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El Consejo Latinoamericano de Ciencias


Sociales (CLACSO) es una institución internacional
no-gubernamental con status asociativo en la UNESCO,
creada en 1967. Actualmente, reúne 609 centros de in-
stamos frente a una intensa y compleja trayectoria
intelectual, que es al mismo tiempo la aventura de una
vida enlazada íntimamente al nombre de Marx y de las
dilemas que la vida política argentina y latinoamericana va
atravesando, siempre con el horizonte de producir un 
encuentro entre el mundo de las izquierdas y el movimiento
José Aricó José Aricó (1931-1991). Intelectual argentino,
nacido en Villa María, Córdoba, ha sido una figura
fundamental de la nueva izquierda latinoamericana
que surge en los años sesenta al calor de la Revolu-

Dilemas del marxismo


vestigación y posgrado en el campo de las ciencias tradiciones emancipatorias, como el signo de una serie de popular. De algún modo, la amplitud de miras y el perma- ción Cubana y de la renovación de los debates mar-
sociales y las humanidades en 46 países de América
itinerarios comunes que engloban a muchas figuras de la nente proceder crítico juegan una suerte de mala pasada a xistas a nivel global. Inició su trayectoria y su forma-
Latina, Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, ción autodidacta como militante del Partido Comu-

en América Latina
Francia y Portugal. izquierda latinoamericana de las últimas décadas. El nuestro autor: la certeza es horadada una y otra vez, y no
nista Argentino. Fue expulsado del PCA en 1963, en el

Dilemas del marxismo en América Latina


recorrido de Aricó puede pensarse como la historia de una logra nunca constituirse nuevamente, no del modo en que marco de una controversia por la publicación de la
Sus principales objetivos son:
• Promover la investigación social para el combate a la búsqueda, que acaso presenta un punto clave de ruptura en lo estaba en el pasado. Es precisamente en esos intentos, revista Pasado y Presente, que Aricó y otros jóvenes
pobreza y la desigualdad, el fortalecimiento de los 1963, cuando es forzado a abandonar el Partido Comunista inevitablemente fallidos, que se producen las grandes comenzaron a realizar con el propósito de intervenir
derechos humanos y la participación democrática. en los debates teóricos y políticos de la organización. 
y comienza un deambular que no encuentra punto de indagaciones teóricas y editoriales de Aricó y, con ellas, sus
• Contribuir, desde los aportes de la investigación Durante los años sesenta y setenta se aproxima a dife-
académica y del pensamiento crítico, a promover polí- llegada. Podríamos arriesgar que con esa expulsión termina más relevantes contribuciones al marxismo latinoamerica-
rentes experiencias políticas, entre ellas la guerrilla de
ticas de desarrollo sustentables en términos económi- de difuminarse una  certeza  que se encontraba de por sí no (y al marxismo en general). Para nosotros, lectores de Jorge Masetti en el norte argentino en 1964, los sindi-
cos, sociales y ambientales. cada vez más cercada, la de una organización y un sujeto sus textos y de sus ediciones, el desencuentro como fuerza catos clasistas cordobeses hacia el fin de esa década y
• Tender puentes entre la investigación social y las político que se suponían encarnaciones de un proyecto motriz acaso explique la potencia y multiplicidad de la izquierda peronista en el período de la lucha por el
políticas públicas, impulsando acciones innovadoras, retorno de Perón y el gobierno de Héctor Cámpora
creativas y viables ante los grandes desafíos sociales, revolucionario. Sin embargo, lo que sigue no es tanto el legados que esta figura nos ha dejado.
(1973). Aricó es forzado a exiliarse por la dictadura
educativos, culturales y ambientales de América Latina abandono de esa certeza, como la búsqueda permanente militar que se inicia en 1976, instalándose en México,
y el Caribe.

José Aricó
por encontrarle una sustitución a la altura de los distintos DEL PRÓLOGO DE MARTÍN CORTÉS donde continuará con su trabajo.
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e
instituciones que actúan en el campo de las ciencias En ese contexto escribirá sus textos más sustantivos,
sociales y las humanidades. sobre Marx, sobre Juan B. Justo y fundamentalmente
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- sobre José Carlos Mariátegui, participando activamente
démica en América Latina y el Caribe. de las importante relecturas del peruano que se realizan en
aquellos tiempos. Retorna a Buenos Aires con el fin de la
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico
Sur-Sur y Norte-Sur. dictadura y contribuye en 1984 a la fundación del Club de
Cultura Socialista, espacio articulador de buena parte de
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
los debates intelectuales de los años ochenta, que tienen a
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
la cuestión democrática como horizonte fundamental de
más pobres de América Latina y el Caribe.
discusión. En ese marco comienza a publicar, en 1986,
• Intervenir en el debate público nacional y regional, junto con Juan Carlos Portantiero y Jorge Tula, la revista 
aportando las perspectivas y contribuciones de la
La ciudad futura. En los ochenta continúa también con
investigación social basada en resultados. Patrocinado por sus tareas de investigación –incorporándose al CONI-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- CET-– fundamentalmente en torno de la historia de las
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en izquierdas argentinas y latinoamericanas. Fallece en Bue-
temas sociales, educativos, culturales y ambientales,
nos Aires en agosto de 1991.
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
cias sociales y a las evidencias que la investigación Agencia Sueca de Desarrollo Internacional Sus publicaciones más importantes son:  Mariátegui y
social aporta. los orígenes del marxismo latinoamericano  (México,
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a
Antología esencial Cuadernos de Pasado y Presente, 1978), Marx y América
Latina  (Lima, CEDEP, 1980; reedición ampliada en:
la democratización del acceso al conocimiento y per- México, Alianza, 1982), La cola del diablo (Buenos Aires,
mitiendo su más activa utilización por parte de los Edición, selección y prólogo de Puntosur, 1988)  La hipótesis de Justo  (Buenos Aires,
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Sudamericana, 1999), Nueve lecciones de economía y
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario. MARTÍN CORTÉS política en el marxismo (México, COLMEX, 2011)

ISBN 978-987-722-284-5

COLECCIÓN ANTOLOGÍAS DEL PENSAMIENTO


9 789877 222845 SOCIAL LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO
ARICÓ

Black
José Aricó

Dilemas del marxismo


en América Latina
Antología esencial
Aricó, José
José Aricó : dilemas del marxismo en América Latina : antología esencial /
José Aricó ; editado por Martín Cortés. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de
Buenos Aires : CLACSO, 2017.
Libro digital, PDF - (Antologías del pensamiento social latinoamericano y
caribeño / Gentili, Pablo)

ISBN 978-987-722-284-5

1. Marxismo. 2. Pensamiento Americano. I. Cortés, Martín, ed. II. Título.


CDD 320.5322

Otros descriptores asignados por la Biblioteca virtual de CLACSO:


Pensamiento Crítico / Marxismo / Socialismo / Izquierdas / Democracia /
Dictadura / Estado / Cultura / Argentina / América Latina
Colección
Antologías del Pensamiento Social
Latinoamericano y Caribeño

José Aricó

Dilemas del marxismo


en América Latina
Antología esencial

Edición, selección y prólogo de


Martín Cortés
Colección Antologías del Pensamiento Social Latinoamericano y Caribeño

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CONOCIMIENTO ABIERTO, CONOCIMIENTO LIBRE.

Primera edición
José Aricó: dilemas del marxismo en América Latina: antología esencial (Buenos Aires: CLACSO, noviembre de 2017)

ISBN 978-987-722-284-5
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no necesariamente refleja los puntos de vista de la Secretaría Ejecutiva de CLACSO.
Índice

Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano............................................... 15


Martín Cortés
Paradoja: la virtud de la escritura, detrás del poder de la edición .............................. 16
Recorrido de Aricó (y de esta antología)........................................................................ 20
Bibliografía.......................................................................................................................... 40

¿Marxismo versus leninismo?....................................................................................... 43


Bibliografía.......................................................................................................................... 50

Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado moderno,


de Antonio Gramsci....................................................................................................... 53
Bibliografía.......................................................................................................................... 68

Pasado y presente........................................................................................................... 71
I............................................................................................................................................. 71
II............................................................................................................................................ 76
III.......................................................................................................................................... 83
IV.......................................................................................................................................... 88
V............................................................................................................................................ 96
Bibliografía.......................................................................................................................... 99

El peronismo y los problemas de la izquierda argentina............................................ 101


Bibliografía........................................................................................................................ 114

El marxismo antihumanista....................................................................................... 117


Bibliografía........................................................................................................................ 122

Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci...................... 123


Bibliografía........................................................................................................................ 140
8 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Nueve lecciones de economía y política en el marxismo


Lección cuarta ............................................................................................................. 143
Tema III (primera clase).................................................................................................. 143
[Del original A].................................................................................................................. 163
Lección quinta................................................................................................................... 169
[Del original A].................................................................................................................. 188
Lección octava.................................................................................................................. 205
[Del original A].................................................................................................................. 233
[Del original A] [Anexo a la clase N° 8]......................................................................... 263
Bibliografía ....................................................................................................................... 267

Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara.......................... 271


Nota Editorial................................................................................................................... 276
Bibliografía........................................................................................................................ 277

Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú......................................... 279


I........................................................................................................................................... 279
II.......................................................................................................................................... 285
III........................................................................................................................................ 294
IV ....................................................................................................................................... 305
V.......................................................................................................................................... 311
Bibliografía........................................................................................................................ 323

La hipótesis de Justo. Escritos sobre el socialismo en América Latina..................... 327


Introducción: América Latina como una unidad problemática ................................. 327
I. Para un análisis del socialismo y del anarquismo latinoamericanos..................... 334
Índice9

II. La hipótesis de Justo................................................................................................... 368


Mariátegui y los orígenes del marxismo latinoamericano.......................................... 444
Bibliografía........................................................................................................................ 493

Marx y América Latina: El Bolívar de Marx............................................................... 505


Apéndice............................................................................................................................ 525
Nota III. Marx y el porvenir social en Rusia................................................................. 525
Nota IV. El desplazamiento del campo de interés de Marx
hacia las comunidades agrarias...................................................................................... 526
Epílogo a la segunda edición.......................................................................................... 533
I........................................................................................................................................... 533
II.......................................................................................................................................... 539
III........................................................................................................................................ 549
IV......................................................................................................................................... 553
Bibliografía........................................................................................................................ 565
Enciclopedias y diccionarios:......................................................................................... 568

Ni cinismo ni utopía................................................................................................... 569


Bibliografía........................................................................................................................ 579

Otto Bauer y la cuestión nacional............................................................................... 581


Bibliografía........................................................................................................................ 588

Marxismo latinoamericano......................................................................................... 591


I. Consideraciones generales.......................................................................................... 591
II. Juan B. Justo y su reinterpretación del marxismo.................................................. 596
III. El leninismo en América Latina................................................................................ 601
10 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

IV. Mariátegui y la formulación de un marxismo latinoamericano............................ 603


V. EL marxismo latinoamericano desde los años treinta
hasta la Revolución Cubana ........................................................................................... 610
VI. El marxismo latinoamericano a partir de la Revolución Cubana........................ 614
Bibliografía........................................................................................................................ 616

Socialismo latinoamericano........................................................................................ 619


I Consideraciones generales........................................................................................... 619
II Relaciones continentales e internacionales ............................................................. 622
III El socialismo argentino ............................................................................................. 623
IV Otras organizaciones socialistas .............................................................................. 626
Bibliografía........................................................................................................................ 629

Marx y América Latina............................................................................................... 631


América Latina: El confín del mundo de Marx............................................................. 631
Contextualizar a Marx .................................................................................................... 634
Cuatro excusas equivocadas .......................................................................................... 635
Actitud política desviante ............................................................................................... 640
La revolución como separadora de las aguas............................................................... 641
La sustitución del movimiento real por un falso héroe .............................................. 644
Los puntos límites como puntos de partida.................................................................. 646
Bibliografía........................................................................................................................ 647
Nota biográfica ................................................................................................................ 647

Democracia y socialismo en América Latina............................................................. 649


Índice11

Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”. Teoría del partisano.


Notas complementarias al concepto de lo “político”, de Carl Schmitt.......................... 657
Presentación..................................................................................................................... 657
Nota biográfica ................................................................................................................ 669
Bibliografía........................................................................................................................ 672

El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo


la vieja cuestión........................................................................................................... 675
I........................................................................................................................................... 675
II.......................................................................................................................................... 678
III........................................................................................................................................ 680
IV........................................................................................................................................ 683
V.......................................................................................................................................... 685
VI ....................................................................................................................................... 688
VII....................................................................................................................................... 690
VIII...................................................................................................................................... 693
Bibliografía ....................................................................................................................... 698

Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina.................................. 699


Bibliografía........................................................................................................................ 707

América Latina: El destino se llama democracia....................................................... 709


Bibliografía........................................................................................................................ 726

Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos


“pensar” América?....................................................................................................... 727
12 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El populismo ruso........................................................................................................ 777


Bibliografía........................................................................................................................ 803

La izquierda................................................................................................................. 805

Pasado y Presente........................................................................................................ 813

El espejo de Occidente.................................................................................................. 819


El Imperio del Mal ........................................................................................................... 819
La idea de Europa ............................................................................................................ 820
Examen de conciencia .................................................................................................... 821
Bibliografía........................................................................................................................ 822

La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina


¿Por qué Gramsci en América Latina?....................................................................... 823
1.......................................................................................................................................... 824
2.......................................................................................................................................... 833
3.......................................................................................................................................... 841
4.......................................................................................................................................... 851
5.......................................................................................................................................... 865
Bibliografía........................................................................................................................ 869

Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana........... 875


I........................................................................................................................................... 875
II.......................................................................................................................................... 877
III........................................................................................................................................ 880
Bibliografía........................................................................................................................ 884
Índice13

Guevara y las tradiciones latinoamericanas.............................................................. 885

Los intelectuales en una ciudad de frontera................................................................ 899


I........................................................................................................................................... 899
II.......................................................................................................................................... 901
III........................................................................................................................................ 902
IV........................................................................................................................................ 905
V.......................................................................................................................................... 907
Bibliografía........................................................................................................................ 908

Crisis del socialismo, crisis del marxismo................................................................. 911


Bibliografía ....................................................................................................................... 935

1917 y América Latina................................................................................................ 937


Bibliografía........................................................................................................................ 949

La última entrevista a José M. Aricó........................................................................... 951


Villa María, Córdoba........................................................................................................ 951
En el Partido Comunista................................................................................................. 952
Gramsci.............................................................................................................................. 954
Testimonio de Oscar del Barco....................................................................................... 955
[Continúa la entrevista Carlos Altamirano].................................................................. 956
Córdoba - Buenos Aires................................................................................................... 957
Pasado y presente............................................................................................................ 957
La guerrilla guevarista..................................................................................................... 959
Clase obrera y peronismo............................................................................................... 960
Sobre la condición obrera............................................................................................... 962
14 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Montoneros, 1973............................................................................................................. 963


Pasado y Presente. Segunda etapa................................................................................. 964
México - Buenos Aires..................................................................................................... 966

Walter Benjamin, el aguafiestas.................................................................................. 969


Bibliografía........................................................................................................................ 971

Benjamin en español................................................................................................... 973


Bibliografía........................................................................................................................ 977

La búsqueda de una tercera vía................................................................................... 981


Caducidad de una herencia............................................................................................. 982
Tradición y modernidad en la encrucijada.................................................................... 984
Los límites de la democratización.................................................................................. 986
Relaciones entre democracia y modernidad................................................................ 987
Necesidad de una perspectiva continental................................................................... 988
Tomar conciencia de las potencialidades..................................................................... 990
Defender la posibilidad de una “tercera vía”................................................................ 991
Bibliografía........................................................................................................................ 992

Repensándolo todo (tal vez siempre haya sido así).................................................... 993


Homenaje a José Aricó.................................................................................................... 993
La unidad latinoamericana.............................................................................................. 997
Bibliografía........................................................................................................................ 998
Prólogo: Fragmentos
de un marxismo latinoamericano
Martín Cortés*

El interés por la obra de José Aricó se ha in- latinoamericanos del revolucionario sardo, des-
crementado notablemente en los últimos años. tacándose allí nuestro autor, naturalmente al
Desde coloquios realizados en su nombre hasta lado de grandes figuras del gramscismo de la re-
publicaciones de libros dedicados a su figura, gión como Carlos Nelson Coutinho, Juan Carlos
pasando por infinidad de artículos y textos bre- Portantiero o Dora Kanoussi.
ves, e incluyendo un creciente interés por sus Difícil saber con precisión a qué se debe este
producciones desde fuera de América Latina: re- entusiasmo por Aricó, aunque acaso esta breve
cientemente se ha traducido su Marx y América introducción pretenda esbozar algunas hipóte-
Latina al inglés –y tanto en Estados Unidos sis al respecto. Una primera cuestión que podría
como en Inglaterra existen indagaciones en tor- subrayarse, y sobre la cual la presente antología
no de su obra–, y el mundo gramsciano italiano pretende poner foco, es la progresiva importan-
vuelve una vez más su mirada sobre los lectores cia que vienen cobrando en debates teórico-polí-
ticos del mundo de las izquierdas los escritos de
Aricó. Remarcamos la palabra porque estamos
* Martín Cortés es Doctor en Ciencias Sociales (Uni- frente a una figura cuyas contribuciones teóri-
versidad de Buenos Aires) y Filosofía (Université Paris
cas han estado opacadas por una situación algo
8). Docente de grado y posgrado en la Universidad de
Buenos Aires. Ha ofrecido cursos y conferencias en dis- paradójica: fue tan fenomenal su trabajo como
tintas universidades de Argentina y el exterior. Es Inves- editor, que sus propias reflexiones teóricas han
tigador Asistente del CONICET, con sede en la Universi- quedado en un segundo plano. Recapitulemos:
dad Nacional de General Sarmiento, y Coordinador del entre los Cuadernos de Pasado y Presente, que
Departamento de Estudios Políticos del Centro Cultural
funcionaron entre 1968 y 1983 en tres ciudades
de la Cooperación Floreal Gorini, en Buenos Aires. Ha
publicado diversos libros y artículos sobre teoría políti- distintas (Córdoba, Buenos Aires, México) y
ca, teoría del Estado y marxismo latinoamericano. la Biblioteca del Pensamiento Socialista que
16 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Aricó dirigió en tiempos de su exilio en México, debemos referirnos al marxismo que Aricó pone
podemos contar al menos con dos centenas de en juego, entendiéndolo como un gran campo
libros introducidos al debate marxista latinoa- de complejos y heterogéneos saberes que pue-
mericano; títulos centrales como la traducción den ser hilados en distintas series de acuerdo
de los Grundrisse y la nueva traducción de El a las necesidades que los convocan. Por esto
Capital, y títulos extraños, situados en los leja- Aricó era un traductor, pero también un inven-
nos bordes de una tradición que Aricó insistía tor de libros, que componía títulos convocando
en mostrar como una inmensa familia de bús- piezas que encontraban su articulación solo re-
quedas y problemas. No contamos aquí otras trospectivamente, una vez que formaban parte
experiencias editoriales “menores” en canti- de ese nuevo libro1.
dad, pero no por ello en importancia: Signos en
Argentina y Folios en México, solo por mencio-
nar dos sobre las que algo diremos más abajo. Ni Paradoja: la virtud de la escritura,
Marx ni el marxismo, entonces, tienen en caste- detrás del poder de la edición
llano la misma espesura antes y después de la
intervención editorial de Aricó. Así, su trabajo Partimos entonces de una paradoja: la virtud
ha producido efectos perdurables en una larga editorial de Aricó puede ser leída como una
serie de lectores de los cuales muchos proba- gran contribución teórica a los debates marxis-
blemente ni estuvieran al tanto de esa tarea de tas, a pesar de lo cual esa misma contribución
traducción que sustentaba las posibilidades mis-
mas de esas lecturas. Aquí la palabra traducción
1 Hemos desarrollado la hipótesis de lectura del mar-
va mucho más allá del acto estricto de trasponer xismo de Aricó como un gran ejercicio de traducción,
un texto a otra lengua: se trata al mismo tiempo entendiendo por ello la preocupación por poner en re-
de un modo de intervención, bajo la hipótesis lación la productividad crítica del marxismo con las sin-
de que problemas teórico-políticos del presen- gularidades históricas de la realidad latinoamericana, lo
te pueden ser pensados o leídos por medio de cual implica, a la vez, un proceso de producción teórica
que rearticula cada vez el corpus marxista de acuerdo
un rodeo, de un ejercicio que los confronte con a las preocupaciones que lo convocan. Para un mayor
otros modos en que problemas similares fueron desarrollo de esta tesis, y en general una mirada más am-
tratados. De allí también la amplitud con que plia sobre el marxismo de Aricó, ver Cortés (2015).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés17

opaca las reflexiones escritas por el propio de interrogante persistente que leemos funcio-
Aricó. Estas, claro está, acompañan en buena nando por debajo de las diversas intervencio-
medida esa vocación editora, y de allí también nes de Aricó: las condiciones de posibilidad de
la centralidad de atender a la infinidad de pró- un marxismo traducido a la realidad latinoa-
logos escritos por nuestro autor (en esta anto- mericana. Ahora bien, esta antología tiene en
logía apenas reproducimos un puñado de ellos, realidad un doble propósito. Por un lado, lo
quizá los más relevantes, pero en ningún senti- ya dicho acerca de resaltar las contribuciones
do los únicos). En su conjunto, escritos y edi- teóricas y conceptuales de Aricó para pensar
ciones pueden ser pensados como dos aspec- diversos dilemas del marxismo y el socialismo
tos de una misma obra, que intenta pensar los en la región. Pero, al mismo tiempo, se trata
modos en que un marxismo latinoamericano también de hacer una presentación extensiva
es posible. Sin embargo, la paradoja señalada de la figura de Aricó, que justamente contribu-
dificulta tomar en consideración por su propio ya a diluir el equívoco en virtud del cual se con-
peso esos escritos. Por fortuna, decíamos, este sidera que sus escritos son menores también
entuerto es el que se está tendiendo a desarmar en términos cuantitativos. Al mismo tiempo
en los últimos años, y esta antología tiene la que pretendemos atacar este prejuicio, perse-
precisa y explícita pretensión de continuar por guimos el propósito más inmediato de hacer
esa senda: se trata de mostrar al Aricó teórico una exposición general del autor en cuestión.
del marxismo latinoamericano. Podríamos articular lo planteado hasta aquí
Ciertamente con ello no concluyen los pro- para empezar de nuevo diciendo que esa es la
blemas, sino que más bien comienzan. Pues intención primaria de esta antología: presentar
aquello que suponemos como el marxismo la- a Aricó como un autor fundamental de la teoría
tinoamericano de Aricó está lejos de hallarse política latinoamericana de las últimas déca-
en un texto o tratado al respecto. Antes que das, a partir de sus contribuciones para pensar
eso, admitimos, se trata de una operación de los dilemas y las desventuras del marxismo en
lectura proyectada sobre una amplia variedad nuestra región.
de fragmentos que recorren ciertamente pro- Al tratarse de una presentación, el ordena-
blemas muy diversos, y enfocados de distintas miento de los materiales será cronológico y
maneras. Se trataría, entonces, de una suerte tendrá una intención, al menos parcial, de ser
18 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

un trabajo representativo de las distintas preo- la realidad peruana de José Carlos Mariátegui,
cupaciones y abordajes que recorrieron la obra publicados en 1928, como el único texto de
de Aricó. Decimos parcial porque efectivamen- marxismo latinoamericano que podía recono-
te queremos mostrar destellos de sus diversas cerse en la larga tradición escrita de las izquier-
épocas y espacios de intervención (a modo de das de la región. Desmesurada afirmación que
extremos indicativos, incluimos la primera pu- evidentemente tenía el objetivo de dejar claro
blicación que se le conoce, de 1957, y el texto el punto: la alquimia entre vocación universal
póstumo, escrito en sus últimos meses de vida, emacipatoria –aquello que provee el marxis-
con que se lo despide en 1992 en la revista La mo– y singularidad histórica latinoamerica-
ciudad futura, a un año de su fallecimiento), na no está dada ni es autoevidente, sino más
al tiempo que el propósito de mostrar su va- bien un complejo ejercicio que se confronta
lor teórico nos delinea también el recorte que con todo tipo de tentaciones y deslizamientos
coloca el énfasis en algunos textos en particu- que atentan contra sus posibilidades de éxito.
lar. En su conjunto, como sugiere el título de Acaso en la soledad de Mariátegui en esta em-
esta presentación, se trata de reunir fragmen- presa traductora esté la explicación, para Aricó,
tos de un discurso que invitamos a leer como del hecho de que la historia de las izquierdas
la búsqueda de las condiciones de producción en la región sea ante todo el drama del desen-
de un marxismo latinoamericano. Con este cuentro, de dos vías –la del socialismo y la del
esquivo par, marxismo latinoamericano, nos movimiento popular– que las más de las veces
referimos no más que a un modo virtuoso de corrieron paralelas y sin encontrarse. ¿Qué hay
articulación entre elementos de distinto orden, entonces en Mariátegui como secreto para de-
teóricos e históricos. Aricó no expresó explíci- velar el enigma del desencuentro? Una “lección
tamente que esta búsqueda fuera su propósito, de método”, como dice por allí nuestro autor: el
mucho menos que en ella pudiera articularse la esfuerzo por pensar en clave marxista y en sue-
gran variedad de sus escritos y empresas cul- lo peruano. Puesta la cuestión de este modo, el
turales e intelectuales, pero nos animamos a punto de partida es siempre el de una lectura
poner nosotros allí el valor más duradero de su situada en una coyuntura problemática, pen-
contribución. En más de una ocasión, Aricó se sada desde una búsqueda emancipatoria. De
refirió a los Siete ensayos de interpretación de este modo, es a partir de las singularidades de
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés19

esa coyuntura, de cada coyuntura (pero con el fuga antes que el del sistema de pensamien-
auxilio del marxismo como horizonte teórico to. Podemos con esto referirnos a la segunda
–y eventualmente de “todo” el marxismo, si nos particularidad que mencionábamos más arriba:
guiáramos por la insaciable vocación traducto- el propio modo de construcción del marxismo
ra de Aricó–), que se dirimen los elementos que latinoamericano como problema. Cabe aquí
pueden hacer a su ruptura. una analogía con aquello que Gramsci sostenía
Volvamos entonces a la noción de fragmen- para la historia de las clases subalternas: ésta
to. Esta antología está animada por una for- se nos aparece disgregada y episódica. La falta
ma fragmentaria. Quizá todas las antologías de un relato triunfal en la historia popular no
lo estén, pero aquí hay una particularidad, responde –al menos no principalmente– a la
o más bien dos. Por un lado, el fragmento es falta de historiadores capaces de escribirla, si
claramente una forma de trabajo de Aricó. no a su condición subalterna y la acumulación
No podrían comprenderse sus contribuciones de derrotas que eso supone. El marxismo en
si no es a través del armado de series con su América Latina corre una suerte similar: no ha
infinidad de prólogos, artículos dispersos, no- sido la forma, teórica ni política, predominante
tas. También están sus libros, que aquí resal- en los modos de organización de las clases sub-
tamos por su valor teórico, pero que no dejan alternas. El desencuentro al que nos referimos
de encadenarse virtuosamente con esas series más arriba es también la razón para emprender
de textos fragmentarios. El trabajo de arma- una búsqueda de ese marxismo latinoamerica-
do de series, vale aclarar, es del lector mucho no en intersticios, proyectos truncos, pliegues
más que del autor (o del “antologista”), que en no visitados, en suma, en fragmentos que no
todo caso y a partir de ese trabajo fragmenta- constituyen, ni pueden hacerlo, trozos de una
rio fuerza aún más el carácter de intervención gran historia lineal, sino más bien, formas in-
de todo acto de lectura. Estamos entonces termitentes de aparecer de una posibilidad que,
frente a una obra dispersa, y que además admi- desde el punto de vista de Aricó, vale la pena
ra otras obras dispersas: Gramsci como caso recuperar para seguir explorando.
paradigmático. Pero el Marx de Aricó tam- Dicho esto, y como parte de las tareas pre-
bién es mucho más el de los fragmentos que vistas para introducir una antología, quisiéra-
el de las grandes obras, el de los puntos de mos inscribir los textos que aquí presentamos
20 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en un breve ensayo de periodización de la obra gía no es justa ni equitativa en la cantidad de


de Aricó, que nos permita a la vez conocer las textos seleccionados por período, y también
grandes pinceladas de su itinerario intelectual. es ciertamente tendenciosa en aquellos que
Para los términos generales de este recorrido, sí toma. En ambos casos, se trata de seguir
nos basamos a diversos trabajos que, en líneas la indicación que venimos planteando: por un
generales, coinciden en torno de cómo caracte- lado mostrar la prolífica producción de Aricó,
rizar los distintos momentos de la producción al menos en sus textos o intervenciones más
de nuestro autor2. Como veremos, la antolo- características, y por el otro, poner el acento
en los fragmentos que nos permitan dibujar el
contorno de esa gran empresa de búsqueda de
2 La periodización general de la obra de Aricó sue- un marxismo latinoamericano que considera-
le coincidir, aun si hay matices entre los diversos co-
mentaristas, en las grandes coordenadas que permiten
mos puede hallarse en su obra.
ordenarla: (1) un primer período se extiende desde su
militancia juvenil en el PCA -1947- hasta la expulsión
en 1963; (2) el segundo momento, signado por la expe- Recorrido de Aricó (y de esta
riencia de la revista Pasado y Presente, y luego por los antología)
Cuadernos homónimos, reúne las diversas lecturas he-
terodoxas del marxismo, y la aproximación a distintas
experiencias políticas en Córdoba (hasta 1970) y luego 1. En el principio fue el comunismo
en Buenos Aires (hasta 1976); (3) el tercer momento re-
mite al exilio mexicano, a partir de 1976, marcado por Muchos personajes salientes de la nueva iz-
un “redescubrimiento” de la realidad latinoamericana quierda argentina y latinoamericana (e incluso
–manifiesta sobre todo en la recuperación de la figura
de José Carlos Mariátegui– y, al mismo tiempo, un ma-
global) emergen en los agitados años sesenta
yor espacio para el trabajo de investigación, alejado de como figuras intelectuales de peso a partir de
las urgencias políticas que habían signado su vida; (4) sus rupturas con organizaciones de izquierda de
por último, el momento de retorno a la Argentina, par- tipo tradicional, entendiendo por ello a partidos
ticipando de las expectativas que generaba el naciente comunistas y socialistas. En muchos casos, se
gobierno de Raúl Alfonsín, y fundando el Club de Cul-
tura Socialista, espacio de debate teórico-político que
trata de trayectorias efímeras en aquellos espa-
fue, a su modo, signo de los años ochenta. Ver De Ipola cios, y de posteriores largos despliegues que de
(2005), Crespo (2001) y Burgos (2004) algún modo obturan la referencia a aquello que
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés21

queda marcado en el lugar de los lejanos oríge- tiempos nos llega uno de sus más entrañables
nes o, incluso, los pecados de juventud. En el recuerdos, que nos permite situar en los tiem-
caso de Aricó sucede algo de esto, efectivamen- pos de militancia comunista el principio de la
te se lo reconoce infinitamente más por todo invariante preocupación por el desencuentro.
lo hecho luego de ser expulsado del Partido Todavía antes de ingresar al PCA y ya interesa-
Comunista argentino (PCA) en 1963 que por lo do por la política, el joven Aricó asiste, en 1945,
que hacía allí. Las razones para ello no dejan de a un acto estudiantil en contra del gobierno de
tener una base material fuerte: son muchos más Farrell, cuyo secretario de Trabajo y Previsión
los textos e iniciativas intelectuales las que pro- era Juan Domingo Perón:
dujo después de ese año que antes. Y son todas
esas iniciativas las que le dieron la trascenden- Ese acto fue relevante porque los ferroviarios
cia de la que hoy goza su figura. organizados en una marcha nos disolvieron ese
Sin embargo, es muy difícil, si se hace una acto que se hizo en una plaza. Entonces, me en-
evaluación detenida del asunto, considerar el contraba por primera vez con esto que luego va a
paso de Aricó por el PCA como un aspecto me- ser un desencuentro histórico entre el movimien-
nor de su formación, o como un período efímero to estudiantil, que tiene propuestas democráticas
y anecdótico. En primer lugar, por una razón casi de avanzada, de cambio, de justicia social, frente
de orden cuantitativo: Aricó, que había nacido a un movimiento –los ferroviarios– que también
en 1931 en la localidad cordobesa de Villa María, planteaban justicia social, etc., y que sin embar-
fue un militante comunista durante más de quin- go, se las agarraban con nosotros. Nos hicieron
ce años, desde su adolescencia, ingresando a la pedazos el acto, tiraron piedras, rompieron el
organización en 1947, hasta el ya mencionado lugar donde estaban hablando los oradores. Esta
1963, del que luego diremos algo más. En ese fue la primera impresión fuerte de mi encuentro
período tuvo diversas ocupaciones, tanto inte- con la política (Aricó, 1991a: 77-78)
lectuales como políticas, y combinó justamente
el trabajo en estos dos planos: estuvo a cargo de Años de incertidumbre, principalmente respec-
diversas instancias de formación, y fue también to del peronismo, y con ello, de la acción con-
una destacada figura de la Federación Juvenil creta de la clase trabajadora y del gran enigma
Comunista de Córdoba. Justamente de aquellos del hecho nacional. En las propias palabras de
22 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Aricó, su “encuentro con la política” coincide necesidad de incorporar a Gramsci –todavía


con un “desencuentro histórico”, que luego estrictamente asociado al marxismo-leninis-
será elaborado en la insistente pregunta por mo– al “acervo ideológico de nuestro pueblo”,
las vías divergentes que tantas veces han to- en virtud de las particulares virtudes del italia-
mado izquierdas y movimientos populares en no para pensar lejos del dogmatismo y a partir
Argentina, y en América Latina. Acaso instiga- de los dilemas que ofrece la realidad. Incluimos
dos por ese desencuentro –es fácil al menos también el primer artículo publicado por Aricó,
realizar retrospectivamente esta lectura–, son cinco años antes, en la revista Cuadernos de
también años de encuentro con grandes preo- Cultura, donde se confronta nada menos que
cupaciones intelectuales, especialmente con la con Rodolfo Mondolfo, en particular con un li-
figura que no faltaría como fondo de ninguno bro suyo de 1956 que operaba sobre Gramsci
de sus grandes proyectos: Antonio Gramsci. rescatando todo lo que en él se distinguía de
En la década del cincuenta Aricó se aproxima Lenin, desde una pespectiva humanista y demo-
a Gramsci, primero como curioso lector –jus- crática que intentaba remontarse hasta Marx.
tamente en 1950 es la primera publicación del El joven Aricó reaccionaba con furia contra el
italiano en Argentina, sus Cartas de la Cárcel–, perfil liberal del gran profesor italiano.
luego como traductor aficionado y, finalmen- Los años formativos de Aricó, a diferencia
te, como parte del proyecto de Héctor Agosti de los de tantos referentes de la “nueva iz-
de traducir las Cuadernos de la Cárcel en la quierda”, son años alejados de la universidad
editorial comunista Lautaro. Allí Aricó contri- y marcados por la organicidad al comunismo,
buye con la traducción de Literatura y Vida lo cual configura su carácter de autodidacta y
Nacional y con la revisión de la traducción, deja evidentes marcas en su itinerario poste-
realizada por Raul Sciarreta, de Los intelec- rior. Aun si hasta sus últimos días será un duro
tuales y la organización de la cultura. Luego, crítico del PCA, hay una sensibilidad política
en 1962, traducirá Notas sobre Maquiavelo, e intelectual que ciertamente parece remitir a
la política y el Estado Moderno, ocasión en aquellos años. Juan Carlos Cena, obrero ferro-
la que escribe, además, su primer prólogo. En viario que conoció a Aricó en los cincuenta en
este texto, incluido en la presente antología, Córdoba y que lo reencontró en México en el
aparece una temprana preocupación por la exilio, recuerda un detalle muy singular de los
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés23

espacios de formación coordinados por Aricó a podría extenderse un poco más allá, habida
los que acudía: “Pancho decía: ‘Si querés saber cuenta de que esa expresión gramsciana quedó
de política, leé literatura. La literatura te pinta adherida a la figura de Aricó, y de algunos otros,
una sociedad, la política te la fragmenta. Leé más allá de que sus actividades efectivas se lle-
Tolstoi, leé Dostoievski’ Yo me hice tolstoiano varan adelante bajo ese nombre. Aquí nos refe-
por Pancho”3. Por otro lado, aunque se trate de riremos, sin embargo y por razones que saltarán
una hipótesis impresionista y no a ser probada, a la vista, a los años que llegan hasta la partida
se podría sostener que esa infinita y prolífica hacia México en calidad de exiliado, en 1976.
búsqueda político-intelectual que caracterizó La revista Pasado y Presente ha merecido una
el itinerario de Aricó luego de 1963 (y que no importante cantidad de estudios y referencias,
encontró nunca un nuevo espacio de militancia de modo que no es preciso aquí reconstruir su
en sentido estricto) buscaba acaso responder, génesis y desarrollo4. Sí nos interesa señalar al-
desde estrategias diversas, a los mismos enig- gunas de sus características salientes que dejan
mas en torno de la nación, de la clase obrera, marcas visibles en la trayectoria de Aricó. Quizá
del peronismo, del comunismo y de la política la principal consista en la convicción de que los
en general constituidos en aquella singular at- grandes problemas que enfrentaba el marxis-
mósfera cordobesa. mo –en aquel contexto que reunía la crisis del
estalinismo con la revolución cubana a nivel
internacional, y los interrogantes en torno de
2. Bajo el signo de Pasado y Presente la relación entre izquierdas y peronismo en la
Argentina– podían ser abordados buscando di-
Este subtítulo podría enmarcar el itinerario versas torsiones internas a la tradición, o cuan-
intelectual de Aricó al menos hasta 1983, año to menos ensayando nuevas formas virtuosas
en que se edita el último de los noventa y ocho de relación entre marxismo y otros campos del
Cuadernos de Pasado y Presente, e incluso saber y la cultura contemporánea. Según Aricó
explica en el primer editorial, que incluimos en

3 Entrevista con Juan Carlos Cena, realizada en Bue-


nos Aires en julio de 2012 4 Ver especialmente Burgos (2004)
24 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

esta antología, las preguntas fundamentales del “frente único”. Como se sabe, el PCA no recibió
marxismo, en torno de las clases sociales en la de buen modo la invitación, y tras algunas dis-
historia, debe combinarse con una búsqueda cusiones e idas y vueltas, el colectivo editor es
denodada por identificar las características sin- expulsado del Partido.
gulares de la sociedad que se analiza. Ello impli- Hasta su exilio en México en 1976, Aricó vive
ca, en el lenguaje expansivo de un marxismo to- en Córdoba (hasta 1970) y luego en Buenos Aires.
talizante: “no dejar de lado por consideraciones De acuerdo a su propio testimonio, fueron años
políticas del momento a diversos aspectos del de peregrinación tras un sujeto político5 que re-
conocimiento humano (psicología, sociopsico- sultaba esquivo y resbaladizo: la militancia orgá-
logía, antropología social y cultural, sociología, nica fue una experiencia que no se repitió, y en
psicoanálisis, etc.), abandonando a la ideolo- su lugar se sucedieron distintas formas de apro-
gía burguesa contemporánea campos que ya ximación a experiencias políticas que iban sacu-
el marxismo en 1844 reclamaba como suyos” diendo el mundo de las izquierdas argentinas: la
(Aricó, 1963: 15). La confianza en la capacidad guerrilla a mediados de los años sesenta, en un
de “reclamar como suyos” esos campos está efímero contacto con el Ejército Guerrillero del
probada en que tal cosa vendría sucediendo Pueblo de Jorge Masetti en Salta; el sindicalismo
desde los Manuscritos de Marx, en 1844. Será clasista, en los variados contactos del grupo con
posible volver a leer en Aricó diferendos con las las secciones gremiales de izquierda de la activa
plumas del PCA que parecen pasar por esta per- Córdoba de fines de los sesenta; el peronismo
cepción de que aquello que Pasado y Presente de izquierda, en la aproximación a las grandes
muestra, contra las lecturas de la organización,
sería una confianza en los textos marxistas tan- 5 En una entrevista de 1986, Aricó afirma: “Cuando
to para lidiar con nuevas realidades como para, desde el segundo número de la revista [Pasado y Pre-
por eso mismo, eludir los riesgos de dogmati- sente] estuvimos colocados en la situación de un grupo
zación. Así, una tesis de renovación de las dis- que no tenía destinatarios, excepto la sociedad en su
cusiones que se daban en el PCA anima a los conjunto, vivimos esa situación con un sentimiento de
culpa que creíamos poder apagar buscando desespe-
jóvenes a sacar el primer número de la publica- radamente un anclaje político. Creo que la vida de la
ción, todavía como militantes comunistas, aun- revista estuvo marcada por este deambular detrás del
que con el espíritu de emprender una revista de sujeto político” (Aricó, 1986: 22)
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés25

movilizaciones y articulaciones que suceden es la condición de posibilidad de una serie de


al calor del proceso de lucha por el retorno de experiencias fundamentales de la izquierda
Perón y del gobierno de Héctor Cámpora hacia intelectual argentina y latinoamericana de las
1973. Para Aricó en particular, todo esto sucedía últimas décadas.
con la actividad de editor tornándose cada vez Allí se sitúa Aricó, en la encrucijada de
más central en términos de sustento material, y una iniciativa que fracasa y una inquietud que
es en esos años que comenzará a forjar el impo- permanecerá de algún modo buscando en las
nente catálogo que nos ha legado. razones de ese fracaso. Pero no ya el de la in-
La revista Pasado y Presente, en su primera tervención específica en el PCA, sino el proble-
época, perdurará hasta 1965, con un total de ma más general de una izquierda que no logra
nueve números (seis de ellos en números do- ser expresión de masas ni articulación de los
bles), de los cuales sólo el primero, como de- grandes asuntos nacionales. En ese punto el
cíamos, se publica con los editores como parte Aricó editor se destacará cada vez más en el
del PCA. Por ella desfilan diversos temas y pro- oficio de traducir e inventar libros y editoria-
blemas políticos y teóricos. Como prometía el les. Los Cuadernos de Pasado y Presente co-
fragmento citado del primer editorial, el mar- mienzan a editarse en 1968 en Córdoba, pero
xismo se funde en la revista con cuestiones de no es la primera experiencia editorial de nues-
antropología, historia, literatura, psicoanálisis. tro autor. La revista ya prometía algunos títu-
La revista tiene una recepción importante en los que finalmente no salieron o aparecieron
Córdoba y buena influencia en la activa univer- varios años después en los Cuadernos. Pero
sidad local, y su nombre se escucha también se pueden evocar también experiencias me-
con atención en Buenos Aires. A la distancia, nos ambiciosas pero que cumplieron el papel
se trató de una de las experiencias más carac- de iniciar a Aricó en el mundo editorial: del
terísticas de la llamada “nueva izquierda”, tan- contacto con la universidad, en especial con
to en las distintas modalidades de intervención la dirigencia de la Federación Universitaria de
política como en la amplitud intelectual que Córdoba surgen los Cuadernos de la FUC, ma-
mostraba. Si la revista es el producto de un fra- teriales de intervención política que incluían,
caso, respecto de su vocación inicial de inter- por caso, discursos del Che Guevara sobre la
venir en los debates internos del PCA, también lucha anticolonial. De esa experiencia surgirá
26 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la más formalizada Editorial Universitaria de La propuesta de los Cuadernos, vista hoy a la luz
Córdoba (Eudecor), en la que Aricó es nom- de los casi cien números publicados, resulta bas-
brado gerente. La dirigía Gregorio Bermann, tante coherente. Puso en escena las polémicas
personaje por varias razones fundamental en que comprometieron a los marxistas en distintas
la formación de Aricó, especialmente porque épocas y lugares de la historia del movimiento
es el responsable de la ya mencionada publica- obrero y socialista en el mundo: la experiencia de
ción de las Cartas de la Cárcel de Gramsci en la Segunda Internacional y de la Tercera, el pro-
1950. Bermann, que provenía de la mítica refor- blema de la organización política, la teoría de la
ma universitaria que Córdoba había ofrecido a acción de masas, el problema nacional y colonial,
América Latina unas décadas antes, fue políti- la teoría del valor, etcétera (Aricó, 1986: 22-23)
ca y materialmente un apoyo fundamental para
los jóvenes de Pasado y Presente. Eudecor, Ciertamente dentro de esta descripción gene-
con un catálogo más abierto que incluía títu- ral se podrían trazar distintas consideraciones,
los como Televisión y cultura de masas, de agrupamientos y periodizaciones. Pero como
Theodor Adorno, Las vanguardias artísticas aquí solamente estamos siguiendo el itinerario
del siglo XX, de Mario de Micheli, El modo de nuestro autor, digamos que hasta 1970, los
de producción asiático, de Maurice Godelier primeros doce títulos se publican en la ciudad
(que incluía Las formaciones económicas pre- de Córdoba. Los Cuadernos se mudan con Aricó
capitalitas, de Marx), y El drama social de a Buenos Aires. La capital argentina consagra-
la universidad, de Deodoro Roca (una selec- ría definitivamente a un gran editor. Primero a
ción de escritos preparada, precisamente, por través de un pequeño emprendimiento llamado
Bermann), funcionó hasta 1968, año en que se Signos6, producto del encuentro entre los pro-
inician los míticos Cuadernos. Esta gran em- venientes de Córdoba Aricó, Héctor Schmucler
presa de traducción de debates marxistas al y Santiago Funes y dos historiadores de
castellano es difícil de resumir, y tampoco es Buenos Aires: Juan Carlos Garavaglia y Enrique
aquí el sitio para analizarla en profundidad,
pero acaso podemos dar al propio Aricó en be-
neficio de describirla tal como lo hace en una 6 Para un mayor desarrollo de la experiencia de Sig-
entrevista de los años ochenta: nos, ver García (2012).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés27

Tandeter. Signos tenía previstos en su catálogo Los primeros setenta son también los años en
varios títulos próximos a los Cuadernos, incor- los que, en el marco de la convulsionada rea-
porando además colecciones de historia, econo- lidad argentina, la revista Pasado y Presente
mía, literatura y semiótica. Sin embargo, acaso conoce una efímera segunda etapa, con tres
el más ambicioso de sus proyectos, la publica- números publicados en 1973 (el 2 y el 3 como
ción de los Grundrisse de Marx por primera vez número doble). Aricó es nuevamente una de
en castellano, se realizaría en realidad a través las figuras principales de la revista, así como
de otra editorial de la cual Aricó comenzaría a del tono general de acercamiento al peronis-
participar en aquellos años, y a la cual su nom- mo de izquierda que allí se expresa. La revista,
bre permanecería atado por mucho tiempo: de todos modos, no se agota en sus opciones
Siglo XXI. Hasta 1971, esta casa editorial mexi- políticas, sino que vuelve a mostrar amplitud
cana solo distribuía libros en Argentina, pero para tratar diversos problemas teóricos, y para
justamente a partir del trabajo de Signos y del mostrar a sus editores a la altura de los más
nombre que el propio Aricó se iba forjando relevantes debates internacionales de la época.
como editor, el mítico director de la casa central Este período porteño de Aricó se cierra con el
mexicana de Siglo XXI, Arnaldo Orfila Reynal advenimiento de la dictadura militar, que inicia
confía en el grupo de la pequeña editorial para su exilio mexicano.
abrir el capítulo argentino de la misma. Los escritos de Aricó en este período se en-
Aricó fue el gerente de producción editorial cuentran dispersos entre revistas, fascículos,
y encaró una larga serie de proyectos de libros prólogos y notas editoriales. Los prólogos
en la nueva editorial, mientras continuaba la merecerían un trabajo aparte que todavía está
edición de los Cuadernos. Además de los men- pendiente, en parte porque cada uno requiere
cionados Grundrisse, y de decenas de títulos un fino trabajo en torno también de aquello
fundamentales, Siglo XXI emprende una nueva que es prologado, para comprender los modos
edición de El Capital –destinada a superar la en que Aricó va tallando un estilo de interven-
clásica traducción de Wenceslao Roces para ción a través del trabajo editorial. Algunos de
Fondo de Cultura Económica– que comienza los prólogos están firmados con su nombre, en
en Argentina en 1975 y concluye en los años otros se adivina su pluma detrás del “Pasado y
mexicanos a los que nos referiremos más abajo. Presente”. Se trata en muchos casos de textos
28 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

breves, donde se introduce aquello que se Aricó) vuelve sobre la cuestión de la relación
pone a disposición, y se sugiere apenas una entre bases peronistas y organizaciones de iz-
vía de lectura, las más de las veces dejando quierda, en lo que constituía una preocupación
ver las intenciones de resignificar esos vie- común de diversas corrientes de izquierda de
jos problemas teóricos a la luz de dilemas la época, desde el PCA hasta las más variadas
contemporáneos. formaciones políticas que se multiplicaban al
Para esta antología nos hemos inclinado por calor de la activación política de masas carac-
las revistas, seleccionando algunos textos im- terística de los años sesenta. Incluimos ade-
portantes y sobre todo indicativos de los inte- más una reseña de las contribuciones de Louis
reses y las contribuciones de Aricó a los deba- Althusser en la revista Los Libros (este texto
tes de la época: reproducimos aquí el editorial y el anterior nos muestran, por otro lado, una
del primer número de Pasado y Presente, de característica permanente de Aricó: su conver-
1963, por tratarse de un texto emblemático en sación de Aricó con el marxismo italiano y, en
el itinerario intelectual de Aricó y también en la menor medida, con el francés), animada entre
configuración de las preocupaciones de la en- otros por Héctor Schmucler y abocada a dis-
tonces naciente “nueva izquierda”. El lector po- cutir diversos temas a partir de las novedades
drá apreciar allí diversas indagaciones de Aricó editoriales que iban apareciendo. Finalmente,
sobre las tareas de su generación, sobre el sen- nos vamos al segundo período de la revista
tido de producir una revista como ejercicio de Pasado y Presente para publicar un texto de
intervención, sobre los modos de leer a Marx y Aricó sobre el pensamiento de Gramsci, en par-
al marxismo y sobre los problemas sociales y ticular sobre la relación entre base y dirigen-
políticos argentinos y las posibles formas de li- cia. Como solía ocurrir con Aricó, aquello que
diar con ellos. Luego, incluimos un texto inédi- aparece como un posible tema monográfico de
to en español, publicado por Aricó en la revista análisis textual es también una preocupación
italiana Problemi del socialismo en 1965, a pe- por colocar elementos teóricos que permitan
dido de su director Lelio Basso. El texto, que mediar las demandas políticas del momento.
se inscribe en una polémica en torno de las re- De allí que ese texto se pueda colocar en se-
laciones entre izquierda y peronismo (proble- rie con diversas publicaciones de la época, in-
ma crucial en buena parte de la trayectoria de cluidos algunos Cuadernos, que indagaban en
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés29

las formas consejistas y en la acción obrera de de la editorial , de manera que contó con una
base, lugares desde los cuales Aricó pretendía alternativa laboral inmediata a su llegada a
partir en su apoyo al peronismo. México7. De hecho, poco antes de la dictadura
Aricó fue invitado a México por Orfila Reynal
y juntos recorrieron el país por algunas sema-
3. México: marxismo y teoría política nas. En Siglo XXI México participará de diver-
sas colecciones, de las cuales se destaca sin
Este período es ciertamente el más presente lugar a dudas la ya mencionada Biblioteca del
en la antología, en parte porque es cuando en- Pensamiento Socialista. En México, el víncu-
contramos mayor cantidad de textos de Aricó, lo entre Siglo XXI y los Cuadernos sigue sien-
pero la razón no es sólo “cuantitativa”: esta no do orgánico. No solamente porque funcionan
es una antología “justa” en materia de distribu- en un mismo espacio, sino porque la afinidad
ción de textos por períodos, temas o formas de de temas y el trabajo complementario es evi-
escritura. Como hemos dicho, además de pre- dente. En carta a José Sazbón, Aricó afirma,
sentar algunos textos clave de la trayectoria de respecto de sus labores en la editorial:
Aricó, aquí buscamos resaltar especialmente al
“teórico” del marxismo, de allí que dominen las 7 En su documentada investigación sobre el exilio ar-
contribuciones de los años mexicanos, pues es gentino en México, Pablo Yankelevich señala que esa fue
entonces cuando encontramos sus elaboracio- la experiencia de la gran mayoría de los argentinos que
nes conceptuales más finas. hacia allí partieron, al menos de aquellos ligados con el
En México las urgencias de las búsquedas campo intelectual y cultural. Las universidades (especial-
mente la Universidad Nacional Autónoma de México, el
políticas dejan forzosamente lugar a las ta- Colegio de México y la Universidad Autónoma de Pue-
reas intelectuales. Siglo XXI Argentina sería bla) y las editoriales y librerías (en particular Fondo de
cerrada por la dictadura en 1976, incluyendo Cultura Económica, Siglo XXI y Librería Gandhi) fueron
la detención por algunos meses de uno de los ámbitos que acogieron de manera inmediata y privilegia-
colaboradores más próximos de Aricó, Jorge da a los argentinos que llegaban huyendo de la dictadura
militar (Yankelevich, 2010). Este contexto es el que le
Tula, que será también un compañero siempre brindó a Aricó, según variados testimonios, la posibili-
presente en las iniciativas del exilio. Aricó dad de trabajar de manera menos urgente y, de ese modo,
se traslada directamente a la filial mexicana de desplegar también su trabajo como investigador.
30 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Personalmente, además de meter la cuchara en todos Además de su trabajo en Siglo XXI, Aricó par-
los problemas de Siglo XXI: desde la edición de los ticipaba, junto con muchos de quienes habían
libros hasta la forma en que se los acomoda en los sido compañeros en Pasado y Presente, de la
depósitos, trabajo más en particular en las series de Comisión Argentina de Solidaridad10. Este es-
“Biblioteca del Pensamiento Socialista”, “América pacio, presidido por el ex Contorno Noé Jitrik,
Nuestra” y los Cuadernos8 llevaba adelante diversas actividades de solida-
ridad (ligadas con cuestiones de alojamiento,
La entrañable respuesta de Sazbón, da cuenta trabajo y trámites migratorios para los argenti-
de la fama de Aricó como editor y bibliófilo: nos que iban llegando), culturales y de denun-
cia de la dictadura argentina, operando además
[…] veo que para la historia tu figura será indiscerni- como un espacio de articulación de iniciativas
ble de la de Siglo XXI: ‘Pancho Aricó, quien en esa de los distintos grupos de exiliados. Aricó in-
época estaba literalmente tras cada una de las fases tegraba el grupo “de los socialistas”, junto con
de existencia del libro: lo imaginaba, lo producía ini- Portantiero, Schmucler, Jorge Tula, Alberto
cialmente como un ‘concreto mental’, lo escribía, o lo Díaz, Ricardo Nudelman y Emilio de Ípola entre
reescribía, lo prologaba, lo imprimía, lo corregía, lo otros. En 1980, se conforma sobre esta base el
editaba, lo empaquetaba, lo acomodaba en el depósi- Grupo de Discusión Socialista, que participó
to, lo distribuía y a veces acompañaba al lector hasta
la casa para indicarle por sobre el hombro las erratas
supervivientes o una ardua cuestión de interpretación 10 Los exiliados argentinos en México se dividieron
filológica o política9 principalmente en dos sectores expresados en dos es-
pacios político-culturales que los nucleaban. Por un
lado, el COSPA (Comité de Solidaridad con el Pueblo
Argentino), fundado y dirigido por Rodolfo Puigross, li-
gado muy estrechamente con Montoneros. Por el otro,
8 Carta de José Aricó a José Sazbón, fechada en junio estaba la CAS (Comisión Argentina de Solidaridad)
de 1978 en México. Disponible en el Fondo José Sazbón que nucleaba grupos socialistas, peronistas críticos de
del CeDInCI-UNSAM, Buenos Aires. montoneros y diversas expresiones intelectuales y cul-
9 Carta de José Sazbón a José Aricó, fechada en Mara- turales. Para profundizar en las fracturas políticas y las
caibo, Venezuela en diciembre de 1978. Disponible en el instituciones de los argentinos exiliados en México ver
Fondo José Sazbón del CeDInCI-UNSAM, Buenos Aires. Yankelevich, 2010.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés31

bajo ese nombre en varios debates e iniciati- En ese mismo marco general, funcionó la
vas de los últimos años del exilio en México. editorial Folios, dirigida por Nudelman y ani-
En este marco surge también la publicación de mada por varios de los “socialistas” de la CAS.
una importante revista en los debates intelec- El emprendimiento, que funcionaba en torno
tuales de los argentinos exiliados en México: de la infraestructura de la importante librería
Controversia. La revista estaba dedicada a exa- Gandhi en la cual el mismo Nudelman traba-
minar el pasado reciente argentino, con un tono jaba, funcionaba como un pequeño espacio de
fuertemente autocrítico respecto de las prácti- discusión con una importante autonomía de
cas políticas y los universos teóricos que habían cada una de sus colecciones. Allí, Aricó diri-
desplegado las izquierdas, tanto las peronistas gía la colección denominada “El tiempo de la
como las socialistas, en los años inmediatamen- política”, en el marco de la cual aparecerían
te previos (reproducimos aquí una intervención importantes publicaciones que constituían
de Aricó en la revista, a propósito de la relación sustantivas traducciones destinadas a discu-
entre socialismo y democracia). Como parte tir los problemas que se venían tratando en
del ejercicio de revisión amplia de las déca- los debates de la izquierda exiliada y que se
das del sesenta y setenta, la revista, impulsada extenderían a los primeros momentos de la
por el grupo de socialistas, integraba entre sus reapertura democrática. La experiencia de
editores a figuras provenientes del peronismo, Aricó en Folios se extendió hasta 1984, cuan-
pero críticos de Montoneros, y por ello incorpo- do algunos de los títulos editados en México
rados al CAS: Nicolás Casullo y Sergio Caletti. se reeditan en Buenos Aires. Aunque escueta
Junto con estos, Aricó, Schmucler, Portantiero en publicaciones, esta iniciativa de Aricó es
y Ricardo Nudelman, entre otros, integraban el sumamente clara en su propósito de inter-
comité editorial de la revista, que tenía a Jorge vención teórico-política en los temas que ve-
Tula por director y que publicó trece números níamos señalando. Instalada claramente en
entre 1979 y 198111. el contexto de la “crisis del marxismo”, todos
sus textos se inscriben de algún modo en el
11 Para un análisis de la experiencia de Controversia,
intento por interrogar la teoría política del
centrado en los modos en que el marxismo fue puesto marxismo, desplegando además el ejercicio
en discusión en la publicación, ver Giller (2017) más fuerte de diálogo entre esta tradición y
32 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

otras corrientes del pensamiento moderno. La libros en aquellos años), así como con sus más
colección “El tiempo de la política” publicó un finas reflexiones como pensador de la tradición
total de cinco títulos: Los usos de Gramsci, marxista latinoamericana. Enumeremos breve-
de Portantiero, en 1981; el volumen colectivo mente: en 1977 imparte en el Colegio de México
Discutir el Estado, en México en 1982 y en el curso sobre economía y política en el mar-
Buenos Aires en 1983; los Escritos Políticos xismo, editado hace algunos años, primero en
de Max Weber, en dos tomos, en 1982 en México, luego en Argentina, como Nueve lec-
México; los Escritos Políticos de Karl Korsch, ciones de economía y política en el marxismo.
también en dos tomos editados en México en En 1980 se publica en Perú la primera edición
el mismo año y, finalmente, El concepto de lo de Marx y América Latina, que se reeditaría
político, de Carl Schmitt, editado en México y en México dos años después con el agregado
en Buenos Aires en 198412. de un epílogo muy relevante en materia histó-
De modo que entre estas experiencias edi- rica y teórica. De ese mismo año es la escritura
toriales y la vida universitaria en el mundo de buena parte de La hipótesis de Justo, que
mexicano, nos encontraremos con el momento se publicaría póstumamente, en 1999. A ello
más prolífico de Aricó en materia de edición debieran agregarse los textos sobre Mariátegui
(los Cuadernos continúan con más de trein- (desde la compilación Mariátegui y los oríge-
ta títulos editados en México y Aricó asume nes del marxismo latinoamericano, número
la dirección de la Biblioteca del pensamien- 60 de los Cuadernos, encabezado por un largo
to socialista que publica al menos unos cien estudio preliminar de Aricó hasta la participa-
ción en diversas revistas con artículos sobre el
amauta) y la importante variedad de artículos
12 A propósito del Aricó “inventor” de libros al que distribuidos en las más diversas publicaciones.
aludimos más arriba, es interesante señalar que en una Habida cuenta de la abundancia de materia-
nota al pie del texto de Louis Althusser que encabeza les producidos (editados y escritos) por Aricó
el volumen Discutir el Estado, se reenvía al texto de en estos años, se puede suponer que son tam-
Biagio de Giovanni “Difusión de la política y crisis del
estado”, presente en “La teoría marxista del Estado,
bién variados los temas abordados en el perío-
México, DF, Folios, 1982”. Nos fue imposible dar con do. Para esta antología hemos recuperado los
este libro, que aparentemente nunca fue publicado. trabajos más significativos que, por distintas
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés33

vías, hacen a la interrogación en torno del mar- un objeto crecientemente controversial en


xismo latinoamericano. Por un lado, distintos la pluma de Aricó. Sistema implica al mismo
trabajos sobre la figura de Mariátegui (que tiempo filosofía de la historia porque alude a
continuarán en el período siguiente), bajo el ya una concepción teleológica y cerrada de la so-
mencionado signo de la “lección de método”, ciedad, lo cual supone tanto un centro que le
por cuanto se trataba de un virtuosos ejercicio provee sentido en su despliegue, como una ten-
de traducción que apuntaba al encuentro entre dencia histórica irrefrenable. Acaso la primera
las potencialidades críticas del marxismo y las controversia a este respecto en la región sea
singularidades históricas de la realidad latinoa- justamente la que Mariátegui emprende hacia
mericana (específicamente de la peruana, en fines de los años veinte, en contra de las tesis
su caso). La productividad de Mariátegui, que simplificadoras que la Internacional Comunista
debía ser heredada, estaba en su capacidad de difundía para la región13. Aricó se asienta sobre
situar el marxismo en la formación social pe- ese legado para pensar el viejo problema del
ruana, de modo de buscar allí los sujetos y las desencuentro bajo el mismo prisma: una ex-
condiciones políticas específicas para la trans- cesiva atención a cierta forma anquilosada del
formación social, y no esperar la verificación marxismo habría impedido una lectura aguda
de alguna filosofía de la historia que condena a de las singularidades históricas y políticas de la
la periferia a una condición imitativa. región, y con ello, aceleró la divergencia entre
Esta senda mariateguiana de un marxismo movimiento de masas y corrientes socialistas.
latinoamericano que reclama ciudadanía pro- El trabajo más acabado de Aricó a este respec-
pia, nos envía a los grandes temas teóricos de to es sin dudas Marx y América Latina (que
Aricó en el exilio. Precisamente en ese recha- reproducimos parcialmente en esta antología).
zo de la filosofía de la historia en el marxismo
reside una de las preocupaciones centrales de
Aricó: varios de los textos del exilio intentan 13 Sobre este punto, además de los textos de Aricó
recuperar lecturas de Marx que contrasten presentes en la antología, se puede consultar también
el clásico La agonía de Mariátegui, de Alberto Flores
con ciertos pesados tópicos que horadaban la Galindo (1980). Se trata de un libro fundamental que
productividad de la crítica marxista en la re- prueba además la importancia general de las relecturas
gión. Así, el marxismo devenido sistema será de Mariátegui en aquellos años.
34 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Allí se bucea en el Marx “tardío” –hoy bastante ne varios efectos problemáticos, pero a Aricó
conocido, pero no tan trabajado en aquel en- le preocupa particularmente uno: el desdi-
tonces– que se topa con las realidades perifé- bujamiento de la especificidad de la política.
ricas (fundamentalmente con Irlanda y Rusia) Si la historia es concebida bajo la forma del
para pensar de qué modo esas reflexiones, desarrollo lineal, la política tenderá a estable-
donde Marx es un furibundo crítico de la filo- cerse como efecto de un conflicto que sucede
sofía de la historia que, advierte, comienza a en otro lugar (la economía). Es justamente allí
erigirse en su nombre, pueden traducirse para que se insertan las abundantes indagaciones
pensar América Latina. Pues nuestra región no de nuestro autor en torno de la teoría política
habría tenido la misma suerte de ser leída con del marxismo15. En esa senda se pueden leer
aquella agudeza, ni por Marx –Aricó se detie- las Nueve lecciones de economía y política en
ne en el clásico y desafortunado Bolívar que el marxismo, como una búsqueda por los mo-
Marx escribe en los años cincuenta– ni, esto dos en que esta tradición pensó una relación
es más grave, por buena parte de los marxistas compleja entre ambas dimensiones, no lineal
latinoamericanos. ni reductiva. Allí despuntan Lenin y Gramsci
Ahora bien, afirmábamos que el problema
de la filosofía de la historia no es solamente
el de la vaga teoría del progreso que lastimó muy plausible suponer una notable importancia de es-
la capacidad crítica del marxismo. Como fon- tos argumentos althusserianos en el Aricó de los años de
exilio. Tanto es así que se podría hipotetizar que Marx y
do, ella supone una imagen simplificada de la América Latina está en buena medida cruzado por una
totalidad social, a la manera de un principio pregunta althusseriana, justamente aquella que indaga
último que le da sentido uniforme a todas las en la (problemática) relación entre Marx y Hegel.
partes (Louis Althusser, por cierto bastante 15 Aquí cabe señalar, una vez más, la permanente aten-
presente en estos años de Aricó, llamaba a ción de Aricó por los debates de la izquierda italiana. Al
esto “totalidad expresiva”)14. Esta imagen tie- menos desde 1975 se llevaba adelante en la península
un fuerte debate en torno de la existencia o del déficit
de una teoría marxista de la política y del Estado. Parte
14 Nos referimos en particular al Althusser de “Con- de esos debates fueron publicados por la Universidad
tradicción y sobredeterminación”, de 1962 (Althusser, de Puebla (en una colección dirigida por Oscar del Bar-
1970). Aunque no es tema inmediato de este trabajo, es co). Ver AAVV (1978).
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés35

como casos salientes de pensadores marxistas aunque no asume ningún cargo y sus apreciacio-
de la política (reproducimos aquí las lecciones nes de la época presentan siempre un tono más
dedicadas a ellos). Y en esa misma dirección tocado por la incertidumbre general que por
aparece, aunque asociado con la historia de un renovado entusiasmo político. En cualquier
las izquierdas argentinas, la enigmática figura caso, aquello que nos interesa subrayar es que el
de Juan B. Justo: como una vía para pensar las “clima intelectual” de los años ochenta implica
complejas asincronías entre economía, políti- una gran transformación en materia de temas
ca y cultura en la vida popular argentina, y las y estilos de discusión, y es incluso allí donde
recurrentes dificultades de las izquierdas para quizá puede rastrearse el desdibujamiento de la
lidiar con ellas. tarea editorial de Aricó, que tiene en Folios su
última experiencia relevante. Una entrevista de
1984 puede ayudarnos a comprender la posición
4. Los años democráticos de Aricó. Allí, a propósito de los Cuadernos de
Pasado y Presente como propuesta de apertura
Aricó pasará en Buenos Aires los años que si- del marxismo, afirma:
guen al fin de la dictadura militar en 1983, hasta
1991, año de su fallecimiento. Esos tiempos es- Los Cuadernos ayudaron a que mucho de lo silen-
tarán marcados por la continuación de muchas ciado pudiera emerger, pero no pueden modificar
de las preocupaciones intelectuales que recién por sí mismos una tendencia irrefrenable a la re-
consignábamos, pero también por un escenario constitución de un discurso ideológico, y por tan-
de discusión que se modificaba sustantivamente. to reductivista de la realidad. Y no es meramente
El naciente gobierno de la Unión Cívica Radical, con buenos libros como pueden superarse visio-
contaba con el explícito apoyo de quienes con- nes que emanan del propio movimiento social.
formaban el Grupo de Discusión Socialista. Pero la propuesta de los Cuadernos me parece
De hecho, Juan Carlos Portantiero y Emilio de hoy insuficiente por una razón adicional. Debido
Ípola se integran como asesores del presidente, a causas que no fueron originadas solamente por
y muchos otros se incorporan a distintos pues- la censura y la represión, la tradición marxista es
tos de gobierno. En el caso de Aricó, su simpa- hoy mucho más débil en la Argentina. Advierto la
tía por Alfonsín también era clara y manifiesta, presencia de una suerte de ruptura de tradiciones
36 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que, de estar en lo cierto, debería llevarnos a ana- Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo, y a la cual
lizar con más cuidado la fastidiosa reproducción Aricó se incorporaría al momento de su retor-
en las jóvenes generaciones de los viejos discur- no a la Argentina. Es precisamente a partir del
sos. Es como si el olvido el opacamiento de esa encuentro entre estos dos núcleos que se forma,
tradición, transformara a los viejos discursos en en 1984, el Club de Cultura Socialista, un espa-
palabra muerta, en un redoble de tambores que cio que buscaba ser un centro de reflexión y ela-
impide al lenguaje ser un medio de comunicar boración intelectual que contribuyera a la reno-
ideas (Aricó, 1984: 33) vación de la cultura de izquierda en la Argentina,
y que produciría su propia revista, La Ciudad
Aparecen en estas palabras, si se quiere, las Futura16, a partir de 1986. Su principal propósi-
dos razones que podrían explicar no sólo el fin to, en este marco, era la discusión en torno de la
de la experiencia de los Cuadernos de Pasado democracia como punto de partida para el des-
y Presente, sino también de las tareas de edi- pliegue de un pensamiento socialista.
ción de Aricó. Primero, porque los “buenos li- Acaso a partir del espíritu del Club se pueda
bros” no pueden resolver dilemas que son en proveer una imagen del tipo de discusión polí-
realidad del movimiento social. Segundo, se- tica en que Aricó está inserto en aquellos años.
guramente como efecto de un mismo clima de Su “Declaración de Principios” es muy gráfica
época, porque los oídos del debate argentino respecto del modo de pensar el problema de
ya no reciben al marxismo como insumo para la democracia y el socialismo, situándose en
el pensamiento, sino como un eco del pasado el manifiesto camino de “renovar la cultura de
que no parece poder decir nada del presente, izquierda”, en el marco de lo cual sitúa la nece-
lo cual lleva a la trágica circunstancia de que sidad de trascender la concepción instrumental
las palabras que antes se ligaban a la emanci-
pación suenen anacrónicas.
Nada de esto detiene, desde luego, las inicia-
tivas político-culturales de Aricó. En tiempos de 16 El primer número aparece en 1986. Aricó, Portantie-
ro y Tula son los directores, mientras que el consejo edi-
la revista Controversia, el Grupo de Discusión torial está conformado, entre otros, por: Carlos Altamira-
Socialista toma contacto con la revista argenti- no, Emilio de Ipola, Rafael Filippelli, Ricardo Nudelman,
na Punto de Vista, animada principalmente por José Nun, Beatríz Sarlo, Oscar Terán y Hugo Vezzetti.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés37

de democracia y de revisar fuertemente el “lega- desplazamiento desde aquellas preguntas en


do estatalista” de la izquierda latinoamericana: torno de la teoría política del marxismo hacia
un horizonte dominado por el problema de la
La democracia y la transformación social estarán democracia. Evidentemente, algo se pierde en
en el centro de las preocupaciones del Club, que este tránsito, y es posiblemente la potencia que
estimulará en torno a estas cuestiones una búsque- aquellas preguntas entrañaban para la recom-
da radical, desprejuiciada y laica, es decir, ajena posición del marxismo latinoamericano como
por completo a las querellas doctrinarias sobre la conjunto de problemas teórico-políticos. Lo
ortodoxia teórica y política. El lugar privilegiado cual no implica que no continúen, como decía-
que le conferimos a la cuestión democrática tie- mos, apareciendo múltiples figuras y preocupa-
ne para nosotros un doble significado. En primer ciones que ya formaban parte de las preocu-
término, el del reconocimiento de que sólo en un paciones de Aricó. Allí podemos contar nueva-
contexto democrático puede expandirse un movi- mente a Mariátegui, a Schmitt, a los populistas
miento social de izquierda que impulse la transfor- rusos y al propio Che Guevara, que había sido
mación y adquiera una presencia relevante y hasta publicado en Siglo XXI en México (con un
determinante en la vida de la sociedad argentina. prólogo de Aricó que reproducimos) y que en-
En segundo término, el de la reafirmación de nues- contramos a fines de los años ochenta en una
tra certidumbre de que el conjunto de libertades nueva publicación para lectores italianos que
civiles y políticas asociadas con el funcionamiento aquí aparece traducida al castellano. Además
de la democracia constituyen un patrimonio irre- de referencias a estas figuras, hemos elegido
nunciable para una perspectiva socialista, aunque evocar distintas intervenciones de Aricó en
ese patrimonio requiera en forma imprescindible este período que nos muestran a un intelectual
de su innovación y enriquecimiento, como por otra preocupado por las diversas formas de la cri-
parte lo demuestra la experiencia histórica (Club sis que atravesaba no sólo el marxismo, sino
de Cultura Socialista, 1984) también la Argentina y, en cierto sentido, la
Modernidad toda.
Así, las preocupaciones de la tradición so- En este sentido, el conjunto de textos y en-
cialista se desarrollan cada vez más sobre un trevistas que de estos años hemos incorporado
fondo liberal-democrático, y allí se opera un a la antología, intentan mostrar los distintos
38 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

modos a través de los cuales Aricó continua modo de cuestionar la aceptación indiscriminada
indagando en los misterios de una izquierda de lo existente. Un modo, en fin, de ser también
que no logra presentarse como opción efectiva como él, un aguafiestas (Aricó, 1991b: 15)
de conducción de la sociedad argentina. Ahora
bien, estos textos, posiblemente por la pérdi-
da de potencia del discurso marxista a la que
aludíamos recién, evocan más una amarga dis- 5. A modo de cierre
tancia con la plausibilidad de aquellos proyec-
tos de transformación social que una urgencia Estamos frente a una intensa y compleja tra-
que el presente colocaba en la agenda teórica. yectoria intelectual, que es al mismo tiempo
Quizá eso explique la pasión tardía por la figura la aventura de una vida enlazada íntimamente
de Walter Benjamin, recuperada en este libro al nombre de Marx y de las tradiciones eman-
en una bella pieza de La ciudad futura en la cipatorias, como el signo de una serie de iti-
que Aricó parece hablar más de sí mismo que nerarios comunes que engloban a muchas fi-
del genial filósofo alemán: guras de la izquierda latinoamericana de las
últimas décadas. El recorrido de Aricó puede
Benjamin manifestaba simpatías por intelectuales pensarse como la historia de una búsqueda,
tan dispares como el filonazi Carl Schmitt, el sio- que acaso presenta un punto clave de ruptu-
nista Scholem o el marxista Brecht ¿Un marginal ra en 1963, cuando es forzado a abandonar el
incomprendido e irreductible o un pensador va- Partido Comunista y comienza un deambular
liente y astuto que se propuso llevar adelante un que no encuentra punto de llegada. Podríamos
proyecto propio en las circunstancias adversas de arriesgar que con esa expulsión termina de di-
un campo cultural lacerado por la intolerancia y el fuminarse una certeza que se encontraba de
espíritu faccioso? […] Cuando la ‘caza al marxista’ por sí cada vez más cercada, la de una orga-
–ese nuevo fantasma que recorre el mundo– ame- nización y un sujeto político que se suponían
naza ser un modo burdo y trivial de disfrazar la encarnaciones de un proyecto revoluciona-
incapacidad del pensamiento crítico para volverse rio. Sin embargo, lo que sigue no es tanto el
práctica transformadora, rescatar el carácter mi- abandono de esa certeza, como la búsqueda
litante de la crítica benjaminiana sigue siendo un permanente por encontrarle una sustitución a
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés39

la altura de los distintos dilemas que la vida que no encontraremos la verdad final en el úl-
política argentina y latinoamericana va atra- timo texto. Por el contrario, como el propio
vesando, siempre con el horizonte de producir Aricó parecía hacer con los libros que inven-
un encuentro entre el mundo de las izquierdas taba y editaba, nos interesa sugerir la posibi-
y el movimiento popular. De algún modo, la lidad de una lectura actual de nuestro autor.
amplitud de miras y el permanente proceder Esa actualidad, sostenemos está en la necesi-
crítico juegan una suerte de mala pasada a dad de seguir insistiendo con el problema del
nuestro autor: la certeza es horadada una y desencuentro. Desencuentro que es, en parte,
otra vez, y no logra nunca constituirse nue- el ya mencionado, el del marxismo y el mo-
vamente, no del modo en que lo estaba en el vimiento popular en América Latina. Pero es
pasado. Es precisamente en esos intentos, también, de manera más situada, el de Aricó y
inevitablemente fallidos, que se producen las la política, relación que aparece siempre más
grandes indagaciones teóricas y editoriales de signada por las derrotas que por las grandes
Aricó y, con ellas, sus más relevantes contri- síntesis. Hay que decir, en este punto, que esas
buciones al marxismo latinoamericano (y al derrotas son también las de las izquierdas la-
marxismo en general). Para nosotros, lecto- tinoamericanas en general, y en todo caso
res de sus textos y de sus ediciones, el desen- Aricó nos puede ayudar a comprender que
cuentro como fuerza motriz acaso explique la esa partida nunca termina definitivamente.
potencia y multiplicidad de legados que esta Justamente por esto es posible que la figura
figura nos ha dejado. de Aricó llame la atención de tantos nuevos
Como decíamos, esta no es una antología lectores en los últimos tiempos, porque algo
justa. No lo es porque, aun si pretende hacer de los enigmas políticos de los últimos años
una presentación del autor, se detiene espe- parecen volver sobre una cantidad de búsque-
cialmente en una serie de textos que consi- das y preguntas teóricas que aparecen desple-
deramos sus más relevantes contribuciones gadas en esta antología. Si Bolívar y Marx se
teóricas a los dilemas del marxismo latinoa- daban dramáticamente la espalda en Marx y
mericano. Este recorte tiene como fondo la América Latina, algo de esas dos figuras pa-
certeza de que una trayectoria, como el cono- reció rozarse en las aventuras de los procesos
cimiento mismo, no es acumulativa, de modo políticos latinoamericanos de las últimas dos
40 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

décadas. Se trata tan solo de una resonancia, Aricó, José (1991b) “Walter Benjamín, el
que debe ser explorada en su complejidad y aguafiestas”. En: La Ciudad Futura. Supl.
en sus dobleces, pero que, esto es lo impor- n. 9. Buenos Aires, Argentina, n. 25-26,
tante, nos sugiere que las búsquedas de Aricó octubre de 1990-enero de 1991, p. 15.
son, quizá, también las nuestras. Burgos, Raul (2004) Los gramscianos
argentinos. Cultura y política en la
Martín Cortés experiencia de Pasado y Presente. Buenos
Aires, Siglo XXI.
Club de Cultura Socialista (1984):
Bibliografía “Declaración de Principios”. Disponible en:
http://www.clubsocialista.com.ar/sobre_el_
AAVV (1978) ¿Existe una teoría marxista del club/declaracion_de_principios/index.php
Estado?”. Puebla, Universidad de Puebla. Cortés, Martín (2015) Un nuevo marxismo
Althusser, Louis (1970) “Contradicción y para América Latina. José Aricó:
sobredeterminación”, en La revolución traductor, editor, intelectual. Buenos Aires,
teórica de Marx. México, Siglo XXI. Siglo XXI.
Aricó (1991a) “José Aricó”. Entrevista de Crespo, Horacio (2001) José Aricó. Córdoba,
Carlos Altamirano. En Entrevistas 1974- Agencia Córdoba Cultura.
1991. Córdoba, CEA. De Ípola, Emilio (2005) “Para ponerle la cola
Aricó (1963) “Pasado y presente”. En Revista al diablo”, presentación de Aricó, José La
Pasado y Presente Nº 1. Córdoba. Cola del diablo. Buenos Aires, Siglo XXI.
Aricó (1984) “La necesidad de una autocrítica en Flores Galindo, Alberto (1980) La agonía de
el marxismo”. Entrevista de Carlos Suárez. . Mariátegui: la polémica con la Komintern.
En Entrevistas 1974-1991. Córdoba, CEA. Lima, DESCO.
Aricó (1986) “América Latina: el destino se García, Diego (2012b) “Signos. Notas sobre
llama democracia”. Entrevista de Horacio un momento editorial” en Políticas de
Crespo y Antonio Marimón. En Entrevistas la Memoria Nº10/11/12, Anuario de
1974-1991. Córdoba, CEA. Investigación del CeDInCI, Buenos Aires.
Prólogo: Fragmentos de un marxismo latinoamericano | Martín Cortés41

Giller, Diego (2017) “Crítica de la razón Yankelevich, Pablo (2010) Ráfagas de un


marxista. Controversia y la ‘crisis del exilio. Argentinos en México 1974-
marxismo’”, en Revista mexicana de 1983. Buenos Aires, Fondo de Cultura
sociología Vol 79, Nº3. México. Económica.
¿Marxismo versus leninismo?*

B ajo el sello editorial de Raigal, y como


complemento de su libro El materialis-
mo histórico en Federico Engels y otros en-
porque la Editorial Lautaro editó sus Cartas
desde la cárcel (Gramsci, 1950). Gramsci, se-
cretario del Partido Comunista Italiano, muer-
sayos, acaba de aparecer un extenso ensayo to el 27 de abril de 1937 luego de permanecer
del profesor Rodolfo Mondolfo (1956), con el once años en las cárceles mussolinianas, es-
título “En torno a Gramsci y a la filosofía de cribió en la prisión el más sólido monumento
la praxis”. del marxismo italiano, sus Cuadernos de la
Dos motivos nos impulsaron de inmedia- cárcel (Gramsci, 1980), lamentablemente aún
to a su lectura. La personalidad del profesor no traducidos al castellano. La publicación
Mondolfo, por una parte, vastamente conoci- de dichos cuadernos en la Italia de posguerra
da en el país y especialmente en nuestra ciu- provocó una ola de polémicas y controversias
dad –de cuya universidad fue profesor– por entre todos los sectores políticos y culturales,
sus valiosos trabajos sobre filosofía griega y en los que los agudos planteos gramscianos
últimamente por la meritoria traducción de fueron penetrando cada vez más profunda-
la Lógica de Hegel (2013 [1812]). Por otro mente y hoy constituyen el punto obligado de
lado, por tratarse de un ensayo sobre Antonio partida, no solo para el análisis de la cultura
Gramsci, filósofo italiano casi desconocido italiana, sino quizá también para la nuestra,
por el público lector argentino. Digo casi, tan semejante en su problemática a aquélla.
Por ello era obligado el pronunciamien-
to de Mondolfo sobre Gramsci, más aún
* Primera edición: Aricó, J. 1957 “¿Marxismo versus
cuando los dos, siguiendo las enseñanzas de
leninismo?” en Cuadernos de Cultura (Buenos Aires)
Año 8, N° 33: 90-96, diciembre. [Nota: Fragmento selec- Antonio Labriola, por distintos caminos, se
cionado para la presente edición]. esforzaron por oponer a las deformaciones
44 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

economistas-mecanicistas del marxismo una Su coincidencia con Gramsci habría con-


interpretación más justa, revalorizando el sistido en haber mantenido una “oposición
verdadero pensamiento marxengelsiano al común tanto al determinismo materialista y
respecto. catastrófico como al voluntarismo de la es-
Pero la previa lectura de las solapas del libro pontaneidad y del mito revolucionario”, pero
puso de manifiesto inmediatamente qué propó- su divergencia estriba en que Gramsci apoyó y
sitos guiaban al profesor Mondolfo al escribir desarrolló la teoría de la hegemonía de Lenin y
dicho ensayo. Dice la solapa: Stalin, mientras que Mondolfo sostiene que di-
cha concepción señala una burda deformación
Esta inspiración de libertad humana, tan esencial del marxismo.
a la filosofía de la praxis, ha sido desconocida El concepto histórico-político de hegemo-
no solo por los adversarios, sino aún más por nía constituye la esencia del leninismo, como
los partidos y gobiernos que quisieron y quieren desarrollo del marxismo en la nueva época
servirse del marxismo para un sistema político del imperialismo. Es la profundización de la
de dictadura y totalitarismo. La deformación que doctrina marxista del Estado. Marx y Engels
significa semejante interpretación y las contra- habían mostrado, a través de numerosos es-
dicciones que implica son destacadas en el últi- critos, la significación del Estado, cómo su
mo ensayo agregado a la presente edición, en el esencia se reduce a ser el aparato coercitivo
Apéndice que la distingue de las ediciones ante- –sociedad política– de dominio de las masas.
riores (Mondolfo, 1956). Pero cómo también las clases dominantes se
servían de las organizaciones privadas (en lo
Al análisis de algunas de dichas supuestas “de- fundamental los partidos políticos) que en-
formaciones” y “contradicciones” está dedica- contraban en la sociedad civil, para ejercer
do este artículo, como intento de ubicar en su una demostración ideológica de las masas.
justo lugar algunos conceptos fundamentales El Estado cambió su función con el adveni-
del marxismo-leninismo. miento del proletariado. De órgano de poder y
Todo el análisis de Mondolfo gira alrededor dominio de la minoría sobre la mayoría, pasa
de un concepto de indudable importancia polí- a ser instrumento de poder y guía de la mayo-
tica y cultural: el concepto de hegemonía. ría trabajadora contra las clases explotadoras.
¿Marxismo versus leninismo? 45

Por ello el proletariado no solo aplica su dic- capitalista, a través de un proceso de “sub-
tadura (dictadura del proletariado, como dice versión de la praxis” que no sabemos cómo
Marx) sobre la burguesía, sino que edifica se produce? ¿Cómo esta madurez del sistema
todo su poder sobre la base de la dirección y se hace conciencia en el proletariado? Por
la guía de todos los sectores populares. Este supuesto, en el nivel de la superestructura,
es el sentido del término hegemonía –utiliza- de la ideología. Pero en la sociedad actual,
do repetidamente por Gramsci– y que señala con la existencia de importantes organismos
la capacidad del proletariado de agrupar bajo “civiles” (partidos políticos, iglesias, escue-
su dirección a todas las fuerzas nacionales y las, prensa, etc.) que son vías de infiltración
populares. Es decir que el momento de la fuer- de la ideología burguesa en el seno de las
za es acompañado por el momento de la con- masas, ¿se puede afirmar que la clase obre-
ciencia, de la dirección política de los sectores ra sola, espontáneamente, puede producir la
aliados (del “consenso”, como diría Gramsci). ideología socialista? De ninguna manera. “La
Esta es una condición necesaria, y mérito de historia de todos los países atestigua que la
Lenin es haberla desarrollado y profundizado. clase obrera, abandonada a sus propias fuer-
El proletariado podrá triunfar sobre la bur- zas, solo es capaz de elaborar una concien-
guesía si sabe colocar bajo su dirección polí- cia tradeunionista, es decir la convicción de
tica y cultural a todos los sectores populares, que es necesario agruparse en sindicatos”
fundamentalmente los campesinos. (Lenin, 1946: 163). La conciencia socialista
Esto presupone la creación de la concien- únicamente puede surgir sobre la base de un
cia de clase en el seno del proletariado. Es de- conocimiento profundo del desarrollo cientí-
cir, la conciencia de los fines históricos que el fico de la época y de la generalización de la
proletariado tiene que cumplir, la conciencia experiencia proveniente de las luchas obre-
socialista. ras y populares. Esa ideología socialista es
Y entonces surge un problema fundamen- introducida desde afuera de la clase obrera
tal no resuelto por Mondolfo. Dentro de la y es lo que permite llevar a la misma la con-
sociedad capitalista, ¿cómo se forma esa con- vicción profunda del papel histórico que tiene
ciencia socialista? ¿Es un producto mecánico que desempeñar para la liquidación de la so-
de la madurez económico-política del sistema ciedad basada en la explotación del hombre.
46 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En este sentido quizá convenga transcribir producto de la comprensión de las leyes de de-
una cita de Emilio Sereni que ilustra admira- sarrollo de la sociedad. Así el Partido Obrero
blemente lo planteado. cumple la función de acelerar la formación de
la conciencia de clase, de convertir en unitaria
En nuestra sociedad la ideología de la burgue- y coherente la disgregada –porque aún existen
sía es la dominante y basa este dominio en la elementos heterogéneos de distintos campos
espontaneidad de las masas. El abandono de culturales– concepción del mundo que está en
estas masas a la espontaneidad capitalista, no la mente de cada uno. De tal manera y a través
solamente impide el acceso a la cultura y a la de la acción profunda del partido, el marxismo
hegemonía cultural, sino que la imposibilita para deviene una filosofía histórica, porque se difun-
el desarrollo de su lucha política liberadora. Más de, se convierte en la concepción propia de las
aun, impide su constitución como clase para sí, masas, se hace política.
como dice Marx, porque para un proletariado El leninismo, y con él Gramsci, afirman por
producto de la diferenciación y degradación de consiguiente la necesidad de la existencia del
todas las clases, de la confluencia a las grandes partido político del proletariado. Es decir, de
ciudades de una población de diverso origen re- “un núcleo directivo consciente y enérgico que
gional, nacional, religioso, de diversa capacidad en virtud de un plan realista guíe y organice
profesional, su constitución como clase implica dinámicamente a la clase proletaria”. Y esta
la conquista de una conciencia de clase, la su- posición no supone –como equivocadamente
presión de la espontaneidad de los prejuicios cree Mondolfo– abandonar las exigencias que
corporativos, nacionalistas y otros que com- Marx (1946, 1980 [1859]), en el “Prefacio” a la
porta la variedad de origen de los proletarios Crítica de la Economía Política, plantea como
(Sereni, 1950: 29). condiciones para el triunfo de un cambio social
y que son:
Por ello, a diferencia de las otras clases que
fueron dominantes, el proletariado, para con- 1. La idea de que la humanidad solo se propone
vertirse en clase para sí, debe nuclearse en el aquellos cometidos que puede resolver (y el
seno del Partido de la clase obrera, que ex- cometido surge cuando existen las condicio-
presa el momento de la conciencia socialista, nes materiales de su resolución).
¿Marxismo versus leninismo? 47

2. Una formación social no aparece antes de la agudización de la crisis revolucionaria en


que se hayan desarrollado todas las fuerzas los países coloniales.
productivas por las cuales aquélla es aún 3. El desarrollo desigual de los países capitalis-
suficiente. tas, con el consiguiente aumento de la lucha
Según Mondolfo (1956), la teoría y la acción por un nuevo “reparto” del mundo.
del leninismo (o “bolcheviquismo ruso” como
equívocamente lo llama) contrarían estas Es decir que contra el frente del imperialismo
exigencias, porque a la madurez del sistema se fue desarrollando la unidad de todas las cla-
anteponen la acción del partido “capaz de ses explotadas, desde las naciones imperialis-
instaurar el socialismo allí donde se verifique tas a los países dependientes y coloniales, y
la condición, puramente negativa, de la ma- por tanto apareció la posibilidad de romper el
yor debilidad en el eslabón del imperialismo frente imperialista. Por todo ello ya Lenin en
capitalista”. 1914 definió al capitalismo monopolista como
Esto a nuestro entender constituye un error el preludio de la revolución socialista.
manifiesto. Es claro que ningún partido por su Esta situación exigía de los marxistas con-
sola voluntad puede cambiar las condiciones secuentes una revalorización de la teoría de la
objetivas de la sociedad. Pero aquí se trata de revolución proletaria y del partido, exigía
otra cosa. Se trata de que por diversas circuns-
tancias históricas el mundo capitalista actual […] la necesidad de un nuevo partido –con rela-
está maduro para la revolución. ¿Cuáles son ción a la vieja democracia– lo bastante intrépido
esas circunstancias según Stalin (1947)? para conducir a los proletarios a la lucha por el
poder, lo bastante experto para orientarse en las
1. La dominación del capital financiero en los condiciones complejas de la situación revolucio-
países adelantados del capitalismo y como naria y lo bastante flexible para sortear todos y
conclusión la agudización de la crisis revo- cada uno de los escollos que se interponen en
lucionaria en los países capitalistas. el camino […]. Sin un partido así no se puede
2. La exportación intensificada de capital a los ni pensar en el derrocamiento del imperialismo
países coloniales y dependientes y con ello (Stalin, 1947: 103).
48 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Estos elementos eran nuevos. No existían en revolución, si el sistema en su conjunto, o para


la época de Marx y Engels, por lo que se ha- decirlo con más precisión, puesto que el sistema
cía necesario ubicar el marxismo frente a las en su conjunto está ya maduro para la revolución
nuevas condiciones. Cabían dos posiciones. (Stalin, 1947: 36).
Pensar que la doctrina de Marx era algo into-
cable, es decir permanecer en la senda de un Estas palabras de Stalin están corroboradas
marxismo dogmático y considerar como lo hi- por los hechos, ya que en Rusia, donde se-
cieron Kautsky y consortes (y ahora lo reafir- gún los cánones socialdemócratas no esta-
ma Mondolfo) que la revolución únicamente ban aún “maduras” las condiciones, triunfó
sobrevendría y triunfaría en los países cuyas la revolución proletaria y se instauró el pri-
“condiciones objetivas favorables” (y por di- mer Estado obrero. Esta revolución triunfó
chas condiciones ellos entendían pura y ex- porque el proletariado, bajo la dirección del
clusivamente un elevado desarrollo económi- Partido Comunista, luego de tomar el poder
co y capitalista) lo permitiesen. O pensar que de manos de la burguesía, instauró la dicta-
la doctrina de Marx y Engels “no es un dogma dura del proletariado sobre las clases terrate-
sino una guía para la acción” y desarrollarla nientes y burguesas, basándose en la unión de
en consonancia con las nuevas situaciones los obreros y los campesinos, que arrastraron
planteadas. Este fue el camino que eligieron tras de sí a todas las capas populares. Ese fue
Lenin y Stalin y el que siguió Gramsci, el que el mérito de los bolcheviques guiados por el
siguen todos los partidos revolucionarios del marxismo-leninismo.
mundo. Este camino se basó en que ¿Qué hicieron los socialistas de derecha
cuando en 1918 se produjo la revolución obre-
[…] hoy se debe hablar de la existencia de con- ra en Alemania, es decir, en un país con “con-
diciones objetivas para la revolución en el siste- diciones objetivas favorables” y con un parti-
ma general de la economía imperialista mundial do socialdemócrata absolutamente mayorita-
considerada como un todo, aparte de que la exis- rio? Se dedicaron a la represión sangrienta del
tencia dentro de este sistema de algunos países proletariado (asesinato de Rosa Luxemburg,
con un desarrollo industrial insuficiente no pue- Karl Liebknecht, etc.), o la permitieron, y mo-
de representar un obstáculo insuperable para la delaron una Constitución “ultra avanzada”
¿Marxismo versus leninismo? 49

que se desmoronó cual castillo de naipes ante ve, esta nación, la más burguesa de todas, as-
el avance del nazismo. Exactamente lo mismo pira a tener en resumidas cuentas, al lado de
ocurrió en la Italia del año 1920. la burguesía, una aristocracia burguesa y un
O tomemos un ejemplo que aporta Mondolfo proletariado burgués”. Es claro que esto tiene
(1956) cuando señala que el caso del laboris- una explicación. La acumulación de superbe-
mo inglés demuestra cómo a la madurez histó- neficios provenientes de la explotación colo-
rica objetiva corresponde una madurez subje- nial permite a las grandes potencias imperia-
tiva (!) de la clase trabajadora, sin necesidad listas corromper a las capas superiores de sus
de que el partido le imponga su dictadura (!). obreros y crear una aristocracia obrera que es
¡Pero si el tradeunionismo inglés es el caso tí- utilizada como freno de las luchas proletarias,
pico de cómo se castra la energía de las masas manteniéndolas en el lecho de Procusto de las
negándose a darles una teoría revolucionaria! simples reivindicaciones económicas. Esta es
¿Cuántas veces estuvo en el poder el laboris- la raíz social del oportunismo, que se mues-
mo en Inglaterra? ¿Construyó alguna vez –o tra en sus aspectos típicos en el movimiento
lo intentó siquiera– una sociedad socialista obrero norteamericano.
basada en la caducidad de la explotación del En el problema de las relaciones dialécti-
hombre por el hombre? ¿Impidió alguna vez cas entre el partido y la clase, existe la posi-
que el voraz imperialismo inglés explotase ini- bilidad de incurrir en dos graves errores: por
cuamente a sus colonias? El ejemplo del labo- un lado subestimar al partido, confiar en la
rismo inglés es precisamente el camino que no espontaneidad de las masas, confiar en que
debe elegir el proletariado en su lucha por el las masas por sí solas pueden adquirir una
poder. Y si Mondolfo quiere estar en la buena conciencia socialista. Esto es tradeunionis-
compañía de Marx y Engels en este caso, po- mo. Y la experiencia histórica demuestra
dría leer –y no es la única– la carta que el 7 de los fracasos a que conduce esta desviación
octubre de 1858 dirige Engels a Marx (Marx oportunista, economista del marxismo. Por
y Engels, 1973), en la que enjuicia el oportu- el otro lado, subestimar el papel de la cla-
nismo del proletariado inglés de la siguiente se es blanquismo, es llevar a la clase a la
manera: “El proletariado inglés se va aburgue- aventura despegarse de ella, de sus instin-
sando de hecho cada vez más; por lo que se tos, grados de evolución, de su iniciativa
50 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

revolucionaria. Es interrumpir el contacto vi- ***


tal que tiene que existir entre partido y clase.
Es “izquierdismo”. Refutar cada uno de los errores de Mondolfo
Desde una supuesta lucha contra el izquier- sería una tarea que escaparía de los márgenes
dismo aventurerista bolchevique (en su fo- de esta simple nota bibliográfica –de por sí bas-
lleto Sobre la acción de Bakunin, Mondolfo tante extensa– pero creíamos que era necesa-
(s/d) habla hasta de una “orientación bakuni- rio puntualizar algunas observaciones para ubi-
niana” en el leninismo), Mondolfo en realidad car en su justo término la posición revisionista
cae en los brazos del oportunismo, de todos del marxismo que ocupa Mondolfo.
aquellos que quieren convertir a Marx en un
vulgar liberal adocenado. En todo el ensayo Córdoba, julio de 1957
de Mondolfo campea la idea “liquidadora” del
partido. Nosotros creemos que solo un parti-
do férreamente unido a través de una teoría Bibliografía1
revolucionaria –el marxismo-leninismo– es
capaz de salvar a las masas del tradeunionis- Gramsci, A. 1950 Cartas desde la cárcel
mo y llevarlas a la conquista del poder. Es eso (Buenos Aires: Lautaro).
estamos avalados por innumerables escritos Gramsci, A. 1980 Cuadernos de la cárcel
de Marx y Engels, y por la historia. Lo dice (México: Casa Juan Pablos) 6 Vol.
el surgimiento en la posguerra de ese magní- Hegel, G. W. F. 2013 (1812) Ciencia de la
fico campo socialista compuesto de naciones Lógica (Buenos Aires: Las cuarenta)
que agrupan a más de novecientos millones de [Traducción, introducción y notas de A.
habitantes. Todos aquellos que, reivindicando Algranati y R. Mondolfo].
al marxismo, silencien o deformen la acción Lenin, V. I. 1946 “¿Qué hacer?” en Obras
que en tal sentido le corresponde al partido Escogidas (Buenos Aires: Problemas) Tomo I.
del proletariado, trabajan por colocar a las
masas bajo el manto “protector” del filisteo
pequeñoburgués.
1 [Ampliada para la presente edición].
¿Marxismo versus leninismo? 51

Marx, K. 1980 (1859) Contribución a la


Crítica de la Economía Política (México:
Siglo XXI).
Marx, K. y Engels, F. 1946 El Capital. Crítica
de la Economía Política (Buenos Aires: La
Vanguardia) [Traducción de J. B. Justo].
Marx, K. y Engels, F. 1973 Correspondencia
(Buenos Aires: Cartago).
Mondolfo, R. 1956 El materialismo histórico
en F. Engels y otros ensayos (Buenos Aires:
Raigal) [Traducción de R. Bixio].
Sereni, E. 1950 “Libertad y espontaneidad de
la cultura” en Cuadernos de Cultura, N° 2:
29, diciembre.
Stalin, J. 1947 “Fundamentos del Leninismo”
en Cuestiones del Leninismo (Buenos
Aires: Problemas).
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre
política y sobre el Estado moderno,
de Antonio Gramsci*

U n nuevo tomo de los Cuadernos de la


Cárcel de Antonio Gramsci pasa hoy a in-
tegrar el acervo ideológico de nuestro pueblo.
la experiencia de años de luchas por el triunfo
de la causa del socialismo en Italia. Gramsci
fue por sobre todo un hombre de partido, pro-
Es quizás el más importante y el más concluido fundamente interesado en los problemas de
del pensador italiano que junto a los ya publi- la construcción del Nuevo Orden, del Estado
cados por Lautaro nos permitirá lograr una vi- socialista, del logro de la hegemonía del pro-
sión más cabal de la riqueza de pensamiento, letariado en la sociedad moderna y del papel
la rigurosidad científica, la amplitud de miras que deben jugar los intelectuales en este nuevo
y la pasión revolucionaria que animan las pági- Estado y en esta nueva sociedad.
nas encendidas de estos escritos de la cárcel, Ante todo y por sobre todo fue un políti-
verdadero monumento del marxismo contem- co práctico. Y por ello mal podríamos com-
poráneo. Y decimos el más importante por- prender en toda su magnitud las reflexiones
que ninguno como este tiende a mostrarnos el gramscianas si las apartáramos de su condi-
Gramsci combatiente que, alejado del cotidia- ción de militante y dirigente de la clase obrera
no batallar por la acción coercitiva de los jue- italiana. Si para el marxismo se trata no solo
ces fascistas, sigue en la cárcel trabajando en de interpretar el mundo sino fundamental-
forma “desinteresada” für ewig, vale decir para mente de transformarlo, en la política, en el
el mañana y no solo para el presente, para legar diario accionar por la modificación de la rea-
a sus compañeros de convicciones la suma de lidad existente, se expresa la concepción del
mundo, el sentido que cada uno de nosotros,
hombres concretos en circunstancias deter-
* De la edición original: Aricó, J. 1962 “Prólogo” en
Gramsci, A. Notas sobre Maquiavelo, sobre política y minadas, otorga a las cosas de este mundo.
sobre el Estado moderno (Buenos Aires: Lautaro). Por ello acierta Togliatti (1958: 15) al señalar
54 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que “en la política está la sustancia de la his- socratiano del “conócete a ti mismo” como
toria y para aquel que ha llegado a la concien- guía moral. Para Gramsci la cultura no consis-
cia crítica de la realidad y de la tarea que le te en el afán enciclopédico de acumular datos
espera en la lucha por transformarla, está y nociones particulares. Es por sobre todo
también la sustancia de su vida moral”. Y allí
están las profundas observaciones personales […] organización, disciplina del propio yo interior,
en Passato e Presente (el último volumen de es toma de posesión de la propia personalidad, es
los Cuadernos; Gramsci, 1951) para atesti- conquista de una conciencia superior, por la cual
guar que en Gramsci es inescindible la unidad se llega a comprender el propio valor histórico, la
de teoría y práctica, de lucha política y vida propia función en la vida, los propios deberes y de-
moral. Por sobre la aparente disgregación de rechos […]. Conocerse a sí mismo quiere decir ser
los cientos de notas y apuntes que constitu- sí mismo, ser dueño de sí mismo, distinguirse, salir
yen los escritos de la cárcel, existe algo que fuera del caos, ser un elemento de orden, pero del
los unifica en forma vital. Es la propia vida de propio orden y de la propia disciplina en torno a un
Gramsci, sus experiencias de dirigente de la ideal (Gramsci, 1958b: 24-25).
clase obrera italiana la que se vuelca en esas
páginas escritas con letra diminuta y prolija. Y por ello amaba tanto el estudio de la historia,
Su deseo de estar vivo, de no ser escindido ya que es allí donde el hombre al conocer a los
del mundo, pudo más que la acción de quienes demás, y al saber de los esfuerzos que debieron
deseaban impedir que su cerebro siguiese fun- realizar para llegar a ser lo que fueron y para
cionando y de los tormentos de su cuerpo en- crear este mundo que hoy nos rodea se conoce
fermo y maltrecho, porque toda su vida estaba también a sí mismo.
sujeta a una voluntad férrea que le permitía
centralizarla alrededor del estudio y la medi- [Le escribe a su hijo Delio] Pienso que la historia te
tación. Si había algo que odiaba y despreciaba gusta como me gustaba a mí cuando tenía tu edad,
era la irresponsabilidad, la vanidad, el diletan- porque se refiere a los hombres que han vivido y
tismo, “la veleidad que suplanta la voluntad todo lo que se refiere a los hombres, a cuantos
concreta”. Desde sus primeros escritos hasta más hombres es posible, a todos los hombres del
los Cuadernos aparecerá siempre el motivo mundo en cuanto a su reunión en la sociedad, en
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...55

el trabajo y en la lucha en su afán por su propia profundo conocimiento de la sociedad italiana


superación, no puede dejar de interesarte más que en todos sus aspectos. Y en este sentido su ori-
cualquier otra cosa (Gramsci, 1950: 336). ginalidad es tal que muchos investigadores, no
sin la dolorosa intención de retacear el conteni-
Este humanismo de Gramsci, su amor a los do militante de Gramsci, que además de teórico
hombres y su firme y heroica voluntad de no marxista fue el fundador y dirigente del Partido
apartarse de ellos, de ayudarles en el proceso Comunista Italiano, han creído encontrar una
de sus luchas presentes y futuras ha triunfado disimilitud de planteamientos en cosas funda-
y su obra, precisamente en virtud de su “des- mentales de la teoría marxista como la función
interés” que es un trabajar por la humanidad del partido del proletariado que para Gramsci
trabajando más profundamente para la clase sería instrumento de la hegemonía y para Lenin,
obrera y el pueblo italiano, ayuda hoy a todos instrumento de la dictadura. Vale decir, una cosa
aquellos que en el mundo están luchando para sería la doctrina gramsciana de la hegemonía y
cerrar una etapa del desarrollo de la sociedad otra radicalmente distinta la leninista de la dicta-
y para abrir otra donde el hombre, recupera- dura del proletariado. El problema es complejo
do de sus alienaciones, pueda realizar el ideal porque exige superar dos vicios opuestos pero
marxista del “hombre total”. en última instancia similares en sus limitaciones
A quien frecuenta los escritos de Gramsci metodológicas. Por un lado la interpretación
hay algo que de inmediato lo impresiona en simplista de aquellos que conciben un Gramsci
forma viva: su permanente vinculación con la llegado a un punto muerto de su desarrollo per-
realidad, de la cual parte y a la que quiere pene- sonal y a quién los sucesos de la Revolución de
trar, y su constante utilización del materialismo Octubre y el conocimiento de las obras de Lenin
histórico como clave interpretativa de esa rea- salvan del desconcierto y el encierro idealista
lidad. Aquí reside el mérito de Gramsci que es adviniendo así a la conquista del leninismo. El
quizás, después de Lenin, el pensador que más mérito de Gramsci residiría por lo tanto en ha-
ha contribuido al desarrollo del marxismo en ber aplicado inteligentemente a la realidad ita-
estos últimos años. Al igual que Lenin, unía a un liana el leninismo así adquirido que pasaría a ser,
acertado conocimiento de la filosofía de la pra- de tal manera, una verdad paradigmática, total y
xis y de la cultura de nuestra época un amplio y cerrada, vale decir un sistema ya concluido y no
56 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una teoría que deriva y se desarrolla en situa- Se trata entonces de reconstruir el largo pro-
ciones históricas determinadas, estando por ello ceso de desarrollo que va desde su juventud
sometida a un proceso continuo de renovación en la Cerdeña oprimida por un Estado que en
y desarrollo. el mismo momento de su nacimiento basó su
Pero existe también el simplismo de quie- estabilidad estructural en la explotación inhu-
nes parecen no darse cuenta que es imposi- mana de regiones enteras de su país, para favo-
ble comprender a Gramsci en la totalidad de recer así la acumulación capitalista en las otras,
su desarrollo si lo escindimos de Lenin, que hasta su muerte tres días después de salir de la
la teoría del Estado tal como se esboza en el cárcel en 1937. Fueron pocos años de vida pero
Maquiavelo presupone a Marx y Lenin aún muy intensos, puesto que los sacudimientos sur-
cuando desarrolle algunos aspectos que estos gidos en el mundo con motivo de la guerra y el
pensadores solamente delinearon debido a las desarrollo del movimiento revolucionario plan-
diferentes exigencias político ideológicas que tearon tales exigencias, destrozaron tantas cris-
se les planteaban. El mismo Gramsci lo reco- talizaciones, rompieron tantos prejuicios teóri-
noce cuando al analizar este problema de la cos que fue necesario afrontarlos y resolverlos
hegemonía hace mención al aporte leninista abandonando todo esquema dogmático, luchan-
en estos términos: do desde el interior del movimiento obrero por
un marxismo depurado de toda clase de incrus-
[…] el más grande teórico moderno de la filosofía taciones extrañas, de toda clase de determinis-
de la praxis [Lenin, nota de J. A.], en el terreno de mo fatalista que mellara la voluntad del hombre,
la lucha y de la organización política, con termino- pero sabiendo también que todo retorno a un
logía política, en oposición a las diversas formas marxismo genuino y renovado colocaba a este
“economistas”, ha revalorado el frente de la lucha en condiciones de enfrentar y superar todas las
cultural y construido la doctrina de la hegemonía manifestaciones de la cultura burguesa. Era una
como complemento del Estado-fuerza [es decir, tarea gigantesca, pero impostergable pues solo
la dictadura del proletariado en el lenguaje carce- cumpliendo con ella el proletariado estaría en
lario que debía utilizar; Gramsci, nota de J. A.], y condiciones de ejercer su influencia sobre los
como forma actual de la doctrina de la “revolución diferentes grupos sociales y convertirse en clase
permanente de 1848” (Gramsci, 1958a: 199). hegemónica, portadora por lo tanto del germen
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...57

de una nueva cultura, de una reforma intelectual parte la concepción leninista del partido del
y moral. Esta fue la tarea emprendida por Lenin proletariado y es esta concepción la que fructi-
y resuelta con la Revolución de Octubre. Hacia fica en Gramsci de una manera profundamente
este logro se orientó también Gramsci en su es- original. Con justeza señala Togliatti (1958: 32)
fuerzo por individualizar las tendencias y parti- que dicha originalidad “reside en haber dado a
cularidades planteadas por la revolución socia- esta doctrina una forma que la inserta en la rea-
lista en Italia. El entronque de Gramsci con el lidad italiana, la convierte en un momento del
leninismo deriva del hecho de que las exigencias desarrollo de las doctrinas políticas en nuestro
planteadas a los revolucionarios marxistas por país, la vincula a los puntos cruciales de nues-
esa época de la primera posguerra eran en esen- tra historia y de aquí deriva una demostración
cia las mismas. Se trataba del triunfo de la re- de su verdad que es de impresionante eficacia”.
volución socialista en ambos países, se trataba De las experiencias de los acontecimien-
de criticar las viejas concepciones envejecidas tos de octubre y de los sucesos posteriores
de los socialdemócratas que castraban el aspec- Gramsci extrajo múltiples elementos que tuvie-
to revolucionario del marxismo, se trataba de ron una vital importancia para el objetivo que
comprender que el proletariado debía conducir se había trazado de esclarecer a su clase y, asi-
esta batalla abandonando todo espíritu de cuer- mismo, sobre las orientaciones e indicaciones
po, toda limitación sectaria, para convertirse en necesarias para guiar al proletariado y a sus
el caudillo de todas las masas explotadas y que aliados hacia la conquista del poder, a través de
esto requería el fortalecimiento y desarrollo de los caminos trazados por las particularidades
su partido de clase. del desarrollo histórico social italiano.
Aquí está el leninismo de Gramsci que es Ya Agosti (1958a) ha indicado en el “Prólogo”
innegable además de original, porque no surge a la edición castellana de El materialismo his-
de la simple aceptación de las teorizaciones de tórico y la filosofía de Benedetto Croce cómo
Lenin sino de la comprensión profunda de la el sentido creador del marxismo es reivindicado
nueva posición que asume la clase obrera inter- por Gramsci desde sus primeros escritos en Il
nacionalmente cuando la madurez objetiva del Grido del Popolo de Turín. Su concepción de la
sistema imperialista plantea la necesidad de la historia como desarrollo dialéctico, que le viene
revolución socialista. De estas consideraciones de su formación idealista crociana, le impidió
58 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

caer en el chato positivismo que constituía la actual de la lucha de clases tendiente al poder”.
sustancia de la cultura socialista de la época. Los Consejos son un nuevo tipo de organiza-
Pero aún cuando por ese entonces fuera “ten- ción proletaria, que se basa en la fábrica y no
dencialmente crociano”, la experiencia política en los oficios, en la unidad de producción y
en un medio donde la fuerza del proletariado te- no en los sindicatos profesionales. Este nuevo
nía (y tiene) tanto peso como en Turín, el feudo tipo de organización, desarrollándose, articu-
de la Fiat, y el acabado conocimiento de las me- lándose, enriqueciéndose con funciones orde-
jores tradiciones de la investigación económica nadas jerárquicamente constituye la estructura
e histórica de los maestros de la historiografía del Estado socialista, el instrumento de la dic-
racionalista y positivista, lo llevó a superar las tadura proletaria en el campo de la producción
limitaciones especulativas del mismo Croce y a industrial. Así define el Ordine Nuovo a estos
concebir el marxismo como historicidad abso- organismos cuya característica fundamental
luta o humanismo Integral, en el cual “hombre y reside en ser instituciones de carácter “públi-
realidad, instrumento de trabajo y voluntad, no co” en las cuales el conjunto de la clase obrera
están disociados, sino identificados en el acto entra a formar parte como “productora”, y no
histórico” (Gramsci: 1958b: 154). como en los sindicatos como asalariados es-
Es indudable que en el cuadro de dicha for- clavos del capital, adquiriendo con ello la con-
mación la etapa del Ordine Nuovo fue vital para ciencia del puesto que ocupa en la producción
Gramsci. El hecho de que esa modesta “revista y en la sociedad. Son por ello los órganos que
de cultura socialista” se convirtiera en porta- posibilitan el control obrero de la producción
voz de un movimiento de masas tan potente en el período previo a la revolución y la direc-
como el de los Consejos de Fábrica condujo ción total de la economía luego de ella. Fue tal
a Gramsci a elaborar los fundamentos de una el entusiasmo creado en el proletariado turinés
nueva concepción de la revolución socialista por el llamamiento del Ordine Nuovo a consti-
en Italia. Así como en Rusia fueron los Soviets tuir los Consejos, que al cabo de pocos meses
los nuevos órganos de poder de la revolución más de 150 mil obreros de Turín estaban orga-
bolchevique, en Italia dicha función podrá nizados en ellos.
ser cumplida por los Consejos de Fábrica en Estaríamos equivocados si creyéramos que
quienes, según Gramsci, “se encarna la forma todo esto no fue más que un genial descubrimiento
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...59

de Gramsci y de los redactores del Ordine no puede ser reducido a una simple cuestión
Nuovo. Aquí jugó un papel fundamental la pro- de adhesión o de conquista sino que implica
funda asimilación del proceso revolucionario también elementos de convergencias que son
ruso, la identificación de lo esencial de dicho verdaderos aportes originales y que deben ser
proceso al margen de lo anecdótico. Pero la ex- considerados ellos también como leninismo,
periencia ordinovista a pesar de haber creado si por tal concebimos el desarrollo del marxis-
las premisas para el nacimiento y el desarrollo mo, rescatado de la revisión socialdemócra-
de un nuevo partido de la clase obrera (con- ta, en una nueva fase histórica: la época de la
cretadas en 1921 cuando en Livorno se creó el descomposición imperialista, el triunfo de las
Partido Comunista), contenía en su seno un lí- revoluciones proletarias y el paso a un nuevo
mite que era necesario superar. Un límite que la ordenamiento social basado en la liquidación
propia derrota del movimiento de los Consejos de la explotación del hombre por el hombre.
planteó en toda su magnitud y cuya superación Testimonios de la madurez alcanzada por
se logra cuando, recogiendo la esencia de la Gramsci en la profundización de los elementos
concepción leninista de la hegemonía, Gramsci fundamentales del camino italiano al socialis-
aproxima los dos términos de la cuestión obre- mo son dos escritos inmediatamente anterio-
ra y de la cuestión campesina y mediante una res a su detención que contienen en esencia los
magistral interpretación histórica de la forma- temas desarrollados luego en los Cuadernos.
ción y el desarrollo del moderno Estado bur- Tanto en las “Tesis para el III Congreso del
gués en Italia, da paso a una concepción total- P.C.I.” (Gramsci, 1926b)1 presentadas en Lyon
mente renovadora del problema de la dirección el 21 de enero, como en su inconcluso Alcuni
política del proletariado en el curso de la lucha
por el triunfo de la revolución socialista en su
país. 1 Estas tesis, también difundidas como “La situación
Gramsci aporta, por consiguiente, una con- italiana y las tareas del PCI” o “Tesis de Lyon” (Gramsci,
cepción que es profundamente leninista en 1977 [1926]), fueron redactadas por Gramsci y Togliatti
para el III Congreso del Partido Comunista Italiano ce-
la medida en que ha bebido de las raíces na- lebrado en Lyon, Francia, en 1926. Se puede consultar,
cionales del proceso revolucionario. Es evi- además, el Informe de Gramsci sobre el III Congreso
dente entonces que el leninismo de Gramsci (Gramsci, 1926a) [Nota de la presente edición].
60 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

temi della questione meridionale [Algunos por primera vez es analizado exhaustivamen-
problemas de la cuestión meridional] (Gramsci, te: en función de la estructura de clases que
1957) las tareas presentes del proletariado es- estaba en la base del Estado liberal burgués
tán planteadas en función del conjunto de los surgido del Risorgimento y que era necesaria
problemas no resueltos históricamente por la transformar en un sentido socialista mediante
burguesía. Para Gramsci era imposible anali- la sólida alianza de las dos grandes clases “que
zar científicamente el fenómeno del fascismo han comprendido ser esencialmente naciona-
como tendencia inevitable del Estado liberal les y portadoras del porvenir: el proletariado y
italiano y adoptar una línea de trabajo que con- los campesinos” (Gramsci, 1957).
dujera a su derrota sin un estudio profundo de Respondiendo a quienes acusaban al grupo
la estructura económica social italiana y el pro- ordinovista de tratar de solucionar el proble-
ceso histórico que la conformó. Si en las “Tesis” ma de los campesinos del sur de Italia y de las
(Gramsci, 1926b) el análisis de las fuerzas mo- Islas mediante la “fórmula mágica” de la divi-
trices de la revolución italiana es resuelto con sión de los latifundios entre los proletarios
una justeza y una brillantez admirable, esto es rurales, Gramsci responde –y perdóneseme lo
producto de un conocimiento cabal del com- extenso de la cita– que
plicado movimiento histórico que condujo a
la burguesía a la dirección del Estado unitario. […] los comunistas turineses se habían plantea-
Trombetti cuenta de la preocupación que tenía do concretamente la cuestión de la “hegemonía
Gramsci por el desarrollo de los cuadros del del proletariado”, es decir, de la base social de la
Partido y de cómo consideraba que el elemento dictadura del proletariado y del Estado obrero. El
esencial para la formación de un buen dirigente proletariado puede convertirse en clase dirigen-
revolucionario era la comprensión profunda de te y dominante en la medida en que logra crear
la historia de Italia, sobre todo de los últimos un sistema de alianzas de clases que le permita
cien años. Es esta necesidad de esclarecer a su movilizar contra el capitalismo y el Estado bur-
Partido y a la clase obrera lo que lo impulsa a gués a la mayoría de la población trabajadora, lo
escribir su folleto sobre la cuestión meridional que significa, en Italia, en las reales relaciones
que contiene una visión nueva de este proble- de clase existente en Italia, en la medida en que
ma fundamental de la historia italiana, ya que logra obtener el consenso de las amplias masas
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...61

campesinas. Pero la cuestión campesina en Italia prejuicios y residuos corporativos, debo llegar
está históricamente determinada, no es la “cues- a pensar no como albañil, carpintero o meta-
tión campesina y agraria en general”; la cuestión lúrgico, sino como hombre perteneciente a
campesina, debido a la determinada tradición una clase cuyo objetivo es la construcción de
italiana, al determinado desarrollo de la historia una nueva sociedad que no conozca las lace-
italiana, ha asumido dos formas típicas y peculia- raciones de clase y cuya victoria depende de
res: la cuestión meridional y la cuestión vaticana. su capacidad de convertirse en el dirigente de
Conquistar a la mayoría de las masas campesinas los campesinos y de los intelectuales. Y aquí
significa, por consiguiente, para el proletariado se plantea la necesidad de la existencia de un
italiano, hacer suya estas dos cuestiones desde el fuerte partido del proletariado, que lo ayude en
punto de vista social, comprender las exigencias el complicado proceso de resolver exitosamen-
de clase que ellas representan, incorporar estas te estas ecuaciones de fuerzas.
exigencias entre sus reivindicaciones de lucha
(Gramsci, 1957: 206-207). El proletariado destruirá al bloque agrario meri-
dional en la medida en que logre, a través de su
Este concepto de la alianza de la clase obrera partido, organizar en formaciones autónomas e
y el campesinado planteado aquí no como algo independientes una masa cada vez mayor de cam-
circunstancial sino como un nexo fundamen- pesinos pobres; pero logrará en mayor o menor
tal, orgánico, base de un nuevo bloque de fuer- medida esta tarea obligatoria también subordi-
zas enfrentado a aquel dirigido por la burgue- nadamente a su capacidad de disgregar el bloque
sía, que constituye el núcleo fundamental de intelectual que es la armadura flexible pero muy
la contribución leninista al marxismo, es luego resistente del bloque agrario (Gramsci, 1957).
desarrollado en forma creadora en el volumen
sobre Maquiavelo y en los demás escritos de la La hegemonía del proletariado implica enton-
cárcel a través de la categoría de hegemonía y ces la alianza con el campesinado y la nece-
de la distinción entre el momento del dominio saria incorporación a este bloque de los inte-
y el momento del consenso. lectuales. Pero el protagonista de esta tarea
Pero para el logro de tal alianza el proleta- debe ser el moderno Príncipe: el partido del
riado debe saber despojarse de toda clase de proletariado.
62 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El moderno Príncipe y la función que debe ella, la Revolución China, los prolegómenos
desempeñar, su estructura interna, los proble- de la tragedia española, fueron algunos de los
mas tácticos y estratégicos que se presentan acontecimientos que mostraron que a la etapa
a su actuar en el seno de la sociedad italiana: de la ofensiva revolucionaria del proletariado
he aquí el problema fundamental que Gramsci le sucedía una etapa de “estabilización relati-
aborda en los apuntes recogidos por Einaudi va” del capitalismo donde lo fundamental era
en Notas sobre Maquiavelo, la política y el resistir e impedir que la clase obrera fuese
Estado moderno (Gramsci, 1949). Hemos tra- aplastada. Fue la etapa que Gramsci carac-
tado de mostrar rápidamente cómo estas notas terizó, utilizando una imagen del arte militar,
presuponen un arduo proceso de maduración como de pasaje de la “guerra maniobrada” a la
del pensamiento gramsciano que culmina en el “guerra de posición”. Pero si este último tipo
ensayo dedicado a la cuestión meridional que de lucha exige “una concentración inaudita
quedó inconcluso sobre su mesa de trabajo de la hegemonía” comprendemos por qué el
cuando en la tarde del 8 de noviembre de 1926 núcleo que estructura y centraliza al conjunto
fuera detenido por la policía fascista. Muchos fragmentario de los Cuadernos gira alrededor
de los problemas abordados en los Cuadernos de los problemas del Estado y del concepto de
están allí, apenas esbozados mientras que nue- hegemonía con todas las implicancias que de
vos temas se agregan respondiendo a nuevas ellos derivan.
exigencias políticas y culturales. Y el mismo Gramsci se encarga de confir-
Recordemos cuán rico en acontecimientos marlo cuando en una carta a su cuñada Tatiana
políticos fue el período transcurrido en la cár- del 7 de setiembre de 1931, luego de informarle
cel (1926-1937). El descenso de la ola revolu- del estado de sus investigaciones sobre los in-
cionaria que siguió en Europa y otros lugares telectuales agrega que:
a la Revolución Rusa, el desarrollo del fascis-
mo en Italia, Hungría, Polonia, la derrota del […] Este estudio conduce también a ciertas de-
movimiento obrero en Alemania y el ascenso terminaciones del concepto del Estado, que de
de Hitler al poder, el duro período de cons- costumbre es comprendido como sociedad polí-
trucción del socialismo en la URSS, agravado tica o dictadura, o aparato coercitivo (para con-
por el cerco imperialista establecido contra formar la masa del pueblo, de acuerdo al tipo de
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...63

producción y la economía de un momento dado) Gramsci (1962: 107) “Estado es todo el com-
y no un equilibrio entre la sociedad política y la plejo de actividades prácticas y teóricas con
sociedad civil (hegemonía de un grupo social so- las cuales la clase dirigente no solo justifica y
bre toda la sociedad nacional ejercida a través de mantiene su dominio sino también logra obte-
las llamadas organizaciones privadas, como la ner el consenso activo de los gobernados”. Y es
Iglesia, los sindicatos, las escuelas, etc.) y preci- fundamentalmente a este último aspecto al que
samente es en la sociedad civil en la que sobre se refiere Gramsci en los Cuadernos, vale de-
todo actúan los intelectuales (Gramsci, 1950: cir al Estado como hegemonía, como dirección
193/184). política, como ordenamiento moral e intelec-
tual. Es también a este aspecto al que retorna
El tema del Estado y de sus relaciones con la Lenin (1957 [1917]) (y digo retorna porque en
sociedad fue siempre, y es evidente la razón, el ¿Qué hacer? (Lenin, 1946) estaba magistral-
motivo de profundas reflexiones de parte de mente analizado) hacia el final de su vida en los
los creadores del marxismo. Tanto Marx como trabajos sobre el nuevo Estado creado por la
Engels y Lenin escribieron innumerables tra- Revolución de Octubre.
bajos –algunos de ellos de fundamental impor- Pero más que un afán de precisión filológi-
tancia como El Estado y la revolución (Lenin, ca política del concepto de Estado en general
1957 [1917])– desnudando la esencia de clase que entraría en contradicción con el espíritu y
de este organismo al que los juristas y políticos la letra del método marxista de análisis, el cual
burgueses consideran como “representante de parte siempre de una situación concreta en un
los intereses generales de la sociedad” (sic.). momento determinado, a Gramsci le interesa
Sin embargo, por exigencias políticas o por analizar el Estado burgués italiano como forma
otros motivos no todos los aspectos que pre- específica de ordenamiento de las relaciones
senta un fenómeno social tan complejo como entre las clases de la sociedad italiana. Le inte-
este fueron analizados con la misma profun- resa analizar el proceso de creación y conser-
didad que el aspecto de “órgano de domina- vación de dicho ordenamiento, porque a través
ción de clase, de opresión de una clase por de este análisis podrá ser resuelto el problema
otra” (Lenin, s/d) en el que se detuvieron con de su destrucción mediante la labor ideológico
preferencia los creadores del marxismo. Para práctica de la clase hasta ayer subalterna y
64 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

destinada hoy a superarlo: el proletariado. gobernados al tipo de sociedad en la cual viven,


Partiendo de este concepto de Estado como al modo de vida de aquel orden de vida social, es
totalidad orgánica de dos momentos a veces decir, sobre el consenso. Es este concepto el que
contradictorios: dictadura y hegemonía, do- interesa a Gramsci, y es lo que trata de definir, ana-
minación y dirección, para Gramsci no es su- lizar y explicar (Togliatti, 1958: 280).
ficiente apelar al argumento de la violencia de
las clases dominantes, al poder represivo del Sin embargo, esta distinción gramsciana (que
aparato burocrático militar, para explicar las ya se encuentra en Marx y, antes, en Hegel)
razones de por qué una determinada clase so- no puede conducirnos a creer en la existencia
cial ejerce el predominio. de dos fenómenos separados. El Estado como
dictadura de clase y el Estado como sociedad
Cuando se habla de sociedad burguesa o feudal no son más que dos momentos reales y activos
–dice Giuseppe Tamburrano en un interesante de un único fenómeno general y expresan en
trabajo sobre este tema– mantenida coactivamen- última instancia el hecho de que la supremacía
te por las leyes, por los jueces o la fuerza militar, de una clase social se manifiesta en dos planos
se entiende también un cierto modo de vivir y de diferentes, como “dominio” y como “dirección
pensar, una Weltanschauung, una concepción del intelectual y moral”. Dice Gramsci (s/d) “Un
mundo defendida en la sociedad y sobre la cual grupo social es dominante de los grupos ad-
se fundan las preferencias, los gustos, la moral, versarios que tienden a ‘liquidar’ o a someter
las costumbres, el buen sentido, el folklore y los aún mediante la fuerza armada, y es dirigente
principios filosóficos y religiosos de la mayoría de de los grupos afines y aliados”. De allí entonces
los hombres vivientes en aquella sociedad. Este que no tenga sentido y constituyan una burda
modo de ser y de actuar de los hombres, de los deformación los intentos de algunos revisionis-
gobernados, es el puntal más importante del orden tas contemporáneos como Antonio Giolitti de
constituido; la fuerza material es una fuerza de re- hacer aparecer como contradictorios o exclu-
serva para los momentos excepcionales de crisis. yentes los conceptos de hegemonía y dictadura
Por norma, el dominio de la clase dominante se del proletariado, presentando al primero como
funda sobre aquellas fuerzas que se pueden llamar inherente a una forma particular de conquista
“espirituales”, vale decir sobre una adhesión de los del poder, que corresponde a las sociedades
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...65

más desarrolladas, a Occidente, y al segundo Si la hegemonía es expresión de una rela-


como más adecuado para aquellas sociedades ción orgánica, de una dirección intelectual y
más retrasadas, por ejemplo, Oriente. moral, mediante la cual las masas se sienten
Mediante un truco conceptual se confunden permanentemente ligadas a sus organizaciones
dos categorías que no son contradictorias sino de clases, es decir, si la hegemonía significa
distintas puesto que se refieren a diferentes la formación de una voluntad colectiva nacio-
aspectos de una misma situación. El concepto nal popular, para Gramsci es de fundamental
de hegemonía define las relaciones entre la cla- importancia rastrear en la historia italiana las
se dirigente y el conjunto de las clases aliadas, razones de los sucesivos fracasos de las tenta-
mientras que el de dictadura hace referencia a tivas para lograr dicha formación. La conexión
las relaciones de enfrentamiento entre estas cla- con Maquiavelo no es por lo tanto producto
ses y las reaccionarias que es necesario destruir. de un capricho sino del intento de indagar qué
Esta distinción entre sociedad política fuerzas sociales impidieron en un momento
(Estado propiamente dicho) y sociedad civil dado la constitución de un gran Estado unita-
tiene no solo una importancia teórica sino rio y cómo siguen actuando en el presente para
también una gran significación práctica, pues- impedir la lucha de la clase obrera por el nuevo
to que para Gramsci (s/d), “Un grupo social Estado socialista. Pero así como Maquiavelo en
puede y, aún más, debe ser dirigente ya antes cuanto teórico de los Estados nacionales trató
de conquistar el poder gubernamental (es esta de lograr la formación de una voluntad nacio-
una de las condiciones principales para la nal popular a través de la figura mítica de un
misma conquista del poder); después, cuando príncipe, en las condiciones actuales,
ejerce el poder, aunque lo tenga fuertemente
en un puño se convierte en dominante, pero […] el moderno príncipe, el mito-príncipe, no
debe continuar siendo también ‘dirigente’”. puede ser una persona real, un individuo con-
Para el proletariado la conquista del poder no creto, solo puede ser un organismo, un elemen-
puede consistir simplemente en la conquista to de sociedad complejo en el cual comience a
de los órganos de coerción (aparato burocrá- concretarse una voluntad colectiva reconocida
tico militar) sino también y previamente en la y afirmada parcialmente en la acción. Este orga-
conquista de las masas. nismo ya ha sido dado por el desarrollo histórico
66 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y es el partido político: la primera célula en la es el partido del proletariado no surge por el ca-
que se resumen los gérmenes de voluntad colec- pricho de tal o cual personalidad en cualquier
tiva que tienden a devenir universales y totales momento de la historia sino como expresión de
(Gramsci: 1962: 27). una necesidad histórica. Surge y puede desa-
rrollarse solo “cuando las condiciones para su
El instrumento a utilizar puede ser diferente ‘triunfo’, para su indefectible transformarse en
pero el objetivo es el mismo. Maquiavelo se es- Estado están al menos en vías de formación y
fuerza por convencer al pueblo de la necesidad dejan prever normalmente su desarrollo ulte-
de la existencia de un “jefe” que tenga plena rior” (Gramsci: 1962: 47).
conciencia de lo que quiere y de la forma de Todo el volumen del Maquiavelo está dedi-
lograrlo, y de la utilidad de seguirlo con plena cado fundamentalmente al estudio de este “in-
fe y entusiasmo aunque su actividad parezca telectual colectivo” que es el partido del prole-
estar, o esté en abierta contradicción con la tariado, analizado en el cuadro de la realidad
ideología de la época que era la religión. Esta italiana. No le interesa construir un esquema
posición debe ser aproximada según Gramsci abstracto de cómo debe ser y cómo debe fun-
a la de Marx, Engels y Lenin que lucharon tam- cionar un partido obrero en cualquier país y en
bién por “destruir la unidad basada en la ideo- cualquier circunstancia histórica. Si el presen-
logía tradicional sin cuya ruptura la fuerza nue- te debe ser una crítica permanente del pasado
va no podría adquirir conciencia de la propia además de su superación, si debemos estar
personalidad independiente” (Gramsci: 1962: cada vez más adheridos a un presente que
33). Pero una masa humana no puede adquirir nosotros mismos hemos contribuido a crear
por sí misma una personalidad independiente teniendo conciencia del pasado para mostrar
sin organizarse en el más amplio sentido de la las diferenciaciones y las precisiones y para
palabra; y si tenemos en cuenta que la organi- justificarlas críticamente, la historia del parti-
zación no puede darse sin la existencia de los do del proletariado tiene para Gramsci una vi-
intelectuales, vale decir de los dirigentes (“es- tal importancia, puesto que ayuda a esclarecer
pecialistas” más “políticos” según la distinción el proceso de distanciamiento de una deter-
gramsciana) es evidente que la presencia de un minada masa de hombres de la ideología pre-
cuerpo político homogéneo y consciente como dominante, las raíces de sus características,
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...67

las influencias de los grupos afines amigos o vacilantes que mantienen puntos de fricciones
enemigos, la acción sobre ellos de las super- con el imperialismo. Especialmente el frag-
estructuras y los elementos estructurales que mento dedicado a quienes mantienen una rígi-
determinan el surgimiento de dicho grupo so- da aversión de principio a los “compromisos”.
cial. La historia del partido es en suma la his- Gramsci (1962) demuestra sagazmente que
toria general del país escrita desde un punto esta concepción está ligada al economismo y
de vista monográfico. Es lo que hace Gramsci dice:
en este libro que presenta para nosotros, ar-
gentinos, tantos puntos de vista válidos, para La concepción sobre la cual se funda esta aver-
nuestras reflexiones políticas en la medida en sión no puede ser otra que la certeza inquebranta-
que trascienden la concreta experiencia de ble de que en el desarrollo histórico existen leyes
lucha para convertirse en principios válidos objetivas del mismo carácter de las leyes natura-
también para nuestro actuar. Los problemas les, a lo cual se agrega la creencia en un finalismo
del Partido Comunista Italiano, de su forma- fatalista similar al religioso. Si las condiciones
ción y de su estructura son analizados exhaus- favorables deben verificarse fatalmente deriván-
tiva y profundamente. dose de ellas, en forma bastante misteriosa, acon-
Con una agudeza notable polemiza con las tecimientos palingenésicos, es evidente no solo la
ideologías vinculadas al revisionismo, en es- inutilidad sino el daño de toda iniciativa volunta-
pecial contra la concepción crociana de la ria tendiente a predisponer estas situaciones se-
política-pasión y contra la concepción sorelia- gún un plan. Junto a estas convicciones fatalistas,
na del mito; que en el plano político se tradu- está sin embargo la tendencia a confiar “siempre”
cen en una tentativa de negar la importancia ciegamente y sin criterio en la virtud reguladora
del partido obrero y en exaltar la espontanei- de las armas […].
dad. Particularmente notable es la nota sobre
“Algunos aspectos teóricos y prácticos del Más claro es absolutamente imposible.
‘economismo’” (Gramsci, 1962) y muy oportu- Muchos y diversos son los problemas analiza-
na para la polémica con algunos “izquierdistas” dos en este libro. Todos ellos tratados con la pro-
criollos que pretenden enchalecar al proletaria- fundidad y capacidad que caracterizan la totali-
do impidiéndole servirse de aquellos sectores dad de los escritos gramscianos. Sería por ello
68 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una tarea que escaparía al marco de esta nota instrumento y como una guía y no como un dog-
analizarlos con la seriedad que se requiere, que ma al cual se deba adaptar la realidad. Ojalá que
solo puede ser producto de una mayor frecuen- su ejemplo de lucha, perseverancia, tenacidad y
tación de sus meditaciones. Solo hemos querido pasión revolucionaria se convierta en incentivo
ayudar al público lector –y él dirá si lo hemos para las jóvenes generaciones argentinas que
logrado o no– a ubicar este volumen en el con- comienzan a ver en el marxismo el instrumento
junto de los escritos incluidos en los Cuadernos ideológico de su liberación.
de la Cárcel y tomándolo también como el resul- En este volumen el traductor ha optado por
tado teórico más completo y profundo de toda incluir algunas notas con el ánimo de aclarar
la vida y de todo el pensamiento del que fuera el algunas circunstancias, acontecimientos o
más genial e insigne dirigente de la clase obrera personajes, para facilitar así la plena compren-
italiana. Hemos tratado de demostrar que, por sión del texto. Nos hemos servido para ello
encima de la aparente fragmentariedad de estas de las últimas ediciones italianas de las obras
notas, existe una profunda unidad de contenido de Gramsci, encaradas por Editori Riuniti y
que deriva del hecho de ser la expresión de una anotadas mediante el concurso del Instituto
conciencia que ha logrado asimilar la esencia Gramsci.
de la inmortal doctrina de Marx y de Lenin y de
aplicarla sin esquematismos ni estrecheces a la Córdoba, 1962
viva y cambiante realidad italiana. Las obras de
Antonio Gramsci a pesar de derivar de una rea-
lidad concreta que no es la nuestra –o precisa- Bibliografía2
mente en virtud de esta circunstancia– tienen un
gran valor que debe ser aprovechado por todos Gramsci, A. 1926a “Informe sobre el III
aquellos que en nuestra patria luchan por el ad- Congreso del PCI (celebrado en Lyon)” en
venimiento de una sociedad más racional y jus- L’Unità (Milán), 24 febrero.
ta. Son en última instancia un magnífico ejemplo
de las alturas interpretativas que puede lograr
el marxismo-leninismo cuando está en manos
de un pensador genial que lo utiliza como un 2 [Elaborada para la presente edición].
Prólogo a Notas sobre Maquiavelo, sobre política y sobre el Estado...69

Gramsci, A. 1926b “Tesis para el III Congreso Gramsci, A. 1958b Scritti giovanili (Turín:
del P.C.I.” en <http://www.gramsci.org. Einaudi).
ar/1922-26/29-sit-italian-tareas-pci.htm> Gramsci, A. 1962 Notas sobre Maquiavelo,
acceso junio de 2017. sobre política y sobre el Estado moderno
Gramsci, A. 1949 Note sul Machiavelli, sulla (Buenos Aires: Lautaro).
politica e sullo Stato moderno (Turín: Gramsci, A. 1977 (1926) “La situación italiana
Einaudi) y las tareas del PCI (Tesis de Lyon)” en
Gramsci, A. 1950 Cartas desde la cárcel Escritos Políticos (1917-1933) (México:
(Buenos Aires: Lautaro). Siglo XXI).
Gramsci, A. 1951 Passato e Presente (Turín: Lenin, V. I 1946 “¿Qué hacer?” en Obras
Einaudi). Escogidas (Buenos Aires: Problemas) Tomo I.
Gramsci, A. 1957 “Alcuni temi della quistione Lenin, V. I 1957 (1917) El Estado y la
meridionale” en Antologia popolare revolución (Buenos Aires: Anteo).
degli scritti e delle lettere (Roma: Editori Togliatti, P. 1958 Gramsci e il Leninismo,
Riuniti). Studi Gramsciani (Roma: Editori Riuniti).
Gramsci, A. 1958a El materialismo histórico
y la filosofía de Benedetto Croce (Buenos
Aires: Lautaro).
Pasado y presente

Cómo y por qué el presente es una crítica del que nos impulsa a plasmar cosas que roen nues-
pasado además de su superación. ¿Pero el pa- tro interior y que tenemos urgente necesidad de
sado debe por esto ser rechazado? ¿Es preciso objetivar. No es por ello desacertado buscar en
rechazar aquello que el presente criticó en las revistas el desarrollo del espíritu público de
forma “intrínseca” y aquella parte de nosotros un país, la formación, separación o unificación
que a él corresponde? ¿Qué significa esto? Que de sus capas de intelectuales. Puesto que al
debemos tener conciencia exacta de esta crítica margen de lo anecdótico, toda revista es siem-
real y darle una expresión no solo teórica sino pre la expresión de un grupo de hombres que
política. Vale decir, debemos ser más adheren- tiende a manifestar una voluntad compartida,
tes al presente que hemos contribuido a crear, un proceso de maduración semejante, una po-
teniendo conciencia del pasado y de su conti- sición común frente a la realidad. Expresa, en
nuarse (y revivir) (Gramsci, s/d). otras palabras, el vehemente deseo de elaborar
en forma crítica lo que se es, lo que se ha lle-
gado a ser, a través del largo y difícil proceso
I histórico que caracteriza la formación de todo
intelectual. Es el conocimiento de uno mismo
En la gestación de una revista de cultura siem- el que en un proceso singular torna a ser reco-
pre hay algo de designio histórico, de “astucia de rrido nuevamente, pero esta vez racionalizan-
la razón”. Algo así como una fuerza inmanente do en un esquema coherente esa infinidad de
experiencias que hemos recibido sin beneficio
de inventario. Esas huellas que la vida ha im-
* Primera edición: Aricó, J. 1963 “Pasado y Presente”
en Pasado y Presente. Revista Trimestral de Ideología preso y que al permitirnos reconstruir nues-
y Cultura (Córdoba) Año I, N° 1: 1-17, abril-junio. tra biografía, dan también como resultado la
72 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

reconstrucción de una parcela de la historia del en la vida política con acentos particulares. No
país, vista desde un ángulo personal o de gru- queremos hacer aquí el examen del conjunto
po. La crónica se transforma en historia. De allí de acontecimientos que condujeron a esa ma-
entonces, que no otra cosa que el oscuro y con- duración. Será tema de futuras entregas elu-
tradictorio cuadro de la realidad de las últimas cidar cómo se fue abriendo un abismo cada
décadas sea el objeto del inventario de quienes vez más profundo entre la visión optimista y
hoy coincidimos en emprender la aventura que retórica de una Argentina ficticia, irreal, que
presupone editar en el país una revista. la cultura “oficial” se esforzó por inculcarnos y
Pasado y Presente intenta iniciar la recons- la lucidez conceptual, la creciente aptitud para
trucción de la realidad que nos envuelve, par- descubrir las causas reales de la crisis nacional
tiendo de las exigencias planteadas por una que ha ido adquiriendo esta nueva generación.
nueva generación con la que nos sentimos iden- Solo deseamos reivindicar la validez intrínse-
tificados. Lo que no significa negar o descono- ca del nuevo “tono” nacional, de la poderosa
cer lo hecho hasta el presente, sino incorporar instancia que ella aporta a la acción transfor-
al análisis esa urgente y poderosa instancia que madora. Comprendemos cuán importante es
nos impulsa en forma permanente a rehacer la que sea valorada en sus justos términos por
experiencia de los otros, a construir nuestras la conciencia política de la clase que aspira a
propias perspectivas. Será por ello la expresión reconstruir en un sentido socialista al país, si
de un grupo de intelectuales con ciertos rasgos se quiere evitar la esterilización de tantos vi-
y perfiles propios, que esforzándose por aplicar vos fermentos renovadores y la interrupción
el materialismo histórico e incorporando las de esa dialéctica unidad de pasado y presente
motivaciones del presente, intentará soldarse que debe conformar toda historia en acto, vale
con un pasado al que no repudia en su totali- decir toda política.
dad pero al que tampoco acepta en la forma en Lo que aquí señalamos no significa de mane-
que se le ofrece. ra alguna caer en la visión interesada de quie-
Nadie puede negar que asistimos hoy en la nes en el concepto de “generación” buscan un
Argentina a la maduración de una generación eficaz sustituto a aquel más peligroso de “clase
de intelectuales que aporta consigo instancias y social”. Sin embargo, depurado de todo rasgo
exigencias diferentes y que tiende a expresarse biológico o de toda externa consideración de
Pasado y presente73

tiempo o edades e “historizado”, el concepto hombres que van de los 25 a los 35 años –reco-
de generación se torna pleno de significado. nociendo empero cuanto de aproximativo hay
Convertido en una categoría histórica-social, en la estimación– para comprender que tienen
válida solo en cuanto integrante de una totali- algo en común. Que los une un mismo deseo de
dad que la comprenda y donde lo fundamental hacer el inventario por su cuenta, que desean
sea la mención al contenido de los procesos ver claro y que para ello apelan a la franqueza
que se verifican en la sociedad, se transforma rechazando la demagogia, la grandilocuencia,
en una útil herramienta interpretativa. las mentiras, el disfraz de una realidad que co-
Desde esta perspectiva, ¿cuándo se puede mienzan a desnudar y a comprender en toda su
hablar de la existencia de una nueva genera- dialéctica complejidad. Que más que las pala-
ción? Cuando en la orientación ideal y práctica bras les interesan las esencias, los contenidos.
de un grupo de seres humanos unidos más que Una generación que no reconoce maestros no
por una igual condición de clase por una común por impulsos de simplista negatividad, sino por
experiencia vital, se presentan ciertos elemen- el hecho real de que en nuestro país las clases
tos homogéneos, frutos de la maduración de dominantes han perdido desde hace tiempo
nuevos procesos antes ocultos y hoy evidentes la capacidad de atraer culturalmente a sus jó-
por sí mismos. No siempre en la historia se per- venes mientras el proletariado y su concien-
fila una nueva generación. Pero hay momentos cia organizada no logran aun conquistar una
en que un proceso histórico, caracterizado por hegemonía que se traduzca en una coherente
una pronunciada tendencia a la ruptura revo- dirección intelectual y moral. Es preciso partir
lucionaria, adquiere una fuerza y una urgencia de esta dolorosa realidad para comprenderla
tal que es visto y sentido de la misma forma por en su raíz y transformarla. Pues no se trata de
una capa de hombres en los que sus diversos lamentarnos de las cosas que hicieron o deja-
orígenes sociales no han logrado aun transfor- ron de hacer quienes nos precedieron. Se trata
marse en concepciones de clases cristalizadas sí de comprender que la limitación apuntada
y contradictorias. más que estructural es circunstancial, transi-
¿Se está produciendo este fenómeno en toria, y que la maduración de una generación
nuestro país? Creemos que sí. Basta observar nueva que se caracteriza por su inconformis-
con un mínimo de atención esa amplia escala de mo y espíritu renovador es otro indicio, y muy
74 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

importante, del lento y contradictorio proceso real de la negatividad histórica, se traduce “en
de conquista de una conciencia histórica de forma inconsciente” el afán de realizar por su
parte del proletariado y de sectores considera- cuenta la hegemonía que su clase es incapaz de
bles de capas medias, en especial del que con- lograr. Pero en los momentos de crisis total de
forma nuestra intelectualidad en el más amplio la sociedad tienden, como señala con agudeza
sentido de la palabra. Gramsci (s/d), a “volver al redil”. Sin embargo,
Si la insurgencia “generacional” argentina no es “inevitable” que el proceso se produzca
tiende a resolverse en la maduración de una de la manera que destacamos. La historia no es
conciencia revolucionaria, no debemos por el campo de acción de leyes inexorables, sino
ello olvidar que este proceso sigue vías aún la resultante de la acción de los hombres en
demasiado internas, autónomas con respecto permanente lucha por la conquista de los fines
a la acción proletaria. Que el disconformismo que se plantean, aun cuando [son] condiciona-
de los nuevos grupos intelectuales no se en- dos por las circunstancias con que se encuen-
cauza todavía con la suficiente energía hacia el tran. Todo depende, en última instancia, del
plano de la acción revolucionaria, de su fusión juego de las fuerzas en pugna, del equilibrio
concreta con la lucha de la clase que aspira a de poder entre las clases en que se encuentra
destruir toda forma de explotación humana. Y escindida la sociedad. De allí que pueda ocu-
de allí el peligro [de] que las clases dominan- rrir –es más, que ocurra con frecuencia– que
tes puedan desviar esta tendencia mediante cuando el proletariado tiende a devenir históri-
una acción transformista que diluya en la pura camente capaz de asumir la dirección total del
“insurgencia” impulsos que son profundamen- país, el proceso se invierta y las nuevas capas
te renovadores. El transformismo conserva- de intelectuales se transformen, a través de un
dor –tan habitual en nuestra historia– es siem- desarrollo muy capilar y hasta doloroso, carac-
pre factible por la naturaleza del proceso que terizado por sucesivos desgarramientos, en in-
conduce al despegamiento de su clase de las telectuales de la clase obrera. Un proceso que
nuevas capas de intelectuales provenientes de compromete toda la “persona” del intelectual y
la burguesía. En su permanente aspiración a que exige como condición imprescindible para
convertirse en los dirigentes de la sociedad y producirse un mayor empeño práctico, una ma-
por ende de la clase que encarna el movimiento yor “obsesión política-económica” al decir de
Pasado y presente75

Gramsci (s/d). Sin ella, es difícil concebir que Si el marxismo en cuanto historicismo ab-
pueda desarrollarse con éxito la superación soluto puede ayudar a la izquierda a compren-
del individualismo, necesaria a los fines de la der la dinámica generacional, el permanente
conquista de una unidad raigal y profunda del replanteo de la cuestión de los “viejos” y los
intelectual con el pueblo. “jóvenes”, es siempre a condición del esfuerzo
La dualidad apuntada en el proceso de ma- por renovarse, por modernizarse, por superar
duración demuestra que estas condiciones no lo envejecido, que debe estar en la base de la
se dan con la plenitud que es de desear. Es aun dinámica de toda organización revolucionaria.
limitada la presencia hegemónica del proleta- Cuando se parte del criterio de que somos los
riado, pues inciden sobre él demasiados resi- depositarios de la verdad y que en la testaru-
duos corporativos, prejuicios, incrustaciones dez o en la ignorancia de los demás reside la
de ideologías provenientes de otras clases, que impotencia práctica de aquella; cuando conce-
el impiden comprender con la profundidad bimos a la organización revolucionaria como
que exigen las circunstancias la tarea histórica algo concluido, terminado, como una especie
que debe realizar como futura clase dirigente de edificio donde lo único que falta colocar son
del país. Y este hecho dificulta a su vez su po- los visillos de las ventanas, damos la base para
der de captación de las nuevas promociones que entre nosotros mismos se replantee, y esta
intelectuales. vez en forma virulenta, un “conflicto” que no es
De esta limitación debe partir en su análisis esencial, estructural, en el proletariado y me-
el marxismo militante, pues sin su superación nos en su vanguardia organizada. Un conflicto
es inconcebible la estructuración del nuevo que está vinculado a la existencia de clases do-
bloque histórico de fuerzas necesario para en- minantes y a las dificultades que ellas encuen-
carar la reconstrucción nacional. Partir de ella tran para dirigir a sus “jóvenes”. Recordemos
para comprenderla en toda su significación y las palabras con que Gian Carlo Pajetta (s/d)
poder así extraer su sentido y no engañarse advertía sobre este peligro:
con las exterioridades. Para poder actuar con
profundidad y coherencia sobre una realidad No habremos aprendido de nuestra experiencia y
que cada generación torna nueva, distinta de la de nuestra doctrina si creyéramos que poseemos
precedente. una verdad bella y terminada y exigiéramos a los
76 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

demás hombres que vinieran a aprenderla, como acción no puede extraer su sentido del pasa-
un fácil catecismo. Entonces nuestro partido no do, sino de la proyección crítica de ese pasado
estaría vivo, no vería afluir a los jóvenes con en- hacia un futuro concebido en términos de una
tusiasmo y con heroísmo, sería un museo o una sociedad sin clases. “No puede comenzar su
galería de solemnes oleografías o simplemente propia tarea antes de despojarse de toda ve-
un partido conservador en vez de revolucionario. neración supersticiosa por el pasado”, como
decía con belleza de expresión el autor de El
He aquí por qué para que la vanguardia política XVIII Brumario (Marx, 1973). “Las anteriores
de la clase revolucionaria pueda facilitar el pro- revoluciones necesitaban remontarse a los re-
ceso de “enclasamiento” de las nuevas promo- cuerdos de la historia universal para aturdirse
ciones intelectuales en los marcos del proleta- acerca de su propio contenido”, pero nuestra
riado y en sus propias filas es preciso en primer revolución “debe dejar que los muertos en-
lugar reconocer la validez de la instancia gene- tierren a los muertos, para cobrar conciencia
racional, no tener nunca miedo de la obsesión de su propio contenido”. Cuando los aconte-
por ver claro, de la “irrespetuosidad” del lengua- cimientos plantean a los hombres tareas de
je, del deseo permanente de revisión del pasado la magnitud de las actuales, cuando la praxis
que la caracteriza. Y además comprender cómo subvertidora aparece como un objetivo alcan-
se desarrolla y cambia la realidad, no permane- zable, la reflexión sobre esa praxis deviene una
cer nunca atado a viejos esquemas, a viejos len- necesidad perentoria, una tarea del momento.
guajes y posiciones. Comprender que la historia La filosofía, que en última instancia no es más
es cambio, transformación, renovación y que es que la toma de conciencia, la autorreflexión a
siempre preciso estar dentro de ella. que se somete la misma praxis, se anuda aún
más con la historia, la asienta sobre bases rea-
les y científicas y de tal manera la prolonga,
II tornándola “presente”. Pero la historia no es
arbitrio. Es acción teleológica, el producto de
La revolución que ansiamos realizar, la pro- hombres que persiguen fines o proyectos no
funda transformación liberadora del hom- emanados del azar sino condicionados por el
bre argentino que compromete hoy nuestra conjunto de circunstancias que envuelven a
Pasado y presente77

los hombres y que son anteriores a él. Estas Si la vida nos plantea la necesidad objetiva
circunstancias tienen a su vez una historia, de la formación de un nuevo bloque histórico
son cristalizaciones de un pasado humano que de fuerzas y si ello presupone como condición
es preciso conocer para que la práctica social imprescindible la presencia hegemónica del
no sea gratuita y el condicionamiento al fin proletariado, es lógico que debamos buscar en
propuesto sea acertado. Para que el proyec- el pasado –especialmente en el pasado más re-
to a realizar no sea una mera ilusión óptica, ciente– las razones que impidieron la concre-
una simple utopía, sino un objetivo concreto ción de una voluntad colectiva nacional de tipo
y alcanzable. revolucionaria. Sin este análisis, no podríamos
¿Cuál debe ser nuestra actitud hacia el pasa- ofrecer a la acción teórica y práctica una pers-
do? Si nos planteamos rehacer las experiencias pectiva coherente y clara. Debemos indagar,
anteriores, ¿cómo debemos encarar la conside- por ejemplo, las causas que obstaculizaron la
ración de la suma de acontecimientos y situa- plena expansión del marxismo en el seno del
ciones que acogimos acríticamente y que hoy proletariado, las trabas que mediaron para que
nos sentimos urgidos de volver a analizar? Es su inserción en la realidad nacional fuese débil
evidente que para una revista que no desea per- y tardía, partiendo del criterio de que esas tra-
manecer en el marco de la especulación pura, bas no provenían exclusivamente de la clase o
la actitud con que encare el análisis del pasa- del país, sino también del propio instrumento
do debe ser no solo teórica sino fundamen- cognoscitivo, o mejor dicho, de la concepción
talmente política en el más amplio sentido de que de él se tenía y de cómo se entendía la ta-
la palabra. Más que por una preocupación de rea de utilizarlo como esquema apto para una
erudición abstracta deberá estar guiada por las plena comprensión de la realidad nacional. Lo
exigencias que derivan de la propia vida, por cual es hasta cierto punto explicable, ya que la
las necesidades prácticas que proceden de la vanguardia política de la clase, que tiene como
realidad. Son esas exigencias y necesidades misión histórica esa doble tarea de adecua-
las que nos obligan permanentemente a dirigir ción interpretativa y de inserción profunda del
nuestras miradas al pasado para comprender marxismo en la práctica revolucionaria, nun-
las diferenciaciones producidas y poder así jus- ca puede tener una vida interna por completo
tificarlas desde un punto de vista crítico. desligada de los procesos de conciencia que se
78 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

producen en la clase que históricamente repre- conciencia histórica del presente nos permite
senta. La dialéctica clase-partido no es unívoca penetrar y superar el pasado a través de un co-
o unidireccional, es una acción recíproca muy nocimiento que será tanto más objetivo y cien-
sutil y compleja que no puede ser analizada tífico cuanto más elevado sea el nivel cultural
en forma simplista, partiendo exclusivamente de la clase innovadora y más desarrollado su
desde uno de los dos polos. Las mismas vacila- espíritu crítico, su sentido de las distinciones.
ciones o errores de la vanguardia de la clase no “Se condena en bloque el pasado –dice Gramsci
deben ser vistos solamente como expresiones (s/d)– cuando no se logra diferenciarse de él, o
de inadecuación ideal, incomprensión, incapa- al menos cuando las diferenciaciones son de
cidad o cosa peor. También de aquellos –señala carácter secundario y se agotan por lo tanto
Palmiro Togliatti (s/d) en un trabajo dedicado a en el entusiasmo declamatorio”. Sería arries-
este tema– “es preciso saber derivar la expre- gado afirmar que en el proletariado argentino,
sión de una situación particular, de un grupo de que aparece como la única fuerza social capaz
problemas aún no resueltos, de una exigencia de llevar hasta sus últimas consecuencias un
no satisfecha a tiempo de la debida manera y amplio impulso de renovación nacional, los
que pesa sobre todos los desarrollos sucesi- fenómenos de conciencia hayan arribado a su
vos”. Pues, en caso contrario la objetividad plena madurez revolucionaria. Sin embargo, es
científica, que debe estar en la base de toda po- un hecho evidente y observable a cada paso
lítica seria, corre peligro de ser sustituida por cuánto se avanzó en dicho sentido. Y el pro-
un subjetivismo fácil de deslizar hacia uno de ceso contradictorio, a veces confuso, pleno de
los dos extremos en que más frecuentemente se sutiles mediaciones, que se está operando en el
incurre, cuales son la santificación de toda ac- plano político y social no puede dejar de estar
ción política pasada o su execración total. Esta acompañado de una acción renovadora en la
falsa polaridad, este maniqueísmo absurdo po- consideración del pasado, en la investigación
drá ser eludido si se analiza el pasado a partir histórica. Ya que en el fondo es inconcebible
de las nuevas experiencias, si se valoran los una historiografía al margen de los intereses
éxitos o los fracasos de la acción pasada ajus- prácticos y políticos del presente. Hoy pode-
tándose a un método rigurosamente autocrí- mos dejar de repudiar en bloque el pasado por-
tico y plenamente historicista. Solo una plena que en el terreno de la realidad concreta se está
Pasado y presente79

produciendo una diferenciación. El país ya no o acontecimientos históricos de las últimas


es el mismo que hace diez o veinte años atrás. décadas, interpretados en forma radicalmente
Ha cambiado y su transformación, al margen distinta. ¿Demuestra esto la imposibilidad de
del grado de profundidad que haya alcanzado, alcanzar un juicio verdadero? ¿Es factible lo-
no puede dejar de transformar también el pro- grar un criterio historiográfico común en la ca-
pio juicio histórico. Del momento polémico, de racterización del pasado más reciente de parte
la consideración política del pasado se tiende a de aquellas fuerzas sociales que se proponen la
pasar al momento historiográfico, a la concien- construcción de un mismo futuro? ¿Es posible
cia histórica. Hoy se nos plantea la posibilidad superar el subjetivismo y advenir a una verda-
de comprender el pasado más reciente, saber dera conciencia histórica de ese pasado? Difícil
cómo han ocurrido realmente las cosas porque es responder a estas preguntas, cuando las res-
estamos en condiciones de rehacer la historia, puestas comprometen posiciones tomadas, cri-
de transformar el país. terios políticos aún actuantes de fuerzas reales
Es claro que en el pasado estamos todos. y activas en el panorama nacional. Difícil pero
Ellos y nosotros. Quienes se esforzaron por necesario, pues de esas respuestas dependen a
impedir un proceso de renovación total de la veces cosas de vital importancia no solo en el
sociedad argentina y quienes lucharon por plano de la historiografía sino también y funda-
imponerlo; el proletariado con las fuerzas po- mentalmente en el de la acción política.
líticas que lo representaron y las clases do- Es evidente que tenemos que abandonar al-
minantes y sus partidos. Y en ese pasado se gunos criterios que no contribuyen a posibili-
puede encontrar todo lo que se quiera. Basta tar el esclarecimiento adecuado del problema.
cambiar un poco las perspectivas, hacerlas Uno de ellos, por ejemplo, y quizás el más usual
atravesar determinadas refracciones de clase, en la izquierda, es creer que en la práctica de
ordenar en forma diferente las dimensiones y la fuerza política actuante –de la que su línea
la valoración de los procesos. Para cada cla- de acción se encarga de escribir la historia– es
se o para cada fuerza política determinados preciso buscar la clave que nos permita expli-
sucesos del pasado adquieren diferente signi- car los hechos del pasado, sin comprender que
ficación. Más aún, en la propia izquierda son esa misma práctica partidaria necesita a su vez
intensas las controversias sobre algunos nudos ser juzgada con absoluta historicidad. Necesita,
80 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en otras palabras, de un criterio exterior a ella acontecimientos donde cada presente contiene
misma, que no puede ser otro que el que Marx “depurado” y “criticado” todo el pasado. Si no
aplicara con tanta pasión revolucionaria, pero existiese esta continuidad dialéctica no tendría
al mismo tiempo con tanta escrupulosidad sentido el devenir histórico no podríamos con-
científica, en la pequeña chef d’oeuvre que ci- cebir una labor de recuperación del pasado y
táramos al comienzo del capítulo, criterio que de proyección hacia el futuro, una política de
nos señala que así como en la vida privada se transformación revolucionaria. Sería el reina-
distingue entre lo que un hombre piensa y dice do del arbitrio, de la libertad absoluta y no de
de sí mismo y lo que realmente es y hace, en un telos. Sin embargo, el sentido de un aconte-
las luchas históricas hay que distinguir todavía cimiento o de un nudo histórico no puede ser
más entre las frases y las figuraciones de los caracterizado de una vez para siempre, pues
partidos y su organismo real y sus intereses la sociedad en su proceso de cambio no está
reales, entre lo que imaginan ser y lo que en sujeta una regularidad “natural”, inexorable,
realidad son. Esta consideración nos permite al margen de la acción de los hombres. Cada
eludir el peligro de caer en los errores “presen- etapa del desarrollo social abre en su proce-
tistas” que caracterizan a la mayor parte de los so de cambio un complejo de posibilidades
historiadores afectos al mal llamado “revisio- que no es limitado pero sí lo suficientemente
nismo histórico”. Puesto que si bien es cierto amplio como para ofrecer un vasto campo de
que toda historia es contemporánea, que en operaciones para la aplicación de la libertad
última instancia solo hay una historia del pre- humana concreta. Cuáles de esas posibilidades
sente, vale decir, una proyección hacia el pasa- ínsitas en la sociedad serán realizadas o, en
do de la política actual, no es menos cierto que cierto sentido, “conservadas” en la nueva rea-
esta proyección que yace en el fondo de toda lidad es, ante todo, una cuestión de “política”
labor histórica, no asume el carácter simplista práctica. El sentido de cada acontecimiento es
y esquemático que le asignan los ideólogos del permanentemente reelaborado en forma pro-
nacionalismo pequeñoburgués. gresiva por el movimiento histórico, quien, al
El proceso histórico no es una pura disconti- transformar las posibilidades de desarrollo en
nuidad valorable por ello solo desde el presen- realidades concretas, va mostrando al mismo
te. Es una unidad en el tiempo, una cadena de tiempo qué fuerzas y tendencias existían en las
Pasado y presente81

pasadas estructuras. Y como ese movimien- el hombre se integra. Cuando conociendo las
to no concluye jamás, no podemos tampoco posibilidades que ofrece la coyuntura histórica
otorgar un sentido definitivo a cada acto de la sabe organizar la voluntad los hombres alrede-
historia. dor de la transformación del mundo. El políti-
En esa verdadera dialéctica de conservación co revolucionario es historiador en la medida
y renovación que constituye todo progreso his- en que obrando sobre el presente interpreta
tórico, el pasado no se integra y realiza total- el pasado. En su acción práctica supera toda
mente en el presente. Es depurado, reducido a veleidad ideológica y acciona sobre el pasado
lo esencial. Pero esta selección constante entre “verdadero”, sobre la historia real y efectiva
lo vivo y lo muerto del pasado histórico, que cristalizada en una estructura, o lo que es lo
constituye la sustancia real de toda política en mismo, en el conjunto de las condiciones ma-
acto, no puede estar sujeta al capricho. Si una teriales de una sociedad. “La estructura –dice
fracción de la totalidad del proceso histórico Gramsci (s/d)– es pasado real, precisamente
es aislada del conjunto, escindida de las cau- porque es el testimonio, el ‘documento’ incon-
sas que la provocaron y de las consecuencias trovertible de lo que se hizo y de lo que conti-
que acarreó, si se establece un nexo arbitrario núa subsistiendo como condición del presente
entre ella y el presente, se abandona el firme y del porvenir”. Sin embargo, siempre existe la
terreno del historicismo concreto para incu- posibilidad del error: que se considere vital lo
rrir en la manifestación de una necesidad po- que no lo es, o que no se ubique con corrección
lítica del momento. Se deja de hacer ciencia un proceso de cambio que germina, y que de
historiográfica y se permanece en el estrecho tal manera la acción política quede rezagada.
marco de una ideología política inmediata. Es Pero no se puede descargar sobre el método
imposible determinar de antemano lo que se errores que provienen de un conocimiento in-
conservará del pasado en el proceso dialécti- suficiente del contorno sobre el que actúa la
co. Esto deriva del proceso mismo que en la fuerza renovadora, o de una concepción es-
historia real siempre se desmenuza en innu- quemática que pretende derivar los resultados
merables momentos parciales. La acción polí- no de la realidad sino del propio método. La
tica deviene momento historiográfico cuando relación método-aplicación práctica es lo sufi-
modifica el conjunto de relaciones en las que cientemente indirecta como para que ninguna
82 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

fuerza social pretenda edificar una supuesta De allí que sea en la política donde se expresa
capacidad de previsión por la sola posesión de lo genérico de este ser particular, su “humani-
un método correcto, científico. Reconociendo dad”, la posibilidad que le es inherente de real
que cada grupo social tiene un pasado al que apropiación de un mundo al que mediante el
considera como el único verdadero, se mostra- trabajo convierte en prolongación de sí mismo.
rá superior aquel grupo o aquella organización A través de la exaltación de la política, el
que sepa comprender y justificar críticamente marxismo realiza su función negadora de una
todos esos “pasados”. Solo así podrá identifi- sociedad que por estar fundada en la explota-
car la línea de desarrollo real, e intervenir en ción es por esencia alienada y alienante. Una
la acción práctica cometiendo menos errores, sociedad en la que está vedada toda posibilidad
puesto que sabrá también identificar la mayor de plena realización de lo humano. Es la única
cantidad de elementos renovadores sobre los doctrina que puede verdaderamente convertir
cuales apoyarse para estructurar una verdade- a los hombres en dueños de su propio destino,
ra labor de transformación histórica. Solo así ya que les permite comprender las condiciones
será la expresión viva del traspaso de la con- del actuar humano y trabajar conscientemen-
ciencia política a la conciencia histórica. te por la conquista de aquellos objetivos que la
En esta unidad de política e historia se ex- historia, una vez penetrada en forma racional,
presa todo el humanismo marxista, la profunda muestra como factibles de alcanzar. Al fundir
validez de su empeño práctico. Un humanismo teoría y práctica, historia y política, pasado y
que reivindica a la política como la más elevada presente, el marxismo se identifica con el cam-
forma de actividad del hombre, en cuanto su bio histórico y se torna al mismo tiempo, a
acción dirigida a transformar la estructura de la contrario sensu, la concepción más enlodada,
sociedad contribuye a modificar todo el género combatida, deformada por las clases dominan-
humano. Si no existe una naturaleza humana tes. No obstante, si el valor histórico de una
abstracta e inmutable, si es preciso concebir al filosofía puede ser medido por su eficacia prác-
hombre como un “bloque histórico”, como la tica, es preciso reconocer que ha resistido con
suma de las relaciones sociales en las que se éxito esta dura prueba. Con absoluta justeza el
integra, transformar al mundo significa al mis- filón italiano del marxismo, a través de Labriola
mo tiempo transformarnos a nosotros mismos. y Gramsci, supo definir el rasgo sustancial de la
Pasado y presente83

doctrina al denominarla Filosofía de la praxis. de las revistas culturales el desarrollo del espí-
Como tal, como concepción transformadora ritu público en el país, el proceso de conforma-
rechaza toda ideología cristalizadora, cosifica- ción de los intelectuales argentinos, indicába-
dora de la realidad. Aun de aquella que utilizan- mos un camino de búsqueda no suficientemen-
do un léxico marxista incurre en las más gro- te utilizado. Nuestros investigadores se sienten
seras deformaciones de fatalismo positivista más propensos a hacer reposar sobre la mayor
y de materialismo vulgar. Rechaza toda forma o menor originalidad de singulares personali-
de pasividad y de indiferencia política, que ex- dades el análisis de problemas que solo pueden
presan la aceptación del mundo y que por ello ser resueltos en la medida en que los ubica en
constituyen el peso muerto de la historia, el fá- el terreno de la formación de los intelectuales,
cil recurso al que apela siempre el pensamiento vale decir, en el estudio de los procesos que
de derecha. conducen a la diferenciación dentro de una es-
Pasado y Presente, en cuanto aspira a con- tructura social determinada de una categoría
vertirse en una nueva expresión de la izquierda de hombres que desempeñan vitales funciones
real argentina, parte de la aceptación del mar- de organización y conexión.
xismo como la filosofía del mundo actual y asu- No podemos decir que alguna vez se haya
me los deberes que esa aceptación le plantea. intentado analizar integralmente nuestro de-
Será por ello una revista “comprometida” con sarrollo político-cultural partiendo de las di-
todas las fuerzas que hoy se proponen la trans- ferenciaciones reales producidas en el cuerpo
formación revolucionaria de nuestra realidad. de la nación, de la formación y desarrollo de
Comprometida con todo esfuerzo liberador del categorías especializadas en el ejercicio de la
hombre. Será por ello una revista “política” en función intelectual. Uno de nuestros propósi-
el más amplio y elevado sentido de la palabra. tos es poder ofrecer en una próxima entrega de
Pasado y Presente un análisis de conjunto de
los distintos nudos históricos de formación de
III los intelectuales argentinos, enfocados a través
de una serie de ensayos monográficos. Aquí
Cuando al iniciar estas notas señalábamos la basta señalar cómo, a partir de la organización
conveniencia de estudiar a través de la historia nacional, paralelamente a la estructuración y
84 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desarrollo del mercado nacional único y a la centro de elaboración y difusión ideológica, y


conformación de la Argentina como un país ca- de vinculación orgánica de extensos núcleos de
pitalista “moderno”, integrado en una posición intelectuales, la revista constituye una “institu-
subalterna en la división internacional del tra- ción cultural” de primer orden y su importan-
bajo, se produce un considerable desarrollo de cia es cada vez mayor en la sociedad moderna.
la categoría de los intelectuales, especialmen- Todo movimiento cultural, todo proceso de mo-
te de la que ocupa los elevados escalones de dificación de estructuras culturales envejecidas,
la actividad científica, artística y literaria. En casi siempre fueron vinculados a órganos de
cuanto “funcionario” de la superestructura, los expresión, a distintos tipos de revistas que por
perfiles del intelectual y del papel que cumple tal motivo se constituían en verdaderos centros
en el seno de la sociedad aparecen cada vez formadores de las más diversas instituciones
más diferenciados en comparación con el siglo culturales. Por su acción integradora de las fun-
pasado, cuando la estructura social era más ciones intelectuales, las revistas cumplen en la
gelatinosa e indiferenciada. Pero la progresiva sociedad un papel semejante al del Estado o de
distinción de la actividad intelectual como la- los partidos políticos, aunque las diferencia de
bor en sí y las necesidades creadas por la nue- los partidos una permanente función elabora-
va sociedad de masas que emerge de la indus- dora de “técnicas culturales”. Y no siempre esta
trialización capitalista, no podía dejar de estar distinción ha sido suficientemente tenida en
acompañada por el surgimiento y expansión de cuenta por las publicaciones que mantienen una
nuevas instituciones culturales, algunas de las directa vinculación con las organizaciones polí-
cuales como la organización escolar y el perio- ticas. Pero las revistas pueden cumplir con esta
dismo adquieren un desarrollo considerable. verdadera acción de organización de la cultura
El florecimiento pleno de un periodismo “su- solo en cuanto devienen centros de elaboración
perior”, estructurado bajo las variadas formas y homogeneización de la ideología de un bloque
de revistas de política cultural, que se produce histórico en el que la vinculación entre élite y
desde comienzos de siglo, pero que se torna más masa sea orgánica y raigal.
evidente después de la Primera Guerra Mundial, Hubo períodos de la historia del país en que
está vinculado al proceso de modernización y la necesidad impostergable de esclarecerse a
complejización de nuestra sociedad. En cuanto sí mismos para tornar clara la acción, el deseo
Pasado y presente85

de [des]entrañar las raíces de nuestras desgra- priman la búsqueda de beneficios, u “órganos”


cias nacionales, se expresó a través de la plena de reducidas élites sin homogeneidad de forma-
expansión de todo tipo publicaciones litera- ción ni unidad de objetivos. De allí la permanen-
rias y culturales, algunas de ellas de indudable te tendencia a la escisión, al fraccionamiento
importancia histórica. Pero hubo momentos, que impera en dichos grupos, y que limita en
como los actuales, en que el progresivo dete- forma considerable su influencia y esteriliza su
rioro de los habituales centros de organización acción corrosiva de las viejas estructuras cul-
cultural y la ausencia de nuevos centros unita- turales. Ocurre con frecuencia que el afán por
rios de aglutinamiento y homogeneización de sobrevivir, por estar a la altura de los tiempos,
los intelectuales se expresó también en la labi- impulsa algunas de ellas al “modernismo”, a la
lidad de sus órganos de expresión. exaltación gratuita de la última moda europea, a
La actual dispersión y el fraccionamiento no buscar con la suficiente seriedad crítica una
creciente de la intelectualidad argentina, la correcta mediación entre las más valiosas con-
división en pequeñas élites incomunicadas quistas del pensamiento extranjero y nuestra
entre sí y aisladas del cuerpo real de la nación realidad, cayendo así en una suerte de “provin-
no puede dejar de manifestarse en la dolorosa cianismo” bastante anacrónico.
ausencia de revistas de envergadura nacional, Es claro que la superación de estos vicios
en la absoluta pobreza de las páginas literarias presupone cambios sustanciales en el plano de
de los grandes rotativos, en la falta de órganos conjunto de la realidad nacional, pero implica
de expresión que nos vinculen con nuevas pro- en primera instancia una transformación del
blemáticas y conocimientos. Hoy, si se quiere concepto tradicional de cultura, la lucha contra
eludir al provincianismo creciente de nuestra toda espontaneidad y por un nuevo sentido de
cultura, es preciso suscribirse a las revistas ex- la organización cultural y también un empeño
tranjeras. Muy pocas son las publicaciones que más unitario, un esfuerzo mayor de los inte-
mantienen a través de su estructura, de su con- lectuales para superar el relativo aislamiento
tenido y empeño una vinculación permanente, y estructurar nuevos centros de elaboración y
orgánica con la realidad nacional y mundial. difusión cultural.
La mayoría de las publicaciones actuales o Nuestra historia registra la existencia de re-
son verdaderas empresas industriales en las que vistas que aun cuando desde planos diferentes
86 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

contribuyeron poderosamente a compaginar llamarse izquierda independiente argentina.


una determinada estructura cultural. Que por Vale decir, del conjunto intelectuales más jóve-
ser expresión de grupos unitarios de intelectua- nes e inconformistas de nuestras capas medias
les incidieron en la vida nacional introduciendo que se sentían llamados a realizar la recons-
nuevos gustos y sentidos de la cultura, nuevas trucción nacional, la conquista de la ansiada
tendencias del pensar. ¿Quién podría negar la síntesis reparadora entre las masas dirigidas
importancia de revistas como Nosotros, Revista ideológicamente por el peronismo y la nueva
de Filosofía, Martín Fierro, Claridad, o aún clase dirigente en gestación que militaba en los
más reciente, la misma Sur? ¿O quién podría rangos del frondizismo. Y todo ello logrado sin
desconocer la influencia que en Latinoamérica, apelar a la izquierda marxista-leninista, que era
pero también en nuestro país tuvo Amauta, de hecho marginada del proceso y considerada
la por tantos motivos precursora revista de absolutamente ajena a nuestra realidad. Una
Mariátegui? Sin embargo, no podríamos afirmar vez más, la actitud paternalista de las viejas cla-
que dichas revistas hayan logrado modificar sus- ses dirigentes se servía del inconformismo de
tancialmente el permanente divorcio entre los sus “jóvenes” para revitalizar el intento de cap-
intelectuales y el pueblo-nación que caracteriza tación del proletariado. Y es esta la conclusión
a nuestros procesos culturales. a la que arribó Ismael Viñas (2007 [1959]) en
Uno quizás de los intentos más serios por el último número aparecido de Contorno, dedi-
estructurar una nueva relación ideológica- cado precisamente al análisis del frondizismo,
moral con el conjunto de la realidad nacional cuando señalaba la necesidad de superar “la
en su complejo devenir histórico haya sido el tendencia que tenemos los hijos de las clases
de Contorno… Ninguna como ella, entre sus medias a abdicar del privilegio económico en
contemporáneas, se caracterizó por un deseo que nos encontramos, pero solo a condición de
igual de posesionarse de la realidad, por una intentar reemplazarlo por el acatamiento que
búsqueda tan acuciante de las raíces de nues- presten las clases proletarias a nuestro lideraz-
tros problemas. Ninguna logró como ella con- go”. La experiencia de Contorno puede sernos
formar un equipo tan homogéneo ni adquirir bastante aleccionadora, pues aun cuando su
la importancia cultural que tuvo. Fue quizás la desaparición en plena era frondizista expresa
revista más “avanzada” de lo que ha dado en el naufragio de una esperanza, la quiebra de
Pasado y presente87

una ilusión imposible en la Argentina actual, es Un órgano de cultura que se fije esos objeti-
al mismo tiempo un claro índice de las limita- vos es hoy imprescindible. Una revista que sea
ciones presentes de la “autonomía” política del la expresión de un grupo orgánico y hasta cier-
proletariado y de la aún débil puesta en acción to punto homogéneo de intelectuales, cons-
de la capacidad intrínseca de captación que cientes del papel que deben jugar en el plano
posee la filosofía de la praxis. La experiencia de la ideología y responsables del profundo
de Contorno nos invita, por tanto, a la crítica sentido político en que hay que proyectar todo
de una ilusión, pero nos obliga también a la su trabajo de equipo. Que tienda a facilitar, tor-
autocrítica asunción de nuestras responsabi- nándolo más claro y consciente, el proceso de
lidades. Puesto que la tarea que se planteaba “enclasamiento” de la intelectualidad pequeño-
Contorno queda aún por resolver. La creación burguesa en los marcos de la clase portadora
de los puentes que permitan establecer un pun- del futuro. Pero que a la vez, por no estar enro-
to de pasaje entre el proletariado y los intelec- lada en organismo político alguno y por contar
tuales, entre el proletariado y sus aliados na- entre sus redactores hombres provenientes de
turales, la conquista de una corriente concreta diversas concepciones políticas, se convierta
que englobe clase obrera y capas medias, de ella misma en un efectivo centro unitario de
una totalidad que no excluya a los otros secto- confrontación y elaboración ideológica de to-
res destinados a conformar el bloque histórico das aquellas fuerzas que se plantean hoy la ne-
revolucionario, es aun un objetivo a alcanzar. cesidad impostergable de una renovación total
Lo que sí ha quedado claro, hasta para los mis- de la sociedad argentina. Y esta función espera
mos ex redactores de Contorno, es que esto cumplir Pasado y Presente.
solo puede ser factible si se cambia el punto de Claro está que una revista que aspira a con-
partida, si en lugar de ocultar o menospreciar vertirse en el instrumento de un nuevo sentido
al marxismo militante se lo coloca como punto de la organización cultural no puede dejar de
de arranque de una verdadera política de unifi- plantearse hacia dónde va dirigida, a qué masa
cación cultural destinada a otorgar al proleta- de lectores pretende influir y organizar y qué
riado la plenitud de su conciencia histórica. Y obstáculos debe superar para la conquista de
es esto lo que debe plantearse como tarea esen- una unificación cultural verdaderamente na-
cial toda revista que se considere de izquierda. cional y popular.
88 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

IV Una revista que se edita en Córdoba no pue-


de desconocer la profunda transformación que
Esta es una cuestión esencial, ya que las clases se está operando en la ciudad y que tiende a
dominantes del país también aplican una polí- convertirla rápidamente en un moderno cen-
tica de unificación cultural aunque concebida tro industrial de considerable peso económi-
como medio para impedir al pueblo la adquisi- co. El proceso de crecimiento de la industria
ción de una conciencia plena de las contradic- al disgregar la arcaica estructura “tradicional”
ciones de la vida real, la búsqueda objetiva de sobre la que se asentaba la función burocráti-
la verdad, el conocimiento histórico y de clase ca-administrativa cumplida por la ciudad ha
que le permita al mismo tiempo el pleno desa- contribuido a transformar también el clásico
rrollo de la personalidad humana. Una política distanciamiento ciudad-campo que caracteriza
que en última instancia es la de la anti-cultura. la historia de nuestra región. Sería interesante
Contra esto es preciso anteponer una acción en rastrear en el pasado cómo se configuró este
el plano ideal y práctico por una nueva cultura distanciamiento. Retomar el discurso que con
de masas que signifique una toma de concien- profunda sagacidad crítica iniciara Sarmiento
cia más profunda, más dialéctica de la vida real (1977 [1845]) en el Facundo. Sin embargo, po-
y que solo puede darse en la medida en que se demos quizás afirmar que las transformacio-
dé una presencia autónoma, independiente en nes provocadas han abierto las posibilidades
el plano ideológico y político de la clase obrera. para que esta ciudad, tradicionalmente vuelta
La mención del papel decisivo que debe ju- de espaldas al campo, pueda cambiar de fun-
gar el proletariado en esta acción, no deriva ción y estructurar una unidad profunda con las
simplemente del punto de partida ideológico fuerzas rurales innovadoras, vale decir, que la
que adoptamos. Expresa, por el contrario, lo Córdoba monacal y conservadora comience a
“nuevo” que caracteriza el desarrollo de las perfilarse como uno de los centros políticos y
fuerzas productivas del país en las últimas dé- económicos de la lucha por la reconstrucción
cadas y que está dado por el crecimiento impe- nacional.
tuoso de la clase obrera, su concentración en Ante esta realidad, en constante proceso de
grandes empresas industriales y el correlativo transformación, no siempre la izquierda logró
aumento de su peso y conciencia política. ubicarse correctamente superando el dilema
Pasado y presente89

de una consideración puramente ideológica y de base y dirección que permite al partido


por tanto abstracta y metafísica del nuevo con- comportarse como un verdadero “intelectual
torno social o el empirismo sociológico al que colectivo”. La infatigable labor de muestreo so-
tan afectos se muestran los “tecnócratas” desa- ciológico que cotidianamente realizan sus mili-
rrollistas frigerianos. Difícil es superar la per- tantes en el trabajo en las fábricas, escuelas o
manente polaridad entre ideología y ciencia, talleres, escuchando, conociendo, analizando,
conocimiento histórico y metodología cientí- impulsando acciones, no logran ser unificadas
fica, totalidad y empirismo (o más concreta- en un todo único, “generalizadas” por así decir.
mente revolución y reforma). En esencia, tales Quedan reducidas al mero papel de “ejemplos”
polaridades no son más que expresiones cris- de una totalidad ya definida de antemano. Se
talizadas de una peligrosa escisión entre teoría produce así un cierto desapego de la organi-
y práctica. Cuando consideramos a la teoría zación con respecto a la realidad, una cierta
como “justificadora” de una práctica política dureza para seguir atentamente esa realidad
determinada, o a esta última como “ejemplifi- en todo su desarrollo, para encontrar lo nuevo
cación” de una concepción general “ya termi- y rechazar el estereotipo, el lugar común, las
nada”, no tenemos una conciencia plena de que posiciones preconstituidas. Una cierta incapa-
ambas posiciones son manifestaciones ideoló- cidad para compaginar la fidelidad a los princi-
gicas de un distanciamiento real producido en pios revolucionarios y la firme voluntad de lu-
la unidad intelectuales-masa, ya que en toda char por las transformaciones necesarias, con
organización revolucionaria la perfecta identi- una consideración profundamente científica y
dad de teoría y práctica siempre se plantea en por ello verdadera de la realidad.
el terreno de la coincidencia entre dirección y Sin embargo, lo que no siempre logran en-
base, dirigentes y dirigidos, élites y masa, inte- tender los sociólogos “puros” es que en esa
lectuales y pueblo. cotidiana labor práctica de los militantes revo-
Cuando el delicado sistema de relaciones lucionarios, en esa acción constante sobre la
comunicantes que constituye la estructura de realidad reside la garantía de las circunstancia-
un partido revolucionario se obtura, funda- les dificultades históricas que pueda atravesar
mentalmente a causa de las cristalizaciones el marxismo que, en cuanto conciencia crítica
dogmáticas, se escinde esa dialéctica unidad de la acción transformadora, puede concebirse
90 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

a sí mismo en forma absolutamente historicista Fiat y Kaiser en Córdoba significa no solo una
y someterse por ello a una permanente y des- seria modificación en el dominio de la produc-
piadada autocrítica. Más que de un prematuro ción (y por ende, del consumo, transportes y
“envejecimiento” del marxismo hoy conven- comunicaciones), sino también una transfor-
dría hablar, con mucha mayor precisión, de una mación en el dominio de la sensibilidad, de la
verdadera crisis del pensamiento dogmático. psicología social, caracterizada ahora por la
La realidad exige hoy de parte de la izquier- aparición y difusión de nuevos “tipos” huma-
da una comprensión cabal de la complejidad nos. Se trata en resumen del surgimiento de
de los cambios que acarrea en el cuerpo de la un mundo hasta cierto punto nuevo, diferen-
nación, o en nuestro caso de la ciudad, la trans- te, que exige ser penetrado en sus particulares
formación de una sociedad “tradicional” en una rasgos distintivos para poder actuar eficazmen-
sociedad “industrial”. Pero ocurre a veces que te sobre él. Este contorno es el que en última
por aferrarnos a un esquema predeterminado instancia condicionará el “tono” de Pasado y
nos comportamos ante esa realidad como si es- Presente, la orientación general de su proble-
tuviésemos frente a simples cambios en el in- mática, el campo hacia el cual va dirigida. Lo
terior de una totalidad ya conocida. Partiendo que de ninguna manera significa “provinciali-
de un correcto análisis global de la sociedad zar” su empeño, reducir su cuota de generali-
argentina y de la permanencia histórica de sus dad, ya que los fenómenos que observamos en
líneas estructurales más generales, no siempre la ciudad son parte de un proceso más vasto de
tuvimos una noción exacta de cómo esos “is- modificaciones de la vida económica y social
lotes” de capitalismo moderno en el seno de que comenzó a producirse en los preámbulos
una sociedad subdesarrollada fueron adqui- de la Segunda Guerra Mundial.
riendo paulatinamente un peso considerable Uno de los nuevos “tipos” humanos surgi-
en la vida política y económica del país, entre dos del proceso de transformación ciudadana
otras cosas porque contienen en su interior las está constituido por los obreros de las grandes
fuerzas destinadas a modificar radicalmente empresas, cualitativamente diferente del resto
nuestra actual sociedad. Pero, además, porque de la clase. Este es el sector que nos interesa
la introducción en una sociedad tradicional de analizar ahora y al que pretendemos llegar con
grandes complejos industriales como los de una nueva problemática revolucionaria ya que
Pasado y presente91

en él encontramos los gérmenes del hombre el peso individual del trabajador, desnatura-
nuevo, la fuerza dirigente del nuevo bloque liza el contenido humano del trabajo pero al
histórico a formar. La función directiva que el mismo tiempo eleva en forma considerable la
marxismo atribuye al proletariado industrial productividad social de la masa de hombres
en el proceso de conquista y creación de una que trabajan en la empresa, los vuelve cada vez
nueva sociedad nos plantea también la necesi- más dependientes unos de los otros, los homo-
dad de revalorizar la fábrica concebida como geniza tornándolos un verdadero trabajador
forma necesaria de la clase obrera, como un colectivo. El acrecentamiento de la diferencia
organismo político o al decir de Gramsci (s/d) entre trabajo manual y contenido humano del
como el “territorio nacional del autogobierno trabajo si bien por un lado posibilita a las di-
obrero”. Es a partir de la lucha en el interior de recciones empresarias la introducción de nue-
la misma fábrica como la clase obrera adquiere vas formas de alienación de la conciencia del
la conciencia plena de sus responsabilidades, trabajador, sobre la base de las técnicas mis-
de su función hegemónica en la sociedad, esa tificadoras de las “relaciones humanas”, por
conciencia de productor necesaria para con- el otro lado, paradojalmente, crea al mismo
quistar la dirección moral e intelectual de las tiempo condiciones favorables para la supera-
clases subalternas. ción de la alienación misma en el terreno de la
Las modernas fábricas que merced al im- conciencia, si media una potente acción ideo-
pulso de distintos grupos monopolistas se lógica de la clase obrera. Y esta acción dual y
han instalado en la ciudad aportan no solo la contradictoria del maquinismo industrial debe
utilización de nuevos instrumentos de pro- ser perfectamente conocida por la vanguardia
ducción, sino también y fundamentalmente la política de la clase obrera para que su inicia-
introducción de técnicas racionalizadoras ele- tiva práctica no se convierta en una primitiva
vadas orientadas más que a la sustitución del reacción contra todo progreso técnico, al es-
trabajo humano a la búsqueda de nuevas for- tilo de los ludditas. La nueva relación entre
mas de explotación del trabajo. La mayor y más esfuerzo muscular e intelectual establecida
perfecta división del trabajo en el interior de por los modernos procesos productivos, con la
la empresa y la introducción de técnicas “ra- consiguiente reducción del contenido humano
cionalizadoras” disminuye progresivamente del trabajo, no significa de por sí la conversión
92 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del trabajador en un simple gorila amaestrado, el proletariado hacia el análisis de su situación


la reducción del contenido humano del tra- como trabajador en la sociedad de clases, so-
bajador. Al obligar al obrero a realizar el pro- bre la imposibilidad de su integración social
pio trabajo en forma automática, sin la plena individual en una comunidad alienada. En caso
utilización de la conciencia, la racionalización contrario se convierte en un factor estimulante
deja libre al cerebro de pensar en lo que quiera para la adquisición de una nueva e integral con-
y este hecho no deja de tener consecuencias cepción del mundo. He aquí porque el progreso
interesantes. Dice Gramsci (1962 [1929]) en su técnico en la sociedad capitalista siempre está
escrito “Americanismo y fordismo”: acompañado de una intensa acción dirigida a
la apropiación del trabajo pero también de la
Los industriales americanos comprendieron muy conciencia del trabajador. No solo dentro de la
bien esa dialéctica ínsita en los nuevos métodos fábrica sino fuera, durante lo que con singular
industriales. Comprendieron que “gorila amaes- eufemismo se ha dado en llamar tiempo libre
trado” es una frase, que el obrero permanece del trabajador, la presencia del capitalismo
siendo hombre y que durante el trabajo piensa monopolista tiende a manifestarse en todos
más aún, o por lo menos tiene mayores posibili- los planos de la actividad humana. Ya no bas-
dades de pensar, al menos cuando superó la crisis ta la alienación que surge del trabajo en la fá-
de adaptación sin ser eliminado. Y no solo piensa, brica es preciso sumarle la alienación total de
sino que el hecho de que no encuentre satisfac- la vida cotidiana, exagerando aún más la con-
ciones inmediatas en el trabajo, o que comprenda tradicción entre la esencia y la existencia del
que se lo quiere reducir a gorila amaestrado, pue- trabajador. Pero todo ello determina una nueva
de conducirlo a pensamientos poco conformistas dimensión de la alienación que ya no expresa
(subrayado por J. A.). simplemente una relación subvertida entre el
producto del trabajo humano y el propio hom-
Lo cual significa que el contenido humano del bre, sino también entre el trabajador y el con-
trabajador se reduce, su alienación crece solo junto de la sociedad.
en la medida en que la liberación de energías La superación de la alienación debe por ello
psíquicas provocadas por la parcialización y comenzar allí donde surge, vale decir, en la
mecanización del trabajo no es orientada por propia fábrica, en la recomposición “subjetiva”
Pasado y presente93

de las relaciones humanas que la división del hegelianizantes. Es hoy más necesario que nun-
trabajo recompone “objetivamente” en la uni- ca que el marxismo retome el discurso del ge-
dad total de un proceso de trabajo que da como nio de Tréveris y lo desarrolle en forma crea-
producto objetos que no emanan simplemente dora profundizando el aspecto antropológico o
de la labor de uno u otro de los trabajadores humanista de una doctrina que nunca perdió
sino de todos en su conjunto. Son las organi- en sus fundadores el sentido de una reflexión
zaciones propias del trabajador al nivel de las del hombre sobre el hombre. Cuando las con-
fábricas, las “comisiones internas” las destina- diciones maduran para grandes transformacio-
das históricamente a cumplir esa función por- nes sociales, el aspecto de la subjetividad pasa
que son ellas las únicas que pueden concebir a ocupar el primer plano de la reflexión filosófi-
en términos de futuro a las empresas, no como ca y social; esto explica la actualidad concreta
simples succionadoras de beneficios sino como de toda la problemática marxista de 1844 y de
centros de la actividad creadora del hombre. las categorías de alienación, trabajo alienado,
Aquí es donde el marxismo militante debe exteriorización, reificación, que tanto esco-
cumplir con rigurosidad científica e inteligente zor provocan en algunos marxistas contem-
acción práctica una permanente acción desmi- poráneos partidarios de la “vulgata”, y al mis-
tificadora; aunque lamentablemente debamos mo tiempo explica el creciente interés de los
reconocer que es aquí donde su acción ha que- jóvenes estudiosos marxistas por los aspectos
dado más retrasada y más urgente en la nece- antropológicos y metodológicos de El Capital
sidad de substituir viejos y rígidos esquemas (Marx, 1980) hasta ahora estudiado unilateral-
conceptuales por una categorización más dúc- mente solo desde su aspecto económico.
til y flexible de la realidad. No siempre los con- En este campo de la subjetividad, que la vida
tinuadores de Marx supieron comprender la ha tornado tan actual, debemos trabajar seria-
riqueza actual, el profundo valor cognoscitivo mente para lograr una perfecta mediación en-
de trabajos como los Manuscritos Económico- tre una filosofía que se nos presenta como la
Filosóficos de 1844 (Marx, 2004) y otros es- más coherente, la más concretamente totaliza-
critos “juveniles”, durante mucho tiempo re- dora, la que más posibilidades de conocimiento
ducidos a la cómoda y no comprometedora ofrece, y una realidad compleja, en permanen-
categoría de obras “pre-marxistas” y por tanto te cambio, que demanda una constante “puesta
94 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

al día” de la teoría misma. Una realidad en la Surge de la vida cotidiana que se muestra tan
que no existen solamente las clases sociales y opaca y resistente cuando intentamos pene-
sus luchas, sino también una multiplicidad de trarla con un instrumental dogmático, de esta
grupos humanos y organizaciones de diversos realidad que no cambia con exorcismo sino
tipos que no pueden ser descartados en la in- que exige una acción inteligente y profunda,
vestigación porque tienen un peso considera- permanentemente abierta a lo nuevo. Surge del
ble en la historia de todos los días y porque es mundo donde se genera el hombre nuevo, del
a través de ellos como se produce la inserción mundo de las fábricas, de los obreros. De aquí
de lo individual en lo colectivo, el proceso de tenemos que partir para elaborar una acción
conformación ideológica de una clase social. cultural que tienda a unir a la intelectualidad
Es preciso realizar la fusión entre una sociolo- avanzada con el proletariado en cuanto agente
gía que parta del reconocimiento del papel fun- histórico de una nueva civilización.
damental de las clases sociales en la historia y Para contribuir a edificar esta política nues-
una microsociología racional dedicada al aná- tra revista se esforzará por trabajar en dos pla-
lisis profundo de las características y formas nos hoy contrapuestos: el de la intelectualidad
que asumen los diversos grupos y subgrupos en que proviene fundamentalmente de las capas
que se estructura nuestra sociedad. Pero esto medias de la población y el de la propia clase
exige no dejar de lado por consideraciones obrera.
políticas del momento a diversos aspectos del Conviene en este sentido aclarar un equívoco
conocimiento humano (psicología, sociopsico- bastante generalizado en algunos sectores de
logía, antropología social y cultural, sociología, la izquierda argentina. El proceso de “enclasa-
psicoanálisis, etc.), abandonando a la ideolo- miento” de la intelectualidad pequeñoburguesa
gía burguesa contemporánea campos que ya el en los rangos del proletariado no consiste sim-
marxismo en 1844 reclamaba como suyos. plemente en su conversión en élite de la nueva
Es preciso comprender que toda esta temáti- clase. Implica un proceso más estructural en el
ca de la subjetividad no surge simplemente del que la lucha por establecer una nueva relación
injerto de una problemática extraña a nuestra ideológica y moral con la realidad debe condu-
realidad, de una especie de “moda” filosófica cir al intelectual “tradicional” a través de una
como piensan algunos marxistas “ortodoxos”. transformación paulatina, a integrarse con las
Pasado y presente95

nuevas categorías intelectuales que la propia la clase obrera cuya naturaleza expresa, en
clase crea a lo largo de su devenir. Y ello pre- esencia, una ruptura con la vieja relación en-
supone un laborioso esfuerzo de comprensión tre teoría y práctica establecida por las ante-
histórica cuyas dificultades las notamos a cada riores formaciones sociales. Al tipo clásico del
paso cuando observamos, por ejemplo, lo difí- intelectual, al escritor, al filósofo o al artista,
cil que resulta para un escritor revolucionario le sucede otro tipo de hombre cuyo modo de
proveniente de capas no proletarias represen- ser consiste “en mezclarse activamente con la
tar narrativamente el mundo cotidiano de la vida como constructor, organizador, ‘persuasor
clase a la que dedica todos sus afanes. permanente’ […] De la técnica-trabajo llega a
No podemos decir que el conjunto de la cla- la técnica-ciencia y a la concepción humanista
se obrera sea una masa indiferenciada, sin una histórica, sin la cual se permanece ‘especialis-
cierta estructura que surge del interior del pro- ta’ y no se deviene ‘dirigente’” (Gramsci, 1981).
ceso productivo. A la acción totalizadora del capitalismo mo-
La división del trabajo en el seno de la em- nopolista, ávido no solo del trabajo del obrero
presa, colocada ahora en un nuevo plano por la sino también de su pensamiento, debemos opo-
racionalización capitalista crea necesariamen- ner una acción consciente, firme e inteligente
te una capa técnica-productiva que cumple, en del marxismo militante. Ella es imprescindible
el interior de la fábrica y de allí se expande a para afianzar y acelerar el proceso de transfor-
toda la sociedad, esas tareas de organización y mación en “intelectuales” de todos aquellos
conexión social que caracterizan una función hombres que cumplen en la sociedad la fun-
intelectual. Pero dicha función se convierte en ción de racionalización, dominio y control de
base para la creación del nuevo tipo de intelec- cualquier rama de la realidad con la que estén
tual solo en la medida en que a partir de ella se relacionados; para hacerlos devenir hombres
elabora críticamente, se “racionaliza” el nuevo que expresan en su accionar la unidad total
equilibrio logrado y se estructura una concep- del proceso histórico-social, que en la sociedad
ción del mundo que dé razón de este poder cre- escindida en clases aparece disgregada en una
ciente del hombre. serie de actividades sin nexos mediadores. En
A partir de esa conciencia crítica puede cuanto “especialista” el hombre sigue siendo
sí figurarse una intelectualidad orgánica de esclavo de la técnica y de las fuerzas sociales
96 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que la controlan. Convertido en “intelectual” V


lograr posesionarse de la totalidad histórica,
se transforma en un dirigente, vale decir, en Una nueva cultura, además de un proceso di-
un especialista más un organizador de volun- rigido a crear un nuevo tipo de cultura en su
tades, un “político” en el más moderno sentido forma y en su contenido, significa también y
de la palabra. Recién entonces puede dar su fundamentalmente una modificación sustan-
mayor contribución como intelectual, la que en cial de la clásica relación existente entre las
el fondo consiste en una permanente labor de élites intelectuales “creadoras” de la cultura
“desalienación” de los hombres, en una acción y el conjunto de las masas reducidas a meras
constante y tenaz por ayudarles a descubrir las “consumidoras”. Una modificación que tienda
raíces sociales de los mitos que deforman sus a cerrar esa grieta histórica que las sociedades
conciencias. de clase fueron paulatinamente ampliando a lo
En esta acción dual, dirigida a los intelectua- largo del desarrollo milenario, y que permitirá
les tradicionales en un esfuerzo por atraerlos al hombre el rescate de su total condición hu-
hacia una concepción plenamente historicista mana. De allí las palabras de Gramsci (2001)
del hombre y también al extenso núcleo de cuando señalaba que,
hombres que desde el mundo de la fábrica, el
taller o la escuela profesional tiende a conver- […] crear una nueva cultura no significa solo hacer
tirse en la base de la nueva intelectualidad, se individualmente descubrimientos “originales”; sig-
expresa la razón de ser de nuestra revista. Esta nifica también y especialmente, difundir verdades
acción condicionará el criterio con que se dis- ya descubiertas, “socializarlas” por así decir con-
pondrá el material y la clientela hacia la que vertirlas en base de acciones vitales, en elementos
orientará su preferencia. Pasado y Presente, de coordinación y de orden intelectual y moral.
en consecuencia, se esforzará por llegar al nu- Que una masa de hombres sea llevada a pensar
meroso núcleo de seres humanos que, en la co- coherentemente y en forma unitaria la realidad
tidiana innovación de la realidad física y social presente, es un hecho “filosófico” mucho más im-
sobre la que actúan, van creándose a sí mismos portante y “original” que el hallazgo por parte de
las condiciones para la conquista de una nueva un “genio” filosófico de una nueva verdad que sea
e integral concepción del mundo. patrimonio de pequeños grupos de intelectuales.
Pasado y presente97

Esta es en el fondo la preocupación que ani- a esclarecer ideas, estamos dispuestos a man-
ma a los redactores de Pasado y Presente. tener permanentemente abiertas las páginas
La de hacer una publicación que al afrontar de la revista a la confrontación de opiniones.
los problemas históricos o los derivados de Comprometemos desde ya el máximo empeño
la investigación filosófica o metodológica, las en esta dirección, inspirada no en meras razo-
cuestiones de historia del pensamiento político nes tácticas, circunstanciales, extracientíficas
y social, de psicología o de estética, los con- en el fondo, sino nacida de la convicción pro-
ciba como “instrumentos” o herramientas para funda de que la autonomía y la originalidad
comprender esta realidad que nos circunda, absoluta del marxismo se expresa también en
esta totalidad histórica en la que vivimos. Que su capacidad de comprender las exigencias a
no caiga en el enciclopedismo erudito y estéril las que responden las otras concepciones del
y que para ello tenga siempre presente su fun- mundo. No es abroquelándose en la defensa de
ción de arma de combate. Esto sin duda nos las posiciones preconstituidas como se avanza
obligará a incursionar por todos los campos de en la búsqueda de la verdad, sino partiendo del
la realidad, aún por aquellos poco frecuentados criterio dialéctico que las posiciones adversa-
y en los que nuestra preparación actual es insu- rias, cuando no son meras construcciones gra-
ficiente. Facilitaremos esta tarea incorporando tuitas, derivan de la realidad, forman parte de
a través de traducciones cuanto viene escrito ella y deben ser englobadas por una teoría que
en el mundo y esté a nuestro alcance, sobre las totalice. Solo así podremos dejar a un lado
la problemática del marxismo teórico y otros la actitud puramente polémica, que correspon-
campos del conocimiento humano. Pero ade- de a una fase primaria de la lucha ideológica
más apelaremos a todos aquellos que desde di- del marxismo, cuando aún el proletariado es
ferentes puntos de vista se planteen las mismas una clase subalterna, para pasar al plano crí-
exigencias, las mismas preocupaciones puesto tico y constructivo. Si lo que está en crisis en
que no deseamos que la orientación marxista de el momento actual es el conjunto de la estruc-
la mayor parte de los colaboradores de Pasado tura del mundo burgués y de las ideologías
y Presente excluya la participación de estudio- que lo representan, es una tarea histórica del
sos de otras tendencias. Porque necesitamos proletariado interpretar el verdadero sentido
del diálogo, de la discusión franca destinada de esta crisis. Esto no se logra oponiendo la
98 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

doctrina del marxismo a las demás, destruyen- ésta arrastra consigo cuantas límpidas venas se
do a cualquier costo el mundo de falsedades hallaban ocluidas en el pantano. El marxismo
que ellas puedan expresar. Se logra constru- triunfa usando las armas del mismo adversario
yendo un nuevo mundo de verdades, una nue- y enriqueciéndose de sus tesoros, no como botín
va Weltanschauung. Para esto es preciso saber de saqueo, sino como premio de una reconocida
penetrar en el interior de los puntos de vista victoria.
del adversario ideológico, desmontar paso a
paso las construcciones ficticias, mostrar sus Como comprendemos la magnitud de la labor
contradicciones internas, sus presupuestos que hoy decidimos emprender sabemos que no
metafísicos, sus métodos abstractos, sus de- puede ser resuelta por el pequeño núcleo de per-
ducciones incorrectas. Pero al mismo tiempo sonas que actualmente dirigen la revista. Es una
extraer todo lo que de verdad, de conocimien- tarea de todos los que coincidan en la urgente
to ellos expresen. Es así como el marxismo necesidad de su aparición, de todos los que al
deviene fuerza hegemónica, se convierte en la leer sus páginas comprendan que más allá de
cultura, la filosofía del mundo moderno, colo- las limitaciones conceptuales que puedan co-
cándose en el centro dialéctico del movimiento bijar, anima a quienes las escriben el profundo
actual de las ideas y universalizándose. deseo de facilitar el proceso de asunción de una
El proceso de conversión del marxismo en conciencia más profunda y certera de nuestro
la filosofía de las masas se transforma de tal tiempo. Y esto es lo que exige ser sostenido y
manera en una gran reforma intelectual y mo- estimulado. Si una revista no es en el fondo nada
ral, que al liberar a los espíritus desde el inte- más que un mundo de lectores vinculados entre
rior de sus concepciones erróneas les facilita sí por sus páginas, del mundo de lectores que
la conquista de una conciencia colectiva de la seamos capaces de crear y estimular depende
realidad y de sus momentos de desarrollo. Al nuestra suerte y nuestro porvenir.
decir de Antonio Banfi (s/d),

[…] la superestructura ideológica de la civiliza-


ción burguesa se despedaza y se resuelve, re-
conociéndose en ella, en la nueva corriente. Y
Pasado y presente99

Bibliografía1 Marx, K. 1973 “El dieciocho Brumario de Luis


Bonaparte” en Marx, K. y Engels, F. Obras
Aricó, J. y otros 2014 Revista Pasado y escogidas (Moscú: El Progreso) T. I.
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Gerratana].

1 [Actualizada para la presente edición].


El peronismo y los problemas
de la izquierda argentina*

E n el número del 17 de septiembre del se-


manario uruguayo Marcha se publicó un
artículo de Ettore Di Robbio (1965) tomado de
inconcebible en los ambientes políticos de
nuestra izquierda, donde cada disenso es siem-
pre considerado una traición. Esta ductilidad
Rinascita (en los números 20 y 21 de mayo pa- le permite a Di Robbio conducir un estudio ex-
sado) y dedicado a las “prospectivas políticas tremadamente estimulante, por la observación
de los trabajadores argentinos”. crítica y la fecunda discusión de toda una serie
Las reflexiones que la situación política ar- de fenómenos que requieren, de manera peren-
gentina ha inspirado a Di Robbio nos interesan toria, un elevado nivel de análisis y una discu-
por una serie de motivos, entre otros y funda- sión política más abierta.
mentalmente porque hemos encontrado allí Las respuestas, por otra parte, no se hicieron
una manera de analizar el fenómeno peronista esperar: recientemente el mismo Marcha pu-
radicalmente diversa respecto a la que normal- blicó una larga nota firmada por Ismael Viñas
mente es ofrecida por los comunistas. (s/d), dirigente del Movimiento de Liberación
El tono mesurado y objetivo con el que se ha Nacional, uno de los grupos que forman la
referido a la polémica existente entre los comu- “nueva izquierda”.
nistas y los grupos recientemente expulsados, Una de las cuestiones principales del deba-
introduce un “estilo” de análisis absolutamente te la constituye la existencia, o no, de estratos
burgueses que, en determinados momentos,
*
puedan cumplir un rol antiimperialista. Pero
Primera edición: Aricó, J. 1965 “Il Peronis-
mo e i problemi della sinistra argentina” en Pro-
la existencia de tal sector no depende tanto de
blemi del socialismo. las características constitutivas de este o aquel
Traducción del italiano de Andrea Fagioli y Marcela grupo (“burguesía nacional”) como, más bien,
Alarcón Ortúzar. Revisión de Martín Cortés. de las relaciones de fuerza existentes en un
102 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

determinado momento. Como muy bien dice otra parte, del hecho de que no estén atados
el mismo Viñas, “en diversas circunstancias de pies y manos al capital monopólico, no se
nacionales e internacionales, diferentes grupos puede deducir arbitrariamente una total e irre-
burgueses ligados a diversos sectores de la pro- ductible oposición por su parte: entre el luchar
ducción, han actuado como burgueses nacio- a fondo contra el imperialismo y el convertirse
nalistas, y luego, al variar esas circunstancias, en su socio menor para explotar conjuntamen-
han dejado de actuar como tales”. No se trata te el atraso argentina, optarán siempre por esta
de perderse en bizantinismos sobre si la “bur- última solución.
guesía nacional” ha agotado o no sus posibili- La izquierda argentina siempre se ha movido
dades “revolucionarias”. en torno a dos posiciones extremas que la han
El hecho es que todo el enfoque deber ser conducido al aislamiento de las masas –cuando
revisado nuevamente en tanto que utiliza una de una oposición frontal a los estratos burgue-
categoría de análisis errónea, que presupone la ses derivaba un absurdo enfrentamiento con
existencia de un grupo burgués que permanen- los movimientos nacionalistas– o a la conver-
temente se comporta en sentido nacionalista. sión en mera fuerza reformista –cuando esa
La así llamada “industria nacional”, de la que oposición era luego sustituida por una política
se supone tomaría fuerza esta burguesía “no de compromisos indiscriminados con la bur-
ligada al imperialismo” (como deben agregar guesía. Evidentemente, la razón de este vaivén
siempre los teóricos del Partido Comunista debe ser buscada en circunstancias internacio-
Argentino) y el capital monopolista extran- nales y, en el caso concreto de los comunistas,
jero están unidos, en nuestro país, por un en- en las necesidades que derivan de la sujeción a
tramado de conexiones tan vasto que pueden las oscilaciones de la política soviética. Ahora
considerarse interdependientes. Con ello no bien, esta evaluación, común en todo el cam-
se pretende negar que puedan existir sectores po de la “nueva izquierda,” no es, en cambio,
burgueses medios que no estén vinculados al aceptada por el PCA, encerrado en la defensa
imperialismo; sin embargo, es preciso recor- acrítica de su reciente pasado político (o, por
dar que su peso económico es muy escaso, en lo menos, de los últimos veinte años).
cuanto permanecen marginales respecto a la En resumen, la suposición de la existen-
esfera real del poder económico y político. Por cia de una “burguesía nacional” antagónica
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina103

respecto de la oligarquía, el imperialismo y el como afirma Victorio Codovilla en el artículo


gran capital no se corresponde con la reali- citado de Di Robbio (1965), de confiarle a esta
dad objetiva. Y ello, por tres motivos funda- burguesía un lugar determinado en el campo
mentales (como explica con claridad en un de las fuerzas antiimperialistas. La discusión
reciente trabajo un economista latinoameri- con el PCA no gira alrededor de una cuestión
cano): a. porque las contradicciones efectiva- que solo podría resolverse en la práctica y más
mente existentes entre ambos intereses han allá de las teorizaciones, sino que apunta a pro-
sido resueltas, en general, por las políticas es- blemas realmente vitales para el proletariado
tatales en favor de la “burguesía nacional” sin argentino. Si se parte del criterio habitual del
que se volviera necesario un conflicto frontal PCA, de que la contradicción fundamental
con el imperialismo (como ejemplo, se pue- consiste, en nuestro país, en el enfrentamiento
den aducir los expedientes proteccionistas, entre el imperialismo y el “pueblo”, ello con-
el control del comercio exterior, las restric- duce necesariamente a la elaboración de una
ciones a las inversiones extranjeras en cier- estrategia que sobrevalora las posibilidades re-
tos sectores, y así sucesivamente); b. porque volucionarias de sectores que pueden ser con-
junto a las contradicciones –y muchas veces siderados por el proletariado solamente como
pesando más que estas– han surgido intereses aliados circunstanciales. Esto explica por qué
comunes entre la burguesía nacional y los ca- se elabora una estrategia que, caracterizando
pitalistas extranjeros, como pone en eviden- indebidamente la revolución argentina como
cia la amplia gama de empresas de actividad “democrático-burguesa con perspectivas so-
mixta; c. porque en esta “época inquieta” se cialistas”, separa absurdamente en la teoría y
establecen, dentro de la clase de los propie- en la práctica política el momento socialista
tarios, vínculos de solidaridad política que re- de aquel democrático, desconociendo en los
sultan mucho más fuertes que los eventuales hechos (es decir, en la propia práctica política)
antagonismos (Espartaco, 1964). que el primero ya está contenido en el segundo.
Se desvanece, entonces, la posibilidad de Nosotros criticamos no el postulado en sí mis-
basar sobre una inconsistente “burguesía na- mo de la necesidad de una política de alianzas
cional” una verdadera lucha de liberación na- con ciertos sectores burgueses, sino el intento
cional y social de nuestro pueblo. No se trata, de elevar al plano de la estrategia, posiciones
104 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que deben ser meramente tácticas. Lo cual con- más adelante y lanzarse hacia la revolución
tribuye a estructurar una dinámica política que proletaria y el socialismo”. Pero este paso era
en la realidad –no en la teoría ni en las afirma- inconcebible en 1955, aunque fuera solamente
ciones hechas en los documentos de partido– porque ni Perón ni los dirigentes peronistas es-
no parte del principio de que por más vasto taban dispuestos a moverse en esa dirección.
que pueda ser el frente de clase, las clases que Las razones del fracaso del 55, las causas que
cuentan en última instancia, las únicas que se explican la caída ocurrida prácticamente sin
empeñarán a fondo en el proceso revoluciona- luchar de un movimiento que en apariencia ha-
rio, son el proletariado, los campesinos pobres bía alcanzado su máxima expresión, deben ser
y los sectores intelectuales más radicalizados buscadas en la naturaleza misma del peronismo,
de los estratos medios, los cuales, por esto, en una reconstrucción objetiva y profunda de su
deben ser movilizados a fondo en el período historia, la cual, por sí misma, puede darnos la
precedente a la toma del poder. clave para comprender su “inesperada” vitalidad
El ejemplo del peronismo evidencia de ma- (inesperada para la izquierda, que contaba
nera palmaria lo que hemos señalado más arri- con el hecho de que la caída de Perón hubiera
ba. El mérito del artículo de Di Robbio (1965) determinado un rápido giro a la izquierda de
–y de las observaciones de Viñas (s/d)– consis- las masas obreras peronistas) y su presencia de-
te en haber puesto en evidencia cómo la polí- cisiva en el seno de las masas populares, diez
tica de desarrollo económico burgués lanzada años después de la caída y exilio de su líder.
por Perón tenía que terminar necesariamente Con el fin de una reconstrucción tal es nece-
en un callejón sin salida: y ello ya sea a causa sario, sin embargo, como afirma justamente Di
de las fuerzas que guiaban aquel proceso, o a Robbio (1965), “afrontar el análisis del conte-
causa de la coyuntura nacional e internacional nido concreto de clase de aquel experimento,
en la que se desenvolvía. “Para lograr una ver- más allá de las clasificaciones por convenien-
dadera transformación de fondo de nuestras cia y de los juicios con trasfondo más o me-
estructuras –afirma Viñas (s/d)– para crear una nos moralista”. Se trata, de todas maneras, de
nación, para liberarse de la dependencia del un trabajo aún por realizar. A pesar del tiem-
imperialismo, el peronismo no tenía otra sa- po transcurrido, no disponemos hasta aho-
lida, entonces, que la de impulsarse cada vez ra ni siquiera de una interpretación marxista
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina105

adecuada del período histórico que comienza a defender las posturas tomadas en el período
en los años cuarenta. Los aportes de mayor precedente a la primera presidencia de Perón
validez a esta interpretación deben ser, tal vez, (45-46). Si a veinte años de distancia se sigue
buscados en esa que ha sido llamada la nue- intentando reconstruir todo un período de la
va izquierda, dado que, en lo que concierne vida política argentina, defendiendo acrítica-
a los estudios realizados por los comunistas, mente y santificando un pasado que la misma
el panorama es francamente decepcionante. realidad se ha encargado de despedazar, no
Pueden, de hecho, haber cambiado ciertos ape- es arriesgado afirmar que el inmovilismo y el
lativos, algunas formulaciones fueron retoca- sectarismo de élite que caracteriza al PCA no
das, pero el modelo estratégico continúa sien- podrán ser superados fácilmente.
do el mismo que fue aplicado en el 45, cuando Como afirma Portantiero (1964) en el nú-
el peronismo era definido como “fascismo”, mero 5-6 de Pasado y Presente, los problemas
“naziperonismo”, “corporativismo fascista”, y, planteados por la constitución en el 46 de un
mientras tanto, se daba inicio a una colusión frente electoral entre comunistas y fuerzas bur-
de fuerzas con la gran burguesía y la oligarquía guesas (Unión Democrática) serán “por mu-
terrateniente. La mentalidad típica de aquel pe- cho tiempo esenciales para el debate político
ríodo1 sigue prevaleciendo en el PCA, como lo e histórico que se centra en el análisis de los
prueban algunos recientes trabajos dedicados obstáculos aparentemente inexplicables para
una inserción de las izquierdas en la realidad (y
especialmente del PCA, a quienes obviamente
1 Puede ser útil, al respecto, consultar el libro de incumben las mayores responsabilidades). Es
Marianetti (1965), que citamos por varios motivos: por-
que el autor es miembro del Comité Central del PCA;
necesario insistir en el hecho de que la polí-
y porque el libro es una lectura recomendada para los tica comunista del 41-45, con sus posteriores
inscritos y dice con absoluta claridad lo que los otros derivaciones, es la obra maestra de un grupo
intentan, por todos los medios, esconder con razona- dirigente, el primer fruto de su maduración or-
mientos sofistas. Sería, de hecho, inútil buscar en los gánica, la revelación más clara, por lo tanto, de
Trabajos Escogidos de V. Codovilla (1972 [1964]; donde
se reúnen escritos del 20 hasta hoy) ¡siquiera la mínima
aquello que un sector de los cuadros del parti-
huella de la caracterización que se hacía en el 45 del do entiende por la aplicación de una estrategia
“naziperonismo”! de la revolución argentina”.
106 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Si el 1945 sigue siendo la clave para explicar- algunos momentos, incluso con errores de in-
se la profunda distancia todavía existente entre formación y de prospectiva.
proletariado e izquierda revolucionaria, el arro- ¿Cuáles son, entonces, las principales obje-
gante rechazo a revisar una posición que, de ciones que se pueden presentar al trabajo que
cara al proletariado ha adquirido el sentido y estamos examinando? Una primera y funda-
las dimensiones de una “traición” –rechazando mental se refiere a las prospectivas de traba-
de tal manera un proceso de sana y profunda jo con el peronismo trazadas por Di Robbio
autocrítica– significa, en los hechos, negarse (1965), en particular cuando concluye que “la
conscientemente la posibilidad de una concre- burocracia peronista no puede ser derrotada
ta y adecuada comprensión del fenómeno pe- desde el interior, sino solo puesta fuera de
ronista. Si la clase obrera argentina sigue sien- juego desde el exterior: realizando una alianza
do como en el 45, masivamente peronista; si de clase a nivel de base, sin preocuparse dema-
demuestra una persistente impermeabilidad a siado de la unidad del movimiento justicialista,
la acción de la izquierda, ya es hora de concluir en vista de la búsqueda –mucho más importan-
que las razones de este hecho, aparentemente te– de la unidad del proletariado”. Este esque-
paradójico, no residen solo en el peronismo en ma sería plausible, a. si la contradicción entre
sí, sino, y fundamentalmente, en la impotencia dirección burguesa y base obrera en el seno
de la izquierda. Mientras no se quiera entender del peronismo hubiera alcanzado un grado de
que todo el discurso sobre el presente y el fu- maduración tal que hubiera permitido la susti-
turo del peronismo implica necesariamente un tución de una dirección interna (burocrática)
examen de la capacidad de acción de la izquier- por una externa (izquierda revolucionaria); b.
da, mientras no se quiera admitir que, en última si existiera en el país una fuerza de izquierda
instancia, el peronismo es el espejo donde se capaz de llevar adelante tal política de alianza
reflejan nítidamente las miserias de la izquier- de clases a nivel de base. Sin embargo, yo sos-
da argentina, es imposible concebir un proceso tengo que estas dos condiciones se dan de un
de convergencia de fuerzas revolucionarias, modo bastante diferente de como las considera
como el planteado por Di Robbio (1965). Di Robbio (1965).
Este es el aspecto central que el autor ita- Consideremos cuál es la contradicción cen-
liano examina sin toda la atención debida y, en tral y de fondo del peronismo y tendremos así
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina107

un ejemplo de cómo la evaluación simplista que el famoso giro a la izquierda nunca tuvo
puede conducir a grandes confusiones. Hoy ya lugar y agrega cautamente –en una frase que
es claro para cualquiera que el giro a la izquier- solo tiene el sentido de una desmentida– “al-
da existió solamente en la fantasía de los diri- guien se ha sentido autorizado a definirlo
gentes comunistas. En cuanto a aquellos pero- como un verdadero salto cualitativo”. Ahora,
nistas, las palabras pronunciadas para alentar este “alguien”, aunque Di Robbio no lo diga, es
ciertos acuerdos y algunos actos que parecían, Codovilla (1962), que en su “Informe al Comité
además, concretarse, no eran otra cosa que una Central del PCA” del 21 y 22 de julio, definió el
maniobra que pretendía presionar al Gobierno giro a la izquierda del peronismo como un pro-
y a los militares. Es claro que el hecho de uti- ceso irreversible. Algunas líneas más abajo, no
lizar como elemento de presión una posible obstante, es el mismo Di Robbio (1965) quien
convergencia entre peronismo y comunismo dice que este giro “se reveló verdaderamente
ha constituido, de por sí, un elemento altamen- como tal si se consideran los pasos significa-
te significativo de un estado de conciencia de tivos que se dieron a nivel de base obrera por
las masas favorable a cambios revolucionarios; el acercamiento entre trabajadores comunistas
pero eso no basta para demostrar la existencia y peronistas”. Aquí estamos realmente frente a
de una voluntad revolucionaria en la direc- un equívoco. Cuando la dirección del PCA ha-
ción peronista. Como oportunamente recuerda blaba de un “giro a la izquierda del peronismo”,
Di Robbio (1965), es el mismo Andrés Framini no se refería simplemente a un aumento de la
(el pretendido “iniciador del giro”) el que en combatividad popular, sino que definía con esta
el 63 aceptó sin dudar la formación del Frente fórmula un fenómeno político que se le apa-
Nacional y Popular con los frondicistas: alianza recía como el resultado de años de esfuerzos
dominada por un personaje como el financista políticos. Por esto se hablaba del comienzo de
Rogelio Frigerio y en el marco de la cual los un “salto cualitativo”, pretendiendo referirse a
peronistas se unieron a sus persecutores del 18 un proceso localizado a niveles de dirigentes
de marzo del año anterior. (como reflejo de la situación existente en la
Sin embargo, Di Robbio (1965), en el análi- bases), y se llegaba a afirmar abiertamente que
sis de esta maniobra, incurre en algunas con- “lo que se había previsto se realizó o está por
tradicciones. En un pasaje afirma justamente realizarse del todo: un acercamiento cada vez
108 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

más estrecho entre peronistas y comunistas en muy fuerte, organizada sindicalmente y con un
la lucha por las reivindicaciones económicas, sentimiento de clase bastante consolidado en
sociales y políticas, tanto a nivel sindical como los últimos 25 años. Esta verdadera concordia
político: una clarificación de las ideas confusas discors, que constituye la naturaleza misma del
todavía existentes en este campo y una cre- peronismo, tiende a resolverse, escindiéndose
ciente asimilación, por parte del peronismo, en sus componentes fundamentales –burguesía
de la línea política y táctica de los comunis- y proletariado– cuando la coyuntura económi-
tas” (del informe de Codovilla). Esto no suce- ca y social se caracteriza, como en el momento
dió. La realidad política argentina se ha encar- actual, por una ofensiva generalizada del go-
gado de desmentir netamente esta fórmula, bierno y del patronato contra la clase obrera.
hoy reducida a un mero lugar común, y no exis- Si algo ha frenado hasta ahora este proceso de
te ningún “paso significativo” en la vida política disgregación es, por un lado, la fuerte estructu-
del país, del 62 en adelante, del tan celebrado ra sindical sobre la que se funda el movimien-
“acercamiento entre trabajadores comunistas to y, por otro, la figura carismática de Perón,
y peronistas”. Podríamos incluso decir que, como símbolo unificador de la voluntad revo-
en cambio, se han producido nuevos motivos lucionaria de las masas. Su táctica ha consisti-
de divergencia a causa de la política netamen- do hasta ahora en permitir el libre juego de las
te oportunista conducida por el PCA frente al contradicciones para resolverlas en última ins-
Gobierno de Illia. tancia como árbitro supremo. Por eso su guía
Lo que la realidad nos muestra es, en cam- se ha caracterizado siempre a través de pasos
bio, una violenta agudización de las contradic- hacia adelante y hacia atrás, y de órdenes y
ciones internas del peronismo, que amenazan contraórdenes destinadas a volver imposible
con conducirlo a una posible ruptura. Es claro la adopción de una línea política coherente.
para todos que estas contradicciones derivan Esto le permitía también, al mismo tiempo,
de aquella central y originaria: de la verdade- decapitar el movimiento cada vez que surgían
ra incongruencia congénita en un movimiento dirigentes que por su gravitación podían poner
ambiguo, ideológicamente confuso y de clara en discusión su liderazgo. Y, de todas maneras,
impronta pequeño burguesa, con una acción el maquiavélico juego de Perón no ha impedi-
política incoherente, pero con una base obrera do el reforzamiento creciente de los sectores
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina109

sindicales y, en particular, del grupo dirigido para marginalizar al proletariado en las próxi-
por Augusto Vandor, secretario general de la mas elecciones del 67 y 69. Los hechos de octu-
Unión Obrera Metalúrgica. En este sentido, lo bre demuestran eficazmente que el prestigio de
que ocurrió con ocasión del viaje de la mujer de Perón, como jefe ha sufrido un deterioro con-
Perón a Argentina en octubre pasado es extre- siderable, mucho más de lo que se hubiera pen-
madamente sintomático, en cuanto demuestra sado hasta ahora. De todos modos, no sería co-
la violencia que está adquiriendo el contraste rrecto deducir que la crisis interna ya llegó a su
entre el “sector político” –acusado por los sin- máxima expresión. El margen de maniobra de
dicalistas de connivencia con el Gobierno– y Perón todavía es vasto, aunque se haya reduci-
el “sector sindical” –actualmente comprome- do por el hecho de encontrarse lejos del país y
tido en una verdadera lucha política contra el prisionero del mismo juego pendular que le ha
Gobierno de Illia por su aversión a la actividad permitido, hasta aquí, dirigir el movimiento. La
política de los sindicatos. Aparentemente por- tradicional debilidad de la izquierda peronista
tadora de un mensaje pacificador de Perón, impide que la fractura se profundice mientras,
Isabel Martínez en realidad había sido invitada por su parte, el gorilismo antiperonista de los
por Jorge Antonio (cerebro oculto y financista militares actúa como un factor que impulsa a
de Perón) con el objetivo de dirimir la dispu- superar las divisiones. Todos los elementos,
ta en favor del sector político, defenestrando sin embargo, indican que la disgregación inter-
a los líderes sindicales que dominan la Junta na del movimiento tenderá sistemáticamente a
Coordinadora Nacional Peronista. La CGT, para profundizarse y que no se puede descartar una
impedir esta maniobra, apoyada por el mismo eventual ruptura. En tal caso, se ofrecen dos
Gobierno, suscitó un imponente movimiento posibilidades: a. que el peronismo se despeda-
de masas, que sacudió los grandes centros in- ce y se diluya en las organizaciones ya existen-
dustriales del país y que cerró con un balance tes, vencido por el escepticismo y la desilusión,
de tres obreros asesinados por la policía. Así, y termine así por integrarse al sistema; b. que
la clase obrera organizada se había encargado, encuentre nuevos canales y que, entonces, con-
una vez más, de demostrarle al Gobierno, y en servando su “alma” revolucionaria, se abra una
este caso al mismo Perón, lo difícil que será vía hacia la convergencia con los sectores re-
concretar los acuerdos que se están tomando volucionarios. Claro, no podemos decir cuál de
110 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las posibilidades podrá realizarse. Pero pode- interna y de paralela formación de una tenden-
mos elegir y trabajar decididamente para que cia revolucionaria de masas no puede proceder
la que triunfe sea la segunda prospectiva, dado por vías directas, del todo claras y definidas.
que esa continúa siendo la tarea vital de la iz- De la descomposición del grupo burocrático
quierda argentina, tanto peronista, como no. no surgirá claramente ni de golpe una corriente
Asistimos hoy en nuestro país a un proceso revolucionaria con un programa homogéneo y
lento y molecular de recomposición y de nueva una sólida capacidad organizativa. Muy proba-
dislocación de las fuerzas. Al interior del pero- blemente (y esta probabilidad deriva del hecho
nismo se está delineando la estructuración or- de que tomamos en cuenta la enorme debilidad
gánica de corrientes revolucionarias, algunas de la izquierda no peronista para presionar y
de las cuales son mencionadas en el artículo de acelerar el proceso) se producirán reagrupa-
Di Robbio (1965), que –si bien tienen poco eco mientos confusos, en que participarán sectores
en las masas– se van uniendo de forma cada de la misma burocracia, los cuales no querrán,
vez más estrecha a los cuadros intermedios del de ninguna manera, perder el apoyo de las
sindicalismo peronista, tendiendo a imprimir masas del que hoy gozan. Continuaremos mo-
una ideología revolucionaria a un movimiento viéndonos en situaciones muy contradictorias
privado de un cuerpo doctrinal. Su capacidad que exigirán, de las fuerzas revolucionarias,
de irradiación es superior al número de cua- una evaluación no esquemática de la realidad
dros y tenderá a acrecentarse en momentos y prácticas dúctiles que permitan concentrar
de crisis y de ruptura. Por lo tanto, es posible el ataque contra los grupos que serán, en cada
esperar que grandes contingentes peronistas caso, los enemigos más peligrosos. Y, de todos
comiencen a volverse hacia posiciones cons- modos, es claro que un proceso así de fluido
cientemente revolucionarias, contribuyendo, y contradictorio como aquel aquí prospectado,
en tal modo, a cortar el nudo gordiano que hoy requiere como condición de base la presencia
paraliza la creación de un gran movimiento de activa de una vanguardia revolucionaria capaz
liberación nacional. de transformarse en una verdadera guía orien-
Aquí reside mi parcial disenso con Di tadora de este proceso, sea por lo acertado de
Robbio. Es evidente (y los hechos tienden a su enfoque estratégico, como por la eficacia
demostrarlo) que este proceso de disgregación de sus acciones. Pero aquí comienza el drama
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina111

argentino, ya que es un hecho visible para to- el PCA es la organización fundamental, será
dos que esta vanguardia todavía no existe ni necesario examinar rápidamente si la política
se registran síntomas que permitan conjeturar de este partido estimula o no la ruptura del jue-
su aparición en los márgenes del peronismo. go de las elecciones burguesas, estableciendo
Actualmente, el drama reside en el rechazo de una correcta estrategia revolucionaria, ya que
la izquierda (fundamentalmente del PCA) a a este propósito, Di Robbio da por desconta-
comprender que, sin la estructuración orgánica das o afirma cosas muy distantes de la realidad.
de una corriente revolucionaria al interior del Veamos algunas.
peronismo, es difícil concebir una solución de a. La presunta habilidad del PCA en la reali-
izquierda al actual proceso político, dado que zación de una política de unidad a nivel de base
la construcción de una alternativa revoluciona- con los militantes peronistas es una afirmación
ria requiere como conditio sine qua non que gratuita. De hecho, esta política no ha tenido
las masas peronistas agoten esa experiencia: y ningún éxito, como queda demostrado por el
esto, en las condiciones actuales, solo puede escaso peso de los comunistas en el seno de
ser hecho al interior del cuadro peronista. la CGT (control, a nivel nacional, de solo dos
Pero, si el abordaje propuesto es correcto federaciones, canillitas y químicos, con alguna
o, al menos, practicable; si la construcción de influencia sobre los ferroviarios) y por la mo-
un “bloque ideológico que, más allá de todo desta adhesión al interior de las grandes em-
sectarismo –son las palabras de Di Robbio presas industriales y en los enfrentamientos
(1965)– ofrezca finalmente a las masas prole- políticos decisivos. Quizás, donde verdadera-
tarias de una guía unitaria para una política mente el PCA ha demostrado saber moverse
de clase” puede concebirse únicamente como con habilidad, ha sido en el trabajo con los
la culminación de un proceso de confluencia estratos pequeño y medio burgueses. No por
de militantes y de organizaciones revoluciona- nada la mayor actividad de masa promovida
rias tanto del interior como del exterior del por los comunistas ha sido un acto organiza-
peronismo, es entonces evidente que será el do en el Luna Park (el local cerrado más gran-
comportamiento adoptado de las actuales or- de de Buenos Aires) del así llamado Instituto
ganizaciones de izquierda lo que favorecerá o Movilizador de Fondos Cooperativos, un orga-
no aquel proceso. Y si al interior de la izquierda nismo que controla más de 600 cooperativas
112 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de crédito del país. Si hubiera intentado una sido nunca advertida como el eje de las alian-
empresa similar el Movimiento de Unidad y zas de clase en nuestro país! Y no por nada es
Coordinación Sindical (MUCS, controlado por justamente en las zonas del noroeste donde el
los comunistas) no habría logrado reunir nun- PCA es prácticamente inexistente. En Tucumán,
ca las 50.000 personas que participaron en el feudo de los barones del azúcar, el conjunto de
acto promovido por el Instituto. la clase obrera y de los estratos más pobres es
b. “El PCA está actuando sabiamente hacia masivamente peronista. Por otra parte, el PCA
un fortalecimiento de la alianza obrero-campe- no tiene ninguna base real en las refinerías de
sina, con vistas sobre a la inserción en el movi- azúcar. Y, en cambio, es justamente de aquí des-
miento sindical de las masas desheredadas del de donde toma fuerza un bloque de izquierda
noroeste, relegadas hasta ahora al margen de la peronista que se basa en la FOTIA (Federación
CGT y de cuyo potencial revolucionario parece Obrera Tucumana de la Industria del Azúcar),
lícito esperar ya sea una mayor agresividad de que reagrupa por lo menos 300.000 trabajado-
clase, ya sea un aumento del peso específico de res. Tucumán, Salta y Jujuy (zona de concentra-
los grupos sindicales de orientación marxista”. ción de la industria azucarera y de otros produc-
Esta formulación contiene varios errores. La po- tos) junto a varias provincias limítrofes (subsi-
lítica agraria del PCA, subestimando el grado de diarias de las primeras, en cuanto ofrecen con
desarrollo capitalista en este sector, ha sosteni- su ejército de desocupados una mano de obra a
do siempre, en teoría, la alianza entre obreros buen precio, sometida a una dura explotación)
y campesinos, pero concibiéndola como una componen el noroeste argentino, una zona que
alianza del proletariado urbano con el campesi- lleva adelante reivindicaciones particulares,
no medio (que en nuestro país y en particular en dado que el desarrollo industrial que se produ-
la zona cerealera es, de hecho, un empresario). ce fundamentalmente en el Gran Buenos Aires
En el plano organizativo esta alianza se ha tra- ha exacerbado hasta lo impensable los desequi-
ducido en la pretendida CGT-FAA (Federación librios regionales. Sería inútil buscar entre las
Agraria Argentina, que reagrupa fundamental- publicaciones del PCA o en sus formulaciones
mente a los medianos y ricos productores de la programáticas un examen detallado de estas
zona cerealera) ¡La alianza entre la clase obre- particularidades, o un intento de reconstrucción
ra y las masas desheredadas del noreste no ha histórica. Así como sería también inútil buscar
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina113

allí un reconocimiento del “mayor potencial empirismo y de un reformismo de corto alcan-


revolucionario” o de la “mayor agresividad de ce que se conforma con criticar las elecciones
clase” que el proletariado del noroeste presenta. burguesas antes de luchar por crear sus propias
En estos casos las tesis se mantienen siempre alternativas. Dado que la estrategia no es clara,
en el cielo de las abstracciones y, así como pa- la táctica es oportunista y tiende a subordinar
recen no dar importancia a las particularidades de hecho la dinámica del partido al juego de las
ofrecidas por las zonas donde es mayor el re- clases dominantes. Un ejemplo claro de lo que
traso argentino, igualmente parecen darle poca afirmamos es dado por el comportamiento del
importancia a los problemas políticos surgidos PCA con respecto al Gobierno de Illia.
a partir de las nuevas empresas imperialistas Si analizamos los hechos siguiéndolos cro-
en las zonas de desarrollo (especialmente en nológicamente, vemos que el PCA denuncia
lo que concierne al análisis de las condiciones como “fraudulentas” las elecciones del 7 de ju-
particulares de la clase obrera concentrada en lio del 63 que se realizaban sobre la base de la
tales empresas). De aquí deriva que el marco de proscripción del peronismo y del comunismo.
las alianzas de clase necesarias para la forma- Como consecuencia, decide votar en blanco
ción de un bloque histórico revolucionario haya (excepto en las elecciones locales, donde deja
sido siempre formal, producto más de los textos libertad de acción a los inscritos). El 13, seis
marxistas que de la realidad de las contradiccio- días después de la denuncia de fraude ¡el PCA
nes que una estructura económico social como identifica el triunfo de Illia con la “apertura de
la nuestra asume, caracterizada, como lo está, una brecha democrática” en el país! Esto, mien-
por el capitalismo atrasado y dependiente, y de tras la dirección peronista llama a sus obreros
regiones sometidas a la explotación colonial. a concentrarse el 17 de octubre para recordar
Aquí está el centro de la cuestión. Desde la movilización masiva de 1945 que había de-
nuestro punto de vista, el PCA no desenvuelve vuelto a Perón al poder y para protestar contra
una verdadera función revolucionaria ni ha po- el fraude. El PCA responde invitando al pueblo
dido, hasta ahora, convertirse en la gran guía a participar de los festejos por la asunción del
de los trabajadores argentinos, porque no tiene presidente electo con fraude, para exigir así el
claros los objetivos estratégicos de fondo. Por “cumplimiento del programa democrático” del
eso emerge de su actividad el espíritu de un partido del nuevo jefe de Estado, la Unión Cívica
114 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Radical del Pueblo. En vez de conducir un rigu- y sin principios. Sin embargo, es evidente que
roso análisis de clase del Gobierno actual, el un partido marxista que abandona el terreno
PCA encuentra enseguida lo que ha encontra- de los principios deja de ser un polo de atrac-
do siempre, en cada gobierno de la historia del ción para el proletariado y empieza a cerrarse,
país: los sectores “democráticos” y los sectores convirtiéndose en un verdadero obstáculo para
“reaccionarios”. El secreto consiste, entonces, esa convergencia de masas e ideas que la actual
en presionar a los primeros para que lleven a situación política argentina requiere. Sin este
cabo el programa derrotando a los segundos. abandono de la estrategia revolucionaria por
Es claro que, si algo caracteriza al oportunismo, parte del PCA, tampoco podríamos explicarnos
es precisamente esta permanente adaptación la extrema fragmentación de las fuerzas de la iz-
a “los acontecimientos del día, a los virajes de quierda marxista, a la que se refiere Di Robbio.
las minucias políticas (olvidando) los intereses
cardinales del proletariado [...] sacrificando es-
tos intereses cardinales [...] por ventajas reales Bibliografía
o supuestas del momento” (Lenin, 1961 [1908]).
Estimular la presión de las masas hacia un go- Codovilla, V. 1962 “Informe al Comité Central
bierno claramente burgués tiene sentido solo en del PCA”, 21 y 22 de julio (s/d).
el ámbito de una estrategia global que apunte a Codovilla, V. 1972 (1964) Trabajos escogidos
develar su rol de explotador (en nuestro caso, el (Buenos Aires: Anteo) T. 1 y 2.
despotismo de clase que se ejercita detrás de las Di Robbio, E. 1965 “s/d” en Marcha
apariencias “democráticas”) y la necesidad de (Montevideo) N° s/d, 17 de septiembre.
una transformación revolucionaria del sistema. Espartaco [seudónimo de Aníbal Pinto] 1964
Sin una estrategia alternativa tal, que tenga per- “Crítica del modelo político de la ‘izquierda
fectamente claras las fases de transición a través oficial’” en El trimestre económico, N° 121,
de las cuales es necesario pasar para llegar al enero-marzo.
socialismo, las medidas tácticas que son adopta- Lenin, V. I. 1961 (1908) “Marxismo y
das terminan necesariamente insertándose en el revisionismo” en Obras Escogidas (Moscú:
ámbito del sistema, y la práctica política termina El Progreso) Tomo I.
caracterizándose por un empirismo oportunista
El peronismo y los problemas de la izquierda argentina115

Marianetti, B. 1965 Argentina. Realidad y y Presente (Córdoba) N° 5-6: 82-86,


perspectivas (Buenos Aires: Platina) abril-septiembre.
Portantiero, J. C. 1964 “Un análisis ‘marxista’ Viñas, I. s/d “s/d” en Marcha (Montevideo) N°
de la realidad argentina” en Pasado s/d, s/d.
El marxismo antihumanista*

R ecientemente un semanario de actualida-


des se preguntaba si el marxismo había
muerto. Luego de enumerar las nuevas tenden-
mundo. Como “método crítico” [“crítica des-
piadada de todo lo existente, despiadada en el
sentido de que ella no debe detenerse ni ante
cias en el plano teórico que acompañan a las las propias conclusiones ni ante el conflic-
fragmentaciones políticas del otrora aparen- to con el poder constituido” (Marx, 1844)] el
temente unido movimiento comunista inter- marxismo mantiene su autonomía frente a los
nacional, concluía dubitativamente que antes hechos políticos que contribuye a generar y su
que de muerte, se trataba tal vez de crisis y fuerza no depende estrictamente de los ava-
cuestionamiento. tares de estos últimos aunque se alimente de
Para algunos esta conclusión puede apare- ellos; tiene su propia historia, que aún perma-
cer quizás como demasiado benévola, puesto nece sin reconstruir. No debe sorprendernos
que es difícil pensar que las graves disensiones que al desconcierto y a la confusión de ideas
que separan y hasta enfrentan a movimientos cada vez mayores del movimiento obrero inter-
inspirados en el marxismo no tengan una in- nacional corresponda una influencia creciente
fluencia directa en la propia teoría marxista. del marxismo sobre la cultura contemporánea.
Pero habría que preguntarse si una situación Es difícil encontrar hoy un libro de economía,
permanente de crisis no es el modus vivendi de teoría política, sociología o filosofía que no
natural de una teoría que se postula también se refiera a Marx y al marxismo. Las obras y las
como praxis, vale decir, de una teoría que teorías de Marx suscitan un interés particular y
quiere interpretar para poder transformar el a diferencia de lo que ocurría a fines del siglo
pasado y comienzos del presente, ese interés
* Primera edición: Aricó, J. 1969 “El marxismo anti- no es ya solo interno al movimiento socialista,
humanista” en Los Libros, octubre: 20-22. sino también y fundamentalmente, exterior a
118 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

él. Hay un proceso de universalización del mar- marxismo puede responder hoy con una afir-
xismo y tanto Marx como Engels forman parte mación: la de su nuevo desarrollo.
de los clásicos del pensamiento moderno hasta El redescubrimiento de los propios oríge-
en los países capitalistas. El marxismo partici- nes significa para el marxismo un cuestiona-
pa del Saber de nuestra época y todos somos, miento radical, producir el concepto de una
de una manera u otra, “marxistas”. diferencia que solo es auténtica a condición
Pero esta universalización ¿no se habrá de ser impura. ¿Diferencia con respecto a
producido en perjuicio de su potencial crí- qué? Con respecto a la filosofía clásica ale-
tico? ¿No será un signo de obsolescencia mana y en especial con Hegel, que representa
más que de vitalidad? Si, para referirnos a el último gran sistema filosófico. La pregunta
la práctica teórica de los partidos comunis- por el marxismo nos retrotrae una vez más a
tas, el marxismo se ha convertido en algo la eterna cuestión de la relación Hegel-Marx
tan vago que incluye obras dispares como el como punto de partida para la búsqueda de
Programa del PCUS, el Libro Rojo de Mao o los contenidos específicos y originarios de las
el “Testamento” de Togliatti, ¿no será que a elaboraciones de Marx en sentido estricto, y
fuerza de querer explicarlo todo ya no puede a la vez –y simultáneamente– a las relaciones
explicar nada? Para responder a las pregun- de este último con el “marxismo”. Pero esos
tas que le plantea la realidad política el mar- contenidos deben ser buscados, aislados y
xismo se ve obligado a autocuestionarse, a categorizados en la obra en que los expresa
inquirir sobre sus “orígenes”, a tratar de iden- más acabadamente: en El Capital. Es esta la
tificar el núcleo irreductible que lo define obra de Marx, a la que consagró la mayor par-
como teoría y como ciencia. Y todo esto pro- te de su vida, y es por esta obra que debe ser
voca, como es natural, su propio desarrollo y juzgado, pues con ella esperaba “asestar a la
maduración. A diferencia entonces de lo que burguesía en el plano teórico un golpe del que
podría indicarnos una observación superfi- jamás podrá reponerse”. Si todo Marx está
cial, es la actual crisis política del socialis- allí, la historia de esta obra, de su elaboración
mo la que posibilita el vigor intelectual cada y publicación parcial en vida del autor, de la
vez mayor que muestra el marxismo de los reelaboración y publicación post mortem de
últimos años. A la pregunta por su muerte, el los tomos subsiguientes por Engels primero y
El marxismo antihumanista119

