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La tierra, la guerra y la paz en el Meta
Contenido
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Presentación
En este escrito se pregunta cómo en el contexto actual del departamento del Meta, y
dados los enormes desafíos que enfrenta el Meta en el posconflicto, ¿cuáles serían los
posibles impactos de los temas agrarios a desarrollar en el posconflicto para el
departamento del Meta? Esta pregunta inicial tratara de tener respuesta en varios
escritos cortos, en diciembre del 2015.
Por ahora iniciamos señalando algunas fechas de importancia en el Meta, para conocer
cuál ha sido la cronología del destierro y la pérdida de vidas y tierras en el departamento
desde 1886 hasta el 2012 y se cierra el escrito con una reflexión general acerca del tema.
En los años de 1866-1878 los primeros que consiguieron títulos en la tierra que hoy
conforman Casanare y Meta fueron oficiales veteranos de las guerras civiles. También
hubo acreedores extranjeros a quienes el Estado colombiano les pagó con bonos
territoriales de inmensos baldíos que tenía en los extensos Llanos Orientales. Se
complementa el cuadro porque entre 1887-1899, el Estado les adjudicó baldíos a los
empresarios que, en plena bonanza mundial, llegaron a producir el caucho a la región
del Ariari y la Uribe en Meta.
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A medida que los colonos ensanchaban sus fincas, los resguardos indígenas
comenzaron a desaparecer (1908-1930). Se les empezaron a otorgar títulos a los
propietarios de casas y a los que sabían leer y escribir.
En 1952 las guerrillas liberales lideradas por Dúmar Aljure y Guadalupe Salcedo también
fueron colonizadores en los municipios de San Martín, Granada, Fuente de Oro, Puerto
Lleras y Puerto Rico, en Meta.
En este año de 1964, tras el bombardeo del Ejército a Marquetalia, la región donde
estaban los rebeldes de Pedro Antonio Marín, conocido entonces como ‘Tirofijo’ y luego
como ‘Manuel Marulanda’, éste y sus hombres cruzaron la Cordillera Oriental y fundaron
las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) con frentes en La Uribe, en Meta
(Así fue el destierro del Llano, 13 de agosto de 2012, verdad abierta. com).
Luego en 1968 la Séptima Brigada del Ejército mató en abril de 1968 a Dúmar Aljure,
promotor de las guerrillas liberales en el Llano. Para fines de los setenta en los Llanos,
los narcotraficantes sembraron cultivos de coca en el Llano y, algunos de ellos, como
Leónidas Vargas y Gonzalo Rodríguez Gacha alias “El Mexicano”, además invirtieron sus
multimillonarias ganancias en tierras en todo el país, particularmente en los Llanos. Otros
ricos de la época que explotaban las minas boyacenses de esmeraldas, como Gilberto
Molina y Víctor Carranza, compraron también tierras en la región del Ariari, así como en
Puerto López y Puerto Gaitán.
En los comienzos de los ochenta Las Farc instalaron su centro de operaciones y finanzas
en el Meta. En 1982 realizaron la VII Conferencia que definió que se expandirían hacia la
Cordillera Oriental. En Casanare, en donde las Farc también ya tenían presencia, para
hacerles frente surgieron las Autodefensas Campesinas del Casanare de Héctor Germán
Buitrago alias “Tripas”. En 1983, el narcotraficante Rodríguez Gacha, quien hasta
entonces pagaba sin problema un “impuesto” de gramaje a las Farc por cada tonelada
de hoja de coca que salía del Yarí, tuvo una pelea con esta guerrilla, al parecer por una
coca que le robaron unos guerrilleros, y les declaró la guerra frontal por el resto de su
vida.
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En febrero de 1984, tras un acuerdo de cese al fuego entre la guerrilla de las Farc con el
gobierno de Belisario Betancur nació el movimiento político Unión Patriótica, UP. Solos
o en alianzas con liberales progresistas (del MRL o del Nuevo Liberalismo) se lanzaron a
hacer campaña para participar en las elecciones de 1986. Tuvieron éxito y sacaron
decenas de escaños en asambleas, concejos y alcaldías en Meta. Pero las autodefensas
reviraron y comenzaron a matar a miembros de la UP y de sus partidos aliados en todo
el país. A los Llanos llegaron hombres enviados desde Puerto Boyacá, “capital
antisubversiva de Colombia”. Obedecían órdenes de Rodríguez Gacha, gran financiador
de la gesta paramilitar en el país y declarado enemigo de las Farc. Manuel de Jesús
Piraban, alias “Pirata”, se hizo cargo de un grupo conocido como Autodefensas de San
Martín, cuya base estaba precisamente en esta población al sur del Meta.
Para el año 1987 con la persecución de los integrantes de la Unión Patriótica, UP, que
incluyó el asesinato de varios de sus representantes nacionales, entre ellos, su máximo
dirigente Jaime Pardo Leal en 1987, se rompió el acuerdo de cese al fuego pactado
durante el gobierno de Betancur y las Farc. Estas guerrillas entonces aumentaron sus
frentes a 39, y en los Llanos tuvieron grupos armados en la región del Ariari-Guayabero,
Puerto Concordia y Mapiripán, así como en el piedemonte central entre los Llanos y
Cundinamarca y Boyacá.
