” permaneceram da mesma maneira, e 2 apontaram ter
melhorado após o óbito do idoso dependente, sendo que em um caso ela era filha do
idoso cuidado, não se enquadrando no estigma, e a mesma associou a melhora ao fato
dela ter se casado, um desejo seu concretizado após o óbito do pai.
Para Moss e Moss (1995 apud PARKES, 1998), a morte dos pais na vida adulta
é frequentemente uma oportunidade para crescimento pessoal.

3.3.2 Privação
Para os estudiosos sobre o luto, uma pessoa enlutada reage tanto à perda quan-
to a privação, sendo que a ausência da pessoa necessária é uma privação, sendo a
perda de uma pessoa o oposto, o pesar é a reação à perda, e a solidão é a reação à
privação.
As pessoas têm necessidade de outras pessoas, e a perda de um marido ou de
um familiar, provavelmente deixa um grande vazio.
Parkes (1998, p. 27) explica esse fato como:
A necessidade de interagir com quem se ama tem suas raízes provavel-
mente nas necessidades instintivas segundo a teoria do apego de John Bowlby.
[...] Quando acrescentamos a essas reservas instintivas aquelas que contêm in-
formação, conforto, dinheiro, sexo e outras coisas que podem derivar de objetos
de amor em nossa sociedade complexa, fica claro que o luto será seguido por
privação.

Os sentimentos que as cuidadoras relataram após a morte foram de vazio, soli-


dão, dor, saudade, remorso, aparecendo em um caso o relato de alívio.
Solidão, pobreza, esvaziamento do papel social, frustação sexual e quebra na
segurança, que era adivinda da possibilidade de compatilhar responsabilidades, são al-

 Teoria que define o comportamento de apego como qualquer forma de comportamento que resulta em uma
pessoa alcançar e manter proximidade com algum outro indivíduo, considerado mais apto para lidar com o
mundo, e esse comportamento apresenta características (especificidade, duração, envolvimento emocional,
ontogenia, aprendizagem, organização e função biológica).

— 479 —
guns dos sentimentos e reações que surgem como consequência da privação. Pode-se
esperar que esses sentimentos continuem enquanto a privação continuar, e que termi-
nem quando fontes alternativas de reservas forem encontradas (Parkes, 1998).

3.4 A Privação da Função de Cuidar


O cuidar do idoso dependente afasta essas mulheres do meio social e proporcio-
na a ela um papel ocupacional na família, e após a morte do familiar cuidado, mesmo
que esse papel de cuidar tenha sido desgastante, essa cuidadora se depara com várias
perdas, entre elas a perda da função de cuidar e o esvaziamento do papel social de
esposa.
Nos casos das 2 filhas cuidadoras estudados em nossa pesquisa, aparece o im-
pacto financeiro, quando passaram a cuidar de seus pais idosos dependentes se afas-
taram do mercado de trabalho e tinham como rendimento o benefício previdenciário dos
idosos, que cessou com a morte desses beneficiários.
Em nossa pesquisa das 6 esposas cuidadoras, 5 continuam exercendo algum
tipo de cuidado, 3 cuidavam de netos diariamente, 1 auxiliava a nora nos cuidados com
o filho que teve AVE, 1 substitui a irmã quando ela precisa sair, nos cuidados com a mãe
idosa.
Seria de se esperar que após a morte, cujo o cuidado foi extenuante para a cui-
dadora, esta buscasse um alívio desse estresse. Porém, para Bass e Bowman (1990
apud PARKES, 1998), os cuidadores que consideraram estressante a função de cuidar
sofreram mais dificuldades no luto.
Nos casos das filhas cuidadoras, 1 demonstrou seu descontentamento em não
conseguir um emprego, e resgatou seu projeto de vida de casar após a morte do pai
cuidado, a outra cuidadora após a morte de sua mãe passou a cuidar de outra idosa de-
pendente da família e mostrou-se descontente com essa função, relatando que se sente
cansada e sozinha para cuidar, sem o apoio da família, atribuiu como fato determinante
para sua reorganização, o trabalho de cozinhar, servindo “marmitex”, relacionando este
com a necessidade finaceira.
Parkes (1998) afirma que a evolução cultural que fez do casamento e outras par-
cerias afins, parte integral de nossa organização social, fez pouco para garantir que as
funções realizadas por eles continuem adequadas após a sua dissolução. Essa dissolu-
ção em nosso estudo ocorre com a morte do idoso dependente por AVE.

4. Considerações Finais
Através dos relatos das cuidadoras, observamos a presença de fatores determi-
nantes, para qualificar a reação global do processo de luto: o estigma, a privação e o
pesar, que nessa pesquisa se caracterizou pela morte do familiar cuidado. Observamos
que o luto das cuidadoras pesquisadas apresentou características particulares, associa-
das à personalidade e história de vida de cada sujeito.
Esse estudo verificou que a maioria das cuidadoras após a morte de seu cuidado,
continua exercendo de algum modo a função de cuidar. Manter ou retomar seu papel de
cuidadora, pode ser o que Parkes chama de “fonte de reserva alternativa”, para elabora-
ção de sentimentos de vazio, tristeza e solidão consequentes do luto.
Viabilizando uma reflexão sobre a importância do apoio social, familiar e psicoló-
gico, voltando nosso “olhar”, para as cuidadoras enlutadas, que se deparam com várias

— 480 —
perdas após uma situação de cuidar prolongada, seja por escolha, solidariedade, neces-
sidade ou obrigação do cumprimento de seu papel social.

5. Referência Bibliográfica
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Janeiro, v. 19, n. 3, 2003. Disponível em: <http://www.scielo.br/ Acesso em: 20/08/2007.

— 481 —
Vejez Fragilizada

Prevención de suicidios en adultos mayores


Amaral, Rita

Resumen
El presente trabajo trata sobre el suicidio, el envejecimiento en el mundo y en
nuestro país, con particularidades que les toca vivir a los actuales adultos mayores. Se
realiza una breve historia de cómo se fueron desarrollando los estudios sobre el suicidio,
sobre los prejuicios, que se potencian, tanto sobre el suicidio y la vejez.
Se detallan los criterios expresados por la OMS, y las recomendaciones que rea-
lizan los expertos mundiales sobre prevención del Suicidio y se discute cada una de
ellas. También se analiza la influencia de la religión, como factor de prevención ante esta
conducta. Reseñamos lo que existe en nuestro país sobre prevención en el tema.
Se exponen diferentes teorías que aportan las características del suicidio en los
ancianos. Describimos la teoría del psicoanalista Edgardo Rolla, sobre el suicidio de los
adultos mayores y la teoría de la Dra. Graciela Zarebski acerca de como el envejeci-
miento se puede tornar normal o patológico. Para finalizar la exposición se realiza una
síntesis de lo tratado, dándose una opinión personal sobre como se debería encarar el
tema de prevención del Suicidio en Adultos Mayores.

Palabras clave: suicidio, envejecimiento y vejez, prevención

Prevención de suicidio en adultos mayores


Para hablar de la prevención de Suicidio en Adultos Mayores corresponde en pri-
mer lugar ubicarnos en las dos temáticas que se entrecruzan. Comenzaremos por decir
que el Suicidio al igual que la Vejez no son problemáticas exclusivas de una disciplina y

 Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología. Universidad de la República. Uruguay.


Rita Selva Amaral Maggio. Licenciada en Psicología. Docente Asistente del Servicio de Psicología
de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República. Uruguay. Estudiante de segundo
año de la Especialización en Psicogerontología, Facultad de Maimónides, Argentina. Estudiante
de la Licenciatura de Antropología y Arqueología.
Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Universidad de la República. Uruguay. De-
legada de la Facultad de Psicología en la Comisión sobre Muertes Violentas (Homicidios, Suicidios
y Accidentes). Ministerio de Salud Pública. Uruguay
Integrante del Equipo de Trabajo sobre Prevención de Maltrato en Adultos Mayores
Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría. Se obtuvo el Primer Premio en la presentación de
la Primera Muestra sobre Maltrato en la Vejez en Montevideo en el II Congreso MERCOSUR de
Gerontología y Geriatría Punta del Este. Uruguay. rsamaral@psico.edu.uy

— 482 —
desde el punto de vista epistemológico, el Suicidio y la Vejez se pueden entender desde
el paradigma de la complejidad (Edgar Morin, 1995) porque son sucesos que “ inter-
conecta pensamientos y fenómenos, sucesos y procesos, donde los contextos físicos,
biológicos, psicológicos, lingüísticos, antropológicos, sociales, económicos, ambientales
son recíprocamente interdependientes”(Gallegos, M. 2005. pág.347).
La importancia del tema a tratar queda expresada por las cifras que muestra la
Organización Mundial de Salud (OMS), pues en el mundo cada 20 segundos hay una
muerte por Suicidio y cada 2 segundos hay un Intento de Autoeliminación (IAE).
Los datos que proporciona el Ministerio de Salud Pública, desde el comienzo del
siglo XX nos indican que se consumaron promedialmente 10 suicidios cada 100.000
habitantes, hasta el año 1990. Posteriormente aumentaron hasta llegar a un máximo, en
el año 2002, con 18 s./100.000 h., descendiendo dicho guarismo en los años sucesivos,
hasta el 2006 que volvió a incrementarse.

Tablas estadísticas proporcionadas por el Ministerio de Salud Pública de Suici-


dios en el Uruguay entre los años 2000 al 2005
de 5 a 9años 10 a 19 años 20 a 59 años 60 y más sin identificar Total
Año 2000 0 24 331 220 10 565
Año 2001 0 25 305 171 4 505
Año 2002 0 42 400 247 3 692
Año 2003 0 23 334 183 3 543
Año 2004 1 29 317 174 6 527
Año 2005 0 35 285 182 1 503

Corresponde destacar que en nuestro país existe un buen registro médico en las
defunciones, y a pesar de ello se estima que existe una cifra oscura que va del 3 al 4
c/100.000 de suicidios en general “La trascendencia que adquiere el suicidio en la vejez
está dada por la prolongación de la vida y el crecimiento de la población vieja, siendo
éste uno de los fenómenos más importantes de mitad del siglo XX y comienzos del XXI.
En los países desarrollados, en el año1900, 40% de los recién nacidos llegaban a los 65
años. De los que nazcan en la 1º década del siglo XXI, el 80% van a llegar a esa edad
(Matusevich, D.y otros, 2003, pág.119)
El Uruguay cuenta con la población más envejecida de América Latina, producto
de una conjunción de acontecimientos de los cuales destacamos los más importantes:
como el mantenimiento estable, por más de 50 años, de bajas tasas de natalidad, pro-
cesos sucesivos de emigración de población joven y aumento del promedio de vida.
Actualmente cuenta con un 17 % de adultos mayores de 60 años, cifras que alcanzará a
25% para el 2050 según las proyecciones demográficas, y debiéndose tener en cuenta
que la franja etaria que más crece es la de 80 años y más (Berriel y al. 2006. Pág.22).
Por lo dicho con anterioridad, la generación actual de personas mayores le toca
vivir una vejez más extensa, en el tiempo. Si tomamos la jubilación como inicio de esta
etapa de vida, tendrá 20 o 30 años más de existencia, lo que significa que queda mu-
chos años en los cuales deberá replantearse nuevos proyectos de vida.
Atento a los prejuicios que sostiene el imaginario social sobre la vejez, la socie-
dad en sí, no ha tomado conciencia que debe realizar cambios esenciales para que es-
tas personas longevas tengan una buena calidad de vida, sean respetadas y atendidas
en sus necesidades físicas, psíquicas y sociales.

— 483 —
Debemos tener en cuenta que estamos estudiando dos temas, que la mayoría de
las veces no son tratados con la profundidad requerida. Al imbricarlos subrayaremos que
los prejuicios y mitos existentes como ya dijimos, en el imaginario social, sobre ellos, se
potencian, lo que agudizan el hecho de que no se hable, se oculta, no dándoles la co-
munidad y los profesionales la importancia que tienen, tomando una actitud pasiva ante
los problemas que surgen y no buscan las soluciones que corresponden.

Breve reseña del concepto suicidio


La palabra SUICIDIO proviene del latín de “sui” (de si mismo) y “cadere” (matar)
suicidio significa, por lo tanto, matarse a si mismo. Esta palabra se comenzó a utilizarse
en Gran Bretaña y en Francia en los siglos XVI y XVII respectivamente. En l817 aparece
en el diccionario de la Real Academia Española. Antes se expresaba como matarse,
destruirse, o asesinarse, y Cicerón lo nombraba como “mors voluntaria” (106-43 a.c.)

Evolución sobre el estudio del Suicidio


El primero en estudiar específicamente este problema fue Durkheim en su obra
“El Suicidio” (l897) donde realiza una investigación sociológica, considerando que se
trata de un fenómeno social. Y lo define como “toda muerte que resulte, mediata o inme-
diatamente, de un acto positivo o negativo realizado por la víctima misma”.
Freud fue el primero en dar explicaciones psicológicas a este suceso, postulando
que los motivos del suicidio eran intra psíquicos, originados primero en el inconciente y
en cuya psicodinámica intervenían toda la agresión y la hostilidad contra sí mismo al no
poder exteriorizarla. Thanatos se impone a Eros. El sujeto proyecta hacia sí mismo la
agresividad por un complejo de culpabilidad, y por la identificación con un objeto intro-
yectado y ambivalente amado.
La filosofía se ha ocupado mucho del Suicidio. Albert Camus en 1942 manifiesta
que el único problema filosófico verdaderamente serio: es el Suicidio.Thomas Szasz,
(1999, pág. 17) en su libro “Libertad Fatal”, expresa que el Suicidio es nuestra última y
definitiva libertad y agrega textualmente “ Durante mucho tiempo, el suicidio fue una ma-
teria reservada a la Iglesia y a los curas. Ahora es un tema del Estado y de los médicos.
En el futuro será una elección individual y no tendremos en cuenta lo que la Biblia, la
Constitución o la medicina nos digan”.
Como vemos existen distintas opiniones sobre el Suicidio, si corresponde que se
prevenga o no, esta delicada discusión se ha planteado desde la época de los griegos y
romanos hasta nuestros días.
Hasta principios del siglo XX la iglesia Católica era nuestra religión oficial, por lo
cual, no se enterraban en los cementerios a las personas que se suicidaban, porque
morían en pecado mortal. Por lo que estaba muy mal visto socialmente y los familiares
sentían vergüenza, lo que los llevaba a ocultarlo, se sentían estigmatizados. Esto se
mantiene con mucha vigencia.
Podríamos decir que los modelos descriptos anteriormente son reduccionistas
pues solo consideran una sola causa lo que produce la conducta suicida. A partir de la
década del 80 en adelante comienzan a surgir los modelos multidimensionales (Gonza-
lez, J. Ramos, Y. 1997 págs.5 a 10) como el Arquitectónico de Mack, el de Trayectorias
de desarrollo del suicidio de Silverman y Felner, el basado en el estado de la mente de
Bonner y Rich, el cúbico del Suicidio de Shneidman y de sobre posición de Blumen-

— 484 —
thal, lo que se ajusta más a la realidad de la conducta suicida. Cabe señalar que cada
estudioso del tema realiza su teoría y su propia definición, pero aún no existe ninguna
aceptada por la mayoría del espectro científico.
El suicidio de los viejos se toma como algo justificado, “atribuyéndolo a una deci-
sión libre, racional o existencial, consecuencia lógica de la edad, la soledad y el hastío
de vivir”(Vidal, A. 1999, pág.103) no produciendo la angustia que provoca el Suicidio en
otras edades, aunque serían más evitable, porque no son impulsivos, son meditados, y
dan señales antes de ser realizados en general.

Políticas de Prevención del Suicidio


A pesar de tratarse el suicidio de un problema de salud pública, no se han desa-
rrollado estrategias de prevención de suicidios. Solo en naciones como Finlandia, Ingla-
terra, Japón, Suecia, Noruega, Cuba, Dinamarca, existen programas de prevención. La
OMS ha sugerido seis principales acciones para disminuir las muertes por suicidio: trata-
miento de la enfermedad mental; control de la posesión de armas de fuego; destoxifica-
ción del gas doméstico y de los gases de vehículos de motor; control de la disponibilidad
de las sustancias tóxicas; disminución de las noticias sensacionalistas en los medios de
difusión de carácter masivo.
En nuestro País solo existen varias líneas telefónicas de ayuda para quien ma-
nifiesta que se quiere matar. Algunas líneas funcionan las 24 horas del día. Y en el mo-
mento actual, el MSP ha realizado un protocolo para aplicarlo en Atención Primaria en
Salud, cubriendo dicho protocolo todas las franjas etarias.
El 27 de diciembre del año pasado se decretó que el 17 de julio de todos los años
fuese el “Día nacional para la prevención del Suicidio”.
En el momento actual los expertos en la prevención de la conducta suicida reco-
miendan:
1) Educar a la comunidad para reconocer cuándo alguien está en riesgo de suicidar-
se y cómo ayudar a esa persona poniéndola en contacto con personal adiestrado
en poderla derivar a los profesionales correspondientes.
2) Fomentar el número de voluntarios con adiestramiento en la prevención del suici-
dio y en la intervención en crisis.
3) Que se realicen campañas públicas, por los diferentes medios de difusión, en
procura de mejor calidad de vida hacia los grupos vulnerables, desmistificando al
suicidio y el estigma de las enfermedades mentales.
4) Trabajar con la radio y la televisión para educar al público que el suicidio es pre-
venible, y evitable porque en si no es una solución de vida.
5) Adiestrar a todos los profesionales en el tema.
6) Incrementar las investigaciones en riesgo suicida y programas de prevención
7) Evaluar formalmente los programas de prevención de suicidio para determinar
sus aciertos y fallas y en qué dirección trabajar.

La primera de estas recomendaciones es esencial para la prevención del suicidio


en adultos mayores, porque cuantas más personas de la comunidad pueda reconocer
los riesgos o señales que dan las personas que tienen ideas suicidas o ya han proyecta-
do un plan de como quitarse la vida, podrán ayudar a esos seres humanos hablándoles
con el fin de que descarguen la angustia, la culpa, etc. que tienen y si no se sienten ca-

— 485 —
paces para ello ayudarlos a acercarse a otra persona que pueda apoyarlos ya sea una
persona preparada en el tema o un profesional especializado.
Con respecto a la segunda recomendación no existe en nuestro país una con-
ciencia de voluntariado. Sería muy útil desarrollarla sobre todo para los adultos mayo-
res, así encontrarían actividades que los haría sentirse útiles, les elevaría a autoestima
teniendo la posibilidad de salvar vidas sobre todos a sus cohortes.
A los medios de comunicación correspondería que informaran sobre estos he-
chos sin realizar sensacionalismo, no debería ponerse en primera página, ni explicar
como se llevó a cabo. Debe darse la noticia compadeciendo al que se ha quitado la vida
y no ponerlo como héroe o como valiente.
Es realmente importante que todos los profesionales de la salud estén informados
sobre la temática. Punto sumamente importante porque los Adultos Mayores, en su ma-
yoría, antes de realizar sus proyectos de suicidio realizan una consulta médica
Acerca de los dos puntos restantes, las investigaciones que se han realizado son
muy pocas y en exclusividad de adultos mayores aún no existen y los programas de
prevención de suicidio tampoco existen.
Otro recurso útil en la prevención es tener en cuenta si la persona profesa alguna
religión. Esto le da sentido a su vida, otorga un significado positivo al dolor, a los proble-
mas y al sufrimiento. Y eso siempre está ahí dando seguridad, consuelo, sociabilidad,
siendo parte del sistema cultural del individuo, su familia o su comunidad.
Lo dicho hasta ahora de la religión está referido a su vertiente positiva pero hay
que evaluar si no lo está a su polo negativo que genere en los individuos sentimiento de
culpa, baja autoestima, procesos de represión no saludables y generadores de ansie-
dad, reducción del sentimiento de control interno y de la autonomía personal creando
dependencia con excesiva confianza en fuerzas externas a las posibilidades del propio
control personal.
Veremos ahora algunas teorías o características sobre suicidios en los Adultos
Mayores específicas.
El Prof. Dr. Sergio Pérez Barrero (1997) expone en su libro “El Suicidio, compor-
tamiento y prevención” cinco características de los suicidios en los ancianos:
1) Realizan menos intentos de autodestrucción
2) Usan métodos mortales
3) Reflejan menos señales de aviso
4) Dichos actos son premeditados, reflexivos
5) Pueden asumir la forma de suicidios pasivos (dejarse morir)

El tercer punto no es compatible con el resto de la literatura sobre el tema, pues la


mayoría de viejos antes de suicidarse realizan una visita a algún profesional.
El Psicoanalista argentino Edgardo H. Rolla (1991) relaciona el suicidio de los
adultos mayores a la desesperanza. Define la esperanza como la “expectativa de que un
resultado sobrevendrá tal como lo deseamos” (pág.185). Se basa en la teoría de Erick
Erikson (1982) quien trata de formular desde una perspectiva psicodinámica, un modelo
psicosocial del desarrollo.
El concepto de identidad cobra vigencia a partir de su formulación acerca del
desarrollo humano y es una instancia central en la epigénesis del yo. Su aporte presentó
la idea de proceso y de que la identidad se construye a lo largo del ciclo de la vida, su-
perando las crisis que se establecen en los estadios, los cuales son ocho.

— 486 —
Erikson coloca la esperanza en la fase oral del desarrollo psicosexual, en el es-
tadio de confianza básica versus la desconfianza en relación al respaldo social que
recibe.
El ser humano en su desarrollo llegará a la vejez en el último estadio (VIII), con
su última crisis, donde el individuo llegaría a la integridad versus desesperanza, siendo
la integridad el último grado de maduración, encontrándose con un sentimiento de cohe-
rencia y totalidad respecto a como se ha constituido su yo y transcurrido su vida mientras
que la desesperación es no haber logrado dicha coherencia y no ha finalizado los pro-
yectos emprendidos y tiene la convicción subjetiva que ya no tiene tiempo para llegar a
la integridad. Esto lo lleva a la depresión y a la regresión en busca de la esperanza y el
apoyo social, y si este respaldo social no llega al anciano, surge en éste la idea del sui-
cidio, que como sabemos es el principio del proceso que lo lleva al acto en sí, teniendo
primero la idea, luego el plan y por último su realización.
Cuando el anciano se suicida, no es un acto impulsivo como el de los adoles-
centes, sino que suele ser “preparado, reflexionado y un tanto premeditado” (Bouter,
1982).
Esta descripción corresponde al suicidio activo, pero existe el suicidio pasivo don-
de el Adulto Mayor deja de comer, no toma la medicación, dejándose morir. Como vemos
coincide lo expresado con los puntos señalados por el Dr. Sergio Pérez Barrero.
Vemos acá que se cruzan lo psicológico, lo social, lo cultural, que como hemos
dicho es un problema multidisciplinario y como tal hay que tratarlo con equipos interdis-
ciplinarios de profesionales.
La Dra.Graciela Zarebski (1999) nos habla de un proceso de envejecimiento que
logra desarrollarse y llegar a constituirse desde un envejecimiento normal a otro patoló-
gico, encontrándose entre estos extremos un continuo de resoluciones. Todo dependerá
del narcisismo de cada ser humano, a la flexibilidad y adaptabilidad de su Yo a los cam-
bios que surgen en el transcurso de su historia de vida.
El concepto de anticipación en Psicoanálisis lo desarrolla Piera Aulagnier y Za-
rebski lo aplica para poder entender el envejecimiento y la vejez. La anticipación de
esta etapa de la vida surge en la mediana edad. La sociedad, la biología, la familia, e
imágenes de viejos actúan como espejos de la propia vejez. Pudiendo ver en cada uno
de estos elementos, como se comportan con los actuales adultos mayores y como posi-
blemente nos tratará a cada uno de nosotros.
¿Cómo se define anticipar? Es traer el futuro al hoy. Es la imagen propia futura
que se anticipa e impone una posible identificación lo que requiera un trabajo psíqui-
co del yo. La cuestión fundamental en relación al envejecimiento, para el sujeto, es el
proyecto de metamorfosis que se le ha planteado yo, reconstruyendo su historia y su
continuidad identitaria. Pudiéndose reconocerse en ese yo futuro tendremos un enveje-
cimiento normal.
Sin poder realizar el proyecto, con la imagen anticipatoria de su vejez, con la cual
no se identifica, aparece el yo negativo, el yo horror. Lo que sería lo siniestro de la vejez.
Cuando se dan situaciones de aislamiento, soledad, depresión, duelo, problemas eco-
nómicos, afectivos, de vínculos, problemas de salud, invalidez confirmarían lo siniestro
de la vejez y al no existe un yo flexible y con poder de adaptación para tolerar esa rea-
lidad, las defensas de negación y escisión propias del narcisismo se ven desbordadas
para tolerar esas situaciones. No nos extrañaría que el anciano encontrara como única
solución a su sufrimiento, el suicidio.

— 487 —
Al hablar de esta situación de sufrimiento en la vejez, no podemos dejar de volver
a nombrar el modelo cúbico del suicidio de Shneidman, que toma como aristas de un
imaginable cubo: el dolor psicológico, surgido de las necesidades psicológicas frustra-
das, a las perturbaciones donde se produce estrechamiento del pensamiento e impulsi-
vidad y las presiones tanto internas como externas. Cuando estas situaciones están al
máximo y confluyen estaríamos ante una persona con el máximo de riesgo suicida
Hemos enunciando teorías del suicidio en la vejez, hablado sobre la vejez pato-
lógica y tratamos de exponer nuestra posición sobre las medidas que corresponderían
tomar para la prevención de este mal social. Reitero que para prevenir el suicidio y sus
consecuencias, es necesario que toda comunidad y en especial los Adultos Mayores, al
igual que los profesionales tengan los conocimientos necesarios para detectar cuando
una persona anciana se encuentra en riesgo suicida para lo cual deben saber las se-
ñales y los riesgos suicidas a los efectos de una prevención efectiva al igual que saber
donde derivarlo.

Bibliografía
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— 488 —
Vejez Fragilizada

Velhice avançada – possíveis intervenções


Patrícia Kok Geribello de Ferreira Cabral

RESUMO
Os estudos gerontológicos apontam que com o aumento da longevidade e da
qualidade do envelhecimento existem múltiplas velhices. A velhice avançada, isto é,
aquela que se refere, segundo alguns autores e parâmetros populacionais, a sujeitos
que estão na chamada quarta idade, ou seja, com mais de 85 anos, ainda é foco de pou-
cos estudos e na sua grande maioria voltados às patologias geriátricas que acometem
essa população. Quais os limites e possibilidades de intervenção psicogerontológica a
esse contingente populacional cada vez mais crescente? Esse trabalho, a partir de ex-
periências clínicas objetiva propiciar reflexões sobre o atendimento domiciliar a idosos
na velhice avançada, sua demanda, o campo de atuação e as dificuldades impostas ao
profissional. A partir de encontros com uma idosa de 95 anos, em estágio de Parkinson
avançado, procuraremos discutir sobre a capacidade dos idosos para regular o impacto
subjetivo das perdas relacionadas à saúde, as adaptações e reconstruções internas
que sustentam o sujeito. Por outro lado, faremos considerações sobre a crescente fra-
gilidade levando ao risco da perda de dignidade e da identidade, a dependência física
e psicológica e, por fim, a finitude. Este não é um estudo conclusivo e percebemos que
futuras discussões serão necessárias para incrementar esforços ao desafio de trabalhar
com a demanda dessa população crescente.

Palavras-chave: velhice avançada, atendimento domiciliar, possibilidades e limi-


tes de intervenção.

 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),


São Paulo, Brasil.
Patricia Kok Geribello de Ferreira Cabral Psicóloga, mestre em Gerontologia pelo Programa de Es-
tudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC/SP), com dissertação
defendida em 2002, intitulada “Idosos reconstruindo-se com suas histórias”, pesquisadora do Grupo
de Estudos de Psicogerontologia (GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento:
Estudo do Acompanhamento Terapêutico para Idosos”, do GEM (Grupo de Estudos da Memória)
ambos do Núcleo de Estudos do Envelhecimento (NEPE) do Programa de Estudos Pós Graduados
em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica de São Paulo (PUC/SP). Atividade profissional:
atendimento domiciliar ao idoso com o projeto de resgate da memória autobiográfica na construção de
um livro, desde 2000. Coordenação e execução dos projetos de oficinas de memória autobiográfica:
Conversas no Pateo e no Largo: a memória viva de São Paulo e do Embu em 2003/04 e 2007 e no
Grupo Vida Barueri, Sede e Mutinga em 2005/07. patrícia@ferreiracabral.com.br

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Velhice avançada – possíveis intervenções
Os estudos gerontológicos apontam que com o aumento da longevidade e da
qualidade do envelhecimento existem múltiplas velhices. A velhice avançada, isto é,
aquela que se refere segundo Baltes e Smith (2006) e alguns parâmetros populacionais,
a sujeitos que estão na chamada quarta idade, ou seja, com mais de 85 anos, ainda é
foco de poucos estudos e na sua grande maioria voltados às patologias geriátricas que
acometem essa população. A solicitação profissional advinda desse aumento demográ-
fico nos leva pensar e buscar recursos, a partir do campo interdisciplinar da gerontologia
e da psicologia, ou seja, a psicogerontologia.
Existe um aspecto sobre o envelhecimento que requer atenção e do qual partiu e
se desenvolveu todo o conceito a respeito da categoria velho, que é o fato de podermos
verificar as transformações do corpo, com o passar dos anos e isso é inegável. É só
olhar. Py (2004) nos alerta que a tecnologia biomédica, quando se volta exclusivamente
para o tratamento das afecções de um corpo biológico, desconsidera a subjetividade da
vida humana, e é justamente tratando-se da dimensão subjetiva que se revela o sujeito,
sujeito este, que se apresenta, que fala de si e que se representa na própria história.
Nesse sentido é bastante perturbadora a situação de idosos que alcançam à velhice
avançada, pois a grande maioria desses idosos adquire alguma doença incapacitante,
que o torna dependente. Mesmo que tenham a cognição preservada, o foco de sua vida
está diretamente ligado às afecções do corpo e por conseqüência à tecnologia biomé-
dica. O espaço para elaboração das perdas e aquisições fica quase que relegado a um
segundo plano, tornando mais difícil o trabalho psíquico e as possibilidades de investi-
mento na vida de um lado, e por outro lado, o investimento tecnológico chega ao limite
da ética e dignidade humana. Assim, o modo de lidar com as perdas sentidas no proces-
so do envelhecer e a própria finitude se torna muito difícil “fechando as perspectivas de
projetos para o futuro”. (Birman apud Py, 2004).
Outro aspecto pertinente é a negação da sociedade para a questão, o não querer
pensar a respeito na velhice dos outros e muito menos na própria. Quando estava na
graduação em psicologia, mais de uma vez escutei que não adiantava mais “investir”
nos velhos, não havia mais tempo. Discurso esse que, mais tarde entendi, vinha apoia-
do em uma visão econômico-política da produção, do mercado, onde os valores estão
ligados a produção, ao novo; sendo o velho, descartável. Cabe a nós, profissionais e aos
velhos mudarmos esse discurso, tomando o devido cuidado para não pender para o ou-
tro lado da balança, onde o investimento biomédico alcança os limites da ética, negando
a condição de finitude humana. Negação essa que, segundo Pessini (2006), impulsiona
a prática da distanásia que significa um “prolongamento exagerado da agonia, do sofri-
mento e morte de um paciente”. Ou seja, sinônimo de tratamento fútil e inútil.
É de nosso conhecimento que o desenvolvimento humano está apoiado nas
mudanças corporais e psíquicas, basta acompanhar o crescimento de uma criança, a
vida adulta e a velhice. Estamos sempre envelhecendo, nos transformando e o corpo
envelhecido é delatado pelo olhar do outro. “É o olhar do outro que aponta nosso enve-
lhecimento”, diz Goldfarb (1998: 51). Como em um susto, de repente, nos damos conta
dessa passagem dos anos no próprio corpo, porém na velhice avançada, esse susto,
já ficou para trás, esse descompasso entre o que eu sinto e o que os outros vêem em
mim, já estão distantes. É comum ouvirmos a frase: “já estou cansado”, “me sinto velho”.
No entanto, como diria, Singer (2002: 94) essa mesma vida que avança no tempo e “al
avanzar se va llenando de actos, gestos, palavras que nos hacen querer y la llenan de

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sentido. Los sentidos van creciendo en la relación con el otro, con más de otro, con ins-
tituiciones orientadas por los ideales. A sentido quebrado vida en peligro.”
Finalmente, percebi o quão complexa foi minha escolha na tentativa de buscar
recursos, dentro da ética e da ciência para atender à demanda da crescente população.
Não é possível se propor a trabalhar com os idosos sem a noção da complexidade do
tema, como a complexidade da vida. A vida vivida e não simplesmente transcorrida no
tempo, no período entre o nascimento e a morte. Isso porque, nós os humanos, possu-
ímos a capacidade de pensar, de refletir e de renovar, e somos os únicos seres vivos a
ter noção da finitude, esse sentimento que é vivido de modo e intensidade diferentes nas
diversas fases da vida. O conceito de tempo, também é criado por nós, na tentativa de
compreensão do que se passa em nós e ao nosso redor e, assim, da busca de sentido.
“É assim que todo o percurso de alguém fica transfigurado por sua criatividade, capa-
cidade inerente à própria condição humana de dar sentido” (Safra, 2005). E cada um
tem o seu percurso, não há no mundo um outro eu, somos seres gregários, vivemos em
sociedade e precisamos do outro, no entanto, também somos únicos.
Quais os limites e possibilidades da intervenção psicogerontológica a esse con-
tingente populacional cada vez mais crescente de idosos na velhice avançada? Esse
trabalho, a partir de experiências clínicas, tem como objetivo propiciar reflexões sobre o
atendimento domiciliar a idosos na velhice avançada, sua demanda, o campo de atua-
ção e as dificuldades impostas ao profissional, a partir de encontros com uma idosa que
chamarei de Ana.
Brevemente citarei o trabalho que venho desenvolvendo ao longo de quase oito
anos com idosos, em sua maioria com mais de 85 anos. A idéia inicial é a de construir
um livro de memórias junto aos idosos utilizando os recursos metodológicos da história
de vida e a memória autobiográfica, definida por Santos (2005:63) como uma espécie
de síntese de relatos e histórias que contamos sobre nós mesmos e sobre nossa tra-
jetória no mundo, história que nos constituem e são por nós constituídas, e que são
extremamente complexas e dinâmicas. E como nos ensina Josso (2004:39) “a situação
de construção da narrativa exige uma atividade psicossomática em vários níveis, pois
pressupõe a narração de si mesmo, por meio de recordações referências, que balizam
a duração da vida”. Com cada idoso essa construção percorre um caminho diferente,
alguns escrevem, outros ditam ou são feitas gravações dos relatos, seguidas de trans-
crição e para outros o projeto passa a ser de revisão e reflexão sobre a própria história,
e não mais o do livro de memórias.
Uma característica de muitos casos de pessoas na faixa etária de mais de 85
anos é a mobilidade prejudicada, o que me levou a optar por realizar atendimento domi-
ciliar. Para a especificidade dessa modalidade de atuação alguns cuidados se tornam
importantes como, por exemplo, a confirmação do atendimento no próprio dia; o vínculo
de confiança com o cuidador, no caso da existência de um; e a flexibilidade de postura
frente à rotina de cada domicílio. Toda essa construção e suas peculiaridades vão se
estabelecendo no decorrer do atendimento.
Inicio a apresentação de Ana, 95 anos, em estágio de Parkinson avançado. O
mal de Parkinson é uma doença neurológica cujos principais sintomas são tremor de
repouso, rigidez, lentidão dos movimentos e em estágios avançados comprometimen-
to da fala. Ana no fim da vida, se vê aprisionada pelo mal de Parkinson e dependente
de cuidadores. Logo percebi que, além de toda a dificuldade na fala, na escuta, Ana
mantinha a capacidade reflexiva, de indignação e busca de sentido. Senti que seria um
desafio, mas havia o espaço para a relação, como se ela demonstrasse uma curiosidade

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pela novidade advinda de nossos encontros. Com o decorrer do tempo e após inúme-
ras perdas, a possibilidade de novas relações aos idosos fica limitada, ainda mais para
aqueles que sofrem doença incapacitante. Esse aspecto vai de encontro ao pensamento
de Singer (2002) que diz que é nas relações intersubjetivas, independentemente da ida-
de que temos, que o homem necessita ser compreendido, escutado, pensado e sentido
pelo outro e necessita transmitir de diferentes maneiras seu legado. Desse modo, Ana e
eu aceitamos os desafios advindos desses encontros.
O primeiro contato foi realizado pela filha que soube de meu trabalho através de
uma amiga e achou que a mãe poderia encontrar um estímulo que não tivesse o foco so-
mente nas perdas funcionais e na reabilitação física. Esse trabalho era conduzido pela
terapeuta ocupacional, preocupada na funcionalidade dos movimentos manuais e pela
fonoaudióloga que focava a reabilitação nas perdas fonoaudiológicas e nos exercícios
de fala e deglutição, além das diferentes especialidades médicas: neurologista, cardio-
logista, geriatra. Cabe aqui ressaltar que apesar das múltiplas disciplinas envolvidas no
atendimento de Ana, não há um trabalho em equipe interdisciplinar. Eu, como psicóloga,
e a última profissional a chegar, procurei o contato com todos da equipe, mas só tive
sucesso com a terapeuta ocupacional, que chegava logo após o meu atendimento. A
atuação domiciliar realizada por profissionais autônomos sem vínculos institucionais é
uma modalidade nova e seria mais produtiva se os envolvidos estivessem preparados
para a atuação em equipe, a troca de experiências. No caso de Ana a cuidadora é quem
acompanha todos os profissionais.
Ana mora com uma cuidadora principal que participou de sua vida por longos
anos. Na realidade era uma empregada doméstica, que se tornou cuidadora do genro,
a seguir do falecido marido de Ana e finalmente dela própria. Pelo que pude entender
ela teve uma formação mínima, mas adquiriu a prática e mais do que isso, a confiança
e o vínculo com Ana. Durante todo o atendimento, a cuidadora, que chamarei de Maria,
sempre nos deixou à vontade. Ana possui recursos financeiros e toda a estrutura da
casa é supervisonada pela filha, por Maria e por uma cozinheira. Ela tem três filhos que
a visitam regularmente, porém Maria se queixa que os filhos não têm paciência com a
mãe e a visitam por obrigação social. No meu entender, eles se angustiam ao verem a
mãe com tantas limitações, se dando conta da própria impotência. Aos poucos aponto
essa percepção para a cuidadora, que se mostra receptiva.
No primeiro encontro com Ana, tive muita dificuldade em compreendê-la, mal
conseguia engolir a própria saliva para poder falar. Como estabelecer um vínculo? Tí-
nhamos algo em comum, éramos as novidades uma para a outra. Um descortinar de
possibilidades advindas de um encontro que poderia se estabelecer. Volto a citar Singer
(2002:116) que nos chama atenção para o trabalho de investimento psíquico e de de-
senvestimento mediante tantas perdas que, uma pessoa de 95 anos, com certeza, já
experimentou. E, como bem alerta a autora, a dificuldade de pessoas na velhice avan-
çada em “encontrar a quien amar, o encontrar qué amar. Porque el acesso al placer está
dificultado por lo que el cuerpo impone”. Com Ana, fomos estabelecendo uma comuni-
cação verbal e não verbal onde o simples abrir dos olhos e o olhar pela janela, ver o sol
tornou-se prazeroso. É nas coisas simples e nos gestos cotidianos que existimos. Baltes
e Smith (2006) consideram que na velhice, a arte de viver consiste na busca criativa de
novos e menores territórios de que aqueles administrados no passado e trazem o exem-
plo de um idoso que quando jovem cuidava da fazenda, aos 75 anos por problemas de
mobilidade passou a cuidar do jardim e aos noventa transformou a janela centro de suas

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atenções e de seu bem estar subjetivo. Para Ana a janela também trazia uma sensação
de bem estar, coube a mim, chamar-lhe a atenção para o olhar.
A idéia de construir um livro, não interessou a idosa, o que ela gostava era de
conversar, de estar próxima, mesmo com toda a dificuldade, com os engasgos pela sali-
va tão difícil de engolir, mesmo com os longos silêncios respeitados e não preenchidos.
A oportunidade de falar, escutar, pensar parecia atraente a Ana. Em uma ocasião ela
me conta quando conheceu o marido, de origem italiana. Eles foram apresentados por
uma amiga em comum que disse a ele que precisava conhecer uma “bella ragazza”. Ao
me contar essa história, Ana era a “bella ragazza”, seus olhos se encheram de brilho, a
postura se modificou. Ela experimentou nessa reminiscência uma reafirmação do existir
como apontado por Goldfarb (1999:82) que “provoca um encurtamento do tempo trans-
corrido, na medida em que presentifica os fatos relatados através de uma reafirmação
narcísica. O idoso reminiscente nos diz ‘eu sou tudo isto que lhe conto, embora não o
pareça’, ‘o tempo passou, mas eu permaneço’”. Ana, naquele momento pode sentir-se
a “bella ragazza” e esquecer, mesmo que por alguns instantes o aprisionamento de seu
corpo, a cadeira de rodas, a impossibilidade de se locomover.
Ela gosta de ópera, se lembra de várias que assistiu com seus pais e depois com
o marido. Fica muito incomodada, pois esquece o nome de uma obra, lembra-se da ária
“Nessum dorma”. Problemas de memória? - temos as duas, pois também não consegui
lembrar o nome da ópera, que assisti e teve um significado em minha vida. No caminho
de volta para casa, faço um telefonema para descobrir o nome da ópera: Turandot!
Telefono para ela ainda do carro, quem atende é Maria já que Ana não pode segurar o
telefone, ela conta para Ana e alivia o incomodo do esquecimento.
Os encontros são de uma hora e sou como uma ponte entre ela e o mundo exter-
no, trago as novidades, sou uma novidade. Ana me espera próximo à porta do terraço,
na cadeira de rodas, geralmente está com os olhos fechados. Quando me aproximo, e a
chamo, ela abre os olhos e sorri. Minha visita é esperada.
Nasceu a primeira bisneta. O olhar de Ana brilha quando eu chego. Ela fala com
mais facilidade, me conta da felicidade que sentiu ao ver a foto digital da menina que
nasceu nos Estados Unidos. Quanta mudança Ana já acompanhou, e pensar que quan-
do ela nasceu não tinha nem rádio! Conversamos sobre a família que cresce, ela me
conta suas lembranças, o nascimento dos filhos. Esquece o nome de alguns netos.
Começamos a esboçar uma árvore genealógica, como uma “cola” para ajudá-la a se
lembrar. Em casa, numa folha grande desenho a família dela e no encontro seguinte, diz
que pensou em mim e se surpreende, ao ver o desenho da família de como tem mais
homens do que mulheres, ela pensa no papel da mulher, nas dificuldades que enfrentou.
Mostra sua preocupação com a irmã de 84 anos que mora sozinha. Ressignifica o papel
de sua cuidadora: “temos uma relação de amor e ódio, mas gosto da Maria, sei que sem
ela não poderia ficar em casa, mas ela tem suas limitações”. Como qualquer pessoa,
temos nossas limitações e sinto estar proporcionando para Ana um trabalho diferen-
te, reflexivo, transformador, não só ligado no cuidado do corpo cansado. Caminhamos
por um lugar que não está só no nível do psicológico, físico ou social. Trabalhamos as
questões existenciais que vão de um simples olhar pela janela à reflexão sobre a morte
e vida. Podemos ao conversar, pensar nos processos e construções ao longo da vida e
aos poucos, ir preenchendo-os de significado.
Ela quase sempre me espera atenta, lúcida, interessada. Quando estávamos pró-
ximas do Natal a casa foi toda enfeitada, enquanto aponto o que observo percebo que
Ana presta atenção, se deleita como se estivesse se lembrando, revivendo, fazendo

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novos arranjos, mesmo com toda a dificuldade de verbalizar. Bosi (1990:55), a partir
das idéias de Halbwachs refere que esse aspecto da memória é como trabalho de re-
construção: “Na maior parte das vezes, lembrar não é reviver, mas refazer, reconstruir,
repensar, com imagens e idéias de hoje, as experiências do passado. A memória não é
sonho, é trabalho.”
Passadas as festas de final de ano, tivemos um encontro muito difícil, ela não
conseguia falar, engasgava com a saliva, tenho que inclusive lembrá-la de engolir a
saliva, o maxilar fazia movimentos involuntários, ela fica incomodada. Soube pela cuida-
dora que ela já mordeu a língua, em conseqüência desses movimentos. Ana está com
medo. Procuro encontrar uma brecha, mas é como se ela estivesse se fechando, fico
ao seu lado, seguro sua mão, ela me reconhece pelo olhar, mas passa muito tempo de
olhos fechados. A sessão seguinte foi cancelada, Ana foi internada com febre e uma
infecção. Disponho-me a realizar o atendimento no hospital, depois de duas semanas
a filha me pede que a atenda, ela estava angustiada frente ao sofrimento da mãe. Co-
loco-me a disposição para conversar com os familiares, o que não ocorre. No hospital
sou recebida com um sorriso por Ana e Maria. Pouco consegue falar, mas a troca de
olhares revela a disponibilidade, o interesse. Durante todo o mês, a atendi no hospital,
até a alta. Procurei levar textos curtos, livros com figuras de lugares que ela conhecia e
músicas, modificando a dinâmica do trabalho, propiciando-lhe outros estímulos. Percebi
que mesmo no hospital havia uma espera e uma expectativa do encontro. E tudo isso
é manifestação de vida, mas me questiono o que sustenta Ana, como ela se adapta e
se reconstrói? Não tenho estas respostas, mas como Frankl (2002:98) diz: os sentidos
da vida diferem de pessoa para pessoa, de um dia para outro, de uma hora para outra.
Frankl foi sobrevivente de um campo de concentração. Suas reflexões estão inundadas
das próprias vivências. Para ele nessa busca não se deveria procurar um sentido abs-
trato da vida, “cada qual tem sua própria vocação ou missão específica na vida; cada um
precisa executar uma tarefa concreta”. A busca está nas ações, nas atitudes, enfim, no
movimento. Ana sai do hospital.
No atendimento seguinte ela continua a luta contra os movimentos involuntários,
desde a internação recebe alimentação por sonda gástrica, não consegue mais falar.
Abre os olhos, damos às mãos, o toque se torna um novo canal de comunicação e “o
poder do toque é mágico. A sensação de companhia, de não estar só é terapêutica”
(Burlá, 2004). Ela sorri, olha pela janela, vi plantado um pé de manjericão. Ela não pode
comer, sei que o olfato também está alterado, mas fica muito contente quando vou até a
janela, colho algumas folhas e sentimos o perfume de manjericão. Soube por Maria que
o tratamento com a terapeuta ocupacional foi interrompido. Atendi Ana nos meses de ja-
neiro e fevereiro, quando foi novamente internada. Ela voltou para casa e ainda a atendi
uma vez em abril, quando percebi que ela estava se afastando dos estímulos externos,
como se preparando para a morte. A filha me telefona diz que percebeu o beneficio
trazido por nossos encontros, sentiu a mãe mais serena, mas solicita a interrupção do
trabalho. Atendi Ana por um ano e meio, deixo a porta aberta, telefono ocasionalmente,
mas o meu trabalho com Ana chegou ao final. Soube que ela só abre os olhos para a
filha e concluo minha atuação profissional fazendo uma citação de Py (2004) “podemos
celebrar o sujeito desejante, proclamando o seu direito de existir, com sofrimento e pra-
zer, até o momento do triunfo da morte sobre a vida, quando enfim, deverá entregar-se
como história e legado aos que permanecem vivos.”

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Bibliografia:
Baltes, P. e Smith, J. (2006, jun): “Novas Fronteiras para o futuro do envelhecimento: da velhice
bem sucedida do idoso jovem aos dilemas da Quarta Idade” in A Terceira Idade, São Paulo,
v.17, nº 36, 7-31, junho, 2006.
Bosi, E. (1999): Memória e Sociedade – Lembranças de velhos. São Paulo, Companhia das
Letras.
Burlá, C. (2004): Envelhecimento e cuidados no fim da vida in Py, L e Sá, J. (orgs) Tempo de en-
velhecer: percursos e dimensões psicossociais. Rio de Janeiro, Nau Editora.
Frankl, V. (2002): Em busca de sentido. Petrópolis: Sinodal/Vozes, 2002.
Goldfarb, D.(1998): Corpo, Tempo e Envelhecimento. São Paulo, Casa do Psicólogo.
Goldstein, L. e Sommerhalder, C. (2002): – Religiosidade, espiritualidade e significado existencial
na vida adulta e na velhice. In: Freitas, Py, Néri, Cançado, Goszoni, Rocha et all. Tratado
de Geriatria e Gerontologia. Rio de Janeiro: Guanabara/Koogan.
Josso, M.C. (2004): Experiência de vida e formação. São Paulo, Cortez.
Pessini, L. (2006): Finitude, viver no pesadelo do cronos ou escolher a benção do kairós? In Velhi-
ces: reflexões contemporâneas, São Paulo, SESC/PUC.
Py, L. (2004): Envelhecimento e Subjetividade in Py, L e Sá, J. (orgs) Tempo de envelhecer: per-
cursos e dimensões psicossociais. Rio de Janeiro, Nau Editora.
Safra, G.(2005, dez): O viver humano é continua transformação. In: Fórum sobre espiritualidade.
www.portaldoenvelhecimento.net.
Santos, C.L.N.G. (2005, junho): Envelhecimento, memória e psicoterapia. Revista Kairós Geronto-
logia, São Paulo, 8(1), 23-108.
Singer, D. (2002, ago): “Psicoanálisis y Gerontologia” in Revista Kairós Gerontologia, São Paulo,
Caderno Temático 2: 91-129, EDUC.

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Cuidado y Atencion de la vejez Fragilizada

Estrategias en la atención de la salud del


adulto mayor

Delmar Rodríguez; Yvonne R. Cruz; Graciela Andreoli;


Hilda Martínez Camusso; Ilda Villar; Alberto Gentilini.

Ciencias de la salud vinculadas con la población mayor


La gerontología abarca en sentido amplio todos los aspectos del envejecimiento,
del individuo mayor, y del envejecimiento social. La geriatría es su rama médica.
Gerontología médica o gerontología clínica es un término empleado para demos-
trar la necesidad del enfoque globalista de los temas de esta área. La consideración
holística del individuo y sus cambios normales y patológicos es consideración impres-
cindible de esta disciplina.
Los aspectos sanitarios biológicos, propios de la visión hospitalaria de la tarea
asistencial, son apenas una porción de la actividad geriátrica. Incluso la población inter-
nada, en establecimientos para agudos y en instituciones de larga estadía, por cierto es
una población seleccionada y muy ampliamente minoritaria en relación a la población
mayor total. Es así que la consideración de la salud en geriatría apunta hacia la comu-
nidad toda con individuos en grados diversos de vulnerabilidad. Sin descuidar conside-
raciones especificas sobre los episodios agudos, o la asistencia en centro de terapia
intensiva, no deja de orientarse hacia objetivos y metodología de mayor penetración
societaria.
Este enfoque hace también imprescindible la acción coordinada y sinérgica de las
diversas profesiones y técnicas vinculadas con el envejecimiento.
En realidad no hay encare científico alguno que pueda sustraerse al estudio y
colaboración con la salud del mayor. Porque tampoco puede sustraerse en la considera-
ción de la salud de cualquier individuo o población.
El protagonismo del propio sujeto además es la base sustentable de los esfuerzos
por mantener la salud. O recuperarla en sus quebrantos.

 Delmar Rodríguez Ravera. Doctor en Medicina (1974). Especialista en geriatría y gerontología


(1979)..Profesor Adjunto del Departamento de geriatría y gerontóloga de la Facultad de Medicina
de Montevideo (1981-1990). Profesor Especial del Ministerio de Educación y Cultura (ANEP) (1987)
la fecha).Coordinador del Programa de gerontóloga Preventiva de Casmu (Centro de Asistencia
del Sindicato Medico del Uruguay) (1993 a la fecha). Director del Instituto de Formación Geronto-
lógica - Uruguay. Miembro Meritorio del Comité Latinoamericano de la Asociación Internacional de
Gerontología- Comlat (1995)
 Todos del Instituto de Formación Gerontológica - Uruguay.

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Gerontología preventiva
La gerontóloga preventiva es el futuro. Como lo es la prevención para la medicina
toda.
El gasto en acciones preventivas es una inversión para hoy y también para maña-
na. Acciones preventivas en la generación de mayores podrá tener un efecto multiplica-
dor. Asumir conductas de vida saludables tiene un resultado educativo en el ámbito de
la familia y en el vinculo de amistados que trasciende las barreras generacionales. Por
lo contrario resulta evidente que el tabaquismo o la ingesta diaria de bebidas alcohólicas
son hábitos dañinos de rápida propagación en la familia.
Por cierto también los mayores de ahora merecen acciones preventivas que pre-
vengan el daño de su calidad de vida actual. Es un imperativo ético ineludible.
Pero además para redimensionar el tema de los gastos relacionados con la aten-
ción gerontológico. Los administradores de servicios de salud observan con eviden-
te preocupación y no siempre con una mirada compartible los dineros invertidos en
prótesis articulares y otras intervenciones traumatológicas. Seguramente evitables con
adecuadas campañas de prevención de caídas (en lo individual, colectivo, edilicio) y
programas de ejercicio físico.

Campos de trabajo profesional. Hay tarea para todos.


Será preciso evitar problemas de campos de actividad con otras especialidades
o peor aún profesiones.
Sea superponiendo y aún mejor coordinando. Creando y poniendo en marcha
aceitadamente pero además realmente, y no sobre el papel, el equipo multidisciplinario
que todos consideramos imprescindible. Y cuando la realidad imponga otra forma de
trabajo, intentar caminos de respeto mutuo en el ámbito del mundillo técnico. Para bien
de todos. Y muy especialmente para la salud del mayor, quien suele quedar atrapado
como rehén de desencuentros profesionales.
Para algunas realidades en el mundo el esquema de acciones de salud en ge-
rontología se basa en promotores de salud no técnicos. En otros en la enfermería pro-
fesional.
Y aun en otros puede basarse en el médico geriatra. O en los servicios sociales.
O en el voluntariado.
Habrá que cuidarse del error de trasplantar rígidamente esquemas asistenciales
basados en planes teóricos y que se intentara desarrollar con dineros generosamente
prestados y después penosamente pagados por los pueblos.
Escogida la opción adecuada para nuestra realidad, precisará estrategias pro-
gramadas de sensibilización, capacitación y formación dirigidas hacia el profesional, el
técnico, el idóneo y la población.

Respetar el protagonismo del mayor


El propio mayor y sus organizaciones comunitarias, sean de origen barrial, religio-
sa o sea cual sea su origen, u orientadas por el estado, serán los protagonistas básicos
e instrumentos de salud insustituibles en cualquier esquema de prevención que se adop-
te. Apoyando los grupos o clubes espontáneamente creados ya existentes o propiciando
su creación de acuerdo a costumbres y usos locales se fortalece la red sanitaria.

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Agregar el componente técnico no puede ser contradictorio con la voluntad expre-
sada en las actividades de los grupos.
El equipo de salud aporta pero no sustituye a la gente.
Habrá que fortalecer una política de autocuidados, con una tarea educativa adap-
tada al medio.
Avanzar en la persuasión hacia adoptar estilos de vida saludables mediante la
información y formación que hagan de los cuidados de salud no un pesado esfuerzo,
sino una alegre costumbre.
Fortalecer vínculos amistosos entre pares. Afianzar vínculos intergeneracionales
solidarios y cordiales.

Desde los grupos de mayores hacia la comunidad


Integrar a los individuos en tareas comunitarias que dignifiquen al mayor demos-
trando su valía independientemente del factor edad. Pero sin crear la ilusión individual y
social de que siendo activos seremos jóvenes y útiles siempre. Esta desviación parece
frecuente: para demostrar que un viejo importa y sirve para algo debe actuar como jo-
ven. Y además parecerlo.
Esa imagen contribuye a desacreditar al mayor y acentuar los temores en relación
al proceso de envejecimiento.
Además de la tarea educativa permanente se puede insertar en la programación
de los grupos jornadas de promoción sobre temas específicos. Sugerimos siempre, por
cierto emplear metodologías de trabajo activas y participativas. En los contenidos evitar
los discursos atemorizantes de la medicina clásica o las descripciones académicas te-
diosas y discursivas.

Red de atención de salud sin confundir roles


Con la aceptación del grupo, y como complemento y nunca sustituyendo sus
actividades normales, parece natural integrar rutinas clínicas con controles semanales
regulares. La dificultad radica en no transformar la dinámica grupal en una policlínica o
consulta y que se gire alrededor de los días en que el medico o el técnico asiste. Y que
inevitablemente nos lleva a vivir alrededor de la enfermedad o del miedo a la enferme-
dad con consultas a demanda. Aspirar a la armoniosa relación entre actividades sociales
que son también de salud y controles protocolizados.
Agregar exámenes de control periódico paraclínico si resultan convenientes, eco-
nómicos, factibles y efectivos.
Una vez mas no agotar las energías de todos en lograr obsesivamente tal o cual
aparato o procedimiento que nos permita después realizar algún trabajo académico sin
retorno verdadero para esa comunidad. Ayudémonos dando una oportunidad a la gente
a decidir el rumbo. Seamos una herramienta de salud al servicio de todos.
Tampoco confundir roles. La creación y puesta en marcha de un centro diurno o de
un hospital diurno son complementarios pero no sustitutos de los grupos de mayores. La
red de asistencia al mayor integra todos los elementos sin confrontarlos ni excluirlos.
Más allá, y en coordinación podremos contar con la red formal de referencia con
centros de asistencia de tecnología compleja.
La tarea comunitaria, realizada por cualquiera de los técnicos señalados, de
acuerdo a la situación de cada comunidad, contara con la posibilidad de recurrir al hos-

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pital de agudos, a sus unidades de interacción geriátrica, a sus instituciones de larga
estadía. Y a la tecnología de punta. Pero que no deberá considerarse ni más ni menos
importante que las acciones en el primer nivel comunitario.

Crear mejor que transplantar. No utilizar a los mayores.


Trabajar juntos.
Estos conceptos son aceptados y adoptados en pocos lugares del mundo. Por
cierto con las honrosas excepciones que respetamos. Lamentablemente, quizás hasta
se llegue a la explotación del esfuerzo del voluntariado en la tarea gerontológico.
El ámbito académico. Atrapado en su rigidez tradicional no siempre logra articular
acciones adecuadamente con la sociedad y con sus mayores, mas allá de lo que pueda
servir para realizar encuestas para eventos científicos o para acceder a alguna ayuda
económica. Siempre en la sintonía de quien otorgue el dinero. Después se intenta el
retoque cosmético para adecuar los proyectos a la realidad.

Construir la felicidad y la salud con el aporte mutuo.


En la construcción de la felicidad de todos y cada uno de nosotros tiene un ladri-
llo para colocar. En la construcción de la salud, que es una de sus partes, todos tienen
también algún elemento para aportar sin discriminación alguna. Ni de raza ni de genero
ni de situación económica ni de creencia religiosa ni de convicción filosófica ni de todos
los etcéteras en los cuales todos coincidimos. Pero tampoco en razón de edad.
Parece existir una suerte de ola de opinión que pretende imponer la estrategia de
que sustituyendo por personal joven a todos los funcionarios de las instituciones oficia-
les o privadas lograremos el tan ansiado desarrollo económico.
La historia parece demostrar que las panaceas que asegurarían el progreso y la
felicidad de los pueblos no han sido tan efectivas si están basadas en la demonizacion
de algún grupo social para culpabilizarlo de todas las desgracias.
Hagamos lugar para todos en la tarea. Para los mayores también. Aunque no
precisan que se les haga lugar, porque lo logran por si mismos. Una y mil veces volverán
los mayores a juntarse en sus grupos espontáneos. Habrá que contribuir a su desarrollo.
No restar ni obstaculizar. Si es que realmente intentamos actuar como agentes de salud
en gerontóloga.

Bibliografía
Félix Nallim. Gerontología y geriatría. Mendoza, Argentina. 2003.
Osvaldo Prieto Ramos; Enrique Vega García. Temas de gerontología. La Habana, Cuba. 1996.
Osman Antonuccio. Psicogeriatría. Buenos Aires, Argentina 1992.
CEPAL; Min. Salud Pública. Como envejecen los uruguayos. Montevideo, Uruguay. 2000.
OPS-OMS. Guía clínica para atención primaria a las personas adultas mayores. Washington, EEUU. 2003.
Fernando Perlado. Casos clínicos en geriatría. Buenos Aires. Argentina. 1999.
Rosemary Mcmahon; y Col. Administración de la atención primaria de salud. OPS-OMS. México. 1989.
Centro de Asistencia del Sindicato Médico del Uruguay (CASMU).Curso de promotores de salud.
Montevideo, Uruguay. 2005.
XVIII Congreso Internacional de Gerontología. Thomas Engler. EXPOSICIÓN. Río Janeiro. 2005.

— 499 —
Cuidado y Atencion de la vejez Fragilizada

Reflexões sobre o acompanhamento terapêutico


com uma idosa.

Carolina Guimarães de Baptista 

Resumo
O Acompanhamento Terapêutico (AT), em que pese ser uma modalidade de tra-
tamento nascida dentro da Psiquiatria, atualmente não se restringe aos pacientes psi-
quiátricos. Trata-se de uma ferramenta utilizada em outros campos, tais como o da Ge-
rontologia e o da Deficiência Mental. Caracteriza-se ainda por ser um trabalho realizado
fora dos ambientes tradicionais, com “setting” variável. A prática consiste na presença do
profissional junto ao acompanhado, para que este possa reinventar e resignificar seus
modos de relacionamento consigo, com os outros e com o mundo. O acompanhamento
tem como possíveis objetivos: fortalecimento da individualidade, reforço das pontes com
o social, elaboração de questões conflitantes, resignificação e/ou construção de projetos
de vida, busca de alternativas para o enclausuramento e/ou sofrimento, além do encon-
tro das possibilidades de autonomia.
Neste trabalho, busca-se uma reflexão sobre o AT com idosos, como uma impor-
tante ferramenta da Gerontologia para a promoção da saúde e da intervenção/prevenção
do processo de declínio que tais pessoas possam enfrentar. Nesse sentido, propõe-se
um diálogo entre o relato de um AT (realizado com uma idosa) e as discussões teóricas
sobre o mesmo assunto.
Será usado o acompanhamento feito com uma senhora de 85 anos, que estava
em sofrimento psíquico iniciado um ano após ela ter sofrido fraturas na bacia, fato este
que ensejou sua aposentadoria, bem como a perda de sua independência e o vazio de
seus dias. Finalizado o acompanhamento, a paciente mostrou-se feliz, satisfeita por ter
encontrado atividades ensejadoras de um novo significado de vida.

