Está en la página 1de 80
Birt Cuadernos le Pasado Presente L PYP 48 i Los trabajos incorporados en el presente volumen ea ‘las siguientes publicaciones: He wi ih eliminaires 4 (Etude de I’'Hégemonie dans VEtat’, Modernes, noviembre-diciembre de 1965. ism in Great Britain”, en New Left Review, N° 43. ropos de la Theorie marxiste du droit, en Mary re, mimero especial de Archives de philosophie Publicacién periédica mensual Director: José Aricd Traduceién: Marfa T. Poyrazian Tapa: Miguel De Lorenzi Primera edicién, 1969 Segunda edicién en Cuadernos de Pasado y Presente, noviembre de 1973 © Ediciones Pasado y Presente Editado por Siglo XX1 Argentine S.A. Avda. Cérdoba 2064, Buenos Aires Queda hecho e! depésito de ley Impreso en la Argentina Printed in Argentina PREFACIO Los articulos reunidos en esta seleccién fueron escritos en un periodo de tres anos a; oximadamente. Presentan una primera unidad relativa a su objeto: la investigacién sobre los proble- ‘mas del Estado y del derecho, o sea de la superestructura furt- itica, en la teoria marxista. Sin embargo, no poseen | una unidad de p:oblemitica teérica, Su interés consiste en el hecho de tratarse de una investigacién que refleja la evolucién, de la teoria marxista en Europa, y mds particularmente en) Francia e Italia. Es necesario considerar que el marzismo no nos legé, al nivel de la sistematicidad teérica en el~ sentido estricto, una teoria de la superestructura juridico-politica y de lo politico en general. Las obras politicas del marxismo estén ubicadas en un nivel muy particular. Se trata ya sea de obras que con- if practico’ lucha ideoldgica, es decir destinadas sobre todo a refutar deformaciones de! marxismo las que, por ello mismo, se ubican frecuentemente en el terreno del adversario. Esto hace que et itinerario actual del pensamiento marxista se tefleje con una acuidad particular en estos articulos que apuntan precisamente a constituir elementos de una teoria marxista de la superes- tructura del Estado. /rareen {I & PREFACIO Estos articulos se sittian en una coyuntura tedrica y politica particular, Luego de la aparicién del primer articulo (agosto -setiembre de 1964), esta coyuntura estaba dominada por dos elementos: la crisis del stalinismo y sus repercusiones al nivel tedrico y la situacién de te Ia teoria marxista en Francia, Sobre la Grisis del stalinismo es insistir en ello. Tal como fue vivida en Europa permitié plan- tear, por primera vez luego de un largo oscurantismo, las condiciones de posibilidad de la investigacién cientifica mat- aista, mds. particularmente en el dominio de la teoria del | Estado_dondg reinaba hasta entonces como maestro indiscu- tide Vyshinsky) el famoso fiscal acusador de los procesos de ease Velvamos a la situacién de la teoria marxista en Francia, En esa época estaba notablemente atrasada (su evolucién esté earacterizada por un desarrollo desigual) con respecto a la teoria marxista en Jtalia, donde la escuela de Galvano della Volpe, Umberto Cerconi, Lucio Coletti, Mario Rossi, habia ya éonseguide abritse paso, Giinque dificilmente, en el camino havia la cientificidad, Es verdad que existia en Francia el gre- po de la revista Fougeyrollas, y Goldmann que estaba muy préximo a ellos. Era un grupo desigual, del que la pobreza tedrica de las obras, excepcién hecha de Goldmann, no podia ilusionarnos, En la época del primer articulo, ese grupo cuya unidad estaba dada por la existencia del enemigo, el stalinismo, acababa de desin- tegrarse tan pronto como la crisis del stalinismo demosird que 1a ciencia marxista, ast como no puede ser medida por su “ortodoxia”, tampoco puede ser medida por su “oposicion” u dicha ortodoxia sino que tiene, como toda ciencia, sus proptos criterios tedricos. n Es cierto que en Francia estabd Sartre, fenédmeno tedrico bastante particular. Al igual que para fiumerosos intelectuates marxistas de mi generacidn, hastiados por la indigencia cel marxismo oficial y condicionados por nuestra situacién de clasr burguesa o pequefia burguesa, Sartre desempend un papel importante en mi aproximacién al marxismo. La historia pro- bard sin duda. a pesar de nuestras justas reacciones actuales contra Sartre, los servicios saludables que presté a la teoria i cast todo dicho y es tnitil rguments, con Lefebvre, Axelos, Lefort, - marxista. Pero ya en la época del primer ariiculo, los princi- plos epistemolégicos del marxismo sartriano me parecian muy ak —_ discutibles. | En esta coyuntura, el punto de partida, que nunca se puede i por asi decirlo elegir, se imponia de alguna manera por st ht mismo, Busqué los principios de cientificidad en la cornente ts del historicismo marxista, tinica corriente telativamente cohe- vente de reaccién contra el stalinismo, tomando mis distancias on respecto al humanismo ontoldégico de Sartre. Busqué la ay solucién por el Indo de G i también @ Galvano della Volpe. Esto se ve claramente en el primer wtteulo, donde por otra parte corrijo los excesos de la concep- ‘eién de Lukdes y de Goldmann que segui en una tesis sobre wl derecho burgués (Nature des choses et droit. Essai sur la dialectique du fait et de la valeur, LJ.DJ., Paris, 1984.) " Pera en épocas de crisis la revolucién tedrica actiia en la | historia del pensamiente como una locomotora, El primer > Giticulo habia recién aparecido cuando ya me planteaba pro- blemas. Estos se referian al estado del historicisme y del huma- nismo marxista, las verdaderas relaciones de Marx con Hegel. el sujeto de la historia, la ciencia y la ideologia, las estruc- ” turas y-su--génesis, Pero no era el tinico en hacerlo ya que “Louis Althusser y otros también se los planteaban. La aventura de esta historia tedrica, el establecimiento del | pensamiento de Althusser, las batallas que hemos librado y | Que todavia libramos, comienzan a ser conocidas. Se las verd través de los articulos de esta seleccién. El segundo articulo “/ sobre la hegemonia comporta ya la ruptura y It critica del Niistoricismo y del humanismo marxista, aunque tiene todavia el cardcter ambiviio de todo texto de ruptura, La nueva proble- multica se consolida en mi articulo de critica a los camaradas | de ta New Left Review, articulo que esa revista publicara. | Pienso ademds que la evolucién de esta vanguardia del ‘mar- | xismo briténico fue, con ciertas diferencias cronoldgicus, and- © Toga ala mia, Por iiltimo, los articulos que se encuentran al | final de la seleccién marcan claramente, profundizdndola, esta _ ptoblemdtica que estamos elaborando en Francia, en lucha ¢ada vex mds directa con la escuela italiana mencionada. 10 Pienso que en ciertas coyunturas se puede hablar, tanto en el dominio de la teoria como en el de la prdctica, de los errores necesarios en el descubrimiento del camino justo. No pude evitar los errores pero de ellos extraje una leccibn. El itinerario tedrico de estos articulos presenta, en forma condensada y en un terreno particularmente propicio, la evolucién actual del pensamiento marxista: es el reflejo de la revolucién que tuvo lugar. Me siento muy complacido de presentarlos al piblico de América latina. Sé muy bien que ese piiblico goza de una situacién privilesiada, ya que estd informado, por numerosas traducciones del conjunto del pensamiento marxista y ha sabido evitar los particularismos y el provincialismo europeos que hacen que frecuentemente Francia e Inglaterra ignoren. ° lo que pasa en Italia y viceversa. Si esta seleccién llega a con- tribuir al planteamiento de ciertos problemas, su modesto objetivo estaré plenamente alcanzado, Paris, 13 de diciembre de 1967. NICOS POULANTZAS LA TEORIA MARXISTA DEL ESTADO Y DEL DERECHO Y EL PROBLEMA DE LA “ALTERNATIVA™ ') el ema del transito al socialismo, de reforma o de ets to plantea actualmente en todas las sociedades altamente industrializadas a nivel politico-estatal, furidico e institucional, el examen marxista de ese nivel reviste tuna importancia capital. Y como en todo estudio de las superes- _ tructuras, lo importante es aqui la especificidad de la super- Sin embargo, , con cuidado. E] analisis no debe- ria comenzar por la consideracién de lo bello, lo justo, lo bueno i y sus relaciones con la base. En tanto que tales, su especifici- _ dad, muy lejos de estar dada desde un comienzo como categoria | trascendental o eidética sélo nos es revelada en el curso o al final del proceso teérico-prictico del conocimiento. Los con- simples-complejos no pueden ser inmediatamente referides a Ta base cuando conciernen a las superestructuras como en el | caso del arte, ef derecho y el Estado o la moral. Sélo pueden ), |. 