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CAPITULO I

LA REPUBLICA PLACIDA

Control de empresas teatrales por españoles y mayorIa de elementos iberos


en los elencos. Las alusiones poilticas en las zarzuelas espaliolas. 'lirnidos
ataques a! Municipio. Aparece Eduardo Macedo y Arbcu. Manicornio
de Cuerdos. El gendarme de La Vecindad de la PurIsirna. La murmura-
cion politica en La Cuarta Plana, de Luis Fernández FrIas y Pedro Escalante
Palma. Aparecen Vicente A. Galicia, Aurelio Gonzalez Carrasco y Rafael
Medina. Estreno de la zarzuela del pueblo La cara de Dios, del espaol
Carlos Arniches.

La vida del teatro en la Repüblica a fines del siglo xix era


placida. Elencos permanentes eutretenIan a un enorme pals con
obras espaflolas del género dramático o del género frIvolo, a tin pü-
huic0 que no aspiraba a rnás que a divertirse. Los teatros frIvolos,
dedicados al género chico, en los que se agrupaban las zarzuelas,
los sainetes con mtisica o las revistas con argurnento, se nutrIan con
un repertorio que en su mayorIa procedla de Espafla. Los autores
nacidos en el pals estrenaban sus producciones de noche en noche,
generalmente p' sus conexiones con las empresas de esos espec-
táculos, siempre en manos de empresarios de origen espaflol, ex
artistas del género, o en ejercicio, y por esta razón interesados en
las empresas que controlaban la mayorla de los teatros en la Rept-
blica. También sumaban mayorIa en las formaciones —o elencos-
de las cornpañlas, tiples cantantes o actores procedentes de Espana,
bien contratados directamente o con larga residencia en el pals.
Sábado a sábado subla a los escenarios de los teatros dedicados
al géncro chico ci ñltimo éxito de Madrid y permaneclan en el
cartel las zarzuelas o ]as revistas espanolas que por diversas circuns-

