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CURSO DE DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

Docente: Eric Meza Duarte

TEMA 1

DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

A) EL DERECHO PROCESAL

Sumario:

1.1) Noción del Derecho Procesal


1.2) Naturaleza
1.3) Importancia
1.4) Objeto y fin

1.1) Noción

Devis Echandia ha dicho que el Derecho Procesal estudia el conjunto de normas y de


principios que regulan la función jurisdiccional del Estado y que, por tanto, fijan el
procedimiento que se ha de seguir para obtener la aplicación del Derecho Positivo en
los casos concretos y que determinan las personas que deben someterse a la
jurisdicción del Estado y los funcionarios encargados de ejercerla.

1.2.) Naturaleza

a) El Derecho Procesal es una disciplina de naturaleza o carácter


instrumental, es decir, de medio para alcanzar un objetivo, ya que sirve como
instrumento o medio para la aplicación del Derecho Objetivo a los casos concretos.

b) Además, es una rama del Derecho Público, porque se refiere a una de las funciones
esenciales del Estado. Sus normas son de Derecho Público porque regulan una función
inherente al Estado como ente soberano.

c) Sus normas son de orden público, en el sentido que no pueden prescindirse o


sustituirse por otras mediante acuerdo entre las partes.

d) Es una rama jurídica de carácter autónomo porque cada vez más sus principios y
sus normas tienden a constituir un cuerpo separado del Derecho Procesal Civil, aunque
hay que admitir que, en el caso particular de nuestro país y específicamente en lo que
se refiere al proceso contencioso administrativo, como la ley específica es sumamente
escueta, sus normas deben integrarse, por mandato de la misma ley, con las que rigen el
proceso ordinario civil en el Código Procesal Civil y Mercantil y con las de la Ley del
Organismo Judicial.

1.3) Importancia

Es tendencia general asignar al Derecho Procesal una importancia relevante por las
razones siguientes:

a) Por una parte, porque regula el ejercicio de la soberanía del Estado aplicada a la
función jurisdiccional, es decir, a administrar justicia a los particulares (personas
individuales o jurídicas), y a las entidades públicas en sus relaciones con aquellas y
entre ellas mismas, incluyendo al mismo Estado;

b) Por otro lado, establece el conjunto de principios que encauzan, garantizan y hacen
efectiva la acción de los habitantes para la protección de su vida, su dignidad, su
libertad, su patrimonio y sus derechos de toda clase, frente a terceros, al Estado mismo
y a las entidades públicas, ya sea que se trate de situaciones consumadas o de
amenazas.

c) Es un instrumento indispensable porque se elimina la autodefensa y la auto-


composición y se opta por la presencia de un tercero (el juez), designado por el Estado,
que dirime de manera imparcial y objetiva las controversias, a fin de que el Estado
garantice la armonía y la paz social.

d) Las normas jurídicas positivas son esencialmente violales y por tanto, también los
derechos y las obligaciones que de ellas emanan. El derecho Procesal es necesario para
regular los efectos de esas violaciones y la manera de restablecer los derechos y las
situaciones jurídicas vulneradas.

e) El derecho sustantivo o material sería ineficaz sin el proceso legal para su tutela y
restablecimiento; no se concibe un derecho subjetivo sin la acción como medio para
originar el proceso mediante el cual se pueda conseguir su amparo y su satisfacción.

f) Es el instrumento jurídico para la defensa de la vida, la libertad, la propiedad, la


dignidad y los derechos subjetivos y sociales; como también de los derechos del Estado
y de las entidades en que este se divide frente a los particulares y a las personas
jurídicas de derecho Privado.

g) De no haber Derecho Procesal sería casi como no tener derechos sustanciales o


materiales pues no habrían los instrumentos para obtener la tutela y su satisfacción
mediante el proceso, puesto que aquellos derechos son, por esencia, violables.
1.4) Objeto y fin del Derecho Procesal

El objeto del Derecho Procesal es regular la función jurisdiccional del Estado, en los
aspectos y ámbitos siguientes:

a) La solución de conflictos entre particulares y entre Éstos con el Estado y sus


entidades y funcionarios;

b) La declaración de certeza de ciertos derechos subjetivos o de situaciones jurídicas


concretas, cuando la ley lo exige como formalidad para su ejercicio o su
reconocimiento;

c) La tutela del orden jurídico constitucional frente a las leyes comunes y del orden
legal frente a los actos de la Administración

d) La tutela de la libertad individual, la propiedad y demás derechos que garantiza la


constitución con lo la finalidad de garantizar la tutela del orden jurídico y con ello la
armonía y la paz social, mediante la aplicación pacífica, imparcial y justa del
Derecho Objetivo abstracto a casos concretos y a través de la actuación de funcionarios
estatales especializados (jueces).

