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Fase I - Epistemología de la Psicología Comunitaria

Presentado Por
Sandra Johana Oliveros Rodríguez
Código. 46381137

Presentado A
Rosa Icela Urrutia

PSICOLOGÍA COMUNITARIA

UNIVERSIDAD NACIONAL ABIERTA Y A DISTANCIA “UNAD”

SOGAMOSO
INTRODUCCIÓN

Se proclama la psicología comunitaria como una disciplina autónoma, con un marco


epistemológico y teórico técnico y con un método propio. Uno de los máximos
exponentes de esta postura es Maritza Montero con sus desarrollos teórico técnicos
de la investigación acción- participante.
Desde la otra postura se dice que la psicología comunitaria es una forma de ejercicio
profesional del psicólogo, en donde se hace fundamental hincapié en la
intervención, en el hacer y en las estrategias más que en lo que tiene que ver con
el campo teórico epistemológico. En este sentido, el ejercicio de la psicología
comunitaria queda sustentado por un campo heterogéneo de teorías psicológicas,
compartido por otras formas de hacer psicología.
A continuación se presenta el siguiente trabajo, donde se presenta en primer lugar
una línea del tiempo sobre el origen y evolución de la Psicología Comunitaria,
seguido de un ensayo acerca del Rol del Psicólogo Comunitario, donde se puede
su intervención desde múltiples niveles.
LINEA DE TIEMPO DEL NACIMIENTO DE LA PSICOLOGÍA COMUNITARIA
EL ROL DEL PSICÓLOGO COMUNITARIO

En Estados Unidos y Europa, con respecto a este rol, Spielberger e Iscoe


(1970) citados por Arango, consideran que en un período relativamente corto han
surgido multitud de nuevos papeles para los psicólogos de la comunidad,
destacando tres de ellos: La consulta en salud mental, la conceptualización
participante y el servir de agentes de cambio social.

En el papel de consultor de la comunidad, el psicólogo es principalmente un medio


para asistir a los “cuidadores” de la comunidad (Caplan, 1964 citado por Arango),
que son asimismo profesionales en posición de asistir a los miembros de la
comunidad en la lidia con diversas situaciones tensas, pero que tienen poca
preparación en salud mental.

El papel de conceptualizador participante requiere del profesional de la salud mental


que “ayude a los líderes de la comunidad a analizar y esclarecer los problemas de
la salud mental en términos de las variables del sistema social. Una vez que el
problema se ha definido, el psicólogo de la comunidad vuelve al papel de consultor
de la salud mental y de esta manera ayuda a formular los programas para hacerle
frente. El rol del psicólogo se hace doble, al ser calificado de “participante-
conceptualizador” en tanto que pasa a ser un promotor de la acción social, a la vez
que continúa siendo un profesional o un científico.

El papel de agente de cambio social lo realiza el psicólogo de la comunidad cuando


intenta modificar un sistema social, es decir cuando toma medidas directas para
resolver un problema que ha identificado.

Dentro de los diferentes roles que podría ser desempeñados por el psicólogo
comunitario que se derivan de ese proceso de construcción norteamericano se
encuentran:

1. Analista de sistemas sociales. Grupos, comunidades, organizaciones e


instituciones. Es el punto de partida para la solución de problemas. Un análisis
apropiado de un sistema social debe dar a conocer: 1) El problema o necesidad, 2)
los factores implicados en su generación y mantenimiento, 3) los procesos de
mantenimiento y reproducción del sistema así como los de cambio y dinamización,
y 4) los recursos del sistema. El analista social deberá ser capaz de ver los
problemas desde el punto de vista de los afectados y tener capacidad de
cuestionamiento cultural en cuanto a su análisis y generar soluciones innovadoras
distintas a las establecidas o “institucionales” (Sánchez, 1991 citado por Arango).
2. Evaluador de necesidades y programas. Es uno de los roles comunitarios mejor
perfilados, reconocidos y propios de la tradición y formación del psicólogo frente a
otros profesionales. La evaluación es prerrequisito básico para la intervención social
planificada. Sobre ella descansa la legitimación de la teoría y praxis comunitaria, y
la responsabilidad social de los interventores.
3. Diseñador de programas de intervención y cambio social. Este papel convierte al
psicólogo en agente de cambio social al integrar la preparación recibida con los
conocimientos producidos por la evaluación del problema para presentar a la
comunidad un programa de acción al utilizar los recursos de la propia comunidad
lleve al cambio social. El proceso en esta etapa se denominó como de “Amplificación
cultural” (Rappaport, 1997 citado por Arango). Según este autor esta característica
le permite percibir la realidad más objetivamente y sentirse libre de las convenciones
y expectativas sociales del grupo (Sánchez, 1991 citado por Arango).
4. Consultor de salud mental y desarrollo organizacional. Es el rol más practicado
en Salud Mental. La consulta es una relación triádica en que el consultor entra en
contacto personal y limitado con una persona o sistema (consultante) para resolver
los problemas de un tercero, sin asumir ninguna responsabilidad por la
implementación del plan resultante. A partir de Caplan (1970) se admiten tres
variantes según se centre en el cliente (tercero), consultante o programa. Como rol
se diferencia del de terapeuta y de supervisor, con los que comparte rasgos
comunes (Sánchez, 1991 citado por Arango).
5. Negociación, Mediación y Relaciones Humanas. La función básica es mediar
entre los intereses o partes de un sistema u organización o entre una comunidad y
la administración pública o los detentadores de recursos y servicios. La condición
para que esta función sea apropiada (y la estrategia que defina eficaz) es que el
problema o conflicto (de poder, roles, estilos, valores, intereses, etc.) esté originado
por deficiencias relacionales y de comunicación (a nivel de grupos o subsistemas
sociales, no necesariamente individuos) pudiendo por tanto ser abordado y resuelto
facilitando la relación y comunicación entre ellos, explicitando las asunciones
implícitas o agendas subyacentes, etc. (Sánchez, 1991 citado por Arango).
6. La organización y dinamización comunitaria. Implica innovación y
experimentación social, catalización y facilitación del cambio social. El papel de
activador o agente facilitado r del cambio y experimentación social, conjuntamente
con el de analista social fue uno de los roles asignados al psicólogo comunitario por
la conferencia fundacional de Boston (Bennet, 1965; Rappaport, 1977 citados por
Arango) señala al psicólogo comunitario como un agente de cambio social que se
implica conjuntamente con los sujetos que solicitan la intervención, a la vez que da
el protagonismo de la acción a los sujetos demandantes.
7. Desarrollo de recursos humanos. Este rol tiene un carácter más educativo-
formativo que técnico. El concepto no ha sido apenas trabajado o desarrollado con
excepción de los aportes de la Psicología Humanista (Maslow, Rogers, Allport) o la
formulación sintética de salud mental positiva de Jahoda. Se propone el desarrollo
de potencialidades o recursos existentes en personas y grupos. Desarrollo personal
y poblacional a través de la terapia, educación, salud, apoyo y autoayuda, y grupos
de crecimiento y sensibilización (Sánchez, 1991 citado por Arango).
Mientras que en los Estados Unidos y en Europa los desarrollos del rol del psicólogo
comunitario se basaron principalmente en el cuestionamiento del modelo médico y
clínico en salud mental y la búsqueda de estrategias de ampliación de la cobertura
en servicios de salud mental o de desinstitucionalización psiquiátrica, en América
Latina el desarrollo del rol del psicólogo comunitario si bien estuvo influido por los
nuevos aportes ideológicos y teóricos de los países del primer mundo, su principal
influencia ha sido la forma específica de expresión del movimiento social y
comunitario propio de Latinoamérica.

En las experiencias colombianas se identifican tres tipos de trabajos con


comunidades que remiten a tres paradigmas de investigación: 1) El paradigma
desarrollista integrado a los programas institucionales (De los Ríos, 1986, 1987,
1988; Granada, 1985, 1986 citado por Arango). En estas investigaciones el rol del
psicólogo ha sido el de evaluador de procesos preceptúales y valorativos de la
comunidad para hacer recomendaciones a las instituciones en el diseño de
campañas preventivas. 2) El paradigma de la Investigación Acción Participativa
(IAP) (Ararat y Sarria, 1984; Arango, 1984, 1990; Amar, 1986, 1989; Aristizabal y
otros, 1987; De Roux, 1990; González y otros, 1986; Solarte y otros, 1984; Strauss
y otros, 1989 citados por Arango) trabajando desde las bases de los sectores
populares y 3) El paradigma del Comportamiento Participativo que articula a la
metodología IAP una conceptualización psicológica sobre los procesos de
participación (Arango, 1992, 1993; Arango y Varela, 1988; Ortega y Vergara, 1991;
Perea, 1990; Varela, 1988, citados por Arango).