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tancias eran consideradas corno de repertorio. Con harta frecuencia
y de acuerdo con la vicla teatral espaflola, los empresarios que
regentaban los teatros en Mexico montaban revistas con esceUas
sobre la polItica española en general. El pñblico, intcgrado en
gran parte por espafloles residentes o dc paso por Mexico, estaba
habituado a las caracterIsticas de la vida polItica o de los politicos
de España por las alusiones que abundaban en las revistas c1ue
cubrIan Jos repertorios de los teatros de la capital de la Repñblica.
Resulta logico que los autores mexicanos, cuando lograban ver
representada alguna de sus piezas, intercalaran tImidainente, con
explicable cautela, alguna alusión a las actividades de los funciona-
rios püblicos. Sin que alguna autoridad lo impidiera o alguna dis-
posición lo prohibiera, ningün antor se atrevia a fines del siglo xix
a tratar temas de politica de altura, o sea a referirse a politicos
que actuaban en las altas esferas de la polItica nacional.
Un autor joven e inquieto, Eduardo Macedo y Arbeu (1870-
1942), regocijó al püblico de la rnetrópoli con un travieso cornen-
tario critico a las autoridades municipales de la ciudad de Mexico,
en su revista en dos actos y cinco cuadros titulada Manicornio de
Cuerdos, que fue representada primero en el Teatro Guerrero,
de Puebla, en 1890 y un mes después en el Arbeu de la ciudad de
Mexico, del que era propietario un pariente cercano suyo. Macedo
y Arbeu sacó a escena a tres munIcipes o Concejales de la ciudad
de Mexico. Esto era lo ñnico que podia hacerse entonces desde la
escena sin alarmar a las autoridades o a la sociedad. Ilustró musi-
calmente esta revista una partitura que fue popular en su tiempo,
que se ha perdido, o que [al vez se continñe tocando firmada por
otros compositores. Los autores fueron Luis Arcaraz, español, em-
presarlo del Teatro Principal, y José Austri, mexicano. El mimero
de los rnunicipios de la revista Manicomio de Cuerdos debe ser
parecido a alguno que figurarIa en alguna pieza española de moda.
Creo que el pasaje de los munIcipes en nuestra revista mexicana
es ya tierra firme para iniciar el recorrido que me propongo reali-
zar. Es un sencillo comentario a la l)olItica de ]as autoridades
rnunicipales, no exento de ingenio y gracia. Tres municipes apa-
recen durante la escena cuarta de esta revista con un paraguas en
Ia mano, brincando Jos charcos que se supone existen en ci escenario
conforme lo va marcando la mt'isica, una graciosa polka.
Municipe 1 1): So
MunIcipe 29: rnos
Munlcipe 39: - del Ayuntarniento
MUiLCipC 19: Mi em
Municipe 29: bros
Municipe 3°: de alta graduación.
MunIcipe 19: Y valemos tres, pot ciento,
Municipe 29: tres, por ciento,
MunIcipe 39: tres, por ciento,
Todos: Dc nuestra aita posición.
MunIcipe 19: Des
MunIcipe 29: de
MunIcipe 30: que henios figurado,
41uhz1ci/)e 19: Me
MunIcipe 2: xi
Manicipe 39: Co niBS hello está.
.4lunz.czpe 19: Porque Jo hemos reformado,
MunIcipe 29: re fo rmado,
Man Icipe 39: reformado,
Todos: Y eso nadie negará.
Antes no tenla
más que luz de gas,
hoy Jo sustituye
Ia electricidad.
MunIcipe 19: Solo cuando hay luna
mandaré apagar.
Todos: Piies la economla
ante todo cstá.
Por ]as calles se murmura
y se dice por allI,
que nos falta aün cultura
por razOn muy baladI;
del teléfono, los postes,
la existencia muy mal yen
pues Ics Ilaman armatostes
y ese nombre. . . está muy bien.
Nuestra espléndida Metrópoli
necesita unos munIcipes,
que aunque tengan pocos méritos
se diviertan como prIncipcs;
pues se dan vida muy lânguida,
sus trabajos son muchIsimos,
traen dificultades multiples
y es ci tiempo muy efImcro.
Cuando es conveniente
damos atención,
todos Jo escuchamos
sin vacilación.
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MunIcipe 1: Mas si no conviene
o es insulto atroz
Munkipe 29 : Mas si no conviene
o es insulto atroz
nos hacernos sordos
y san se acabó.
MunIcipe 1: So
Municipe 2: mos, etc.
En el cuadro segundo, escena III, Macedo y Arbeu presentó un
nümero de actualidaci que provocó ci regocijo de los espectadores.
Fue un coro de "patinadores", escoltado por dos gendarmes. Se
designaba vulgarmente con el nombre de patinadores al grupo de
hombres del pueblo compuesto por ebrios consuetuclinarios que
salla diariarnente a hacer el aseo de la ciudad, sistema injusto y
humillante que significaba alguna economIa al rnuy H. Ayunta-
miento. La müsica de este nümero se hizo popular, tanto que yo
alcancé a oIrla por los aflos 12 al 14. Los coristas salIan con escobas,
palas, regaderas, etc., para hacer rnás caricaturesco ci nüniero y
todo él encierra una impotente critica a la forma en que el Gobierno
trataba al pueblo, a la "plebe" como se Ia denominaba entonces.
Patinadores: Sernos probes suidadanos
que lempiamos la suidá;
solanwn... te por ser probes,
nos obligan a lempiar.
LAy! Ay! jAy!
que asI cuesta nilis barato
al siiior menicipal.
;Dialtiro la tronchan verde
no la dci an madurar!
(Una corista ofrece puique al gendarme y éste lo bebe después de
resistirse un instante.)
Nos Haman patinadores
y es porque al escurecer,
con el neutle hasemos eses
y hasta hablarnos en fransés;
porque todo to de ajuera
siempre muy bien visto es.
jAy (IC Ia. . . tristesa, vales,
pulquerIa hasta después!
Gendarmes: A barrer, a limpiar
y después a regar
a barrer, a limpiar
y después a regar.