En 1998 se iniciaron las “pescas milagrosas” con Henry Castellanos alias “Romaña”, jefe
del Frente 53, y Vladimir González alias “Miller Perdomo”, jefe del Frente 51 de las Farc
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Después de conversaciones con las Farc, en enero de 1999, el gobierno Pastrana accedió
a sacar a la fuerza pública de una zona de 42.000 kilómetros cuadrados, entre los
municipios de La Macarena, Vista Hermosa, la Uribe y Mesetas, en Meta, y San Vicente
del Caguán, en Caquetá, y dejarla bajo control guerrillero, para emprender una
negociación de paz con las Farc.
En el 2003, se desató una guerra a muerte, con un saldo que aún no se conoce pero que
se calcula en 2.000 muertos, entre dos grupos de paramilitares. El Bloque Centauros, al
mando de Miguel Arroyave, coterráneo de los Castaño que había sido enviado para
conquistar los Llanos, le disputó a sangre y fuego los territorios que las autóctonas
Autodefensas Campesinas del Casanare de los Buitrago ya controlaban. Los combates
se concentraron en Barranca de Upía, el municipio más al norte del Meta, y Villanueva,
un municipio al sur del Casanare. El gobierno, al parecer, no intervino. El gobierno de
Álvaro Uribe lanzó la operación militar Libertad Uno, para impedir que las Farc pudieran
pasar de los Llanos a Cundinamarca, y para liberar ese departamento cuyo corazón es
Bogotá, del terror de estas guerrillas.
El Bloque de los Centauros para el 2004, empezaron a ganar su guerra contra Los
Buitragueños, y varios otros grupos de paramilitares, como el Bloque Central Bolívar, el
Bloque Vencedores de Arauca y Los Carranceros se ponen de su lado. El Ejército por fin
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intervino con la operación militar Santuario, pero según los testimonios de la zona, esta
terminó por derrotar a las Autodefensas Campesinas del Casanare, de los Buitrago. La
negociación de paz entre gobierno y paramilitares no impidió la sangrienta guerra de
facciones ‘paras’. Como algunos de los jefes de las AUC no se querían desmovilizar, o
por negocios entre ellos que se pusieron amargos, fue asesinado por sus hombres en
septiembre Miguel Arroyave. Daniel Rendón Herrera, primo de los Castaño, se fue a
Urabá donde estaba su hermano Freddy Rendón, alias ‘El Alemán’, jefe del Bloque Elmer
Cárdenas a refugiarse allí.
En julio 25 del 2005 fue sancionada la Ley de Justicia y Paz para regir el proceso de
justicia transicional por el cual los paramilitares se podrían desmovilizar. Según éste, los
paramilitares postulados por el gobierno podían colaborar con la justicia, contando la
verdad, aportando a la reparación de sus víctimas y confesando sus crímenes, y a
cambio, recibir penas alternativas de máximo ocho años de cárcel por sus crímenes. Un
mes después se desmovilizaron Los Carranceros, y en septiembre se desmovilizó el
Bloque Centauros. A pesar de varias peticiones para ser postulado a Justicia y Paz, como
condición para entregar sus armas, Héctor Germán Buitrago, conocido como ‘Martín
Llanos’, jefe de las Autodefensas del Casanare no fue aceptado por el gobierno y su
grupo siguió delinquiendo.
En el 2007 los desmovilizados de los Llanos comenzaron a rendir versiones libres ante
los fiscales de Justicia y Paz. Un reducto que había quedado en el Guaviare a cargo de
Pedro Oliverio Guerrero alias “Cuchillo” siguió delinquiendo bajo el nombre de Ejército
Revolucionario Popular Anticomunista, Erpac.
Alias “Don Mario” fue capturado en Necoclí, Antioquia, en el 2009. Era uno de los
narcotraficantes más buscados. A diferencia de los demás jefes paramilitares no fue
extraditado. Esta acción se complementó en el 2010, cerca de la represa de Neusa,
Cundinamarca, fue capturado Héctor Germán Buitrago alias “Tripas”, fundador de las
Autodefensas del Casanare. En diciembre de ese año Pedro Oliverio Guerrero alias
“Cuchillo”, ex jefe del Frente Guaviare y luego del Erpac, fue muerto en un operativo de
la Policía.
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“…la iniciativa del Banco Mundial para que los «acaparamientos de tierras» sean más
aceptables socialmente no está aportando solución alguna. Los «Principios para una
Inversión Agrícola Responsable» (RAI por sus siglas en inglés) se han establecido para
legitimar la apropiación de la tierra perjudicando a los pequeños productores y
productoras”. (www.planetapaz.org. 2012. La cuestión agraria en Colombia: tierra,
desarrollo y paz. Memorias Ciclo de Conversatorios, Bogotá DC. pp. 29 y 30):
Los territorios que hoy conforman los departamentos de Meta y Casanare han sido
escenario de guerras desde hace medio siglo. En resumen, en los años cincuenta vino la
violencia liberal-conservadora. En las siguientes dos décadas llegaron y se asentaron las
Farc, y desde finales de los noventa, tres grupos paramilitares llegaron a disputarles su
dominio.