El fin del Derecho Procesal es, entonces, garantizar la tutela del orden jurídico y, por
consiguiente, la armonía y la paz sociales mediante la aplicación pacífica, imparcial y
justa del derecho objetivo abstracto en casos concretos, gracias al ejercicio de la
función jurisdiccional del Estado a través de funcionarios públicos especializados.

B) EL DERECHO PROCESAL ADMINISTRATIVO

Definición:

El Derecho Procesal Administrativo es el conjunto de normas y de principios relativos


a los procedimientos y procesos en los que participa la Administración, sea como
autoridad (en los primeros), o bien sea como parte legitimada (en los segundos).

Naturaleza

a) Es una disciplina de naturaleza o carácter instrumental, es decir, de medio para


alcanzar un objetivo, ya que sirve como instrumento o medio para la aplicación del
Derecho Objetivo a los casos concretos.

b) Además, es una rama del Derecho Público, porque se refiere a una de las funciones
esenciales del Estado. Sus normas son de Derecho Público porque regulan una función
inherente al Estado como ente soberano.

c) Sus normas son de orden público, en el sentido que no pueden prescindirse o


sustituirse por acuerdo entre las partes.

d) Es una rama jurídica de carácter autónomo porque cada vez más sus principios y
sus normas tienden a constituir un cuerpo separado del Derecho Procesal Civil, aunque
hay que admitir que, en el caso particular de nuestro país y específicamente en lo que
se refiere al proceso contencioso administrativo, como la ley específica es sumamente
escueta, sus normas deben integrarse, por mandato de la misma ley, con las que rigen el
proceso ordinario civil en el Código Procesal Civil y Mercantil y con las de la Ley del
Organismo Judicial.

TEMA 2

EL PROCEDIMIENTO ADMINISTRATIVO

SUMARIO:

2.1) Noción

2.2) Naturaleza

2.3) Principios

2.4) Elementos

2.5) Evolución o desarrollo del procedimiento

-----------------------------------

2.1) Noción del procedimiento administrativo

Según Gordillo, el procedimiento administrativo es la serie o secuencia de actos a


través de los cuales se desenvuelve la actividad de los Órganos administrativos.

2.2) Naturaleza

El procedimiento administrativo tiene algunas características que determinan su


naturaleza, a saber:

a) Es una forma de expresión de la función administrativa. Mediante el procedimiento


se prepara, forma y produce el acto administrativo que contiene la manifestación de
voluntad de los Órganos de la administración pública.

b) Es un instrumento formal necesario para la producción de los actos administrativos,


ya que condiciona la validez de estos últimos pues de no seguirse el procedimiento
establecido normativamente, el acto que se produzca resultaría afectado de ilegalidad
por vicios en el procedimiento. Es decir, determina la eficacia jurídica del acto en tanto
en cuanto se tenga la intención de dictar actos jurídicamente válidos para mantener el
imperio del régimen de legalidad en el ejercicio de la función administrativa.

2.3) Principios

La Ley de lo Contencioso Administrativo, en su artículo 2, establece como principios


que rigen el procedimiento administrativo los siguientes: impulsión de oficio,
formalización escrita, observancia del derecho de defensa, celeridad, sencillez y
eficacia del trámite, así como la gratuidad de la actuación administrativa.

Por otra parte, el artículo 3 de la misma ley, al referirse a la forma de las resoluciones
administrativas establece: a) Que deben ser dictadas por la autoridad administrativa
competente; b) Con cita de las normas legales o reglamentarias en que se fundamenta;

Por su parte, la doctrina ha señalado como principios que debieran regir el


procedimiento administrativo, los siguientes:

Legalidad: Este principio hace referencia a la necesidad de que el procedimiento se


sustancie de acuerdo a los preceptos legales que lo rigen. Es decir, en la tramitación
del procedimiento deben darse los pasos previstos normativamente porque, de lo
contrario, surge el fenómeno del vicio de procedimiento que da lugar a la posibilidad de
la enmienda del mismo.

