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DERECHO DE FAMILIA

BALOTA 10 : REGÍMENES PATRIMONIALES EN EL MATRIMONIO.

REGÍMENES PATRIMONIALES EN EL MATRIMONIO.- Los regímenes patrimoniales del


matrimonio determinan cómo contribuirán marido y mujer en la atención de las
necesidades del hogar y del grupo familiar, así como la repercusión que el matrimonio
tendrá sobre la propiedad y administración de los bienes presentes o futuros de los
cónyuges y, también, la medida en que esos bienes responderán ante terceros por las
deudas contraídas por cada uno de los esposos. (Alex F. Placido V., “Regímenes
Patrimoniales del Matrimonio, op. cit 25). El Código civil vigente en su artículo 295°,
señala. “Antes de la celebración del matrimonio, los futuros cónyuges pueden optar
libremente por el régimen de sociedad de gananciales o por el de separación de
patrimonios, el cual comenzará a regir al celebrarse el casamiento. Si los futuros
cónyuges optan por el régimen de separación de patrimonios, deben otorgar escritura
pública, bajo sanción de nulidad. Para que surta efecto debe inscribirse en el registro
personal. A falta de escritura pública se presume que los interesados han optado por el
régimen de sociedad de gananciales”.

SOCIEDAD DE GANANCIALES.- La expresión sociedad de gananciales se forma con los


términos societas (asociación de personas que cumplen un fin mediante la cooperación) y
gananciales (provecho o utilidad que resulta de un combate, un negocio u otra acción similar), que
indican la existencia de un provecho, utilidad o lucros nupciales, por lo que semánticamente se
refiere a las ganancias o beneficios económicos que los esposos obtienen al finalizar el
matrimonio (Peralta Andía, Javier Rolando, “Derecho de Familia”, op. cit p. 250). Sociedad,
que por disposición de la ley, existe entre el marido y la mujer desde el momento de la celebración
del matrimonio hasta su disolución, en virtud del cual se hacen comunes de ambos cónyuges los
bienes gananciales, de modo que después se parten por mitad entre ellos o sus herederos, aunque
el no hubiera traído más capital que el otro (Cabanellas, Guillermo. “Diccionario Jurídico”,
op. cit p. 215). Arias-Schreiber (Arias-Schreiber Pezet, Max, Exégesis del Código Civil
Peruano de 1984, Lima: Gaceta Jurídica, 1997. op. cit. p. 185) refiere que la llamada sociedad
de gananciales, no es otra cosa que la comunidad de adquisición a título oneroso de tipo
germánico o comunidad en mano común. El Código Civil vigente en su artículo 301° señala.
“En el régimen de sociedad de gananciales puede haber bienes propios de cada cónyuge y bienes
de la sociedad”. La sociedad de gananciales es la comunidad existente entre marido y mujer sobre
los bienes adquiridos a título onerosos durante el matrimonio, y las rentas o beneficios producidos
también durante el mismo por los bienes de cada uno de ellos y por los sociales;
correspondiéndoles a cada uno la gestión de su patrimonio y a ambos la del patrimonio social, que
debe responder al interés familiar. A su disolución, que se produce por las causas previstas por la
ley, la comunidad es liquidada; adjudicando a cada cónyuge, en partes iguales y a título de
gananciales, los bienes sociales que quedasen luego de pagadas las cargas y deudas de la sociedad
de gananciales (Alex F. Plácido V., “Regímenes Patrimoniales del Matrimonio, op. cit 211).
DEUDAS DE LA SOCIEDAD (Cornejo Chávez, Héctor, Derecho Familiar Peruano, op. cit.
279-283). En cuanto a las deudas cuyo pago corre a cargo de la sociedad y se efectúa, por tanto,
con bienes sociales (artículo 317º), son todas aquellas que tienen por objeto levantar las cargas
que puntualiza el artículo 316º, o aquellas otras que, sin estar dirigidas a ese fin, han sido
contraídas legalmente por los cónyuges dentro de su común facultad de disposición de los bienes
de la sociedad. a. Respecto del primer grupo, el nuevo Código, aunque conservando varias normas
del anterior, introduce modificaciones importantes.
Son de cargo de la sociedad -reza el artículo 316º: a) El sostenimiento de la familia y la educación
de los hijos comunes.- estrictamente, bastaba con referirse al sostenimiento de la familia
(entendida ésta en su sentido estricto, que normalmente sólo comprende a los cónyuges y sus hijos
menores o incapaces), desde que la educación de los hijos forma parte de aquel sostenimiento;
pero la ley ha querido, una vez más, poner en relieve la importancia de esa obligación. El carácter
social de esta carga se deriva, pues, tanto del hecho de lo que los cónyuges están obligados a
alimentar a sus hijos (artículo 287º), como de la circunstancia de que la atienden generalmente con
el producto de su trabajo o con las rentas de sus propios bienes; y es sabido que aquel producto y
estas rentas son bienes comunes (artículo 310º). Si se pretendiera interpretar el mencionado
artículo 287º en el sentido de que el sostenimiento de la familia sólo pesa sobre los bienes propios,
se establecerá el absurdo de que los cónyuges tendrían que realizar su patrimonio personal en
perjuicio suyo y también de la sociedad para alimentar a sus hijos y sostener el hogar, aún en el
caso de que los frutos de ese patrimonio fueran suficientes para aquellas finalidades. b) Los
alimentos que uno de los cónyuges esta obligado por ley a dar a otras personas.- esta disposición
se explica satisfactoriamente por la misma razón antes enunciada. Empero, pueden presentarse
ciertos casos en que la aplicación de esta norma repugna al sentido de equidad. Tal seria, por
ejemplo, el del hijo adulterino que exige alimentos a su padre careciendo éste de bienes propios,
no trabaja y no existiendo otros bienes comunes que la renta del patrimonio propio de la mujer o
el producto de su trabajo. El divorcio que pudiese obtener la mujer en tal caso para ahorrarse la
obligación de alimentar a tal hijo de su marido no es ciertamente – y no sólo por las connotaciones
ético-religiosas que para ella tenga el divorcio- una solución aceptable. La Ley, no obstante, tiene
que evitar el casuismo excesivo, vinculado a hipótesis de rara ocurrencia. c) El importe de lo
donado o prometido a los hijos comunes por ambos cónyuges.- dentro de esta disposición, cuyo
fundamento parece obvio, se encuentran el principio de herencia y cualquiera otra liberalidad, a
condición de que sea hecha conjuntamente por ambos cónyuges (pues, de lo contrario, constituiría
una obligación exclusiva de quien hizo la liberalidad); y lo sea a favor de hijos comunes (pues de
no serlo, recaería a medias sobre el patrimonio propio de cada cónyuge o constituiría un acto
ordinario de suposición de bienes comunes comprendido en el artículo 315º). d) Las reparaciones
y las mejoras necesarias, útiles o de recreo hechas en bienes propios o sociales, así como los
tributos y retribuciones que los afecten.- materia es ésta en la que el anteproyecto del ponente,
acogido luego por ambas Comisiones codificadoras, ha introducido precisiones que resultaban
necesarias, en relación a las fórmulas del Código de 1936. Este, en efecto, aludía a "las
reparaciones de mera conservación" hechas en los bienes propios de uno de los cónyuges, y a "las
reparaciones realizadas en los bienes comunes". El término "reparaciones” difícilmente parecía
referirse a las mejoras, sino aludir más bien al mantenimiento de los predios respectivos; y, en
general, la fórmula empleada no distinguía entre las diversas clases de mejoras, ni hacia la
indispensable referencia al pago de los tributos y retribuciones. En cuanto a lo primero, es
evidente la diferencia que existe entre las reparaciones de mera conservación o mantenimiento y
las mejoras propiamente dichas. Acerca de éstas, no es igual el caso de las necesarias, las útiles y
las de recreo. Y en cuanto a los tributos y retribuciones -cuyo pago por el cónyuge propietario
seria in equitativo, desde que es la sociedad la que disfruta de ellos-, la mención que se hacia de
"las cargas que pesan sobre los usufructuarios" en el inciso -7º del artículo 195, resultaba poco
inteligible y ambigua. El nuevo Código, en cambio, empieza por diferenciar las reparaciones de
mera conservación o mantenimiento de las mejoras propiamente dichas; distingue luego entre
ellas las necesarias, las útiles y las de recreo; y norma inequívocamente acerca del pago de los
tributos y retribuciones que afecten a los bienes. Sobre las reparaciones de mera conservación o
mantenimiento hechas en los bienes propios, preceptúa que son de cargo de la sociedad, lo que es
equitativo, desde que la sociedad usufructúa de esos bienes durante la vigencia del régimen de
gananciales y sería inadmisible que, al momento de disfrutar de ellos, reclame la sociedad su
derecho, y al momento de pagar los tributos y retribuciones correspondientes al mismo bien,
pretenda que los asuma el cónyuge propietario.
Por las mismas razones, establece que son de cargo de la sociedad las mejoras que se introduzcan
en los mismos bienes, pero distingue el caso de las necesarias -que son aquéllas sin las cuales el
bien puede destruirse o arruinarse-, que deben ser obligatoriamente efectuadas por cuenta de la
sociedad (pues sería inadmisible que, por no introducirlas, el cónyuge propietario pierda el bien o
lo reciba, al fenecimiento de la sociedad, deteriorado gravemente), del caso de las simplemente
útiles o de ornato, que sólo pueden ser efectuadas por la sociedad y a su costa siempre que cuente
con la anuencia del cónyuge propietario (pues éste podría estimar que son desmejoras y no
mejoras las que se trata de introducir en sus bienes). Si se trata de predios de propiedad común, es
innecesario abundar en la fundamentación de la norma que declara que las mejoras que en ellos se
introduzca, cualesquiera que ellas sean, son de cargo de la sociedad. En fin tratándose de los
tributos y retribuciones, corren también por cuenta de la sociedad todos los que afectan a los
bienes propios de cada cónyuge o sociales, pues quien se beneficia con ellos es quien, en justicia,
debe afrontar tales costos que los gravan. e) Los atrasos o créditos devengados de las obligaciones
a que estuviesen afectos tanto los bienes propios como los sociales, cualquiera que sea la época a
que correspondan.- No hay duda alguna acerca de la justificación de esta norma cuando se trata de
obligaciones que afectan a los bienes comunes; pero puede, en cambio, suscitarse controversia
cuando se trata de obligaciones a que está sujeto el patrimonio propio de uno de los cónyuges. En
efecto, el pago de los atrasos o créditos devengados, ¿debe pesar siempre sobre el patrimonio
común, sin que importe averiguar la época de que esos créditos provienen o, al contrario, se
debería distinguir los créditos devengados durante la vigencia de la sociedad de gananciales (los
cuales deben pesar sobre el patrimonio común) de aquellos otros provenientes de fecha anterior
(que deberían ser cubiertos con bienes propios del cónyuge deudor)? La duda que al respecto
podrá suscitar el Código derogado no es posible ya frente al claro texto del inciso 72º del artículo
316º: se trata de todos los atrasos o créditos devengados "cualquiera que sea la época a que
correspondan". Esta solución, aparentemente in equitativa para la sociedad y que ha sido
explícitamente defendida por Planiol y Ripert y un sector importante de la doctrina, se basa en el
hecho de que casi siempre son los frutos o rentas de los bienes mismos lo que se dedica al pago de
esos créditos; y como tales frutos son bienes comunes desde el momento en que nace el régimen
de gananciales, es lógico que el pago de aquellos pese sobre el patrimonio común. f) Los gastos
que cause la administración de la sociedad.- esta disposición no requiere comentario es evidente
que es a costa del patrimonio común que hay que sufragar los gastos que sea preciso hacer para
más referentes al otorgamiento de procedimientos judiciales, cobranzas y otros .