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Coro: (Avanzando hacia el proscenio.)
Los tecolotes soplones
Lu I itu I ipá n.
A traición nos pepenaron
y a la cársel nos ilevaron
por estar muy alegrones.
Con el tulitulipán.
Juimos a la puiqueria,
serca del anocheser
vimos el a... maneser
en una coniisarIa.
Ay! i Ay! i Ay!
Vales, hay que resinarse,
qui otra cosa se ha di haser,
sin echar una medida
hoy nos Ilevan a Belén.
Cuando salga de la chinche,
un sorbete compraré
y hecho todo un diputado,
por las calles pasiaré;
y Si aluego me emborracho
no me sacan a barrer,
lAy que suerte tan cliaparral
jnos tocó Ia de perder!
Eduardo Macedo y Arbeu definió esta curiosa y amena revista
como 'extravagancia cómico-lIrica de costumbres". Fue estrenada
en ci gran Teatro Guerrero de la ciudad de Puebla, la noche del
domingo 24 de agosto de 1890, y en el Teatro Arbeu, de Mexico,
la del martes 2 de septiembre del mismo año. Fue impresa en Me-
xico por Antonio Vanegas Arroyo —Santa Teresa Nüm. 1—, el año
.1890, e interpretada por los más famosos artistas del género die
aquella época, bajo la dirección del excelente cornice Enrique C.
Labrada, entre otros la tiple Concepción Valero de Romero y los
actores Constantino Cires Sanchez, Pepe Rodriguez y Manuel Ce-
garra, a quienes Eduardo Macedo dedicó la ediciOn de su histórica
rev ista.
Muy de vez en cuando se advertlan tIrniclos brotes de poiltica
antirreeleccionista, pero con milsica, Csta si, lo más vibrante posible.
Se tocaban estas melodIas en los salones durante bailes privados,
o en los bailes püblicos. Estaba destinada de preferencia a los
clubes antirreeleccionistas de Mexico. Tengo noticia de una rnarcha
titulada No Reelección, de la que fue autora la señorita Maria
C. LOpez de Huelgas y Campos, quien la dedicó a los clubes anti-

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reel eccionistas de la ciudad de Mexico. En El hijo del A/iuizote,
semanario del batallador periodista de oposición Daniel Cabrera,
apareció en el niirnero correspondiente al 18 de septierbre de 1892
el anuncio de esta niarcha para piano, que fue puesta a la yenta
en la administración de aquel periódico, cerca de Santo Domingo
Nâm. 9, y en las principales librerias y repertorios de mñsica de
la capital. El precio en Mexico y en los estados era de cincuenta
centavos ci ejemplar. Que clase de propaganda antirreeleccionista
efectiva podrIa significar una marcha para piano como la compuesta
pOr la señorita Lopez, en un ambiente social y politico tan cargado
(IC conformismo? Quede registrado como clato curioso este primer
brote musical anti rreeleccionista.
En La Vecindad de la PurIsirna, sainete de costumbres mcxi-
canas en un acto y en prosa, original, también, de Eduardo Macedo
y Arbeu, estrenado en el Teatro Arbeu de la ciudad de Mexico el
20 de agosto (IC 1890 (publicado en 1902, Imprenta y LibrerIa
El Fénix, calle del Aguila N(im. 12), apuntan ya, aunque tibia-
mente, quejas a! Gobierno, por boca del gendarme, autoridad indis-
cutibie frente al sufrido, resignado pueblo.
Liega un "cuico" o gendarme a la vecindad de "La PurIsima",
y al ver que la portera —doña Policarpa— empieza a barrer por-
que lo ye Ilegar, le dice:
Gendarme: iVolvcmos a las andadas! Ya le he dicho a usted que quiero
ver asiada esta casa.
Policarpa: A qué asté Zpos no ye que estoy barriendo?
Gendarme: Si; porque se puso a barrer apenas me vido entrar. Ya Ic he
advertido quc me barra rnás temprano, y que no me sacudan
los tapetes en los balcones de la calle, ni me rieguen las ma-
cetas de arriba pa' bajo, porque mojan a los transeintes y
parece que les pagan pa' no hacer caso de la autoridá, pues
toditos los dIas tengo quejas y rnás quejas. Además, nunca me
riegan antes de barrer y se alza una polvareda que parece
i-emolino. iSi ustedes vieran crno barren los que sirven en
ci Gobierno, aquelio si que lo dejan todito muy limpio!
(un vecino tira agua sucia de una palangana al patio, mojando al gen-
darme, que se indigna, y aparece su eomplejo de autoridad:)
Gendarme: , Ya lo vido asté?, Zya lo vido asté?
Gonzalo: Perdóneme, señor gendarme, no lo hice con intencin.
Gendarme: Pos aunque lo haiga hecho sin intención. es una infracción de
policla tirar agua puerca por los lugares donde pasa la gente.
iQue sea I'Thima vez; a l'otra, multa. (Escena V.)
(El gendarme, representante del comisarin de policia, y éste del inspec-
tor, y éste del gobernador del distrito, era el encargado de entenderse