Seguimiento o impulsión de oficio: A este principio también se le denomina de


oficialidad u oficiosidad. Se refiere a que para que el procedimiento se desarrolle no es
necesaria la gestión de los interesados, sino que, como parte del deber de la
administración, los Órganos de Ésta deben impulsar las diferentes actuaciones que lo
componen.

Celeridad: este principio hace relación a la necesidad de que el procedimiento se


desarrolle de tal manera que en el tiempo más breve posible se produzca la declaración
de voluntad del Órgano administrativo sobre la cuestión que se le ha planteado, no solo
en interés del solicitante sino también en el de la administración para su marcha
eficiente.

Sencillez: La doctrina se decanta por instrumentar un procedimiento sin


complicaciones ni dilaciones innecesarias, contra la tendencia a exigir requisitos,
documentos, constancias, notificaciones o trámites que en múltiples ocasiones carecen
de una vinculación con el asunto objeto del procedimiento y por tanto son inútiles para
dar fundamento a la resolución final que debe dictar la autoridad correspondiente.

Formalismo moderado: Es claro que las formalidades que se establezcan en el


procedimiento administrativo deben ser moderadas procurando salvar la juridicidad de
la actuación administrativa, pero no de una manera que produzcan un entorpecimiento
de la acción del Órgano competente, ni mucho menos su suspensión o paralización. O
sea, deben exigirse las formas requeridas para cada tipo de acto; pero deben
desecharse aquellas creadas por la rutina o trasplantadas, sin causa, del derecho
procesal judicial. La doctrina es favorable en cuanto a permitir la subsanación de los
defectos de forma en que hayan incurrido los administrados al ocurrir ante la
administración pública, y ello resulta que si se admite que la acción de los
particulares contribuye al control administrativo, no hay razón que justifique eliminar
esa intervención por meras deficiencias formales, sobre todo cuando pueden ser
subsanadas sin complicaciones, ya que tal actitud significaría reducir las posibilidades
del control de legitimidad de la actividad de la administración. El formalismo
moderado coadyuva a que las formas simples generen un procedimiento dinámico que
derive en una actividad útil al interés general.

Respeto al derecho de defensa y garantía del debido proceso: Esto se logra a través
de una regulación procedimental que establezca mecanismos que garanticen la
posibilidad de que quienes eventualmente pudieran tener interés en el asunto o bien
pudieran resultar afectados por la decisión que la autoridad administrativa emita a
instancia de una persona, puedan tener noticia de la gestión que se hace; es decir, que
se garantice el derecho de audiencia de aquellos cuya esfera de derecho pudiera verse
afectadas por el pronunciamiento que se solicita de la autoridad administrativa. Esto
está relacionado con la garantía del debido proceso que estatuye la Constitución
(artículo 12) y que de acuerdo a la doctrina exige: a) Que el imputado tenga la
oportunidad de hacerse escuchar; b) Que el imputado haya tenido la ocasión de hacer
sus descargos; c) Que las partes que intervienen en el proceso actúen con igualdad ante
el tribunal; y d) Que el proceso se sustancie con arreglo a lo dispuesto en la ley adjetiva
aplicable.

Si bien de lo expuesto antes se infiere que la garantía del debido proceso legal esta
ligada básicamente al proceso penal y tiende a proteger al individuo en su libertad, ante
la posibilidad de que se le imponga indebidamente una pena, tal garantía no pue4de ni
debe ser restringida a ese ámbito, sino que ella es aplicable a todo tipo de
procedimiento y, por supuesto, al procedimiento administrativo. Esa garantía tiene
valor constitucional, de carácter general, constituyendo virtualmente un principio
general del derecho, aplicable a todas las situaciones semejantes a aquella que,
inicialmente, puede haber dado lugar a su gestación.

En cuanto a la correcta aplicación de la garantía del debido proceso legal en el


procedimiento administrativo, Escola señala como elementos integrantes de esa
garantía, los siguientes: a) el derecho a ser oído; b) el derecho a ofrecer y producir
pruebas; c) el derecho a una decisión fundada.

