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CAPITULO VII LENGUAJE Y PENSAMIENTO Hace ya tiempo, K. O. Apel afirmaba que «el cambio funda- mental de la relacién entre lenguaje y filosofia, que distingue al siglo XX de los anteriores, consiste en que el lenguaje deja de ser tratado como un objeto de la filosofia y por primera vez se tiene en cuenta como condicién de posibilidad de la filosofia. En este sentido, la filo- sofia del lenguaje no es ya una filosofia de enlace, sino que al igual que la critica del conocimiento después de Kant, y radicalizada en cierto modo como critica del lenguaje, ha ocupado el lugar de la on- tologia»!. En efecto, el siglo XX ha contemplado cémo el lenguaje ha dejado de ser un tema de la filosofia para convertirse en el punto de vista privilegiado para el estudio de los diversos problemas filosé- ficos. El andlisis del lenguaje se convierte en el modo de acceso a cualquier problema filoséfico. Por tanto, en el ambito del andlisis del lenguaje no se trata sdlo de que se filosofe sobre el lenguaje, sino de que se filosofa desde el lenguaje. Asi, por ejemplo, el estudio de las emociones o de la voluntad se plantea en primer lugar como el analisis Id6gico de los usos del lenguaje ordinario sobre esas cuestio- nes. La pregunta acerca de qué sea la voluntad se sustituye por la cuestién acerca de cémo hablamos en cada caso cuando hablamos de acciones voluntarias. La especial relevancia que adquiere el lenguaje en el siglo XX se debe tanto a razones histéricas como sistematicas. Desde la pers- pectiva histérica, hay que sefialar un doble origen de la agudizacién de la conciencia de la importancia del lenguaje. Por una parte, con- viene recordar que durante el siglo XX se realiza generalizadamente 1. APEL, K. O., Die idee der Sprache in der Tradition des Humanismus von Dante bis Vico, Bouvier, Bonn 1975, p. 22. 262 JORGE V. ARREGUI-JACINTO CHOZA una revision del racionalismo. Se considera que la razén no es abso- luta, es decir, absuelta o desligada, sino que se piensa ahora que la raz6n tiene su comienzo en la imaginacién simbdlica. Los simbolos y los signos constituyen el humus del que nace la razén. De este modo, se produce un intento generalizado de buscar el arraigo de la razén en un conocimiento prerracional o preobjetivo, anterior a la dicotomia sujeto-objeto, de corte afectivo y/o simbédlico. Asi, por ejemplo, Husserl en su critica al objetivismo cientifista sefiala en es- te sentido que los lenguajes formalizados de las ciencias positivas y la concepcidn cientifica del mundo tienen como fundamento y prin- cipio los lenguajes comunes ordinarios y el mundo de la vida. El lenguaje cientifico aparece como un derivado del ordinario. El inte- rés por el lenguaje, por la imaginacién, o en general, por las funcio- nes simbdlicas aparece en muchos otros autores de diversas corrien- tes: Freud, Cassirer, Heidegger, etc. Por otra parte, desde la perspectiva histérica, hay que sefialar también que la relevancia contemporanea del lenguaje para la filoso- fia se debe a la obra de los fundadores de la légica moderna, Frege, Russell y Wittgenstein. Sin embargo, en esta corriente de pensamien- to, el lenguaje no es considerado como el humus del pensamiento ra- cional, sino como su expresién, o para ser mas exactos, como su ve- hiculo. Suele decirse que la metafisica, que se habia convertido por obra de Kant en critica del conocimiento, se transforma ahora en critica del lenguaje por cuanto que se considera que el lenguaje con- tiene o encapsula el pensamiento. La filosofia se convierte asi en andlisis Idgico del lenguaje?. En la medida en que la critica del len- guaje se realiza desde la légica, el analisis del lenguaje se separa del positivismo o el empirismo. Como ya escribié Pears, el andlisis del lenguaje sustituye el empirista andlisis psicolégico de las ideas por el andlisis Idgico de las proposiciones*. En esta perspectiva, la nocién clave, que es el eje de toda la critica lingiiistica, es la de sentido, en la que el andlisis converge con la hermenéutica, que se entiende a s{ misma como el estudio de la comprensién del sentido. 