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David N.

Muñoz
Demian Schopf
Metodología de la Investigación Creativa
20 diciembre de 2017
Ser Múltiple
ABSTRACT
The Multiple Self is an attempt to face, witness and question the numerous possibilities of
interpretation of an individual’s face. Psychology has long been proving that the human being
revolves around different spheres in terms of personality, and it has also stated that we as
individuals adopt more than one in the course of our lives, and, most importantly, basically
every day. In addition, Philosophy has done its bit, too, with Nietzsche’s view of the various
energies that comprise the individual, stating that a person uses these energies differently when
communicating with others. None of this emerges as a mere discussion of a problem in terms of
how this multiplicity might be seen from an aesthetical angle, although it is still part of it;
however, this appears to be the result of a continuous adaptation that forces the individual
immersed in society to fluctuate under varied forms of attitudes in order to fit in the different
social contexts. In this respect, korean philosopher Byung-Chul Han emphasises the idea of an
individual that wanders about exhaustedly due to the stressful impact of contemporary life.
With respect to these views, The Multiple Self seeks to contrast these meaningfully heavy,
significant faces of the contemporary self with the lightness and absurdity of arbitrary, oral
interpretations.

El individuo múltiple es un intento por enfrentar, presenciar y cuestionar las numerosas


posibilidades de lectura del rostro de un individuo. La sicología ha establecido por mucho
tiempo que el ser humano se rige por distintas esferas de la personalidad, y también ha
declarado que el individuo adopta más de una durante su vida, y, lo que es más importante aun,
prácticamente todos los días. Esto encaja desde la Filosofía con la posición de Nietzsche sobre
las distintas energías con las que convive el individuo, manifestando que éstas se concretan en
la comunicación y relación con otros de distinta forma. Nada de esto surge como una simple
discusión de un problema en relación a cómo esta multiplicidad podría verse desde una
perspectiva estética, a pesar de que sí es parte del problema; sin embargo, surge como el
resultado de una adaptación continua que insiste y fuerza al individuo inmerso en sociedad a
fluctuar en un vaivén de las distintas formas de actitud con el mero objeto de encajar en
distintos contextos sociales. Respecto de lo anterior, el filósofo coreano Byung-Chul Han reitera
la idea de un individuo que deambula en un estado de cansancio casi absoluto debido al
estresante impacto de la vida contemporánea. De esta forma, Ser Múltiple busca contrastar
estos significativos rostros del individuo contemporáneo y su pesado valor, contra la ligereza y el
absurdo de la caprichosa interpretación oral.
El origen de esta investigación yace en el estilo y ritmo de vida, de las decisiones que

deben ser tomadas en relación a ella, y quizá también, de todas las otras modificaciones que

deben ser realizadas para establecernos de forma apropiada en distintas situaciones y

contextos. Esto implica una serie de transformaciones y mutaciones, ya sea desde la

emocionalidad de cada individuo o desde una estética físico-corporal, la última de las cuyas se

concreta más fácilmente a través de nuestra capacidad de ver. El proyecto es de carácter

audiovisual y problematiza sobre la multiplicidad de opciones frente a la lectura del rostro

humano, buscando apuntar hacia una reflexión sobre la diversidad de interpretaciones de éste y

la arbitrariedad con la que se realiza; pero, al mismo tiempo, oponiéndolo al absurdo de esas

posibilidades de su lectura, situación que se plantea de alguna forma a través de la obra Facial

Weaponization Suite de Zach Blas. Aquí el artista plantea un sistema de protesta en contra de

los dispositivos de reconocimiento facial, los cuales van conformando un registro de rasgos de

sujetos en lugares públicos y privados con el fin de ingresarlos a una base de datos que los

pueda identificar en una instancia posterior (Blas: Web). Así, ese sujeto ya ha sido asignado

ciertas características y se convierte en identificable.

El incesante panorama de acomodamiento y adaptación –consciente o no– puede llegar

a ser abrumador, en tanto que nos encontremos pensando en esto muy frecuentemente, pues

entonces comenzamos a cansarnos y agotarnos –quizás físicamente, quizás mentalmente, o

ambas. Este cansancio nos afecta como personas insertas en contextos sociales diversos, y, tal

como lo indica Byung-Chul Han en La Sociedad del Cansancio (2010:18), “(…) es un cansancio a

solas, que aísla y divide”. De esta forma comenzamos a deambular en un estado de agotamiento
a causa del cumplimiento continuo y el rendimiento como individuos de sociedad y del deber

hacer, expresión utilizada por Han.