Palavras chave: Acompanhamento Terapêutico, idoso, saúde

Reflexão teórica
O Acompanhamento Terapêutico (AT) é uma modalidade de intervenção clínica
que pode acontecer fora dos locais tradicionais - clínicas e hospitais –, podendo ocorrer
na casa do acompanhado, na rua, no teatro, não havendo, a priori, restrições de espa-

 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),


São Paulo, Brasil.
Baptista.carolina@gmail.com

— 500 —
ço. Caracteriza-se por ser uma clínica inserida no cotidiano, razão pela qual é possível
encontrar as diferentes pessoas da rede social e circular nos diversos ambientes nos
quais o acompanhado freqüente. É também uma prática que acontece no “caso a caso”
portanto, o que fazer, os possíveis lugares em que pode acontecer e os objetivos são
determinados a cada acompanhar, o que dificulta conceituar e/ou desenvolver algum
modelo, pois: “... o setting e as funções do acompanhamento terapêutico são definidos
de acordo com a tarefa.” (Cenamo, Barreto, Silva, 1991:190).
O AT pode realizar tarefas distintas que variam de acordo com a demanda, da
vontade do acompanhado, das possibilidades financeiras, dos limites de cada acompa-
nhante, das necessidades e da condição física/mental do acompanhado, do contrato,
entre outras possibilidades.
A proximidade com o acompanhado, intensificada pela vivência cotidiana e con-
creta, nos torna: “... interlocutor[es] dos desejos e angústias dos nossos acompanha-
dos.” (Barreto, 1998: 131). Por isso, para acompanhar é preciso agir conjuntamente
com uma equipe, de supervisão e/ou de terapia pessoal, pois nessa clínica trabalhamos
muito próximos aos acompanhados, razão pela qual somos tocados por muitas ques-
tões, principalmente no campo da Psicogerontologia, pois nos deparamos com medos e
fantasias a respeito de nosso próprio envelhecer.
Se compreendermos o AT como um instrumento multiforme de ação terapêutica,
este trabalho não se restringirá somente à saúde mental, mas será expandido para
outros contextos. Por exemplo, existem atendimentos em situações pós-cirúrgicas, em
circunstâncias nas quais as pessoas estão impossibilitadas de se locomover, portadores
de Parkinson e deficiência mental, entre outras. Por causa dessas características, o AT
é também um campo muito propício para o atendimento de idosos.
Ao considerarmos o AT com idosos, é importante ter o repertório tanto do Acom-
panhamento Terapêutico como da Psicogerontologia. Uma relevante questão nesta re-
flexão é a condição de fragilidade. Como afirma Goldfarb (2006), com o avançar da
idade o corpo vai sofrendo um declínio, não funcionando mais de maneira harmônica.
Desse modo, os idosos ficam mais frágeis, portanto mais suscetíveis a contrair alguma
doença. Note-se, no entanto, que não podemos considerar esta condição de fragilidade
como doença.
Fatores estressantes, como condição econômica precária, conflitos familiares,
angústias, mudanças repentinas, entre outros, podem agravar a situação, fazendo com
que a pessoa perca o prazer em seu cotidiano, uma vez que sente falta de outras épo-
cas em que a vida lhe oferecia outras perspectivas. Assim, podemos pensar em “nosso
cliente, [como] alguém com uma nostalgia do fluxo sadio da vida, alguém desejoso de
inserção ou reinserção prazerosa no cotidiano.” (Camargo, 1991: 52). Como afirma Bar-
reto (1998), o acompanhante pode ser considerado um “interlocutor” do acompanhado,
exercendo a tarefa de, num contato íntimo, ir descobrindo, sentindo com o paciente suas
questões, para tentarem juntos transformar sua vivência, pois o AT:
“procura estabelecer um vínculo de confiança facilitador de elaboração dos
conflitos na totalidade da situação vivida pelo sujeito, participando de seu entorno
afetivo, revelando os obstáculos para seu bem-estar, descobrindo potencialidades

 Grifo do autor
 Goldfarb em seu artigo aprofunda e esclarece a condição de fragilidade.

— 501 —
criativas, construindo enfim, um projeto de felicidade possível junto ao sujeito acom-
panhado” (Lopes, Goldfarb, 2006)
A idéia de um projeto de felicidade possível é bastante significativa, quando se
trata do processo de envelhecimento, pois, tendo em mente a questão da fragilidade,
o idoso se depara com o enfraquecimento ou perda de funções que ao longo da vida
foram consideradas inerentes e garantidas. Nessas ocasiões, pode, ao perceber essa
“falta”, sentir-se impotente, ameaçado ou ter aumentada a consciência da proximidade
da morte. Nesse sentido, buscar uma felicidade possível pode ser entendido como algo
que está ao alcance, passível de realização. Com base nesta perspectiva, é que o AT se
torna necessário, visto que o acompanhante, mediante repertório teórico/experiencial,
pode, juntamente com o idoso, buscar e reconstruir projetos de vida, propiciando-lhe
bem-estar.

Conhecendo Paula
Paula, de 85 anos, até há pouco tempo, ainda trabalhava gravando histórias para
crianças (profissão que exerceu por 40 anos). No ano passado sofreu duas quedas que
lhe causaram a quebra do pulso e da bacia, respectivamente. Estes fatos fizeram com
que ela perdesse a independência, pois precisou utilizar cadeira de rodas por alguns
meses e ter uma pessoa para ajudá-la em suas atividades da vida diária. A partir daí,
começou a desligar-se de outras coisas, pois, além de ter a visão debilitada, o que,
conseqüentemente, lhe dificultava a leitura de algumas histórias, sentiu a voz enfraque-
cida, “típica de velha” . Então, decidiu se aposentar, não só porque tinha dificuldade em
exercer a função, mas também pela sensação de não poder mais oferecer um serviço
de qualidade. Desta maneira, em um curto período de tempo, perdeu a mobilidade e o
trabalho, o que modificou toda sua relação com o mundo.
Sua fragilidade se tornou evidente, despertando-lhe um sentimento de finitude e
vazio. Seus dias foram preenchidos pela televisão até que resolveu falar para sua famí-
lia “que sua vida estava muito chata”, num pedido de ajuda. Após esse apelo, iniciamos
o AT com a função de encontrar uma nova atividade que lhe fosse prazerosa.
Paula se mudou para o Brasil, fugindo da Alemanha, ainda bem jovem. Durante
a viagem, conheceu o homem que se tornaria seu marido. Dentre as muitas coisas que
tinham em comum, estava o prazer em viajar. Mesmo após a morte do marido, há mais
ou menos 10 anos, manteve este hábito na companhia da família, até perder sua inde-
pendência, em virtude da queda. Além disso, possui um orquidário e como a maioria das
plantas fica no andar superior, que é o maior, cada vez mais o acesso a esse lugar foi se
restringindo até se tornar impossível.
A família tem um papel fundamental na vida de Paula, e todas as quartas-feiras
sua família janta em sua casa. Outro fato que a alegra é ser bisavó. Sua família é pre-
sente, cuidadosa e carinhosa com ela.
Ainda no âmbito familiar há duas fortes presenças: uma é o filho, que, por ser seu
vizinho, visita-a diariamente; a outra é a companhia do neto para freqüentar em alguns
sábados uma casa de concerto.

 Paula é um nome fictício que escolhi para me refeir à acompanhada.


 sic

— 502 —
Paula é uma mulher forte, que sempre prezou sua possibilidade de ir-e-vir e, por
isso, se sente incomodada diante da nova realidade.
O trabalho de Acompanhamento Terapêutico consistiu em encontros com dura-
ção de duas horas semanais por um período de quatro meses aproximadamente. As
atividades variavam conforme seus desejos e necessidades: no primeiro dia, fui a sua
casa, acompanhada de sua nora; no segundo, fomos a uma exposição em um orquidá-
rio; depois, nos reunimos para os chás da tarde, fomos fazer visita à escola de cerâmica
e, por fim, tínhamos nossas tardes de jogos de tranca.
No início, seu dia-a-dia consistia em: acupuntura, três vezes por semana, manicu-
re em casa, semanalmente, jantar com a família, o concerto, conforme já referido. Fora
a ausência do trabalho e da leitura, atividades que outrora fizera com tanto gosto, havia
tempo que já não aconteciam mais os jogos de tranca dominicais com as amigas, pois
“uma estava ruim da cabeça e não conseguia mais jogar” .
Quando fui contratada, minha missão seria encontrar algo que preenchesse seu
tempo. No princípio, considerava-se incapaz e impossibilitada de produzir o que quer
que fosse. Quando sua amiga se propôs a ensinar-lhe pintura, Paula começou a per-
ceber que havia algumas oportunidades de realizações, começando a modificar sua
atitude, tornando-se mais receptiva a novos desafios. Esta atitude fortaleceu-a, mesmo
depois de saber que a amiga não poderia mais ensiná-la.
Apresentei-lhe a programação de um centro de convivência. Dentre as atividades
oferecidas, ela mostrou interesse pelas aulas de informática e tão logo relatou a curiosi-
dade para seu filho, ele lhe comprou um computador e providenciou-lhe um professor.
Paralelamente, em minhas pesquisas, encontrei uma olaria em que se minis-
travam aulas de pintura em cerâmica e tinha um ambiente muito agradável. Havia um
grupo de mulheres de 50 a 87 anos que freqüentavam o curso. Após contar-lhe a minha
descoberta, percebi-a atraída e a levei para conhecer o local, pelo qual se encantou, já
que foi tratada com muito respeito e carinho por todos. Houve muitos pontos favoráveis
nessa visita, pois também encontrou algumas afinidades com as colegas de classe.
Esses fatores foram tão positivos que ela pediu para eu entrar em contato e marcar as
aulas, porque, se ficasse por sua conta, disse que acabaria não o fazendo. Matriculei-a
no curso e acompanhei-a apenas em seu primeiro dia. Nos demais, ela foi sozinha, uma
vez que esta era sua vontade, mas deixou claro que não queria que nossos encontros
terminassem e, por isso, decidimos nos encontrar para jogar tranca às sextas-feiras.
Passado um tempo, veio-me dizer que estava se sentindo muito bem e até ma-
nifestou a necessidade de ter um dia livre para suas amigas, porque todos os dias tinha
um compromisso. Para concluir, contou-me que aquela amiga que “estava ruim da ca-
beça” a preocupava, razão pela qual estava mantendo contato com ela para ajudá-la.
Seu estado era de tal modo satisfatório que já se achava capaz de cuidar de sua amiga
que não estava bem.

Algumas reflexões
A partir deste caso, é possível conceber o AT como uma importante ferramenta
de prevenção e promoção de saúde, principalmente quando se trata de idosos. Como
afirma Rebello (2006), com o processo de envelhecimento é preciso mais que o mínimo

 Sic.

— 503 —
necessário, é necessário ir além dos cuidados básicos, como moradia, alimentação,
higiene e saúde. O trabalho de AT é algo a mais, é uma aposta em que se acredita que
é possível haver transformações e que ali há um sujeito desejante.
O caso relatado é um bom exemplo, por se tratar de uma senhora que tinha todas
as condições essenciais, somadas a uma boa situação financeira e ao apoio familiar,
mas que teve seus modos de relacionar com o mundo alterado, não sabendo o que e
como fazer quando perdeu sua independência. O AT entra como um recurso que vai
além do básico, pois está em busca do bem-estar, das vontades, das necessidades do
acompanhado, de reinventar o modo de se relacionar e estar no mundo. Neste caso,
seu desejo estava em reencontrar sentido e prazer em sua vida, considerando-se suas
novas possibilidades e restrições.
Ao começar o acompanhamento, estava bastante fragilizada, com sua capacida-
de de realização reduzida e sem saber como tornar seus dias melhores. É bem provável
que, se não tivesse seu pedido, quase um apelo, atendido, poderia ter seus sintomas,
como desânimo, desmotivação e sentimento de vazio acirrados, podendo acabar em
uma depressão, ou acentuando sua fragilidade tanto física como psíquica.
Como afirma Barreto (1998), o AT tem uma função terapêutica e um potencial
analítico, que se dão por meio de intervenções no cotidiano do acompanhado, colocan-
do em movimento processos de simbolização, que podem provocar uma transformação
na subjetividade do sujeito, mudando seu humor e diminuindo suas angústias. São notá-
veis as mudanças na vida de Paula, porquanto mudou de “chata”, conforme ela mesma
se referia, para uma vida atarefada e agradável, reduzindo suas inquietações diante das
impossibilidades.
Camargo (1991) sintetiza o acompanhante terapêutico e sua atitude, ressaltando
que o caráter interpretativo e terapêutico da função resulta mais das ações do que de
interpretações formuladas e expressas ao acompanhado, caracterizando-o como um
“intérprete ativo” que atua no mundo real do cliente. O acompanhante tem como mu-
nição os sentidos abertos, a atenção, “ouvir mais do que falar” e uma percepção das
linguagens verbais e não-verbais.
Um exemplo da ação interpretativa em meu acompanhar, fundamental para a
relação, aconteceu no início. Quando percebi que Paula sentia estranheza quanto ao
serviço oferecido, um fator que concorreu para essa mudança foi ter comprado para ela
um calçador de meias, igual ao que uma amiga americana lhe dissera que usava. Ao
receber o presente, achou-o muito interessante, porque ficava muito aborrecida por não
mais poder calçar as próprias meias.
Este ato lhe trouxe a perspectiva do cuidado e da atenção que lhe dispunha,
mesmo fora dos nossos encontros, não apenas por ter me preocupado em procurar e
lhe dar algo que promovesse sua independência, mas ainda por não ter cobrado. Note-
se que sob o ponto de vista da questão financeira, foi importante para dar outro sentido
a esta questão do pagamento, que a incomodava um pouco. A partir desse dia, notei
que ela, pôde estar de um modo diferente e entender melhor o que estávamos fazendo.
Acredito que isto pode ser considerado um ato interpretativo ou algo que demonstre a
dimensão terapêutica da função
Como afirma Berger (1991), o AT realiza ‘ações possibilitadoras’, possibilitado-
ras de encontros, ações possilitadoras de movimento, atitudes etc.” (Berger, 1991:87).
Neste caso, o movimento, as minhas atitudes e as delas, os encontros que se deram
através do AT deram-lhe oportunidade para que reencontrasse afazeres prazerosos e,

— 504 —
conseqüentemente, se tornasse mais feliz, aumentado as pontes com o social e mudan-
do seu estado de humor.
Paula encontrou uma atividade que preencheu e deu sentido a sua vida. Foi na
pintura em porcelana que vislumbrou a possibilidade de, à maneira de sua avó, que a
presenteara com uma louça, ou de seus pais que lhe deixaram os talheres com suas
iniciais gravadas, também deixar uma marca, uma lembrança para a posterioridade, po-
dendo assim oferecer a seus entes queridos um presente que a perpetuasse. Ou seja,
já que sua presença não pode ser constante, em decorrência das quedas, a pintura em
porcelana lhe propiciou a satisfação de dar e criar ornamentos que combinem com as
casas de entes queridos e, dessa forma, façam parte do cotidiano dessas pessoas, que
poderão se lembrar dela, ao visualizarem tais objetos.
Ao final do AT, estava se sentindo mais feliz, com novas amizades, com melhores
condições de saúde, pois sua visão estava se recuperando com tratamento de vitaminas
e estava mais confiante para andar. A meu ver, seu futuro lhe parecia menos ameaçador
e mais prazeroso do que quando começamos o atendimento.
Para terminar, reproduzo as palavras de Baremblitt, com quem concordo plena-
mente, ao se referir à profissão do acompanhante terapêutico:
“... essa forma singular de ajuda... precisa de uma parafernália teórica, que deve
ser produzida pelos próprios acompanhantes, utilizando todos os elementos que dispõe
na forma de uma bricolage. Juntando-os como bem lhes pareça, mas, fundamentalmen-
te, adotando as produções teóricas de seus clientes, aprendendo com eles... a poesia
não é uma interpretação de uma partitura preestabelecida, com determinado estilo. A
poesia é a reinvenção, reiterada, da linguagem em cada poema. Acredito que essa seja
a função essencial do acompanhante... haverá de escrever, publicar, realizar encontros.”
(Baramblitt:1991, 83 e 84)

Referências bibliográficas
Barbieri, N. A. e Peixeiro, M. (2006): Acompanhamento Terapêutico com idosos. (Online, 05/2006,
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Barreto, K. D. (1998): Ética e técnica no acompanhamento terapêutico: andanças com Dom Qui-
xote e Sancho Pança. São Paulo: Unimarco Editora.
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caso Júlia. In: A rua como espaço clínico. Acompanhamento terapêutico/equipe de Acom-
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—————: Acompanhamento Terapêutico: origens e perspectivas. DVD da Palestra proferida
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Baremblitt, G. (1991): Comentários. In: A rua como espaço clínico. Acompanhamento terapêutico/
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Escuta.
Berger, E. (1991): Discussão. In: A rua como espaço clínico. Acompanhamento terapêutico/equipe
de Acompanhantes Terapêuticos do Hospital-Dia A Casa (pp. 83- 90). São Paulo: Escuta.
Camargo, E. M.C. (1991): O acompanhamento terapêutico e a clínica. Em A rua como espaço clíni-
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A Casa (pp. 51-77). São Paulo: Escuta.
Carvalho, S. S. (2004): Acompanhamento terapêutico: que clinica é essa? São Paulo:
Annablume.

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Goldfarb, D. C. (2006): Velhices fragilizadas: espaços e ações preventivas. In: Velhices: reflexões
contemporâneas. São Paulo: SESC, PUC.
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uma demanda crescente (online, 04/2006, www.portaldoenvelhecimento.net).
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Rebello, L. (2006): Acompanhamento Terapêutico com idosos:Mais que o mínimo necessário. (On-
line, 09/2006, Portal do envelhecimento, www.portaldoenvelhecimento.net)

— 506 —
Cuidado y Atencion de la vejez Fragilizada

Vida atual de cuidadoras de idosos dependentes


por acidente vascular encefálico, já falecidos

Karsch, U.; Salimene, A.; Oliveira, B.; Mazeto, I.; Oliveira, I.

Pesquisa longitudinal, interdisciplinar, qualitativa é sub-produto de estudo realiza-


do pelo Grupo Epidemiologia do Cuidador, em 1999, em São Paulo. Propôs-se a verifi-
car quais idosos dependentes por AVE, procedentes de um Hospital Público, faleceram
até 2006, detectando a condição de vida atual dessas cuidadoras, do ponto de vista
psicossocial. Dos 50 sujeitos da primeira fase da pesquisa, definiu-se oito cuidadoras
cujo idoso, delas dependente, havia falecido. Pesquisa de campo, realizada no domicílio
por duplas de pesquisadoras, utilizou como instrumentos: questionário semi-estruturado
e diário de campo. O programa SPSS constituiu a base de banco de dados. A análise
dos dados fundamentou-se, teoricamente, na representação social como categoria ex-
plicativa das subjetividades individual e coletiva, e da singularidade para a pluralidade
social e psicológica. Todos os sujeitos são mulheres; de 57 a 84 anos; seis esposas e
duas filhas. Todas referiram piora da própria saúde após o óbito do idoso, citando pelo
menos uma doença adquirida. As falas apontaram para sub-categorias destacando-se:
alívio emocional e físico por findar o papel de cuidadora, associados a sentimento de
culpa pela perda. O discurso da cuidadora a respeito dos conceitos: saúde, cuidar de
outrem, perda por óbito de familiar e, principalmente, como enfrenta e convive com uma
possível desordem psicossocial, constituem ferramentas para implementar políticas pú-
blicas de apoio.

Palavras chaves: Cuidador familiar; Idoso dependente; representação social; óbito.

 Pontifícia Universidade Católica – São Paulo/SP – Brasil. ulakar@uol.com.br


 Pontifícia Universidade Católica – São Paulo/SP – Brasil. arlete.salimene@ajato.com.br
 Pontifícia Universidade Católica – São Paulo/SP – Brasil. bbell_o@yahoo.com.br
 Pontifícia Universidade Católica – São Paulo/SP – Brasil. Ingrid Vilardi Mazeto, pesquisadora do
grupo Epidemiologia do Cuidador da PUC-SP, fisioterapeuta, acupunturista, especialista em Fisio-
terapia cardio respiratória pela Santa Casa de Misericórdia de São Paulo, Especialista em Fisiote-
rapia pulmonar pela Universidade Federal de São Paulo-Escola Paulista de Medicina (UNIFESP),
mestranda em Gerontologia pela Pontifícia Universidade Católica- São Paulo-Brasil (PUC-SP).
Pesquisadora mentora do website Portal do Envelhecimento- www.portaldoenvelhecimento.net. /
ingravm@hotmail.com
 Pontifícia Universidade Católica – São Paulo/SP – Brasil. ilkacustodio@hotmail.com

— 507 —
1. Introdução
Este estudo é sub-produto de pesquisa longitudinal, interdisciplinar, quantitativa e
qualitativa, realizada pelo Grupo Epidemiologia do Cuidador, da Pontifícia Universidade
Católica de São Paulo no Município de São Paulo, em 1999, fomentada pelo CNPq.
No período de janeiro a maio de 2007, foi desenvolvido o Projeto de Pesquisa
intitulado “O Destino do Cuidador Familiar, após o óbito do Idoso Dependente”, que
buscou identificar quais os idosos dependentes por Acidente Vascular Encefálico (AVE)
faleceram de 1999 até 2006 e conhecer a vida atual das cuidadoras.
A pesquisa de campo caracterizou-se por visita domiciliar às cuidadoras, utili-
zando como instrumentos o mesmo questionário semi-estruturado (constituído por 22
perguntas abertas e 115 perguntas fechadas) e o mesmo diário de campo, aplicados por
duplas de pesquisadoras.
Optou-se pela Teoria das Representações Sociais como referencial teórico me-
todológico da parte qualitativa deste estudo, e buscou-se verificar o que as cuidadoras
estão fazendo atualmente, o que pensam e como sentem a sua realidade objetiva e
subjetiva, como organizaram e orientaram suas ações após o falecimento do idoso de-
pendente.
Sendo assim, duas grandes indagações vêm norteando esta investigação. A pri-
meira refere-se ao destino das mulheres que cuidaram dos seus idosos dependentes
observando os possíveis arranjos pessoais e familiares, e a segunda, referente às Re-
presentações Sociais dos sentimentos e emoções contidos no Discurso do Sujeito Co-
letivo.

2. Referencial teórico-metodológico
Conforme a definição oferecida por Lefèvre (2005) as Representações Sociais
são matrizes ou esquemas mobilizados quando os indivíduos emitem juízos, opiniões
ou explicações particulares sobre temas que os afetam. Para o autor, trata-se de uma
espécie de “segunda língua”, permitindo que os indivíduos se comuniquem e se identifi-
quem como pertencentes a uma mesma formação sociocultural.
A Representação Social é apreendida por meio do Discurso do Sujeito Coletivo
(DSC), que se apresenta sob a forma de falas coletivas emitidas na primeira pessoa do
singular, que expressam, cada uma delas, uma determinada opinião existente entre a
população sobre o tema pesquisado.
O DSC constitui uma forma de expressar, por meio de pesquisas empíricas, as
relações entre o pensamento individual e o pensamento coletivo, gerando opiniões co-
letivas individualizadas ou opiniões individuais coletivizadas.
Esta estratégia metodológica permitiu as pesquisadoras interpretarem as Repre-
sentações Sociais advindas de um grupo de sujeitos pertencentes a uma específica
cultura identificada em seu tempo e espaço.
Portanto o acesso indireto às Representações Sociais, deu-se pela dedução dos
pressupostos contidos no DSC das idéias centrais das cuidadoras, identificadas como:
alívio e sentimento de culpa da cuidadora familiar após a morte do idoso dependente.
O Universo Pesquisado desde 1999, compreendia 50 cuidadores de idosos. No
atual estudo foram localizados, por meio de telefonemas, 48 (98%) cuidadoras, destas
36 (70%) foram excluídos, pois os idosos dependentes estavam vivos.

— 508 —
Definiu-se, portanto, 14 sujeitos para pesquisa de campo, sendo que dois destes
foram excluídos após a visita domiciliar, porque um idoso estava vivo e o outro, quando
faleceu, havia mudado de cuidadora. Outras quatro cuidadoras recusaram-se a partici-
par da pesquisa. Portanto, o grupo final de sujeitos foi constituído por oito cuidadoras de
idosos dependentes falecidos.
Para analisar os dados obtidos utilizou-se o programa SPSS 11.0 for Windows.
Os resultados das variáveis quantitativas foram analisados a partir das medidas
descritivas dos valores mínimo e máximo (CAMPANA et al, 2001).
Em relação as variáveis qualitativas analisou-se a distribuição de freqüências,
envolvendo a freqüência absoluta (CAMPANA et al, 2001).
A Análise qualitativa partiu da identificação das idéias centrais contidas nos dis-
cursos dos sujeitos registrados nos Diários de Campo, permitindo o acesso indireto às
Representações Sociais destes.

3. Análise dos Resultados Quantitativos


Os resultados são descritivamente analisados para melhor caracterizar os perfis
sociais, culturais, econômicos e de saúde da cuidadora familiar; buscando, dessa forma,
apreender a realidade e a complexidade do processo de envelhecimento e da longevi-
dade da população estudada.

3.1. Características Sócioculturais


A pesquisa mostra que os 8 sujeitos são mulheres.
A relação entre a idade e o parentesco da cuidadora com o idoso mostra que dos
8 sujeitos, a maioria 6 eram esposas, cuja idade máxima é de 84 anos e a mínima é de
57 anos; as duas filhas cuidadoras têm idades igual a 63 e 67 anos.
Com relação ao estado conjugal, a maioria das cuidadoras é viúva (6), sendo que
apenas as 2 filhas são casadas.
O estado conjugal é uma das características demográficas da população idosa
com diferenciais por sexo, mais expressivos. Considerando-se que, em geral, as mulhe-
res têm uma expectativa de vida maior do que a dos homens, é comum, entre os idosos,
a predominância de viúvas entre as mulheres.
A análise da escolaridade mostra a falta de oportunidades nesse sentido, pois 3
das cuidadoras nunca freqüentaram a escola (são analfabetas); e 5 permaneceram na
escola até a 4a. série (ensino fundamental incompleto).
A renda pessoal mensal e a fonte de renda assinalam a extensão e a profundida-
de das questões previdenciárias, evidenciadas quando observa-se que uma das cuida-
doras filhas está desempregada e que não tem renda pessoal; a outra está no mercado
informal e recebe R$1000, 00. Das 6 esposas cuidadoras, 4 são pensionistas, sendo
que destas, 2 também recebem aposentadoria por tempo de serviço.
As entrevistadas relataram a renda pessoal máxima de R$1800, 00 e a mínima
de R$350, 00.

 1. O Programa Statistical Package of Social Sciences (SPSS for Windows – 11.0) é um programa
específico para tratamento de dados estatísticos.
 Salário Mínimo em 19 de março de 2007 = R$350, 00 = US$165, 09. Um Dólar = R$2, 12 (Fonte:
Banco Central do Brasil).

— 509 —
Em relação ao acesso e à utilização de serviços de saúde, a maioria das entre-
vistadas (5) informou estar vinculada ao sistema público de saúde; duas recorrem a
atendimento em hospital particular quando precisam e uma a farmácia.
Todas as oito entrevistadas referiram piora da própria saúde após o óbito do ido-
so, citando pelo menos uma doença adquirida.
Quando indagadas quanto ao tempo que conviveram com os idosos depententes
após o episódio de AVE, o tempo máximo de convivência, referido foi 17 anos e o tempo
mínimo 2 anos.

4. Análise Qualitativa
Os discursos dos sujeitos foram analisados, organizados, reunidos e sintetizados
a partir da técnica de análise de discurso. Tratou-se do resgate do imaginário social dos
sujeitos sobre o tema em questão.

4.1. O alívio pelo fim do cuidado e o sentimento de culpa


O sentimento de alívio pelo óbito do idoso, não aparece de forma explícita nos
discursos das cuidadoras, mas é evidenciado de forma subjetiva e implícita nas falas
das entrevistadas. Há pluralidade de sentimentos contraditórios, tais como: alívio, culpa
e tristeza.
• Agora, vou poder sair desta casa.... vou para Diadema.
• Ele nunca foi um homem carinhoso, mesmo assim eu sinto falta.
• Antes (do óbito) não dava tempo de procurar um médico, eu marcava a consulta
e faltava, não dava tempo, agora dá direitinho.
• Eu não conseguia costurar, não dava tempo, fora também a cabeça que não con-
seguia se concentrar.
• Hoje, a gente sente falta até do trabalho (como cuidadora)”.

A sensação de culpa das cuidadoras é recorrente e demonstrada com o pensa-


mento de que, se elas tivessem cuidado melhor do idoso, ele estaria vivo. Persiste uma
confusão de sentimentos entre o alívio e a culpa com a morte da pessoa cuidada. A
cuidadora se questiona:
• Será correto eu me sentir aliviada?
• Será que eu sou uma pessoa ruim por ter este sentimento?

Esta situação emocional de fragilidade em que se encontra a cuidadora a acom-


panha desde o momento do diagnóstico até a morte da pessoa querida como descreveu
Kovács (1992): O processo de luto antecipatório pode gerar sentimentos ambivalentes
naquele que cuida, surgindo o desejo de que o parente ou cônjuge morra para aliviar
o sofrimento de ambos, porém despertando a culpa por estes sentimentos. Ver a dor e
sentir-se impotente para promover o alívio e o bem estar da pessoa amada é causa de
muito sofrimento.
Afastada do meio social, a cuidadora encontra no seu papel um lugar de impor-
tância na família, que é o do conhecimento sobre os cuidados com o idoso dependente.
Muitas vezes, ser cuidadora não é uma função extra, é uma escolha de vida que gera
vínculos de dependência que lhe proporcionam prazer, pois no desempenho desta ativi-
dade, ela sente-se inserida no contexto familiar. Além disso, a família, freqüentemente,
pontua que ela está realizando um cuidado que só ela é capaz, eximindo dos outros

— 510 —
membros a responsabilidade com o cuidado. A comodidade familiar exige de uma só
pessoa todas as responsabilidades ligadas ao cuidado, aprisionando a cuidadora em um
cotidiano de solidão.
• Já cuidei da sogra e de um cunhado, adoeceram e morreram aqui em casa.
Aprendi a cuidar, principalmente com a vida (...) O amor de Deus mora em meu
coração.
• Desde mocinha já cuidava (...) quando meu cunhado precisou de tratamento espe-
cial, fui eleita para cuidar, pela família. Achei engraçado, mas acabei cuidando.

O cuidado é uma carreira que transcorre no tempo, pois a maneira como esse cui-
dar evolui depende de fatores objetivos, relativos às características da doença do idoso,
das habilidades do cuidador, e de fatores subjetivos como personalidade, capacidade de
adaptação e sentimentos em relação ao idoso e a família (NERI e CARVALHO, 2001).
Depende, também, da expectativa sobre esse papel por parte da família e da sociedade
como dado cultural cristalizado e construído cotidianamente.
Todos os sujeitos da pesquisa são mulheres o que lhes garante a manutenção da
realização da atividade, pois o cuidado é objetivado na esfera doméstica, espaço do domí-
nio feminino, cuja expectativa é que produza cuidados e proteção aos seus membros.
Durante a fase de alívio, temos exemplos em que a cuidadora é incentivada ou
até obrigada pela família a dar continuidade na execução dos cuidados, agora com
netos, sobrinhos ou outros parentes, mantendo este trabalho exaustivo e sem qualquer
remuneração.
Um dos fatores determinantes é a maior participação da mulher jovem e adulta
no mercado de trabalho, o que leva as cuidadoras idosas, sujeitos desta pesquisa, a
desempenharem o papel de avós e assumirem a responsabilidade sobre o cuidado com
netos, eliminando a possibilidade desta fase tornar-se um momento propício para esta-
rem cuidando de si e realizando novos projetos se vida.
• Após a morte da minha mãe, passei a cuidar da minha sogra.
• Não tenho tempo (para lazer) porque cuido da neta; se tivesse, faria artesanato
no centro de convivência aqui perto. Quando a gente é mãe só pensa nos filhos,
vivi pelos filhos e agora vivo para os netos.

Estas falas contemplam a realidade social, onde diferentes arranjos familiares se


fazem presentes para enfrentamento do cotidiano. Avós que assumem os cuidados com
os netos menores se constituem em uma das alternativas de sobrevivência familiar. Existe
a representação social de que o idoso, por não desempenhar atividades fora do lar, deve
assumir os cuidados diretos dos netos, enquanto seus pais saem para o trabalho.

4.2. Esposas ou filhas cuidadoras: impacto financeiro


Uma diferença social importante entre as cuidadoras é a situação de filha ou de
esposa da vítima do AVE. Após o falecimento do marido beneficiário do Instituto Nacio-
nal de Seguridade Social (INSS), a esposa cuidadora tem direito ao benefício previden-
ciário, Pensão por Morte do Cônjuge, portanto, a sua situação financeira tende a não se
alterar. Há uma possibilidade de melhora na situação financeira devido ao término dos
gastos com medicação, materiais de higiene e alimentação do idoso doente.
• a vida está melhor, sobra mais dinheiro para eu me cuidar.
• melhorou, não gasto mais com as despesas dele (táxi, remédio, comida). Come-
cei a comprar coisas que eu queria e não podia.

— 511 —
O sentimento de alívio é expresso, também, pelo resgate da condição financeira
mais confortável.
As filhas cuidadoras não podem solicitar esse benefício previdenciário, exata-
mente por serem filhas e não esposas ou companheiras. Essas mulheres, ao se de-
dicarem ao cuidado com os pais, foram impedidas de ingresso ao mercado formal de
trabalho e não puderam consolidar uma carreira profissional. Após o falecimento do pai,
tem sua condição financeira piorada e necessitando retornar ao trabalho remunerado.
Todavia, não preenchem os critérios para inclusão no mercado formal, devido à idade
avançada e à desqualificação profissional. Tal situação as levam à dependência finan-
ceira perante o núcleo familiar e ou à inserção no mercado informal, que às mantém
excluída do sistema previdenciário. Assim a filha cuidadora pode vislumbrar uma velhice
sem proteção social.
• Hoje, a minha situação financeira está pior, pois eu recebia o beneficio da minha
mãe.
• Não tenho dinheiro suficiente para satisfazer as minhas necessidades, pois perdi
o valor da aposentadoria do meu pai e estou desempregada.

4.3. A Restrição ao ambiente doméstico


As cuidadoras que passaram a realizar atividade remunerada, a fazem dentro do
ambiente doméstico: uma está cozinhando marmitas para fora e outra está passando
roupa sob encomenda. Ou seja, elas permanecem isoladas em casa realizando uma
jornada dupla de trabalho. A chance de se socializarem após o falecimento do idoso não
se concretizou.
O cuidar consome grande parte do tempo do cuidador e o circunscreve a uma
rotina que se opera no espaço doméstico, tornando-o quase prisioneiro desse espaço
(MENDES, 2004). Na possibilidade de romper os grilhões, ocasionado pelo falecimento
do idoso dependente, contraditoriamente, vêem-se na clausura. Sentimentos de culpa
descortinam tal postura diante da vida, como se necessário fosse redimirem-se pelo
obito do idoso, de quem até então cuidavam.

4.4. Vida Sexual


Para a valorização e aceitação da sexualidade, a condição de cuidadora interferia
negativamente. Quanto à vida sexual, as esposas cuidadoras sublimaram seus desejos.
Já as filhas cuidadoras referiam dificuldades de relacionar-se por falta de tempo e de
oportunidades. Uma filha cuidadora, após o óbito do idoso dependente, demonstrou
orgulho e contentamento sobre a vida sexual:
• Após o falecimento do meu pai, minha vida sexual melhorou, muito, me casei.
Enquanto era cuidadora não tinha tempo para namorar.

Quanto às esposas cuidadoras, os discursos revelaram concepções preconcei-


tuosas sobre a sexualidade. Trata-se de um tema polêmico que impede o idoso de des-
frutar o direito de exercer livremente sua sexualidade, como as demais pessoas de
diferentes faixas etárias. Além disso, há a representação de um valor social, no qual
a mulher, principalmente a idosa, não pode ter desejo por parceiro fora do casamento,
mesmo na condição de viuvez.
• Sinto falta do sexo, mas tenho vergonha disso.
• Há muitos anos não faço mais estas coisas, mesmo quando meu marido era vivo
não queria mais nada com ele.

— 512 —
As falas dos sujeitos explicitam sentimentos e emoções pelo alívio de deixar de
cuidar, que permitiu ampliar suas relações interpessoais e voltarem-se para si mesmas.

5. Considerações Finais
O presente estudo buscou responder duas grandes indagações a partir da inves-
tigação. Em relação à primeira, que se refere ao destino das mulheres que cuidaram dos
seus idosos dependentes, pode-se apreender, pelo discurso dos sujeitos, melhora das
condições financeiras das viúvas, e uma continuidade do papel de cuidadora familiar
em arranjos do tipo: avós cuidando de netos menores, para enfrentamento do cotidiano
difícil.
A segunda indagação, referente às Representações Sociais de sentimentos e
emoções expressos no Discurso do Sujeito Coletivo, evidencia a presença de sensação
de alívio após o falecimento do ente querido, quase sempre associado à culpa e des-
conforto emocional.

6. Referência Bibliográfica
Campana, A. O. et al.: Investigação Científica na Área Médica. Manole: São Paulo, 2001.
Carvalho, M. C. B. (org): A família contemporânea em debate. Cortez: São Paulo, 2002.
Castel, R.: A insegurança social: o que é ser protegido? Vozes: Rio de Janeiro, 2005.
Kovács, M. J. (coord.): Morte e Desenvolvimento Humano. Casa do Psicólogo: São Paulo, 1992.
Lefèvre, F. & Lefèvre, C. M. A.: O discurso do sujeito coletivo: um enfoque em pesquisa qualitativa
(Desdobramentos). 2ª.ed Educs: Caxias do Sul, 2005.
Mendes, P. B. M. T.: Cuidadores: heróis anônimos do cotidiano. In: Envelhecimento com dependên-
cia: revelando cuidadores. Educ: São Paulo, 2004.
Neri, A. L. & Carvalho, V. A. M. L.: O bem estar do cuidador: aspectos psicossociais. In: Tratado de
Geriatria e Gerontologia. Guanabara Koogan: Rio de Janeiro, 2002.
Sigaud, C. H. S. & Reis, A. O. A.: A representação social da mãe acerca da criança com Síndrome
de Down. Revista da Escola de Enfermagem da Universidade de São Paulo. São Paulo,
v.33, p.148-56, jun. 1999.

— 513 —
Respuestas a la Victimizacion del AM

Repercussão da violência urbana


na saúde dos idosos
O caso da metrópole de são paulo - brasil
Beltrina Côrte

Resumo
O aumento da população idosa trouxe para a agenda da Gerontologia o fenôme-
no da violência urbana que, alcançando a mídia, esta passa a representá-la a partir de
eventos violentos extraordinários e pontuais. Qual é a repercussão da violência coberta
pela mídia impressa na saúde dos idosos? Coletamos dados de textos selecionados e
recortados a respeito da velhice e violência em 4 jornais diários que circulam na metró-
pole de São Paulo (Folha de S. Paulo, O Estado de S. Paulo, Jornal da Tarde e Valor
Econômico), em 6 meses não consecutivos (2004 e 2005). A metrópole foi escolhida
pela concentração de idosos e ser a cidade lugar de expressão da discursividade. O
software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) foi usado para a entrada da
digitação e análise das informações. Encontramos 209 recortes relacionados à velhice
e violência, sendo que 11 retratavam o impacto que os fatos relacionados à violência
urbana provocam na saúde, projetos de vida ou segurança como cidadã. A mídia im-
pressa descreve a metrópole como o lugar das mais diversas e brutais manifestações de
agressão e destruição à vida dos idosos, como a ruptura de laços sociais e morte social.
No contexto urbano, a repercussão da violência na saúde dos idosos mostra a desarticu-
lação das relações de sociabilidade familiares e de vizinhança, e a individualização.

Palavras-chave: violência urbana, idosos, mídia impressa, saúde

 Pontifícia Universidade Católica de São Paulo, Brasil.


Beltrina Côrte – Jornalista (Unisantos/SP). Especialização e Mestrado em Planejamento e Adminis-
tração do Desenvolvimento Regional (Universidad de los Andes/Colômbia). Doutora em Ciências
da Comunicação/Jornalismo (Universidade de São Paulo/USP). Pós.doc em Ciências da Comuni-
cação (ECA/USP). Docente do Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia da PUC-SP.
Coordenadora executiva do web site Portal do Envelhecimento (www.portaldoenvelhecimento.net).
Editora da revista Kairós-Gerontologia. Uma das organizadoras da Coleção Gerontologia da Vetor
Editora. Coordenadora do grupo de pesquisa “Longevidade, Envelhecimento e Comunicação”,
certificado pelo CNPq. Pesquisadora do Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE)
da PUC-SP. beltrina@uol.com.br

— 514 —
Introdução
Na sociedade contemporânea, a mídia ocupa o papel central na vida de mui-
tas pessoas, pois a comunicação legitima discursos, comportamentos e ações. A mídia
veicula certas representações dos velhos, da velhice e do envelhecimento, e exerce a
função de ponto de referência. As imagens apresentadas têm importância significativa
na construção da velhice, especialmente as relacionadas com a violência urbana, uma
vez que o crescimento populacional do segmento idoso trouxe para a agenda da Geron-
tologia o fenômeno da violência.
A mídia passa a representá-la a partir de eventos violentos extraordinários e pon-
tuais, praticados tanto pelo Estado quanto pela sociedade civil e suas mais diversas ins-
tituições. Eventos que questionam direitos fundamentais, valores universais, liberdades
individuais e coletivas. A violência é fenômeno histórico e social de diversas facetas,
positivas e negativas, e que se manifesta de diferentes maneiras conforme a sociedade
ou dado momento histórico.
A temática da violência penetra todas as camadas da sociedade por meio dos
relatos de guerras, homicídios, suicídios, abusos familiares, sexuais ou pela dita “justiça”
cometida pelas mãos da comunidade. Segundo Mariano e Meserani (2001), a violência
pode ser caracterizada pelo aumento exacerbado quanto a novos tipos de violência em
relação a tipos antigos de violência envolvendo diversos segmentos sociais; propagação
dos atos e fatos violentos de forma maciça, dosagem exagerada de violência nos meios
de comunicação; e transformação da violência, de ato ou fato excepcional, em coisa
comum.
Falamos aqui da visibilidade que a violência vem tendo na mídia, especialmente
nos jornais impressos. Aquela que se transformou em uma triste rotina no cotidiano do
brasileiro, especialmente nas grandes cidades. Para Ianni (2003), a cidade revela-se
o lugar por excelência da violênca, já que aí parece ocorrer a maior parte das tensões
e fragmentações, desigualdades e alienações, fermentando agressões e destruições,
atingindo pessoas, coisas e idéias, sentimentos, atividades e ilusões. Em pouco tempo,
ou de repente, algo, alguém, alguma idéia ou símbolo, pode ser atingido, mutilado, de-
formado, arruinado.
Como diz Misse (2006), a violência urbana diz respeito a uma multiplicidade de
eventos que parecem vinculados ao modo de vida das grandes metrópoles na moder-
nidade (...) a expressão violência urbana tenta dar um significado mais sociológico e
menos criminal a esses eventos, interligando-os a causas mais complexas e a motiva-
ções muito variadas, numa abordagem que preconiza a necessidade de não desvincular
esses eventos da complexidade de estilos de vida e situações existentes numa grande
metrópole.
Da perspectiva cultural, a violência é segundo Costa e Pimenta (2006), parte do
viver, do presente. Está no trânsito, nas casas, nas ruas, nas escolas, no tráfico de dro-
gas, no Estado, nas relações de gênero e de poder, e nas instituições (policiais, judiciá-
rias, hospitalares, educacionais, entre outras). Como está presente em todas as classes
e grupos sociais, não é apenas reflexo da violência urbana e nem exclusivamente se
vincula às estruturas sociais injustas, às desigualdades econômicas, à inércia do Estado
ou à desestruturação da ordem legal.

— 515 —
Monitoramento da mídia
Com o objetivo de se verificar como a mídia impressa cobre as notícias sobre vio-
lência relacionadas à velhice, partiu-se para uma pesquisa de coleta de dados de textos
selecionados e recortados a respeito da velhice e envelhecimento em jornais diários que
circulam na metrópole de São Paulo (Brasil), para então serem selecionados aqueles
correspondentes à violência.
Dos meios de comunicação, foram escolhidas para esta investigação as páginas
dos jornais Folha de S. Paulo (FSP), O Estado de S. Paulo (OESP), Jornal da Tarde (JT)
e Valor Econômico (VE), como fontes de pesquisa e análise, especialmente pela expres-
sividade nacional e grande circulação. A opção por jornais diários da grande metrópole
de São Paulo ocorreu por causa da grande quantidade de idosos concentrados, ser a
cidade lugar de expressão da discursividade e facilidade de acesso a esses veículos por
parte da pesquisadora.
Dos quatro jornais diários analisados, chamados de “grande imprensa”, um tem
conteúdo especializado em economia e negócios (Valor Econômico), outro é de âmbito
local (Jornal da Tarde) e dois de referência nacional (Folha de S.Paulo e O Estado de
S.Paulo). Exceto o primeiro, os jornais selecionados possuem conteúdo genérico e se
consideram meios de comunicação impressa que normalmente publicam notícias e in-
formações de interesse público. A “arte” do Jornalismo é escolher os assuntos que mais
interessam ao público e apresentá-los de modo atraente.
O jornalismo é uma das instituições sociais contemporâneas que podem ser ca-
racterizadas como destinadoras do discurso sobre o envelhecimento e a longevidade
produzido por ele mesmo. É uma das instituições que nos dão existência.
Foram analisadas todas as notícias encontradas nos jornais, tratando de velhice
e envelhecimento, em dois momentos: junho/julho/agosto de 2004 e junho/julho/agosto
de 2005. Todas as seções dos diários foram pesquisadas, e selecionadas as matérias
que tinham como palavras-chave: idade (60+), velhice, envelhecimento, ou imagem de
pessoas idosas, idosos(as), velhos(as), aposentadoria, aposentado, previdência. Consi-
deradas todas as que trataram do tema, independentemente da abordagem a eles dedi-
cada, exceto as relacionadas à política, porque se acreditava que poderiam contaminar
a pesquisa, pois muitos políticos que freqüentemente estão nas páginas dos jornais
passaram dos 60 anos ou aparecem com cabelos brancos, e suas declarações pouco
se relacionavam à temática pesquisada.
Ao todo, foram analisadas 1980 matérias sobre a velhice e o envelhecimento, ex-
traídas de 736 edições dos quatro jornais que circulam na cidade de São Paulo, durante
seis meses, entre 2004 e 2005.
O período de seis meses não consecutivos foi determinado por causa da exis-
tência de número significante de reportagens, com grande repercussão da velhice na
mídia e na sociedade, principalmente após a aprovação da Política Nacional do Idoso
(1994), e também por termos passado pelo Ano Internacional do Idoso (1999), duas As-
sembléias Mundiais sobre o Envelhecimento (1982 e 2002), tema central da Campanha
da Fraternidade (2003), aprovação do Estatuto do Idoso (2003) e do Conselho Nacional
de Direitos do Idoso - CNDI (2002). E ainda porque a Organização das Nações Unidas
(ONU) considera o período de 1975 a 2025 a Era do Envelhecimento.
Seguindo-se o critério de categorização foi possível agrupar todas as matérias
referentes à violência e idosos. Fez-se a apuração mais detalhada sobre tais recortes,
incluindo a análise do conteúdo da(s) frase(s) do texto que melhor especificam tal cate-

— 516 —
goria. Essa técnica de análise de conteúdo “funciona por operações de desmembramen-
to do texto em unidades, em categorias segundo reagrupamentos analógicos” (Bardin,
1979:153). Do total de matérias selecionadas, trabalhou-se com 209 textos referentes
à violência.
Esse universo de matérias analisadas é apresentado a seguir, em termos quanti-
tativos e em relação ao tema violência. Dados que oferecem essencialmente a percep-
ção de como foi o comportamento dos jornais sobre a velhice e o envelhecimento entre
2004 e 2005.
Escolhemos o software Statistical Package for the Social Sciences (SPSS) para a
entrada da digitação das informações fechadas e tratamento estatístico dos dados, pois
se trabalhou com perguntas fechadas elaboradas a partir dos recortes.

Comportamento: repercussão da violência urbana


Nos seis meses de estudo encontraram-se 11 recortes relacionados à repercus-
são da violência urbana à pessoa idosa. No quadro a seguir observam-se as manchetes
dos jornais. Entende-se como repercussão da violência urbana na vida da pessoa idosa
o impacto que os fatos relacionados à violência provocam na saúde, projetos de vida
ou segurança como cidadã. Exemplos recentes não faltam: uma senhora passou mal e
acabou falecendo ao imaginar a filha na mão dos seqüestradores. Outra seguiu para o
Rio de Janeiro e só não entregou o carro na mão de supostos seqüestradores porque foi
interceptada pela polícia no meio do caminho.

Título Jornal Recorte


No.
Na 25, as agruras dos compradores JT 306
Um drama que dura 20 anos OESP 1526
Na Barra Funda, praça continua abandonada JT 1499
Fuga em massa: 62 resgatados de DP de Cidade Ademar* JT 218
Enfarte mata alemão durante assalto a prédio OESP 694
Família quer que corpo seja enterrado em Minas Gerais JT 1282
Idoso morre em incêndio em prédio da Jurucê FSP 94
Aposentada que filmou tráfico em Copacabana é tirada do Estado do RJ FSP 1906
Aposentada está em programa de proteção FSP 0068?
Aposentada filma tráfico, e 22 são presos FSP 67
Dona Vitória já está fora do Rio JT 1391

A reportagem “Enfarte mata alemão durante assalto a prédio” relata que um dos
moradores, o alemão Siegfried-Otto Schoen, de 63 anos, sofreu um enfarte e morreu,
depois que criminosos invadiram seu apartamento e mais cinco de um prédio de alto
padrão, no Leblon (Rio).

Maria, 60; e Matozinho, 66: pais inconsoláveis com a morte do filho, é a legenda
da foto em que aparece o casal, ela chorando, pais do mineiro assassinado pela polícia
em Londres, e que teve grande repercussão na mídia nacional. O lead de uma das no-
tícias (Família quer que corpo seja enterrado em Minas Gerais) relata que ao saber da
notícia, a mãe de Jean ficou muito abalada e teve de ser medicada. A avó dele, de 77
anos, entrou em estado de choque.

— 517 —
A notícia “Fuga em massa: 62 resgatados de DP de Cidade Ademar” teve chama-
da de primeira página e mostra a foto de um casal de idosos, assustados, no portão de
sua casa. O que é confirmado pelo texto: o tumulto e o tiroteio assustaram os vizinhos.
Um aposentado..., 72 anos, e a mulher, a também aposentada..., 63 anos, moram na
rua Osmar Fregona, que fica bem em frente à delegacia... O casal, que mora há 42 anos
no bairro, dormia quando ouviu os tiros e a gritaria. O depoimento da idosa: “Ficamos
apreensivos com os tiros. Mas a reforma que fizemos na casa, deixou-a mais segura”. A
notícia denuncia que no momento do resgate, a carceragem, que tem capacidade para
30 presos, abrigava 194 homens.
A matéria “Na Barra Funda, praça continua abandonada” descreve o descaso
pela área pública e o transtorno que causa à vizinhança. O texto narra que os idosos
que vivem no bairro procuram se exercitar na área quase diariamente. Mas, sempre em
grupo, já que sozinho ninguém se arrisca a pisar no local, porque a área virou reduto de
bêbados e marginais. A notícia, de junho de 2005, assinalava que em setembro do ano
passado o JT esteve no local e constatou o problema, porém, até hoje, nada mudou.
Apenas piorou. Um aposentado de 77 anos comentou que “muitos colegas já se ma-
chucaram, torceram o pé quando andavam aqui”. Ele ainda diz que “no início tinha uma
praça bonita, bem cuidada, mas com o abandono isso virou um lixão e os moradores se
afastaram”.
É pelas mudanças no rosto de Marco Antonio, gêmeo idêntico do irmão desapa-
recido, que Ivo e Neuma, ambos com 66 anos, acompanham como estaria agora Marco
Aurélio, que deveria ter 35 anos, cabelos escuros, 1, 68metro e 70 quilos, é o que mos-
tra o texto “Um drama que dura 20 anos” com foto maior que a própria matéria, na qual
aparece o casal de idosos e um rapaz. Aos 15 anos o rapaz se perdeu de seu grupo de
escoteiros no Pico dos Marins, Vale do Paraíba, e desde então está desaparecido.
A insegurança pública, pauta da notícia “Na 25, as agruras dos compradores”,
mais uma vez provoca impacto na saúde dos idosos. Como relata a idosa que aparece
em uma das duas imagens com a seguinte legenda: “todo dia é essa confusão. Não
posso mais fazer minhas comprinhas em paz”, 70 anos, que estava na rua 25 de março
durante um protesto de ambulante. No lead consta que levou um grande susto, quando
percebeu que uma passeata de camelôs vinha em sua direção. Outras idosas disseram:
“Não tenho mais idade para isso”, “qualquer maluco pode começar uma briga. Não gosto
disso”. A insegurança impacta economicamente os comerciantes idosos. O texto expõe
a voz de uma delas, 67 anos: “Os compradores que vem do interior ficam sabendo desta
baderna pela televisão e evitam nossos estabelecimentos”.
A notícia “Idoso morre em incêndio em prédio da Jurucê” cita a morte de um
homem de 67 anos. Morreu em seu apartamento, no 13º andar, as causas do fogo não
haviam sido identificadas. A notícia poderia informar o número de idosos que morrem
por queimaduras ou incendiados. Uma delas podem ser as demências senis ou aciden-
tes vasculares. A morte de um casal de idosos em outro incêndio, desta vez em Foz de
Iguaçu (PR), também ocorrido no apartamento, é pauta de mais uma notícia. Os dois
moravam no sétimo andar de um prédio no centro da cidade. Ele, 72, e a mulher, 66,
origem coreana, gritaram na janela por socorro durante meia hora, até serem atingidos.
“Aposentada filma tráfico, e 22 são presos”, “Aposentada está em programa de
proteção”, “Aposentada que filmou tráfico em Copacabana é tirada do Estado do RJ” e
“Dona Vitória já está fora do Rio”, relatam a história, de uma idosa, que o país acompa-
nhou especialmente pela mídia televisiva. Na primeira matéria, acompanhada de fotos
e legendas grandes de depoimentos narrando que vê homens armados em pleno dia

— 518 —
nas ruas, o lead apresenta o fato: Da janela do seu apartamento, em Copacabana, zona
sul do Rio, uma aposentada de 80 anos filmou, durante dois anos, a movimentação da
venda de drogas e a acintosa exposição de homens armados na ladeira dos Tabajaras
- acesso a uma favela da região. Logo abaixo o texto assinala que a aposentada mora
no local há 38 anos, e filmou com uma câmera de vídeo amadora. Mais adiante, o texto
relata a saga da aposentada - uma ex-empregada doméstica nascida em Alagoas - co-
meçou depois de exaustivas queixas à Polícia Militar sobre o comércio de drogas em
frente ao seu prédio. Como as reclamações não surtiram efeito, ela decidiu comprar, a
prestação, uma câmera de vídeo. Pagou R$ 800 de entrada e desembolsou R$ 150 por
cinco meses para quitá-la.
Como ela filmava?
Diz a notícia que colocava sua câmera em cima de listas telefônicas e filmava o
movimento. “Desconfiada” de que alguns traficantes dela “desconfiavam”, seguiu o ca-
minho mais fácil e mais seguro: decidiu colocar uma película escura nos vidros para não
ser vista, e baixava a persiana antes de gravar, narrando e comentando. Nas notícias
seguintes o leitor acompanha o desdobramento do exercício de cidadania. As imagens
feitas pela aposentada serviram de base para a investigação feita pela Secretaria de
Segurança Pública que resultou na prisão de 22 pessoas, sendo nove PMs. Antes de
a Polícia agir, foi convencida a sair do imóvel onde morava havia anos e levada para
fora da cidade para ser incluída no programa federal de proteção a testemunhas. Seu
nome é preservado pelas autoridades de segurança. A polícia só agiu após meticuloso
trabalho de documentação da aposentada, definido pelo secretário de Segurança como
“vitória da sociedade”. O perfil da aposentada é descrito em uma das matérias: nasceu
no interior de Alagoas em maio de 1925. Aos 13 anos, segundo conta, foi estuprada vá-
rias vezes pelo filho de um fazendeiro. Engravidou. Foram meses vagando sozinha por
casas de desconhecidos até ter o bebê, numa cidadezinha de Alagoas. “Voltei para casa
e minha família me recebeu e cuidou de mim. Minha mãe me levou até a polícia e de-
nunciamos o filho do fazendeiro”. A aposentada perdeu a filha. “Durante toda a gravidez
eu comi mal e andei muito de uma cidade para outra, tentando arrumar um lugar para
trabalhar. O problema que ela teve no coração foi causado por isso. Minha filha era lin-
da”. Trabalhou como empregada em Recife (PE) e depois no Rio, onde voltou a estudar.
“Cheguei até a antiga sétima série. Depois, fiz um curso de massoterapia”. Conseguiu
financiar um apartamento em Copacabana, em 1967. Nesse imóvel morou durante 38
anos, e de onde filmou as ações dos traficantes.
A pequena biografia é relatada na notícia “Aposentada está em programa de pro-
teção”. Está de perfil, com mais imagens dos traficantes e de compradores de drogas.
A matéria ocupa metade da página. Na lateral direita há coluna com o título “Cinema
também tem as suas vovós-espiãs” (título preconceituoso), lembrando que o caso re-
mete ao filme “O outro lado da rua”, de Marcos Bernstein e Melanie Dimantas, lançado
no Festival de Berlim de 2004, e que tem Laura Cardoso como atriz. Ela, ao saber da
história de dona Vitória, comentou: “Que cabeça maravilhosa tem essa mulher... mostra
que não tem esse negócio de a terceira idade não poder se interessar por outras coisas,
e como é saudável sair da rotina”.
As matérias seguintes noticiaram que havia sido retirada do Estado do Rio de
Janeiro. Viajou sozinha e assumiu o compromisso de cortar relações com os amigos
que deixou no Rio, uma das condições impostas a quem entra no programa de proteção
a testemunhas. A notícia relatava que teria todo o apoio material e psicológico neces-
sário.

— 519 —
Qual o impacto dessa mudança para dona Vitória (nome fictício adotado pela
polícia)? O que significa cortar totalmente relações e começar vida nova, em outro lugar
e com outras pessoas, aos 80 anos? Para Pimentel, ao longo da vida criamos hábitos,
adaptamos e transformamos o nosso espaço. Possuímos nossos objetos e construí-
mos uma rede de relações. A nossa história é elaborada a partir dessas construções
simbólicas e, caso haja uma perda total ou parcial delas, para os idosos representa um
corte com o seu mundo de relações e com sua história. O idoso, segundo Pimentel, tem
dificuldade em assumir aspectos da sua vivência, enquanto pessoa plena, isolando-se
afetiva e socialmente, negando ou desvalorizando as suas capacidades. A ruptura de
laços sociais e habitação provocam a “morte social” (Pimentel, 2001).
Contudo, a cidade vem sendo descrita como o lugar das mais diversas e brutais
manifestações de agressão e destruição ao humano. No contexto urbano, a violência
e a velhice, de certa maneira, mostram a desarticulação das relações de sociabilidade
familiares e de vizinhança, a individualização, enfim, o menosprezo a um outro que serei
eu mesmo amanhã. Há violência maior?

Bibliografia
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Pinto, M. J. (2002): Comunicação e discurso: introdução à análise de discursos. São Paulo,
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— 520 —
Respuestas a la Victimizacion del AM

Prevención del abuso y maltrato hacia los


adultos mayores

Lilia Mendoza Martínez

Hace ya años que el abuso y maltrato hacia los adultos mayores no se puede
ocultar, ni mucho menos mantener en silencio. Ningún país o sociedad está exento de
presentar este desafío, aunque muchas veces es desapercibido por los profesionales
de la salud.
Este fenómeno de naturaleza estructural, en parte debido a las condiciones de
vida, de trabajo, de carencia o pobreza de tiempo.
El maltrato del adulto mayor es una conducta destructiva con efectos nocivos, de
carácter físico, psicológico, sexual, social, económico o de patrimonio. Capaz de produ-
cir un gran sufrimiento, lesiones, dolor, pérdida, violación de los derechos humanos y
deterioro de la calidad de vida.
La violencia es una repuesta aprendida en experiencias difíciles de la vida y una
forma para expresar ira y frustración. En nuestro medio (México) es muy frecuente des-
cubrir la cadena de actos de violencia a través del ciclo vital de la familia que se traduce
en fracasos sociales, alcoholismo, drogadicción, cuidado deficiente o sobreprotección,
agresión a la persona enferma y una práctica intergeneracional que va en aumento.
La persona que maltrata tiende a estar abrumada por la cantidad de cuidados que
debe proporcionar, sumados a necesidades propias y problemas individuales, generan-
do dependencia a substancias, aislamiento, depresión y deterioro de la salud propia, por
lo que requieren de ayuda y comprensión.
El adulto mayor es presa fácil y frecuente de maltrato, abusos y violencia, la ima-
gen típica es de una persona muy frágil, de muchos mas de 75 años de edad, depen-
diente física o psicológicamente, con múltiples necesidades de atención en la salud, con
deterioro cognoscitivo, aislamiento social, pobreza y otras eventualidades que generan
estrés.
El maltrato puede ocurrir en cualquier situación y cometerse por cualquier perso-
na de confianza o familiares que sostienen una relación significativa, intensa y frecuente
con la persona maltratada.
Desafortunadamente en las instituciones de atención a los mayores, sean resi-
dencias, geriátricos, clínicas, centros de salud u hospitales, en donde el personal está

 México.
Lilia Mendoza Martínez. Consultora Internacional en Gerontología y demencias Asociación
Guerrerense de Alzheimer y Enfermedades Similares –AGAES–. alzguerreroasoc@gmail.com /
mendozamlilia@yahoo.com

— 521 —
sobre cargado de trabajo, mal capacitado, mal pagado, sin supervisión y algunas veces
con franca gerontofobia.
Maltrato, negligencia, abuso, sobreprotección y violencia, la sobreprotección es
una forma de maltrato muy arraigada en nuestra cultura invalidamos a la persona mayor
mucho antes de que “sea necesario”. Los actos pueden ser de varios tipos: espontáneos
e “inocentes” o extremos (abandono o amenaza de muerte), hasta el abuso premeditado
y sistemático. Con actos de omisión (descuido o negligencia) intencionales o involun-
tarios, muchos de ellos por falta de conocimiento sobre el proceso de envejecimiento.
Pero también por pereza o con crueldad deliberada.
Algunos de estos actos constituyen delitos penales, otros tantos ni siquiera están
reconocidos en la ley, a pesar de que son turnados a la policía y autoridades correspon-
dientes donde también el personal no está informado ni capacitado.

Tipos de maltrato

Físico
Incluye golpear, herir, forzar, restringir, empujar, quemar, sacudir, etc. No alimen-
tar. Omitir o dar medicamentos en exceso. Algunos familiares que asumen el cuidado y
atención de un adulto mayor, por obligación o por culpa, no proporcionan las condiciones
materiales mínimas de dignidad ni comodidad en el alojamiento.
Las lesiones que se encuentran con más frecuencia son: moretones, huesos ro-
tos, heridas en varias partes del cuerpo en diferentes etapas de cicatrización, quema-
duras inexplicables, especialmente por cigarros, daños en el área genital. Otras, fatiga
constante, angustia, expresión de miedo, insomnio, indiferencia al medio. La falta de
supervisión y abandono por largo tiempo especialmente en actividades o momentos de
riesgo (cocinar, salir a la calle, tomar medicamentos). Falta de higiene y arreglo inade-
cuado. Hambre constante. Todo lo anterior, casi inimaginable, son manifestaciones indi-
rectas de maltrato que deben ser exploradas y evaluadas cautelosamente por el equipo
médico, en entrevistas sucesivas.

Psicológico
Maltrato y abuso verbal, amenazas, insultos, actitud impositiva, permanecer en
silencio, ignorar a la persona, rechazo, críticas, regaños, infantilizar el trato hacia la per-
sona mayor que es una forma de aversión al propio envejecimiento, un tono paternalista
que provoca en la persona mayor un rol pasivo y dependiente.
Este tipo de maltrato puede ser muy difícil de descubrir, ya que hay una gran
variabilidad y diferencia entre grupos étnicos y sociales, por lo que se define como la
actitud que causa disgusto, pena, angustia, o vergüenza.
Las manifestaciones de ello incluyen retraimiento social, depresión, desórdenes
de ansiedad o conductuales que pueden desencadenar destructividad, negativismo,
enojo, fobias y perder el gusto y placer por la vida.
En el área emocional: intimidación, humillación, segregación, chantaje, limitar la
libertad de elección, restarle dignidad, privacidad o cualquier otro derecho humano.