2. Como es sabido, ésta es la tesis de APEL, K. O., en Transformation der Phi- losopbie, Suhrkamp, Frankfurt 1976 (2 vols.). (Hay traduccién castellana en Taurus, Madrid 1985). Cfr. también la obra ya citada de LLANO, A., Metafisica y lenguaje. 3. Cfr. Pears, D., El atomismo ldgico en RYLE, G., (ed.) La revolucién en filoso- fia, Revista de Occidente, Madrid 1958, pp. 54.5. FILOSOFIA DEL HOMBRE 263 Desde la perspectiva sistematica, el lenguaje se ha convertido en el punto de vista privilegiado en el estudio de los temas, por, al menos, otras dos razones. El lenguaje, como ya se ha sugerido, no es un mero cédigo expresivo del pensamiento, sino que es su vehi- culo, es decir, el lenguaje no es un afiadido externo al pensamiento, sino que lo contiene. «Lo pensado es Ja proposicién con sentido» *. Ademis, en segundo lugar, el habla es la actividad racional por exce- lencia y, por tanto, la més especificamente humana. 1. Lenguaje animal y lenguaje humano. La intrinseca inteligibilidad del lenguaje Es claro que existe entre los animales un cierto tipo de comu- nicacién puesto que hay entre ellos una interaccién social que ha si- do bastante estudiada. Adem4s, a la comunicacién animal natural, pueden afiadirse los diversos intentos de ensefiar el lenguaje humano a algunos animales, especialmente chimpancés. Esto ha Ilevado a al- gunos autores a mantener que no hay diferencia esencial, sino sélo de grado, entre el lenguaje animal y humano, o a mantener que el segundo puede ser explicado como una evolucién del primero. Asi, por ejemplo, E. O. Wilson ha mantenido que «la capacidad para co- municarse por medio de simbolos y sintaxis si esta dentro de las ca- pacidades del simio»®. Ahora bien, gpuede admitirse esta idea? El lingiiista Sapir definidé el lenguaje como «un método exclusi- vamente humano y no instintivo de comunicar ideas, emociones y deseos por medio de un sistema de simbolos producidos de manera deliberada»*. En esta definicién de Sapir se encuentran algunos de los elementos distintivos del lenguaje humano respecto del animal. En primer lugar, en el habla humana no hay una base instintiva apreciable. El lenguaje humano no es resultado de un instinto, a di- ferencia del animal que es instintivo e involuntario. En el caso de los animales, el lenguaje es una funcién relativamente simple que 4. WITTGENSTEIN, L., Tractatus logico-philosophicus, Routledge and Kegan Paul, Londres 1961, 4. 5. WILSON, E. O., Sobre la naturaleza humana, p. 46. 6. SAPIR, E., Language, Harcourt, New York 1921, p. 7. 264 JORGE V. ARREGUI-JACINTO CHOZA cuenta con érganos mas o menos especificos para cumplirla. Por el contrario, el lenguaje humano no es una funcién programada filoge- néticamente. No existen érganos exclusivos del lenguaje ni areas ce- rebrales en virtud de las cuales se produzca espontaneamente el ha- bla. El lenguaje arraiga en el 4rea de la corteza cerebral inespecializada y los fendmenos de suplencia de esas 4reas por otras, en caso de lesién, ponen de manifiesto que el lenguaje no se puede explicar sdlo en términos fisiolégicos’. En la misma linea de Sapir, Kroeber, desde la antropologia so- ciocultural, insistié en que el lenguaje animal es instintivo y que, por tanto, es el mismo en los animales aislados y en grupo, transmi- tiéndose de modo bioldgico. Por el contrario, el lenguaje se transmi- te en el hombre de modo social, y evidentemente varia de unos gru- pos humanos a otros*. Es decir, el lenguaje humano no puede ser explicado desde la biologia porque el hombre habla siempre en una lengua concreta que es un producto cultural y que se transmite so- cialmente. Para que alguien pueda aprender a hablar, es preciso que exista una lengua que aprender. Desde este punto de vista, no tiene ningtin sentido pensar que el lenguaje es una actividad espontanea. Toda lengua es un producto cultural. La idea de una lengua natural, carece de sentido’. En segundo lugar, el lenguaje animal no es un vehiculo de co- municacién. Los sonidos que emite un animal son, para Kroeber, respuestas reflejas inmediatas a una sensacién. Para entender esto puede acudirse a una distincién de Bateson recogida por Gumpertz y Bennet'®. Para estos autores hay dos tipos de lenguaje: icénico y digito. Un sistema de comunicacién es icénico si la relacién entre el mensaje y la sefial es relativamente simple y directa. Cada signo representa siempre un solo y el mismo mensaje. A menudo, la co- rrespondencia entre el mensaje y la sefial es de tipo fisico. Asi, por 7. Cfr. PENFIELD, W., y ROBERTS, L., Speech and Brain mechanism, Princeton University Press, Princeton N. J. 1959. 