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ARTÍCULO

El estrés, aliado de la pobreza de


Latinoamérica
Diciembre 28, 2015

Metropolitano de Lima, Perú.

Foto: David Hermoza / Banco Mundial.

El mal del siglo XXI reduce la productividad y, como consecuencia, la capacidad


económica y de desarrollo de cualquier país.
Salir a la calle y mirar a todos lados por miedo a un asalto. Trabajar hasta altas horas
de la noche debido a la fuerte carga laboral y por temor a perder el trabajo.
Endeudarse con la tarjeta de crédito por los bajos ingresos y los crecientes costos de
mantener a la familia.

Estas situaciones, parte del día a día de miles de latinoamericanos, tienen una
característica común: producen un estrés constante que al acumularse puede
convertirse en una bomba de tiempo.

El estrés es la enfermedad de salud mental del siglo XXI y puede ser el detonante de
la depresión o incluso del suicidio, según los expertos.

Las enfermedades mentales, que son las que más se extienden en el tiempo de vida
del ser humano, generan altos costos económicos. Personas enfermas y sus
familiares, o quienes cuidan de ellos, a menudo reducen su productividad tanto en el
hogar como en el trabajo. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una
de cada cuatro personas, 450 millones en el mundo, sufren de al menos un trastorno
mental.

Perder los ingresos y además incurrir en gastos de salud puede reducir la economía
de los pacientes y sus familiares, generando o agravando las condiciones de pobreza.
En Estados Unidos, por ejemplo, la carga económica total de las enfermedades de
salud mental se ha estimado en US$148.000 millones anuales donde la mayor parte
se puede atribuir a la discapacidad laboral y a las pérdidas de productividad.

Pocos especialistas

Y todo podría empezar por un cuadro simple de estrés en el hogar o en el trabajo.

En América Latina, la situación es un poco más complicada, sobre todo en las zonas
de menos ingresos. De acuerdo a la Asociación Mundial de Psiquiatría, la mayoría de
países latinoamericanos dedican menos del 2% de su presupuesto total de salud a las
enfermedades de mentales.

Si a esto se le suma un panorama constante de inequidad social, de inseguridad y de


violencia tanto en las calles como en el hogar o en el trabajo y, además, el riesgo
constante de enfrentarse a desastres naturales, entonces tenemos como resultado
una población altamente estresada y proclive a enfermedades mentales más severas.

El problema no acaba ahí. Para el tratamiento de enfermedades mentales, los


recursos humanos de la región son escasos: menos de 2 psiquiatras y de 3
psicólogos por cada 100 mil personas. La mayoría de estos especialistas están
concentrados en la zona urbana.

" El 50% de peruanos con problemas de salud mental no considera


el estrés o la depresión u otras enfermedades relacionadas como
problemas de salud, debido a que no hay una concepción como
enfermedad. Estas personas no buscan ayuda profesional y
disminuyen su capacidad para colaborar con la sociedad. "

Humberto Castillo
Director general del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi" del
Perú.

Las zonas pobres de las ciudades son las de mayor riesgo

El estrés es una reacción ante las condiciones de vida a las que se enfrenta una
persona, especialmente durante situaciones críticas. Lugares donde los niveles de
desigualdad son altos y donde la inseguridad, la violencia y la falta de protección
social se ven a diario, constituyen los espacios más amenazados y con mayor riesgo
de tener ciudadanos estresados. La violencia doméstica, la venta y consumo de
drogas, las pandillas, la prostitución, los asaltos y robos contrarrestan la tranquilidad
de las personas.

Estos ciudadanos, estresados por conflictos en las calles y en el trabajo, pueden


actuar de forma alterada con sus familias, creando constantes situaciones de crisis
con sus hijos, quienes posteriormente podrían repetir estos comportamientos,
colaborando con el círculo vicioso de la pobreza.
Los adultos y niños estresados pierden la confianza, son inseguros y no controlan
sus emociones. Como consecuencia, se convierten en ciudadanos menos productivos
de lo que deberían. El mayor problema se da cuando el estrés se transforma
en depresión, generando cuadros de crisis más profundos que pueden llegar incluso
al suicidio.

La OMS estima que, en el mundo, el suicidio es la segunda causa de muerte en el


grupo de 15 a 29 años de edad y que cada año se quitan la vida más de 800.000
personas.

“La depresión es un estado emocional donde existe una distorsión en la percepción de


la realidad. Hay personas que tienen una buena economía, buenos amigos, una vida
sin necesidades apremiantes. Sin embargo, estas personas presentan cuadros
depresivos debido a que la emoción que se registra es la que corresponde a una
situación penosa, de escasas oportunidades, sin detectar las capacidades de
superarse o las oportunidades que trae el futuro”, comenta el doctor Humberto
Castillo, director general del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado -
Hideyo Noguchi" del Perú.

“El 50% de peruanos con problemas de salud mental no considera el estrés o la


depresión u otras enfermedades relacionadas como problemas de salud, debido a que
no hay una concepción como enfermedad. Estas personas no buscan ayuda
profesional y disminuyen su capacidad para colaborar con la sociedad”, agrega.

Soluciones para controlar el estrés

En Carabayllo, uno de los distritos más pobres de Lima, Perú, una investigación
demostró que la salud mental no solo recae en los especialistas, sino en los médicos
en general. Las pesquisas demostraron que muchos pacientes de tuberculosis no
completaban sus tratamientos debido a factores psicológicos como la angustia, la
depresión o el miedo al estigma.

Para cambiar la situación, el soporte emocional al paciente se volvió clave tanto en la


consulta como en sus vidas. Visitarlos en sus hogares, celebrar sus cumpleaños y la
unión en grupos de apoyo hicieron una gran diferencia durante el tratamiento de la
enfermedad.
Debido a la importancia que ha cobrado la salud mental en uno de los lugares con
mayores problemas de pobreza, inseguridad y violencia de Lima, el distrito de
Carabayllo decidió abrir un centro de salud mental para tratar a las personas de bajos
recursos.

Otro buen ejemplo es la iniciativa SaluDerecho del Banco Mundial que apoya
esfuerzos en el área de salud mental en toda América Latina.

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