FIN DE LA SOCIEDAD DE GANANCIALES (Cornejo Chávez, Héctor, Derecho Familiar


Peruano, op. cit. 285-287). EL CÓDIGO CIVIL VIGENTE EN SU ARTÍCULO 318º SEÑALA:
FENECE EL RÉGIMEN DE LA SOCIEDAD DE GANANCIALES:
1. POR INVALIDACIÓN DE MATRIMONIO.
2. POR SEPARACIÓN DE CUERPOS.
3. POR DIVORCIO.
4. POR DECLARACIÓN DE AUSENCIA.
5. POR MUERTE DE UNO DE LOS CÓNYUGES.
6. POR CAMBIO DE RÉGIMEN PATRIMONIAL. Entre los casos de fenecimiento de la
sociedad de gananciales hay que distinguir dos grupos: el que podría llamarse acabamiento
normal y el de fenecimiento excepcional o extraordinario. Si por el hecho de existir un
matrimonio se constituye la sociedad de gananciales, es lógico que ésta termine cuando el
matrimonio mismo fenece. Este fenecimiento ocurre regularmente por la muerte de uno de
los cónyuges, pues si aquellas sociedades formadas en atención a las cualidades personales
de los socios se disuelven a la muerte de uno de éstos, con mayor razón haber de ocurrir lo
propio en la de gananciales, en que el cónyuge fallecido no puede ser sustituido por ninguna
otra persona, por la naturaleza misma del matrimonio (artículo 318º, inciso 5º). Pero la
insubsistencia o extinción del vínculo conyugal puede también ocurrir por otras causales,
según la ley civil: la invalidez y el divorcio. En estos dos casos es obvio que la sociedad de
gananciales no puede seguir subsistiendo, desde que el vínculo que le dio origen ha
quedado inexistente (artículo 318°, inciso 1° Y 3°). Mas junto a los casos en que fenece la
sociedad de gananciales por haber fenecido el matrimonio, el nuevo Código contempla
otros tres en que, subsistiendo el vínculo conyugal, termina el régimen de comunidad de
gananciales (artículo 318°, incisos 6°, 2° Y 4°). El primero de dichos casos consiste en el
cambio de régimen patrimonial de gananciales por uno de separación de patrimonios. Como
ya se expresó anteriormente, este cambio puede, a su vez, ser el resultado de una decisión
voluntaria de los mismos cónyuges, supuesto en el cual deben otorgar escritura pública e
inscribirla en el Registro Personal; o producirse por sentencia judicial dentro de un juicio
promovido a instancia del cónyuge perjudicado por el dolo o la culpa con que el otro actúa
dentro del régimen de gananciales, hipótesis en la que dicha sentencia debe ser también
registrada. El segundo caso es el de la separación de cuerpos, sea por causal específica, sea
por mutuo disenso. Suspendiéndose entonces la vida en común, durante la cual estuvo en
vigencia el régimen de gananciales, es obvio que éste no puede continuar, no obstante
mantenerse el vínculo matrimonial. En realidad, como se puede advertir por lo expuesto,
este último caso resulta en alguna medida atípico, por cuanto el cónyuge presente tendrá
sobre su patrimonio las facultades y cargas propias del régimen de separación de
patrimonios, pero el cónyuge ausente no podrá ejercer aquéllas ni cumplir éstas y su
patrimonio estar sujeto, aunque de modo temporal o transitorio, a un régimen de manejo
ajeno a las normas del régimen patrimonial del matrimonio.
Ahora bien, producida cualquiera de las tres causales analizadas, la ley gobierna cuidadosamente
la cuestión de la fecha desde la cual surte efectos el fenecimiento del régimen de gananciales: a)
Para las relaciones entre los mismos cónyuges, el fenecimiento se considera producido en la fecha
de la muerte (real o presunta) o de la declaración de ausencia de uno de los cónyuges, en sus
respectivos casos. Si el fenecimiento se ha producido a consecuencia de un juicio sobre invalidez
del matrimonio, de divorcio, de separación de cuerpos o de separación judicial de bienes, produce
efectos entre los cónyuges a partir de la notificación al otro cónyuge con la demanda respectiva
(lo cual tiene por objeto evitar que, durante el juicio, el demandado pueda realizar actos o incurrir
en omisiones que perjudiquen al demandante). Y si, en fin, el fenecimiento del régimen de
gananciales se ha producido en virtud del acuerdo voluntario de los cónyuges para reemplazarlo
con uno de separación de patrimonios, la fecha desde la cual rige el fenecimiento es la de la
escritura pública correspondiente (artículo 319°, primera parte). b) En cambio, en lo que atañe a
los terceros interesados, el régimen de comunidad de gananciales sólo se considera fenecido en la
fecha de la inscripción pertinente en el Registro Personal (pues antes de ello no tienen obligación
y acaso ni siquiera posibilidad de enterarse del evento que origina el fenecimiento del régimen en
cuestión) (artículo 319 in fine).