50) a) determinados por la investigacién previa de sus relaciones i ap La cuestion de por dénde debe raciones| Ta , por una parte, de la especificidad de la Superestructura en general y de su escisién dialéctica funda- f mental (pues remite a una escisién histéricamente determi: "__ hante) con la base y, por otra parte, de la especificidad de 2 HEGEMONIA ¥ DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO. moral, situados en el tiempo y en el espacio. Y sin embargo, este problema de definicién es esencial para el nivel juridico y estatal. En efecto, en el transito del socialismo al comunismo, los otros dominios de Ja supevestructura, el arte, la moral, la filosoffa, el humanismo mismo de Ja religién entraran, progre- sivamente despojados de su fenomenalidad ideolégica, en un proceso nuevo de relaciones con la base, integrandose cada vez mas intimamente al nivel fundamental de la historia. El derecho y el Estado, por el controrio, se debilitaran, No se trata aqui de un de mundo, de una muerte-renacimiento, de una negacién-realizacién sino mis bien de una “extincién” en e] sentido exacto del término, gEn qué sentido y en qué medida lo que subsistira, en tanto que subsista, podra ser especificado como derecho y Estado? 4A partir de qué momento? Pero aqui se trata de un intento de andlisis marxista del derecho y del Estado actuales de las sociedades occidentales industrializadas. Volviendo a los problemas metodolégicos sefialados, observamos en los autores marxistas dos tendencias relativas a Ja concepcién del nivel juridico y estatal camo f Teniz2 ‘pa la superestructura.1 Una, representada porfReisner d a de none y Myshinsky) ie ee el derecho como conjunt 4 emitidas ‘por el Estado, que refrendan Ia explota: de ite cites “Sor la clase dominantey deta aie eae onstitnyea_yoluntad-poder. La otra, representada oon Gh eae considera al derecho como sistema y orden telaciones sociales ratificado por el Estado y que corresponde, de los autores, a los intereses de Ja clase dominante y para el segundo, més particularmente a as rélaciones entre poseedores de mercancias, Sin embargo, tanto _ uma como otra de esas tendencias no parecen haber logrado captar el sentido exacto de la pertenencia del nivel juridico y estatal a la superestructura ve, 1. Para Marx, Engels y Lenin no existe, como ya se vera, dis- ae significativa, genética o especifica, entre derecho y Estado. ' un cierto derecho o Estado, de un cierto arte, de una cterta | derecho y del Estado, Reisner y Vyshinsky consideraron_ sin embargo a las normas jnridico - estatales como datos - hechos, Jas “redujeron” de alguna manera colocdndolas entre paréntesis en tanto que “objetos normativos”, separandolas asi de los valores concretos que éxpresan. Todo universo de normas, de mandatos practicos, presupone una cristalizacién —explicita 0 no en ese universo— de valores en funcién de los cuales se estructura Ja jeraxquia normativa. El cardcter particular de aquellos dominios de la superestructura que constituyen un conjunto nermativo, la moral, la religién, el derecho y el Esta- do, el mismo arte (aunque en otro sentido) reside precisa- mente en el hecho de que expresan e] deber-ser social. Esos dominios son asi genéticamente estructurados y deben ser metodolégicamente captados en funcidn de los valores histé- icos concretos, engendrados a partir de la base, que encarnan. Dicho de otro modo, Ja condicién de existencia de wna_regla © institucién de nivel juridico-estatal reside en los valores his- iricos que especifica juridica: en la medida en que vals en conto Bitrin dado, han eevestidg eee gets jcilar resion que es el campo ju 2. mismas de regla, norma o institucién juridicas, en tanto que realidades histéricas y objetos de andlisis, no son genética- mente captadas y son pues operatorias sélo en la medida en que son axiolégicamente concretadas. Para ésto, no es suficiente con poner, a imitacién de Reisner y Vyshinsky, esas normas en relacién inmediata y desde el exterior —en tanto que obje- tos ya estructurados— con Ja lucha de clases, limitando su contenido axiolégico a su caracter de hecho como “normas- tendientes-a-la-aplicacién-de-las-clases-oprimidas”. Explota- cién, por cierto, gpero por mediacién de qué valores concretos? :Cémo, por ejemplo, los valores actuales de igualdad y de fibertad (que precisamente, en tanto que valores, hacen apa~ recer al Estado como un “orden superior” de conciliacién de Jos diyersos intereses) actian como fuerzas de explotacién y en qué sentido esta explotacién reviste, en razéu también de esos valores, un cardcter particular? By, ‘ . . { T >) pensamiento occidental de su época, habla concebido hacia fpgiiigola nocién misma de superestructura, Es sabido que, sobre to- do entre 1900 y 1920, el neo-criticismo kantiano habia intenta- wih do con Vorlander (refutado por Max Adler), y en lo re- é lativo a Ja teorja ael derecho y del Estado con Stammiler (re- Peeve mee futado aunque menos paradojalmente de Jo que se cree por Max Weber), apropiarse del esquema-realidad base y super pgstructura, i 7. Se trataba de considerar a la superestructura como la forma trascendental, como la estructura racional, ideal y necesatia, Fite — de un contenido-base “material” y real, esencialmente distinto yy de aquella y sometido a leyes de causalidad mecanicista, La indiferencia’ de la forma con respecto del contenido introdu- cida por Kant a nivel tedrico y que éste habia intentado supri- , mir a nivel practico deduciendo el contenido mismo de las reglas morales y juridicas de su forma apriorista y categérica, -tentativa por otra parte criticada por Hegel— fue traspuesta por los exéyetas de Kant, sensibles a esa critica, a nivel mismo de la practica: “Derecho natural, forma ideal del derecho y del Estado, de contenido variable”, segiin su formula preferida. Reducir el derecho y el Estado a las relaciones de produccién Parecia, para la teoria marxista, el tinico medio de sustraer la propiedad de los medios de produccién a las esferas de Ja traseendencia ideal demostrando su relacién genética con la realidad de la lucha de clases, y preservando asi el caracter real de esta lucha. ‘ ; En la ciencia marxista del nivel politico estatizado se origind » | ma identificacién de Ja superestructura con lo ideal, por una parte, y de Ja base con lo real por la otra, identificacion que planteada @ partir de la problemdtica kantiana, omite los datos his _ mismos del problema que persiste a pesar del redescubri- f L miento del pensamiento de Hegel. En realidad, convendria citar aqui a este tiltimo y a su famosa frase-clave de a filosofia del derecho: “Lo reales racional, lo racional es real”. El | monismo de contradiccién de Marx to puede ser constderado | como “andlogo” al monismo de identificacién de Hegel, basado | no sobre lo ideal-racional sino sobre lo real; tal sera la posi- | cién del problema a partir de los datos del idealismo. Hegel, y concibiends su monismo a partir de los términos “racional” y real”, lo basa en Ja primacia del concepto-idea (38 cierto que para Hegel todo dato econémica y saciologica ‘contintia siendo real en principio (en tanto que objetivacién del concepta), siendo Ja