8. Cfr. KROEBER, A., Antropologia general, FCE, México 1946, cap. 6 dedicado al lenguaje. 9. Desde este punto de vista, llamar al lenguaje ordinario natural para contrapo- nerlo a los lenguajes formalizados es sumamente confuso. 10. Cfr. GUMPERTZ y BENNET, Lenguaje y cultura, Anagrama, Barcelona 1981, pp. 13-9. FILOSOFIA DEL HOMBRE 265 ejemplo, en el baile de las abejas descrito por Von Frisch, la abeja orienta sus movimientos en el mismo grado respecto de la vertical en que la fuente de aprovisionamiento esta respecto a la vertical del sol. Ademas estos signos de que consta el lenguaje animal, sefialan Gumpertz y Bennet, son ante todo sefiales de sus estados individua- les, sus necesidades o su relacién con otros animales. Es decir, los signos 0 sefiales se ligan a las sensaciones 0 emociones, de hambre, de sed, de satisfaccién, etc; pero no es un lenguaje referido a los ob- jetos. E] lenguaje propiamente humano es digito. Un sistema de co- municacién es digito si los mensajes se construyen a partir de diver- sos elementos distintos entre sf, siendo las relaciones entre signos y mensajes totalmente arbitrarias. Las cualidades fisicas de los signos son totalmente irrelevantes para los mensajes. Ademés, esta comuni- cacion se basa prioritariamente en signos que hacen referencia a ob- jetos 0 cosas. Frente al sistema icénico, el digito si tiene especifi dad referencial. No hace referencia sdlo a estados interiores, sino que hace referencia especifica a objetos del entorno. El hecho mis- mo de que cualquier persona pueda decir una determinada frase con una amplia variedad de entonaciones indicadoras de un amplio aba- nico de posibilidades —sorpresa, admiracién, incredulidad, ira, ale- gria, etc.— muestra que el sentido de la proposicién es distinto de cualquier emocién concreta, Quiz4s un buen modo de comprender las diferencias entre am- bos sistemas de lenguajes, que tales diferencias son esenciales y no de grado, y que un lenguaje no procede por evolucién de otro, sea simplemente percatarse de que en el hombre, en cada uno de noso- tros, coexisten ambos lenguajes. El quejido, el grito de dolor, el gru- fiido de placer, etc. pertenecen a un lenguaje icénico y no digito. Pero es que si cabe definir el lenguaje como una exteriorizacién de Ja intimidad o una intimacién de la exterioridad, esa exteriorizacién de la intimidad puede hacerse de dos modos. Hay una expresién icénica que es involuntaria, instintiva y que no ha de ser aprendida, como es el llanto o el grito de dolor. Nadie ha tenido que aprender a Ilorar. Pero hay también en el hombre una expresién distinta, que es voluntaria, deliberada y controlada, Esa expresién se hace en una lengua concreta, aprendida y transmitida en un entorno sociocul- tural. 266 JORGE V. ARREGUI-JACINTO CHOZA EI lenguaje digito humano no puede explicarse como una evo- lucién del icénico. En primer lugar, porque la evolucién del lengua- je icénico animal, lo que produce es el lenguaje icénico humano, y no el digito. Ambos coexisten, y hay entre ellos relaciones, pero és- tas no son evolutivas'. En segundo lugar, porque simplemente no se sabe qué significa evolucién del lenguaje. Para hablar de evolu- cidn del lenguaje, seria preciso clasificar las diferentes lenguas huma- nas en primitivas o menos evolucionadas y mas evolucionadas. Pero esta pretensién carece de sentido. Es cierto que durante cierto tiem- po algunos lingiiistas interpretaron algunos rasgos propios de lenguas no europeas como primitivismos. Por ejemplo, la gran cantidad de palabras de una sola sflaba, la reduplicacién para la formacién de plurales, la carencia de términos abstractos y de términos de color, fueron considerados como rasgos propios de lenguas