El mismo Escola expresa que un análisis más general de la garantía del debido proceso
tal como aparece regulada en las distintas legislaciones que la consagran, así como de
las conclusiones formadas en su entorno por la jurisprudencia, permite establecer que
los elementos que la componen son:

1. Notificación al interesado del carácter y fines del procedimiento entablado;

2. Oportunidad para el administrado de preparar su alegación, lo que incluye el acceso


a la información y a los antecedentes administrativos correspondientes;

3. Derecho a ser oído y oportunidad del interesado para presentar los argumentos y
producir las pruebas que estime pertinentes;

4. Derecho del representado de hacerse representar y asesorar por abogados, técnicos y


otras personas calificadas;

5. Notificación adecuada de la decisión que dicte la administración y de los motivos en


que ella se funde; y

6. Derecho del interesado a recurrir la decisión dictada, ya sea ante una autoridad
administrativa distinta, generalmente superior de la que dictó la decisión, ya sea ante un
tribunal de justicia, o ante ambos sucesivamente o a su opción.

Imparcialidad y objetividad: Este es otro principio fundamental que rige el


procedimiento administrativo. Es obvio que las decisiones de la administración deban
ser dictadas con criterio imparcial y objetivo, es decir, sólo motivadas por la necesidad
de hacer una aplicación correcta de las normas jurídicas relativas a la cuestión que se
examina y sin influencias ajenas al propósito señalado antes. Cuando se involucran
fines y motivaciones distintas al interés público ocurre el fenómeno de la desviación de
poder tan señalado por la doctrina como elemento distorsionador de la actividad
administrativa.

Inaplicabilidad del cobro de costas: A diferencia de los procesos judiciales, en el


procedimiento administrativo no se aplica el principio de que, al concluir el juicio, el
juez debe condenar a la parte vencida al pago de las costas judiciales.

Escritura: En la Ley de lo Contencioso Administrativo (artículo 2) aparece como


uno de los principios del procedimiento administrativo el de su formalización por
escrito. A pesar de la tendencia actual en el sentido de introducir la oralidad como un
elemento que coadyuve a la mayor eficiencia y rapidez en la tramitación de los
expedientes, es razonable pensar que la especial característica de los procedimientos
administrativos hace que resulte conveniente mantener, como regla general, la
exigencia de la escritura para dejar constancia de las actuaciones, sin perjuicio de que
puedan aceptarse excepciones, impuestas por las modalidades propias de ciertos
procedimientos especiales, o como medio de plantear ciertas cuestiones menores.

En el ámbito administrativo, el procedimiento escrito se justifica por cuanto permite


una mejor apreciación de los hechos y circunstancias propias del asunto que se ventila,
la apreciación más clara de las alegaciones hechas por los interesados y la mejor
participación de los Órganos técnicos y de asesoramiento que deban intervenir en cada
caso. De igual manera, frente a la impugnación del acto administrativo el examen y
análisis de los antecedentes serán mucho más confiables teniendo a la vista las
constancias escritas que conforman el expediente administrativo.

Derecho de ofrecer y producir pruebas: el derecho a ser oído debe complementarse


con la posibilidad de que el interesado ofrezca pruebas y que las mismas sean
efectivamente recibidas antes de que el procedimiento administrativo concluya con el
pronunciamiento del Órgano que conoce. Evidentemente, la prueba está orientada a
demostrar la veracidad de los hechos y circunstancias que afirma el interesado o la
inconsistencia de las tenidas en cuenta por la Administración. Ese derecho a ofrecer y
producir pruebas comprende, como dice Gordillo, los aspectos siguientes: a) el derecho
a que toda prueba toda prueba propuesta que sea razonable sea producida, debiendo
ejercitarse con prudencia la facultad de rechazar pruebas por falta de razonabilidad; que
las pruebas sean producidas antes que la Administración adopte su decisión sobre el
fondo de la cuestión planteada; y c) la posibilidad de que el administrado controle la
producción de las pruebas hecha por la administración, posibilidad que deber· existir
no sólo con respecto a las que Él ha ofrecido, sino también en relación con las que la
propia Administración haya dispuesto de oficio o a petición de un eventual tercero
interesado en el asunto.

Derecho a una decisión fundada: Como señala Escola, la garantía del debido proceso
legal se integra con el derecho del administrado a obtener una decisión fundada de la
administración, que contemple sus alegaciones y resuelva sus peticiones. Es decir, la
decisión debe ser claramente motivada, mencionándose las causas que la determinan.

Notificación adecuada: El procedimiento administrativo debe contemplar, asimismo,


la garantía de que la decisión de la administración ser· fehacientemente comunicada al
interesado, es decir, debe ser notificada con las formalidades de ley. Además, debe
tenerse en cuenta que la resolución no surte efectos sin tal notificación y cualquier
plazo ha de computarse a partir del día siguiente de hecha ésta.