Kautsky después, la historia de sus lecturas, fundación de su teoría de la historia, pero que
la desventurada historia de los manuscritos esa filosofía debe aún ser construida. El lugar
publicados tardíamente –cuando ya habían por excelencia “donde nos está permitido leer
echado raíces interpretaciones equívocas de la filosofía de Marx” no es como podría pensar-
El Capital– o aún vedados al lector y guarda- se sus trabajos estrictamente filosóficos, tales
dos en los armarios del Instituto Marx-Engels- como los Manuscritos de 1844, por ejemplo,
Lenin de Moscú, constituiría sin duda alguna sino aquella obra a la que en modo alguno se
la espina dorsal de una verdadera historia del podría definir como filosófica: El Capital. Los
“marxismo”. propósitos de Marx al escribirla estaban clara y
¿Cuál es la real significación de la “crítica taxativamente indicados en el prólogo con que
marxiana” –y conviene recordar que ya desde la presentara al lector alemán: “la finalidad últi-
joven Marx concibió a todos sus escritos teóri- ma de esta obra es […] descubrir la ley econó-
cos como “críticas”: del Estado, la economía, la mica que preside el movimiento de la sociedad
política, el derecho–? ¿Hasta qué punto consti- moderna”. Sería vano buscar en ella una filoso-
tuye el fin de toda filosofía o es en realidad el fía del trabajo, de la libertad o de la necesidad,
comienzo de la filosofía? Estas son las pregun- y ni siquiera una explicitación de los propios
tas a las que hay que responder si se quiere fun- términos filosóficos que allí se emplean: apa-
dar teóricamente la especificidad irreductible riencia, esencia, alienación, fetichismo, etc.
del marxismo. Pero Althusser se propone leer El Capital
Las elaboraciones de Louis Althusser se ins- como filósofo y descubrir lo que Marx no vio
talan en este campo de problemas ya desde ni pudo ver, porque se limitó a dar existencia
su primer libro (una selección de escritos de práctica a una filosofía que era absolutamente
Feuerbach) hasta sus trabajos de mayor alien- nueva en cuanto dejaba de ser ideología para
to: La revolución teórica de Marx (1967) y acceder al rango de disciplina científica. La
Para leer El Capital (1967), este último escrito tarea fundamental de los marxistas es darle a
en colaboración con un grupo de profesores de esa filosofía su forma de existencia teórica, y
L’Ecole Normale Superieur de París. Althusser es eso lo que ambiciona Althusser.
afirma la existencia en Marx de una filosofía Leer El Capital como filósofo significa tratar
implícita, fundada por él en el mismo acto de de responder a la pregunta de si esta obra es
120 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una simple producción ideológica entre otras, conceptos puramente científicos. Los princi-
“la imposición al dominio de la realidad econó- pios de esa separación son extraídos del inte-
mica, de las categorías antropológicas defini- rior del propio marxismo, pues este no es para
das en las obras filosóficas de juventud” o si El Althusser la verdad de un proceso histórico
Capital representa de hecho la fundación “de particular (la lucha teórico-práctica del prole-
una disciplina nueva, la fundación de hecho de tariado) sino “disciplina de investigación cien-
una ciencia, y por lo tanto un verdadero acon- tífica […] que no está más turbada por su propia
tecimiento, una revolución teórica que relega, génesis que por la evolución de la historia que
a la vez, la economía política clásica y las ideo- ha marcado con su intervención [… El marxis-
logías hegeliana y feuerbachiana a su prehisto- mo] debe someterse igualmente, para ser com-
ria, el comienzo absoluto de la historia de una prendido, a la aplicación de principios marxis-
ciencia (Althusser, Balibar y otros, 1969: 20). tas de investigación” (Althusser, 1967: 50). Esta
El proyecto althusseriano es por tanto esen- posición valorizadora de la autonomía formal
cialmente epistemológico. Se propone funda- del conocimiento científico significa un avance
mentar el derecho del marxismo a postularse indudable de la problemática epistemológica
como saber objetivo y colocar al materialismo marxista, pero comporta a la vez las mayores
dialéctico en la base de toda tentativa de cons- dificultades teóricas y prácticas. Ella le permite
titución teórica de las ciencias humanas y del sostener una eficaz y brillante polémica con las
conocimiento científico. Para ello es preciso ideologías que: a) reducen el marxismo a “his-
fundar teóricamente una distinción entre cono- toricismo”; b) conciben al conocimiento como
cimiento científico y conocimiento ideológico “visión” o como “reflejo” en el cerebro de los
a partir de la heterogeneidad radical que separa procesos de lo real, en lugar de concebirlo co-
a las categorías fundamentales correspondien- rrectamente como “producción”; c) reducen el
tes a ambos modos de producción conceptual: marxismo a “pragmatismo”, o a d) “humanis-
las categorías de “estructura” y de “totalidad mo”. En sus últimos escritos, protestando por
expresiva”. Esta distinción lo lleva a establecer la falsa identificación de que fuera objeto por
una rígida separación teórica entre las obras sus críticos, Althusser rechaza también al es-
juveniles de Marx, que serían ideológicas, y tructuralismo por ser una “ideología formalis-
las obras de madurez, en las que operaría con ta de la combinatoria que explota y, por tanto,
El marxismo antihumanista121

compromete, cierto número de progresos téc- características esenciales que distinguen al co-
nicos reales que se dan dentro de algunas cien- nocimiento científico en el campo de las cien-
cias” (Althusser, 1969: 3). cias físicas y matemáticas. Aquí están las raíces
Su análisis del modo de producción de los del antihumanismo althusseriano y de su teoría
conocimientos ideológicos y su elaboración de la producción de los conocimientos como
del concepto de estructura constituyen las una especie de esquematismo práctico. La fi-
premisas necesarias para una investigación losofía del concepto, esbozada por Althusser
más amplia (de las que sus obras son apenas prosiguiendo la obra de los maestros de la
“simples comienzos”, reconoce modestamen- epistemología y de la historia de la ciencia mo-
te Althusser) tendiente a fundar una dialéctica derna en Francia (Bachelard, Koyré, Cavaillès,
concebida como lógica científica y como teoría Canguilhem) “se parece mucho a la exhibición
general del conocimiento científico. Una inves- del campo estructurado del saber como campo
tigación encarada de esta manera tiene el mé- multitrascendental sin sujeto” (Badiou, 1969:
rito indiscutible de explicitar las condiciones 35). El hombre tiende a ser excluido cada vez
en que la dialéctica podría ser inteligible como más de la estructura teórica de las ciencias
lógica científica y sacaría al eterno problema humanas.
de la dialéctica marxista del impasse teórico La teoría del conocimiento científico que se
en el que todavía está encerrada. Pero para ello proponga la reducción de la experiencia vivida
es preciso aceptar la noción de ciencia que nos a la realidad, implica no obstante una determi-
ofrece Althusser. Y aquí está el núcleo de las nada concepción de la realidad y solo puede ser
mayores dificultades de la tentativa del filósofo aceptada a condición de compartir esta última.
francés. La “reducción” althusseriana, que re- Althusser pareciera haber soslayado por com-
chaza la experiencia vivida como “ideológica” pleto este problema y sin embargo es con refe-
y que relaciona el objeto del conocimiento a rencia a él que puede planteársele una objeción
las condiciones de su producción “de una ma- radical. La manera intelectualista (quizás fuera
nera que recuerda mucho la empresa progre- mejor decir “teoricista”, como parece reconocer
siva y constituyente de Kant”, señala Badiou autocríticamente el mismo Althusser en sus úl-
(1969: 35), solo es posible a partir de la exten- timos escritos) en que formula el problema del
sión al campo de las ciencias humanas de las conocimiento lo lleva a otorgar a la experiencia
122 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

gnoseológica, depurada de toda “ideología”, el Es precisamente aquí, en las relaciones de la


privilegio ontológico de constituir la única vía filosofía con la política donde aparece la mayor
de acceso a la realidad. Como señala acerta- limitación de Althusser, donde mayores son
damente un crítico, “la aspiración a reducir la sus lagunas y “espacios” y más dogmático apa-
experiencia vivida a la realidad presupone la rece su pensamiento. Quizás sean esos vacíos
existencia de una realidad que sería realmente conceptuales los que lo impulsan a adherir tan
tal una vez suspendidos los procesos de proyec- acríticamente al accionar político del Partido
ción de la conciencia sobre la realidad que son Comunista Francés del cual es hoy su filósofo
el resultado de las acciones que nacen de sen- oficial.
tirse en cierto modo en ella; de una cierta con-
ciencia de ella. La dificultad no consiste tanto
o solamente en admitir que se pueda tener un Bibliografía
conocimiento objetivo de lo real, cuanto en ad-
mitir la objetividad de lo real que quiero conocer Althusser, L. 1967 La revolución teórica de
objetivamente” (Barale: 1969). Marx (México: Siglo XXI).
Pero si la realidad es siempre y en todo mo- Althusser, L., Balibar, E. y otros 1969 Para leer
mento la expresión de una cierta conciencia El Capital (México: Siglo XXI).
ideológica, el proyecto althusseriano, que se Badiou, A. y Althusser L. 1969 Materialismo
esfuerza por expulsar a la ideología del campo histórico y materialismo dialéctico
de la ciencia, ¿no lo hace a costa de introducir (Córdoba: Pasado y Presente).
subrepticiamente una ideología implícita? El Barale, Massimo 1969 “Sul rapporto di scienza
reconocimiento en sus últimos escritos de las e ideologia in Althusser” en Aut-Aut, N°
limitaciones de la definición de filosofía como 111: 26-39.
“teoría de la práctica teórica”, puesto que sos- Marx, K. 1844 (1843) “Carta a Arnold Ruge” en
laya la otra relación fundamental entre filosofía Deutsch-Franzosische Jahrbucher.
y política, ¿no afecta profundamente al conjun-
to de sus elaboraciones?
Espontaneidad y dirección consciente
en el pensamiento de Gramsci*

1. Iniciamos esta sección publicando algu-


nos textos de Antonio Gramsci referidos
a la experiencia de los consejos de fábrica
animador, es a la vez un reflejo y un desarro-
llo teórico de una elaboración común a las
organizaciones revolucionarias surgidas de la
turineses durante el llamado “bienio rojo” de crisis de la socialdemocracia europea. Todas
1919-1920. Excepto “Espontaneidad y direc- ellas consideraban al sistema de los consejos
ción consciente” (Gramsci, 1973: 136-139, 1977, como un modelo general del Estado socialista
2000), que es una aguda reflexión sobre esta a construir, una forma de democracia superior
misma experiencia escrita en la cárcel más a la liberal burguesa y la única compatible con
de diez años después, el resto de los trabajos una efectiva democracia obrera. La república
aparecieron como artículos en el semanario conciliar se les aparecía coma la forma de po-
L’Ordine Nuovo y constituyen una de las expre- der capaz de asegurar el tránsito más directo (y
siones más ricas y sugerentes del “movimiento “menos doloroso”, enfatizaba Lenin) al socia-
sovietista” protagonizado por el proletariado lismo, en cuanto sistema social que se carac-
europeo al influjo avasallador de la revolución teriza por el autogobierno de los trabajadores
bolchevique. y por la paulatina superación de la división de
La tesis fundamental sostenida por la revis- los hombres entre gobernantes y gobernados.
ta turinesa, de la que Gramsci era el principal 2. Durante los primeros años que sucedie-
ron a la Revolución de Octubre, la idea de so-
vietismo estaba unida indisolublemente a la de
* Primera edición: Aricó, J. 1973 “Espontaneidad y comunismo y constituía el rasgo definitorio que
dirección consciente en el pensamiento de Gramsci” distinguía a los comunistas de los socialdemó-
en Pasado y Presente. Revista Trimestral de Ideología
cratas. ¿Podía introducirse el socialismo a tra-
y Cultura (Córdoba) Año 4, N° 1: 87-101, nueva serie,
abril-junio. vés de un uso radical del parlamento y de las
124 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

instituciones de la democracia liberal burguesa, políticas de masa que posibilitaran su conver-


o era necesario en cambio destruir tales insti- sión en clase dirigente mediante el control de la
tuciones y sustituirlas por un Estado basado en estructura social y política y a través de una ex-
las nuevas formas de la democracia proletaria periencia de democracia directa, prefiguradora
que los consejos estaban expresando? El mo- de las nuevas formas socialistas de poder. Los
vimiento obrero europeo se dividió en torno a consejos debían ser las células constitutivas de
esta cuestión. Aquellos socialdemócratas más un nuevo poder estatal, capaz de incorporar a
preocupados por la realización concreta del so- la mayoría de los trabajadores a una actividad
cialismo, como Kautsky por ejemplo, llegaron autónoma y creadora. Solo una organización
hasta a reconocer la excepcional importancia como el consejo, en la que un grupo social se
de los consejos como organismos de combate unificaba a partir de su condición inmedia-
del proletariado en la lucha por el poder, pero ta en la fábrica, en la aldea campesina, en la
rechazaron la tentativa de transformarlos en unidad militar, etc., podía estar en condiciones
órganos de poder. No pertenecía a su horizonte de disciplinar permanentemente a las masas,
teórico la idea de una “democracia directa”, que educándolas en una nueva forma de gestión
en su opinión estaba absolutamente en contra- del poder. De ese modo, el consejo resultaba
dicción con los requerimientos de una sociedad ser la base concreta (y no formal) en la cual
industrial moderna. La democracia conciliar las masas trabajadoras se educaban en el auto-
estaba condenada –según ellos– a desembocar gobierno y se capacitaban para constituirse en
en la desintegración social y en la ineficiencia clase dirigente, destruyendo la máquina social
económica, o en el dominio incontrolado de un y política del Estado burgués. Afirma Gramsci
dictador o de una burocracia experta. El socia- (1973b [1919]: 106-110): “Después de las expe-
lismo, por lo tanto, solo era posible a partir de riencias revolucionarias de Rusia, Hungría y
la utilización en favor del proletariado de las Alemania el Estado socialista no puede encar-
instituciones democrático-parlamentarias, con- narse en las instituciones del Estado capitalis-
sideradas como “neutras” y susceptibles de ser ta, sino que es una creación fundamentalmente
llenadas de un contenido distinto. nueva con respecto a estas y con respecto a
Para los comunistas en cambio, el prole- la historia del proletariado”. No es suficiente
tariado debía crear sus propias instituciones sustituir el personal dirigente en el aparato del
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci125

Estado para transformarlo: la sociedad capi- de la Europa moderna. Surgen consejos en


talista no admite una transformación real del Alemania, Hungría, Inglaterra, Italia, etc., que
poder en sus centros decisivos. Organizadas no logran, sin embargo, asumir el control total
para asegurar la reproducción del sistema, las del aparato del Estado. El fracaso de la revo-
instituciones burguesas son irreductibles a una lución en Alemania y Hungría, la derrota del
política que propugne la destrucción de la orga- proletariado en Italia, luego de las ocupacio-
nización capitalista del trabajo, que cuestione nes de fábricas, etc., abre el camino para una
el uso capitalista de la escuela, que intente su- recomposición conservadora y reaccionaria
perar la división de la realidad social en esferas de las estructuras capitalistas desquiciadas
independientes y autónomas de lo económico por la irrupción de las masas obreras. Surgen
y lo político. El sistema capitalista, en suma, no regímenes fascistas en toda la Europa central
admite una subversión tal de la sociedad que y el movimiento obrero es aplastado sin pie-
conduzca al cuestionamiento de la división en- dad. La Rusia sovietista fue aislada y abando-
tre poderes de decisión y tareas de ejecución, nada a sus propias fuerzas. El precio que tuvo
entre intelectuales y trabajadores manuales, que pagar para poder subsistir en medio del
entre gobernantes y gobernados. Aquí reside atraso de su vida rural y de la disgregación
el límite infranqueable de “variabilidad” del de su clase obrera a consecuencia de años de
sistema. En consecuencia, para el marxismo guerra civil, fue la decapitación del sovietis-
revolucionario, la consigna de la “conquista del mo. El frágil equilibrio instituido en 1917 entre
Estado” solo puede significar una única cosa: las organizaciones del partido y del Estado y
“la creación de un nuevo tipo de Estado, gene- los soviets se rompió iniciándose un proceso
rado por la experiencia asociativa de la clase irreversible de vaciamiento de poder de las
obrera, es decir por los consejos, y la sustitu- instituciones soviéticas, reducidas en adelan-
ción por este del Estado democrático-parla- te a la condición de envolturas formales de
mentario” (Gramsci, 1973b [1919]: 106-110). una dictadura ejercida primero por el partido
3. De 1918 a 1921 la lucha por la instaura- y luego por un hombre, en nombre y por cuen-
ción de gobiernos basados en el sistema de ta del proletariado. El sujeto del poder dejó
consejos impulsó el movimiento de masas de ser la clase obrera y su lugar fue ocupado
más formidable que conociera la historia por un nuevo estrato dirigente, detentador a
126 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la vez del control del aparato del partido y del 4. En síntesis, el movimiento conciliar apare-
Estado. La burocracia “socialista” (sic), cons- ció en la década del veinte como un intento de
truyó un régimen a su imagen y semejanza y resolución de los problemas planteados por la
pugnó por perpetuarse en el poder, destruyen- crisis del capitalismo y de la socialdemocracia
do implacablemente todos los obstáculos que europea. “En la realidad contradictoria de la
pudieran interponérsele. Para ella, la transfor- historia social europea, el sovietismo fue una
mación de un país atrasado en un país indus- experiencia valiosa y una gran idea-fuerza, la
trial era una tarea lo suficientemente grande única que podía indicar el camino para evitar
como para justificar cualquier abuso de poder. la restauración capitalista, la reconstitución de
Es imposible analizar aquí el conjunto de un sistema imperialista mundial y la recupera-
circunstancias que posibilitaron la progresi- ción de la dominación ideológica incontrasta-
va extinción de la democracia socialista en da de las élites del poder” (Salvadori, 1972). En
la URSS. Simplemente, vale la pena señalar cuanto indicaba un objetivo necesario para dar
que la desaparición del sovietismo condujo a sentido real a la lucha anticapitalista, el movi-
una monstruosa distorsión del objetivo esen- miento conciliar posibilitó el surgimiento de
cial del socialismo en la práctica política y a una real vanguardia revolucionaria. Los conse-
la sustitución del marxismo por una ideología jos fueron las instituciones que permitieron a
justificadora en la teoría. En adelante, ya no se la vanguardia dejar de ser un órgano externo al
trataba de crear las condiciones para superar proletariado y transformarse efectivamente en
la desigualdad política y social de los hombres su parte más avanzada. Las masas entraban en
estableciendo un sistema basado en el autogo- contacto con esa vanguardia reflejando su pro-
bierno de los trabajadores. El socialismo no pio grado de experiencia real, creando de ese
era sino una mera prolongación superestructu- modo las condiciones para superar la relación
ral de una base económica ya revolucionada pedagógica abstracta y autoritaria que había
por el traspaso al Estado del conjunto de los caracterizado a la socialdemocracia.
medios de producción. La utopía comunista de La teoría de los consejos (que en tal senti-
una sociedad sin Estado, dirigida por hombres do debe ser considerada como el componente
emancipados de un poder político ajeno, resul- esencial de la teoría marxista del Estado), per-
taba postergada sine die. mite articular el pensamiento revolucionario
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci127

con el concepto proletario de democracia, ofre- El sistema de los consejos fue por ello la ex-
ciéndole una fórmula concreta de resolución presión histórica “concreta” de la aspiración
práctica. La democracia obrera podrá tener del proletariado a la propia autonomía y a la
vigencia solo si el proletariado logra adueñar- conquista de una democracia obrera efectiva.
se de las condiciones y de la organización del Cuando la lucha obrera fue derrotada y comen-
aparato productivo. Recién entonces tendrá zó el largo período de la estabilización del ca-
sentido hablar de la conquista del poder en la pitalismo, era lógico que la experiencia consu-
sociedad, dado que una clase obrera que no se lar quedara sepultada en los recuerdos de los
haya emancipado de la división jerárquica del viejos militantes revolucionarios de la década
trabajo en la fábrica no podrá tampoco eman- del veinte y que la simple mención de la pala-
ciparse de la división capitalista del trabajo bra consejo provocara malestar en los medios
en la sociedad, aunque como ocurre hoy en los de izquierda oficiales (tanto comunista como
países llamados “socialistas” haya sido abolida socialista).
legalmente la propiedad privada de los medios Hoy, la recuperación del proletariado euro-
de producción. Para el proletariado, conquistar peo, las luchas revolucionarias en los países
la propia autonomía como clase significa sub- dependientes, el malestar creciente en el in-
vertir la escala jerárquica impuesta por la divi- terior de los países mal llamados socialistas,
sión capitalista del trabajo humano, adueñarse reflota nuevamente la temática y reclama de
de los instrumentos de producción y autodeter- nosotros la reubicación histórica de una expe-
minar las condiciones y formas en que se crean riencia formidable de la clase obrera, que está
los bienes necesarios a la sociedad. Es verdad unida indisolublemente a la esperanza de una
que un proceso semejante presupone necesa- vigencia real del socialismo en el mundo.
riamente la conquista del poder del Estado y En el terreno teórico, la discusión acerca de
fue un mérito indiscutible de los bolcheviques los “consejos” tiene el privilegio de remitimos
rusos haber defendido tenazmente esta verdad necesariamente al punto nodal de entronque y
frente a la socialdemocracia reformista. Pero de verificación de los problemas fundamenta-
la historia nos ha enseñado también que la con- les de una estrategia y de una táctica revolu-
quista del poder no siempre es el umbral del cionarias: los problemas del aparato del Estado
socialismo. y de sus centros decisivos de poder; de las
128 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

relaciones entre democracia directa y demo- y hacerla funcionar en su propio beneficio. El


cracia representativa; los distintos niveles en hecho esencial de la revolución rusa “es la ins-
que se sitúa el movimiento real de las masas tauración de un nuevo tipo de Estado: el Estado
y la posibilidad de una síntesis social que los de los consejos […] Lo demás es pura contin-
convierta en un verdadero bloque histórico de gencia” (Gramsci, 1955: 142). Ya en el segundo
fuerzas revolucionarias; la democracia socia- número del semanario, Gramsci apunta a una
lista y la necesidad de una pluralidad de ins- búsqueda que se concretará en la idea de los
tituciones para que aquella pueda expresarse consejos de fábrica. Dice Gramsci (1955: 373):
plenamente otorgando a las masas el poder de
control; finalmente, el problema del poder, de La historia de la lucha de clases ha entrado en
cómo tomarlo y de cómo mantenerlo. una fase decisiva después de las experiencias
5. Antonio Gramsci es, sin duda, en el ámbito concretas de Rusia: la revolución internacional
del movimiento obrero europeo, el “traductor” adquirió forma y cuerpo desde el momento que
más original y profundo de la experiencia sovie- el proletariado ruso inventó (en el sentido berg-
tista. Hay dos artículos incluidos en nuestra se- soniano) el Estado de los consejos, excavando en
lección, “Democracia obrera” (Gramsci, 1973a su experiencia de clase explotada, extendiendo a
[1919]: 103-106) y “El programa de L’Ordine la colectividad un sistema de ordenamiento que
Nuovo” (Gramsci, 1973 [1920]: 129-135), en los sintetiza la forma de vida económica proletaria
que se evidencia claramente el esfuerzo por tra- organizada en la fábrica en torno a los comités
ducir el “leninismo” a la realidad de la sociedad internos y la forma de su vida política organizada
italiana de posguerra. Para Gramsci la impor- en los círculos de barrio, en las secciones urba-
tancia histórica universal de la Revolución de nas y de aldea, en las federaciones provinciales y
Octubre, y por lo tanto del leninismo, reside en regionales en que se articula el Partido Socialista.
haber recuperado y realizado prácticamente las
conclusiones teóricas que Marx y Engels extra- En “Democracia obrera”, Gramsci encuentra
jeron de la experiencia de la Comuna de París una forma particular, no doctrinaria sino esen-
y que el socialismo reformista había sepultado, cialmente política, de resolver esta preocu-
o sea la tesis de que la clase obrera no puede pación por las formas propias en que se debe
simplemente apoderarse de la máquina estatal expresar el movimiento obrero en su lucha
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci129

por el poder. Había que encontrar un camino encuentran sintetizados los elementos funda-
de acceso que no fuese el producto del acto mentales de la elaboración gramsciana1:
arbitrario de una organización que se autopro-
clame revolucionaria, un acto de jacobinismo Para que la revolución de simple hecho fisiológi-
que desemboque luego en una dictadura que co y material se transforme en un acto político
sustituya y reprima a la propia clase obrera. e inicie una nueva era es preciso que se encarne
“La revolución es comunista solo si existe en en un poder ya existente cuyo desarrollo estaba
las masas la voluntad de introducir en las fábri- frenado por las instituciones del viejo orden. Este
cas el orden proletario, de hacer de la fábrica la poder proletario debe ser emanación directa,
célula del nuevo Estado, de construir el nuevo disciplinada y sistemática de las masas trabaja-
Estado como reflejo de las relaciones indus- doras obreras y campesinas. Es necesario por lo
triales del sistema de fábrica” (Gramsci, 1973a tanto sistematizar una forma de organización que
[1919]: 103-106). La revolución social es un pro- absorba y discipline permanentemente a las ma-
ceso histórico generado “desde abajo”, desde sas obreras: los elementos de esta organización
la fábrica que es el núcleo esencial del proce- deben ser creados en las comisiones internas de
so productivo en la sociedad capitalista. ¿Pero fábrica, según las experiencias de la revolución
existía en Italia una institución obrera que fue- rusa y húngara y según las experiencias pre-re-
ra capaz de transformarse en órgano de poder volucionarias de las masas trabajadoras inglesa
y generadora de un nuevo Estado? ¿Había un y norteamericana, que a través de la práctica de
germen de gobierno de los soviets en Turín, los comités de fábrica han iniciado la educación
que era la ciudad que concentraba a gran par- revolucionaria y el cambio de psicología que, se-
te de la industria italiana? La originalidad del gún Karl Marx, deben ser considerados el sínto-
artículo “Democracia obrera” reside en haber ma más prometedor de la realización comunista.
respondido afirmativamente a esa pregunta, El prestigio que irradia el Partido Socialista debe
planteando el problema de las comisiones in- ser dirigido a dar forma revolucionaria a esta
ternas de fábrica como los órganos potenciales
del poder proletario en un nuevo sistema de de-
mocracia obrera. En un discurso pronunciado 1 Discurso pronunciado en la Sección turinesa del
tres días después de la aparición del artículo se Partido Socialista Italiano el 27 de junio de 1919.
130 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

organización, a convertirla en una concreta ex- siempre por una concepción aristocrática, ilu-
presión del dinamismo revolucionario en marcha minista y tutelar de las masas proletarias.
hacia las máximas realizaciones […]. Es preciso Por primera vez en la historia del movimiento
iniciar la educación concreta sovietista de la cla- obrero italiano, dentro del proletariado de fábri-
se obrera convirtiéndola en experta constitucio- ca, en el seno mismo de la producción industrial,
nalmente y capaz de ejercer la dictadura proleta- se plasma un proceso de autogestión de las ma-
ria (Gramsci; citado en Spriano, 1963: 42-43). sas, de creación de nuevas instituciones que se
plantean el control obrero y que educan a la cla-
Una vez lanzada la idea de la transformación de se en la lucha revolucionaria y en la destrucción
las comisiones internas en consejos obreros de del orden capitalista. Entre L’Ordine Nuovo y
fábrica, L’Ordine Nuovo se convierte en el eje los obreros que popularizaban sus ideas-fuerzas
teórico y práctico de un movimiento de masas se estableció una dialéctica de dirección y es-
que se expande rápidamente por las fábricas pontaneidad fundada en el rechazo de la repeti-
de Turín. Sus redactores popularizaron en las ción mecánica de las verdades doctrinarias, que
asambleas obreras las experiencias sovietistas no confundía la política con las disquisiciones
y contribuyeron a que el primer consejo obre- científicas o teóricas, que se aplicaba, como
ro surgido en la fábrica Brevetti de Fiat fuera anota Gramsci (1973: 136-139),
seguido por la constitución de organismos si-
milares en la mayoría de las fábricas turinesas. […] a hombres reales, formados en determinadas
Desde ese momento L’Ordine Nuovo fue el pe- relaciones históricas, con determinados senti-
riódico de los consejos de fábrica. Su programa mientos, modos de concebir, fragmentos de con-
de acción hacía de él un centro propulsor de cepciones del mundo, etc., que resultaban de las
ideas que educaba a la clase en el espíritu inter- combinaciones ‘espontáneas’ de un determinado
nacionalista de la revolución europea, orientán- ambiente de producción material […]. Este ele-
dola hacia la conquista de su plena autonomía mento de ‘espontaneidad’ no se descuidó ni se
como clase. Se establece así una relación entre despreció: fue educado, orientado, depurado de
espontaneidad y dirección consciente, entre todo elemento extraño que pudiera corromperlo,
masas y vanguardia absolutamente inédita en para hacerlo homogéneo, pero de un modo vivo e
la tradición socialista italiana, caracterizada históricamente eficaz, con la teoría moderna.
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci131

Ninguna iniciativa era adoptada si antes no revolucionaria y de la necesidad de educarla


había sido ensayada en la realidad, si antes no siguiendo un método que ensayaba en la ac-
se había sondeado a través de los más varia- ción la universalidad de una teoría, su grado de
dos medios la opinión de los obreros. “Por ello “traducibilidad” a un contexto histórico-geo-
nuestras iniciativas tenían casi siempre un éxi- gráfico distinto, fuera el blanco preferido de las
to inmediato y amplio y aparecían como la in- críticas al grupo, acusado de “espontaneísta” y
terpretación de una necesidad sentida y gene- “sindicalista”.
ralizada y nunca como la fría aplicación de un La heterogeneidad ideológica del grupo ani-
esquema conceptual” (Gramsci, 1973: 136-139). mador del Ordine Nuovo constituía también
6. La originalidad de L’Ordine Nuovo reside otro motivo de crítica para los santones socia-
por lo tanto en el corte radical que estableció listas, acostumbrados a las viejas prácticas de la
con la tradición positivista del socialismo ita- polémica retórica y banal. En torno a la revista
liano, en su capacidad de incorporar a la ba- se recompone un conjunto de fuerzas hasta en-
talla teórica y política las nuevas experiencias tonces divididas por sus orientaciones y tradi-
internacionales y las corrientes de ideas que ciones ideales (anarquistas, socialistas, sindica-
se inspiraban directamente en la revolución listas, etc.), que coinciden en la lucha contra el
proletaria: del sorelismo al leninismo, del sin- reformismo y el burocratismo de las direcciones
dicalismo “industrial” de Daniel de Leon al sindicales, contra el sectarismo y la ceguera de
anarquismo. Antes que un órgano de corriente los partidos políticos. Las diferencias de crite-
política –del Partido Socialista, al que Gramsci rios y de tradiciones no impiden la colaboración
y su grupo pertenecían en esos momentos– la de este “campo de fuerzas revolucionarias” que
revista fue el órgano teórico más importante reconoce en los consejos surgidos en Europa y
del movimiento sovietista italiano. La “liber- en Turín el punto de referencia ideal, el terreno
tad” de pensamiento del grupo les permitió natural de experimentación de sus proposicio-
conducir una lucha concreta y efectiva con- nes políticas. Este estilo de trabajo absoluta-
tra la mentalidad paternalista de la dirección mente original en la tradición política italiana,
socialista, contra su tendencia a la esclerosis que tiene su matriz teórica en la concepción
organizativa e intelectual. De ahí que la revalo- gramsciana de la unidad social de la clase obrera
rización de la importancia de la espontaneidad surgida de la fábrica, caracterizó al movimiento
132 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ordinovista en su lucha contra la visión sectaria consciente” (Gramsci, 1973, 1977, 2000), que
de la relación entre las masas y la dirección po- aunque escrito varios años después es absolu-
lítica, le dio un tono iconoclasta que irritaba la tamente coherente con los de la época ordino-
poltronería intelectual de los Treves y los Turati. vista, evidencia claramente que, a diferencia de
Polemizando con los dirigentes sindicales, teme- Sorel, Gramsci concibe a la acción espontánea
rosos de perder el control burocrático sobre sus como un proceso ni arbitrario ni artificial, sino
afiliados, o con los dirigentes socialistas, acos- históricamente necesario, como un nivel de
tumbrados a pensar en el partido como el único concreción de los sentimientos populares sur-
y legítimo centro de poder obrero, Gramsci de- gido de la “experiencia iluminada por el senti-
fendía su idea-fuerza del proceso revolucionario do común”. De ahí que entre “espontaneidad”
como un proceso de masas. Y a quienes batían y “dirección consciente”, o sea entre las accio-
el parche sobre el “espontaneísmo” y el “sindi- nes aparentemente inorgánicas de las masas y
calismo” del Ordine Nuovo, Gramsci respondía la actividad educadora sistemática de un grupo
que la única equivocación que había cometido la dirigente, no haya una diferencia cualitativa,
revista era la de “creer que la revolución comu- sino meramente cuantitativa, de grado y no
nista puede ser hecha solo por las masas, y que de calidad. Uno y otro nivel son, para Gramsci,
no pueden hacerla ni un secretario de partido ni mutuamente reductibles. No hay una dirección
un presidente de república a golpe de decretos. única en el proceso histórico por la cual las
Parece ser que esta fue también la opinión de luchas sociales deben solo producirse a par-
Karl Marx y de Rosa Luxemburg, y es hoy la de tir de las organizaciones preexistentes que las
Lenin, todos los cuales son, para Treves y Turati, generen; la experiencia conciliar en Rusia y en
anarcosindicalistas” (Gramsci, 1955: 489). Europa central estaba demostrando que eran
Es verdad que el reconocimiento del valor las luchas sociales las que creaban en forma
de la acción espontánea de las masas obreras “espontánea” (vale decir, de manera imprevis-
será una posición permanente de la revista y ta) sus propias organizaciones. No es verdad
del pensamiento de Gramsci. Sin embargo, se- entonces que la preexistencia de formas or-
ría erróneo buscar en este reconocimiento una ganizativas constituya un presupuesto para la
causa puramente ideológica, de raíz sorelia- acción de masa organizada; en la historia de
na. El texto sobre “Espontaneidad y dirección las luchas sociales hay momentos de ruptura
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci133

en los que surgen nuevos movimientos a tra- ordenado dé como resultado una mayor produc-
vés de los cuales las masas intentan resolver tividad “social” y de que el conjunto del personal
sus exigencias de orientación política y de or- de una fábrica deba concebirse como un “trabaja-
ganización. Son movimientos que resultan de dor colectivo”; estos hechos son los presupuestos
las combinaciones “espontáneas” de un deter- del movimiento de fábrica que tiende a conver-
minado ambiente de producción material, de la tir en “subjetivo” lo que ya se está dando “objeti-
unificación de elementos sociales dispares. Es vamente” (Gramsci, 1952: 79).
esta heterogeneidad, sin duda, la que impulsa
a las organizaciones políticas a considerarlos Gramsci advierte que el proceso revoluciona-
como ciegos y por tanto rechazables, sin com- rio no puede comprometer simplemente a los
prender que por el hecho mismo de surgir de instrumentos de la superestructura del Estado
un “determinado ambiente de producción ma- burgués, que las organizaciones tradicionales
terial” tales movimientos no son arbitrarios ni de la clase obrera como el partido y el sindicato
artificiales, sino históricamente necesarios. tienen un carácter transitorio e históricamente
El movimiento de los consejos de fábrica, en determinado que las coloca “en el campo de la
particular, intentaba dar cuenta de un proceso democracia burguesa” y que les veda la posi-
real verificado en el desarrollo del sistema de bilidad de llevar adelante el proceso de homo-
fábrica. Como señala Gramsci en una nota de geneización de la clase que las estructuras de
los Cuadernos de la cárcel, la sociedad industrial están facilitando a nivel
de la fábrica. Plantearse el problema del poder
[…] el hecho de que una división del trabajo cada significa para Gramsci plantearse la necesidad
vez más perfecta reduzca objetivamente la posi- de nuevas organizaciones de fábrica y del con-
ción del trabajador en la fábrica a movimientos trol por la clase obrera del proceso productivo.
de detalle cada vez más “analíticos”, de modo tal De la experiencia de los soviets rusos,
que a cada individuo se le escape la complejidad alemanes y húngaros, de los Shop Stewards
de la obra común, y en su conciencia su propia Committees ingleses, de los sindicalistas re-
contribución se deprecie hasta parecer fácilmen- volucionarios norteamericanos, de Lenin,
te sustituible a cada instante; el hecho de que Sorel, De Leon y otros, Gramsci recoge aque-
al mismo tiempo el trabajo concertado y bien llos elementos ideológicos que le permiten
134 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sustentar teórica y prácticamente la lucha por político directo la que le permitía redimensio-
la creación de nuevas instituciones de la cla- nar el papel de las organizaciones políticas y
se obrera que reflejen la estructura industrial sindicales y teorizar un proceso revoluciona-
capitalista, que se desarrollen a partir de la rio cuyo eje estaría constituido por el propio
fábrica, que sean expresiones de la vida en su proletariado en el acto mismo de gestión del
interior y de la conciencia de “productor” sub- proceso productivo. Cuando varios años des-
yacente en el obrero de fábrica. Creo que la pués volvió a reflexionar sobre la experiencia
coherencia teórica y práctica de Gramsci debe ordinovista, Gramsci (1971: 51) señaló que sus
ser buscada aquí, en esta recuperación bas- méritos esenciales habían sido: 1) haber sabi-
tante original de la tradición de los grandes do “traducir” en un lenguaje histórico italiano
maestros revolucionarios a partir del “presen- los principales postulados de la doctrina y de
te” de la acción histórica y de las necesidades la táctica de la Internacional Comunista. Y en
que este presente plantea. los años 1919-1920 esto significaba la consig-
La recuperación de la fábrica y la importan- na de los consejos de fábrica y del control de
cia central de la acción en la estructura del la producción, o sea la organización de masas
sistema fijan sin duda la fuerza y la limitación de todos los productores para la expropiación
del pensamiento del Gramsci “ordinovista”. de los expropiadores, para la sustitución de la
La fuerza, porque el reconocimiento de que el burguesía por el proletariado en el gobierno
movimiento proletario debe expresarse bajo de la industria y por lo tanto, necesariamente,
formas propias, debe dar vida a sus propias del Estado; 2) haber sostenido en el seno del
instituciones, no es sino otro modo de expre- Partido Socialista el programa integral de la
sar la hipótesis marxiana que afirma que la Internacional Comunista, incluyendo también
emancipación de la clase obrera solo puede la defensa del sistema de los consejos, y no
ser obra de los mismos obreros2. Es esta hipó- solo algunas partes de este programa, como
tesis del crecimiento de la clase como sujeto ocurrió con las demás corrientes que luego
confluyeron con los ordinovistas en la forma-
ción del Partido Comunista Italiano.
2 Consigna incorporada por Marx a los Estatutos gene- Sin embargo, esta recuperación de la fábri-
rales de la Asociación Internacional de Trabajadores. ca es hecha a partir de una concepción más
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci135

historicista que dialéctica, desde una perspectiva a las instituciones políticas del Estado burgués,
determinista de la evolución social en la que donde reina la corrupción y la mistificación de
el consejo de fábrica aparece como un desa- los antagonismos de clase, la sociedad indus-
rrollo “natural” y casi obligatorio del proceso trial está amenazada de disgregarse. El proleta-
productivo (Cf. Tomasetta, 1971: 222). Hay una riado es la única categoría social que puede evi-
tendencia pronunciada –corregida en parte en tar esa disgregación puesto que no puede vivir
los escritos posteriores– a concebir el proceso sin trabajar, “y sin trabajar metódica y ordena-
productivo no bajo su forma específica de orga- damente”. En la fábrica se crea “la unidad psico-
nización capitalista de la producción en la que lógica de la clase proletaria” y se desarrollan los
despotismo y racionalidad, por una parte, ex- elementos que concluyen en la formación del
plotación y alienación, por la otra, representan “obrero colectivo”; es en la fábrica donde la cla-
binomios indisolubles, sino bajo una forma bas- se obrera “deviene un determinado ‘instrumen-
tante más general, y de validez universal como to de producción’ en una determinada constitu-
modelo de organización en una sociedad comu- ción orgánica”. Es por ello que el proletariado es
nista. “La unidad entre desarrollo técnico e in- el único capaz de revertir el proceso de disgre-
tereses de la clase dominante [dice Gramsci] es gación social haciendo que el poder industrial
solo una fase histórica del desarrollo industrial, retorne a la fábrica, que el sistema industrial sea
debe ser concebida como transitoria. El nexo depurado de la “banda de aventureros y de polí-
puede disolverse; la exigencia técnica puede ser ticos mercenarios”, para asegurar su traspaso a
pensada concretamente al margen de los intere- la sociedad comunista. Y solo puede hacerlo en-
ses de las clases dominantes, y aun más, unida carnándose en una forma de poder que constitu-
a los intereses de las clases todavía subalternas” ye la célula del nuevo Estado proletario, la base
(Gramsci, 1952). Pero la nueva síntesis entre de- del nuevo sistema representativo: el sistema de
sarrollo técnico y clases subalternas, encarnada los consejos. Es esta opción de fondo en favor
en el consejo de fábrica, no pone necesariamen- de la organización económica, de las exigencias
te en cuestión la organización capitalista de la productivas y de la primacía moral de la fábrica
producción sino apenas su dirección. Debido al lo que lleva a Gramsci a privilegiar el consejo de
crecimiento de las capas medias improductivas fábrica frente al partido político y al sindicato
y a la transferencia de los poderes de decisión profesional.
136 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La aceptación acrítica del progreso tecnoló- vanguardia turinesa. Los consejos no pudieron
gico como neutral e independiente de la espe- resistir la ofensiva combinada de los patrones
cificidad de la relación de producción y como y del Estado y fueron derrotados ante la indi-
motor del desarrollo de la sociedad condujo a ferencia del Partido Socialista, la satisfacción
Gramsci a teorizar la posibilidad de un pasaje apenas oculta de las direcciones sindicales y la
del viejo al “nuevo orden”, salvando la conti- pasividad del resto de la clase obrera italiana.
nuidad histórica y dejando inmutable el centro 7. La derrota del movimiento conciliar y el
estructural del despotismo, o sea la fábrica con acceso al poder del fascismo coincidió con la
su racionalidad capitalista, con su organización derrota del sovietismo en toda Europa, excep-
autoritaria, con su parcelización y alienación del to Rusia, y obligó a un replanteo global de una
trabajo. El proceso revolucionario que él conci- estrategia hasta entonces de ofensiva. Gramsci
be acaba así por coincidir con una revolución fue sin duda el marxista “occidental” que más
como evolución (Cf. Tomasetta, 1971: 222). profundamente indagó sobre las causas de
Esta limitación del pensamiento del Gramsci esta derrota y las lecciones que ella arrojaba.
ordinovista, que oscilaba entre el espontaneís- En 1919 sus concepciones se fundaban en la
mo controlado de Rosa Luxemburg y el cen- creencia de que el capitalismo habría de de-
tralismo organizado de Lenin, que no siempre rrumbarse rápidamente y de que el movimiento
lograba distinguir claramente los consejos de los consejos desembocaría en la dictadura
como “órganos técnicos de la producción y del del proletariado. La maduración en la clase
ordenamiento industrial” de los consejos como obrera de una voluntad del poder, de una fé-
“órganos políticos de la clase obrera en lucha rrea disposición hacia la conquista del Estado
contra el capital”, que poniendo el acento en la mostraba como una clase hegemónica, o sea
el crecimiento de la clase como sujeto político como el sujeto político directo del proceso re-
directo subestimaba la importancia de la for- volucionario. Frente a ella, al partido le corres-
mación y de la organización del partido históri- pondía actuar como una vanguardia intelectual
co de la clase obrera, era también la limitación y moral, como un instrumento de educación y
práctica del movimiento, como se evidenció de dirección política, de síntesis ideológica de
bastante nítidamente cuando la realidad na- una conciencia que no necesitaba de mediacio-
cional demostró estar más atrasada que la nes puesto que surgía de la propia experiencia
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci137

de la clase, de su autoidentificación como al- capital tienden ineludiblemente a suscitar. Es


ternativa revolucionaria. Luego de la derrota esta concepción la que le impide compartir las
del movimiento obrero, el acento se desplaza- posiciones ideológicas que caracterizaron a los
rá de la clase al partido, a la necesidad de la partidos comunistas desde la muerte de Lenin.
formación de un núcleo dirigente del prole- Aun cuando su atención se desplaza de la clase
tariado italiano, capaz de soportar las duras al partido, la hipótesis gramsciana de la organi-
condiciones impuestas por el fascismo y a la zación revolucionaria es radicalmente distinta
vez de crear, mediante una permanente labor de la estalinista, instituida como teoría y prác-
de interpretación de la realidad, las bases para tica de la III Internacional.
una nueva expansión de las energías proleta- Si el sujeto de la acción revolucionaria no es
rias. Sin embargo, la temática de la democra- buscado en el interior de la clase, sino fuera,
cia obrera y de las instituciones propias de la en una vanguardia política externa, esta tie-
clase recorre como un hilo rojo el conjunto de ne en sí misma su principio de legitimación.
sus meditaciones. Se mantiene en lo esencial la La relación entre ser social y conciencia, en-
exigencia de un “impulso de base”, la intuición tre clase y dirección política es puramente de
de la revolución como un proceso en el cual el “exterioridad”: la verdad deja de estar en la
proletariado se expresa a través de sus propios experiencia de la clase para situarse en una
organismos de masas, autónomos, abiertos conciencia teórica que permanece externa a
a todas las corrientes revolucionarias y prefi- ella. Se comprende entonces por qué una con-
guradores de la nueva sociedad. Un elemento cepción “vanguardista” tiende siempre a criti-
constante de su pensamiento, desde L’Ordine car y denunciar toda acción espontánea de las
Nuovo hasta los Cuadernos de la Cárcel, es su masas y a establecer una relación pedagógica
hipótesis (de aliento luxemburguiano) del ca- y abstracta con ellas. Lo paradójico es que el
rácter no jacobino sino de masas, no tanto polí- rechazo de la espontaneidad obrera, que no es
tico como “social”, del proceso revolucionario, sino una forma encubierta de negar el valor de
el cual nace en los lugares de trabajo y se nutre su autonomía como clase que debe aspirar a la
ininterrumpidamente de los fermentos espon- conquista de la hegemonía en la sociedad, des-
táneos de lucha que las condiciones contradic- emboca en una inconsciente sumisión política
torias en que se desenvuelve la producción del al “espontaneísmo”, mediante el expediente
138 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de distorsionar el significado real de los movi- primer plano la función educativa y de direc-
mientos concretos de las masas. De ese modo, ción política del partido a fin de elevar el gra-
cada lucha por reivindicaciones parciales y do de conciencia y de experiencia política de la
hasta corporativas es considerada como ex- clase o, dicho de otro modo, a fin de estimular
presión madura de una conciencia de clase ya su conversión en clase revolucionaria. Pero
existente sobre la cual basta insertar la acción esta tarea es posible a condición de que no se
revolucionaria de la “vanguardia”. intente comunicar desde el exterior la concien-
Para Gramsci, al igual que para Rosa cia (cual si fuera el espíritu absoluto) a las ma-
Luxemburg (1967 [1907]) o el Lenin sovietis- sas. Si una organización política revolucionaria
ta de Las Tesis de abril (Lenin, 1975 [1917]) es colocada por la fuerza de los hechos en una
y de la Revolución de Octubre, el acento debe relación de exterioridad con la clase, resultaría
ser puesto en el agente social directo, en el al fin inevitable su degeneración en una secta
proletariado, porque únicamente así se puede doctrinarista y políticamente ineficaz, en la so-
llegar a establecer una dialéctica entre clase y ciedad burguesa, y en una nueva clase dirigente
dirección política, entre partido y organismos incontrolable y reaccionaria allí donde hubiera
de democracia obrera, que alimentada por una conquistado el poder. Solo se puede llegar a
forma permanente de revolucionarización so- ser dirigente desde el interior de la lucha de
cial3 impida al partido convertirse en un cuerpo masas, puesto que es únicamente allí donde la
separado y extraño a la clase. Poner el acen- fusión de la espontaneidad social con la direc-
to sobre el proletariado significa colocar en ción consciente crean los puentes qua permite
el pasaje del “saber al comprender y al sentir”
y viceversa, y donde, con términos de Marx, el
3 Este es el elemento concreto que aporta el maoís- educador acaba también por ser educado4.
mo y que significa un retorno a la idea marxiana de la
“revolución en permanencia”, de la sociedad comunista
como radicalmente distinta y destructiva de la socie- 4 Cf. el fragmento de Gramsci (Aricó y otros, 2014)
dad burguesa. Cf. al respecto los trabajos de Bettelheim sobre el pasaje del saber al comprender y viceversa, del
(Aricó y otros, 2014) que incorporamos infra y el N° 23 sentir al comprender y al saber, reproducido infra. En el
de los Cuadernos de Pasado y Presente dedicado a La fondo, constituye una glosa de la idea de Marx expuesta
revolución cultural china (Collotti Pischel, 1971). en la 3° Tesis sobre Feuerbach: “La teoría materialista
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci139

8. La función propia de la organización polí- revolucionaria, crea instituciones de diverso


tica que se da el proletariado en su lucha contra orden que desempeñan la función de defender
el capitalismo es recoger, educar, disciplinar y sus intereses frente al capital (sindicatos, etc.)
generalizar los fermentos de espontaneidad de o de concentrar la experiencia teórica de sus
clase (que no son siempre los mismos, que im- luchas y la conciencia clara del antagonismo
plican distintos grados y niveles de dirección irreconciliable que divide a burguesía y pro-
consciente en su interior, que no pueden ser letariado (el partido político). Pero cuando la
analizados como si la historia, el espacio, la clase obrera se identifica a sí misma como al-
educación, los medios de comunicación de ma- ternativa revolucionaria aparece la necesidad
sas, etc., etc., no existieran), transformándolos de formas organizativas autónomas y unitarias,
en una voluntad colectiva que se exprese autó- con la doble función de órganos de contrapo-
nomamente como clase. Pero no puede hablar- der en la sociedad capitalista y de instrumentos
se de autonomía si la clase no se expresa y solo de formación de las masas en la autogestión so-
puede hacerlo a través de sus propios órganos cialista. A partir de estas organizaciones puede
de democracia obrera. Es la organización la concebirse la formación de un nuevo bloque
que media entre la clase y su conciencia, pero histórico revolucionario, que eluda las limita-
la experiencia histórica del proletariado ha ciones de las estrategias con las que se intentó
demostrado que esa organización no puede destruir el poder del capitalismo aquí y en el
ser identificada con el partido. La clase obre- resto del mundo.
ra, en su pasaje de fuerza de trabajo a clase Resulta difícil concebir el triunfo de una
revolución socialista sin un previo desarrollo
del cambio de las circunstancias y de la educación olvida
democrático del movimiento obrero, sin una
que [a] las circunstancias las hacen cambiar los hombres construcción desde la base de órganos propios
y que el educador necesita, a su vez, ser educado. Tiene, y autónomos. ¿Cómo encarar esta labor cuan-
pues, que distinguir en la sociedad dos partes, una de las do la cúspide sindical reformista y burocrática
cuales se halla colocada por encima de ella. La coinci- (o directamente gansteril) es capaz de absor-
dencia del cambio de las circunstancias con el de la ac-
tividad humana o cambio de los hombres mismos sólo
ber o destruir los fermentos de democracia de
puede concebirse y entenderse racionalmente como base? ¿Cómo lograr que dichos fermentos des-
práctica revolucionaria” (Marx, 1970: 666). emboquen en organismos de impugnación del
140 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sistema sin que puedan ser aislados y destrui- idea es la de la revolución como un proceso so-
dos? ¿Cómo establecer una dirección política cial, producto de la maduración de las masas
que no sea la realización de un “proyecto exte- que tienden a superar su condición de clases
rior”, sino la indicación de un objetivo aceptado subalternas para asumir el control total de la
por las masas, porque primero estuvo sometido sociedad. En este caso, reflexionar sobre la ex-
prácticamente a la necesaria confrontación y periencia sovietista en general, y la de Gramsci
crítica de sus motivaciones? ¿Cómo construir en particular, sobre su visión de los consejos
una fuerza capaz de sintetizar el potencial de como instituciones políticas de las masas gene-
lucha de las masas trabajadoras, superando las radoras de un orden nuevo, tiene un enorme in-
limitaciones teóricas y prácticas de las “van- terés teórico y práctico también para nosotros,
guardias externas” a la clase? En las condicio- por cuanto nos ayuda a reformular y analizar
nes actuales de la lucha de clases en nuestro desde una perspectiva original los problemas
país, todos estos son problemas abiertos que abiertos por la etapa actual de maduración de
exigen mucho más una dilucidación teórica y la conciencia de clase y de las luchas obreras
práctica (basada en la confrontación crítica de en la sociedad argentina.
toda la experiencia socialista y revolucionaria)
que la aplicación de supuestas fórmulas teóri-
cas definitorias. Pero hay algo que la dureza de Bibliografía5
la lucha política tiende a hacer olvidar y que
no obstante es lo único que puede dar sentido Aricó, J. y otros 2014 Revista Pasado y
a una acción política de izquierda. Para que la Presente: edición facsimilar (Buenos
destrucción de la sociedad burguesa desembo- Aires: Ediciones BN) T. I y II.
que en la liberación del proletariado y, con él, Bettelheim, Ch. 1971 “China y URSS: dos
de la humanidad, para que una transformación modelos de industrialización” en Collotti
radical resulte ser verdaderamente socialista y Pischel, E. et al. 1971 La revolución
no un trágico regreso a nuevas formas de ex-
plotación social, es preciso partir de una hipó-
tesis conductora, de una idea-fuerza que fije su
impronta desde el comienzo de la lucha. Esa 5 [Elaborada para la presente edición].
Espontaneidad y dirección consciente en el pensamiento de Gramsci141

cultural china (Córdoba: Cuadernos de Gramsci, A. 1973 (1920) “El programa de


Pasado y Presente N° 23). L’Ordine Nuovo” en Pasado y Presente
Collotti Pischel, E. et al. 1971 La revolución (Córdoba) Año IV, N° 1: 129-135, nueva
cultural china (Córdoba: Cuadernos de serie, abril-junio.
Pasado y Presente N° 23). Gramsci, A. 1975 Quaderni de carcere (Turín:
Lenin, V. I. 1975 (1917) Las Tesis de abril Einaudi).
(Buenos Aires: Anteo). Gramsci, A. 1977 “Escritos políticos (1917-
Luxemburg, R. 1967 Reforma o revolución 1933) (México: Siglo XXI).
(México: Grijalbo). Gramsci, A. 2000 “Espontaneidad y dirección
Gramsci, A. 1952 Passato e Presente (Turín: consciente” en Cuadernos de la cárcel
Einaudi). (México: Era) T. 2 [Ed. crítica de V.
Gramsci, A. 1955 L’Ordine Nuovo (Turín: Gerratana].
Einaudi). Marx, K. 1970 “Tesis sobre Feuerbach” en La
Gramsci, A. 1971 La costruzione del partito ideología alemana (Barcelona: Grijalbo).
comunista (1923-1926) (Turín: Einaudi). Salvadori, M. 1972 Orígenes y crisis del
Gramsci, A. 1973 “Espontaneidad y dirección sovietismo (Córdoba: Cuadernos de Pasado
consciente” en Pasado y Presente y Presente N° 33 Consejos obreros y
(Córdoba) Año IV, N° 1: 136-139, nueva democracia socialista).
serie, abril-junio. Spriano, P. 1963 “Introduzione” en Antologia
Gramsci, A. 1973a (1919) “Democracia obrera” dell’Ordine Nuovo (Turín: Einaudi).
en Pasado y Presente (Córdoba) Año IV, N° Tomasetta, L. 1971 “I Consigli di fabbrica
1: 103-106, nueva serie, abril-junio. nel Gramsci ordinovista” en Problemi del
Gramsci, A. 1973b (1919) “La conquista del Socialismo, N° 2/3: 222.
Estado” en Pasado y Presente (Córdoba)
Año IV, N° 1: 106-110, nueva serie,
abril-junio.
Nueve lecciones de economía
y política en el marxismo*
Lección cuarta

Tema III (primera clase) todavía no ha sido abordado con suficiente am-
plitud como para que de ese análisis surja con
Hasta ahora hemos analizado el tipo de aproxi- mucha más claridad de lo que se puede expo-
mación al marxismo que se operó en un centro ner aquí, qué sesgo dio al pensamiento de Marx
de pensamiento de excepcional importancia el conocimiento parcial que de su obra tenía
como fue Alemania y que estuvo vinculado a Engels y la influencia preponderante que en él
la gestación y desarrollo de la socialdemocra- tuvieron ciertos filones ideológicos y culturales
cia más potente de Europa. Este proceso ad- predominantes en la cultura europea de finales
quirió una importancia excepcional porque su del siglo pasado.
gestación contó con la ayuda y con la directa Ahora trataremos de ver cómo se produjo la
participación de Engels en la última época de aproximación al marxismo en la socialdemocra-
su vida. Así que el análisis de cómo se aproxi- cia rusa. De entrada debemos decir que aunque
ma al marxismo la socialdemocracia alemana estamos frente a un complejo nacional mucho
tiene importancia porque nos lleva a encontrar más retrasado desde el punto de vista econó-
ciertas diferenciaciones en el propio cuerpo mico social, su problemática teórica fue mucho
teórico de los dos pensadores que gestaron más avanzada que la de la socialdemocracia
y conformaron la doctrina marxista. De paso alemana. ¿Por qué fue más avanzada? Bueno,
aclaro que el tema de la diferencia entre el pen- ese es un mundo de problemas muy amplio y
samiento de Marx y el pensamiento de Engels cuyas respuestas pueden sernos útiles si noso-
tros queremos referirnos luego a otros centros
de formación del pensamiento marxista, como
* De la edición: Aricó, J. M. 2011 Nueve lecciones de
economía y política en el marxismo (México: El Cole- Asia o América Latina. Debemos tener en cuen-
gio de México) Lecciones cuarta, quinta y octava. ta que el marxismo entra en Rusia cuando ya
144 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

se ha afirmado como doctrina internacional de virtud de las relaciones que establece con los
la clase obrera, vale decir Rusia se beneficia de movimientos políticos todo pensamiento doc-
la expansión del marxismo en el circuito euro- trinario tiende a mitificarse, tiende a responder
peo. Luego otros países, como China, se benefi- a un nudo de problemas y a eludir otros. Si las
ciarán a su vez de esta penetración del marxis- nuevas preguntas son complejas y diferentes
mo ya no solo en el circuito europeo sino tam- obliga a ese pensamiento a desmitificarse. Si
bién en el circuito ruso, con lo cual pudo darse esto es cierto no hay que temer excesivamen-
una situación donde a pesar de la primitividad te por la mitificación del marxismo: la emer-
del desarrollo del movimiento social y del re- gencia de la vida real, de la realidad política y
traso del desarrollo de la formación económica social, obliga siempre a un desarrollo. Lo que
se lograron avances teóricos en el pensamien- pasa es que no siempre solemos comprender
to marxista, hecho que contradice la tendencia cómo “desarrollo” no significa “liquidación” de
a pensar que el marxismo es un simple reflejo un pasado teórico, ni tampoco crisis de ese pa-
especulativo de las contradicciones de clase y sado teórico.
del desarrollo del movimiento social. Aunque A fines del siglo pasado se discutía en Rusia
está vinculada, por nexos causales o de otro la posibilidad del desarrollo del capital, la fun-
tipo con las formaciones económicas sociales ción del mercado interno, las relaciones entre
de las cuales surge, un cuerpo teórico puede producción y consumo; de modo que la discu-
desarrollarse independientemente de esas for- sión sobre la posibilidad de gestación o la pre-
maciones sociales. Países arrasados se benefi- sencia ya de un desarrollo capitalista en Rusia
cian así del desarrollo de la teoría que se pro- obligó a adoptar puntos de partida radicalmen-
duce en los países más avanzados en el sentido te distintos de los que tenía la socialdemocra-
capitalista. Pero en concreto, en Rusia también cia alemana, aferrada ciegamente a dos textos
ocurría otra cosa: la situación rusa le planteaba teóricos: el capítulo sobre la acumulación ori-
al marxismo un nudo de problemas tan extre- ginaria, en El Capital (Marx, 1980), y los ca-
madamente complejos, que para responderlos pítulos del Anti-Dühring (Engels, 1964) donde
el marxismo debía desarrollarse. Los aconteci- se examina el tránsito del socialismo de la uto-
mientos en Rusia plantearon al marxismo un pía a la ciencia. Como la socialdemocracia ale-
reto que me explico de la siguiente manera: en mana se enfrentaba a una sociedad capitalista
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta145

estructurada, se le planteaba el problema de las democrática; el Estado ruso reflejaba cada vez
formas de paso a una sociedad socialista. De más los intereses de las nuevas clases sociales
ahí que el centro de su discusión fuera el pro- que se estaban constituyendo en su interior. En
blema de si la sociedad capitalista tenía o no lugar de un gendarme colocado por encima de
límites, si se debía o no derrumbar. En el caso la sociedad, el Estado ruso se orientó cada vez
de la socialdemocracia rusa la discusión era más a aproximarse a los grupos burgueses que
otra; se enfrentó con interlocutores que pre- se fueron constituyendo en su propio interior.
guntaban si era o no posible un desarrollo del Vale la pena señalar rápidamente algunas
capitalismo en Rusia. La posición de la social- características de la Rusia de aquella época,
democracia alemana frente a Rusia heredaba cuál era su tipo de estructura agraria, advertir
las posiciones asumidas por Marx y Engels en la poderosa presencia de la obschina (comu-
el año 1848, en la época de la revolución. La so- na rural), el hecho de que los siervos estaban
cialdemocracia alemana tenía una concepción “atados” a la tierra, es decir el hecho de que el
de tipo podría decirse “naturalista” del derrum- tipo de usufructo de la tierra era una herencia
be del imperio zarista. Ese derrumbe debía pro- de formaciones comunitarias anteriores y que
ducirse por dos elementos centrales: o por los no existía como tal la propiedad del suelo. Los
golpes que provocaría a ese baluarte zarista la terratenientes no eran dueños de los siervos
revolución europea, vale decir una revolución que estaban atados a la gleba; o, dicho de otro
proveniente del exterior a través de una guerra, modo, entre siervos y tierra había una unidad
o por una lenta disgregación interna que con- indisoluble, y los terratenientes solo podían
duciría a muy largo plazo a la sustitución del usufructuarla por mediación de los siervos.
zarismo por ignoro qué otra forma de gobierno Además de este tipo de propiedad estaba la co-
liberal. Lo que veía entonces la socialdemocra- muna rural rusa, donde existía una suerte de
cia alemana eran los rápidos pasos adelante reparto anual de la tierra como forma degene-
que se estaban dando en Rusia y que habrían rada de formas comunitarias anteriores. La tie-
de conducir a la conformación de una socie- rra se redistribuía anualmente entre el conjun-
dad, al igual que la europea, capitalista. Ya ha- to de los campesinos con relación a la cantidad
cia finales del siglo pasado Rusia había dejado de personas que formaban cada familia campe-
de ser el simple gendarme de la antirreacción sina. Es esto lo que viene a tratar de destruir
146 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la reforma zarista de 1861, al emancipar a los toda la discusión sobre el destino futuro del
siervos de la tierra y establecer un impuesto a país giró en torno al enfrentamiento de ambas
los campesinos con el propósito de despojar- corrientes.
los del usufructo de la tierra. El Estado ruso Pero, ¿cuál fue la actitud de Marx y de Engels
intentaba así abrir el paso a un desarrollo más y del marxismo europeo, en general, frente a las
acelerado del capitalismo, a la vez que obtenía perspectivas revolucionarias en Rusia? ¿Hasta
los fondos necesarios para reequilibrar un pre- qué punto se mantuvieron sus posiciones ini-
supuesto seriamente afectado por su derrota ciales cuando en momentos de la crisis revolu-
en la Guerra de Crimea. cionaria del 48 manifestaron un desprecio to-
En este proceso de diferenciación que se tal por los pueblos eslavos? Permítasenos una
da en el campo, y en la gestación en principio digresión al respecto, tanto más necesaria por
débil y luego extremadamente concentrada el hecho de que, como veremos, las complejas
de la actividad industrial en las ciudades, iba relaciones que Marx sostuvo con el movimien-
apareciendo un proletariado en torno al cual to democrático y revolucionario ruso posibili-
comenzaba a diferenciarse y a cambiar una taron que en todo el debate entre marxistas y
discusión histórica en el seno del pensamiento populistas estuviera como trasfondo teórico
social ruso. El centro de interés, ocupado an- la adhesión a buena parte del pensamiento de
tes por el campesinado, se desplazará hacia el Marx, que tanto unos como otros manifestaban
análisis del papel del proletariado industrial en públicamente.
Rusia. Fue esta problemática la que daría lugar En la visión que Marx y Engels tenían de
luego a la formación de los primeros núcleos las diversidades nacionales un elemento que
de socialdemócratas rusos allá por los años aparece con alguna frecuencia es el de ciertas
ochenta. El antiguo debate entre occidentalis- características nacionales consideradas como
tas y eslavistas, que durante largos años divi- elementos constantes que definen una idiosin-
dió al espíritu público ruso en dos tendencias crasia particular, una suerte de atributo inmodi-
antipódicas, se recreaba ahora de distinta ficable o de “genio nacional”. Esta idea román-
manera pero con resonancias idénticas en las tica de la existencia de un genio nacional sub-
divergencias entre los llamados “populistas” y yace en una concepción que, como la de Marx,
los incipientes “marxistas” rusos. En adelante tendía por la propia lógica de su razonamiento
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta147

a considerar las diversidades nacionales como el primer país donde se traduce El Capital
fenómenos superables. No es este el problema (Marx, 1964). La presencia de un movimiento
que analizamos aquí, solo quiero recordar que político como el de los populistas, basado en
el desprecio que Marx y Engels sentían por el su doctrina, y el interés que presentaba la for-
zarismo los llevaba a tener una actitud de des- mación agraria rusa para el análisis de un pro-
precio también para con los rusos, actitud de blema que lo obsesiona en sus últimos años,
desprecio que en el terreno de la lucha política llevó a Marx a prestar una creciente atención
impregnó al fuerte antagonismo planteado en por Rusia. El reexamen del problema de la
la Primera Internacional entre Marx y Bakunin. renta agraria, de la relación entre agricultura
Si el Imperio ruso fue la fuerza que reprimió las y la industria en el seno del capitalismo, la na-
revoluciones nacionales en Europa, la concep- turaleza de los países agrarios y su relación
ción paneslavista que sostenía Bakunin servía, con los países industriales, impulsaron a Marx
más allá de las intenciones de este, para justi- a estudiar con más detenimiento algunas zo-
ficar la acción de gendarme que desplegaba el nas y en particular a Rusia. Marx comienza a
Imperio ruso. Amparados en la bandera panes- estudiar ruso para poder leer a ciertos auto-
lavista los soldados rusos reprimieron la revo- res, entre otros a Chernichevski. Se empapa
lución en Hungría y en otras partes de Europa, de toda la tradición del pensamiento liberal y
contribuyendo así decisivamente al triunfo de democrático ruso y establece relaciones con
la reacción que siguió a los sucesos de 1848. ciertas personalidades. La correspondencia
A medida que se comienza a discutir sobre de Marx con los rusos se torna cada vez más
la posibilidad de la disolución de las comunas extensa y en el interior de lo que fue un amplio
agrarias y comienza a surgir una inteligencia intercambio de ideas aparece una serie de re-
radicalizada en las ciudades, las ideas marxis- flexiones de Marx que lo llevan necesariamen-
tas predominantes en Europa occidental pe- te a alejarse de cierto eurocentrismo caracte-
netraron también en Rusia. En la década de rístico de su pensamiento hacia la década de
los sesenta, Marx descubre con sorpresa que los cincuenta, cuando privilegiaba, por ejem-
sus más fieles discípulos no se reclutaban ni plo, el papel del capitalismo inglés en la con-
en Inglaterra, ni en Francia, ni en Alemania, formación del capitalismo en la India. Marx
sino en Rusia. Luego de Alemania es Rusia comienza a vislumbrar la forma que adquirió
148 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el desarrollo del capitalismo en los países con a Marx planteándole este problema lo obligan
predominio de estructuras agrarias y estructu- a reflexionar sobre algunas intuiciones que ya
ras campesinas fuertemente consolidadas. El se habían manifestado en trabajos anteriores.
hecho es que a partir de los setenta se produ- El trabajo en el que pretendió no solo res-
ce en Marx una aproximación al pensamien- ponder a sus corresponsales sino ante todo
to populista, es decir al pensamiento de una aclararse a sí mismo este complejo problema
corriente política que expresaba la ideología teórico-político, quedó en borrador. Una prue-
de los campesinos rusos, que teorizaba la na- ba de las dificultades con que se enfrentaba la
turaleza y la importancia del movimiento cam- proporciona el hecho de que no pudiera con-
pesino ruso. Se llamaban populistas porque su cluirlo, que redactara cuatro variantes y que
consigna era ir hacia el pueblo, buscar en el optara finalmente por enviarle a Vera Zasúlich
pueblo la verdad primigenia, las fuerzas mo- una breve carta donde reiteraba conceptos ya
rales para la regeneración de la sociedad rusa; expuestos en otra carta anterior dirigida a la
fue tal la fascinación ejercida por la teoría redacción de la Otiechéstvennie Zapiski. Marx
marxista entre los populistas que hacia el año (1964: 711-712) escribió:
1880 el único hombre que podía decidir sobre
quiénes tenían razón en el interior de Rusia, Para poder enjuiciar con conocimiento propio
sobre si la comuna rusa podía desarrollarse las bases del desarrollo de Rusia, he aprendido el
o estaba condenada necesariamente a desin- ruso y estudiado durante muchos años memorias
tegrarse para abrir el paso al capitalismo, so- oficiales y otras publicaciones referentes a esta
bre si la presencia de la comuna significaba la materia. Y he llegado al resultado siguiente: si
posibilidad de abreviar el doloroso parto de Rusia sigue marchando por el camino que viene
una sociedad más justa eludiendo el camino recorriendo desde 1861, desperdiciará la más her-
del capitalismo, el único hombre que podía re- mosa ocasión que la historia ha ofrecido jamás a
solver esta discusión planteada en el interior un pueblo para esquivar todas las fatales vicisitu-
del pensamiento democrático ruso era Marx. des del régimen capitalista.
Por eso cuando el grupo de Ginebra de los
populistas rusos, formado por Vera Zasúlich, El capítulo de mi libro que versa sobre la acumu-
George Plejánov, Axelrod y Deutsch escriben lación originaria se propone señalar simplemente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta149

el camino por el que en la Europa Occidental Ahora bien, ¿cuál es la explicación que mi crítico
nació el régimen feudal capitalista del seno del puede hacer a Rusia de este bosquejo histórico?
régimen económico feudal. Expone la evolución Solamente esta: si Rusia aspira a convertirse en
histórica a través de la cual los productores fue- un país capitalista calcado sobre el patrón de los
ron separados de sus medios de producción para países de la Europa Occidental –y durante los úl-
convertirse en obreros asalariados […], mientras timos años hay que reconocer que se han infligido
los poseedores de estos medios se convertían en no pocos daños en ese sentido–, no lo logrará sin
capitalistas […]. Hasta hoy, esta expropiación antes convertir en proletarios a una gran parte de
solo se ha llevado a cabo de un modo radical en sus campesinos; y, una vez que entre en el seno
Inglaterra […]. Pero todos los países de la Europa del régimen capitalista, tendrá que someterse
Occidental están pasando por la misma evolu- a las leyes inexorables, como otro pueblo cual-
ción, etc. […] Al final del capítulo, se resume la quiera. Esto es todo. A mi crítico le parece, sin
tendencia histórica de la producción diciendo embargo, poco. A todo trance quiere convertir mi
que engendra su propia negación con la fatalidad esbozo histórico sobre los orígenes del capitalis-
que caracteriza a los cambios naturales, que ella mo en la Europa Occidental en una teoría filosófi-
misma se encarga de crear los elementos para un co-histórica sobre la trayectoria general a que se
nuevo régimen económico al imprimir simultá- hallan sometidos fatalmente todos los pueblos,
neamente las fuerzas productivas del trabajo so- cualesquiera que sean las circunstancias históri-
cial y el desarrollo de todo productor individual cas que en ellos concurran, para plasmarse por
en todos y cada uno de sus aspectos un impulso fin en aquella formación económica que, a la par
tan poderoso, que la propiedad capitalista, la cual que el mayor impulso de las fuerzas productivas,
descansa ya en realidad en una especie de pro- del trabajo social, asegura el desarrollo del hom-
ducción colectiva, solo puede transformarse en bre en todos y cada uno de sus aspectos.
propiedad social. Y si esta afirmación no aparece
apoyada aquí en ninguna prueba, es por la senci- Un poco más adelante señala la necesidad de
lla razón de que no es más que una breve recapi- estudiar por separado cada fenómeno históri-
tulación de largos razonamientos contenidos en co, para luego compararlos entre sí y poder en-
los capítulos anteriores, en los que se trata de la contrar la clase que los explica, agregando que
producción capitalista. este es un resultado que jamás podría lograrse
150 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

si se parte de la clave universal de una teoría negaba la razón y los borradores sobre el desti-
general de filosofía de la historia, “cuya mayor no de la comuna rural rusa apenas se exhuma-
ventaja reside precisamente en el hecho de ser ron en 1926), el hecho es que sus reflexiones
una teoría suprahistórica” (Marx, 1964: 712). continuaban otras reflexiones anteriores que
Es evidente que una respuesta semejan- una lectura cuidadosa de sus escritos econó-
te venía a alentar las concepciones teóricas micos hubiera permitido evidenciar. Qué poca
y políticas de los populistas frente a sus de- importancia concedían Marx y Engels al redu-
tractores marxistas. Fueron precisamente cido grupo de marxistas “ortodoxos” rusos que
aquéllos los que publicaron en su periódico decía seguir sus enseñanzas, lo demuestran
Viestnik Naroda Volia la carta de Marx (1964) las relaciones de Engels con Plejánov. Cuando
al Otiechéstvennie Zapiski poco tiempo des- este le envía su libro acerca de la concepción
pués de su muerte, y quienes la utilizaron como monista de la historia, Engels responde con
pieza teórica fundamental en el debate sobre un simpático acuse de recibo, aunque luego,
el destino histórico del capitalismo que preo- en una carta a Kautsky, se permite irónicos
cupó a la intelectualidad rusa de fines del siglo comentarios sobre el grupo de los “marxis-
pasado1. tas” rusos. Para Engels, los verdaderos revolu-
Si bien la carta a Vera Zasúlich permaneció cionarios rusos, los que luchaban con valor y
inédita (en realidad, en el tiempo que medió energía por la destrucción del zarismo eran los
entre su carta y la respuesta de Marx (1926 populistas. Y al pequeño grupo de marxistas
[1881]), Zasúlich se había vuelto marxista y rusos exiliados en Ginebra y capitaneados por
consideró conveniente ocultar un texto que le Plejánov los contemplaba con la extrañeza de
quien admira una flor exótica.
Retomando el tema luego de esta extensa
1 Aricó mostró un gran interés por este debate, que se digresión, conviene recordar que el debate sus-
expresó en la edición de dos publicaciones: Escritos so- citado en la Rusia de fines de siglo pasado ya
bre Rusia II. El porvenir de la comuna rural rusa (Marx no giraba en torno al problema de si era posible
y Engels, 1980) [en el que entre otros materiales publicó
los borradores completos de la respuesta de Marx a Vera
o no un desarrollo de tipo capitalista en dicho
Zasúlich]; Correspondencia (1868-1895) (Marx, Daniel- país, sino acerca del ritmo de ese desarrollo
son y Engels, 1981) [Nota del primer editor]. en las condiciones peculiares de una sociedad
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta151

abrumadoramente rural. Los populistas no ne- las dimensiones del proletariado industrial,
gaban que el capitalismo se estuviera desarro- etc. Lo que estaban discutiendo era otra cosa;
llando en Rusia; no eran unos tontos impeni- si el ritmo de desarrollo del capitalismo en
tentes empeñados en desconocer la realidad. Rusia era extremadamente débil, las fuerzas
Economistas populistas como Vorontsov y políticas podían actuar en el sentido de invertir
como Danielson, por ejemplo, con el último o frenar esa tendencia, esa “necesidad natural”
de los cuales Marx y Engels sostienen una que a la larga había de imponerse. De modo que
estrecha correspondencia (Marx, Danielson, la discusión versaba más sobre términos políti-
y Engels, 1981), eran pensadores tan capaces cos: en qué clase se depositaba el centro de la
como Bulgákov o Tugan-Baranovski, máximos actividad política, sobre qué lugar se ponía el
exponentes de una escuela económica rusa, peso fundamental de la actividad.
adversa al populismo, dedicada fundamental- La discusión giraba en torno a los proble-
mente al examen de problemas derivados de mas del ritmo de desarrollo del capitalismo en
la economía política clásica y la introducción Rusia y a cómo gravitaba este ritmo de desarro-
de métodos matemáticos; era por supuesto llo sobre el proceso de descomposición de la
una escuela consistente y teóricamente muy obschina, es decir de la comuna agraria rusa.
desarrollada. La discusión que viene luego so- En el interior de Rusia se estaba operando el
bre la validez de los esquemas de reproducción surgimiento de una industria urbana, protegi-
del capital establecido por Marx en el segundo da fundamentalmente por el Estado a través de
tomo de El Capital (1980) se hace casi exclusi- una serie de mecanismos financieros, y se esta-
vamente en Rusia y compromete a lo mejor del ba produciendo además la penetración del ca-
pensamiento económico ruso. Si ustedes, por pitalismo en el campo, acelerado por la política
ejemplo, leen La acumulación del capital de de emancipación de los siervos. Al separarse a
Rosa Luxemburg (1967), podrán observar que los siervos de la tierra, esta se convertiría en
hay una sección especial dedicada a recons- una mercancía. Es decir podía ser comprada o
truir esa discusión suscitada en el interior de vendida.
Rusia. De manera que insistían en decir que los Es a través de este proceso de compra-venta
populistas no eran necios que se negaban a ver de la tierra, derivado de las disposiciones que
que surgían fábricas, que crecían lentamente emancipaban a los siervos, que se va operando
152 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una diferenciación interna en el campesinado. la explotación desmedida (prolongadas jorna-


Surgen las consabidas capas parasitarias (usu- das de trabajo, multas, persecuciones, humi-
rarias) que paulatinamente se van apropiando llaciones, etc.) de una clase trabajadora cada
de la tierra y conformaron una suerte de bur- vez más influida por el pensamiento marxista.
guesía rural, que en Rusia se denominan ku- Mientras los gérmenes del movimiento socia-
laks. Se opera en síntesis, un proceso de “kula- lista se van conformando en la ciudad, la ex-
quización” del campo ruso y de diferenciación pansión del movimiento populista se asienta
social: aparecen campesinos ricos que pasan sobre el desarrollo del movimiento campesino
a ser burgueses kulaks, campesinos medios, ruso. Por los años de 1880-1895 se suscita una
campesinos pobres, campesinos sin tierra. fuerte polémica entre Tkachov, un demócrata
Ahora bien, este proceso va acompañado por ruso, y Engels. En esta discusión Engels mo-
fuertes movimientos campesinos, por luchas difica las concepciones expresadas por Marx
en el interior del campo ruso, luchas que ad- allá por el año 1848. El factor de disolución de
quieren una intensidad que hizo soñar a Engels la sociedad rusa y del zarismo ya no habría de
allá por el año 1880 en la posibilidad de una ser la guerra, aunque toda guerra puede cum-
revolución en Rusia como la francesa de 1789, plir en última instancia esa función. El fracaso
vale decir, con una revolución jacobina acom- de la insurrección polaca en 1863 significó para
pañada de una jacquerie campesina que abrie- Marx y Engels el fin de la creencia en la posi-
ra paso a una transformación social que podía bilidad de una guerra europea contra Rusia.
llegar a ser socialista en virtud de la debilidad Descartada tal posibilidad había que buscar
del Estado y de la burguesía rusa. los factores fundamentales de disolución del
Era este movimiento campesino el que es- zarismo en la propia sociedad rusa. Estos ele-
taba detrás de la expansión del populismo en mentos derivaban, para Engels, de la abierta
Rusia y hacía de este movimiento político un contradicción entre las sociedades polaca y
fenómeno de fuerte raigambre campesina. A rusa, puesto que Polonia no era entonces una
su vez, la gestación de la industria en la ciu- entidad nacional independiente. La presencia
dad sentaba las bases para el surgimiento de en Polonia de un potente movimiento nacio-
un movimiento socialista, en la medida que nal, que planteaba la liberación del yugo za-
esta industria se va desarrollando a base de rista y la unificación nacional, era un factor
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta153

importante de desestabilización del inmovilis- crisis de lo que Marx denominaba el “despo-


mo de la sociedad rusa. Es claro que la reivin- tismo oriental”, la crisis de este Estado auto-
dicación polaca no se extendía al conjunto del crático basado en la ausencia de la sociedad
imperio ruso; tenía presencia solo en una zona civil rusa era la forma que adquirirá en Rusia
geográfica determinada, pero la combinación la gestación de una nueva base social y po-
de esta reivindicación nacional polaca con los lítica de sustentación del Estado. Pero esta
procesos de transformación del mundo rural y crisis del despotismo oriental no tendía a ser
el desarrollo del movimiento campesino ruso resuelta como lo había hecho la burguesía en
creaban las condiciones para que la sociedad Inglaterra o en Francia, puesto que dicho sec-
rusa pudiera ser sacudida por una revolución tor social encontró formas de explotar las di-
que hiciera estallar todas sus contradicciones ficultades que para sostenerse tenía la propia
internas. Es en la respuesta a Tkachov donde autocracia. La fuerza social que podía cuestio-
Engels analiza cómo el sostén social del Estado nar y hasta liquidar al despotismo oriental era,
ruso comienza a diferenciarse fundamental- para Engels, el campesinado; la unión del mo-
mente de la etapa anterior: comienza a ser no vimiento campesino con la pequeña nobleza
solo como la gran nobleza rusa, sino también empobrecida representaba la fuerza política
como esta burguesía que se había conformado fundamental que aseguraría la caída del im-
de la gran burguesía urbana y la kulaquización perio de los zares. Al privilegiar al movimien-
del campo. to campesino es explicable que Engels no se
La descomposición de la comuna rusa pro- preocupara de los todavía débiles procesos de
vocaba el crecimiento de una burguesía rural; gestación de una clase obrera urbana que se
esta burguesía rural se apropiaba indirec- estaba operando en Rusia y subestimaba por
tamente de los beneficios que le otorgaba el ello la presencia política de la socialdemocra-
Estado a través de la imposición de la compra- cia rusa. Engels analiza en esta respuesta to-
venta de la tierra para favorecer el desarrollo das las formas peculiares que adoptaba la dis-
de los kulaks. Por otra parte, a través de una gregación de los modos de producción exis-
ayuda inmediata y directa el Estado creaba las tentes en Rusia dejando de lado el problema
condiciones para el desarrollo de la industria de la ciudad para dedicarse exclusivamente al
en la ciudad. Para Engels, en consecuencia, la examen del campo. La orientación dada por
154 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Engels a su análisis coincidía con el que por complejidad del problema de las fuerzas socia-
su parte estaba haciendo Marx (no sabemos les interesadas en la renovación o transforma-
hasta qué punto estaba él enterado) en los úl- ción de la sociedad zarista.
timos años de su vida. Una vez más se reitera aquí el hecho para-
La preocupación de estas charlas consis- dójico de que aun cuando el marxismo es o
te en ver qué nexo tienen con la realidad las pretende ser una teoría del movimiento obre-
formulaciones teóricas y cómo las demandas ro, todo movimiento obrero demasiado ten-
políticas obligan a la teoría a dar determinado sionado hacia una visión obrerista impide
sesgo; pero también cómo, a veces, un despla- que la teoría marxista se despliegue como tal.
zamiento en el plano teórico tiene a su vez con- Preocupados por los gérmenes de constitución
secuencias políticas. Estos desplazamientos de un proletariado autóctono, los marxistas
teóricos pueden llegar a ser graves si, como en ortodoxos rusos de fines del siglo pasado no
el caso de Rusia, es decir, de una suciedad don- supieron percibir en toda su complejidad la di-
de el 80% de la población eran campesinos, las ferenciación que se estaba produciendo en el
fuerzas políticas se despreocupan del proble- interior de Rusia. Esto es lo que no sabe ver
ma campesino. Rosa Luxemburg, ni tampoco Plejánov en úl-
El hecho de que Marx y Engels enfocaban tima instancia. Y el hecho de que tanto Rosa
fundamentalmente el problema campesino y Luxemburg como Plejánov se esfuercen por
no el problema de la ciudad tenía que ver con la fijar fechas más o menos precisas de gesta-
presencia decisiva del mundo rural en la socie- ción del proceso de desarrollo del capitalismo
dad rusa. Luego veremos como Rusia intenta en Rusia (ambos establecen como fecha la li-
compaginar ambos elementos: parte del punto beración de los siervos en 1861) los empuja a
de vista de la gestación de la clase obrera en la hacer coincidir el desarrollo del capitalismo en
ciudad rusa, para analizar desde esa perspecti- Rusia con determinada política concreta del
va el problema de los campesinos. Retengamos Gobierno, como si hubiera sido el Estado ruso
por ahora el hecho de que los marxistas orto- el creador del capitalismo en Rusia. Al estable-
doxos, es decir aquellos marxistas que más cer una fecha precisa y determinada para lo que
aferrados estaban a la ortodoxia de la social- en última instancia constituye todo un proceso
democracia alemana, no pudieron ver toda la histórico, oscurecen el trasfondo histórico de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta155

la lucha de clases y del desarrollo del capita- una coyuntura política determinada; al con-
lismo en Rusia. Como decíamos, Plejánov se fundirlas y al pensar que el Estado colocaba
desplaza desde posiciones populistas hacia los presupuestos económicos del capitalismo,
posiciones marxistas expresadas claramente Plejánov desbordaba de hecho y sin saberlo
en dos textos fundamentales en la polémica el campo teórico del materialismo histórico
contra los populistas: El socialismo y la lu- al convertir a la forma política en el elemento
cha política (Plejánov, 1976 [1884]) y Nuestras decisivo del proceso de gestación de una for-
diferencias (Plekhanov, 1885). Este último es mación económico-social. Plejánov se olvidaba
sin duda el trabajo más importante. En ambas del acelerado proceso de lucha de clases que
obras, Plejánov considera que el Estado sienta se estaba operando en el interior de la socie-
los presupuestos económicos del capitalismo a dad rusa. El concepto despotismo oriental, que
partir de su necesidad de equilibrar la aguda si- sirve a Marx y a Engels para definir la especifi-
tuación financiera que le ha planteado la derro- cidad de la estructura social y del Estado ruso,
ta de Crimea. Plejánov rechaza el argumento se convertirá, usado por Plejánov, en un esque-
populista de que la ayuda del Estado demostra- ma dentro del cual meterá toda la historia de la
ba la debilidad de la burguesía; los populistas conformación de la sociedad rusa desde Pedro
afirmaban que si la burguesía necesitaba para el Grande hasta la liberación de los siervos.
crecer y desarrollarse de la ayuda del Estado, El método de análisis de Marx, que se aplica
esto demostraba que era una burguesía precoz, a sociedades concretas en momentos concre-
de donde se permitieron concluir la artificiali- tos, que parte del presente, de la crítica de la
dad de todo el proceso. Para Plejánov el hecho ideología y de la crítica de la economía política
de que el Estado contribuyera al desarrollo de para analizar formaciones sociales determina-
la burguesía no constituía una novedad rusa, das, deja de disponer de toda la riqueza teórica
ya que el proceso de gestación del capitalis- que deriva de ese presente para convertirse en
mo en Europa había contado siempre de una la “teoría de un modelo” de modernización de
manera u otra, con un Estado que lo facilitaba. la sociedad rusa impuesto desde afuera y des-
El Estado, afirma, se comporta en todas partes de arriba a través del Estado. El hecho de que
de igual manera. Plejánov tiende a confundir Plejánov fijara en 1861 el inicio del desarrollo
lo que es una época histórica con lo que es del capitalismo en el imperio ruso convierte a
156 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la gestación y al desarrollo del capitalismo en estos fueran extremadamente lentos e impo-


una especie de “proyecto” que ensaya el despo- tentes para imponerse por sí mismos y para au-
tismo zarista para mantener su política militar tonomizarse. El papel del Estado, finalmente,
y exterior adecuándose así a los nuevos proble- aparece en consecuencia como el motor fun-
mas que planteaba el desarrollo del capitalis- damental. Debido a la derrota militar en 1857
mo en Occidente. el zarismo decide motu proprio emprender un
En resumen, para continuar siendo una po- camino fundado en el modelo occidental sobre
tencia mundial, una fuerza militar y represiva la base de la permanencia de las estructuras
en el plano interior como exterior, Rusia de- fundamentales de la autocracia. Adoptando
bía adecuarse a determinados parámetros que esta concepción Plejánov demuestra estar ata-
constituían las bases del poder del capitalismo do a una visión del desarrollo del capitalismo
occidental. El año de 1861 indica el punto de que deriva de ciertos módulos gestados en el
partida de este “plan”, de este “modelo de mo- interior de la socialdemocracia alemana; el
dernización” que madura en el imperio ruso. único tipo de desarrollo capitalista que puede
De aquí se concluye que el desarrollo del ca- darse es el que Marx teoriza en el primer tomo
pital era un hecho esencialmente externo, un de El Capital (1980), la única forma que puede
resultado del proceso de occidentalización adquirir el desarrollo capitalista autónomo es
de la sociedad rusa y no de los cambios que la “inglesa” por lo que esta es la única factible
se operan en su propio interior. Los cambios de ser adoptada. El caso particular de Rusia
que se operaban en la comunidad de aldea y demuestra para Plejánov la presencia de un
en el mundo agrario en general eran efectiva- Estado que lo adopta por su propia voluntad.
mente cambios espontáneos y naturales, pero De tal manera, el desarrollo capitalista en una
para Plejánov resultaban tan extremadamente zona particular y determinada, no es otra cosa
lentos que no podía tener la fuerza necesaria que la explicitación de un desarrollo univer-
para afirmarlo autónomamente sin esta influen- sal. Resultaba así invalidada de hecho la acla-
cia exterior. Solo el proceso de “occidentaliza- ración de Marx (1964) hecha, precisamente,
ción” podría acelerar el desarrollo del capitalis- con referencia al desarrollo ruso en su carta a
mo ruso, el cual se aprovecharía a su vez de los la redacción del Otiechéstvennie Zapiski que
cambios que se operaban en el interior aunque hemos mencionado más arriba. La posibilidad,
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta157

defendida por Marx, de que cada país encontra- era esta la posición de Marx, que Marx consi-
ra su propio camino, dejaba de ser considerada deró evitar para Rusia el camino capitalista. El
como un tema a dilucidar y de decisivas conse- hecho de que Marx entreviera dicha posibilidad
cuencias teóricas y prácticas. no derivaba de ninguna consideración sobre la
Al pensar Plejánov que el Estado era en “lentitud” del desarrollo del capitalismo en el
Rusia el motor fundamental del desarrollo del interior del mundo rural ruso, sino de una apre-
capitalismo abrió las puertas para dos consi- ciación bastante ajustada de la agudización de
deraciones que se diferenciarán claramente en las contradicciones de clases en el interior de
el futuro y contra de las cuales debió luchar esa sociedad y de la posibilidad de un frente
Lenin. Por un lado, la apología del capitalis- antizarista (para decirlo de algún modo) de to-
mo, que condujo a la constitución de lo que se das las fuerzas populares, de todas las fuerzas
denominó el movimiento de los “marxistas le- democráticas rusas. Para Marx este hecho, es
gales”, vale decir de aquellos marxistas que se decir, la explosión de un movimiento político
planteaban que era preciso desarrollar primero de masas en contra de la dictadura zarista, mo-
las fuerzas productivas para alcanzar luego el vimiento político que estaba alimentado por la
socialismo, ya que el desarrollo de las fuerzas agudización de las contradicciones de clases
productivas implicaba el desarrollo de la clase en el interior del campo, abría la posibilidad de
obrera en tanto que clase destinada histórica- una revolución violenta, la cual en virtud de la
mente a revolucionar la sociedad capitalista. ayuda que podía prestar el movimiento obrero
Es decir, una posición casi idéntica a lo que hoy europeo y en virtud de las tradiciones comu-
se denomina “desarrollismo”. Por otro lado, nitarias del campesinado ruso, facilitaría enor-
Plejánov abría también la puerta a una concep- memente un paso acelerado de la sociedad rusa
ción gradualista, lenta, del desarrollo históri- al socialismo. Reitero: cuando Marx planteaba
co, con lo cual daba armas ideológicas para la la posibilidad de evitar el capitalismo no hacía
constitución de lo que luego habrá de llamarse derivar esta creencia del hecho de que el capi-
el “menchevismo”. Del mismo modo que los talismo no tenía posibilidades de desarrollo en
marxistas legales, los mencheviques basaban Rusia. De ningún modo. Lo que Marx hacía era
sus concepciones fundamentalmente en la teo- determinar la presencia de fuerzas políticas ca-
ría de las fuerzas productivas. Ya se dijo que no paces de evitarle dolores de parto, capaces de
158 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

eludir la “necesidad natural” de desarrollo del que se operaba en Rusia. Algo semejante ocu-
capitalismo. Lo que Plejánov no veía era que rre con otros marxistas tan destacados como
un desarrollo lento de las fuerzas productivas Rosa Luxemburg. Cuando ella analiza el desa-
puede en ciertos casos ocultar, y esto es suma- rrollo del capitalismo en Polonia lo ve, como
mente importante, un desarrollo acelerado de Plejánov, en términos “cuantitativos”, cantidad
las relaciones de producción capitalistas. El de fábricas, dimensión de la clase obrera, ex-
hecho de que la gestación de las fábricas fuera pansión de las ciudades, etc. A partir de este
lenta, o que la clase obrera rusa no creciera con criterio cuantitativo es como ambos intentan
toda la velocidad que se deseaba; el hecho tam- determinar el grado de desarrollo capitalista
bién de que la descomposición de la comuna alcanzado por una sociedad. Lenin en cambio,
rusa apareciera como un proceso lento y des- como se verá luego, interpreta y actúa de ma-
gastante, no implicaba necesariamente que el nera radicalmente distinta.
capitalismo se estaba desarrollando en Rusia Si se lee con detenimiento el conjunto de
en forma muy lenta. Si comprendemos que el escritos polémicos contra los populistas y los
desarrollo de las fuerzas productivas no es un marxistas legales, observaremos que la preocu-
objetivo del capitalismo sino una consecuencia pación central de Lenin es el análisis del pro-
de su desarrollo; si comprendemos que el obje- ceso de conformación de un mercado interno
tivo fundamental del desarrollo capitalista es la de tipo capitalista, el estudio de las diferencia-
acumulación de riquezas en uno de los polos ciones económicas y sociales que se operan en
de la sociedad, el desarrollo de las fuerzas pro- el interior de las comunas, el tipo de explota-
ductivas es entonces solo uno de los indicado- ciones y el nuevo tipo de relaciones que contri-
res (no siempre el más importante) del grado buyen a la disgregación social del campo. Los
de desarrollo capitalista de una sociedad. De llamados “escritos económicos” son una forma
modo que la percepción que tenía Plejánov de radicalmente distinta de estudiar el proceso
la concepción materialista de la historia, per- de desarrollo capitalista en Rusia. Esto pudo
cepción que lo llevaba a privilegiar unilateral- ser porque Lenin no tenía una concepción tan
mente el crecimiento de las fuerzas producti- estrecha como para caracterizar al desarro-
vas, no le permitía ver el intenso grado de de- llo capitalista como un simple resultado del
sarrollo de las relaciones sociales capitalistas crecimiento de las fuerzas productivas. Lenin
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta159

concebía el desarrollo del capitalismo como la en cuenta, como posible línea de búsqueda,
imposición de relaciones sociales capitalistas que Lenin fue un lector verdaderamente pre-
en el interior de un circuito económico-social coz de El Capital (Marx, 1980). A los veintidós
determinado, no como un hecho técnico me- años lee el primer tomo y escribe sus primeros
ramente cuantitativo (aun cuando es evidente trabajos: Quiénes son los “amigos del pueblo”
que a mayor cantidad de clase obrera y a ma- (Lenin, 1973), por ejemplo. Escribe todos sus
yor cantidad de fábricas corresponde un mayor “escritos económicos” entre los veintidós y los
desarrollo capitalista). Esto es una verdad de veintisiete años, cuando redacta El desarrollo
Perogrullo, pero tomar esta verdad como pa- del capitalismo en Rusia (Lenin, 1972). Su lec-
trón de medida conduce a dejar de lado el cen- tura predilecta es El Capital de Marx (1980).
tro de la cuestión: cómo era la determinación Su intuición fundamental es que si no se dis-
del lugar donde se estaba produciendo el pro- cute ideológicamente con los populistas, no
ceso de diferenciación y de aparición de una hay espacio para la gestación teórica y prác-
formación social capitalista. Es porque Lenin tica de un movimiento político de contenido
rescata de la concepción marxista un eje in- marxista. Otro hecho a considerar: Lenin parte
terpretativo fundamental que puede percibir al exilio varios años después que Plejánov y
el fenómeno del desarrollo capitalista desde Vera Zasúlich. Antes participó intensamen-
otra perspectiva. La formulación del concepto te en diversos círculos socialdemócratas que
formación económico-social y la comprensión brotaban como hongos en las principales ciu-
del sistema capitalista como un sistema de re- dades de la Rusia de la última década del si-
laciones sociales le permite desplazar el eje de glo pasado. La proximidad con el proceso de
análisis hacia otro lugar. Y aquí se nos plantea formación del movimiento socialdemócrata
el interrogante de cómo pudo efectuar este en el interior de Rusia y los intensos debates
desplazamiento. teóricos y políticos que oponían a populistas
¿Por qué marxistas experimentados y y marxistas le permitieron mantener un pie en
teóricamente capaces como Kautsky, Plejánov tierra, lo que no siempre ocurrió con el grupo
o la propia Rosa Luxemburg no pudieron hacer de emigrados rusos que con Plejánov a la cabe-
lo que él hizo prácticamente desde sus inicios za se instalaron en Ginebra, en 1882: el grupo
en la batalla teórica y política? Hay que tener “Emancipación del trabajo”.
160 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El exilio tuvo un efecto contradictorio entre tomo que la socialdemocracia deja de lado es
los pensadores rusos de izquierda. El poner precisamente el tomo central que para su análi-
en comunicación a los emigrados rusos facili- sis toma Lenin. En ese tomo Marx intenta cons-
tó su proceso de ruptura con la ideología po- tituir un eje interpretativo del proceso global de
pulista y su conversión a la doctrina de Marx. desarrollo del capital a través de la elaboración
Pero marxistas a la europea. Se convirtieron al de los esquemas de reproducción. En síntesis,
nuevo credo con la pasión y el sectarismo de su temprano exilio (desde el punto de vista del
los conversos. Imperceptiblemente se fueron grado de penetración de las ideas marxistas
acercando a una zona de problemas, y funda- en el interior de Rusia), su confinamiento en
mentalmente a una forma de abordarlos, que ese centro cosmopolita del pensamiento cen-
no era la suya y que con todos sus errores se troeuropeo que era Ginebra, su adhesión irres-
había forjado en la consideración del “destino” tricta al marxismo de la Segunda Internacional
de Rusia. El mundo teórico al que se adhirieron representado por la socialdemocracia alema-
era el de la socialdemocracia alemana, la cual, na y su vocero teórico, Karl Kautsky, restaba
como es obvio, está instalada en otro nivel de posibilidades al núcleo de exiliados de pensar
análisis, planteándose problemas que giraban un conjunto de problemas que Lenin y otros
alrededor de un movimiento ya constituido y marxistas veían en Rusia. Como ustedes saben
del paso de ese movimiento a un nuevo tipo de Lenin era hijo de una pequeña propietaria rural
sociedad. de la región de Samara y su padre fue durante
Ni el problema agrario, ni el problema nacio- años inspector de escuelas rurales. Durante su
nal, ni la posibilidad de desarrollo y la moda- niñez y su juventud vivió siempre en provincias
lidad de desarrollo del capitalismo, vale decir rusas. Puede afirmarse que su conocimiento
ninguno de los problemas que habían obsesio- del sector rural era desusadamente profundo y
nado a los rusos, aparecían ante los alemanes solo explicable por el carácter de su formación
como problemas agudos. Por eso el tomo II de intelectual con respecto a los dos grandes cen-
El Capital, la obra donde Marx (1980) esboza tros intelectuales: Moscú y San Petersburgo.
los procesos de reproducción del capital, no Cuando se lo expulsa de la universidad debido
despertó ningún interés en la socialdemocra- a su actividad política se lo confina en una pe-
cia. Detengámonos en este hecho singular. El queña aldea campesina. Convertido finalmente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta161

en abogado representa a los campesinos en contra el Zar), por razones políticas y familia-
innumerables conflictos judiciales con los se- res vinculado a un mundo campesino como no
ñores. En mi opinión debe buscarse en estas lo estuvo casi ninguno de los otros socialde-
circunstancias algunos de los motivos que ex- mócratas rusos, Lenin adquirió una visión to-
plican la singularidad de este pensador, a esta talmente distinta de los problemas teóricos y
figura solitaria del marxismo ruso que analiza prácticos derivados de la formulación de una
en su confinamiento siberiano las estadísticas política socialista para Rusia. Su preparación
de los zemtsvos indagando el nivel de desarro- teórica, por ejemplo, fue muy novedosa. No
llo alcanzado por las pequeñas industrias arte- se formó leyendo el Anti-Dühring (Engels,
sanales gestadas en el interior de las comunida- 1964), que prácticamente no utiliza, sino le-
des campesinas, el proceso de formación de un yendo exhaustivamente los tres tomos de El
mercado interno capitalista, etc., mientras los Capital (Marx, 1980) Estoy tentado de agregar
demás discuten en los foros más importantes algunas otras observaciones de tipo psicológi-
de Europa sobre la concepción monista de la co, de orden subjetivo, que ayuden a explicar
historia, sobre el papel del hombre, de la his- mejor las razones que hicieron de Lenin una
toria, sobre el materialismo y sus raíces en las figura absolutamente singular en el conjunto
filosofías de la Ilustración, sobre el problema del movimiento socialista europeo de la época.
del arte y de la vida social. Borracho de cifras, El hecho es que puede sostenerse que porque
obsesionado con elaborar cuadros estadísticos era un personaje absolutamente singular, por-
que ilustrasen lo que estaba pasando en Rusia, que tenía una visión muy distinta de la habitual,
preocupado por encontrar en la propia socie- pudo ver los grandes problemas que planteaba
dad que disecaba con tenacidad inigualable su la sociedad rusa de su época: el problema na-
profesión de fe marxista, Lenin era en realidad cional, en la medida que Rusia era un complejo
lo que se llama una rara avis en el movimiento multinacional de naciones oprimidas, una va-
socialista ruso. riedad de pueblos, nacionalidades e idiomas
Por su extracción social, por el lugar don- que planteaba reivindicaciones que cuestiona-
de nació y se formó intelectualmente, por la ban la estabilidad del zarismo ruso; el proble-
atracción que ejerció sobre él un hermano ma agrario, cuestión fundamental que debía
populista (ajusticiado por un atentado fallido resolver la socialdemocracia; el problema del
162 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

imperialismo como el entrelazamiento de una la economía política (Marx, 1977 [1857]) fue
nueva fase de desarrollo del capitalismo con la publicada por Kautsky en 1902 como comple-
actualidad de la revolución socialista; el pro- mento de su edición de la Contribución a la
blema de la organización, elemento decisivo crítica de la economía política (Marx, 1980
para la gestación de un movimiento teórico- [1859]). Este texto, considerado por los mar-
político capaz de transformar esa compleja so- xistas actuales como el discurso del método de
ciedad. Creo que una ruptura tan profunda con la doctrina de Marx no fue prácticamente “des-
la tradición teórica del movimiento socialista cubierto” en su momento. Si se leen escritos
europeo como la introducida por Lenin, presu- posteriores de Plejánov, de Mehring, o de otros
pone necesariamente un método de análisis de teóricos de la época se observará que práctica-
la realidad social claramente diferenciado del mente nadie utiliza dicho texto. Sin embargo,
que caracterizaba al “marxismo de la Segunda cuando Lenin polemiza con Mijailovski y dice
Internacional”. Negándose sistemáticamente a que no puede hablarse de la “sociedad en gene-
convertir la doctrina de Marx en una filosofía ral” sino de las “sociedades concretas” repite a
general de la historia y de la sociedad, Lenin Marx sin citarlo; cuando Lenin dice que no se
redescubre la estructura científica del sistema puede separar la producción de la distribución
marxiano tal como se explicita en El Capital y del consumo porque constituyen una unidad,
(Marx, 1980). Y este es un hecho de decisiva dice exactamente lo mismo que Marx (1977
importancia. En una etapa fundamental de su [1857]) en su Introducción general. Lenin repi-
pensamiento como fue el de la lucha contra los te las afirmaciones de Marx y no puede decirse
populistas y los marxistas legales, Lenin redes- que las reproduce sin citarlas porque se ignora
cubrió por propia cuenta la estructura cientí- hasta qué punto conocía ese texto que para la
fica de la obra de Marx y lo hizo a tal punto socialdemocracia no tenía ninguna significa-
que pudo expresar formulaciones que repro- ción particular.
ducen casi textualmente lo que Marx plantea-
ba en algunos textos aún inéditos o simple-
mente soslayados por los teóricos marxistas
de la época, por ejemplo, la Introducción de
1857. La Introducción general de la crítica de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta163

[Del original A] Una de dos: o bien esta comuna rural, libre de las
exigencias desmesuradas del fisco, de los pagos a
Pregunta: La carta que según entiendo Marx los señores de la administración arbitraria, es ca-
envía a Vera Zasúlich, expresa la idea de que paz de desarrollarse en la vía socialista, o sea de
el capitalismo no puede repetirse en ningún organizar poco a poco su producción y su distri-
otro país del mismo modo en que se constitu- bución de los productos sobre las bases colecti-
yó en Europa Occidental. ¿Podría usted abun- vistas, en cuyo caso el socialismo revolucionario
dar un poco más sobre este tema? debe sacrificar todas sus fuerzas a la manumisión
J. Aricó: Como ya dije, la supervivencia en de la comuna y su desarrollo. O si, por el contra-
Rusia de un gran sector rural caracterizado por rio, la comuna está destinada a perecer no queda
la presencia de la propiedad comunitaria de la al socialista, como tal, sino ponerse a hacer cál-
tierra, planteaba a los revolucionarios rusos el culos, más o menos mal fundados, para averiguar
problema de si la comuna rural podría llegar a dentro de cuántos decenios pasarán las tierras
constituir la base de una transformación socia- del campesino ruso de las manos de este a las
lista del país (como sostenían los populistas), de la burguesía y dentro de cuántos siglos, quizá,
o si habría necesariamente de disolverse para tendrá el capitalismo en Rusia un desarrollo se-
permitir el traspaso a la forma social capita- mejante al de Europa Occidental. Entonces debe-
lista caracterizada por la propiedad privada, rán hacer su propaganda tan solo entre los traba-
siguiendo de esta manera el camino recorrido jadores de las ciudades, quienes continuamente
por las sociedades de Europa Occidental. Esta se verán anegados en la masa de campesinos que,
cuestión fue retomada expresamente por Vera a consecuencia de la disolución de la comuna, se
Zasúlich en su carta a Marx, en la que le pedía encontrarán en la calle, en las grandes ciudades,
que expresara su opinión sobre “el posible des- buscando un salario2.
tino de nuestra comunidad rural y de la teoría
de la necesidad histórica para todos los países
del mundo de pasar por todas las fases de la
producción capitalista”. Esta supuesta teoría
marxista colocaba a los revolucionarios rusos 2 “Carta de Vera Zasúlich a Karl Marx” en Marx y En-
ante la siguiente disyuntiva: gels (1980: 29). [Nota del primer editor].
164 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Es claro que el dilema estaba mal planteado base de toda esta evolución es la expropiación
y que expresaba en cierta manera la inmadurez de los agricultores. Esta no se ha efectuado radi-
ideológica de las corrientes vinculadas al pen- calmente por el momento más que en Inglaterra
samiento de Marx. Por reacción a la mitología […]. Pero todos los demás países de la Europa
populista de la comuna rural, los socialistas, Occidental siguen el mismo camino”.
en caso de aceptar la segunda alternativa, se
habrían encerrado en una espera fatalista de Por tanto, he restringido expresamente la “fatali-
la irrupción del capitalismo en Rusia y habrían dad histórica” de este movimiento a los países de
limitado su proselitismo al todavía numérica- Europa Occidental. Y ¿por qué? Tenga la bondad
mente débil proletariado industrial, ignoran- de comparar el capítulo XXXII, en el que se dice:
do por completo al campo y sacrificando a la […] La propiedad privada basada en el trabajo
pura y simple propaganda teórica y política la personal […], está siendo suplantada por la pro-
acción enérgica de movilización política del piedad privada capitalista, basada en la explota-
campesinado que la situación rusa imponía y ción del trabajo ajeno, en el trabajo asalariado.
que justificaba el terrorismo populista. En su
respuesta, Marx se esforzó por esclarecer ante Por tanto, en resumidas cuentas, tenemos el
todo el punto teórico de la denominada “inevi- cambio de una forma de la propiedad privada
tabilidad” de la disolución de la obschina y de- en otra forma de propiedad privada. Habiendo
mostrar que esta podía aún convertirse en “el sido jamás la tierra propiedad privada de los
punto de partida de una regeneración de la so- campesinos rusos, ¿cómo puede aplicárseles este
ciedad rusa”, a condición de que la explosión planteamiento?
oportuna de la revolución abatiera los obstácu-
los para su libre desarrollo. Y dice Marx (1926) Desde el punto de vista histórico, el único argu-
en su carta fechada el 8 de marzo de 1881: mento serio que se expone a favor de la disolu-
ción fatal de la comunidad de los campesinos
Al tratar de la génesis de la producción capita- rusos es el siguiente:
lista, yo he dicho que su secreto consiste en que
tiene por base “la separación radical entre el pro- Remontando al pasado remoto, hallamos en todas
ductor y los medios de producción” […] y que “la partes de Europa Occidental la propiedad comunal
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta165

del tipo más o menos arcaico; ha desaparecido por En los borradores que preparó sobre este tema,
doquier con el progreso social. ¿Por qué ha de es- y a los que ya hice referencia en mi exposición,
capar a la misma suerte, tan solo en Rusia?3 Marx mostraba una notable preocupación por-
que no se hiciera una aplicación mecánica a la
situación social en Rusia de su esquema del de-
3 En la edición hecha por Aricó de los materiales de sarrollo capitalista. Según Marx, la posibilidad
Marx sobre la comuna rural rusa (Marx y Engels, 1980),
se presenta una versión distinta de esta carta de Marx a
atribuida a Rusia de evitar el camino capitalis-
Vera Zasúlich del 8 de marzo de 1881: ta, derivaba del hecho de que en este país:
“Analizando la génesis de la producción capitalista
digo: En el fondo del sistema capitalista está, pues, la […] en Rusia, gracias a una combinación única
separación radical entre productor y medios de pro- de las circunstancias, la comunidad rural, que
ducción […] la base de toda esta evolución es la expro-
existe aún a escala nacional, puede deshacer-
piación de los campesinos. Todavía no se ha realizado
de una manera radical más que en Inglaterra […]. Pero se gradualmente de sus caracteres primitivos
todos los demás países de Europa occidental van por y desarrollarse directamente como el elemen-
el mismo camino” (Marx, 1873: 316; edición francesa). to de la producción colectiva a escala nacional.
La ‘fatalidad histórica’ de este movimiento está, pues, Precisamente merced a que es contemporáneo
expresamente restringida a los países de Europa occi-
de la producción capitalista, puede apropiarse to-
dental. El porqué de esta restricción está indicado en
este pasaje del capítulo XXXII: ‘La propiedad privada, das las realizaciones positivas de esta, sin pasar
fundada en el trabajo personal […] va a ser suplantada por todas sus terribles peripecias4. Rusia no vive
por la propiedad privada capitalista, fundada en la ex-
plotación del trabajo de otros, en el sistema asalariado’
(Marx, 1873: 340).
En este movimiento occidental se trata, pues, de la originales, me ha convencido de que esta comuna es
transformación de una forma de propiedad privada el punto de apoyo de la regeneración social en Rusia,
en otra forma de propiedad privada. Entre los campe- mas para que pueda funcionar como tal será preciso
sinos rusos, por el contrario, habría que transformar eliminar primeramente las influencias deletéreas que la
su propiedad común en propiedad privada. acosan por todas partes y a continuación asegurarle las
El análisis presentado en El Capital (Marx, 1873) no condiciones normales para un desarrollo espontáneo”
da, pues, razones, en pro ni en contra de la vitalidad (Marx y Engels, 1980: 60-61) [Nota del primer editor].
de la comuna rural pero el estudio especial que de ella 4 “Proyecto de respuesta de Marx a la carta de V. I. Za-
he hecho, y cuyos materiales he buscado en las fuentes súlich” (Marx y Engels 1973, T. III: 161-162). Aricó agrega
166 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

aislada del mundo moderno; tampoco es presa de Marx señalaba que la comuna rural rusa cons-
ningún conquistador extranjero como ocurre con tituía el tipo más moderno de la formación
las Indias Orientales5. arcaica de la sociedad, y que al mismo tiem-
po representaba una fase de transición hacia
el siguiente párrafo de Marx: “El análisis hecho en El Ca-
una sociedad basada en la propiedad privada
pital (Marx, 1873) no ofrece, pues, razones ni en pro ni de la tierra. Pero en tal sentido, se preguntaba
en contra de la vitalidad de la comuna rural, pero el estu- si esto significaba que la parábola histórica de
dio especial que he hecho sobre ella, y cuyos materiales la comuna rural debía arribar fatalmente a ese
he buscado en las fuentes originales, me ha convencido resultado. Pero fíjense cómo responde a esta
que esta comuna es el punto de apoyo de la regeneración
social en Rusia; pero a fin de que ella pueda funcionar
cuestión:
como tal habrá que eliminar primeramente las influen-
cias deletéreas que la sacuden de todos lados y luego Por cierto que no. El dualismo que ella encierra
asegurarle las condiciones normales de un desarrollo permite una alternativa: o el elemento de propie-
espontáneo”, que no aparece en la versión de las Obras dad privada prevalece sobre el elemento colecti-
escogidas de Marx y Engels (1973) que hemos citado,
correspondiente al primer borrador de Marx de la res-
vo, o este se impone sobre aquél. Todo depende
puesta a V. Zasúlich. Aricó utilizó en su texto la versión del medio histórico en que ella se encuentra […].
de otro borrador de la respuesta a Zasúlich, que aparece Las dos soluciones son de por sí posibles.
en la edición francesa de El Capital (Marx, 1873), según
la cita en el original A [Nota del primer editor].
5 Marx y Engels (1973: 162). La versión ofrecida por
Aricó en su texto dice: un conquistador extranjero como las Indias Orientales
“[…] gracias a una combinación de circunstancias úni- […]. Rusia es el único país europeo en que se ha con-
cas, la comuna agrícola, aún establecida por toda la servado la propiedad comunal en escala nacional. Pero
extensión del país, puede despojarse gradualmente de al mismo tiempo Rusia se encuentra en un medio his-
sus caracteres primitivos y desarrollarse directamente tórico moderno. Es contemporánea de una civilización
como elemento de la producción colectiva en escala na- superior y está ligada a un mercado mundial en el que
cional. Es precisamente gracias a la contemporaneidad predomina la producción, capitalista”. Las diversas ver-
de la producción capitalista, que ella puede aprovechar- siones del borrador de respuesta a Vera Zasúlich fueron
se de todas las conquistas positivas sin pasar a través publicadas por Aricó en el citado Cuaderno de Pasado
de sus peripecias terribles […]. Rusia no vive aislada y Presente N° 90 (Marx y Engels, 1980: 31-59) [Nota del
del mundo moderno, ni es de manera alguna presa de primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta167

Y concluye: con la ayuda del Estado se hicieron poderosos


a expensas y a costa de los campesinos”. Y en
Solo una revolución puede salvar a la comu- otro lugar, afirma:
na aldeana rusa. Los hombres que detentan el
poder social y político hacen, además, todo lo A costa de los campesinos el Estado ha ayudado
posible a fin de preparar a las masas para este al crecimiento de esas ramas del sistema capita-
cataclismo. Si la revolución llega a tiempo, si la lista occidental, que sin desarrollar de ninguna
intelligentsia concentra todas las fuerzas “vi- manera las condiciones productivas de la agricul-
vas del país” para asegurar el libre desarrollo de tura son las más adecuadas para facilitar y apurar
la comuna rural, esta será pronto el elemento el robo de las cosechas por los intermediarios
regenerador de la sociedad rusa y el factor de su improductivos. El Estado ha contribuido así al
superioridad sobre los países esclavizados por enriquecimiento de una nueva plaga capitalista
el capitalismo. que está chupando la sangre, escasa ya, de la co-
muna aldeana. En una palabra, el Estado contri-
Es evidente que esta respuesta, que encierra buye al rápido desarrollo de los medios técnicos
tantas observaciones de extraordinario inte- y económicos más aptos para facilitar y acelerar
rés para una comprensión más acabada de la la explotación del agricultor, es decir de la fuer-
concepción marxiana del proceso de transfor- za productiva más grande de Rusia, y a enrique-
mación social, llevaba aguas al molino de los cer a los “nuevos pilares de la sociedad” (Marx y
populistas. No solo por la revalorización de Engels, 1980: 43)6.
la comuna rural allí contenida, sino también
porque en última instancia la concepción de La descomposición de la comuna rural rusa
Marx del papel del Estado ruso era muy simi- no era entonces el resultado de un proceso
lar a la de los populistas. En los borradores histórico-natural inevitable, la conclusión de
que estamos comentando, Marx anota que lo una necesidad histórica ineluctable, sino el
que amenazaba la supervivencia de la comu-
na rusa “no es la necesidad histórica ni una 6 K. Marx (1980) borrador de la “Carta a Vera Za-
teoría social”, sino “la opresión del Estado y súlich”, en una versión con algunas diferencias no muy
la explotación de los capitalistas intrusos que significativas [Nota del primer editor].
168 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

fruto de la acción de un entrecruzamiento modo piensa en un mundo homogéneamente


contradictorio de fuerzas sociales en el cual el capitalista a la imagen y semejanza de Europa
antagonismo que oponía el Estado al campe- Occidental. Es cierto que en el “Prólogo” a la
sinado constituía el elemento decisivo. Como primera edición de El Capital (Marx, 1980),
sabemos, a partir de 1890, la posibilidad de un afirma que Inglaterra es el espejo en el que se
camino nuevo de desarrollo para Rusia, basado refleja el futuro de todos los pueblos. Y también
en la transformación de la comuna agraria en es cierto que esta expresión (y la frase en latín
la base de constitución de un nuevo tipo de so- con que la refuerza: ¡de te fabula narratur!) dio
ciedad, es abandonada por Engels y los marxis- pie a la versión socialdemócrata (y no solo so-
tas occidentales (y rusos). Es posible que esta cialdemócrata) de un camino futuro en el que
posición de Engels haya sido correcta. Pero lo todos los países acabarían por ser semejantes a
que interesa subrayar es que el abandono de Inglaterra, y de que solo era necesario esperar,
la perspectiva señalada por Marx no significó o confiar, o apresurar el proceso que habría de
simplemente una reconsideración estratégica conducir al desarrollo y consolidación del ca-
derivada de un cambio de la situación (lo cual pitalismo, como forma de aproximarse al espe-
podía ser totalmente válido), sino el abandono rado día de la revolución social. Pero, por mu-
de una perspectiva teórica de análisis que con- chas razones, podemos afirmar que no fue ese
ducía de hecho a la reconversión de la doctrina el sentido que Marx quiso darle a su expresión,
de Marx en ese passe-partout universal, en esa que en realidad estaba pensando en otra cosa.
teoría histórico-filosófica de la marcha general En nuestra opinión, Marx estaba planteando a
impuesta fatalmente a todos los pueblos, con- través de una metáfora, equívoca (por lo me-
tra la que había reaccionado enérgicamente nos en sus consecuencias teóricas y políticas)
Marx (1964) en la carta ya citada a la redacción una característica propia del capitalismo, cuál
de los Otiechéstvennie Zapiski. era su capacidad de universalizarse, de unificar
Recapitulando lo ya dicho, se puede afirmar el mundo a través de la formación de un mer-
que cuando Marx considera al sistema capi- cado mundial, incorporando a todos los países
talista como un modo de producción históri- del mundo al campo de las relaciones sociales
camente determinado, que tiende a expandir- burguesas. Marx intuía que el capitalismo era
se y a transformarse en universal, de ningún potencialmente capaz de controlar a todo el
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta169

mundo, capaz de someter a todos los países a la uniformidad material de toda la variada gama
su propia dinámica, a sus propias leyes. Y para de la existencia social. Aunque plantea, lo cual
confirmar nuestra afirmación de que una idea se ha demostrado como absolutamente verda-
semejante no suponía en Marx la creencia en dera, la subsunción al modo de producción ca-
un proceso de homogeneización total en sen- pitalista de todas las formas sociales preceden-
tido capitalista del universo humano, vale la tes, con el consiguiente cambio de significado
pena recordar lo que escribe en el tomo II de El y de función social de tales formas. Pero vuelvo
Capital (obra que, como ustedes saben, fue en a insistir que sobre este tema abundaremos en
gran parte escrita antes7 de la publicación del nuestra próxima clase.
tomo I, en 1867). Dice Marx (1980):

El modo capitalista de producción está condicio- Lección quinta8


nado por los modos de producción que yacen fue-
ra de su grado de desarrollo. Pero su tendencia es En este capítulo, trataremos de analizar, par-
la de convertir posiblemente a toda la producción tiendo de sus escritos económicos, cómo la
en producción de mercancías; en esta obra su formulación del concepto de formación eco-
medio principal es precisamente la de atraerlos nómico-social le permite a Lenin establecer
a su propio proceso de circulación; y la misma una diferenciación, con respecto a la tradición
producción de mercancías desarrollada, es pro- del marxismo de la Segunda Internacional, que
ducción capitalista de mercancías. tendrá una importancia decisiva en sus for-
mulaciones posteriores. Este alejamiento, que
Como lo veremos más detenidamente en la aparece con toda nitidez en el texto posterior
próxima clase esta afirmación de Marx encierra “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c), no fue visto con
una prefiguración teórica del desarrollo capita- absoluta claridad por el propio Lenin y menos
lista en general, que de ninguna manera implica aún por la tradición posterior. De aquí que

7 En el original A Aricó circuló con lápiz la palabra


“antes”, y en el margen del texto anotó, también circu- 8 En el original A figura la fecha de impartición de la
lada en lápiz: “no” [Nota del primer editor]. clase: 30 de noviembre de 1977 [Nota del primer editor].
170 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en la polémica desarrollada en torno a la sig- distinta de la que predominaba en la social-


nificación de ese libro tan importante para el democracia alemana; y distinta porque, por
análisis de la relación teoría / movimiento y la un lado, dicha concepción no se basaba ya en
formulación de las propuestas organizativas de términos exclusivamente cuantitativos (en los
los partidos comunistas, la identificación que datos aportados por las estadísticas fabriles,
habitualmente se hace entre el pensamiento por el grado de consistencia de la clase obrera,
de Lenin y el pensamiento de Kautsky sea en por el número de obreros, de fábricas, etc.), y
gran parte indebida aunque Lenin se ampare en por el otro, porque teóricamente solo a partir
la autoridad de Kautsky para sostener su po- de esta sección de El Capital (Marx, 1980) se
sición, y aunque a veces digan aparentemente torna posible una interpretación de Marx que
las mismas cosas. Dijimos en el capítulo ante- supere la escisión entre economía y sociedad,
rior, que Lenin, en sus primeros trabajos (por elemento distintivo, característico, de todo el
ejemplo, en “A propósito del llamado proble- marxismo anterior a Lenin; dicho marxismo no
ma de los mercados” [Lenin,1975a]), partía del había logrado reunificar eso que en la obra de
análisis que hace Marx (1980) en el segundo Marx se presuponía que estaba fundido.
tomo de El Capital, en esa tercera sección Ya en su trabajo sobre el problema de los
dedicada a la reproducción y circulación del mercados, Lenin formuló el concepto de for-
capital social global, a diferencia de la social- mación económico-social, concepto que tiene
democracia que basaba todos sus análisis en una importancia fundamental desde el pun-
el capítulo sobre la acumulación originaria del to de vista teórico dado que su característica
capital del primer tomo y en el Anti-Dühring esencial consiste en concebir a todos los fe-
(Engels, 1964). Este hecho tiene una importan- nómenos relativos a la producción material
cia decisiva ya que al establecer como núcleo como mediaciones de las relaciones sociales
teórico un texto de Marx distinto, Lenin llega a humanas. En este caso –ya lo hemos recorda-
conclusiones también distintas en torno a la so- do– Lenin utiliza el término de esqueleto: la for-
cialdemocracia alemana. Dijimos, además, que mación económico-social el esqueleto en tor-
era importante partir de este texto marxiano no al cual se articula toda la sociedad. A partir
porque únicamente a través de él era posible de esta visión el marxismo ya no es una teoría
lograr una visión del desarrollo del capitalismo dedicada a analizar la vida económica sino la
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta171

totalidad de la vida social. Además, plantean- son elementos de una misma realidad que es
do esta categoría de formación económico- la producción. Por ello, el análisis del proceso
social como eje interpretativo de la sociedad, de producción hecho en el segundo tomo de
Lenin se colocaba fuera de la concepción del El Capital constituía el terreno más favorable
materialismo histórico que había caracteriza- para extraer en su forma más desarrollada los
do las posiciones anteriores y que planteaba la fundamentos lógicos de la crítica de la econo-
cuestión en términos de relación infraestructu- mía política formulada por Marx, y por eso re-
ra / superestructura. tornar a él colocaba a Lenin ante el problema
Es esta una relación que, como habíamos de la estructura lógica de El Capital (Marx,
visto, empantanó toda la discusión teórica 1980), es decir, ante la estructura lógica de una
iniciada a partir del revisionismo y de las con- obra crítica de la economía política que según
cepciones de Bernstein. Dijimos también que Marx era a la vez una exposición del funciona-
es a partir de ese concepto como Lenin llega miento de conjunto de la sociedad capitalista y
a comprender la distinción entre dos acepcio- una crítica radical de su existencia.
nes del concepto de producción: por un lado, Lenin había llegado a este problema no a tra-
producción como un momento parcial del pro- vés de un conjunto de lecturas metodológicas
ceso económico y por tanto como una visión previas, sino a través de un razonamiento que
técnica, como una conversión de la economía estaba determinado necesariamente por los re-
política, que era una crítica de la sociedad ca- querimientos de la práctica. En efecto, la discu-
pitalista, en una teoría económica basada fun- sión con los populistas en torno a la posibilidad
damentalmente en las relaciones técnicas de de existencia de un sistema capitalista en Rusia
producción y, por el otro lado, el concepto de lo condujo a analizar el mecanismo de repro-
producción como equivalente al concepto de ducción del conjunto del capital (de cómo se
modo de producción. forma y circula ese capital en la sociedad glo-
Al interpretar la producción como modo de bal), tema que Marx analiza por medio de los
producción, Lenin coincidía con la formula- esquemas de reproducción del capital en la ci-
ción hecha por Marx (1977) en el segundo pá- tada sección del tomo II. Dijimos además, que
rrafo de la Introducción de 1857, donde dice mientras este tomo de El Capital (Marx, 1980)
que la producción, la circulación y el consumo no había merecido ni siquiera un pequeño
172 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

comentario (excepto dos líneas de Kautsky) imposibilidad de fundar el análisis del proceso
en la socialdemocracia alemana, se convirtió, de reproducción del capital sobre la base de la
en cambio, en el eje de la discusión sobre si el distribución del ingreso entre las distintas cla-
capitalismo era posible o no en la Rusia zarista. ses. También en esa obra indica que a los movi-
Ahora bien, el problema consiste en que en mientos y las contradicciones que se operan en
la medida en que era una discusión que estaba el proceso de reproducción del capital hay que
mediada por la política, Lenin no utiliza este considerarlos como subordinados al proceso de
conocimiento para hacer un discurso de tipo desarrollo de las fuerzas productivas y a los mo-
metodológico, sino como instrumento de aná- vimientos internos de este desarrollo. Es esto lo
lisis capaz de ofrecer una representación con- que estaba viendo Lenin y lo que la socialdemo-
creta del desarrollo económico que se estaba cracia alemana y el mismo Kautsky no habían
operando en Rusia, representación que era ne- percibido, dado que por un lado su atención se
cesariamente alternativa a la de los clásicos de centraba en lo que puede denominarse la teoría
la economía política, como se ve claramente en del plusvalor que ellos reducían a una simple
la respuesta de Lenin a los populistas a través teoría de los salarios, a una teoría de la explo-
de la crítica de Sismondi9. tación capitalista, y por otro, en la socialización
En esta tercera sección del segundo tomo del proceso de producción como fundamento
de El Capital, Marx (1980) desarrolla la dis- objetivo para la transformación socialista de la
tinción entre capital e ingreso y demuestra la sociedad; por eso estaban afincados fundamen-
talmente en el tomo I de El Capital. Una obra,
que es paradigmática en este sentido, es La doc-
9 Es precisamente en el trabajo contra Sismondi, la
“Contribución a la caracterización del romanticismo
trina económica de Marx, de Kautsky (1946;
económico”, donde Lenin (1979a, T. 1) hace su formu- una especie de manual de popularización de la
lación de la producción, que lo lleva a enfrentarse con teoría económica de Marx), que versa solamen-
toda la tradición clásica del pensamiento: “la economía te sobre el primer tomo de El Capital (Marx,
clásica se ha acostumbrado a ver a esta producción 1980), cuyo eje interpretativo gira alrededor
como un momento parcial del proceso económico,
pero para nosotros la producción es el conjunto de las
de estos dos elementos: la teoría del plusvalor
relaciones sociales de una sociedad, es el modo de pro- convertida en simple teoría del salario –y por
ducción de una sociedad”. tanto de la explotación capitalista–, y el proceso
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta173

objetivo de socialización de la producción y por caída o destrucción del capitalismo, concluye


tanto de la aparición de una base cultural para con una frase que, a diferencia de Kautsky, lo en-
la transformación de la sociedad capitalista en frenta radicalmente a toda teoría del derrumbe
sociedad socialista. De allí entonces, que en económico. Lenin dice que no hay nada más in-
Kautsky se viera necesariamente una interrela- sensato que deducir de las contradicciones del
ción estrecha entre la reducción de tipo econó- capitalismo la imposibilidad de su subsistencia.
mico-corporativa de la clase obrera, y una teoría Por el contrario, la posibilidad del capitalismo
apocalíptica de la destrucción del capitalismo: reside en la reproducción permanente de esas
entre la clase obrera convertida simplemente contradicciones. Esta idea vinculará a Lenin con
en clase obrera industrial, y la necesidad ineluc- la concepción económica marxista, enfrentada
table del derrumbe del sistema capitalista. Es a esa otra corriente, que tiende a ver a Marx no
sobre estos dos ejes interpretativos que se basa como un teórico del equilibrio económico sino
toda la concepción de Kautsky. Por supuesto, como un teórico del desequilibrio económico;
esta concepción tiene consecuencias en toda la por lo que entonces el análisis se monta sobre
teorización política: en la medida en que la clase la base de la dinámica del proceso de acumu-
obrera se opone al conjunto de las clases, ella no lación de capital y no sobre las relaciones de
se define por una política de alianzas con el con- equilibrio que se mantienen en el interior de la
junto de las clases explotadas, puesto que debe sociedad capitalista. Podemos decir entonces
luchar sola contra un sistema que en última ins- que es a partir de esta reexhumación –porque
tancia, por su propia dinámica económica, está ya estaba contenida en los textos de Marx– del
condenado a perecer. Son estos los dos ejes in- concepto de formación económico-social como
terpretativos de todo el socialismo clásico, que madura en Lenin una posición particular sobre
llevan, por un lado, a aislar corporativamente a tres problemas fundamentales alrededor de los
la clase obrera del resto de los sectores sociales cuales se desarrolló toda la discusión promovi-
y, por el otro, a confiar en que el capitalismo tie- da por Bernstein y los revisionistas: cómo en-
ne límites fatales que le impiden reconstituirse tender la necesidad del desarrollo, la unidad
y lo condenan a perecer. A pesar de las incon- de ciencia y revolución, y las relaciones entre
secuencias que Lenin pueda haber mostrado al teoría y movimiento social. Es en la respuesta a
aceptar de alguna manera la posibilidad de la estos tres problemas donde Lenin se diferencia
174 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

radicalmente de Kautsky, y en general de la tradi- basada en el propio trabajo. Pero la producción


ción del marxismo de la Segunda Internacional, capitalista engendra, con la fuerza inexorable
incluyendo a sus corrientes más radicales re- de un proceso natural, su primera negación. Es
presentadas por Rosa Luxemburg, Pannekoek, la negación de la negación. Esta no restaura la
Parvus o Radek, los que posteriormente, cuando propiedad privada ya destruida, sino una propie-
surge la Internacional Comunista, constituyen dad individual que recoge los progresos de la
lo que se conoce como comunismo de izquierda era capitalista: una propiedad individual basada
europeo. en la cooperación y la posesión colectiva de la
Como vimos en el capítulo anterior, existe tierra y de los medios de producción produci-
en Lenin un neto rechazo a concebir al marxis- dos por el propio trabajo. […] Allí, se trataba de
mo como una filosofía de la historia cuya fun- la expropiación de la masa del pueblo por unos
ción fuera la de garantizar la inevitabilidad de cuantos usurpadores; aquí de la expropiación de
la victoria del proletariado. Hay pasajes de sus unos cuantos usurpadores por la masa del pueblo
obras donde discute especialmente este tema, (Marx, 1980: 649, T. I; nota del primer editor).
que gira en torno a la discusión sobre las famo-
sas tríadas hegelianas. Según Mijailovski, Marx De aquí los populistas rusos, y en primer lu-
las aplicaba en el examen sobre la acumulación gar Mijailovski, basan su crítica a la teoría
originaria para demostrar la inevitable caduci- marxista, al considerar que detrás de todo el
dad del capitalismo. análisis de Marx hay una filosofía de la histo-
Su argumento partía de una cita de Marx lo- ria que consiste en la aplicación a la economía
calizada al final del capítulo sobre la “acumu- política de las tríadas hegelianas, de la ley de
lación originaria del capital”, en el párrafo VII la negación de la negación. En su obra titula-
(“Tendencia histórica de la acumulación capi- da “Quiénes son los ‘amigos del pueblo’”, Lenin
talista”) donde dice: (1975b) demuestra la falsedad de la interpreta-
ción de Mijailovski. No expondremos aquí su
El sistema de apropiación capitalista que brota conocido argumento, pero agregaremos que es
del régimen capitalista de producción, y por tanto en esta afirmación de Marx (1980, T. I, cap. 24)
la propiedad privada capitalista, es la primera en “La acumulación originaria” donde pueden
negación de la propiedad privada individual, efectivamente encontrarse elementos para esta
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta175

conversión del marxismo en una filosofía de la no es una posición gratuita, puesto que está
historia y más en general todo el razonamiento dando cuenta de cierto tipo de interpretación
sobre la acumulación originaria que hace Marx de la teoría de Marx que sin embargo confun-
es reducida por este marxismo de la Segunda de con la posición de Lenin cuando en reali-
Internacional a partir de los elementos carac- dad esta marca una ruptura que se reelabora
terísticos de todo el positivismo europeo a una a partir del concepto de necesidad histórica,
concepción teologista. y de rescatar la necesidad vigente en la teoría
Al reducir el análisis de Marx a los marcos de Marx, de desarrollar un análisis minucioso a
de una concepción positivista, se da un pro- partir de la coyuntura presente, y no de la uto-
ceso de generalización de los métodos de las pía futura10.
ciencias naturales y su aplicación al mundo La corriente opuesta al populismo, el mar-
social. Esta reducción se vio motivada por el xismo legal, se reduce por su parte a la doctri-
desarrollo de la biología, de las ciencias natu- na que explica cómo la propiedad individual,
rales, por la aparición de lo que se ha llamado basada en el trabajo del propietario, cumple en
el darwinismo social, que consiste en trasladar el régimen capitalista su desarrollo dialéctico, y
las concepciones de Darwin a la sociedad. cómo se transforma en su propia negación para
El estudio de la sociedad deviene así en una luego socializarse. Lenin rechaza esta posición
suerte de organismo que sufre un proceso evo- y con ella el componente esencial del marxis-
lutivo natural signado por la característica de mo de la Segunda Internacional que llevó a
nacimiento, crecimiento y muerte. Es a partir
de este organicismo con que se interpreta la
10 El socialismo científico, lejos de establecer pers-
sociedad como se puede convertir este análisis pectiva alguna sobre el porvenir, se limitó a hacer un
de Marx sobre la acumulación originaria en una análisis del régimen burgués moderno y sus tendencias.
filosofía de la historia de tipo evolucionista; es Y solo esto: nada de previsiones, nada de utopía. Solo
a partir de la percepción de esta ley ineluctable a partir del examen de las contradicciones internas del
de todo organismo que está condenado a fene- régimen burgués moderno, se pueden deducir las pers-
pectivas de una acción política socialista. Aquí reside
cer, como se llega a la idea de la caducidad del la gran conquista científica del marxismo: en haber de-
sistema capitalista y la necesidad de su muerte mostrado la necesidad del actual régimen de explota-
ineluctable. Por eso la posición de Mijailovski ción capitalista.
176 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

convertir a El Capital (Marx, 1980) en un ingre- A pesar de las diferencias se dio una suerte
diente necesario para justificar toda teoría de de alianza implícita en la lucha contra los po-
la industrialización capitalista. En base a este pulistas, entre los llamados marxistas legales
componente todas las corrientes democráticas que se basaban en Marx para demostrar la po-
liberal-burguesas de finales del siglo pasado sibilidad de desarrollo sin contradicciones y al
que pugnaban por el desarrollo del capitalismo infinito del sistema capitalista –como Struve–,
en Rusia, se apoyaron en las formulaciones de y figuras más radicales, como Plejánov, o el
Marx para demostrar la necesidad de este sis- propio Lenin. Los primeros trabajos de Lenin
tema. El Capital (Marx, 1980) se había conver- se publicaron en una recopilación donde tam-
tido en el libro de los burgueses11. bién figura un escrito de Struve. El hecho sus-
citó posteriormente en el seno de los grupos
marxistas una discusión respecto a por qué,
a pesar de las diferencias, fue necesario es-
11 A partir de este tipo de examen los socialistas tablecer en su momento un frente de acción
formularon la teoría del desarrollo de las fuerzas pro- junto con los marxistas legales. Con todo, el
ductivas que pretende demostrar que solo es posible hecho importante radica en que desde sus
cambiar la sociedad capitalista a partir de determinado
grado de desarrollo de las fuerzas productivas. Teoría
primeros trabajos, la diferencia entre Lenin y
a la que se opuso en Italia una corriente de izquierda los marxistas legales, y por tanto entre Lenin
dentro del partido socialista que luego, encabezada por y la Segunda Internacional, era radical. Ya en
Gramsci (1917) quien escribió un trabajo con el signi- ellos Lenin contrapone a lo que él llama “so-
ficativo título de “La revolución contra el capital” (no ciólogo objetivista” el “sociólogo materialista”:
contra las relaciones capitalistas, sino contra El Ca-
pital de Marx), donde demuestra que la revolución en
mientras el primero habla de la necesidad del
Rusia fue una revolución hecha contra El Capital de desarrollo del sistema capitalista, el verdade-
Marx (1980), pero no contra lo que Marx realmente pen- ro materialista debe tratar de comprender las
saba sino contra todo aquello que la socialdemocracia particularidades de una formación económi-
había interpretado: las revoluciones podían triunfar sin co-social determinada, esto es, descubrir las
que se hubiera llegado a esa etapa de madurez del desa-
rrollo de las fuerzas productivas, parti pris de la cual
contradicciones de clase que se generan en el
partían los socialistas para mostrar la viabilidad de un interior de esta formación económico-social.
proceso revolucionario. Al plantear esta diferencia Lenin se colocó
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta177

fuera del interrogante que obsesionaba a los Al plantear el problema de esta manera Lenin
participantes del debate provocado por la teo- concibió una relación entre teoría e historia
ría de Bernstein: ¿el desarrollo de los hechos que eludía esa percepción del marxismo que,
correspondía a las previsiones hechas por con distintos signos, era común tanto a revi-
Marx?; para él no se trataba de individualizar sionistas como a ortodoxos. Mientras unos
las irresistibles tendencias históricas12. hablaban de irresistibles tendencias históri-
Se trataba, entonces, de determinar la clase cas, otros trataban de negarlas, mientras unos
que en una determinada estructura económica sostenían que las predicciones de Marx habían
se pondría a la cabeza del proceso, generando fracasado los otros sostenían que ellas se veri-
la resistencia del resto de las clases sociales. ficaban en la realidad; mientras unos aducían
que estaban apareciendo nuevas clases me-
dias, los otros respondían que estas clases no
12 Para Bernstein y la socialdemocracia en general, eran tan consistentes; mientras unos hablaban
la historia tenía un fin predeterminado, por lo que el de la cartelización de la sociedad, como for-
marxismo –que daba cuenta de ese fin– les aparecía mas de reorganización económica y de auto-
como una teoría cerrada, confusa. Lenin, por el contra- control de la sociedad, los otros la veían como
rio, plantea la necesidad de hacer avanzar al marxismo,
porque, creía que la teoría de Marx –y lo dice– no es
síntoma de la exacerbación de la anarquía y
algo definitivo, inamovible. Por el contrario, está con- de la aproximación cada vez más ineluctable
vencido de que ella solo ha puesto “las piedras angula- del derrumbe. Con todo, el esquema de pensa-
res de la ciencia que los socialistas deben hacer progre- miento de ortodoxos y revisionistas era exac-
sar, en todas las direcciones, si no quieren distanciarse tamente el mismo.
de la vida. Nosotros pensamos que para los socialistas
rusos es particularmente necesaria una elaboración in-
Cuando Lenin ubica el problema de las ten-
dependiente de la teoría de Marx, puesto que esta teoría dencias históricas en la determinación de las
nos da solamente los principios directivos generales, clases que dirigen un determinado ordenamien-
que se aplican en particular a Inglaterra de manera dis- to económico y la confrontación de estas con
tinta que a Alemania, a Alemania de manera distinta que el resto de las clases, reordena todo el campo
a Rusia” (Lenin, 1975d: 217-218) [Nota de la presente
edición: Aricó cita otra traducción del ensayo “Nuestro
de la relación entre la teoría y la historia. Ahora
Programa”, que difiere levemente de la que se lee en las la irrupción en el análisis de toda la variedad
Obras completas consignadas en la bibliografía]. histórica no es ya contradictoria con la teoría,
178 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sino que constituye el terreno específico de su reconocimiento de que el marxismo tomó


convalidación. La prueba de la cientificidad del como punto de partida la aceptación directa
marxismo, dice Lenin, consiste precisamente y abierta de la perspectiva de una determina-
en la capacidad de fundar el estudio particu- da clase social –el proletariado–, el partidis-
larizado y minucioso de la realidad; es decir, mo de la doctrina marxista no puede derivar
el marxismo podía ser científico en la medida ya de una postura hacia el futuro, sino solo
en que se mostrara capaz de descubrir toda la del análisis del conjunto de las relaciones
multiplicidad contradictoria de las formas de antagónicas existentes en la realidad capi-
antagonismo social que se generaban en el in- talista. Pero el partidismo de la doctrina se
terior de la sociedad capitalista. En definitiva la despliega en el análisis de la multiplicidad de
idea central de Marx (1980) que retoma Lenin las contradicciones internas de la formación
de la tercera sección del segundo tomo de El económico-social. Entonces la esencia revo-
Capital es aquella según la cual el modo capita- lucionaria del marxismo debe ser buscada a
lista de producción está condicionado por los partir de la propia teoría, independientemente
modos de producción residuales con los que de la perspectiva que ella pueda trazar. Es en
coexiste, pero que tiende a someter a su lógica sus propios elementos donde hay que buscar
mercantil: lo que según el propio Marx lo logra su condición revolucionaria; y no en el hecho
ateniéndolos a su proceso de circulación. Esta de que fije un fin último de todo el proceso.
tesis no lleva a concebir una uniformidad ma- La fuerza de esta teoría residía en su capaci-
terial de todos los procesos, sino simplemente dad de explicar los hechos contemporáneos y
señala la subsunción en el modo capitalista de no en su posibilidad de devenir una religión o
producción de todos los modos de producción transformarse en una filosofía de la historia.
anteriores, que si bien no desaparecen, sí se im- Por ello, dirá Lenin, no es necesario arrastrar
brican a este modo capitalista de producción al obrero en pos de una perspectiva o fin úl-
dándole una fisonomía particular. timo para que este cumpla con su función de
Tenemos ya los elementos para abordar el representante de los explotados en una lucha
segundo punto de discusión con el revisio- coherente y organizada; basta con explicarle
nismo: la unidad de ciencia y revolución. sus condiciones actuales, la estructura econó-
Partiendo de la concepción expuesta y del mica y política del sistema que lo oprime, la
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta179

necesidad y la inevitabilidad del antagonismo determinada nos dice Lenin, ya no se configura


de clases sobre el que se basa este sistema. como una verificación empírica de un modelo
Desde esta perspectiva todo desarrollo de la cristalizado. Esta consideración nos permite
espontaneidad en la lucha de la clase obrera llegar al punto que queda por analizar en la
o de otros sectores genera una exigencia de relación entre teoría y movimiento social. Es
teoría y una profundización de los nexos que en este punto donde aparece el nexo indiso-
vinculan a esta con el conjunto de los elemen- luble que une los primeros escritos de Lenin
tos que conforman una sociedad determinada. –“Quiénes son los ‘amigos del pueblo’” (1975b)
Por otra parte es el análisis de la formación y la “Crítica del romanticismo económico”13–
económico-social lo único que nos permite con todo lo que conforma la temática central
fundar el examen de lo que puede llamarse del “¿Qué hacer?” (1975c) escrito cinco o seis
el momento ético-político. Es este el único años después: una vez que se ha liquidado de
nivel a partir del cual se puede constituir la la teoría toda incrustación finalista, y que se
política como ciencia, porque es a partir del le considera en términos de instrumental de
análisis de la formación económico-social análisis de la totalidad de los fenómenos que
como se está en condiciones de reconstruir constituyen el presente, es imposible represen-
de manera científica, y no subjetiva, las rela- tarse ya la génesis de la teoría como algo que
ciones que vinculan al conjunto de las clases se constituye a partir de la lucha de clases del
sociales existentes en el interior de una for- proletariado.
mación económico-social. El análisis de Lenin En efecto, pues si bien para la concepción
llega a un resultado importante: solo el análi- naturalizante de las relaciones sociales es en
sis de la formación económico-social permi- la constitución de la lucha de clases del pro-
te superar la distinción irreductible estable- letariado donde reside la validación de la teo-
cida por Bernstein entre ciencia o ideología ría marxista, a partir del concepto de forma-
concebidas como elementos absolutamente ción económico-social –según el marxismo de
contradictorios.
Una vez liquidado el concepto de ciencia 13 Aricó se refiere a la “Contribución a la caracteri-
propio de las ciencias naturales, la aplica- zación del romanticismo económico” (Lenin, 1979a)
ción de la teoría a una especificidad histórica [Nota de la presente edición].
180 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Lenin– ella no necesita de dicha validación. al ver el capitalismo no percibimos el movimien-


Esto porque entre teoría marxista y constitu- to obrero, es porque el capitalismo no cumple
ción del movimiento de clases del proletariado su misión, y no porque todavía sea poco eficaz
no hay una relación causal necesaria, aunque, nuestro trabajo organizativo y de propaganda
evidentemente, es la constitución del proleta- entre los obreros. Ni siquiera vale la pena refu-
riado como tal, en la medida en que es parte de tar este subterfugio filisteo de nuestros filósofos
la constitución del sistema capitalista, la que excepcionalistas: lo refuta toda la actividad de
permite el surgimiento de la teoría marxista. los socialdemócratas de todos los países, lo re-
Lenin dirá en “Quiénes son los ‘amigos del futa cada discurso público de cualquier marxis-
pueblo’” que, ta. La socialdemocracia –dice con entera justicia
Kautsky– es la unión del movimiento obrero con
[…] el movimiento obrero socialdemócrata, el socialismo. Y para que el papel progresista del
que ha demostrado a todos de modo evidente capitalismo “se manifieste” también en nuestro
el papel revolucionario y unificador del capita- país, nuestros socialistas deben poner con toda
lismo, surgió dos decenios más tarde, cuando energía manos a la obra; deben elaborar de una
la doctrina del socialismo científico se formó manera más detallada la concepción marxista
definitivamente, cuando se extendió con mayor de la historia y de la realidad rusas, y hacer un
amplitud la gran industria y apareció una pléya- estudio más sistemático, más concreto de todas
de de hombres talentosos y enérgicos que difun- las formas de la lucha de clases y de la explo-
dieron esta doctrina entre los obreros. Además tación, que en Rusia aparecen singularmente
de presentar bajo una luz falsa los hechos his- embrolladas y encubiertas (Lenin, 1975b: 338)14.
tóricos, y olvidar la labor gigantesca realizada
por los socialistas para infundir conciencia y Estas afirmaciones de Lenin son fundamenta-
sentido de organización al movimiento obrero, les para entender el sentido del “¿Qué hacer?”
nuestros filósofos atribuyen a Marx las más ab- (Lenin, 1975c). De lo que se trataba era de com-
surdas concepciones fatalistas. Al decir de estos batir el fatalismo (la filosofía de la historia), que
filósofos, según la concepción de Marx la orga-
nización y socialización de los obreros se ope-
ran espontáneamente y, por tanto, si nosotros, 14 [Nota del primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta181

se afirma necesariamente sobre la base de una obrera. Por ello, al no establecer una relación
concepción simplista y lineal del desarrollo necesaria entre desarrollo capitalista y desa-
capitalista. Pero combatir todo esto significa, rrollo del movimiento socialista, Lenin parte de
inevitablemente, combatir toda forma posible la idea de que existía en Rusia un peligro con-
de espontaneísmo teórico. creto de tradeunionismo que debía ser evitado;
El hecho de que no existiera en Rusia un la única forma de evitar ese peligro, era luchar
movimiento obrero organizado, no podía ser plenamente contra todo tipo de espontaneísmo
interpretado a la manera populista como un teórico.
desmentido concreto del proceso de desarrollo Al respecto se esbozan en el joven Lenin
capitalista abierto en este país. Entre el desa- (1975c) dos documentos que encuentran en el
rrollo capitalista y el nacimiento de un movi- “¿Qué hacer?” una plena función: en primer lu-
miento obrero y socialista no existe, como dice gar, el hecho de conocer profundamente el aná-
Lenin, una relación de derivación necesaria; lisis que del proceso de reproducción del ca-
no es cierto que a medida que una sociedad se pital social global hace Marx lo llevó a excluir
desarrolla en forma capitalista deba generarse de antemano toda hipótesis catastrófica, pero
necesariamente un movimiento obrero, ni, me- además lo llevó a reconsiderar la relación entre
nos aún, un movimiento obrero de caracterís- el capital y el trabajo como el punto central de
ticas socialistas como pretendía, por ejemplo, referencia para un reconocimiento analítico del
el programa socialdemócrata de Erfurt. Así, conjunto de las relaciones de clase que existían
la posibilidad de que fermentara el tradeunio- en una formación económico-social determina-
nismo en el seno de la clase obrera rusa, era da. De allí, entonces la afirmación del carácter
un reflejo real, que lo llevó al análisis de las irreductiblemente político de la acción de la
formas tradeunionistas de organización sindi- clase obrera rusa, lo que en este caso significa-
cal que existían en Inglaterra. De este análisis ba la imposibilidad total de separar la lucha por
Lenin extrapola la concepción del tradeunio- el socialismo, la lucha por la libertad política,
nismo considerada no como resultado de la de la lucha económica; en otras palabras la lu-
conformación particular de la estructura sindi- cha social en Rusia adquiría necesariamente el
cal inglesa, sino como categoría que muestra carácter de una lucha por reivindicaciones eco-
un proceso de decapitación política de la clase nómicas y políticas, y todo intento de superar
182 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

esta relación estrecha entre ambas conlleva el política socialdemócrata. No solo no se puede
riesgo de conducir a una tradeunionización de esperar, dice Lenin, un crecimiento automáti-
la clase obrera rusa15. co de un movimiento obrero socialista, sino
En segundo lugar, este tipo de consideración que hasta se excluye la posibilidad de hablar
lleva a Lenin a acentuar una vez más el papel de una ideología independiente elaborada por
fundamental de la teoría como instrumento las propias masas obreras en el curso de esos
capaz de garantizar aquel nivel de la lucha de movimientos.
clases en el que se define el análisis de las re- Acentuando el rol de la teoría y colocándo-
laciones que existen entre el conjunto de las la como el nivel estrictamente necesario para
clases sociales de una formación económico- definir el conjunto de las contradicciones de
social dada, una vez que se ha precisado esta clases de una sociedad, Lenin llega a la con-
fisura existente entre el elemento espontá- clusión de que figurando estas dos áreas –el
neo y el área propia, en la que se define una espontáneo pulular del movimiento de la lucha
de clases respecto al área en que se define la
política social demócrata– no se puede llegar
15 Es importante señalar que es a través de este aná- a hablar de la formulación de una ideología in-
lisis marxiano del proceso de reproducción del capital
social global como llega Lenin al análisis de la condi-
dependiente elaborada por las propias masas
ción particular de la clase obrera rusa, porque luego obreras en lucha. Es esta idea la que lo lleva
veremos cómo a partir de la concepción particular del a aproximarse a las formulaciones de Kautsky
estado en la sociedad rusa, Trotsky también llega a (lo que motivó a identificar incorrectamente a
comprender la necesidad de la unidad total e indiso- ambas posiciones); apoyándose en este, Lenin
luble entre lucha política y lucha económica. Ambos
llegan a la misma conclusión por diferentes motivos;
(1975c) afirma:
sin embargo, el hecho de que Lenin hubiera enfatiza-
do el análisis del proceso de reproducción del capital […] también en Rusia la doctrina teórica del so-
social global rescatando la categoría de formación cialismo surge, independientemente del creci-
económico-social lo lleva luego a prolongar este análi- miento espontáneo del movimiento obrero, como
sis al conjunto de las clases de la sociedad rusa, y aquí
resultado natural e inevitable del desarrollo del
aparecen ya las diferencia notables con Trotsky fun-
damentalmente en torno al problema del movimiento pensamiento de los intelectuales socialistas
campesino. revolucionarios.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta183

Esta afirmación que hace Lenin (1975c) en el sorprendente todavía. Declarar en letra de molde
“¿Qué hacer?” y que en buena medida se cons- que los socialdemócratas rusos agrupan única-
tituyó en la piedra del escándalo, no surge por mente a las fuerzas obreras para luchar contra el
generación espontánea. Recordemos en este capital (¡es decir solo para la lucha económica!),
sentido la cita que hemos señalado en “Quiénes sin unir a los individuos y grupos revolucionarios
son los ‘amigos del pueblo’ (Lenin, 1975b) o lo para luchar contra el absolutismo, significa igno-
que Lenin dirá luego en “Las tareas de los so- rar o querer ignorar hechos por todos conocidos
cialdemócratas rusos” (Lenin, 1979b), escrita sobre la actividad de los socialdemócratas rusos
en 1897 y donde puede percibirse claramente (Lenin, 1979b: 391).
la diferencia con Kautsky:
Lenin ofrece aquí una visión muy particular de
Se ha dicho hace ya mucho que sin teoría revo- la definición sobre la unidad de socialismo y
lucionaria no puede haber movimiento revolu- movimiento obrero contenida en el comentario
cionario, y es dudoso que en el momento actual al programa de Erfurt. Por su parte en Kautsky,
sea necesario demostrar esta verdad. Calificar y en esto estriba la diferencia, esta formulación
de “particularidades” la teoría de la lucha de establece una relación necesaria entre la teo-
clases, la concepción materialista de la historia ría del derrumbe y la indiferencia total frente
rusa, la apreciación materialista de la actual si- a la temática del partido. Si el capitalismo está
tuación económica y política de Rusia y el reco- ineluctablemente destinado a perecer y si la
nocimiento de que es necesario reducir la lucha clase obrera estaba ineluctablemente destina-
revolucionaria a determinados intereses de una da a tomar conciencia de este hundimiento, la
clase concreta, analizando su relación con las teoría de la organización aparece como proble-
demás clases: calificar de “particularidades” es- ma secundario, que sería superado por la pro-
tos importantísimos problemas revolucionarios pia toma de conciencia de la clase. Por eso la
es un error tan descomunal e inesperado en un socialdemocracia careció siempre de propues-
veterano de la teoría revolucionaria que estamos tas, frente a los problemas organizativos. En
casi dispuestos a considerar este pasaje como cambio, Lenin enfatiza la necesidad de cons-
un simple lapsus. En lo que atañe a la prime- truir subjetivamente el movimiento obrero, por
ra mitad del párrafo citado, su sinrazón es más medio de la fusión de dos elementos distintos,
184 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tanto por su naturaleza como por su origen, una realidad concreta es a su vez acompañada
de forma tal que de ninguna manera podían en el caso de Lenin, de una defensa a ultranza
encontrarse automáticamente en la sociedad. de los elementos constitutivos esenciales de la
Para Lenin la tarea de la socialdemocracia es doctrina de Marx. Lenin se enfrentó a las con-
introducir en el movimiento obrero espontáneo cepciones que invalidaban estas posiciones de
determinadas convicciones socialistas, cuyo Marx, a las que calificaba de economicistas.
nivel será el de la ciencia moderna; introducir Según Lenin el revisionismo bernsteiniano era
la explicación teórica de la realidad económica totalmente identificable con el economicismo;
social que los obreros no pueden, espontánea- este, en su rechazo al derrumbismo, consideró
mente, descubrir puesto que es necesario que que la dinámica de la sociedad capitalista supo-
esta le sea develada con los métodos de una nía una lenta evolución hacia una sociedad más
ciencia particular que posee un sistema propio justa, donde las luchas económicas por las pro-
de categorización ajeno al organicismo que in- pias reivindicaciones, o las luchas políticas en
troduce las categorías de las ciencias naturales estrecha relación con estas conducían a un me-
a las ciencias sociales. joramiento permanente de las condiciones de
En sus trabajos sobre la particularidad del la vida de la clase obrera, de la sociedad capi-
desarrollo del capitalismo en Rusia, Lenin lo- talista al socialismo. Por eso, decía Bernstein,
gra superar una incomprensión que subyace el movimiento lo es todo, los objetivos nada.
en el marxismo anterior a él, la relación estre- Y son nada porque el movimiento es capaz de
cha que existe entre el análisis de El Capital realizar todo, en la medida en que avanza para-
(Marx, 1980) y la riqueza del desarrollo histó- lelamente a la evolución natural de las relacio-
rico. Esta incomprensión acerca de la utilidad nes económicas16.
de El Capital de Marx como elemento de va-
lidación de la realidad multifacética es el sig-
no común a todos los participantes en torno 16 Esta concepción era para Lenin el peligro funda-
al debate sobre Bernstein: Rosa Luxemburg, mental que había que desterrar, por eso fue Struve,
discípulo ruso de Bernstein, el blanco central de sus
el mismo Kautsky, e incluso Bernstein. Es por ataques. Según este, existía entre la teoría de la revo-
ello que la consideración sobre la necesidad de lución social y la concepción materialista de la historia
hacer avanzar la teoría a partir del análisis de una contradicción absoluta. La teoría de la revolución
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta185

Así la teoría de la revolución social aparecía que no fuera el proletariado. En contraste, para
como una teoría aventurera que lo único que Lenin, la autonomía del proletariado no era una
lograba era perjudicar la evolución natural y autonomía organizativa, simplemente política,
lógica hacia un mundo de igualdad. sino una autonomía teórica, ideológica, en la
Combatir esta concepción fue para Lenin medida en que podía reconocer y determinar
una tarea central debido a que ella podría con- científicamente el conjunto de las relaciones
solidar la tendencia tradeunionista en el joven de clase existente en una formación económi-
proletariado ruso. En esta afirmación Lenin co-social. Lenin y Kautsky convergen en la idea
otorgaba un papel esencial a la particularidad de que el socialismo debe ser aportado al movi-
de la situación rusa, si bien no hay que olvidar miento obrero desde el exterior, pero las moti-
que esta situación la había ya descifrado a la luz vaciones que conducen a ambos a esta afirma-
de una interpretación de marxismo que consi- ción remiten a dos concepciones del marxismo
deraba que el elemento central de la autono- radicalmente distintas en sus propios funda-
mía de la clase obrera no residía en su escisión mentos. ¿Dónde se sitúa la diferencia? Veamos
con respecto al resto del cuerpo social (teoría más detenidamente la cuestión. Para Lenin, la
que Kautsky había extraído de su lectura de El conciencia de clase, solo puede ser aportada
Capital (Marx, 1980) a través de la teoría del desde el exterior de las relaciones entre obre-
salario). La teoría kaustkiana de la autonomía ros y patrones. Y esta conciencia de clase se
llevaba a fomentar la corporativización de la puede adquirir en la medida en que el análisis
clase obrera; de aquí que desde finales del si- parte de la sociedad como un todo y dentro de
glo, en los procesos de constitución de los mo- esta se concede fundamental importancia a las
vimientos socialistas, la autonomía de la clase relaciones recíprocas entre todas las clases y
obrera fuera vista en términos de constitución de estas con el Estado. La conciencia de clase
de partidos independientes que no debían de solo podía darse en la medida en que el análi-
establecer alianzas con ninguna fuerza política sis dejara de estar situado en la confrontación
entre obreros y patrones, y se situara al nivel
social se reducía para él a la teoría de la catástrofe; la
del conjunto de las clases sociales existentes
concepción materialista de la historia se reducía a una en el interior de esa sociedad determinando así
visión determinista de los elementos económicos. el grado de tensiones entre ellas, el grado de
186 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

diferenciaciones y de aproximaciones que po- consideración específica del movimiento ético-


dían tener respecto a la clase obrera. En Rusia, político como un momento particular y no deri-
para Lenin, por conciencia de clase se entien- vado del momento económico. Entonces, a tra-
de el conocimiento de la totalidad económico- vés de la categoría de formación económico-
social. Por su parte para Kautsky, la conciencia social encuentra Lenin la forma de relacionar
de clase era la conciencia de la necesidad de un estos dos elementos –el momento económico
fin último, la necesidad del socialismo. El con- y el momento ético-político– que aparecían
traste es notable: en lugar de esta percepción permanentemente separados en el marxismo
de la conciencia como un fin ético, para Lenin anterior a él.
la conciencia equivalía a conocimiento –y por Es a través de esta categoría como el análi-
tanto a ciencia– de la totalidad económico-so- sis podrá desplazar su eje de la simple relación
cial. Razón por la cual, si bien dicen lo mismo, de contradicción entre capital y trabajo para
el significado de conciencia es uno en Lenin y arribar al estudio de las relaciones y tensiones
otro en Kautsky. que existen entre el conjunto de las clases so-
Las tesis de “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c) na- ciales y el Estado, con lo cual la sociedad de-
cen entonces del estudio del proceso de repro- jaba de ser una entelequia definida a través de
ducción del capital social global y de la aplica- la contradicción entre capital y trabajo para
ción de este estudio al desarrollo del capitalis- convertirse en una sociedad, con una historia
mo en Rusia. Aquí reside, en última instancia, y una psicología particular concretas. Es a
el contenido de verdad que puede haber en la partir de este descubrimiento de la sociedad
teoría de Lenin: no en que sea factible de apli- concreta, como se podía llegar a estructurar
cación en contextos sociales y políticos distin- desde la perspectiva marxista, una teoría po-
tos, sino en que deriva del propio carácter de lítica que no fuera la aplicación al terreno de
verdad de la teoría marxista. la política de un objetivo final, sino resultado
Es a partir del reconocimiento del campo del despliegue de las contradicciones inter-
del conjunto de las relaciones sociales como nas de una sociedad apostando a una clase
lugar de constitución de la política como cien- social determinada. En esto consiste el pun-
cia como Lenin responde a una exigencia vá- to de partida de las clases; en reconocer que
lida planteada por la crítica bernsteiniana: la el socialismo no es un hecho ineluctable sino
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta187

que puede ser el resultado de la acción de una no de teoría donde Lenin intenta ver las for-
clase en la medida en que ella supere ciertos mas concretas que debe asumir el proceso
niveles de actividad y de confrontación para de constitución del movimiento socialista en
llegar a niveles más amplios donde se convier- Rusia. En este sentido, hay en él elementos
te en una fuerza social que tiene la conciencia teóricos que forman una unidad con otros que
y el conocimiento del conjunto de la sociedad se han ido consolidando desde los primeros
necesarios como para emprender la lucha de escritos de Lenin; son estos elementos los que
transformación. Solo así el socialismo deja de ayudan a distinguirlos del conjunto de la so-
ser el resultado del camino ineluctable de la cialdemocracia en la medida en que Lenin re-
rueda de la historia para convertirse en una constituye un método científico de percepción
apuesta histórica que debe ser construida sub- de la realidad que estaba ya en Marx y que ha-
jetivamente a través de la construcción de la bía quedado oculto por cuanto la significación
conciencia de clase del proletariado. Es evi- última de sus obras había sido desconocida
dente que a partir de esta percepción Lenin por la socialdemocracia. Esta concepción de
debía privilegiar el momento de constitución Lenin se desarrolla a través del rescate de
del partido. Y es en torno a sus ideas de hege- una categoría particular que está subyacente
monía del proletariado y del papel de un par- en Marx pero que fue ignorada incluso por
tido revolucionario, como se puede reconocer Engels: la categoría de formación económico-
la validez ahistórica de las concepciones de social. Pero el contenido del libro se refiere al
Lenin; ahistórica que luego requería ser histo- problema de la construcción del partido en la
rizada, en la medida en que las clases sociales sociedad rusa, de aquí que diga Lenin que el
son distintas, en que son otros los momentos error consiste en creer que dicho libro puede
políticos y otros los procesos de constitución aplicarse a cualquier realidad, que todos los
de la organización política. partidos deben ser construidos a partir de lo
La concepción que dio origen al “leninis- allí expuesto por él.
mo” no provino de la generalización del mé- Este hecho condujo, por una parte, a conver-
todo del “¿Qué hacer?” sino precisamente de tir al “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c) en una suer-
su parte ahistórica: el contenido. El “¿Qué ha- te de línea divisoria de las aguas entre revisio-
cer?” (Lenin, 1975c) es un libro de política y nistas y marxistas (marxistas revolucionarios
188 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

serían solamente los que aceptan el “¿Qué [Del original A]


hacer?”, marxistas revisionistas serían los que
lo niegan), y, por la otra, entre quienes con- Pregunta: Según creo haber entendido, de
sideran que existen los marxistas autoritarios acuerdo a lo expuesto por usted, los intelec-
que se basan en el “¿Qué hacer?” y los mar- tuales aparecían como los traductores de la
xistas libres, espontaneístas, que hablan de la teoría marxista a una clase que por sí mis-
capacidad de autoconstrucción de las clases, ma no puede rebasar su horizonte ideológico
que niegan al “¿Qué hacer?”. En términos de economicista. Me pregunto si no habría que
Lenin, toda la discusión, en última instancia, matizar un poco más las posiciones para
es falsa: porque se la está viendo a través de alejar toda duda de una separación entre in-
la característica particular y concreta que asu- telectuales que poseen el saber y proletarios
mió el proceso de constitución del partido ignorantes.
socialdemócrata en Rusia y de la confusión J. Aricó: Me sorprende que usted haya entendi-
existente entre las concepciones leninistas y do directamente lo contrario de lo que durante
kautskianas de “conciencia”. Sin saberlo, pen- dos horas me esforcé por explicar. Usted cree
sando que está copiando a Kautsky, que po- haber escuchado que en mi opinión la función
día reproducir todo esto que él decía, Lenin de los intelectuales es la de traducir la teoría
estaba diciendo cosas radicalmente distintas marxista porque los obreros no la entienden.
como se demostró luego de la guerra del 14 a Yo dije algo radicalmente distinto: no que había
propósito de la teoría del imperialismo donde que traducir la teoría marxista, sino que intro-
las diferencias radicales con Kautsky se pusie- ducir la conciencia socialista en la clase obrera
ron claramente de manifiesto. era analizar la formación social capitalista y lo-
grar que este análisis penetrara en el conjunto
de la acción de la clase. Entonces, no se tra-
ta de traducir la teoría. La teoría marxista no
logra definir una formación económico-social
simplemente traduciéndola, pues esto implica-
ría que la teoría marxista tiene ya un análisis
de todas las formaciones económico-sociales,
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta189

a partir de lo cual simplemente habría que pequeñoburgueses, burgueses, burguesía na-


buscar en un cajón la ficha correspondiente cional, monopolios, trasnacionales–, para com-
a México, o a Argentina, por ejemplo, y esta- prender la madeja de relaciones que se mueven
ría resuelto el problema. No, precisamente el en torno a la conquista del 20% de aumento
hecho de que se haya pensado en una verdad tienen que saber cómo funciona el capitalismo
universal del marxismo que debe ser llevada al en una sociedad determinada, y para conocer
seno de la clase obrera ha provocado una con- cómo funciona el capitalismo en una sociedad
fusión entre Lenin y Kautsky, porque esto era determinada hay que estudiar el capitalismo. El
lo que planteaba Kautsky, que había una ver- conjunto de relaciones capitalistas no se trans-
dad de la doctrina marxista, una verdad de la parenta en la simple confrontación entre obre-
teoría marxista que había que llevar a la clase. ros y patrones; detrás de esta subyace un con-
Lenin estaba planteando otra cosa: los obreros junto de contradicciones que debe ser develado
se enfrentan a los capitalistas, ya sea en una a través del reconocimiento de esta formación
fábrica, ya sea como clase en su conjunto. Lo económico-social, y, como decíamos, sin la in-
que no logran saber si no introducen para ello troducción del instrumental teórico marxista
una ciencia, lo que no se deriva de la propia una formación económico-social no puede ser
naturaleza espontánea de su acción es el con- conocida, no puede ser develada, no puede ser
junto de relaciones que existen entre el conjun- analizada. Entonces, la función de los intelec-
to de las clases. Entonces, cuando los obreros tuales no es introducir conciencia a nadie: en
luchan por un 20% de aumento no siempre la medida en que son depositarios de una cien-
saben que ese 20% de aumento provoca una cia, su función consiste en analizar la estructu-
transformación total del sistema, una confron- ra económico-social de un país determinado y
tación total del sistema, modifica una cantidad encontrar la manera de encadenar este análisis
de elementos; solo saben que necesitan un 20% con la lucha de una clase obrera determinada
porque ha habido una devaluación, un encare- o de sectores sociales determinados para que
cimiento del 20%; pero para saber la relación estos comprendan la relación que hay entre la
que hay entre su lucha por el 20% de aumento lucha que están haciendo y el conjunto de la so-
y la lucha del conjunto –de los sectores cam- ciedad. Lo único que estamos diciendo es esto:
pesinos, de obreros, estudiantes, empleados, la sociedad en su conjunto, la totalidad social,
190 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

no se transparenta en la confrontación o en el fábrica y el conjunto de las instituciones que la


enfrentamiento de dos sectores determinados. rodean a través de la conformación de conse-
No, porque existe un conjunto de mediaciones. jos obreros de fábricas y de zonas. Es decir, es
La tarea de los marxistas es analizar este con- un movimiento obrero que ya está desbordan-
junto de mediaciones. Ahora bien, para que ese do el campo propio de la relación conflictual
conjunto de mediaciones develado, que forma entre capital y trabajo, producto de su grado de
un cuerpo de ciencia, se introduzca en la ac- madurez, del grado de conciencia socialista de
ción política de una clase es necesario encon- ese movimiento obrero y del grado de crisis de
trar la forma de conexión entre esa clase y esa la sociedad capitalista como tal que no puede
ciencia. Definimos la forma de conexión entre resolver a través de una política salarial deter-
esa clase y esa ciencia a través de la idea de minada confrontaciones de clase que son cada
organización, a través de la idea de partido, vez más agudas.
aunque cuando hablamos de partido ponemos A veces, entonces, cuando determinados
esta palabra entre comillas, porque no siem- partidos políticos quedan detrás de este nivel
pre partidos determinados y concretos pueden de conciencia del propio movimiento obrero,
cumplir esa función. A veces dicha función se es este el que actúa como un movimiento de
cumple desde otras instancias, por ejemplo, a punta y dinamización de los partidos políticos.
través del sobredimensionamiento de las fun- Por eso cuando estamos hablando de partidos
ciones sindicales. Aparece entonces lo que se nos referimos al momento de organización, o
llama el pan-sindicalismo, un sindicalismo que sea, esta conciencia de clase que es una ciencia
al desbordar determinadas reivindicaciones no se estructura si no es a través de elemen-
encuentra una forma de abrir totalmente el tos de organización. Una clase solo se expresa
abanico de sus reivindicaciones. Por ejemplo, como clase a través de sus organizaciones, y
hoy el movimiento obrero italiano no plantea expresarse a través de sus organizaciones sig-
simplemente aumentos salariales sino el pro- nifica expresarse, en sentido gramsciano, a tra-
blema del control de los ritmos de trabajo, la vés de los intelectuales porque son ellos los que
cuestión del control del ambiente de trabajo, ocupan el movimiento organizacional. Cuando
el control de las inversiones, el control de la Gramsci está hablando de los intelectuales
ganancia, el problema de las relaciones entre la como ocupando el momento organizacional
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta191

nos está hablando de los intelectuales clásicos, de Lenin (2015) El Estado y la Revolución,
de los novelistas, de los pintores, de los que etc. Entonces, los caminos de acceso a la cien-
escriben notas en los periódicos, pero también cia son hoy radicalmente distintos de los que
de todo hombre que en un lugar determinado eran cuando se estaba discutiendo el “¿Qué
ocupa un papel organizativo. En ese sentido, hacer?” (Lenin, 1975c) en el seno de una socie-
sería intelectual un jefe de policía, sería inte- dad opresiva, que para poder leer El Capital
lectual un primer ministro, serían intelectuales había que copiarlo a mano porque lo tenía un
los dirigentes sindicales, serían intelectuales señor a cincuenta o doscientos kilómetros de
los jefes de sociedades vecinales, serían inte- un lugar determinado. Esto se ha modificado
lectuales todos aquellos hombres que ocupan hoy, por lo cual las formas de acceso a la cien-
un puesto de organización de la sociedad. cia son otras. Pero también sabemos que para
El desdibujamiento de esta categoría inte- que esto se conforme en una conciencia nece-
lectual tiene importancia porque lleva a mos- sita ser organizado y definir la característica de
trar que no es cierto que haya un núcleo depo- esa organización es definir la característica de
sitario de la ciencia y otro núcleo, otro sector una formación económico-social determinada.
amplio compuesto por los que aplican esta Por tanto, el problema no está resuelto por el
ciencia. No, esta ciencia comienza a navegar solo hecho de que sus traductores de la teoría
más allá de los propios intelectuales en la me- se pongan de acuerdo, hagan un sello, alquilen
dida en que con la integración de la sociedad un local a partir de allí se definan como la van-
capitalista aparece la industria cultural como guardia del proletariado. No, no se trata de eso,
un hecho de masas, en la medida en que apare- sino de definir “teóricamente” estas relaciones
cen los libros de la sociedad capitalista. Antes teóricas. No se trata de traducir la teoría de
El Capital (Marx, 1980) lo hacía un hombre y Marx como un instrumental técnico aplicable
se editaban mil ejemplares. Hoy se editan cien- al análisis de cualquier realidad. Por el contra-
tos de miles de ejemplares, y como los capita- rio, los marxistas desarrollan el marxismo en
listas han encontrado que editar El Capital en la medida en que son capaces de analizar una
forma económica rinde mucho, entonces edi- realidad económico-social determinada, y el
tan miles y miles de ejemplares de El Capital, y hecho de que haya tan escasos análisis de for-
no solo de El Capital sino de las obras de Mao, maciones económico-sociales determinadas,
192 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el hecho de que para ver cómo se desarrolla social que comanda el proceso de desarrollo
y conforma el mercado nacional en un país, capitalista en una formación económico-social
cómo se desarrolla el capitalismo en un país es definir la dominante; el elemento dominante
siempre tengamos que recurrir necesariamente sería entonces el modo de producción, mien-
a Lenin demuestra entonces que esta no es una tras que definir la formación económico-social
verdad simple, sino que es una verdad com- sería mostrar la relación que hay entre este ele-
plicada que los marxistas no han logrado aún mento dominante y el conjunto de los elemen-
dilucidar porque piensan efectivamente que la tos que constituyen una sociedad determinada.
teoría marxista es una verdad universal y que Sin embargo, esta distinción que parece poseer
puede ser simplemente adecuada, recortada; o un valor hermenéutico extraordinario no ha
sea que cambiando el nombre de los sujetos, logrado aún dilucidar el problema de si las so-
cambiando el nombre de las categorías, puede ciedades precapitalistas latinoamericanas son
ser aplicada a cualquier realidad, y es esto lo sociedades feudales en tránsito hacia el socia-
que niega concretamente Lenin con su examen lismo o sociedades capitalistas deformadas, es
de la formación económico-social. decir, si su temprana adscripción al mercado
Creo que hay una cosa muy viscosa que de- capitalista mundial las define como sociedades
riva de la dificultad de definir la conformación capitalistas o si hay que ver fundamentalmen-
particular de los sectores no capitalistas clási- te las relaciones de producción internas y la
cos. Esta diferenciación tan pronunciada, aun forma de extracción de plusvalor para decidir
cuando ha surgido en Europa, que es el centro si son efectivamente capitalistas o feudales.
de elaboración de herramientas conceptuales Esas son las dos tendencias que prevalecen
–es Poulantzas centralmente el que la señala– hoy en el discurso marxista en América Latina,
creo que surge de toda la discusión que se está discurso que a veces se torna excesivamen-
haciendo en América Latina sobre el carácter te violento porque, recubierto tras él, hay un
de la dependencia, sobre el carácter de las intento de categorización de las realidades la-
formaciones nacionales, sobre el grado de re- tinoamericanas, una discusión sobre el papel
lación entre estas formaciones nacionales con de determinadas clases en el proceso de de-
el imperialismo con el fin de establecer una dis- sarrollo de la revolución o de transformación
tinción clásica. Decíamos que definir la clase revolucionaria, fundamentalmente la relación
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta193

que puede haber entre clase obrera y burguesía real de las clases en el interior de cada una de
nacional o grado de desarrollo capitalista en el estas sociedades tenga cierta importancia para
campo. Toda la discusión gira en torno a esto el análisis político, para el análisis social, etc.
y hay especialistas en este tema que se han en- Pero la distinción no aparece clara ni en Marx
zarzado en complicadas discusiones. Nosotros ni en Lenin, y el hecho de que no aparezca cla-
hemos contribuido a la confusión general con ra no le impidió a Lenin hacer un examen del
un Cuaderno sobre los modos de producción desarrollo interno del capitalismo en Rusia,
en América Latina (cf. Laclau y otros, 1973)17; análisis del cual se discute hoy si, en él, Lenin
después Historia y sociedad ha hecho una ha exagerado o no el grado de diferenciación
discusión y yo presumo que esa discusión no capitalista en el interior del campo. Este aná-
tiene salida. ¿Por qué? Porque a través de la lisis, que es muy minucioso, está hecho en
referencia de Marx a esta característica parti- un momento en que Lenin se ve urgido por la
cular del sistema capitalista en el sentido de necesidad de demostrar que ese desarrollo se
que este subsume el conjunto de relaciones, está operando. Entonces, así como era lógico
el conjunto de sociedades precapitalistas y, que en un momento donde estaba predominan-
sin modificarlas, convierte la circulación de do el economicismo Lenin inclinara todo su
productos en una circulación generalizada de razonamiento hacia la necesidad de la confor-
mercancías y por tanto en una circulación ca- mación del partido, del elemento político como
pitalista de mercancías, desde este análisis la elemento decisorio en el “¿Qué hacer?” (Lenin,
discusión habría sido liquidada hace tiempo. 1975c), también es factible que haya forzado
Nos interesa el grado de diferenciación inter- el análisis de las diferenciaciones de clases en
na de cada una de estas formaciones, desde el Rusia lo cual lo haya llevado a afirmar que la
punto de vista del mercado mundial son todas diferenciación era tan grande que el peso de la
sociedades capitalistas en la medida en que es- burguesía agraria era mayor de lo que realmen-
tán adscritas a las sociedades capitalistas, lo te era. Si esto es así, no parece contradictorio
cual no invalida que el reconocer la naturaleza que la política de los bolcheviques hasta la
Revolución de 1917 contara con la nacionaliza-
ción de la tierra como principal reivindicación,
17 [Agregado de la presente edición]. tendiendo a apoyarse fundamentalmente sobre
194 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el campesinado pobre. Pero si esa diferencia- entre ambas. Pero creo que no es a través de
ción no era tan grande, si las capas intermedias la definición teórica de las diferencias entre
del campesinado eran muy consistentes, la po- estas categorías o de la definición teórica de
lítica de nacionalización podía llevar a un en- esta imbricación como hoy puede avanzar el
frentamiento entre el proletariado de la ciudad análisis concreto de determinadas realidades.
y estos sectores rurales muy consistentes. El Por el contrario, es porque hay un déficit en
que Lenin modificara el programa socialdemó- el conocimiento de ciertas realidades que se
crata de nacionalización para adoptar el de los plantea la cuestión de la definición, de la im-
populistas rusos –entrega de la tierra a los cam- bricación de los modos de producción como
pesinos– quizás se deba a este hecho. De todas problemática de irresoluble solución teórica.
maneras, esta modificación del plan plantea ya Entonces, hay etapas en las que se necesita
la necesidad de reexaminar hasta qué punto el un avance teórico y otras en las que lo que se
análisis de las clases que estaba haciendo era necesita es un avance práctico. Y el momento
correcto. actual se ubica en el segundo caso en dos sen-
Lenin partía del criterio de que el instrumen- tidos: en torno a las estructuras internas de las
tal teórico era un instrumental de análisis, y formaciones económico-sociales y en torno a
no podía prefigurar, determinar, condicionar la nueva estructura que va adquiriendo el mer-
la propuesta política. Además, sabía que el cado mundial capitalista. Como ustedes saben,
movimiento populista poseía una gran fuerza y son estos dos importantes elementos que Marx
como se trataba de ganar para el proletariado no desarrolló. El segundo, que Marx relegó a
el movimiento campesino pues de lo contrario un estudio futuro, no llegó a analizarlo, y a su
se liquidaba la posibilidad de un triunfo revo- vez el análisis de las formaciones económicas
lucionario, Lenin podía torcer rápidamente precapitalistas no es un examen profundo pues
ciertos objetivos políticos, poseía la suficiente se reduce a ver cómo a través de un modelo se
ductibilidad como para hacerlo. puede desentrañar que las sociedades anterio-
Ahora bien, como decíamos, existe una dife- res van prefigurando las sociedades capitalis-
renciación entre modo de producción y forma- tas. O sea, Marx no estaba analizando la socie-
ción económico-social que lleva a la necesidad dad rusa, ni la sociedad griega, ni la sociedad
de un análisis sobre los grados de imbricación china, sino los elementos que contribuyeron a
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta195

la conformación de la sociedad capitalista en En el caso concreto de Polonia, debido a que


Europa. Pero surge una diferencia clara cuan- esta era la zona industrial más desarrollada y
do se analiza una realidad en términos de modo a que su consumidor fundamental era Rusia, el
de producción o en términos de formación eco- capitalismo polaco solo podía consolidarse si
nómico-social. En el primer caso es analizarse este mercado estaba permanentemente abier-
en términos de modelo; en el segundo, supone to. Por tanto, luchar por la independencia de
el análisis de una sociedad concreta, determi- Polonia, luchar por su separación de Rusia era
nada. Si tenemos en cuenta que el conjunto de condenar a toda la industria polaca y a la so-
la socialdemocracia montó toda su interpreta- ciedad polaca a la ruina económica. Por eso
ción en términos de modo de producción, se Rosa Luxemburg decidió que no había proble-
entenderá que perdiera de vista dos elementos ma nacional en Polonia, a pesar de ser este un
centrales: el problema agrario y el problema país escindido, un país que si bien había exis-
nacional. tido como unidad independiente estaba dividi-
El problema nacional, diríamos, aparece do ahora en regiones con minorías polacas en
como tal cuando una formación económico- Alemania, Austria, Hungría y Rusia y que venía
social no se ha recortado como una formación luchando por su independencia desde largos
económico-social autónoma. El hecho de que siglos antes. Rosa Luxemburg desconoció esta
este concepto no se instalara en el campo de situación porque tenía un esquema teórico de-
reflexión de la socialdemocracia trajo como masiado cerrado, porque analizaba la sociedad
consecuencia que se lo hiciera a un lado y que, en términos de modo de producción; instalada
por ejemplo, Rosa Luxemburg analizara a la so- en el nivel meramente económico, se le esca-
ciedad polaca como una sociedad sin problema paba el conjunto de mediaciones específicas
nacional. ¿Por qué? Rosa Luxemburg analizaba de una sociedad determinada. Es en este sen-
el capitalismo en términos de mercado, como tido que digo a ustedes que este concepto de
una especie de mecanismo perfecto que solo Lenin es un concepto riquísimo porque obliga a
podía funcionar sobre la base de su capacidad las marxistas a abandonar toda concepción de
de deglutir mercados precapitalistas. Entonces, modelo interpretativo para concebir el marxis-
las contradicciones se planteaban entre la so- mo como un instrumental de análisis, como un
ciedad capitalista y el resto de los mercados. método de análisis aplicado a realidades muy
196 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

concretas y muy determinadas. Ejemplificando análisis de las sociedades, lo cual llevó a una
con el caso de Rosa Luxemburg, que concebía cantidad de problemas sobre las estructuras
a la sociedad capitalista como una sociedad económicas feudales, sobre la existencia de
que funciona sobre la base de determinadas restos de feudalismo en el campo, sobre las
relaciones, desarrollo de la industria, etc., este revoluciones agrarias y antiimperialistas y, en
era el modelo de funcionamiento de una so- general, sobre cantidad de categorías marxis-
ciedad capitalista, cuantificada en términos de tas, de categorías políticas que derivaban de
fuerza de trabajo, en términos de fábricas, de esta conversión de ciertos procesos o de cier-
cantidad de productos que se exportan e im- tas concepciones o de ciertos hechos en mode-
portan. Y a partir de concebir esta sociedad ca- lo. Hay una circunstancia que tiene demasiado
pitalista como el tipo ideal había que subsumir peso sobre todos los investigadores: la conver-
o reducir todas las formaciones económico- sión del capitalismo como modelo ideal que
sociales a este tipo ideal. Esto con respecto al se desarrolla en Inglaterra a partir de lo cual
modelo capitalista. Paralelamente, se hace del todos los procesos se analizan según el grado
marxismo un modelo, por ejemplo, cuando se de aproximación o diferencia que presenten
habla de que el desarrollo de la humanidad ha con Inglaterra. Entonces, se ha convertido a
seguido un esquema unilineal que desde el co- Inglaterra en el caso típico, en el modelo, por
munismo primitivo pasa luego al esclavismo, tanto, de desarrollo del capitalismo, aun cuan-
de este al feudalismo y finalmente al capitalis- do observando con más detenimiento vemos
mo. Todos los especialistas chinos saben que que todos los procesos son diferenciados y que
en China nunca hubo feudalismo, pero como es muy difícil reducirlos a esos modelos, tal
los [comunistas]18 chinos creen a pie juntillas como ocurrió con Japón, Alemania, o aun los
en esta supuesta aseveración de Marx han des- Estados Unidos.
cubierto el feudalismo también en China. Pero Concebir el marxismo como un modelo lleva
esta conducta la han tenido no solo los chinos, a pensar que del “¿Qué hacer?” (Lenin, 1975c)
sino que a partir de Stalin se aplicó en cualquier se deducen una serie de modelos organizativos
que deben ser aplicados para la conformación
de los partidos políticos en el mundo. Esto
18 [Agregado del primer editor]. parece una cosa absurda: sin embargo, en el
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta197

V Congreso [de la Tercera]19 Internacional de objetivos propios, autónomos y distintos de


1925 se proclamaron lo que se conoce como las los del resto de la sociedad?
“Tesis de bolchevización de los partidos” a par- En tercer lugar, hay otra pregunta en re-
tir de las cuales se reorganizaron los partidos lación a cómo se podría defender el concepto
comunistas del mundo partiendo de un patrón de “conciencia de clase” en el sentido de que
fijo. si bien esta conciencia de clase implicaría el
conocimiento de las relaciones globales de la
Pregunta: ¿Cómo se podría conciliar con- sociedad capitalista, estas relaciones no se
cretamente su cuestionamiento del marxis- transparentan en las ciencias sociales. Creo
mo como modelo, como verdad absoluta, y el que Lenin habla en algún lado de que las re-
hecho de que, por ejemplo, en textos como El laciones que se establecen entre los obreros
izquierdismo… Lenin (1975e)20 plantea el va- permiten alcanzar a distinguir las relaciones
lor universal de la experiencia bolchevique y de distribución pero no las de producción,
reconoce en dicha experiencia toda una serie fundadoras de aquéllas. Tomando esta afir-
de características, de tácticas, de estrategias, mación de Lenin yo pregunto si la concien-
de valor universal para todas las organizacio- cia de clase implica un simple conocimiento
nes revolucionarias? Esta sería una primera “teórico” de esta realidad que tendríamos que
pregunta. hacer conocer a capas más o menos conside-
Una segunda pregunta es la siguiente: rables de trabajadores, o esta conciencia se
¿hasta qué punto se podría combinar o ma- tiene que manifestar de manera concreta en
tizar el hecho del funcionamiento social en una acción práctica específica que haga ver
su conjunto de una sociedad estructurada en que en la propia realidad existen todo este
un sistema de clases con la particularidad tipo de relaciones implícitas dentro de una
específica de una clase que tiene intereses y formación social.
J. Aricó: Como se advertirá, más que pregun-
tas, lo que usted plantea es un conjunto de
problemas que motivarían otra conferencia tan
19 [Agregado del primer editor]. prolongada como esta. Trataremos de dar una
20 [Cita documental agregada en la presente edición]. respuesta lo más breve posible.
198 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Yo creo que para analizar la validez univer- otros centros menores de rechazo como pue-
sal del marxismo hay que partir de un elemento den ser los grupos denominados eurocomu-
central que como habíamos visto definía todo nistas o la misma Cuba, en cierto sentido, o
el razonamiento de Marx, es decir partir del Vietnam. Anteriormente estos principios se
presente, lo cual significa partir de una época definían a través de la Tercera Internacional,
determinada que es definida en sus caracte- luego del Cominform, después en la reunión
rísticas, partir de una coyuntura determinada. de los partidos comunistas. Debido a que en la
Mejor que hablar de coyuntura diríamos que última época las diferencias internas eran muy
hay que partir de una formación económico- grandes, los principios eran definidos diplomá-
social determinada. Existe otro procedimien- ticamente, es decir se lograba el acuerdo sobre
to, el cual es el de convertir a determinados una coma y se buscaba el común denominador;
principios en principio de validez universal, como la diferencia era tan grande, el común
los que deben ser aplicados inexorablemente; denominador tenía la característica de ser muy
o sea partir de la presencia de principios uni- pequeño, muy formal, tan absolutamente ge-
versales que deben aplicarse inexorablemente neral que todos podían reconocerse en él pues
en un movimiento como este significa partir de simplemente encubría un campo de problemas
custodios de estos principios fundamentales y no una definición. Cuando Lenin está arries-
lo cual lleva necesariamente a pensar que hay gando ese intento de definir ciertas caracterís-
países, lugares, potencias, sociedades, partidos ticas universales del proceso de la revolución
determinados que son los que deben velar por en Rusia, lo hace en un momento muy particu-
la verdad de estos principios generales. Este lar –en un texto cuya importancia no es teórica
no es un hecho caprichoso, sino lo que ocurre sino fundamentalmente política–, a través de
hoy concretamente en el movimiento obrero un examen y de una definición del capitalismo;
comunista mundial. Existe un centro de poder, pero es este un momento de viraje. Cuando, a
que es la Unión Soviética, que tiene una defi- partir del Tercer Congreso de la Internacional
nición de lo que son los principios de validez [Comunista]21 se ha llegado a la conclusión de
universal que deben aplicarse en cada uno de
los casos concretos. Existe otro centro, que es
China, que tiene la misma pretensión, y existen 21 [Agregado del primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta199

que el capitalismo no se encamina a su derrum- la relación entre economía y sociedad, aquellos


be definitivo sino que puede consolidarse. Se que sostienen cierta concepción especular de
abre entonces lo que se ha llamado el periodo la contradicción económica que se transfor-
de “estabilización relativa” del capitalismo, du- ma en conciencia social sin mediación de to-
rante el cual aparecía para Lenin como tarea dos los demás elementos presentes en Lenin
fundamental de los partidos comunistas de y que, por tanto, consideraban que la posición
Europa no copiar el modelo ruso sino tratar de de la Internacional era defensiva, vinculada a
construirse como partidos nacionales. Define las dificultades internas de la Unión Soviética.
entonces las características universales a tra- Entonces, la acusación que hacen los Gorter y
vés de ciertas categorías: el camino soviético, Pannekoek o el grupo de los comunistas ale-
la dictadura del proletariado, la formación de manes de izquierda a Lenin y a los comunistas
un partido de clases revolucionario, la dife- rusos es la de una suerte de egoísmo nacional.
renciación con fuerzas intermedias, es decir a Al privilegiar la construcción del socialismo y
través de una serie de características que resul- al necesitar un respiro político, no tienen inte-
tan de una relación particular entre estrategia rés alguno en enfrentarse a las potencias occi-
y táctica y que por tanto deben estar en rela- dentales. Son sus necesidades y sus contradic-
ción con un grado determinado de homogenei- ciones internas tan fuertes las que acaban por
zación del movimiento social, son principios arrastrarlos a sacrificar la revolución mundial
que derivaban de una coyuntura particular, en en pro de la construcción del socialismo en
ese momento preciso de constitución de los Rusia. Había, sin embargo, en Lenin una re-
partidos comunistas como partidos verdadera- consideración estratégica mundial subyacente
mente “marxistas”. Lenin plantea la discusión que ellos negaron, por lo que podría interpre-
central contra aquellos sectores que piensan tarse que esa diferenciación que hace Lenin
que es necesario continuar la teoría de la ofen- en ese momento sobre las características uni-
siva. No sé si tendremos tiempo en este curso, versales del bolchevismo y las características
pero sería interesante analizar, a través de lo particulares de los procesos en cada sociedad
que se llama la discusión sobre el derrumbe, estaba muy mediada por dicho reconocimien-
aquellas corrientes que derivan la necesidad de to. Por ejemplo, hay un elemento que actúa
la revolución de una concepción particular de en todo el movimiento comunista hasta 1935
200 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y que se modifica en el Séptimo Congreso [de Entonces, ciertos elementos de validez univer-
la Internacional Comunista]22: la necesidad de sal que estaban detrás de esta verdad particular
que todas las sociedades en proceso de tran- fueron dejados de lado, y hoy se vuelven a plan-
sición iniciaran un camino soviético. En este tear en el terreno marxista como una discusión
sentido, toda la teorización de los comunistas sobre las características del Estado, sobre si
residía en que la alternativa al Estado burgués es posible en el caso de Italia, de Francia, de
era una salida de tipo soviético, lo que habla España, construir una sociedad, iniciar un pro-
que constituir eran sociedades soviéticas. Por ceso de transición, si el Estado se deja tal cual,
tanto, el camino soviético no era un caso par- si simplemente se modifican los grupos gober-
ticular ruso sino una verdad universal de todo nantes, las clases dirigentes de ese Estado.
proceso revolucionario. Hoy sabemos que la discusión es más profun-
Como decíamos, esta concepción se modi- da. ¿Por qué? Porque la reconsideración de
fica en 1935 y hay en los comunistas una re- esto que Marx señalaba como los elementos de
consideración del papel de las democracias, de producción y de reproducción del capital so-
los Estados representativos, parlamentarios: cial global llevan a comprender que el Estado
sin embargo, vemos que este planteamiento al no es un elemento externo, no es un elemento
dejar de lado esta verdad del camino soviéti- superestructural a una formación económico-
co que ahora aparece como particular, deja de social capitalista, sino un elemento interno del
lado simultáneamente ciertos elementos de propio proceso de producción capitalista, y por
validez universal de este camino: no se puede tanto una institución reproductora de relacio-
concebir la transición de una sociedad capita- nes capitalistas.
lista a una sociedad socialista sin un Estado Mantener el Estado como tal es permitir la
en proceso de extinción, sin un Estado que al posibilidad de reproducción de la sociedad
conformarse como un cuasi-Estado va creando capitalista. De este modo, podemos ver cómo
instituciones de nuevo tipo que significan una una verdad que surgió como universal en un
ruptura con respecto al Estado representativo. momento determinado –porque toda ruptu-
ra con la socialdemocracia se produjo alre-
dedor de la validez del camino soviético, o la
22 [Agregado del primer editor]. del camino socialista, toda la discusión entre
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta201

Kautsky y Lenin, entre la izquierda socialde- qué? Porque se da el caso de formaciones eco-
mócrata y Rosa Luxemburg se dirimía como el nómico-sociales determinadas donde aparecen
enfrentamiento entre una amplia franja sovie- imbricaciones de sectores productivos dife-
tista y una franja socialdemócrata–, esto que renciados y en lo que objetivamente la clase
aparecía como una verdad universal luego fue obrera aparece formando parte de un sistema
reconsiderada para ser analizada como un ca- de dirección, de homogeneización, de control
mino particular de desarrollo de la revolución de una sociedad, donde los máximos niveles de
en Rusia, hoy, en momentos en que, a su vez, dirección no están representados por la clase
se rediscute una categoría que aparecía hasta obrera precisamente, sino por otros sectores.
ahora como universal –la dictadura del prole- Entonces, puede darse cierta conjugación,
tariado–, aparece, sin embargo, como un ele- ciertos elementos de unidad entre burguesía y
mento que está planteando un problema cen- proletariado versus campesinado, a partir de lo
tral para todo proceso revolucionario. Por eso cual la consideración que estamos haciendo de
es muy difícil distinguir lo que son verdades la clase obrera como el eje, como el soporte de
universales de lo que son verdades particula- un proceso revolucionario, al abandonar la teo-
res; el camino de definirlo a través de la propia ría y analizar ciertas formaciones económico-
historia de la teoría, a través de la búsqueda de sociales concretas, se modifica. Por ejemplo, la
elementos comunes de los procesos y de de- clase obrera argelina era una clase constituida
finir esos elementos comunes como verdades fundamentalmente por franceses residentes en
universales es un camino teórico inconducente Argelia; o la clase obrera industrial organizada
que no aporta ningún elemento para redefinir en África del Sur, particularmente en el sector
el campo en términos de formación económi- servicios, es una clase obrera fundamental-
co-social concreta. Yo creo que solo a través mente blanca aunque, sabemos, en África del
de redefinir este campo se pueden ver ciertas Sur la sociedad está montada sobre la base de
verdades, y redefinir ese campo de la forma- la explotación de un proletariado negro que
ción económico-social concreta lleva a su vez ve al sector proletariado-burguesía como una
a redefinir otro problema que aparece como unidad en cierto sentido reaccionaria frente a
una verdad universal: la clase obrera como sus objetivos, sus necesidades, sus reivindica-
soporte de todo proceso revolucionario. ¿Por ciones. Así, el hecho de la validez teórica del
202 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

reconocimiento de la centralidad de la relación o la construcción de una conciencia de clase


capital-trabajo y de la centralidad del enfren- sea factible, sea siempre posible. Hoy sabemos
tamiento proletariado-burguesía no significa que es una tarea mucho más difícil de lo que se
que debamos forzar las cosas y dejar a un lado piensa. La confluencia entre marxismo y movi-
las connotaciones particulares de los procesos miento social, entre teoría y movimiento social,
históricos concretos de constitución de una es un punto muy contradictorio, muy difícil.
clase obrera determinada en un momento de- Históricamente ha asumido ciertas caracterís-
terminado y el tipo de relación que ella guarda ticas, en Europa se conformaron partidos obre-
con el resto de las clases. Si no comprendemos ros que a veces eran mucho más grandes que
esto, esa tarea de construcción subjetiva de la las propias organizaciones sindicales (mientras
conciencia de clases que, como Ud. insinuaba la socialdemocracia alemana tenía un millón y
correctamente en su pregunta, no es un proce- medio de afiliados a comienzos de este siglo,
so simplemente teórico, sino un proceso don- las organizaciones sindicales no tenían más de
de lo teórico está imbricado con la práctica, 400 mil; y porque solo tenían 400 mil afiliados
porque las realidades se perciben a través de pudo Rosa Luxemburg montar la teoría de la
los hechos, a través de la reconstrucción teó- huelga política de masas como instrumento po-
rica de los hechos, pero estos a su vez deben lítico central para lograr incorporar a la lucha
manifestarse para que puedan ser estudiados, social a los desorganizados partiendo de la re-
y en las formaciones económico-sociales los lación que existía entre sindicalizados y no sin-
hechos son acciones políticas, pronunciamien- dicalizados). Pero sabemos que en Inglaterra
tos, movilizaciones, luchas, confrontaciones, no se configuró así, que en Estados Unidos no
contradicciones, entonces, si no comprende- se configuró así, y el problema se nos plantea
mos esto corremos el riesgo de que esta cons- en torno a la causa de que no se haya configu-
trucción subjetiva de la conciencia de clase, rado así. Sabemos, por otro lado, que en Rusia
que también presupone una dinámica propia se configuró así, que en Argentina también
de la clase, no se dé, porque no es suficiente aunque luego se haya modificado radicalmen-
con que a nivel de estadísticas, a nivel sensible, te, y sabemos que en México no se configuró
a nivel económico, se verifique la existencia de esta manera; sabemos que en Chile sí, pero
de una clase obrera para que la conformación en Brasil no. Entonces, por qué se configura de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta203

determinada manera esta unidad entre teoría y que en el análisis de cada una de esas socieda-
movimiento es una cuestión muy difícil de pre- des no encontraba los elementos que pudieran
cisar. El problema consiste en que hemos con- definir esa conformación particular. Entonces,
vertido una configuración histórica concreta este es uno de los problemas centrales: la de-
en el único modelo, la única forma posible de finición de la formación económico-social nos
desarrollo y tanto lo hemos configurado como remite a las clases, a las relaciones entre ellas
única forma de desarrollo que todavía los pe- y, desde un punto de vista marxista, nos permite
queños grupos de izquierda siguen soñando apostar a una clase y tratar de hallar los núcleos
con los “¿Qué hacer?” que van a redactar y con organizativos y el conjunto de instituciones en
los partidos bolcheviques que van a construir. torno de las cuales una clase se despliega. Pero
Pero retomando nuestro tema tratábamos de de esa manera solamente estamos abriendo una
ver a qué estructuras da origen esta confluencia veta, un problema histórico que puede o no ser
entre marxismo y movimiento social y cuál es la resuelto. Hasta ahora pensábamos que a partir
razón de que en lugares distintos origine distin- de una filosofía de la historia siempre era posi-
tas conformaciones. Eso no se sabe. Hace poco ble resolverlo. Hoy sabemos que no es así. Hasta
estuve leyendo una discusión que hubo entre hace poco sabíamos que después del capitalis-
historiadores del movimiento obrero europeo. mo vendría el socialismo; hoy sabemos que des-
Uno de ellos, miembro del Partido Comunista pués del capitalismo puede sobrevenir la barba-
Francés, Annie Kriegel, que ha elaborado una rie, la destrucción total, porque los hombres tie-
tesis muy importante sobre el origen de este nen ahora en sus manos la posibilidad de hacer
partido, cuando tuvo que hablar de por qué estallar el mundo. Si se quiere se puede conver-
solo en determinados lugares, en determinadas tir este mundo en inhabitable. Por el contrario,
zonas de Europa, se discutió la cuestión de los cuando Marx, Lenin, Rosa Luxemburg estaban
partidos socialistas de masas, la única razón que planteando ciertas cuestiones los hombres no
encontraba era, de alguna manera, el espíritu tenían en sus manos la posibilidad de destruir
clásico frente al espíritu romántico, como si los el mundo; hoy la tienen, y esta posibilidad intro-
pueblos tuvieran ciertos signos que los definen. duce un cambio radical. A partir de esto sabe-
Pero el hecho de que una historiadora cuidado- mos hoy que el socialismo es fruto de una lu-
sa y precisa llegara a esa conclusión se debe a cha muy difícil, muy complicada, con grandes
204 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

vaivenes, con avances y retrocesos, por un lado, características fundamentales de una forma-
pero que, por otro lado, el camino de la barbarie ción económico-social determinada; el segun-
está siempre abierto. Si esto es así, debemos ser do se define a partir del análisis preciso del
más analíticos, más modestos, debemos buscar papel que desempeña una clase obrera deter-
y encontrar la mejor forma de acción, la me- minada en esa formación social determinada,
jor forma de modificar una realidad; debemos los procesos de su constitución, la cultura en
comprender que una teoría es simplemente una cuyo interior se formó, la ideología política que
teoría que se enriquece con los hechos con los la envolvió en el proceso mismo de su constitu-
cuales debe ser permanentemente confrontada. ción, que son ideologías muy difíciles de cam-
Lo que intentamos decir es que la teoría de Marx biar, de transformar. Me atrevería a afirmar que
no es un modelo; si se la define como el análisis si se conoce o si se sabe cómo se constituyó
de las contradicciones internas de un modo de una clase obrera, se podría determinar qué tan
producción determinado, deja un campo abierto revolucionaria es o puede llegar a ser. Existen
a la permanente verificación histórica a través vicios de origen que son muy es modificar, pero
del análisis de todas las variables que se van in- el hecho de que sea difícil el cambio no impli-
troduciendo en este cuerpo de pensamiento. ca por sí que sea imposible. Solo significa que
Entonces, lo que define al marxismo es su una fuerza política debe aprender a conocer
condición de teoría abierta, de teoría capaz las formas particulares que puede asumir dicha
de incorporar un máximo de variables, y en posibilidad de cambio, lo cual nos remite al úl-
la medida en que es capaz de incorporarlas y timo problema que planteamos acerca del sig-
de apostar a las transformaciones que se ope- nificado de la conformación de una conciencia
ran a través de una fuerza social, es una teo- de clase, y del grado de elementos de práctica
ría revolucionaria y es una teoría abierta. Pero que debe englobar. Porque hay contradicciones
solo concibiéndola así puede dar cuenta de los de clase, porque la clase obrera es contradicto-
hechos. ria de la clase capitalista a nivel de ingresos, a
Para resumir la relación entre las tres pre- nivel de la posesión de la fuerza de trabajo, a
guntas planteadas, podemos afirmar que nivel de ritmo de trabajo, a nivel de puestos je-
constituyen tres problemas centrales: el pri- rárquicos, etc.; es decir, que los conflictos apa-
mero se aclara a partir de la definición de las recen permanentemente y son insuprimibles
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta205

en la sociedad capitalista. Solo a partir de esos aparición de una nueva época que encerraba
conflictos se puede reconstituir el todo de la el intento del capitalismo por evitar la ley de
sociedad porque solo a partir de ellos se puede la caída de la tasa media de ganancia a través
determinar con cierto grado de cientificidad las de una reconstrucción de su aparato produc-
mediaciones necesarias, en virtud de las condi- tivo, del predominio neto de la gran empresa,
ciones particulares y concretas, de una forma- del cambio de composición de la clase obrera,
ción económico-social dada. de la introducción de métodos de racionaliza-
ción basados en el taylorismo; en síntesis, todo
esto que Gramsci llama “americanismo”. Aquí
Lección octava23 se abre una interesante perspectiva de inves-
tigación, porque en la discusión contra Croce,
Gramsci y la teoría política Gramsci se refiere especialmente a la ley de la
caída tendencial de la tasa media de ganancia.
Hay un punto de entronque entre la formula- Aunque es una perspectiva de búsqueda que
ción de los comunistas de izquierda europeos nosotros dejaremos de lado, sería interesante
(Grossmann, Mattick) y Gramsci en cuya base rastrear hasta qué punto el entronque entre las
se hallan las reflexiones sobre la derrota del formulaciones de estos dos campos (el del pen-
movimiento obrero europeo, sobre las limi- samiento gramsciano y el de los comunistas de
taciones de la experiencia histórica de cons- izquierda europea) muestra una unidad aún
trucción del socialismo y sobre los procesos mayor que sin duda deriva del replanteamiento
de reconstrucción del capitalismo europeo. del significado de la doctrina económica y de la
A pesar de la distancia y la incomunicación crítica de la economía política de Marx. Como
entre unas y otras elaboraciones, ambas ver- para Grossmann y Mattick, para Gramsci la
tientes comienzan a interpretar los procesos organización burguesa de la producción no se
que se estaban operando en Europa como la presenta como algo fundamentalmente neutral
y racional, sino que está dominada desde el ex-
terior por la anarquía de la carrera capitalista
23 En el original A: “14 de diciembre de 1977” [Nota del en pos del máximo de ganancia. La investiga-
primer editor]. ción gramsciana sobre el “fordismo” ilumina
206 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una dirección particular en la que muy pocos de la gran empresa industrial capitalista volve-
marxistas –casi ninguno, excepto estos dos rá luego, por caminos paralelos, a ser encontra-
grupos a que hicimos referencia– se ubicaron: do por Gramsci a través de la experiencia sin-
el de una racionalidad económica nueva como gular del movimiento de los consejos de fábri-
tarea esencial que el proletariado debe garan- ca en la concentración industrial más grande
tizar en el proceso revolucionario y que solo de Italia: la ciudad de Turín. El complemento
puede surgir sobre la base de la crítica radical teórico natural del modelo de Grossmann no
de todo el sistema capitalista, crítica que englo- podía ser entonces la corriente planificadora,
ba al mismo pensamiento científico en cuanto de origen segundo internacionalista, basada en
es el momento esencial de la objetividad de la la concepción de la importancia fundamental
producción burguesa. Por ello el pensamiento de planificar la anarquía del mercado para su-
científico es para Gramsci un momento en sí perar las limitaciones de la economía capitalis-
mismo ideológico, es decir un momento que en ta, ni tampoco la concepción derrumbista que
sí mismo pertenece al plano de la objetividad caracterizó a la Tercera Internacional. Por el
del modo de producción burguesa, lo cual no contrario, era necesario analizar los efectos es-
significa desconocer los elementos de verdad tructurales del fordismo y del taylorismo, y es
que pueda haber en ese pensamiento, sino si- este el punto de entronque, como decíamos, de
tuarlo dentro de un contexto preciso: la obje- Grossmann y Gramsci, que este último desarro-
tividad del proceso de producción capitalista lla en uno de sus trabajos de los Cuadernos de
que, como se dijo, es la objetividad del capital la cárcel (Gramsci, 1958, 1980b, 2000 [1934]).
idéntico a sí mismo, convertido en el verdade- Es significativo que Gramsci haya comprendi-
ro sujeto de toda la racionalidad capitalista. Se do la importancia de Grossmann, a pesar de
dijo también que en el análisis de Grossmann no haber conocido su obra sino a través de un
no era ya el capital financiero –convertido por comentario, y que haya analizado al america-
Hilferding en el eje del análisis del capitalis- nismo como una contratendencia a la caída de
mo– el sujeto implícito, sino que todas sus ela- la tasa de ganancia y cuya significación era un
boraciones erigirán como sujeto del análisis a fenómeno de la época y no meramente coyun-
la gran empresa capitalista que revoluciona las tural. Pero lo más significativo es el hecho fun-
técnicas y la organización del trabajo. El papel damental de que para Gramsci la solución de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta207

los grandes problemas estratégicos del movi- y en el interior del capitalismo de Estado la di-
miento revolucionario pasaba necesariamente námica de ese proceso reproductivo, que no
por la reactivación de las categorías de la crí- solo es un proceso de reproducción de trabajo
tica de la economía política y por el intento de muerto, de mercancías, de riquezas, sino que
volver a fundar la teoría marxista a nivel de las es también y fundamentalmente un proceso de
nuevas formas que adquiría el modo de produc- reproducción de las clases sociales. Quiero se-
ción capitalista. ñalar que de los escritos iniciales y, fundamen-
Desde el punto de vista de la historia del mo- talmente, de sus escritos de la cárcel, redacta-
vimiento socialista y de sus momentos teóricos dos más o menos entre 1931 y 1937, nada se
más relevantes, aquí ya está planteado uno de conocía en su época, situación que se mantuvo
los elementos fundamentales que separan a hasta 1947, Gramsci muere en 1937; hasta el fin
Gramsci del conjunto de los marxistas, teóri- de la Segunda Guerra Mundial, para la mayoría
cos o políticos, que pensaron la realidad de los de los italianos Gramsci era una víctima más
años veinte y treinta. Para verificarlo basta leer del fascismo, reverenciada en los actos y rei-
cualquier página; siempre encontraremos un vindicada como héroe de la lucha antifascista;
lenguaje nuevo, una forma nueva de plantear pero el pensamiento de Gramsci, lo que signi-
los problemas y del análisis de la teoría, de de- ficaba su talento creador y recreador del mar-
sarrollar creativamente el marxismo. Sin em- xismo, nadie lo supo durante toda esa etapa.
bargo, si bien este aspecto es importante y está Fue necesario que en 1947 comenzaran a salir
permanentemente presente en Gramsci, es co- a la luz sus cartas desde la cárcel, dirigidas fun-
mún a un conjunto de pensadores, como Korsch damentalmente a su cuñada24, donde comunica
o Mattick o como el mismo Grossmann; lo fun- sus experiencias, sus lecturas, sus búsquedas
damental es recuperar a través de Gramsci la y sus propuestas de trabajo. Con la aparición
importancia estratégica que tiene el problema en 1947 de Cartas desde la cárcel (Gramsci,
de la relación entre la crítica de la economía
política y la ciencia de la política marxista que
24 Tatiana Schucht. La primera edición en castellano
se funda en aquélla; lo fundamental es recupe- de las Cartas de Gramsci (1950), con prólogo de Grego-
rar a través de Gramsci la dinámica de las crisis rio Bermann, fue traducida de la primera edición italia-
en la moderna fase del capitalismo de Estado, na de 1947 [Nota del primer editor].
208 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

1950) y, en 1949 de los Cuadernos de la cár- total con respecto a la red exterior del Partido
cel (Gramsci, 1958), Gramsci comienza a ser Comunista, es evidente que el silenciamiento
visto por los italianos como un gran pensador de Gramsci, aún dentro de la vieja generación
marxista y como una gran figura de la cultura de los Togliatti, los Terracini, etc., había sido
italiana del siglo XX. provocado por esa diferencia política que, dado
Recordarán ustedes que el Partido Comu- el clima, el tipo de vida y de funcionamiento de
nista Italiano fue ilegal desde 1926 hasta 1944; los partidos comunistas llevaba necesariamen-
cuando el partido se reconstituye en Italia, lo te a olvidar su presencia. De modo que para el
hace sobre la base de tres generaciones radi- conjunto de la intelectualidad italiana Gramsci
calmente distintas: la de Gramsci, la genera- era un desconocido; la primera impresión fue
ción intermedia que ingresó durante la lucha que se encontraban, como dije, ante un pensa-
antifascista y la generación que se incorporó dor marxista pero, además, frente a una gran
al partido en la época de la insurrección ar- figura de la cultura italiana en la medida en que
mada contra el fascismo y contra la invasión los Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958) son
alemana al norte de Italia, es decir, tres gene- una reflexión sobre la cultura italiana y sus fi-
raciones, con tres experiencias radicalmente guras: de Maquiavelo a Manzoni, de Benedetto
distintas, con tres historias radicalmente dis- Croce a Giustino Fortunato. Es con el proce-
tintas; para las dos últimas Gramsci era una so de desestalinización que se abre a partir
persona absolutamente desconocida. Si ade- de la muerte de Stalin y del XX Congreso del
más recordamos que en los años 1930-1931 Partido Comunista de la Unión Soviética, cuan-
se plantea una diferencia entre Gramsci y la do se afirma una línea de autonomía frente a
Internacional Comunista porque este se opone los soviéticos del Partido Comunista Italiano,
decididamente a la línea del Sexto Congreso (la en que comienza a difundirse en el mundo el
política de clase contra clase, lo que se llama conocimiento de los escritos de Gramsci. Para
el tercer periodo, es decir, la política de extre- que ustedes tengan una idea, hasta hace dos
mo sectarismo de la Internacional Comunista), años en que la editorial Gallimard comenzó a
y que esa oposición, velada o no, casi le cues- publicar en Francia las obras de Gramsci solo
ta la expulsión del partido y de la que lo salva se conocía en ese país una edición recortada de
su condición de prisionero y su aislamiento las Cartas desde la cárcel y una edición, más
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta209

recortada aún, de los Cuadernos , a pesar de publicación de la totalidad de Cuadernos de la


ser un país tan próximo y con bastantes pro- cárcel en 1975. Los escritos gramscianos de esa
blemas comunes, Francia se negaba a admitir época están compuestos de una treintena de
la presencia de Gramsci en la cultura francesa cuadernos donde Gramsci va apuntando una
y el Partido Comunista no editaba sus libros; serie de temas a partir de un plan inicial cono-
el olor a herejía que tenían los Cuadernos de cido a través de la correspondencia a su cuña-
la cárcel era tan fuerte que partidos disciplina- da, pero las notas fueron disgregadas. Cuando
dos como los europeos no publicaron las obras a fines de 1940 los editores italianos comenza-
de Gramsci sino hasta los años sesenta. Debo ron a publicarlos, organizaron el conjunto de
decir que la Argentina, que es una de esas zo- los apuntes en una serie de temas que luego
nas aisladas por motivos bastante particulares, aparecieron como Notas sobre Maquiavelo, so-
tuvo una función especial en ese sentido: en bre la política y el Estado moderno (Gramsci,
1950 se edita la correspondencia de Gramsci y 1962), Los intelectuales y la organización de
en 1958 comienzan a editarse los Cuadernos de la cultura (Gramsci, 1984), Literatura y vida
la cárcel; en el caso de México la publicación nacional (Gramsci, 1960), El Risorgimento
más o menos intensiva de las obras solo co- (Gramsci, 1980a), y otros. Pero independien-
mienza a operarse el año pasado cuando Juan temente de que se trataba de un conjunto de
Pablos (Gramsci, 1980b) reedita las viejas edi- temas diferenciados que solo hasta cierto
ciones de 1958 de la editorial argentina Lautaro punto constituían unidades temáticas, se trata
(Gramsci, 1950, 1958). Podemos decir entonces en realidad de un conjunto de textos cuya im-
que es solo en la última década –luego de 1968 portancia radica en que apuntan fundamental-
y del Mayo francés– que Gramsci conquista mente a establecer la diferencia entre el pensa-
en el debate teórico marxista internacional el miento de Marx y el pensamiento de Engels, a
puesto de decisiva importancia que hoy están la lucha contra el economicismo y a la crítica
dispuestos a reconocer los marxistas europeos de burocratización a la Unión Soviética. Estos
y de todo el mundo. Este hecho coincide tam- temas fueron recortados de las ediciones ante-
bién, y es este sin duda uno de los elementos riores pues eran considerados irritantes para
que han actuado para que este reconocimien- la opinión pública marxista internacional. El
to fuera ampliándose e imponiéndose, con la hecho de que los libros fueran separados en
210 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

volúmenes diferentes, para algunos facilitó y Comunista Italiano. Es el peso de este partido
para otros impidió comprender que, en última en la sociedad italiana y a nivel mundial, ubi-
instancia, refiriéndose a la política, a la histo- cado como está ante las puertas del gobierno
ria, a los intelectuales o a los dialectos sardos, o del poder del Estado, lo que ha permitido
lo que Gramsci estaba planteando era un único que las concepciones de Gramsci adquieran
problema: cómo una teoría política se convierte hoy una importancia fundamental; han de-
en conciencia nacional, en cultura nacional, en jado de ser las elaboraciones teóricas de un
un elemento fundamental de lo que él llama la pensador solitario metido en una cárcel para
reforma intelectual y moral, la modificación de convertirse en el filón ideológico, el cemento
la conciencia de los hombres y la imposición a que unifica a una organización política de ma-
través del consenso de una nueva concepción sas. Aunque Gramsci no sea responsable de
del mundo que era la teoría marxista. El hecho las actuales posiciones del Partido Comunista,
de que este corpus político estuviera fragmen- el hecho de que su concepción sea reconoci-
tado impidió la comprensión de que, indepen- da por el Partido Comunista Italiano, como la
dientemente de su división temática, había en reinterpretación marxista de las condiciones
los escritos de Gramsci una unidad estructural particulares de Italia, ha llevado a su vez a que
fundamental. La publicación científica, crono- quienes consideran a este partido como una
lógica, respetuosa del orden de los cuadernos y de las organizaciones reformistas del pensa-
de su sucesión hecha en el año 1975, nos brin- miento revolucionario a la desconfianza ya no
da por primera vez la posibilidad de reconstruir solo hacia el Partido Comunista sino hacia el
de la mejor manera esta unidad temática funda- propio pensamiento de Gramsci. Quienes con-
mental del pensamiento de Gramsci. sideran al Partido Comunista Italiano una gran
Es evidente que para el reconocimiento organización reformista y (por ejemplo los
de su condición de genial pensador político chinos, los soviéticos y la izquierda latinoame-
marxista también contribuyó el hecho de que ricana) revisionista han extendido ambos cali-
Gramsci fuera italiano y de que sus posiciones ficativos también al pensamiento de Gramsci.
sean reconocidas como fundamento estraté- Esta desconfianza, este desconocimiento o
gico de un partido de masas, de una organi- conocimiento imperfecto deben ser supera-
zación cultural y política como es el Partido dos, lo mismo que los juicios sobre la aparente
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta211

disgregación de su obra, pues debe recordar- podemos decir que así como Newton, Marx,
se que Gramsci escribía en la cárcel y que los Freud, Engels, pertenecen a nuestra cultura,
censores sellaban y recogían cada uno de sus que todos somos de una u otra manera freudia-
libros. De ahí la necesidad de reproducir esos nos, newtonianos, engelsianos o marxistas sin
acontecimientos expresados metafóricamente saberlo, o sin haber leído sus obras porque ellas
para desentrañar lo que realmente quería decir están incorporadas al lenguaje de la época, del
y, por lo tanto, la necesidad de conocer esos mismo modo podemos decir que, tengamos o
acontecimientos que pertenecen a la historia no desconfianza, todos somos un poco grams-
interna de la sociedad italiana, de la sociedad cianos sin necesidad de haber leído a Gramsci.
europea, o del Partido Comunista Italiano. Es El problema consiste en que el conocimiento
este conjunto de dificultades lo que hay que de su obra es algo aún por abordar. Por eso,
superar para poder penetrar, despojados de independientemente de la calidad de su lectura
prejuicios, al análisis de esta obra. Pero puede de los textos de Gramsci, lo que me propongo
decirse que de todas maneras en el pensamien- es hacer una presentación general tratando de
to político marxista del mundo ha sido tan pro- despertar el interés por una obra a la que se
funda su penetración, aun a nivel de la cultura acercarán cuando tengan tiempo.
periodística, que hay un conjunto de categorías Hoy sabemos que es imposible conocer el
elaboradas por Gramsci en el proceso de su pensamiento de Gramsci porque en él aparece
construcción conceptual que hoy pertenecen por primera vez, recortada con nítidos rasgos
al lenguaje corriente de la política. En este de autonomía, una teoría marxista de la polí-
sentido abusamos hoy de términos como he- tica. Gramsci es casi la única figura solitaria
gemonía, bloque histórico, revolución pasiva, que aborda este campo, que lo recorta como
guerra de maniobras, guerra de posición, sin un campo autónomo y que si bien no intenta
saber que detrás de ellos hay un pensamiento construir una teoría, sí realiza una serie de ob-
concreto y determinado que elabora una cate- servaciones que nos replantean la posibilidad
goría concreta y determinada que no puede ser de construir una teoría marxista de la política.
utilizada indeterminadamente porque significa Construir una teoría marxista de la política no
algo muy preciso que está en torno a una ela- carece de importancia porque la línea diviso-
boración también muy precisa. Entonces, hoy ria que separa actualmente a los comunistas
212 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

soviéticos de los maoístas, eurocomunistas, sobre el por qué de esta acritud, dice que Marx
etc., es el problema de la teoría marxista de la y él debieron luchar en ese momento contra
política: la actitud frente al Estado, el carácter todas las concepciones que desdeñaban este
del partido, la naturaleza del poder, el carácter aspecto tan decisivo y que luego no tuvieron
del proceso de transición, es decir ese déficit tiempo para desarrollar los demás. Ahora bien,
que desde Marx los teóricos marxistas no han a partir de la preocupación del pensamiento
podido superar. marxista de los elementos estructurales surgió
Se dijo ya que cuando Marx se plantea la luego la falsa teoría de la superestructura y de
cuestión de la ideología alemana está pensan- la infraestructura, donde la primera quedó re-
do en dos grandes problemas: el develamiento ducida a un epifenómeno, a una anécdota de
de la naturaleza real de la sociedad capitalis- la historia real que transcurría en la estructura.
ta y el análisis de su estructura económica, de A partir de este hecho surgió un pensamiento
sus leyes de funcionamiento por un lado, y el marxista que dejó de lado los problemas de las
develamiento de las formas de manifestación, instituciones, del sistema social, del sistema
de las formas ideológicas con que se expresa de la representación política de una sociedad.
la sociedad burguesa. La teoría política mar- Este antiformalismo de Marx llevó entonces
xista se instala precisamente en el campo de a que los marxistas no pudieran contrastar la
develamiento de las formas de manifestación teoría política burguesa con las teorías políti-
de la sociedad burguesa como elemento funda- cas marxistas; todo estaba supeditado al objeti-
mental; se dijo, también, que desde el año 1848 vo de la conquista del poder y, por lo tanto, los
en adelante, y a consecuencia de la derrota de problemas que derivaban de las formas expre-
la primera revolución obrera en Europa y de sivas de la sociedad capitalista fueron dejados
la necesidad de buscar los motivos de la con- a un lado.
tinuidad de la sociedad capitalista, toda esta Si bien no se lo propone explícitamente,
concepción llevó a acentuar el aspecto estruc- Gramsci intenta salvar este problema recor-
tural de la sociedad burguesa, dejando de lado tando el campo de la política como un campo
el problema de formas de manifestación; cuan- autónomo; intentaré explicar por qué fue Italia
do al final de su vida, a partir de sus cartas a el país y por qué fue Gramsci el hombre que
Bloch, Starkenburg y otros, Engels reflexiona se planteó esta problemática. Y procedo de
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta213

este modo porque como marxista creo que gran zona de latifundios y con un peso de la
todo pensamiento está situado en una época, tradición campesina muy grande; es esta mez-
en un contexto socioeconómico determinado; cla de “primer mundo” y “tercer mundo” lo que
porque pienso que los hombres son esclavos encierra el contorno nacional italiano. Gramsci
de su época, para poder entender ciertos plan- nace en la zona más atrasada de Italia, vive
teamientos, ciertas metáforas de Gramsci es entre los campesinos hasta aproximadamen-
necesario reconstruir este contexto para luego te los veinte años y en el año 1912 se traslada
explicar a qué demandas de la realidad respon- precisamente a Turín, el centro industrial más
día Gramsci y por qué su pensamiento adopta avanzado del capitalismo industrial. De estos
ese lenguaje diferenciado que notamos en sus datos generales puede extraerse como conse-
obras. cuencia que un marxista italiano muy inteligen-
Italia era en esa época un microcosmos del te se hallaba en una posición realmente excep-
capitalismo mundial, puesto que encerraba en cional para comprender tanto la naturaleza de
su contorno nacional a la colonia, regiones ese mundo industrial, moderno y desarrollado
avanzadas y regiones atrasadas, zonas de de- del norte italiano, como el otro mundo, atrasa-
sarrollo y de subdesarrollo, zonas industriales do y arcaico que era su país natal. Y digo país
tan potentes como las del norte de Italia, donde porque en Italia las regiones son países con
en una sola empresa existía una concentración tal peso y autonomía que en determinado mo-
obrera de más de 150 mil trabajadores, como mento surgieron movimientos que planteaban
era la Fiat, y junto a ellas zonas atrasadas como constituirse como Estados nacionales indepen-
Cerdeña, la isla donde nació Gramsci, ejemplo dientes de Italia. La reflexión gramsciana sobre
típico de la parte más atrasada, más arcaica el sur de Italia y las islas (titulada “Algunos
y semicolonial de Italia. Tanto como Sicilia, temas sobre la cuestión meridional” [Gramsci,
como toda la zona del sur de Italia (lo que en 1977a]), escrito que termina precisamente en
italiano se llama el mezzogiorno, el mediodía). el momento de su detención y donde replantea
Italia está construida sobre la base de dos gran- todo el arco de alianzas de los sectores revolu-
des regiones claramente diferenciadas: el norte cionarios italianos, está referido a la relación
industrial, rico, con una clase obrera muy de- entre la clase obrera de Turín y el campesinado
sarrollada, y el sur pobre y miserable, con una pobre del Mediodía; su pensamiento está pleno
214 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de reminiscencias de esa historia juvenil que campesinado, además del proletariado rural;
está detrás de su propia vida. De este modo, por eso Italia era un caso único en Europa25.
a diferencia de los marxistas provenientes ya Pero hay otro elemento a destacar: el papel
sea del mundo desarrollado o del mundo sub- extraordinariamente decisivo que desempeña-
desarrollado, los italianos –y este italiano en ron los intelectuales del sur de Italia en el con-
particular– podían conjugar esos dos mundos junto de la cultura italiana. Ustedes saben que
tan diferenciados y buscar unir en un solo mun- la cultura italiana que va de finales del siglo has-
do conceptual estas realidades diferenciadas. ta el advenimiento del fascismo está dominada
Es esta la razón que explica por qué su pensa- por lo que se llama el “crochismo”, es decir por
miento no se dirige exclusivamente a los países el pensamiento de Benedetto Croce, pensador
avanzados, sino que también está planteando del sur de Italia. Todo el historicismo italiano
problemas específicos de zonas de extremo que reconoce sus raíces en el pensamiento de
atraso, como era el caso de Italia, calificado Hegel pasa a Italia por el sur; mientras el nor-
por Gramsci no como país capitalista avanzado te admitía la corriente positivista, cientificista,
sino como país intermedio. Y este es el punto etc., y los intelectuales norteños tenían esta ca-
de partida de los escritos políticos anteriores racterística, los del sur habían asimilado toda
a su detención, donde establece ciertas tipolo- la cultura alemana.
gías del capitalismo europeo que unifican bajo
el conjunto de “países intermedios” a España,
Portugal, Francia, Italia, es decir un conjunto
de países capitalistas fundamentalmente de la 25 En la actualidad, las regiones de más fuerte influen-
cia comunista en Italia son las zonas intermedias entre el
cuenca del Mediterráneo. Por otro lado, hay Norte y el Sur de Italia –la Emilia, la Toscana, la Umbria–
que tener en cuenta las características del mo- regiones donde las capas medias son más considerables,
vimiento obrero italiano, el único en Europa proletariado en el norte, capa media y proletariado en la
que tiene una base fundamentalmente indus- zona central y proletariado rural en el sur de Italia. Quie-
trial y una base agraria. Tanto el movimiento ro recordarles que en las primeras elecciones públicas
que se hacen en Italia en el año de 1946, el Partido Comu-
obrero en general, como el Partido Socialista nista Italiano, junto con el Partido Socialista, ganan las
Italiano están conformados sobre la base de elecciones en Sicilia, zona donde hay una alta densidad
dos grandes confluencias, el proletariado y el de proletariado y campesinado.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta215