SEPARACIÓN DE PATRIMONIOS (Cornejo Chávez, Héctor, Derecho Familiar Peruano, op. cit.
293-295).-el código civil vigente en su artículo 327º señala. “En el régimen de separación de
patrimonios, cada cónyuge conserva a plenitud la propiedad, administración y disposición de sus
bienes presentes y futuros y le corresponden los frutos y productos de dichos bienes”. La regla
general y de cumplimiento insoslayable fue que "por el hecho mismo del matrimonio" se
constituya entre marido y mujer -con su voluntad, sin ella o contra ella- una "sociedad de
gananciales". No existía, pues, ni aún en germen, un sistema de capitulaciones matrimoniales o de
libertad restringida o amplia de elección de régimen diferente. Los casos en que el régimen de
gananciales podía ser sustituido por el de separación de patrimonios fueron inicialmente cuatro
-previsto alguno de ellos en términos confusos- y todos por demanda incoada por la mujer contra
el marido, por incumplimiento de ciertas obligaciones o por no querer aquella asumir la dirección
del hogar en las hipótesis puntualizadas en el Código derogado. La Ley Nº 15779 agregó a esas
causales una quinta, esta vez por acuerdo de ambos cónyuges, aunque "con expresión de causa".
El carácter excepcional del régimen de separación de patrimonios, el hecho de que sólo fuera
posible llegar a su instauración previo proceso judicial y casi siempre a consecuencia de un
comportamiento doloso o ilegal del marido, convirtieron el cambio del régimen de gananciales al
de separación en la antesala de una separación de cuerpos o del divorcio y, en todo caso, en una
alteración negativa del clima interno del hogar. Desde luego, éste se caracteriza, en esencia,
porque dentro de cada cónyuge conserva a plenitud la propiedad, administración y disposición de
sus bienes presentes y futuros, y le pertenecen los frutos y productos de dichos bienes (artículo
327º). Paralelamente y por las mismas razones, cada cónyuge responde de sus deudas con sus
propios bienes (artículo 328º). Dentro de este régimen, el sostenimiento y educación de los hijos,
que compete por igual a ambos padres por mandato del artículo 235; y, en general, el
sostenimiento del hogar, es obligación de ambos cónyuges según sus respectivas posibilidades y
rentas, debiendo el juez regular la contribución de cada cual en caso necesario (artículo 300º).

Como ya se dijo anteriormente, a diferencia de lo que ocurre con el régimen de gananciales, el de


separación de patrimonios exige inscripción en el Registro Personal, tanto si los interesados lo
eligen antes del matrimonio, como si van a él en el transcurso de éste. Ahora bien, dicha
inscripción se efectúa a base de la correspondiente escritura pública, en los casos en que es la
común voluntad de los interesados la que elige el régimen. Existen, otros casos en que se llega a
un régimen de separación de patrimonios sin la voluntad de uno de los cónyuges. Así, cuando
cualquiera de ellos abusa de las facultades que le corresponden dentro del régimen de gananciales,
el otro puede obtener, ahora sí mediante acción judicial, que el juez sentencie el cambio del
régimen patrimonial de gananciales por el de separación. En este caso, una vez interpuesta la
demanda, el juez puede dictar, a pedido del demandante o de oficio, las providencias
concernientes a la seguridad de intereses del demandante; medidas ‚ que deben inscribirse en el
Registro Personal para que surtan efectos frente a terceros. La vigencia del régimen de separación
en este caso comienza, para las relaciones entre los cónyuges, en la fecha de notificación con la
demanda; y para terceros, en la de inscripción del fallo en el Registro Personal (artículo 329º). Un
último caso de sustitución del régimen de gananciales por el de separación de patrimonios se da
cuando uno de los cónyuges es declarado en quiebra. En tal supuesto, el cambio opera de pleno
derecho, y por tanto, sin necesidad de juicio especial. Para que surta efectos frente a terceros, el
cambio de régimen debe inscribirse en el mismo registro ya aludido, inscripción que se hará de
oficio o a solicitud del fallido, de su cónyuge o del síndico de quiebras (artículo 330º).

FIN DEL REGIMEN DE SEPARACIÓN DE PATRIMONIOS.- El Código Civil Vigente en


su artículo 331º señala.- “ El régimen de separación de patrimonios fenece en los casos del
artículo 318º, inciso 1,3,5 y 6” estableciendo que el régimen de la separación de patrimonios
termina en los casos siguientes: 1) Por cambio del régimen patrimonial, situación en la cual los
cónyuges adoptan otro sistema económico 2) Por invalidación del matrimonio, vale decir, que el
régimen patrimonial mencionado termina por nulidad o anulabilidad del mismo. 3) Por divorcio,
caso en el cual, se disuelve definitivamente el vinculo conyugal, por consiguiente el régimen
patrimonial. 4) Por muerte de uno de los cónyuges, lo que significa el fin de la personalidad, caso
en el cual también fenece el régimen (Peralta Andía, Javier Rolando, “Derecho de Familia en
el Código Civil”, op. cit. 283).
DETERMINACIÓN DEL BIEN.-