primitivas. Ahora bien, es preciso reconocer que ésta era una pretensién inco- rrecta. Porque, como han escrito certeramente Gumpertz y Bennet, «todos los pueblos disponen de graméaticas plenamente desarrolladas. Cualquiera que pueda ser la exigiiidad o marginalidad del pueblo es- tudiado no puede establecerse ninguna correlacién entre la compleji- dad de su sistema econédmico y la complejidad de su estructura lin- gilistica» ?. No cabe establecer una seriacién de las lenguas en primitivas y evolucionadas puesto que en toda lengua se puede decir todo. Tal vez haya que inventar nuevas palabras, o tomar préstamos lingiifsticos, pero todas las lenguas disponen de medios para afiadir nuevas palabras a su vocabulario. Por ultimo, pero no por eso menos importante, hay que sub- rayar otra diferencia capital entre el lenguaje animal y el lenguaje humano que nos permite ver la importancia filoséfica de éste. Lo que caracteriza al lenguaje humano frente al animal es la posibilidad de emitir y recibir un nimero ilimitado de mensajes. Es decir, en 11. Es cierto que, como Wittgenstein sefiala, en el lenguaje en torno a las emo- ciones y sensaciones hay una conexién entre las expresiones naturales, del dolor por ejemplo, y el lenguaje proposicional (cfr., por ejemplo, Philosophical Investiga- tions, § 244), pero esta conexién no es la de evolucidn, en el sentido evolucionista del término. 12. Obviamente, en el sentido evolucionista del término evolucién. No se trata por tanto de negar que la fonética o 1a gramatica evolucionen desde el latin vulgar al castellano. Pero aqui no hay implicado un aspecto valorativo. 13. Cfr. GUMPERTZ y BENNET, 0. c, p. 98. FILOSOFIA_DEL HOMBRE 267 el lenguaje animal el mimero de sefiales distintas es limitado, mien- tras que en el lenguaje humano, el nimero de sefiales posibles es in- finito, Esta capacidad del lenguaje humano de emitir y comprender un numero ilimitado de mensajes se hace mds sorprendente si se tie- ne en cuenta que se es capaz de emitir y comprender mensajes que nunca antes se habjan ofdo. El lenguaje permite la creacién incen- sante de nuevos mensajes, que pueden ser comprendidos. Es decir, el lenguaje es intrinsecamente inteligible. Podemos formar con viejas palabras nuevas proposiciones'*. Por eso, como ha recordado Geach, el pensamiento esta esencial e internamente vinculado al Jen- guaje. La conexién entre pensamiento y lenguaje no es contingente. La estructura ldégica incorporada al lenguaje no es una evidencia del pensar: es el pensar mismo. A veces, se pregunta tontamente si es posible un pensamiento sin lenguaje, cuando tal pregunta parece su- gerir que es posible un Jenguaje sin pensamiento. La intrinseca inte- ligibilidad del lenguaje es prueba fehaciente de que la estructura légi- ca del lenguaje es pensamiento. Quizd no todo pensamiento sea lingiiistico, pero desde luego es seguro que no cabe lenguaje sin pen- samiento porque la estructura Idgica del lenguaje es pensamiento. Desde este punto de vista, se entiende bien la tesis clasica de que el pensamiento es la forma del lenguaje. No se trata, por tanto, de que el pensamiento se identifique sin mas con su expresidn lingiiisti- ca, sino de que el lenguaje no es posible sin el pensamiento. Por eso, el andlisis légico del lenguaje se revela como una estrategia filo- séfica de importancia fundamental, porque el andlisis ldgico del len- guaje, es decir, de su estructura Idgica, es una de las formas més im- portantes del andlisis del pensar. 14. Ahora bien, es muy importante advertir que las proposiciones no se constru- yen con palabras como las paredes con ladrillos, porque mientras que los ladrillos tienen existencia al margen de la pared, las palabras no tienen existencia al margen de las proposiciones. Si se tiene esto en cuenta se puede ver con claridad la falsedad de la tesis de Pav- lov. «Para un hombre, una palabra es un estimulo condicionado... Pero al mismo tiempo es de una naturaleza tan general que en este aspecto no admite comparacio- mes cuantitativas ni cualitativas con los estimulos condicionados de los animales» PAVLOV, J. P., Lecciones de Fisiologia, (1927), citado por Pinitos, J. L., 0. c, p. 479. 