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La meditación es una práctica milenaria que a través de los siglos y enriquecida por las
diferentes tradiciones espirituales que la han utilizado ha ayudado a que los practicantes
aprendan a dejar la mente realmente tranquila, esto es, interrumpir el autodialogo
interno y generar un estado mental de silencio donde florece la serenidad y el bienestar.
Este estado es una toma de conciencia que permite darnos cuenta de que mi "yo" no es
igual a mis ideas, de la misma manera que no es igual a mis sentimientos ni a mis
sensaciones corporales. Es decir, la meditación nos permite descubrir a nuestro
observador interior, esa parte de nuestro ser que toma conciencia de aquello que nos
acontece diferenciando al sujeto de los contenidos u objetos de la mente (pensamientos,
sentimientos, recuerdos, imágenes, etc.).
1. Meditación Vipassana.
2. Ejercicio diario.
5. Meditación Zazen.
• Elige un lugar tranquilo y silencioso, en el que nadie te interrumpa durante todo el tiempo que dure
la meditación.
• Empieza meditando durante 30 minutos diarios, poco a poco aumenta hasta alcanzar los 45 minutos.
Estaría muy bien que llegues incluso a la hora.
• Lo ideal es hacerlo todos los días, eso genera un compromiso mantenido que favorece la extensión de
la actitud meditativa al resto de las actividades del día.
LA MEDITACIÓN VIPASSANA
La palabra Vipassana no tiene traducción exacta al castellano. Muchos maestros la han
traducido como Visión cabal, o sea, una clase de observación esclarecedora que posibilita
ver la verdadera realidad detrás de las apariencias. Esta visión supone trascender las
interpretaciones y descripciones de la mente discursiva.
Vipassana sentado
• Siéntate en la postura que estés más cómodo: postura del sastre, de medio loto, loto,
zazen o sentado.
• La columna vertebral debe estar muy derecha, la barbilla algo recogida para que la
nuca esté estirada.
• No dirijas la respiración, déjala fluir con naturalidad por la nariz, con la boca cerrada.
Observa como se produce este proceso sin intervenir en absoluto. Observa cuando te llenas
y cuando te vacías, cuando entra el aire rozando las aletas de la nariz y cuando sale algo
más caliente. Nota si tu respiración es larga o corta, agitada o relajada, profunda o
superficial. Intenta percibir ese instante de quietud en el que la inhalación llega a su fin y
a la quietud antes de convertirse en exhalación. En ese punto de equilibrio cuando la
inhalación concluye para convertirse en exhalación o cuando ésta termina para convertirse
en inhalación, es cuando todo se serena y encuentras la vivencia de tu ser.
• Para mantener la mente pendiente de la respiración, deja que todos los pensamientos
que te llegan a la mente, salgan de ésta como el aire que respiras.
Vipassana de pie
• La postura para caminar es con la columna y la cabeza derechas, los brazos bien
relajados, sueltos a los costados del cuerpo, permitiendo que se muevan con naturalidad.
EJERCICIO DIARIO
Lleva la actitud generada con la práctica meditativa al resto del día. Vive el día con
intensidad y conciencia. Presta atención a cada cosa que hagas, centrándote en ello como
si fuera lo único que existe. Ten consciencia de tu ser en todo momento. Desde ahí, observa
tus sensaciones físicas, tus emociones y tus pensamientos. Cuando te distraigas por
pensamientos que te proyectan al futuro o al pasado, date cuenta de este hecho y vuelve
al presente. Para ello te puede ayudar el centrarte en la percepción de tus sensaciones
corporales.
• Esta meditación tiene como objetivo principal eliminar el aumento del dolor que es
consecuencia de la lucha contra él. Cuanto más tratas de controlarlo, rechazarlo o evadirte,
más se intensifica.
• La práctica meditativa sobre el dolor consiste en llevar tu atención hacia él hasta que
puedas percibir con claridad todas las sensaciones físicas asociadas al dolor. Transforma la
sensación de rechazo en sensación de aceptación y nota como el dolor se transforma en
sensaciones energéticas. Respira hondo concentrando tu respiración en la zona dolorida y
quédate atendiendo a todas la nuevas sensaciones que tu atención descubra. No pretendas
dominar el dolor, ni reducirlo, simplemente acomódate con él y siéntelo.
• Ahora dirige tu atención hacia tus sensaciones emocionales, ¿estoy triste o animado?,
¿ansioso o relajado?, ¿acelerado o pasivo?, ¿hay melancolía culpabilidad, miedo..... dentro
de mí? Observa y siente.
• Continua poniéndote en contacto con tus deseos, ¿qué es lo que deseo más hoy? ¿y
en las últimas semanas y meses? ¿cómo quiero que sea mi vida? Obsérvalos y vivéncialos sin
querer cambiar nada.
MEDITACIÓN ZAZEN
• Siéntate en postura de zazen (sentado sobre los talones) o en cualquier otra postura
de meditación frente a una pared lisa, aproximadamente a la distancia de tus brazos
extendidos.
• Los ojos ligeramente entre abiertos permitiendo que la mirada descanse suavemente
sobre la pared.
• Mantén la espalda recta, la barbilla cerca del pecho para que se estire la nuca.
• Las manos hacia arriba y una sobre la otra con la punta de los pulgares tocándose.
• Permanece tan quieto como te sea posible, y mientras estás sentado, permite una
consciencia sin preferencias, sin dirigir la atención a ninguna parte en particular, y
permanece tan receptivo y alerta como te sea posible en cada momento.
• Concéntrate en el ombligo (el centro de la energía vital) hasta que puedas despertar
el "chi". Lo puedes sentir en forma de sutil cosquilleo, electricidad o sensación de energía.
Una vez que puedas percibir la energía chi, auméntala con la respiración: al inhalar, la
traes a ese punto y al exhalar la concentras allí.
• Lleva la energía hacia el centro genital. Al inhalar la mueves del ombligo a los
genitales y al exhalar la fijas en el centro genital.
• Condúcela ahora del centro genital al perineo entre los genitales y el ano.
• Del entrecejo a la parte alta del paladar para conectar a través de la punta de la
lengua apoyada en el paladar, con la garganta.
• Del corazón al plexo solar (punto medio entre el ombligo y la punta del externón).
• Tercera etapa: 10 minutos. Levanta los brazos hacia arriba tan alto como puedas sin
doblar los codos, y salta arriba y abajo gritando ¡JU!... ¡JU!... ¡JU!... haciendo que el sonido
salga del fondo del vientre. Agótate completamente.
• Quinta etapa: 15 minutos. ¡Celebra!... Expresa con la música y la danza lo que llevas
dentro de ti y has alcanzado vivenciar con esta práctica.