Por otra parte, hay que tener en cuenta el ca- Cavour, y de la revolución que venía desde aba-
rácter particular de Italia como nación y como jo expresada por la lucha de las masas del sur
sociedad burguesa. En Italia se dan una realiza- de Italia y dirigida por Garibaldi. La burguesía
ción nacional tardía y un desarrollo capitalista italiana fracasó, al menos en parte, en su mi-
prematuro; en el 1400-1500 las ciudades italia- sión histórica de crear una nación italiana. La
nas se constituyen como ciudades-Estados con nación se unificó sobre la base de una serie de
un elevado grado de desarrollo del capitalismo regiones que siguieron manteniendo sus dife-
comercial. A partir de las ciudades-Estados in- renciaciones lingüísticas, económicas y de todo
dependientes surge un pensamiento burgués tipo; por lo tanto, fue una revolución incomple-
y un liberalismo burgués precoces, que luego ta. Es por eso que los socialistas italianos como
desaparecen como consecuencia de la invasión Gramsci tenían una conciencia muy particular
a Italia y de la destrucción de las ciudades-Es- del posible papel del movimiento obrero, del
tados. Hay entonces un interregno, que abarca proletariado, como elemento de unificación
desde el Renacimiento hasta el Risorgimento, nacional y de conclusión de esta revolución
y la formación de un mercado único solo co- incumplida. Por eso el proletariado podía te-
mienza a configurarse hacia fines del siglo XIX. ner tempranamente la conciencia hegemónica,
A partir del año 1870 Italia se constituye como la conciencia de ser depositario de una tarea
una nación independiente y unificada. Pero histórica de constitución nacional a partir de la
esa realización nacional tardía no se produjo a incapacidad manifiesta de la burguesía italiana
través de una revolución triunfante, como fue para constituir una nación moderna.
el caso de la Revolución francesa, o a través Otro elemento más: como el resto de países
de una solución de compromiso, como fue el europeos, Italia era un país católico, pero, a su
caso de Alemania que surgió sobre la base de vez, el país donde el papado había establecido
la captación de la burguesía por la vieja clase su base territorial. Por esta razón la Iglesia en
dominante de los junkers prusianos, sino que Italia era una institución de enorme peso so-
fue una revolución parcial, (“mancata” dicen cioeconómico, un instrumento fundamental de
los italianos), pero que expresó la unidad de la dominio sobre las clases dominadas, actuando
revolución que venía desde arriba, a través del por fuera del aparato o actuando en conjunto
reinado en el Piamonte de su primer ministro con él; es decir que no solo existía la cohesión
216 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y el consenso del aparato estatal sino de esta reestructuración desde arriba, esta revolución
gran institución que era la Iglesia italiana. Por pasiva expresada a través del fascismo, que a su
otra parre, Italia era un país donde a partir de la vez salió de Italia para expandirse por Europa.
precocidad de la constitución del capitalismo No es casual que este desmesurado y tem-
había aparecido una cultura nacional de élite prano desarrollo capitalista haya provocado
anterior a la constitución del Estado nacional. también un desmesurado y temprano desa-
Por eso Gramsci reflexiona largamente sobre rrollo del pensamiento político, que va desde
la función cosmopolita de los intelectuales ita- Maquiavelo en el siglo XVI hasta Pareto en el
lianos; cuando todavía no estaba constituida la siglo XX. Tanto Maquiavelo como Wilfredo
nación italiana. Italia daba intelectuales para Pareto y Gaetano Mosca son los autores que
todos los países europeos: eran ingenieros y están en la base de la constitución de la teoría
arquitectos italianos los que construían los política en el mundo, porque los pioneros ex-
palacios de los zares en Rusia; eran ingenie- tranjeros de la constitución de lo que hoy se lla-
ros y arquitectos los que construían edificios ma “sociología política” han estado vinculados
en toda Europa, pero eran también sus libros, con Italia y con estos pensadores, como lo de-
sus obras, los que recorrían Europa. Esta fun- muestra el caso de dos hombres que tuvieron
ción cosmopolita de los intelectuales, llevaba la constitución de la teoría política en Europa,
a que los marxistas italianos, o marxistas con Sorel y Michels. Sorel, más conocido en Italia
formación intelectual italiana, tuvieran una que en Francia, donde todas sus obras fueron
sensibilidad particular para este mundo de la traducidas y donde surgieron movimientos
intelectualidad que no expresaba simplemente anarcosindicalistas sorelianos que reconocían
un mundo de ideas, sino un mundo de corpo- su influencia; Michels, por su lado, era un hom-
reidad física, de capas sociales que cumplían la bre muy compenetrado de la cultura italiana y
función de intelectuales no solo en Italia sino en particular sobre el socialismo italiano, es el
en toda Europa. Fue este conjunto de elemen- autor de un libro de fundamental importancia
tos lo que actuó para que Italia se convirtiera sobre la teoría del partido político (Michels,
en una suerte de laboratorio social y político 1979). Nos sorprende entonces que los mar-
de extrema importancia. Luego se verá que xistas italianos hayan sido particularmente
fue Italia el primer país donde se intentó esta conscientes de la presencia de la teoría política
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta217

como un problema particular, como un campo italianos fueran pioneros en el análisis de por
particular sobre el cual habría que reflexionar. qué la Revolución de Octubre no pudo expan-
Italia era en ese momento, como hoy, el eslabón dirse a Europa, y precursores a su vez en la
más débil del capitalismo europeo. Después búsqueda de estrategias alternativas para la
de 1917 fue el país más próximo a una revolu- transición al socialismo.
ción social, y donde parecían existir todas las En este plano se ubica el pensamiento de
condiciones para el triunfo de la revolución. Si Gramsci, que es una reflexión sobre la derro-
leemos lo que establece Lenin como situación ta, lo cual permite entender más claramente
revolucionaria, como situación que facilita to- el tono desapasionado de su pensamiento. El
dos los elementos para una transformación re- centralismo burocrático, el autoritarismo, ese
volucionaria (incapacidad de los de arriba para proceso de deformaciones que se van operan-
manejar a los de abajo, descreimiento de los do en el socialismo y que Gramsci percibe des-
de abajo con respecto a la capacidad de los de de la cárcel, y sobre el cual escribe, es también
arriba, presencia de fuerzas organizadas capaz el fruto de la derrota del proletariado europeo.
de dinamizar el proceso y transformarlo), vere- Resumiendo, el campo de reflexión de Gramsci
mos que en la sociedad italiana en lo que va del es este: cómo remontar una derrota y cómo
año 1918 al año 1921, cuando los socialistas ga- encontrar resoluciones alternativas a partir de
naron las elecciones, cuando tuvieron mayoría las dificultades que se le plantean a revolucio-
parlamentaria, cuando aparecieron las grandes nes del tipo de la soviética para extenderse a la
huelgas, cuando bloquearon y ocuparon todas Europa capitalista. Y son estas preocupaciones
las fábricas, hubo un proceso de conmoción las que nos llevan a reconocer que lo funda-
social que generalizado podría haberse conver- mental de Gramsci es haber sido el iniciador
tido en una revolución social. Sin embargo, la de una teoría marxista de la política.
revolución no se produjo, la clase obrera fue Veamos algunos aspectos del pensamiento
derrotada y el fascismo, forma de reestructu- gramsciano en torno a este reconocimiento de
ración autoritaria capitalista que aparece por la teoría política, como campo recortado, di-
primera vez en Italia, llegó al poder. ferenciado. El objetivo que Gramsci se propo-
Por todos estos elementos puede decirse que ne es investigar el lugar que ocupa o debería
hasta cierto punto es lógico que los marxistas ocupar la ciencia política en una concepción
218 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

marxista sistemática. Todas sus elaboraciones sino a la historia que los mismos hombres ha-
giran en torno a este núcleo: la política como cen aunque su actividad esté determinada por
actividad autónoma y el lugar que ella ocupa condiciones históricas dadas. Es por eso que
dentro de una concepción como la marxista, la acción política es para Gramsci la vertebra-
lo cual no significa simplemente la introduc- dora del conjunto de la concepción del mundo
ción en el marxismo del tipo de discusión y es a través de esta acción política consciente
que plantean otros teóricos, como el mismo o inconsciente como la concepción del mundo
Maquiavelo, porque para Gramsci la política se constituye. Al conferir a la política esta ca-
es el núcleo no solo de una estrategia socia- racterística de autonomía Gramsci replantea
lista sino del propio socialismo, es el centro la temática de estructura y superestructura
fundamental de actividad, producto de una para dejarla a un lado, pues su concepción se
concepción de la política mucho más amplia aplica no solo a la política referida a las luchas
que la que corresponde a la ciencia de la po- por la transición hacia sociedades socialistas,
lítica como tal o a la ciencia y el arte de la sino fundamentalmente a los procesos del
política como tal. La concepción gramsciana socialismo y quizá más a este elemento que a
de la política es equivalente, en cierto senti- ningún otro. La base del socialismo no es para
do, a la noción de praxis que subyace en el él el proceso económico de socialización (la
pensamiento de Marx. Si por un lado Gramsci propiedad social, la planificación social); este
define a la política como un cuerpo de reglas será el punto de partida, pero lo fundamental
prácticas para la investigación y de obser- es la socialización en sentido sociológico y
vaciones detalladas útiles para despertar el político, es decir el proceso de formación del
interés en la realidad efectiva y estimular una conjunto de hábitos en el hombre colectivo
visión más rigurosa de esta, parte además de que, dice Gramsci (s/d), “tornarán automático
una idea ampliada de política que está implí- el comportamiento social de modo tal que se
cita en el mismo concepto de praxis: la idea elimine la necesidad de un aparato exterior
de que comprender al mundo y modificarlo es que imponga normas”.
una y la misma cosa. El concepto de praxis Y en este contexto “automático” no significa
marxiana no se refiere simplemente a las for- inconsciente, sino todo lo contrario, porque
mas ideológicas que asume la acción humana, Gramsci se refiere a un proceso de socialización
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta219

donde lo característico es la formación de há- turinesa que le enseñó a ver en la gran fábri-
bitos en el hombre colectivo que tornan auto- ca moderna no tanto el lugar de la explotación
mático su comportamiento social y eliminan, sino también la escuela del socialismo.
por tanto, la necesidad de un aparato exterior, No sé si ustedes conocen lo que fue la expe-
es decir, de un poder que imponga normas; es riencia conciliar en la zona de Turín luego de
evidente que este concepto gramsciano de la la guerra, en los años 1919-1921. Se expande
política debe ser aplicado fundamentalmen- entonces por toda la zona industrial turinesa
te a todos los procesos de construcción del un nuevo tipo de organización social que redi-
socialismo. mensiona la función del sindicato. Se constitu-
Cuando Gramsci vincula este tema al papel yen en cada una de las fábricas consejos obre-
de la producción en el socialismo, lo hace sim- ros siguiendo la experiencia de los que hablan
plemente como medio de creación de una so- aparecido en Rusia a través de los soviets y en
ciedad de la abundancia, aunque evidentemen- torno a un eje teórico, el periódico L’Ordine
te tenía conciencia de la necesidad de cierta Nuovo, dirigido por Gramsci. Hasta ese mo-
prioridad de la productividad. Pero podría ser mento el sistema de representación existente
visto así a partir de ciertos conceptos gramscia- en las fábricas italianas –el sindicato– opera-
nos y con una mentalidad productivista, como ba como un elemento exterior. Existían varios
vimos que ocurrió en el caso de Lenin a través sindicatos, socialista, anarquistas, etc., y solo
de su concepción particular del taylorismo. tenían voto en las elecciones sindicales los
Para Gramsci la producción es central para la obreros afiliados a ellos. A diferencia de todo
constitución y conquista de una conciencia an- esto aparece por primera vez una organización
ticapitalista. Por eso, así como la gran fábrica interna a la fábrica, los consejos obreros, que
es un elemento de reproducción de las rela- se constituyen sobre la base de delegados y
ciones capitalistas y de alienación de las rela- comisiones de cada sección. Entonces tendría
ciones de trabajo, para Gramsci era además y voto el conjunto de los obreros independien-
paradójicamente la escuela natural de constitu- temente de su color político y de su adhesión
ción de una conciencia de clase anticapitalista. sindical. Para la elección de cada consejo, que
Es evidente que en esta prioridad concedida a tenían no solo poder de contratación, sino po-
la gran empresa estaba presente la experiencia der de control sobre la empresa, se inicia una
220 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

guerra de guerrillas entre empresa y consejos democracia y de la autoorganización de las ma-


obreros, que conduce a la ocupación general sas. Vemos aquí otro rasgo de la originalidad de
de las fábricas y luego se expandirá por toda Gramsci que lo aparta del resto del pensamien-
Italia, proceso que más tarde será derrotado. to socialdemócrata europeo e incluso de Lenin.
Es esta experiencia de un proletariado capaz Puede decirse que los principales temas de
de convertir, a través de un proceso espontá- la teoría política de Gramsci (1931) aparecen
neo (espontaneidad que Gramsci [1973, 2000] esbozados en una carta escrita a su cuñada el 7
explica en un trabajo titulado “Espontaneidad y de septiembre, donde dice:
dirección consciente”), a la unidad productiva
existente en el proceso de producción en una El estudio que he hecho sobre los intelectuales es
organización propia, conciliar; es esta presen- muy amplio como proyecto, y en realidad no creo
cia del proletariado turinés y su capacidad de que existan en Italia libros sobre ese tema […].
generar organizaciones propias, al margen de Por lo demás, yo amplío mucho la noción de inte-
las organizaciones políticas y sindicales exis- lectual, y no me limito a la noción corriente, que
tentes, lo que impresiona al grupo ordinovista, se refiere a los grandes intelectuales. Ese estudio
que redactaba la revista dirigida por Gramsci. Y me lleva también a ciertas determinaciones del
es esta temática de la espontaneidad de masas, concepto de Estado, que generalmente se entien-
del papel de la Fábrica, de la espontaneidad de de como sociedad política (o dictadura, o aparato
las masas en la fábrica que reconstituye a nivel coactivo para configurar la masa popular según el
de la clase la unidad del proceso productivo, tipo de producción y la economía de un momen-
es este elemento el que luego aparecerá como to dado), y no como un equilibrio de la sociedad
una constante en todas las formulaciones de política con la sociedad civil (o de la hegemonía
Gramsci, mucho más allá de la derrota del mo- de un grupo social sobre la entera sociedad na-
vimiento ordinovista, y que llegará hasta el fi- cional, ejercida a través de las organizaciones que
nal de su vida. En las actuales reelaboraciones suelen considerarse privadas, como la Iglesia, los
de los escritos de la cárcel, de los Cuadernos sindicatos, las escuelas, etc.) y los intelectuales
de la cárcel (Gramsci, 1958, 1980b), esta te- operan especialmente en la sociedad civil. (Ben.
mática está incorporada a lo que se llama la Croce, por ejemplo, es una especie de papa lai-
teoría de la hegemonía como momento de la co, un instrumento eficacísimo de hegemonía,
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta221

aunque, según las ocasiones, pueda encontrarse subyacente en Gramsci. Pero el elemento no-
en choque con tal o cual gobierno, etc.). Esa con- vedoso que él aporta es la observación de que
cepción de la función de los intelectuales ilumina la hegemonía burguesa no es un hecho automá-
en mi opinión la razón, o una de las razones, de tico, sino algo que se logra mediante la acción
la caída de los municipios, o sea, del gobierno de y la organización política consciente. Para que
una clase económica que no supo crearse su ca- se establezca la hegemonía una clase social
tegoría propia de intelectuales. debe trascender, dice Gramsci, la organización
económico-corporativa, y convertirse así en
En este párrafo que he leído está planteado el hegemónica políticamente. Hay un nivel prima-
conjunto de temas que Gramsci elabora luego rio de la clase en que esta se define y se agrupa
en los Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958, por el conjunto de sus intereses; un ejemplo
1980b); la idea de que el Estado implica no un son las organizaciones obreras, las organiza-
simple aparato coercitivo sino que representa ciones sindicales, las organizaciones empresa-
un equilibrio entre instituciones coercitivas e rias; pero para que una clase social pueda ser
instituciones consensuales, o que es también hegemónica, para que pueda dirigir al conjunto
una unidad entre ambos tipos de institucio- de la nación sobre la base del consenso y de
nes, no es en sí misma nueva, ya estaba plan- la constricción debe superar este nivel econó-
teada antes. Es evidente, y lo advertimos en mico corporativo y convertirse en una clase
cada acto cotidiano, que un Estado no puede políticamente hegemónica, lo cual implica ne-
funcionar exclusivamente sobre la base de la cesariamente que esta clase social implemente
represión, sino que funciona también sobre otros modelos de organización, distintos del
la base del consenso. Es evidente que la clase económico corporativo. Se plantea aquí toda la
dominante no solo confía en el poder y en la temática del partido, en cuanto no existe clase
autoridad coercitiva, sino en el consenso deri- sin organización de clase, ni organización de
vado de la hegemonía, de lo que Gramsci llama clases sin intelectuales que las organicen. Pero
la “dirección intelectual y moral” ejercida por cuando hablamos de intelectuales no lo hace-
el grupo dominante, lo cual equivale a una di- mos en el sentido corriente, restringido de este
rección general impuesta a la vida social por el término, según el cual son intelectuales los que
grupo dominante. Esta es la idea de hegemonía escriben en los suplementos de los sábados o
222 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de los domingos, o los que lo hacen sobre cine Gramsci la significación del partido del proleta-
o sobre arte, sino en el sentido amplio que le riado, que él denomina el “príncipe moderno”;
daba Gramsci: los organizadores de la cultura es decir, con la organización el proletariado
y los organizadores del consenso; por lo tan- viene a suplir en las condiciones de la sociedad
to, un cura, un militar, un dirigente sindical, un burguesa el papel que Maquiavelo asignaba al
estadista son intelectuales. A partir de esta de- príncipe a quien dedicó su libro. Dejando a un
finición Gramsci puede analizar por qué orga- lado la significación histórica del desarrollo del
nizaciones a nivel económico-corporativo que partido en el periodo burgués, Gramsci recono-
expresan agudos intereses de clases siguen ce que solo a través del movimiento y la orga-
siendo, no obstante, una parte subalterna de nización, es decir a través del partido, la clase
la sociedad capitalista; no interesa el grado de obrera desarrolla su conciencia y trasciende
violencia que pueda tener el sindicalismo, no la fase económica corporativa o sindicalista
interesa su representatividad en el seno de la espontánea. Puede decirse que en todos aque-
clase, no interesa el grado de honestidad con llos lugares donde ha triunfado el socialismo
que esta organización defienda los intereses se verifica la transformación de los partidos en
de sus representados; mientras se mantenga Estado, y que esta metamorfosis ha hecho posi-
en un nivel económico-corporativo, mientras ble el triunfo. En este sentido, puede afirmarse
no apunte al Estado, sigue siendo una parte que con respecto a su visión general del papel
subalterna de la sociedad capitalista. De ahí se del partido, Gramsci es leninista, y sus apuntes
desprende entonces otra distinción fundamen- están referidos en general a la función del par-
tal que hace Gramsci entre clases dominantes tido como intelectual colectivo.
y hegemónicas y clases subalternas, punto ver- Pero si en esta visión general del papel del
daderamente crucial en su pensamiento porque partido reside el carácter leninista de la re-
para Gramsci el problema básico de la revolu- flexión de Gramsci no es correcto afirmar que
ción es cómo lograr que una clase subalterna lo sea en cuanto a la aceptación de opiniones
sea capaz de ejercer la hegemonía, convencida acerca de cómo debe ser concretamente la or-
ella misma de ser una potencial clase dominan- ganización del partido en determinado momen-
te, y capaz de convencer al resto de las clases to o de cuál debe ser la naturaleza de la vida del
de esta potencialidad propia. Aquí reside para partido en un momento determinado. En este
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta223

sentido hay diferencias radicales, por lo menos era muy consciente de este peligro así como
en cuanto a las formas con que se conceptuali- del riesgo de burocratización que generaba el
zaron y llevaron a la práctica las ideas de Lenin distanciamiento entre clase y partido; y aunque
acerca del partido, su función, y la naturaleza no pueda decirse que en su examen de la buro-
de su vida interna, que aparecen con claridad cratización encuentre soluciones teóricas para
en una etapa de aguda tensión entre el Partido evitar este problema, es indudable que el con-
Comunista Italiano y el Partido Comunista junto de observaciones que hace en torno al
Soviético en el momento de la sanción contra el problema del centralismo burocrático son su-
grupo opositor encabezado por Trotsky. Véanse mamente ricas y aprovechables prácticamente.
al respecto las cartas redactadas por Gramsci Debe añadirse que Gramsci no podía encontrar
que el Partido Comunista Italiano dirige al so- soluciones teóricas acerca de este problema
viético; en ellas aparece claramente esta dife- porque la relación entre partido y clase no es
renciación a que nos referíamos, pues Gramsci un problema que admita soluciones teóricas,
se negó siempre a considerar al partido como sino soluciones históricamente determinadas
un elemento externo a la clase. Esta idea, que en virtud del carácter de la clase, de la naturale-
lo diferenciaba de Bordiga, el otro dirigente za del partido, de las correlaciones de fuerzas,
del Partido Comunista Italiano, y que consti- de las relaciones entre determinado Estado y
tuyó el motivo de la separación y la condena los demás, es decir un conjunto de relaciones
de Bordiga, tenía una gran importancia, porque que solo pueden ser correctamente analizadas
si el partido es considerado como un destaca- si se las ubica en los términos de este conjunto
mento exterior cuya función es la de iluminar a de mediaciones. Por tanto, no puede ofrecerse
la clase, el tipo de organización, la relación en- una solución teórica sino una solución concre-
tre partido y clase, etc., cobraban un carácter ta, porque la teoría se constituye a partir del
distinto. De todas maneras, y por mucho que conjunto de soluciones históricamente concre-
se identifiquen históricamente, Gramsci sabía tas de este tipo de problemas.
que partido y clase no son lo mismo, que pue- Otro aporte novedoso que diferencia a
den diferenciarse y hasta enfrentarse, particu- Gramsci del resto de los marxistas es su in-
larmente en las sociedades socialistas. Sobre sistencia en que el aparato de gobierno, tanto
este tema reflexiona Gramsci en esa carta; él en su forma hegemónica como en su forma
224 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

autoritaria, está compuesto fundamentalmen- arte militar. Dijimos también que correspondía
te por la capa social intelectual, que no está a una nueva etapa de la sociedad capitalista
definida como una élite o como una categoría para la cual la concepción de la revolución per-
social especial, sino –dice Gramsci– como una manente, enunciada par Marx en su directiva a
suerte de especialización funcional de la socie- la Liga comunista en 1848, había sido superada
dad para ese fin. Por eso para Gramsci todos por las circunstancias, fruto del desarrollo del
los hombres son intelectuales, aunque no todos sistema capitalista, de la creación de un siste-
desempeñen esa función en la sociedad; todos ma político basado en la representación parla-
los hombres son filósofos en la medida en que mentaria, de la creación de grandes organiza-
todos hablan y piensan, y hablar y pensar es ciones políticas de masas –fueran de derecha,
expresar concepciones del mundo que, sean de centro o de izquierda–, de la creación de so-
heterogéneas u homogéneas, siempre son con- ciedades económicas corporativas –sindicatos,
cepciones filosóficas. organizaciones patronales, etc.,– y, en general
En cuanto al pensamiento estratégico de del proceso de reestructuración capitalista. A
Gramsci puede decirse que está repleto de in- partir de este análisis de las modificaciones
tuiciones históricas brillantes que tienen ade- que se habían operado y que distinguían a la
más una enorme significación práctica. Pero sociedad capitalista más o menos desarrolla-
es preciso distinguir entre el análisis general da de las sociedades menos desarrolladas
de Gramsci sobre estrategia comunista en dis- (que Gramsci sintetiza en su diferenciación de
tintos periodos históricos, por un lado y, por Oriente y Occidente), Gramsci plantea que se
otro, la utilización de estas ideas por parte del ha abierto en Europa una etapa caracterizada
Partido Comunista. Para analizar este proble- por una guerra prolongada o de posición. En
ma vale la pena detenerse rápidamente en tres lugar de tomar el poder por asalto era necesa-
elementos fundamentales de la teoría estraté- rio emprender una guerra de posiciones que
gica de Gramsci: 1) la guerra de posición, 2) la permitiera ir tomando las trincheras con que
lucha por la hegemonía y, 3) el problema de las el Estado y la sociedad burguesa se recubren
relaciones entre la clase y el partido. Hablamos para constituirse. Si hay una concepción más
ya del significado de esta polaridad entre guerra amplia del Estado, si no es ya el aparato del
de posición y guerra de movimiento tomada del Estado mayor de la burguesía, sino el conjunto
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta225

de instituciones a través de las cuales se des- de la clase dominada, subalterna, con el fin de
pliega la concepción del mundo que predomina prevenir o evitar una revolución; también po-
y se convierte en hegemónica, era necesario día darse el caso de que el movimiento revolu-
batir este conjunto de instituciones que eran cionario admitiese, en la práctica, su derrota,
las casamatas a través de las cuales el Estado aunque su teoría siguiera siendo aparentemen-
se defendía contra las irrupciones violentas. La te revolucionaria; resultado de esta impotencia
imposibilidad de que triunfara en Europa una podía ser asimilada políticamente a un sistema
revolución del tipo de la rusa, llevó a Gramsci capitalista que mostraba una gran capacidad
a pensar en una estrategia de más largo plazo, de practicar reformas para calmar a las clases
pero de ninguna manera planteó la inevitabili- populares y, a su vez, cooptar, liquidar o des-
dad del triunfo revolucionario con una estra- gastar la resistencia de la clase dominada; es
tegia como la que él defendía. Puede afirmarse esto lo que Gramsci definía a grandes rasgos
que él pensaba que una estrategia de este tipo como revolución pasiva. Como consecuencia,
conducía directamente a una transición al so- la guerra de posición debía ser pensada siste-
cialismo, por lo menos a una nueva fase: guerra máticamente como una estrategia de lucha y
de maniobra, ataque frontal o alguna otra fase no simplemente como una tarea que debían
estratégica. Pero lo que en definitiva habría de llevar a cabo los revolucionarios. Mientras no
suceder dependería fundamentalmente de los existiera la posibilidad de levantar barricadas,
cambios que se produjeran en la situación con- la estrategia de guerra prolongada no era una
creta. A diferencia del resto de los marxistas estrategia de acumulación de fuerzas para es-
Gramsci contempló la posibilidad de que la perar el momento de dar el golpe frontal, sino
ausencia de revolución en Occidente pudiera una estrategia pensada en términos de trans-
provocar a largo plazo un debilitamiento de las formar toda la estructura política de la socie-
fuerzas progresistas a través de lo que él lla- dad. Porque Gramsci pensaba, ya se ha dicho,
ma los procesos de revolución pasiva. ¿Qué que el enemigo fundamental de la constitución
significa revolución pasiva? Un proceso de de un movimiento proletario autónomo y con
transformaciones estructurales que se operaba capacidad hegemónica era el economicismo, el
desde la cúspide de ese poder, porque la clase determinismo histórico. Esa difundida idea que
dominante podía acceder a algunas demandas suponía que el capitalismo tenía una suerte de
226 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sino fatal que provocaría el triunfo inexorable la sociedad rusa estaba desde cierto punto in-
de las fuerzas populares debía ser abandonada. madura para la revolución. Pero para Gramsci
Mientras esto no sucediera las clases subalter- la idea de que la lucha por la hegemonía se libra
nas no podrían imponer su hegemonía sobre la desde el mismo proceso de constitución del
sociedad porque seguirían sin comprender que movimiento revolucionario es el eje, el aspecto
los problemas fundamentales se dilucidaban fundamental, el aspecto crucial de toda la es-
en el marco de las relaciones políticas, es decir trategia revolucionaria en cualquier caso, cual-
en el marco de las relaciones de fuerza. quiera que sea el tipo de resolución que tenga
Esto nos conduce a una segunda idea que la salida revolucionaria. Evidentemente, la
está detrás de la lucha por la hegemonía: para conquista de la hegemonía antes de la conquis-
convertir a la clase trabajadora en una cla- ta del poder aparece como importante, o como
se potencialmente dominante, dice Gramsci, básica, en aquellos países donde el núcleo de
debe librarse una lucha, durante o después poder de la clase dominante se ha instalado no
de la toma del poder. Esta es una de las ideas en su poder conflictivo, coercitivo, sino en su
que más han llevado a pensar en una suerte de poder consensual. La idea de la conquista de la
Gramsci reformista, iluso, desconocedor del hegemonía previa a la conquista del poder tie-
hecho, advertido por Marx, de que las ideas de ne sentido en aquellos lugares donde el Estado
una sociedad determinada son las ideas de la se constituye sobre una base consensual, y no
clase dominante. Si esto es así no puede pen- sobre la base dictatorial y autoritaria, que es
sarse en la lucha por la hegemonía antes de la lo que sucede en la mayoría de los países oc-
constitución del poder, por lo que entonces la cidentales en los que el sistema parlamentario
constitución de una cultura socialista se verá ha sido el gran instrumento de hegemonía de la
postergada hasta la toma del poder. Este es sociedad burguesa sobre el proletariado. Si se
precisamente el tema que discute Lenin en uno quiere un ejemplo de lo que es la idea gramscia-
de sus escritos posteriores a la toma del poder; na de hegemonía vista no en términos de fuerza
pero luego no se entendió que la discusión de proletaria, sino en términos de burguesía es ne-
Lenin está referida a la posibilidad del asalto al cesario remitirse al sistema de constitución del
poder en una circunstancia muy determinada y Estado parlamentario burgués occidental, este
muy concreta, cuando la situación general en gran elemento de consenso y de dominación
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta227

del proletariado. Aunque la coerción está siem- una profunda base coercitiva, como en el caso
pre detrás del consenso, aunque existe siempre del fascismo.
el aparato coercitivo preparado para intervenir La concepción de la hegemonía en Gramsci
en el momento preciso, es evidente que para es, por sobre todas las cosas desde el punto de
que funcione en los momentos de agudización vista del proletariado, una concepción de la de-
y de tensiones solo puede operar liquidando la mocracia y de la forma de Estado en el proceso
base consensual. Cuando se llega a una etapa de transición, proceso en el cual la formación
de dictadura como resultado de una profunda de la sociedad capitalista se plantea como una
lucha de masas, lo que se está liquidando es una lucha entre dos formas asimétricas, distintas,
de las bases constitutivas del Estado burgués de guerra de posición: una encabezada por la
que es su sistema consensual. Resumiendo: la burguesía y la otra por el proletariado. Sin em-
idea de hegemonía en Gramsci tiene importan- bargo, la relación entre ambas es asimétrica en
cia fundamental para aquellos países donde la la medida en que la conformación de la hege-
base del Estado es fundamentalmente consen- monía en el seno del proletariado adquiere una
sual, si bien, como decíamos, no solo existe el forma diferente de la que asumirá en el seno de
consenso, sino también la coerción pero es el la burguesía. La guerra de posición no suprime
caso que por la fuerza del proletariado, o por el momento de la ruptura, pero lo subordina a
innumerables razones, el aparato coercitivo la posibilidad del asalto, a la propia guerra de
no puede ser usado para frenar las luchas de posición como un momento táctico que forma
las masas. Por el contrario, en aquellos paí- parte de la estrategia general. La hegemonía
ses en que se hace uso de él, como es el caso aparece como la forma política de la transi-
de Chile o de Uruguay, se hace a costa de la ción puesto que no consiste simplemente en
propia institucionalidad burguesa, a costa del acumular más fuerzas para preparar el asalto
propio Estado burgués, porque la utilización final, según los esquemas clásicos. Después de
del aparato coercitivo se vuelve incompatible la toma del poder por parte de la fuerza socia-
con el uso del consenso, a menos claro que la lista el carácter de sus acciones dependerá de
sociedad pueda combinar la capacidad de re- lo que ha ocurrido antes de la toma del poder;
estructuración económica y la capacidad de un momento está en relación con el otro: si to-
otorgar reformas económicas profundas con mamos el poder de una manera, el proceso se
228 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desarrolla de una manera; si tomamos el poder y socialismo como momentos interrumpidos


de otra manera este proceso se desarrollará de y radicalmente diferenciados que existía en
manera distinta. La estrategia de la hegemonía, la tradición marxista anterior. Gramsci pudo
de las alianzas, de la conquista preliminar de la replantear el problema del Estado porque li-
sociedad civil y de sus fortificaciones, este con- quidó el concepto instrumental de Estado tan-
junto de ideas gramscianas plantea una nueva to de la socialdemocracia como de la Tercera
forma de acceso al poder y de construcción del Internacional. Gramsci modificó el concepto
socialismo; por lo que hegemonía, entonces, de Estado al ofrecer una visión más amplia:
no implica simplemente una forma de dominio, para mí el Estado no es una máquina, un apa-
una forma de dirección de las masas, sino una rato, un instrumento, sino un sistema de domi-
forma de ejercicio de la democracia y una for- nación social que se ejerce a través del proce-
ma particular del nuevo Estado. so de reproducción de la sociedad capitalista
Detrás de su concepción de hegemonía y del conjunto de instituciones a través de las
Gramsci replantea el problema del carácter del cuales se generaliza la reproducción social (a
Estado en la sociedad de transición; dicho con nivel de lo económico, lo social, lo político y lo
otras palabras, el Estado se modifica a través ideológico). Y a partir de esta idea del Estado
de los procesos de constitución de la hegemo- como un sistema de dominación social surge el
nía, con lo cual se supera la problemática refor- concepto gramsciano de bloque histórico. Este
mismo versus revolución. Ambos momentos no es un simple sector, no es un grupo social,
están en relación uno con otro en tanto apare- sino un conjunto de clases que ejercen el poder
cen insertos dentro del propio proceso de tran- a través de un bloque histórico, lo cual presu-
sición, el que a su vez se convierte en un doble pone no una alianza coyuntural de fuerzas para
proceso que tiende a transformar el conjunto resolver ciertos problemas de la coyuntura,
de las relaciones de fuerza y a hacer avanzar sino un conjunto de fuerzas unificadas en torno
a la sociedad hacia una sociedad socialista. Es a un proyecto de constitución de una sociedad.
esta dialéctica entre hegemonía y momento Es este bloque histórico de la burguesía el que
estatal, hegemonía como democracia y como debe ser sustituido por el bloque histórico del
ejercicio de la democracia y forma de Estado lo proletariado, lo cual implica la existencia de
que rompe con la separación entre democracia clase que se sabe hegemónica por su poder y
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta229

rompe con el aparato del Estado arrastrando esté dirigido, conformado y regido por el ejer-
tras de sí, en torno a la reconstitución ideológi- cicio pleno de la democracia como elemento
ca y política de la sociedad, al conjunto de las decisivo de la conformación de la hegemonía
clases subalternas. Esta concepción que rom- (democracia que significa el proceso de auto-
pe con el concepto instrumental del Estado y gobierno de las masas) adquiere el carácter de
tiende a verlo como un sistema de dominación una revolución pasiva, de un poder de transfor-
y no como mecanismo, lleva a reconsiderar el mación que se ejerce desde la cúspide contra la
problema de la revolución pasiva porque esta voluntad de las masas y que, en última instan-
revolución hecha desde la cúspide no solo co- cia acaba siempre por cuestionar la posibilidad
rresponde a formas de dominación burguesa, concreta de constitución del socialismo. Esta
sino que puede responder a formas de transi- es la característica distintiva del ejercicio de la
ción socialista. La revolución pasiva puede ser hegemonía de la burguesía o del proletariado;
ejercida a través de las tendencias autoritarias aquélla lo ejerce sobre la base de un consen-
y centralizadoras, caso de un Estado dictato- so que logra a través de la manipulación, de
rial; pero, como dice Gramsci no está sepa- la fragmentación, de la destrucción de la ca-
rada del consenso, de la hegemonía, que es pacidad hegemónica del proletariado; este, en
lo que ocurre fundamentalmente en la Unión cambio, solo puede convertirse en hegemónico
Soviética. Es decir, o bien se da una restructu- a través del ejercicio pleno de la democracia,
ración social, una modificación de la propiedad que es el pleno ejercicio de la propia voluntad
social desde arriba, a través de la dictadura que creadora de las masas. Agreguemos que el so-
opera sobre el conjunto de las clases que la so- cialismo no implica necesariamente un proce-
portan, o bien este proceso puede ser llevado so de revolución pasiva, aunque puedan darse
a cabo por una tendencia corporativa, es decir situaciones históricas muy particulares, como
una tendencia socialdemocratizadora que frag- es el caso de la Unión Soviética. Pero enton-
menta al conjunto de las clases, que las divide a ces la función de las organizaciones políticas
través de una política de reforma que impide la socialistas, verdaderamente revolucionarias y
conformación de un bloque histórico capaz de guiadas por el ejercicio de la democracia en
reconstituir la sociedad sobre nuevas bases. De su vida interna y externa, es superar las situa-
este modo, todo proceso de transición que no ciones de revolución pasiva sobre la base de la
230 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

unificación social, sobre la base de la creación gobernantes, como es el caso concreto de


de un cemento ideológico, político y cultural, Portugal, la ausencia de fuerzas hegemónicas
que unifique al conjunto de las clases subalter- lleva a las revoluciones al fracaso. Les resta
nas en torno a la conquista del Estado y a su aún la tarea de conquistar el consenso suficien-
transformación. te en estratos que no se han desprendido toda-
El problema de la democracia adquiría para vía del viejo sistema, por lo que la conversión
Gramsci un valor particular por dos razones: del proletariado en fuerza hegemónica es un
porque era constitutiva de la idea del socia- problema que se plantea siempre aunque esté
lismo en tanto que no puede hablarse de so- condicionado por la forma política del sistema
cialismo sin autogobierno de las masas; pero de que se trata. Si se da el caso de dictaduras
además porque es el único terreno en que se que impiden la manifestación o dificultan la lu-
podía batir a la hegemonía burguesa, expresa- cha por la conquista hegemónica, esta dificul-
da fundamentalmente a través del sistema de tad subsistirá aun después de la caída de esa
representación parlamentaria. El hecho es que dictadura, porque esta libera fuerzas que que-
aun cuando hablemos de que la conquista de la dan absolutamente disgregadas, sin un núcleo
hegemonía antes de la conquista del poder es centralizador que las enfrente al sistema capi-
particularmente importante en aquellos países talista y les permita apuntar a la constitución
donde existen sistemas basados en la hegemo- de otro tipo de sociedad. Desde el punto de vis-
nía burguesa, de esta afirmación no puede de- ta estratégico, el problema básico de la hege-
ducirse que el problema de la hegemonía sea monía no es entonces cómo llegan al poder los
un problema específico de los países capitalis- revolucionarios, aunque este sea evidentemen-
tas desarrollados no autoritarios y que, por tan- te un problema importante; se trata más bien,
to, no se plantee en los países subdesarrollados de cómo son aceptados por el conjunto de las
que presentan sistemas dictatoriales, o que en clases sociales subalternas; y no, por supuesto,
ellos solo se plantee a posteriori el problema como un gobierno inevitable, sino como nue-
de la toma de poder. Cuando la necesidad de vos dirigentes de la sociedad. El problema, por
unificar a las masas alrededor de ciertas ideas ejemplo, no es cómo tomar el poder en Italia,
se presenta en países donde ha habido un de- sino cómo mantener el poder en Italia; es una
rrocamiento revolucionario de los antiguos economía que puede quebrar en segundos,
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta231

porque los capitales tienen una fluidez total, lo de la apertura de una situación internacional
que implicaría una caída radical de los consu- especial. Es evidente que en 1918 los social-
mos y plantearía el problema de la reacción de demócratas alemanes eran aceptados como
las capas medias. ¿Cómo controlarlas utilizan- fuerza hegemónica, que concitaron el apoyo
do en lugar del consenso la violencia? ¿Y cómo, de la mayoría de la población; sin embargo, no
no pudiendo controlarlas a través del consen- tenían capacidad hegemónica, no eran en sí
so, utilizar la violencia sin producir una ruptura una fuerza hegemónica aunque el resto de las
en un aparato militar que no se controla? clases sociales los reconocieran como tal, aun-
Todos estos no son temas del asalto al po- que el proletariado los reconociera como tal;
der sino de la lucha por la hegemonía dentro de ahí entonces el fracaso y la tragedia de la
de la sociedad: ganar a las capas medias, a la revolución alemana. A diferencia de los pola-
dirección del proletariado, al campesinado. En cos, los comunistas checos podrían haber sido
este sentido, dos son los aspectos fundamen- aceptados como fuerza hegemónica y tenían
tales: 1) cómo se obtiene el consenso y, 2) si capacidad para constituirse como tal tanto en
los revolucionarios están preparados o no para 1945 como en 1968; pero, también a diferencia
ejercer la dirección. A esto debe agregarse la de los polacos, una situación internacional, la
coyuntura política concreta, las relaciones in- ocupación de Checoslovaquia por las tropas
ternacionales de ese país, etc.; es por eso que soviéticas en 1945 y 1968 les impidió conver-
las soluciones son muy difíciles. Veremos al- tirse en una fuerza hegemónica. Queda claro
gunos ejemplos: evidentemente en 1945 los que existen diversos tipos de soluciones que
comunistas polacos no eran aceptados como no es posible determinar en abstracto. Pero es
una fuerza hegemónica, aun cuando el Partido evidente también que si una fuerza política y
Comunista Polaco estaba preparado para ser- una clase social no devienen hegemónicas, el
lo; pero solo pudieron tomar el poder en virtud proceso de transformación de una sociedad
de una coyuntura internacional favorable: la capitalista en socialista puede estar condenado
ocupación de Polonia por la Unión Soviética. al fracaso, porque hoy sabemos que transfor-
Es decir que no siendo una fuerza hegemónica mar una sociedad capitalista en socialista no
pero pretendiendo serla y quizás con capacidad significa planificar la producción, quitarle los
para ello, solo pudieron tomar el poder a partir medios de producción a los burgueses para
232 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

entregárselos al Estado; no significa torcer un dirigidos vuelve entonces a replantearse como


mecanismo económico, sino distorsionarlo. El un elemento central, porque para Gramsci la
socialismo solo puede lograrse con el consen- sociedad socialista significaba la desaparición
so, con la democracia, con el autogobierno de de esta distinción; si la política era la función y
las masas, con la hegemonía; es esta la idea la actividad social de todos los hombres, no po-
gramsciana considerada hoy por la izquierda día estar en manos de determinados deposita-
radicalizada como una idea reformista, como rios que ejercían el poder. La política debía ser
una idea que no conduce a la transformación universalizada y para que esto sea posible es
de la sociedad socialista o que al menos no necesario encontrar una relación entre econo-
conduce a la conquista del poder. Puede de- mía y política radicalmente distinta; para ello es
cirse, por el contrario, que es esta idea la que también necesario no solo socializar la econo-
brinda el único criterio válido para cuestionar mía, sino transformar todo el proceso produc-
profunda y radicalmente a la sociedad socia- tivo. La transformación del proceso productivo
lista y para explicarnos el porqué de su forma suponía que este no estuviera ya dirigido, con-
actual. Quiero agregar que ninguna otra idea trolado por una clase o por una burocracia do-
ha logrado constituir una sociedad que puede minantes, sino por los propios productores. De
ser definida hoy como típicamente socialista o ahí entonces la noción de productores, de ahí
característicamente socialista, por lo que la ob- la noción de autogobierno de las masas, de ahí
jeción al carácter revisionista o reformista de también la noción de organizaciones de masas
esta concepción de hegemonía en primer lugar como mediadoras entre el partido y la clase,
no resuelve el problema y en segundo lugar no manifestaciones de la capacidad propia de la
plantea opciones válidas a una acción política clase de organizarse. De ahí, en fin, un conjun-
que está definida fundamentalmente por su to de temáticas que aparecen en el pensamien-
intento de transformación de la sociedad, por to de Gramsci y que constituyen los rasgos de
su intento de conquista de una sociedad libre, diferenciación con respecto al leninismo, o con
donde no existen ni la dictadura ni el poder ni respecto a lo que habitualmente se ha dado en
el Estado. llamar “marxismo-leninismo”. Es en torno a es-
De este modo retornamos al punto inicial: tos problemas que debe analizarse toda la ri-
la diferenciación gramsciana entre dirigentes y queza de pensamiento de Gramsci.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta233

[Del original A] como tema cuando escribe Manuscritos eco-


nómico-filosóficos de 1844 (Marx, 2011), obra
Gramsci y la teoría política que habría de llamarse precisamente crítica
de la economía y de la política. Los temas
La discusión actual sobre la “crisis del marxis- de la política y del Estado están presupues-
mo” remite al problema de la ausencia o no de tos también en obras anteriores tales como
una teoría sustantiva de la política y del Estado la Crítica de la filosofía del Estado de Hegel
en Marx. En tal sentido, podríamos plantear- (Marx, 1946), Introducción a la Crítica de la
nos la pregunta: ¿es verdad que existen lagunas filosofía del Estado de Hegel (Marx, 2013), La
en Marx que es necesario completar? O, antes cuestión judía (Marx, 2003). El propósito de
que de la presencia de lagunas, ¿no deberíamos Marx al comienzo de su actividad intelectual
hablar mejor de la presencia de nuevas reali- es hacer una crítica de la política. Sin embar-
dades sociales que plantean un redimensiona- go, el campo de la política aparece en Marx
miento, una prolongación, una extensión, una como analíticamente secundario, fundamen-
reconciliación, una reelaboración de la teoría talmente a partir de la derrota de la revolución
de Marx? Si así fuera, la crisis del marxismo de 1848. El fracaso de esta revolución implica-
¿no resultaría entonces de la resistencia a ad- ba la quiebra de cierta concepción jacobina,
mitir una situación nueva? No, es la crisis de movimientista, de los procesos revoluciona-
los soportes teóricos de una concepción que rios. El mundo capitalista aparecía con una
sigue apareciendo hasta ahora como la única opacidad, con una densidad, con una perma-
que puede dar cuenta de un proceso revolucio- nencia tal que obligaba a un desplazamiento
nario, u ofrecer una teoría de la revolución, una del campo de análisis de lo que Marx llamaba
teoría de la transformación. las formas jurídicas, las formas estatales, a la
Las razones de por qué Marx no desarrolla anatomía de esta sociedad, constituida por la
una vasta teoría de la política se pueden en- economía política en cuanto ciencia. Es decir,
contrar en el propio recorrido intelectual de este desplazamiento de campo que se opera
Marx, en la propia formación y vida intelec- en Marx fundamentalmente en la década del
tual de Marx. Y no desarrolla una homogénea cincuenta y que aparece como el examen de la
teoría de la política aunque ella está propuesta anatomía de la sociedad civil encontrada en
234 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la economía política lo llevaba necesariamen- De todas maneras, al plantear en términos de


te a entender el campo de la política como estructura y superestructura la totalidad del
analíticamente secundario. Luego veremos cuerpo social, de una manera u otra sentó las
que los resultados de esta conciliación plan- bases para la concepción de la división de la
teada en términos de estructura y superes- realidad en estructura y superestructura, con-
tructura tal como es esbozada por Marx (1980 virtiendo a la superestructura en un epifenó-
[1859]) en el “Prólogo” de la Contribución a meno. Lo que en Marx son simplemente metá-
la crítica de la economía política da pie para foras, no formulaciones teóricas ni construc-
la conformación de un marxismo donde la su- ciones teóricas, sino simplemente imágenes
perestructura es un simple epifenómeno de que deben ser develadas en la construcción
una realidad que es la única válida: la realidad teórica, fueron convertidas en categorías in-
de la economía, con lo cual tiende a predomi- terpretativas de los hechos sociales.
nar dentro de toda la teoría marxista aquella De tal modo, podemos decir que la concep-
tendencia interpretativa que Gramsci critica ción materialista de la historia, esbozada ya a
denominándola economicismo, y para la cual partir de estas elaboraciones, desalentó de he-
la teoría, la política aparece como una dupli- cho el estudio de la política y del Estado como
cidad que solamente puede ser entendida en sujetos autónomos, como entes sustantivos. Al
los términos de las leyes del funcionamiento final de su vida, en diversos escritos Engels re-
económico del sistema. Por eso dice Marx conoció que hubo un desplazamiento demasia-
que las relaciones jurídicas, así como la forma do violento, que elementos importantes de lo
del Estado, no pueden ser comprendidas por que él llama la superestructura fueron dejados
sí mismas sino que hunden sus raíces en las de lado, y que en el futuro deberían ser estudia-
condiciones materiales de la vida social. Esta dos con más atención, y deja como herencia en
idea era sumamente rica en la medida en que el desarrollo de la concepción materialista de
reconstituía la unidad de la política con la eco- la historia la tarea de la construcción de una
nomía, la unidad del cuerpo de la sociedad, y teoría referida a estos campos.
permitía la construcción de una teoría de la Sin embargo, el hecho contradictorio era
sociedad, puesto que superaba el subjetivis- que en la vida de Marx, la política constituía
mo clásico de las concepciones anteriores. un elemento sustancial de sus elaboraciones,
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta235

podríamos decir que la política era lo absolu- como una revolución política. Si hubo en el si-
tamente primario, lo predominante en su acti- glo pasado un teórico del socialismo que reali-
vidad, y no podemos entender a Marx si no lo zó un esfuerzo por vincular, por estrechar los
vemos como sujeto político, participando de lazos entre esos dos tipos de revoluciones que
una u otra manera en las luchas sociales de en la constitución del movimiento social socia-
su época. Basta leer la correspondencia entre lista aparecía siempre dividido entre anarquis-
Marx y Engels de 1843-1844 hasta el final de tas y jacobinos, partidarios de Babeuf, fourie-
su vida (1883) para encontrar en ese momento ristas y sansimonianos, estas dos ideas de la
literario toda la reconstrucción de la vida polí- revolución social y de la revolución política
tica de Europa y hasta cierto punto del mundo como un hecho único, de una revolución social
conocido, del mundo que era la prolongación que se muestra y se expresa a la vez como una
de la Europa de su época. Por lo que no pode- revolución política, ese teórico fue Marx.
mos decir que existiera una despreocupación Es en Marx donde se produce la refundición
por el tema. El desplazamiento del campo, al entre estas dos vertientes del pensamiento so-
que hicimos mención, de la política hacia la cial: una que hereda, digamos, la Revolución
anatomía de la sociedad no significará en la francesa y el movimiento jacobino, y otra que
vida práctica de Marx un desplazamiento de deriva de la transformación capitalista que se
actividad, no se convertirá en un sabio que ha ido produciendo en la sociedad de la época
desde su gabinete examina situaciones aleja- y que se expresa fundamentalmente en el pen-
das de las luchas de los pueblos, de las cla- samiento anarquista. Es en Marx donde encon-
ses y de las sociedades. Hay en el Marx de la tramos esta unidad. Por otra parte, es también
época una cantidad de obras políticas, de es- en Marx donde toda una elaboración teórica
critos de circunstancias sobre los hechos de desemboca en la necesidad de la constitución
la política mundial y europea que muestran la del organismo político de la clase como ele-
profunda, primordial y decisiva preocupación mento decisivo para asegurar la transforma-
política de Marx. ción social y política de la sociedad. Es decir,
Esta preocupación política se expresa, a su durante todo el siglo pasado, a Marx y al movi-
vez, fundamentalmente en su concepción de la miento socialista de raíz marxista los separaba
revolución social, entendida al mismo tiempo del anarquismo y de otras corrientes socialistas
236 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el privilegiamiento de la constitución de la cla- Estas consideraciones eran comunes a anar-


se obrera como un cuerpo político autónomo, quistas, socialistas y comunistas, y por eso, aún
como elemento decisivo para asegurar la trans- en la década del veinte en América Latina, por
formación social y política de la sociedad. ejemplo, se opusieron a todo tipo de leyes re-
La discusión fundamental entre anarquistas glamentadas por el Estado sobre servicios o se-
y socialistas no versa sobre el modelo de so- guros sociales; por ejemplo, tanto socialistas,
ciedad futura, puesto que en última instancia como comunistas y anarquistas se opusieron a
ambos podían coincidir hasta en el mismo pro- las leyes de jubilaciones. ¿Por qué lo hicieron?
blema del Estado; mientras unos planteaban su Porque consideraban que este era un campo
destrucción inmediata, los otros pensaban más propio de la lucha entre obreros y patrones, y
en el proceso paulatino de su extinción. La di- el Estado debía ser prescindente.
ferencia fundamental entre ambos estribaba en Desde esta perspectiva, el economicismo
cómo concebían la acción política. Había que conducía necesariamente a identificarse con
insertarse en la sociedad, había que convertirse la concepción del Estado liberal, del Estado
en ciudadanos con derechos civiles, había que prescindente. La diferencia fundamental se es-
volar, había que registrarse, había que consti- tablecía en torno a la participación política, a
tuir organizaciones políticas, toda la discusión la constitución del poder político, del partido
entre estas dos corrientes, no solo hasta finales político.
de siglo, sino hasta muy avanzado el presente, Podríamos decir, resumiendo, que en Marx
se expresa en estos dos términos. está presente, de una u otra manera, una teoría
Podríamos decir que desde Marx en adelan- política, aunque debemos reconocer que esto
te entre socialistas y anarquistas durante toda no aparece suficientemente explicitado. Es
la época que va hasta la Revolución rusa y aún esta concepción implícita de la política lo que
después de esta la discusión no giraba en torno Gramsci busca analizar, desarrollar, con todas
a la actitud frente al Estado, sino a la actitud las implicaciones y consecuencias que tienen
frente a la política. Socialistas y anarquistas estos conceptos implícitos de política que sub-
consideraban que las luchas obreras compro- yacen en el cuerpo del pensamiento de Marx.
metían solamente a patrones y obreros y que ¿Cuáles fueron entonces las razones que
el Estado no tenía absolutamente nada que ver. hicieron que esta teoría no fuera formulada
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta237

claramente por Marx, no fuera formulada en la unificación europea de un movimiento obre-


el mismo sentido en que sí lo fue el análisis ro organizado que incorporaba en su seno a di-
de las leyes de funcionamiento de la sociedad versas expresiones políticas en la multiplicidad
capitalista? Primero, porque a partir de la de- de las corrientes existentes. Por eso el mode-
rrota de 1848 la perspectiva de un triunfo de lo de partido que estaba en la cabeza de Marx
la revolución en Europa era bastante lejana. era el que se había expresado en la comuna de
Habrá que esperar la aparición de la comuna de París; es decir, no el partido del proletariado en
París para que la posibilidad de la revolución, sentido estricto, como fue luego teorizado fun-
la posibilidad de la transformación revolucio- damentalmente por Lenin, sino más bien la ex-
naria vuelva a presentarse. De todas maneras, presión política de una clase organizada sobre
hoy se sabe que Marx y Engels exageraron la la base de las diferenciaciones internas ideoló-
capacidad o la posibilidad de transformación gicas y políticas que en ella existieran. En mi
revolucionaria que había abierto la comuna de opinión, el partido de la clase implicaba de un
París. El otro elemento que hay que tener en modo u otro la presencia de una diversidad de
cuenta, elemento muy importante, es que ni corrientes políticas. Aunque debemos reco-
Marx ni Engels eran efectivamente dirigentes nocer que sería inútil buscar en Marx y en el
políticos de organizaciones políticas de masas. mismo Engels una teoría sustantiva del partido
Y que estas organizaciones políticas de masas político, ni una delimitación precisa del tema.
aparecen fundamentalmente a finales de siglo, Retomando el caso particular de Gramsci,
en el mismo momento de la constitución de la debemos recordar que él escribe no solo en
Segunda Internacional, 1890. Es el periodo de calidad de teórico político, sino esencialmen-
constitución de los grandes organismos políti- te como participante activo de la política de su
cos de masas, organismos sindicales y partidos época en su país y como uno de los dirigentes
políticos socialdemócratas o socialistas. de un movimiento de masas considerable, de
La única organización de la que efectivamen- una organización política que había hundido
te habían formado parte era la Liga Comunista, sus raíces en la sociedad italiana desde fines
y esta había desaparecido con la revolución de del siglo pasado, que era una organización con-
1848. La Primera Internacional no fue estricta- siderable y casi mayoritaria en las elecciones
mente una organización política; fue más bien realizadas luego de la primera guerra y además
238 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una organización que se desplegaba en una Si analizamos los planteos de Gramsci en torno
multiplicidad de organizaciones: sindicatos, a la cuestión meridional, a su concepción de
cooperativas, centros de cultura, o sea de or- las alianzas, del bloque histórico, de la guerra
ganizaciones de todo tipo que expresaban la de posiciones, en fin, a su concepción de la he-
capacidad de creación de cultura, de una con- gemonía, es evidente que esta realidad de un
cepción del mundo, de la vida y de la sociedad, partido construido sobre dos pies, uno apoya-
inherente a un partido que no solo expresaba al do en el movimiento proletario y otro en el mo-
proletariado italiano, sino también, y este es un vimiento campesino y pequeñoburgués, tuvo
hecho que lo distinguía en el movimiento socia- mucho que ver en dicha categorización de la
lista europeo, al campesinado italiano. En tal teoría política marxista.
sentido, recordemos que el Partido Socialista Es más, podríamos decir que en un partido
Italiano constituía una rara avis en toda la so- constituido fundamentalmente, o exclusiva-
cialdemocracia europea porque era el único mente, por la clase obrera, o con una eleva-
partido que tenía fuertes raíces campesinas, da y fuerte presencia de la clase obrera, no
zonas donde encauzaba y dirigía la voluntad solo numérica sino también políticamente,
de lucha no solo de capas obreras rurales, es es muy difícil concebir la formulación de una
decir de proletariado rural, sino también de pe- concepción de la hegemonía entendida como
queños propietarios rurales. Estas regiones se proceso de alianza, de nexo, de formación de
fueron conformando como zonas rojas desde un bloque histórico. Todo partido constitui-
aquella época y hoy continúan siendo las zonas do sobre la base de la presencia decisiva del
de mayor poder comunista en Italia, poder que proletariado tiende a ser un partido de tipo
no está asentado exclusivamente en el prole- obrerista, es decir un partido donde la pre-
tariado del norte ni en el proletariado del sur sencia del economicismo como concepción
sino también en el proletariado intermedio de del marxismo es predominante. Esto ha pasa-
aquella zona de fuerte presencia de capas me- do en la historia. Habrá que indagar hasta qué
dias urbanas y rurales. punto dentro de la propia clase obrera, den-
Esta fue la base social en la que se sustentó tro del propio peso de la clase obrera, están
el Partido Socialista desde fines de siglo pasa- los elementos que invalidan su conversión en
do y fue la base social del Partido Comunista. clase nacional, lo cual constituye, como ya
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta239

sabemos, el presupuesto necesario de toda analizamos el caso de Gramsci, quien no se


concepción de la hegemonía, de toda teoría limita simplemente a tomar el contenido implí-
de la hegemonía. cito en las concepciones de Marx para volverlo
Los hechos y circunstancias que hemos re- explícito, sino que a partir de Marx arriba a la
cordado indican una situación muy particular comprensión de que lo que se está producien-
que puede ayudarnos a explicar lo que diferen- do en el mundo es una transformación de una
cia a Gramsci del resto de los dirigentes mar- realidad política y que esa transformación des-
xistas europeos. No para establecer compara- borda el campo de lo que el propio Marx había
ciones, ni una escala de magnitudes y valores, vislumbrado.
sino solamente comprobaciones de hechos. O sea, así como la reflexión de Marx se sitúa
Existe una diferencia en Gramsci con respec- en una época determinada, en un momento de-
to a Marx y Engels y aun con respecto al pro- terminado, esta nueva reflexión debe situarse
pio Lenin. Este último, por ejemplo, reflexiona en otro momento histórico caracterizado por
sobre un movimiento inexistente, sobre una transformaciones decisivas en el sistema capi-
perspectiva que hay que demostrar en el pro- talista que tienen profundas implicaciones para
pio proceso de constitución de un movimiento la consideración marxiana de la política y del
que tiene enormes dificultades legales para su Estado.
propia constitución. Lenin no pudo ver, ni par- De esta concepción de Marx, Gramsci toma
ticipar ni dirigir grandes organizaciones políti- no solamente la idea de que la política es una
cas como las que funcionaban en los Estados actividad autónoma, aunque determinada ne-
burgueses burocráticos, donde la presencia del cesariamente por un cierto condicionamiento
movimiento obrero organizado era legal y po- establecido por el desarrollo histórico, sino
día expresarse en el conjunto de la sociedad. también la visión de la política como la acti-
Lenin reflexionó sobre una situación de ab- vidad humana central decisiva de todo sujeto
soluta ilegalidad del movimiento, donde la lu- social. En otras palabras, no hay en Gramsci
cha contra esta ilegalidad, expresada en lucha una concepción restrictiva de la política, como
contra el absolutismo, se fundía con la lucha ustedes podrán encontrarla en teóricos de la
por la transformación revolucionaria. Es im- política del tipo de Weber; por el contrario, la
portante tener en cuenta este hecho cuando consideración gramsciana de la política la hace
240 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

equivalente, en cierto sentido, a la noción de Mussolini, Napoleón y otros personajes seme-


praxis que subyace en todo el pensamiento de jantes, incluye también en tal denominación
Marx. Desde este punto de vista, toda actividad al propio Stalin, por lo que sus reflexiones se
humana de transformación de la sociedad es, vinculan estrechamente a las vicisitudes de la
de una manera u otra, una actividad política, experiencia socialista en Rusia. Es importan-
y el hombre se realiza en ese mismo proceso te retener esta característica de los cuadernos
de constitución de esa actividad que él llama gramscianos, el hecho de que su trasfondo es
política, asuma esta la forma que asuma. Por una tentativa de reexamen de toda su experien-
eso para Gramsci el significado de la política va cia política en el Partido Comunista Italiano,
mucho más allá que el significado de la ciencia en la Tercera Internacional y en la Unión
y del arte de la política en sentido estricto. Una Soviética. Si no se entiende esto, si no se sitúan
concepción semejante de la política conlleva los cuadernos en ese momento particular, si se
una serie de consecuencias en torno al planteo pretende hacer de ellos una lectura no conno-
del Estado y de la posibilidad de su superación tada, resultará difícil, si no imposible, entender
y, con esta, de la superación de la división en- a Gramsci. En tal sentido, yo diría que lo que
tre gobernantes y gobernados, es decir, tienen estamos haciendo hoy es encontrar una for-
una serie de consecuencias, de razonamientos ma de aproximarnos a Gramsci, luego podre-
que hace Gramsci y que están referidos no solo mos discutir si su concepción es políticamente
a su experiencia particular y a las necesidades productiva.
de constitución de un movimiento socialista en Estábamos diciendo que la política tiene
Italia, sino que de manera indirecta, metafóri- para Gramsci un significado más amplio, y que
ca, tienen que ver también con lo que estaba rebasa el campo de estado aun en la forma di-
ocurriendo en la Unión Soviética, es decir con latada en que concibe a este cuando lo define
el país donde comenzaban a ponerse a prueba como el complejo de actividades prácticas y
una serie de conceptos políticos marxistas re- teóricas con las que la clase dirigente justifica
feridos a problemas de dirección política y de y mantiene su dominio, y además logra obtener
superación de la cisura entre sociedad política el consenso activo de los gobernados.
y sociedad civil. Cuando Gramsci, por ejemplo, ¿Por qué va más allá? Porque, como recor-
habla de cesarismo, no se refiere solamente a damos, todo hombre, en la medida en que es
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta241

un sujeto activo, es decir en la medida en que de Lenin (1975c), y que conciben la concien-
es un sujeto vivo, contribuye a modificar el cia como algo exterior que se adquiere en de-
ambiente social en el que actúa; es por tanto terminado momento a través de la “fusión” de
un sujeto político, se desarrolla como un su- determinadas direcciones ideológicas como
jeto político, y tiende a establecer reglas, nor- un movimiento social.
mas, pautas que modifican las sociedades, y Podríamos afirmar que para Gramsci esta
esta contribución, como decimos, es una con- dilatación del campo de la política, esta com-
tribución política. En este sentido, ustedes po- prensión de la política como algo que impreg-
drán leer un primer párrafo bastante extenso na el conjunto de los actos humanos, lleva
donde Gramsci habla del sentido común y de necesariamente a plantear la acción humana
su relación con el buen sentido. En realidad, como un elemento decisivo de este proce-
es toda una reflexión sobre la relación entre so de transformación, reencontrándose con
la teoría y la práctica, en la que trata de inda- esa conocida tesis de Marx sobre Feuerbach
gar esto que estamos planteando aquí, y que cuando dice: “los filósofos hasta ahora han
como veremos fundamenta su concepción del interpretado al mundo, pero de lo que se tra-
proceso revolucionario como un continuo ta es de cambiarlo” (Marx, 1982 [1846], Tesis
que hunde sus raíces en la cultura popular y XI). La política entendida como la acción del
se despliega en una multiplicidad de formas hombre en una sociedad determinada es vista
de conciencia hasta alcanzar ese nivel de re- como transformadora de la sociedad y como
forma intelectual y moral vista ante todo en superadora necesariamente del campo estric-
términos de adquisición de una nueva concep- to de la filosofía, concebida como el campo de
ción del mundo. la ideología.
Observarán ustedes la presencia de La política, entonces, no es simplemente
Gramsci de una idea, de una teoría o de una un instrumento, no es simplemente un medio
concepción del proceso de constitución de la para llegar a determinado fin, sino que es el
conciencia de clase radicalmente distinta de proceso mismo de constitución de los hom-
la forma habitual en que la formulan los mar- bres como seres libres, como seres autóno-
xistas y que está planteada de una manera u mos, como seres capaces de conformar una
otra en ciertos libros como el “¿Qué hacer?” sociedad autorregulada, como seres capaces
242 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de conformar una sociedad sin gobernantes ni de los hombres, de concepciones de los hom-
gobernados. Es decir, como seres soportes de bres, es plantear de una manera radicalmente
la sociedad. nueva la relación entre teoría y práctica, entre
Podríamos decir que aquí se expresa una ciencia y conciencia, entre teoría revoluciona-
verdad hasta cierto punto obvia, de una u otra ria y movimiento revolucionario.
manera siempre planteada por la teoría mar- Si ustedes leen el conjunto de los textos de
xista, pero si concebimos la acción de todos Gramsci podrán observar que una cantidad
los hombres como una acción política, por de formulaciones están planteadas en estre-
más heteróclita que ella sea, es decir si con- cha vinculación con el mundo de la cultura
cebimos que la acción de los hombres en la popular. Gramsci trata de analizar, desmenu-
sociedad está presidida por una cantidad de zando una serie de concepciones, aforismos,
elementos dispersos, la mayoría de las veces vocablos, formas de expresión de los sectores
contradictorios, pero que son elementos que populares, y esto es consecuencia de su con-
sirven a los hombres para actuar en una socie- cepción particular como lingüista. Gramsci
dad, comprendemos entonces que la adquisi- era glotólogo, es decir un hombre que antes
ción de una nueva conciencia de la sociedad de volcarse de lleno a la política se dedica a
no significa meramente la adquisición de un su actividad profesional, la lingüística, un
hecho nuevo, sino la reformulación del con- hombre que parte de la concepción de que los
junto de los elementos con los cuales se ha términos tienen un significado determinado
constituido la conciencia de los hombres. y que en los significados están implícitas dis-
Plantear entonces como lo hace implícita- tintas concepciones del mundo. Si comparan
mente Gramsci que entre la cultura popular, ustedes a Lenin con Gramsci se encontrarán
entre las concepciones populares, entre el con una actitud radicalmente distinta fren-
sentido común y el buen sentido y la concien- te al mundo popular subalterno. El conjunto
cia no hay un hiato, no hay un salto, no hay de las referencias de Gramsci apunta funda-
una transformación, no hay un cambio ope- mentalmente al humus de la cultura popular,
rado por un elemento exterior a la acción de a los dichos populares, en cambio, nunca en-
los hombres, sino que es el propio proceso de contrarán en las palabras de Lenin, en sus re-
despliegue de la multiplicidad de afirmaciones cuerdos, ninguna imagen literaria extraída del
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta243

mundo popular. Sus imágenes provienen de que aún existe actualmente en Italia, donde
Goncharov, Saltikov-Schedrín, podrán remitir Italia es el continente, es decir lo que está afue-
a Pushkin, Herzen o Tolstoi, incluso a toda la ra de la nación, porque la nación es Cerdeña:
literatura culta rusa, pero no al mundo subal- entonces, hasta cierto punto, el personaje que
terno de la cultura popular rusa; por el contra- ahí aparece remeda bastante a Gramsci.
rio, sí encontrarán este aspecto en Gramsci, Gramsci es el hombre que nace en ese pue-
y este es un hecho importante porque sin una blo, que nace en ese mundo cultural subalterno
concepción particular de la cultura, de lo que y que cuando se traslada al centro de la pro-
significa el sentido común, el proceso de con- ducción industrial, Turín, la ciudad italiana de
formación histórica de un pueblo, no se pue- mayor concentración proletaria, es capaz de
de lograr una concepción de la hegemonía ni fundir estos dos mundos, y puede hacerlo por-
elaborar una teoría de la hegemonía que ex- que, de una manera u otra, esta cultura popular
prese, como decíamos, esta concepción de la subalterna está volcada en sus reflexiones so-
clase obrera como una clase nacional; o sea bre los nuevos hechos culturales que se están
un clase que representa al conjunto de la na- produciendo en Italia.
ción y en la medida en que lo representa es Entonces, como decíamos, este doble as-
la prosecución del proceso de constitución pecto de la política –que consiste, por un
histórica de un pueblo. Esto también apunta lado, en que el campo específico de esta es el
a ciertas características del movimiento so- de la acción en el Estado y desde el Estado,
cialista y a ciertas características particulares y, por el otro, en la circunstancia particular
de la formación de un hombre nacido a su vez de que es la política el elemento que explica
en un mundo popular subalterno, como era la la actividad de los hombres, que ella es el re-
Cerdeña del siglo pasado. sultado de su actividad en la medida en que la
Quizás hayan visto ustedes Padre padrone26. suma de sus acciones transforman a la socie-
Esta película está referida a un mundo cultural dad–, este doble elemento es el que aparece
permanentemente en la reflexión de Gramsci
26 Dirigida por los hermanos Taviani (1977) y basa-
a lo largo de toda su obra y lo que impulsa
da en la novela autobiográfica homónima de G. Ledda su pensamiento en torno al significado del
(1975) [Nota de la presente edición]. proceso de transición y a la posibilidad de
244 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

superación de la vieja sociedad y de cons- en la propia consideración de Ricardo; es de-


trucción de una nueva. cir, a través de esta figura simbólica de un per-
Entonces, cuando Gramsci plantea este do- sonaje determinado Gramsci está planteando
ble aspecto de la política está reconociendo la la necesidad de desplegar esta teoría de Marx
necesidad de vincular esta filosofía de Marx, en términos de ciencia, de arte, de técnica, de
esta filosofía de la praxis de Marx27 con el ca- política, pero, más aún, en términos de una
rácter concreto de una ciencia de la acción reflexión general sobre la acción del hombre
política. en el mundo. Y esta consideración tiene no
Por eso las imágenes que se presentan son solo tiene connotaciones teóricas, sino tam-
aquellas que asimilan a Marx con Maquiavelo bién una importancia práctica y estratégica en
torno a dos problemas centrales: el de la ac-
ción por transformar el capitalismo en socia-
27 Vale la pena señalar que esta designación del mar- lismo, y en torno al desarrollo de la sociedad
xismo como “filosofía de la praxis” no es, como durante socialista.
muchos años se sostuvo, una metáfora para eludir el Decíamos que la reflexión de Gramsci apun-
rigor de la censura mussoliniana. La publicación cien- ta a estos dos elementos y que es necesario
tífica de los Cuadernos de la cárcel (todos ellos acom-
pañados con el respectivo sello del censor) permite
conocer las vicisitudes del proceso de cons-
comprender mejor las dificultades del propio Gramsci trucción del socialismo en la Unión Soviética
para encontrar las palabras adecuadas para sus nuevos para entender una cantidad de discusiones que
conceptos. En las distintas versiones de los mismos plantea Gramsci (1980b) en Los cuadernos…
textos aparece claramente de manifiesto un procedi- Es este segundo punto el que veremos, pero
miento bastante singular. El orden va de “filosofía de
Marx” a “filosofía de la praxis”, de “clase social” a “gru-
también nos detendremos en el primero, es
po social”, etc. Descartada la necesidad de metaforizar decir en la importancia práctica y estratégica
por razones policiales sus expresiones, la adopción de que cobra esta consideración sobre la acción
términos provenientes fundamentalmente de la ciencia que transforma el capitalismo en socialismo
política tradicional (Mosca, Sorel, Pareto) solo puede y que constituye el centro de la reflexión de
ser explicada satisfactoriamente por la necesidad de
expresar nuevos contenidos y reflexiones sobre hechos
Gramsci sobre el significado de un proceso de
sociales que intentan ser vistos desde una perspectiva transición, de una situación de transición, de
no habitual en la tradición marxista. una experiencia de transición de una sociedad
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta245

a otra. Debemos decir que el movimiento co- estas, remite a una discusión teórica general
munista ha pecado por un enorme retraso en sobre la toma del poder, sobre la transforma-
el desarrollo de un pensamiento estratégico ción del poder.
adecuado desde el punto de vista científico en Pero el significado de este proceso de trán-
lo que respecta al proceso de transformación sito, su posibilidad, sus mediaciones, no se ex-
de la sociedad, por un lado, y, por el otro, en plicitan, es decir, no hay una teoría de la con-
la concepción sobre el contenido y las formas quista del poder.
que asumen las sociedades socialistas. Y hoy Y lo que aparecía como tal no era otra cosa
este retraso se hace sentir; concretamente, que la explicitación de dos concepciones sim-
se está pagando con la situación de crisis por plistas. Por un lado, en el sector centrista, re-
la que atraviesan las sociedades socialistas presentado por Kautsky, y, por el otro, en el
constituidas, crisis que no es simplemente sector izquierdista, Pannekoek, la misma Rusa
económica, sino fundamentalmente teórica, Luxemburg y hasta cierto punto Lenin, aunque
de reflexión sobre los nuevos problemas sur- con diferencias en el caso de Lenin. Pero lo que
gidos en el proceso de constitución de estas caracteriza a la izquierda socialdemócrata eu-
sociedades. ropea, la transformación revolucionaria, solo
Diríamos que el movimiento comunista he- era posible después de la toma del poder; es
reda este retraso del propio movimiento socia- decir, antes de esta etapa solo podía haber acu-
lista, pues debe su constitución como tal a fines mulación de fuerzas, disciplinarización de fuer-
del siglo pasado, este se caracterizó fundamen- zas para la toma del poder; pero el momento de
talmente por la ausencia de un pensamiento la transformación correspondía a un periodo
estratégico acerca de la política de transforma- posterior a la toma del poder. Lean ustedes el
ción del capitalismo al socialismo. Si leen uste- libro de Kautsky (s/d) La revolución social, y
des las polémicas ideológicas planteadas inclu- ahí verán claramente expresada esta idea. Por
so por Rosa Luxemburg y Karl Kautsky en el otro lado estaba la idea de la posibilidad de una
seno de la izquierda europea socialdemócrata transformación a través de la conquista de la
contra la derecha o el centro socialdemócrata, mayoría parlamentaria. El 51% como salto mági-
verán que aun cuando la discusión está referi- co en la situación no es actualmente un planteo
da a acciones políticas concretas, a la forma de original de determinados sectores comunistas
246 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

o socialistas; no, es una herencia del siglo pasa- estaba al margen. Fíjense ustedes, sin embar-
do. De una manera u otra, la lectura del 51% se go, que cuando un dirigente socialista francés
puede extraer de la “Introducción” de Engels como Millerand forma parte de un gabinete
(1973) a “La lucha de clases de Francia”. Ahí burgués se produce en la socialdemocracia
se plantea ya el desarrollo inevitable, impetuo- europea una crisis internacional, una tremen-
so, insuperable, indestructible del movimiento da discusión y una división total. Porque el
socialdemócrata que conquistando la mayoría Partido Socialista se sostenía sobre la base de
parlamentaria inauguraría una nueva etapa considerarse un ente autónomo, apartado, una
caracterizada por la conquista del poder y la especie de microorganismo dentro de la socie-
transformación de la sociedad. dad burguesa aislado del aparato burgués, que
Por eso, decíamos, antes de la transferencia se negaba a formar parte del sistema institucio-
del poder las fuerzas socialistas debían operar nal y político burgués. En este sentido, la par-
en el interior del sistema, de las instituciones ticipación en el sistema parlamentario formaba
y de la política del Estado burgués, aunque parte de este proceso de acumulación de fuer-
sin formar parte del mismo; y es aquí donde zas pero no de un proceso de transformación
se advierte la quimera de la socialdemocracia, de la sociedad burguesa.
porque en la práctica no se podía estar fuera Ahora bien, ¿quiénes fueron los que plantea-
del campo burgués si pensamos en el Estado ron la posibilidad de la transformación burgue-
burgués en el sentido amplio en que lo define sa? ¿Quiénes los que hicieron hincapié en el
Gramsci: como el conjunto de mediaciones y momento de la transformación, en la discusión
multiplicidad de organizaciones y de institucio- sobre la transformación? Los revisionistas.
nes a través de las cuales se despliega la ca- Aquí debemos referirnos a Bernstein. Eduard
pacidad de dirección de una clase gobernante. Bernstein, que era un marxista cabal, que era
De este modo, si hacemos nuestra esta concep- un discípulo de Marx, que era el hombre al que,
ción del Estado era un sueño de la socialdemo- junto con Kautsky, legara Engels todos los es-
cracia pensarse fuera del sistema de las institu- critos de Marx, es decir el hombre que mejor
ciones del Estado: pero de todas maneras este expresaba en el mundo la ortodoxia marxis-
era el planteo, y la discusión entre centristas ta, este es el hombre que puesto a reflexionar
e izquierdistas consistía en hasta qué punto se sobre el hecho novedoso que significaba un
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta247

cambio en la estructura económica de la socie- para el Congreso de Erfurt y que se convierte


dad europea (careciendo de los datos que hoy en el parámetro de todos los programas socia-
poseemos: el surgimiento del imperialismo, las listas de todos los partidos socialistas del mun-
modificaciones del Estado, el proceso de con- do, verán que ahí está planteado el hecho de la
formación de un poder económico directo del concentración del capital en un polo, la concen-
Estado, el proceso de intervención creciente tración del proletariado en otro y el inevitable
del Estado en la economía), plantea que la teo- proceso del derrumbe del capitalismo, que era
ría de Marx no funciona, que los presupuestos el otro elemento que motivaba esta concepción
de las concepciones marxianas son inadecua- de la transformación como algo que se operaba
dos y que no es cierto que se esté verificando luego de la toma del poder. Si las contradiccio-
un proceso de concentración de las contra- nes capitalistas conducían necesariamente a
dicciones sociales en dos sectores, burguesía, la destrucción del sistema, si su derrumbe era
por un lado, y proletariado por el otro, con la inevitable, toda esta discusión sobre los proce-
simultánea desaparición de las clases interme- sos políticos, sobre las instituciones burguesas,
dias. O sea, Bernstein no analiza el hecho de la sobre la transformación de la sociedad capita-
aparición de nuevas clases intermedias que de lista, era en última instancia una discusión es-
una manera u otra Marx (1987) había planteado téril. La discusión necesaria debía versar sobre
ya en las Teorías sobre la plusvalía. Si uste- el tipo de acción que habrían de desplegar los
des leen detenidamente las Teorías, verán que socialistas para acelerar los dolores del parto,
allí Marx plantea que el proceso de desarrollo para acelerar un proceso que era ineluctable
técnico, económico y social, el proceso de de- dentro de la sociedad capitalista.
sarrollo del capitalismo hace emerger perma- En realidad, lo que Bernstein niega es la idea
nentemente nuevas capas sociales, nuevos sec- de la proletarización, de la polarización entre
tores sociales. Pero no estamos hablando de lo burgueses y proletarios, para afirmar la consis-
que decía Marx, sino de cómo el pensamiento tencia, el mantenimiento de las capas interme-
marxiano había tomado cuerpo en el movi- dias y lo absurdo que significaba plantear un
miento socialista. inevitable derrumbe del sistema capitalista.
En este sentido, si leen ustedes el programa Destruidos estos dos soportes, toda la concep-
de la socialdemocracia que redacta Kautsky ción de la socialdemocracia devenía caduca. La
248 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

reacción de esta fue negar la validez del planteo concepción misma del límite natural le permi-
de Bernstein, negar el hecho de la permanencia tía buscar en esta estructura contradictoria del
de los sectores intermedios, tratar de demos- capitalismo los fundamentos “materiales” de
trar, utilizando nuevas cifras, que la concentra- su concepción revolucionaria.
ción de capital en pocas manos efectivamente De este modo, el hecho del revisionismo, la
se daba, que la polarización era un hecho, que presencia de Bernstein, el surgimiento de esta
los sectores intermedios desaparecían y que corriente de pensadores que en el terreno polí-
la piedra angular de la teoría marxista era la tico se estaba desplazando hacia el campo de
creencia en el derrumbe del sistema capitalis- la burguesía, el hecho de que este sector polí-
ta. Entonces aparece Rosa Luxemburg, que es tico hubiera percibido la modificación de una
quien intenta reconstituir el significado revolu- situación en el mundo llevó necesariamente al
cionario de la teoría marxista para modelar una otro sector a abroquelarse en la defensa de los
acción política revolucionaria; es ella la parti- puntos aparentemente fuertes, inconmovibles,
daria decidida de la concepción del derrumbe de los cimientos indestructibles de la teoría
inevitable del sistema capitalista. Enfatizando marxista. Por eso, a su vez, toda esa temática
al mismo tiempo el problema de las “terceras entrevista de una u otra manera en las concep-
personas” (ni proletarios ni capitalistas), o, ciones de Bernstein –la posibilidad de la trans-
dicho de otra manera, el problema de las re- formación de un movimiento socialista que se
laciones entre el capitalismo y los sectores no fortalecía en el interior de la sociedad capitalis-
capitalistas, precapitalistas, entre el capitalis- ta– fue dejada a un lado.
mo y el tercer mundo, podríamos decir. El capi- Ahora bien, las críticas revisionistas plan-
talismo era un sistema que no podía funcionar teaban tres problemas importantes: ¿qué im-
por sí mismo, que era contradictorio en sí mis- plicaciones tenía el hecho de que las viejas
mo y que no podía existir en estado “puro”; y clases y estratos sociales y los nuevos que se
como se expandía devorando los sectores pre- iban conformando no desaparecieran ni fueran
capitalistas, encontraba así su límite natural. absorbidos por el proletariado, ya fuera agrí-
Aunque Rosa Luxemburg afirmaba que mucho cola o industrial? Esta observación remite al
antes de que se encontrara su límite natural la hecho de que la heterogeneidad social, la mul-
socialdemocracia lo habría de derrumbar, la tiplicidad de las clases, es un elemento natural
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta249

dentro de todas las sociedades capitalistas. Sin desapareciera, ¿cómo se sustituiría esta idea
embargo, ni el propio Bernstein ni sus oponen- que se demostraba irreal, qué actividad, qué ac-
tes extrajeron conclusión alguna de este he- titud, qué concepción deberían tener los socia-
cho. Fueron incapaces de formular conceptos listas puestos entonces en la situación de la im-
tales como los de dictadura del proletariado, posibilidad de la conquista del poder? Si bien
o de dirección hegemónica del proletariado, y por un lado pretendían que su acción política
ni siquiera vislumbraron la posibilidad de una fuera una invocación a la fuente, una invoca-
política de alianzas. Anotemos que el Partido ción a la teoría, por otro lado, corrían el ries-
Socialdemócrata Alemán, por ser un organis- go de quedar fuera de la política cuando en el
mo fuertemente “obrerista” percibía como interior de la sociedad capitalista las reformas
contradictorio con su ideología proletaria todo introducidas por el propio capitalismo hubie-
tipo de vinculación con el mundo rural y con el ran quitado espacio a las reivindicaciones que
movimiento campesino. planteaba este Partido Socialista, ¿qué acción
En La cuestión agraria, Kautsky (1903) lle- debía cumplir entonces el partido? Estos he-
ga a reconsiderar la posibilidad de una política chos, que no fueron vislumbrados por la crítica
de alianzas del proletariado urbano con el pro- revisionista, la única que estaba en condiciones
letariado rural, pero no con las capas campesi- de hacerlo, y que quedaron fuera de la conside-
nas. El desarrollo del capitalismo en el campo ración y del horizonte teórico y cultural de la
era inevitable, y, por tanto, un proletariado ur- socialdemocracia, estos hechos fueron los que
bano no podría apostar a la defensa de los sec- se verificaron luego en el desarrollo de la crisis
tores campesinos atrasados pues estos estaban capitalista en Europa y en el mundo no euro-
condenados por la historia. La tecnificación, peo. Es decir, estos problemas suscitados de
el desarrollo, la colectivización capitalista del una manera u otra por la crisis del marxismo a
campo eran inevitables. final del siglo no fueron vistos ni analizados ni
Por otro lado, frente a la eventualidad de discutidos por la socialdemocracia, ni siquiera
una inevitable conquista del poder se plan- la perspectiva de la destrucción física del mo-
teaba otro problema: ¿cuál era la vía, la insu- vimiento socialista fue entrevista.
rrección o el triunfo electoral? Cuando la con- Por la misma época Engels (1973) plantea
vicción de esta inevitable conquista del poder esta posibilidad en su “Introducción a ‘La lucha
250 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de clases en Francia’”. Sin embargo, piensa que se planteaban, donde había un Estado absolu-
el intento de destrucción física del movimiento tista incapaz de introducir ningún tipo de re-
socialdemócrata por parte de la reacción ale- forma, ni siquiera la reforma política primera y
mana ocasionaría inevitablemente la revolu- fundamental consistente en dar una expresión
ción en Alemania, o sea, también para Engels política al conjunto de las clases sociales.
el triunfo de la socialdemocracia era inevitable. Por eso, el leninismo no admite de hecho una
Fue ante la crisis provocada por la guerra, ante vía alternativa al poder fuera de la revolución,
la necesidad de dar una respuesta a una situa- y ni siquiera ha tomado en consideración esa
ción radicalmente distinta en que aparece un hipótesis; no se la encuentra en todo el cuerpo
nuevo tipo de planteo. Efectivamente, Lenin del pensamiento de Lenin hasta el triunfo de la
elabora una estrategia política de la transfor- Revolución rusa.
mación. Pero esta fue, en última instancia, una Antes de ese momento la disputa se plan-
respuesta parcial en la medida en que si bien teaba entre quienes luchaban por la revo-
respondía al primer punto –las implicaciones lución, y quienes pactaban con el enemigo
que tenía el hecho de la existencia en la socie- contra su realización. Pero la revolución apa-
dad de una multiplicidad de clases sociales–, recía entonces como resultado inevitable,
de ninguna manera respondía a estos dos ele- como la única vía de transformación posible.
mentos que podemos caracterizar como la im- Después de la Revolución rusa Lenin entrevé
posibilidad de la conquista del poder, por un esta cuestión, pero se hace necesario enton-
lado, y, por el otro, al hecho de que las reformas ces dar respuesta a los nuevos problemas que
estructurales en la sociedad capitalista fueran plantea la constitución del Estado socialista.
introducidas por el propio capitalismo y no re- Ahora bien; si tenemos en cuenta que una
sultantes de la conquista o la expresión de la alternativa semejante a la que estamos plan-
lucha de la clase obrera. teando aquí es, de uno u otro modo, la alter-
Entonces, estas dos respuestas quedaron ex- nativa planteada hoy a la enorme mayoría de
cluidas de la elaboración leninista porque esta los países capitalistas, tendremos que admitir
planteaba una estrategia acorde a las exigen- entonces que los problemas que surgen a fina-
cias derivadas de una sociedad concreta donde les de siglo con la crisis revisionista plantea-
de hecho estas dos consideraciones ni siquiera da por Bernstein cobran en la actualidad una
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta251

urgencia fundamental; porque ha habido una Estados multinacionales. La socialdemocracia


quiebra de aquella concepción que no admitía austriaca debía encontrar formas de impedir
ninguna otra forma de alternativa en torno a que el Imperio austrohúngaro, constituido por
la lucha del poder que no fuera el camino de una multiplicidad de nacionalidades, se desin-
la revolución. tegrara, pues de este modo la conformación de
Como decíamos, el movimiento en Rusia Estados nacionales llevaría a toda la situación
se encontraba enfrentado al enemigo, por lo austrohúngara a un retroceso en un momento
tanto, necesariamente fuera del Estado y de en que la socialdemocracia estaba conquistan-
la sociedad. La imposibilidad de integrarse de do la mayoría y en que ya se visualizaba la posi-
alguna manera a la sociedad llevaba aparejada bilidad de conversión del Imperio en un impe-
la necesidad de que ese Estado y esa sociedad rio socialista. La disgregación de ese Imperio
fueran destruidos y sustituidos necesariamen- en diversas nacionalidades era un paso atrás en
te por otros. Y si bien la posibilidad de refor- el acceso de la burguesía de cada una de esas
mas aparecía como un hecho absolutamente naciones al poder. En este sentido, el proble-
descartable, en Lenin estaba planteado el he- ma de las nacionalidades se planteaba como
cho de que la revolución era el producto de la consecuencia de las contradicciones naciona-
lucha de un gran movimiento popular, de una les internas, pero no debido a una reconcilia-
formidable capacidad de expresión de las cla- ción del papel de las naciones en este continuo
ses populares, lo cual, a su vez, nos lleva a ver proceso de transformación que es el proceso
que ya en la elaboración leninista estaban pre- revolucionario.
sentes el problema de las alianzas políticas, y el Por eso, la discusión sobre el problema de
de las nacionalidades, dos elementos que están las nacionalidades y de las alianzas debió aban-
excluidos del planteo ideológico de la Segunda donar el campo de la Segunda Internacional
Internacional. para remontarse al pensamiento de Marx, y es
Sin embargo, el problema de las nacionali- en este sentido que la elaboración de la hipóte-
dades fue entrevisto, e incluso discutido, por la sis leninista fue visualizada como un “retorno
Segunda Internacional pero desde la perspecti- a Marx”, como un remontarse a las fuentes del
va de encontrar parámetros políticos que per- pensamiento marxista desvirtuadas por la con-
mitieran obstaculizar la degeneración de los cepción de la Segunda Internacional.
252 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La actual discusión entre los marxistas en único camino válido para la transformación de
torno al problema de la estrategia política, e, la sociedad es el camino bolchevique. La lucha
incluso, a la estrategia planteada por Marx, de- se planteará entonces en pro de la aplicación,
riva, en última instancia, de los debates estra- en todas partes, de los procesos de octubre, de
tégicos rusos acerca de diversos problemas: el la Revolución de Octubre, lo cual, llevado hasta
papel del proletariado, el problema de las alian- el extremo, deviene en la lucha por la reivindi-
zas, el de las nacionalidades. Por eso, cuando cación de los mismos modelos organizativos el
consideramos un término fundamental de la proceso revolucionario ruso.
elaboración gramsciana como es el de hegemo- Será en el año 1935 cuando se abandona la
nía, veremos que ha sido acuñado a lo largo de reivindicación de los soviets como una insti-
la discusión política de la socialdemocracia y tución universal, válida para el conjunto de
del bolchevismo ruso. Lo que queremos decir los países revolucionarios, o para aquellos en
es que el conjunto de las temáticas en torno a tránsito o en proceso revolucionario de trans-
las cuales se desarrolla hoy el debate sobre la formación. O sea que de una manera u otra
estrategia de ruptura de la sociedad capitalista la Tercera Internacional es el organismo que
está planteado ya en la hipótesis leninista. Sin disciplina las fuerzas políticas para la conver-
embargo, la profundidad de la Revolución rusa, sión de la Revolución rusa en un fenómeno de
el efecto deslumbrador de la estrategia leninis- valor universal, pero no en un valor universal
ta y el triunfo de la efectividad de esta revo- en términos de experiencia concreta de trans-
lución opera entonces simultáneamente como formación de cada sociedad concreta, sino en
un elemento de modificación del pensamiento términos de la elaboración de los parámetros
de la Segunda Internacional, y además como de todo proceso de transformación.
un elemento conservador, de afianzamiento, Por eso, la actual discusión sobre si el mar-
en cierto modo, de la ortodoxia, lo que provo- xismo es marxismo-leninismo o no lo es escon-
có que la temática de la transformación fuera de en realidad la discusión sobre si estos pará-
abandonada. metros instituidos por la Tercera Internacional
Es por esta razón que la Tercera Internacional siguen teniendo validez, siguen siendo uni-
aparecerá como un intento de explicitación, de versales; no es una discusión sobre Lenin,
universalización, de la hipótesis leninista: el como tampoco lo es sobre Marx, sino sobre la
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta253

teorización de la Tercera Internacional. No es de masas. Esta posibilidad inédita de tránsi-


justo asignarle a Lenin las culpas que provie- to al socialismo se interrumpe cuando sobre-
nen de sus sucesores. Del mismo modo, nadie vienen los procesos Rajk, el golpe de Estado
quiere descolgar el retrato de Lenin, sino, sim- comunista en Checoslovaquia, la expulsión de
plemente, ver que si la aplicación de la fórmula Yugoslavia de la Cominform. Y si bien el proce-
leninista significa la adscripción a un cuerpo so se detiene, esta discusión ya estaba plantea-
de pensamiento rígido es necesario modificar da en el año 1946 porque, de una manera u otra,
la forma de ese cuerpo de ideas, actitud que los también estaba planteada ya en el año 1935 en
italianos han asumido hace mucho tiempo. ocasión del Séptimo Congreso28, y no sabemos
Ellos hablan de marxismo y de leninismo hasta qué punto en la cabeza de Dimitrov, en
como dos expresiones diferenciadas, produc- la cabeza de Togliatti, en todo un conjunto de
to de dos momentos diferentes. Todavía en hombres que vuelven luego a actualizar la mis-
1946 o 1947 la Cominform planteaba la posi- ma temática estaba o no planteada esta nueva
bilidad del tránsito hacia la sociedad socialis- necesidad de superación de la experiencia del
ta sin necesidad de pasar por la dictadura del modelo de octubre.
proletariado porque la democracia popular, Entonces, a partir de la crisis de la revolu-
en cuanto que nueva estructura de poder ba- ción alemana de 1921, confirmada por la cri-
sada en el pluralismo político y de clase, po- sis de la revolución alemana de 1923, para el
día asegurar dicho tránsito. Y cuando se habla mundo, para el movimiento revolucionario
de democracia popular se está planteando la resulta claro que octubre había sido un caso
existencia de un Estado donde se expresan especial, un modelo particular y no un modelo
una pluralidad de partidos, donde se verifica la general en la medida en que sea posible plan-
presencia de partidos que expresan a la peque- tear la posibilidad de la existencia de un mo-
ña burguesía unos, y que representan al movi- delo general. Es Lenin, nuevamente, el que en
miento comunista los otros. ¿Por qué? Porque 1921 plantea la modificación de ciertas líneas,
en Checoslovaquia, en Hungría, en Polonia, en
Rumania, en Bulgaria los partidos campesinos 28 Séptimo Congreso de la Internacional Comunista,
eran instituciones poderosas con capacidad celebrado en Moscú en agosto de 1935 [Nota del primer
hegemónica, con una formidable expresión editor].
254 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

quien plantea entonces la necesidad de la uni- corte radical con todos los conceptos anterio-
dad de clase y del frente único. Es Lenin el res y formulando, en ciernes, este concepto de
que lanza la iniciativa de la unificación de la hegemonía sobre el cual se basa todo el razo-
Tercera Internacional con la Segunda, diga- namiento de Gramsci. Entonces, es a partir de
mos la Segunda Internacional reconstituida. esta hipótesis, de su discusión en el seno de la
Después de la Primera Guerra, la Segunda Internacional Comunista y de sus efectos so-
Internacional se divide en dos vertientes, la bre las demás fuerzas sociales como Gramsci
Segunda Internacional y la Segunda y media, va engarzando toda su interpretación.
que suele llamarse la “dos y media” (ustedes Pero, como dijimos, a partir del fracaso de
saben que hubo dos intentos para unificar 1921 la revolución ya está detenida; el mode-
esas organizaciones, es decir, toda la dura crí- lo de los partidos constituidos sobre la base
tica contra el austromarxismo y contra las de- de las 21 condiciones establecidas por el
más concepciones de la izquierda socialdemó- Segundo Congreso de la Comintern clausura
crata se desarrolla a partir del fracaso de ese la capacidad creadora, la iniciativa política,
intento, fundamentalmente a partir del Cuarto la capacidad de la imaginación política de las
Congreso de la Internacional)29. Pero ya en el organizaciones30. Y hasta el fracaso en 1927
Tercer Congreso (1921) se había llegado a la de la Revolución de China obligaba de una
conclusión de la necesidad de reconstituir la manera u otra a una nueva reflexión sobre
unidad de la clase porque se ingresaba a una esta etapa nueva. Pero hay que agregar que
etapa de defensiva revolucionaria. no solo en el movimiento comunista se ad-
Por eso dice Gramsci que habría que ver si vierte esta incapacidad de reflexionar sobre
en el planteo que Lenin hace en 1921 en torno las nuevas situaciones, hecho que es necesa-
al problema del frente único de la clase –uni- rio recordar cuando se discute este problema
dad de toda la clase proletaria y alianza con los porque no solo fracasan los comunistas en
demás sectores– no estaba planteando ya un su incapacidad de ver la modificación de la

29 Cuarto Congreso de la Internacional Comunista, 30 Segundo Congreso de la Internacional Comunista,


celebrado en Moscú en noviembre-diciembre de 1922 celebrado en Moscú en julio-agosto de 1920 [Nota del
[Nota del primer editor]. primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta255

situación, la reconstitución del capitalismo, ni Max Adler; también lo era Stalin, Bujarin,
su capacidad de recomposición, sino que Trotsky y en cierto sentido Lenin. El fracaso
también fracasan las experiencias socialde- era imputable al conjunto del movimiento so-
mócratas y las esperanzas socialdemócratas, cialdemócrata, socialista y comunista. Y esto
pues si bien lo que se da en 1914 es la derrota solo lo advirtieron sectores muy marginales,
de la socialdemocracia en su oposición fren- pequeños grupos de izquierda expulsados de
te al Estado, lo que fracasa desde 1918 hasta la Internacional Comunista y colocados fuera
el año 1933, fundamentalmente en Austria y del campo de la acción política. Tal es el caso
Alemania, es la experiencia de la socialdemo- de Korsch, Grossmann y otros.
cracia en el gobierno. Y hasta tal punto que Pero, desde su gabinete, en la medida en
lo que sobreviene luego del gobierno de la que todos ellos se aislaron del escenario de
socialdemocracia es el fascismo. Entonces, la acción política concreta, lo vieron en tér-
fracasan por un lado los comunistas, pero minos de crisis del marxismo y sus posiciones
también fracasan los socialistas. Por eso, se fueron convirtiendo cada vez más en políti-
no hay que caer en el engaño de pensar que camente improductivas, incapaces de generar
toda esta desgraciada historia pertenece a un nuevos hechos políticos, nuevas reflexiones
sector. No, pertenece al conjunto del movi- políticas, salvo en términos puramente teori-
miento obrero, a la totalidad del movimien- cistas. Pero también Gramsci visualizó este
to obrero en estas sus dos vertientes. Si lo problema y este es un mérito que hay que re-
pensamos de esta manera, si pensamos que conocerle. Fue debido a la persecución mus-
el problema iba más allá del fracaso de los soliniana que Gramsci pudo verlo desde una
comunistas y de los socialdemócratas, no era cárcel, pero manteniendo los vínculos con el
entonces la existencia de la perfidia la cau- movimiento comunista, siendo parte de ese
sa del fracaso, no lo era la existencia de la movimiento aunque parte muy conflictuada.
entrega ni del reformismo, por un lado, ni En el año 1930, en ocasión de un viraje radi-
tampoco la del revolucionarismo abstracto, cal de la Internacional Comunista hacia una
de la política del ataque sistemático por el posición ultrasectaria –clase contra clase, re-
otro. Eran ambas posiciones las que estaban volución inmediata– Gramsci sufre una seria
fracasando. No solo Otto Bauer era culpable, amenaza de expulsión. Sin embargo, sigue
256 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

planteando para el caso de Italia la necesidad manifiesto la circunstancia de que ni aun el


de la asamblea constituyente, de una amplia Séptimo Congreso31 fuera la reflexión sobre la
política de alianzas. Simultáneamente con derrota, porque al tiempo de señalar el ascenso
este planteo –política de alianzas, asamblea de Hitler al poder, estaba presente simultánea-
constituyente, la posibilidad de la caída del mente la idea de la caída más o menos rápida
mussolinismo y la entrada en un proceso de del nazismo y del triunfo de la revolución so-
transición, es decir la apertura de un campo cialista. El hecho de que no se reconociera que
democrático–, Gramsci está elaborando los el triunfo de la Revolución socialista en Rusia
Cuadernos de la cárcel (1958, 1980b). Por eso solo pudo darse en los términos generales de
no es posible aislar los Cuadernos de esta rei- una derrota del proletariado mundial, que no
vindicación donde, de una manera u otra, en era una victoria que podía impedir, tapar u
ciernes, se está gestando una alternativa para ocultar esta derrota gravísima, el que no se vie-
el movimiento socialista que elude el camino ra desde este punto de vista fue la gran tragedia
de la revolución inmediata o de la reforma sin del movimiento socialista y del movimiento co-
perspectivas. munista. Gramsci replantea todos sus elemen-
Es en esta propuesta de desarrollo de una tos teóricos en torno a la concepción de que a
etapa democrática donde desempeñan un pa- partir de la derrota del movimiento de la clase
pel importante toda una serie de conceptos que obrera, signada por ella, se inaugura una nue-
va elaborando Gramsci. Por eso podemos decir va situación cuyos signos más evidentes son la
que fue en ese momento histórico, fundamen- transformación del conjunto de los sujetos que
talmente a partir de 1921 pero convertido en actúan en la vida política, por un lado, y, por
un hecho evidente, en un hecho flagrante de- otro, una transformación profunda de la eco-
bido a la crisis de 1930, cuando el pensamien- nomía capitalista.
to marxista en torno a una estrategia política Por eso indaga Gramsci la sociedad nor-
de la transformación se torna indispensable. teamericana; es decir, los Estados Unidos se
Ya no es la reflexión sobre una victoria ni la
forma de universalización de una victoria,
sino que debe ser o de hecho tenía que ser la 31 Séptimo Congreso de la Internacional Comunista
reflexión sobre una derrota, lo cual pone de (1935) [Nota del primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta257

erigen en el parámetro de esas transformacio- trabajo sobre “Americanismo y fordismo”


nes que comienzan a operarse y desarrollarse, (Gramsci, 2000 [1934]), que es un examen de
universalizándose en el conjunto de la socie- la crisis del treinta, de la relación entre la teo-
dad capitalista. Y su reflexión se sitúa en torno ría económica marxista y la crisis del treinta,
a este nuevo tipo de estructura que se está con- una reflexión de la crisis del treinta como un
formando en el centro del imperialismo y a la intento del capitalismo por escapar a los efec-
resistencia que en las sociedades europeas sus- tos de la ley de la caída tendencial de la tasa de
cita esta nueva forma de expresión del Estado ganancia, sobre el proceso de transformación
capitalista. industrial, la reconversión, la aparición del
Cuando las obras de Gramsci son publicadas fenómeno de la producción en serie, estanda-
este elemento fundamental de su elaboración rizada, los efectos que esto tiene sobre la po-
figura aislado del Maquiavelo: por un lado las blación, el nuevo tipo de población obrera que
Notas sobre Maquiavelo (1962), referidas fun- se va creando, las relaciones entre el puritanis-
damentalmente a este, al resurgimiento y de- mo fordiano y la nueva clase obrera. Reflexión
más, y por el otro “Americanismo y fordismo” que incluye un análisis de las características de
(2000 [1934]) como una especie de suplemento la clase obrera en el seno de una política ca-
que nadie sabía a cuento de qué venía. Por el pitalista de alto salario, es decir es un intento
contrario, en los Cuadernos de la cárcel (1958, por analizar esto que hoy se llama capitalismo
1980b) estos escritos aparecen juntos: la re- organizado, esto que hoy es la realidad capi-
flexión sobre uno es la reflexión sobre el otro. Y talista en el mundo. Gramsci comienza enton-
es este el eje en torno al cual debe desplegarse ces a analizar hasta qué punto la resistencia al
todo el análisis del razonamiento de Gramsci. capitalismo es productiva frente a este nuevo
De no ser así, toda su reflexión sobre el Estado, hecho y qué efecto tiene este sobre los nuevos
sobre el significado de la guerra defensiva, de fenómenos de masificación de las costumbres,
la guerra de posiciones, sobre la concepción de de las ideologías, de los aparatos estatales en la
un bloque histórico, sobre la concepción de he- sociedad capitalista y la respuesta del proleta-
gemonía carece de sentido. riado frente a estos nuevos hechos.
Hoy, en el centro del debate se ubican, como Si bien desde 1948 comienzan a divulgar-
nervio, como núcleo decisivo, este pequeño se sus obras, no es casual que se haya debido
258 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

dar un largo rodeo en las interpretaciones de intelectuales, y de Croce en particular, la fun-


Gramsci para que solo ahora, luego de varios ción del sentido común, las modificaciones del
años de publicación, se haya abierto la posibi- Estado moderno, el papel de las clases dirigen-
lidad de esta nueva interpretación. El que re- tes en el Risorgimento. En última instancia, la
cién en los años setenta hayan aparecido los obra de Gramsci es una reflexión única sobre el
Cuadernos de la cárcel (1958, 1980b) tal como partido del proletariado y sobre el proceso de
fueron redactados por Gramsci y comience a transformación de la sociedad capitalista, que
operarse esta reconsideración de las catego- hoy puede leerse e interpretarse de distintas
rías gramscianas no se debe simplemente al maneras.
hecho de que aparezcan en una nueva edición Es claro que estas posibles lecturas traen
científica (de ser así habría que explicar el mis- aparejado un conjunto de problemas y de difi-
mo hecho de que solo veinte años después de cultades sobre los que vale la pena detenernos
publicarse se haya considerado imprescindible unos minutos. Si rechazan ustedes la tenden-
la nueva edición). Ocurre que en esta etapa de cia siempre presente en los intelectuales –más
transición, de crecimiento de las organizacio- aún cuando están colocados fuera de la prácti-
nes políticas de la izquierda socialista y comu- ca política– a buscar definiciones precisas de
nista, cuando estas hacen mella cada vez más los conceptos gramscianos, y a ordenarlos en
profundamente en el aparato estatal de la so- función de un sistema más o menos cerrado
ciedad burguesa, los problemas que plantea de pensamiento (como hace Portelli [2003],
Gramsci son decisivos para la elaboración de por ejemplo, en su libro Gramsci y el bloque
una estrategia de ruptura y de transformación histórico), podrán hacer una lectura verda-
revolucionaria a condición de ser vistos en la deramente productiva del texto gramsciano.
unidad total de perspectivas sobre la que se Más que definiciones, deberán buscar ustedes
basa el razonamiento gramsciano. los nudos problemáticos que intenta desatar
Es por eso que hoy se abre la posibilidad de Gramsci. De este modo, podrán hacer una lec-
un análisis más puntual, adecuado y correcto tura gramsciana del propio Gramsci, liquidan-
de Gramsci, y es por eso que hoy es posible do la tentación de reducirlo a formas catego-
entender sus reflexiones sobre el superhom- riales de la tradición leninista o de cualquier
bre, las novelas de folletines, el papel de los otra. Lo que aparece claramente esbozado
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta259

ante ustedes, si se esfuerzan por tener la acti- (Gramsci, 1958, 1980b) presupone necesaria-
tud que propugnamos, es una concepción nue- mente la imposibilidad de una traducción in-
va, diferente de la acuñada en la historia del mediata de las categorías gramscianas a las de
movimiento socialista, del partido político del la tradición socialista.
proletariado, de sus relaciones con las masas, Queda por aclarar un conjunto de proble-
de su forma de realizar la política, concebida mas dentro de esta misma temática, algunas
no ya simplemente como organización de la observaciones sobre el pensamiento estraté-
lucha por la conquista del poder, sino como gico gramsciano que en todo caso trataríamos
fundadora de una reforma intelectual y moral. de explicitar en la próxima charla. Solo quiero
Desde esta perspectiva, la noción de hegemo- agregar que apuntan fundamentalmente a esta
nía no significa una traducción italiana del concepción de la sociedad burguesa como una
concepto leninista de “alianzas de clase”, sino sociedad que se explicita en el dominio y en la
la revalorización del socialismo como creador hegemonía y que el asalto de las clases popu-
de una nueva cultura capaz de homogeneizar lares al poder se inserta en este momento del
al conjunto de las masas trabajadoras de una dominio. Pero inserto en este momento del
sociedad en la lucha por la conquista de una dominio, el problema de la hegemonía queda
nueva forma de vivir y de pensar de los hom- pendiente en la medida en que un nuevo poder
bres. De ahí que sea más bien la visión sore- no puede convertirse en el elemento instru-
liana del cristianismo primitivo antes que el mentador de una nueva sociedad donde hay un
recuerdo de la Revolución de Octubre lo que Estado en proceso de extinción y tampoco es
menta esa noción. Solo a condición de con- posible si la superación de esta distinción entre
vertirse en una reforma intelectual y moral la gobernante y gobernado si la hegemonía no se
propuesta proletaria puede ser hegemónica, y explicita. Y, a su vez, un nuevo poder no puede
por eso debe necesariamente contenerla aun apoderarse del poder si no está planteada ya
en germen como base de una acción política esa lucha por la hegemonía. Entonces, hay que
concebida de manera radicalmente distinta de ver hasta qué punto estos dos problemas de
cómo se entiende habitualmente la palabra. dominio y hegemonía no estuvieron separados
Es por esto que una lectura tendencialmen- en toda la historia del movimiento socialista y
te gramsciana de los Cuadernos de la cárcel comunista.
260 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Ejemplificando en la multiplicidad de expe- internos de estos sectores de las clases popula-


riencias muy concretas, los comunistas portu- res, se enfrentaron decididamente al Gobierno
gueses, evidentemente, no tuvieron capacidad de Allende y fueron presa de las maniobras
de hegemonía, y en la medida en que carecieron imperialistas o de las clases dominantes para
de ella el asalto revolucionario en Portugal no derrumbar esta experiencia32.
dio lugar a un proceso de transición si no a una Por otro lado, el problema de la hegemo-
detención de la revolución cuyos resultados no nía no es un planteo gramsciano que justifique
podemos prever, aunque es evidente la involu- todo tipo de concepción eurocomunista. No;
ción reaccionaria de la situación en su conjun- Gramsci escribe en un determinado momento
to. Evidentemente, en el año 1945 y en 1968 los y el eurocomunismo sobreviene después; ha-
checoslovacos tenían capacidad de hegemo- brá que analizar la distancia que hay entre un
nía, y, más aún, existía una población dispues- planteo y otro. Pero lo que quiero decir es esto:
ta a aceptar la hegemonía de los comunistas el planteo de la hegemonía en Gramsci es un
checoslovacos. Pero también es evidente que planteo constitutivo de la teoría y de la estra-
intervinieron fuerzas extrañas a esa capacidad tegia marxista y no un problema referido a un
hegemónica y a esta capacidad de convicción determinado contorno geográfico mundial. No
de la población: fue la intervención soviética la está referido a las sociedades capitalistas de-
que liquidó la propuesta democrático-popular sarrolladas donde el sistema institucional reco-
en 1948 a través de un golpe de Estado “comu- noce la presencia organizada del proletariado.
nista” y los intentos autonomistas y democra- No, es un elemento constitutivo de toda estra-
tizadores del Partido Comunista Checoslovaco tegia. Si se carece de una dirección ideológica,
en 1968. Evidentemente, en 1945 los polacos
intentaron conquistar la hegemonía, pero se
encontraron con una población que no estaba 32 Véase sobre el particular las atinadas observaciones
dispuesta a aceptar ni a reconocer la hegemo- hechas por Hobsbawm en el coloquio gramsciano de Flo-
nía comunista. El Gobierno de Allende pudo rencia. De él tomamos los ejemplos. [El tercer Coloquio
Gramsci se reunió en Florencia en 1977, precedido por el
conquistar el poder pero no la hegemonía, y no de Roma en 1958 y el de Cagliari en 1967. La edición de
lo logró porque sectores importantes de la po- los trabajos de Florencia: Politica e storia in Gramsci
blación, no enemigos de clase, sino elementos (Ferri, 1977; 2 Vols.). Nota del primer editor].
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta261

política y cultural de las masas, es difícil adue- de la sociedad. Es por eso que aparecen fenó-
ñarse del poder, y si por una determinada cir- menos de americanización en los sectores más
cunstancia absolutamente fortuita, vinculada conflictivos de las sociedades socialistas. Por
a la experiencia de la guerra o al descuido del eso el mercado negro de blue-jeans, por ejem-
imperialismo, o a lo que sea, nos apoderaremos plo, en la sociedad soviética, por eso los jóve-
del poder sin lograr la hegemonía, el poder se nes polacos se desesperan por la nueva moda-
pierde o se convierte en un mero dominio. El lidad de consumo de la sociedad occidental; lo
hecho de que se mantenga el poder en determi- que allí está en crisis es la hegemonía, es decir
nadas sociedades no significa que se haya con- la capacidad de dirección ideológica y cultural
quistado la hegemonía, sino que hay un poder de una clase.
externo o interno que se aplica sobre las clases Por todo esto, esta temática de la hegemonía
y que mantiene ese statu quo. Yo me atrevería a no es una temática exótica que nos sirve para
preguntar qué pasaría si los ejércitos soviéticos explicar qué está pasando en Europa, sino un
desaparecieran de todos los países del Este. elemento constitutivo de toda estrategia revo-
Porque no puedo entender que hoy, cuando en- lucionaria, de toda estrategia de transición. En
tre el mundo socialista y el mundo capitalista la segunda discusión trataremos de hacer un
no hay ya agresión sino división de funciones, examen más detallado de algunas categorías,
reconocimiento de esferas de influencia, la teniendo en cuenta que cuando estamos ha-
Unión Soviética tenga tropas en Polonia para blando de categorías gramscianas estamos re-
defender a Polonia de un posible ataque im- firiéndonos a categorías sui géneris. Gramsci
perialista, y lo mismo en Checoslovaquia o en no era un académico, un profesor de teoría po-
Hungría. lítica que estuviera haciendo un manual de esta
Evidentemente, lo que no soportaría esa so- materia.
ciedad es la desaparición de una cierta estruc- Está descubriendo un nuevo campo de re-
tura militar coercitiva, o un mero dominio, diga- flexión donde los conceptos son absolutamente
mos, independientemente de que lo justifique- provisionales. El hecho de que Perry Anderson
mos o no, sobre clases populares que no están no entienda esta circunstancia nos lleva a una
conquistadas, convencidas, ideológicamente absurda polémica sobre el significado último
unidas en torno a esta idea de transformación de las categorías gramscianas vistas desde
262 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una perspectiva “marxista” de tipo académica. única y que así hay que abordarla, verán que
Anderson, evidentemente, no entiende hacia se lee con dificultad no porque sea complica-
dónde está apuntando Gramsci, porque compa- do su contenido, sino porque no siempre se
rar la discusión sobre guerra de posiciones de sabe hacia qué está apuntando. Pero la nueva
Gramsci, con la discusión entre Kautsky y Rosa edición que dentro de poco saldrá en español
Luxemburg sobre estrategia de aniquilamiento tiene el mérito de presentar notas al pie de pá-
o estrategia de agotamiento es cometer un pe- gina. Entonces, cuando Gramad está hablando
cado de doctrinarismo en la medida en que se de la fábula del castor que frente al enemigo se
sostiene que las discusiones teóricas pueden come sus propios testículos, viene una nota al
ser trasladadas de los contextos históricos en pie donde se explica que a través de esta fábula
que se produjeron sin sufrir modificaciones Gramsci se refiere a determinadas corrientes
sustanciales. Ustedes, que tienen la posibili- del movimiento comunista, y por qué reflexio-
dad de leer esa polémica en español, verán que na de esa manera.
eso no tiene absolutamente nada que ver con Si ustedes comprenden que se trata de una
lo que está planteando Gramsci. Porque con su tarea difícil por las circunstancias particula-
concepción de guerra de posiciones Gramsci res en que se elaboró la obra, igualmente debe
está planteando una línea de trabajo en torno a recordarse que es una obra muy metafórica
una coyuntura compleja, pero no hace ninguna y que es preciso entender en la particular co-
apuesta sobre los resultados de esa guerra de yuntura en que se elaboró. De ahí la utilización
posiciones. A partir de ella se llega al socialis- de ciertos conceptos, y la necesidad de discu-
mo o al fascismo. De acuerdo a los resultados tirlos atravesando la malla del censor. Puesto
no puede descartarse de antemano que no se que apenas murió, sus libros fueron recogidos
operará luego una actualización de luchas an- y enviados a la Unión Soviética. Gramsci era
teriores. El triunfo del fascismo, por ejemplo, consciente, entonces, de la necesidad de pasar
no impidió que en sus coyunturas distintas por la malla de innumerables censores prove-
aparecieran formas de guerra de movimiento, nientes de diversos campos.
como ocurrió en la última guerra mundial. Si Entonces, la búsqueda de un lenguaje apro-
ustedes tienen en cuenta estos recaudos me- piado, la búsqueda de nuevos conceptos, lo
todológicos, si comprenden que es una obra transforma en un pensamiento muy metafórico.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta263

Pero no es El Capital (Marx, 1980), no es un organizaciones políticas en la multiplicidad de


texto abstruso, difícil y complicado; es un texto sentidos con que puedan accionar sobre la rea-
llano y sencillo pero con connotaciones que hay lidad. Esto que aparentemente es un círculo vi-
que precisar, que es necesario entender como cioso, solo se resuelve en la actividad práctica.
una reflexión única, unitaria. Luego será posi- Es en la actividad práctica precisamente donde
ble entender las categorías, cómo se explicitan la reflexión de Gramsci puede proporcionar
y aplican en primer lugar a la realidad italiana, ayuda antes que resultados.
no a la mexicana. Y les digo esto porque hoy
estamos leyendo trabajos donde las categorías
gramscianas se utilizan para analizar gran can- [Del original A]
tidad de hechos. Quiero aclarar que en mi opi- [Anexo a la clase N° 8]
nión, no es que ellas no sean aplicables, sino
que hay que tomar los recaudos necesarios para Hemos dicho ya que las corrientes marxistas
que esa aplicación no signifique simplemente la anteriores fueron fundamentalmente corrien-
traslación mecánica de un nuevo modelo, en la tes de tipo antiformalista, que dejaron absolu-
medida en que la fuerza revolucionaria apunta tamente de lado el problema de las institucio-
siempre a la búsqueda de un modelo. nes. Vimos también que la reflexión de Marx
Porque el apoyarse en un modelo significa comienza por la crítica del Estado y por la crí-
apoyarse en la verdad revelada, en las seguri- tica de la concepción hegeliana del Estado, es
dades y no en la búsqueda, en la interpretación decir que la necesidad del análisis del Estado
de una realidad específica, que siempre es di- estaba planteado en Marx. Lo que no supieron
fícil, complicada, tortuosa. Entre otras cosas, entender sus discípulos es que todo el replan-
porque para descubrir lo específico de una teo del problema de estado y la bases para la
realidad siempre es necesario un instrumen- constitución de una teoría política no fue ex-
to, y no es suficiente un instrumento teórico, puesta por Marx en los análisis parciales que
sino que es necesario un instrumento político. podía hacer en sus obras históricas, como “La
O sea, podríamos decir que se desentraña la lucha de clases en Francia” (Marx, 1973a), “El
realidad si se tiene capacidad de operar sobre dieciocho Brumario” (Marx, 1973b), sino en El
ella, y para poder hacerlo hay que contar con Capital (Marx, 1980), en el periodo anterior de
264 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

su obra magna. Pero como ya hemos explica- reintroducción de la categoría de formación


do, ha habido un desconocimiento histórico de económico-social que como dijimos es la cate-
lo que efectivamente se proponía Marx, y estos goría fundamental para la conformación de
elementos de constitución de una teoría mar- una teoría política marxista. Es decir que en
xista de la política que estaban presentes en Lenin estaban planteados estos elementos y
Marx quedaron absolutamente ocultos hasta otros, como la relación entre teoría y movi-
hoy, cuando intentamos descorrer el velo. Por miento, entre lucha económica y lucha políti-
otro lado, los pensadores que siguen a Marx, ca, entre democracia y socialismo que también
fundamentalmente Lenin, están obligados a son decisivos para la conformación de una teo-
pensar en términos y en situaciones coyuntu- ría política, y que hoy forman porte constituti-
rales muy particulares, y cuando llegó el mo- va del pensamiento marxista. Por eso actual-
mento de la reflexión particular sobre el cam- mente es difícil pensar absteniéndose de la
po de la política con la cuestión de los proce- presencia de Lenin y por eso carece de sentido
sos de transición y del significado del partido, discutir sobre la superioridad de Lenin o de
aquéllos y las tensiones que se operaron en la Gramsci en la medida en que no se puede supo-
Unión Soviética fueron tan fuertes, ese proce- ner a uno sin la presencia del otro. En última
so se vio tan distorsionado por el aislamiento instancia, lo más productivo es indagar las di-
europeo, por la ausencia y solidaridad de la ferenciaciones, las tensiones hacia donde
clase obrera europea, por la guerra civil, por la apuntaban uno u otro, pero el hecho funda-
necesidad de comenzar un proceso de descen- mental es que también en Lenin estaba presen-
tralización y de industrialización forzada, que te la necesidad de constitución de la teoría po-
existiendo el campo para la reflexión política, lítica, necesidad que lo llevó a individualizar
no obstante, este campo particular no se recor- los elementos esenciales de una época deter-
tó. Sin embargo, existían en Lenin los supues- minada y a analizar cómo en el interior de esta
tos para la constitución de una teoría marxista época determinada aparecían situaciones de-
de la política, porque ya desde los primeros terminadas que debían ser analizadas específi-
escritos se advierte que su particularidad resi- camente porque eran históricamente diferen-
día en analizar los procesos de reproducción ciadas. Estos elementos están en Lenin y cons-
global del capital, lo cual lo llevaba a la tituyen el núcleo de su dialéctica. A partir de la
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta265

idea leniniana de que la política consiste en el funcionamiento, de las relaciones del poder
análisis concreto de una situación concreta po- popular, de la relación entre movilización y po-
demos reencontrar la idea de formación eco- litización permanentemente de las masas, es-
nómico-social, y es esta lógica del conocimien- tos son problemas que no entran dentro del
to específico de un objeto de una situación es- campo particular de la teoría marxista elabora-
pecífica lo que se pierde después de Lenin, lo do por los soviéticos, aunque este mismo sea
que no rescatan sus discípulos, y la teoría polí- actualmente el eje de la discusión en el seno
tica como tal, el problema de la política como del marxismo; y ustedes no entenderán nada
tal, desaparece. Es por eso no se pudo consti- del significado del eurocomunismo con rela-
tuir una teoría del Estado total y es por eso que ción a los soviéticos o a los chinos si no anali-
los marxistas no reflexionan sobre el problema zan este problema, porque es el punto de parti-
de la teoría del Estado, pues el Estado ya esta- da de todas las consideraciones eurocomunis-
ba definido en sus contornos particulares en tas. Es evidente que este conjunto de proble-
“El dieciocho Brumario” (Marx, 1973b) o en las mas que, disfrazados o no, se estaban plan-
obras históricas de Marx (Marx y Engels, 1973) teando entre algunos marxistas desde fines de
y recién hoy el marxismo se propone remontar la década del veinte, ya no pudieron ser discu-
este vacío, este antiformalismo que padece tidos dentro del movimiento comunista. El gra-
toda la teoría marxista. Por otra parte, la dis- do de sectarización, de congelamiento y crista-
torsión del proceso revolucionario llevó a que lización de la Internacional llegó a tal punto
el problema de las instituciones soviéticas, de que ninguno de estos problemas pudo ser dis-
las organizaciones estatales y de las formas cutido. Si esto es así, es fácil advertir otra con-
institucionales propias del proceso revolucio- dición particular en que se desarrolla el pensa-
nario ruso quedaran vaciadas de contenido y el miento de Gramsci; el que Gramsci pudo si-
problema institucional desapareciera como tuarse en ese problema, discutido y analizado
tal. Por ejemplo, hoy los soviets siguen exis- sin dejar de ser comunista se debe exclusiva-
tiendo pero nada tienen que ver con lo que fue- mente al hecho de que escribió desde la cárcel,
ron durante el proceso de su constitución, hoy de que las manos de la Internacional no podían
están vaciados de poder, de este modo, el pro- llegar hasta él: por el contrario, es imposible
blema del poder popular, de su constitución y imaginar que las elaboraciones que hizo
266 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Gramsci en la cárcel hubieran podido ser pen- escribiera sus escritos. Gramsci solo pudo
sadas y discutidas en el interior de la plantearse este problema y seguir siendo co-
Internacional Comunista. No son ya los proble- munista porque estaba fuera del campo de la
mas referidos a la representación popular, a la Internacional Comunista, y como estaba aisla-
movilización popular, al poder, al carácter del do de la política concreta del exterior pudo
Estado en la Unión Soviética, sino cosas apa- mantener la distancia suficiente para someter
rentemente más inocentes como es la diferen- a crítica esa política, pudo mantener la distan-
cia de pensamiento entre Marx y Engels. cia para escribir no para el presente sino para
Gramsci anota en los años 1928-1929, en sus el futuro. Por eso él dice “yo quiero escribir
Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1958, 1980b) para la eternidad, fuera de las tensiones del
que había una diferencia esencial de pensa- presente”. Esto no significa que no escribiera
miento entre ambos y que el marxismo ha sido políticamente en términos de la década del
interpretado a través de Engels y no de Marx. veinte y principios del treinta, porque no podía
Cuando esos escritos se publican en Italia se dejar de pensar en ese tiempo que era el de su
excluye esa parte para no irritar a los soviéti- experiencia política. Es esto lo que hoy dificul-
cos, lo cual resulta bastante comprensible. Es ta la lectura de sus obras por aquéllos que no
absurdo imaginar un Gramsci ilegal, persegui- conocen la historia política de esas décadas.
do por el fascismo, escapado de Italia, forman- Para ellos es necesario completar los textos
do parte del grupo de comunistas italianos gramscianos con la lectura de las discusiones
emigrados en Moscú y discutiendo todos estos de esa época, con la lectura de Bujarin, Trotsky,
problemas en la Unión Soviética. Por mucho con Stalin, porque sus textos hacen referencia
menos que esto el grupo de emigrados italia- a esas discusiones y su riqueza solo puede ser
nos (y no solo él) sufrió represiones durísimas extraída si se los vincula a ese contorno.
para no hablar de exterminio. Por eso Sintetizando, podemos decir que Gramsci, por
Hobsbawm anota irónicamente que a Mussolini las razones mencionadas, fue el único que se
le debemos varias cosas: una de ellas, que hu- dedicó a este conjunto de problemas y nos legó
biera tenido en la cárcel a Gramsci y hubiera una obra donde se asientan las bases para la
permitido a través de sus censores que los li- constitución de una teoría completa del
bros hubieran podido entrar para que Gramsci marxismo.
Nueve lecciones de economía y política en el marxismo* Lección cuarta267

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Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo,
de Ernesto Che Guevara*

L a selección de trabajos de Ernesto Che


Guevara que hoy presentamos no tiene
la pretensión de ser exhaustiva. Solo consti-
La selección apunta así a un Guevara no sufi-
cientemente conocido ni valorado, aunque sea
en nuestra opinión el más auténtico. Apunta
tuye una parte relativamente pequeña de la a la vez al teórico y al hombre de acción. No
totalidad de sus escritos que aún esperan ser al voluntarista extremo que se ha querido pre-
editados en forma completa. Hemos querido sentar, erigiéndolo en una suerte de jacobino
reunir un conjunto de textos, muchos de ellos a ultranza, negador de la opacidad de un mun-
incorporados por primera vez en un libro, ar- do terrible, obstinado, irreductible al cambio.
ticulados en torno al tema de la construcción Queremos reivindicar la figura de un dirigente
del socialismo, de las enormes dificultades que revolucionario, poseedor de una experiencia
este proceso implica y de la necesidad de basar no por breve menos rica, de un conocimiento
toda transformación de las estructuras econó- de la teoría no por heterodoxa menos profun-
mico-sociales en la formación simultánea de da, de una ética no por utópica menos realiza-
un nuevo tipo humano liberado de la opresión ble. Queremos mostrar que en su etapa de revo-
y “del cieno” en que se hunde en la sociedad ca- lucionario “constructivo” de la nueva sociedad,
pitalista. Por eso hemos titulado a la selección Guevara supo partir de una concepción clara
El socialismo y el hombre nuevo, intentando de lo que se debía y podía lograr y de un cono-
resumir con esa frase el sentido último de toda cimiento adecuado de los medios a los que era
la acción teórica y práctica del Che. preciso apelar para conquistarlo. Es posible
que sea aún prematuro pensar en la reconstruc-
ción científica y no apologética del pensamien-
* Aricó, J. 1977 “Prólogo” en Guevara, E. Ch. El so- to de Guevara, y que resulte inevitable la etapa
cialismo y el hombre nuevo (México: Siglo XXI). presente de exaltación de su ejemplo, de su
272 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

intransigencia revolucionaria, de sus esperan- siguen siendo objetivos realizables, por los que
zas en un hombre nuevo. Es demasiado profun- vale la pena la lucha y el sacrificio. Cuando se
do el sacudimiento que provocó su presencia quiere identificar al socialismo con la barbarie
en la conciencia de los latinoamericanos y de y se descree de la capacidad de los hombres
todos los oprimidos del mundo como para que de liberarse de las lacras del capitalismo para
pueda abrirse paso con facilidad el juicio pon- alcanzar una sociedad sin clases, igualitaria y
derado y justo de la validez de su acción y de su libre, el “pensamiento” del Che se revela como
pensamiento. Pero debemos reconocer que esta el antídoto de la decepción, como esa sabia
sigue siendo una deuda que todos tenemos con conjunción de pesimismo de la conciencia y
él y con la revolución latinoamericana. Porque de optimismo de la voluntad que reivindicaba
no se trata simplemente de ajustar cuentas con Gramsci como lema de todo revolucionario
un pasado, de arribar a un juicio histórico que cabal. Frente a la social- democratización que
nos permita explicar, sin mentirnos a nosotros amenaza disgregar la esperanza socialista en
mismos, el sentido de todo lo que ocurrió. El el mundo y empantanarla en una realpolitik
Che murió defendiendo la causa de los explo- devoradora, el ejemplo del guerrillero heroico,
tados y de los oprimidos de este continente y del “compañero ministro”, del internacionalis-
del mundo entero, sacrificó su vida en la reali- ta sin prejuicios ni chovinismos, del comunista
zación de un proyecto de nueva sociedad que integral, seguirá siendo por muchos años un
aún debe ser conquistada. Comprender su pen- patrimonio a defender. Un patrimonio que re-
samiento y su acción es también analizar los presenta no una loca aventura sino un proyecto
problemas que hace aflorar la revolución aquí profundo de redención humana, sostenido no
y en el mundo, reconocer las dificultades que por un mesías sino por un político revoluciona-
debe sortear el socialismo para ser real y no rio en el verdadero sentido de la palabra.
formal. En un momento de crisis y de perpleji- La selección de trabajos está dividida en tres
dades, el rescate del Che representa una toma partes que mantienen entre sí una estrecha re-
de partido que divide tajantemente las aguas, lación; son tres aspectos distintos de un mismo
que define claramente los campos. Adoptar el problema. Iniciamos el volumen con una pri-
partido del Che significa reafirmarse en la con- mera parte dedicada a “la formación del hom-
vicción de que el socialismo y el hombre nuevo bre nuevo”. El comunismo, para Guevara, y no
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 273

se cansaba de repetirlo, antes que un sistema el resto de los trabajos, y comenzar el volumen
de reparto social más igualitario, implica en lo por este texto que constituye, a nuestro enten-
esencial un nuevo tipo de sociedad y de hom- der, la matriz ideológica con base en la cual debe
bre. No podemos afirmar que conociera todos ser interpretado su pensamiento y su acción.
los textos de Marx referidos al carácter de la Cuando luego de su muerte sus antiguos co-
nueva sociedad a la que la revolución proleta- laboradores sintieron la necesidad de reflexio-
ria abriría paso. Pero conociéndolos o no, es nar sobre cuál era el aporte ideológico funda-
indudable que Guevara como pocos supo hacer mental del Che a la teoría y a la práctica de la
suya esa frase de Marx en la que definía la esen- revolución, concluyeron individualizándolo
cia misma de la revolución comunista:
[…] en su prédica constante sobre la necesidad
[…] tanto para engendrar en masa la conciencia de formar el hombre nuevo, el hombre producto
comunista como para llevar adelante la cosa mis- del socialismo y constructor del comunismo, que
ma, es necesaria una transformación en masa de viviera para y por la sociedad. Guevara plantea el
los hombres, que solo podrá conseguirse median- desarrollo de la conciencia como el único posible
te un movimiento práctico, mediante una revolu- que conduce a la nueva sociedad. Plantea que con
ción; por consiguiente, la revolución no solo es las armas melladas del capitalismo, el socialismo
necesaria porque la clase dominante no puede no puede formar su hombre; que el estímulo ma-
ser derrocada de otro modo, sino también porque terial es un mal necesario, pero al que hay que
únicamente por medio de una revolución logrará erradicar definitivamente; ningún hombre cons-
la clase que derriba salir del cieno en que se hun- ciente puede ser sustituido por hombres que se
de y volverse capaz de fundar la sociedad sobre muevan empujados por estímulos materiales.
nuevas bases (Marx y Engels, 1982 [1846]). Viéndolo en su perspectiva histórica, el hombre
nuevo ya es viejo para él; en su propia vida vemos
La absoluta coincidencia con este pensamiento las virtudes que él pregona necesariamente para
de lo expuesto por el Che Guevara en su carta a ese nuevo ser social (Guzmán, s/d).
Marcha, conocida por el título de “El socialismo
y el hombre en Cuba” (1965), nos ha llevado a Así sintetiza Arturo Guzmán, el ex ministro
trasgredir el criterio cronológico introducido en de minería y metalurgia de Cuba, la opinión
274 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

común de todos sus colaboradores. Es por único proceso cuyo hilo conductor debe estar
esto por lo que, para Guevara, el hombre debe constituido necesariamente por la prioridad
transformarse conjuntamente con el avance asignada a la relación entre estructura ma-
de la producción, que solo adquiere sentido y terial y conciencia revolucionaria. Esta idea
logra capacidad liberadora de la enajenación verdaderamente comunista del proceso de
humana si sirve de fundamento para aquella transformación de la vieja sociedad fue deter-
transformación. El socialismo como tal queda- minante en la orientación dada por Guevara a
ría gravemente cuestionado si la preocupación la conducción del sector económico y político
de los dirigentes y de todo el movimiento en su a su cargo. Tal es lo que aparece claramente
conjunto estuviera aplicada solamente al incre- de manifiesto en los textos incluidos en la se-
mento de la producción material, si solo fuera gunda parte dedicada a “las bases materiales
capaz de generar una conciencia “productivis- del socialismo”. En la línea del pensamiento
ta”. El socialismo implica necesariamente, para expresado en “El socialismo y el hombre en
ser definido como tal, la producción de “cosas” Cuba” (1965), el conjunto de sus intervencio-
y de “conciencia”. Pero la conciencia solo pue- nes como ministro de industrias demuestra su
de ser producida si, al decir de Marx, la revolu- preocupación permanente porque esa unidad
ción comunista va dirigida contra el carácter estrecha entre estructura material y concien-
anterior de actividad, si es capaz de eliminar cia revolucionaria no fuera cuestionada por la
el trabajo como forma de actividad alienada y carencia de instituciones adecuadas. Frente a
desintegradora de la personalidad humana, y tal insuficiencia, y al peligro de la expansión de
de suprimir la dominación de todas las clases. la degeneración burocrática que toda estatiza-
Si el socialismo significa a la vez una trans- ción genera y que la debilidad del poder popu-
formación total de los mecanismos producti- lar alimenta, Guevara destaca la necesidad de
vos de los bienes y de la conciencia, realizada acentuar la participación consciente, indivi-
por hombres que en ese mismo proceso se dual y colectiva de los trabajadores cubanos.
van transformando a sí mismos, el socialismo Solo una política de masas, plenamente abier-
y el comunismo no están separados entre sí ta a la participación popular, podía ser capaz
por una barrera a la que solo la superabun- de cubrir el espacio aún vacío de la institu-
dancia de bienes logrará destruir. Todo es un cionalidad revolucionaria. Antes que fabricar
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 275

desde la cúspide modelos institucionales que Los trabajos más estrictamente “económi-
en vez de soldar a la dirección revolucionaria cos” del Che, incluidos en la tercera parte del
con las masas abriera entre ambas una cisura volumen, están dedicados al debate que sobre
insuperable, el Che encuentra una salida, tran- el tema de la gestión socialista de las empre-
sitoria claro está, en la masificación política, y sas se desarrolló en Cuba durante los años
por tanto consciente, del trabajo voluntario. 1963-1965. Como es natural, fue en torno a las
Si las nuevas instituciones del poder popular posiciones de Guevara que giró toda la discu-
solo pueden ser gestadas desde abajo por las sión destinada a reexaminar la experiencia de
propias masas en movimiento, movilizar a construcción del socialismo en el mundo y el
las masas era crear el terreno más apto para grado de su adecuación a Cuba. Todas sus in-
que la capacidad de autoorganización de los tervenciones muestran la absoluta coherencia
trabajadores pudiera abrirse paso. Es por eso de su pensamiento. Un socialismo concebido
por lo que, como señaló Fidel Castro (1967) como un proceso que desde el inicio va intro-
en su conmovedor Discurso de homenaje al duciendo elementos de comunismo presupone
revolucionario caído en la batalla, el 18 de oc- necesariamente un elevado grado de participa-
tubre, fue el Che “el inspirador y el máximo ción popular, el cual puede ser mantenido solo
impulsor de ese trabajo voluntario que hoy es mediante un sistema de gestión que privilegie
actividad de cientos de miles de personas en los estímulos morales y los consumos sociales
todo el país, el impulsor de esa actividad que y que tienda a aniquilar en forma constante y
cada día cobra en las masas de nuestro pueblo sistemática todas las categorías económicas
mayor fuerza”. Movilización permanente, par- sobre las que se asienta el sistema capitalista
ticipación en las decisiones, educación técni- de producción. Es que los estímulos materia-
ca e ideológica, éstas eran para Guevara las les crean elementos de fragmentación y despo-
palancas que podrían permitir a Cuba sortear litización de las masas, que pueden causar el
el camino a veces sin retorno de la degenera- estancamiento y la muerte de las revoluciones.
ción burocrática, y avanzar en la construcción Su consigna era “revolución que no se radicali-
del comunismo. Sobre estos pilares debían ser za, muere”.
estructurados los mecanismos de gestión de Sus trabajos de la época de la polémica están
la economía socialista cubana. dedicados a defender encarnizadamente esta
276 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

verdad para él indiscutible. Su defensa perma- Exactamente a diez años de su muerte, la re-
nente del sistema presupuestario como el úni- copilación de textos de Ernesto Che Guevara
co acorde con los objetivos de transformación que hoy publicamos tiene el doble sentido del
revolucionaria y socialista de las estructuras homenaje al revolucionario caído en la defensa
económicas y sociales heredadas del pasado, de la causa de los pobres, de los humillados y
lo condujo a observar con cierto escepticismo ofendidos, de los explotados, de los alienados
las experiencias realizadas en otros países so- por un sistema voraz y destructor así como el
cialistas con sistemas de gestión radicalmente propósito de contribuir, con todo lo de modes-
opuestos al propugnado por él. Escepticismo to que pueda tener nuestro esfuerzo editorial,
que a su vez se convirtió en irritación cuando al rescate de la figura del Che como pensador y
creyó descubrir en tales sistemas la raíz de la dirigente revolucionario. Esto puede servir sin
ausencia de un verdadero internacionalismo en duda a la develación de un patrimonio intelec-
las relaciones económicas de esos países con tual y moral del que de una forma u otra nos
los pueblos dominados por el imperialismo. Y consideramos herederos.
en el discurso que pronunció en Argel sostuvo
la posición de que el único parámetro válido México, 8 de octubre de 1977
para medir el internacionalismo proletario de
un país socialista con un país dependiente esta-
ba constituido por la decisión de aquél de violar Nota Editorial1
en favor de este las reglas del mercado capita-
lista. El Che estaba proponiendo una suerte de Para nuestra selección de escritos, discursos
“intercambio desigual” de los países socialistas y conferencias del Che hemos utilizado como
en beneficio de los pueblos expoliados por el guía la “Bibliografía del Comandante Ernesto
imperialismo. Porque era un revolucionario Che Guevara” publicada en un número especial
cabal, podía ser un internacionalista a ultranza dedicado al Che de la Revista de la Biblioteca
porque su principal virtud era ser un comunis- Nacional “José Martí” (1967). Los trabajos
ta, “él pudo como ningún otro hombre en estos
tiempos –dijo Fidel– llevar al nivel más alto el
espíritu internacionalista proletario” (1967). 1 [Nota de la Primera Edición].
Prólogo a El socialismo y el hombre nuevo, de Ernesto Che Guevara 277

incorporados fueron en general tomados de Bibliografía2


las publicaciones en las que aparecieron origi-
nariamente. En algunos casos, debimos recu- AA. VV. 1967 “Bibliografía del Comandante
rrir a las ediciones de las obras realizadas por Ernesto Che Guevara” en Revista de la
Casa de las Américas de Cuba y Editorial Era Biblioteca Nacional “José Martí” (La
de México. Habana) Año 58, Vol. IV, N° 3-4, Edición
Las notas del compilador que incluimos al especial dedicada al Che, julio-diciembre.
final del volumen con el objeto de comentar Castro Ruz, F. 1967 “Discurso en memoria
algunos trabajos, de aclarar circunstancias o del comandante Ernesto Che Guevara”,
presentar personajes hoy casi desconocidos Plaza de la Revolución (La Habana), 18
para las nuevas generaciones, derivan de la de octubre [Día del Guerrillero Heroico]
lectura de un conjunto de obras referidas a la en <http://www.cuba.cu/gobierno/
revolución cubana o a sus líderes. Más en par- discursos/1967/esp/f181067e.html> acceso
ticular, queremos dejar sentado el insustitui- junio de 2017.
ble servicio que nos prestó la edición italiana Guevara, E. Ch. 1965 “El socialismo y el
de las obras del Che preparada y anotada por hombre en Cuba” en Marcha (Montevideo),
Carlos Varela (1968) que sigue siendo en la ac- 12 de marzo [Carta dirigida a Carlos
tualidad la recopilación más completa de sus Quijano, editor del semanario].
escritos, al alcance de la mano del lector no cu- Guzmán, A. [s/d].
bano. Sabemos de la existencia de una edición Marx, K. y Engels, F. 1982 (1846) La ideología
especial preparada para los cuadros dirigentes alemana (México: Era).
del Partido Comunista y del Estado cubano en Varela, C. 1968 Ernesto Che Guevara, Opere
6 Vols., la que lamentablemente no pudimos (Milán: Feltrinelli) 4 Vols.
consultar. Las valiosas e inteligentes notas de
Varela nos permitieron en muchos casos am-
pliar las informaciones incluyendo menciones
a trabajos del Che o sobre él que nos han resul-
tado hasta ahora inaccesibles.
2 [Elaborada para la presente edición].
Mariátegui y la formación
del Partido Socialista del Perú*

I que Mariátegui se diferenciaba de Haya de la


Torre, por una parte, y de la Comintern, por
Debo aclarar inicialmente que no me propongo otra, en tres aspectos sustanciales, aspectos
abordar aquí la totalidad de aspectos, bastante que han quedado oscurecidos, velados o menos-
controvertidos por lo demás, que ofrece el tema preciados por la tendencia a enfatizar en forma
tal cual lo he titulado. Solo intentaré ofrecer una desmedida otras diferencias reales de carácter
interpretación que, a partir de la documentación fundamentalmente teórico. En mi interpreta-
y de datos testimoniales existentes, aunque tra- ción, por lo tanto, me colocaré un tanto al mar-
tando de ir más allá de ellos para desentrañar gen de una tradición historiográfica fuertemen-
lo que está allí supuesto pero no siempre dicho te consolidada, que privilegia el análisis de las
en forma explícita, permita explicarnos algunos concepciones teóricas y políticas de Haya de
elementos discordantes que son, precisamen- la Torre y de Mariátegui sobre el carácter de la
te, los que justifican una polémica todavía no revolución peruana, para tratar este mismo pro-
concluida sobre las características “singulares” blema desde sus respectivas prácticas políticas.
de la organización política revolucionaria que De tal modo, la discusión sobre los aspectos
Mariátegui intentó construir a partir de su rup- teóricos del debate, o sobre la propia teoría que
tura con Haya de la Torre. Trataré de mostrar lo alimentaba, tiene en mi opinión la posibilidad
de mostrar lo que esta puede y debe realmente
ser: no el principio fundante de una práctica que
* Publicación original: Aricó, J. 1980 “Mariátegui y aparece como su mera realización, sino apenas
la formación del Partido Socialista del Perú” en Cueva
Sánchez, L. Socialismo y participación (Lima: Centro
una matriz teórica en permanente proceso de re-
de Estudios para el Desarrollo y la Participación) sep- fundación en el proceso mismo de refundación
tiembre: 139-167. política del movimiento social. Si aceptamos
280 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ese principio esencial del análisis de Marx, que camino para superar la tendencia hoy predomi-
afirma que aun cuando la teoría es un elemento nante a datar en el encuentro con el leninismo
constituyente de la totalidad social e histórica, el verdadero descubrimiento mariateguiano de
en realidad y primordialmente es parte de esa la política, con el consiguiente resultado de con-
misma totalidad, es forma teórica de ser del pro- siderar a su pensamiento como la “traducción”
pio movimiento; o dicho de otro modo, si admi- o la “aplicación” del leninismo a la realidad pe-
timos que la teoría nunca puede ser “aplicada”, ruana. Es esta visión canónica de un Mariátegui
puesto que siempre es “recreada” por wel proce-
so social del que quiere dar cuenta o contribuir
a crear, detenernos en las características de la tipifican dos actitudes ante la vida: la de Mariátegui, obli-
práctica política de Mariátegui es un camino ori- gado por sus condiciones físicas a llevar una vida seden-
taria, recibiendo a quienes querían visitarlo, sin contacto
ginal, inédito, de reconstruir la naturaleza real con la vida cotidiana; y la de Haya, ambulatoria y beli-
de su concepción teórica y política, o, dicho de gerante, lo que le obligaba a conceder más interés a la
otro modo, de comprender la singularidad de acción que a la cavilación. El uno, intelectual, puro, este-
“su” marxismo. ticista, tardíamente comprometido con la causa proleta-
Se puede afirmar, y hay suficientes razones ria; el otro, intelectual dinámico, dedicado más al hacer
que al pensar. Al uno le sobró el espacio, al otro le faltaba
para ello, que es este el único modo correcto el tiempo. El uno modeló su perspectiva de acuerdo con
de aproximarnos a la obra de Mariátegui y de sus lecturas; el otro según sus experiencias”. En reali-
penetrar su significado. Privilegiar su actividad dad, Sánchez atribuye aquí a limitaciones físicas lo que
práctica, su condición de dirigente político y Haya de la Torre atribuía esencialmente al “eurocentris-
de creador de la primera organización revolu- mo” mariateguiano. Recordemos que en su carta a César
Mendoza del 22 de septiembre de 1929, Haya destaca la
cionaria de las masas peruanas, es una manera “falta de sentido realista”, el “exceso de intelectualismo
de evitar esa simplificación abstracta y malévo- y su ausencia casi total de un sentido eficaz y eficiente de
la de raíz aprista de un Mariátegui “intelectual acción”, que caracterizarían a Mariátegui. Y es en torno a
puro, esteticista, tardíamente comprometido la oposición entre Mariátegui/hombre de pensamiento y
con la causa “proletaria”1. Pero es también un Haya/hombre de acción que el aprismo lleva adelante su
lucha ideológica contra el “‘pensamiento” de Mariátegui.
Ecos de esa posición pueden encontrarse, a su vez, en el
trasfondo de la lucha de la Comintern contra el “mariate-
1 Dice Sánchez (1978: 142-143): “Estas diferencias guismo” en la década del treinta.
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú281

que se desplaza de la cultura a la política, en la Algunos trabajos recientes, estimulados sin


visión aprista, o del idealismo al marxismo, en la duda por las nuevas perspectivas abiertas por el
visión comunista, la que debe ser superada para libro de Guillermo Rouillón sobre el período “ju-
poder reconstruir la continuidad concreta de venil” de Mariátegui3, subrayan la importancia
un pensamiento que contenía ya, en su primera excepcional que tienen en la formación del pen-
etapa de definición política, ciertas intuiciones samiento mariateguiano su inicial matriz místi-
destinadas a emerger aún bajo formas ambiguas ca y religiosa y la atmósfera política y cultural
y no suficientemente explicitadas en la etapa de existente en el Perú de los años de la guerra y
construcción del movimiento de masas, que la- de la revolución de octubre. Esa atmósfera, que
mentablemente coincidió con el de su muerte2. algunos prefieren identificar genéricamente con
el anarquismo y que más apropiadamente defini-
2 Es interesante señalar, por ejemplo, la revaloriza-
ríamos como ética-moral4, crea las condiciones
ción que hace Mariátegui del fenómeno “colónida” como
expresión de una “apetencia de renovación” que solo
podía ser satisfecha con un pasaje a la política. El inte- pleno apogeo”. ¿Por qué no aceptar, más bien, lo que
rés y el respeto que merecían a Valdelomar las “prime- afirma en la información que prepara para la Primera
ras divagaciones socialistas” del joven Mariátegui es un conferencia de partidos comunistas de 1929, respondien-
signo de ese desplazamiento del elitismo alejado de las do, sin duda, a quienes lo acusaban de haberse preocu-
masas y del espíritu “antiburgués” que alimentó la fugaz pado de los problemas nacionales solo a su regreso de
experiencia de Colónida. Pero cabe preguntarnos cómo Europa? Mariátegui recuerda “que a los catorce o quin-
fue posible que de un movimiento cuyas concepciones ce años empezó a trabajar en el periodismo” y que, por
políticas –en el sentido más amplio del término– eran an- consiguiente, “a partir de esa edad tuvo contacto con los
tidemocráticas, antisociales y reaccionarias se pudiera acontecimientos y cosas del país, aunque carecía para
pasar tan rápidamente a una orientación “‘resueltamente enjuiciarlos de puntos de vista sistemáticos”. Si esto es
socialista”. Es posible pensar que sea precisamente en así, los escritos “de la edad de piedra” que el propio autor
el “antiburguesismo” de los “colónidas” donde haya que consideraba soslayables resultarían de fundamental in-
buscar el punto de flexión. Y en tal caso habría que re- terés para reconstruir su itinerario intelectual y político.
lativizar el énfasis puesto por Mariátegui en su carta a
Glusberg al aclarar que “desde 1918, nauseado de políti- 3 Cf. Rouillon (1975); Gargurevich (1978); Garrels
ca criolla, me orienté resueltamente hacia el socialismo, (1976); Cornejo U. (1978); Terán (1980). Sin olvidar, por
rompiendo con mis primeros tanteos de literato inficio- supuesto, el precursor: Carnero Checa (1964).
nado de decadentismo y bizantinismo finiseculares, en 4 En un trabajo con el que coincido en gran parte,
282 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

para que el encuentro de Mariátegui con el idea- instituidas entre intelectuales y masas, en una
lismo, aunque parta del proceso de unificación etapa caracterizada por el apogeo y la crisis de
cultural realizada por este y de hecho lo presu- la “república aristocrática” y por la emergencia
ponga, muestre desde un principio una fuerte de masas populares movilizadas. Y es lógico,
dimensión política, pero en torno a varios ejes por tanto, que estas modificaciones colocaran a
que dan a su pensamiento una diversidad de la política en el centro de un debate que se pre-
acentos profundamente distintivos. Es verdad guntaba por las condiciones mismas de existen-
que las transformaciones morfológicas opera- cia y de transformación de un país que no era
das en la sociedad peruana de los años diez y todavía una nación, sino apenas una posibilidad,
veinte modifican las relaciones históricamente un “concepto por crear”, según las palabras de
Mariátegui. Solo a partir de este nuevo tejido
Carlos Franco (1979) aclara que la “disponibilidad” de
social fue posible que la sociedad peruana se
Mariátegui al “marxismo italiano” (yo diría más bien a pensara a sí misma, que se abriera la posibilidad
la reacción antipositivista del idealismo filosófico italia-
no) “es incomprensible si marginamos de su conciencia
el activo sedimento teórico de su período formativo
anarquista peruana” (Franco, 1979: 248, 249 y ss.]. En mi
opinión, Franco acierta al enfatizar la importancia de la
atmósfera política y cultural del Perú de los años 1918-
1923 como condición necesaria y antecedente de la dis- o menos estrechos de Haya y de Mariátegui con la cul-
ponibilidad mariateguiana. Sin embargo, no creo que se tura política anarquista es difícil extender estos lazos
pueda identificar directamente a dicha atmósfera con el indiscriminadamente a toda la intelligentsia peruana.
anarquismo, y esto por dos razones sobre las que creo Por lo demás, habría que agregar que dichos lazos son
que vale la pena detenernos: 1) porque el conjunto de distintos en uno y otro caso. Si podría reconocerse que
valores, de ideas-fuerza y de estilos de acción definidos la influencia anarquista fue importante en Haya de la
como “anarquistas” son más bien características del ro- Torre, es posible pensar que haya sido menor en el caso
manticismo social latinoamericano, antes que atributos de Mariátegui, quien recuerda entre otras raíces de la
exclusivos de una corriente política más acotada en el conversión política de la joven intelectualidad peruana,
tiempo; 2) porque la expansión del anarquismo peruano las enseñanzas de un Víctor M. Maúrtua, por ejemplo,
en los años de la crisis de la guerra mundial es a su vez caracterizadas por una neta orientación “idealista”.
un producto de una cisura intelectual que requiere ser Todo lo cual lleva a preguntarme hasta qué punto cier-
explicada. Aunque es innegable que existen lazos más tas características del anarquismo latinoamericano, y
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú283

de pensar al país como una totalidad5. Desde de los mismos valores, de las mismas motivacio-
este punto de vista, Mariátegui fue una expre- nes ideales que, como bien ha sido recordado,
sión más, por relevante que ella fuera, de esa “restauraba el poder de la subjetividad y la ac-
intelligentsia peruana que irrumpe en los años ción creadora de la conciencia, privilegiaba la
veinte. Participó de la misma atmósfera cultural, ‘voluntad heroica’ al tiempo que devaluaba el
imperio de la explicación económica, hacía de
la moral el territorio de la política y recusaba,
más en particular del peruano, del brasileño, o del de un en nombre del instinto popular y democrático,
Flores Magón, por ejemplo, son explicables más en tér- la subordinación al fatalismo de la evolución
minos de la propia historia de las élites intelectuales, que
en términos por lo general arbitrarios de adscripción a
‘necesaria’” (Franco, 1979: 249). El “idealismo”
paradigmas ideológicos. El “anarquismo” así, expresaría de Mariátegui está expresando así el reconoci-
un estado de espíritu, una manera de concebir y de rela- miento del valor creativo de la iniciativa polí-
cionarse con el mundo antes que la mera adhesión a una tica y la importancia excepcional del poder de
corriente política definida. Se ha señalado muchas veces la subjetividad para transformar la sociedad, o
que en el interior de la gran autonomía política que ca-
racteriza a las sociedades latinoamericanas, existe una
para desplazar las relaciones de fuerza más allá
autonomía aún mayor de la producción ideológica, lo de las determinaciones “económicas” o de los
cual explica el papel excepcional que han desempeñado mecanismos automáticos de la crisis. Lo que
históricamente los intelectuales. Quizás por este costa- me interesa señalar es que siendo todas estas
do de la singularidad que asume en nuestros países la motivaciones ideales un patrimonio común
función intelectual podamos explicarnos la similitud de
comportamientos que podemos descubrir entre la inte-
de la intelligentsia peruana de esos años, po-
lectualidad latinoamericana y la intelligentsia rusa de la sibles de ser encontradas tanto en Haya de la
segunda mitad del siglo pasado. La circunstancia de que Torre como en Mariátegui, lo que distingue a
entre nosotros pesara más la figura de Bakunin que lo este último del resto, o por lo menos claramen-
que pesaba en Rusia la figura de Marx, no es en realidad te de Haya, es la dirección decididamente anti-
un hecho demasiado importante.
jacobina en la que iniciativa y subjetividad son
5 Sobre este tema en particular, bastante relevante colocadas. Es la crítica del jacobinismo como
por cierto en la medida que muestra las vinculaciones
del fenómeno Mariátegui con el proceso de “nacionaliza-
forma de mediación política lo que creo encon-
ción” de una vasta capa de intelectuales, véase el artículo trar como elemento realmente sustantivo en su
de Flores Galindo (1980). enfrentamiento primero con Haya de la Torre y
284 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el elemento determinante resulta ser el nivel


luego con la Internacional comunista. Y es por
de organicidad alcanzado por el movimiento
esto que considero de suma utilidad, para acla-
social.
rar puntos del debate que aún siguen oscuros,
detenernos a meditar sobre esos tres aspectos La dilucidación de estos puntos o núcleos te-
sustanciales a los que hice mención más arriba máticos de diferenciación pueden arrojar la su-
y que se podrían formular del siguiente modo. ficiente luz para aclararnos por qué, en la cons-
Lo que distingue a Mariátegui, aquello que otor- trucción de la organización política revolucio-
ga a sus reflexiones una diversidad de acentos y naria, Mariátegui insistió en defender su condi-
una diferencia de finalidades que lo coloca fue- ción de Partido socialista (y no “comunista”);
ra de la tradición teórica de la III Internacional su modelo organizativo propio y su composi-
y lo aparta violentamente de Haya, reside en: ción social amplia y definitoria de un partido
“popular” antes que “de clase”. Es evidente que
1. Una concepción democrática, no jacobina, del una diferenciación como la que deseo estable-
proceso revolucionario, visto desde una pers- cer, diferenciación que apunta más bien a la
pectiva “de abajo” como irrupción en la vida manera de cómo se piensa una sociedad y la
nacional de un movimiento social autónomo, posibilidad de su transformación, al tipo de or-
homogeneizado por un mito de regeneración ganizaciones y de instituciones populares que
de la nación peruana, capaz de constituirse en puedan llevar adelante el proceso social trans-
una voluntad colectiva y de devenir Estado; formador, al ritmo propio de tal proceso, a un
2. Una forma no aristocrática de concebir la estilo distinto de construir una política y de lle-
relación entre intelectuales y masas, no ya varla a la práctica cotidianamente debe estar
como términos de una abstracta alianza de en el trasfondo de todo el pensamiento maria-
clases, sino como elemento de decisiva im- teguiano, y por lo tanto aun en aquellos cam-
portancia en la organización del movimien- pos más distantes de la actividad directamente
to de masas y en la formación de un bloque política. Aquí solo trataré de encontrarla en el
ideológico revolucionario; lugar donde más conflictivamente apareció, en
la construcción del partido socialista, punto de
3. Una percepción distinta del “tiempo” propio
condensación de todas sus diferencias con la
del proceso político y social peruano, en que
Comintern y el aprismo.
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú285

Podría afirmarse que un enfoque que privile- en acto de recomposición de fuentes en el que
gia estos aspectos de la práctica política y de la la muerte sorprendió a Mariátegui? Como diría
concepción teórica que de esta práctica tenía Togliatti de otro combatiente al que el nuestro
Mariátegui corre el riesgo de exagerar los ele- tanto se aproxima en ciertos aspectos, si es en
mentos de “continuidad” de su pensamiento. la política donde está “contenida toda la filo-
Se podría recaer así en un error de distinto sig- sofía real de cada persona”, si es allí donde “se
no pero equivalente al que se pretende superar. encuentra la sustancia de la historia, y para el
Sin embargo, está tan consolidada la creencia individuo la sustancia de su vida moral”, es en
en una simple adscripción mariateguiana a la política donde hay que buscar la unidad de
cierto patrimonio teórico “marxista-leninista”, su vida, el punto de partida y el punto de llega-
que quizás resulte conveniente una torcedura da. Y todos, los múltiples aspectos de la vida
del bastón en sentido opuesto para descubrir de Mariátegui, las distintas etapas de su evo-
nuevas perspectivas de análisis y poder dar lución, la investigación, el trabajo, las luchas,
cuenta, en la medida de lo posible, de la sor- los sacrificios, son momentos de esta unidad
prendente originalidad de su visión de la rea- (Togliatti, 1971: 47).
lidad. Por otra parte, si el propio Mariátegui se
concebía a sí mismo como un combatiente, es
decir, como un político práctico, es en el sitio II
teóricamente privilegiado de su práctica políti-
ca, allí donde se conjuga pensamiento y acción, Aunque siga siendo un tema polémico, y no por
donde debemos buscar el real significado de su razones historiográficas sino más directamen-
conciencia crítica de la sociedad, el sentido te políticas, es posible afirmar que la corriente
fundante de la unidad de sus propuestas. ¿De marxista que reconoce en Mariátegui su ani-
qué otro modo podríamos evitar la recurren- mador intelectual y moral y que funda en 1928
cia al “europeísmo”, al “eclecticismo” para dar el Partido Socialista del Perú, emerge desde el
cuenta de su asombrosa capacidad de vincular interior y como una escisión del mismo movi-
el marxismo a las más diversas corrientes cul- miento del que habrá de surgir poco después el
turales de la época? ¿Desde qué otro lugar po- Partido Aprista. Miles de páginas fueron escri-
demos explicar satisfactoriamente el proceso tas para negar esta verdad que, por lo menos
286 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en los inicios de los treinta, era reconocida por regeneración y unificación continental llamada
comunistas y apristas6. El moderno movimien- Alianza Popular Revolucionaria Americana, o
to social peruano tiene un punto de arranque Apra. La nueva organización tiene la enorme
común en esa suerte de Sturm und Drang virtud de recoger una diversidad de temas que
que fueron las movilizaciones populares ini- la ruptura de la intelligentsia con el régimen
ciadas con la jornada del 23 de mayo de 1923, de Leguía había hecho aflorar catárticamente
fecha en que, como afirma Mariátegui, “tuvo en la sociedad peruana. El Apra fue desde ese
su bautizo histórico la nueva generación”. momento en adelante la expresión de un movi-
Un año después, el 7 de mayo de 1924, Haya miento intelectual y moral profundamente re-
de la Torre crea en México un movimiento de novador de la sociedad en la medida que crea-
ba las condiciones para una ruptura “de masas”
6 En una publicación oficial de la Internacional Co-
de los intelectuales peruanos con su tradición
munista destinada a efectuar un balance de las activi- histórica.
dades de sus distintas secciones nacionales, publicada El hecho de que el Apra se postulara como
en 1935, se detalla de la siguiente manera el proceso un movimiento “continental”, aunque debíase
peruano: “Ya en 1924 surgió en Perú la así llamada Apra,
organización que en la primera época de su existencia
fue la representante política del bloque que reunía a
una parte de los elementos revolucionarios pequeño- del campo burgués-terrateniente, manteniendo gracias
burgueses y a los elementos nacionalreformistas de la a una demagogia de izquierda a una significativa parte
burguesía y los terratenientes, y que se orientaba hacia de las masas pequeñoburguesas bajo su dirección, otra
el imperialismo británico (por entonces había un go- parte de los antiguos apristas se pasó a las posiciones
bierno reaccionario en Perú que se mantenía en el po- del movimiento obrero revolucionario y se acercó al co-
der con ayuda del imperialismo de los Estados Unidos munismo. En 1928, este grupo formó con Mariátegui al
de Norteamérica). El Apra se sirvió abundantemente frente (uno de los dirigentes del aprismo de izquierda, y
de la fraseología ‘antimperialista’ y ‘revolucionaria’ y más tarde uno de los fundadores del Partido Comunis-
supo conquistar gran popularidad entre las masas. En ta) el Partido Socialista, en cuya ideología preponde-
la medida en que se ahondaba la crisis económica y se raban concepciones socialreformistas. La lucha interna
agudizaban las contradicciones de clase, se intensificó en este partido llevó a la escisión, y en 1930 fue fundado
en las filas del Apra el proceso de la diferenciación po- el Partido Comunista Peruano (con el grupo Mariáte-
lítica. Mientras una parte de sus cuadros dirigentes se gui, los elementos de la izquierda del Apra y elementos
vinculaba cada vez más con los elementos opositores anarquistas aislados)” (Komintern, 1935: 484-485).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú287

en parte a la excesiva cuota de megalomanía de toda la civilización burguesa. Basta reconstruir


su fundador, era a la vez un sintomático indica- los debates ideológicos de la época para com-
dor del proceso de continentalización de las as- prender el profundo estremecimiento naciona-
piraciones sociales y políticas de la inteligencia lista y revolucionario que sacudía toda América
latinoamericana y tenía en la Reforma universi- Latina. Fue, en realidad, el inicio de una nueva
taria su base de sustentación. Si un movimiento época en la historia de nuestros pueblos y un
como el surgido en la Córdoba de 1918 había punto radical de viraje en el comportamiento de
sido capaz de expandirse por toda la región, lo las capas intelectuales latinoamericanas.
cual mostraba la presencia de una formidable Al exponer de este modo la atmósfera políti-
comunicatividad generacional, ¿por qué no co- ca y cultural de nuestro continente en los años
ronar políticamente la disponibilidad ideológi- veinte, no intento negar o soslayar el otro hecho
ca que de manera fulgurante aparecía en toda que estaba en el trasfondo de todo el proceso: la
América? El Apra podía de tal modo convertirse presencia constante desde el último tercio del
en una fuerza política integradora, capaz de lle- siglo pasado de un movimiento social de raíz
var a su realización las tareas de emancipación obrera, campesina y popular, capaz de coagu-
económica, política y social de América Latina lar en algunos países en instituciones políticas
que el movimiento de la Reforma universitaria y culturales de cierta magnitud, no tanto por su
había contribuido a suscitar. Concebido como fuerza organizativa sino por su presencia ideoló-
sintetizador de todas las experiencias de luchas gico-cultural. Solo deseo enfatizar que es a par-
populares continentales, el Apra intentaba ser, tir de los años veinte cuando se “produce este
además, el heredero de las grandes experiencias viraje de la intelectualidad, cuando se abren las
histórico-sociales que sacudieron al mundo de posibilidades del encuentro del movimiento po-
posguerra: la revolución de octubre, en cuanto pular con una intelligentsia en franca ruptura
que expresión de la actualidad de la revolución con el orden existente. Sin que se pueda afirmar
en un mundo al que el imperialismo y la guerra que tuvieran de esto una conciencia totalmen-
contribuyeron decisivamente a unificar, y luego te lúcida, o que hubieran alcanzado los puntos
las revoluciones mexicana y china como ejem- de vista sistemáticos para enjuiciarlo, a los que
plos evidentes de las transformaciones sociales hacía mención Mariátegui, los intelectuales lati-
que preanunciaban el inevitable derrumbe de noamericanos iniciaban varias décadas después
288 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de la experiencia populista rusa una compara- vista y de experiencias disímiles, una suerte
ble “marcha hacia el pueblo” destinada a con- de réplica en Latinoamérica del Kuomintang,
vertirla en la élite dirigente de los movimientos o de los frentes antimperialistas propugnados
populares-nacionales y revolucionarios moder- por la Comintern, que encontraba un punto de
nos. Podría hablarse, entonces, de un verdadero condensación en una compartida visión de la
“redescubrimiento de América”, de un acucian- realidad nacional peruana.
te proceso de búsqueda de la identidad nacional Pero por encima o más allá de la diversidad,
y continental a partir del reconocimiento, de la ¿qué definiciones comunes de la realidad del
comprensión y de la adhesión a las luchas de las Perú los mantenía unidos? ¿Cuál era el terre-
clases populares. no de las coincidencias entre Haya de la Torre
Esta mutación del espíritu público latinoa- y Mariátegui? (Y no solo entre ellos, puesto
mericano, esta verdadera revolución intelec- que es ya suficientemente conocido hasta qué
tual y moral por la que atravesó el continente punto fueron ambos expresiones de un mo-
en los años veinte, encontró en el crisol pe- vimiento de renovación ideológica y cultural,
ruano, y por razones que aún nos cuesta ex- antes que pensadores solitarios). A fuerza de
plicar –y hasta aceptar–, una forma de recom- acentuar sus diferencias, ¿no comienza ya a
posición que aún cincuenta años después nos ser analíticamente necesario mostrar el cam-
sigue apareciendo como paradigmática. Es po –no tan estrecho como una visión sectaria
incontrovertible que debemos a la poderosa quiere hacernos creer– de sus coincidencias
intuición de Haya de la Torre la emergencia de en lo esencial? (Franco, 1979: 255-256)7 En mi
un movimiento que, aunque reducido en sus
pujos continentalistas al Perú y a las colonias 7 Cuando se habla de “coincidencia en lo esencial”
de estudiantes peruanos en América Latina de ningún modo se quiere denotar “identidad”. En el
y Europa, en los años treinta se constituyó interior de esa coincidencia existe una diversidad de
en la fuerza política hegemónica del Perú, al matices que tenderán a profundizarse en la polémica.
tiempo que influyó decisivamente en las for- Recordemos, además, que el texto de Haya de la To-
rre (1985 [1935]) más utilizado para contraponer a Ma-
maciones populares de nuestro continente. riátegui es El antimperialismo y el Apra, que aunque
Pero en los años veinte, el Apra era en reali- supuestamente escrito en 1928, fue publicado solo en
dad un universo de tendencias, de puntos de 1935. Admitiendo esta aclaración del autor, no tenemos
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú289

4. El Perú como nación es un proyecto blo-


opinión, Carlos Franco (1979) acierta cuando
queado por el poder latifundista y el poder
define del siguiente modo los rasgos del Perú
imperialista articulados en el control del
en los que tanto Haya como Mariátegui tienen
Estado.
puntos de vista semejantes:
5. La economía peruana aparece combinada y
1. Perú no es todavía una nación; es apenas desarticulada al mismo tiempo por la imbri-
un proceso de gestación y un “concepto por cación de distintos modos de producción,
crear”, como con belleza de imagen lo defi- pero el nexo que las vincula es la domina-
nió Mariátegui. ción imperialista y el poder latifundista.
2. Dicho proceso encuentra en la transforma- 6. El sujeto histórico de la transformación re-
ción económica y social del mundo indígena volucionaria del Perú es un bloque o un fren-
su fundamento y, ¿por qué no?, su fuerza so- te de las fuerzas populares definidas como
cial de sustentación. campesinas, obreras y de clase media.
3. El desarrollo histórico de la sociedad pe-
A partir de esta definición común, rastreable en
ruana obedece a pautas de transformación
las dos obras fundamentales de la época, Por la
claramente diferenciadas de las que caracte-
Emancipación de América Latina, de Haya de
rizaron la evolución de las sociedades euro-
la Torre (1985 [1927]), y los 7 ensayos de inter-
peas o norteamericanas.
pretación de la realidad peruana, de Mariátegui
(1984 [1928]), se produce en el curso del año
1928 una diferenciación política que concluye
por qué creer a pie juntillas que no sufrió antes de pu-
en una abierta y franca ruptura. Y los temas so-
blicarse ninguna alteración o modificación. Es bastante bre los que versa la ruptura, predeterminados
probable que, como fruto de la violenta discusión con en mi opinión por una diferencia más radical y
los comunistas y del debate en el interior del propio nunca claramente explicitada, versan sobre la
movimiento aprista haya sido modificado. Lo cual in- organización política del frente de clases y el
troduciría nuevos elementos en la discusión, como son,
por ejemplo, aquellos vinculados con las variaciones
papel a desempeñar por cada una de estas en
operadas en la situación política y en la vida interna del dicho frente, y sobre la relación entre el proceso
Partido Aprista Peruano. nacional peruano y la revolución socialista.
290 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Es, vuelvo a decirlo, en el interior de esa de los elementos que la componían se propone
constelación de fuerzas aún no homogeneiza- la inmediata transformación del grupo en parti-
das en torno a una propuesta política definida, do, Mariátegui, Falcón y sus compañeros se se-
pero orientadas por un mismo propósito de re- paran porque no consideraban esta tarea como
generación nacional y social, donde comienza posible mientras la presencia de dicho Comité
a emerger una inevitable tendencia a la cons- “no tuviera arraigo en las masas”. Y me parece
titución de partidos políticos diferenciados. que se expresa aquí una misma preocupación
El propio Mariátegui, en el documento sobre política porque es el argumento que puede ex-
los antecedentes y el desarrollo de la acción plicar el profundo desagrado que manifestó
clasista en el Perú, que hiciera presentar en la en 1928 ante la actitud precipitada y unilate-
conferencia de 1929, señala que a su regreso a ral de Haya de formar el Partido Nacionalista
Europa, en 1923, estaba animado “del propósi- Libertador cuando aún estaba inmaduro el pro-
to de trabajar por la organización de un parti- ceso de diferenciación política que necesaria-
do de clase”. Podría pensarse que tal propósito mente debía de operarse en el interior del Apra
reconoce como origen la experiencia europea como frente único.
de formación de nuevas organizaciones políti- El Apra podía aparecer como movimiento
cas de izquierda, populares y campesinas que de síntesis de la experiencia revolucionaria la-
le tocó vivir. Sin embargo, y sin por esto negar tinoamericana y asiática en la medida en que su
la importancia que tales hechos pudieron tener característica inicial de organismo expresivo
en la formación política de Mariátegui, es opor- de una alianza de clases perdurara aún más allá
tuno recordar que la voluntad política afirmada de las diferenciaciones que se produjeran en su
en 1923, ya había tenido ocasión de expresar- seno. De tal modo, y ateniéndose a las particu-
se en 1919, aunque esta vez paradójicamente laridades del movimiento social continental y
en su rechazo a la constitución de un partido peruano, se configuraba como expresión inédi-
socialista en el Perú. Cuando en el Comité de ta, original, de la línea estratégica central que
Propaganda y Organización Socialista, forma- la Internacional Comunista había establecido
do por sindicalistas e intelectuales y con la fi- desde su II Congreso para los pueblos depen-
nalidad de unificar “a todos los elementos ca- dientes y coloniales: la posibilidad de mante-
paces de reclamarse del socialismo”, una parte ner vínculos estrechos de colaboración entre
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú291

las formas estrictamente nacionales de trans- para aislar de modo tal al grupo hayista que cu-
formación social y la revolución socialista en piera “en un sillón”, según la gráfica expresión
cuanto que “movimiento mundial, al cual no se de Haya de la Torre. Y habría que preguntarse,
sustrae ninguno de los países que se mueven pero este es otro tema, por qué siendo así las
dentro de la órbita de la civilización occiden- cosas el Partido Aprista Peruano, no obstante,
tal”. Revolución socialista mundial y formas emerge a fines de 1930 como una gran fuerza
nacionales de este proceso podían encontrar política, capaz de disputar a los comunistas la
un principio de resolución en el imprescindi- dirección de las masas y de conquistarlas en
ble carácter “frentista” del Apra. Modificada forma perdurable8.
prematuramente dicha característica esencial Creo que en la distinta concepción que te-
del Apra por el apresuramiento personalista de nían Haya y Mariátegui del carácter frentista
Haya de la Torre, no quedaba en Perú otro ca- del Apra está un punto central del debate y la
mino que apresurar la formación de un partido explicación de la inevitabilidad de la ruptura.
“de clase”, capaz de recomponer sobre la base Para Haya el Apra no era sino la característi-
de nuevas definiciones ideológicas y políticas ca propia que adoptaba en América Latina la
el campo social ahora fragmentado. Lo cual ex- forma europea del “partido político”, de modo
plica que en un comienzo el debate con Haya tal que ambos eran una misma cosa. (“El Apra
de la Torre haya adoptado la forma de una de- es partido, alianza y frente ¡Imposible! Ya verá
fensa de las características esenciales del Apra, usted que sí. No porque en Europa no haya
contra la desviación hayista. La lucha por el nada parecido no podrá dejar de haberlo en
derecho ineludible de las fuerzas más decla- América”, le dice a Mariátegui en su carta del
radamente socialistas a convertirse en partido 20 de mayo de 1928) (Martínez de la Torre, 1949
político se da en el interior del aprismo y hasta 1947]: T. II). Para Mariátegui, en cambio, la
la muerte de Mariátegui se opera un molecular existencia del Apra como frente único implica-
y complicado desplazamiento de fuerzas donde ba la presencia en su interior de un proceso de
las lealtades personales desempeñaron, hasta
cierto punto, un papel relevante. Y hasta hubo 8 Sobre este tema, véase las siguientes contribuciones
un momento en el que el peso moral, ideológico de ineludible lectura: Deustua y Flores Galindo (1977);
y político de Mariátegui fue tan decisivo como Anderle (1978); Béjar (1980); Balbi (1980).
292 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

definiciones y diferenciaciones en el que la for- Mariátegui considera inaceptable el proyec-


mación de corrientes y de organizaciones polí- to de Haya de convertir al frente único en un
ticas aparecía como un desarrollo probable y, Partido Nacionalista Libertador por varias ra-
en determinado nivel, necesario. Es interesan- zones que podríamos sintetizar del siguiente
te advertir que en la polémica aparece reivin- modo:
dicado de manera positiva, tanto de uno y otro
lado, aunque por distintos motivos, el fenóme- 1. Porque la decisión fue tomada desde México
no del Kuomintang. Mientras que Haya tenía y no como hubiera correspondido desde el
en mente la imagen del Kuomintang de Chiang núcleo que tenía en Perú “la responsabilidad
Kai-sheck, el de la derecha que negó y aplastó de nuestra obra”. En la citada carta de 1929
la presencia de los comunistas en su interior, que estamos glosando, Mariátegui advierte
el Kuomintang de Mariátegui es el de Sun Yat- “la necesidad de que la acción del Apra en el
sen, el de la alianza con la Unión Soviética y el Perú no sea resuelta por un comité estable-
de la admisión, en el interior del movimiento cido en México, sino amplia y maduramente
y como organización política autónoma, del deliberada como principal intervención de
Partido Comunista de China. Relativizando la los elementos que actúan en el país. Cuantos
“estimación exagerada de las fórmulas asiáti- se coloquen en el terreno marxista, saben que
cas y de su posible eficacia en nuestro medio”, la acción debe corresponder directa y exac-
Mariátegui aclaraba en una carta escrita en tamente a la realidad. Sus normas, por con-
nombre del grupo de Lima a los compañeros siguiente, no pueden ser determinadas por
peruanos deportados en México, de junio de quienes no obran bajo su presión e inspira-
1929, que la experiencia del Kuomintang “es ción” (Martínez de la Torre, 1949 [1947]: T. II);
preciosa para el movimiento antimperialista de 2. Porque desvirtuaba la idea que originaria-
Indoamérica, a condición de que se aproveche mente inspiró, hasta en su propio nombre, al
íntegramente”, y que la crisis por la que atrave- Apra como frente único y no como partido.
saba en esos mementos dicha organización de- “Un programa de acción común e inmediato
bíase “en gran parte por no haber sido explícita no suprime las diferencias, ni los matices de
y funcionalmente una alianza, un frente único” clase y de doctrina. Y quienes desde nuestra
(Martínez de la Torre, 1949 [1947]: T. II).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú293

iniciación en el movimiento social e ideoló-


Mariátegui rechaza, por tanto, el proyecto de
gico, del cual el Apra forma parte, nos recla-
Haya por ser ajeno al proceso interno de madu-
mamos de ideas socialistas, tenemos la obli-
ración del movimiento social, por desvirtuar el
gación, de prevenir equívocos y confusiones
sentido de su actividad, por tratar de imponer
futuras. Como socialistas, podemos colabo-
fórmulas de “populismo demagógico e incon-
rar dentro del Apra […] con elementos más o
cluyente”, vaciados de toda verdad que no fue-
menos reformistas o socialdemócratas […],
ra la de la “vieja política criolla”, y finalmente
con la izquierda burguesa y liberal […]; pero
por querer establecer un “caudillaje persona-
no podemos, en virtud del sentido mismo de
lista” que contradecía la necesidad de la disci-
nuestra cooperación, entender el Apra como
plina de grupo y de doctrina que requería un
partido, esto es, como facción orgánica y
movimiento ideológico como el que pretendía
doctrinariamente homogénea”;
consolidar Mariátegui.
3. Porque así como los elementos de izquierda
que coadyuvaron a la formación del Apra en Como aclara en una carta previa a Magda
el Perú constituían de hecho, y decidían des- Portal, del 16 de abril de 1928, “me opongo a
de ese momento en adelante organizarse for- todo equívoco. Me opongo a que un movimien-
malmente como Partido socialista, un parti- to ideológico, que por su justificación histórica,
do como el que proponía Haya tenía todo el por la inteligencia y abnegación de sus militan-
derecho del mundo de fundarse dentro del tes, por la altura y nobleza de su doctrina gana-
Apra, pero a condición de tener en cuenta ré, si nosotros no lo malogramos, la conciencia
que “su biología natural exige que se decida de la mejor parte del país, aborte miserable-
su oportunidad y necesidad en el Perú y no mente en una vulgarísima agitación electoral”
desde México”; (Martínez de la Torre, 1949 [1947]: T. II). Y aquí,
4. Porque existiendo razones para justificar el en mi opinión, aparece claramente indicada la
proceso de diferenciación ideológica en el última de las razones, y quizás la más impor-
interior del Apra, la decisión de Haya obede- tante, del rechazo de una propuesta que al in-
cía a una pura e irresponsable actitud perso- tentar colocarse prematuramente es el terreno
nalista, y se basaba en la mentira y el equívo- del enfrentamiento político directo con Leguía,
co como instrumentos de la acción política. amenazaba con abortar un movimiento todavía
294 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

colocado en un plano primordialmente “ideoló- un partido “de clase”, como aclaraba en 1929?
gico” y por lo tanto sin capacidad de respuestas ¿Hasta qué punto este propósito era realizable
políticas a la acción represiva del Estado. en una situación de extrema debilidad numé-
Producida la ruptura con Haya, el único ca- rica, ideológica y política del naciente proleta-
mino de acción posible que quedaba libre para riado peruano, y de las difíciles condiciones de
Mariátegui era apresurar la formación de “un semi o casi ilegalidad a [las] que el Gobierno
grupo o partido socialista, de filiación y orien- de Leguía sometía al movimiento popular? Y
tación definidas, que, colaborando dentro del de ser esto posible, ¿qué tipo de partido? ¿Con
movimiento (o sea el Apra, o alianza, o frente qué fundamentos ideológicos y políticos? ¿Con
único, como ambiguamente lo califica) con ele- qué estructura organizativa? ¿Con qué fuerzas
mentos liberales o revolucionarios de la peque- sociales y de clase de sustentación? Rechazada
ña burguesía y aun de la burguesía, que acepten la propuesta de corte “nacionalista” de Haya de
nuestros puntos de vista, trabaje por dirigir a las la Torre ¿qué organización debían darse los so-
masas hacia las ideas socialistas” (Martínez de cialistas peruanos? Y aquí conviene recordar
la Torre, 1949 [1947]: 301, T. II)9. A ese objetivo que en esa primera etapa de aislamiento de
aplicará en adelante todas sus fuerzas y toda su Haya y de redefinición de posiciones socialis-
capacidad de pensamiento y de acción. tas parecieron emerger tres alternativas:

1. La del grupo comunista del Cusco, que


III mantenía estrechos contactos con el Buró
Sudamericano de la Internacional Comunista
¿Pero qué significaba en el Perú de los años y que se constituyó definidamente como tal
veinte la formación de un “grupo” o partido po- a comienzos de 1929. Influidos por sus vin-
lítico “de filiación y orientación” definidamente culaciones con la Internacional y por los re-
socialista, como decía Mariátegui en 1928, o de sultados de la conferencia de Buenos Aires
resuelven rechazar las gestiones hechas por
9 En el Tomo II del libro de Martínez de la Torre
Mariátegui para lograr su adhesión al Partido
(1949 [1947]), pueden verse el resto de las cartas antes Socialista y preparar y organizar el Partido
citadas. Comunista del Perú (Lynch, 1979: 40-41);
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú295

2. La de grupos apristas que, como el de Buenos cuya formación y orientación se esforzará te-
Aires, se oponían al proyecto del Partido nazmente por hacer prevalecer sus puntos de
Nacionalista de Haya, pero a la vez discrepa- vista revolucionarios clasistas”. Como luego
ban con la formación en el Perú de un partido veremos, el énfasis puesto en la designación
de “clase”. Proponían en cambio una organi- de “socialista” del partido a formar, con todas
zación de corte antimperialista, nacionalis- las implicancias que esto tenía, se convirtió
ta-revolucionaria y popular (Martínez de la en el punto central de discusión del grupo de
Torre, 1949 [1947]: 309-315, T. II)10; Mariátegui con la Internacional Comunista.
3. La planteada par Mariátegui y el grupo de sus
más afines, que enfatizaba la necesidad de En el interior de este campo problemático
crear un Partido Socialista, concebido como de tendencias divergentes y contradictorias,
una organización de clase, basado en las ma- constreñido por la doble presión de la re-
sas obreras y campesinas organizadas y “en composición aprista iniciada por Haya y de la
fuerte presión de la Internacional, que desde
1927 utiliza todos los medios a su alcance para
10 Existiendo disidencia sobre el nombre a dar a la comprometer a los “comunistas aislados que
organización propuesta por los apristas de Buenos Ai-
res, en el documento enviado a todas las organizacio-
están de acuerdo con el programa y la tácti-
nes apristas de América Latina y de Europa incluyeron ca de la IC” en la “iniciativa de constituir un
las siguientes propuestas: Partido Socialista Peruano, Partido Comunista Peruano”, Mariátegui in-
Partido Agrarista Peruano, Partido Popular del Perú. Es tenta desplegar el proyecto de un tipo nuevo
interesante señalar cómo al sostener la necesidad de la de organización, no populista, pero sí popular,
fisonomía nacionalista y popular de la nueva organiza-
ción, lo hacían desde una perspectiva socialista. En tal
que colocada en la perspectiva ideal y política
sentido, planteaban, por ejemplo, la “utilización simul- de la clase obrera fuera capaz de aglutinar a
tánea de los símbolos socialistas y nacionales” (Martí- su alrededor a un vasto movimiento de masas,
nez de la Torre, 1949 [1947]: 313, T. II). Es sorprendente movilizado política y nacionalmente en torno a
lo generalizada que estaba la idea de que el atraso de la un definido propósito de transformación revo-
cultura política de las masas peruanas obligaba a privi-
legiar contenidos antes que designaciones. Para todos,
lucionaria. Este proyecto nunca estuvo clara-
se trataba en cierto modo de ser socialistas en los he- mente explicitado, aunque existan una serie de
chos antes que en las declaraciones. documentos (acta de constitución del Partido
296 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Socialista, programa y estatuto, declaraciones Comité ejecutivo de la IC y hasta poco tiempo


públicas y cartas y testimonios privados) que después encargado del Secretariado latino.
parecieran demostrar lo contrario. Y que el El tema esencial del debate es el del partido;
proyecto no era claro, sino por lo contrario, la crítica que dirige la IC a la delegación perua-
profundamente ambiguo desde la perspectiva na es la de que al negarse a formar un verda-
de cómo la Internacional Comunista concebía dero Partido Comunista, intentando suplir esa
a un organismo de clase, “consecuentemente” tarea por la de una formación de corte inter-
revolucionario y socialista, lo demuestra la clasista, muestran estar todavía prisioneros del
firme oposición que sostuvo frente a él en la esquema del Apra11; sin tener una clara noción
conferencia de 1929. La discusión que la dele- de ello, los comunistas peruanos daban lugar
gación peruana debió sostener con el resto de a una experiencia destinada irremisiblemente
los delegados latinoamericanos y en particu- a fracasar al sembrar la confusión entre las
lar con los dirigentes de la IC, demuestra feha- masas e impedir la “formación de un auténtico
cientemente que la confrontación no versaba Partido Comunista”. Es por esto que la lucha
sobre aspectos formales, sino sobre una am- de la Comintern contra el Partido Socialista
plia gama de problemas referidos a problemas debe ser analizada como un aspecto más de
teóricos, ideológicos, políticos y organizati- su lucha contra el Apra y contra todo tipo de
vos esenciales como eran los del análisis del formación política que no importa cuál fuera
imperialismo y sus efectos sobre la realidad la modalidad de nacionalismo revolucionario o
peruana, la cuestión indígena y el problema popular que adoptase se colocara objetivamen-
nacional, el tipo de instituciones de masas a te en un terreno de competencia con el Partido
constituir, el carácter del partido, su composi- Comunista por la conquista de las masas. Esta
ción social, sus funciones específicas, el modo actitud de la IC se irá tornando cada vez más
de constitución de su núcleo dirigente y de
sus relaciones con las organizaciones de base
y con las masas. Es en torno a este tema del 11 “Temo que bajo una nueva forma y con una nue-
va etiqueta tendremos en Perú una nueva edición del
partido donde la discusión sube de tono, no Apra”, advertía Jules Humbert Droz (Luis) a los delega-
obstante el papel morigerador desempeñado dos peruanos (Secretariado Sud Americano de la Inter-
por Jules Humbert Droz, el representante del nacional Comunista, 1929).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú297

clara hasta alcanzar un grado inaudito de ais- una línea estratégica anterior caracterizada por
lamiento y sectarismo político en el período de una política más amplia de alianza con sectores
la Gran depresión, es decir, del llamado “tercer burgueses, pequeñoburgueses e intelectuales,
período” (1929-1934). Fue esta una etapa en la línea que, en América Latina, permitió abrirse
cual la IC establece una línea estratégica que, paso a diversas tentativas de alianzas estratégi-
entre otras cosas, define a los sectores políti- cas con los movimientos nacionales-revolucio-
cos intermedios y de la pequeña burguesía (so- narios y a formas organizativas más adecuadas
cialdemócratas y socialistas de izquierda, en para la conquista de las masas obreras y cam-
Europa; apristas, batllistas, prestistas, irigoye- pesinas. Partiendo del esquema del “bloque de
nistas, de “izquierda”, en América Latina) como las cuatro clases”, teorizado por Stalin para la
los enemigos más peligrosos del proletariado y situación china, pero generalizado luego a otros
de la revolución socialista12. países “semicoloniales” (incluida América
Es importante recordar que esta política, lla- Latina), los comunistas se esforzaron por rom-
mada de “clase contra clase”, venía a modificar per su aislamiento y por establecer alianzas
con los movimientos nacionales revoluciona-
rios. El mismo proceso de formación del Apra,
12 “Parte de los radicales en la Argentina se procla-
man a sí mismos ‘radicales-bolcheviques’, tratando de
la aproximación a la Internacional Comunista
salvar así al radicalismo, bastante comprometido ante de organizaciones tales como el Partido
las masas explotadas. Partes del batllismo, abiertamen- Socialista del Ecuador y el Partido Socialista
te fascistizado, del Uruguay, se denominan ‘avanzados’, de Colombia (organizaciones más “populares”
‘marxistas’, ‘simpatizantes del comunismo’, etc. Algu- que de “clase”), la aproximación a Prestes, etc.,
nos sectores de la Alianza Liberal de Brasil se declaran
revolucionarios y utilizan todas las formas de adap-
constituyen ejemplos de una perspectiva es-
tación a la creciente radicalización de las masas. Los tratégica que privilegiaba lo más válido de la
apristas del Perú, reaccionarios por todo su contenido, propuesta del frente único antimperialista. Es
se llaman a veces ‘comunistas tácticos nacionales’, etc., por esta época, y vinculada a la necesidad de
etc. Todas las agrupaciones feudal-burguesas oposito- buscar formas organizativas más adecuadas a
ras utilizan al trotsquismo como bandera e ideología
para combatir a la Unión Soviética, a los partidos co-
las condiciones políticas locales, cuando emer-
munistas, a la Internacional Comunista” (Bureau Suda- ge la problemática de los partidos obrero-cam-
mericano de la Internacional Comunista, 1932). pesinos sin duda estimulada por la apertura al
298 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

mundo campesino que caracteriza a la nueva el del Kuomintang y del crecimiento de las ligas
dirección bujarinista. Tratando de dar una base campesinas chinas, y en nuestro continente, de
teórica y social a sus posiciones evolucionis- las mexicanas, retomaba ciertas ideas que ha-
tas y a su concepción de la sociedad soviética, bían comenzado a germinar en el Lenin de los
Bujarin comenzó a considerar a los campesi- últimos años. La detención en Europa de la ex-
nos de manera más positiva y menos ambigua pansividad propia de la Revolución de Octubre,
que Lenin. De allí que concluyera afirmando el la perspectiva de un largo período de asedio
potencial revolucionario de los campesinos no del capitalismo y de lento avance de la revolu-
solo en Rusia, donde apoyaban a una revolu- ción en el interior de Rusia, hizo volver los ojos
ción proletaria, sino también a nivel mundial. de Lenin hacia ese mundo no suficientemente
En su opinión, era posible prever un período conocido, al Oriente campesino y colonizado
en el que la “campaña mundial”, bajo la guía de que entraba en el vórtice de los procesos socia-
los obreros, se habría de convertir en la “gran les de transformación. El carácter autónomo
potencia liberadora de nuestros tiempos”, defi- de los movimientos de liberación nacional y su
nición que, vista a la luz de los acontecimientos función antimperialista y anticapitalista fue in-
posteriores, mostró su aguda capacidad de an- tuido y claramente expuesto por Lenin en el III
ticipación (Lewin, 1977: 51)13. Ecos de esta po- Congreso de la Internacional, cuando reafirmó
sición pueden aún encontrarse en su informa el papel “activo e independiente” de tales mo-
al VI Congreso de la Internacional Comunista, vimientos. Pero esta intuición de Lenin, que lo
cuando era ya un derrotado político. La recon- indujo a admitir las posibilidades de existencia
sideración del potencial revolucionario del de movimientos auténticamente revoluciona-
mundo rural, en momentos que el campesinado rios –aun fuera del campo de la hegemonía ma-
sudeslavo mostraba su predisposición a soste- terial de la clase obrera– o a reflexionar sobre
ner formaciones políticas que lo representaban la necesidad de “adecuar el Partido Comunista
como tal, y en que aparecían fenómenos como al nivel de los países campesinos del Oriente
colonial”, fue sepultada por el peso cada vez
mayor y opresivo de una tradición “obrerista”.
13 Cf. Lewin (1977: 51) incluye la cita del artículo de La hipótesis leniniana encerraba “in nuce” el
Bujarin publicado en 1925. reconocimiento de que en las situaciones de
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú299

tipo colonial o –semicolonial– las fuerzas capa- que por esos años confrontaban propuestas de
ces de encarar transformaciones revoluciona- transformación social. En sociedades como las
rias de la sociedad constituyen siempre fuerzas nuestras, tan difícilmente parangonables a las
diversas liberadas por el proceso de disgrega- europeas, resulta comprensible que en ciertas
ción de la economía agrícola y revolucionariza- condiciones las capas intelectuales se definan
das por los extremos costos sociales de dicho más en términos de su común actitud crítica
proceso. En tales situaciones las funciones de frente al orden vigente, que por su extracción
vinculación entre el campesinado y la débil cla- de clase o por categorías puramente profesio-
se obrera, entre el estudiantado y la pequeña nales. Frente a la ausencia de formas sociales
burguesía patriótica, dicho de otro modo, la definidas, no pudiendo apoyarse en una clase
constitución de un nuevo bloque social trans- económica y social precisa, la intelectualidad
formador de la sociedad, podía encontrar un aparece como suspendida en el vacío, planean-
punto de concreción en la formación de cua- do por sobre el sentimiento de frustración que
dros revolucionarios dirigentes provenientes despiertan las autoritarias oligarquías nativas
en lo esencial de la intelectualidad urbana. Y es y la atracción ejercida por las interminables
a este fenómeno al que nos referimos cuando masas de “humillados y ofendidos”14. Es ese
hablamos de la emergencia en América Latina
de un sector social al que designamos con el
término ruso de “intelligentsia”. 14 La expresión “humillados y ofendidos” es de origen
Ya hice mención a ciertas particularidades dostoievskiana y está utilizada en el sentido en que la
latinoamericanas que explican el papel excep- recupera Gramsci: “Esta expresión –‘los humildes’– es
característica para comprender la actitud tradicional de
cional que han desempeñado históricamente los intelectuales hacia el pueblo y por tanto el significa-
los intelectuales. Pero creo que es conveniente do de la ‘literatura para los humildes’. No se trata de la
aclarar que aun dentro de esa excepcionalidad relación contenida en la expresión dostoievskiana de
reconocida, los fenómenos operados en las ca- ‘humillados y ofendidos’. En Dostoievski es potente el
pas intelectuales latinoamericanas de los años sentimiento nacional-popular, es decir la conciencia de
una misión de los intelectuales hacia el pueblo, que no
veinte adquieren un relieve especial sin cuyo obstante estar constituido ‘objetivamente’ por ‘humildes’
reconocimiento analítico resulta difícil enten- debe sin embargo ser liberado de esta ‘humildad’, trans-
der cabalmente la dinámica real de las fuerzas formado, regenerado” (Gramsci, 1975: 2.112, Vol. III).
300 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

mismo aislamiento y la sensación de un carác- sector social de tamaña importancia, fue uno
ter propio, de una “función” propia que debía de los límites más serios de la acción obrera
ser llevada a cabo aun en contra del curso natu- y socialista en América Latina. Cuando la re-
ral de los hechos, lo que tiende a constituirlos lación conflictiva entre ambas fuerzas sociales
en una “clase” distinta caracterizada por una dejó de ser una acción paralela con momentos
fuerte tensión moral, por una dedicación abso- históricos de encuentro para transformarse
luta a la puesta en práctica de todas aquellas en caminos antagónicos –tal como resultó del
ideas que pudieran encaminar a los pueblos viraje estratégico de la Comintern en 1928– la
latinoamericanos a su regeneración material y búsqueda comunista de una propuesta hege-
moral. De ahí entonces que lo que caracterice a mónica no era sino una pobre frase declamato-
la “intelligentsia” sea el sentido misional de su ria. Tal como veremos más adelante es precisa-
compromiso con el pueblo y la ruptura radical mente en torno a este tema que las diferencias
o el apartamiento de los intereses de la propia entre Mariátegui y la Comintern se muestran
clase, antes que su extracción de clase. No ha- más radicales.
ber podido comprender esto, haber empeñado Este fenómeno de intelectual alienado15,
en un reduccionismo “obrerista” frente a un que en su forma más típica y más cargada de

Antes se refirió al mismo tema en una carta a su cuñada 15 Alienado no en el sentido filosófico y complejo de
Tania del 7 de marzo de 1932: “Aquello que en las novelas la palabra, sino en aquel más pedestre y cotidiano al
de Dostoievski es indicado con el término de ‘humillados que se refiere precisamente el término ruso “otchuzh-
y ofendidos’ es la gradación más vasta, la relación propia denie” (“enajenación”) utilizado por Herzen para dar
de una sociedad en que la presión estatal y social es de cuenta de ese sentimiento que surge como resultado
las más mecánicas y exteriores, en las que el contras- de una “inquietud profunda, un malestar inexpresable”.
te entre derecho estatal y derecho ‘natural’ (para usar El elemento común a todos los miembros de esta inte-
esta expresión equívoca) es de las más profundas por lligentsia era “un sentimiento de profunda alienación
la ausencia de una mediación como la que en Occidente hacia la Rusia oficial y el ambiente que la circunda, y
ha sido ofrecida por los intelectuales dependientes del al mismo tiempo el deseo de escapar de ella y, en al-
Estado; Dostoievski, por cierto, no mediaba el derecho gunos, hasta el impulso de liberar al ambiente mismo”
estatal, puesto que él mismo era ‘humillado y ofendido’” (Herzen, 1961: 411). Según el estudioso M. Confino, las
(Gramsci, 1956: 585). actitudes que parecieran caracterizar la intelligentsia
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú301

consecuencias sociales está vinculado a la ex- nuestra realidad de la canonización estali-


periencia de las luchas sociales de la Rusia de niana del “bloque de las cuatro clases”, fun-
mediados y fines del siglo pasado, caracterizó dado en un estricto análisis de clase, debía
también ciertos períodos de las clases ilustradas dar como resultado una práctica política que
latinoamericanas. Y no solo en el pasado, porque obnubilada por la referencia obligada a la bur-
quizás comportamientos semejantes, insatisfac- guesía nacional y a sus prolongaciones en el
ciones y tormentos equivalentes, podríamos tejido social, no confiaba en alianzas amplias
encontrarlas en toda la experiencia guerrillera y positivas con vastos estratos de la pobla-
latinoamericana de los años sesenta, aunque las ción. Como advierte Tutino (1968: 81), “es la
estructuras sociales se hayan en parte modifi- siempre huidiza alternativa burguesa la que
cado y sean menos amorfas que las que dieron sustancialmente alimenta el sectarismo prole-
lugar en el pasado a fenómenos similares. tario, incapaz de hegemonizarla; a fuerza de
En mi opinión es a un proceso de este tipo impotentes y desesperados esfuerzos, la idea
al que asiste la América Latina de los años de hegemonía se convierte en una especie
veinte, y el significado último de ese gran mo- de exorcismo: la política del proletariado se
vimiento de reforma intelectual y moral que transforma en una abstracción metafísica y el
fue la Reforma universitaria. La traslación a propio partido del proletariado se encamina
hacia un inmerecido descrédito”.
Y aquí precisamente residía el límite insu-
rusa son: “1) la profunda solicitud por los problemas perable de la política de la III Internacional
de interés público: sociales, económicos, culturales y y de los comunistas en general. La inconsis-
políticos; 2) un sentido de culpa y de responsabilidad
personal por el estado y la solución de estos problemas;
tencia, o mejor dicho, la contradictoriedad
3) la propensión a considerar las cuestiones políticas y interna de esta política residía en que al tiem-
sociales a la luz de problemas morales; 4) el sentirse en po que instaba a los comunistas a apoyar los
el deber de buscar las conclusiones lógicas definitivas movimientos nacionales revolucionarios que
–en el pensamiento como en la vida– a cualquier costo; se enfrentaban con el imperialismo, pretendía
5) la convicción de que las cosas no son como deberían
ser y que es preciso hacer algo” (Confino, 1972: 118).
que se comprometiesen a crear partidos co-
Sobre este tema véase la exhaustiva reseña crítica de munistas de composición esencialmente pro-
Di Simplicio (1979). letaria, porque solo en esto residía la garantía
302 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de conquista de la dirección de las fuerzas an- imposibilidad real de establecer alianzas de


timperialistas, lo cual a su vez era condición vasto alcance, “estratégicas” por así decirlo,
ineludible de su victoria. En la medida en que con organizaciones y con movimientos polí-
el proletariado en la sociedad colonial era una ticos de la pequeña burguesía revolucionaria.
clase demasiado incipiente –como recordaron La política de formación de frentes únicos an-
con tanta justeza los delegados peruanos en timperialistas tendería por tanto a encontrar
la conferencia de 1929– la formación de par- un límite insuperable allí precisamente donde
tidos comunistas del tipo de los europeos se los comunistas creían encontrar las condi-
tornaba irrealizable y a veces –por no decir ciones imprescindibles para su realización:
la mayoría de las veces– producía directa- en el propio Partido Comunista. Cuanta más
mente resultados negativos. De hecho, los flexibilidad táctica para una política de aper-
partidos constituidos en los países coloniales tura y de alianzas hacia los movimientos na-
(o dependientes) estaban compuestos funda- cionales se reclamaba, más sectariamente se
mentalmente por estudiantes e intelectuales, insistía en la necesidad de preservar la pureza
junto a pequeños núcleos obreros. Y los cua- de la doctrina y del aparato del partido de las
dros dirigentes eran casi siempre intelectua- impurezas que esta táctica conllevaba. Esta
les. Sin embargo, la Internacional consideraba contradicción solo podía ser resuelta privile-
que este predominio intelectual constituía la giando uno u otro de los términos; se modi-
principal debilidad de los partidos comunis- ficaba en el sentido de la intuición de Lenin
tas y su mayor preocupación fue la de “pro- la concepción misma del partido, o insistien-
letarizarlos”. En las condiciones concretas do sobre su condición de partido “de clase”
de América Latina, la “proletarización” de los se invalidaba el sentido real de la política del
partidos –categoría equivalente a lo que se lla- “frente único”.
mó su “bolchevización”– solo podía conducir El fracaso de la revolución china y la con-
a una consolidación del sectarismo caracte- siguiente ruptura entre nacionalistas y comu-
rístico de su trabajo inicial cuando el sueño nistas, hecho que acompañaba una serie de
de la inmediata revolución mundial los ilumi- cambios operados en el interior de la Unión
naba. Lo cual debía concluir lógicamente en Soviética y que condujeron a la liquidación de
una exasperación de los contrastes y en una la NEP y de la corriente bujarinista, dio como
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú303

resultado el viraje estratégico signado por el VI de pruebas documentales o testimoniales que


Congreso de la Internacional (1928) y la invali- permitan sostener que siguió los entretelones
dación de hecho de la política del “frente único de este debate, excepto el hecho de que recibía
antimperialista”16. La Correspondencia Sudamericana –publica-
Sería arriesgado afirmar que Mariátegui co- ción quincenal del Buró Sudamericano de la IC–
noció a fondo todo este proceso; no disponemos y probablemente la edición francesa de una de
las publicaciones oficiales, La Correspondance
Internationale. Pero para un hombre que nun-
16 El papel decisivo que desempeñó el fracaso de ca fue ni quiso ser un “cuadro” de la Comintern,
la revolución china en la modificación de la estrate- que no se formó en la tradición histórica de
gia de la Internacional para los países dependientes dicha organización, ni de hecho compartió
y coloniales es reconocido indirectamente por Jules
Humbert Droz en el siguiente párrafo de una de sus
su patrimonio ideal y sus pautas políticas y
intervenciones en la conferencia de 1929: “Ha habido
en América Latina otras tentativas además de la del
Partido Socialista propuesto por Mariátegui para solu- el momento decisivo de la lucha revolucionaria” (Se-
cionar el problema de la ligazón con las masas. Fue el cretariado Sud Americano de la Internacional Comu-
Apra en el Perú, que tendía a convertirse en el partido nista, 1929: 102). Es claro que Humbert Droz no re-
revolucionario de tres clases: pequeña burguesía, pro- cuerda que la entrada del Partido Comunista de China
letariado y campesinado, y que quería desempeñar en al Kuomintang obedeció a una exigencia concreta de
América Latina el papel del Kuomintang en China. Y la IC, la cual solo logró imponerse merced a la modifi-
es también la idea emitida por nuestro partido brasi- cación del núcleo dirigente de los comunistas chinos.
leño, en el momento en que las tropas chinas del sur Además, no aclara cómo estas ideas que critica pudie-
marchaban sobre Shanghái, de crear en el Brasil un ron aflorar entre peruanos, brasileños y otros comu-
Kuomintang en el que entrarían el Partido Comunista nistas latinoamericanos sin que de algún modo existie-
con los liberales revolucionarios. La experiencia del ra el consenso previo de la Comintern. En el caso del
Kuomintang chino ha convencido a nuestros cama- Perú, es evidente que la dirección de la Internacional,
radas del Perú y del Brasil de la necesidad de tener o por lo menos ciertos dirigentes conspicuos de ella,
un partido del proletariado para hacer la revolución veían con profunda simpatía la actividad de Haya de la
y no un partido de tres o cuatro clases, donde en rea- Torre, al que un hombre de la importancia de Losovski
lidad dominan los pequeñoburgueses, que impiden el consideraba todavía como “compañero peruano” me-
desarrollo de la revolución agraria y el movimiento ses después del enfrentamiento producido en el Con-
revolucionario del proletariado, al que traicionaron en greso Antimperialista de Bruselas, de febrero de 1927.
304 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

organizacionales, no habría de resultarle fácil no podemos deducir de la propia historia de la


penetrar en la complejidad de una controver- Internacional y que requiere, en consecuencia,
sia que se remontaba a los inicios mismos del un análisis más detenido de su itinerario inte-
bolchevismo en cuanto que corriente interna lectual y político. La vía crucis de su posición
del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia. residió en que el punto de encuentro del nue-
Lo que me interesa señalar es que las preocu- vo proyecto a articular con ciertas tendencias
paciones de Mariátegui están instaladas en la implícitas de la estrategia y de la táctica de la
contradicción antes apuntada entre política IC se produce cuando esta ha modificado ra-
amplia de frente y concepción sectaria del par- dicalmente su política. De allí que se tornara
tido, que caracteriza una etapa determinada de inevitable un enfrentamiento cada vez más
la vida de la Internacional y a la que la estra- violento entre Mariátegui y la Internacional,
tegia de “clase contra clase” viene a resolver enfrentamiento que, en la medida que el perua-
en sentido negativo. En tal sentido, se podría no defendió su punto de vista hasta su muerte,
afirmar, con todos los riesgos que esta posición explica la virulencia con que la Internacional
conlleva, que la propuesta mariateguiana de siguió criticando su herencia teórica y política
formación del Partido Socialista del Perú está mucho tiempo después de su desaparición17.
en una línea de continuidad con ciertos aspec-
tos de esa línea anterior de la Comintern a la
que esta misma habrá de calificar luego como 17 En el sentido de nuestro planteamiento, hay que
“desviacionismo de derecha”. Lo que creo en- recordar que Mariátegui se mantuvo adherido a cier-
contrar en Mariátegui es una tentativa de re- tas categorías estratégicas o formulaciones de la Co-
mintern elaboradas en el período del V al VI Congreso
solver la contradicción manteniendo todas (1924-1928), por ejemplo, la de “estabilización relativa
las virtualidades unitarias del frente único y del capitalismo”. El hecho de que hasta sus últimos es-
modificando la concepción de la Internacional critos siguió pensando en el sistema capitalista mundial
sobre las características definitorias de la orga- en términos de su estabilidad y de que no participara de
nización política que las condiciones del Perú la creencia de una inminente y hasta inevitable guerra
de las potencias capitalistas contra la Unión Soviética
requerían para llevar a cabo la propuesta fren- hecho este último del cual la Comintern extraía impor-
tista. Existiría por tanto un cierto paralelismo tantes conclusiones políticas y estratégicas, es un cla-
de las actitudes, que en el caso de Mariátegui ro indicio del paralelismo desfasado en el tiempo que
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú305

IV de Julio Portocarrero (Zamora) que incluía


el texto mariateguiano “Punto de vista antim-
¿Cómo podríamos sintetizar las críticas he- perialista” (Mariátegui, 1971 [1928]), era la si-
chas por la Internacional Comunista al pro- guiente: una organización no bolchevique, que
yecto mariateguiano a través de voceros tan dispone de un programa máximo y mínimo y
representativos como Jules Humbert Droz, el que se concibe a sí misma como un partido
camarada Peters –seudónimo detrás del cual amplio, “justamente para impedir que los re-
se ocultaba uno de los dirigentes rusos de la formistas tomaran la iniciativa de su creación e
Internacional Juvenil Comunista– y Victorio hicieran de él un partido de oposición burgue-
Codovilla, del Secretariado Sudamericano de sa en una situación política caracterizada por
la Comintern? La discusión versó sobre un signos evidentes del derrumbe de Leguía con
conjunto tan amplio de problemas que resulta la consiguiente perspectiva de ‘grandes acon-
imposible abarcarlos en los límites naturales tecimientos revolucionarios’”. Dicho Partido
de una ponencia ya de por sí excesivamente Socialista estaría constituido por varias capas
extensa. Solo abordaré aquellos puntos re- sociales: proletariado, artesanado, campesina-
feridos más estrictamente al tema Partido do, pequeña burguesía e intelectuales, adap-
Socialista, que de todas maneras constituye el tando ciertas pautas programáticas y políticas
eje en torno al cual se desplegó la reiterada para poder actuar en un terreno de legalidad
crítica de la IC a la totalidad de las posiciones frente al Estado. A partir de esta caracterización
sustentadas por la delegación peruana18. más o menos correcta de las posiciones maria-
La caracterización que de tal Partido hacía la teguianas, la Internacional (Secretariado Sud
Internacional, basándose en las conversaciones Americano de la Internacional Comunista, 1929)
mantenidas previamente y en la intervención introducía las siguientes críticas:

creemos encontrar entre las reflexiones de Mariátegui y 1. La presencia de una total contradicción entre
las propuestas de la IC. la declaración de propósitos expuesta en una
18 En adelante, las citas de las intervenciones en la nota enviada a la internacional tiempo antes,
Conferencia de 1929 son tomadas del Tomo II de la obra en la que se afirmaba el reconocimiento de
de Martínez de la Torre (1949 [1947]), antes citada.
306 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la ideología del marxismo y del leninismo bloques de obreros y campesinos pueden


militante y revolucionario, “doctrina que constituir organismos de frente único y de
aceptamos en todos sus aspectos: filosófico, alianza de las diversas capas sociales inte-
político y económicosocial” (1929: 421), Y la resadas en la lucha contra el imperialismo,
decisión de formar un partido reformista y pero esos mismos bloques deben estar cons-
no bolchevique. tituidos por adhesiones colectivas, de mane-
2. La negativa a reconocer que la creación de un ra que sean organismos de frente único y no
verdadero partido comunista ideológicamen- se transformen en partidos de varias capas
te monolítico “es la condición previa de todo sociales. Las Ligas campesinas, las Ligas an-
trabajo revolucionario serio” (1929: 425). timperialistas, el Socorro rojo internacional,
los Amigos de Rusia, etc., deben ser las di-
3. La idea de que la presencia en el interior de
versas agrupaciones de masas, en cuyo seno
un partido socialista amplio y reformista de
podrían actuar, conjuntamente con las ma-
un núcleo comunista disciplinado ideológica
sas laboriosas, los elementos antimperialis-
y políticamente, no podía constituir garantía
tas que no pueden actuar en el partido del
alguna de acción verdaderamente revolu-
proletariado. Pero para que esas mismas or-
cionaria, como lo demostraban algunas ex-
ganizaciones de masas tengan una línea polí-
periencias latinoamericanas (vg. el Partido
tica revolucionaria, se presupone la existen-
Socialista del Ecuador) (1929: 424).
cia de un partido comunista ilegal, que dé la
4. La necesidad de establecer una profunda línea para toda su labor” (1929: 430-431; su-
vinculación con las masas, objetivo correc- brayado por mí). De este modo, y adaptando
to que motiva las formas particulares de las formas propias de institucionalidad del
acción política intentada por los peruanos, movimiento de masas a los moldes ya pre-
presupone necesariamente la formación de parados previamente por la Internacional
un partido comunista y de una “serie de or- se lograba controlar todo el movimiento sin
ganizaciones paralelas del partido en que correr “el riesgo de trabajar en provecho
se pueden reunir a las masas” (1929: 427). de nuestros enemigos”, enemigos que no
¿Cuáles eran esas organizaciones paralelas podían menos que ser todos aquellos que
del partido? Codovilla las detallaba así: “Los cuestionaran este tipo de estructuración de
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú307

la multiplicidad de requerimientos y de ten- Por una parte, la IC mantiene una caracteri-


dencias propias de las masas populares. zación profundamente negativa de la peque-
5. Que el proyecto de organizar a un partido ña burguesía, a la que se le niega cualquier
compuesto de tres clases sociales: proleta- tipo de capacidad de comprensión de la lu-
riado, campesinos, y algunas capas de la pe- cha de clases del proletariado y a la que sus
queña burguesía, al introducir en el interior intereses sociales la conducen inexorable-
del partido las contradicciones propias de mente a la traición o a la defección cuando
esa diversidad social, acabaría por aniqui- la revolución comienza a abrirse paso. Por el
lar “la voluntad de nuestros compañeros de otro lado se cuestiona la posibilidad de exis-
mantener su carácter clasista” (1929: 429). tencia de una potencialidad revolucionaria
Los elementos liberales burgueses y los in- propia de la masa campesina, excluyendo
telectuales tomarían la dirección de ese par- per se la perspectiva de un bloque social en
tido, lo transformarían en un organismo de la que el campesinado pudiera desempeñar
“oposición legal” al gobierno y utilizarían el papel de fuerza revolucionaria inmediata.
la influencia adquirida entre las masas por La idea del bloque obrero-campesino, aun-
el partido para desviarlas del camino de la que formalmente se mantiene, encubre en
revolución. El hecho de que los delegados realidad una concepción simplemente mani-
peruanos a la conferencia se mostraran puladora de la dirección de las Ligas cam-
“dispuestos a hacer algunas concesiones a pesinas por el Partido Comunista. Excluida
nuestro punto de vista”, eliminando a la pe- la pequeña burguesía y negada la autonomía
queña burguesía como sector social consti- del mundo rural, la crítica central contra el
tutivo en parte de la nueva organización, “no proyecto mariateguiano debía apuntar a su
cambia la composición social del partido y aspecto más peligroso, a su propósito de in-
el error político persiste”, afirma Codovilla corporar a los intelectuales. “El solo hecho
(1929: 428). Lo cual permite deducir que, de querer atraer a los intelectuales –dice
según el criterio de la Internacional, la in- Humbert Droz– demuestra que el Partido
correcta composición social del partido se Socialista tendría una base y una composi-
mantenía por la presencia en él del campesi- ción, social distintas a la de un verdadero
nado y de los intelectuales. partido comunista. Hay que tener en cuenta
308 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

otra posibilidad: es posible que durante al- podía dejar de implicar el mantenimiento de
gún tiempo, los pequeñoburgueses y los in- ciertas características económico corporati-
telectuales, sean disciplinados; pero en el vas de una clase tan débil y tan pobre en ele-
momento decisivo, traicionarán, como ha mentos organizativos, una clase que, como
pasado siempre, y es preciso precavernos recordaba Gramsci en un trabajo dedicado
de ese peligro” (1929: 432). La actitud de los entre otras cosas a combatir la concepción
dirigentes de la Internacional reflejaba el es- sectaria de los comunistas italianos, “no tie-
tereotipo del intelectual como “traidor”, o ne ni puede formarse un estrato propio de
por lo menos siempre proclive a la traición, intelectuales sino muy lentamente, muy fa-
característico de la visión sectaria y obreris- tigosamente, y solo después de la conquista
ta de los movimientos obreros de la época del poder estatal” (Gramsci, 1977: 326).
y en particular de los comunistas (El es- El rechazo de la predilección por la acción
quemático desprecio por los intelectuales y directa y por el gesto heroico, del romanti-
por los grupos estudiantiles más avanzados, cismo “libertario” y del individualismo que
agudizado al máximo en la etapa del llama- caracterizaban el estilo de pensamiento y
do “tercer período” (1928-1933) se manifes- de acción de los movimientos antimperia-
tó en el relegamiento cada vez mayor a que listas latinoamericanos y de sus militantes,
se sometió a los intelectuales de los puestos tratando de contraponerlos a las virtudes
dirigentes partidarios. Un prejuicio celosa- de la rígida disciplina anónima y de un cier-
mente sostenido por la Internacional exigía, to economicismo del “estilo obrero”, que
por ejemplo, que el puesto de secretario ge- solo existía en las representaciones de los
neral del Partido fuese ocupado por obreros, comunistas, concluyó en un desconocimien-
aunque ellos no estuvieran en condiciones to gravoso de su insuprimible función en la
de desempeñar efectivamente tal función). sociedad. Separados del mundo intelectual,
El rechazo de la virtualidad revolucionaria los partidos comunistas se vedaron a sí mis-
del estrato intelectual rebelde y patriota, por mos la conquista de un estrato social sin el
lo general de extracción pequeñoburguesa, cual la tarea de hacer del proletariado o de
vinculado a la tradición nacional y popu- la fuerza social que representa su perspecti-
lar, en las condiciones latinoamericanas no va la fuerza ideológica y política hegemónica
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú309

de la sociedad se convierte en un imposible. fundamental en todo el razonamiento de


Excluyéndolos, transformándolos en el típi- Mariátegui y en su manera distinta de abor-
co caso de “elementos antimperialistas que dar el problema de la historia y de la cultura
no pueden actuar en el partido del proleta- nacional, y por lo tanto de los intelectuales.
riado” –como afirmó Codovilla, quien era, 6. Finalmente, una crítica más que hacía la
en última instancia, un intelectual–, facilitó Internacional a las posiciones peruanas era
el traspaso no molecular, sino orgánico de la creencia de que un programa máximo y
las capas intelectuales a las experiencias mínimo que contuviera implícitamente una
políticas de corte nacional-antimperialista y propuesta socialista, pero implementado
populista que tiñen la vida de nuestro con- por un partido no bolchevique, y “en una
tinente desde la década del treinta en ade- palabra, con todas las características de un
lante (Secretariado Sud Americano de la partido socialdemócrata” (1929: 430), habría
Internacional Comunista, 1929). permitido que el proletariado diera un gran
“Al sobrevalorar la importancia los factores paso hacia su evolución y educación políti-
espirituales” en la caracterización del com- ca, aunque como fruto de la propia dinámica
portamiento político de las clases sociales, política dicho partido escapara al control de
según la acusación que les dirige González los comunistas. Para la Internacional esto
Alberdi (1929: 477), la perspectiva política constituía un craso error, porque al proleta-
en que intentaban colocarse los peruanos riado solo puede educárselo si se le demues-
desplazaba el reduccionismo de clase fun- tra “que toda nuestra acción, por pequeña
dante del análisis de la Internacional, para que sea, tiende siempre a un solo fin: a la
tratar de encontrar en la psicología política, revolución. Para eso no se precisan ni pro-
o más bien, en la tradición nacional, en la gramas máximos ni mínimos; basta el pro-
historia nacional, las características esencia- grama comunista que es el de la revolución
les de las fuerzas sociales del Perú. El hecho social”. “Hay que hacer comprender –dice
de que en el caso peruano la aristocracia y la Codovilla– a las masas que el único partido
burguesía criollas no se sintieran solidarias capaz de dirigirlas a la revolución y al triun-
con el pueblo por el lazo de una historia y de fo es el Partido Comunista, que debe estar
una cultura comunes desempeñaba un papel formado por una sola clase: el proletariado
310 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

rural y urbano, única fuerza social capaz de


en lo referente a las características de la organi-
realizar la revolución” (1929: 430). Aunque
zación política. Aunque esta defendió con per-
los peruanos, sin duda presionados por el
severancia sus posiciones, no siempre, o quizás
clima adverso predominante en la conferen-
muy pocas veces, lo hizo con una argumenta-
cia, cambian el programa aprobado en 1928,
ción plenamente coherente con el sentido de la
y lo sustituyen por el preparado por la cé-
hipótesis mariateguiana. El tono que adoptó fue
lula de París dirigida por Eudocio Ravines,
defensivo, tratando de encontrar argumentos en
la Internacional le critica sobre todo la pro-
su favor dentro de la propia lógica del discurso
puesta “reformista” de municipios obreros y
de la IC. Todo lo cual plantea un nudo de pro-
campesinos y la ausencia de una propuesta
blemas difícil de desentrañar porque la muerte
de gobierno obrero-campesino como exi-
de Mariátegui implicó también el fracaso de su
gencia de poder. Si recordamos que desde
propuesta, y por tanto el no desplegamiento de
varios años antes la consigna del gobierno
sus propuestas, aunque ese fracaso estuvo ins-
obrero-campesino era el principio verte-
crito en los hechos aun antes de la desaparición
brador de la estrategia y de la táctica de la
de aquél. Solo podemos aventurar algunas afir-
Comintern, su ausencia en el programa pe-
maciones a modo de pistas para indagaciones
ruano no podía deberse a ningún olvido sino
posteriores. Es posible que los peruanos hayan
al soslayamiento de hecho de la temática del
adecuado sus posiciones al clima imperante en
poder, quizás por considerarla fuera o más
la conferencia, tratando de disminuir al máxi-
allá de los objetivos posibles. En tal sentido,
mo las zonas de fricciones con la Internacional,
y coherentemente con esto, la propuesta de
sin embargo la tozudez con que se mantuvieron
las municipalidades obreras y campesinas
en sus posturas nos permite pensar más en el
estaba mostrando la presencia de un cam-
profundo respeto que tenían por Mariátegui que
po de acción conquistable en las condicio-
en un conocimiento plenamente cabal de los
nes nuevas creadas por la prevista caída de
elementos fundantes de sus elaboraciones; ela-
Leguía.
boraciones que, por otra parte, estaban en ese
período de investigación en que aun no están
Estas son las principales críticas que en la con- definidos claramente sus conceptos. La necesi-
ferencia se le hicieron a la delegación peruana dad de diferenciarse del Apra y de mantenerse
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú311

en el terreno de la Comintern, pero mantenien- significativamente proyectó abandonar el Perú


do al mismo tiempo su plena solidaridad con las para proseguir su labor intelectual en el clima
propuestas de Mariátegui, propuestas que eran cultural y político más favorable de Buenos
aceptadas antes que, probablemente, del todo Aires, en vísperas de acontecimientos que la
compartidas, son factores lo suficientemente Internacional y los propios peruanos se empe-
consistentes como para explicar el compor- ñaron en concebir como “revolucionarios” y de
tamiento “defensivo” del grupo peruano. Otro los que él, muy probablemente, descreyó19.
elemento a tener en cuenta es la aproximación
cada vez mayor a las posiciones de la IC que
se estaba operando en algunos miembros del V
grupo mariateguista, como Ravines, y el propio
Portocarrero. “Ya hemos batallado en Moscú con Hemos visto de manera sucinta las críticas
el compañero Zamora acerca del rol del Apra, que la Comintern dirigía contra el proyecto
pero una vez que se hubo convencido, defendió de Mariátegui. Pero si tales críticas abarcaban
el punto de vista de la Internacional Comunista, un campo de problemas más amplio que el
frente a los demás compañeros” (dice Humbert de las declaraciones programáticas del nuevo
Droz; citado en Secretariado Sud Americano
de la Internacional Comunista, 1929: 431). Por
último, el desaliento que lógicamente debía 19 En tal sentido me parece totalmente acertado el jui-
suscitar entre el grupo peruano el saber hasta cio de Basadre: “Ahora bien, lo que no está claro es si,
dónde el proyecto concitaba la oposición de la con su viaje proyectado a Buenos Aires, quiso acentuar
sus actividades de escritor sobre las de organizador
Internacional, hecho que sumado al jaqueo per- político y social. Al intentar pasar de aquellas a estas,
sistente del Apra, a las difíciles condiciones po- había sido rudamente golpeado por las consignas inter-
líticas imperantes en el Perú y a la debilidad del nacionales de entonces, por los intereses, los planes y
movimiento social en proceso de vertebración, los esfuerzos de otros hombres más poderosos que él”
mostraba las elevadas probabilidades de fraca- (Basadre, 1970: 354]. Las cartas a Glusberg de esa etapa
confirman que quienes preparaban en Buenos Aires su
so que él conllevaba. Y señalamos esto último instalación eran los intelectuales argentinos a los que
porque hay fuertes razones para pensar que ese desde años atrás estaba vinculado y no precisamente el
desaliento embargó también a Mariátegui, quien Partido Comunista (Martínez de la Torre, 1949 [1947]).
312 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

partido, lo cual presupone la inevitable pre- más genéricamente “cultural”, en el que sigue
sencia de zonas de sombras solo posibles de reivindicando hasta el final la excepcional im-
iluminar mediante la incorporación de una do- portancia de filones ideológicos absolutamente
cumentación considerablemente más rica de la exteriores –y antipódicos– a la tradición de la
que actualmente disponemos –vg. los archivos III Internacional? A pesar de la considerable
del Partido Comunista del Perú aún no abier- cantidad de material escrito sobre el tema de-
tos a los investigadores en el caso altamente bemos reconocer que se han dado muy pocos
improbable de que hubieran sido devueltos por pasos más allá de lo ya dicho por Martínez de
los soviéticos–, ¿cómo podemos reconstruir la Torre en sus Apuntes (1949 [1947]: T. II). Es
de una manera aproximada dicho proyecto? posible que uno de los caminos de salida del
¿Hasta qué punto las críticas que se le dirigían impasse interpretativo –hasta tanto no se pro-
eran correctas o no? ¿En qué medida los docu- duzca una ampliación considerable de la docu-
mentos elaborados por Mariátegui, en especial mentación existente, de la que no habría que
el acta de constitución del PS, la declaración excluir el hallazgo del original extraviado– re-
programática y los estatutos, etc., expresan sida en colocarse fuera del marco referencial
realmente y de manera cabal su pensamiento, de la Comintern, y por tanto del “marxismo-le-
o son solamente documentos “diplomáticos”, ninismo”, para analizar desde el itinerario ideo-
es decir mediados por la necesidad de la dife- lógico y político del propio Mariátegui, desde la
renciación con el Apra y del reconocimiento “continuidad” de su pensamiento, todo el pro-
de la Comintern? Y a su vez, ¿hasta dónde ese ceso que desemboca en la formación del par-
pensamiento era tan claro como para fundar tido socialista. De ese modo se torna explica-
teóricamente una “autonomía” que nosotros ble, en los mismos términos de “su” marxismo,
solo podemos deducir de sus resistencias? de “su” leninismo, “su” pertinaz resistencia a
¿Qué relación de retroalimentación es posible adoptar las modalidades teóricas, estratégicas,
establecer entre este costado “político” de su políticas y organizativas de la Internacional
reflexión, donde el énfasis está puesto cada Comunista; su “opacamiento” luego de la cri-
vez más, desde 1928 en adelante, en el recono- sis que indudablemente debe haber afectado
cimiento de la primordialidad leninista como a la novel organización con los resultados de
fundante de la nueva organización, y el costado la Conferencia de 1929 y su decisión final de
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú313

privilegiar su actividad de educador y de for- y revolucionarias, y en cuanto tal aproximables


mador de una nueva cultura política al resolver al marxismo. Si el problema deja de ser con-
trasladar Amauta a Buenos Aires. siderado desde el punto de vista burdamente
Cuando enfatizo la necesidad de instalar- idealista de la adecuación de la realidad a un
nos en la continuidad de su pensamiento, no esquema preestablecido de propuestas rígidas
pretendo negar la existencia en él de mutacio- –como hacían los comunistas– para conside-
nes, de “saltos” producidos a consecuencia rarlo desde el punto de vista de las condiciones
del enorme campo de intereses intelectuales en que en Perú podía formarse y desarrollar-
en que se desplegaba su actividad teórica y se una voluntad colectiva nacional y popular,
política. Simplemente me instalo en un lugar Mariátegui nunca aparecería más marxista que
desde el cual pueden evidenciarse con mayor cuando se funda en el carácter peculiar de la
claridad ciertas constantes de su pensamiento sociedad peruana para establecer una acción
y explicarse con mayor rigor las formas con- teórica y política transformadora. No podemos
cretas que adoptó en Mariátegui la recomposi- criticarle entonces que en su actitud frente al
ción teórica y política de tanta diversidad de movimiento indigenista, y más en general fren-
fuentes. Colocándonos en esta perspectiva su te al proceso de confluencia de la intelectuali-
“heterodoxia” constituye una virtud, y no una dad radicalizada y de las masas populares pe-
limitación, sus “ismos” los instrumentos con- ruanas, Mariátegui se valga de la teoría sorelia-
ceptuales de mediación para poder inteligir na del mito para tratar de encontrar en esta las
la morfología que adoptaba en Perú el proce- categorías con que pensar las condiciones de
so de organización de las masas populares. La su expansión. Lo que debemos preguntarnos,
heterodoxia de las posiciones de Mariátegui más bien, es qué ausencias había en el marxis-
con respecto al problema agrario, por ejemplo, mo de la III Internacional para que dicho pro-
aunque están pensadas por un hombre de débil blema solo pudiera ser dilucidado apelando a
formación marxista, que ignoraba elementos Sorel y no a Marx. Si en todas estas elabora-
importantes del leninismo, poderosamente in- ciones de Mariátegui podemos encontrar el eco
fluido por concepciones sorelianas, o crocia- de las mismas preocupaciones que condujeron
nas, o nietszchianas –y la lista podría ampliarse a Gramsci a formular categorías claves de su
bastante– son incuestionablemente socialistas teoría de la hegemonía como la de “bloque
314 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

histórico”, y si es fácilmente individualizable es el caso concreto del Perú. Pero para trans-
el origen soreliano de esta última, la pregunta formar esta categoría política en una realidad
de por qué Sorel y no Marx solo puede ser res- política, era necesario dilucidar las formas
pondida si eludimos el razonamiento tramposo concretas que en Perú asumía o podía asumir
de las “influencias” para dilatar hacia la propia el proceso de confluencia de un proletariado
teoría el campo de dilucidación. apenas en formación y un campesinado fun-
Es evidente que la temática de la alianza damentalmente indígena, hecho que, como
de la clase obrera con el campesinado es de es obvio, impedía cualquier tipo de traslación
estricta raigambre leninista20, y constituye el mecánica del plano categorial al plano polí-
campesinado el presupuesto de una acción tico. La Internacional Comunista instó a los
revolucionaria socialista en todos aquellos socialistas peruanos a resolver este problema
países donde la presencia del campesinado de la misma manera que intentaban resolver-
es relevante. Nadie puede dudar de que este lo los demás partidos comunistas. La consti-
tución del Partido Comunista y el encuadra-
miento de las masas campesinas en el interior
20 En el Coloquio de Culiacán (s/f), mi amigo Robert de las instituciones creadas desde fuera de
Paris objetó, con toda razón, la exactitud histórica de
esta formulación. La temática de la formación de un
esas masas. En Mariátegui, en cambio, la re-
bloque social basado en la confluencia de la clase obre- solución de ese problema exigió una recons-
ra con el campesinado estaba instalada en el movimien- trucción histórica de la sociedad peruana. El
to social ruso aun antes del propio Lenin, quien es más formalismo característico del pensamiento de
bien uno de sus propugnadores antes que su creador. la Comintern –por lo menos en el período que
Y no solo en el mundo obrero e intelectual, sino funda-
mentalmente en un partido que, como el socialista re-
estamos considerando– no necesitaba de la
volucionario, expresaba los intereses del campesinado historia para aplicar sus fórmulas universales.
radicalizado. Sm embargo, sin desconocer la importan- Y es por eso que resulta vano buscar en las
cia historiográfica y política de esta observación, que casi 400 páginas de las actas de la Conferencia
modifica profundamente una interpretación ya conso- de 1929 cualquier tipo de recurrencia a la his-
lidada, hay que reconocer también que esta temática
penetra en las luchas sociales del mundo no ruso vincu-
toria nacional de cada pueblo para fundar las
lada a la propuesta leninista, y como parte inescindible propuestas políticas. Excepto, claro está, el
y determinante de sus contenidos esenciales. esfuerzo excepcional, único, de los delegados
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú315

peruanos. Resulta también tarea vana buscar una búsqueda obsesiva en el pasado histórico
en las publicaciones oficiales u oficiosas de la del Perú de los elementos de su regeneración
Internacional algún eco de la publicación de nacional, de su peruanización. De allí que pu-
los Siete ensayos de interpretación de la rea- diera arribar a la conclusión de que la consig-
lidad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]). Para na leninista de la alianza obrero-campesina en
la Internacional Comunista, Perú, América las condiciones concretas del Perú asumía la
Latina y todo el mundo colonial o semicolonial forma históricamente particular de una alianza
eran idénticos. “Para ‘justificar’ la creación de del proletariado con las masas indígenas. Pero
ese partido [socialista] –dice Codovilla– los la confluencia de ambas fuerzas sociales solo
compañeros llaman a reflexión al Secretariado resultaba posible si el bloque agrario gamona-
sobre las condiciones ambientes y diríamos – lista era destruido a través de la creación de
para utilizar una expresión ya clásica– sobre organizaciones autónomas e independientes
la ‘realidad peruana’. Indiscutiblemente, toda de las masas indígenas idea que, por lo que
táctica debe ser adaptada a las condiciones anotamos más arriba, era radicalmente opues-
peculiares de cada país. ¿Pero es que las con- ta a la de la Internacional. La fracturación
diciones del Perú se diferencian fundamental- del bloque intelectual que excluyó al mundo
mente de las del resto de los países de América indígena del espíritu público de la sociedad
Latina? ¡Absolutamente no! Se trata de un país peruana, el surgimiento de una tendencia ob-
semicolonial como los otros” (Martínez de la jetivamente de izquierda, que colocada en la
Torre, 1949 [1947]: 428, T. II). perspectiva de las masas indígenas, mantuvo
Al desprecio por el reconocimiento del cam-
po nacional que caracterizó a la Internacional,
y que explica su negativa a reconocer como cional que sus fronteras como tales constituían algo pu-
campo político de indagación la historia na- ramente artificial, juicio que era extendido indiscrimina-
cional de cada pueblo21, Mariátegui contrapuso damente al resto de los países latinoamericanos. Sobre
este tema en particular, lamentablemente no he podido
utilizar para mi trabajo dos contribuciones de fundamen-
21 Recordemos que en la Conferencia de 1929 se cues- tal importancia presentadas en el Coloquio de Culiacán
tionó la propia existencia del Perú como nación, o como (s/f): Oscar Terán “Latinoamérica: naciones y marxis-
nación en formación al afirmar un vocero de la Interna- mos” y Carlos Franco “De la nación al partido”.
316 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

una actitud comprensiva frente a la emergen- esfuerzos encaminados a la constitución de un


cia de las luchas obreras, fueron reconocidos movimiento político de transformación que de-
por Mariátegui como hechos de fundamental bía encontrar en el Partido Socialista del Perú
importancia. Y es por eso que pudo afirmar su animador.
que la creación del grupo intelectual proindi- Vemos aquí desplegarse una tentativa inédi-
genista Resurgimiento anunciaba y preparaba ta por convertir al socialismo en la expresión
una profunda transformación nacional, lo cual, propia y originaria de las clases subalternas en
como es sabido, lo obligó a sostener una áspe- la lucha por conquistar su autonomía histórica.
ra polémica con Luis Alberto Sánchez. Frente La esperanza en una transformación revolucio-
a la descalificación que este hacía del grupo naria, que en el mundo indígena aparecía como
valcarciano, defendió violentamente a un mo- la prolongación de un pasado de grandeza, sin-
vimiento que en su opinión habría de coincidir tetizada en la idea de socialismo, podía conver-
con el de la clase obrera. La “cuestión campe- tirse en el mito sin el cual la formación de los
sina” en Perú se expresaba, según Mariátegui, grandes movimientos populares se convierte
como “cuestión indígena”, o dicho de otro en un imposible. Peruanizar el Perú significaba
modo, se encarnaba en un movimiento social por ello realizar al Perú como una nación socia-
concreto y determinado, y de su capacidad de lista. La fractura del movimiento renovador que
irrupción en la vida nacional como una fuerza tenía en Amauta su principal centro de agrega-
“autónoma” dependía la suerte del socialismo ción significó el primer golpe serio contra este
peruano22. Es en esta confluencia o recomposi- proyecto. No pudiéndolo evitar y obligado por
ción de indigenismo y socialismo donde está el las circunstancias a apresurar la formación
nudo esencial, la problemática decisiva, el eje de un organismo político, trató por todos los
teórico y político en torno al cual Mariátegui medios de que su propuesta programática, la
articuló toda su obra de crítica socialista de composición social de su militancia, la carac-
los problemas y de la historia del Perú y sus terística organizativa de sus núcleos de base,
el tipo de sus relaciones con la Internacional
22 Sobre este tema véase mi Introducción al volumen
fueran lo suficientemente amplios como para
colectivo Mariátegui y los orígenes del marxismo la- impulsar y no constreñir el movimiento social
tinoamericano (AA. VV., 1978: xliii-lvi). en maduración. Por su formación teórica y por
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú317

el exacto conocimiento que tenía del escaso obstante el movimiento crecía, las organiza-
desarrollo de la experiencia histórica de las ciones sindicales y campesinas se formaban,
masas peruanas, intuyó que el momento del la Confederación General de Trabajadores del
partido político debía ser un resultado, antes Perú se constituía, Amauta y el nuevo perió-
que un presupuesto de las luchas de masas, dico obrero Labor se difundían, ampliando
que los puntos de condensación y de organiza- sus relaciones con otros grupos intelectuales
ción de la experiencia histórica de esas masas y obreros, es decir cómo iban surgiendo en el
constituían la trama a partir de la cual, y como movimiento aún informe de las clases subalter-
un producto propio de la voluntad colectiva en nas un conjunto de instituciones en las que se
formación, emergía un nuevo organismo polí- expresaba la voluntad organizativa de esas cla-
tico, una nueva institución de clase donde se ses, aproximando el momento del surgimiento
sintetiza toda esa experiencia histórica de lu- de un verdadero partido político revoluciona-
chas y se despliega en un programa concreto rio. Es claro que toda esta voluntad de lucha
la irresistible tendencia de las masas a conver- y de organización tenía un centro decisivo de
tirse en el soporte de un nuevo proyecto de agregación, que era concebido por Mariátegui
sociedad. El partido político debía crecer, no como un grupo comunista, cuya función deci-
como un todo completo, sino en sus elementos siva debía ser la de impulsor de la maduración
constitutivos, en el interior del movimiento de de conciencia política, de ejecutante de una
masas en desarrollo, y solo en la relación con obra de preparación, de educación política,
dicho movimiento el partido encontraba su ra- ideológica y organizativa de los cuadros del
zón de ser, la garantía contra una sectarización movimiento social. Solo la maduración de este
que lo llevara a encontrar en sí mismo las razo- movimiento estaba en condiciones de dar a luz
nes de su propia existencia. Estas reflexiones el organismo político que lo expresara. Entre
que creemos encontrar en el trasfondo de las tanto la función de los comunistas debía ser la
actitudes de Mariátegui nos permite compren- de preparar las condiciones de su formación,
der el “retraso” con que el comunismo peruano acentuando su labor de educación política y de
se constituyó en partido, retraso que con justa organización del movimiento de masas. La polí-
razón la Internacional le atribuyó en forma ex- tica de la Internacional era incorrecta porque al
clusiva. Pero a su vez, nos muestra cómo no intentar apresurar artificialmente la formación
318 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de un partido comunista creaba las condicio- la maduración del movimiento. Solo a partir de
nes para una división aún mayor que la operada una situación tal un partido comunista en el Perú
por la actitud unilateral y divisionista de Haya tendría una razón de ser.
de la Torre. Es precisamente a esta concepción, factible
La formación del Partido Socialista, como or- de ser detectada en la labor política e ideoló-
ganización que reúne en su seno la dirección del gica de Mariátegui, a la que yo denomino el
movimiento social constituido por el proletaria- “antijacobinismo” de Mariátegui, aproximable
do, las masas campesinas indígenas y las capas en muchos sentidos al Gramsci del período
de intelectuales radicalizados, con un programa ordinovista. El rechazo de la caracterización
democrático radical y controlado por el grupo de la revolución como un hecho político, an-
comunista dirigente, fue la respuesta que intentó tes que social; la intuición de la autonomía de
Mariátegui para responder a esa triple exigencia los movimientos de masas frente al partido;
de la realidad peruana: 1) la necesidad de dispu- el reconocimiento de la institucionalidad pro-
tar la orientación del movimiento social a un Apra pia del proceso de organización de las clases
en proceso de reconstitución en torno a Haya de subalternas, en cuya morfología se expresa
la Torre; 2) la urgencia de encontrar una forma su condición de clases históricamente –y no
de vinculación “autónoma” con la Internacional solo estructuralmente– situadas; la idea de un
Comunista; 3) las demandas políticas y organiza- partido al que las masas, y no una voluntad ex-
tivas del movimiento de masas. En esta estructu- terna a ellas, contribuye a formar, todos estos
ra singular, que no creo pueda ser asimilada a or- son los rasgos distintivos de un pensamiento
ganizaciones “interclasistas” sino más bien a esas radicalmente opuesto al que predominaba en
formas nuevas insinuadas por los comunistas a la Internacional Comunista, pero también, y
mediados de los veinte –partidos obreros y cam- es bueno no olvidarlo, al que explícitamente
pesinos–, los comunistas habrían podido desple- aparecía en la concepción hayista del partido
gar, bajo la protección del movimiento de masas aprista en proceso de formación23.
y de la estructura legal del Partido Socialista, esa
labor de formación de la conciencia política y 23 Sobre la concepción de Haya de la Torre en torno al
de centralización de los mejores elementos del organismo político véase el análisis particularizado hecho
movimiento social imprescindible para acelerar por Carlos Franco en su trabajo ya citado (1979: 271-277).
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú319

Es paradójico señalar que si hay alguien en de México”. La formación de una organización


quien el esquema leninista de organización in- político militar revolucionaria era radicalmente
fluyó poderosamente ese alguien fue Haya de contrapuesta a su idea de un movimiento ideo-
la Torre. Su concepción de la inorganicidad del lógico, político y de masas que por la inmadurez
movimiento espontáneo de las masas en los de la situación objetiva peruana y de la consoli-
países no europeos, donde la no centralidad dación del propio movimiento estaba colocado
del conflicto burguesía/proletariado impide la fuera de un proyecto inmediato y concreto de
presencia en la propia dinámica social de los conquista del poder. Y aquí creo yo encontrar
instrumentos ordenadores de la transforma- la última –¿y por qué no?– la más decisiva de las
ción; su privilegiamiento del partido político diferencias entre la hipótesis mariateguiana y
como “organizador científico” del proceso y las de la Internacional y de Haya de la Torre. La
dirigido en forma vertical y centralizada por un ausencia en Mariátegui de la temática del poder,
jefe único; la serie de atributos de tipo mesiá- sobre la cual nunca se ha reparado suficiente-
nico con que justifica su liderazgo indiscutido; mente, quizás porque inconscientemente los
la concepción de la disciplina política como comunistas aceptaron la polaridad afirmada por
absoluta supeditación al jefe, todos estos ele- los apristas de un Mariátegui ideólogo puro co-
mentos que caracterizan la visión hayista del locado al margen de la política concreta, frente
organismo político tiene serias reminiscencias a un Haya de la Torre obsesionado por la toma
leninistas y mussolinianas. Lo cual es bastante del poder –polaridad que, vista desde esta pers-
comprensible si recordamos que tanto la expe- pectiva, nos remite a esa imagen exterior del
riencia bolchevique, como la fascista –por esos soreliano y del leninista–, solo puede ser enten-
años no todavía suficientemente identificada dida cabalmente si aceptamos la misma expli-
como de derecha– aparecían ante vastos sec- cación que da el propio Mariátegui en su carta
tores medios latinoamericanos como experien- al grupo de México cuando sostiene que de nin-
cias anticapitalistas y socializantes. guna manera podía permitir que un movimiento
La violenta reacción de Mariátegui contra el ideológico de la magnitud del que se estaba for-
proyecto hayista se explica también por su re- mando en el Perú fuera abortado por el proyec-
chazo del jacobinismo a ultranza que se oculta- to jacobino de Haya. Valdría la pena insistir so-
ba detrás de un punto como el tercero del “Plan bre esta caracterización del movimiento social
320 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

peruano como esencialmente “ideológico” (las una inteligente política de aprovechamiento


palabras son suyas) porque en mi opinión pone de las fisuras del régimen para estructurar el
claramente de relieve la aguda comprensión que movimiento. Una política “de poder” presupo-
tenía Mariátegui del movimiento histórico y so- ne necesariamente un programa de alternativa,
cial por el que atravesaba la sociedad peruana, y pero una alternativa para aparecer como tal
a la vez del grado de paciencia, tenacidad y clari- debe prever de manera concreta los procesos
dad que se requería para que la construcción del reales a través de los cuales la organización po-
movimiento político de masas no fuera triturado lítica que la propone será apta para efectuar,
(o, como él dice, “abortado”) por hechos no su- en un tiempo razonablemente previsible, un
ficientemente valorados en sus consecuencias y
que provocaran, por lo tanto, una crisis social
la ‘gran transformación’ y muchas fueron las veces que
y política incapaz de ser aprovechada por una Mariátegui coincidió con el leguiísmo atacando a la oli-
fuerza aún débil y en formación como era la que garquía tradicional. Muy común es la tendencia a mirar
él se esforzaba por crear. solo el presente, a adoptar ante el hecho histórico que
Por eso cuando afirmo que es imposible en- se tiene delante una actitud de enloquecimiento conside-
contrar en Mariátegui una temática del poder, rándolo algo así como un hecho definitivo del cual se va
a acabar el mundo, […] La acción genial puede acelerar
quiero decir simplemente que frente al Gobierno el rumbo de la historia pero solo en la medida en que
de Leguía (gobierno que, como muchas veces la época y el momento lo permiten. Algo de esto debió
se ha señalado, para aniquilar políticamente a meditar o intuir seguramente Mariátegui cuya obra por
los partidos opositores, permitió tácitamente lo mismo que no rozaba los intereses inmediatos y era de
las críticas a los regímenes pasados)24 sostuvo tipo estrictamente intelectual, carecía de fundamental
importancia ante los ojos de Leguía y de quienes como
él pensaban”. Cuando el desarrollo del movimiento so-
cial afectó al gobierno de Leguía, este hizo uso de todo el
24 Cf. Macera (1977: 79). En torno a este tema contro- poder represivo del estado. Pero el hecho es que Mariá-
vertido de la actitud de Mariátegui frente a la coyuntura tegui trató de construir una acción teórica y política que
política peruana de los años veinte, y más en particular evitara un enfrentamiento que intuía catastrófico para el
sobre el gobierno de Leguía, tiendo a pensar exacta- movimiento de masas. Sobre este tema valdría la pena
mente como Basadre (1978: 200-201) cuando afirma que de seguir reflexionando porque aquí creo que está una de
“para Mariátegui, combatir a Leguía no era lo esencial, las claves importantes para comprender su actitud fren-
sino difundir ideas, preparar el ambiente ideológico para te a Haya de la Torre y también frente a la Comintern.
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú321

desplazamiento de fuerzas suficientes como Tanto la Comintern –a través de su Buró


para imponer precisamente el relevo del poder Sudamericano– como Haya de la Torre criti-
y su gestión. ¿Es posible encontrar en los es- caron a Mariátegui esa ausencia del problema
critos mariateguianos de 1928-1930 reflexiones del poder a la que hacemos mención. Ambos
más o menos significativas sobre todos estos acabaron por definirlo como un ideólogo con
temas? ¿Podemos hablar de la presencia en el toda la carga peyorativa que en ellos tenía esta
Partido Socialista de un programa de transición designación: el utopista vano que alimenta la
donde aparecieran claramente delimitados los esterilidad en la acción. Para Mariátegui el pro-
fines de esta transición, las fuerzas que lo ali- blema del poder no podía ser tematizado por-
mentan, las proposiciones concretas sobre las que no estaba instalado en el horizonte político
cuales se articula, la relación entre el progra- de las masas trabajadoras peruanas, ni existía
ma y las posibilidades de realización? Creo por tanto un movimiento político de masas en
que nada de esto aparecía, porque Mariátegui condiciones de plantearlo como una tarea rea-
estaba instalado en otro terreno, en el terreno lizable. Para la Comintern y también para Haya,
que él definía como “ideológico” y que en otra para que el poder pudiera ser “tomado” solo
parte yo a mi vez me permitía definirlo como bastaba que existiera un organismo político lo
“fundacional” vale decir, en ese lugar donde suficientemente audaz como para coronar po-
el grito aislado no cuenta, “por muy largo que líticamente la irrupción destructiva de las ma-
sea su eco; vale la prédica constante, continua, sas en un momento concreto. Puesto el énfasis
persistente. No vale la idea perfecta, absoluta, del análisis en la propia organización política,
abstracta indiferente a los hechos, a la realidad es lógico que la concepción insurreccionista
cambiante y móvil; vale la idea germinal con- que alimenta la estrategia de la Internacional
creta, dialéctica, operante, rica en potencia y Comunista por esos años tienda poderosamen-
capaz de movimiento”25. te a coincidir con la propuesta hayista de un
organismo político y militar que a través del
pustch rompa el muro de contención con el que
25 Original Mariátegui (1928: 1). Tomado de Burga y Flo-
las oligarquías autoritarias intentan frenar el
res Galindo (1979: 193); libro al que lamentablemente tuve movimiento inorgánico de las clases subalter-
acceso solo después de concluido el presente trabajo. nas. Y porque se considera a dicho movimiento
322 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

como “inorgánico” la relación entre organismo proceso de constitución del movimiento social
político y masas es siempre vista en términos es concebido de esta manera –y existen sufi-
“iluministas”, y por tanto “jacobinos”. cientes elementos para afirmar que así ocurría
Creo encontrar en Mariátegui una visión –¡y con Mariátegui– un partido o una organización
el problema reside en saber hasta dónde ya ha- política que se considere verdaderamente re-
bía alcanzado a ser una concepción!– radical- volucionaria no puede concebirse a sí misma
mente distinta del “partido de la revolución”. como una típica organización “bolchevique”,
Una visión que lo impulsaba a considerarlo no sino como un organismo de nuevo tipo, cuyas
como un presupuesto de la acción, sino como formas organizativas precisas no pueden ser
un resultado de las luchas de las masas. Las trasladadas de procesos revolucionarios de
vanguardias políticas más o menos “externas” otros momentos o de otros países, sino creadas
a las masas que se planteaban la tarea de for- a partir de las exigencias y de las característi-
mar ese “partido de la revolución” (y pongo cas de luchas que son nacionalmente diferen-
entre comillas esta expresión porque la recu- ciadas (con todo lo que esto implica) y a partir
pero en el sentido marxiano, antes que leni- de un grado determinado de organización del
nista) solo estarán en condiciones de realizar movimiento de masas.
dicha tarea desde el interior de un movimiento Son todas estas ideas las que encontramos
de masas autónomo y organizado en una red viviendo en el horizonte ideológico y político
de estructuras organizativas reivindicativas y mariateguiano. El hecho de que no hubieran
políticas a la vez, estimulando el desarrollo de madurado plenamente no solo derivan de lo
ese movimiento, combatiendo sus momentos prematuro de su muerte, y de la gelatinosidad
corporativos, elevando los niveles de concien- del proceso social peruano, sino también de
cia de las vinculaciones entre la lucha local y que para que pudieran abrirse paso era preciso
el movimiento general, o dicho de otro modo, hacer estallar el modelo revolucionario cons-
generalizando las experiencias de lucha y tituido y difundido hegemónicamente por la
creando las condiciones para nuevos avances. III Internacional. Tuvieron que ocurrir dema-
De este modo el crecimiento del propio movi- siadas cosas en el mundo para que hoy se pue-
miento se va configurando como una alterna- da intentar un análisis crítico de todo ese mo-
tiva social, y no solo política, al sistema. Si el vimiento de tan extraordinaria significación,
Mariátegui y la formación del Partido Socialista del Perú323

no obstante sus serias limitaciones ideológi- Bibliografía


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en Apuntes para una interpretación
La hipótesis de Justo
Escritos sobre el socialismo
en América Latina*