primacia del concepto una primacia entre dos térmiinos distintos y totalizados dialécticamente. Sin embargo, debido a la mediacién dialéctica ¢ histdrica de la | felacion de totalidad entre sujeto y objeto de la historia, cl Goneepto-sujeto de esta historia termina por ser un autodesu- wrollo de ta idea, mostrando que estaba ya en el comienzo, futodesixrollo al que el hombre-sujeto tiene acceso sélo “A i De esa manera, esta idea se identifica con el con- absarbe_fenoménicamente con ella, separandose dé nece_histéricamente ignorado. “Eni Sintesis, en Hegel no existe lo real, estA sdlo la i “@se Sentido no existe en cl interior de esta totalidad (identi ‘dad)-idea hegeliaa, una primacia del concepto sobre 16s | dtros dominios, convertidos todos en dominios-ideas, Es inexac- “t6 decir que lo que corresponde en Hegel a la superestractura farxista tiene la primacia sobre lo que corresponde en él a jt base marxista.3 No hay en Hegel nivel fundan ix posteriori”. } cepto logico. De pronto, Jo rea ‘ dg, se identifica “esencial filosofia, religién— que se otor es lo totalida « s ndos el mismo plano dia- tic meal. Para Marx, por el contrario, el monismo, el astocamiento” de Hegel se sitia en el interior de una posi- ‘i de dtaque, en las antipodas de aquella a la cual Hegel MALIBA! baba haciendo de su pensamiento el idealismo absoluto, ba por ser idea; para Marx todo dato _ vealidad. En el interior de este 2aM Pe, la_primacia (de su Jes i t 9 de contradic« de_lo_teal-material (base “Wo teal-ideai=Tsuperestructura\. |, que lo condujo a esta revolucién de la nocién de realidad, de este modo epistemolégicamente posible en él. Asi, atin. “8, Conclusién a la que también arriba Althusser, siguiendo 4 tro camino, Cf. “Sobre la dialéctica materialista”, en La revali- “eién tedrica de Marz, Siglo XXI, México, 1987. he itt a HEGEMONIA Y DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO cuando Marx habla de ideologia en tanto que fendmeno que deforma la base que ya no se corresponde con ella, dicha ideologia no es sin embargo menos real pues esta genética- mente inserta como totalidad de la base (marxista) en la praxis a partir eal” de la materialidad, ‘Ta no-responsabilidad de Ja” superestme- ubrayar, colocéndose en el terreno-de.la pro- blemdtica de Ya aseveracion “lo real es racional, lo el de la critica de Hegel por la izquier liana ara radicalmente de Hegel. En esta acen- i jealidad dela base reside el cardcter “polemica” contra Hegel v criti fe su lenguaje y no como se dice_frecuentemente. en un empleo abusive “del tcrmino de, mater; M Sin embargo, ya en sus obras de juventud, Marx admite, ain en el marco de esta problematica polémica, la realidad de Tas superestructuras y de las ideologias.* Gi insisto en estas observaciones es porque me parece indis- pensable para un andlisis marxista del nivel juridico-estatal concebir exactamente la realidad de los fenémenos sociales ideales del universo estatizado de las normas juridicas, realidad no esencialista sino basada en el rompimiento con la base y 4. Véase principalmente La ideologia alemana y Manuscritos econdmico-filosficos de 1844, donde Marx concibe al hombre como unidad de ser y pensamiento, Ademas, en Marx esta realidad de Ja superestructura esti sugerida por el propio término de Entwirklichung que emplea a propésito de la alienacién en gene- ral. Ese término, que significa tanto negacién como “desrealiza- cién”, puede asf ser considerado como valido igualmente para la superestructura. Sin embargo, en circunstancias concretas, un fenémeno sélo puede desrealizarse (empleando siempre ese térmi- no en el marco de la problemtica ya, sefialada) si es genética ‘mente concebido como real. Esta realidad del universo superes- tructural es més tangible en el Prélogo de la Contribucién a la critica de la economia politica y en El capital (mas particularmen- te en Jos pasajes del Libro Ill donde Marx explicita las relacio- entre esencia y fenémeno). Concluyamos con la frase de~ Gramsci que recalca “...la reciprocidad necesaria entre estructura \ y¥ superestructura, reciprocidad que constituye justamente el pro- Zeso dialéctico resi” Ul materialismo storico, Einaudi, p. 40). J Su eficacia histérica. No apareceré asi como necesario, de establecer Ia realidad del derecho y del Estado, ee B < y simplemente a la materialidad de tos niveles de la (considerdndolos como relaciones inmediatas de produc- _ @idn 0 come meras realidades “de hecho” y “de fuerza”) como si esos niveles de la base fueran los tinicos en alcanzar la dig- nidad de io real, los Gnicos que pueden tener una funcién hiist6rica que se ejerceria sobre si mismos; en realidad, como $1 la histori: avanzara exclusivamente por una auto-estructura- eién de la base. Asi, cuando considera el nivel juridico y esta- tal como la expresién ideal de las condiciones de existencia y #0 inmediatamente como relaciones sociales a nivel de las erin: de produccién, concibe ese nivel a la vez en tanto que ideal-axiologico (valores), en tanto que ideal-ser (conjun- to normative) y también frecuentemente en tanto que normas 4 valores falsos pues no estin mis adecuados a la base. Pero _ unca los concibe en tanto que ideal-no real. Debido a que sistema de normas y valores es real (real-ideal), puede i eficazmente, por medio de su especificidad axiolé- y normativa y no sélo como fuerza bruta del Estado, los es reilinateriales de la base. El nivel juridico y estatal Seré_asi revelado como conjunto axiolégico+ tivo que apunta, mediante la represién del Estado, a ; ion de las clases oprimidas por la clase dominante5 Q hos proporcioné las claves de un andlisis de la superes- a juridica y estatal, andlisis del que ya hemos precisado Fasgos fundamentales, sobre todo en su examen de la siedad burguesa moderna. No insistamos en las caracteristi- ) real existente y caer asi en una adoracion axiolégioa uctuve ‘yee um Botado existenta aGhe eu teres oe © sea légico, y sigue siendo en parte simple existencia feno- 20 HECEMONIA ¥ DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO cas ya conocidas de este periodo: extensién gradual, de los mercados y reproduccién ampliada de la economia mereantil; fetichismo acentuade de la mercancfa cuyas repercusiones inva den la totalidad de la vida en sociedad; sustitucién pronuncia- da de] trabajo cuantitativo por el trabajo cualitativo, revistien- do el mismo trabajo Ja forma de existenc de una mercancia; autonomizacién y aislamiento de los individuo productores y consumidores, en un universo de yelaciones sociales media- tizadas por las cosas que se reducen a mercancias. Esas reali- dades econémico-sociolégicas originan una serie de realidades juridicas. Kin el derecho de los bienes, los derechos Hamados reales, o sea basados inmediatamente sobre las cosas, sobre los Se ae ménica, En esta medida, no concuerda ontolégicamente con to real- Idea; constituye en ese sentido una existencia ontolégicamente pervertida, y quizis, por eso mismo, axiolégicemente condenada. Sin embargo, por cuanto lo real termina en Hegel por ser “esen- cialmente” identificado con la Idea-légica, y ¢s “histéricamente” reabsorbido en ella, jcémo una existencia no real, no totalizada- identificada con la Idea, puede existir sélo ontolégicamente? ,En qué lugar y en qué “suelo” ontolégicos puede situarse histérica- mente esta existencia factuaimente pervertida y ser asi, en conse- cliencia, condenada desde el punto de vista axiolégico? Esta impo- sibilidad ontolégica de una existencia no puede permitirnos, en jos marcos del pensamiento hegeliano, dudar de la legitimacién axiolégica de todo real-existente. (Véase ademés la concepeién en Hegel de la Idea como ideal axiolégico en sus primeros escritos de filosofia del derecho, anteriores a su Filosofia del derecho). Para Marx, por el contrario, una falsa ideologia y un sist superestructural que deforma la base y que