Derecho a impugnación: Una de las características del acto administrativo es su


impugnabilidad, es decir, la posibilidad de ser refutada mediante un recurso idóneo
previsto en la normativa jurídica, con el propósito de lograr su invalidación total o
parcial. Nuestra legislación contempla diversos recursos para impugnar las decisiones
de las autoridades que ejercen función administrativa, principiando por la normativa
general contenida en la Ley de lo Contencioso Administrativo que regula los recursos
de revocatoria y de reposición y luego en leyes específicas como el Código Tributario
que también regula ambos recursos, pero con una tramitación distinta que se aplica
solamente en el ámbito tributario, o la Ley Orgánica del Banco de Guatemala que
contempla el recurso de apelación para impugnar las resoluciones del Superintendente
de Bancos ante la Junta Monetaria, entre otros casos.

2.4) Elementos del procedimiento administrativo

Integran o forman parte del procedimiento administrativo los siguientes elementos:

a) La autoridad competente: Obviamente, el procedimiento debe sustanciarse ante el


Órgano al que la normativa ha dado atribuciones para conocer y resolver el asunto cuya
resolución interesa al administrado. De otra manera la resolución carecería de validez
jurídica y no surtiría los efectos deseados.

b) El sujeto o persona interesada: Un procedimiento administrativo puede iniciarse


de dos maneras, a saber: a instancia de parte o bien de oficio por la propia autoridad
administrativa. Los sujetos del procedimiento, semejantes a las partes del proceso
judicial, son las personas interesadas en el asunto que la autoridad administrativa ha de
resolver; si bien algunos utilizan la expresión partes, me parece preferible hablar
simplemente de personas con interés o simplemente interesados para evitar confusiones
con la terminología propia de las normas procesales judiciales. En un procedimiento
puede haber uno o varios sujetos con un interés común en un asunto o bien puede haber
dos o más con intereses encontrados que la autoridad administrativa deber· dilucidar.
De ambas situaciones hay diversos ejemplos en la normativa procedimental
administrativa guatemalteca, verbigracia, en un procedimiento de registro marcario
cuando surge una oposición a una solicitud de registro, caso en el que Registrador de la
Propiedad Intelectual deber· resolver sobre quién de los interesados tiene la razón.

c) La materia: Este elemento está constituido por el asunto que motiva el


procedimiento, que puede ser, por ejemplo, el registro de una marca, un ajuste en
materia tributaria, una denuncia por una falta disciplinaria, una sanción por infracción a
ordenanzas municipales, etc. Se trata de la aplicación de normas jurídicas a casos
concretos.

2.5) Evolución del procedimiento administrativo

El procedimiento administrativo suele tener dos etapas; una que se inicia con la
solicitud de una persona interesada en obtener una resolución sobre determinado
asunto, que concluye con la declaración final de la autoridad competente. La otra, de
carácter recursivo, que principia con la presentación de un recurso administrativo para
impugnar, en caso de inconformidad, la resolución dictada en la etapa anterior y
termina con la resolución de la autoridad que conoce el recurso, resolución esta última
que agota el procedimiento administrativo y habilita al interesado pata iniciar el
proceso contencioso administrativo como medio de contralor judicial de los actos de la
Administración.

Siendo así, enseguida intentaremos describir brevemente los pasos que sigue la
evolución del procedimiento, por lo menos en la regulación contenida en la Ley de
Propiedad Industrial y en el Código Tributario:

a) Registro de marca (Ley de Propiedad Industrial)

Primera etapa:

Iniciación, mediante solicitud del interesado (artículo 22)

Examen de forma y fondo que realiza el Registro de la Propiedad Intelectual (artículo


25)

Publicación de edictos: esta permite hacer efectivo el derecho a ser oído antes de que
se emita el pronunciamiento del Órgano administrativo (artículo 26)

Oposición de los afectados, en el caso de que el registro de la marca pudiera afectar


derechos de terceros (artículo 27)

Audiencia al solicitante para que exponga sus argumentos defensa (artículo 27)

Apertura a prueba, a fin de que se puedan producir las pruebas que hayan sido
ofrecidas (artículo 27)