Introducción: América Latina categoría?1 La presencia en la historia de nues-


como una unidad problemática tros pueblos de una civilización, una lengua,
una religión, un pasado comunes, ¿es suficien-
La primera dificultad con que se enfrenta una te para definir un complejo social único, con
tentativa de reconstrucción de las característi- una identidad propia, de una fuerza tal como
cas distintivas del marxismo en América Latina para que se imponga por sobre las profundas
reside en el propio campo geográfico presu- diferencias surgidas en más de siglo y medio
puesto en el análisis. de vida independiente de los Estados nacio-
¿Hasta qué punto las diversas formacio- nales que la integran? ¿Puede sostenerse con
nes sociales latinoamericanas constituyen un razones valederas la presencia continental de
conjunto único posible de identificar con tal una suerte de comunidad de destino (en el sen-
tido baueriano) que unifique en un todo abarca-
ble y definible una realidad indiscutiblemente
* De la edición: Aricó, J. M. 1999 La hipótesis de Jus- diferenciada? Una respuesta positiva a estas
to (Buenos Aires: Sudamericana).
Nota: [El ensayo] La hipótesis de Justo fue escrito en
1981 y obtuvo una Mención Especial en el Premio In- 1 Las variaciones históricas en la designación de las
ternacional de Historia “J. L. Romero”. En la ocasión, naciones surgidas de la desintegración del imperio
el jurado estuvo integrado por T. Halperin Donghi, R. español –y portugués– muestran la existencia de esa
Morse, J. A. Oddone y G. Weinberg. “Mariátegui y los dificultad en el mismo vocabulario. De modo tal que
orígenes del marxismo latinoamericano” fue publicado podríamos ensayar una reconstrucción histórica de la
como introducción al volumen del mismo título, donde constitución del objeto histórico “América Latina” estu-
Aricó (1978) recopiló trabajos de distintos autores refe- diando simplemente la variación de sus designaciones.
ridos a Mariátegui. El volumen apareció en la colección Véase en tal sentido la síntesis ofrecida por Aricó (1980:
Cuadernos de Pasado y Presente. 107-112).
328 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

preguntas, que menosprecie sus niveles de La problematicidad de la categoría “América


problematicidad, conlleva el riesgo de condu- Latina” encuentra así su fundamento y su ex-
cir el análisis hacia el peligroso terreno de una plicación en su necesidad de dar cuenta de una
tipologización de corte sociologista que destru- realidad no preconstituida sino en formación,
ya o silencie el tejido “nacional” en el que las cuya morfología concreta no puede ser conce-
historias diferenciadas de las clases obreras y bida como la “mundanización” de un a priori,
populares latinoamericanas se constituyeron sino como un producto histórico en prolonga-
como tales. Pero el camino alternativo de en- do proceso de constitución, pero que puede ser
fatizar las singularidades históricas y socioló- posible como tal por la presencia de un terreno
gicas de cada uno de los países que conforman histórico común que se remonta a una matriz
ese no siempre claramente definible mundo de contradictoria pero única. El carácter asumido
naciones que es nuestro continente, no acierta por la colonización europea y luego por la gue-
a explicar las razones de la permanencia del rra de independencia, la decisiva impronta que
problema, el porqué de la pertinaz reiteración las estructuras coloniales dejaron en herencia
de la temática de la unidad latinoamericana. De a las repúblicas latinoamericanas sin que estas
un modo u otro, la existencia de un sentimien- pudieran aún hoy superarla del todo; el fenó-
to latinoamericano en estado virtual o latente meno común de la inclusión masiva en un mer-
nos habla, sin duda, de algo más fuerte que nos cado mundial que las colocó en una situación
remite a un patrimonio de experiencias comu- de dependencia económica y financiera de las
nes instalado en el inconsciente colectivo. El economías capitalistas de los países centrales;
hecho de que este sentimiento de pertenencia el papel excepcional desempeñado en nuestros
haya reconocido históricamente momentos países por los intelectuales en cuanto susci-
de virtualidad y de latencia indica, sin embar- tadores y organizadores de una problemática
go, que ese conjunto histórico-social ambiguo ideológica y cultural común; las luchas que
y polivalente sufre procesos de constitución las clases populares, con todo lo ambiguo y
y de desconstitución, momentos de vida in- diferenciado según las épocas históricas que
tensamente colectiva y unitaria y momentos tiene la expresión, entablaron por conquistar
de desintegración y ofuscamiento del espíritu para cada uno de sus países y para todos en su
continentalista. conjunto un espacio “nacional” y “continental”
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina329

propio, una real y efectiva independencia na- modernos y aquellos otros definidos como co-
cional, son todos elementos que contribuyen a loniales y atrasados que, desde el advenimiento
mostrar la presencia de esta matriz única so- del imperialismo en las últimas décadas del si-
bre la que se funda la posibilidad del concepto. glo pasado, se abre paso con una fuerza incon-
De todas maneras, y aun reconociendo la trastable. La condición ni periférica ni central
existencia de un filón latinoamericanista que del subcontinente; la autonomía de sus formas
en determinados momentos emergió con fuer- estatales y la ausencia de dominación política
te densidad histórica y con capacidad aglutina- directa por parte de los países centrales con-
dora (la guerra de independencia, el proyecto quistada por la mayoría de las naciones latinoa-
bolivariano, el antimperialismo de fuerte tono mericanas ya desde la guerra de independen-
anticapitalista de comienzos de siglo, el redes- cia; la existencia de fuertes movimientos nacio-
cubrimiento de la unidad continental bajo la nales y populares orientados a la conquista de
envoltura de la Reforma universitaria de los un espacio “nacional” propio; el elevado grado
años veinte, el viraje latinoamericanista como de organización institucional, ideológica y po-
producto de la fulgurante experiencia de la lítica de las clases gobernantes en países que,
revolución cubana en los años sesenta), la im- como Chile, Argentina y Uruguay, por ejemplo,
posibilidad de definir con nitidez la condición reproducían con bastante fidelidad procesos,
“latinoamericana” de nuestros pueblos remite ya conocidos en Europa, de construcción de
a un problema más general cuya dilucidación ciertos Estados nacionales; el carácter neta-
tuvo profundas implicaciones sobre la “difu- mente capitalista de la evolución económico-
sión” del marxismo en un contexto histórico social, política y cultural de la mayoría de los
diferente de aquel en que se constituyó como países, indican la existencia de características
doctrina, y sobre el carácter que adoptó en al- distintivas que no permiten una identificación
gunas tentativas de recomposición teórica y simplista con ese mundo asiático o africano
política. que la Tercera Internacional clasificó genéri-
Para decirlo en pocas palabras, el proble- camente como “países coloniales y semicolo-
ma surgía por la ubicación anómala de nues- niales”. Más bien admiten una aproximación a
tra región en ese mundo dividido y cada vez Europa, a esa Europa de “capitalismo periféri-
más diferenciado entre los países capitalistas co” que Gramsci ejemplificaba con los casos de
330 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Italia, España, Polonia y Portugal, y en los que de su resolución haya permitido alcanzar en el
la articulación entre sociedad y Estado estaba presente una aguda conciencia de la imposibili-
fuertemente signada por la presencia de un va- dad de resolver el problema en los términos en
riadísimo espectro de clases intermedias “que que históricamente se planteó. El riesgo está
quieren, y en cierta medida logran, llevar una en que en la misma idea de “aproximación”
política propia, con ideologías que a menudo subyace implícita la posibilidad de desplazar la
influyen sobre vastos estratos del proletariado, comparación del terreno hasta cierto punto ex-
pero que tienen una particular sugestión sobre terior de una semejanza hacia una relación más
las masas campesinas” (Gramsci, 1971: 122)2. interna, más estructural, de identidad fundante
Una diferenciación neta respecto del mun- de una evolución capaz de suturar en un futuro
do oriental y una búsqueda de identidad en la previsible los desniveles existentes. Al aproxi-
proximidad de Europa comportan, no obstante, marnos a Europa es lógico que acabáramos por
un riesgo que el pensamiento social latinoame- pensar a nuestras sociedades como formando
ricano no ha logrado todavía hoy sortear con parte de una realidad destinada inexorable-
éxito, aunque la crisis de las formas teóricas mente a devenir Europa. En tal caso, nuestra
anomalía no requeriría de un sitio propio en
2 Sobre los recaudos a que obliga la utilización de
la clasificación, puesto que solo indicaría una
esta categoría de “capitalismo periférico” véanse las atipicidad transitoria, una desviación de un es-
utilísimas consideraciones hechas por Juan Carlos Por- quema hipostatizado de capitalismo y de rela-
tantiero (1981: 123-132). Refiriéndose a los países lati- ciones entre las clases adoptado como modelo
noamericanos arriba mencionados, Portantiero destaca “clásico”. Pero en la medida en que un razona-
que, más allá de los rasgos comunes que los aproximan
a esas naciones europeas periféricas y de tardía madu-
miento analógico es por su propia naturaleza
ración capitalista, en los primeros aparece con mayor de carácter hipotético o, para decirlo de otro
claridad que en las segundas el papel excepcional des- modo, contrafáctico, las interpretaciones basa-
empeñado por el Estado y la política en la construcción das en la identidad de América con Europa, o
de la sociedad. Aunque se trata de un Estado –aclara– más en general con Occidente, no representa-
“que si bien intenta constituir la comunidad nacional
no alcanza los grados de autonomía y soberanía de los
ban en realidad sino transfiguraciones ideoló-
modelos bismarckianos o bonapartistas” (Portantiero, gicas de propuestas políticas modernizantes.
1981: 127). La dilucidación del carácter histórico de las
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina331

sociedades latinoamericanas, como señala en buena parte y hasta avanzado el siglo XX


agudamente Chiaramonte (1975: 109), consti- por los mismos individuos– en forma negati-
tuirá “una suerte de preámbulo al análisis del va, como una herencia colonial a superar. Y
problema de su transformación”3; en el fondo, esto explica que la investigación se orientara
y no siempre claramente explicitado, era el as- fundamentalmente a explicar las razones de
pecto teórico del abordaje de un problema de las desviaciones con respecto a un patrón de
naturaleza esencialmente política. No interesa- normalidad idealizado y que encontró en la his-
ba tanto la realidad efectiva como la estrategia toria distintos sitios de representación. Aunque
a implementar para modificarla en un sentido Inglaterra y Francia fueron en las primeras
previamente establecido. épocas los ejemplos paradigmáticos, acabaron
Prácticamente desde el inicio de la vida in- siendo los Estados Unidos el espejo en el que
dependiente de sus naciones, la especificidad las jóvenes repúblicas latinoamericanas desea-
latinoamericana fue definida por los historia- ron reflejarse. Y esto por el hecho de que esa
dores y políticos de la región –funciones am- gran nación “americana” graficaba de manera
bas que no por casualidad fueron cumplidas incontrovertible cómo una diversidad de ori-
gen podía conducir a un país americano a una
3 Es ese condicionante político el que explica su
diversidad de destino. Y aunque la reacción
constante reiteración en la historia, en la medida en que modernista cuestione a comienzos de siglo el
su dilucidación era considerada como un prerrequisito materialismo utilitario y maquinizado que per-
para decidir el tipo de transformaciones a encarar en vertía la democracia tocquevilliana, no lo hacía
el presente. Sin embargo, este condicionante político para descalificar el ejemplo sino para asignar a
que en los historiadores de fines de siglo aparece clara-
mente explicitado se obnubila por completo con la in-
la herencia cultural grecolatina y cristiana de
troducción de una perspectiva marxista. La aplicación América Latina la función de completarlo en
inadecuada de los criterios metodológicos del pensa- una síntesis ideal confiada a los resultados del
miento marxista a un objeto histórico, cuya naturaleza progreso evolutivo.
intrínseca era apriorísticamente equiparada a la que La ruptura del orden colonial fragmentó
permitió su elaboración y sus aplicaciones relevantes,
conducía necesariamente a un error “que condicionó
el vasto patrimonio de la historia cultural de
toda la historia de este problema y lo convirtió en un nuestros pueblos haciendo emerger la pregunta
gran equívoco” (Chiaramonte, 1975: 111). por una identidad que no aparecía claramente
332 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

inscripta en la lógica de hechos totalmente el absolutismo y que se alimentaban de ideolo-


nuevos, contradictorios y, las más de las veces, gías fuertemente conservadoras y autoritarias
desalentadores. El debate en pro o en contra de podía constituir el único dique de contención
Europa no podía dejar de fundarse en proyec- para la marea jacobina que amenazaba destruir
tos o exigencias que encontraban su referente al mundo. La discusión, por tanto, no versaba
en la propia historia europea. Y si las corrientes sobre el apoyo o el rechazo de Europa, sino so-
liberales y democráticas propugnaban trans- bre cuál época de su historia podía servir de
formaciones que permitieran la conquista de la fuente de inspiración y de modelo a seguir.
civilización, del progreso y de la libertad que Colocados en esta perspectiva, la historia
visualizaban en las naciones capitalistas mo- del marxismo en América Latina puede ser
dernas, aquellas otras corrientes de raíz con- analizada como formando parte de la historia
servadora pugnaban por el mantenimiento o la de las diversas formulaciones teóricas y reso-
reconquista de estructuras económico-sociales luciones prácticas que sucesivamente el pensa-
y de poder alejadas del materialismo, de la au- miento latinoamericano fue dando a este pro-
sencia de solidaridad, de proletarización de las blema. Hecho que, bien mirado, constituye una
masas y de perversión de la vida humana, de demostración de cómo, aun en sus momentos
desorden social y revoluciones, de la aparición de mayor exterioridad, el marxismo fue par-
de fenómenos aterrorizadores bajo las formas te de nuestra realidad, aunque mostrara una
de socialismo, comunismo, anarquismo, ateís- evidente incapacidad para descifrarla en su
mo y nihilismo, que descubrían en aquellas conjunto y para convertirse –como postulaba
mismas naciones y que veían insinuarse en sus Engels– en una expresión “originaria” de ella.
propios países. Si para los primeros debía ser Su suerte fue en buena parte la suerte corrida
tomado como ejemplo el nuevo orden social por todo el pensamiento latinoamericano, por
iniciado en Europa con la Revolución Francesa, lo que hablar, como aún hoy se hace, de su insu-
y al que el terror provocado por la revolución perable limitación “europeísta”, pretendiendo
de 1848 frenó en sus impulsos más radicales y de tal modo contraponerlo a otras corrientes
democráticos, sin anular sus tendencias libera- de pensamiento no sabemos por qué razones
les moderadas, para los segundos, en cambio, exentas de tal estigma, no es sino una forma
la adopción de formas políticas que remedaban extravagante y caprichosa de desconocer que
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina333

el pensamiento europeo fue en América Latina ideología congénitamente inadecuada para


un presupuesto universal por todos reconocido pensar una realidad excéntrica, sino como el
para sistematizar de una manera racional cual- indicador de las limitaciones prácticas, y como
quier tipo de reflexión sobre su naturaleza y sus consecuencia también teóricas, de ese movi-
características definitorias. Y fue esta sin duda miento real representado por las clases traba-
la razón que impulsó a una de las inteligencias jadoras en proceso de constitución desde fines
más advertidas del problema a enfatizar, en la de siglo.
advertencia de un libro que signó una nueva es- La herencia histórica del movimiento obre-
tación del marxismo latinoamericano, que “no ro, no importa cuál sea la orientación ideológi-
hay salvación para Indo-América sin la cien- ca que finalmente en él predomine, es siempre
cia y el pensamiento europeos y occidentales” la expresión compleja y contradictoria de las
(Mariátegui, 1977b: 12). A partir de este reco- distintas fases de una lucha de clases que opera
nocimiento, es posible sostener que el camino en el interior del tejido histórico en el que la
recorrido por el marxismo en América Latina, clase obrera se constituye como tal, crece y se
desde el carácter preferentemente difusivo que, autoorganiza. En cuanto forma teórica de este
como es lógico, tuvo en sus inicios, hasta el in- movimiento real, las limitaciones e incapacida-
tento de adecuación a las nuevas condiciones des del marxismo para abrirse paso en el inte-
de la sociedad argentina realizado por Juan B. rior de esta nueva realidad remiten a dos cam-
Justo, y las tentativas de recomposición de sus pos de problemas que en América Latina fue-
formas teóricas y de sus propuestas prácticas ron abordados y resueltos en la teoría y en la
ensayadas a fines de los años veinte –cuando práctica de manera tal que el resultado no fue,
el debate entre José Carlos Mariátegui y Víctor en modo alguno, el previsto. La visión tan cara
Raúl Haya de la Torre hizo emerger por vez pri- a ciertas corrientes marxistas de una determi-
mera con rasgos diferenciados y logró descri- nación “socialista” de la clase obrera fue con-
bir en sus formas generales los problemas de la tradicha por una realidad que, como tal, no po-
transformación que en estado práctico la revo- día dejar de cuestionar los presupuestos sobre
lución mexicana venía planteando desde 1910– los que dicha visión se fundaba. Si socialismo
debe ser visto no tanto como un resultado ne- y movimiento obrero son aún hoy en Europa
cesario de las dificultades insuperables de una dos aspectos de una misma realidad –por más
334 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

contradictorias y nacionalmente diferenciadas la naturaleza del presente trabajo nos obliga


que se evidencien sus relaciones–, en América a analizar aquí el primero de los problemas,
Latina constituyen dos historias paralelas que referido a la forma teórica del marxismo lati-
en contadas ocasiones se identificaron y que noamericano, en la experiencia concreta del
en la mayoría de los casos se mantuvieron aje- primer intento de pensamiento y de acción por
nas y hasta opuestas entre sí. Ni la historia del establecer una relación políticamente produc-
socialismo latinoamericano resume la historia tiva entre teoría y movimiento social.
del movimiento obrero, ni la de este encuentra
plena expresión en aquélla.
Esos dos campos problemáticos a los que hi- I. Para un análisis del socialismo y
cimos mención se refieren en esencia a la for- del anarquismo latinoamericanos
ma teórica en que el marxismo se introdujo y
difundió en América Latina, y a la morfología 1. Obstáculos para la difusión del
concreta y diferenciada que tuvo en nuestra marxismo
región el proceso de constitución de un prole-
tariado “moderno”. En nuestra opinión, es el Si la doctrina marxista logró difundirse y con-
segundo campo de problemas el más impor- quistar una presencia hegemónica, o por lo me-
tante y hasta cierto punto el decisivo, puesto nos significativa, entre las clases trabajadoras
que fija las condiciones y modalidades de los europeas, venciendo la fuerte resistencia que le
niveles globales de la lucha de clases y por tan- oponían otras corrientes ideológicas anarquis-
to la forma de la teoría. Y no podemos dejar tas, nacionalistas o democráticas, en América
de recordar que es precisamente aquí donde Latina este proceso debió afrontar además
el marxismo latinoamericano mostró una no- otros obstáculos inéditos y en buena parte
table incapacidad analítica, de modo tal que, aún insuperados. En primer lugar, la ausencia
en vez de representar las formas teóricas del de un modo de producción dominante en el
proceso de construcción política de un movi- que la emergencia de una mano de obra libre
miento social transformador, fue, en realidad, o y asalariada adquiriera los rasgos de tipicidad
un mero reflejo del movimiento o una estéril fi- y el grado de generalización característicos de
losofía de un modelo alternativo. Sin embargo, las formaciones capitalistas modernas. De ahí
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina335

que, aunque el romanticismo social fuera un imposición externa de las relaciones de pro-
componente inseparable del movimiento inde- ducción capitalistas solo logró abrirse paso al
pendentista y de la formación de los Estados precio de una imbricación atípica de formas
nacionales –lo cual habla de la facilidad con productivas que mantuvieron hasta las prime-
que las ideologías de transformación social ras décadas del siglo XX la presencia, en algu-
penetraron en nuestra región–, el socialismo nos casos decisiva, del trabajo servil. Pero la
como pensamiento y como acción, y con él la coexistencia de trabajo servil y trabajo asala-
difusión de concepciones de matriz marxista, riado, si bien generalizaba formas de relacio-
solo comenzó a evidenciarse hacia fines de si- nes que permitían la reproducción del capital,
glo, una vez que se hubo completado la aboli- establecía límites insuperables para la consti-
ción de la esclavitud en algunos de los países tución de una clase obrera moderna. El resulta-
más avanzados, o que en otros las fuertes inmi- do fue la marginalización de una parte sustanti-
graciones europeas hubieron creado una masa va de la fuerza de trabajo, la limitación del peso
considerable de trabajadores libres. Sin embar- del proletariado agrícola y el aislamiento frente
go, la aparición en el escenario de las luchas al mundo rural de un proletariado de industria
sociales de las nuevas figuras del proletariado, de por sí fuertemente minoritario y desplazado
de sus instituciones de clase y de formaciones geográficamente hacia las zonas mineras y de
políticas socialistas estuvo condicionada en la costa5. Lejos de conducir a una moderniza-
buena parte por la inmadurez en el desarrollo
de un capitalismo industrial de algún modo de Bolivia, la Unión Obrera Primero de Mayo. La crea-
parangonable al de ciertos países europeos y ción formal del Partido Obrero brasileño, en 1890, siguió
también a las limitaciones que caracterizaron igualmente a la abolición de la esclavitud (1888). Y si el
el proceso de abolición del trabajo servil4. La primer periódico obrero cubano, La Aurora, circuló des-
de 1865, la iniciativa de militantes como Enrique Roig
San Martín o Fermín Valdés Domínguez fructificó, en el
4 “También la aparición del socialismo está frecuen- Congreso Obrero de 1892, solo después de la abolición
temente condicionada por la abolición de este trabajo definitiva de la esclavitud (1889)” (Paris, 1978: 166).
servil. Es en 1905, por ejemplo, o sea un año después 5 La ubicación geográfica desplazada hacia los puer-
de la abolición parcial de las corveas para los indígenas, tos y zonas costeñas del proletariado industrial y de
cuando se constituye la primera organización socialista servicios limitó fuertemente la posibilidad de expan-
336 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ción y a una uniformación material de la diver- de predominio del trabajo servil–, a una penosa
sidad de lo social existente, la introducción y explotación económica y a la negación de los
el desarrollo del capitalismo en América Latina derechos y garantías formalmente reconocidos
produjo una forma económica relativamente por las constituciones “liberales” que las clases
inédita caracterizada por la superposición del dominantes de las jóvenes repúblicas habían
modo capitalista de producción sobre todas las impuesto en sus países. A su vez, las demandas
formas anteriores y por la transformación de del mercado mundial en expansión y el déficit
estas –sin su previa destrucción– en producto- crónico de fuerza de trabajo en algunas regiones
ras de mercancías. latinoamericanas condujeron a las clases domi-
Las necesidades suscitadas por la explota- nantes locales a apresurar el proceso de forma-
ción capitalista de nuestros recursos naturales ción de una masa de trabajadores libres median-
demandaron la construcción de obras de in- te la inmigración masiva de mano de obra ex-
fraestructura como ferrocarriles y puertos, al cedente europea o asiática en una magnitud tal
mismo tiempo que la creación de una incipiente que en países como la Argentina los inmigrantes
industria de transformación en los ramos de mi- constituyeron por muchos años la gran mayoría
nería, textiles, alimentación, vehículos. Con la de los trabajadores de la ciudad y del campo. Y
relativa expansión de un industrialismo moder- este componente extranjero habría luego de gra-
no y de la incorporación de la agricultura al mer- vitar sobre las características y la ideología del
cado mundial, se fue constituyendo una masa de proletariado de las zonas de inmigración masiva
trabajadores sometidos a las más duras condi- (Argentina, Brasil, Uruguay, etc.) contribuyendo
ciones de trabajo –especialmente en los lugares a darle una impronta que solo habrá de modi-
ficarse en la década de los treinta, cuando los
nuevos procesos de industrialización absorban
sión nacional de organizaciones socialistas que, como de las migraciones internas el flujo de fuerza de
la argentina o uruguaya, habían logrado una relativa trabajo necesaria6.
implantación entre los trabajadores urbanos. Sin em-
bargo, las áreas de difusión de las corrientes políticas
socialistas o anarquistas obedecen a muchas otras ra- 6 Es un error demasiado generalizado atribuir en for-
zones que no son simplemente las de las características ma casi exclusiva el tipo de comportamiento de la clase
estructurales de la fuerza de trabajo. obrera del período al hecho de su condición extranjera.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina337

El hecho es que las características propias de fracturaban las sociedades nacionales en zonas
la expansión capitalista en América Latina y la de “modernidad” y zonas de “atraso”. Antes que
profunda transformación operada por la intro- en un continente arrastrado irremisiblemente al
ducción masiva de fuerza de trabajo extranjera torrente del progreso universal, América Latina
en un período relativamente breve provocaron se transformaba velozmente en una vasta área
una dislocación económica y social radical de de disgregación social que exacerbaba las ten-
toda la sociedad latinoamericana. Lo que ante los siones, desarticulaba las relaciones sociales tra-
ojos de las clases dominantes y de la inteligencia dicionales y postergaba sine die la constitución
americana aparecía como un gigantesco esfuer- de esas naciones burguesas que el pensamiento
zo de “europeización” de toda la región, proceso positivista europeo y su réplica americana con-
que era exaltado como una conquista irrever- cebían como un resultado ineluctable del pasaje
sible del progreso y de la civilización, ocultaba de la sociedad militar a la sociedad industrial, o,
en realidad una distorsión siempre mayor de dicho de otro modo, de una sociedad estamental
la sociedad global, una diferenciación crecien- controlada por caudillos a una sociedad de cla-
te de las estructuras económico-sociales, que ses en lucha entre sí, pero regulada por el saber
científico. Tal como ya había observado Marx
Es indiscutible que dicha condición operó como un ele-
para el caso de Rusia –esbozando una perspec-
mento retardatario de los procesos de nacionalización tiva de búsqueda que quedó lamentablemente
de los trabajadores. Pero exagerar su importancia con- inconclusa, y que sus discípulos no parecieron
duce a menospreciar la importancia decisiva que tienen tener interés alguno en desarrollar:
los análisis histórico-estructurales en el estudio de la
constitución de la clase obrera latinoamericana y de
[…] la aparición del sistema ferroviario en los prin-
sus formas de acción. Solo a partir de esos estudios –
aún tan escasos y deficientes en nuestra historiografía– cipales países capitalistas permitió –e incluso obli-
será acaso posible encontrar el fundamento real de una gó– que naciones en las que el capitalismo abarca-
similitud de comportamientos incluso en lugares donde ba solo una reducida capa superior de la sociedad
la inmigración fue notoriamente menor o casi inexis- crearan y ampliaran repentinamente su superes-
tente. No es necesario aclarar que este error de tipo re-
tructura capitalista en una medida enteramente
duccionista tiene como trasfondo político la visión del
socialismo como un fenómeno “externo” a una realidad desproporcionada al conjunto del organismo so-
supuestamente ajena a las determinaciones de clase. cial, que llevaba a cabo la mayor parte del trabajo
338 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

productivo según los métodos tradicionales. Por Una situación como la aquí esbozada no
eso no cabe la menor duda de que en esos Estados podía menos que provocar serias consecuen-
el ferrocarril ha acelerado la desintegración social cias sobre el tipo de socialismo y sobre sus
y política, de la misma manera que en los Estados áreas geográficas de difusión, en un territorio
más avanzados ha acelerado el desarrollo final y, en el que el surgimiento de un proletariado
por lo mismo, la transformación final de la produc-
ción capitalista (Marx, 1981 [1879]: 126-127).
siguiente: “[...] un país en el que la sociedad burguesa
Tanto América del Norte como América del Sur no se desenvolvió sobre la base del régimen feudal,
estaban involucradas contemporáneamente sino a partir de sí misma; donde esta sociedad no se
en un mismo proceso de incorporación al mo- presenta como el resultado supérstite de un movi-
miento secular, sino como el punto de partida de un
vimiento general de la sociedad moderna; sin nuevo movimiento; donde el Estado, a diferencia de
embargo, las vías que debieron recorrer resul- todas las formaciones nacionales precedentes, es-
taron en definitiva diferentes, porque también tuvo subordinado desde un principio a la sociedad
eran por completo diferentes sus respectivas burguesa, a su producción, y nunca pudo plantear la
estructuras económicas y sociales. Los mismos pretensión de constituir un fin en sí mismo; donde, en
conclusión, la sociedad burguesa misma, asociando
elementos técnicos y procesos económicos que las fuerzas productivas de un mundo viejo al inmen-
condujeron a una sociedad que, como la nor- so territorio natural de uno nuevo, se desarrolla en
teamericana, era capitalista desde sus inicios, a proporciones hasta ahora ignotas y con una libertad
transformarse ya a finales de siglo en una nación de movimientos desconocida, y ha sobrepasado con
moderna, hicieron aflorar en Hispanoamérica largueza todo trabajo precedente en lo que atañe al do-
minio sobre las fuerzas naturales; y donde, por último,
un mundo de problemas no resueltos que tras- las antítesis de la sociedad burguesa misma aparecen
ladaron a un futuro impredecible los sueños de solo como momentos evanescentes”. En este sentido
la conquista de una plena modernidad para las Engels (s/d) podía sostener con una expresión para-
repúblicas del subcontinente7. dójica que América era “el más joven pero también el
más viejo país del mundo”, un país burgués desde el
inicio de su historia y en el que la república burguesa
7 Marx retornó muchas veces sobre las causas de la se constituye en una suerte de modelo al que tenderán
completa modernidad de los Estados Unidos. En los a conformarse los Estados modernos arrastrados por
Grundrisse (Marx, 1976: 92), por ejemplo, afirmaba lo el mecanismo de reproducción del capital.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina339

relativamente numeroso creaba condicio- la postulación de un proyecto propio y dife-


nes en apariencia aptas para su expansión. renciado de constitución de la nación, sino
En primer lugar porque ese proletariado, en la lucha por la conquista de los presupuestos
virtud precisamente de su situación objetiva, necesarios para que la propia acción de clase
tenía fuertes limitaciones estructurales para estuviera en condiciones más favorables para
constituirse por sí mismo en una clase obrera triunfar. Democratización radical y profundi-
capaz de unificar, en torno a su propio accio- zación del desarrollo capitalista aparecían así
nar, todos los antagonismos que el desarrollo como dos elementos complementarios e insu-
capitalista hacía aflorar. En la medida en que primibles de un proceso único de superación
sus relaciones con el resto de las masas traba- del atraso y de maduración de las condiciones
jadoras estaban predeterminadas por la des- para una transformación social. De hecho, el
articulación económica, social y política de la movimiento obrero quedaba reducido a un
sociedad global, su propia identidad como cla- mero polo radical en el interior del movimien-
se obrera tendía objetivamente a constituirse to democrático burgués.
como una conciencia de tipo corporativo, con Como no podía ser de otro modo, la objetiva
el consiguiente eclipsamiento de toda la mul- inserción de la clase obrera en un proyecto de
tifacética problemática de la realización na- modernización burguesa de la sociedad daba
cional. La lucha por la legalidad de su acción como resultado no enteramente deseado, ni
de clase, por el reconocimiento de sus propias previsto, una peligrosa fragmentación del mo-
instituciones, por la conquista de sus reivindi- vimiento social; la clase obrera se excluía a sí
caciones como productor y como ciudadano, misma de su potencial capacidad de centro de
tendía paradójicamente a acentuar las inevi- agregación social y política de las demandas
tables características “cosmopolitas” de toda de todas las clases explotadas, para convertir-
clase obrera naciente. Y cuando en una eta- se finalmente en parte de un bloque de fuerzas
pa posterior de su evolución superó en parte que por su situación objetiva, y por sus pro-
su “antiestatalismo” inicial, para incorporar a puestas ideológicas, tendía a excluir el mundo
sus exigencias la necesidad de una democra- de las clases subalternas erosionadas por el
tización radical de la sociedad, esta dilatación crecimiento capitalista. Entre masas popula-
de sus perspectivas no significó en realidad res, fundamentalmente rurales, y proletariado
340 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

urbano8, la fractura inicial derivada de las ca- preexistente y abriendo una nueva etapa en las
racterísticas intrínsecas del tipo de desarrollo luchas sociales que aún está lejos de concluir.
capitalista se profundizará hasta alcanzar los La segunda consecuencia se refiere a las
grados extremos de dualización que la socio- expresiones ideológicas de todo este proceso.
logía latinoamericana ha calificado de manera Porque es evidente que las dificultades objetivas
aproximativa como de “colonialismo interno”. con que se enfrentaba la clase obrera para cons-
Cuando la crisis de los años treinta provoque tituirse como tal se daban en el interior de un
un sacudimiento radical de todo este sistema, tejido nacional y continental en el que predomi-
ambas vertientes del movimiento social irrum- naban una multiplicidad de corrientes democrá-
pirán en la vida política e intelectual de las ticas revestidas de un fuerte carácter social, de
naciones latinoamericanas como dos corrien- sostenidas esperanzas mesiánicas en una rege-
tes netamente diferenciadas y hasta antagóni- neración universal, sin que existieran entre ellas
cas, profundizando gravemente una diferencia las fronteras más o menos precisas que luego de
la revolución de 1848 se fueron estableciendo en
Europa. La superposición estructural de formas
productivas que reconocían tiempos y modali-
8 Estamos simplificando. La relación ciudad-campo
es extremadamente más compleja que el simplista es-
dades distintas parecía corresponderse con un
quema de la progresividad per se del modelo urbano extremo sincretismo ideológico que borraba los
sobre el rural, que, como es comprensible, era un su- contornos de las ideologías y de sus propues-
puesto incuestionado del “marxismo” de la Segunda tas de transformación social. Hasta avanzado
Internacional, pero también de la Tercera en la medi- el nuevo siglo, América Latina parecía detenida
da en que la recuperación leninista de la potencialidad
política del campesinado no significaba la liquidación
en un mundo de esperanzas de regeneración
del paradigma urbano-obrerista sobre el que se funda- universal semejante al de los años que precedie-
ba. Para nuestro caso, y como veremos más adelante, ron en Francia a la revolución de 1848. Como
resulta de interés recordar la posición de Juan B. Jus- anota con acierto Robert Paris (1978: 167), “la
to al respecto por cuanto su proyecto de un desarrollo ausencia de un modo de producción dominante
argentino basado en una democracia rural avanzada
tendía a distinguirlo netamente de ese marxismo “ale-
hace que el espacio americano aparezca abier-
mán” –y por tanto también bernsteiniano– al que con to a todas las experiencias y que, a veces, hasta
demasiada ligereza se lo ha querido siempre adscribir. parezca suscitarlas”; la persistencia de la utopía,
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina341

además de atestiguar la gelatinosidad y disponi- y de acción política de matriz anarquista obe-


bilidad del tejido social, es a su vez “productora dece a una diversidad de razones aún no sufi-
de un equivalente de durée, creadora de esta cientemente indagadas; es una historia que aún
temporalidad inmóvil, sub specie aeternitatis, debe ser hecha y para la cual siguen faltando
donde se enraízan mitos y milenarismos”. En todavía las fuentes primarias más elementa-
este mundo de violencia y mesianismo, de mi- les. Y esta circunstancia es en cierta medida
tos y milenarismos que signaron la lucha de las comprensible si admitimos que entre nosotros
clases subalternas contra la disgregación social el anarquismo fue más la expresión de un sub-
y la opresión capitalista, el socialismo moderno versivismo espontáneo de las masas populares,
propugnado por la doctrina de Marx encontra- que la búsqueda de una resolución positiva de
ba obstáculos muy difíciles de sortear para su la “cuestión social”. Su historia no es por tan-
difusión. to sino un mero capítulo de esa otra historia
más vasta y complicada de las “clases subalter-
nas” que, al decir de Gramsci, es por naturale-
2. Causas de la capacidad expansiva za disgregada y episódica, y que, aun para ser
del anarquismo estudiada como tal, requiere de una inmensa
cantidad de fuentes con frecuencia difíciles o
Fueron las corrientes anarquistas las que, por imposibles de recoger9.
lo menos hasta los años veinte del presente
siglo, mostraron su extrema ductilidad para
representar buena parte de todo este híbrido 9 Para el concepto de “clase subalterna”, véanse las
observaciones hechas por Antonio Gramsci (1980a)
mundo de pensamientos inspirados en proyec- en sus Cuadernos de la cárcel. La mayor parte de ellas
tos de reformas sociales y de justicia económi- están agrupadas bajo el título de “Appunti sulla storia
ca, manteniendo no obstante una estrecha vin- delle classe subalterne” e incluidas en el volumen sobre
culación con las clases proletarias urbanas. La Il Risorgimento (Gramsci, 1953: 189-225), en español
“receptividad” –para utilizar una palabra ambi- El Risorgimento (Gramsci, 1980b: 249-285). Gramsci
anota que “la unidad histórica de las clases dirigentes
gua y neutra, y por tanto más evocadora que ocurre en el Estado, y la historia de estas es la historia
conceptual– del movimiento social latinoame- de los Estados y de los grupos de Estados”. La unidad
ricano a las pautas ideológicas, organizativas histórica fundamental no es una mera expresión jurí-
342 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En la medida en que la vida social del conti- nacionales, y de una vasta masa de proletaria-
nente estaba fuertemente teñida de la presen- do urbano y rural, en su gran mayoría de origen
cia de un subproletariado generalizado, para el inmigrante, colocada en la situación objetiva
que carecían de sentido las luchas de las clases de fuerza de trabajo segregada y explotada,
propietarias por la constitución de los Estados era natural la existencia de un larvado senti-
miento de rebeldía contra una recomposición

dica y política, sino que resulta de las relaciones orgá-


nicas que se establecen entre el Estado y la sociedad materiales con frecuencia difíciles de recoger” (Gram-
civil. Las clases subalternas, en cambio, están por defi- sci, 1953: 191-193). Antropólogos, sociólogos preocu-
nición no unificadas ni pueden tampoco lograrlo a me- pados por la indagación de aquellos mecanismos que
nos que se conviertan ellas mismas en “Estado”, o sea, fundan y preservan el mantenimiento de las estructuras
a menos que dejen de ser subalternas para convertirse económicas y sociales, han confluido en la necesidad
en dirigentes y dominados. Su historia está entrelaza- de sustituir una visión de las clases populares desde
da con la de la sociedad civil, es una función disgre- la esfera del Estado por una nueva perspectiva “desde
gada y discontinua de la historia de la sociedad civil, abajo”, es decir, “desde su formación objetiva en cuanto
es necesariamente episódica. “Es indudable que en la grupos subalternos, por el desarrollo y trastornos que
actividad histórica de estos grupos existe una tenden- se verifican en el mundo de la producción económica”.
cia a la unificación aunque sea con planes provisorios, Respecto de esta nueva problemática, a la que Hobs-
pero esta tendencia es continuamente destruida por bawm (1968) contribuyó a suscitarla con su libro Re-
la iniciativa de los grupos dominantes [...] Los grupos beldes primitivos, véase la síntesis hecha en “Para el
subalternos sufren siempre la iniciativa de los grupos estudio de las clases subalternas” (Hobsbawm, 1963:
dominantes, hasta cuando se rebelan y emergen: solo 158-167). Del mismo autor véase Revolución industrial
la victoria ‘permanente’ destruye, y no inmediatamente, y revuelta agraria (Hobsbawm y Rudé, 1977) obra es-
la subordinación”. Es por esto que cada expresión de crita en colaboración con George Rudé, al que debe-
iniciativa autónoma de parte de los grupos subalternos mos uno de los mejores trabajos sobre los disturbios
tiene un valor inestimable para la reconstrucción histó- populares en Francia e Inglaterra entre 1730 y 1848,
rica del proceso de autonomía de las clases populares. La multitud en la historia (Rudé, 1971). Es también
Sin embargo, en la medida en que el desarrollo hacia a este tema de la historia de las clases subalternas que
la conquista de una autonomía integral es para las cla- se orienta una de las más importantes iniciativas edito-
ses populares un proceso “disgregado” y “episódico”, riales de habla española. Nos referimos a la “Historia
su historia “solo puede ser tratada en forma monográ- de los movimientos sociales”, colección publicada por
fica y cada monografía es un cúmulo muy grande de Siglo XXI de España desde 1975.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina343

del tejido social que se realizaba a expensas y artesanos de la ciudad y del campo, en gran
de las clases subalternas. Las masas populares medida inmigrantes, los campesinos pobres,
mantuvieron y profundizaron una actitud de los peones y desocupados, la juventud intelec-
protesta que tendía a estallar bajo las formas tual pequeñoburguesa de la que podría decirse
de una violencia destructiva, las más de las ve- lo mismo que el propio Bakunin decía del am-
ces espontáneas, viciadas de odio y desespera- biente anarquista italiano de los años setenta:
ción. La reacción inmediata contra el “desor-
den social” impuesto por las clases dominan- La Italia posee lo que falta en los demás países;
tes encontraba en las doctrinas libertarias una una juventud ardiente y enérgica, con frecuencia
ideología acorde con una visión que fundaba desposeída, sin carrera y sin salidas, la cual, no
en la eliminación física de toda la estructura obstante el origen burgués, no está moral e inte-
autoritaria y represiva la posibilidad de la libe- lectualmente exhausta, como la juventud burgue-
ración de los hombres. Las esperanzas puestas sa de los demás países. Esta juventud se precipita
en una resolución catastrófica e inmediata del hoy de cabeza en el socialismo revolucionario, en
presente, que es típica del mundo de nuestro si- el socialismo que acepta por entero nuestro pro-
glo y particularmente de sus zonas periféricas, grama (Bakunin, 1971: 85).
tornaba en definitiva prescindible toda estrate-
gia que se planteara objetivos futuros a largo La crítica, entre romántica y violenta, de las
plazo. La redención humana solo era posible instituciones “sagradas” de la sociedad bur-
si los hombres estaban dispuestos a rebelarse guesa, de la propiedad privada, el Estado, el
ya contra la nueva sociedad nacional, que era parlamento, el Ejército, la Iglesia, la familia,
la que aparecía ante ellos como la causante de la educación, encontraba terreno fértil en una
sus males presentes. masa de trabajadores que eran verdaderos pa-
En este ambiente objetivamente apto para rias expulsados de sus aldeas de Italia o de
la penetración de concepciones como las de España por la miseria endémica, la opresión te-
Bakunin, las doctrinas libertarias ejercieron rrateniente y la violencia del Estado. Rotos los
una profunda fascinación sobre ese vasto mun- vínculos con su comunidad y su familia, desa-
do de los “humillados y ofendidos” que eran rraigados en una tierra extraña, ¿cómo podían
los destinatarios de sus ideas: los proletarios esos hombres no sentirse atraídos por esta
344 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nueva comunidad basada en el respeto mutuo, de la utilidad que podían obtener los trabaja-
en la fraternidad y en la igualdad ofrecida por dores de su participación en luchas políticas
los ideales libertarios y colectivistas? Las aso- y electorales a las que, en definitiva, conside-
ciaciones en las que los anarquistas trataban de raban extrañas a sus intereses y sentimientos.
incorporar a los trabajadores, esas verdaderas Las corrientes libertarias y sindicalistas podían
comunas basadas en el apoyo mutuo, tenían lograr una receptividad mayor que las socia-
por función no solo la defensa de sus intere- listas porque se basaban precisamente en este
ses profesionales y la difusión doctrinaria, sino apoliticismo natural de las clases subalternas,
también la de integrarlos cultural y societaria- al que contribuían a su vez a consolidar. El
mente en su condición de “pueblo trabajador”, predominio que de tal modo fueron conquis-
es decir, de seres humanos desposeídos y por tando en el interior del movimiento obrero en
lo tanto excluidos de la civilidad burguesa. Era formación frenó la posterior expansión del so-
una forma de estructurar una verdadera cultu- cialismo de filiación marxista, contribuyendo a
ra de oposición, capaz de mantener vivo el re- fortalecer entre estos aquellas tendencias más
chazo violento del capitalismo e incólume la fe moderadas y reformistas.
apasionada en la siempre próxima e inmediata Un hecho al que se debió en buena parte la
revolución social. gran difusividad del anarquismo, tanto en su
El aislamiento en que estaban los trabajado- variante individualista, primero, y en la sindi-
res respecto de la sociedad global, la ausencia calista, después, fue la capacidad de atracción
o debilidad de las instituciones de la democra- que mostró tener frente a la intelectualidad de
cia burguesa que operaban en Europa como origen pequeñoburgués. En América Latina el
mecanismos de incorporación de las masas al anarquismo reclutó a los intelectuales avanza-
sistema político (el sufragio universal, la plena dos de las primeras décadas del siglo, particu-
libertad de expresión sindical y política, etc.), larmente aquellos formados al margen de las
los obstáculos creados para el libre acceso de instituciones universitarias y de los ambientes
los inmigrantes a la tierra y a la conquista de académicos, cada vez más sensibilizados fren-
sus derechos ciudadanos, crearon en América te a la violenta irrupción de la “cuestión social”
condiciones aun más favorables para la difu- en la realidad del subcontinente –y no solo de
sión de aquellas corrientes que desconfiaban este. La relativa libertad de prensa existente por
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina345

esos años permitió a los anarquistas desplegar Río de la Plata de las dos figuras internacional-
una formidable publicística que convirtió a la mente más destacadas del anarquismo, como
Argentina en uno de los lugares más importan- fueron Enrico Malatesta y Pietro Gori, contri-
tes de difusión de la literatura de corte social, buyó tan decisivamente a crear una atmósfera
lo cual era también una demostración de una cultural favorable en los medios intelectuales
relevante capacidad de organización cultural de Buenos Aires, que durante años la bohemia
e intelectual. Según afirma Nettlau (1927: 17), porteña se sintió totalmente identificada con
Buenos Aires era por esa época uno de los dos el mundo moral e intelectual del anarquismo.
centros americanos para la difusión de publi- Figuras como Alberto Ghiraldo, Florencio
caciones anarquistas; un centro tan importante Sánchez, José de Maturana, Rodolfo González
que en 1900, por ejemplo, se llegaron a editar Pacheco, Julio R. Barcos, Elías Castelnuovo,
en esta ciudad tantos folletos y libros de pro- o españoles casi nacionalizados como Rafael
paganda como en Barcelona, máximo centro Barrett, le dieron al anarquismo un irresistible
mundial10. Por otra parte, la presencia en el poder de expansión entre la juventud intelec-
tual iconoclasta. De ahí que haya podido afir-
marse con toda razón que en la Argentina de
10 Oved (1975, T. II: 368) recuerda que “en la actividad
de los grupos anarquistas de la Argentina resaltaba una
la primera década del siglo nacer a las letras
tendencia notable a difundir publicaciones ideológicas “casi era como iniciarse en la anarquía” (Abad
[...]. Entre 1890 y 1905 se editaron en Buenos Aires y de Santillán, 1930: 121)11.
se difundieron en la república (así como en países ve-
cinos) 90 libros y folletos de autores anarquistas, prin-
cipalmente europeos, y de algunos activistas locales.
De este modo Buenos Aires, a fines del siglo XIX y co- liana, y sobre todo española. Los libros, periódicos y
mienzos del siglo XX, se convirtió en uno de los dos folletos de las editoriales anarquistas de Barcelona y
centros principales en el continente americano para la Madrid llegaban pronto a Argentina y eran absorbidos
difusión de publicaciones anarquistas (el otro era Pa- por un público lector numeroso”. La edición del libro de
terson, en los Estados Unidos). La propaganda escrita Oved (1978) El anarquismo y el movimiento obrero en
en ese entonces, por intermedio de las publicaciones, Argentina, publicada por Siglo XXI, no incluye la parte
tuvo amplia difusión; además de la literatura impresa citada de la tesis.
en Buenos Aires, Argentina era un mercado vasto para 11 El mismo autor afirma, quizá con demasiado énfa-
absorber literatura anarquista europea: francesa, ita- sis, que no hubo país donde el anarquismo tuviera tan-
346 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Sin embargo, toda esta inmensa actividad argentino fue un vehículo excelente, pero no
publicística y de propaganda doctrinaria, al ha ofrecido al mundo mucho de original” (Abad
margen en muchos casos de su valor litera- de Santillán, 1938: 182). Pero la falta de “ori-
rio, tuvo un muy bajo nivel teórico y político. ginalidad” teórica del movimiento anarquista
Como destaca Abad de Santillán, que para el argentino no puede ser imputable exclusiva-
caso es una fuente insospechable por la adhe- mente, como hace Santillán, al bajo nivel in-
sión moral e intelectual que mantuvo frente a telectual de sus propagandistas. Vale la pena
un movimiento del cual fue, además, uno de recordar que el movimiento se expande en el
sus máximos exponentes, “se han divulgado Río de la Plata cuando comienza a sufrir de
ideas, pero no se ha pensado; el movimiento una parálisis intelectual en el mundo, de la
que no saldrá ni siquiera en la deslumbrante
ta influencia en la literatura como en Argentina, salvo
aunque lamentablemente breve estación de la
un corto período en Francia: “Se puede decir que la República española12. Al margen, empero, de
gran mayoría de los jóvenes escritores en la Argenti-
na se han ensayado desde 1900 [...] como simpatizan-
tes del anarquismo, como colaboradores de la prensa 12 En una entrevista concedida al periódico La Stam-
anarquista y algunos como militantes [...]” (op. cit., p. pa, Francesco Saverio Merlino, ese socialista anárquico
121). Aunque considerando exagerada esta afirmación al que Robert Michels definió como “el primer revisio-
de Santillán, Oved reconoce que “el anarquismo ejerció nista de Marx en el campo de los socialistas italianos”,
influencia sobre un número de autores jóvenes desta- extendía un certificado de defunción del anarquismo
cados en la primera década del siglo XX. En esos años espontaneísta y romántico de fin del siglo: “Creo que el
estaban muy cerca la bohemia porteña y los círculos partido anárquico está destinado a desaparecer. Es mi
anarquistas; varios de los cafés más famosos de Buenos impresión particular que el partido anárquico no posee
Aires, por ser lugar de cita de los bohemios [...] eran más ningún hombre de primera línea [...] Por lo demás,
conocidos también como lugares de reunión de anar- el partido anárquico ya no produce más intelectualmen-
quistas activos” (Oved, 1975, T. II: 369-370). En estos te; ninguna obra científica o política de valor ha surgido
círculos brillaba con luz propia la figura intelectual más de alguna mente del partido anárquico, que tampoco ha
relevante con que contó el anarquismo en la Argentina, logrado procrear nada nuevo. Cuando el pensamiento
Alberto Ghiraldo. Sobre la relación entre el anarquismo anarquista generaba vigorosas manifestaciones en los
y la intelectualidad argentina, tema aún no suficiente- Estados Unidos, en Alemania, en la propia Inglaterra,
mente abordado, véanse entre otras obras: Cordero el movimiento anárquico lograba expandirse. No solo
(1962); Bagú (1963); Giusti (1965). se ha detenido; está concluido” (Bakunin, 1971: 698). El
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina347

esta crisis teórica del movimiento anarquista importante en las primeras décadas del siglo,
mundial, que no impidió que en América Latina la heterogeneidad de su composición desde el
se destacaran figuras de la magnitud de Manuel punto de vista de las corrientes migratorias que
González Prada o de Ricardo Flores Magón, es las constituyeron era de tal magnitud que solo
acaso en las características propias del movi- podían recomponerse como “clase” autónoma
miento obrero en germen y de su organización en la medida en que ponían entre paréntesis
más representativa donde deba rastrearse la el propio espacio nacional en el que operaba
ausencia o no de “originalidad” del anarquismo tal recomposición. En el acto mismo de reafir-
argentino. Aun cuando las clases trabajadoras marse como clase obrera, paradójicamente se
tenían en Argentina un peso numéricamente vedaban a sí mismas la comprensión teórica de
la posibilidad de su conversión en “clase nacio-
agotamiento teórico del pensamiento anarquista no lo-
nal”. Excluidas objetivamente del sistema polí-
grará ser superado ni por figuras de la importancia polí- tico, su propia fuerza numérica las arrastraba a
tica de un Enrico Malatesta, o de un Camillo Berneri, en un quid pro quo de pensamiento y de acción,
España. Solo en los años sesenta, y como resultado del del que por largos años no pudieron escapar
cuestionamiento anticapitalista del movimiento estu- y por el cual la conquista de una conciencia
diantil y de luchas obreras de nuevo signo, emerge una
izquierda extraparlamentaria y radicalizada que ade-
“obrera” solo podía ser hecha a expensas de la
más del marxismo recupera la temática antiautoritaria posibilidad de pensar en la teoría y en la prác-
y no institucional del anarquismo y del comunismo de tica los caminos que pudieran conducirlas a la
izquierda europeo de la década del veinte. Lo cual, aun- conquista de una transformación revoluciona-
que no siempre se esté dispuesto a reconocerlo, contri- ria de la sociedad en su conjunto que inspiraba
buyó decisivamente a incorporar a la discusión sobre
el socialismo un conjunto de problemas soslayados
muchas de sus acciones. Una doctrina como la
durante muchos años por el movimiento obrero inter- anarquista, que fundamenta en abstractos prin-
nacional. Antes que una resurrección del anarquismo cipios de justicia la denuncia de la explotación
es posible afirmar que estamos presenciando una re- y la explicación de la lucha de clases, no resul-
cuperación por parte del movimiento socialista –en el taba en definitiva apta para contribuir a superar
más amplio sentido de esta palabra de una constante
libertaria a la que las experiencias socialdemócratas
esta limitación por así decirlo “estructural” del
y comunistas ahogaron en la teoría y en la práctica del proletariado argentino y para elaborar una pro-
movimiento social. puesta de transformación basada en un análisis
348 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

concreto de la sociedad argentina, del carácter obrera, en su práctica cotidiana por la defensa
nacionalmente situado de la lucha de clases de los explotados, donde podremos encontrar
y de la naturaleza del Estado. En la teoría, el un filón de búsqueda que nos permita colocar
movimiento anarquista apuntaba solo retóri- en su correcta dimensión la pregunta acerca
camente a la destrucción del poder capitalista; de la verdadera originalidad de un movimiento
en los hechos, su esfuerzo estaba puesto casi que, al igual que su congénere norteamericana
exclusivamente en la defensa de los intereses la Industrial Workers of the World (IWW), más
corporativos de los trabajadores, en tareas de que en la potencialidad de su teoría residía pre-
solidaridad y en la lucha por la conquista de cisamente en una aguda percepción de la con-
una plena libertad de funcionamiento de las dición obrera y de las formas prácticas a través
organizaciones profesionales y culturales del de las cuales podía organizarse para luchar por
proletariado13. Y es aquí, en su estilo de acción sus reivindicaciones.

13 Son bastante ilustrativas al respecto las “Conside- dictaduras [...]. En una palabra, el centro de la FORA
raciones finales” con las que Abad de Santillán (1971: hasta aquí, la resistencia al capitalismo, hay que des-
285-293) termina su libro sobre la Federación Obrera plazarlo por este otro: la preparación revolucionaria.
Regional Argentina (FORA), fechadas el 31 de diciem- La preparación revolucionaria tiene dos aspectos, uno
bre de 1932, o sea, en momentos en los que la sociedad económico y otro insurreccional [...]. La FORA recono-
capitalista en su conjunto, y en particular la argentina, ce como medios de lucha para la conquista de mejoras
atravesaban una profunda crisis económica, social económicas y morales solo la acción directa, es decir, la
y política: “[La FORA] ha cumplido hasta aquí, como acción en la que no intervienen terceros y que se desa-
ninguna otra organización en América, con su misión rrolla por los trabajadores mismos frente al capital ex-
de defensa de los trabajadores, en resistencia tenaz y plotador y al Estado tiránico”. El arma específica de que
abnegada contra el capitalismo. Pero no basta ya la re- dispone, la huelga general, responde perfectamente,
sistencia; es preciso encarar más y más la superación según Santillán, a la lucha contra el capitalismo y el Es-
del actual sistema económico [...]. No es ya la defensa tado en el régimen capitalista; sin embargo, no permite
la que ha de primar, sino el ataque, y ese ataque implica al movimiento salir de él y destruir el monopolio de la
una mejor disposición de nuestras fuerzas, pues en el riqueza y del poder capitalista: “La huelga, el boicot y
terreno económico la producción y el consumo no pue- el sabotaje valen para arrancar esas conquistas y para
den ser interrumpidos, so pena de hacer odiosa la revo- defenderlas; para destruir los pilares del capitalismo no
lución y de tener que sostenerla solo a base de nuevas basta. Y la FORA quiere destruir esos pilares, para eso
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina349

El mérito del movimiento anarquista favora- bajo la inspiración del anarquista italiano Pietro
ble a la organización sindical, es decir, anarco- Gori, fue un verdadero crisol donde se fundie-
sindicalista, residió en haber intentado con éxi- ron una diversidad de nacionalidades, funda-
to organizar a los trabajadores a partir de sus mentalmente latinas y eslavas, que constituían
características intrínsecas, derivadas en buena una masa trabajadora extremadamente móvil y
parte del tipo de desarrollo capitalista que se im- desprovista de cualquier tipo de calificación téc-
puso en el país y de su condición prioritaria de nica. Unificándolos en organizaciones gremiales
proletariado inmigrante. La Federación Obrera por principio “absolutamente autónomas en su
Regional Argentina (FORA), constituida en 1901 vida interior y de relación”14, la FORA contribuyó

ha sido creada, para eso ha sido sostenida”. Para supe- 14 Bayer enfatiza el papel desempeñado por la FORA
rar esta “falla en su táctica”, la FORA debe “afilar las del V Congreso, es decir, por la organización que se
armas de la revolución y declarar que lo mismo que las mantuvo fiel a los principios del “comunismo anárqui-
conquistas parciales tienen sus métodos propios y ló- co”, en el establecimiento de un nexo orgánico dúctil y
gicos, los tiene la destrucción del régimen de opresión creativo de una masa de trabajadores de por sí bastante
y explotación en que vivimos [...]. La revolución tiene difícil de organizar. “La central obrera anarquista había
sus armas propias, y una organización obrera no pue- logrado algo que luego ningún movimiento político-
de concertarlas más que en estos dos métodos: Ocu- gremial superó en nuestra historia: la formación de las
pación de las fábricas, de la tierra y de los medios de ‘sociedades de oficios varios’ en casi todos (¡sic!) los
transporte. Insurrección armada para la defensa de pueblos de campaña. Y lo que es más, casi todas (¡sic!)
esa ocupación”. Resultará una tarea vana buscar en el con sus órganos propios de expresión o sus propios vo-
libro alguna previsión concreta de los procesos reales lantes impresos. Es a la vez curioso e increíble lo que
a través de los que una organización extremadamente hizo el anarquismo por el proletariado agrario argenti-
debilitada por las divisiones internas, la represión po- no: hubo pueblos o pequeñas ciudades del interior don-
licial y la coyuntura económica de crisis, como era la de el único órgano de expresión, el único periódico, era
FORA a comienzos de los años treinta, podía ser capaz la hoja anarquista, con sus nombres a veces chorreando
de efectuar, en un tiempo más o menos razonable, un bondad, a veces oliendo a pólvora. Y los únicos movi-
desplazamiento de fuerzas como el planteado. El llama- mientos culturales dentro de esas lejanas poblaciones
do a la insurrección en boca del autor no es sino una fueron los conjuntos filodramáticos que representaban
exhortación a no integrarse, a resistir paciente y obsti- obras de Florencio Sánchez, Guimerá o Dicenta [...]. En
nadamente la derrota para estar prontos a usufructuar los pueblos de campaña con estación de ferrocarril se
la inevitable victoria del mañana. juntaban tres organizaciones obreras anarquistas: la de
350 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

decisivamente a establecer un vínculo clasista sobre el que funda el marxismo la superioridad


entre un proletariado rural y semiurbano que no de la estrategia y de la acción socialista. De tal
podía encontrar en un sistema fabril ausente el modo creó condiciones para que la extrema mo-
punto de concentración de la voluntad obrera vilidad de ese proletariado fuera un elemento
decisivo en la “comunicatividad”15 de las luchas
obreras. La elevada capacidad de comunicación
conductores de carros, la de oficios varios (en la que
entraban los peones de la cosecha) y la de estibadores,
de estas luchas obviaba en gran parte la nece-
es decir, los que hombreaban las bolsas de los carros al sidad de un aparato burocrático centralizador,
depósito de la estación y de la estación a los vagones. lo cual explica el hecho sorprendente de que en
Las tres organizaciones eran autónomas pero a su vez las dos primeras décadas del siglo hubieran po-
pertenecían a la FORA en un sentido descentralizado y dido producirse grandes movimientos de lucha
de amplia libertad interna. Ya lo decía el pacto federal
de la FORA: las sociedades (los sindicatos) serán ab-
de los trabajadores argentinos orientados por
solutamente autónomas en su vida interior y de rela- un movimiento que se oponía por principio a
ción y sus individuos no ejercerán autoridad alguna.
Además, se reafirmaba este principio de libertad y
descentralización en el punto 10, cuando se estable- (Bayer, 1975) sobre la huelga de los obreros rurales de
cía con énfasis: ‘la sociedad es libre y autónoma en Jacinto Arauz, ocurrida el 9 de diciembre de 1921 en esa
el seno de la federación local; libre y autónoma en la pequeña población pampeana, se publicó originariamen-
federación comarcal; libre y autónoma en la federa- te en la revista Todo es Historia en 1974, y sigue siendo
ción regional’” (Bayer, 1975: 121-125). Es posible pen- en la actualidad una expresión desoladoramente solita-
sar que el autor, dejándose llevar por su identificación ria de una orientación de búsqueda todavía no encarada.
con el mundo intelectual y moral de la resistencia anar- Recordemos que es el mismo Bayer el autor del revela-
quista, exagera el grado de organicidad y extensión al- dor dossier (cf. Los vengadores de la Patagonia trágica)
canzado por el movimiento obrero rural de orientación sobre el genocidio de los obreros rurales de la Patagonia
anarquista. Sin embargo, es preciso reconocer que es a durante la presidencia de Yrigoyen (Bayer, 1972; 1974;
Osvaldo Bayer a quien le corresponde el mérito de ha- 1978 [tomo publicado en Alemania Federal]) y de la bio-
ber re-exhumado el tema del sindicalismo agrario, que grafía del anarquista italiano Di Giovanni (Bayer, 1970).
no obstante haber sido durante las dos o tres primeras 15 Por “comunicatividad” de clase debe entenderse la
décadas del siglo una experiencia de fundamental im- elaboración de una conciencia unitaria que une a los
portancia en la formación política de las capas traba- trabajadores en torno a objetivos comunes, indepen-
jadoras rurales, aún no ha sido estudiado ni siquiera en dientemente de las situaciones concretas, que son, por
la etapa primaria de recopilación de fuentes. El trabajo lo general, bastante diversas entre sí.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina351

la existencia de funcionarios sindicales perma- La historia del anarcosindicalismo argentino


nentes y que debatía apasionadamente en sus y latinoamericano está colmada de este tipo
congresos la conveniencia o no de que los diri- de agitador y organizador social cuyos ante-
gentes se beneficiaran con sueldos pagados por cesores más mundialmente conocidos fueron
el sindicato. Como resultado de esta concepción los italianos Enrico Malatesta y Pietro Gori y
de la lucha obrera, derivada de una excepcional
capacidad empírica de percibir el flujo continuo
de la lucha obrera, se configura un tipo de agi- más exhaustivo de la relación entre el revolucionario ita-
tador social completamente distinto del clásico liano y el surgimiento del movimiento obrero en Buenos
dirigente de experiencias sindicales europeas Aires durante los años 1885-1889 es el ensayo de Zarago-
como la inglesa, la alemana y aun la francesa. za Ruvira (1972: 401-424). Sobre Pietro Gori, que arribó
a Buenos Aires a mediados de 1898 y permaneció casi
No el militante que durante años trabaja en su cuatro años en el país, véase el encendido elogio que le
taller o en su barrio, como fue la característica hace otro emigrado, Gilimón (2011 [1911]: 32; subrayado
predominante en la militancia de las formacio- nuestro): “Y cuando entre ellos ha habido alguno, como
nes socialistas, sino un tipo de agitador móvil, Pedro Gori, de figura atrayente, de gestos elegantísimos
capaz de nadar en el interior de la corriente de y de una elocuencia florida y encantadora, deleitosa en la
forma y profunda en el concepto, el éxito ha sido clamo-
las luchas proletarias, que se desplaza de un roso y triunfal. En no pequeña parte débese el incremen-
confín al otro del país, o aun del continente, to del anarquismo a ese poeta, sociólogo, jurista, orador
que tiene una aguda intuición para percibir los sin rival y hombre cariñoso, bueno, sin pose, que se lla-
signos del conflicto latente próximo a estallar, mó Pedro Gori. Su verbo atrajo a la juventud estudiosa
que no reconoce fronteras nacionales que le im- e hizo sobreponer la tendencia anarquista a la socialista.
Sin él, es posible que el Partido Socialista hubiera creci-
pidan desplegar su voluntad de lucha y su fideli- do a la par de las falanges anárquicas a pesar de contar el
dad ilimitada a la causa de los explotados16. socialismo en su contra varios factores de importancia
[¡sic!]; Gori dio un impulso extraordinario al anarquis-
mo en la Argentina, cuyo territorio recorrió en todas las
16 Sobre el papel de Enrico Malatesta en las polémicas direcciones, dando conferencias y captándose simpatías
internas del anarquismo y como difusor de los ideales por su carácter, tanto como por su talento”. Véase tam-
del comunismo anárquico en el movimiento obrero rio- bién Oved (op. cit., pp. 106-110), que considera a Gori
platense, véase la biografía de Nettlau (1923), en especial como “una personalidad impresionante y con una capa-
el cap. XIV, y Oved (op. cit., pp. 17-21). Pero el análisis cidad de propaganda excepcional”, siendo “su aporte a la
352 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de los que dos relevantes ejemplos son, por un 3. Socialismo y “cosmopolitismo”


lado, el mexicano Ricardo Flores Magón, y por obrero
el otro, un chileno, que aunque creía ser orto-
doxamente marxista estaba en realidad mucho El socialismo de matriz marxista o vinculado
más cerca de la atmósfera ética y política anar- a la experiencia de la Segunda Internacional
quista en que se formó. Nos referimos a Luis fue en cambio, y por sobre todo, la expresión
Emilio Recabarren, que no por casualidad fue ideológica y política de las clases trabajado-
luego uno de los protagonistas principales de la ras urbanas de origen migratorio. Sus áreas
fundación de los tres primeros partidos comu- de difusión se superponen exactamente con
nistas de América del Sur17. aquellas en las que se concentraron los flujos

tancia en su país, Recabarren viaja en 1916 a la Argenti-


corriente de los adictos a la organización muy valioso”. na y participa allí activamente en el movimiento obrero
Sin embargo, y como correctamente advierte Oved, la y en el socialismo. Cuando en el interior del Partido
actividad de Gori pudo ser tan importante porque con- Socialista se opera la división provocada por la postura
tribuyó a aglutinar, o a consolidar, una tendencia hacia en favor de la guerra y de los aliados, adoptada por el
la organización de la actividad reivindicativa obrera que bloque parlamentario y luego por la dirección del parti-
ya se había abierto paso en el seno de los trabajadores. do, Recabarren se inclina decididamente en favor de la
“Una evidencia es el hecho de que el afianzamiento de tendencia de izquierda y en un congreso extraordinario
los círculos ‘organizadores’ se cumplió en pocas sema- (el 5 y el 6 de enero de 1918) decide formar el Partido
nas, y es difícil de suponer que surgió de la nada, por ge- Socialista Internacional (luego Partido Comunista). De
neración espontánea, o por influjo exclusivo de un solo igual manera, participó poco después en la creación
propagandista como Pietro Gori” (op. cit., p. 108). De to- de una corriente internacionalista en Uruguay. Aunque
das maneras, es indiscutible el papel desempeñado por no siempre recordado así, Recabarren fue uno de los
el anarquista y penalista italiano en la incorporación a la precursores del comunismo argentino y uruguayo, y el
militancia social de un núcleo significativo de la joven fundador, en 1922, del Partido Comunista de Chile. En
inteligencia porteña, como Pascual Guaglianone, Félix Buenos Aires escribió, entre otros textos, dos ensayos
Basterra, Alberto Ghiraldo y otros. Sobre la estadía de motivados, sin duda, por las experiencias recogidas du-
Gori en la Argentina, véase la extensa crónica de Larroca rante su militancia en el socialismo argentino: Lo que
(1971: 44-57). puede hacer la municipalidad en manos del pueblo
17 El más ilustrativo es el caso del líder obrero chileno inteligente y Proyección de la acción sindical (Reca-
Luis Emilio Recabarren. Luego de una prolongada mili- barren, 1917a, 1917b).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina353

de mano de obra proveniente de Europa y solo Sin embargo, vale la pena preguntarnos
pudieron crecer en disputa permanente con las hasta qué punto es cierta la afirmación tantas
corrientes democráticas, radicales y anarco- veces repetida –y nunca demostrada– que la
sindicalistas. Pero mientras en México, Brasil fragmentación en dos tendencias radicalmen-
o el Perú el predominio de esas corrientes te contrapuestas de ese campo democrático
bloqueó, por lo menos hasta los años veinte, y socialista, sin fronteras claramente defi-
casi por completo la difusión del socialismo nidas, fue en América Latina el resultado de
de raíz marxista, en aquellos países donde el una profundización en el conocimiento del
desarrollo prematuro de la institucionalidad marxismo. Si aceptamos con Antonio Labriola
burguesa había provocado una cierta liberali- que “el complejo de doctrinas que en la ac-
zación del sistema político –como fue el caso tualidad se suele llamar marxismo solo ha
de Argentina, Uruguay y Chile–, anarquismo y llegado en verdad a su madurez en los años
socialismo coexistieron durante largo tiempo del 1860 al 1870” (Labriola, 1973: 88)19. ¿Qué
realimentándose mutuamente18.
luchas sociales buena parte de los líderes obreros y de
18 Al igual que lo ocurrido en Europa, en América La- la masa de trabajadores movilizados. El hecho de que
tina el proceso de organización de la clase obrera en las características estructurales establezcan los límites
el plano sindical y político reproducía una insuprimible de la acción sindical y hasta los módulos organizativos,
tensión interna del propio proceso. La dialéctica anar- no significa que determinen el signo ideológico de tal o
quismo/socialismo no estaba expresando en el plano de cual organización. Porque las clases obreras argentina
la ideología y de la acción política la polaridad verdad/ y chilena tenían fuertes rasgos distintivos, una misma
error, como creían los antagonistas, sino dos fases o ideología y propuesta política como la socialista tenía
perspectivas de una situación en sí misma contradic- en ambos países una morfología y funcionalidad dife-
toria. Por esto, atribuir el predominio de una u otra co- renciadas.
rriente exclusivamente a las características estructura- 19 Es importante recuperar esta observación de La-
les de la clase obrera latinoamericana (del tipo: masas briola que considera al marxismo como un fenómeno
de extracción artesanal = anarquismo; proletario indus- históricamente determinado y no como un sistema dog-
trial = socialismo) es una explicación que soslaya as- mático de verdades ya adquiridas desde las primeras
pectos tan importantes y decisivos como, por ejemplo, elaboraciones de Marx y Engels. Y esto por dos razo-
el de las experiencias políticas previas y el tipo de orga- nes: en primer lugar, para superar una concepción res-
nizaciones en cuyo interior realizaron experiencias de trictiva y maniquea de la historia del marxismo y del
354 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

conocían de ese cuerpo de doctrinas los so- Comunista (Marx y Engels, 1973 [1848]) la
cialistas americanos que desde fines del siglo Miseria de la filosofía (Marx, 1987), La gue-
se definían como marxistas? Evidentemente rra civil en Francia (Marx,1973b [1871]), los
muy poco y bastante mal. Excepto algunas manifiestos de la Asociación Internacional de
obras de los fundadores como el Manifiesto los Trabajadores (Marx, 1973 [1864], 1973a

movimiento obrero; en segundo lugar, para poder abor- para dar paso “a la verdadera organización de la clase
dar en términos de problemática historicidad la quere- obrera para la lucha”, debía ser de fundamental impor-
lla acerca del encuentro del marxismo, en cuanto teoría tancia para la elaboración marxiana y condujo a Marx y
de la transformación social, con el movimiento social a Engels a la firme convicción de que la desembocadura
no solo de los países capitalistas centrales, sino tam- de ese proceso debía ser la formación de partidos nacio-
bién en el resto del mundo. El reconocimiento implíci- nales autónomos de la clase obrera. Vale la pena citar al
to en la formulación de Labriola de que la maduración respecto una comunicación de Engels al Consejo Fede-
del pensamiento de Marx no es un hecho puramente ral español de la Internacional, escrita el 13 de febrero de
individual, puesto que se corresponde con la madu- 1871, donde aparece taxativamente enunciada la idea de
ración de un proceso en el que adquiere una decisiva que la formación de los partidos políticos nacionales era
importancia la transformación histórica de ese sujeto el resultado inevitable de un proceso de maduración de
concreto al que la doctrina asigna una función esencial, la autonomía política de la clase obrera: “La experiencia
instala a la investigación historiográfica en el terreno ha demostrado en todas partes que el mejor medio para
concreto de una realidad dada y otorga al encuentro liberar a la clase obrera de esta dominación de los anti-
del marxismo con el movimiento obrero el carácter de guos partidos consiste en fundar en cada país un partido
un problema siempre abierto en la medida en que cada proletario con una política propia, política que se distin-
uno de los términos se resuelve en su relación con el ga claramente de la de los demás partidos, ya que debe
otro. La definición del encuentro en términos de corres- expresar las condiciones de emancipación de la clase
pondencia es una vía para eludir el falso dilema de las obrera. Las particularidades de esta política pueden en
interpretaciones marxistas condenadas a oscilar entre cada caso variar según sean las circunstancias de cada
una versión especulativa y una versión pragmática de la país; pero puesto que las relaciones fundamentales entre
relación entre teoría y movimiento social. capital y trabajo son en todas partes las mismas y puesto
En cuanto al contenido en sí de la afirmación de Labriola que en todas partes subsiste el hecho del poder de las
(1973: 88), es innegable que una experiencia como la de clases poseedoras sobre las clases explotadas, los prin-
la Primera Internacional a la que indirectamente se refie- cipios y el fin de la política proletaria serán idénticos,
re, en la medida en que estaba encaminada a superar el por lo menos en todos los países occidentales” (Marx y
nivel de “secta” de la acción obrera y socialista anterior Engels, 1962, T. 17: 288).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina355

[1871]) y los fragmentos del Anti-Dühring principios y de los fines del socialismo, de
(Engels, 1964) que Engels recogió en folleto acuerdo con el programa de la socialdemo-
aparte sobre La evolución del socialismo de cracia de Alemania”, era al mismo tiempo el
la utopía a la ciencia (Engels, 2012 [1891]), mayor centro de difusión de la literatura anar-
las ideas socialistas eran conocidas a través quista y social en general20.
de divulgadores como Gabriel Deville (1883), En realidad, el debate en el interior de este
cuyo resumen de El Capital fue traducido abigarrado mundo de fermentos sociales que
al español ya en 1883, Carlo Cafiero, Paul condujo a la conformación de los socialistas
Lafargue (2002 [1883]) y algo de Karl Kautsky como un movimiento autónomo versó no tan-
(1903). Y aunque el socialista argentino Juan to sobre la “ciencia” de unos contrapuesta a
Bautista Justo había traducido el primer tomo la “utopía” de los otros, como sobre si se de-
de El Capital (Marx, 1898) para la editorial bía o no intervenir en la vida política de cada
madrileña de F. Cao y D. de Val, esta obra fue país con una organización política propia. Los
durante las primeras décadas del nuevo siglo partidarios de Marx –y no todavía los “marxis-
más reverenciada que leída, excepto por el tas”, en la medida en que este término se in-
propio Justo. En el pensamiento social lati- corporó al vocabulario político años después
noamericano, Marx era uno más de una vasta y solo adquiere un carácter más claro de de-
pléyade de reformadores sociales que las de- finición política cuando en los años veinte lo
ficientes ediciones españolas mal traducían asuman los partidos comunistas latinoameri-
del francés. Y en las publicaciones de la épo- canos recientemente formados– eran aquellos
ca eran mucho más citados publicistas como
Louis Blanc, Eliseo Reclus, Benoit Malon,
Enrico Malatesta, Achilles Loria, Enrico Ferri, 20 La exhumación del archivo del checo Anton Neu-
Proudhon, Bakunin o Luisa Michel, que Marx gebaur ha permitido reconstruir la historia del club
y Engels. La ausencia de fronteras entre las di- Vorwärts, el cual, por lo menos hasta principios de los
versas tendencias era tal que el club Vorwärts, noventa cuando el grupo de G. Avé-Lallemant conquista
su dirección, nucleaba no solo a socialistas marxistas,
por ejemplo, fundado en 1886 en Buenos Aires como se pensaba erróneamente, sino también a repu-
por emigrados socialistas alemanes, con la fi- blicanos y anarquistas. Véase sobre este tema el artícu-
nalidad de “cooperar a la realización de los lo de Klima (1974: 111-134), que consultó dicho archivo.
356 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que, desconociendo en gran medida lo efecti- 524-530) o Pablo Zierold, de México, la social-
vamente dicho y pensado por Marx, admitían democracia alemana aparecía como una gran
como lo esencial de su pensamiento la afirma- fuerza política iniciadora de una época nueva
ción de la necesidad de que las clases trabaja- en la historia de los movimientos sociales, ex-
doras se dieran un partido político propio, el presión de una moderna cultura laica y demo-
partido socialista u obrero, que debería actuar crática, y forjadora consciente de un proyecto
en la vida nacional siguiendo los patrones de de transformación social. Representaba un
conducta de las organizaciones socialistas ejemplo que debía ser seguido y hasta imitado.
que integraban la Internacional Socialista Sin embargo, el ejemplo de la socialdemo-
y Obrera, de la que el partido alemán era el cracia alemana, aureolada del apoyo que le
ejemplo más destacado. La rotunda victoria prodigara Engels al considerarla como un mo-
electoral conquistada por los socialistas ale- delo internacional de partido socialista, llegó a
manes el 20 de febrero de 1890, y poco tiempo nuestras tierras cuando comenzaba a romperse
después, la caída de Bismarck, el hombre que el difícil equilibrio programáticamente alcanza-
más se había empeñado en destruirlos, no po- do entre la perspectiva palingenética en la que
día menos de tener un valor paradigmático y se inspiraba y su naturaleza de partido de ma-
ejercer un poderosísimo influjo sobre los in- sas moderno, vinculado por miles de hilos visi-
tentos de formación de partidos obreros en bles e invisibles al sistema político del Estado
América. Ante socialistas como Germán Avé- germano. De ese partido, lo que se trasvasó a
Lallemant, que entre 1894 y 1909 fue un asiduo América fue su visión del marxismo como ideo-
corresponsal en la Argentina de Die Neue Zeit logía del desarrollo y la modernización, en el
–órgano científico de la SDP dirigido por Karl interior de una insuprimible lucha de clases en
Kautsky (1890)–, o Juan B. Justo, lector cons- la que el socialismo representaba el “partido
tante de las publicaciones sociales europeas del progreso”. El divorcio cada vez mayor entre
y en particular alemanas, o ante los socialis- los principios teóricos proclamados y la activi-
tas de San Pablo, que en lo concerniente a sus dad práctica se revertía en América en forma
ideas “se ubican total y absolutamente en el agravada, acentuando una ignorancia de la teo-
terreno de los postulados establecidos por ría que los socialistas europeizantes se empe-
sus compañeros alemanes” (Cf. Löbe, 1902: ñaban en considerar como propia no solo del
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina357

atraso, sino también de la condición “latina” sociedades de socorros mutuos, cooperativas


de los trabajadores21. La exigencia, derivada de vivienda y de consumo, círculos socialistas,
de la doctrina de Marx, de la autonomía ideo- bibliotecas, universidades populares y otras
lógica, política y organizativa del movimiento instituciones de cultura, editoriales y perió-
obrero, y la necesidad de una nítida distinción dicos, etc. Supieron vincular la propaganda y
del partido socialista u obrero respecto de los la agitación a la acción inmediata orientada a
partidos democráticos burgueses eran tradu- satisfacer las necesidades más apremiantes de
cidos en clave corporativa, aislando la acción los trabajadores, fundamentalmente de los ur-
reivindicativa de los trabajadores y colocando banos, movilizados en buena medida gracias a
barreras insalvables para una política de blo- esta labor; pero no pudieron o supieron darle
que con las corrientes radicales, democráticas una organización de combate verdaderamente
y anarquistas del movimiento social de las cla- transformadora a una clase a la que contribuye-
ses explotadas. ron decididamente a constituir. No disponían
Como resultado de una tenaz y admirable de una teoría revolucionaria ni creían verda-
actividad cotidiana, los socialistas lograron deramente en la posibilidad de lograr transfor-
formar un conjunto de instrumentos de vida maciones socialistas en un futuro más o menos
democrática colectiva tales como sindicatos, previsible. En el fondo, eran radicales de iz-
quierda y como tales fueron dura e injustamen-
te criticados por el selecto núcleo de socialde-
21 Sostiene Avé-Lallemant (1903: 838; subrayado nues- mócratas emigrados que medían con el rasero
tro): “En el interior de los círculos militantes predomi- de la teoría y de la práctica de la socialdemo-
na un sentimiento abiertamente antirreligioso. Pocos
argentinos poseen una idea clara de la grandiosidad del
cracia alemana el difuso proceso de constitu-
ateísmo y del materialismo, ni pueden tenerla puesto que, ción del movimiento obrero y de los partidos
lamentablemente, el método de enseñanza en los países socialistas en América. Es suficiente recorrer
neolatinos es descuidado, la elaboración del pensamien- las innumerables crónicas sobre la realidad
to filosófico no está arraigada en la raza, y, sobre todo, latinoamericana publicadas en Die Neue Zeit,
no se practica el pensar en general. Todo se supedita
ciegamente a la concepción autoritaria, mientras que una
por ejemplo, escritas por sus propios redacto-
corriente con inclinación mística subyace decididamente res o por corresponsales como Avé-Lallemant
en los mejores obreros de origen español”. o Paul Löbe, para advertir claramente el
358 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desdeñoso paternalismo del que hacía gala la doctrinario y político de las débiles organiza-
socialdemocracia alemana en sus relaciones ciones socialistas del subcontinente, sorpren-
con los partidos u organismos socialistas del de sin embargo la pobreza de sus propuestas
mundo no europeo –y aun no Mitteleuropeo–, alternativas, el sentimiento de externidad o,
y que, como es lógico, influía poderosamente para decirlo de otro modo, el distanciamiento
en la mentalidad de los militantes alemanes que trasuntan sus escritos, como si estuvie-
emigrados a América Latina22. ran presididos por la certeza de la imposibili-
No obstante lo fundado de buena parte dad de modificar esa situación de atraso hasta
de sus observaciones sobre el primitivismo tanto el crecimiento de “una masa obrera con

22 Aún falta un estudio detenido sobre el papel desem- de vista industrial como intelectual”. Es posible pensar
peñado por la emigración alemana en la formación del que haya sido esta doble condición de “técnicos” e “in-
socialismo latinoamericano. Pero sobre la diferencia telectuales” que caracterizaba a la emigración alemana
entre la emigración “latina”, y más particularmente ita- lo que contribuyó además a reforzar ese paternalismo
liana, y la alemana, resultan sugerentes las observacio- característico de la socialdemocracia alemana. Un caso
nes de Gramsci (1953: 210-211): “En Alemania el indus- paradigmático es el de Germán Avé-Lallemant (1835-
trialismo produjo en un primer tiempo una exuberancia 1910), ingeniero agrimensor y estudioso del marxismo,
de ‘cuadros industriales’, que fueron quienes emigraron que fundó en 1890 el semanario El Obrero, y figura re-
en condiciones económicas bien determinadas. Emigró levante de un grupo compuesto en su mayor parte de
un cierto capital humano apto y calificado, junto con alemanes (Augusto Kühn, Guillermo Schulze, Gotardo
una cierta escolta de capital financiero. La emigración Hümmel, Germán Müller) que contribuyeron a formar
alemana era el reflejo de cierta exuberancia de energía el Partido Socialista, en el interior del cual mantuvie-
activa capitalista que fecundaba economías de otros ron siempre una actitud crítica y de principios, y que
países más atrasados o del mismo nivel, pero escaso de finalmente formaron parte desde sus inicios del Partido
hombres y de cuadros dirigentes. En Italia el fenómeno Comunista. Una recopilación parcial de los escritos de
fue más elemental y pasivo y, lo que es fundamental, Avé-Lallemant, precedida de una introducción de Leo-
no tuvo un punto de resolución, sino que aún conti- nardo Paso, se publicó hace algunos años (Avé-Lalle-
núa [...]. Otra diferencia fundamental es la siguiente: la mant, 1974). Pero el estudio más detenido de su vida
emigración alemana fue orgánica, es decir junto con la intelectual y política, aunque deformado por una visión
masa trabajadora emigraron elementos organizativos fuertemente ideologizada y anacrónica de los términos
industriales. En Italia emigró solo masa trabajadora, del debate en el interior del Partido Socialista, sigue
preferentemente todavía informe tanto desde el punto siendo el de Ratzer (1969).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina359

conciencia de sí misma y de sus objetivos” la propia teoría, claro está– entre socialismo y
(Thiessen, 1912: 857) pusiera las condiciones democracia proyectara una propuesta de re-
necesarias para el surgimiento de una fuerza solución que no postergara al primero de los
cabalmente socialista. Su razonamiento per- términos para un futuro lejano e imprevisible.
día así toda capacidad de reacción sobre una Es por esta razón que la crítica al “cosmo-
realidad a la que, en última instancia, descali- politismo” del socialismo latinoamericano,
ficaba y hasta menospreciaba; no era capaz de hecha desde una perspectiva nacionalista, ra-
extraer las consecuencias que necesariamente dical o populista, o a la ausencia en él de “pro-
se derivaban de su justo reconocimiento del posiciones verdaderamente socialistas” (Avé-
terreno “más democrático y reformista social, Lallemant, 1903: 838), como objetaban los so-
antes que socialista” (Zierold, 1911: 396)23 en cialistas más apegados a ciertas experiencias
el que tales organizaciones estaban instaladas. europeas, tienden ambas a menospreciar las
Porque si tal era la situación, el problema con- reales dimensiones intelectuales, culturales y
sistía en cómo debía ser reformulada la doctri- civiles de su actividad. Los socialistas lucharon
na para que la relación inédita –en términos de por organizar a las masas artesanales y consti-
tuyeron, junto con los anarquistas, los prime-
23 Pablo Zierold (?-1938), técnico alemán que emigró
ros núcleos de clase obrera, alimentando en
a México en 1888, constituye otro ejemplo semejante las clases subalternas ese “espíritu de escisión”
al de Avé-Lallemant y el grupo de emigrados alemanes frente a la sociedad que constituye el requisito
de Buenos Aires. Además de las notas enviadas a Die imprescindible para la formación de una con-
Neue Zeit mantuvo correspondencia con Bebel, Liebk- ciencia de clase. Contribuyeron así a constituir
necht y Rosa Luxemburg y tradujo al español artículos
y ensayos de socialistas europeos. En 1911 fue uno de
una concepción del mundo distinta y contra-
los fundadores del Partido Socialista Obrero mexicano, puesta a la de las sociedades tradicionales, de
organizado según el modelo del Partido Socialista espa- modo tal que sus teorías y su práctica forma-
ñol. Lamentablemente su archivo, legado después de su ron parte inescindible del proceso de organiza-
muerte al Partido Comunista mexicano, se ha extravia- ción de las clases populares latinoamericanas.
do, por lo que hasta ahora resulta imposible reconstruir
tanto la intensidad de sus relaciones con los socialistas
Todos estos eran objetivos valiosos por sí mis-
europeos, como la historia de ese partido. Tomamos la mos; sin embargo, les faltaba algo esencial para
referencia de García Cantú (1969: 130-132). ser parte constitutiva de una estrategia que
360 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

pudiera merecer el nombre de socialista; les fal- dilatación de los elementos de modernidad la
taba una perspectiva política vinculada a la ac- posibilidad de una perspectiva socialista. Es
ción teórica y práctica por imponer soluciones comprensible por tanto que encontraran en el
avanzadas a los grandes problemas nacionales. marxismo de la Segunda Internacional o, con
En una palabra, no incluían una definición po- más propiedad, en la construcción hegemónica
líticamente productiva sobre las condicionales que de él hizo la socialdemocracia alemana, la
“nacionales” para el cumplimiento integral de teoría más apropiada para entender la realidad.
una revolución democrática y de su tránsito a Colocados fuera de una perspectiva concreta
una transformación socialista. Porque nunca de poder, una doctrina que fundaba en la fuerza
se les planteó en la práctica el problema del po- espiritual de los principios y en la capacidad
der; para desplegar su actividad no necesitaron organizativa del partido la homogeneización
de la rigurosa determinación, o especificación, política de la clase, se les aparecía como el ins-
de los elementos originales y propios del pro- trumento más idóneo para actuar en condicio-
ceso histórico nacional y continental en el que nes de atraso. Paradójicamente, una ideología
les tocó actuar. Es por ello que, y sin tener una que ocultaba, detrás de la radicalización kauts-
clara conciencia de ello, apostaron simplemen- kiana de la teoría, una estrecha política de
te a la democratización de la vida ciudadana y representación de los intereses corporativos
a la organización de las clases populares. Pero de una clase obrera fuerte se convertía en la
vale la pena reconocer que en esa apuesta estu- concepción dominante de un movimiento que
vo acaso la mayor de sus virtudes. tenía por base un proletariado no industrial. La
Porque intentaron dar una expresión políti- funcionalidad reformista de la socialdemocra-
ca a una clase instalada aún en un terreno “no- cia alemana, despojada de su retórica marxis-
nacional” o, para decirlo en otros términos, en tizante, se ponía claramente de manifiesto en
el interior de un horizonte económico-corpora- un territorio que solo podía recuperar de ella
tivo y pequeñoburgués, teñido de la presencia su condición de partido parlamentario de las
de fuertes tradiciones populares de romanti- reformas sociales. Aquello que los socialistas
cismo social, los socialistas latinoamericanos latinoamericanos privilegiaban de la experien-
tendieron a pensar la realidad dentro de un cia alemana no era el escolasticismo marxista
tipo de pensamiento que hacía recaer sobre la de Kautsky, y ni siquiera el cuestionamiento
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina361

revisionista de Bernstein, sino su capacidad Si eran desconocidas casi por completo situa-
de implementar un partido político moderno ciones anómalas del tipo del socialismo serbio,
y de masa, con principios socialistas genera- o de los socialistas revolucionarios rusos, o de
les lo suficientemente amplios como para que las que provocaron la temprana separación en-
la unidad partidaria no dependiera de una es- tre mencheviques y bolcheviques en la Rusia
tricta adhesión a una teoría sino de la habili- de comienzos de siglo, ¿a qué otras experien-
dad política excepcional de sus líderes. No en cias podían dirigir sus miradas en búsqueda de
vano fue precisamente August Bebel, un diri- ejemplos iluminadores? Hay que recordar que
gente que reunía una aguda percepción políti- hasta la aparición del movimiento comunista
ca y una relevante capacidad de organización no existió en el socialismo europeo hegemó-
y de dirección, la figura más respetada y hasta nico ninguna tentativa efectiva de ampliación
reverenciada. al mundo no europeo de las categorías analí-
ticas fundamentales de la doctrina de Marx. Y
para el caso particular de América Latina, esta
4. Socialistas europeos y revolución deficiencia resultaba agravada porque ciertas
democrática latinoamericana particularidades de su evolución histórica y
política y de su estructura económico-social la
Si para todas las formaciones socialistas eu- volvían irreductible a una identificación gené-
ropeas la experiencia alemana fue hasta la rica con ese mundo colonial que la expansión
Primera Guerra Mundial la expresión más aca- imperialista arrastró violentamente al torrente
bada y paradigmática de una teoría y de una de la historia. La condición ni periférica ni cen-
práctica marxista, ¿puede sorprender que se tral de América Latina, la temprana conquista
haya convertido también en el modelo indiscu- de las independencias nacionales de los países
tido de los socialistas latinoamericanos? Otras que la formaban, las particularidades de sus
experiencias europeas como la francesa, y en construcciones estatales eran elementos que
menor medida la italiana o española, o el mis- cuestionaban de hecho la generalización indis-
mo cooperativismo belga, eran leídas como criminada del valor explicativo y proyectivo de
adecuaciones y nuevos desarrollos del modelo, la doctrina marxiana, y hasta habían creado un
antes que como tendencias que lo invalidaban. implícito problema teórico al propio Marx, en
362 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los momentos en que emprendió la compleja no llegó a ser consciente de la naturaleza de


tarea de indagar la especificidad de las forma- los problemas que creaba la diferencia existen-
ciones no capitalistas24. Ni en la Internacional, te entre su realidad, limitada a Europa –y de
y ni siquiera en el debate interno de la social- esta, a su parte más avanzada–, y su preten-
democracia rusa, fueron recuperadas aquellas sión universalista es porque previamente había
tentativas hechas por Marx que, si bien no con-
tenían resolución alguna del problema, plantea-
ban al menos una manera radicalmente distinta existieron desde el momento mismo de su constitución.
de analizar las vías posibles de transformación El Partido Socialista Argentino, por ejemplo, participó
social de formaciones caracterizadas por la au- con delegaciones propias en buena parte de los congre-
sencia de un capitalismo industrial y por el pre- sos internacionales y ocupó un puesto permanente en
las sesiones del BSI desde 1901 hasta los umbrales de
dominio absoluto del mundo rural y campesino. la Primera Guerra Mundial. Más que de incomunicación
Es posible pensar que la recuperación de estas habría que hablar con mayor justeza de incomprensión.
perspectivas podrían haber creado las premi- Como señala W. Abendroth, “La base de la Internacio-
sas para un análisis diferenciado de realidades nal [...] se hallaba en los partidos europeos. Los dele-
en las que operaban partidos u organizaciones gados americanos no jugaron un papel importante en
ninguno de los congresos de la Internacional, a causa
socialistas representadas tempranamente en de la estructura social distinta de la europea y de la
los congresos de la Internacional y en el Buró diversidad de los problemas que de ahí se derivaban.
Socialista Internacional25. Si la Internacional Tampoco los escasos representantes de los grupos
obreros asiáticos, que más tarde llegaron, pudieron
cambiar nada de este carácter de la Internacional. Los
delegados indios representaban más bien a una nación
24 Sobre este tema véase la reciente obra Marx y Amé- oprimida en cuanto colonia, que no a un movimiento
rica Latina de José Aricó (1980) y los comentarios crí- obrero, y los representantes del movimiento primero
ticos de Oscar Terán, Emilio de Ípola y Carlos Franco ilegal y luego semilegal de los trabajadores del Japón,
publicados en Socialismo y Participación (1981: 63-72). país en gran auge industrial, pero aún regido de un
25 Sin hablar ya de las organizaciones socialistas de modo feudal-militar, solo lo eran de una insignificante
Asia o de Europa sudoriental, y contrariamente a una minoría. La Internacional no llegó a ser consciente de la
creencia generalizada, puede afirmarse que las relacio- diferencia existente entre su realidad, limitada a Euro-
nes entre la Segunda Internacional y los partidos socia- pa, y su pretensión universal” (Abendroth, 1975: 64-65;
listas o grupos de internacionalistas latinoamericanos subrayado nuestro).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina363

excluido en la teoría y en la práctica a un mun- alemán por sus posiciones ideológicas, teóri-
do al que descalificaba como “bárbaro”. cas y políticas. Todos enfatizaban las conse-
Un ejemplo muy ilustrativo de este soslaya- cuencias exteriores de un proceso del cual solo
miento es el hecho de que dos años después parecían interesarles los ecos en los Estados
de iniciada la revolución mexicana no se hi- Unidos. Como anota agudamente Leopoldo
ciera ninguna mención de ella en el Congreso Mármora26 (1981: 4),
Socialista Internacional de Basilea, realizado
en noviembre de 1912. Podría pensarse que […] la estructuración y la dinámica interna de la
la atención de los participantes fue unilate- sociedad mexicana están ausentes o integradas
ralmente desplazada hacia los inminentes pe- a los mismos de un modo totalmente accesorio.
ligros del estallido de una guerra mundial, o Todo lo que no se adecuaba a los moldes conoci-
que faltó una información adecuada o por lo dos de la lucha de clases “moderna” y “civilizada”
menos suficiente. Sin embargo, si recordamos era ignorado o negado como ahistórico, irracio-
lo escrito por los socialistas europeos sobre nal, etc. Por ejemplo, la fuerza social y cultural
el tema debemos concluir que no pueden ser del sistema agrario comunal fue completamente
estas las razones que expliquen un olvido que
resulta inexcusable desde el punto de vista de
la naturaleza y de los objetivos de un congre- 26 Veamos algunas referencias recogidas por este au-
so concebido por todos como la sede donde se tor: “El destino de México está hoy inseparablemente
debatían las experiencias de lucha de las masas unido al de los Estados Unidos. Los esclavos por deu-
trabajadoras del mundo. Si tomamos, por ejem- das del campo y los esclavos asalariados de la industria
difícilmente podrían liberarse por sus propias fuerzas”
plo, los análisis publicados en Die Neue Zeit y (Thalheimer, 1911: 860; citado en Mármora, 1981);
el Vorwärts!, los dos órganos más autorizados Eugen V. Debs (1912: 31; citado en Mármora, 1981: n.
de la socialdemocracia alemana, observaremos 8) sostiene que la consigna “de los liberales, ¡Tierra y
que, curiosamente, la perspectiva de redacto- Libertad!, ¡Expropiación de los latifundios! no parece
res de la importancia de August Thalheimer, correcta. Las masas proletarias mexicanas son igno-
rantes, supersticiosas, desorganizadas, completamente
Gustav Ledebour o Heinrich Cunow es exacta- esclavizadas y oprimidas. Antes de realizar una ‘revo-
mente la misma no obstante integrar corrientes lución económica’ hay que esclarecer a esas masas e
radicalmente diferenciadas dentro del partido imbuirlas de conciencia de clase”.
364 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desconocida no obstante sus profundas raíces La debilidad, o ausencia, de aquellos sujetos


históricas y el papel central desempeñado en la sociales reconocidos como los únicos válidos
revolución. de un proceso de transformación conducía a
todo el razonamiento a seguir una actitud de
De tal modo el análisis tendía a sobredimen- tipo naturalista a partir de la cual los factores
sionar la acción de los sujetos sociales “mo- de disciplinarización y de racionalidad social
dernos”, como el proletariado industrial, los solo podían ser introducidos desde afuera. Tal
pequeños propietarios o la burguesía liberal, como la burguesía europea hacía descansar en
mientras que las masas rurales eran descalifica- un caudillo militar o en la intervención nortea-
das o reducidas a mero objeto de explotación27. mericana la resolución del caos, para los so-
Como de todas maneras lo que caracterizaba cialdemócratas alemanes la única perspectiva
a la revolución era el hecho de ser esencial- contemplada a largo plazo era la imposición de
mente una revolución campesina, y la superes- un nuevo orden basado en la presencia deci-
tructura “moderna”, sobredimensionada o no, soria de la burguesía liberal y del proletariado
se evidenciaba en extremo frágil y reducida, el moderno. En la visión socialista, mientras la
análisis mostrábase incapaz de profundizar en perspectiva y la presencia del proletariado in-
la dinámica revolucionaria del proceso social, ternacional no lograran enraizarse en México,
el cual era percibido solamente en sus elemen- “los sujetos sociales estaban condenados a ser
tos de espontaneidad y caos. La denuncia mo- marionetas en manos de los intereses y antago-
ralista de las condiciones brutales de opresión nismos de tal o cual fracción del capital inter-
y explotación quedaban opacadas por la fuerte nacional” (Mármora, 1981: 5).
insistencia en la incapacidad histórica de las Es evidente que un razonamiento como el
masas explotadas. que estamos analizando descansaba sobre
una concepción profundamente arraigada
en la socialdemocracia europea, y también
27 El 21 de febrero de 1913 el Vorwärts (Buenos Aires) entre los socialistas latinoamericanos, cuya
escribe que “los oprimidos tomaron las armas en busca
de su liberación y no lograron más que un cambio de
raíz se encuentra en el Marx del Manifiesto
opresor”. Dos días después, el 23 de febrero, caracteriza Comunista (Marx y Engels, 1973 [1848]) y de
a los dirigentes de la revolución como simples bandidos. El dieciocho Brumario (Marx, 1973 [1852]):
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina365

la descalificación del mundo rural y del cam- y hubo menester de las fulgurantes presencias
pesinado identificados con el “primitivismo” y de las revoluciones rusa y china para descubrir,
la “barbarie”. Si es verdad que proletariado y en los años veinte, que en su propio territorio
clase obrera no coinciden necesariamente, lo se estaba operando desde una década anterior
que el europeísmo a ultranza de los socialde- una experiencia de masas de tamaña magni-
mócratas no percibía era que ese proletariado tud. El laboratorio político mexicano ponía a
cuya ausencia lamentaban estaba en las masas prueba la validez de las hipótesis teóricas fun-
rurales movilizadas, que en México consti- damentales del movimiento obrero mundial y
tuían, como es lógico, la fuerza motriz de todo mostraba que sin una refundación de la teoría
proyecto radical de transformación. Del mismo y de la práctica del socialismo la realidad ame-
modo que el débil semiproletariado urbano de ricana era indescifrable para el marxismo.
la ciudad de México –que manifestó una fuerte La paradoja del socialismo latinoamericano
incomprensión del movimiento zapatista por residía, por tanto, en que al operar sobre una
su notable componente religioso, y que ten- realidad distinta de la europea sus esfuerzos por
dió a aliarse con la pequeñaburguesía citadina aplicar a nuestro medio las orientaciones funda-
para reprimir militarmente a las masas cam- mentales del marxismo construido y canoniza-
pesinas en rebelión–, los socialistas europeos do por la Segunda Internacional tenían efectos
no podían entrever siquiera la perspectiva de contradictorios, efectos de los que no se tuvo
la formación de un nuevo bloque social revolu- plena conciencia en su naturaleza y consecuen-
cionario basado en la fusión de fuerzas socia- cias. Si bien les permitía obtener éxitos relativos
les que, como el campesinado y la clase obrera, en la organización de las clases trabajadoras, los
eran, para ellos, expresiones de dos mundos colocaba objetivamente en una posición subal-
excluyentes. terna en el interior del bloque de fuerzas orien-
Es sin duda esta concepción la que explica tadas a la modernización capitalista de la región.
el soslayamiento y aun la negación de uno de El desconocimiento casi total de la esencia de
los hechos revolucionarios más significativos la teoría revolucionaria de Marx, la aceptación
del siglo. Pero no fue solo Europa la que olvidó incuestionada del paradigma socialdemócrata
o trató de silenciar esta realidad traumatizante; que condicionaba la posibilidad del socialismo
ocurrió del mismo modo con América Latina, al crecimiento de las fuerzas productivas y por
366 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tanto al consiguiente aumento cuantitativo de En la medida en que para Thiessen el desarro-


la clase obrera moderna, el plegamiento a las llo de las relaciones económicas capitalistas
difíciles condiciones ideológicas y políticas en ya se habían hecho presentes, maduraban “los
las que se desarrollaba su labor tendían a limitar elementos que permiten probar que el socia-
la acción socialista a una mera batalla cotidiana lismo en Argentina tiene ya hoy una base más
por las reivindicaciones más inmediatas de los firme”. De lo que se trataba, entonces, era de
trabajadores y por la plena legalidad y libertad no descuidar el trabajo práctico, pero sí de
del movimiento. La doctrina estaba, de hecho, “imbuirlo del espíritu socialista”. Hasta en
escindida de esta acción y relegada a la condi- quienes defendían con mayor firmeza el conte-
ción de una filosofía de la historia sobre la que nido doctrinario socialista de los nuevos orga-
se fundaba la propaganda abstracta de una so- nismos políticos, la doctrina, en realidad, era
ciedad alternativa. Tal como afirmaba Cornelio considerada como una suma de principios abs-
Thiessen (1913: 688) en la reseña antes citada, tractos, válidos de una vez para siempre y en
las condiciones de atraso, en este caso en la
Argentina, hicieron que el socialismo
le hiciera Emilio J. Corbière, y al rememorar su etapa ju-
venil de militancia en el Partido Socialista, dice: “Consti-
[…] se limitara también al trabajo presente.
tuíamos un grupo juvenil socialista numeroso y también
Faltan aquí las condiciones objetivas para una nos apoyaban algunos veteranos socialistas. El proceso
propaganda colectivista y el llamado “objetivo fi- en el que se desarrolló la tendencia de izquierda dentro
nal” se convierte en una “hipótesis” auxiliar. Si se del Partido Socialista arranca a principios de la década
considera este estado de cosas como transitorio, del diez. De aquella época son testimonios Palabras So-
cialistas, una publicación quincenal, y Adelante, órga-
uno puede reconciliarse en parte con esta activi-
no de la Federación de las Juventudes Socialistas. [...]
dad “socialista”. Lo malo es, precisamente, que se Nosotros constituimos la Juventud Socialista ‘Amilcare
pretende hacernos ver como normal esta “etapa Cipriani’ –anexa al Centro de la Sección 8ª que tenía su
de transición”28. sede en Mármol 911. Trabajamos organizando cursos de
capacitación y conferencias. López Jaime pronunció una
sobre ‘El concepto materialista de la historia’ y recuerdo
28 La única referencia que hemos podido obtener sobre también al malogrado joven Cornelio Thiessen, fallecido
este corresponsal es una mención circunstancial del di- a principios de 1916, y que trabajó en torno al problema
rigente comunista Rodolfo Ghioldi. En un reportaje que del militarismo” (Corbière, 1974: 22).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina367

cualquier circunstancia; principios que debían que los militantes latinoamericanos recogieron
ser difundidos como prerrequisito para que un de la experiencia de la socialdemocracia euro-
movimiento obrero, aún no desprendido por pea. Es la aceptación de esta hipótesis lo que
completo del mundo burgués del que surgió, condujo a que, por lo menos hasta Mariátegui,
pudiera conquistar una identidad propia. A ese socialismo y marxismo fueran, en América
mundo lo separaba del proletariado una cisura Latina, “sinónimos de Europa” (Paris, 1981:
radical y la función de la doctrina y de la acción 12). Lo cual explica que solo pudiera formular-
socialista era transformar dicha cisura en una se una propuesta de terrenalización de la doc-
grieta profunda y consciente. trina de Marx a una realidad reconocida en for-
Teoría y movimiento real no eran, por tanto, ma explícita como históricamente diferenciada
los dos términos de una relación que solo po- –aunque dentro del paradigma europeísta y al
día fundarse en la determinación precisa de la precio de la amputación de toda su perspectiva
especificidad histórica del proceso, sino entes revolucionaria– en las zonas más plenamente
abstractos y siempre idénticos a sí mismos en “europeas” del continente, en ese confín de
los que únicamente la ignorancia e incultura América del Sur donde una extensa comarca
transitoria del segundo creaba las dificultades fue convertida prácticamente en colonia de
de inserción del primero. La tarea de los socia- “poblamiento” por el capitalismo central.
listas quedaba reducida, en última instancia, a Ya hemos señalado las consecuencias nega-
una empeñosa e inteligente labor de organiza- tivas para el desarrollo del marxismo derivadas
ción y de educación del proletariado. El peso de la despreocupación del socialismo europeo
aplastante que este debía necesariamente ad- por la singularidad latinoamericana, despreo-
quirir en la sociedad capitalísticamente desa- cupación que mantiene inalterada una actitud
rrollada, según la visión reformista, o los hipo- ya presente en los propios fundadores de la
téticos cataclismos históricos a que estaba con- doctrina. Lo que acaso sorprenda es saber que
denada, según la visión revolucionaria, habrían el cuestionamiento marxiano de la validez uni-
de conducir a ese proletariado a la conquista versal del camino recorrido por el capitalismo
del poder y a la construcción del socialismo. en Europa occidental –que tuvo como origen la
Tal era la concepción del socialismo moder- reorientación de sus estudios hacia el análisis
no, y más en particular de la doctrina de Marx, de los procesos de disolución de la comunidad
368 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

agraria en Occidente y de las razones de su II. La hipótesis de Justo


permanencia en Oriente y en Rusia– conflu-
yó no solo en la revalorización de la comuna
rusa, sino también en el “redescubrimiento”
de América. Aunque no de esa América hispá- 1. Movimiento real versus doctrina-
nica a la que Marx había descalificado en los rismo programático
años cincuenta, sino de ese territorio del norte
cuya vertiginosa transformación tenía la virtud Las vicisitudes del socialismo en América Latina
de revelar al Viejo Mundo el secreto del modo remiten curiosamente –no obstante las radica-
capitalista de producción y de acumulación les diferencias que resultan fáciles de estable-
(Marx, 1980, T. I, Vol. 3: 967). Modificando su cer– al caso también anómalo del socialismo
visión fuertemente anclada en las condiciones en los Estados Unidos, donde apareció siempre
de Francia y de Inglaterra, Marx convertirá como un hecho no fácilmente explicable la au-
desde los años sesenta en adelante a Rusia y sencia de una clase obrera organizada según
a los Estados Unidos en los soportes del cua- los patrones europeos. Ambos fenómenos son
dro estratégico general caracterizado por la ex- aproximables en términos precisamente de su
pansión del capitalismo hacia nuevas áreas de excentricidad; constituyen pruebas flagrantes
explotación. Pero si el análisis de Rusia lo con- del pecado de simplificación que se comete
dujo a descubrir en el campesinado potenciali- cuando se hace depender exclusivamente del
dades revolucionarias antes negadas, el de los crecimiento del capitalismo el desarrollo de un
Estados Unidos le permitió a su vez vislumbrar movimiento obrero moderno socialista, puesto
los obstáculos que un país nuevo y de fronte- que si el portentoso avance de la sociedad bur-
ras abiertas podía oponer a una clase obrera guesa no daba necesariamente como resultado
de reciente creación y dividida en sus naciona- el crecimiento del socialismo en los Estados
lidades de origen. Paradójicamente, en los mo- Unidos, ¿hasta qué punto podía ser admitida
mentos en que descubre la virtualidad revolu- como válida la atribución al atraso de sus difi-
cionaria del campesinado advierte el error que cultades de expansión en Latinoamérica? Son
significa creer en una universal determinación hechos estos que evocan en la reflexión historio-
“socialista” de la clase obrera. gráfica y política la idea de un mundo distinto,
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina369

en el que ciertas características propias deter- determinar las causas de la distinta función que
minan una diversidad de caminos irreductible a desempeñaba en una y otra parte la república
ciertos paradigmas teóricos constituidos en la burguesa: forma política de la subversión de la
Europa de fines de siglo29. Ya el propio Marx se sociedad burguesa en Europa era en América
había topado con este problema cuando trató de del Norte su forma conservadora de vida. En
países de vieja civilización, con una formación
29 Ya a comienzos de siglo Werner Sombart (1906) ha-
de clase desarrollada, con condiciones moder-
bía de poner en duda la necesidad de la coincidencia nas de producción “y con una conciencia inte-
entre capitalismo y desarrollo de un movimiento obrero lectual en la que todas las ideas tradicionales se
socialista. En 1906 publica un ensayo titulado sugerente- hallan disueltas por un trabajo secular” la repú-
mente Warum gibt es in den Vereinigter Staaten kein blica burguesa, en cuanto forma política, faci-
Sozialismus? con el propósito, al final no logrado, de
dar una respuesta a la refutación práctica que la expe-
litaba la transición a una forma social distinta.
riencia predominante en los países anglosajones hacía Pero en los Estados Unidos de América, “donde,
de su tesis sobre el socialismo como expresión ideológi- si bien existen ya clases, estas no se han plasma-
ca necesaria derivada de la existencia económico-corpo- do todavía, sino que cambian constantemente
rativa inmediata de los trabajadores. Para la conciencia y se ceden unas a otras sus partes integrantes,
socialista de fines de siglo, la experiencia de la sociedad
americana obligaba a una ampliación considerable de la
en movimiento continuo; donde los medios mo-
teoría marxista y a la necesidad de un enriquecimiento dernos de producción, en vez de coincidir con
de la imagen que se tenía del socialismo. Como es evi- una superpoblación crónica, suplen más bien la
dente, analizar la experiencia socialista en los Estados escasez relativa de cabezas y brazos, y donde,
Unidos solo en términos de “fracaso” impide plantearse por último, el movimiento febrilmente juvenil
la verdadera pregunta: hasta qué punto hubo o no una
“americanización” de las doctrinas socialistas y a qué or-
de la producción material, que tiene un mundo
ganizaciones dieron vida dichas doctrinas que significa- nuevo que apropiarse, no ha dejado tiempo ni
ron un momento de relevante importancia en la constitu- ocasión para eliminar el viejo mundo fantasmal”
ción de la clase obrera norteamericana. Pero un estudio (Marx, 1973 [1852], T. I: 416)30, allí, o en países
de este tipo requiere necesariamente estudiar la historia
del socialismo norteamericano no solo en relación con
la evolución social y económica del país, sino también 30 Justo utiliza estas frases de Marx para mostrar que,
preguntarse de qué manera tal historia estuvo unida a la al igual que en los Estados Unidos, en la Argentina re-
del socialismo europeo. sulta imposible mantener el carácter exclusivamente
370 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

semejantes, la república burguesa es “la forma Marx la inexistencia de la presión sobrepobla-


conservadora de vida” de esa sociedad. cional colocaba a los Estados Unidos fuera de
La escasez de brazos y la extrema movilidad la revolución europea presagiada. La revolu-
social que de esta deriva; la ausencia de una ción socialista –y por lo tanto, agregamos no-
conciencia intelectual capaz de disolver en un sotros, el movimiento social capaz de llevarla
trabajo secular todas las ideas tradicionales... a cabo– no podría abrirse paso allí mientras la
Solo basta agregar ese elemento que los ex- colonización capitalista no se hubiera agotado
plica a ambos: la presencia de inmensos terri- en Occidente. La suerte de América, la posibi-
torios libres, para que aparezca ante nuestros lidad de formar un sistema compacto de so-
ojos ese haz de singularidad sobre el que la ciedad civil y de experimentar las necesidades
conciencia radical europea fundará las razo- de un estado orgánico, solo habría de decidir-
nes de la anomalía americana. Si para Hegel la se, tanto para Hegel como para Marx, cuando
existencia de la tierra libre imposibilitaba de los espacios libres se hubieran llenado y cuan-
hecho la emergencia de un Estado moderno o, do la sociedad pudiera concentrarse sobre sí
dicho de otro modo, de la sociedad burguesa misma. Civilización burguesa e inmigración
como tal, en la medida en que la emigración masiva se evidencian así como dos aspectos
constante diluía las diferencias de clase, para de un mismo proceso, y el espectro de la lucha
de clases parece derivar inexorablemente de
la consumación de ambos. El Nuevo Mundo
“obrero” del Partido Socialista, el cual sufre, como la permitía a la economía política del Viejo des-
sociedad en su conjunto, un incontrolable proceso de cubrir el secreto del modo capitalista de pro-
movilidad social. “Es un país aquél, y quizá lo es en bas-
tante grado este, en que un proletariado puede llegar en
ducción y de acumulación en la medida en que
un período relativamente breve a la situación de empre- mostraba que solo es posible a condición de
sario, de patrón, de capitalista más o menos grande, y aniquilar la propiedad privada que se funda en
donde, por consiguiente, un partido como el nuestro, si el trabajo propio o, lo que es lo mismo, la ex-
conserva los elementos humanos que entran a formar- propiación del trabajador.
lo [...] es seguro que ha de tener en sus filas, después
de cierto número de años, cierto número de patrones,
Mientras el caudaloso y continuo torren-
aunque sea un partido obrero y socialista” (Justo, 1947 te humano que todos los años Europa depo-
[1921]: 354). sitaba en América encontrara la forma de
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina371

diseminarse por un vasto territorio libre, la sus análisis los llevó a subestimar los obstá-
producción capitalista avanzaría lentamente. culos que podrían anteponerse a la consti-
Cuando el proceso se revirtiera o la ola in- tución de grandes movimientos obreros en
migratoria europea fuera superior a la capa- América. Exagerando la “plasticidad” de esa
cidad de absorción del territorio, la produc- masa enorme de fuerza de trabajo descarga-
ción capitalista avanzaría a pasos de gigante, da en nuestras costas por Europa, trasladaron
aunque la dependencia del asalariado tardara la dinamicidad del industrialismo americano
en alcanzar los niveles logrados en Europa. al proceso mismo de formación de las orga-
Mientras cualquier hombre pudiera conver- nizaciones de clase. Las tradiciones arcaicas,
tirse, si no en capitalista, por lo menos en un la religiosidad artificial, la incapacidad teórica
hombre independiente, produciendo o comer- serían aventadas fácilmente cuando el inevi-
ciando con sus propios medios o por su cuen- table movimiento social se echara a andar.
ta, no existía espacio alguno en el interior del Pero lo que interesa recordar es que frente a
cual la clase obrera pudiera madurar para un un movimiento inédito en sus características
movimiento histórico independiente. Pero distintivas, ambos comprendieron lúcidamen-
apenas el desarrollo capitalista concentrara la te la necesidad de recomponer el campo de la
riqueza y distribuyera ampliamente la pobre- propia teoría, de enriquecer toda su visión de
za, ese movimiento habría inevitablemente de la relación entre teoría y movimiento. Se plan-
surgir con un ímpetu y una fuerza desconoci- tearon, en cierto modo, el problema crucial de
dos por el mundo, y esto por la simple razón las condiciones de validez de un conjunto de
de que, a diferencia de los más antiguos movi- principios, de categorías y hasta de vocabula-
mientos políticos y obreros europeos, no ten- rios constituido con relación a otros pueblos
dría que enfrentarse a ese colosal montón de y a otros medios culturales. El propio Engels
basura heredada de las formaciones sociales recordaba, y no por casualidad, a su corres-
anteriores. No obstante que el Nuevo Mundo ponsal germano americano Sorge que el caso
aparecía ante Marx y Engels como más atado de Inglaterra, y también por supuesto el de los
por ciertas costumbres, más viejo en algunos Estados Unidos de América, demostraba “que
aspectos que Europa, el optimismo y activis- es imposible machacarle simplemente una
mo revolucionario sobre los que fundaron teoría en forma abstracta y dogmática a una
372 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

gran nación, aun cuando se posea la mejor de debía ser puesta a prueba con las experien-
las teorías, surgida de las propias condicio- cias adquiridas. Solamente así los socialistas
nes de vida, y aun cuando los tutores sean los estarían en condiciones de contribuir a que la
mejores” (Engels, 1972b: 574). La necesidad teoría se convirtiera en una expresión origi-
de organizar el movimiento obrero a escala naria de la propia realidad del movimiento, a
nacional, aun abstrayéndose de programas que se incorporara “a la carne y a la sangre”
teóricos definidos, que recorriera un camino de la clase obrera (Engels, 1979: 316)31. Sin
propio, por más limitado que este fuera, era embargo, para elevarla a un nivel tal en que
enérgicamente defendida frente a cualquier le resultara posible en las nuevas condicio-
exigencia de claridad teórica, porque “mucho nes representar el movimiento del futuro en
más importante a que el movimiento proceda el movimiento del presente, la doctrina debía
desde el principio sobre líneas perfectamente ser despojada de su “característica específi-
correctas en teoría es que se difunda, que mar- camente alemana” y reformulada “a la mane-
che armoniosamente, que se arraigue y abar- ra inglesa”. La ortodoxia teórica, ese campo
que en todo lo posible a todo el proletariado privilegiado que remitía casi exclusivamente
norteamericano [...]. Lo más importante es po-
ner en marcha a la clase obrera como clase”
(Engels, 1972a: 564), porque “cada paso del 31 Carta de Engels a Florence Kelly Wischnewetsky,
movimiento real” es infinitamente más valioso del 27 de enero de 1887: “Nuestra teoría es una teoría
que una infinidad de programas. de desarrollo, no un dogma a aprender de memoria y
El movimiento real de autoconstitución de a repetir mecánicamente. Cuanto menos se les macha-
que a los norteamericanos desde afuera y cuanto más la
la clase obrera en el proceso de lucha por la pongan a prueba con su propia experiencia –con ayuda
defensa y la ampliación de sus intereses es- de los alemanes tanto más profundamente se incorpo-
pecíficos podría evolucionar hacia propuestas rará a su carne y a su sangre [...] Creo que toda nuestra
socialistas no mediante la imposición desde experiencia ha mostrado que es posible trabajar junto
el exterior de dogmas “alemanes” o “marxis- con el movimiento general de la clase obrera en cada
una de sus etapas sin ceder u ocultar nuestra propia po-
tas”, sino a través de una revolucionarización sición e incluso nuestra organización, y temo que si los
desde el interior del mismo movimiento, en germano americanos eligen una vía distinta cometerán
un proceso en el que la propia teoría de Marx un grave error” (Engels, 1979: 316).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina373

a características específicas del movimiento hasta dónde sus discípulos americanos tu-
obrero y socialista alemán, debía por tanto vieron en cuenta estas advertencias que, por
dejar paso a una nueva forma de la relación lo demás, encerraban consecuencias que en
entre teoría y movimiento social que no po- modo alguno ambos extrajeron32. Poco antes
día menos que implicar la recomposición de
ambos. La obstinación con que estas grandes
32 La correspondencia de Marx y Engels con los ame-
naciones “independientes” –y para Engels “las ricanos (en su mayoría emigrantes alemanes) es bas-
inglesas y sus descendientes son con seguri- tante ilustrativa de la despreocupación por la teoría
dad las más independientes”– se empeñaban de que hacen gala. Evidentemente tenían una noción
en recorrer un camino propio debía molestar aproximada del modo de formación de la sociedad
lógicamente a todos los doctrinarios, es decir americana y de los efectos que sobre ella podían tener
las sucesivas oleadas de inmigrantes y la consiguiente
a aquellos dogmáticos que no pudieron apren- incorporación a la producción de una mano de obra
der a usar la teoría como palanca para poner en extremo diferenciada, tanto racial como cultural-
en movimiento a las masas, pero eso no impe- mente. Comprendieron hasta dónde resultaba difícil
día que tal obstinación constituyera en sí mis- formar allí un tejido unitario en términos de concien-
ma una garantía de que “una vez comenzado cia de clase, y se sintieron inclinados a valorizar, de
una manera inusual en ellos, todo movimiento prácti-
el proceso este pudiera llevarse a su término” co de los trabajadores; comprendiendo que, como tal,
(Engels, 1972c: 578). dicho movimiento no podía dejar de tener profundas
Frente a una clase obrera fuertemente di- implicaciones teóricas. Mientras sometieron a una
ferenciada en su interior, por razones eco- virulenta crítica el Programa de Gotha, que sirvió de
nómicas, culturales, de raza, religión y na- base a la unificación del movimiento obrero alemán
en 1875 en un único partido socialdemócrata, en el
cionalidad, colocada totalmente fuera de las caso del movimiento obrero norteamericano estaban
experiencias europeas conocidas, y por tanto dispuestos a considerar de modo favorable cualquier
ajena a los propios esquemas marxistas, a sus programa que, manteniéndose en el terreno de clase,
fundamentos doctrinarios y hasta a sus distin- permitiera al movimiento dar un paso adelante. Esta
tas fases de elaboración, Marx y Engels se es- actitud, aparentemente contradictoria, en realidad no
es tal si se la analiza desde la perspectiva política en
forzaron, en nuestra opinión sin lograrlo, por la que Marx se colocaba, y no desde las consecuencias
adecuar la teoría a las particularidades del que se cree deducir de sus concepciones. Lo que Marx
movimiento. No corresponde dilucidar aquí creía encontrar en el obrero alemán y lo llevaba a atri-
374 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de morir, Engels se mostró tan escéptico de lisa y llanamente por la disolución del partido
la capacidad de comprensión de sus amigos “alemán” en cuanto tal. En su opinión se había
germano americanos que hasta se pronunció convertido en el peor de los obstáculos para
que pudiera fructificar una acción doctrinaria
socialista en un movimiento que hacia fines de
buirle una función emblemática, no podía en modo al- siglo mostraba serios indicios de comenzar a
guno descubrirlo en el obrero norteamericano, lo cual
muestra hasta qué punto es errónea, o por lo menos
marchar. Pero lo que interesa señalar aquí es
parcial, la afirmación, que ya es casi un lugar común, que hubo en América Latina, y más precisa-
de que Marx y Engels no entendieron la naturaleza es- mente en la República Argentina, un pensador
pecífica de los partidos socialistas que se organizaron socialista que, sin tener posibilidad alguna de
en el marco del desarrollo capitalista. Esta opinión no conocer estas reflexiones marxianas, salvo las
puede sostenerse si en lugar de tomar como patrón de
medida la relación entre Marx y el movimiento obrero
que se pudieran desprender de su lectura de
alemán introducimos a esta en el contexto más amplio El Capital (Marx, 1946, T. I), del cap. XXV: “La
del movimiento obrero europeo y americano. teoría moderna de la colonización”, trató de
De todas maneras, es evidente que ambos tendieron a encarar en el mismo sentido de la preocupa-
observar el movimiento americano con las lentes del ción de Marx la tarea histórica de construir en
inglés, influidos, acaso, por los elementos de conver-
gencia que podían encontrarse en los procesos forma-
su país un movimiento socialista. Hecho este
tivos de ambos. Abrigaron idénticas esperanzas en la que no debe sorprendernos demasiado porque
capacidad de ambas clases obreras de superar el peso en la etapa en que maduraban sus concepcio-
retardatario de sus respectivas tradiciones, sin com- nes socialistas pudo observar en la prácti-
prender cabalmente cuán distintas eran entre sí. Dicho ca a un movimiento obrero y a una realidad
de otro modo, no pudieron imaginar hasta dónde las
características de la sociedad americana colocaban
nacional que, con la norteamericana, Marx
al movimiento de sus clases trabajadoras fuera de las solo pudo seguir de manera indirecta. Un año
experiencias europeas conocidas, y por lo tanto tam- antes de la formación del Partido Socialista
bién fuera de los propios esquemas marxistas, de sus Argentino, pero un año después de la creación
fundamentos doctrinarios y hasta de sus fases de ela- del periódico obrero La Vanguardia por él di-
boración. Lo cual plantea el problema de los límites de
la teoría y no simplemente los de su aplicación, terreno
rigido, pudo realizar un viaje de estudios a los
este en el que, como es explicable, ni Marx ni Engels Estados Unidos, del que extrajo conclusiones
pudieron instalarse. que indudablemente le permitieron formular
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina375

una propuesta de socialismo en la Argentina Juan B. Justo representa indudablemente un


que partía del explícito rechazo de un modelo caso excepcional en el socialismo latinoameri-
a imitar33. cano, no solo porque resulta imposible encon-
trar en su interior figuras intelectuales de su
nivel, sino porque en ninguna otra parte logró
33 En 1895 Juan B. Justo realiza un viaje de estudios a conformarse en torno a una personalidad equi-
Estados Unidos y Europa. Desde allí envía al periódico
obrero La Vanguardia una serie de notas que fueron
parable un núcleo dirigente de la calidad y de la
luego reunidas en un folleto titulado En los Estados solidez del que caracterizó al Partido Socialista
Unidos (Justo, 1928). La idea de que es en ese país Argentino. Ni aún en países como Chile o
donde se estaba operando un experimento vinculado Uruguay, en los que la acción socialista fue tem-
al destino futuro de toda la humanidad recorre sus pá- prana y permanente, se dio un fenómeno seme-
ginas. Veamos, por ejemplo, la comparación que hace
con su propio país: “La población blanca en los Estados
jante, y hasta se puede afirmar, sin temor a que
Unidos proviene casi toda de las naciones europeas que se nos contradiga, que algunas características
hoy más sobresalen por su energía y su aptitud de orga- de dicha acción derivan de la poderosa influen-
nización. Se ha desarrollado libre de toda traba feudal cia que ejerció en el continente la experiencia
como las que aún pesan sobre algunos de los pueblos argentina. Vinculado estrechamente al movi-
de Europa; libre de todo militarismo, porque no tiene
vecinos temibles, ni colonias que defender; libre de las
miento socialista internacional, lector asiduo
convulsiones de los países sudamericanos, donde la de las principales publicaciones sociales euro-
clase gobernante, de una incapacidad económica com- peas y americanas, estudioso de la problemáti-
pleta, ha luchado, dividida en facciones, por el privile- ca teórica y práctica suscitada por los escritos
gio de oprimir una clase inferior, ignorante y débil, o de Bernstein, al que leía en su propio idioma,
donde, como en la República Argentina, una numerosa
y activa población extranjera se mantiene fuera del or-
traductor de El Capital (Marx, 1946) ya a fines
ganismo político del país. Constituyen, pues, los Esta-
dos Unidos, entre las grandes naciones modernas, la so-
ciedad que más se acerca al tipo industrial, y colocada está en armonía con las instituciones vigentes, ni con
en las condiciones más favorables para su prosperidad. el nivel intelectual y moral de la población y exige pe-
Si esa prosperidad está ahora matizada con miseria, si rentoriamente en ellos un adelanto proporcional. Es en
el desorden y la anarquía han hecho su aparición en la Norte América donde el capitalismo se desarrolla hoy
sociedad americana [...] el origen de todo eso tiene que más grande y más libre. Es aquí, pues, donde conviene
estar en que el sistema industrial muy adelantado ya no estudiar su evolución” (Justo, 1928: 5-6).
376 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de siglo, Justo fue una de esas grandes figuras proseguidor de las tradiciones liberales demo-
que caracterizaron a la Segunda Internacional. cráticas que tuvieron en Sarmiento su mayor
Injustamente soslayado en ese plano, su per- exponente en la sociedad argentina. De ahí
sonalidad relevante quedó sepultada bajo la que, a diferencia de una actitud bastante gene-
pesada lápida con la que el movimiento revolu- ralizada en el pensamiento socialista de la épo-
cionario, a partir de la Primera Guerra y de la ca, desde el inicio de sus reflexiones intentara
Revolución de Octubre, intentó enterrar toda la encontrar las raíces del socialismo en una reva-
significación histórica de esa vastísima y con- lorización crítica, y desde el punto de vista de
trovertida experiencia social. Al igual que otros la lucha de clases, de toda la historia nacional.
dirigentes internacionales trató de mantener Porque en realidad nunca fue un marxista tout
una relación crítica con la doctrina de Marx, no court, su “teoría científica de la historia y la po-
concibiéndose a sí mismo ni a su partido como lítica argentina” no fue otra cosa que la reite-
“marxistas”, sino como socialistas que encontra- ración del papel relevante desempeñado por el
ban en Marx, pero también en otros pensadores, “factor económico” en la Revolución de Mayo
un conjunto de ideas y de propuestas útiles para y en la guerra civil que sucedió a aquélla, sobre
poder llevar adelante el propósito al que dedi- lo cual ya había insistido desde años antes una
có toda su inteligencia y su voluntad de lucha: corriente interpretativa bastante difundida.
el de crear, en las condiciones específicas de la Pero lo que en nuestro caso importa, porque lo
sociedad argentina, un movimiento social de de- distancia de esa interpretación, es que el aná-
finido carácter socialista y un cuerpo de ideas lisis “economicista” de Justo concluía en una
que, sintetizando los conocimientos aportados condena radical de las clases dirigentes argen-
por la ciencia y los que se derivan de la propia tinas y en una revalorización positiva de las cla-
experiencia de ese movimiento, se constituyera ses populares34. El Partido Socialista aparecía
en una guía certera para el logro del objetivo fi-
nal de una sociedad socialista.
Concibiendo al socialismo como un resulta- 34 “El pueblo argentino no tiene glorias. La indepen-
dencia fue una gloria burguesa; el pueblo no tuvo más
do inevitable del avance de la cultura política parte en ella que la de servir los designios de la clase
y de la democratización de las instituciones, privilegiada que dirigía el movimiento. Pero pronto
Justo fue un demócrata cabal, un consecuente tuvo que luchar contra esta clase para defender el suelo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina377

en su razonamiento como el único capaz de fu- El socialismo moderno cuenta también con las
sionar los esfuerzos históricamente ciegos de masas populares y con el poder de la razón; pero
aquellas clases subalternas con el movimiento con las masas populares en tanto que ejercitan
obrero y social moderno en gestación, porque su razón, y con la razón, en tanto que es ejerci-
era el único partido político dotado de un pro- tada por las masas [...]. El pueblo, movido por la
grama y de un objetivo histórico compatible necesidad, se está asimilando una gran verdad
con la evolución de las sociedades. Afirmaba científica: la teoría económica de la historia, y
Justo (1947 [1897]: 40): su porción más inteligente y activa, el Partido
Socialista, basa en ella su acción. Enseña a los
trabajadores a comprender su situación de clase
explotada.
en que vivía contra la rapiña y el absoluto dominio de
los señores [...]. El gaucho vio su existencia amenazada,
e, incapaz de adaptarse a las condiciones de la época,
se rebeló. Así nacieron las guerras civiles del año vein- la producción capitalista, a la que era incapaz de adap-
te y subsiguientes, que fueron una verdadera lucha de tarse, que se alzaba contra los propietarios del suelo,
clases. Las montoneras eran el pueblo de la campaña cada vez más ávidos de tierras y de ganancias [...]. Poco
levantado contra los señores de las ciudades [...]. Los a poco la población campesina fue domada por los mis-
gauchos defendían el terreno que pisaban; luchaban a mos que ella había exaltado como jefes, y de toda esta
su modo por la libertad. Su resistencia, sin embargo, lucha no resultó nada permanente en bien de quienes
fracasó. ¿Por qué fracasó? Porque eran de una incapa- la habían sostenido: los campesinos insurreccionados
cidad económica completa; su insurrección, puramen- y triunfantes no supieron establecer en el país la pe-
te instintiva, no tendía más que a dejar las cosas como queña propiedad. Para ellos, esta hubiera sido, sin em-
estaban, a un imposible statu quo, que les permitiera bargo, el único medio de liberarse efectivamente de la
seguir viviendo como habían vivido hasta entonces” servidumbre y del avasallamiento a los señores; como
(Justo, 1947, T. VI: 37-38). “Los gauchos no eran ‘un establecer la pequeña propiedad hubiera sido el medio
pueblo lleno de la conciencia de sus intereses y de sus más eficaz de oponerse a las montoneras y de cimentar
derechos políticos’, como lo pretende el historiador Ló- sólidamente la democracia en el país” (Justo, 1947, T.
pez, y lo creen quienes toman en serio el mote aquel VI: 167). Como luego veremos, esta idea de una demo-
de ‘Federación’; no eran tampoco una ‘inmunda plaga cracia rural cimentada en un desarrollo agrario de tipo
de bandoleros alzados contra los poderes nacionales’, norteamericano constituye uno de los presupuestos de
como dice el mismo historiador. Eran simplemente la la estrategia justista de un bloque urbano-rural bajo la
población de los campos acorralada y desalojada por dirección de la clase obrera.
378 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Esta versión original del socialismo, como un que la encarnación metafísica de una idea; no
incontenible movimiento emergente de la mo- se agota como tal demostrando el error o las
dernidad de la sociedad argentina pero con limitaciones de sus propuestas. Pero puede
fuertes raíces que lo unen a todas las tradicio- ser de utilidad para esa reconstrucción histó-
nes de lucha de las clases explotadas del país, rica, aun faltante, indagar un poco más sobre
y del mundo, permitió al Partido Socialista las tensiones internas de la hipótesis de Justo,
arraigarse en la vida política y social argentina no con la finalidad de convertirlas en demiur-
como una parte de ella misma y no como un gos sino simplemente de reintroducirlas luego
fenómeno “externo”, ajeno a la propia reali- en la funcionalidad propia que tuvieron en un
dad. Sin embargo, los éxitos logrados tanto en tejido político que, en cuanto que tal, no podía
el movimiento social como en el sistema po- dejar de modificarlas. Trataremos de ver has-
lítico no pudieron superar los límites subya- ta qué punto su visión extremadamente suge-
centes en la propia hipótesis de Justo, límites rente –no digo exacta– del entrelazamiento de
que habrían de condicionar decisivamente su los elementos de modernidad y atraso en la
accionar político y su capacidad de conquis- sociedad argentina le permitió a Justo rebatir
tar a las masas trabajadoras argentinas para con éxito las superficiales observaciones del
su proyecto estratégico. socialista italiano Enrico Ferri, que cuestio-
No sería metodológicamente correcto ana- naban la posibilidad misma de existencia del
lizar el proceso histórico concreto de cons- socialismo en América Latina –y más en parti-
trucción de una gran organización política cular, en la Argentina–; pero al mismo tiempo
como fue el Partido Socialista Argentino solo intentaremos mostrar cómo su razonamiento
y exclusivamente desde la perspectiva que soslayaba teóricamente un problema implíci-
trazó Juan B. Justo. Tampoco resultaría válido to en la argumentación de Ferri destinado a
insistir en encontrar las razones de su deca- tener gravísimas consecuencias políticas no
dencia y frustración histórica en las limitacio- solo para el socialismo, sino también para la
nes del pensamiento de un dirigente, por más democracia argentina.
importante que este haya sido. Un movimien-
to político que fue de hecho expresión de bue-
na parte de las clases populares es mucho más
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina379

2. Nacionalización de las masas y de- siendo, inevitablemente, un proceso de supera-


mocracia social ción de ese socialismo primigenio. Si Europa
era el continente clásico del capitalismo y de su
La elevada magnitud del flujo migratorio y la contradictor histórico, el socialismo, América,
estrecha relación de tiempo y de lugar que ese “continente del porvenir” con el que soñó
puede establecerse entre dicho fenómeno y el el romanticismo europeo, no parecía dejar es-
nacimiento y desarrollo de formaciones socia- pacio alguno para la sostenida reiteración de
listas en América Latina contribuyeron decisi- aquella experiencia. A partir de tal concepción,
vamente a que se difundiera una concepción la historia del socialismo latinoamericano que-
unilateral del carácter contradictorio y nacio- daba reducida a una suerte de “antihistoria”, de
nalmente diferenciado de todo el proceso. Se interregno destinado inexorablemente a disol-
tendió a confundir dos elementos distintos verse en el proceso mismo de integración de
como son el papel excepcional desempeñado las masas populares en los sistemas políticos
por los inmigrantes europeos como portado- nacionales35.
res de una conciencia socialista adquirida en
sus países de origen, con su peso real en la
35 Nada hay más estéril para la indagación crítica de
formación y en el desarrollo del movimiento los elementos fundantes de una identidad propia de
mismo. De tal modo, la historia del socialismo América Latina –más allá de las diferencias y semejan-
en América Latina fue interpretada como un fe- zas de sus territorios nacionales constitutivos– que la
nómeno “externo”, ajeno en última instancia a idea de un continente colocado fuera de la historia uni-
la originalidad de una realidad supuestamente versal, categoría con la que hemos aceptado designar
la historia de Occidente, o dicho de otra manera la his-
impermeable a las determinaciones de clase. Al toria de la expansión mundial de la sociedad burguesa.
identificar la emergencia del movimiento socia- La “utopía de América” no es, en realidad, sino una pro-
lista con la situación de una masa humana a la yección mítica de la conciencia culposa de Occidente.
que dolorosas vicisitudes políticas, sociales y Producto de esa civilización que nos constituyó como
económicas despojaron del conjunto de deter- realidad social y cultural, no somos sino sus hijos puta-
tivos, a veces exaltados y muchas otras condenados. Ni
minaciones específicas que la vinculaban a una excepción, ni perversión, no hay salvación para noso-
nación o sociedad dada, todo proceso de “na- tros, en el caso de que la humanidad tenga alguna, “sin
cionalización” de esas masas debía terminar la ciencia y el pensamiento europeos u occidentales”,
380 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

De más está decir que una idea semejan- es en sí misma una evidencia irrefutable de su
te tiene en su favor la aparente fuerza de los insuperable condición de fenómeno externo a
hechos, porque a diferencia de lo ocurrido en la singularidad continental. Arrinconado en el
Europa, resulta imposible –quizá con la sola desván de la historia, el socialismo no forma
excepción de Chile– encontrar en América parte de nuestra realidad, no aparece como
Latina la presencia constante, prolongada en la una de sus expresiones originarias ni puede
historia, de movimientos obreros y socialistas dar cuentas, aun parcialmente, de la experien-
con características similares o aproximadas a cia de un siglo de luchas sociales latinoameri-
las de los europeos. El carácter problemático, canas. Reducido a la condición de mera faceta,
y relativamente atípico, que asumió en América un tanto folklórica, del romanticismo social
la relación entre movimiento social y organiza- cuarentiochesco y colocado en la situación de
ción socialista fue resuelto en el plano de la elemento externo al proceso histórico de cons-
teoría de una manera negativa y, en última ins- titución del movimiento obrero latinoamerica-
tancia, simplista. Aquello que históricamente no, el movimiento socialista como tal no tuvo
no pudo existir como tal no puede reclamar la ni pudo tener entre nosotros una historia sus-
legitimidad de una existencia futura; la debili- tantiva, propia, que debiera necesariamente ser
dad histórica del socialismo latinoamericano reconstruida como parte insoslayable de la his-
toria de los trabajadores. No para convalidar
un presente, signado por el distanciamiento de
como reconocía Mariátegui. La crisis de la racionalidad movimiento obrero y socialismo, sino para de-
occidental es también la nuestra, y solo desde el inte- limitar un campo problemático que requiere de
rior de ella y de todo lo que ella libera es posible pensar
un mundo nuevo y los caminos propios que todo pue-
nuevas propuestas teóricas y políticas.
blo recorre para construir su identidad propia en ese En síntesis, para ciertas corrientes historio-
universal colectivo que es el mundo de los hombres. gráficas vinculadas más o menos directamente
Bien vista, la idea de la existencia de un “continente del a expresiones ideológicas de corte nacionalista
porvenir” reconoce como fundamento la posibilidad o populista, el socialismo fue, en realidad, solo
abierta para toda la humanidad de construir una nueva
civilización que involucra necesariamente al socialis-
un mero cuerpo catalítico, uno de esos elemen-
mo; en caso contrario, solo es un sustituto ideológico tos de los que se sirve la historia para precipitar
del encubrimiento real del statu quo. los procesos sociales y que acaban agotándose
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina381

en los mismos; estuvo presente en un momento el que la presencia de los partidos socialistas
particular de la vida de las clases subalternas, aseguraba la aceleración de su ritmo, en la
contribuyó en cierta medida a conformar una medida en que facilitaba un aprovechamiento
visión del mundo que mostró ser impotente mejor de la experiencia mundial; permitía, en
para trastocar una realidad y una teoría cons- una palabra, un acortamiento de la diferencia
tituida desde la perspectiva y las necesidades de los tiempos históricos. Es difícil encontrar
propias de las clases dominantes. un texto más ilustrativo de esta forma de ver la
Frente a esta concepción del socialismo como realidad que el discurso pronunciado por Juan
una doctrina de importación, aplicada a una B. Justo (1947a [1896]: 30-31) en el congreso
realidad cuyas determinaciones estructurales de fundación del Partido Socialista Obrero
eran distintas de las del modo de producción Argentino el 28 de junio, y que nos permitimos
capitalista en cuyo interior aquella germinó, citar in extenso:
el movimiento socialista encontró su razón de
ser, su necesidad inmanente, en la admisión de Empezamos treinta años después que los par-
una manifiesta o latente homogeneidad capita- tidos socialistas de Europa y por lo mismo que
lista del mundo, de una irrefrenable tendencia empezamos tarde debemos empezar mejor, apro-
a la unificación burguesa de toda la humani- vechando de toda la experiencia ya acumulada en
dad. Si América Latina ocupaba un peldaño el movimiento obrero universal. Poco haríamos
aun inferior del proceso, no por ello dejaría si nos diéramos el mismo punto de partida que
ineluctablemente de alcanzar la cima en un tuvieron las ideas socialistas de Europa. Para
futuro previsible. La inmadurez no estaba en ver mejor cómo ha evolucionado el movimiento
una ciencia que demostraba la inevitabilidad obrero, lo mejor es comparar el de Inglaterra,
histórica del triunfo del proletariado, sino en Alemania y Bélgica. En la primera empezó como
la propia realidad. Pero la inmadurez no im- movimiento gremial, y así se conserva, siendo
plicaba diversidad presente y eventualmente esto una de las causas de su estancamiento y
futura, sino evolución más o menos rápida ha- de su atraso; en Alemania predominó el carác-
cia una sociedad “moderna”. El desarrollo del ter político del movimiento, y en esa forma ha
capitalismo debía provocar una determinación adquirido su gran desarrollo; en Bélgica, donde
socialista de la clase obrera en un proceso en empezó después, al carácter gremial y político, se
382 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

agrega desde un principio el elemento coopera- la clase, en condiciones de asimilar tales expe-
tivo, y en esta forma llega a adquirir una impor- riencias y de transmitirlas e implementarlas.
tancia relativa mayor que en cualquier otra parte. Las determinaciones “nacionales” no son, en
Debemos buscar nuestro modelo en las formas última instancia, sino meros resabios de igno-
más recientemente adoptadas por el movimiento rancias heredadas que la acción científica y po-
obrero, y las ideas socialistas, en este país virgen lítica del socialismo podrá extirpar, supuesta
de ideas, tomarán así una importancia principal, una maleabilidad inagotable de la clase obrera
si no decisiva. Notemos que insignificante como y de las masas populares. Apoyado en la cien-
es nuestro partido, es el único que representa en cia, y operando en el mismo sentido que el fija-
el país ideas positivas de política y de gobierno. do por la evolución de los sistemas económi-
Adoptemos sin titubear todo lo que sea ciencia; cos y sociales, el movimiento socialista “tiende
y seremos revolucionarios por la verdad que sos- a realizar una libre e inteligente sociedad hu-
tenemos y la fuerza que nos da la unión, muy dis- mana” en el mismo proceso de lucha en “de-
tintos de esos falsos revolucionarios, plaga de los fensa y por la elevación del pueblo trabajador”
países sudamericanos, que solo quieren trastor- (Justo, 1947 [1902]: 176). En la visión iluminis-
nar lo existente, sin ser capaces de poner en su ta de Justo, para que el proceso de agregación
lugar nada mejor. organizativa de los trabajadores se constituya
en un movimiento histórico con conciencia
Subyace en el discurso de Justo la imagen de de clase es necesaria la presencia de una guía
un movimiento de clase que, apoyado en la teórica, pero esta guía no es concebida como
experiencia mundial y “guiado por la ciencia”, un complejo mecanismo de síntesis de la expe-
es capaz de superar sus limitaciones de origen riencia de lucha del movimiento obrero que se
para alcanzar formas más perfectas y fructífe- constituye como una teoría crítica transforma-
ras de acción política, formas que pueden ser dora, revolucionaria, de la sociedad nacional,
libremente escogidas. Admitida esta plastici- sino simplemente como la mediación organiza-
dad proyectiva de la sociedad, comenzar tarde tiva a través de la cual es posible la adquisición
puede concluir siendo una virtud antes que una de una cultura general no percibida, en última
debilidad, pero solo a condición de que exista instancia, en sus determinaciones de clase.
una institución de clase, un partido político de Es esta cultura general la que permite que
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina383

en determinados pueblos –Suiza, Alemania, argentina, que el fundamento económico de esta


Escandinavia, Francia e Italia– y no en otros es evidente, aunque no hayan tenido teoría algu-
–Inglaterra, Estados Unidos– los trabajadores na del movimiento histórico en general, ni hayan
“conscientes” lleven la lucha de clases en que estudiado los acontecimientos según su criterio
están empeñados “directamente al campo de la sistemático. El desarrollo colonial quand même
política, donde se afirma con toda su amplitud de los países del Plata patentiza el predominio
y toda su fuerza la solidaridad de los que traba- general de la economía en la formación y el cre-
jan” (Justo, 1947 [1902]: 186). cimiento de la sociedad argentina (Justo, 1947
En las condiciones de Argentina (¿y hasta [1898]: 158).
qué punto en las de otros países latinoameri-
canos?) las posibilidades de adquisición de una Esta supuesta relación de “transparencia” entre
cultura moderna, y en cuanto tal tendencial- economía y política, esta privilegiada posibili-
mente socialista, por parte de los trabajadores dad expresiva de la estructura, que no reque-
se dilataban, según Justo, por la ausencia de riría de velo alguno para mostrarse en la vida
superestructuras ideológicas profundamente social y política de los países del Plata, apare-
arraigadas en las masas populares. La facili- ce en Justo como una conclusión de su análi-
dad con que el país había entrado en la vorá- sis del proceso histórico de constitución de la
gine modernizadora auguraba por lo tanto un sociedad argentina. Hoy resulta clara para no-
rápido crecimiento del movimiento socialista. sotros la fuerte impronta iluminista que carac-
Aunque no suficientemente explicitada, esta teriza esta hipótesis. La ausencia de principios
idea subyace en todo el razonamiento de Justo teóricos generales en un país definido como
y aflora algunas veces bajo la forma de hipóte- “virgen de ideas”, aproximable a esa incapaci-
sis muy sugerentes, como cuando sostiene, por dad latina para el pensamiento filosófico a cuya
ejemplo, que falta atribuía G. Avé-Lallemant el retraso de la
difusión del marxismo y de la doctrina socialis-
[…] los movimientos religiosos, políticos y fi- ta, se transforma en Justo en una virtud. Como
losóficos, que disfrazan u ocultan el fondo del afirma en otro párrafo y aparece claramente
movimiento histórico de otros países y de otras explicitado en sus notas de viaje a los Estados
épocas, tienen tan pequeño papel en la historia Unidos, es esta circunstancia favorable la que
384 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

convierte a la Argentina –a diferencia de lo que compartido de una nación y de un Estado aun


creía observar en la democracia americana– por construir. Lo cual, antes que una prueba del
en un territorio extremadamente apto para un inveterado cosmopolitismo jacobino de las éli-
crecimiento acelerado del movimiento obrero tes letradas –como se empeñan en demostrar
y del socialismo. ciertas corrientes historiográficas de matriz re-
Aunque en el fondo errónea, esta conclusión visionista–, es una demostración de las dramá-
evocaba ciertas características propias que hi- ticas demandas de un país y de una nación en
cieron de Argentina un caso excepcional en la formación. Si hoy podemos vislumbrar hasta
historia latinoamericana de la segunda mitad qué punto las ilusiones de una nación construi-
del siglo pasado. El inusitado progreso argen- da a imagen y semejanza de ciertos modelos
tino, como recuerda T. Halperin Donghi (1980: derivados de aquellas experiencias demostra-
XII) en un ensayo por muchos motivos memo- ron ser estériles, no es porque existieran otros
rable, era “la encarnación en el cuerpo de la que un pensamiento también iluminista intenta
nación de lo que comenzó por ser un proyecto hoy presentar como correctos, sino porque la
formulado en los escritos de algunos argenti- realidad acaba siempre por mostrarse no re-
nos cuya única arma era su superior clarividen- ductible a ningún proyecto. Pero esta verdad
cia”. La idea de un país colocado por diversas no los invalida como tal, en la medida en que el
razones históricas ante la posibilidad de pro- resultado es algo nuevo y, por lo general, una
yectar un futuro concebido como “inédito” y realidad que desencanta a todos, pero sin cuya
que como tal no podía dejar de tomar en cuenta participación no hubiera sido posible. De ahí
las experiencias más o menos exitosas de cons- que denostar la utopía iluminista de las élites
titución de una democracia estable y avanzada ilustradas del liberalismo argentino no cons-
logradas en Europa o en los Estados Unidos, tituye en sí un juicio de valor historiográfico,
forma parte constitutiva de la ideología de la sino meramente la expresión política de un
inteligencia liberal y democrática argentina. proyecto distinto36.
En toda la problemática de la Organización
Nacional, que el derrumbe de la confedera- 36 Véase, por ejemplo, el caso paradigmático del libro
ción rosista colocó en el terreno de la política de Fermín Chávez (1977). La crítica de las utopías ilu-
concreta, subyace el presupuesto por todos ministas de la clase dirigente argentina, definidas como
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina385

Es verdad que la tentativa de trazar un plano Estado a que dio lugar no resultó ser “el instru-
del país para luego edificarlo realizada por las mento pasivo de una élite política”. La excesiva
élites letradas argentinas no logró un consen- gravitación alcanzada por “ese servidor prema-
so tal que obviara las luchas violentas por las turamente emancipado y difícilmente controla-
que debió atravesar el país para que, en 1880, ble” suscitaba fuertes dudas sobre la probable
el Estado emergiera como un todo concluido. evolución futura del país hacia una república
Y también es cierto que el resultado no coinci- verdadera. Sarmiento (s/d) pretendió modificar
dió en mucho con los proyectos alentados por la realidad de un sistema representativo falsea-
un ideal democrático como el de Sarmiento, do en su funcionamiento concreto mediante la
por ejemplo. Entre dichos proyectos, o los de naturalización en masa de los extranjeros. Pero
Alberdi u otros, y el proceso de construcción su propuesta no tuvo resonancia alguna en la
del Estado argentino se fue abriendo una cisu- sociedad, y esto por la sencilla razón de que las
ra cada vez más profunda que terminaría frus- clases propietarias argentinas, que detentaban
trando las esperanzas de la inteligencia argen- los derechos electorales, no estaban en modo
tina. Si la República parecía haber encontrado alguno interesadas en extenderlos a otros sec-
en 1880 el camino señalado por Alberdi (s/d), el tores sociales y en hacerlos respetar. Cuando
por motivos muy poderosos dicha actitud de-
bió modificarse en sectores decisivos de estas
“ideologías de la dependencia”, se hace desde una pers- clases, la reforma electoral pudo abrirse paso.
pectiva que enfatiza un “pensamiento nacional” que, Como advierte Halperin, “más que un proyecto
aunque se reconoce que aún no está formulado como realizable, el de Sarmiento es una nueva mani-
tal, subyace, según el autor, en una supuesta voluntad
historicista de un pueblo argentino metafísicamen-
festación de la curiosa lealtad al ideal democrá-
te pre constituido. Para Chávez (1977: 30), “el día que tico que mantiene a través de una larga carrera
la historia de la cultura argentina se escriba sobre un política en que su papel más frecuente fue el
nuevo eje, habrá que dar el sitio y el espacio que le co- de defensor del orden, y aun en momentos en
rresponde al pensamiento historicista o antiiluminista que su preocupación inmediata es –como en
que transcurre de Alberdi a Taborda, y a aquellas obras
literarias que, exaltando y defendiendo lo americano de
esta última etapa de ella– limitar la influencia
la barbarie europeísta, constituyen una suerte de anti- de los desheredados” (Halperin Donghi, 1980).
facundos que rebaten la funesta fórmula sarmientina”. Aunque distinta de como la soñó la generación
386 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del 37, la Argentina de 1880 es, a su modo, una alguna con problemas políticos más generales
nación moderna. Pero ha dejado aún sin res- derivados del contexto ideológico e interna-
puesta “una de las preguntas centrales de la cional en que operaba el proceso (Halperin
etapa que va a abrirse: si es de veras posible la Donghi, 1980: XII).
república verdadera, la que debe ser capaz de Solo a partir de los años treinta, y en el
ofrecer a la vez libertad e igualdad, y ponerlas nuevo marco político y cultural abierto por
en la base de una fórmula política eficaz y dura- la revolución de septiembre, se constituye
dera” (Halperin Donghi, 1980). una corriente historiográfica que defiende la
El proyecto de Justo pretendió dar una res- existencia de una alternativa a ese proyecto
puesta democrática y radical a este interro- nacional; alternativa que, aunque derrotada en
gante. Haciendo del proletariado el núcleo en el pasado, emerge de la crisis del Estado libe-
torno al cual era posible construir un nuevo ral como la única tradición en la que podrían
bloque social, Justo esboza un proyecto que fundarse una ideología y una práctica política
no apunta simplemente al saneamiento de una privilegiadora de la soberanía nacional. El he-
organización política defectuosa sino a una cho de que el “revisionismo histórico” no haya
transformación de toda la sociedad. Y aquí re- logrado, ni mucho menos, una reconstrucción
side su mérito indiscutible, lo que lo vincula historiográficamente aceptable del pasado
a la tradición liberal, pero también el nuevo argentino no debería hacernos olvidar, como
terreno desde el cual puede negarla y sobrepa- subraya Halperin (1980) “que solo gracias a él
sarla. De todas maneras, lo que interesa para se alcanzaron a percibir ciertos aspectos bá-
nuestro examen es insistir sobre esa fuerte sicos de esta etapa de la historia argentina”.
convicción que tenía la inteligencia argenti- La historia revisionista nunca pudo ser otra
na que participó en la construcción del nuevo cosa que el reverso de la historia liberal, pero
país de que solo en la clarividencia del proyec- precisamente por esa circunstancia ayudó a
to residía la garantía de su triunfo. Los obs- percibir hasta qué punto el proyecto liberal
táculos que se le opusieron fueron atribuidos “se daba en un contexto ideológico marcado
por ella a causas episódicas, a malos enten- por la crisis del liberalismo que sigue a 1848
didos o a rivalidades personales y de grupo, y en uno internacional caracterizado por
desprovistas, todas por igual, de vinculación una expansión del centro capitalista hacia la
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina387

periferia que los definidores de ese proyec- a ciertas élites. El antiideologismo revisionista,
to se proponían a la vez acelerar y utilizar” su rechazo de la utopía iluminista, encubre, en
(Halperin Donghi, 1980: XIII). realidad, una actitud abiertamente hostil con-
La quiebra del Estado liberal y la restaura- tra una ideología determinada: la ideología de-
ción conservadora iniciada en los treinta te- mocrática heredada de la Revolución Francesa,
nían la virtud de mostrar las miserias de las cuyos principios, según Ernesto Palacio (1960:
clases propietarias argentinas, vinculadas por 24) “implican la negación de todas las condicio-
lazos económicos, ideológicos y políticos de nes de la convivencia social”37.
subordinación al capitalismo extranjero y en Colocado en una perspectiva ideológica y
particular a Inglaterra. Sin embargo, la conde- política pretendidamente nacionalista –aunque
na de esas clases (definidas curiosamente por de hecho usufructuaria del pensamiento de
los revisionistas no en términos de grupos de Maurras y de la derecha francesa– el revisio-
intereses o de capa social, sino de una élite uni- nismo histórico fue un violento contradictor
ficada por una mentalidad extranjerizante, esto de aquellas interpretaciones que, como la de
es, de una “oligarquía”) se alimentaba de una Justo, intentaban explicar los conflictos domi-
tradición cultural tan fuertemente tributaria de nantes en la Argentina posrevolucionaria en
la derecha antijacobina francesa que concluía términos de lucha de clases. Y aunque este re-
por negar cuanto de democrático pudiera ha- visionismo de corte “nacionalista-oligárquico”
ber en la tradición liberal. No es por esto ca- de los años treinta sufrió profundas modifica-
sual que dicha corriente se fuera constituyen- ciones a partir de la presencia en la vida polí-
do en torno a la crítica del gobierno radical de tica nacional del peronismo, sus fundamentos
Yrigoyen no por sus insuficiencias reales, sino historiográficos permanecieron incólumes. El
por sus aspectos democráticos, por su condi- conflicto social es considerado por ellos como
ción de “plebeyo”. La quiebra del Estado libe-
ral era la consecuencia lógica de un régimen
político que, al colocar el poder de decisión en 37 Es, como advierte Halperin “un antiintelectualismo
propio de intelectuales, que si creen que una ideología tie-
manos de las masas populares, conducía a des- ne por sí sola fuerza suficiente para deshacer todo un or-
jerarquizar la función pública y a negar el pale den secular, es porque creen implícitamente que las ideas
de dirección que por naturaleza correspondía gobiernan la historia” (Halperin Donghi, 1970: 17-18).
388 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

un hecho negativo que solo tiene vigencia por de un pasado donde lo que se desea existió y
la presencia de una contradicción básica de no pudo triunfar o manifestarse abiertamente
ideales de vida y de cultura entre una “men- a causa de la intervención de fuerzas “anti-
talidad nacional” y una “mentalidad de clase”. nacionales” y de la derrota de sus “caudillos”
Siendo la “mentalidad de clase” patrimonio ex- históricos.
clusivo de la burguesía, puesto que el proleta- Justo participaba de esa ideología “proyec-
riado y, más en general, las masas populares se tual” tan fuertemente consolidada en las cla-
caracterizarían por una “mentalidad nacional” ses dirigentes, pero lo que lo apartaba de esta
(Rosa, 1968: 10-11). De tal modo, conciencia eran la determinación precisa y explícitamente
de clase tienen, según Rosa, solo los de arriba, defendida del nuevo sujeto social sobre el que
mientras que la conciencia nacional está siem- fundaba la viabilidad de un proyecto de trans-
pre instalada en los de abajo. Las caracteriza- formación, y el papel que asignaba a la acción
ciones sociales, aun en aquellos historiadores política socialista como la única fuerza orgá-
que utilizan categorías marxistas, tienden a ser nica capaz de realizar la república verdadera
elaboradas “a partir del examen del conflicto po- con la que soñaba Sarmiento. Es innegable que
lítico antes que de un estudio de las funciones toda su prédica mantiene estrechos lazos de
de los distintos grupos sociales dentro del siste- continuidad con la solución propugnada por
ma económico” (Halperin Donghi, 1970: 64). Sarmiento (s/d) de una dilatación del control
En última instancia, la historia es reducida de la sociedad sobre el Estado a través de una
a mera historia ético-política porque los con- democratización del sistema representativo38.
flictos económicos y sociales y los bloques de
poder que a partir de tales conflictos pudieran
constituirse apenas alcanzan a ser una masa in- 38 Declara Justo en la fundamentación de un proyecto
forme de datos y de argumentos reapropiados de legalización de las asociaciones obreras por él pre-
más o menos caprichosamente en función de sentado a la Cámara de Diputados, en 1912: “La inter-
un debate que sigue siendo esencialmente po- vención del Estado, la extensión de sus atribuciones,
no las queremos, señor presidente, sino en la medida
lítico. El resultado es una historia fuertemen- en que la clase trabajadora conquista el poder político,
te especulativa, maniqueísta y fetichizada, en penetra dentro del Estado y lo impregna de sus ideales”
la que predomina el sentimiento nostalgioso (Justo [1912]; citado por Cúneo, 1956: 35-36).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina389

La campaña periodística llevada a cabo por el política. No era en el interior de estos sectores
genio sarmientino en sus últimos años de vida donde había que buscar los soportes sociales
en pro de la naturalización en masa de los resi- de una propuesta de democratización radical
dentes extranjeros, será recuperada y conver- de la sociedad. La democracia podía ser con-
tida en una de las propuestas programáticas quistada si la nueva clase de los trabajadores,
esenciales del nuevo Partido Socialista. Por lo en su enorme mayoría extranjeros, intervenía
que no resulta un despropósito ubicar a Justo organizadamente en la vida nacional a través
en ese punto de flexión en el que el ideal demo- de una institución de nuevo tipo, de un parti-
crático se transforma en socialista al incorpo- do político “moderno” como se proponía lle-
rar como elemento decisivo de la regeneración gar a ser el Partido Socialista. No era ya una
social a las masas trabajadoras en su conjunto, minoría ilustrada capaz de imponerse sobre el
es decir, al conjunto de desheredados que tan- desorden de las masas lo que requería el país
tos temores había despertado en las élites le- para modernizar su sistema político. Ahora se
tradas argentinas, luego de la experiencia trau- trataba de algo distinto, porque el propio de-
matizante de la revolución europea de 1848. sarrollo capitalista operaba en el sentido de la
En el caso de Justo, esa concepción de la transformación del tejido social preexistente.
transparencia de las relaciones entre econo- Como indicaba Justo (1947 [1894]) en el edito-
mía y política sobre la que fundaba su razona- rial del primer número de La Vanguardia, el
miento, al incorporar como un elemento deci- 7 de abril, el país se había transformado; las
sivo la presencia de una nueva clase social, la grandes creaciones del capital se habían ense-
clase obrera, modificaba en forma radical los ñoreado de modo tal de la vida nacional que los
términos sobre los que se había constituido la caracteres de toda sociedad capitalista “se han
hipótesis liberal. La posibilidad de transformar producido en la sociedad argentina”, haciendo
a la república posible en una república ver- emerger “las dos clases de cuyo antagonismo
dadera ya no dependía exclusivamente de la ha de resultar el progreso social”. Afirma Justo:
clarividencia de un proyecto ni, como quería
Sarmiento, de la nacionalización de aquellos Pero junto con la transformación económica del
extranjeros a los que la extrema movilidad so- país se han producido otros cambios de la ma-
cial había convertido en propietarios sin voz yor trascendencia para la sociedad argentina.
390 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Han llegado un millón y medio de europeos, que mostrando la emergencia del nuevo sustrato
unidos al elemento de origen europeo ya exis- social, con base en el cual la transformación de
tente forman hoy la parte activa de la población, la sociedad se tornaba un objetivo posible. Y
la que absorberá poco a poco al viejo elemento el destino de la república verdadera se jugaba
criollo, incapaz de marchar por sí solo hacia un solo allí.
tipo social superior. Además de la capital se han En una Argentina dividida entre un país
desarrollado varias ciudades importantes. Se ha político en decadencia (“la Bolsa, la especula-
formado así un proletariado nuevo que si no está ción, el capitalismo improductivo”, “la política
todo él instruido de las verdades que le conviene es la alternativa del pillaje y de la plutocracia”)
conocer, las comprenderá pronto. Comprenderá y un país económico en vertiginosa expansión,
que su bienestar material y moral es incompatible el socialismo aparece ante Justo como un for-
con el actual orden de cosas; comprenderá que la midable instrumento cultural y político para
gran producción solo puede ser fecunda para to- unificar como clase a esa ingente fuerza de
dos con la socialización de los medios de produc- trabajo a la que el capitalismo homogeneizaba
ción; comprenderá, por fin, que solo él, el mismo en un acelerado proceso de recomposición so-
proletariado, puede realizar una revolución tan cial. Pero esta unidad solo podía ser lograda en
grandiosa, y se pondrá a la obra. Sus intereses y forma plena si la clase obrera era integrada a
sus simpatías lo llevan a ponerse al lado del pro- un sistema político obligado inexorablemente
letariado europeo, en su irresistible movimiento a renovarse por los efectos mismos de dicha
de emancipación, y las estrechas relaciones eco- integración. La oposición histórica entre nati-
nómicas que el capitalismo ha establecido entre vos e inmigrantes desaparecía en virtud de una
nosotros y Europa, los vapores, los cables, la co- hipótesis estratégica de nacionalización de las
rriente inmigratoria no hacen sino acelerar esa masas populares a partir de la incorporación
incorporación (Justo, 1947 [1894]: 22). de los extranjeros –pero no solo de ellos– a la
vida política nacional y de la creación de las
La situación singular de una considerable masa instituciones propias de las clases trabajado-
humana compuesta en su gran mayoría por in- ras, capaces de imponer, por la fuerza que les
migrantes y sometida a un acelerado proceso daba su unidad y su experiencia, su “inteligen-
de incorporación al sistema productivo estaba cia y su sensatez”, su condición de “parte activa
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina391

de la población” y de “tipo social superior”, nación argentinos encuentra en el movimiento


una democratización profunda de la sociedad socialista la fuerza sintetizadora de una ex-
argentina. De esta manera, el socialismo de- periencia que presupone ya el socialismo, en
jaba de ser para Justo una doctrina extraña al la medida en que se inserta en una evolución
país –aunque como tal hubiera sido elaborado histórica mundial que compromete a todos los
en otras realidades– para transformarse en la países civilizados. La tradición democrática
expresión ideológica, organizativa y política argentina, que pretendía conjugar ciertas ver-
de una voluntad de regeneración social con- tientes del pensamiento social europeo con la
vertida, a la vez, por las circunstancias en las propuesta de organización de una nación mo-
que debía actuar, en el elemento esencial de la derna, encontraba su expresión ideal y prácti-
nación proyectada. Hundiendo sus raíces en el ca, el movimiento capaz de llevarla a su máxi-
pasado histórico nacional, estableciendo con ma realización, en el primer partido político
él una relación compleja de continuidad y de argentino merecedor del nombre de tal, puesto
discontinuidad, el socialismo se presenta ante que estaba animado de un verdadero y “científi-
el país como la única fuerza política en condi- co” proyecto de construcción de una sociedad
ciones de transformar la estructura económica avanzada, y una férrea organización en la que
y social argentina y de imponer un Estado mo- los intereses particulares se supeditaban al in-
derno democrático, laico y “revolucionario”, en terés general de una institución que se debía
el sentido que Justo otorgaba a estas designa- exclusivamente a los trabajadores. En su pro-
ciones, vale decir, de un Estado en el que la par- pia condición de “socialista” residía la verdade-
ticipación directriz del proletariado le asegura ra impronta “nacional” de la nueva agregación
la posibilidad de disipar “la amenaza de una ca- política creada por los trabajadores argentinos.
tastrófica revolución social”, reemplazándola Esta identificación nos permite comprender la
“con la perspectiva de una sabia y progresiva total ausencia en el pensamiento de Justo del
evolución” (Justo, 1947 [1902]: 204). reconocimiento del carácter problemático del
Entre historia y política se establece así una nexo entre realización nacional e hipótesis so-
estrecha relación de continuidad; la guerra de cialista. Al transformar al segundo de los térmi-
independencia con que se inició el irreversi- nos en la plena consumación del primero, Justo
ble proceso de constitución del Estado y de la hace emerger la necesidad de una resolución
392 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

socialista de las propias raíces de la historia Es en una vinculación cada vez más estre-
nacional, aunque al precio, como veremos, de cha e inteligente entre acción económica y ac-
desconocer el carácter profundamente disrup- ción política como el proletariado puede llegar
tivo, y por tanto discontinuo, de la revolución a comprender su situación de clase explotada
socialista. no únicamente como trabajador, sino también
como ciudadano. Pero esta vinculación requie-
re de una madurez política que la clase debe
3. Hegemonía obrera y organicidad de adquirir por sí misma en la lucha por sus in-
la nación tereses y por la formación de sus propias ins-
tituciones. Si mediante la huelga los obreros
Del marxismo Justo adopta la concepción de aprenden a resistir la explotación capitalista
la lucha de clases y con base en esta intenta y se arraigan en su seno los sentimientos y
constituir la problemática histórica y cultural hábitos de solidaridad sin los cuales no es de
del país, así como la acción política del Partido hecho una clase social, para poder alcanzar un
Socialista. Como se desprende de su discurso nivel de desarrollo en que se plantee la tarea
inaugural antes citado, en una sociedad como de emanciparse necesita además de otros ins-
la argentina, en la que el ordenamiento burgués, trumentos de lucha. “Solo en el esfuerzo acti-
aunque se basara de derecho en una estructura vo, solo en la lucha política y en la asociación
institucional republicana, excluía de hecho a las cooperativa, puede adquirir la clase obrera los
clases populares del sistema y de la vida políti- conocimientos y la disciplina que le hacen fal-
ca, la lucha de clases debía ser utilizada no solo ta para llegar a la emancipación” (Justo, 1947b
para imponer, a través de la organización sindi- [1896]: 33)39.
cal y de la organización política, las exigencias La emancipación del proletariado no consis-
corporativas de los trabajadores, sino también te, por tanto, en un mero acto de conquista del
–y fundamentalmente– para la conquista del su- poder por el Partido Socialista (“no somos el
fragio universal, como forma de aprovechar en
favor de los objetivos finales del proletariado los
márgenes para la acción clasista permitida por 39 Discurso pronunciado en una reunión obrera en El
la democratización del Estado. Tigre el 3 de octubre de 1896.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina393

pueblo, sino una fracción de él; no nos creemos movimiento socialista como necesario y fatal;
llamados a librarlo de la opresión, ni nos atri- por la fuerza, no de una revolución, sino de
buimos el papel de libertadores. Contribuimos una serie de movimientos revolucionarios, si la
simplemente a poner a la clase obrera en condi- clase rica opone una resistencia ciega y brutal”
ciones de librarse ella misma”), sino en un pro- (Justo, 1947b [1896]: 34).
ceso de lucha social en el que la clase aprende Estos y otros textos semejantes que Justo
a organizarse y a gobernar una sociedad nueva. repitió insistentemente a lo largo de tres déca-
No es, por ello, una creación ex novo, sino la das de reflexión y de acción política y cultural
culminación de un proceso en el que los ele- socialista muestran su rechazo a caracterizar
mentos fundantes de su resolución positiva a la revolución como un hecho político antes
han madurado en la propia sociedad burguesa. que primordialmente social. Dicho rechazo, un
“La madurez política de la clase trabajadora tanto atenuado en 1919, cuando como resulta-
consiste en poder modificar las relaciones de do de la crisis social y política que sacudió a la
propiedad, por vía legislativa o gubernamental, Europa de posguerra diversos países atravesa-
elevando al mismo tiempo el nivel técnico-eco- ron por violentos cambios41, fue una constante
nómico del país, o, al menos, sin deprimirlo” de su pensamiento no solo en una primera eta-
(Justo, 1947b [1919]: 43)40, pero para que esto pa, de diferenciación y enfrentamiento con las
resulte posible es preciso que dentro de la so- corrientes anarquistas hegemónicas en el mo-
ciedad se constituya un movimiento que, por vimiento obrero, sino también luego de la gue-
su disciplina y por su capacidad política, apa- rra y en relación con la experiencia soviética,
rezca ante las clases populares como una alter- a la que, no obstante reconocer su derecho a
nativa social al sistema. En la medida que estos
fenómenos se fueran operando, se adelantaría
la emancipación del proletariado “pacíficamen- 41 Véase su Informe al Partido Socialista Argentino del
te, si la clase dominante llega a comprender el 27 de junio de 1919 (Justo, 1947b [1919]: 15-49) y la con-
ferencia pronunciada en un Centro socialista el 13 de
diciembre (Justo, 1947 [1921]: 352-376), que representan
la exposición más razonada y completa de la concepción
40 Informe al Partido Socialista Argentino del 27 de de Justo acerca de las vinculaciones entre el Partido So-
junio de 1919. cialista y el movimiento democrático burgués.
394 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

existir, cuestionó en sus aspectos cada vez más que el objetivo de la transformación socialista
predominantes de autoritarismo y burocratiza- concluía esfumándose en el nebuloso terre-
ción y en su intento de presentarse como único no de la utopía. Pero si recordamos que este
modelo a seguir. Su concepción fuertemente “reformismo” justista no contradecía ninguna
evolucionista de la dinámica social y su recha- otra alternativa concreta y definida como “re-
zo de todo tipo de catastrofismo economicis- volucionaria” de pasaje al socialismo, resulta-
ta lo llevaba a enfatizar la autonomía del mo- ría un craso error contraponer la posición de
mento ético-político. La causa del socialismo Justo a lo que debería haberse hecho, según un
era tan noble, tan acorde con el progreso de la esquema ideológico e histórico construido al
humanidad, que no podría dejar de atraer en margen o sin tener suficientemente en cuenta
su favor a la enorme mayoría de la población. las condiciones de la época, la existencia o no
En una etapa de expansión y crecimiento del de condiciones objetivas –y el grado de orga-
movimiento socialista debía ser dejado de lado nización del movimiento es una de ellas– para
todo tipo de intransigencia que obstaculizara tal proyecto, el estado de la opinión pública y
o retrasara una aspiración que, aunque nacie- el grado de conciencia de los actores sociales.
ra entre los trabajadores, podía extenderse al Ateniéndonos a una consideración metodológi-
conjunto de la sociedad, y que apuntaba hacia ca como la que planteamos, lo que realmente
una grande y profunda transformación social, importa es analizar hasta qué punto la hipóte-
“llamémosla o no revolución social” (Justo, sis “reformista” de Justo intentaba dar una res-
1947 [1921]: 376). puesta positiva, lo cual significa políticamente
Es claro que una concepción semejante des- productiva, a la acción de una clase lo suficien-
plazaba de modo tal las contradicciones implí- temente fuerte para jaquear a los gobiernos oli-
citas en todo proceso de transformación social, gárquicos de turno, pero totalmente incapaz de
desconocía hasta tal punto las características provocar un desplazamiento de fuerzas en fa-
específicas del desarrollo capitalista argentino vor ya no de sus objetivos de revolución social
en una etapa nueva del capitalismo mundial sig- sino, más inmediatamente, de la legitimidad de
nada por el ascenso del imperialismo, simplifi- sus instituciones y de sus organismos de clase.
caba tanto la magnitud de los obstáculos que se Se trata, en síntesis, de indagar si dicha hipó-
interponían a una ampliación de la democracia, tesis contenía las propuestas adecuadas para
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina395

posibilitar que esa clase pudiera convertirse No hay razón alguna para admitir la excesi-
en una fuerza decisiva de la sociedad, y, en el vamente reiterada calificación de Justo como
caso de que así lo fuera –como es nuestro pun- un reformista bernsteiniano, aunque más no
to de vista–, qué incomprensiones encerraba, sea por el simple hecho de que Bernstein era
qué contradicciones pretendía compatibilizar, marxista y Justo nunca pretendió serlo. Si se-
qué limitaciones no pudo superar como para guía con detenimiento el debate suscitado por
que, siendo válida, finalmente fracasara en su Bernstein y reconocía méritos en este no era
propósito de conquistar para sus objetivos a la porque creyera que sus ideas fueran las únicas
mayoría de los trabajadores y de las clases po- correctas y debían ser adoptadas por el socia-
pulares argentinas. lismo argentino, sino porque su concepción de
Si nos colocamos en una perspectiva seme- la doctrina socialista lo inclinaba a rechazar
jante adquiere relieve el rechazo por parte de por principio cualquier tipo de ortodoxia teó-
Justo de cualquier propuesta de colaboración rica. No era por esto un revisionista, en el pre-
de clase que implicara la subordinación del ciso sentido que ese término tuvo en el debate
proletariado a otras fuerzas políticas y socia- socialista internacional, sino un reformista que
les. Si además, por concepción y temperamen- privilegiaba las tareas cotidianas y la evolución
to, no creía en la existencia en el interior del gradual del modo en que lo hacía un Jaurès, por
sistema capitalista de contradicciones econó- ejemplo. Es sorprendente, que quienes se detu-
micas de tal tipo que lo condujeran a su inevi- vieron a analizar el pensamiento y la acción de
table derrumbe, era lógico que tratara de per- Justo no hayan reparado en todo lo que lo apro-
filar caminos diferentes para el avance organi- ximaba al dirigente francés y se dejaran obnu-
zativo y político de la clase, sin renunciar por bilar por el símil falso y exterior que creyeron
ello a la propuesta de transformación social. encontrar con Bernstein.
Es en la resolución de este nudo de proble- La identificación superficial de todo tipo de
mas donde Justo muestra una autonomía de cuestionamiento de la doctrina de Marx desde
pensamiento que lo distancia de las corrientes el interior del movimiento socialista con las
kautskiana y bernsteiniana en que se dividió concepciones de Eduard Bernstein condujo,
ideológicamente la socialdemocracia alemana como ya vimos, a considerar a Justo como un
a fines de siglo. revisionista de matriz bernsteiniana. Además
396 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de ser esta una afirmación absolutamente gra- comenzaba en la revista Neue Zeit una serie de
tuita, muestra la incapacidad de ciertas co- artículos [...] bajo el título común de ‘Problemas
rrientes interpretativas para colocarse en un del socialismo’, Justo fundaba entre nosotros
plano historiográficamente adecuado en el aná- el Partido Socialista que, si bien inspirado en el
lisis del complejo mundo de las ideas. Ni los ideario del autor de El Capital se diferenciaba
defensores ni los detractores de Justo repara- netamente de la mayoría de las agrupaciones her-
ron nunca en el simple hecho de que Bernstein manas de Europa por la modernidad de su len-
pretendió siempre mantenerse en un estricto guaje, su actitud crítica y su disposición al libre
terreno ideológico y teórico marxista, mien- examen. Justo nos dio así un partido socialista al
tras que resultaría una tarea vana encontrar en día, despojado de intransigencias estériles, alige-
Justo una definición en tal sentido. Justo fue rado de cargazones dogmáticas y en el que no era
marxista solo en la medida en que el término posible advertir la existencia de residuos antilibe-
remitía genéricamente a la versión del mar- rales, tan comunes en la conformación ideológica
xismo por ese entonces predominante en el de algunos partidos del viejo continente.
movimiento socialista mundial; dicho de otro
modo, en la medida en que la doctrina de Marx En un trabajo dedicado en particular a este
era aceptada como cierto horizonte ideológico tema, Barreiro demuestra la temprana vocación
último de todo socialista. Pero no lo era en la de Justo por recrear en las condiciones particu-
acepción que al término otorgaba un Kautsky, lares de la sociedad argentina el contenido de
por ejemplo. En tal sentido, Luis Pan (1963) se- emancipación social implícito en la doctrina
ñala correctamente la relación de “contempo- de Marx. Ya en la conferencia que pronuncia a
raneidad” antes que de “derivación” que puede fines de 1897 en el Centro socialista obrero de
establecerse entre la aparición del revisionis- Buenos Aires sobre Cooperación obrera, Justo
mo bernsteiniano y la creación del socialismo inicia su labor de “interpretar, rectificar o am-
argentino: pliar la teoría histórica de Marx, para guiar la
acción medio siglo después de la desaparición
Por los mismos días en que Croce iniciaba [...] la del gran pensador”. Pero a diferencia de lo que
crítica de algunas ideas y proposiciones de Marx, cree Barreiro, esa misma conferencia y el énfa-
y en que Bernstein todavía exiliado en Londres sis que siempre puso Justo en la cooperación
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina397

obrera demuestran el desmedido peso que en Jaurès y Justo compartían una misma con-
su pensamiento tuvo la experiencia del socia- cepción del socialismo como realización plena
lismo belga. No obstante su profundo conoci- de los ideales de la democracia moderna; bas-
miento del idioma y de la cultura alemana, sus ta leer los discursos por ellos pronunciados
asiduas lecturas de la publicística socialdemó- el 5 de octubre de 1911 en la demostración de
crata, tanto en la vertiente ortodoxa kautskia- afecto que los socialistas argentinos dedicaron
na como en la revisionista, la atracción que a Jaurès con motivo de su resonante viaje a
sobre él ejerció la disciplina y la extensión de Sudamérica para percibir la profunda comuni-
masa del partido alemán, es probablemente en dad de intereses y la idéntica manera de situar-
las experiencias belga y francesa donde puede se frente a las ideas y a los hechos de las clases
resultar más útil buscar ciertas fuentes, evoca- populares43.
ciones y antecedentes doctrinarios del socialis- Reconociendo en la sociedad argentina una
mo de Justo. De ahí que, no obstante su riqueza notable preocupación por constituir un Estado
de datos, el trabajo de Barreiro (Barreiro, 1966: de nacionalidad definido, coherente y cons-
159-205) no pueda mostrar ninguna filiación di- ciente, “armonizando poco a poco tantos ele-
recta entre las elaboraciones de Bernstein y las mentos múltiples y fundiéndolos en el crisol de
de Justo42. pensamientos comunes y de comunes pasiones
colectivas”, Jaurès intenta demostrar cómo
esa preocupación sería vana si no llegara “a la
42 Ocurre simplemente que en aquellos países donde realidad profunda de las cosas”, si además de
se formaron partidos socialistas sobre bases sociales la enseñanza de la historia y el conocimiento
no claramente diferenciadas, en los que no existía pre-
via o simultáneamente una tradición marxista fuerte
de la lengua tradicional, “no entraran en juego
o personalidades teóricas relevantes, y la doctrina de
Marx era leída con las lentes de ideologías socialistas
heredadas de las tradiciones revolucionarias francesas
e inglesas, el reformismo social no tenía necesidad al- 43 Las conferencias pronunciadas por Jean Jaurès en
guna de modificar una teoría marxista revolucionaria a Buenos Aires, en septiembre y octubre de 1911, fueron
través de un abierto o velado “revisionismo”. Sobre el taquigrafiadas y traducidas por Antonio de Tomaso
tema véanse Eric J. Hobsbawm (1974: 265) y también y luego publicadas en volumen aparte: Conferencias
los ensayos de Hobsbawm y otros (1980). (Jaurès, 1922 [1911]).
398 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

esas poderosas fuerzas sociales de unificación” Y en su discurso de despedida, retomando las


constituidas por las clases trabajadoras. afirmaciones de Justo sobre las profundas raíces
“nacionales” del ideal socialista, Jaurès agrega:
Es necesario que todos los elementos obreros de
este país, franceses, italianos, españoles o argenti- Vuestra burguesía quiere una nacionalidad argen-
nos de origen, sientan y traduzcan en vastos progra- tina; quiere que este pueblo no sea más la aglome-
mas la unidad de sus reivindicaciones y de sus es- ración de elementos distintos y extraños los unos
peranzas. Es una gran debilidad para la clase obrera a los otros; quiere crear y fundar aquí una nacio-
de un país de inmigración estar separada por nacio- nalidad homogénea. Y bien: esa obra no podrá
nes y razas. La fuerza de las reivindicaciones, como realizarse si no tiene por cimiento, por fuerza de
el método mismo, se empequeñece. Cuanto más la cohesión, la fuerza única del trabajo organizado
organización obrera se extienda y se haga podero- [...]. El trabajo es la base de las naciones, como es
sa, comprenderá elementos que, para entenderse y la base de la vida. Y mientras el trabajo esté desu-
realizar una acción colectiva, deberán hacer largas nido, mientras los trabajadores sean despreciados,
y serias discusiones, e irán prevaleciendo sobre los mientras los instintos de chauvinismo y de raza
movimientos instintivos la organización metódica y prevalezcan sobre la conciencia de los proletarios
las reivindicaciones inteligentes. Y al mismo tiempo explotados, será imposible levantar sobre ese fun-
que los obreros están debilitados por su separación damento sin unión, sobre esas piedras reducidas
en nacionalidades y razas, la nacionalidad misma a polvo, la casa de la nacionalidad. He ahí por qué
se debilita, porque todos estos individuos, en cuyo los que sancionan contra vosotros leyes de repre-
pensamiento sigue reflejándose la patria de origen, sión, los que persiguen a los sindicatos obreros,
se desinteresan por completo del movimiento y de los que persiguen a vuestras asociaciones van, no
la legislación de este país, que es su patria nueva. La solo contra la clase obrera de este país, sino contra
intervención de toda esta clase obrera en las cosas el país mismo [...]. No, la burguesía no fundará así
del país sería, pues, un doble progreso: progreso la nación argentina, no poblará así su vasta super-
obrero y progreso nacional [...]. Es imposible hoy ficie, como no lo harán tampoco las otras naciones
en cualquier país que sea constituir nacionalidades americanas [...]. Yo sé bien que aquí, como en todas
vigorosas sin una clase obrera fuertemente organi- partes, la verdadera fuerza está en la organización
zada (Jaurès, 1922 [1911]: 54-56). obrera, en el proletariado, en el socialismo mismo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina399

[...]. Vosotros no trabajáis solamente por vosotros marxismo, se separaron de él cuantas veces lo
mismos, sino que trabajáis para toda la democra- creyeron necesario, porque la teoría solo podía
cia argentina. Vosotros la obligaréis a organizarse, ser tal si dejaba de ser una doctrina abstracta
vosotros obligaréis a la burguesía argentina, para para convertirse en un cuerpo de pensamien-
combatir vuestras doctrinas, a oponer ideas con- tos apto para descubrir o inventar las formas
tra ideas, doctrinas contra doctrinas. Así como en
física, cuando en un líquido amorfo se introduce
un cristal toda la sustancia poco a poco se crista-
liza en su torno, el Partido Socialista es el cristal luego de reconocer los méritos de un hombre que “supo
puro que obligará a los otros partidos a depurarse comprender en su hora una gran necesidad pública”,
y organizarse (Jaurès, 1922 [1911]: 100-101). concluía afirmando: “Ha realizado sin esfuerzo aparente,
en este continente de revueltas sangrientas y estériles,
una verdadera revolución incruenta y fecunda. Lo colo-
Son estas mismas ideas las que alimentan las con- camos al mismo nivel de los hombres que en el arte y
cepciones de Justo, su visión de la historia de las en la ciencia, en la economía y en la técnica, propulsan
sociedades humanas, del papel transformador de el progreso humano. Y por eso el Partido Socialista ex-
las masas cuando están guiadas por un ideal de tiende también su aplauso a la memoria del presidente
extinto. Con ello probamos que si la lucha de clases es
transformación. Por lo que resulta doblemente para nosotros una necesidad, no es un ideal. Se nos
curioso que nunca se haya intentado analizar el impone como un hecho. Su noción y su práctica nos
paralelismo de ambas figuras del socialismo, ni vienen de la sociedad misma en que vivimos y nuestra
siquiera a la luz de un texto tan sugerente e ilus- actividad fundamental tiende a hacerla más humana,
trativo como las conferencias porteñas de Jaurès. más conducente. Si ha de haber partidos, ¿qué partidos
son más justificados que aquellos en que esté dividida
Ambos aceptaron la lucha de clases como la sociedad misma por sus leyes fundamentales? Con
ese drama necesario por el que la humanidad nuestra actitud, aportando a la deliberación pública de
debía atravesar para que una nueva sociedad los negocios de la Nación la opinión de la clase produc-
pudiera abrirse paso44. Aunque próximos al tora manual, de la clase productora por excelencia, con-
tribuimos a que se solucionen los problemas nacionales
en la mejor forma. Estamos seguros de evitar así con-
44 En el homenaje que la Cámara de Diputados rindió al flictos ciegos y destructivos en el seno de la sociedad
presidente de la República, Roque Sáenz Peña, que aca- en que vivimos” (Justo, [1914]; citado por Cúneo, 1956:
baba de fallecer, Justo pronunció un discurso en el que, 342-343, énfasis nuestro).
400 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nuevas que el ideal socialista debía adquirir en sociedad civil, y solo esta podía convertir en
cada sociedad nacional concreta. un objetivo alcanzable a aquélla.
Para Justo, y esto lo aproxima a Jaurès, la Pero una tarea tan vasta como la planteada
tarea del Partido Socialista no podía limitarse por Justo requería de la resolución teórica y
a una mera acción organizativa y educativa del práctica de un problema a las puertas del cual
proletariado, sino que debía comprometerlo su visión política lo condujo pero sus limita-
en toda la actividad política presente de modo ciones ideológicas le impidieron atravesar. El
tal que apareciera ante toda la sociedad como excepcional conocimiento que tenía del mo-
una fuerza capaz de dirigirla. El proletariado vimiento obrero mundial le permitió percibir
no podía ser solo un elemento de oposición, con claridad sus límites históricos. Trató de
porque en las condiciones particulares de la superar el dilema de la oposición global o in-
sociedad argentina una actitud tal lo conde- tegrada al sistema mediante una metodología
naba a la esterilidad. Mediante la utilización de lucha que potenciaba los avances organiza-
inteligente de todos los instrumentos de la tivos y políticos de la clase en la sociedad ci-
agitación social que su capacidad organizati- vil y su capacidad de control del Estado. Pero
va ponía a su alcance, debía conquistar el su- de hecho quedó fuera de su programa y de sus
fragio universal como plataforma a partir de perspectivas a corto o mediano plazo el pro-
la cual se tornaba posible ejercer en favor de blema de la conquista del poder. Comprendió
las clases populares un control del poder po- que el Partido Socialista no debía ser un par-
lítico. Pero el hecho esencial no residía en la tido de oposición sino la dirección política de
magnitud de los objetivos alcanzados, que de- una clase que debía orientar a toda la sociedad;
pendían siempre de la correlación de fuerzas pero estuvo siempre ausente en él una visión
existentes, sino en la naturaleza misma de un de la complicada dialéctica a través de la cual
tipo de actividad que contribuía a conformar a el proletariado puede transformarse en una
la clase trabajadora como una fuerza hegemó- fuerza hegemónica en la sociedad democrática
nica. La lucha a largo plazo por la conquista de burguesa. Enfatizando correctamente la impor-
la dirección de la sociedad debía estar acom- tancia trascendental de la lucha política contri-
pañada de una acción cotidiana de organiza- buía a hacer del proletariado una fuerza activa
ción de las clases populares en la base de la en la renovación de la sociedad argentina, pero
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina401

la visible ausencia en su programa de una es- actitud de inquebrantable moralidad política


trategia de poder conducía inexorablemente a que caracterizó a Justo, Lisandro de la Torre
encerrar la lucha obrera en el estrecho marco advierte claramente cuál es la limitación esen-
de una pura acción defensiva. Todo lo cual, a su cial de la estrategia socialista.
vez, limitaba la capacidad del Partido Socialista Sin un proyecto hegemónico, la autonomía
de destruir o por lo menos de neutralizar el política y organizativa de la clase obrera, co-
peso decisivo que tenían en el proletariado las rrectamente propugnada por Justo, se transfor-
corrientes anarquista y sindicalista. Y este es el maba de hecho en su aislamiento corporativo
reproche que, en un debate parlamentario en el y en una manifiesta incapacidad para definir
que la intransigencia socialista se puso clara- el problema de las alianzas con la democracia
mente de manifiesto, habrá de dirigirle una de burguesa. La lógica interna de su hipótesis lo
las figuras más relevantes de la democracia ar- debía llevar necesariamente a plantearse la po-
gentina: Lisandro de la Torre. Dice el dirigente sibilidad y la conveniencia de los acuerdos con
demócrata progresista: todas aquellas fuerzas interesadas en la demo-
cratización de la sociedad, pero la indefinición
El doctor Justo al cerrar a su partido, a la vez, el de la naturaleza específica de las relaciones en-
camino revolucionario y el gubernamental, lo ha tre el proletariado y las demás clases populares
metido en un callejón sin salida, condenándolo a la en la formación económico-social argentina le
impotencia perpetua [...]. Yo no conozco en la polí- vedó una correcta comprensión del fenómeno
tica argentina un caso personal más contradictorio del radicalismo.
que el del doctor Justo. Anarquista por tempera- Justo rechazó la visión esquemática del
mento y socialista por reflexión, se traiciona a cada marxismo que conducía a contraponer radical-
paso [...]. El doctor Justo ha perdido el derecho de mente al Partido Socialista a todas las demás
imponer sus postulados a los que no sean meros sa- fuerzas políticas definidas como “burguesas”.
cristanes socialistas, porque no renueva sus ideas Su oposición a lo que él llamó la “política crio-
desde hace veinte años (Cúneo, 1956: 435-436). lla” no estaba inspirada en aquella visión sino
en su idea democrática de lo que debía ser la
Más allá de la agresión gratuita habitual en cultura política de un país moderno. Le repug-
este tipo de debates, y la crítica indebida a esa naba la ausencia de organicidad y de seriedad
402 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

programática característica de formaciones El rechazo de la intransigencia característica


que de ningún modo podían ser definidas como de otros movimientos socialistas, la lucha por
“partidos” pues solo eran organismos cliente- una inserción concreta del proletariado en la
lares al servicio de los más sórdidos intereses lucha política que lo apartara del espejismo de
personales y de grupos. Más aún, intuyó sagaz- una revolución, para la cual no existía ninguna
mente que la formación del Partido Socialista acción preparatoria de las condiciones que la
conduciría a definir la lucha política a punto tornaran posible, y que eludiera la mera activi-
tal que resultaría ineludible la constitución dad corporativa, constituían los presupuestos
de otros partidos políticos modernos. En ese de la acción doctrinaria y política de Justo. Aquí
nuevo sistema político vertebrado en torno a la residía el punto de mayor riqueza y de efectivi-
presencia de partidos orgánicos, el socialismo dad de su estrategia, lo que hizo de él uno de
tendería a predominar porque representaba a los dirigentes socialistas más respetados en
los trabajadores y porque la necesidad de dar América Latina y en la propia Internacional. Su
una desembocadura política a su acción coti- comprensión de la acción sindical como autó-
diana obligaba a sus militantes “a un continuo noma con respecto a la organización política,
esfuerzo de estudio y de pensamiento que hará
del Partido Socialista la élite activa y pensante
de la humanidad”, según la ilustrativa fórmula social, la lucha revolucionaria, o, en los términos de
de Jaurès (1933)45. Jaurès, el “método revolucionario, debe ser acompaña-
do de un método de organización y de asimilación co-
tidiana, en el cual el proletariado deberá emplear todas
45 En el artículo “Question de méthode”, bastante di- sus fuerzas, asimilando cuanto sea posible a las demás
fundido en idioma español en las primeras décadas del clases [...]. Es preciso que en la democracia burguesa no
siglo, Jaurès (1933 [1899]: 112-113) definía claramente exista una sola cuestión referida a la enseñanza, al arte,
su propuesta de una política socialista fuertemente pro- a la finanza, en la que el socialismo no dé pruebas, des-
yectada a la actividad política cotidiana; capaz, por lo de ahora, de tener soluciones preparatorias superiores,
tanto, de eludir el encierro de una labor organizativa desde el solo punto de vista democrático y humano, a
e ideológica concebida solo en términos de una ritual, las soluciones burguesas. Es preciso que por esta vía él
antes que real, preparación para la conquista del poder. constriña y obligue a sus militantes a un esfuerzo con-
Si una fuerza socialista no puede renunciar, sin negar- tinuo de estudio y de pensamiento que hará del Partido
se a sí misma, a su propio proyecto de transformación Socialista la élite activa y pensante de la humanidad”.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina403

pero tendencialmente socialista en su propia un tumultuoso e inorgánico desborde de las


capacidad de generalización de las reivindica- masas, sino como un proceso de transición a
ciones parciales de la clase; su matizada visión operar en el interior de la sociedad burguesa,
del partido político como expresión y organiza- en virtud de la capacidad autoorganizadora y
ción de la conciencia de clase de los trabajado- de la voluntad de poder de la lucha de masas,
res, pero a la vez con características nacionales explica a su vez su preocupación (escasamente
propias que le permitieran ser una síntesis his- compartida, por cierto) por la compleja temáti-
tórica de la realización nacional; su convicción ca de las condiciones nacionales específicas en
de la múltiple actividad (gremial, económica, que debía desplegar su actividad el proletaria-
política y cultural) en que debía desplegarse en do argentino. Este es su mérito y lo que torna
toda la sociedad la capacidad organizativa y de rescatable, después de medio siglo de su muer-
guía del nuevo partido que contribuyó decisi- te y del ostracismo a que lo condenó una crítica
vamente a crear y que representó el mayor de sectaria, su figura de pensador y de luchador
sus aportes a la historia política argentina; todo socialista.
esto hace de Justo un pensador y un hombre de
acción excepcional para su época, en muchos
sentidos, un anticipador de los problemas que 4. Las razones de una incomprensión
hoy debate el socialismo latinoamericano. El
hecho de haber puesto, ya desde fines del si- Pero cabe preguntarnos: siendo el de Justo el
glo pasado, el centro de su atención en la lucha proyecto más coherente y radical de demo-
política del proletariado, en la acción organiza- cratización de la sociedad argentina, ¿por qué
da por obtener desembocaduras políticas que fracasó? ¿Cuáles fueron las razones que condu-
dilataran el poder efectivo de los trabajadores, jeron a que sus propuestas no lograran impo-
aparta radicalmente a Justo de una concep- nerse en un país supuestamente en condicio-
ción teórica revisionista y de una práctica de nes favorables para ello? ¿Por qué no logró, ni
oposición global al sistema que caracterizó al aun en los momentos de máxima expansión del
movimiento obrero bajo dirección anarquis- Partido Socialista, movilizar en su favor a todo
ta. Su concepción del socialismo no como un o por lo menos a la mayor parte del movimiento
acto de imposición de una cúspide que corona obrero argentino? Y en última instancia, ¿qué le
404 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

impidió arrancar la dirección de la clase obrera construcción de un gran organismo político de


a las corrientes anarquista y sindicalista, pre- masas, sus éxitos electorales, la homogeneidad
dominantes en las tres primeras décadas del y calidad intelectual de su núcleo dirigente, la
siglo? Solo podremos aquí esbozar una tentati- relevancia de la labor de pensamiento y de ac-
va general de respuesta a estas preguntas cuya ción de su líder máximo, se convirtieron en un
dilucidación podría permitirnos visualizar con ejemplo para la mayor parte de los socialistas
mayor claridad los límites de la experiencia latinoamericanos, que veían en él una forma
más avanzada de construcción de una forma- de acción política adecuada y generalizable a
ción socialista moderna en un país latinoameri- sus propias situaciones específicas. Aunque to-
cano. Lo cual, a su vez, arrojaría elementos de davía no dispongamos de un estudio ni siquie-
decisiva importancia para una reconstrucción ra aproximativo de la influencia regional del
crítica de toda la historia del socialismo en la Partido Socialista Argentino, son suficientes
región. algunos indicadores como la difusión de sus
Podría objetarse que, por ser Argentina un publicaciones, la correspondencia intercam-
país en muchos sentidos distinto al resto de los biada entre sus dirigentes46, las experiencias
países del continente, resultaría inadecuada y
hasta incorrecta una generalización de expe- 46 Según el investigador norteamericano Weinstein, que
riencias, condenadas, en virtud de esa circuns- tuvo acceso al archivo de Justo, “[…] existen artículos y
tancia, a permanecer como incomunicables. cartas inéditas que evidencian que mantenía una activa
Pero independientemente del hecho de que tal correspondencia con líderes sindicales del continente y
objeción clausura una problemática que aun que era un verdadero portavoz del obrero latinoameri-
cano [¡sic!]. Se conserva correspondencia con Santiago
requiere ser dilucidada, que es la de la indivi- Iglesias de Puerto Rico, Juárez de El Salvador, Moisés
dualización de los elementos comunes a ese de la Rosa y L. Granados (h.) de Colombia, Alejandro Es-
conjunto de naciones que se han identificado cobar y Carvallo, Francisco Carfías Merino y José Ibsen
históricamente como pertenecientes a un com- Coe de Chile, Emilio Frugoni del Uruguay y Ramiro Vi-
plejo social único, debe recordarse el excep- llasboas (h.) del Brasil. Este material revela además que
esos dirigentes estaban familiarizados con los escritos
cional papel desempeñado por el socialismo de Justo, sea a través de La Vanguardia, de artículos o
argentino en la formación de corrientes simila- de libros que este les enviaba” (Weinstein, 1978: 182-183
res en otros países del área. Su experiencia de y ss.). Se conserva además su correspondencia con Pa-
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina405

realizadas en Argentina de militantes socialis- argentino un relevante papel de eslabón me-


tas de otros países, las estrechas relaciones en- diador entre la experiencia socialista mundial
tre sus iniciativas continentales y los procesos y la latinoamericana. En cierto sentido, y con-
de constitución de núcleos socialistas donde servando las distancias, el Partido Socialista
aún no los había47, para reconocerle al partido Argentino cumplía en nuestra región, por lo me-
nos en países como Chile, Perú, Bolivia, Brasil
y Uruguay, una función equivalente a la de la
blo Iglesias, fundador y dirigente del Partido Socialista socialdemocracia alemana entre los países del
Obrero Español, y con diversas otras personalidades so- este y del sudeste europeo. Esta es la razón de
ciales europeas. Weinstein afirma que “este material no
solo completa la imagen de Justo como representante
por qué indagar las causas de su incapacidad
del pensamiento latinoamericano, sino que además in- para transformar la sociedad: encontrar las li-
dica que es posible una investigación más completa de mitaciones de una hipótesis de cambio social
las relaciones entre el Partido Socialista Argentino y los que se concebía a sí misma como generalizable
partidos socialistas de los restantes países de América en cuanto resultaba ser la síntesis de la expe-
Latina” (Weinstein, 1978: 184).
riencia mundial del movimiento obrero puede
47 Las relaciones entre los partidos socialistas de Uru- arrojar elementos útiles para un mejor examen
guay y de Argentina fueron siempre muy estrechas. Por
sus concepciones, su estilo de acción y el carácter de su
de las características del movimiento socialista
núcleo dirigente, el uruguayo mostraba estar podero- latinoamericano.
samente influido por el argentino. Pero Emilio Frugoni La propuesta de Justo presenta un interés
(1880-1969), que era su figura intelectual y política más particular no solo por una coherencia des-
destacada, no logró constituir un grupo dirigente de la usada en el pensamiento social de la época,
calidad y de la experiencia política del que formó Jus-
to. Recordemos, además, que cuando en 1919 se da en
sino por la aguda percepción de las nuevas
Lima una tentativa efímera de formación de un partido
socialista, ella estuvo vinculada a ciertas iniciativas de
acción continental propiciadas por el Partido Socialis- enviado por el Partido Socialista Obrero de España con
ta Argentino. Véase sobre el tema el libro de Rouillon motivo de la realización del III Congreso del PSA, en
(1975: 259 y ss.). julio de 1900: “En vosotros –dice el mensaje– beben las
Un explícito y muy elogioso reconocimiento de esta ideas socialistas los uruguayos, los chilenos, los perua-
función relevante desempeñada por el socialismo ar- nos; vosotros sois la Alemania socialista de la América
gentino en el subcontinente está contenido en el saludo hispana” (PSOE; citado por Cúneo, 1956: 232).
406 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

características que asumía el proceso social reaparecen los mitos de la cultura popular
argentino. Halperin Donghi recuerda con subalterna como fulgurantes recreaciones
acierto cómo la solución elaborada por Justo de una situación de explotación generalizada
encontraba un referente social caracterizado y de un larvado sentimiento de oposición al
por “el creciente eclecticismo de los mitos po- orden existente que adquiría periódicamente
pulares de protesta social y por la popularidad formas violentas de luchas urbanas. Sin em-
nueva de que gozan entre un público en el que bargo, lo que resulta sorprendente es que, no
criollos e inmigrantes no están ya separados” obstante la notable difusión de este crepuscu-
(Halperin Donghi, 1976: 477)48. Es el momento lar sentimiento negativo frente al Estado, no
en que emerge una cultura de contestación al haya podido constituirse en la contradicción
orden establecido basada no ya en la oposi- determinante de la vida política argentina.
ción entre criollos e inmigrantes, sino entre Justo no se equivocaba cuando situaba en
masas explotadas y clases gobernantes. En la la contradicción entre modernidad capitalista
literatura social de comienzos de siglo, fun- del sistema económico y atraso del sistema
damentalmente de orientación anarquista49, político una limitación esencial de la demo-
cracia argentina. Y hoy resulta evidente para
todos que fue el reconocimiento de las incon-
48 Sobre el proyecto de Justo en particular, véase Hal- trolables consecuencias políticas y sociales
perin Donghi (1976: 473-478). de esta contradicción, y la necesidad peren-
49 Retomando la observación de David Viñas (1971: toria de resolverla, lo que está en el trasfondo
212-213), Halperin menciona la nueva y definitiva po- de esa revisión radical de la política tradicio-
pularidad adquirida por el mito de Juan Moreira cuan-
do es llevado al teatro. Fue el conjunto teatral de los
nal de las clases gobernantes que significó la
Podestá, una familia proveniente de inmigrantes ita- Ley de Reforma Electoral promulgada por el
lianos, el que llevó hasta los últimos rincones del país
“las desgracias del pobre cuya justa venganza sobre
su implacable acreedor no tiende a ser vista ya sobre
la clave exclusiva de una oposición entre gauchos y
gringos; es la reaparición de Martín Fierro en la pren-
sa anarquista, como víctima simbólica de la opresión la ‘barbarie gaucha’ de los gobiernos represores” (Hal-
política y social, que convive con las denuncias contra perin Donghi, 1976: 477).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina407

presidente Roque Sáenz Peña, que imponía el Más que representar un cambio político revolu-
voto universal, secreto y obligatorio50. cionario, los sucesos de 1912 fueron, por consi-
La introducción en 1912 de reformas políti- guiente, significativos como reflejo de la capaci-
cas tendientes a adecuar la estructura institu- dad de la élite para adaptar la estructura política
cional del país a un sistema de gobierno repre- del país a nuevas condiciones y para hacer lugar
sentativo tenía por objetivo fundamental atraer a nuevos grupos dentro del sistema.
la oposición radical a la acción legal, desalen-
tando aun tendencias insurreccionales, y utili- La institucionalización de la participación polí-
zarla como acicate para la transformación de tica se hacía, de hecho, a expensas de la clase
las clientelas conservadoras en un partido mo- obrera, la cual, por su mayoritaria condición de
derno, pero de características populares, que extranjera, era excluida del sufragio. Mientras
legitimara el dominio de las clases propieta- radicales y capas medias encontraban un sitio
rias al suprimir todas aquellas expresiones de en el sistema político, inmigrantes y obreros
descontento popular. Se trataba, por lo tanto, seguían permaneciendo fuera. Y hasta la propia
de un proyecto político de vasto alcance con participación limitada del Partido Socialista
vistas a la construcción de un nuevo bloque constituía un elemento más en ese vasto dis-
social, que fuera capaz de incorporar a las cla- positivo de seguridad construido por el sector
ses medias urbanas y de restituir estabilidad al más lúcido y políticamente capaz de las clases
sistema político. Como afirma correctamente gobernantes.
Rock (1977: 37), En nuestra opinión, lo que Justo pareció
no comprender es la complejidad del proceso
económico, social y político que hacía emerger
50 Sobre las causas que impulsaron al presidente Ro- la necesidad de la reforma como instrumento
que Sáenz Peña a poner en marcha una reforma política decisivo para la recomposición del Estado. En
que daría como resultado el triunfo de Hipólito Yrigo- otras palabras, lo que no pudo entrever, o por
yen en las elecciones presidenciales de 1916 véase, en lo menos no valoró en sus justas dimensiones,
especial, el excelente libro de Natalio R. Botana (1977:
217-345); más referida al tema del conflicto entre siste-
fue la dilatación de la capacidad de absorción
ma político y clases populares, es por muchos motivos del Estado burgués y el acrecentamiento de
valiosa la contribución de David Rock (1977). los elementos de conservación del sistema
408 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

capitalista que la reforma se proponía poten- ¿Pero en qué consistía en realidad la “mo-
ciar. Porque si bien a partir de la aplicación de dernidad capitalista” del sistema económico
la nueva Ley Electoral la Unión Cívica Radical argentino sobre la que Justo fundaba su pro-
(UCR) y, en menor medida, pero de todas ma- yecto socialista? Aunque son numerosísimos
neras en grado relevante, el Partido Socialista los escritos que dedicó a este tema, es sin duda
se transforman en dos grandes fuerzas popula- en el artículo de polémica con Ferri donde más
res, con gran presencia electoral y parlamenta- sintética y claramente Justo reitera su inter-
ria, la confrontación de clases subyacente en pretación de la evolución económica argentina
la contradicción apuntada no pasa a un primer como un ejemplo concreto del proceso de colo-
plano. Y en aquellos escasos momentos en que nización capitalista que se opera en los países
emerge a la superficie, como en la crisis de
1919, lo hace a través de un complejo proceso
político que desdibuja, o mejor dicho oscurece, en la represión social y participaron como árbitros de
la confrontación entre fuerzas populares y cla- la suerte del gobierno civil; además, y juntamente con
ses dominantes51. el ejército, en la acción represiva participan grupos pa-
ramilitares integrados por civiles de clase media y alta,
expresivos del temor generalizado en las capas medias
51 Los grandes conflictos sociales que en 1917 dieron por la subversión social. Si durante una primera etapa
lugar a un movimiento huelguístico sin precedentes del gobierno de Yrigoyen sus relaciones con las clases
(entre otros, ferroviarios y portuarios) culminan en dominantes estuvieron mediadas, en gran parte, por su
enero de 1919 con una huelga general reprimida violen- política de coalición con el movimiento obrero, desde
tamente por el gobierno. La “semana trágica” de enero 1919 en adelante la política de los radicales tenderá a
abrió una crisis profunda en la sociedad y en el seno del consolidar un bloque con la clase media urbana. Véan-
gobierno radical, hasta ese momento proclive a acep- se, sobre este tema, Rock (1977: 167-204); Godio (1972).
tar la legitimidad de las luchas obreras. Dos hechos Un comportamiento semejante tuvo poco tiempo des-
fundamentales mostraron la debilidad de los soportes pués el gobierno de Yrigoyen cuando se produjeron los
sociales sobre los que se apoyaban los cambios inten- movimientos huelguísticos de los peones rurales de la
tados por Yrigoyen e hicieron emerger a esas mismas Patagonia, en 1921-1922. Una vívida reconstrucción del
fuerzas que, una década después, provocaron la ruptu- conflicto y de la masacre de más de 1.500 trabajado-
ra del régimen de gobierno representativo y la caída de res llevada a cabo por el ejército y la guardia blanca de
la segunda presidencia de Yrigoyen. Por primera vez las los terratenientes es la obra ya citada de Osvaldo Ba-
fuerzas armadas se vieron envueltas de manera directa yer (1972, 1974, 1978) Los vengadores de la Patagonia
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina409

periféricos desde el siglo pasado. La expansión teórica y prácticamente este problema median-
capitalista a vastas tierras vírgenes despobla- te un mecanismo que se ha dado en llamar “co-
das planteó a las clases gobernantes la necesi- lonización sistemática” y que en realidad no es
dad de crear rápidamente una clase de traba- otra cosa que la “implantación sistemática en
jadores asalariados, sin la cual la explotación estos países de la sociedad capitalista, la co-
capitalista no tenía fundamento. Como lo de- lonización capitalista sistemática. Consiste en
muestra Marx (1946, 1980) en el último capítu- impedir a los trabajadores el acceso inmediato
lo del Tomo I de El Capital –capítulo que para a las tierras libres, declarándolas de propiedad
Justo adquiere el valor de un canon interpre- del Estado y asignándoles un precio bastante
tativo incuestionable–, el capitalismo resolvió alto para que los trabajadores no puedan desde
luego pagarlo”. En las colonias latinoamerica-
trágica, en cuatro volúmenes. Considerados estos con-
nas, las masas trabajadoras, que en un primer
flictos desde una perspectiva actual, resulta evidente momento estaban constituidas esencialmen-
que por sus características propias, y por la ausencia de te por mestizos e indígenas, fueron desde un
fuerzas radicalizadas en condiciones de aprovecharlos principio excluidas de la propiedad del suelo,
con propósitos revolucionarios, estos conflictos nunca adjudicado a los señores en grandes mercedes
significaron una amenaza real para el orden social vi-
gente. Sin embargo, la gravedad de la crisis económica
reales. Desde el momento en que “el progreso
y social y los hechos revolucionarios europeos hicie- técnico-económico” comenzó a expandirse en
ron creer a muchos que efectivamente existía un grave nuestras tierras, las clases gobernantes co-
peligro de trastrocamiento del sistema político y social menzaron también a practicar la colonización
existente. Y esto explica el violento desplazamiento de capitalista sistemática recurriendo en forma
los sectores medios hacia una política fuerte de recons-
titución del orden, que se expresó orgánicamente con
masiva a ese “ejército de reserva” que le pro-
el surgimiento de la Liga Patriótica Argentina. Pero a di- porcionaban las masas pauperizadas italianas
ferencia de lo ocurrido con las bandas armadas que en y españolas.
los años anteriores colaboraban con la policía en la des-
trucción de los locales y de las publicaciones socialis- De este modo se ha formado en este país una cla-
tas y anarquistas, la Liga Patriótica Argentina represen-
se proletaria, numerosa relativamente a la pobla-
tó el primer grupo con propósitos antirrevolucionarios
organizado de modo permanente y con una propuesta ción, que trabaja en la producción agropecuaria,
orgánica de resolución de los conflictos sociales. en gran parte mecanizada; en los veintitantos mil
410 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

kilómetros de vías férreas; en el movimiento de Y es por eso que el sistema político argentino
carga de los puertos, de los más activos del mun- negaba violentamente el ejercicio de los dere-
do; en la construcción de las nacientes ciudades; chos de expresión y de organización de esas
en los frigoríficos, en las bodegas, en los talleres, masas, además de conspirar de hecho y de de-
en las fábricas. Y a esa masa proletaria se agrega recho contra su naturalización. Entre clases
cada año de un ⅕ a ¼ de millón de inmigrantes. gobernantes y clases trabajadoras, en su mayor
[...] Y ese mismo ejército proletario de reserva, que parte inmigrantes, existía un marcado conflic-
cada año cruza los mares para trabajar en los mi- to, lo suficientemente tenso como para que, no
les de trilladoras a vapor que funcionan cada ve- obstante la densidad de las formas ideológicas
rano en este país, ¿no es la mejor prueba de que y culturales que obstaculizaban su percepción,
la agricultura argentina es a tal punto capitalista aparecieran en el tejido social como una ver-
y está en tal grado vinculada a la economía mun- dadera lucha de clases. Como recuerda Rock
dial, que ya no puede engendrar las ideas políticas (1977: 29), ser extranjero equivalía a ser obrero
de los viejos pueblos de campesinos propietarios? y probablemente un obrero no calificado. El
(Justo, 1947 [1908]: 243-244). Estado argentino resultaba ser así el instru-
mento de una clase terrateniente y comercial
Aunque en virtud de ciertas características par- cuyo parasitismo, según Justo, se convertía en
ticulares de la economía agropecuaria argenti- un freno para un desarrollo capitalista sano del
na las masas trabajadoras de la zona pampeana país que, considerado como inevitable, solo po-
obtenían ingresos comparativamente buenos día abrirse camino “a pesar de la oligarquía”. La
en términos internacionales, el crecimiento y corrupción generalizada, el fraude electoral, el
la prosperidad de todo este mecanismo econó- despojo de las masas a través del envilecimien-
mico descansaba en el control económico y po- to de la moneda y un sistema impositivo “solo
lítico de la clase trabajadora (Rock, 1977: 25)52. comparable con la gabela y la capitación de la
antigua Francia”, la violencia represiva, consti-
tuyen todos los elementos de una política única
52 Sobre la estrecha relación entre progreso económi-
co y control de la clase trabajadora, véanse además los
que tiene en la oligarquía terrateniente su fun-
trabajos recopilados por Giménez Zapiola (1975); Flich- damento social y en el Estado su órgano ejecu-
man (1977); Cortés Conde (1979). tor. El carácter extranjero del capital, que no es
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina411

un obstáculo para su integración en el bloque ya caracterizada por la oposición entre nativos


de poder oligárquico, acentúa el carácter para- e inmigrantes sino por la que existe entre las
sitario de este y agrava las consecuencias de fuerzas parasitarias tan bien descriptas por
la dominación capitalista en cuanto supone un Justo y sus víctimas, “que forman una alianza
drenaje permanente de divisas: “Los millones potencial dentro de la cual corresponderá a la
que van anualmente a Europa como dividendo clase obrera el lugar hegemónico” (Halperin
e intereses de las empresas y del capital extran- Donghi, 1976: 477).
jero, no contribuyen más a sostener el pueblo Halperin destaca el fuerte contraste obser-
argentino, que si los quemaran o fueran arroja- vable entre la elaborada propuesta de Justo y
dos al mar” (Justo, 1947 [1895]: 188)53. la tosquedad de las exhortaciones xenófobas
Toda la vida política argentina desde 1880 que proliferan en los lenguajes de los dirigen-
en adelante está signada por el dominio para- tes políticos de la época. Sostiene, además, que
sitario de este bloque de poder constituido por en ella subyace una percepción de las nuevas
la oligarquía y el capital extranjero, el cual, no dimensiones que ha adquirido el proceso social
obstante, puede preservar la estabilidad políti- argentino y que posibilita el descubrimiento de
ca y el crecimiento económico deformado solo la comunidad de intereses entre trabajadores
a condición de impedir la organización política, inmigrantes y clases populares criollas. Y sin
sindical y económica de las clases trabajadoras. embargo, a diferencia de lo que creía Justo,
Pero si estas son en su enorme mayoría inmi- esta comunidad de intereses, que resultaba del
grantes, su nacionalización y su participación hecho de ser ambas víctimas de la opresión po-
en la vida política del país constituían la palan- lítica correspondiente y el movimiento social,
ca esencial para destruir el orden oligárquico se mantuvo fuertemente fragmentada y contra-
burgués. Solo una activa participación política puesta en sus vertientes históricas. Contra las
de las masas podía transformar la realidad, no previsiones de Justo, “el conflicto entre unas
clases populares hegemonizadas por la obrera
y unos sectores dominantes formados por la
53 Sobre la crítica de Justo al carácter parasitario,
según él derivado de la condición absentista de buena
alianza de las clases terratenientes y los emi-
parte del capital extranjero, véanse las observaciones sarios de la economía metropolitana no pro-
de Halperin Donghi (1976: 474- 477). porciona a comienzos del siglo XX –y todavía
412 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

no proporcionará por décadas– el tema domi- sino de la mayor fertilidad de la pampa húme-
nante a la vida política argentina” (Halperin da54. Como advierte agudamente Laclau, el mo-
Donghi, 1976: 477). nopolio de la tierra ejercido por la oligarquía
¿Dónde buscar las causas que puedan ayu- terrateniente y la elevada renta diferencial pro-
darnos a explicar este error de previsión? ¿Qué veniente de la extrema fertilidad de la llanura
elementos coadyuvaron a que el bloque oligár- pampeana fueron los dos elementos que, imbri-
quico dominante pudiera neutralizar ese enor- cados, tendieron a consolidar la estructura a la
me potencial de contestación acumulado en las vez capitalista y dependiente de la economía
clases populares argentinas? Es evidente que argentina.
buena parte de la explicación está en las carac-
terísticas propias del capitalismo dependiente Si el monopolio de la tierra determinó el surgi-
argentino, en el modo específico a través del miento de la renta como categoría significativa
cual se articuló el dominio económico, social, dentro de la organización rural argentina, la renta
político e ideológico de un sistema cuyo dina- diferencial al actuar como un multiplicador de su
mismo derivaba de las cuantiosas ganancias magnitud, la transformó en una categoría clave.
extraordinarias logradas de la explotación de Pero la renta diferencial [...] es plusvalía produci-
la pampa húmeda. En los últimos años diversas da por el trabajador extranjero e ingresada al país
investigaciones han analizado con inteligen- en razón de la amplitud de la demanda de mate-
cia y rigurosidad científica las características rias primas en el mercado mundial. De ahí que la
esenciales y las consecuencias políticas de ese Argentina, al absorberla, lograra tener un elevado
proceso económico mostrando hasta qué pun- ingreso per cápita que no guardaba relación con
to las clases dominantes pudieron establecer su esfuerzo productivo (Laclau, 1975: 37).
un poder con elevada capacidad hegemónica
en virtud del éxito logrado en la incorporación
de Argentina al mercado mundial y a la excep-
cional potencialidad redistributiva de que dis-
54 Además de los trabajos de Rock (1977); Laclau
puso la oligarquía terrateniente durante toda (1975); Flichman (1977) y Cortés Conde (1979) ya ci-
esta etapa de expansión de la renta diferencial tados, sobre este tema véanse: Ferns (1968); Scobie
obtenida no de la sobreexplotación del trabajo (1968) y Laclau (1978: 164-233).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina413

El resultado fue, entre otros, que si bien no cual explica la arraigada concepción librecam-
pudo consolidarse, como pretendía Justo, una bista que impregna todo el movimiento obrero
fuerte clase de medianos propietarios rurales en sus diversas tendencias, y que inspira el tipo
debido a las dificultades del acceso a la tierra de reivindicaciones y de propuestas programá-
antepuestas por el monopolio terrateniente, ticas defendidas por ese movimiento popular
que fue el radicalismo. Ni los grupos indus-
[…] la expansión del consumo oligárquico, unida triales incipientes, ni el movimiento popular y
a las tareas de comercialización de la riqueza del obrero opusieron a este mecanismo productivo
vasto hinterland rioplatense y a la construcción de un proyecto diverso de desarrollo económico
la red ferroviaria, crearon fuentes de trabajo en el alternativo, sobre la base de algo semejante a la
sector urbano que dieron origen a una estratifica- industrialización sustitutiva que se abrirá paso
ción de clases medias, obreros artesanales, de ser- desde los años treinta en adelante.
vicios, etc., de una magnitud sin par en América Empeñados en la defensa de las condiciones
Latina. De tal manera, la oligarquía argentina con- de vida de los trabajadores, tanto socialistas
seguía asociar a toda una estratificación social como anarquistas, sindicalistas y luego comu-
considerablemente diversificada al ciclo expansi- nistas, se opusieron a medidas proteccionis-
vo de la renta diferencial (Laclau, 1978: 211). tas que provocaran el encarecimiento de los
medios esenciales para la reproducción de la
En la medida en que el nivel de ingreso de los fuerza de trabajo. Y si en el caso de los anar-
trabajadores argentinos estaba estrictamente quistas, o de los sindicalistas, esta posición se
vinculado a la continuidad de todo el proceso, vinculaba a sus actitudes principistas opuestas
era lógico que tendiera de modo más o menos a todo tipo de intervención obrera “en los inte-
consciente a oponerse a todo cambio estructu- reses unilaterales de la clase burguesa o en sus
ral que implicara el crecimiento de la industria expresiones materiales que son la industria y el
nacional sobre la base del proteccionismo esta- comercio, cuya gestión directa les pertenece”55,
tal y arancelario. La lucha en el interior de este
mecanismo productivo tenía como horizonte 55 Resolución adoptada en el IX Congreso de la Fede-
una redistribución de la renta y nunca un cues- ración Obrera Regional Argentina (FORA) del 1 al 4 de
tionamiento teórico y práctico de la misma, lo abril de 1915. El Congreso resuelve “pronunciarse con-
414 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en el caso de los socialistas y de Justo, en par- la aceptación de un pacto cuasi colonial, que
ticular, el liberalismo económico constituía rechazaba por principio, sino la creencia in-
un elemento esencial de su programa y de su cuestionada en la fuerza depuradora de los im-
práctica política. El partido obrero, afirmaba pulsos automáticos del capitalismo. Si el atraso
reiteradamente Justo, que es esencialmente político era el causante principal de los fuertes
internacional por su tendencia y organización, rasgos de parasitismo subyacentes en la eco-
no podía dejarse engañar “por las ficciones del nomía argentina, la capacidad política y orga-
nacionalismo industrial o proteccionismo, con nizativa del partido obrero debía ser puesta al
trabas aduaneras al comercio que son tan bár- servicio de una actividad tendiente a despejar
baras como hace ciento cincuenta años”. el campo para que ese automatismo pudiera
¿Pero hasta qué punto el librecambismo jus- abrirse libremente el paso. Su liberalismo, por
tista puede ser identificado –como una crítica tanto, no implicaba una propuesta de absten-
interesada tiende a hacerlo– con la defensa ción del Estado frente al juego de las fuerzas
consciente o inconsciente del ordenamiento económicas, sino una intervención positiva
económico existente? La evidente insuficien- para la destrucción de esas dos grandes trabas
cia de los instrumentos interpretativos de los del desarrollo argentino: la gran propiedad te-
que se sirve su razonamiento no puede de nin- rrateniente y el capital extranjero ausentista.
gún modo conducirnos a deformar el sentido El establecimiento de una clase de pequeños
de sus propuestas. Su oposición al proteccio- propietarios rurales, productores inteligentes,
nismo industrial tiene como fundamento no de visión modernista, constituía el presupues-
to de una verdadera industrialización. Y los tra-
bajadores no solo no debían considerar como
tra el proteccionismo, por cuanto reconoce que si bien ajena a sus intereses una propuesta de trans-
el intercambio libre y universal puede, en ciertos ca- formación semejante, sino que debían consti-
sos, lesionar intereses circunscriptos de determinados tuirse en su fuerza impulsora. Dice Justo:
grupos industriales de trabajadores, el proteccionismo
representa una forma artificial de concurrencia en la
El proletariado es ese personaje ideal que no
producción que solo puede sustentarse a expensas de
las clases consumidoras, encareciendo el precio real de tiene más recursos que el producto diario de su
las mercaderías”. Citado por Laclau (1975: 40-41). trabajo, situación demasiado real para una gran
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina415

masa humana, pero que no es universal dentro de ella necesita de la “protección” del Estado no
la clase obrera propiamente dicha. Fuera de esta porque encuentre en este su condición de exis-
distinción, entre el proletariado y el burgués hay tencia, sino porque a través de la promoción e
una cantidad de otras que se imponen; pero eso intervención positiva el parasitismo puede ser
no excluye que de un lado y otro de la frontera sofrenado y luego destruido. Entendido de esta
haya fuerzas que puedan, en un momento dado, manera, el proteccionismo aparece como afín y
hacerse efectivas para un propósito común. [...] complementario de la política de la oligarquía
Entre los empresarios mismos no hemos de creer terrateniente y del gran capital, mientras que
que todos sean iguales, que basta su situación el liberalismo presupone necesariamente una
de empresarios para que no debamos tener con activa iniciativa promocional del Estado. ¿Pero
ninguno de ellos la menor afinidad. Desde luego de qué Estado? Evidentemente de un Estado
se impone la separación entre empresarios de in- sometido a la fuerte presencia y capacidad
dustrias libres, de industrias sanas, de indus- política del partido obrero. Podría resultar de
trias que se han desarrollado espontáneamente, extrema utilidad un rastreo sistemático, en el
y empresarios incubados y cebados por la ley, movimiento social anterior a los años treinta,
mediante trabas aduaneras y privilegios imposi- de la percepción que en su interior se tuvo de
tivos (Justo, 1947 [1921]: 373-374)56. la naturaleza del fenómeno que estamos anali-
zando. En numerosos escritos Justo denuncia
Hay una industria sana que crece espontánea- los efectos negativos para el país de este me-
mente en el suelo del capitalismo argentino; canismo económico y social pero nunca llega

56 Estas expresiones son de 1921, pero ya en sus pri- económico del país [...]. Un partido librecambista debe
meros escritos insistía sobre la misma perspectiva: “La congregar cuanto antes a los capitalistas de la industria
ilusión está en creer que el progreso del país depende rural. Ella no pide protección del Estado, ni la necesita;
de la implantación de industrias artificiales o que las pero no puede sufrir por más tiempo sin protesta, las
buenas industrias necesitan protección legal. La tonte- leyes del proteccionismo. Que haya en buena hora una
ría es no darse cuenta de que esta protección se hace industria argentina, pero no a costa del debilitamiento
en detrimento de su propia industria, de la ganadería de las principales fuentes de riqueza que tiene el país”
y de la agricultura, bases del bienestar y del adelanto (Justo, 1947c [1896]: 135-137).
416 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

a entender su naturaleza específica, ni sus lími- Aunque en otros análisis posteriores el catas-
tes concretos. Cuando se topa con el problema trofismo inicial cederá paso a una visión más
tiende de hecho a descalificarlo, a considerarlo matizada o atenuada, permanecerá siempre
como algo meramente transitorio en virtud de como clave interpretativa última. El fenó-
una abstracta caracterización del capitalismo meno fue percibido también, curiosamente,
y de sus mecanismos esenciales de funciona- por el Comité Ejecutivo de la Internacional
miento. Aunque ciertos efectos de la capacidad Comunista, que, en una Carta Abierta dirigida
redistributiva de la oligarquía son claramente al Partido Comunista de la Argentina, el 4 de
visualizados, nunca son indagados en su origen abril de 1925, afirma lo siguiente:
porque se los considera destinados a desapare-
cer a breve plazo por las leyes inexorables de la El proceso económico de la Argentina, base de su
acumulación capitalista. Por ejemplo, en 1894, evolución política y social sigue el mismo curso
en su primer editorial de La Vanguardia Justo del capitalismo internacional pero con un ritmo
advierte que: más acelerado, al aplicar las grandes invencio-
nes, la forma y los métodos de producción más
[…] si entre nosotros los salarios son a veces re- adelantados de los otros países capitalistas [...]
lativamente elevados, es debido a circunstancias Las condiciones de país de colonización y su ca-
transitorias que han de desaparecer para siem- racterística agrícola y de cría de ganado, han
pre. A medida que se perfeccione la producción permitido que las condiciones generales de vida
y la circulación de las mercancías, el número de de la clase obrera puedan ser superiores a las de
brazos disponibles va a ir en aumento hasta que los grandes países capitalistas (Justo, 1925; énfa-
por fin se forme el ejército de desocupados que sis nuestro).
ya tiene a su disposición la clase capitalista de los
otros países más adelantados [...] A medida pues Para la dirección de la Comintern, estos ele-
que se caracterice la explotación capitalista en mentos sentaban las bases económico-sociales
la República Argentina los salarios van a bajar a (estructurales) del reformismo en el interior
su mínimo posible, al mismo tiempo que va a ser del movimiento obrero argentino, del peso des-
más difícil para el trabajador encontrar trabajo mesurado de sus tendencias corporativas, etc.
(Justo, 1947 [1894]: 22). Sin embargo, en la medida en que estos hechos
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina417

eran analizados desde una perspectiva en la en el predominio industrial, al impuesto por el


que la crisis capitalista constituía un umbral bloque oligárquico-imperialista. Como recuer-
insuperado e incuestionado, nunca dejaron de da Laclau, la invención de la presencia real
ser simplemente lo que eran: observaciones de tal alternativa es una imagen abusiva y sin
inteligentes o intuiciones fugaces dentro de fundamentos, “resultado de una lectura de la
un discurso incapaz de entender la funcionali- historia argentina efectuada por los escritores
dad de tales elementos en el singular proceso nacionalistas posteriores a 1930, que proyecta-
de desarrollo del capitalismo en la Argentina. ron así en el siglo XIX el campo connotativo al
Si la conflictualidad social estaba fuertemente que el antiliberalismo estaba ligado en su pro-
atenuada por la abundancia de alimentos bara- pia época” (Laclau, 1978: 211).
tos y la casi perfecta elasticidad del mercado Solo a partir de la crisis de los años treinta
de trabajo alcanzada a través de la inmigración la sociedad argentina pudo hacer estallar este
europea, ¿cómo plantearse una previsible y paradigma opresivo que le impedía verse a sí
radical transformación social sin una fuga mí- misma y a la nación como lo que realmente
tica hacia la “crisis”? De todas maneras, sería eran: no una democracia imperfecta en camino
un craso error atribuir exclusivamente a la de su realización plena; no una nación excep-
izquierda –socialista o comunista– esta limi- cional sino apenas una semicolonia poderosa-
tación de perspectivas que la convertiría, pa- mente sujeta a la voluntad imperial. Fue solo
radójicamente, en funcional a dicho sistema desde entonces que emergieron a la superficie
oligárquico (tal es la acusación que le dirigen las condiciones que posibilitaron una compren-
ciertas corrientes políticas e historiográficas sión más acabada y objetiva de toda la contra-
autodenominadas “nacionales” y algunas de dictoriedad interna del sublimado “progreso”
ellas de raíz marxista, como Rodolfo Puiggrós argentino. Solo entonces pudo comenzar una
o Abelardo Ramos). En tal sentido, vale la pena verdadera autocrítica.
recordar que salvo en las fantasmagóricas re- Retornando a Justo, el problema central
creaciones de estas corrientes “nacionales”, no que tenía por delante era, por lo tanto, el de
existió en la Argentina anterior a los años trein- encontrar una fórmula política capaz de me-
ta ningún grupo que opusiera un programa de diar la movilidad social, de destruir la corteza
desarrollo económico alternativo, y fundado resistente de la estructura económica y social
418 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tradicional, de controlar los impulsos disrupti- moral. Y de sus palabras emerge con nitidez la
vos de las masas, de orientarlos hacia la con- singular personalidad de un hombre obsesio-
solidación de una organización civil democrá- nado por encontrar en la sociedad argentina
tica. La unidad entre desarrollo económico y una fuerza social y un cuerpo de ideas capaces
proceso de democratización, presupuesta en la de construir un nuevo ordenamiento político.
teoría, era vislumbrada como alcanzable en la Recuerda Justo:
práctica mediante un intento de anular el an-
tagonismo específico del capital absorbiéndolo Me hice socialista sin haber leído a Marx, arrastra-
en una conflictualidad más genérica y expresi- do por mis sentimientos hacia la clase trabajadora
va de la vieja sociedad, a través de un proyecto en la que veía una poderosa fuerza para mejorar
de democratización de la vida política y de las el estado político del país. Mis más importantes
instituciones o, dicho de otro modo, de integra- lecturas de orden político y social habían sido,
ción de las masas populares en el Estado. Su hasta entonces, las obras de Herbert Spencer, que
visceral repulsión frente al desorden y la des- en estilo claro y relativamente ameno, ha escrito
obediencia, su rechazo de toda forma de auto- sobre lo que algunos llaman sociología, pretendi-
ritarismo, su profundo desdén por la política da ciencia en la que no creemos. Nos sentimos, en
criolla, su odio y repugnancia por la intromi- cambio, bien dentro de la historia, desarrollo con-
sión de la fuerza militar en la política, lo condu- tinuo y eterno de la humanidad, en que, activa y pa-
jo a privilegiar exageradamente una visión del sivamente, tomamos parte, y es porque queremos
partido obrero como racionalizador de la insu- imprimir a la historia un sentido dado que trata-
bordinación social, como un responsable y su- mos de ver bien claro en los acontecimientos para
premo gestor del disentimiento en beneficio de dirigirla mejor. Asimismo la lectura de Spencer me
la construcción avanzada y de una nueva clase había dado algunas ideas, que ya eran un paso para
política, de la que ese partido sería su dinami- orientarme en el desbarajuste político del país, que
zador y su expresión más clarividente. En una después de Sarmiento no había tenido hombres
conferencia dedicada a denunciar los peligros de ideas sustanciales. El teorema spenceriano de
del fanatismo autoritario en el interior del mo- la evolución social de tipo primitivo militar a un
vimiento obrero, Justo reconstruye de manera tipo industrial definitivo, fue uno de los motivos
muy ilustrativa su autobiografía intelectual y ideológicos de mi adhesión al socialismo. Spencer
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina419

también me iluminó haciéndome ver lo relativo e Aparecen aquí claramente evidenciadas las
imperfecto de la función del Estado, lo muy poco razones ideológicas y éticas de su postura en
que puede la ley, y curándome así de todo fetichis- favor de la clase trabajadora. El teorema spen-
mo político, de toda superstición por el poder de ceriano, que no es sino una hipótesis, encuen-
los hombres que hacen leyes y decretos. La lec- tra su fundamentación científica en la obra de
tura de Marx me hizo ver más allá; comprendí la Marx, a la que se concibe como aquella doctrina
superficialidad de Spencer al denunciar al socia- que hace de las relaciones económicas la base
lismo como la esclavitud del porvenir, crítica en esencial de los más elevados y complejos fe-
la cual caía en el doble error de suponer que el nómenos sociales o, dicho de otro modo y con
esclavo trabaja siempre para su amo y los asala- palabras de Justo, “la base técnico-económica
riados modernos siempre para sí mismos. De las de la historia”. La inevitable evolución de la
ideas de Spencer me quedó, sin embargo, bastante sociedad moderna hacia ese spenceriano “tipo
sedimento para que al hacerme socialista, es de- industrial definitivo”, por la impronta capitalis-
cir, amigo de la formación y del desarrollo de un ta en ella dominante, provoca el crecimiento
partido político obrero empeñado en la conquista siempre cuantitativamente más significativo
del poder, tuviera la conciencia de la utilidad so- de las clases trabajadoras, que se convierten
cial relativa del anarquismo antielectoral, de esa de hecho, aunque no de derecho, en la fuerza
secta que nos ha molestado con sus obstrucciones social fundamental. Actuar en su favor significa
y difamación sistemáticas desde el comienzo de marchar en el propio sentido de la historia, que
nuestra actividad social, desacreditándonos ante aun cuando en un comienzo es sufrida pasiva-
la opinión de los trabajadores que no son todavía mente por las masas, puede recibir el impulso
capaces de comprender el socialismo, ni de utilizar de una dirección mejor cuando estas mismas
el partido, y alejándonos al mismo tiempo de las masas se vuelven conscientes del sentido últi-
facciones de la política criolla, acaparadoras del mo de su avance.
voto inconsciente del pueblo. Comprendí también El sentimiento lacerante de adhesión moral
la necesidad de que los socialistas no se encierren a los oprimidos y explotados encuentra ahora
en los cuadros del partido y sepan asociarse tam- la posibilidad de encarnarse en un movimiento
bién con otros hombres, para otros fines, en otras social transformador que, como tal, se consti-
organizaciones (Justo, 1947 [1920]: 318-319). tuye en el elemento esencial del que la historia
420 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ha menester para ser realmente un desarrollo partido político, el sindicato y la cooperativa.


continuo y eterno de la humanidad hacia la Considerados siempre por el socialismo como
justicia y el bienestar social. Aquí, en este mo- fuerzas meramente negativas, ni el anarquis-
vimiento, es donde reside por tanto la única ga- mo, ni el radicalismo, ni tampoco el sindica-
rantía posible de una evolución auténticamen- lismo podían ser los interlocutores contradic-
te democrática de la vida política argentina, torios de este movimiento real de la clase; en
para la cual la base técnico-económica ya ha última instancia, solo lo podían ser las clases
creado las premisas. La lucha por la democrati- propietarias si mostraban ser capaces de mo-
zación radical de la sociedad, concebida como dernizarse, de constituir corrientes de opinión
una suerte de encarnación nacional de ese mo- vertebradas en partidos políticos en el cabal y
vimiento eterno de la historia hacia la libertad, moderno sentido del término, es decir, insti-
aparece así como el nudo estratégico esencial, tuciones en las que los intereses corporativos
en el polo central de agregación de un nuevo y particulares, y todos los personalismos que
bloque social del que la clase obrera no puede padecía el sistema político argentino, cedieran
menos que ser su fuerza decisiva. su lugar a los verdaderos intereses de clases,
En la medida en que para Justo el concepto de los que tales partidos debían ser portavoces
de partido obrero no era intercambiable con conscientes.
el de la clase obrera, no podía concebir a ese Sin embargo, Justo nunca identifica del todo
bloque como una simple absorción en los en- a estas fuerzas y, en el caso del sindicalismo,
cuadramientos partidarios de la masa obrera, acaba finalmente por revalorizarlo. Es intere-
a modo de un inédito movimiento nacional- sante observar cómo, en la inmediata posgue-
popular de orientación socialista; como tendía rra, su visión sobre la significación histórica de
preferentemente a considerar los hechos so- la corriente sindicalista acentúa fuertemente
ciales en términos de “instituciones”, antes que una consideración positiva ya preexistente. Al
de “fuerzas”, la unidad tendencial de la clase analizar la inevitable tendencia hacia el fanatis-
en torno a una propuesta socialista era vista mo autoritario que emerge como un producto
como una agregación de las tres instituciones natural del movimiento político y de la acción
esenciales en las que se condensaba histórica- gremial de la clase trabajadora, Justo trae a
mente la voluntad organizativa de la clase: el colación el caso del sindicalismo para mostrar
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina421

hasta qué punto es una experiencia positiva de forma de acción social, y al engreírse en la efi-
los trabajadores, no obstante que tiende a exa- cacia universal de la huelga general (Justo, 1947
gerar sus propios alcances. [1920]: 330).