conciernen a las superestructuras normativas, siguen siendo plenamente reales (real-ideales), pueden existir ontolégicamente en tanto que tales y tener una eficacia histérica, no siendo sin embargo “adecuados” “monismo de contradiccién— a lo real-material. En la medida en que no son adecuados, son axiolégicamente invalidados, En efec- to. aunque “fundados” genéticamente, en tanto que valores histé- rieos, sobre la base (por eso siguen siendo reales al existir socialmente), no concuerdan o dejan de concordar con el verda- dero sentido inmanente a lo real-material: no son pues legitima- dos y convalidados por aquellas realidades materiales de la base que estructuran, en ese momento, su sentido histérico. Esta dife- renciacion de Marx entre fundatmento genético y eficacia histéri- ¢a por una parte, validacidn o legitimacién aziolégica por la otra, de ios valores, es lo que excluye de su pensamiento la adoracién pura y simple del hecho realizado. TRORIA MARXISTA DEL ESTADO medios de produccién y las mercancias, esas realidades dan origen a la propiedad privada en el sentido moderna, el jus utendi fruendi, abutendi, Debido a esta propiedad privada de los medios de produccién por un niimero limitado de indivi- duos, esos medios se tornan capital y esos individuos una clase capitalista. En el dominio de Jos derechos basados en la obli- #acion de prestacién de parte de una persona a la otra, primor- dialmente sobre la propiedad privada de la cosa, esas reali- dades originan el intereambio moderno. Ya no se trata como en el caso clel derecho griego y el antiguo derecho romano, de una’ fuent stentes en el cumplimiento obligacion: de ciertos actos rituales y tipificados, o en la_concesibn por Jos demandantes, segiin los criterios de una equidad Basada_en_sus. necesidades “tal cual son”, inmediatas, de Sacciones” que les permitian obtener por las vias de ejecucion uni cierta. p staciéu. (seguu el adagio romano “Jas acciones ion las madres de las obligaciones”. Es la yoluntad debidamente ida_del_individuo, sujeto abstracto del derecho, quien fuente juridica de la obligacién. ba_asi | _para Marx no se trata de poner las ridicas en relacién externa con las realidades de é hacerlo por mediacién de la reali lor al para _el derecho: el_voluntarismo_individualista Bn Ja relacién de intercambio, la voluntad in ual era el ¢ampo comin posible de “reconocimiento” —esta nocién fich- teana y hegeliana que Marx renucva constituyéndola a partir de los modos y de Jas relaciones produccién— de individuos ie ctores y consumidores, numerosos, auténomos y ademas eterogéneos. En la relacién de propiedad, esta voluntad era precisamente el elemento que permitia su privatizacién exigida por los datos de la base. En efecto, no es la posesién, relaci6n de apropiacién corporal y material de una cosa por un sujeto, Ja que es erigida por la ley en propiedad (privada). Sélo una posesién acompafiada ante-juridicamente de un elemento - valor voluntarista, de un animus domini, de una intensién de propietario puede ser erigida en propiedad privada. , Sobre este elemento-valor de yoluntad, ya manifiesto en las Sociedades mercantiles anteriores a la sociedad capitalista, se insertaron en el derecho y en e] Estado modernos, y a partir 22 HEGEMONIA ¥ DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO de los valor. s de la base de esta sociedad, los nuevos valores de libertad y de igualdad formales y abstractos. Ellos constituyen ‘otras tantas mediaciones entre el universo estatal y la base. Jean-Marie Vincent, presentando en este mimero la obra de Cerroni, aclara muy bien este punto. Los hombres concretos, determinados por el universo juridico (escisién del Estado y de Ja sociedad civil) en su reificacién social, son considera- dos como entidades numéricas abstractas. Sus relaciones socia~ les y la reglamentacién juridica de esas relaciones estén some-| tidas a un universo reificado de relaciones entre bienes, reali- dades o sistemas de relaciones que revisten la forma de “cosas”: entre trabajo y mercancias, trabajo y capital, capital y mer- cancias entre si. La libertad y la igualdad de esos hombres, ambas entidades fantasmas, son abstractas y formales en la medida en que constituyen asi valores simplemente postulados como necesarios para la estructuracién de las normas regle- mentando la propiedad privada modema (absoluta, 0 sea libertad e igualdad), el valor de cambio de un trabajo total- on cuantificado (igualdad), la circulacién universalizada y lu scién ampliada de las mercancias (libertad ¢ igual- feat Ja extraccién especifica de la plusvalia (lib-rtad e igual- dad en el contrato de trabajo), la acumulacién particular de] capital (libertad e igualdad de los capitalistas entre si), ete-6 Esos valores postulados en el universo estatal, en razén de su cardcter formal y abstracto (escisién del Estado y de Ia socie- dad civil) y de los datos de la base que imponen ese cardcter {esa escisién) se manifiestan en la sociedad civil mediante su contrario. absoluto. Marx y Engels estudiaron particularmente el nivel juridico de la sociedad capitalista moderna, sociedad en la que los valores nuevos de libertad y de igualda? hacen su aparicién “estatal”, notando sin embargo que sus estructuras permiten la comprensién de ese nivel en ‘ac so iedades anteriwes. Es 6. Los textos de Marx concernientes a esos problemas son nume- ee eee a cee Ge hada sn chee, Ve el articulo sobre los debates respecto de la tala de bosques, en la ee ee ea core So Taek. Le ae alemana, Contribucién a la critica de la economia politica, los Grundrisse Gia NGM Ger potiichen Ceteomie 7 ol Litres os ok clomie ui “LA TRORIA MARXISTA DEL ESTADO ‘ 23 inexacto sostener que, segin ellos, el derecho y el Estado modernos se identifican con el derecho y el Estado en tanto que dominio especifico de la Superestructura y que, de esa manera, el derecho y el Estado “propiamente dichos” son el "ig de la sociedad capitalista En, peeved descubri £ is ; iniciado ‘ales de liberta le _igualdad formales_y al stractos. “Sin dico abstracto ( por ejemplo derecho y ciudad antiguos) habia sido iniciacdlo ya en la privatizacién de la propiedad y la uni- versalizacién de los intercambios de Jas sociedades mercanti- Tes. ¥ es precisamente sobre esta voluntad-valor que las teorias del yoluntarismo juridico y estatal fundaron durante largo tiempo sus concepciones ddl stad y del derecho, mistific&n- dola y considerdndola independientemente de la base no como Voluntad individual privada sino como emanacién “colectiva” del pueblo (Por ejemplo, la serie de las teorias del Estado- contrato social, que tuvieron sus repercusiones hasta en Hegel, y la de Ja eccuela hist6rica del derecho). En efecto, la voluntad “universal” parecia necesaria, en tanto que valor, para hacer aparecer al Estado y al derecho como un “orden superior” de conciliacién de los diversos intereses. De ese modo, ese mismo proceso de estructuracién genética presenta un giro califica- tivo en las sociedades modernas y on funcién de los nuevos yalores de libertad e igualdad 7. En la sociedad moderna la negacién material de los valores de libertad e igualdad que el Estado y el derecho postulan abs- tracta y formalmente, es sdlo un aspecto del problema. Marx 7. Este valor de voluntad no est4 de ese modo ligado consti- tutivamente al valor de libertad. Para el derecho romano, la volun- tad, atin expresada bajo el apremio fisico inmediato, basta para crear una obligacién segtin el viejo refran que dice: “Si aim siendo libre yo he rechazado, el hecho es que atn estando obli- gado yo he querido”. Sobre los problemas filoséficos del volun- tarismo juridico, véase Michel Valley, Lecons d'histoire de philo- Sophie du droit, y H. Batiffol, La philosophie du droit. xigt®. En qué sentido exacto debe comprenderse ese) ¢a- tacter? En realidad, el proceso histérico de la base que. desde el punto de