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MATEMÁTICAS

Fibonacci y el Número de Oro


Leonardo da Pisa, conocido póstu-
mamente como Fibonacci, fue un
matemático ilustre de su tiempo y
uno de los primeros europeos en
abogar por el uso del sistema de
numeración arábiga. Después de
viajar durante años, en 1202 pu-
blicó Liber Abaci, libro en que re-
cogía los conocimientos que había
acumulado durante sus viajes.

En éste aparecía el siguiente pro-


blema:

El problema de los conejos


Suponiendo que una pareja de conejos cría otra pareja cada mes, y
que los conejos son fértiles a partir del segundo mes, ¿cuántos cone-
jos se pueden tener al cabo de un año?

La solución que dio Fibonacci fue que cada mes habría


las mismas parejas de conejos que ya había el mes an-
terior (se suponía que no había muerto ninguno) más
un número nuevo de parejas igual al número de parejas
fértiles, que son las que ya había 2 meses antes. Si es-
cribimos una serie con el número de parejas que
hay cada mes, obtenemos:

1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89...

Esta secuencia recibe el


nombre de sucesión de
Fibonacci, y cada nú-
mero es un número de
Fibonacci, que resulta
de sumar los dos nú-
meros anteriores.

42 Eureka mayo 2006


Sucesión natural
Los números de Fibonacci apare- sucesión de Fibonacci. También si-
cen a menudo en la naturaleza. Por guen la sucesión de Fibonacci las
ejemplo, se sabe que de los huevos ramificaciones de algunas especies
que pone la abeja reina en una col- de hierba, flores, arbustos o árboles,
mena, si están fecundados nacen así como la disposición de los pi-
abejas obreras o reinas, mientras ñones en la piña, o de las florecitas
que de los no fecundados nacen que forman las flores compuestas
zánganos. Así pues, las reinas tienen como las margaritas. Y en el cuerpo
dos progenitores, mientras que los humano, los huesos que forman el
zánganos tienen sólo uno. El núme- dedo índice de la mano están en la
ro de individuos en cada generación misma proporción que los números
de ancestros de un zángano sigue la 2, 3, 5 y 8.

A) Las florecitas que forman las flores compuestas de


las margaritas se disponen formando series de espira-
les de 21 y 34 florecitas. B) El número de individuos en
B
cada generación de ancestros de un zángano sigue la
sucesión de Fibonacci. C) Los huesos del dedo índice

F
de la mano están en proporción 2,3,5,8.
A

El Número de Oro
Proporciones divinas

Los números de Fibonacci tienen propie- de la belleza por el cerebro humano. Así
dades matemáticas interesantes, y mu- se cree que obras como las pirámides o
chas operaciones aritméticas entre ellos la acrópolis pudieron ser construidas si-
vuelven a dar números de Fibonacci. guiendo esta proporción. También apare-
Una de ellas, apuntada por el astrónomo ce en la disposición de los elementos en
Johannes Kepler es la siguiente: si vamos cuadros como La Última Cena de Leo-
dividiendo entre ellos números de Fibo- nardo, o en la fachada de Nôtre-Dame de
nacci consecutivos cada vez mayores, su París. Ya en el siglo XX, el arquitecto Le
cociente se acerca al valor 1.618033... Corbusier tomó el número áureo como
Esta constante se denomina número de base para su sistema de arquitectura Mo-
oro, número áureo o divina proporción, dular. Y como aplicación más cercana, la
e históricamente se le han atribuido pro- proporción de los lados de las tarjetas de
piedades estéticas. Un rectángulo cuyo crédito es muy cercana al número áureo.
lado menor esté en la misma proporción También hay quien apunta a la divina
respecto al mayor, que el lado mayor res- proporción en la naturaleza, como por
pecto a la suma de los dos lados, sigue las ejemplo en la relación entre la altura de
proporciones áureas. Hay estudios psico- una persona y la altura de su ombligo, o
lógicos que consideran que la proporción en las proporciones del cuerpo de mu-
áurea está relacionada con la percepción chos animales.
EDGAR GONZÁLEZ
INGENIERO INFORMÁTICO

Eureka 43

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