Para mostrar la multiplicidad del mismo ser como resultado del acomodamiento y

adaptación a distintos contextos, los cuales implican distintos factores, como estrés, distención

y confort, decidí comenzar a desarrollar una serie de fotografías con mi rostro, en las cuales mis

ojos –comúnmente el rasgo físico identitario principal— no están presentes. Esto, al ser visto el

rostro, y en especial: los ojos, como elementos corporales que pueden actuar como órganos

importantes por lo que pueden llegar a comunicar, o bien revelar. Luego de haber tomado esta

decisión, se pudo, también, encontrar cierta similitud con el trabajo realizado por Rosangela

Rennó con sujetos penitenciarios en Brasil, obra en la cual decide omitir gran parte de su

identidad facial, abocándose principalmente en un aspecto particular de la fisionomía de estos

individuos: el remolino único y particular de cada uno en sus cabellos, decidiendo

arbitrariamente que los ojos no son el rasgo más importante, al menos no en su obra. Rennó se

enfoca en el remolino, yo lo hago en los ojos. Sin embargo, en el transcurso del desarrollo de la

obra, ésta sufrió un cambio drástico: yo no estaría compuesta por una serie de fotografías, sino

que sería únicamente una sola pieza visual, acompañada de audio. Esta decisión fue tomada,

entre otras razones, porque se pretende tensionar la multiplicidad del ser desde lo que cada

persona es capaz de percibir o entender de un rostro humano, por lo tanto ya no era necesario

crear un rostro. Ahora, el rostro expuesto al observador es el mío.

El individuo múltiple o la multiplicidad del ser es un tema que ha sido indagado, también,

por la psicología desde hace un tiempo. Distintos teóricos, médicos, psiquiatras, e incluso
científicos, probablemente desde Charcot o Bertillon, desde la segunda mitad del siglo XIX, ya

tenían ciertas nociones sobre qué cualidades físicas eran caracterizables en un individuo en

particular, y cómo éstas podían ser identificables como rasgos que eran determinantes de

ciertas conductas o carácteres en criminales e individuos con patologías en su personalidad. A lo

anterior, también es posible vincular a Francis Galton, quien “(…) biometriza la delincuencia (…)”

(Schopf: PDF) por medio de una técnica en la que superponía fotografías de individuos, con el

objeto de encontrar equivalencias fundadas y designadas por un resultado entre cada una de

las tipologías faciales obtenidas en los sujetos y rasgos que correspondían a categorías

psicosociales, según establece Demian Schopf en su revisión Cien Ojos.

Cuando hablo de individuo múltiple, quiero decir múltiple en relación a sus

personalidades. Gregg Henriques, Doctor en Psicología de la Universidad James Madison en

Virginia, EEUU, asegura que “(…) las personas tienen una multiplicidad de estados del ser (…)”

(2014: PDF), aseveración basada en su estudio sobre las tres distintas esferas en las que el ser se

desempeña durante el estado vivo de la persona: basada en la experiencia, sistema de

interpretación propia, e imagen pública. Henriques hace reflexión enfática en que este individuo

o ser corresponde a un categoría que más bien se aleja de lo meramente físico y biológico, y

que, por el contrario, corresponde a una dimensión que implica lo cultural y mental. Entonces,

el hecho de que seamos individuos de personalidades múltiples tiene razones muy prácticas

desde lo social e interrelacional, sin duda; sin embargo, desde ese mismo punto de vista puede

ser interesante conocer cómo podría verse este uso de las distintas personalidades.

Desde otro extremo, pero también reforzando lo mencionado arriba, es posible leer a

Nietzsche afirmando su visión sobre la multiplicidad de fuerzas que componen al sujeto, cuando
se refiere a éste como un constructo creado por un sinnúmero de almas que convergen en un

mismo cuerpo, y el cual es nada más que el resultado de las distintas relaciones sociales que lo

forman (2015: Web). Así, podemos comenzar a plantearnos una postura de la que, aunque hoy

pueda parecer obvia, estamos cada vez más conscientes.