vista de las clases dominantes, origina esos valores alineados de libertad y de igualdad formales y abstractos, pre- senta también otra faceta positiva, desde el punto de vista de las clases oprimidas. Esta consiste en Ja génesis progresiva, co- mo _carencig residad, de los valores i, i ada vez mas concretos le Ta sracias al dominio progresiyo de] hombre so —naturaleza por medio de la técnica, al aumento de la productivi- dad del trabajo que revela su eficacia econémica y su papel primordial en la bumanizacién de la naturaleza, a Ja division pronunciada del trabajo y a Ja universalizacién de los inter- cambios que descubren la posibilidad de relaciones humanas “organicas”, gracias a la concentracién industrial de los traba- ‘jadores en el lugar de trabajo (y por lo. tanto, a la socializa- cién “econdémica” de las fuerzas y de los modos de produec- cién), en resumen, gracias a lo que Marx designa como un retroceso de las relaciones naturales en beneficio de las rela- ciones sociales, el hombre-trabajador-clases oprimidas pudo xperimentar y concebir su relacién genérica con Ios otros. ‘De ese modo, pudo abrir progresivamente las perspectivas de su existencia comunitaria, las perspectivas de las “verdaderas” libertad e igualdad, concretas y materiales. Los_mismos_ datos econémicos de la base que generan, en la fpoca_ moderna, Ia fe Tos valores de libertad i 8. Entre otros en la Critica de la filosofia del Estado de Hegel, de Marx, LA TEORIA MARXISTA DEL ESTADO 25 rf ( ws el proletariady.? En el dominio especi- fico de que estamos hablando y en Jo que a él respecta, el ya_en sus condi proletariado: a) Teva implicit condiciones de existencia, Ta” negacidn total’ por parte de la burguesia de esos valores que, en su forma estatal burguesa, constituyen para el proletariado su explotacién total, El prole- tariado, debido a su universalidad funcionalmente articulada 4 ese nivel en estos dos aspectos,l0 y no tmicamente como se Jo considera con frecuencia en el segundo aspecto, podra materializar esos valores en los dos sentidos del término: extra- yéndolos, a la vez que transformandolos, de su formalidad y abstraccién y asi transformados, volviéndolos eficaces en el wniverso material de la base. Esta materializacién seguiré dos vias: Ja libertad la igualdad comprenderdn a todos los hombres y se adaptar4n profundamente a la realidad humana Genérica, al trabajo y a las necesidades concretas: de cada uno Seguin sus aptitudes, a cada uno segin sus necesidades. El examen de Ja especificidad juridica-estatal de Jas sociedades cecidentales actuales comenzar4 con el andlisis del cardcter particular que esos valores modernos de libertad y de igual- dad formales y abstractos registren en nuestro tiempo. Un nuevo elemento se agrega, sin embargo, como factor de estruc- turacién de esta especificidad actual: la necesidad del cdlculo de previsién. Esa necesidad no constituye una simple exigen- eia de “racionalidad” de wna economia de reproduccién para un mercado relativamente grande, Bajo esta forma lo habia estudiado Max Weber, consider4ndolo como el esquema de 9. Este punto esté particularmente claro en el Manifiesto del partido comunisia. 10. Ver en Marx, Contribucién @ la critica de ta filosofia det derecho de Hegel, que forma parte de los Anales franco-alemanes, ¥ los Manuscritos de 1844. 26 HEGEMONIA Y¥ DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO- una racionalizacién del derecho y del Estado comenzada desde e] periodo romano, aunque, por otra parte, esta racionalizacién no fue debida segvin él a los datos de la base sino esencial- mente al nucimiento de una casta de juristas especializados. El calculo de previsién posee actualmente una significacion y una importancia cualitativamente distinta. En efecto, en esas sociedades, el funcionamiento de la justicia, de la legislacién y de Ja administracién debe manifestarse por medio de actos, juicios y decisiones previsibles y ser asi calculable por adelan- tado. Esa necesidad est4 generada por, y manifestada en, los datos actuales de la base: sociedad de monopolios y de concen- tracién del gran capital (importancia de los intereses en juego, acumulacién caracteristica de ese capital); ascenso yertiginoso de las inversiones iniciales, en razon del progreso técnico, y necesidad de su amortizacién macrocrénica; rigidez del capi- tal fijo (mAquinas, etc.) que en raz6n del alto grado de su especializacién técnica se torna dificilmente intercambiable en las diversas ramas de la produccién; necesidad de deter- minaci6n anticipada del costo de produccién y del aumento de los salarios, etc. En consecuencia. e] margen del imponderable juridico-estatal debe ser, en esas sociedades, particularmente limitado a partir de ciertas coordenadas de sistematizacién estrictamente predeterminadas. Esa necesidad del cAlculo de previsiOn se presenta asi como la resultante comin y simple de diversas necesidades de previsibilidad parciales y comple- jas de la base en su accién concertada hacia la superestruc- tura juridica y estatal. Reviste una importancia relativamente auténoma para esta superestructura en la medida en ane. en su caracter global, se erige actualmente en valor especifico de “calculabilidad” y de “previsibilidad”. Si se lo ubica ahora del lado di] comportamiento econémico generado por ese modo particular de produccién, se potré comprobar la importancia estratédi ica del calculo de previsién. En una economia de especulacién para el beneficio, la activi- dad econémica del capitalista constituye, en cierto sentido, un “juego”. Asi, si la esencia del juego consiste en el clemento del riesgo y de la imprevisién, el papel de Ja regla del juego econdmico (en este caso las reglas juridicas v administrativas) consiste en garantizar ese riesgo —dejando un campo “libre” LA TEORIA MARXISTA DEL ESTADO oT a las actividades de los jugadores— limitando Ja imprevisién. Esas reglas de juego constituiran un esquema de informacion « idéntico poseido en su totalidad o en parte por los jugadores al comienzo del juego, eliminando sus incertidumbres y permi- tiendo el calculo con anticipacién. Por otra parte, ese funciona- miento del caleulo de previsién, a la vez necesidad-dato del modo actual de produccién y marco del comportamiento econémico capitalista, no cambia de manera significativa, y en tanto que factor de estructuracién del derecho y del Estado oecidentales, en una economia planificada. Desde el punto de vista del capital, el plan —y es aqui donde reside su antinomia fundamental— en una sociedad capitalista actual tenderia a reforzar el cdlculo de previsién necesario para el crecimiento y Ja acumulacién actual del capital. Sin embargo, en raz6n de su variabilidad, de su adaptacién en un término mis o menos largo a los datos econédmicos concretos por una parte y en raz6n de las alteraciones que impone a la libertad y a la igualdad entre poscedores del capital por la otra, no puede cumplir el papel preciso de previsibilidad que las coordenadas del capital y el comportamiento capitalista asignan al nivel - juridico y estatal. No puede constitutivamente poseer la for- malidad y la abstraccién particulares de un marco “fijo” que Asegurando Ja previsibilidad, deba sin embargo garantizar, en una economia de competencia de oligopolics, el margen de especulacién. Esa es Ja razén por la cual el plan encuentra dificultades para erigirse en regla juridico-estatal con fuerza de ley, en regla de juego, sino que por el contrario sigue sien- do un elemento del juego, un elemento de especulacién que cada fraccién del capital intenta inclinar para su lado. De este modo, la formalidad y la abstraccién de los valores de libertad y de igualdad, conjugados en el valor particular de caleulabilidad y de previsibilidat, constituyen los factores de estructuraciér de la especificidad actual del complejo de Jas normas juridicas-estatales. Esas normas se presentan eomo: a) generales, opuestas en este sentido a las disposicio- nes individuales que sdlo conciernen a un caso 0 a una perso- na determinada; F) abstractas, construidas por medio de con- ceptos autonomizados de la realidad concreta; c) formales, despojadas de contenido concreto, “material”; d) estrictamen. 