Resolución, ésta se da para concluir esta primera etapa del procedimiento y consiste en
la declaración de voluntad del Órgano administrativo (Registro de la Propiedad
Intelectual) en torno a la oposición que se ha planteado, declarándola con o sin lugar
(artículo 28)

Segunda etapa:

Impugnación: Quien resulte afectado por la resolución (que podría ser cualquiera de
los interesados) puede plantear el recurso de revocatoria (cuyo trámite regula la Ley de
lo Contencioso Administrativo), lo cual posibilita una revisión de la primera resolución
por parte del superior jerárquico (Ministerio de Economía) (artículo 13 de la Ley de
Propiedad Industrial y 7 de la LCA)
Admisión, consiste en aceptar para su trámite el recurso planteado (artículo 8). Puede
darse el rechazo del recurso por parte de la autoridad que dictó la resolución
impugnada, en cuyo caso, la Ley de lo Contencioso Administrativo no prevé, como el
Código Tributario, la posibilidad de plantear un OCURSO cuando se rechaza el recurso
de revocatoria y entonces al afectado sólo le queda la opción de pedir AMPARO ante
un tribunal competente.

Audiencias consultivas, Éstas se dan con el fin de que Órganos consultivos emitan
dictamen sobre si el recurso es o no procedente, ilustrando con su opinión el criterio de
la autoridad ejecutiva. Tales audiencias consultivas se dan, conforme a la Ley de lo
Contencioso Administrativo, al Órgano asesor jurídico del Ministerio de Economía y a
la Procuraduría General de la Nación (artículo 12 LCA)

Resolución definitiva, agotadas las diligencias anteriores el expediente ya está en


estado de resolver y cabe dictar la resolución definitiva por parte de la autoridad
competente (Ministerio de Economía) (artículo 15 LCA). Esta resolución, además,
concluye el procedimiento y causa estado por cuanto que ya no hay ningún recurso
administrativo que pueda plantearse, por haberse agotado, y ello permite que el
afectado por la resolución pueda iniciar un proceso contencioso administrativo a fin de
que se dilucide judicialmente si la resolución ha sido dictada conforme a derecho.
Puede darse el silencio administrativo a que se refiere el artículo 16 de la LCA.

b) Determinación de oficio de la obligación tributaria (Código


Tributario)

En el caso del procedimiento especial para la determinación de oficio de la obligación


tributaria por parte de la Administración, se desarrolla de la siguiente manera:

Primera etapa:

Iniciación, que consiste en la verificación de las declaraciones y sus documentos


anexos (artículo 146 CT).

Formulación de ajustes, cuando el auditor fiscal encuentra que la declaración tiene


incorrecciones que redundan en un pago incompleto del impuesto (artículo 146 CT).

Audiencia al contribuyente: los ajustes son notificados al contribuyente para que haga
valer sus argumentos de descargo (artículo 146 CT).

Período de prueba: cuando el contribuyente solicita un lapso de tiempo para poder


aportar la documentación de la que no dispone inmediatamente (artículo 146 CT).

Resolución: el Órgano de la Administración Tributaria (Despacho del Superintendente


de Administración Tributaria) se pronuncia en relación al asunto y declara si los ajustes
son procedentes o no (artículo 149).

Segunda etapa:

Impugnación: mediante el recurso de revocatoria se impugna la resolución de la


autoridad tributaria subalterna para que el mismo sea conocido y resuelto por el
Directorio de la SAT (artículo 154 CT).

Admisión: la misma autoridad tributaria que dictó la resolución admite o no para su


trámite el recurso planteado. Si lo admite, eleva las actuaciones al Directorio de la
SAT. Si lo rechaza, el contribuyente tiene la opción de plantear OCURSO ante el
Directorio a fin de que Éste determine si es procedente o no darle trámite al recurso de
revocatoria. Si lo fuere, se da trámite a la impugnación y se pronuncia sobre ella
(artículos 154 y 155 del CT).

Opinión consultiva: ésta la produce la Asesoría Técnica del Directorio de la SAT


(artículo 159 del CT)

Resolución final: el Directorio de la SAT dicta la resolución final sobre el recurso de


revocatoria interpuesto, rechazando, confirmando, revocando modificando o anulando
la resolución recurrida (artículo 159 CT). Esta resolución pone fin al procedimiento y
causa estado, habilitando así al contribuyente para promover un proceso contencioso
administrativo impugnando la resolución e instando la revisión judicial de lo actuado
por la Administración Tributaria.

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