Si se quiere medir el compromiso, debemos hacerlo midiendo aquellos elementos
tangibles que contribuyen a que los empleados se sientan más comprometidos. Cuanta más empírica sea la metodología y la naturaleza de los datos, más fácil será también eliminar elementos subjetivos que induzcan a interpretación. Teniendo esto en cuenta, algunos indicadores que podemos utilizar son:
La productividad: los empleados que se esfuerzan por ser mejores y por
perseguir el éxito de la compañía (además del personal) son mucho más productivos. El absentismo y la rotación: empleados poco motivados faltan al trabajo más a menudo y terminan por abandonar la compañía. La satisfacción de los clientes: empleados más motivados consiguen que sus clientes estén más felices porque se esfuerzan por entender y satisfacer sus necesidades. Las referencias: empleados más motivados, a los que les gusta su trabajo, son más proclives a recomendar su empresa a otras personas para que trabajen en ella. Por tanto, se puede medir qué número de empleados fueron seleccionados a través de recomendación de otros y cuáles por vías tradicionales de selección.
LA ESCALA DE VALORACIÓN DEL ESTADO DE ÁNIMO (EVEA): ANÁLISIS DE
LA ESTRUCTURA FACTORIAL Y DE LA CAPACIDAD PARA DETECTAR CAMBIOS EN ESTADOS DE ÁNIMO La Escala de Valoración del Estado de Ánimo (EVEA, Sanz, 2001) es una escala formada por diferentes adjetivos que valoran cuatro estados de ánimo generales, a saber, depresión, ansiedad, hostilidad y alegría. Es una escala de carácter situacional, elaborada para detectar los cambios que se puedan operar en esos estados producto de cambios ambientales y contextuales. La EVEA consiste de 16 ítems, por lo que puede aplicarse en menos de dos minutos, cada uno compuesto por una escala tipo Likert de 11 puntos (de 0 a 10) que presenta en su margen izquierdo una corta afirmación que describe un estado de ánimo. Las 16 frases tienen la misma construcción; todas empiezan con las palabras “me siento” y continúan con un adjetivo que representa un estado de ánimo (e.g. “me siento triste”, “me siento alegre”). Cada estado de ánimo viene representado por cuatro ítems con diferentes adjetivos, los cuales definen una subescala, de acuerdo con la propuesta metodológica de Nunnally (1987).