BIENES SOCIALES.- El Código Civil vigente en su artículo 310° señala. “Son bienes sociales
todos los no comprendidos en el artículo 302° incluso los que cualquiera de los cónyuges
adquiera por su trabajo, industria o profesión así como los frutos y productos de todos los bienes
propios y de la sociedad y las rentas de los derechos de autor e inventor. También tienen la
calidad de bienes sociales los edificios construidos a costa del caudal social en suelo propio de
uno de los cónyuges, abandonándose a éste el valor del suelo al momento del reembolso”. La
sociedad de gananciales presupone la vida en comunidad integral de afectos e intereses materiales.
De ahí que los bienes sociales son obra conjunta de ambos cónyuges, aunque no se tiene en cuenta
el aporte ni el esfuerzo desplegado por cada uno de los cónyuges (Plácido V., Alex F., Los
Regímenes Patrimoniales del Matrimonio, op. cit. p. 234).
Artículo 311°. “Para la calificación de los bienes rigen las reglas siguiente:1. Todos los bienes se
presumen sociales, salvo prueba en contrario. 2. Los bienes sustituidos o subrogados a otros se
reputan de la misma condición de los que sustituyen o subrogaron.3. Si vendidos algunos bienes,
cuyo precio no consta haberse invertido, se compran después otros equivalente, se presume,
mientras no se pruebe lo contrario, que la adquisición posterior es hecha con el producto de la
enajenación anterior”.

ADMINISTRACIÓN Y GRAVAMEN, REPRESENTACIÓN Y DISPOSICIÓN DE LOS


BIENES SOCIALES

Artículo 303°“Cada cónyuge conserva la libre administración de sus bienes propios y puede
disponer de ellos o gravarlos” Los esposos por disposición del artículo precedente, poseen
facultades de administración, disposición o gravamen sobre sus bienes propios. Cada cónyuge
tiene la libre potestad de administrar sus bienes propios según su particular criterio, por
consiguiente, posee autonomía administrativa en los bienes de su propiedad; pero
excepcionalmente, el código adopta el sistema de la administración transferida para permitir que
el otro cónyuge asuma la gestión. Dicha administración tiene tres modalidades: 1) Administración
trasferida voluntariamente.- es decir, en forma espontánea, lo que acontece cuando cada uno de los
cónyuges permite que sus bienes propios sean administrados totalmente.
Artículo 304° “Ninguno de los cónyuges puede renunciar a una herencia o legado o dejar de
aceptar una donación sin el consentimiento del otro”.
Artículo 305° “Si uno de los cónyuges no contribuye con los frutos o productos de sus bienes
propios al sostenimiento del hogar, el otro puede pedir que pasen a su administración, en todo o
en parte. En este caso, está obligado a constituir hipoteca y, si carece de bienes propios, otra
garantía, si es posible, según el prudente arbitrio del Juez, por el valor de los bienes que reciba.”
Artículo 306° “Cuando uno de los cónyuges permite que sus bienes propios sean administrados
en todo o en parte por el otro, no tiene éste sino las facultades inherentes a la mera
administración y queda obligado a devolverlos en cualquier momento a requerimiento del
propietario”.

BIENES PROPIOS.-

El Código Civil vigente en su artículo 302° señala. “Son bienes propios de cada cónyuge: 1.- Los
que aporte al iniciarse el régimen de sociedad de gananciales. 2.-Los que adquiera
durante la vigencia de dicho régimen a título oneroso, cuando la causa de adquisición ha
precedido a aquella. 3.- Los que adquiera durante la vigencia del régimen a título
gratuito. 4.- La indemnización por accidentes o por seguros de vida, de daños personales
o de enfermedades, deducidas las primas pagadas con bienes de la sociedad. 5.-Los
derechos de autor e inventor. 6.-Los libros, instrumentos y útiles para el ejercicio de la
profesión o trabajo, salvo que sean accesorios de una empresa que no tenga la calidad de
bien propio.7.- Las acciones y participaciones de las sociedades que se distribuyan
gratuitamente entre los socios por evaluación del patrimonio social, cuando esas acciones
o participaciones sean bien propio. 8.-La renta vitalicia a título gratuito y la convenida a
título oneroso cuando la contraprestación constituya bien propio. 9.-Los vestidos y
objetos de uso personal, así como los diplomas, condecoraciones, correspondencia y
recuerdos de familia”.
Los bienes propios son los que tiene cada cónyuge desde antes de la celebración del matrimonio y
los que adquiera durante éste a título gratuito, por subrogación real con otro bien propio, o por una
causa o título anterior al matrimonio ( Bossert, Gustavo A. y Zanoni, Eduardo A., “Manual de
Derecho de Familia”, Bs. As., Editorial Astrea, 1999, op. cit p.190).

Artículo 307°
“Las deudas de cada cónyuge anteriores a la vigencia del régimen de gananciales son pagadas
con sus bienes propios, a menos que hayan sido contraídas en beneficio del futuro hogar, en cuyo
caso se pagan con bienes sociales a falta de bienes propios del deudor”.

EL PATRIMONIO FAMILIAR.-
El Código Civil vigente en su artículo 488º, señala “El Patrimonio Familiar es inembargable,
inalienable y transmisible por herencia” Patrimonio es un conjunto formado por bienes, así como
por derechos y obligaciones de naturaleza pecuniaria, pertenecientes a una persona o ejecutados a
una finalidad (LANATTA, Rómulo. Derecho de Sucesiones. Ob. Cit p. 15. Tomo 1 Lima –
Perú).

CONSTITUCIÓN.-
El Código Civil vigente en su artículo 493º, señala, “Pueden constituir patrimonio familiar. 1.-
Cualquiera de los cónyuges sobre bienes de su propiedad.2.- Los cónyuges de común acuerdo
sobre bienes de la sociedad.3.- El padre o madre que se haya enviudado o se haya divorciado,
sobre sus bienes propios. 4.- El padre o madre solteros sobre bienes de su propiedad. 5.- Cualquier
cosa dentro de los límites en que pueda donar o disponer libremente en testamento.”

REQUISITOS.-
El Código Civil vigente en su artículo 496º, señala, “Para la constitución del patrimonio familiar
se requiere.
1.-Que el constituyente formalice solicitud ante el juez, en la que debe precisar su nombre y
apellidos, edad, estado civil y domicilio; individualizar el predio que propone afectar; aportar la
prueba instrumental de no hallarse el predio sujeto a hipoteca, anticresis o embargo registrado; y
señalar a los beneficiarios con precisión del vinculo familiar que lo une a ellos.
2.- Que se acompañe a la solicitud, la minuta de constitución del patrimonio cuya autorización
pide.
3.-Que se publique un extracto de la solicitud por dos días ínterdiarios en el periódico donde lo
hubiere o por aviso en el local del juzgado donde no lo hubiere.
4.-Que sea aprobado por el juez, conforme lo dispuesto para el proceso no contencioso.
5.- Que la minuta sea elevada a escritura pública.
6.- Que sea inscrita en el registro respectivo. En los casos de constitución, modificación o
extinción del patrimonio familiar, el juez oirá la opinión del Ministerio Público antes de expedir
resolución.”

BALOTA Nº 11:AUTORIZACIÓN PARA VIAJE DE MENORES.