Lo hemos visto al aparecer en los gremios obre- Las razones de esta valorización son varias, y
ros esa nueva corriente de ideas que se ha llama- aquí solo enumeraremos algunas. En primer lu-
do sindicalismo. Esta fue en Francia una reacción gar, porque el sindicalismo se instalaba en ese
sana y necesaria contra la politiquería socialista terreno de la autonomía de la institución sindi-
en los gremios, divididos por la multiplicidad de cal, que era un supuesto plenamente aceptado
partidos titulados socialistas que hubo en cierto y defendido por Justo. En segundo lugar, por-
momento en aquel país. Aquel movimiento fue que al colocar como base de la unidad de los
saludable, aun cuando afirmara la autonomía ab- trabajadores el fundamento socio-profesional,
soluta de los gremios y pretendieran estos bas- y no el ideológico, el sindicalismo podía res-
tarse a sí mismos para realizar la transformación ponder cabalmente al conjunto de aspiraciones
social, porque desdeñó las declamaciones de y necesidades inmediatas de la clase obrera.
ciertos políticos y puso término a su injerencia En tercer lugar, y quizá sea esta la razón fun-
perniciosa en la organización gremial. Fue tam- damental, porque el sindicalismo otorgaba una
bién un progreso del sindicalismo su realismo importancia decisiva a los medios de gestión
social, que le hizo menospreciar las divagaciones con relación a los objetivos finalistas, recha-
sobre la sociedad entera y la emancipación final, zando de tal modo toda escatología revolucio-
para concretarse a las cuestiones positivas de naria que colocara al movimiento obrero al ser-
hoy y de aquí, según la enérgica expresión que los vicio de opciones políticas extrañas a su estado
socialistas argentinos hemos tomado de un buen de conciencia y a sus niveles de organización.
documento obrero norteamericano [...] El sindi- Esta idea, tan presente en la experiencia de la
calismo caracteriza bien su tendencia al hablar de Primera Internacional, de una emancipación
la acción directa de los gremios, capaces por sí de los trabajadores que resulte de su propia
solos de obtener grandes ventajas; pero la exa- acción, coincide plenamente con el concepto
gera al considerar suficiente esa acción directa y de Justo respecto del significado formativo de
creerse en condiciones de prescindir de toda otra la acción socialista. En cierto modo, tanto su
422 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

perspectiva como la de los sindicalistas consi- vinculada al mercado universal, y cuya vida
deraban por igual que lo realmente significati- política está en manos de partidos políticos sin
vo eran los medios a través de los cuales una equivalentes ni afines en la política de ningún
clase obrera puede adquirir plena conciencia otro país moderno. Agrupaciones efímeras, sin
del sentido de su lucha en favor de la transfor- programas ni principios, ni más objetivo que el
mación social. triunfo personal del momento, los partidos de la
La modernización del conflicto social impli- política criolla, pasada la frontera, carecen de
caba, por lo tanto, una reconstitución de la cla- todo sentido [...] Frente a este caos de facciones
se política de la que el Partido Socialista consti- y camarillas, cuya única palabra de orden y úni-
tuía de hecho el motor impulsor. En una estra- co vínculo interno es el nombre del condottiere
tegia semejante, no había espacio alguno para que los guía al asalto de los puestos públicos,
la existencia de fuerzas tan vinculadas, según ha aparecido y se desarrolla el Partido Socialista
la concepción de Justo, al atraso político del que, sin excluir a nadie de su seno, se presen-
país, como eran el radicalismo y el anarquismo, ta ante todo como la organización política de la
las que, en consecuencia, no eran sino sobre- clase más numerosa de la población, la de los
vivencias culturales de un pasado destinado trabajadores asalariados. Representa una co-
inexorablemente a desaparecer. Siendo un rriente de opinión, extendida por el mundo en-
partido de clase y, precisamente por serlo de tero civilizado; está en relación regular con los
manera consciente, de una fuerza capaz de re- partidos afines extranjeros; sus costumbres son
modelar toda la sociedad, el Partido Socialista las de la democracia moderna; tiene centros or-
desempeñaba al mismo tiempo la función de ganizados en los principales puntos del país; es
esas corrientes radicales europeas, democráti- la única agrupación política de vida progresiva
cas y propugnadoras de reformas sociales, que y permanente, que sostiene un programa, cele-
la ignorancia y la sordidez de los políticos ar- bra grandes asambleas y vota, despreciando por
gentinos imposibilitó crear en el país. igual la inercia de la mayoría de los electores y
las malas artes del gobierno. Es, en una palabra,
Para un observador imparcial y sobrio de jui- para el observador sobrio e imparcial, el único
cio [dice Justo], este país ofrece el cuadro sin- partido que existe (Justo, 1947 [1908]: 241).
gular de una sociedad moderna, íntimamente
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina423

Al contrario de lo que sostenía la “ciencia de sin clases constituye por tanto una virtud, el re-
pacotilla” del profesor Ferri, esta dualidad de conocimiento de una posibilidad abierta por la
funciones a que las condiciones particulares historia de un paso menos doloroso y ¿por qué
del país obligaba al Partido Socialista no cons- no? más acelerado hacia esa nueva sociedad.
tituía una limitación para el proyecto de nueva El partido radical a la francesa, recetado con
sociedad, sino condiciones favorables para su total ligereza por Ferri a los socialistas argen-
despliegue. La indefinición estructural de las tinos, no tenía en ese país espacio alguno y sus
fronteras de clase, la notable movilidad social equivalentes funciones debían ser cumplidas
imperante en Argentina podían ser altamen- por una organización distinta.
te favorables a una evolución socialista si, tal
como ocurría en Australia o Nueva Zelanda Ferri cree haber desautorizado el socialismo en
–países a los que Justo aproxima al nuestro–, este país [dice Justo]. Lo habrá robustecido si
una inteligente política de reformas de la pro- reconocemos las medias verdades contenidas
piedad del suelo permitía “la formación de cla- en sus temerarias afirmaciones. Dice que des-
ses enteras de nuevos propietarios que, porque empeñamos la función de un partido radical a la
son nuevos, están tocados por el espíritu socia- europea; pongamos entonces mayor empeño en
lista y, dígalo o no la ley escrita, saben que su llevar a su madurez de juicio a los radicales doc-
derecho de propiedad es condicional, relativo, trinarios que haya en el país, hagámosles sentir
prescriptible”. y comprender que su puesto está en nuestras fi-
El hecho de que en tales países no existieran las. Presenta como un obstáculo al socialismo la
partidos socialistas, tal como concebía a estos actual economía agrícola argentina; dediquemos,
el juicio superficial y limitado de Ferri, no inva- pues, mayor esfuerzo a la política agraria, que ha
lidaba que el partido obrero de Australia, o el de acelerar la evolución técnico-económica del
partido progresista neozelandés hicieran real- país, y también su evolución política, enrolando
mente socialismo aunque no se proclamaran en nuestro partido a los trabajadores del campo
como tales. En las condiciones argentinas, la (Justo, 1947 [1908]: 249).
circunstancia de que un avanzado partido de
reformas utilice una metodología socialista y Si la perspectiva estratégica de Justo incorpo-
defiende como objetivo futuro una sociedad raba como un elemento esencial una propuesta
424 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de profundas reformas estructurales en la pro- su preocupación por este problema dan buena
piedad agraria, de esto se desprendían dos con- cuenta sus numerosos artículos y conferen-
secuencias respecto de las cuales mostró una cias57, pero también sus observaciones sobre
sorprendente lucidez: 1) la necesidad de pro- las limitaciones de la acción socialista cuando,
longar organizativa y políticamente la acción como en el caso de Australia, por ejemplo, se
socialista al mundo rural, incorporando a los muestra incapaz de conquistar el apoyo “del
trabajadores del campo a las filas del partido; partido de los chacareros”. ¿Pensaba Justo que
2) una propuesta de bloque social entre trabaja- en las condiciones argentinas era posible y con-
dores urbanos y pequeños y medianos produc- veniente un partido político que representara
tores agrarios, de la que el Partido Socialista a ese sector? ¿Hasta qué punto la proximidad
debía ser motor impulsor. La preocupación de política e ideológica con el Partido Demócrata
Justo por encontrar las vías aptas para cons- Progresista y con su líder, Lisandro de la Torre
tituir este bloque urbano-rural fue tan grande (expresión de un bloque agrario democrá-
que dedicó buena parte de su pensamiento y de tico de la “pampa gringa”), reconocía como
su acción al estudio del problema. Y para poder
llevarlo a cabo se instaló durante cuatro años
57 De sus innumerables escritos mencionamos: “El
en una población del interior de la provincia de programa socialista del campo” (1901); La cuestión
Buenos Aires que le permitió mantener un con- agraria (1915b), que incluye como apéndice una con-
tacto estrecho con el mundo rural. Durante su ferencia sobre “La renta del suelo” (1915a); ¿Crisis
estadía en Junín, a partir de 1899, Justo estudió ganadera o cuestión agraria? (1923), que reproduce su
las particularidades de la cuestión agraria ar- intervención parlamentaria de los días 20 y 21 de abril
de 1923. En el Congreso socialista realizado en La Plata
gentina y dio las bases para el programa de su en julio de 1901 se aprobó el programa agrario redac-
partido sobre el tema. Dado su conocimiento tado por Justo. De su vocación por los problemas del
de la literatura del socialismo europeo, es posi- campo argentino, quizá debida también a la dura ten-
ble que dispusiera de los materiales fundamen- sión familiar que debió soportar cuando joven, entre
tales del debate sobre la cuestión agraria que una madre que lo deseaba intelectual y un padre que
se batía infructuosamente por convertirlo en un hacen-
por esos años se suscitó en la socialdemocra- dado, dan una buena prueba sus reiterados intentos
cia alemana. Lamentablemente, el tema aún no por compatibilizar su profesión y su vocación políticas
ha sido estudiado desde esta perspectiva. De con la de un productor agrario moderno. Ya no solo su
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina425

fundamento la posición de Justo favorable a evolución técnico-económica. La presencia de


una autonomía política y organizativa de los una numerosísima clase trabajadora, a la que
medianos y pequeños productores agrarios? consideraba como carente de atavismos irre-
Quizás en ningún otro texto como el de la ductibles a la labor educativa del socialismo, y
polémica con Ferri aparece de manera tan la incuestionada confianza en la potencialidad
traslúcida, y tan libre de obstáculos teóricos “racionalizadora” emergente de la condición
y prácticos insuperables, la visión que tenía de “país nuevo” de la Argentina, conducían a
Justo de la evolución probable del país. La Justo a subestimar la naturaleza y solidez de
clave fundamental, la palanca de la que había las resistencias estructurales e ideológicas a
que servirse para modificar la situación en una política de reformas que, en última instan-
un sentido progresivo era la recomposición cia, solo hacía depender de esa recomposición
del sistema político, porque solo desde allí se del sistema político. Si la evolución política era
tornaba posible una acción transformadora un hecho esencialmente cultural, y no podía a
que aventara las rémoras que entorpecían la corto o mediano plazo ser incompatible con la
evolución técnico-económica que, como tal, es-
taba exenta de concretas determinaciones de
instalación como médico rural en Junín, con el propó-
sito de investigar el problema agrario, sino también su
clase, las barreras y los límites hacia una evo-
finca en Morón, luego la compra de la chacra “La Vera” lución progresiva de la sociedad solo podían
en Tío Pujio –experiencia que su socio de aventura, Ni- ser superfetaciones, excrecencias fácilmente
colás Repetto (1960) cuenta en su ilustrativo libro Mi extirpables de un tejido social esencialmente
paso por la agricultura–, finalmente su residencia en sano. El atraso, los parasitismos, las sedimen-
la chacra “Los Cardales”, donde fallece. Precisamente
de esta etapa última de su vida, y de su amor a la na-
taciones pasivas no constituyen elementos
turaleza transformada por el hombre, nos habla Alicia inseparables de la morfología concreta de lo
Moreau de Justo (1938: 25-28) en “Algunos recuerdos “nuevo”, sino apenas expresiones de lo viejo
de su estada en ‘Los Cardales’”. Por esta relación parti- que una inteligente política transformadora
cular con el mundo rural Justo se aproxima a esa otra debe superar. Reconociendo la necesidad de la
gran figura democrática argentina, Lisandro de la Torre,
de un modo mucho más significativo que cuanto hasta
reforma de estructura como camino ineludible
ahora se ha analizado. De todas maneras, es esta una para la conquista de un ordenamiento políti-
perspectiva de búsqueda no ensayada todavía. co democrático, lo que Justo y los socialistas
426 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

argentinos no pudieron llegar a comprender es toda la actividad política del Partido Socialista,
que ni una ni otra cosa podía ser lograda sin a cuya consolidación contribuyó poderosa-
una transformación radical de la economía y mente una estructura interna de sus núcleos di-
de la política, esto es, sin una recomposición rigentes cada vez más dependiente del bloque
global de las masas populares en torno a una parlamentario. Pero lo que interesa señalar es
estrategia de alternativa a todo el sistema, no que, en Justo, el parlamentarismo es el resulta-
solo político, sino también, y fundamentalmen- do inevitable de los límites de su propuesta an-
te, económico-social. tes que una convicción. Creyéndose a salvo “de
En la capacidad, o quizá resultaría más exac- todo fetichismo político, de toda superstición
to decir en la posibilidad, de formular una es- por el poder de los hombres que hace leyes y
trategia semejante –que no solo estuvo ausente decretos”, Justo quedó finalmente envuelto
entre ellos, sino en todo el movimiento social en las finísimas mallas de una estructura peli-
en su conjunto– se fundaban los presupuestos grosamente proclive a subrogar con la acción
para superar el plano exquisitamente formal en parlamentaria las durísimas luchas sociales
que Justo instalaba la constitución del bloque y políticas que llevaron a cabo por esos años
social transformador. El deslizamiento hacia las masas populares argentinas. Exagerando
un fácil sociologismo, en un pensador tan sen- la rigidez organizativa y política de sus institu-
sible al reconocimiento del papel primordial de ciones y el puritanismo moral de sus militan-
la política, aparece así como un resultado ne- tes, el Partido Socialista, bajo la impronta de
cesario de una concepción que desplaza hacia Justo, acabó siendo finalmente fácil presa de
un futuro imprevisible el único elemento capaz los arribistas a los que atrajeron sus éxitos de-
de otorgar una dirección políticamente eficaz a rivados de la incorporación al sistema político
toda la acción del movimiento social. Ausente existente58.
una estrategia de alternativa, la potencialidad
propia del movimiento social desaparece en
la práctica de una institución política cada vez 58 Véanse al respecto las consideraciones hechas por
el Comité Ejecutivo del PSA en su informe presentado
más inclinada a la acción parlamentaria. Los al Buró de la Internacional Socialista sobre el fraccio-
éxitos electorales condujeron desde 1914 en namiento partidario que condujo a la formación del
adelante a una creciente parlamentarización de Partido Socialista Independiente enfrentado al oficial:
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina427

Las consecuencias de una perspectiva se- malestar social y que de un modo u otro se
mejante sobre el accionar político concreto de mostraban renuentes al organicismo socialis-
los socialistas, sobre su forma de construir la ta. Aceptando de hecho el parlamento como
política y de vincularse con las masas, resultan sede esencial de la dilucidación del conflicto,
previsibles. Al privilegiar la dimensión formal- menospreciaron y hasta ridiculizaron el es-
institucional en la percepción del movimiento pontaneísmo subversivista de los anarquistas
de las clases subalternas, tendieron a dejar de y la contradictoria búsqueda de un encuentro
lado, mucho más de lo que conscientemente con el movimiento obrero por parte del yrigo-
querían, todas aquellas corrientes programáti- yenismo. Mientras se mostraban atentos a las
camente indefinidas, vinculadas a tradiciones fragmentaciones del bloque oligárquico y siem-
políticas pasadas, o expresivas del larvado pre esperanzados en el efecto regenerador que
sobre sus mentes más lúcidas podía lograr la
aceptación de la legitimidad civilizadora de las
“A partir de 1914 –año en el que el Partido obtiene sus reformas propuestas, rechazaban con violencia
grandes triunfos electorales logrando la mayoría de toda reforma de hecho si venía envuelta en el
diputados por la Capital, además de la elección de un ropaje mesiánico y personalista que caracteri-
senador por el mismo distrito, y la de dos diputados a
la Legislatura de la provincia de Buenos Aires y uno a
zó al radicalismo.
la Legislatura de Mendoza– el Partido comienza a su- Si el socialismo era un resultado directo de la
frir una crisis de crecimiento. Atraídos por estos éxitos democracia, y esta solo era posible como supe-
engrosan sus filas numerosas personas sin educación ración del atraso político de las masas y como
ni costumbres de verdaderos socialistas. Numerosos conquista de su propia autonomía política y
jóvenes que hasta entonces se habían conducido de
una manera correcta y en relación con los ideales que
organizativa, todos aquellos movimientos vin-
nosotros defendemos, entrevieron horizontes políticos culados de algún modo a este atraso debían ser
más halagadores que la ruda lucha del socialismo como combatidos para que el progreso pudiera abrir-
fuerza de crítica y de control. Comienzan a verificarse se paso. Anarquistas y radicales se convertían
en nuestra propia organización algunos fenómenos des- de tal modo en los dos obstáculos fundamen-
agradables de inconducta individual y de grupos que
pretenden aclimatar en nuestro seno las prácticas y los
tales para que el Partido Socialista pudiera des-
métodos que nosotros repudiamos de las facciones de empeñar el papel excepcional de gestador de un
la política tradicional” (Vandervelde, 1928: 7-8). sistema político estable, dinámico y permisivo a
428 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las exigencias de democratización avanzada. El No se trata de determinar culpabilidades,


bloque eventual de las clases subalternas era de sino de analizar un mecanismo de reciproci-
hecho fragmentado en dos sectores antagónicos dades a través del cual la indisponibilidad ra-
y en relación de competencia según un abstrac- dical era causa y efecto al mismo tiempo del
to criterio de modernidad que dejaba fuera un sectarismo aristocratizante de los socialistas.
reconocimiento acertado de la naturaleza real Y para el caso es posible que resulte de extre-
del conflicto de clases. Es verdad que el secta- ma utilidad reconstruir de manera científica y
rismo no era patrimonio exclusivo de los socia- no hagiográfica el comportamiento de ambos
listas, que los anarquistas se oponían a todo tipo sujetos en la crisis de 1919. Porque fue precisa-
de acuerdos o alianzas que reconocieran de al- mente durante esa crisis cuando la intuición de
gún modo la necesidad de la acción política de una dirección de progreso que poseyó siempre
los trabajadores; es también cierto que el radi- a Yrigoyen mostró una capacidad inesperada
calismo pretendía reconstruir en su interior la para entrever la posibilidad de una resolución
sociedad entera y rechazaba por principio una de la crisis que abriéndose a las reformas so-
perspectiva de acuerdo a corto o a mediano pla- ciales fundara en estas las bases para la ins-
zo con los socialistas. Duramente enfrentados tauración de un sólido régimen de democracia
en torno a la conquista de las masas trabajado- avanzada. Si el bloque que las clases propieta-
ras urbanas, hasta los años veinte, las contradic- rias supieron constituir con una pequeña bur-
ciones que, por razones de clase, de visión del guesía aterrorizada por la irrupción violenta de
mundo, de cultura, de competencia y de estilo las clases populares imposibilitó esta salida, el
político, arrastraron a socialistas y radicales a hecho de que hubiera sido planteada y de que
conformar dos corrientes adversas, se convirtie- el movimiento social no la hubiera impulsado
ron en abierto e insuperable antagonismo cuan- es bastante ilustrativo de esa profunda incom-
do después de la crisis de 1919 el radicalismo prensión de la morfología nacionalmente dife-
mostró una peligrosa proclividad a buscar solu- renciada en que se presentaba la posibilidad
ciones autoritarias, xenófobas y represivas para de un nexo entre democracia y socialismo.
resolver un conflicto social al que la revolución De esa incomprensión los socialistas en gene-
europea ayudaba a visualizar como enorme- ral, y Justo en particular, son en buena parte
mente más disruptivo de lo que en realidad era. deudores. Alejados como estuvieron de toda
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina429

perspectiva de poder, no alcanzaron a vislum- El menosprecio de Justo por las for-


brar hasta qué punto la crisis social y la disponi- mas concretas que asumía en Argentina la
bilidad de Yrigoyen los colocaba objetivamente
ante una responsabilidad dirigente que solo pu-
dieron eludir, porque la consolidación de una De todas maneras, no hay que olvidar que la búsqueda
democracia de tendencias radicales y sociales, por parte de Yrigoyen de una aproximación política al
socialismo aparecía ante estos como una pura manio-
tan pregonada por ellos, estaba colocada en un bra circunstancial, puesto que había sido precisamente
plano formal y no práctico. El hecho de que no el entorno de Yrigoyen el que más había combatido al
tuvieran una consciencia cabal de la magnitud Partido Socialista, utilizando para ello los instrumentos
de la crisis muestra cómo, aun más allá de las más deleznables de esa “politiquería criolla” que tanta
convicciones de Justo, el Partido Socialista no repugnancia despertaba en Justo y sus compañeros.
Cuando en 1914, Enrique Del Valle Iberlucea es electo
era otra cosa que un “partido de oposición”59. senador de la Capital por el Partido Socialista, el sena-
dor José Emilio Crotto, presidente del comité nacional
del radicalismo y hombre de confianza de Hipólito Yri-
59 Véanse sobre el tema los capítulos 7 y 8 del libro goyen, es quien impugna al senador socialista con argu-
de David Rock (1977) y el relato hecho por la hija de mentos como los siguientes: “[...] no tiene el candidato
José Ingenieros, Delia Kamia (Ingenieros, 1957) de los las cualidades necesarias para ser senador [...] contri-
contactos previos establecidos por los emisarios perso- buye a que se expandan por el territorio de la República
nales del presidente de la República, Hipólito Yrigoyen, esas ideas antipatrióticas [...] además de estas conside-
con algunos intelectuales vinculados al socialismo y a raciones, es de nacimiento extranjero [...] esos predica-
la corriente sindicalista, con el propósito de lograr un dores del parricidio, estos enemigos de la humanidad
acuerdo interpartidario. Resulta muy ilustrativo el “Me- incapaces de comprender que se viva y que se muera
morial sobre las orientaciones sociales del presidente por el hogar y la bandera, no deben merecer nuestra
Yrigoyen (1919-1920)” (Ingenieros, 1957), redactado consideración” (Crotto ; citado por Cúneo, 1956: 339-
como documento privado por J. Ingenieros frente a 340). Ejemplos de este tipo constituían hechos cotidia-
la eventualidad de un desenlace fatal de sus malesta- nos en la vida política de ambas organizaciones, pero
res físicos. El “Memorial” es reproducido también en por encima de la anécdota, lo que dificultaba una apro-
la recopilación de escritos de Ingenieros (Ingenieros, ximación de ambas fuerzas, en el caso de que esto fuera
1979: 422) de la cual “Ingenieros, o la voluntad de sa- realmente posible, era por parte de los socialistas su
ber”, la Introducción de Oscar Terán (1979), representa total desconfianza por una política en la que solo veían
un iluminador esfuerzo interpretativo de esta otra gran los fuertes elementos de continuidad con un pasado
figura del socialismo argentino (Cf. Ingenieros, 1979). que ellos, en cambio, se proponían superar.
430 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

incorporación de las masas populares a la y contraponer. Las consecuencias negativas de


lucha política, formas obsesivamente identi- esta ausencia de unidad entre economía y polí-
ficadas con la incultura y el atraso, lo llevaba tica operaban en dos sentidos:
inexorablemente a excluirlas de la reflexión y a 1. Con referencia estricta al movimiento sin-
combatirlas en la práctica, contraponiéndoles dical, la autonomía tendía a mutarse en indife-
aquellas instituciones “legítimas” de los traba- rencia. La responsabilidad política del partido
jadores. Paradójicamente, la concepción de un por la creación y ampliación de los organismos
capitalismo sano y otro parasitario encontraba sindicales se diluyó cada vez más en una prác-
las maneras de prolongarse sobre el movimien- tica que hacía recaer sobre la buena voluntad
to social para legitimar un tipo de instituciona- de sus militantes una tarea de decisiva impor-
lidad e invalidar otra. La distinción entre ac- tancia para transformar al Partido Socialista en
ción política, sindical y económica, como acti- un verdadero partido de los trabajadores. Ya
vidades diferenciadas y sin conexiones reales, hacia 1913 Jean Longuet, en una rápida síntesis
salvo sus objetivos finalistas, que no es sino el de las características distintivas del socialis-
modo en que opera sobre la propia clase el pro- mo argentino, observaba la débil composición
ceso de reproducción del capital, era admitida obrera del partido:
como naturalmente válida. Entre economía y
política no podía existir otro nexo que el natu- El movimiento socialista argentino cuenta en sus
ralmente implícito en esa unidad de objetivos filas con personalidades universitarias eminen-
presupuesta en la clase. El concepto de auto- tes y sus principales militantes: Justo, Palacios,
nomía de las instituciones, que en el pensa- Ugarte, son intelectuales muy estimados. Pero
miento de Justo adquiría un relieve particular ofrece el defecto frecuente en los movimientos
por ser considerado el principio fundante de la socialistas de los países latinoamericanos de no
independencia del movimiento sindical o coo- ser en grado suficiente un movimiento obrero,
perativista con respecto a corrientes políticas encuadrado y dirigido por hombres salidos de la
determinadas, resultaba al final soslayado por- clase obrera. Este desagradable estado de cosas
que faltaba siempre el momento de la unidad, tiene por resultado y al propio tiempo por excu-
de la recomposición teórica y práctica de todo sa, el estado inorgánico del movimiento sindical
aquello que el capitalismo tiende a fragmentar argentino (Longuet, 1976 [1913]: 623).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina431

Cuando la corriente de izquierda, preocupada 2. Con respecto a las masas populares, el


por modificar esta situación, inició en 1914 rechazo de las formas inorgánicas de sus ma-
la experiencia del Comité de Propaganda nifestaciones y el privilegiamiento de ciertas
Gremial, organismo formado por militantes instituciones frente a otras alimentaba ese
obreros socialistas con el propósito de ayudar doctrinarismo connatural de las formaciones
a la constitución de nuevos sindicatos y de in- socialistas. Esta segunda consecuencia no era
vestigar las condiciones de vida y de trabajo menos gravosa que la primera por cuanto con-
de los obreros, su actividad se vio en un inicio ducía a profundizar el aislamiento del Partido
facilitada –por así decirlo– por la indiferencia Socialista frente al movimiento democrático
de los organismos partidarios, pero luego fue y obrero, influido por el anarquismo y las co-
despertando una resistencia tan enconada que rrientes sindicalistas y próximas al gobierno
impulsó al Comité Ejecutivo del partido a disol- radical. Al ser consideradas como expresivas
verlo en 191760. del atraso, dichas masas eran desestimadas en

60 El Comité de Propaganda Gremial fue constituido rentes al régimen, la organización obrera puede prever
el 12 de mayo de 1914 por un conjunto de militantes y atenuar; Levantar estadísticas del trabajo por gre-
provenientes del movimiento juvenil socialista y que mios, número de obreros de cada profesión, desocupa-
sostenían una política de oposición de izquierda en el ción, salarios, condiciones de trabajo, costo de la vida
interior del PSA. Sus propósitos eran: “Constituir sin- y habitación obreras, etc.; Publicar en hojas volantes
dicatos gremiales entre los obreros de un mismo oficio el resultado de estas estadísticas y otras análogas del
que aún no estén organizados en sociedad; Intensificar extranjero, como asimismo todo aquello que tienda a
la propaganda gremial para el acrecentamiento de los ilustrar a la clase trabajadora en lo relativo a su progre-
sindicatos ya organizados; Crear sociedades de ofi- so y mejoramiento”. La necesidad de una organización
cios varios en las localidades y entre los obreros que semejante estaba dictada por un hecho que resulta su-
por condiciones especiales no pueden por el momento mamente ilustrativo de la indiferencia por la actividad
constituirse en sindicatos de oficio; Uniformar las or- sindical que invadió la vida interna del Partido Socia-
ganizaciones a constituir y las ya existentes mediante lista cuando comenzaron sus grandes éxitos electora-
una eficaz y positiva reglamentación que, a más de estar les. Según observa el Informe publicado en 1917 por el
basada en el espíritu de la lucha de clases que encarna CPG, “constituido el actual Comité, trató de desarrollar
el moderno movimiento proletario, consulte asimismo su acción preliminar entre el elemento obrero incorpo-
todo otro género de necesidades, que, si bien son inhe- rado al Partido Socialista, considerándolo como el más
432 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

su potencial disruptivo, que tenía como origen sino precisamente la “modernidad” capitalista
su propensión a hacer estallar esa cisura entre la que estaba subyacente en la morfología con-
economía y política que los socialistas se mos- creta que adoptaba el proceso de constitución
traban predispuestos a legitimar en la teoría y de las masas populares. La visión de una trans-
en la práctica del movimiento. parencia de las relaciones entre vida econó-
La transformación de la doctrina de Marx mica y vida política en la sociedad argentina,
en un canon interpretativo basado en la unidad derivada de la ausencia de las sedimentaciones
tendencial de evolución técnico-económica y pasivas que caracterizaban a la sociedad euro-
evolución política conducía a Justo a descono- pea (y aún a los Estados Unidos, para el caso
cer el hecho esencial de que no era el “atraso” concreto del peso excesivo que tenían en su
vida social los movimientos religiosos y sectas
confesionales), concluía en el fácil sociologis-
apto por su concepto de la lucha de clases y aspiracio- mo de privilegiar una institucionalidad perfec-
nes de emancipación social. Indújole a esta preferen- ta que solo existía en los papeles y que condujo
cia, además de la circunstancia indicada, el hecho de al Partido Socialista a estrellarse infructuosa-
haber comprobado, mediante una estadística levantada mente con la opacidad de un mundo irreducti-
en agosto de 1914, que un 95% de los afiliados estaban
sin agremiar” [!]. El Comité organizó –según reza su
ble a la transformación proyectada.
propio informe– a 16.671 trabajadores, realizó 64 con- Quizás entonces no resulte erróneo pensar
ferencias de propaganda, publicó 32 manifiestos con un que es precisamente allí, en esa idea de trans-
tiraje de 67.500 ejemplares y en momentos de su disolu- parencia que impregna todo el pensamiento
ción tenía organizados 18 sindicatos y 3 centros cultu- de Justo, donde es posible rastrear los límites
rales. De los documentos sobre la polémica que se sus-
citó entre el CPG y la dirección de La Vanguardia y del
últimos de una hipótesis condenada a la este-
Partido Socialista se deduce que este organismo había rilidad política en la medida en que colocaba
logrado el suficiente éxito en su labor como para que en un terreno primordialmente “pedagógico”
despertara los recelos de los dirigentes sindicales de la la tarea histórica de conquista de las masas
FORA y del propio Partido Socialista. Buena parte de populares para un proyecto socialista. Al so-
los integrantes del Comité de Propaganda Gremial pa-
sarán luego a formar parte del nuevo Partido Socialista
bredimensionar el grado de homogeneidad
Internacional surgido de una ruptura interna del socia- capitalista de la formación económico-social
lismo. Véase Comité de Propaganda Gremial (1917). argentina y la virginidad política e ideológica
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina433

de las clases populares, Justo se ve impulsa- de atraso cultural61, y la acción divulgativa de


do por la propia lógica de su razonamiento a los conocimientos científicos constituyeran el
simplificar los términos de la lucha de clases. núcleo fundamental de la política cultural del
Si en las condiciones particulares del país las Partido Socialista. Las formas ideológicas a tra-
contradicciones del sistema económico podían vés de las cuales el movimiento social se había
reflejarse especularmente en las luchas de las constituido históricamente aparecían así como
masas en virtud de que no estaban mediadas, fácilmente reemplazables por una nueva forma
ni por tanto veladas, por fuertes cristalizacio- que tenía detrás el peso incontrovertible de una
nes superestructurales, la irrupción violenta de experiencia mundial y del avance de la ciencia.
la “cuestión social” en la Argentina de fines de
siglo expresaba de hecho, en opinión de Justo,
la “modernidad” del conflicto. El pronunciado 61 Sobre el carácter abstractamente pedagógico y pri-
subversivismo de las clases populares era, por vilegiador de la divulgación científica de la política cul-
lo tanto, más demostrativo de la maduración de tural socialista podría aportar esclarecedores resulta-
una conciencia de clase que la reacción negati- dos una reconstrucción de la experiencia de la Univer-
va y elemental de un sector de la sociedad sin sidad Popular y de la Sociedad LUZ, instituciones crea-
das por el Partido Socialista con finalidades culturales.
conciencia exacta de su propia personalidad A esto habría que agregar las actividades de la Editorial
histórica, y ni mucho menos de las caracterís- La Vanguardia, y hasta la de una empresa autónoma
ticas y de los límites de las clases dominantes. pero vinculada al Partido como Editorial Claridad, di-
El hecho de que esta modernidad no lograra rigida por Antonio Zamora, indudablemente esenciales
todavía expresarse en un desplazamiento sig- para reconstruir la formación del pensamiento socialis-
ta. En la década del treinta, poco después de la muerte
nificativo de los trabajadores hacia posiciones de Juan B. Justo, aparece la Revista Socialista, en 1933
socialistas representaba un mero problema de se funda la Escuela de Estudios Sociales “Juan B. Jus-
atraso político y cultural al que una constante y to” y en 1935, y como resultado de los esfuerzos de Julio
generalizada labor de educación socialista po- V. González, la Universidad Popular Socialista. Sobre la
día superar en un tiempo que se preveía relati- acción cultural socialista hasta los años veinte una bue-
na síntesis es la que ofrece Ángel M. Giménez (1927:
vamente corto. De ahí que la lucha ideológica 56-86) en su ensayo “Treinta años de acción cultural”,
en contra de las corrientes anarquista y sindica- redactado con motivo del 30° aniversario de la funda-
lista, en cuanto que expresivas de esos rasgos ción del Partido Socialista (30 de junio de 1896-1926).
434 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La tarea era concebida en términos primor- organizativas a modificarse a sí mismas en el


dialmente pedagógicos porque se partía del proceso de transformación de sus relaciones
supuesto, nunca sometido a crítica, de la ex- con el resto de la sociedad.
trema plasticidad de la clase obrera argentina, Para los socialistas de comienzos de siglo, la
formada en gran parte por inmigrantes a los radicalidad y extensión del movimiento social
que su “capacidad de organización” les asegura constituían una prueba incuestionable de la
un pasaje sin problemas a “un tipo social supe- presencia de fuertes elementos de conciencia
rior”. El equívoco residía en la total incompren- de clase. Sin embargo, la cuestión esencial no
sión del nexo que vincula indisolublemente el residía en este reconocimiento, sino en la posi-
proceso de constitución de la clase como tal bilidad de determinar con precisión el carácter
y las formas ideológicas e institucionales en y la naturaleza distintivos de tal conciencia.
que dicho proceso se expresa. Desde esta pers- Aun cuando el movimiento obrero se situaba,
pectiva, ni el anarquismo, ni el sindicalismo, ni con toda la diversidad de sus manifestaciones
tampoco el radicalismo –en todo lo que este y corrientes ideológicas, en un terreno de ge-
tuvo de experiencia propia de las clases sub- nérica definición clasista, la conciencia que lo
alternas– eran meras concepciones erróneas, inspiraba era más negativa que positiva, más
fenómenos políticos espurios derivados de la destructiva que constructiva. Instaladas histó-
ignorancia de las masas, sino formas ideológi- ricamente en un plano al que podemos definir
cas de una morfología singular del movimiento como “corporativo”, las clases trabajadoras
obrero, morfología que, en sus características solo podían adquirir conciencia de sí en la medi-
distintivas, no podía dejar de estar estrecha- da en que se mostraban capaces de cuestionar
mente vinculada a las características propias lo existente, de negar toda la institucionalidad
del capitalismo argentino, por lo que plantear- a través de la cual las clases dominantes ejer-
se una recomposición del movimiento obrero cían su poder, lo cual explica el carácter pre-
y popular implicaba todo lo contrario de una dominantemente “antiestatal” que tiñó todo el
acción política fuertemente teñida de pedago- proceso de constitución del movimiento social
gismo abstracto. Presuponía nada menos que proletario. Si únicamente a condición de “es-
una reformulación de toda la estrategia global, cindirse” del cuerpo social, de verse a sí misma
que obligara a la propia clase y a sus formas como algo separado y autónomo con respecto
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina435

a dicho cuerpo, puede la clase obrera adquirir conduce a la clase obrera a transformarse en
conciencia de su perfil propio y definir a su ad- una clase nacional, o dicho con otras palabras,
versario, ¿por qué pensar que las cosas debían a transformarse en una fuerza social capaz de
ocurrir de diferente manera en la Argentina? Si convertir sus intereses en los intereses de toda
esta es una característica universal de la cons- la nación, presupone necesariamente superar
titución como clase de los trabajadores, ¿no el antiestatismo inicial, ese vago cosmopolitis-
es absolutamente comprensible que lo mismo mo pre político que distinguió el accionar de
ocurriera con el proletariado argentino y que los trabajadores argentinos y que resultaba no
fueran también aproximables ciertas formas tanto, o no solo, de su composición nacional
ideológicas predominantes en las fases consti- heterogénea, sino de ese tránsito obligado de
tutivas? Colocadas objetivamente en un plano la escisión a la totalidad que debe recorrer his-
de cuestionamiento global al sistema, las cla- tóricamente una clase para llegar a ser tal62. El
ses trabajadoras encuentran en las ideologías cosmopolitismo del proletariado argentino era,
contestatarias el cuerpo teórico a través del en consecuencia, un resultado inevitable de su
cual la realidad se les torna legible. actitud negativa ante el Estado y la lucha po-
Pero el problema consiste en que si bien lítica, actitud que encontraba formas de cris-
la escisión es el acto fundacional de la clase, talización teórica y política en las ideologías
esta solo puede alcanzar capacidad hegemóni- orgánicas que le daban identidad. Como señala
ca y transformarse en “nacional” si la escisión acertadamente Gramsci (1977: 27),
como tal es superada en el sentido hegeliano
de la palabra, es decir, si en un proceso que se […] el concepto de revolucionario y de interna-
despliega en un tiempo histórico determinado cionalista, en el sentido moderno de la palabra,
el proletariado muestra una capacidad siem- es correlativo con el concepto preciso de Estado
pre acrecentada de recomponer en la acción y de clase social; por oposición, la escasa com-
política la totalidad social. En cierta manera, prensión del Estado significa a la vez la escasa
esta es una verdad que muy tempranamente
comprendió Justo, lo cual le permitió entrever 62 Sobre el “cosmopolitismo” de la clase obrera y sus
dónde residían los verdaderos límites de la ac- raíces véanse las aclaraciones hechas en la nota 3 de la
ción obrera. La actividad teórico práctica que Primera Parte del presente ensayo.
436 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

conciencia proletaria, pues la comprensión del trabajadores extranjeros a los organismos del
Estado existe no solo cuando se lo defiende, sino movimiento obrero, como elemento de decisi-
también cuando se lo ataca para transformarlo. va importancia para la conquista de la plenitud
De la escasa comprensión del Estado y de la con- de los derechos políticos por él concebidos
ciencia proletaria se deriva la escasa eficiencia de como el supuesto inderogable de toda lucha de
los partidos políticos63. clases moderna. Y en la aplicación de estas pro-
puestas llegó a ser de una inflexibilidad tal que
En nuestra opinión, Justo advirtió esa doble raíz a veces colocó al joven partido ante la disyunti-
del cosmopolitismo obrero argentino y lo prue- va de su fraccionamiento64.
ba el hecho de que su hipótesis se basara esen-
cialmente en las propuestas de: 1) nacionaliza-
64 En 1898 se produjo la primera división orgánica en
ción de las masas trabajadoras, y 2) acción po- el socialismo argentino. Uno de los motivos de la ruptu-
lítica de la clase obrera; propuestas ambas que ra, que luego se constituyó en el motivo central, giró en
por sí mismas implican una lucha política por torno a los procedimientos para la elección de los can-
superarlo. Comprendió, quizá como nadie en didatos del Partido en las elecciones de ese mismo año.
su época, la necesidad de que el recientemente La decisión del Partido de excluir como candidatos a
los militantes que por su condición de extranjeros no
formado Partido Socialista se fijara como tarea tuvieran los derechos políticos motivó la protesta del
prioritaria la lucha por la incorporación de los Centro Socialista de Barracas al Norte por lo que consi-
deraba una flagrante discriminación. El Comité Ejecuti-
vo (1896) responde sentando un criterio que luego cons-
63 Es importante indicar la dimensión “antiestatal” tituiría un artículo del Estatuto aprobado en el Primer
del cosmopolitismo porque, aun admitiendo las dificul- Congreso partidario: “Puede haber algún extranjero o
tades para el proceso de nacionalización de las masas algún ciudadano no inscripto que haya prestado a nues-
que generaba su fuerte composición extranjera, lo que tra causa servicios de consideración; pero seguramente
realmente interesa analizar son las actividades desarro- él será el primero en comprender cuán poco importante
lladas para modificar esta situación, o la ausencia de es para el Partido que él tenga en todos los casos dere-
ellas, lo cual implica la incomprensión de los propios cho a voto en el funcionamiento interno del Partido. Lo
objetivos. De tal modo, se podrá dar una importancia importante para una organización que predica la acción
privilegiada “a los grupos que surgieron de esta situa- política es fomentar esa acción en todos sus miembros;
ción por haberla entendido y modificado en su ámbito” y para eso nada tan razonable ni tan necesario como
(Gramsci, 1977: 24-27). dar mayor influencia dentro de la colectividad a los que
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina437

Era en el terreno común de la lucha por la argentino”65. El sonambulismo histórico de las


imposición del sufragio universal, de la libertad masas encontraba una posibilidad de supera-
política ilimitada, del gobierno de las mayorías ción porque había surgido en la sociedad una
y del respeto de las minorías donde habría de nueva organización política que, “armada de
operarse la fusión de las masas “extranjeras” todos los recursos que proporciona el progreso
y de las “nacionales” que posibilitara la for- del intelecto humano, y guiada por la ciencia”,
mación de un movimiento de masas moderno podía orientar todo el proceso hacia la meta de
y por lo tanto compatible con la modernidad la emancipación social.
alcanzada por el desarrollo de las fuerzas pro- Pero una vez planteada esta perspectiva es-
ductivas en la Argentina. La función esencial tratégica, surgía el problema concreto de los
del partido debía ser, por esto, la de prolongar caminos a transitar para que el movimiento
hacia la sociedad política la madurez de un con- obrero argentino se movilizara en torno a es-
flicto social al que solo veía oscurecido por la tas propuestas y las hiciera totalmente suyas.
ignorancia de las clases dominantes y la inma- ¿Cómo hacer para que una clase instalada en
durez de las clases populares, explicables am- un terreno de acción tendencialmente anar-
bas por “la poca actuación política del pueblo quista o sindicalista, y despreocupada de la lu-
cha política, se desplazara hacia posiciones so-
cialistas? ¿Cuál debía ser, en consecuencia, la
por sus hechos responden mejor a los fines de esta”. relación entre el Partido Socialista y el mundo
Posteriormente, el congreso partidario aprobará el si- popular subalterno? ¿Hasta qué punto la ausen-
guiente artículo 7 de sus estatutos: “En las cuestiones cia de Justo de una comprensión acabada de las
políticas (actitud del Partido en las elecciones, designa-
ción de candidatos, etc.) solo resolverán los miembros
condiciones particulares en que sus objetivos
del Partido que tengan los derechos políticos, y las mu-
jeres adherentes, despojadas por ley de estos derechos.
Los demás miembros del Partido tendrán su campo de 65 Era esta convicción la que animaba también a los
acción en la propaganda, en las tareas administrativas autores de la reforma política de 1912. “Este país, según
de las agrupaciones, etcétera” (citado en Oddone, 1934, mis convicciones después de un estudio prolijo de nues-
T. I). Los grupos disconformes con esta actitud forma- tra historia, no ha votado nunca”, afirmó Joaquín V. Gon-
rán en 1899 una nueva organización a la que darán el zález en el Senado de la Nación cuando se discutió la ley
nombre de Federación Obrera Socialista Colectivista. de reforma electoral propiciada por Roque Sáenz Peña.
438 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

proyectados debían ser llevados a cabo con- propia de ciertas tendencias profundas de la
cluía invalidándolos? ¿En qué medida la falta sociedad argentina, que la remodelación de
de sensibilidad y de comprensión por ese mun- la Nación y del Estado no alcanzó a destruir.
do de los “humillados y ofendidos”, renuente El proceso de nacionalización de las masas,
a integrarse a la institucionalidad de clase pre- que era la aspiración esencial del proyecto de
figurada, que era su característica personal –y Justo, tenía un efecto contradictorio que, por
no solo la de él, sino también la de todo el nú- convicciones o por temperamento, nunca pudo
cleo dirigente que contribuyó decisivamente a visualizar. Lograr que las masas trabajadoras,
formar–, establecía una barrera infranqueable en su mayor parte extranjeras, pudieran con-
con esas mismas masas a las que se pretendía vertirse en sujetos políticos detentadores de
conquistar?66 La falta de respuestas teóricas y plenos derechos ciudadanos significaba tam-
prácticas a todos estos interrogantes eviden- bién el reencuentro con una tradición histórica
cia el límite que no pudo superar la hipótesis cuya apropiación mostraba ser una condición
de Justo, y que expresaba, en última instancia, necesaria para que el proceso pudiera llevarse
una porfiada negativa a reconocer la legalidad a cabo, para que la conquista de una identidad
nacional pudiera ser finalmente el problema
por todos compartido.
66 Como señalaba Gramsci (1975a: 120-121), “[…] el A través de un razonamiento que, por enfati-
elemento popular ‘siente’, pero no siempre comprende zar el carácter capitalista “puro” –para decirlo
o sabe. El elemento intelectual ‘sabe’ pero no compren- de algún modo– de la formación económico-
de o, particularmente, ‘siente’. Los dos extremos son, social argentina, concluye despojando de con-
por lo tanto, la pedantería y el filisteísmo por una parte,
y la pasión ciega y el sectarismo por la otra. [...] El error
notaciones históricas concretas el proceso de
del intelectual consiste en creer que se pueda saber sin constitución de las masas populares, Justo es
comprender y, especialmente, sin sentir ni ser apasio- arrastrado a una simplificación iluminista, y en
nado (no solo del saber en sí, sino del objeto del saber), el fondo paternalista, de los términos comple-
esto es, que el intelectual pueda ser tal [...] si se halla se- jos en los que se produce la maduración políti-
parado del pueblo-nación, o sea, sin sentir las pasiones
elementales del pueblo [...]. No se hace política-historia
ca de las fuerzas sociales. Si se arranca, como
sin esta pasión, sin esta vinculación sentimental entre él hace, de una relación especular, inmediata,
intelectuales y pueblo-nación”. entre subversivismo de masa y modernidad
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina439

clasista del conflicto, se concluye no enten- del intelecto humano67. Desaparecido el mar-
diendo la dinámica del movimiento real, pero xismo reaparece esa vieja idea que permea
a la vez se limita en la teoría y en la práctica la todo el movimiento socialista y que Lassalle
potencialidad estratégica del organismo políti- llevó a su más clara expresión: la del encuentro
co de los trabajadores, se vuelve imposible la
formulación de un proyecto general articulado
67 En realidad, frente al método de Marx, Justo (1947,
y de vastos alcances alrededor de la conquista T. VI: 262) adopta una posición esencialmente empiris-
del Estado y de la transformación revoluciona- ta, coincidente con la asumida por Bernstein: “No fal-
ria de la sociedad. Y es aquí donde más clara ta, pues, quien crea que si Marx y Engels han llegado
aparece la distancia entre su pensamiento y el a grandes resultados, no ha sido gracias a la dialéctica
cuerpo de ideas fundamental del marxismo. hegeliana, sino a pesar de ella. Bernstein achaca a las
‘trampas’ de este modo de raciocinio algunos de sus
Porque mientras para Marx la autoemancipa- errores de hecho, como la predicción de que la revo-
ción de los trabajadores presuponía siempre lución burguesa alemana del año 48 sería el inmediato
una compleja dialéctica entre movimiento his- preliminar de una revolución proletaria [...]. Toda la
tórico de la clase (“movimiento real”) y capa- sección ‘Forma de valor’ del primer capítulo de El Ca-
cidad develadora de la teoría, en Justo todo el pital, donde el autor dice haber hecho gala del modo
de expresión característico de Hegel, es un artificioso
proceso es visto en términos de una explota- esfuerzo por demostrar que la igualdad A = B es una
ción directa visualizable por un movimiento al desigualdad, y en la equiparación del valor de dos mer-
que la lucha política y sindical y la asociación cancías cualesquiera descubrir por el raciocinio que
cooperativa –en cuanto que instrumentos de- una de ellas está en la ‘forma de equivalente’, es decir,
cisivos y únicos de la acción de clase– permi- de moneda”. Justo no comprendió la importancia fun-
damental que tiene para el sistema científico de Marx el
ten rápidamente adquirir los conocimientos y análisis de la forma de valor y de las demás categorías
la disciplina necesarios para la conquista de la económicas fetichistas. Considerándolas como puras
emancipación social. El conjunto de categorías “alegorías”, como vacuna metafísica, Justo no entendió
analíticas con que Marx abordó el develamien- que con ellas Marx no pretendía fundar una nueva filo-
to de la naturaleza contradictoria de la socie- sofía sino precisamente escapar de esta. No para crear
en su lugar una nueva “ciencia”, sino los instrumentos
dad burguesa se volatilizan en un razonamiento para una crítica de la economía política, concebida
que reduce el movimiento de la clase a un mo- por Marx como un cuestionamiento radical de toda la
mento más del eterno e irreductible progreso ideología burguesa y, por tanto, también de la “ciencia”.
440 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y fusión del proletariado con la ciencia como política de las masas, el reconocimiento del ca-
presupuesto de la realización de una sociedad rácter históricamente necesario del proceso de
sin clases. superación del capitalismo.
La fuerte influencia que tuvieron en su for-
mación política ciertas experiencias del movi-
5. A modo de conclusión miento obrero europeo (el francés y el belga,
por ejemplo), su aceptación de la validez teó-
El punto fuerte de razonamiento de Justo, lo rica y práctica del cuestionamiento bernstei-
que hace de él un pensador “moderno” en el es- niano de la doctrina fundante de la tradición
tricto sentido de la palabra, es decir, un político –aunque no ya de la práctica– de la socialde-
capaz de analizar la situación argentina en las mocracia alemana, su aguda percepción de las
nuevas condiciones creadas por una profunda limitaciones del movimiento obrero inglés, lo
extensión de las bases de la sociedad capita- reafirmaban en su hipótesis inicial que hacía
lista y por un ascenso notable de la voluntad descansar en la introducción, en el sistema
organizativa del proletariado mundial, reside, político argentino, de una formación políti-
como hemos tratado de mostrar, en su recono- ca de clase establemente organizada la única
cimiento de la necesidad y de la posibilidad de posibilidad de superar la contradicción cada
la formación de un partido político autónomo vez más gravosa entre el “atraso” de tal siste-
de las masas trabajadoras argentinas, separado ma político y la “modernidad” capitalista de
del resto del movimiento democrático y popu- su ordenamiento económico. Los trabajadores
lar. Es cierto que hacia fines de siglo esta ne- argentinos, en el mismo acto de constitución
cesidad es sentida por la casi totalidad de las de su organización política propia, creaban los
corrientes socialistas de otros países latinoa- presupuestos necesarios para que su lucha por
mericanos. Aquello que lo distingue, sin embar- la conquista de una democracia económica im-
go, es la claridad con que plantea la urgencia de plicara de hecho la realización de la democra-
superar una visión de secta para fundar en la cia política. Y, en tal sentido, debe reconocerse
acción política del proletariado, esto es, en la que la fundación del Partido Socialista no solo
explicitación de un programa y en el desarrollo significó el surgimiento de la primera organiza-
de la organización y de la amplia participación ción política del proletariado, sino también el
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina441

punto de arranque del proceso de formación de Socialista aprobados en 1896) alianzas y pactos
los modernos partidos políticos en Argentina. con otros partidos y agrupaciones para la defensa
Cuando en 1933 uno de los más importantes de un mínimo común interés. Partido Socialista,
dirigentes de ese partido realizó un balance de gremios obreros, cooperación libre, centros de
la actividad teórica y práctica desplegada por cultura proletaria, realizan una gran tarea nacio-
él en sus casi cuarenta años de existencia, en nalista que los gobiernos no habrían sabido reali-
pocas palabras ofreció una síntesis que ilustra zar. En este país de inmigración esos organismos
con bastante precisión lo que quiso ser la hi- tienen a su cargo la función de “asimilación nacio-
pótesis de Justo. Una síntesis precisa, pero a nal” de los extranjeros que conociendo el idioma,
la vez reveladora no tanto por la distancia que la idiosincrasia, las leyes y la organización políti-
podamos encontrar entre sus propósitos y sus ca y civil del país, dejan de ser metecos, se ciuda-
logros efectivos, como por el hecho de que en danizan y se incorporan a él definitivamente. Solo
su escueta formulación se destacan con nitidez la escuela primaria puede mostrar una tan grande
las razones de su falencia: obra de asimilación nacionalista como la desarro-
llada por los órganos del movimiento autónomo
La clase obrera orientada por una doctrina de la e integral de la clase obrera organizada sobre
historia y por un ideal de perfeccionamiento rea- bases socialistas. La lucha de clases ha cumplido
liza en el país una actividad propia y autónoma y cumple una tarea profundamente civilizadora.
que difiere fundamentalmente de la actitud asu- Asimiló a los extranjeros, elevó al pueblo educán-
mida por los gauchos en su posición instintiva y dolo políticamente, y mejoró la política obligando
regresiva en los primeros años de la vida indepen- a los partidos burgueses a darse una organización
diente. La clase obrera no va contra la máquina, moderna (Ghioldi, 1933: 31).
no persigue a los inventores, no se pone al ser-
vicio de ambiciones caudillistas para servir de En estas formulaciones de Américo Ghioldi,
masa de choque en los conflictos de grupos bur- que en el interior del socialismo argentino apa-
gueses. Acepta la técnica, busca inspiración en la reció por muchos años como un fiel seguidor del
ciencia y quiere desplegar una acción propia sin pensamiento de Justo, se evidencian claramen-
encerrarse, empero, en forma tan absoluta que no te las virtudes pero a la vez las limitaciones que
prevea (como lo hacen los estatutos del Partido encerraba este proyecto de democratización
442 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

económica, social y política de la nación argen- dicho proyecto se fundaba en una concepción
tina. Virtudes, porque no se puede explicar la del proceso de transformación social que po-
irrupción de la problemática de la nación que día dar cuenta de la realidad –aun con todas
compromete el pensamiento y la acción del las restricciones señaladas– solo a condición
movimiento social de los años treinta sin toda de que la propia realidad fuera, o permaneciera
esa labor desplegada desde fines de siglo por siendo, aquella en la que efectivamente los pro-
el Partido Socialista68. Limitaciones, porque gresos de la ciencia y de la instrucción pública
tendieran objetivamente a permitir o facilitar
soluciones pacíficas, no violentas, en una pa-
68 Por todo eso no es casual que hayan sido los so- labra, “reformistas”, de los conflictos sociales.
cialistas y los comunistas quienes en los años treinta El hecho de que Ghioldi reafirme la validez de
se convirtieran en las corrientes dirigentes del proceso
de constitución de un nuevo sindicalismo industrial.
la propuesta de Justo tres años después de un
Instalados en el conflicto de clases, su capacidad or- golpe de Estado que destruyó el ordenamien-
ganizativa y su honestidad e inteligencia les permitie- to institucional de la República y la legalidad
ron conquistar a sectores decisivos de la clase obrera del movimiento social, elementos ambos so-
para una intervención más activa en la vida política de bre los que se asentaba la hipótesis reformista,
la República. Sin embargo, ni socialistas ni comunistas
fueron capaces de incorporar como problemáticas pro-
demuestra hasta qué punto el criterio de reali-
pias el conjunto de temas que de un modo u otro habían dad fundante del gradualismo justista se había
contribuido a suscitar en los años anteriores a la crisis esfumado entre las sinuosas mallas del trans-
y que esta había hecho emerger con intensidad dramá- formismo burgués. El proyecto inicial de una
tica. El problema de la nación, de su identidad, de sus reforma democrática del Estado por medio de
incapacidades, de la vinculación entre propuesta nacio-
nal y propuesta socialista, entre intelectuales y pueblo,
la presión organizada de las masas trabajado-
o dicho de otro modo, esa autocrítica nacional que la ras cedía su lugar a las más pobres justificacio-
crisis del treinta permitió realizar, fue encarada por co- nes ideológicas; las miserias del presente eran
rrientes ideológicas distintas y divergentes de aquellas exorcizadas recurriendo a las virtudes creado-
otras vinculadas al movimiento obrero, de modo tal que ras de la ciencia. Las palabras eran las mismas,
entre socialismo y nación se profundizó una cisura en
el momento mismo en que el socialismo mostraba una
solo la realidad era distinta.
capacidad inédita de fundirse con la única clase verda- Para cerrar la profunda cisura abierta entre
deramente nacional. las palabras y las cosas hubiera sido necesario
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina443

hacer algo que la izquierda argentina no hizo Y aquí está, indudablemente, el momento de
ni pudo hacer, y no solo en las inéditas condi- extrema debilidad del razonamiento de Justo,
ciones de los años treinta, sino tampoco años pero también el de toda la izquierda argenti-
después, cuando el ascenso del peronismo na; la incapacidad de comprender en la teoría
volvió a plantear la temática de la actitud del y en la práctica que la sustitución de un orde-
movimiento obrero y socialista frente a las ex- namiento capitalista por otro ordenamiento
periencias del reformismo burgués. Porque la económico, social y político distinto, fundado
actitud socialista –y también la comunista– de sobre nuevas relaciones de producción y de
oposición global e irrestricta a los gobiernos propiedad, no solo supone el ascenso al poder
radicales (1916-1930) no fue un hecho casual de la clase obrera, sino también –y nos atreve-
y pasajero, ni el error de cálculo de una táctica ríamos a decir, esencialmente– de un bloque
circunstancial, sino el resultado lógico de una de fuerzas sociales y políticas que, como tal,
forma de percibir la realidad de los movimien- modifica los contornos y funciones de todas
tos sociales, de la política y de la naturaleza las clases, incluida, claro está, la propia clase
del capitalismo que ya está toda presupuesta obrera. Lo que no entendía Justo, pero no solo
en las concepciones de Justo. En la medida él, sino tampoco el maximalismo que lo denos-
en que las posiciones adoptadas por ambas taba por “reformista”, era que el dilema falso
fuerzas políticas de la izquierda argentina entre reformismo y maximalismo que dividía
contribuyeron, no podemos precisar aquí has- al movimiento obrero argentino por esos años,
ta qué punto, a erosionar los obstáculos que y que lo siguió dividiendo de ahí en adelante,
se interponían al triunfo del golpe de Estado no era sino una forma ideológica, y por tanto
en 1930, el análisis de las razones que condu- velada e inconsciente, de reproducir en su pro-
jeron a la derrota de un movimiento nacional pia interioridad la división entre economía y
y popular, como era –no obstante todas sus li- política sobre la que se asienta la posibilidad
mitaciones– el yrigoyenista, hubiera obligado incontrastada de reproducción del sistema al
también a cuestionar los fundamentos de una que se creía afectar con uno u otro tipo de ac-
política basada en la identificación del bloque ción obrera.
de fuerzas populares como los enemigos fron- El socialismo que precedió a la crisis
tales del proletariado. del treinta –cuando hablamos de tal no nos
444 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

referimos exclusivamente al partido de Justo, Mariátegui y los orígenes del


sino también a corrientes que, como el anar- marxismo latinoamericano
quismo, el sindicalismo y el comunismo, de-
fendían proyectos finalistas orientados al lo- I
gro de una sociedad socialista– se mostró in-
capaz de diseñar una estrategia orientada a di- Nuestra recopilación de artículos y notas biblio-
latar en la teoría y en la práctica las funciones gráficas dedicadas al examen de algunos aspec-
de la clase obrera argentina, no solo aquellas tos del pensamiento de José Carlos Mariátegui
referidas a su definición económico-corporati- no tiene la intención de ofrecer un cuadro com-
va (políticas, sindicales, cooperativas y cultu- pleto de la diversidad de interpretaciones pre-
rales), como hizo precursoramente Justo, sino sentes hoy en el debate teórico y político sobre
aquellas otras que podían convertirlas en una la figura del singular revolucionario peruano.
clase nacional, esto es, en la fuerza dirigente En los últimos años el interés por Mariátegui,
de un nuevo bloque social y de un nuevo pro- durante largo tiempo reducido al ámbito par-
yecto de sociedad. Las limitaciones de su pen- ticular de la cultura peruana –y en menor me-
samiento, que eran también y en buena parte, dida latinoamericana–, se ha incrementado de
limitaciones de la propia realidad, impidieron modo tal que ya no resulta factible compilar en
a Justo tener una concepción certera de esta un solo volumen las múltiples contribuciones
funcionalidad “hegemónica” de la clase obre- aparecidas en otros idiomas además del espa-
ra y de los trabajadores en general. Hoy sabe- ñol, para no hablar del revival mariateguiano
mos hasta qué punto esto constituyó un límite suscitado en el Perú de la última década69. El
de todo el socialismo. De todas maneras, lo
que rescatamos de su pensamiento y de su ac-
ción fue la lucidez y la integridad moral con 69 De las publicaciones aparecidas en los últimos
que defendió un proyecto de democratización años, vale la pena mencionar las introducciones de R.
radical de la sociedad argentina de la que el Paris (1969, 1972) a las ediciones francesas e italiana
de los 7 ensayos. En italiano, y con introducciones de
proletariado y el partido político que contri- G. Foresta (1970) y de I. Delogu (1973) se publicaron
buyó a fundar debían ser los protagonistas sendas antologías de las “Cartas de Italia” y otros es-
fundamentales. critos. En cuanto a sus trabajos sobre temas culturales
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina445

objetivo que nos proponemos es más delimi- vinculaciones ideológicas con el aprismo, mini-
tado y concreto. Solo trataremos de ordenar mizadas, negadas o criticadas por sus propios
aquellos trabajos más significativos, y que a la compañeros de lucha inmediatamente después
vez resultan de difícil acceso para el lector la- de su muerte; 2) su supuesto “populismo”, de-
tinoamericano, que versaron sobre tres temas nostado por la Internacional Comunista; 3) su
de fundamental importancia para el análisis de filiación “soreliana”, atribuida por los más be-
la naturaleza y de las características del “mar- névolos a la inmadurez y al estado de gestación
xismo” de Mariátegui. Y esos temas son: 1) sus de sus concepciones definitivas.

y literarios fueron antologizados recientemente por la


editorial italiana Mazzotta, y prologados por A. Melis, ediciones populares y de elevados tirajes. Es de esperar
estudioso de Mariátegui del que incorporamos en este que en este año 1978, con motivo del cincuentenario de
volumen su contribución más importante. En español, la aparición de los 7 ensayos de interpretación de la
las publicaciones son numerosísimas, por lo que solo realidad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]), se reavive
mencionaremos algunas de las más significativas: D. aun más el interés por su figura, a la que la crisis política
Meseguer Illan (1974); Y. Moretic (1970); H. E. Vanden que sacude al Perú desde el golpe militar contra Velas-
(1975); G. Rouillon (1975, T. I; 1977, T. I y II). Deben co convierte en el punto central de referencia. Anote-
mencionarse además los varios volúmenes de recopi- mos desde ya la muy reciente publicación del folleto de
laciones de ensayos sobre Mariátegui publicados por la César Germaná (1977): La polémica Haya de la Torre-
Editorial Amauta en las series “Presencia y proyección Mariátegui: Reforma o revolución en el Perú; el deba-
de los 7 ensayos” y “Presencia y proyección de la obra te de varios intelectuales y dirigentes políticos: Frente
de Mariátegui”. A la misma Editorial Amauta, propie- al Perú oligárquico (AA.VV., 1977); la exhumación de
dad de la esposa y los hijos de Mariátegui, se debe la varias cartas escritas por Mariátegui con motivo de la
iniciativa invalorable de la publicación de sus Obras polémica con Haya de la Torre; etc. Esperemos que este
completas en 20 volúmenes, y en ediciones reprint de sea también el año de la prometida publicación de su
sus dos más grandes iniciativas culturales: el periódico correspondencia, fundamental para poder reconstruir
Labor (Lima, 1974) y la revista Amauta (Lima, s/d), 6 con el máximo de objetividad posible el período final de
volúmenes que contienen los 32 números publicados la vida de Mariátegui, tan oscuro todavía en algunos as-
más dos números del suplemento Libros y Revistas que pectos referidos a su relación con la Internacional Co-
precedieron su aparición. En los últimos años se han munista y a su polémica con los apristas. En tal sentido,
publicado además innumerables antologías y recopila- lamentamos no haber podido consultar aún el segundo
ciones de los trabajos de Mariátegui, muchas de ellas en tomo de la obra de Rouillon (1977).
446 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Como es fácil advertir, estos tres temas no inexcusable la reflexión crítica sobre toda una
son sino aspectos diversos de un único y mis- tradición histórica, consolidada con la fuerza
mo problema: el de las relaciones entre el pen- que otorgan décadas de acción teórica y polí-
samiento marxista y la cultura contemporánea tica y formaciones estatales emergentes de esa
o, dicho en otros términos, el viejo y siempre lucha, reaparezca en un plano destacado la fi-
actual problema del carácter “autónomo” del gura excepcional de Mariátegui. Ocurre que, al
marxismo. No es necesario insistir aquí sobre igual que otros heterodoxos pensadores mar-
la importancia de una cuestión que está en el xistas, él pertenece a la estirpe de las rara avis
centro del debate teórico, ideológico y político que en una etapa difícil y de cristalización dog-
del movimiento obrero y socialista desde Marx mática de la historia del movimiento obrero y
hasta nuestros días. Pero reconocer su impor- socialista mundial se esforzaron por establecer
tancia no siempre ha implicado reconocer su una relación inédita y original con la realidad.
problematicidad. Todo lo contrario. Es así que Es por esto y no solo por su formación italia-
una de las razones, o mejor dicho, la razón más na, aunque esta fue decisiva, o por su muerte
poderosa de la actual crisis del movimiento prematura o sus limitaciones físicas, por lo que
socialista (que en el plano de la teoría aparece su figura evoca irresistiblemente la de ese gran
como “crisis del marxismo”), reside en la tenaz renovador de la teoría política marxista que fue
resistencia de la tradición comunista a admitir Antonio Gramsci.
el carácter crítico, problemático y por tanto Admitiendo como un supuesto inderogable
siempre irresuelto de la relación entre el mar- la “criticidad” del marxismo, nuestra recopila-
xismo y la cultura de la época, a la que dicha ción se propuso incluir un conjunto de textos
tradición califica genéricamente como “bur- cuyas controvertidas posiciones remitieron al
guesa”. Es en esta polaridad conflictiva donde carácter crítico del marxismo de Mariátegui.
se sintetiza la permanente exigencia teórica y Su lectura cuidadosa nos ayuda a compren-
política que tiene el marxismo de medirse con der las falacias a que conducen las tentativas
el desarrollo de las situaciones históricas rea- de definir el pensamiento de Mariátegui en
les y con el mundo de las ideas en que dichas términos de “adopción” o “encuentro” con
situaciones se expresan. No es casual que en determinadas corrientes ideológicas. Si re-
una etapa en la que se plantea como una tarea sultan fallidos los intentos de convertirlo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina447

en un “marxista- leninista” (¿y, por qué no, renovadora precisamente de la parte más avan-
stalinista?)70 cabal; si aparecen como arbitra- zada y moderna de la cultura burguesa contem-
rias las calificaciones de “aprista de izquier- poránea. Dicho en otros términos, la discusión
da”, “populista” o “soreliano”, la discusión no nos permite comprender el hecho paradojal
obstante demuestra hasta qué punto el “mar- que significa determinar la presencia del mar-
xismo” de Mariátegui extrajo su inspiración xismo de Mariátegui precisamente allí donde
los marxistas pretendieron rastrear sus vacila-
ciones frente a las “ideologías del enemigo de
70 Este es precisamente el tono que caracteriza el li- clase” (Levano, 1976)71. Si Mariátegui pudo dar
bro de Jorge del Prado, compañero de lucha de Mariá-
tegui en el proceso de gestación del Partido Socialista
del Perú y en la actualidad, desde hace varias décadas,
secretario general del Partido Comunista peruano. En objetivo de conquista de las masas y de transformación
Mariátegui y su obra, Del Prado (1946) se empeña en revolucionaria de la sociedad. Aunque, claro está, siem-
demostrar la presencia en Mariátegui de una suerte pre queda el recurso de la traición, que se convierte así
de stalinismo avant la lettre, al mismo tiempo que lo en el canon interpretativo fundamental. Por ejemplo, el
convierte en un teórico del “frentismo” browderiano. fracaso de los comunistas en su política de conquista
Resultaría interesante analizar las diversas reelabora- de las masas apristas en la década del treinta se debió –
ciones que sufrió este texto al cabo de los años como según la Internacional Comunista– a las rémoras maria-
piezas fundamentales para la reconstrucción del iti- teguistas que repercutían en su trabajo práctico; varios
nerario de los comunistas peruanos. Constituye una años después, cuando la caracterización del aprismo
demostración bastante elocuente de las graves limita- se ha modificado, la exclusiva responsabilidad del sec-
ciones de una historiografía de partido que hace de la tarismo de la etapa inicial del Partido Comunista del
unidad del grupo dirigente y de su identificación rígida Perú recae sobre la acción disociadora y de traición del
y sectaria con un módulo ideológico y político determi- renegado Ravines...
nado el eje interpretativo de una historia que presenta 71 Véase la nota introductoria de César Levano (1976,
multiplicidad de articulaciones, de vacilaciones y de vol. 16: 17) a Figuras y aspectos de la vida mundial.
errores, de debates y fraccionamientos. El resultado de Levano refuta a Robert Paris afirmando sin, por supues-
una historia concebida de esta manera es, como diría to, demostrarlo que entre la concepción soreliana del
Togliatti (1974) la “representación de una ininterrum- mito y la que sustentaba Mariátegui hay una diferencia
pida procesión triunfal” que, como es obvio, no puede radical, dado que este no era “de ningún modo, procli-
explicar el hecho de que una organización con historia ve a concesiones a las ideologías del enemigo de clase”
semejante haya fracasado históricamente en su doble (¡sic!). ¡Qué distancia hay entre las palabras de Levano
448 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de la doctrina de Marx una interpretación filtro del historicismo italiano y de su polémi-


tendencialmente antieconomicista y antidog- ca contra toda visión trascendental, evolucio-
mática en una época en que intentarla desde nista y fatalista del desarrollo de las relacio-
las filas comunistas era teóricamente incon- nes sociales, característica del marxismo de
cebible y políticamente peligroso, solo fue la II Internacional. El destino deparó al joven
posible merced al peso decisivo que tuvo en Mariátegui la posibilidad, única para un latino-
su formación la tradición idealista italiana en americano, debemos reconocerlo, de llegar a
su etapa de disolución provocada por la quie- Marx a través de la experiencia cultural, ideoló-
bra del Estado liberal y el surgimiento de co- gica y política de constitución de un movimien-
rrientes crocianas “de izquierda” y marxistas to marxista obligado a ajustar cuentas por una
revolucionarias. Mariátegui leyó a Marx con el parte con la crisis de la sociedad y de la cultura
liberales, y con la crisis de la política y de la
cultura del socialismo formado en la envoltu-
y otro autor, al que sin duda respeta, sobre la persona- ra ideológica de la II Internacional, por la otra.
lidad de Sorel! Nos referimos a Antonio Gramsci y a la
crónica que escribió en L’Ordine Nuovo comentando
las declaraciones de Sorel en favor de la Revolución turineses, a esos obreros que tan bien han comprendi-
de Octubre y de la experiencia inédita de los obreros do que las instituciones proletarias deben ser creadas
turineses. Y dice Gramsci (1919: 1): Sorel “no se ha en- ‘en base a un esfuerzo permanente si se quiere que la
cerrado en ninguna fórmula, y hoy, conservando cuanto próxima revolución sea otra cosa que un colosal enga-
hay de vital y nuevo en su doctrina, es decir la afirmada ño’”. Pocos años después, Togliatti rendía un homenaje
exigencia de que el movimiento proletario se exprese al “pensador revolucionario que permaneció hasta el fin
en formas propias, de que dé vida a sus propias institu- siempre fiel a la parte mejor de sí”, afirmando que Sorel
ciones, hoy él puede seguir no solo con ojos plenos de había reconocido en el soviet “su” sindicato, “es decir la
inteligencia, sino con el ánimo pleno de comprensión, primera realización del sueño de Marx de la redención
el movimiento realizador iniciado por los obreros y de los trabajadores por obra de sí mismos, a través de
campesinos rusos, y puede llamar también ‘compañe- un trabajo orgánico de creación de un nuevo tipo de
ros’ a los socialistas de Italia que quieren seguir aquel asociación humana” (Togliatti, 1922, Vol. I: 407-409, n.
ejemplo. Nosotros sentimos que Georges Sorel ha per- 4). Es por esto que Sorel debe ser reivindicado como
manecido siendo lo que había sido Proudhon, es decir propio por el movimiento obrero y socialista, rechazan-
un amigo desinteresado del proletariado. Por esto sus do el apresurado e injusto juicio de Lenin (s/d) que lo
palabras no pueden dejar indiferentes a los obreros llamó “el conocidísimo embrollón”.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina449

Vale la pena recordar aquí la particularidad del elemento distintivo de este marxismo era una
caso italiano, donde la presencia desde fines del contraposición explícita y consciente contra
siglo pasado de un vasto movimiento de masas la visión evolucionista y fatalista propia de la
no estuvo acompañada de una fuerte tradición II Internacional, contraposición basada en el
política marxista, sino de una subalternización rechazo de la pasividad política que era su co-
total a la tradición positivista y evolucionista rolario. Rechazando la pasividad, colocaba en
burguesa. La recuperación de la creatividad el centro el problema de la revolución y del
histórica del pensamiento marxista que se ope- partido, es decir el problema de la transforma-
ra en el movimiento obrero italiano desde fines ción social y política y de la organización de
de la década del diez, como fruto de la crisis las fuerzas capaces de realizarlas. Es por esto
revolucionaria abierta en la sociedad europea que reivindicaba como la forma más elevada de
de posguerra, implicaba necesariamente, en actividad humana, como la forma y la fuente
virtud de tal ausencia, no la restauración de del conocimiento, a la práctica humana aso-
una doctrina marginada del proceso histórico ciada. Pero de esta exaltación de la actividad
de constitución del movimiento de clase, sino humana, que establece la línea de continuidad
directamente una auténtica creación de la di- entre ese marxismo y la tradición idealista ita-
mensión crítica y activista del marxismo. En liana, derivaba también su peculiaridad irre-
los duros enfrentamientos de clase del “bienio petible tanto frente a la crítica del marxismo
rojo” italiano se gestaba, de tal modo, una vi- de la II Internacional madurada en el interior
sión del marxismo no asimilable a ninguna de de la socialdemocracia europea, como frente
las formas que había precedentemente asumi-
do en la historia el movimiento obrero interna-
cional. Como señala con precisión Ragionieri de uno de sus más destacados participantes: Togliatti
(véase Togliatti, 1974: XLIX-L)72, el primer (1977 [1964]) “Rileggendo L’Ordine Nuovo”, publicado
en Rinascita el 18 de enero e incluido ahora en la reco-
pilación de sus escritos sobre Antonio Gramsci. Véanse
72 Sobre el tema de las características ideológicas del también la introducción “Espontaneidad y dirección
grupo de jóvenes intelectuales turineses que animaron consciente en el pensamiento de Gramsci” en Gramsci
la experiencia ordinovista, la bibliografía es extensísi- (1973: 87-101); y el “Apartado II” del trabajo de Portan-
ma, pero siempre es útil volver a las agudas reflexiones tiero (1977: 22-36).
450 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

a la revalorización doctrinaria de la dialéctica novedad de la Revolución de Octubre, en este


revolucionaria, emergentes en el pensamien- verdadero movimiento de renovación intelec-
to marxista europeo a partir de la Revolución tual y moral de la cultura italiana y europea es
de Octubre. El hecho es que en la lucha contra donde Mariátegui abreva la inagotable sed de
el empirismo y el economicismo reformista, y conocimientos que lo consume. Si, como bien
contra el sectarismo y el dogmatismo del maxi- dice, fue en Italia donde desposó una mujer y
malismo, surge en el interior del movimiento conoció el marxismo, el Marx que penetró en
socialista italiano un grupo de intelectuales su mente fue en gran medida ese Marx subver-
turineses, vinculados estrechamente al mundo tido por el idealismo crociano que, como afir-
proletario y nucleados en torno al semanario ma Togliatti, había significado para el grupo
L’Ordine Nuovo, que se inspira en la parte más ordinovista
avanzada y moderna de la cultura burguesa
contemporánea para llevar a cabo una tarea de […] la liberación definitiva de toda incrustación
refundación del marxismo revolucionario. Por positivista y mecanicista, de cualquier origen y de
razones históricas y culturales, en la Italia de cualquier marca, y por lo tanto la conquista de una
las primeras décadas del siglo no existían otras gran confianza en el desarrollo de la conciencia y
armas que las del idealismo historicista para voluntad de los hombres y de nosotros mismos,
combatir el marxismo cristalizado y subalter- como parte de un gran movimiento histórico reno-
no emergente de la crisis de la II Internacional vador de clase (Togliatti, 1977 [1964]: 209).
y de la impotencia práctica del movimiento
socialista y obrero. En este neomarxismo de Lo que distingue a Mariátegui del grupo ordino-
inspiración idealista, fuertemente influido por vista, lo que vuelve a su iter cultural y político
Croce y Gentile, y más en particular por el un proceso más mediado, más indirecto y tra-
bergsonismo soreliano, renuente a utilizar el bajoso, es su condición de observador “exter-
marxismo como un cuerpo de doctrina, como no” de la experiencia italiana, el hecho de que
una ciencia naturalista y positivista que ex- su intervención directa y concreta en la vida
cluye de hecho la voluntad humana, y a quien política de su país se produjera con posterio-
le corresponde el mérito histórico de haber ridad a dicha experiencia, y en una situación
comprendido claramente la extraordinaria de relativa inmadurez del movimiento social
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina451

peruano. Es cierto que ya era tendencialmente reabsorbida y “recompuesta” en una concep-


socialista antes de partir a Europa, pero la fun- ción más amplia y global del mundo, que la cen-
damentación de su posición en una perspectiva tralidad del elemento político de raíz leninista
marxista requería no solo de una comprensión no obnubila por completo. Y es la función de
teórica de la sociedad, sino fundamentalmente las perspectivas soreliana y leninista lo que
de un referente práctico, de un movimiento en
desarrollo con la suficiente densidad histórica […] hace del pensamiento de Gramsci una de las
como para constituir una acción de clase. En la voces más autorizadas de una perspectiva revolu-
medida en que el proceso de constitución del cionaria en Occidente, y que intenta precisamen-
movimiento obrero y campesino peruano esta- te el camino de una relación no formal, sino real,
ba aún en ciernes, la actividad teórico-práctica con el leninismo. Lo cual a su vez es verdadero
de Mariátegui fue en cierto modo fundacional porque el leninismo de Gramsci es por otra parte
antes que dirigente. La lectura “crociana” de un aspecto de una recomposición más vasta, que
Marx desde el pie en tierra que significaba su compromete en primera persona al pensamiento
función dirigente en el movimiento obrero más de Marx (Badaloni, s/d: 174)73.
moderno de Italia facilitó a Gramsci la defini-
ción de los instrumentos teóricos autónomos y El esfuerzo gramsciano por llegar hasta Marx,
originales para la interpretación de la realidad partiendo de esas fuentes emergentes de la
italiana. Y si bien es preciso buscar las fuentes descomposición del marxismo segundointer-
de su marxismo en Labriola, Sorel y la presen- nacionalista que flotaba en el aire de la cultura
cia catártica de Lenin, la validez inédita de su italiana de izquierda en la década del veinte,
pensamiento reside en haber “recompuesto” fue captado indirectamente por Mariátegui a
todos los instrumentos teóricos así extraídos
en una visión de conjunto de la sociedad ca-
pitalista moderna, es decir en una etapa en la 73 Señalemos que para toda la temática del significado
que la revolución pasiva del capital tiende a de la recomposición de las fuentes originarias del mar-
xismo gramsciano, y la formulación de nuevos concep-
velar los caracteres de la transición histórica tos teóricos para interpretar la realidad de Occidente
al socialismo. El sorelismo es en Gramsci una a partir de los ya elaborados por Gramsci, el libro de
fuente decisiva de su pensamiento, aunque Badaloni (s/d) tiene una importancia fundamental.
452 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

través de la densa presencia que tuvo en sus en la creación de nuevos valores morales y en el
reflexiones la obra de Piero Gobetti, ese “cro- surgimiento de un nuevo orden político. Su in-
ciano de izquierda” en filosofía y teórico de la vestigación se transportó, con su acercamiento a
revolución liberal y mílite de L’Ordine Nuovo Gramsci y su colaboración en L’Ordine Nuovo, al
en política, según la definición que de él ofrece terreno de la experiencia actual y directa. Gobetti
Mariátegui casi al final de sus días. Vale la pena comprendió, entonces, que una nueva clase di-
citar al respecto un párrafo donde este sinte- rigente no podía formarse sino en este campo
tiza a vuelo de pájaro las características de la social, donde su idealismo concreto se nutría
biografía intelectual de “uno de los espíritus moralmente de la disciplina y la dignidad del pro-
con los cuales sentía mayor afinidad”: ductor (Mariátegui, 1950: 151-152)74.

Gobetti llegó al entendimiento de Marx y de la La visión que tenía Gobetti de la clase obre-
economía por la vía de un agudo y severo análi- ra, de la significación de su autonomía, de su
sis de las premisas históricas de los movimientos tendencia a transformarse en una nueva clase
ideológicos, políticos y religiosos de la Europa dirigente, capaz de reorganizar el mundo de la
moderna en general y de Italia en particular. [...] producción, de la cultura y de la sociedad toda,
La enseñanza austera de Croce, que en su adhe- es de estricto origen soreliano. Su interpreta-
sión a lo concreto, a la historia, concede al es- ción del Risorgimento como un proceso “in-
tudio de la economía liberal y marxista y de las completo o convencional” de formación de la
teorías del valor y del provecho, un interés no unidad italiana, en virtud del carácter limitado
menor que al de los problemas de lógica, estética
y política, influyó sin duda poderosamente en el
74 En este libro se incluye la serie de tres artículos
gradual orientamiento de Gobetti hacia el exa- que Mariátegui dedicó a Gobetti: “I. Piero Gobetti”, “II.
men del fondo económico de los hechos cuya ex- La economía y Piero Gobetti” y “III. Piero Gobetti y el
plicación deseaba rehacer o iniciar. Mas decidió, Risorgimento” (1950: 146-159). Originariamente fueron
sobre todo, este orientamiento, el contacto con el publicados en la revista Mundial (12 y 26 de julio y 15
de agosto de 1929, respectivamente). Sobre la relación
movimiento obrero turinés. En su estudio de los
entre Mariátegui y Gobetti, véase “Mariátegui e Gobet-
elementos históricos de la Reforma, Gobetti ha- ti” de Paris (1967) y la “Introduzione” de Delogu (1973:
bía podido ya evaluar la función de la economía LIII-LXIII).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina453

de la “clase política” liberal que condujo dicho esfuerzo semejante conlleva riesgos, y el pro-
proceso, es la interpretación que Mariátegui in- pio Mariátegui tenía plena conciencia cuando
tenta aplicar a la historia del Perú. Como seña- presentaba sus ensayos aclarando que ninguno
la Delogu (1973), el núcleo central de las ideas estaba acabado, ni lo estaría mientras viviera
que Mariátegui desarrolla en el período de rea- y pensara y tuviera algo que añadir. Pero lo
lización de su programa de “peruanización” de que interesa rescatar es que él, a diferencia del
la acción teórica y práctica revolucionaria “es
indudablemente el que resulta de la exposición
del pensamiento de Gobetti”. Pero Mariátegui tegui observa que lo que lo aproximó al autor de Nues-
concluye de manera no gobettiana y sí leninista tra América es “cierta semejanza de trayectoria y de
en la “necesidad del partido como instrumento experiencia”. “Como él yo no me sentí americano sino
en Europa. Por los caminos de Europa, encontré el país
de acción” (Delogu, 1973: XII). de América que yo había dejado y en el que había vivi-
De todas maneras, aunque la asimilación de do casi extraño y ausente. Europa me rebeló hasta qué
la crítica histórica de Gobetti está en la base punto pertenecía yo a un mundo primitivo y caótico; y
de la elaboración de los 7 ensayos (Mariátegui, al mismo tiempo me impuso, me esclareció el deber de
1984 [1928]) y de sus escritos publicados bajo mi regreso, yo tenía una conciencia clara, una noción
nítida. Sabía que Europa me había restituido, cuando
la rúbrica “Peruanicemos al Perú”, lo realmen- parecía haberme conquistado enteramente, al Perú y
te significativo es que la materia prima de sus a América [...] no es solo un peligro de desnacionali-
reflexiones es una realidad distinta de la ita- zación y de desarraigamiento; es también la mejor po-
liana, una realidad que él intenta explicar con sibilidad de recuperación y descubrimiento del propio
el único instrumental conceptual que admite mundo y del propio destino. El emigrado no es siempre
un posible deraciné. Por mucho tiempo, el descubri-
como válido: el de “la ciencia y el pensamiento miento del mundo nuevo es un viaje para el cual habrá
europeo u occidental”75. Es indudable que un que partir de un puerto del viejo continente” (Mariáte-
gui, 1950: 211-214). El deber de una tarea americana...
apareció ante el joven Mariátegui como un imperativo
75 Sobre un periplo europeo como observatorio privi- moral cuando en Europa se sintió extraño, diverso e
legiado para redescubrir la identidad propia de Améri- inacabado, cuando comprendió que allí “no era nece-
ca, Mariátegui hace unas curiosas reflexiones autobio- sario”, y el hombre “ha menester de sentirse necesario”
gráficas sobre las cuales no se ha insistido lo suficiente. para poder emplear gozosamente sus energías, para po-
En una serie de notas dedicadas a Waldo Frank, Mariá- der alcanzar su plenitud.
454 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

resto de los marxistas latinoamericanos, se es- de la realidad presuponía necesariamente un


forzó por “traducir” el marxismo aprendido en reconocimiento crítico de las fuentes de su
Europa en términos de “peruanización”. Y es pensamiento. De ahí que sea precisamente en
por eso sin duda que, con todos los errores o la última etapa de su vida, la etapa decisiva
limitaciones que puedan contener, los 7 ensa- en términos de producción teórica y actividad
yos de interpretación de la realidad peruana práctica, cuando paradójicamente aparece con
(Mariátegui, 1984 [1928]) siguen siendo, a cin- tal intensidad la presencia de Croce, de Sorel y
cuenta años de su publicación, la única obra de Lenin. Es como si estas grandes figuras que
teórica realmente significativa del marxismo obsesionaron sus vigilias se rehusaran a entrar
latinoamericano. en el crisol de la recomposición creadora del
Mariátegui tuvo con Gobetti una induda- marxismo.
ble afinidad intelectual y moral (“he hallado
[en su obra] una originalidad de pensamiento,
una fuerza de expresión, una riqueza de ideas II
que están muy lejos de alcanzar [...] los escri-
tores de la misma generación”), más que su No debe sorprendernos entonces, ni debe
discípulo fue su interlocutor, y a través de él constituir un motivo de escandalosa polémi-
y con su ayuda emprendió su labor de “críti- ca, reconocer que para un hombre formado en
ca socialista de los problemas y la historia del el ambiente cultural de la tradición idealista
Perú”. Pero el intento de aplicar las lecciones italiana, la introducción del pensamiento de
gobettianas a la realidad peruana no lo apar- Lenin (o mejor dicho, la canonización que de
tó del marxismo, sino que, todo lo contrario, este pensamiento hizo la III Internacional) es-
fue la forma concreta y original que adoptó el tuviera siempre acompañada y hasta el final
proceso de su apropiación. Pero en la medida de sus días con la presencia decisiva de filones
en que Mariátegui se planteaba como objetivo ideológicos ajenos a la tradición del mundo
esencial la formación de una fuerza revolucio- obrero e intelectual comunista. El reconoci-
naria capaz de transformar la sociedad perua- miento de este hecho indiscutible no cuestiona
na, la definición de los instrumentos teóricos el “leninismo” de Mariátegui; por el contrario,
autónomos y originales para la interpretación lo delimita con mayor precisión y, al hacerlo,
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina455

lo revaloriza otorgándole una importancia ex- clases, su capacidad de superar los esquemas
cepcional. Porque fue indudablemente la ex- dogmáticos acumulados en el camino76. Todo
periencia viva de la lucha política e ideológica
en el Perú la que imprimió un viraje definitorio
a sus reflexiones. Si la lectura de la doctrina 76 Debemos preguntarnos hasta qué punto es correcto
de Marx a través de Croce, Sorel y Gobetti y cuáles son las razones que impulsan a los historia-
dores de filiación comunista a identificar a Mariátegui
lo inclinó a percibir la realidad peruana con con otros destacados dirigentes del comunismo latino-
una mirada distinta de la que caracterizaba (y, americano (véase al respecto el artículo de V. Korionov
¿por qué no?, aún sigue caracterizando) a los incluido en la presente recopilación). Si lo que los apro-
marxistas latinoamericanos, fue el reconoci- xima es el hecho de haber “levantado la bandera del in-
miento de la Revolución de Octubre, del bol- ternacionalismo proletario en América Latina”, los pun-
tos de comparación son importantes pero por completo
chevismo y de la figura de Lenin lo que le per- insuficientes. Si, según lo que se desprende del párrafo
mitió individualizar y seleccionar un complejo de Korionov (s/d), Mariátegui al igual que los demás ha-
de principios de teoría política en base al cual bría sido “uno de los más ardientes propagadores de las
constituir el movimiento histórico de transfor- ideas del marxismo-leninismo”, la identificación corre
mación de aquella realidad. Mariátegui fue le- el riesgo de hacer desaparecer lo que los distingue, es
decir todo aquello que caracteriza la “singularidad” del
ninista en el doble sentido del reconocimiento pensamiento de Mariátegui. Aunque más no sea desde
de Lenin como el teórico de la política y el ar- un punto de vista metodológico, lo relevante no es enfa-
tífice de la Revolución Rusa, y de la adscrip- tizar la adscripción ideológica y política de Mariátegui
ción al movimiento revolucionario mundial a la III Internacional, puesto que esta es innegable; lo
gestado a partir de esa experiencia y de sus realmente importante, y el único camino válido para re-
construir “su” marxismo, es señalar lo que lo distinguía
enseñanzas. Pero su peculiaridad, lo que hace y hasta distanciaba de la Comintern. Solo así podremos
de Mariátegui una figura completamente ex- entender, por ejemplo, la diferencia de actitud mental,
traña al estilo característico del teórico y del de estilo de razonamiento, de concepción política y de
político de la III Internacional, consistía en visión ideológica que caracteriza a la polémica que Ma-
que por su formación cultural tendía a mante- riátegui y Mella emprendieron con Haya de la Torre y el
aprismo. Únicamente. El verdadero marxismo excluye
ner constante una concepción del marxismo el procedimiento del “pensar en abstracto”, porque solo
que enfatizaba su capacidad de recrearse en puede medirse en forma fructífera con la realidad: 1) si
el proceso mismo de desarrollo de la lucha de es capaz de no separar el juicio sobre un fenómeno his-
456 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

lo cual presuponía necesariamente introducir son expresión siempre renovada del desarro-
el criterio de realidad en la consideración de llo histórico real” (Gramsci, 1970: 354-355)77,
problemas a los que el escolasticismo teórico el hecho de que la verdad del marxismo se
y la rigidez política tienden a colocar fuera del expresara en Mariátegui en el lenguaje de la
campo de la historia. En la singularidad del situación concreta y particular del Perú, y lo
pensamiento de Mariátegui, en la imposibili-
dad de identificarlo plenamente con el sistema
de conceptualizaciones y con el estilo de pen- 77 Gramsci (1970) se pregunta en dicha nota “si una
samiento del marxismo de la III Internacional, verdad teórica descubierta en correspondencia con una
reside la demostración más contundente de determinada práctica”, es decir si el leninismo “puede
que el marxismo solo podía ser creador a generalizarse y considerarse universal en una época
histórica”. La prueba de su carácter universal consis-
condición de mantener abiertos los vasos co- te, para Gramsci, en la posibilidad de que esta verdad
municantes con la cultura contemporánea. se convierta: 1) en un estímulo para conocer mejor la
Porque si es verdad el principio de que “las realidad efectiva en un ambiente distinto del que la vio
ideas no nacen de otras ideas, de que las filo- surgir; 2) en que una vez ocurrido esto dicha verdad se
sofías no engendran otras filosofías, sino que incorpore a la nueva realidad con la fuerza de una ex-
presión propia y originaria. Y aclara: “En esta incorpo-
ración estriba la universalidad concreta de aquella ver-
dad, y no meramente en su coherencia lógica y formal,
tórico del proceso de su formación; 2) si en el examen o en el hecho de ser un instrumento polémico útil para
de dicho proceso no convierte a una de sus característi- confundir al adversario”. La universalidad del marxis-
cas en un elemento tal que le permita suprimir todas las mo, o en nuestro caso del leninismo, no residiría enton-
otras. Siempre es útil recordar las observaciones que ces en su “aplicabilidad”, sino en su capacidad de emer-
hace Lenin contra ese estilo de pensamiento en abstrac- ger como expresión “propia” de la totalidad de la vida
to en su polémica contra Bujarin y Trotsky acerca del de una sociedad determinada. En este sentido, solo sus
papel de los sindicatos. Como curiosidad anotemos que múltiples encarnaduras “nacionales” permitirán lograr
cuando Togliatti (1974) se vio obligado a luchar contra que la teoría de Marx y, aceptemos también, la de Le-
la misma deformación del estilo de pensamiento mar- nin, en la medida en que pueda ser autonomizable de
xista, tradujo y publicó en Rinascita un escrito de He- aquélla, se convierta de una verdad teórica en una uni-
gel, titulado precisamente Wer denkt abstrack? [¿Quién versalidad concreta. Es por eso que Gramsci acota, con
piensa en abstracto?]. Sobre el particular, véase la cita- razón, que la unidad de la historia no es un presupuesto,
da introducción de Ragionieri (en Togliatti, 1974: LIII). sino un provisional punto de llegada.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina457

hiciera utilizando una lengua “particular”, no en el marxismo latinoamericano. Solo a partir


demostraba la presencia de “inconsecuencias” del reconocimiento y de la revalorización po-
en su leninismo, ni reminiscencias de anarco- sitiva de esta génesis cultural tan excéntrica y
sindicalismo, sino la forma particular y con- marginal del pensamiento de Mariátegui tiene
creta en que tendía a formularse el marxismo sentido y validez la temática de la inserción
peruano, y más en general latinoamericano. en él del encuentro con Lenin, que sin duda
Mariátegui de hecho no pecaba de “eclecticis- representó, como ya dije, el elemento decisi-
mo” sino que se mantenía firmemente aferra- vo de catalización. Pero aún queda abierto el
do a la convicción de que la unidad de la his- problema de con qué Lenin y hasta qué punto,
toria no es un presupuesto, sino una continua puesto que las circunstancias concretas de los
realización progresiva, y que es solamente la últimos años de la vida y de la lucha política e
igualdad de la realidad lo que puede determi- ideológica de Mariátegui demuestran que fue
nar la identidad del pensamiento. El “sore- un “encuentro” siempre multifacético y con-
lismo” de los escritos últimos de Mariátegui, flictivo y nunca de aceptación y “aplicación”.
cuando estaba empeñado en la construcción Si las vertientes culturales y los filones ideo-
de la organización revolucionaria de las ma- lógicos que confluyeron en la formación de su
sas peruanas, ¿no es, en este sentido, equiva- pensamiento aparecen en Mariátegui como
lente al “bergsonismo” y al “sorelismo” del que fuertes nervaduras posibles de distinguir con
los socialistas reformistas italianos acusaban relativa facilidad, es porque ese pensamiento
al grupo turinés que, desde L’Ordine Nuovo, aún estaba en maduración cuando su cerebro
reformuló los términos de una teoría y de una dejó de funcionar. Pero una remisión a las
política revolucionaria para Italia? No es ne- fuentes, una disección que pretenda separar lo
cesario insistir aquí sobre cuán fundada es la bueno de lo malo, lo verdadero de lo falso, lo
comparación, pero sí vale la pena destacar una ortodoxo de lo heterodoxo, en el caso de que
vez más que fue en ese clima de lucha contra fuera posible, acabaría finalmente por destruir
el positivismo, contra el materialismo vulgar la trama elaborada en torno a los nuevos con-
y contra las limitaciones de las filosofías idea- ceptos. Si no podemos afirmar que Mariátegui
listas de la historia que se conformó el pen- llegó a completar en un sistema de conceptos
samiento de esta figura absolutamente inédita nuevos su reflexión sobre las características de
458 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la revolución peruana y latinoamericana, sobre Partido Socialista peruano) y la corriente apris-


el papel del proletariado, de las masas rurales y ta, orientada por Víctor Raúl Haya de la Torre. El
de los intelectuales en dicha revolución, es hoy hecho mismo de que el grupo marxista hubiera
indiscutible que estaba en el camino correcto, madurado, en gran parte, en el interior del mo-
y que el mismo hecho de que planteara en tér- vimiento de ideas que condujo a la formación
minos de “peruanización” la reflexión crítica del APRA, y que el mismo Mariátegui hubiera
y la acción práctica lo colocaba en el campo expresado en diversas ocasiones su adhesión
lamentablemente restringido de los verdaderos a dicho movimiento, constituyó lógicamente el
marxistas. Es por esto por lo que hoy recono- terreno común sobre el que se instaló una acre
cemos en su pensamiento una de las grandes polémica, que se continúa hasta el presente,
contribuciones americanas a la revolución acerca de las circunstancias históricas concre-
mundial. tas y las razones que condujeron a la ruptura
personal y política entre ambas figuras. Para
los apristas, dichas razones derivaban de dos
III actitudes distintas frente a la realidad perua-
na y a las mediaciones que debían establecerse
Apenas muerto Mariátegui se desata entre los entre teoría y práctica, o, sintetizado en otros
intelectuales y militantes políticos peruanos términos, entre cultura y política. Pero además,
una aguda polémica en torno a la definición trataban de demostrar, y no sin cierta razón,
ideológica y política de sus ideas. Esa discu- que Mariátegui se había visto arrastrado a una
sión compromete fundamentalmente a los ruptura que no deseaba por las presiones ejer-
partidarios de las dos corrientes de opinión cidas por la III Internacional, y más particular-
en que se había fragmentado el movimiento mente por su Buró Sudamericano con sede en
social peruano de izquierda hacia fines de la Buenos Aires. Vale la pena recordar que duran-
década del veinte: la corriente marxista, ges- te el período que va del V al VI Congreso de la
tada al calor de las iniciativas culturales y po- Internacional Comunista, su Comité Ejecutivo
líticas emprendidas por Mariátegui (Amauta, y en especial A. Losovski, dirigente máximo
Labor, la Federación de Yanaconas del Perú, de la Internacional Sindical Roja, mantenían
la Confederación de Trabajadores del Perú, el relaciones, no podemos determinar hasta qué
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina459

punto estrechas, con Haya de la Torre, rela- y amigo” que acababa de fallecer, intentan rea-
ciones que se irán transformando paulatina- lizar un balance crítico de su pensamiento en
mente en mutuo distanciamiento y franca rup- el que el acento es puesto en la oposición no
tura a partir del Congreso Antimperialista de resuelta entre un andamiaje intelectual “eu-
Bruselas, en febrero de 1927. ropeizante” y una realidad singular a la que
La operación de apropiación de la figura de Mariátegui pugnó dolorosamente por aproxi-
Mariátegui se inicia ya en el número de home- marse, sin haber podido lograrlo jamás. Ambos
naje (1930) que le dedica la revista argentina coinciden en la reconstrucción de una figura de
Claridad, esa histórica tribuna del pensamien- la que rescatan sus valores intelectuales y mo-
to de izquierda latinoamericano, dirigida por rales, pero a la que descalifican políticamente:
Antonio Zamora. Manuel A. Seoane y Luis E. lacerado entre una formación romántica que lo
Heysen78, militantes del movimiento aprista arrastraba con fanatismo ciego a batallar por
pero vinculados estrechamente al “compañero una revolución irrealizable, y una vocación
por la acción política, a la que su sensibilidad
de “artista” anteponía barreras imposibles de
78 No encontramos en la Bio-Bibliografía de José superar; habiendo pretendido escribir para el
Carlos Mariátegui de Rouillon (1963) referencia algu-
na al número de homenaje que la revista Claridad de
pueblo, Mariátegui solo había logrado hacerlo
Buenos Aires dedicó a Mariátegui. No hemos tenido ac- para una élite. Aunque el momento histórico
ceso a dicho número y conocemos la polémica solo a lo unía a las muchedumbres, su yo lo alejaba.
través de la recopilación de trabajos sobre el pensador Como dirá Cox años más tarde, Mariátegui, el
peruano preparada por Ramos (1973), algunos de los hombre del verbo, no era el hombre de acción
cuales forman parte también de nuestra edición. En el
número de homenaje publicado en mayo aparecieron
que necesitaban y ya tienen ahora las masas
los artículos de Seoane (1930) “Contraluces de Mariá- oprimidas del Perú. No es necesario aclarar
tegui” y de Heysen (1930a) “Mariátegui, bolchevique que la persona a la que se estaba refiriendo Cox
d’annunziano”. Posteriormente, en septiembre del mis- era Haya de la Torre.
mo año, Armando Bazán (1930) envía a la revista una Este juicio lapidario con que se despedía al
Carta Abierta que se publica con el título de “La defensa
de Amauta”, y a la que Heysen (1930b) responde el 18
compañero de lucha, aunque estuviera edulco-
de octubre con su artículo “Un poroto en contra de mi rado por entusiastas adjetivaciones, no logra-
bolchevique d’annunziano”. ba velar una clara motivación política nacida
460 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

pocos años antes. Tanto Heysen como Seoane unirse a las filas de los que luchábamos con el pro-
no hacían sino reiterar los argumentos usados letariado de Lima, contra las balas de la tiranía,
por su líder en el sinuoso debate que condujo me dijo que ésa era una lucha liberalizante y sin
a la ruptura. Recordemos en tal sentido la car- sentido revolucionario. Varios años después, en
ta que Haya de la Torre (1929) escribe desde carta que conservo me confiesa su error. Pero el
Berlín, el 22 de septiembre a su correligionario líder que se equivoca en el momento mismo de la
César Mendoza: acción tiene que aprender a rectificarse a tiempo.
Mariátegui piensa como un intelectual europeo
Yo siempre he simpatizado con Mariátegui. Me del tiempo en que él estuvo en Europa. Pero la
parece una figura interesante del romanticismo, realidad de estos pueblos cambia y exige nuevas
de la fe y de la exaltación intelectual de un revo- tácticas. Mis objeciones fraternales a Mariátegui
lucionario. Pero Mariátegui nunca ha estado en la fueron siempre contra su falta de sentido realista,
lucha misma. El 23 de mayo79, cuando lo invité a contra su exceso de intelectualismo y su ausen-
cia casi total de un sentido eficaz y eficiente de
acción. Pero yo creo que no puede exigírsele más.
79 Se refiere a la manifestación de obreros y de estu- Mariátegui está inmovilizado y su labor es mera-
diantes que el 23 de mayo de 1923 se lanzaron a las calles
mente intelectual. A nosotros los que estamos en
de Lima para protestar contra el propósito del presidente
Leguía de consagrar el país al Sagrado Corazón de Je- la acción nos corresponde la tarea de ver la reali-
sús. Varios miles de manifestantes, incluyendo una gama dad frente a frente y acometerla80.
extremadamente variada de corrientes políticas (desde
civilistas hasta anarquistas), luego de escuchar una en-
cendida arenga de Haya de la Torre marcharon en masa
hacia la sede del gobierno, que desató una brutal repre- de mayo, Mariátegui afirmó que ella “reveló el alcance
sión. Todo terminó con la muerte de dos manifestantes, social e ideológico del acercamiento de la vanguardia
muchos heridos y gran cantidad de detenidos. Haya de la estudiantil a las clases trabajadoras. En esa fecha tuvo
Torre fue expulsado del país, iniciando así un periplo la- su bautizo histórico la nueva generación”. Sobre este epi-
tinoamericano y europeo que lo pondría en contacto con sodio de importancia decisiva en la historia de las masas
la revolución mexicana, los países capitalistas de Europa populares peruanas, véase el relato puntual e ilustrativo
y la Unión Soviética. El hecho tuvo una significación po- de Sánchez (1955: 118-128).
lítica de tal magnitud que Haya se convirtió súbitamen- 80 La carta de César Mendoza forma parte de un con-
te en un héroe nacional. Comentando la jornada del 23 junto de documentos (el llamado “documento secreto”
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina461

Convertido en un pensador, en un brillante y apristas en 1933, para comprender cómo la


culto proseguidor de la tarea de reforma inte- conversión de Mariátegui en un antecedente
lectual y moral de la sociedad peruana empren- próximo y directo del APRA implicaba necesa-
dida desde fines de siglo por Manuel González riamente la descalificación o el silenciamiento
Prada, Mariátegui resultaba así escindido del de sus concepciones teóricas y prácticas en
mundo concreto de la política, y convertido torno al proceso peruano y latinoamericano.
en uno más de los filones de pensamiento que Como “hombre de ideas”, formaba parte de
contribuyeron a la formación del movimiento los forjadores del “nuevo Perú”; como político,
aprista. Basta leer en tal sentido la presenta- debió cargar con el peso muerto de su sumi-
ción de los documentos que sirvieron de base sión al “europeísmo”. Tanto Mariátegui como
al proceso contra Haya de la Torre incoado el APRA se reconocían socialistas, pero mien-
por el gobierno dictatorial de Sánchez Cerro, y tras que para los apristas “la salvación estaba
que fuera redactada por un grupo de exiliados en nosotros mismos, en nuestra tierra y riqueza
nacionalizada, en nuestra independencia frente
al yanqui voraz o al oso, es decir la Rusia sovié-
del Partido Aprista peruano y dos cartas particulares de tica, despierto y sin cadenas, gigante y promi-
Haya de la Torre a César Mendoza, fechadas en Berlín el
22 y el 29 de septiembre de 1929) que constituyeron las
sor que da lecciones para todos los pueblos y
piezas fundamentales del proceso contra Haya incoado vende metros y kilos de teoría, difícil de apli-
por la dictadura de Sánchez Cerro en 1932. Inicialmen- car en pueblos sin industrias, sin proletariado
te publicada por el Gobierno peruano (1932), el grupo numeroso y con conciencia de clase” (Heysen,
de apristas exiliados en Ecuador volvió a publicarla en s/d), para Mariátegui en cambio su proyecto so-
un volumen especial que, además de los documentos
difundidos por el gobierno, incluía las Actas del proce-
cialista “tenía las irrealidades y fantasías de las
so judicial y un extenso trabajo introductorio en el que cosas creadas por la imaginación” (Cox, s/d).
explicitaba, luego de una reflexión sobre la historia del En última instancia, no había podido ser otra
Perú de las décadas anteriores, el significado autóno- cosa que un “bolchevique d’annunziano”, como
mo y no comunista del aprismo. “El proceso Haya de lo definió con clara intención peyorativa Luis
la Torre”, título con que se publicó la documentación,
ha sido incluido en las Obras completas (1976, Vol. 5:
E. Heysen.
161-325). El fragmento de la carta a César Mendoza que Esta interpretación de la figura de
transcribimos está en op. cit. (pp. 252-253). Mariátegui, que motivó ya en 1930 una agria
462 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

disputa entre los apristas y el pequeño núcleo Es lógico entonces que la polémica sobre
de seguidores del fundador de Amauta, se vio Mariátegui sufriera una permanente distorsión
favorecida por la apreciación, en cierto sentido y que ni apristas ni comunistas hicieran esfuer-
coincidente, que se abrió paso en el interior del zo alguno por reconstruir la originalidad de su
Partido Comunista del Perú, constituido ape- pensamiento, su decidida vocación por pensar
nas un mes después de la muerte de Mariátegui una realidad particular desde una perspecti-
y dirigido durante casi una década por un hom- va marxista y revolucionaria. Los textos que
bre que hizo de la lucha contra el pensamien- incorporamos en la sección dedicada al tema
to de Mariátegui un componente decisivo de constituyen una prueba demasiado elocuente
la afirmación de su liderazgo. Nos referimos de la incapacidad de reflexión, de la pereza in-
a Eudocio Ravines. El “mariateguismo”, pa- telectual, del profundo sectarismo que impreg-
labra acuñada para designar una desviación naron las discusiones sobre la herencia maria-
pequeñoburguesa, una suerte de “aprismo de teguiana. Nuevamente fue la revista Claridad
izquierda” liquidacionista en la medida en que la sede de la polémica suscitada entre el diri-
subestimaba la necesidad y urgencia de la for- gente aprista Carlos Manuel Cox y el comunis-
mación de la organización política del proleta- ta Juan Vargas, presumiblemente el seudónimo
riado peruano, fue durante varios años consi- de alguien que no sabemos por qué razones
derado como la limitación ideológica y política prefirió conservar el anonimato. Si tenemos
fundamental para la consolidación orgánica presente la época en que se produjo el deba-
del Partido Comunista en el interior de la clase te (1934-1935), debemos recordar que son los
obrera peruana. En definitiva, a través de una años que corresponden a un viraje radical en
operación semejante a la aprista, aunque de las formulaciones estratégicas y en la política
signo contrario, Mariátegui fue confinado por de alianzas de los comunistas. Luego de la pro-
los comunistas en el campo reverenciado de funda crisis provocada en el interior del movi-
los precursores intelectuales de un movimien- miento comunista por el triunfo del nazismo y
to histórico, al que sus limitaciones filosóficas el aplastamiento físico del Partido Comunista
y su desconocimiento concreto de la realidad en Alemania, la Comintern abandona la línea
peruana impidieron dar toda la densidad y el política establecida en el VI Congreso mundial
estímulo necesarios. (1928) y que se caracterizaba por una visión
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina463

catastrófica del futuro inmediato de la socie- populares y democráticas peruanas. Y, en tal


dad capitalista. La consigna de “clase contra sentido, es la propia dirección comunista, y
clase” allí impuesta, que concluía en la determi- con la firma de su secretario general, Eudocio
nación de las corrientes socialistas y socialde- Ravines, la que da el paso inicial proponien-
mócratas de la clase obrera y de los movimien- do en una Carta Abierta a Haya de la Torre la
tos nacionalistas revolucionarios y reformistas constitución de un frente nacional libertador
de los países dependientes y coloniales como con base en la unidad de acción de apristas y
los enemigos fundamentales del proletariado, comunistas.
es sustituida por otra de signo contrario que La polémica Cox-Vargas resulta por esto
alentaba la formación de amplios frentes de lu- bastante ilustrativa por cuanto demuestra has-
cha contra el fascismo y el imperialismo (esto ta qué punto la modificación estratégica inten-
último por lo menos en el período que va de tada por la dirección de la Comintern había
1935 a 1939). Esta modificación de la línea po- sido comprendida en todas sus implicancias
lítica, que se gesta durante el año 1934 y queda por los comunistas peruanos. Si dejamos de
impuesta como línea oficial en el VII Congreso lado el campo específico del debate sobre el
de la Internacional Comunista, en julio de 1935, significado real del pensamiento de Mariátegui
en el caso particular del Perú implicaba, como y nos detenemos en el análisis del único texto
es lógico, una modificación también radical de de Vargas (s/d), publicado como folleto aparte
la caracterización del APRA en cuanto movi- por la Editorial Claridad y que reproducimos
miento expresivo de la pequeña burguesía y de con algunos cortes en nuestra recopilación, re-
vastos sectores populares peruanos. Si desde sulta evidente que más allá de las modificacio-
la fundación del Partido Comunista del Perú el nes de los planteos políticos coyunturales, en
aprismo había sido definido como una especie el fondo los comunistas peruanos siguen man-
de fascismo criollo, o “aprofascismo”, según la teniendo una concepción prácticamente inmo-
designación utilizada desde 1931, en adelante dificada de la realidad de su país y de la natu-
se iniciaba un período donde la unidad entre raleza del movimiento aprista. Esta identidad
apristas y comunistas era concebida por es- visceral, por decirlo de alguna manera, se ex-
tos últimos como el núcleo generador de una presa no solo en la argumentación utilizada en
conjunción bastante más amplia de las fuerzas la disputa, sino también y fundamentalmente
464 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en un estilo de razonamiento, en una forma casi lineal del VI, aunque, claro está, adaptado
de pensar que concibe al discurso comunista a las nuevas circunstancias. El complejo pro-
como el único verdadero. En última instancia, blema no solo historiográfico, sino fundamen-
Vargas no hace sino reafirmar la permanencia talmente político e ideológico, de la relación
de una visión profundamente sectaria frente a entre “continuidad” y “ruptura” en la acción
los movimientos nacionalistas de origen peque- teórica y práctica del movimiento obrero y so-
ñoburgués o a movimientos aun más indefini- cialista, que el marxismo ha concebido como
bles desde el punto de vista de clase y dirigidos un campo siempre problemático en virtud de la
por la intelligentzia radicalizada del mundo permanente necesidad de la teoría de dar cuen-
dependiente y colonial. La actitud excluyente tas de la confrontación del movimiento con la
y competitiva que caracterizó la primera época realidad, queda por completo ocluido en virtud
de los comunistas peruanos no constituyó para de un razonamiento basado en la percepción
Vargas un gravísimo error teórico y político, de la teoría y del movimiento como siempre
sino que fue una etapa necesaria para la afirma- idénticos a sí mismos. Es por eso que la rea-
ción del Partido Comunista como un organis- lidad queda siempre degradada a la condición
mo de clase del proletariado peruano. La nueva de “anécdota”, o de elemento de confirmación
línea de unidad no es el resultado de un cues- de la verdad de aquéllos. ¡Y pensar que una
tionamiento interno, de un proceso autocrítico concepción tan verdaderamente “idealista” de
que ayudara al partido a salir de su infantilismo la historia se autodefine pomposamente como
sectario inicial, sino la adecuación a un cambio la concepción “materialista” y “científica” de la
operado en el mundo, en el continente y en el historia y de la sociedad!81
país. La continuidad de la concepción ideológi-
ca, política y estratégica del partido se mantie-
ne como un dato; la percepción de la realidad, 81 Una demostración bastante ilustrativa de las limi-
el estilo de razonamiento y la forma de hacer taciones de la actual historiografía soviética aplicada
la política siguen siempre idénticos a sí mis- al estudio de la Internacional Comunista, es la ofrecida
por el reciente volumen preparado por el Instituto de
mos. En la trama estructural de la historia nada Marxismo-Leninismo anexo al Comité Central del Par-
nuevo ha ocurrido. En última instancia, el VII tido Comunista de la Unión Soviética (s/d [1969]). Esta
Congreso no es otra cosa que la prosecución obra, que representa la primera tentativa de escribir
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina465

Las consecuencias en el plano del debate respuesta de Vargas soslaya por completo el
político de una posición semejante resultan asunto. Cuando Cox recuerda, y con razón, los
previsibles y aparecen con nitidez en los textos estrechos lazos que unían a Mariátegui con las
de Vargas. Frente a las tentativas de Cox por figuras más destacadas del movimiento aprista,
demostrar la presencia en el razonamiento de Vargas se encarga de demostrar, con profusión
Mariátegui de una flagrante contradicción en- de citas, que ello ocurrió en una etapa anterior
tre su análisis de la realidad peruana hecho en en la evolución intelectual y política y que su
los 7 ensayos y su propuesta de formación de transformación en marxista debía apartarlo
un partido socialista y no comunista –lo cual re- necesariamente de un movimiento “naciona-
mitía, como recordaba el propio Cox, al oscuro lista reaccionario” como era el APRA. De tal
y controvertido problema de las relaciones de modo, desde 1924 a 1929 se habría operado en
Mariátegui con la Internacional Comunista–, la Mariátegui una “evolución natural” que lo lle-
vó del error del aprismo a la verdad del mar-
xismo, lo cual contradice de hecho las propias
una historia orgánica y documentada de la Comintern, afirmaciones de Mariátegui que indican que fue
tiene el grave defecto de superponer al movimiento real ya desde 1923 cuando inició su “trabajo de in-
de la clase obrera un cuerpo de doctrinas fijo y cris-
talizado, el “marxismo-leninismo”, de modo tal que los
vestigación de la realidad nacional, conforme
hechos y situaciones son interpretados en términos de al método marxista”.
aproximación o no a dicho esquema. Es así como las Separadas así las ideas en “malas” y “bue-
directivas de la Comintern son consideradas siempre nas”, todo el complejo proceso dialéctico de
correctas y los “errores” derivan exclusivamente de su interpenetración de las ideas marxistas con las
mala interpretación o de su incorrecta aplicación. Hay
que reconocer, sin embargo, que a diferencia de obras
tradiciones revolucionarias del radicalismo po-
anteriores que seguían el lamentable criterio de no ci- lítico del movimiento social peruano, que era
tar nunca el origen de la documentación utilizada, la el terreno común que homogeneizaba a la in-
presente contiene referencias puntuales y precisas al telligentzia emergente del sacudimiento de la
material de archivo empleado, lo cual tiene una impor- Reforma Universitaria, se desvanece y es susti-
tancia fundamental para el análisis de algunos períodos
decisivos de la historia de la Comintern, como es el
tuido por un estrecho canon interpretativo ba-
caso concreto de la etapa preparatoria del viraje del VII sado en ideas que se excluyen mutuamente. El
Congreso, desde fines de 1933 a mediados de 1935. análisis de las raíces sociales de una amalgama
466 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de filones ideológicos y culturales, tan singular sentido, bien hacía Cox (s/d) en recordarle las
como para unificar en una problemática única a palabras de su maestro cuando afirmaba que
fuerzas destinadas a enfrentarse violentamente “nada importa, en la historia, el valor abstracto
pocos años después, el porqué de la constitución de una idea. Lo que importa es su valor concre-
de un terreno ideológico común desaparece ab- to. Sobre todo para nuestra América, que tanto
sorbido por la reconstrucción de una historia ha menester de ideales concretos”.
basada en un “antes” y un “después”. El hecho La escisión provocada por Mariátegui en
de que el aprismo se pensara a sí mismo como el interior del genérico e indistinto univer-
una aplicación del método marxista al estudio so aprista (escisión a la que Haya de la Torre
de la realidad nacional, según una formulación contribuyó decisivamente con su propuesta
semejante a la de Mariátegui, solo debía ser in- de transformación del movimiento en partido)
terpretado como una demostración más de su fue, según Cox, esencialmente política antes
perfidia, de su propósito de confundir a las ma- que ideológica, y giró en torno al problema de
sas populares que buscaban en el marxismo el la naturaleza de la organización política verte-
instrumento teórico de su liberación. bradora y unificadora de la lucha de las masas
De todas maneras, quedaba sin explicación populares peruanas. En nuestra opinión, es este
el fenómeno histórico-social del aprismo, es un señalamiento de fundamental importancia
decir el hecho singular de que lo que se consi- para abordar el nudo problemático de una con-
deraba en “etapa de liquidación total” en 1929 troversia tan cargada de implícitos como fue
demostrara ser en 1935 un movimiento político la que enfrentó a apristas y comunistas desde
de una envergadura tal como para ser capaz de fines de la década del veinte. Recordemos nue-
movilizar a “cientos de miles de trabajadores vamente que el terreno común de definición
manuales e intelectuales”. Dicho de otro modo, era en un comienzo la profesión de fe marxista,
el que una concepción errónea e inadecuada y que si los apristas reivindicaban como suya
como el aprismo pudiera afirmarse tan consis- la figura de Mariátegui, no obstante puntuali-
tentemente en la realidad peruana, y hasta lati- zar las diferencias que los separaban, lo hacían
noamericana, un hecho tan enigmático o difícil desde una posición que calificaban de “mar-
de explicar como este no parecía quebrantar xista creadora”. De allí que en la conclusión
en modo alguno las certezas de Vargas. En tal de su respuesta a Vargas, Cox destaque los
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina467

“fundamentos marxistas del aprismo” y esboce poderoso de aproximación entre apristas y


la idea de un Mariátegui inconsecuente consigo comunistas, las que se empeñan en ocultar o
mismo, con su profesión de fe de un marxismo soslayar la reflexión de Vargas. Años después,
siempre renovado y en condiciones de aplicar- en 1943, otro dirigente comunista peruano,
se creadoramente a “aquellas fases del proceso Moisés Arroyo Posadas, lo reconocerá explí-
económico que Marx no previó”. citamente en un artículo sobre Mariátegui que
Dichos “fundamentos” se podían percibir fácil- reproducimos en la segunda sección de este
mente por cuanto los apristas (s/d) reconocían y volumen. Y dice Arroyo Posadas refiriéndose
aceptaban del marxismo “la interpretación eco- a una obra publicada por Haya de la Torre en
nómica de la historia (sic), la lucha de clases y el 1927, que constituyó desde entonces el blanco
análisis del capital”. Recalca Cox (s/d): preferido de los ataques comunistas82:

El aprismo niega la posibilidad de la dictadura del


proletariado que no puede ser efectiva en países
de industrialismo incipiente y en donde la clase 82 Fue precisamente la publicación de su libro Por la
obrera es rudimentaria y no ha llegado a la ma- emancipación de América Latina lo que motivó el co-
mienzo de la polémica pública entre el Buró Sudameri-
durez para abolir de un golpe la explotación del
cano de la Internacional Comunista y Haya de la Torre.
hombre por el hombre, imponer la justicia social, Ya la carta dirigida por Haya a los estudiantes de La Pla-
el socialismo en una palabra. Y, en segunda ins- ta (incluida en ese volumen) había merecido una crítica
tancia, aprovechar las lecciones del marxismo de la Internacional, órgano oficial del Partido Comu-
cuando enfoca la realidad latinoamericana desde nista de la Argentina. Apenas publicado el libro, el 15
de agosto de 1927, La Correspondencia Sudamerica-
el ángulo de la interpretación económica y propo-
na, revista quincenal del Secretariado Sudamericano
ne la planificación de la economía y la formación de la Comintern, publica un extenso editorial titulado
de un Estado, nuevo en su estructura, que contro- “¿Contra el Partido Comunista?” en el que critica dura-
len e integren las masas productoras, quitándole mente las posiciones defendidas por Haya de la Torre
su dominio a la casta feudal-latifundista. en su libro. El editorial concluye denunciando al APRA
como “forma orgánica de una desviación de derecha,
que comporta una concepción pequeño-burguesa y que
Pero son precisamente estas consideraciones, constituye una concesión que se hace a los elementos
que objetivamente constituían un elemento antimperialistas no revolucionarios”. (PCA, 1927: 5).
468 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El libro, que es recopilación de cartas y procla- existencia de errores y de sectarismos, funda-


mas del señor Haya de la Torre y que se llama Por mentalmente en la política de alianzas, pero
la emancipación de América Latina, contiene bien vale la pena recordar que en mayo de 1942
afirmaciones antifeudales y antimperialistas que, la Internacional Comunista ha expulsado de
por más que hayan sido simples lucubraciones sus filas al ejecutor de su política en Perú.
verbales del referido señor, podrían servir en un La reflexión crítica de los comunistas pe-
futuro inmediato para los efectos de la política ruanos no estaba expresando entonces un
de alianzas y de frente único [Posadas, s/d; én- cuestionamiento radical de sus posiciones en
fasis nuestro]. la década del treinta, ni tratando de indagar de
qué manera estas derivaban de la línea gene-
Aquello que los comunistas estaban dispuestos ral de la Comintern; la quiebra del grupo diri-
a reconocer “positivamente” y hasta admitir gente les daba la posibilidad de reabsorber el
como parte importante de la plataforma unita- viraje browderista dentro de la “continuidad”
ria de lucha de la izquierda peruana en 1943, de una línea de la Comintern desvirtuada en el
constituía precisamente el cuerpo de ideas que Perú por el “radicalismo infantil” de Eudocio
desde 1927 habían considerado y por tanto Ravines, “de su irresponsabilidad de aventure-
combatido como el enemigo fundamental de ro y de la influencia que sobre él ejercía el trai-
la revolución. La mayor flexibilidad en la con- dor trotskista Sinani”83, según señala Jorge del
sideración de las posiciones ideológicas y de Prado (1946) en su artículo.
las elaboraciones teóricas de fuerzas políticas
distintas de las comunistas no derivaba, sin
83 Observamos aquí cómo Del Prado manipula los
embargo, de una reflexión crítica de un pasado hechos para descargar a la Comintern de sus respon-
tan lleno de incomprensiones y sectarismo, de sabilidades en la aplicación de la línea del “social-fas-
un reexamen de la responsabilidad fundamen- cismo” en América Latina. El “radicalismo infantil” de
tal que le cupo a la Internacional Comunista en Ravines, antes que constituir una nota distintiva de su
la orientación impresa al Partido Comunista personalidad intelectual y política, o ser el resultado de
la influencia ejercida sobre él por el “traidor trotskista
del Perú desde el mismo momento de su fun- Sinani”, es la expresión del tipo de mentalidad que ca-
dación. Es verdad que en la década del cuaren- racterizaba a la militancia comunista en el período que
ta la organización es propensa a reconocer la va del VI al VII Congreso de la Comintern. Para conven-
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina469

Es interesante observar cómo no solo en el prevalece una interpretación que, si bien


trabajo de Del Prado que acabamos de citar, reconoce los elementos nuevos incorpora-
sino fundamentalmente en los artículos de dos por el VII Congreso de la Internacional
los investigadores soviéticos que incluimos, Comunista, se esfuerza por establecer una
relación de ininterrumpida continuidad con
la política precedente de la IC. Las limitacio-
cerse de esto basta con leer las publicaciones de la épo-
ca. La manipulación de los hechos resulta de convertir
nes de una interpretación semejante aplicada
en un mero provocador a un hombre como Sinani, que al “caso Mariátegui” se ponen claramente de
en esta etapa era precisamente el dirigente del buró manifiesto en dichos artículos. De un modo u
latinoamericano que desde Moscú orientaba, dirigía y otro, todos ellos rehúsan establecer una vin-
controlaba las actividades de las secciones de la Inter- culación forzosa entre las directivas del VI
nacional Comunista en nuestro continente. Acusado de
trotskista, cayó víctima de las purgas efectuadas en la
Congreso de la IC –basadas en la teoría del
Unión Soviética luego del asesinato de Kirov, en 1934. “tercer período”, del “socialfascismo” y de
De los pocos datos sobre su figura de que disponemos, la política de “clase contra clase”– y la cam-
deducimos que la acusación fue un simple pretexto paña contra el “mariateguismo” lanzada por
para deshacerse de uno de los miembros de una vasta e el Buró Sudamericano de la IC desde 1930 a
informe corriente política que cuestionaba la dirección
de Stalin, y que reconocía en Kirov su más enérgico re-
1934. La lucha contra el legado revoluciona-
presentante. Es sugestiva al respecto la recuperación rio de Mariátegui, según sus interpretaciones,
de su figura como historiador en el ensayo bibliográfi- habría sido iniciada por un grupo al que de-
co de M. S. Alperovich (1976: 49). Un relato bastante signan genéricamente como los “dogmáticos”
puntual, aunque no podemos precisar hasta qué punto y cuyo más ferviente representante habría
distorsionado, del proceso contra Sinani, puede verse
en el capítulo “Catártica stalinista” del libro de Ravines
sido Eudocio Ravines. Protegido por la co-
(1974: 233-241). Sinani publicó diversos trabajos sobre bertura que le prestaba una línea política de
temas históricos y políticos latinoamericanos tanto en la Comintern, que nunca es sometida a críti-
La Correspondencia Internacional, como en La In- ca –ni tampoco a análisis–, este grupo habría
ternacional Comunista, que eran los órganos oficiales utilizado el poder que detentaba para imponer
de la Comintern, y circuló profusamente por nuestros
países un folleto suyo dedicado a La rivalidad entre
sus concepciones sectarias y liquidadoras.
Estados Unidos e Inglaterra y los conflictos armados ¿Quiénes componían este grupo, aparte de
en la América del Sur (Sinani, 1933). Ravines? ¿Cómo pudo controlar la actividad de
470 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los partidos comunistas latinoamericanos en Es inútil buscar una respuesta coherente a


una etapa en que fue decisiva la centralización esta multiplicidad de interrogantes que, de he-
orgánica y política de las secciones naciona- cho, cuestionan una línea interpretativa aún
les por el Comité Ejecutivo de la Internacional predominante en la historiografía soviética de
Comunista? ¿Por qué razones y en virtud de la III Internacional. A menos que seamos lo su-
qué circunstancias un personaje de las carac- ficientemente ingenuos para aceptar la pueril
terísticas de Ravines pudo tener semejante explicación que ofrece Jorge del Prado, basa-
predicamento en el Buró Sudamericano y en da en la presunta ingenuidad teórica y política
el Comité Ejecutivo? ¿Cuál es la explicación de la dirección de la Comintern. Veamos un
de la demora en repudiar la acción de Ravines ejemplo. Tratando de explicar a sus camara-
(de 1942), cuando, según Korionov (s/d), las das cómo pudo ocurrir que una historiografía
calumnias levantadas contra Mariátegui ya basada en la aplicación de criterios científicos
habían sido “repudiadas en el período de la al estudio de la historia pudiera interpretar de
preparación y celebración del VII Congreso
de la Internacional Comunista”? ¿Por qué, si
esto es así, Miroshevski aun en 1941 seguía la parte dedicada a Perú anota lo siguiente: “El lado
fuerte del Partido Comunista peruano reside en que
criticando a Mariátegui por sus desviaciones la formación de sus cuadros se opera en lucha tenaz
“populistas”? ¿Hasta qué punto es correcto contra el APRA y contra los restos de mariateguismo.
eximir a la Comintern de la responsabilidad Mariátegui (fallecido en 1930), a quien le cabe un lugar
fundamental por un juicio extremadamente sobresaliente en la historia del movimiento revolucio-
crítico sobre Mariátegui si innumerables do- nario peruano, no pudo librarse íntegramente de los
restos de su pasado aprista. Vaciló en la cuestión de la
cumentos oficiales demuestran lo contrario?84 creación del partido comunista como partido de clase
del proletariado y no comprendió del todo su signifi-
cación. Conservó su ilusión sobre el papel revolucio-
84 Veamos uno de esos documentos, de importan- nario de la burguesía peruana y subestimó la cuestión
cia excepcional porque forma parte nada menos que nacional indígena, a la que identificaba con la cues-
del informe del Comité Ejecutivo de la Comintern tión campesina. En el partido peruano, incluso hasta
sobre la situación ideológica, política y organizativa hoy se hace sentir la presencia de diversos restos de
de cada una de sus secciones nacionales, con moti- mariateguismo que repercuten en su trabajo práctico”
vo de la próxima realización del VII Congreso. En (Comité Ejecutivo de la Comintern, 1935: 486).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina471

manera tan errónea las ideas de Mariátegui, de aquél: opiniones liberales sobre el problema
como fue el caso de Miroshevski, Del Prado indígena, al que se negó a considerar como una
(1946) anota lo siguiente: “cuestión nacional”, concesiones al aprismo,
resistencia a la formación del partido del prole-
No es de extrañar, por eso, camaradas, que so- tariado, etc. Hay que tener en cuenta, además,
bre la base del insuficiente conocimiento de su que en las décadas del treinta y del cuarenta la
obra escrita y de la falsa información sobre su acusación de “populistas” no era pequeña cosa
militancia política, recogida, seguramente, a tra- en el universo comunista. Después de “trotskis-
vés de Ravines cuando este renegado estuvo en ta” era sin duda la acusación más infamante.
la URSS, el escritor soviético Miroshevski, en un En una época caracterizada por la colectiviza-
interesante estudio que tiene el mérito induda- ción forzada del campo, por la represión a san-
ble de estudiar la historia social de nuestro país, gre y fuego de la resistencia campesina, por la
cogiendo fragmentariamente (como él mismo liquidación física de las corrientes intelectua-
lo advierte) algunos aspectos de la obra escrita les vinculadas al mundo rural, por el silencia-
por Mariátegui, señala en ellas una tendencia miento de la historia del movimiento populista
populista. ruso, por el privilegiamiento obrerista del pro-
letariado, por la trasposición al terreno de la
Es probable que Del Prado no supiera hasta historiografía de las tesis que consideraban a
qué punto la posición de Miroshevski expresa- los sectores intermedios, y en ellos incluidas
ba no una visión particular, de un investigador hasta las masas rurales, como enemigos del co-
determinado, sino toda una corriente interpre- munismo y de la revolución; en una época de
tativa de la que Miroshevski fue solamente la feroz autoritarismo como ésa, todo intento de
figura más conocida. Como indican Semionov indagar nuevos caminos de transición revolu-
y Shulgovski (s/d), en la década del treinta la cionaria que apuntaran a la revalorización del
crítica a Mariátegui fue, no podemos afirmar potencial transformador de las masas rurales,
hasta qué punto sistemática, pero sí frecuente estaba condenado de antemano como la peor
en las publicaciones soviéticas. Dichas críticas de las herejías. Como señala Franco Venturi
versaban sobre su supuesto “populismo” y so- (1975: 52) en su bellísimo libro sobre los popu-
bre toda una gama de desviaciones derivadas listas rusos,
472 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

[…] persuadido como estaba [Stalin] de que los Si bien en los inicios de la década del treinta, y
populistas debían ser abandonados al silencio, con motivo de la colectivización de los campe-
tenía igualmente la firme convicción de que las sinos entonces en curso, se suscita en la Unión
únicas revoluciones campesinas aceptables eran Soviética el más interesante debate historio-
las que se realizaban desde arriba. La situación gráfico, político e ideológico sobre el papel del
en que se hallaba el campo ruso tras la colecti-
vización de 1920 no invitaba a estudiar de cerca
las rebeliones, las revueltas que acompañaron y u otra encuentran en ella una serie de puntos proble-
siguieron a la reforma de 1861. Se acabó pronto máticos aún no resueltos, tales como la relación entre
llegando a una de esas típicas situaciones diso- democracia y socialismo, intelligentzia y pueblo, de-
ciadas y contradictorias que abundan en la vida sarrollo retrasado o acelerado de la economía, Estado
y participación popular, etc. Para Venturi, la meta obli-
mental de la Unión Soviética. Por una parte, el
gada del renovado interés por el populismo es siempre
motor de las reformas fueron los campesinos re- la comparación histórica con el marxismo, y en tal sen-
beldes, y por otra, era mejor no observar muy de tido concluye su introducción con una afirmación que
cerca esos movimientos aldeanos. El mito revolu- suscribimos totalmente. Si en su comparación histórica
cionario se cernía sobre la realidad sin iluminarla con el populismo el marxismo se ve obligado a llegar
a la conclusión de que en dicho movimiento ya están
ni penetrar en ella85.
planteados in nuce una cantidad de problemas aún
irresueltos, en las sociedades en transición, debe com-
prender también “que el pensamiento y el movimiento
85 Sobre el “redescubrimiento” por parte de la his- socialistas, en toda Europa, de dos siglos a esta parte,
toriografía soviética actual, del movimiento populista son demasiado variados y ricos para poder ser monopo-
como una corriente con una unidad propia y una con- lizados por una única corriente, aunque esta sea el mar-
tinuidad que expresaba la experiencia más formidable xismo, y que todo intento de establecer en el ámbito del
de fusión de las masas populares con la intelligentzia socialismo una corriente llamada científica y considera-
revolucionaria rusa del siglo pasado, véase la “Intro- da como auténtica –contrapuesta a las otras, utópicas
ducción” de Venturi a la segunda edición italiana de y falaces– no solo es históricamente erróneo, sino que
su libro, incluida en la edición española que citamos acaba llevando a una voluntaria mutilación y distorsión
(Venturi, 1975: 9-75). El autor señala con acierto que de la totalidad del pensamiento socialista” (Venturi,
la manifiesta necesidad que sienten los historiadores 1975: 75). Sobre este tema, véanse también el libro de la
soviéticos de volver sus miradas sobre la experiencia investigadora soviética V. A. Tvardovskaia (1978) y en
del populismo revolucionario, es porque de una manera especial el prólogo, redactado por M. I. Gefter.
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina473

populismo y su vinculación con la historia rusa, durante decenios, superando la influencia del
pocos años después, entre 1935 y 1936, había populismo, contra este, aniquilándolo como el
desaparecido todo rastro de la discusión. La cau- peor enemigo del marxismo y de la causa entera
sa principal, o al menos la más evidente y clara, del proletariado” (Venturi, 1975: 11-12).
según Venturi, fue la voluntad de Stalin de evitar Fueron entonces necesidades políticas in-
por todos los medios posibles que volviera a ha- mediatas las que condujeron a efectuar, a me-
blarse de revolucionarios capaces de servirse de diados de los años treinta, tan violento corte
bombas y pistolas, de realizar acciones de gue- realizado en el tejido histórico de Rusia, que
rrilla y golpes de mano. Como explicó Stalin a en virtud de la hegemonía cultural e ideológica
Zhdanov86, y como repitió este el 25 de febre- del PCUS sobre la Internacional Comunista, y
ro de 1935 al Comité urbano de Leningrado del por ende sobre todos los partidos comunistas
Partido Comunista: “Si educamos a nuestros del mundo, inevitablemente debía convertirse
jóvenes como a los hombres de la Narodnaia en canon interpretativo de otras realidades
Volia, criaremos terroristas” (citado en Venturi, nacionales, caracterizadas por un fuerte com-
1975: 76). Las medidas de seguridad adoptadas ponente campesino y por densos movimientos
por Stalin afectaron tanto a los muertos como a intelectuales vinculados al mundo rural. Tal es
los vivos, y se aplicaron con idéntica crueldad lo que ocurrió, por ejemplo, con China y con el
contra el recuerdo del populismo revolucionario grupo dirigente maoísta, fuertemente criticado
y contra los historiadores y eruditos que se ha- en la dirección de la Comintern por sus desvia-
bían ocupado de él. [...] La teoría oficial fue ex- ciones campesinistas, y por tanto “populistas”.
presada por E. Yaroslavski, que en 1937 se dirigía Y fue solamente debido a circunstancias tan es-
a las nuevas generaciones diciéndoles que “los peciales como la derrota del movimiento revo-
jóvenes miembros del partido y del Konsomol lucionario en las ciudades y la relativa “autono-
no siempre saben, ni valoran suficientemente, el mía” frente a la Comintern del grupo maoísta,
significado de la lucha que nuestro partido libró lo que permitió a Mao conquistar la dirección
total del Partido a comienzos de 193587.

86 Las afirmaciones de Zhdanov fueron extraídas de


los archivos citados por M. G. Sedov (1965: 257). 87 En enero de 1935 se reunió en Tsunyi, en las mon-
474 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La condena del populismo encubría en reali- precedieron la constitución de aquella forma-


dad la negación de toda posibilidad subversiva ción política, contribuyeron a romper los lazos
y revolucionaria de movimientos ideológicos y ideológicos, políticos y culturales que los vin-
políticos de las masas populares que no fueran culaban con las realidades nacionales y que po-
dirigidos directamente por los comunistas. De dían permitirles convertirse en una expresión
este modo gravitaba negativamente sobre una originaria de ellas, antes que ser la expresión
estrategia política derivada del III Congreso de de una doctrina “externa” y por tanto “impues-
la Internacional Comunista que, no obstante el ta” a las formaciones nacionales siempre histó-
tinte fuertemente sectario de sus elaboracio- ricamente concretas.
nes, mantenía abierto el camino del entronque Las consecuencias de un planteo que supo-
del movimiento comunista con el movimiento ne consciente o inconscientemente una con-
nacional (en los países dependientes y colo- cepción en términos de “discontinuidad” de las
niales) y con el populismo rural de los países relaciones entre el movimiento revolucionario
centro y sud europeos. Al establecer una re- marxista y la historia “nacional”88 son fácilmen-
lación de discontinuidad entre el movimien- te deducibles, no solo por razones de lógica
to comunista y los movimientos sociales que del discurso sino también porque se encarna-
ron en la realidad determinando actitudes y

tañas de la provincia de Kueichow, el Buró Político


Ampliado del PCCh que, luego de ásperas discusiones, 88 Y decimos “inconscientemente” porque muchas ve-
resolvió elegir a Mao Tse-tung presidente del partido, a ces la continuidad de un proceso es afirmada solo de
la cabeza de un nuevo grupo dirigente compuesto por manera retórica y artificial, como aclara Venturi (1975:
sus más fieles compañeros de armas y de ideas. Desde 10) para el caso de los populistas rusos, de modo tal que
entonces Mao se convierte en el jefe de los comunistas existe a condición de estar vaciada de contenido. Mo-
chinos y la Internacional Comunista queda de hecho vimientos que, no obstante sus articulaciones propias y
marginada del proceso. Los hombres que defendían su sus diferencias de matices, conservaban una unidad in-
política en la dirección del Partido Comunista chino terna son desagregados en sus elementos componentes
vuelven a Moscú o son relegados a un segundo plano. separando a los malos de los buenos, “haciendo caer el
Uno de los que regresan a Moscú es precisamente Van silencio y la sombra sobre los primeros y confundiendo
Min, informante en el VII Congreso de la IC de los pro- a los otros en la forzosa e indistinta claridad de los pa-
blemas del mundo colonial. raísos ideológicos” (Venturi, 1975: 11).
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina475

comportamientos que contribuyeron podero- de toda elaboración estratégica (lo cual cons-
samente a aislar a los comunistas de las fuerzas tituye, sin duda, el límite supremo de un viraje
sociales y políticas potencial o efectivamente que tuvo no obstante tanta importancia para la
comprometidas en las transformaciones re- superación del radicalismo infantil que carac-
volucionarias. En primer lugar, condujeron a terizaba en gran medida la acción militante de
excluir por principio toda búsqueda original los comunistas). En segundo lugar, condujo a
basada en el estado social del país y no a partir menospreciar la potencialidad revolucionaria
de doctrinas sectarias89. La revolución fue vista del mundo rural, degradado a la condición de
más en términos de modelos a aplicar que de zonas de “atraso” cuyos movimientos sociales
“caminos nacionales” a recorrer, y fue carac- de características “pre políticas” solo podían
terístico de todo un período iniciado en el VI ser utilizados para cuestionar la estabilidad
Congreso (1928) concebir a las revoluciones del sistema o, mejor dicho, del gobierno. Sin
como la aplicación del modelo de los soviets. capacidad de inserción autónoma en la lucha
Aunque el VII Congreso (1935) abandonó de he- por la gestación de nuevas formaciones esta-
cho esta consigna, en ningún momento fue sus- tales revolucionarias, el mundo rural debía
tituida por una reconsideración teórica y prác- cumplir una mera función disruptiva, dentro
tica que privilegiara el reconocimiento de las de una concepción que mantenía sin modificar
estructuras nacionales como punto de partida la idea de una ciudad siempre progresiva y de
una campaña siempre atrasada. En tercer lu-
gar, degradado el mundo rural a la condición
89 Siempre es bueno recordar lo que escribía Engels de mundo atrasado y sin potencial histórico,
(1976 [1872]) al italiano G. Bovio: “En el movimiento de
la clase obrera, según mi opinión, las verdaderas ideas
los comunistas debían lógicamente luchar por
nacionales, es decir correspondientes a los hechos eco- la destrucción ideológica y política de todas
nómicos, industriales y agrícolas, que rigen la respecti- aquellas formaciones intelectuales que pugna-
va nación, son siempre al mismo tiempo las verdaderas ban por homogeneizar y autonomizar los mo-
ideas internacionales. La emancipación del campesi- vimientos rurales (regionalistas, indigenistas o
nado italiano no se cumplirá bajo la misma forma que
la del obrero de fábrica inglés; pero cuanto más uno y
campesinistas) emergentes del proceso de des-
otro comprendan la forma propia de sus condiciones, composición de las sociedades provocado por
más la comprenderán en la sustancia”. el desarrollo capitalista.
476 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Por todas estas razones, debemos descartar de supeditación– que establecía el Partido
la intervención dada por Del Prado (1946) de Comunista de la Unión Soviética entre las cien-
la campaña iniciada por ciertos historiadores cias históricas y las elaboraciones políticas.
soviéticos y por la Internacional Comunista
contra el “populismo” mariateguiano. Más aún
si consideramos que V. M. Miroshevski no era IV
simplemente un historiador reconocido en el
mundo intelectual soviético, ni la figura más La acusación de “populista” lanzada contra
destacada de los investigadores aplicados al es- Mariátegui lleva una carga infamante y cumple
tudio de la historia latinoamericana, sino tam- una función política precisa: la de clausurar
bién, y quizás fundamentalmente, un asesor de una temática subyacente en las elaboraciones
primera línea en el Buró Latinoamericano de la estratégicas y tácticas de los partidos comu-
Comintern90, todo lo cual no puede de ninguna nistas de los países no europeos en los años
manera sorprendernos si tenemos en cuenta veinte, temática que los vinculaba a las indaga-
la relación estrecha –diríamos prácticamente ciones marxianas de los años ochenta, cuando
al reflexionar sobre el caso concreto de Rusia,
Marx entrevió la posibilidad de que este país,
90 Es lo que se deduce de las memorias de Ravines en virtud precisamente de su atraso y de la pre-
(1974: 244): “[...] Manuilski convocó a una ‘conferen- sencia aún poderosa de una institución feneci-
cia estrecha’ a la que solo asistimos cinco dirigentes da mucho tiempo antes en Europa occidental,
latinoamericanos: Prestes, Rodolfo Ghioldi, Blas Roca, la comuna rural, pudiera eludir el capitalismo y
Da Silva y yo. Participaron en las reuniones secretas,
además de Manuilski y de Dimitrov, Guralski, Kuusi-
pasar directamente a formas socialistas de vida
nen, Motilev, Miroshevski y el ‘camarada Grinkov’, el y de producción91. Este Marx, como es obvio,
profesor de arte militar que dirigía los cursos en una
academia especial sobre métodos de sabotaje, de ata-
que y defensa, de lucha callejera, de asalto a cuarteles, 91 Véase al respecto la carta de la por ese entonces
líneas férreas, depósitos de armas, víveres, etcétera”. populista Vera Zasúlich a Marx y la respuesta de Marx
Además, y es otro elemento en favor de nuestra hipóte- en Marx y Engels (1980 [1881]). Para responder a la
sis, Miroshevski escribía en el órgano teórico oficial, La pregunta de su corresponsal sobre el destino futuro del
Internacional Comunista. capitalismo en Rusia, Marx (1926: 309-342) preparó un
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina477

no pudo ser conocido por Mariátegui, puesto quien tendía más bien a privilegiar el papel de
que los borradores, apuntes y cartas en los que la clase obrera europea en la tarea de asegurar
abordaba el problema de la comuna rusa fue- la viabilidad de un camino no capitalista para
ron publicados recién a partir de 1926 y en re- Rusia. Es casi seguro que Mariátegui leyó este
vistas científicas de circulación muy limitada, texto, así como lo leyeron generaciones ínte-
al alcance solamente de un restringido grupo gras de marxistas; sin embargo, no es de su lec-
de especialistas. El último escrito conjunto de tura de donde Mariátegui podía derivar ciertas
los dos fundadores del socialismo científico re- opiniones sobre la comunidad indígena perua-
ferido precisamente a este problema, el prefa- na factibles de ser calificadas de “populistas”
cio a la edición rusa del Manifiesto Comunista por la ortodoxia soviética. Es posible afirmar
(Marx y Engels, 1882), en la medida en que dis- que Mariátegui no pudo tener del populismo
crepa con la perspectiva en la que estaba colo- otro conocimiento que el que pudiera extraer-
cado Marx por esa misma época, se supone con se de la literatura anarquista, y de la testimo-
buenas razones que, aunque suscrito por Marx, nial y folletinesca con que los editores espa-
fue redactado exclusivamente por Engels, ñoles inundaron el mercado latinoamericano
desde fines del siglo pasado. A lo cual habría
borrador más o menos extenso sobre el particular, que
que agregar, sin poder precisarlo demasiado, la
no llegó a completar ni enviar y que permaneció desco- eventual lectura de algunos de los escritos po-
nocido hasta que lo publicó el Marx-Engels Archiv de lémicos de Lenin sobre el tema92.
Frankfurt. Diversos otros materiales sobre el tema de la
evolución de la economía y de las estructuras agrarias
rusas, que demuestran el gran interés que Marx tenía 92 Según el registro de los libros de la biblioteca
por esa problemática, hasta estos momentos solo han particular de Mariátegui laboriosamente elaborado
sido publicados en revistas especializadas soviéticas, y por Harry E. Vanden (1975), la única recopilación de
en idioma ruso. La bibliografía sobre el asunto es ya obras de Lenin que probablemente incluyera algunos
bastante extensa, pero sigue siendo sugerente la res- de sus escritos contra el populismo es el Tomo I de
puesta intentada por Eric J. Hobsbawm (1976: 5-47) a la Pages Choisies (1895- 1904) editado en París (Lenin,
pregunta de cuáles habrían sido las razones que impul- 1930), es decir varios años después de que las posicio-
saron a Marx a indagar en la posibilidad de existencia nes de Mariátegui sobre la comunidad agraria peruana
de caminos que obviaran los sufrimientos generados ya habían sido elaboradas. En su biblioteca figuraban
por el capitalismo. también algunos tomos de Oeuvres Completes de Edi-
478 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

No creemos entonces que haya sido la lectu- car en las primitivas civilizaciones autóctonas
ra del Marx liberado de las mallas del eurocen- las raíces de un socialismo primigenio que la
trismo, ni las elaboraciones hasta cierto punto clase obrera peruana debía tener por misión
tercermundistas de la Comintern del período realizar en las nuevas condiciones del Perú ca-
bujariniano, ni siquiera la experiencia italiana, pitalista. Todos estos elementos, que Mariátegui
de la que solo asimiló curiosamente su costado sintetizó quizás en su expresión de “la cien-
capitalista moderno representado por el Norte cia europea” y que tuvieron en la Revolución
industrial93, lo que impulsó a Mariátegui a bus- Rusa el núcleo político de homogeneización,

tions Sociales Internationales, editadas en París (Lenin, dentismo y de bizantinismo finiseculares que fue el jo-
1928). Pero debemos recordar que esta edición nunca ven Mariátegui, el deslumbramiento ante el sincretismo
se completó y que solo se publicaron pocos volúmenes, cultural grecorromano no le impidió advertir los signos
ninguno de ellos sobre los primeros escritos. Vanden in- indudables de consunción, arrastrado por la caída de la
dica que es probable que otros trabajos de Lenin pudie- democracia liberal. Pero, impresionado por el mundo
ron haber sido extraídos de la biblioteca de Mariátegui, fabril y por la nueva clase social que en su interior ma-
pero esto es solo una presunción. duraba (no por casualidad al escribir sobre el sentido
93 Como señala Delogu (1973: LXX), Mariátegui cono- ético del marxismo transcribe una extensa cita donde
ció una Italia bien determinada geográficamente: aquel su admirado Gobetti relata la emoción que sintió al
territorio que desde Roma hacia el norte “se desanuda, conocer por primera vez el interior de las usinas Fiat
antes que distenderse, por Siena, Florencia, Génova, y encontrarse con una masa de trabajadores con “una
Turín, Milán, Venecia. Una Italia que más que cuerpo y actitud de dominio, una seguridad sin pose, un despre-
sustancia parece tener articulaciones, puntos de con- cio por todo tipo de diletantismo”), Mariátegui no vio
junción y de anudamiento, coincidencias y contradic- esa Italia subyacente, esa Italia meridional e “indígena”
ciones”. La Italia fuertemente tensionada entre centra- con la que debería haber tenido un mayor sentido de
lismo y regionalismo, entre Norte y Sur, entre campo y afinidad. La temática del “atraso”, que está en el centro
ciudad, entre industria y agricultura, entre desarrollo y de su reflexión de los años 1926-1928, no emerge en Ma-
subdesarrollo, aparece en Mariátegui siempre mediada riátegui como traducción del “meridionalismo” grams-
a nivel político y, dada también la naturaleza del me- ciano y ordinovista, sino como “descubrimiento” de un
diador, todas estas contradicciones, son “esfumadas, mundo ocluido hasta ese entonces de su pensamiento.
atenuadas y de algún modo, aunque solo sea a través Mariátegui se aproxima a Gramsci no por lo poco que
del silencio, mistificadas”. A ese provinciano en franca pudo haber leído y aceptado de él, sino porque frente
ruptura con su pasado de literato inficionado de deca- a una problemática afín tiende a mantener una actitud
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina479

pudieron ser refundidos en una visión de la que habría de convertirlos en la élite dirigente
singularidad nacional porque fueron filtrados de los movimientos nacionales-populares y re-
por la fulgurante presencia en la realidad lati- volucionarios modernos. Mariátegui y el grupo
noamericana de los años veinte de dos grandes que se constituyó en torno a la revista Amauta
experiencias histórico-sociales que sacudieron representaron indudablemente la parte más
a las masas populares del continente: las revo- lúcida de ese proceso, tan lúcida como para li-
luciones china y mexicana. Precedidas por las berarse de la férrea envoltura de una función
repercusiones de la Revolución de Octubre y intelectual que por el hecho mismo de ejercer-
por ese verdadero movimiento de reforma in- la los apartaba del pueblo, y virar sus miradas
telectual y moral, en sentido gramsciano, que hacia ese mundo aún inmaduro, pero ya “escin-
fue la Reforma Universitaria, las experiencias dido” y con perfiles propios, de las clases sub-
transformadoras de dos países rurales de las alternas. Se puede hablar con propiedad de un
magnitudes de China y de México provocaron verdadero “redescubrimiento de América”, de
una revolución tal en las mentes de la intelli- un acuciante proceso de búsqueda de la identi-
gentzia latinoamericana que iniciaron una nue- dad nacional y continental a partir del recono-
va época en la historia de nuestros pueblos. Sin cimiento, de la comprensión y de la adhesión
tener de ello una conciencia totalmente lúcida, a las luchas de las clases populares. Y este era
los intelectuales latinoamericanos iniciaban, un hecho totalmente nuevo, por lo menos en la
varias décadas después de la experiencia popu- historia de los intelectuales peruanos.
lista rusa, una misma “marcha hacia el pueblo”

semejante. Verdad esta que, de ser aceptada, ahorraría


V
a los exégetas muchas elucubraciones gratuitas acerca
de su relación con un dirigente político que solo se re- Es indudable que en el Perú el universo indíge-
veló como un extraordinario teórico marxista más de na fue desde el principio de su historia la rea-
veinte años después de cuando lo conoció Mariátegui. lidad dominante. Sin embargo, si hay algo que
¿No resultaría históricamente más plausible afirmar
que el Gramsci conocido por Mariátegui es el que Go-
caracteriza a la intelectualidad peruana es ha-
betti (1964: 103-107) perfila, con agudeza de ideas y berse constituido a espaldas de esta realidad o,
emocionada afección, en La Rivoluzione Liberale? mejor aún, ignorando totalmente su presencia:
480 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tan grande era el temor que esta le inspiraba. más moderados del país andino, animados de
El recuerdo traumatizante de la rebelión indí- un pensamiento político y social que reflejaba
gena de Tupac Amaru en el Perú colonial, y la la continuidad aun bajo nuevas formas de las
convicción implícita de la posibilidad siempre estructuras coloniales. La república acabó por
presente de su repetición, fueron factores de- ser la sustantivación de un concepto de “na-
terminantes del conservadorismo visceral de ción” y de “patria” vinculado
las clases dominantes y lo que explica el carác-
ter efímero de toda tentativa de cambio basada […] a la cultura y a la lengua españolas, que en
de algún modo en el apoyo de las masas opri- el caso del Perú automáticamente excluía a los
midas. Como señalan acertadamente Bonilla y indios, es decir a la mayoría de los residentes de
Spalding (1972: 46), “la reducida acción de los un territorio que la independencia convirtió en
movimientos con participación indígena revela república del Perú. Por eso los indios, definidos
más que la vacilante respuesta de los grupos durante la época colonial como una “repúbli-
más bajos de la sociedad, el temor a una re- ca” aparte, con sus propias leyes, relaciones y
vuelta social y la repulsión de los miembros de características, ligados a los criollos solamente
la sociedad criolla”. El Estado republicano se por el hecho de compartir con ellos la condición
constituyó sobre bases políticas, ideológicas e de súbditos de la corona española, pasaron a ser
institucionales que mantenían inmodificada la ignorados en la nueva república, levantada so-
herencia colonial y que instauraban de hecho bre el modelo de la sociedad criolla (Bonilla y
un sistema cuasi medieval de estamentos jerár- Spalding, 1972: 62-63).
quicamente organizados. La república política,
basada formalmente en la igualdad universal, El hecho de que los indios fueran ignorados
descansaba de hecho en la convicción de la por el espíritu público de una sociedad cons-
desigualdad social. En ese vasto espacio pro- tituida sobre su exclusión, no significó, sin
fundamente desarticulado por la guerra de in- embargo, que su presencia dejara de hacerse
dependencia primero, y por la penetración del sentir con peligrosa constancia en la realidad
capitalismo inglés luego, la delimitación del política y social peruana. La gran insurrección
territorio nacional, la formación de la “nación” de Huaraz en 1885, dirigida por Atusparia y la
fue el resultado de la dirección de los sectores de Rumimaqui, en la segunda década de este
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina481

siglo, son únicamente las expresiones más re- profunda cisura que facilitará la formación de
sonantes de una situación endémica de rebel- una corriente de opinión favorable al indígena.
día campesina indígena que en la sola región de La preocupación por ese submundo terrible
Puno conoció entre los años 1890 y 1924 más de explotación, rebeldía y represión ya había
de once sublevaciones. Y no es casual, como aparecido en Manuel González Prada, cuando
anota Robert Paris (s/d) en su contribución al regreso de un viaje por el interior del país es-
al análisis de los 7 ensayos que incluimos en cribe sus Baladas peruanas (González Prada,
este volumen, que, con la notable excepción 1966) en las que por primera vez el exotismo
de Castro Pozo, la mayoría de los intelectua- romántico, la utilización del indio como un
les que se colocaron en un terreno favorable mero elemento decorativo, cede el lugar a una
al mundo indígena provengan de las provincias tentativa de mostrar una realidad social con-
meridionales del Perú, es decir “particularmen- movedora. La crisis moral que sacude a la so-
te en el caso de la región de Puno, de las zonas ciedad peruana luego de la derrota y que obliga
en las que, a comienzos de los años veinte, las a preguntarse sobre las causas que la provo-
comunidades indígenas se mantienen todavía caron, permite nuevamente a González Prada
intactas”. La larvada y permanente presión in- proclamar ante la opinión pública peruana que
dígena sobre una sociedad desintegrada como la causa de la debilidad nacional residía preci-
la peruana operó durante muchos años como samente en la negativa de las clases dirigentes
un factor de homogeneización conservadora de a admitir como elemento decisivo de la nacio-
las clases dirigentes, contribuyendo al rechazo nalidad a las masas indígenas. En su célebre
a la constitución de un bloque agrario absolu- discurso pronunciado en el Politeama, el 28 de
tamente solidario en la función represiva del julio de 1888, González Prada (1976) procla-
movimiento campesino indio. Cuando la derro- mará: “Con las muchedumbres libres aunque
ta frente a Chile en la Guerra del Pacífico pro- indisciplinadas de la Revolución, Francia mar-
voque una crisis generalizada, crisis ideal y de chó a la victoria; con los ejércitos de indios dis-
conciencia que permitirá a los peruanos redes- ciplinados y sin libertad, el Perú irá siempre a
cubrir la antes negada realidad de un país in- la derrota. Si del indio hicimos un siervo, ¿qué
vertebrado, de una nación irrealizada, se abrirá patria defenderá? Como el siervo de la Edad
en el interior de la intelectualidad peruana una Media, solo combatirá por el señor feudal”. El
482 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Perú solo puede constituir una nación a condi- Al indio no se le predique humildad y resigna-
ción de asegurar la libertad para todos y princi- ción sino orgullo y rebeldía. ¿Qué ha ganado con
palmente para las masas indígenas: trescientos o cuatrocientos años de conformidad
y paciencia? [...] el indio se redimirá merced a
No forman el verdadero Perú las agrupaciones su esfuerzo propio, no por la humanización de
de criollos y extranjeros que habitan la faja de sus opresores. Todo blanco es, más o menos,
tierra situada entre el Pacífico y los Andes; la un Pizarro, un Valverde o un Areche (González
nación está formada por las muchedumbres de Prada, 1976: 343).
indios diseminados en la banda oriental de la
cordillera [...]. Cuando tengamos pueblo sin es- Este ensayo de González Prada (1904) deter-
píritu de servidumbre, y políticos a la altura del minó un cambio profundo en la orientación
siglo, recuperaremos Arica y Tacna, y entonces de aquellas capas intelectuales favorables o
y solo entonces marcharemos sobre Iquique y próximas al mundo indígena, especialmente
Tarapacá, daremos el golpe decisivo, primero y de los que constituyeron pocos años después,
último (González Prada, 1976: 44 y 45-46). en 1909, la Asociación Pro-Indígena. El hecho
de que las posiciones de González Prada ence-
En la prosa un tanto alambicada y retórica del rraran más una protesta que un programa con-
discurso del Politeama la intelectualidad ra- creto, y que el método de los “proindigenistas”
dicalizada peruana descubrió el “germen del tuviera un fondo humanitario y filantrópico an-
nuevo espíritu nacional” que González Prada tes que político, no invalidaba la significación
(1904) intentó bosquejar con mayor precisión y las implicaciones que tenía para la vida de la
en su inconcluso estudio sobre Nuestros in- nación la constitución de un bloque orgánico
dios. Partiendo del criterio de que la cuestión de intelectuales favorables a una resolución
del indio no es un problema racial, que pueda liberal y reformista de la cuestión indígena.
ser resuelto en términos pedagógicos, sino que Cuando la penetración imperialista y el desa-
presupone una transformación económica y rrollo capitalista agudizan las tensiones del
social, concluye con la sorprendente afirma- mundo rural peruano y aceleran la irrupción de
ción de que deben ser los propios indios los las masas indígenas en la vida nacional, surge
artífices de su libertación social: desde el interior de aquella corriente el grupo
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina483

más radical de intelectuales proclive a plantear en un movimiento social concreto y determina-


el problema en términos de “cuestión nacio- do, y que de su capacidad de irrupción en la
nal”. Y es sin duda la vinculación estrecha con vida nacional como una fuerza “autónoma”
este grupo de “indigenistas” lo que permite a dependía la suerte del socialismo peruano.
Mariátegui encarar el problema del indio desde Respondiendo a la acusación de falta de since-
el punto de vista original en el que se coloca. ridad lanzada por Luis Alberto Sánchez contra
Al rehusarse a considerarlo como “cuestión los indigenistas, Mariátegui afirma que:
nacional”, Mariátegui rompe con una tradición
fuertemente consolidada. Vinculando el pro- […] de la confluencia o aleación de “indigenismo” y
blema indígena con el problema de la tierra, socialismo, nadie que mire al contenido y a la esen-
es decir con el problema de las relaciones de cia de las cosas puede sorprenderse. El socialismo
producción, Mariátegui encuentra en la estruc- ordena y define las reivindicaciones de las masas,
tura agraria peruana las raíces del atraso de la de la clase trabajadora. Y en el Perú las masas –la
nación y las razones de la exclusión de la vida clase trabajadora– son en sus cuatro quintas par-
política y cultural de las masas indígenas. De tes indígenas. Nuestro socialismo no sería, pues,
ahí que indague en la superposición e identifi- peruano –ni sería siquiera socialismo– si no se so-
cación del problema del indio y de la tierra el lidarizase, primeramente, con las reivindicaciones
nudo de una problemática que solo una revolu- indígenas. En esta actitud no se esconde nada de
ción socialista puede desatar. Sin embargo, lo oportunismo. Ni se descubre nada de artificio, si
que vincula a Mariátegui con el movimiento “in- se reflexiona dos minutos en lo que es socialismo.
digenista” y lo aparta de la falsa ortodoxia mar- Esta actitud no es postiza, ni fingida, ni astuta.
xista es la concepción fundamentalmente polí- No es más que socialista. Y en este “indigenismo”
tica, antes que doctrinaria, del proceso de con- vanguardista, que tantas aprensiones le produce
fluencia del movimiento obrero “moderno” con a Luis Alberto Sánchez, no existe absolutamente
las masas campesinas indígenas. Remedando ningún calco de “nacionalismo exótico”; no existe,
a Gramsci, aunque sin saberlo, Mariátegui en- en todo caso, sino la creación de un “nacionalismo
tendió como ningún otro que la “cuestión cam- peruano”. Pero, para ahorrarse todo equívoco [...]
pesina” en Perú se expresaba como “cuestión no me llame Luis Alberto Sánchez “nacionalista”,
indígena”, o dicho de otra manera se encarnaba ni “indigenista”, ni “pseudoindigenista”, pues para
484 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

clasificarme no hacen falta estos términos. Toda la problemática decisiva, el eje teórico y políti-
clave de mis actitudes [...] está en esta sencilla y co en torno al cual Mariátegui articuló toda su
explícita palabra. Confieso haber llegado a la com- obra de crítica socialista de los problemas y de
prensión, al entendimiento del valor y el sentido la historia del Perú. Su originalidad, su capaci-
de lo indígena en nuestro tiempo, no por el camino dad de reflexionar en los términos particulares,
de la erudición libresca ni de la intuición estética, connotados social e históricamente, en que se
ni siquiera de la especulación teórica, sino por el presenta en el Perú el problema teórico, políti-
camino –a la vez intelectual, sentimental y prácti- co de la alianza obrero-campesina, nos muestra
co– del socialismo (Mariátegui, 1927b)94. la presencia de un verdadero pensador marxis-
ta. El “leninismo” de Mariátegui está aquí, en su
En esta confluencia o aleación de indige- traducción a términos peruanos de una proble-
nismo y socialismo está el nudo esencial, la mática que solo puede evitar la recaída en las
tendencias más economicistas y chatamente
descriptivas de la sociología –que caracteriza-
94 El texto de Mariátegui ha sido incluido en una útil ron las elaboraciones de la III Internacional– si
recopilación de los textos y documentos principales de se pone en el centro de la reflexión, como hizo
la discusión: La polémica del indigenismo (Mariátegui,
1976: 75-76). La idea de la resolución final del indige-
Mariátegui, el nudo de las relaciones entre las
nismo en el socialismo deriva en Mariátegui de la con- masas y la política.
vicción de la incapacidad de las burguesías locales de La vinculación con el movimiento indigenista,
“cumplir las tareas de la liquidación de la feudalidad”. el hecho de que fueran las obras de aquellos inte-
“Descendiente próxima de los colonizadores españo- lectuales más identificados con el mundo de las
les, le ha sido imposible [a la burguesía] apropiarse de
las reivindicaciones de las masas campesinas. Toca al
reivindicaciones indígenas las que constituye-
socialismo esta empresa. La doctrina socialista es la ran la fuente de información sobre un universo
única que puede dar un sentido moderno, constructivo, de problemas del que en su juventud estuvo tan
a la causa indígena, que, situada en su verdadero terre- alejado, significó un acontecimiento de decisiva
no social y económico, y elevada al plano de una políti- importancia en su proyecto de reinterpretación
ca creadora y realista, cuenta para la realización de esta
empresa con la voluntad y la disciplina de una clase que
de la realidad peruana. El indigenismo le permi-
hace hoy su aparición en nuestro proceso histórico: el tió aproximarse a ese mundo para él vedado del
proletariado” (Mariátegui, 1971 [1930]: 188). Perú “real”, de ese Perú cuyo “resurgimiento”
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina485

constituye el presupuesto ineludible para la rea- única de confluencia y confrontación de ambas


lización nacional: “el progreso del Perú será fic- vertientes del movimiento social, en una suerte
ticio, o por lo menos no será peruano, mientras de órgano teórico y cultural de la intelectualidad
no constituya la obra y no represente el bienes- colocada en el terreno de las clases populares
tar de la masa peruana, que en su cuatro quintas urbanas y rurales. En tal sentido, es bastante su-
partes es indígena y campesina” (Mariátegui, gestivo que sea precisamente un artículo de Luis
1927a: 1). Fue a través de la lectura de las obras E. Valcárcel (1926: 2-4) el que aparezca en primer
de Castro Pozo, Uriel García y fundamentalmen- lugar en el número inicial de Amauta. Tampoco
te Luis E. Valcárcel que Mariátegui se adentró es casual que sea Dora Mayer de Zulen, [la amiga
en el conocimiento del mundo rural peruano; y de] la autora de Aves sin nido, la militante, junto
no solo de la lectura, puesto que la publicación con su esposo Pedro Zulen y otros intelectua-
de Amauta permitió el establecimiento de un les de la primera organización de lucha en favor
nexo orgánico entre la intelectualidad costeña, del indígena, la colaboradora entusiasta de “El
influida por el movimiento obrero urbano, el so- proceso al gamonalismo”, boletín de defensa in-
cialismo marxista y las nuevas corrientes de la dígena que, desde su número 5, Amauta inserta
cultura europea, y la intelectualidad cuzqueña, en sus páginas. Y es precisamente en dicho bo-
expresiva del movimiento indigenista. Amauta, letín donde Mariátegui hace pública su adhesión
que desde su propio título expresaba la definida al Grupo Resurgimiento, creado en el Cuzco por
voluntad mariateguiana de instalar la reflexión un destacado núcleo de intelectuales, obreros
colectiva en el centro mismo de la problemáti- y campesinos. En su nota pública de adhesión,
ca peruana95, se constituyó en una plataforma
venientes del Cuzco y de Puno, y el que desde 1925 la
relación entre Luis E. Valcárcel y Mariátegui fuera bas-
95 Vale la pena recordar, como una prueba más del ca- tante estrecha determinó en gran medida la elección
rácter emblemático asumido por el título de la nueva del título y la tendencia de la revista. Lo que hacía de
revista, que poco tiempo antes todavía se pensaba en Amauta una revista marxista única en su género era
“Vanguardia”, es decir en un nombre vinculado más a su singular capacidad de incorporar las corrientes más
otras experiencias ideológicas y culturales. No es difícil renovadoras de la cultura europea a las expresiones
pensar que el hecho de que el grupo inicial de Amau- más vinculadas a la emergencia política y cultural de
ta se integrara en sus comienzos con elementos pro- las clases populares latinoamericanas.
486 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Mariátegui señala que el proceso de gestación la Asociación Pro-Indígena, de fondo humani-


del grupo viene desde muy lejos y se confunde tario y filantrópico, dejaba de ser válido frente
con el movimiento espiritual e ideológico susci- a la acción de un nuevo grupo que, aunque no
tado por todos aquellos que desde fines del siglo presentaba todavía “un cuerpo de proposicio-
pasado comprendieron que la realización de la nes definitivas sobre el problema indígena”,
nacionalidad peruana estaba condenada a ser debía ser considerado como una iniciativa
un proyecto fallido sin la regeneración del indio. más adecuada a la nueva situación histórica. Y
Al afirmar que la creación de este movimiento Mariátegui creía encontrar un símbolo de esta
“anuncia y prepara una profunda transforma- posibilidad en el hecho de que a diferencia de la
ción nacional”, sostiene que aquellos que lo con- Asociación Pro-Indígena, cuya sede lógica era
sideren como una corriente literaria artificial no Lima, la sede natural del grupo Resurgimiento
perciben las profundas raíces nacionales de un era el Cuzco, es decir el centro mismo de la
fenómeno que cuestión indígena.
La interpretación mariateguiana de la so-
[…] no se diferencia ni se desconecta, en su es- ciedad nacional, no por estar influida podero-
píritu, del fenómeno mundial. Por el contrario, samente por Gobetti y los indigenistas menos
de él recibe su fermento e impulso. La levadura marxistas, lo llevó al reconocimiento del ca-
de las nuevas reivindicaciones indigenistas es rácter peculiar del problema agrario peruano,
la idea socialista, no como la hemos heredado derivado de la supervivencia de la comuni-
instintivamente del extinto inkario sino como la dad y de los elementos del socialismo prácti-
hemos aprendido de la civilización occidental, en co en la agricultura y en la vida indígenas. La
cuya ciencia y en cuya técnica solo el romanti- presencia de la comunidad, es decir del lazo
cismo utopista puede dejar de ver adquisiciones económico, social e histórico que vinculaba a
irrenunciables y magníficas del hombre moderno los indígenas presentes a un lejano pasado de
(Mariátegui, 1927a: 1). civilización y de armonía y que determinaba la
permanencia de hábitos de cooperación y de
De este modo las reivindicaciones indígenas socialismo, se proyectaba en el mundo ideal
entraban en una nueva fase, adquiriendo un al- de los indígenas bajo la forma mítica del re-
cance mucho más vasto. El antiguo método de torno a ese pasado de grandeza. La obra de los
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina487

indigenistas, y en particular la de Valcárcel, de las posiciones de Mariátegui con respecto


operaba sobre dichos mitos en su trabajo de al problema agrario no deriva entonces de sus
organización e ideologización del mundo in- inconsecuencias ideológicas, de su formación
dígena. Mariátegui sabía que no era allí don- idealista, ni de su romanticismo social, sino de
de debían ser buscados “los principios de la su firme pie en tierra marxista. Si el problema
revolución que restituirá a la raza indígena su deja de ser considerado desde el punto de vis-
sitio en la historia nacional”, pero sabía y re- ta (idealista, claro está) de la adecuación de la
conocía que era precisamente allí donde esta- realidad a un esquema preestablecido de pro-
ban los mitos de su reconstrucción, porque no puestas rígidas para ser visto desde el punto
importaba mucho que para algunos fueran los de vista gramsciano del análisis de las condi-
hechos los que crean la profecía y para otros ciones para que pueda formarse y desarrollar-
la profecía la que crea los hechos. Frente a los se una voluntad colectiva nacional-popular,
mitos movilizadores de la resistencia indíge- Mariátegui nunca aparece más marxista que
na, Mariátegui recordaba a su maestro Sorel, cuando se afirma en el carácter peculiar de la
cuando “reaccionando contra el mediocre po- sociedad peruana para establecer una acción
sitivismo de que estaban contagiados los so- teórica y política transformadora. En su acti-
cialistas de su tiempo, descubrió el valor pe- tud frente al movimiento indigenista, y más
renne del mito en la formación de los grandes en general frente al proceso de confluencia
movimientos populares, [y] sabemos bien que de la intelectualidad radicalizada y las masas
este es un aspecto de la lucha que, dentro del populares peruanas, Mariátegui tiende a consi-
más perfecto realismo, no debemos negligir ni derarlos –y el recuerdo de Sorel no es por ello
subestimar” (Mariátegui, 1976b: 139-140). casual– como una ejemplificación histórica del
Y porque en el Perú se trataba de organizar “mito” soreliano, es decir “como una creación
precisamente un gran movimiento nacional y de fantasía concreta que opera sobre un pueblo
popular capaz de crear una nación integrada, disperso y pulverizado para suscitar y organi-
moderna y socialista, la necesidad de operar en zar su voluntad colectiva” (Gramsci, 1975b: 4).
el interior de una fuerza social histórica e ideo- La alianza de la clase obrera con el cam-
lógicamente situada se convertía en un proble- pesinado, que constituye el presupuesto de
ma político de primer orden. La heterodoxia una acción revolucionaria socialista, en las
488 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

condiciones concretas del Perú asumía la for- cuanto representantes de toda la tradición cul-
ma históricamente particular de la alianza del tural de un pueblo. Nos referimos a Antonio
proletariado con las masas indígenas. Pero la Gramsci (1977a) y a su escrito Algunos temas
confluencia de ambas fuerzas solo resultaba sobre la cuestión meridional, redactado por la
posible si el bloque agrario gamonalista era misma época de la batalla pro “indigenista” de
destruido a través de la creación de organi- Mariátegui.
zaciones autónomas e independientes de las En un testimonio grabado hace algunos
masas indígenas. La fracturación del bloque años, Luis E. Valcárcel, el antropólogo indi-
intelectual, la conformación de una tendencia genista cuzqueño que tanto contribuyó al co-
de izquierda que, colocada en la perspectiva nocimiento de la vida indígena por parte de
y en las reivindicaciones de las masas indíge- Mariátegui, ofrece una visión bastante suge-
nas, mantenía una relación de comprensión rente del pensamiento de este, que confirma la
con las luchas obreras urbanas, representaba aproximación con las posiciones de Gramsci
un hecho de fundamental importancia para que establecimos:
Mariátegui, y por eso afirmó que la creación
del Grupo Resurgimiento anunciaba y prepa- Él [Mariátegui] creía realmente no solo en la ac-
raba una profunda transformación nacional. ción de los intelectuales, sino que este movimiento
Como creía firmemente que este movimiento [es decir, el grupo Resurgimiento] iba a prender en
(u otros semejantes aparecidos en diversos la masa misma indígena y que, tomando concien-
lugares del Perú) recorría un camino que in- cia de la responsabilidad que el propio indio tenía
defectiblemente habría de coincidir con el de con su destino, iba a producirse. De manera que
la clase obrera, respondió con violencia a quie- nunca tuvo desconfianza, nunca creyó que el indio
nes atribuyeron al oportunismo su posición. iba a permanecer indefinidamente inconsciente de
Ocurre que Mariátegui, a miles de kilómetros su destino, inconsciente de su papel, de su porve-
de distancia de otro dirigente marxista al que nir. Esto alimentaba la esperanza de José Carlos
solo conoció por interpósita persona, arribaba en que la acción ideológica, es decir el movimiento
en virtud de una experiencia teórica y política ideológico que surgió entre los intelectuales y que
tan singular como la de él a la misma conclu- se alimentó precisamente siempre dentro de un cír-
sión acerca del papel de los intelectuales, en culo relativamente reducido, iba a tener impacto
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina489

en la masa indígena. Y yo abrigaba la misma espe- Es sin duda la acuciante necesidad de hacer
ranza, manifestándole que ya llegaría el momento emerger el socialismo de la propia realidad, de
de ponernos en un contacto más directo con el convertir al marxismo en la expresión propia y
elemento indígena. Porque hasta la fundación que originaria de la acción teórica y práctica de las
hicimos en el Cuzco del grupo Resurgimiento no clases subalternas por conquistar su autono-
habíamos tenido en realidad un contacto personal mía histórica, lo que explica el disgusto con que
ni siquiera con los personeros, con los jefes de co- Mariátegui participó en el proceso de fractura
munidades; y toda nuestra actividad se reducía a del movimiento renovador del que Amauta era
conversaciones dentro de un grupo restringido de su centro decisivo de agregación. Por su forma-
escritores, periodistas, artistas, que se inquietaban ción teórica y por el exacto conocimiento que
por estos problemas. Había que esperar y, claro, él tenía del nivel aún primario de desarrollo de la
no abrigaba la posibilidad de un repentino movi- experiencia histórica de las masas peruanas,
miento, de un movimiento que pudiera producirse comprendía como nadie que el momento del
en breve tiempo, sino que consideraba que iría ma- partido político de los obreros y de los campe-
durando (Soldi, 1970)96. sinos debía ser el resultado y no el supuesto de

96 En dichas conversaciones, recopiladas en cinta capital, sino de las provincias; de manera que era fre-
magnetofónica por Ana María Soldi, Valcárcel se remite cuente encontrar en estas reuniones a gentes del norte,
a un artículo suyo aún inédito y titulado “Coloquios con del centro, del sur del Perú, de la sierra y de la costa. En
José Carlos” en el que expone con mayor detalle las en- las discusiones que llegamos a tener con José Carlos,
trevistas e intercambios de ideas que sostuvo con Ma- en realidad nunca llegamos a disentir; por el contrario,
riátegui. De todas maneras, y para completar el cuadro íbamos cada vez entendiendo más el planteamiento
del interesante y decisivo episodio de las relaciones de nuevo que él hizo del problema indígena, sacándolo de
estas dos figuras destacadas del pensamiento social pe- su ambiente puramente regional y aun nacional, para
ruano, vale la pena transcribir el relato de la otra faceta adherirlo al movimiento universal de las clases oprimi-
de la relación, la de la influencia poderosa que tuvo Ma- das. También en ese aspecto estábamos de acuerdo y
riátegui en el grupo indigenista para hacerlo avanzar en no hay duda de que se produjo un verdadero vuelco en
una definición más concreta de su problemática. Y dice ese sentido, sacando el problema indígena de su am-
Valcárcel: “Las reuniones en torno a Mariátegui, a quien biente restringido para denunciar la opresión indígena
ya veíamos en sus dos últimos años inmovilizado en su ya al lado de las demás opresiones que se realizan en el
silla de ruedas, atraía a elementos no solamente de la mundo” (Soldi, 1970).
490 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las luchas de las masas, que los puntos de con- crea además de Amauta un periódico de difu-
densación y de organización de la experiencia sión cultural y política destinado a capas más
histórica de esas masas constituyen la trama a amplias de trabajadores, se adhiere al grupo
partir de la cual, y como un producto propio Resurgimiento, es decir promueve, desarrolla
de la voluntad colectiva en formación, emerge y crea todas esas instituciones constitutivas de
un nuevo organismo político, una nueva insti- la voluntad organizada de la clase y, por tanto,
tución de clase donde se sintetiza toda esa ex- fundantes del movimiento del partido político.
periencia histórica de luchas y se despliega en La decisión de Haya de la Torre de trans-
un programa concreto la irresistible tendencia formar al movimiento de masa en un partido
de las masas a convertirse en el soporte de un político, agudiza las tensiones internas del am-
nuevo proyecto de sociedad. El partido político plio frente de trabajadores e intelectuales que
debía crecer, no como un todo completo, sino se expresaba en el APRA. La ruptura se vuelve
en sus elementos constitutivos, en el interior inevitable, aunque Mariátegui apela a todos los
de la envoltura protectora que le daba el movi- recursos a su alcance para evitarla. Comprende
miento de masas en desarrollo. Y este partido que la fragmentación del movimiento en comu-
en ciernes necesitaba esa protección no solo, nistas y nacionalistas, como dos corrientes
ni tanto, por las difíciles condiciones políticas separadas y en mutua competencia, puede ser
en que se desarrollaba la lucha de clases, sino fatal para la suerte del socialismo –como real-
fundamentalmente para evitar el peligro siem- mente lo fue–, pero de ninguna manera puede
pre presente de su maduración precoz, de su resignar el derecho de la clase obrera a orga-
tendencia a encontrar en sí mismo las razones nizar su propio partido de clase. Producida la
de su propia existencia. Estas consideraciones ruptura, Mariátegui realiza un esfuerzo gigan-
constituyen la clave para explicarnos por qué tesco por impedir que ella tenga efectos dema-
mientras se resiste a la creación de un partido siado gravosos para el movimiento revolucio-
comunista propugnada por la célula comunista nario peruano. Y aunque la división del movi-
del Cuzco, establece relaciones con los orga- miento lo obligue, aun en contra de sus deseos,
nismos internacionales de la Comintern, im- a apresurar la formación del partido político
pulsa la creación de organizaciones sindicales del proletariado, y ponga en esta tarea toda su
y de la Confederación General Obrera del Perú, inteligencia y su capacidad de trabajo, nunca
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina491

pierde de vista la necesidad de mantener la di- Internacional tenía el efecto contradictorio de


mensión “popular” de la nueva organización. abrir el movimiento comunista peruano a una
Por eso se niega a formar un partido comu- perspectiva internacional, por más errónea que
nista e insiste sobre su definición “socialista”. esta fuera, a la vez que le hacía perder el pie en
No es que se niegue a mantener una relación tierra del reconocimiento del terreno nacional.
estrecha y de colaboración ideológica y polí- No podemos precisar hasta dónde, pero de las
tica con la Comintern, sino que, al apelar a la posiciones de Mariátegui se deduce que intuía
particularidad de las tareas políticas que debe este peligro. La definición socialista del partido
cumplir la organización en una sociedad como no era un simple problema de nomenclatura,
la peruana97, Mariátegui defiende el valor de la y estaba unida a 1) una concepción particular
“autonomía” como requisito obligatorio para de las alianzas; 2) una determinación divergen-
su realización. Es evidente que en las condicio- te de la Comintern sobre sus componentes de
nes del movimiento comunista de la época, una clase, en cuanto que quería ser el organismo
concepción como la que subyacía en el pensa- político de los obreros, los campesinos y los
miento de Mariátegui no tenía ninguna posibi- intelectuales peruanos; 3) una visión bastan-
lidad de existencia. La incorporación a la III te heterodoxa de su proceso de constitución,
en la medida en que su núcleo dirigente, antes
que originador, debía ser el resultado de la ac-
97 El hecho de que en la Primera Conferencia Comu- ción de los grupos de base en los distintos cen-
nista Latinoamericana de Buenos Aires (junio de 1929) tros del país. Esto explica que hasta el fin de
los delegados peruanos adujeran razones de legalidad sus días Mariátegui haya insistido, frente a la
política para defender el carácter, la definición política
y el rótulo del partido en el Perú no puede conducirnos
opinión de algunos de sus colaboradores y la
a engaño acerca de la naturaleza real de la discusión. Y presión terrible de la Comintern, en el carácter
el hecho de que los dirigentes de la Internacional Co- socialista, popular y autónomo de la nueva or-
munista y de su Buró Sudamericano rechazaran por ganización, que solo se convierte en comunista
ingenuas tales razones y destacaran las implicaciones un mes después de su muerte y a costa de un
políticas de una posición a la que en cierto modo cali-
ficaban de neoaprista, demuestra que la discusión era
fraccionamiento. Las dos direcciones en que
más profunda y versaba sobre posiciones absolutamen- insistía Mariátegui, la de la dimensión popular
te opuestas. del partido en cuanto forma de organización
492 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

política adherente a los caracteres propios de sin duda serían explicitados un conjunto de
la sociedad neocolonial peruana, y la definición elementos que solo aparecen en él como intui-
de los rasgos propios a través de los cuales de- ciones. Escribe Mariátegui (1977) a su compa-
bía expresarse la dirección política, y que po- ñero Arroyo Posadas:
nía el acento fundamental en la permanencia
y la extensión del movimiento de masa, fueron Este último libro contendrá todo mi alegato doc-
totalmente dejadas de lado por un nuevo nú- trinal y político. A él remito a los que en 7 ensa-
cleo dirigente que, apoyado en la fuerza irresis- yos pretenden buscar algo que no tenía por qué
tible de la Comintern, hizo de la lucha contra el formular en ninguno de sus capítulos: una teoría
aprismo la razón de su existencia política. o un sistema político, como a los que, desde pun-
Los 7 ensayos de interpretación de la reali- tos de vista hayistas, me reprochan excesivo eu-
dad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]) fueron ropeísmo o insuficiente americanismo. En el pró-
editados como obra independiente en el pro- logo de 7 ensayos está declarado expresamente
ceso de esta lucha por formar la nueva orga- que daré desarrollo y autonomía en un libro
nización política de los trabajadores peruanos. aparte a mis conclusiones ideológicas y políticas.
Constituyen el mayor esfuerzo teórico realizado ¿Por qué, entonces, se quiere encontrar en sus
en América Latina por introducir una crítica so- capítulos un pensamiento político perfectamente
cialista de los problemas y de la historia de una explicado? Sobre la fácil acusación de teorizan-
sociedad concreta y determinada. Mariátegui te y europeísta que puedan dirigirme quienes no
los consideró simplemente como resultados han intentado seriamente hasta hoy una interpre-
provisionales de la aplicación de un método tación sistemática de nuestra realidad, y se han
de examen que no reconocía antecedentes en contentado al respecto con algunas generaliza-
el movimiento socialista en Latinoamérica. A ciones de declamador y de editorialista, me hará
partir de estos resultados, y como síntesis teó- justicia con cuanto tengo ya publicado, lo que
rica del proceso político de construcción del muy pronto, en el libro y en la revista entregaré
movimiento de masas y del partido político de al público.
los trabajadores en el que estaba empeñado,
Mariátegui trabajaba en un nuevo libro sobre la Pero el destino, o el sectarismo ideológico y
evolución política e ideológica del Perú, donde político, no quisieron que Ideología y política
La hipótesis de Justo Escritos sobre el socialismo en América Latina493

–que así fue titulado por Mariátegui– fuera un trayectoria del movimiento obrero
hecho. Los originales, enviados en sucesivas revolucionario en la Argentina (Buenos
remesas a su amigo César Falcón, director en Aires: Proyección).
Madrid de la casa editorial que habría de pu- Abendroth, W. 1975 Historia social del
blicarlos, parecen no haber llegado nunca a movimiento obrero europeo (Barcelona:
su destino. Y nadie puede decir con absoluta Laia).
precisión si hubo o no copias, aunque algunos Alperovich, M. S. 1976 “El estudio de la
afirman haberlas visto, y otros sostienen que historia de los países de América Latina en
fueron destruidas, después de la muerte de su la Unión Soviética” en Historia y Sociedad
autor. Quizás, como otros hallazgos que, aun- (México) N° 10: 49, segunda época.
que tardíos, permitieron nuevas indagaciones Aricó, J. 1978 Mariátegui y los orígenes del
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Marx y América Latina:
El Bolívar de Marx*

F ue sin duda el azar quien condujo a Marx a


la redacción de su artículo sobre Bolívar.
Comprometido en 1857 por Charles Dana, di-
miserable. Bolívar es el verdadero Soulouque”
(Marx, 1975 [1858]: 94)1 Y la comparación re-
sulta reveladora porque es precisamente al
rector del New York Daily Tribune, para co- nombre del emperador haitiano al que tanto
laborar sobre temas de historia militar, bio- Marx como Engels recurren para ridiculizar a
grafías y otros varios en la New American Luis Napoleón III. El hecho de que nunca antes
Cyclopaedia que estaba preparando, Marx Marx haya reparado en Bolívar y que puesto a
se dividió el trabajo con Engels y le tocó en escribir sobre él se sienta impulsado a elabo-
suerte hacer el de Bolívar. El resultado de las rar una extensa y desusada diatriba en la que
lecturas hechas para redactar su nota fue un el revolucionario latinoamericano es identifi-
sentimiento de animadversión tan agudo con cado, a través de una tercera persona, con una
el personaje que no pudo menos que dar un figura tan repudiada por él como el emperador
tono sorprendentemente prejuicioso al trabajo. francés evidencia con total claridad que Marx
Frente a los lógicos reparos puestos por Dana a veía en Bolívar un remedo del bonapartismo, o,
un texto que se apartaba del lenguaje imparcial mejor dicho, un tipo de dictador bonapartista.
característico de este tipo de publicaciones, El artículo de Marx tuvo una extraña fortu-
Marx admite en una carta a Engels que se salió na. Prácticamente desconocido hasta 1934, en
algo del tono enciclopédico pero que “hubiera que fue incluido en la edición en ruso de las
sido pasarse de la raya querer presentar como
Napoleón I al canalla más cobarde, brutal y
1 En un escrito del 7 de junio de 1883, Engels (1961:
7) afirma que “el rey negro Soulouque, de Haití” fue “el
* De la primera edición: Arico, J. M. 1982 (1980) Marx verdadero prototipo de Luis Napoleón III”. Véase sobre
y América Latina (México: Alianza). el particular Marx y Engels (1975:12, 13, 120 y 121).
506 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

obras de Marx y Engels, Aníbal Ponce lo re- en 1951, el dirigente comunista estadouniden-
descubrió para los lectores de habla española se William Z. Foster lo citó favorablemente en
publicándolo en el primer número de su revis-
ta Dialéctica, en marzo de 19362. Desde 1937
en adelante forma parte de la recopilación de sus autores se centraban en los problemas de la expan-
trabajos de Marx y Engels sobre La revolu- sión imperialista de los Estados Unidos y las cuestiones
del movimiento obrero y los problemas agrarios. Así
ción española, aunque sin nota alguna de los sucedió que en la mayoría de los estudios publicados,
editores comentando el texto o justificando las naciones de América Latina figuran como meros
su inclusión (Alperovich, 1976: 61)3. Todavía objetos en que se realiza la política agresiva del impe-
rialismo norteamericano. Asimismo, la historia interior
o nacional de los numerosos países latinoamericanos
[…], hasta de algunos que se han señalado más arriba,
2 Sobre la publicación del artículo por Aníbal Ponce prácticamente se investigaba en una medida inadecua-
y su “comentario marginal”, véase: “Apéndice” Nota VII. da, insuficiente; la mayoría de los países permanecían
3 El artículo de Alperovich ofrece una buena síntesis fuera del estrecho ángulo hacia el cual se enfocaba el
de la evolución del pensamiento historiográfico sovié- interés de los historiadores soviéticos” (Alperovich,
tico sobre América Latina, aunque no ahonda en las 1976: 53-54). Dicho con otras palabras, las razones de
razones de tal evolución. Indicar al XX Congreso del los errores conceptuales derivaban: 1) del hecho de
PCUS como el hecho que creó condiciones favorables considerar a nuestras naciones exclusivamente desde
para un nuevo examen de la historia latinoamericana es el fenómeno imperialista; 2) o desde la perspectiva del
solo una comprobación que de todas maneras no ayu- movimiento obrero (agrego, internacional). América
da demasiado a aclarar por qué los juicios del período Latina, y el conjunto de naciones que la componen, era
anterior eran incorrectos. Atribuyendo la unilateralidad considerada, por tanto, desde su exterioridad. Alpero-
de las concepciones originarias “al culto de Stalin y a vich soslaya el hecho importantísimo de que esto era
las condiciones subsiguientes de la época”, Alperovich posible en gran medida porque la historiografía soviéti-
no obstante agrega una consideración que, a nuestro ca constituía una sistematización teórica e histórica de
entender, constituye una buena hipótesis de trabajo la experiencia concreta de la Comintern y de los parti-
y coincide con las reflexiones que estamos haciendo dos comunistas. Sobre la relación entre historiográfica
acerca de la relación entre el pensamiento marxista y y política en el movimiento comunista, y referida más
América Latina. Según Alperovich, las pocas obras so- concretamente al caso de Mariátegui, remitimos a nues-
bre el tema, publicadas en la etapa anterior, “se referían tra “Introducción” a Mariátegui y los orígenes del mar-
a la historia de unos cuantos países latinoamericanos xismo latinoamericano (Aricó, J. y otros, 1978: xi-lvi y,
(México, Argentina, Cuba, Panamá, Paraguay, Haití) y en particular, xxvi-xxix y xxxiii-xl).
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx507

su Outline Political History of the Americas, y hasta al propio movimiento. Cuando estas
lo cual era explicable en términos de la acep- posiciones fueron abandonadas, fue cuestio-
tación acrítica no tanto de los textos de Marx nado también el juicio de Marx. En la segunda
como de las tendencias historiográficas sovié- edición en ruso de las obras de Marx y Engels
ticas. Debemos recordar que, durante un largo (1962 [1959]) se incluyó una severa crítica de
período –según los propios historiadores sovié- las posiciones sostenidas en el citado artículo,
ticos, hasta los umbrales del XX Congreso del aunque la explicación de tales errores se funda-
PCUS–, las opiniones de los americanistas so- ba en las insuficiencias y la parcialidad de las
viéticos influidos decisivamente por Vladímir fuentes utilizadas por Marx:
Mijáilovich Miroshevski y su escuela coincidían
con la visión de Marx sobre Bolívar, haciéndola Marx, como es natural, no poseía en aquel tiem-
extensiva a una caracterización negativa de las po otras fuentes a su disposición que las obras
guerras de independencia latinoamericanas. de los autores mencionados, cuya parcialidad
Enfatizando el limitado carácter nacional y po- era entonces poco conocida. Por consiguiente
pular del proceso revolucionario que condujo era inevitable que Marx elaborara una opinión
a la constitución de los Estados independien- unilateral de la personalidad de Bolívar, tal como
tes, solo vieron en este “un asunto propio de un se refleja en este ensayo. Esa ambición de poder
puñado de ‘separatistas criollos’ que no conta- personal, magnificada en las obras mencionadas,
ban con el apoyo de las masas populares”4. El no pudo dejar de influir en la actitud de Marx ha-
juicio de Marx era trasladado incluso a las de- cia Bolívar (Marx y Engels, 1962, T. 14: 743; citado
más personalidades del movimiento liberador en Draper, 1968: 300; cursivas nuestras)5.

4 La nueva recopilación soviética y los textos de 5 Draper (1968) señala correctamente la motivación
Marx y Engels sobre España, publicada por la editorial política del juicio adverso de Marx sobre Bolívar, pero
Progreso de Moscú en 1974, abandonó el criterio an- deja de lado un problema que en nuestra opinión sigue
terior y dejó de incluir el artículo sobre Bolívar. Como siendo el fundamental. Si bien Marx tendió siempre
en los casos anteriores, y a diferencia de una práctica a usar una tabla de valores tradicionales para hablar
habitual en este tipo de publicaciones, no se incluye de personajes, la dejó de lado al enjuiciar los hechos.
ninguna nota editorial aclaratoria. ¿Por qué en el artículo sobre Bolívar el enjuiciamien-
508 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Como vemos, los editores trataron elegante- que lo caracterizaba– mostraba claramente la
mente de zafarse de esta ardua cuestión es- presencia de un prejuicio político firmemente
bozando una respuesta que, en realidad, antes enraizado. La respuesta de los editores, por
que una solución constituía una mera excusa, lo tanto, nos remite nuevamente al nudo del
porque la aceptación tan entusiasta por parte problema a dilucidar, porque debemos pregun-
de Marx de una información nunca sometida a tarnos hasta qué punto es verdad que Marx no
crítica –lo cual contradecía el estilo de trabajo disponía de otras fuentes que las mencionadas.
Y si se demuestra, como creemos posible, que

to de los hechos de la independencia latinoamericana


quedó desplazado totalmente por la utilización de esa 1973b). Para Marx, la aventura bonapartista solo es
tabla de valores? El problema vuelve a plantearse. La explicable como “traición” de una clase que ha aban-
reducción del fenómeno bolivariano a un ejemplo más donado sus intereses “históricos” en beneficio de sus
de bonapartismo lo hizo recaer en los mismos vicios de intereses inmediatos. Siendo una clase económicamen-
polemista en que recayó en su excesiva personalización te dominante, la burguesía francesa pudo renunciar a
del régimen de Napoleón III. Sorprende observar cómo una representación política adecuada. Dividida en frac-
esta personalización, absolutamente contradictoria con ciones rivales, pudo consagrarse tranquilamente a sus
su propio método de análisis, lo condujo a descuidar en negocios a la sombra del poder del Estado. Para conser-
su análisis de la Francia del Segundo Imperio las trans- var intacta su potencia social, la burguesía renunció en
formaciones operadas en su infraestructura industrial y su propio interés al gobierno propio. El bonapartismo,
a sobreestimar los fenómenos políticos y financieros en en cuanto supremacía absoluta del Poder Ejecutivo so-
sus rasgos parasitarios y degenerativos. Como señala bre el resto de los poderes de la nación, expresaba por
Rubel (1960: 149-150): “la pasión del polemista predo- ello el supremo antagonismo entre el Estado y la so-
minó constantemente sobre el estudio de los hechos ciedad (Rubel, 1960: 152-153). Pero razonando de este
en sus encadenamientos múltiples. Se diría que Marx modo, el bonapartismo comenzaba a dejar de ser un
se rehusó a prestar atención a la vocación económica fenómeno político particular, expresivo de una inade-
del bonapartismo; se complacía en considerar solo sus cuación circunstancial de la sociedad y del poder de la
ambiciones militares, sus acrobacias financieras y sus clase dominante, para convertirse, según la lógica del
‘remilgos políticos’. […] Podríamos haber esperado un discurso de Marx, en una línea de tendencia de la socie-
análisis más penetrante de las determinaciones econó- dad moderna. Fracturando la relación entre Estado y
micas de parte de un ‘materialista’” Según Rubel (1960), sociedad, Marx retornaba inconscientemente a toda la
una explicación sociológica de este hecho singular temática antiestatalista de sus primeros escritos políti-
puede encontrarse en El dieciocho brumario (Marx, cos antihegelianos.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx509

Marx dispuso de otras fuentes que eran favora- Este supuesto cambio de juicio es simplemente
bles a su biografiado, la nueva pregunta que se recordado por Scaron, como si fuera una ver-
nos plantea es por qué las dejó conscientemen- dad de hecho, cuando en realidad hay elemen-
te de lado. tos para pensar que solo se trata de una opinión
Si aceptamos las aclaraciones hechas por derivada, muy probablemente, de una creencia
Scaron en su presentación del texto de Marx, no por extendida menos cuestionable: la de que
la biografía de Bolívar fue escrita en una épo- el capitalismo europeo, y fundamentalmente
ca en que el juicio en un comienzo favorable el inglés –que constituía en nuestros países la
al Libertador que tenían las más importantes nueva potencia por ese entonces hegemónica–,
figuras de la cultura europea se oponía a la unidad latinoamericana, y por
tanto a los proyectos bolivarianos. El ejemplo
[…] había cedido la plaza a una animadversión de Brasil muestra que por lo menos Inglaterra
punto menos que general. Los liberales repudia- no tenía motivo alguno para temer la creación
ban el centralismo y autoritarismo de Bolívar; los de unidades políticas más vastas, capaces de
republicanos detectaban recetas criptomonárqui- mantener la paz y el orden interno, y por tanto
cas tras los esquemas de organización política de ofrecer mercados “seguros” a las exporta-
propuestos por el Libertador; los ideólogos de la ciones metropolitanas y luego a las inversiones
expansión europea –y esto nos parece lo decisi- de capitales. Lo cual explica que el proyecto de
vo– intuían certeramente en los planes bolivaria- organización americana esbozado por Bolívar
nos de unidad latinoamericana una voluntad de haya contado con la simpatía británica7. Antes
resistencia a aquella penetración (Marx y Engels, que una posición principista favorable a la
1975: 105)6. disgregación hispanoamericana, en el sentido
de divide et impera, por temor a la eventual

6 Las consideraciones del recopilador del volumen 7 Véase sobre el tema de la hegemonía británica en
sobre el texto de Marx están incluidas en su “Introduc- América Latina y de su actitud frente a la unidad con-
ción” (Marx y Engels, 1975: 12 y 13) y en las numerosas tinental las desmitificadoras reflexiones de T. Halperin
y utilísimas notas con que se comenta el artículo (Marx Donghi (1969: 146-161 y 168-175), que comentamos en
y Engels, 1975: 105-121). la Nota VIII del “Apéndice”.
510 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

capacidad de autonomía de la unidad latinoa- por el contrario, son abiertamente favorables


mericana, lo que temía Inglaterra era que una a él, lo cual, a su vez, explica la molestia de
unidad impuesta forzadamente, y por tanto so- Dana. Por otra parte, una de las fuentes inclui-
bre bases inestables, acabara por “anular los da como referencia al final del trabajo de Marx,
esfuerzos por imponer algún orden a las unida- las Memorias del general Miller (s/d), si bien
des más pequeñas en que espontáneamente se censura los proyectos políticos bolivarianos,
había organizado la Hispanoamérica posrevo- trata de mantener frente al libertador una ac-
lucionaria” (Halperin Donghi, 1969: 156). titud imparcial, reconociéndole, entre otros,
En oposición a esta tendencia a descubrir en sus “inmensos servicios” prestados a la causa
la conciencia europea de la época una animad- independentista. Scaron señala que el hecho de
versión por la figura de Bolívar, de la que Marx que Marx se hubiera inclinado por los juicios
fue prejuiciosamente partícipe, son reveladoras de dos enemigos declarados de Bolívar, como
las agudas observaciones hechas por Draper eran Hippisley y Ducudray, y no por los más
(1968) en un artículo dedicado precisamente equilibrados de Miller, constituye una prueba
a este tema. A través de la correspondencia de que “su actitud de entonces hacia lo latinoa-
mantenida por Marx y Engels podemos recons- mericano era previa, no posterior, a la lectura
truir la forma en que ambos encararon la tarea de las obras en que se fundó para redactar la
encomendada por Dana. Sabemos por ejemplo biografía de Bolívar” (Marx y Engels, 1975: 106-
que, como era característico en él, Marx co- 107). Lo cual constituye un argumento más en
menzó consultando los artículos que sobre el favor de lo sostenido por Draper (1968) y de lo
tema habían publicado otras enciclopedias de que intentamos demostrar en el presente tra-
la época, como la Encyclopaedia Americana, bajo. Marx redacta su diatriba no siguiendo el
la Encyclopaedia Britannica, la Penny juicio de sus contemporáneos sino contrarián-
Encyclopaedia, la Encyclopédie du XIXe siè- dolo. Escoge a veces en forma arbitraria argu-
cle, el Dictionnaire de la Conversation, el mentos y datos que sirven para avalar su po-
Brockhaus Conversations-Lexikon, etc. Al sición, desconociendo otros que su formación
consultar el término en los textos utilizados de “materialista histórico” le vedaba hacer, y
por Marx, Draper advierte que, curiosamente, todo esto al servicio de una posición netamen-
estos no solo no critican a Bolívar sino que, te contraria a un personaje al que se empeña
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx511

en identificar con el más odiado de sus enemi- reaparecen en forma encubierta ambas líneas
gos. Debemos coincidir entonces con Draper de pensamiento de raigambre hegeliana, aun-
(1968) cuando concluye que fue una evalua- que la primera implique una adhesión modi-
ción política la que indujo a Marx a interpretar ficada de aquel pensamiento, mientras que la
a Bolívar como autoritario y bonapartista, y a segunda exprese el rechazo del hegelianismo
proyectar, como solía hacerlo, su hostilidad en este terreno. El razonamiento adoptado es
política al conjunto de las actividades y hasta el que se vincula con la noción de los “pueblos
a la propia personalidad del libertador, del que sin historia”; en tanto que el negado se refiere
se burla encarnizadamente a lo largo de su ex- al papel del Estado como instancia productora
tenso ensayo. En conclusión, no fue por el des- de la sociedad civil8.
conocimiento de datos imprescindibles ni por Permítasenos retornar sobre el tema de la
haber tenido al alcance de la mano solo fuentes ahistoricidad de ciertos pueblos para tratar
tendenciosas por lo que la actitud personal y de dilucidar desde qué aspecto ella pudo ser
política de Marx fue tan violentamente antibo- recuperada por Marx. Debe recordarse que la
livariana, sino por su radical discrepancia con noción de “pueblos sin historia” no alude en
respecto a la visión, a las metas y a los actos Hegel solamente a un carácter de ausencia de
antidemocráticos de Bolívar. potencia o virilidad expansiva, sino a una no-
Si aceptamos, aun como hipótesis de traba- ción más radical y necesaria de su sistema: a la
jo, que fueron consideraciones políticas las de la racionalidad del devenir. En la medida en
que arrastraron a Marx a la adopción de una que el proceso general, y el histórico humano
actitud tan prejuiciosa sobre Bolívar y lo que dentro del mismo, no es en Hegel un aconte-
esto implicó de incomprensión sobre las carac- cimiento exterior sino inmanente al desarrollo
terísticas de América Latina y la naturaleza de de lo real (el espíritu universal), un aspecto
su movimiento real, se trata ahora de ver más
detenidamente cómo en el propio texto sobre
Bolívar afloran dos líneas de pensamiento sub- 8 Debo buena parte de las reflexiones que siguen
a las discusiones que sobre este trabajo mantuve con
yacentes en las elaboraciones de Marx desde Oscar Terán, quien tuvo la generosidad de facilitarme
su juventud. Estimuladas por su evaluación po- sus observaciones por escrito, y permitirme utilizarlas
lítica negativa del fenómeno latinoamericano libremente en mi texto.
512 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

central del esfuerzo teórico hegeliano pasa por una conjunción de sucesos afortunados modi-
mostrar precisamente la interioridad, la nece- ficó nuevamente el curso de las cosas”. Quizá
sidad y por ende la racionalidad de todas las pocas veces como en esta oportunidad se le
grandes figuras adoptadas por este despliegue aplicaría al propio Marx la crítica que este le
a lo largo de su desarrollo. Pero como esta ra- hiciera en otra oportunidad a Víctor Hugo por
cionalidad es pensada desde el punto de vista el modo de presentar el golpe de Estado de su
de la totalidad, los pueblos con destino históri- odiado Luis Napoleón: “En cuanto al aconte-
co serán aquellos que estén en condiciones de cimiento mismo, parece, en su obra, un rayo
recuperar, y al mismo tiempo negar, el conjun- que cayese de un cielo sereno”9. Lo cual per-
to de las diversas figuras desplegadas a lo lar- mite pensar que la xenofilia que recorre todo el
go de una historia que esté en condiciones de
operar como continente sintetizador de aquella 9 “Víctor Hugo se limita a una amarga e ingeniosa in-
herencia. De ahí que la noción de historicidad vectiva contra el editor responsable del golpe de Estado.
hegeliana implique la negación de la “positivi- En cuanto al acontecimiento mismo, parece, en su obra,
dad” o, lo que es lo mismo, la negación de la un rayo que cayese de un cielo sereno. No ve en él más
exterioridad en cuanto que reinado de la ar- que un acto de fuerza de un solo individuo. No advierte
que lo que hace es engrandecer a este individuo en lugar
bitrariedad, del absurdo y, en definitiva, de la de empequeñecerlo, al atribuirle un poder personal de
irracionalidad. Elementos estos últimos que iniciativa que no tenía paralelo en la historia universal.
aparecen condicionando fuertemente la lec- Por su parte, Proudhon intenta presentar el golpe de Es-
tura que hace Marx de los sucesos históricos tado como resultado de un desarrollo histórico anterior.
protagonizados por Bolívar, descritos como Pero, entre las manos, la construcción histórica del gol-
pe de Estado se le convierte en una apología histórica
una sumatoria de casualidades y de hechos gra- del héroe del golpe de Estado. Cae con ello en el defecto
tuitos o “positivos”, es decir, contingentes. Por de nuestros pretendidos historiadores objetivos. Yo, por
ejemplo, cuando Marx (1975: 85-86) anota que, el contrario, demuestro cómo la lucha de clases creó en
como consecuencia de las sucesivas derrotas Francia las circunstancias y las condiciones que permi-
derivadas de la manifiesta incapacidad militar tieron a un personaje mediocre y grotesco representar
el papel de héroe” (Marx, 1973b: 405). Resulta imposible
de Bolívar, “a una defección seguía la otra, y negar la identidad de procedimiento analítico utilizado
todo parecía encaminarse a un descalabro to- por los historiadores “objetivos” frente a Napoleón III y
tal. En ese momento extremadamente crítico, por Marx frente a Bolívar.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx513

texto de Marx sobre Bolívar se deba fundamen- presente en el trasfondo de su pensamiento, de


talmente a esta ubicación de la racionalidad en “pueblos sin historia”. Pero no ya entendida de
los representantes de aquellos “pueblos sin his- una manera abstracta, como se inclinan a pen-
toria” donde la inexistencia en los hechos de sar quienes quieren explicar todo por las creen-
una lucha de clases impida explicar a partir de cias prejuiciosamente eurocéntricas de Marx,
esta “las circunstancias y las condiciones que sino como un círculo temático dentro del cual
permitieron a un personaje mediocre y grotes- gira el fantasma de la irracionalidad o la posi-
co representar el papel de héroe” (Marx, 1975). tividad en la historia. Lo cual, como es lógico,
Y podemos citar al respecto un nuevo párrafo nos remite a algo que no pertenece exclusiva-
donde la contraposición es tajante e ilustrativa: mente al pensamiento marxiano sino que cons-
tituye la línea dominante del pensamiento occi-
Bolívar marchó hacia Pamplona, donde pasó más dental, del que aquel forma parte inseparable:
de dos meses en festejos y saraos. […] Con un te- la búsqueda de una legalidad histórica de los
soro de unos 2 millones de dólares, obtenidos de procesos sociales.
los habitantes de Nueva Granada mediante con- Pero si esto es así nos vemos obligados a
tribuciones forzosas, y disponiendo de una fuer- plantearnos una nueva pregunta: ¿por qué
za de aproximadamente 9 mil hombres, un tercio Marx, que con tanta sutileza y profundidad tra-
de los cuales eran ingleses, irlandeses, hanoveria- tó de desentrañar otras coyunturas históricas
nos y otros extranjeros bien disciplinados (Marx sumamente complejas para hallar su “núcleo
y Engels, 1975: 87; cursivas nuestras). racional”, pudo percibir los sucesos bolivaria-
nos –y por extensión el fenómeno de América
En síntesis, puede afirmarse que fue a través Latina– como sumergidos en un contexto fran-
del privilegiamiento del carácter arbitrario, ab- camente irracional? En nuestra opinión, puede
surdo e irracional del proceso latinoamericano postularse con suficientes razones que sobre
–a causa de la imposibilidad de visualizar en él esta forma hegelianizante de percibir el proce-
la presencia de una lucha de clases definitoria so operó el segundo principio que hemos seña-
de su movimiento real y por tanto fundante de lado, que es el de la resistencia de Marx a reco-
su sistematización lógico-histórica– que Marx nocer en el Estado una capacidad de “produc-
se vio conducido a reflotar la noción, siempre ción” de la sociedad civil y, por extensión, de
514 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la propia nación. La “ceguera” teórica de Marx el fin esencial es ser un Estado y mantener-
derivaría, entonces, del círculo vicioso en que se como tal: un pueblo sin formación política
acabó por encerrarse su pensamiento. […] no tiene propiamente historia; sin historia
Recordemos que la concepción hegeliana existían los pueblos antes de la formación del
de la “dialéctica de los espíritus de los varios Estado, y otros también existen ahora como
pueblos particulares” reconocía a cada uno naciones salvajes” (Hegel, 1974: 372, § 549).
de ellos la posibilidad de “llenar solo un gra- A partir de tal consideración, Hegel pensaba
do y a ejecutar solo una misión en la acción que un pueblo al que le resultara indiferente
total”10. En el pasado, no a todos los pueblos poseer un Estado propio dejaría rápidamen-
les cupo esta tarea sino única y exclusivamen- te de ser un pueblo. Pero como América era
te a aquellos que por sus disposiciones natu- para Hegel el continente del porvenir, la po-
rales y espirituales estuvieron en condiciones tencial historicidad de sus pueblos estaba en
de crear un vigoroso sistema estatal, mediante su capacidad de devenir Estados, capacidad
el cual lograron imponerse sobre los demás. que, por ser desplazada a un futuro en el que
Según Hegel, “en la existencia de un pueblo, la relación entre hombre y espacio geográfi-
co habría de modificarse, dejaba abierta una
problemática que, como tal, escapaba a la fi-
10 “Este movimiento de la historia universal es el ca- losofía, pero no necesariamente a la política.
mino para la liberación de la sustancia espiritual, el he- Porque si dejamos de lado el punto de vista de
cho mediante el cual el fin absoluto del mundo se reali- la “filosofía de la historia universal” desde el
za en el mundo; el espíritu, que primeramente es solo en cual Hegel analizaba América y retomamos su
sí, llega a la conciencia y a la autoconciencia y por tal
modo a la revelación y realidad de su esencia en sí y por
concepción del Estado como “productor” de
sí, y se hace también eternamente universal, se hace el la sociedad civil y de la nación, es necesario
espíritu del mundo. Puesto que este desenvolvimiento admitir que dicha concepción tenía la enorme
tiene lugar en el tiempo y en la existencia, y por tanto virtud de mantener “la riqueza de interrelacio-
en cuanto a historia sus momentos singulares y grados nes que unen la política a lo político-institu-
son los espíritus de los varios pueblos, cada uno como
singular y natural en una determinación cualitativa está
cional, los sujetos sociales a la esfera estatal,
destinado a llenar solo un grado y a ejecutar solo una con sus múltiples articulaciones y con su com-
misión en la acción total” (Hegel, 1974: 370, § 549). pleja dimensión de ‘legitimación’” (Marramao,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx515

1982: 25). Y es esto, precisamente, lo que tien- espíritu– se divide en las dos esferas ideales
de a perder de vista el pensamiento marxiano de su concepto, la familia y la sociedad civil.
al operar una proyección elíptica de la inma- […] Reparte así en esas esferas el material de
nencia sectorial de lo “económico” sobre la to- su realidad finita”. Más explícitamente, en el
talidad de las relaciones sociales y de su histo- parágrafo 263 utiliza la metáfora del sistema
ria en cuanto que permanente transformación. nervioso central para equipararla al Estado, y
El rechazo de la concepción hegeliana del aclara definitivamente que el Estado requiere,
Estado tuvo el efecto contradictorio de ob- como momentos interiores al mismo, el desa-
nubilar su visión de un proceso caracterizado rrollo de la familia y de la sociedad civil, aun
por una relación asimétrica entre economía y cuando estas dos últimas esferas solo puedan
política, de modo tal que, no pudiendo indivi- devenir “efectivamente reales” cuando están
dualizar el “núcleo racional” fundante del pro- encuadradas estatalmente, o sea, cuando “las
ceso –la “ley de movimiento” de la sociedad–, leyes que los gobiernan son las instituciones
Marx redujo la “política” a puro arbitrio, sin de la racionalidad que aparecen en ellos”.
poder comprender que era precisamente en Pero ¿en qué consiste institucionalmente el
esa instancia donde el proceso de construc- Estado hegeliano? Basta citar la descripción
ción estatal tendía a coagularse. Recordemos que de él hace Eric Weil (1970) para advertir
que la negación del Estado como centro pro- cuánto se le aproximaba el proyecto boliva-
ductor de la sociedad civil es un principio riano de nuevo Estado a formar. “Este Estado
constitutivo del pensamiento de Marx. No es una monarquía constitucional, fuertemente
es por azar que su Crítica de la filosofía he- centralizada en su administración, descentrali-
geliana del derecho (Marx, 2010) se inicia zada en cuanto a los intereses económicos, con
prácticamente con el cuestionamiento del un cuerpo de funcionarios profesionales, sin
parágrafo 262 de la Filosofía del Derecho de religión de Estado, absolutamente soberano
Hegel (1975), o sea, allí precisamente donde tanto en lo exterior como en lo interno” (Weil,
se afirma la productividad de la sociedad ci- 1970). Descripción esta que coincide con la he-
vil, o, dicho de otro modo, de la “economía”, cha por Marx en su conocida referencia críti-
por el Estado, esto es por la “política”. Hegel ca al Estado francés incluida en El dieciocho
afirma allí que “la idea efectivamente real –el brumario:
516 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Este Poder Ejecutivo, con una inmensa organi- político-estatal contra la que siempre había
zación burocrática y militar, con su compleja y combatido desde una doble perspectiva teóri-
artificiosa maquinaria de Estado, un ejército de ca y política. Teórica, porque la constitución
funcionarios que suma medio millón de hombres, misma de su pensamiento se realiza contra el
junto a un ejército de otro medio millón de hom- sistema de Hegel, pero no contra una parte
bres, este espantoso organismo parasitario que cualquiera del mismo sino en oposición a su
se ciñe como una red al cuerpo de la sociedad teoría política. En parte compartiendo así aun
francesa y le tapona todos los poros, surgió en la el clima joven hegeliano, pero en parte desbor-
época de la monarquía absoluta, de la decadencia dándolo en la medida en que su crítica no se
del régimen feudal, que dicho organismo contri- limita al terreno de la alienación religiosa, el jo-
buyó a acelerar. […] Napoleón perfeccionó esta ven Marx desemboca en la crítica de la política
máquina del Estado. […] Todas las revoluciones como instancia autonomizada de la sociedad
perfeccionaban esta máquina, en vez de destro- civil. En adelante, la crítica de la política será
zarla (Marx, 1973b, 488; citado por Weil, 1970: 72). una directa emanación de la crítica de la econo-
mía política, y del sistema marxiano resultarán
Sin embargo, esta réplica del Estado hegelia- finalmente excluidos una teoría y un análisis
no que Marx ve reproducirse de manera agu- positivo de las formas institucionales y de las
dizada en la situación de “autonomización del funciones de lo político11. La reiterada negativa
Ejecutivo” característica del Segundo Imperio,
no era sino una expresión lineal de una rela-
ción de fuerza ya previamente consolidada 11 “Toda transformación puede y debe, para Marx,
devenir objeto de explicación causal mediante la re-
dentro de la esfera económico-productiva. Sin currencia a la ‘esencia’ del modo de producción. De ahí
la presencia claramente delimitable de dicha la relación de adecuación perfecta que se viene a es-
esfera, su existencia era una falsa forma, pura tablecer entre crítica de la economía política y expli-
arbitrariedad y autoritarismo. cación científica de la morfología capitalista. En este
A partir de todas estas consideraciones, esquema –que de ‘núcleo esencial’ deduce las ‘leyes de
movimiento’ y de estas la tendencia fundamental al de-
no resulta difícil imaginar de qué modo el rrumbe del sistema–, la crisis política se presenta como
Bolívar que Marx construye debía ser el here- una variable dependiente de la crisis de la relación de
dero arbitrario y despótico de aquella tradición producción, precisamente en la medida en que la crítica
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx517

a dotar de eficacia propia a la esfera estatal de la constitución “desde arriba” de la sociedad


derivaría, por tanto, no del Estado “incomple- civil era tan notable, debían inaugurar una zona
to” en que quedó, en momentos de la muerte de penumbras dentro de la reflexión marxiana.
de Marx, su sistema global, sino de las conse- Se explica así el énfasis puesto por Marx, en
cuencias inevitables de su propia modalidad de su texto sobre Bolívar, en la incapacidad con-
constitución. Para Marx, reconocer el momen- génita del “Estado bolivariano” para ordenar
to político en su autonomía implicaba retro- hegelianamente el mundo de la sociedad civil:
ceder a una problemática “prefeuerbachiana”, “Pero, como la mayoría de sus compatriotas,
es decir, ya superada. El privilegiamiento del era incapaz de todo esfuerzo de largo aliento y
carácter “político” de ciertas situaciones, que su dictadura degeneró pronto en una anarquía
no dejará nunca de recorrer el pensamiento de militar, en la cual los asuntos más importantes
Marx, pertenecerá más bien a los “puntos de quedaban en manos de favoritos que arruina-
fuga” del sistema, antes que ser un elemento ban las finanzas públicas y luego recurrían a
necesariamente deducible del sistema mismo. medios odiosos para reorganizarlas” (Marx y
En consecuencia, es natural que sociedades Engels, 1975: 79). Esta oposición teórica está a
como las latinoamericanas, en las que el peso su vez sobredeterminada por el tipo de Estado
propuesto por Hegel y realizado luego del fra-
caso de la revolución de 1848 en Europa. La
de la política es considerada como emanación directa identificación de Bolívar con Soulouque, que
de la crítica de la economía política. El momento polí- había sido a su vez comparado con Napoleón
tico se configura entonces como violencia concentrada III, no es por ello casual, ya que este último era
e instrumento (complejo de aparatos de represión) del
dominio de clase, o bien […] como expresión lineal de
una especie de corporización sintetizadora de
una relación de fuerza ya consolidada dentro de la esfe- su oposición teórica al concepto estatal hege-
ra económico-productiva. La ausencia en Marx de una liano y de su oposición política al bonapartis-
teoría y de un análisis positivo de las formas institucio- mo. De ningún modo podía Marx aceptar la
nales y de las funciones de lo político no indica por tan- legitimidad de un sistema político basado en la
to una ausencia o una ‘laguna’ del sistema global, sino
sobre todo la consecuencia de las modalidades peculia-
presencia omnímoda de un dictador, ni tampo-
res con las que el propio sistema ha sido ‘construido’” co admitir el principio hegeliano sobre el que
(Marramao, 1982: 22). parecía basarse:
518 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El pueblo tomado sin sus monarcas y sin la articu- que analizó: la dinámica real de las luchas de
lación del todo que se vincula necesaria e inmedia- clases o de fuerzas actuantes. Resulta así sor-
tamente con ellos, es una masa carente de forma prendente que no haya prestado atención algu-
que no constituye ya un Estado y a la que no le na a las referencias acerca de la actitud de los
corresponde ninguna de las determinaciones que distintos sectores sociales latinoamericanos
únicamente existen en un todo formado y organi- ante la guerra de independencia, las rebeliones
zado: soberanía, gobierno, tribunales, autoridades, campesinas o rurales contra las élites criollas
clases, etcétera (Hegel, 1975: 329, § 279). que dirigían la revolución, la endeblez de las
apoyaturas políticas de dichas élites entre los
Tampoco podía Marx admitir las referencias sectores populares de la población, y más en
positivas a la clase militar, en cuanto que “clase particular entre los negros y los indios, quienes
de la universalidad”, hechas por Hegel. Como tendían a sostener la causa de los españoles:
es obvio, resultaban difícilmente compatibles el alcance de la abolición del pongo y la mita;
para un cuerpo de pensamiento que, como el la distinta característica de las guerras de in-
marxiano, ubicaba la densidad económico- dependencia entre el Sur, donde las élites ur-
social como instancia fundante de la historia banas habían logrado mantener el control del
y la centralidad de la clase como sujeto de la proceso evitando el peligro de una abierta con-
misma. frontación entre pobres y ricos, y México, don-
La descalificación de Bolívar implicaba un de la revolución comenzó siendo una rebelión
riesgo que Marx fue incapaz de sortear y del generalizada de campesinos y de indígenas; en
que nunca tuvo plena conciencia: la incom- fin, el profundo temor que embarga a la clase
prensión del movimiento en su conjunto. No es gobernante ante la posibilidad de un proceso
casual que, dejándose llevar por su odio al au- que reprodujera los hechos de la sublevación
toritarismo bolivariano, concebido como una indígena de Tupac Amaru, o la rebelión negra
dictadura “educativa” impuesta coercitivamen- en Haití. Entre la disgregación política y social
te a masas que no parecían estar maduras para y la voluntad revolucionaria de imponer un or-
una sociedad democrática, Marx haya dejado den que pudiera asegurar la libertad de los in-
de considerar lo que su propio método lo im- dividuos, entre la necesidad de destruir el viejo
pulsaba a buscar en otros fenómenos sociales orden colonial y el temor por abrir paso así a la
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx519

rebelión incontrolada de las masas, el proyecto geográficamente extendida, capaz de defender


bolivariano no se agotaba en el bonapartismo y promover el progreso económico ulterior
ni en su autoritarismo. Frente a las diversas no solo frente a España sino también al resto
opciones en que se fragmentaba el movimiento de las grandes potencias europeas. La segun-
independentista colocado ante una inabarca- da pugnaba por el establecimiento del orden
ble heterogeneidad de la realidad continental, político y social, con el propósito de que la
Bolívar se esforzó por llevar a cabo un proyec- anarquía emergente de la naturaleza propia del
to que, habida cuenta de la hostilidad creciente proceso independentista no acabara por invali-
hacia el radicalismo político que dominaba a dar el progreso económico y por someter a los
las élites gobernantes latinoamericanas desde pueblos a una tiranía aun más arbitraria y des-
1815 en adelante, implantara un sistema basa- pótica que aquella contra la cual la revolución
do en un poder central de naturaleza tal como se había alzado12.
para desempeñar en la nueva situación el mis-
mo papel que desempeñara el aparato adminis-
trativo, eclesiástico y militar de la corona espa- 12 Es verdaderamente sugestivo que Marx no reparara
ñola. En cierto sentido, Bolívar intentaba repe- en la propuesta bolivariana de la formación de una gran
nación andina capaz de unificar las diversas regiones en
tir en la América española lo que la monarquía una estructura política única, con un poder fuertemen-
portuguesa había logrado hacer en el Brasil. te centralizado, cuando es notorio que su pensamiento
Dicho proyecto se basaba en dos grandes en torno a este problema estuvo dominado por la idea
ideas fuerza compartidas por un importan- de la dimensión geográfica como condicionante de la
te grupo que tuvo en Bolívar a su más audaz posibilidad de existencia de los Estados. Aunque, como
hemos señalado, su concepto del problema nacional se
y constante exponente; dos principios funda- fue matizando con el correr de los años, sobrevivieron
mentales para la constitución de un Estado en él algunos elementos y uno de ellos es precisamente
moderno, en los que sorprendentemente Marx la idea de que las naciones pequeñas no eran eficazmen-
no reparó aunque estuvieran en el trasfondo de te capaces de establecer una existencia política inde-
su pensamiento acerca de las condiciones que pendiente bajo condiciones modernas (véase Bloom,
1975: 45 y ss.). Enemigo de todo separatismo, de cual-
debían reunirse para la existencia de Estados quier tipo de particularismo, Marx se sentía fuertemen-
“modernos”. La primera de tales ideas fuerza te inclinado a reconocer la legalidad propia de la lucha
apuntaba a la formación de una nacionalidad nacional de los grandes países; sin embargo, en el caso
520 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Cuestionada hacia fines de la primera déca- semejante podía lograr atraer, sin necesidad
da revolucionaria la credibilidad de las solu- por esto de caer en otra forma de sujeción, el
ciones monárquicas soñadas por los patriotas, apoyo decisivo del capital británico, con el que
cuando fueron desbordados por el torbellino se contaba imprescindiblemente para la recu-
de la disgregación y el desorden, la única po- peración económica de un continente arruina-
sibilidad de organización “nacional” –que por do por las guerras.
ese entonces seguía siendo contemplada desde Como tantas veces se ha señalado, el hecho
una perspectiva continental– residía en la im- de que este proyecto fuera derrotado no signi-
posición de un poder fuertemente centralizado fica por sí mismo que hubiera sido utópico, que
basado en la presencia de un orden constitu- no expresara a fuerzas sociales existentes en la
cional aceptado por las elites gobernantes lo- realidad continental. Los planes de Bolívar no
cales y capaz de asegurar una representación fracasaron simplemente porque no contaban
legitimada y segura a cada una de las fuerzas con una poderosa clase social que los hiciera
sociales en pugna. El virtuosismo republicano suyos, sino porque no existiendo tal clase las
de los dirigentes aseguraría que el sistema no fuerzas sociales que se aglutinaban en torno al
se desplazara hacia las formas opresivas de
la libertad ciudadana que la Independencia se
había propuesto destruir13. Solo una unidad PCUS en las nuevas condiciones de partido en el poder
mediante la incorporación de unos cien obreros que
por su virtuosismo “de clase” podrían contrarrestar la
concreto de la Gran Colombia, volvió a soslayar el pro- peligrosa tendencia a la burocratización del Estado y
blema de la lucha bolivariana por impedir la balcani- del partido que detectaba Lenin. Véase, al respecto, la
zación de América para solo considerar sus veleidades recopilación de textos de Lenin (1980: 97 y ss.) titulada
imperiales. Contra la burocracia. Aunque la semejanza estableci-
13 El virtuosismo republicano de los dirigentes re- da deriva de una identidad de situaciones, antes que de
clamado por Bolívar se asemeja sorprendentemente a opiniones, resulta interesante ver cómo las respuestas
la idea que se hacía Lenin, por ejemplo, de la caracte- a los problemas suscitados por los procesos de cambio
rística que debía tener el núcleo dirigente del partido hechos “desde arriba” son casi siempre las mismas y
revolucionario, en condiciones de ilegalidad, para con- combinan de manera curiosa la apelación al poder re-
tinuar siendo democrático. Pero también se asemeja a presivo del Estado y la confianza en las virtudes excep-
la propuesta leniniana de ampliar el grupo dirigente del cionales del núcleo dirigente.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx521

proyecto bolivariano, y que debían haber “sus- del proyecto bolivariano no expresaba, como
tituido” la ausencia de aquella, carecían de la la entendió Marx, las características persona-
voluntad revolucionaria suficiente para hacer les de un individuo sino la debilidad de un gru-
avanzar el proceso hasta un punto en el que un po social avanzado que, en un contexto conti-
posible retorno a la situación anterior resultara nental y mundial cuyo rasgo característico era
imposible. En otras palabras, se volvió irreali- el ascenso de la contrarrevolución, solo pudo
zable por la debilidad propia de las fuerzas que proyectar la construcción de una gran nación
debían encarnarlo y por el profundo temor que moderna a partir de la presencia de un Estado
sentían ante la violencia destructiva de las ma- fuerte, legitimado por un estamento profesio-
sas populares. El recuerdo traumatizante de nal e intelectual que por sus propias virtudes
las rebeliones en la época colonial, la reacción fuera capaz de conformar una opinión pública
conservadora y realista provocada en la élite favorable al sistema, y por un ejército dispues-
criolla por la presencia amenazante de masas to a sofocar el subversivismo constante de las
“dispuestas a ser agitadas por cualquier dema- masas populares. Por lo que podemos afirmar
gogo y lanzadas contra los centros del orden, que, traicionando lo que constituía la esencia
la cultura y las finanzas”, corroía el débil jaco- de su manera de analizar los procesos socia-
binismo que caracterizó aun a los más radica- les, Marx sustantivó en la persona de Bolívar lo
lizados representantes del movimiento revolu- que se negó de hecho a analizar en la realidad
cionario. La perspectiva de hacer depender de latinoamericana: las fuerzas sociales que pro-
la profundización de la movilización popular el vocaron su auge y decadencia. De modo idea-
triunfo del nuevo orden revolucionario era te- lista, el “movimiento real” fue sustituido por las
mida “no solo por los individuos de mentalidad desventuras de un falso héroe.
conservadora, sino también por muchos de for- Marx pudo abrirse a la comprensión de los
mación liberal, como Bolívar, que veían que la fenómenos sociales del mundo europeo por-
masa popular tenía más capacidad destructiva que sumó a un conocimiento totalizador de la
que constructiva” (Di Tella, 1968: 181). Pero si dinámica del capitalismo en el mundo la deter-
tales eran las complejas y peligrosas alternati- minación desprejuiciada de nuevos soportes
vas que se alzaban delante del movimiento inde- sociales de los procesos de transformación. Al
pendizador, la forma bonapartista y autoritaria analizar países como Irlanda, España, Rusia o
522 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Turquía descubrió siempre en ellos la presen- del contradictorio proceso latinoamericano,


cia de esos soportes a los que atribuyó una se rehusó a desplegar su formidable capacidad
vitalidad propia de tal magnitud como para de análisis en el examen de una revolución
generar una revolución plebeya, popular, revo- dramáticamente colocada en la situación de
lucionadora del conjunto de la sociedad como realizarse “desde arriba”. A partir de todos los
lo fue la Revolución Francesa. Para decirlo de elementos que hemos tratado de incorporar a
algún modo, en cada uno de ellos encontró los un análisis que, en las circunstancias actuales
gérmenes de un nuevo “1789”. Es eso precisa- aspira a ser una perspectiva de búsqueda antes
mente lo que no pudo vislumbrar en América que una tentativa de resolución, podemos pro-
Latina. La ausencia de voluntad “nacional y blematizar de mejor manera la oclusión de una
popular” característica de las élites criollas realidad que durante décadas caracterizó la
que condujeron el proceso independentista historia del movimiento socialista. La singula-
estableció un límite de “visibilidad” del proce- ridad latinoamericana no pudo ser comprendi-
so que Marx no pudo superar y que resolvió da por dicho movimiento no tanto por el “euro-
paradójicamente a través de un mecanismo de centrismo” de este como por la singularidad de
negación. La debilidad de las élites políticas aquella. La condición ni periférica ni central de
y sociales latinoamericanas y la ausencia aún los Estados naciones del continente, el hecho
alveolar de una presencia autónoma de las ma- de haber sido el producto de un proceso al que
sas populares debían conducirlo, y de hecho gramscianamente podríamos definir como de
lo condujeron, a negar todo tipo de legalidad revolución “pasiva”, el carácter esencialmente
propia de un proceso social al que solo vio en estatal de sus formaciones nacionales, el tem-
sus elementos de arbitrariedad y de autorita- prano aislamiento o destrucción de aquellos
rismo. Desde un punto de vista moral pudo jus- procesos teñidos de una fuerte presencia de la
tificarlo y hasta defenderlo; pero tanto teórica movilización de masas fueron todos elementos
como políticamente le negó cualquier grado que contribuyeron a hacer de América Latina
de creatividad histórica. Y cuando en virtud de un continente ajeno a la clásica dicotomía en-
circunstancias muy especiales tuvo que anali- tre Europa y Asia que atraviesa la conciencia
zar a una figura histórica excepcional, atrave- intelectual europea desde la Ilustración hasta
sada por la multiplicidad de determinaciones nuestros días.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx523

Es por todo esto que resulta pobre, limita- reencontrarse con ese filón democrático y po-
do y falso asignar al supuesto “eurocentrismo” pular del marxismo. Es introducir un nuevo
marxiano el paradójico soslayamiento de la punto de partida, una nueva perspectiva “desde
realidad latinoamericana. La presencia obnu- abajo” de los procesos históricos, en los que la
bilante de los fenómenos de populismo que consideración de las masas populares, de sus
caracterizan la historia de nuestros países en movimientos de constitución y de fragmenta-
el siglo XX llevó curiosamente a identificar eu- ción, de sus formas expresivas, de sus vincu-
rocentrismo con resistencia a toda forma de laciones con las élites intelectuales o políticas,
bonapartismo o de autoritarismo. El resultado de su homogeneidad interna, de sus mitos y
fue una fragmentación cada vez más acentuada valores, de su grado de supeditación o autono-
del pensamiento de izquierda, dividido entre mía, que debería ser reivindicado como el úni-
una aceptación del autoritarismo como costo co y verdadero criterio marxista. Solo así qui-
ineludible de todo proceso de democratización zá se podría evitar esa permanente oscilación
de las masas y un liberalismo aristocratizante entre “objetivismo” y “subjetivismo” en que se
como único resguardo posible del proyecto de debate aún hoy la historiografía y la teoría po-
una sociedad futura, aun al precio de enajenar- lítica marxista, incapaces de dar cuenta de lo
se el apoyo de las masas. Aceptar la calificación nuevo a fuerza de seguir atadas a lo viejo. De
de “eurocéntrico” con que se pretende explicar ahí que problematizar las razones de la resis-
la oclusión marxiana implica de hecho cues- tencia de Marx a incorporar a su pensamiento
tionar el filón democrático, nacional y popular la realidad del devenir Estado de las formacio-
que constituye una parte inescindible del pen- nes sociales latinoamericanas no sea un mero
samiento de Marx. Si es innegable que el proce- problema historiográfico o un vacuo ejercicio
so de constitución de las naciones latinoameri- de “marxología”, sino una más de las múltiples
canas se realizó en gran parte a espaldas y en formas que puede y debe adoptar el marxismo
contra de la voluntad de las masas populares, para cuestionarse a sí mismo. Al rechazar el
cuestionar la idea cara a la II Internacional criterio del europeísmo de Marx como prin-
(pero no solo a ella) de la “progresividad” in cipio explicativo válido para dar cuenta de su
nuce del desarrollo de las fuerzas productivas y paradójica oclusión, debemos internarnos por
de las formaciones estatales significa de hecho caminos intransitados que su genio desbrozó
524 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

por vez primera, pero a los que la conversión marxismo su condición de teoría crítica y re-
de sus ideas en sistema sepultó bajo exquisi- volucionaria, la carga disruptiva que siempre
tos procedimientos hermenéuticos. La crisis de tuvo en el pensamiento de Marx. El hecho de
un saber que intentó ser a la vez completo y que en el presente, y en momentos de crisis de
autosuficiente nos permite recuperar hoy esas las concepciones autoritarias y burocráticas, el
verdaderas “sendas perdidas” del pensamiento marxismo como filosofía de Estado atraviese
de Marx. Y estas, de un modo u otro tienen el una grave crisis y el filón democrático y anti-
efecto contradictorio de mostrarnos los límites autoritario vuelva a emerger con una fuerza tal
de validez de un método, al tiempo que arras- como para reclamar todo un reordenamiento
tran a la superficie filones de un pensamien- de la teoría y de la práctica política muestra la
to ocultos por años en la tradición socialista. vitalidad de una doctrina aún capaz de sostener
Cuestionando una tradición interpretativa, he- una confrontación productiva con la realidad y
mos llegado a rozar ciertos núcleos problemá- con la cultura contemporáneas.
ticos en los que los puntos de fuga del sistema
marxiano aparecen como ofreciendo mayores México, 12 de marzo de 1980
posibilidades de proseguir una línea de búsque-
da más adherente al espíritu de Marx. Y de ese
modo el resultado logrado, aunque se funda
quizás exageradamente más en lo no dicho que
en lo explícitamente afirmado por Marx, podrá
contribuir en parte a restituirnos la heterodo-
xia de un pensamiento al que un movimiento
histórico de extraordinaria magnitud como es
el socialista insistió en ver solo desde el costa-
do de una verdad incontrovertible.
Mostrando la presencia en su interior de sus
dos “almas”, hegelianizante y libertaria, enfa-
tizando la necesidad de privilegiar la segunda
frente a la primera, podremos restituirle al
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx525

Apéndice al problema de la “inevitabilidad” en cualquier


ambiente histórico de un proceso de disgrega-
ción de las economías basadas todavía en la
unidad de los productores con sus medios de
Nota III. Marx y el porvenir social producción, expuesto por Marx con relación
en Rusia a los países europeos occidentales. Para rec-
tificar estas deformaciones de su pensamien-
En 1877, Yuli Galaktiónovich Zhukovski (1822- to, Marx escribió hacia finales del mismo año
1907), economista perteneciente al grupo de una carta redactada en francés y dirigida a la
Sovremiénnik [El Contemporáneo], la publi- redacción de la revista, aunque al parecer nun-
cación que desde 1836 hasta 1866 aglutinó ca fue enviada. Descubierta por Engels entre
en torno suyo a lo más avanzado de la inte- los papeles de Marx, una copia de ella se le en-
lligentsia revolucionaria rusa, publicó en la vió a Vera Zasúlich en 1884, es decir, cuando
revista liberal Viétnik Evropy [El mensajero esta había dejado ya de ser populista y, junto
de Europa] (N° 9 de 1877) un artículo titula- con Plejánov, Axelrod y otros revoluciona-
do “Karl Marx y su libro acerca del capital”, rios rusos, acababa de formar el grupo mar-
en el que polemizaba violentamente contra xista Emancipación del Trabajo. El grupo de
El Capital (Marx, 1980a) y en general contra Plejánov consideró conveniente no publicar-
las teorías marxistas. El artículo provocó mu- la, pero según afirma Engels (Marx y Engels,
chos comentarios, entre otros, el del escritor 1980 [1894]) en el “Postcriptum” de su ensayo
populista Nikolái Kostantinovich Mijailovski “Acerca de la cuestión social en Rusia”, copias
(1842-1904), quien decidió asumir la defensa en francés circularon clandestinamente en
de Karl Marx desde las columnas de la revista Rusia. Poco tiempo después, en 1886, el órgano
progresista Otiéchestviennie Zapiski [Anales de los populistas revolucionarios en la emigra-
de la Patria] con un ensayo titulado “Karl Marx ción, Viéstnik Naroda Volia [El mensajero de
ante el tribunal del señor Y. Zhukovski” (N° 10 la voluntad del pueblo], la publicó en ruso. Dos
de 1877). Su ensayo, no obstante, incurría a su años más tarde, en octubre de 1888, volvió a
vez en una serie de tergiversaciones del pensa- publicarse en ruso, pero esta vez en la revis-
miento de Marx, sobre todo en lo concerniente ta legal Iuridíchevski Viéstnik [El mensajero
526 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

jurídico], de tendencia populista. Por su parte, por Fernando Claudín (Lenin, 1974: 1-55), para
Nikolái Frántsevich Danielson la incluyó en su edición de los Escritos económicos de Lenin
forma integral para conocimiento del público (1974). Sobre la diferencia de opiniones entre
occidental como apéndice a la versión francesa Marx y Engels acerca del “problema ruso”,
de su libro sobre la economía rusa (Danielson, resulta ilustrativa la reciente publicación de
1902: 507-509), aunque por esa misma fecha lo la Correspondencia de ambos con Danielson
publicó también la revista Le mouvement so- (Marx; Danielson y Engels, 1981).
cialiste (24 de mayo de 1902: 968 y ss.). Resulta
significativo que ni los marxistas rusos ni los
occidentales (excepto los franceses) hicieran Nota IV. El desplazamiento del
esfuerzo alguno por publicar un documen- campo de interés de Marx hacia las
to de tamaña importancia. En la polémica de comunidades agrarias
los años noventa, teóricos populistas como
Mijailovski, Danielson, Vorontsov y otros uti- Se puede aducir, y con buenas razones, que el
lizaron con bastante frecuencia esta carta de desplazamiento marxiano del campo de inte-
Marx para contraponerla a las posiciones de rés hacia las sociedades precapitalistas es solo
los marxistas rusos. Véase, en particular, la uti- un caso particular de un fenómeno más gene-
lización de la carta hecha por Mijailovski y la ral que comprometió a buena parte de la inte-
respuesta del joven Lenin en su libro ¿Quiénes lectualidad europea del último tercio del siglo
son los “amigos del pueblo” y cómo luchan pasado. El proceso de expansión capitalista
contra los socialdemócratas? (1973 [1894]). hacia el mundo colonial y las regiones atrasa-
En español, tanto este documento como el con- das de Europa sudoriental y meridional dislocó
junto de materiales de Marx y Engels sobre el sociedades enteras e hizo emerger problemas
problema del camino original ruso fueron re- que reclamaban ser abordados. No es casual
copilados en los Escritos sobre Rusia que han que la exhumación de Haxthausen a través de
comenzado a editar los Cuadernos de Pasado Maurer y el descubrimiento de que la comuni-
y Presente (Marx y Engels, 1980). Pero sigue dad rural, con la posesión colectiva de la tierra,
siendo una de las mejores exposiciones sobre fue la forma primitiva de la sociedad desde la
el debate la “Presentación general” redactada India hasta Irlanda –como aclara Engels en su
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx527

nota rectificatoria a la edición inglesa de 1888 Morgan, orientada a los fenómenos del paren-
del Manifiesto del Partido Comunista (Marx y tesco, y la de Kovalevski, interesada esencial-
Engels, 1973 [1848])– se hayan sucedido cuando mente en el análisis de la naturaleza de la comu-
Rusia “comenzó a moverse” y en vastas zonas nidad primitiva y de sus restos en las sociedades
europeas y asiáticas irrumpieron grandes movi- actuales, permitió, a través de la recuperación
mientos rurales bajo diversas formas políticas. engelsiana de sus apuntes sobre la obra de
Marx y Engels aprovecharon ampliamente las Morgan, que fuera considerado como esencial
investigaciones científicas de la época no solo lo que en Marx tenía solamente una importancia
para verificar y redimensionar la validez de su accesoria. De sus estudios de la década del se-
teoría de la sociedad, sino también para medir tenta y de los primeros años del ochenta, la tra-
la productividad política de tales investigacio- dición marxista solo incorporó los dedicados a
nes. En nuestra opinión, y particularmente en Morgan, sepultando en el olvido los dedicados a
el caso de Marx, pensamos que su creciente Kovalevski y la comunidad rural. La interpreta-
interés por la historia y la teoría de la comuna ción de Morgan hecha por Engels (s/d) con base
rural implica una apertura hacia el mundo popu- en los cuadernos de apuntes de Marx, y plasma-
lar subalterno de efectos imprevisibles sobre la da en su libro sobre los Orígenes de la familia,
propia teoría marxista, por lo menos para aque- la propiedad privada y el Estado, tuvo el efecto
lla época. Desde este punto de vista, el hecho negativo de empobrecer el desarrollo del estu-
de que la preocupación fundamental de Marx dio de la historia y de la teoría de la sociedad por
hubiera sido soslayada por el marxismo de la parte de los marxistas y de los socialistas de la II
II Internacional –del que hasta cierto punto hay y de la III Internacional, como señala Lawrence
que exceptuar al filón austromarxista y al mar- Krader (1978) en su interesante contribución en
xista “ruso”– tuvo consecuencias negativas para el tomo 1 de Storia del marxismo editada por
el examen de problemas tan importantes como Einaudi14.
la cuestión campesina y la cuestión nacional y
colonial, afectando seriamente a la propia teoría
14 Véase “Evoluzione, rivoluzione e Stato: Marx e il pen-
de la sociedad y del Estado marxiana. El hecho siero etnológico” (Krader, 1978: 211-244). En la versión
de que los estudios de Marx giraran en torno a española véase “Evolución, revolución y estado: Marx y
dos problemáticas distintas como fueron la de el pensamiento etnológico” (Krader 1979: 89-137).
528 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Volviendo a lo señalado al comienzo de esta emerger con fuerza inusitada un problema que
nota, podemos afirmar que el cambio de pers- había lacerado desde muchos años antes a la
pectiva marxiana operado en los años setenta intelectualidad rusa, generando esos dos gran-
estuvo motivado por la necesidad de resolver des movimientos ideológicos y políticos com-
problemas teóricos surgidos en el proceso de plementarios que fueron el occidentalismo y la
elaboración definitiva de los tomos subsiguien- eslavofilia. Occidentalistas y eslavófilos discu-
tes de El Capital (Marx, 1980a), pero además tían, con la pasión romántica que caracterizó
por razones más estrictamente políticas: las a los debates rusos, sobre el destino último de
condiciones sociales de Rusia y los problemas su país. ¿Estaría condenado a reproducir las
que de ella derivaban para el triunfo de una re- formas bárbaras del atomismo y de la explota-
volución a la que consideraba inminente. A su ción burguesa que caracterizó a la Europa lue-
vez, la lectura de Maurer, Kovalevski, Morgan, go de la revolución de 1848, o el conocimiento
Tylor, Lubbock, Phear, Maine y de los econo- de los males sociales de los países avanzados
mistas y sociólogos rusos le permitió abrir- podía permitir a los atrasados evitarlos? La de-
se, con la amplitud de criterio y la capacidad bilidad del capitalismo en Rusia ¿era un hecho
analítica que lo caracterizaba, a la ciencia de positivo o negativo? La presencia de formas
la época para encontrar en esta los elementos comunitarias profundamente arraigadas en
que permitieron la potenciación crítica de su el campo ¿favorecían o no un camino propio
teoría. Por esta misma época, además, anota hacia el socialismo capaz de obviar las mise-
cuidadosamente la obra de Bakunin Estatismo rias del capitalismo? ¿Qué papel debía o podía
y anarquía (s/d), que gira en torno a la pro- cumplir la comuna rural en el tránsito a una
blemática del Estado. Para Marx, la liberación sociedad igualitaria? En torno a estos proble-
de los siervos de la gleba en Rusia fue la señal mas, que en la polémica de Marx y Engels con
indicativa de un proceso de disgregación de los Herzen, Bakunin y Tkachov había sido resuel-
cimientos de la autocracia zarista, que estaba to hasta entonces en forma negativa, se opera
destinado inexorablemente a agudizarse. Pero en la década del setenta un cambio en el que
la expansión de las rebeliones campesinas y el se perfila una diferencia de criterios –disimu-
crecimiento del movimiento populista, que co- lada o, mejor dicho, no explicitada– entre am-
locaron a Rusia al borde de su “1789”, hicieron bos teóricos del socialismo. Mientras Engels
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx529

considera que la Comuna rural puede facilitar respuesta a Vera Zasúlich, escrito un año an-
el paso al comunismo, evitando así para Rusia tes. En la breve carta con que finalmente trató
la fase capitalista, solo a condición de que la de satisfacer las cruciales demandas de su co-
revolución campesina antifeudal en Rusia esté rresponsal, Marx admitía que la comuna rural
acompañada por una revolución proletaria en podía convertirse, bajo determinadas condi-
Europa occidental, Marx intenta en cambio ciones, en el fundamento de la regeneración
dar una respuesta distinta, o por lo menos se social de Rusia, pero dichas condiciones pa-
advierte en él un acento distinto en el análi- recían estar relacionadas directamente con la
sis del problema. En su artículo “Acerca de la vida de la propia comuna rural, con la necesi-
cuestión social en Rusia” de la polémica con- dad de “eliminar primeramente las influencias
tra Tkachov de 1875, Engels (Marx y Engels, deletéreas que la acosan por todas partes y a
1980) tiende a ver fundamentalmente cómo el continuación asegurarle las condiciones nor-
capitalismo se desarrolla cada vez más en ese males para un desarrollo espontáneo”. Es muy
país, desintegrando inexorablemente la pro- probable que Marx incluyera a la revolución en
piedad comunal en el campo. El hecho de que Occidente como uno de los factores que podía
Rusia pudiera llegar al socialismo a partir de la contribuir a dicha eliminación, pero el hecho
obschina era una mera posibilidad aleatoria y es que en los borradores el énfasis está puesto
circunstancial, supeditada a una previa y triun- en la revolución en el interior de Rusia, como
fante revolución en Occidente. Todavía en vida el elemento decisivo y fundamental para apro-
de Marx, esta posición es reafirmada, aunque vechar una ocasión histórica a la que considera
con mayor ambigüedad, en el prefacio de 1882 en parte como excepcional.
a la segunda edición rusa del Manifiesto (Marx
y Engels, 1973 [1848]), que aun cuando lleva la Para salvar a la comuna rusa hace falta una revo-
firma de ambos, es muy posible que haya sido lución rusa. Por lo demás, los detentadores de las
redactado solo por Engels. Existen varias razo- fuerzas políticas y sociales hacen cuanto pueden
nes para defender esta hipótesis, aunque la más para preparar a las masas a semejante catástrofe.
importante sigue siendo la evidente diferencia A la vez que desangran y torturan la comuna, es-
entre esta posición y las afirmaciones de Marx terilizan y agotan su tierra, los lacayos literarios
contenidas en el borrador de su proyectada de los “nuevos pilares de la sociedad” señalan
530 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

irónicamente las heridas que estos le infligieron forma positiva el hecho de que se abreviara la
como otros tantos síntomas de su decrepitud es- agonía de la comuna y de que acelerara el avan-
pontánea e incontestable. Aseveran que se muere ce inevitable del desarrollo capitalista? Basta
de muerte natural y que sería un bien el abreviar leer los borradores de Marx y compararlos con
su agonía. No se trata ya de un problema que hay esos textos de Engels para advertir que esta-
que resolver sino simplemente de un enemigo al mos ante dos posiciones distintas. Vale la pena
que hay que arrollar. No es entonces un problema acotar, sin embargo, que estas diferencias no
teórico. […] Si la revolución se efectúa en el mo- aparecían claramente delimitadas y que los po-
mento oportuno, si la inteligencia rusa concentra pulistas rusos consideraban tanto al uno como
todas las fuerzas vivas del país en asegurar el libre al otro sus soportes teóricos. Al publicar en
desenvolvimiento de la comuna rural, esta se erigi- su periódico Narodnaia volia el prefacio a la
rá pronto en elemento regenerador de la sociedad segunda edición rusa del Manifiesto (Marx y
rusa y en elemento de superioridad sobre los paí- Engels, 1973 [1848]), la redacción le añadió un
ses sojuzgados por el régimen capitalista (véase comentario en el que sostenía que dicho texto
parte del borrador en Marx y Engels, 1973: 170). confirmaba plenamente “una de las tesis funda-
mentales del norodovolchestvo, confirmación
Pero entonces podemos preguntarnos: que se beneficia de las investigaciones de es-
¿Hasta qué punto Engels, en su polémica con tudiosos de elevadísima estatura como Marx y
Tkachov en 1875 (Marx y Engels, 1980), en el Engels” (Tvardovskaia, 1978: 95).
“Postscriptum” de 1894 (Marx y Engels, 1980) Porque en el Engels de los años setenta y
o en las cartas a Danielson (Marx; Danielson ochenta ya estaba firmemente arraigada la con-
y Engels, 1981), no incurre precisamente en cepción del papel rector de la revolución en
aquello que criticaba Marx? Cuando Engels es- Occidente resulta explicable la facilidad con
cribe a Danielson, el 17 de octubre de 1893, que que se desvanecieron en él las esperanzas que
“ninguna gran calamidad histórica deja de tener albergó en ciertos momentos en la posibilidad
por compensación un progreso histórico. Lo de compatibilizar un proceso revolucionario
único que varía es el modus operandi. Que les de tipo plebeyo en Rusia con las necesidades
destinées s’accomplissent!” (Marx; Danielson de la revolución obrera y socialista en Europa
y Engels, 1981), ¿no estaba considerando en occidental. El “Prólogo” de 1882 al Manifiesto
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx531

(Marx y Engels, 1973 [1848]) pareciera ser un posible luego del capitalismo en Rusia. Para
texto de compromiso, el punto en el que se decirlo de un modo distinto, en los años no-
encontraron las posiciones diferenciadas de venta, el “voluntarista” Marx ha cedido su lugar
ambos pensadores. Pero ya en los inicios de al “objetivista” Engels y, a través de este, a la
los noventa, Engels vuelve a insistir sobre las expansión en Rusia –pero no solo en ella– de
mismas ideas explicitadas en la polémica con un marxismo instalado ideológicamente en su
Tkachov y descubre en la realidad rusa lo que forma “legal”. Y por eso durante los primeros
había sostenido como existente años antes: la años el joven marxismo ruso polemizó contra
plena afirmación del capitalismo y el inevitable el populismo desde la perspectiva de Struve.
proceso de disgregación de la propiedad comu- Cuando sobreviene la diferenciación entre las
nitaria. Más allá de los matices que puedan en- dos alas del marxismo ruso, la ecuación leni-
contrarse en ambos discursos, lo que realmen- niana de voluntarismo populista + objetivismo
te interesa destacar es la diferente concepción marxista está tan firmemente instalada en el
del nexo entre teoría y movimiento social que interior de una teoría del partido y de la revo-
los inspira. En su análisis, Marx no excluye la lución que queda fuera del análisis la hipótesis
posibilidad del desarrollo capitalista en Rusia; subyacente en el pensamiento de Marx y que
simplemente lo considera como un hecho his- infructuosamente trató de explicitar en la res-
tóricamente negativo que los hombres –es de- puesta a sus amigos y discípulos populistas. La
cir, el movimiento social– deben por todos los abrumadora presencia de masas rurales vincu-
medios evitar. Dando por descontado la inevi- ladas por lazos comunitarios no podía dejar de
tabilidad histórica del proceso capitalista ruso, tener profundas implicancias sobre el modelo
Engels, en cambio, considera a este como una “occidental” de proceso de transición ensaya-
transformación históricamente progresiva. do en Rusia.
Aunque no está dicho en forma explícita sino Las limitaciones con que el bolchevismo en-
apenas sugerido, el análisis de Marx nos hace caró las agudas tensiones sociales generadas
pensar en que, según él, el socialismo ruso de- por la Revolución de Octubre fue, desde este
pende en gran parte de la posibilidad de evitar punto de vista, una prueba práctica de las con-
el capitalismo. El de Engels, en cambio, parte secuencias peligrosas que tuvo para la teoría y
de la convicción de que el socialismo solo es para la práctica revolucionaria la oclusión de
532 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la hipótesis marxiana. Continuar el análisis de a los campesinos en forma positiva, abando-


Marx, a partir del reconocimiento de la per- nando las ambigüedades tácticas que carac-
tinencia de los términos en que él lo planteó, terizaron la posición de Lenin y de otros bol-
implicaba de hecho modificar la estrecha vi- cheviques. Bujarin defendió las potencialida-
sión “obrerista” que el socialismo tenía de los des revolucionarias del campesino no solo en
fenómenos populares. Considerar a los campe- Rusia, donde apoyaban a una revolución prole-
sinos como aliados de la clase obrera era un taria, sino también a nivel mundial, por lo que
paso adelante en la definición del carácter de la preveía un período en el que el campesinado,
transición en Rusia. Pero esto colocaba al mo- bajo la dirección del proletariado, se habría de
vimiento apenas en los umbrales del verdadero transformar en “la gran potencia liberadora de
problema, el cual era el de “unificar” realmen- nuestros tiempos” (1925). De esta convicción
te a ambas clases sociales en un nuevo bloque parte la consigna defendida en el VI Congreso
histórico, problema del que Lenin, al final de de la Internacional Comunista de una campa-
su vida, mostró tener una aguda conciencia. ña mundial cercando a la ciudad capitalista.
En este sentido valdría la pena indagar hasta Véanse sobre este tema, Moshe Lewin (1977:
qué punto se puede descubrir una línea que, no 51); y la iluminadora biografía de Stephen F.
obstante las interrupciones, vincula la hipóte- Cohen (1976: 227-299, especialmente).
sis de Marx, las trágicas comprobaciones de
Lenin y los intentos de Bujarin de retomar, a
fines de los años veinte, la perspectiva de una
revolución basada fundamentalmente en su
capacidad de hegemonizar –con el mínimo de
costos sociales que permitían las condiciones
existentes– una transformación socialista de
las estructuras agrarias y, a partir de estas, de
toda la sociedad. Al intentar dar un fundamen-
to teórico y social a sus posiciones gradualis-
tas, como a su concepción de la revolución so-
cialista en Rusia, Bujarin comenzó a considerar
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx533