Sexual
Esta forma requiere especial atención porque puede parecer que la sexualidad
y sus problemas son inconcebibles en la vejez y puede ser fácilmente pasado por alto.

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Se refiere a cualquier forma de intimidad sexual sin el consentimiento, por fuerza o bajo
amenaza. Nos deben alertar manifestaciones como dificultad para caminar o para sen-
tar, rasgones y manchas de sangre en la ropa interior, dolor, comezón, inflamación en el
área genital o manifestaciones de enfermedad de transmisión sexual (venérea).
En el caso de las demencias debe tenerse en cuenta como parte de la enferme-
dad la expresión desinhibida de la sexualidad y tomarse con buen juicio. Confusiones
que se suscitan con la incapacidad para reconocer a las personas (confundir al hijo o
visitante con el cónyuge), además de las expresiones de contacto físico insistente que
no tiene un significado sexual, sino que es la búsqueda de seguridad, confort, calidez,
ternura, etc.

Económico o financiero
Probablemente la forma más común de maltrato y abuso, en donde el simple
descuido de las posesiones, pertenencias y asuntos económicos del adulto mayor es
ya una falta; sin embargo, es frecuente el despojo de bienes, robo de dinero, utilización
ilegal de la pensión o cuenta bancaria, valores o propiedades, no utilizar el dinero de la
persona mayor para sufragar los gastos del cuidado. Declararlo incompetente y tomar
el control económico. Descuidar la salud del adulto mayor y presionarlo a distribuir o
heredar los bienes en vida. El dinero parece tener un efecto nocivo transformador en el
ser humano.
Desafortunadamente entre los pueblos originarios de quienes tomamos muchas
tradiciones y costumbres, la herencia en vida es algo muy acostumbrado y se toma
como seguro para la vejez, el padre hereda en vida para que los hijos lo cuiden cuando
esté más mayor y si el hijo no está conforme con la herencia, esto puede ser motivo de
que maltrate, golpee al padre bajo los efectos del alcohol.

Social
El miedo, la actitud negativa y los prejuicios hacia el envejecimiento en la socie-
dad producen infinidad de atropellos hacia el adulto mayor. Por ejemplo, no ceder el
paso, empujones en la calle, inseguridad y asaltos, burlas, ignorar su presencia o solici-
tud de servicios, impaciencia, segregación. Simplemente pareciera que ya no son parte
de la sociedad y que se abusa de su vulnerabilidad.

Restricciones físicas, químicas, psicológicas


La utilización de este tipo de restricciones en medios hospitalarios, asilares y en
el domicilio puede no solo llevar a diferentes tipos de maltrato, sino que son un atentado
contra la dignidad de la persona y de hecho causan más problemas que soluciones.
En México, con mucha frecuencia se observa en las instituciones hospitalarias,
entre el personal de salud que no se ha adentrado en el estudio del envejecimiento, se
tiende a racionar los servicios a los mayores y a “satanizar” a los familiares y cuidadores
poco cooperativos que, bajo el pretexto de que otros deben hacerse responsables de la
pesada carga del cuidado, abandonan al adulto mayor, sin buscar las raíces del maltrato
y abandono.

Factores de riesgo
Entre los principales factores de riesgo que conducen al maltrato se pueden men-
cionar, debido a estrés: las presiones por problemas económicos, una muerte en la

— 523 —
familia, la carga que involucra cuidar a un enfermo crónico, pueden generar frustración
y enojo que favorecen la violencia. Por ejemplo, el deterioro cognoscitivo demanda una
exigencia abrumadora en la atención y cuidados que deben darse al paciente, siendo
un factor decisivo en el desarrollo de las conductas de maltrato, ya que el duelo intermi-
nable al irse desintegrando la personalidad del enfermo produce una gran sensación de
frustración e impotencia, en donde el ser querido “parece ya no ser el mismo”.
Dependencia: cuando la familia depende de los miembros mayores ya sea en lo
material (casa, dinero), en el plano emocional o para cubrir cualquier otra necesidad, el
hecho de tener que depender puede generar resentimiento, predisponiendo al cuidador
a conductas abusivas. De la misma manera, cuanto más dependencia tiene el enfermo
de sus cuidadores, más se incrementa el riesgo de maltrato. Incluso se genera interde-
pendencia.
Psicopatología: los cuidadores que exhiben maltrato han requerido atención mé-
dica por problemas psiquiátricos previos (psicosis, depresión, farmacodependencia, etc).
Los padres mayores de estos enfermos acceden a cuidarlos y, posteriormente la interde-
pendencia en el cuidado de ambos genera violencia y problemas de alta complejidad.
Violencia transgeneracional: hay familias que durante todo su ciclo vital tienen
una historia de violencia. Por ejemplo en el caso de matrimonios de personas mayores,
el maltrato puede tener un origen temprano en lo individual en la vida como pareja y
continuar hasta avanzado el tiempo, como venganza o autoprotección y puede tomar
matices increíbles y hasta inhumanos, complicados por cuestiones económicas, espe-
cialmente en la generación donde la mujer aceptaba la sumisión como un patrón social
reconocido. En otros casos, los hijos adultos y otros parientes pueden participar en for-
ma similar después de una mala relación intrafamiliar.
La violación por ejemplo, de los derechos humanos, como el respeto, la dignidad,
la intimidad, privacía, libertad de pensamiento, inseguridad y tratos inhumanos o degra-
dantes.
Por todas estas razones es necesario estimular la investigación de las causas,
tratamientos y prevenciones, así como abogar para que esto no suceda más, que los
adultos mayores conozcan su derecho a denunciar a quien los abusa y maltrata, que
si no lo hacen es muchas veces por miedo a denunciar al cuidador que tienen a mano,
para no quedarse sin él / ella.
Es necesario, realizar campañas de difusión sobre el tema del maltrato, abuso y
violencia hacia el adulto mayor, tanto para la población en general como para los pro-
fesionales de la salud, ya que el maltratado tiene miedo de expresar por temor a recibir
mayor maltrato y perder al cuidador -aunque malo- para no quedarse solo en una situa-
ción de dependencia física o psicosocial.
Los profesionales de la salud requieren capacitación para reconocer e interve-
nir en casos de maltrato y poder desarrollar modelos de atención para ayudar a estas
personas mayores. Necesitan desarrollar una conducta respetuosa, flexible y sin crítica
respecto a la situación social, económica, cultural y personal de cada paciente y de sus
cuidadores, para poder entender con empatía la magnitud de la carga del que cuida.
Enfatizar las medidas preventivas identificando y aliviando las circunstancias de
riesgo.
Contar con una instancia legal debidamente capacitada para atender estos asun-
tos. Sensibilización y capacitación a policías y demás autoridades.
Los familiares y cuidadores pagados que tienen a su cargo la atención de adultos
mayores enfermos requieren capacitación en habilidades específicas, conocimiento y

— 524 —
comprensión de los problemas del envejecimiento patológico. Deberán contar con gru-
pos de apoyo y terapias, para que la tarea sea efectiva y con la menor carga posible.
Creación de servicios comunitarios para facilitar la vida del adulto mayor y de sus
familias y, de esa manera, prevenir el maltrato al aligerar la carga de los cuidadores.
El público en general debe ser capacitado para identificar los casos de maltrato
y abuso.
El maltrato no debe ser parte del trato humano en ninguna edad de la vida.

Bibliografía
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— 525 —
Respuestas a la Victimizacion del AM

Abordaje interdisciplinario sobre abuso y


maltrato en la vejez

Rita Amaral; Mario Di Filippi; Rosalía Panza;


Silvia Tron; Carmen Tulio; Ariel Vázquez

Resumen
Introducción: El envejecimiento como fenómeno demográfico, trae aparejado si-
tuaciones de violencia,  hacia las personas mayores. Este fenómeno rizómantico afecta
sustancialmente, la calidad de vida de este grupo étareo. El silencio que rodea al tema
requiere la intervención de  profesionales capacitados, con una visión anticipada y des-
de un enfoque integral. Las  múltiples formas de presentación del Maltrato, deberían ser
visualizadas, desde las diferentes áreas, desde una perspectiva psicológica, médica,
social y jurídica. Objetivo del trabajo: Como profesionales vinculados a la gerontología,
y desde la conciencia individual y  responsabilidad de una sociedad científica, nos sen-
timos en la necesidad de brindar herramientas que permitan una intervención holística
del tema. Metodología: Partimos de la praxis individual de cada uno de los autores
y su posterior análisis  interdisciplinario. Conclusiones: Nuestra sociedad envejecida,
desconoce los derechos de las personas mayores, y no se encuentra preparada para
garantizarlos, y actuar en la prevención y abordaje amplio del Maltrato.

Abordaje interdisciplinario sobre abuso y maltrato en la vejez


Solo hay en mí una gran pasión:
La dignidad humana
José Marti

La población mundial envejece progresivamente a un ritmo sorprendente oca-


sionando un revolución silenciosa de la que se derivan consecuencias de considerable
alcance que son imprevisible, que influirán en el futuro en las estructuras sociales y
económicas. Por esto en nuestros días el fenómeno de envejecimiento reclama un de-
tenimiento especial para evaluar los diferentes ámbitos para lograr la mejor manera de
enfrentarlo como sociedad anteponiendo los principios máximos de justicia, equidad e
igualdad.

 Rosalía Panza: Médica Gerontóloga Geriatra. Especialista en Medicina Familiar y Comunitaria.


Representante Nacional en INPEA (Red Internacional para la prevención del Abuso en la Vejez)
 Todos: Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría. rpanza_@yahoo.com

— 526 —
La violencia en la vejez comenzó a estudiarse en la década de los 80, como un
problema creciente en el ámbito mundial. Los cambios demográficos que sitúan a las
Personas Mayores como una franja etérea en constante crecimiento, asociado al au-
mento de la longevidad conlleva mayor vulnerabilidad a estas de abusos.
Violencia desde lo etimológico, significa fuerza llevando implícito el concepto de
agresión por parte de la persona que la ejerce.
Desde el punto de vista epistemológico se podrá decir que el maltrato es un ex-
ponente del paradigma de la complejidad, por que es un hecho que “interconecta pen-
samientos y fenómenos, sucesos y procesos, donde los contextos físicos, biológicos,
psicológicos, lingüísticos, antropológicos, sociales, económicos, ambientales, son recí-
procamente interdependientes” .
Paradigma que sustituye al positivismo que “surgió durante la transformación in-
dustrial del siglo XIX, que rechazo totalmente la igualdad entre hombres y mujeres,
inferiorizando a las mujeres, los adolescentes, los niños, los viejos y todos los que lla-
mamos discriminados”3 Para hablar de este tema lo tenemos que ubicar en los distintos
contextos en el que el anciano está inmerso y como en cada uno de ellos puede ser
maltratado:
1) microsistema (medio más directo relacionado con la persona), 2) mesosistema
(familia, vecindario e instituciones), 3) exosistema (circunstancias sociales, políticas e
interrelaciones entre sistemas de apoyo social), 4) macrosistema (la cultura en la cual
vive, con sus valores sociales, creencias y representaciones sociales)
Los ancianos son victimas constantes de un mundo violento donde todos partici-
pamos como victimas o victimarios en diferentes niveles, políticos, sociales y domésti-
cos. La prevalencia a nivel de ancianos residiendo en comunidad es aproximadamente
del 5% variando en los distintos países, aumentando este porcentaje en las instituciones
hasta el 10%.
Los estereotipos de la Vejez aún en los países con alto porcentaje de envejeci-
miento hacen difícil el reconocimiento de la violencia. La reticencia en declararlo, lleva a
que estas cifras estén subvaloradas.
Dentro de las consecuencias de la violencia merece destacarse el deterioro de la
calidad de vida con implicancias jurídico legal, con lesiones físicas, psicológicas, pasan-
do por la depresión y llegando hasta el suicidio, incluyendo los daños económicos.
Una característica peculiar de la violencia es su capacidad de multiplicarse, ex-
pandirse, generando más violencia, replicándose en las familias.
La mayoría de los ancianos son capaces de definir el abuso, ya que en el año
2001 se realizó una investigación (Publicación Voces Ausentes) entre OMS e INPEA
(Red Internacional de Prevención en la Vejez) en 8 países, Australia, Canadá, Suecia,
Kenia, India, Líbano, Argentina y Brasil. Los resultados obtenidos muestran que los an-
cianos perciben el abuso: como la falta de respeto, el abandono, el desamparo, la viola-
ción de derechos humanos y la privación de opciones y decisiones.
Es un problema que debe ser abordado teniendo en cuenta el mayor número de
variables que inciden en él. Los cambios sociales y demográficos hacen que el tema del
abuso y maltrato, se abra como un abanico afectando a uno de los sectores más frágiles

 Edgar Morin, 1998


 Expresión escrita de Miguel Gallegos sobre el paradigma de la complejidad, pag.347”Memorias
de las XXII Jornadas de Investigación. Primer encuentro de investigadores en Psicología del
MERCOSUR”Tomo 3, 2005 octubre.

— 527 —
de la sociedad. En este concepto es que se pensó en trabajar en forma interdisciplinaria
dentro de la SUGG (Sociedad Uruguaya de Gerontología y Geriatría), en el año 2004.
Este equipo ha trabajo desde la conciencia y la responsabilidad que tiene la SUGG,
como sociedad científica de propender a defender los derechos de las P. Mayores.
Desde el inicio vimos con gran preocupación la falta de información y la ausencia
de datos en Montevideo y resto del país como una gran barrera. Se investigó en el MSP
no encontrándose datos estadísticos de incidencia ni de prevalencia. Nos planteamos
así la obligación de vincularnos para brindar a todos los profesionales involucrados al-
guna herramienta eficaz para el mejor desempeño de su trabajo.
El equipo está constituido por diferentes profesionales, que se enfrentan cotidia-
namente en su trabajo con el abuso en los Adultos Mayores.
El incremento sostenido del número de ancianos a expensas de los mayores de
80 años, hace que el Abuso y Maltrato crezca en forma proporcional. El silencio, que
rodea estas situaciones, vuelve aún más difícil su detección.
El desarrollo de esta problemática se realiza en forma rizomántica, por lo que no es
percibido por los profesionales de la salud, así como por las políticas gubernamentales.
Este equipo de trabajo a l abordar el tema se encontró con las siguientes dificultades.
• Ausencia de registros, caratulados como Maltrato
• Falta de conocimiento en el abordaje legal
• Ausencia de lugares de derivación
• Falta de involucramiento de los profesionales, que están en contacto con los adul-
tos mayores
• Falta de servicios socio sanitario
• Escasa o nula preparación y conocimiento del tema en el ámbito social.

Los primeros países que se han realizado estadísticas, son EEUU,


Canadá, Reino Unido y Australia La prevalencia es difícil de reconocer y en algu-
nos estudios se cifra entre el 2 y el 10% aunque con seguridad es mayor dado la dificul-
tad para identificar estos comportamientos.
Investigaciones recientes llevadas a cabo en distintos países de América Latina,
indican que los malos tratos psicológicos constituyen el tipo de mal trato más frecuente
denunciado, en lo que se refiere a personas mayores. (Cepal Santiago de Chile, 2004). En
España la dejadez en el cuidado (negligencia) es la forma más común del Maltrato, según
Isidoro Ruiperez, presidente de la sociedad española de Gerontología y Geriatría.
En la pequeña muestra realizada desde el 2004 al 2006 de 202 casos, por nues-
tro equipo, tomadas de las historias clínicas del hospital Maciel, el Hospital Policial, y de
denuncias realizadas al Programa del Adulto Mayor del Ministerio del Interior, obtuvimos
como resultado que el abandono fue la forma más habitual detectada. Tenemos que
tener presente que esta muestra fue muy parcial y tomada en una población con muy
bajos ingresos.

Definición de INPEA: define al abuso y maltrato como cualquier daño realizado


a una Persona Mayor que debilite o afecte su estado físico, psíquico, espiritual o su
bienestar social. Los tipos de abuso pueden incluir, pero no se limitan, al abuso físico,
sexual, emocional, explotación financiera, abandono, intimación, coerción, discrimina-
ción y autoabandono.
Al igual que en otros problemas que se dan en la Gerontología hay que tener una
elevada capacidad de sospecha para su detección.

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La prevención del Maltrato requiere la participación de múltiples sectores de la
sociedad. Los trabajadores de la salud de atención primaria tienen un papel particu-
larmente importante. Es vital la educación y diseminación de la información tanto en el
sector formal, (educación a profesionales) como a través de los medios de comunicación
(combatir el estigma, abordar los tabúes y ayudar a eliminar los estereotipos negativos
sobre la vejez). Es igualmente importante considerar una perspectiva de género, ya
que las complejas construcciones sociales relacionadas ayudan a identificar el tipo de
maltrato y quien lo inflige.
El plan internacional de la Naciones Unidas adoptado por todos los países en
Madrid en abril del 2002 coloca el Maltrato en el contexto de los derechos humanos
universales. La prevención del Maltrato en un mundo que envejece nos compromete a
todos y debe ser abordado desde todas los contextos que sean posible. “Enfrentarse al
Maltrato de PM y reducirlo requiere un enfoque multisectorial y multidisciplinario”.
Para intervenir en forma adecuada, el médico deberá familiarizarse a través de
la valoración geriátrica integral: médica, cognitiva, social y funcional. Dicha valoración
consiste en detectar síntomas clínicos utilizando diferentes cuestionarios y escalas que
ayudan a determinar si un paciente está en alto riesgo de sufrir abuso.
La evaluación consiste en un completo interrogatorio, incluyendo el eje social, fa-
miliar y sexual y una evaluación física completa, minuciosa y amplia incluyendo, aspec-
to general, higiene, nutrición, sistemas músculo-esquelético, génito-urinario, así como
pruebas neurológicas Los síntomas que no tienen explicación médica pueden ser una
señal de abuso en el anciano. No es extraño que el médico identifique la coexistencia
de varios tipos de abuso en un solo caso. El médico debería intentar recopilar toda la
información posible sobre la historia de los tratamientos anteriores, calidad y cantidad de
lesiones, dinámica de la relación entre el paciente y el cuidador.
La inspección de la piel debe realizarse cuidadosa mente prestando especial
atención a las áreas ocultas como axilas, cara interna del muslo, palmas de pie, ab-
domen, hematomas en caras internas de los brazos, en diferentes estadios. El abuso
sexual debe valorarse siempre.
La valoración nutricional resulta de gran importancia porque la mal nutrición está
directamente relacionada con la morbimortalidad. El laboratorio pueden servir de ayuda
en presencia de Abuso: Anemia, hipoalbuminemia, linfopenia, indican mal nutrición y
negligencia. Las radiografías pueden mostrar fracturas anteriores o recientes no diag-
nosticadas previamente, especialmente aquellas que se relacionan con traumatismos
directos, como fracturas del tercio medio del húmero o del fémur, o fractura en espiral
del húmero.
La tomografía computada de cerebro revela a veces un hematoma subdural ocul-
to de causa traumática, Los niveles séricos de fármacos pueden sugerir una concen-
tración tóxica o subterapeútica, lo que implica un tratamiento inapropiado por parte del
cuidador

Maltrato de los profesionales de la salud


Es más frecuente de lo que se piensa, estudios españoles, lo sitúan ente un 2 y
37%. En U:S:A se realizó un estudio que corresponde a un 17% a negligencia médica.

 OMS 2002 Envejecimiento activo un marco político

— 529 —
Dentro de los maltratos ocasionados por los profesionales de la salud se descri-
ben: el ensañamiento terapéutico en prolongar la vida, la sedación excesiva, la medica-
ción no indicada por médico, el cambio de sala sin aviso, el alta precoz sin completar el
esquema terapéutico instituido, las medidas de contención, la falta o nula supervisión
médica, el ocultamiento, la ausencia de comunicación en diagnóstico, pronóstico y trata-
miento, el abandono en el paciente terminal.

Maltrato Psicológico
Lo definimos como toda acción, habitualmente de carácter verbal, o aptitud: de
intimidación, humillación, burla o ridiculización e infantilización.
La indiferencia intencional ante sus interpelaciones, comentarios o consultas,
irrespeto a sus ideas, creencias y decisiones, rechazo a sus deseos, silencio peyorativo
o desdeñoso, denominaciones impersonales o que tiendan a disminuirlo. Las actitudes
que provoquen: pena, dolor, miedo, ansiedad, temor a ser objeto de violencia, aisla-
miento social, deprivación de libertad, sentimientos de culpa, indignidad y disminución
de autoimagen, de autoestima y de autoeficacia. Algunas situaciones detectadas como
los trastornos del sueño, la pérdida de apetito, la ansiedad generalizada y constante, las
palpitaciones y pulso acelerado son consecuencias de abuso.
Los síntomas propios de pánico: ahogo, dificultad respiratoria, sobresalto cons-
tante, son otras de las consecuencias. La depresión es una característica muy frecuente
en estas situaciones llegando en casos extremos al suicidio. Los 2/3 de los suicidios en
pacientes mayores están asociados a la depresión. La depresión en la mayoría de los
casos no es tratada por entenderse que forma parte del envejecimiento. Merece recor-
darse que los porcentajes mayores de suicidio se producen en la franja etaria a que nos
referimos, aunque no hay estudios que relacionen situaciones de Abuso y Suicidio.
Las situaciones más frecuentes de abuso se dan en el medio familiar siendo el
que maltrata una persona muy próxima al anciano (cónyuge, hijo/a, u otro familiar), el
vínculo afectivo genera en la víctima fuertes sentimientos de ambivalencia frente al agre-
sor, verguenza, y miedo a las consecuencias (institucionalización, juicio, encarcelación).
Generalmente el observador ve al maltratado como una persona inestable emocional-
mente, poco creíble, con discurso contradictorio, lo que hace que se tienda a evaluar su
testimonio como poco fiable.
La presencia de algunos de estos síntomas debería alertar al técnico u operador
que los advierte, en la posibilidad de que esté frente a una situación de maltrato.

1. Los aspectos psicológicos de las víctimas


Son personas que tienen estilos de afrontamiento pasivos y de evitación más que
estrategias activas de intervención frente a los problemas.
Generalmente son las mujeres mayores que sufren de abuso vinculados a proble-
mas de género. Actualmente los hombres suelen ser pasible de esta situación aunque
con menos frecuencia.
Si durante el desarrollo de la relación de pareja, uno de los cónyuges ha sido
dependiente en lo económico y cultural, desvalorizado, son condiciones para ser víctima
de maltrato. La historia de violencia familiar lo posesiona al anciano a colocarse en el rol
de víctima o victimario

— 530 —
2. Los aspectos psicológicos de los victimarios
Los maltratadores tienen historia de alcoholismo o enfermedad mental o abuso
de drogas. Viven con la víctima o son dependientes económicamente de ella. La tarea
de cuidador muchas veces se realiza por razones económicas y se convierte en una
fuente de estrés continua. El agotamiento profesional (Burn-out) genera, sentimientos
de impotencia, rabia, frustración, y aislamiento social. Las personas que maltratan son
producto social de violencia doméstica ya sea ésta sufrida o aprendida., tienen grandes
conflictos y muy poca comunicación con las víctimas.
En otros casos el agresor se sitúa como víctima, manipulando los sentimientos
de culpabilidad que se va generando en el agredido o apela a problemáticas propias u
otorga un valor positivo a sus actos.
El agresor tiene mayor fortaleza física y psíquica frente a sus víctimas con lo cual
mantienen el control de la situación y el equilibrio, se presenta ante otros con un relato
veraz, coherente, y confiable.

Perspectiva Sociológica
Debemos tener en cuenta que el fundamento de todo maltrato está en la forma de
pensar acerca de las personas y las situaciones “ Nos comportamos con las personas
de acuerdo con la imagen que de ellas tenemos” “ Lo esencial es invisible para los ojos”
decía el Principito de Saint Exupery.
El Maltrato o así su ocultamiento, en las personas ancianas, tienen que ver con
diversas situaciones y mitos de la Vejez. El bajo estatus y por lo tanto el bajo prestigio
social que detenta las personas mayores en las sociedades contemporánea donde pre-
domina un tipo de cultura que idolatra los valores asociados a la juventud, con una falta
de sensibilidad social hacia las necesidades de las personas mayores.
Dentro de los mitos se encuentran: Las Personas Mayores no se adaptan al cambio
Todos los Adultos Mayores son abuelos
La lucidez intelectual disminuye con la edad
Vejez es sinónimo de sabiduría
Las Personas Mayores son una carga
Hombres y Mujeres envejecen de igual modo
Vejez, pobreza y enfermedad van juntas.
Loro viejo no aprende a hablar.

Desde la perspectiva de género el prestigio social de las mujeres a diferencia de


los varones cambia con la edad. Algunos recursos como el atractivo físico, el control de
la información constituyen medios para ganar estatus a cualquier edad. Las mujeres os-
tentan un estatus más bajo debido a su menor posibilidad de controlar los recursos. La
mujer a la que por mucho tiempo se le ha negado la oportunidad de mejorar su estatus
a partir de la realización profesional habiéndose visto obligadas realizar tareas domésti-
cas y a la crianza de hijos. Las mujeres han sufrido discriminación a la hora de acceder
a la alimentación, a un trabajo bien remunerado y gratificante, a la asistencia sanitarias
y a las medidas de la seguridad social. Este conjunto de desventajas implican que las
mujeres sean más susceptibles de conocer la pobreza, la discapacidad y ser más vulne-
rable al aislamiento social en la vejez. La mujer que ha estado expuesta a episodios de
violencia desarrolla el concepto de indefensión aprendida que se ve en el síndrome de la

— 531 —
mujer maltratada en donde la repetida exposición a episodios de violencia producen una
serie de síntomas (poca búsqueda de ayuda, baja autoestima, apatía, ansiedad, estrés
y mecanismos autodestructivos) que la incapacitan para generar respuestas positivas
frente al maltrato.
Dentro de los prejuicios debe recordarse el Edadismo de Butler, llamado Viejismo
por Salvarezza y todas sus consecuencias que hemos ido desglosando.
Los pasos esenciales para enfrentar la temática que nos ocupa consideramos
que son:
• Concientizar a la población de la posibilidad de la violencia contra las personas
mayores.
• Tener presente que algunas personas no pueden ser cuidadores.
• Que el cuidador no puede llegar a tener el síndrome de burnout, lo que lo lleva al
maltrato del paciente.
• Formación de profesionales con conocimientos sobre el tema, tanto desde las
características del anciano como del cuidador.
• Creación de servicios para ancianos solos o con familias no capacitadas para su
atención
• Tratar de cambiar el imaginario social sobre el viejismo, el sexismo y el clasismo.

Teniendo en cuenta todo lo expuesto consideramos que lo esencial para abordar


la temática del Abuso al Adulto Mayor, sería contar con equipos multidisciplinarios que
actuaran en forma trasdisciplinaria dentro de un contexto jurídico legal facilitador en un
marco de políticas sociales acorde con la problemática

Bibliografía
Bazo, M., García, B.: “Envejecimiento y sociedad: Una perspectiva Internacional” Editorial Medina
Panamericana. 2ª edición 2006.
Decalmer, P., Glendenning, F.: “El maltrato a las personas mayores” Editorial Paidós. 2000.
Barcelona.
Geriatria de Brocklehurst´s: Maltrato a las Personas Mayores 2005.
Llera F. G., Riuperez I.: “Manual de Geriatría Abuso y Maltrato” 2003.
Modern Gariatric: “Abuso del anciano” 2000.
Salvarezza. L.: “Psicogeriatría. Teoría y clínica Ed. Paidós 2º Edición 2006.
Walker, L.: “The Battered Women “ Editorial Harper and Row. New York.
www.inpea.net International Network for the Prevention of Elder Abuse.

— 532 —
Respuestas a la Victimizacion del AM

La ancianidad y la salud mental. El régimen


legal argentino sobre incapacidad y la
necesidad de reformas.

Dabove, María Isolina; Spósito, María Angélica y Di Tullio Budassi, Rosana G.

Resumen
Introducción. Se parte de un concepto de ancianidad entendido como una etapa
normal del desarrollo, dejando de lado el prejuicio que asocia viejo a enfermo o discapa-
citado, como si fueran una idéntica e inseparable condición. Objetivos. -Analizar el régi-
men legal argentino sobre capacidad e incapacidad y observar su grado de adecuación
para el sostenimiento de la salud mental de las personas ancianas.-Determinar si este
sistema contribuye al respeto de sus autonomías -Evidenciar la necesidad de reformar
la legislación vigente, desplazando el sistema bipolar capacidad-incapacidad, con miras
al establecimiento de mecanismos flexibles y subjetivizantes, que tiendan a reafirmar la
capacidad y libertad de los ancianos. Metodología. Análisis de opiniones de expertos
en salud mental y ancianidad. Estudio de la normativa civil argentina referida a la de-
claración de incapacidad, el proyecto de Código Civil del año 1998, y recomendaciones
internacionales relativas a la ancianidad. Resultados La evolución de los conceptos de
incapacidad y demencia, hacen necesario agiornar la terminología del Código Civil. La
reforma deberá incorporar el término “razones psíquicas” y no “demencia”, ante pedidos
de interdicción. Deberá plasmarse que la incapacidad se presenta en grados, recono-
ciéndose que quien padece alteraciones psíquicas mantiene espacios sanos que deben
protegerse y estimularse. Conclusiones Reformar el régimen jurídico, sustituyendo la
denominación “dementes” por “causas psíquicas”. Facultar al juez para expedirse sobre

 Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad. Facultad de Derecho de la Universidad


Nacional de Rosario. Ciudad de Rosario. Argentina.
Dabove, María Isolina Directora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad.
Facultad de Derecho. Universidad Nacional de Rosario. mdabove@sede.unr.edu.ar
 Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad. Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Rosario. Ciudad de Rosario. Argentina.
Spósito, María Angélica Investigadora del Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad.
Facultad de Derecho. Universidad Nacional de Rosario. maryangs@yahoo.com.ar
 Centro de Investigaciones en Derecho de la Ancianidad. Facultad de Derecho de la Universidad
Nacional de Rosario. Ciudad de Rosario. Argentina.
Di Tullio Budassi, Rosana G Investigadora del Centro de Investigaciones en Derecho de la An-
cianidad. Facultad de Derecho. Universidad Nacional de Rosario. rgditullio@yahoo.com.ar

— 533 —
la extensión de la incapacidad. Distinguir “senectud” de “senilidad patológica”, en la
solicitud de interdicción de ancianos, a fin de arribar a sentencias que no vulneren su
capacidad más allá de lo indispensable. La internación por razones psíquicas deberá
constituir una medida excepcional, pues prevalece el derecho del enfermo a la alternati-
va terapéutica menos limitativa de su libertad.

Palabras clave: ancianidad - salud mental - capacidad-incapacidad - derechos.

Introducción
En nuestro tiempo, la ancianidad constituye un estadio de la vida legítimamente
esperable para todos los seres humanos. El siglo XX nos ha legado la posibilidad cierta
de perdurar y la Demografía lo acredita, a través de los altos índices vigentes respecto
de esta expectativa. Sin embargo, sabemos también que la adquisición de años no
asegura per se, la calidad de la existencia del hombre. Para ello hace falta, además,
acceder a una vida saludable. La salud ha sido entendida por la OMS, como aquel
estado de equilibrio bio- psico-social en el cual puede encontrarse toda persona, en un
momento determinado. De manera tal que la enfermedad será el producto de algún tipo
de desequilibrio bio- psico –social en el que se vea inmerso un sujeto.
En la vejez, -como en cualquier otra etapa evolutiva-, la vida y la salud no siem-
pre se corresponden. Cuando la ancianidad es saludable, el proceso de envejecimiento
transita por carriles de normalidad. En cambio, éste se vuelve patológico y senil, cuan-
do la vejez se vincula específicamente con alguna enfermedad. Así, en este trabajo,
aceptamos como válida la definición de la vejez como un estadio normal del desarrollo,
dejando de lado el prejuicio que asocia “viejo a enfermo”, o “discapacitado”, como si fue-
ran una idéntica e inseparable condición (Basile, 1997). Mas por otra parte entendemos
también que, como todo hecho humano, la vejez es un fenómeno complejo y plural, en el
cual confluyen factores biológicos, históricos y culturales a un tiempo. No se es anciano
sólo por alcanzar determinada edad –la jubilatoria-, o bien porque nuestro cuerpo cam-
bie. Se es anciano, además, porque la sociedad en la que vivimos nos cataloga como
tales y nos sitúa en ese papel, en función de los valores que consideran importantes
(Dabove, 2002).
En la vejez sana, se produce un deterioro progresivo y previsible de ciertas fun-
ciones bio-psíquicas de la persona (se debilitan los sentidos, se pierde masa corporal,
elasticidad, reflejos, rapidez intelectual, etc.). Pero asimismo se incrementan otras, al
lograr mayor madurez y experiencia vital. Por ello, no creemos desacertado afirmar que
la persona envejeciente adolece de vulnerabilidad. Es pues, un sujeto frágil. Pero sano,
al fin. En este trabajo prestaremos especial atención a las consecuencias jurídicas que
se originan, con motivo de los cambios que padecen las personas de edad, en su salud
mental.
Para el Derecho, la salud es un valor estrechamente vinculado con las exigencias
de justicia. A punto tal que, de su ausencia o presencia depende la puesta en marcha
de importantes mecanismos jurídicos de protección. La capacidad es, sin duda, uno de
ellos. Atributo de la personalidad, este instituto no es otra cosa que el reconocimiento
formal de las facultades reales de comprensión, decisión y acción de un ser humano.
Útil, en suma, para la preservación de una esfera de libertad adecuada para el desa-
rrollo de sus planes de vida. De manera que, la capacidad deviene condición necesaria

— 534 —
y fundamento de la autonomía de la voluntad de toda persona que actúe en el campo
jurídico.
Ahora bien, a causa del carácter primario (básico-nuclear) de esta figura, el De-
recho prevé el funcionamiento de un sistema binario en la materia. Razón por la cual
es posible distinguir dos clases de sujetos: el de las personas capaces –regla-; y el de
las personas que no tienen capacidad –excepción-. A su vez, en este grupo, cabe aún
identificar dos situaciones más: el de las personas interdictas (o incapaces propiamente
dichas); y el de las personas que fueron pasibles de inhabilitación. La incapacidad es
una institución que se aplica a todas aquellos sujetos cuya demencia ha sido constatada
judicialmente (art. 141 CC). En cambio la inhabilitación procede, entre otras causas,
cuando se comprueba en juicio una disminución de las facultades tal que pone en riesgo
su persona o patrimonio (art. 152 bis. Inc.2).
En este estudio nos proponemos reflexionar críticamente acerca del grado de
adecuación que ofrece el régimen jurídico argentino de la capacidad, para el sosteni-
miento de la salud mental de las personas senescentes. Los avances de la Psiquiatría y
la Psicología en esta materia, nos alertan claramente acerca de la profunda gradualidad
con que se desarrolla el fenómeno de la incapacidad de las personas ancianas. Pero
nuestro Derecho, continúa sosteniendo respuestas cerradas, binarias y excluyentes so-
bre el tema. Urge, pues, evidenciar estas contradicciones, en pos de lograr una justa
reforma del Código Civil Argentino en este sentido.

Objetivos
-Analizar el régimen legal argentino sobre capacidad e incapacidad de las perso-
nas de edad.
-Observar el grado de adecuación que este sistema ofrece para el sostenimiento
de la salud mental de las personas ancianas.
-Determinar si el actual sistema contribuye al respeto a la autonomía del viejo y a
la no vulneración del ejercicio de sus derechos.
-Evidenciar la necesidad de reformar la legislación vigente en esta materia, des-
plazando el sistema bipolar capacidad-incapacidad, con miras al establecimiento de me-
canismos flexibles y subjetivizantes, que tiendan a reafirmar la “capacidad” y “libertad de
las personas de edad”.

Metodología empleada
Análisis de las diferentes opiniones de los expertos en salud mental y ancianidad.
Estudio de la normativa civil argentina referida a la declaración de incapacidad e inhabili-
tación y el proyecto de Código Civil del año 1998, como asimismo, las recomendaciones
internacionales relativas a la ancianidad (Plan de Viena y Madrid, y resoluciones de
ONU) y legislación comparada.
Para el desarrollo del presente trabajo aplicamos la teoría trialista del mundo ju-
rídico. En ella se define al Derecho como un fenómeno integrado por tres dimensiones:
la realidad social (perspectiva sociológica), las normas (perspectiva normológica) y los
valores (perspectiva axiológica); (Goldschmidt, 1987; Ciuro Caldani, 1986).

— 535 —
Resultados
1) La capacidad en el Derecho Argentino
Para el Derecho Argentino, todas las personas que han alcanzado la edad de 21
años, son consideradas plenamente capaces –de derecho y de hecho-. De modo tal que
se reputan facultadas para adquirir derechos y para contraer obligaciones, ipso facto.
Sólo por causas graves, o por situaciones que pongan en riesgo su persona o su patri-
monio, el sistema autoriza su restricción (art. 52 CC). En suma, en nuestro país, la capa-
cidad es la regla y la incapacidad, una excepción. Asimismo, el Derecho argentino prevé
dos tipos de incapacitaciones: la incapacidad propiamente dicha y la inhabilitación.
La Teoría Trialista del Derecho permite observar que la incapacidad se desarrolla
en tres planos vinculados entre sí: el fáctico, el normativo y el valorativo. Desde la di-
mensión fáctica o material: la incapacidad constituye un desequilibrio psíquico y/o cog-
nitivo grave, que trae como consecuencia la pérdida del ejercicio de la autonomía y el
desplazamiento de la voluntad del sujeto. En el plano normativo, la incapacidad resulta
de la interdicción judicial. Es decir, de una sentencia judicial que así lo determine. Un
anciano puede ser declarado incapaz de obrar -quedar interdicto por demencia–, si por
causa de enfermedad mental grave y habitual no tiene aptitud para dirigir su persona o
administrar sus bienes (art. 141 C.C.)-, en cuyo caso, se le designa un representante
legal que sustituye su voluntad. La demencia afecta el discernimiento y éste es la base
para reputar voluntario a un acto (Brebbia, 1979). En tanto que, en la dimensión valorati-
va, la incapacidad es definida como aquel desequilibrio psíquico y/o cognitivo grave, que
pone en riesgo a la persona, su relación con los otros y a su patrimonio.
La inhabilitación, por su parte, también puede ser comprendida de manera tridi-
mensional. Así, desde el punto de vista material, habrá inhabilitación toda vez que en
una persona exista una insuficiencia mental que no afecta definitivamente su discerni-
miento. En estos casos, se encuentra resentida la lucidez, de manera tal que se está
ante la presencia de una voluntad debilitada. Desde la dimensión normativa, la inhabili-
tación se constituye por intermediación judicial, en tanto realización ordenada de la idea
de asistencia (Llambías, 1978). La inhabilitación puede solicitarse en virtud de cualquie-
ra de las causales contempladas en el artículo 152bis del Código Civil. Sin embargo, las
personas de edad suelen quedar incluidas principalmente en el inciso 2º. Por ultimo, la
perspectiva valorativa indica que la inhabilitación exige el reconocimiento de una capaci-
dad restringida. Por ello se requiere que la voluntad del anciano inhabilitado se complete
con el asentimiento de un curador para realizar actos de disposición y de administración
que se hubieran establecido en la sentencia.(Gonem Machello, 2006).

2) Ancianidad y salud mental: régimen jurídico de la incapacidad


a- Análisis ius-sociológico de la incapacidad:
La vulnerabilidad de los ancianos se advierte de manera clara, ante las numero-
sas ocasiones en las cuales se ven impotentes de ejercer sus derechos, aún gozando
de capacidad en término materiales, normativos y valorativos. Ello sucede, por ejemplo,

 Éste refiere a la inhabilitación judicial por disminución de las facultades cuando, sin llegar al supuesto
contemplado en el artículo 141 del Código Civil, el juez estime que del ejercicio de la plena capa-
cidad puede resultar daño a su persona o patrimonio. El inhabilitado no es un incapaz; mantiene
su capacidad para todos los actos de la vida civil que no sean exceptuados, está ubicado en una
condición básica de capacidad. Sin embargo, el artículo 152 bis no la define (Llambías, 1978).

— 536 —
cuando son recipiendarios de una solicitud judicial de incapacidad o inhabilitación. Prác-
tica frecuente en este tiempo. Por ello, ante la solicitud de interdicción, es fundamental
distinguir la “senectud” –envejecimiento normal-, de la “senilidad patológica”, arribando
así a una sentencia que no vulnere su capacidad más allá de lo indispensable.
En la jurisprudencia nacional puede observarse que, al momento de analizar un
pedido de interdicción o inhabilitación, los jueces tienen en cuenta estas distinciones.
Así, en un fallo que data del año 1982, se ha afirmado la necesidad de distinguir la
simple ancianidad de la calificada senilidad, que daría lugar a la incapacitación o a la
inhabilitación (CNCiv, Sala D, junio 22-1982, La Ley T. 1983-A, 313-316). Este decisorio
lleva a concluir que, si bien la vejez trae aparejado un deterioro físico, el anciano puede
conservar intactas y aún enriquecidas por la experiencia, sus facultades mentales. Ni
la actitud básica de comprensión -el discernimiento- ni la adquirida razonabilidad de los
juicios, ni la posibilidad de exteriorizar las resoluciones mediante su manifestación dis-
minuyen por el solo transcurso de la vida, sin perjuicio de que deterioros de estos tipos
se dan frecuentemente en los ancianos. Además, ha sido correctamente apreciada la
concurrencia de dos requisitos necesarios para la interdicción: la enfermedad mental y
la ineptitud del enfermo para conducirse en la sociedad (Méndez Costa, 1983). Es decir,
ambas condiciones deben presentarse para que, en principio, estemos ante un caso de
interdicción.
El contacto personal del juez con el presunto incapaz o inhábil, se torna esencial
para la resolución, pues, la pericia médica es una prueba más, dentro del juicio de inca-
pacidad o inhabilitación. El juez bien puede basarse en otras pruebas para desvirtuarlo,
como por ejemplo, la entrevista con el interesado. Así se estableció en un fallo donde
se solicitaba la inhabilitación de una anciana. El juez desestimó las conclusiones de una
pericia médica favorable a la inhabilitación, pues del contacto personal con la anciana,
rescató que ésta conservaba intacta las facultades mentales para poder seguir llevando
adelante actos de la vida cotidiana sin necesidad de un curador (CNCiv. Sala G., diciem-
bre 4-1980, La Ley T. 1981-B, 23-36).
En idéntico sentido se expidió la justicia en un caso de solicitud de incapacidad
de un joven. En este caso, el magistrado sostuvo, luego de un exhaustivo añalisis de la
Constitución Nacional, la legislación civil y los Convenios Internacionales ratificados por
nuestro país, que no correspondía declarar la incapacidad tal cual lo prevé el artículo del
Código Civil. Así, consideró que en nuestro Código Civil no existe una figura que de una
respuesta acabada entre la muerte civil que representa la incapacitación o interdicción y
el régimen de inhabilitación, el cual resulta inadecuado y deja desprotegido al interesado
(Juzgado en lo Civil y Comercial de Federación, Entre Ríos, S., J. A. s/inhabilitación, 18
de mayo de 2007).

b) Aspectos normativos de la incapacidad de los ancianos:


La redacción originaria del Código Civil contemplaba un sistema binario respecto
de la capacidad, en términos de salud-enfermedad. Pero esta rigidez se atenuó un poco,
al incorporarse la figura de la inhabilitación judicial. En efecto, si bien ello constituyó un
avance para la época hoy, el sistema resulta obsoleto. Los avances de la psicogeronto-
logía en esta materia, nos lleva a sostener la necesidad de incorporar una nueva termi-
nología al Código Civil Argentino. Así, la incorporación del término “razones psíquicas”,

 Ley N° 17.711 del año 1968 que reformó al Código Civil

— 537 —
junto al de “demencia”, ante un pedido de declaración de interdiccion, permitirá proveer
al supuesto incapaz, de un tratamiento médico y jurídico personalizado, que contemple
las aristas propias de ese caso. Ello colaboraría, además, a la comprensión del carácter
gradual de la incapacidad y a reconocer que toda persona que sufre alteraciones psíqui-
cas, continúa manteniendo espacios sanos, que merecen ser protegidos y estimulados.
Más aún si estamos en presencia de ancianos que padecen trastornos cognitivos no
configurantes de incapacidad, pero que se confunde con ella; primando los prejuicios
hacia el grupo etario. Por lo dicho, la norma debe tender a no limitar la actuación del
incapaz más allá de lo necesario.

c) Perspectiva valorativa: justicia y salud en la incapacidad de los ancianos:


La salud mental, entendida como existencia de equilibrio psíquico y/o cognitivo,
da lugar al ejercicio de la denominada autonomía de la voluntad de cualquier persona.
Así pues, en este sentido, no podemos dudar que el anciano es una persona adulta,
por tanto, goza de autonomía en términos jurídicos. Más también cabe reconocer que
cuando no hay salud -ya sea en sentido amplio -desequilibrio bio-psico-social-; o bien,
no hay simplemente salud mental -desequilibrio psiquico y/o cognitivo-, cabe reconocer
que no puede existir un ejercicio pleno de aquella autonomía. Frente a estas situacio-
nes, la justicia requiere limitar la capacidad de obrar de acuerdo a los grados, niveles o
profundidad que efectivamente constituyen el desequilibrio en cuestión. En suma, exige
que se atributan soluciones jurídicas –mecanismos de porotección- iguales, a los sujetos
que lo son. Pero, desiguales a los que son distintos (justicia distributiva).
Como vimos con anterioridad, en el ámbito del Derecho argentino actual es po-
sible aplicar dos instituciones en caso de encontrarnos ante una persona que padezca
alguna enfermedad mental: la incapacidad y la inhabilitación. La primera trae aparejada
la sustitución de la voluntad del sujeto, por otro sujeto que lo representara. En ella, se
pierde completamente el ejercicio de la autonomía de la voluntad. En la inhabilitación, en
cambio, no se sustituye la voluntad del sujeto, sino que se lo acompaña en el ejercicio
de su autonomía.
Ahora bien, no obstante esta distinción, consideramos que el sistema argentino
no resuelve aún con justicia, las situaciones fronterizas, grises o ambiguas de debi-
litamiento de la capaciadad, en la que suelen verse envueltos los ancianos de este
tiempo. En este sentido, más acertada resulta la redacción de los artículos 19 y 27 del
Proyecto de Reforma del Código Civil argentino de 1998, al referirse a “interdicción por
causas psíquicas”, o “debilitación de sus facultades psíquicas”. En efecto, estos con-
ceptos responden mejor a la conciencia de que la demencia no es la única causa que
puede deterinar un proceso de este tipo. Así ésta nueva terminología permite acoger
los distintos tipos de enfermedades y manifestaciones (Méndez Costa, 2005). Por otra
parte, el proyecto de Reforma refiere también que en ambos casos, la sentencia que
declare la interdicción o la inhabilitación, deberá contener la extensión y los límites de la
incapacidad, especificando los actos que el incapaz o el inhábil puede realizar por sí o
con asistencia del curador (artículos 32 y 44).

 Proyecto de Código Civil elevado en diciembre de 1998, y redactado por la Comisión conformada
por decreto N° 685/95 del Poder Ejecutivo Nacional, http://www.biblioteca.jus.gov.ar/bibliotecadigital.
html

— 538 —
Conclusiones
Los cambios demográficos y la evolución científico tecnológica en materia de
salud mental actual han provocado que los sistemas jurídicos se vean envueltos en una
crisis de funcionamiento respecto al reconocimiento de la capacidad de los ancianos. En
Argentina el derecho vigente y la jurisprudencia en la materia no captan la mutiplicidad
de situaciones grises o fronterizas en las que se ven envueltos los ancianos en el ámbito
de su salud mental. Estas situaciones son aquellas que hacen del anciano un sujeto
débil, frágil, dependiente, en algunas áreas vinculadas a su vida cotidiana pero que no
alteran aspectos sustanciales de su voluntad para actuar en sociedad.
Cualquiera sea la patología del enfermo y su contexto sociocultural y familiar, el
hecho de quedar incluido en una categoría legal que presume una absoluta incapacidad
en el desarrollo de sus aptitudes personales y en el ejercicio de sus derechos fundamen-
tales, entraña de por sí una degradación de su personalidad, y resulta una intromisión
excesiva del sistema legal en su libertad de intimidad (Famá, 2005: 64). Por ello, cree-
mos que la legislación debe adapatarse a los cambios mencionados, plasmados ya en
las fuentes jurídicas de nivel internacional.
Por todo lo expuesto, respecto del régimen vigente consideramos que:
1) En las solicitudes de interdicción de personas ancianas, es fundamental la
distinción entre senectud y senilidad patológica, a fin de arribar a una sentencia que no
vulnere su capacidad más allá de lo estrictamente necesario.
2) La internación debe constituir una medida excepcional, pues prevalece el dere-
cho del enfermo a la alternativa terapéutica menos limitativa de su libertad.
En relación a la reforma normativa requerida, entendemos que:
3) Es necesario sustituir la expresión “dementes” por la de “causas psíquicas”. 2)
Debe facultarse al juez para expedirse sobre la extensión y límites de la incapacidad. 3)
La persona mayor de edad, declarada incapaz, deberá ser representado por dos cura-
dores; a fin de garantizar un mejor cuidado de su persona y una eficaz administración
de su patrimonio.

 En este sentido, es interesante la Ley española N° 39/2006 sobre “Promoción de la Autonomía


Personal y Atención a las personas en situación de dependencia”, http://www.imsersomayores.csic.
es/documentos/legislacion/normas/doc-3383.pdf
 V Plan de Acción Internacional de Madrid sobre el Envejecimiento, ONU 2003, y recientemente, la
Convención Internacional amplia e integral para Proteger y Promover los Derechos y la Dignidad de
las Personas con Discapacidad -texto elaborado por un comité especial de la O.N.U., aprobado por
la Asamblea General de Naciones Unidas-, 13 de diciembre de 2006 que prevé en su artículo 12.3:
Los Estados Partes adoptarán las medidas pertinentes para proporcionar acceso a las personas
con discapacidad al apoyo que puedan necesitar en el ejercicio de su capacidad jurídica. 4. Los
Estados Partes asegurarán que en todas las medidas relativas al ejercicio de la capacidad jurídica
se proporcionen salvaguardias adecuadas y efectivas para impedir los abusos de conformidad con
el derecho internacional en materia de derechos humanos.

— 539 —
Bibliografía
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— 541 —
Centros y Servicios Gerontologicos

Acompañamiento telefónico a mayores (atm).


¿Qué escuchan los mayores de quienes están
sólo angustiados o en crisis?

Urrutia, Andrés Ignacio y Urrutia, Marcela M.

Resumen
Este trabajo es una revisión descriptiva de más de 10.000 consultas telefónicas
al ATM (Acompañamiento Teléfonico a Mayores). Sesenta voluntarios adultos mayores
escuchan, contienen y derivan, desde el año 2003, a personas que se encuentran solas,
angustiadas o en crisis y llaman a líneas gratuitas de alcance nacional.
En este trabajo se describen los motivos más frecuentes de consulta (soledad,
depresión y problemas familiares), sus relaciones con el género, la edad, estacionalidad
de la llamada, ocupación de los consultantes y calidad de las redes de apoyo social.
Se hará especial hincapié en aspectos técnicos y metodológicos vinculados a la
prestación del servicio de acompañamiento telefónico: encuadre, manual de procedi-
mientos, código de ética y, fundamentalmente, la convocatoria, perfil, selección y gestión
de los voluntarios y aspectos centrales de su capacitación y espacios de contención.
Esta parte de la presentación apunta a la posibilidad de comunicar aspectos centrales
que hacen a la replicación del programa y la inclusión de los mayores en una tarea vo-
luntaria que rescata el aprendizaje asociado a sus experiencias de vida, su empatía y
las motivaciones solidarias que se juegan en el ejercicio de este rol y el aprendizaje que
este implica en su desarrollo vital.
Palabras clave: Acompañamiento telefónico a mayores, motivos de consulta, tra-
bajo con voluntarios.

 Centro de Promoción del Adulto Mayor (CEPRAM). Ciudad de Córdoba, República Argentina.
Andrés Urrutia: Doctor en Psicología, egresado de la Universidad Nacional de Córdoba; Master
en Gerontología Social, egresado de la Universidad Autónoma de Madrid. Profesor Adjunto de la
Cátedra de Psicología del Adulto y la Senectud, Facultad de Psicología, Universidad Nacional de
Córdoba. Docente y Coordinador del Programa Universitario para Mayores FAMAC; Director de
CEPRAM. Ha publicado trabajos en su especialidad, coordina la serie editorial “Publicar para no
olvidar”, ha sido becario de SECYT, CONICET, Universidad de Granada, Northwestern University
of Chicago. Ha dirigido y dirige, tesis de maestría, doctorales y de licenciatura. Desde su egreso
como licenciado en psicología, ha trabajado en ámbitos privados y públicos siempre en el ámbito
de la psicogerontología, social y comunitaria. urrutias@infovia.com.ar
 Centro de Promoción del Adulto Mayor (CEPRAM). Ciudad de Córdoba, República Argentina.
urrutias@infovia.com.ar

— 542 —
Introducción
El proyecto de Acompañamiento Telefónico a Mayores, es realizado en el marco
de una Organización No gubernamental, CEPRAM, Centro de Promoción del Adulto Ma-
yor, cuya misión es “Promover el bienestar psicológico y social de las personal mayores
y sus condiciones de ciudadanía”.
En esa dirección, la organización centra su acción en la educación psico-geron-
tológica para los mismos mayores y en el trabajo coordinado con grupos de voluntarios.
De los mismos grupos y de los directivos de la institución, luego de charlas y discusiones
sobre cómo acercarse a los miembros mayores de la comunidad, con problemas de mo-
vilidad, que viven solos y están atravesando crisis, aparece la idea de conformar un gru-
po de voluntarios mayores con el único fin de atender a sus pares de forma telefónica.
Se requería una atención persona a persona; escuchar y contener era más importante
que hablar. Para ello el programa debía seleccionar y formar voluntarios mayores que
escucharan a otros que se encuentran angustiados, solos o en crisis
Este proyecto se realiza en la Ciudad de Córdoba Capital, desde el 15 de Agosto
de 2003, hasta la actualidad y está sostenido por un grupo de 62 voluntarios adultos
mayores fuertemente comprometidos, cuidadosamente seleccionados y en constante
capacitación y contención, como así también por un staff de profesionales psicólogos
a cargo tanto de la supervisión, coordinación del proyecto como de la capacitación y
contención los voluntarios.

Objetivos
1. Realizar una síntesis del inicio del programa, sus fundamentos teóricos y prácti-
cos.
2. Describir brevemente los criterios de selección y capacitación de los voluntarios y
el encuadre de trabajo
3. Realizar una descripción sobre los motivos de consulta y características de quie-
nes llaman y consultan al servicio.

Metodología
Para la descripción de las características de la población que llama al servicio, se
utiliza una ficha de evaluación de la llamada y de descripción del motivo de la consulta y
situación socio – familiar de quien llama. Esta valoración la realizan los voluntarios tras
la atención telefónica de cada consultante.

Participantes
El universo de este estudio, está constituido, por la totalidad de quienes llaman
a las dos líneas gratuitas de alcance nacional. Toda llamada considerada pertinente al
servicio entra en este análisis. Se considera pertinente a aquella consulta que se realiza
al servicio, para pedir ayuda de cualquier índole, acompañamiento telefónico o simple-
mente, una escucha. Con este criterio no son considerada aquellas llamadas vinculadas
a otros servicios de la institución (información por cursos, horarios, etcétera).

— 543 —
Fundamentos del proyecto
La mayoría de las personas mayores se encuentran solas; además de la viudez,
muchas veces la falta de sostén emocional por parte de la red social familiar (hijos, yer-
nos, nueras, sobrinos, etc.) los deja solos en los momentos en los en que más necesidad
hay de estas fuentes de apoyo: momentos de crisis, soledad o depresión.
En muchos casos la situación de soledad se agrava por la imposibilidad real de
contar con fuentes de apoyo intergeneracional (hijos, yernos, nueras o nietos) o por los
altos niveles de conflictividad y en muchos casos abusos y maltratos de los que son
víctimas los mayores en el seno de su propia familla. Muchas veces la ayuda y la con-
tención que se necesita no es de tipo material, sino todo lo contrario, lo que se busca es
ser escuchado, recibir un consejo, una orientación o sólo alguien con quien se pueda
compartir inquietudes, pensamientos, sentimientos o añoranzas.
Existe un creciente porcentaje de personas mayores (entre un 13, 3% y un 15,
8%); además de la feminización del proceso de envejecimiento (123, 4 entre 60-74 años
y 173, 1 para los mayores de 75 años), se incrementan significativamente los porcenta-
jes de mujeres viudas conforme aumenta la edad (35, 3% y 68, 4% para la franja de 60 a
74 años y más de 75 años respectivamente) y la conformación de hogares unifamiliares
representa un 20, 4% para las personas mayores de 60 años y se incrementa a un 25,
8% si se considera sólo a los mayores de 75 años.
Las tasas de prevalencia de depresión en personas mayores de 50 años oscilan
entre un 4% a un 23%, dependiendo de la rigurosidad de los estudios epidemiológicos.
Más allá de estas diferencias no cabe duda que este padecimiento psicológico es endé-
mico en los mayores -el de más alta prevalencia – y el de mayor incremento conforme
aumenta la edad. Son altos los costos de la atención a personas mayores depresivas;
sin embargo en este trastorno o expresiones similares las formas de abordaje psicoló-
gico y temprano, vinculadas a la orientación y contención social y afectiva, son de alta
eficacia y permiten que el sistema de salud aboque todos sus escasos recursos a de-
presiones endógenas que requieren ineludiblemente una asistencia terapéutica médica
-farmacológica y/o psicológica específica.
Con estos fundamentos, se determinaron algunas principales que fundamentaron
la puesta en marcha de esta iniciativa:
1. Necesidad de los mayores, asistentes a CEPRAM, de ayudar a los miembros de
la comunidad de manera voluntaria para que otros pares, en estado de mayor vul-
nerabilidad psicológica y social se beneficiaran. A su vez, los propios voluntarios
mayores se benefician del reconocimiento social, la integración a la comunidad
en un rol activo y trascendente.
2. Recuperar la experiencia de los mayores: La mayoría de las personas mayores
han desarrollado a lo largo de su vida habilidades de cuidado a otras generacio-
nes (niños y padres mayores), conocen y son expertos en el afrontamiento de
situaciones de crisis y tienen una sentida necesidad de trasmitir a sus pares los
recursos psicológicos y sociales que les fueron útiles y “las salidas” que encontra-
ron frente a los problemas.
3. La intervención telefónica gratuita, garantiza la accesibilidad a todas las perso-
nas, especialmente los más pobres. De esta forma el teléfono como herramienta
de trabajo, pasa a ser una estrategia que acerca a quienes se encuentran con
mayor soledad, están aislados geográficamente o sufren crisis familiares o perso-
nales que los avergüenzan, entristecen, frustran o apenan.

— 544 —
En función de estas razones el se plantearon algunos objetivos básicos:
• Brindar acompañamiento telefónico a personas mayores, solas, angustiadas o en
crisis, a través del involucramiento de voluntarios mayores especialmente selec-
cionados y capacitados en habilidades de escucha y contención.
• Favorecer la inclusión activa de los mayores a través de su trabajo voluntario,
transformando sus experiencias vitales y su sabiduría en un recurso útil para
ayudar y contener a los miembros de la comunidad más vulnerables.
• Dar visibilidad pública a la acción de los voluntarios mayores y al servicio facilitan-
do su accesibilidad.

Atención y acompañamiento telefónico


Para ello fue necesario, seleccionar voluntarios mayores de la comunidad con
características ajustadas a cierto perfil: habilidades de comunicación, capacidad para
trabajar en equipo, personalidad resiliente y capacidad de aprendizaje de sus propias
experiencias vitales. Anualmente se convocan a voluntarios mayores de la comunidad
para sumarse al proyecto. La convocatoria apunta a buscar adultos mayores, con buen
humor, habilidades de escucha, capacidad de reponerse frente a crisis y adversidades y
personas dispuestas a donar cinco horas semanales.
Psicólogos realizan entrevistas de selección y admisión. Los seleccionados se
incluyen en un programa de capacitación de 30 horas, realizan una evaluación y luego
sólo escuchan las intervenciones realizadas por sus compañeros más antiguos inclu-
yéndose también en las instancias semanales de contención. Luego de este proceso se
establece un “contrato” de trabajo por un año, que se renueva anualmente si el volun-
tario está dispuesto a continuar. Además se capacita a los voluntarios en estrategias de
primeros auxilios psicológicos y se mantiene este espacio de aprendizaje y contención
desde los inicios hasta la fecha.
Además de la tarea central: el trabajo con voluntarios, se gestionaron las herra-
mientas de evaluación, que permiten valorar tanto el desempeño (eficacia del servicio)
como la satisfacción de los voluntarios con su tarea.
Paralelamente a la prestación del ATM, se generan recursos económicos que
permitan sostener el servicio gratuito y el trabajo con los voluntarios; a la vez que se ha
ido involucrando progresivamente a periodistas y comunicadores sociales, locales y a
nivel nacional, para que difundan el servicio en las diferentes comunidades. Las accio-
nes de comunicación están fuertemente ligadas al proyecto. Además de una campaña
radial masiva y permanente que se sostiene desde los inicios del programa, se generan
dos acciones anuales puntuales de comunicación masiva en medios gráficos de alcan-
ce masivo o específicos para personas mayores. Esto implica que se han realizado un
sinnúmero de notas periodísticas en diferentes medios gráficos, radiales y televisivos.
En estas acciones de prensa se publican notas sobre resultados del programa, celebra-
ciones de aniversarios y crecimiento del programa.

La intervención telefónica
El acompañamiento se realiza a lo largo de la semana en cuatro turnos diarios
(veinte turnos semanales) de tres horas con tres voluntarios que pueden atender simul-
táneamente. De esta forma, se atiende de 8 a 20 horas, con tres líneas telefónicas que
pueden ser atendidas por cualquiera de los tres voluntarios de guardia.

— 545 —
Los voluntarios, en el transcurso de la llamada siguen un procedimiento común
que pauta la intervención en crisis:
1) establecer contacto (escuchar cuidadosamente, comunicar aceptación e iden-
tificar hechos y sentimientos de importancia);
2) dimensionar el problema: a través de preguntas abiertas y solicitando informa-
ción concreta se establecen la peligrosidad o posible riesgo de la situación, el motivo de
consulta y las prioridades;
3) posibles soluciones: el voluntario alienta la lluvia de ideas y la búsqueda de
recursos en el consultante y su entorno;
4) en caso que corresponda, se deben buscar acciones concretas que pueda rea-
lizar el consultante, paso a paso; se anima de forma más directiva la toma de decisión
de quien llama; finalmente,
5) cierre y seguimiento: evalúan conjuntamente los pasos de acción, se deriva si
es necesario y el consultante evalúa la atención recibida.
Finalmente el voluntario llena una ficha de autoevaluación de su desempeño y
de descripción de la llamada, motivo de consulta, características del consultante e in-
tervención realizada. Cualquier otro voluntario que comparta el turno o un supervisor
puede escuchar la llamada para luego realizar apreciaciones, sugerencias o críticas.
Mensualmente y de forma aleatoria, un psicólogo selecciona fichas de evaluación y
realiza una rellamada al consultante, evaluando su grado de satisfacción y la eficacia de
la ayuda recibida. Todos los voluntarios participan, además de su turno semanal de tres
horas de atención, en una reunión grupal de capacitación y contención que se realiza
semanalmente.