AUTORIZACIÓN PARA VIAJE DE MENORES


Uno de los atributos de la Patria Potestad es la tenencia, que se traduce en el derecho de ambos
padres de tener a los hijos en su compañía y de recogerlos del lugar donde estuviesen sin su
permiso. Por corresponder a los padres el ejercicio del derecho a la tenencia, se requiere contar
con la autorización de ambos para que uno de ellos realice viajes en compañía de los hijos
menores de edad. El documento en el que conste la autorización para el viaje de los hijos menores
de edad en compañía de uno de ellos, será la prueba de los asentimientos prestados para que la
tenencia sea ejercida legítimamente por el progenitor viajero, por el tiempo que dure la ausencia.
El artículo 111 del Código de los Niños y adolescentes precisa que la autorización de los padres
será prestada ante el notario cuando el viaje sea fuera del país y haya conformidad por parte de
ambos. Añade que, en caso de que el viaje se realice dentro del país bastará la autorización de uno
solo de los padres; no siendo necesario, acudir al órgano jurisdiccional en este caso.

FORMALIZACIÓN DE LA AUTORIZACIÓN PARA DISPONER DERECHOS DE


INCAPACES.-
La administración de los bienes de los incapaces corresponde a sus representantes legales, padres,
tutores o curadores; quienes ejercen sus facultades dentro de los límites impuestos por las
disposiciones legales. En general, los representantes legales de incapaces, respecto de los bienes
de éstos, pueden realizar libremente actos de conservación y de administración ordinaria;
requieren de autorización judicial para realizar actos de administración extraordinaria y de
disposición; y les esta prohibido realizar actos de enajenación y gravamen, salvo por causas
justificadas de necesidad o utilidad y previa autorización judicial. En el caso de los tutores y
curadores, se requiere, además, que la autorización judicial sea concedida previa audiencia del
consejo de familia.

PATRIA POTESTAD.-
El Código Civil vigente en su artículo 418º señala, “Por patria potestad los padres tienen el
deber y el derecho de cuidar de la persona y bienes de sus hijos menores” Capacidad legal que
asiste a ambos padres para velar por la salud, educación, bienestar, moral, residencia,
mantenimiento y respeto de los hijos. Es un deber y a la vez un derecho que comparten por igual
los padres. En caso de fallecimiento de uno de los padres, el supérstite concreta la patria potestad;
en caso de controversia, el juzgado respectivo decide a quien corresponde su ejercicio. La ley
confiere este derecho a los padres respecto de sus hijos, siendo ésta: autoridad, representación
legal, facultad de administración de bienes (Chanamé Orbe, Raúl, “Diccionario Jurídico”, op.
cit. 536).
Artículo 419º“La Patria Potestad se ejerce conjuntamente por el padre y la madre durante el
matrimonio, correspondiendo a ambos la representación legal del hijo. En caso de disentimiento,
resuelve el Juez del Niño y Adolescente, conforme al proceso sumarísimo”.
La patria potestad viene conferida por la naturaleza y por la ley, a los padres, sin embargo, no
siempre es posible que ambos la ejerzan, dependiendo estos de diversas causas y motivos entre
ellos, de la calidad de la filiación, según sea esta matrimonial o extramatrimonial. Por ello hay que
distinguir la patria potestad del hijo matrimonial de la del hijo extramatrimonial. De esta manera,
si ambos padres son casados y conviven normalmente, la patria potestad compete a ambos padres,
quienes ejercen conjuntamente y simultáneamente la patria potestad. Como no siempre ha de ser
posible la plena coincidencia entre ambos padres, esto es, que si hay desacuerdo, compete al juez
decidir (Palacios Pimentel, H. Gustavo, “Manual de Derecho Civil”, op cit. 407).

Artículo 420º :“En caso de separación de cuerpos, de divorcio o de invalidación del matrimonio,
la patria potestad se ejerce por el cónyuge a quien se confían los hijos. El otro queda, mientras
tanto, suspendido en su ejercicio”.
Artículo 421º “La patria Potestad sobre los hijos extramatrimoniales se ejerce por el padre o por
la madre que los ha reconocido. Si ambos padres han reconocido al hijo, el juez de menores
determina a quien corresponda la patria potestad, atendiendo a la edad y sexo del hijo, a la
circunstancia de vivir juntos o separados los padres y , en todo caso, a los intereses del menor.
Las normas contenidas en este artículo son de aplicación respecto de la madre aunque sea menor
de edad. No obstante, el juez puede confiar a un curador la guarda de la persona o de los bienes
del hijo, si así lo exige el interés de éste, cuando el padre no tenga la patria potestad”. En este
supuesto la titularidad y el ejercicio de la patria potestad ha sido siempre compleja, creando
situaciones difíciles de resolver todo cuando los padres se disputan tal ejercicio. El actual Código,
hace más factible el ejercicio de la patria potestad, regulando tres situaciones distintas:. a) Caso
de reconocimiento por uno de los padres.- supuesto en el cual, no existe problema alguno porque
el ejercicio de la patria potestad corresponde a la madre o al padre que lo hubiera reconocido
voluntariamente por cualquiera de las formas establecidas por ley. b) Caso de reconocimiento por
ambos padres.- lo que acontece simultánea o sucesivamente, estén llevando o no vida
convivencial, lo que en verdad crea problemas difíciles de resolver. El Código actual prescribe
que el juez de menores determina a quien corresponde el ejercicio de la patria potestad,
atendiendo a la edad y el sexo del hijo, a la circunstancia de vivir juntos o separados y en todo
caso, a los intereses del hijo. c) Caso de madre menor de edad.- situación en la cual, dispone la
ley, que las normas contenidas en este artículo son de aplicación respecto de la madre aunque sea
menor de edad; no obstante, el juez, puede confiar a un curador la guarda de la persona o de los
bienes del hijo, si así lo exige el interés de éste, cuando el padre no tenga la patria potestad
(Peralta Andía, Javier Rolando, “Derecho de Familia en el Código Civil”, op. cit. 469).
Artículo 422º“En todo caso, los padres tienen derecho a conservar con los hijos que no estén
bajo su patria potestad las relaciones personales indicadas por las circunstancias”.

DERECHOS DE LOS HIJOS


a) En primer lugar, el menor, si es capaz de discernimiento, puede aceptar por sí mismo, es
decir, sin la necesaria intervención de sus padres, cualquier herencia voluntaria, legado o
donación siempre que sean puros y simples. La razón es obvia: tal aceptación en nada le
perjudica.
b) Que, si tiene más de dieciséis años, puede contraer obligaciones o renunciar derechos siempre
que sus padres que ejercen la patria potestad autoricen expresa o tácitamente el acto o lo
ratifiquen.
c) Que, si es capaz de discernimiento, el menor puede ser autorizado por sus padres que ejercen
la potestad para dedicarse a un trabajo, ocupación, industria u oficio; supuestos en el cual,
obviamente, podrá practicar todos los actos que requiera el ejercicio normal de aquella
actividad, administrar como producto de aquella, usufructuarios y disponer de ellos.
d) Que, cuando el menor tenga más de dieciséis años y en cuanto sea posible, debe ser
consultado por sus padres acerca de los actos importantes concernientes a la administración
de su patrimonio (artículo 459º), si bien ni se sanciona con nulidad los actos realizados sin tal
consulta, ni el avenimiento del menor consultado libera al padre de responsabilidad.
e) Que, si el menor posee discernimiento responde por sus actos ilícitos (artículos 458º, 1975º);
y aun si no lo tiene puede ser condenado al pago de una indemnización de su padre “para
ejercer derechos estrictamente personales (artículo 455º in fine).