Epílogo a la segunda edición de inauditas transformaciones que han dejado


como saldo la pérdida del sentido de una his-
toria en cuya prevista dirección ascendente se
basó por largo tiempo la confianza en la futura
I. liberación humana. Revestidas del aroma ideo-
lógico que les otorgó la vulgata marxista, en el
Tal como se ha insistido reiteradas veces en el interior de la cual adquirían la robustez de ten-
texto que hoy intenta una nueva edición, mi pro- dencias cuyas dimensiones objetivas permitían
pósito al emprender lo que podría llamar una lec- analizarlas con el rigor de la ciencia, las anti-
tura “contextual”, no ya del marxismo, sino del guas seguridades y creencias se han desmoro-
propio Marx, era el de construir una perspectiva nado y de muy poco sirven hoy para analizar la
adecuada, o por lo menos crítica, para encarar de complejidad de un mundo en el que los acto-
manera no ritual ni abstracta la vexata quaestio res parecieran haber trastrocado sus papeles.
del lugar paradójico que ocupa América Latina Cuestionada la “razón histórica” que configuró
en su pensamiento. Y digo así porque bien vale al marxismo –a despecho de Marx, y permíta-
la pena recordar que ya en el debate que compro- seme esta machacona insistencia– como un
metió a apristas y marxistas desde fines de los providencialismo ochocentista, se nos cuela
años veinte emergió el problema de la necesidad por la ventana la realidad de un mundo que
de poner a prueba la validez de ese compacto no veo por qué debamos justificar, y que por
cuerpo de doctrinas que era el “marxismo” –de la definición ideológica y por la simple condición
III Internacional, claro está– a partir de la hetero- de “humano” me inclino como muchos otros a
doxia de Europa representada por América. Fue reconocer en términos de transformación y de
precisamente por esos años cuando los trabajos interpretación. Y cambio de exprofeso el orde-
de Marx sobre la India, o las irritantes expresio- namiento categorial porque creo encontrar en
nes de Engels sobre México, fueron exhumados el prius acordado a la transformación la idea
por un movimiento que comenzaba a preguntarse que inspiraba a Marx cuando en la onceava te-
por su identidad y su destino. sis sobre Feuerbach privilegiaba crípticamente
Muchos años transcurrieron desde enton- el devenir mundo de la filosofía como un pun-
ces; años preñados de grandes convulsiones, to de clausura de toda una prolongada historia
534 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del pensamiento occidental. No porque creyera de aniquilar el poder eversivo que a sus prin-
que la transformación del mundo no requirie- cipios asignaba Marx. Como interpretación de
ra del concepto, sino porque dicho concepto, la historia y creador de ella muestra ser menos
para que la transformación fuera efectiva reali- “subversión de la praxis” que ciencia de la le-
zación humana, debía fundarse según palabras gitimación, lógica del poder, ideología encubri-
de Ernst Bloch (1977) “en la inmensa conexión dora. La crisis del socialismo, que es también
de lo que está haciéndose con lo que todavía crisis de la idea y de la práctica del proyecto de
no ha llegado a ser”. El concepto no debía por transformación, arrastra como la piel al cuerpo
tanto preceder sus determinaciones, como en el cuestionamiento de su perspectiva teórica,
apariencia ocurría en Hegel, sino expresar un cual es el de un marxismo al que los avatares
“movimiento real” cuya dirección proyectiva del movimiento de las clases subalternas sobre
solo podía imponer su necesidad en la medida las que se fundó ha ido configurando como una
en que se constituía como crítica radical de lo doctrina completa, o por lo menos completa-
existente, de lo que inmediatamente aparece y ble con sutiles procedimientos hermenéuticos.
se reviste de una racionalidad legitimadora15. Convertido en religión de Estado, el marxismo
Corroído por su tránsito mundano, doble- parece reducirse a esa ideología autoritaria y
gado bajo el peso asfixiante y exterior de la represiva predominante en casi un tercio de
forma de valor sobre el trabajo concreto de nuestro planeta, o en un término genérico, po-
los hombres, el marxismo se ha desdoblado bre de teoría pero formidable como mito polí-
en sus naturalezas sacra y terrenal al precio tico, con el que se afirma una posición frente al
mundo, una voluntad de lucha por transformar
una sociedad lacerada e injusta.
15 Véase Bloch (1977: 270-277). Cuando Marx afirma Pero esta realidad incontrovertible, ¿da
que los filósofos solo han interpretado al mundo y de lo cuenta plenamente de la complejidad del fe-
que se trata es de transformarlo, nos está diciendo que nómeno “marxista”? Si desde que existe como
toda interpretación es posible únicamente como trans- edificio teórico y motor de la historia fueron
formación y que toda transformación es interpretación.
Como podría decirse hoy, el territorio de la interpreta-
constantes las tentativas de reinterpretarlo de
ción se extiende a todo el mundo ya que todo el mundo acuerdo a las distintas experiencias y circuns-
puede ser concebido como lenguaje. tancias, ¿hasta qué punto el objeto “marxismo”
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx535

se deja aprisionar por un término sintético que fracturas, para transformarse en una historia de
expresa ciertas formas de su constitución –por la “pluralidad” de los marxismos. Y solo de esta
más hegemónicas que estas sean– pero deja de manera podrá ser posible reconstruir cómo y
lado otras, a las que la ortodoxia descalificó en qué medida el trabajo teórico de Marx y de
como “heréticas” y sin cuya determinación la los que siguieron tales o cuales de sus ideas o
historia del marxismo puede construirse como en él se inspiraron pudo haber influido –para
historia universal al precio de mutilar lo que le utilizar una expresión que reconozco ambigua
es verdaderamente propio, su sustancia prác- e imprecisa– en un determinado país y en un
tico-política? Así como la historia de la Iglesia preciso momento histórico; hasta dónde fue
no es idéntica a la historia del cristianismo ni recuperado por las fuerzas y movimientos so-
la contiene in toto, la historia del marxismo ciales en sus luchas y en la configuración de
desborda las vicisitudes de la vulgata y de sus sus ideologías, programas y culturas; qué papel
“desviaciones”. Además de una historia eso- desempeñó en la constitución del socialismo
térica como institución y como dogma, como como una corriente ideal y política.
hecho de ideas y de figuras intelectuales, es in- Desde una perspectiva semejante, que al rete-
negable que hay otra historia suya discontinua ner sus elementos esenciales16 privilegie siem-
y descentrada, plena de morfologías ocultas, pre la diversidad de realidades, de ritmos y de
de sendas perdidas y temporalidades diversas; temporalidades en que tales elementos debie-
una historia esotérica y pluralista en la que se ron operar para ser formas teóricas y prácticas
expresa la multiplicidad de tentativas, de pro-
yectos y de resultados de la lucha de las cla-
16 Cuando me refiero a los elementos esenciales del
ses subalternas. Negada como reconstrucción marxismo apunto a tres aspectos que en Marx consti-
ideal, cronológica y rectilínea de una ortodoxia tuían una unidad inescindible: la crítica de la economía
–que no deja de ser tal por el hecho de insti- política como ciencia del trabajo fetichizado de los
tuirse a partir de ciertas corrientes o centros hombres; una concepción de la historia y una metodo-
teóricos y políticos de coagulación–, la historia logía historiográfica por la cual el tiempo histórico se
constituye como teoría de las formas a partir del carác-
del marxismo reclama ser construida en su ex- ter sistemático del presente; la coincidencia de filosofía
trema diversidad nacional. Deja por tanto de y política, o dicho de otro modo, la “identidad” de teoría
ser una historia única, aunque con admitidas y práctica.
536 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de fenómenos nacionales, el marxismo como entre proceso de elaboración de la teórica y


hecho terrenal e histórico, y en tal sentido tam- procesos reales, podría recordarse que entre
bién como teoría “finita”17, deberá ser visto en teoría y movimiento nunca existió una rela-
la historia laica de sus “reconstrucciones” –¿y, ción lineal y que la reconversión de la teoría en
por qué no, de sus “producciones”?–, que como política constituyó un campo problemático de
tales fueron algo más que “interpretaciones” contradictoria resolución. Si la teoría no puede
debidas al genio de sus mayores o menores ser supuesta como un dato de hecho, ni es tam-
exponentes intelectuales. Con una condición, poco un producto espontáneo del proceso his-
sin embargo: la de que al convertirlo en objeto tórico, su relación con el movimiento no puede
de la investigación se mantenga siempre firme ser sino problemática, conflictiva, ambigua,
ese principio hermenéutico radical estableci- fragmentada por discontinuidades y rupturas.
do por Marx que nos recuerda que el sujeto de Y hasta podría afirmarse que son muy breves
esta historia está siempre fuera, en ese “movi- los momentos en los que teoría y movimiento
miento real” de cuyas vicisitudes el marxismo mantienen una relación de plena expresividad
pretendió ser no mera visión especular sino o correspondencia. Hablar de crisis es, en tal
construcción teórica. De ahí entonces que solo sentido, una forma ideologizante, eufemística y
pueda construirse una cabal y no sacra historia restrictiva, de designar las dificultades con que
del marxismo en la medida en que sea al mis- se enfrenta el movimiento social, en su teoría
mo tiempo historia del movimiento obrero, del y en su práctica, para relevar la absoluta nove-
socialismo y de las luchas sociales que en él se dad de nuestro tiempo y proyectar soluciones
inspiraron. a la altura de los problemas del mundo contem-
¿Qué sentido tiene entonces plantear la com- poráneo. Si el marxismo –en el sentido fuerte
pleja contradictoriedad de este fenómeno en el de la expresión– no pretendió erigirse como un
término reductivo de “crisis”? Si con tal expre- saber totalizante productor por sí mismo de co-
sión se quiere hacer referencia a la presencia de nocimiento sino solo dar criterios cognosciti-
una cisura radical en las conexiones existentes vos formales y orientaciones políticas para una
lucha que emergía de conflictos objetivos; si
primordialmente quiso ser organización crítica
17 La expresión es de L. Althusser (1982: 11-21). del saber y proyecto de transformación radical,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx537

¿es posible reducirlo, sin desvirtuarlo, a mera perniciosa y asfixiante presencia, es una filoso-
“filosofía de la historia”, a un momento hoy pe- fía del Absoluto. ¿Pero a título de qué confundir
rimido o por lo menos en irrecuperable crisis los términos del problema? ¡Una cosa es Marx
del logos en Occidente? En consecuencia, ha- y otra el movimiento marxista y de ningún
blar de “crisis del marxismo” –y no con mayor modo es posible reducir a identidad la extrema
propiedad, de marxistas en crisis–18 tiene sen- complejidad de la historia de sus relaciones!
tido si previamente hemos hecho de él lo que No es necesario hacer una indagación dema-
precisamente nunca pretendió ser: una visión siado sofisticada para mostrar una nítida línea
del mundo capaz de englobar como método y de continuidad en el pensamiento de Marx que
como teoría la totalidad de lo diverso desde se expresa como crítica radical de la filosofía,
una sede privilegiada convertida en Absoluto. de la economía política y de la política, y es in-
Digo “nunca” sabiendo que cometo un abuso cuestionable su rechazo a todo intento de con-
de lenguaje, porque si algo fue y es la vulgata vertir a sus ideas en un sistema, su negativa a
marxista, ese tristemente célebre “diamat” de admitir cualquier ideología estatalista que se
postulara monopolizadora de la verdad. Puede
decirse, sin embargo, que el vulgo marxismo –
18 Recordemos las sensatas palabras de Bobbio: “Para
concluir, he comenzado a hablar de crisis del marxis-
pero no solo él– no habría existido sin Marx;
mo para adoptar el lenguaje corriente; en realidad para que ciertas visiones, análisis e ideas suyas con-
quien como yo no es marxista ni antimarxista, y conside- tribuyeron a fundarlo; que contradiciéndolo el
ra a Marx como un clásico con quien es preciso ajustar movimiento marxista avanzó a su amparo y en
cuentas como se hace con Hobbes o Hegel, no existe torno a los problemas que su crítica puso en el
tanto una crisis del marxismo como marxistas en crisis.
Solo un marxista, en cuanto considera que el marxismo
centro de la estructura de nuestro tiempo his-
es una doctrina universal, o un antimarxista, en cuan- tórico. Es verdad también que el propio Marx
to considera que el marxismo debe ser rechazado del tendió a ser muchas veces “marxista”. Pero no
principio al fin, pueden correctamente decir, con dolor por esto debemos cambiar las cartas y aceptar
o placer, que el marxismo está en crisis. El primero, por- análisis indiscriminados que acaban anulando
que no encuentra allí lo que creía encontrar; el segundo,
porque de la constatación de un error decreta su fracaso
la insuprimible dimensión histórica de estos
y su fin”. Véase ahora, en español, la intervención de N. problemas. El diamat o, más en general, el mo-
Bobbio (1982: 76-83) de donde tomamos la cita. vimiento “marxista” debe ser explicado, y es
538 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

necesario hacerlo porque solo de tal modo será razones que impidan poner en tensión las poten-
quizás posible destruir o recomponer tradicio- cialidades críticas de su discurso para historizar
nes ideológicas y culturales que, formadas en el iter de un movimiento que forma parte ines-
el terreno histórico-concreto de constitución cindible del pensamiento y de la acción de las
del movimiento social, contribuyeron a darle clases explotadas del mundo moderno en favor
a este una identidad sin la cual su autonomía de un reordenamiento democrático de la orga-
política resultaba imposible, pero que hoy re- nización del trabajo social y de toda la sociedad
presentan lastres poderosos para dar respues- en su conjunto. Por lo que no se trataría ya de
tas prácticas y teóricas a las grandes preguntas dar nihilistamente por concluido un saber al que
de nuestro tiempo. previamente se ha congelado en una forma de-
Es posible pensar entonces que, del mismo terminada, ni de iniciar un movimiento de “re-
modo que hace más de un siglo debió mediar la torno” a un Marx “verdadero”, pero condenado
crítica de la “ideología alemana” para que el mo- siempre a la incomprensión, sino de analizar
vimiento socialista se abriera paso como cons- con los instrumentos analíticos de que dispone-
ciente alternativa social y política al desarrollo mos –y pensar en excluir de estos al mundo ca-
de la racionalidad y del dominio capitalista, hoy tegorial marxista es una mera puerilidad– esta
sea imprescindible otra labor de crítica seme-
jante sobre la “ideología marxista” en una nueva
época histórica signada por la crisis del Estado, sidad de lo real. Pero la consumación de las categorías
de la política y de las formas generales del in- definitorias de “totalidad”, “progreso” y “centralidad”,
telecto europeo –entendiendo este término presupuestas en dicha razón y que Marx –aunque no
solo él– arrastra a su punto de disolución, ¿lo instala
en el sentido de “capitalístico-céntrico”–. Pero solo en el pasado? Resultaría ilusorio negar que el de-
hasta tanto aparezca otro Marx19, no encuentro bate actual sobre el problema del Estado y de lo polí-
tico obliga a examinar críticamente toda la cultura de
izquierda, ¿pero como abrirse a una renovada y más po-
19 Por el razonamiento que estoy haciendo es eviden- derosa tensión proyectual sin medirse necesariamente
te que este condicional tiene para mí un valor mera- con Marx? Si el pasado continúa operando sobre el
mente retórico. No creo en tal posibilidad porque me presente cronológico y tiende a proyectarse al futuro,
parece que con Marx se clausura la tentativa de la razón ¿cómo pensar la transición sin todo aquello que nos dio
occidental de englobar como método y teoría la diver- Marx para entender el pasado y el presente?
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx539

confusa fase de traspaso a una nueva forma de dentro de un proyecto de transformación. La


la modernidad que involucra un cambio radical puesta en fusión del marxismo con la enorme
de las relaciones entre los procesos de recom- acumulación de pensamiento moderno puede in-
posición de clase y las transformaciones políti- dicar –para Oriente y para Occidente– una fase de
cas e institucionales en acto. desarrollo y de enriquecimiento de su autonomía
teórica. No por el deseo de encontrar legitimi-
dad en el diálogo con las demás culturas, ni para
II. validar nuevas valencias totalizantes, sino para
elevar su potencial crítico sobre el gran tema de
Despojada de sus ribetes propagandísticos, o la democracia moderna, para retomar el hábito
de la acrítica exaltación alternativa de un intui- de su elevado grado de construcción intelectual
cionismo que se sustrae a toda crítica posible, (Auciello, 1981: 9).
y que en su pretensión de encerrar en un solo
punto la extrema complejidad de la historia En la historia del pensamiento, el marxismo
participa de la misma limitación de lo que criti- ocupa una posición excepcional porque es algo
ca, la polémica en torno a la llamada “crisis del más que una teoría o un hecho de pensamiento;
marxismo” puede ser un camino para nuevos puede alcanzar esa “dimensión esencial en la
descubrimientos, para penetrar en terrenos historia” que le reconocía Heidegger porque es,
apenas explorados, para delimitar con mayor ante todo, crítica del concepto de teoría como
claridad las nervaduras de un tejido social en el fundamento de proyectos enciclopédicos,
que la crisis del Estado se vincula a una crisis como metalenguaje de las ciencias especializa-
más general de racionalidad. Como metáfora das. Pero para alcanzar lo que jamás pudo lo-
para evocar la clausura de toda una época, la grar filosofía moderna alguna, debió fundar su
“crisis del marxismo” puede sí ser productiva. saber “en otro elemento”20, como en su habitual

Decir cómo ha nacido, a través de qué estacio-


20 “El mundo es, pues, un mundo desgarrado, que se
nes ha venido madurando, es ya un primer modo
enfrenta a una filosofía de suyo total.” Si después de
de sustraerla al morfinismo político de la vacía Hegel pudieron aparecer en escena “todos esos ensayos
charlatanería ideológica, de colocarla útilmente pobres y en su mayoría sin fundamento de los filósofos
540 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

estilo alegórico evocaba Marx la necesidad de vincularse consigo mismos y con la naturaleza.
la filosofía de volver los ojos al mundo exterior, En adelante, todos los misterios que inducían
en el elemento de la actividad humana misma a la teoría al misticismo “encuentran su so-
considerada como actividad objetiva. Solo allí, lución racional en la práctica humana y en la
en la actividad crítico-práctica del hombre es comprensión de esta práctica”. Y en la idea de
posible dilucidar el problema de la verdad o, sociabilidad, o de actividad critico-práctica,
según sus palabras, de “la realidad y el poder, o de praxis, está el núcleo teórico de reunifi-
de la terrenalidad de su pensamiento”. El mun- cación de todos los elementos de la vida social,
do sensible que aparece en la vida cotidiana de elementos que, por lo demás, se encuentran
los hombres, en sus construcciones teóricas y en la base de toda forma de vida social histó-
científicas, no es un objeto, o una cosa que la ricamente determinada. Esta idea de Marx hoy
conciencia simplemente refleja, sino siempre aparece como tan obvia que ni valdría la pena
un producto de la práctica histórica global. Es mentarla. Sin embargo, la idea de que el cono-
a partir de este concepto clave de la vida social cer no es una simple actividad descriptiva de lo
como vida esencialmente práctica que puede objetivamente existente sino la construcción
construirse una concepción materialista de la de un mundo sensiblemente experimental y es-
sociedad. Porque si la vida social es vida esen- tructurado de relaciones constantes y de pro-
cialmente práctica, todos los fenómenos de cesos regulares, implica el establecimiento de
la sociedad deben ser remitidos a las relacio- un principio que ya no puede ser contradicho
nes sociales que los hombres establecen para desde el interior del discurso filosófico.
Que con esta idea que Marx comparte con
modernos” es porque “los espíritus mediocres conciben,
Nietzsche se haya alcanzado, según palabras
en tales épocas, una idea inversa a la de los estrategas de de Heidegger, la “posibilidad más extrema de
cuerpo entero. Creen poder reparar el daño sufrido re- la filosofía” (Heidegger, 1968: 133, 1969)21, sin
duciendo las fuerzas combatientes, dispersándolas, con-
cluyendo un tratado de paz con las necesidades reales,
al revés de lo que hizo Temístocles cuando, amenazada 21 Tanto Marx como Nietzsche “permanecen, y no
Atenas por la destrucción, movió a los atenienses a aban- solo exteriormente, ligados a premisas metafísicas;
donar la ciudad, para crear una nueva Atenas en el mar, ellos completan la metafísica y realizan de tal mane-
en otro elemento” (Marx, 1982: 131). ra el fin de la filosofía en absoluto. En el ‘platonismo
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx541

lograr romper no obstante con las premisas seguimos girando en la órbita de Marx, es de-
metafísicas a las que se mantuvieron ligados, cir, en los temas que él colocó, resolviéndolo
siendo un problema relevante no anula la radi- o no, en el centro de la estructura de toda una
calidad de sus propuestas. Después de Marx y época histórica a cuya agonía estamos asistien-
Nietzsche, el pensamiento filosófico ya no pue- do sin que lo nuevo se descubra todavía en sus
de ser proseguido libremente y debe limitarse determinaciones conceptuales. Lo que enseña
a los sucesivos “renacimientos de los epígonos el concepto, ya lo muestra en su necesariedad
y de sus variantes”. Para una conciencia laica la historia, decía Hegel; “solo en la madurez de
como la que me empeño en situarme interesa la realidad aparece lo ideal frente a lo real, y
poco que ambos pensadores estén más acá o erige a este mismo mundo, aprehendido en su
más allá de los umbrales de la nueva época que sustancia, en la figura de un reino intelectual”
vislumbramos; o epígonos o heraldos marcan (Hegel, 1975: 26)22. En definitiva, la verdad del
un insoslayable punto de flexión de la cultura marxismo no reside en que tales o cuales afir-
moderna. Si tal como recordaba Marx todo maciones suyas no puedan aun ser refutadas
gran pensador condena a las generaciones su- –tarde o temprano lo serán, o ya lo están sien-
cesivas a explicarlo, de un modo u otro, sacra- do–; la validez de la teoría marxista deriva del
lizándolo a despecho de aquello que lo cues- hecho de que es, con todo lo que esto implica,
tiona o desdeñándolo como “perro muerto”, el juicio existencial sobre una época del mundo
todavía no concluida23. He aquí la razón de por

subvertido’ de Nietzsche y en el ‘trastrocamiento de la


metafísica’ realizada por Marx, Heidegger destaca, ‘es
alcanzada la posibilidad más extrema de la filosofía’” 22 Como señala Tronti (1982: 52) “el umbral crítico
(Schmidt, 1977: 24). Como subversión de la “abstracta está exactamente en el punto en el que la realidad no
metafísica” concebida por el idealismo hegeliano, Marx aparece según lo que es, pero deviene lo que es. Se pue-
expresaría el círculo de Hegel como tiempo histórico de aferrarla únicamente en ese punto: no con los ojos
de la burguesía. Es por esto que resulta tan cierta la de una ciencia exacta sino con las manos de una prácti-
afirmación de Maximilien Rubel cuando recuerda que ca transformadora”.
es Hegel –teórico sistemático del Estado y de la gue- 23 “Lo que Marx –viniendo de Hegel– ha reconocido en
rra– nuestro verdadero contemporáneo, el verdadero un sentido esencial y significativo como alienación del
triunfador del siglo XX. hombre alcanza en sus raíces la apatricidad del hombre
542 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

qué en mi texto, aun considerando discutible e creativas construcciones teóricas”. En efecto,


insuficiente la manera en que Rosa Luxemburg esta operación reconstructiva solo es posible si
encara el problema del “estancamiento” y del de algún modo se acepta en sus motivaciones
“avance” del marxismo, traté de reconstruir más profundas la pregunta que intentaba con-
su razonamiento admitiendo la presencia testar Rosa Luxemburg a comienzos del siglo
en él de un compartido criterio sobre la vali- XX, cuando otro debate sobre la disolución del
dez “epocal” del pensamiento de Marx. En su marxismo comprometía al movimiento obre-
“Presentación”, Carlos Franco encuentra aquí ro y al pensamiento europeo. Solo porque la
una ambigüedad interpretativa de mi parte, realidad no ha sido capaz todavía de agotar la
cuya explicación remitiría –y no creo malin- potencialidad de un pensamiento anticipado
terpretarlo– al “conflicto entre un pensamiento a las necesidades de su época, Marx sigue ha-
teórico liberado y una resistencia efectiva a la blando a nuestros contemporáneos.
ruptura” que descubre como recurrente en mi Pensar el marxismo como una teoría “fini-
ensayo. Es posible que el texto sea en sí am- ta”, y por tanto “limitada” –para usar la expre-
biguo, pero si suspendemos la presunción de sión de Althusser (1982)–, es ya un modo de
que se trate de una reiterada tentativa de man- desplazar el razonamiento del terreno de la
tenerse adherido a una fe, es posible analizar- fe al de la crítica, por la simple razón de que
lo como la tematización de un nudo teórico y su validez deja de fundarse sobre una metafí-
práctico aún no desatado, cual es el de la vi- sica “filosofía de la historia” totalizadora del
gencia de Marx. Cuestión esta que se plantea pasado, el presente y el futuro de la humani-
el mismo Franco cuando cree posible aun hoy dad, para inscribirse –yo diría que exclusiva-
“convertirlo en el activo fermento de nuevas y mente– en su pretensión de dar cuenta de la
realidad del modo capitalista de producción,
de un movimiento dialéctico hacia la super-
moderno. […] Por cuanto Marx, al experimentar la alie- posición cada vez más aplastante de la forma
nación, alcanza a introducirse en una dimensión esencial del valor de cambio sobre el valor de uso, de
de la historia, la visión marxista de la historia supera a
toda la restante historiación”. Solo dentro de aquella di-
la subsunción dentro de sí, como mera fuer-
mensión, “y solo allí, se hará posible un diálogo fecundo za de trabajo abstracta, a la clase obrera y a
con el marxismo” (Heidegger, s/d: 94 y 95). toda la sociedad. Aquí está quizás la esencia
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx543

del paradigma marxiano, la identificación de para la crítica de la economía política (Marx,


los términos de la dialéctica social en el do- 1972), en momentos en que apenas se inicia-
ble carácter de la mercancía y de la fuerza de ba la expansión del capitalismo en el mundo,
trabajo, como valor de uso y valor de cambio; previó que la automatización plenamente de-
aquí encuentra fundamento científico la críti- sarrollada convertiría a la ciencia en un poder
ca de la economía política. Reconociendo esta productivo directo tornando a la expropia-
dialéctica como fundante de las contradiccio- ción del trabajo ajeno, sobre la base de la cual
nes de la sociedad moderna, y sin abrir juicio existe la sociedad moderna, en una condición
sobre la dimensión teórica que puede adquirir demasiado estrecha de la producción. La pro-
este descubrimiento cuando se vuelve hacia ducción de mercancías como soporte de la
el pasado, Marx podía plantear la perspecti- producción se volvería así superflua. Esta sor-
va histórico-epocal de la liberación del traba- prendente previsión marxiana nos habla de su
jo social de su condición de “mercancía”. La genio, de su excepcional capacidad analítica
recuperación de viejas y la construcción de para ver en la realidad tal como es, en la rea-
nuevas formas de sociabilidad, dicho de otro lidad capitalista, lo que ya está en potencia en
modo, la superación de la alienación, se vol- ese objeto que se llama “mercancía”. Pero de
vía posible –hoy no diríamos como ayer ne- ninguna manera nos obliga a relegitimar siem-
cesaria– porque el desarrollo capitalista solo pre todo el aparato conceptual de la crítica de
podía efectivizarse a través de una reproduc- Marx frente a la complejidad de las sucesivas
ción inaudita de sus propias contradicciones, transformaciones operadas en la sociedad ca-
liberando de tal modo una multiplicidad de pitalista. La antítesis descubierta por él entre
sujetos y conflictos. La grandeza de Marx, en- desarrollo de la productividad social general y
tre las otras que podemos reconocerle, reside reducción al tiempo de trabajo funda la posi-
en haber podido establecer las determinacio- bilidad de pensar una forma política de la cri-
nes esenciales de toda una época histórica sis, que en las condiciones de las sociedades
en la que el despliegue de la forma de valor actuales se expresa como una diseminación
llega hasta su propia consumación lógica. En de las fuerzas productivas en su negativa a ser
los Grundrisse der Kritik der politischen modeladas por el tiempo de trabajo. Su previ-
Ökonomie o los Elementos fundamentales sión histórica del agotamiento de un modelo
544 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

clásico de reproducción del capital hoy apa- una nueva perspectiva de desarrollo de lo po-
rece ante nuestros ojos como una realidad in- lítico (Auciello, 1981: 47)24. Considerada como
controvertible en la crisis del Estado “social”. momento de pasaje a la apertura de un nuevo
Como bien se ha señalado recientemente, continente estatal y teórico, o sea, como una
fase nueva de las formas de la reproducción, la
[…] el análisis combinado de los fenómenos de crítica de Marx se manifiesta en toda su moder-
superproducción y del carácter contradictorio na significación, a condición de que se admita
del dominio del tiempo de trabajo; la imagen fun- las consecuencias que de aquí derivan sobre su
damental de la crisis como el “violento restable- propio sistema teórico, que grafican la presen-
cimiento de la unidad entre momentos indepen- cia de fronteras que para ser atravesadas re-
dientes y el violento volverse independientes de quieren de su reconstrucción. Porque ya no es
momentos que esencialmente son una sola cosa”; posible restringir la historia del antagonismo
el esquema de una relación “deductiva” entre de- político al desarrollo de su ciclo estatal-insti-
sarrollo y crisis y el consiguiente emerger de un tucional, tratar de reducirlo en clave “económi-
“límite” en el mantenimiento constante de la for- ca” implicaría instaurar un verdadero axioma
malización del trabajo delimitan en su conjunto de clausura del marxismo teórico que acabaría
el perímetro de las adquisiciones más duraderas vedándole toda capacidad de proyección de las
de Marx. formas moleculares de la transición. Sería una
manera de resolver “en negativo” los objetivos
Pero la imposibilidad de reducir a los térmi- elementos de crisis del sistema teórico de Marx
nos de El Capital (Marx, 1980a) la diversidad abiertos por la crisis del Estado y de la política
de los elementos del análisis deriva precisa- en la sociedad moderna.
mente del hecho de que la teoría de la crisis Es preciso comprender que en las condi-
de Marx se evidencia, a un mismo tiempo, ciones actuales la modificación radical de las
como el anuncio del agotamiento de una for-
ma “política” de la dominación capitalista y
24 Véase también todo el apartado “Sviluppo, socializ-
como apertura de un nuevo tiempo suyo, como zazione e forma ‘politica’ della crisi in Marx” (Auciello,
clausura de un modelo lineal de las relaciones 1981: 11-47), que desarrolla la línea argumental aquí
entre las clases y como individualización de presentada.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx545

formas de reproducción implica cambios en el la sociedad actual se deba exclusivamente –o


propio estatuto político de las clases y que con primordialmente– a su rechazo a lo nuevo, al
estos toda una prolongada etapa de la política horror hacia todo aquello que desafía las coor-
moderna entra en agonía. Lo que era patrimo- denadas a partir de las cuales comprendemos
nio o monopolio de las grandes clases, en con- lo real. Creo firmemente que estamos atrave-
diciones de aguda exasperación de los conflic- sando por algo más que una crisis teórica, que
tos internacionales y sociales, pugna de con- la agonía de la sociedad “moderna” –y utilizo
fusa manera por diseminarse, por extenderse el adjetivo para colocarme por encima de la
a una multiplicidad de sujetos sociales que se distinción en tres mundos– arrastra consi-
muestran irreductibles a las tradicionales for- go la pretensión de la Teoría, de la Filosofía,
mas de tutela ejercidas por los ordenamientos de reducirlo a unidad y sistema, de englobar
institucionales vigentes. Es esta extrema com- la totalidad de sus “juegos”. Instalados en la
plejidad de la lucha social actual –que más complejidad inédita de la modernidad, en las
sufrimos que comprendemos– la que reclama transformaciones que se suceden en la fisono-
la perentoriedad de nuevas formas teóricas y mía históricamente adquirida por las fuerzas
prácticas de penetrar las estructuras del an- productivas en sus relaciones de implicancia
tagonismo. Dentro del espacio de las proyec- orgánica con la “determinación formal” del
ciones morfológicas fundamentales de Marx, capital, el pasaje del esquema dual de Marx al
vale decir “dentro” suyo, hoy es preciso ir plural y complejo que se ha ido constituyen-
“más allá” de él. Quizás esta formulación sue- do ya no puede ser buscado en la existencia
ne para muchos un tanto ambigua, es posible colateral y autónoma de formas y funciones
que intente disfrazar elegantemente esa “into- sociales del proceso de valorización, sino fun-
lerancia a lo ambiguo” que Franco descubre dado en la crisis y disolución de la ley misma
en la mirada de Marx sobre América Latina, del valor a partir de su despliegue totalizante
pero aun admitiendo la presencia en mi es- en el entero cuerpo social. Las crisis, las ca-
píritu de un estado de ánimo semejante, me tástrofes –para utilizar una expresión hoy en
niego a pensar que la extrema fatiga con que uso–, nacen precisamente de estas columnas
la cultura de izquierda trata de alcanzar una de Hércules alcanzadas por el capital, y que
visión de conjunto de la contradictoriedad de Marx previó tan lúcidamente en su análisis de
546 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los “límites” y “barreras” del mismo25. La mer- suturada epocalmente en términos de una
cancía, que era objetivación de una relación revitalización del Estado de derecho hoy en
social, estalla, rompiéndose la naturalidad del extinción. El hobbesiano “estado de guerra”
cambio constitutivo-genético entre fuerza de que se instala en el escenario del mundo tiene
trabajo y capital. La mercancía deja de ser sín- como a uno de los actores la materialidad de
tesis real (la realidad tal cual es, la realidad un sujeto –diverso, múltiple, contradictorio en
del mundo capitalista, como sitúa Marx en sí mismo, y como tal irreductible también al
el primer tomo de El Capital (Marx, 1980a)
el punto de partida de su análisis) y la fuer-
za de trabajo deviene trabajo vivo autónomo. peso relativo respecto de las demás partes del mismo
El dominio capitalista, en adelante, deberá sistema. “El Estado, como máquina, aparato, no solo
de dominio sino también de administración, no solo
refundarse en un posicionamiento de poder como estrato de gobernantes sino también como cuer-
colocado fuera de la relación “económica” po de funcionarios, comando y ejecución, decisión más
que representaba el capital, pero la “crisis de burocracia, Schmitt más Weber: esta forma de Estado
gobernabilidad” que involucra una fase seme- está en crisis general” (Tronti, 1982: 54). Y esta crisis
jante muestra los obstáculos insorteables que es acompañada de manera paralela y convergente por
una crisis general del partido político. El punto crítico
plantea la no asimilabilidad de la subjetivi- que atraviesa hoy el hecho histórico de la organización
dad separada de lo social dentro de la sínte- de las masas, señala Tronti (1982), deriva del hecho de
sis sistémica. Y digo “insorteables” porque la que tanto el Estado como el partido “han perdido el mo-
ruptura del viejo contrato que esta dilatación nopolio de la política”. La notable dilatación de la sub-
irreductible de la subjetividad plantea –en tér- jetividad que tanto el capitalismo como el socialismo
crearon en las últimas décadas –y que tuvieron en 1968
minos de la crisis de la forma Estado y de la un agudísimo momento de manifestación– no pareciera
crisis de la forma partido–26 ya no puede ser ser integrable a través de los mecanismos de una so-
ciedad altamente conflictuable en Occidente, o de un
sistema fuertemente ideologizado como en los países
25 Véase Marx (1972, Vol. I: 373-377 y Vol. II: 227-230). de socialismo “real”. El hecho de que esta tendencia a
Véase también Rosdolsky (1978, cap. 28: 457-481), dedi- la crisis del Estado en los actuales sistemas políticos
cado específicamente al tratamiento del tema. se manifieste de las más variadas maneras no alcanza
26 Crisis de la forma Estado en el sentido de que la a velar la nitidez de un proceso para el que hoy se ha
parte “Estado” de los sistemas políticos tiende a perder acuñado el término de “ingobernabilidad”.
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx547

sueño utópico de una sede privilegiada desde historia. Es inútil que desde nuestras ventanas
la cual se dicte ley al mundo– para el cual el intentemos percibir sus movimientos subterrá-
comunismo aparece no ya como un fin sino neos, o queramos reproducir la laberíntica tra-
como una contingencia posible. Pero en la ma de sus desvelos. Se requiere salir de la casa
medida en que solo se trata de una posibili- para que la realidad de lo otro, de lo diverso,
dad contingente, la existencia de otros acto- carcoma nuestras certezas. ¿Pero advenir a lo
res nos enfrenta al espectro mortífero de la diverso implica necesariamente destruir el si-
catástrofe. tio del que se parte? ¿No se corre de tal modo
La pobreza actual de la teoría no encuentra el riesgo de pagar con un desarme de la orga-
por esto su justificación en sí misma, o por lo nización y con un debilitamiento de la relación
menos solo en sí misma, sino primordialmente de fuerzas una fuga adelante tras la ilusión de
en la tenaz resistencia del mundo real, del dife- que todo puede hacerse a condición de abando-
renciado mundo del antagonismo social, a esa nar los grandes principios?27 Se comprenderá
“aproximación al concepto” de la que Marx ha- entonces por qué el dilema de desterrar o no al
blaba que pueda permitirnos hacer de su mor- marxismo es un dilema falso, una nueva tram-
fología concreta no ya algo de lo cual sabemos pa de la razón para eludir el verdadero debate
sino el reconocimiento de un campo de fuerzas sobre el carácter ambiguo de la subjetividad en
cognoscible, aunque no unificable. Me pregun- la edad moderna.
to, sin embargo, ¿hasta dónde una reformula- La crisis de la “razón histórica” marxista,
ción radical de las teorías y de las prácticas de aunque no solo de esta puesto que, como ya
la transformación puede efectuarse sin recurrir
a los análisis, a las tradiciones, a las concep-
tualizaciones teóricas de que disponemos? Es 27 Véase Tronti (1982: 53). Es verdad que hay momen-
verdad, como evoca Béjar (s/d), que “fuera de tos de “clausura” de toda una época histórica en los que
casa… hace frío”, o dicho de otro modo, que resulta inconducente mirar hacia atrás para encontrar
los marxistas –¿pero solo ellos?– se resisten a en el pasado las respuestas a los desafíos del presente.
Pero aunque, como alguien recordaba, sea particular-
reconocer el viejo topo que fatigosamente y a mente difícil saber ser herederos de sí mismos, no nos
la intemperie sigue excavando los cimientos queda otro camino que medirnos con el pasado y el pre-
del mundo y corroyendo la continuidad de la sente para proyectar el futuro
548 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

vimos, también ella es heredera de toda una a crítica radical a los contemporáneos y al es-
cultura que fijó sus presupuestos y determi- tado de cosas existente. Este es el sentido que
nó sus límites; la crisis de la idea mítica de un Marx daba a la Selbsverständigung, en cuanto
tiempo homogéneo y continuo que desemboca inteligencia de sí y del mundo y al modo en que
en el comunismo, nos devuelve a la laicidad de debía proceder la crítica.
un mundo que no tiene “asegurado” un desti- La posibilidad de medirse con la gran cultu-
no ni un futuro venturoso, excepto el que los ra burguesa, con ese “pensamiento negativo”
hombres puedan conquistar para sí; que no que a través de Nietzsche y Weber sometió a
tiene una dirección única, salvo la que impone una crítica decisiva e irreversible la pretensión
la reproducción de un sistema que conlleva la del Estado moderno de fundar instancias he-
destrucción del sentido mismo de lo humano. gemónicas totalizantes, sin la cual le resultaría
Sería una tarea vana negar la importancia, yo imposible aferrar los nudos centrales del de-
diría trascendental, del curso laicizador que la bate en torno al significado actual de la crítica
realidad y el intelecto moderno está imprimien- del Estado y de lo político, depende de la ca-
do al pensamiento de Marx y al marxismo. Solo pacidad que muestre la cultura de izquierda de
un curso semejante permitirá, como ya lo está privilegiar el carácter crítico del pensamiento
haciendo, que las líneas de demarcación entre de Marx. Privilegiándolo, ya no tendrá sentido
el marxismo y las otras formas de indagación para el marxismo la obsesiva búsqueda de su
social y de emancipación política, provenien- identidad en la restauración de una visión del
tes de tradiciones distintas, pierdan la rigidez mundo concebida en términos de competencia-
que el Miserabilismus de la vulgata marxis- exclusión con respecto a la cultura moderna, o
ta de la ortodoxia logró darle durante casi un en una empirista admisión de la complejidad, o
siglo. Rescatado del cielo de la metafísica, un finalmente en una reconstrucción que lo con-
marxismo laico podrá volver traslúcida la cate- vierta en una suerte de verdad inmanente de la
goría de crítica que lo funda. Crítica, no como multiplicidad de los “juegos”, tal como advierte
elaboración de aparatos conceptuales defini- agudamente Cacciari (1977: 25)28. Pero negado
tivos, ni como una marcha inexorable hacia
la Ciencia, sino como un hilo conductor que
avanza autocriticándose al tiempo que somete 28 Me refiero a “juegos” en el sentido de multiplicidad
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx549

como sistema, y por lo tanto como método y III.


teoría totalizante de la realidad, el marxismo
parece disolverse, lo que, desde la perspecti- Son todas estas consideraciones, quizás hoy
va en que estoy situado, no es en realidad otra precisadas de manera más nítida que en el mo-
cosa que la modalidad que adopta el proceso mento de redactar mi ensayo, las que me lle-
de su “devenir mundo”, según las palabras de varon a pensar en la inoperancia de la noción
Marx. Su “terrenalización” constituye de hecho de eurocentrismo para explicar el olvido, o el
la recuperación de los vínculos que lo unen a soslayamiento, o, si se quiere, el menosprecio
la cultura moderna y lo “delimitan” como la por la realidad de América Latina en la obra de
perspectiva crítica que esta incluye en tanto Marx. El problema presenta para mí un interés
que dimensión insuprimible de la contradicto- no situado en un plano filológico o histórico
riedad del mundo. Todo lo cual da razones del sino esencialmente teórico político, y ello por-
por qué de la inacabada querella en torno a la que parto de la fundada presunción de que tal
autonomía teórica de una obra que, hoy como hecho tuvo consecuencias gravosas sobre el
ayer, sigue siendo para nosotros enigmática y destino teórico del continente en la tradición
fascinante29. socialista. Se trata, por lo tanto, de arrancar de
una dificultad ya presente en el propio Marx,
no para confirmar una vez más, y con una de
de proyectos y funciones, de organismos que desarro- las expresiones más lúcidas y radicales, la ab-
llan y transforman los propios lenguajes para afirmar la
propia voluntad de poder. Es este universo conflictual,
soluta ininteligibilidad de América por parte de
por cuanto existe como espacio de confrontación entre Europa. Creo que este es, en el fondo, un fal-
los diversos proyectos que lo componen, lo que Caccia- so problema, o por lo menos una forma inade-
ri denomina Técnica. Véase sobre el tema su libro Kri- cuada, ideologizante, de abordar las preguntas
sis. Ensayo sobre la crisis del pensamiento negativo por la propia identidad que toda comunidad
de Nietzsche a Wittgenstein (Cacciari, 1982).
29 Ya Marx (s/d) advertía la necesidad de no ideologi-
zar esta cuestión cuando recordaba que “la clase obrera definida por Marx como posibilidad suya de ser “nega-
no tiene ideales a realizar, sino elementos nuevos de la tividad”, “no capitalismo real” (“la clase obrera será re-
sociedad a liberar”, afirmación que, analizada a fondo, volucionaria o no será”). La crítica marxiana sitúa aquí
muestra hasta qué punto la “positividad” proletaria es su fundamento y su punto de partida.
550 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

humana se plantea cuando los procesos histó- donde lo que interesa en realidad no es lo que
ricos la arrancan de su vida natural. Si la iden- somos sino lo que deberemos ser.
tidad solo puede definirse como oposición a No me propuse, por lo tanto, escribir un tex-
lo otro, a lo diverso y distinto, la pregunta por to sobre un episodio puntual de historia de las
la naturaleza específica de cada pueblo remite ideas, sino efectuar una reconstrucción “proble-
siempre a una dimensión comparativa que por mática” de la manera en que Marx se situó fren-
su propia naturaleza es de carácter hipotética. te a realidades con las que tuvo que enfrentar-
La dilucidación del carácter histórico de las so- se cuando encaró los grandes fenómenos de la
ciedades latinoamericanas solo podía ser enca- política internacional. En otras palabras, intenté
rada convirtiendo a Europa en el punto desde ver cómo funcionaron ciertos análisis, teorías
el cual semejanzas y diferencias adquirían con- y tradiciones en el propio Marx para tratar lue-
tornos conceptualizables. Entre muchas otras go de ir más allá de él y encarar la cuestión de
razones, por el hecho de que el pensamiento por qué el socialismo no pudo transformarse en
europeo fue, entre nosotros, un presupuesto América en una alternativa real de la morfología
universal nunca puesto en cuestión para siste- concreta que adquirieron los procesos de cons-
matizar de una manera racional cualquier tipo trucciones estatales y de nacionalización de las
de reflexión sobre la naturaleza y las caracte- masas ocurridos en nuestra región. Como recha-
rísticas definitorias de la región y de cada una zo la idea de una ajenidad estructural del socia-
de sus formaciones nacionales. Y fue esta sin lismo o del marxismo a un continente colocado
duda la causa que llevó a una de las inteligen- no se sabe por cuáles razones al resguardo de
cias más advertidas del problema a enfatizar, los movimientos políticos y sociales que emer-
en la advertencia de una obra excepcional, gieron de la sociedad moderna, creo firmemen-
que “no hay salvación para Indo-América sin la te que los obstáculos que el socialismo no pudo
ciencia y el pensamiento europeos y occiden- sortear para convertirse en una significativa y
tales” (Mariátegui, 1977: 12). En el fondo, y no perdurable corriente ideal son los mismos que
siempre claramente explicitado, la discusión impidieron la efectivización de procesos verda-
sobre nuestra identidad no es sino el aspecto deramente democráticos y la instauración y per-
teórico y la transfiguración ideológica de un manencia de democracias en América Latina. La
problema de naturaleza esencialmente política, pregunta finisecular acerca del “porvenir de las
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx551

democracias latinoamericanas” hoy se ha trans- se sienten desvalorizadas o por lo menos no


formado en la interrogación sobre las razones utilizadas. En el centro de estas ideologías de
de su fracaso. las “ausencias” está la certeza de que el capita-
En un ensayo reciente, Octavio Paz (1982) lismo, como forma de civilización, es siempre
subraya hasta qué punto recaen en el círculo capaz de superar las manifestaciones histórica-
fantasmal del eurocentrismo –él utiliza, en rea- mente dadas y se pone a sí mismo, de manera
lidad, la palabra “etnocentrista”, pero ambos trascendente, como una totalidad que puede
términos son equivalentes– quienes tratan de absorber gradualmente tensiones y conflictos,
responder a este crucial interrogante apelando transformando en el camino de su realización
a conceptos que, como el de continente sub- a los antagonismos en elementos de su propio
desarrollado, antes que descripciones cons- reforzamiento.
tituyen juicios. La insistencia en explicar los Nadie puede negar que las diferencias so-
males de una parte del mundo condenada a bre las que se basaron y siguen basándose ta-
vivir entre el desorden y la tiranía, la violencia les ideologías son notorias, evidentes y hasta
anárquica y el despotismo, por la “ausencia” mensurables, pero de aquí no puede derivarse
de aquellas estructuras económicas y de aque- la idea, “sórdidamente judaica” podríamos de-
llas clases sociales que posibilitaron la demo- cir con Marx, de que la democracia es simple-
cracia en Europa y Estados Unidos no es sino mente el resultado de las condiciones sociales
una forma subvertida, y por ello ideológica, de y económicas propias del capitalismo y de la
concebir a nuestras sociedades como forman- revolución industrial. Si como anota Paz, re-
do parte de una realidad destinada inexorable- cordando a Castoriadis, “la democracia es una
mente a devenir Europa. Instaladas en el re- verdadera creación política, es decir, un con-
conocimiento de la tensión permanente entre junto de ideas, instituciones y prácticas que
un ser y un deber ser o, dicho de otro modo, constituyen una invención colectiva”, si sien-
de la relación entre un pasado y un presente a do el fundamento de la civilización moderna
rechazar y un futuro a realizar, tales interpre- es esencialmente “una creación popular” (Paz,
taciones constituyen un complejo ideológico y 1982: 41), la explicación de su agónico abrirse
también mítico que, explícita o implícitamen- paso en la realidad latinoamericana requiere
te, se propone ir al encuentro de fuerzas que de mucho más que la disección de esta para
552 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

aislar “causas” de no interesa qué índole. Pero Es evidente que una y otra dimensión guar-
aun aceptando una forma de razonar que pre- dan una estrecha relación mutua. Solo una pro-
supone una noción del tiempo histórico hoy funda “reforma intelectual y moral” en el senti-
indefendible, si concebimos a la democracia do gramsciano podía romper la inerte envoltura
no como una superestructura del capitalismo que mantenía a las masas populares en la pasi-
sino como una creación popular, es evidente vidad, pero para ello se requería de la presen-
que el análisis debe orientarse hacia la recons- cia de una élite transformadora cuya existencia
trucción –¿pero no es más correcto hablar de estaba condicionada por la puesta en fusión de
“construcción”?– morfológica de los diversos esas mismas masas. Roto o ausente este me-
y entrecruzados niveles horizontales de estruc- canismo de alimentación recíproca, la cultura,
turas, donde lo que realmente interesa es la for- como resultado de las acciones humanas, redu-
ma en que estas intervienen en el tejido social cíase a “ilustración” neutralizante y el espíritu
y no el revelamiento de un atributo particular público permanecía anclado en el tradicionalis-
otorgado a tal o cual de ellas por una interpre- mo autoritario. En este irresuelto nudo gordiano
tación finalista de la historia. Y en este sentido se empantanó la democracia americana, pero
resulta de fundamental importancia el énfasis la incapacidad de romperlo está también en el
que pone en su ensayo Paz sobre dos dimen-
siones de la realidad latinoamericana que el
reduccionismo economicista ha tendido a sos- conjunción de las dos dimensiones aquí señaladas? Re-
layar: los insorteados obstáculos con que debió cordemos las palabras de Gramsci cuando sintetizaba en
enfrentarse la conformación de una corriente dos puntos fundamentales la función del socialismo: “la
formación de una voluntad colectiva nacional-popular
intelectual crítica y moderna, por un lado, y por de la cual el Príncipe moderno es al mismo tiempo or-
el otro “la inercia y la pasividad, esa inmensa ganizador y expresión activa y operante”. El movimiento
masa de opiniones, hábitos, creencias, rutinas, socialista debía ocupar en las conciencias de las masas
convicciones, ideas heredadas y usos que for- populares el sitio ocupado por la divinidad o el impera-
man la tradición de los pueblos” (Paz, 1982)30. tivo categórico, y en tal sentido podía convertirse en la
base de un laicismo moderno y de una completa laici-
zación “de toda la vida y de todas las relaciones de cos-
tumbres”. Como fundamento de la civilización moderna,
30 ¿Qué otra cosa es el movimiento socialista sino la ¿qué es la democracia sino esta laicización del poder?
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx553

trasfondo de la bastardía e impotencia del socia- IV.


lismo. Porque estoy convencido que democracia
y socialismo son en América Latina la doble di- Aclarar, como he tratado de hacer hasta ahora,
mensión de un mismo proceso insisto en pensar la perspectiva del marxismo en que me coloco
que una lectura contextual de Marx –aunque y las motivaciones más generales de mi ensayo
no solo de este, claro está– puede ofrecernos –y subrayo la palabra por razones que explici-
elementos teóricos y políticos útiles para ex- taré más adelante– tiene el único propósito de
plicarnos el desarrollo histórico del marxismo, acotar con mayor nitidez el itinerario de una
pero también para tematizar hasta qué punto la circunnavegación alrededor de ciertos núcleos
forma teórica que adoptó en nuestro continente problemáticos que el texto, y los análisis críti-
vuelve nítida y perfila con mayor claridad una cos que mereció, lejos de cancelar ubican en un
limitación más estructural del intelecto ameri- suelo más fértil para su posterior dilucidación.
cano para reunificar conocimiento y vida o, para Sin embargo, debo confesar que tales análi-
decirlo con las palabras de Simmel, para arrai- sis32, no obstante encontrar en ellos objeciones
gar las ideas en la tierra. Si así fuera, el análisis válidas y sagaces y puntuales razonamientos
de las vicisitudes soportadas por el marxismo que abren nuevas perspectivas de búsqueda,
en su tentativa de ser forma teórica del proceso agudizan una sensación de la que nunca pude
de constitución de las masas como sujetos polí- desprenderme mientras redactaba mi trabajo.
ticos nos ayudaría a comprender esos pliegues
íntimos de las formaciones nacionales, esos
fenómenos retorcidos, asincrónicos, oscuros, la misma sensibilidad por estos fenómenos supuesta-
deformes, anómalos, siempre presentes en la mente “anómalos” que la que siempre caracterizó a los
trama de la sociedad, y a los que la persistencia intelectuales “reaccionarios”? Desde esta perspectiva
del estado de convulsión y crisis de las endebles resultaría de extrema importancia una relectura verda-
deramente crítica de todo el pensamiento conservador
repúblicas latinoamericanas arrastran con fuer- latinoamericano, que, me atrevería a adelantar, supo
za inusitada a la superficie31. ver con mayor lucidez que la izquierda los vastos conos
de sombras de nuestras sociedades.
32 Franco, Terán y De Ípola (1981); Franco (1981); Fi-
31 ¿No es hora ya que la cultura de izquierda tenga lippi (1982).
554 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Me preguntaba, y lo sigo haciendo, hasta qué “verdadero” que deba ser salvado a toda costa
punto la “oclusión” marxiana de nuestra reali- de las falsificaciones de sus discípulos, sino
dad puede ser leída exclusiva o fundamental- porque todo análisis fundado exclusivamente
mente en términos teóricos, es decir, en base a en la presencia constrictiva en su pensamien-
la contradicción que emerge entre un modelo to de “redes categoriales” que predeterminan
teórico-abstracto y una situación irreductible a su mirada oscurece –aun sin proponérselo–
sus parámetros esenciales. Y la pregunta tiene un problema más relevante, cual es el de su
importancia porque, si se contesta afirmativa- asistematicidad33, con la entera exigencia
mente la conclusión de Franco –pero no solo
de él–, resulta incontrovertible: “El hecho de
que Marx no percibiera las ‘regularidades’ de 33 Véase en la reciente “Introducción” de Oscar del
Barco a las Notas marginales al “Tratado de economía
la realidad latinoamericana no se explica por política” de Adolph Wagner, de K. Marx (1982: 11-28),
la inexistencia de estas, sino por la perspectiva una densa y significativa exposición de los alcances que
desde la cual las analizaba”. Dicha perspectiva puede tener para la “reinterpretación” de Marx una lec-
era un resultado de su adhesión “a la modalidad tura del carácter “fragmentario” de su discurso. Para Del
particular que tomó la relación nación-Estado Barco, el hecho de que siempre dejara inconclusos sus
escritos no es producto de la impotencia creadora del
en Europa” y teñía necesariamente “su concep- autor ni de falta de tiempo debido a una sobrecarga de
ción de la política, del Estado, de las clases, en sus tareas políticas; “se trata, más bien, de una compleja
realidad, del íntimo curso histórico de los pro- mutación en el objeto de estudio de Marx y, consecuente-
cesos”. La visión “eurocéntrica” de Marx era, mente, en la perspectiva del enfoque teórico. Por causas
por tanto, consecuencia inevitable de su con- […] que constituyen lo diferente del sistema capitalista
y que descentran todo el aparato teorético explicativo,
cepción, de su sistema de pensamiento. el objeto ha perdido su traslucidez y asibilidad, de ma-
Tiendo a pensar que un razonamiento es- nera tal que el discurso que pretende dar cuenta de ese
tructurado de la manera en que lo hace Franco, objeto no puede presentarse como un todo teórico, sino
siendo válido para explicar las nervaduras que está constreñido a ser un discurso molecular, genea-
esenciales del discurso marxista sobre la lógico […]; ese saber, en sentido propio, intenciona una
realidad a la que solo es posible acercarse a través de los
realidad latinoamericana, acaba haciendo de restos y las fracturas, los deslizamientos, las fallas y los
Marx su prisionero. Y es esto lo que me parece desechos de lo que durante tanto tiempo, y al menos en
discutible. No porque crea que exista un Marx el proscenio histórico, se creyó algo compacto y legal,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx555

que esta reclama de individualizar los puntos limitaciones de orden teórico oscurece en vez
límites de su pensamiento; todas esas fisuras de aclarar la cuestión? No pudiendo por ahora
por donde se cuela un discurrir que en su pre- extenderme en la consideración de temas que
tensión de dar cuenta de la densidad refrac- todavía despiertan en mí más interrogantes que
taria –no solo a la teoría, por supuesto– de la respuestas, me limitaré simplemente a plantear
trama social en su devenir histórico retorna algunas observaciones sobre las que valdría la
pendularmente a sus propios parámetros para pena seguir debatiendo. Veamos las referidas a
criticarlos y redefinirlos. Esta es la razón por la utilidad de establecer rígidos criterios de pe-
la que creo que trabajar en Marx obliga siem- riodización en la obra de Marx, a partir de los
pre a criticar en él todo aquello que lo impul- cuales pueda fundarse un análisis en términos
saba muchas veces a ser “marxista”. No niego de “ruptura de paradigma”, y la que versa sobre
que tal observación recae también sobre mi la naturaleza de su “eurocentrismo”.
texto: leído a dos años de distancia ofrece Es indudable que mi texto comparte con
fundadas razones para esa inquietud –que en los de Franco (1981; Franco, Terán y De Ípola,
realidad es más bien insatisfacción– que siem- 1981)– y me refiero específicamente a los su-
pre me inspiró. Pero como no se trata aquí de yos porque son los que de manera más clara y
justificar lo hecho sino de examinar una forma tajante han llevado a sus consecuencias extre-
de proceder de la crítica, poner el acento en mas algunos de mis análisis– un énfasis exage-
el carácter asistemático del pensamiento de rado en ciertos cambios sucedidos en el pen-
Marx obliga a no encerrar nuestro trabajo en samiento de Marx, luego del fracaso de la re-
la vivisección de sus limitaciones “teóricas” volución europea de 1848. Para designar tales
sino a proyectarlo hacia la plena admisión de cambios hemos utilizado expresiones fuertes
su radical ambigüedad. como las de viraje radical, mutación, quiebra,
¿En torno a qué problemas creo que un ra- superación, cambio y hasta ruptura de “para-
zonamiento fundado en el privilegiamiento de digma”, que prestaron la utilidad de agredir
violentamente la convicción de una continui-
dad sin relieves del discurso marxiano. ¿Pero
una pura objetividad estructurada según los cánones de hasta qué punto es correcto concebir como
la Razón” (ibíd., pp. 13 y 14). verdaderas “rupturas” estos cambios? Y si no
556 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

lo es, ¿en qué medida afectaron las hipótesis la consiguiente identificación histórica de la
fundamentales formuladas anteriormente? No producción con la clase obrera, por una parte,
creo que un concepto tan controvertido como y la burguesía, por la otra. El análisis de Marx
el de paradigma pueda dar cuenta per se de la en sus obras teóricas fundamentales se coloca
diversidad de planos, de discursos múltiples, así en una perspectiva de unificación mundial
que encierra un pensamiento fuertemente iner- como resultado de la tendencia a la universa-
vado por la política, o, dicho de otro modo, lización de las relaciones capitalistas. La po-
por posiciones y juicios de valor por lo gene- tencia explicativa de El Capital (Marx, 1980a)
ral no fundados “teóricamente”. En definitiva, tiende a hacer gravitar toda la historia en tor-
aceptar aun a título tentativo la validez de la no o como precedente de esta relación capi-
noción de paradigma para aclarar el sentido talista, con la finalidad de establecer su histó-
y los límites del descentramiento de la visión rico e inevitable cumplimiento y superación.
marxiana del acontecer histórico, solo es posi- La centralidad de la clase obrera –momento
ble a condición de convertir a su pensamiento a su vez central de ese paradigma marciano–
en una ciencia (tal como esta es entendida co- deriva de su condición de portadora exclusiva
múnmente) y no en una crítica que, como tal, del trabajo productivo, en la medida en que
no necesita para desplegarse de una ontologi- este se identifica y agota en la producción de
zación de lo social y de la naturaleza. Pero efec- mercancías. La perspectiva de la supresión
tuada una reducción semejante se evidencia del capitalismo, resultado de la capacidad or-
fuertemente discutible la afirmación de que ganizativa y revolucionaria del proletariado
en algún momento hubo en Marx tal cambio como agente histórico de la transformación,
de paradigma. es la matriz que determina en última instancia
Si el pensamiento de Marx es visto desde las opciones coyunturales en favor de tales o
la perspectiva de su constitución sistemáti- cuales procesos históricos. El hecho de que
ca, el paradigma que lo preside es un mode- luego, para construir, completar y verificar tal
lo teórico-abstracto construido en base a un modelo Marx haya considerado útil, o en cier-
esquema dualista de la sociedad, capaz de tos aspectos hasta imprescindible, ocuparse
captar efectivamente el momento genético de científica o políticamente de otras formacio-
la sociedad “cristiano-burguesa-capitalista” y nes económico-sociales,
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx557

[…] no afecta la naturaleza, por así decir, autosu- seguir los criterios interpretativos que de aquel
ficiente, autocentrada, o ‘céntrica’ […] de todo el se deducen. ¿En qué sentido los soslaya o los
proceso de configuración capitalista burgués que, violenta? En el sentido de que lo “político” tien-
en este sentido, no puede no decirse europeo y, de a ser visto no como una expresión lineal de
sin embargo, también en este caso está referido una relación de fuerzas instalada en lo “econó-
(al menos hasta los tiempos de Marx) solo a aque- mico”, en la esfera económico-productiva, sino
llas zonas particulares de Europa en que la abs- como autónomo lugar de resistencia contra el
tracción […] se habría realizado o se encamina a dinamismo revolucionario de la sociedad civil.
completar su dominio (Filippi, 1982). Si en su juventud su reflexión estuvo orientada
a tratar de ofrecer una respuesta al problema
No creo que pueda discutirse esta correcta de la autonomización de lo político como ca-
puntualización de Filippi, pero quizás valga la racterística esencial del proceso de autocons-
pena detenernos en ella para mostrar de qué titución del Estado moderno centralizado; si
modo nos sitúa frente a uno de esos nudos concibió la continuidad de la revolución como
problemáticos a los que antes hice mención y la expulsión de la sociedad civil de la categoría
sobre los que conviene reflexionar. Porque es de lo político, las vicisitudes de la revolución y
precisamente en su exilio londinense, cuando su fracaso en 1849 han hecho emerger el peso
inicia con los Grundrisse (Marx, 1972) el pe- de la política con toda su fuerza. El agotamien-
ríodo más productivo dedicado a la crítica de to de la revolución muestra la solidez del blo-
la economía política, el momento en que Marx que de fuerzas tendientes a la conservación,
afronta con mayor pericia y dedicación los pro- que mantendrán el sistema de equilibrio eu-
blemas de la política internacional y de la histo- ropeo impuesto desde antes de la Revolución
ria diplomática. Lo que quiero destacar es que, Francesa. Colocado en la situación de obser-
en la misma etapa de su vida en que redacta los vador tendencioso del desplegarse del capita-
textos que han sido tradicionalmente conside- lismo en el mundo, su análisis del proceso real
rados como la manifestación del materialismo de producción le permite analizar de manera
histórico, efectúa simultáneamente un análisis crítica la naturaleza de las fuerzas sustentado-
de los grandes temas de la política internacio- ras de tal equilibrio, y de las que en su interior,
nal en los que paradójicamente muestra no y fuera de él, son los protagonistas del mundo
558 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

moderno. Sin embargo, la anomalía marxiana la emancipación social y económica, y este es


resulta del hecho de que, una vez colocado en el sentido que da al concepto de “progreso”,
ese sitio excepcional que es la política inter- pueda abrirse paso es preciso simplificar, “mo-
nacional, la confianza indiscutible de Marx en dernizar” o si se quiere racionalizar el contex-
el determinismo de las fuerzas productivas es to internacional. Tal es en síntesis la propues-
contrastada en los hechos por la resistencia que ta, el principio rector desde el cual analiza
le opone la trama “política” de las relaciones de dicho contexto, intentando establecer pautas
fuerza entre los Estados. La energía disolvente para un movimiento socialista más imaginario
de las fuerzas productivas encuentra formas de que real en aquellos momentos. Pero lo que
neutralización, o barreras que tornan exaspe- quiero destacar es que, convirtiendo a lo po-
radamente lento su avance, en sólidos tejidos lítico y a lo estatal en obstáculos, Marx sub-
sociales que sustentan a poderes capaces de in- vierte la supuesta relación de determinación
tervenir de manera catastrófica en el contexto entre base y superestructura en el examen de
mundial. El “tiempo del capital” evidencia ser ciertos casos “nacionales”: Irlanda, Polonia,
distinto y no superponerse al “tiempo de las so- España, Rusia, etc. Nos enfrentamos así a una
ciedades” concretas, por lo que la explicación paradoja indescifrada: existe un Marx que en
de la lentitud y de la complejidad que adopta los años posteriores a la revolución de 1848
la difusión del modo capitalista de producción dedica sus afanes “teóricos” a la construcción
deberá ser buscado en el terreno de la política de un modelo teórico-abstracto que fuera a
y de las relaciones internacionales. la vez determinación de la ley de movimien-
Es verdad que Marx consideraba como un to de la sociedad capitalista y crítica radical
hecho negativo lo que se oponía a este de- de su existencia. En este “modelo”, la crítica
sarrollo capitalista. Entre sus convicciones de la política emana directamente de la crítica
más íntimas está la idea de que el movimiento de la economía política, por lo que no existe
emancipatorio de los hombres surge desde el espacio alguno para una teoría y un análisis
interior de la sociedad civil y que lo “político” positivo de las formas institucionales y de las
y lo “estatal” representan obstáculos que im- funciones de lo político. Podría decirse que,
posibilitan o retrasan la irrupción en la escena en última instancia, los temas de lo políti-
histórica de las fuerzas del progreso. Para que co habrán de ser exhibidos, a partir de este
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx559

modelo o sistema, como simple escenario reconoce a la sociedad civil una fuerza disrup-
(superestructural), a cuyas espaldas se agita tiva de propagación, asigna a lo político y a lo
la realidad de las clases. Como señalo en mi diplomático que se concentran en el Estado la
texto, la negativa a dotar de eficacia propia a tarea de bloquear la sociedad civil, de sofocar
la esfera estatal era una consecuencia inevi- sus potencialidades revolucionarias, por lo que
table de las modalidades de constitución del en su pensamiento gozan de un estatuto am-
sistema de Marx, expuesto en trabajos como pliamente autónomo. Lo político es frecuente-
los Grundrisse (Marx, 1972) el “Prólogo” de mente visto por él como el autónomo lugar de
1859 a la Contribución a la crítica de la eco- resistencia contra el dinamismo de la sociedad
nomía política (Marx, 1980c) y El Capital
(Marx, 1980a).
podría haber citado muchos otros textos orientados en
Pero, y aquí viene la paradoja, por esos mis- el mismo sentido. Porque este principio de Marx es fun-
mos años, “en sus análisis concretos”, Marx damental en su razonamiento, el marxismo tuvo siem-
privilegia la autonomía de la política hasta tal pre serias dificultades para explicar el poder dictato-
punto que puede analizar el asiatismo ruso- rial. Cuando, como en el caso de Napoleón III, el Estado
mongol, por ejemplo, en sus solas compo- no aparecía dominado por ninguna clase determinada,
el hecho era presentado como la resultante de una si-
nentes político expansionistas34. Así como tuación “transitoria” de equilibrio de fuerza entre las
clases, que permitía una “momentánea autonomización
del Ejecutivo”. Es esta situación particular la que Marx
34 Véanse, por ejemplo, sus Revelaciones sobre la describe en sus escritos histórico-políticos como Las
historia diplomática secreta del siglo XVIII (Marx, luchas de clases en Francia (Marx, 1973a) y El diecio-
1980b). Este texto casi desconocido de Marx evidencia cho brumario de Luis Bonaparte (Marx, 1973b). Pero
por sí mismo hasta qué punto una lectura paralela rela- lo que quedaba sin explicación era el hecho de que, una
tiviza, o por lo menos condiciona y delimita, el valor ge- vez instaurado, el Estado dictatorial, estaba siempre en
neral de algunas afirmaciones por todos aceptadas, y de condiciones de perseguir una política independiente
las que en mi libro me hice partícipe. Por ejemplo, en la porque en realidad se había convertido en una potencia
página 130 sostengo que “la negación del Estado como en sí mismo. Lo cual, y aquí vuelve a reaparecer la “pa-
centro productor de la sociedad civil es un principio radoja” marxiana, es lo que muestra con lujo de deta-
constitutivo del pensamiento de Marx”. Cito allí el cues- lles y hasta con exageración Marx en sus Revelaciones,
tionamiento que él hace de la concepción hegeliana de redactadas, como se sabe, en la misma época de sus
la productividad de la sociedad civil por el Estado, pero artículos sobre la revolución en España y sobre Bolívar.
560 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

civil35. En mi ensayo aclaro que este privilegia- que hay suficientes razones para refrendar esa
miento del carácter “político” de ciertas situa- afirmación, pero me preocupa que el relega-
ciones –siempre presente en Marx– pertenece miento de esta aceptación de la autonomía de
más bien a los “puntos de fuga” del sistema, an- lo político a la condición de “punto de fuga” del
tes que ser deducibles del sistema mismo. Creo sistema le otorgue un carácter tan excepcional
que acabe finalmente por arrinconar en una
supuesta “anomalía” o “heterodoxia” del pro-
35 Aunque existan diversas teorías “marxistas” de la pio Marx todo aquello que en realidad muestre
política, no existe en cambio una teoría marxista de la la diversidad de formas en que se explicita su
política. Como subraya Bongiovanni, lo que existe, en crítica de la política. No pudiendo convertirse
realidad, es una crítica marxiana de la política. “Cuan- en ejemplificaciones de un método preconsti-
do Marx adopta en positivo categorías de la política no
las reelabora (lo cual sería imposible), sino que toma
tuido (o deducido), los exámenes históricos y
en préstamo aquellas provenientes de la gran tradición políticos de Marx son finalmente separados de
democrática y revolucionaria precedente. […] Pero en aquellas obras suyas privilegiadas como “teóri-
su análisis las categorías de lo ‘político’ y hasta de lo ‘di- cas”, y reducidos a escritos “de ocasión”, pane
plomático’ gozan de amplia autonomía: gravitan sobre lucrando, y por lo tanto “menores”. La división
la realidad histórica, en sus escritos ‘periodísticos’, ‘po-
líticos’ e ‘histórico-diplomáticos’, seguramente no me-
de sus obras o escritos en mayores y menores
nos y quizá más que la ‘economía’ y las ‘clases’ de sus funda la posibilidad de una lectura donde las
epígonos marxistas.” En Marx, en cambio, “lo ‘político’ “anomalías” constituyen una forma indirecta
es con frecuencia visto (internacionalmente) como el de demostrar la existencia de una “norma”, o,
autónomo lugar de resistencia contra el dinamismo re- dicho de otro modo, de una “ortodoxia”.
volucionario de la sociedad civil” (Bongiovanni, 1981:
li). Desde este punto de vista, creo que es cuestionable
De ahí que me parezcan fuertemente cues-
la observación de Franco de que la falta de elaboración tionables todas aquellas posiciones que, al en-
en Marx de “un conjunto sistemático de categorías po- fatizar en Marx su construcción teórico-siste-
líticas independientes” le impidió “identificar los fenó- mática, descalifican el valor de escritos suyos
menos reales en su propia esfera e identificar las deter- que la contradicen, sin advertir que esta cir-
minaciones de la institucionalidad política”, puesto que
tal ausencia no lo tornó desvalido ante el curso íntimo
cunstancia suscita un problema a dilucidar. Si
de otro proceso –el de Rusia– que también “descendía la masa de significantes y de enunciados cuyo
de las alturas”. conjunto constituye la obra marxiana no es un
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx561

todo homogéneo sin diferencias ni jerarquías, eurocéntrico”, como destaca Franco (Franco,
¿cómo pensar y establecer la relación que es- Terán y De Ípola, 1981: 70), resultaría extrema-
tos escritos guardan con la obra global? ¿Hasta damente difícil no encontrarlos en toda la obra
qué punto su lectura estuvo o está condiciona- de Marx desde sus primeros escritos hasta los
da desde un principio por la concepción global últimos. Los nítidos y paradójicos “descentra-
del sistema que la subtiende? Pero debemos mientos” de la historia que advertimos en sus
preguntarnos también si ciertos escritos (los escritos tardíos sobre Rusia o las comunidades
referidos a España, Rusia, Irlanda, Polonia o de aldea, además de remitirnos a tensiones de
América) están o no en condiciones de inau- su pensamiento claramente distinguibles en
gurar, a su vez, una definición o redefinición de sus trabajos juveniles, no requieren para ser
la morfología del corpus teórico global, y bajo explicados que se los conciba como abandono
qué requisitos pueden aspirar a reformar, re- o modificación radical de ningún paradigma.
construyéndolo, la identidad del sistema hasta El rechazo por parte suya de la tentativa de
ahora admitido. transformar su reconstrucción genético-es-
Son estas las razones por las que descreo de tructural en una teoría histórico-filosófica, que
la utilidad de extrapolar de los escritos de tal para Franco implica el “pasaje de un sistema
o cual época de Marx una serie de elementos interpretativo a otro”, no requiere en realidad
o de creencias para ordenarlos y jerarquizarlos de la sustitución de un paradigma que, fundado
luego de modo tal que constituyan un “paradig- como él lo hace, puede admitir “anomalías” que
ma”, el que por supuesto no podría tener otro en definitiva no lo cuestionan como tal.
atributo que el de “eurocéntrico”. Pienso que Franco advierte las dificultades que plantea
la creencia en el progreso, en la necesidad del una interpretación “teoricista” cuando acla-
dominio del hombre sobre la naturaleza, en la ra “que el pasaje de un sistema interpretativo
revalorización de la tecnología productiva y a otro no es suficientemente claro, no solo en
en una laicización de la visión judeocristiana el plano del contenido sino también en el de
de la historia, subyacente en el pensamien- los tiempos” (Franco, 1981: 21), hecho este
to de Marx, jamás lo abandona. Por lo que si que desde mi punto de vista tiene una impor-
estos elementos constituyen el basamento tancia hermenéutica radical en la medida en
valorativo y cultural de un “típico paradigma que obliga a “contextualizar” o, dicho de otro
562 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

modo, a “politizar” las lecturas de los inocul- bastarda, impura, de una idea que lo sustenta y
tables cambios, desplazamientos, “alteraciones trasciende y que designa realidades tan fuertes
de los centros de referencia”, incorporación de como la de “Occidente”, de “metafísica occi-
nuevas temáticas, evidentísimas en el discurso dental”, etc. Si así fuera el caso, como creo que
marxiano. En definitiva, estoy firmemente con- lo es, Marx es tan eurocéntrico como Bolívar,
vencido de que existen en Marx concepciones Martí, Sarmiento, Rosas o cualquier otro; toda
fuertemente arraigadas, elaboraciones teóricas América es eurocéntrica, y de un modo tal que
“fuertes”, que fundan una lectura en clave de la categoría deja de tener valor explicativo al-
“sistema”, al cual, como bien distingue Filippi, guno para analizar el tema que nos preocupa.
deberíamos designar con mayor propiedad “ca- Cuando Marx cuestiona de hecho el paradig-
pitalístico-céntrico”. Si queremos ser estrictos, ma de una sucesión unilineal de transformacio-
no podemos hablar de “eurocentrismo” frente nes históricas –que emerge de sus textos y del
a una elaboración que reconoce explícitamen- cual es muchas veces prisionero–, sienta la po-
te el desplazamiento del centro de gravedad sibilidad de pensar las diferencias, el paralelis-
capitalista –y por tanto el centro de la revolu- mo, la discontinuidad temporal de los procesos
ción– de Europa occidental a diversos otros lu- de transformación. En esos momentos, que no
gares; a menos que otorguemos a dicha noción están situados en una precisa etapa de su vida,
un significado más “filosófico”, y no referido o solamente en ella, que no son por tanto “pe-
por tanto a la “ideología” o al “gusto” de Marx, riodizables” porque recorren transversalmente
ni tampoco a su “modelo teórico-abstracto”. su pensamiento, manifiesta de manera incon-
Desde esta perspectiva podemos preguntar- trovertible que lo asedian otras visiones o ideas
nos hasta dónde ese sentido filosófico de eu- en las que las figuras dialécticas son continua-
rocentrismo hace referencia más bien a la idea mente forzadas, las contradicciones destroza-
de una unificación ecuménica de los hombres, das en sus elementos constitutivos, el movi-
a una suerte de “polis” que permita pensar al miento histórico permanentemente dislocado y
género humano como una unidad, y si pensar- proyectado hacia adelante sin dirección ni sen-
lo de esa manera no establece por sí mismo tidos previos, o preconstituidos. No creo que
ciertos criterios antropocéntricos en base a los este sea el “Marx verdadero” que deba sustituir
cuales el “eurocentrismo” no es sino una forma a cualquier otro descalificado como “falso”, por
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx563

la sencilla razón de que uno y otro están siem- explicativas de su método. Ninguna de estas
pre presentes de alguna manera en una obra consideraciones, por más presentes que estén
que, al rechazar aparatos conceptuales defini- en Marx y que influyan sobre su manera de si-
tivos para analizar los problemas sobre los que tuarse frente a la realidad, me parecen suficien-
versa, acaba siendo tan enigmática como fas- tes por sí mismas para explicar el fenómeno.
cinante. Es la plena aceptación del carácter no Todas ellas menosprecian, curiosamente, la
“unívoco” del pensamiento de Marx, recorrido perspectiva política desde la cual Marx analiza
como está por fuertes tensiones problemáti- el contexto internacional, al mismo tiempo que
cas, lo que me impulsa a enfatizar la impronta señalan su falta como una consecuencia inevi-
“ensayística” de mi trabajo. A los lectores les table de la rigidez de su hipótesis interpretati-
tocará juzgar hasta dónde mi propósito ha sido va. No eran esquemas teóricos definidos, sino
alcanzado, pero definir su intención es ya una más bien opciones estratégicas consideradas
forma de preconizar un estilo de trabajo capaz como favorables a la revolución, lo que lleva-
de sustraerse a toda aproximación totalizante, ba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar
como una posibilidad concreta de encarar pro- fuerzas. La matriz de su pensamiento no era
ductivamente los diversos y contradictorios ni- por tanto el conocimiento del carácter progre-
veles de problemas que la realidad plantea; una sivo del capitalismo sino la posibilidad que esto
realidad que, como la latinoamericana, apare- abría de la revolución. Es la revolución el sitio
ce en Marx bajo la modalidad perturbadora de –¿pero es en realidad un “sitio”?, ¿no es más
una no-presencia, un objeto que no es tal, un preciso, y a la vez ambiguo, decir el “punto”
mundo que rehúsa tornarse “visible”. para eludir el riesgo de una connotación “geo-
América Latina no aparece como tal en gráfica” de la palabra?– desde el cual se carac-
Marx, no porque la modalidad particular de la teriza la “modernidad” o “atraso” de los movi-
relación nación-Estado en Europa obnubile su mientos de lo real. Y porque esto es así, la ben-
mirada, ni porque su concepción de la política dición o la maldición marxiana caen de manera
y del Estado excluya la admisión de lo diverso, aparentemente caprichosa sobre los hechos.
ni tampoco porque la perspectiva desde la cual Aceptando el carácter “progresista” del capita-
analiza los procesos lo conduzca a no com- lismo, es la Inglaterra “moderna” la que resulta
prender sociedades ajenas a las virtualidades denostada por Marx debido a su colusión con
564 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el baluarte reaccionario del zarismo. El con- nacionales no parecen obedecer a “procesos


texto internacional no puede ser analizado, en globales”, “mediaciones” o “totalizaciones” que
consecuencia, única y exclusivamente a partir den un sentido único, un orden de regularidad,
de la confianza –innegable en Marx– del deter- a sus movimientos. Por cuanto no existe en él
minismo de las fuerzas productivas. Requiere ninguna “teoría” de la cuestión nacional, los
de otras formas de aproximación que permi- momentos nacionales son solo variables de
tan visualizar aquellas fuerzas que, puestas en una propuesta política de destrucción de todo
movimiento por la dinámica trastocadora del aquello que bloquea el desarrollo del progreso,
capital, tiendan a derruir todo lo que sofoca el de la democracia y de la revolución. En última
libre desenvolvimiento de los impulsos de la instancia, las naciones que realmente interesan
sociedad civil. Porque el desarrollo del modo a Marx son las que, desde su perspectiva, pue-
capitalista de producción sucede sobre un den desempeñar tal función histórica.
mundo profundamente diverso y diferenciado, Como América Latina era por él considera-
tratar de mostrar y de mutar la proteiforme rea- da desde la perspectiva de su supuesta o real
lidad de este obliga a dejar de lado cualquier función de freno de la revolución española, o
pretensión de unificarlo de manera abstracta y como Hinterland de la expansión bonapartis-
formal y abrirse a una perspectiva micrológi- ta, su mirada estuvo fuertemente refractada
ca y fragmentaria. En la enumeración material por un juicio político adverso; procedimiento
de lo que es verdaderamente, está encerrada la este que se torna muy evidente en su escri-
posibilidad de aferrar la realidad histórica con- to sobre Bolívar. El hecho de que a partir del
creta para potenciar una práctica transforma- reconocimiento de una perspectiva que se
dora. Es desde la política, desde la admisión de transformó en un verdadero prejuicio políti-
la diversidad de lo real, desde la presentación co podamos rastrear luego hasta qué punto tal
de los elementos contiguos de la historia social prejuicio se alimentó de aromas ideológicos,
de su tiempo, como Marx intenta fundar una de concepciones teóricas y de ideas originados
lectura que descubra en los intersticios de las en su formación ideológica y cultural no invali-
sociedades los huecos por donde se filtre la di- da la necesidad de privilegiar una dirección de
námica revolucionaria de la sociedad civil. Tal búsqueda acorde con el sentido mismo de la
es la razón de por qué sus análisis de “casos” obra de Marx. A partir de las conclusiones aquí
Marx y América Latina: El Bolívar de Marx565

expuestas, el lector podrá preguntarse si ellas Althusser, L. “El marxismo como teoría
no cuestionan en todo o en parte mi ensayo; ‘finita’” en AA.VV. Discutir el Estado
si algunas de las reflexiones hechas dos años (México: Folios).
después de su elaboración inicial no obligan a Aricó, J. y otros 1978 Mariátegui y los
someter a una crítica radical ciertas líneas de orígenes del marxismo latinoamericano
razonamiento hoy consideradas insatisfacto- (México: Cuadernos de Pasado y Presente
rias. Si así fuera, me sentiría plenamente satis- N° 60) [Publicado también en Socialismo y
fecho, porque aun de esa manera habría alcan- participación (Lima) N° 5: 13-42, diciembre
zado el objetivo que me propuse de privilegiar de 1978].
la sustantividad de un tema, no solo para poner Auciello, N. 1981 La ragione politica. Saggio
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Ni cinismo ni utopía*

1. Incursionar en el tema de la democracia,


no meramente desde la perspectiva de la
teoría política, o como un insoslayable emergen-
destilar el esperado desbloqueo político. Hablar
de las condiciones de una democracia posible
en la Argentina de las próximas dos décadas,
te de ese otro debate epocal sobre la crisis de fe nos tornaría así inmediatamente culpables de
en la razón y el socialismo, abordarlo como una gestionar, por lo bajo, la recuperación de esa
indagación lo más situada posible acerca de la pequeñísima cuota de libertad que nuestra re-
posibilidad o imposibilidad del establecimiento descubierta fe democrática permita obtener del
de formas democráticas en un plazo tendencial festín de los vencedores.
o previsible en la Argentina de las próximas Discutir este problema implica un mínimo
décadas –esta discusión así situada incurre en de buena fe, que descuento en todas las cola-
un doble riesgo. El de transformarse en un au- boraciones incorporadas en este número de
tocomplaciente viaje a un país de Jauja proyec- Controversia. Pero requiere también de ciertas
tado ilusoriamente a un futuro para el que no otras cosas que, como es lógico, varían confor-
parecen evidenciarse sus fundamentos reales me se modifique la perspectiva político-cultu-
a corto o mediano plazo; o también –y esta es ral desde la cual se analiza el problema. Para
la sospecha que siempre despierta el tema en una persona formada en la cultura socialista de
el suspicaz mundo del exilio político– la bús- matriz marxista, como es mi caso, por ejemplo,
queda de un pasaporte que nos permite incor- lo obligatorio sería partir –como era usual en
porarnos a ese vaho pestilente que comienza a la Tercera Internacional desde su fundación
hasta 1935– de la idea de la democracia como
*
Primera edición: Aricó, J. 1980 “Ni cinismo ni uto- disfraz burgués, “superado” por el socialismo
pía” en Controversia (México), N° 9: 15-16, Suplemento (“el socialismo supera la democracia”, dice
La democracia como problema, diciembre. Lenin). Aunque podría adoptar la fórmula que
570 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

comenzó a imperar desde esa fecha en adelan- democracia encubre una acción tendiente a
te: “el socialismo como plena realización de la anularla en el futuro. La lucha democrática y
democracia”, o directamente, de la identidad socialista por un “nuevo” tipo de democracia,
de ambas categorías. La ambigüedad de las re- no es sino un burdo disfraz de un astuto plan
laciones categoriales muestra la presencia de de captura del poder en lugares donde el par-
una fuerte tensión irresuelta en el movimiento tido comunista constituye una minoría incapaz
socialista. Tratando de no abandonar el campo por sí sola de arrastrar al conjunto de fuerzas
de la democracia, los socialdemócratas olvida- democráticas detrás de consignas como las de
ron el socialismo. Aferrados al mito del socia- “dictadura” del proletariado. Quizás debiera
lismo como superador de la democracia, los valerme de viejos recuerdos para ilustrar este
comunistas acabaron instalando una autocra- hecho. Veamos el siguiente.
cia. Lo que quedó es cualquier cosa, pero nunca Resulta curioso que en toda esta discusión
socialismo. actual sobre democracia y socialismo mientras
Si así eran las cosas, hablar de democracia se habló de muchas cosas, otras pasaron bas-
en el seno de la izquierda no-socialdemócrata tante ignoradas. Una de ellas es que la discusión
(utilizó este término simplemente para comu- más tensa, pero con enormes posibilidades de
nicarme, no porque crea que tiene alguna de- resolución positiva en el plano de la política, fue
notación precisa) no era sino incurrir en una la que comprometió a socialistas y comunistas
forma duplicidad. La famosa “doppiezza” a europeos –y no solo a ellos, pues el “browde-
la que hacen mención crítica los comunistas rismo” debe ser también colocado en ese terre-
italianos. Mientras hablamos públicamente no– a finales de la Segunda Guerra Mundial. En
democracia y sostenemos basarnos en sus mé- los años 1945-1947, los procesos de transición
todos para construir nuestras propuestas, ins- encarados en los países de Europa Oriental
tituciones y estilos de acción política, en nues- partían de la unidad socialista y comunista (no
tro fuero íntimo, en los entresijos de nuestro organizativa, sino política y de objetivos) para
pensamiento del mundo y de la sociedad, en proponerse la construcción de una democracia
el cuerpo de nuestra teoría, en nuestros obje- avanzada (“nueva democracia”) con base en las
tivos finales, etc., etc., somos profundamente reformas de estructuras y el pluralismo político.
jerárquicos y autoritarios. La apelación a la La alianza del bloque obrero urbano (socialista
Ni cinismo ni utopía571

y comunista) con los partidos campesinos que No creo que pueda a ustedes explicarles lo
eran verdaderas expresiones de masa del mun- que pasaba por nuestras cabezas en esos años.
do rural predominante en aquellas sociedades. Estaba la experiencia gloriosa hecha por la
Rechazado el modelo soviético como único y Unión Soviética en la guerra; pero había tam-
excluyente, el método democrático aparecía bién muchas otras cosas que nos maravillaban:
como connatural al proceso de transición a una los comunistas chinos en Yenán, la resisten-
forma social autorregulada. En la complejidad cia yugoslava, el reencuentro con su patria de
de la sociedad, en el reconocimiento de este he- Dimitrov, los triunfos comunistas y socialistas
cho como un valor positivo y no negativo, resi- en Francia e Italia, etc., etc. Un mundo nue-
día la garantía del mantenimiento de un pluralis- vo se abría ante nosotros. Era natural que las
mo cultural, ideológico y político, en el interior viejas fórmulas caducaran. A diferencia de lo
de cuya dialéctica se perfilaban los ineludibles ocurrido en el interior del comunismo francés
puntos de ruptura. Las formas democráticas, hace dos o tres años, nadie por aquella época
antes negadas como “disfraces”, eran ahora va- se rasgó las vestiduras, y es curioso que man-
lorizadas como expresivas de la morfología de teniendo mi mente el brumoso recuerdo de las
la complejidad del movimiento social. La dicta- conferencias de 1948, no haya registrado o con-
dura del proletariado, en la forma concreta que servado dato alguno de resistencias o perple-
asumió en la revolución rusa, era archivada jun- jidades sobre esta reformulación estratégica,
to con el movimiento soviético que contribuyó que parecía solo refrendar en la teoría, lo que
a delinear. la práctica de aquellas experiencias avanzadas
En un ciclo de conferencias pronunciadas estaba realizando. Por lo que diría que una nue-
a mediados de 1948 con motivo del centena- va perspectiva de avance hacia el socialismo
rio del Manifiesto comunista (1958), Vittorio era, en esos momentos, parte importante del
Codovilla nos explicaba, con su manera ram- movimiento democrático y socialista mundial.
plona de atravesar los terrenos teóricos, cómo 2. Sin embargo, el noviazgo entre democra-
“la democracia popular aseguraba una transi- cia y socialismo duró muy poco tiempo. En
ción al socialismo sin pasar por la dictadura del realidad, ya estaba roto con los acontecimien-
proletariado” (éste era más o menos textual el tos que condujeron en septiembre de 1947
título de una de las conferencias). a la constitución del Cominform, aunque el
572 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

cambio de ruta apareciera públicamente por He recordado este hecho solo con el afán
los mismos días de las conferencias codovi- “provocativo” de mostrar que todo el deba-
llianas cuando la resolución condenatoria de te actual tiene una larga historia previa y que
Yugoslavia, lanzada por el Cominform el 28 de conviene siempre mantenerse aferrado a una
julio de 1948, frente al estupor y la incredulidad perspectiva “terrenal”, no ideologizante ni pu-
del movimiento comunista mundial, mostró ramente “especulativa” de los grandes proble-
que el período de las “vías nacionales” quedaba mas teóricos, si queremos realmente encontrar
clausurado quizás para siempre. sus formas de resolución práctica.
No existen aun explicaciones suficientemente Para nuestro caso, esto significa que, aunque
satisfactorias de las razones que motivaron estos lleguemos a la conclusión de que las razones
hechos, pero lo que importa destacar es que es determinantes de la ruptura entre democra-
si los comunistas yugoslavos pudieron triunfar cia y socialismo (digámoslo así) en los prime-
como fuerza de dirección ideológica y política ros años de posguerra son otras, nadie puede
de su pueblo es porque supieron incluir en su desconocer las agudas tensiones que fueron
reformulación radical del proyecto socialista, emergiendo de la puesta en funcionamiento
como un principio esencial del nuevo Estado, del de democracias avanzadas en el este europeo.
partido, de las empresas industriales y agrarias, Surgieron gravísimos problemas teóricos y
de las administraciones nacionales, regionales y prácticos para la resolución de los cuales no
locales, la plena participación de los ciudadanos. había soluciones previas, ni podía haberlas,
Y no debe por ello sorprendernos que el primer como es natural.
serio cuestionamiento del monolitismo soviético La admitida dialéctica entre democracia y
aparezca en una línea de continuidad con esta socialismo fue rota no simplemente porque
experiencia de mediados de los cuarenta, y que a los comunistas eran y son autoritarios por su
su vez haya pugnado por encontrar una forma de teoría y por su práctica política. Dejando de
resolución de los grandes problemas suscitados lado este problema que requiere de un discur-
por el proceso de transición avanzando audaz- so distinto, hay que reconocer que esa dia-
mente en la instauración de un poder autoges- léctica se rompió porque toda propuesta de
tionario de los trabajadores, o dicho más propia- transición, en la medida en que está colocada
mente, de los productores. necesariamente en un plano productivista, es
Ni cinismo ni utopía573

esencialmente autoritaria y genera tensiones izquierda en un plano de duplicidad, de lacera-


que acaban por apagar la democracia. No se ción entre ética y política, de un cinismo gene-
puede reorientar en un sentido anticapitalis- ralizado que la llevaba a reclamar para su país
ta el funcionamiento de la vida económica de cosas cuya inexistencia defendía en otros.
una sociedad sin una decisiva presencia del Es en este terrible quid pro quo el que hoy
Estado. Pero un proceso de estatalización cre- ha estallado por los aires. Porque no es cier-
ciente de la sociedad provoca un sofocamien- to que el socialismo asegure las necesidades
to cada vez mayor de los espacios democráti- históricas de los hombres cercenando sus li-
cos. Este es el dilema que se planteó en aquel bertades fundamentales. A la larga, dicho cer-
entonces y es el dilema en que están encerra- cenamiento impide la satisfacción de las nece-
dos los procesos de cambio hoy. Para decirlo sidades históricas. Hoy la crisis del socialismo
de un modo lapidario: pan y democracia pa- nos está mostrando que entre pan y democra-
recen ser términos excluyentes; lo único que cia no es posible trazar una línea divisoria
resta es optar por lo uno o por lo otro. Durante pues si así se hace lo que también desaparece
largos años la izquierda latinoamericana –y no es el propio socialismo. En sociedades com-
solo esta, por supuesto– justificó el socialismo plejas como son cada vez más las modernas,
“real” sobre la base de la admisión de que ha- el socialismo no pareciera poder abrirse paso
bía sido capaz de resolver los mismos proble- con base en una confianza iluminista en la
mas que afectaban sin solución a los pueblos capacidad de la razón programadora, sino al
latinoamericanos. Para ella, quienes desde la revés, cuestionándola en todo lo que tiene de
izquierda se empeñaban en hablar de demo- recuperación neocapitalista. Solo cuestionan-
cracia, lo hacían solo con el propósito mez- do el armonicismo de los modelos socialistas
quino de negar las conquistas del socialismo, es posible admitir la conflictualidad social y
porque, en última instancia, ¡qué importaban la interacción política como un fenómeno e
las miserables libertades burguesas, como las insuprimible de toda sociedad futura, y por
de disponer y poder leer el periódico que cada tanto presente. El socialismo recompone la
uno prefiera, frente a los incontables benefi- dialecticidad de su relación con la democra-
cios que el socialismo dio al hombre! Este di- cia al incorporar al pluralismo (político, orga-
lema aparentemente insuperable colocó a la nizativo, ideológico, cultural, etc., etc.) como
574 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

un valor propio, insuprimible, pero al hacerlo pero con el máximo de capacidad crítica de-
cuestiona radicalmente todas las experiencias bemos aprender a medirnos con los hechos.
socialistas concretas. 3. Es por todo esto por lo que para quien,
Para todos estos problemas, los socialistas como uno, nunca pretendió ser otra cosa que
no tienen soluciones prácticas, ni el marxis- un socialista a secas, y que durante muchos
mo respuestas teóricas. Pero yo me pregunto: años pensó que era el movimiento y la teoría
¿Las tiene o las tuvo alguien? ¿Es una respues- comunista los que expresaban más fielmente
ta el capitalismo? ¿No estamos asistiendo a la aquel ideal, el problema debe comenzar por
quiebra de los paradigmas ideológicos sobre la negativa a aceptar cualquier tipo de iden-
los que se constituyeron las sociedades bur- tificación entre socialismo y democracia, o
guesas? ¿No comenzamos a aceptar la idea cualquier tipo de supeditación de uno al otro
de la ingobernabilidad de tales sociedades? A término. Si a esta altura del mundo, de un mun-
su vez, ¿el hecho de que cuestionemos firme- do terrible colocado ante la alternativa de un
mente las experiencias socialistas existentes irrefrenable proceso de autodestrucción, el
significa que neguemos los avances logrados ideal socialista tiene todavía sentido, es porque
en el crecimiento y redistribución de los re- fuera de sus ideas esenciales, de sus grandes
cursos?, o dicho de otro modo, ¿significa ideales de transformación social y de configu-
que debamos renunciar a todo proyecto de ración de una nueva comunidad humana, solo
reconstrucción programada y en un sentido entrevemos la barbarie y no una forma civil de
societario de la sociedad? ¿Existe una tercera relación del hombre con sus semejantes. Casi
vía que nos permita escapar del capitalismo podríamos decir que lo que muestra hoy la rea-
para construir una sociedad más igualitaria, lidad del mundo es que para poder ser tal re-
pero a la vez más infinitamente democrática quiere necesariamente del socialismo.
y libre? Creo que es aquí donde el debate se Pero siendo diverso, el ideal socialista se
muerde la cola y se muestra absolutamente sostiene como tal solo a condición de admitir al
incapaz de avanzar en propuestas inéditas. Y método democrático como camino de su efec-
donde no parecemos ser capaces de eludir la tivización. Solo así el mundo incontenible de
corrida a la utopía, o la aceptación cínica de lo diverso y de lo complejo puede abrirse paso
lo existente. Es aquí donde con toda buena fe, de una manera no negativa, sino positiva, como
Ni cinismo ni utopía575

una nueva forma de vida moral y cultural de más da que a los nuevos ídolos los llamemos
las masas. Si nos oponemos a la unidimensio- nacionales y populares o socialistas, peronis-
nalización capitalista, no podemos doblegarnos tas o marxistas, si a todos los define su pobre y
ante tendencias semejantes rotuladas de “so- miserable condición de “ídolos”? Introducirse
cialistas”. La desaparición del capitalismo no en el tema significa una actitud distinta, por-
significa, como creímos ingenuamente durante que así como el debate sobre la democracia
tantos años, el retorno de lo complejo a lo sim- no es mero resultado de la crisis teórica el
ple; por el contrario, supone una diversificación marxismo, sino el reconocimiento de una cri-
gigantesca de las formas sociales que maduran sis radical de todo el mundo civilizado, por el
como formas de contestación en el seno de la momento, la discusión sobre la democracia en
sociedad burguesa. La pluralización social y por la Argentina no es una evaluación de los acier-
lo tanto el método democrático de resolución de tos y los errores de los socialistas argentinos,
las diferencias en eterno proceso de aparición sino de las debilidades de toda la sociedad en
y desaparición (los “nuevos sujetos sociales”), su conjunto y en primer lugar de su movimien-
aparecen así como los fundamentos sobre los to popular hegemónico: el peronismo. Discutir
cuales el socialismo puede abrirse paso. sobre la democracia en la Argentina es, por
Para mí, por lo tanto, discutir de democracia esto, abrirse a una actitud de modestia, com-
significa comenzar a preguntarme por muchas prensión y autocrítica que compromete, como
de las cosas que jamás me pregunté, pero no es lógico, a todo el espectro de fuerzas de iz-
para descubrir las supuestas virtudes del capi- quierda, pero también, y en primerísimo lugar,
talismo, o del populismo, o de cualquier otro a la fuerza política, al movimiento popular que
ismo que se presente, ni para aceptar la separa- tuvo fundamentalmente en sus manos la posi-
ción un tanto falaz entre democracia formal y bilidad de asegurar, o por lo menos, defender
democracia sustantiva y demostrar los méritos de mejor manera el terreno democrático en el
de una en contra de los deméritos de la otra. que debían mantenerse firmemente arraigadas
Yo diría que esta sería una forma de ocultar la todas las propuestas de avance social.
verdad o de “generar nuevos ideologismos so- Desde esta perspectiva, introducirse en el
bre el tema”, como observa N. Casullo en este tema de la democracia significa de un modo u
mismo número de Controversia (1980). ¿Y qué otro receptar la crítica que el presente ya hizo
576 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del pasado, acoger plenamente esa crítica real 4. Todo nuestro empeño ha estado siempre
que aunque se debata infructuosamente por al- orientado a mostrar la presencia en la Argentina
canzar el nivel del concepto, está ya instalada de fuerzas poderosas que, coaligadas, se con-
en la política. Y el hecho de que por nuestra virtieron en las barreras insuperables de toda
condición de trasterrados –permítaseme el tér- democratización efectiva de la sociedad. No
mino menos pretencioso aunque más cierto–, importa cómo hayamos denominado cada uno
estemos objetivamente situados fuera del jue- de nosotros a esas fuerzas; metafórica o cientí-
go político argentino es una condición no nega- ficamente, ética o políticamente, nosotros eran
tiva, como insistimos en pensar, sino positiva, y son siempre las mismas: los dueños de la tie-
pues lo que buscamos decir no son las verda- rra, la gran burguesía, el imperialismo extranje-
des “oportunas” sino aquellas otras que son en ro, la burocracia de Estado, etc. Pero si esto es
el fondo las únicas ciertas, y valga la paradoja. así, ¿no es hora ya preguntarse por qué pueden
Me refiero a esas verdades que la sofocante vencer, dónde están las raíces de la profunda
atmósfera de una lucha política de bajos prin- debilidad de la democracia argentina, el por
cipios, sin grandes ideales ni fuertes persona- qué de la falta de propuestas verdaderamente
lidades, donde la mentira, la simulación y el renovadoras, la perplejidad de las fuerzas po-
ocultamiento se convierten en estilo y lenguaje pulares frente al sentido de los cambios que se
“políticos”, impidió que emergieran y se abrie- operan en la economía, en la sociedad y en la
ran paso en nuestra forma de razonar y pen- política? ¿Es posible pensar que el tiempo no ha
sar la realidad. Me refiero a esas verdades que permitido ya de modo suficiente que las fuerzas
solo decimos entre los amigos, y en la cocina, políticas y sociales se expresen, desplieguen
cuando pocos nos escuchan. Nosotros tene- sus propuestas y concepciones? Sabemos lo
mos la posibilidad de hablar con desenfado de que ha dado y dio el peronismo, y del mismo
muchas cosas y el tema de la democracia quizá modo podemos hablar de los radicales, comu-
sea el que mejor lo permita, el que mejor prue- nistas y de las demás corrientes. Y si esto es
be hasta qué punto quienes tienen la obligación así, ¿es posible pensar que lo ocurrido no es en
moral de tratar de ver claro, siguen mostrán- buena parte también resultado de lo que se pro-
dose como hasta el presente prisioneros de un pusieron hacer o de lo que fueron incapaces de
pasado que no les deja pensar ni actuar. impedir, de lo que no supieron controlar o de lo
Ni cinismo ni utopía577

que efectivamente deseaban, de lo que estalló su propia fuerza, en las organizaciones sociales
así porque cada uno actuó buscando su propio en que se organizan, en las fuerzas políticas en
beneficio sin colocar nunca a los intereses co- que se expresan, en las ideologías a partir de las
lectivos, en este caso el de los sectores popu- cuales conocen a la sociedad y a sí mismas. Lo
lares, por encima de los intereses de su grupo, que se deberá analizar no serán tanto las coyun-
facción o cuerpo? turas organizadas por clases y grupos estructu-
Si es verdad como afirma Portantiero (1980), ralmente enemigas de proyectos democráticos,
y como creo a pie juntilla, que “fue mucho más sino más bien los fuertes condicionamientos
la presión corporativa de los sindicatos sobre la que existieron históricamente y aún existen en
tasa de ganancia que el desborde guerrillero lo la propia interioridad de clases populares para
que descalabró el proyecto [peronista]”, ¿no ten- poder convertirse realmente en las protagonis-
dremos que contabilizar necesariamente a esa tas de un movimiento social y político de demo-
“presión corporativa” como uno de los elemen- cratización efectiva de la sociedad argentina. Se
tos decisivos que operaron para que todo el sis- trataría, como dice Tomás Borge, de buscar el
tema estallara? ¿No estaríamos aquí frente a la monstruo en nosotros mismos, y no ya fuera de
contradictoria evidencia de que aquello que fue nosotros.
siempre un poderoso elemento de democratiza- Mi propósito inicial era el de comenzar mi
ción de las sociedades puede en determinadas artículo exactamente por donde termina, es
circunstancias convertirse, más allá (o no) de decir por el reconocimiento de que, en mi opi-
los intereses del grupo dirigente de esa acción, nión, la debilidad fundamental de la demo-
en un factor de decisiva importancia para su caí- cracia argentina está en el propio interior del
da? Pero entonces, si consideramos estos y mil movimiento que constituye su nervio, es decir
otros elementos más, discutir sobre democracia en el propio interior del movimiento obrero ar-
no puede significar mostrar la responsabilidad gentino, en su capacidad de reconocerse a sí
de los militares, el imperialismo, la oligarquía y mismo en el sector social decisivo, con todo lo
la gran burguesía, por su falencia, sino indagar que esto implica, para una recomposición de-
en la propia realidad de las clases populares, en mocrática de la sociedad argentina.
su propia interioridad, para encontrar allí las ra- Colocado, en virtud de la debilidad del sis-
zones de su debilidad: mostrar su presencia en tema político argentino, en la situación de
578 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

núcleo central de agregación de todo el mundo capacidad de decisión autónoma. La recon-


popular subalterno, el sindicalismo está colo- quista de la unidad de la clase trabajadora y de
cado hoy ante la tarea de recomponer la unidad la autonomía del movimiento sindical parece
política de los trabajadores frente a una nueva solo ser posible de lograr si el sindicato está
estrategia de dislocación social y hasta de su- en condiciones de fusionar la defensa efectiva
presión cada vez más profunda y contradicto- de los intereses de los trabajadores que repre-
ria en sus consecuencias finales. Pero solo una senta con la batalla por la renovación de la
estrategia de transformación puede hacer que vida económica y democrática de la sociedad
el sacrificio económico-corporativo adquiera en su conjunto. Pero para esto, la renovación
un sentido que no sea simplemente el de la del sindicalismo aparece como una conditio
frustración y el sacrificio para revitalizar el me- sine qua non. La crisis argentina está contri-
canismo capitalista. buyendo a mostrar que ya no es suficiente en-
Sin embargo, una estrategia de transforma- fatizar el contenido democrático objetivo del
ción supone una transformación de los objeti- movimiento obrero y de las organizaciones
vos, de la naturaleza, de los contenidos, de las políticas y sociales populares, que para salir
organizaciones, del estilo de dirección y de la de la crisis del propio movimiento obrero de-
participación y movilización de las masas, del muestra su capacidad de autodemocratizarse
sindicalismo argentino. hasta dónde puede llegar a ser una prefigura-
Para plantearlo de otro modo, ¿es posible ción de la nueva Argentina.
la conquista de la democracia en nuestro país Lo que hoy está en crisis no es solo la so-
sin una superación del rol fundamentalmen- ciedad argentina y el movimiento obrero en su
te contractual en que está tradicionalmente conjunto, sino también la idea de un sindicato
anclado el sindicalismo argentino? El sindi- único sobre el que se montó toda una estructu-
calismo argentino, insistiendo de hecho en ra corresponsable también, y en medida funda-
considerar al salario como una variable inde- mental, de la caída de la democracia argentina.
pendiente del proceso de acumulación, ha en- Es hora ya de iniciar el análisis de lo que debe
trado en un callejón sin salida caracterizado realmente cambiar para que lo nuevo se abra
por la brutal pérdida del salario y de su propia paso.
Ni cinismo ni utopía579

Bibliografía Marx, C. y Engels, F. 1957 Obras Escogidas


(Moscú: El Progreso).
Casullo, N. 1980 “Desde el movimiento de Portantiero, J. C. 1980 “Peronismo, clase
masas o desde los mitos” en Controversia obrera, socialismo” en Controversia
(México) N° 9: 25-26, Suplemento La (México) N° 8: 12, septiembre.
democracia como problema, diciembre.
Otto Bauer y la cuestión nacional*

E n una nota necrológica motivada por la


muerte de su amigo y camarada de lucha,
Max Adler, tres años después de la trágica de-
Según Bauer, a finales del siglo pasado se
agudizó la crisis del viejo Estado habsburguia-
no, crisis que provocó la rápida decadencia de
rrota del movimiento obrero y socialista aus- los dos partidos históricos que habían ocupa-
tríaco, Otto Bauer trazó un cuadro preciso de do la escena política desde los años sesenta.
las condiciones históricas y sociales que per- Tanto el clericalismo feudal, como el liberalis-
mitieron la eclosión, en el centro de Europa, mo burgués, son sustituidos por el movimien-
de un movimiento teórico y político que hoy to pequeñoburgués de los cristianos sociales
se nos aparece como la tentativa más acabada y del nacionalismo, que expande progresiva-
de prosecución del discurso marxiano en las mente su influencia sobre todo entre los in-
nuevas condiciones de la sociedad europea de telectuales. El ascenso nacionalista exasperó
inicios del siglo XX. Nos referimos al austro- los conflictos entre las nacionalidades que
marxismo, un movimiento de tal envergadura formaban parte del Imperio austro-húngaro
teórica que después de tres décadas de ocul- y cuestionó seriamente el ordenamiento plu-
tamiento reaparece vigorosamente en el actual rinacional del Estado. Es en ese proceso de
debate sobre la naturaleza de la concepción disgregación de la vieja forma estatal y de sus
marxiana del Estado y sobre la posibilidad de expresiones partidarias cuando se desarrolla
existencia de una teoría política marxista. la socialdemocracia. Ya en su Congreso de
Haifeld, en 1889, el Partido Socialdemócrata
austriaco apareció como una organización uni-
taria capaz de aglutinar en torno a un proyecto
* Primera edición: Aricó, J. 1981 “Otto Bauer y la
cuestión nacional” en Icaria. Revista de Crítica y Cul- común a una diversidad de realidades cultura-
tura (Buenos Aires) Tomo 1, N° 2: 15-20, octubre. les e instancias políticas hasta ese momento
582 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sujetas a la dispersión. El hecho de expresar próximas a los filones culturales de la época de


los intereses emergentes de aquella sociedad cuanto lo había estado la precedente genera-
industrial que –gracias a la revolución tecno- ción marxista de los Kautsky, los Mehring, los
lógica de fines de siglo– crecía rápidamente Lafargue y los Plejánov” (Bauer y Adler, 1937).
en un contexto agrario y pequeñoburgués, y Lo que unía a este grupo de jóvenes intelectua-
de tener que representarlos en una realidad les que conformaban una comunidad espiritual
económica y cultural bastante diversificada y a la que se comenzó a designar desde comien-
multiforme, torna a la socialdemocracia aus- zos de siglo como austromarxista no era una
triaca sensible a las problemáticas de la polí- particular orientación política, sino la naturale-
tica y de la ideología, que precisamente por za peculiar de su trabajo científico. Como rela-
aquellos años habían emergido en los debates ta el propio Bauer:
del movimiento socialista europeo.
La cisura entre “teoría marxista” y “socialis- Todos crecieron en una época en la que hombres
mo práctico”, entre doctrina y movimiento, que como Stammler, Wildenband y Rickert comba-
el debate en torno a las posiciones de Bernstein tían al marxismo con argumentos filosóficos; así
puso claramente de manifiesto, constituyó la estos compañeros sintieron la necesidad de con-
materia fundamental de reflexión de la intelec- frontarse con las modernas corrientes filosóficas.
tualidad austriaca que el acelerado crecimiento Si Marx y Engels habían partido de Hegel, y los
socialdemócrata logró atraer. Es así como sur- marxistas que los sucedieron del materialismo,
gió en el interior del movimiento estudiantil so- los más jóvenes ‘austromarxistas’ se basaron en
cialista vienés una joven escuela marxista, cu- parte en Kant y en parte en Mach. Por lo demás,
yos representantes más prestigiosos eran Max en los ambientes universitarios austriacos ellos
Adler, Karl Renner y Rudolf Hilferding, a los debían confrontarse con la llamada escuela aus-
que se les unieron un poco más tarde Gustav triaca de economía política; y también esta con-
Eckstein, Friedrich Adler y el propio Bauer. frontación influyó sobre el método y la estruc-
“Crecida en el terreno académico, en confron- tura de su pensamiento. Finalmente, en la vieja
tación con las corrientes culturales que atrave- Austria sacudida por los conflictos de nacionali-
saban el mundo académico de aquellos años, dades, todos debieron aprender a aplicar la con-
esta joven escuela marxista se encontraba más cepción marxista de la historia a los fenómenos
Otto Bauer y la cuestión nacional583

complejos que no toleraban un uso superficial y escuela obrera. En 1904 también se inicia la
esquemático del método de Marx. Se formó así publicación de una de las más importantes
en el ámbito de la escuela marxiana una comu- iniciativas científicas de la cultura marxista
nidad espiritual (Geistesgemeinschaft) a la cual, de la época, los Marx-Studien, volúmenes de
para distinguirla por un lado de la precedente ge- periodicidad irregular dirigidos por Max Adler
neración marxista –representada sobre todo por y Rudolf Hilferding, en los que aparecen traba-
Kautsky, Mehring y Cunow–, y por la otra de las jos de fundamental importancia para el mar-
contemporáneas escuelas marxistas de los demás xismo teórico, como por ejemplo: Die soziale
países, y en especial de la rusa y de la holandesa, Funktion der Rechtsinstitution [La función
ambas desarrolladas bajo influjos culturales sus- social de las instituciones jurídicas] de Karl
tancialmente diversos, se le ha dado el nombre Renner, y Kausalität und Teleologie im Streite
de austromarxismo (Bauer, 1927; AA. VV., 1970). um die Wissenschaft [Casualidad y teología
en la disputa sobre la ciencia] de Max Adler
La socialdemocracia austriaca creció bajo la (1904: Vol. I); Die Nationalitätenfrage und
orientación doctrinaria del marxismo kautskia- die Sozialdemokratie [La cuestión de las na-
no aunque la vigorosa personalidad de Viktor cionalidades y la socialdemocracia] de Otto
Adler desde los inicios imprimió a su acción Bauer (1907: Vol. II); Das Finanzkapital [El
práctica un sello particular. Diferenciándose capital financiero] de Rudolf Hilferding (1910:
de esta tradición, el austromarxismo se cons- Vol. III); Die Staatsauffassung des Marxismus
tituyó en un centro de coordinación de una [La concepción marxista del Estado] de Max
política cultural y de un estilo de trabajo nue- Adler (1922: Vol. IV). En octubre de 1907, año
vos, en torno al cual se operó la agregación de en que conquistado el sufragio universal tanto
intelectuales provenientes de diversas orienta- el Partido socialdemócrata como el Partido
ciones. Aparece como una tendencia relativa- cristiano social obtuvieron una gran victoria
mente autónoma en el interior del movimiento electoral que los convirtió en las dos fuerzas
obrero austriaco cuando funda su organización principales del electorado austriaco, se inició
propia y sus propios medios de expresión. En la publicación de la revista teórico-política Der
1903 se constituyó la “Zukunft-Verein”, que Kampf [La lucha], fundada por Otto Bauer jun-
un año después organizará una importante to con Karl Renner y Adolf Braun.
584 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La necesidad de crear un ámbito propio uno de los más importantes puntos de referen-
de expresión surgió de la nueva perspectiva cia del austromarxismo); en el campo literario
abierta por la escuela marxista de Viena en el por Hofmannsthal, Kraus, Musil, Roth, Zweig,
interior de la socialdemocracia austriaca. Pero Schnitzler, Bahr, Altenberg, etc.; en el campo
esto implicaba un distanciamiento cada vez de la música por Mahler, Schönberg y Richard
mayor con la política cultural llevada a cabo Strauss; en el campo de la arquitectura por
por Kautsky desde Die Neue Zeit, el órgano Hoffmann, Loos, Wagner, etc.; y, finalmente,
científico de la socialdemocracia alemana que en el campo del psicoanálisis, por su fundador
hasta ese momento había sido también el de la Sigmund Freud, del cual Bauer era amigo per-
austriaca. De tal manera, y sirviéndose de sus sonal y admirador.
propios instrumentos ideológicos, los austro- Resulta imposible pensar en la maduración
marxistas pudieron realizar una confrontación de una escuela como la austromarxista sin este
productiva con esa cultura de la gran Viena excepcional clima cultural que hizo de Viena el
de las primeras décadas del siglo que aun nos centro de la cultura mundial en las dos o tres
sigue asombrando por su carácter verdadera- primeras décadas del siglo. Porque únicamente
mente excepcional: Una cultura expresada en en una relación productiva con la alta cultura
el campo del derecho por las teorías de Hans contemporánea el marxismo podía dar res-
Kelsen, con el que no casualmente Bauer y puestas a los interrogantes planteados por la
Adler tendrán discusiones cruciales en los años crisis provocada por Bernstein. En el centro
veinte; en el campo de la economía con aquella de la iniciativa de los Marx-Studien, como en
Wiener Schule de Carl Menger, Böhm-Bawerk el proyecto más vasto de Der Kampf, estaba
y Wieser que en la disputa sobre el método en primer lugar el propósito de encontrar una
había desbaratado a la Historia Schule alema- salida al debate artificial entre ortodoxia y re-
na, en el campo lógico-científico por Ludwig visionismo, de establecer una confrontación
Wittgenstein, que estableció un puente entre la política no solo con Bernstein, sino también
cultura vienesa y el mundo anglosajón, y por con el propio Kautsky. Negándose a compar-
la Wiener Kreis de Carnap, Hahn, Neurath y tir las consecuencias radicales del revisionis-
Schlick, influida poderosamente por el pensa- mo bernsteiniano, tanto Bauer como Adler
miento de Ernst Mach (autor que representó acogieron la instancia crítica por él planteada
Otto Bauer y la cuestión nacional585

en relación con el doctrinarismo ortodoxo de postulado revisionista de la no identidad entre


Kautsky: el señalamiento de la complejidad del marxismo y socialismo. No ya para perpetuar-
proceso histórico de desarrollo del capitalis- lo, como hizo Bernstein, sino para plantear
mo, que no podía ser encerrado dentro de un de una manera más articulada el problema
esquema rígido y unilateral. Pero de aquí am- de su reunificación, en un nivel más elevado
bos pensadores extrajeron una consecuencia y complejo de la organización capitalista y de
que se colocaba fuera de la perspectiva plan- la lucha de clases. La formulación dada por
teada por Bernstein: la necesidad de poner en los austromarxistas al problema de la relación
el centro del debate del movimiento socialista entre intelectuales y clase obrera divergía por
el problema del estatuto de la teoría marxista, tanto radicalmente de la kautskiana y ponía
o sea de la adecuación de la forma teórica y el acento correctamente sobre los efectos de
de los instrumentos predicativos a las nuevas complejización de la estructura social produ-
tendencia de desarrollo de la formación social, cidos por las nuevas tendencias del capita-
a los fines de penetrar, como escribía Bauer en lismo. De ahí entonces la necesidad de una
el artículo de 1927, aquellos fenómenos com- nueva orientación científica que recalificara al
plejos que no toleraban un uso superficial y es- marxismo como una sociología capaz de ex-
quemático del problema de Marx. plicar la variedad de los procesos moleculares
Pero esta reconsideración teórica, a la que a los que daba […] el desarrollo desigual de la
se sumaba el énfasis puesto en la conquista formación social capitalista.
de una nueva “orientación científica” en el La cuestión de las nacionalidades y la
examen de las cuestiones, no podía menos socialdemocracia (Bauer, 1907) expresa esa
que implicar una nueva formulación del pro- fuerte tensión hacia un nuevo examen de
blema de la relación entre intelectuales y so- los problemas de la realidad que caracteri-
cialismo y, finalmente, de la cuestión del par- zó al austromarxismo. Frente a la compleja
tido político del proletariado. Separándose de realidad de la estructura plurinacional del
la formulación mecánica y naturalista hecha Estado habsburguiano, hubo en el interior de
por Kautsky de la relación entre teoría y movi- la escuela “austromarxista” dos posiciones
miento, el austromarxismo asumió como pun- aparentemente afines que solo mostraron su
to de partida de su reflexión la aceptación del antagonismo después de la Primera Guerra
586 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Mundial. Mientras que en Karl Renner la na- decir, del imperialismo, y el principio de na-
ción es vista como sujeto jurídico y momento cionalidad, que “traicionado por la burguesía,
de una unión pluralista que da lugar a la uni- se transforma en una posesión segura de la
dad del Estado, en Bauer es concebida como clase obrera”. Es esta posición de Bauer lo
“comunidad de destino” como un complejo de que según Lenin lo hace defendible frente a
elementos histórico-culturales en transforma- las críticas de Rosa Luxemburgo. Por lo que
ción que no puede por lo tanto establecer una entonces puede afirmarse que más allá de las
línea de continuidad con el Estado, del mismo deformaciones psicológicas contra las que
modo en que la voluntad colectiva no puede polemizó Lenin (1961 [1914]) en su artículo
ser identificada con la voluntad abstracta del Sobre el derecho de las naciones a la autode-
Estado. Esta concepción de Bauer lo lleva a terminación, el análisis de Bauer expresaba
reintroducir los fenómenos nacionales en los ya antes de la guerra la exigencia de redefinir
problemas complejos de las luchas de clases en términos antieconomicistas el carácter de
que se desenvuelven en el curso de desarro- la lucha de clases en la época del imperialis-
llo de una formación social. De aquí deriva mo. De ahí que aunque su propuesta de una
su teoría del odio nacional como un odio de federación de naciones autónomas en el inte-
clase transformado y su análisis del “desper- rior del Estado austriaco pareciera semejante
tar de las naciones sin historia”. Sin embargo, a la de Renner, en realidad los distanciaba el
su oposición al organicismo renneriano no lo hecho de que Bauer concibiera esa propuesta
condujo como muchos de sus contradictores simplemente como una solución provisional y
pensaron a considerar a la nación como una no como un “modelo” impermeable a la lucha
categoría “natural”. Antes bien, se lo podría de clases. Cuando en 1924 prologa una nueva
acusar –como hicieron Lenin y Stalin– de una edición de su libro, no obstante reconocer que
reducción de la nación a un hecho meramente su programa político de 1907 había quedado
“cultural”. sepultado por la historia, recalca que su “ex-
Otro aspecto que distancia a Bauer de posición histórica de la génesis y del desarro-
Renner es la relación que establece entre la llo de las naciones no había sido rectificada
época del capitalismo maduro, de los carte- sino confirmada por los acontecimientos e in-
les, de los trusts, de los grandes bancos, es vestigaciones sucesivas” (Bauer, 1924 [1907]).
Otto Bauer y la cuestión nacional587

Lo ocurrido en la Europa central y sudoriental análisis crítico de su enfoque metodológico,


luego de la guerra mostraba cuán acertado ha- pero como ya dijimos no cuestionará la esen-
bía estado Bauer al describir el despertar de cia de su teoría.
las naciones sin historia como uno de los más Los austromarxistas, y entre ellos Bauer en
importantes fenómenos concomitantes con el primer lugar, fueron los únicos en consagrarse
moderno desarrollo económico y social. a un verdadero estudio científico del proble-
A más de setenta años de la aparición de esta ma y por lo tanto los únicos auténticamen-
obra maestra nadie puede negar su importan- te, “marxistas” en el verdadero sentido de la
cia trascendental en la historia del marxismo. palabra. Cualesquiera sean las críticas a que
A partir de ella la investigación de la cuestión hoy podamos someter una obra teórica de la
nacional se apartó de los horizontes tradiciona- magnitud de la que estamos comentando, no
les, recurriendo para el examen del problema a podemos de ninguna manera desconocer su
los conocimientos aportados por la ciencia so- importancia. Por lo que no deja de sorpren-
cial de la época. Sin embargo, el aporte baue- der –y esto constituye por sí mismo todo un
riano desencadenó en su momento ásperos de- campo de indagación sobre la forma en que
bates en los que intervinieron Kautsky y Lenin. el cuerpo teórico del marxismo penetró en el
“Mi definición de la nación –recuerda Bauer– movimiento social– que a pesar de los años
tropezó en el campo de la escuela marxista con transcurridos La cuestión de las naciona-
una fuerte resistencia de la que Kautsky fue el lidades y la socialdemocracia (Bauer, 1924
principal portavoz”. En su respuesta a las críti- [1907]) no haya sido aún editada en otros idio-
cas de este, Bauer destacó lo que constituye el mas que el original y que en la propia área ale-
fundamento de su investigación y que lamen- mana, desde 1924 en adelante nadie pensara
tablemente no pudo profundizar: la doctrina en la utilidad de reeditarlo1. ¡Aunque resulte
de las formas sociales, a partir de la distinción
de Tönnies entre comunidad y sociedad, y del
hecho de que la nación concebida por Kautsky 1 Según las referencias incluidas en el escrito de
Stalin (1977 [1913]) la editorial Serp publicó en 1909
como una comunidad de lengua es, según este una edición en ruso del libro de Bauer. No sabemos si
esquema, una sociedad (Bauer, 1978: 173). En volvió a publicarse luego de la Revolución de Octubre.
su “Prefacio” de 1924, Bauer procederá a un En cuanto a la edición catalana, que solo hemos visto
588 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

curioso, tampoco es casual que en estos días que los marxistas pueden seguir siendo tales,
haya aparecido una edición en catalán y se es el pie en tierra desde donde puede pensarse
anuncie otra en idioma… occitano! Si como la posibilidad actual de realizar la consigna de
acostumbraba recordar Bauer, cada época Bauer de una unidad internacional construida
debe tener su propio Marx, en la nuestra, tan no sobre la nivelación de las particularidades
compleja y contradictoria, donde observa- nacionales, sino sobre el pleno despliegue de
mos el pronunciado in crescendo de luchas su variedad2.
nacionales que corroen violentamente has-
ta el propio interior del bloque de los países
llamados “socialistas”, ¿no habrá llegado la Bibliografía3
hora también de tener nuestro propio Bauer?
Cuando trastabillan las viejas convicciones en AA. VV. 1970 Austromarxismus (Fráncfort del
una igualdad de destino que el análisis econó- Meno: Europaische Verlagsanstalt).
mico –o mejor dicho, economicista– atribuyó Adler, M. 1904 Kausalität und Teleologie im
a todos los proletarios del mundo, releer los Streite um die Wissenschaft (Viena: Wiener
escritos de un teórico marxista que mantuvo Volksbuchhandlung) Marx-Studien Vol. I.
imperturbable su fe en el triunfo del socialis-
mo, pero que supo descubrir ya a principios
de siglo la insoslayable presencia de una “co-
munidad de destino” resultante de la compleja
e irreductible historia de cada nación y tanto 2 Para la redacción de esta nota hemos consultado va-
o más importante que la primera, volver a las rias obras. Pero dejamos constancia de nuestro recono-
páginas del texto de Bauer es una forma de cimiento para con dos trabajos que ofrecen un muy buen
mantenerse firmemente adherido al mundo cuadro de conjunto de la significación teórica y política
del austromarxismo y de la figura de Bauer. Ellos son: (1)
real. Lo cual, además de ser la única forma en Marramao (1977); (2) Bourdet (1968). Nuestra adverten-
cia solo se ha limitado a glosar las fuentes indicadas, y en
anunciada, se titula Sobre la qüestió nacional (Bauer, especial, la Introducción de Marramao, extremadamente
1979). No podemos precisar si se trata de una antología rica en ideas y sugerencias analíticas.
o de la obra completa. 3 [Ampliada para la presente edición].
Otto Bauer y la cuestión nacional589

Adler, M. 1922 Die Staatsauffassung Bourdet, I. (comp.) 1968 “Presentación” en


des Marxismus (Viena: Wiener Otto Bauer et la révolution (París: EDI).
Volksbuchhandlung) Marx-Studien Vol. IV. Hilferding, R. 1910 Das Finanzkapital (Viena:
Bauer, O. 1907 Die Nationalitätenfrage und Wiener Volksbuchhandlung) Marx-Studien
die Sozialdemokratie (Viena: Wiener Vol. III.
Volksbuchhandlung) Marx-Studien Vol. II. Hilferding, R. 1971 El capital financiero (La
Bauer, O. 1927 “Austromarxismus” en Arbiter- Habana: Ediciones de Ciencias Sociales.
Zeilung (Viena), 3 de noviembre, p. 1. Instituto Cubano del Libro).
Bauer, O. 1978 “Observaciones sobre la Lenin, V. I. 1961 (1914) Sobre el derecho de las
cuestión de las nacionalidades” en La naciones a la autodeterminación (Moscú:
Segunda Internacional y el problema El Progreso).
nacional y colonial (México: Cuadernos de Marramao, G. 1977 “Introduzione” en
Pasado y Presente N° 74) p. 173. Austromarxismo e socialismo di sinistra
Bauer, O. 1979a La cuestión de las tra le due guerre (Milán: La Pietra).
nacionalidades y la socialdemocracia Renner, K. 1904 Die soziale Funktion
(México: Siglo XXI). der Rechtsinstitution (Viena: Wiener
Bauer, O. 1979b Sobre la qüestió nacional Volksbuchhandlung) Marx-Studien Vol. I.
(Barcelona: Edicions La Magrana). Stalin, J. 1977 (1913) El marxismo y la
Bauer, O. y Adler, M. 1937 “Eim Beitrag zur cuestión nacional (Barcelona: Anagrama).
Geschichte des ‘Austromarxismus’” en Der
Kampf (Praga), Año IV: 297-302.
Marxismo latinoamericano*

I. Consideraciones generales soslayamiento prejuicioso) que los fundadores


del marxismo prestaron a esa suerte de “con-
La inserción del marxismo en la cultura políti- fín” del mundo europeo que el colonialismo de
ca latinoamericana plantea un conjunto de pro- ultramar hizo de América. Y este hecho acabó
blemas de difícil dilucidación dado que el voca- gravitando negativamente sobre el destino teó-
blo incluye una vasta constelación de perspec- rico del continente en la tradición socialista.
tivas diferenciadas en términos doctrinarios y En primer lugar, porque a diferencia de lo ocu-
programáticos. Esta circunstancia se complica rrido con aquellos países donde el marxismo
porque, en muchos casos, partidos políticos o pudo ser de manera significativa la teoría y la
movimientos nacionales que reclaman enfáti- práctica de un movimiento social de carácter
camente para sí la calificación de marxistas de- fundamentalmente obrero, entre nosotros sus
berían con justa razón ser considerados expre- intentos de traducción no pudieron medirse
siones más o menos modernizadas de antiguas críticamente con una herencia teórica “fuerte”
corrientes democráticas latinoamericanas, an- como la del propio Marx, ni con elaboraciones
tes que formaciones ideológicas adheridas es- equivalentes por su importancia teórica y po-
trictamente al pensamiento de Marx o a las co- lítica a las que él hizo de las diversas realida-
rrientes que de él se desprendieron. La dificul- des nacionales europeas. Ausente una relación
tad inicial, y no por esto la menos importante, original con la complejidad de las categorías
reside en el escaso interés (para no hablar de analíticas del pensamiento marxiano, y con su
potencial cognoscitivo aplicado a formaciones
nacionales concretas, el marxismo en América
* Primera edición: Aricó, J. M. 1982 “Marxismo latino-
americano” en Bobbio, N.; Matteucci, N. y Pasquino, G. Latina fue, salvo muy escasas excepciones,
Diccionario de política (México: Siglo XXI) pp. 942-957. una réplica empobrecida de esa ideología del
592 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desarrollo y de la modernización canonizada o fundación de la nación. A partir de estos pre-


como marxista por la II Internacional y su or- supuestos, que en el caso de sus trabajos sobre
ganización hegemónica, la socialdemocracia América Latina nunca estuvieron claramente
alemana. explicitados, aunque pueden ser deducidos del
Pero el “menosprecio” de Marx por la análisis que hizo, por ejemplo, de la figura de
América hispana, o mejor dicho, su indiferen- Simón Bolívar (Marx y Engels, 1972), Marx se
cia frente al problema de la naturaleza espe- rehusó a conceder espesor histórico, alguna
cífica de las sociedades latinoamericanas –en determinación real a los Estados-naciones la-
una etapa de su reflexión en la que, paradójica- tinoamericanos y al conjunto de los procesos
mente, abordó con mayor amplitud y apertura ideológicos, culturales, políticos y militares
crítica el mundo no europeo–, tuvo también que los generaban. Al privilegiar el carácter ar-
consecuencias negativas por razones de orden bitrario, absurdo e irracional de tales procesos
estrictamente teórico. Más que un prejuicio en América Latina Marx concluye haciendo un
“europeísta”, el soslayamiento era un resultado razonamiento semejante al de Hegel y con con-
hasta cierto punto inevitable de limitaciones secuencia similares. Porque si este excluye a
subyacentes en la propia teoría por él elabora- América de su Filosofía de la historia (Hegel,
da. Forzado por el fuerte perfil antihegeliano 1976), Marx simplemente la soslaya.
que adoptó polémicamente su consideración La idea de un continente “atrasado” que
del Estado moderno, Marx se sintió inclinado a solo podía lograr la modernidad a través de un
negar teóricamente todo posible rol autónomo acelerado proceso de aproximación y de iden-
del Estado político. Al extender indebidamente tificación con Europa –paradigma fundante de
al mundo no europeo la crítica del modelo he- todo el pensamiento latinoamericano del siglo
geliano de un Estado político como forma su- pasado y de las dos primeras décadas del pre-
prema y fundante de la comunidad ética, Marx sente– estaba instalada en la matriz misma del
debía ser conducido, por la propia lógica de su pensamiento de Marx. La exhumación de los
análisis, a desconocer en el Estado toda capaci- trabajos sobre Rusia y otros países “anómalos”
dad de fundación o de “producción” de la socie- demuestran cómo esta idea ya había sido im-
dad civil y, por extensión y analogía, cualquier pugnada por el propio Marx, sin embargo su
influencia sobre los procesos de constitución pensamiento siempre reacio a dejarse encerrar
Marxismo latinoamericano593

en la ortodoxia sistematizadora se cristalizó en fuertemente teñida de esta perspectiva, euro-


la tradición marxista bajo la forma de una ideo- céntrica. A fin de cuentas, no era tanto la reali-
logía fuertemente eurocéntrica. La inserción dad efectiva, como la estrategia a implementar
de esta tradición en la realidad latinoamerica- para modificarla en un sentido previamente
na no hizo sino acentuar, con el prestigio que le establecido lo que tendió a predominar en el
otorgaba su presunta “cientificidad”, la arraiga- marxismo latinoamericano.
da convicción de una identidad con Europa que El perfil eurocéntrico de la “traducción” la-
permitía confiar en una evolución futura que tinoamericana del marxismo, derivado de la
suturase en un tiempo previsible los desniveles forma teórica e ideológica adquirido por este al
existentes. La “anomalía” latinoamericana ten- convertirse desde fines del siglo en la doctrina
dió a ser vista por los socialistas de formación de una parte significativa del movimiento so-
marxista como una atipicidad transitoria, una cial europeo, encontró un terreno fértil de con-
desviación de un esquema hipostatizado de ca- validación en las características singulares del
pitalismo y de relaciones entre las clases adop- proceso de formación de un proletariado mo-
tado como modelo “clásico”. Pero en la medi- derno en las áreas de más temprano desarrollo
da en que un razonamiento analógico como el capitalista. De orígenes abrumadoramente
aquí planteado es, por su propia naturaleza, de europeos, los trabajadores que dan vida a las
carácter contrafáctico, las interpretaciones ba- primeras expresiones de un movimiento obre-
sadas en la identidad de América con Europa, ro estructurado encuentran en el pensamiento
o más ambiguamente con Occidente, de la que y en la acción de los partidos socialistas euro-
los marxistas latinoamericanos se convirtieron peos las orientaciones fundamentales para su
en los más fervientes portavoces, no repre- actividad. En países como Argentina, Chile,
sentaban en realidad otra cosa que transfigu- Uruguay y Brasil, el reconocimiento por los
raciones ideológicas de propuestas políticas mismos trabajadores de una condición propia,
modernizantes. De ahí entonces que la diluci- la conquista de una identidad obrera, estu-
dación del carácter histórico de las sociedades vo teñida de una voluntad de transformación
latinoamericanas, elemento imprescindible social que se expresó inicialmente bajo las
para fundar desde una perspectiva marxista formas antagónicas de la contraposición de
las propuestas de transformación, estuviera anarquistas y socialistas “marxistas”. Porque
594 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la aceptación por los segundos de una insu- del marxismo –en forma abstracta y sin el ne-
primible dimensión política de la lucha obrera cesario “reconocimiento nacional”– las tres
los llevaba necesariamente a privilegiar una orientaciones fundamentales recabadas de los
exigencia heredada de la I Internacional y que programas de acción del socialismo europeo:
constituyó el punto de ruptura entre bakuninis-
tas y marxistas: la formación de un partido po- a. la autonomía ideológica, política y organiza-
lítico autónomo con respecto a la democracia tiva del movimiento obrero y en consecuen-
burguesa. De ahí entonces que todos aquellos cia la necesidad de que el partido socialista
que colocándose desde el punto de vista de la se distinguiera nítidamente de los partidos
clase obrera expresaran la necesidad de cons- democráticos o radicales burgueses;
tituir un partido político propio, se pensaran a b. la exigencia de que el movimiento obrero
sí mismos como marxistas, no importa qué co- autónomo no se aislara en la espera de una
nocimientos tuvieran de las ideas de Marx. El crisis revolucionaria, sino que se prepara-
marxismo fue entonces en América Latina una ra para ella y para su resolución favorable
determinación de fronteras precisas respec- cuando sobreviniera, mediante la participa-
to de los anarquistas y de la democracia bur- ción en las luchas cotidianas de los trabaja-
guesa, antes que la introducción de una forma dores por la extensión de la democracia y
del saber, reconocida en sus categorías funda- por la satisfacción de sus propias reivindica-
mentales. Para los socialistas latinoamerica- ciones de clase;
nos Marx no era sino uno de los tantos en una
c. la convicción de que la crisis revolucionaria
vasta pléyade de reformadores sociales que las
era el resultado de una necesidad histórica
deficientes ediciones españolas mal traducían
inmanente al propio desarrollo de la socie-
del francés, mientras que en la publicística de
dad capitalista.
la época eran mucho más citados Louis Blanc,
Pablo Lafargue, Enrico Ferri, o los anarquistas Sin embargo, a los núcleos dirigentes del so-
Bakunin, Proudhon, Malatesta o Reclus. cialismo latinoamericano les faltó –no importa
Los partidos socialistas que se forman ya fueran reformistas o revolucionarios, sindica-
a partir de fines de siglo en América Latina listas revolucionarios o sindicalistas reformis-
(v. socialismo latinoamericano) solo recogen tas– una comprensión más o menos adecuada
Marxismo latinoamericano595

de cómo estas tres orientaciones podían ser marxista. Sin embargo, desde mucho tiempo
plasmadas en la realidad. Faltos de una sólida antes, más precisamente con la repercusión
cultura marxista, adheridos a las corrientes que tuvieron en las corrientes democráticas la-
más paternalistas de la II Internacional, im- tinoamericanas los fulgurantes acontecimien-
buidos de una fe inconmovible en la ciencia tos de la Comuna de París, en 1871, se despertó
y el progreso de la humanidad, no pudieron el interés por la figura de Karl Marx y por su
elaborar una definición sobre las condiciones pensamiento. Debe recordarse que en América
“nacionales” en las que su voluntad de transfor- Latina la Comuna fue unánimemente conside-
mación debía abrirse paso. Concibieron al mo- rada como la obra exclusiva de la Asociación
vimiento obrero como la prolongación del mo- Internacional de los Trabajadores y todo el
vimiento radical-democrático, y el encargado espectro de las tendencias ideológicas en ella
por tanto de llevar a cabo las tareas históricas presentes, desde el jacobinismo y la democra-
que la burguesía no había sabido o podido re- cia social hasta el socialismo revolucionario y
solver. El socialismo marxista significaba para el anarquismo, fueron remitidos por la opinión
ellos una acción doctrinaria y política tendien- pública a una matriz: la Internacional. Es así
te a lograr la progresiva democratización de la como ya en 1870 un periódico obrero mexicano
sociedad y del Estado mediante los instrumen- publica el Manifiesto Comunista (Marx, 1970)
tos democrático-burgueses de la concientiza- por primera vez en América Latina. Pero duran-
ción del pueblo y de la conquista de mayorías te estos años iniciales y hasta la constitución
parlamentarias. Dentro de esta concepción el del Partido Socialista en la Argentina, en 1896,
marxismo no era sino una vertiente más que el conocimiento de las obras más importantes
contribuyó a la formación del pensamiento so- de Marx estaba en manos de los pequeños nú-
cialista, y sus hipótesis fundamentales no des- cleos de la emigración política alemana –que
empeñaron ningún papel determinante en su leía tales obras en su idioma original– o fran-
práctica política. cesa e italiana. Pablo Zierold, desde México,
Solamente desde los años veinte del nuevo o el ingeniero socialista alemán Germán Avé-
siglo, y con la formación del movimiento comu- Lallemant (1903), desde Argentina, mantuvie-
nista, se inició en América Latina una actividad ron un estrecho contacto con los socialdemó-
sistemática de edición y difusión de la literatura cratas alemanes, y en especial con Kautsky
596 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

(1890) y su revista Die Neue Zeit, de la que concepción marxista”. Desde ese momento, y
eran corresponsales. Sin embargo excepto en hasta la formación de los partidos comunistas,
el pequeño núcleo de emigrantes alemanes el marxismo teórico en América Latina fue pa-
que protagonizó con Avé-Lallemant la expe- trimonio casi exclusivo del núcleo generado en
riencia de un periódico declaradamente mar- Argentina en torno a la figura de Juan B. Justo
xista como El Obrero (Avé-Lallemant, 1890), y de sus otras áreas continentales de expansión
publicado en Buenos Aires, el conocimiento (Uruguay, Chile, Bolivia, Brasil).
del marxismo no pudo expandirse en los me-
dios obreros e intelectuales latinoamerica-
nos, aunque el nombre de Marx comenzara a II. Juan B. Justo y su reinterpreta-
ser reiteradamente mentado por pensadores ción del marxismo
como José Martí, Tobías Barreto, Euclides da
Cunha y otros. Fue sin duda desde la creación El fundador y dirigente más respetado del so-
por militantes socialistas argentinos del perió- cialismo argentino durante las tres primeras
dico obrero La Vanguardia (AA. VV., 1894), y décadas del siglo, Juan B. Justo, representa
dos años después, del Partido Socialista, que la indiscutiblemente un caso particular en el
teoría marxista comienza a difundirse en forma marxismo latinoamericano, no solo, por su ex-
orgánica, y en torno a la experiencia ideológica cepcional nivel intelectual, sino porque en nin-
y política de un organismo obrero que susten- gún otro país logró coagularse en torno a una
ta tal filiación. En 1898, y como resultado del personalidad equiparable un núcleo dirigente
memorable esfuerzo intelectual del socialista como el que dirigió por muchos años al Partido
Juan B. Justo, se publica en Madrid la primera Socialista de su país. Vinculado estrechamente
traducción directa y completa del primer tomo al movimiento socialista internacional, lector
de El Capital al español (Marx, 1898). Desde asiduo de las principales publicaciones socia-
1909, y durante varios años, comienza a editar- les europeas y americanas, estudioso de la pro-
se en Buenos Aires, y bajo la dirección del so- blemática teórica y política de los movimientos
cialista Enrique del Valle Iberlucea, la Revista sociales, traductor de El Capital (Marx, 1946)
Socialista Internacional, colocada, según ya a fines de siglo, Justo fue una de las gran-
su presentación, “en el dominio teórico de la des figuras de la II Internacional injustamente
Marxismo latinoamericano597

soslayada. Como otros pensadores (Pablo Concibiendo al socialismo como el resultado


Iglesias, Jean Jaurès, Émile Vandervelde) trató necesario del progreso político y del desarrollo
de mantener una relación crítica con la doctri- democrático de las instituciones, Justo supo
na de Marx, definiéndose a sí mismo y al propio valorar el significado civil de las tradiciones li-
partido como socialista que encontraba en él, berales que tuvieron en Domingo F. Sarmiento
pero también en otros hombres de doctrina y (1811-1888) el exponente más iluminado de la
de acción, un conjunto de ideas y de propuestas sociedad argentina. Por esto, a diferencia de lo
útiles para realizar el propósito al que dedicó que era una actitud generalizada en el pensa-
toda su capacidad crítica y su voluntad de lu- miento social de su época, desde el inicio de sus
cha: el de crear, en las condiciones específicas reflexiones intentó encontrar las raíces del so-
de la sociedad argentina, un movimiento so- cialismo en una revalorización crítica de toda la
cial de definido carácter socialista y un cuerpo historia nacional, repensada desde el punto de
de ideas que, sintetizando los conocimientos vista de la lucha de clases. En realidad su “teoría
aportados por la ciencia y derivados de la expe- científica de la historia y de la política argenti-
riencia del propio movimiento, se constituyera na” no fue sino la reiteración del papel relevante
en una guía certera para alcanzar el objetivo desempeñado por el “factor económico” duran-
final de una sociedad democrática y socialis- te la revolución de Mayo de 1810 y la guerra ci-
ta. En tal sentido, su experiencia representa la vil que le siguió, sobre el cual había insistido la
primera tentativa, teóricamente elaborada, de historiografía liberal. A diferencia de esta, sin
utilizar la doctrina de Marx para formular una embargo, su análisis concluía en una condena
propuesta que basada en el análisis de las con- radical de las clases dirigentes argentinas y una
diciones sociales de su país permitiera la cons- revalorización positiva de las clases populares.
titución de un movimiento capaz de conducir a El Partido Socialista era, en su pensamiento, el
las clases trabajadoras a una activa participa- único capaz de fusionar los esfuerzos histórica-
ción en la vida política argentina. El marxismo mente “ciegos” de aquellas clases subalternas
deja de ser así una mitología de redención so- con el movimiento obrero moderno en gesta-
cial para convertirse en un instrumento a partir ción, porque constituía el único partido político
de cuya reinterpretación puede ser pensada y dotado de un programa y de un objetivo históri-
transformada una realidad inédita. co compatibles con la evolución de la sociedad.
598 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La concepción del socialismo como un in- la emancipación del proletariado debía ser el
contenible movimiento emergente de la mo- resultado de un proceso de lucha social en el
dernidad de la sociedad argentina, pero con que la clase obrera aprende a organizarse y a
capacidad de recuperación de las tradiciones gobernar una sociedad nueva. Más que una
de lucha de las clases explotadas del país, creación ex novo es la culminación de un pro-
contribuyó a que el Partido Socialista lograra ceso en el que los elementos fundantes de su
echar sólidas raíces en la vida política, social solución positiva han madurado en la socie-
y cultural argentina. Sin embargo, los éxitos al- dad burguesa. “La madurez política de la clase
canzados en la construcción del nuevo partido trabajadora –decía Justo (1947)– consiste en
no lograron superar los límites existentes en la poder modificar las relaciones de propiedad,
propia hipótesis estratégica de Justo, límites por vía legislativa o gobernativa elevando al
que condicionaron decisivamente su acción mismo tiempo el nivel técnico-económico del
política y su capacidad de conquista de las ma- país, o al menos sin deprimirlo”, pero esta ma-
sas trabajadoras argentinas para su proyecto durez debe expresarse en la construcción de
estratégico. un movimiento surgido desde el interior de
Del marxismo Justo adoptó sobre todo la la sociedad, que por disciplina y capacidad
concepción de la lucha de clases. En un país política se presente ante las clases popula-
en el que, no obstante la estructura institucio- res como una alternativa social al sistema. La
nal republicana, se excluía de hecho a las cla- revolución, con toda la carga de ambigüedad
ses populares del sistema y de la vida política, que el término posee en Justo, debía ser un
la lucha de clases debía ser utilizada no solo hecho social antes que político. Al negarse a
para imponer, a través de la organización sin- creer en la existencia en el sistema capitalista
dical y política, las exigencias corporativas de de contradicciones económicas que conduje-
los trabajadores, sino también –y fundamen- ran inevitablemente a su derrumbe, Justo era
talmente– para la conquista del sufragio uni- llevado por su privilegiamiento de la revo-
versal, como forma capaz de ampliar la acción lución como hecho social a indicar diversos
clasista posibilitada por la democratización caminos para el avance organizativo y políti-
del Estado. Antes que un mero acto de con- co de la clase obrera, sin renunciar por esto
quista del poder por parte de los socialistas, a la propuesta de transformación social. Y
Marxismo latinoamericano599

precisamente en la resolución de este nudo de tanto, una reconstitución de la clase política,


problemas Justo demuestra una autonomía de de la que el partido socialista era de hecho el
pensamiento que lo distancia de las corrientes motor impulsor.
kautskiana y bernsteiniana en la que se había ¿Pero cuál fue el límite nunca superado de
lacerado ideológicamente la socialdemocra- esta hipótesis y que al mantenerse inalterada
cia alemana, y por extensión europea, desde comprometió la suerte futura y hasta la propia
fines del siglo. existencia del Partido Socialista argentino?
El objetivo esencial planteado por la pro- Hoy resulta fácil demostrar cómo dicho lími-
puesta de Justo era el de encontrar una fór- te estaba subyacente en una estrategia que, al
mula política capaz de destruir la corteza re- exagerar las posibilidades de modernización
sistente de la estructura económica general, de del conflicto social, no dejaba espacios para el
controlar la tendencia subversiva de las masas, reconocimiento de aquellas fuerzas que, como
y de impulsarlas hacia la consolidación de una el radicalismo y el anarquismo, al ser vincula-
organización civil democrática. La unidad en- das por la concepción de Justo al atraso polí-
tre desarrollo económico y proceso de demo- tico del país, eran descalificadas a nivel de su-
cratización era para él un objetivo alcanzable pervivencias culturales de un pasado destinado
mediante el desplazamiento del antagonismo inexorablemente a desaparecer. Privilegiando
del sector moderno hacia aquel campo de la la dimensión formal-institucional en la percep-
conflictualidad instalado en la vieja sociedad, ción del movimiento de las clases subalternas,
para lo cual el socialismo debía tensionar al los socialistas tendieron a dejar de lado todas
máximo su proyecto de democratización de la aquellas corrientes programáticamente inde-
vida política y de las instituciones o, para de- finidas, vinculadas a tradiciones políticas pa-
cirlo de otro modo, de integración de las masas sadas, o que expresaban el larvado malestar
populares en el Estado. Así la lucha por la de- social, y que de un modo u otro se mostraban
mocratización radical de la sociedad aparece renuentes frente al organicismo socialista. Al
como el nudo estratégico esencial, el polo cen- aceptar de hecho al parlamento como sede pri-
tral de agregación de un nuevo bloque social vilegiada para la manifestación del conflicto
del que la clase obrera es su fuerza decisiva. subestimaron y hasta ridiculizaron el espon-
La modernización del conflicto implicaba, por taneísmo subversivista de los anarquistas y la
600 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

contradictoria búsqueda de un punto de en- mostraba ser capaz de luchar por la naciona-
cuentro con el movimiento obrero del irigoye- lización de las masas trabajadoras extranjeras
nismo. Si el socialismo era un resultado directo y por la acción política de la clase obrera. En
de la democracia, y este solo era posible como la lucha por la imposición del sufragio univer-
superación del atraso político de las masas y sal, de la libertad política sin restricciones,
como conquista de su propia autonomía políti- por el gobierno de las mayorías y el respeto
ca y organizativa, todos aquellos movimientos de las minorías habría de operarse la fusión
vinculados de algún modo a este atraso debían de masas “extranjeras” y “nacionales” reque-
ser combatidos a fin de que el progreso pudiera rida para la formación de un movimiento de
abrirse paso. masas moderno, que como tal era compatible
La transformación de la doctrina de Marx con la modernidad alcanzada por el desarrollo
en un canon interpretativo basado en la unidad de las fuerzas productivas en Argentina. Pero
tendencial de evolución técnico-económica y el problema no residía en la perspectiva en sí,
evolución política le impedía a Justo advertir sino en los procesos que debía protagonizar
que no era el atraso sino precisamente la mo- el movimiento obrero argentino para que pu-
dernidad capitalista el trasfondo de la mor- diera movilizarse en torno a dicha propuesta
fología concreta adoptada por el proceso de estratégica. Y es aquí donde se evidencia una
constitución de las masas populares. La visión distancia profunda entre su pensamiento y el
de una trasparencia de las relaciones entre es- marxismo. Porque si para Marx la autoeman-
fera económica y esfera política en la sociedad cipación de los trabajadores suponía siempre
argentina concluía en el fácil sociologismo de una compleja dialéctica entre movimientos his-
privilegiar una institucionalidad perfecta que tóricos de la clase y capacidad develadora de
solo existía en el papel y que condujo al par- la teoría, para Justo en cambio se reduce a una
tido socialista a estrellarse infructuosamente simple explotación directa claramente visuali-
con la opacidad de un mundo irreductible a zable por un movimiento al que la lucha políti-
la transformación proyectada. Justo (1947) ca, la lucha sindical y la asociación cooperativa
advirtió como pocos –y aquí reside el valor de permite rápidamente alcanzar los conocimien-
su hipótesis– que el socialismo podía ser una tos y la disciplina necesarios para la conquis-
fuerza “nacional” en la Argentina finisecular si ta de la emancipación social. Desaparecido o
Marxismo latinoamericano601

mutilado el marxismo reaparece esa vieja idea orden natural de las cosas, el leninismo aposta-
que permea todo el movimiento socialista y ba fuertemente a la subjetividad de la lucha de
que Lassalle llevó a su más clara expresión: la clases, a la energía y creatividad de las masas,
del encuentro y fusión del proletariado con la a la voluntad de poder de un grupo sólidamente
ciencia como presupuesto para realización del estructurado y de cuya energía, audacia y orga-
socialismo. nización dependía fundamentalmente su posi-
bilidad de transformarse en Estado. En un con-
tinente instalado en la desarticulación y la de-
III. El leninismo en América Latina pendencia, una ideología que tendía a colocar
todo en el terreno de la política y que inspiraba
Fue sin duda la introducción de la perspectiva una experiencia social de la magnitud de la so-
leninista la que contribuyó a modificar radical- viética, no podía dejar de convertirse en una
mente los términos en que se había planteado componente muy fuerte –aunque no siempre
hasta entonces la posibilidad del socialismo en reconocida como tal– de todas las agregacio-
Latinoamérica. Por primera vez el tema de la nes políticas de tipo socialista o nacionalistas
conquista del poder como supuesto inderoga- revolucionarias y populistas que proliferaban
ble de un proyecto de transformación revolu- en la América Latina de los años veinte y trein-
cionaria de la sociedad era colocado en el cen- ta. Por lo que si puede hablarse en esos años de
tro del debate y defendido como la divisoria de una creciente difusión del marxismo, solo lo es
aguas cuya aceptación o rechazo determinaba a condición de aclarar que el conocimiento de
la condición o no de marxistas de las fuerzas las obras de Marx y de Engels estuvo teñido de
que se proclamaban socialistas. El leninismo las lecturas leninista y tercerainternacionalista
(v.) se convirtió en la ideología no solo de quie- que de ellas se hicieron.
nes lo recuperaron desde el interior de un mo- Si bien el leninismo arrastraba consigo una
vimiento socialista escindido en adelante en las absolutización de la forma partido, que aca-
corrientes revolucionarias y reformistas, sino baría por desvirtuar y anular el marxismo en
también de todas aquellas fuerzas que emer- cuanto que forma teórica del movimiento de
gieron de la crisis de posguerra con objetivos autoemancipación humana, encerraba tam-
de transformación política y social. Contra el bién, virtualmente, la posibilidad de pensar los
602 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

procesos de transformación de las sociedades y anticapitalista estaba implícito en la concep-


no europeas según una nueva perspectiva. ción de Lenin, que lo reafirma un año después,
Independientemente de las formas teóricas y cuando en el III Congreso de la Comintern
políticas que adoptó en el pensamiento de la enfatiza el papel activo y autónomo de tales
III Internacional y de los comunistas el reco- movimientos.
nocimiento de la especificidad de la naturaleza Sin embargo, esta intuición de Lenin, que
de los procesos revolucionarios en los países lo llevaba a admitir la potencialidad revolu-
llamados “dependientes y coloniales”, el le- cionaria de movimientos no subordinados a la
ninismo hizo emerger toda una nueva y com- hegemonía de la clase obrera, o que lo hacía
pleja temática ignorada o subestimada por la reflexionar sobre la necesidad de adecuar la
II Internacional. Si el debate sobre estos pro- composición social y los objetivos propios de
blemas se había quizás ya iniciado en algunas los partidos comunistas de los países no eu-
áreas más o menos excéntricas del socialismo ropeos al abrumador predominio en estos del
europeo, la posibilidad de analizar según una mundo rural, quedó finalmente aplastada por
perspectiva socialista la revolución colonial una tradición obrerista que el leninismo contri-
solo emergió como resultado de la fractura buyó paradójicamente a consolidar. De ahí que
provocada por el leninismo en el marxismo la contradicción de fondo de las elaboraciones
segundointernacionalista. Sin abandonar la estratégicas de la III Internacional sobre el
óptica eurocéntrica implícita en el pensamien- problema colonial –categoría en la que estaba
to marxista, las tesis sobre la cuestión colo- también incluida la realidad latinoamericana–
nial –redactadas por Lenin y el hindú M. N. residía en que, mientras reclamaba de los co-
Roy (1920)– aprobadas por el II Congreso de munistas un apoyo a los movimientos naciona-
la III Internacional asignaban a la lucha eman- les revolucionarios opuestos al imperialismo,
cipadora de los pueblos coloniales y no euro- pretendía que estos intentaran crear partidos
peos un papel de primer orden en el proceso comunistas de composición esencialmente
revolucionario mundial, sin subordinarlas a la proletaria, como condición inexcusable para el
victoria del proletariado metropolitano. El ca- triunfo de la revolución colonial.
rácter autónomo de los movimientos de libe- En la incapacidad del leninismo de extraer to-
ración nacional y su función antiimperialista das las consecuencias derivadas de la admisión
Marxismo latinoamericano603

de la autonomía de la revolución colonial resi- de una recomposición crítica del marxismo, sin
día, en consecuencia, su límite mayor, lo que le la cual las realidades nacionales no podían ser
impidió una “traducción” adecuada o política- pensadas, solo era factible fuera de los marcos
mente productiva a las realidades específicas de la III Internacional, o por lo menos fuera del
del mundo no europeo. Una apertura como la peso opresivo de su pensamiento y de su ma-
vislumbrada por Lenin requería necesariamen- quinaria organizativa. Y si en Europa será entre
te de una búsqueda autónoma de los distintos los reducidos grupos de exiliados alemanes y
niveles histórico-sociales, de las diversas con- austriacos, o en las reflexiones desde la cárcel
figuraciones políticas y culturales de los paí- de Gramsci (1981), donde se extraerán las lec-
ses donde operaban, pero una búsqueda tal no ciones de la derrota del movimiento obrero y se
podía dejar de modificar el marco estratégico analizarán las nuevas formas de la restructura-
general dentro del que se intentaban subsumir ción capitalista; y si en China la excentricidad
aquéllas. Privilegiar una estrategia general con- incontrolable del núcleo de comunistas chinos
ducía inevitablemente a desdibujar y hasta me- dirigidos por Mao Zedong y enclaustrados en
nospreciar las realidades nacionales. Mientras las montañas de Yenan le permitirá reconocer
esa estrategia general se desplazaba hacia los las potencialidades revolucionarias inéditas de
supuestos centros de la revolución mundial, el sus áreas rurales, en América Latina le corres-
sectarismo era en parte atenuado por la auto- ponderá a José Carlos Mariátegui (1894-1930)
nomía relativa de que gozaban las secciones recrear el marxismo en oposición a la corriente
nacionales de la Comintern, especialmente populista y a la teoría y la práctica de los parti-
las del mundo latinoamericano. Cuando ancló dos comunistas.
definitivamente en la realidad soviética, y se
constituyó en una prolongación de los reque-
rimientos propios de esta, el campo teórico IV. Mariátegui y la formulación de
del reconocimiento nacional y del análisis un marxismo latinoamericano
diferenciado como sede privilegiada para una
traducción latinoamericana del marxismo, vir- La intuición leniniana de la autonomía de la
tualmente abierto por el pensamiento de Lenin, situación colonial y de la necesidad de su des-
quedó clausurado. En adelante, la posibilidad centralización encontrará en América Latina
604 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

únicamente en el movimiento intelectual y so- de la teoría a mera explicación económica de la


cial peruano –vertebrado en torno a la revista historia, de la explotación del trabajo humano
Amauta– una tentativa relativamente elabora- y del papel de la lucha de clases, ahora el de-
da de dilucidación. Y no porque este movimien- bate se desplazaba hacia los temas fundamen-
to dispusiera, en virtud de circunstancias ex- tales del carácter del desarrollo económico en
cepcionales, de un conocimiento vedado para los países dependientes de América Latina, so-
los demás de las elaboraciones fundamentales bre la posibilidad de su constitución como ver-
de Lenin –y por lo tanto de las razones de esta daderas naciones y sobre las relaciones entre
preocupación suya por la autonomía colonial–, estos procesos de democratización radical y la
sino por el hecho de que tal grupo comprendió revolución socialista.
como ningún otro en América Latina que para La idea de una revolución socialista que solo
dar una respuesta a las demandas de una reali- podía ser el producto de una maduración de
dad irreductible a la visión marxista tradicional la sociedad capitalista había sido quebrantada
se debía necesariamente cuestionar los supues- por la hipótesis leninista de una maduración a
tos sobre los que este se fundaba. Si se trataba, nivel histórico-mundial del capitalismo. Pero si
por lo tanto, de la reconstitución de un corpus la estrategia de la Comintern sustituía en los
teórico que como tal no admitía directamente hechos y en la teoría las transformaciones en
una traducción valedera, más que de la adqui- América Latina por la revolución en Europa,
sición de una perspectiva marxista o leninista ¿hasta qué punto ambas estrategias, la de la II y
por el movimiento peruano debería hablarse, la de III Internacional, no conducían finalmente
con mayor propiedad, de una verdadera refun- a una análoga actitud quietista? Y poco cambia-
dación del marxismo. Lo que se estaba operan- ba esta situación el hecho de que los partidos
do en el Perú de mediados de los años veinte comunistas latinoamericanos durante los años
era la “producción” de un marxismo al que por veinte proyectaran su impotencia real, como
primera vez le cabía enteramente el término de les reprochaba la Internacional, sobre el “espe-
“latinoamericano”. Nuevamente el marxismo jismo de la revolución mundial”.
como tal era puesto en cuestión, pero a diferen- En realidad en aquellos años, y en un
cia de la reconstrucción planteada y resuelta país completamente excéntrico a las áreas
por Juan B. Justo a expensas del achatamiento tradicionales de desarrollo teórico y práctico
Marxismo latinoamericano605

de la experiencia social, se perfila una tentati- desde su interior una corriente intelectual favo-
va de respuesta al dilema ante el cual se había rable al mundo de las clases subalternas y que
detenido el pensamiento revolucionario. La se pregunta con inquietud por la identidad de
paradoja de las virtudes productivas del atra- una nación que tradicionalmente se creía tal y
so se presenta en América Latina con la mis- que la guerra ha mostrado como un país inver-
ma fascinación que condujo a Marx a poner tebrado, como un mero “proyecto a realizar”.
en discusión la idea de un modelo unilineal de De tal modo la “cuestión nacional” se reveló
sucesión de los modos de producción. El co- como el punto de partida obligado para cual-
nocimiento de la particular situación de Rusia quier reflexión sobre la posibilidad de un pro-
llevó a Marx a descubrir la potencialidad de yecto de transformación de la sociedad perua-
una vía de desarrollo distinta de la europeo- na. Pero para que este proceso de refundación
occidental, en la cual el atraso aparecía como pudiese alcanzar elementos reales de novedad,
una virtud antes que como un límite insupera- fue necesaria una concentración igualmente
ble. El hecho curioso es que en América Latina, excepcional de capacidad teórica, de conoci-
y en un país distinto de Rusia, pero lacerado miento de la realidad nacional y mundial, de
por una idéntica crisis ideal y de conciencia, actitud crítica frente al propio marxismo.
se opera un mismo proceso de reapropiación La matriz del pensamiento de aquellos inte-
crítica del marxismo, que conduce a cuestio- lectuales que encontraron en la revista Amauta
nar el paradigma eurocéntrico del que padecía y en la personalidad de José Carlos Mariátegui
gravemente el socialismo latinoamericano. El un núcleo privilegiado de agregación, se nu-
Perú podía ser la Rusia de América Latina por- tre de la diversidad de filones liberados en la
que no existía quizás otro país en el que más cultura europea por la crisis del positivismo.
abiertamente contradictoria se mostrara la ex- Las corrientes vitalistas, antiintelectualistas,
periencia histórica del socialismo con las con- antipositivistas, anticientistas, antieconomis-
diciones de atraso económico y social, de crisis tas, en relación con las cuales se estructura la
intelectual y moral que soportaba la nación. La recuperación mariateguiana del marxismo, ha-
fractura profunda que conmueve a la sociedad bían sido denunciadas por el marxismo oficial
peruana a partir de su derrota frente a Chile en como expresiones de la decadencia burguesa.
la Guerra del Pacífico (1879-1894) hace aflorar A su vez, la política cultural de fusión de las
606 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

vanguardias estéticas con las vanguardias polí- El destino reservó al joven Mariátegui la
ticas propugnada por Amauta, ya había conoci- posibilidad, única para un latinoamericano, de
do en Europa una decisiva fractura. Estos dos llegar a Marx a través de esa auténtica refun-
hechos muestran hasta dónde la experiencia dación de la dimensión crítica y activista de su
de la revista peruana estaba colocada en las an- pensamiento que se operaba en el socialismo
típodas de la concepción ideológica y cultural italiano. Pero esa revisión de fuentes tan di-
de la III Internacional. Es por esto posible afir- versas –que van del historicismo crociano has-
mar que si Mariátegui logró dar de la doctrina ta Marx, pasando por Sorel, Bergson, Gobetti
de Marx una interpretación tendencialmente y la presencia catártica de Lenin– fue posible
antieconomista y antidogmática –en una épo- solo porque la realidad nacional sobre la cual
ca en que intentarla desde las filas comunistas operaba, ese Perú de los años veinte, se presen-
era teóricamente inconcebible y políticamente taba como un laboratorio político indicativo
peligroso– solo pudo ser posible por una doble también de un conjunto de problemas que ca-
situación que ayuda en parte a explicar cómo racterizaban y comprometían a toda América
surgió en el Perú un marxismo renovado. En Latina. En el crisol de la realidad peruana y de
primer lugar, porque la formación marxista de sus complejas exigencias, la estación italiana
Mariátegui se produce fuera del movimiento de Mariátegui logró amalgamarse con expe-
comunista y de la III Internacional; en segundo riencias tan diversas como las del grupo de
lugar, porque el movimiento socialista peruano intelectuales “indigenistas”, los movimientos
se estructura en el interior de un amplio mo- obreros de tendencia anárquica y sindicalista,
vimiento intelectual y político, no sujeto a la las corrientes radicalizadas de los estudiantes,
presencia constrictiva del Partido Comunista, las vanguardias artísticas; así su conocimiento
y sin la herencia de un Partido Socialista que excepcional de los sucesos de la historia mun-
hubiera fijado en el movimiento social la fuer- dial le permitió absorber las contradictorias vi-
te impronta positivista que modificó al propio cisitudes de la revolución mexicana en vías de
marxismo. Mariátegui leyó a Marx y a Lenin transformarse en Estado, la experiencia de la
con el filtro del historicismo italiano y de su po- revolución china y las elaboraciones estratégi-
lémica contra toda visión positivista y fatalista cas de la III Internacional. De esta confluencia
del desarrollo de las relaciones sociales. de historias de vida y de tradiciones culturales
Marxismo latinoamericano607

tan diversas emerge un bloque intelectual y estudioso de la comuna rural rusa. El desa-
político unificado en torno a dos ideas-fuerza, rrollo económico y social latinoamericano se
sobre las cuales se basó la posibilidad de cons- apartaba del europeo occidental, por lo que de
titución de un marxismo latinoamericano: 1) ninguna manera podía ser admitido este como
una aguda conciencia del carácter original, prefiguración y modelo universal. Era necesa-
específico y unitario de la realidad latinoame- rio reconocer la presencia de una nueva tipo-
ricana; 2) la aceptación del marxismo, pero de logía histórica que admitiese cuanto aparecía
este marxismo heterodoxo, como el universo como anomalía en su auténtico carácter de tipi-
teórico común, según el cual las sociedades la- cidad. Entre Europa occidental y la región lati-
tinoamericanas, como cualquier otra realidad, noamericana no existía un continuum definido
podían ser discretas y analizadas determinan- en términos de modernidad y atraso, sino una
do sus posibilidades de transformación. conflictiva interdependencia que debía ser de-
Admitir como un principio indiscutible el re- finida en su especificidad. Una redefinición de
conocimiento del carácter original, específico la naturaleza de las formaciones económico-
y unitario de la realidad peruana y latinoame- sociales americanas implicaba necesariamente
ricana significaba de hecho el cuestionamiento un cambio en la caracterización de las clases
del paradigma eurocéntrico que había acompa- de los sujetos sociales sobre los que podía ba-
ñado la constitución del marxismo como tal. sarse un proyecto de transformación, pero ade-
Sin embargo, aunque la admisión de la origi- más en la forma de organización política capaz
nalidad de la región ya estaba presente en la de estructurarlos. Y es quizás en la discusión
discusión de los comunistas latinoamericanos de este último problema donde las diferencias
y se evidenció en los debates del VI Congreso iniciales entre Mariátegui y Haya de la Torre
de la IC, solo fueron los peruanos y en particu- se mutaron en contraposiciones radicales, que
lar Mariátegui y Víctor Raúl Haya de la Torre, acabaron por fragmentar la unidad de un mo-
los que extrajeron las consecuencias más radi- vimiento ideológico sobre el que tantas espe-
cales que de aquella se derivaban. Y sus con- ranzas se cifraban. De esa ruptura emerge el
clusiones, aunque no idénticas y con diferen- aprismo (v.) como una de las grandes corrien-
cias que luego se convertirán en oposiciones, tes ideológicas del pensamiento radical de iz-
se aproximaron curiosamente a las del Marx quierda latinoamericano.
608 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Una lectura cuidadosa y desprejuiciada de despliega desde las bases de la sociedad, como
las dos obras teóricas más significativas del una suerte de réplica de ese movimiento cris-
pensamiento social latinoamericano: los Siete tiano primitivo que su maestro Sorel había to-
ensayos de interpretación de la realidad pe- mado como ejemplo para mostrar “el valor pe-
ruana, de Mariátegui (1984 [1928]) y El anti- renne del mito en la formación de los grandes
imperialismo y el Apra, de Haya de la Torre movimientos populares” (Mariátegui, 1976). En
(1985 [1936]), precedido este por otro libro consecuencia, es verdad que tanto Haya de la
de gran significado como Por la emancipa- Torre como Mariátegui sostuvieron que el suje-
ción de América Latina (Haya de la Torre, to histórico de la transformación revoluciona-
1927), muestra que utilizando ambas al mar- ria del Perú debía ser un bloque de las fuerzas
xismo como un instrumento de análisis antes populares. Pero a partir de un análisis en el que
que como una teoría prescriptiva, llegan a un se esboza con elevada coherencia una primera
idéntico reconocimiento nacional, más allá del teoría marxista de la dependencia, Haya dedu-
cual aparecen sin embargo las diferencias que ce de la incipiencia y atraso de las clases socia-
habrán de convertirse luego en rupturas. Y ta- les en el Perú una concepción de ese bloque so-
les diferencias versan precisamente sobre la cial que acaba degradando los sujetos históri-
organización política del bloque de clases y de cos al nivel de grupos económico-corporativos
fuerzas sociales revolucionarias y el papel que articulados desde el Estado. Aparece así clara-
en dicho bloque se asigna a cada una de ellas, y mente evidenciada la poderosa influencia que
sobre la relación entre el proceso nacional pe- ejerció sobre Haya la teoría leninista del parti-
ruano y la revolución socialista. Mientras Haya do político revolucionario, que es leída por este
de la Torre duda sistemáticamente de la capa- desde la perspectiva mesiánica que acompañó
cidad del proletariado y de los campesinos de siempre su visión de los procesos sociales. El
construirse autónomamente como sujetos polí- rechazo mariateguiano del proyecto de Haya
ticos y concibe al Estado como la sede natural se fundaba en una concepción democrática,
de una articulación que necesariamente debe popular y laica del socialismo y de la propia
descender del poder; Mariátegui piensa en teoría marxista, que lo conducirá luego a re-
cambio en un laborioso proceso de construc- chazar también la presión de la Internacional
ción de una voluntad nacional popular que se Comunista para la formación de un partido
Marxismo latinoamericano609

comunista, a su parecer similar al de Haya. La social construido sobre la alianza entre la cla-
veta antiestatalista que permea todo su pensa- se obrera y los campesinos podía encontrar en
miento se manifiesta en su manera de ver los el Perú una forma de traducción que la hiciese
procesos históricos “desde abajo”, desde los emerger como expresión propia y original de la
procesos de constitución y de fragmentación de realidad. Mariátegui –a diferencia de Haya de la
las masas populares, desde sus formas expresi- Torre y del pensamiento de la III Internacional–
vas, sus mitos y sus valores, para determinar y logró analizar el problema indígena desde una
potenciar sus tendencias hacia la construcción perspectiva de clase que tornaba posible su in-
de una propia autonomía. Es sin duda posible troducción en una propuesta socialista y revo-
rastrear en José Carlos Mariátegui la presencia lucionaria. Y no simplemente por el hecho de
de este filón de pensamiento ya en sus prime- que comprendió que el problema indígena era
ros escritos de los años precedentes a su viaje el problema de la tierra y no el de nacionalida-
a Europa. Su particular formación intelectual des oprimidas, sino por que operó una trans-
durante la estación italiana lo preparó de algún formación de todo el discurso marxista oficial
modo para el cambio de perspectivas que se que lo condujo a basar sobre el indio la fuerza
produce en su vida poco tiempo después de su social estratégica de todo proyecto socialista
regreso al Perú. El descubrimiento del mundo de transformación. Iluminando de tal modo la
fascinante de las clases subalternas aparece centralidad del problema indígena para una so-
claramente evidenciado en su artículo sobre lución socialista de la transformación peruana,
“El problema primario del Perú” (Mariátegui, Mariátegui debió necesariamente fundar una
1971 [1924]) dedicado a analizar el problema in- lectura antieconomista de la clase, destinada
dígena. Y este descubrimiento el que señalará a tener consecuencias importantes sobre todo,
el punto de partida de una nacionalización de su discurso socialista.
su discurso y de una refundación de su marxis- No solo porque contrastaba radicalmente
mo, concebido no ya como una teoría exterior, con la visión “clasista” del marxismo oficial,
sino como una traducción productiva para el sino porque lo diferenciaba del jacobinismo es-
propio reconocimiento nacional de la realidad tatalista de Haya de la Torre. Colocando como
peruana y para el análisis diferenciado de sus eje teórico y político de su análisis socialista
procesos. La hipótesis leninista de un bloque un universo que se definía más en término de
610 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

cultura que en los estrictamente de clase, un treinta años para que el sacudimiento provoca-
objeto nacional y popular antes que “obrero”, do por la revolución cubana liberara de su ex-
Mariátegui hacía aflorar de una manera inédita plícito o velado ostracismo la figura excepcio-
el problema de la nación peruana. Porque ya nal de un pensador convertido hoy en el punto
no se tratará de la liberación de una nación de referencia obligado de todo pensamiento
irredenta, ni de la autodeterminación de una crítico y revolucionario.
nacionalidad oprimida, tal como se entendía
la “cuestión nacional” en el discurso de la III
Internacional, sino de la incorporación demo- V. EL marxismo latinoamericano
crática de las masas antes marginadas a un pro- desde los años treinta hasta la Re-
ceso constitutivo de la nacionalidad, que debía volución Cubana
necesariamente fusionarse con un proyecto
socialista. Desde la clausura de la tentativa mariateguiana
Amenazado por la Internacional Comunista, de recomposición teórica y política del marxis-
que en la conferencia de Buenos Aires de los mo, hasta fines de los años cincuenta, el pen-
partidos comunistas había criticado violenta- samiento de Marx sufre un singular proceso
mente sus posiciones y los presupuestos ideo- de neutralización. La dilatación creciente de
lógicos y políticos sobre los que se fundaban, su conocimiento en los medios intelectuales y
aislado de los grupos socialistas que en el inte- académicos se produjo a expensas de la capa-
rior del Perú se inclinaban por las posiciones cidad de penetración de sus estructuras analí-
de la Internacional, obligado a sostener una ticas y metodológicas en el campo de las ela-
amarga polémica con los antiguos compañeros boraciones políticas, operándose una profunda
apristas, alineados ahora con Haya de la Torre, fractura entre cultura y política.
cada vez más debilitado por una enfermedad En cuanto fenómeno ideológico el marxis-
que algunos años antes lo había obligado a la mo acompañado de sus sucesivas adjetivacio-
inmovilidad, Mariátegui vivió una larga agonía nes –primero leninismo, pero desde los años
que concluyó el 16 de abril de 1930. Con él se cuarenta también estalinismo– no era sino
clausuró la breve estación del marxismo teóri- un referente genérico, y por tanto neutro, de
co latinoamericano, y debió esperarse más de las propuestas programáticas de los partidos
Marxismo latinoamericano611

comunistas, en cuanto que fuerzas hegemóni- aislados los que intentaron continuar desde la
cas del discurso socialista marxista. Pero estas cátedra universitaria, el periodismo o la activi-
propuestas eran fieles traslaciones a contextos dad editorial, una difícil labor de difusión del
diferenciados de las elaboraciones teóricas y marxismo y de las corrientes más importantes
políticas efectuadas por la III Internacional – del pensamiento moderno, mencionaremos
hasta su disolución en 1943– y por el Partido casos como los de R. Mondolfo y E. Suda, en
Comunista de la Unión Soviética. Sin embargo, Argentina, o de Kozlik, en México, La masiva
es por esos años que comienza una constante inmigración intelectual y política española pro-
actividad de difusión del pensamiento de Marx vocada por la caída de la República española,
y de sus seguidores más relevantes. Es un he- estimuló también poderosamente la expansión
cho conocido, pero aun no estudiado en toda de iniciativas editoriales que comenzaron a
su real envergadura, el papel desempeñado realizar por esos años una sistemática labor de
por la emigración política europea en un ma- publicación de las principales obras del mar-
yor conocimiento del marxismo en América xismo. Los esfuerzos de la Editorial Europa-
Latina. El ascenso del fascismo y del nazismo América o de la “Biblioteca Carlos Marx”, di-
en Europa, y la consiguiente destrucción de rigida por Wenceslao Roces para la Editorial
áreas importantísimas de la elaboración teóri- Cenit, de Madrid, fueron proseguidas por edito-
ca marxista como Alemania, Austria, Europa riales americanas que, como Fondo de Cultura
central y la propia Italia, obligó a buena par- Económica de México y merced al trabajo pio-
te de la intelectualidad socialista a emigrar fi- nero del mismo W. Roces, pusieron al alcance
nalmente a América. En algunos casos fueron de los estudiosos latinoamericanos la traduc-
grupos enteros los que debieron reconstituir ción íntegra de El Capital (Marx, 1946) y de
su actividad en ambientes no siempre favora- otros escritos fundamentales de Marx.
bles como fueron los de Estados Unidos para Sin embargo, esta significativa y aun no sufi-
la Escuela de Frankfurt (Adorno, Horkheimer, cientemente valorada actividad de difusión del
Pollock, Marcuse, Kirchheimer, Lazarsfeld, pensamiento de Marx, por importantes que ha-
Grossmann), o para el grupo de consejis- yan sido sus efectos en los planos ideológico y
tas alemanes y holandeses (Mattick, Korsch, cultural, no logró suturar la fractura entre cul-
Pannekoek); en otros fueron intelectuales tura marxista y política socialista emergente
612 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en Europa de la derrota del movimiento obrero cincuenta alcanza una magnitud significativa.
y de la involución estalinista, y agudizada en Discípulo de J. Ingenieros, al que se mantuvo
América desde la condena de Mariátegui. Es así fiel casi hasta el final de sus días, Ponce unió
como se irá produciendo una escisión siempre a su vasta cultura humanista un conocimiento
mayor entre una izquierda socialista en buena profundo de la publicística marxista. Como lo
parte marginada del movimiento obrero y cuya prueba la experiencia de la revista Dialéctica
adscripción marxista es meramente ritual, y un (Ponce, 1936) publicada en Buenos Aires,
campo intelectual y académico cada vez más Ponce muestra una versatilidad sorprendente
interesado en estudiar el marxismo como es- en los comentarios marginales de los textos
tructura de pensamiento y como corpus teóri- marxistas que por primera vez hace conocer
co cuya significación se muestra cada vez más a sus desinformados lectores. Sin embargo, en
relevante en las ciencias sociales contemporá- sus ensayos sociológicos y filosóficos, o aun
neas y en la cultura en general. La potenciali- en las obras consagradas a estudiar ciertos
dad teórica y política del marxismo es así des- aspectos de la vida nacional, nunca aparece
membrada en dos esferas separadas y prácti- claramente puesta de manifiesto la intención
camente incomunicables. Ni los estudios sobre de utilizar al marxismo como una clave inter-
las realidades nacionales o continental, hechos pretativa de la sociedad argentina. A diferen-
desde una perspectiva marxista, fundamentan cia de un pensador como Mariátegui, Ponce no
las propuestas programáticas de las fuerzas de pareciera interesarse por encarar un análisis
izquierda, ni tales propuestas reclaman esos sistemático del desarrollo histórico del Estado
estudios para construirse. El marxismo se bi- y de la sociedad argentina. Su marxismo opera
furca en una ciencia académica aparentemente en el plano de la crítica cultural, y en tanto que
neutra como las demás y en una ideología legi- tal permanece inmodificado, como un cuerpo
timadora de programas de acción construidos teórico concluido que no necesita medirse con
con base en modelos aceptados a priori. una realidad histórica concreta para validar
Quizás ningún otro caso como el del pen- su potencialidad cognoscitiva. Sin embargo, y
sador marxista Aníbal Ponce (1898-1938) ex- para hacer justicia a un ensayista desapareci-
prese esta fractura entre cultura y política que do trágicamente en un momento de profunda
en la América Latina de los años treinta a los mutación de su pensamiento, debe recordarse
Marxismo latinoamericano613

cómo desde el exilio mexicano al que lo em- marcos estrechos del “marxismo soviético”
pujó a fines de 1936 la reacción conservadora –aceptando la designación de Marcuse (s/d)–
argentina, Ponce corta amarras con el pensa- los intentos de aplicar un instrumental mar-
miento de Ingenieros y modifica, no sabemos xista renovado para el análisis de realidades
hasta qué punto radicalmente, su visión antes reconocidas como anómalas. Y en tal sentido,
negativa de las clases subalternes argentinas. deben mencionarse los trabajos de estudiosos
Poco tiempo antes de su muerte, en los traba- como Sergio Bagú, Oscar Waiss, Julio César
jos sobre “La cuestión indígena y la cuestión Jobet, o las reflexiones de un Alejandro Korn,
nacional” (Ponce, 1937), da fe de su voluntad no olvidando tampoco las tentativas de aque-
de encarar una perspectiva de análisis que llos intelectuales que influidos por el trotskis-
implicaba necesariamente una ruptura con su mo pretendieron analizar la realidad latinoa-
pensamiento anterior. mericana a través de una síntesis original en-
El caso de Ponce es paradigmático de la ten- tre el marxismo y las ideologías democráticas
dencia del marxismo latinoamericano a con- latinoamericanas. Es precisamente en estos
vertirse en un saber neutro, por lo menos en el últimos grupos donde el término de marxismo
plano de la acción política, y cuya gravitación latinoamericano se acuña como referente teó-
es preciso rastrearla en los efectos que indu- rico de lo que dio en llamarse “socialismo na-
dablemente produjo en los medios culturales cional”, o también “izquierda nacional”.
e intelectuales. Su penetración en el mundo Dentro de una perspectiva marxista, aun-
académico lo convierte en una dimensión insu- que fuertemente adherido a las elaboraciones
primible del pensamiento contemporáneo, des- frentistas del VI Congreso de la Comintern y a
tinado luego a fijar una impronta significativa la doctrina “marxista-leninista”, el intelectual
en las ciencias sociales latinoamericanas. Pero mexicano Vicente Lombardo Toledano (1894-
el hecho es que durante todo este periodo el 1968) intentó formular una propuesta ideológi-
marxismo ha perdido en la utilización que de ca, cultural y política desde el propio interior
él hace el movimiento comunista toda la origi- de la revolución mexicana. Definiéndose a sí
nalidad que evidenció tener en los años veinte, mismo como un “marxista radical, aunque no
cuando se desató la polémica entre apristas comunista” (Lombardo Toledano, s/d), criticó
y marxistas. Será preciso buscar fuera de los a estos por su falta de preparación ideológica,
614 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

por su sectarismo y por “su olvido de los gran- central sindical que había contribuido a formar,
des problemas nacionales y el estudio de la Lombardo Toledano se trasformó en un mero
concreta recuperación de los derechos de la portavoz de las corrientes de izquierda interio-
clase trabajadora” (Lombardo Toledano, s/d). res al establishment y su marxismo, en una pe-
Lombardo Toledano presentó a su propuesta destre ideología legitimizadora.
programática como el resultado de la aplica-
ción de una nunca cuestionada verdad uni-
versal del marxismo-leninismo al análisis y la VI. El marxismo latinoamericano a
construcción de una perspectiva radical y de partir de la Revolución Cubana
izquierda de la revolución mexicana, basada
en la fortaleza ideológica, social y política del El triunfo de la revolución castrista en Cuba
movimiento obrero organizado. Su visión del inaugura una nueva estación del marxismo la-
pensamiento de Marx, leído en clave “marxista- tinoamericano, caracterizada por una extrema
leninista”, estaba absolutamente fijada en tor- variedad de posiciones y de perspectivas aje-
no a la experiencia cardenista y al papel excep- nas en su mayoría a las clásicas delimitaciones
cional que le tocó desempeñar como dirigente de tendencias establecidas por la experiencia
máximo de la Confederación de Trabajores de la II y de la III Internacional. Su extraordina-
de México (CTM). En tal sentido, sus concep- ria capacidad expansiva en la joven intelligent-
ciones se aproximan de manera significativa sia radicalizada –proveniente de sectores que
a las elaboraciones hechas por los soviéticos como los católicos o los de partidos políticos
desde el XX Congreso del PCUS sobre la “de- tradicionales no habían mostrado antes excesi-
mocracia nacional” como forma de transición va proclividad al discurso marxista– abre un in-
al socialismo en los países dependientes y co- menso campo de acción para las ideas de Marx,
loniales. Pero es útil recordar que tales formu- que son ahora recuperadas en claves esencial-
laciones constituyeron el núcleo mismo de las mente voluntaristas. Vuelven así a aflorar los
ideas expresadas en los años veinte y treinta temas del humanismo marxiano, de su ética re-
por Haya de la Torre y el aprismo. Consolidado volucionaria, de la función del mito en la cons-
el bloque de poder que aun hoy dirige el pro- trucción de una voluntad nacional, del hombre
ceso mexicano, y marginado totalmente de la como productor de la historia, que recorren
Marxismo latinoamericano615

el joven Marx y que reaparecen siempre en comunistas, que en general mantendrán inmo-
los momentos de accesos revolucionarios. El dificadas sus tradiciones teóricas, aunque a
ejemplo cubano, la imposibilidad de reducirlo costa de fracturas internas y desprendimientos
a los modelos clásicos, su profunda heterodo- de sus corrientes más renovadoras– ya no se
xia teórica, su adopción del marxismo como reconocerán en las viejas tradiciones de la II
orientación ideológica pero a través de una y la III Internacional y tratarán de establecer
lectura que enfatizaba sus supuestos o reales nuevas formas de recomposición entre la teo-
elementos de continuidad con la tradición mar- ría marxista y las configuraciones inéditas de la
tiana, posibilitaba una ruptura con el determi- política. El marxismo dejará así de presentarse
nismo cientificista al que había sido reducido como una estructura de pensamiento y un cor-
el pensamiento de Marx en los años del reflujo pus teórico unívoco para convertirse en lo que
obrero europeo. Se liberan así las potencialida- Braudel (s/d) llama “un pueblo de modelos”,
des críticas y revolucionarias de una teoría que una diversidad de perspectivas girando en tor-
requiere para su recomposición de una nueva no al denominador común de una perspectiva
sutura entre cultura y política. Desde una pers- de transformación social.
pectiva política, los escritos fundamentales a A partir de una situación semejante deja
través de los cuales la revolución cubana pre- de tener sentido plantearse la pregunta de la
tende constituirse en un cuerpo de doctrina, y existencia o no de un marxismo latinoameri-
que hará emerger al castrismo (v.) como una cano, porque es hoy una convicción generali-
corriente nueva en el interior del marxismo, zada que la posibilidad de la reconstrucción
se constituirán en adelante en los ejes verte- de su historia en nuestro continente solo se
bradores de un debate que corroerá las ela- torna factible si la atención está puesta en sus
boraciones teóricas y políticas de la izquierda áreas nacionales y no globales de expansión.
tradicional. Y a partir de este debate habrá Motivada históricamente por la necesidad de
de producirse una profunda recomposición probar sus condiciones de validez en un terre-
de todas las estructuras partidarias. Las fuer- no ajeno y diverso de aquél en que se constitu-
zas ideológicas y políticas emergentes de esta yó, no es necesario ya plantearse esa pregunta
etapa de restructuración del campo de la iz- porque la disgregación de sus centros consti-
quierda latinoamericana –excepto los partidos tutivos reintegra el marxismo a su campo real
616 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de validación, cual es el de la reconstrucción Haya de la Torre, V. 1927 Por la emancipación


de las conexiones existentes entre el proceso de América Latina (Buenos Aires: M.
de elaboración de la teoría y los procesos rea- Gleizer).
les de constitución de una fuerza social y de Haya de la Torre, V. 1985 (1936) El
una voluntad transformadora. Pues en última antimperialismo y el Apra (Lima: J. M.
instancia, y parafraseando a Marx, ¿en qué Baca. Obra completa) T. 4.
otra cosa que en su “devenir mundo” consiste Hegel, G. F. W. 1976 Filosofía de la historia
la “realización de la filosofía” y, por tanto, del (Buenos Aires: Claridad) E. Suda.
marxismo? Justo, J. B. 1947 Obras (Buenos Aires: La
Vanguardia).
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Bauer, A. 2008 La Asociación Vorwärts y colonial” en Boletín del II Congreso de la
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Mariátegui, J. C. 1976 “Prólogo a Tempestad en
los Andes” en Mariátegui, J. C. La polémica
del indigenismo (Lima: Mosca Azul).

1 Elaborada para la presente edición.


Marxismo latinoamericano617

Mariátegui, J. C. 1984 (1928) 7 ensayos de Marx, K. y Engels, F. 1972 Materiales para


interpretación de la realidad peruana (Lima: la historia de América Latina (Córdoba:
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[periódico obrero, s/d] (México). (Buenos Aires: Cartago) T. IV.
Marx, K. 1898 El Capital (Madrid: F. Cao y D.
de Val) T. I, Trad. J. B. Justo.
Marx, K. 1946 El Capital. Crítica de la
Economía Política (Buenos Aires: La
Vanguardia) Trad. J. B. Justo.
Socialismo latinoamericano*

I Consideraciones generales temprano de la institucionalidad burguesa y


una relativa liberalización del sistema político,
El socialismo de raíz marxista fue en América como el caso de Argentina y Uruguay, anar-
Latina, a diferencia del anarquismo (v.) y en quismo y socialismo de filiación marxista coin-
parte quizás del socialismo chileno, la expre- cidieron durante largo tiempo, alimentándose
sión ideológica y política de las clases obreras mutuamente. Las limitaciones de uno facilita-
urbanas de origen migratorio. Sus áreas de di- ban las condiciones para la expansión del otro.
fusión corresponden exactamente a aquellas Y si en un comienzo la intransigencia princi-
en las que se concentraron los flujos de mano pista de las ideologías libertarias contribuía a
de obra provenientes de Europa y debieron acentuar el moderatismo y reformismo de los
crecer en disputa permanente con las corrien- socialistas el que empujara a las corrientes más
tes democráticas, radicales y anarquistas. En contestatarias de la clase obrera hacia el sindi-
algunos países como México, Brasil o Perú, el calismo revolucionario, que constituyó la ideo-
predominio de estas ideologías alternativas lle- logía predominante en el movimiento obrero
gó a bloquear casi por completo el desarrollo latinoamericano de las dos primeras décadas
de formaciones políticas socialistas. Pero en del siglo.
aquellos países donde el fenómeno de la in- El peso de las emigraciones alemana e italiana
migración masiva coincidía con un desarrollo en la constitución del socialismo latinoamerica-
no creó condiciones más favorables para que la
hegemonía conquistada por la socialdemocracia
* Primera edición: Aricó, J. M. 1982 “Socialismo lati- en la II Internacional fuera reconocida como un
noamericano” en Bobbio, N.; Matteucci, N: y Pasquino,
G. Diccionario de política (México D.F.: Siglo XXI) pp. ejemplo a seguir por las organizaciones socia-
1.507-1.514. listas formadas desde fines del siglo pasado en
620 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Argentina, Uruguay, Brasil, Chile y México. Ante la que el socialismo expresaba el “partido del
socialistas como Germán Ave Lallemant, que en- progreso”. El divorcio siempre mayor entre
tre 1894 y 1909 fue corresponsal en Argentina principios teóricos proclamados y la actividad
de Die Neue Zeit, o Juan B. Justo, que seguía práctica revertíase en América en forma agra-
asiduamente las publicaciones alemanas, o ante vada, acentuando una ignorancia de la teoría
los socialistas paulistas, que en lo concernien- que los socialistas europeizantes se empeña-
te a sus ideas “se ubican total y absolutamente ban en considerar como propia no solo del
en el terreno de los postulados establecidos por atraso, sino también de la condición “latina” de
sus compañeros alemanes” –como la misma Die los trabajadores. La exigencia, derivada de la
Neue Zeit–, la socialdemocracia alemana apare- doctrina de Marx, de la autonomía ideológica,
cía como una gran fuerza política iniciadora de política y organizativa del movimiento obrero y
una nueva época en la historia de los movimien- la necesidad de una nítida distinción del parti-
tos sociales, expresión de una nueva cultura lai- do socialista u obrero respecto de los partidos
ca y democrática, y forjadora consciente de la democráticos burgueses era traducida en clave
revolución social. corporativa, aislando la acción reivindicativa
Sin embargo, el ejemplo de la socialdemo- de los trabajadores y colocando barreras insal-
cracia alemana, aureolada del apoyo que le vables para una política de bloque con las co-
había prodigado Engels, considerándola como rrientes radicales, democráticas y anarquistas
un modelo internacional de partido socialista, del movimiento social de las clases explotadas.
llegó a nuestras tierras cuando comenzaba a La paradoja del socialismo latinoamericano
fracturarse el difícil equilibrio alcanzado entre consistía, por lo tanto, en el hecho de que ac-
la perspectiva palingenética en la que se inspi- tuando sobre una realidad distinta de la euro-
raba y su naturaleza de partido de masa, vincu- pea, sus esfuerzos por aplicar a nuestro ambien-
lado por miles de hilos visibles e invisibles a la te las orientaciones fundamentales del marxis-
acción integradora del Estado germano. Lo que mo canonizado de la II Internacional tenían sin
de este partido venía trasplantado a América embargo plena conciencia. Aun permitiéndoles
fue su visión del marxismo como ideología obtener éxitos relativos en la organización de
del desarrollo y de la modernización, en el in- las clases trabajadoras, los colocaba objetiva-
terior de una insuprimible lucha de clases en mente en una posición subalterna en el interior
Socialismo latinoamericano621

del bloque de fuerzas orientadas hacia la moder- socialista era transformar dicha cisura en una
nización capitalista. La ignorancia casi total de grieta profunda y consciente. Teoría y movi-
la teoría revolucionaria de Marx, la aceptación miento real no eran, por lo tanto, los dos térmi-
indiscutida del paradigma socialdemócrata, que nos de una relación que solo podía fundarse en
condicionaba la posibilidad del socialismo al la determinación precisa de la especificidad his-
crecimiento de las fuerzas productivas y, por lo tórica del proceso, sino entes abstractos y siem-
tanto, al consiguiente aumento cuantitativo de pre idénticos a sí mismos en el que únicamente
una clase obrera moderna, la subordinación a las la ignorancia e incultura transitoria del segundo
difíciles condiciones ideológicas y políticas en creaba las dificultades de inserción del primero.
las que se desenvolvía su labor, tendía a limitar La tarea de los socialistas quedaba reducida, en
la acción socialista a una mera batalla cotidiana última instancia, a una empeñosa e inteligente
por las reivindicaciones más inmediatas de los labor de organización y de educación del prole-
trabajadores y por la legalidad del movimiento. tariado. El peso aplastante que este debía nece-
La doctrina estaba de hecho escindida de esta sariamente adquirir en la sociedad capitalística-
acción y relegada a la condición de una filosofía mente desarrollada, según la visión reformista,
de la historia sobre la que se fundaba la propa- o los hipotéticos cataclismos históricos a que
ganda abstracta de una sociedad alternativa. estaba condenada, según la visión revolucio-
Hasta en quienes defendían con mayor fir- naria, habría de conducir a ese proletariado a
meza el contenido doctrinario socialista de los la conquista del poder y a la construcción del
nuevos organismos políticos, la doctrina, en rea- socialismo.
lidad, era considerada como una suma de prin- Debido a su incansable actividad cotidiana,
cipios abstractos, válidos de una vez para siem- los socialistas lograron formar un conjunto de
pre y en cualquier circunstancia; principios que instrumentos de vida democrática colectiva
debían ser difundidos como prerrequisito para tales como gremios obreros, sociedades de so-
que un movimiento obrero, aún no desprendido corros mutuos, cooperativas de consumo y de
por completo del mundo burgués del que surgió, viviendas, círculos socialistas, bibliotecas y uni-
pudiera conquistar una identidad propia. A ese versidades populares, editoriales y periódicos.
mundo lo separaba del proletariado una cisura Supieron vincular la propaganda y la agitación
radical y la función de la doctrina y de la acción a la acción inmediata orientada a satisfacer las
622 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

necesidades más apremiantes de los trabajado- autonomía de las instituciones de la sociedad


res, fundamentalmente de los urbanos, moviliza- civil. Defendieron los derechos de las minorías
dos en buena medida gracias a esta labor, pero políticas y bregaron por una legislación social
no pudieron o supieron darle una organización que protegiera los derechos de los trabajado-
verdaderamente transformadora a una clase a la res. Postularon medidas económicas que, no
que contribuyeron decididamente a constituir. obstante rechazar la dilatación excesiva del
No disponían de una teoría revolucionaria, ni poder del Estado y de la burocracia, se dirigían
creían verdaderamente en la posibilidad de lo- a incrementar la independencia del país con
grar transformaciones de tipo socialista en un respecto al capital extranjero y a modificar su
futuro más o menos previsible. En el fondo eran estructura económica y de clases. De ahí que
radicales de izquierda y como tales debieron propugnaran el impuesto a la renta y a la heren-
soportar de ese selecto núcleo de socialdemó- cia y también un impuesto territorial destinado
cratas emigrados a América, que medían con el a combatir el latifundismo, que consideraban
rasero de la teoría y de la práctica de la social- como el obstáculo esencial para una efectiva
democracia europea, el contradictorio proceso democratización de la sociedad y del Estado.
de constitución del movimiento obrero y de los
partidos socialistas en América Latina.
En aquellos lugares donde pudieron cons- II Relaciones continentales e in-
tituir organismos políticos “modernos”, por el ternacionales
ligamen doctrinario sobre el que fundaron sus
propuestas organizativas, los socialistas lucha- Apenas constituidos, los grupos o partidos so-
ron por el ejercicio de la democracia política, cialistas latinoamericanos trataron de relacio-
por la implantación de sistemas electorales que narse entre sí y con la Internacional Obrera y
respetaran la voluntad popular y por regíme- Socialista de la que, formalmente o no, se sentían
nes republicanos que impidieran el gobierno miembros plenos. Desde fines de siglo el Partido
de la sociedad a través de la violencia militar Socialista Argentino mantuvo una relación sis-
o el cesarismo. Privilegiaron la constitución temática y permanente con la II Internacional.
de partidos políticos basados en una clara Participó con delegaciones propias o haciéndo-
definición programática y respetuosos de la se representar por otros partidos en casi todos
Socialismo latinoamericano623

los congresos de la II Internacional, ocupando delegados de Paraguay, Bolivia, Perú, Chile y


un puesto permanente en las sesiones del Buró Uruguay, fue convocada a iniciativa del Partido
Socialista Internacional, desde 1901 hasta los Socialista de Argentina la Primera Conferencia
umbrales de la Primera Guerra Mundial. Aunque Socialista y Obrera Panamericana que sesionó
de manera más discontinua participaron de este en Buenos Aires. Sin embargo, la crisis abierta
organismo internacional las agrupaciones so- en el movimiento obrero y socialista a partir de
cialistas chilena, brasileña, uruguaya, bolivia- la Revolución de Octubre y la creación de los
na y hasta mexicana. Después de la Primera partidos comunistas y de la III Internacional
Guerra Mundial siguieron siendo miembros impidió que se realizara la nueva conferencia
del nuevo organismo reconstituido los parti- programada para dos años después. En 1946
dos de Argentina, Uruguay y Chile, fundado en se realiza en Santiago de Chile un Congreso
1933 a partir de una diversidad de grupos pre- de partidos socialistas y populares cuyos re-
existentes. Cuando en 1951 se reconstituye en sultados quedan invalidados debido a la ile-
Fráncfort la Internacional Socialista, solo conta- galización de dos de sus organismos más im-
rá con la adhesión de los socialistas argentinos, portantes: el Partido Acción Democrática, en
y hasta los años sesenta de los uruguayos. La Venezuela, y el APRA, en Perú. Desde 1955
reactivación de la vida de la Internacional y su existió un Secretariado Latinoamericano de la
interés creciente por América Latina en los años Internacional Socialista que se extinguió pocos
setenta dará como resultado una etapa nueva años después, cuando la expansión continen-
en la relación de tal organismo con una multi- tal de la experiencia de la Revolución Cubana
plicidad de formaciones socialistas y populares provocó un trastrocamiento ideológico y orga-
latinoamericanas de antigua o reciente data y nizativo de todas las formaciones de izquierda.
cuyas definiciones ideológicas son genérica-
mente socialdemócratas (v. socialdemocracia
latinoamericana). III El socialismo argentino
En el plano continental existieron varias ten-
tativas infructuosas por establecer un organis- Es esta la experiencia más temprana y prolon-
mo coordinador de los partidos socialistas lati- gada en el tiempo de formación de un partido
noamericanos. En 1919, y con la asistencia de socialista basado en las experiencias alemana,
624 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

italiana y belga. En 1894, y bajo la dirección del destacadas figuras de la democracia argentina,
médico Juan B. Justo (1865-1928), se fundó el mostró a su partido como una fuerza discipli-
periódico socialista La Vanguardia, en torno nada, democrática y consecuente defensora de
al cual, y como resultado de la integración de los intereses de los trabajadores. Años después,
una serie de agrupaciones de trabajadores ar- cuando la presión de un movimiento obrero en
gentinos y extranjeros, se constituyó en 1895 el ascenso y la oposición del Partido Radical (v. ra-
llamado Partido Socialista Obrero Argentino, dicalismo latinoamericano) al desconocimiento
título del que luego se eliminaron los dos úl- de la voluntad popular, ejercida por un régimen
timos aditamentos. Un año después, en su que usufructuaba un ordenamiento electoral
primer congreso, establece su declaración de viciado, impongan el voto universal, secreto y
principios, estatutos y programa, que aunque obligatorio, el Partido Socialista surgirá de las
modificados varias veces en los años sucesivos elecciones parlamentarias de 1912 como la ter-
se mantienen en su esencia hasta el presente. cera fuerza política del país, luego de los radi-
En dicho congreso se define como el partido de cales y conservadores, mayoritaria por muchos
los trabajadores organizados para la conquista años en la ciudad capital de la República. Por
del poder político y la socialización de los me- esa misma época, el Partido contaba con más de
dios de producción. 4 mil miembros, un periódico (La Vanguardia)
En 1904, cuando era todavía una pequeña or- de gran difusión nacional, una revista bimensual
ganización política, logra imponer como diputa- y varios semanarios en diversos lugares del país.
do, por la circunscripción obrera de la Boca, al Por su neto perfil programático, por la elevada
doctor Alfredo L. Palacios, que fue en tal senti- disciplina de sus militantes y por la permanen-
do el primer representante socialista a un par- te labor de educación ideológica y política que
lamento latinoamericano. La excepcional labor desplegaban sus organismos en el seno de la so-
desplegada por Palacios, que mediante una es- ciedad civil, el Partido Socialista fue, con plenos
trecha vinculación con sus representados hizo derechos, el primer partido político moderno de
aprobar disposiciones legislativas fundamenta- su país y del continente.
les como el descanso dominical y la protección Su fundador y dirigente más respetado du-
al trabajo femenino e infantil, además de pro- rante las tres primeras décadas del siglo, Juan
yectarlo al plano nacional como una de las más B. Justo, representa indiscutiblemente un caso
Socialismo latinoamericano625

particular en el socialismo latinoamericano no Hasta el advenimiento del peronismo (v.),


solo por la excepcionalidad de su nivel intelec- en 1945, el socialismo argentino fue la princi-
tual, sino porque en ningún otro país logró coa- pal fuerza de izquierda compitiendo con los
gularse en torno a una personalidad equipara- comunistas por la dirección del movimiento
ble un núcleo dirigente como el que lideró por obrero y popular. Luchando en un principio
muchos años al Partido Socialista Argentino. contra los anarquistas en los medios obreros
Vinculado estrechamente al movimiento socia- y contra los radicales en el terreno político, el
lista internacional, lector asiduo de las princi- Partido Socialista se transformó en una gran
pales publicaciones sociales europeas y ameri- corriente democrática en cuyo seno se forma-
canas, estudioso de la problemática teórica y ron intelectuales que contribuyeron decisiva-
política de los movimientos sociales, traductor mente a la formación de un pensamiento de
de El Capital (Marx y Engels, 1946) ya a fines transformación social en Argentina y en todo
de siglo, Justo fue una de las grandes figuras el continente. A los nombres ya citados de
de la II Internacional. Como otros pensadores, Juan B. Justo y Alfredo L. Palacios debemos
trató de mantener una relación crítica con la agregar los de Enrique del Valle Iberlucea y
doctrina de Marx, definiéndose a sí mismo y al José Ingenieros, autor este último de ensayos
propio partido como socialistas que encontra- importantes sobre el desarrollo político y so-
ban en Marx, pero también en otros pensado- cial de su país, como La evolución de las ideas
res, un conjunto de ideas y de propuestas útiles argentinas (Ingenieros,] 1946) y Sociología ar-
para realizar el propósito al que dedicó toda su gentina (Ingenieros, 1961 [1913]), que desper-
capacidad crítica y su voluntad de lucha: el de taron en los medios intelectuales el interés por
crear, en las condiciones específicas de la so- el conocimiento del marxismo y de la doctrina
ciedad argentina, un movimiento social de de- socialista.
finido carácter socialista y un cuerpo de ideas Desde su nacimiento el socialismo argenti-
que, sintetizando los conocimientos aportados no sufrió una interminable serie de cismas y
por la ciencia y los derivados de la experiencia divisiones que lo condujeron prácticamente a
del propio movimiento, se constituyera en una su disgregación en los años sesenta, situación
guía certera para alcanzar el objetivo final de de la que aún no ha logrado escapar no obs-
una sociedad socialista. tante las tentativas presentes de reunificación.
626 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En 1918 las corrientes de izquierda que desde por mantener una autonomía política y orga-
1912 se fueron perfilando en su interior rom- nizativa de los sindicatos obreros y del propio
pieron con la dirección partidaria que rehusaba partido. En su declaración de principios el so-
el apoyo a la Revolución de Octubre y la parti- cialismo colocó en un primer plano la necesi-
cipación en la III Internacional y formaron un dad de transformar la estructura agraria y de
nuevo partido que, denominado inicialmente impulsar la creación de una clase de pequeños
Partido Socialista Internacional, adoptó en propietarios rurales. Para los socialistas uru-
1920 el nombre, que aún conserva, de Partido guayos el destino de la democracia social y
Comunista. política reposaba en la capacidad de la joven
república de provocar una transformación que
permitiera fundarla sobre otros cimientos que
IV Otras organizaciones socialistas los del latifundio. La construcción democrá-
tica debía encontrar una “nueva sustancia en
Es en Uruguay donde desde inicios del siglo la vida de la nación”, en “las masas proletarias
existe un partido socialista que, sin la gravita- urbanas y en la clase media, especialmente
ción del argentino, reproduce significativamen- del sector intelectual”, las fuerzas sociales que
te la experiencia de este. Desde 1896 existían permitieran convertirla en un proceso constan-
ya en Montevideo algunos grupos socialistas te e irreversible. En caso contrario, la demo-
cuya labor permitió que en diciembre de 1904, cracia uruguaya, solo sería “una construcción
y bajo el liderazgo de un intelectual prestigioso en la arena” (Frugoni, 1934: 143). En tal sen-
como Emilio Frugoni (1880-1969), se constitu- tido, el socialismo uruguayo fue la primera y
yera el Centro Carlos Marx y en 1910 el Partido por largos años la única organización política
Socialista Uruguayo, que ese mismo año con- que hizo de este tema un elemento central de
curre a las elecciones conquistando una banca su pensamiento y de su acción. Sin embargo,
parlamentaria. Apoyando críticamente las re- nunca pudo escapar de su fuerte y constricti-
formas económicas, sociales e institucionales va envoltura urbana para expandir su acción a
impulsadas por el Gobierno democrático de un mundo rural caracterizado por la ausencia
José Batlle y Ordóñez, el socialismo luchó por de un campesinado sediento de tierra, es de-
la extensión de estas a la clase trabajadora y cir, por la inexistencia de la única fuerza social
Socialismo latinoamericano627

intrínsecamente interesada en un proyecto de masa, el Partido Socialista valía por su presti-


transformación agraria tan radical como la que gio en el campo de las ideas y por la doctrina
propugnaban. que sustentaba. Su crecimiento en la sociedad
El Partido Socialista nunca pudo ser en la uruguaya fue excesivamente lento. Pacifista
realidad uruguaya de su tiempo una fuerza po- durante la Primera Guerra Mundial, resuelve
lítica con tal gravitación teórica y política como mayoritariamente ingresar a la II Internacional
para transformarse en la columna vertebral de en 1920 y un año después convertirse en
un fuerte movimiento obrero y popular en favor Partido Comunista. La minoría, encabezada
de la transformación agraria. Ni las corrientes por Frugoni, resuelve permanecer fiel a los
que sustentaban el batllismo (v. radicalismo lati- principios y al programa del viejo partido y
noamericano), ni el anarcosindicalismo (v. anar- reconstituirlo con el mismo nombre. En la dé-
quismo latinoamericano) entre los trabajadores cada de los treinta ha concluido su etapa de
pugnaban por una solución semejante. Frente a reorganización aumentando sus efectivos y su
estas dos grandes fuerzas que hegemonizaban el peso político a un punto tal que puede transfor-
mundo de las clases subalternas, el socialismo mar a su semanario El Sol en un cotidiano. En
solo pudo ser una formación política pequeña, los años sesenta, la expansión de la experien-
pero influyente; débil, pero respetado, claman- cia revolucionaria cubana y del castrismo (v.)
do por un proyecto de nación cuya perentorie- provoca una nueva división en el viejo tronco
dad nadie, salvo ellos, alcanzaba a vislumbrar. partidario del que acaban marginándose los
Su programa de acción práctica fue, en esencia, sectores más tradicionales y el propio Frugoni.
la lucha constante porque se respetaran plena- El Partido Socialista será en adelante una fuer-
mente los intereses de las clases populares y en za política de orientación antimperialista, na-
primer lugar de los trabajadores. En hechos, el cionalista y revolucionaria, estrechamente vin-
socialismo no pudo apartarse demasiado de esa culada a las experiencias de la nueva izquierda
función que lo convirtió más en un círculo de latinoamericana.
doctos influyentes que en los representantes po- En Chile, y como resultado de una persis-
líticos de los obreros uruguayos. tente labor de agitación en los medios obre-
Partido de cuadros o más bien de elemen- ros realizada por el tipógrafo Luis Emilio
tos intelectuales sin soportes significativos de Recabarren (1876-1924) se fundó en 1912 el
628 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Partido Socialista Obrero, al que se adhirie- margen de ellas y con una política continental
ron los sectores más radicalizados del Partido e internacional propia. Así su Declaración de
Democrático y grupos dispersos que ya a fines Principios señala que “[…] la doctrina socialis-
del siglo pasado habían intentado dar forma ta es de carácter internacional y exige una ac-
orgánica a la tendencia socialista. Habiendo ción solidaria y coordinada de los trabajadores
logrado cierta implantación entre los obreros del mundo. Para iniciar la realización de estos
del salitre, en el norte del país, en 1921 se trans- postulados, el Partido Socialista propugnará
formó en Partido Comunista. La fundación de la unidad económica y política de los pueblos
un nuevo partido socialista fue una resultante del continente para llegar a la Federación de
de la experiencia, excesivamente breve pero Repúblicas Socialistas del Continente y a la
ilustrativa del estado de ánimo de las clases creación de una economía antimperialista”
populares, de la “república socialista” surgida (Partido Socialista Chileno, s/d).
de una revuelta militar el 4 de junio de 1932. En Afirma además en lo nacional que “durante
1933 se constituye el Partido Socialista sobre el proceso de transformación total del siste-
la base de la fusión de grupos provenientes de ma es necesaria una dictadura de trabajadores
la izquierda radical y de divisiones producidas organizados”. En 1970, una coalición de cinco
en el interior del Partido Comunista. El nuevo partidos vertebrada en torno a la alianza socia-
organismo protagonizará, pocos años después, lista-comunista y denominada Unidad Popular,
junto con los comunistas y los radicales, la pri- impone como nuevo presidente de la República
mera experiencia latinoamericana de Frente al socialista Salvador Allende, que intenta ins-
Popular. Desde 1957 en adelante, y luego de trumentar un programa de profundas reformas
haber superado divisiones internas que este- de estructura abortado por el golpe militar de
rilizaron en buena parte su acción política, el 1973.
partido reunificado establecerá con los comu- Otras experiencias de formación de partidos
nistas una alianza que, bajo distintas formas, se socialistas en los marcos de la II Internacional,
mantendrá aun hasta el presente. casi todas infructuosas o de muy breve duración,
El Partido Socialista ha mantenido siempre se produjeron en Brasil, Cuba y México. En los
una actitud crítica frente a las experiencias años veinte, y vinculados a la III Internacional,
de la II y III Internacional, manteniéndose al se constituyen partidos socialistas en Ecuador,
Socialismo latinoamericano629

Colombia y Perú. En los años sesenta, a partir Bibliografía


de las profundas recomposiciones que genera
en las izquierdas latinoamericanas la expan- Frugoni, E. 1934 La revolución del machete
sión del castrismo, surgen prácticamente en (Buenos Aires: Claridad).
todos los países del continente nuevas forma- Marx, K. y Engels F. 1946 El Capital. Crítica
ciones socialistas que, no obstante mantener de la Economía Política (Buenos Aires: La
muchas de ellas vinculaciones ideológicas o Vanguardia) [Traducción J. B. Justo].
políticas con los distintos bloques ideológicos Ingenieros, J. 1946 La evolución de las ideas
emergentes de la fragmentación del movimien- argentinas (Buenos Aires: Problemas).
to comunista internacional, no se reconocen Ingenieros, J. 1961 (1913) Sociología
enteramente como herederas de las tradicio- argentina en Obras Completas (Buenos
nes de la II o de la III Internacional. Aires: Mar Océano) Tomo VI.
Partido Socialista Chileno s/d “Declaración de
Principios” (FALTA DATA).
Marx y América Latina*

América Latina: El confín del que reservan enfáticamente para sí el califica-


mundo de Marx tivo de “marxistas” deberían con mayor razón
ser considerados expresiones más o menos
La inserción del marxismo en la cultura políti- modernizadas de antiguas corrientes democrá-
ca latinoamericana es un tema aún insuficien- ticas, antes que formaciones ideológicas adhe-
temente explorado y que suscita problemas de ridas estrictamente al pensamiento de Marx o
compleja resolución. Obligado como está a in- a las corrientes que de él se desprendieron. Si
cluir una extensa constelación de perspectivas hoy, por ejemplo, no podríamos reducir el fenó-
diferentes en términos de teorías, doctrinas y meno aprista a una variante autóctona de mo-
programas de acción, situación que, por lo de- vimientos inspirados en el marxismo, no debe
más, lo aproxima en parte a lo que ocurre en olvidarse que en los años treinta, sin embargo,
otras áreas culturales, en Hispanoamérica el se presentó como una genuina interpretación
tema se complica porque, en muchos casos, indoamericanista de la doctrina de Marx.
partidos políticos o movimientos nacionales Una dificultad inicial, y no por ello la menos
importante, para encarar esta problemática re-
side en el escaso interés (aunque en realidad,
* Primera edición: Aricó, J. 1983 “Marx y América La-
tina” en Nueva Sociedad N°66: 47-58, mayo-junio. y como veremos, debería hablarse con mayor
Este trabajo, con algunas correcciones y agregados, precisión de soslayamiento prejuicioso) que los
reproduce la ponencia presentada en el Congreso In- fundadores del marxismo, y más en particular
ternacional sobre Karl Marx en África, Asia y Amé- el propio Marx, prestaron a esa suerte de “con-
rica Latina, organizado por la Fundación F. Ebert en fín” del mundo europeo que el colonialismo de
colaboración con la Comisión Alemana de la UNESCO
en Tréveris, Alemania Federal, del 14 al 16 de marzo de ultramar hizo de América. Este hecho, como
1983 [Nota de la primera edición]. es lógico, acabó gravitando negativamente
632 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sobre el estatuto teórico del subcontinente en europeo– tuvo también consecuencias nega-
la tradición socialista. En primer lugar, porque tivas por razones de orden más estrictamente
a diferencia de lo ocurrido en aquellos países teórico. Forzado por el perfil fuertemente an-
donde el marxismo pudo ser de manera signifi- tihegeliano que adoptó polémicamente su con-
cativa la teoría y la práctica de un movimiento sideración del Estado Moderno, Marx se sintió
social de carácter fundamentalmente obrero, inclinado a negar teóricamente todo posible
entre nosotros sus intentos de “traducción” no rol autónomo del Estado político, idea esta que
pudieron medirse críticamente con una heren- sin embargo constituía el eje en torno al cual
cia teórica “fuerte” como la del mismo Marx, se estructuró su proyecto inicial de crítica de
ni con elaboraciones equivalentes por su im- la política y del Estado. Al extender indebida-
portancia teórica y política a las que él hizo de mente al mundo no europeo la crítica del mo-
las diversas realidades nacionales europeas. delo hegeliano de un Estado político como for-
Ausente una relación original con la compleji- ma suprema y fundante de la comunidad ética,
dad de las categorías analíticas del pensamien- Marx debía ser conducido, por la propia lógica
to marxiano, y con su potencial cognoscitivo de su análisis, a desconocer en el Estado toda
aplicado a formaciones nacionales concretas, capacidad de fundación o de “producción” de
el marxismo fue en América Latina, salvo muy la sociedad civil y, por extensión y analogía,
escasas excepciones, una réplica empobreci- cualquier influencia decisoria sobre los proce-
da de esa ideología del desarrollo y de la mo- sos de constitución o fundación de una nación.
dernización canonizada como marxista por la A partir de estos supuestos, que en el caso de
Segunda y la Tercera Internacional. sus trabajos sobre América Latina nunca estu-
Pero el “menosprecio” de Marx por la vieron claramente explicitados, aunque pueden
América hispana, o mejor dicho, su indiferen- ser deducidos del análisis que hizo, por ejemplo,
cia frente al problema de la naturaleza especí- de la figura de Simón Bolívar, Marx se rehusó
fica de las sociedades nacionales constituidas a conceder espesor histórico, alguna determina-
a partir del derrumbe del colonialismo espa- ción real, a los Estados naciones latinoamerica-
ñol y portugués –en una etapa de su reflexión nos y al conjunto de los procesos ideológicos,
en la que paradójicamente abordó con ma- culturales, políticos y militares que los genera-
yor amplitud y apertura crítica el mundo no ban. Al privilegiar el carácter arbitrario, absurdo
Marx y América Latina633

e irracional de tales procesos en la América his- de continuidad histórica. La inserción de esta


pana, Marx concluyó haciendo un razonamien- tradición en la realidad latinoamericana no hizo
to semejante al de Hegel y con consecuencias sino acentuar, con el prestigio que le acordaba
similares. Porque si este excluyó a América de su presunta “cientificidad”, la arraigada convic-
su filosofía de la historia al transferirla al futuro, ción de una identidad con Europa que permi-
Marx simplemente la soslayó. tía confiar en una evolución futura destinada a
La idea de un continente “atrasado” que solo suturar en un tiempo previsible los desniveles
podía lograr la modernidad a través de un pro- existentes. La “anomalía” latinoamericana ten-
ceso acelerado de aproximación y de identifica- dió a ser vista por los socialistas de formación
ción con Europa –paradigma fundante de todo marxista como una atipicidad transitoria, una
el pensamiento latinoamericano del siglo pasa- desviación de un esquema hipostatizado de ca-
do y aún del presente– estaba instalada en la pitalismo y de relaciones entre las clases adop-
matriz misma del pensamiento de Marx a partir tado como modelo “clásico”. Pero en la medi-
de la lectura que de él hizo la conciencia euro- da en que un razonamiento analógico como el
pea. Pero la exhumación de sus escritos sobre aquí esbozado es, por su propia naturaleza, de
Rusia y otros países “anómalos” con respecto carácter contrafáctico, las interpretaciones ba-
a las formas occidentales de constitución del sadas en la identidad de América con Europa,
mundo burgués muestra que esa idea era impug- o más ambiguamente con Occidente, de la que
nada por el propio Marx, quien comprometió los marxistas latinoamericanos –excepto el
buena parte de sus esfuerzos en la dilucidación caso atípico del peruano Mariátegui– se con-
de los caminos que pudieran evitar a determina- virtieron en los más fervientes portavoces, no
dos países los horrores del capitalismo (Marx representaban en realidad otra cosa que transfi-
y Engels, 1980). Su pensamiento, cada vez más guraciones ideológicas de propuestas políticas
renuente a dejarse encerrar en ortodoxias sis- modernizantes. De ahí entonces que la diluci-
tematizadoras, sus deslizamientos y descen- dación del carácter histórico de las sociedades
tramientos ajenos a cualquier manía teoricista, latinoamericanas, elemento imprescindible
cristalizaron en una tradición que se consolidó para fundar desde una perspectiva marxista las
bajo la forma de una ideología fuertemente eu- propuestas de transformación, estuviera fuerte-
rocéntrica, legataria de la idea de progreso y mente teñida de esta perspectiva eurocéntrica.
634 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

A fin de cuentas, no era tanto la realidad efecti- Si hoy sabemos que los textos de Marx y de
va, como la estrategia a implementar para mo- Engels referidos en forma directa o indirecta
dificarla en un sentido previamente establecido, a la América hispana son más abundantes de
lo que tendió a predominar en la forma teórica, lo que se creyó, y que la actitud que adopta-
ideológica y política adoptada por el marxismo ron frente a nuestra realidad de ningún modo
en Hispanoamérica. puede ser identificada por completo con la
benevolencia y hasta la aceptación con que
enjuiciaron, en una primera etapa de sus re-
Contextualizar a Marx flexiones, la invasión y despojo de México por
los Estados Unidos1, cuando hablamos de indi-
Sin embargo, creo que no sería de mucha uti- ferencia evidentemente nos queremos referir a
lidad contentarnos con el reconocimiento de algo más que a un simple vacío de pensamien-
la existencia de un menosprecio, indiferencia to. Lo que intentamos sostener no es que Marx
o soslayamiento de la especificidad americana –para referirnos solo a él– dejara de percibir la
en el pensamiento de Marx, y aceptar este he- existencia de una parte del mundo ya en gran
cho como una evidencia más de las limitacio- medida incorporada al mercado mundial capi-
nes de la conciencia europea para comprender talista en la época histórica que le tocó vivir.
y admitir la insuprimible heterogeneidad del Más aún, el papel que desempeñaron y seguían
mundo. Pienso por el contrario que reflexionar
sobre esta admitida “laguna” de Marx, y sobre
las razones que pudieron motivarla, puede ser 1 ¿No es sorprendente la abusiva reiteración con que
siempre se recuerdan estos juicios tempranos (1847)
un modo teóricamente relevante y políticamen- de Engels y de Marx como si fueran los únicos que hu-
te productivo de contrastar una vez más la vali- bieran emitido sobre las conflictivas relaciones entre
dez del corpus teórico marxiano en su examen México y los Estados Unidos? Véanse al respecto las
de las sociedades periféricas y no típicamente siempre útiles reflexiones de García Cantú (1969: 186-
burguesas. Lo cual, como se comprende, es 198 y 464-469) y, en este número de Nueva Sociedad,
el trabajo “Marx y México” de Monjarás Ruiz (1983),
también una forma indirecta de poner a prueba como texto preliminar de su estimulante estudio sobre
su vigencia actual como teoría y práctica de la los textos éditos e inéditos de Marx y Engels referidos
transformación histórica. a América Latina.
Marx y América Latina635

desempeñando las regiones americanas en de construir una trama más vasta que permita
la génesis y reproducción del capital aparece contextualizar a Marx confrontando sus tex-
nítidamente señalado en sus elaboraciones tos “americanos” con los que paralelamente
esenciales. Pero lo que nos interesa indagar dedicó al análisis del complejo fenómeno de
es desde qué perspectiva estos territorios pe- descomposición del mundo no burgués. Dicho
riféricos, estas “fronteras” del cosmos burgués, de otro modo, y para aclarar mejor el sentido
fueron o no considerados en su discurso teóri- de mi reflexión, no interesa tanto saber si Marx
co y político. Pero una vez admitido el hecho tenía o no razón frente a Bolívar como indagar
indiscutible2 de que la América hispana emerge por qué tendía a verlo del modo en que lo vio.
de los textos de Marx solamente como fronte- En caso contrario la discusión no tendría otro
ra, es decir como territorios sin personalidad valor que el estrictamente historiográfico, el
ni autonomía propias, el nudo problemático cual, como es obvio, no tiene para nuestro caso
se desplaza hacia la pregunta por las razones relevancia alguna. Para saber algo de Bolívar
que pudieron conducirlo a hacer de América nunca se necesitó leer el panfleto de Marx;
una realidad en cierto modo soslayada, o sea, pero este y otros textos suyos siguen siendo
“ocultada” en el mismo acto de referirse a ella. muy importantes para nosotros no por los co-
A partir de lo hasta aquí afirmado pienso que nocimientos que aportan sobre el tema en sí,
para avanzar en la dilucidación del problema sino por lo que nos enseñan del propio Marx
lo que corresponde es analizar la forma en que y de su modo de abordar realidades en buena
América Latina aparece en Marx –por ejemplo, parte ajenas al mundo social y cultural que dio
en el panfleto desmedidamente negativo sobre razón de ser a sus concepciones.
la figura de Bolívar–, forma que, en mi opinión,
exige para su develamiento ir más allá de los
contenidos explícitos de los textos directa- Cuatro excusas equivocadas
mente referidos al tema. Se trata, por lo tanto,
Se han ensayado varias explicaciones para
2 Tal como he mostrado en mi libro “Marx y América
dar cuenta de este desencuentro de Marx con
Latina” (Aricó, 1980, 1982), del que el presente trabajo nuestra realidad, que en el caso de la ya cita-
es en realidad una síntesis. da diatriba antibolivariana estaba destinada a
636 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

convertirse en una suerte de vía crucis para los una filosofía de la historia convertida en saber
marxistas latinoamericanos. En realidad, más absoluto. Pero si recordamos que la abruma-
que explicaciones satisfactorias fueron exone- dora mayoría de sus textos sobre el mundo
raciones de culpas que mantenían intocado un europeo, o para decirlo con más precisión so-
sistema aceptado de antemano como verdad bre el mundo no capitalístico-céntrico, fueron
absoluta e incontrastable, o la enfatización de escritos periodísticos, al aceptarlos solo como
una supuesta incapacidad del marxismo para “material de segunda clase” estamos obligados
dar cuenta de la originalidad radical del mundo a concluir que el análisis hecho por Marx sobre
americano. Veamos algunos ejemplos de las ex- las formas particulares que adoptaba el proce-
plicaciones más usuales. so de devenir mundo del capitalismo occiden-
tal no constituye una reflexión sustantiva. Sus
¿La superficialidad del periodista? trabajos sobre Rusia, el mundo esclavo, China
Basada en una distinción que rechazo como y la India, Turquía, la revolución en España, y
incorrecta o por lo menos superficial entre un hasta la cuestión irlandesa, no nos enseñarían
Marx “científico” y un Marx “político”, es casi nada equivalente a lo que en términos de teo-
una frase hecha la afirmación de que muchas ría nos ofrecen sus análisis de formaciones
de las reflexiones de Marx sobre la política y la sociales concretas como Inglaterra, Francia o
diplomacia mundiales, por provenir de artícu- Alemania.
los periodísticos justificados por razones eco- Esta explicación, en el caso de que fuera
nómicas personales, no tienen un valor teórico reconocida como tal, es una tontería que hace
propio. Se tratarían, por tanto, de trabajos oca- muy poca justicia al estilo de trabajo de Marx.
sionales factibles de ser dejados de lado en el Utilizada por quienes rechazan a priori la exis-
estudio de la naturaleza estricta del programa tencia de fuertes tensiones internas en su pen-
científico trazado por Marx. Y no puede negarse samiento acaban fragmentándolo en un extra-
que durante muchos años fueron prácticamen- ño ser bifronte que hace ciencia a la mañana y
te desconocidos o no suficientemente utiliza- escribe liviandades a la tarde. Basta comparar
dos por los investigadores. Material de acarreo sus escritos periodísticos sobre Irlanda, por
de innumerables antologías, solo se los utiliza- ejemplo, con las muchas páginas dedicadas a
ba para alimentar la vocación enciclopédica de la acumulación originaria del capital en su obra
Marx y América Latina637

teórica más relevante para advertir hasta dón- un investigador en la incómoda situación de
de existe entre ambos textos una alimentación “desconocer” informaciones. Es más, prolon-
recíproca. Lo cual, como se comprende, es un gando el razonamiento sobre la contradictoria
proceso lógico, natural e inevitable que funda relación entre conocimiento y verdad históri-
el rechazo de cualquier distinción o jerarquiza- ca podríamos llegar a la conclusión –que no
ción de corte althusseriano de sus textos. corresponde discutir aquí– de que la historia,
como “secuela de los hechos a narrar”, es de
¿El desconocimiento del historiador? algún modo una tarea imposible. Pero no creo
He aquí otra de las razones aducidas con que resulte de utilidad alguna introducir aquí
mayor frecuencia, aunque en realidad más que este reconocimiento de validez más general
una explicación constituye simplemente una que nos coloca fuera de la sustancia del proble-
constatación de hecho al servicio de un intento ma que estamos abordando.
justificatorio. “En descargo de Marx –recuerda La rigurosidad extrema, el enfermizo exceso
Maximilien Rubel comentando su texto antibo- de celo, la insaciable capacidad de lectura y de
livariano– podría decirse que en los momentos reflexión de Marx, que sigue provocando en no-
en que escribió su artículo la historia de las sotros admiración, respeto y ¿por qué no? mu-
luchas liberadoras de los países de América cho de envidia, nos lleva a rechazar cualquier
Latina estaban aún insuficientemente explora- privilegiamiento de la ignorancia para explicar
das” (Rubel, 1968: 24-29). Nadie puede negar las razones de sus juicios. Para encarar el estu-
que el conocimiento por parte de Europa de la dio de los diversos temas que despertaron su
Guerra de Independencia era limitado y que la interés, Marx consultó una imponente cantidad
información al alcance de Marx lo era aún más. de materiales en los más diversos idiomas que
Sin embargo, un argumento que intente fun- le permitieron disponer de una información
darse sobre la limitación de las fuentes histo- excepcional para su época. Véase, por ejem-
riográficas solo es parcialmente válido porque plo, el exuberante listado de obras que consul-
deja de lado el problema más importante del tó para escribir sus ensayos sobre España, o
modo en que tales fuentes son utilizadas. En el referido al estudio que en los años setenta
cierto modo la permanente renovación y avan- efectuó sobre las formas comunitarias en Asia,
ce de los estudios históricos coloca siempre a África y América; de su lectura se deduce un
638 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

escrupuloso trabajo de búsqueda, que no con- aplicarla a esa construcción teórica que arran-
dice con la gratuita y superficial atribución a ca de él pero se constituye como sistema luego
“desconocimientos” su facciosa valoración de de su muerte, hacia fines de siglo. Si el marxis-
Bolívar. Pero aun admitiendo que todo pudiera mo enfatizó la supuesta división de la realidad
deberse a informaciones insuficientes, insisto en “base” y “superestructura” –división que
en que esta razón no tiene validez explicativa. indudablemente está en Marx, pero que tiene
Porque o bien se demuestra que las informacio- connotaciones distintas y sostuvo que las for-
nes de que disponía eran unívocamente negati- maciones sociales solo podían ser analizadas
vas, y Marx fue un acrítico pero comprensible arrancando de la infraestructura, es lógico pen-
deudor, o bien se reconoce que era contradic- sar que este método era de difícil aplicación a
toria y el argumento deja de tener validez. Y sociedades cuya estructuración de clase en el
lo que sorprende es que disponiendo Marx de caso de existir era gelatinosa, y cuya organi-
fuentes que evaluaban de manera contradicto- zación giraba en torno al poder omnímodo del
ria el papel desempeñado por Bolívar, hubiera Estado nacional o de los poderes regionales.
aceptado plenamente los juicios de dos de sus Sin embargo, si analizamos desde nuestra pers-
enemigos declarados como eran Hippisley y pectiva los escritos de Marx sobre España, o
Ducudray, en lugar de los más favorables de sobre Rusia, nos sorprenderá observar que sus
Miller. Todo lo cual constituye una prueba más razonamientos parecen adoptar un camino in-
de que la actitud de Marx hacia lo latinoameri- verso al previsible, y es precisamente este he-
cano era previa a la lectura de los textos en los cho el que aún provoca en muchos marxistas
que se basó para redactar su panfleto. Y porque perplejidad y desconcierto. Como recuerda
su juicio era desmedido e injusto el redactor de Sacristán al analizar sus trabajos sobre España,
la enciclopedia para la cual lo escribió aceptó a el método de Marx, notablemente evidenciado
regañadientes publicarlo y solo por el respeto en sus textos “políticos”, es
que Marx le inspiraba.
[…] proceder en la explicación de un fenómeno
¿Las limitaciones del metodólogo? político de tal modo que el análisis agota todas las
Quizás sea esta la objeción de mayor peso, instancias sobrestructurales antes de apelar a las
aunque pienso que antes que a Marx habría que instancias económico-sociales fundamentales.
Marx y América Latina639

Así se evita que estas se conviertan en Dei ex siempre evanescente e indeterminada– nos
machina desprovistas de adecuada función heu- queda de todas maneras la fundamentación
rística. Esa regla supone un principio epistemo- que el concepto recibe por parte de quienes,
lógico que podría formularse así: el orden del colocados en una perspectiva distante de la ro-
análisis en la investigación es inverso del orden mántica-nacionalista que la visión de eurocen-
de fundamentación real admitido por el método trismo conlleva, enfatizan el hecho indiscutible
(Sacristán, 1970: 14). de un Marx pensador de su tiempo y poseído,
como es lógico, de una creencia nunca puesta
Y es esto lo que afirma precisamente Marx en cuestión en el progreso, en la necesidad del
cuando en El Capital (1980: 453; Cap. XIII, dominio del hombre sobre la naturaleza, en la
nota 89) observa que aun cuando sea más fá- revalorización de la tecnología productiva, y
cil hallar mediante un análisis el contenido, “el en una laicización de la visión judeocristiana
núcleo terrenal de las brumosas apariencias de de la historia. A partir de este basamento cultu-
la religión, […] el único método materialista, y ral, definido como un típico “paradigma euro-
por consiguiente científico”, es adoptar el ca- céntrico”, Marx habría construido un sistema
mino inverso que permita a partir del análisis categorial basado en las determinantes contra-
de las condiciones reales de la vida desarrollar dicciones de clase que debía necesariamente
las formas divinizadas que les corresponden. excluir aquellas realidades que escapaban al
modelo. La contradicción subyacente entre un
¿El eurocentrismo? modelo teórico-abstracto y una realidad con-
La última explicación del soslayamiento de creta irreductible a sus parámetros esenciales
Marx apela al socorrido argumento del supues- explicaría, por tanto, la exclusión de América.
to desprecio “eurocéntrico”. Si dejamos de Marx no podía ver detrás del caos, del azar y de
lado esa noción pedestre del concepto que se la irracionalidad, el proceso de devenir nacio-
funda en la idea de una ontológica “ininteligi- nes de los pueblos latinoamericanos, porque su
bilidad” del mundo no europeo por la cultura perspectiva capitalístico-céntrica se lo vedaba.
occidental –idea esta profundamente arraigada Una construcción teórica como la suya, basada
en América Latina, en cuanto mundo de nacio- en la modalidad particular que adquirió la re-
nes aún en búsqueda de una identidad propia lación nación-Estado en Europa, determinaba
640 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

c. el reconocimiento de la potencialidad de la
necesariamente una concepción de la política,
comuna agraria como vía no capitalista para
del Estado, de las clases, y más en general del
el tránsito a una sociedad socialista;
curso histórico de los procesos que no encon-
traba réplica cabal en América Latina. d. el privilegiamiento de la autonomía de la
política en sus análisis concretos, privilegia-
miento que impregna fuertemente todos sus
Actitud política desviante escritos políticos desde los años cincuenta.