28 HEGEMONIA Y DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO — te reglameniarizadas, entendiendo por este término la estruc- turacion especifica que tiene por fin preservar la duracién (y también garantizar a previsibilidad) de uv ciden norma- tivo, permitiéndale su “reversibilidad completa’.11 Esta consiste en un encadenamiento, en un entrelazamiento de los diyersos elementos de un sistema normativo tal, que un inter- cambio pueda darse en el interior de los marcos mismos de ese sistema sin que ocasione su estallido. En otros términos, todo producto de operaciones en el interior del orden juridi- ¢o-estatal debe siempre constituir también una operacién de este orden (decretos leyes, constitueiones), previniendo y asegurando sus propias modificaciones y transformaciones. Esos caracteres de generalidad. abstraccién, formalidad y reglamentaridad, lejos de situarse en un marco inmanente a teda conceptualizacién y normativizacién, constituyen una Tuptura reificante con lo real concreto y se erigen, en conse- cuencia, en elementos especificos del nivel juridico y estatal actual. Tienen por fin asegurar en primer lugar los valores de libertad y de igualdad, el margen de accion necesario a la acumulacién dei capital. Ademds, constituyen elementos ne- cesarios al funcionamiento del cAlculo de prevision. En efec- to, la reglamentaridad que conduce a la previsibilidad y a Ja duracién de un sistema normativo, puede prever sus pro- pias modificaciones de manera que no perjudiquen a la to- talidad del sistema, sdJo si las normas parciales presentan un grado pronunciado de abstraccién, generalidad y formalidad. Solo asi, las normas podran, por wna parte, abarear el ma- yor ntimero posible de casos y de realidades particulares y, ademas, funcionar encerradas en si mismas, inmunizadas con- tra un contacto concreto con la realidad material, excluyen- do ast toda modificacién importante concerniente a una re- gla fundamental en la jerarquia formal del sistema; y ésto de- bido a que la modificacién correria el riesgo, en ese caso, de provocar el trastocamiento de Ja totalidad del sistema. De aqui resulta, para el derecho y el Estado actuales, una sistematizaci6n fenoménicamente coherente, muy estricta y 11. Ver entre otros Jean Piaget, Introduction a Vépistémologie genetigque, t. TT | WRORIA MARXISTA DEL ESTADO moleja, segin las reglas de la logica normativa formal, basa- ld en la independencia reificada de Jas formas y de los con- ptos con respecto al contenido y a los datos materiales, o iomatizacion Yormal del derecho y de las institu- s estatales, Esta evolucién del derecho y del Estado bia sido ya presentida por Engels: “En un Estado moderno, derecho no debe solamente corresponder a la_ situacién mémica en general y ser su expresidn, debe ser una expre- coherente en si misma que no se desvirtie por contra- ediones internas”.12 El universo juridico aparece coma una rquia normativa (légica-formal) de reglas © instituciones, re itiendo toda norma, en su estancamiento reificado frente (80 Sustrato, la forma-funcién de aplicacion de una norma ica y normativamente superior, mas abstracta, general v mal. La norma tiene asi un papel mds fundamental en la ematizacién reglamentarizad toda norma es juridica- ite valida debido a su imputacidn, en el interior del siste- cerrade, a la norma superior. Esta se presenta, a si vez, la convalidacién juridica de las normas de un grado rior, mas concretas, particulares y materiales, El mismo tio, desde ese punto de vista petmaneciendo cama tador de Jas clases oprimidas, reviste la forma de un implejo de normas y de instituciones del orden juridica siderade en su conjunto, Una sistematizacién del derecho sponde asi a una jerarquia formal de los érganos del itado, ctiyas relaciones de subordinacién estan regidas por } regia forma) de competencia y por el manejo légico-nor- Mativo de Ja delegacién de poder. i Esta estructuracién especifiea del universo juridico y esta- fal ya fue en parte constatada por légicos y tedricos del dere- tho y del Estado. Sus andlisis fucron criticados por pensado- que se dicen discipulos de] hegelismo o de la sociologia ¢ Max Weber. Se trataria, segtin ellos. de sustituir metodo- logicamente a los conceptos-reglas formales actuales con con- “Ceptos concretos, sobre todo el concepto “concreto-universal” } el “tipo, ideal”. Sustituyendo, en el plano de la idea, esta @alidad formal por conceptos coneretos, forjande en el plano: 72, Carta a Conrad Schmidt del 27 de octubre de 1890. 30 HEGEMONIA Y DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO “légico” conceptos-modelos-esencias que esta realidad se encargaria a posteriori de realizar, se podria descubrir segiin esos teéricos, la estructuracién esencial (la verdad) del dere- cho y del Estado. Dicha estructuracién resultaria conforme a la idea-concepto del sujeto. Para el pensamiento marxista la tarea es en realidad otra. Se trata, en primer lugar, de eriticar las teorias que estudian Ja especificidad formal, general y abstracta del derecho y del Estado. En efecto, esas teorias no pueden, ni en el mejor de los casos, superar Ja descrip- cién fenoménica en pro de un descubrimiento de la estruc- turacién genética. Muy lejos de considcrar esos caracteres de lo juridico y de lo politico institucionalizado en su gestacién a partir de la base, muy lejos pues de poder estudiar correc tamente su funcionamiento especifico, esas teorfas los consi- deran come una eidética idealista del derecho y del Estado en general. Pero por ctra parte, para el pensamiento marxista, se trata de descubrir las mediaciones entre la hase y esta superestructura respetando su especificidad actual, es decir a traves de esta especificidad misma. La “dialectizacién”, el estudio concreto de esta superestructura no tendrd lugar, a la manera del pensamiento hegeliano, por medio de una absorcién, de una interiorizacién del fendmeno en una esen- cia a su mismo nivel real-légico (idea), sino por una refe- rencia a las relaciones dialécticas concretas entre la especi- ficidad formal y abstracta y la base material. De ese modo, Ja l6égica dialéctica marxista contiene a la vez y supera la légica normativa formal; Ja totalidad significante no reside, como en Hegel, en una mediatizacién de contradicciones con- ceptuales umilineales sino en la totalizacién dialéctica de las contradicciones reales entre dos dominios de la realidad, entre idealidad-superestructura y materialidad-base. Esas_observa- ciones conciernen también a las herramientas metedoldgicas, estructuras, instituciones, etc., que servirdn para el anéalisis marxista de las realidades de una superestructura estatal capi- talista. Esos conceptos-herramientas —que constituyen ade- mas, en la medida en que son utilizados en um terreno axio- Iégico y le son adecuados, esquemas reales a la vez que modelos normativos, deberin poder determinar esta especifi- cidad axiolégica-normativa de la superestructura, captandola,: ONIA MARXISTA DEL ESTADO or wl interior mismo de su propia estructuracién en tanto que iptos metodoldgicos, en su relacién con la base13 Se i, de esta manera, vomprendcr la légica especifica de jd superestructura capitalista, cl grado de su propia resis~ pela, el funcionamiento exacto de su autonomia relativa, estimar asi, en su justa medida, las perspectivas, en ese ivel, de la praxis obrera. Histe aspecto particular de un examen dialéctico del uni- 0 juridico y estatal puede ser caracterizado como un gveso de andlisis “interno-externo”, en el cual las relaciones interioridad y