DERECHOS PERSONALES DE LOS PADRES


Están constituidos por un conjunto de facultades que tienen los padres respecto de sus hijos. Éstos
conforme al artículo 423º del Código Civil, son: a) Proveer al sostenimiento y educación de los
hijos.- en primer lugar, proveer al sostenimiento, significa el deber de alimentar a los hijos para
garantizar su supervivencia, entendiéndose por alimentos todo lo que es indispensable para el
sustento, habitación, vestido y también asistencia médica; pero si es menor de edad, comprende
asimismo su educación, instrucción y capacitación para el trabajo. En cambio, proveer a su
educación implica no sólo una tarea formativa sino también informativa. Se trata de dos conceptos
concurrentes que se refieren tanto a los aspectos materiales cuanto a los intelectuales, morales y
sociales. b) Dirigir el proceso educativo de los hijos y su capacitación para el trabajo.- Esta
facultad parece redundante porque va sobreentendida en el párrafo anterior, sin embargo se
remarca la importancia que tiene la formación integral del nuevo ser conforme a su vocación y
aptitudes. Esta facultad se complementa con lo dispuesto en el artículo 424º, cuando señala que
subsiste la obligación de proveer al sostenimiento de los hijos e hijas mayores de dieciocho años
que estuvieran siguiendo con éxito estudios de una profesión u oficio hasta los 28 años de edad; y
de los hijos e hijas solteros que no se encuentren en aptitud de atender a sus subsistencia por
acusas de incapacidad física o mental debidamente comprobadas. Sin embargo, el artículo 1º de la
ley 27646 de 23.01.02 modifica el numeral mencionado, establecimiento que subsiste la
obligación de proveer al sostenimiento de los hijos e hijas solteros mayores de dieciocho años que
estén siguiendo con éxito estudios de una profesión u oficio hasta los 28 años de edad; y de los
hijos e hijas solteros que no se encuentren en aptitud de atender a su subsistencia por causas de
incapacidad física o mental debidamente comprobadas. c) Corregir moderadamente a los hijos.- se
trata de un deber-derecho de morigerar la conducta de los hijos, que impide castigarlos con
extrema severidad, cuando ello no bastare, se otorga la facultad de recurrir a la autoridad judicial
solicitando su internamiento en un establecimiento dedicado a la reeducación de menores. Su
infracción se sanciona con la destitución de la patria potestad y también con sanciones penales. d)
Aprovechar de los servicios de los hijos.- Es otra facultad de los padres para exigir de sus hijos
menores la prestación de servicios propios de su edad y condición, pero sin perjudicar su
educación. Esta facultad debe ser ejercida dentro de los límites razonables y prudentes, puestos
que todo exceso permitiría la intervención de la autoridad pública. e) Tener a los hijos en su
compañía.- la doctrina tradicional denominó derecho de guarda que significa la necesidad de una
relación interpersonal continuada, que presupone la comunidad de vivienda, por eso la ley
establece que es deber-derecho de los padres la tenencia de los hijos en su compañía y recogerlos
del lugar donde estuviesen sin su permiso, recurriendo a la autoridad si fuese necesario a fin de
hacerlo entrar bajo su autoridad. Del deber de vigilancia, surge también la responsabilidad
paterna frente a terceros por los daños causados por los hijos (458º, 1975º y 1976º) .

ADMINISTRACIÓN DE BIENES A SU CARGO


Deben ser manejados con probidad, diligencia y con igual interés que un bien propio,
precisamente porque se trata del patrimonio propio de sus hijos. Todo el conjunto de bienes
propios de sus hijos debe ser administrado por el padre a quien corresponde el ejercicio de la
patria potestad. Quien ejerce la patria potestad podrá arrendar esos bienes; si es para más de tres
años, precisa autorización judicial (inciso 1, Art. 448); cobrar rentas e intereses; iniciar juicio de
cobro de arrendamientos, desahucio o aviso de despedida; hacer las reparaciones de conservación
de los bienes; pagar contribuciones e impuestos, Si el padre a quien le corresponde esta
administración, incurre en abuso o por lo menos en descuido, será responsable del desmedro
patrimonial en perjuicio de su hijo o hijos. Si el padre que ejerce la patria potestad, pierde este
derecho, el otro progenitor asume de pleno derecho esa facultad y consecuentemente, la
administración de esos bienes del hijo. En el caso de separación de cuerpos o de divorcio, el padre
a quien le corresponda ejercer la patria potestad, será, consecuentemente, el administrador del
patrimonio del hijo menor. Luego, siempre que el padre o la madre tengan un interés opuesto al de
sus hijos, se nombrará a estos, un curador especial (Art. 460º). Los padres administran los bienes
de sus hijos menores, sea cual fuere el título de su adquisición; ya a título oneroso o a título
gratuito. Esta es la norma general; sin embargo; hay algunos bienes que quedan fuera del ámbito
de tal administración; están excluidos de ella y son:
1) Los bienes donados a los hijos bajo la condición de que los padres no los administren. Luego
también los dejados en testamento, bajo igual condición (inc. 8 Art. 423 y 425 a.C. vigente).
2) Los bienes adquiridos por los propios menores, ya no los administra el padre o los padres que
ejercen la patria potestad.
3) Finalmente, los bienes entregados por los padres a sus hijos, para que se dediquen a
determinado trabajo, profesión, oficio o industria.

La administración de los bienes dura generalmente hasta que los hijos salgan de la Patria Potestad,
pero por excepción puede terminar o cesar si el padre o la madre lo soliciten cuando (Peralta
Andía, Javier Rolando, “Derecho de Familia en el Código Civil”, op. cit. 477,478):
1) Quiera contraer nuevo matrimonio, en cuyo caso pedirá al juez que convoque al consejo de
familia para que éste decida si continúa o no en la administración (433º).
2) Se excuse de administrar los bienes de sus hijos, caso en el cual el consejo de familia
nombrará un curador (artículos 433º y 434º).
3) Pide al juez se encomiende la administración al curador, indicando a la persona del curador
o cuando el padre lo haya nombrado en testamento (artículo 435º).
4) Se case sin que se convoque a consejo de familia caso en el que pierde la administración de
los bienes de sus hijos (artículo 444º).
5) Ejerciendo la patria potestad pone en peligro los bienes de sus hijos (artículo 446º).
6) Ejerciendo la patria potestad es declarada en quiebra (artículo 443º).

TERMINACION DEFINITIVA DE LA PATRIA POTESTAD.-


El acabamiento de la patria potestad opera cuando la protección que ella acuerda, ya no es
necesaria, sea porque el hijo ha alcanzado plena capacidad civil, porque ha muerto; o cuando, no
obstante encontrarse el hijo en situación de ser guardado, es preciso sustituir la protección de la
patria potestad por la de la tutela, por haber muerto los padres o por haber sido destituidos de la
patria potestad; casos previstos en el artículo 461º).

TUTELA.- Es una institución destinada al cuidado y dirección de los menores de edad que no
están sujetos a la patria potestad, sea porque ambos padres han muerto o son de filiación
desconocida o porque aquellos han sido privados de la patria potestad. Se trata, nada menos, que
de un concepto en sentido restringido (Bosser Gustavo y Zannoni, Eduardo, op. cit. 451. ) El
fundamento de la tutela responde a la idea protectora y defensiva de la persona y de los intereses
materiales y morales del incapaz menor de edad, en cuyo beneficio se dictan las normas
respectivas, pues al menor no sujeto a patria potestad le son debidas como consecuencia del
derecho que le asiste a dicho ampara social derivadas de su situación .