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con los vecinos" en las cuestioncs electorales. El "tecolote" se aperso-
nfl con la portera, representante, a su vez, tie! "cobrador" como éste
lo es del "propietario", y Ic dice, en tono altancro:)
Gendarme: Va usté a hacerme ci favor de entregarie este oficio de "la
Cuarta'.
Polzcarpa: Ah, si. ya sé. ZEs para las eleiciones?
Gendarme: Precisatnente...
Policarpa: El amo dijo que don Atilano debla ser el encargado de la
mesa.
Gendarme: Y los secretarios?
Po/icarpa: Los ayudantes de la harberIa. El Tololoche y ci Bandolina.
Gendarme. E5 ocurrencia encomendar una casilla electoral a unos bar-
beros.
Policarpa: Ansina es costumbre y ellos son los que la han puesto en otros
años.
Gendarme: Bueno; acuérdese usteci de decirles que hagan at pie de la
h1ra to que dice el oficio, porque ahi está Ia lista de los dec.
tores que tienen que salir. Y cuidado con ]as bolitas; tengo
encargo de avisar por Ia caja de alarnia to que pase yr la poli-
cIa no se anda con chicas. (Escena V.)
(La instalación de Ia mesa electoral era cosa senciIla.'
Atilano: Coi- seguro hoy son las eleiciones? Todas las veces han
sido los domingos.
Policarpa: Pos no sé bien, la verdá; pero boy trujeron el oficio.
Atilano: Pues por sI o por no, vanios a instalar la casilla.
Policarpa: El cobrador me clejó a guardar ci tapete, el papel y las plu.
mas de ave..
Atilano: (Después de haber arreglado todo.'
Ya estamos instalados. (Sc pone ]as gafas.)
Voy a ernpezar e] acta. En Ia suidad de Mexico, a tantos de
tantos... Hombre, ya no me acuerdo cómo se escribe suidad,
pero creo que con ese, porque es monosilabo.
(Entran dos funcionarjo.)
Expedito: Ya han instalado ustedes la casilla y las elecciones son hasta
mali an a.
iltilano: AsI to habIa pensado yo, pero por las duclas... (Escenas XJ
y XV!.)

El publico reirla, córnplice y bonachOn —estanios en 1898—


con la broma inocente del joven autor. El Gohierno era fuerte, bene-
volo, paternal, para ahorrarle preocupaciolies al pueblo confiado y
conforme.
La Cuarta Plana, revista mexicana de Luis Fernández FrIas
(1870-1914) y Pedro Escalante Palma (1865-1905), mñsica de Car-
los Curti, fue una de las más populares del género, cuyo estreno,
en ci Teatro Principal. de Mexico, ci 28 de octubre de 1899, marca

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tina de las efemérides más estiinbles de la producción teatral me-
xicana.
La cuarta plana de los periódicos diarios estaba entonces dedi-
cada a insertar anuncios comerciales. La revista de Fernández FrIas
y Escalante Palma, está inspirada en la "plana" —la ültima 0
cuarta de los diarios de fin de siglo— y en los anuncios que los
diarios, El Imparcuil, en particular, publicaban, corno quien dice,
fuera de texto. Inexplicablemente da motivo a la revista mexicana
la aparición en escena de un periodista espaflol, farnoso en su
patria en esa época, don Mariano de Cavia, pero la obrita es nues-
tra de principio a fin, y tan oportuna siernpre que cuando se con-
tintió representando años después —yo alcancé a verla el aflo
1916—, el libreto sufrió pocas correcciones porque todos los perso-
najes y, desde luego, los periódicos mencionados ci afio 1899 de
su estreno, hablan desaparecido, pero otros seguIan sus huellas.
El -tema de la revista de Fernández FrIas y Escalante arranca
de Ia yenta de anuncios para la "cuarta plana" y da ocasión para
alusiones a personajes de actualidad en ios dIas de su repre-
sentación y a que aparecieran en escena los diarios y las revistas
más populares de la época, caracterizados por tipics o por actores.
Se roza con mucha discreción cuanto la voz de la calle murmuraba
en materia polItica. Las rnurmuraciones fueron confiadas al perso-
naje "el diablito bromista", semanario politico, vacilador e... in-
genuo.
Cuando "el diablito bromista" está en escena y se halla en su
elemento entre el roto, el pelado, la china, el charro y, en general,
la gente del pueblo, todos a una lo invitan a cantar. El accede y
suelta de sit ronco pecho los para entonces audaces comentarios
SOl)re aettialidad polItica.
t)iahlito: Echaré unos cantidos, pero venga la guitarra.
Dc Ia clase obrera soy buen amigo,
siempre en mis columnas lo sé defender
de los requisitos buirgueses lamosos
que meten la pata por doquier... 11 Ah
' L aunque siempre en casa se encuentra la guasa,
en mis carcajadas se pueden leer
mu de tres cositas muy retel)onitas
que luego me Ilevan con rumbo a Belén.
Coro: Este dice Ia verdad;
que es un diablito bien se ye.
No aiza pclo a la plancha