Resultados
Perfil de los beneficiarios de las llamadas evaluadas por los voluntarios
Según las llamadas recibidas por los voluntarios de ATM, los consultantes son
mayoritariamente mujeres (68.9%), solo el 31.1% corresponde a varones (ver Tabla 1).

En cuanto al estado civil, en la Tabla 2 puede verse que estos pertenecen a todos
los estados civiles, con diferencias estadísticamente significativas (χ2=341, 165; p=.000)
según el género.

— 546 —
Si bien la iniciativa se creó para la atención de los adultos mayores en crisis, la
edad de las personas que llaman a este servicio oscila entre los 14 años y los 95. Como
puede verse en la Tabla 3, la edad de la mayoría de los consultantes se encuentra entre
los entre los 50 y 70 años (47.5%).

En cuanto a la ocupación de las personas que llamaron al ATM estas son princi-
palmente amas de casa (23%) y jubilados (30.7%), aunque un porcentaje significativo
está desempleado (13.4%). (Ver Tabla 4)

— 547 —
Uno de los medios con más trascendencia entre las personas mayores es la ra-
dio, lo que puede apreciarse en la Tabla 5, la que indica el medio por el cual se informó
del Acompañamiento Telefónico a Mayores. El 52% de ellos se enteró por la radio, por
Cadena Tres el 26.1% y el 6.8% por los medios gráficos y volantes.

En la Tabla 6, puede observarse que el 38.9% de las personas que se comunica-


ron con los mayores de ATM viven solos, lo que es un dato muy significativo, ya que la
soledad es uno de los motivos más importantes por los que estas personas se comuni-
can a este servicio.

La soledad (24.5%) representa junto a la angustia (20.6%) y los problemas fami-


liares (13.4%) las dificultades más referidas por los consultantes. (Ver Tabla 7)

— 548 —
El 60% de las personas que llaman al servicio de ATM se ha comunicado con
anterioridad al mismo, lo que es un indicador de la calidad de la atención proporcionada
por los voluntarios. Las llamadas recibidas proceden desde diferentes puntos del país,
aunque la mayoría provienen de Córdoba Capital (62.6%), se registran un número signi-
ficativo provenientes de provincias como Mendoza (3.5%), la Provincia de Buenos Aires
(6.8%) y Santa Fe (3.5%); todas limítrofes, lo que da indicios de la difusión realizada por
los medios de comunicación que llegan a ellas. Si bien no existen diferencias significati-
vas estadísticamente en la proporción de llamadas según el día de la semana o el mes,
estas son mayores en enero, mayo y junio; y los lunes parecen concentrar un poco más
las llamadas.

Consideraciones finales
Finalmente y como resultado de la intervención que realizan los voluntarios mayo-
res, las personas que se comunicaron refirieron, al final de su llamada, haberse sentido
cómodos (39.6%), seguros y tranquilos (31%) y contentos (7.6%), lo que indica en forma
indirecta una suficiente pericia y preparación por parte del voluntariado (Tabla 8).

— 549 —
El 97.3% de los llamados recibidos se registró a través de los números 0-800 con
los que cuenta la institución, los que comenzaron a funcionar en mayo del 2005. Esto
significó la ampliación del programa a un amplio grupo de mayores de escasos recursos
económicos, lo que contribuyó, conjuntamente con la difusión de la incorporación de
este tipo de líneas, al incremento en las llamadas.
Estos resultados muestran que si bien, de un lado de la línea se encuentran los
mayores angustiados o en crisis, puede desde un programa que busque sacar el mejor
potencial de los adultos mayores, favorecer el soporte y sostén inter e intrageneracional.
Los voluntarios, como personas mayores ponen al servicio de la comunidad, recursos in-
tangibles y muy valiosos: su tiempo, su experiencia, su capacidad de comunicación y los
aprendizajes vitales cosechados a lo largo de su vida. Desde la organización nos cabe la
responsabilidad de coordinar los recursos, avocarnos a la comunicación y el desarrollo
de fondos, a los fines de facilitar la continuidad de este encuentro entre quienes sufren,
están solos, angustiados y necesitan ser escuchados con quienes están dispuestos a
brindar ese apoyo sin juzgar, tratando de ayudar, respetando al otro en su dolor, en su
ideología y su problemática. Este tipo de servicios, supone un crecimiento institucional y
genera una nueva mirada sobre los mayores, no sólo como quienes padecen trastornos
o requieren ayuda profesional, sino como quienes a partir de recursos personales, su-
mado al aprendizaje y la contención profesional pueden ayudar a otros más necesitados
y son verdaderos hacedores del bienestar psicológico, para sí mismos y para quienes
quieran ser ayudados.

— 550 —
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— 551 —
Centros y Servicios Gerontologicos

Autopercepción de bienestar asociado a


procesos de participación del adulto mayor en
hogares de día

Mangino Noelia Gimena; Ruiz María Dolores y Wortman Susana 

Resumen
En el marco de Políticas Sociales orientadas a mejorar la calidad de vida de
los Adultos Mayores (AM), resulta necesario implementar estudios de valoración de su
impacto microsocial. La participación del AM en Hogares de Día (HD) genera cambios
que inciden en su percepción de bienestar. Es preciso identificar estos aspectos para
orientar los dispositivos institucionales a fin de optimizar los recursos implicados en la
estimulación de la población. El objetivo del presente trabajo es analizar variables aso-
ciadas a la autopercepción de bienestar de los AM que concurren a un HD. Se realizó
un estudio cualitativo tomando una muestra no intencionada al 60, 46% de la población
de 43 AM concurrente a un HD con edad promedio de 74 años. En general, se observan
que los cambios asociados a los procesos de participación se relacionan con:
- Disminución de sintomatología depresiva;
- Ampliación de redes sociales;
- Reorganización de AVD
La percepción de bienestar varía según género y edad. Las mujeres sin distingo
de edad refieren mayor autopercepción de bienestar que los hombres. Los hombres
menores de 70 años que no perciben ingresos estables consideran al Hogar como un
espacio transitorio, facilitador de estrategias de supervivencia, siendo su participación
discontinua. La participación en HD contribuye a una reorganización de la vida diaria
más satisfactoria, constituyendo -en la mayoría de los casos- el único espacio de socia-
lización fuera del ámbito doméstico. Es necesario indagar sobre factores que dificultan

 Programa Hogares de Día – Dirección Gral de Tercera Edad, Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, Argentina.
Noelia Gimena Mangino: Licenciada en Psicología. Universidad de Buenos Aires (UBA). Coordi-
nadora del Hogar de Día Nº 21, ubicado en Directorio 6650, Ciudad de Buenos Aires, Argentina.
Ruiz María Dolores. Lic. en Servicio Social. Wortman Susana. Lic. en Psicología (UBA). gimeman-
gino@hotmail.com
 Programa Hogares de Día – Dirección Gral de Tercera Edad, Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, Argentina. dolo_ruiz@hotmail.com
 Programa Hogares de Día – Dirección Gral de Tercera Edad, Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, Argentina. sgwortman@hotmail.com

— 552 —
procesos de participación de los AM hombres por la pérdida de rol en el sistema produc-
tivo siendo un grupo altamente vulnerable.
Palabras clave: autopercepción de bienestar, procesos de participación, reorga-
nización de vida cotidiana, redes sociales de apoyo.

Fundamentación
“En algún lugar hay quienes salen de sus propios muros
para compartir con otros momentos de actividad, sus historias, la vida...
Se esperan unos a otros sin conocerse y con el transcurrir diario descubren
–libres de las limitaciones que la sociedad les impone-
que es posible ESTAR BIEN”

El presente trabajo surge a partir de la experiencia de la labor profesional con


Adultos Mayores en espacios institucionales promovidas desde una Política Pública es-
pecífica.
Los Hogares de Día son instituciones diurnas pertenecientes a la Dirección Gene-
ral de Tercera Edad del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, donde el Adulto Mayor
participa en distintos talleres recreativos a los fines de mejorar su calidad de vida. Estas
instituciones brindan diferentes servicios tales como una prestación alimentaria gratuita,
asesoramiento legal, psicológico y social y estimulación a través de diversos talleres.
El Hogar que se toma como referencia de la presente investigación es el Hogar
Nº 21, ubicado en Directorio 6650, en el Barrio de Mataderos que inició actividades a
comienzos del año 2003. Concurren diariamente 43 Adultos Mayores, grupo compuesto
por 28 mujeres y 15 hombres. En esta población se registra que el 72% percibe algún
tipo de beneficio previsional (pensión y/o jubilación) mientras que el 28% no cuenta con
ningún tipo de ingresos. Las configuraciones de vulnerabilidad están dadas tanto por
aspectos económicos como culturales y psicosociales.
El Adulto Mayor que concurre al Hogar de Día en general evidencia carencias en
su grupo de pertenencia, además de posibles restricciones en cuanto a su salud y su
situación socioeconómica.
A lo largo de su proceso de integración al ámbito institucional se manifiestan sig-
nos de cambio subjetivo que el mismo Adulto Mayor manifiesta como significativo.
Resulta necesario por lo anteriormente expuesto considerar estos cambios a par-
tir de la propia percepción que realizan los sujetos sobre su participación en un espacio
de pertenencia social como es el Hogar de Día.

Metodología
La investigación tuvo dos instancias: en un primer momento se efectuaron entre-
vistas semi estructuradas y un cuestionario ampliado al 60 % de los concurrentes.
Los resultados estadísticos que figuran aquí, son los generados a partir de los
instrumentos aplicados. En el análisis de las variables se toma como referencia lo expli-
citado por los entrevistados en la instancia individual.

 RUIZ, M. Dolores.

— 553 —
Análisis de los resultados

Se observa que las mujeres perciben bienestar asociados a aspectos social


(52%), anímicos (44 %) y físicos (32%); mientras que en los hombres también prevalece
el aspecto social (40%) sobre el aspecto anímico (36%) y físico (32%).

En la franja de 60 a 64 años se encuentra mayor prevalencia de autopercepción


de bienestar asociado al aspecto anímico.
En el grupo etáreo de 70 a 74 años el aspecto físico, anímico y social se equipa-
ran, siendo esta la edad promedio de los concurrentes entrevistados. Por otra parte se

— 554 —
observa que a partir de los 80 años el componente anímico es menos referido por los
entrevistados tomando relevancia el aspecto social que alude a la generación de nuevos
vínculos en el espacio del hogar de día.

a) Los cambios asociados al Aspecto Social: En las entrevistas surgen referen-


cias con respecto al bienestar que perciben a partir de la posibilidad del intercambio con
pares; conformando así nuevos grupos de pertenencia que reafirman la autoestima.
“Me siento acompañada, el Hogar me dio la posibilidad de conocer gente de dis-
tinto carácter, de relacionarme con gente que jamás hubiera conocido” (Rosa, 78 años)
Es importante destacar que durante varios siglos, la familia constituyó el lugar
de sostén de los Adultos Mayores; habiéndose desplazado hacia fines del Siglo XX ha-
cia los grupos en los cuales se priorizan las relaciones entre pares. Como referencian
Muchinik y Seidman (1998) “es notable que los viejos prefieren contactos sociales con
amigos de la misma edad a contactos con familiares, incluso hijos, teniendo estas rela-
ciones un importante impacto sobre el bienestar”:
“Conocí gente de mi misma edad, se amplió mi panorama de amistades” (Osval-
do, 67 años).
b) Los cambios asociados al Aspecto Anímico: La posibilidad de ser reconocido
por otros, de formar parte de un grupo de referencia fortalece la identidad del Adulto
Mayor:
“A mi me favoreció mucho... En primera medida empecé a comer, yo estaba muy
mal... acá todo fue para bien, me sirvió mucho; estoy mejor de ánimo” (Sansón, 73
años)
“Antes estaba sola en casa y lloraba por eso me vino la depresión, por esa razón
me trajeron acá. Venían parientes a mi casa pero yo me sentía sola”. (Aurora, 92 años)
c) Los cambios asociados al Aspecto Físico: Un componente principal en la de-
finición de bienestar por parte del Adulto Mayor es la posibilidad de descubrirse con
capacidades físicas y cognitivas para incluirse en determinadas actividades del Hogar;
lo cual mejora su autoestima y como consecuencia mejora su percepción en torno a su
estado de salud:
“ Antes tenía siempre anginas, el médico me decía que eran psicosomáticas, aho-
ra ya no. Casi nunca tomo medicación. Tengo una visión más positiva, ahora estoy gente
más grande que yo, al tener talleres veo cosas positivas y tengo más amistades. Nunca
en mi vida hice gimnasia –desde el secundario- y acá la hago”. (Rosalba, 66 años)
“La inmobiliaria en la que trabajaba se fundió y empecé a ir a un comedor, cuando
empecé a venir al Hogar mi vida dio un giro de 180º. Tuve tres caídas porque perdía el
equilibrio, desde que empecé a venir ya no me caí más.”. (Osvaldo, 67 años)

Conclusiones
Uno de los aspectos de mayor relevancia obtenidos en la investigación es la dife-
rencia en cuanto a la percepción de bienestar según la edad y el género.
Tanto mujeres como hombres perciben bienestar asociado al aspecto social, en
segundo término al anímico y por último al aspecto físico. No obstante, las mujeres

 MUCHINIK, E.; SEIDMAN, S. (1998): “Aislamiento y Soledad”. Buenos Aires: Eudeba. Pág. 77

— 555 —
expresan mayor nivel de percepción de bienestar, registrando mayores niveles de parti-
cipación en las actividades de estimulación dentro del Hogar.
En la franja de 60 a 64 años prevalece una percepción de bienestar asociado al
aspecto anímico; dado que la concurrencia –en estos casos- es motivada por situaciones
de precariedad económica. En general este grupo está conformado por hombres des-
vinculados de su ámbito familiar, en situación de emergencia habitacional, con reciente
pérdida de fuente laboral y que no cuentan con ningún tipo de beneficio ni cobertura so-
cial. Con la pérdida del rol productivo, ingresan con signos de depresión los cuales van
disminuyendo en la medida que encuentran un entorno que les provee apoyo social.
El apoyo social que se genera a partir del sentimiento de ser partícipe de un grupo
facilita el afrontamiento de los problemas de la vida cotidiana.
Instituciones como los Hogares de Día constituyen un espacio que permite a los
Adultos Mayores reformular el lugar que las representaciones sociales les han asignado,
posibilitando atravesar esta etapa de la vida con un mayor grado de bienestar subjetivo.

Bibliografía
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Ponencia presentada en el Simposio Viejos y Viejas. Participación, Ciudadanía e Inclusión
Social. 51 Congreso Internacional de Americanistas. Santiago de Chile, 14 al 18 de julio
de 2003
Iacub, R. (2001): “Proyectar la vida. El desafío de los mayores”. Buenos Aires: Manantial
Ludi, M. (2005): “Envejecer en un contexto de (des)protección social”. Buenos Aires: Espacio.
Monchietti, A. y Krszemidien, D (2000): “Participación social y estilo de vida. Su relación con la cali-
dad de vida en la vejez” Tiempo – El portal de la psicogerontología- Número 6-Noviembre
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Singer, D. (1991): “La cultura, los ideales y el grupo” en Rev. Vertex, Vol II junio-agosto 1991.

— 556 —
Centros y Servicios Gerontologicos

Ancianos en situacion de internacion geriatrica


María Cecilia Beitía

Resumen
El trabajo que voy a presentar forma parte de las Conclusiones de la Tesis de
Maestría que me encuentro desarrollando titulada “Ancianos en Situación de Internación
Geriátrica”, perteneciente a la Maestría en Planificación y Gestión Social con Mención
en Trabajo Social, dictada en la Universidad Nacional del Comahue. El trabajo consiste
en la realización de una investigación con una metodología de trabajo puede encua-
drarse en una investigación de tipo descriptivo – exploratorio con un enfoque cuanti
– cualitativo. Se utilizaron como técnicas básicas de recolección de datos entrevistas
semiestructuradas y análisis de documentación.
Queda demostrado en este trabajo a partir de gráficos que se podrán apreciar, las
relaciones entre el anciano internado en un geriátrico y su familia, los vínculos existentes
pre y post internación, como así también la importancia de los vínculos familiares en esta
etapa de la vida.
A partir de las entrevistas realizadas a los ancianos internados, se infiere que este
alejamiento de vínculos genera en el anciano una situación de angustia, de pérdida y al
mismo tiempo y contrariamente una justificación permanente en el alejamiento de sus
seres queridos en esta etapa de la vida.
La idea aquí no es decir no a la internación geriátrica, sino empezar a pensarla
como una alternativa mas, que como las otras, el anciano se encuentre en condiciones
de decidir junto a los suyos como querer vivir su última etapa.
Constituye esto un aprendizaje para todos y para la sociedad en su conjunto,
comenzando a escuchar la voz de los más viejos, escucha más pausada, escucha más
lenta, escucha quizás más perezosa.
Palabras clave: vejez – familia – geriátrico – vínculos – interacción

 Universidad Nacional del Comahue. Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Licenciatura en


Servicio Social.
María Cecilia Beitía. Es Licenciada en Servicio Social; Especialista en Planificación y Gestión
Social con mención en Trabajo Social, recientemente culminó la entrega para corrección final de
su Tesis de Maestría en Planificación y Gestión Social. Docente titular de la Universidad Nacional
del Comahue, en la Carrera de Licenciatura en Servicio Social desde el año 1998 en el área grupal
y familiar. Actualmente dirige el proyecto de extensión universitaria “Asistencia Técnica Familiar
y Grupal para la Tercera Edad de la Ciudad de Neuquen”. Ha escrito varios artículos en diarios
locales. Se ha desempeñado como Asistente Social de cuatro Geriátricos en Río Negro y Neuquén
durante los años 1998 y 2002. Ha realizado cursos de Capacitación acerca de la temática vejez,
en la Municipalidad de Neuquen y la Subsecretaría de Salud de la Provincia de Neuquen.
macbeitia@yahoo.com.ar

— 557 —
Introducción
El envejecimiento poblacional es un fenómeno relativamente nuevo en nuestro
país.
El eje principal de este trabajo es la situación de los ancianos internados en Ins-
tituciones Geriátricas de la Ciudad de Neuquén Capital, con el propósito de caracterizar
la población y las relaciones familiares, ya sea previo a la decisión de internación como
una vez producida la misma.
Para ello la indagación se centra en:
 El perfil demográfico de la población en estudio
 Las razones o factores que influyen en la decisión de internación.
 Las características familiares pre y post internación del anciano.
 La percepción de vejez, familia e institución geriátrica que posee el anciano.

La información se obtiene a partir de la realización de entrevistas semiestructu-


radas a:
 los ancianos institucionalizados
 los responsables directos del cuidado de los ancianos en esas instituciones

Metodología
La metodología de trabajo empleada puede encuadrarse en una investigación
de tipo descriptivo – exploratorio con un enfoque cuanti – cualitativo, abordando una
población poco estudiada, los ancianos que se encuentran internados en instituciones
geriátricas en la Ciudad de Neuquén.
Las variables de estudio seleccionadas para alcanzar los propósitos del conoci-
miento son:
• La situación socio familiar y demográfica del anciano antes de la internación.
• El proceso de internación del anciano
• La situación socio – familiar del anciano en el geriátrico.

Por tratarse de un estudio descriptivo - exploratorio, el tratamiento y análisis de


los datos está centrado en determinar la selección de variables y su relación, donde el
“tratamiento y análisis de la información se hace mediante procedimientos de la Esta-
dística Descriptiva”. 
Para ello se utilizan como técnicas básicas de recolección de datos entrevistas
semiestructuradas y análisis de documentación.
El análisis cualitativo está centrado en el eje exploratorio, siguiendo a Samaja, pue-
de decirse que “el tratamiento y análisis de los datos está centrado en el valor”, en aquellas
respuestas que los propios actores manifiesten en sus expresiones espontáneas.
Se trata de efectuar un Análisis Univariado, de incorporar un procedimiento con
medidas descriptivas posibles y elaboración de gráficos y cuadros adecuados.
El universo de la presente investigación está constituido por los ancianos institu-
cionalizados en geriátricos públicos o privados de la Ciudad de Neuquén en el periodo
2004/2005, con área geográfica de ejecución la ciudad de Neuquén exclusivamente.

 Samaja, J. “Epistemología y Metodología: Elementos para una teoría de la investigación científica”,


Eudeba edición Ampliada, Buenos Aires, 1994.

— 558 —
El tipo de muestra, fue intencional, tomando en consideración los siguientes cri-
terios:
 Ancianos residentes en instituciones geriátricas en forma permanente.
 Ancianos mayores de 60 años
 Ancianos que no padecieran enfermedades que imposibilitaran la obtención de
respuesta en los aspectos indagados.

Las entrevistas realizadas a los ancianos institucionalizados se seleccionan to-


mando en cuenta la técnica de muestreo dirigido, permitiendo controlar la relación entre
los objetivos de la investigación y la selección de los casos, sin por ello pretender hacer
inferencias de tipo estadísticas aplicables al universo.

Resultados 
Desarrollo de las Categorías más relevantes de la investigación

I- Situación socio familiar y demográfica del anciano antes de la


internación.
I.1 Perfil Socio - Demográfico del Anciano
Para evaluar esta variable, se consideran Edad, Sexo, Lugar de Procedencia del
anciano.
La Edad promedio de las personas entrevistadas es de 80 años.
En cuanto al Sexo se observa que el 70% de los entrevistados son mujeres.
En relación al Lugar de Procedencia, los resultados son: el 60% de los entre-
vistados proviene de la Provincia de Buenos Aires, y sólo el 25% es de la Provincia de
Neuquén. Del 15% restante, un 5% es de la Provincia de Chubut, otro 5% de Santa Fé
y el último 5% provienen de la Provincia vecina de Río Negro.

I. 2 Perfil socio - familiar del anciano


Para evaluar este aspecto, se toman en consideración Estado Civil del Anciano,
Grupo de Convivencia previo a la Internación y Motivos de traslado a Neuquén, en aque-
llos ancianos que provienen de otros lugares.
Respecto al Estado Civil de los ancianos, se obtiene que el mayor porcentaje, el
85% de ellos es viudo/a, el 10% es casado y el 5% restante, soltero.
En cuanto al Grupo de Convivencia del Anciano previo a su internación, surge
que el 50% de los entrevistados vivía con sus hijos. El 25% de los ancianos vivía solo, el
15% con sus hermanos y sólo el 10% con su esposa.
El 54% de los entrevistados al quedar viudos deciden, o sus hijos deciden que los
padres vengan a vivir con ellos, quienes por razones laborales tomaron la determinación
de radicarse en la Provincia de Neuquén.

 Se presentaran en el Congreso los datos obtenidos mediante gráficos y cuadros, modalidad power
point.

— 559 —
II El Proceso de la Internación
II.1 Institucionalización del Anciano
Esta variable es evaluada mediante los indicadores referidos a los Motivos para
la Internación del anciano, y a los Sujetos Partícipes en la Decisión de la Internación,
incluyendo o contemplando la Participación del anciano en esa decisión.
De acuerdo a las entrevistas realizadas, surge que el mayor porcentaje (40%), co-
incide que la decisión de la internacion geriátrica, surge con la aparición de la enferme-
dad del anciano y después de haber probado varias soluciones de cuidado domiciliario
que han resultado ineficaces.
Un menor porcentaje, el 15%, manifiesta que el motivo de internación geriátrica
surge por una sensación de soledad por parte del anciano. Aún viviendo con hijos y
nietos éstos por razones laborales o de estudio se encuentran casi todo el tiempo fuera
de la vivienda.
Le sigue un 15% que dice hacer decidido la internación por tener problemas de
relación con los hijos; otro 10% comenta que la internación surge por la aparición o
aumento de las dificultades económicas familiares. El 10% restante se distribuye de la
siguiente manera, un 5% manifiesta que la internación fue pensada como transitoria y
el 5% restante plantea que la internación fue motivada por aburrimiento del anciano en
el hogar.
En el 55% de los casos analizados, son los hijos quienes toman la decisión de la
internación de sus padres.

II. 2 Selección de la institución – geriátrico.


Esta variable toma forma en tanto en la Ciudad de Neuquén, se observa la exis-
tencia de dos tipos de Residencias Geriátricas. Una de ellas de orden público y otras de
gestión privada.
Los indicadores seleccionados son Motivo en la Elección del lugar para la Inter-
nación del Anciano y los Sujetos Partícipes en la Selección.
El 40% de los ancianos entrevistados coincide en que la elección del geriátrico
estuvo dada porque PAMI sólo mantiene convenio con ese Geriátrico en la Ciudad de
Neuquén. En consecuencia, no hay elección posible, sólo se ofrece una posibilidad en
Neuquén Capital.
El 35% de ellos, manifiestan que la elección del lugar fue realizada, según co-
mentarios de sus hijos, por selección, dado que PAMI ofrece como se mencionó ante-
riormente una sola opción en la Ciudad de Neuquén y dos opciones muy cerca de allí,
a unos 15 kilómetros aproximadamente cualquiera de ellas de la Capital Neuquina, una
en la localidad de Centenario (provincia de Neuquén) y otra en la localidad de Cipolletti
(provincia de Río Negro).
Un 15% dice que según la evaluación realizada, creen que se trata del lugar más
indicado.
Dentro del 10% restante, un 5% no contesta y el otro 5% desconoce como fue la
elección.

 Se aclara que al realizarse preguntas abiertas, se respeta en esta investigación las precisiones
semánticas utilizadas por los propios protagonistas.

— 560 —
Sólo en el 20% de los casos la decisión en la selección es compartida. El 80% de
los ancianos entrevistados, no participa de la selección del geriátrico, son sus hijos / as,
nueras, hermanos/as y sobrinos/as los que eligen el lugar.

Percepción del anciano


En esta segunda etapa de trabajo, se realiza un estudio cualitativo con el obje-
tivo de dar cuenta de la propia percepción que los ancianos internados en residencias
geriátricas poseen de tres palabras relevantes en este estudio VEJEZ, GERIATRICO Y
FAMILIA.

Primer término inductor analizado: Vejez


Los ancianos hacen una clara definición de la vejez, asociada al “valer menos”, a
las “limitaciones” propias de la edad, a “ocaso” y a “cosas que no puedo hacer”. Cuatro
puntos relevantes para definir esta etapa de la vida. Términos que se mezclan en esta
sociedad occidental, en la que los valores de la vejez son relegados por los valores que
da la juventud y la belleza física.
Es curiosa la definición que da uno de los ancianos internados al hablar de vejez,
haciendo referencia a que “se vale menos” y esto es “normal” en una sociedad en donde
se vale por lo que se produce (capitalismo).
También surge el concepto de “ancianidad”, ligado a la experiencia, los años y la
condición de ser abuelo/a. Siguiendo a Sánchez Salgado quien afirma que
“los abuelos y las abuelas son una parte integral de la familia latinoamericana por
la multiplicidad de funciones sociales que pueden desempeñar”
Lo que se rescata por ellos mismos, es la condición de “abuelitud”, que en mu-
chos casos han transitado y cumplido activamente antes de su ingreso en una institución
geriátrica, ayudando a sus hijos en la crianza de los nietos, haciendo de intermediario
ante alguna dificultad, ayudando en las tareas cotidianas del hogar.

Segundo término inductor analizado: Residencia o Geriátrico


Los términos utilizados por los ancianos internados en Geriátricos de la Ciudad
de Neuquén para definir el término institución geriátrica, están más relacionados a la
concepción primaria del concepto de “asilar”, que a la concepción actual del concepto
“gerontológico”. Aparecen con mucha fuerza definiciones asociadas a lo reglado, regla-
mentado, a la rutina, la habituidad y al “hacer cosas sin pensar”.
Los geriátricos aquí descriptos, tienen características propias, donde la pasividad,
la despersonalización y el quietismo van configurando los rasgos más destacados por el
anciano allí alojado presentan sentimientos positivos hacia el concepto de familia, rela-
cionado con el refugio, la alegría, el amor, la esperanza y la contención.

 Sánchez Salgado Carmen Delia, “Gerontología…”, OP.Cit. (pp.) 138, 139 y 140

— 561 —
Tercer término inductor analizado: Familia
Los ancianos internados en instituciones geriátricas, presentan sentimientos po-
sitivos hacia el concepto de familia, relacionado con el refugio, la alegría, el amor, la
esperanza y la contención.
Siguiendo palabras de Camdessus puede decirse que para los adultos mayores,
“la importancia de la familia es muy superior a la que le dan a la cohorte del grupo de
edad al que corresponden y se refugian en ella para buscar auxilio, compañía, coopera-
ción y asistencia”.
Para los adultos mayores, lo más importante es la familia, con ella ven a sus des-
cendientes otorgándole un papel cargado de expectativas que no siempre los miembros
de la familia pueden cumplir, a pesar de ello, el anciano internado en una residencia
geriátrica, visualiza a una familia muchas veces ausente pero idealizada desde múltiples
valoraciones positivas, pues fueron ellos quienes de alguna manera formaron esta fami-
lia que hoy les toca definir.

Conclusiones
Del trabajo realizado se rescata la importancia de ocuparnos de esta franja eta-
rea, específicamente los que se encuentran en situación de internación geriátrica ya que
queda demostrado a partir de las entrevistas realizadas que en la Ciudad de Neuquén,
aun predomina la concepción de asilar, mas allá de que se realicen intentos por pasar a
la concepción gerontológica.
El anciano que allí ingresa muchas veces deja de ser llamado por su nombre para
ser “el abuelo” o “la abuela”.
En general se corta con el contexto habitual (barrio – grupo de amigos), para
pasar a ser parte de una vida marcada por la rutina, la habituidad.
Por lo tanto como ya se ha mencionado queda lejos la idea gerontológica, focali-
zada en la preocupación puesta en lo biológico, psicológico y social como un todo, para
continuar funcionando desde la concepción primaria de asilar, donde la mayor preocu-
pación solo esta puesta en cubrir con las necesidades básicas.
Por otra parte, y al mismo tiempo, los geriátricos u hogares de ancianos, cons-
tituyen un sin número de mitos populares tendientes a fijar el destino final de nuestros
mayores.
En nuestro país y en Neuquén capital, las cifras indican que el 2% de los mayores
de 60 años se encuentran internados en residencias geriátricas.
Por último, se destaca que a partir de esta investigación se evidencia la ausencia
de políticas estatales para la protección de familiares y ancianos en situación de fragili-
dad y la ausencia de alternativas a la institucionalización de larga estadía.
Quedan interrogantes futuros y la creación de mecanismos institucionales que
faciliten la efectiva promoción, prevención y control de las instituciones geriátricas, en
post del fortalecimiento de los vínculos entre nuestros mayores y sus familias.-

 En Cordero Liliana y otros, “Trabajo Social con…” Op. Cit (p.) 29

— 562 —
Referencias Bibliográficas
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Ateneo.
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Paidos.
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Cordero Liliana, Cabanallis Silvia (2003): “Trabajo Social con Adultos Mayores”. Buenos Aires. Edi-
torial Espacio.
Dabas, Elina (1995): “Redes. El lenguaje de los vínculos”. Buenos Aires. Editorial Paidos.
Iacub, Ricardo (2001): “Proyectar la vida”. Buenos Aires. Editorial Manantial.
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Biblos.
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científica”. Buenos Aires Eudeba Edición Ampliada.
Zolotow, David Mario (2002): “Los Devenires de la Ancianidad”. Buenos Aires. Editorial Lumen.

— 563 —
Centros y Servicios Gerontologicos

Significados de velhice, envelhecimento e


suas implicações na prática de cuidado em uma
instituição asilar

Natália Alves Barbieri y Cynthia Andersen Sarti

Resumo
O estudo das representações, iniciado pelo sociólogo Émile Durkheim, é uma
via de acesso privilegiada ao conjunto de concepções, valores e sentidos que articulam
individuo e sociedade. Este trabalho visa analisar significados de velhice e envelheci-
mento, com base nas representações de profissionais que trabalham com idosos numa
instituição asilar, discutindo suas implicações para a prática do cuidado. Entende-se que
o cuidado permeia todas as instâncias do serviço, não se restringindo à enfermagem,
área à qual é usualmente identificado. Portanto, torna-se importante atentar para as
representações de todos os profissionais envolvidos, sejam técnicos ou auxiliares: as-
sistentes sociais; enfermeiros e auxiliares; terapeutas ocupacionais; nutricionistas; mé-
dicos; cuidadores; encarregados da limpeza e gerência. O presente texto é uma análise
preliminar de dados obtidos em um estudo de caso realizado em uma instituição asilar,
a partir de um trabalho de campo, que envolveu observação participante e entrevistas,
nas quais se aplicou também uma tabela de associação de palavras. Observou-se que
o profissional utiliza seu repertório científico-técnico, quando o tem, mas principalmente
um repertório pessoal para lidar não só com as tarefas cotidianas, mas também com as
implicações pessoais despertadas neste tipo de trabalho. A análise dos dados baseia-se
no referencial da psicanálise, buscando, ao mesmo tempo, uma abordagem interdis-
ciplinar que possibilite intercâmbios entre distintos saberes, com base no diálogo com
a antropologia social. Na área da Saúde Coletiva, ambas disciplinas coincidem-se, ao
considerarem os fenômenos humanos e sociais a partir de registros simbólicos, que
ordenam o mundo a partir da significação.

Palavras-chaves: envelhecimento, cuidado, significado, representações, saúde


coletiva.

 Universidade Federal de São Paulo/Escola Paulista de Medicina. GEP – Grupo de Estudos de


Psicogerontologia – PUC/SP. nabarbieri@uol.com.br
 Universidade Federal de São Paulo/Escola Paulista de Medicina. GEP – Grupo de Estudos de
Psicogerontologia – PUC/SP. csarti@uol.com.br

— 564 —
Alguns fenômenos humanos são particularmente difíceis de explicar e mensurar.
O cuidado é um deles, especificamente por seu aspecto subjetivo e relacional. Algo,
no entanto, nos permite comunicar para um outro quando nos cuidamos, nos sentimos
cuidados ou quando estamos cuidando de alguém. O não cuidado revela-se presente,
principalmente para quem se sentiu descuidado. Tornar isto que é vivido individualmente
acessível para os outros exige um esforço de comunicação. Este compartilhar só é pos-
sível porque o que dizemos de alguma forma é inteligível para o outro, e isto acontece
por termos em comum significados construídos socialmente.
O sujeito, constituído pela e na linguagem, circula num universo simbólico que
se torna referência quando este se relaciona com o mundo, com os outros e consigo
mesmo (Sarti 2004, Victora 2000). O sujeito interage, se comunica com o outro, o que
implica dizer que o que ele diz e faz é representativo de seu contexto social; ao mesmo
tempo em que também presenteia a sociedade com as suas especificidades, podendo,
inclusive, colocar em questão aquilo que se apresenta como status quo num determina-
do momento e lugar. Por meio das representações podemos ter uma imagem da socie-
dade. Analisá-las é buscar o entendimento do mundo social a partir de códigos possíveis
de serem compartilhados, onde o individual e o coletivo se interpenetram (Herzlich 1991;
Sarti 2001).
A psicanálise e a antropologia social se encontram, na área da Saúde Coletiva,
justamente por considerarem os fenômenos humanos e sociais a partir de registros
simbólicos, que ordenam o mundo a partir da significação, atribuída por regras sociais
(Birman 1991, Sarti 2001). Pensada inicialmente por Émile Durkheim em 1895, a repre-
sentação social, ou representação coletiva, é uma tentativa de apreender parte do uni-
verso simbólico de uma dada sociedade. Este conceito não se reduz à soma das repre-
sentações dos indivíduos, mas por meio delas podemos ter uma imagem da sociedade,
de como ela se impõe, no modo como os indivíduos a vivem; e pode ser considerada
uma via de acesso privilegiada ao conjunto de concepções, de valores e de sentido na
articulação entre o individuo e sua coletividade (Herzlich, 1991). O conceito passa a ser
um instrumento de pesquisa na área da psicologia a partir da década de 1960 quando
Sérge Moscovici, psicanalista francês, publica uma obra sobre a representação social
da psicanálise na França (Herzlich, 1991), que influenciará trabalhos realizados na psi-
cologia social e na psicanálise.
A escolha por estudar os significados de velhice e envelhecimento, a partir das
representações de profissionais que trabalham com idosos, parte do pressuposto que
estas representações estão intimamente vinculadas às práticas de cuidado realizada
pelos profissionais. Na área do envelhecimento, assim como acontece na saúde de
forma geral, debate-se a prática do cuidado em contraposição aos avanços tecnológicos
da biomedicina e a desumanização da assistência, como se um impedisse a realização
do outro, além de tomá-la como saber e ação exclusivos do campo da enfermagem: o
médico cura e a enfermagem cuida (Ayres, 2002). De fato, quando se pesquisa o termo
cuidado na academia, ver-se-á uma série de trabalhos sobre como enfermeiros, auxilia-
res e cuidadores significam o cuidado na saúde.

— 565 —
Observa-se também que os aspectos psíquico e social da tríade biopsicosocial,
modelo que informa a área da saúde e que também tem sido utilizado para abarcar
os diversos fenômenos relacionados ao envelhecimento, referem-se somente ao idoso
atendido, como se o profissional não fizesse parte de um mundo cultural, seja ele igual
ou diferente daquele de quem cuida. Como se fossem duas moedas e duas medidas
(Laplantine, 2004). A formação e capacitação de profissionais na área, quando acon-
tece, privilegiam a técnica e os protocolos de cuidado e não levam em consideração o
aspecto relacional do cuidado, onde cuidador e quem demanda cuidado encontram-se
em relação. Também são comumente ignoradas as implicações para o trabalhador, das
questões enfrentadas cotidianamente no contato institucional com os idosos: o próprio
processo de envelhecimento, o envelhecimento do outro, a perspectiva de futuro, as
perdas, as brigas, os afetos, os vínculos, a morte.
Estas questões indicam a dificuldade de se estabelecer um padrão tanto de im-
plementação, quanto de avaliação dos atendimentos prestados à população idosa por
via de protocolos técnicos que não consideram os aspectos culturais, subjetivos e rela-
cionais presentes neste tipo de trabalho. Neste sentido, o estudo dos significados de ve-
lhice e envelhecimento torna-se relevante na área da saúde, pois contribui ao focalizar
os aspectos culturais que permeiam a prática do cuidado aos idosos.
Esta pesquisa, um estudo de caso ainda em andamento, considera a prática do
cuidado de forma ampliada, estendendo-a aos profissionais em geral que cuidam de ido-
sos numa instituição asilar, ao entender que o cuidado permeia todas as instâncias do
serviço, sejam eles técnicos ou auxiliares: assistentes sociais; enfermeiros e auxiliares
de enfermagem; terapeutas ocupacionais; nutricionistas; médicos; cuidadores; encar-
regados da limpeza e gerência. Para fins desta exposição, será feita uma análise pre-
liminar de dados coletados na pesquisa, cujo trabalho de campo envolveu observação
registrada em diários de campo e entrevistas aprofundadas, nas quais se aplicou uma
tabela de associações de palavras. Focalizaremos os significados de cuidado, velhice,
envelhecimento, ser velho e a própria velhice (quando eu for velho, ).
Cabe salientar que nenhum dos profissionais entrevistados teve como primeira
opção trabalhar com idosos e na maioria dos casos não possuem formação em geron-
tologia. No entanto, com exceção de uma única pessoa, todos pretendem continuar na
área. Esta falta de repertório técnico nos permite considerar as falas dos profissionais
muito mais próximas às suas experiências de ordem pessoal do que permeadas por
teorias acadêmicas do envelhecimento e questionar sobre o que constitui o vínculo com
a atividade profissional. Também é importante frisar que o momento da entrevista trouxe
questionamentos e reflexões para os entrevistados (como os próprios relataram), indi-
cando a necessidade de espaços de trocas reflexivas sobre o trabalho institucional com
idosos.
Um aspecto que chama a atenção é a diferenciação constante que os profissionais
fazem entre os termos velho e idoso, como podem ser observadas nas seguintes falas:

 Modelo muito utilizado atualmente na área da saúde, onde são considerados três grandes alicerces
que juntos explicariam as idiossincrasias do humano: o biológico, o psíquico e o social. A crítica que
se faz do termo neste trabalho é que estes três aspectos determinantes nem sempre são conside-
rados, principalmente na biomedicina (que vem se revelando como a grande influência no modo
de construção das referencias na sociedade ocidental), de forma articulada. Os aspectos psíquicos
e sociais podem ser considerados apenas como adendos do biológico, como coadjuvantes e não
como protagonistas.

— 566 —
“... Eu acho que não existe velho, velho não. Eu acho que não existe velho, eu
acho que existe jovem, meia idade e idosos entendeu”;
“Eu acredito que o termo velho... eu acho que não existe entende. Você pode
pegar aqui idosos de 90 anos, de 95, 80, 70. Nossa, não tem nada de velho, a mente
é super jovem, como você pode pegar gente da minha idade, da nossa idade ou mais
novo com a mente velha”;
“Eu não acredito nesta palavra velho e sim idoso”;
“Idoso é experiente, velho é insatisfeito”.
O que torna um termo pejorativo perante o outro parece não ser pautado por jus-
tificativas técnicas ou científicas. Podemos supor que esta aversão ao termo velho tende
a corresponder a uma forma politicamente correta de pensar a velhice “positivamente”.
Durante a pesquisa foi observado um texto, colocado em mural da instituição, onde
eram listadas diversas diferenças entre o idoso e o velho: sendo o primeiro carregado
de atribuições “positivas” e o segundo de “negativas”. O discurso institucional parece
influenciar, e talvez induzir, esta necessidade de diferenciação. Então, observa-se que
são atribuídas ao velho idéias ligadas à indisposição perante a vida, limites impostos
por declínio físico, acomodações, não serventia, não sonhar e a morte. Já ao idoso são
atribuídas idéias referentes à saber curtir a vida, experiência e sabedoria.
Esta tendência se mantém com os termos velhice e envelhecimento. Prioritaria-
mente eles foram descritos como decorrentes de um “estado de espírito”, termo utilizado
por Neri (1992) e que corresponde ipsis litteris às palavras expressas por vários profis-
sionais. A isto subentende-se que não existem marcos evidentes que determinariam a
entrada na velhice. Não houve, por exemplo, nenhuma citação à convenção utilizada
pela Organização Mundial da Saúde e pela Constituição Brasileira que define a entrada
na terceira idade a partir dos 60 anos de idade. Poucas também foram as explicações
que utilizavam as marcas do corpo como um indício de velhice ou envelhecimento. O
“estado de espírito” designaria a velhice como um fenômeno regido pela força de von-
tade do sujeito, pela forma como este se coloca na vida. Tanto velhice quanto envelhe-
cimento são entendidos como algo que acontece no “espírito” em detrimento do que
acontece na materialidade do “corpo”.
Interessante notar que o discurso anatômico/biológico, considerado discurso do-
minante nas formações acadêmicas e técnicas dos profissionais da saúde, é muito pou-
co utilizado como recurso para designar velhice e envelhecimento. No entanto observa-
se uma presença maciça de representações de ordem abstrata e moral (social).
Estas representações coincidem com resultados de estudos realizados sobre ter-
mos classificatórios de velhice e velho, onde as terminologias atuais utilizadas (idoso, pes-
soa idosa, terceira idade, maturidade, melhor idade), são entendidas como nomeações
que visam separar uma perspectiva boa e ruim de velhice (Peixoto 1998, Neri 1992).
Podemos localizar, historicamente, a depreciação da imagem da velhice às mu-
danças sociais e econômicas ocorridas a partir do século XVIII, principalmente em de-
corrência dos novos modos de produção, que interferiram significativamente nos espa-
ços sociais. A inserção e a valorização do sujeito na sociedade passou a se dar pela
força de trabalho. O velho, ao não trabalhar, começou a ser desvalorizado por ser con-

 Principalmente naquilo que se refere aos novos modos de entendimento e vivencia do público e
privado. Vale lembrar que o termo aposentar quer dizer: retirar-se para os aposentos, evidenciando
a relação com a idéia de inatividade.

— 567 —
siderado cidadão improdutivo, sendo a aposentadoria a marca da passagem do mundo
do trabalho para a inatividade. Quase sinônimos, velhice e aposentadoria, passam a ser
caracterizados pela inatividade e pela pobreza (Peixoto 1998, Debert 1999). Entretanto,
com a ampliação do trabalho assalariado, começa ocorrer uma dissociação entre apo-
sentadoria e velhice. Um novo mercado de consumo começa a ser descoberto e servi-
ços são criados para atender esta nova população que possui uma renda. A criação de
novos termos acompanha o crescimento deste mercado, e é neste momento que se cria
a denominação “terceira idade”, e se estabelece o termo idoso como o representante
desta categoria (Debert, 1999). Utilizado apenas em situações formais, o termo idoso,
passa a designar as pessoas com poder aquisitivo que continuam exercendo atividades
na comunidade e que se diferenciam da imagem associada à pobreza e doença, que
continuará associada ao termo velho (Peixoto, 1998). No entanto, para além destas
representações, o termo velho manteve um aspecto positivo quando usado no âmbito
familiar, com nossos velhos próximos, quando dizemos “Meu velho!”.
Quando os profissionais entrevistados falam sobre a perspectiva da própria velhi-
ce, em resposta à pergunta quando eu for velho, destaca-se uma perspectiva “positiva”,
ao contrário das denominações dadas de quando foi perguntado sobre o ser velho. A
perspectiva de realizações de atividades no futuro encontra-se presente nas respostas,
representadas por um querer ser feliz, ativo, jovem e um poder desejar e realizar os de-
sejos (“quero me divertir muito”, “vou ser feliz”, “aproveitar tudo que puder, comer tudo
que puder e ter vontade de ler livros”, “quero ser sábia”, “terei a mente jovem”, “quero ter
autonomia, respeito e qualidade de vida”). Chama a atenção a disparidade das repre-
sentações dadas nos dois casos.
Devido ao grande número de moradores, os idosos da instituição seguem um
cotidiano limitado por horários e protocolos que pouco permitem brechas para as par-
ticularidades, e muitas vezes o querer de um idoso é encarado como um capricho e
passa a ser um problema que atrapalha a rotina. Será que este querer poder e desejar
dos profissionais é uma forma de se distanciarem da realidade da maioria dos idosos
moradores da instituição?
Esta proximidade com a velhice fragilizada tende a provocar diversas formas de
reação nos profissionais. Durante o período de observação da prática do cuidado, foram
presenciadas diversas formas de relação entre os profissionais e os idosos: havia rela-
ções onde percebia-se o vínculo pessoal entre eles; havias as relações tarefeiras onde
prevaleciam um ignorar da presença do idoso enquanto um sujeito com subjetividade,
restando somente o lidar com corpos envelhecidos; e também as relações pautadas
pelo saber do profissional, onde tanto idoso quanto profissional só se relacionavam a
partir do tema sobre o qual o profissional sabia responder.
De um modo geral os profissionais acabam por se afeiçoar a alguns idosos, pas-
sando a cultivar um vínculo extra situação de trabalho: muitos compram presentes, fa-
zem comidas especiais para os idosos dos quais se tornam próximos. Nem sempre este
vínculo é pautado por uma relação de amizade, algumas vezes observou-se que o pro-
fissional utilizava seu lugar de suposto saber para exercer sua bondade, e ficar em maior
consideração com o idoso e em alguns casos com sua família. Isto diz que a relação de
cuidado também implica numa relação de poder.
Nas entrevistas comentam com certa freqüência que o saber técnico não basta
para exercer um bom cuidado. É preciso mais. Este mais aparece na forma do “amor”,
do “carinho”, da doação. O profissional cuida ao se doar, ao “dar amor”, “dar atenção”,
como se um tivesse muito e o outro pouco. Neste sentido, uma outra questão que pode-

— 568 —
mos levantar, diz respeito à prevalência da idéia de potência concentrada nas ações dos
profissionais, respaldados por representações “positivas” e potentes do próprio envelhe-
cimento, sobre a fragilidade e impotência dos idosos moradores da instituição.
Podemos fazer uma correlação, ainda que preliminar, de que o modo como o
profissional se envolve no trabalho com o idoso tem relação com esta perspectiva da
velhice de si e do outro, e de como este lida com o próprio processo de envelhecimento
(muitos relataram nunca terem pensado em sua própria velhice até o momento da entre-
vista). As palavras que utilizamos e as significações que atribuímos às mesmas dizem
sobre a visão de mundo e de sujeito que temos e que está intimamente imbricada em
nossas ações.
Portanto, ao observarmos uma distinção nas representações de velho e idoso,
nas representações de velhice pessoal e velhice do outro – e que elas são de certa
forma pautadas por uma política social e institucional daquilo que é considerado politi-
camente correto – devemos nos deter em articular estes dados ao cuidado, principal-
mente por estes idosos institucionalizados serem, em muitos casos, sujeitos pobres e
com graves comprometimentos físicos e mentais (representação encarnada do termo
velho descrito anteriormente). O quanto ser politicamente correto interfere na prática de
cuidado ao ignorar ou acentuar as particularidades de cada idoso? Por hora podemos
destacar que o repertório institucional e cultural, de forma mais ampla, encontra-se tão
ou mais presente na prática do cuidado do que o repertório científico-técnico dos diver-
sos profissionais.
Os fenômenos do cuidar e do envelhecer não são especificidades de uma única
área do conhecimento. Com o apoio da antropologia e da psicanálise dentro da Saúde
Coletiva, pretende-se uma abordagem interdisciplinar que faça intercâmbios entre distin-
tos saberes, tentando não restringir o humano e os fenômenos a ele correlacionados e
evitando as estratificações que separam as diversas disciplinas que estudam o assunto.

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— 569 —
Centros y Servicios Gerontologicos

Acerca de una experiencia de intervención


psicológica en un residencial de ancianos

Rosa Martínez Pujado, Elena Ortega Apolinario


y Edelweis Suberbié Rodríguez

Resumen
Ante el progresivo envejecimiento de las sociedades y el cambio en los estilos de
vida observados a lo largo del siglo XX, aparecen en la escena social los centros resi-
denciales para ancianos como unidades de cuidados de larga duración, los que se están
convirtiendo en una alternativa de respuesta a las nuevas necesidades de esta franja
etárea. Dentro de esta realidad encontramos que en nuestro país predominantemente
es la perspectiva médica es la que diseña las prácticas en este ámbito dejando de lado
los aspectos psicosociales de los ancianos. Por ello consideramos importante en el futu-
ro diseño de estos servicios, a efectos de prevención y promoción de salud de los adul-
tos mayores el avanzar hacia un concepto de residencias que ofrezcan a esta población
la inclusión de equipos de trabajo multidisciplinarios en los que profesionales psicólogos
lleguen a cubrir aspectos entre otros tan importantes como la adaptación a la vida en la
institución, fomentar la autonomía, mejorar el afrontamiento de la enfermedad, proble-
mas vinculares y de convivencia, acompañar procesos de duelo, en resumen ayudar a
mejorar su calidad de vida durante su estancia en la institución. Nuestro trabajo tratará
de una experiencia que hemos realizado como voluntarias dentro de un residencial de
ancianos de Montevideo, en el mismo relataremos el contexto con el que nos encontra-
mos cuando llegamos, la forma de intervención psicológica que planificamos basada en
una estrategia de comunicación y vínculo y los resultados obtenidos con los residentes y
el personal, medidos en forma cualitativa durante el tiempo que ha durado la misma.

Palabras clave: Residenciales, Intervención, Vínculo, Comunicación.

Introducción
En nuestro país como en el resto del mundo occidental, el envejecer, a pesar de
presentar distintos ritmos en su avance es un proceso generalizado debido a la disminu-

 Universidad de la República. Uruguay


Rosa Martínez Pujado. Estudiante avanzada de Psicología, pasante por el Servicio de Psicología de
la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad de la República, año 2007. bimbamartinez@gmail.com
 Universidad de la República. Uruguay. elenaortega26@gmail.com
 Universidad de la República. Uruguay. edelweispsico@gmail.com

— 570 —
ción en la mortalidad prematura por infecciones y enfermedades crónicas, que se podría
pensar como resultante de la mejora en las condiciones sanitarias, habitacionales y nu-
tricionales. Este fenómeno social pasa entonces a ser uno de los aspectos sociológicos
más destacados de nuestro tiempo, que se agudiza ante la caída del índice de natalidad
y los movimientos migratorios poblacionales.
Este proceso de envejecimiento debería ser considerado como una de las gran-
des preocupaciones de las sociedades, donde tanto la protección social de las personas
mayores como sus necesidades adquieran una dimensión considerable.
Con este aumento de la expectativa vital ha aumentado el índice de personas
dependientes para poder realizar las actividades corrientes de la vida diaria, lo cual
conlleva a la necesidad de cuidados de larga duración para el alcance de un estado de
bienestar social y de calidad de vida.
Por ello es importante establecer que en esta situación de dependencia y de cui-
dados extendidos en el tiempo se encuentran tres fuentes de provisión de los mismos,
la familia, el sector público y el mercado representado por los llamados residenciales
para ancianos.
El aporte de la familia es predominante, a pesar de los cambios en la estructura
familiar, y del papel de la mujer en el mundo del trabajo, la presencia del Estado nuestro
país es muy pobre al respecto, y por último posicionándose en ascenso, a través del
sector privado nos encontramos con una modalidad de atención que cubriría la deman-
da de cuidados de larga duración, pero que de alguna manera obliga al anciano a re-
plegarse sobre sí mismo, en un reposo forzoso que lo margina a través del aislamiento
de la sociedad, y que produce y es resultado de un modelo de vejez consensualmente
aceptado y validado por el imaginario social.
Por ese motivo pensamos que, para lograr efectos de prevención y de promoción
de una vida saludable en los adultos mayores, encontramos la necesidad de contemplar
el ámbito residencial como un espacio idóneo para la intervención psicológica dentro
de un necesario enfoque multidisciplinario cuyo objetivo sea el estudio y unificación de
esfuerzos cuyo objetivo sea el estudio de la problemática del envejecimiento y el plan-
teamiento de programas dirigidos a la cobertura de las necesidades de los ancianos que
se encuentran institucionalizados.

Breve Contextualización y Presentación de Objetivos


Este trabajo se basa en una experiencia que estamos realizando como volunta-
rias dentro de un residencial privado de ancianos ubicado en Montevideo, autorizado
bajo las normativas del MSP, que no contaba con profesionales dentro del área psicoló-
gica, y que se manejaba bajo el modelo médico únicamente.
Ubicado en el barrio de Buceo cuenta con una población de clase media de 10
residentes que aportan una cuota mensual que llega a los cuatro salarios mínimos (Julio,
2007), con la que colma su capacidad locativa.
Desde nuestra primera visita pudimos observar que si bien este residencial cui-
daba especialmente los aspectos de salud a nivel orgánico, tanto básicos como espe-
cíficos a cada caso, los ancianos se mostraban deprimidos y en estado de aislamiento
vincular, tanto entre ellos como con sus respectivas familias,
Por esto, nuestra entrada a esta institución se hizo a través de un proyecto pre-
sentado luego de la exploración sobre el futuro campo de trabajo, que mostró como

— 571 —
objetivo general la necesidad del mejoramiento en la calidad de comunicación y vínculo
interpersonal entre los residentes.
El núcleo del proyecto esta centrado en una forma de intervención previamente
acordada con las autoridades, basada en trabajar con los residentes y el personal al mis-
mo tiempo. Ésta se encuentra asentada en una estrategia de mediación vincular, a fin
de poder crear una red afectiva entre los internos reforzada por la acción del personal de
la institución, ante la ausencia de sustentación afectiva familiar que sufren los ancianos
que allí se encuentran.
Uno de nuestros objetivos específicos fue ampliar la perspectiva sobre el campo
de trabajo a través de profundizar el conocimiento sobre la normativa de la institución,
su funcionamiento y la forma como esto influye en la relación entre el residencial y los
residentes.
También el acercamiento a cada uno de los residentes debía efectuarse tanto en
forma personal como a través de los historiales clínicos que la institución posee, consi-
derando asimismo la posibilidad de reuniones informativas con las respectivas familias
en caso de ser posible.
Otro objetivo específico que se tuvo en cuenta en el momento de la diagramación
del proyecto, fue la necesidad de lograr un encuadre de trabajo con los ancianos y con
el residencial, dadas las características de la población y de la misma institución.
Por último, el plan de trabajo que ha seguido determinadas pautas de planifica-
ción, donde al inicio se buscó mayormente establecer un vínculo entre los residentes y
nosotras a fin de lograr en un futuro actuar como elementos de cohesión entre ellos.
Al mismo tiempo con el personal, tratando de lograr un cambio en el paradigma
asistencial existente, se buscó a través de la inclusión de los componentes psicoafecti-
vos enfatizar la importancia de los vínculos interpersonales para el mejoramiento de la
calidad de vida de los ancianos institucionalizados.

Metodología
Luego del primer acercamiento a los residentes a través charlas personales, y de
contactarnos con las fichas médicas, donde nuestra intención se centró en conocer el
estado físico y psíquico de la población en cuestión, nos hallamos ante una situación de
gran diversidad de historias de vida, de edades que fluctúan entre los 59 a 89 años, y de
diagnósticos donde encontramos incapacidad o deficiencias en lo locomotriz, auditivo o
visual; deterioro cognitivo leve, y demencia tipo Alzheimer, también tuvimos que tener
en cuenta que en todos los casos, los resultados del test de la Escala de Depresión
Geriátrica de Yesavage (GDS) que había aplicado la institución mostraba índices de
depresión.
Igualmente a través de las mismas fichas y las entrevistas personales, tratamos
de establecer cuanto tiempo hacía que cada uno de los internos se hallaba en situación
de institucionalización, el porqué de la misma y si había sido consensuada o no por el
propio usuario, la presencia e implicación por parte de la familia.
De esta forma, a través del acercamiento mediante entrevistas a los usuarios y a
la documentación que la institución posee sobre ellos, logramos establecer las primeras
líneas de problematización sobre el campo a intervenir, entre las cuales deberíamos in-
cluir el crear un ambiente estimulante para los residentes, que al mismo tiempo pudiera
atender las necesidades de aquellos que tuvieran afectada su autonomía, y por último
respetar y cuidar los espacios personales de los ancianos allí institucionalizados.

— 572 —
Considerando como una variable de importancia la heterogeneidad que presen-
taba esta población, igualmente nos propusimos en un principio trabajar una vez a la
semana, bajo el dispositivo de grupo con ellos, de forma que todos nos conocieran y se
conocieran entre ellos dado que a pesar de la convivencia no se relacionaban de forma
alguna, y se establecieran canales de comunicación en ambos niveles.
Durante nuestra primeras seis reuniones utilizamos dinámicas de presentación
entre ellos y nosotras, dada la falta de reconocimiento que se observó por parte de ellos
a nosotras y entre sí. Ya en la sesión tercera comenzamos a intercalar dinámicas de es-
timulación de memoria, poniendo énfasis en la autobiográfica que permitía más avance
en la socialización.
Más adelante se introdujeron diversas formas de caldeamiento en ejercicios de
respiración y relajación corporal, además de seguir trabajando en otras dimensiones de
memoria, atención y concentración a través de técnicas lúdicas, de ejercitación gráfica
y musicales.
Cumplida esta primera etapa de veinte reuniones hasta ahora, dado el sedenta-
rismo que padecen progresivamente comenzamos a trabajar el cuerpo para lograr una
conexión con el mismo, sin dejar de tener en cuenta las limitaciones físicas existentes
buscamos ejercicios que se pudieran hacer en posición de sentados, para llevar a cabo
luego de los correspondientes a respiración y relajación.
Posteriormente a este trabajo corporal se sigue trabajando en memoria, atención
y concentración siempre atendiendo a estimular el vínculo y comunicación entre ellos
mediante la interacción en cada una de las dinámicas.
Coincidimos como importante la utilización de dinámicas de un “como si”, cris-
talizadas en la dramatización de situaciones de la vida cotidiana dando lugar a un re-
acercamiento de un escenario ya vivenciado. Teniendo en cuenta el concepto de remi-
niscencia dando lugar al acto de pensar las propias experiencias ya vividas y relatadas
induciendo a un efecto adaptativo en las condiciones externas e internas oficiando un
modo de protección contra la ansiedad y la depresión. El recuerdo de experiencias ante-
riores con una gran carga emocional da lugar al mantenimiento de la autoestima frente
a la disminución de la capacidad física e intelectual.
Por último hemos hecho reuniones con las familias a fin de comunicar nuestro
trabajo en el residencial y tratar de establecer mediante charlas informativas una mejora
en la forma de vincularse con sus familiares residentes.

Resultados
Por cuanto hemos mencionado hasta aquí, para poder vislumbrar los resultados,
entendemos que se requiere un ejercicio de reflexión sobre los procesos que han acon-
tecido a lo largo de este tiempo que hemos llevado a cabo esta experiencia.
En una primera instancia podemos decir que lograr el reconocimiento por parte de
ellos hacia nosotras tanto de forma personal como de la labor que estábamos efectuan-
do, llevó unas ocho sesiones en las cuales se debía de repetir el encuadre de trabajo
además de volver a presentarnos.
Pensamos que esto acontecía en parte, por la falta de demanda que esta población
tenía hacía el espacio que se le había impuesto, produciendo por ello faltas en la atención
y concentración además de los problemas cognitivos existentes, y también porque aún no
existían nexos vinculares interpersonales entre ellos ni con nosotras, por lo tanto nuestro

— 573 —
trabajo puso énfasis en producir esos vínculos necesarios a fin de poder construir la de-
manda que nos permitiera prestar una atención acorde a sus necesidades.
Con el paso del tiempo observamos que no solo nos reconocían sino que se ha-
bían apropiado del espacio grupal, pasando éste a ser un momento importante al punto
de reclamar más instancias durante la semana.
Ante este pedido se trabajó con los residentes la autonomía que ellos podían
tener de nosotras para poder establecer la comunicación entre ellos y de esa forma
generar vínculos más personales, esto dio como resultado la aparición de amistades y
rechazos despareciendo de esta forma la indiferencia que siempre había prevalecido
permitiendo con esto una interrelación más fluida entre ellos que les permite superar el
aislamiento y mejorar sus estados depresivos.

