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Palabras de Prof Faride Zeran PDF
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“KARADIMA, EL SEÑOR DE LOS INFIERNOS”
Faride Zerán
Cuando el Dr. James Hamilton decidió enviar el mail a María Olivia Monckeberg, buscando en
el periodismo un aliado para romper con la omerta impuesta por las redes del poder, lo hizo
no sólo por la amistad que su madre tuvo décadas atrás con la periodista. Menos porque
compartiera en algún momento de su niñez colegios y juegos infantiles con algunos de los hijos
de Monckeberg.
Lo que fue decisivo para que James Hamilton tocara la puerta de la casa de esta mujer de
aspecto formal, y de actitud de “señora que no mata ni una mosca”, fue asumir que estaba
frente a quien había escrito libros como “El saqueo de los grupos económicos al Estado
chileno”; “El imperio del Opus Dei”; “Los magnates de la prensa”; o “El negocio de las
universidades en Chile”, por citar algunos de sus trabajos.
Es decir, James Hamilton sabía que al flanquear la casa de esta profesional seria, sagaz y que
ha hecho del género de la investigación toda una escuela en la que se conjugan ética, rigor y
profusión de fuentes, estaba interpelando a la mejor tradición del periodismo de nuestro país.
Una tradición que asume que la fiscalización a todos los poderes es inherente al ejercicio del
periodismo.
Esa que es capaz de enfrentarse sin temor al poder económico, político, religioso, militar o
empresarial, y a cada uno de los poderes del Estado, incluso en tiempos de la ira, cuando
desde la revista Análisis, un artículo podía implicar no sólo el cierre de la publicación sino la
vida de sus periodistas.
‐Periodismo es todo aquello que alguien, algún poder quiere ocultar, el resto es relaciones
públicas – dice una frase que utilizamos en las aulas de las escuelas de periodismo a la hora de
hablar del rol fiscalizador e independiente de esta profesión.
Esa máxima es la que ha aplicado Monckeberg en sus últimas investigaciones, siendo :
“Karadima, el señor de los infiernos”, de RHM, en su sello Debate, la que más ilustra las
connotaciones de esta aseveración.
El libro, de más de 500 páginas, condensa no sólo el relato y la trama de un caso dramático de
abusos, silencios y complicidades.
Aquí se despliega en toda su humanidad el testimonio de quienes fueron abusados
sexualmente; manipulados sicológica y emocionalmente; y luego negados, humillados y
denostados por aquellos poderes religiosos, económicos y mediáticos que intentaron
amedrentar a las víctimas quienes , con sus denuncias , violaban el pacto de silencio u omerta
que le permitía a los victimarios seguir actuando en la impunidad.
En estas páginas de esta sólida investigación periodística están los relatos de esta suerte de
mosqueteros encabezados por James Hamilton, Juan Carlos Cruz, José Andrés Murillo, y otras
víctimas, más múltiples entrevistas e investigaciones de documentos y expedientes como el
que contiene las declaraciones del caso ante el Fiscal Regional Xavier Armendáriz.
También se develan las redes de dinero y poder tejidas por Fernando Karadima y su entorno,
ya no sólo dentro de la Parroquia El Bosque sino en el corazón de la Iglesia Chilena, y, por
supuesto, en el centro de la conservadora elite económica y social de nuestro país.
“Karadima, el señor de los infiernos” se trata del más personal de los libros de Monckeberg ,
escrito con la fluidez de quien paso a paso va deshilvanando la intrincada trama que exhibirá
no sólo la basura escondida bajo las alfombras de Karadima , la Iglesia El Bosque , la Pía Unión,
y todo el círculo de poder que por décadas escondió su propia colonia dignidad, incluido
Karadima, la versión criolla de Paul Schaffer, como bien lo explica en estas páginas el
académico y siquiatra Niels Bidermann.
Es también un corpus que contiene el dolor ante el abuso de poder, el desgarro ante la
infancia y adolescencia traicionadas, así como la escabrosa cultura del secretismo, la
manipulación y otras infamias que María Olivia Monckeberg va descubriendo al estilo de
nuestro José Donoso: corriendo los tupidos velos donde se esconde lo más turbio de nuestra
sociedad.
Aquí, no es un eufemismo concluir que “todos los caminos conducen a Roma”. Más aún,
cuando el caso Karadima ha abierto las compuertas para exhibir las heridas de otros
escándalos que tienen como patrón el mismo modus operandi: el abuso sexual de sacerdotes y
monjas en contra de niños y niñas entregados por sus padres a los guardianes de la fe para
que se hicieran cargo de sus almas, y no de sus cuerpos, como muchos quisieron entender …
Por ello, en medio de confianzas traicionadas una de las víctimas tuvo el coraje para volver a
creer. Este acto de confianza en el ser humano , pese a sufrir en carne propia sus miserias es el
punto de partida del libro de María Olivia Monckeberg, Premio Nacional de Periodismo 2009,
profesora titular de la Universidad de Chile y actual Directora de su Instituto de la Counicación
e Imagen, que alberga a la Escuela de Periodismo más antigua del país, y a la carrera de Cine y
Televisión de la Universidad de Chile.
El mail, fechado un 25 de marzo del 2010, era una de las tantas réplicas de un terremoto
mayor. Pero no se trataba del que había sacudido a gran parte del país el 27 de febrero del
mismo año, sino de aquel que había fragmentado el alma de un joven que ya adulto, le dice
escuetamente en los últimos dos párrafos: “me encantaría poder contactarla y conversar con
usted acerca de vivencias que quisiera compartir. Su búsqueda incesante de la verdad y la
seriedad en su trabajo, me dan la confianza de acudir a usted .Muchos saludos y recuerdos.
James Hamilton Sánchez”.
Con estas líneas arranca el libro. Para quienes se preguntan qué de nuevo hay que no haya
salido en los medios, la respuesta es una invitación a leerlo.
Primero, porque sin duda hay más información, tal vez no toda, porque se trata de hechos en
desarrollo a tal punto que estamos ante una caja de Pandora que todos los días nos sorprende
con nuevos sucesos.
También, y aquí radica otra de las fortalezas de este trabajo de periodismo de investigación, es
que cada hecho, personaje o situación tienen un contexto, un punto de vista, un correlato que
al ser analizado en conjunto nos exhibe una sociedad aún presa de los secretos, o aún reacia a
la transparencia .
Y, lo que es todo un desafío para el periodismo independiente, nos muestra un país en el cual
el tráfico de influencia, la presión de los poderes, y la capacidad para manipular o silenciar los
actos que le son adversos, siguen intactos.
Por ello, discrepo con el optimismo que emerge en el libro cuando se califica como un “cambio
cultural” el repentino ejercicio de transparencia y compromiso con las víctimas que emerge
desde distintos sectores de la sociedad, incluyendo a la Iglesia, los medios y la ahora expedita
justicia.
Más cuando muchos se preguntan , y con razón, cuántos Jimmy Hamilton , humillados y
ofendidos existen a lo largo de nuestro país; en nuestros campos y poblaciones , condenados
al silencio y al dolor.
En ese sentido, el rol de algunos medios de comunicación y de muchos periodistas , como
María Olivia Monckeberg, con este documentado libro, resultan claves para contribuir a
sacudir, develar y denunciar lo que esconden las alfombras rojas que cubren capillas, salones y
despachos donde opera ‐a veces sin contrapeso‐ el poder.