Además de los planteamientos ya mencionados, que giran en torno a una sola idea,

estos vuelven a ser apoyados desde el área de la psicología por Mardi J. Horowitz, profesor de

psiquiatría de la Universidad de California, quien comparte que existen niveles en los estados de

las auto-adaptaciones del ser –o autoesquemas, cuya dominancia puede estallar y tomar lugar

en distintos contextos sociales y culturales (2012: PDF), haciendo énfasis en el hecho de que

cada una de estas adaptaciones podrá incluso no ser consistente con ella misma dada en un

contexto diferente. Esto viene a hablarnos, una vez más, de distintas esferas o dominios en

relación a las personalidades de un individuo, potenciando el hecho de que no somos individuos

estáticos en relación a esto último, sino más bien, somos poseedores de una naturaleza

dinámica que juega un rol importante en las intercomunicaciones, en cómo establecemos

relaciones nuevas y mantenemos otras ya adquiridas, y en cómo somos capaces de

exteriorizarnos según lo amerita el contexto en el que nos vemos a nosotros mismos en

circulación.

Esta constante (re)adaptación en contextos sociales tiene, por supuesto, implicancias en

nuestra propia forma de responder emocionalmente. Byung-Chul Han en su texto Psicopolítica

señala:

“Hoy creemos que no somos un sujeto sometido, sino un proyecto libre que constantemente se
replantea y se reinventa. Este tránsito del sujeto al proyecto va acompañado de la sensación de
libertad. Pues bien, el propio proyecto se muestra como una figura de coacción, incluso como
una forma eficiente de subjetivación y sometimiento. El yo como proyecto, que cree haberse
liberado de las coacciones externas y de las coerciones ajenas, se somete a coacciones internas y
a coerciones propias en forma de una coacción al rendimiento y la optimización”.

Desde esta mirada podemos entender al autor que nos señala que el individuo no solo se

encuentra bajo sometimiento y conductas de castigo, sino que además comienza a adoptar esas

conductas como propias, y que significan la autoimposición de patrones que influyen en su

bienestar. No es coincidencia que Han utilice el termino sometimiento, el cual, según la RAE,

vendría a ser la acción de “humillar a una persona”, como también “subordinar el juicio,

decisión, o afecto propios a los de otra persona” (Web). Por lo tanto, la implicancia es aun

mayor. ¿Cómo respondemos nosotros como individuos a este escenario? ¿Exteriorizamos este

malestar mediante nuestras acciones? ¿Se concretan ellas por medio de expresiones? ¿Es

posible que los demás las puedan ver? Estas son preguntas que la obra intenta responder.

Este moldeamiento y esta transformación pueden ser fascinantes. Jeff Wall, en su texto

Fotografía e Inteligencia Líquida, al hablar sobre la explosión de la leche en Milk, se refiere a

esta como “una forma natural, con sus impredecibles contornos, es una expresión de

metamorfosis infinitesimales de calidad”. De la misma forma, la identidad del ser múltiple se

reconfigura constantemente y nunca es estable (más adelante se discute por qué), al igual que

la explosión de la leche en el trabajo de 1984 de Wall. La fotografía, por lo tanto, opera de la

misma manera en aquella obra que en Ser Múltiple: “(…) el carácter mecánico de la acción de

abrir y cerrar el obturador — el substrato de instantaneidad que persiste en toda fotografía —

es el tipo de movimiento concreto opuesto a, por ejemplo, el fluir de un líquido”, lo cual es

pertinentemente adaptable al caso de mi obra: al fluir de la identidad a lo largo de la vida de un


ser múltiple, y de lo que de él se puede desprender. Mi acto fotográfico, de alguna manera, la

estanca. Le obliga a ponerse en frente de aquel sistema óptico y mecánico para ser limitada, fija,

en un momento perdurable en el espacio y tiempo a través de la imagen. Si observamos al ser

múltiple, se hace aún más evidente. El ser múltiple es obligado a restringirse a los marcos de

aquella “parte seca de la fotografía”, según Wall, casi como si se tratara de un control

institucional de identidad, como es la cédula de identificación. Esto se contrasta con la inclusión

de las grabaciones de personas que realizaron una lectura del rostro que forma parte de esta

obra, en donde el mismo ser múltiple manifiesta, precisamente, su propia multiplicidad a través

de estas múltiples interpretaciones. Tal vez este último gesto permita expandir la limitación

propia de la fotografía que describe Wall. No obstante, cada interpretación por separado se

convierte en una sola, siendo metáfora de una(s) identidad(es) que constantemente cambia(n),

se adapta(n), y que se convierte(n) en performativas.