En las investigaciones basadas en la IAP el rol del psicólogo es el de catalizador o


facilitador de procesos de participación, concientización y análisis crítico de la
realidad (desalienación) en una perspectiva interdisciplinaria, con el fin de orientar
la realización de acciones hacia la elaboración de proyectos comunitarios auto
gestionados.
Investigaciones sobre el rol del psicólogo comunitario

A partir de las investigaciones realizadas por Arango, encontró tres tipos de


interacción que producen tres formas de conceptualización diferentes:

1. El trabajo a nivel de base con las comunidades donde se da una interacción


directa entre el psicólogo y diversos sectores de la comunidad. Aquí el psicólogo
recibe demandas directas de la comunidad y desarrolla un compromiso social frente
a los problemas reales de la misma, adquiere una gran experiencia y sus conceptos
se refieren al contexto de la cultura popular y sus representaciones de la realidad.
2. El trabajo a nivel institucional con comunidades implica interacciones con otros
profesionales y colegas, por lo general sus interacciones con la comunidad están
definidas y mediadas por políticas y programas oficiales. Aquí el nivel de
conceptualización es más elaborado aunque haya poca aplicación de enfoques
psicológicos en la interpretación de la realidad comunitaria. La conceptualización es
empirista, desarrollista sobre la base de representaciones institucionales de la
realidad.
3. El trabajo interdisciplinario con proyección sobre la comunidad implica
interacciones entre diversos profesionales, estableciendo con las comunidades una
relación indirecta y a distancia. Aquí el psicólogo trabaja en la elaboración de
proyectos y programas comunitarios y de investigación. Se destaca el trabajo
interinstitucional que a veces afecta el contexto nacional e internacional. Se da una
estrecha relación con instituciones legitimadoras que permiten que se amplíen u
compartan universos simbólicos a partir de la interacción con otros psicólogos lo
que al parecer conlleva el fortalecimiento del ejercicio del rol profesional. Aquí se
realiza una conceptualización desde teorías formales y abstractas sobre la realidad.

Sin embargo el autor plantea que los marcos conceptuales hacen desaparecer la
especificidad de los problemas comunitarios al no tener en cuenta la dimensión
cultural e histórica de los mismos, que es lo que les da su significado.

A través de la identificación de diversos criterios comunes, Arango presenta los


siguientes elementos que hacen posible la definición del rol del psicólogo
comunitario:
1. El desempeño de un trabajo netamente grupal, que esté basado en procesos
activos de participación comunitaria y que permita superar la concepción y el modelo
del trabajo clínico.
2. Observar la problemática del individuo y el grupo dentro del contexto real de su
situación social, teniendo en cuenta la múltiple determinación de su problemática.
3. Ubicación del psicólogo como un agente de cambio social y como un facilitador
de procesos que apoyen la autogestión de la comunidad en la solución de sus
problemas.
4. El psicólogo comunitario debe ser un mediador entre las demandas de la
institución y las necesidades y problemas reales de la comunidad. Debe promover
la transformación institucional para que estas estén al servicio de la dinámica de la
comunidad y evitar que la comunidad sea utilizada en función de la imposición de
los intereses y políticas institucionales que no responden a sus necesidades, ni a
sus valores culturales.
5. El psicólogo comunitario deber tener en cuenta los puntos de vista de otras
disciplinas y trabajar conjuntamente con estas para así abarcar de una manera
integral los aspectos relacionados con la problemática comunitaria.
6. El psicólogo comunitario debe asumir el nivel de investigación sobre la realidad
comunitaria y colocar está al servicio de los intereses de la comunidad.
7. El proceso de cambio social le está exigiendo al psicólogo una postura diferente
respecto de su trabajo por lo que debe reconceptualizar su rol y sumergirse en el
proceso histórico que está viviendo, promoviendo la realización efectiva de las
políticas de participación social vigente en el momento. Es necesario ganar espacios
de acción social en la medida que las condiciones históricas lo permitan.
Lara y Ocampo, frente al rol del psicólogo comunitario, mencionan que debe
convertirse en un agente de la comunidad local, esto requiere, que trabaje para
proporcionar a las personas socialmente marginales los recursos, el poder y el
control sobre sus propias vidas, ya que estos aspectos son necesarios para una
sociedad de la diversidad y no de la conformidad. Cada comunidad tiene derecho a
mantener sus propios valores, su propio estilo y a controlar sus propias instituciones;
por consiguiente, se respetan diferencias individuales, y se considera que no existen
personas de culturas inferiores y cada una de ellas tiene derecho a recibir una
porción justa de los recursos de la sociedad.
BIBLIOGRAFÍA

Montero, M. La Psicología comunitaria: orígenes, principios y fundamentos


teóricos. Revista Latinoamérica de Psicología, vol. 16, núm. 3, 1984, pp. 387-400.
Disponible en: http://datateca.unad.edu.co/contenidos/401525/2013-
II/Maritlza_Montero._La_Psicologia_Comunitaria_origenes.pdf
Parra, M. La Psicología Comunitaria en América latina. Revista electrónica de
Psicología Social, vol. 15, 2008. Recuperado
de:http://www.funlam.edu.co/revistas/index.php/poiesis/article/viewFile/287/276
Sánchez Vidal, Alipio. Psicología Comunitaria: Origen, concepto y características.
Redalyc, junio, núm. 50, 1991. Recuperado
de:http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=505

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