In- Conclusiones
Nos es difícil establecer conclusiones sobre algo que aún es un proceso de y en
construcción, pensamos que lo mejor es pensar problematizando sobre esta experiencia
a fin de ir produciendo conocimientos sobre la forma futura de poder intervenir en este
contexto.
Consideramos necesario también un análisis profundo tanto en nuestras terapias
personales como a nivel de grupo de trabajo, lo que nos genera el estar interviniendo
con viejos institucionalizados dado que es un campo de trabajo complejo y movilizante
que a lo largo de este tiempo ha producido en nosotras efectos y cambios profundos.
Para que esto sucediera ya que tuvimos que enfrentar y elaborar nuestros aprioris
internalizados con respecto a la vejez, el miedo a la enfermedad, a la dependencia, a la
muerte, y también a nuestro propio futuro como adultos mayores.
Como última apreciación pensamos en la necesidad que hay de crear programas
de intervención a nivel multidisciplinario que permitan el ofrecer modos de vida más
cercanos a lo cotidiano promoviendo en la medida de lo posible un mayor grado de au-
tonomía, en contraposición al aislamiento en el que normalmente se encuentran estos
ancianos, tratar de lograr un mayor compromiso por parte de las familias y plantear polí-
ticas de capacitación de profesionales en esta área para dejar de lado un acercamiento
de tipo paternalista dando lugar a una intervención que atienda tanto las necesidades
como los derechos y deseos de esta población

Bibliografía
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Uzorskis, Benjamín: “El interconsultor “Psi” en territorio médico: Actuales posibilidades y limitacio-
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Psicoanalista y la práctica hospitalaria” Programa de Seminarios por Internet. www.edupsi.
com/psa-htal 20.04.2007

— 575 —
Psicoterapia

Intervenções psicoterapêuticas em grupo para


idosos

Lopes, R. G. C; Calderoni, S. Z

Resumo
O presente trabalho tem por objetivo descrever e refletir sobre a evolução do
Serviço de Atendimento a Idosos desenvolvido no Setor de Aprimoramento da Clínica
Escola da PUC-SP, na forma de Psicoterapia em Grupo com início no ano de 1989,
explicitando, sucintamente, a concepção que o norteou. Partimos do pressuposto que a
velhice não existe isoladamente. Existe, sim, um indivíduo singular constituído por um
organismo biológico, inserido numa determinada cultura e momento histórico, o que,
conjuntamente, lhe atribui um lugar social com significados específicos. Pensamos num
corpo submetido a alterações decorrentes da passagem do tempo, impregnado de sen-
sações e afetos. O trabalho psicológico visa a elaboração das expectativas (suas em re-
lação à dos outros), possibilitando lidar melhor consigo e com o que se apresenta como
novos desafios. Sabemos que o trabalho do psicólogo não se baseia na modificação da
condição biológica ou de condições sociais, mas se fundamenta na possibilidade de mu-
danças que permitam um melhor viver; o idoso é o sujeito de sua própria história. Par-
timos do pressuposto que o aparato psíquico se apóia e se sustenta na relação com o
outro. Ao ingressarem, com o intuito de enfrentar problemas individuais, constituem um
coletivo ativo com a responsabilidade de refletir sobre as situações que ali se colocam
sobre a vida de cada participante. Caminhar pela sua história, compartilhar o vivido no

 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),


São Paulo, Brasil.
Ruth Gelehrter Da Costa Lopes – Doutora em Saúde Pública (USP). Vice-coordenadora e docente
do Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia da PUC-SP. Líder do grupo de pesquisa
CNPq “Kalahó”, pesquisadora do Grupo de Estudos de Psicogerontologia (GEP), “Saúde, Cultura
e Envelhecimento”-CNPq e “Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE)”-CNPq. Psi-
cóloga Supervisora do Atendimento em Grupo a Idosos-Clínica/PUC-SP. Autora do livro Saúde na
Velhice. As interpretações sociais e os reflexos no uso do medicamento. São Paulo: Educ, 2000
ruthgclopes@pucsp.br
 Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC),
São Paulo, Brasil.
Sila Zugman Calderoni: Mestre em Gerontologia pela Pontifícia Universidade Católica de São
Pulo (PUC-SP); psicóloga especialista em psicologia clínica; pesquisadora do Grupo de Estudos
de Psicogerontologia (GEP), do Núcleo de Estudo e Pesquisa do Envelhecimento (NEPE) e do
Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento” pertencentes ao Programa de Estudos
Pós-Graduados em Gerontologia da PUC-SP. silacalderoni@uol.com.br

— 576 —
passado e trazer para o presente, possibilita ao idoso compreender antigas experiências
e modificar formas atuais de sentir e lidar com o cotidiano.

Palavras-chave: atendimento psicoterapêutico em grupo, idosos, psicogeronto-


logca.

Intervenções psicoterapêuticas em grupo para idosos

Serviço de Atendimento Psicológico na Clínica Escola da PUC-SP


A implantação de atendimentos em Psicoterapia em Grupo para Idosos na Clinica
Psicológica “Ana Maria Poppovic” ocorreu em 1989.
Este fato baseou-se na convicção de que todo individuo, em qualquer faixa etária
deve ter o direito ao acesso a um bem estar global e que a comunidade precisa sensibi-
lizar-se para as demandas desta faixa etária.
Pretendemos nesta oportunidade historiar as alterações e evoluções ocorridas.
Inicialmente partimos dos resultados de uma pesquisa realizada no bairro da
Lapa que apontou a carência de atendimentos psicoterapêuticos para idosos o que nos
motivou a iniciar este serviço.
No entanto, a divulgação realizada no Jornal do Conselho Regional de Psicologia
bem como em instituições freqüentadas por idosos não propiciou uma efetiva busca por
este serviço.Tivemos como alternativa publicar um artigo num jornal dominical de ampla
circulação gratuita que resultou num número efetivo de inscrições de idosos, aparente-
mente, com a intenção de submeter-se à psicoterapia em grupo.

Fase De Implantação
Uma vez de posse da lista de nomes dos interessados passamos à fase da tria-
gem.
Neste momento, tivemos uma considerável desistência principalmente da popu-
lação masculina que em sua maioria procurava algo diferente: tinha como objetivo fre-
qüentar cursos, palestras, atividades de lazer e realizar viagens.
Re-examinando o artigo anteriormente publicado, identificamos um fator que
pode ter conduzido a população a este tipo de demanda: A foto utilizada para ilustração
– sala de aula com idosos – levou provavelmente a tais associações. Além do mais nem
mesmo o alerta, efetuado no texto do artigo publicado, explicando as dificuldades que os
homens desta faixa etária normalmente tem no sentido de buscar ajuda psicológica ou
quanto aos obstáculos que eles interpõem á freqüência de suas companheiras à terapia,
não impediram que estes fatores realmente os levassem a desistência.
Foram feitas várias tentativas quanto à maneira de nomear esta prática, quanto
ao estabelecimento da faixa etária da clientela e quanto ao período de duração do trata-
mento. Na ocasião verificamos haver antipatia pela procura de um serviço que utilizasse
termos como “velhos” e “idosos”. A opção pelo termo “terceira idade” propiciou uma
maior identificação do segmento (Mercadante, 1997).
Finalmente definidos estes parâmetros divulgamos um prospecto que ressaltava
o seguinte: “indicado para indivíduos em torno dos 60 anos desejosos de refletir sobre
seu ambiente familiar, social e sobre as transformações físicas que a idade acarreta”.

— 577 —
Estabelecimento Da Duração Do Atendimento
O tempo de duração do atendimento e o número de profissionais por grupo mu-
daram no decorrer da consolidação, como explicaremos a seguir:
DURAÇÃO No GRUPOS No TERAPEUTAS
ANO (SEMESTRES) ATENDIDOS POR GRUPO
1989 1 2 individual/dupla
1990 2 3 individual

1990 2 1 dupla
1991 a 1992 3 2 individual
1993 a 1998 2 2 dupla
1999 2 3 individual
2000 2 3 individual/2duplas
2001 2 3 2 individuais/dupla
2002 2 2 individual/dupla

Estas alterações foram feitas a partir da reflexão e da observação da prática clíni-


ca, à medida que o serviço se consolidava junto à instituição e ao público.
Progressivamente detectamos a necessidade de o atendimento ocorrer ao longo
de dezoito meses com férias em julho e também em dezembro/janeiro.

Percebemos as seguintes fases na evolução do tratamento:


• Inicialmente os freqüentadores adquiriam identidade de grupo
• A seguir a função terapêutica do grupo era assimilada e com mais confiança os
integrantes passavam a compartilhar aspectos particulares de suas vidas
• Finalmente eram aprofundadas as questões internas de suas vidas e passava-se
à elaboração do encerramento.

Optamos por seguir atualmente as normas do Setor de Aprimoramento da “Clíni-


ca Ana Maria Poppovic”, tendo o processo a duração de um ano com a possibilidade de
encaminhamento para o ano subseqüente.

Apesar dos participantes verbalizarem o desejo de não haver férias para o an-
damento do atendimento do grupo, a prática deixava claro que a interrupção das aulas
dos netos ou do trabalho dos filhos interferia diretamente na possibilidade de freqüência
às sessões.

Com relação aos terapeutas o atendimento realizado por duplas mostrou-se mais
dinâmico, permitindo que nuances fossem captadas pelo co-terapeuta e que a possibili-
dade transferencial dos pacientes fosse ampliada.

Procedimentos Para A Admissão No Grupo De Psicoterapia E


Contrato
Os inscritos passam primeiro pelo serviço de triagem da instituição e só são en-
caminhados para a psicoterapia em grupo para a terceira fase da vida ao ficar diag-
nosticada a necessidade e adequação. Em seguida, os terapeutas responsáveis pelo

— 578 —
atendimento fazem uma entrevista breve (cerca de trinta minutos), onde além de se
apresentarem, definem o contrato de trabalho: quantia e data de pagamento, a questão
das faltas e esclarecem a ética do sigilo. Os honorários seguem a tabela da instituição e
são estipulados levando em conta as condições sócio-econômicas de cada paciente.
Atentamos, nesta etapa inicial para, que os encontros sejam breves – no intuito
de evitar que o vínculo afetivo se fixe na relação com os terapeutas o que dificultaria a
passagem deste para o grupo psicoterapêutico. Também assim dificultamos que conteú-
dos essenciais da problemática do paciente se aprofundem a fim de que eles se expre-
ssem futuramente nas reuniões grupais, pois este é o local apropriado.
Vigoram as normas da instituição com relação às ausências e atrasos às sessões
de atendimento:
- ocorrendo duas faltas consecutivas sem aviso, o terapeuta entra em contato com
o paciente para ter acesso aos motivos das ausências e sendo o caso de desis-
tência do tratamento o paciente é sempre convidado a se despedir do grupo.
- os atrasos e saídas antecipadas não são permitidas em função de tumultuar a
dinâmica de funcionamento da Cínica.

Seleção De Estagiários (Terapeutas)


Este serviço de atendimento está alocado no Setor de Aprimoramento da Clínica
Psicológica da PUC-SP e somente psicólogos e psiquiatras, em processo psicoterapêu-
tico, podem inscrever-se.
Temos sido procurados basicamente por profissionais da psicologia que apre-
sentam interesse em aprofundar seus conhecimentos e melhorar a prática clínica nas
questões que envolvem o processo de envelhecimento.
A seleção não é feita por linha teórica já que na supervisão busca-se apreender
como os diferentes quadros conceituais permeiam a atuação do profissional junto ao
grupo de trabalho.

Constituição Dos Grupos E Duração Das Sessões


A proposta é a de que o grupo seja constituído por sete integrantes idosos e que
se encontrem semanalmente por uma hora e trinta minutos.
Até agora a clientela apresentou as seguintes características:
• Faixa etária entre: 53 e 85 anos;
• Nacionalidade: predominantemente brasileira;
• Estado civil: a incidência do número de casadas e viúvas foi equilibrada e em
maior quantidade, seguida pelas separadas e as solteiras aparecem em menor
quantidade;
• Faixa de renda: a maior parte é constituída por aposentadas que tiveram seu
poder aquisitivo diminuído em relação a outros momentos de sua vida, mas que
possuem moradia própria.

Podemos afirmar que grande parte dos freqüentadores busca ajuda psicotera-
pêutica por iniciativa própria, alguns aconselhados por vizinhos e/ou parentes e, só re-
centemente, médicos de instituições públicas tem encaminhado seus pacientes idosos.

— 579 —
Motivos Relatados Pelos Idosos Que Os Levam A Procurar
Este Atendimento
Os motivos mais comumente apresentados pelos idosos e que os levam a pro-
curar ajuda são:
• Desejo de melhorar a qualidade das relações afetivas quem mantém
• Perda do poder aquisitivo que os levam a restrições e sofrimento psíquico (nota-
se que a perda relatada freqüentemente não corresponde com a realidade de
levantamento sócio-econômico).
• Queixa de isolamento familiar (o estudo das bases da constituição dessas re-
lações não revelam necessariamente uma situação de abandono concretamente
sentidas).
• Se auto denominam depressivas, sendo que algumas já vêm utilizando medi-
cação específica.

Os fatores observados que contribuem para os estados de sofrimento são:


• A não aceitação da perda da juventude
• A incidência de doenças
• As perdas sucessivas de vínculos afetivos
• A redução dos rendimentos
• Os sentimentos de insuficiência e anonimidade
• O isolamento social e familiar

Os temas que aparecem nas sessões, mais comumente, estão relacionados com
as razões que levaram os pacientes a buscar ajuda psicológica e são:
• A falta de objetivos
• O medo de envelhecer e dependência dos parentes
• Os medos genéricos
• A sensação de inutilidade
• A perda do cônjuge
• A solidão
• A incompreensão da família

As queixas acentuam-se a partir da ocorrência de mortes na família ou de amigos, da


incidência de doenças, da perda de bens econômicos ou da diminuição do poder aquisitivo e da
concretização da aposentadoria.

Fatores Que Interferem E Determinam A Freqüência Às


Sessões
No início do processo, até a mudança climática é fator que gera ausências e não
facilita a assiduidade ao tratamento. Na medida em que os pacientes estabelecem vín-
culo afetivo e identificam alterações em si, decorrentes do trabalho psicoterapêutico, se
estabiliza a presença.
Ao final dos doze meses, por ocasião da proximidade do encerramento das ativi-
dades, voltam a ocorrer maior número de faltas relacionadas com a sensação de fragili-
dade, insegurança e fantasias de morte.

— 580 —
Aspectos Da Supervisão
A supervisão é semanal e com duração de 2 horas. Procura enfocar o grupo
enquanto enquadramento psicoterapêutuco: é nele que se fala e se associa livremente.
Na medida do possível, o(s) terapeuta(s) limita(m)-se a assinalar aqui e ali aspec-
tos da verbalização do paciente ou do movimento do grupo e isso só é possível após a
superação de um estado de profunda dor e carência, muito presente no início do trabal-
ho. O profissional é o responsável pela condução das sessões, e pela criação de con-
dições para os participantes se sentirem a vontade para falar daquilo que os incomoda,
possibilitando a reflexão conjunta a partir dos conteúdos levantados no próprio grupo.
O trabalho tem como objetivo criar condições para que as pessoas exponham
seus conflitos e ansiedades, possibilitando a harmonia entre os desejos do mundo inter-
no e a realidade do mundo externo.
O intercâmbio de vivências proporciona aos participantes do grupo:
• A descoberta de temáticas comuns ao segmento idoso
• O crescimento pessoal propiciada pelo relato das diferentes experiências
• A revisão de projetos pessoais
• A ampliação da possibilidade de intercâmbio com o outro
• A reflexão de conteúdos particulares
• A identificação de movimentos pessoais que se reproduzem no grupo
• A revisão da forma de encarar a sua realidade
• Um sentimento de pertinência

Após o término do contrato, os pacientes podem ser re-encaminhados dentro da


própria Clínica, ou para atendimento externo, através do cadastro disponível de profis-
sionais que aceitam cobrar os mesmos honorários. Já utilizamos na instituição os ser-
viços de psicodiagnóstico, de sensibilização corporal, de atendimento individual, familiar
ou do atendimento psiquiátrico. Até a presente data, três grupos deram continuidade ao
tratamento no consultório particular das psicoterapeutas.
Nossa intenção, com o presente trabalho, é compartilhar com pares científicos, erros
e acertos visando um aprimoramento, melhoria e ampliação dos serviços aos idosos.
Na bibliografia, constam artigos e teses que se basearam e foram escritos a partir
da experiência e prática clínica com estes grupos de psicoterapia para idosos.
Esperamos estar contribuindo no sentido de ajudar a que o idoso ocupe um lugar
na sociedade com menos sofrimento e com mais dignidade e que possa esta vir a re-
formular o conceito que possui deste segmento da população. O que podemos garantir
de antemão, é que o perfil daqueles que atendemos não nos parece, com toda certeza,
combinar com o lamento da estrofe da belíssima música popular brasileira:
“Velhice chegando e eu chegando ao fim...” 

Referências Bibliográficas
Gianiselle, F. G. (2001). A vivência de uma terapeuta idosa junto a um grupo da mesma idade. Boletim
Clínico. Clínica psicológica “Ana Maria Poppovic”:Maio. Volume X. São Paulo.
Henriques, M. A. L. (1996). Fortalecimento egóico observado em idosos submetidos à psicoterapia
grupal em clínica escola – Psicologia Revista No 6: Maio: São Paulo.135-141:

 “Ninguém me ama” de Antonio Maria

— 581 —
Kamkhagi, D. (2001). Um outro, talvez novo tempo: a velhice. Mestrado no Programa de Pós Gra-
duação em Gerontologia, PUC/SP.
Lopes, R. G. C. (2000). Saúde na Velhice. As interpretações sociais e os reflexos no uso do medica-
mento. Educ. São Paulo.

————— (1990). Velhos “Indignos”. Investigação a respeito do projeto de vida de idosos socialmen-
te ativos. Mestrado no Programa de Pós-graduação em Psicologia Social, PUC/SP

Mello, A. M. S. de B.
Abreu, D. C. (2001). A possibilidade de elaboração psíquica das perdas na
e
psicoterapia de grupo para idosos.
Boletim Clínico. Clínica Psicológica “Ana Maria poppovic”.
Novembro. Volume XI. São Paulo.
Mercadante, E. F. (1997). A construção da identidade e da subjetividade do idoso. São Paulo. Douto-
rado em Ciências Sociais. Programa em Pós-graduação em Ciências Sociais, PUC/SP.

— 582 —
Psicoterapia

Psicoterapia na terceira idade: experiência


de atendimento domiciliar, trabalhando o
sofrimento e as necessidades de organizar em
vida a própria morte.

Santos, E.R.P y Lopes, R.G.C

Resumo
O Brasil no Século passado sua população a maioria era jovem, envelhecer fe-
nômeno que cresce aceleradamente nos últimos anos. Os fatores que contribuem para
o crescimento são: - diminuição da taxa de mortalidade da população, - industria far-
macêutica e seus avanços, - melhorias nas condições sociais e saneamento básico. A
expectativa de vida que no início do século era de 33 anos, atualmente chega aos 70
anos, com previsão de que em 2020 chegue a 25 milhões de atores representando esta
faixa etária. Outro fator que vem contribuindo para o aumento da população nesta faixa
etária nas últimas décadas é a baixa taxa de natalidade, nasce-se menos e vive-se mais,
devido a melhores condições de vida.
Longe do trabalho, do convívio social e familiar, de atividades de lazer, o ve-
lho isola-se, sofre com a falta de atenção e de carinho e com a dificuldade crescente
de demonstrar afeto. Em novembro/2006 encaminhado para o Serviço de Terapia em
Grupo da Terceira Fase da Vida, da clínica de psicologia, o paciente com 69 anos,
queixando-se de depressão e dificuldade na comunicação com os familiares, deixou de
fumar por vontade própria aos 50 anos, momento em que descobriu o efizema pulmonar,
apresenta muita dificuldade de respirar, com acesso de tosse, caminha com auxílio de
um banquinho, tem consciência de que a doença é crônica e progressiva, começa-se o
atendimento individual.
Sem condições de andar e passa a depender de oxigênio 24 horas por dia, inicia-
se o Atendimento Domiciliar duas vezes semanais.

Palavras-chave: psicoterapia, envelhecimento, depressão, aspectos relacionais,


psicogerontologia.

 Serviço de Aprimoramento, Psicoterapia em Grupo na Terceira Fase da Vida da Clínica-escola “Ana


Maria Poppovic” - Faculdade de Psicologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC) São Paulo,
Brasil. elda_paixao@yahoo.com.br
 Serviço de Aprimoramento, Psicoterapia em Grupo na Terceira Fase da Vida da Clínica-escola “Ana
Maria Poppovic” - Faculdade de Psicologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC) São Paulo,
Brasil. ruthgclopes@pucsp.br

— 583 —
Introdução
Busca-se atentar para questões relativas ao envelhecimento e particularmente na
cidade de São Paulo, referindo-se à obrigatoriedade do uso das medicações dos exa-
mes e das consultas periódicas que se tornam necessárias e que passam a fazer parte
da vida do paciente/sujeito, obrigatórias para garantir um mínimo de qualidade de vida e
às doenças que se somam em decorrência da utilização de medicações.
A importância dos profissionais em atender a esta demanda crescente, podendo
motivar o paciente a colaborar e responsabilizar-se com o tratamento (tomar as medi-
cações, fazer os exames e consultas periódicas regulares), auxiliar na compreensão do
processo de envelhecimento e entender as perdas decorrentes desta etapa da vida.
Compartilhar com a comunidade científica as peculiaridades deste segmento etá-
rio nos tempos atuais e acrescentar os conhecimentos para uma gerontologia que tem
como proposta promover a saúde e diminuir o sofrimento de pacientes com doenças
crônicas e progressivas.

Objetivo
O objetivo deste trabalho é de criar alternativas e ampliar as oportunidades de
trabalho para o profissional da psicogerontologia.
Introduzir novas possibilidades de atendimento para pacientes e apoio a familia-
res, em processo de envelhecimento e impossibilitados de sair do domicílio ou do leito.

Procedimentos
A população brasileira em fins do Século passado era constituída na maioria de
jovens, o envelhecimento fenômeno que vem crescendo de forma acelerada deve a al-
guns fatores que contribui com o crescimento da população acima de 60 anos:
• a diminuição da taxa de mortalidade na população;
• a industria farmacêutica com os avanços;
• as melhorias nas condições sociais e saneamento básico;
• outro fator que vem contribuindo para o aumento da população na faixa etária aci-
ma dos 60 anos nas últimas décadas é a baixa taxa de natalidade, nasce menos
e vive-se mais, devido a melhor qualidade de vida.

A expectativa que no início do século XX não passava dos 50 anos, atualmente


pode chegar aos 70 anos, apresentando uma população de mais que o dobro no início
do século passado e a previsão de que em 2020 chegue a 25 milhões de atores repre-
sentando esta faixa etária.
Ruth Lopes (2000), “A pesar de ainda não ser idosa, penso que as ferramentas
para os trabalhos com o envelhecimento surgiram na minha infância. A imigração para o
Brasil, em tenra idade forjou uma postura de constante interrogação, no sentido de com-
preender os hábitos da nova terra, instrumentalizando-me para a reflexão e as inquie-
tações provocadas pelo tema. Minha percepção é de que o envelhecimento representa
uma passagem psíquica, semelhante à de viver uma mudança de um país para outro.
Afinal, na melhor das hipóteses, todos chegaremos lá. (13)

— 584 —
Entendo que esta sensação de estrangeiridade decorrente dos sujeitos que tran-
sitam não somente de um país para o outro, mas também para aqueles que transitam
de uma região para outra ou de um estado para outro.
Segundo citação de Lopes “... o percurso pelos diferentes territórios psíquicos
provoca mutações e introduz o contato com o imprevisto, o imprevisível, o aleatório e o
irreversível. O movimento que a autora refere é, segundo minha leitura, o mesmo desen-
cadeado pela crise ante o envelhecimento.” Carmen Lent (1993). Descrito da seguinte
forma:
Assim, toda crise consiste no estado de desenraizamento proveniente da dester-
ritorização. Este estado será a maneira que o sujeito tem de sobreviver ao período de
trânsito entre um território psíquico já impossível e outro ainda inviável de ser habitado.
(p.34)
O primeiro contato com o velho foi na infância, com a presença de uma tia paterna
(60 anos), veio morar conosco.
Aos 8 anos passamos a morar em outra cidade do interior baiano na casa da avó
materna e da tia-avó. Lembro-me que gostava de ouvir suas histórias e a acompanhava,
as caminhadas para a igreja e outros lugares.
Na cidade havia muitas pessoas idosas, jovens em fase produtiva, vão para ou-
tras cidades grandes para trabalhar. Aos 10 anos conheci duas senhoras, irmãs, próxi-
mas aos 70 anos a mais nova era viuva e vivia sozinha, comecei a fazer companhia nas
tardes após as aulas, para a senhora viuva eram momentos agradáveis, as vezes tão
ranzinza, ouvindo suas histórias. Na cidade havia muitas senhoras acima dos 70 anos
e algumas chegando aos 90 anos e outras e já beiravam os 100 anos, a maioria eram
mulheres.
Uma vizinha em especial, beirava os 80 anos, fumante inveterada, manifestava
dificuldade para respirar, parecia estar sempre cansada, ótima comerciante e sempre
conversávamos.
A mais importante idosa, a avó materna, vivemos ótimo período juntas, dos 8
anos aos 14 anos. Uma mulher forte, serena, religiosa, católica, todos os dias nas horas
de costume parava tudo que estava fazendo para as orações.
Em 1974 a família muda-se para São Paulo, em 1994 ingressei no curso de psi-
cologia, durante a graduação fiz estágio numa casa de repouso para idosos e desenvolvi
um trabalho em grupo com o idoso masculino, desafio a ser transposto. Em 2006 iniciei
o Aprimoramento na Clínica-Escola da PUCSP e ingresso no Serviço Grupo Terapia na
Terceira Fase da vida.

Fundamentação Prático/Teórica
Em 1986 iniciou o Serviço de atendimento às pessoas em torno dos 60 anos, no
curso de Aprimoramento, Clínica-escola “Ana Maria Poppovic” – Faculdade de Psicolo-
gia – PUCSP, com as atividades desenvolvidas em grupo. Alguns casos foram atendidos
individualmente respeitando sua especificidade.
A prevalência de síndromes depressivas na população idosa é bastante signifi-
cativa, os idosos não institucionalizados apresentam diagnóstico de depressão e pre-
enchem critérios para Depressão Maior. São vários os fatores que contribuem para a
alta prevalência nos idosos tornando-os mais vulneráveis à instalação de quadros de-
pressivos, e dentre eles os mais importantes são: a alta prevalência de doenças físicas,

— 585 —
as depressões medicamentosas, alterações fisiológicas dos idosos e os estressores
psicológicos.
Percebe-se que a falta de informações e de conhecimento de si e/ou do próprio
corpo, pode contribuir para agravar os transtornos decorrentes no processo de envelhe-
cimento.
Longe do trabalho, do convívio social, de atividades de lazer e mesmo do conví-
vio familiar, porque a cada dia que passa abandona-se para não ser abandonado e vai
isolando-se a cada dia que passa, sofre com a falta de atenção e de carinho e com a
dificuldade crescente de demonstrar afeto, principalmente no idoso masculino.

Estudo de caso
Em novembro/2006 encaminhado para o serviço de terapia em grupo da terceira
fase da vida da clínica de psicologia, o paciente com 69 anos, queixando-se de depres-
são e dificuldade na comunicação com os familiares, ex fumante a quase vinte anos,
aos 50 anos resolve parar de fumar, no momento em que descobriu o efizema pulmonar,
durante as sessões apresenta dificuldade em respirar, sabe-se que é uma doença crô-
nica e progressiva.
Na clínica conseguiu chegar a 3 das 7 sessões que foram agendadas, sempre
queixoso da dificuldade de caminhar, de comunicar-se com seus filhos e com ênfase na
relação com o filho caçula quarenta e sete anos mais novo.
Com a impossibilidade de continuar o tratamento terapêutico na clínica, pôr de-
pender vinte e quatro horas do oxigênio, tornando-o a cada momento mais prisioneiro
do aparelho que leva o oxigênio a seus pulmões, que limita seu caminhar dentro de sua
casa, circulando apenas entre os espaços do quarto, da sala e do banheiro. Solicitou-se
autorização do paciente e familiar responsável, apresentou-se a sugestão de atendi-
mento domiciliar, aceitaram a sugestão.
A triagem da clínica-escola fez o encaminhamento do paciente e iniciamos o
atendimento semanal, em espaço reservado e adequado na residência, uma hora de
duração em março de 2007, um mês após percebe-se a necessidade de aumentar a
freqüência, passa a ser duas vezes semanalmente.
A família é composta pela esposa, dois filhos e uma filha. O primeiro filho é pro-
fessor de biologia, casado e tem uma enteada de 10 anos, a Segunda filha é comercian-
te (proprietária de loja de modas), mora sozinha, e o terceiro filho terminou o curso de
comunicação, é solteiro e mora com o casal.
O paciente passou muitas sessões falando da necessidade de organizar docu-
mentações de imóveis, seus documentos pessoais, de conversar com os familiares,
revelar alguns desejos que não conseguia e deixava claro a vontade de conhecer um
neto.

Percebe-se que:
• a necessidade de cuidar dos cuidadores,
• a importância do paciente conviver afetuosamente com os familiares e amigos,
• orientar sobre o que acontece nessa etapa; e
• sugerir condutas mais adequada para cuidar do paciente, para além do tratamen-
to medicamentoso.

— 586 —
Considerações Finais
Segundo Valda Bruno o enfoque biopsicossocial propõe visão integrada, holística
do ser humano, em oposiçao à abordagem cartesiana. Todo ser é um complexo biopsi-
cossocial, isto é tem características biológicas, psicológicas e sociais que embora sejam
interdependentes, se manifestam diferentemente na individualidade de cada ser.
Entendo a importância de ampliar este o Serviço Atendimento Domiciliar a pa-
ciente impossibilitados de sair de casa ou do leito, em clínicas-escola, com visão múl-
tipla e interdisciplinar, sabendo da necessidade em muitos momentos de interagir com
outros profissionais, para garantir a qualidade e vida.
Percebo a necessidade de um olhar e cuidar dos familiares-cuidadores, que du-
rante este trabalho, apresentam necessidades semelhantes a do paciente: depressão,
dores, necessidade de atenção e etc.
Observo que a demanda crescente, em razão da população nessa faixa etária,
que vem aumentando a cada dia, favorece a ampliação de oportunidades de trabalho
para o profissional da psicogerontología.

Referências bibliográficas
BRUNO, Valda Bernardes de Souza: O envelheciment0o através de um olhar múltiplo
LOPES, Gelehrter da Costa Lopes: Saúde na velhice – As interpretações sociais e os reflexos no
uso do medicamento, EDUC – Editora da PUC-SP- São Paulo – 2000.
SCALCO, Mônica Zavalori: Depressão no Idoso, Psiquiatria e Psicologia no Hospital
Geral: A Clínica das Depressões, editores Renério Fráguas Júnior... [et al]; revisão Valeska Perez
Sarti – São Paulo; Astúrias, 1993.
SACCONI, Antonio sacconi: Dicionário Essencial da Língua Portuguesa – Editora
Saraiva /AS: Livreiros Editores, São Paulo-SP, 2003.

— 587 —
Psicoterapia

Títeres y adultos mayores: una mirada sistémica


Lucía Aranda Kilian

Resumen
Introducción. En la búsqueda de técnicas innovadoras para hacer frente a la
situación que hoy en día viven los adultos mayores, la autora ha integrado los títeres
en su quehacer terapéutico, como una manera de transferir en el objeto las emociones;
tener la posibilidad de dejar, depositar y poner afuera esos miedos internos; así como
utilizar los títeres en un espacio para experimentar nuevos roles y formas de una rela-
ción creativa, entre otros. Los títeres son un espacio en el que podamos cabalgar en
nuestras ilusiones, en nuestras fantasías, un espacio donde podamos dar rienda suelta
a nuestra imaginación, remontar en nuestros miedos sin temor a desbocarnos. Objeti-
vo del trabajo: Mostrar la importancia del uso de títeres en el trabajo terapéutico con
adultos mayores, como una herramienta que utiliza los principios de la Terapia Familiar
Sistémica, y que facilita la comunicación y la introspección. Metodología:Los resultados
alentadores que se han observado con adultos mayores, sus hijos y nietos, quedará
demostrado a través de la experiencia de la autora en su trabajo terapéutico individual y
familiar, así como con grupos de reflexión y talleres con adultos mayores. Asimismo, las
conclusiones serán soportadas por trabajos teóricos de otros autores que complemen-
tan y dan soporte a las conclusiones de la autora. Resultados: Se concluirá con algunas
recomendaciones de tipo práctico para que otros terapeutas puedan utilizar los títeres
como una herramienta en sus propios trabajos con adultos mayores.

Palabras Clave: Terapia Familiar Sistémica, adultos mayores, títeres.

Introducción
Ante el aumento en la esperanza de vida, y la explosión demográfica que se
ha reflejado en México con el incremento de adultos mayores, definiendo estos como

 Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia (ILEF). Clínica de Adultos Mayores (CAM).


México.
Lucía Aranda Filian: Enfermera, con especialidad en terapia intensiva y unidad coronaria. Escue-
la de Enfermería del Hospital Español. Universidad Nacional Autónoma de México. Liberal Arts,
Bethel College, South Bend, Indiana, USA. Licenciatura en Historia, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad Nacional Autónoma de México. Maestría en Terapia Familiar, con Enfoque Sistémico,
Instituto Superior de Estudios de la Familia, A. C. (ILEF). Instructora universitaria, desarrollo de
talleres y grupos de reflexión con adultos mayores, conferencista radiofónica. Miembro del ILEF en
el equipo de la Clínica de Adultos Mayores (terapia e investigación). luciaaranda@hotmail.com

— 588 —
aquellos que tienen 60 años o más, se ha puesto a prueba a las instituciones de salud.
Aunado a lo anterior, la concepción de la vejez, los añejos prejuicios sobre la misma, y
los cambios que se han dado en el sistema familiar se reflejan en una mayor vulnerabi-
lidad del mismo, ocasionando que un mayor número de adultos mayores requieran de
apoyo terapéutico.
Ante esta situación, en el Instituto Latinoamericano de Estudios de la Familia
(ILEF), se estableció la Clínica de Adultos Mayores, (CAM) para investigar requerimien-
tos y formas de brindar apoyo terapéutico a personas de la tercera edad y a sus fami-
liares, bajo una perspectiva de la Terapia Familiar Sistémica. Con este enfoque se han
explorado nuevas técnicas como la utilización de títeres dentro del proceso terapéutico.
Los apoyos terapéuticos proporcionados a los adultos mayores se dan desde la
terapia individual, de pareja, familiar y grupal, a su vez, a través de grupos de reflexión
con temas propuestos por los asistentes y talleres en los que se abordan temas diversos
como la sensibilización respecto a la vejez, la jubilación, la soledad, perdidas, sentido y
proyecto de vida, además de otros. En lo referente a materias de investigación, se han
trabajado las relativas a los prejuicios y la sexualidad en los adultos mayores y se conti-
núa investigando otros temas.
Las principales causas por las que llegan pacientes a la Clínica de Adultos Mayo-
res, son las relacionadas con depresión, tristeza, soledad, falta de sentido y de proyecto
de vida, problemas de pareja y familiares, nido vacío, jubilación, pérdidas, temores, pro-
blemática sexual e infidelidad, entre otras mas.

Objetivos
Mostrar la importancia del uso de títeres en el trabajo terapéutico con adultos
mayores, como una herramienta que utiliza los principios de la terapia familiar sistémica
y que facilita la comunicación y la introspección.

Marco Teórico
En la terapia familiar sistémica se considera al individuo como parte de un siste-
ma, esto es, el hombre no es un ser aislado, sino que es un miembro activo y reactivo
de grupos sociales.
Entre los recursos que brinda la terapia familiar sistémica y que fueron empleados
en el caso que se presenta, destaca el concepto del ciclo de vida en el individuo y en la
familia; el descubrimiento de los diferentes selves y su integración; las técnicas narra-
tivas; la utilización de preguntas circulares; el lenguaje verbal y no verbal; así como los
recursos y redes de apoyo de la familia.

Metodología
Se propone la utilización de la Terapia Familia Sistémica, y la hechura y dramati-
zación de los títeres como una herramienta, un pre_texto para trabajar la parte intrapsí-
quica: esas voces que han quedado rezagadas en el interior o el inconciente. A su vez,
facilita que aflore la parte relacional para integrar ambas.
Los títeres, en conjunto con otras técnicas como collage, escritura de cartas, tra-
bajo con barro y preguntas circulares, ayudan a los adultos mayores a reflexionar sobre
qué hacer después de cerrar un ciclo, es decir, qué pasa con su sentido y proyecto de

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vida, al hacer conciente la manera en que han vivido, cómo quieren hacerlo en el futuro
y qué necesitan para llegar a lograrlo.
Por lo que toca a la relación del terapeuta con los adultos mayores, en este caso
se busca flexibilidad en el uso de técnicas; empatizar con el paciente para entenderlo;
brindarle confianza; en su caso, aceptar el propio proceso de envejecimiento del tera-
peuta; así como evitar el “viejismo” (forma despectiva de referirse a los adultos mayores)
y prejuicios que se tienen respecto de la edad.
Al trabajar de esta manera, se favorece la espontaneidad, la flexibilidad, la con-
fianza y se genera un proceso creativo, lo que es importante en los adultos mayores
para que estén abiertos y acepten los cambios, superen sus pérdidas y puedan adaptar-
se y ser creativos en las nuevas circunstancias que se les presenten.
Para llevar a cabo el trabajo con títeres he desarrollado tres modalidades:
• La primera consiste en la dramatización con títeres ya hechos, de tal forma que
el paciente se identifica con alguna de las características de estos. Por ejemplo,
muñecos con caras de enojo, de tristeza o de alegría. También en este grupo se
tienen títeres de animales o de muñecos que les falte algún miembro.
• La segunda modalidad es llevarse a su casa por una semana a los títeres, como
una forma de continuar el proceso terapéutico.
• La tercera consiste en la hechura de títeres por los pacientes, y la posterior dra-
matización con los mismos.

La manufactura de títeres por los pacientes se utiliza como un termómetro para


que observe el proceso que ha llevado a cabo en terapia. Con este propósito, se le
solicita que haga un títere que represente su sentir cuando llegó a terapia, y otro en
el momento en que se encuentra actualmente. Asimismo, se utiliza para la aceptación
de las etapas del ciclo vital de los hijos, de tal forma que se le ayude en el proceso de
separación e individuación.
Las consignas que se les dan para la hechura de títeres van cambiando de acuer-
do con las necesidades de cada paciente. Es importante tomar en cuenta como parte
del proceso, cómo pensaron y qué sentimientos y emociones tuvieron al hacer su títere;
las razones para escoger una determinada ropa y materiales para su confección; cómo
se sintieron en el momento de terminarlo; y si tuvieron alguna dificultad en hacerlo o una
emoción en especial.
En el caso que se presenta, se utilizó esta modalidad de manufactura de títeres y
la posterior dramatización con ellos por parte de la paciente.
Introducción al caso
En el caso que a continuación se sintetiza ejemplifica sólo una etapa del proceso
terapéutico.
El motivo de consulta de la paciente fue que quería separarse de su marido; sin
embargo, tenía miedo de llevarla a cabo, ya que él era verbalmente agresivo con ella,
aunado a su temor a la soledad, a la pérdida de status, y a un cambio radical en su vida
a los 63 años.
Una de las tareas que me propuse como terapeuta fue ayudarla a ser indepen-
diente, no sólo física, sino emocionalmente. La parte económica no representaba un
problema, ya que además de ser jubilada, tenía sus propios medios (tres taxis que ren-
taba, y un departamento). Se llevó a cabo una estrategia inicial consistente en darle se-
guridad en el manejo de sus recursos económicos, de tal forma que adquiriera seguridad
para administrar sus bienes, para no depender del marido.

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Asimismo, se le apoyó para lograr el desapego emocional, ayudándola a tomar
conciencia y a responsabilizarse de sus decisiones. Con este propósito, llevó a cabo
un ritual de transición, en donde se conjugaron diversas situaciones por las que estaba
pasando: el nido vacío, su jubilación, la terminación de la relación con su marido, y el
duelo no resuelto de su anterior pareja quien fue asesinado hacía más de 20 años. Este
era su segundo matrimonio con un hombre de 67 años, con quien llevaba ocho años de
casada, el tenía dos hijos de su matrimonio anterior, al igual que ella.
Cuando el esposo no trabajaba no quería salir de la casa ni socializar, casi no
oía por lo que se aislaba, no quería ir al médico, como lo operaron de la próstata ya no
tenían relaciones sexuales. El no quería que ella saliese a ningún lado, ni que viera a
sus amigos.

Metodología
Como parte de las estrategias terapéuticas le pedí que hiciera un collage, para
que plasmara su situación actual y cómo le gustaría que ésta fuera en tres años. Tam-
bién le solicité que hiciera una carta sobre su proyecto de vida, después la invité a
trabajar con barro, para que pudiera visualizar sus debilidades y fortalezas, lo que sirvió
para que observara que lo que ella consideraba debilidades, en realidad eran fortalezas.
Asimismo, le ayudó a sensibilizarse y darse cuenta que no estaba concluido el duelo por
la pérdida de su anterior marido y que tenía que trabajar en ello. Posteriormente, a partir
del análisis de sus debilidades y fortalezas, le solicité hiciera un muñeco que le repre-
sentara sus debilidades y otro sus fortalezas. Le pedí que hiciera lo mismo respecto a
su marido.
En esta hechura es importante tomar en cuenta todo el proceso, desde cómo se
le ocurrió hacerlos, de qué se valió para confeccionarlos y cuál fue su reacción al verlos
terminados.
Resulta interesante que en un principio tenía planeado hacer las caras de sus mu-
ñecos con estereofón, pero prefirió utilizar papel mache para poder expresar de mejor
manera sus sentimientos a través de los títeres.
En cuanto a la ropa, la compró y escogió de acuerdo a los muñecos. A ella en
su papel de “contenta”, la vistió al gusto de ella, esto es, con ropa de mezclilla. A la otra
muñeca, que la representaba “enojada”, le puso la ropa que al marido le gustaba que
usara, o sea, un vestido sin mangas y una blusa abajo.
Cuando le tocó hacer la muñeca “contenta”, le costó mucho trabajo que se viera
alegre. Después de tres intentos se dio cuenta que no lo lograba, lo que coincide con la
tristeza que en esos días sus hijos veían en ella, Así, en este títere, ella se observa con
una mirada triste y la boca con una sonrisa forzada que en el fondo denota su tristeza.
También se ve agachada, sumisa y enojada. Pude comprobar la importancia del len-
guaje corporal, como una clave para entender lo que estaba pasando en esta parte del
proceso y cómo esta situación le había dificultado tomar decisiones.
A la muñeca “enojada”, la percibe altiva, controladora y con la frente en alto. La
invité a efectuar un diálogo con las dos muñecas, resultando interesante su lenguaje
corporal y tono de voz.
El silencio es un elemento muy importante en este tipo de trabajo, ya que permite
la introspección que va a fructificar en una toma de conciencia. Es así que en una de las
sesiones efectuadas en una sala con cámara de Gesell, dejé a la paciente después de

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haberle hecho unas preguntas para que reflexionara; acto seguido me ausenté y dirigí
a la cámara.
Ella aprovechó este espacio para la reflexión, la introspección y volver a hablar
con cada uno de los muñecos. Cuando regresé, ella efectuó un diálogo en donde se
identificó con cada una de las muñecas; sin embargo, se dio cuenta que había exagera-
do las características de las muñecas, por lo que requería confeccionar una nueva que
integrara sus diferentes selves para darle un nuevo sentido a su vida.
El resultado fue sorprendente ya que al hacer la tercera muñeca no sólo integró
las dos anteriores, sino que las plasmó a futuro, es decir, como ella se quiere ver de
acuerdo a su proyecto de vida.
Después de haber mantenido un diálogo, no sólo con los muñecos que la repre-
sentaban, sino también con los títeres que hizo de su esposo, pudo también integrarlo
con otro nuevo muñeco, de cómo esperaba ella que fuera a partir de la separación: un
hombre fuerte y firme.
Finalmente, a través de este trabajo de reflexión e introspección, logró separarse
de su marido, venciendo sus miedos y temores, de una manera asertiva.

Conclusiones
La utilización de títeres como un apoyo en la terapia con adultos mayores favore-
ce procesos, ayuda a la reflexión, a la introspección y a la toma de conciencia. Facilita
hacer preguntas circulares y sirve para que el paciente incursione en la problemática que
está viviendo; enfocando su atención en otro lugar y favoreciendo el cierre de ciclos.
El descubrimiento e integración de los diferentes selves a través de los títeres,
permite obtener una nueva y diferente prospectiva con un sentido de vida y proyectos
más realistas y congruentes con sus verdaderas necesidades.
La técnica esbozada favorece la expresión del lenguaje verbal y no verbal en el
adulto mayor, la adopción de actitudes, cambio de voz, gestos, posturas y silencio, que
de otra manera no se darían.
El lenguaje verbal al dialogar con cada títere permite cuestionamientos, regaños,
consejo, resaltar defectos, cualidades, debilidades, formas de ser y reflexiones que dan
lugar a una mayor introspección e insight de parte del adulto mayor.
La hechura de los títeres basada en la toma de decisiones del paciente en cuanto
a vestimenta, cuerpo, cara (expresión), marca el inicio de su identificación con el títere,
para su trabajo terapéutico que puede ser referido a fortalezas y debilidades, pérdidas
y ganancias, determinación, proyecciones, identidad, reconocimiento de cualidades y
defectos, miedos, soledad y dependencia.

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— 593 —
Psicoterapia

A música como terapia para a vida


Lodovici Neto, Pedro

Nos dias de hoje, está na moda falar em Musicoterapia. Fala-se em Musicote-


rapia para tratar dos doentes de Parkinson, dos doentes de Alzheimer, daqueles com
traumatismos de crânio, dentre outras patologias neurológicas; para tratar a depressão,
a afasia... para curar o corpo, fortalecer a mente, liberar a criatividade...
Dever-se-ia falar em Musicoterapia apenas como terapia para tratar de casos
patológicos por meio da Música? Ou se poderia falar da Música como terapia para toda
uma vida?
O musicista, crítico de música e professor Don Campbell (2001), em seu livro
O Efeito Mozart, inspirado no trabalho do especialista Alfred Tomatis, diz de um senti-
do muito amplo de Musicoterapia. Ele menciona experimentos científicos comprovando
que a Música tem capacidades infinitas, com a de equalizar ondas cerebrais, reduzir a
tensão, fortalecer a memória, aumentar a produtividade, desenvolver o aprendizado,
promover a integração social, estimular o romance, a sexualidade, a função imunológica
e gerar uma sensação de segurança e bem-estar.
Já na Grécia Antiga, a música era tida como uma força que produzia efeitos sobre
o pensamento, as emoções, e a saúde física das pessoas. (cf. (Albano de Lima (2005:
46). Os exércitos antigos utilizavam a música como um componente essencial para ele-
var o patriotismo dos soldados. Conforme dizia Napoleão Bonaparte: “Um povo pode ter
um grande exército, mas se não tiver uma banda marcial boa nunca ganhará uma guer-
ra” (Baronow, 1999: 1). Mesmo nos dias atuais, pajés, curandeiros de tribos indígenas,
xamãs (os medicine men) praticam o exercício da música como instrumento de magia,
um caminho de comunicação com deuses e espíritos, no sentido de obterem a cura
de doenças e soluções para seus problemas (Baranow, 1999). Souza (2005: 101) fala
do poder extraordinário do canto mágico ritual, uma prática antiga persistente nos dias
atuais que interfere nos acontecimentos naturais da vida humana, manifesto com as
“benzedeiras” e “rezadores” com suas cantilenas para curar doenças e afastar cobras;
com seus cantos de “pedir chuva” ou de “parar chuva”; cantos “para a lua”, a música de
encantamento específica para interagir com o amor; dentre tantos outros.
No séc. XVIII, apareceram os primeiros artigos sobre os efeitos da música em
diferentes doenças, o seu papel terapêutico.
A busca do entendimento do valor da música para a vida, para mim, é muito pes-
soal muito pessoal, de ordem subjetiva: leva-me de volta aos anos quarenta e me faz
atualizar o passado.

 Programa de Estudos Pós-Graduados em Ciências Sociais-Antropologia do Envelhecimento - PUC-


SP- São Paulo (SP)-Brasil. pplodo@terra.com.br

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Por volta de 1943, eu iria completar três anos, mas vagamente me lembro de
muitas músicas que marcaram tal fase de minha vida. Era o “Nana nenê que a cuca vem
pegar...” e outras tantas canções para embalar crianças ou mesmo canções de roda tais
como: “Se esta rua, se esta rua fosse minha... eu mandava, eu mandava ladrilhar.. com
pedrinhas com pedrinhas de brilhantes... para o meu, para o meu amor passar....”. Se
posso evocar tais cenas agora, é porque elas me deixaram indelevelmente suas mar-
cas, lá no fundo do meu ser...
Lembro-me, com renovado prazer, de outras passagens musicais de minha vida,
e com saudades sempre, mas se passaram existencialmente, o tempo não pode impedir
que elas retornem em lembranças...
Ora, se essas passagens me marcaram prazerosamente, e não caem em esque-
cimento, isso significa que funcionaram como uma terapia positiva que me trazem, até
hoje, uma feliz relembrança.
Passagens musicais sempre marcam nossas vidas em todas as suas etapas...
lembro-me também que quando tinha uns quatro anos sentado ao lado de minha mãe,
após o almoço, ouvíamos as novelas radiofônicas e, nos intervalos, eram músicas to-
cadas pelas grandes orquestras de Glenn Miller, Benny Goodman, Tommy Dorsey e
outras. A 2ª Guerra estava no seu auge e a música norte-americana fazia parte de sua
propaganda internacional, e não que ela não fosse boa; ela era ótima, tão ótima para
mim que também deixou seus ecos até os dias de hoje. Guardei nota por nota em minha
lembrança e, hoje, se na minha banda de jazz tradicional, vamos interpretar uma músi-
ca nova, certamente, ela me vem à tona integralmente como velha habitante de minha
memória. Nova música que digo é no repertório, pois todas as peças que interpretamos
não deixam de ser da época das bandas de dixieland e das big bands. Como elas me
marcaram? Bem ou mal? Bem... mas poderia ter sido mal. Nesse sentido, pode-se dizer
que a música tanto pode ser benéfica ou maléfica, trazer más ou boas lembranças...
De forma similar se pode dizer quanto ao estilo. Como sabemos, a música re-
vela o seu compositor, seus momentos de alegria ou de tristeza; enfim refletem um eu
interior, sendo a manifestação de uma subjetividade; portanto, ela pode nos trazer tanto
efeitos de sentidos bons, levando-nos a um alto astral como nos enviar às profundezas
do inferno.
Quando meu avô, que era um ídolo para mim - o homem que me servia de mo-
delo - faleceu... bem, e o que teria a música a ver com esse triste acontecimento? No
dia de sua morte repentina, vítima de um derrame cerebral violentíssimo, nesse dia, eu
cantarolava uma música de carnaval: “Cadê Zazá Zazá Zazá...saiu dizendo vou aí já vol-
to já...”; de repente recebemos um telefonema da cidade onde ele morava, o Arraial do
Souzas, uma pequena cidade próxima à Campinas. Na viagem que empreendemos até
lá, aquela musica me martelava a cabeça; e por mais que eu não a quisesse cantarolar,
ela vinha à tona e lá estava eu com a letra novamente...”cadê Zazà Zazá..Zazá....”. Che-
gamos ao sítio e eu corri porta adentro até os aposentos de meus avós e o surpreendi
dando seu último suspiro. Naquele momento, me abracei a ele e depois saí correndo,
não querendo aceitar o que vira, subindo o morro até seu cume acompanhado de Peri,
o cachorro da casa, que choramingava vendo o minha dor.
Esse fato doloroso deixou, sem dúvida, uma cicatriz muito grande, que trago até
hoje, passados quase sessenta anos. Se esta música é tocada ou me vem à mente...
a tristeza me toma a alma e, embora seja uma música alegre dos carnavais de outrora,
para mim ela não é uma boa companhia..

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Assim, nas minhas reminiscências sobre as músicas de minha vida, vejo os re-
sultados positivos que me trazem alegria e me predispõem a produzir mais e a me sentir
melhor, assim como certas músicas que me trazem tristes lembranças e me levam a
ficar taciturno e triste.
Ora, se acontece comigo, acontece com todos certamente, mesmo porque ao
perguntar aos meus conhecidos e mesmo a pessoas estranhas sobre: O que tem a mú-
sica que pode fazê-las se sentir bem ou mal? O que acham da música em suas vidas,
que efeito de sentido elas lhe trazem? Bons, maus efeitos? Por quê?... revelam-me
coisas que não me são estranhas...
O que relato aqui, coincide com o que me foi também revelado pelos entrevista-
dos de minha pesquisa de doutorado. Alguns músicos foram filmados em suas sessões
interpretativas e depois comentaram questões a eles dirigidas. As respostas invariavel-
mente revelaram-se semelhantes umas às outras: “- A música é tudo para mim...; - Sem
a música eu não posso viver...; - A música é a minha força motriz...; - Não sei explicar,
mas se eu ficar sem tocar por um dia me sinto mal, não sou eu mesmo...; -Não agüento
a vida de hoje com toda a violência gerada pelas obrigações que nos são impostas pela
sociedade... se eu não tocar me sinto sufocado...”.
Na banda de jazz tradicional em que atuo, um dos nossos, clarinetista que toca-
va também na Orquestra Sinfônica Municipal de São Paulo, na sua exigência trazida
da ambientação clássica, sempre reclamava de nossos descontraídos ensaios, mas
particularmente deprimia-se quando eram tocadas certas peças lúgubres quando ele
revelava todos os efeitos negativos sobre ele daquelas peças: “- Estou hoje arrasado, o
ensaio foi massacrante, a música não poderia ter sido pior, estou a zero, nem o Benny
Goodman me levanta...”.
Por outro lado também levanto uma questão: Por que certas pessoas só cantam
ou tocam determinados tipos de música? Umas por prazer, outras por consolo, e outras
por compensação por algo de desagradável que lhes aconteceu na vida. Temos então,
aquelas que tiveram um dissabor amoroso e buscam na música tipo “dor de cotovelo” o
seu consolo ou a sua vingança, falando do amor desventurado e que lhe trouxe tristezas
e dissabores em grande parte da sua vida.
Por outro lado têm-se os jovens, que recorrem às músicas mais violentas e com
ritmos bem mais marcantes, fazendo disso um desabafo e uma reação contra o mundo
que os cerca, e do conhecimento que estão tomando das coisas ou mesmo, aqueles que
extravasam suas energias no calor e no ritmo da música da hora, aquela que é modismo
do momento.
Nessa linha que recupera as subjetividades das pessoas é na qual eu reflito em
minha pesquisa de doutorado sobre a Musicoterapia. Em uma linha teórica que escapa
àquela do discurso médico, psicológico, filosófico ou social. Uma linha humanística ou
simbólica da Musicoterapia é a adotada na orientação que imprimo a meu trabalho. A
Musicoterapia entendida em seu sentido mais amplo, como terapia para a vida.
Isso significa estudar o valor da Música na vida de todas as pessoas, estudar
os efeitos positivos da Música, mas especialmente otimizando a qualidade de vida de
idosos.
Sinto que a via para se chegar ao valor da Música na vida das pessoas é fazer
emergir nossos inerentes mecanismos musicais. A escuta de nossa linguagem musical
interna significa resgatar o que se poderia chamar de “identidade sonoro-musical” do ser
humano: retomar vínculos que se esvaem especialmente com o avançar da idade, de
par à tendência de afrouxamento de vínculos, tributária à nossa civilização.

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Manifestações não-verbais como a música, o movimento, o som, o silêncio, im-
plicam evocar e recuperar vínculos materno-fetais, materno-infantis, com o próprio ritmo
do corpo, com a mãe-natureza - experiência primordial que abre vias de sintonia intra-e
inter-seres humanos... Nesse sentido, venho trabalhando com os idosos, no mestrado
e no doutorado. Verifico que os idosos que interagem com a Música se afastam do iso-
lamento social a que, muitas vezes, estariam submetidos. Na Associação Brasil Parkin-
son, local em que situei a coleta de dados para meu mestrado, os idosos com a Doença
de Parkinson esquecem-se de seus tremores, de seus problemas de ordem motora e
de ordem não-motora. Na hora do Coral, por exemplo, eles cantando, param de tremer,
soltam-se de sua rigidez facial e corporal, libertam-se de seus medos e dores.
Apresentei-me para os parkinsonianos da Associação de Parkinson Campinas, e
lá tocamos para uma parkinsoniana, minha amiga de muitas décadas, a Dalva Molnar,
que quando canta libera a fixidez facial. Cantar, para ela, é uma de suas estratégias es-
senciais para que ela evite que sua face e corpo se enrijeçam. Neste sentido da Música
como terapia para os casos patológicos, o melhor exemplo é o dado pelo neurologista
Oliver Sacks, que afirmou, em 1999, no National Satellite Broadcast de Musicoterapia,
que ele usava a música em pessoas portadoras de doenças degenerativas, porque a
Música era um fenômeno que afetava todo o cérebro e esta era uma característica
importante da Música da qual se poderia tirar muito proveito. Sacks volta a falar dos
efeitos benéficos da música em muitas das doenças neurológicas em inúmeras publica-
ções, especialmente a partir do seu livro Awakenings (1973), traduzido em português em
2002, como Tempo de Despertar.
Pesquisas que mostram que a música vem sendo utilizada com diferentes fun-
ções (reduzir o estresse, acalmar a dor, incrementar a auto-estima, mudar procedimen-
tos inapropriados), estão sendo estudadas e expandidas a outras funções que têm como
objetivo final auxiliar o ser humano a se conhecer a si próprio e poder viver melhor em
sociedade.
A Musicoterapia foi se constituindo como um ramo da ciência organizado como
tal apenas no final do século XX, mas que está em plena expansão neste século XXI.
Este área do conhecimento estuda justamente os efeitos terapêuticos da música nos
seres humanos.
Sendo a flexibilidade é uma das importantes qualidades da música, pode esta ser
utilizada de várias formas: escutando a música somente (de maneira ‘passiva’); tocando
um instrumento (de maneira ‘ativa’); tocando instrumento e escutando-o (‘passiva’ e
‘ativa’ a um só tempo); e em silêncio absoluto, apenas imaginando a música (‘inativa’).
A música também pode ser explorada em grupo (como forma de promover a socializa-
ção) ou individualmente (fazendo emergir a criatividade e a expressão pessoal de uma
pessoa).
A constatação que sempre vem sendo feita é a de que, por meio da Música, os
idosos podem afastar-se do isolamento social a que eles próprios, muitas vezes, se
submetem, a partir da descoberta de alguma doença ou pelo avanço da própria idade,
prescrevendo, nesse seu isolamento, uma morte em vida...
Verifico agora, por meio dos dados coletados com meus entrevistados na presen-
te pesquisa de doutorado, que a Música pode ser, de fato, uma via para afastá-los do
isolamento social.
Entrevistei, dentre outros músicos, o Maestro Diogo Pacheco que está com gra-
ves problemas de saúde, mas ao falar de Música ele parece rejuvenescer: esquece-se

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de seus problemas de saúde, passa até a contar piada, ri muito, diverte-se relembrando
fatos passados e do presente...
Os idosos, assim, se esquecem de seus problemas de saúde, livram-se de seus
“restos” que são deixados em qualquer canto à espera de um tratamento possível... Por
meio da Música, concretizam-se desejos no presente, desfazem-se futuros não-cumpri-
dos, abstrai-se cada vez mais o fantasma do envelhecimento corporal.
Sabemos que o envelhecimento corporal é fato inexorável, mas que se torna
perfeitamente aceitável em condições de uma melhor qualidade de vida por meio da
prática musical.
Observo, na pesquisa do meu doutorado, que, no universo da Música, a dinâmica
que cerca alguns dos idosos entrevistados parece ser a seguinte: eles estão sempre
ativos, querendo tocar a qualquer hora do dia ou da noite, sempre leves, dispostos, ale-
gres, contagiando até adolescentes e crianças.
Daí, o meu trabalho ter esses objetivos: o da busca daquilo que faz esses músi-
cos-idosos diferentes. O que, na Música, os motiva para serem felizes em suas vidas?...
Que terapia é essa fornecida pela Música? E ainda outras questões que me faço na
investigação do doutorado: - O quê da música faz a diferença na vida dos instrumentis-
tas/compositores ali analisados? - Qual o próprio ou o específico da linguagem musical
que promove mudanças? - Onde estaria a chave da renovação de uma performance
musical: seria uma “batida” diferente?; seriam arranjos diferenciados?; seriam certas
faixas sonoras da linguagem musical que os transportam para um outro mundo’, para
uma outra sintonia?; seriam certos acordes ou certos ritmos que os fazem, assim como
aos ouvintes, relembrarem bons momentos, sonharem com novos bons momentos e
assim esquecerem doenças, problemas financeiros ou de outra ordem? - Que quali-
dades a música faz despertar no ser humano e o transforma em um ser resistente às
adversidades mais pesadas, presentes no mundo contemporâneo, e transforma tam-
bém outras pessoas que com esse ser convivem? No caso dos idosos que entrevisto,
seria do exercício musical em um instrumento, seja tocando-o em que se exercitam os
arranjos, seja compondo uma nova canção, que emerge aquilo que faz os velhos-músi-
cos paulistanos, septuagenários já, manterem-se ativos, entusiasmados, superando os
problemas da vida?
São respostas a questões desse tipo que meu trabalho vem buscando investigar,
a partir da fala dos próprios entrevistados, de seus dizeres, de seu depoimento. Venho
trabalhando a Música, nesta pesquisa, antes que tudo como uma linguagem. Uma lin-
guagem, a nosso ver, privilegiada no sentido de evidenciar seus efeitos benéficos às
pessoas. A Música é vista como uma forma de resistência, de resiliência, diante das
adversidades da vida, uma fonte de entusiasmo para a vida, e busco recuperar no quê
a música contribui para isso.
Ainda que se reconheça que a música vem servindo de terapia para muitos casos
patológicos, como frisamos na pesquisa de Mestrado sobre os doentes de Parkinson,
posso dizer, porém, que a Musica, como eu a entendo, é fonte de efeitos benéficos a
qualquer pessoa, ou seja, considero a Música como uma Terapia para a Vida. A Música
possibilita que o indivíduo orquestre mente, corpo e coração, tornando-se maestro de
sua própria vida e da vida de muitas outras pessoas que se motivam com sua orques-
tração.
Para finalizar, um bom exemplo de como a Música afeta decisivamente a vida de
muitas pessoas conhecidas do grande público: o dramaturgo norte-americano, Tennes-
see Williams (que viveu de 1911-1983), escreveu, em 1945, uma peça, “The Glass Ma-

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nagerie”, traduzida como “À margem da vida”. Essa peça é baseada no episódio de sua
vida em que ele se refugia em seu quarto todo pintado de branco e todo enfeitado com
um zoológico de animaizinhos. Esse refúgio sempre cercado de muita música tornou-
se o mundo de Tennessee Williams. E tudo isso para tentar fugir da insensibilidade do
pai diante de seu amor pela arte (musical, teatral...) e fugir da miséria em que ele vivia.
Nessa peça, a Música é essencial. Tanto que ele tem uma frase muito significativa nessa
mesma peça: “Na memória parece que há sempre um fundo musical...”

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Côrte, Beltrina, Mercadante, Elisabeth Frohlich e A rcuri, Irene Gaeta (orgs.): Velhice Envelheci-
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Souza, Márcia Godinho Cerqueira de: Tratado de Geriatria e Gerontologia. Rio de Janeiro: Guana-
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— 599 —
Instrumentos y Deterioro Cognitivo

Batería de diagnostico de la conservación


cognitivo intelectual en el anciano

Karp, David M

Palabras Clave: Psicogerontología, Psicometría, Diagnóstico, Deterioro Cognitivo

Introducción
La psicometrías de la conservación de los aspectos cognitivo intelectuales del
anciano es una área que para la psicología en el uruguaya aparece como desconocida
o dejada de lado; la realidad nos muestra que no somos los psicólogos aquellos que nos
ocupamos de estos aspectos del anciano.
Es por ello que se ha intentado por intermedio de la presente Batería que se va
a presentar a continuación intenta tomar en nuestras manos aquello que se entiende
como propio.
La utilización de la misma no pretende ocupar otra áreas de trabajo ni pretende
tomarlas por asalto.
Lo que se pretende es que a través de nuestra intervención se comience a tomar
en cuenta un aspecto que solo los psicólogos estamos en condiciones de dar cuenta:
la dinámica intrapsiquica del sujeto que esta cursando un deterioro en sus capacidades
cognitivas.
Con la presente Batería podremos dar cuenta de ello.
Se presenta ante Uds. una nueva forma de cuantificar el grado de conservación
de las capacidades cognitivo intelectuales del anciano en función de los elementos que
el paciente conserva.
Esto se logra en base a la aplicación de una batería diseñada en base a Test
estandarizados para el anciano de nuestro medio. La misma está sustentada sobre un
programa de PC especialmente diseñado con ese fin.