La obra se compone de una sola imagen en gran formato, la cual no ha sido alterada ni

manipulada por medio de postproducción. Dado que se pretende visibilizar el hecho de que

nuestro rostro habla por sí solo cuando no tenemos las palabras para expresar nuestros

sentimientos o emociones, así como también el hecho de que es nuestro rostro el elemento

esencial que comunica cuestiones particulares, es por medio de la lectura de otros sobre este

rostro que se pretende llegar un resultado: estados, personalidad y carácter sobre un ser. Cada

lectura e interpretación transforma al rostro; la obra misma se transforma y muta en este

proceso. Esta transformación lograda mediante la múltiple interpretación del rostro no es al

azar, ya que cada lectura es una realidad. Es este choque de realidades es lo que nos llevará a
una búsqueda inútil de una realidad particular. ¿Acaso no es mi rostro ya una realidad? ¿En qué

se transforma (la realidad de) mi rostro ya interpretado? Se produce cierta similitud entre el

gesto de mirar un rostro e interpretarlo y las técnicas utilizadas por los criminólogos y

fisonomistas de antaño, como lo fue Cesare Lambroso, quien a través de la craneometría y

antropometría asignaba relaciones con actos delictuales dados. El profesional hacía uso de la

fotografía, con la cuál se servía de evidencia de los rasgos biológicos y psicológicos que eran

encarnados bajo ciertas tipologías faciales. (Schopf: PDF)

Además del aspecto técnico, hay un sentido lingüístico y emocional que rodea a nuestro

rostro, y es que éste adquiere tensión y volúmenes distintos, se deforma. Nancy Burson, artista

norteamericana cuya obra gira en torno al uso y manipulación del rostro, indicó, durante una

entrevista dirigida por Sarah Boxer, que “el rostro humano (…) es extraño y maleable. No hay

nada sagrado o estático en él, ni belleza, juventud, raza, poder, género, familia, especie ni fe”

(2002: Web). Todo esto, además del trasfondo personal que pueda tener, en relación al

agotamiento que conlleva ciertos patrones sociales, como el tener que rendir.

¿Qué pasa entonces cuando nos acercamos a un individuo y miramos su rostro? ¿Qué

vemos? Para esto, he decidido pensar la obra de un modo en el que el espectador se involucre

más personalmente, enfocándose en la percepción y lectura que se obtenga que pueda hacer

de cada rostro y su expresión. Es aquí en donde se espera una respuesta del espectador quien

“(…) la debe complementar de un modo asociativo”. (Marchán, 1986: 39) Al tomar la decisión

de fotografiar mi rostro y exponerlo a otros, dejando que éstos hablen de él sin siquiera

conocerme, estoy buscando una solución al problema del absurdo de la lectura y sus

posibilidades, y en función de esta infinidad de posibilidades restituir la cuestión del cómo se ve


el estado de ánimo, y principalmente la personalidad y el carácter -mediante la búsqueda de ese

otro (interpretado) que también puedo ser yo. Es, entonces, luego de este juego asociativo, el

espectador es quien podrá corroborar si esa lectura hecha –si ese juicio, es válido para otro.

¿Cuánto varían nuestras percepciones e interpretaciones sobre una persona y su mirada? Por

esta razón, y como parte de la obra, la imagen va acompañada de tres dispositivos

reproductores MP3, cada uno con grabaciones en loop de distintos sujetos haciendo su propia

lectura sobre mi rostro, generando así un quiebre entre lo que plantea la obra desde un orden

científico versus la liviandad y ligereza de las interpretaciones que se puedan realizar de ella.

Tanto la imagen como los reproductores están contenidos en una materia de color negro que

los encierra: la imagen lleva un marco negro, mientras que los dispositivos van dentro de una

caja de acrílico de color negro, ubicado justo por debajo de la fotografía. De esta forma, insto a

un descubrimiento del misterio: el rostro es un misterio que contiene múltiples características, y

la caja negra actúa como el objeto que contiene toda la información, a la cual se puede acceder

mediante audífonos, de forma individual. La forma en loop en que se reproducen las

grabaciones hace referencia directa al infinito de las lecturas y las posibilidades; cada uno de los

dispositivos está programado para no detenerse, y cada uno contiene distintos sujetos

intérpretes, por lo tanto es a través de esto que se pretende dar énfasis a la multiplicidad. Esta

tensión puede generar ya sea una posible interpretación coincidente con lo que el observador

ha previamente realizado, provocar un choque de interpretaciones o preconcepciones, o bien

incluso el desacuerdo absoluto por parte de quien observa. De esta forma, una vez más, doy

espacio a la constante e interminable lectura y percepción de un mismo rostro.


Bibliografía

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de 2017, de http://www.nytimes.com/2002/03/15/arts/photography-review-a-brew-of-
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Marchán F., Simón. (1986). Del Arte Objetual al Arte de Concepto. 3ª ed. Madrid: Ediciones Akal.
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