Sólo contando los últimos diez años estas guerras cruzadas forzaron a por lo menos
142.000 personas a abandonar sus fincas para salvar sus vidas. El despojo en los Llanos
Orientales ha sido de tal magnitud, que el 40 por ciento de la tierra que hoy están
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reclamando los colombianos que han sido despojados como consecuencia del conflicto
armado, está en estos dos departamentos, según datos de la Unidad Nacional de
Restitución, la entidad creada en el Ministerio de Agricultura por la Ley de Víctimas de
2011.
Hasta junio de 2012, el departamento del Meta registra 808 reclamaciones de restitución
por 267.000 hectáreas y Casanare 114 peticiones por 91.000 hectáreas. En total,
casanareños y metenses le están solicitando al gobierno que les devuelva 358.000
hectáreas que dejaron tiradas en su huida, o que les fueron despojadas a las malas por
los violentos. No es poca la tierra usurpada, tiene once veces la superficie de Bogotá.
*La concentración de la tierra y los obstáculos para que accedan a ella quienes la
necesitan para vivir, lo que genera en términos económicos restricción de la producción,
la inversión y el ahorro; en estas condiciones, el crecimiento tiende a ser muy bajo e
implica que las posibilidades de salir de la pobreza y mejorar la calidad de vida son
escasas.
*El conflicto por el uso del suelo, siendo especialmente problemático el tema de la
ganadería extensiva. Estas circunstancias no permiten generar empleo para ocupar la
mano de obra existente y dificultan que el ingreso rural se incremente, al mantener altos
índices de pobreza y miseria. Por otra parte, conduce a una baja de la productividad al
incidir en el mal uso de los recursos y favorecer la importación de alimentos.
*En una estructura agraria con las características y problemáticas mencionadas, es más
baja la posibilidad de integración de los sistemas productivos, por ejemplo la
agroindustria no se integra con la ganadería extensiva, lo que restringe opciones de
ingreso y de empleo.
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Por otra parte, el departamento del Meta ha sido de particular importancia para las FARC
por su larga tradición en la región, por las bases sociales con las que ha contado y por
ser una zona para el desarrollo de economías ilícitas basadas en el cultivo de coca y
tráfico de armas y drogas. En los últimos años, la presencia de las FARC se ha hecho
visible en dos regiones del Meta principalmente. Por un lado, se encuentra la tradicional
región del Ariari, donde se ha concentrado el 91,2% del total de acciones armadas
guerrilleras del departamento y, por otro lado, la actividad de las FARC también ha sido
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visible en el suroccidente de la región del Ariari, en municipios como Puerto Rico, Puerto
Concordia, Vistahermosa y el municipio de Mapiripán (Fundación Ideas para la Paz FIP,
2013).
De otro lado, las dinámicas que se han venido generando en la región alrededor de
cultivos como palma para aceite y la caña para la producción de biocombustibles y
etanol y el aumento para tal fin de la explotación de la tierra por parte de grandes
empresarios y de compañías internacionales, ( en especial para la Altillanura) han
venido gestando un complejo escenario social y económico para poblaciones de
economía campesina, toda vez que estas, han tenido que reducir la producción de sus
cultivos -que entre otras cosas, garantizan la seguridad alimentaria del departamento-
para sembrar productos de mayor rentabilidad que les permita estar inmersos en las
nueva dinámica económica del departamento. Así mismo, la población desplazada se ha
configurado en un problema directo para el departamento y su desarrollo rural, toda
vez, que esta población enfrenta limitaciones en cuanto a la titulación y restitución de
tierras, cuya situación, se hace presente en todos los municipios del departamento y que
resulta ser uno de los grandes desafíos para la institucionalidad.
En este sentido, los acuerdos de paz establecidos entre el actual gobierno y las FARC-
EP, para la creación de una política de desarrollo agrario integral, -la cual se constituye
en el acuerdo primero de la agenda-, suscita entre otras cosas, el desarrollo de
programas ecónomos, sociales y políticos con enfoque territorial, los cuales se presentan
como una posibilidad para solucionar los problemas agrarios en el posconflicto a nivel
regional y nacional.
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Notas bibliográficas
http://www.elespectador.com/impreso/negocios/articulo-255928-carimagua-piloto-
de-desarrollo-agricola-juanmanuel-ospina-geren “Carimagua, piloto de desarrollo
agrícola”: Incoder. Artículo de Ricardo Gutiérrez Zapata, 10 de marzo de 2011.
http://www.incoder.gov.co
De acuerdo con José Antonio Ocampo, la burguesía colombiana tiene una vocación
especulativa, que consiste en producir de acuerdo a las oportunidades que brinda el
mercado internacional. Colombia y la economía mundial.
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