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Tlapiloyita de Behn,
por más c 1 ue suela encontrar
algün dispusto de esos de.. . p.
Diablito: En mis sinsabores encuentro rigores,
pero nada encuentro si me han de prcmiar
thindome su mano los buenos obreros
y siendo aparccros de verdad.
Y si aluego salta un patron fantasioso
que a la clase obrera Ic (IC su lugar,
yo me despercudo con aplausos
porque justicia yo acosturnbro dar.
Coro: Aplatidiendo y bailando.)
Bravo! i Bien!
Tn eres un diablito
más bueno que Luzbel,
pero por tus echadas muy pronto te ha de ilevar
el mismIsimo Gayosso a.. . la Piedad.
(Cuadro 5, escena II".)
La (iltima dCcada del siglo XIX prepara el advenimiento de los
autores mexicanos que hal)ran de sentar los principios frivolos, con
sus ribetes revolucionarios, de nuestro teatro politico, apoyandose
en las experiencias quc les proporcionan los estrenos de las zarzue-
las de éxito en Espaiia, que también lo obtenIan en Mexico, en oca-
siones tan clamoroso cjue retardó. la aparición de la producciOn
mexicana, por falta de espacio vital. En 1894 hace sit
como autor teatral, Federico Gamboa (1864-1939) con sit
La Ultim.a Campaña (11 de mayo), autor que pretenderia después
Ilevar Ia nota dramática revolucionaria a Ia escena nacional. Tam-
bién aparece con sit El Vice-A irnirante (21 de diciembre
de 1895), Vicente A. Galicia (1860-1918), extraordinario costum-
brista, tino de los mejores de sit En 1894 se estrena en
Mexico la famosa zarzuela espaflola La Verbena de la Paloma, de
Ventura de la Vega y nuisica de Tomás Bretón, qiie habia de ins-
pirar, dos aos despues, y todavia en pleno éxito, La Verbena. (Tie
Guadalupe (10 de enero de. 1896), de Armando Morales Puente y
Ltiis Arcaraz. Las zarziiela espaliolas que alcanzan singular Cxito,
como La Marcha dc Cddiz (1897) La Boda de Luis Alonso (1897),
AgILa, Azucariilos :Y Aguardiente (1897), La Revoltosa (1897),
La Buena Sombra (1898), cierran el paso a las obras mexicanas y se
Ilega a lo irnprevisto en ci teatro, por falta die artistas del pals; las
Liples espauiolas de la compañia de zarzuelas que actuaba en ci Tea-
tro Principal cantaron ]as estrofas del ilinino Nacional la noche del
15 de septiembre de 1.898.

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Durante ci año 1899 no se registraron cstrenos de obras mcxi-
canas con alusiones a la poiltica nacional, pero éste Se significa
porque Ilegan a nuestra escena autores que habrán de escribir mu-
cho sobre la poiltica rnexicana, 0 artistas ciue toniaran l)arte en
estas obras. Rafael Medina (1870-1914) y Alberto Michel (1864-
1948) estrenan Luz en las Tinieblas (1899); el propio Medina y
Pedro Escalante Palma dan a la empresa del Principal (1899),
Palabrade Honor, y debuta con La Mariposa, el 12 de agosto de
1899, Aurelio Gonzalez Cairasco, autor que escribirá sobre temas
politicos más allá de 1930 (1876-1938). El poeta Aniado Nervo se
acerca a ]as candilejas con una zarzuelita sentimental, Consuelo
(14 de octubre de 1899), y ese mismo aiio, y con motivo de alcan-
zar cien representaciones Ia zarzuela espanoia picaresca Instantdneas
(4 de noviembre), Rafael Medina estrena ima zarzuela costumbrista
y con alusiones políticas muy moderadas, Los de Abajo, tItulo que
después usará el iltistre novelista don Mariano Azuela para sit fa-
mosa novela de la Revolución. A principios de 1900, 10 de mayo,
se estrena ell Principal una zarzuela ell actos, de alpargata, es
decir, del pueblo bajo madri1eo, cuya acción ocurre entre albañiles,
La Cara de Dios, libro de Carlos Arniches y müsica de Ruperto
ChapI, que habia de provocar tremendo impacto de inquietud y
rebeidla ell clases hurnildes de entonces —la de los artesanos,
como se les ilamaha a ios trabajadores inanuales— que la entendie-
ron como un moderado mitin musical desde los escenarios frIvolos.

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