de exterioridad (relaciones, como Jo demos- Hegel, de totalidad) son concebidas segin la dialéctica Ja totalidad marxista. Al constituir este universo un sistema malmente coherente de reglas, de instituciones y de jerar- lias de poderes (punto de vista interno) tendiente a la plotacin de las clases oprimidas por poder de represién del tido (punto de vista extcrno), toda norma o institucién eular, generada a partir de los datos concretos de la base unto de vista externo), sera integrada alli adoptando Jos imicteres especificos de este universo ¢ insertandose en su cionamiento propio (punto de vista interno). Comproba- 18, En ese sentido, deberia reservarse el concepto metodolé- de institucién sclamente para los fenémenos que pertenecen Ta superestructura politica estatizada. Es interesante observar en las teorias “institucionalizadas” francesas y alemanas se . ya en el perfodo de preguerra, la problematica episte- y metodolégica de la tendencia “estructuralista” actual eada al dominio juridico-estatal. Muchas de esas teorias distin- el concepto-herramienta de institucién de los de categoria, fieacién o sistema, indicando que una institucién constituye realidad social y econédmica que posee una vida auténoma, y relativamente independiente de su integracién en el eho, constituyendo los otros conceptos metodolégicos herra- puramente cientificus. Sin embargo, en una consideracién de la relacion superestructura-base, por cuanto todo émeno superestructural presenta un sustraio en la base (sustra- que logra alcanzar en esa base un grado de totalizacién o de turacién), no existe diferencia de naturaleza entre el con- to de institucién y los demas conceptos; entre ellos sélo hay diferencia de grado de totalizacién o de estructuracién super- rales. Todo concepto metodolégico es adecuado a un to” real y al sustrato de este ultimo en la base. 32 HEGEMONIA Y DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO mos por ejemplo que actualmente e] principio de la autono- © mia de la voluntad, manifestacién de Ja libertad formal y abstracta, esta sometido a una limitacion progresiva debida a las necesidades de una economia estatizada, Sin embargo, para poder comprender la significacién interna que esta limitacién presenta para cl orden juridigo y al global y su coherenvia propia, debemos, fuera de los casos en que se manifiesta inmediatamente (contratos de adhesion, control de Jos tipos actuales de sociedades por el gran capital, ete.) per- ecibir sus repercusiones en el grado de despersonalizacién, de formalidad y de abstraccién de las normas y de las insti tuciones en apariencia mds variadas; cn las reglas referentes a les vicios de la voluntad contractual, de la responsabilidad objetiva del hecho de las cosas, o sea, de la responsabilidad be gada a los inconvenientes provocados por una “cosa” propiedad privada, y hasta en las modalidades concretas de la delega- ¢ién de pader (formas de centralizacién, separacién del ejer- cicio del poder y de la responsabilidad) en el interior de Ta jerarquia administrativa y burocratica, En Ja relacién externa del nivel juridico y estatal de Ta superestructura con la base, se puede, en el sentido del pen- samiento de Mars, proceder a su demarcacién segin varios niveles de estructuracién. Por medio del nivel, que se pre- Senta concretamente mas “préximo” a la base, comenzaremos el proceso de comprensiin y de fundamento (de convali- dacién o de legitimacién) de los niveles mas alejados. Ese grado de distancia externa de un nivel de estructuracién de Ja base, no es a su vez correlativo de un proceso de induc- cion formal, segiin el cual cuanto més concreta, particular y material es una regla, mas estard proxima a la base y habra de ese modo constituido la convalidacién de una regla mas abstracta y formal. Los conjuntos “dercchos de los biencs” y “derechos de las obligaciones” por ejemplo, basados_en Jas relaciones econémicas y sociolégicas fundamentales ” sujeto- cosas y sujeto-otro, pueden estar mds estrechamente ligados a la base que una estructura juridica Iégicamente mas restrin« gida —la de un cierto tipo de sociedad o de contrato— y constituir, en ese sentido, cl punto de partida para Ja com- prensién y el fundamento de esta {iltima, Sin embargo, el LA TEORIA MARXISTA DEL ESTADO ‘ 33 proceso inverso también puede darse. Precisamente en el caso del conjunte “derecho de los bienes”, es la estructura- institucién de la propiedad privada la que, aunque mas res- tringida que este conjunto constituye en los érdenes juridico- estatales actuales,el fundamento juridico de los otros dere- chos basados en los bienes (servidumbres reales, usufructo, etc.) acordados por el propictario. Si lcs datos de la base se trasponen en esta estructura con mds inmediatez, no es por- que ésta sea Iégicamente mis concreta y por lo tanto mas préxima a esos datos. Se trata de relaciones, de traspasiciones, de mediaciones dialécticas. El orden juridico-estatal consti- tuye, desde ese punto de vista externo, un todo coherente, pero no un todo inductiva » deductivamente organizado légicamente; constituye una totalidad dialéctica de sentido, comprendiendo contradiccioncs, altibaios, tensiones pluridi- mensionales entre Ios conjuntos que Ja estructuran. Aunque el encadenamiento interno de las normas juridico- estatales segtin la légica normativa formal no posea en st un papel significativo relativo a la relacién externa superestruc- tura-base, o sea relativo a la distancia externa de un nivel de estructuracién con respecto a la base, puede tenerlo si esta forma de encadenamiento es debida a los datos de Ia base, como es el caso en las sociedades occidentales actuales. En realidad, en esas sociedades, cuanto mas abstracta, formal, genera) y reglamentaria es una estructura jurfdico-estatal mas préxima a la base puede estar, en razén de Ja libertad y de Ja igualdad formales y abstractas que ella cristaliza y de la calculabilidad que alli se inserta; y mayor probabilidad hay de que tenga un papel histéricamente preponderante —que se manifiesta como una posicién superior en la jerarquia Jogica sistematizada—: el de regir el fundamento y la conva- Jidaci6n axiolégica-normativa de las estructuras [dégicamente mas restringidas y concretas. Simultaneamente, sin embargo, y es aqui donde reside el fendmeno de reificacién de las superestructuras actuales, cuanto mds estructuralmente actual es una norma o una institucién, debido a su especificidad (abstracci6n, etc.) y conforme a las necesidades y a los inte- reses del capital, m4s se torna impermeable (por su abstrac- cién, etc.) a Ja materialidad concreta, a las nuevas fuerzas y 34 HEGEMONIA ¥ DOMINACION EN.EL ESTADO MODERNO a los nuevos modos de produccién, En otros términos, mayor es su proximidad al lado capitalista de la base, mds incapaz se halla de captar el verdadero sentido de los nuevos datos de la base y en mayor medida se torna molesta, pero necesariz para el propio capital. Tomemos el ejemplo de la empresa: Tos datos concretos de Ia base (automatizacién, ete.) son sentidos en la superestructura como necesidad de distincién entre propiedad y control de una wnidad de produccién, El nico medio de captar esta socializacién econdmica del modo de producci6n, iysertandolo en la sistematizacién juridica- estatal, es decir sometiéndola ldgicamente a otros conceptos y normas abstractas y formales, fue e] de despersonalizar la propiedad privatizindola todavia. mas, con el pretexto de wna formalidad y de una abstraccidn extremas que conducen a uma personalizacién fetichista del capital, sujeto inmediato del derecho. Se origina asi la planificacién de una institu: cion juridica y estatal de “empresa” y el esbozo de un “dere- cho de las empresas” -cuya contradiccién con Ia realidad de Ja empresa en la base es evidente. Toda norma, conjunto, jerarquia o institucién estatalizada actual esta ast en