15. Cfr. GEACH, P. T., What do we think with, p. 39. 268 JORGE V. ARREGUI--JACINTO CHOZA Quiz4 un ejemplo puede servir para ilustrar la tesis que aqui se mantiene. Que un lenguaje es intrinsecamente inteligible quiere decir que se es capaz de comprender un sentido que intrinsecamente le pertenece. Cuando el egiptélogo Champollion consiguiéd descifrar el lenguaje jeroglifico mediante el andlisis del texto trilingiie de la piedra Rosetta, logré captar un sentido que el texto del lenguaje je- roglifico poseia intrinsecamente. El lenguaje no se identifica sin mds con el pensamiento. Apor- ta la expresién del pensamiento en el mundo, es pensamiento sensi- blemente expresado. Pero el lenguaje no se reduce a esa dimensién externa, sino que es también formalmente pensamiento, puesto que es intrinsecamente inteligible '. 2. Pensamiento y lenguaje. La comprensién del lenguaye A la hora de abordar las relaciones entre pensamiento y len- guaje, caben tres planteamientos. Se puede considerar, en efecto, el lenguaje como mera expresién del pensamiento, como determinante del pensamiento y como vehiculo del pensamiento. a) El lenguaje como exprestén del pensamiento El primero de estos tres planteamientos viene a mantener que el lenguaje no es mas que el signo del pensamiento, su cédigo expre- sivo. El pensamiento se forjaria en la intimidad de la persona al margen del lenguaje y, después, en un segundo momento, seria ex- presado por medio de un cédigo lingiiistico. De este modo, el len- guaje no seria mas que la expresién o la nomenclatura externa del pensamiento. Las palabras serian signos de los conceptos que a su vez serian signos de las cosas. La funcién del lenguaje seria exclusi- vamente la de la comunicacién, puesto que no es posible la telepa- tia. En una versién extrema de esta corriente, el significado de las palabras vendria dado por las ideas o las imdgenes mentales del ha- blante, siendo, por tanto, los conceptos representaciones intelectuales 16. Cfr. LLANO, A., Metafisica y lenguaje, p. 108. i | { i | { FILOSOF[A DEL HOMBRE 269 de las cosas, es decir, una especie de copia mental, o lo que en la tradicién empirista se llamé idea. A primera vista, podria parecer que en este planteamiento el lenguaje es maximamente independiente del pensamiento, cuando en realidad sucede todo lo contrario. El pensamiento en esta interpreta- cién termina por ser, como ha mostrado Wittgenstein, un proceso mental que acompafia al lenguaje, una sucesiébn —por ejemplo— de imdgenes mentales que distinguiria el habla de un loro del de una persona, 0, si se quiere, el presunto proceso mental que distinguiria el hablar reflexivo de un puro hablar sin pensar. Ahora bien, si se hace del pensamiento un proceso mental, se lo convierte en un lenguaje mental, en un proceso articulado, en el cual en vez de palabras hay un misterioso componente psiquico. El pensamiento deviene asi un hablarse a s{ mismo, un hablar privado © interiorizado. Esta idea del lenguaje es errénea por dos razones. En primer lugar, porque el problema de la significatividad de las palabras, o la cuestién de qué es lo que da vida a los signos que constituyen el lenguaje, no se resuelve suponiendo un misterioso hablar mental en paralelo al hablar fisico porque todas las cuestiones referentes a la significatividad del hablar fisico pueden reformularse respecto del presunto hablar mental. Y si, como se ha indicado al hablar de la intencionalidad, se supone que lo que hace significativa a una pala- bra es una representacién mental, entonces lo que hay que pregun- tar es qué es lo que hace que una representacién intelectual de X sea una representacién intelectual de X y no de Y. En segundo lu- gar, el lenguaje no es sdlo expresién del pensamiento, un mero sig- no externo de pensamientos ya formados, una mera nomenclatura. Las palabras no son signos artificiales de los conceptos que son sig- nos naturales de las cosas, puesto que hay muchas cosas que sdlo son posibles mediante la actividad lingiiistica. Sdlo el lenguaje hace posible la realidad «fama», «calumnia», «

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