Confieso que esta explicación me resulta in- Pienso que cualquier estudio que se haga so-
satisfactoria por diversas razones, la principal bre su obra debe necesariamente ser capaz de
es la de que acaba por convertir a Marx en un integrar tales perspectivas que parecen contra-
pensador esclavo de su teoría y a esta en un decir una lectura en clave sistémica de tal obra.
sistema cerrado e impermeable a la irrupción Es debido a esta y otras razones por las que
de la historia. Creo encontrar en Marx fuertes creo encontrar en la diatriba de Marx contra
descentramientos de sus hipótesis que no po- Bolívar elementos para fundar una interpre-
drían ser entendidas y evaluadas en su real sig- tación que privilegie, en cambio, la presencia
nificación si aceptáramos tal explicación. Cito en sus reflexiones de una previa y prejuiciosa
solamente algunos casos: actitud política desviante de su mirada. La ca-
racterización de Bolívar como delator, oportu-
a. el viraje estratégico de los años setenta en nista, incapaz, mal estratega militar, autoritario
torno al privilegiamiento de la independen- y dictador, y su identificación con el haitiano
cia de Irlanda como elemento motriz de la Soulouque, encontraba luego el tercero y ver-
revolución en Inglaterra; dadero término de comparación en el denosta-
b. el rechazo explícito en los años setenta de do Luis Bonaparte contra cuyo régimen Marx
la idea de un camino unilineal de la historia desplegó toda su capacidad de análisis teórico
basado en la expansión capitalista y de la y denuncia política, y todas sus energías de
reducción de su teoría a una filosofía de la combatiente.
historia omnicomprensiva; El rechazo del bonapartismo como obstá-
culo esencial para el triunfo de la democracia
Marx y América Latina641

europea, el temor por las consecuencias políti- la sociedad civil. Si el supuesto era la inexis-
cas de la apertura hacia América de Napoleón tencia de la nación, Marx no podía visualizar
III y la identificación de Bolívar como una for- de otra forma que como presencia omnímoda
ma burda de dictador bonapartista, fueron los y no racional –también en sentido hegeliano–
parámetros sobre los que Marx construyó una del Estado sobre los esbozos de sociedad civil
perspectiva de análisis que unió a la hostilidad los procesos en curso en América Latina desde
política una irreductible hostilidad personal. las guerras de Independencia, procesos en los
Este cabal prejuicio político pudo operar como que el Estado cumplía indudablemente un pa-
un reactivador en su pensamiento de ciertos pel decisivo en la modelización de la sociedad.
aromas ideológicos que, como aquella idea Marx no logró ver en ellos la presencia de una
hegeliana de los “pueblos sin historia”, cons- lucha de clases definitoria de su “movimiento
tituyeron dimensiones nunca extirpadas de real” y por lo tanto fundante de su sistemati-
su mirada del mundo. Y es indudable que tal zación lógico-histórica. A partir de lo cual no
idea subyace en su caracterización del proce- pudo caracterizar en su personalidad propia,
so latinoamericano, aunque nunca –como en en su sustantividad y autonomía una realidad
otros casos– haya sido claramente expresada; que se le presentaba en estado magmático.
es indudable que más por lo no dicho que por
lo dicho podemos descubrir en Marx la consi-
deración de los pueblos de la América hispa- La revolución como separadora de
na como conglomerados humanos carentes de las aguas
potencialidad propia y, podríamos decir, de esa
masa “crítica” siempre necesaria para la cons- Las condiciones de constitución de los Estados
titución de una nación legitimada en sus dere- latinoamericanos y las primeras etapas de su de-
chos de existencia. sarrollo independiente eran tan excéntricas de
Paralelamente con la resurrección positiva los postulados de Marx respecto de la relación
de esta idea hegeliana el síndrome bonapar- entre Estado y sociedad civil que solo podían ser
tista hace aflorar también con fuerza su viejo descubiertas en su positividad si Marx hubiera
rechazo juvenil al postulado de Hegel que co- empleado frente a ellas un tipo de razonamien-
loca al Estado como instancia productora de to como el que utilizó para el caso de España
642 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

o del asiatismo ruso-mongol, pero en la medida tanto el reconocimiento indiscutido del carácter
en que las consideró como la potenciación sin progresivo del desarrollo capitalista, si no la po-
contrapartida del bonapartismo y de la reacción sibilidad que este abría para la revolución. Es la
europea, el resultado fue su soslayamiento. Es revolución el sitio desde el cual se caracteriza la
por esto que me siento inclinado a pensar que “modernidad” o “atraso” de los movimientos de
América Latina no aparece en Marx desde una lo real. Y porque esto es así, la bendición o mal-
perspectiva “autónoma” no porque la modalidad dición marxiana cae de manera aparentemente
particular de la relación nación-Estado desvíe su caprichosa sobre los hechos. Aun aceptando
mirada, ni porque su concepción de la política el carácter “progresivo” del capitalismo, es la
y del Estado excluya la admisión de lo diverso, Inglaterra “moderna” la que resulta denostada
ni tampoco porque la perspectiva desde la cual por Marx a causa de su entendimiento con el
analiza los procesos lo conduzca a no poder baluarte reaccionario del zarismo. El contexto
comprende aquellas sociedades ajenas a las vir- internacional no puede ser analizado, en conse-
tualidades explicativas de su método. Ninguna cuencia, única y exclusivamente a partir de la
de estas consideraciones, por más presentes confianza –presente en Marx– del determinis-
que estén en Marx y que influyan sobre la ma- mo del desarrollo de las fuerzas productivas.
nera de situarse frente a la realidad, me parecen Requiere de otras formas de aproximación que
suficientes por sí mismas para explicar el fenó- permitan visualizar aquellas fuerzas que, pues-
meno. Todas ellas, curiosamente, menosprecian tas en movimiento por la dinámica avasalladora
la perspectiva política desde la cual Marx ana- del capital, tiendan a destruir todo lo que impide
liza el contexto internacional, al mismo tiempo el libre desenvolvimiento de los impulsos de la
que critican la supuesta ausencia en él de una sociedad civil.
admisión de la “autonomía” de lo político como Porque el desarrollo del modo capitalista de
consecuencia de la rigidez de su método inter- producción sucede sobre un mundo profunda-
pretativo. No eran esquemas teóricos definidos, mente diverso y diferenciado, tratar de mostrar
sino más bien opciones estratégicas considera- y de mutar la proteiforme realidad de este obliga
das como favorables a la revolución, lo que lle- a dejar de lado cualquier pretensión de unificar-
vaba a Marx a privilegiar campos o a jerarquizar lo de manera abstracta y formal y abrirse a una
fuerzas. La matriz de su pensamiento no era por perspectiva micrológica y fragmentaria.
Marx y América Latina643

En la enumeración material de lo que es ver- como Hinterland de la expansión bonapartista,


daderamente está encerrada la posibilidad de su mirada estuvo fuertemente refractada por
aferrar la realidad histórica concreta para po- un juicio político adverso; procedimiento que
tenciar una práctica transformadora. Es desde se torna muy evidente e irritante en su escrito
la política, desde la admisión de la diversidad sobre Bolívar. El hecho de que a partir del reco-
de lo real, desde la presentación de los elemen- nocimiento de una perspectiva basada en lo que
tos contiguos de la historia social de su tiempo, califico de prejuicio político podamos rastrear
como Marx intenta fundar una lectura que des- luego hasta dónde tal prejuicio se alimentó de
cubra en los intersticios de las sociedades las aromas ideológicos, de concepciones teóricas y
fisuras por donde se filtre la dinámica revolu- de ideas adquiridas en su formación ideológica
cionaria de la sociedad civil. Tal es la razón de y cultural, no invalida la necesidad de privilegiar
por qué sus análisis de “casos” nacionales no una dirección de búsqueda más acorde con el
parecen obedecer a “procesos globales”, “me- sentido propio de la obra de Marx.
diaciones” o “totalizaciones” que otorguen un La compleja relación entre presencias y
sentido único, un orden de regularidad, a sus ausencias de determinadas perspectivas en el
movimientos. Por cuanto no existe en él una tratamiento de realidades de algún modo apro-
teoría sustantiva de la “cuestión nacional”, los ximables –la noción misma del “mercado mun-
momentos nacionales son solo variables de dial” sienta las bases para tal aproximación y
una política orientada a destruir todo aquello las condiciones de existencia de una “historia
que bloquea el desarrollo del progreso, concep- mundial”– no debe ser resuelta apelando a
to este en el que Marx siempre incluye al movi- categorizaciones que condicionen la obra de
miento social que pugna por la transformación Marx en un sentido general. Y tal es el riesgo
y la conquista de la democracia. En última ins- que conlleva la aplicación a su pensamiento de
tancia, las naciones que realmente interesan a una noción general y confusa como la de euro-
Marx son las que, desde su perspectiva, pueden peísmo. Una lectura contextual como la que he
desempeñar tal función histórica. intentado hacer sobre este tema instaura la po-
Como América Latina fue por él considera- sibilidad de que sus textos puedan iluminarse
da desde la perspectiva de su real o imaginaria mutuamente, mostrando las fisuras e intersti-
función de freno de la revolución española, o cios que grafican la presencia a diferencia de lo
644 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que siempre se pensó –de un pensamiento frag- crítica de dirigir la atención de los hombres a
mentario, refractario a un sistema definido y los movimientos retrógrados de la historia, a
congelado de coordenadas. Es verdad que exis- todo aquello que amenaza hacer estallar la con-
ten en el mismo Marx fuertes elementos para tinuidad histórica reificada en las formas de la
concebirlo como un genial creador de siste- conciencia burguesa. Contra la idea “marxista”
mas; pero visto de ese modo terminaría siendo de que los destinos debían cumplirse [Que les
un epígono de la civilización burguesa, el cons- destinées s’accomplissent! escribía Engels al
tructor de una nueva teoría afirmativa del mun- revolucionario ruso Danielson recordándole
do, y no, como quiso ser, el instrumento de una la inevitabilidad del progreso histórico (Marx,
teoría crítica. Si como puede probarse Marx Danielson y Engels, 1981)] Marx defendía la ne-
pareciera ser europeísta en un texto al tiempo cesidad y la posibilidad de evitarlos.
que resultaría arbitrario designarlo como tal en
otro, la explicación debe ser buscada fuera de
esta noción y de la ciega fe en el progreso que la La sustitución del movimiento
alimenta. Marx, es cierto, se propuso descubrir real por un falso héroe
la “ley económica que preside el movimiento de
la sociedad moderna”, y a partir de ella explicar La descalificación de Bolívar tenía consecuen-
el continuum de la historia como “historia” de cias que Marx no sorteó y de las que, en reali-
los opresores, como progreso en apariencia au- dad, jamás tuvo conciencia. El resultado fue la
tomático. Pero el programa científico instalaba incomprensión del movimiento latinoamericano
este momento cognoscitivo en el interior de en su autonomía y positividad propia. Dejándose
una radical indagación que permitiera develar llevar por su odio al autoritarismo bolivariano,
en la contradictoriedad del “movimiento real” visto como una dictadura personal y no, como
las fuerzas que apuntaban a la destrucción de quizás fue, una dictadura “educativa” impuesta
la sociedad burguesa, o sea revelar el sustan- de manera coercitiva a masas que se pensaba in-
cial discontinuum que corroe el proceso his- maduras para una sociedad democrática, Marx
tórico. Utilizando una aguda observación de dejó de considerar aquellos aspectos de la rea-
Benjamin (2008), se puede afirmar que el con- lidad que su propio método lo condujo a explo-
cepto de progreso cumple en Marx la función rar en otros fenómenos sociales que analizó: la
Marx y América Latina645

dinámica real de las fuerzas sociales, aquellos proyecto bolivariano no expresaba simplemen-
movimientos más orgánicos de la sociedad que te, como creyó, las características personales de
el tumultuoso ocurrir de los hechos ocultaban un individuo, sino la debilidad de un grupo so-
detrás de la superficie. Es por esto que nos sor- cial avanzado que en un contexto internacional
prende que no haya prestado atención alguna a y continental contrarrevolucionario solo pudo
las referencias que en algunas de las obras que proyectar la construcción de una gran nación
consultó se hacen sobre la actitud de los distin- moderna a partir de la presencia de un Estado
tos sectores sociales hispanoamericanos ante la fuerte, legitimado por un estamento profesio-
guerra de Independencia; las rebeliones campe- nal e intelectual que por sus propias virtudes
sinas o rurales contra las élites criollas que diri- fuera capaz de conformar una opinión pública
gieron la revolución; la endeblez de las apoyatu- favorable al sistema, y por un ejército dispues-
ras políticas de dichas élites entre los sectores to a sofocar el constante impulso subversivo y
populares de la población, y más en particular fragmentador de las masas populares y de los
entre los negros y los indios, quienes en muchos poderes regionales. Por todo esto es posible
casos sostuvieron la causa de los españoles; el afirmar que, dejando a un lado lo que constituía
alcance de la abolición del pongo y de la mita; la forma mentis de su modo de abordar los pro-
la distinta característica de las guerras de inde- cesos sociales, Marx sustantivó en la persona de
pendencia en las regiones del sur, donde las éli- Bolívar lo que de hecho se negó a ver en la reali-
tes urbanas habían logrado mantener el control dad de Hispanoamérica: las fuerzas sociales que
del proceso evitando el peligro de una abierta conformaban la trama de la historia. De modo
confrontación entre pobres y ricos, y en México, idealista, reproduciendo un mecanismo que tan
donde la revolución comenzó siendo una rebe- brillantemente criticara en Víctor Hugo, el mo-
lión generalizada de campesinos e indígenas. vimiento real fue sustituido por las desventuras
Marx no comprendió que si el movimiento de un falso héroe.
independizador estaba enfrentado a tan comple- La presencia obnubilante de los fenómenos
jas y peligrosas alternativas, en un momento de del populismo que caracterizan la historia de
clausura de la etapa revolucionaria en Europa y los países americanos en el siglo XX llevó cu-
de plena expansión de la restauración conser- riosamente a cuestionar como formas de “eu-
vadora, la forma bonapartista y autoritaria del rocentrismo” la resistencia a las modalidades
646 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

bonapartistas y autoritarias que signan nuestra problema historiográfico o un estéril ejercicio


vida nacional. El resultado fue una fragmenta- de marxología, sino una de las múltiples for-
ción cada vez más acentuada del pensamiento mas que puede, y yo diría más bien debe, adop-
de izquierda, dividido entre una aceptación del tar el marxismo para cuestionarse a sí mismo.
autoritarismo como costo ineludible de todo
proceso de socialización de las masas, y un
liberalismo aristocratizante como único res- Los puntos límites como puntos de
guardo posible de toda sociedad futura, aun partida
al precio de enajenarse el apoyo de las masas.
Aceptar la calificación de eurocéntrico implica Estas son las razones por las que creo que
en nuestro caso soslayar el filón democrático, es un camino inconducente atribuir a un su-
nacional y popular que representa una parte puesto “europeísmo” de Marx su paradójico
inseparable del pensamiento de Marx. Si es soslayamiento de la realidad latinoamericana.
innegable que el proceso de configuración de Inconducente, porque clausura un nudo proble-
las naciones latinoamericanas se realizó en mático que solo a condición de quedar abierto
gran medida a espaldas y en contra de la volun- libera las capacidades críticas del pensamiento
tad de las masas populares, si pertenece más de Marx para que puedan ser utilizadas en la
bien a la historia de los vencedores antes que construcción de una inédita capacidad de re-
a la de los vencidos, cuestionar la idea cara a presentar lo real, de una nueva racionalidad
la Segunda y a la Tercera Internacional de la que nos permita leer aquello que, como recor-
progresividad en sí del desarrollo de las fuerzas daba Hofmannsthal, “jamás fue escrito”.
productivas y de las formaciones estatales, sig- Únicamente si la investigación marxista
nifica de hecho reencontrarse con ese filón de- avanza a contrapelo en la historia puede cues-
mocrático y popular del marxismo para enca- tionar un patrimonio cultural que reclama
rar un nuevo modo de apropiación del pasado. siempre el momento destructivo, para que la
Problematizar las razones de la resistencia de memoria de los sin nombre atraviese una his-
Marx a incorporar a sus reflexiones la realidad toria que en la conciencia burguesa es siempre
del devenir Estado de las formaciones socia- el cortejo triunfal de los vencedores. Es en
les latinoamericanas no es, por esto, un mero los puntos límites de su pensamiento donde
Marx y América Latina647

podemos encontrar todo aquello que Marx aún Marx, K. y Engels, F. 1975 Materiales para la
nos sigue diciendo. Pero esta tarea es posible historia de América Latina (Buenos Aires:
solo porque siendo un pensador que alcanzó Cuadernos de Pasado y Presente N° 30).
una aguda conciencia de la crisis fue capaz de Marx, K. y Engels, F. 1980 Escritos sobre
leer en el libro de la vida la pluralidad de las Rusia II. El porvenir de la comuna rural
historias que fragmentan un mundo que se pro- rusa (México: Cuadernos de Pasado y
puso destruir, para que la posibilidad del futuro Presente N° 90).
pudiera abrirse paso. Monjarás Ruiz, J. 1983 “Marx y México” en
Nueva Sociedad N°66, mayo-junio.
Rubel, M. 1968 “Avant-Propos” a “Bolivar y
Bibliografía Ponte” en Cahiers de Marxologie, T. II, N°
12: 24-29, diciembre.
Aricó, J. 1980 Marx y América Latina (Lima: Sacristán, M. 1970 “Prólogo” en Marx,
CEDEP). C. y Engels, F. Revolución en España
Aricó, J. 1982 Marx y América Latina (Barcelona, Ariel).
(México: Alianza).
Benjamin, W. 2008 Tesis sobre la historia y
otros fragmentos (México: UACM / Itaca) Nota biográfica
Trad. Bolívar Echeverría.
García Cantú, G. 1969 El Socialismo en José María Aricó. Ensayista argentino. Editor
México (México: Era). de Pasado y Presente, colección latinoameri-
Marx, K. 1980 El Capital (México: Siglo XXI) cana sobre el pensamiento marxista. Ex ase-
T. I, Vol. 2. sor de la Dirección de la Editorial Siglo XXI
Marx, K.; Danielson, N. y Engels, F. 1981 en México. Autor de varias obras, entre las
Correspondencia (1868-1895) (México: que destaca su última publicación, Marx y
Siglo XXI). América Latina.
Marx, K. y Engels, F. 1968 Acerca del
colonialismo (artículos y cartas) (Moscú:
El Progreso).
Democracia y socialismo en
América Latina*

L o que voy a decir, lo que voy a intentar pre-


sentar aquí no es, por supuesto, una ponen-
cia. Será simplemente una mera conversación
de sistemas democráticos más o menos forma-
les en lo institucional, creo que si alguna idea o
esperanza tenemos de este tipo, que si además
en la que trataré de tomar algunos temas más le sumamos a este tema de la democratización
o menos deshilvanadamente. El resto de los la idea de socialismo, esas esperanzas serían
compañeros cubrirán otros temas más referi- mucho más evanescentes aún. Y serían mucho
dos a lo que estrictamente se quería plantear. más evanescentes porque en América Latina,
Lo fundamental es que de este conjunto de aun cuando ha existido una dimensión socialis-
ideas o de sugerencias que surjan aquí, de la ta y ha existido un ideal socialista, y han exis-
conversación, tratemos de organizar una dis- tido organizaciones socialistas (tomándolas en
cusión sobre, quizás el tema más arduo, más un sentido amplio), organizaciones que vienen
difícil de una discusión sobre los caminos de prácticamente desde fines del siglo pasado, el
la democracia en América Latina. Porque en el socialismo no aparece como una corriente po-
supuesto de que en alguno de nosotros existie- lítica y organizativa, ideológica y estratégica
ra algo de claridad o de seguridad o de convic- con la suficiente densidad nacional y continen-
ción sobre las posibilidades más o menos con- tal como para mostrarse como una alternativa
cretas, a un plazo más o menos visualizable, de concreta. Esto no es tan exactamente así como
abrir un proceso más o menos efectivo de de- lo planteo, porque hubo alternativas que se ju-
mocratización, o por lo menos de instauración garon, entre otras la alternativa de Chile, que
yo creo que ha sido bastante importante para
nuestro continente, pero que ha sido mucho
* Primera edición: Aricó, J. 1984 “Democracia y socia-
lismo en América Latina” en Caminos de la democracia más importante –no quiero decir en qué sen-
en América Latina (Madrid: Fundación P. Iglesias). tido, si negativo o positivo– para el socialismo
650 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

europeo; porque muchas actitudes y comporta- plantea un problema: plantea el problema de la


mientos del socialismo europeo, hoy día, están posibilidad del socialismo en América Latina.
dictados por la experiencia chilena, por los re- En el caso de mis estudios personales, yo
sultados de esa experiencia. estoy más instalado en el reexamen de cómo
Este sería un tema de conversación de por sí. fue esa experiencia pasada. En el caso de otros
Hasta qué punto el privilegiamiento de la temáti- compañeros aquí presentes, están más instala-
ca institucional no deriva solamente de todo un dos en el estudio de cuál es la situación hoy.
sistema de reconversión teórica, de reexamen Para examinar este problema de las dificulta-
teórico, sino también del profundo temor a la des del socialismo, entendido como una dimen-
capacidad de resistencia de las sociedades y a la sión del propio proceso de democratización radi-
capacidad de acción de los sectores represivos, cal de la sociedad, para entender esta situación,
reaccionarios, conservadores, oligárquicos, bur- creo que sería muy difícil permanecer solamente
gueses o lo que sea, sobre sistemas políticos que en un plano de generalidad, de una generalidad
apenas amenazan con la instalación de “demo- que deriva de esta unidad de análisis particular
cracias progresivas”; vale decir, de democracias que tomamos, que es América Latina. Creo que
en un proceso de transformación que vislumbra es muy difícil considerar América Latina como
la posibilidad del socialismo. un todo. Creo que América Latina aparece como
El hecho de que esta realidad socialista en una unidad por su origen histórico, por una can-
América Latina recorriera un camino sinuoso, tidad de cosas que se pueden rastrear en el pasa-
que no fuera un camino que acompañaba, que do, pero aparece como una unidad porque hay un
era simultáneo y que estaba muy vinculado al elemento externo a esta propia extensión conti-
proceso de formación del movimiento obrero, nental, que es el imperialismo norteamericano, al
el hecho de que, a diferencia de Europa, [la] que el conjunto de los latinoamericanos, de una
formación y expansión del movimiento obre- manera u otra, consideran como el enemigo ___
ro no siempre coincidieran con el proceso de FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___
desarrollo, formación y expansión del movi- expresión esta acción frente a un enemigo que se
miento socialista, el hecho de que fueran dos visualiza –y se visualiza de una manera sorpren-
vías paralelas que a veces se juntaban pero en dente para los europeos, por ejemplo– como el
la mayor parte de las veces estaban separadas, enemigo común.
Democracia y socialismo en América Latina651

El hecho de que el imperialismo yanqui se particular de Chile (en los otros lugares todos
visualice como un enemigo común es el que los fenómenos son más espurios o más débi-
crea el problema de la identificación de amigos les), el caso de Chile antes, el caso de Perú
y enemigos en el sistema de bloques mundial, hoy, donde hay una franja de izquierda que se
tema que ya se estudió y que merece, sin duda, reconoce como socialista o marxista, que llegó
una ampliación, una discusión que, en mi opi- a sacar [por] caso el 30% de los votos en las
nión, no fue hecha suficientemente: por razo- últimas elecciones peruanas, excepto en estos
nes técnicas o por escasa decisión del conjunto casos, es muy difícil encontrar fuertes concen-
de los participantes, entre los que creo encon- traciones de izquierda. Pero, de todas maneras,
trar opiniones distintas de las que sustentaron un pensamiento de izquierda se elaboró, un
los expositores. pensamiento socialista se elaboró, y ese pensa-
Si nosotros rechazamos la idea de un conti- miento socialista fijó las categorías esenciales
nente único y admitimos una profunda diver- que configuraron el sistema de pensamiento de
sidad nacional, es evidente que el problema la izquierda sobre la realidad latinoamericana.
del socialismo se disgrega y comienza a ser el Esas categorías esenciales derivan, no tan-
problema de las vías o de las posibilidades del to de las tradiciones socialistas que pudieron
socialismo en cada uno de los países determi- existir en países como Chile o como Argentina
nados. Y en ese sentido las diferencias son tam- o como Uruguay, sino fundamentalmente en
bién bastante radicales. el proceso de expansión del leninismo en
La exposición que yo quería hacer ante uste- América Latina. Y este es otro problema que
des, y que ahora se modifica, era sobre las posi- nos plantea otra contradicción: aun cuando se
bilidades de socialismo en Argentina. Pero, evi- desarrollaron escasamente las formaciones co-
dentemente, no puedo reflexionar en el mismo munistas en Amé[rica] ___FALTA LA ÚLTIMA
sentido sobre lo que ocurre en otros lugares. LÍNEA DE LA PÁGINA___ [In]ternacional para
Por eso, entonces, solamente haré algunas con- interpretar o analizar a los pueblos dependien-
sideraciones generales. tes y coloniales, este conjunto de pensamientos
Aunque no podemos decir que no hayan que estaban en la Internacional, que tomaron
existido formaciones socialistas densas y con- los partidos comunistas, que copiaron, plagia-
sistentes, lo cierto es que excepto en el caso ron o adaptaron son los suficientes recaudos,
652 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

configuraron luego el conjunto de categorías pequeñas nacionalidades definidas no como


esenciales de la izquierda latinoamericana y, de nacionalidades, porque no se configuraron así,
un modo u otro, por afirmación o por negación, sino como ciertas áreas, ciertos espacios econó-
esta izquierda latinoamericana se mueve den- micos, políticos y sociales en torno a ciudades
tro de un espectro leninista. que montaron los españoles en América Latina,
Por ello, entonces, esta suerte de crítica del dio lugar a un proceso donde los Estados con-
leninismo en Europa, como un elemento fun- figuraron las sociedades. Lo digo así, quizás de
damental a superar para la recomposición de manera demasiado rotunda. El proceso no fue
una cultura de izquierda y de un pensamiento exactamente así pero ésa fue por lo menos la
de izquierda en Europa, en el caso de América línea de tendencia y, por tanto, la constitución
Latina presenta más problemas. Y presenta de sociedades nacionales recorrió un camino
más problemas porque esta contradicción en- diferente del de Europa y los Estados naciona-
tre la baja consistencia o escasa persistencia les en América Latina fueron fundamentalmente
de las organizaciones comunistas y la constitu- Estados que constituyeron naciones.
ción de un pensamiento, un mundo categorial Si esto es así, la dimensión estatal fue siem-
que respondía a sus concepciones, esta contra- pre una dimensión extraordinariamente fuerte
dicción está mostrando que existía algo en la en América Latina, y el mérito que tenía el leni-
propia naturaleza de las cosas, que existía algo nismo frente a las concepciones socialistas an-
en América Latina que hacía que estos concep- teriores derivaba del hecho de que privilegiaba
tos leninistas dieran cuenta de ciertos fenóme- el problema del poder; con todas sus limitacio-
nos latinoamericanos. Por lo que me atrevería nes, por lo menos planteaba la posibilidad ___
a decir una suerte de boutade: el leninismo se FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___
expandió en América Latina porque América Y el tema del poder fue tematizado, como
Latina es un continente leninista. tal, por los partidos comunistas. Y es esa te-
Este es un tema de discusión: ¿por qué es matización la que penetra luego, poco tiempo
un continente leninista? Porque me parece después, en una de las grandes discusiones que
que todo el sistema histórico de configuración marcaron cierto norte de todas las discusiones
de estas sociedades, que surgieron más como posteriores que se hicieron sobre realidad, teo-
disgregación del virreinato, la constitución de ría, características de América Latina y demás.
Democracia y socialismo en América Latina653

Es el debate entre apristas y marxistas, entre introducción del conjunto de reformas que son
Haya de la Torre y Mariátegui. Este es el debate necesarias para constituir un socialismo nacio-
fundacional de la teoría política de este siglo en nal, en condiciones de atraso y sin una presen-
América Latina o de las temáticas políticas de cia decisiva de la clase trabajadora pero sí con
este siglo en América Latina. una presencia decisiva de un partido y de un
En esta discusión, frente a un Mariátegui de- líder –de ese partido, digo–, este era el esque-
mocrático-pluralista, que pensaba en la confor- ma leninista. Y en otros lugares, fundamental-
mación de un movimiento nacional basado en mente en Asia, este esquema aparece absoluta-
la recuperación y en la participación decisiva mente perfecto. Y cuando luego de las elabo-
del indígena, que en las categorías de él tiendo raciones del XX Congreso surge en el interior
a interpretar en el sentido de que reivindicaba del movimiento obrero internacional –es decir,
al indígena como el obrero del Perú, frente a en el movimiento comunista internacional– la
eso aparece una concepción homogénea, ab- tematización de las democracias nacionales, el
solutamente estructurada que persigue algo perfil que se da de esas democracias nacionales
que es semejante a lo que me atrevería a defi- responde exactamente a lo que había plantea-
nir como un “socialismo estatalista”, como un do Haya de la Torre, allá por el año 1929, y con-
“socialismo de Estado”. En cierto sentido, creo cretado en el año 1934.
que esta es la concepción de Haya de la Torre; Esto creo que constituye el horizonte mental
que Haya de la Torre fue el primer leninista de del socialismo ___FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA
dimensión continental en América Latina. DE LA PÁGINA___ las características que fija-
Si interpretamos las cosas de esta manera ba la Internacional o las que quería fijar Haya.
sorprendente, de esta manera que cambia los Toda esta discusión, luego, entre socialistas,
cánones con que se ha interpretado toda esta marxistas, comunistas y demás, es una dis-
historia, se modifica totalmente la perspectiva cusión interna a este mundo categorial, sor-
de análisis. prendentemente perfilado de una manera tan
Observamos que la idea de la constitución homogénea por un hombre al que toda su his-
de un bloque de cuatro clases, la idea de la toria política posterior nos llevó a denostar, sin
conquista del aparato estatal, la idea –a par- entender suficientemente la significación que
tir de la conquista del aparato estatal– de la pudo haber tenido en aquella época.
654 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Pero lo que quiero decir es que la cultura un camino de democratización efectiva, en el


de izquierda latinoamericana se configuró en sentido de un control social de las fuerzas de
torno a esos parámetros. Y yo quiero decirles trabajo, que –para mí– es un poco una suerte
que esos parámetros siguen siendo hoy los que de definición más amplia de lo que entiendo
configuran la cultura de izquierda de América por socialismo. Es decir, me parece muy difí-
Latina. Pero entonces, si esta cultura de izquier- cil que cosas de este tipo puedan operar si no
da, perfilada de esta manera, es fundamental- producimos una transformación de esta cultu-
mente un socialismo de Estado, y si vemos que ra política.
otra de las particularidades de América Latina El problema que se nos plantea es que un
es la imposibilidad de recorrer una suerte de proceso de transformación de la cultura polí-
camino histórico que podía hacer que estas tica no es simplemente un proceso de trans-
concepciones pudieran concretarse y pudieran formación de la ideología, sino que implica
instrumentalizarse y dar lugar a cierto tipo de necesariamente un mundo de valores, de con-
formaciones económico-sociales con cierto or- vicciones, de símbolos, creencias y demás, y
den político estable; si estamos cuestionando esto, digo, me parece muy difícil. El proble-
la idea de un camino propio de América Latina ma que se plantea es: ¿cómo es posible crear
que recorra, en un tiempo más corto, las fases esta nueva cultura política, sin la presencia de
históricas que recorrió el mundo europeo; y si, un orden político más o menos ___FALTA LA
a su vez, a esta dificultad se le suman los umbra- ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___ nuevo de
les críticos que atraviesa el proceso de moder- participación de las masas, pueda operar y pue-
nización de Europa, que hoy están expresados da concretarse?
en una crisis de dimensiones gigantescas que Con esto acabo de cerrar el círculo, acabo
pone en cuestión –como se decía aquí– no sola- de decir que toda esta concepción estatalista
mente su economía, sino un mundo de valores, socialista necesita reformularse; que para re-
un mundo de creencias, un mundo de convic- formularse necesita un elevado grado de par-
ciones, no parece entonces muy difícil que, sin ticipación social que, a su vez, presupone un
una descomposición de toda esta cultura políti- orden estable; orden estable que no puede
ca, sin una reconversión, re transformación de ser conseguido por este tipo de característica
toda esta cultura política, pueda pensarse hoy de América Latina. Entonces, cuando en los
Democracia y socialismo en América Latina655

razonamientos llegamos a un círculo sin salida, de estos sistemas, que no pueden configurar
lo único que nos queda –si pensamos que para estructuras tales que puedan dar respuestas a
el hombre existen ciertas posibilidades, cierta esta conflictividad permanente de la sociedad
ventura, ciertas esperanzas–, es romperlo por latinoamericana?
el lado de la voluntad. En ese sentido hablo de voluntad y no de vo-
Si admitimos como hipótesis la necesidad luntarismo. Porque cuando estoy expresando
de un cuestionamiento de todo este sistema el momento de voluntad, estoy expresando esa
de conceptualización que hoy consideramos otra perspectiva que está dada por esta conflic-
sobrepasado, que hoy debemos reconvertir sin tualidad de masas, que es una característica
saber claramente cómo lo debemos reconver- distintiva de América Latina desde que la re-
tir, un cuestionamiento que nos permita pensar cordamos como tal.
de nueva manera el socialismo, sobre la base Entonces, yo creo, la recomposición de esta
de dos experiencias centrales: sobre la base de cultura de izquierda pasa, sí, por un cuestiona-
la crisis del capitalismo y sobre la base de la miento del leninismo, por un cuestionamiento
experiencia de la crisis del socialismo real –que de los límites del leninismo. Pero digo que este
ése es otro elemento–, ¿hasta qué punto una cuestionamiento, en América Latina, tiene que
voluntad política puesta en el sentido de este partir del reconocimiento de lo que he llama-
reexamen crítico de todo un pasado y de estas do el leninismo de la sociedad ___FALTA LA
evidencias que nos muestran la crisis capitalis- ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___ sistemas
ta –en la que nosotros estamos metidos– y la políticos estables. Y esta es una contradicción
crisis socialista, puede dar lugar a procesos de que nos lleva a pensar, entonces, los problemas
reconversiones intelectuales, a procesos de re- del socialismo, o de la democratización radical,
agregaciones que coinciden con lo otro, con lo no simplemente como problemas de instaura-
no integrable, con lo que todavía no tiene sen- ción de un orden institucional representativo
tido o tuvo sentido y lo perdió, pero que apa- parlamentario, sino que nos obliga a pensar en
rece permanentemente en América Latina, que algo que va más allá. Porque esta debilidad de
es esta dimensión de las luchas sociales que las instituciones, del tipo de instituciones que
opera a modo de desestabilizador de los siste- tuvimos en América Latina, no es simplemente
mas y que está también en la raíz de la crisis un problema de la incapacidad para estructurar
656 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las masas en el interior de las instituciones, se puede pensar una sociedad nueva –es este,
sino que deriva también de cierta formalidad por lo menos, el ideal socialista–, sin una pues-
de estas instituciones. ta en práctica de un sistema de participación
Yo creo que para superar esta discusión creciente de la sociedad. No sé bajo qué institu-
sobre formalidad institucional y acción real o ciones. No me atrevería a cerrar la discusión en
tendencia a la disgregación real, debemos so- torno a la aceptación en sí de las instituciones;
meter a crítica el propio problema de las ins- y yo creo que, allí, la diversidad de América
tituciones. Por lo que yo diría: un socialismo Latina opera y tenemos que verlo. Pero lo que
democrático avanzado, pluralista, en América me interesa ver es cómo este ejercicio perma-
Latina, presupone también el análisis del siste- nente y constante de la democracia aparece en
ma parlamentario, presupone también la dis- aquellos lugares donde ciertas circunstancias,
cusión del sistema parlamentario, presupone cierta necesariedad de los procesos, han dado
también la discusión de todo el aparato institu- lugar a hechos que impiden la presencia de ins-
cional que en la sociedad capitalista ha permiti- tituciones determinadas.
do hacer, por lo menos, una sociedad de orden En ese sentido me preocupa, por ejem-
y que el conflicto sea interior a ese orden. Ese plo, una reflexión que ___FALTA LA ÚLTIMA
es un problema abierto. LÍNEA DE LA PÁGINA___ en Nicaragua inme-
Ahora, otro problema abierto es que sin una diatamente después del triunfo. Este es un pri-
concepción fuerte de la democracia como una mer hecho que me sorprende. A esta altura, él
práctica difícil, como un sistema de acción so- considera que fue un error no haber hecho unas
bre las cosas, que no desemboca en una socie- elecciones generales en Nicaragua. El segundo
dad ideal o en un momento institucional ideal; elemento que agrega es el que me preocupa:
sin comprender que la democracia no constitu- “porque de esa manera hubiéramos demostra-
ye un punto de llegada sino el ejercicio perma- do la aplastante mayoría del movimiento san-
nente y difícil de un sistema de participación de dinista en Nicaragua”. Este es un elemento que
la sociedad –y, por tanto, una práctica difícil–, me preocupa porque no es la presencia de una
sin todo esto no creo que podamos avanzar. mayoría aplastante lo que debe condicionar o
En ese sentido, pienso que el socialismo está no la realización de elecciones.
inseparablemente unido con la democracia. No Nada más.
Presentación y Nota biográfica en
El concepto de lo “político”. Teoría del
partisano. Notas complementarias al concepto
de lo “político”, de Carl Schmitt*

Presentación piensen que la preocupación no tiene, en reali-


dad, motivos valederos. El mismo hecho de que
Más de un lector habrá de preguntarse por las el tema se planteara en el Consejo editorial de
razones que nos llevan a incluir en nuestra co- Folios y que decidiéramos de común acuerdo
lección “El tiempo de la política” a un autor tan la utilidad de una presentación que fuera a la
controvertido como Carl Schmitt. En tiempos vez expresión de motivos, da cuenta de una
como los presentes, habituados a trasladar a modalidad aun presente de la confrontación
los debates ideológicos los métodos y las cate- intelectual, de un –por así decirlo– “estilo” de
gorías de la guerra, pareciera ser una necesidad debate que no por anacrónico e inaceptable
insoslayable justificar la presencia en una edi- debe ser soslayado. Quienes se sientan incli-
torial democrática de quien es por lo general nados a receptar con sorpresa y hasta fastidio
considerado como un pensador político nazi lo que con apresuramiento querrán considerar
por su adhesión al partido nacionalsocialista como una tentativa de “recuperación” para la
y, esencialmente, por la justificación teórica izquierda de alguien al que sus ideas excluye de
que él dio a la práctica y a las instituciones del tal operación, pensarán quizás que se trata de
nazismo. En circunstancias semejantes es mu- una explicable, pero no tan justificable, empre-
cho menos probable que existan personas que sa comercial. Es posible también que encuen-
tren en ella la evidencia nuevamente reiterada
de la debilidad del progresismo laico, incapaz
* Primera edición: Aricó, J. 1984 “Presentación” y por naturaleza de sostener a ultranza una de-
“Nota biográfica” en Schmitt, C. El concepto de lo “polí- finición de fronteras que asigne a cada quien
tico”. Teoría del partisano. Notas complementarias al
concepto de lo “político” (Buenos Aires: Folios) Trad. E. su papel y que no transforme a la “batalla de
Molina y Vedia - R. Crisafio. las ideas” en esa oscura noche donde todos los
658 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

gatos resultan pardos. Para una visión tan re- Sin compartir, empero, una concepción que
ductivista y maniquea, la responsabilidad edi- de manera soberbia se arroga el derecho de
torial debiera extenderse, quiéraselo o no, a los eximir a sus convicciones de las pruebas de
autores que publica, pero también a las pers- realidad, no deberíamos incurrir en el error
pectivas o puntos de vistas que estos sostienen equivalente de negarnos a aceptar que es pre-
en sus obras. cisamente a través de la fragmentación de tales
El lector deducirá por lo dicho que no com- seguridades que el saber crítico se abre paso.
partimos esta concepción del trabajo editorial, La visión maniquea de la cultura como el cam-
el cual es, para nosotros, ante todo y por so- po de confrontación de saberes preconstitui-
bretodo empresa de cultura o, para decirlo con dos y condenados a aniquilarse mutuamente
mayor precisión, de cultura “crítica”. El adje- no es patrimonio exclusivo del pensamiento
tivo enfatiza la necesidad que acucia al pensa- de derecha. Es también la concepción abru-
miento transformador de instalarse siempre en madoramente dominante en la izquierda. Basta
el punto metódico de la “desconstrucción”, en leer ese texto emblemático de György Lukács
ese contradictorio terreno donde el carácter (1959) sobre El asalto a la razón para advertir
destructivo de un pensamiento que no se cie- hasta qué extremos el cuestionamiento del su-
rra sobre sí mismo es capaz de transformarse jeto y de su saber que irrumpe en el pensamien-
en constructor de nuevas maneras de abordar to occidental desde fines de siglo es reducido
realidades cargadas de tensiones y de provo- de manera estrecha y arbitraria a fenómeno
car a la vez tensiones productivas de un sen- expresivo de la decadencia burguesa y, como
tido nuevo. Solo una actividad semejante nos tal, albacea del nazismo. La crisis del saber
permite admitir la riqueza inaudita de lo real y positivista y más en general de la racionalidad
medirnos con el espesor resistente de la expe- clásica, que para mantener la pregonada adhe-
riencia, sin perder ese obstinado rigor con que sión a la obra de Marx debía ser considerada
pretendemos –o deberíamos pretender– cons- ante todo como crisis del sujeto en la historia,
truir sentidos en un mundo sin ilusiones. Solo era degradada a fenómeno casi patológico de
así la interpretación puede abrirse a la historia una filosofía condenada a ser irracionalis-
y configurarse como saber crítico, cultura de la ta en virtud de la miseria cultural de un país
crisis o, en fin, cultura “crítica”. que llegó tarde y mal a la condición burguesa.
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  659

Arrancando del irracionalismo de Schelling propusiera atravesar los territorios que la re-
para llegar a la sociología fascista de Carl presentación lineal de la lógica clásica había
Schmitt, Lukács se empeñaba en rastrear im- declarado intransitables. Desalojado del com-
placablemente la perversa continuidad de una plejo y oscuro territorio donde se cruzaban dos
ideología impugnadora de la idea del progreso. épocas, Marx era desplazado violentamente
Desde esta perspectiva lukacsiana, que fue y hacia atrás, hacia un pasado desde el cual ya
aun sigue siendo compartida por toda la cultu- poco podía decirnos. La demoníaca voluntad
ra progresista de izquierda, la separación entre puesta de manifiesto en su desconstrucción de
el sujeto y el mundo –constitutiva de una racio- la Economía Política como verdadera “ciencia”
nalidad a la que el “ocaso” de Occidente estaba del poder de su época, y que expresa el punto
sometiendo a una crítica devastadora– solo po- de máxima tensión, el umbral crítico que man-
día ser resuelta si se desandaba un camino sin tiene abierto el modelo allí precisamente don-
salida y se reafirmaban las viejas certidumbres de tendía a cerrarse, no encuentra seguidores,
de la Ilustración. El marxismo, en definitiva, sino apenas epígonos.
no indicaba la tentativa más radical de crítica Acaso resulte un tanto aventurado señalar a
de un mundo al que la crisis tornaba siempre Carl Schmitt –ese nonagenario testarudo que
más indecible, sino la consumación de las con- aun hoy se sigue considerando el único y ver-
cepciones racionalistas que el cosmos burgués dadero discípulo de Weber– como uno de los
elevó a su máxima expresión. La necesidad de “proseguidores” de Marx. Admítasenos esta
encarar de manera inédita el problema de la re- paradoja que se propone alcanzar algo más
presentación, de establecer una nueva relación que un efecto provocativo. Como crítico “de
con lo real, que constituía la razón de ser de derecha” de la sociedad burguesa Schmitt es
la emergencia del pensamiento negativo, era un pensador reaccionario que considera a las
soslayada porque de este solo se percibían sus conquistas iluministas como errores grave-
efectos destructivos y nihilistas. Pero al identi- mente perniciosos para la humanidad. En tal
ficar de manera ciega la modernidad con la de- sentido está en las antípodas de Marx. Pero
cadencia se terminaba clausurando la posibili- aun con propósitos radicalmente opuestos a
dad de asumir la construcción de otro modelo los suyos, Schmitt se sitúa en el pleno recono-
de racionalidad, de un saber de la crisis que se cimiento de lo que para nosotros caracteriza la
660 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

contribución epocal que Marx produjo: la de- terminara condicionando el proyecto teórico
terminación esencialmente política de la eco- marxiano, y con él, las posibilidades analíti-
nomía. Ya se ha señalado con agudeza hasta cas y críticas de su descubrimiento. Aunque es
qué punto la crítica inmanente de la “ciencia” este un tema de controversias, y acaso lo siga
económica efectuada por Marx desquicia ese siendo todavía por un largo tiempo, es induda-
ámbito central que caracterizó al siglo XIX. Al ble que más allá de las intenciones del mismo
poner en evidencia el carácter antagónico de Marx, el desmedido apego de sus discípulos al
sus relaciones constitutivas, El Capital (Marx, terreno en que situó su crítica y la transforma-
1980) mostró y puso en crisis la función “neu- ción de su visión del mundo en una filosofía de
tralizante” que desempeñaba la abstracción del la historia de matriz hegeliana, condujo a acen-
cambio. En aquello que la Economía Política se tuar ciertos límites históricos subyacentes en
empeñaba en presentar como “no político”, en la empresa marxiana. Al privilegiar lo econó-
la neutralidad del cambio entre capital y fuerza mico como matriz explicativa de toda la mor-
de trabajo, Marx descubría la emergencia de lo fología capitalista, se dejaba fuera “la riqueza
político: la antítesis de clase y su consiguiente de interrelaciones que unen lo político a lo
lucha (Marramao, 1982: 25). Nadie estaría hoy político-institucional, los sujetos sociales a la
dispuesto a negar que esta crítica del disposi- esfera estatal, con sus múltiples articulaciones
tivo neutralizante de la economía clásica re- y con su compleja dimensión de legitimación”
presenta un punto sin regreso para el análisis (Marramao, 1982: 25). De ese modo el “esencia-
social contemporáneo. Es más, resulta una ver- lismo” de Marx, la creencia nunca por él teóri-
dad tan fuertemente adquirida que hasta se ha camente cuestionada de que toda transforma-
desdibujado su radicalidad de origen, un poco ción puede y debe convertirse en objeto de ex-
por eso de que en la sociedad moderna todos plicación causal recurriendo a la “esencia” del
somos de un modo u otro “marxistas” sin sa- modo de producción, convertía finalmente a la
berlo o sin quererlo. crítica de la política en emanación directa de la
Es posible que Marx, como sostiene Schmitt, crítica de la economía política. (Y destacamos
quedara finalmente prisionero del plan impues- el adjetivo porque estamos convencidos de que
to por la propia burguesía; que la centralidad es posible encontrar en Marx, más precisamen-
conquistada por lo “económico” en el siglo XIX te en sus análisis del contexto internacional en
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  661

que opera el desarrollo capitalista, una admi- de la guerra civil: el Ius publicum europaeum ha
sión de la diversidad de lo real que lo arrastra a nacido precisamente como neutralización de las
dejar de lado cualquier pretensión de unificarlo oposiciones, de la guerra civil confesional de los
de manera abstracta y formal, cualquiera expli- siglos XVI y XVII. Esta Erfahrung está en la base
cación que otorgue un sentido único, un orden de la teoría hobbesiana y no es casual que en su
de regularidad “esencialista” a sus movimien- autobiografía afirme que su madre engendró dos
tos.) La crítica a lo que, según la reconstruc- gemelos: él, Thomas, y el miedo. Desde este pun-
ción schmittiana, era el campo específico de la to de vista, cuando hablo de Estado no hablo en
“neutralización” del siglo XIX, al proyectarse general, sino que pienso solamente en el Estado
de su área inmanente de validez al conjunto de moderno desde el 1500 en adelante […]. El pro-
las relaciones sociales transformábase en esa blema de la dictadura, sea la de los comisarios del
suerte de “passe-partout de una filosofía de la pueblo o la soberana, corre paralelamente con las
historia” que ya Marx había negado enfática- vicisitudes de la edad moderna y se plantea con
mente por su condición de teoría “suprahistóri- particular agudeza cuando el proceso de desarro-
ca”, y por tanto, opuesta a su forma de pensar. llo en dirección del “Estado total” pone peligro-
El concepto moderno de lo político intenta samente en cuestión, disuelve “al soberano”, al
ser construido por Schmitt fuera de toda filo- sujeto de la soberanía (cf. Bolaffi, 1982: 192-193)1.
sofía de la historia universal y de cualquier jus-
tificación normativa de lo existente. La suya es Es esta idea de una crisis de la “soberanía” del
esencialmente una antropología pesimista que Estado liberal, incapaz de hacer frente a los
niega la idea de igualdad y apela en cambio al problemas internos y externos y a la irrupción
principio de autoridad: autoridad de la tradi- de la guerra civil lo que lo lleva a teorizar las
ción, pero en esencia autoridad del más fuerte. condiciones y la naturaleza de un poder de de-
cisión a la altura de los tiempos.
Si yo digo mío y tuyo –afirma Schmitt– no solo in- La acción política para Schmitt es sobre
dividualizo el origen del momento polémico, sino todo opción, riesgo, decisión: “producción de
que impongo la definición del enemigo como defi-
nición de mi identidad. La más horrible de las ex-
periencias que una sociedad pueda soportar es la 1 Reflexiones expuestas al italiano Angelo Bolaffi.
662 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

un mito” que no deja espacio libre y que com- contraposiciones. Desde esta perspectiva, el
promete al sujeto imponiéndole la elección. Y enemigo es simplemente el otro, “el extranjero
porque tal producción solo puede nacer de la y basta a su esencia que sea existencialmente
guerra, está dotada de una cualidad existencial […] algo otro o extranjero, de modo que, en el
y no normativa. La guerra se convierte de tal caso extremo, sean posibles con él conflictos
modo en el momento y en el lugar de definición que no puedan ser decididos ni a través de un
de la naturaleza “existencial” del comporta- sistema de normas preestablecidas ni mediante
miento político en cuanto impone una elección la intervención de un tercero ‘descomprometi-
irreversible que no permite circunloquios y do’ y por eso ‘imparcial’”.
mediaciones dialécticas y pone fin a la práctica La contraposición/distinción entre amigo y
discutidora de la eterna indecisión. La catego- enemigo debe no obstante ser asumida en su
ría de “lo político” no puede en nuestra época significado concreto, existencial y no como una
ser confundida con la de “estatal”. Si Estado metáfora o un símbolo. No debe ser teñida por
y sociedad se compenetran recíprocamente y concepciones económicas, morales o de otro
todos los asuntos antes sociales se han trans- tipo, ni debilitada por contraposiciones nor-
formado en estatales, (“aparece el Estado total mativas o “puramente espirituales”. Enemigo
propio de la identidad entre Estado y sociedad, no es el competidor o el adversario en general.
jamás desinteresado frente a ningún sector de Enemigo no es siquiera el adversario privado
la realidad y potencialmente comprensivo de que nos odia debido a sentimientos de antipa-
todos”) la referencia al Estado no es suficien- tía. Enemigo es solo un conjunto de hombres
te para fundar un carácter específico distintivo que, al menos virtualmente, o sea dentro de
de “lo político”. Es la distinción schmittiana una posibilidad real, combate y se contrapone
de amigo y enemigo la única que puede ofre- a otro agrupamiento semejante. “Enemigo es
cer una definición conceptual, o sea un crite- solo el enemigo público, puesto que todo lo que
rio, y no simplemente una definición exhaus- se refiere a semejante agrupamiento, y en par-
tiva o una explicación del contenido. Y como ticular a un pueblo íntegro, por el mero hecho
tal distinción no puede ser derivada de otros de serlo se convierte en público. El enemigo
criterios, ella corresponde en política a los cri- es el hostis, no el inimicus en sentido amplio”
terios relativamente autónomos de las demás (Schmitt, 1984). Si los conceptos de amigo y
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  663

enemigo adquieren su significado pleno en el en sentido marxista, afirma Schmitt (1984),


hecho de que se refieren de manera específica “deja de ser algo puramente económico y se
a la posibilidad real del aniquilamiento físico, convierte en una entidad política si alcanza
para dejar de ser metafórica la contraposición este punto decisivo, es decir, si toma en serio
solo puede tornarse concreta allí donde la exis- la lucha de clases y trata al adversario de clase
tencia se pone verdaderamente en juego, allí como enemigo real y combate contra él, tanto
donde se vive o se muere: en la guerra. Si re- como Estado contra Estado, que como en la
cordamos, además, que según Schmitt las con- guerra civil en el interior del Estado”.
traposiciones interestatales cedieron su lugar
al predominio de la política interna, y por tanto El planeta se presenta como un inmenso campo
son los agrupamientos de amigo y enemigo en de batalla: el fin del Ius publicum europaeum
el interior de un Estado los que se transforman está signado por la proliferación de los sujetos
en decisivos para el enfrentamiento armado, la políticos que en cuanto tales, en nombre de un
consecuencia lógica que de aquí deriva es que principio de legitimidad opuesto al vigente, po-
el lugar decisivo de producción del máximo nen en discusión el monopolio de la autoridad le-
grado de intensidad de la contraposición no gal del Estado. Se abre la época de la guerra civil
puede ser otra que la de la guerra civil. De tal dominada por la figura del partisano que deviene
modo, Schmitt participa plenamente del diag- una figura clave y en la época de la imposibilidad
nóstico de Lenin que afirmaba que con la fina- nuclear de la guerra, el sustituto positivo de la
lización de la Primera Guerra Mundial había guerra limitada, el último refugio de la verdadera
concluido también de manera irreversible toda enemistad, esto es, de lo político […]. La weberia-
una época y comenzaba una nueva cuyo signo na lucha provocada por la pluralización de las vi-
distintivo era la guerra civil a escala mundial. siones del mundo se radicaliza, a consecuencias
La guerra como lugar de definición de la po- de la disolución policrática de la unidad estatal,
lítica que encuentra sentido y finalidad en la eli- en inconciliables contraposiciones de alinea-
minación física del enemigo, en la forma actual mientos enemigos sobre cuyos estandartes fla-
de la guerra civil, transfórmase así en la única mea el término de legitimidad: el fin del Estado
forma políticamente sensata bajo la que puede de Derecho clásico provocado al convertirse en
expresarse la lucha de clases. La propia clase total coincide con la actualización del peligro
664 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de la guerra civil, pero también del problema de la de Europa entera. En el sueño burgués de un
cómo el Estado pueda evitarla revitalizando su Estado sin política y sin decisión, que Schmitt
propia autoridad (Bolaffi, 1982: 165-166). define como la característica distintiva de la
república de Weimar, se expresa la impotencia
¿Cómo evitar la guerra civil? Dicho de otro del sujeto aislado para abordar productivamen-
modo, ¿cuál es el nexo entre dialéctica te el análisis de una crisis política real signada
histórica y orden que la controla en una época por la obsolescencia del Estado de Derecho y
signada por la crisis de la representación esta- la apertura hacia el Estado total.
tal clásica? Este es, en suma, el problema his- El Estado de Derecho, en cuanto mero cus-
tórico que desde siempre fascinó a Schmitt y al todio y garante del ordenamiento institucional
que abordó desde una perspectiva de derecha, dado, acaba finalmente por quedar prisionero
aunque deberíamos con más propiedad hablar de este. El equilibrio sobre el que se sustenta
de “conservadora”, porque no debería ser iden- el automatismo normativo ya no está en condi-
tificada con la filosofía de la vida y la subcultu- ciones de admitir innovaciones y transforma-
ra völkisch que conformaron los filones ideoló- ciones: cuanto más, podrá apenas ser reajus-
gicos sustanciales del nacionalsocialismo. Con tado. Pero una vez que se alcanza este último
razón ha podido decirse que cuanto hay de re- extremo de la neutralización que Schmitt iden-
accionario o de conservador en el pensamiento tifica con la era de la técnica, el equilibrio se
schmittiano evidencia una angustia histórica resquebraja comprometiendo al Estado en su
frente a las nuevas formas de lo político, un conjunto. Al extenderse a la política la forma
monismo que no impide el análisis ni paraliza de contrato, la dinámica pluralista del conflicto
el juicio crítico, pero que apunta a la búsqueda y del cambio entre los diversos grupos de pre-
de una composición a cualquier costo. La crisis sión y cuerpos institucionales conduce inexo-
implícita en el liberalismo, que es crisis de una rablemente a la disolución de la unidad sobe-
clase discutidora (vg., impotente y fantasiosa) rana del Estado.
y de toda su práctica parlamentaria, encontra-
rá una forma trágica de manifestarse en esa Del mismo modo que, para Nietzsche, está irre-
“catástrofe alemana” que para Meinecke y la misiblemente muerto el Dios que preside ocio-
inteligencia germana de posguerra es también samente el orden inmutable del mundo, para
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  665

Schmitt el Estado de Derecho está muerto por- Pero no pudiendo eludir el riesgo de confundir
que ha perdido el monopolio de lo político. Es en la “gran oportunidad” con la occasio, implícito
esta muerte y en esta pérdida donde se encuen- en su indiferencia hacia la realidad empírica,
tra encerrada toda la peculiaridad que constitu- Schmitt incurrió con su adhesión al nazismo en
ye también el drama entero de la época presente ese mismo ocasionalismo contra el que com-
(Marramao, 1980). batió con tanta firmeza. Su antihistoricismo,
su negativa a divinizar la historia hizo de él,
Los grandes problemas de la creación de un que era un maestro de realismo político, una
verdadero orden político en Alemania, y por víctima de las energías políticas dominantes,
extensión en Occidente, problemas que en- buscando a veces consuelo frente a los juegos
cuentran su razón de ser en la necesidad de co- de la realidad en fantasías pseudo históricas.
mandar el irreversible proceso de transforma- La incapacidad de llevar hasta sus últimos ex-
ción del Estado; la recuperación del concepto tremos las consecuencias del reconocimiento
clásico de soberanía, alterado o disuelto por la de que la dimensión propia del ciudadano ha
teoría liberal y sus variantes pluralistas; la de- perdido ya irrevocablemente su “aura”, y que
terminación de la autonomía irreductible de “lo es en sí misma expresión de aquella crisis de la
político”: he aquí los temas nodales en torno a “síntesis” que marca el punto de arranque de la
los cuales giró obsesivamente el pensamiento gran cultura europea de este siglo, fue resuelta
schmittiano midiéndose críticamente con ese por Schmitt adoptando una posición aventure-
excepcional laboratorio político representado ra que buscará inútilmente soldar las dimen-
por la experiencia de Weimar. Su eterno com- siones de “lo político” y lo “estatal”, cuya dife-
bate contra toda concepción ocasionalista de renciación fue precisamente el supuesto inicial
la política lo llevó a polemizar con sus enemi- de El concepto de lo “político” (Schmitt, 1984).
gos de siempre: no solo el relativismo kelsenia- Paradójicamente, quien hizo de la incapacidad
no, o las decisiones “apócrifas” de Radbruch, y de la irresponsabilidad política del intelec-
sino también las diversas variantes del corpo- tual un motivo central de su reflexión crítica,
rativismo, desde la versión romántico-reac- incurría de tal modo en el más craso de los
cionaria de Othmar Spann, o la organicista de oportunismos. Es posible que los avatares de
Von Gierke, hasta la pluralista de Cole y Laski. la desgraciada historia de su país lo colocaran
666 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en esa situación “desagradable, poco glorio- de esa autoconfesión que ofrece en los versos
sa y sin embargo, auténtica de un Epimeteo del “Cántico de un viejo alemán” (Schmitt,
cristiano” a la que hiciera referencia. Si se vio 1950, 1984):
obligado, o mejor dicho, si cedió a la fascina-
ción de trabajar “entre las garras del propio Mordí el freno a caballo del destino,
Leviatán” fue porque su búsqueda de un pen- Victorias y derrotas, revoluciones y restauraciones,
samiento de orden posestatal, en una sociedad Inflaciones, deflaciones, bombardeos,
en la que el Estado se fue configurando como Denuncias, crisis, ruinas y milagros económicos,
“total”, rechaza a la democracia parlamentaria Hambres y fríos, campos de concentración y
y pluralista como forma capaz de dominar la [automatización:
dialéctica histórica. Su visión extremadamente Todo lo atravesé. Todo me ha atravesado.
crítica de la neutralización liberal que caracte- Conozco los muchos estilos del terror.
rizó al ordenamiento weimariano, y que tuvo
consecuencias trágicas con respecto al pro- Sería un error, sin embargo, considerar su ad-
blema de la Constitución y a sus “custodios”, hesión al nazismo como una consecuencia ne-
lo impulsaba a impugnar una concepción del cesaria de su teoría, porque procediendo de tal
Estado como medio de “técnica social” deri- modo liquidaríamos con su nazismo la novedad
vada del formalismo kelseniano. (Porque la re- radical de su pensamiento y su tentativa de co-
flexión socialdemócrata de la época de Weimar locar la reflexión a la altura del tiempo “fuer-
se concentró exclusivamente en el problema te” de lo político y de la crisis de la forma de
institucional, porque identificó de manera es- Estado2. De mucha mayor utilidad resultaría,
trecha racionalización con socialización, y a
esta con “democratización”, fue incapaz de
controlar las nuevas potencias creadas por la 2 “Hay cierto acuerdo entre los críticos en conside-
socialización.) Aun hoy, Schmitt mantiene una rar la adhesión de Schmitt al nazismo como derivada del
arrogante conciencia del valor de su obra y de método decisionista y no de la homogeneidad de conte-
nidos entre el pensamiento de Schmitt y la experiencia
su persona, sin perder la lucidez extrema de la nazi. Es notable las divergencias en torno a la evaluación
desdichada situación que le tocó vivir. Son es- de este hecho entre aquellos que creen que deriva de un
tos valores, precisamente, los que se trasuntan general ‘ocasionalismo’ del pensamiento schmittiano,
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  667

en cambio, analizar con inteligencia y despre- determinados que se constituyen dentro de la


juicio las aporías encerradas en las elabora- dinámica de las “mutaciones de forma” del dere-
ciones de Schmitt, tal como en la actualidad lo cho y del Estado, dando lugar a ordenamientos
intenta el pensamiento crítico de la izquierda siempre renovados de la “constitución material”,
europea. Son tales aporías las que individuali- la soberanía no es más que indiferencia soberana
za con acierto el comunista italiano Giacomo al sistema de las necesidades, de los intereses y
Marramao en su intervención en el Seminario de las relaciones de poder surgidas de la crisis
de Padua convocado para debatir su obra. del Estado liberal […]. La crítica schmittiana ha
Afirma Marramao (1980), realizado –después de Weber y según sus premi-
sas– un poderoso desencanto en torno a la his-
El decisionismo de Schmitt tiene el mérito de dar toria de lo político burgués entre los siglos XIX
cuenta, en alto nivel de conocimiento teórico, de y XX, poniendo de relieve indirectamente de qué
un proceso que se estaba produciendo en la prác- manera la parcialidad de la “desmitificación”
tica, y que tornaba extraordinariamente proble- marxiana depende de su pertenencia a aquella
mática la eficacia explicativa del modelo webe- “época victoriana” que privilegiaba la dimensión
riano de racionalidad burocrático-administrativa. interna con respecto a la dimensión internacional
Me refiero a la separación, al no paralelismo, a del conflicto. La obra de Marx, en sustancia, se
la asincronía entre ratio económico-productiva y encuentra en el centro del período histórico que
ordenamiento político-institucional. Pero alcanza Polanyi califica sugestivamente de “paz de los
este resultado al precio de hacer depender lineal- cien años”.
mente las transformaciones internas a una mor-
fología social cada vez más desarticulada y dife- En circunstancias como las presentes, carac-
renciada, de la decisión absoluta del sujeto-Esta- terizadas por la ruptura del equilibrio de un
do. Si la constante de lo político es una relación sistema de relaciones internacionales, o mejor
de indiferencia frente a sujetos históricamente dicho por la obsolescencia de un sistema basa-
do en la agregación de las fuerzas mundiales
y los que creen que es, sobre todo, un riesgo presente
en dos campos contrapuestos en torno al lide-
como posibilidad en la revisión de las metodologías po- razgo de las dos superpotencias, emerge nue-
sitivistas e historicistas” (Galli, 1981: XXIX). vamente con la dimensión de la catástrofe el
668 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

eterno problema de la guerra y la paz. Y con él, lo humano. Detrás o contra la posibilidad de la
resulta inevitable que ejerzan una fascinación catástrofe nuclear, allí donde la enemistad de-
particular las posiciones teóricas y prácticas bería expresarse en su forma total, reaparece la
de Carl Schmitt. Un pensamiento que, como el humanidad, afirma con justeza Bolaffi (1982a).
suyo, asume la guerra como posibilidad y como Pero si el concepto de humanidad excluye el de
tendencia continuamente presente en torno a enemigo, la contraposición indica también el
la cual la política se define en todo lo que tie- punto de consumación de esa categoría clási-
ne de específica, nos habla, querámoslo o no, ca de “lo político” que Schmitt desnudó en sus
de la tragedia presente. Y por esto no podemos significaciones últimas. “La distinción amigo-
soslayar, quienes creemos que frente a la heca- enemigo tiene, como todos los conceptos, un
tombe nuclear sigue abierta la posibilidad de destino y una historia propias. Está vinculada
la transformación, la perentoria necesidad de a la memoria de la ‘guerra civil’ y a la realidad
medirnos con sus lúcidas elaboraciones. Si la de dos guerras mundiales. La pregunta a la que
posibilidad de recurrir a las armas nucleares ha es preciso responder es, entonces: ¿cuáles se-
transformado de tal modo a la tradición de la rán las ‘categorías de lo político’ en el interior
guerra que ya no puede ser considerada en los de los sistemas complejos y en la edad de la
términos “clásicos”; si toda guerra “convencio- contraposición entre humanidad y guerra nu-
nal” transcurre hoy en ese cono de sombras que clear?” (Bolaffi, 1982a: 170).
aproxima la tragedia a la catástrofe, se vuelve Creer que en las nuevas situaciones en que
insensata la misma idea de la guerra “justa” o se presenta el problema de la guerra, y en un
de la guerra en nombre de la paz. El trastro- mundo en que el Estado ha perdido el mono-
camiento de la célebre máxima clausewitziana, polio de lo político –como lo pone claramente
(Clausewitz, 1983), que permite a Schmitt mu- en evidencia el debate teórico actual sobre la
tar a la política en la “prosecución de la guerra llamada “crisis de la democracia”–, pueda este
con otros medios” (frase, por lo demás, simies- reconquistar el “aura” que el corrosivo análisis
ca e irresponsablemente evocada en ciertos schmittiano contribuyó a disolver, sería una
medios políticos argentinos), no puede seguir vana ilusión, otra tentativa estéril de retornar
expresando la realidad de nuestro tiempo por- a un mundo definitivamente sepultado. La
que en su horizonte se dibuja la destrucción de consumación de un proceso que ya no puede
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  669

impedir la irrupción de nuevos sujetos y la ge- estéril, si dejara de lado por prejuicios políticos
neralización inaudita de la política marcan un o morales, que en el caso de ser válidos recla-
momento de traspaso de época histórica. La man otras sedes y formas de debate, el análi-
notable dilatación de la subjetividad, que tanto sis de una obra que, como la de Carl Schmitt,
el capitalismo como el socialismo crearon en ha fijado una impronta insoslayable en la vida
las últimas décadas, no pareciera ser integrable espiritual del siglo XX. Para que deje de ser pa-
a través de los mecanismos de una sociedad trimonio exclusivo de la derecha, o de la acade-
altamente conflictual en Occidente, o de un mia, para que entre en el debate de izquierda de
sistema fuertemente ideologizado como en los manera plena, y para que este pueda medirse
países de socialismo “real”. La diversidad de lo con los grandes enemigos de sus propuestas
real muestra hoy, para quien se empeña en leer y no con sus mediocres escribas, incluimos a
en el presente los signos del mundo del maña- Carl Schmitt en nuestra colección. ¡Ojalá sea
na, la materialidad de un sujeto que se presenta leído con la comprensión y el espíritu crítico
como irreductible al sueño utópico de una sede que el excepcional valor de su obra se merece!
privilegiada –sea el Estado, el partido o la igle-
sia– desde la cual se dicte la ley al mundo. Buenos Aires, septiembre de 1983
Para estar a la altura de las demandas de
nuestro mundo histórico, para aferrar de ma-
nera productiva los nudos centrales del deba- Nota biográfica
te en torno al significado actual de la crítica
del Estado y de lo político, es imprescindible Carl Schmitt nació en Plettenberg (Westfalia)
que el pensamiento de la transformación sepa el 11 de julio de 1888. De formación católica,
medirse con la gran cultura burguesa que a estudió derecho en las universidades de Berlín
través de Nietzsche y Weber, pero también de y Estrasburgo, obteniendo en esta última el
Schmitt, sometió a una crítica decisiva e irre- doctorado en jurisprudencia. En los inicios de
versible la pretensión del Estado moderno de su actividad intelectual adhirió al neokantismo
fundar instancias hegemónicas totalizantes. jurídico, es decir, a una concepción que abor-
Una crítica de la forma burguesa de lo políti- da el análisis de la política a través del dere-
co resultaría parcial, mutiladora, y finalmente cho y que convierte al Estado en la realización
670 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del mismo. Pero ya desde temprano modificó sustanciado en el Tribunal Supremo del Reich
de manera radical esta postura para asumir la entre el Gobierno central y el Estado federado
concepción “decisionista” que habrá de carac- de Prusia, luego de las medidas de excepción
terizar toda su carrera de pensador desde 1920 que llevaron a la destitución de los ministros
en adelante. Para el decisionismo schmittiano de ese Estado alemán y a la designación por el
el principio de explicación del mundo del dere- Gobierno del Reich de Von Papen como comi-
cho no reside en la norma, sino en la voluntad sario. Su posición en los momentos previos al
política que la genera: en la decisión, lo cual advenimiento del nazismo y su adhesión a la
implica necesariamente la aceptación de la política de Schleicher puede ser vista de algún
primacía de lo político sobre el derecho. Este modo como prueba de su desconfianza frente
factor voluntarista, creador y soberano es la al nacionalsocialismo, en alternativa del cual
matriz de todo su pensamiento político. prefería una solución autoritaria, conservado-
Schmitt desempeñó tareas docentes en las ra y anticomunista, pero no extremista como
universidades de Greifswald, Bonn, Berlín la defendida por Hitler. Sin embargo, apenas
y Colonia. A fines de los años veinte, cuando conquistado el poder por los nazis en marzo de
ya se conocían de él dos de sus obras funda- 1933, Schmitt se afilió al partido triunfante, se
mentales –El concepto de lo político (Schmitt, pronunció enérgicamente por el establecimien-
1984) y Teoría de la Constitución (Schmitt, to del nuevo Reich y colaboró en forma activa
1996)– era reconocido como un excepcional en la nueva legislación política, constitucional
pensador de la derecha antiparlamentaria ale- y penal que sustituyó a la anterior. Después de
mana. Formaba parte del entorno del general la consolidación del Tercer Reich se dedicó
Schleicher, último canciller de la república cada vez con mayor intensidad al estudio de
de Weimar antes del ascenso de Hitler al po- los problemas de política y de derecho interna-
der y personaje muy influyente en los acon- cionales, abandonando en 1936 la presidencia
tecimientos que condujeron a la destrucción de la asociación de los juristas nacionalsocia-
del orden jurídico y político instituido a partir listas. En diciembre de ese mismo año fue ata-
de la derrota alemana en la Primera Guerra cado por Das schwarze Korps, órgano oficial
Mundial. Precisamente a pedido de Schleicher, de los SS. Desde entonces vivió apartado de
Schmitt participó como experto en el juicio la vida política, aunque no de la enseñanza, y
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  671

reducido a una situación por él parangonada Y en tal sentido resulta ilustrativo leer la cor-
a la de Benito Cereno, el protagonista del co- ta monografía sobre Donoso Cortés en inter-
nocido relato de Melville (1998). En 1940, Carl pretación paneuropea4 (Schmitt, 1952, 2009),
Schmitt publicó una selección de sus diversos redactada también en momentos de su inter-
trabajos menores bajo el título de Posiciones nación. En ella Schmitt reflexiona filosófica-
y conceptos3 (Schmitt, 2004) y varios artículos mente sobre el hecho de que la antítesis entre
sobre el problema de los “grandes espacios”, anarquía y autoridad, tema de gran actualidad
los que evidencian una adhesión sin reservas entre los años 1922 y 1933, ha sido desplazada
al nacionalsocialismo. Después de la caída del por la antítesis entre anarquía y nihilismo. En
Tercer Reich fue internado por los norteame- opinión de nuestro autor las ideas dominan-
ricanos en un campo por más de un año y al tes en el mundo han seguido con toda lógica
reconquistar su libertad se retiró a Plettenberg. la evolución que los escritores políticos de la
De esa experiencia dará cuenta en su libro tes- contrarrevolución profetizaron en 1848 y es
timonial Ex captivitate salus (Schmitt, 1950), posible construir una continuidad histórico-
en el que se define a sí mismo como contem- espiritual del pensamiento de derecha capaz
plativo, “sosegado, silencioso y transigente”, de cuestionar el monopolio de la interpreta-
amante como profesor de “formulaciones pre- ción de los acontecimientos detentado por los
cisas”, pero condenado a representar el papel marxistas. Lo esencial del pensamiento contra-
“de un Epimeteo cristiano”. Como Epimeteo rrevolucionario radica según Schmitt en la idea
abrió la caja de Pandora liberando las sorpre- de Donoso Cortés de que la pseudo religión del
sas trágicas que trató de explicar buscando sus humanismo absoluto abre el camino a un terror
raíces en la crisis espiritual del siglo XVI. inhumano. El humanismo pretendió liberar al
Sus escritos de posguerra muestran la persis- hombre colocándolo en el centro del Universo.
tencia de los puntos fundamentales de su pen- Desvinculado de Dios y de su Iglesia se enfrentó
samiento teórico conservador y anticomunista. a otros hombres que como él quisieron también

3 Traducción literal del título en alemán (Nota de la 4 Traducción literal del título en alemán (Nota de la
presente edición). presente edición).
672 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ser superhombres. Muerto Dios, el mundo hu- Galli, C. 1981 “Presentazione” en Schmitt,
mano semejó al de los lobos, condenado según C. Romanticismo político (Milán: Giuffre
la imagen a la “guerra de todos contra todos”. Editore).
La solución de un Estado capaz de evitar el Hobbes, T. 2000 De cive (Madrid: Alianza).
conflicto se mostró ilusoria en la medida en Hobbes, T. 2009 Leviathan (Madrid: Alianza).
que solo podía asegurar la paz a condición de Lukács, G. 1959 El asalto a la razón (México:
crecer constantemente, convirtiéndose así en FCE) Trad. W. Roces.
un monstruo que devora a sus propios miem- Marramao, G. 1980 “Schmitt e il arcano
bros. Preocupado por encontrar una salida a la del potere”, Ponencia presentada en el
Europa desgarrada espiritual y políticamente Seminario de Padua los días 23 y 24 de
que emergió de la primera posguerra Schmitt abril.
contribuyó a la creación de un orden que efec- Marramao, G. 1982 Lo político y las
tivamente puso fin a la guerra civil, claro que a transformaciones (México: Cuadernos de
costa de arrastrar a la humanidad a la tragedia Pasado y Presente N° 95).
acaso más terrible que debió soportar en toda Marx, K. 1980 El Capital (México: Siglo XXI) 3
su historia. Tomos en 8 Vol.
Melville, H. 1998 Benito Cereno (Santiago de
Chile: LOM).
Bibliografía Schmitt, C. 1930 “El proceso de neutralización
de la cultura” en Revista de Occidente
Bolaffi, A. 1982a “Le ‘categorie politiche’ (Madrid) N° 80: 199-221.
del terrorismo: appunti di ricerca” en Schmitt, C. 1950 Ex captivitate salus (Madrid:
Laboratorio político, Año II, N° 4: 165-166, Trotta).
julio-agosto. Schmitt, C. 1952 Interpretación europea de
Bolaffi, A. 1982b “Storia di un incontro” en Il Donoso Cortés (Madrid: Rialp).
Centauro, N° 5: 192-193, mayo-agosto. Schmitt, C. 1984 El concepto de lo político.
Clausewitz, K. von 1983 De la guerra (Buenos Teoría del partisano (Buenos Aires:
Aires: Solar). Folios).
Presentación y Nota biográfica en El concepto de lo “político”...  673

Schmitt, C. 1985 La dictadura (Madrid: Schmitt, C. 2004 “Conceptos y posiciones en la


Alianza Universidad). guerra con Weimar; Ginebra; Versalles” en
Schmitt, C. 1996 Teoría de la Constitución Aguilar, H. O. Carl Schmitt, teólogo de la
(Madrid: Alianza Universidad). política (México: FCE).
Schmitt, C. 2000 Romanticismo político Schmitt, C. 2009 Teología política (Madrid:
(Buenos Aires: UNQ). Trotta) T. I y II.
El marxismo en América Latina:
Ideas para abordar de otro modo
la vieja cuestión*

I excesiva de los amigos del Centro de Estudios


de la Realidad Contemporánea la oportunidad
¿Qué sentido tiene introducir en un debate que hoy tenemos de dialogar en torno a un tema
sobre las “ideas y experiencias socialistas en más mentado que estudiado, es posible pensar
el mundo contemporáneo” una discusión más que las razones sean otras y de una pertinencia
acotada sobre el marxismo latinoamericano, o tal que merezcan ser compartidas por todos.
en América Latina, lo cual, como resulta obvio, Si así fuera, explicitarlas sería ya una manera
no es la misma cosa? ¿De qué modo eludir la quizás fructífera de introducirnos en el asunto.
fascinación por el pasado que nos arrastra hacia Pienso que si este seminario se hubiera rea-
un terreno tal vez ajeno al interés de los orga- lizado veinte años atrás, para dar un ejemplo,
nizadores y participantes del seminario? Pero la pregunta no habría sido planteada por la
cabe preguntarnos, no obstante, si podemos re- sencilla razón de que, excepto algunos pocos,
ferirnos a una constelación cultural de tan im- nadie por aquellos tiempos se sentía dispuesto
precisos contornos sin incursionar por deter- a reafirmar la distinción entre categorías del
minadas estaciones en las que se constituyeron pensamiento y de la realidad política conside-
matrices decisivas de la forma del marxismo radas afines, equivalentes o inseparables. El
americano. Como no creo –aunque me gratifi- término de socialismo, al igual que el de mar-
ca pensarlo– que debemos a la benevolencia xismo, eran aceptados como dos dimensiones
de un mismo fenómeno, remitiendo el uno
necesariamente al otro. Si el congreso de la
* Primera edición: Aricó, J. M. 1985 “El marxismo en socialdemocracia alemana de Bad Godesberg
América Latina: Ideas para abordar de otro modo la
vieja cuestión” en Opciones (Santiago de Chile) N° 7, pudo alcanzar tan vasta y justificada resonan-
septiembre-diciembre [Editor: Rodrigo Alvayay]. cia en buena parte del movimiento obrero y
676 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

socialista mundial es porque por vez prime- de “socialismo” se vuelve evanescente, cuan-
ra, y de manera clara y taxativa, una forma- do en Occidente parece ser invariable y en
ción política de histórica raigambre marxista Oriente inadmisible en su morfología concre-
renunciaba a la aceptación de este como su ta. Si el llamado “socialismo real” no consti-
único y excluyente patrimonio teórico y cultu- tuye para nosotros una alternativa creíble, y
ral. Desde ese lejano noviembre de 1959 hasta si el control público de la economía y de las
ahora, muchas y lacerantes experiencias ha sociedades capitalistas –orientado a aliviar
vivido el mundo y el movimiento socialista sus más evidentes iniquidades– es un proceso
como para que el recuerdo de Bad Godesberg pleno de dificultades casi insorteables, ¿cómo
provoque en nosotros la irritación que en su pretender incuestionadas aquellas ideas que
momento produjo. Y hasta es posible conside- guiaron las luchas de las clases trabajadoras
rarlo, sean cuales fueren nuestras opiniones por la transformación social?
sobre la significación específica de las refor- Más allá de las opiniones que tengamos res-
mas programáticas allí establecidas, como un pecto del actual debate sobre la crisis del mar-
hito importante en el proceso de laicización xismo –que en realidad implica otro, aún más
de un movimiento tan fuertemente cargado de importante, sobre el sentido y la posibilidad
finalismo escatológico. del socialismo– es innegable que en el mundo
Veinte años después, la relación entre mar- de hoy son firmemente cuestionadas dos ideas
xismo y socialismo se ha vuelto problemática, fuerza que encontraron en el marxismo su sus-
lo que no significa inexistente. Me atrevería tento teórico y que hicieron del movimiento
a afirmar que es hoy una convicción com- obrero y socialista un movimiento histórico de
partida por todos nosotros las insuficiencias transformación. Ellas son, y permítanme enun-
de las elaboraciones intelectuales y políticas ciarlas de esta manera sumaria pero a la vez
referidas al uso de categorías que, como las ilustrativa:
del pensamiento socialista y comunista clási-
co, constituyeron las “grandes narraciones” 1) Una idea alternativa de democracia capaz de
de las que se nutrieron el mundo simbólico, superar la escisión y contraposición entre
político y cultural de los movimientos de nivel formal y nivel sustancial que la demo-
transformación. Y hasta la propia categoría cracia liberal conlleva;
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión677

2) La convicción de que al industrialismo in-


Frente a transformaciones tecnológicas que
controlable de la sociedad burguesa podía
provocan una de las más rápidas y profundas
contraponérsele un industrialismo bueno
revoluciones de la historia de los hombres, hay
que fincara en la capacidad planificadora del
una evidente incapacidad de intervención de
Estado la posibilidad concreta de superar
la izquierda en el sentido de prefigurar con su
el crecimiento irracional que caracteriza al
acción una hipótesis de sociedad distinta en
primero.
su manera de producir y reproducir la vida hu-
El cuestionamiento de ambas certidumbres, mana. Más que constructor de un futuro, el so-
resultado de la marcha real de una crisis ca- cialismo parece expresar la más fuerte tenden-
pitalista que no parece dejar espacios para cia hacia la conservación del pasado. Tal vez
políticas de reformas y de las resistencias resulte para ustedes exagerada y hasta injusta
con que se enfrentan en los países del área esta afirmación, pero pienso que aún con reser-
soviética las tentativas de democratización, vas vale la pena considerarla porque nos pone
ha dejado como saldo en la cultura de izquier- abruptamente ante una inesperada paradoja
da una pérdida notable de capacidad crítica que el mundo de hoy plantea a los marxistas.
y de iniciativa política. Antes que una versión Cuál es la razón de que una teoría y un movi-
intransigente y militante de la democracia, se miento que hacía del crecimiento y metamor-
abre paso en la izquierda una imagen modes- fosis de las fuerzas productivas el fundamento
ta y resignada de la democracia como “mal real de la posibilidad y de la necesidad del so-
menor”, como un sistema en definitiva inca- cialismo, precisamente, en el momento en que
paz de producir innovaciones políticas. Y me más gigantesco es el cambio de tales fuerzas,
refiero, claro está, a la izquierda que de algún no encuentra modelos plausibles y suficiente-
modo trata de dar cuenta de una realidad que mente articulados de una organización social
admite como distinta; porque sigue existien- no capitalista.
do aquella otra que se empecina en reducir la Es en este terreno afectado por la declinación
complejidad del mundo a sus estrechos para- de las viejas certezas, que creyeron encontrar en
digmas ideológicos. Para esta nada ha cam- los fulgurantes sesenta su punto de consuma-
biado y el asalto al Palacio de Invierno sigue ción, donde se expande la ofensiva cultural con-
siendo su sueño. servadora que pretende la posibilidad misma
678 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de imaginar el cambio hacia una sociedad más II


justa. Y es en el reconocimiento y aceptación de
este terreno donde el socialismo debe aplicar el Pero es posible pensar que una razón más se
principio de realidad que le permita escapar del agrega a la señalada para validar el tema del
círculo estéril de la ideología para enfrentarse a marxismo. Porque si lo que se quiere es razonar
los grandes dilemas del mundo actual. Pero elu- no ya sobre el marxismo en general, sino sobre
dir la ideología manteniendo los ideales supo- el marxismo “en América Latina”, es porque de
ne necesariamente desconstituir y reconstituir algún modo se piensa que su itinerario reco-
una tradición desde cuyo interior se piensan y rrió aquí caminos singulares que merecen ser
descifran los hechos del mundo, un cuerpo de reconstruidos para establecer con mayor rigor
ideas y de teorías, que alimentan a fuerzas acti- sus límites y potencialidades. Y pienso que esta
vas de la sociedad, una cultura de contestación preocupación se justifica de manera plena, por-
que mantiene abierta la lucha por un orden en el que en caso contrario el debate sobre el mar-
que imperen los grandes principios de igualdad, xismo y su crisis arriesgaría ser entre nosotros
justicia y solidaridad. el eco distorsionado de otro debate que aunque
Por razones que no es del caso analizar aquí importante no es totalmente el nuestro, dado
esas tradiciones e ideales de transformación en- que el nuestro, como diría Tolstoi, puede serlo
contraron en la doctrina marxista su punto nodal solo “a su manera”. Todo lo cual, bien mirado,
de concreción y por esto es lógico, y por tanto puede ayudarnos a reflexionar sobre otro pro-
pertinente, que un debate sobre las ideas y ex- blema, de importancia crucial, que ordena el
periencias socialistas del mundo de hoy remita tema de hoy y que se refiere a las relaciones en-
contrapuntísticamente a un examen crítico de su tre populismo y marxismo en América Latina.
referente teórico tradicional. Y aunque estemos Y digo crucial porque para todos aquellos que
dispuestos a sostener que en las condiciones pre- compartimos la convicción de que el destino de
sentes ya no es válida una identidad imaginada nuestro continente está vinculado de manera
como existente en la historia del movimiento estrecha a la posibilidad de diseñar una alter-
socialista, no podemos dejar de medirnos con nativa democrática y socialista a su crisis de
el pensamiento de Marx y con el marxismo para civilización, resulta evidente que la encrucijada
imaginar los caminos de la transformación. ante la que nos encontramos es la de descubrir
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión679

o inventar los caminos que posibiliten cons- Fue en Perú, y más precisamente con
truir movimientos socialistas potencialmente Mariátegui, que se sientan las premisas para
capaces de superar las viejas oposiciones entre un efectivo proceso de “nacionalización” del
populismo y clasismo, inadecuadas y despro- marxismo; no bajo la forma acabada de una
vistas hoy de realidad sustantiva. teoría sino en el estado inorgánico de intuicio-
Es en torno a estas formas antipódicas de nes. Y porque más que un sistemático trabajo
manifestación de la izquierda latinoamerica- de desarrollo de la teoría y de refundación de
na que puede resultar útil una breve incursión la política, lo que Mariátegui produjo fue la ilu-
historiográfica y no porque crea que el pasado minación de un camino, o tal vez de una senda
arroja lecciones que deben ser recogidas en el tempranamente abandonada en el fragor del
presente. Sino por aquello de que nada de lo combate, podemos retornar casi medio siglo
que alguna vez aconteció ha de darse por perdi- después a esa imagen del pasado, a ese destello
do y porque nuestra tarea, no de historiadores, de lucidez y clarividencia, para reiniciar desde
sino de socialista que en las voces del presente la sapiencia del presente ese diálogo interrum-
a las que presta oído intenta escuchar el eco de pido que reclama de su consumación para que
las que enmudecieron, acaso no pueda ser otra podamos finalmente vencer la inercia de la tra-
que la que Walter Benjamin atribuía al materia- dición, para que el pasado deje de ser esa pe-
lista histórico: “fijar la imagen del pasado tal sada lápida que nos impide imaginar el futuro.
como este se presenta de improviso al sujeto Creo que la breve estación peruana del mar-
histórico en el instante del peligro”. En tal sen- xismo teórico en los tiempos que precedieron
tido estoy persuadido que fue hacia fines de los la cisura de los años treinta tiene para noso-
años veinte, y en un país excéntrico a las gran- tros una doble importancia, historiográfica y
des sedes del debate teórico y político, cuando política, para encarar de manera productiva el
se configuran las ideas directrices de las dos tema que hoy nos ocupa porque por vez prime-
vertientes en que se fragmentó el movimiento ra América Latina fue vista en sus elementos
social americano; ideas que, significativamen- de originalidad. Con Mariátegui, pero no solo
te, giran en torno a lo que debería ser una ge- con él, Iberoamérica dejaba de ser esa región
nuina y creadora interpretación de la doctrina obsoleta diagnosticada por el pensamiento clá-
de Marx. sico para ser considerada desde su condición
680 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

autóctona, desde la potencialidad nutriente de fundar la posibilidad de ruptura de la pertinaz


visiones alternativas que su relación particular dependencia intelectual de América? Indagar
con Europa le permitía. A su vez, y en torno críticamente los complejos procesos culturales
a los dilemas que ponía la “anomalía” america- que condujeron a Mariátegui a incorporar la
na, producíase en el interior de un movimiento experiencia europea como lección, y no como
antimperialista, indoamericanista y socialista paradigma, es a mi modo de ver la manera en
como fue el Apra en sus orígenes, una escisión que el estudio del marxismo en América Latina,
entre marxistas y populistas destinada a tener o mejor dicho, “latinoamericano”, puede alcan-
una ejemplaridad emblemática. zar su verdadero espesor histórico y su real po-
Al criticar la así llamada “evolución históri- tencialidad crítica.
ca”, Marx observó con agudeza que esta cate-
goría se basaba en el simple hecho de que toda
forma histórica considera siempre a las pasa- III
das como otras tantas etapas hacia ella misma.
De ahí que solo pudiera concebirlas “de mane- ¿Por qué pienso que desandar el camino y
ra unilateral”. Para eludir esta limitación, una volver a los años veinte tiene una importancia
sociedad debía ser capaz de criticarse a sí mis- historiográfica decisiva? Como ustedes saben
ma, pero eso, según Marx, ocurría en muy ra- la inserción del marxismo en la cultura política
ras ocasiones “y únicamente en circunstancias latinoamericana es un tema insuficientemente
bien determinadas”. ¿Cómo pudo ser que esta estudiado. Su dilucidación plantea problemas
rareza histórica ocurriera en el Perú de los años de difícil trámite por el hecho de que su itine-
veinte? ¿Cuáles fueron las condiciones precisas rario fue discontinuo y contradictorio, atrave-
bajo las que Iberoamérica pudo ser capaz de sado como estuvo por complejos procesos de
criticar la sociedad burguesa en la que estaba fusión con ideologías democráticas o liberales,
inscrita y comprender que su destino no podía o con ciertas dimensiones de la cultura políti-
ser ya el de alcanzar a Europa? ¿Qué elemen- ca heredada del orden colonial. Las razones de
tos permitieron que el marxismo, precisamen- este dificultoso camino de adaptación o recom-
te esa ideología de la modernización capitalista posición son diferentes pero creo que en esen-
en la visión socialista clásica, contribuyera a cia remiten a dos campos problemáticos. Por
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión681

un lado, como es obvio, a la naturaleza intrín- supuesta impenetrabilidad americana a las


seca de la propia teoría marxista; por el otro, ideas de ultramar. El “europeísmo” es un fenó-
y yo diría que fundamentalmente, a las carac- meno harto más complejo que el modo en que
terísticas propias, originales, de las formacio- lo aborda el nacionalismo cultural. En tal senti-
nes sociales iberoamericanas en cuyo interior do participo de la afirmación de Richard Morse
las clases trabajadoras se constituyeron como de que la explicación del retraso con que llegó
tales. Este es el motivo por el que estudiar las el marxismo a Iberoamérica –y agrego, de las
formas teóricas que adoptó el marxismo en dificultades de su adaptación– “no está en el
sus áreas diferenciadas de expansión consti- elitismo de su vida intelectual, ni en el autori-
tuye un campo analítico excepcional para el tarismo de sus instituciones políticas, ni en la
historiador de las ideas, en la medida en que es lentitud de su desarrollo intelectual”. Causas
posible pensar que tal estudio permitiría acce- estas, vale la pena recordar, que son las más ha-
der a un conocimiento más profundo de los dos bitualmente utilizadas al analizar el fenómeno.
grupos sociales en los que el marxismo sostuvo Pero si puede afirmarse, con válidas razones,
encontrar su base de sustentación: los trabaja- que la Iberoamérica preindustrial encerraba
dores manuales –reductivamente considerados “condiciones favorables” (en el sentido mar-
como proletariado– y los intelectuales. xista) para el florecimiento de la conciencia
A diferencia de quienes enfatizan un supues- de clase revolucionaria, y si además el Estado
to “europeísmo” congénito del marxismo –aun- se mostraba incapaz de integrar a una dilatada
que la calificación se extiende al liberalismo y capa de intelectuales críticos, ¿cómo explicar
la democracia– parto del supuesto de que las los magros resultados logrados por el marxis-
modalidades adoptadas por las culturas políti- mo? No debe sorprendernos que quienes in-
cas que lo precedieron, y los obstáculos que no tentaron despejar el enigma hayan recurrido
pudieron sortear para un “trasplante” exitoso, al ejemplo de Rusia, esto es, de otra gran área
liberaban un terreno que podía presumirse fér- nacional colocada por la misma época frente a
til para la expansión del marxismo. Si esto no la alternativa de la occidentalización.
ocurrió, si socialismo marxista y movimiento Allí, en cambio, el marxismo logró en el úl-
del trabajo fueron en América casi dos histo- timo tercio del siglo pasado convertirse en la
rias separadas, las causas fueron las de una ideología dominante de la intelligentsia. La
682 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

comparación, o mejor dicho el contraste entre fue la dificultad para abordar el hecho nacio-
Iberoamérica y Rusia presenta el enorme inte- nal, es decir, la naturaleza propia, diferenciada,
rés de dar cuenta de una diferencia radical que irrepetible y excéntrica a los modelos “clásicos”
permite delimitar con claridad el núcleo de pro- del proceso de construcción de los Estados na-
blemas en torno al cual debe girar toda tentati- cionales en la región. La determinación de este
va de resolución del enigma. Los intelectuales nudo problemático no es, sin embargo, una
latinoamericanos, al decir de Morse, no podían explicación del fenómeno, sino apenas el pre-
apoyarse, como sus congéneres rusos, ni en una supuesto de la reconstrucción historiográfica.
idea fuerte de nación, ni en una occidentaliza- Pero si aceptamos este punto de partida, resul-
ción traumática como fue la rusa, ni en la exis- ta evidente que para poder llevarla a cabo es
tencia de una previa tradición “socialista” como preciso poner en cuestión ambos términos de
la que permitió a los naródniki fusionar la tradi- la pareja “marxismo latinoamericano”. Al pri-
ción comunal con el socialismo marxista. mero, porque únicamente desde la admisión de
La comparación, o mejor dicho el contraste, la diversidad nacional de su elaboración y apli-
entre Iberoamérica y Rusia presenta el enorme cación el marxismo puede ser objeto de histo-
interés de dar cuenta de una diferencia radical ria. (Si, como de aquí se desprende, hay una
que permite delimitar con claridad el núcleo pluralidad de marxismos, ¿a qué nos estamos
de problemas en torno al cual debe girar toda refiriendo cuando utilizamos el concepto?). Al
tentativa de resolución del enigma. Los intelec- segundo, porque América Latina es una catego-
tuales latinoamericanos, al decir de Morse, no ría problemática que, para nuestro caso, sim-
podían apoyarse, como sus congéneres rusos, plifica y vela la profunda y creciente fragmenta-
ni en una idea fuerte de nación, ni en una oc- ción nacional que la caracteriza. Encarar la his-
cidentalización traumática como fue la rusa, toria del marxismo en América Latina supone,
ni en la existencia de una previa tradición “so- por tanto, admitir una pluralidad de caminos y
cialista” como la que permitió a los naródniki de perspectivas que dieron lugar a diferentes
fusionar la tradición comunal con el socialismo centros de elaboración teórica y política, en
marxista. los que las ideas de Marx y de sus seguidores
Desde esta perspectiva, con la que coincido, influyeron de manera dispar, inspiraron luchas
el vía crucis del marxismo en América Latina con características propias y se contaminaron
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión683

de ideologías, programas y valores nacional- matriz porque ponemos en cuestión la naturale-


mente diferenciados. Esta pluralidad de ideas za universal, homogénea y verdadera de ese fe-
o perspectivas da cuenta del hecho esencial de nómeno ideológico llamado marxismo, se abre
que el verdadero sujeto de la investigación, que la posibilidad de una nueva manera de recons-
es el “movimiento real”, está siempre nacional- truir la historia de cómo las tesis de Marx y de
mente situado. Producida esta “subversión de las diversas corrientes que en él se inspiraron
los términos”, que restituye a la dinámica de las fueron discutidas y traducidas a línea política
clases subalternas el carácter de sujeto de una en distintas áreas nacionales, contribuyendo
indagación en torno a ese objeto teórico-polí- a crear agrupaciones políticas socialistas. Una
tico que denominamos “marxismo”, es impen- historia, en síntesis, en condiciones de revelar
sable una reconstrucción de su historia que no las conexiones existentes entre el proceso de
sea a la vez y al mismo tiempo historia del mo- elaboración de la teoría y los procesos reales.
vimiento obrero, del socialismo y de las luchas
sociales que en él se inspiraron o encontraron
un punto de referencia. IV
Creo que lo dicho hasta aquí puede para
muchos parecer un reconocimiento obvio y Es mi opinión que ya en los comienzos de la
tal vez pedestre. Podría decirse, además, que formación de agrupamientos socialistas se
deriva tan estrictamente de los propios cáno- planteó el problema de escoger entre una “apli-
nes del materialismo histórico que ni valdría la cación” del pensamiento de Marx a la realidad
pena que los marxistas perdieran el tiempo en americana, y lo que podría llamarse una refun-
considerarlo. Sin embargo, sorprende advertir dación de proposiciones doctrinarias nacidas
hasta qué punto esta manera yo diría laica de en otros contextos y a las que se les adjudicaba,
analizar los hechos de pensamiento contradi- en virtud de su relación particular con la prác-
ce la tendencia generalizada de los marxistas a tica social de los trabajadores, la pertinencia
considerar el corpus teórico/político en el que incuestionable de tal procedimiento. No creo,
fundan sus perspectivas de análisis desde los sin embargo, que este momento inicial del mar-
términos antitéticos pero complementarios de xismo teórico –y del que el socialista argentino
ortodoxia y heterodoxia. Si abandonamos esta Juan B. Justo y su grupo fueron probablemente
684 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

su expresión mayor– estuviera en condiciones eventos sociales. Y, finalmente, el encuentro


de establecer un terreno apto para abordar las entre filosofía y política, ese terreno teórico-
complejas elaboraciones conceptuales que su- práctico que hacía del movimiento real un ver-
ponía la “producción” de un marxismo autócto- dadero proceso de emancipación, se transmu-
no. Las razones de esta limitación son de distin- tó en la fórmula lassalleana de la fusión de los
to orden, pero tiendo a pensar que se vinculan trabajadores con la ciencia como presupuesto
a las características de los procesos diferencia- para la realización del socialismo.
les de formación de la masa de trabajadores De todas maneras, aún bajo una forma
libres y a las ideologías predominantes en las teórica que hacía de la doctrina de Marx una
áreas nacionales donde tales procesos se suce- coherente ideología de la modernización, el
dían. Las ideas socialistas de matriz marxista problema de su ineludible “traducción” a una
aparecían como la coronación del movimiento realidad diferenciada estaba presente en los
liberal o democrático, y las agrupaciones que socialistas argentinos –pero no solo en ellos–
con mayor o menor éxito trataron de crear desde el inicio. Para Justo, el hecho de que el
debían ser las encargadas de llevar a cabo las Partido Socialista comenzara en nuestras tie-
tareas históricas que las débiles burguesías no rras treinta años después que sus compañeros
habían sabido o podido resolver. europeos le permitía beneficiarse de una ex-
Para esta concepción el marxismo solo era periencia acumulada y darse otros puntos de
una vertiente más en la formación del pensa- partida. “Debemos buscar nuestro modelo en
miento socialista y sus hipótesis fundamentales las formas más recientemente adoptadas por
no tenían por qué desempeñar un papel exclu- el movimiento obrero –afirmaba en 1896– y las
sivo en su práctica política. A la crítica cientí- ideas socialistas, en este país virgen de ideas,
fica de la economía política se le sustituyó una tomarán así una importancia principal, si no
pedestre distinción entre capitalismo “bueno” decisiva”.
y capitalismo “malo”. La concepción materia- Empezar tarde posibilitaba “empezar mejor”
lista de la historia, vinculada como estaba a porque el itinerario estaba predeterminado. La
una compleja metodología historiográfica, se evolución de las formas sociales se sucedía en
redujo al reconocimiento del rol fundamental un tiempo histórico concebido como único y
desempeñado por el “factor económico” en los centrado, homogéneo y lineal. El resultado no
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión685

podía ser sino el mismo, la generalización de la movimiento obrero moderno en gestación, por-
sociedad moderna. Por consiguiente, la acción que constituía el único partido político dotado
socialista debía apuntar a romper la corteza de un programa y de un objetivo histórico com-
resistente del ordenamiento económico-social patibles con la evolución de la sociedad. En la
tradicional. El reconocimiento nacional se vol- hipótesis de Justo se recupera del marxismo la
vía así imprescindible para determinar los pun- concepción de la lucha de clases y la propuesta
tos de resistencia a la política de moderniza- de un partido político autónomo de los trabaja-
ción y el marxismo dejaba de ser una mitología dores, pero bajo la forma de un canon interpre-
de redención social para convertirse en un ins- tativo basado en la unidad tendencial de evo-
trumento, a partir de cuya reformulación podía lución técnico-económica y evolución política.
pensarse y transformarse una realidad inédita. Esta idea de una suerte de transparencia de
Es interesante destacar que, a diferencia de las relaciones entre esfera económica y esfera
otros pensadores socialistas de la época, Juan política en la sociedad argentina conducía, en
B. Justo intentó desde el inicio de sus reflexio- definitiva, al privilegiamiento de la búsqueda de
nes encontrar las raíces del socialismo en la una institucionalidad perfecta que solo existía
historia nacional, que fue revalorizada críti- en el papel y que condujo al Partido Socialista
camente desde la perspectiva de la lucha de a estrellarse infructuosamente con la opacidad
clases. En realidad su “teoría científica de la de un mundo irreductible a la transformación
historia y de la política argentina” no era sino proyectada.
la reiteración del papel relevante reconocido al
“factor económico” en la formación del Estado
nacional, sobre el que ya había insistido la his- V
toriografía liberal. Pero a diferencia de esta, su
análisis concluía con una condena radical de Sin embargo, y para no incurrir en un vicio de
las clases dirigentes argentinas y una revalori- anacronismo, corresponde señalar que el obje-
zación positiva de las clases populares. El par- to teórico “marxismo”, como constitución de
tido socialista era, en su pensamiento, el único un saber autónomo y autosuficiente, derivado
capaz de fusionar los esfuerzos históricamente de la emergencia de una determinada clase
“ciegos” de aquellas clases subalternas con el social y fundante de una visión teleológica de
686 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

formidable fuerza política, solo es individuali- Esta forma teórica y política de un mar-
zado en la América Latina de los años veinte y xismo validado por una gran experiencia his-
bajo su forma “rusificada”. tórica se convirtió en la ideología no solo de
Fue únicamente, bajo su forma “leninista” aquellos que la recuperaron desde el interior
que el marxismo reclamó entre nosotros una le- de un movimiento socialista ahora enfrentado
gitimación incuestionable como teoría científica en las corrientes revolucionarias y reformistas,
del mundo y de la transformación social. Es por sino también de otras fuerzas nuevas de trans-
esta razón que, aunque no comparto el criterio formación que emergieron de la crisis de pos-
de algunos investigadores que insisten en el “re- guerra. Contra el orden natural de las cosas, el
traso” con que América recibió esta importación leninismo apostaba decididamente al activis-
–dado que el término puede aludir también a un mo revolucionario, a la energía y creatividad
conocimiento tardío de los escritos de Marx que de las masas populares, a la voluntad de po-
no fue tal– pienso que algo de verdad encierra der de un grupo sólidamente estructurado de
si con él se quiere reconocer un hecho. Es de- cuya energía, audacia y organización dependía
cir, que las condiciones para poder imaginar un fundamentalmente la conquista del Estado. En
proceso de “americanización” del marxismo, un continente que se caracterizaba por su he-
con todo lo que dicho proceso conlleva, solo se terogeneidad, desarticulación y dependencia,
crean en el momento mismo de introducción una ideología que tendía a colocar todo en el
y expansión del “leninismo”. Si desde fines del terreno de la política y que tenía detrás el pres-
siglo pasado las ideas de Marx se conocen y tigio de la experiencia soviética, y luego de la
difunden por toda Iberoamérica, el debate so- china, no podía menos que convertirse en un
bre la significación y naturaleza del marxismo formidable mito político. Y aunque no siempre
adquiere densidad histórica en los años veinte, fue reconocido como tal, el leninismo se trans-
cuando una nueva corriente ideal, la comunista, formó en una componente de todas las agre-
pretende ser expresiva de un marxismo del que gaciones políticas de tipo nacional revolucio-
los socialistas renegaron. En realidad, y hasta la narias, llamadas genéricamente populistas, que
quiebra de la hegemonía comunista en la cultura proliferaron como hongos en la América Latina
de izquierda, el único marxismo que se difundió de los años veinte y treinta. Como una teoría
por América fue el “marxismo-leninismo”. del poder en condiciones de atraso, la forma
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión687

rusificada del marxismo formó parte del dis- primeras, del leninismo defendido por las se-
curso populista y contribuyó a definir algunas gundas, sino la morfología concreta que adop-
de sus ideas más difundidas. ¿Cómo negar la tó el proceso de difusión del leninismo, o del
filiación leninista de reconocimientos como el “marxismo-leninismo” en dicho movimiento
de las heterogeneidades internas de naciones social. En este sentido, la experiencia latinoa-
sin posibilidad de su realización por la presen- mericana reproduciría de una manera propia,
cia decisiva del Imperialismo y la debilidad de diferenciada, lo ocurrido desde los años seten-
las clases nacionales, o de la imposibilidad de ta del siglo pasado en Rusia, cuando populis-
la constitución de un capitalismo nacional, o tas y marxistas discutían sobre los destinos de
de la necesidad de un partido capaz de superar su país amparándose ambos en las teorías de
la debilidad de las clases fundamentales? Marx.
Quien se tome el trabajo de releer las publi- Pero si aceptamos la perspectiva de análisis
caciones de izquierda o democráticas de difu- en que me coloco, es posible admitir cuánta
sión continental que se editaban por esos años razón tenían aquellos que en los años veinte y
(Amauta, Claridad, Repertorio Americano, treinta estaban convencidos que el debate en-
etc.) se sorprenderá al observar hasta dónde tre el Apra y la Internacional Comunista ence-
la experiencia rusa, combinada con otras que, rraba, en realidad, visiones divergentes de un
como la mexicana y la china se suponen seme- patrimonio teórico común. Y aún más, podría
jantes, forma parte inseparable de una galaxia sostenerse con poderosas razones que Haya de
ideológica y cultural que se reclama del mar- la Torre y el aprismo expresaron en los hechos,
xismo. Y por esta razón creo que las recons- y más allá de la letra de sus discursos, el más
trucciones historiográficas que redujeron la sorprendente y original caso latinoamericano
demarcación del fenómeno leninista a las di- de un ideal-tipo leninista. La sustitución del
mensiones e influencias de los escuálidos par- mito universalista por el indoamericanista ex-
tidos comunistas sudamericanos, soslayan de presa una necesidad semejante de respuestas
hecho el tema central. Cual es, el de que la bi- a la demanda de formación de una voluntad
furcación del movimiento social en corrientes nacional-popular en América Latina, a partir
“populistas” y corrientes “clasistas” no expre- de un diagnóstico de la situación que era casi
saba en definitiva la exclusión por parte de las idéntico entre comunistas y apristas. La idea
688 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tan cara a Haya de la Torre de la presencia en acción de la izquierda latinoamericana hasta


las naciones latinoamericanas de diferentes nuestros días. Su agotamiento deja en el pre-
modos de producción que coexistían contra- sente un vacío teórico y práctico que la izquier-
dictoriamente está tomada de los escritos de da no parece poder colmar, tensionada como
Lenin; el conflicto con el imperialismo como está entre una ideología que le dio identidad y
el conflicto principal; la necesidad de un fren- la necesidad de un proyecto realista y verosímil
te de clases; el objetivo de la creación de un de transformación social.
Estado antimperialista; la constitución política
de las clases oprimidas; el reconocimiento de
la debilidad congénita de las burguesías y la ne- VI
cesidad del capitalismo de Estado; la naciona-
lización de las tierras e industrias, todas estas Si aceptamos aún a título de hipótesis de trabajo
propuestas contenidas en las dos obras doctri- las consideraciones aquí expuestas, una conclu-
narias de mayor significación teórica de Haya sión se impone. Más allá de las diferencias polí-
de la Torre: Por la emancipación de América ticas que enfrentaban a populistas y marxistas,
Latina (1985 [1927]) y El antimperialismo y los unía no solo un patrimonio cultural común
el Apra (1985 [1936]; aunque redactado sustan- de referencia, sino también una idéntica visión
cialmente en 1928) tienen una incuestionable del motor de los procesos de cambio de la so-
matriz marxista. Su sesgo más estrictamente ciedad. Y aunque el referente ideológico, en un
leninista deriva de la absoluta claridad con principio común, con el correr de los años se irá
que el análisis de las características singulares distinguiendo hasta oscurecer su origen mar-
de la cuestión latinoamericana está vinculado xista, la dimensión fuertemente estatalista de
al problema del poder y a la organización de sus visiones permaneció inmodificada. Ambos
las fuerzas en condiciones de conquistarlo. partían del supuesto de que solo desde el poder
Tales propuestas, nacidas de una inteligente podían ser imaginadas las transformaciones que
reelaboración de las tesis sobre la cuestión posibilitaran a los países latinoamericanos la li-
colonial emanadas del Segundo Congreso de beración nacional y social propugnada.
la Comintern, fueron los paradigmas en torno A la pregunta de cómo puede suscitarse y de-
a los cuales se estructuró el pensamiento y la sarrollarse una voluntad nacional-popular –esa
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión689

pregunta crucial con la que Gramsci iniciaba aprehender en una fórmula hermética”, dice
su discurso sobre el Príncipe moderno– ambos Mariátegui. Si la tradición tiene siempre un
respondían desde la perspectiva del Estado. aspecto ideal, fecundo como fermento o im-
Las diferencias de sus modelos partidarios, pulso de progreso o superación, y un aspecto
que como es obvio contaron en la elaboración empírico, que la reflejaba sin contenerla esen-
de sus respectivas políticas y en los éxitos o cialmente, el revolucionario no debe negarla
fracasos de estas, no invalidaba su sustancia sino refundarla, encarnando la voluntad de la
común de “antiestado” (uno del pueblo, el otro sociedad de no petrificarse en un estadio, de no
de la clase obrera). Lo que quedaba fuera de inmovilizarse en una actitud. Fundir las deman-
este esquema era una dimensión societal, para das de clase, de nación y de ciudadano en una
darle un nombre, cuya ausencia sorprende en realidad nacional que todavía no lo era, que era
los discursos aprista y comunista y que cons- apenas “un concepto por crear”, suponía para
tituye, yo diría, la nota distinta de la visión de Mariátegui incorporar a las masas populares,
Mariátegui. Lo que anuda esta visión al antiguo fundamentalmente indígenas, a un movimiento
ideal socialista es la certidumbre de que el mo- capaz de anclar en el pasado, en una memoria
vimiento revolucionario no podía dejar de ser colectiva recompuesta como mito, su realiza-
el abanderado y organizador de una reforma in- ción como nación. Desde la sociedad, desde los
telectual y moral –en el sentido que Gramsci da poderes de la sociedad civil debía ser pensado
a la palabra. Para que la transformación pudie- el nuevo orden revolucionario.
ra ser algo más que una revolución desde arri- Nunca ha dejado de sorprenderme la proxi-
ba, debía previa o simultáneamente penetrar y midad, por no decir la similitud, entre esta vi-
modificar la conciencia de los hombres; solo sión de Mariátegui y la que por los mismos años
así estaría en condiciones de romper la inercia habita en Gramsci. Para el marxista italiano era
de la tradición que mantenía a las masas popu- “imposible cualquier formación de voluntad co-
lares en la pasividad. lectiva nacional-popular si las grandes masas de
Pero la ruptura de la tradición es posible campesinos cultivadores no irrumpen simultá-
porque ella misma es heterodoxa y contradic- neamente en la vida política”; para el peruano,
toria en sus componentes, “porque se caracte- es precisamente esta necesidad la que susten-
riza precisamente por su resistencia a dejarse ta su propuesta fundacional de confluencia o
690 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

aleación de indigenismo y socialismo. Si el so- y cultural de la perspectiva de Mariátegui. Y


cialismo define y ordena las reivindicaciones de privilegio la suya, y no la de Haya, porque estoy
las masas populares, y en Perú estas son en sus persuadido de que es en ella donde se asienta
cuatro quintas partes indígenas, “nuestro socia- una dirección de búsqueda que, por estar fun-
lismo no sería, pues, peruano –ni siquiera sería dada en una visión alternativa del “destino” de
socialismo– si no se solidariza, primeramente, América, cuestiona de manera radical el para-
con las reivindicaciones indígenas”. La nación, digma eurocéntrico que subyace aunque de dis-
la idea de nación alimenta la solidaridad social tinto modo, en las visiones aprista y comunista.
en la medida en que todos se sienten partícipes Si mi hipótesis es correcta, el resultado de ese
de un destino común, protagonistas de una gran estudio nos colocaría frente a la aparente pa-
empresa, de un proyecto a realizar que no es radoja de que es en el “europeísta” Mariátegui
sino la construcción de una forma ejemplar, y y no en el “indoamericanista” Haya de la Torre
por esto sugestiva, de vida colectiva. El senti- donde la producción de un marxismo latinoa-
miento nacional podía operar como equivalente mericano ilumina los contornos borrosos de la
funcional a la fe religiosa que unificó la ciudad especificidad americana. Es Mariátegui quien
sacra si se mostraba capaz de incorporar al indí- como nadie intuye que América puede fundar
gena como peruano, y esta era la única actitud una opción alternativa a Europa por ser ella
socialista posible. misma parte de ese mundo; expresión viva de
Creo descubrir aquí el núcleo problemático potencialidades que el despliegue victorioso de
de una perspectiva teórica y política que dife- la “razón occidental” ha sofocado y a la que la
rencia a Mariátegui tanto de las posiciones de la crisis de esta permite que emerja a la superficie.
Internacional Comunista, como de las de Haya
de la Torre y los apristas. Y por esto pienso que
un análisis riguroso y crítico –en la medida en VII
que afecta a la naturaleza del propio instrumen-
to de análisis: el “marxismo”– del debate que ¿Cómo pudo ser posible tal cambio de
enfrentó a estas visiones puede arrojar elemen- paradigmas en un país del que Mariátegui afir-
tos de extrema riqueza conceptual para estu- maba aún en 1927 que no constituía una nación,
diar, bajo una nueva luz, el significado filosófico una sociedad que soportaba con nostalgiosa
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión691

tragicidad el derrumbe de sus creencias, una sobre la subsistencia del paganismo aborigen;
intelectualidad aristocrática, elitista, consti- la imposibilidad de las corrientes ilustradas
tuida como tal sobre las espaldas de un mundo de generalizar sus visiones que chocaban con
popular subalterno sometido a la explotación las tendencias autoritarias de la cultura polí-
más inicua, un Estado que conservaba incólu- tica autóctona; la conformación de una inte-
me la herencia colonial y un sistema institucio- lligentsia colocada en situación de ajenidad
nal jerárquicamente organizado? Es aquí don- respecto de los sectores sociales de origen y
de la imagen paradójica de las virtudes “pro- con un fuerte sentido de culpa y de respon-
ductivas” del atraso muestra tener en América sabilidad personal por la suerte de los despo-
Latina el mismo poder corrosivo de certezas seídos; una crisis de certidumbre provocada
que condujo a Marx a cuestionar su propio pa- por grandes desastres políticos (la Guerra del
radigma de un modelo unilineal de sucesión Pacífico en Perú, las derrotas rusas frente a
de los sistemas económico-sociales. El cono- las potencias europeas, los turcos y luego los
cimiento de la situación particular de Rusia japoneses) que evidenciaron la existencia de
(punto de encuentro de Oriente y Occidente) una desigualdad social y económica insopor-
condujo a Marx a descubrir la potencialidad de table; la generalización en el espíritu público
un camino de desarrollo distinto del europeo- de una profunda inquietud, de un malestar que
occidental, y en el que el atraso constituía una no siempre encontraba formas de expresarse.
virtud antes que un límite. El hecho curioso es Estos elementos y algunos otros más que po-
que en Iberoamérica, y en un país muy distinto dríamos agregar permiten establecer un vín-
de Rusia, pero atravesado por una misma agu- culo entre experiencias sometidas a idénticos
da crisis ideal y de conciencia, se sucede un y traumatizantes procesos de modernización.
proceso similar de recomposición del “marxis- Lo que quiero enfatizar es que Perú pudo ser
mo” que conduce al cuestionamiento del para- la “Rusia” de América porque quizás no haya
digma eurocéntrico del socialismo americano. habido otro lugar en el que más abiertamente
Es posible trazar paralelismos entre Rusia y contradictoria se mostrara la experiencia his-
la América andina. Una población en su ma- tórica del socialismo con las condiciones de
yoría campesina con ricas culturas locales; atraso económico y social, de crisis intelec-
una profunda religiosidad popular asentada tual y moral, que pesaba sobre la nación.
692 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En los años veinte la “cuestión nacional” se pensamiento y de acción unificado en torno a


reveló como el punto obligado de partida para lo que podríamos designar dos ideas fuerza: 1)
cualquier reflexión sobre las posibilidades de una aguda conciencia del carácter original, es-
transformación de la sociedad peruana. Pero pecífico y unitario de la realidad latinoamerica-
para que este proceso de refundación pudiera na; 2) la aceptación del marxismo como el uni-
conquistar elementos reales de novedad fue verso teórico común según el cual las socieda-
menester una concentración igualmente ex- des iberoamericanas, como cualquier otra rea-
cepcional de capacidad teórica, de búsqueda lidad, podían ser descriptas y analizadas deter-
de lo concreto en los grandes problemas del minando sus posibilidades de transformación.
país, de actitud crítica frente a la propia doc- Pero admitir como un principio indiscuti-
trina de la que se propugnaba su apropiación. ble el reconocimiento del carácter original,
Esta relación es la que merece ser expuesta en específico y unitario de la realidad peruana e
sus formas propias para que el enigma deje de iberoamericana significaba de hecho poner en
ser tal y se ponga claramente de manifiesto de discusión el paradigma eurocéntrico que sus-
qué modo esa búsqueda de lo concreto permi- tentó el marxismo como tal. Las interpretacio-
te fusionar la dimensión crítica y activista que nes sobre la constitución del círculo político e
Mariátegui imprime al marxismo con la situa- intelectual que encontró en la revista Amauta
ción excepcional de laboratorio político que “un campo de gravitación y polarización”, que
presentaba la realidad peruana de esos años. luego se dividió internamente alrededor de las
En el crisol de esa realidad, la estación “ita- figuras de Mariátegui y de Haya de la Torre y
liana” de Mariátegui logró amalgamarse con que en los años treinta protagonizó las expe-
las experiencias indigenistas y anarquistas, riencias del aprismo y del comunismo perua-
las vanguardias artísticas, el conocimiento de no, son muy opuestas. Sin embargo, pienso que
experiencias como la revolución mexicana, la a muchas de ellas las unifica un vicio común:
expansión del socialismo en Europa y luego el su anacronismo. Tanto las lecturas “apristas”
ascenso del fascismo, la revolución china, las del conflicto, como las “comunistas” o “revolu-
elaboraciones de la Tercera Internacional. De cionarias” (y no importan los ismos que se les
estas experiencias tan disímiles, y bajo el lide- agreguen) analizan el debate desde un presente
razgo de Mariátegui, se constituye un grupo de determinado, que según ellos permite que se
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión693

expliciten históricamente los significados ob- nación peruana. Aunque no lo designara así, y
jetivos de fórmulas, posiciones, análisis, con- su discurso no estuviera exento de una persis-
ceptualizaciones, en su momento ambiguas o tente animosidad por la democracia liberal, era
teñidas de los elementos espurios que acompa- la “cuestión democrática” el paradigma desde
ñan siempre esos debates. Si se cuestiona esta el cual teorizaba la posibilidad y la necesidad
perspectiva desde una definición más estricta- de la transformación. El problema del Perú no
mente marxiana del presente histórico, resul- será ya la liberación de una nación irredenta,
ta posible analizar de otro modo el debate y ni la autodeterminación de una nacionalidad
comprender hasta qué punto la centralidad del oprimida, sino la incorporación democrática
problema indígena para una revolución demo- de las masas populares marginadas a un proce-
crática y socialista de la transformación es en so constitutivo de la nacionalidad, que podía y
Mariátegui un elemento dirimente con relación debía necesariamente fundirse con un proyec-
a las posturas aprista y comunista. to socialista.
Se evidenciaría así que Mariátegui puede
construir un nuevo concepto de centralidad
porque emprende una lectura antieconomicis- VIII
ta del concepto de clase –no en la teoría, sino
en el examen de la realidad peruana–, cuyas Se dijo, y hay mucho de verdad en esto, que
consecuencias tienen una importancia decisi- con Mariátegui el pensamiento de Marx pudo
va sobre todo su discurso socialista. No solo ser utilizado como herramienta en lugar de
porque contradice la visión “clasista” del mar- ser impuesto como sistema. Al igual que un
xismo oficial, sino también porque lo diferen- ingeniero alquimista mezcló las elaboracio-
cia del jacobinismo estatalista de Haya de la nes conceptuales más vivas de la tradición no
Torre. Al colocar como eje teórico y político de marxista con las ideas del sabio alemán en el
su análisis socialista un universo que se definía crisol de una realidad que, como la de su pue-
más en términos de cultura que en los estric- blo y América toda se interrogaba por su des-
tos de clase, un objeto nacional y popular antes tino. Esta operación pudo darse como se dio
que específicamente obrero, Mariátegui hizo porque ocurrieron algunos accidentes en su
emerger de manera inédita el problema de la vida que de tan fortuitos parecen dictados por
694 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

un oscuro designio. Las vicisitudes de la con- de materia telúrica en ebullición, canalizable por
tienda política precipitaron el exilio europeo donde la voluntad lo desee, y como la voluntad lo
donde descubrió certezas que en él, hombre de desee (Gramsci, 1980: 35).
filiación y de fe, se impusieron con la solidez
de la revelación. Allí pudo descubrir el nuevo Es un Marx filtrado por las lecturas de Sorel y
Marx que la revolución de los bolcheviques de Piero Gobetti, un Marx atravesado por la ob-
liberó de la ristra de afirmaciones dogmáticas sesiva urgencia del descubrimiento de lo con-
indiscutibles, absolutas, fuera de las categorías creto, de todo aquello que posibilita al espíritu,
del tiempo y del espacio que habían sustenta- a las ideas, realizarse.
do el discurso socialista clásico. Y por esto el Pero por los caminos de Europa Mariátegui
Marx de Mariátegui fue, en definitiva, el exhu- se descubrió, además, americano, pertenecien-
mado por la izquierda europea, y más en parti- te a un mundo primitivo y caótico en el que
cular italiana; ese Marx de los ordinovistas que había vivido hasta entonces “casi extraño y
tan nítidamente perfiló Gramsci (1917) en algu- ausente”. La revelación de que la experiencia
nas páginas que tal vez el peruano leyó, las de europea no instituía el paradigma de la nuestra,
“La revolución contra el capital”. Para todas las aunque las lecciones de su universalización y
fuerzas que el ciclo de la revolución europea decadencia tuvieran la virtud de iluminar por
liberó, Marx fue ese vasto cerebro que contraste nuestra identidad extraviada, de-
terminó el nuevo cometido de su vida: liberar
[…] nunca sitúa como factor máximo de la histo- América de la sumisión intelectual a Europa. El
ria a los hechos económicos en bruto, sino siem- deber de una “tarea americana” que esa libera-
pre al hombre, a la sociedad de los hombres, de ción le impuso ya no podía agotarse en la pro-
los hombres que se reúnen, se comprenden, desa- secución del quimérico sueño de “alcanzar” a
rrollan a través de esos contactos (cultura) una Europa que ofuscó la mente de nuestros pensa-
voluntad social, colectiva, y entienden los hechos dores clásicos. Era menester desnudar el espí-
económicos, los juzgan y los adaptan a su volun- ritu crepuscular del mundo burgués, su senec-
tad hasta que esta se convierte en motor de la tud y decadencia por pérdida de voluntad de
economía, en plasmadora de la realidad objetiva, creación, para poder así abrazar la causa de los
la cual vive entonces, se mueve y toma el carácter pueblos “receptivos a un mito multitudinario”
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión695

que en el mundo de posguerra no podía ser que terminó allí sepultado por una confronta-
otro que el socialismo. La autonomización ción ideológica y política equívoca. Tal marxis-
respecto de la cultura europea, de sus patrones mo se alimenta de una visión voluntarista que
evolutivos pretendidamente universales, deter- privilegia su condición de ética revolucionaria
minantes de lo que es avanzado y de lo que no antes que su supuesta cientificidad, el hecho
lo es, abre la posibilidad de imaginar otra cons- de ser principio ordenador de la práctica an-
trucción de la historia de nuestros pueblos, en tes que catecismo de afirmaciones dogmáti-
la que la autoctonía americana emerja no como cas e indiscutibles. Como es obvio, esta visión
un límite sino como una latente disponibilidad rompe con las posiciones tradicionales del so-
a invenciones alternativas de la realidad social. cialismo de matriz segundo internacionalista,
Con Mariátegui –señala con justeza Morse– pero también con el doctrinarismo a ultranza
América Latina tuvo por vez primera una inter- de la Comintern. La identidad entre historia y
pretación revolucionaria “indoamericanizada” filosofía que Mariátegui recoge del historicis-
del proceso histórico comparable a la que se- mo crociano lo conduce, como a Gramsci, al
tenta años antes había elaborado para Rusia descubrimiento de lo concreto. La “crítica so-
Chernishevski, y que contara con la adhesión cialista de los problemas y la historia del Perú”
de Marx. No existen datos que permitan afir- (Mariátegui, 1984 [1928]), iniciada en un libro
mar que Mariátegui conocía los escritos de los que todavía hoy sigue siendo la única gran obra
naródniki rusos; la coincidencia se debería realmente significativa del marxismo latinoa-
entonces a la similitud de situaciones. Pero es mericano, supone por tanto situarse frente a
tan sorprendente que explica las razones que ellos desde la perspectiva de la transformación.
indujeron a la Comintern a denunciar al perua- La descripción de las regularidades profundas,
no por su “populismo”. de sus formas ocultas, de los procesos comple-
Pienso que todo lo aquí expuesto ilustra la jos y diferenciados, solo pueden ser leídos des-
doble importancia historiográfica y política de una interpretación del presente que ponga
que trató de encontrar en el debate peruano de de relieve su carácter sistemático. Las grandes
los años veinte y que le otorga su carácter em- cuestiones nacionales son vistas por tanto des-
blemático. El resultado fue la producción por de un presente histórico que permite desnu-
Mariátegui de un marxismo latinoamericano dar esa formidable imbricación de formas que
696 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

caracterizó la evolución económica, política y sino también los vencidos, los que aún desde
cultural del Perú. El anclaje en la historia no el silencio de su voces acalladas nos advierten
implica una recaída en la ilusión de encontrar “de que ni siquiera los muertos estarán a salvo
en dicha evolución la génesis real de las forma- del enemigo, si este vence”. Y como recuerda
ciones sociales. Desde el presente es posible Benjamín, el enemigo no ha dejado de vencer.
otorgar la dimensión teórica al problema de la Creo que la vigencia del legado de Mariátegui
historia peruana (iberoamericana) y descubrir se instala en esta lección de método, que sigo
por qué no hubo nunca una “historia” nacional persuadido pertenece a la esencia viva del mar-
en el sentido de una secuencia trascendental xismo. De otro modo no podríamos responder
de etapas. El anclaje histórico puede aparecer a la pregunta de por qué, si los temas, los pro-
así, en los 7 ensayos de interpretación de la blemas y los paradigmas en torno a los cuales
realidad peruana (Mariátegui, 1984 [1928]), la reflexión de Mariátegui se abrió paso ya no
como connatural a una perspectiva de aborda- tienen estrictamente que ver con una realidad
je que arrancando de lo concreto introduce los en profunda mutación, nos seguimos refirien-
datos históricos y culturales como internos al do a él para imaginar un socialismo renovado
propio proceso. La necesidad y la posibilidad en su manera de considerar el mundo de los
del socialismo encuentran su razón de ser en humanos y las posibilidades de su transforma-
la dinámica misma de un proceso que las hace ción. Yo pienso que lo hacemos porque cree-
emerger como instancias propias y no como un mos encontrar en dicha lección una dirección
injerto extraño. de búsqueda, una senda extraviada, que nos
En esta lección de inmanentismo marxista lleva a reencontrar el filón democrático y anti-
aplicado al conocimiento y transformación de autoritario subyacente en el discurso de Marx.
su país está encerrado el núcleo de la origina- Deberíamos aceptar este reto que nos plan-
lidad de Mariátegui. Retornar a ella nos hace tea nuestra tradición, reconocer plenamente
entrever la posibilidad de construir una historia la demanda de realidad que se oculta detrás
distinta que el vacuo ejercicio hagiográfico al de la recuperación de Mariátegui, y mostrar-
servicio de las leyendas partidarias; una histo- nos capaces de atravesar el ropaje de lo viejo
ria que recupere un pasado olvidado pero impe- con que se reviste lo nuevo. Tentativamente,
recedero, donde no solo están los vencedores y para interrumpir esta meditación que tal vez
El marxismo en América Latina: Ideas para abordar de otro modo la vieja cuestión697

sociedad como una permanente tensión ha-


haya confundido más que aclarado el tema, me
cia la dilatación de lo posible, de lo no toda-
permito indicar algunas perspectivas que val-
vía existente, hace que la política sea vista
dría la pena retomar y que colocan en un pla-
por Mariátegui no como forma de alienación
no sorprendentemente actual el “problema”
humana sino como instrumento de auto-
Mariátegui.
emancipación. La ausencia de la temática
del poder, su no leninismo, muestra hasta
1. En una época en que resultaba difícil hacer-
qué punto el terreno en que estaba instala-
lo, Mariátegui se atrevió como nadie a pensar
do, y que él definió como “ideológico”, era
y a postular que el socialismo no podía dejar
esencialmente fundacional.
de llevar consigo una reforma intelectual y
moral, una concepción del mundo, capaz 4. A diferencia de una concepción fuertemente
de encarar de modo inédito la relación en- arraigada en el movimiento socialista, que ha-
tre intelectuales y mundo popular subalter- cía del marxismo el heredero nato de la racio-
no. Desde esta perspectiva el problema de nalidad capitalista, Mariátegui apunta a des-
la religiosidad popular admitía un abordaje tacar en el pensamiento de Marx el momento
distinto que el descalificador del iluminismo de crítica radical de una dirección del mundo.
socialista. La crisis del mundo burgués resulta de la pér-
dida de su voluntad creadora, “paralizada por
2. Que en consecuencia, el socialismo, el mo-
una sensación de acabamiento o desencanto.
vimiento socialista, debía ser el animador
Pero entonces se constata, inexorablemen-
de una fe, de un mito, de una creencia co-
te, su envejecimiento y su decadencia”. El
mún capaz de galvanizar una sociedad hacia
socialismo es posible y necesario porque los
la búsqueda de un porvenir para los suyos.
“revolucionarios encarnan la voluntad de la
Todo lo cual supone una mirada desde abajo,
sociedad de no petrificarse en un estadio, de
desde la sociedad, de los procesos políticos
no inmovilizarse en una actitud”. El sentido
tendientes a crear un efectivo movimiento
del ideal socialista solo puede realizarse en
de transformación.
la medida que sea capaz de atravesar por la
3. El nexo inseparable entre política y moral cabeza y las experiencias de los hombres. Y
que este mito supone y que opera sobre la es esta relación tan singular entre marxismo
698 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y subjetividad la que borra de sus textos la


Bibliografía
pátina del tiempo y nos hace leerlos como si
fuéramos nosotros sus destinatarios.
Gramsci, A 1917 “La revolución contra el
Es verdad que esta lectura mariateguiana fue capital” en Avanti! (Milán), 24 de marzo.
posible por la compleja fusión que él realiza del Gramsci, A. 1980 Antología (México: Siglo
marxismo con ese pensamiento negativo que XXI).
la crisis de posguerra contribuyó a liberar. Y es Gramsci, A. 1984 Los intelectuales y la
verdad también que en esta refundación Sorel organización de la cultura (Buenos Aires:
o Nietzsche fueron tan importantes como Marx. Nueva Visión).
Imaginar que esta manera de tratar con las co- Haya de la Torre, V. R. 1985 (1927) Por la
sas pudiera ser entendida por el movimiento emancipación de América Latina (Buenos
socialista de su tiempo es imposible. Hoy, cuan- Aires: Gleyzer).
do el agotamiento de la alternativa aprista por Haya de la Torre, V. R. 1985 (1936) El
una parte, y la crisis de los paradigmas de la iz- antimperialismo y el Apra (Santiago de
quierda clásica, por la otra, arrancó a Mariátegui Chile: Ediciones Ercilla).
de la confusa zona de penumbras en la que por Mariátegui, J. C. 1984 (1928) Siete ensayos sobre
muchos años estuvo, podemos preguntarnos y la realidad peruana (Lima: Amauta).
encontrar respuestas acerca de las razones de
su actualidad. Estoy convencido que en estas
respuestas está el camino para la dilucidación
del tema del “marxismo latinoamericano”.

Buenos Aires, 25 de agosto de 1985


Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas
en América Latina*

P or causas de orden editorial, no podemos


incluir en nuestra edición las presentacio-
nes de las ponencias y los debates a que estas
Sería una tarea vana intentar aquí una sín-
tesis de las posiciones que a veces de manera
excesivamente contrastante se sustentaron en
dieron lugar, material que fue grabado y que hoy el seminario. Además de imposible, resultaría
puede ser consultado por los investigadores e inválida en la medida en que lo que se intentaba
interesados en el Instituto de Investigaciones era más una confrontación que una coinciden-
Sociales. De todas maneras, los textos inclui- cia en torno a una temática que todos recono-
dos en el presente libro, que no reproducen cieron compleja y diferenciada. Simplemente
exactamente las ponencias iniciales puesto nos referiremos a algunas ideas allí expuestas
que los investigadores contaron con la posibi- que pensamos justifican estas reflexiones.
lidad de efectuar correcciones finales para dar En primer lugar convendría insistir sobre el
respuestas en su elaboración definitiva a las sentido del seminario, que no se propuso anali-
ideas, o cuestionamientos, o intentos de refuta- zar cómo y a través de qué caminos se impuso
ciones que afloraron en los debates, muestran históricamente la hegemonía de las clases domi-
claramente los campos de convergencia y de nantes en las naciones latinoamericanas, sino,
divergencia que colorean con tonalidades di- más bien, cómo y a través de qué procesos y re-
versas el pensamiento crítico latinoamericano composiciones teóricas y prácticas puede cons-
y europeo. truirse una hegemonía proletaria, o popular –la
definición ya constituye de por sí un tema de
debate–, capaz de provocar una transformación
* Primera edición: Aricó, J. 1985 “Prólogo” en Labas- radical acorde con las aspiraciones democráti-
tida Martín del Campo J. (coord.) Hegemonía y alter-
nativas políticas en América Latina (Seminario de cas de las clases trabajadoras del continente.
Morelia) (México: Siglo XXI) pp. 11-16. Es precisamente esta perspectiva de las clases
700 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

populares la que se deseaba subrayar puesto El objetivo del seminario era romper esta
que organizadores y participantes reconocía- suerte de brecha abierta entre análisis de la
mos que no siempre, o con la debida frecuencia, realidad y propuestas teóricas y políticas de
tal perspectiva estuvo presente en los debates transformación. Para ello era preciso tender
organizados por las instituciones que centrali- a buscar una aproximación a la política que,
zan la actividad intelectual de indagación de los sin desvirtuar la naturaleza de un seminario de
grandes problemas políticos y sociales de nues- cientistas sociales donde se discute sobre teo-
tros países. En nuestra opinión, que como es na- ría política, pugnara por encontrar un nivel de
tural puede o no ser compartida, se ha tendido a mediación con la realidad en la que las fron-
analizar más lo que existe, lo ya dado, lo que fi- teras demasiado rígidas entre lo “académico”
nalmente ha acabado por imponerse, que las al- y lo “político” se desdibujaran. Cuestionada de
ternativas que en la realidad se presentaron para tal modo una brecha que no siempre existió en
que pudieran imponerse procesos efectivos de el movimiento social, y sobre cuyas razones
democratización y socialización progresiva de históricas de constitución bien valdría la pena
las sociedades latinoamericanas. En definitiva, reflexionar, entre teoría y movimiento social,
buena parte de la reflexión teórica e histórica o dicho de otro modo, entre ciencia crítica de
estuvo dedicada más al análisis de los vencedo- la realidad y propuestas políticas de transfor-
res que a la indagación de las alternativas que mación, podría establecerse una relación de
no pudieron resolver en su favor los vencidos. alimentación recíproca que permitiera supe-
Una orientación que insiste en forma desmedi- rar un distanciamiento e incomunicación que,
da en dicha perspectiva, concluye instituyendo en nuestra opinión, caracterizó gran parte de
una forma de ver la realidad según la cual de- nuestra historia cultural, por lo menos desde
tenerse en las vicisitudes de las derrotas de las el fin de la Segunda Guerra Mundial hasta los
clases populares pareciera ser un indebido des- últimos años. La reflexión académica estuvo
plazamiento al terreno de la política, plano que mutilada en su capacidad de prolongarse al
debería ser evitado si se desea permanecer en mundo interior de la política, fue más ideología
el ámbito “académico” en el que tendió a con- legitimadora que crítica social, al tiempo que
centrarse el debate no políticamente partidario la reflexión política tendió a excluir el recono-
de los problemas latinoamericanos. cimiento de los nuevos fenómenos teorizados
Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina701

y tematizados por los intelectuales. Para usar de Gramsci y la tradición leninista. Como se
una metáfora de Marx (s/d), ni la crítica se comprenderá, el último tema provocó las más
ejercía como arma, ni las armas necesitaban de arduas y a veces enardecidas discusiones por
la crítica para encontrar un fundamento. cuanto dicha tradición constituye precisamen-
Al reconocer la presencia de una brecha que te la forma teórica en que de manera casi ex-
acaba mutilando las posibilidades creadoras de cluyente adquirió entre nosotros la reformula-
ambas dimensiones de lo real, el seminario se ción del marxismo como teoría y política de la
propuso experimentar una forma de trabajar transformación social. Algunas ponencias, que
en la teoría que permitiera avanzar en un es- al insistir fuertemente sobre los elementos de
tilo nuevo de elaboración capaz de incluir en novedad aportados por Gramsci, tendían a sos-
el propio debate esa insuprimible y constante layar la problemática relación que de todas ma-
tensión entre teoría y movimiento. Para ello es- neras mantuvo con el pensamiento de Lenin,
cogió un tema de discusión cuyas fuertes con- fueron a veces violentamente contrastadas por
notaciones políticas no pudieran ser obviadas, otras que menospreciaban a su turno el valor
en la medida en que colocaba en el centro del disruptivo de una teorización que, como la de
debate la relación entre proyecto de transfor- Gramsci, se asienta sobre el reconocimiento
mación y sujeto histórico transformador. de transformación epocal de la que ni Lenin ni
El eje en torno al cual giró todo el debate el propio Marx pudieron en modo alguno dar
fue el concepto gramsciano de hegemonía, cuenta. De todas maneras, la discusión permi-
su validez como instrumental teórico y políti- tió avanzar en el establecimiento de un terre-
co para reconsiderar desde la perspectiva del no común de confrontación que permitirá sin
presente las limitaciones de la teoría marxista duda en el futuro relacionar tendencias que
de la política y del Estado; las reelaboraciones hasta ahora parecían separadas por áreas geo-
mediante las cuales tal teoría podía reconquis- gráficas de pertinencia, y a las que una visión
tar su potencial crítico y productor de estrate- restrictiva de la distinción gramsciana entre
gias de transformación en el terreno concreto “Oriente” y “Occidente” parecía dar plena legi-
de la realidad latinoamericana, y, finalmente, timidad. En este sentido, el debate hizo aflorar,
la relación de continuidad o de ruptura que aunque no con la suficiente claridad, los dos
podía establecerse entre las elaboraciones órdenes de problemas a los que el concepto
702 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de hegemonía en Gramsci insoslayablemente revolucionario que admitía como puntos de


nos remite. Porque si es cierto que él se fun- partida ciertos paradigmas esenciales de la
da sobre el análisis de cómo un orden burgués interpretación leninista de Marx. El reconoci-
pudo ser impuesto encontrando una legitima- miento de la centralidad proletaria, la necesi-
ción en las masas populares, incluye a la vez dad de un partido como supuesto inderogable
una reflexión, nunca suficientemente explícita de la hegemonización de las clases subalternas,
pero no por ello menos constante, sobre la ex- la conquista del poder como iniciación de un
periencia concreta de construcción de un or- nuevo orden social, la reforma intelectual y
den socialista en un país de “Oriente”. Quizás moral de la que aquel debía ser generador para
valga la pena insistir en esta aclaración porque fundar el nuevo orden en un cemento cultural
no siempre se tiene suficientemente en cuenta unificador de las masas populares, etc., fueron
que las elaboraciones de Gramsci sobre el tema principios que Gramsci reconoció como pro-
son también reflexiones sobre lo que estaba su- pios de un Lenin que en el terreno de la política,
cediendo en la sociedad soviética de su época, aunque no de la teoría, reconsidera en el tercer
vale decir, en un momento en que la hegemonía Congreso de la Internacional Comunista la va-
comenzaba a extinguirse como principio rector lidez epocal de buena parte de una tradición
en la construcción de un nuevo orden social, que él como nadie contribuyó a configurar.
y la capacidad expansiva del fenómeno sovié- Por lo que nos atreveríamos a afirmar que es
tico encontraba insuperables barreras para a ese Lenin, al Lenin (s/d) que privilegia la con-
difundirse. quista de las masas, que critica fuertemente la
Si nosotros queremos aferrar el sentido más burocratización del proceso soviético, que ad-
profundo de las reflexiones gramscianas, si mite diferencias fuertemente significativas de
deseamos develar lo que muchas veces de ma- los sistemas políticos de Occidente, que busca
nera metafórica intentaba realmente decirnos, formas más dinámicas y flexibles de organiza-
debemos necesariamente leerlas a la luz de los ción de las masas en Oriente, que privilegia la
fenómenos concretos de construcción del so- reunificación de las clases trabajadoras como
cialismo, fenómenos críticamente analizados soporte de los procesos de transformación so-
por un hombre que siempre fue un comunis- cial, en fin, al Lenin de frente único al que re-
ta convicto y confeso, es decir, un militante conoce como su inspirador. Y es en él donde
Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina703

cree encontrar in nuce la formulación de una mucha claridad los peligros que implica preten-
teoría de la hegemonía que habrá de represen- der deducir de las posiciones que se ocupan en
tar su aporte aún inagotado a una comprensión las relaciones de producción ciertos comporta-
moderna de la política, del Estado y de la trans- mientos sociales que permitan establecer por
formación. Gramsci (s/d) arranca, en suma, de sí mismos la constitución de sujetos sociales
una serie de conceptos, muchos de ellos de soportes de transformaciones radicales. La
matriz leninista, sobre los que funda una visión concepción de sujetos sociales “preconstitui-
del proceso revolucionario en una etapa carac- dos”, que deriva de una lectura ingenua del
terizada por la derrota del movimiento obrero, pensamiento de Marx pero que sigue siendo
la crisis del Estado liberal y los fuertes límites aplastantemente dominante en el sentido co-
de la experiencia soviética. Y vale la pena re- mún marxista, se convierte de tal modo en la
cordar esta circunstancia porque son precisa- matriz esencial del reduccionismo economicis-
mente tales conceptos los que hoy deben ser ta, limitación que con distinto énfasis los parti-
puestos a prueba, no simplemente porque la cipantes del seminario tendieron a considerar
crisis del socialismo –para situar en su debido como la traba fundamental para la reconquista
lugar lo que hoy denominamos restrictivamen- de la capacidad explicativa y proyectiva del
te como “crisis del marxismo”– ha provocado marxismo. El privilegiamiento deductivista
la proliferación de corrientes que cuestionan del proletariado, típico de las teorizaciones
una tradición teórica fuertemente arraigada en de la Segunda Internacional, o aun su parcial
la historia del movimiento social, sino porque corrección mediante la incorporación del con-
toda una época histórica está concluyendo y es cepto leninista de “alianza de clases” (Lenin,
difícil pensar que con ella no se hayan agotado s/d), impuesto por la Tercera Internacional,
también partes significativas de tal tradición. dejaban en definitiva intocado el problema de
Un problema que afloró con particular agu- la complejidad de los procesos a partir de los
deza en el seminario versó precisamente so- cuales el antagonismo instalado en el nivel de
bre la validez del principio teórico y político las relaciones de producción podía expresarse
del proletariado como clase fundante, como en la constitución de las fuerzas sociales en
soporte histórico y social de una nueva forma permanente estado de recomposición. El con-
de sociedad. Algunos ponentes analizaron con cepto gramsciano de hegemonía, aquello que
704 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

–para decirlo ahora de manera provocatoria– el mismo sentido, desconoceríamos la historia


lo transforma en un punto de ruptura de toda si tratáramos de comprenderlo sin apelar a las
la elaboración marxista que lo precedió, es el elaboraciones y a la experiencia de la Tercera
hecho de que se postula como una superación Internacional. Pero cuando se insiste en tal
de la noción de alianza de clases en la medi- irreductibilidad simplemente se quiere seña-
da en que privilegia la constitución de sujetos lar que, aun siendo así, de todas maneras resul-
sociales a través de la absorción y desplaza- taría mutilador y falso encerrar a Gramsci en
miento de posiciones que Gramsci (s/d) define la matriz leninista. Todo lo nuevo que pudiera
como “económico-corporativas” y por tanto haber aportado quedaría de hecho invalidado
incapaces de devenir “Estado”. Así entendida, o subsumido dentro de una tradición de pen-
la hegemonía es un proceso de constitución de samiento eximida de la perentoria necesidad
los propios agentes sociales en su proceso de de medirse con la realidad de nuestro tiempo.
devenir Estado, o sea, fuerza hegemónica. De Podría reflexionarse ampliamente sobre las
tal modo, aferrándonos a categorías gramscia- consecuencias en la teoría y en la práctica so-
nas como las de “formación de una voluntad cial que esta forma sacra de abordar los pro-
nacional” y de “reforma intelectual y moral”, a blemas acarrea. Nos gustaría insistir solamente
todo lo que ellas implican más allá del terreno sobre una en particular, por el peso asfixiante
histórico-concreto del que emergieron, el pro- que aún tiene para abordar el problema de los
ceso de configuración de la hegemonía aparece procesos de transición. Si como hemos recor-
como un movimiento que afecta ante todo a la dado, la reflexión gramsciana encierra metafó-
construcción social de la realidad y que con- ricamente un análisis de los mecanismos que
cluye recomponiendo de manera inédita a los condujeron al agotamiento de la capacidad
sujetos sociales mismos. hegemónica de las fuerzas rectoras del pro-
Cuando afirmamos que el concepto gram- ceso soviético, estaríamos dispuestos a afir-
sciano de hegemonía es irreductible al con- mar que de la lectura de los Cuadernos de la
cepto leniniano de “alianza de clases” (Lenin, cárcel (Gramsci, 1980) se deduce con mucha
s/d), no podemos negar que de algún modo lo claridad que Gramsci evaluó en toda su impor-
presupone. Sería absurdo no ver que detrás tancia el error que significó considerar al pro-
de Gramsci está Lenin, aunque no solo él; en letariado y al campesinado rusos como sujetos
Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina705

preconstituidos de cuya alianza un partido que un fenómeno interno al movimiento obrero,


nunca cuestionó su condición de representan- o, si en algunos lugares lo fue, nunca la rela-
te –ni siquiera cuando la fractura de su núcleo ción entre teoría marxista y movimiento de
dirigente colocó al rojo vivo este tema– preten- las clases trabajadoras adquirió característi-
dió ser exclusivo y único garante. Y es esta la cas aproximables a la constelación de formas
razón por la que estamos firmemente convenci- europeas. Ni la extensión y densidad histórica
dos de que frente a Gramsci es preciso realizar del proletariado es semejante, ni su horizonte
siempre una lectura que coloque en el lugar de- ideal tendió a reconocer el socialismo como
bido la relación insoslayable que sus reflexio- una expresión política propia. De ahí entonces
nes mantienen con la experiencia mutilada la utilidad de confrontar con las diferenciadas
de implementación de un proyecto hegemóni- realidades latinoamericanas paradigmas que
co revolucionario como fue el iniciado por la exigen de nosotros “traducciones” (en el sen-
Revolución de Octubre. Es cierto que este prin- tido de Gramsci) menos puntuales e infinita-
cipio hermenéutico vale para todo pensador y mente más cautas. Si un principio esencial del
con más razón para un pensador político, pero marxismo era, y en gran medida sigue siendo,
en el caso de Gramsci es doblemente válido por el reconocimiento de la centralidad proletaria
las condiciones en que debió escribir, cercado como supuesto inderogable de todo proyecto
como estaba por la prisión mussoliniana y la de transformación socialista, ¿qué vigencia
desconfianza e incomprensión de sus propios podemos otorgar a este principio en condi-
compañeros. ciones o en situaciones donde la clase obrera
Si la discusión sobre los parámetros funda- no ocupa en la producción ni en la sociedad
mentales en torno a los cuales se elaboró el le- espacios como los que detentó y aún deten-
ninismo como lectura fuertemente politizada ta en los países capitalistas centrales? ¿Hasta
del marxismo de la Segunda Internacional, y qué punto el “sustitutivismo” –de la clase por
la proximidad o distancia que frente a él man- el partido, del partido por los jefes– que en
tuvo Gramsci, tiene una importancia teórica las áreas centrales de constitución del movi-
general, en el caso de América Latina esa im- miento obrero pareció ser en un principio un
portancia trasciende esos límites teóricos por elemento connatural del proceso de organiza-
cuanto el debate marxista nunca alcanzó a ser ción del proletariado como clase, y luego la
706 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

manifestación perversa de un reduccionismo no por vergonzante menos mutiladora de fuga


de matriz esencialmente teórica, en América de la realidad, de obcecada negativa a admi-
Latina es más la exorcización de una realidad tirla tal como realmente es, con todo lo que
que nunca llega a ser como la teoría quiere que ella encierra de posibilidades trágicas para el
sea para que esta tenga capacidad explicativa destino de la humanidad. De más está decir
y predictiva y por tanto potencialidad política? hasta qué extremos una actitud semejante se
¿Por qué las experiencias que se plantearon contradice con el espíritu y la naturaleza del
transformaciones sociales aparecieron como programa científico de Marx.
ajenas a las elaboraciones orgánicas de una Medirnos con las preguntas de nuestro
teoría que se pensó siempre como elemento tiempo implica poner a prueba los principios
inseparable de aquéllas? ¿Cómo explicarse la mismos de una teoría que no admitió nunca,
eterna querella entre marxismo y movimien- ni aquí ni en parte alguna, una “traducción”
to social latinoamericano? Si la resolución puntual. Si a la vez que mantenemos una ad-
de tal conflicto fue por muchos de nosotros hesión crítica a una tradición teórica de la que
proyectada a un futuro siempre inalcanzado resulta imposible e inútil escapar en la medida
de “maduración” de la realidad y no de “re- que es una dimensión insuprimible e “insupe-
composición” de la teoría, la actual dilatación rada” de la propia realidad [y] pretendemos
del conflicto a los mismos lugares de configu- analizar de una manera veraz y realista los pro-
ración de la teoría nos plantea la perentoria cesos de cambio en América Latina, debemos
necesidad de someter todo nuevamente a crí- indagar las posibilidades y las condiciones en
tica, de medirnos de renovada manera con los que fuerzas sociales que se constituyen a partir
hechos y la significación de un mundo que se del carácter contradictorio del mundo capita-
resiste como nunca a ser categorizado. Pensar lista pueden convertirse en sujetos históricos
que la crisis del capitalismo y del socialismo transformadores. En esta perspectiva, colocan-
“real”, que los obstáculos en apariencia insor- do en el tapete estas preguntas, el seminario
teables para compatibilizar justicia y libertad de Morelia tuvo la enorme virtud de abrir un
no requieran hoy de una audaz recomposición campo de problemas hasta ahora inexplorado
teórica –y práctica, por supuesto– del marxis- entre nosotros. Nos atreveríamos a sostener
mo, aunque no solo de él, sería solo una forma que es precisamente esta circunstancia lo que,
Prólogo a Hegemonía y alternativas políticas en América Latina707

probablemente, habrá de proyectarlo como un Bibliografía


momento excepcional de esa fuerte demanda
de realidad que hoy tensiona a los científicos Gramsci, A. 1980 Cuadernos de la cárcel
sociales avanzados. (México: Casa Juan Pablos) 6 Vol.
Gramsci, A. (s/d).
Lenin, V. I. (s/d).
Marx, K. (s/d).
América Latina:
El destino se llama democracia*

J osé Aricó, cordobés, residió en México


durante varios años y allí, como antes y
ahora en Argentina, desarrolló una intensa
[1980]). Aricó obtuvo este año una beca de la
Fundación Guggenheim de Estados Unidos.

actividad como investigador de la historia ¿Por qué la dedicatoria de tu libro Marx y


de las ideas, y principalmente del marxis- América Latina dice “A los compañeros de
mo, en América Latina. Entre sus libros hay Pasado y Presente”? ¿Qué connotaciones de
que recordar Mariátegui y los orígenes del tu vida intelectual y política están compren-
marxismo latinoamericano (Aricó y otros, didas en esa evocación?
1978); Marx y América Latina (Aricó, 1999 Pasado y Presente es el nombre de una re-
[1980]) y el que en este momento tiene en vista que en 1963 comenzamos a publicar en
prensa: La hipótesis de Justo (Aricó, 2009 Córdoba. Su aparición provocó desagrado en
los medios comunistas a los que en su mayoría
pertenecía el núcleo redaccional, pero también
* Entrevista a José Arico, publicada como: Crespo, H. y interés y sorpresa en la izquierda intelectual,
Marimón, A. 1986 “América Latina: el destino se llama de- en especial porteña. La pregunta era cómo
mocracia” en Vuelta Sudamericana (Buenos Aires) Vol. 1,
pudo ser posible que una revista de las caracte-
N° 2, septiembre. Una primera versión de esta entrevista
fue publicada en Revista de la Universidad de México rísticas de Pasado y Presente pudiera surgir en
(México: UNAM) Nueva Época, 24 de abril de 1983. Sobre un lugar como Córdoba, que había gozado en
esa versión, y a pedido de Danubio Torres Fierro, secreta- el pasado de cierto prestigio intelectual, pero
rio de redacción de Vuelta Sudamericana, Aricó corrigió hecho desde modelos intelectuales muy dis-
el material para esta publicación. Aquí seguimos esta se-
tintos. La revista parecía instituir un campo de
gunda versión. Asimismo, extractos extensos de esta en-
trevista fueron publicados en La Ciudad Futura (Buenos reflexiones sin antecedentes, sin una tradición
Aires) N° 30/31, diciembre de 1991 - febrero de 1992. en la que inscribirse y por lo tanto como una
710 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

creación ex nihilo. De pronto, irrumpía un gru- cuyo interior Pasado y Presente desempeñó
po de personas que provenían en su mayoría de una función más relevante que la que nosotros
la universidad, que eran todos militantes de la mismos tendimos a asignarle. Supongo que la
izquierda y comunistas los más, y que mostra- reconstrucción de esa historia, con todas sus
ban una disposición inédita a vincular ciertos implicaciones positivas y negativas, puede ayu-
debates teóricos que se sucedían en Europa darnos a explicar momentos que aún nos resul-
(pero no solo en ella) con los problemas de la tan difíciles de abordar: los años sesenta y el
izquierda argentina. Esto era lo que sorprendía: Cordobazo, la década de los setenta y el ver-
la novedad de un grupo que pensaba los proble- tiginoso viraje de la sociedad argentina a una
mas políticos y de la izquierda desde un lugar espiral de violencia total. En México, durante
de provincia, esto es, desde fuera del tradicio- el exilio, descubrimos hasta qué punto Pasado
nal centro de condensación de las estructuras y Presente estuvo en el centro de un debate
teóricas y de la fisonomía organizativa del pen- teórico y político que coagula en el más signifi-
samiento de izquierda. Esta circunstancia anó- cativo movimiento social de transformación de
mala sirvió de estímulo para el desarrollo de la las últimas décadas. De sus aciertos y de sus
revista porque le permitía descentralizar tanto profundos errores somos corresponsables: su
el discurso como los viejos temas de debate. historia es la nuestra.
Pero además le posibilitó incorporar voces
que nunca hubieran aparecido juntas en una ¿Cuáles fueron los puntos de nucleamiento
publicación porteña del mismo tipo. Es difícil, del grupo que animó Pasado y Presente?
desde el presente, reconstruir toda esa historia Nosotros éramos un grupo de comunis-
o darle su verdadera significación, pero en to- tas que nos propusimos reflexionar sobre las
dos estos años, me parece, por lo que he visto razones de las insuficiencias de la acción co-
y oído, por lo que he conversado con gente a munista en la Argentina. Y para esto arran-
la que no había conocido antes, que la presen- cábamos de dos hechos. Por un lado, lo que
cia de la revista, el clima de ideas que animó, estaba ocurriendo en la Unión Soviética, que
el tipo de discusiones que suscitó, fueron muy nos parecía grave y urgente de analizar a di-
importantes para una historia que aún no es- ferencia de la actitud asumida por un PC que
tamos en condiciones de reconstruir, pero en disminuía su significado. Por el otro, ciertos
América Latina: El destino se llama democracia711

fenómenos de recomposición de la teoría mar- problemas de los intelectuales, de la cultura, de


xista que se sucedían en algunos países. Nos la relación entre Estado, nación y sociedad, la
interesaba, en especial, el debate intelectual función del partido político en el seno de un
y político que atravesaba el marxismo italia- bloque de fuerzas populares, etcétera. No es
no. Pienso que seguíamos con detenimiento que tales problemas no se pensaran, sino que
lo que ocurría en Italia porque, de un modo u se pensaban desde una perspectiva que no nos
otro, todos recibimos la influencia poderosa de obligaba a descubrir nuestra propia realidad
Antonio Gramsci. Y aquí podría afirmar que si nacional. Aquí conviene señalar, que antes de
hubo un grupo sobre el cual la influencia del Gramsci, para nosotros, comunistas argenti-
pensamiento gramsciano en Argentina fue de- nos, no nos era necesario conocer el pasado
cisivo, ese grupo estaba fundamentalmente en nacional para pensar la política. Pero si, como
Córdoba o nucleado en torno a la experiencia nos enseñaba Gramsci, la unidad histórica de
de nuestra revista. En tal sentido, y para hablar las clases dirigentes se da en el Estado y este es
de mi caso, no fue por azar que haya sido tra- el centro de constitución de un aparato hege-
ductor de Gramsci, que el título de la revista mónico que asegura la dominación de un grupo
reprodujera el nombre con que Gramsci rea- social sobre el resto de la población, el recono-
grupó algunas de sus notas de los Cuadernos cimiento del terreno nacional en el que una po-
de la cárcel (Gramsci, 1980). Recuerdo que lítica socialista podía tornarse eficaz suponía
el nombre fue escogido simultáneamente por necesariamente la determinación de las formas
Juan Carlos Portantiero desde Buenos Aires y particulares de Estado argentino. Lo cual solo
por mí desde Córdoba, sin que nos hubiéramos era posible a partir de la reconstrucción de la
puesto de acuerdo previamente. Desde años historia política de las clases, de sus formas de
antes de la publicación de la revista hubo una conciencia, de sus modos de organización. La
estimulante frecuentación de sus escritos que, teoría de la hegemonía de Gramsci nos obliga-
más allá de la discusión actual sobre la vigen- ba a reencontramos con la historia argentina.
cia del gramscismo, tuvo en nosotros un efecto Recordemos los caminos tortuosos a través
de liberación muy fuerte y nos ayudó a obser- de los cuales se introdujo el tema de la historia
var fenómenos que antes, en el pensamiento en el interior de la izquierda y la forma sórdida-
marxista, estaban soslayados. Por ejemplo, los mente utilitaria con que se intentaron legitimar
712 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las opciones políticas con el análisis histórico. creadora. Véase, por ejemplo, el ensayo dedi-
Entre historiografía e izquierda siempre hubo cado a la evolución de la literatura peruana.
conflictos y esto no ocurrió solo en Argentina. Pero volviendo al papel desempañado por
Hubo un libro en América Latina, tal vez el pri- Gramsci, yo diría que su insistencia en el re-
mer libro marxista, que se llamó justamente conocimiento cuidadoso del carácter nacional
7 ensayos de interpretación de la realidad que suponen una teoría y una práctica marxista
peruana y fue escrito por Mariátegui en 1928 nos permitía cuestionar la posición de subalter-
(Mariátegui, 1984 [1928]). Es posible que con nización de ese problema que dominaba en el
él se introdujera en la izquierda –pero no solo interior del PC y escapar de la lectura obligato-
en ella– la idea, el concepto, de “realidad nacio- ria de la Historia del Partido Comunista (B)
nal”. Y digo esto, porque fue precisamente la de la URSS (CC-PCUS, 1939) para comprender
idea de realidad nacional la que más irritó a los la naturaleza de los hechos del mundo y, por lo
dirigentes de la Internacional Comunista y de tanto, también de Argentina. Podíamos comen-
algunos partidos comunistas latinoamericanos zar a leer, no por la necesidad de completar una
en los debates del Congreso que realizaron en formación cultural, sino por los requerimien-
Buenos Aires en 1929. Para estos dirigentes no tos políticos que dirigían el redescubrimiento
existían realidades “nacionales” que distinguie- de la realidad, a aquellos autores que siempre
ran de manera significativa a cada uno de los nos habían parecido soslayables, de segundo
pueblos americanos. Solo existían numerosos orden, y que sin embargo eran quienes habían
países oprimidos por el imperialismo que cons- hecho o reflexionado sobre nuestra historia,
tituían el llamado mundo colonial en el interior sobre nuestra vida nacional. La lectura de la
del cual las diferencias contaban muy poco obra de Gramsci, si era hecha como lo fue en
frente a una condición que los igualaba y los re- nuestro caso, a plena conciencia, nos llevaba
ducía ad unum. El libro de Mariátegui probaba irremisiblemente a poner en duda un conjun-
que Perú y Argentina, por ejemplo, no eran la to de seguridades que había sostenido nuestra
misma cosa. Creo que, sin saberlo, Mariátegui formación comunista. A partir de él, mucho
hizo un libro “gramsciano” sobre la realidad de lo que ya sabíamos podía ser conocido por
de su país y en el que el tema de fondo de los nosotros. Por eso pienso que ciertos fenóme-
intelectuales era tratado de manera nueva y nos de ruptura interna de la homogeneidad
América Latina: El destino se llama democracia713

comunista comenzaron a darse entre los años daba el mundo comunista al problema del esta-
1960 y 1962 y en torno a hechos antes conoci- linismo, convencidos de la necesidad de repen-
dos. Así, para recordar uno, si el XXII Congreso sar la forma teórica del marxismo a partir de
de PCUS fue decisivo, no lo fue porque dijera las indicaciones de Gramsci, llegamos a la con-
algo nuevo respecto de lo que con incredulidad clusión de que debíamos emprender la aventu-
y luego vergüenza nos enteramos a partir del ra de una revista redactada por comunistas y
XX Congreso, sino porque no existiendo en no comunistas, colocada fuera de la disciplina
1962 nada que como los sucesos de Hungría en orgánica partidaria, que pudiera actuar sobre el
1956 ocultaran entre los comunistas la verda- partido como un centro de fermentos ideales,
dera significación del informe de Jruschov1, la de debate y crítica, posibilitando a las fuerzas
tragedia del estalinismo aparecía desnuda ante renovadoras que creíamos existentes en su in-
nuestros ojos ávidos de entender. La actitud terior la tarea de llevar adelante una recons-
del PCA, que intentó frenar la discusión sobre trucción teórica y política en condiciones más
la significación real de los hechos denunciados favorables. Eludiendo el rigor de las estrictas
en el XXII Congreso y la corresponsabilidad en normas partidarias, ofreceríamos al debate
ellos de todos los comunistas, junto a otros su- ideológico un terreno hasta ahora no utilizado
cesos que mostraban la distancia entre lo que y una demostración clara del rigor y la inteli-
se decía ser y lo que se era realmente, nos lle- gencia con que los comunistas se planteaban
varon a pensar la necesidad de emprender una las demandas de aggiornamento.
tarea de transformación del partido desde el Así estuvieron planteadas las cosas. Si se re-
interior del propio partido. Deslumbrados por corre la lista de los miembros de la dirección
la experiencia de la Revolución Cubana (por de la revista se observará el carácter no estric-
la que la dirección comunista no podía ocultar tamente partidario del núcleo constituyente.
su animadversión), críticos de la respuesta que Una parte era comunista, otra no, y la función
de esta última era la de impedir las presiones
inevitables que vendrían de la dirección del
1 Se refiere al famoso “Informe Secreto” de Nikita
Kruschev (o Jruschov, o Jrushchov), presentado en
PCA. Debe recordarse, además, que algunos
el XX Congreso del PCUS el 25 de febrero de 1956 [Nota de los intelectuales comunistas que allí figu-
de la presente edición]. raban habían ocupado u ocupaban lugares de
714 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

significación en la organización regional cor- popular. Y esa nueva y urgente vinculación, en


dobesa o, dicho de otro modo, eran figuras po- el caso del marxismo, debía llevarlo a repensar
líticas más que intelectuales. El primer edito- su forma teórica tradicional y su relación con
rial, que lleva mi firma, provocó un malestar tal la cultura moderna. Insisto en este tema por-
que acabó finalmente con nuestra expulsión que es el principal que hoy está en discusión
del partido. Allí se planteaban varios proble- en el marxismo: ¿qué relaciones pueden exis-
mas o focos de atención en torno a los cuales tir entre el marxismo, que es una teoría y una
pretendíamos organizar la discusión. Primero, doctrina, un pensamiento que se constituye en
que la posición que tenían los comunistas res- un momento preciso de la historia del mundo
pecto del peronismo no era correcta porque para dar respuestas a ciertos problemas de esa
soslayaba los nuevos y necesarios elementos realidad, y un mundo moderno en el que se da
que había introducido la concepción política una explosión del campo científico que plan-
peronista. Se tendía a verla como un fenóme- tea una multiplicidad de nuevos problemas
no de primitivismo de las masas que debía, y que por supuesto no fueron vistos –ni podían
podía, ser erradicado con la implementación serlo– ni por el marxismo ni por la ciencia del
de una política “culta” frente a esas mismas momento de su constitución? Nosotros defen-
masas. Era una visión iluminista y no percibía díamos en la revista una posición absoluta-
que el peronismo expresaba un momento his- mente contraria de la sostenida por el PCA. La
tórico de formación de las masas obreras en el relación entre marxismo y cultura moderna no
país, y que por lo tanto resultaba un fenómeno era para nosotros algo ya definido y estable-
absolutamente necesario antes que una per- cido, inmutable; el marxismo no constituía un
versión satánica. Tampoco podían compren- cuerpo de verdades desde el cual se debía ana-
der que su actitud errónea frente al peronismo lizar y metabolizar la cultura moderna; entre
les impedía reconocer, al mismo tiempo, que marxismo y cultura moderna debía existir un
una política de conquista de esas masas ne- sistema de vasos comunicantes. A fin de que
cesitaba ineludiblemente de un reexamen de esta relación dialéctica instalada en la realidad
toda la situación nacional y, por sobre todo, no se cerrara, debía existir en nuestra opinión
de la búsqueda un nuevo tipo de vinculación un pluralismo ideológico en el interior mismo
entre mundo intelectual y mundo proletario y de las organizaciones que se decían marxistas;
América Latina: El destino se llama democracia715

solo de ese modo el marxismo podía medirse ella. Excluidos del Partido Comunista y renuen-
permanentemente con la realidad. Esta es la tes a aceptar una forma de concebir la unidad
idea que defendíamos en 1963 y que todavía entre intelectuales y clase obrera que desde el
hoy podemos defender a pie juntillas. Es lo peronismo había entrado en crisis, ¿qué por-
que digo en el epílogo a la segunda edición de venir tenía un grupo de intelectuales socialis-
Marx y América Latina (Aricó, 2009 [1980]). tas descreídos de una salida en el peronismo?
En la posición de Pasado y Presente es posi- Todas las vicisitudes del itinerario político del
ble que no pudiera encontrarse mucho más que grupo tienen como fondo su incapacidad de dar
eso. Más que un cuerpo de propuestas sobre el respuesta a esta encrucijada. Su propia natura-
país y su historia, más que una estrategia u orien- leza como grupo con pretensiones políticas en-
taciones de acción política o ideológica, más traba en contradicción con su exacerbado espí-
que un proyecto elaborado de recomposición ritu crítico y pluralista. Y si menciono el tema
cultural –sobre los cuales existieron simple- de la “naturaleza” del grupo tengo que referirme
mente intuiciones–, más que todo esto había un a cierta característica de la sociedad argentina,
clima de heterodoxia, una conciencia pluralista esto es, a una sociedad donde los intelectuales
alimentada de la certeza de que una cultura de no tienen un peso propio –hoy existe la posibi-
izquierda solo podía realizarse a través del deba- lidad de que sí lo tengan, porque en medio del
te, de la discusión y de la libre circulación de las desastre, del genocidio, personas como Borges
ideas. Es posible pensar que esto era poco, y sin o Sabato tienen a veces más importancia cívica
embargo, ¡cuánto nos costó defenderlo! que la Multipartidaria o las 62 Organizaciones.
En definitiva, y simplificando, yo diría que el En Argentina ser un intelectual de izquierda era,
de Pasado y Presente fue, en esencia, un grupo en definitiva, ser un intelectual vergonzante.
socialista, pluralista y democrático. Si tuviera Solamente se podía ser de izquierda si se estaba
que precisar en pocas palabras la manera en que adscripto a alguna fuerza política de izquierda
nuestra revista intentaba pensar y contribuir a y, de una u otra manera, se acompañaba a dicha
transformar la realidad, diría que nos situába- fuerza. Cuando desde el segundo número de la
mos frente a los hechos desde la perspectiva de revista estuvimos colocados en la situación de
un marxismo colocado siempre como uno de un grupo que no tenía destinatarios, excepto la
los elementos de esa realidad, y no separado de sociedad en su conjunto, vivimos esa situación
716 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

con un sentimiento de culpa que creíamos po- lenguaje posible, en cierto modo aceptado por
der apagar buscando desesperadamente un an- todos, y que pudiera desplegar su labor crítica
claje político. Creo que la vida de la revista es- en el texto mismo en que se proponía un tema.
tuvo marcada por este deambular detrás del su- En ese momento se planteó la cuestión de si
jeto político. Basta recorrer las notas dedicadas debíamos dirigirnos a lectores que provenían
a la reflexión política para encontrar en ellas los del PCA, o a castristas o socialistas en gene-
vaivenes del grupo y también su imposibilidad ral. Algo era evidente: la recomposición de esa
de pensarse como un grupo autónomo cultural, cultura suponía un trabajo en el marxismo, un
instalado en la reflexión crítica y constituyendo esfuerzo por desentrañar la multiplicidad de
como tal, en sí mismo, un grupo político, una significaciones de ese artefacto teórico. Los
forma de organización política. Esta es, tal vez, Cuadernos representaron un intento de imple-
una verdad adquirida hoy por nosotros, pero mentar una perspectiva crítica del marxismo
para que adviniéramos a ella debió mediar todo que admitiera la dimensión pluralista y que
lo que ocurrió en la Argentina, y también las ex- reconociera la naturaleza múltiple del pro-
periencias que tuvimos fuera del país. pio objeto. Lo que se trató de afirmar en los
Cuadernos, no meramente como declaración
¿Cómo surge la experiencia de la colección de principios sino como manera de construir
Cuadernos de Pasado y Presente? cada uno de sus números, era la idea de que
Cuando en su primera época (1963-1965) no existía “el” marxismo, que desde su ini-
la revista no logró resolver de manera fruc- cio existieron “los” marxismos, que distintas
tuosa el problema del anclaje político, y las perspectivas teóricas y políticas habían co-
debilidades del grupo impidieron continuar habitado en las instituciones internacionales
con su tarea de recomposición de la cultu- en las que se expresaron, que discutieron ar-
ra de izquierda, se abre la alternativa de los duamente una diversidad de problemas y en
Cuadernos. Fueron, en parte, una propuesta esa compleja batalla ideal hubo triunfadores y
sustitutiva. Partíamos de la convicción de perdedores circunstanciales; en fin, que toda
que no se podía recomponer una cultura de la historia del socialismo, en cuyo interior el
izquierda como si se estuviera trabajando con debate marxista adquirió significación, había
un rompecabezas. Era preciso encontrar un sido y seguía siendo un proceso infinitamente
América Latina: El destino se llama democracia717

más complejo que las simplificaciones bi- la heterodoxia de la Tercera Internacional. Fue
zarras de una historiografía al servicio de la una especie de panóptico en el que la historia
política. del movimiento socialista dejaba de ser la del
La propuesta de los Cuadernos, vista hoy enfrentamiento entre la verdad y el error, entre
a la luz de los casi cien números publicados, el bien y el mal, entre una Internacional buena
resulta bastante coherente. Puso en escena las y otra mala; aparecían historias discontinuas
polémicas que comprometieron a los marxistas y fragmentarias, momentos de iluminación y
en distintas épocas y lugares de la historia del otros de ceguera, problemas que el debate no
movimiento obrero y socialista en el mundo: la clausuraba, etcétera. Frente a estas cuestiones
experiencia de la Segunda Internacional y de la la edición de los Cuadernos no intervenía más
Tercera, el problema de la organización políti- allá del propósito confesado de hacer conocer
ca, la teoría de la acción de masas, el problema lo olvidado, de dar voces a los silenciados. El
nacional y colonial, la teoría del valor, etcétera. catálogo de los distintos volúmenes restituía
Este conjunto de asuntos, que dentro de cier- una historia donde no existía una filiación
ta tematización vinculada a la experiencia de única sino una multiplicidad de filiaciones, de
la Tercera Internacional en su fase estalinista tradiciones. Pensar las realidades nacionales
fue estructurado como un cuerpo cerrado y ho- requería necesariamente de un vasto trabajo
mogéneo de doctrina: el marxismo-leninismo, de recomposición de esas tradiciones teóri-
a lo largo de los Cuadernos fue sometido a un cas, doctrinarias y políticas, de todas aquellas
trabajo de desagregación que resultaba de la fuerzas que se denominaban marxistas. El he-
distinción de situaciones, figuras y teorías dife- cho de que en toda esa complicada historia se
renciadas. Ya no emergían solamente aquellos pudieran reconocer o construir tipos ideales,
nombres que habían pertenecido a los salvado- modelos de configuración, no significaba que
res por la tradición, sino también los vencidos, se pudiera ir mucho más allá del ámbito me-
los que desaparecieron, los olvidados, los de- todológico en el que tales modelos podían ser
nostados (los Bernstein, Kautsky, Pannekoek, útiles. En la realidad, no existían modelos, solo
Bauer, Grossmann, Korsch, Chayánov, Ber se daban creaciones inéditas en las que las ex-
Borojov, Gramsci, etc.). Con otras palabras, periencias nacionales eran decisivas. Este fue
aparecía un mundo de figuras que expresaron el sentido de los Cuadernos.
718 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En su etapa argentina, la colección tuvo cier- Creo que la historia del marxismo y sus vici-
to anclaje en una realidad política en vertiginoso situdes, sus desdoblamiento y multiplicidades,
cambio, logró canalizar ciertas temáticas nue- lleva a plantearnos siempre el problema de la
vas como la de los consejos obreros, los efectos relación entre marxismo y tiempo histórico,
de la división social del trabajo, la neutralidad marxismo y realidad, teoría de transformación
o no de la ciencia. En tal sentido, Cuadernos y movimientos sociales de transformación. Si,
fue una publicación que acompañó, y con sus además, arrancamos de la certidumbre de que
medios, estimuló, el acceso de la sociedad civil la teoría no es un dato adquirido para siempre,
que a fines de los sesenta se planteó problemas sino que se reformula frente a realidades cam-
que giraban en torno a su autonomía política, al biantes, los elementos de perennidad y de cam-
cuestionamiento de las estructuras de la direc- bio se muestran de validez relativa, en perma-
ción clásica del movimiento obrero, a formas di- nente cuestionamiento y lo que puede sobrevi-
versas de autoorganización de masas. Hasta se vir frente a lo coyuntural y episódico se impone
podría afirmar que indagando en los Cuadernos siempre como un interrogante obsesivo, como
y en sus sucesivas condensaciones temáticas, se un círculo del cual no podemos escapar. Este
podría, de alguna manera, reconstruir no solo es, por lo demás, el problema que siempre se
el itinerario de un grupo sino también el modo nos plantea frente a los clásicos. ¿Por qué hay
en que se transfiguraban en debates teóricos los que volver a ellos si pertenecieron a una época
problemas de la vida real. Una vez que abando- y dieron cuenta de una época que pasó hace
namos el país en 1976, y la serie debió conti- ya muchos años y, en algunos casos, como el
nuarse en México un año después, esta relación de Aristóteles, hace muchos siglos? Volvemos a
entre vida nacional y teoría de transformación ellos porque, evidentemente, retienen un poder
se vio, por razones obvias, fuertemente afecta- de evocación, y porque existe cierta estructura
da, y los últimos materiales pertenecerán a re- fundamental de la vida asociada de los hom-
gistros más estrictamente teóricos que políticos. bres que atraviesa las épocas históricas y sobre
la cual ese poder evocador actúa como estímu-
¿Podrías hacer referencia a tu trabajo en los lo e incentivo para medir a los clásicos con el
textos de Marx, a la parte “filológica” de tu presente. Desde ese punto de vista el problema
tarea? que se plantea entre lo “vivo” y lo “muerto” en
América Latina: El destino se llama democracia719

Marx es semejante al que tenemos con todos de buscar en Marx todo aquello que traiciona y
los clásicos. Marx es un clásico del pensamien- niega el marxismo de Marx, pienso que debo
to sobre el hombre, del pensamiento social, del levantar mi condición de marxista como una
pensamiento político; hablar de la “muerte” de especie de definición de barrera, como la ex-
Marx me parece tan estúpido como hablar de la presión de una apuesta, de una toma de parti-
“muerte” de Aristóteles. En realidad, se preten- do. En este lado de la barrera estamos los que
de hablar más bien de la muerte de un sistema pensamos que la sociedad es transformable,
de pensamiento. Pero si afirmo, en cambio, que que el apocalipsis que preanuncia el desarrollo
ese sistema de pensamiento nunca existió con capitalista y en su interior el “socialismo real”
la identidad, unidad y universalidad con que puede ser detenido, que los hombres pueden
se lo ha hecho aparecer, si digo que el marxis- convertir esta sociedad en un mundo humano
mo, desde que se alude a él, no existió de otro vivible. No digo en un paraíso terrenal, porque
modo que como una diversidad de tendencias no existen tales paraísos ni Marx jamás pensó
interpretativas a partir de ciertos núcleos te- en ellos, pero sí una sociedad de dimensiones
máticos que admitieron distintas resoluciones, humanas y manejada por hombres con un gra-
hablar entonces de “crisis del marxismo”, o de do de conciencia y responsabilidad mayor que
“muerte del marxismo”, me parece una estre- el que existe en las sociedades presentes.
cha manera de referirse a otro tipo de proble- Esta toma de partido se alimenta también de
mas, que apuntan más bien a la posibilidad o la convicción del “no” marxismo de Marx. Si
no de alcanzar transformaciones socialistas recorremos la historia de la constitución de la
de la sociedad capitalista, y de las del llamado teoría marxista –o de algo que era reconocido
“socialismo real”. Dicho con otras palabras, el por una mayoría como tal– observamos hasta
debate sobre la suerte del marxismo involucra qué punto las querellas se sucedieron desde
otro más sustantivo sobre si los hombres de- muy temprano. A la exacerbación de estas que-
ben seguir pensando y luchando por modificar rellas sirvió además la manera tenebrosa en
una realidad que no aceptan, y si esta puede o que se publicó el legado de Marx. Solo desde
no ser modificada. Por eso, y desde este ángu- hace pocos años han comenzado a editarse sus
lo, siendo yo un hombre que se plantea perma- obras completas en alemán –¡se calcula ter-
nentemente la necesidad del “trabajo en Marx”, minar su publicación después del año 2000!– y
720 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ya apenas muerto Engels se sucedieron inter- de Marx permitía, por tanto, contribuir a de-
minables disputas sobre lo que debía o no ser finir mejor el terreno de confrontación de los
reconocido como “marxista” en la montaña diversos marxismos. Así, a partir de esta posi-
de papel escrito que nos dejó el autor de El ción, comenzamos a trabajar en ciertas obras
Capital. Contar esta historia –vuelvo a decir que nos parecían de excepcional importancia,
tenebrosa– es mostrar la existencia de un pro- como los Grundrisse [Elementos fundamen-
blema. ¿Por qué Marx no pudo ser publicado tales de la crítica de la economía política
en su integridad en la Unión Soviética a pesar (Marx, 1978)] y una edición científica de El
de que Riazánov ya se había propuesto hacerlo Capital (Marx, 1975), que desde 1971 comenzó
en 1919? ¿Por qué ciertas obras fueron publica- a publicar Siglo XXI de Argentina. Estas fueron
das en ediciones reducidas y fuera del contex- dos grandes experiencias editoriales, de muy
to de otras que eran privilegiadas como mar- buen éxito. Creo que la edición de Siglo XXI
xistas? ¿Por qué algunas obras nunca fueron de El Capital es, en la actualidad, la mejor en
publicadas en los países socialistas? ¿Por qué español; al menos hasta que podamos conocer
cada obra más o menos sistemática de Marx los resultados de la nueva edición que promete
que se publicó después de su muerte –obras el Fondo de Cultura Económica de México y
importantes en la historia de su itinerario inte- la que a cargo de Manuel Sacristán publicará
lectual– provocó una querella de interpretacio- próximamente Grijalbo en España.
nes? Bien, desenterrar estos hechos, trabajar
en ellos, es también una manera de reconstruir ¿Por qué precisamente los Grundrisse? ¿Cuál
–desde un costado un tanto impúdico– la his- es la importancia de esos textos de Marx?
toria de un movimiento que tuvo siempre una La publicación de los Grundrisse tenía para
relación conflictiva con el hombre al que reco- nosotros una significación particular. Allí apa-
noció como su tutor ideológico. Se evidenciaba recía Marx bajo una forma distinta. No como
así que entre Marx y el marxismo hubo siempre un pensador que prepara y pule un material
problemas y que nunca existió una interpreta- para publicarlo, con el recato y el sentimiento
ción sino muchas acerca de la naturaleza de su de contención que despierta el saber que algo
obra y de lo que de ella podía o no extraerse. propio será leído por otros y con las preocu-
La exhumación de ciertas obras fundamentales paciones y mediaciones en los razonamientos
América Latina: El destino se llama democracia721

cuando se prevén condiciones incontrolables de un continente teórico donde las categorías


de entendimiento. El Marx de los Grundrisse aparecían apenas en formación. En un estado
trabaja para sí mismo, piensa para sí mismo, todavía magmático emergía una consideración
sin nada externo a sí mismo que impida el des- teórica que pugnaba por llegar al concepto. A
pliegue de su fantasía. Es pues un Marx que se nosotros, que no fuimos sus contemporáneos,
dispara, que va más allá de los límites prees- se nos ofrecía la inesperada posibilidad de ob-
tablecidos, que se deja tomar por el encade- servar cómo Marx construía ciertas categorías
namiento lógico de un razonamiento que –él que en otras obras vimos ya presentadas como
cree– expresa una manera de funcionar de la acabadas: penetrábamos en el fascinante mun-
sociedad moderna –o “burguesa”–, que para él do de su laboratorio y lo veíamos manipular a
eran sinónimos. Su razonamiento ilumina for- veces a tientas con la materia económica. Los
mas de automatismo de un sistema que él es el Grundrisse mostraban además la estrechez de
primero es mostrar y que lo conduce a ver tem- una forma de considerar a Marx a partir de la
pranamente problemas que luego, más de cien cual debía ser privilegiado el “teórico” frente
años después, aparecerán encarnados en la al “político”. Había por tanto un Marx que se
sociedad de manera sorprendente. Eso sucede, zafaba de las intentonas de sistematizarlo, que
por ejemplo, al plantearse Marx el problema de no podía ser totalizado. Y reitero lo que acabo
qué contradicciones aparecen cuando el papel de decir: este es el Marx que nosotros quisimos
productivo directo de la ciencia conduce a la mostrar y por eso fuimos escogiendo todos
caducidad de la ley del valor, o cuando señala aquellos materiales que contribuían a mostrar
los límites últimos de la sociedad capitalista, a ciertos rasgos esenciales de su pensamiento y
los que nunca concibe, es preciso aclarar, en que la consideración sistémica debe soslayar
términos de “derrumbe” en el sentido econó- para validarse como interpretación. Así, pre-
mico. En fin, este era el Marx que emergía de ferimos sus obras inéditas a las otras porque
los Grundrisse y optábamos por él, deseába- nos parecía que en esos textos inacabados se
mos entenderlo y ponerlo en evidencia. Es el ponía claramente de manifiesto el mecanismo
Marx en el que la teoría y la práctica, los es- de fusión de fuentes, de apropiación crítica de
critos teóricos y los escritos políticos, de al- saberes que fue, en realidad, la característica
guna manera estaban en fusión, en el interior sustancial del trabajo de Marx, de un hombre
722 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que en definitiva nunca concluía sus obras. En la medida en que expresaron todo ello no de-
su propia vida, en sus manuscritos, en lo poco bían ser consideradas como muertas. Seguían
publicado y en la magnitud sorprendente de lo sobreviviendo de distintas maneras en la socie-
que se guardó para sí, Marx muestra ser una dad y contenían un poder evocador sobre una
figura prometeica. Solo si se retiene esta carac- proyectualidad que es inherente, como una di-
terística es posible emprender la reconstruc- mensión esencial suya, al movimiento social.
ción de su pensamiento. No existe movimiento que aspire a llamarse
¿Cómo encaramos un trabajo tendiente a pre- socialista sin esa dimensión proyectualista que
sentar no el verdadero Marx, sino nuestro apunta a pensar una sociedad distinta; desde
Marx? Publicando textos siempre olvidados y este ángulo, autores como Charles Fourier, por
que obligaran al lector a contextualizar lectu- ejemplo, tienen más importancia que muchos
ras, destruyendo la concepción althusseriana otros para reflexionar sobre la realidad de hoy
de textos teóricos con significación y textos y de mañana.
políticos sin significación, salvo la coyuntural.
Para que esta operación intelectual pudiera ser Hablabas, al principio, de la herencia gram-
asumida era necesario también que la obra de sciana. ¿Hay otras vertientes que se puedan
Marx ingresara en un ámbito que erosionara la mencionar?
idea del marxismo como totalidad excluyen- No hay otra que Gramsci. ¿En qué sentido?
te. Por eso lanzamos la colección Biblioteca En el sentido de que fue a partir de Gramsci que
del Pensamiento Socialista en Siglo XXI (una pudimos redescubrir una realidad. Gramsci, de
colección que nunca estuvo dedicada exclusi- un modo u otro, instaló toda su reflexión en
vamente al marxismo o a los marxistas). En una realidad a la que caracterizó como nacio-
otras palabras se trataba de mostrar que el so- nal-popular. Y pienso que las sociedades lati-
cialismo era un fenómeno que rebasaba el tema noamericanas son, esencialmente, nacional-
del marxismo, que suponía una diversidad de populares, o sea, que todavía viven con vigor
ideologías y tendencias que expresaron situa- el problema de su destino nacional, de si son
ciones sociales determinadas, movimientos o no son naciones. Se trata de sociedades que
significativos, procesos de organización de las se preguntan por su identidad, por lo que son,
clases populares y de los intelectuales, y que en sociedades que aún atraviesan una etapa de
América Latina: El destino se llama democracia723

Sturm und Drang –como anotaba agudamente me interesaron: las que me obligan a ver lo que
Gramsci refiriéndose a nuestra América–, esto no aparece, lo que no está presente, lo oculto,
es, de acceso romántico a la nacionalidad. Si lo silencioso. Eso es lo que hace Gramsci. ¡Su
hay un hombre que trató de pensar este campo capacidad de descubrir el orden de un siste-
de la diversidad de relaciones entre una fuerza ma a través de la lectura del reglamento del
social moderna y un mundo “no moderno”, y cabo…! Es lo que me deslumbra en sus escri-
además el tipo de transformaciones que debía tos: la manera en que exhuma lo inédito, lo no
sufrir tal relación en el nexo entre intelectuales registrado, un panorama que se oculta. Desde
y vida nacional, ese hombre fue casi exclusiva- este ángulo es posible establecer comparacio-
mente Gramsci. Es este espíritu gramsciano el nes entre Gramsci y Foucault, por ejemplo. Me
que, supongo, inspiró el campo y la naturaleza parece que en ambos pueden encontrarse las
de mi trabajo intelectual. Es el pensador que mismas cosas. Alguien podría afirmar que es-
despierta en mí más estímulos, a quien sigo le- toy diciendo una tontería porque en ambos son
yendo con el entusiasmo y la sorpresa de las distintos sus principios. Pero esto me interesa
primeras lecturas. Puedo reconocer hoy que su poco en la medida en que cada uno lee a los
concepción de la hegemonía es problemática y autores como quiere leerlos. Y hasta se podría
está demasiado conectada a la afirmación de la sostener que los autores no existen; existen
centralidad del proletariado, aunque sobre es- solo lectores que traducen y recomponen.
tos temas hay mucho todavía por reflexionar.
Aunque yo ahora rechace la idea de la dicta- ¿Supone todo esto una importancia decisiva
dura del proletariado como un camino válido del gramscismo en América Latina?
de concreción del socialismo, por lo menos en Creo que cuando haya que analizar los ele-
algunos países de América Latina, tal posición mentos que contribuyeron a la modificación de
es más la consecuencia lógica de la inscripción ciertas teorías acerca de América Latina, de su
gramsciana que una ruptura. A veces no es constitución como tal y sus procesos de cam-
exactamente lo textual de un pensador lo que bio –teorías como las del subdesarrollo, de la
nos sirve, sino de qué modo nos ayuda a ver dependencia, etcétera– el “gramscismo” apa-
costados de la realidad para nosotros antes ve- recerá como un dispositivo teórico corrector
dados. Y este es el tipo de lecturas que siempre de visiones y fusionador de fuentes diversas.
724 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El desplazamiento del campo de interés de principios de siglo y luego olvidadas. Me refie-


la teoría desde una visión economicista de la ro a George Sorel, que de la mano de Gramsci,
dependencia hasta el privilegiamiento de las y antes, de la de Mariátegui, ha vuelto a la su-
formas histórico-sociales en que se organiza- perficie como alguien muy próximo a nosotros.
ron las clases y fuerzas en pugna y que a su Y esto puede ocurrir así porque de la misma
vez condicionaron las formas particulares de manera que puede a afirmarse que América
los Estados, esta recuperación de la historia Latina es un continente nacional-popular, debe
frente a la estructura se produjo en los mo- reconocerse también que fuimos sorelianos sin
mentos de crecimiento de la inspiración gram- saberlo. En este continente necesitado de mi-
sciana y en buena parte estimulada por esta. tos unificadores, de grandes ideas-fuerza que
Además de las vicisitudes políticas adversas indiquen una señal en el horizonte, lo que pare-
que vivieron nuestros pueblos y que obliga- ciera estar muerto en Europa resuena entre no-
ron a repensar muchas cosas, las condiciones sotros con otras voces. Necesitamos de líneas
en que estas debieron ser pensadas –el exilio, generales no para consumar la forma bastarda
por ejemplo– facilitaron la penetración de las en que pudimos llegar a ser Estados naciona-
ideas de Gramsci. El encuentro del marxismo les a medias, sino para encontrar un destino
con el problema del Estado, con el soslayado común en el que podamos reconocernos. Los
problema de las “formas” del Estado, no fue pueblos encuentran sus destinos si, paradó-
en tal sentido una copia de las discusiones que jicamente, saben previamente construirlos, y
se suscitaron en Europa, sino el fruto de una yo pienso que construir hoy un destino para
relectura crítica posibilitada por el demoledor América Latina –y en esto creo coincidir exac-
ataque que el gramscismo condujo contra las tamente con lo que sostiene Octavio Paz– es
formulaciones economicistas. Y esto me lleva inventar la democracia, inventar un modus vi-
a otro problema más general sobre las mane- vendi que elimine la barbarie, las formas más
ras que tenemos los latinoamericanos de leer inicuas de la opresión, las dictaduras militares
tradiciones teóricas que no son las nuestras, y y el autoritarismo, el asesinato de los pueblos.
sobre el cual ejemplificaré solo un caso. Hay Estoy convencido de que si la idea de la reden-
un pensador que entre nosotros fue más menta- ción universal apareció vinculada al ideal so-
do que leído y cuyas obras fueron conocidas a cialista, hoy el ideal socialista no puede dejar
América Latina: El destino se llama democracia725

de aparecer bajo la forma de la democracia. Y de la sociedad civil en el aparato del Estado.


en este sentido, en América Latina, entre socia- Repito: exige una fuerte y responsable partici-
lismo y democracia no hay confines, ninguna pación de la sociedad civil, y en mi opinión, la
diferencia puede oponerlos. La conquista de democratización del Estado y la inserción en
un orden democrático supone entre nosotros este de la sociedad son rasgos que no definen el
una recomposición avanzada del capitalismo. modo de funcionamiento del capitalismo entre
No es imprescindible –y ni siquiera sé si es nosotros, y constituyen formas socializantes, o
conveniente– que tal recomposición se efectúe directamente socialistas. En esta desaparición
bajo formas “socialistas”, pero evidentemente de las fronteras fijas entre democracia radical
el resultado apunta a una sociedad distinta de y socialismo, el mito de la democracia, de la in-
la actual. Y como a estas alturas, y cuestionado vención democrática, puede convertirse tal vez
el modelo estatal de socialismo, no sabemos lo en el mito laico que unifique a las fuerzas socia-
que es en concreto el socialismo, como no sa- les en pro de su recomposición. Pienso que la
bemos hasta qué punto será o no una sociedad conquista de la democracia como un elemento
mixta, de mercado o de socialización; como no sustantivo en sí mismo, como un objetivo ideal
estamos dispuestos a apostar necesariamente que se agote en sí mismo debe tender a trans-
a la liquidación de la economía de mercado formarse en el nudo central de la actual recons-
para pensar en el socialismo; como nos parece trucción de la cultura de izquierda en América
que una sociedad es más libre (y en tal sentido Latina. En consecuencia, y reflexionando sobre
socialista) cuando más controla las alternati- algunos debates que ocurrieron en México –y
vas de su desarrollo y más social es el manejo al mismo tiempo, continuando una vieja discu-
de su vida asociada, porque pensamos todas sión que sostuve con ustedes dos–, no sé qué
estas cosas y el socialismo se define para no- es lo que me opone a Octavio Paz. Es posible
sotros alrededor de un horizonte ideal de jus- que, en realidad, no haya oposición alguna.
ticia, igualdad y fraternidad, diríamos, o mejor Porque creo que Paz marcha exactamente en
dicho, digo, que para que la democracia pueda el mismo sentido que aquí he señalado. El he-
ser un hecho en América Latina, aquella recom- cho de que él pueda tener una confianza en la
posición a la que defino no sé por qué como ca- democracia norteamericana que yo no tengo, el
pitalista, reclama de una intensa participación que enfatice algunos elementos de la sociedad
726 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

norteamericana, no creo que importe dema- Bibliografía2


siado. De todas maneras, es evidente que en
América Latina debe haber una gran confronta- Aricó, J. y otros 1978 Mariátegui y los
ción con los Estados Unidos, como dos grandes orígenes del marxismo latinoamericano
civilizaciones que aún no han logrado determi- (México: Cuadernos de Pasado y Presente
nar si pueden coexistir. Y para esto las rema- N° 60).
nidas fórmulas al estilo de “lucha antimperia- Aricó, J. 1999 (1980) La hipótesis de Justo
lista” ya no son suficientes porque al culpabi- (Buenos Aires: Sudamericana).
lizar a los otros se inocenta a quienes también Aricó, J. 2009 (1980) Marx y América Latina
lo son. Hoy es necesario pensar la cuestión de (Buenos Aires: FCE).
manera diferente, porque la situación general Comité Central - Partido Comunista
lo es. Creo que la limitación, en el caso del dis- (Bolchevique) de la URSS (CC-PCUS) 1939
curso de Paz, es que casi no encuentra inter- Historia del Partido Comunista (B) de
locutores en México. Claro, tal vez no tiene la URSS (Moscú: Ediciones de Lenguas
demasiada importancia que un pensador tenga extranjeras).
o no interlocutores en su tiempo. El ya hizo su Gramsci, A. 1980 Cuadernos de la cárcel
obra, ya recibió sus premios, podría dedicarse (México: Casa Juan Pablos) 6 Vol.
a descansar si quisiese. La cuestión es que los Mariátegui, J. C. 1984 (1928) 7 ensayos de
problemas que suscita Paz constituyen los pro- interpretación de la realidad peruana (Lima:
blemas centrales de la apuesta democrática, y Amauta. Col. Ediciones populares) T. 2.
que cuando la izquierda los evita al mostrarse Marx, K. 1975 El Capital (Buenos Aires /
precisamente la discusión sobre los problemas México: Siglo XXI).
más urgentes, más dramáticos, más decisivos. Marx, K. 1978 Elementos fundamentales
para la crítica de la economía política
(Grundrisse 1857-58) (México: Siglo XXI)
Tomos I, II, III.

2 [Elaborada para la presente edición].


Debemos reinventar América Latina,
pero... ¿desde qué conceptos
“pensar” América?*

J osé Aricó pertenece a la excepcional cate-


goría de intelectuales que no necesita mayor
presentación. Argentino, nacido en 1931, su
excepcional que abrió un importante debate
sobre el tema y a la que Carlos Franco llamó,
certeramente, “un texto fundador”. Ha estudia-
principal área de investigación y reflexión es la do con visión renovadora, el pensamiento de
del pensamiento marxiano, particularmente la José Carlos Mariátegui y el de Juan B. Justo. Ha
percepción que Marx tenía de América Latina, editado los Escritos políticos de Max Weber y
como también el surgimiento y desarrollo del los de Karl Korch (ambos editados por Folios
pensamiento marxista en nuestro continente. Ediciones, México). Brillante, agudo, riguroso
Traductor de Antonio Gramsci al español, edi- en sus análisis, se distingue también por una
tor de la revista Pasado y Presente (Córdoba, generosidad intelectual y afectiva poco común.
1963-95; Buenos Aires, 1973-74), que originó la Nuestro codirector, Waldo Ansaldi, conversó lar-
ya célebre colección del mismo nombre (ini- gamente con él en una soleada tarde de otoño en
ciada en Córdoba y continuada en Buenos Buenos Aires. Esta es la versión desgrabada de
Aires y México), autor de numerosos artículos la conversación.
y del libro Marx y América Latina (1ra. edi-
ción, CEDEP, Lima, 1980, 2da. Edición, amplia- Te propongo, Pancho, para esta conversación,
da, Alianza Editorial, México, 1983), una obra cuatro temas casi inevitables tratándose de
una conversación contigo. En primer lugar, la
crisis del marxismo; en segundo lugar, Marx y
* David y Goliath, 49, julio de 1986. Buenos Aires. América Latina; en tercer lugar, Mariátegui y
Entrevista de Waldo Ansaldi. Extractos de este repor- Justo o, tal vez mejor, Mariátegui y Haya de la
taje fueron publicados en La Ciudad Futura, 30/31, di-
ciembre ‘91-febrero ‘92, con el título “Reinventar Amé- Torre, por un lado, y Juan B. Justo, por el otro;
rica Latina”. y en cuarto lugar, democracia y socialismo.
728 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

El primero de los temas, la crisis del mar- Había blanquistas, proudhonianos, anar-
xismo, es uno de los temas de moda, digamos, quistas, bakuninistas y también partidarios
en la actualidad, tal vez en algunos países de Marx. Pero las ideas de Marx tenían un
con más intensidad que en otros. Me parece elemento fundamental en su favor que les per-
que él plantea varios problemas. Uno tiene la mitía constituirse en un cuerpo coherente de
sensación, a veces, releyendo algunos de los pensamiento con la fuerza de una doctrina
clásicos del pensamiento socialista en el si- contrastable con los hechos. Yo creo que esa
glo XX, que esto de la crisis del marxismo no posibilidad de condensar un conjunto de ideas
es un asunto nuevo, por un lado; y por otro, en un cuerpo de doctrina estaba dada no sólo
está esa posibilidad de abordaje del tema en por el objeto de análisis de Marx, que era la
términos más parecidos a los que emplearía sociedad capitalista, y por lo que pudo haber
Bobbio, por ejemplo, esto es, que de lo que se producido el análisis de la sociedad capitalista,
trata, más que de la crisis del marxismo, es sino por el hecho de que él demostraba convin-
de la crisis de los marxistas. centemente que la posibilidad de transforma-
Sí, en verdad es un tema bastante viejo. ción de la sociedad capitalista, y su sustitución
Podríamos decir que surgió en el mismo mo- por una sociedad de otro tipo, se conformaban
mento en que apareció lo que llamamos “mar- en el interior mismo de la sociedad capitalista,
xismo”, vale decir, una cierta homogeneización estaban determinadas por la capacidad de or-
de los textos de Marx y de Engels para dar lugar ganización que podía tener la clase que estaba
a un cuerpo de ideas y de doctrinas coherentes. destinada históricamente a sepultar este sis-
Según se afirma, el marxismo es un producto tema: la clase trabajadora. El marxismo pudo
en primer lugar de Engels y, luego, de Kautsky. constituirse con extremo grado de coherencia
Ese marxismo en el momento mismo de su porque dio el referente ideológico al proceso
constitución se enfrentó con un hecho singu- concreto de constitución de las grandes or-
lar: la diferencia de época respecto de aquella ganizaciones políticas y sindicales de la clase
en la que Marx desplegó su actividad no sólo trabajadora. Esto le dio una fuerza inusitada y
como científico sino también como político. por eso el marxismo pudo acompañar el pro-
En vida de Marx sus ideas se confrontaban ceso de constitución de los partidos obreros
con otras ideas equiparables a las suyas. con el reverso de una misma medalla. Casi
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 729

podríamos afirmar que el triunfo del marxismo dieron continuidad y fuerza de doctrina a las
es la Segunda Internacional, es la constitución ideas del autor de El capital. ¿Cuáles eran es-
de las grandes organizaciones obreras. Este he- tas ideas?: el carácter histórico del capitalismo
cho le dio una fuerza mítica, simbólica, política, que encerraba en su interior contradicciones
enorme. Le permitió batirse exitosamente con potencialmente capaces de arrastrarlo a su
las otras concepciones surgidas en el mundo superación; que esas contradicciones se ma-
popular subalterno, destruirlas o reducirlas a nifestaban en la presencia de un polo de con-
su mínima expresión, de tal manera que el con- testación del sistema capitalista representado
junto de los partidos miembros de la Segunda por la clase obrera. Los trabajadores podrían
Internacional, que eran los partidos obreros de cumplir con su destino de clase revolucionaria
la época, se definían ideológicamente con rela- —puesto que sólo así constituirían una clase,
ción al marxismo. Es verdad que esa definición como decía Marx— si eran capaces de formar
no era clara, no todos lo hacían de la misma una organización política, una táctica diferente
manera, no todos decían ser marxistas, pero el de la de los partidos burgueses. De tal modo
medirse con el marxismo era algo insoslayable. podrían entrar en la lucha política y bregar
Recordemos además que Engels, que murió en por la obtención de una serie de medidas de-
1896, asistió a la formación de estos partidos y mocráticas y de transformación y, a través de
fue su hombre de consulta. Las ideas de Marx ellas, lograr la consecución de una sociedad
pudieron configurarse como una tradición sólo de nuevo tipo. Esas propuestas democráticas
porque lograron vincularse estrechamente con y de transformación de alguna manera ya es-
la constitución de los partidos obreros. La tra- tán enunciadas en el Manifiesto Comunista.
dición marxista se constituyó a partir de la for- El Manifiesto Comunista y la experiencia de
midable labor de difusión y de popularización la Revolución de 1848, las ideas de Marx sobre
de las ideas de Marx llevada a cabo por Engels, esta revolución, constituyen el patrón general,
que contó para ello con la ayuda de dos discí- las líneas esenciales de eso que se llama mar-
pulos: Karl Kautsky y Eduard Bernstein. A es- xismo. Pero sólo pasaron a ser marxistas hacia
tos se sumaron otros como Plejánov, Lafargue, finales de siglo aquellos que arrancaban de esas
Jaurès, Vandervelde, Adler, Labriola, un con- ideas y que, por lo tanto, privilegiaban la nece-
junto de teóricos y de dirigentes políticos que sidad de constitución de un partido político de
730 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los trabajadores, condición inexcusable para Eso se decía en los primeros manifiestos y de-
una transformación revolucionaria al sistema claraciones de la Primera Internacional.
político, económico y social capitalista. En el proceso mismo de constitución de es-
tos grandes partidos obreros, que ocurre fun-
¿Cómo se concibe esta relación clase/partido? damentalmente en las dos últimas décadas del
Para que esta revolución no fuera un mero siglo pasado, surge un debate en el interior de
hecho político, sino también económico, se ne- las fuerzas que se reconocían marxistas acer-
cesitaba el poder organizado los trabajadores. ca de carácter de las predicciones de Marx.
Estas ideas, hay que recordarlo, van germinan- Como se sabe, el razonamiento de Marx que
do cuando aún no existe el movimiento obrero demostraba la existencia de contradicciones
organizado, no existen las organizaciones sin- en el interior del capitalismo, se fundaba para
dicales y hay, después de la derrota del ‘48, una su análisis en una serie de supuestos y extraía
indeterminación muy grande sobre cuáles eran diversas conclusiones, las que prefiguraban en
estas organizaciones políticas de los trabajado- cierto sentido las tendencias fundamentales de
res, si podían ser las organizaciones sindicales la sociedad capitalista. Hablaba de un proceso
que comenzaban a surgir o debían ser exclu- de concentración y centralización del capital;
sivamente los partidos políticos. La discusión hablaba de un crecimiento paralelo de los tra-
sobre la relación del partido político y las orga- bajadores y su organización; hablaba de un
nizaciones sindicales era una discusión interna aumento de las contradicciones en el proceso
al movimiento socialista. Y es una discusión in- mismo de reproducción capitalista.
terna porque, en ambos casos, aún los que pri- Preveía, por tanto, la explosión de crisis eco-
vilegiaban la acción política estricta del partido nómicas y, aún cuando no existe estrictamente
o los que privilegiaban la acción sindical par- en Marx una teoría del derrumbe capitalista,
tían del mismo principio, esto es, de una orga- que es algo que se construye posteriormente,
nización autónoma de los trabajadores frente en el análisis que hacía de la sociedad burgue-
al capital: frente al poder del capital, el poder sa se establecían las tendencias internas del
organizado de los trabajadores o, como diría capitalismo que potenciaban la acción obre-
Marx, frente a la economía política del capita- ra. Cuando estas ideas, encarnadas en movi-
lismo, la economía política de los trabajadores. mientos políticos y sociales concretos, deben
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 731

desplegarse en iniciativas que no pueden ser tendencias existieran desde antes, incluso en
solamente ideológicas sino que también deben Marx la idea de previsión no tuvo nunca las
ser iniciativas políticas se ven contradichas características que le asignaron sus discípulos,
por los hechos. Cuando estas organizaciones por el marxismo se constituyó de esta manera,
alcanzan un cierto grado de crecimiento que con estas características, y estas previsiones
las coloca necesariamente en el terreno políti- están claramente enunciadas en lo que se llama
co (y las coloca de manera excepcional, como el Programa de Erfurt, redactado por Kautsky,
fue en el caso de la socialdemocracia alemana y ahí se habla precisamente de estos hechos.
que, hacia fines de siglo, es el partido funda- El hombre que centralmente inicia esta lucha
mental y mayoritario de Alemania), cuando política y teórica por transformar, por suturar
estos partidos —y no sólo el alemán, sino tam- esta divergencia abierta entre teoría y prácti-
bién el belga, el austríaco, el francés— están ca fue Bernstein. Y no es casual que haya sido
obligados a luchar cotidianamente, a entrar en Bernstein. Él había vivido mucho tiempo en
la vida política, los problemas de una sociedad Inglaterra y tuvo un conocimiento más aca-
que mostraba ser más diferenciada que en el bado de la sociedad inglesa. Precisamente, el
esquema que había establecido supuestamente hecho de que viera la economía alemana y el
el marxismo, este esquema no se compadecía problema de Alemania con las lentes inglesas,
claramente con los hechos. Se hablaba de un tal vez le permitió distanciarse de una doctrina
proceso de concentración capitalista y, sin em- determinada y cerrada a la que se llamaba mar-
bargo, Bernstein detectaba que este proceso no xismo y que conducía a desconocer las tenden-
era tan absoluto. Se hablaba de un crecimiento cias de la realidad. Pero hacia final de siglo, y
de la clase obrera industrial y esto era cierto, con motivo de este debate, surgió lo que se lla-
pero también era cierto que crecían sectores ma la “crisis del marxismo”. Si nosotros recor-
medios e intelectuales que la teoría preveía damos estos hechos sobrevenidos a finales del
en proceso de extinción. Hacia final de siglo siglo pasado por los que aparecen las primeras
aparece claro que las llamadas “previsiones” discrepancias entre lo que postulaba el mar-
históricas de Marx no se correspondían exac- xismo y los datos de la realidad, y vemos que
tamente con las tendencias y con la dinámica ellas afloran bajo la categoría general de crisis
del capitalismo de la época. Posiblemente, esas del marxismo —crisis que se expande luego a
732 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

todos los países capitalistas europeos— pode- las sociedades presentes y no sólo de aquellas
mos reconocer que el marxismo viene sufrien- que lo son en sentido estricto sino, en muchos
do crisis intermitentes. Podríamos entonces casos, las llamadas socialistas. Pero pienso
considerar que, si pretendemos colocarnos en que existe tal complejidad en los problemas
el terreno marxista y quisiéramos defendernos que atraviesan las sociedades modernas, tal
con un razonamiento un tanto sofístico, podría- morfología concreta de la sociedad capitalista,
mos decir que dado que la manera de ser, de que la idea central de Marx de un movimien-
existir y de expandirse del marxismo es la cri- to político que cristalizara en torno del prole-
sis, no deberíamos preocuparnos por el hecho tariado y el énfasis puesto en la potencialidad
de que hoy se hable nuevamente de su crisis. propia del proletariado para superar y destruir
Me parece que este es un razonamiento sofís- las contradicciones capitalistas esté llegan-
tico y que se aplica con demasiada frecuencia, do a su consumación. Tengo la sospecha —y
pero es un razonamiento que deja de lado el digo la sospecha, simplemente para dar una
problema. palabra que relativice las cosas— de que esta
Porque de todas maneras no advierte que idea que aparece en Marx y que se sedimenta
podemos estar efectivamente frente a un cam- y se constituye como una idea fuerte del mar-
bio de época, que podemos estar frente al tér- xismo, la idea de una clase social que es la de-
mino de una época histórica y, por tanto, esta positaria y la ejecutora de una transformación
supuesta crisis del marxismo no debe ser medi- de la sociedad, ha caducado. No porque los
da del mismo modo en que lo fue en anteriores trabajadores no puedan ser elementos activos
circunstancias. de superación de la sociedad capitalista, sino
Este es un problema que debemos indagar porque no pasa estrictamente por su condición
porque tengo la sospecha de que estamos, efec- de productor el convertirse en elementos acti-
tivamente, bajo un cambio de época radical, y vos de superación de la sociedad capitalista.
no en el sentido de que estamos asistiendo a No pasa estrictamente hoy por el trabajo asa-
la liquidación o a la superación de la llamada lariado la posibilidad configuración de un polo
sociedad capitalista. Creo que los elementos social de superación de la sociedad capitalista.
distintivos de lo que Marx llamaba sociedades Esto podríamos decir —como podría decirlo
capitalistas siguen siendo las características de Marx, recordando a los Grundrisse— que es
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 733

una base excesivamente estrecha para tomar esencialmente corporativo o tradeunionista y


en cuenta el conjunto de contradicciones que se necesitaba de una conciencia socialista para
hoy sacuden a la sociedad moderna y que so- transformarlo. Desde cierto punto de vista, lo
lamente podrían ser superadas si se pensara que acabo de decir es semejante a esta idea. Sin
el movimiento social y el movimiento político embargo, yo creo que hay que tener en cuenta
de una manera distinta que la manera clásica las siguientes precisiones: en primer lugar, se
de los partidos obreros. Estos, al defender los emite cien años después y frente a otros pro-
intereses estrictos de los trabajadores, pugna- blemas y, a su vez, se señala otra fuente de sub-
ban al mismo tiempo por la transformación de jetividad, otro elemento de constitución de la
la sociedad en la medida en que los intereses subjetividad que no está dado simplemente por
estrictos de los trabajadores se correspondían la idea que Lenin se hacía de un polo socialista,
totalmente con esa nueva forma de la socie- un polo intelectual-socialista donde cristaliza-
dad que podía ser la sociedad socialista. En ba y condensaba la idea de transformación en
realidad, el trabajo asalariado forma parte del virtud de la posesión de una teoría que apare-
sistema de reproducción del capital. Y tiende cía como verdadera estructura de sentido de
a constituirse, a abroquelarse y a corporativi- toda la realidad. En Lenin esa expresión tenía
zarse en la defensa del propio sistema, por lo sentido porque el marxismo para él era una
que ninguna lucha social en pro de las estrictas verdad a priori. Creo que si partimos de esta
reivindicaciones de los trabajadores tienen la idea, si admitimos la idea de una crisis epocal
posibilidad de transformarse en una lucha por del marxismo y de los marxistas (y en este sen-
la sustitución de un sistema si no está media- tido tiendo a coincidir con Bobbio y no porque
da por una fuerte subjetividad, la que no puede se piense que el marxismo es impoluto y son
surgir espontáneamente de la propia lucha de solamente los marxistas los que entran en cri-
los trabajadores. Con esta afirmación tal vez sis, sino porque Bobbio nunca pensó desde el
pueda decirse que, de algún modo, rescato la marxismo y yo quisiera ya no pensar estricta-
respuesta que en su momento dio Lenin a esta mente desde el marxismo, sino más bien desde
crisis inicial del marxismo, a fines del siglo Marx y desde los problemas que se suscitaron
pasado y comienzos de este siglo: la idea de a partir de Marx), el debate puede tener sig-
que el movimiento obrero era un movimiento nificación. Si de alguna manera los que están
734 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

adscriptos a la idea del marxismo reconocen descarnada puedo llegar a la conclusión de que
este cambio, reconocen que hay una consuma- es imposible pensar un proceso de transforma-
ción de toda una época histórica y hoy ya no ción en la sociedad presente sin establecer un
se pueden plantear la tarea y los problemas del encuentro con Marx.
socialismo como la prolongación estricta de
las necesidades del movimiento obrero y si se ¿Pero solamente con Marx o también con toda
admiten aún con cautela, puede ser extrema- la tradición del socialismo utópico del siglo
damente productivo un debate sobre el marxis- pasado: Saint-Simon, Fourier, Proudhon,
mo y su crisis. Con esto no estoy diciendo nada etcétera?
sobre el movimiento obrero en sí, ese es otro No digo solamente con Marx pues debe ser
problema. Estoy hablando del destino mesiáni- necesariamente con otros, con toda esa tradi-
co del movimiento obrero. Pero si esto es así, ción que mencionas.
si aceptamos esta idea de la desaparición, de la Por supuesto no se puede olvidar a Proudhon,
afectación de la idea de una clase histórica que por ejemplo, pero no es lo mismo Marx que
es el soporte la transformación, si el soporte Proudhon hoy. Pensando en Marx, me parece
de la transformación es una subjetividad que que nos legó muchos conocimientos ya no es-
rompe estrictos límites de clase y que configura trictamente en el terreno histórico, económico
un nuevo sistema de agregación en la sociedad o filosófico, sino también en el terreno político.
que suma lo que antes no podía ser sumado, en- Construyó un paradigma político que se asien-
tonces nosotros podemos volver y ver de una ta sobre la idea de la necesidad de la construc-
manera mucho más laica y descarnada esto ción de otra manera de relacionarse de los
que se llama la crisis del marxismo, podemos hombres, de la necesidad de construir otro tipo
tratar de observar con mucha más tranquilidad de sociedad, pero intentó mostrar cómo esta
y sin desgarrar nuestras vestiduras qué queda sociedad no es una construcción meramente
de Marx a cien años de su muerte, qué sigue utópica, vale decir una construcción ex-nihilo,
alimentando nuestras luchas, qué es lo pere- sino que sólo puede ser pensada y construida
cedero, lo que corresponde al siglo pasado y a partir de los elementos y de las fisuras de la
qué es lo que tiene aún vigencia en este siglo. sociedad presente. Esa idea de Marx de que la
Haciéndome esta pregunta de manera más utopía era la posibilidad de realizar algo cuyos
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 735

elementos ya estaban presentes, esa idea de de Marx, porque me parece que nos afinca en la
la “terrenalidad” de la utopía pienso que debe necesidad de entender que la lucha por la trans-
ser rescatada porque tiende a darle a la nece- formación de la sociedad actual y la conquista
sidad y a la posibilidad de conquista de una de una sociedad futura mejor está inscripta en
sociedad mejor una encarnadura material que la sociedad presente. Nos ayuda a comprender
los hombres deben saber descubrir en la propia la necesidad de movimientos sociales, políti-
lucha de su época, en los propios movimientos cos, culturales, de civilización de las costum-
de su época. En ese sentido, y alimentando po- bres, que sepan ver lo que aún no existe en su
derosamente una utopía de transformación, plenitud pero cuyas huellas se detectan en el
Marx no es, sin embargo, un utopista. Es esen- presente. Solamente manteniéndonos con este
cialmente un pensador no utópico. ¿Cómo se pie en tierra de la sociedad presente y con una
entiende esta aparente paradoja? Hay dos ma- visión de transformación es posible imaginar
neras de entender la utopía. La utopía como un que la sociedad puede ser transformada, que
norte ideal que permite descubrir lo que se aso- es posible pensar una sociedad de nuevo tipo.
ma en la vida de la sociedad, lo que corroe una Y creo que pensar una sociedad de nuevo tipo
manera histórica de vivir de los hombres, lo es un horizonte moral de importancia para los
aún no existente. La otra forma de entender la hombres. Es una postura intelectual y moral
utopía es como una construcción ideal, como frente a la realidad. Por último, debemos re-
una sociedad perfecta la cual los hombres de- cordar además que detrás de la idea de la cri-
bían acomodarse. Marx no fue un constructor sis del marxismo se oculta la idea de la impo-
de utopías en este último sentido, pero trató sibilidad del socialismo, de la imposibilidad de
siempre de prefigurar un futuro. una sociedad mejor. Sin embargo, la idea de la
imposibilidad de una sociedad mejor se funda
¿Se puede rescatar una utopía marxiana?, en última instancia en otra filosofía de la histo-
¿se puede seguir siendo marxista hoy? O di- ria tan negativa como aquella que se criticaba
cho en otros términos, ¿qué significa hoy ser en el marxismo, filosofía que nos lleva a reco-
marxista? nocer la “naturalidad” de lo existente, que nos
Pienso que hay que rescatar este utopismo impulsa a ser siervos de lo existente, en lugar
materialista de Marx, este utopismo terrenal de hombres libres que pugnan por cambiar lo
736 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

existente. Entonces, yo diría para finalizar que, una cuestión más interesante y problemática
quizás, una manera de seguir siendo marxista como desafío teórico y político-práctico, que
hoy es afincarse en esta idea de transformación, apareció en una observación tuya respecto del
en esta idea de cambio de la sociedad, en esta achicamiento numérico de la clase obrera en
dimensión utópica del pensamiento de Marx el capitalismo actual, el cual no sólo ya es no-
que no nos aparta de la realidad sino que nos table hoy, sino que se percibe como creciente
arrastra violentamente hacia esta para ver allí en el futuro inmediato en la medida en que
lo que efectivamente está cambiando, lo que se se extienda el proceso de robotización indus-
mueve, lo que quiere expresar otra realidad que trial, por ejemplo, lo cual incluso ha llevado
no puede aún cristalizar porque los hombres no a poner en cuestión la propia teoría del va-
siempre logran llevar a cabo lo que se proponen lor. Se trata de un fenómeno de las socieda-
ser o lo que imaginan que quieren ser. des capitalistas desarrolladas, sin duda, pero
también presente en sociedades capitalistas
Esta última parte de tu intervención plantea dependientes y nos replantea la cuestión de
de alguna manera el problema del sujeto de la cómo se transita y de quién dirige el tránsito
revolución, o del actor principal del proceso de estas sociedades a otras de nuevo tipo, a las
de transformación de la sociedad capitalista que seguimos denominando socialistas.
hacia una de nuevo tipo, que es también un El problema que planteas puede ser visto
viejo problema dentro de las tradiciones so- desde varios costados. Yo trataré de respon-
cialista y marxista, entre otras cosas, lo que derte abordando tres problemas: 1) la desapa-
ya es una perogrullada, porque la mayoría de rición de una forma histórica concreta del pro-
las revoluciones socialistas tuvo por sujeto letariado moderno: la clase obrera industrial,
decisivo, cuando no principal, a campesinos considerada como lo fue “el sujeto histórico de
más que proletarios, a diferencia de lo que la revolución”; 2) la consumación de una forma
pensaba Marx. Me parece, aquí, que es atina- de organización política consustancial a aqué-
do recordar aquella célebre expresión del joven lla tanto su faz socialdemócrata como su faz le-
Gramsci acerca de que la revolución soviéti- ninista; 3) la caducidad de una concepción es-
ca fue una revolución contra El capital. Pero trecha de la transformación social en términos
no quiero preguntarte sobre esto, sino sobre exclusivos de “revolución”. Como advertirás
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 737

estos tres problemas están estrechamente vin- de liberación que se consumaba en el proceso
culados con el tema que planteas en tu pregun- mismo de disolución de ese sujeto histórico. El
ta. Veamos el primer problema. La idea de suje- proletariado, al liberarse a sí mismo, liberaba a
to histórico de la transformación está en Marx todos los hombres; pero liberándose dejaba de
y es el componente fundamental del marxismo, ser, por esto mismo, “proletariado”.
pero está también en la tradición socialista pro-
veniente de otros filones ideológicos. Esta idea Esta parece una idea más metafísica que
de que la transformación se encarnaba en una materialista.
clase social determinada que constituida polí- ¡Es claro que estamos frene a una afirma-
ticamente como tal se hacía cargo del cambio ción metafísica! ¡Pero esta idea fue el principio
social, de una clase “sujeto”, cristalizó históri- motor de las grandes organizaciones políticas
camente en el proceso de constitución de los del proletariado! Lo que quiero decir es que
grandes partidos obreros socialistas. La afirma- ese principio metafísico tenía valor como mito
ción teórica se validó prácticamente. La idea de político porque en los hechos, en la realidad,
sujeto histórico era correlativa de la presencia existía un polo de negatividad en torno del
práctica de una fuerza social que se concebía movimiento de los trabajadores. La clase obre-
a sí misma como transformadora. Esta fuerza ra podía ser en la teoría un “sujeto histórico”
social, constituida en partido político, encarna- por el hecho de que lo era en la realidad de su
ba en sí misma a una clase social destinada a tiempo.
cambiar radicalmente, esto es, de raíz, el sis- El problema aparece bajo una nueva faceta
tema burgués o capitalista. Transformación y cuando esa clase determinada a la que histó-
revolución eran términos equivalentes y hacían ricamente se la ha identificado como “sujeto
referencia a la radicalidad del proceso. Este histórico” tiende a modificarse tanto cuanti-
podría ser más o menos violento, corto o pro- tativa como cualitativamente. Si hoy aparece
longado, acto o proceso, en fin, las discusiones como una clase en extinción, para decirlo pro-
al respecto fueron muy variadas, pero todos vocadoramente, si la clase obrera tal como ha
pensaban que sólo través de una revolución sido pensada y representada por la tradición
ese sujeto histórico que cargaba a cuestas un socialista es hoy un hecho del pasado, o un
destino inexorable podría realizarlo en un acto sector social que se bate en retirada frente a
738 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la revolución tecnológica, si esto es hoy o será indiscutible que la clase obrera industrial cons-
mañana tal como lo afirmo, toda una cadena de tituye un sector cada vez más minoritario de la
razonamientos eslabonada con aquella premi- sociedad moderna.
sa pierde su fundamento y debe ser cuestiona- Y es posible imaginar en el futuro una so-
da. Yo sé que en la vida real lo que planteo es ciedad automatizada a un punto tal que ese
mucho más complejo, pero intento describir sector de trabajadores quede reducido a una
una línea de tendencia de la sociedad que no mínima expresión. Esto ya había sido contem-
puede ser negada o desconocida por los so- plado por Marx en sus famosos manuscritos
cialistas sin no quieren ser una fuerza ideal y de 1857-1858, a los que antes hice referencia.
política del pasado. Colocándonos entonces en Reflexiona allí sobre el problema y adelanta
este plano general, yo pienso que la situación hipótesis de extrema actualidad. Y no porque
histórica que dio fundamento material a la idea fuera omnisciente y pudiera prever las carac-
de sujeto de transformación y a la consiguiente terísticas particulares de las nuevas tecnolo-
teoría de la revolución y del partido “de clase” gías, sino porque la prolongación lógica de su
está cambiando, ha sufrido una metamorfosis razonamiento lo llevaba a enfatizar al sistema
que tiene a su vez la virtud de mostrar las ca- capitalista como un modo de producción que
rencias de que tal teoría (y por supuesto, tal posibilitaba la transformación del maquinismo
idea) encerraba. Pero no podemos dejar de ver industrial en una suerte de gran autómata que
que estas mismas carencias deben ser situadas subsumía real y formalmente la clase obrera al
históricamente para no incurrir en la soberbia capital con los consiguientes efectos de su ten-
de hacer del pasado una mera suma de errores. dencial reducción numérica y su enajenación
Y esto resulta mucho más fácil de ser dicho que cualitativa.
de ser llevado a la práctica en la reconstruc- Sin embargo, debo aclararles que esta prog-
ción historiográfica o en la reflexión teórica. nosis tan clarividente quedó oculta en manus-
Pero volviendo al tema inicial, hay un evi- critos exhumados casi un siglo después de ha-
dente achicamiento de la clase obrera en la ber sido escritos y que los marxistas estaban
sociedad moderna. En su cantidad numérica, persuadidos de que a medida que fuera cre-
en su proporción con el resto de la población ciendo el capitalismo se produciría un aumen-
y en su peso político y social. Hoy es un hecho to cualitativo del peso específico de la clase
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 739

obrera. Esta tendencia, considerada como una y la requerida distribución social de la masa
ley inexorable, se deducía estrictamente del de bienes creados. Esa distribución requería
análisis de Marx, quien —no puede negarse— objetivamente de un sistema que no podía ba-
participaba de tal idea. Hay que tener en cuenta sarse en la utilización de un ingreso derivado
que esta lectura de las leyes de tendencia del del trabajo, porque éste dejaba de ser la cate-
capitalismo se correspondía en la práctica con goría determinante de aquél. La presencia de
un vertiginoso crecimiento del proletariado in- una contradicción insoluble en los términos
dustrial y con la formación de los grandes par- del capitalismo, no significaba para Marx su
tidos obreros. Y por eso pudo tal vez imponerse inexorable derrumbe —aunque es esto precisa-
como una verdad adquirida en el movimiento mente lo que dedujeron sus discípulos— sino
socialista. Una vez hecha esta aclaración qui- la presencia de una “barrera” que debía tener
siera seguir reflexionando sobre esas sendas consecuencias profundas sobre la sociedad en
perdidas del análisis de Marx que lo conduje- su conjunto. Los sistemas socialistas han eludi-
ron a plantearse a sí mismo, dado que nunca do parcialmente el problema a costa de afectar
publicó la conclusión a la que llegó, que la ley la productividad y la innovación tecnológica.
del valor, luego de haber durante largo tiempo Se mantiene el objetivo de la ocupación plena
determinado o condicionado el movimiento del disminuyendo la rentabilidad de las empresas
capital en su conjunto, dejaba de tener validez o dejándolo por completo de lado. La pregun-
en el capitalismo. ta es ¿hasta cuándo? Los países capitalistas lo
Marx pensaba que la expansión futura del morigeran a través de métodos tan clásicos
capital y la transformación de la ciencia en un como la desocupación, el cierre de empresas,
poder productivo directo, derivada necesaria- la expansión del terciario, el seguro de desocu-
mente de la primera, convertían a la contabili- pación, etc. Pero en la crisis fiscal del Estado
dad en tiempo de trabajo en una base estrecha, actual están en parte las consecuencias de
excesivamente estrecha, para medir la riqueza un comportamiento semejante. Lo notable de
social. En una situación semejante, la teoría del la sociedad moderna es que la desocupación,
valor caducaba, dejaba de tener validez. Y de para tomar el caso de los siete países más im-
tal modo se abría en la sociedad una contra- portantes de Europa, afecta fundamentalmen-
dicción insuperable entre el trabajo asalariado te a sectores que tienen una mediana o alta
740 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

calificación técnica, o preparación profesional. social, otra forma de vida económica y social
Ya no son desocupados los que no sirven para de los hombres, que el presente margina en ese
el trabajo o no tienen calificación alguna, sino terreno despreciado de la imaginación utópica.
aquellos que sí la tienen. Si ésta es la realidad y Por todo esto pienso, como decía antes, que
si se advierte que hay una tendencia creciente no se puede dejar de hablar de la presencia de
a la desocupación, independientemente de los una crisis del marxismo, pero asumirla en la
ciclos coyunturales de las economías capitalis- plenitud de sus significaciones significa hablar
tas, sería ridículo negar que al mundo de hoy también de la crisis de las premisas básicas,
se le plantea un grave problema que no sabe históricas, sobre las que se legitimó el sistema
cómo resolver. capitalista imperante como un orden económi-
La ciencia económica, o las ciencias sociales co, social y político capaz de asegurar oportu-
en general, parecieran ser incapaces de encon- nidades vitales para todos los hombres.
trar salidas viables manteniendo las condicio- ¿No ha entrado en crisis una certeza del ca-
nes económicas-sociales existentes. pitalismo cuando la realidad evidencia el sin-
Habrás leído recientemente la conversa- sentido de depositar en el pleno desarrollo eco-
ción entre los economistas P. Sylos-Labini y V. nómico las posibilidades crecientes de satis-
Leontief publicada en un número de Debates. facción para todos o la mayoría de esas oportu-
Me sorprendió el pesimismo con que analizan nidades vitales? La certeza de poder alcanzar y
las posibilidades de nuestras sociedades para mantener la ocupación plena, la expansión ple-
soportar las revoluciones tecnológicas sin una na de los recursos, la incorporación plena de
desocupación creciente. los trabajadores al disfrute de un sistema políti-
co y social que avanzaba en su democratización
¿Por qué dices que son pesimistas? simultáneamente con su motor propulsivo que
¿Por qué son pesimistas? Porque siendo las era el crecimiento, o el desarrollo o como se lo
medidas a tomar fuertemente contradichas quisiera llamar; todas estas “plenitudes” que el
por la naturaleza del sistema económico-so- capitalismo defendía como elementos connatu-
cial imperante, la única manera de pensar en rales a su propia naturaleza, como atributos ex-
soluciones de mediano o largo plazo supone clusivamente suyos, todo este mundo de certe-
imaginar otro tipo de organización de la vida zas que unían en un haz sólido de modernidad a
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 741

crecimiento y democracia, todo esto ha volado como el de la clase obrera industrial, desapare-
por los aires, todo se ha esfumado y la incer- ce el sustrato material que permitía fundar las
tidumbre, el principio de incertidumbre, da la ideas de representación y de delegación sobre
tonalidad característica del pensamiento social las cuales se configuró la teoría y la práctica
en su conjunto. El umbral crítico alcanzado por del partido obrero. Porque la idea de la exis-
el proceso de modernización pone en crisis el tencia en la sociedad de un sujeto transforma-
paradigma marxista, ¿pero puede ser una so- dor encarnado en una clase social determinada
lución al problema revestir de características conducía necesariamente a la que depositaba
mágicas al paradigma del mercado, cuya vigen- en la organización política de la clase, esto es,
cia histórica es la que ha dado al mundo actual en el partido, la realización de la tarea históri-
su morfología concreta? Frente a esta crisis de ca al que aquél estaba convocado. Apenas se
las ideas fundamentales que constituyeron el conforman a fines del siglo pasado las grandes
mundo moderno, el pensamiento social se ha organizaciones sindicales y políticas de los tra-
achicado, se ha tornado “débil”, porque sabe bajadores se evidencian de inmediato los pro-
pero no “puede”. blemas que arrastran consigo estas funciones
Vayamos ahora al segundo problema, al de de “representación” y de “delegación”. Y es
la consumación de una forma histórica de or- interesante destacar la forma ideológica que
ganización política de la clase obrera. Si en las asumía la problemática: el cuestionamiento de
sociedades modernas se han producido trans- una concepción simplista de ambas categorías
formaciones reales que cuestionan una idea remitió al descubrimiento de la mayor comple-
del movimiento obrero estructurado histórica- jidad de la sociedad respecto de la matriz teóri-
mente en correspondencia con una fase deter- ca adoptada para analizarla, y esto a su vez pre-
minada del proceso de industrialización, como cipitó la llamada crisis del marxismo a la que
lógica consecuencia se desvanecen las preten- antes hice mención. Esta crisis, a su vez, giró
siones de alcanzar esa fusión monolítica entre profundamente en torno del problema de los
movimiento social, acción política y teoría de intelectuales. ¿Por qué ocurrió de ese modo?
la sociedad, que constituía el fundamento del Porque ninguna discusión teórica, por más so-
partido obrero o del partido de clase. Afectada fisticada que fuera, podía ocultar el hecho evi-
la solidez y expansividad de un estrato social dente de que tales partidos eran el resultado
742 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del encuentro de los intelectuales con las élites imposibilidad de identificar el ideal socialista
obreras. La discusión sobre si el ideal socia- con un modelo determinado de transformacio-
lista surgía espontáneamente de la dinámica nes sociales. La teoría y la práctica de un par-
propia del movimiento de los trabajadores o si tido de clase que representa a los trabajadores
era producto de la fusión de la ciencia con la y que trata de organizarlos en la defensa de sus
existencia, no alcanzaba a ocultar este hecho intereses que son los de una política de trans-
evidente del desplazamiento de un amplio cam- formación económica y social, esto es lo que
po intelectual hacia un movimiento social que ha entrado en crisis porque no existe una direc-
mostraba capacidad de autoorganización, y de ción de cambio que prefigure una sociedad sin
resistencia a los efectos de la industrialización. la presencia de las categorías definitorias del
capitalismo. Esto por un lado.
¿Qué se puede decir hoy de esta fusión? Por el otro lado, no debemos olvidar que los
Pienso que esta fusión histórica ocurrida grandes partidos obreros fueron socialistas
hace ya casi un siglo ha consumado su fun- o comunistas (como el caso de los italianos),
cionalidad: dio lugar a experiencias radicales pudieron hacerse cargo de la complejidad cre-
de transformación que produjeron sociedades ciente de las sociedades a condición de ser
más igualitarias pero menos libres que las oc- cada vez menos partidos de clase y cada vez
cidentales, de todas maneras sociedades de más partidos populares, esto es, partidos que
ninguna manera identificables con el ideal de representan a los trabajadores y a los sectores
Marx y de los grandes partidos socialistas; populares en general. Quienes no pudieron
produjo experiencias muy importantes de or- acceder a esta esfera de lo político quedaron
ganización democrática de la economía y de relegados a la condición de grupos minúsculos
la sociedad como la de la socialdemocracia instalados en la ideología u organizaciones en
europea; permitió que se constituyera un gran proceso de desintegración (como el caso de
movimiento de contestación en el mundo a la los comunistas españoles y franceses). Pienso
dinámica propia del capitalismo, sin cuya pre- que en el caso de América Latina nunca exis-
sencia esta dinámica hubiera sido distinta y no tió el espacio propio que tuvieron los socialis-
creo que mejor; en fin, permitió muchas cosas, tas hacia fines de siglo, por lo que en realidad
pero ha dejado como saldo y como herencia la nunca pudo darse el fenómeno mencionado de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 743

partidos “de clase”. Entre nosotros, quienes así que pareciera haber alcanzado ya su punto
se definieron, fueron sólo organizaciones inca- de máximo esplendor y se enfrentará ahora a
paces de transformarse en los grandes partidos una penosa decadencia. Tanto más penosa por
de masas de los que estamos hablando. Pero cuanto una política de defensa estricta de los
lo que me interesa recalcar que aún la funcio- intereses de los trabajadores tiende a conver-
nalidad misma del partido político como tal tirse en una política que privilegia una parte en
ha entrado en crisis en la sociedad moderna desmedro del conjunto de los trabajadores, que
y como un fenómeno concomitante con la cri- bloquea las posibilidades de los cambios, y que
sis del Estado Social o del llamado Estado de se expresa como una fuerza de conservación y
Bienestar. no de transformación.
Yo no pienso que esto sea en sí malo o bueno.
¿Qué podrías decir de la crisis de la “forma Ninguna otra propuesta de avance puede vali-
-partido”? darse a costa de dejar en la calle a los trabaja-
La “forma-partido” pareciera mostrarse inap- dores y sin siquiera la esperanza de que alguna
ta para asumir y resolver en un sentido positivo vez vuelvan al trabajo. El hecho de que la clase
los procesos de complicación social y cultural obrera aparezca como obstaculizando la reno-
de los que constituyen un testimonio muy evi- vación técnica y defendiendo una manera de
dente la explosión de nuevas formas de agrega- producir que aparece arcaica y antieconómica
ción, de los llamados nuevos sujetos sociales. según los criterios modernos de rentabilidad,
Y el movimiento general de los trabajadores, muestra el tipo de contradicciones con que se
sus organismos y sus tradiciones no parecen enfrenta la sociedad actual: una propuesta de
ser capaces de hacerse cargo de los problemas renovación vertiginosa que la sociedad no pue-
que estas realidades crean. Existen por tanto de metabolizar sino a costa de sacrificios sin
limitaciones prácticas y teóricas que impiden futuro. Por eso es necesario pensar una acción
a una tradición política y cultural determinada de transformación, no digo total, pero por lo
visualizar problemas para afrontar, los cuales menos de mayor alcance que esté en condicio-
tienen enormes carencias analíticas y teóricas. nes de comprometer en torno a su realización
Esta es, en síntesis la situación actual de a la multiplicidad de sectores que afloran en la
un movimiento histórico de transformación realidad.
744 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Pero esta empresa colectiva ya no pasa por colocando esta lógica bajo el control social?
la potenciación o la constitución de un partido ¿Es posible imaginar formas de la vida econó-
del proletariado en el sentido clásico. Esta eta- mica y social donde la innovación técnica y el
pa ya se ha cumplido en las sociedades indus- principio de la rentabilidad no sean sus instru-
triales, y en las que no pudo ocurrir así resulta mentos decisivos y orientadores? Si ninguna
vano confiar en que alguna vez ocurra. Es ver- forma de sociedad puede vivir si no se produce
dad que no hay una temporalidad uniforme en y en las condiciones dictadas por un mercado
los procesos sociales, pero es imposible ima- mundial que articula las economías naciona-
ginar un camino que dé validez histórica a lo les, ¿es posible escapar de la lógica capitalista
que ya no lo tiene. Es necesario imaginar otros (mercantil-privada)? Dicho de otro modo, ¿es
tipos de agregaciones políticas que sean aptos posible imaginar en el mundo actual la “salida
para articular sectores sociales diferenciados y del capitalismo”?
contrapuestos aún en el interior de una misma Estoy convencido de que cuando las cuestio-
clase social, siendo como son el producto de la nes se plantean en estos niveles de abstracción
forma que adquiere el Estado moderno. Y la no- resultan de solución imposible. Pero pienso
ción de complejo referida a la sociedad signifi- que si dejamos de lado estas preguntas nos ve-
ca precisamente esto: que se ha constituido un mos irremisiblemente arrastrados a naturalizar
tipo de Estado que introduce formas inauditas el presente, a aceptar lo dado, a rechazar lo
de difusión capitalista de la política y destina- aún no existente, a reprimir la imaginación. Si
das a trastornar toda la estructura del conflicto acepto incorporar las dimensiones de lo utópi-
social y de la lucha política. co, me niego a aceptar el pasivo doblegamiento
En una situación que en la terminología ac- del pensar. Porque además estoy persuadido
tual se define como la ingobernabilidad, ¿es de que, a diferencia de lo que se intenta impo-
posible compatibilizar intereses en pugna a ner, cuanto más dramático es el presente más
favor de una propuesta aceptada de transfor- necesario es que el mañana aparezca en el
mación? Si la transformación no puede ya ser horizonte.
entendida en el sentido de la industrialización Creo que es a partir de todos estos recono-
con hegemonía obrera, ¿cómo hacer avanzar cimientos que debemos plantearnos el tercer
la sociedad sin aceptar la lógica del capital o problema al que me referí, el de la caducidad
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 745

de una concepción estrecha de la transforma- y a su capacidad de monopolio de la fuerza or-


ción social que se expresa en la noción clásica ganizativa una legitimidad revolucionaria que
de “revolución”. Sería largo recorrer la histo- en el socialismo clásico se situaba en una clase
ria de esta categoría tal como fue recogida y social determinada. La idea de Marx de una ca-
reelaborada por Marx y como entró luego en pacidad de autoliberación de los trabajadores,
la tradición socialista. De todas maneras, cuan- que posibilitada por la sociedad moderna se
do entre nosotros, americanos, se utiliza esta realizaba en su constitución como clase revo-
categoría y se le asigna en el pensamiento de lucionaria, se transforma con Lenin en la teoría
izquierda una función estratégica dirimente, de de un partido que asumiendo el destino histó-
un modo u otro, sabiéndolo o no, nos estamos rico de los trabajadores organiza las fuerzas de
refiriendo más a las conceptuaciones de Lenin contestación, realiza la revolución y constituye
que a las del propio Marx. Sería una tontería el nuevo Estado bajo su monopolio absoluto.
reflexionar sobre este tema sin hacerse cargo Se ha señalado y con razón que la revolución
del problema que implica que la mayor tradi- como organización desempeña hoy el papel de
ción revolucionarias del siglo es la leninista y un Leviatán moderno; un Leviatán que apues-
que ésta ha adoptado formas aparentemente ta a un proceso político monopolizado por el
diferenciadas pero en esencia idénticas en su partido para romper las constricciones históri-
filiación. A los temas en torno de los cuales cas de una sociedad capitalista atrasada y para
Marx planteaba la revolución, los de un mo- encarar el desarrollo económico. De todas ma-
vimiento radical que se convirtiera en el co- neras, en el leninismo la relación con la tradi-
ronador de un proceso de socialización de la ción no ha sido cortada y la idea de clase sujeto
política y de la extinción del Estado como “so- general, del proletariado como clase general,
ciedad política”, inscriptos ambos en el supues- está en la esencia misma de la matriz teórica
to de racionalidad subyacente, Lenin le agrega y estratégica.
un elemento que se tornará decisivo: el de la Si, como dijimos antes, esta clase obrera en
teoría de la revolución como organización. los grandes países industriales está dejando de
Planteado el asunto de este modo, todo el con- ser lo que era por los efectos de una produc-
cepto tradicional de revolución se trastoca en ción post-mecanizada y regida por la electró-
la medida en que se otorga al partido político nica y el automatismo total, si esa clase obrera
746 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ya no es o no está siendo una “clase general”, tonalidad completamente distinta. Si dejamos


un sujeto histórico privilegiado de la sociedad de considerar a la clase obrera como una fuer-
capitalista, entonces las grandes categorías za histórica dotada de una intrínseca fuerza
derivadas de esta verdad adquirida a partir expansiva de larga duración y colocada, por
del análisis de Marx, categorías como las de tanto, en el centro de una constelación de fuer-
revolución y socialismo, quedan lógicamente zas distintas, si el modelo que se fundaba en
afectadas. Si la clase obrera se aproxima a su la centralidad productiva, teórica y estratégica
ocaso, y de poco vale decir que en tal o cual de la clase obrera está en desaparición, ¿cómo
lugar falta aún mucho para esto, toda la pro- podemos seguir pensando en los mismos tér-
puesta de la conquista de una sociedad dife- minos del pasado? Hay que tener en cuenta que
rente debe ser replanteada. Me parece que lo la declinación de la figura social “clase obrera”
que aquí expongo es claro como el agua y que está vinculada con la aparición de nuevas figu-
todo intento de negarse a ver estos hechos que ras sociales, que asumen nuevos roles, nuevas
están allí, delante de nuestras narices, es la competencias. ¿Cómo puede pensarse en supe-
desgracia más terrible que le pueda pasar a un ditar estas nuevas figuras a otra vieja que no
movimiento que se supone de transformación, sólo no puede por definición englobarlas, sino
pues sin saberlo ni quererlo se habrá de con- que es contradictoria de aquéllas? Pero ade-
vertir inexorablemente en un residuo histórico, más, ¿qué queda del concepto mismo de clase
es una fuerza conservación, incapaz de perci- construido por Marx?
bir ese movimiento real de las cosas sobre el ¿Hasta dónde puede dar cuenta de los nue-
que Marx basaba la cientificidad de su teoría. vos fenómenos de la sociedad que desdibujan,
Si dejamos de pensar en una clase sujeto que oscurecen y cuestionan el esquema dicotómico
en los países centrales ha dejado de serlo y que sobre el que Marx construye las categorías ana-
en nuestros países tal vez no lo haya sido nun- líticas? Creo que si pensamos a los problemas
ca, la significación real de las fuerzas sociales admitiendo estas preguntas podemos ver de
existentes, su potencialidad en términos de mejor manera qué son realmente los trabaja-
crítica y negación del sistema, los efectos de dores en nuestro país, para dar un ejemplo. Ni
transformación que a través de su articulación siquiera el discurso más alocado de la izquier-
puedan imaginarse y lograrse, adquieren una da puede afirmar que el movimiento obrero
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 747

argentino en concreto, es decir el movimiento entonces la siguiente conclusión: las fuerzas


obrero que tiene en la CGT su punto central sociales de transformación no están prefigura-
de agregación, es el núcleo de un proyecto de das, se constituyen permanentemente a través
transformación. Lo cual, no significa admitir de procesos políticos que rompen los estancos
que un proyecto de transformación pueda ha- cerrados de las clases y fuerzas tradicionales
cerse sin las fuerzas del trabajo o en contra de —y, desde este punto de vista, la clase obrera
éstas. también es tradicional—, la política en defini-
tiva produce los sujetos transformadores y no,
Lo que estás proponiendo es tanto una visión como se tiende a pensar, los expresa, los re-
diferente de la política como de las fuerzas so- presenta. Tiendo a pensar que las posibilidades
ciales transformadoras. de transformación, esto es, las posibilidades
Si la política debe dejar entonces de ser de consecución no de una sociedad perfecta,
imaginada como el enfrentamiento de dos sino de una sociedad mejor, y esta cualidad no
ejércitos compuestos por fuerzas regulares puede sino definirla en términos de libertad y
y constantes, siempre idénticos a sí mismos, de igualdad, o sea, de justicia, se aloja en los
pugnando uno por la revolución y el otro por la intersticios de la sociedad o no está situada en
conservación, uno por el pueblo y el otro por una clase en particular. La extrema variedad
el antipueblo, uno por el avance y el otro por de particularismos que fragmentan la sociedad
el retroceso, etc., etc.; si la política debe ser no en micros y macros corporaciones que pugnan
el mero hecho del reconocimiento de la diver- por defender intereses, posiciones o valores,
sidad, sino la búsqueda constante de síntesis que expresan su desagrado por una sociedad
que permitan avanzar en la implementación que exacerba las expectativas y las frustra de
de un proyecto compartido, descomponiendo manera brutal, deben encontrar formas de arti-
y recomponiendo las fuerzas existentes en el cularse en torno de un diseño, de un proyecto,
escenario; si la política de transformación no de un esquema —como se ve, trato de evitar
puede basarse en la confianza en la existencia la palabra “modelo”— en singular o en plural,
de un sujeto trascendental corporizado en una que permita colocar en el horizonte un futuro
figura social determinada, si todo esto que es- verosímil. ¿Cómo darle un norte a la innova-
toy diciendo tiene algo de razón, puedo extraer ción técnica y a la productividad evitando la
748 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

desocupación y sin hipotecar un futuro? Y digo a una cultura del recato, de la modestia, de la
esto último porque a veces ciertas medidas que austeridad y el control? El privilegiamiento de
aparecen como beneficiosas hoy acumulan tal todos aquellos mecanismos de acción, procedi-
grado de problemas mañana que se vuelven mientos, medidas y procesos económicos y so-
perniciosas. Apuntar hoy a la energía nuclear ciales que potencian la democratización de la
tal como ésta se plantea es hipotecar un futu- sociedad, su autoorganización, la formación de
ro. ¿En pro de qué cosa debemos hacerlo? Si instituciones de dirección de nuevo tipo, la re-
abandonamos los criterios que en su época nos forma profunda de las instituciones existentes,
llevaron a efectuar una industrialización susti- todos estos procesos sé que son de difícil reso-
tutiva que hoy muestra ser una rémora para la lución, pero se trata de pensar en ellos. Creo,
dinamización de la producción social, ¿a título por ejemplo, que los problemas de la televisión
de qué insistir en su reactivación? ¿No es po- estatal podrían ser resueltos de mejor manera
sible imaginar otros lugares y otros procedi- si el ente gozara de un estatuto como el de la
mientos que permitan ocupar a trabajadores? universidad, en lugar del sistema arbitrario,
Si sabemos que el desplazamiento hacia nue- despótico e ineficiente que hoy lo caracteriza.
vas industrias como la electrónica y la micro- ¡Y esto puede ser conquistado por la sociedad,
computación no contribuye manera decisiva o que es en definitiva la que paga! Es necesario
importante a disminuir los efectos de la des- que emerja en la sociedad un movimiento re-
ocupación, ¿qué sectores de la industria o de la formador capaz de ver los procesos sociales
actividad productiva o improductiva deberían no en términos de productividad, sino en tér-
ser privilegiados? Pero si nuestros objetivos minos de capacidad de liberación de los indi-
debieran ser la búsqueda de una sociedad más viduos y, de este modo, sí será posible volver
justa, ¿no son otros patrones que los de produc- luego sobre los requerimientos de la producti-
tividad, rentabilidad, etc., etc., los que debie- vidad, sin quedar preso de una lógica económi-
ran comandar el movimiento transformador? ca que doblega la imaginación, que nos impide
¿No hay que cambiar también patrones de con- pensar en lo que sí puede cambiar hoy. Si has
sumo que acentúan las diferencias, que impo- tenido ocasión de leer un reportaje publicado
sibilitan resoluciones parciales, que exasperan hace pocos días atrás en La Razón, un repor-
a los ciudadanos? ¿No es necesario abrirnos taje a un alcalde de una población marginal de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 749

Lima, recordarás que allí, en medio de una mi- Las grandes ideas de autoliberación, de au-
seria terrible, la voluntad de autoorganización toorganización, de experiencias de formas dis-
de los hombres, la imaginación para resolver tintas de “democracia directa” no son de fácil
problemas que son muy urgentes, están pre- aceptación ni por los gobiernos, ni por los sis-
sentes con una fuerza admirable. Cuando leía temas políticos, ni por las instituciones públi-
la nota me preguntaba si en la sociedad argen- cas o privadas existentes, ni por la sociedad
tina podrían existir experiencias de este tipo. Y misma. Sólo avanzan a contrapelo, imaginando
creo que no, porque la sociedad misma no re- salidas para impasses generados en la socie-
sistiría experiencias que serían vistas con des- dad, y sus dimensiones hablan de la cuota de
confianza por las instituciones de poder, que liberación y de autoemancipación humana, que
suscitarían las oposiciones de los organismos una sociedad es capaz de permitirse. Y yo diría
políticos en búsqueda de su manipulación, que que cuanto más débiles son esas dimensiones,
encontrarían los cubículos corporativos que menos libre es la sociedad en su conjunto.
se sentirían afectados por algo que escapa de La crisis en que está metido nuestro país,
su trama. Recuerdo, por ejemplo, el temor que pero en general la de nuestros países america-
despertó en los setenta el movimiento de ville- nos, no pareciera ofrecer salidas. Y esto no lo
ros, o la manera burocrática-estatal en que ha digo yo desde un repudiable catastrofismo mar-
sido puesto en funcionamiento el programa del xista. Lo dicen todos, desde los gobernantes
PAN bajo el gobierno radical. Cualquier tipo de hasta los políticos, pasando por los técnicos.
acción que tienda a potenciar la capacidad pro- Pero no podemos encontrar salidas porque es-
pia de organización de los ciudadanos en torno tamos prisioneros de los propios términos de
de pequeños o grandes problemas, choca de la crisis, razonamos desde su interior y es ella
inmediato con la extrema rigidez del sistema la que nos fija un horizonte de visibilidad. Si
político, con la susceptibilidad enfermiza de insistimos en esta manera de ver no creo que
estamentos como la Iglesia y el ejército que la Argentina tenga un futuro mejor, no creo
temen cualquier voz disonante, pero también que vislumbremos nuestro destino. Si naci-
con sectores de la sociedad de la que no de- mos como país organizado con la esperanza de
ben ser excluidos muchas veces los propios prendernos a un mundo que iba hacia lo mejor,
sindicatos. hoy que ese mundo ha perdido una dirección
750 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de avance y nosotros no tenemos lugar seguro La experiencia a la que acabas de hacer re-
en su recomposición. Si ninguna de las teorías ferencia, en Villa El Salvador, en el cinturón
que inventamos para imaginar que les podía- de Lima, que lidera Miguel Azcueta, es un
mos ser imprescindibles, hoy puede sostener- buen pretexto para introducirnos en otros de
se. ¿Será capaz América Latina de construirse los puntos planteados por esta conversación.
un destino propio que nos incluya? En realidad, es un buen pretexto para enca-
¿Seremos nosotros lo suficientemente ge- rar dos de esos puntos. Uno, la cuestión de
nerosos para pensar en esta dirección de bús- las relaciones entre democracia y socialismo;
queda? Hace pocos días, el presidente del Perú, otro, el debate acerca de Marx, del marxismo
Alan García, habló ante el parlamento argentino y de América Latina. Y no es casual, probable-
poniendo este interrogante. La suerte de Perú mente, que esta experiencia haya surgido en
también se juega aquí, el destino de Nicaragua el Perú. Un Perú que fue la cuna de un debate
está en América, pero del mismo modo nuestra como el de Mariátegui y Haya por los años
suerte se juega en Nicaragua. ¿Lograremos en- veinte, y el lugar donde se intentó pensar el
contrar otras formas de articulación que reba- marxismo desde una perspectiva americana.
sen el marco de la solidaridad, valiosísima por Esto se encadena su vez con una temática en
sí misma, como lo está mostrando el ejemplo la que trabajaste en los últimos años y en la
de Contadora? ¿Podremos encontrar formas que tu aporte funciona como una divisoria
de escapar aun parcialmente a los efectos de de aguas. Son dos cuestiones, creo. Una, la de
la crisis mediante una combinación de medidas Marx y América Latina, y la otra, la que se
extranacionales? ¿Podremos, como lo están refiere a cómo pensar desde el marxismo la
haciendo hoy los demócratas europeos respec- cuestión de la constitución de la nación…
to de su continente, volver a inventar América? Rememorando las circunstancias que me
Hay que negarse a admitir las cosas como son. condujeron a centrar mis reflexiones en estos
No hay que creer que el mundo deba ser fatal dos temas a los que hiciste referencia, me pa-
y eternamente como es, repetía Mariátegui. rece importante señalar que ambas preocupa-
Pienso que en esta frase está encerrado todo ciones surgieron concretamente en una situa-
el optimismo que sostiene el razonamiento que ción de exilio. Y yo diría que están fuertemen-
he tratado de exponer. te marcadas por esa impronta. De Marx y de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 751