DIFERENCIA ENTRE LA PATRIA POTESTAD Y LA TUTELA La primera funciona en base


a una ley natural; la tutela por mandato legal. El padre la ejerce por derecho propio; el tutor es un
representante legal del menor incapaz, nombrado para prestarle a la menor protección legal, por
carecer de padres que ejerzan la patria potestad. Es generalmente designado un familiar del menor
incapaz de valerse por si mismo.

SUJETOS DE LA TUTELA
El beneficiario de la tutela varía según el sistema que cada ordenamiento legal elija. Para aquellos
que refunden la tutela y la cúratela en una sola figura de guardaduría, resultan beneficiarios de ella
los incapaces por razón de edad (los menores), pero también los incapaces por razón de
enfermedad (como los enajenados mentales) o de limitaciones orgánico-culturales (como los
sordomudos analfabetos), o (como los toxicómanos o los ebrios consuetudinarios), o de
determinadas inhabilidades (como los malos gestores o los pródigo), o de la imposición de ciertas
condenas (como los penados más gravemente). b) El Sujeto activo o tutor.- obviamente, el sujeto
activo de la figura es el tutor. Activo, decimos, en el sentido de que es él quien la ley encarga una
serie de funciones, atribuciones y responsabilidades en protección del incapaz, ya que es éste el
beneficiario de la figura .

CLASES DE TUTELA
a. Tutela testamentaria.- la que resulta de la designación de tutor mediante testamento o por
medio de escritura pública (art. 503º). Ese mismo precepto señala a las personas que están
facultadas para nombrar tutor testamentario y son: 1) El padre o la madre del menor, que
sobrevivan para los hijos que estén bajo su patria potestad. Si no ejerce la patria potestad no podrá
tener esta facultad. 2) Los abuelos para los nietos que estén sujetos a tutela legítima. 3) cualquier
testador para el menor al que instituya heredero o legatario.
b. Tutela Dativa.- cuando no hay tutor testamentario, ni legitimo funciona la denominada tutela
dativa que es conferida por el Consejo de Familia. Está sometida a ciertas restricciones legales.
El tutor deberá ser una persona residente en el lugar en que domicilia el menor tutelado. Para ello
el Consejo se reunirá por orden del juez o por petición de cualquier pariente, del Ministerio
Público incluso de cualquier persona (Art. 508). El tutor deberá ser ratificado cada dos años
dentro del plazo de 30 días del vencimiento del periodo, por el consejo de familia. Si este no se
reúne dentro de este plazo, ese silencio hace presumir la ratificación.
c. Tutela del Estado.- se pone bajo la tutela del estado a los “expósitos”. Estos mismos pueden
estar bajo la tutela de quienes les presten amparo. La tutela del Estado es ejercida por los
superiores (directores o jefes) de los respectivos establecimientos (el caso de los Asilos de
Huérfanos u Orfanatos).

PERSONAS QUE PUEDEN SER TUTORES


Pueden ser tutores todas las personas capaces de ejercer por sí mismos sus derechos civiles. El
cargo de tutor, por mandato de la ley, es obligatorio para aquel que es designado, con razón
Duguito decía: “todo individuo tiene en la sociedad una cierta función que cumplir, una cierta
tarea que ejecutar, por tanto, no puede rehusar el cargo, tiene que aceptarlo”. Pero, lo manifestado
precedentemente no significa de manera alguna que no deba reunir unos requisitos indispensables
para garantizar el ejercicio del cargo. Estos son: 1. Que el tutor se halle en el pleno goce de su
capacidad civil. 2. Que el designado o llamado ofrezca un mínimo de condiciones de moralidad y
rectitud. 3. que dicha persona no tenga enemistad, intereses encontrados, ni otros encontrados que
sean perjudiciales a los derechos e intereses del tutelado.

IMPEDIMENTOS.- Algunas personas no reúnen las condiciones requeridas, por ende, están
impedidas de asumir y ejercer el cargo de tutor. Estos impedimentos son:
1. Naturales, que afectan a toda persona como la incapacidad por razón de edad, que le
impide ejercer dicho cargo.
2. Accidentales, que pueden afectar a algunos, pero no a todos, como es el caso de la
inhabilidad mental o moral.
3. Legales, que se fundan en la ley como aquella que señala que no pueden ser tutores
aquellas personas que tiene intereses contrapuestos con los del menor. En ese sentido, el
artículo 515º señala que no pueden ser tutores: 1. Los menores de edad, pero si fueran
nombrados por testamento o por escritura pública, ejercerán el cargo solo cuando
lleguen a la mayoría de edad. 2. Los sujetos a curatela, como los sordomudos,
ciegosordos y ciegomudos que no puedan expresar su voluntad de modo indubitable.
También, los malos gestores, los pródigos, los ebrios habituales y los toxicómanos. 3.
Los deudores y acreedores del menor por cantidades considerables, ni los fiadores de
los primeros a no ser que los padres los hubiesen nombrados sabiendo esas
circunstancias. 4. Los que tengan interés contrario al menor en un pleito propio o de sus
ascendientes, descendientes o cónyuges, a menos que con conocimiento de ello
hubiesen sido nombrados por los padres. 5. Los enemigos del menor o de sus
ascendientes o hermanos, caso en el cual, también es justificable la prohibición. 6. Los
excluidos expresamente de la tutela por el padre o la madre. 7. Los quebrados y quienes
estén sujetos a un procedimiento de quiebra. 8. Los condenados por homicidio, lesiones
dolosas, aborto, exposición o abandona de personas en peligro, supresión o alteración
del estado civil, o por delito contra el patrimonio o contra las buenas costumbres. 9. Las
personas de notoria mala conducta o que no tuviesen manera de vivir conocida. 10. Los
que fueron destituidos de la patria potestad. 11. Los que fueron removidos de otra
tutela.

ATRIBUCIONES PERSONALES DEL TUTOR


La primera y fundamental de las atribuciones y deber básico de todo tutor, es alimentar y educar al
menor tutelado; es, si se quiere la atribución y el deber más importante. La educación (como en el
caso de la patria potestad) alcanza por extensión incluso a la profesionalización del pupilo. Luego,
el tutor debe corregir moderadamente al tutelado, pudiendo – como los padres- recurrir incluso a
la autoridad competente, cuando fuere necesario, si su intervención personal resultare insuficiente.
Puede también internarlo en un Establecimiento de Menores. El cumplimiento de estas
obligaciones evidentemente resulta pesado y oneroso, más aún si el menor carece de bienes; y
entonces el Tutor tiene que atenderlas – como un segundo padre, como si se tratara de su propio
hijo-, porque la tutela es obligatoria y porque soporta a su costa esta carga. También el tutor tiene
la obligación de defender y proteger la persona física – diremos si- de su pupilo, aunque éste no
fuere su pariente, recogiéndolo, como dijimos anteriormente, del lugar en que se encontrare. Nada
dice la ley sobre si puede – como en el caso de los padres – aprovechar eventualmente de los
servicios del pupilo. Finalmente entre las atribuciones del tutor esta la de representarlo al tutelado
en todos los actos de la vida civil de aquel, excepto cuando, conforme a la propia ley civil, ya
pueda este menor ejercer determinados actos civiles, sobre todo, cuando está en la etapa de los 16
a los 18 años (incapacidad relativa de ejercicio por razón de la edad). Los deberes y atribuciones
del tutor se rigen por las disposiciones relativas a la patria potestad, bajo la vigilancia del Consejo
de Familia.