relacién Genética externa con la base a Ja vez que en relacién norma- tiva interna con el conjunto del sistema: los desajustes entre esas dos relaciones, resueltas aparentemente en ese sistema, constituyen precisamente sus contradicciones profundas. Este examen interno-externo convendria igualmente al ana- lisis marxista del Estado propiamente dicho, de las relaciones del derecho piblico. Desde un punto de vista externo, se podra estudiar las relaciones entre los datos econémicos y socioldgicos, el nivel de la Jucha de clases. la sociedad civil por una parte y el Estado por Ja otra. Se insistir4 sobre los niveles complejos de mediacién, corporaciones profesionales, sindicatos, partidos, entre la base y la superestractura poli- tica estatalizada. Fl Estado y sus instituciones seran considera- dos como herramientas particulares de represién de la clase en el poder. Este examen estard, sin embargo, dialécticamente telecionado con un estudio desde el punto de vista interno, segiin el cual el poder institucionalizado se nos aparecera como una herramienta al servicio de los intereses de la clase dominante debido a la mediacién de un complejo fuerte y LA TEORIA MARXISTA DEL ESTADO 35 especificamente estructurado de normas y de valores. Tome- mos el case, por ejemplo, de la burocracia administrativa de la sociedad capitalista. Esta “casta” no puede efectivamente funcionar como factor de totalizacién del interés privado y del interés general, como lo creia Hegel, 0 como mediador “neutro”. entre las clases sociales, como lo afirmabanlas déc- trinas neo-capitalistas del Welfare Siate. Y ello por dos razo- nes, Primero, porque, desde un puntode vista externo cola- bora, en tanto que casta, en cl universo de la base (intereses econémicos, relaciones sociales) con Ja clase en el poder. Segundo, porque desde un punto de vista interno, atin supo- niendo que a partir de su sustrato en la baso esta easta haya podido funcionar con autonomia e independencia, el universo axiolégico-normativo que constituye, en una sociedad capita- lista, su marco de existencia funcional (por ejemplo: logica interna de la delegacién formal de poderes por la regla de competencia, distincién formal pero confusién real de los tres poderes, distincién abstracta y formal entre “actos de gobier- no” y “actos de administracién” del poder ejecutivo, etc.) no le habria permitido mantener ese papel neutral. En efecto, en oposici6n a lo que pensaba Max Weber, la especificidad de este universo no es debida a la casta burocratica “raciona- lizante” misma, sino a la sistematizacién a partir de su propia légica interna, de un conjunto axiolégico-normativo basado en los intereses del capital. Aqui surge, por otra parte, la ilusién de una exigencia neo-capitalista de “remozamiento” del marco de funcionamiento de la burocracia tecnécrata. Ese marco, en realidad, es congénitamente “viejo” Consideremos también los problemas, por ejemplo, de la centralizacién y de la descentralizacién. Desde un punto de vista externo, se podr4 estudiar los datos de la base que rigen esos modos de organizacién estatal y las formas que revisten cn las sociedades capitalistas. Desde un punto de vista inter- no, se podr& examinar la importancia de Ja estructuracién sistemAtica de las normas-instituciones en lo que concierne a la forma, el marco y el grado de descentralizacién que puede admitir en razén de su funcionamiento propio. Ese marco aparece como limitado, debido también a la forma particular de jerarquia normativa por delegacién de poder a 36 HEGSMONIA Y DOMINACION EN EL ESTADO MODERNO partir de un centro “sistematico” y de la modalidad de entre-- Jazamiento normativo de las funciones en el interior de lo ejecutivo, Mas avn, podré concebirse Ia rigidex de las estruc- turas actuales refractarias a una descentralizacién efectiva, que no seria mas una simple descentralizacién administrativa al nivel de la ejecucién, sino una autonomia local que se extenderia hasta la toma de dec hasta un poder legisla- tivo local. En efecto, en razén de las relaciones internas entre poder legislativo y cjecutivo y de Ja axiomatizacién del siste- ma, esa autonomia, interviniendo en este “punto” sistematico, presentaria chances —o riesgos, segtin la versién capitalista— de un grave desmantelamiento. Al finalizar este andlisis, comprobamos la identidad histé- rica, a la vez genética y especifica, del Estado y del dercebo que Marx, Engels y Lenin sefialaran. Desde un punto de vista interno, el Estado se presenta como el orden axiolégico-nor- mativo de las reglas y de las instituciones juridicas tomadas en su conjunto (Estado-organizacién). Desde un punto de vista exterro, el Estado se presenta como Ja fuerza de repre- sién que, por medio de las reglas y las i iones juridicas, apunta hacia la cxplotacién de clase (Estado-6rgano o instru- mento). Este anélisis interno-externo, que permite situar exactamente un conjunto de Ja superestructura estatal actual en tanto que elemento de la relacién de las ‘xerzas en la lucha de clases y en la praxis de la clase obrera, tiene, hoy mds que munca, una gran importaneia practica. Por una parte, no se trata, aqui y ahora, de una toma del poder por medio de la lucha armada inmediata —desde el comienzo— sino de una con- quista del poder. Ademds, esta conquista, atm en mayor grado que la toma, puede y debe efectuarse por medio de una organizacién hegemdnica de Ja clase obrera, por medio de una organizacién que la eleve de su lugar sub- alterno al nivel de una clase que vislumbre ya, luchando por su conquista, el ejercicio concreto del poder. Ese poder tiene LA TEORIA MARKISTA DEL ESTADO 3ST también por fin Ultimo, en manos del proletariado, atribuir a los valores “democraticos” de libertad y de igualdad, nega- dos por el Estado actual y por su escisién de la sociedad civil (base), un contenido y un sentido concretos y materiales, extendiéndose a todos los niveles, “humanos” y “verdaderos”. ‘Asi, en la medida en que la toma del poder, o sea la susti- tucién por la lucha armada de un poder “dado” (toma) se torna realidad, la elaboracién de los esquemas de ejercicio del poder que se propone la clase obrera por medio de su organizacién hegeménica reviste una importancia fundamen- tal. No se trata simplemente de considerar ahora una conser- vacién para después de los mismos marcos estatales, a fin de que éstos puedan, pasando a otras manos por una sustitucion del poder, continuar cumpliendo, a riesgo de ser abolidos mas tarde, la misma funcién para la cual fueron original- mente creados: en el fondo, una “dictadura”. No se trata tampoco simplemente de estudiar lo que debe ser “roto” — segin el término de Lenin— y lo que debe ser conservado de Jos marcos del Estado capitalista en vista tinicamente de una dictadura del proletariado sobre los burgueses, anarquistas, etc. Pues el Estado socialista presenta, como bien lo demos- tré Lenin;14 dos aspectos: un aspecto de dictadusa popular “Snueva— contra Tos burguéses yin aspecto de democracia opular para las clases oprimidas. Y precisamente los marcos fat ‘Estado capitalista deben “ser, desde ahora, combatidos en su esencia especifica en vista de esquemas doblemente nuevos de ejercicio del poder pues ahora no se trata, para esos marcos, de permitir ee seins despues a riesgo de descubrir los esquemas de una democracia popular Eas vez auc Ta clase obrera ests ubicada, gind » de ser conside- rados_globalmente en la estrategia de organizacion hegemé-_ ‘nica de esta clase. Esta deberé forjarse sus propios modelos, ras, conceptos, formas politicas en vista también de una democracia popular y revolucionaria, en vista también de una materializacién positiva de los valores coneretos de liber- tad e igualdad “verdaderas” pues no se trata para esta clase, en su nivel actual de desarrollo (de madurez) de base que 14. En El Estado y la revolucién

También podría gustarte