 Montevideo, Uruguay.
David M. Karp. Nacido el 15/11/58 en la ciudad de Montevideo.Licenciado en Psicología - Egresado
de la Universidad de la República. 1990 Miembro fundador de la Sociedad Uruguaya de Psicoso-
mática. Miembro fundador de la Sociedad Latinoamericana de Geriatría y Gerontología. Docente
de la Cátedra de Geriatría y Gerontología del Hospital de Clínicas - Escuela de Pos Grado hasta
1992. Coautor del libro “Psicogerontología: psicosomática psicoanalítica de la vejez”. Ha obtenido
los siguientes premios: Primer Premio- Sociedad Uruguaya de Psicosomática –1994; Dirección
Nacional de Sanidad – Area Salud Pública – 1999; Segundo Premio- “Artefamilia”- Ministerio de
Educación y Cultura- 1994; rimeras Menciones especiales: Premio Anual Otorgado por la D.N. S.FF.
AA., En el área “Medicina” -1995, En el área “Salud Pública”.- 1996.

— 600 —
• Con ésta batería se estudian aspectos tales como
• Instrumentales de la Inteligencia
• Lateralidad
• Bilateralidad o Unilateralidad del Deterioro
• Deterioro Homogeneo o No Homogeneo
• Organicidad
• Depresión
• Localización del Area Dañada:
• Lóbulo Temporal o Parietal Corteza Perceptual Motora

Psicometría
La Psicometría es un área de la psicología que se dedica a la evaluación y com-
paración de distintas capacidades del sujeto con el fin de valorarlo en función de deter-
minados parámetros entendidos como normales.
Una evaluación Neuropsicología incluye pruebas que determinan tanto el nivel
de funcionamiento global del paciente, como el funcionamiento por áreas cognitivas
específicas.
La Evaluación Neuropsicológica “es una herramienta básica para el diagnóstico
de Demencias”(...)“Su utilización ha sido subestimada” (Rev.Neurol.1998;27(157);463-
466 Barcelona España)
Es una evaluación del sujeto que nos permite conocer la interacción de los instru-
mentales de la inteligencia con otros aspectos de la personalidad que permite formular
hipótesis sobre su grado de conservación y la forma que el sujeto hace uso de ellos en
su intento adaptativo.
Incluye pruebas que determinan tanto el nivel de funcionamiento global del pa-
ciente, como el funcionamiento por áreas cognitivas específicas tales como:
• Capacidad cognitiva general
• Atención y concentración
• Lenguaje
• Memoria
• Habilidades visoespaciales y visomotoras
• Funciones ejecutivas

La Batería
Esta tomada de una serie de Test o SubTest que ya han sido estandarizados en
nuestro medio y que han sido seleccionados en función de los aspectos especificos
que estudian y que pueden proporcionarnos información en relacion al tema que nos
interesan.
Los mismos han sido colocados sobre una base “Windows” y permiten mediante
la introducción de un “1” por cada respuesta bien realizada, la colocación del tiempo en
caso que deba ser tomado en cuenta, o la cantidad de respuestas por lámina (en el caso
del Test de Rorschach) obtener al final de cada Test, en forma impresa el resultado de
aquello que ha sido evaluado en forma porcentual y difernciado por cada item
Por su carácter modular puede ser ajustada a las distintas necesidades diagnós-
ticas de cada paciente, lo que permite dividirla en “Fases Diagnósticas” diferenciadas y
articulables acordes al motivo de derivación.

— 601 —
¿Que es lo que estudia y aporta cada Técnica comprendida en
esta Batería?
• Instrumentales de la inteligencia y como éstos son utilizados por el sujeto.
• Se cuantifica el grado de depresión en el sujeto
• Nos proporciona información sobre el grado de conservación del instrumental
cognitivo del sujeto desde la lógica formal hasta etapas pre operatorias
• Localizar el área cerebral afectada de acuerdo a:
o Lobulo Temporal Izquierdo o Derecho
o Lóbulo Parietal Izquierdo o Derecho
o Área Perceptual Motora de la Corteza
• Otros Test permiten dar cuenta sobre la base orgánica de las alteraciones detec-
tadas, pudiendo aportar elementos
• En cuanto al diagnóstico diferencial de los datos encontrados es posible diferen-
ciar entre Demencia Frontotemporal y Alzheimer

Se plantea el siguiente organigrama a los efectos de ejemplificar la forma en que


ha sido pensada la batería

También se intenta descartar la presencia o no de aspectos depresivos que pue-


dan justificar un bajo desempeño como el que ha motivado la consulta

— 602 —
Se permite precisar el diagnóstico sobre:

• Localización específica de/las área/s afectada/s


• Determinación de una Base Orgánica de los datos Obtenidos
• Estudio dinámico de la interacción del Instrumental
• que Conserva el Sujeto y el Resto de su Personalidad
• Evaluación Dinámica de los Elementos Depresivos Observados

El informe
En función de los datos recabados es posible realizar un informe que de cuenta de:
• Aspectos estudiados
• Qué es lo que se estudia en cada paso
• Grado de conservación de cada uno de ellos (expresados porcentualmente)
• En Suma
Los mismos harán mención a cada una de las técnicas utilizadas explicando que
es lo que investigan y cuánto conserva el paciente en función de lo observado durante
la entrevista.
Un “En Suma” resumirá todo lo observado en cada una de las técnicas.
La intención de este informe será de la proporcionarles los elementos necesarios
a los efectos de poder responder a los motivos que justificaron el estudio que podrá en-
tregado al consultante pocos minutos después de finalizada la entrevista.
Salvo el “en suma” – que debera ser redactado por el entrevistador, el resto es
realizado automáticamente por el programa.

— 603 —
¿Que se estudia con cada técnica?
Piaget Inhelder
Conservación Cognitiva desde el Preoperatorio hasta la Lógica Distributiva
Escala de Yesavage
Depresión
Mini Mental Test
• Instrumentales de la Inteligencia
• Lateralidad
• Bilateralidad o Unilateralidad del Deterioro
• Deterioro Homogeneo o No Homogeneo
Test de Rorschach
Organicidad Depresión Dinámica Intrapsíquica
Subtest de Wais
• Localización del Area Dañada:
• Lóbulo Temporal o Parietal Corteza Perceptual Motora

Tendremos elementos como para orientarnos en materia de: Deterioro, Seudode-


mencia, Depresión, Organicidad, Lateralidad, etc.

En Resumen, se ha logrado determinar:


• Presencia o no de Deterioro
• Si el mismo es homogéneo o no
• Si predomina en alguna región cerebral (cual)
• Cuánto conserva el paciente de sus capacidades operatorias
• Si los bajos desempeños se asocian o se justifican por la presencia de una De-
presión

Bibliografía
Ajuriaguerra Julian de: “Acerca de ciertas problemas planteados por el déficit operatorio en los
ancianos que presentan una demencia degenerativa en el comienzo de su evolución” -
Dentro del libro Estudios Neuropsicologicos; Las demencias II Editorial Delta; Montevideo
Uruguay, 1981
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en el Rorschach” Editorial - C.E.U.P. Dpto. de Publicaciones - Circulación Interna. Monte-
video, Uruguay 1988
Laplanche L.; Pontalis J. B.: “Diccionario de Psicoanalisis”. Editorial - Labor España 1981.
Lunazzi de Jubany, H.: “Aparte al estudio de ancianos normales de mas de 80 años de edad a través
de análisis de contenidos del Test de Rorschach Revista Uruguaya de Psicologia Tomo III
Nro 3-4, Montevideo, Uruguay 1984.
Karp David; Korosky Edgardo: “Psicogerontología: psicosomática psicoanalítica de la vejez” Edito-
rial Roca Viva Montevideo Uruguay 1998
Klopfer B.; Davidson H.: “Manual introductorio a la tecnica del Rorschach”. Editorial - C.E.U.P. Dpto.
de publicaciones - Circulacion interna. Montevideo Uruguay. 1986.

— 604 —
Instrumentos y Deterioro Cognitivo

Sindrome frontal. Escala de evaluacion


cuantitativa motora y congitivo-comportamental

Buzó, R., de Medina, O., Ventura, R., Aljanatti, R.,


Scaramelli, A., Dieguez E., Salinas D., Amorín I 

Introducción
A medida que se avanza en la filogenia, se percibe que la interacción con el me-
dio ambiente se torna más compleja. En el ser humano el repertorio comportamental se
vuelve más autónomo con respecto al medio ambiente y el organismo deja de depender
de las meras características físicas de los estímulos ambientales, para hacerse más
sensible a la relevancia de los mismos, pudiendo abstraer, conceptrualizar y jerarquizar
lo relevante de lo no relevante.
En el ser humano el sector prefrontal posibilita dichas capacidades.
Dicha zona del cerebro se encuentra ubicada como mediadora entre la infor-
mación extero e interoceptiva por un lado y el sistema límbico por el otro, posibilitando
el suceso ecológico de dirigir el comportamiento adecuado al individuo indicado en el
contexto considerado como el más conveniente en dicho momento, desarticulando aso-
ciaciones rígidas y brindando de esta manera la base neural para la opción, el cambio
y la flexibilidad.
Los procesos psicológicos que dependen de estos niveles, son los últimos en
completar su maduración durante la adolescencia.
Haciendo referencia a los aspectos neurobiológicos del comportamiento humano
y bajo una consideración anátomo-clínica funcional, podemos decir que el sector pre-
frontal del lóbulo frontal se conecta con una serie de estructuras sub-corticales organi-
zando al menos tres circuitos prefronto-subcorticales. Los mismos parten de cada una
de las tres caras y se cierran a manera de bucle. Dicho sistema organizado a manera
de red se denomina “red prefrontal” y la expresión de su patología, es llamada síndrome
de la red prefrontal.
La sintomatología que traduce su disfunción es muy vasta y está constituída por
un complejo síndrome cognitivo-comportamental que abarca varios dominios cognitivos,
centrándose mayormente en un síndrome de disfunción ejecutiva (que a su vez está
constituido por varios síntomas y signos). En cuanto al comportamiento, sus variantes
van desde el apagamiento hasta la desinhibición extrema de la conducta.
Queremos recordar que en Uruguay, fue el Prof. Carlos Chouza uno de los in-
vestigadores pioneros en este tan complejo tema y quien a su vez nos ha estimulado

 Sección Enfermedad de Parkinson y Movimientos Anormales del Instituto de Neurología. Hospital


de Clínicas Facultad de Medicina. Universidad de la República. Uruguay

— 605 —
permanentemente a profundizar en el mismo. El presente trabajo es la continuación y
finalización de una compleja propuesta iniciada por él y sus colaboradores de la sección
Enfermedad de Parkinson y Movimientos Anormales del Instituto de Neurología.

Objetivo
El objetivo del presente trabajo es comunicar la organización de una propuesta de
escala evaluatoria de disfunción cognitivo-comportamental y motora frontal.

Material y metodos
Se procedió a actualizar, agregar y reconsiderar los ítems de la escala de evalua-
ción cuantitativa del síndrome motor frontal ya conocida (escala Montevideo) enfatizan-
do aspectos del síndrome cognitivo-comportamental.
Luego de una amplia consulta de la literatura especializada en dicho tópico, se
procedió a una selección de conocidos elementos cognitivo-comportamentales origina-
dos en la disfunción prefronto-subcortical. De la escala anterior se recogieron los ítems
correspondientes a los aspectos motores y se integró el aspecto cognitivo-comporta-
mental.
Creemos que esta propuesta puede contribuir a una valoración más integral del
síndrome frontal aplicándose en diversas patologías que originan una disfunción frontal.

Fundamentación de la propuesta
Se recogieron de la revisión bibliográfica, los elementos más característicos y
reconocidos como originados por disfunción de dicho lóbulo y sus conexiones con las
estructuras sub-corticales. Los mismos se confrontaron con la experiencia de los inte-
grantes del equipo de trabajo.

SINTOMATOLOGIA GENERAL DE LA PATOLOGIA DEL SECTOR PREFRONTAL

ATENCIÓN Y PERCEPCIÓN
1) DESCENSO DEL ESTADO DE ALERTA
2) NEGLIGENCIA SENSORIAL
3)DISTRACTIBILIDAD
4) BÚSQUEDA VISUAL Y CONTROL DE LA MIRADA
5) ATENCIÓN SOSTENIDA
6) INTERFERENCIA INTERNA

MOTILIDAD
1) HIPOKINESIA
2) HIPERKINESIA

— 606 —
AFECTO Y EMOCIÓN
1)APATÍA
2) DEPRESIÓN
3) EUFORIA

MEMORIA (automática y metamemoria)


LENGUAJE
INTEGRACIÓN TEMPORAL
INTELIGENCIA
COMPORTAMIENTO SOCIAL Y EMOCIONAL

Este esquema muestra una compleja realidad y es que el síndrome frontal no es


unitario sino que puede ser dividido para su estudio en tres formas de presentación: a)
motor, b) premotor y c) prefrontal.
A su vez, si consideramos únicamente el espectro de cambios que origina la
patología prefrontal, nos damos cuenta que es muy vasto. El mismo está determinado
por el sitio de la lesión, su tamaño, la lateralización de la misma, su naturaleza, el curso
temporal desde su instalación, la edad del sujeto y quizás también los rasgos de perso-
nalidad premórbida.

Espectro sintomatologico posible


a) Pueril, profano, irascible y grandiosidad.
b) Embotamiento apático de las emociones, del manejo y del comportamiento.
c) Deterioro del juicio y del “insight” así como pérdida de la habilidad de la grati-
ficación demorada.
d) Deterioro del razonamiento abstracto, creatividad, de la resolución de proble-
mas y de la flexibilidad mental. De esta manera, se vuelven concretos.
e) Deterioro de la planificación ordenada, de la secuenciación de comportamien-
tos complejos, de la toma de decisiones estratégicas basadas en la valoración de riesgos
diferenciales. Deterioro de la habilidad de atender muchos eventos simultáneamente y
de cambios flexibles del foco de concentración de uno a otro sector así como de la capa-
cidad de comprender el contexto de una situación compleja. Deterioro de la resistencia
a la distracción y a la interferencia, de la habilidad de mantener instrucciones multi-esca-
lonadas, de la inhibición de la tendencia a responder en forma inmediata e inapropiada
y de la habilidad para sostener un comportamiento sin perseveraciones.
Clásicamente se ha hecho referencia a que todos estos elementos podían agru-
parse en dos grandes síndromes cognitivo-comportamentales a saber:

A) SINDROME DE ABULIA FRONTAL: Pérdida de la creatividad, de la


iniciativa y de la curiosidad con apatía y embotamiento emocional junto a una alteración
de la planificación comportamental basada en la cognición.
La lesión responsable asienta en la región dorso-lateral prefrontal y contiene cor-
teza heteromodal. Su presentación puede ser malinterpretada como depresión.

— 607 —
B) SINDROME DE DESINHIBICION FRONTAL: Marcada impulsividad,
pérdida del juicio, del “insight” así como de la planificación comportamental basada en el
estado afectivo. La cognición está relativamente intacta.
La lesión responsable asienta en las áreas fronto-mediales y órbito-frontal pre-
frontal y contiene corteza paralímbica.
Su presentación puede ser malinterpretada como estado maníaco.
Pero podemos profundizar aún más en la clasificación de la compleja agrupación
sindromática y es considerando la correlación anátomo-clínica referida a sus tres caras,
a saber:

Clasificacion anatomo-clinica de los sindromes prefrontales


SINDROME PREFRONTAL ORBITAL
 
1)       Trastornos atencionales (control de interferencias).
2)       Sindrome de dependencia ambiental (imitación y utilización).
3)       Hipermotilidad e impulsividad
4)       Euforia con irritabilidad
5)       Desinhibición de instintos y deterioro del juicio moral
6)       Sociopatía criminal
7)       Perseveraciones

— 608 —
Las lesiones responsables del sub-síndrome originado por afectación de esta re-
gión es la que figura pintada en color verde.

SINDROME PREFRONTAL MEDIAL

 
1)       Dificultad en la iniciación del movimiento del brazo, ojos y dificultades en el lenguaje
2)       Hipokinesia o akinesia y mutismo akinético
3)       Catalepsia
4)       Apatia

Las lesiones responsables de dicha sintomatología asientan regularmente en


la región anterior.

SINDROME PREFRONTAL DORSO-LATERAL


 
1)       Trastornos atencionales (atención intensiva y selectiva)
2)       Posible negligencia visuo-espacial (alteraciones de la mirada)
3)       Sindrome disejecutivo (Atención, working memory, planificación).
4)       Alteraciones del lenguaje (afasia prefrontal y fluencia verbal).
5)       Perseveraciones
6)       Apatía
7)       Depresión

— 609 —
El eje descriptivo de la sintomatología de esta región es la disfunción ejecutiva.
Una aproximación a la misma nos permite considerar que es un “set” de capacidades
multi-compartimentadas del mas alto nivel y que sirven al propósito de adecuar la inte-
racción del individuo con el medio ambiente, coordinando las capacidades cognitivas
básicas y la emoción así como regulando y organizando respuestas comportamentales.
Dicha disfunción incluye un grupo de síntomas y signos que fue intento de clasificación
por parte de la Sociedad Americana de Neurología en el año 2002 y es como sigue:

Clasificación de los signos de disfunción ejecutiva

Según la Academia Americana de Neurología 2002

SIGNOS POSITIVOS:

A) Deterioro en la toma de decisiones

B) Distractibilidad

C) Emoción inestable

D) Desinhibición social

E) Perseveración

F) Impulsividad

G) Hiperfagia

SIGNOS NEGATIVOS:

A) Iniciación limitada del comportamiento

B) Deterioro de las respuestas de orientación

C) Emoción restringida

D) Empatía deficiente

E) Falta de planificación

F) Fracaso en completar las tareas

G) Anosognosia

En cuanto a las consideraciones anátomo-clínicas de la disfunción ejecutiva po-


demos decir que la misma puede originarse por lesiones con diferente distribución geo-
gráfica cortical cerebral, a saber:
a) CORTEZA PREFRONTAL
b) REDES FRONTO-ESTRIATALES
c) REGIONES TEMPORO-PARIETALES (sobre todo a derecha)

— 610 —
Acá podemos hacer dos consideraciones:
a) La disfunción ejecutiva aislada y/o severa casi siempre apunta a disfunción en
el cortex prefrontal.
b) La disfunción por daño en áreas no prefrontales (síndrome de la red prefrontal)
tiende a ser leve y aparece en el contexto de otros déficits cognitivos.
La disfunción ejecutiva puede observarse entonces por lesiones tanto a nivel del
lóbulo frontal (en diferentes lugares lesionales) o fuera del mismo como ser estructuras
sub-corticales y es por lo que la misma puede ser sub-dividida en cuatro tipos, a saber:

Diferentes sindromes disejecutivos


A) Sindrome órbito-frontal: Empobrecimiento de la toma de decisiones en lo so-
cial. Dependencia ambiental.
B) Sindrome dorso-lateral: Deterioro de la toma de decisiones, deterioro de la
Working Memory y disfunción de la memoria por sindrome disejecutivo.
C) Sindrome medial-cingulado: Akinesia, mutismo y apatía.
D) Sindrome disejecutivo sub-cortical: Pensamiento enlentecido, apatía y deterio-
ro en la toma de decisiones.

Al grupo de trabajo de la sección nos ha interesado en forma particular, la pre-


sencia de disfunción ejecutiva en varias de las patologías sub-corticales, por lo que
exponemos a continuación una lista revisada de diferentes etiologías a dicho nivel de
afectación.

Etiologias del sindrome disejecutivo subcortical:


a) Por enfermedad de la sustancia gris:
1) Enfermedad de Parkinson
2) Enfermedad de Huntington
3) Parálisis supranuclear progresiva
4) Enfermedad de pequeños vasos
5) Enfermedad de Wilson

b) Por enfermedad de la sustancia blanca:


1) Enfermedad de pequeños vasos
2) Esclerosis múltiple
3) Inmuodeficiencia adquirida
4) Hidrocefalia normotensiva
5) Encefalopatía de Biswanger

Lo importancia de todas estas consideraciones radica en que la escala que pasa-


remos a exponer, mantiene la organización básica de la mayoría de sus ítems y puntua-
ciones con excepción de los primeros dos ítems (sindrome cognitivo y síndrome com-
portamental) que fueron organizados en base a una extensa revisión junto a experiencia
clínica del grupo de trabajo. También hubo una modificación realizada en cuanto a la
consideración de la incontinencia urnaria (con respecto a la escala anterior).

— 611 —
Resultados
ESCALA DE VALORACION CUANTITATIVA DEL SINDROME FRONTAL
(Basado en los aspectos cognitivo-comportamentales y motores)

I) Síndrome cognitivo:
1) Distractibilidad. Leve dificultad para programar las actividades del diario vivir
con descenso de la productividad y ejecutividad. Leve fracaso en la toma de decisiones.
Planificación inadecuada. Descenso de la creatividad, iniciativa y curiosidad. Disminu-
ción de la iniciativa verbal.
2) Deterioro evidente en la toma de decisiones, falta de planificación, fracaso en
completar las tareas. No puede programar la preparación de los alimentos así como de
otras actividades que requieren planificación en el diario vivir (fracaso en las actividades
intrumentales). Anosognosia leve. Pérdida del hilo conductor del discurso.
3) Alteración del juicio social e importante abandono personal y ambiental Impor-
tante desocialización asociada a déficits éticos y morales.
Anosognosia severa. Desocialización total. Totalmente dependiente de un cuida-
dor primario.

II) Sindrome comportamental.


1) Jocosidad inapropiada. Inhabitual exceso de confianza. Risas y comentarios
desencajados. Esporádicas conductas de desinhibición social y sexual. Apatía, desinte-
rés, falta de espontaneidad. Embotamiento emocional. No está desocializado.
2) Labilidad emocional, marcada apatía, inmotivación, falta de voluntad o humor
expansivo, marcada impulsividad, auto y hetero-agresividad. Comportamiento pueril.
Conductas ritualisticas, repetitivas e idiosincrásicas.
3) Elementos de dependencia ambiental. Falta de reactividad al ambiente con
aspecto estuporoso. Mutismo akinético. Carfología, vagabundeo tranquilo o ansioso y
conductas repetitivas. Conductas esfinterianas anormales.
Estereotipias. Ecolalia. Hiperoralidad, desinhibición sexual, agresividad. Total-
mente dependiente de un cuidador primario.

III) Aquinesias.
1) Moderada hipoquinesia con disminución de la iniciativa motora.
2) Hipoquinesia de grado mediano. Marcada reducción de la iniciativa motora.
Hipomimia evidente.
3) Sin actividad motora voluntaria ni automática. Amimia.
Escasa o nula respuesta motora frente al estímulo nociceptivo.

IV) Distonía oposicionista.


1) Solo distonía provocada (signo del arrollamiento o signo de Leri).
2) Distronía de grado mediano al movilizar pasivamente.
3) Distonía intensa. Actitudes catatónicas.

V) Prehensión palmar.
1) Tendencia a la respuesta de prehensión la cual puede aparecer o no con Ca-
rácter variable.
2) Prehensión evidente con estímulo táctil y forzada.
3) Prehensión con imantación frente al estímulo táctil y visual.

— 612 —
VI) Prehensión plantar.
1) Respuesta tónica en flexión frente a la prehensión plantar.
2) Prehensión plantar.
3) Prehensión plantar forzada. Puede existir seguimiento o imantación.

VII) Reflejo oral.


1) Respuesta tipo Toulousse Vourpass
2) Respuesta en succión por estímulo táctil y prehensión (prehensión oral).
3) Respuesta con succión frente a estímulos visuales con movimientos cefálicos
de seguimiento (imantación oral por estímulo visual).
Presencia de respuestas orales marginales.

VIII) Reflejo palmo-mentoniano.


1) Respuesta positiva de intensidad moderada (puede verse en normales)
2) Respuesta evidente. Se aprecia moderada contracción espontánea de múscu-
los mentonianos (incluso con estímulo no doloroso).
3) Marcada contracción espontánea de los músculos mentonianos. El estímulo de
la palma de la mano acentúa la contracción.

IX) Iteración motora-Conducta motora prensil.


1) Iteracción motriz de grado moderado. Actividad prensil provocada de grado
moderado y espontánea esporádica.
2) Iteracción motriz de grado mediano. Actividad prensil provocada con facilidad y
también espontánea de menor entidad.
3) Iteracción motriz mantenida. Conducta motora prensil casi permanente.

X) Trastornos de la estática y de la marcha.


1) Dificultad de inicio de la marcha y en menor grado durante la misma.
2) No puede caminar solo. Tendencia franca a la retropulsión. Adherencia eviden-
te al piso.
3) No mantiene estática sin ayuda debido a marcada retropulsión.

Resumen
Luego de una extensa revisión y actualización de la literatura internacional res-
pecto de la patología del lóbulo frontal, se procedió a completar la escala de evaluación
cuantitativa motora y cognitivo-comportamental del lóbulo frontal ya conocida (escala
Montevideo). Dicha escala consta de 10 ítems con tres puntuaciones cada uno, totali-
zando 30 puntos.

Conclusiones
Al considerar que el lóbulo frontal en su sector prefrontal se constituye en un “ver-
dadero centro” organizador de la vida de relación del ser humano, una amplia actualiza-
ción temática mostró que una escala de valoración cuantitativa del lóbulo frontal no po-
día dejar de considerar ítems referente a las capacidades cognitivo-comportamentales.

— 613 —
Bibliografia
Buzó R, Caamaño J.L., Scaramelli A., De Medina O., Fernández A., Aljanati R., Romero S., Chouza C.
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— 614 —
Instrumentos y Deterioro Cognitivo

La funcionalidad de los reconocimientos sensoriales


como indicador biológico en la detección del
proceso de dementización llamado alzheimer

Sastre SR; Sosa C; Ojeda A.C., Stehle, NR

Resumen
INTRODUCCIÓN: La funcionalidad de los sistemas de reconocimiento en los
nueve canales sensoriales es un aspecto clave en el proceso de instalación de la de-
mentización tipo alzheimer, ya que precisamente en su pérdida comienza la posibilidad
del daño cerebral futuro. OBJETIVO: utilizar las pruebas desarrolladas para detectar la
funcionalidad de los sistemas de reconocimiento sensorial para el diagnóstico precoz
y consolidado de la dementización tipo alzheimer. METODOLOGÍA: se aplicaron las
pruebas de reconocimiento sensorial en los nueve canales en personas con diagnóstico
médico explícito o implícito como alzheimer que requirieron una consulta confirmatoria
en nuestro centro. Simultáneamente se analizaron sus comportamientos en las activi-
dades de la vida diaria en forma directa en sus domicilios o referidos por sus familiares
más allegados. RESULTADOS: alrededor del 40 % de los casos con diagnóstico médico
de alzheimer no respondieron a la tipología de comportamientos y respuestas de reco-
nocimiento sensorial propias del alzheimer, sino a envejecimiento normal, patologizados
como tales. De los propiamente casos, todos presentaron al menos dos sistemas disfun-
cionales en sendos canales y parcialmente en un tercero, y el grado de avance del pro-
ceso, luego de la fase oscilante inicial, se muestra como correlacionado con un mayor
número de sistemas de reconocimiento afectados, y ello es consistente con el análisis
de los comportamientos que responden a la tipología del alzheimer. CONCLUSIÓN:

 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre


Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina.
Silvana Raquel Sastre, estudiante de postgrado, Acompañante Terapéutica, miembro del grupo
de investigación e intervenciones profesionales Proyecto Alzheimer Argentina. Co autora de nu-
merosas presentaciones en congresos nacionales, internacionales y mundiales en 2006 y 2007.
silvi0627@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. hogarmodelo@yahoo.com.ar
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. alicarojeda@yahoo.com.ar
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. nestorkine@hotmail.com

— 615 —
Las pruebas de reconocimiento sensorial se presentan como el indicador biológico más
firme y accesible tanto para la detección precoz del alzheimer como para el diagnóstico
de estado consolidado, luego de la fase oscilante inicial.

Palabras clave: alzheimer, envejecimiento normal, reconocimientos sensoriales,


diagnóstico diferencial.

Introducción

La teoría Psicosocial Neuro Sensorio Desintegrativa del Proceso de


Dementización Tipo Alzheimer
La base conceptual del presente trabajo es la Teoría psicosocial neuro sensorio
desintegrativa de las dementizaciones crónicas progresivas, llamadas alzheimer. En ella
se establece que estas dementizaciones se inician en adultos y adultos mayores aso-
ciadas por lo general con pérdidas personales muy significativas con déficit de afronta-
miento, lo que marca el inicio del aislamiento familiar y social, y la posterior fijación de la
atención en el deseo de muerte o algún equivalente (estar de más, absoluta inutilidad,
constituir sólo una carga, etc.). Esto desencadena fallos en el mecanismo de reconoci-
miento asociado a cada uno de los nueve sentidos por medio del conocido bloqueo que
utilizamos para priorizar la recepción, pero extremista en estos casos. Por ser dicho me-
canismo de reconocimiento esencial y previo para todas las actividades de la vida diaria
y del pensamiento, ello acarrea las conocidas afectaciones de comportamiento que se
dan en estas dementizaciones: dificultad para recuperar hechos o pensamientos recien-
tes, desorientación espacial (Sánchez, 2004; Festa-Martino, 2004), tropiezos, descono-
cimiento de familiares, fallas en el olfato y otros sentidos, etc. (Norés, 2000; Sánchez,
2006). La persistencia en el bloqueo sobre los sistemas de reconocimiento de los nueve
canales sensoriales (visión, audición, equilibrio, ubicación y desplazamiento espacial,
gusto, olfato, percepción corporal, tacto y sentido de lo extraño o de la familiaridad)
provoca al prolongarse en el tiempo la no estimulación a las neuronas involucradas, la
pérdida de sinapsis y a la larga la muerte neuronal, con la consiguiente acumulación de
proteínas amiloides, que también se produce por otros hechos normales. El mecanismo
utilizado para ese aislamiento activo o encapsulamiento en realidad está disponible en
la fisiología sensorial normal, ya que nos concentramos para atacar más certeramente,
o en la preparación para la defensa, pero en este caso la recurrencia a él termina siendo
absoluta sin responder a una necesidad externa que lo demande. En adultos muy ma-
yores puede no presentarse aquel perfil de riesgo previo, sino que aparece una pérdida
de la motivación vital (entregarse en el lenguaje popular de todas las etnias y culturas),
pero por fin el mecanismo utilizado para aislarse es el mismo. No es una enfermedad,
no tiene que ver con el envejecimiento biológico, no es genético, centralmente es un
problema de la atención y no de la memoria, y no es irreversible. Si bien no se origina por
problema orgánico alguno en el cerebro, termina desintegrándolo, pero esa propiedad
permite realizar acciones para la recuperación de la normalidad, en especial en el inicio
del proceso. (Sánchez, 2004; 2006, 2007).

— 616 —
Los sentidos. Sus componentes.
Los sentidos son capacidades especiales naturales que permiten una comuni-
cación con el mundo exterior y con nuestro cuerpo en forma interactiva. Contamos con
la posibilidad de recibir estímulos de tres tipos: químicos, eléctricos y mecánicos, pro-
venientes el exterior y de nuestro propio cuerpo. Todos los sentidos tienen una compo-
nente periférica involuntaria y otra central y voluntaria, que constituyen el sistema de
reconocimientos sensoriales

Metodología
Para poder determinar la funcionalidad del sistema de reconocimiento sensorial
es necesario desarrollar una metodología diagnóstica basada en pruebas que se apli-
carán en personas con desarrollo normal y también en personas dementizadas. Cabe
señalar que la experiencia indica que los sistemas de reconocimientos están afectados
en la dementización. Las pruebas de funcionalidad se indican a continuación:
Visión: se enciende un foco relativamente fuerte en dirección al rostro de la per-
sona y se observa su reacción. Si hay parpadeo, cierre de los ojos o desviación reactiva
del rostro, ello significa que el canal sensorial está intacto. Luego se le acerca la foto de
un ser querido, el dibujo que le hizo la nieta o de un rostro muy conocido por él, y la falta
de reacción indica alteración del sistema de reconocimiento asociado a dicho canal.
Audición: en la dirección de un plano a 90 grados del que pasa por el cuerpo de
la persona se deja caer un recipiente metálico al piso de granito, baldosa o cerámica y se
observa la reacción. Si la hay en dirección al origen del ruido, ello denota integridad del
sistema auditivo. Luego se le hace escuchar la voz de su pareja, de su hija o de alguno
de sus nietos (si correspondiese) o de quien acompaña a la persona, y se atiende su
reacción. Si no hay tal reacción y la persona permanece impertérrita, debe presumirse
bloqueo del sistema de reconocimiento correspondiente al canal auditivo.
Gusto: Se da de probar a la persona un trozo de un vegetal extremadamente
amargo o agrio y si su reacción es de rechazo franco, es indicativo de integridad del
canal periférico. Luego se le da una gustosa gelatina con neto sabor frutal y luego de
algunas cucharadas se le cambia por otra sin sabor alguno. La falta de reacción frente
al cambio denota bloqueo de la red neuronal de reconocimiento asociada a ese canal
sensorial. Es algo muy frecuente en el inicio del proceso de dementización crónica pro-
gresiva.
Tacto: Se le acerca a la mano la superficie helada de una cubitera o se le vierte
un chorro de agua caliente y si la reacción es de retirarla, ello hace presumir que el ca-
nal periférico táctil está íntegro. Luego se le acaricia una parte del cuerpo que no pueda
acceder con la vista, y la falta de reacción es de presumir que se debe a una falla de
reconocimiento de los estímulos que llegan por ese canal.
Olfato: Se recurre a un recipiente conteniendo un poco de alcohol, amoníaco,
acetona u otro líquido de olor muy penetrante. Colocado frente a las fosas nasales de la
persona se observa su reacción, que si es de rechazo denotará el buen funcionamien-

 Existen innumerables, pero las que podemos encontrar en cualquier tienda de vegetales son el
limón, el pomelo, el caqui no maduro, cortes de cebolla o de ajo, etc. Las hojas de ajenjo, por su
extremo amargor, son óptimas porque además son desconocidas para la gran mayoría de los
pacientes.

— 617 —
to del canal periférico olfativo automático. Si luego se le pone en la mano su perfume
favorito, o del que pueda disponer la enfermera o el profesional actuante y se le acerca
a olerlo. La falta de reacción hace presumir el bloqueo del sistema de reconocimiento
respectivo.
Equilibrio: Se hace caminar a la persona en la dirección de un escalón descen-
dente y se observa la reacción cuando el pie no encuentra la superficie donde apoyarse
(vacío). Si se detiene y retrocede o lo intenta, ello refleja que el sistema automático está
viable. Luego se le hace caminar por una superficie levemente en ascenso, como las
dispuestas para personas con capacidades diferentes, y si se observa que no reacciona
frente al plano inclinado y tiende a tropezar, es posible una falla en el reconocimiento
en ese canal. La disfuncionalidad de este reconocimiento sensorial ocasiona tropiezos y
caída con una frecuencia muy superior a la normal, que es lo que habitualmente refieren
los familiares.
Percepción corporal: Se hace sentar a la persona y se le coloca un pie cruzado
con el otro y hacia atrás, y luego se lo incita a levantarse. Si al intentar hacerlo no despla-
za primero el pie que ha sido cruzado, puede suponerse que no reconoce la posición en
que se encuentra el mismo, por lo que el reconocimiento corporal está bloqueado. Con
la mano colocada sobre la mesa, se simula colocar algo en el mismo lugar, y si retira la
mano puede presumirse integridad de dicho reconocimiento sensorial.
Sentido de lo extraño (o de la familiaridad): El mantenimiento de la capacidad
automática para dirigirse a una abertura con o sin puerta, que es un patrón muy primario
(respuesta automática de este sentido), contrasta con la incapacidad para reconocer
una fotografía de un monumento u objeto popular (la Torre Eiffel, las pirámides de Egip-
to, etc.), o de un personaje público (actor, político, etc.).
Ubicación y desplazamiento espacial: La referencias familiares orientan cla-
ramente sobre la funcionalidad o no de este tipo de reconocimiento. Puede probarse
preguntándole a la persona, si ello es posible, dónde queda el servicio o el teléfono, y la
reacción física de respuesta o no permite obtener la información buscada. También in-
terrogando a los familiares de la persona puede colegirse al menos si el reconocimiento
falla por referencias de extravío en la calle o de movimientos o desplazamientos fallidos
en el hogar. En ocasiones la persona sabe dirigirse “automáticamente” al servicio sanita-
rio (debido a que la motivación fisiológica remite a un patrón de reacción de los albores
de la socialización), pero es incapaz de reconocer otros lugares de su domicilio o bien
se extravía al salir de él.
A partir del momento en que se comenzó a efectuar diagnósticos vía Internet
fue necesario preparar protocolos para que los propios familiares, con una adecuada
instrucción previa, efectuaran las pruebas. Se desarrollaron así dos protocolos, uno en
castellano y otros en inglés, que son los siguientes:

Versión en ingles:
Vision: it recognizes the people who knew well? Hearing: it reacts his favorite songs
in front of? Taste: it continues appreciating the taste of the meals that it appreciated?
Sense of smell: it continues detecting and appreciating scents that were to him pleasant?
Balance: One falls or it encounters frequently? Direction and space displacement: she

 Si el reconocimiento está viable, la persona primero identifica dónde se encuentra el pie y luego
lo coloca en forma favorable para su uso.

— 618 —
lost in the street, in the house or in the great stores? Body perception: it retires the foot
when it sees that somebody would encounter over it? Sense of the familiarity: it recog-
nizes a photo of the Eiffel tower, the Roman Coliseo, the Golden Gate, Brooklyn´s gate
or an Egyptian pyramid? Tact: it feels the smooth heat or the smooth cold, or responds to
a caress although it does not see it?

La versión en castellano es la siguiente:


Visión: reconoce a las personas que conocía bien.
Audición: reacciona frente a sus canciones favoritas?
Gusto: sigue apreciando el gusto de las comidas que apreciaba?
Olfato: sigue detectando y apreciando olores que le fueron agradables?
Equilibrio: Se cae o tropieza con frecuencia?
Orientación y desplazamiento espacial: se pierde en la calle, en la casa o en las
grandes tiendas?
Percepción corporal: retira el pie cuando ve que alguien tropezaría con él?
Sentido de la familiaridad: reconoce una foto de la torre Eiffel, del Coliseo Roma-
no, del Golden Gate, del puente de Broklyn o de una pirámide egipcia?
Tacto: siente el calor suave o el frío suave, o responde a una caricia aunque no
la ve?

Resultados
En el periodo octubre 2006 a agosto 2007 se han realizado 20 pruebas de recono-
cimiento sensorial en los lugares de residencia de las personas, y otras 40 se considera-
ron equivalentes a las anteriores con datos e informaciones brindadas por sus familiares
para cada uno de los sentidos, y otras 7 se efectuaron vía Internet en consultas efectua-
das en España, Costa Rica, Inglaterra y Estados Unidos. Lo que surge posteriormente
es que los casos de envejecimiento normal no presentan fallas de reconocimiento, y si lo
hacen, una estimulación débil revierte la situación. En cambio ya en el período inicial os-
cilante las disfuncionalidades de reconocimientos son claras en aquellas personas que
han comenzado una dementización, y que al parecer la cantidad de canales afectados
guarda relación con el tiempo en que ha transcurrido dentro del proceso, aun cuando
pueden presentar salidas eventuales o esporádicas de él. Estos hallazgos (Sánchez,
2004; 2005; 2006) fueron confirmados recientemente (Pentzek, 2007). En los casos
muy avanzados, la disfuncionalidad de los reconocimientos es prácticamente total. En el
seguimiento posterior, los casos de envejecimiento normal al menos en el período de 3
años no afectan el sistema de reconocimiento sensorial, y los casos que efectivamente
son dementizaciones no sólo mantienen las disfuncionalidad sino que por lo general se
van afectando otros sentidos además de los detectados inicialmente.

Conclusión
Las pruebas sensoriales, orientadas a detectar disfuncionalidad de los recono-
cimientos sensoriales en los nueve canales, concurren a diagnosticar con precisión y
especificación la demencia del tipo alzheimer, toda vez que esas fallas son propias del
proceso, y consecuencia de la concentración de la atención en el deseo de muerte y la
parálisis psicológica que ello ocasiona en las personas. Tienen la ventaja de que son

— 619 —
independientes de la participación voluntaria o no de las personas, al menos en gran
medida (aunque no se descarta falseamiento en las respuestas), y pueden realizarse en
sus propios lugares de residencia o en los centros ambulatorios u hogares de día. Son
relativamente simples, y una corta capacitación puede permitir su uso por los propios
familiares o por los profesionales que habitualmente reciben este tipo de problemática
de la salud.

Referencias bibliográficas
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bloqueo perceptivo precursores de la desintegración de las funciones cerebrales (Alzhei-
mer). Revista Española de Geriatría y Gerontología, 2004, 39(6):353-404.

— 620 —
Aportes sobre las Demencias

El des-velamiento de un hipotético mecanismo


de la recuperación de eventos vividos a partir
del fenómeno “alzheimer”

Martínez G.A.; Gómez Salgado J.; Molina Ruiz D.; Sánchez L.M.

Resumen
INTRODUCCIÓN: Las experiencias en relación al proceso demencial tipo alzhei-
mer aplicando la teoría psicosocial neuro sensorio desintegrativa ha permitido vislum-
brar una concepción distinta sobre la llamada memoria. Las pistas han sido la fragilidad
de la recuperación de eventos recientes versus el sostenimiento de la capacidad de
hacerlo con eventos del pasado, y el mecanismo de reconocimiento sensorial y su afec-
tación. METODOLOGÍA: Desarrollo de un modelo de red sensorio-neuronal, que refleja
la estructuración en el cerebro de los eventos vividos y en la cual participan inexorable-
mente neuronas del sistema de reconocimiento sensorial. Cotejamiento del modelo con
los hechos, tanto en individuos con desarrollo normal como en individuos dementizados,
retroalimentando con las experiencias recuperadas. La dependencia de la “memoria”
con la atención y antes de ello de la motivación, precedida por las pulsiones biológicas o
psicológicas en el marco de un estado básico estructural y funcional de alerta. RESUL-
TADOS: el modelo de red neuronal con neuronas centrales de los sistemas de reconoci-
miento permite explicar la relación entre eventos con alta estimulación (p. ej. la puerta de
calle de nuestra casa de la infancia) y la perdurabilidad de la retención del mismo, como
ocurren entre los dementizados tipo alzheimer y en general lo que se llama episódico y
procedimental, así como la fragilidad de recuperación de eventos recientes, pero no así
lo semántico, para lo cual será necesario introducir hipótesis complementarias, como
que todo lenguaje está estructurado sobre taxonomías sensoriales. CONCLUSIONES:

 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre


Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina.
Gisela Anahí Martínez. estudiante de postrado, Acompañante terapéutica, integrante del grupo de
investigación del Proyecto Alzheimer Argentina, coautora de dos trabajos publicados en la Revista
de Psicogerontología y numerosas presentaciones en congresos nacionales, internacionales y
mundiales entre 2006 y 2007. gamartz@gmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. jgsalgad@gmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. diegomolinapf@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. stopalz@gmail.com

— 621 —
del trayecto estado básico de alerta, pulsión-motivación, atención, articulación senso-
rial-motora para el acto, grabación en red neuronal única, reforzamiento, recuperación
(memoria), sólo podemos explicar la recuperación de lo no abstracto a partir de la red
neuro sensorial básica.

Palabras clave: memoria, red neuro sensorial, memoria reciente, memoria an-
terógrada.

Introducción
Los problemas de memoria se asociaron tan fuertemente a la instalación del fe-
nómeno alzheimer que prácticamente hoy constituyen casi sinónimos en el imaginario
colectivo. Sin embargo, los problemas de retención de eventos recientes (memoria re-
ciente), o el refrescamiento de eventos del pasado en que la persona de cierta manera
estuvo involucrado (memoria anterógrada), no es en modo alguno un problema indica-
tivo del llamado alzheimer, y ni siquiera de los adultos mayores, como veremos más
adelante. Ya esto es un botón de muestra de lo difícil que será esta exposición.
A lo largo de los años de estudio de casos de alzheimer y comparando con el
envejecimiento normal, un conjunto de fenómenos que se dan en ambos procesos fue-
ron minando el concepto de que la memoria es una entidad en sí, un mecanismo o un
recipiente estructurado independiente del individuo y de las circunstancias, escenarios
y factores en que éste se desenvuelve. Así por ejemplo, un individuo dementizado no
mantiene para nada íntegra su “memoria anterógrada”, sino que simplemente puede
reconocer, vivenciar como actuales, emocionarse, o dar un lujo de detalles de algunas
escenas o actos de su pasado lejano. O puede recordar haber visto por la TV cómo
mataron a John Kennedy, en el extremo de involucramiento muy menor. Si pasa por el
frente de su casa de la infancia, dirá con seguridad que allí vive, aunque ese frente no lo
viera desde hace 60 años. Pero no recordará que el maestro de séptimo le puso un cero
en historia y estuvo llorando tres días por ello, por ejemplo. Y por supuesto no recordará,
y casi nadie, joven o viejo lo hace, eventos banales del pasado, incluso de un pasado
relativamente reciente. La razón, la clave, es simple: sólo se recuperan eventos en que
se ha participado y que están cargados de emotividad, que en términos biológicos quiere
decir en que han participado muchos sentidos y con una gran carga de estímulos sen-
soriales. Son eventos en que han participado muchos sentidos y que se repitieron una y
otra vez (como entrar a nuestra casa de la infancia) y por lo tanto muy reforzados, me-
canismo descubierto por un estudiante a mediados del siglo pasado (reinforcement). O
un evento único pero con un grado superlativo de estimulación sensorial, como aquella
vez que zamarreamos a la muñeca y le voló la cabeza. Pero obviamente también hay
otros eventos con las mismas propiedades emocionales que son bloqueados. Se ha
estudiado (Starskstein, 2005), por ejemplo, que la disminución de la que llama memoria
anterógrada verbal se encuentra asociada significativamente con la disminución de la
memoria autobiográfica, y sugiere una trayectoria común a ambas.
Todas estas nuevas miradas sobre la llamada memoria, la convierten en algo
tan relativo como nosotros mismos. O en otras palabras, en realidad la memoria somos
nosotros, simplemente. Pero si se quiere mantener el concepto de entidad en sí y de
recipiente pasivo en el cerebro, entonces hay que caer necesariamente en una intermi-
nable taxonomía de memorias: memoria reciente, anterógrada, semántica, visual, visuo-
espacial, auditiva, verbal, episódica, procedimental, autobiográfica, de trabajo, remota,

— 622 —
terciaria, secundaria, primaria, explícita, implícita, operativa, y así siguiendo, y con la
ayuda de Uds. Podríamos llegar a 30 categorías o más.
Primera conclusión: podría manejarse la hipótesis de que lo que se llama memo-
ria es la recuperación en la consciencia de una escena o acto a partir de la ecuación
sensorial y motora que la ha conformado con nuestra participación activa (bajando más
o menos los umbrales sensoriales para permitir que entren más o menos estímulos).
En otro lenguaje, se puede decir que toda memoria es emocional y propia, es memoria
autobiográfica de tantas categorías como historias diferentes hemos vivido.
Y ahora vayamos a analizar e fenómeno asociado tan frecuentemente al alzhei-
mer como es la supuesta pérdida de la memoria reciente. Todo ocurre como si efectiva-
mente ocurre tal cosa: parece que no recuerdan ni siquiera lo que acaban de preguntar
que vuelven a repetirlo, parece que no recuerdan lo que se le ha respondido que vuelven
a reclamarlo, parece que no recuerdan dónde han dejado esto o aquello, que luego de
accionar la llave de la cocina hay que arrimar un fósforo, y así siguiendo. Y traigamos
a cuento un estudio, realizado en Israel con un grupo de personas alzheimerizadas, en
oportunidad del asesinato de Isaac Rabin, el primer ministro, líder nacional y carismático
como pocos, cuando estaba arribando a la paz con los palestinos y con Siria a cambio
de ceder la Transjordania, el emblemático Golán y Gaza. Pues al día siguiente, a los
tres días, a la semana, al mes, a los tres meses, todos los alzheimerizados recordaban
perfectamente el evento.
Se han descrito (Ferrari, 2006), en presentaciones sobre la aplicación del proto-
colo para la recuperación de casos de alzheimer de acuerdo a la teoría psicosocial de
esta dementización (Sánchez, 2006-07), que implican una elevación de la atención y la
autoestima, que las personas recuperadas recuperan la llamada memoria reciente. En
primer lugar recordaban perfectamente a las profesionales que habían intervenido en
las intervenciones una semana después, un mes después, tres meses después y así
siguiendo. Hipótesis obvia: la recuperación de un evento reciente depende de la aten-
ción que se ha puesto en él, y con ello la facilitación del acceso del torrente de estímulos
sensoriales. Este enunciado ya es una petit théorie del atteint inhabituel (pequeña teoría
de alcance inusitado) y no sólo una mera hipótesis y es una de las herramientas teóricas
que usamos para recuperar la capacidad de memoria de las personas normales, no
demenciadas: no hay memoria sin atención.
No obstante, se han realizado algunos estudios en base a vislumbrar una co-
nexión entre el déficit de reconocimiento visual de origen atencional, y presuponiendo
que otra componente de dicho déficit se origina en la memoria (Alescio-Lautier, 2007), y
se ha estudiado de qué manera la atención está afectada específicamente en el Alzhei-
mer (Silveri, 2007).
Pero también para responder a ese tipo de interrogantes que surgiera en el es-
tudio israelí se ha acuñado una nueva categoría de memoria, que es la memoria públi-
ca. La taxonomía, como ustedes saben, es muy útil para la clasificación de animales,
plantas y piedras, siempre ha resultado muy tentador como método para encasillar los
problemas mentales simulando que hay un entendimiento detrás.
La cuestión del complejo atención/memoria se profundiza: en realidad lo que ocu-
rre en el alzheimer es centralmente un problema con la atención, y ya nos vemos obliga-
dos a enunciar de que ello ocurre porque se ha producido una fijación de la atención en
el deseo de muerte. Como el objeto de la atención es una entidad abstracta, todo ocurre
como si se produjera una parálisis psicológica frente a la realidad. La muerte paraliza, no

— 623 —
les permite respuesta alguna porque no lo desean, y porque además no es una decisión
de muerte. La realidad queda congelada, se queda sin tiempo.
La priorización muy marcada de la atención sobre un objeto, como en este caso, y
el subsecuente bloqueo de la atención en otros focos, es un mecanismo biológico básico
que favorece la supervivencia de la especie: si estamos frente a un tigre, bloqueamos el
que haya hermosos pajaritos de colores revoloteando detrás. Sobre esto son expertos
los carteristas de ómnibus urbanos de pasajeros y trenes repletos: uno de ellos arremete
a la víctima, que entonces concentra su atención en él para defenderse, y en ese mo-
mento el otro le saca la billetera o le corta la tira de la cartera a la mujer.
Pero si la “memoria” depende de la atención, ¿de qué depende ésta, ya que es
claro que ésta no es una entidad en sí, por universal vivencia personal cotidiana? Enton-
ces armemos la cadena completa, al menos hasta donde hemos llegado hoy:
Todo comienza con la percepción del faltante, del vacío, de la tensión ineludible
sea física o psicológica (con o sin connotación negativa), de la necesidad, de la curiosi-
dad, del instinto alertado,


se plasma como deseo


se ordena como pulsión para la satisfacción


se prioriza sobre competidores simultáneos ↔ se fijan los umbrales sensoriales


se focaliza la atención


se integran paquetes sensoriales (que acarrean la lógica operativa por cotejamiento
con lo que ya está cargado como experiencia previa) y motores que llevan a la realiza-
ción del acto


Se realiza el acto o el pensamiento


Se graba en el cerebro esa combinación única de sentidos actuantes y sus nive-
les de excitación y en la secuencia temporal que da el movimiento


Se recupera (memoria) por reaparición en la consciencia de esa combinación
única de sentidos actuantes, o una combinación parcial que la remeda

— 624 —
En este modelo, a fin de poder extender el mismo al pensamiento, una hipótesis
complementaria sería que el lenguaje, sobre el cual se impronta el pensamiento, es en
realidad una combinación de percepciones sensoriales. O más finamente, cada palabra
es una combinación única de vibraciones sensoriales (auditivas, visuales, táctiles, etc.),
cada conjunción de palabras también lo es.
Recientemente Rapp (2005) avanzó sobre la posibilidad de utilizar el déficit de
atención y funciones ejecutivas relacionadas para la detección precoz del alzheimer.
Mucho no se ha podido desarrollar esta línea, habida cuenta de que también en el en-
vejecimiento normal se presenta el problema de la atención (distracción), que además
si bien obviamente no tiene un pronóstico de la gravedad del alzheimer, constituye un
problema de mayor dimensión cuantitativa que lo que se da en el propio alzheimer, y que
si bien no es letal, incapacita muchas veces a un nivel difícil de sobrellevar.
En conclusión, el modelo de memoria como narración del yo sensorial se corres-
ponde mucho mejor con los hechos, y en particular con lo que ocurre en las dementiza-
ciones crónicas progresivas.

Conclusiones
Si la memoria es esencialmente sensorial, y lo que captamos depende de la aten-
ción puesta, cuya vinculación con la voluntad es indudable, entonces no es posible un
análisis de aquella sino en el marco de la complejidad del yo en la realidad. Es decir,
su absoluta relativización, su atomización. Lo que nos obliga a cambiar los términos y
el lenguaje: pasamos a estudiar las condiciones en que un individuo dado en un
escenario dado, bajo ciertas circunstancias y factores, recupera en su conscien-
cia su participación en eventos en que ha estado involucrado en más o en menos.
Nos vemos obligados a desestimar la posibilidad de que una entidad (alguna de las
tantas categorías en que se ha dividido la memoria), tenga carácter universal, porque ha
adquirido la complejidad del yo-realidad-instante-yo. Podría decirse que las supuestas
entidades puntuales (categorías de memoria), integradas al todo, se disuelven.

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sistema de reconocimiento asociado a la visión, audición y tacto en diferentes casos de afecta-
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— 625 —
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disease. J Neuropsychiatry Clin Neurosci. 17(3):336-41.

— 626 —
Aportes sobre las Demencias

“La olvidadiza”, 84 años, recuperada del


alzheimer: hechos e intrigas.

Ferrari ED; Leites MA; Santa Cruz NE; Sosa C

Resumen
INTRODUCCIÓN: La aplicación del protocolo para la recuperación de casos de
alzheimer originó una recuperación sui-generis en un caso con 5 años de instalación
del proceso en una mujer de 84 años de origen campesino. OBJETIVO: A partir de los
comportamientos que presentaba esta persona se establece la posición tomada por
ella frente a la realidad, el modo en el que construye y reconstruye sus redes vincula-
res y como se posicionara frente a sí misma. METODOLOGIA: Observaciones de tipo
etnográficas en su lugar habitual de residencia, recogida de información brindada por el
personal que se desempeña allí, análisis y caracterización de comportamientos, evalua-
ción de sus sistemas de reconocimiento sensorial y de las funciones fisiológicas prima-
rias, evaluación del estado cognitivo y de la atención básica en condiciones naturales.
Debate en el grupo y cotejamiento de la bibliografía especializada. RESULTADOS: Se
encontró en plenitud funcional de sus sistemas de reconocimiento sensorial y de las
funciones fisiológicas básicas, que había perdido, entre ellas la componente periférica
automática del olfato. Cesó con el movimiento pendular que presentara inicialmente y
mejoró progresivamente su andar evitando obstáculos. Al recuperar el gusto, mejoró
su comunicación con las personas con las cuales convive; incorporó la sonrisa como
elemento de vinculación y el llanto como expresión de reclamo/queja, reflejando una
conducta aniñada. Ha recuperado el reconocimiento visual de personas recientemente
conocidas por ella y no presenta déficit de memoria reciente. CONCLUSIÓN: el caso
estudiado aportó al proyecto hasta ahora algunas ratificaciones teóricas y prácticas pero

 Proyecto Alzheimer Argentina, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Facultad de Ciencia y Tecno-
logía, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina.
Estefanía Daiana Ferrari, estudiante de pos grado en psicogerontología, Acompañante terapéutica,
miembro del grupo de investigación e intervenciones profesionales del Proyecto Alzheimer Argentina,
autora y coautora de tres trabajos publicados en revistas y libros y co autora de numerosas presen-
taciones en congresos nacionales, internacionales y mundiales. ferrariestefania@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Facultad de Ciencia y Tecno-
logía, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina. agusleites@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Facultad de Ciencia y Tecno-
logía, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina. hogarmodelo@yahoo.com.ar
 Proyecto Alzheimer Argentina, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Facultad de Ciencia y Tecno-
logía, Concepción del Uruguay, Entre Ríos, Argentina. hogarmodelo@yahoo.com.ar

— 627 —
mucho más intrigas, entre ellas sobre el concepto de irreversibilidad que se supuso por
mucho tiempo parte del alzheimer.

Palabras clave: alzheimer, recuperación, reversibilidad, caso avanzado.

Introducción
El presente es un informe de uno de los casos más notables de los que el grupo
de investigación e intervenciones profesionales del Proyecto Alzheimer Argentina le ha
tocado abordar, ya que se trata de una mujer analfabeta de origen campesino de 84
años, que presentaba antes de ser abordado condiciones cuasi vegetativas: dificultad
para fijar la mirada, atada a una silla para que no cayera, presentando un movimiento
de balanceo constante, y aparentemente había perdido el control de esfínteres. Ante
cualquier pregunta contestaba con alguno de los siguientes vocablos: sí, no, seguro y
ajá, correspondieran o no a la pregunta, y su reactividad no respondía a ninguna lógica
de estímulos circundantes. A pesar de ese cuadro, se decidió aplicar el protocolo de
recuperación completo, dado que no había ninguna razón para no hacerlo.

Síntesis de la teoría psicosocial neuro sensorio desintegrativa


de las dementizaciones crónicas progresivas
Las tareas desarrolladas por el Proyecto Alzheimer Argentina se inscriben en la
Teoría Psicosocial Neuro Sensorio Desintegrativa, que tiene el carácter de abierta, ad-
mitiendo aportaciones de diferentes vertientes de pensamiento. Es decir, se irá constru-
yendo socialmente, vistiendo su esqueleto generativo con los acuerdos, enriquecimien-
tos, críticas y desacuerdos, dialogando con los familiares, con los propios afectados que
se expresan con miradas, gestos, posturas, reacciones y falta de reacciones, con las
miradas del sentido común y de los saberes constituidos como disciplinas profesionales
y científicas
Para la teoría (Sanchez, 2004, 2005, 2006, 2007), estas dementizaciones se ini-
cian en adultos y adultos mayores asociadas por lo general con pérdidas personales
muy significativas con déficit de afrontamiento, lo que marca el inicio del aislamiento
familiar y social, y la posterior fijación de la atención en el deseo de muerte o algún
equivalente (estar de más, absoluta inutilidad, constituir sólo una carga, etc.). Esto des-
encadena fallos en el mecanismo de reconocimiento asociado a cada uno de los nueve
sentidos por medio del conocido bloqueo que utilizamos para priorizar la recepción de
estímulos, pero extremista en estos casos. Por ser dicho mecanismo de reconocimiento
esencial y previo para todas las actividades de la vida diaria y del pensamiento, ello
acarrea las conocidas afectaciones de comportamiento que se dan en estas demen-
tizaciones: dificultad para recuperar hechos o pensamientos recientes, desorientación

 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre


Ríos, Director Prof. Lic. Luis María Sánchez, Belgrano 707 (3260), Concepción del Uruguay, Ar-
gentina, TE 0054 3442 431442, stopalz@gmail.com
 La mayor parte de los casos dementizados a quienes se adjudica pérdida del control de esfínteres,
no es así, sino que han perdido el reconocimiento espacial del correspondiente sentido de la ubica-
ción y desplazamiento espacial por lo cual la pulsión biológica no puede satisfacerse por razones
operativas (no sabe dónde ir)..

— 628 —
espacial, tropiezos, desconocimiento de familiares, fallas en el olfato y otros sentidos,
etc. La persistencia en el bloqueo sobre los sistemas de reconocimiento de los nueve
canales sensoriales (visión, audición, equilibrio, ubicación y desplazamiento espacial,
gusto, olfato, percepción corporal, tacto y sentido de lo extraño o de la familiaridad)
provoca al prolongarse en el tiempo la no estimulación a las neuronas involucradas, la
pérdida de sinapsis y a la larga la muerte neuronal, con la consiguiente acumulación de
proteínas amiloides, que también se produce por otros hechos normales. El mecanismo
utilizado para ese aislamiento activo o encapsulamiento en realidad está disponible en la
etología humana y la fisiología sensorial normal, ya que nos concentramos para atacar
más certeramente, o en la preparación para la defensa, pero en este caso la recurrencia
a él termina siendo absoluta sin responder a una necesidad externa que lo demande.
En adultos muy mayores puede no presentarse aquel perfil de riesgo previo, sino que
aparece una pérdida de la motivación vital (entregarse en el lenguaje popular de algunas
etnias y culturas), pero por fin el mecanismo utilizado para aislarse es el mismo. No es
una enfermedad, no tiene que ver con el envejecimiento biológico, no es genético, cen-
tralmente es un problema de la atención y no de la memoria, y no es irreversible, aunque
ésta lógica no ha sido asumida totalmente aun por investigadores en el campo de la
atención en alzheimer (Piagnatti, 2005; Gorus, 2006; Levinoff, 2005; Ballard, 2001). Si
bien no se origina por problema orgánico alguno en el cerebro, termina desintegrándolo,
pero esa propiedad permite realizar acciones para la recuperación de la normalidad, en
especial en el inicio del proceso.

Metodología
El abordaje de este caso, que llamaremos H, se hizo por medio del protocolo de-
sarrollado para estas intervenciones de recuperación y que consiste en varias etapas:
1. La anamnesis psicosocial a los familiares, reconstrucción de la historia vital y de
salud, mediante entrevistas personales.
2. La recopilación de datos e informaciones de acuerdo a un formulario.
3. La identificación de o los disparadores de la fijación de la atención en el deseo de
muerte.
4. La realización de una presensibilización dirigida a elevar la atención y la autoes-
tima, durante la cual se efectúan las pruebas de reconocimiento sensorial en los
canales en que ello es posible de acuerdo al caso y la invocación del discurso de
orden: se expresa abierta y con firmeza que ya todos saben que está deseando
morirse, el daño que eso le está haciendo a ella (la persona) y sus seres queri-
dos, y se le ofrece cambiar muerte por vida (los hijos, los nietos, los otros seres
queridos, su casa, sus cosas, sus mejores historias, etc.).
5. La estimulación masiva, plural e integrada en un vídeo y el contacto físico y ver-
bal, de todo lo que se ha recuperado, que le era satisfactorio a la persona (fotos,
dibujos de hijos o nietos, la música que gustaba, los olores, las texturas, los gus-
tos).
6. La reinstalación de una nueva o actualizada cotidianeidad satisfactoria.
7. El refuerzo de estimulación durante un tiempo prolongado, en forma interactiva,
analítica y crítica.