TÉRMINO DE LA TUTELA.-
El Código Civil vigente en su artículo 549º señala
“La tutela se acaba:
1.- Por la muerte del menor.
2.- Por llegar el menor a los dieciocho años.
3.-Por cesar la incapacidad del menor conforma al Artículo 46º.
4.- Por cesar la incapacidad del padre o de la madre en el caso del Artículo 580º.
5.-Por ingresar el menor bajo la patria potestad”.

CONSEJO DE FAMILIA.-
El Código Civil vigente en su artículo 619º, señala “Habrá un consejo de familia para velar por la
persona e intereses de los menores y de los incapaces mayores de edad que no tengan padre ni
madre. También lo habrá aunque viva el padre o la madre en los casos que señale este Código.”
Institución del derecho de familia que consiste en un cuerpo consultivo familiar, se encarga de
velar por los intereses y persona del menor y del incapaz mayor de edad, que no tengan padre ni
madre, a través del control o supervisión de los tutores y curadores y en determinados casos de los
padres.
CARACTERES.- 1.- Institución Supletoria. 2.- Tuitiva.3.- Deliberante.4.- Supervisora. 5.-
Gratuita e Inexcusable.

COMPOSICIÓN.-
El Código Civil vigente en su artículo 623º, señala, “El consejo se compone de las personas que
haya designado por testamento o en escritura pública el último de los padres que tuvo al hijo bajo
su patria potestad o curatela; y, en su defecto por las personas designadas por el último de los
abuelos o abuelas que hubieran tenido al menor o incapaz bajo su tutela o curatela. A falta de las
personas mencionadas, forman el consejo los abuelos y abuelas, tíos y tías, hermanos y hermanas
del menor o incapaz.
Los hijos del mayor incapaz, que no sean sus curadores, son miembros natos del consejo que se
forme para él.”
Todo consejo de familia esta compuesto por miembros natos y otros que no tienen este carácter. El
consejo debe funcionar por lo menos con cuatro miembros natos.

IMPEDIMENTOS.-
El Código Civil vigente en su artículo 632º, señala. “No pueden ser miembros del consejo. 1.- El
tutor ni el curador. 2.- Los que estén impedidos para ser tutores o curadores. 3.-Las personas a
quienes el padre o la madre, el abuelo o la abuela hubiesen excluido de este cargo en su
testamento o por escritura pública. 4- Los hijos de la persona que por abuso de la patria potestad
de lugar a su formación. 5.- Los padres, en caso que el consejo se forme en vida de ellos, salvo lo
dispuesto en el artículo 624º”.
TÉRMINO DEL CARGO DEL CONSEJO DE FAMILIA.- El Código Civil vigente en su
artículo 657º, señala “El cargo de miembro del consejo termina por muerte, declaración de
quiebra o remoción. El cargo termina también por renuncia fundada por haber sobrevenido
impedimento legal para su desempeño. Las causas que dan lugar a la remoción de los tutores son
aplicables a los miembros del consejo de familia”.
TÉRMINO DEL CONSEJO DE FAMILIA.- El Código Civil vigente en su artículo 658º,
señala, “El consejo de familia cesa en los mismos casos en que acaba la tutela o la curatela”.

LA ADOPCIÓN.-

Se entiende por adopción (del latín adoptio) o filiación adoptiva al acto jurídico mediante el cual
se crea un vínculo de parentesco entre dos personas, de forma tal que establece entre ellas
relaciones análogas o muy similares a las que resultan jurídicamente de la filiación biológica.
Nuestro Código Civil en su artículo 377 da una definición de adopción: “Por la adopción el
adoptado adquiere la calidad de hijo del adoptante y deja de pertenecer a su familia consanguínea.

Asimismo el Código de los Niños y Adolescentes señala en el artículo 115 lo siguiente: “ La


adopción es una medida de protección al niño y al adolescente por la cual, bajo la vigilancia del
Estado, se establece de manera irrevocable la relación paterno-filial entre personas que no la
tienen por naturaleza. En consecuencia, el adoptado adquiere la calidad de hijo del adoptante y
deja de pertenecer a su familia consanguínea.

REQUISITOS PARA LA ADOPCIÓN .-


En el artículo 378 del Código Civil se dan los requisitos para la adopción:
Para la adopción se requiere:
1.- Que el adoptante goce de solvencia moral.
2.- Que la edad del adoptante sea por lo menos igual a la suma de la mayoridad y la del hijo
por adoptar.
3.- Que cuando el adoptante sea casado concurra el asentimiento de su cónyuge.
4.- Que el adoptado preste su asentimiento si es mayor de diez años.
5.- Que asientan los padres del adoptado si estuviese bajo su patria potestad o bajo su
curatela.
6.- Que se oiga al tutor o al curador del adoptado y al consejo de familia si el adoptado es
incapaz.
7.- Que sea aprobada por el Juez, con excepción de lo dispuesto en las leyes especiales.
8.- Que si el adoptante es extranjero y el adoptado menor de edad aquél ratifique
personalmente ante el juez su voluntad de adoptar. Se exceptúa de este requisito, si el menor
se encuentra en el extranjero por motivo de salud.

Y el artículo 117 del Código de los Niños y Adolescentes señala : “ Para la adopción de niños
o de adolescentes se requiere que hayan sido declarados previamente en estado de abandono,
sin perjuicio del cumplimiento de los requisitos señalados en el artículo 378 del Código
Civil.”

TRAMITE.-
En el artículo 379 se habla del trámite de la adopción:
“La adopción se tramita con arreglo a lo dispuesto en el Código Procesal Civl, el Código de
los Niños y Adolescentes, la Ley N° 26981, Ley de Procedimiento Administrativo de
Adopción de Menores de Edad Declarados Judicialmente en Abandono o la Ley N° 26662,
Ley de Competencia Notarial, según corresponda.
Terminado el procedimiento, el Juez, el funcionario competente de la Oficina de Adopciones
o el Notario que tramitó la adopción, oficiará al Registro del Estado Civil donde se inscribió
el nacimiento, para que se extienda nueva partida en sustitución de la original, en cuyo
margen se anotará la adopción.
En la nueva partida de nacimiento se consignará como declarantes a los padres adoptantes,
quienes firmarán la partida. Queda prohibida toda mención respecto de la adopción, bajo
responsabilidad del registrador.
La partida original conserva vigencia sólo para el efecto de los impedimentos
matrimoniales.”
REVOCACIÓN DE LA ADOPCIÓN.
Es irrevocable respecto de los adoptantes. Excepción: el menor o incapaz al año siguiente de
obtener capacidad civil puede pedir al juez que deje sin efecto la adopción. Declarada la
revocación recuperan vigencia -sin efectos retroactivos- el vínculo consanguíneo y la partida
original.

Cabe señalar que la adopción es un acto puro es decir que no puede hacerse bajo modalidad
alguna.

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