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Y por otra parte, ¿no decías que querías ser rico?. Pues la mayoría de los
millonarios están tranquilamente desayunando mientras se informan de lo que
pasa en el mundo.
2. Ejercicio.
Doy fe de los beneficios de hacer algo de ejercicio en la mañana. Por algún motivo,
cuando te acostumbras a hacerlo, sales con ganas de comerte el mundo. Claro que
al principio no estarás libre de algunos días de cansancio e incluso mareos, pero
finalmente eso se pasa y la sensación es de fuerza, vitalidad y energía.
3. Relajación.
No hay nada peor que levantarse con la hora pegada y salir de casa a toda prisa sin
desayunar porque ya llegas tarde. Es una buena forma de comenzar el día torcido y
con estrés.
Imagínate el escenario contrario de levantarte con bastante tiempo, ducharte
tranquilamente, desayunar mientras lees el periódico tranquilamente. Es una
forma de comenzar el día más relajado.
4. Más sueño.
El madrugar más, puede curar a esas personas con insomnio, pues llegarán más
cansados a la cama por la noche. Si bien debemos dormir todo el tiempo que
necesitemos, y no caer en la creencia de que podemos intentar dormir únicamente
4 horas porque la Dama de Hierro y Donald Trump lo hacen, prácticamente todos
los estudios indican que ninguna persona debería dormir más de 8 horas al día.
Todo lo que pase de las 8 horas de sueño no nos da más vitalidad, sino más
cansancio.
5. Más productividad.
Levantarse más temprano se traduce a más productividad a lo largo del día. Por las
mañanas es cuando el cerebro está más alerta y concentrado, pudiendo centrarnos
en nuestras decisiones más importantes y dejar para la tarde la lectura de correos y
estado de Facebook.
Algunos pensarán que todo esto está muy bien, pero cuesta mucho trabajo.
Entonces...
Una vez hayan pasado varios días y esos 30 minutos antes ya estén situados en la
hora que nos queremos levantar (por ejemplo, a las 6.00AM), no te centres en
acostarte antes. Acuéstate cuando el cuerpo te lo pida. No fuerces tu cuerpo a
dormir cuando no tenga sueño. Poco a poco, tu reloj interno se irá adaptando, y tu
cuerpo cada vez pedirá cama antes.
Ve incluyendo el ejercicio poco a poco por la mañana. Ten en cuenta que hasta que
te adaptes a este nuevo hábito de levantarte cada día a las seis de la mañana,
durante días o semanas te sentirás menos vital, por lo que no es plan de meterte
una hora de ejercicio. Ve probando con 5 ó 10 minutos antes de ducharte. Luego
sube a 20 minutos. Finalmente, con 30 minutos de ejercicio por la mañana bastará.
4. No duermas siesta.
Para regular el reloj interno, debemos evitar la siesta. Es la única forma de que
nuestro cuerpo cada vez nos pida ir a la cama más temprano.
5. No interrumpas el proceso.
No caigas en el error al llegar el fin de semana, el romper esta rutina que quieres
adquirir, pues para el siguiente lunes lo habrás echado todo a perder. Recuerda que
estamos cambiando un vicio por un hábito, y romper esa rutina sería como
el cigarrillo que se fuma un ex-fumador y que le puede hacer recaer.
Con el tiempo, se pueden hacer variaciones. En mi caso, sé que no debería, pero los
domingos aprovecho para levantarme a partir de las 12:00 y a veces incluso más. Y
es como si recargara baterías para toda la semana, pero también es cierto que
pierdes prácticamente el domingo. No lo disfrutas.