— 629 —
Resultados
Historia de vida
H es una mujer de 84 años, con baja o nula escolaridad. Vivía en una casa de
campo (Ejido de Colón) donde trabajaba la tierra, ordeñaba vacas u las múltiples tareas
propias. Se casó a los 18 años y tuvo cuatro hijos, dos varones y dos mujeres con los
que ha tenido siempre buena relación. También trabajaba como costurera. Jugaba siem-
pre a las cartas y gustaba de armar rompecabezas. Siempre prefirió lo dulce (rechazaba
el mate amargo). Fue muy estricta y rutinaria y no le gustaba salir. Hasta la muerte de su
marido se arreglaba y acicalaba, aunque no en demasía. Usaba lápiz labial rojo, aros,
sus perfumes preferidos eran con aroma a flores, lavanda sobre todo. Fue siempre de
contextura gruesa. Cuidó a su madre y a su suegra en sus últimos años. Le gustaba
bailar chamamé, paso doble y otros, pero sin la anuencia de su marido. Sus flores prefe-
ridas eran el alelí, la boca de conejo, jazmín del Cabo. Tenía una sola amiga, Orfilia.
Uno de sus cinco hermanos muere joven en un accidente ferroviario. También
uno de sus cuatro hijos muere a los 36 años y uno de sus nietos a los 18 años. Hace
siete años muere su marido con quien estuviera en pareja por más de 60 años, quien “se
fue sin despedirse”, frase que la hija recordaba que repetía.
Hace 5 años aproximadamente entró en el proceso de dementización. Diagnos-
ticada como alzheimer y medicada desde entonces. Comenzó barriendo toda la cuadra
de su casa a hora inadecuadas (se levantaba poco después de las doce de la noche).
Salía a misa todos los días dos horas antes de que comenzara. Empeoró en febrero de
2006 coincidiendo con el haber sufrido una caída. Comenzó a ensimismarse. Vivía con
una hermana de 87 años hasta que ingresó al Hogar Modelo Calidad de Vida en ese
mismo mes y año.
La medicación que estaba tomando al momento de abordarla era Valpex (ahora
retirado del mercado por ineficaz: dos por día), Lotrial D (HTA), Insomnium (regulador del
sueño), Limerix (antiepiléptico, antipsicótico), y Rivotril (ansiolítico anticonvulsivo).

Fase en que se encontraba H: Fase IV


- Apatía generalizada y desmotivación vital indudable.
- Pérdida prácticamente total de la capacidad de reconocimiento que se propaga a lo
que ve, escucha, toca huele, gusta, etc., aunque presenta oscilaciones y cambios.
- Trastabilla o se cae con frecuencia. Se resiste a andar o lo hace sin sentido.
- Aparente pérdida del control de esfínteres.
- Aislamiento y ensimismamiento agudo.
- Movimientos involuntarios repetitivos, tipo bamboleo oscilante.
- Mirada en la lontananza, seca inexpresiva.
- Confunde parientes de distintas edades y épocas.

Aplicación del protocolo


El debate previo en el grupo concluye con la identificación del disparador corres-
pondiendo a la muerte del marido, a lo que se suma la resignificación de las muertes
anteriores de un hijo y un nieto. El vínculo de ella con su marido era tal que presumimos
que su identidad se ha ido detrás de él. A partir de esta identificación se continúa la tarea
de recuperación con la aplicación del protocolo completo a pesar de que ella solo mane-
jaba 4 expresiones como (no, aja, si, seguro). En la presensibilización se realizaron ac-

— 630 —
ciones en relación a su arreglo personal, se le realizo la tinción y el corte del cabello, se
le pintaron las uñas y se maquilló levemente el rostro. Dentro de la presensibilización se
le realizaron las pruebas sensoriales para observar cuales eran los sistemas sensoriales
afectados. Comenzamos con la parte gustativa dándole para comer un caramelo de
menta, el cual no reconoció como tal. Mientras le pasábamos crema en las manos ella
probó la crema y no la reconoció, indicando disfuncionalidad del reconocimiento gusta-
tivo. En las pruebas realizadas para el tacto y el olfato también observamos que estos
estaban disfuncionales. Durante la presensibilización notamos una recuperación de la
percepción corporal debido a que cuando un miembro del equipo estaba por chocar su
pie ella lo corrió para dejarlo pasar. Luego de estas maniobras, combinadas además con
todo tipo de estímulos (hablarle, acariciarla, besarla, etc.) fue aumentando gradualmente
su capacidad de respuesta, llegando a manejar 30 vocablos y hasta enunciar frases sin
que se le pidiera, y recuperó al menos el sentido de la percepción corporal, no así el
gusto y el olfato. A los pocos días se efectuó la estimulación masiva plurisensorial en que
todo aquello recuperado como satisfactorio para ella en la anamnesis se integró en un
vídeo, que el fue expuesto en dos oportunidades en un ambiente distendido, afectuoso,
y con la presencia del personal del hogar que la atendía. Se prepararon canteros en el
hogar donde estaba internada para que recuperase la habilidad cultivadora de hortali-
zas. Con el transcurso de los días fue recuperando el gusto (ya no quería comerse las
tapas de plástico de las gaseosas, rechazaba la comida para diabéticos y se abalanzaba
sobre las empanadas calientes), el olfato (había perdido la componente periférica) y el
reconocimiento visual (se acercaba al espejo y se miraba como lo hace cualquier mujer).
Reconoce a las empleadas y se pelea con otras internas, todo lo cual antes no hacía.
Perdió el movimiento oscilante repetitivo involuntario. Recuperó la orientación espacial y
con ello la capacidad de concurrir sola al servicio. No mostró interés en reintegrarse a la
horticultura, pero si a matear y charlar en ronda. Llora desconsoladamente cuando se le
impide deambular por razones de cuidado de su integridad física. Se ha producido tanto
para los familiares como para el personal del hogar un cambio notable de su comporta-
miento, con firmeza, caprichos y mostrando emociones fuertes, y se mantiene activa y
alerta en todo momento. Se le retiraron todos las drogas con que le habían medicado,
por orden de su médico de cabecera. El cambio se muestra tanto o más sorprendente
en este caso porque se trataba de una persona que estaba casi en estado vegetativo,
sin que pudiera alimentarse sola ni hacer sus necesidades fisiológicas, no hablaba y no
mostraba emociones.

Conclusiones
Todo indica que las acciones llevadas a cabo y ordenadas en base a la aplicación
del protocolo derivado de la teoría psicosocial de la dementización tipo alzheimer son
las que produjeron los notables cambios en H, recuperando centralmente sus recono-
cimiento sensoriales y con ello facilitando plenamente su vinculación con la realidad.
En este caso ocurrió uno de los epifenómenos extraordinarios, ya que H recuperó su
capacidad olfatoria periférica automática que había perdido, lo que en la anatomopato-
logía funcional se entiende como correspondiendo a un daño cerebral profundo. Si bien
obviamente un caso no es para nada significativo o científicamente suficiente como para
sacar de allí conclusiones, obliga sí a prestar atención en el futuro a apreciar el problema
del alcance del daño cerebral en estas dementizaciones. En este mismo caso ocurrió
otra situación extraordinaria y novedosa para quienes llevaron a cabo estas acciones,

— 631 —
y es que la recuperación no retrotrajo la situación vincular de la persona a su realidad
inmediata anterior, sino que los comportamientos que se observaron parecen más bien
leerse como aniñados o juveniles. Si bien es cierto y confirmado en múltiples oportuni-
dades de que no hay dos casos iguales de alzheimer, en éste los enigmas y las intrigas
que generara han sido realmente inquietantes, y no están resueltos

Referencias bibliográficas
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Conde-Sala JL. (2005): Eventos vitales precoces y enfermedad de Alzheimer. Geriatrianet.com Vol
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Gorus E, De Raedt R, Lambert M, Lemper JC, Mets T. (2006): Attentional processes discriminate
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Levinoff EJ, Saumier D, Chertkow H. (2005): Focused attention deficits in patients with Alzheimer’s
disease and mild cognitive impairment. Brain Cogn. 57(2):127-30.
Pignatti R, Rabuffetti M, Imbornone E, Mantovani F, Alberoni M, Farina E, Canal N.
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Sanchez LM. (2004): Introversión social, déficit de afrontamiento de pérdidas personales, desmoti-
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Sanchez de Machado LM, Cantero CR, García JD, Florentín Ocampo BR and Garate Delgado LMT
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versible phase of Alzheimer’s process: a prospective longitudinal study at South America. E
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Sanchez de Machado LM, Rubano Martínez MC, García Camiña JD, Cantero Arias CR, Gárate Delgado
LM y Florentin Ocampo BR.(2007): Factores de comportamiento y déficit sensoriales identi-
ficatorios como predictores de la demencia tipo alzheimer. Rev Neurol 44(4):198-202.

— 632 —
Perspectivas sobre las Demencias

Falsos alzheimer: la punta de un iceberg?


Jalife MA, Santa Cruz NE, Stehle NR, Sastre SR

Resumen
INTRODUCCION: En el curso de los años aparecen comportamientos conside-
rados por familiares y médicos como indicadores del alzheimer. OBJETIVO: Diferenciar
mediante pruebas sensoriales y análisis de comportamientos, entre envejecimiento nor-
mal y un proceso de dementización. METODO: Individuos de ambos géneros diagnosti-
cados y medicados como alzheimer analizados en sus comportamientos y funcionalidad
de sus sistemas de reconocimiento sensorial y comparados con los indicadores de esta
dementización. RESULTADOS: En los últimos 4 años sobre 238 casos con menos de 3
años de diagnóstico y medicados (95 %), entre el 22 y el 46 % de distintas poblaciones
de diferentes regiones no cumplían las condiciones del alzheimer. Los comportamientos
que llevaron a la confusión fueron: alucinaciones frente a intervenciones quirúrgicas
importantes, recurrir a la ironía, al sarcasmo, fastidiarse y hasta agredir, teatralizar, en-
capricharse, no recordar eventos recientes, lo que se le dijo o preguntó, el nombre de
personas o cosas, que o bien son normales del envejecimiento o son producto de la des-
concentración, la inactividad, la fijación de la atención en hechos penosos, u otras. Con
frecuencia los familiares rechazan o dudan del diagnóstico de normalidad. Los afectados
comienzan a asumirse como dementes ante el diagnóstico, la aceptación del mismo por
familiares y los efectos secundarios de medicamentos, lo que puede disparar el proceso
demencial. CONCLUSION: Sin una interpretación teórica-práctica sobre esta dementi-
zación por parte de médicos, la falta de indicadores biológicos para el diagnóstico, y la
cultura de la medicalización, se crean las condiciones para el error con consecuencias
sanitarias, sociales y personales.

Palabras clave: alzheimer, diagnóstico, envejecimiento normal, falso alzheimer.

 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre


Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina.
María Alejandra Jalife, estudiante de Acompañamiento Terapéutico y de la carrera de Técnico en
Psicogerontología, miembro del grupo de investigación e intervenciones profesionales Proyecto
Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos,
autora y coautora de trabajos publicados en libros y revistas científicas, y coautora de numerosas
presentaciones a congresos nacionales, internacionales. corre_2004@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. hogarmodelo@yahoo.com.ar
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. nestorkine@hotmail.com
 Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre
Ríos, Concepción del Uruguay, Argentina. silvi0627@hotmail.com

— 633 —
Introducción
Dementización o demenciación se denomina al proceso por el cual a partir de
una persona que satisface todas las actividades que le son exigidas por la vida diaria
y puede cuidarse de sí misma y a otros, comienza a tener comportamientos o efectuar
actos novedosos que directa o indirectamente afectan su bienestar y su calidad de vida,
y que además no son esporádicos o pasajeros sino que vuelven a repetirse, ampliarse y
agudizarse. El progreso del deterioro es detectable en meses, al inicio, y en años cuan-
do está ya avanzado, y en todos los casos está imbricada la personalidad de base de la
persona afectada. Sólo puede definirse un patrón muy general del avance del deterioro,
y puede decirse que no hay dos casos iguales, lo que marca el profundo carácter indi-
vidual del mismo.
Algunos de estos novedosos comportamientos, como los olvidos sobre he-
chos recientes, son comunes también con el envejecimiento normal, pero en las de-
mentizaciones esos olvidos se extienden a muchos actos y situaciones, y luego se
continúan y agravan, haciéndose persistentes, y no pueden ser superadas con sim-
ples invocaciones verbales o gestuales. Por eso es que sólo una evaluación de cada
caso pero distanciada de la primera en al menos seis meses permite comenzar a
suponer en una dementización, pero nunca a afirmarlo rotundamente, ya que ade-
más no son pocos los casos que remiten espontáneamente en el inicio del proceso.
En los adultos y adultos mayores este tipo de dementización es más frecuente en perso-
nas que han tenido una personalidad introvertida con caídas en depresión culposa, con
escasas vinculaciones sociales interactivas y una red afectiva comprometida limitada,
y que a propósito de la pérdida de su pareja, de un ser con el que estaban entrañable-
mente unidas, la pérdida de su capacidad de ser y/o hacer u otra situación equivalente,
no saben o no pueden afrontar la misma y entran entonces en un proceso de encapsula-
miento, de aislamiento progresivamente más rotundo. Aparece luego la apatía cada vez
más generalizada y seguidamente la pérdida de la motivación vital. Expresan, incluso
abiertamente en ciertas oportunidades, su deseo de no seguir viviendo, o de la inutilidad
de hacerlo, o de ellos mismos (Sánchez, 2004).
Precisamente en este aspecto reside la clave identificatoria del proceso de este
tipo de dementización, que permite discriminar los casos del envejecimiento normal o de
epifenómenos semejantes de ciertas patologías o estados de ánimo.
En ciertos casos una pérdida aparentemente menor los remite a otra sí muy sig-
nificativa ocurrida mucho tiempo atrás, con introyección culposa. Algunas incapacita-
ciones importantes, sean físicas o psicológicas, o hasta las propias del envejecimiento
normal subjetivamente exageradas o amplificadas por ellos mismos o su pareja, sus
familiares, sus médicos o sus relaciones sociales, hacen creer a la persona que ya no
sirve para más nada, que no son capaces de resolver sus vidas y ayudar a su familia,
que se han convertido en una carga, por lo que son también disparadores del proceso
(Sanchez, 2005).
Otro tipo están constituidas por las asociadas a procesos patológicos previos,
desencadenantes o no, tal como microinfartos cerebrales2, trastorno bipolar3, dia-
betes mal controlada, Huntington, Parkinson, ACV, cirugías cardíacas, ELA, neu-
rosis obsesiva, VIH-SIDA, cirrosis hepática, comportamiento psicopático, etcétera.
De esta manera, y tal como ocurre también ocasionalmente en personas sanas, la
fijación de la atención sobre una idea abstracta lo desconcentra e impide que lleguen
al cerebro las informaciones que normalmente lo hacen por los distintos canales senso-

— 634 —
riales. Así, lo que se denomina vulgarmente alzheimer, no es un problema de la llamada
memoria sino de su etapa anterior la atención, que en estos casos se halla dirigida casi
exclusivamente o sostenidamente a la idea de muerte o cualquiera de sus equivalentes.
Al comienzo esta fijación no es absoluta y terminante sino relativa y oscilante, pero pro-
gresivamente se va consolidando, tornándose más difícil de replegar frente a estímulos
positivos masivos esporádicos. Es habitual que se presenten casos en que habiendo
comenzado el proceso una aproximación real a la muerte misma, como en un accidente
automovilístico, el vacío de un elevado balcón, el electroshock o un intento suicida, pro-
duzca el abandono del proceso, en un mecanismo que ya se había sugerido que ocurría
en el electroshock (Zito Lema, 1988)
Comienza entonces a no recordar lo que hizo, lo que escuchó, lo que dijo (por eso
pide que le repitan las preguntas o repite ella misma las preguntas que hace) o lo que ha
visto, porque en realidad su atención estaba en aquel otro “lado”, porque al estar fijada
sobre aquella idea abstracta y paralizante, bloquea los estímulos que llegan habitual-
mente al cerebro para la esencial tarea del reconocer, que es previo a actuar y a pensar.
Y eso le impide reconocer los rostros y las cosas que ya tenía cargada en el cerebro
desde mucho tiempo atrás, o las palabras, y a no reconocer el significado de los gestos,
los lugares, los significados. Y al bloquear de esta manera y en forma cada vez más
masiva esos estímulos, al impedir que lleguen a las neuronas de los mecanismos de
reconocimiento, se desarman las redes neuronales implicadas en ese sistema sensorial,
ya que éstas forman parte de todas las redes neuronales que se arman para el hacer y
el pensar. Si el bloqueo perdura mucho tiempo, no sólo se desarman sino que también
se desintegran, y pueden morir por falta de energía por un mecanismo ya conocido de
interrupción de las sinapsis. Si no todos, la mayoría de los comportamientos no habitua-
les que van sucediendo son la consecuencia de la fijación de la atención obsesivamente
en aquella idea penosa, terrible para él, y por eso se muestra desconcentrado, perdido,
obnubilado. Por invocaciones firmes y cargadas de múltiples estímulos positivos simul-
táneos (gestos, sonrisas, palabras, caricias, etc.), puede momentáneamente salir de su
ensimismamiento y volver a la normalidad o acercarse a ella, y aunque el efecto sea
esporádico ello muestra claramente el origen del problema y también que para entonces
el cerebro todavía no está dañado. Lo que se llama entonces vulgarmente alzheimer no
es, recalcamos, un problema de lo que se da en llamar memoria, sino de la atención.
No se trata entonces de una enfermedad, sino de un proceso individual en el
que además aflora siempre la personalidad de base de la persona. Cuando se inicia e
incluso hasta bastante avanzado el proceso no hay daño cerebral alguno o demasiado
significativo, por lo que es totalmente inútil pretender verlo reflejado en imágenes, por
más sofisticada que sea la técnica de su obtención. Ello puede colegirse por los ca-
sos que se han reportado recientemente de reversibilidad del proceso (Ferrari, 2006)).
En adultos muy mayores (¿80 años?) el proceso puede iniciarse simplemente por pér-
dida de la motivación vital, del interés en seguir viviendo. El saber popular, acuñado en
todos los tiempos, todas las lenguas, etnias y culturas, lo denomina entregarse. Pero
el camino hacia la desintegración del cerebro es el mismo posteriormente: la fijación
de la atención en la muerte, en alguna de sus múltiples acepciones y lecturas. En ese
trayecto de bloqueo del sistema neuronal de reconocimiento asociado a los diferentes
canales sensoriales, el desarme cerebral que ocasiona se topa con redes profusamente
estimuladas y emotivas del pasado (la casa de su familia en la niñez, los patrones físi-
cos y fenotípicos de los parientes y los vínculos de su familia de entonces que retoman
actualidad al reemplazarlos con lo que cree ver, su lengua madre que perdió después de

— 635 —
décadas de haber inmigrado, etc.). Pasan a vivir el pasado como si fuera su presente,
porque son las redes neuronales que permanecen intactas o casi intactas y se resisten
a su desintegración por haber sido extraordinariamente reforzadas, fuertemente emocio-
nales, es decir, cargadas de gran cantidad y calidad de estímulos sensoriales.
Pero con lo que ahora sabemos que es la génesis del proceso de dementización,
no sólo es posible descartar su origen genético, sino también que sea considerada una
enfermedad, y más aún, que tenga que ver con el envejecimiento normal, aunque re-
sulte paradójico. Porque si bien es cierto que es más frecuente a mayor edad, ello se
debe sencillamente a que con el paso de los años es más frecuente que tengamos pér-
didas muy penosas, y en las generaciones muy anteriores socio-antropológicamente a
nosotros ciertos modos de andar la vida se transforman al final en el marco fuertemente
predisponente para incluirse en el proceso: rígida estructuración del ser, individualismo,
sedentarismo, aislacionismo, etapas estereotipadas, etcétera.
De la lógica expuesta, conocida como la teoría alternativa psicosocial del al-
zheimer, se deducen las acciones a llevar a cabo para intentar revertir el proceso,
cuya posibilidad de éxito parece depender de lo relativamente reciente o avanzado
en que se halle el proceso de dementización, de acuerdo a resultados recientes (12).
De lo que tradicionalmente se incluye dentro de lo cognitivo, la percepción sensorial
merece un ulterior análisis exhaustivo desde la fisiología y desde la perspectiva de las
demencias.

Metodología
La identificación de casos que denominamos falsos alzheimer proviene de reali-
zar el diagnóstico en personas previamente diagnosticadas y medicadas como alzhei-
mer y que no presentan déficit de reconocimiento sensorial en ningún canal, o bien en
sólo alguno de ellos pero que son o bien producto de lesiones físicas (en especial en
la vista o el oído), o la disfuncionalidad es ocasional, y se revierte con una estimulación
normal, lo que no ocurre con un caso de alzheimer. Además, tampoco presentan com-
portamientos que sean exclusivos de este tipo de demencia. Por ello, la metodología
que se utiliza es el análisis de comportamientos y las pruebas de reconocimiento sen-
sorial (Sánchez, 2006).

Resultados
En los últimos 4 años sobre 238 casos con menos de 3 años de diagnóstico y
medicados (95 %), entre el 22 y el 46 % de distintas poblaciones de diferentes regiones
no cumplían las condiciones del alzheimer. A continuación presentamos una pequeña
muestra de casos:

Envejecimiento normal, mO♀84, bien de salud, sin enfermedades crónicas,


diagnosticada como alzheimer en el 2000, al parecer porque ella misma expresara el
miedo de perderse en la calle con su nieto de la mano. Viuda desde hace un año y
medio. Dejada de muy niña al cuidado de monjas católicas luego de presunta psicopa-
tología post parto materno, logró constituir una familia estable, a pesar de lo cual sigue
añorando la condición familiar muy fuertemente. Todos los reconocimientos sensoriales
intactos, lúcida, con un carácter muy fuerte que parece que ha asomado recientemente
(la rebeldía de los setenta), frecuente en adultos muy mayores. Desde siempre quiso

— 636 —
tener lejos a la muerte. En una escena conmovedora narrada por su hija y escrita por
alguien cercana, cuando muere su esposo se dirige a él, quien la había cuidado toda la
vida, como si estuviera despidiendo a ambos en su(s) lecho(s) de muerte, a su esposo
y a su propia madre, de quien no pudo despedirse. Sagaz, crítica, sola contra todos (el
director de este proyecto y sus seis asistentes, otras dos más en formación, sus dos
hijos y otro pariente y su pareja) se plantó y se abroqueló no sin sarcasmo: Y a Uds.,
¿que les pasa conmigo? Los familiares tomaron con incredulidad que se le diagnosticara
envejecimiento normal, luego de tantos años de tenerla calificada como alzheimer.
No obstante, con toda seguridad ella habrá de caer por momentos en ensimisma-
mientos penosos, por recuerdos y angustias existenciales de todo tipo, lo que es natural
y normal en una vida tan difícil como la que ella tuvo y su avanzada edad. Y en esos
momentos puede no prestar atención y reflejarse como si fuera falta de memoria.

Envejecimiento normal, aV♀76, bien de salud, sin enfermedades crónicas, diag-


nosticada como alzheimer en el 2005. Los primeros comportamientos anómalos apare-
cieron en el 2004 cuando comenzó a olvidar las citas que tenía programadas desde
tribunales para las mediaciones familiares que realizaba en ese momento. Una semana
antes de su internación en el instituto Fleni en el 2005 comenzó a presentar conductas
extrañas, discursos incoherentes, dejó de comer, de dormir, vagaba todo el día por la
casa, hablaba sola. Permaneció internada una semana donde continuó mostrando los
mismos comportamientos, como limpiar el piso con las manos, caminaba sin pisar las
líneas del piso, usaba un lenguaje aniñado y sarcástico con el personal de la institución.
Escribía pequeño e ilegible y se quería escapar en todo momento.
A pesar de todo lo expuesto anteriormente al momento de abordarla comproba-
mos que a.V. era una persona neurológicamente sana, con sus sistemas de reconoci-
miento sensoriales intactos en los nueve canales. Las componentes periféricas estaban
en perfecto estado.
No presenta comportamientos típicos del proceso alzheimer. Buena reactividad
plural; la mera estimulación del grupo en el abordaje inicial mostró su atención en un
correcto nivel. Presentó estado de alerta expresando aceptación y rechazo, signos de
normalidad, en particular este último. Los comportamientos referidos que se presen-
tan con frecuencia en el envejecimiento normal (ensimismamiento, apatía, desinterés,
depresión, abandono de la presentación física), no afloraron a lo largo del día, pero
obviamente ello puede haberse debido al nivel de estimulación natural alcanzado con la
presencia de tantos visitantes. Ha colocado y coloca a la muerte lejos de ella.
Ubicamos el origen de todo en la crisis de 2005, a propósito de la desintegración
perturbada del grupo de trabajo que integraba en mediaciones judiciales. Previamente
había afrontado con naturalidad, entendemos, su paso al estado jubilatorio en la órbita
judicial, y había mantenido su actividad en el campo de las mediaciones, que por otra
parte era algo que se ajustaba a su idiosincrasia de servicio a otros, desde siempre
sostenida inclaudicablemente por su pareja y marido. Pero aquella disputa que se dio
en forma penosa y oscura, en principio larvada, que condujera a la disolución legal del
grupo de mediaciones le produjo una desconcentración marcada, facilitada por la edad,
ocasionándole errores en los recuerdos de hechos recientes, los que a su vez fueron
utilizados por sus enemigas para reforzar su decisión expulsiva. Todo un círculo vicioso
perverso. En un persona cuya autoestima era razonablemente alta, esta situación la
condujo a una profunda crisis, al no poder, no saber, resolverla per se, y por otra parte
su consuetudinaria vocación de servicio, que la incapacitaba para pedir socorro, de pedir

— 637 —
ayuda a otros, la llevó a una crisis histérica cuyos epifenómenos condujeron a su inter-
nación en el Fleni. Obviamente, no había nada orgánico. La (terrible) dificultad y hasta
ciertamente imposibilidad de pedir socorro la lleva a teatralizar actos y situaciones que
no son otra cosa que mensajes del tipo “vean lo mal que estoy”.Desde entonces (fines
de 2005) ha ido elaborando en silencio y para adentro el proceso y lo ocurrido.
La colocación de un holter con anestesia general, permite a a.V., no necesaria-
mente en forma consciente, recolocarse como “cardiaca”, manipulando incluso a médi-
cos cardiólogos (para ser benevolentes), en que una arritmia o disrritma, seguramente
eventual y producto de la entonces angustia, estrés y crisis histérica (hecho conocido
hace más de 130 años) es convertida en una cronicidad cardiaca disfuncional.
Sus brotes actuales de teatralización y actuación, manejo escénico y gestual son
comportamientos enteramente normales y sanos, y no tienen relación alguna con un
caso de dementización crónica progresiva, tipo alzheimer, ni de ningún otro. Se recuperó
prácticamente en forma total, quedan algunos pequeños problemas de desconcentra-
ción ocasional (o concentración en lo muy penoso), que se reflejan en “pérdida de me-
moria reciente”, que no es tal.

Envejecimiento normal, cP♀74, sufre de mielodisplasia e hipertiroidismo, fue


operada de la cadera por lo que se la sometió a varias intervenciones. Viuda desde el
año 2002, comenzó a hablar como si su marido estuviera vivo. Al año de quedar viuda
llamó la atención que había que repetirle las cosas, se olvidaba, formulaba una y otra
vez la misma pregunta, perdió la noción del tiempo. A causa de esto en el año 2004 fue
diagnosticada de alzheimer. Es una persona que por momentos se vuelve agresiva,
tiene ataques de angustia, ha perdido interés por las cosas cotidianas.
Al momento del abordaje se mostró como una persona atenta y receptiva. No
rechazaba el contacto corporal, pero en el transcurso de las horas comenzó con una
actitud expulsiva y se resistía a una intervención por parte del grupo. Refería permanen-
temente tener que ir “a su casa” ya que debía realizar las cosas del hogar antes de que
llegara su marido.
Es una persona neurológicamente sana, con sus sistemas de reconocimiento
sensoriales intactos en los nueve canales. Las componentes periféricas se encuentran
en perfecto estado. Respecto de la orientación espacial dentro del domicilio, parecería
que en ocasiones no reconoce el baño, pero puede interpretarse que a la menor deman-
da es conducida hacia él. No presenta comportamientos típicos de una dementización
tipo alzheimer. Es notable la alta reactividad frente a estímulos que no le son satisfac-
torios, lo cual es típico del envejecimiento normal. El aspecto más significativo que pre-
senta es oscilar entre ubicarse con mayor frecuencia entre la niñez y la adultez joven,
como mecanismo de rechazo de las pérdidas personales que ha sufrido. Este vivir entre
la realidad actual y el pasado (con predominio de éste) podría verse como una conducta
esquizoide. No ha elaborado los duelos sufridos a los largo de su vida lo que la lleva a
posicionarse en el momento de su vida donde sus seres queridos estaban vivos. Crea
un escenario, satisfactorio para ella, y en él se desarrolla su vida. Es un envejecimiento
normal con componentes psiquiátricos graves, que ha sido patologizado tanto por médi-
cos como por los familiares.

Envejecimiento normal, r♀, bien de salud, diagnosticada de alzheimer en el


2005. Toda su vida estuvo al servicio de los demás, desde los 16 años a cargo de su
familia, luego de la muerte de su padre. Persona muy estricta, comenzó a presentar

— 638 —
comportamientos muy extraños, como irse a bailar sin dinero, acumular deudas, se puso
agresiva tanto con sus hijas como con su marido, sobre todo con este. Fue internada en
neuropsiquiátrico, diagnosticada de alzheimer y altamente medicada. Es una persona
que presenta continuos cambios de humor, pasa con gran facilidad de la euforia a la de-
presión, lo que la define como un claro síndrome bipolar (maníaco-depresivo). En el pri-
mer abordaje se mostró poco receptiva, con una actitud de rechazo hacia los miembros
del grupo de intervención. Permanentemente preguntaba el porque de nuestra visita,
“quienes éramos” y “que queríamos”. Esto demuestra que no es una persona dementi-
zada, sobre todo por la alta reactividad ante los estímulos que no les son satisfactorios
(por ej. ante nuestra intervención). Es una persona neurológicamente sana, con sus sis-
temas de reconocimiento sensoriales intactos en los nueve canales. Las componentes
periféricas se encuentran en perfecto estado. No presenta comportamientos típicos de
una dementización tipo alzheimer.

Envejecimiento normal, ♂76, persona sana, sin enfermedades crónicas. Medi-


cado por alzheimer hace aproximadamente dos años. El primer comportamiento anó-
malo que notó la familia es que comenzó a olvidar las cosas. Dedicó su vida al trabajo
rural (tareas ganaderas y agrícolas) el cual abandonó hace 5 años. Nunca trabajó en
relación de dependencia. Persona poco demostrativa, reservada, que ha ido elaborando
lentamente los duelos de su vida. Se lo alentó a dejar de lado los pensamientos negati-
vos y penosos lo cual tuvo un fuerte impacto en él, pudo expresar sus emociones hecho
que fue de gran repercusión en su familia. Es una persona neurológicamente sana, con
sus sistemas de reconocimiento sensoriales intactos en los nueve canales. Las compo-
nentes periféricas se encuentran en perfecto estado. No presentaba comportamientos
característicos de un dementización tipo alzheimer, pero si era una persona de riesgo,
que de no haber actuado podría haber caído en dicho proceso.

Envejecimiento normal, ♀, 67 años, sin enfermedades crónicas, diagnosticadas


como Alzheimer y medicadas. El proceso de patologización puede haber sido desenca-
denado por olvidos menores hace 4 años, los cuales fueron reconvertidos rápidamente
en indicadores de enfermedad. Presenta comportamientos de envejecimientos normal
con trastornos de memoria no importantes propios de la fijación de la atención en acon-
tecimientos penosos de la vida diaria, sobre valuados, y su patologización instaurada
a propósito de una consulta psiquiátrica, apoyada por un test realizado en condiciones
de opresión y estrés, que invalida totalmente el resultado. Sus problemas de memoria
se originan en el ensimismamiento en hechos penosos de la vida cotidiana, por arrastre
profesional, por no darle importancia a hechos menores, por estrés. Todo lo anterior la
hace caer en estados depresivos, colocándose en ausencia. No presenta comporta-
mientos típicos de una dementización tipo Alzheimer, es una persona neurológicamente
sana, con sus sistemas de reconocimiento sensoriales intactos en los nueve canales.
Las componentes periféricas se encuentran en perfecto estado.

Conclusiones
Los casos de envejecimiento normal, típicos o atípicos, diagnosticados y medi-
cados como alzheimer parecen constituir un porcentaje extremadamente elevado. Esta
situación que hemos detectado en la región de la mesopotamia media de Argentina,
también la hemos encontrado en España, Inglaterra y los Estados Unidos, y presumible-

— 639 —
mente entonces debe estar sucediendo en muchos otros países. El impacto de ello se
puede medir en millones de personas, con lo que ello significa para las personas mis-
mas, sus familiares y los sistemas de salud, sean públicos o privados. Podría hablarse
de una alzheimerización de los adultos mayores, consecuencia del abandono del espíri-
tu crítico científico y la absorción de un paradigma médico hegemónico por parte de un
sector privado, que lo hace invulnerable a las críticas tradicionalmente habituales en el
campo de la ciencia médica. Esto también refleja la muy escasa difusión de una teoría
alternativa que explica el fenómeno, y la hegemonía de meras hipótesis mecanicistas
que han sido demolidas unas tras otras en las últimas dos décadas.

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— 640 —
Perspectivas sobre las Demencias

La naturaleza de los vínculos en el proceso


de dementización tipo alzheimer desde la
perspectiva psicosocial

Leites MA, Ferrari ED, Martínez GA

Resumen
Introducción: estudios previos permitieron ubicar en lo psicosocial las condiciones
de riesgo primigenias asociadas a la instalación del proceso de dementización, que se
confirmara a partir de la experiencia de comunicarnos con dementizados, y además pa-
reciera que sus vínculos se encuentran afectados desde mucho tiempo atrás. Objetivos:
Dilucidar de qué naturaleza fueron y siguen siendo, aún dementizados, esos vínculos,
y qué tipos de ellos se establecieron tanto con el mundo interno como con el externo,
comprender (en el sentido de observar, leer, entender y categorizar) la influencia del
grupo familiar y social que rodea a la persona dementizada en tanto trama relacional que
la envuelve y atraviesa. Identificar las circunstancias y hechos que producen una desin-
tegración del vínculo que conduce a la disolución de la identidad, estudiar las caracte-
rísticas del grupo familiar y social y analizar en que momento se ha producido la ruptura
del equilibrio así como los motivos de dicha ruptura. Metodología: Teórica-descriptiva-
analítica, confrontando los emergentes singulares del proceso de dementización con las
conceptualizaciones y modelos psicosociales. Resultados: Sobre 16 casos del último
periodo, sin pretensión de significación estadística, la trama vincular social se presenta
marcadamente debilitada, en tanto que la red vincular familiar lo hace en dirección de
uno o dos miembros que fueron ejes vinculares. La vinculación consigo mismo muestra
un perfil de bajo en autoestima en la confrontación social y en la relación dinámica con
las entidades abstractas. Conclusión: en el proceso de aproximación a la dementización
estarían implicados aspectos vinculares que determinarían una restricción importante en

 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Entre Ríos, Argentina.
María Agustina Leites, estudiante de postgrado, Acompañante Terapéutica, integrante del grupo
de investigación e intervención profesional del Proyecto Alzheimer Argentina, Facultad de Ciencia
y Tecnología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos, autora y coautora de trabajos publicados
en libros y Revista en el último año, y de numerosas presentaciones a congresos nacionales, in-
ternacionales y mundiales. agusleites@hotmail.com
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Entre Ríos, Argentina. ferrariestefania@hotmail.com
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Entre Ríos, Argentina. flacag_@hotmail.com

— 641 —
la dinámica de construcción y consolidación yoica, que condicionaría la fase de fijación
de la atención en el deseo de muerte coincidiendo con la ausencia de contención familiar
y social.

Palabras clave: alzheimer, vínculos familiares, vínculos sociales, déficit afronta-


miento.

Introducción
La epidemiología de factores sociales y psicológicos, asociada con la recupera-
ción de historias de vida y los interrogatorios a familiares de las personas diagnostica-
das como alzheimer, permitió encontrar diversos factores asociados que permitieron
vislumbrar una origen no orgánico a este proceso de dementización. Así se fueron iden-
tificando factores como el género femenino, en lo que ello significa en muchas culturas
como sumisión obligada o consentida y marginación, la baja escolaridad, el desempeño
laboral manual, o en forma individual con baja socialización, la personalidad introvertida,
una restringida vida social o familiar, las pérdidas muy penosas y significativas, el déficit
de afrontamiento de pérdidas menores y mayores, mantener vínculos de dependencia
con otros, u haber construido su identidad sobre los hombros de otro (Kondo, 1990;
Shen,1992, Pecyna, 1993, Sánchez, 1995-96, 2004, 2007; Malinchoc, 1997; Kropiunigg,
1999, Zhang, 1999; Conde-Sala, 1999, Helmer, 1999; Briones, 2002; Axelman, 2003;
Clément, 2003). Inversamente, también se han reportado con metodología epidemio-
lógica que otros factores, algunos la contraparte positiva de los anteriores, se compor-
taban como protectivos de ese proceso demencial, como vínculos plurales y fuertes a
nivel social y familiar, una vida activa, actividad física o intelectual a avanzada edad,
curiosidad persistente, actividad sexual frecuente, exploración de nuevas experiencias
y otros similares (Sánchez 1995-96, 2003; Friedland, 1997; Wang, 2002; Danner, 2001
y otros.).
Los estudios epidemiológicos tienen naturalmente como límite para el acerca-
miento a la comprensión el concepto de factor de riesgo asociado, que no aumenta
significativamente con una casuística más amplia o un procesamiento estadístico más
sofisticado. O en otras palabras, no es posible por este camino arribar a la causa, y ni
siquiera a una cadena de factores que conduzcan necesariamente a la causa. De esta
manera, aunque todavía hoy día se sigan haciendo estudios sobre factores de riesgo,
existe un impedimento epistemológico para arribar a la causa. El camino teórico sería el
experimental, lo cual está totalmente vedado en este caso, o bien que se produzca un
salto cuántico en que una abducción integrando los distintos factores permita hipotizar
una articulación teórica que permita explicar la influencia (la asociación) de los factores
ya identificados como de riesgo elevado, en producir el fenómeno. Ese salto cuántico
se produjo con el enunciado de la teoría psicosocial neuro sensorio desintegrativa del
proceso alzheimer, que permite explicar la mayoría de los fenómenos centrales y cola-
terales del mismo.
No obstante, se siguen realizando estudios epidemiológicos para establecer
factores psicosociales asociados, aunque se presentan como “determinantes” (Galvin,
2006) u otras calificaciones como comprensivas (Ownsworth, 2006).

— 642 —
Los problemas psicosociales en la dementización tipo
alzheimer
La siguiente es una primera sistematización de campos de la problemática psico-
social, tomada en el doble sentido de problemas psicológicos en el vínculo del individuo
con lo social, y la repercusión de lo social en el psiquismo de los individuos.
1. Los que precondicionan la producción del fenómeno
2. Los que se presentan en el período inicial oscilante hasta su consolidación soste-
nida
3. Los que se generan en los familiares convivientes
4. Los que se generan en la red social relacionada con el afectado
5. Los que se generan en la sociedad en general y se instalan en el imaginario co-
lectivo
6. Los que aparecen en el vínculo de los profesionales del campo médico y los afec-
tados y sus familiares
7. Los que aparecen en el vínculo de los profesionales del campo de la psicología y
los afectados y sus familiares
8. Los que aparecen en los cuidadores

Las limitaciones de esta presentación nos obligan a limitarnos


sólo al primer punto
Los vínculos problemáticos se presentan en las relaciones familiares, en las rela-
ciones sociales y en las relaciones consigo mismo para posicionarse con lo externo. Esta
mirada psicosocial está limitada al sector de los adultos mayores, no porque se trate de
un problema que se dé exclusivamente en ellos, sino porque es el colectivo social más
afectado. Esto se refleja en una problemática de trasfondo que se corresponde con una
cultura que viene de muchas décadas atrás, con valores que progresivamente se han
ido desplazando por otros, pero obviamente quedan fuertes rémoras en ese colectivo.
De los vínculos familiares sobresalen en primer lugar como generadores de con-
flictos el posicionamiento de secundarización en la pareja, que habitualmente se extien-
de al resto de la familia. La marginación sufrida o la auto marginación franca o relativa,
posibilitada por una autoestima baja pero consolidada en una estructura de poder, tiñe
todos los vínculos que adquieren la forma de sumisión, y por ende de escasa o nula
independencia personal. Es sobre este escenario que el individuo ha congelado todas
sus expectativas y ha redirigido unifocalmente su interés sobre el otro o los otros (even-
tualmente la pareja y los hijos). Estas son las precondiciones psicosociales que luego
explican el comportamiento posterior luego de la desintegración por cualquier causa de
la estructura de poder familiar, cuestión que luego retomaremos.
En segundo lugar debemos atender la cuestión de la modalidad de construcción
identitaria, que las investigaciones epidemiológicas sobre factores psicosociales iden-
tificaron de riesgo para alzheimer cuando se ha corporizado en otro (el esposo, hijo/a,
etc.) o en un desempeño laboral, en un talento puntual, en una posición social, etc. Este
déficit nos lleva a un tercero que es clave en el proceso: la dificultad de afrontamiento de
pérdidas, en especial de las personales afectivas pero que también se han reportado en
otras menores. En general se trata de un déficit que se hace presente en el tránsito de
la infancia bajo contención familiar, hacia un escenario de una realidad sin vinculaciones
afectivas que no garantiza la ausencia de la agresión posible. Se ha sugerido que podría

— 643 —
deberse a la falta de aprendizaje en la etapa previa a la indicada por la falta de un padre
cazador (sugestivamente Conde Sala-2004- ha hallado que la muerte del padre antes de
los 20 años se muestra como un factor de riesgo).
El cuarto déficit se refiere al relacional social, por lo que se conforma una red
vincular en esa dimensión que es débil, y que por lo tanto no garantiza la existencia de
un feedback de reforzamiento en ocasiones de traumas importantes. Y que en general
se da simultáneamente con un quinto que es el déficit relacional familiar, que en buena
parte toma la forma de concentración vincular con algunos pocos miembros de la familia,
con un riesgo que aumenta cuando el vínculo se establece con uno sólo de ellos (su pa-
reja o un hijo/a). El resultado es (o puede verse como), la inexistencia de una red social
y/o familiar de insuficiente contención, que se desnuda a propósito de un trauma, una
pérdida penosa e incluso en una enfermedad eventual o menor de origen físico conocido
y por lo tanto tratable fácilmente.
En la génesis de estos déficit puede suponerse el previo déficit de afrontamiento
por ser este más estructural, pensando al mismo como algo mucho más generalizado
que se correspondería con la incapacidad de hacer frente a situaciones novedosas (sea
al enfrentar a una persona desconocida o poco conocida, y obviamente todo tipo de
pérdida, que requiere entonces la novedad de tener que re posicionarse frente a ella).
No se usa aquí el concepto de resiliencia, que proviene del inglés resilience, y que tiene
su origen en la propiedad de los cuerpos semi elásticos de retornar progresivamente a
su forma original luego de ser deformados, y que no enriquece sino que limita el clásico
concepto de afrontamiento, a nuestro parecer.
En definitiva, todos estos aspectos psicosociales presentan entonces propieda-
des que justifican su participación importante en el proceso de dementización, y han
sido resignificados en la teoría psicosocial neuro sensorio desintegrativa del llamado
alzheimer.

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— 645 —
Perspectivas sobre las Demencias

Evaluación de necesidades y apoyo social en


adultos mayores con demencia que viven en sus
hogares

Miranda C, Galboda K, Olojudba C, Oomman y Orrell M

Resumen
En el Reino Unido aproximadamente un tercio de las personas con demencia que
viven en sus hogares vive sola. Además, dichas personas presentan un alto número de
necesidades no cubiertas en el área de interacción social. Estos hallazgos sugieren que
este grupo esta en riesgo de aislamiento social. Finalmente, para entregar una adecuada
atención a quienes sufren demencia, es importante evaluar sus necesidades considerando
su propia perspectiva.
Los objetivos fueron: evaluar necesidades y apoyo social de los ancianos con de-
mencia que viven en sus hogares; comparar necesidades de quienes viven solos versus
acompañados; y determinar que factores del paciente se relacionan con las necesidades
no cubiertas del paciente.
Se realizó una entrevista semi-estructurada a 100 ancianos con demencia que
viven en sus hogares y sus cuidadores (si es que tenían alguno). Los pacientes fueron
entrevistados acerca de sus necesidades, estado cognitivo, calidad de vida y apoyo social.
Los cuidadores fueron entrevistados sobre varios aspectos del paciente.
Resultados preliminares muestran que los ancianos que viven solos tienen más
necesidades no cubiertas. En general, los ancianos con demencia no están recibiendo
la atención adecuada para satisfacer sus necesidades psicológicas y sociales. Por otra
parte, los ancianos con demencia reportan una mejor calidad de vida y una menor cantidad
de necesidades no cubiertas en comparación a sus cuidadores.

 Department of Mental Health Sciences, University College London, Reino Unido. Cambridgeshire
and Peterborough Mental Health Partnership NHS Trust, Reino Unido.
Claudia Miranda Castillo Licenciada en Psicología. Magíster en Psicología Clínica. Candidata a
Doctor en Ciencias de la Salud Mental. University College London, UK. claudia.miranda@ucl.ac.uk
 North East London Mental Health NHS Trust, Reino Unido.
 North East London Mental Health NHS Trust, Reino Unido.
 North East London Mental Health NHS Trust, Reino Unido. 5 Boroughs Partnership NHS Trust,
Reino Unido.
 Department of Mental Health Sciences, University College London, Reino Unido. North East London
Mental Health NHS Trust, Reino Unido.

— 646 —
Finalmente, se discutirán los resultados resaltando la importancia de realizar
mas investigación acerca del tema considerando la propia opinión de los ancianos con
demencia.

Palabras clave: Demencia, Necesidades, Apoyo Social.

Introducción

Características de las Personas con Demencia que Viven en sus Hogares


Actualmente en el Reino Unido existen más de 600000 personas con demencia y
cerca de un 60% de ellas viven en sus hogares (Knapp & Prince, 2007). Dentro de este
grupo, aproximadamente dos tercios viven con otra persona y el resto vive solo (Sibley
et al, 2002).
Las personas con demencia que viven solas son en su mayoría ancianas viudas
con un deterioro cognitivo y funcional menor comparado con las personas con demencia
que viven acompañadas (Prescop et al, 1999). Sólo algunos de los ancianos que viven
solos y sufren de demencia tienen un cuidador familiar que los visita y ayuda con los
cuidados mientras que otros no cuentan con ningún cuidador (Gordon y Spicker, 1997).
Por otra parte, la literatura señala que los cuidadores de ancianos con demencia son
principalmente mujeres y que el hecho de convivir con una persona que sufre deterioro
cognitivo se asocia con síntomas de estrés y depresión en los cuidadores (Tuokko et al,
1999; Waite et al, 2004).

Redes de Apoyo Social


Respecto de las redes de apoyo social en personas con demencia, Wenger et al
(1994) encontraron que el 30% de las personas con demencia que vivían en sus hoga-
res tenían una red de apoyo “dependiente de la familia próxima” (involucra a dos o mas
miembros cercanos de la familia), mientras que un 26% tenia una red de tipo “privada”
(involucra sólo al esposo/a o un hijo/a). Por otra parte, se ha visto que los cuidadores
que viven con la persona con demencia, no necesariamente contactan al enfermo con
los servicios de salud o sociales (Nelson et al, 2002). Finalmente, Meaney et al (2005)
encontraron que las personas con demencia que viven en sus hogares presentaban un
alto número de necesidades no cubiertas en el área de interacción social. Todos estos
hallazgos sugieren que las personas con demencia que viven en sus hogares estarían
en alto riesgo de aislamiento social.

Escala Camberwell de Evaluación de Necesidades para el Adulto Mayor


(CANE)
La mayoría de las escalas que han sido diseñadas para identificar las necesidades,
han sido construidas para evaluar necesidades de personas menores de 65 años. Sin
embargo, con el objetivo de evaluar las necesidades de los adultos mayores, un instru-
mento estandarizado ha sido desarrollado recientemente: The Camberwell Assessment
of Need for the Elderly (CANE) (Reynolds et al, 2000; Orrell & Hancock, 2004). El CANE
es un instrumento que ofrece una evaluación estructurada de las necesidades del adulto
mayor. La escala abarca 24 áreas de necesidades del anciano incluyendo necesidades
físicas, sociales, psicológicas y ambientales. Las áreas evaluadas son: vivienda, cuidado

— 647 —
del hogar, alimentación, cuidado personal, cuidado de otra persona, actividades diarias,
memoria, vista/audición, movilidad, continencia, salud física, medicación, síntomas psi-
cóticos, angustia, información, riesgo de autoagresión, riesgo de accidentes, riesgo de
abuso/negligencia, conducta, alcohol, compañía, relaciones cercanas, dinero y prestacio-
nes sociales. Además, la escala tiene dos ítemes que miden la necesidad de información
y la ansiedad del cuidador. El instrumento se basa en la noción de que identificar una
necesidad implica identificar un problema y una potencial intervención para resolver ese
problema. El CANE consta de cuatro secciones: la Sección 1 evalúa si es que actual-
mente existe una necesidad en un área específica. Las necesidades en cada área se
puntúan como “sin problemas” (puntaje 0), “necesidad cubierta” (puntaje 1), “necesidad
no cubierta” (puntaje 2) o “desconocido” (puntaje 9). Cuando la Sección 1 se puntúa 1 o
2, se debe continuar completando las secciones 2 a 4. La Sección 2 del CANE evalúa el
apoyo informal recibido de la familia, amigos o vecinos y se puntúa desde 0 (ninguna ayuda
recibida) hasta 3 (mucha ayuda recibida). La Sección 3 evalúa el apoyo formal recibido
de los servicios locales (por ejemplo, cuidadores pagados, servicios sociales y de salud,
organizaciones voluntarias, etc) y cuanta ayuda necesita la persona por parte de dichos
servicios. Esta sección se puntúa desde 0 (no necesita ayuda) hasta 3 (necesita mucha
ayuda). La Sección 4 evalúa si la persona esta recibiendo el tipo de ayuda adecuada para
su problema. Esta sección también evalúa la satisfacción del paciente con la ayuda que
esta recibiendo. El CANE, en su versión original, es un instrumento confiable (α = 0.99)
y válido (correlacionado con CAPE-BRS r=0.66 y Barthel r=-0.53) (Reynolds et al, 2000).
Además, el CANE tiene la ventaja de evaluar las necesidades de los adultos mayores
desde la perspectiva del paciente, el cuidador, el profesional y el investigador/entrevistador,
lo cual permite comparar estas diferentes percepciones. El CANE ha sido utilizado para
medir las necesidades de adultos mayores en diferentes ‘settings’ tales como la propia
casa del adulto mayor, atención primaria, hogares de ancianos, hospitales, hospitales de
día, etc y es la manera ideal de evaluar las necesidades en este grupo etario. El CANE
ha sido traducido a 15 idiomas y esta siendo usado por investigadores y profesionales
en más de 32 países en Europa, América, Asia y Oceanía.

Necesidades de las Personas con Demencia


Hasta hace poco tiempo atrás no existía ningún instrumento estandarizado para
evaluar las necesidades del adulto mayor y por ende, las necesidades de aquellos que
sufren algún tipo de demencia. Investigaciones recientes sobre las necesidades de per-
sonas con demencia subrayan la importancia de tener en cuenta la perspectiva de ellos
mismos sobre sus propias necesidades (Audit Commission, 2002; Orrell & Hancock, 2004).
Al respecto, Hancock et al. (2003), en una muestra de adultos mayores que asistían a
diferentes servicios de salud mental, encontraron que aquellos con demencia reportaron
menos necesidades (cubiertas y no cubiertas) que los cuidadores profesionales y cuida-
dores familiares. Este resultado enfatiza el hecho de que las necesidades específicas de
la gente con demencia deben ser estudiadas considerando su visión como usuarios de
los servicios ofrecidos. En un estudio realizado en Reino Unido por Meaney et al (2005)
se encontró que las necesidades no cubiertas más frecuentes de las personas con de-
mencia fueron agitación (84%), agresión verbal (81%), cambios de ánimo (74%), ansie-
dad (70%), participación en actividades (79%), reunirse con otros (69%) y apatía (77%).
El hecho de ser más viejo, tener un mayor deterioro cognitivo y vivir solo fue asociado
significativamente con una mayor cantidad de necesidades no cubiertas. Por otra parte,
en otro estudio realizado en Holanda y en el que se utilizó el CANE para entrevistar a

— 648 —
en personas con demencia que vivían en sus casas, Dröes et al (2005) encontraron que
las necesidades no cubiertas más frecuentes, según las personas con demencia, fueron
información (14.3%), memoria (11.9%) y angustia (9.1%). Las necesidades no cubier-
tas más frecuentes según los cuidadores fueron memoria (51.5%), actividades diarias
(19.8%), información del cuidador (19.6%), información (14.4%) y vista/audición (14.2%).
Los cuidadores reportaron significativamente más necesidades cubiertas y no cubiertas
comparados con las personas con demencia. No hubo diferencias en las necesidades
(cubiertas y no cubiertas) según edad, sexo o situación de vida (solo o acompañado).
Sin embargo, mientras más severa la demencia, menos necesidades no cubiertas fueron
reportadas por la persona con demencia. Además, los cuidadores más jóvenes y que no
eran esposos de la personas con demencia reportaron más necesidades no cubiertas.
Finalmente, mientras más sobrecarga del cuidador y más severa la demencia del paciente,
los cuidadores reportaron más necesidades no cubiertas.

Objetivos
1. Evaluar las necesidades y apoyo social de los ancianos con demencia que viven
en sus hogares.
2. Comparar necesidades de quienes viven solos versus acompañados.
3. Determinar que factores del paciente se relacionan con las necesidades no cu-
biertas.

Metodología
Este estudio es de carácter transversal. La muestra fue intencionada y estratificada
de acuerdo a la “situación de vida” (dos tercios viviendo acompañados y un tercio vivien-
do solo). Se realizó una entrevista semi-estructurada a 100 ancianos con demencia que
cumplían los siguientes criterios de inclusión: vivir en sus hogares y estar acudiendo a
algún servicio (social, de salud u organización voluntaria), tener 60 o mas años y poseer
el diagnóstico de demencia según el DSM-IV.
El criterio de inclusión para los cuidadores informales fue el estar en contacto
personal con la persona con demencia por un mínimo de 4 horas a la semana.
Los pacientes fueron entrevistados acerca de sus necesidades, estado cognitivo,
calidad de vida y apoyo social. Los cuidadores fueron entrevistados sobre las necesidades,
estado funcional, calidad de vida y apoyo social del paciente.
Los instrumentos utilizados fueron los siguientes:
• Camberwell Assessment of Need for the Elderly (CANE)(Reynolds et al, 2000)
• Mini Mental State Examination (MMSE) (Folstein et al, 1975)
• Physical Self-Maintenance Scale (PSMS) and Instrumental Activities of Daily Li-
ving Scale (IADL) (Lawton & Brody, 1969).
• Quality of Life in Alzheimer’s Disease (QOL-AD) (Logsdon et al, 1999).
• Practitioner Assessment of Network Typology (PANT) (Grant & Wenger, 1993)

— 649 —
Resultados

Características Demográficas de la Muestra


De las 100 personas con demencia entrevistadas, el 52% eran mujeres. Aproxi-
madamente la mitad de los participantes estaba casado y se encontraba entre los 80 y
89 años. Tal como fue planificado, el 34% de los entrevistados vivía solo.
En cuanto a los cuidadores, la mayoría (72.5%) eran mujeres y esposas del en-
fermo, mientras que casi la mitad tenía entre 60 y 79 años.

Características Clínicas de las Personas con Demencia


Casi la mitad de los pacientes tenía una demencia leve según el MMSE con un
promedio de deterioro funcional moderado (media=6.8).
Igual proporción de participantes (26%) tenía una red de apoyo social de tipo
“dependiente de la familia próxima” o de tipo “privada”.
Los pacientes reportaron tener una mejor calidad de vida (Media=34.5) en com-
paración a lo que reportaron sus cuidadores (Media=28.7).

Características de los Pacientes que Viven Solos versus los que Viven
Acompañados
Se utilizó el estadístico Chi-cuadrado para evaluar diferencias en el sexo de los
participantes y el estadístico t para establecer diferencias en el resto de las características
de los pacientes. Los resultados se muestran en la Tabla 1.

Tabla 1. Características de la muestra según su “situación de vida”.

Viviendo Solos Viviendo Acompañados


Total
Característica n=34 n=66
n=100
Media (DS) Media (DS)
Edad 81.2 (6.3) ** 77 (7.8) 92

Sexo masculino n (%) 7 (20.6%) 41 (62.1%) ** 100

MMSE 19.3 (7.2) 19.2 (7.5) 100

ADL-IADL 8.1 (3.8) 6.4 (3.7) 74

QoL (reportada por los pacientes) 31.8 (8.1) 35.9 (6.3) ** 87

QoL (reportada por los cuidadores) 27.6 (5.5) 29 (5.9) 74

CANE Necesidades No Cubiertas (pun-


3.2 (3.0) ** 1.8 (2.0) 100
tuadas por el investigador)

**p= 0.01

En la Tabla 1 se aprecia que las personas con demencia que viven solas son prin-
cipalmente mujeres y de mayor edad que aquellos que viven con otra persona. Además,
quienes viven solos reportan una peor calidad de vida y una mayor cantidad de necesi-
dades no cubiertas en comparación con aquellos que viven acompañados.

— 650 —
Necesidades de las Personas con Demencia que Viven en sus Hogares
Las necesidades no cubiertas más frecuentes se encontraron en las siguientes
áreas: actividades diarias (44%), compañía (33%), angustia (30%), vista/audición (17%)
y riesgo de accidentes (14%).
Por otra parte, las personas con demencia reportaron un menor numero de nece-
sidades no cubiertas (media=0.9) en comparación con sus cuidadores (media=1.3) y el
investigador (media=2.2).

Factores Relacionados con las Necesidades No Cubiertas


Se realizó un análisis de regresión para evaluar los factores del paciente que se
asocian con las necesidades no cubiertas del mismo. Para ello se ingresó como variable
dependiente necesidades no cubiertas (puntuadas por el investigador) y como variables
independientes sexo, edad, estado cognitivo, calidad de vida (reportada por el paciente y
su cuidador), estado funcional, situación de vida (solo vs. acompañados) y red de apoyo
(privada vs otro tipo). Se encontró que sólo la variable calidad de vida (reportada por el
cuidador) se asociaba con las necesidades no cubiertas (puntuadas por el investigador)
(F=5.2, p=0.03; R2=0.01).

Conclusiones
Las personas con demencia que viven solas son principalmente mujeres de edad
avanzada quienes reportan una peor calidad de vida y presentan una mayor cantidad de
necesidades no cubiertas en comparación con aquellos que viven acompañados. Dado
que la ayuda recibida por las personas con demencia que viven solas proviene mayo-
ritariamente de los servicios formales sociales y de salud, los resultados muestran que
dichos servicios no están cubriendo adecuadamente las necesidades de este grupo, lo
cual a su vez conduciría a una baja calidad de vida.
La mayoría de las necesidades físicas (con excepción de problemas de visión
o audición) y ambientales de las personas con demencia están siendo cubiertas ade-
cuadamente ya sea por cuidado informal o formal. Sin embargo, son las necesidades
psicológicas (angustia) y sociales (actividades diarias y compañía) las que se encuentran
ampliamente no cubiertas. Futuros análisis de esta investigación servirán para determinar
los servicios involucrados en la atención de los participantes y para evaluar si existen
factores asociados específicamente a las necesidades no cubiertas en cada área.
El hecho de que el único factor relacionado con las necesidades no cubiertas de
los pacientes fuera la calidad de vida reportada por los cuidadores indicaría que estos
últimos estarían evaluando la calidad de vida de los enfermos considerando las necesi-
dades no cubiertas de los mismos.
Como era esperado, los pacientes reportaron un número menor de necesidades
no cubiertas en comparación con sus cuidadores y los entrevistadores. Esto podría de-
berse a varias razones tales como, deterioro cognitivo, falta de insight, resignación, etc.
Sin embargo, en esta muestra, el deterioro cognitivo de los pacientes no se encontró
relacionado con el numero de necesidades no cubiertas (reportado por los pacientes).
Por lo tanto, se requiere investigación futura para responder a esta interrogante.
Finalmente, es importante resaltar que la escala CANE aparece como un instrumen-
to adecuado para evaluar las necesidades de personas con demencia, permitiendo de este
modo la consideración de los propios pacientes a la hora de evaluar sus necesidades.

— 651 —
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— 652 —
Abordajes Psicogetonologico de las Demencias

Bases conceptuales de la prevencion del


llamado alzheimer

Gómez Salgado J, Molina Ruiz D, Jalife MA, Ojeda AC, Sánchez LM.

Resumen
Introducción: La teoría psicosocial neuro sensorio desintegrativa del llamado al-
zheimer, al explicar la concatenación de la personalidad, la historia de vida, y los suce-
sos penosos con marcado déficit de afrontamiento hasta llegar a la fijación de la aten-
ción en el deseo de muerte y la disfuncionalidad que ello ocasiona en los sistemas de
reconocimiento sensorial, permite inferir las acciones de prevención que son necesarias
tanto para evitar el inicio del proceso como para que éste siga avanzando. Objetivo:
Establecer las condiciones de contorno de las distintas fases del proceso en dirección
a visualizar y desarrollar las acciones sociales y familiares de reversión de aquel. Me-
todología: Se construye un lenguaje para la enunciación de cada fase del proceso que
pueda ser leído por actores sociales e instituciones, por familias y por profesionales de
la salud mental, y en segunda instancia diseñar las acciones que se infieren en términos
de los programas de prevención actualizados (ecuación de estado inicial en un ámbito
con información interactiva, ecuación de estado final, eficacia, eficiencia, rectificación,
reforzamiento, deslizamiento, sinergismo, penetrabilidad) en el marco del debate y la ne-
gociación por objetivos con los actores sociales identificados como natural u operativa-

 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Argentina.
Juan Gómez Salgado, Diplomado en Enfermería. Postgrado de Licenciatura y Magíster en Emergen-
cias. Docente de postgrado en las Universidades de Sevilla y Huelva. Diplomado en Enfermería de
Empresa por el Instituto de Salud Carlos III, con grado de Magíster en Ergonomía y Psicosociología
Aplicada, Profesor en la Universidad de las Islas Baleares (Investigación y Enfermería Médico-qui-
rúrgica). Diploma de Estudios Avanzados en Medicina Preventiva y Salud Pública. Doctorando en
la Universidad de Huelva Miembro del equipo de investigación del Proyecto Alzehimer Argentina
dirigido por el Prof. Lic. Luís María Sánchez desde 2005. Coautor y autor de numerosos trabajos y
presentaciones a congresos nacionales, internacionales y mundiales en el campo de la demencia
tipo Alzheimer. jgsalgad@gmail.com
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Argentina. diegomolinapf@hotmail.com
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Argentina. corre_2004@hotmail.com
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Argentina. alicarojeda@yahoo.com.ar
 Facultad de Ciencia y Tecnología, Universidad Autónoma de Entre Ríos, Concepción del Uruguay,
Argentina. stopalz@gmail.com

— 653 —
mente involucrados. Resultados: Ejemplo puntual de muerte del cónyuge. La ecuación
de riesgo se integra con la red familiar remanente de contención, opera la obra social y el
sistema jubilatorio como mensajero del riesgo al sobreviviente y ponderación del riesgo
según protocolo, participación del médico de cabecera y psicólogo. Se identifica la o las
instituciones sociales de contención.

Palabras clave: alzheimer, prevención, familia, sociedad.

