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Concepto Ambiental Manganeso Electivva IV
Concepto Ambiental Manganeso Electivva IV
Dentro de los parámetros que se buscan reducir con los tratamientos de los drenajes
ácidos de mina, es el manganeso, que dentro de la corteza terrestre tiene un % de
abundancia dentro de la composición geológica del plantea de 0,09, que aunque no
es un porcentaje elevado (comparado con los 8 elementos más abundantes
Oxígeno, Silicio, Aluminio, Hierro, Calcio, Sodio y Magnesio), se encuentra
ampliamente distribuido en la corteza, por lo que se encuentra en gran parte de las
formaciones geológicas, en forma de minerales como lo son: la pirolusita (MnO2),
psilomelana (MnO2·H2O), manganita (MnO(OH)), braunita (3Mn2O3·MnSiO3),
rodonita (MnSiO3), rodocrosita (MnCO3), hübnerita (MnWO4), etc.; además, también
se ha encontrado en nódulos marinos, en donde el contenido en manganeso oscila
entre un 15 y un 30%. Por lo anterior, es normal que se tengan altas concentraciones
de este elemento ya que el agua lava estos minerales expuestos durante las obras
de explotación, generando una meteorización de la roca y su consecuente
disolución. (ECURED, 2017)
Por otro lado, aunque la concentración de manganeso en las aguas (para el caso
de explotaciones mineras) puede generarse de manera indirecta, al ser un
subproducto de la explotación de otro mineral de interés, también existen usos
específicos que se le dan a este elemento como: en la industria siderúrgica, en la
fabricación de baterías secas, y en usos químicos, en la producción de acero,
aleaciones ferro- manganeso y como agente purificador, pues su gran avidez por
el oxígeno y por el azufre, se aprovecha para librar al mineral de hierro de esas
impurezas, decolorante del vidrio, obtención de sales de manganeso, entre otras.
(ECURED, 2017)
Con base en lo anterior, se puede deducir que la fauna y la flora del ecosistema
afectado por excesos de manganeso son sensibles a los cambios en su
concentración ya que gran parte del manganeso será absorbido, mientras que el
resto, será arrastrado por la corriente o va sedimentarse para formar parte del lecho
del cauce. Esto nos lleva a considerar las concentraciones de manganeso en las
cuales se puede generar toxicidad, especialmente en organismos acuáticos, con
base en la denominada CL50 o “Concentración letal en la cual en un tiempo
determinado de exposición ha muerto el 50% de la población de una especie
determinada”, de la siguiente manera (Paul Howe, 2004):
Dentro de los impactos a las plantas por exceso de manganeso se puede presentar
clorosis marginal, lesiones necróticas, desarrollo deforme de las hojas, disminución
de la actividad fotosintética, problemas con la captación de CO2, entre otros efectos;
sin embargo, esta toxicidad depende de la disponibilidad del manganeso y de otros
parámetros como el oxígeno disuelto (posible oxidación y precipitación del
manganeso), la conductividad, el pH y la temperatura. (Angélica SalvaTierra)
Por otro lado, con respecto a los seres humanos, la Universidad de Oregón asoció
los efectos de excesos de manganeso ingerido (proveniente del agua potable), con
síntomas neurológicos similares a los de la enfermedad de Parkinson, para
concentraciones entre 1,8 y 2,3 mg/L, en comparación con personas que
consumieron agua con una concentración de 0,05 mg/L, teniendo en cuenta que el
manganeso en el agua está más biodisponible que el presente en los alimentos, por
lo que sería asimilado más fácilmente, causando también problemas hepáticos
severos, la enfermedad denominada manganismo (que daña la parte del cerebro
que controla los movimientos. (oregon, 2017); Además, esta enfermedad puede
incluir síntomas como incluyendo debilidad, anorexia, dolor muscular, apatía, habla
lenta, tono de voz monótono y movimiento torpe de las extremidades. En general,
estos efectos son irreversibles y algunas funciones motoras ya pueden verse
afectadas después de la exposición crónica a niveles de manganeso de ≤1 mg / m3,
especialmente si el manganeso es inhalado. (Organization, 2011). Por tanto los
efectos dependen de diverso factores que incluyen la edad de las personas
afectadas, la concentración, el tiempo de exposición, la tolerancia de los individuos,
entre otros factores.
Con base en esto se justificaría el valor del límite máximo permisible de Manganeso
en agua potable que es de 0,1 mg/L, establecido por la resolución 2115 de 2007,
aunque se tiene en cuenta los valores permisibles establecidos por la Agencia de
Protección Ambiental (EPA) que no considera al manganeso como elemento
cancerígeno, la Organización de Salud, Seguridad Ocupacional (OSHA), y la
Organización mundial de la Salud (OMS) los cuales corresponden a 0,05 mg/L y 5
mg/m3 y 0,5 mg/L respectivamente (Registry, 2001); es probable que estos valores,
solo tengan en cuenta la presencia del manganeso de forma natural en los cuerpos
de agua que suelen estar entre 10 y 10000 μm/L (Paul Howe, 2004).
Bibliografía