Introducción
El complejo fenómeno de dementización crónica progresiva, vulgarmente cono-
cido como alzheimer, tiene un impacto importante en la sociedad con dos componentes
bien diferenciados. El primero, el epidemiológico, cuantitativo, que se expresa en innu-
merables artículos y estudios que indican una prevalencia superior al 15 % por encima
de los 65 años, y >30% % más allá de los 80, con variaciones notables que van del uno
por ciento en Maracaibo (Venezuela) (Molina, 2000), a 18 % en California (USA) (Fitz-
patrick, 2004; Pfeffer, 1987), y en general muy superior en Occidente que en Oriente,
incluyendo los actuales países conformados luego de la desintegración de la ex Unión
Soviética. No obstante, estos datos deben relativizarse, ya que por una parte no está
disponible una metodología diagnóstica incontrovertible que sea de uso generalizado, y
al reporte reciente de la inclusión como dementizados de personas con envejecimiento
normal en un porcentaje de entre el 30 y el 50 % (Sanchez, 2007; Jalife, 2007). El segun-
do componente es el psicosocial, al haberse logrado instalar en el imaginario colectivo
la idea de una amenaza generalizada, subterránea e indomable sobre la salud mental
de las personas, en particular de los mayores. A ello ha contribuido en mucho la impor-
tancia que el National Institute of Health de los EEUU ha otorgado a la cuestión sin el
establecimiento de prioridades metodológicas y de acumulación de información certera
(Adelman, 1998). Este malestar generalizado ha sido posible además ante la incerti-
dumbre acerca de la etiología del fenómeno y la enorme cantidad de hipótesis que se
han enunciado y reconvertidas en teoría por los medios de difusión masiva o los propios
investigadores, para luego derrumbarse al poco tiempo, y la confusión conceptual de
considerar a factores de riesgo como causales. Para mayor tensión aun, el paradigma
mecanicista que es hegemónico en la mirada sobre este problema, se muestra como
apropiado por el sistema de producción capitalista, lo que hace que se torne invulnerable
a la crítica científica y adquiera una dinámica que es independiente de los hechos. So-
breviven así impunemente contradicciones flagrantes desde el punto de vista científico:
nunca se demostró que individuos hasta ayer normales, hayan disminuido su nivel de
acetilcolina en el cerebro al entrar en el proceso de dementización, y nunca se demostró
que drogas que bloquean a la enzima que regula hacia abajo la acetilcolina (acetilcoli-
nesterasa) efectivamente haga aumentar su concentración en el cerebro. Y para mayor
abundamiento, la teoría enunciada y predicada es que la causa son las proteínas amiloi-
des. Que por otra parte, todos tenemos en mayor o menor medida. A partir de 1995 se
instauró la idea de que los amiloides anormales eran consecuencia de un gen anormal,
pero muy pronto se demostró que ese gen puede estar en individuos con envejecimiento
normal y no estarlo en individuos que se dementizan, con lo cual, para no abandonar
la hipótesis fallido se acuñó un concepto nuevo agregado a la teoría genética clásica:
el de un gen como factor de riesgo. Pero la impronta social de esta hipótesis fallida ha
quedado en el imaginario colectivo.

— 654 —
Ante este panorama, es obvio que las consideraciones preventivas serían sinuo-
sas, sino nulas. De hecho, no pueden encontrarse en las bases de datos y estudios
internacionales ningún programa preventivo con evaluación de resultados. A nivel in-
vestigativo se pretende recorrer el camino tan exitoso en muchas enfermedades como
son las vacunas sin saberse a ciencia cierta la causa, algo impensable. Las primeras
experiencias, centradas sobre la producción de anticuerpos anti amiloides fueron devas-
tadores para los voluntarios, trabajando con la cadena completa, y ahora se continúa
con partes de ella (Solomon, 2007) pero de ratones transgénicos, que han formado esos
amiloides por haber sido agregado artificialmente un gen ajeno a su cadena normal
de ADN. Este camino se da de bruces con los estudios que indican que los amiloides
también están en los individuos con envejecimiento normal. Pero además, la eventual
mayor acumulación de placas de beta amiloides (Abeta) (Woodhouse, 2007), no son la
causa sino la consecuencia del proceso de dementización, que implica obviamente una
drástica reducción de la actividad cerebral.
Los resultados de la aplicación de diversos tipos de terapias que se intentan po-
dría dar una pista lógica para la prevención, pero el panorama es también totalmente
desalentador. Recientemente la British Association for a Psychopharmacology (BAP):
“there is … evidence to show that neither cholinesterasa inhibitors nor Vitamin E reduce
the risk of developing Alzheimer´s disease in people with mild cognitive impairment, and
there is no evidence that there is any intervention that can prevent the onset of dementia”
(la evidencia muestra que ni los inhibidores de la colinesterasa ni la vitamina E reducen
el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer en personas con deterioro cognitivo
leve, y que no hay evidencia de que alguna intervención pueda prevenir la instalación
de la demencia (Burns et al, 2006). Sin embargo, también establece que “…there is …
evidence for a positive effect of reminiscence therapy, and …evidence that cognitive
training does not work. There is …evidence to support the use of psychological interven-
tion in dementia” (…hay evidencia de un efecto positivo con la terapia de reminiscencia,
y evidencia de que la estimulación cognitiva no tiene efecto. Hay evidencia que sostiene
el uso de la intervención psicológica en la demencia. Reconoce además que los pacien-
tes, sus cuidadores y sus médicos están a menudo atrapados por un nihilismo terapéu-
tico (sic). A nivel preventivo (Touchon, 2006) indica que quedan sin resolver cuestiones
tan importantes como lo metodológico, lo propiamente científico, también lo médico, lo
regulatorio y lo ético. Por ello es que aun en estos días sólo se expresan enunciados
generales más bien como expresiones de deseo (Feldman, 2007).

Metodología para la Construcción de un Modelo Preventivo


para Alzheimer
La lógica más robusta en el pensamiento preventivo es partir de los escenarios,
circunstancias y factores que colocan a una persona en proximidad de la causa inme-
diata de la patologización [deuda con Canguilhem] (Balibar, 1990). Implica una idea de
proceso, de encadenamiento causal no necesariamente lineal (o sea en cadena de cau-
sas en serie o en paralelo, copiando el modelo de redes eléctricas). Supone entonces
que nada se instala súbita, mágica o independientemente del receptor. Para que haya
un efecto debe haber un diálogo entre la causa última inmediata y el receptor, un inter-
cambio de información, es decir, una comunicación. Por lo tanto, el programa preventivo
debe accionar sobre aquellos escenarios, circunstancias y factores, en tanto que en
general la causa última inmediata ya es resorte de acciones sobre el individuo mismo

— 655 —
colocado en esa circunstancia peculiar de estar dialogando con aquella. En palabras
aproximadas de Georges Canguilhem, todo es cuestión de un modo de andar la vida.
Este pensamiento está implícito en la formulación de la Teoría psicosocial del proceso de
dementización tipo alzheimer, que se diera a conocer recientemente (Sánchez, 2007). A
partir de allí es posible elaborar una política preventiva para este tipo de dementización,
ya que está disponible el marco lógico que viene a explicar la secuencia causal, y que
además a mostrado su validación en la recuperación de casos (Sanchez, 2007).

La Teoría Psicosocial del Fenómeno de Dementización llamado


Alzehimer
La Dementización Crónica Progresiva, (DCP), el nombre científico de lo
que vulgarmente se llama alzheimer, es una cuestión bien diferente de la depre-
sión, de los distintos tipos de psicosis y obviamente de conductas a veces sorpren-
dentes y novedosas del envejecimiento normal, y a la larga mucho más grave.
Aunque el trayecto final de desintegración cerebral es similar, hay dos tipos de proce-
sos: el que se da en adultos jóvenes o en adultos mayores, y otro diferente que ocurre
en adultos muy mayores, digamos de alrededor de 80 años o más. En estos últimos
el problema es “simplemente” la pérdida de la motivación vital, el agotamiento del de-
seo de seguir viviendo.Los adultos jóvenes o adultos mayores de riesgo para una DCP
son aquellos que por lo general tienen una personalidad introvertida, poco sociales,
con tendencia al aislamiento, con dificultades para enfrentar los desafíos de la vida,
tendencia a depender de otros, han construido su identidad personal a la sombra y
contención de otro (la mujer del médico, el marido de...), con escasa o nula capacitad
de afrontar las dificultades, tendencia a quedar aferrados a acontecimientos penosos
de su vida o de otros, lo que se muestra y designa en general como depresión. A me-
dida que avanzan los años la probabilidad de que estas personas sufran una pérdida
penosa va en aumento, obviamente. El riesgo aumenta exponencialmente al no tener
capacidad de afrontamiento de dichas pérdidas, que puede ser del esposo que le daba
o prestaba la identidad, de hijos que le daban sentido a su vida, de su trabajo que le
justificaba la existencia, de su capacidad corporal y mental a lo que había apostado o
concentrado, y al no contar con una red familiar y una red social que detuviera su caída
luego del duelo imposible de elaborar y encontrar una salida, la persona se derrumba.
Hasta este momento y hasta mucho después su cerebro está totalmente normal, no
muestra absolutamente nada y no puede observarse anomalía alguna en imágenes.
El derrumbe de la persona, su “entrega”, se expresa en la idea de desear morirse, en
la fijación de la atención en su propia y deseada muerte, que no es una decisión de mo-
rir. Ahí comienza lo anormal, lo antinatural, lo destructivo, porque en realidad estamos
programados biológicamente, ancestralmente, para todo lo contrario, como es explorar,
combatir, defendernos, cazar (en el sentido literal y en el sentido simbólico), para atacar,
para preguntarnos, para inquirirnos, y nuestra atención concentrada en cada objetivo
parte de un estado de alerta básico que no perdemos nunca.

La Producción del Daño Cerebral en el Proceso de Dementización


Para comprender el mecanismo del daño cerebral en sí, debemos recordar que
tenemos nueve sentidos: visión, audición, equilibrio, tacto, percepción espacial, gusto,
olfato, sentido de lo extraño (o de la familiaridad) y de la percepción corporal. Todos

— 656 —
estos sentidos, y quizás otros más, están activos en el estado de alerta básico y tienen
dos componentes: una automática de reacción inmediata (se prende una luz y pestañeo
independientemente de mi voluntad, etc.) y otra de reconocimiento, en que los estímu-
los son enviados al cerebro y allí se coteja si ha sido cargada esa información. Son los
reconocimientos sensoriales. Pues bien, todo lo que hacemos, todo lo que pensamos,
por más banal o instantáneo que sea, se graba en el cerebro en forma de red neuronal
en la que participan inexorablemente neuronas de los sistemas de reconocimiento sen-
sorial de los nueves canales, en mayor o menor medida. Y esas redes que se arman en
nuestro cerebro se refuerzan cuando volvemos a hacer el mismo acto o generamos el
mismo pensamiento, pero además porque en realidad todo está conectado con todo en
el cerebro: lo que vamos a hacer se conectará en mayor o menor medida con lo que ya
hemos hecho y cargado como redes neuronales en nuestro cerebro.
Ahora bien, al fijar la atención en la muerte, que es algo abstracto que no nos
genera necesidad de respuesta motora o cognitiva, y recurriendo al mecanismo natural
y disponible en todos de bloquear la recepción de otros estímulos como cuando con-
centramos la atención en algo, estas personas pasan a bloquear, al principio en forma
oscilante, con variaciones a lo largo de un día o de días, los estímulos sensoriales de
los distintos canales. Es un mecanismo biológico básico ya que debemos concentrarnos
en el tigre que nos ataca y no podemos dispersarnos: es un principio de superviviencia.
El desplazamiento de la atención hacia distintos objetivos es normal y rutinario,
pero en las personas que entran en el proceso DCP el bloquear persistentemente la
recepción de estímulos por los distintos canales sensoriales y su consiguiente envío el
cerebro, hace que las neuronas de los sistemas de reconocimiento sensorial que forman
parte de las redes sensoriales dejen de recibir estímulos, con lo que a la larga se pierden
las conexiones sinápticas, no viajan estímulos por las dendritas (las conexiones entre
redes neuronales) y se desarman las redes. Algo equivalente a la atrofia de un músculo
que no usamos.
Esta es la razón por la que no reconocen a familiares, pierden el olfato, el gusto, la
orientación espacial, etc. Son esa parte de las funciones cerebrales que están perdiendo
al bloquear los estímulos por haber fijado la atención en el deseo de muerte.
Cabe aclarar que estas personas no son conscientes del daño que habrán de
producirse a ellos mismos. Tampoco lo saben los familiares y la mayoría de los médicos
que los tratan. Al comienzo el proceso es oscilante, entrando y saliendo de la parálisis
psicológica frente a la realidad, y es muy frecuente que al salir muestren su lucha contra
la ella en forma de agresiones, ironías o sarcasmos, lo que indica que no la han aban-
donado.
Ya comienzan a no reconocer, van perdiendo la capacidad de recuperación de
eventos menores recientes (redes neuronales débiles, con baja estimulación sensorial),
y en cambio todavía pueden recuperar eventos del pasado. Pero no cualquiera, sino
sólo aquellos en que los eventos vividos (redes sensoriales armadas en el pasado)
fueron posibles con una gran estimulación (emocionales), prolongadamente reforzadas
y conectadas con múltiples otras redes sensoriales, como la puerta de calle de nuestra
casa de la infancia, por donde nos refugiamos, por donde temblamos por llegar todos
embarrados, por donde llegábamos para comer, a encontrar con los brazos de nuestras
madres o la mirada escrutadora de nuestros padres, etc.
Así es entonces que los indicadores biológicos más sólidos para detectar el que
una persona se encuentra en dementización de este tipo son las fallas de los sistemas
de reconocimiento sensorial. la progresiva desintegración de las redes neuronales en

— 657 —
nuestro cerebro por déficit de estimulación de los sistemas de reconocimiento sensoria-
les es la esencia del proceso de dementizacion, y conduce a la muerte porque un siste-
ma esencial automático tiene conexiones con redes sensoriales especificas, que cuando
también llegan a afectarse, se ocasiona obviamente la muerte. No se trata entonces
propiamente de una enfermedad (“conjunto de signos y síntomas que responden a una
causa conocida”), no es genético, no tiene que ver con el envejecimiento (la confusión
proviene de que a mayor edad mayor es la probabilidad de sufrir pérdidas penosas, que
es un detonante muy frecuente, como hemos ya dicho), no se inicia con ningún daño
en el cerebro sino que concluye a la larga en él, no es un problema de la memoria sino
de la atención, y antes que ésta de la motivación, y antes que ésta de la búsqueda de
satisfacción, y antes que ésta de las pulsiones biológicas y psicológicas manipuleadas
por la voluntad, y aun antes del estado basal de alerta que nos caracteriza. Una de las
formas últimas de la expresión del proceso es el problema con la memoria, pero en
realidad la dificultad de recuperar eventos es el último eslabón de una larga cadena, y
haberse concentrado en ella y no en el déficit de atención es lo que ha impedido, cree-
mos, entender el proceso.

Estructura Básica de un Programa de Prevención de la


Dementización Tipo Alzheimer en Base a la Teoría Psicosocial
Neuro Sensorio Desintegrativa
Detección muy precoz: los indicadores de riesgo como el déficit de afrontamiento
y la construcción identitaria con muletas afloran ya en la fase de culminación de la infan-
cia bajo contención familiar y el comienzo de las actividades exploratorias del individuo
en la realidad social. Los recursos humanos con que cuenta la sociedad para instrumen-
tar esta fase de la detección son los ligados normalmente con los sistemas educativos
y con los relacionados con la incorporación de jóvenes a la producción de bienes y ser-
vicios, y al deporte, para señalar los más conspicuos. Deberá difundirse y capacitarse a
dicho personal para saber detectar y accionar para mitigar las tendencias de presencia
de estos indicadores.
Prevención continua: operando sobre pérdidas penosas significativas cualesquie-
ra estas sean y a cualquier edad, pero en especial los afectos y las incapacitaciones
propias de todo tipo. Los recursos humanos con que cuenta la sociedad, que ya operan
en muchos lugares en los casos de traumas, son del campo de la psicología, y deben
capacitarse para atender desde su fundamentación teórica los problemas emergentes
de aquellos.
Detección precoz: operando mayormente sobre adultos mayores con peligro de
pérdida de su construcción identitaria (jubilación o retiro, fallecimiento de cónyuge o vás-
tago, incapacitación, pérdida material masiva, etc.) Los sistemas jubilatorios estatales y
privados pueden implementar servicios de seguimiento de sus afiliados y detectar así
casos que podrían merecer una atención personalizada en razón del riesgo establecido
mediante un adecuado protocolo, liderado por psicólogos con acompañantes terapéu-
ticos, y en equipo con otros profesionales formados en el campo del comportamiento
normal y potencial o realmente dañino.
Diana de inicio del proceso: Ensimismamiento (fijación en pensamientos penosos)
con resistencia a salir del estado, fallas de reconocimiento sensorial en alguno de los 9
canales, oscilación entre normalidad y ensimismamiento resistente. Una invocación de

— 658 —
orden, con firmeza y afecto, a cargo del familiar o profesional elegido expresamente,
advertirá repetidamente a la persona que se está al tanto de lo que está haciendo y ade-
más del daño que habrá de cometer contra ella y sus seres queridos. Cartilla instructiva
al público en general implementada por los organismos públicos de la salud pública.

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— 659 —
Abordajes Psicogetonologico de las Demencias

Gestão gerontológica domiciliar - possíveis


configurações do cuidado no cenário das demências

Ana Lúcia Marques de Souza, Ruth Gelehrter da Costa Lopes


y Delia Catullo Goldfarb

Resumo
O debate sobre as ações que envolvem o cuidado de idosos portadores de de-
mências vem tomando larga proporção e as novas propostas de atendimento tendem
a abarcar familiares e cuidadores, além do idoso em questão. A Gestão Gerontológica
Domiciliar (GGD) faz parte desse grupo de atuação complexa e age em sete frentes:
1) acompanhamento da evolução clínica; 2) cuidados com os aspetos emocionais e o
sofrimento psíquico do paciente; 3) orientação familiar; 4) recrutamento, seleção, trei-
namento e desenvolvimento dos profissionais envolvidos no atendimento ao idoso; 5)
orientação e administração de funcionários domésticos quando os houver; 6) adequa-
ção ambiental; 7) administração financeira. O objetivo dessa apresentação será expor
intervenções psicogerontológicas realizadas com idosos com demência, seus familiares
e cuidadores a partir da GGD. Será realizado um estudo de caso que explicita a ação
prestada a uma idosa com demência, seus familiares e cuidadores, as sugestões de
adequação do espaço físico da residência e a intervenção junto à equipe multidisciplinar.
Para tanto, serão selecionados relatos dos familiares e cuidadores que expõem as res-
trições vividas durante as atividades de vida diária da idosa, as dificuldades enfrentadas,
pela senhora com demência em relação ao seu ambiente e à sua capacidade funcional,

 Grupo de Estudos de Psicogerontologia (GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimen-


to: Estudo do Acompanhamento Terapêutico para Idosos” do Programa de Estudos Pós Graduados
em Gerontologia da Pontifícia Universidade Católica (PUC), São Paulo, Brasil. lunamsouza@gmail.
com
Ana Lúcia Marques de Souza. Psicóloga pela Universidade São Marcos-SP. Psicóloga atuando pela
Home Gero Psicologia e Consultoria Ltda, onde realiza trabalho de gestão gerontológica domiciliar.
Mestranda em Gerontologia Social pelo Programa de Estudos Pós-Graduados em Gerontologia So-
cial Pela PUC-SP, trabalhando com o tema Gestão gerontológica domiciliar: possíveis configurações
do cuidado no cenário das demências. Pesquisadora do Grupo de Estudos de Psicogerontologia
(GEP) e Grupo de pesquisa “Saúde, Cultura e Envelhecimento: Estudo do Acompanhamento
Terapêutico para Idosos” do Programa de Estudos Pós Graduados em Gerontologia da Pontifícia
Universidade Católica (PUC). Gerontologia Social pelo Instituto Sedes Sapientiae. Técnica de En-
fermagem (Escola de Enfermagem Universidade Vale do Rio Doce, Governador Valadares MG).
Integrante dos grupos de pesquisa: LEC (longevidade, envelhecimento e comunicação) PUC-SP;
Saúde, Cultura e Envelhecimento: Estudo do Acompanhamento Terapêutico para Idosos do PE-
PGG-PUC-SP.

— 660 —
as questões dos familiares com a equipe de cuidadores e as possíveis ações psicoge-
rontológicas para melhoria das demandas apresentadas.

Palavras-chave: Gestão Gerontológica Domiciliar, demências, idosos, família,


cuidadores, ações psicogerontológicas.

Começo minha apresentação situando a gerontologia como campo de estudo


interdisciplinar constantemente questionado sobre suas possibilidades de atuação no
mercado de trabalho. Dentro do domínio gerontológico, muitas são as pesquisas na
área da saúde que visam à construção de métodos e técnicas de atuação, desvelando
a compreensão do envelhecimento com suas múltiplas facetas e do velho como ator
principal deste processo, que se desdobra em características singulares e implicações
múltiplas.
Tendo em mente a afirmação de Lopes (2006, p. 88) de que “a psicogerontolo-
gia conquista reflexões próprias, nas diferentes abordagens teóricas, colaborando para
essa construção”, proponho-me, enquanto pesquisadora no campo gerontológico, a
agregar meus conhecimentos e experiências como técnica de enfermagem e psicóloga
para a elaboração e desenvolvimento de ações psicogerontológicas que envolvam o
cuidado de idosos portadores de demências, seus familiares, cuidadores envolvidos e o
ambiente em questão a partir da gestão gerontológica domiciliar (GGD).
Nesta apresentação, vou contar um pouco da minha experiência neste campo de
atuação através de um estudo de caso que ilustra as ações prestadas a uma idosa com
demência, seus familiares e cuidadores, as sugestões de adequação do espaço físico
da residência da idosa e a intervenção junto à equipe multidisciplinar.
Para tanto, é importante considerarmos os dados demográficos que apontam para
o crescimento da população idosa e a constatação do envelhecimento deste segmento
etário. A proporção da população “mais idosa”, os octogenários que representavam cerca
de 10% da população idosa em 1940 e em 2000 correspondiam a 13%, tende a crescer
mais (Camarano, 2004). Neste contexto, é importante pensarmos que, embora a maioria
da população envelheça sem grandes problemas de saúde, boa parte deste segmento
etário que está envelhecendo pode vir a apresentar condições de fragilidade.
O conceito de fragilidade no envelhecimento vem sendo discutido de forma am-
pla e, apesar de haver uma compreensão sobre seu impacto na vida pessoal, familiar
e social dos idosos, a literatura específica evidencia a dificuldade de se chegar a um
consenso. Na perspectiva biológica, a fragilidade estaria relacionada ao declínio da ca-
pacidade funcional do indivíduo com perdas na manutenção da dinâmica do organismo,
o que dificulta ou impede possíveis respostas de adaptação aos fatores estressores
(Teixeira e Néri, 2006).
Sem perder de vista a multidimensionalidade do conceito, Goldfarb (2006) aponta
que a fragilidade está para além do declínio biológico e considera a vulnerabilidade so-
cial, os fatores subjetivos e culturais como determinantes na organização das situações
de fragilidade.
Muitas fragilidades acompanham o envelhecimento e, embora a maioria das pes-
soas não apresente comprometimentos cognitivos na velhice, a discussão acerca das
demências vem se ampliando no âmbito acadêmico. Apontadas como um processo ir-
reversível com baixa resposta às terapêuticas medicamentosas, as demências vêm se
destacando como uma questão de saúde pública em razão do aumento da população

— 661 —
envelhecida em todo o mundo e da complexidade de fatores que envolvem o idoso com
demência e seu meio social. Tal complexidade tem início na esfera cognitiva com mo-
dificações diretas no desempenho de tarefas simples do cotidiano que, até então, eram
realizadas com tranqüilidade.
As intervenções não medicamentosas no cenário das demências ainda são vistas
com preconceito e desconfiança tanto pela comunidade médica como pelos familiares.
O diagnóstico alivia, mas começa uma situação de desespero, frustração e culpa, na
qual familiares e cuidadores buscam informações e conhecimento sobre os sintomas e
a evolução da doença.
Muitas vezes, nesta busca, a situação demencial instala-se no ambiente. O idoso
que recebe o diagnóstico de demência está na fase inicial e tem praticamente toda sua
funcionalidade preservada, mas a família está preparada para o que seria a fase avan-
çada, tornando o idoso refém do cuidado e impossibilitando intervenções não farmaco-
lógicas que poderiam beneficiar o idoso com demência e seu entorno social.
Robert Perez (2004, p.45) considera que não há um amplo consenso entre a
eficácia dos tratamentos farmacológicos, sendo que o contrário ocorre com outras vias
terapêuticas. Acerca disso, o autor afirma: “cuando llegamos al abordaje no farmaco-
lógica, ya no existe internacionalmente el mismo consenso, tal vez por no estar aún lo
suficientemente sistematizado y estudiado em sus efectos.”
Muitas são as propostas de atendimento não-farmacológico realizadas à pacien-
tes idosos com demência, em especial na situação domiciliar, que não são reconhecidos
ou valorizados pela equipe médica e pela família.
Ao contrário do que se pensa, os profissionais envolvidos com a esfera do cui-
dado, mais precisamente o cuidador, torna-se uma figura fundamental para o desvela-
mento de ações terapêuticas e extremamente criativas que, muitas vezes, funcionam
com a mesma precisão de um neuroléptico em situações de alteração comportamental
e agitação apresentados pelos pacientes com demência.
Minha experiência neste campo de atuação começa como cuidadora e quando
me via acometida por sentimentos de angústia e desamparo no contato com os idosos
atendidos, recorri ao improviso e à criatividade, agregando conhecimentos da psicologia
e da gerontologia. Assim, compreendi que esta experiência poderia contribuir para a
elaboração de tarapêuticas não-farmacológicas.
O relato de caso que será apresentado neste artigo parte da experiência no con-
tato com uma paciente idosa com demência, seus cuidadores e familiares, onde dife-
rentes fases foram vividas e junto a elas os diversos desafios a serem enfrentados pela
equipe interdisciplinar da qual faço parte.
Foram muitas as intervenções, o que nos obriga fazer um recorte, preservando
pontos específicos dos caminhos percorridos neste caso, baseados nas sete frentes
de atuação da gestão gerontológica domiciliar, que não tem como pretensão resumir a
complexidade que se dá nos cenário das demências.
Para que seja preservada a identidade da pessoa, ela recebeu o nome fictício
Rosa. D. Rosa, viúva, 85 anos, com dois filhos (um deles falecido), recebeu diagnóstico
de demência vascular após sofrer várias isquemias lacunares, ocorridas após a morte
do marido, sendo que a última se deu a três anos, impossibilitando-a de andar. Reside
em um apartamento grande com cuidadores que se revezam nos seus cuidados.
Meu trabalho com esta idosa se dava como cuidadora, mas há cinco anos fui con-
vidada pela família a assumir a gestão da residência em razão dos problemas surgidos

— 662 —
com a evolução do quadro demencial da idosa. Nesta época, cursava o último ano da
faculdade de psicologia.
Ao longo dos atendimentos, percebi que a dinâmica de cuidados a um idoso com
demência, necessita de uma estrutura específica para cada caso, que vai desde a orga-
nização das atividades de vida diária até o acompanhamento do processo. A inevitável
evolução progressiva no quadro das demências vasculares, que ocorrem segundo os
neurologistas em degrau, exige a constante reestrutura do ambiente na dinâmica do
cuidar.
O que eu observava, era escrito em um caderno de anotações rico em detalhes,
que aos poucos foi se transformando em um caminho para intervenções terapêuticas
não medicamentosas. Estas anotações, aos poucos tomavam forma de um histórico bio-
gráfico desta paciente possibilitando personalizar o cuidado. A essas ações dou o nome
de gestão gerontológica domiciliar, que será explicitada a seguir.
A gestão gerontológica domiciliar, neste caso em específico, apóia-se em sete
frentes, são elas: 1) acompanhamento da evolução clínica; 2) cuidados com os aspectos
emocionais e o sofrimento psíquico do paciente; 3) orientação familiar; 4) recrutamento,
seleção, treinamento e desenvolvimento dos profissionais envolvidos no atendimento ao
idoso; 5) orientação e administração de funcionários domésticos quando os houver; 6)
adequação ambiental e 7) administração financeira quando necessário.
Com o levantamento do histórico biográfico vivencial de D. Rosa, as sete frentes
foram cuidadosamente analisadas e a atuação para cada uma partia da necessidade
que se apresentava no contexto do cuidar, dando prioridade à autonomia e aos praze-
res possíveis, pautados na funcionalidade preservada e nas possibilidades financeiras,
ambientais e emocionais.
Na primeira frente de atuação – acompanhamento da evolução clínica –, foram
feitos os seguintes comentários de uma das cuidadoras:

“Todo dia tinha que anotar o relatório naquele caderno, parecia uma reza,
não mudava nada, todo o dia escrevia as mesmas coisas, se tomou banho, se
comeu se foi ao banheiro, se tomou os remédios e o nome dos remédios com
as letras dos médicos, era difícil de ler, agora não, ficou mais fácil porque já está
tudo anotado, é só marcar. Às vezes, as coisas importantes que ela (Dona Rosa)
falava ou que ela pedia a gente nem dava importância, eu achava que nem preci-
sava anotar isso. Agora não, eu anoto tudo, se ela gostou de assistir um filme ou
não, daí fica mais fácil de atender aos pedidos dela e ela fica mais calma” (A.F.O,
cuidadora).

“Antes era uma luta na hora de ir ao médico, era exames pra todo lado,
tinha que achar os últimos pra levar ao médico, alguns exames ficavam perdidos
nos consultórios dos médicos. Agora não, tem um arquivo e é por data e por nú-
mero, fica tudo na caixa, é só olhar na lista que acha o exame que precisa” (M.L.
cuidadora).

De acordo com os relatos, foi criado um prontuário eletrônico de fácil manuseio


para as cuidadoras no qual havia a transcrição da prescrição médica, o quadro para
acompanhamento dos sinais vitais da paciente, que apresentava uma hipertensão arte-
rial sistêmica e precisava ser controlada, um espaço para anotações objetivas e inter-
corrências no cotidiano da paciente e, principalmente, local para anotações dos desejos

— 663 —
e das vontades da paciente e as suas reações em relação ao cuidado e ao ambiente.
Outro fator importante relatado pela segunda cuidadora foi o arquivamento de todos os
exames médicos, o que facilitou o acompanhamento da evolução clínica e a suspensão
de medicamentos prescritos em momentos específicos.
Na segunda frente de atuação, cuidados com os aspectos emocionais e o sofri-
mento psíquico da paciente, foram observadas as reações da idosa. Esta permanecia a
maior parte do seu dia em uma pequena sala de televisão. Neste local, de frente para a
idosa, havia um móvel grande e escuro no qual se encontravam expostas fotos de qua-
tro gerações da família. Ela não reconhecia mais as pessoas das fotografias e apresen-
tava alterações emocionais, ficando agitada e agressiva. As cuidadoras diagnosticavam
tais comportamentos como delírio e telefonavam para o psiquiatra, que prescrevia doses
extra de hipnóticos ou neurolépticos. Às vezes, a filha pegava as fotos e tentava explicar
quem eram as pessoas nelas presentes. Nesta situação, muitas vezes, a idosa apresen-
tava quadros de hipertensão com picos sistólicos e precisava ser medicada.
Por meio de um longo trabalho com a família de D. Rosa, conseguimos retirar
o móvel que causava muito sofrimento para a paciente, pois era como se todo o seu
passado estivesse à sua frente, como um espelho refletindo um real que as condições
psíquicas atuais não suportavam elaborar. Assim, no seu lugar, foram penduradas gra-
vuras de flores escolhidas pela idosa e pela filha e colocado outro pequeno móvel no
qual se encontravam apenas as fotos dos bisnetos que ela adorava.
A terceira frente de atuação – orientação familiar – foi realizada em diferentes mo-
mentos, em razão de a família não residir com a idosa, o que impedia o conhecimento a
respeito dos cuidados necessários. Após sofrer uma das isquemias, D. Rosa começou
a apresentar engasgos, evoluindo para disfagia. Juntamente com a atuação da fonoau-
dióloga, o restante da equipe adotou diversas condutas, porém a idosa entrou em de-
pressão e se recusava a comer. Havia a prescrição de gastrostomia, mas a família não
a autorizou, porque foi orientada por um médico de maneira equivocada. D. Rosa che-
gou a ficar com sonda nasoenteral por três meses, o que desencadeou um quadro de
depressão profunda. Ela que era extremamente vaidosa e não suportava perceber que
estava com algo no nariz, em princípio tentou arrancar, mas depois já não abria mais os
olhos. Quando os bisnetos iam visitá-la, questionavam sobre a sonda e demonstravam
desconforto em relação ao instrumento, e D. Rosa ficava cada vez mais abatida.
Depois de investigar muito a respeito do procedimento em questão com médicos
e com as empresas fabricantes do material da gastrostomia, conseguimos, junto a um
hospital, montar um esquema organizado para que D. Rosa fosse internada para fazer
a gastrostomia pela manhã e recebesse alta no mesmo dia, ao final da tarde. Mediante
a sistematização personalizada para a realização do procedimento e os argumentos
que constatavam a depressão de D. Rosa diretamente causada pela sonda, a família
autorizou a gastrostomia. Após três dias, a idosa voltou a abrir os olhos e a se comuni-
car com as pessoas de seu meio, visitou seus bisnetos e fez compras. Foi realizado um
treinamento intensivo de orientação das cuidadoras pela fonoaudióloga e uma pesquisa
junto à nutricionista para desenvolver uma maneira de cozinhar o alimento para que ti-
vesse consistência pastosa e aparência sólida. Após dois meses, D. Rosa se alimentava
via oral e continuou com restrição para líquidos finos, mantendo a gastrostomia apenas
para hidratação.
Quanto ao recrutamento, seleção, treinamento e desenvolvimento dos profissio-
nais – quarta frente da GGD – envolvidos com D. Rosa, durante toda a atuação da
gestão gerontológica domiciliar foi preciso enfatizar a constante orientação dos funcio-

— 664 —
nários. Na residência da idosa, havia uma cozinheira que estava sempre em conflito
com as cuidadoras em relação ao preparo da comida. A intervenção da GGD foi desen-
volver um cardápio com mais de trinta pratos escolhidos por D. Rosa com colaboração
da cozinheira. Ao fazer este cardápio, ela se lembrou de receitas da mãe e da avó. Em
relação à consistência, foram muitos treinos até conseguirmos chegar ao ponto ideal
de consistência para que D. Rosa pudesse comer sem correr risco de engasgar. Outra
questão trabalhada com as cuidadoras foi como servir D. Rosa. Antes de oferecer o ali-
mento, elas o amassavam e D. Rosa não gostava da aparência de papa de sua refeição.
Mediante esta constatação, orientamos as cuidadoras a não amassar o alimento, que
estava bem cozido, e mantê-lo com aspecto de pedaço na colher.
A orientação e a administração de funcionários domésticos como quinta frente
de atuação nem sempre é necessária, mas, especificamente na residência de D. Rosa,
tinha cinco funcionários a serem administrados. Havia muito tempo que as cuidadoras
trabalhavam sem folgas e tampouco férias. O contrato delas com os familiares era ver-
bal e elas sentiam-se exploradas, pois viviam situações de estresse por sobrecarga
de trabalho e estes fatores influenciavam na maneira como exerciam as funções. Na
tentativa de modificar esse quadro, foi desenvolvida uma escala de revezamento com
possibilidade de folgas, além disso, foi negociado um esquema de reajuste salarial em
contrato consensual entre a família de D. Rosa e as cuidadoras, viabilizando benefícios
e deveres para ambas as partes.
Na adequação ambiental, sexto item da atuação da GGD, muitos móveis e obje-
tos de decoração foram retirados. D. Rosa tinha um gosto muito apurado por arte-sacra,
assim, sua casa era escura e tinha muitos objetos e móveis antigos. As cortinas e as
paredes eram escuras, pois, segundo relatos de funcionários, ela não gostava da clari-
dade do sol. No entanto, com a evolução da demência, D. Rosa começou a ter pavor de
objetos muito grandes e ambientes escuros. Assim, foi feita uma reforma na casa e as
paredes beges foram pintadas de cores diferentes escolhidas por D. Rosa. A pequena
sala íntima onde ela assistia ao telejornal recebeu tons cor-de-rosa; a sala maior teve
suas paredes pintadas de azul claro; do quarto foi retirado um papel de parede escuro e
recebeu tons de amarelo claro e os corredores ficaram brancos.
Outra adequação realizada foi à adaptação de uma cadeira com um suporte se-
melhante a uma mesa, que foi desenvolvida em conjunto com o terapeuta ocupacional.
Nela, D. Rosa podia sentar-se para fazer refeições e ler jornal. Ela já não se sentia segu-
ra ao ficar sentada em cadeiras comuns em volta da mesa, pois apresentava hipertonia
muscular e tinha apraxia avançada e nesses casos, a referência tátil torna-se necessária
à paciente. Com o suporte desenvolvido para D. Rosa, seus cotovelos permaneciam
apoiados, oferecendo a possibilidade de segurar o jornal para ler e de segurar o talher
para comer. Além disso, foi feito o desenho anatômico de um assento acolchoado para a
cadeira higiênica, o que foi possível com a ajuda de um marceneiro e um tapeceiro.
Por fim, quanto a sétima frente, a administração financeira, nem sempre as fa-
mílias precisam deste tipo de intervenção, porém no caso da residência de D. Rosa,
havia muitos conflitos entre os familiares e as funcionárias em relação a esse aspecto. A
confiança entre os dois lados estava abalada e acusações sobre roubos e gastos exces-
sivos eram freqüentes. Desta forma, as funcionárias sentiam-se humilhadas e desvalo-
rizadas e não conseguiam perceber mais seus direitos. Notei que, por razões culturais,
a família da idosa jamais confiaria em seus funcionários. Desta forma, organizei um
esquema onde a maior parte das compras realizadas na casa era faturada, ou seja,
chegava à residência de D. Rosa a mercadoria com nota fiscal ou boleto bancário, que

— 665 —
era enviado a família para pagamento. Foi estabelecido um valor de caixinha semanal
onde a relação de notas e o troco eu administrava e na minha ausência designava uma
funcionária que o fizesse.
A análise a respeito das ações realizadas neste caso denota um caráter singular
as ações psicogerontológicas realizadas. Torna-se importante ressaltar que as interven-
ções foram possíveis com o levantamento realizado através do histórico biográfico de
vida, realizado ao paciente com demência e seu entorno social, considerando, em am-
bas as partes o contexto da atualidade e viabilizando práticas de assistência no cuidado
menos obsoletas.
Estas práticas não oferecem substituição das terapias medicamentosas aos
idosos com demência e não pretende ser uma proposta metodológica que abrange a
totalidade dos fatores para este cenário. No entanto, têm se apresentado como uma
terapêutica possível nas ações de cuidado ao idoso com demência, seus familiares e
cuidadores envolvidos, minimizando o uso excessivo das terapias medicamentosas a
estes idosos, que em muitos casos aceleram a deterioração da funcionalidade física e
psíquica.
Para concluir, vale a pena ressaltar que esta proposta de intervensão vem sendo
feita dentro do sistema privado de atendimento, o que não impede pensar a extensão
desta experiência para a esfera pública, na qual há carência na elaboração de planos de
atendimento específica para idosos em situação de fragilidade.

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— 666 —
Abordajes Psicogetonologico de las Demencias

El tratamiento psicológico en la enfermedad de


alzheimer

Fernando Berriel y Robert Pérez Fernández

Resumen
El presente texto intenta sintetizar los principales fundamentos y la descripción
esquemática del dispositivo de abordaje psicoterapéutico de las Demencias Tipo Alzhei-
mer que en el Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología, Universidad
de la República, hemos venido construyendo a lo largo de más de una década. Luego
de visitar brevemente el estado de la cuestión se describe el dispositivo. Este constituye
un dispositivo complejo que articula múltiples abordajes terapéuticos: Psicoterapia indi-
vidual y grupal de pacientes y cuidadores principales, intervenciones psicoterapéuticas
familiares, articulación de la psicoterapia psicodinámica con la estimulación cognitiva y
el desarrollo de los procesos creativos y los recursos expresivos.

Palabras clave: Alzheimer, psicoterapia, dispositivo combinado

 Universidad de la República. Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología. Comisión


Sectorial de Investigación Científica.
Fernando Berriel: Psicólogo egresado de la Universidad de la República y Psicoterapeuta, ha com-
pletado sus estudios de Maestría en Psicología Social en la Universidad Nacional de Mar del Plata.
Es Profesor Adjunto Efectivo en el Servicio de Psicología de la Vejez de la Facultad de Psicología
de la Universidad de la República, Montevideo, donde también se desempeña como responsable
de la Unidad de Apoyo a la Investigación, contribuyendo al diseño de políticas de investigación en
la disciplina. Ha desarrollado diferentes investigaciones en temáticas vinculadas al envejecimiento
y es autor de varias publicaciones sobre esta temática, sobre grupos, instituciones y psicoterapia
 Universidad de la República. Servicio de Psicología de la Vejez, Facultad de Psicología. Comisión
Sectorial de Investigación Científica. ferber@psico.edu.uy
Robert Pérez Fernández. Psicólogo, egresado de la Universidad de la República (UdelaR). Estudios
de Maestría en Salud Mental (Facultad de Enfermería, UdelaR) y formación específica en Geron-
tología en Cuba (CITED), Israel (MASHAV) y Guatemala (IMSERSO). Psicoterapeuta de adultos,
parejas y familias. En el ámbito sociocomunitario trabaja con personas y colectivos en situación de
extrema vulnerabilidad social. Profesor Adjunto Efectivo en el Servicio de Psicología de la Vejez de
la Facultad de Psicología, UdelaR, responsable de la “Clínica Psicológica de Trastornos Cognitivos”.
Ha desarrollado diferentes investigaciones a través de la Comisión Sectorial de Investigación Cien-
tífica de la UdelaR. Fundador y ex coordinador de la Red Temática sobre Envejecimiento y Vejez.
Coautor y coordinador de diferentes proyectos de Extensión Universitaria. Ha publicado diversos
trabajos científicos y de divulgación en el ámbito nacional e internacional. rperez@psico.edu.uy

— 667 —
La Construcción de un Dispositivo Complejo de Psicoterapia
La estrechez de los resultados obtenidos en el abordaje hegemónico de las DTA
no debe verse solamente como un campo externo a las ciencias sociales ni a las disci-
plinas psi. La propia Psicología, en sus diferentes vertientes, y en tanto disciplina relati-
vamente nueva en el campo científico, ha tenido una serie de limitaciones para abordar
clínicamente el envejecimiento (Salvarezza, 1988) y en particular algunas patologías
que presentan una fuerte impronta, ya desde su definición, de los abordajes biológicos.
Tal vez las demencias sean uno de los ejemplos más claros de esto, en tanto en la
producción científica respecto a ellas la pregnancia de la perspectiva biológica es tan
fuerte que ha hecho perder la dimensión de sujeto de las personas afectadas y también
ha invisibilizado la dimensión subjetiva puesta en juego en la producción y curso de la
propia enfermedad.
En este sentido, nuestra disciplina se ha ubicado mayoritariamente en un plano
instrumental respecto a concepciones hegemónicas de los procesos de salud y enfer-
medad que provienen de otras disciplinas. Cualquier búsqueda bibliográfica muestra
que son escasas excepciones los estudios que no se limitan a estudiar los procesos
psicológicos involucrados en la etiología y desarrollo de la DTA como secundarios a los
procesos biológicos considerados como “básicos” y que consiguientemente las medidas
terapéuticas que de allí pueden emanar se centran en abordajes fundamentalmente
paliativos o reductores del daño. Sin restar mérito a tales esfuerzos, parece ser al me-
nos poco responsable con su propio objeto de estudio este rol secundario autoasumido
de nuestras disciplinas psi. Por el contrario, si logramos abstraernos de este escenario
dado y ubicamos a los elementos psicológicos y psicosociales en el mismo estatuto de
realidad que los biológicos y, por lo tanto, en el mismo plano de eficacia en los procesos
de producción de la enfermedad, se abre otra perspectiva que nos obliga a construir un
verdadero aporte específico de la Psicología en este campo.
Por otra parte, en el campo interdisciplinario de la Psicogerontología, se han de-
sarrollado algunas investigaciones en la última década que fundamentan la importan-
cia de factores psicológicos, psicosociales y sociales en la etiología y evolución de la
DTA (Berriel, Leopold y Pérez, 1998; Kabanchik, 1996; Conde Sala, 2001; Charamelo,
2004; Catullo Goldfarb, 2004; Zarebski, 2005; Sánchez, 2005 y 2006). Estos estudios
son congruentes con una serie de hallazgos desde las neurociencias que, desde una
perspectiva amplia del cerebro humano, han señalado el relevante papel de los afectos
y emociones, a la hora de conocer el mismo. Los trabajos de Bechara et al. (1995), A.
Damasio (1996) y R. Pally (1998) son algunos de los pioneros en ese sentido.
Desde este modo, hoy puede afirmarse que la DTA se construye e impacta en
diferentes dimensiones de los sujetos: En la biológica, el impacto mayor de la patología
es en el SNC de una persona, donde existe un déficit orgánico a nivel de las áreas tercia-
rias y cuaternarias del cerebro. Este déficit progresivo afecta las estructuras y funciones
superiores, los instrumentales de la inteligencia (memoria, lenguaje, gnosias, praxias)
y las funciones ejecutivas, que es el sistema neurocognitivo que los regula (atención,
juicio, capacidad de planificación, etc.). En la dimensión psicológica, la enfermedad se
manifiesta en toda la vida anímica, en los afectos y las relaciones familiares y en todo

 Para una presentación más completa de este dispositivo, y más elementos sobre las investigaciones
que lo sustentan, véase Berriel y Pérez, 2007.

— 668 —
el campo de manifestación deseante en la que el sujeto se agencie (desestructuración
yoica, desnarcisización, pérdida de identidad, actuación de contenidos psíquicos antes
reprimidos, manifestación de viejas fantasías, temores y duelos no elaborados, des – ar-
ticulación y re – articulación del universo vincular, institucional y social). Aquí, la patolo-
gía no es sólo en el paciente, sino que se desarrolla también en las personas cercanas,
“dementizándose” los vínculos y los ámbitos microsociales y sociodinámicos. Lo mismo
sucede en el área social, donde la enfermedad se desarrolla, y de alguna forma está ya
ahí, en la red social de la persona, en su entorno inmediato, en la comunidad, en sus
soportes institucionales y simbólicos (Pérez, 2004).
Este enfoque, recibe la denominación de modelo multidimensional de las DTA.
Concomitantemente a la formulación de ese modelo, hemos construido un dispositivo
de intervención psicológica que pretende articular las dimensiones más comprometidas
en la producción de la enfermedad, habilitando una nueva perspectiva de intervención
psicoterapéutica en la patología, en un campo donde, hasta hace poco tiempo atrás, la
Psicología se limitaba simplemente a medidas funcionales de entorno.
Consistentemente con el modelo multidimensional de las DTA, el dispositivo que
sustentamos contempla los siguientes abordajes: Psicoterapia individual del paciente y
el cuidador principal; psicoterapia en grupos de pacientes que contemple, además de los
aspectos psicodinámicos, las dimensiones de estimulación cognitiva y de desarrollo de
los procesos creativos; psicoterapia en grupos de cuidadores que contemple aspectos
de psicoeducación; intervenciones psicoterapéuticas familiares; intervenciones en red.
La pertinencia del abordaje del paciente en un dispositivo individual de psico-
terapia psicodinámica se fundamenta en los desarrollos psicológicos que sitúan en la
producción de la demencia a una elaboración fallida de una serie de conflictos ubicados
en el plano del proyecto identificatorio (Aulagnier, 1994). Esta elaboración fallida traería
aparejada en algunos sujetos una huida de la depresión (Catullo Goldfarb, 2004), en
tanto ésta sería tan insoportable y el vacío identificatorio tan absoluto que fracasarían
todas las estrategias de elaboración. De este modo, el sujeto se somete a sí mismo a
una especie de paulatina muerte subjetiva que, sin embargo, permite conservar una vida
biológica a la que no puede renunciar. El elemento central del enfoque que postulamos
respecto a la psicoterapia individual es que lo que va a estar en tratamiento no es un “en-
fermo de alzheimer”, sino un sujeto que se irá produciendo en el curso del tratamiento,
de manera que la DTA es sólo una de las circunstancias de su historia individual, familiar
y social. Tratamos a un sujeto que ha sido diagnosticado como enfermo de Alzheimer,
pero descentrándonos de tratar la enfermedad para tratar al sujeto de consulta, que se
configura en el curso del tratamiento. De ahí que la psicoterapia psicodinámica con ele-
mentos tomados del psicoanálisis, de la psicología social rioplatense (Scherzer, 1997) y
del socioanálisis desde un enfoque de clínica móvil (Rodríguez Nebot, 2004).
El espacio psicoterapéutico individual con el cuidador principal, por su parte, ba-
sado en las mismas concepciones teóricas, permite abordar tanto las transformaciones
psíquicas que el desempeño de ese rol, con sus consiguientes dimensiones de adjudi-
cación y asunción del rol, conlleva para quien lo ocupa, como los niveles de implicación
del cuidador en el proceso de producción de la propia enfermedad. A la vez habilita y
promueve el descentramiento de la concentración afectiva que suele producirse sobre el
vínculo con el enfermo como salida, paradójicamente bajo la forma de una captura, para

 Véase también Pérez, 2005 y Berriel y Pérez, 2007.

— 669 —
la conflictiva individual actualizada en el cuidador a partir de la nueva configuración que
conlleva el enfermar del paciente.

La implementación de un espacio de psicoterapia grupal con los pacientes con


DTA ha sido uno de los primeros hallazgos en el programa de investigación que venimos
desarrollando desde 1996 (Berriel, Leopold y Pérez, 1998). El fenómeno de la grupa-
lidad ha sido ampliamente estudiado en ambas márgenes del Río de la Plata (Berriel,
2004b) y en otros ámbitos académicos, como un dispositivo de alto potencial en el cam-
po de las psicoterapias. La especificidad del dispositivo grupal (Del Cueto y Fernández,
1985) radica en que en situación de grupo se producen fenómenos de índole psicológica
que superan los recursos de cada integrante, en cuanto a producciones imaginarias
grupales, redes identificatorias y transferenciales, juegos de roles, acontecimientos de
transversalidad y estrategias complejas de comunicación y cooperación. Estos elemen-
tos son de alta complejidad para el manejo del sustrato afectivo, intelectual y cognitivo
que subyace al despliegue manifiesto de contenidos y dinámicas grupales pero, a la vez,
permiten contar con esos mismos instrumentos para el despliegue deseante y enun-
ciante en situación colectiva, circunstancia de la que las personas en situación de estar
diagnosticadas de DTA suelen estar excluidas casi en forma absoluta. Al representar un
medio exigente y estimulante de las habilidades sociales y comunicacionales, al aportar,
en la medida que avanza el proceso grupal, el continente y el estímulo afectivo de la
cooperación, este espacio se presenta como particularmente adecuado para el trabajo
con pacientes con DTA en sus estadíos iniciales y medio (GDS 4 - 5). El grupo, como es
sabido, se presenta asimismo como un dispositivo altamente favorecedor para el em-
pleo de técnicas psicodramáticas, de expresión corporal y de desarrollo de los procesos
creativos mediante recursos plásticos. Además, estas metodologías de desarrollo de los
procesos creativos elevan el potencial de las técnicas de estimulación cognitiva logran-
do un compromiso afectivo e intelectual más integral en lo individual y colectivo.
El dispositivo terapéutico grupal ha mostrado asimismo su efectividad en el tra-
bajo con los cuidadores principales. Desde las mismas bases teórico – metodológicas
que el grupo de pacientes, el manejo técnico en este caso reposa, sin embargo, en una
mayor apelación a lo verbal, lo que lo acerca, en el enfoque de la coordinación por parte
de los terapeutas, a la técnica operativa de grupos (Pichon Riviere, 1985). Destacamos
el hecho de que el dispositivo psicoterapéutico se revela como muy superior al grupo
de autoayuda en el tratamiento del proceso que los cuidadores principales desarrollan
a partir del vínculo con el paciente con DTA - el que hemos descrito en otro lugar como
de dependencia psíquica mutua (Berriel, Leopold, Pérez, 1998) - junto con el impacto
familiar que implica el trastocamiento de roles y discursos identificatorios individuales y
colectivos que la enfermedad, tanto como sus condiciones de producción, traen apare-
jados. La situación grupal con otras personas que ocupan este lugar asignado – asu-
mido de cuidador principal favorece, si está coordinado por dos terapeutas grupales
entrenados, el descentramiento de la posición de queja y el discurso fatalista o maníaco
(cristalizado) que suele consolidarse (no sin la complicidad involuntaria de la perspectiva
hegemónica de la DTA) aportando al deterioro de la situación general y del paciente en
particular. Por otra parte, este dispositivo permite no limitarse a un espacio de psico-
educación, sino a elaborar colectiva e individualmente los obstáculos epistemofílicos
(Pichon Riviere, 1985) que estereotipan la forma de posicionarse ante la enfermedad y
ante sí mismos.

— 670 —
Las intervenciones psicoterapéuticas familiares constituyen un punto nodal del
dispositivo global (Pérez, 2004b). Según varios autores relevantes, los grupos familiares
en su evolución genealógica, constituyen la unidad mínima de los procesos de “enfer-
medad mental” (Bauleo, Monserrat y Suárez, 2005). En la familia se producen los me-
canismos psíquicos de orden grupal que, mediante complejos procesos de asunción y
adjudicación de roles, resuelven conflictos que por algún motivo exceden las posibilida-
des de los recursos disponibles para la elaboración colectiva, mediante la configuración
de un depositante que tarde o temprano se constituye en enfermo designado. Desde
esta perspectiva, entonces, el enfermo es un emergente de su grupo familiar o, más
precisamente, de la historia y de la dinámica de su familia. La familia como campo de
regularidades, es decir, como institución, produce un imaginario familiar que anuda con
el imaginario social, de manera que el proyecto identificatorio será posible por la disponi-
bilidad de emblemas identificatorios (Berriel, 2003 y 2004) que este imaginario proveerá.
Estas producciones imaginarias familiares, en su expresión narrativa, constituyen lo que
se ha denominado novela familiar.
Ya habíamos mencionado que el conflicto que, desde una perspectiva psicoló-
gica, da condiciones subjetivas para la producción de una DTA, radica en un conflicto
identificatorio. Por lo tanto, el trabajo sobre las condiciones de posibilidad de ese pro-
yecto a partir del imaginario familiar resulta central. De allí la necesidad de problematizar
a partir de un dispositivo de intervención de este tipo la articulación de la(s) novela(s)
familiar(es) con los efectos que la demencia luego produce. El trastorno cognitivo que
implica la DTA en uno de los integrantes de la familia da lugar a que se trastoque la lógi-
ca de silencios y versiones de la historia familiar, saliendo muchas veces a luz secretos,
perturbándose el sistema de red vincular – identificación – alianzas – roles, poniendo en
acto fantasías inconscientes fundantes de disposiciones afectivas, alterando el régimen
de enunciabilidad – visibilidad (Foucault, 1989; Deleuze, 1987) a lo interno del grupo y
también en el afuera. Esto da lugar a nuevas e inéditas fricciones que ponen de mani-
fiesto lo siniestro atrapado en las lógicas prácticas, de una manera que desborda las
posibilidades de simbolización y procesamiento afectivo por parte del colectivo.
La intervención terapéutica familiar, implementada estratégicamente en el marco
de un dispositivo complejo pluridimensional, permite a la vez abordar el sustrato his-
tórico familiar que antecede y da lugar en parte al proceso de enfermar, y también la
crisis actual. Un aspecto concreto en cuanto a ganancia terapéutica que este nivel de
intervención aporta, lo constituye el descentramiento que favorece la depositación en el
“enfermo” de los aspectos insoportables para el grupo y en el cuidador principal del mo-
vimiento reparador y el encargo grupal del cuidado, aumentando de este modo el índice
potencial de transversalidad del grupo, ya no sólo respecto a la enfermedad, sino a su
historia, sus condiciones sociales y deseantes de existencia, su dinámica, su imaginario,
sus narrativas.
Este modelo que venimos planteando se plasma por tanto en un dispositivo com-
plejo integrado a su vez por diversos dispositivos psicoterapéuticos. No se propone sus-
tituir el abordaje médico de la enfermedad, sino aportar dialógica, simétrica y comple-
mentariamente al mismo. Si se producen fricciones con algunos agentes ubicados en
la perspectiva tradicional de asistencia en el campo, siempre que las mismas puedan
enfocarse hacia el bienestar de las personas asistidas y no en el campo de una lucha
por hegemonías disciplinarias y campos profesionales, ellas son las lógicas y necesarias
contradicciones productivas que van implícitas en los abordajes múltiples.

— 671 —
La Acción de un Dispositivo Complejo de Psicoterapia
Nuestro enfoque se define, por lo tanto, como multidimensional. De hecho, reto-
ma los antecedentes y planteos que, desde la década del ’70 se vienen formulando en
el Río de la Plata, y más concretamente en Uruguay, como “psicoterapias combinadas”,
“abordajes terapéuticos múltiples” o, más acá en el tiempo y más precisamente “estra-
tegias terapéuticas de abordaje pluridimensional” (Scherzer, 1997; Frechero, 2004) en
el marco de una perspectiva de “clínica móvil” (Rodríguez Nebot, 2004; Berriel y De Los
Santos, 2004). Se trata de “un vasto capítulo dentro de los niveles de prevención se-
cundaria y terciaria en el cual se articulan simultáneamente diferentes recursos terapéu-
ticos: psicoterapias individuales, grupales, familiares, farmacológicos, institucionales,
etc., hacia y con una común ideología y hacia una forma de asistencia cualitativamente
diferente a la unión aislada de técnicas terapéuticas” (Scherzer, 1987: 63).
Esta tradición de trabajo se constituye a partir de una serie de descentramientos
(Scherzer, 1997). Desde el polo del sujeto de consulta se descentra el abordaje de la en-
fermedad de su encapsulamiento en un paciente designado. Esto dicho no sólo en tér-
minos de concepción teórica de la enfermedad, sino trasuntado en una estrategia clínica
que busca consustanciarse con la misma. El otro descentramiento importante se ubica
en el polo técnico – profesional, en tanto implica pasar de un terapeuta o un conjunto
más o menos coordinado de terapeutas designados a la conformación de un equipo
psicoterapéutico con un esquema referencial plural pero necesariamente habilitante de
una dinámica dialógica de trabajo. De hecho, la implementación de una estrategia para
el desarrollo de un trabajo grupal por parte del equipo constituye una condición necesa-
ria para el éxito de la intervención a mediano y largo plazo y el cuidado de los recursos
humanos intervinientes.
Un primer nivel de intervención, por lo tanto, consiste en problematizar el conjunto
de certezas con las que el sujeto de consulta llega, un sujeto que es en general colecti-
vo. Esto no se logra meramente informando y “discutiendo” informaciones, como suele
hacerse desde los mejores dispositivos de intervención en el campo de las DTA funda-
das en la perspectiva hegemónica. Lo que vamos a encontrar en el espacio clínico de
los grupos terapéuticos de pacientes y familiares y en el ámbito de la clínica individual es
que todo el conjunto de nuevas racionalizaciones fundadas en la institución del diagnós-
tico configura una nueva producción defensiva respecto a la nueva realidad, pero sobre
todo, respecto a los viejos conflictos. Es decir, desde una perspectiva psicológica, y esto
es muy difícil de entender desde otros abordajes, el conjunto de nuevas configuraciones
defensivas a partir del diagnóstico no responde tanto a enfrentar la nueva realidad en
un sentido creativo, sino a la necesidad de encontrar nuevas maneras de manejar viejos
conflictos ante una realidad que hace inviables los viejos recursos.

Viñeta:
Las primeras entrevistas con el Sr. Sánchez muestran la idea perseverante de
volver a Toledo, lugar de origen y lugar en donde constituye, junto a Sara, su pareja, su
propia familia. Sara había fallecido hacía unos cinco años de cáncer a los 71. “– Tengo
que volver porque me espera mi madre”, repite varias veces en las entrevistas y por mo-
mentos se desdice: “- Cuando mi madre vivía…”. Por otra parte, no reconoce que esté
padeciendo ningún nivel de trastorno.
La actitud clínica lleva a adjudicarle a la reiteración y perseveración en el dis-
curso de los pacientes, al menos el beneficio de la duda en cuanto a la presunción de

— 672 —
sentido. Habíamos señalado que los trastornos psicológicos y conductuales suelen ser
un motivo de consulta más poderoso que los síntomas más “propios” de la enfermedad.
Curiosamente, la mirada técnico – profesional hegemónica habitual, junto con la lógica
preocupación por suprimir la mayor cantidad de trastornos posibles, disocia estas ma-
nifestaciones de la enfermedad considerada globalmente cuando las toma como mera-
mente secundarias al núcleo (biológico) de la enfermedad. Sin embargo, en el campo de
la enfermedad mental, especialmente en el campo de las psicosis, estamos habituados
a encontrar un polo productivo usualmente llamado positivo (ideico, perceptivo, práxico,
afectivo) coexistiendo con un polo de antiproducción o negativo (dado por el empo-
brecimiento de capacidades). Desde una perspectiva dinámica del psiquismo, el polo
productivo encierra, como el sueño en el campo de las neurosis, algunas claves para
comprender el correlato afectivo profundo en la configuración de la enfermedad. El polo
negativo, si se lo considera como antiproducción, sería el resultado del intento fallido por
desarticular estratificaciones subjetivas: organización, significación y sujeción/subjeti-
vación (Deleuze y Guattari, 2002). Estas se han vuelto de alguna manera insoportables
para la formación subjetiva de la que se trate: el individuo como depositario, y el colecti-
vo que constituya la unidad mínima de elaboración.
Pero ¿es esta reiteración y/o perseveración discursiva de los pacientes con DTA
una producción, o estaremos, como señala la ortodoxia, ante una manifestación del de-
terioro del lenguaje y el pensamiento que la enfermedad conlleva? La evidencia clínica
nos responde: ambas cosas. El posicionamiento clásico respondería que el trastorno
cognitivo implica una desarticulación yoica que empobrece el discurso y el pensamien-
to. Sin embargo, cuando se trabaja con estos pacientes y sus familias y se incluye
el espacio para la reiteración, ésta comienza a estructurarse con otras producciones
de sentido que muestran que la desestructuración subjetiva o, más correctamente, la
estructuración subjetiva en torno a un núcleo no elaborado que produce un nivel de
falla en la formulación del proyecto identificatorio, antecede al proceso de enfermar que
denominamos DTA. Suele pensarse que el trastorno grave de memoria propio de la
DTA conlleva a que se olvide lo que se dice y que los pacientes reiteren muchas veces
lo mismo en un corto lapso. Sin embargo, no es cualquier contenido el que se reitera y
no es cualquier deseo el que vuelve a manifestarse, no es la misma escena la que se
inviste, no es cualquier enunciado el que define, pauta, puebla, satura, colma el espacio
clínico con el paciente.
Esta actitud clínica es difícil de comprender desde el Paradigma Hegemónico. Sin
embargo, es la actitud clínica que permite ampliar significativamente las posibilidades
de intervención en estos casos. Y la que le permite a la Psicogerontología, en el flanco
clínico del campo interdisciplinario que la define, realizar contribuciones terapéuticas
con resultados constatables. Sin embargo, para ello, necesita ampliar y complejizar sus
perspectivas teóricas y metodológicas en forma permanente. La fidelidad disciplinaria, y

 Desde la perspectiva de Deleuze y Guattari (2002), la producción y antiproducción se relacionan


con el concepto de Cuerpo Sin Órganos. Este cuerpo de intensidad cero representa un extremo de
desarticulación de los diagramas de captura del deseo, la desestratificación absoluta del deseo. En
tal sentido, la producción de la locura, y también de la DTA, puede pensarse como una desestrati-
ficación salvaje. Por ello estos autores, en bellas páginas, nos advierten: “Mimad los estratos… Lo
peor no es quedar estratificado – organizado, significado, sujeto – sino precipitar los estratos en un
desmoronamiento suicida o demente, que los hace recaer sobre nosotros, como un peso definitivo”
(p. 165).

— 673 —
más aún en el campo de las interdisciplinas, es en referencia al problema de investiga-
ción e intervención.

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