Mariátegui me ocupé mucho antes de mi viaje de los setenta, pero también de la necesidad de
a México, en 1976. Es más, el planteo del pro- aprender a vivir en un país radicalmente distin-
blema de la incapacidad de Marx para abordar to del nuestro, como es México.
este continente inclasificable que es el nuestro, Dicho de otro modo, México es un país que
ya estaba hecho en un breve texto de no más ofrece al estudioso una riqueza de elementos
de nueve páginas que debía servir de introduc- nacionales como tal vez fueran las Galápagos
ción a un libro sobre el socialismo en América para Darwin. Es posible que lo que estoy di-
Latina, que nunca fue terminado de escribir. ciendo sea una absoluta tontería, pero esa
Pero allí yo solamente planteaba el problema. fue la sensación que tuve frente a dos países
El giro de la investigación, los caminos que re- americanos, que fueron, precisamente, México
corrió para avanzar en un terreno tan movedi- y Perú. Dos naciones con fuerte implantación
zo, los resultados que pueda haber alcanzado, indígena y campesina, dos especies de labo-
todo esto se hizo en el exilio mexicano y pien- ratorios políticos. Por primera vez supe en
so que le deben mucho a él. Tal vez si hubiera México lo que era el campesinado indígena;
decidido irme a Europa, a Italia, por ejemplo, por primera vez advertí que un mismo idioma
tan afín a mi ascendencia, a mis preferencias, no evita los problemas de traducción, sino que
mis reflexiones hubieran recorrido otros te- por el contrario puede dificultarlos al máximo;
mas o problemáticas. Esto no lo sé, pero de lo que las tradiciones son elementos intransferi-
que sí estoy absolutamente persuadido es de bles y de dificultosa comparación; que un con-
que no se puede cortar sin consecuencias ese junto nacional distinto del nuestro nunca deja
hilo invisible que nos une al suelo, y agregaría de ser ajeno a nosotros, ni mejor ni peor, pero
que en muchos casos las consecuencias son siempre distinto. México era además el país
favorables y, si me apuran, podría llegar a de- que había protagonizado una gran revolución
cir hasta que son favorables siempre, sin que campesina, tal vez la primera de este siglo, y su
por esto se me pueda acusar de propiciador sociedad atravesaba esos momentos de cam-
del exilio como forma de conocimiento. Creo bios de época en que se preguntaba a sí misma
que en el exilio mexicano surgió una serie pre- si era todavía hija de esa revolución, o ya ha-
ocupaciones, derivada de la angustiante expe- bía dejado definitivamente de serlo. Allí, en ese
riencia de los hechos vividos en la Argentina país, se había producido tal vez el fenómeno
752 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

intelectual más importante en América Latina: pensar las coordenadas del lugar en el que, y
una concentración inaudita de corrientes in- desde el cual, se piensa. Pero lo que no es habi-
telectuales originadas por los exilios políticos tualmente un hecho de conciencia, se convier-
que habían asolado antes a la España de la te, podríamos decir, en un hecho de existencia
guerra civil, y que asolaban ahora a los pueblos cuando el desplazamiento se produce. Y el que
sudamericanos y centroamericanos. Fue el en- este virar del pensamiento a veces no ocurra
trecruzamiento de discursos disímiles, de ex- puede, si razonamos bien, ser la prueba indi-
periencias diferenciadas, de experiencias polí- recta de lo que estoy diciendo. Situado en otro
ticas diversas, de matrices culturales distintas, lugar, en un espacio nacional caracterizado por
lo que creó la posibilidad de medir efectiva y una multiplicidad de elementos tan significati-
no ritualmente nuestras ideas con las de los vos, yo podía plantearme problemas o maneras
otros. Estoy convencido de que fueron todas particulares de verlos que antes no me había
estas circunstancias y las que no menciono planteado en mi indagación. Yo venía traba-
pero que se refieren a la configuración del teji- jando desde hacía varios años sobre el tema
do intelectual plural, las que permitieron que se de la expansión del marxismo como si ella
diera una estación muy fértil del exilio latinoa- fuera el resultado natural de la potencialidad
mericano en México, de la que yo me siento un de éste. Ahora lo que me interesaba ver eran
usufructuario privilegiado. ¿Por qué? Porque los obstáculos que dificultaban su difusión. Y
me permitió darle a mi trabajo intelectual una esto me remitió al origen, al conocimiento de
dimensión, una manera de ver los hechos que que el socialismo en América no pudo contar
acaso no hubiera podido alcanzar en mi país, para su expansión con una reflexión de Marx
por lo menos en esa Argentina que yo recuer- en la que apoyarse. Pero la recopilación de tra-
do, en la Argentina de mis años. Por supuesto bajos de Marx y Engels sobre América Latina
que en la Argentina de mi exilio, la del Proceso, —que tan bien preparó Pedro Scaron y que yo
nada de esto era pensable. Pero ¿qué es lo que edité en los Cuadernos de Pasado y Presente
se produjo en México? En esencia, un cambio en 1972— mostraba que si bien los textos de
del punto de observación, desde el sitio desde ambos pensadores sobre nuestra realidad no
el cual pensaba. Y esto tiene relevancia porque eran demasiados, eran sí suficientes para sa-
nunca cuando se piensa se incorporan en ese car conclusiones sobre el modo particular
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 753

en que Marx vio a nuestro continente, sobre descalificar el valor explicativo de una noción
lo que pudo ver y sobre lo que se empecinó desde la cual se analizaron los errores de Marx:
en ver mal. La idea de que Marx despreció a el concepto de “europeísmo”. Si aceptaba sin
América, justificó la ocupación de territorios discutir la idea de que la condición de europeo
mexicanos por los Estados Unidos, pensó que de Marx establecía un límite insuperable para
lo mejor que le podía ocurrir a México era su analizar otras realidades irreductibles al mode-
ocupación total, etc., etc., es tan generalizada lo “europeo”, la investigación no podía dar un
que constituye casi un lugar común y como tal solo paso adelante. Yo me propuse tematizar la
un prejuicio histórico. Porque cuando Marx, en cuestión mostrando que en sus trabajos histó-
la década del cuarenta, pensaba que era bueno ricos Marx hizo gala de una curiosa capacidad
que los territorios mexicanos pasaran a manos analítica. Y digo curiosa porque parecía con-
de los norteamericanos, muchos mexicanos tradecir o diferenciarse de los cánones clási-
pensaban lo mismo, algunos se proponían ven- cos del materialismo histórico. Basta leer, por
derles más porciones de territorio y otros hasta ejemplo, sus trabajos sobre España, Rusia o
pensaron soluciones institucionales que condi- Turquía, para advertir que la supuesta descalifi-
cionaron fuertemente la existencia de México cación teórica y política del campesinado, que
como una nación republicana independiente. es verdad que pertenece a la tradición marxis-
Con esto quiero decir que el problema nacional ta y que se puede encontrar en los escritos de
no se planteaba en esos momentos de la misma Marx sobre Francia, no es tal y que, por el con-
manera que se planteó luego, frente a los fran- trario, el campesinado es privilegiado como
ceses, por ejemplo. un excepcional sujeto de transformación. Es
Pero dejando estas tonterías de lado, lo que interesante recordar, además, que la revalori-
me interesaba ver eran las razones de las difi- zación del campesinado ruso lo lleva concre-
cultades de Marx para considerar un complica- tamente a cuestionar la idea, aceptada como
do proceso de constitución de los Estados na- “marxista” ya en su época, de una secuencia
cionales, que no era totalmente comparable al unilineal en la sucesión de las formaciones so-
que se había dado y se estaba dando en Europa. ciales. Su insistencia en considerar a su teoría
Esto era lo que yo pretendía aclarar. Para como antipódica de una filosofía de la historia
poder hacerlo yo necesitaba previamente y su capacidad para analizar ciertas constantes
754 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

atípicas en los procesos de configuración de por sí misma la otra, pero el dato sobre el que
los Estados en las naciones excéntricas a los hay que basarse es que ninguna de las grandes
países de Europa occidental, dan elementos importaciones culturales europeas (el tradi-
para cuestionar la presencia en él de un vicio cionalismo hispánico, el liberalismo político,
europeísta como el que permeó el socialismo el principio democrático, el marxismo de la
europeo. A partir de estas consideraciones, Segunda y la Tercera Internacional) fructifica-
es fácil mostrar las insuficiencias del análisis ron del modo supuesto por la teoría, ninguna
tradicional. Pero si aceptamos, como hice en dio lugar a la configuración de realidades na-
mi trabajo, la existencia en el razonamiento de cionales identificables de algún modo con los
Marx de verdaderos puntos de fuga respecto modelos de base. Razonar, por tanto, sobre
del sistema analítico, es posible considerarlo Marx y América Latina es una manera no tan
históricamente como una figura de su tiempo, directa como se podría sospechar de razonar
atravesado por las contradicciones de la época, sobre las “resistencias” americanas al discurso
obsesionado por la transformación de un mun- no autoctonizado. Es sospechoso que se hable
do irreductible a la uniformación totalizante. tanto de la crisis del discurso marxista entre
Es posible romper el estereotipo marxista, del nosotros, privilegiando de algún modo las su-
cual sé que participa también Marx pero al que puestas virtudes de los demás discursos. ¿Pero
no debe ser reducido, no simplemente por un cuáles fueron las razones para que el liberalis-
acto de justicia histórica, sino por algo que tie- mo político fuera una ensoñación antes que
ne para nosotros mayor importancia. Pensar en una realidad? ¿Por qué el discurso democráti-
las dificultades que tuvo Marx para considerar co se confundió entre nosotros con el populis-
el hecho americano es también una manera de mo más inescrupuloso? Creo que los límites de
ajustar cuentas con toda una cultura de izquier- estas implantaciones nos obligan a pensar sus
da que basó su razonamiento en las hipótesis puntos críticos no sólo con relación a su co-
fuertes de Marx y que todavía lo sigue hacien- herencia teórica, sino también, y fundamental-
do. Las dificultades de Marx son también las mente, con relación a una realidad opaca, resis-
dificultades que luego encontrará el marxismo tente, que nos habla de tradiciones, de mitos y
para expandirse en América. Es claro que la re- símbolos políticos, de momentos históricos de
lación no es directa, que una cosa no esclarece acceso popular no consumados, de morfología
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 755

de procesos económicos y sociales impermea- parte de su automovimiento. Marx nos per-


bles a traslaciones analógicas. Y los criterios mitió pensar en otras formas de la vida social
de realidad a través de los cuales se somete la donde los objetivos de libertad y de igualdad
crítica al marxismo, que pienso válidos e im- pudieran ser conjugados. Pero todo esto que
portantes, deberían ser aplicados con la misma forma parte del saber de los hombres de hoy
rigurosidad para analizar el discurso liberal, o no puede constituir el programa de acción polí-
democrático. Sólo así podremos distinguir lo tica de un partido transformador. Un horizonte
que permitieron conquistar en términos de es- intelectual y moral no es un programa; es sólo
píritu crítico y de conciencia de los problemas el supuesto mediato de una política. Pero ahí
de nuestras realidades, lo que han dejado como está su grandeza.
un patrimonio cultural, y lo que de ellos permi- Pero volviendo a nuestro tema, yo diría que
te hoy una utilización por la política. una investigación encarada desde esta perspec-
Como arranco de los niveles de criticidad y tiva puede tal vez iluminar esos vastos conos de
de conciencia de la historicidad de la sociedad sombras que permean las sociedades america-
moderna que está en la esencia del marxismo, nas y que el progresismo racionalista ha cedido
puedo someterlo a crítica y preguntarme cuál graciosamente al pensamiento conservador.
es el peso que aún debemos otorgar el pensa- Si junto con la quiebra de la confianza en
miento de Marx y a la tradición marxista para una marcha del mundo hacia lo mejor tenemos
imaginar una política de transformación social. la certidumbre de que no hay un camino para
Y si como creo, dicho peso es y será en el futuro los americanos que nos aproxime a Europa, si
cada vez más débil, no considero que valga la con la crítica al marxismo hemos cuestionado
pena rasgarse las vestiduras. Marx nos enseñó su idea de la historia como una escalera que
a ver cosas que sólo a través de él pudimos ver, podíamos escalar hasta ahorrándonos algunos
fue capaz de desnudar una trama de opresión peldaños (aunque, en verdad, la imagen de la
y de violencia que atraviesa la producción y la escalera no me parece que pertenezca con ex-
distribución de la riqueza en el mundo y en la clusividad al marxismo), la crisis de todas estas
historia, desnaturalizó una forma de sociedad certidumbres positivas han dado paso a una
que se legitimaba como eterna mostrando su certidumbre negativa, tan metafísica como las
historicidad, los límites y barreras que forman primeras, ¿cómo podemos pensar un destino
756 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

para nosotros, americanos? Es imposible pen- un espacio histórico y cultural unificado, tal
sar ese destino sin libertades políticas y dere- vez una nación, y que luego se fragmentó en
cho al disenso, sin formas políticas que asegu- cantidad de pueblos que nunca se convencie-
ren el derecho a la participación y a la decisión ron de la posibilidad de alcanzar una realiza-
para todos los ciudadanos, sin transforma- ción nacional plena al margen de la realiza-
ciones estructurales que permitan un control ción de esa unidad simbólica y mítica que es
más social de los recursos y de la distribución. Latinoamérica. Pero si nuestra realización
Garantías individuales, participación política, nacional es para nosotros impensable si no es
grandes reformas económicas, sociales, polí- al mismo tiempo una realización continental,
ticas y culturales, todos estos principios que debemos reinventar América Latina, debemos
alimentaron históricamente a esas tres gran- encontrar una dirección común de avance que
des importaciones europeas a las que hicimos nos permita construir en lo real una identidad
mención son las que deben ser refundidas si se continental. ¿Pero cómo es posible hacer esto?,
quiere transformar la vida asociada de los hom- ¿cómo encontrar lo común en un mundo tan
bres en América en un proceso civilizatorio. diferenciado?, ¿qué es lo que debe ser poten-
Un discurso sobre la transformación supone ciado y redimensionado para que tenga la fuer-
necesariamente un complejo entramado que za suficiente de imponerse como una mirada,
permita refundir o fusionar esas tradiciones. como una estrategia, como una política capaz
¿Pero cómo es posible pensar en proceso de fu- de imponerse a los intereses particularistas, los
sión de tradiciones encarnadas en movimientos chauvinismos nacionales, las presiones inter-
políticos con palabras de orden y con símbolos nacionales? Desde su nacimiento y fundamen-
que los oponen entre sí? Francamente no sé talmente en el siglo pasado, América apareció
cómo pensar un poco más allá de la invocación. ante la conciencia europea como la esperanza
Es cierto que se tratan por lo general de tradi- de libertad y de igualdad para los hombres.
ciones impuras, que ya sufrieron procesos de ¿Qué ideología más libertaria que la que inspiró
recomposición derivados de esa misma singula- las guerras de independencia?
ridad americana frente a la que se debatió Marx. Frente a un mundo aplastado por el peso
Hablamos de un continente que constituyó gravoso del pasado, América era la esperanza
una comunidad de lengua, tradición y religión, del mañana, el lugar de los sueños, la sede de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 757

la utopía porque aquí, todo estaba por hacerse. advertir en qué medida dejaban de ser tales,
Hoy es sinónimo de frustración, de pérdida de para ser otra cosa, distinta, no remisible a sus
destino, de miseria y prepotencia, de violencia orígenes. La reinvención América debería su-
y exterminio, de desigualdades insoportables. poner por esto una recomposición de las tra-
Estamos dejando atrás las dictaduras y tal vez diciones intelectuales que nos constituyeron,
hayamos aprendido algo del sufrimiento de un gigantesco proceso de síntesis en el que el
nuestros pueblos para no caer nuevamente en principio rector podría ser, tal vez, el recono-
las trampas de querer abreviar el tiempo huma- cimiento del valor del eclecticismo como mé-
no de las cosas. ¿Pero la conquista del estado todo, la admisión de la actitud ecléctica como
de derecho no nos obliga a pensar su conso- un hábito laico y democrático del pensar que
lidación en términos de realización continen- nos permita mantener abierta la mirada hacia
tal? ¿Podemos hacer del nuestro un verdadero lo nuevo. Ni el liberalismo, ni la democracia,
continente de libertad e igualdad? Aceptando ni el marxismo, fueron en América importa-
la presunción de Hegel de que nuestro tiempo ciones fructuosas, y, sin embargo, no podemos
histórico es el futuro, ¿qué es lo que tenemos pensar la realidad americana sin considerarlas.
detrás y en qué medida obstaculiza o ayuda a ¿Pero es posible pensar desde fuera de ellas y
pensar ese futuro? no contra ellas? Y digo esto porque hay otra im-
¿Pero desde que conceptos “pensar” portación al fin, que no he tomado en cuenta,
América? Creo recordar que en uno de sus úl- que nos vino con el colonizador español, y que
timos trabajos José Luis Romero sostenía con hizo del absolutismo más cerrado y de la sumi-
razón que no podíamos acogernos a ninguna sión total al Estado una forma de vida asociada
tradición intelectual válida para explicar la his- profundamente internalizada. Por motivos que
toria de América Latina. Aún nos faltan los con- podemos enumerar, pero no siempre explicar
ceptos, las redes conceptuales que nos ayuden en sus modalidades específicas, las grandes im-
a comprender su unidad social y cultural. Si a portaciones ochocentistas no lograron trans-
las importaciones materiales las afectó muchas formar o metabolizar una tradición que alojada
veces el calor del trópico, a las intelectuales las en las áreas rurales, en las regiones no incor-
afectó una realidad que no era la suya y que sólo poradas a los ciclos productivos o en proceso
podían comprender si eran a la vez capaces de de decadencia, se impuso como un rechazo de
758 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la modernidad. Pero en todo este proceso de de prueba de las tradiciones intelectuales exis-
conformación de los Estados nacionales y de tentes, las que debieran fundirse en ese crisol
reducción casi siempre brutal de las diversida- de matrices que propugno. Mi preocupación
des existentes se fue evidenciando la presencia por el marxismo se sitúa precisamente aquí.
de un fuerte sentimiento igualitario, de un in- Por eso podría decirte en qué sentido cambió
dividualismo exasperado, de una porfiada con- mi pensamiento en la última década. Si en un
fianza en nociones como la del pueblo, como comienzo intenté pensar América Latina des-
la de soberanía popular. Este larvado ideal de- de el marxismo, hoy me interesa mucho más
mocrático forma parte del humus cultural de ver qué efectos sobre una matriz ideológica
nuestros pueblos y en su existencia se asienta, tan perfecta, tan expresiva de una voluntad de
tal vez, la razón de ser del reclamo democrático progreso como fue y es el marxismo, tuvo una
como apelación insuprimible. realidad irreductible a sus paradigmas. Más
Si todo esto es cierto, si sólo así puede ex- que el marxismo en sí, lo que hoy me interesa
plicarse la necesidad que siempre tuvieron los es lo que potencialmente encierran estos pue-
regímenes de excepción de legitimarse apelan- blos en su imaginario colectivo, en su memoria
do de algún modo a la soberanía popular, creo histórica, que pueda servir para la reinvención
que es posible pensar ese sistema de creencias de América, de una América democrática y
transformado en mito, esa ideología popular socialista.
anclada en la noche de los tiempos, como el
núcleo compartido de certidumbre desde el Recojo esta última afirmación tuya para plan-
cual proyectar un destino. Las ideas de sobe- tearte ahora el segundo tema de mi pregunta
ranía popular, de federalismo, de regionalismo anterior y que versa sobre las relaciones entre
y poderes locales, de democracia directa y de democracia y socialismo. Escuchándote con
municipalidades, de traspaso a la sociedad —y atención creo observar en tu razonamien-
digo a la sociedad, no a las corporaciones—, de to algo así como una equivalencia de am-
funciones hoy asumidas por un Estado omnívo- bos términos. ¿Cómo ves concretamente sus
ro, son estas ideas, y todas las otras que van en relaciones?
la misma dirección de una democracia social Yo diría que tiendo a pensar al discurso demo-
avanzada, las que debieran constituir el banco crático como un discurso socialista. En teoría,
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 759

el discurso democrático se valida en la medida económico y social distinto del existente, la


en que propugna una aproximación siempre posibilidad de obtención del cual era la razón
mayor entre libertad e igualdad. El problema de ser del segundo. Todo discurso democráti-
de la igualdad, el hacerse cargo de este valor, el co supone en el límite una sociedad de iguales,
colocarlo como el valor desde el cual un orden una sociedad en la que la soberanía reposa ex-
político es legítimo, todo esto que forma parte clusivamente sobre el pueblo. La creencia en
del ideal democrático, es sostenido firmemente que la sociedad vuelva traslúcida las relaciones
por el socialismo. El socialismo se coloca en la de los hombres mediante una profundización
historia como la coronación y la efectivización del ideal democrático despierta hoy sonrisas
del ideal liberal de libertad y del ideal democrá- de conmiseración en los teóricos políticos que
tico de igualdad. Y por esto el cuestionamiento saben hasta dónde la complejidad de la socie-
por parte de la derecha fascista del Estado libe- dad vuelve a la categoría irreal. Y sin embargo
ral-democrático suponía el cuestionamiento de el lenguaje político pareciera no querer deste-
esas tres grandes corrientes del pensamiento rrar la palabra. Tal vez si se razona sobre este
político europeo. Creo que en este sentido hay hiato entre teoría y política se pueda llegar a la
una idea equivocada, o por lo menos parcial, de conclusión de que admitir que en el mundo mo-
lo que ha sido el socialismo. Esta idea se formó derno las relaciones no son traslúcidas conlle-
en el interior de las tradiciones históricas e his- va, más allá de las intenciones de la teoría por
toriográficas que hoy deben ser reexaminadas. enderezar el discurso político, una aceptación
El socialismo aparece como el fruto inevitable de lo existente, otra manera de racionalizar lo
de la configuración de una nueva clase social real, de hacer de lo que está lo que vale la pena
que es el proletariado, o, mejor dicho, la clase que esté. Del hecho de que la sociedad moder-
obrera. Sin embargo, basta incursionar superfi- na no sea traslúcida no se puede derivar la con-
cialmente sobre la historia de las ideas socialis- clusión de que la búsqueda de su translucidez
tas para observar que su germinación fue mu- sea un objetivo abandonable. Pugnar porque
cho más temprana y que el discurso democrá- la sociedad sea traslúcida significa no aceptar
tico-radical tenía fronteras indefinibles con el como inevitable su opacidad.
discurso socialista. Por la sencilla razón de que El socialismo estuvo siempre vinculado con
el primero arrancaba del supuesto de un orden esta propuesta de democratización radical y
760 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

se pensó a sí mismo como la realización de experiencias que tenían idealmente fronteras


un ideal que la burguesía abandonó cuando móviles, que no eran claramente definibles ni
se convirtió en poder. Pero la manera en que en la teoría ni en la práctica, se separaron drás-
el socialismo intentó conjugar ambos ideales ticamente cuando la experiencia bolchevique
derivó en buena parte de la característica del hizo aparecer un movimiento político ideal-
movimiento social que lo hizo suyo y de las re- mente separado de la tradición democrática
laciones que este movimiento tenía con el resto y teóricamente adherido a una recomposición
de la sociedad. Desde el fracaso de la revolu- del marxismo que hacía de éste una divisoria
ción de 1848, la corriente democrática se fue de aguas irrenunciable. La transformación del
distinguiendo de la socialista pero conformó socialismo en una modalidad de funcionamien-
combinaciones de las más heteróclitas. El so- to de la sociedad que tenía sus leyes propias,
cialismo francés nunca estuvo apartado del ra- leyes que a su vez transformaban en normas
dicalismo democrático que hunde sus raíces en las características históricas del proceso de
la revolución de 1789; en Alemania, en cambio, construcción de sociedades postcapitalistas en
el débil democratismo de la burguesía liberal Rusia y en otras partes, hizo de él un modo de
se extinguió con la derrota del ‘48. En aquellos producción fundado en la capacidad de orga-
lugares donde las corrientes democráticas so- nización y de disciplina social que podía intro-
brevivieron, el socialismo intentó distinguirse ducir un Estado omnipotente. Desde entonces,
con una designación que le era propia. En el socialismo casi se transformó en sinónimo de
caso de Alemania, el partido de los trabajado- estatalismo. Lo que tal vez sólo podía justificar-
res se llamó partido de la democracia social o se por las difíciles condiciones que debía supe-
socialdemocracia. En algunos casos, como en rar una revolución desde arriba, se convirtió en
Italia, el republicanismo unió a demócratas y paradigma válido para cualquier circunstancia.
socialistas; en el caso francés los aproximó a Lo casual se transformó en ley. Es por esto que
final de siglo el temor de la involución monár- pensar el socialismo significa un difícil esfuer-
quica. Lo que quiero marcar es que, de algún zo por poner en cuestión o entre paréntesis lo
modo, era claro para todos que el heredero del que existe y lleva la designación de tal. ¿Por
ideal democrático era el socialismo. Creo que qué una transformación socialista en el campo
estas complejas tendencias a juntar o a separar debe suponer la gran propiedad colectiva de la
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 761

tierra? ¿Por qué el socialismo debe privilegiar Desde esta perspectiva, yo diría que entre un
la propiedad estatal y no buscar otras formas discurso democrático ad limite y un discurso
más efectivas de democratización del poder, socialista laico como el que estoy planteando
de la economía y de la sociedad? Si el énfasis no sólo no existe contradicción sino que son o
está puesto en la categoría de democratización, deberían ser el anverso y el reverso de un mis-
todo estatalismo cae bajo sospecha. Si la trans- mo proceso.
formación supone ambos términos, sus formas
se piensan de múltiples modos, porque lo que ¿Cómo se relacionan estos temas cuyos nexos
sí se muestra con claridad es la inexistencia de internos has mostrado con esa otra línea tuya
límites imaginarios a su acción. Siempre es po- de investigación vinculada con Juan B. Justo
sible pensar en una sociedad más democrática, y con la experiencia del socialismo argenti-
siempre hay un proceso de socialización que no? ¿Hasta qué punto es otra faceta del mis-
podrá llevarse a cabo. No atado a formas eco- mo problema de la relación entre democracia
nómicas precisas, el socialismo puede sopor- y socialismo?
tar fructuosamente el debate al que hoy quiere Se dice que cada libro tiene su historia. Y el
llevarlo el neoconservadorismo, que privilegia que estoy escribiendo sobre Justo también la
las excelencias del mercado y combate con- tiene. Te dije al comienzo de cómo trabajando
tra toda forma de control social o estatal de la sobre el socialismo en América Latina recalé
economía. El socialismo no es un estadio ideal en dos grandes temas que ocupan por años mis
sino un concepto ideal para referirnos a todas días de exilio. Y lo que debían ser dos capítu-
aquellas formas económicas, sociales, políticas los del libro originario se convirtieron luego en
y culturales que apuntan a la construcción de obras independientes. Una publicada y la otra
una nueva igualdad, de una forma distinta de no. También tenía un capítulo dedicado a Justo,
producir y de vivir. pero luego se fue ampliando de tal manera que
Pensar en esas nuevas formas sin ninguna constituyó una obra independiente. Concluida
obligación apriorística de someternos a un en 1980, pero que en estos momentos reescribo
modelo teórico es de algún modo pensar el so- para publicarla en Buenos Aires. No creo que
cialismo como un movimiento, como un enca- alguna vez concluya el bendito libro sobre el
minarse a algo que no tiene punto de llegada. socialismo latinoamericano, pero ya cumplió
762 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

y tal vez siga cumpliendo una finalidad que no figuras europeas, sin embargo su universalismo
deja de alegrarme, pues da sentido a mi vida socialista no le impedía tener una comprensión
y un horizonte definido a mis preocupaciones adecuada de los obstáculos a superar y una
intelectuales. Y esto no es poca cosa para un confianza plena en la capacidad del movimien-
intelectual, aunque lamento haberlo alcanzado to. Para poder encarar una reconstrucción co-
tan tarde. Me detuve en el relato sólo porque rrecta del pensamiento de Justo yo debí vencer
quise señalarte que mi preocupación por Justo los prejuicios que me venían de mi antigua for-
fue más reciente y está estrechamente vincula- mación comunista. Me propuse como norma
da con el viraje que se fue produciendo en mi cuestionar las interpretaciones existentes y re-
orientación de búsqueda. Me enfrenté al pro- correr de otra manera el itinerario intelectual
blema de Justo cuando debí trabajar sobre la de Justo. Desde esta actitud, el marxismo o no
visión que tenían los socialistas europeos resi- de Justo era un problema no significativo para
dentes en América sobre la posibilidad de crear lo que yo me proponía indagar. La historiogra-
entre nosotros movimientos políticos conecta- fía comunista, en consecuencia, sólo podía ser-
dos con el centro. La característica distintiva virme como modelo de una forma de razonar
de las notas de los corresponsales americanos que debía rechazar. En cuanto a las interpre-
publicadas en Die Neue Zeit, la revista teóri- taciones de otras corrientes de la izquierda,
ca más importante el socialismo europeo, di- como las de Rodolfo Puiggrós, o Jorge Enea
rigida por el discípulo de Marx más relevante, Spilimbergo, por ejemplo, son tan arbitrarias
Karl Kautsky, es su inocultable paternalismo, el y descontextualizadas que constituyen más
fastidio que les provocaba observar las dificul- proceso de intenciones que reconstrucciones
tades que obstaculizaban la difusión del mar- historiográficas. Al rechazarlas, yo quería po-
xismo y del ideal socialista en países bárbaros ner a prueba la siguiente hipótesis: hasta qué
como eran los nuestros. Leyendo con deteni- punto el marxismo de aquellos socialistas de
miento los trabajos de Justo me encontré con formación europea, como el de Ave Lallemant
una personalidad diferente. Siendo un pensa- (para citar el caso del corresponsal más asiduo
dor que por sus conexiones internacionales, e interesado de los problemas argentinos), fue
por su conocimiento de la doctrina, por sus há- un obstáculo para determinar alternativas que
bitos intelectuales, podía aproximarse a ciertas el no marxismo de Justo le permitió lograr. La
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 763

distancia que siempre mantuvo respecto de la acción evolutiva y reformista. Como además la
aceptación acrítica de la doctrina y su defen- crítica de la izquierda se ha centrado sobre su
sa de una actitud abierta en la consideración figura, al reconsiderar la naturaleza íntima de
de las tradiciones teóricas lo convirtió en un sus ideas podía yo establecer con mayor clari-
pensador fuertemente tensionado al privilegia- dad la razón de ser de la distancia crítica que
miento de la práctica política y de la experien- me inspiraba la historiografía de filiación mar-
cia efectiva de un movimiento social del que xista. Tal fue mi propósito al escribir un libro
fue por muchos años su creador y orientador. al que titulé La hipótesis de Justo y que tal vez
Al cuestionar la utilidad de la matriz marxista me decida a publicar este año. No me interesa-
para reconstruir el pensamiento de esta figura ba tanto estudiar el Partido Socialista, ni cons-
tan excepcional, quedó claramente puesta de truir la biografía de un pensador y de un políti-
manifiesto la línea de continuidad que se puede co excepcional, sino analizar la coherencia del
establecer entre ciertas tradiciones democráti- conjunto su propuesta estratégica y política, y
cas avanzadas y las ideas defendidas por Justo. por eso hablo de su “hipótesis”. Pienso que ésta
En mi opinión, concebía a su movimiento ya fue expuesta en lo esencial en el discurso de
como el único capaz de llevar a su culminación fundación del Partido Socialista, en 1896. Justo
un pensamiento democrático que la defección planteó allí un modo de relación con la teoría
de una clase ociosa y decadente había sepul- que posibilitara a los socialistas argentinos
tado bajo el peso humillante de las peores for- aprovecharse de la experiencia internacional
mas de la perversión política. La tradición de- del mundo del trabajo. A diferencia de lo que
mocrática podía ser recuperada y llevada a su decían los socialistas europeos, Justo conside-
consumación socialista si en la vida política de raba como una circunstancia que podría resul-
la nación intervenía decididamente la voluntad tarnos beneficiosa el retraso de la incorpora-
organizada de los trabajadores. ción a la vida política moderna. Me interesaba
Yo me propuse analizar cómo veía él esta re- esta visión de la virtuosidad del atraso porque
lación entre democracia y trabajadores y qué la encontraba en aquellos crisoles donde se
recomposición del ideal socialista aparecía en producían reapropiaciones creadoras del pen-
los escritos de un dirigente fuertemente incli- samiento de Marx. El rechazo de la uniformi-
nado al reconocimiento de las virtudes de una dad del tiempo histórico, y la consideración del
764 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

atraso como virtud, como lugar desde el cual ramas diferentes de una acción de clase que se
es posible visualizar problemas que otras situa- desplegaba en la multiplicidad de formas de la
ciones no veían, ambas posiciones involucran sociedad moderna. Nos topamos con un hom-
un reconocimiento de la acción histórica, de bre que de entrada no se proclama marxista,
la voluntad política, que ponía en cuestión ese que dice que no lo es aunque se propone apli-
determinismo ciego que adoptó como forma car las ideas del marxismo; un hombre que ha
preponderante el marxismo de fines de siglo. leído a Marx como ninguno de sus iguales, que
En los debates de los populistas rusos esta aprendió el alemán para traducir El capital, que
idea aparece expuesta de manera ejemplar. escribió una serie de obras que se alimentan del
Pero en América Latina la encontramos de fi- pensamiento de Marx; pero que no quiere con-
guras como la de Mariátegui y respecto de si- vertirse en un marxista, esto es, en un doctrina-
tuaciones que el marxismo clásico o el marxis- rio. Un hombre, en fin, que se propone utilizar
mo-leninismo no podían comprender. En 1896, el contenido democrático y socialista avanzado
justo pudo defender la idea de que si los trabaja- del movimiento europeo, tratando de recom-
dores argentinos habían conformado un movi- poner las tradiciones democráticas argentinas
miento de clase treinta años después del inicio en el interior de las cuales se formó, para abrir
de la experiencia europea, debían aprovecharse paso así a una experiencia socialista argentina.
de sus mejores enseñanzas. ¿Y cuáles eran esas Más allá de los límites que podamos encontrar
enseñanzas a privilegiar? Aquellas que mostra- en su pensamiento y en su acción, lo que real-
ban que la expansión autónoma de la clase en la mente interesa de Justo es precisamente eso, la
diversidad de aspectos de su acción como clase posibilidad que entrevió de construir una expe-
creaban las mejores condiciones para la con- riencia socialista en Argentina que se expresara
quista del socialismo. Frente a movimientos que como continuidad de una tradición avanzada
privilegiaban una u otra dimensión, el socialis- de esta sociedad y que introdujera en la vida
mo debía ser, en las condiciones argentinas, el política del país lo que en otras partes la capa-
motor de un gran movimiento de organización cidad de autoorganización de los trabajadores
de los trabajadores en un partido político autó- estaba produciendo en términos de democrati-
nomo, en organismos gremiales autónomos, en zación de las formas políticas y de ampliación
instituciones cooperativas autónomas, como de la justicia social.
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 765

Esta idea encontraba sustento en la defini- socialista. Esta posición se muestra con abso-
ción de la sociedad argentina como una socie- luta claridad en el debate público que sostuvo
dad moderna, es decir, capitalista. Me explico. con el socialista italiano Enrico Ferri. Si en la
Por distintas razones, pero especialmente por Argentina no existe una estructura industrial
una a la que Justo atribuía un carácter para- moderna, ni por tanto un proletariado indus-
digmático, nuestro país representaba un caso trial extendido, no es posible el socialismo, y si
particular en Latinoamérica. La fuerte especi- alguna corriente política afirma serlo sólo dis-
ficidad de la situación nacional residía en su fraza la realidad de un partido que sólo puede
naturaleza de colonia de poblamiento (como ser democrático radical a la europea. Esto es
se definió a los espacios naciones cuasi-vacíos más o menos lo que viene a decirles Ferri a los
llenados luego por las inmigraciones europeas sorprendidos congéneres argentinos.
y asiáticas). Si esta situación aproximaba nues- Y Justo le responde que creer que el prole-
tro país a otros como Brasil, o Uruguay, lo dis- tariado nació con la máquina de vapor es una
tanciaba en cambio de países como México o tontería que muestra la crasa ignorancia de un
Perú, Colombia o Panamá. Hoy sabemos que socialista a la violeta como era el italiano. Si
ésta fue una semiverdad, que dejaba de lado el capitalismo se expandía aceleradamente y
realidades preexistentes destinadas a mostrar- se incrementaba simultáneamente al mundo
se irreductibles a la modernización y a condi- de los asalariados, era necesario que los traba-
cionar decididamente la evolución económica jadores se organizaran y combatieran por sus
y política de la sociedad argentina. No es que propósitos. El socialismo no sólo era necesario
esas realidades no fueron vistas, sino que se las sino también posible. ¿Dónde residía, en opi-
consideraba como condenadas a desaparecer. nión de Justo, la fuente de la contradicción ma-
Pero de todas maneras, esta presunción daba terial que fundaba esa posibilidad? En el hecho
cuenta del impetuoso avance del crecimiento de que si bien la sociedad argentina estaba so-
capitalista, de los cambios que se operaban metida a un vertiginosos proceso de moderni-
en la estructura económico-social, de la con- zación económica, el sistema político existente
formación de una considerable fuerza de tra- era compatible con el avance de la sociedad.
bajo asalariada, hechos todos que fundaban Las clases gobernantes se apropiaron de los
la posibilidad de creación de un movimiento beneficios del flujo modernizador pero eran,
766 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en esencia, incapaces de encarar el adecenta- pequeño grupo de intelectuales y organizado-


miento y la democratización de las costumbres res obreros que en 1896 decidieron dar vida a
políticas del país. Únicamente la emergencia un partido socialista. Dentro de la propuesta
de una nueva clase social, los trabajadores, estratégica de Justo hubo elementos que pro-
creaba las condiciones favorables para que, en vocaron fuertes resistencias. Por ejemplo, el
las condiciones de competencia política que énfasis que puso en señalar que no debía exis-
tal emergencia provocaba, pudiera surgir en el tir un gremialismo dependiente orgánicamente
interior de una clase decadente, un sector mo- del partido, que entre sindicatos y partido debía
derno y pujante, industrializador y respetuoso haber una independencia total, y que los socia-
de los derechos ciudadanos. La formación de listas debían impregnar al movimiento obrero
un partido obrero moderno, de sanas costum- de sus ideales y propuestas mediante la capa-
bres políticas y de clara visión programática, cidad de conquistar sus direcciones no como
debía cumplir el efecto de provocar en el extre- socialistas, sino como obreros. Es verdad que
mo opuesto del partido de las clases gobernan- esta autonomía, mal entendida, alimentó la pa-
tes. La democratización del país, la superación sividad de las direcciones partidarias frente al
de los vicios generados por la llamada “política problema gremial. Pero hay otras razones para
criolla”, dependían de esta dialéctica de opo- explicar esta pasividad.
sición que expresaban el terreno de la política De todas maneras, mis reflexiones sobre el
la lucha de clases existente en la sociedad. La asunto me conducen a pensar que haya sido
organización política de los trabajadores en el tal vez esa propugnada autonomía de planos
Partido Socialista, su organización gremial en entre la lucha sindical y la lucha política lo
los sindicatos autónomos, su capacitación en que le permitió al Partido Socialista crecer y
la gestión económica e industrial a través de la convertirse en el primer tercio del siglo en la
expansión de las cooperativas, su apropiación más importante organización política de los
de una cultura hasta entonces en manos de las trabajadores urbanos, en la fuerza electoral
clases dirigentes mediante la creación de sus mayoritaria en la Capital Federal y en una co-
propias instituciones de cultura y de universi- rriente ideológica y cultural de excepcional
dades populares; todo este formidable diseño importancia, no sólo en Argentina, sino en
organizativo es lo que Justo expone delante del toda Latinoamérica. El problema no ha sido
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 767

visto desde la perspectiva estoy planteando, Creo que en este hecho, en el reconocimien-
pero vale la pena interrogarse al respecto to de que la mayoría de los trabajadores eran
porque, si estoy en lo cierto, la “hipótesis” de desde inicios del siglo de procedencia extranje-
Justo se fundaría en el reconocimiento del va- ra y podían contar como fuerza propulsiva del
lor positivo de una línea de autonomía sindical proceso de democratización sólo a condición
frente al Estado y a los partidos como la que de nacionalizarse, en el reconocimiento de este
tempranamente se impone como una caracte- hecho, repito, está el elemento paradigmático
rística distintiva del movimiento obrero, por lo de la hipótesis de Justo. La clase trabajadora
menos hasta el primer gobierno de Yrigoyen. en Argentina podía aspirar a transformarse en
Creo que es esta característica la que Justo la dirección intelectual y moral de la sociedad
interpreta en un sentido positivo. Aquello que únicamente a condición de nacionalizarse. La
lo separaba del anarquismo no era la hegemo- propuesta socialista no era otra cosa que la
nía lograda por éste en el movimiento gremial, cobertura política de implementación efectiva
sino su negativa a aceptar las mediaciones de un proceso de nacionalización de masas.
políticas. Pero su visión de movimientos pa- En el plano político esto suponía la modifica-
ralelos que empujaban en el mismo sentido ción del sistema electoral, con vistas a lograr
lo conducía a respetar al sindicalismo como el voto universal, secreto y obligatorio, y una
una corriente que contribuía a la constitución convincente acción política y cultural a favor
de los trabajadores como una nueva clase di- de la nacionalización de los trabajos extranje-
rigente. Insisto entonces en que, a diferencia ros. ¿Pero cómo luchar por el voto en un lugar
de lo dicho sobre este asunto, es posible que donde era burlado sistemáticamente? ¿Cómo
ese diseño organizativo que con tanta claridad convencer a los trabajadores extranjeros para
Justo esbozó en el congreso fundacional esté que se nacionalizaran si esto le ocasionaba más
en la raíz misma del éxito del partido socia- perjuicios que beneficios? Creo que no puede
lista. Y vale recordar que sus éxitos electora- analizarse el acendrado purismo ético y polí-
les no representan un parámetro que le haga tico de los socialistas fuera de este quid pro
totalmente justicia porque buena parte de los quo que le planteaba una realidad que aparen-
trabajadores inmigrantes no podían votar por temente no estaba en sus manos cambiar. El
su condición de extranjeros. rigor con que ese pequeño partido impulsó la
768 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

exigencia de ser argentino para ocupar puestos su núcleo más avanzado, a su sector más trans-
de dirección, la decisión que a comienzos de formista, imponer un proyecto de reforma inte-
siglo tomó un congreso partidario de obligar gral del sistema electoral, este hecho no puede
al extranjero a nacionalizarse en el año de su ser explicado desconociendo aquella presión
afiliación, han sido vistos como otra expresión social. El insurreccionarismo radical pero tam-
más del moralismo mojigato que el grupo di- bién la fuerza y gravitación del movimiento
rigente del partido, nucleado en derredor de socialista y anarquista fueron los elementos
Justo, trató de imponer como correctivo de for- de la realidad que indudablemente indujeron
mas degradantes de la moralidad pública. Y sin a la clase gobernante a introducir una reforma
embargo, ese rigorismo ético debería ser visto que pocos años después posibilitó su derrota
como un elemento decisivo de esa revolución electoral.
cultural —para usar un término moderno—
que el socialismo quiso ser y en parte fue en la A propósito de ello, ¿cuál es la percepción de
sociedad argentina. Había que votar aunque no Justo de radicales y conservadores y del papel
se pudiera hacerlo, había que defender el voto, del socialismo frente a unos y otros?
aunque tal vez se le fuera la vida en esta acción. Es evidente que en la visión que Justo tenía
Como una especie de gandhianos prematuros, del país, la apuesta debía efectuarse a favor de
los socialistas defendieron una manera de ha- los conservadores. Frente a los radicales, a los
cer política, de vivir la cotidianeidad, propug- que despreciaba por sus formas plebeyas de
nar una moralización de las costumbres que a aceptación de la inorganicidad de las masas,
tantos años de distancia se me aparece como Justo veía en esa élite conservadora que había
portentosa. No sólo fueron ellos. Estuvieron sido capaz de darle al país un mecanismos que
también los anarquistas y otras corrientes del posibilitara la configuración de un sistema po-
movimiento social. Pero el hecho es que en la lítico basado en la incorporación de las masas
primera década del siglo este movimiento tenía y en el respeto pleno del estado de derecho, el
tal fuerza que el problema “social” se impuso contradictor natural de un Partido Socialista
como uno de los problemas más graves del destinado necesariamente a crecer en una si-
país. Si en 1912 se produjo en el seno de las tuación favorable para su prédica. Además, el
clases dominantes esa fractura que permitió a mismo hecho de representar los intereses de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 769

las fuerzas que realmente controlaban la vida El socialismo aparecía dando una respuesta a
económica del país hacía de los conservadores este problema, venía a canalizar en una pro-
—en el esquema de Justo, claro está— el polo puesta de organización de masas las exigencias
inevitable de agregación de las clases dominan- de intervención de las masas movilizadas por la
tes. Frente al partido de la burguesía se alzaría quiebra de la sociedad tradicional y la incorpo-
el partido de los trabajadores. Capital y trabajo ración masiva de la avalancha inmigratoria. La
enfrentados en la contradicción que rige la di- fuerza de esta propuesta residía en que acom-
námica del sistema y asegura su avance hacia pañaba el proceso de modernización y no lo ne-
las formas mejores. gaba, en que proyectaba la constitución de un
Este esquema de la probable evolución po- organismo político de nuevo tipo, claro en sus
lítica del país, de inocultable matriz liberal, propósitos, definido en su programa y funda-
debía llevar a Justo a descalificar al partido ra- do en una teoría que esclarecía con la potencia
dical como la continuidad de una tradición po- de la ciencia la dirección del mundo, sostenido
lítica que debía ser abandonada. Su oposición por el apoyo que le daba una clase que irrumpía
al radicalismo está fundada en la resistencia en la historia con fuerza sin igual. Justo se sirve
de éste a transformarse en un partido moder- de las ideas de Marx y de la tradición socialis-
no, con programa definido y con formas orga- ta para pensar un proyecto de transformación
nizativas que respeten la voluntad ciudadana. que la crisis del ‘90 colocó como necesario. Ni
Su oposición al anarquismo tiene en el fondo el radicalismo ni el anarquismo estaban en con-
la misma motivación. El rechazo de la inorga- diciones de dar respuestas a los requerimien-
nicidad de las masas, la búsqueda desesperada tos de cambios exigidos por la realidad.
de todas aquellas instancias capaces de intro- Eran fuerzas revulsivas, pero no constructo-
ducir cauces institucionales precisos para dar ras. En mi opinión Justo no se equivocaba al
un orden a las cosas, para aferrar ese Proteo respecto. Cuando el radicalismo fue gobierno
inaprensible que es la sociedad argentina. Todo mostró su incapacidad de resolver esas gran-
el debate de fines de siglo que recorre América des cuestiones nacionales que fundaban la ra-
gira en torno de este dilema. Y surge con tal zón de ser del Partido Socialista. ¿Cuáles eran
uniformidad y desesperanza porque ya no se esas grandes cuestiones?: la nacionalización
confía en poder encontrar un camino cierto. de los extranjeros y su incorporación a la vida
770 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

política, la plena libertad de organización y de obrero reconstituido por el peronismo. El sue-


acción del sindicalismo obrero, la democrati- ño de una democracia agraria fundada en la re-
zación del sistema político, el potenciamiento lación entre trabajadores de la ciudad y medios
de los agricultores medios, el privilegiamiento productores rurales, en un federalismo efecti-
de los poderes locales y del municipio, la socia- vo y en una reforma democrática del Estado, se
lización de ciertas áreas industriales, la mora- desvanecerá a un punto tal que resultará difícil
lización de las funciones públicas. En torno de para muchos aceptar que lo que aquí te cuento
estos grandes temas giraba la política socialis- existió realmente alguna vez.
ta, pero también la de otras fuerzas democrá-
ticas como la de la Liga del Sur, en Santa Fe, ¿En qué medida conservan vigencia política
y, luego, el Partido Demócrata Progresista, o la aquellos debates en torno de alternativas que
intransigencia radical sabattinista en los años la historia se encargó hace mucho tiempo de
treinta en Córdoba. devorar? ¿Piensas que una alternativa como
Creo encontrar un área más extendida que la que crees poder definir en la Argentina pre-
la específica del Partido Socialista alrededor peronista puede hoy ser revalorizada y en
de un proyecto indefinido de democracia rural función de qué?
y de potenciamiento de una industrialización Creo que sí, que debe ser revalorizada por
vinculada con la expansión del sector agrario. varios motivos que intentaré explicitar en po-
Yo diría que esta perspectiva constituye un aro- cas palabras. Pienso, además, que esta revalo-
ma común de la democracia argentina y que no rización tiene significación política y no sólo
alcanzando nunca a constituirse en una opción historiográfica. Los problemas que hoy aquejan
clara, permea no obstante la pampa gringa por a la república son de muy vieja data. La direc-
lo menos hasta el triunfo del peronismo. Desde ción que tomó la Argentina desde la segunda
el ‘45 en adelante esta orientación caerá sepul- posguerra generó otros, sin resolver en defini-
tada bajo el sueño obnubilante del nuevo es- tiva los que ya estaban planteados desde hace
quema industrial. La conformación del Estado un siglo. Volver a esos problemas, a esos efec-
social argentino se habrá de realizar median- tivos nudos problemáticos, tratar de ver la ma-
te la constitución de un bloque urbano en el nera en que el peronismo los tematizó o veló,
que alcanza un peso sustantivo el movimiento hasta qué extremo los problemas que generó
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 771

significan una metamorfosis de los anteriores, un nuevo país en el que se desanden caminos
es hoy de vital importancia porque en 1983 se equivocados y se emprendan otros. Si desea-
ha clausurado toda una época en la Argentina. mos una República federal es preciso desarmar
Desde ese momento en adelante las viejas co- una máquina que funciona centralizando y de
rrientes ideológicas y políticas están obligadas manera aplastante todos los aspectos de la vida
a recomponer identidades y a replantearse asociada de los argentinos. Si queremos una
orientaciones. Desde esta situación de excep- República democrática es preciso encarar una
ción, que bien mirada es toda una ocasión his- reforma del Estado que modifique el sistema
tórica para un país metido en un atolladero del clientelar de reclutamiento de su burocracia,
que no sabe salir, volver a esos problemas pue- que la califique técnica y moralmente para ha-
de ser una forma de liberarse de las cargas del cerla servir a los intereses de los ciudadanos,
pasado. Somos demasiado propensos a pensar que devuelva a la sociedad la gestión de aque-
que basta condenar el pasado para consumar- llas áreas donde más eficazmente la iniciativa
lo, olvidando que es esta la peor sumisión a su de los ciudadanos puede ponerse a prueba,
peso asfixiante. La historia a contrapelo, la his- que anule las múltiples disposiciones legales
toria contrafáctica, me interesa no para enca- que obstaculizan el pleno ejercicio de los de-
rar otra requisitoria del pasado, sino porque es rechos humanos, que destruya los servicios es-
la única manera en que un socialista puede ha- peciales que amenazan la vida y los bienes de
cerla. Si estoy aprendiendo a liberarme de las todos y que representan el más sólido baluarte
prisiones de una filosofía de la historia de ma- de la inestabilidad constitucional. Si queremos
triz marxista, no ha de ser para incurrir en otra una República verdadera es preciso controlar
de signo contrario que me obligue a conceder el equilibrio de los poderes y para ello poten-
racionalidad a lo ocurrido. La idea sarmienti- ciar todas las formas de poderes locales y re-
na de una república verdadera que fuera capaz gionales que reabsorban las funciones de un
de ofrecer a sus ciudadanos libertad e igual- Ejecutivo hipertrofiado.
dad, y que fueran estos los valores fundantes El cuestionamiento de la deformación esta-
de un efectivo sistema político democrático, talista que subvirtió la carga libertaria y auto-
este sueño de Sarmiento aún está irrealizado. gestionaria del socialismo debe encontrar una
Pensar en llevarlo a cabo significa pensar en resolución positiva en una nueva nación donde
772 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sus habitantes sepan eludir la falsa discusión el Estado era un guardián nocturno, el conjun-
sobre achicar o agrandar el Estado. Cuando un to de poderes que aseguraba el orden social.
Estado afirma la necesidad de privatizar, reco- Poco cambiaba que unos pensaran que habría
noce de hecho de que es incapaz de manejar de extinguirse en una sociedad que como la
con eficacia la empresa pública. ¡Cómo si el socialista no requeriría de fuerzas especiales
problema del país fuera sólo el de la inefica- de orden, o que otros afirmaran que pensar en
cia del Estado y no también el de la ineficacia su desaparición no era más que utopía barata.
del capitalismo en su conjunto! No se trata de El Estado moderno no tiene ya mucho que ver
aceptar tan rápidamente el juego porque es ver- con ese Estado restringido de los socialistas y
dad que la empresa privada es más eficaz que de los liberales. Pero defender el ideal liberal y
la pública. ¿Pero qué significado damos a la pa- defender el ideal socialista ¿no supone necesa-
labra eficacia? ¿Eficacia con relación a qué y a riamente plantearse este dilema? ¿Pero cómo
quiénes? Además, ¿podemos aceptar la catego- planteárselo sin volver a ciertos supuestos de
ría de “pública” para las empresas del Estado? ambos ideales, sin imaginar una sociedad don-
¿En qué medida lo público determina su de este Estado, tal como está constituido hoy,
funcionamiento? Las deficiencias que inevita- como un Estado que potencia y reproduce la
blemente generan las empresas estatalizadas dinámica de la vida económica, social, políti-
fueron reconocidas por los socialistas ya desde ca y cultural tal como hoy se presenta, es decir
fines del siglo pasado. Y por eso frente a la na- con todas sus formas patológicas y enajenan-
cionalización o estatización defendieron la idea tes, donde este Estado, repito, sea reformado,
de “socialización”, “cooperativización”, “muni- democratizado? Democratizar el Estado argen-
cipalización”, etc. Entre lo estatal y lo privado, tino significa cambiarlo de raíz. Y, por esto, una
¿qué otras maneras de manejar público pueden propuesta que puede aparecer ante muchos
haber? Creo que estas preguntas deben estar como reformismo, en las condiciones del país
siempre planteadas para que el razonamiento se convierte en una consigna revolucionaria.
pueda ir al fondo de los problemas. En el siglo Reformar el Estado democratizándolo signifi-
pasado, tanto los socialistas como los liberales ca no tanto cambiar una serie de aparatos de
participaban de una misma visión de la natura- un mecanismo impersonal. En realidad, signi-
leza del Estado y de sus funciones. Para ambos, fica cambiar la mente de treinta millones de
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 773

argentinos. Y si hay algo que define con certeza importante Partido Socialista adherido a la
la idea de revolución es precisamente el propó- Segunda Internacional. Aníbal Ponce fue un di-
sito de cambiar la conciencia de los hombres. fusor de las ideas de Marx y al final de sus días
Más que por las cosas la revolución pasa esen- se identificó con el marxismo. Dialéctica fue
cialmente por la cabeza de los hombres. una revista marxista editada por Ponce. ¿Cómo
saber quién lo era y quién lo era menos? ¿Qué
Esto remite, de alguna manera, a la relación nos ayuda a conocer la designación? Cada vez
entre sociedad civil y Estado, que me pare- estoy más convencido que estas designaciones
ce una buena manera de abordar el último tienen poca importancia. Es como si cada país
punto de esta conversación: la polémica en- necesitara en esto también sus padres funda-
tre Mariátegui y Haya de la Torre dentro del dores. Días atrás, alguien me reprochó que
proceso de constitución y desarrollo del pen- me ocupara tanto de Mariátegui y tan poco de
samiento y de la práctica política socialista Recabarren. Claro, quien lo decía era chileno.
en América Latina. Mariátegui, como Justo, Cada quien tiene sus héroes locales y no pienso
piensa en el socialismo pero, a diferencia de que esto en sí sea algo malo o criticable.
éste, es marxista, entendiendo bien, por su- Pero una de las funciones definitorias de
puesto, que se trata de un marxismo que tiene la condición de intelectual es la capacidad de
sus rasgos de originalidad, en tanto es pensa- traducir los lenguajes teóricos y políticos. Y
do desde la especificidad peruana, tema este en ese sentido, siendo diferentes por muchos
que ahora se valoriza. motivos, estas tres figuras del marxismo teóri-
Es cierto y esto me lleva a reflexionar so- co en América Latina pueden ser vistas como
bre un tipo de expresiones que confunde y equivalentes.
no aclara los problemas. Cuando se dice que ¿Pero lo son de verdad? Uno socialista re-
Mariátegui es el primer marxista de América, formista, los otros marxistas leninistas revolu-
se afirma, sin demostrarlo, que todos los que lo cionarios. ¿Pero esta última definición engloba
precedieron no lo fueron. Justo fue el primer por igual a Mariátegui y a Ponce? ¿Cómo es po-
traductor de El capital al español, trató de uti- sible instituir un juicio que permita encontrar la
lizar de manera positiva el legado de Marx y fue identidad al mostrar las diferencias? Yo arran-
una figura decisiva en la constitución del más co de una inquietud tal vez más apegada a la
774 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

tierra: ¿qué me lleva a ocuparme de Mariátegui primero, el partido genera la transformación;


y de Justo? ¿Qué instancias de la sociedad son en el segundo, el movimiento político es un
habladas por el historiador? ¿Qué es lo que pre- punto de llegada. Hay quienes afirman que este
tende ver? Las preguntas pueden multiplicarse juicio que les estoy exponiendo es anacrónico,
pero todas ellas confluyen hacia un núcleo: la porque le hace decir a Mariátegui cosas que
relación entre un ideal de transformación y la se desprenden de mi imaginación, que nunca
realidad que aquél pretende cambiar. Si por fueron dichas por Mariátegui. Sin embargo, lo
su adhesión al marxismo Mariátegui se veía que no pueden o no quieren advertir quienes
impulsado a privilegiar como sujeto de trans- defienden la pureza del marxismo-leninismo
formación una clase social extremadamente de Mariátegui es que precisamente allí donde
débil en Perú, el problema para mí es pregun- afirma serlo, y en el momento en que lo afir-
tarse hasta qué punto esta situación era vista ma, dice y hace cosas que no son compatibles
por Mariátegui expuesta de manera explícita. o contradicen lo que otros dirigentes marxis-
En este sentido habla de buscar lo que no está, tas-leninistas de su país y de América hacían o
lo que no se ve, lo que está oculto pero tiene deshacían. En este caso el énfasis puesto en la
efecto sobre lo que aparece. Toda la discusión identidad deja de lado una diferencia que par-
con Haya tiene como trasfondo la debilidad ticulariza a Mariátegui respecto del APRA y de
del proletariado, aunque Haya la remarque los partidos comunistas.
y Mariátegui no la mencione. Ni uno ni otro Frente a preguntas semejantes las respuestas
creían en que un partido comunista tuviera es- de Mariátegui son distintas. Pero lo son no por-
pacio político en el Perú. Pero Haya toma del que los pensadores sean distintos, sino porque
leninismo su teoría del partido y Mariátegui no. las realidades y los movimientos sociales sobre
En uno se privilegia una organización férrea y los que se fundan los discursos son diferentes. Y
piramidal que esté en condiciones de hacer- creo que enfatizar esto último frente a lo prime-
se cargo de un poder conquistado mediante ro tiene importancia porque nos obliga a reparar
la revuelta. En el otro, la temática del poder en algo que tiende de suyo a olvidarse cuando se
está ausente, se privilegia el movimiento de razona privilegiando las diferencias en los pen-
organización de los estratos de la sociedad en sadores. Suponiéndolos arbitrariamente igua-
una dinámica de tipo socialista clásica. En el les puedo descubrir los elementos de realidad
Debemos reinventar América Latina, pero... ¿desde qué conceptos “pensar” América? 775

que están en cada uno de los discursos, puedo De poco sirve indagar cuán diferente es
restituirle a la teoría ese lugar modesto que su hoy la sociedad peruana de como la pensó
soberbia se empeña en desplazar. La apuesta a Mariátegui si no indagamos a la vez por que
la modernización encerrada en la hipótesis de sigue teniendo que ver con su pensamiento y
Justo daba cuenta del hecho real de un país me- con su acción. Creo entrever en la evolución
tido violentamente en una orientación compati- política y cultural del Perú actual ese momen-
ble con tal apuesta. Y por eso fue la única expe- to de consumación de un pasado que permite
riencia socialista de masas realmente exitosa el difundir en un mismo crisol metales que no ad-
primer tercio de siglo en América. mitían aleaciones. Es posible que hacia delante
Desde la sociedad y frente al Estado, el Mariátegui pueda estar al lado de Haya; es po-
Partido Socialista de la Argentina constituyó sible pensar que todo habría sido quizás más
una fuerza política de real gravitación, pero cir- fácil si Haya no se hubiera sobrevivido. Pero
cunscrita fielmente al área de modernización todo lo que Haya fue de político práctico, de
de la sociedad argentina. La construcción de oportunista olvidado de los principios que pre-
un organismo político semejante es la prue- gonó, el personaje oscuro de la maniobra, de
ba indirecta de la “verdad” de la hipótesis de servil defensor de intereses que no eran los de
Justo. Pero no hubo eficacia política alguna la nación peruana, no puede sólo ser explicado
en la hipótesis de Mariátegui que nos permita en los términos de ciertas características per-
afirmar, como en el caso de Justo, su capaci- sonales que hicieron de él, al nacer, un traidor,
dad intrínseca de medirse con la realidad. Y y de Mariátegui, héroe.
sin embargo, a más de medio siglo su muerte ¿Qué marxismo de pacotillas es éste que deja
seguimos refiriéndonos a él a pesar de que la de lado las circunstancias para explicar todo
sociedad de su tiempo ha cambiado y la mayor con inconmovibles categorías morales? ¿Qué
parte de lo que pensó y dijo pertenece a un pa- marxismo es éste que consagra como hábito
sado ya perimido. ¿Pero qué es el pasado para intelectual ese vicio del pensar abstracto tan
que en el presente del Perú se necesite evocar denostado por Hegel? La decadencia de Haya
a este hombre? ¿Qué hay en la constitución de debe ser explicada también por las difíciles y
ese país, o de América, que Mariátegui ha ex- pérfidas circunstancias de un dirigente político
presado de algún modo? obligado a vivir exiliado de su país, separado
776 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de su movimiento, distanciado del suelo nu- posible encontrar un lenguaje común que per-
tricio de una realidad que funda el pensar y la mita comunicarlas? ¿Nos deparará el destino
acción política. ¡Cuánto de la decadencia de los a nosotros, que acaso seamos solamente los
liderazgos políticos americanos debe ser bus- náufragos de una terrible tormenta, la tarea de
cado en esa endémica lacra del exilio! comenzar este verdadero trabajo de Sísifo que
El Perú de hoy, la democracia peruana de- significa que los hombres aprendan a hablar un
pende de la capacidad de entendimiento, de lenguaje común aunque quieran, como es lógi-
comprensión, de articulación, de concertación, co, cosas distintas? No lo sabemos. Pero lo que
de confluencia (¡son tantas las palabras!) de la sí sabemos es que uno de los requisitos para
izquierda y del APRA. De un APRA renovado, resolver el problema reside en saber plantearlo
pero también de una izquierda renovada. El con toda su agudeza, su pertinencia y su am-
que pueda entreverse en el futuro una línea de plitud. Al calor de esta preocupación, ir hacia
confluencia es el indicador de la posibilidad de el pasado significa reconocer los antecedentes
que esos dos padres fundadores en torno de históricos de los problemas de hoy y trabajar
cuya polémica se constituyó el Perú moderno, por recomponerlos, esto es, por construir otra
puedan soportar las necesarias operaciones tradición que esa pobre ideología maniquea so-
sincréticas que requiere una nueva sociedad. bre la que se ha fundado nuestra frustración. Y
Sería conveniente que una experiencia seme- esta es una tarea de la que no debería desertar
jante pudiera darse en la sociedad argentina. hoy la intelectualidad democrática y socialista.
No sé si estamos en ventaja o desventaja res-
pecto del Perú para encarar una operación Muchas gracias. Pancho.
semejante. Pero estoy convencido de que es
preciso encarar un sistemático, profundo y
sincero trabajo de recomposición de experien-
cias y tradiciones políticas disímiles, que con-
dujeron a nuestro país al enfrentamiento y la
decadencia por la manera cerril y violenta con
que intentaron imponerla, más allá de la real
voluntad de los supuestos beneficiarios. ¿Es
El populismo ruso*

N o sé si ustedes conocen las circunstancias


que me han llevado a estar hoy aquí. Mi
relación con María Teresa Gramuglio, vuestra
lo que era ese inmenso país, baluarte de la
reacción europea durante todo el siglo XIX.
Y digo que quizás no lo conocen no porque
profesora, me condujo a aceptar su pedido en el mundo no se hable de Rusia, ni porque
de conversar con ustedes sobre Rusia, el mo- la Unión Soviética no sea un país de excepcio-
vimiento social ruso, los populistas rusos del nal gravitación e importancia en la vida de los
siglo pasado. pueblos de este siglo. Ocurre que a veces, tra-
Posiblemente los abrume con una serie de tar de reconstruir el pasado de Rusia a través
nombres y personajes de una historia que no de lo que es hoy Rusia, encierra el peligro de
conocen y que en una de ésas les resulta difí- tener una visión estrecha, reducida, un tanto
cil retener. Tal vez lo que les diga no les sirva maniquea de lo que significó en el siglo pasado
demasiado para el trabajo que están encaran- un movimiento social, político-ideológico de
do. Pero de todas maneras, quizás sea difícil excepcional importancia, como lo fue el movi-
poder seguir la literatura rusa que aparece y miento populista ruso.
deslumbra a la conciencia europea en el siglo Hablo de una visión maniquea porque toda
pasado, si por lo menos no conocen algo de esa historia pasada fue de alguna manera re-
interpretada, recolocada, reconstruida, a par-
tir de lo que ocurrió desde la Revolución de
* De la edición: Aricó, J. M. 1995 “El populismo ruso” Octubre en adelante. Ese proceso estuvo sig-
en Estudios (Córdoba: Centro de Estudios Avanzados - nado por una estructura ideológica, por una
UNC) N° 5: 31-52, enero - julio [Desgrabado de la clase doctrina de pensamiento, el marxismo, y fue el
magistral que dictara en 1987, en el curso de Literatura
del siglo XIX de la Facultad de Filosofía y Letras de la marxismo el que leyó de una determinada ma-
UBA, a instancias de M. T. Gramuglio]. nera todo ese pasado de la sociedad rusa. Con
778 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

esto no estoy diciendo que lo haya leído mal, 1840 y 1850 era de relativamente fácil acceso.
sino que lo leyó en virtud del tipo de resolución Entonces se puso a estudiar el populismo. Vale
que tuvo el problema social ruso a partir de la decir que debemos a la censura de las bibliote-
Revolución de Octubre. Y ese tipo de resolu- cas soviéticas el hecho de que un historiador
ción llevó a que –por una cantidad de motivos italiano nos haya suministrado la obra más im-
sobre los cuales podemos conversar luego– portante sobre ese movimiento del siglo pasa-
este movimiento populista quedara descalifica- do y nos permita seguirlo en todos sus detalles.
do o clausurado, quedara silenciado. Ya sé que ustedes estudian literatura y en
Si quieren conocer con más o menos profun- este curso de literatura solo les ha tocado un
didad y detalle lo que fue ese movimiento, de- ruso y que posiblemente no les toque uno nun-
ben recurrir a un libro de Franco Venturi (1975) ca más. En una de ésas la literatura rusa no les
Los populistas rusos, que es quizás lo mejor interesa o no les interesa tanto como para po-
que se ha escrito sobre el tema. Franco Venturi nerse a estudiar el ámbito, el lugar donde sur-
es un historiador del iluminismo italiano de fi- gió esa literatura. Pero si les llegara a interesar,
nes del siglo XVIII. Fue agregado cultural de la les prometo que se encontrarán con lecturas
embajada italiana en la Unión Soviética entre fascinantes. Se encontrarán con un mundo lle-
los años 47 y 50. En ese entonces se le ocurrió no de problemas, de debates, de personajes, de
trabajar sobre la ideología de la Revolución circunstancias, que los remitirán a los proble-
Rusa, fundamentalmente sobre el debate que mas del presente.
tuvo lugar dentro del Partido Comunista entre La particularidad de trabajar sobre estas co-
Bujarin, Trotsky, Stalin, Lenin. Quiso estudiar rrientes del siglo pasado es que ustedes encuen-
el fenómeno del leninismo. Cuando trató de tran allí, vinculados a un mundo particular que
conseguir el material bibliográfico para poder no es el nuestro, el conjunto de problemas que
hacer ese estudio, el manejo existente en las otros pueblos –entre otros, América Latina– se
bibliotecas de la Unión Soviética –donde a ve- han venido planteando desde el siglo pasado
ces los libros son secreto de Estado– se lo im- y que aún hoy lo hacen. Porque el problema
pidió. Entonces fue retrocediendo en los años central que se planteaba en la sociedad rusa
de pedido y se encontró con que el material del siglo pasado era si, siendo de alguna ma-
referido al movimiento populista ruso de entre nera Occidente, tenía un lugar en Occidente; si
El populismo ruso779

siendo un punto marginal de Europa, pero re- sociedad que de alguna manera estaba incluida
conociéndose como parte de Europa, tenía un en Europa, se sentía, por tradiciones religiosas,
lugar en ese mundo, tan distinto de lo que era por el enorme peso del campesinado, con un
el propio mundo ruso. destino particular. Reconociéndose como par-
No sé si ustedes conocen a grandes rasgos te de Europa, intuía que su camino no podía ser
lo que es la historia de Rusia: el Imperio de los el de la sociedad occidental.
Mongoles, el Reinado de Moscovia, la forma- ¿Qué era Rusia? Hasta la Guerra de Crimea
ción del Imperio Zarista, Catalina la Grande, las –vale decir hasta los años cuarenta del siglo
grandes sublevaciones campesinas. Todo esto pasado– era un cuartel reaccionario de pro-
lo van a encontrar en novelas. Si leen Pushkin tección de las monarquías europeas. Desde
(1999), en La hija del capitán van a encontrar las guerras napoleónicas, el Imperio ruso ha-
la rebelión de Pugachov. Quizás la conozcan de bía ocupado buena parte de Europa y fue uno
manera más indirecta por la película Miguel de los elementos decisivos en la constitución
Strogoff, O si han leído la novela de Julio Verne de la Santa Alianza, ese encuentro de gober-
(1966), donde el acontecimiento central es pre- nantes europeos que trató de instaurar un sis-
cisamente esa sublevación. tema de dominio de la sociedad europea por
La sociedad rusa, que se separó del mun- largo tiempo.
do occidental a partir de la reforma religiosa; Para la conciencia democrática y revolucio-
desde la ruptura de la Iglesia, que era parte del naria europea, Rusia era el baluarte de la re-
Reino de Bizancio pero que después se aparta; acción. Y así había aparecido en 1848 al pro-
que tiene una religión católica pero ortodoxa; ducirse la Revolución porque Rusia contribuyó
que sufrió reformas religiosas durante los si- a romper, a destruir una serie de revoluciones
glos XVII y XVIII; que fue obligada por Pedro nacionales u obreras que se dieron en Europa
el Grande a una europeización forzada –puesto por esos años, logrando imponer de nuevo el
que Pedro el Grande se propuso hacer de Rusia peso de gobiernos monárquicos reaccionarios.
una parte de Europa e intentó hacerlo con un A partir de la Guerra de Crimea, que significó
poder omnímodo que lo llevó a tratar de su- una derrota del Imperio ruso frente a un inten-
perar un atraso secular mediante la violencia, to turco, inglés, francés y de otras potencias,
la coerción, la presión y las muertes–; esta esa sociedad se ve sacudida. Fue una guerra en
780 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la que el orgullo nacional quedó destrozado y comerciantes, de curas, que manejaban un in-
que colocó a la sociedad rusa en una situación menso archipiélago de instituciones campesi-
de perplejidad y de necesidad de reflexionar nas de una naturaleza particular.
sobre su camino. En ese mundo, la mayor parte de la inte-
Casi siempre son grandes derrotas militares lectualidad estuvo colocada siempre en una
–o no tan grandes– las que hacen que los pue- situación particular. Constituyó –y el término
blos se invaginen, se replieguen sobre sí mis- es importante– algo de lo que ustedes habrán
mos, se den vuelta y comiencen a preguntarse escuchado hablar: la intelligentzia. Cuando
qué son, hacia dónde van. No olvidemos nues- los rusos utilizaban esa palabra –que luego se
tro caso. Si hoy podemos estar hablando sobre trasmite a otras lenguas– no hacían referencia
Rusia es porque también existió una guerra, a una función determinada que se cumplía en
porque también perdimos una guerra y porque la sociedad; no hacían referencia al mundo
esa pérdida tuvo significación para la situación de los intelectuales, sino que se referían a un
argentina. Los remito a ello para tratar de que mundo de intelectuales que tenía una situación
entiendan, o traten de entender cómo es posi- particular. Vale decir, a un mundo intelectual
ble que en una sociedad como la rusa se haya cohesionado en torno a un conjunto de ideas,
podido dar un movimiento de renovación inte- por las cuales el origen social de este grupo no
lectual, un movimiento ideológico que se pre- tenía significación frente al peso que tenían de-
guntó por las raíces de esa sociedad y por su terminadas ideologías.
propio camino. La intelligentzia era la corriente radical
El tipo de estructura policial del Estado, el rusa que rechazaba el sistema existente, que
enorme peso del campesinado, la debilidad de pensaba que la posesión de la cultura era un
aquellas clases que constituyen las sociedades lujo y que debía necesariamente, esta cultura
europeas modernas –me refiero fundamen- que detentaba este grupo particular, ser devuel-
talmente a la burguesía–, la escasa presencia ta al pueblo del cual había surgido. Es decir que
de un proletariado que recién aparece como era un grupo de gente unificada en torno a cier-
fenómeno masivo hacia final del siglo, coloca- tas ideas de transformación de la sociedad. Por
ban a esa sociedad en una situación singular: eso, visto desde el costado de la intelectualidad,
era un mundo de príncipes, de aristócratas, de podríamos decir que todo el debate ideológico
El populismo ruso781

y político del siglo pasado es un debate en tor- un libro debía ser autorizada por el Zar, donde
no a las relaciones que deben existir entre los existían censores y todo tipo de controles del
intelectuales y el pueblo. El discurso populista pensamiento. Buena parte de esa intelligen-
fue un discurso sobre esas relaciones. En ese tzia debió emigrar, fue expulsada, fue exilada
discurso el pueblo aparece como dador de sen- y transitó por todas las grandes ciudades euro-
tido, como unidad de pureza, como una unidad peas. Zúrich, por ejemplo, fue uno de los gran-
por encima de las diferencias. Es ese concepto des centros de confinamiento y de encuentro
de pueblo el que luego es extendido y confor- de los intelectuales rusos.
ma la categoría que se denomina populista. Esa intelligentzia conocía Occidente, seguía
En Rusia la palabra narod, que hace referen- los procesos políticos de Occidente y trataba
cia a pueblo, también hace referencia a nación. de integrar esos procesos a la suerte de Rusia.
Vale decir, los rusos tienen esa misma y única Pero la pregunta era ¿Rusia, con esa situa-
palabra para designar pueblo y para designar ción, con esas características, era un país que
nación. De ella se derivan luego los naródni- podía incorporarse al torrente de Occidente?
ki, los populistas. El hecho de que existiera un Recordemos que la intelligentzia consideraba
solo concepto para designar esas dos entidades que tenía un deber para con el pueblo y que ese
que en occidente aparecen como distintas, está deber colocaba en primer plano la búsqueda de
marcando el tipo de relación que existía entre la justicia, la búsqueda de la libertad, la búsque-
la idea de pueblo y la de idea de nación: eran da de la felicidad. La pregunta que se hacían
una sola cosa; la nación no era sino el pueblo entonces era ¿esos valores predominaban en
y el pueblo no podía ser entendido sino como Occidente? ¿Existían en Occidente? ¿Qué exis-
ente independiente, autónomo, con sus pers- tía en Occidente?
pectivas propias. En esos años –estamos hablando de 1840 y
Evidentemente, la intelligentzia constituida 1850– existía el reinado del capitalismo. Existía
en torno a esas concepciones, tenía que resul- una sociedad sometida a procesos de transfor-
tar un elemento extraño, un elemento moles- maciones violentas a los que se llamó en un
to para la existencia de un Estado que tenía comienzo las revoluciones industriales, que
la estructura de un Estado policial, donde no descompaginaban la sociedad tradicional, que
circulaban las ideas, donde la publicación de movilizaban enormes cantidades de fuerza de
782 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

trabajo, que sacaban a esa fuerza de trabajo de condiciones era posible que la sociedad rusa,
los lugares en donde vivía y la confinaban en evitando los problemas del capitalismo pudiera
grandes barriadas. Fueron revoluciones que hi- reorganizarse como sociedad y encontrar otra
cieron de las ciudades grandes ghettos donde el forma de vida asociada de los hombres que no
hombre, separado de su comunidad, separado fuera la capitalista, sino que fuera esa socie-
de su mundo de relaciones, era convertido en dad pregonada por los grandes reformadores
obrero fabril. sociales europeos del siglo pasado en Europa.
La sociedad burguesa de mediados del si- Por los Fourier, por los Saint-Simon, por los
glo pasado europeo era una sociedad de ricos Proudhon, por los Marx, por estos que habla-
y de pobres, una sociedad jerárquica donde un ban de socialismo.
mundo paupérrimo debía soportar las cargas, Por ello podemos decir que la experiencia
los costos económicos y sociales del proceso populista rusa es una página de la historia del
de industrialización. Esa masa se había suble- movimiento socialista europeo. Su contorno
vado, había protagonizado revoluciones, había particular, sus características, la manera en
protagonizado la gran revolución de 1848 y, sin que abordaron y trataron de solucionar sus
embargo, había sido derrotada. Lo que aparecía problemas, están vinculados al contorno geo-
como propio del capitalismo europeo era la pér- gráfico donde operaba ese mundo cultural,
dida de sentido de lo humano, la imposición de pero sus ideas se correspondían con las ideas
un régimen que, sobre la base de la individuali- de transformación social que aparecieron en el
zación progresiva del hombre, lo despojaba de movimiento socialista europeo.
todas sus características, de todos sus atributos. Lo que germinó fue la idea de que el atraso
Eso era lo que los intelectuales rusos veían ruso, la situación rusa vista en términos de atraso
en la sociedad europea. ¿Qué significaba en- con respecto de Europa, bien podía ser no un de-
tonces occidentalizarse para Rusia? ¿Podía fecto, no un límite, sino una situación privilegia-
encontrarse en el camino de un desarrollo da, un punto desde el cual se pudiera encontrar
capitalista acelerado la manera de resolver el –sobre la base de la experiencia recorrida por
destino particular de Rusia? Ese era el proble- Europa– un camino que invalidara ese camino y
ma que se planteaba y trataron de darle una que permitiera encontrar otras respuestas para el
respuesta original. Trataron de pensar en qué avance de la sociedad en un nuevo sentido.
El populismo ruso783

Es en torno a dos figuras esenciales de Esta idea de la posibilidad de evitar un cami-


la historia cultural rusa, los revolucionarios no que recorriera lo que se llamó la acumula-
Herzen y Chernichevski, que se trata de ver el ción originaria del capital en Europa, cargada
problema de cubrir la sutura, esa concepción de hambre y de miseria, estaba vinculada a una
del atraso corno una suerte de privilegio par- visión particular que tenían de la sociedad rusa,
ticular de la que gozaban ciertos pueblos. En y fundamentalmente del mundo campesino.
torno a estas dos figuras esenciales se consti- ¿En qué consistía el mundo campesino ruso?
tuye el movimiento populista ruso. La idea de Aun cuando existían propietarios individuales,
Chernichevski tiene visos de cierto organicis- la relación entre el campesino y la tierra esta-
mo biologizante. Según su pensamiento, un ba indisolublemente unida. Si leen una novela
pueblo que está en una situación de atraso con como la de Gógol (2017), Las almas muertas,
respecto a otro, está en condiciones –sobre la entenderán por qué no era la posesión de la tie-
base de la experiencia histórica– de superar rra sino la posesión de las almas vinculadas a
esa situación de atraso evitando los caminos la tierra lo que hacía de un señor un terrate-
recorridos por el otro pueblo para llegar a la niente. La tierra no tenía ningún valor; lo que
situación en la que está. Rusia podía encontrar tenía valor era la existencia de campesinos
una resolución socialista, o la conformación de que trabajaban la tierra. Entre ella y el campe-
una sociedad de nuevo tipo, porque había una sino no había separación. Hasta 1860, cuando
experiencia europea que había recorrido una se produce lo que se llama la liberación de los
serie de caminos y esos caminos podían ser siervos de la gleba, entre siervos y gleba había
evitados en la otra situación. Por tanto, partían una unidad total. La tierra era, en última instan-
de una visión del proceso histórico que, aun re- cia, hombres que la trabajaban. No tenían una
conociendo la existencia de etapas y leyes de propiedad per se.
desarrollo, no era determinista. Pensaban que Además de la presencia de estos grandes se-
la organización popular, que la cultura popular, ñores terratenientes –que verán en las novelas
que la acción de ciertas élites, podía organizar de Tolstói, de Turguéniev, en todos los novelis-
este mundo de manera tal que pudiera invalidar tas rusos del siglo pasado–, de estos grandes
lo que aparecía como determinismo histórico señores que se pasaban todo el día discutiendo
en la sociedad europea. sobre la base de que tenían miles de almas vivas
784 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que trabajaban para ellos, existían otras formas Si estos intelectuales rusos, que se plantea-
de cultivo de la tierra, diferentes de la típica ban movilizar esas potencias nacionales vincu-
modalidad de la propiedad individual grande, ladas fundamentalmente al campesinado para
pequeña o chica que existía en Occidente. cambiar una situación de atraso y encontrarle
Era una institución que se llamaba la obschi- un camino propio de desarrollo a la sociedad
na, vale decir una comuna aldeana en función rusa, veían la crisis de la sociedad occidental,
de la cual una determinada extensión de tierra tal como ellos la vieron a partir de la derrota de
era cultivada en forma comunitaria por un gru- la revolución del 48, pero además eran socialis-
po de campesinos que constituían una comuni- tas convencidos y encontraban en la sociedad
dad de aldea. Vale decir, una unidad en la que rusa formas de trabajo colectivo de la tierra, y
se repartían de manera comunitaria el conjun- dado que el trabajo de la tierra era el 90% de
to de los bienes extraídos del trabajo común de lo que era el trabajo productivo de Rusia –el
los campesinos en torno a un determinado tipo campesinado era el noventa y tanto por cien-
de propiedad. to de la población–, Rusia ofrecía al mundo la
Además de esta forma comunitaria de pro- posibilidad de que, afincándose en ese tipo de
ducción de la tierra, existían otras formas vin- estructura comunitaria, pudiera reestructurar-
culadas a ella que realizaban otro tipo de tareas se el Estado, la sociedad, de manera tal que el
semi-industriales. Además de las obschinas es- capitalismo fuera evitado y las conquistas del
taban los sarteles, que eran sistemas de trabajo capitalismo fueran introducidas en una socie-
cooperativo del pequeño artesanado. dad que tenía una estructura social distinta.
Sobre el origen de esta comunidad agraria Ese fue el conjunto de ideas en torno a las
se sigue discutiendo. Lo estudiará Marx y fun- cuales se estructuró el pensamiento populista:
damentalmente Engels (1957), en El origen de una visión del atraso como situación privile-
la familia. Constituirá un elemento central de giada; por lo tanto, la necesidad de acelerar un
la propiedad agraria en la Europa del siglo pa- proceso histórico sin replicar el modelo occi-
sado. El origen de esta forma comunitaria es dental; la idea de que ello era posible a partir
discutible, pero el hecho es que en Rusia estas de un tipo particular de relación entre intelec-
formas comunitarias eran mayoritarias en la tuales y pueblo; y el hecho de que esa relación
sociedad hacia mediados del siglo pasado. se basaba en la existencia de una tradición, de
El populismo ruso785

una forma de trabajo, de una forma de relación Si bien esas luchas tomaron la forma de la
entre los hombres que era consecuencia de un búsqueda del mejor zar, o del zar puro que ha-
tipo de sociedad comunitaria. bía sido despojado del poder, del zar verdadero
A pesar de que el pensamiento populista que había sido sustituido ilegítimamente por
no fue un pensamiento único, porque existían otro, eran luchas por una nueva forma de es-
alternativas, corrientes y diferenciaciones, es- tructuración de la sociedad en torno a un nue-
tos elementos que he señalado constituían el vo poder y es eso lo que está detrás de la gran
terreno ideológico común, compartido por to- sublevación campesina de Pugachov. Bakunin
das las corrientes. Por eso podemos hablar de toma esa idea de la movilización popular, de la
un movimiento populista, independientemente revolución social que nace desde abajo y rom-
del hecho de que hubo muchas figuras que dis- pe con todos los poderes existentes, no solo de
putaban entre sí en torno a su significado. ese trasfondo de luchas campesinas rusas, sino
Yo diría que podemos encontrar dos grandes también de su experiencia y vinculación con el
tendencias dentro del populismo ruso. Una in- mundo campesino italiano.
fluenciada fuertemente por el anarquismo de Pero además de esa tendencia que privilegia-
Bakunin, que daba prioridad a una revolución ba la revolución social por sobre la revolución
social nacida desde abajo. Antiestatista, anti- política, y que pensaba que esta revolución de-
político, enemigo de toda forma de dirección bía surgir del pueblo y no venir de arriba hacia
centralizada de la dinámica social, Bakunin abajo, existían otros grupos que privilegiaban
privilegiaba fundamentalmente el carácter es- la revolución política, la conquista del poder, la
pontáneo, el carácter auto-organizador de un lucha contra la autocracia.
pueblo movilizado en torno a ciertas ideas. Un Es en torno a estos dos grandes principios
pueblo que había expresado esta posibilidad –o una revolución democrática popular que re-
en las luchas sociales de la época. Porque to- negaba de alguna manera del 1789 francés, o
das las discusiones que se dan desde los años un golpe, una acción que condujera a la con-
cuarenta hasta por lo menos los setenta, tie- quista del poder y desde allí el cambio de la
nen como trasfondo una historia secular de sociedad– que se constituyen las organizacio-
grandes luchas campesinas contra la autocra- nes populistas rusas: Zemlyá i Volya “tierra y
cia zarista. libertad”, Naródnaia Volia “expresión popular
786 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

o voluntad nacional”, Chernye Peredel “repar- La autocracia rusa, la clase dominante rusa,
to negro”, y otras1. Esas organizaciones nacen aplicó el sistema que se aplicó siempre para
fundamentalmente luego de un hecho que tras- la instauración del sistema capitalista. Si el
torna la sociedad rusa: la famosa liberación de hombre está vinculado a la tierra, es necesario
los siervos, entre 1859 y 1860. Esa liberación separar al hombre de la tierra. Es necesario
buscaba separar la propiedad de la tierra del convertirlo en un ser despojado de todo instru-
mundo de los trabajadores campesinos y obli- mento de trabajo para que se vea obligado ne-
garlos a comprar la tierra. cesariamente a contratar esa fuerza de trabajo
Derrotado el Estado ruso en la Guerra de por dinero. Esto es lo que Marx llama “la colo-
Crimea, habiendo las clases dominantes rusas nización sistemática”. Esto es lo que se hizo en
tomado nota de esta situación de un atraso Estados Unidos, en Australia. Esto es lo que se
secular, que se expresó en la incapacidad del hizo en Argentina para lograr colocar a masas
ejército de hacer frente a ejércitos modernos, de la población, que con la existencia de fron-
plantearon la necesidad en el Estado de una teras abiertas era irreductible a este tipo de
occidentalización forzada, de donde podían ser políticas. Solamente controlando la tierra esto
extraídos los recursos que permitieran la cons- podía darse.
trucción de un capitalismo desde el Estado con Marx dice que el capitalismo inglés, cuando
marcha forzada. Esos recursos solo podían ve- intenta trasladar a Estados Unidos las fábricas
nir a través de exprimir en todo lo posible a este y los trabajadores, estos duraban exactamente
mundo campesino, para tratar de sacar de allí una semana, porque después se iban, se apro-
lo que podían ser los recursos necesarios para piaban de la tierra y se convertían en agricul-
construir los altos hornos, las carreteras, los fe- tores. Para que no pudieran apropiarse de la
rrocarriles, cuya inexistencia precipitó la derro- tierra, esa tierra debía ser controlada.
ta del ejército ruso en esta guerra. Para que los campesinos desembolsaran lo
que necesitaba el Estado ruso, era necesario
separarlos de la tierra. Y entonces se los separa
1 Naródnaia Volia significa expresión popular o volun-
tad nacional. El reparto negro se refiere a la restitución de
de la tierra, y lo que aparece como una gran re-
la tierra negra, fértil, la tierra del humus, a los campesinos; forma liberal en la sociedad occidental, liberan-
esa tierra que había sido usurpada por los terratenientes. do a estos siervos de esta forma de propiedad
El populismo ruso787

aparentemente feudal, era la gran tentativa de de un movimiento muy singular, que se da en


las clases dominantes rusas de hacer avanzar los setenta, los intelectuales revolucionarios
el desarrollo del capitalismo, separando a los rusos llegan a la conclusión de que la masa
hombres de la tierra. inerme de campesinos no puede ser movida en
Pero entonces el problema que se plantea- torno a una revolución que nazca desde abajo,
ban era: si este es el camino adoptado por las sino que es necesario destruir desde arriba el
clases dominantes, ¿cómo era posible torcer- poder de la autocracia zarista.
lo? Porque si este camino se profundizaba, con- En los años setenta se da tal vez la experiencia
duciría inevitablemente a la destrucción de la más singular del movimiento populista, que se
comunidad agraria, y por tanto a un desarrollo llamó “la ida hacia el pueblo”, que duró tres años,
del capitalismo en Rusia que sería más terrible donde cientos de intelectuales abandonaron sus
que el de la sociedad occidental, pero que no puestos, abandonaron sus profesiones, y se des-
dejaría luego posibilidades de transformar esta parramaron por toda Rusia para llevar el verbo
sociedad en un sentido capitalista. revolucionario y para organizar a los campesinos
La idea de la aceleración del proceso históri- en esta revolución que debía darse necesariamen-
co era, por tanto, para los populistas, una gue- te, porque ellos partían de que el mundo de dolor,
rra contra el tiempo. Un tiempo que, de no ser de sufrimiento, de insatisfacción que estaba alo-
torcido, iba a operar en su desfavor. jado en este mundo campesino podía explotar
Entre la acción de las clases dominantes para con facilidad si la inteligencia, si la conciencia, si
imponer un capitalismo desde el Estado, con la la razón, era capaz de vincularse a la fuerza.
consiguiente destrucción de lo que constituían Esto, que puede provocar risa hoy, sin em-
las bases del tipo de desarrollo socialista, y el bargo es una técnica de vinculación con un
énfasis en torcer estos destinos precipitando mundo del cual se toma conciencia que se tie-
una revolución, es la idea que se va imponien- ne una relación externa y se trata de cambiarlo
do en este movimiento populista, desdibujando mediante un proceso de mutación de valores
esta idea de una revolución social que debía na- y de características de un sector social con re-
cer desde abajo. lación a otro. En algunas organizaciones de iz-
Porque a partir de estas transformaciones quierda, esto se ha llamado desde hace muchos
que se dan en los sesenta, y a partir del fracaso años en este país “proletarización”.
788 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Esto fue una suerte de “campesinización” análisis que se hacía de la situación particular
de los intelectuales. Y a los intelectuales rusos, de Rusia, comparada con la situación occiden-
como a los que se proletarizaron aquí, les fue tal. El capitalismo europeo había provocado
más o menos de la misma manera, porque no un cambio de las sociedades, la expansión de
era posible pensar que este hiato histórico en- un área burguesa, la expansión de un sistema
tre intelectuales y pueblo, que había signado la político de representación de estos intereses a
característica de esa sociedad, como la sepa- través de los partidos y del parlamento, la ex-
ración entre intelectuales y proletarios en este pansión del movimiento proletario, la expan-
país, sería suturado mediante este simple cam- sión de las capas medias. Por tanto, las socie-
bio de valores y de comportamientos. dades occidentales tenían un tejido conectivo
Pero de todas maneras, el fracaso de este entre el poder del Estado y el conjunto de la
movimiento, que era un fracaso de una ten- sociedad que les permitía manejarse –pode-
dencia a penetrar en el conjunto de la socie- mos introducir un concepto gramsciano– de
dad molecularmente y hacerla estallar desde la manera hegemónica sobre el conjunto de la
propia sociedad, enfatiza, privilegia el camino sociedad. Vale decir, entre la sociedad y el
de respuesta violenta que adoptan los populis- Estado existía una multiplicidad de relaciones
tas para tratar de desarticular y destruir el po- que hacían de este Estado un sistema de re-
der zarista, la autocracia zarista, desde el lugar presentación de esa sociedad. Por tanto, entre
donde estaba ubicada, desde la conquista del este Estado y la sociedad estas mediaciones
poder. Comienza lo que se llama el terrorismo eran decisivas, y eran estas mediaciones las
ruso. Comienza la organización de pequeños que habían provocado –según el pensamiento
grupos revolucionarios que se plantean operar de los populistas– esta suerte de estancamien-
sobre el Estado para provocar estos cambios. to, de pérdida de perfil revolucionario de las
O para liquidar un zar y sustituirlo por otro, sociedades europeas.
o para liquidar el conjunto de este estrato de En Rusia la situación era distinta. Entre el
gobierno, de este poder omnímodo que existía Estado y la sociedad solo estaba la policía.
dentro de la sociedad. Ese Estado funcionaba en el vacío, no exis-
No es que esta idea fuera simplemente una tían sistemas de representación. No existía
idea alocada, porque estaba vinculada a un nada. Se podía operar sobre ese elemento
El populismo ruso789

relativamente externo a la sociedad y hacerlo Esta idea de que debía operarse centralmen-
saltar porque este Estado pendía en el vacío. te en esta instancia estatal tenía una serie de
Esta es la idea que los sostenía. Y digo que consecuencias sobre la dinámica social, sobre
no era una idea ridícula, porque esta diferencia la dinámica política e ideológica de esta orga-
de la relación entre Estado y sociedad en las nización, la acentuación del papel de la organi-
sociedades occidentales y en Rusia es el esque- zación, la necesidad de la estructura centraliza-
ma de análisis no solamente de los populistas da y disciplinada, el privilegiamiento cada vez
rusos, sino de todos los analistas europeos del mayor del rol de la inteligencia como dadora
pensamiento socialista. La particularidad rusa de sentido, como depositaria de la conciencia,
era ésa. Por eso, cuando se pensaba la revolu- como conocedora de la sociedad, como punto
ción rusa en Europa se la pensaba en los térmi- de la totalización de los conflictos, el papel por
nos de lo ocurrido en la Revolución Francesa. lo tanto educativo de la intelligentzia y el pa-
Rusia estaba madura por una revolución equi- pel de dirección. Estoy hablando de una serie
valente a la Revolución Francesa, que fue una de características que luego van a aparecer en
revolución del pueblo contra el absolutismo. personajes concretos y que ustedes los leerán
Representado de esta manera, los populistas luego en las novelas de Turguéniev, por ejem-
podían operar como elemento de mediación plo, que tienen la particularidad –por supuesto,
entre estas ideologías europeas y sus visiones transfigurado por la visión estética y artística
particulares porque su razonamiento no rom- de este creador genial que era Turguéniev– de
pía el esquema de interpretación con el que se hacer aparecer a todos estos personajes, con
analizaban las sociedades en el mundo. estas características, con estos elementos.
Entonces, a partir de esa situación abierta Pero, privilegiando el saber sobre la fuerza,
por la transformación que se va operando en privilegiando la dirección sobre el movimien-
el Estado ruso, y a través de esta derrota de un to, privilegiando la organización sobre la es-
movimiento que fincaba su eficacia en el desa- pontaneidad de base, se cambiaba, en cierto
rrollo de una revolución desde abajo, aparece sentido, la relación entre esta intelligentzia y
la conquista del poder como el objetivo princi- el pueblo, tal como sería visto en las doctrinas
pal, y la organización de fuerzas en torno a esta de Hertzen o de Chernicheski. No existiendo
idea de conquista de poder. ninguna posibilidad de surgimiento de una
790 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

revolución desde abajo, era necesario enton- Evidentemente, en la visión terrorista de


ces privilegiar esa respuesta de tipo –como se los populistas rusos había un sustrato ilumi-
puede decir –en clave– “jacobino blanquista”, nista del siglo XVIII muy claro, que los llevaba
que privilegiara la capacidad de esta institu- a plantear la omnipotencia de la ley y del po-
ción de transformar de golpe, súbitamente, der. Desde el poder se podían transformar las
mediante el terrorismo individual y colectivo cosas, desde la ley se podía imponer un orden.
una sociedad que se negaba a cambiar porque Privilegiando la omnipotencia de la ley y del
estaba inmovilizada. poder, los populistas rusos, que habían naci-
Si ustedes analizan con detenimiento lo que do de una visión particular del pueblo y del
fue el movimiento terrorista ruso de esos años, destino particular de este pueblo, venían sin
se encontrarán luego con que esos elementos saberlo a prolongar una tradición de despotis-
característicos del terrorismo ruso se reitera- mo que estaba inserta en la propia estructu-
rán en todos los movimientos similares que ra de la sociedad rusa. Vale decir, una noción
aparecieron a lo largo de la historia. Si ustedes que potenciaba esa idea del Estado como el
analizan cómo la ETA hoy discute los proble- único demiurgo, como el único creador de la
mas de la conquista de una independencia na- sociedad.
cional del país vasco, sobre la base de una ope- Esa idea estaba en los populistas. Luego la
ración terrorista, se encontrarán con que todos encontraremos en Lenin, y la encontraremos
sus elementos son equivalentes a las conside- en los bolcheviques rusos, o aun en los men-
raciones por las cuales los populistas estable- cheviques rusos. La diferencia está en que los
cían este tipo de visión. populistas rusos creían que podían imponer
Entre los terroristas rusos y ETA, o entre una revolución de este tipo, y que una vez im-
terroristas rusos y movimientos terroristas o puesta el poder retornaba inmediatamente al
violentos de las sociedades latinoamericanas, pueblo. Este pueblo que no podía ser movili-
encontrarán cuerpos de ideas homogéneas. Y zado en torno a una revolución, se encontraba
no porque unas deriven de otras, sino porque el luego con una revolución hecha por esta mino-
tipo de tarea que se plantean, el tipo de función ría, que le permitía luego gobernar.
que se han planteado lleva, necesariamente, a El democratismo del movimiento popu-
estas consecuencias. lista ruso acompañó siempre esta forma de
El populismo ruso791

percibir la sociedad, aun cuando la forma del Esto es fundamentalmente lo que buscaban
terrorismo y la búsqueda de una resolución en el marxismo, y es interesante ver cómo, de
violenta del problema ruso cuestionaba esta todas maneras, la obra de Marx tuvo una doble
idea, la afectaba y la colocaba en un terreno de lectura en Rusia. Por un lado el razonamiento
imposibilidad. que Marx (1980a) instituye en El Capital le per-
Este es, más o menos, el cuerpo de ideas que mite a un grupo de personas vinculadas al mar-
tenía esta fuerza, que se definía como una fuer- xismo ruso demostrar el inexorable desarrollo
za socialista. Definida como una fuerza socia- del capitalismo en la sociedad rusa.
lista, buscó en su conexión con el movimiento Por el otro lado, la lucha, el mundo del sufri-
socialista europeo un respaldo, una defensa, miento, la definición del significado del capita-
una doctrina. El encuentro entre estas concep- lismo, el carácter represivo y represor del capi-
ciones y el pensamiento socialista predominan- talismo permite a otras personas de la sociedad
te en los setenta y en los ochenta, que era el rusa encontrar en Marx alimento para luchar
marxismo, era bastante lógico. contra la imposición del capitalismo.
¿Qué es lo que les interesaba ver de la vi- Es en torno, nuevamente –1870-1880– a la
sión marxista a los populistas rusos? La idea posibilidad de redimensionar la propiedad
de que la sociedad cumplía ciertos ciclos por agraria rusa, que los populistas rusos se dirigen
los cuales los malestares presentes, las difi- a Marx para encontrar una respuesta. Le escri-
cultades presentes era el costo que necesaria- ben planteándole qué posibilidad tiene Rusia
mente se tenía que pagar para que la felicidad de encontrar un camino alternativo, potencian-
humana pudiera abrirse paso. Este determi- do esto nuevo que tiene Rusia con respecto a
nismo histórico marxista les permitía en un otros pueblos.
momento de descorazonamiento de represión Es interesante la historia de la respuesta de
furiosa, de imposibilidad de presencia en el Marx (Marx y Engels, 1980), porque él respon-
movimiento campesino, encontrar en el futuro de favorablemente a las esperanzas de los po-
una esperanza de transformación que estaba pulistas rusos.
inserta ya no simplemente en la voluntad, sino Pero cuando responde, quienes le escri-
en la propia dinámica del mundo, en la propia bieron esa carta pidiéndole la respuesta –y
capacidad de movimiento de las sociedades. no era una carta común, porque le estaban
792 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

escribiendo al hombre que, según ellos, podía Pero, la posibilidad de un camino alternati-
darle respuesta a su problema–, cuando reci- vo sigue su discusión en el interior de la Rusia
ben la respuesta ya habían dejado de ser popu- bajo la dominación bolchevique, durante los
listas y eran marxistas. Agarraron la respuesta veinte y aun hasta los treinta. La posibilidad de
de Marx, del año 1881, la guardaron en un ca- encontrar otro tipo de reconstitución del sec-
jón y solo pudo conocerse por el año 1928. tor rural, otro tipo de industrialización, estaba
La respuesta de Marx, que les venía a decir planteada desde los populistas en el siglo pa-
que es posible que la comuna agraria rusa sea sado, siguió estando planteada en la sociedad
la base de la constitución de un nuevo tipo de rusa aún hasta finales de los treinta, cuando
sociedad, y que para que esta comuna pue- son decapitados los famosos técnicos agrarios,
da constituir la base de una nueva sociedad cuando es fusilado esa expresión del populis-
es necesaria una acción estatal que tienda a mo ruso que fue el agrónomo Chayánov, teó-
impedir la presión de la sociedad capitalis- rico de la pequeña propiedad, de la propiedad
ta que tiende a descomponerla; venía a de- colectiva de la tierra.
cir que Rusia sí podía tener una alternativa
independiente, que esa alternativa podía ser Alumno: ¿Por qué ocultaron la carta de Marx?
jugada y que eso presuponía una manera de Aricó: La razón es muy simple. Ellos habían
ver la constitución de los hechos sociales, dejado de ser populistas, por tanto ya des-
la conducción de los procesos estatales, la creían de la posibilidad de un movimiento
forma de constituir la sociedad que era dis- afincado en el campesinado que potenciara la
tinta de lo que había ocurrido en la sociedad comunidad agraria. Ellos pasaron ya a defen-
occidental. der la hipótesis de que era fundamentalmen-
Esta idea, que está en los populistas rusos, te sobre el proletariado ruso, que se había
se reconstituye luego en los socialistas revolu- ido conformando en esos años, donde debía
cionarios que forman la mayoría del movimien- fincarse la posibilidad de la transformación
to socialista ruso, que es la agrupación con la revolucionaria. Ellos, entonces, estaban con-
cual Lenin establece un pacto aceptando el cibiendo el desarrollo de Rusia según los es-
programa de los socialistas revolucionarios en quemas europeos, y por tanto la respuesta
octubre del 17, y que luego es destruida. de Marx parecía contradecirlo y daba armas
El populismo ruso793

ideológicas a los que eran sus enemigos en la fue el camino soviético, fue un camino acele-
constitución de un nuevo movimiento social. rado de abreviación de etapas de la constitu-
Entonces, esta idea de un camino singu- ción de un sistema industrial semejante, yo
lar, de todas maneras permanece en la Unión diría idéntico, al sistema occidental.
Soviética durante años. Sin embargo, permane- Lo que está en ciernes en la hipótesis popu-
ce con un gran límite. Porque el problema que lista, y lo que sigue estando en ciernes en el
no se planteaba era la posibilidad de la comuna movimiento social ruso de las tres primeras
agraria, la posibilidad del privilegiamiento del décadas de este siglo, era la idea de un cami-
movimiento campesino. Este camino singular no alternativo que suponía necesariamente el
de Rusia permitía acelerar el movimiento his- cuestionamiento global de la occidentaliza-
tórico para que, sin sufrir los dolores del capi- ción. Vale decir, el cuestionamiento global del
talismo, la sociedad rusa se colocara al nivel de proceso industrial occidental.
la sociedad occidental. Se trataba de encontrar otras maneras de
Planteada de esta manera, la singularidad combinar la industria, el agro, el tipo de pro-
del camino populista quedaba desdibujada, piedad, el tipo de organización fabril, y eso
porque no era sino una manera de operar so- estaba en discusión en ese debate de finales
bre los tiempos para lograr un desarrollo que de siglo.
era equivalente al desarrollo occidental. El Por eso, cuando el problema de cubrir eta-
cuestionamiento del eurocentrismo que estaba pas aparece en el mundo luego, cuando a par-
metido en la hipótesis populista quedaba desdi- tir de la Segunda Guerra Mundial se esclarece
bujado cuando el objetivo era llegar a lo mismo y se acepta la idea de que este mundo está
que había llegado occidente. repartido, de que hay un mundo capitalista
O se pensaba un camino alternativo, pero avanzado, que existen los países centrales y
se pensaba entonces el desarrollo de la técni- existen los países periféricos, y que los países
ca, el desarrollo de la industria, el desarrollo periféricos tienen determinadas característi-
de la organización fabril y campesina de otra cas, y esas características se definen en térmi-
manera, o en última instancia esto no era sino nos de dependencia, subdesarrollo, atraso o
un camino de abreviamiento de etapas. Y si tu- como lo quieran definir; las categorías varían
viéramos que definir de alguna manera lo que como varían las teorías, el problema era cómo
794 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

estos países cubren rápidamente sus déficits Nosotros, hoy, ¿tenemos posibilidades de re-
acelerando su tiempo histórico para igualar correr la escalera que nos puede llevar a niveles
los niveles y las formas sociales de los países equivalentes a los de las sociedades europeas?
centrales. Si alguna vez lo llegamos a pensar, esta es la
Cuando aparece, entonces, la teoría del sub- idea que está en la sociedad argentina del siglo
desarrollo, la teoría de la dependencia, cuando pasado. Esto es lo que está en Alberdi, lo que
se construye la teoría del desarrollo necesaria- está en Sarmiento, lo que está en Roca. ¿Cómo
mente se repiten los temas que estaban plan- hacer para acelerar los tiempos históricos que
teados en este debate de los populistas rusos nos permitan llegar a donde están los otros? O
del siglo pasado. Y se siguen planteando. como dice Alfonsín, “sumarnos al concierto de
Lo volverán a encontrar en la discusión so- los grandes países actuales”. Ser igual que ellos
bre la revolución cultural china. El tipo de or- hoy es un hecho cuestionado, porque es impo-
ganización de la empresa moderna, compuesta sible pensar que podamos reconstituir de algu-
por una enorme cantidad de trabajadores, ¿au- na manera nuestras estructuras como para que
menta las tensiones sociales o no las aumenta? podamos llegar allí. Ese nivel no solamente ya
¿Es preferible un complejo industrial –como no puede ser alcanzado por estos pueblos, sino
discutía Mao– de 200 mil trabajadores, a diez que ya comienza a dejar de poder ser alcanzado
complejos de 20 mil trabajadores o cien com- por países de las propias potencias centrales.
plejos de 2 mil trabajadores? ¿Qué efectos tie- Cuando todo el sistema de producción in-
ne sobre el conjunto de la sociedad? ¿La cen- dustrial se modifica, ya no se trata de la capa-
tralización ocasiona un aumento de las diferen- cidad de montar una industria pesada o una
cias sociales? industria liviana. Cuando el problema central
Estos temas, que estaban siendo discutidos es quien detenta los elementos de la informa-
con las categorías limitadas del pensamiento ción, cuando la información se ha convertido
social ruso del siglo pasado, con las maneras en una especie de cerebro que ordena todo el
un poco bastardas del debate, pero vinculadas trabajo productivo, las diferencias entre las so-
a la teoría de la dinámica del capitalismo de ciedades se acrecientan, y el problema de los
Marx, luego vuelven a discutirse y se siguen modelos de civilización, de los modelos de pro-
discutiendo en todos los lugares. ducción y de consumo, se vuelven a replantear.
El populismo ruso795

Esto es lo que estaba en la discusión de los concentrado en un momento determinado, en


populistas rusos en el siglo pasado: ¿cómo una época determinada, sobre la base de la
constituir una sociedad donde el bienestar movilización de fuerzas intelectuales conside-
colectivo, la felicidad de los hombres, la igual- rables, un problema por el que atraviesa toda
dad, la justicia y la libertad sean los valores la humanidad. Esto hace, entonces, que siendo
que determinen toda la dinámica de la socie- un debate histórico datado, de todas maneras
dad? Ese es el problema que tenemos noso- tenga un poder evocador enorme sobre todos
tros, y ése es el problema que tienen todas las los debates contemporáneos. Y aquí termino.
sociedades.
Desde este punto de vista, el debate de los Alumna: ¿Podrías especificar un poco más
populistas, que es un debate histórico, pun- cómo era el Estado ruso?
tual, datado, en un momento determinado Aricó: Yo trataba de pintarles cómo veían estas
que conmovió a toda Rusia y que tuvo su ex- personas lo que pasaba en Occidente, y trata-
presión luego en la literatura, porque es con- ban de reflexionar a partir de ello sobre lo que
tra ciertos personajes de este momento que pasaba en sus lugares. ¿Qué veían en occiden-
verán ustedes aparecer en Crimen y Castigo te? Veían parlamentos. Veían partidos políticos.
(Dostoievski, 2004) un sistema de razonamien- Veían prensa libre. Veían clubes. Veían organi-
to –Raskolnikov está pugnando contra cierto zaciones populares. Existían municipalidades.
sistema de razonamiento que está aquí insta- Existían formas de discusión de los problemas.
lado–, cuando esta sociedad se separa entre Existían bibliotecas. La única posibilidad de
eslavófila y occidentalista, vuelve a producirse trabajar con [una] biblioteca en Rusia era cuan-
en los países que no tienen identidad histórica, do se era confinado a Siberia.
o que se preguntan por su identidad histórica. Lenin (1972) hizo El desarrollo del capitalis-
Entre eslavófilos y occidentalistas lean mo en Rusia, que es un libro fundado en los tra-
ustedes el movimiento ruso, traten de repre- bajos estadísticos de los zemstvos –los zemstvos
sentárselo como lo que fue la oposición en- eran unas organizaciones territoriales, una parte
tre federales y unitarios en este país, y verán de la política de reforma de Alejandro; es intere-
bastantes elementos comunes. Verán entonces sante porque en un Estado policial si se quiere
que la virtud de los populistas rusos es haber hacer estadística se puede hacer hasta de los
796 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

movimientos silenciosos, de la persona cuando Ellos decían: “esto no lo queremos”. No po-


sale de su casa para ir a visitar al vecino– porque dían aceptar esto, porque está bien que hay un
el Estado zarista, primero, le pagaba un sueldo mundo de mayores libertades, pero esas liber-
–porque los detenidos tenían un sueldo– y apar- tades se configuran al precio de abjurar de una
te porque tenía acceso a la biblioteca. El recibía acción revolucionaria. Tenían que lograr apre-
cargamentos de libros y podía consultarlos. surar los tiempos en su país para evitar cami-
Cuando luego viene la época comunista, nos de este tipo. “Ahora o nunca”, dice un re-
desaparecieron los cargamentos de libros, y volucionario ruso. “O la revolución la hacemos
por supuesto desaparecieron los sueldos, hubo ahora, o no la podremos hacer nunca”.
que trabajar. Buena parte de la acumulación Todas las operaciones de guerrilla que se
en la Unión Soviética se hizo sobre la base de hicieron desde la experiencia castrista, y ali-
mano de obra forzada, constituida por los pri- mentadas por la experiencia castrista, se hicie-
sioneros. Esto cambió. ron en buena parte en la época de la llamada
Era un régimen terrible, pero como nosotros “Alianza para el progreso”. El razonamiento
hemos conocido en el siglo XX regímenes terri- de la guerrilla castrista era este: o ahora, o la
bles en serio, era mucho más digno de lo que Alianza para el progreso podría imponerse y ya
nosotros pensamos. Pero para la sociedad de no tendríamos condiciones favorables para lle-
la época era una cosa terrible. var adelante una política de guerrilla.
Ellos veían todo este tipo de instancias, y ade- Yo no creo que ellos hayan leído a los popu-
más veían que existían gobiernos que estaban re- listas rusos, pero la idea de que mañana va a ser
presentados. Todo el mundo de intereses popu- tarde, y mañana va a ser tarde porque el capi-
lares, de pugna por intereses, de reivindicacio- talismo tiene un poder corruptor y englobador,
nes, de reclamos, encontraba forma de resolu- deglutinador de las masas, esa idea estaba. Esa
ción en toda esta estructura de poder. Entonces, idea que creaba una situación de exasperación,
ése era un Estado integrado. Efectivamente era de precipitación, que forma el clima ideológico
un Estado integrado. Luego se constituyeron de la sociedad rusa de la época.
los llamados Estados de bienestar, vale decir Contra ese clima, de alguna manera, reaccio-
Estados que integraron a las masas a la ciudada- na el mismo Dostoievski. En Endemoniados
nía política y a la propia estructura del Estado. (Dostoievski, 2011) verán ustedes cómo él
El populismo ruso797

reconstruye de manera absolutamente críti- cómo este término obedece a una visión de la
ca ese mundo de revolucionarios, por el cual sociedad o una visión de la literatura donde la
él siente un rechazo total, aun cuando en su literatura es reflejo de la sociedad. No me quie-
juventud había formado parte de grupos radi- ro meter en ese problema porque el personaje
cales, como el círculo Petrashevski, donde fue es sumamente complicado, y la función de us-
detenido y estuvo amenazado de fusilamiento. tedes es discutir sobre el personaje. Yo lo que
Contra esto reacciona. Pero reacciona con- les estoy dando es el contorno donde se han
tra esto reaccionando también con la idea de hecho estas discusiones.
lo que está creando esta sociedad capitalista, Pero la reflexión que hace Raskolnikov
la idea de la ciudad enferma, la ciudad que está cuando va a ir a asesinar a la viejita, al pajarra-
descomponiendo al hombre. Es la ciudad don- co ese, usurero, si uno ha leído a Fourier puede
de toda la lacra de la sociedad se acumula. encontrar fuertes elementos fourieristas. Yo
Esa idea está vinculada en el caso de él a creo que se puede descomponer una obra ha-
una eslavofilia profunda, la idea de una virtua- ciendo una operación ya no de crítica literaria.
lidad del mundo ruso que debía evitar también Diseccionando fuentes van a encontrarse con
el camino occidental, porque la religiosidad no un conjunto de elementos que circulan en la so-
debía ser suprimida, porque era la única posibi- ciedad europea, como el problema de la figura
lidad de felicidad de los hombres. La felicidad de Napoleón.
de los hombres estaba asentada en el dolor, La figura del dictador, el problema de cómo
estaba asentada en el suplicio. Pero era posi- se configura una visión del delito, delito y en-
ble. El tiempo de oro estaba en el pasado, pero fermedad, todo eso son temas de otras áreas.
podía estar en el futuro. Pero había que evitar Están siendo discutidos. Pero en el caso de
el pasado. Dostoievski, él tenía una visión fundamental-
mente crítica de este movimiento. Y creo que lo
Alumno: ¿Por qué dice que el persona- que lo asustaba de este movimiento era su ra-
je de Raskolnikov refleja este pensamiento cionalismo, el privilegiamiento de la vida frente
eslavófilo? a la visión racionalista de que las sociedades
Aricó: Estoy usando un término que sin dudas eran perfectibles, de que las sociedades podían
ustedes rechazarán. En otras discusiones verán ser arregladas, de que el Estado podía arreglar
798 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

la sociedad, de que los nombres podían ser or- Alumno: Este vacío que había entre esta ca-
denados. Esta visión colmenar de la sociedad beza de poder que los terroristas querían
no podía ser aceptada por Dostoievski. Pero no destruir y el resto de la nación se explica en
me meto más allá de eso. realidad por la falta de una burguesía, que
Si ustedes analizan Lenin, van a ver que era precisamente la que formaba las institu-
buena parte de estos elementos –si leen ¿Qué ciones que había en Inglaterra y en Francia.
hacer?, de Lenin (1960)– que estoy discutien- Para la teoría central de Marx esto es indis-
do, constituyen ese libro. No porque Lenin pensable, es indispensable que se constituya
los haya copiado de estos debates, sino por- la burguesía hablando en términos socioló-
que eran datos adquiridos de la manera de re- gicos y luego que se empobrezca para que se
flexionar sobre los hechos políticos y sociales concentre el poder económico y se pueda dar
que tenía el pensamiento avanzado ruso de la esta revolución que él en ese momento ve muy
época. fácil: se trataba nada más que de tomar las
Esto fue el humus cultural de la sociedad grandes empresas que habían centralizado la
rusa. Impregna toda la literatura. En el caso de acumulación del capital. ¿Cómo Marx puede
Turguéniev, impregna cada una de sus novelas, hacer esa voltereta ideológica para poder jus-
que están vinculadas a alguna de estas corrien- tificar que de las comunas rusas pudiera salir
tes. Y toda la discusión de los populistas rusos. otra vía distinta?
¿Cuánto bastardeó Turguéniev la figura de los Aricó: Marx (s/d) dice lo siguiente: “lo que yo
revolucionarios con su obra? describo en El Capital es el movimiento de
Pero si ustedes leen Humo, de Turguéniev las sociedades de la Europa occidental”. No es
(1944), ahí van a ver toda la discusión sobre el una teoría de la historia. No se puede construir
camino de Rusia. Quienes son los que discuten una teoría de la historia. No es un paspartú en
si Rusia tiene un camino o no. Son intelectua- el cual deben ser encerrados todos los hechos
les rusos veraneando en Baden-Baden, senta- históricos. Estas sociedades se organizaron
dos en las aguas termales de Baden-Baden. así, lo cual no significa que otras sociedades no
Esto lo horrorizaba a Dostoievski, esta ne- se organicen de otra manera. “En mi obra –dice
cesidad de discutir de los rusos, esta absoluta él– no deberían buscar una ley de desarrollo de
racionalización de las cosas. las sociedades”.
El populismo ruso799

Sin embargo, el movimiento socialista se la particularidad de encerrar en su filosofía lo


constituyó haciendo de la teoría de Marx una que en la práctica estaba en Francia. Pensó
ley de desarrollo de la sociedad. Y los marxis- luego en Francia, pensó en Inglaterra. ¿Por
tas rusos convirtieron esa ley de desarrollo de qué no podía pensar en Rusia, si descreía de la
la sociedad en el leit motiv esencial de su polí- revolución europea?
tica y de su trabajo. El hecho es que después de la derrota de la
Ahora, ¿por qué Marx dio esa voltereta? ¿Por Comuna de París, Marx se dedica a estudiar
qué Marx hizo pensar a sus discípulos que es- el ruso –tiene cerca de cincuenta años, ya es
taba creando una ley de desarrollo histórico? un momento difícil para aprender idiomas se-
Y no solamente lo hizo pensar, sino que hay gún se dice, pero él lo aprendió, leyó ruso–, y
elementos de su propia escritura que pueden se dedicó a leer literatura fundamentalmente
llevar a pensar eso. Habla de que los otros pue- rusa desde los años setenta hasta su muerte en
blos deben mirarse en el espejo de Inglaterra, el 83. Su preocupación fue la comuna agraria.
lo cual se interpretó de una manera, aunque Estudió la comuna agraria en Rusia y en todos
puede interpretarse de otra. los pueblos del mundo. Trabajó, por ejemplo,
¿Por qué Marx da esta voltereta? Eso es una sobre la comuna agraria entre los aztecas y en-
discusión. ¿Por qué ha asistido al desarrollo del tre los incas.
capitalismo? ¿Por qué está viendo lo mismo que Vale decir, esta obsesión por estudiar un
están viendo los populistas? ¿Por qué descree mundo que ya no era el mundo fabril, que tenía
de la posibilidad de la revolución en Europa, que ser el mundo privilegiado por él, sino otro
y entonces la revolución tiene que venir, como mundo extraño, ¿a qué se debía?
un vendaval, de otros lugares, y Rusia era el si- También es una obsesión de la época. Es la
tio privilegiado? época donde comienza la investigación antro-
Si vemos el pensamiento de Marx, lo va- pológica. Se expanden los conocimientos an-
mos a ver oscilando en la búsqueda de pun- tropológicos. Marx leía obras de personas que
tos donde la revolución era el eje que trans- estaban escribiendo sobre la comuna agraria.
formaba todas las sociedades. Pensando la La conciencia europea descubre el mundo no
revolución no en contornos nacionales, pensó europeo en esos años; como también lo descu-
que eso podía ser en Alemania porque tenía brió en otros años.
800 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Hay algunos que dicen que la sociología populistas rusos en el siglo pasado luchaban
como ciencia surgió sobre la base del impac- contra un poder omnímodo. Por tanto fue de-
to que tuvo el descubrimiento de América. La jado de lado.
incorporación de América en ciertas visiones Hoy eso se ha exhumado, y se trabaja, y los
teóricas –en Smith, o en Stuart, la teoría de las problemas de las sociedades en el mundo lo
dos etapas– está marcada por eso. En ese pun- vuelven a replantear. Entonces, el porqué de
to de cruce surgió la sociología. En ese punto esa voltereta de Marx (1980b) –voltereta en la
de cruce de la sociedad europea, que era el cual no lo siguió ni el propio Engels, que les
imperio del capital, y por tanto la idea de un dice a los populistas rusos por el año 1894
imperio que no tenía fin, que podía expandir- que “los destinos se cumplen” y que la histo-
se de manera inusitada, que no tenía límites, la ria avanza a través del horror, que los costos
idea de que el límite estaba en otra parte y de del capitalismo no pueden ser evitados y que
que en otra parte había virtualidades que de- solamente hay que morir para que el desarro-
bían ser aprovechadas, posiblemente apareció llo capitalista cree luego las condiciones para
el marxismo. su transformación. Esa idea de Engels no es la
De todas maneras, esos textos no solamen- idea de Marx.
te fueron silenciados por los que siendo popu-
listas en algún momento cuando se hicieron Alumno: Es notable que a pesar de que llue-
marxistas recibieron esa respuesta, también ven críticas sobre el determinismo marxista
fue silenciada por los marxistas. Y este tema tome poco relieve esta idea de que Marx en un
de la visión de Marx permaneció absolutamen- momento dado consideró la posibilidad de un
te oscuro, hasta hace relativamente muy poco camino alternativo.
tiempo. Aricó: Sí, porque cuestionaría la idea de un sis-
Permaneció silenciado hasta, en el caso de tema constituido sobre una idea determinista.
Rusia, que el estigma que existía sobre el mo- El determinismo marxista sirvió en Rusia para
vimiento populista desapareció. Ese estigma la constitución de una corriente marxista que
fue puesto fundamentalmente por Stalin en luego fue parte del sistema estatal zarista, y
los treinta. No se podía permitir a la sociedad fue parte importante de la corriente liberal, los
soviética que estudiase la manera en que los llamados “marxistas legales”, que son lo más
El populismo ruso801

parecido a los frondizistas que nosotros pode- resabios de precapitalismo o sociedades atra-
mos conocer. Porque los frondizistas plantea- sadas en el capitalismo las que lo muestran.
ron la transformación de esta sociedad sobre la Y porque ese desarrollo es cada vez más pro-
base de la lógica del desarrollo del capitalismo. fundamente desigual aparece en las sociedades
Todas las teorías que volvemos a discutir esta- capitalistas avanzadas una forma de explosión
ban ahí. de esta desigualdad recubierta detrás de las lu-
¿Por qué estuvieron allí? Porque efectiva- chas nacionales que caracterizaron a la socie-
mente el atraso tiene virtualidades. Porque dad europea de mediados del siglo pasado. Es
precisamente las sociedades atrasadas tienen Gales que plantea la independencia, es Escocia
la particularidad de iluminar ciertos aspectos que plantea la independencia. Es el país vasco
de su propia sociedad y de la otra sociedad que plantea la autonomía. Es Occitania que se
mostrando esos límites. Rompen con el con- piensa como una región especial. Es Córcega
cepto de neutralización de las relaciones so- que quiere la autonomía nacional.
ciales. Si existe el atraso, el desarrollo queda Terminando el siglo XX, cuando los contor-
cuestionado. El desarrollo no aparece con la nos nacionales se desdibujan, cuando hay una
capacidad de superarlo, con la capacidad de internacionalización del capital por la cual los
liquidarlo. contornos nacionales no pueden autodetermi-
La hipótesis capitalista de un mundo unifor- narse, en ese momento aparece una pugna por
mado en torno a ciertas características de este constituir naciones que no tienen sentido en
sistema no es así. No es el capitalismo el que da [un] lugar que aparentemente constituyen una
máxima de oportunidades y máxima de posibi- unidad total.
lidades a los ciudadanos. El capitalismo avanza Entonces, desde este punto de vista po-
sobre la base del subdesarrollo, sobre la base dríamos concluir que nunca nada está perdi-
de la liquidación de áreas, sobre la base del em- do. Nunca nada desaparece del todo. Aquello
pobrecimiento, sobre la base de la desigualdad. que perdió y fue destrozado, de alguna ma-
A mayor desarrollo capitalista no hay mayor nera sobrevive y aparece en determinadas
igualdad social, sino mayor desigualdad. Y es circunstancias.
el Tercer Mundo el que lo muestra, o los otros En un sentido negativo, esta es la pregunta
países no capitalistas los que lo muestran, o los que se planteaba Brecht: ¿Cómo es posible que
802 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el nazismo ocurriera? La conclusión a la cual colectivamente. Yo recuerdo que en mi casa o


llegaba Brecht es que el nazismo siempre es en la casa del vecino, nos sentábamos y leía-
posible. El horror siempre es posible. Y por- mos esos folletines.
que el horror siempre es posible, la felicidad, la Eran Los misterios de París, era Sue (1931),
justicia, la libertad, lo que fuera, tiene que ser eran españoles. Pero además eran rusos. Eran
un objetivo. Las cosas nunca están jugadas del populistas rusos, que se juramentaban, que con
todo. No es cierto que haya un ahora o nunca, un cuchillo se hacían una lastimadura para ha-
no. Pero para eso hay que romper con la idea cer el juramento con sangre. Todo ese mundo
determinista. Los hombres pueden hacer todo. de seres idealistas que peleaban por cambiar
Eso estaba en la cabeza de esta gente, y val- las cosas, que eran justicieros, que eran nobles,
dría la pena recuperarlo en otras lecturas, no que eran buenos a carta cabal, que eran respe-
solamente en esta. Si ustedes leen Mariátegui tuosos, que tenían un sentido de la familia, de
se van a encontrar con estos personajes. Si us- los hijos, todo eso impregnó mi mundo infantil,
tedes leen sobre la formación del Estado mexi- y en una de esas impregnó el mundo infantil
cano se van a encontrar con que estos persona- de muchos de esta sociedad. De allí viene mi
jes también estaban. Vale decir, estos persona- fascinación.
jes están en todas partes. Son como esos tipos Si ustedes leen algunas obras, por ejemplo el
literarios que después vamos a ver en todo tipo libro Los exiliados románticos de Carr (2010),
de literatura. van a encontrar las relaciones de este mundo,
Mi fascinación por este mundo deriva de donde por ejemplo, las mujeres son persona-
cuando yo era pequeño. Estoy hablando de jes. Es interesante que en Turguéniev los per-
1935, yo vivía en un pueblo de provincia. sonajes sean fundamentalmente mujeres, que
Todavía había un personaje que tal vez uste- la mujer rusa sea un personaje decisivo de la
des no hayan conocido nunca. Era un señor literatura rusa, y habría que ver por qué.
que distribuía determinado tipo de cosas, por Este mundo influyó poderosamente en mi vi-
ejemplo vendía miel, tenía una bicicleta con sión de las cosas. De allí que sea un enamorado
un canastito. Una vez a la semana traía los de este mundo y de los populistas rusos, y haya
pliegos de dieciséis páginas donde venían los tratado de transmitirles con cierto fervor un
folletines españoles. Esos folletines se leían conocimiento sobre un mundo que yo creo vale
El populismo ruso803

la pena reconstruir. Para trabajar mejor en los Chéjov, A. 2005 La gaviota: El tío Vanja; Las
problemas de la literatura, para trabajar mejor tres hermanas; El jardín de los cerezos
con los problemas de la sociedad, para ser un (Barcelona: Cátedra).
poco más sabios, más conocedores, y para sa- Dostoievski, F. 1936 El eterno marido
ber que la historia de lo humano no se agota (Santiago de Chile: La Novela Popular N°
nunca. Ni lo sabemos todo, ni ninguna socie- 32).
dad tiene nunca las claves de todas las cosas. Dostoievski, F. 1969 Memorias del subsuelo
Entonces, como educación sentimental y (Buenos Aires: Jorge Álvarez).
como educación en la modestia, valdría la Dostoievski, F. M. 2000 El doble (Madrid:
pena que incursionaran un poco sobre eso. Si Alianza).
deciden incursionar les puedo sugerir alguna Dostoievski, F. 2004 Crimen y castigo
literatura. Un libro muy interesante es el de (Buenos Aires: Colihue).
Isaiah Berlin (2012), un ruso de nacimiento, Dostoievski, F. 2010 Diario de un escritor
liberal, que está en Inglaterra, y que se llama (Barcelona: Páginas de espuma).
Pensadores rusos. En este libro está incorpo- Dostoievski, F. 2011 Los demonios (Madrid:
rado un trabajo que se llama “El zorro y el eri- Alianza).
zo” que vale la pena leer, porque es lo mejor Engels, F. 1957 El origen de la familia, de la
que yo he leído sobre La guerra y la paz de propiedad privada y del Estado (Moscú: El
Tolstoi (2004). Progreso).
Gógol, N. 2017 Las almas muertas (Madrid:
Nórdica).
Bibliografía Gógol, N. 2011 El capote (Madrid: Nórdica).
Lenin, V. I. 1960 Qué hacer (Moscú: Ediciones
Berlin, I. 2012 “El zorro y el erizo” en en lenguas extranjeras).
Pensadores rusos (México: FCE). Lenin, V. I. 1972 El desarrollo del capitalismo
Carr, E. H. 2010 Los exiliados románticos en Rusia (Santiago de Chile: Editora
(Barcelona: Anagrama). Nacional Quimantú).
Chéjov, A. 2003 El violín de Rothschild y otros Marx, K. 1980a El Capital (México: Siglo XXI)
relatos (Madrid: Alianza). 3 Tomos en 8 Vol.
804 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Marx, K. y Engels, F. 1980b Escritos sobre Turguéniev, I. 1944 Humo (Buenos Aires:
Rusia II. El porvenir de la comuna rural Sopena).
rusa (México: Cuadernos de Pasado y Turguéniev, I. 2015 Teatro completo (Buenos
Presente N° 90). Aires: Colihue).
Pushkin, A. 1999 La hija del capitán (Madrid: Tvardovskaia, V. A. 1978 El populismo ruso
Alianza). (México: Siglo XXI).
Sue, E. 1931 Los misterios de París Venturi, F. 1975 El populismo ruso (Madrid:
(Barcelona: El gato negro). Revista de Occidente).
Tolstói, L. 2004 La guerra y la paz (México: Verne, J. 1966 Miguel Strogoff (México:
Porrúa). Cumbre).
La izquierda*

L a pregunta plantea una cuestión previa


sobre la cual no sería fácil hoy ponernos
de acuerdo. El concepto mismo de “izquierda”
y la superación del antagonismo social como
requisitos insoslayables de una vida asociada
de los hombres concebida como comunidad
encierra significaciones distintas que solo pue- armónica y sin conflictos. En la medida en que
den identificarse si se mantiene la especular las fuerzas políticas que las sustentan afirman
representación del término con el oposicional aceptar el compromiso democrático como el
de “derecha”. En su sentido fuerte supone un único terreno en el que tales antagonismos de-
modelo político construido sobre el principio ben dirimirse, ambos términos tienden a ser
dicotómico de la oposición izquierda-derecha, cuestionados por una realidad que se resiste
entre sí excluyentes en una lógica política fun- a ser partida en dos. Sin embargo, aunque la
dada esencialmente en la distinción amigo-ene- imposición de la forma de la democracia polí-
migo que es dable encontrar como un residuo tica obliga necesariamente al concepto de “iz-
de la cultura de izquierda y de derecha y a la quierda” a emanciparse de sus connotaciones
que el teórico alemán Carl Schmitt elevó al ran- negativas, el término resulta difícil de mutar en
go de refinada elaboración teórica. su significación porque pertenece a un mundo
Estas polaridades, aunque sean constante- simbólico que, desde la Revolución Francesa
mente erosionadas por los hechos, son reacias en adelante, forma parte de nuestra civilización
a desaparecer porque se alimentan de posturas y está internalizado en el inconsciente colecti-
existenciales que admiten de manera implícita vo de nuestros pueblos.
o explícita la destrucción violenta del enemigo Con estas breves consideraciones prelimi-
nares solo quiero indicar que el actual desdi-
* Primera edición: Aricó, J. M. 1987 “La izquierda” en bujamiento del concepto en sus estrictas con-
Todo es historia (Buenos Aires), s/d. notaciones políticas (¿qué es izquierda? ¿quién
806 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

es de izquierda? ¿qué propone efectivamente el lema de “Tribuna del pensamiento izquier-


la izquierda?), su progresivo encierro en su ca- dista”. Pero es en los años treinta cuando el
rácter simbólico definitorio de una identidad concepto adquiere plena ciudadanía para de-
histórica, o, para decirlo de manera más clara, notar a un conjunto de fuerzas sociales y po-
la distancia siempre mayor entre ideología de líticas merecedoras de un apelativo común
izquierda y política concreta del mismo signo, que las identificaba: los partidos Socialista,
se vincula a los profundos cambios que se ope- Comunista, Socialista Obrero, Concentración
ran en la sociedad moderna y a las dificulta- Obrera y otras corrientes vinculadas a los tra-
des que plantea en la teoría y en la práctica la bajadores y de genérica definición socialista.
implementación de una transformación de ca- Y es indudablemente el modo en que la socie-
rácter socialista, con la que las izquierdas tra- dad argentina metabolizó los traumatizantes
dicionalmente se identifican. Esta indefinición sucesos de la Guerra Civil Española –vistos
ayuda a explicar el hecho paradójico de que como confrontación de derechas contra iz-
en algunos casos, por no decir en la mayoría, quierdas– lo que contribuyó a darle al término
determinadas políticas de gobiernos de centro el significado englobador que tuvo hasta la lle-
o directamente de derechas concitan el apoyo gada del peronismo.
de unas izquierdas y el rechazo de otras. (¿No La definición incluía a todas aquellas co-
hubo representantes de fuerzas o ideologías rrientes ideológicas y políticas de común sig-
que se autodefinen de izquierda –para citar un no obrero y socialista, opuestas a los gobier-
hecho vergonzoso– en un reciente homenaje nos de derecha nacidos de la usurpación del
a Galtieri?). poder con el golpe septembrino. Más allá de
De cualquier modo, y para referirme a lo las virulentas discusiones doctrinarias que las
que entre nosotros se ha conocido y se cono- oponían, las vinculaban en cambio los propósi-
ce por izquierdas yo diría que el término se tos de impulsar una plena democratización de
difunde en la cultura política argentina desde la vida nacional sobre la base del imperio del
los años veinte. Recordemos el ejemplo de Estado de derecho, el respeto de la voluntad
una de las más importantes publicaciones so- popular expresada en el sufragio, la vigencia de
ciales de la época, Claridad, que en sus pri- las libertades ciudadanas, la legalidad del movi-
meros tiempos incluyó a modo de subtítulo miento obrero y de las organizaciones políticas
La izquierda807

y culturales a él vinculadas, la libre circulación corrientes democráticas y socialistas defendie-


de las ideas en un clima de tolerancia y de re- ron, tal vez más en la práctica que en la teoría,
cíproco respeto. La defensa incondicionada de la convicción de que una cultura nacional vive
la democracia política, viciada por el fraude y del aporte de las más diversas contribuciones
la corruptela oligárquica, era el terreno privile- y direcciones de pensamiento, que no obstante
giado a conquistar para que un ideal de trans- los sectarismos propios de cada linaje se con-
formación de la sociedad pudiera abrirse paso. frontan y reaccionan unas sobre las otras, ali-
Y es en torno a este terreno que se crearon las mentándose recíprocamente. A través de este
condiciones favorables para que las izquierdas incesante intercambio contribuyen todas, las
aparecieran en el escenario político como una que triunfan y las que son vencidas, las que na-
gran corriente nacional. cen y las que se extinguen, a formar un terreno
La acción mancomunada contra el proyecto común que es el humus nutricio de un consen-
de ley de represión del comunismo y el masivo so popular cuyos cambios signan el desarrollo
acto unitario del 1° de Mayo de 1936 simboli- de la historia.
zaron el encuentro de las corrientes más avan- En esos años de vida intensamente colectiva
zadas de la democracia liberal argentina con y unitaria el elemento común y el sentimiento
el movimiento obrero y sus partidos de clase. compartido fue la apetencia de conquista de la
Y acaso haya sido este encuentro la expresión democracia contra una derecha integrista, se-
más fulgurante del reconocimiento por la so- ducida por el discurso fascista, que hacía del
ciedad de un patrimonio ideal de la izquierda fraude electoral y de la represión estatal los
como integrante –al igual que otros– de la cul- instrumentos privilegiados de su dominación.
tura nacional. Frente a una derecha que, al ile- En esta lucha fue la izquierda la protagonista
galizar al comunismo, pretendía en definitiva más firme; las batallas que contribuyó a librar
extirpar del país una cultura de izquierda que la mostraron ante la conciencia nacional como
consideraba nociva para la nacionalidad, la la fuerza esencial de renovación de la sociedad,
democracia argentina, pero junto a ella los tra- pero a la vez como la condición para la defensa
bajadores, rechazaban la tesis sectaria e inte- de la República y la conquista de la democra-
grista que pretendía hacer de las culturas polí- cia. Las transformaciones del país, de sus es-
ticas, confesiones separadas y excluyentes. Las tructuras económicas y políticas en un marco
808 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de independencia nacional, de justicia social y de que esta solo era posible si la nueva clase
y de libertades civiles suponían esa conquista, de los trabajadores irrumpía en el escenario
sin la cual el socialismo no tenía sentido. político. La “cuestión social” que emergió de
Este fue un punto de llegada de las izquier- manera amenazadora a comienzos de siglo, re-
das, una conquista ideal que las constituyó quería por tanto de otras soluciones que la re-
como tal. Y por eso fue capaz, en los duros presión directa o indirecta a la que apelaron las
años de la crisis, de iluminar una perspectiva clases dirigentes, puesto que, en realidad, solo
de avance de la sociedad que se nutría de una era la forma en que se planteaba el problema
tradición y de una cultura nacidas medio siglo de la nacionalización de las masas a través de
antes. Las corrientes que la alimentaron fueron la conquista de su ciudadanía política. El hecho
de distintos signos: socialistas, anarquistas y de que esas masas fueran en gran medida inmi-
sindicalistas en un comienzo, se les agrega- grantes no hacía sino complicar una situación
ron luego las nuevas formaciones emergentes de “extranjería” derivada de la sobrevivencia
de la experiencia soviética y de la división del de un sistema político fundado en la exclusión
movimiento obrero mundial. Como un organis- del mundo popular subalterno.
mo de múltiples cabezas sufrió permanentes Para que los trabajadores pudieran modifi-
recomposiciones que la ampliaron o la car este estado de cosas necesitaban organizar-
estrecharon, pero vinculada como estaba a la se como clase en un partido político propio y
experiencia de constitución de los trabajado- en el conjunto de instituciones que los transfor-
res como clase, fue un factor de decisiva im- mara de parias en elementos activos de un mo-
portancia en la configuración de la Argentina vimiento obrero moderno. Solo así estaban en
moderna. ¿Qué dejó como herencia de algún condiciones de cambiar las relaciones de poder
modo incorporada a la tradición nacional esa e introducir las reformas políticas que posibili-
izquierda a la que el peronismo vendría luego taran un terreno más apto para luchar por sus
a relegar a una marginalidad de la que nunca reivindicaciones como productores y ciudada-
pudo escapar? En primer lugar, la idea de que nos. Desde esta perspectiva, la constitución del
el sistema político anacrónico con el que la oli- Partido Socialista en 1896 no solo significó el
garquía manejaba los asuntos del Estado no te- surgimiento de la primera organización políti-
nía por sí misma capacidad de transformación, ca del proletariado, sino también el punto de
La izquierda809

arranque del proceso de formación de los mo- pueblo, la organización de las clases trabajado-
dernos partidos políticos en la Argentina. Del ras, el progreso político y moral de los argen-
mismo modo, la creación de la primera central tinos, las ideas de transformación que involu-
sindical perdurable bajo inspiración anarquista cran sus exigencias, les deben a la existencia
(FORA) mostró la temprana capacidad orga- y a la lucha de las izquierdas buena parte de
nizativa de un movimiento proletario que hizo lo que hoy representan. La Argentina moderna,
de la lucha de clases una experiencia profun- con sus virtudes y sus defectos, no sería lo que
damente civilizadora. Asimilando a los extran- es sin esa corriente que contribuyó a darle una
jeros, educando políticamente a los trabajado- conciencia nacional.
res, desplegando en la sociedad un profundo Fundadora de nuevas instituciones políti-
activismo al servicio de la autoorganización de cas, gremiales, económicas y culturales; porta-
las masas y de la reforma intelectual y moral de voz de los derechos que le asistía a una clase
sus conciencias, la izquierda contribuyó a ge- de hombres oprimidos y explotados por un
nerar una nueva cultura popular inspirada en sistema económico inicuo y a la que contri-
los grandes principios de la igualdad, de la fra- buyó como nadie a darle organización y auto-
ternidad y de la solidaridad entre los hombres. conciencia, la izquierda fue por sobre todas las
Se ha insistido demasiado sobre la gravitación cosas un gran movimiento político y cultural de
que pudo tener la irreductibilidad yrigoyenis- la laicización de las costumbres y de la manera
ta en la imposición de la Ley del Sufragio y la de percibir los hechos sociales. Si por laicidad
reforma política de 1912. Y sin embargo, hasta del pensamiento se entiende su independencia
qué extremos se ha soslayado el hecho de que de toda visión ultraterrena o irracionalista del
también estuvieron dictadas por el profundo hombre, y el papel que asigna al hombre, a su
temor que despertó en las clases dirigentes la trabajo, a sus exigencias como ser con apeten-
extraordinaria capacidad de organización y de cias de libertad y justicia, ¿qué cultura política
presión de la que dieron muestra “las clases pe- podía ser más laica que la de la izquierda cuan-
ligrosas” orientadas por la izquierda socialista do podía mostrar, como otras no hacían, las
y obrera. Desde esta perspectiva, los partidos condiciones económicas, políticas y culturales
políticos modernos, la imposición del sufragio que posibilitaban la existencia de un orden in-
universal como expresión de la soberanía del justo y que hacía de la libertad pregonada por
810 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sus beneficiarios una ideología, es decir, un ins- la vez le hizo perder aquellos atributos que po-
trumento práctico de dominio y de hegemonía dían permitirle constituirse como una sociedad
social? democrática y libre. Nunca pudo salir de una
La cisura abierta en la sociedad por la crisis posición subalterna que la sometía a la volun-
de la guerra y el nuevo ciclo político abierto por tad y a la iniciativa de otras fuerzas –fundamen-
el peronismo arrancó a esta izquierda su base talmente del peronismo– cuando buscaba alia-
de sustentación: el mundo de los trabajadores. dos, o aislada en un maximalismo anacrónico
Constreñido a no ser otra cosa que un medio y sin fronteras cuando pugnaba por un perfil
de conservación de determinadas instituciones propio. La tradición de izquierda y el ideal so-
políticas y económicas del orden oligárquico, cialista que anima a las corrientes transforma-
incapaz de dar cuenta de los problemas plan- doras en el mundo actual, quedaron libres para
teados por las mutaciones de una sociedad que, de a pedazos, alimentaran y renovaran el
que soportaba profundos cambios, el ideal de discurso de los partidos populares argentinos,
libertad que nos constituyó como nación y que en particular, de radicales y peronistas. Y se-
nos permitió proyectarnos a un futuro signado ría un ejercicio fácil indicar en sus propuestas
por su imperio, quedó aplastado, silenciado, doctrinarias y políticas las formas de pensar,
por ese vendaval de igualitarismo social que las categorías de análisis, los valores de justi-
el peronismo desató sobre el país. El espacio cia y libertad, la búsqueda de otra manera de
de la izquierda se cerró y con él desapareció organizar la vida asociada de los hombres, que
el impulso innovador que le daba un sentido y puso en circulación la izquierda desde hace ya
una función a cumplir. Excluida de la política, casi un siglo y que hoy son patrimonio también
se disgregó en una constelación de corrientes de fuerzas que gravitan en el escenario nacio-
ideológicas incapaces de medir sus discursos, nal. Es posible que tengamos razón y que en
sus propuestas, sus proyectos con el gobierno octubre de 1983 concluyó ese ciclo político
de las cosas, con la prueba de la realidad. La que el peronismo inició en 1945. Si así fuera,
tradición de la izquierda socialista no pudo so- la necesidad de una democratización radical
portar el desafío planteado por el fenómeno pe- de la sociedad que tiñe los nuevos tiempos re-
ronista, un fenómeno que partió la sociedad en quiere, para ser algo más que una esperanza,
dos, que la transformó radicalmente pero que a de una cultura política distinta, no anclada en
La izquierda811

el pasado, sino profundamente renovadora y ¿Qué debería darle al país de hoy y de ma-
capaz de incorporar lo que la misma sociedad, ñana una nueva izquierda renovada en sus pro-
aquí y en todas partes, está creando con pro- puestas teóricas y prácticas? Este es ya otro
yección de futuro. El mérito de la izquierda no problema, pero valdría la pena que comenzára-
es otro que el haber contribuido a darle a esta mos a discutirlo.
nueva cultura sus rasgos definitorios.
Pasado y Presente*

L a revista Pasado y Presente apareció en


Córdoba, Republica Argentina, en abril de
1963. Su primer número, que tenía la notación
consejo figuraban: Oscar del Barco, José M.
Aricó, Samuel Kieczkovsky, Juan Carlos Torre,
Héctor N. Schmucler, Aníbal Arcondo, César
de: año I, núm. 1, abril-junio de 1963, incor- U. Guiñazú, Carlos Assadourian y Francisco
poraba además el subtítulo de la publicación Delich. Héctor N. Schmucler seguía como
que indicaba “Revista trimestral de ideología secretario de redacción y se incorporaba a
y cultura”. En realidad, la periodicidad no fue Osvaldo Tamain como administrador.
muy estricta aunque entre abril de 1963 y sep- Excepto en el caso de Delich, el resto de
tiembre de 1965 publicó 9 números (6 de ellos los miembros de PyP provenían del Partido
dobles). Comunista y en un solo caso, el de Arcondo,
En el primer número figuraban como di- era un amigo cercano, un “aliado” como se de-
rectores Oscar del Barco y Aníbal Arcondo. cía en la jerga partidaria.
El número 2-3 agregaba a estos nombres el La revista, o mejor dicho, el proyecto de la
de Héctor N. Schmucler como secretario de revista, comenzó a discutirse ya en 1962 entre el
redacción. En el número 5-6 de abril-septiem- grupo de militantes del partido y de la juventud
bre de 1964 la dirección de la revista cambió, dedicado al trabajo en los medios intelectuales
incorporando el conjunto de personas más y universitarios. Algunos hechos ocurridos en
vinculadas al trabajo de la revista. En dicho el interior del Partido Comunista Argentino (el
fracaso del llamado “giro a la izquierda” del pe-
ronismo, la derrota estrepitosa de la táctica del
* Aricó, J. s/d “Pasado y Presente” (mimeo). partido en las elecciones para gobernador de
[Nota de la presente edición] Este artículo, que perma-
neció inédito, ha sido transcripto de: Biblioteca Aricó | la provincia de Santa Fe, la incapacidad de dis-
Aricó Documentos (caja 1) | Folio 1. cutir abierta, franca y responsablemente sobre
814 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

estos y otros problemas más vinculados al de- rupturas que configuraran el Partido Comunista
bate de ideas) y los efectos del XXII Congreso Revolucionario y corrientes castristas guerri-
del PCUS, nos llevaron a pensar en la oportuni- lleras. Por lo que podría afirmarse que la ex-
dad de publicar una revista de reflexión políti- pulsión del llamado grupo “pasado y presente”
ca y cultural, que, redactada por comunistas y en 1963, y el grupo que fundará luego La rosa
no comunistas, pudiera operar desde fuera del blindada, precipitó un proceso de diferencia-
encuadramiento partidario como un factor de ción más o menos extendido en el interior del
modernización y des-sacralización del discur- comunismo argentino que comprometió a una
so partidario. Porque era un proyecto que con- parte de sus direcciones políticas, en especial
taba con la participación de los comunistas, las afectadas al trabajo universitario con los in-
la revista podía ser un fermento revitalizador telectuales y algún sector obrero.
de la cultura comunista y de izquierda; como El primer número de PyP, esperado con
además no era un órgano “del partido” lo que fuertes sospechas en la dirección nacional de
allí se decía no cuestionaba directamente la la juventud comunista y del partido, cayó como
táctica partidaria y por tanto podía ser meta- un rayo en un cielo sereno en los medios in-
bolizado por un organismo político que no solo telectuales avanzados, en especial de Buenos
necesitaba una renovación, sino que parecía Aires. Nadie podía pensar que en una ciudad
contar con fuerzas en su propia dirección po- de provincia como Córdoba se publicara una
lítica que pretendían llevarla a cabo. En suma, revista con tal grado de apertura a los debates
aunque el proyecto de PyP perteneció yo diría teóricos y políticos de ciertas áreas europeas, y
que exclusivamente al grupo de intelectuales mucho menos que esa revista fuera redactada
cordobeses y al que rodeaba a Juan Carlos por comunistas militantes. Pues esta era otra
Portantiero, en Buenos Aires, ayudó a llevarlo de sus características. Buena parte de los re-
a cabo la convicción de que en el interior del dactores pertenecían a organismos partidarios
Partido Comunista Argentino existía una co- como el comité provincial, las comisiones de
rriente renovadora que la revista, aunque no organización, de cultura, del sector universi-
solo ella, ayudaría a construir. A la distancia, tario, etc. Recuerdo que la sorpresa fue tanta
pienso que tal corriente existió y poco tiempo que el secretariado del comité provincial nos
después, en 1967, se produciría la cascada de ofreció un brindis de felicitación. Pocos días
Pasado y Presente815

después la dirección nacional del partido en la los movimientos tercermundistas, castristas,


persona de Rodolfo Ghioldi criticó duramente a fanonianos, guevaristas, tratábamos de vin-
la revista como contraria al espíritu del partido cularlos a los procesos de recomposición del
y se decidió su prohibición y la disolución del marxismo europeo que se producían en Italia.
grupo redactor. Nuestra negativa a aceptar esta Éramos una mezcla rara de guevaristas togliat-
resolución provocó finalmente la expulsión de tianos. Si alguna vez esta combinación fue po-
Aricó, Del Barco, Schmucler y Kieczkovsky. sible, nosotros la expresamos.
Luego se sucedieron las expulsiones de buena Desde la tentativa de trabajar en el interior
parte del sector universitario de la Federación del Partido Comunista para cambiarlo (N° 1), o
Juvenil Comunista de Córdoba, que constituía luego de nuestra expulsión, el descubrimiento
de hecho la base de sustentación del trabajo de de las contradicciones objetivas que pudieran
la revista. ofrecer una base de sustentación para una iz-
En esta primera etapa de su existencia, PyP quierda revolucionaria colocada fuera del sis-
fue un órgano cultural de la izquierda cordo- tema (N° 4), hasta finalmente el reconocimien-
besa, con fuerte prestigio en el país y vincula- to de la emergencia del clasismo en las fábricas
da al campo ideológico del llamado castrismo. automotoras cordobesas y los problemas que
Lo que nos diferenciaba de las otras corrientes esto planteaba a una izquierda intelectual que
castristas surgidas del Partido Socialista, o de buscaba un anclaje “orgánico” con los trabaja-
fraccionamientos del Partido Comunista, o de dores (N° 9), PyP fue la expresión de un grupo
raíz católica, era nuestra filiación “gramsciana”, que pugnaba por determinar o individualizar un
por lo menos en algunas de sus figuras intelec- interlocutor de clase. El desaliento que sucedió
tuales más relevantes: Aricó, Portantiero, Del al fracaso de la guerrilla castrista de mediados
Barco (aunque en este eran notables sus aper- de los sesenta y la caída del Gobierno radical
turas hacia ciertos fenómenos de la cultura eu- de Illia, nos evidenció el extremo aislamiento
ropea: el estructuralismo, Husserl, Claude Lévi- de un grupo colocado fuera del terreno concre-
Strauss, etc.). Tan es así que una publicación to de la política. Y aunque nunca abandonamos
de la llamada izquierda nacional nos bautizó la idea de proseguir con el trabajo de la revista,
polémicamente “los gramscianos argentinos”. PyP dejó de aparecer. En 1968, y confiando en
Admitiendo la potencialidad revolucionaria de que de tal modo podíamos establecer el puente
816 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que nos permitiera reanudar la publicación de revolucionarias del pos 68. Su estación fue muy
la revista, comenzamos la experiencia de los breve, aunque yo diría relevante en la medida
cuadernos. Era una tentativa de mostrar que que los dos números publicados influyeron mu-
el proyecto continuaba; que el grupo no se ha- cho, para bien y para mal, en la visión que tuvo
bía desarmado y que retomaríamos en nuevas cierta izquierda de toda la experiencia que va
condiciones la publicación de la revista. Creo desde el Cordobazo al fracaso del segundo go-
recordar que hubo varios proyectos discutidos, bierno peronista. Para algunos fue un órgano
correspondencia sostenida, reuniones con los oficioso de montoneros, en la medida en que
amigos de Buenos Aires, etc. En 1969 y 1970 creyó descubrir en ese movimiento una posibi-
Schmucler, Aricó y otros redactores se trasla- lidad concreta de recomposición avanzada del
dan a Buenos Aires y la discusión en torno a peronismo; en realidad, si se leen con mayor
la nueva serie de la revista cambia de eje. Ya profundidad sus artículos se observará que la
no sería más una revista publicada en Córdoba calificación es abusiva y que mantuvo fuertes
y por un grupo local, sino la expresión de un reservas frente a un movimiento no suficiente-
nuevo grupo estructurado en Buenos Aires. Se mente democrático.
incorporan redactores como Jorge Feldman, Para sintetizar, y advirtiendo la cuota de arbi-
José Nun, Jorge Tula, y el mismo Portantiero, trariedad que toda síntesis porta consigo, diría
quienes con Oscar del Barco y José Aricó se- que la revista se colocó siempre en el terreno
rán los que inician la nueva serie de Pasado y del marxismo militante y de la izquierda socia-
Presente. lista. El gramscismo le permitió plantearse dos
El primer número de la nueva serie aparece orientaciones que con mayor o menor nitidez
en abril-junio de 1973 y le sigue el 2/3, corres- estuvieron siempre presentes en sus dos series:
pondiente a los meses de julio-diciembre del a) el descubrimiento de la sede “nacional” des-
mismo año, y con el cual concluye definitiva- de la cual el problema de la transformación y
mente la publicación de la revista. Más vincu- del socialismo debía ser planteado; b) la acep-
lada al proyecto de configuración de una ten- tación plena de la visión del socialismo como
dencia socialista, de izquierda, en el interior un proceso que se despliega desde la base, des-
del movimiento peronista, la revista sucum- de las masas, desde sus propias instituciones
be con el fracaso estrepitoso de las ilusiones y organismos. Estas dos ideas centrales tenían
Pasado y Presente817

la posibilidad, mejor dicho, encerraban un po- su supuesta condición de teoría verdadera sino
tencial crítico que nos permitieron mantener de la admisión que en su propia estructura teó-
siempre ciertas distancias frente a los discur- rica hacía de las adquisiciones de la ciencia y
sos castristas, guevaristas, peronistas, social- de la cultura moderna.
demócratas o maoístas. Esta distancia crítica De tal modo, el marxismo que hizo suyo y
fue vista, además, no como un límite sino como defendió la revista Pasado y Presente era aquél
una virtud. Rechazábamos fuertemente los “is- que estaba en condiciones de soportar un pro-
mos” aunque las flexiones del discurso político ductivo diálogo con el mundo y la cultura del
nos llevaran a aproximarnos a uno o a otro de presente. Esta suerte de visión laica, no ideo-
tales ismos. Este rechazo se basó en una hipó- lógica del marxismo, hizo de la revista Pasado
tesis fuertemente defendida desde el primer y Presente un hecho marginal molesto, inclasi-
número, en 1963, que caracteriza el tipo de ficable, de la cultura de izquierda argentina, y
marxismo del que nos apropiamos. Un marxis- convirtió a sus redactores, por lo menos a los
mo que no encontraba en sí mismo su punto de de mayor actividad en los medios culturales y
validación sino en su capacidad de medirse con políticos, en personas no muy bien vistas por la
los hechos de una realidad en transformación; ortodoxia de izquierda.
pero tal capacidad no era la evidenciación de
El espejo de Occidente*

L a perestroika es un llamado al examen


de conciencia histórica. Las reformas de
Mijail Gorbachov en la Unión Soviética, al cam-
De ahí que para las tendencias favorables al arco
de alianzas establecido por la política norteame-
ricana en el mundo sea natural incluir bajo tal
biar el rostro del Este, comienzan a provocar noción a Turquía o a Japón, mientras se excluye
una crisis de identidad en el Oeste. a países como los centroeuropeos del área so-
Entre los múltiples efectos que pueden deri- cialista y, por supuesto, a la Unión Soviética y a
var del proyecto reformador que, desde la cús- Cuba. La ambigüedad del término no alcanza, en
pide del poder, intenta llevar a cabo en la Unión consecuencia, a ocultar la valencia, más política
de las Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS) que cultural, que él ha ido adquiriendo en conso-
el grupo dirigente liderado por Gorbachov, es nancia con los avatares de la evolución del mun-
posible que uno de los más reveladores sea el do de posguerra, sometido a la lógica perversa y
de erosionar una visión fuertemente cristalizada destructiva de la bipolaridad.
de la idea misma de Occidente, de su significa-
do real y de su extensión geográfica. Basta tener
un mínimo de conocimiento histórico para po- El Imperio del Mal
der mostrar sin esfuerzo alguno que la idea de
Occidente y de “cultura occidental” en ella implí- No debe sorprendernos, por tanto, que frente
cita, si tiene una virtud es precisamente la de es- a los cambios que se están produciendo en la
capar a cualquier intento de localización estricta. Unión Soviética y las crecientes dificultades
que se le presentan en sus relaciones con sus
zonas alógenas y los países que de ella depen-
*
Primera edición: Aricó, J. 1988 “El Espejo de Occiden- den muchos se sientan tentados a plantear
te” en El Ciudadano (Buenos Aires) 15 de noviembre. la cuestión en los viejos términos de “ellos o
820 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nosotros”: o la declinación de Occidente o la nutrió la lógica de la bipolaridad, replantea el


del imperio soviético, de modo tal que la desin- problema del destino de las naciones presentes
tegración de este último es la condición para la y, con este, la necesidad de restituir al concep-
preservación del primero. La Unión Soviética to de Occidente las virtualidades implícitas en
se convierte así en ese “Imperio del Mal” cuya su propia constitución.
desaparición se busca apelando no importa a
qué medios, aunque contradigan valores que
se consideran atributos de la noción misma de La idea de Europa
Occidente. Desde esta perspectiva, ninguna re-
forma sustancial del sistema soviético resulta Es por todos sabido que el concepto de
posible y los cambios que ya se han producido Occidente se acuñó en la Europa iluminista del
no tienen significación alguna o son puramente siglo XVIII como una forma de autoidentifica-
circunstanciales. En cuanto Imperio del Mal, la ción frente a la otredad de un “Oriente” opuesto
Unión Soviética no es sino una configuración y contradictorio. Es precisamente en las Cartas
moderna de ese Oriente despótico, inmutado e Persas de Montesquieu (1982), para citar solo
inmutable, en contraposición al cual se cons- un nombre, donde se despliega con todo su vi-
truyó la noción de Occidente. gor una concepción que privilegia el pluralismo
Resulta evidente la función reaccionaria que a la homogeneidad despótica de Oriente, las
cumple tal visión en el mundo actual. Busca muchas virtudes individuales a la condición de
legitimar ideológica y políticamente la perma- uno señor y todos los demás siervos. Mientras
nencia de una bipolaridad que comienza a des- la originalidad de la cultura de Occidente (en el
integrarse por la emergencia de nuevos conflic- sentido de la cultura de Europa “occidental”) re-
tos como los que separan al Norte del Sur y a sidía en el valor fundante del principio de liber-
los que se suman las crecientes tendencias a tad, a Oriente, en cambio, le estaba asignado el
la unificación de Europa. En los umbrales del lugar específico del imperio del despotismo. Así,
nuevo siglo, el futuro previsible de un mundo es posible descubrir en el origen de la concien-
estructurado en una diversidad de sistemas cia europea un principio estrictamente político
complejos y enfrentado a la necesidad de di- que se refiere a la organización de la libertad y
sipar el espectro de la catástrofe nuclear que a la forma del Estado. Es verdad que esta idea
El espejo de Occidente821

de libertad nace como formando parte de una frontera, obligado a mediar culturas diferentes y
originaria conciencia cristiana, pero tiende a se- hasta opuestas. Fue esta situación particular la
parase de ella en los procesos de secularización que sin duda estuvo siempre presente en la con-
de la sociedad y del Estado. A partir de una con- ciencia desdichada con la que sus intelectuales
cepción que atribuye una connatural capacidad se enfrentaron al problema de occidentalizarse
expansiva de la idea de Europa o de Occidente, conservando una identidad; identidad que, como
la Rusia que sucede a las reformas de Pedro el siempre ocurre, está insuprimiblemente habita-
Grande pertenece con pleno derecho a tal mun- da por la ambivalencia de pretender ser univer-
do y no ocurre así, en cambio, con los países de sales a la vez que reivindicar la particularidad.
la península balcánica sometidos a los turcos. El debate que opuso a “occidentalistas” y
Para Voltaire, “la Italia y la Rusia fueron unidas “eslavófilos” fue simplemente una puesta a
por las letras” (1978: cap. XXXIV). Y en pleno si- prueba de la capacidad de la cultura occidental
glo XIX, cuando los grandes novelistas y escrito- para dilucidar los caminos de Rusia hacia una
res rusos se convirtieron en nombres conocidos modernidad planteada ya como horizonte ideal
por el hombre de Occidente, Rusia formó parte un siglo antes. Y porque en la noción misma de
verdaderamente activa de la Europa cultural y Occidente hunden sus raíces todas las tenden-
así fue sentida, no obstante el rechazo que por cias que cuestionan sus pretensiones de univer-
las formas autoritarias de su régimen políti- salidad, porque fue la misma cultura europea la
co manifestaron las corrientes democráticas que generó como parte también de sí misma el
europeas. antieuropeísmo, se pudo dar la paradoja de dos
Tanto por su cultura como por la inspira- tendencias absolutamente opuestas, nutridas
ción cristiana de su pueblo, Rusia se pensó a ambas de un mismo mundo de ideas.
sí misma como formando parte de Europa y de
Occidente, en la medida de que ambas naciones,
siendo distintas, tendieron a identificarse desde Examen de conciencia
la época del humanismo cristiano. Y sin embar-
go, en su autoconciencia como nación europea La difusión del marxismo, las revoluciones de
estaba incluido también el reconocimiento de 1905 y de 1917, el triunfo de los bolcheviques y
su singularidad, el lugar específico de país de la imposición del régimen soviético no pueden,
822 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

por consiguiente, ser considerados como fenó- a sí mismo, tiene precisamente la virtud de en-
menos ajenos al concepto de Occidente, sino frentarnos al dilema de Occidente. O demues-
como el modo particular en el que una gran tra ser capaz, en su teoría y en su práctica, de
nación llevó a cabo el proyecto de Occidente. mediar entre culturas diferentes en un mundo
“En tierra rusa –como lúcidamente describió en dispersión, o pretende imponer como hasta
Carl Schmitt la transferencia de la conciencia hoy una supuesta universalidad cuyo horizonte
de Europa a la Rusia posrevolucionaria– se ha es también el de la jaula de hierro de la que nos
tomado en serio la antirreligión del tecnicismo habló Max Weber (1983). Occidente no debería
y ha nacido un Estado que es el más estatal, por tanto rehusarse a considerar que, en cier-
el más intensamente estatal que cualquier otro to modo, Rusia es también su propio espejo.
Estado del príncipe más absoluto… Él comple- Comprender el fenómeno soviético y estimular
ta y supera ideas específicamente europeas y su cambio sin intentar medirlo con el exclusi-
muestra en una dimensión paroxística el nú- vo rasero de la constitución liberal del sujeto,
cleo de la historia moderna de Europa”. Europa es también una forma de colocar bajo examen
se enfrenta así a una imagen deformada de sí su propia autoconciencia. Solo así, Occidente,
misma que ilumina la profunda ambivalencia estará en condiciones de dilatar sus confines y
del concepto; desde Auschwitz, Hiroshima y abrirse a un nuevo concepto de humanidad.
el Gulag, ya no podemos pensarlo como exclu-
yendo por sí mismo la barbarie.
En el proyecto de Occidente está inscripto Bibliografía
con una lógica inexorable un proceso de secu-
larización sin límites y sin valores. Como fruto Montesquieu, Ch. L. J. de Secondat 1982
de su despliegue se abre paso una civilización Cartas persas (Buenos Aires: CEAL).
de la que no se pueden definir con certeza sus Voltaire, F. M. A. 1978 El siglo de Luis XIV
rasgos y características. El camino de las re- (México: FCE).
formas soviéticas, cuyos propósitos no pueden Weber, M. 1983 La ética protestante y el es-
ser otros que los de desmontar un Estado des- píritu del capitalismo (México: Península).
pótico que sofoca a la sociedad y se neutraliza
La cola del diablo. Itinerario de
Gramsci en América Latina
¿Por qué Gramsci en América Latina?*

U n hecho significativo en el que se reparó en


el Coloquio de Ferrara de octubre de 1985
fue la existencia de una cierta asincronía del
Unidos, en vinculación con los desarrollos de
la vida intelectual del país1. Desde mediados
de los setenta en adelante el conocimiento de
debate político intelectual en torno a Gramsci la obra de Gramsci ha progresado de manera
en América Latina respecto de su área origina- constante y significativa entre los intelectuales
ria. La fortuna que el autor de los Cuadernos y científicos sociales no solo del área idiomá-
alcanzó en el continente desde los años setenta tica española, sino también de la portuguesa.
y fundamentalmente en los ochenta no parecía Una serie de conceptos propios de la elabora-
corresponderse con el ocaso de su presencia ción gramsciana, aun aquellos más complejos
en su propio país. Frente al innegable reflujo de y específicos como los de bloque histórico, re-
su gravitación en los medios intelectuales ita- volución pasiva, guerra de posición y guerra de
lianos, ocurría en el continente un fenómeno movimiento, reforma intelectual y moral, etc.,
que tal vez sea comparable con el que se está se han generalizado de modo tal que se trans-
produciendo en países tales como la República formaron en algo propio, una suerte de “sentido
Federal Alemana, con relación al reexamen de común” no solo del discurso más estrictamente
la cultura socialdemócrata, o en los Estados intelectual, sino también del discurso político
de la izquierda –aunque no solo de esta.
La circulación de sus escritos y la incorpo-
* Primera edición: Aricó, J. 1988 La cola del diablo. ración de sus ideas recorrió, no obstante, ca-
Itinerario de Gramsci en América Latina (Buenos minos singulares, con prolongados períodos de
Aires: Puntosur) Cap. 4, pp. 83-126. Segunda edición re-
visada: Aricó, J. 2005 La cola del diablo. Itinerario de
Gramsci en América Latina (Buenos Aires: Siglo XXI)
Cap. 4, pp. 109-164. 1 Véase Vacca (1987: 17).
824 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ocultamiento –como en la Argentina de los años cualquier otro, deben siempre ser hechas, pue-
de la dictadura militar–, pero con recuperacio- de afirmarse que las elaboraciones de Gramsci
nes notables en aquellos lugares donde situa- forman parte de nuestra cultura y constituyen
ciones externas a su propia capacidad de cir- un patrimonio común de todas aquellas co-
culación dejaron de tener efectos. La conquis- rrientes de pensamiento democráticas y refor-
ta de la democracia en la Argentina permitió madoras del continente. Todos somos, en cier-
redescubrirlo, del mismo modo que años antes to modo, tributarios de su pensamiento aunque
la transición democrática en el Brasil expandió algunos no lo sepan o no estén dispuestos a re-
considerablemente su difusión. En México, la conocerlo. Y si hay razones para pensar que las
presencia del pensamiento de Gramsci en los incertezas en las que se debaten las corrientes
centros de estudios y de investigación, y en las de izquierda ponen a prueba la actualidad de
organizaciones políticas de la izquierda, es muy tales elaboraciones, resulta difícil creer que las
fuerte y ha desplazado algunas corrientes del respuestas a las nuevas preguntas de la socie-
marxismo que alcanzaron en su momento una dad puedan encontrarse más acá y no más allá
expansión desconocida en otras partes. de su pensamiento.
Una simple mirada sobre la imponente can-
tidad de trabajos y publicaciones referidos a
la problemática latinoamericana en todos sus 1
aspectos, desde aquellos históricos hasta los
más estrictamente culturales, da cuenta de ¿Cuáles fueron las razones de tal expansión y
la presencia que señalamos y de la difundida en torno a qué nudos problemáticos el pensa-
utilización de los instrumentos conceptuales miento de Gramsci fue incorporado como un
que Gramsci puso en circulación para analizar instrumental eficaz para examinarlos bajo nue-
viejas o nuevas dimensiones de la realidad de vas perspectivas analíticas? ¿Frente a qué de-
países colocados ante la disyuntiva de encarar mandas de la realidad las elaboraciones de los
profundas transformaciones para superar sus Cuadernos de la cárcel (Gramsci, 1981a) que
crisis y posibilitar la apertura hacia socieda- comenzaron a publicarse demostraban ser ap-
des más justas. Desde esta perspectiva y con tas para admitir traducciones hasta puntuales?
las puntualizaciones que en este caso, como en Para esbozar un cuadro de conjunto, pero que
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 825

retenga al mismo tiempo las diferencias temáti- tradición de pensamiento que constituyó desde
cas y de apropiaciones que se dieron en las dis- la Revolución Rusa en adelante la matriz esen-
tintas áreas nacionales, o aun regionales como cial de la cultura de izquierda. Si en los años
Centroamérica, es preciso recordar el contexto sesenta y comienzos de los setenta, los “años
político e intelectual en el que se produjeron. de Cuba”, para utilizar una expresión sintética
La difusión de sus ideas ocurre en América pero certera, el Gramsci que se incorpora entra
Latina a caballo de dos momentos históricos todo entero en la historia del leninismo ame-
diferentes, divididos como estuvieron por la ricano, en la nueva etapa que se inicia a partir
derrota de las ilusiones revolucionarias que de la descomposición de los regímenes autori-
despertó en el continente el “octubre cubano”2. tarios, Gramsci, en tanto que marxista, apare-
A comienzos de los setenta la ola expansiva de ce como irreductible al leninismo, aunque lo
la Revolución Cubana ya se había consumado presuponga y se nutra de su sustancia. Esta fue
y una cascada de golpes militares modificó el una convicción compartida por la mayor parte
rostro de un continente erosionado por la vio- de los intervinientes en el seminario de Morelia
lencia armada y la contrarrevolución. En esta de febrero de 1980, que giró fundamentalmente
situación, y de modo que no podía ser sino con- sobre la validez teórica y política del concep-
tradictorio, las ideas de Gramsci contribuyeron to gramsciano de hegemonía para analizar los
primero a nutrir proyectos radicales de trans- problemas de la transformación en América
formación, para posibilitar luego reflexiones Latina. Al resumir las conclusiones de lo que
más críticas y realistas de las razones de una fue un debate riquísimo de ideas, me permití
trágica desventura. expresar del siguiente modo lo que sin duda
Como es lógico, en uno o en otro momento fue un resultado del seminario:
las inflexiones fueron distintas, como distinto
fue también el lugar que se le atribuyó en una El concepto gramsciano de hegemonía, aquello
que […] lo transforma en un punto de ruptura
de toda la elaboración marxista que lo precedió,
2 Es el título de esa hermosa crónica de los avatares
es el hecho de que se postula como una supera-
de la revolución cubana publicada por Saverio Tutino
(1968) a partir de su contacto directo con dicha expe- ción de la noción leninista de alianza de clases
riencia como corresponsal de L’Unità en La Habana. en la medida en que privilegia la constitución de
826 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sujetos sociales a través de la absorción y despla- formación intelectual y política. No se pue-


zamiento de posiciones que Gramsci define como de negar que el concepto de hegemonía pre-
“económico-corporativas” y por tanto incapaces supone el concepto leniniano de alianza de
de devenir “Estado”. Así entendida, la hegemo- clases. Si rehusáramos admitir que detrás de
nía es un proceso de constitución de los propios Gramsci está Lenin cometeríamos un pecado
agentes sociales en su proceso de devenir Estado, de anacronismo histórico y nos impediríamos
o sea, fuerza hegemónica. De tal modo, al aferrar- comprender hasta qué punto su pensamien-
nos a categorías gramscianas como las de “for- to atraviesa las elaboraciones y la experien-
mación de una voluntad nacional-popular” y de cia de la Tercera Internacional. Pero cuando
“reforma intelectual y moral”, a todo lo que ellas en mi texto insistía en la irreductibilidad de
implican más allá del terreno histórico concreto Gramsci a la matriz leninista simplemente
del que emergieron, el proceso de configuración quería recordar que de tal nexo no podía de-
de la hegemonía aparece como un movimiento ducirse una filiación genérica que mutilara
que afecta ante todo la construcción social de la los elementos de novedad de su pensamien-
realidad y que concluye recomponiendo de ma- to. Y por esta razón señalaba que “frente a
nera inédita a los sujetos sociales mismos (Aricó, Gramsci es preciso realizar una lectura que
1985b: 14-15)3. coloque en el lugar debido [y esto ya es todo
un problema no solo hermenéutico, sino ideo-
Si se aceptan estas consideraciones, no pue- lógico-político] la insoslayable relación que
den dejar de aceptarse las conclusiones que sus reflexiones mantienen con la experiencia
de ellas derivan y que distinguen nítidamente mutilada de implementación de un proyecto
al pensamiento de Gramsci de uno de los filo- hegemónico revolucionario como fue el ini-
nes culturales que contribuyó a constituirlo, ciado por la Revolución de Octubre”. Porque
por más importante que este haya sido en su si es verdad que la discusión sobre los pará-
metros fundamentales en torno a los cuales se
elaboró el leninismo como una lectura fuerte-
3 Esta publicación reúne las ponencias presentadas
en el Seminario de Morelia dedicado específicamente
mente politizada del marxismo de la Segunda
a analizar la funcionalidad metodológica y política del Internacional, y la proximidad o la distancia
concepto gramsciano de hegemonía. que frente a él mantuvo Gramsci, tiene una
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 827

importancia teórica general, que para el caso equivalencia en otras realidades4. Si la traduci-
de Latinoamérica adquiere una relevancia par- bilidad supone que una fase determinada de la
ticular por cuanto debe poder rendir cuenta civilización tiene una expresión cultural “fun-
de procesos específicos de vinculación entre damentalmente” idéntica, aunque el lenguaje
la teoría y la práctica. No es necesario insistir sea históricamente distinto por cuanto está
demasiado sobre la relativa ajenidad del deba- determinado por las tradiciones específicas
te marxista respecto de la problemática con- de cada cultura nacional y todo lo que de ellas
creta del movimiento obrero de nuestro conti- se desprende, Gramsci podía ser traducido en
nente. Aun en los casos, bastante aislados por
cierto, en los que existió una vinculación más
o menos estrecha entre el mundo de los traba- 4 Sobre este tema véase el conjunto de notas reuni-
das bajo el título de “Traductibilidad de los lenguajes
jadores y el referente teórico marxista, nunca científicos y filosóficos” pertenecientes al Cuaderno 11
la relación adquirió características aproxima- (1932-1933), es decir, aquel dedicado fundamentalmen-
bles a la constelación de formas europeas. Ni te a refutar la interpretación mecanicista del marxis-
la extensión y densidad histórica del prole- mo hecha por Bujarin en su Teoría del materialismo
tariado es comparable, ni su horizonte ideal histórico. En español, dichos textos pueden leerse en
Gramsci (1981a, T. 4: 317-322), pero también en Gram-
tendió a reconocer el socialismo más o menos sci (1975a: 71-79). Gramsci se refiere en muchísimas
infisionado de marxismo como una expresión partes de sus Cuadernos, y de los escritos previos a su
política propia. detención, a este problema frente al cual su condición
A partir de esta constatación se evidencia la de sardo de nacimiento y filólogo de formación lo hacía
necesariedad de confrontar con las diferencia- particularmente sensible. No deja de sorprender que es-
tas reflexiones no hayan despertado un interés mayor
das realidades latinoamericanas aquellos para- de los comentaristas. En tal sentido, no es por azar que
digmas teóricos y políticos que para poder ser el concepto de traducibilidad haya sido utilizado con
utilizados requieren de “traducciones” menos imaginación e inteligencia para encarar un estudio con-
puntuales e infinitamente más cautas. Y utilizo trastado de la difusión del marxismo en América Latina
el concepto en el sentido gramsciano de “tra- a través del análisis de los discursos de Gramsci y de
José Carlos Mariátegui. Me refiero a la comunicación
ducibilidad” de los lenguajes y que se refiere presentada por Robert Paris al Coloquio de Culiacán
a la posibilidad de algunos experimentos his- (Sinaloa) sobre Mariátegui en 1980 y publicada aparte
tóricos, políticos y sociales, de encontrar una en Paris (1983: 31-54).
828 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

clave latinoamericana si era posible establecer Se redescubría en Gramsci su perspicacia para


algún tipo de similitud o sintonía histórico- analizar situaciones de transición en socieda-
cultural entre su mundo y el nuestro. Y no es des de capitalismo maduro o avanzado y a esta
casual que la primera obra de aliento sobre el finalidad sirvió el sinnúmero de interpretacio-
pensamiento de Gramsci escrita por un latino- nes a que dieron lugar las nuevas iluminaciones
americano se propusiera la tarea de encontrar de sus apuntes sobre americanismo y fordismo
en él una clave de lectura que permitiera basar y más en general sobre la categoría de “revolu-
su eficacia en el hecho de que “podía ser expre- ción pasiva”.
sado en los lenguajes de las situaciones concre- Portantiero se preguntaba si no era esta una
tas particulares”. Me refiero al libro Los usos de lectura en parte reductiva, como habían sido
Gramsci, de Portantiero (1981a), y en particu- las otras, porque si nos ateníamos estrictamen-
lar a su intervención en el coloquio de México te a ella, nos vedábamos la posibilidad de reco-
de septiembre de 19785, dedicada específica- ger un mensaje teórico y político que él sospe-
mente a este tema. Años antes se había publica- chaba de suma utilidad para nosotros. “Se me
do la edición científica de los Cuadernos de la ocurre –afirmaba– que el uso de las categorías
cárcel (Gramsci, 1981a) que permitió descubrir gramscianas de análisis aparece como absolu-
cuestiones hasta entonces inadvertidas y vincu- tamente pertinente entre nosotros”, y más aun,
ladas a la reconsideración del significado de los “buena parte del conjunto del arsenal teórico-
procesos de revoluciones pasivas de los años gramsciano es directamente pertinente” para
treinta. La fortuna de Gramsci en la Europa de el análisis de las sociedades latinoamericanas.
los años setenta se asentaba en la convicción A su entender, y recuperando una observación
compartida de que era un teórico –el más gran- de Colletti, la obra de Gramsci consistía en
de marxista occidental de este siglo, lo definió realidad
Hobsbawm– de la revolución en Occidente, es
decir, en los países de capitalismo avanzado. […] en un estudio sociológico sobre la sociedad
italiana; es decir, sobre una sociedad típica del “ca-
pitalismo tardío” en el sentido que Gerschenkron
5 Los textos incluidos en el libro fueron escritos en
un arco de tiempo que va desde 1975 hasta 1981. Véase da a la expresión. Una sociedad compleja pero
de mismo autor, Portantiero (1980: 29-51). desarticulada, penetrada por una profunda crisis
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 829

estatal en sentido integral, marcada por un de- aplicables para situaciones que no son típi-
sarrollo económico desigual y sobre la que el camente occidentales. Es por sobre todo el
fascismo, a partir de una derrota catastrófica del pensador de una época nueva del capitalismo
movimiento obrero y popular, intentó reconstruir signada por la profundidad de los cambios
estatalmente la unidad de las clases dominantes y morfológicos en las relaciones entre el Estado
disgregar la voluntad política de las clases popula- y la sociedad que la crisis del treinta desenca-
res, en un movimiento convergente con un proce- dena, pero que ya estaban molecularmente en
so de centralización del capitalismo que se daba en curso desde fines de siglo. Por eso sus notas
la economía (Portantiero, 1980: 36-37). sobre el americanismo como la inmanente ne-
cesidad del capitalismo moderno de alcanzar
Pero si este era el terreno histórico-político la organización de una economía programá-
sobre el que se fundaron las reflexiones de tica forman el pendant necesario del análi-
Gramsci, sis de las diversas formas de resistencia que
este movimiento de desarrollo genera, y que
[…] ellas estarían más cerca de cierto tipo de so- Gramsci define como procesos de “revolución
ciedades latinoamericanas actuales, que de las pasiva”, o de “modernización conservadora”,
formaciones sociales del capitalismo contem- para utilizar la expresión de Barrington Moore
poráneo más avanzado y maduro. Precisamente (1976). Como indica Portantiero, estas notas
son las características de este tipo de sociedad “poseen una absoluta pertinencia como estí-
las que le permiten repensar de manera original mulo para indagar en las características de
el tipo de articulación entre sociedad y política, los fenómenos […] a través de los cuales se
la forma de lo político, distinguiéndola de lo que plantea también hoy una reorganización de
sería la forma ideal típica de lo político en el li- los lazos entre economía y política en los paí-
beralismo representativo (Portantiero, 1980: 37). ses de mayor desarrollo relativo de América
Latina” (Portantiero, 1980: 41)6. También entre
La delimitación de Gramsci como pensador
de “Occidente” tiene sentido solo a condición 6 En el mismo sentido y con idéntico énfasis véase
de no convertirlo en un eurocomunista avant todo el parágrafo V: “¿Por qué Gramsci?” en (Portantie-
la lettre y de admitir que sus reflexiones son ro, 1984a: 123-140 y 145-146).
830 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nosotros, y con todas las diferencias resultan- habitado por profundas y violentas luchas de
tes de procesos históricos particulares, se está clases, pero donde estas no han sido los ac-
operando un proceso de recomposición capi- tores principales de su historia. Como recor-
talista, algo así como esa tercera revolución dó Touraine, “la nitidez de las situaciones de
burguesa descrita por el brasileño Florestan clase no acarrea prácticas de clase aislables.
Fernandes (1978) en una obra notable que to- Más profundamente, el análisis de las rela-
davía no han descubierto los lectores de habla ciones de clases está limitado por el de de-
española7. Su característica distintiva reside pendencia”. Los personajes principales de la
en ser un proceso de transformación desde historia latinoamericana reciente no parecen
la cúspide, de revolución desde lo alto, que ser la burguesía ni el proletariado, ni tampo-
está por supuesto en las antípodas de la tan co los terratenientes y los campesinos depen-
ansiada revolución democrático-burguesa que dientes. Son, más bien, según el mismo autor,
los partidos comunistas latinoamericanos ins- el capital extranjero y el Estado8. Se entien-
tituyeron como modelo teórico y político del de, así, que todo el desarrollo de la sociología
cambio y que pretendieron llevar a la práctica latinoamericana desde los cincuenta en ade-
a través de múltiples combinaciones tácticas, lante haya partido de la crítica de la idea de
desde fines de los años veinte. burguesía nacional, es decir, de la crítica de
Las desventuras de la izquierda latinoa- la teoría y de la práctica de una izquierda que
mericana derivan del hecho de que sus estre- hizo del modelo de la revolución democrático-
chos paradigmas ideológicos le impidieron burguesa su matriz ideológica fundante y su
comprender la singularidad de un continente
8 Véase Touraine (1978: 81). La cita forma parte del
ensayo “Las clases sociales en una sociedad dependien-
7 El autor utiliza la expresión de “contrarrevolución te” (1978: 81-100) motivado por el debate que se produ-
prolongada” para designar el proceso de transforma- jo en el Seminario de Mérida, Yucatán, sobre las clases
ción capitalista desde arriba de la sociedad brasileña sociales y los problemas metodológicos que plantea el
según el modelo de revolución pasiva descrito por análisis histórico estructural en sociedades “anóma-
Gramsci. El libro de Florestan Fernandes (1978) mues- las”. Las intervenciones y discusiones fueron recogidas
tra una evidente inspiración gramsciana aunque su en un volumen que sigue siendo de imprescindible con-
nombre solo sea mencionado en la bibliografía. sulta: Benítez Centeno (1973).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 831

punto de referencia insoslayable para carac- Constreñida por su visión societalista a colo-
terizar la realidad. De tal modo, entre ciencia car siempre en un plano casi excluyente de los
crítica de la realidad y propuestas políticas demás la estructura de clases y las relaciones
de transformación se abrió una brecha que que de allí arrancan, la izquierda de tradición
produjo consecuencias negativas para ambas marxista se rehusó a reconocer y admitir la
dimensiones. La reflexión académica quedó funcionalidad específica de un Estado que, en
mutilada en su capacidad de prolongarse al ausencia de una clase nacional, operaba como
mundo de la política, al tiempo que una pedes- una suerte de Estado “puro” arrastrando a la
tre y anquilosada reflexión política excluyó de sociedad al cambio y fabricando desde la cúspi-
hecho el reconocimiento de aquellos nuevos de a la clase dirigente. Allí donde se producían
fenómenos tematizados por los intelectuales. metamorfosis profundas del capitalismo “de-
Parafraseando a Marx, ni la crítica se ejercía pendiente”, la izquierda solo podía descubrir
como arma, ni las armas necesitaron de la crí- descomposiciones catastróficas, preanuncios
tica para encontrar un fundamento9. de derrumbes que alimentaban sus pujos jaco-
binos; no estaba en condiciones de observar y
de aprovechar en su beneficio los procesos de
modernización a los que las sociedades latinoa-
9 Fue el reconocimiento de la existencia de esta bre- mericanas estuvieron sometidas a partir de la
cha entre “lo académico” y “lo político” –y la explora- crisis de 1930. Y es en torno a las formas nue-
ción de los caminos de su superación– lo que impulsó vas de articulación entre sociedad y Estado en
al Instituto de Investigaciones Sociales de la UNAM a países de industrialización tardía y “postrera”10
organizar un seminario que reunió a científicos sociales
y a dirigentes políticos de la izquierda latinoamerica-
na. Se escogió como tema la categoría gramsciana de
hegemonía “cuyas fuertes connotaciones políticas no 10 La expresión “industrialización tardía y postrera”
pudieran ser obviadas, en la medida en que colocaba en pertenece a Albert Hirschman (1973: 96-98). Es utiliza-
el centro del debate la relación entre proyecto de trans- da para diferenciar de los países de industrialización
formación y sujeto histórico transformador”. Véase La- “tardía” (Alemania Italia y Rusia) aquellos otros que
bastida Martín del Campo y otros (1985: 12); como ya se ingresaron más tarde al proceso industrializador ha-
ha recordado, este volumen recoge las intervenciones ciéndolo con diferencias cualitativas importantes en
del Seminario realizado en 1980 en Morelia, Michoacán. los patrones de acumulación. Una de ellas, la limitada
832 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

como la Argentina, el Brasil, Colombia, Chile, Ya Gramsci había señalado en uno de sus úl-
México y Uruguay, donde el pensamiento de timos trabajos redactados antes de su detención
Gramsci parece poder expresarse en “lenguas la situación particular, respecto de los países
particulares” concretas transformándose, de europeos de capitalismo avanzado, de una serie
tal modo, en un estímulo útil, en un instrumen- de países a los que llamó “Estados periféricos”
to crítico capaz de dar cuenta de los pliegues (Italia, Polonia, España, Portugal) y en los que
más complejos de lo real. la articulación entre Estado y sociedad operaba
a través de la presencia de un variadísimo es-
trato de clases intermedias “que quieren, y en
cierta medida logran, llevar una política propia
o ausente producción de bienes de capital. De todos con ideologías que a menudo influyen sobre vas-
modos, Hirschman invita a no exagerar la diferencia
entre ambos tipos de industrialización (1973: 97) y es
tos estratos del proletariado, pero que tienen
esta una recomendación que convendría extender, aun- una particular sugestión sobre las masas cam-
que a contrario sensu, a toda unificación desmedida pesinas” (Gramsci, 1977a)11. En la distinción de
de un grupo de naciones a partir de ciertas caracterís- “Oriente” y “Occidente” que Gramsci (1981a)
ticas comunes. Como recuerda Portantiero, “cada una instaura en los Cuadernos, es evidente que co-
de las sociedades en consideración es definida no solo
por el tipo de relaciones entre Estado y economía […]
loca a esta zona periférica dentro de la segunda.
sino también, y sobre todo, por el nivel que define las Desde el punto de vista de las formas diferencia-
relaciones entre Estado y masas […]. Por eso una so- das de articulación de la sociedad con el Estado,
ciedad como Bolivia, cuya industrialización comienza la categoría o, más exactamente, la metáfora de
recién después de la segunda posguerra, pero en la que “Occidente” es lo suficientemente amplia como
la fuerza política del movimiento sindical ha alcanzado
enorme gravitación, integra el referente histórico de es-
para incluir en ella esa vasta área de países euro-
tas notas. Pese a que no participa del mismo peldaño peos de frontera y, por qué no, también aquellas
de desarrollo económico que el resto de los países en sociedades latinoamericanas donde más avanzó
consideración, la densidad del sistema político bolivia-
no y la influencia que dentro de él ejerce desde 1952 el
movimiento obrero, acerca mucho más a Bolivia, para 11 Segunda edición, modificada (Gramsci, 1981: 286):
el sentido de estas notas, a Argentina y a Chile que a los “En los Estados periféricos típicos del grupo, como Ita-
países centroamericanos, por ejemplo, u otros países lia, Polonia, España y Portugal, las fuerzas estatales son
andinos” (Portantiero, 1984a: 172). menos eficientes”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 833

el proceso de industrialización. Para estas so- población indígena se logró a costa de repro-
ciedades, insiste Portantiero, el pensamiento de ducir respecto de esta la relación colonizador-
Gramsci demuestra ser de extrema potenciali- colonizado impuesta por los grandes imperios.
dad analítica: Al amparo de la fuerza de los ejércitos –cuya
casta militar junto al clero constituyen esas
Comparables por su tipo de desarrollo, diferencia- dos categorías de intelectuales tradicionales
bles como formaciones históricas “irrepetibles”, fosilizadas en la forma de la madre patria euro-
estos países tienen aun en ese nivel rasgos comu- pea, según la caracterización que de ella hace
nes: esa América Latina no es “Oriente”, es claro, Gramsci– se crean los Estados nacionales, y
pero se acerca mucho al “Occidente” periférico y con estos, los espacios económicos favorables
tardío. Más claramente aunque en las sociedades a la rápida penetración del capital extranjero.
de ese segundo “Occidente” que se constituye en De tal modo se configura la pareja de los que
Europa a finales del siglo XIX, en América Latina habrán de ser los personajes principales de la
son el Estado y la política quienes modelan la so- vida social y política latinoamericana desde
ciedad. Pero un Estado –y he aquí una de las de- sus orígenes hasta épocas recientes.
terminaciones de la dependencia– que si bien trata
de constituir la comunidad nacional no alcanza los
grados de autonomía y soberanía de los modelos 2
“bismarckianos” o “bonapartistas”. Todas las pujas
políticas del siglo XIX son pujas entre grupos que ¿No nos ofrece Gramsci (1981a) en algunas
desde el punto de vista económico se hallan es- notas lamentablemente poco frecuentadas de
casamente diferenciados y que aspiran al control sus Cuadernos una caracterización próxima
del aparato del Estado para desarrollar desde él la a la aquí expuesta, pero que tiene el mérito de
economía y promover, con ello, una estructura de encarar más específicamente el problema des-
clases más compleja (Portantiero, 1984a: 127 y ss). de la cuestión de los intelectuales? Ya en sus
apuntes primeros de los años 1929 y 1930 incor-
El proceso de construcción de los Estados la- pora el mundo de América del Sur y Central en
tinoamericanos operó sobre este virtual vacío la perspectiva de una reflexión sobre la forma-
social, que en el caso de los países andinos y de ción de los intelectuales tradicionales y sobre la
834 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

importancia decisiva de la cultura en la dinámica masas aborígenes por un lado y de inmigrados


de la sociedad. Pero luego se sucederán algunas europeos del otro más difícilmente asimilables
brevísimas aunque sagaces iluminaciones sobre que en la América del Norte: el jesuitismo es un
la función de la casta religiosa, el problema indí- progreso en comparación con la idolatría, pero es
gena y las limitaciones de una clase dominante un obstáculo para el desarrollo de la civilización
incapaz de pasar por esa fase necesaria de lai- moderna representada por las grandes ciudades
cización de la sociedad y del gobierno que po- costeras: sirve como medio de gobierno para
sibilitan la constitución de un Estado moderno. mantener en el poder a las pequeñas oligarquías
Como ha recordado recientemente Santarelli tradicionales, que por ello no luchan sino blanda
(1987), hay una nota de ese período inicial en la y flojamente. La masonería y la Iglesia positivista
que al comentar un libro de Filippo Meda sobre son las ideologías y las religiones laicas de la pe-
estadistas católicos, exponentes todos ellos del queña burguesía urbana, a las cuales se adhiere
conservadurismo clerical, considera interesan- en gran parte el sindicalismo anárquico que hace
te detenerse en la biografía del dictador García del cientificismo anticlerical su pasto intelectual
Moreno para comprender algunos aspectos de (Gramsci, 1981a, T. 1: 159)12.
las luchas ideológicas de Iberoamérica, “donde
todavía se atraviesa un período de Kulturkampf 12 En su introducción a un volumen de homenaje a
primitivo”, o sea, donde el Estado moderno debe Gramsci publicado en español en Italia, con motivo del
enfrentarse a un pasado clerical y feudal, según simposio realizado en Santiago de Chile en mayo de
un esquema interpretativo que tiene reminis- 1987, el historiador italiano Enzo Santarelli hace una re-
cencias de las tesis de la Tercera Internacional seña detallada de los apuntes referidos a América Latina
contenidos en los Cuadernos; advirtiendo la necesidad
elaboradas años antes. Pero agrega algunos se- de insertarlos en el contexto de la problemática sobre
ñalamientos de sumo interés: la revolución pasiva, Santarelli encuentra en ellos, y con
razón, “algunas deformaciones o simplificaciones pro-
Es interesante observar esta contradicción que pias de una tendencia a la comparación continental”,
existe en la América del Sur entre el mundo mo- pero valoriza al mismo tiempo la hipótesis gramsciana
de la presencia de un proceso en curso de Kulturkampf,
derno, de las grandes ciudades comerciales de la
como traducción del concepto de matriz europea de “re-
costa, y el primitivismo del interior, contradic- forma intelectual y moral”, a las condiciones propias de
ción que se prolonga por la existencia de grandes Latinoamérica. Véase Santarelli (1987: 12).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 835

Tal vez las limitaciones de la información con caracterizados por la Contrarreforma y el mili-
que contaba le impidieron desarrollar este tarismo parasitario. Las cristalizaciones resis-
tema del “jesuitismo” como ideología moder- tentes todavía hoy en estos países son el clero y
nizante y como medio de gobierno, así como una casta militar, dos categorías de intelectuales
también el otro gran tema del “despertar a tradicionales fosilizadas en la forma de la madre
la vida política y nacional de las masas abo- patria europea. La base es muy restringida y no
rígenes” que le sugiere lo que por esos años ha desarrollado superestructuras complicadas:
estaba ocurriendo en el México de Obregón y la mayor cantidad de intelectuales es de tipo
Calles. Pero es en el Cuaderno 12 redactado rural y puesto que domina el latifundio, con ex-
en 1932 donde incluye una reflexión más ex- tensas propiedades eclesiásticas, estos intelec-
tensa y madura sobre el problema, como un tuales están vinculados al clero y a los grandes
caso particular de su reconstrucción históri- propietarios. La composición nacional es muy
ca de la formación de los intelectuales tradi- desequilibrada incluso entre los blancos, pero
cionales. Repite allí algunas de las considera- se complica por las masas notables de indios
ciones ya hechas y presenta más nítidamente que en algunos países constituyen la mayoría
la función del clero y del militarismo para- de la población. Puede decirse en general que
sitario en países atravesados por una aguda en estas regiones americanas existe aún una si-
lucha cultural: tuación de Kulturkampf y de proceso Dreyfus,
o sea una situación en la que el elemento laico
En la América meridional y central la cuestión y burgués no ha alcanzado aún la fase de la sub-
de los intelectuales me parece que debe exami- ordinación a la política laica del Estado moder-
narse tomando en cuenta estas condiciones fun- no de los intereses y de la influencia clerical y
damentales: tampoco en la América meridional militarista. Así sucede que por oposición al je-
y central existe una vasta categoría de intelec- suitismo tiene todavía mucha influencia la maso-
tuales tradicionales, pero la cosa no se presenta nería y el tipo de organización cultural como la
en los mismos términos de los Estados Unidos. “Iglesia positivista”. Los acontecimientos de es-
En efecto, encontramos en la base del desarrollo tos últimos tiempos [noviembre de 1930], desde
de estos países los cuadros de las civilizaciones el Kulturkampf de Calles en México a las insu-
española y portuguesa de los siglos XVI y XVII, rrecciones militares-populares en la Argentina,
836 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

en el Brasil, en el Perú, en Chile, en Bolivia, profunda transformación de las conciencias.


demuestran precisamente la exactitud de estas En las condiciones particulares de las nacio-
observaciones (Gramsci, 1981a, T. 4: 365)13. nes latinoamericanas, ni las clases dominan-
tes “podían vincularse a patrias europeas
Es notable la insistencia con que en los dis- que tuvieran una gran función económica e
tintos textos Gramsci define la fase por la que histórica” ni los indígenas estaban en condi-
atraviesa América Latina como una “situación ciones de dinamizar un proceso no obstante
de Kulturkampf y de proceso Dreyfus”. Se ejercer, aun pasivamente, una influencia so-
advierte aquí la tentativa de traducir en cla- bre el Estado. La definición de la fase como
ve de la experiencia mexicana –como forma de Kulturkampf –“la lucha de México con-
peculiar y sistemática de constitución de un tra el clericalismo ofrece un ejemplo de esta
bloque nacional-popular– la categoría de re- fase”, aclara en otro apunte– sugiere el implí-
forma intelectual y moral que ha introducido cito reconocimiento por parte de Gramsci de
en su examen crítico del Risorgimento italia- dos rasgos que caracterizaron el proceso de
no y en sus formulaciones más generales de constitución de nuestros Estados naciona-
teoría política. La subordinación a la política les: una autonomía considerable de la esfera
laica del Estado moderno de todos los sec- ideológica y una evidente incapacidad de au-
tores sociales vinculados al antiguo régimen toconstitución de la sociedad. Colocados en
por intereses económicos y estratificaciones este plano de análisis, los grandes temas de
culturales suponía una lucha que requería una la revolución pasiva, del bonapartismo y de la

13 Las referencias a América Latina en los Cua- que se pregunta por los rasgos distintos de la su-
dernos se encuentran en las siguientes páginas de la puesta “latinidad” de nuestras naciones, agrega una
edición en español que estamos citando: (Gramsci, observación que conviene retener “la difusión de la
1981a, T. 1: 159, 216-217, 220, 299-300); (Gramsci, cultura francesa está ligada a esta fase: se trata de la
1981a, T. 2: 18-20, 194); (Gramsci, 1981a, T. 4: 365). cultura masónica-iluminista, que ha dado lugar a las
Conviene recordar que en un apunte fechado en 1930 llamadas Iglesias positivistas, en las que participan
Gramsci exceptúa a la Argentina de esa fase necesa- también muchos obreros aunque se llamen anarco-
ria de Kulturkampf que detecta en América. La nota, sindicalistas” (Gramsci, 1981a, T. 2: 18-19).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 837

relación intelectuales-masa, que constituyen este tema de la concepción del Estado según la
lo propio de la indagación gramsciana, tienen productividad o función de las clases sociales
para nosotros una concreta resonancia empí- retorna en los Cuadernos y escribe una serie
rica (Portantiero, 1981a: 125)14. de apuntes extremadamente sugerentes para
Ya hemos recordado el informe de Gramsci un reexamen del proceso de formación de
al Comité Central del PCI de agosto de 1926 en nuestros propios Estados nacionales y de la
el que define a Italia como país de la “periferia” función que en él cumplieron los intelectuales.
y analiza el desmedido peso que tienen las cla- Gramsci se plantea el problema de aquellas
ses medias. Como producto de una composi- formas particulares de Estados nacidos sobre
ción demográfica que Gramsci califica de mal- la base de un determinado modo de produc-
sana, determinados estratos sociales no vincu- ción y para corresponder a los intereses de las
lados a las clases fundamentales encontraban clases productivas fundamentales, pero en los
allí un espacio favorable para desplegar un que la iniciativa de su formación no estuvo a
variado espectro de iniciativas políticas. Sobre cargo de aquellos sectores económicamen-
te fundamentales en él, sino de grupos de un
posible bloque dominante pero relacionados
14 El autor realiza aquí un examen cuidadoso del mo-
delo propuesto por Gramsci para analizar el bonapar-
indirectamente con tales sectores. Cuando el
tismo como ejemplo clásico de discontinuidad entre impulso hacia el progreso no va estrechamen-
clases y movimiento y de la utilidad de su aplicación te ligado a un desarrollo económico local, sino
a casos como el de los movimientos políticos naciona- que es un reflejo del desarrollo internacional
listas y populistas latinoamericanos. Luego de mostrar que manda a la periferia sus corrientes ideo-
que, en opinión de Gramsci, el estudio de un movimien-
to de tipo “boulanguista” –o sea, de cesarismo regresivo
lógicas, nacidas –recuerda Gramsci– sobre la
según la conceptualización utilizada en los Cuadernos– base del desarrollo productivo de los países
no puede efectuarse de modo tal que lo presente como más avanzados, entonces la clase portadora de
expresión inmediata de una clase, Portantiero agrega las nuevas ideas “es la clase de los intelectuales
que el texto en el que Gramsci critica esta visión “eco- y la concepción del Estado cambia de aspecto.
nomicista” de la dinámica social, “parece un retrato ex
profeso de tanta lectura “clasista’ que se ha hecho (y se
El Estado es concebido como una cosa en sí,
hace) en América Latina de los movimientos populis- como un absoluto racional”. Siendo el Estado
tas” (Portantiero, 1981a: 125-126). la expresión de un mundo productivo, y siendo
838 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los intelectuales aquel estrato que se identifica desde este punto de vista, por cuanto es la for-
más plenamente con la burocracia estatal, “es ma política en la que las luchas sociales
propio de la función de los intelectuales poner
al Estado como un absoluto”. De tal modo es […] encuentran cuadros elásticos que permiten a
concebida como absoluta su función histórica la burguesía llegar al poder sin rupturas notables,
y es racionalizada plenamente su existencia, sin el aparato terrorista francés. Las viejas clases
son degradadas de “dirigentes” a “gubernativas”,
Este motivo es básico en el idealismo filosófico, y pero no eliminadas y mucho menos suprimidas
va ligado a la formación de los Estados modernos físicamente: de clases se convierten en “castas”
en Europa como “reacción-superación nacional” con características psicológicas determinadas ya
de la Revolución Francesa y del napoleonismo no con funciones predominantes. ¿Puede repetir-
(revolución pasiva). […] Cada vez que los intelec- se este “modelo” de la formación de los Estados
tuales parecen “dirigir”, la concepción del Estado modernos? (Gramsci, 1981a T. 1: 190).
en sí reaparece con todo el cortejo “reaccionario”
que de costumbre la acompaña (Gramsci, 1981a). La respuesta a esta pregunta oscila desde su
exclusión en 1930 (“por lo menos en cuanto a
Las formaciones estatales se construyen en la amplitud y por lo que respecta a los grandes
base a “sucesivas oleadas” producidas por una Estados”) hasta la aceptación condicionada de
combinación de luchas sociales de clases y de
guerras nacionales, con predominio de estas
últimas. Gramsci caracteriza el período de la siones a procesos que no tienen vinculación histórica
con ese periodo considerado en sentido estricto. Pero
Restauración15 como el más rico e interesante su generalización tiene la virtud de permitirnos plan-
tear el problema estrictamente teórico de “qué tipos
de efectos se producen cuando cierto tipo de sujetos
15 La introducción de las comillas para designar a históricos actúan de un cierto modo, y cuáles otros se
la restauración en algunos de los apuntes sugiere que producen cuando se actúa de modo distinto. La defini-
Gramsci usa el término en sentido metafórico, es decir ción de los tipos es entonces función de la teoría que se
para indicar “toda época compleja de grandes sacudi- quiere verificar” (Pizzorno, 1978: 47). No se trata, por
mientos históricos”. Utilizada como metáfora, la desig- tanto, de una tesis historiográfica, sino más bien de un
nación de “período de la Restauración” admite exten- criterio teórico-político.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 839

esta posibilidad en los apuntes de 1935: “¿Debe En una posterior reelaboración de estos
excluirse esto en sentido absoluto, o bien pue- apuntes, Gramsci perfila de manera más acaba-
de decirse que al menos en parte pueden darse da un razonamiento que no quiere incurrir en
evoluciones similares, bajo la forma de adve- abstractos esquemas sociológicos y que exige,
nimiento de economías programáticas?” Pero por lo mismo, un cuidadoso y profundo reco-
toda la cuestión es para él de suma importan- nocimiento histórico. Y dice:
cia, “porque el modelo francés-europeo creó
una mentalidad”. Aunque sea cierto que para las clases productivas
Vinculado a esta cuestión aparece el pro- fundamentales (burguesía capitalista y proleta-
blema de los intelectuales y del papel que riado moderno) el Estado no es concebible más
creyeron cumplir en todo este prolongado que como forma concreta de un determinado
período de fermentación política y social in- mundo económico, de un determinado sistema
cubado por la restauración. La expansión de de producción, no se ha establecido que la rela-
la filosofía clásica alemana y, sobre la base de ción de medio a fin sea fácilmente determinable
esta, del marxismo, es producto de un para- y adopte el aspecto de un esquema simple y ob-
lelismo de desarrollo –una “traducción” del vio a primera vista. […] En realidad, el impulso
lenguaje político al lenguaje especulativo en para la renovación puede ser dado por la com-
el sentido de Hegel que recupera Gramsci– binación de fuerzas progresistas escasas e insufi-
entre dos dimensiones de la realidad: “lo que cientes de por sí (sin embargo de elevadísimo po-
es ‘política’ para la clase productiva se con- tencial porque representan el futuro de su país)
vierte en ‘racionalidad’ para las clases inte- con una situación internacional favorable a su
lectuales”. A partir de este fundamento his- expansión y victoria. […] Cuando el impulso del
tórico es posible explicar todo el idealismo progreso no va estrechamente ligado a un vasto
filosófico moderno y hasta cierta tendencia desarrollo económico local que es artificialmente
degenerativa del marxismo que conduce a al- limitado y reprimido, sino que es el reflejo del de-
gunos de sus fieles a considerar como “supe- sarrollo internacional que manda a la periferia
rior la ‘racionalidad’ a la política, la abstrac- sus corrientes ideológicas, nacidas sobre la base
ción ideológica a la concreción económica” del desarrollo productivo de los países más avan-
(Gramsci, 1981a T. 1: 190). zados, entonces el grupo portador de las nuevas
840 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

ideas no es el grupo económico, sino la capa de ausencia de otros elementos activos de modo
los intelectuales, y la concepción del Estado de la dominante”, de “toda época compleja de sa-
que se hace propaganda cambia de aspecto: este cudimientos históricos”. Los procedimientos
es concebido como una cosa en sí, como un abso- analíticos a través de los cuales Gramsci llega
luto racional. La cuestión puede ser planteada así: a formular este concepto clave, y que podemos
siendo el Estado la forma concreta de un mundo seguir en las sucesivas elaboraciones presen-
productivo y siendo los intelectuales el elemento tes en los Cuadernos (Gramsci, 1981a), nos
social del que se extrae el personal gobernante, permiten captar no solo su estilo de trabajo,
es propio del intelectual no anclado fuertemen- sino también la relación que él establece entre
te en un poderoso grupo económico presentar al paradigma interpretativo y ejemplificaciones
Estado como un absoluto: así es concebida como históricas.
absoluta y preeminente la misma función de los
intelectuales, es racionalizada abstractamente Los pasajes internos al razonamiento seguido
su existencia y su dignidad histórica (Gramsci, por Gramsci, la cautela expositiva que privilegia
1981a T. 4: 232-233). hipótesis interpretativas respecto a esquemas
generalizantes, inducen a individualizar un pro-
Rigurosamente anclado en una perspectiva cedimiento circular: de un fenómeno definido
analítica marxista, preocupado por establecer a un paradigma interpretativo más general, que
los nexos fundamentales entre estructura de a su vez debe ser verificado concretamente a la
las relaciones de clase y formaciones de la con- luz de específicas ejemplificaciones históricas.
ciencia (economía, política y cultura), Gramsci Este método de trabajo comporta una progresi-
ofrece, no obstante, una visión por completo va articulación de la misma hipótesis inicial. Si
alejada de la aplicación mecánica de un mo- se supone que el caso ejemplar de revolución pa-
delo de construcción estatal, que creó sí una siva es aquel donde se da “una combinación de
mentalidad generalizada, pero que no se repitió fuerzas progresivas escasas e insuficientes por sí
luego en ninguna otra parte. Aparecen aquí los mismas […] con una situación internacional favo-
elementos sobre los que construye el concep- rable a su expansión y victoria”, derivan de aquí
to de “revolución pasiva” como revolución sin algunas consecuencias relevantes. Así la com-
revolución, como criterio de elucidación, “en pleja realidad política que encierra la “expresión
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 841

metafórica” de Restauración no puede ser leída y setenta reduciendo la teoría a una ideología
como puro proceso de conservación, desde el legitimadora de una práctica política muy de-
momento que detrás del aparente inmovilismo de finida. Se ha señalado con justeza la función
una “envoltura política” ocurre en realidad una desempeñada por las elaboraciones teóricas
transformación molecular de las “relaciones so- de Althusser y de sus discípulos en toda una
ciales fundamentales” (Mangoni, 1987: 129-130). generación latinoamericana que encontró en
ellas la base doctrinaria y política para una
Si como se ha señalado son evidentes las de- acción caracterizada por su extremo volunta-
rivaciones de un análisis de este tipo para un rismo16. Es curioso observar el fenómeno solo
nuevo examen de las interpretaciones del fas- en apariencia contradictorio de la fascinación
cismo, también resultan claramente evidentes ejercida por lo que pretendiendo ser toda una
las consecuencias que ellas acarrean cuando se “revolución teórica” no era, en realidad, sino
aplican al cuestionamiento crítico de toda una una reformulación bajo nuevos conceptos de
literatura de impronta marxista sobre América las tesis fundamentales del marxismo-leninis-
Latina. mo. El vanguardismo típico del discurso de iz-
quierda encontraba en la aparente rigurosidad
conceptual de Althusser una posibilidad de re-
3 fundar su condición de portador de una verdad
científica, y por lo tanto histórico-política, ero-
Ya hicimos mención al hecho de que el desa- sionada por la crisis del estalinismo y la emer-
rrollo de la sociología latinoamericana de las gencia de fenómenos revolucionarios fuera de
últimas décadas partió de la crítica de la teoría la tradición comunista.
y de la práctica de una izquierda que hizo del El althusserianismo cumplió en América
modelo de la revolución democrática burguesa Latina una función contradictoria, lo cual tal
su matriz ideológica y su clave de interpreta- vez explica el hecho de que con extrema rapidez
ción de la realidad. La resultante fue un distan-
ciamiento de graves consecuencias políticas 16 Véanse, entre otros: Córdova (1987: 14); Portan-
entre política y cultura, que el althusserianismo tiero (1982: 324-325); Moulián (1983: 9-10), este último
en boga pretendió suturar en los años sesenta texto en clave autobiográfica.
842 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

se convirtiera en una ideología hegemónica en Althusser siguieron difundiéndose ampliamen-


la cultura de izquierda. En una época en que la te en los ambientes académicos y de la izquier-
crisis del estalinismo había opacado el interés da militante.
por el marxismo teórico, Althusser le restituyó La difusión de Althusser tuvo, sin embar-
un prestigio intelectual acrecentado por la ex- go, un resultado paradójico: puso de moda
pansión del estructuralismo francés vinculado a Gramsci y preparó a un público lector para
a las ideas de Marx por múltiples lazos. Pero su conocimiento. No solo en México, como lo
al mismo tiempo consolidó en sus posiciones ha recordado Arnaldo Córdova, sino también
ideológicas a las nuevas vanguardias surgidas en la Argentina y en Chile. Desaparecidas las
de la descomposición de los partidos comu- viejas ediciones de Lautaro, hacia fines de los
nistas. Fusionada con una lectura en clave ca- setenta quienes no leyeran en italiano solo po-
tastrofista de ciertos elementos de las teorías dían saber de Gramsci de manera indirecta a
dependentistas, permitía coronarla con una través de la polémica contra él emprendida por
estrategia de transformación revolucionaria Althusser en Para leer El Capital (Althusser;
según el esquema de la propuesta de clase con- Balibar y otros 1969) –título con el que se tra-
tra clase elaborada en los años veinte por la dujo al español su célebre Pour Marx, redacta-
Tercera Internacional. La descomposición de do en colaboración con algunos de sus discípu-
las formaciones tradicionales de la izquierda los. Para el filósofo francés, el historicismo de
tenía, a su vez, el efecto de acentuar la búsque- Gramsci no era verdaderamente marxista, sino
da de sustitutos en las organizaciones guerrille- tributario de la tradición idealista italiana.
ras y terroristas urbanas depositarias de una ta-
rea histórica incumplida. Nadie ignora el papel Como podrá imaginarse, cuando Gramsci finalmen-
desempeñado por los escritos de Régis Debray te cayó en manos de los militantes de izquierda es-
en la formulación de una propuesta estratégica taba irremediablemente precedido de una pésima
global revolucionaria que fusionaba elementos fama, no solo de “croceano” e “historicista”, sino
del “foquismo” de matriz guevariana-castrista hasta de “reformista” ignorándose por supuesto el
con las ideas de Althusser. Y la combinación hecho de que muchos consideran a Gramsci uno de
ejerció una fascinación tal que, aún después de los “radicales” del movimiento comunista interna-
la derrota de la violencia armada, los libros de cional de los años veinte (Córdova 1987: 14).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 843

La consumación del althusserianismo dejó peñado un papel si no decisivo por lo menos


el espacio libre para la difusión de Gramsci. importante. En una reseña historiográfica sobre
Refiriéndose al caso particular de México, el pasado económico de México, John Womack
Córdova señala que ya a mediados de los años Jr. (1978) establecía una comparación histórica
setenta Gramsci comenzó a cobrar fuerza “en la que remitía a Gramsci. La diferencia cualitativa
medida en que todo el mundo se iba olvidando que la revolución había introducido en la histo-
de Althusser”. Y este hecho tuvo una consecuen- ria económica del país había sido “desorgani-
cia importantísima en términos de un desplaza- zar la resistencia popular al capitalismo”. Para
miento de la investigación hacia el terreno más encontrar un apoyo en la historia europea, el
concreto de la realidad nacional. Proliferan los modelo a elegir no podrían ser en modo alguno
las revoluciones francesa o soviética, “sino el
[…] estudios marxistas mexicanos sobre la reali- Risorgimento italiano o la Revolución Española
dad del país y su cada vez más difusa ligazón con de 1868”. Frente al fracaso histórico de la bur-
la obra y el pensamiento de Gramsci. Sus gran- guesía mexicana para “cuajar” y erigirse como
des conceptos y preocupaciones (sociedad civil, clase nacional, y su eventual necesidad del
sociedad política, hegemonía, bloque histórico, Estado para conducir reformas políticas y socia-
reforma moral e intelectual de la sociedad, el les desde arriba, “el maestro para estudiar estos
príncipe moderno, el mito popular de inspiración asuntos es Gramsci, particularmente en sus no-
maquiaveliana, etc.) fueron convirtiéndose en re- tas sobre la historia italiana” (Womack Jr., 1978:
ferentes teóricos indispensables en el estudio de 7-8). El consejo de Womack fue recogido a pun-
la nación mexicana y de su historia. Mientras las to tal que buena parte de la literatura especiali-
modas intelectuales llegaban y se iban, una tras zada recurre a las elaboraciones teóricas y me-
otra, incluida la del althusserismo, Gramsci per- todológicas que se despliegan en los Cuadernos
maneció en México (Córdova, 1987: 15). (Gramsci, 1981a) para explicar la singularidad
de un proceso de formación estatal, que combi-
En la redefinición de la historia del país y de na de manera inédita esos dos grandes paradig-
la caracterización del papel de la Revolución mas oriental y occidental que contribuyó a for-
Mexicana en la conformación del Estado mo- mular Gramsci y que por caminos propios han
derno, el conocimiento de Gramsci ha desem- reelaborado autores como Barrington Moore
844 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

(1976); Hirschman (1973); Skocpol (1984) y una revolución pasiva o desde arriba, cuando las
en el campo más estricto del marxismo Perry élites dirigentes se apropian de ella y sustituyen
Anderson (1979). las modificaciones radicales por las reformas. De
En un reciente libro en el que se comen- esta manera liquidan a los reductos radicales que
tan críticamente las interpretaciones sobre el permanecieron activos después de finalizar el mo-
Estado mexicano y la constitución del poder po- vimiento armado (Montalvo, 1985: 21 y 24-25)17.
lítico, Montalvo recurre ampliamente al concep-
to de revolución pasiva y de Estado ampliado Esta complejidad del proceso ya había sido en-
para mostrar las limitaciones en que incurrieron trevista por los dirigentes de la Internacional
aquellas posiciones apegadas a los “abstractos Comunista encargados del trabajo en América
esquemas sociológicos” que rechazaba Gramsci: Latina cuando entablaron una violenta polémi-
ca al respecto en la conferencia de los partidos
Las interpretaciones de la Revolución Mexicana comunistas de la región en 1929. La categoría
realizadas a partir de la oposición entre feuda- de revolución democrático-burguesa, que en
lismo y capitalismo, y las que lo analizan como las formulaciones de la Comintern era en rea-
revolución democrático-burguesa, contrapo- lidad una traducción rusa de la experiencia
niendo el porfiriato (entendido como dictadura europea del ciclo abierto por la Revolución
pura), al régimen posrevolucionario (asimilado a Francesa de 1789, resultaba inadecuada para
la democracia y a la libertad), han encerrado el dar cuenta de la dinámica social mexicana.
debate en torno al carácter de dicha revolución ¿Pero quién podía negarse a reconocer en esta
en esquemas que ella misma rebasa. […] En mu- ciertos rasgos característicos de la revolución
chos sentidos la Revolución Mexicana adquiere en oriente? Montalvo recuerda el paralelismo
aspectos presentes tanto en las revoluciones de con Rusia que sagazmente apuntó Octavio Paz
oriente como en las de occidente, y a la vez en y que por más alejado que parezca
las dos vías occidentales. No puede negarse que
la Revolución Mexicana es, durante su primera
17 Remitimos a la amplia reseña que incluye el autor
etapa, una revolución jacobina, en la que partici-
de las distintas corrientes interpretativas de la Revolu-
pan con demandas radicales amplias masas socia- ción Mexicana y de las características del Estado que a
les. Por otra parte también es, en buena medida, partir de esta se constituye.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 845

[…] ilumina indirectamente las peculiaridades de Síntesis entre distintos tipos de procesos de
la situación mexicana. Como en la Rusia de prin- cambio, el mexicano evidencia ser una so-
cipios de siglo, el proyecto histórico de los inte- lución intermedia entre Oriente y Occidente
lectuales mexicanos y, asimismo, el de los grupos no tanto por las características de los hechos
dirigentes de la burguesía ilustrada, puede con- revolucionarios en sí como por la forma par-
densarse en la palabra modernización (industria, ticular, inclasificable en los modelos existen-
democracia, técnica, laicismo, etc.). Como en tes, en que se institucionaliza y conduce a la
Rusia, ante la relativa debilidad de la burguesía formación de un Estado ampliado en el senti-
nativa, el agente central de la modernización ha do gramsciano; un Estado social prematuro,
sido el Estado. Por último, como en Rusia, nues- “sin industrias, con pies de barro, pasto y pe-
tro Estado es el heredero de un régimen patri- zuña” como decía Alberto Methol Ferré (s/d)
monial: el virreinato novohispano (Paz, 1979: 91; para referirse al Uruguay batllista. Y la “solu-
citado por Montalvo, 1985: 25)18. ción” mexicana nos vuelve a remitir a la eterna

18 El paralelismo entre las situaciones rusa y lati- pendencia durante una generación en muchos casos no
noamericana desde la segunda mitad del siglo pasado pudieron establecer claramente sus límites geográficos.
ha sido ensayado por varios autores y ofrece muchos En segundo lugar, no hubo nada equivalente a la trau-
elementos de interés, para un estudio más fundado mática occidentalización de Rusia por Pedro el Gran-
de las dificultades que encontraron para implantarse de en la adición selectiva y dirigida de preceptos de
las grandes importaciones ideológicas europeas: el la Ilustración a la cultura política ibérica que se inició
liberalismo, el pensamiento democrático y el marxis- en la época borbónica e impidió enfrentamientos tan
mo. Indudablemente es Richard M. Morse quien ha dramáticos como los que se produjeron en Rusia entre
planteado el problema de manera más clara y a nivel occidentalizantes y eslavófilos, o entre burgueses y so-
propositivo, abriendo un campo de problemas a explo- cialistas, o entre racionalistas y nihilistas. En tercer lu-
rar: “Se puede elaborar mucho más el contraste entre gar, en Iberoamérica no existía el naródnichestvo, la fe
Rusia e Iberoamérica. En primer lugar, los rusos tenían en los campesinos y peones agrícolas que compartían
el sentimiento de poseer una cultura nacional propia en Rusia [los] naródniki religiosos (como Dostoievski,
y no europea y una forma no europea de cristianismo, Tolstoi y los eslavófilos) o irreligiosos revolucionarios
mientras que las fragmentadas naciones iberoamerica- (como Herzen, Bakunin y los naródniki socialistas de
nas no solo compartían la cultura y la religión de una la década del setenta). Mientras que la intelligentsia
parte ‘atrasada’ de Europa sino que después de la inde- rusa se sentía culpable ante un pueblo que para ella
846 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

querella clasificatoria y a la provisoriedad de fundamental importancia porque toda identidad


todo juicio que sobre la base de aquellos dos necesita de una “imagen fundamental anclada
grandes paradigmas de Oriente y Occidente en el fondo de su historia anterior”, dice Debray
pretenda incluir, y desde allí explicar, proce- un poco antes]; la presencia constante o intermi-
sos diferenciados. tente de los movimientos nacional-democráticos
Es indudable que por muchas razones no (que representan precisamente la alianza de la
podemos considerar como “orientales” a las burguesía con las masas populares agrarias) du-
naciones latinoamericanas. Como recordaba rante todo este período; el alto grado de organi-
Debray, nos lo impide una serie de determina- zación institucional, ideológica o política de nu-
ciones que él enunciaba del siguiente modo: merosas burguesías latinoamericanas (la chilena,
por ejemplo, o aun, en un estilo más tradicional,
Un siglo y medio de independencia política, con- la colombiana). El carácter netamente –y des-
quistada por las armas [y este es un elemento de de largo tiempo atrás– capitalista del desarrollo
económico, el nivel social y cultural medio […]
(Debray, 1975: 45).
representaba el núcleo de la nacionalidad, los pensa-
dores iberoamericanos asumieron la misión histórica
tutelar de ‘incorporar’ a grupos desposeídos de etni-
Independientemente de las precisiones o co-
cidad distinta a una cultura occidental de definición rrecciones que nos merezcan cada una de
algo incierta. El ‘problema’ de indios, afroamericanos estas determinaciones, es evidente que todas
y descamisados solo tendría formulaciones políticas vi- ellas apuntan al reconocimiento del hecho
gorosas en el siglo XX. Por último, tal como Iberoamé- de que toda la aventura de América se perfi-
rica carecía de la tradición ‘socialista’ que invocaban
los naródniki rusos, también su cultura política carecía
la como la expresión y prolongación de ese
del elemento autocrático y embrionariamente totalita- gigantesco proyecto de modernización que
rio que en el caso ruso pudo conformar en la década se abre en Europa con las guerras religiosas.
del ochenta las aspiraciones socialistas para producir A su vez, la conquista violenta de la indepen-
–fatalmente, según parece visto desde la perspectiva de dencia política profundizó aceleradamente un
hoy– el desenlace de 1917” (Morse, 1982: l29-130). Con
relación a este tema y la “producción” de un marxismo
proceso de occidentalización de las formas
latinoamericano por parte de Mariátegui véanse Aricó políticas, económicas y sociales bajo las que
(1985: 72-91); Faletto (1985: 61-71). se produjo la construcción de los Estados
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 847

nacionales. Y sin embargo, las anomalías del locales y espontáneas, de un anticapitalismo


proyecto nos remiten a determinaciones que permeado por una fuerte identificación con
resultan oscuras en la teoría y duramente re- formas tradicionales de socialización y ele-
sistentes en la práctica. Más allá de las expli- mentos de una cultura de contrarreforma19.
caciones de tipo estructural o económico (y El resultado fue un proceso que, en gene-
las teorías del subdesarrollo o de la depen- ral, se distingue por aquellos rasgos incluidos
dencia, de innegable raíz marxista, apelan en el concepto de revolución pasiva, como
preferentemente a ellas) está el hecho cierto fórmula que expresa la ausencia aun alveo-
de un proceso de occidentalización cuyo im- lar de una presencia autónoma de las masas
pulso no estaba vinculado estrechamente a un populares, por una parte, y por la otra, que
desarrollo económico local, sino que era un el desarrollo “se ha verificado como reac-
reflejo del desarrollo internacional que, como ción de las clases dominantes al subversi-
dice Gramsci (s/d), “manda a la periferia sus vismo esporádico, elemental, inorgánico de
corrientes ideológicas”. En estas condiciones, las masas populares”, a través de “restaura-
es lógico que sea el Estado quien produzca ciones que han acogido una cierta parte de
y organice el desarrollo de una sociedad ca- las exigencias de abajo, por tanto ‘restaura-
pitalista a partir de las débiles y gelatinosas ciones progresistas’ o ‘revoluciones-restau-
clases protomodernas existentes y de un es- raciones’ o incluso ‘revoluciones pasivas’”
caso mercado restringido en su mayor parte (Gramsci, 1981a, T. 4: 205). Indudablemente,
a las ciudades costeras. Se entiende además la adopción de Gramsci por el pensamiento
que la imposición de una forma organizativa social latinoamericano está vinculada al he-
desde la cúspide, revestida de la racionalidad cho de que las peculiaridades nacionales de
legitimante de una burocracia (intelectuales) los países de nuestra región encuentran en
cuya función es precisamente la de “poner el sus sugerencias teóricas, en sus conceptos
Estado como un absoluto”, haya encontrado
la resistencia y la oposición de los movimien-
19 Sobre la voluntad “proyectiva” de las élites occi-
tos populares. El iluminismo proyectivo de dentalizantes no puede dejar de consultarse el deslum-
las élites modernizadoras debió enfrentarse a brante análisis que hace Tulio Halperín Donghi (1980).
las continuas manifestaciones, por lo general Pero sobre este tema la bibliografía es abundantísima.
848 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

fundamentales y en su método de indagación y Presente se han basado investigadores que


la posibilidad de ser universalizados en un reconociendo la importancia que tiene en su
criterio de interpretación más general, que reflexión la categoría de “revolución pasiva”
incluya la singularidad latinoamericana en han tratado de aplicarla a casos naciona-
una tipología más acorde con la realidad de les concretos como los de México, Brasil, la
las formaciones estatales. Argentina o Bolivia20.
En una de sus notas Gramsci se pregunta Se han señalado las limitaciones de catego-
por las condiciones de “universalidad” de un rías usuales a la tradición marxista-leninista
principio teórico. Su respuesta insiste en la como la de “revolución democrático-burgue-
necesidad de que él aparezca como una expre- sa” o de “liberación nacional” según el mode-
sión originaria de la realidad concreta a la que lo jacobino. El supuesto implícito en ellas es
se lo incorpora; no puede ser por tanto el pun- que de no producirse tal revolución no hay
to de partida de la investigación, sino su pun-
to de conclusión, y para este caso bien vale
la pena recordar la diferencia que Marx esta- 20 Además de las obras sobre Gramsci escritas en
blecía entre método de investigación y méto- América Latina, y que son ya numerosas, hay que men-
cionar el libro de Dora Kanoussi y Javier Mena (1985)
do de exposición. Respecto a este problema dedicado específicamente al concepto gramsciano. En
metodológico debe siempre regir el principio cuanto a los textos que analizan aspectos de la historia
de que “las ideas no nacen de otras ideas, que de las naciones latinoamericanas a la luz de la categoría
las filosofías no son generadas por otras filo- gramsciana de “revolución pasiva” suman una cantidad
sofías, sino que son expresión siempre reno- tal, que desbordan la posibilidad de enumerarlos en una
nota que solo se propone indicar algunas perspectivas
vada del desarrollo histórico real. La unidad de análisis. Señalo algunos a los que tuve acceso y que
de la historia, lo que los idealistas llaman uni- aún no he citado: Ansaldi (s/d); Nogueira (1984); Wer-
dad del espíritu, no es un supuesto sino una neck Vianna (1976); Zabaleta Mercado (1986); Coutinho
continua realización progresiva. Igualdad de (1985: 35-55), que fue publicado en español por la revista
realidad efectiva determina identidad de pen- mexicana Cuadernos políticos y con algunos cortes en
La Ciudad Futura (Coutinho, 1987); los artículos de:
samiento y no viceversa” (Gramsci, 1977b). Portantiero (1987); Calderón (1987); Aricó (1987); Ansal-
En este principio metodológico establecido di (1987) y Coutinho (1987) publicados en el Suplemento
por Gramsci en una de sus notas de Pasado “Gramsci en América Latina” de La Ciudad Futura.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 849

posibilidad alguna de que en un país depen- […]. La transformación capitalista se ha produ-


diente pueda darse un desarrollo capitalista cido gracias al acuerdo entre los estratos de las
completo. En realidad, el condicionante pre- clases económicamente dominantes, con ex-
vio de país “dependiente” convertía de hecho clusión de las fuerzas populares y la utilización
el razonamiento en tautológico. Puesto que si permanente de los aparatos represivos y de inter-
una determinada posibilidad es excluida al co- vención económica del Estado. En este sentido,
mienzo de una prueba lógica, resulta por com- todas las opciones concretas que debía tomar
pleto natural que desaparezca al final. A partir Brasil, directa o indirectamente vinculadas a la
de estas visiones ideológicas de la realidad se transición al capitalismo (desde la independen-
potenciaba, evidentemente, una perspectiva cia política hasta el golpe de 1964, pasando por la
neopopulista del derrumbe por imposibilidad proclamación de la república y la revolución de
del capitalismo que cegaba la capacidad de 1930), encontraron una solución “desde arriba”,
observar lo que estaba cambiando, las meta- o sea elitista y antipopular (Coutinho, 1987: 15).
morfosis concretas del capitalismo realmente
existente. El caso del Brasil, como lo recuerda Aunque Coutinho tiende a pensar que la noción
Coutinho, desmiente esta tradición en cuanto leninista de “vía prusiana” está en condiciones
muestra que puede darse una modernización de constituir una clave interpretativa para este
capitalista sin que el latifundio precapitalista proceso de transformación desde arriba, no
y la dependencia respecto del imperialismo deja de subrayar sin embargo que los
sean obstáculos insalvables.
[…] intentos recientes de aplicar al Brasil el con-
Por una parte, de manera gradual y “desde arri- cepto de “vía prusiana” se integran casi siempre
ba”, la gran propiedad latifundista se ha transfor- con la noción gramsciana de “revolución pa-
mado en una gran empresa agraria capitalista; siva”. En la medida en que este concepto, así
por la otra, con la internacionalización del merca- como los demás conceptos gramscianos, remar-
do interno, la participación del capital extranjero ca fuertemente el momento superestructural,
ha contribuido a reforzar la conversión del Brasil sobre todo el momento político, superando así
en un país industrial moderno, con un alto índice las tendencias economicistas ha resultado de
de urbanización y una estructura social compleja inestimable utilidad para contribuir a detectar y
850 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

analizar la vía brasileña al capitalismo, una vía De tal modo, y la ejemplificación que ofrece
en la que el Estado ha desempeñado a menudo el Coutinho es convincente, el concepto de revo-
papel de protagonista principal (Coutinho, 1987 lución pasiva muestra ser un valioso criterio de
[1985]: 39)21. interpretación no solo de la evolución históri-
ca del Brasil, sino también de todo el proceso
de transición del país a la modernidad capita-
21 El autor incluye a pie de página los nombres de al-
gunos especialistas que en los últimos años analizaron
lista. De las características de esta evolución
aspectos de la historia del Brasil a la luz de la categoría se derivan algunas consecuencias, que a su
de “vía prusiana”. Todos ellos, excepto uno, integran di-
cha categoría con la gramsciana de “revolución pasiva”.
Según Coutinho, esta integración no ha ocurrido por hoy con fuerte predicamento entre los historiadores
“casualidad”, sino por la convicción de que la primera marxistas, han surgido otras que intentan demostrar
resultaba insuficiente para entender “plenamente” una que la utilización indiscriminada de la categoría de “vía
realidad que requería de la “integración” de la segunda prusiana” para explicar la evolución de la agricultura
para poder ser aferrada. Tengo la impresión de que esta en América Latina obstaculizó la posibilidad de hacer
forma de plantear el problema aplasta la potencialidad historia de este problema, es decir, de reconstruir el
analítica de la categoría gramsciana al reducirla a una funcionamiento normal de las estructuras agrarias y a
suerte de coronamiento superestructural de un modelo partir de esto ofrecer un marco teórico y metodológico
factible de ser aplicado a ciertas realidades latinoame- más adherente a la realidad de las formaciones socia-
ricanas. Existe ya una amplia bibliografía dedicada a les decimonónicas. Véase, al respecto, entre otros, el
señalar los errores metodológicos y de concepción teó- reciente trabajo de Bellingeri y Montalvo (1982: 15-29).
rica implícitos en un esquema interpretativo que enfa- Así planteadas las cosas, y admitiendo que las aventu-
tizó desmedidamente el grado de desarrollo capitalista ras y las desventuras de la categoría de “vía prusiana”
en el campo ruso y que tuvo peligrosas consecuencias en América Latina resultan de la indebida aplicación de
políticas tanto antes como después de la Revolución esquemas abstractos a una realidad no clásica, se po-
de Octubre. Para el caso de América Latina, la utiliza- nen claramente en evidencia las virtudes de una catego-
ción de la categoría leniniana suponía la aceptación del ría como la de revolución pasiva, que supone un previo
modo de producción como elemento central y organi- reconocimiento del terreno nacional, es decir, un exa-
zador del análisis y la idea de transición al capitalismo men exhaustivo y problematizador de realidades nacio-
como estructurante de la interpretación histórica de los nales específicas. Un examen, por lo demás, que como
países. Desde esta perspectiva, la realidad latinoameri- el mismo Coutinho (1986: 169) indica, “está ya hacién-
cana era en definitiva asimilada a una realidad “clási- dose, y que, en sus mejores resultados, no ha sido ajeno
ca”. En contra de esta posición, que sigue contando aún a la inspiración y al estímulo de Antonio Gramsci”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 851

vez reactúan consolidando una dinámica en la en la política y en la cultura de la izquierda


que han predominado las formas dictatoriales de los años cincuenta, pero no dejaba de pre-
de dominio a expensas de las formas hegemó- guntarse si en Gramsci no había otra cosa que
nicas y en las que el transformismo constitu- la utilizada en los años cincuenta. Aunque el
ye una práctica política habitual de las clases concepto de “nacional-popular” hubiera sido
dominantes. A la luz de estas categorizaciones probablemente dañoso como línea política de
gramscianas es posible encarar de manera crí- la izquierda italiana de la segunda posguerra22
tica la problemática del populismo en la forma
específica nacional que tuvo en el Brasil, aun-
que también en las formas históricamente dife- 22 Pero el debate de fines de los sesenta ¿no se fun-
renciadas que tuvo en América Latina este fe- daba en la hipótesis teórica de una inagotable capaci-
dad expansiva de la racionalización capitalista que los
nómeno tan difícil de aferrar conceptualmente. hechos han desmentido? De hacerse en el presente, un
debate como el provocado por el libro de Asor Rosa
(1973) recorrería indudablemente otros carriles. Asis-
4 timos a un redescubrimiento de la nación en el debate
cultural europeo de los últimos años, que está vincu-
lado, como no podía ser de otro modo, a los umbrales
Ya hacia fines de los sesenta Pizzorno (1978) críticos en que ha colocado a los pueblos la expansión
advirtió sagazmente la asincronía entre el de- planetaria del modelo americano –del “americanismo”
bate político-intelectual italiano, y más en ge- diría Gramsci. Si es verdad que el fenómeno central
neral europeo, y el que se daba en América de las sociedades de posguerra está representado hoy
Latina. En el Post-scriptum al texto de su co- por la crisis del principio tradicional de autoridad, no
es posible dejar de lado al analizar este fenómeno el
municación al coloquio de Cagliari, y hacien- papel cumplido por la “progresiva desnacionalización
do de algún modo suyas las conclusiones del de las fuentes antropológico-culturales”, o dicho de
debate provocado por la aparición del libro de otro modo, por la cancelación del pasado que provo-
Asor Rosa (1973), Scrittori e popolo, reconoció can la generalización planetaria de la tecnología y la
que el problema de la hipótesis nacional-popu- expansión inaudita de los medios de comunicación de
masas. Sería difícil negar que en el presente “la crisis
lar estaba clausurado políticamente en Italia. irrefrenable de los patrimonios culturales recibidos –si
Más aun, coincidió plenamente con el juicio no producida, ciertamente acelerada al extremo por los
negativo sobre los efectos del gramscismo mass-media– se manifiesta del modo más evidente en
852 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

cabía la pregunta de si era un concepto útil para describir un tipo de movimientos políticos
para comprender cierta fase de los movimien- dentro del cual podemos comprender –con to-
tos de masas en los países periféricos o en vías das sus variaciones específicas– el peronismo,
de desarrollo. “No por nada este concepto es el varguismo, el aprismo y otros” (Pizzorno,
utilizado tan profusamente en América Latina 1978: 62-63).

la relación cada vez más tenue, deshilachada y el final


inconsistente, que todas las civilizaciones y los pueblos nacional se convierte en fundamento esencial de cual-
de la tierra tienen hoy con el propio pasado […]. De quier programa serio de reforma de las instituciones
esta cabal ‘muerte del pasado’, de este empobrecimien- democráticas en sentido dinámico y eficientista. Cual-
to de la herencia vital de la tradición, dan prueba en las quier nueva implantación de ingeniería institucional y
cuatro últimas décadas sobre todo las sociedades occi- política que se intente introducir para mejorar la tasa
dentales” [Della Loggia (1982: 410); citado por Accame de gobernabilidad del sistema sería un mecanismo sin
(1983: 163)]. alma si no estuviera en condiciones de referirse a una
Frente a los procesos de corporativización y de feuda- colectividad que se ha vuelto consciente de los valores,
lización de las sociedades que derivan de la naturaleza del patrimonio histórico-cultural, de la misma trasmi-
propia de la planetarización capitalista, el redescubri- sión genética a través de la cual los hombres son llama-
miento del tema de la nación, lejos de ser un anacro- dos a obrar en común y a construir un mañana no estre-
nismo expresa la necesidad de las comunidades de chamente limitado a la perspectiva de cada individuo o
afrontar, a través de la reconquista de un sentido, un de grupos de presión intermedios” (Accame, 1983: 166).
futuro cargado de interrogantes e incertidumbres. No Una izquierda socialista que aspire a colocarse a la al-
es por azar, en consecuencia, que sea este un tema que tura de los problemas del presente, no puede ni debe
preocupe siempre más a la izquierda socialista. Puesto reexaminar la categoría de nación con la mirada vuelta
que si en épocas pasadas la afirmación de una síntesis hacia el pasado, pues sería esta una forma de recaer en
nacional contra los residuos de la fragmentación feu- una visión organicista y totalizante que, en realidad, es
dal fue una tarea propia de las monarquías nacionales y ajena a su patrimonio de ideas. ¿No es la inercia de la
después de la burguesía, la tarea de defender la colecti- tradición la que empuja a las masas a la pasividad, al
vidad contra una reedición moderna de la feudalización plegamiento molecular, a la inevitabilidad de lo dado?
del mundo no puede corresponder a otras fuerzas que a Reconstruir el concepto de nación exige, por lo tanto,
aquellas que apuntan a desarmar, revertir o transformar descomponer una tradición sabiendo que esta tarea es
este mecanismo de planetarización. “En su lógica pos- posible porque la propia tradición es heterodoxa y con-
moderna –anota Accame– la revalorización de la idea tradictoria en sus componentes y, como nos lo recordó
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 853

Se ha señalado y con razón que la categoría la nación y de la transformación socialista.


de nacional-popular tiene un papel central en Se relaciona con el examen que efectúa de la
el pensamiento de Gramsci en la medida que evolución histórica italiana y la ausencia de
remite al problema general de las relaciones una profunda revolución popular capaz de su-
entre intelectuales y pueblo y de sus conse- perar, a través de la formación de una volun-
cuencias en términos de la constitución de tad nacional, un distanciamiento secular en-
tre élites y pueblo-nación. Si la formación del
Estado moderno en Italia fue el resultado de
Mariátegui, “se caracteriza precisamente por su resis- un proceso de revolución pasiva es porque la
tencia a dejarse aprehender en una fórmula hermética”. subversión esporádica, elemental, desorgani-
La tradición tiene siempre un aspecto ideal, fecundo zada de las masas populares, que ha obligado
como fermento o impulso de progreso o superación, y
un aspecto empírico que la refleja sin contenerla esen-
a las clases dominantes a asumir en parte sus
cialmente. La tarea de los socialistas, en consecuencia, exigencias, no encontró en las clases subalter-
no puede ser negarla sino refundarla, encarnando la nas un cauce organizativo en condiciones de
voluntad de la sociedad de “vivir renovándose y supe- impulsar una iniciativa popular unitaria. Y la
rándose incesantemente”. Esta es la posición que sus- ausencia de un movimiento político y social
tenta el autor de los 7 Ensayos (Mariátegui, 1984) en un
artículo que siempre es útil recordar: “Heterodoxia de
que cumpliera esta finalidad se vincula esen-
la tradición”. La conclusión que de aquí extrae permi- cialmente, según el análisis de Gramsci, a la
te despejar el equívoco que el pensamiento de derecha función cosmopolita desempeñada por los in-
proyecta sobre la izquierda, cuando la acusa de renegar telectuales italianos, “que están alejados del
o repudiar en bloque a la tradición: “Los verdaderos pueblo, es decir de la nación, y que en cambio
revolucionarios no proceden nunca como si la historia
empezara con ellos. Saben que representan fuerzas his-
se encuentran ligados a una tradición de casta
tóricas, cuya realidad no les permite complacerse con
la ultraísta ilusión verbal de inaugurar todas las cosas.
[…] No existe, pues, un conflicto real entre el revolu- A veces la sociedad pierde esta voluntad creadora para-
cionario y la tradición, sino para los que conciben la lizada por una sensación de acabamiento o desencanto.
tradición como un museo o una momia. El conflicto es Pero entonces se constata, inexorablemente, su enveje-
efectivo solo con el tradicionalismo. Los revoluciona- cimiento y su decadencia” (Mariátegui, 1984: 117 y 119).
rios encarnan la voluntad de la sociedad de no petrifi- Pero sobre el tema véase también el artículo que le si-
carse en un estadio, de no inmovilizarse en una actitud. gue, “La tradición nacional” (Mariátegui, 1984: 121-123).
854 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que nunca ha sido rota por un fuerte movimien- en la India se mueve al unísono. Frente a un
to político nacional-popular desde abajo”. Se hindú que se maravilla de esta perfección
entiende así por qué en la conceptualización organizativa, el inglés le responde: “Porque
gramsciana, el rechazo de la revolución pasiva ustedes no saben hacer otro tanto, son nues-
como “programa” supone una exploración de tros súbditos”. Desde ese momento en ade-
signo contrario: un cuidadoso reconocimiento lante, el hilo rojo que recorrerá todo el pen-
de carácter nacional que permita determinar samiento de Gramsci será una sola y misma
la existencia presente o futura de “una antí- preocupación: cómo lograr una organización
tesis vigorosa y que ponga en acción todas del mundo popular subalterno que esté en
sus posibilidades de explicación intransigen- condiciones de estructurar, no sobre la base
temente” (Gramsci, 1975b: 1.827). Desde este de la fuerza, sino sobre el consenso, una vo-
punto de vista se puede afirmar que el proble- luntad nacional-popular capaz de enfrentarse
ma de Gramsci, a diferencia de otros marxis- con éxito a la hegemonía de las clases domi-
tas, fue en definitiva encontrar una teoría que nantes. La respuesta a esta pregunta lo habrá
desde un comienzo pudiera vincularse en la de conducir a un sorprendente –e inédito en
sociedad civil a las fuerzas capaces de llevarla el marxismo– trabajo de reconocimiento de
a su realización. Lo cual explica que sea siem- los diferentes estratos de la historia y de la
pre una misma preocupación la que vincule sociedad italiana, comenzando por el de las
todas sus reflexiones y que él haya sido el úni- clases subalternas, para el que su formación
co en considerarla como el punto de arranque de filólogo y su condición de sardo fueron tal
de la teoría política marxista: ¿Cuándo puede vez elementos invalorables para que pudiera
decirse que existen las condiciones para que remontarse luego hasta el análisis de las for-
pueda suscitarse y desarrollarse una voluntad mas modernas del Estado.
colectiva nacional-popular? El realismo esencialmente cultural de
Ya en un artículo de 1917, Gramsci recuer- Gramsci tenía la virtud, frente a una concepción
da a Kipling (2014 [1894]), quien en uno de de la acción transformadora que exageraba las
los relatos del Libro de la selva cuenta cómo dimensiones economicistas y a la vez híperpo-
a una orden de la reina Victoria todo el com- liticistas de colocar el problema de la nación
plejo aparato administrativo y militar inglés como el campo necesariamente obligado del
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 855

proyecto hegemónico. De la nación entendida vida independiente no les ha permitido con-


en su significado más amplio: nación como quistar su estabilidad política, la normalización
de su vida económica, el enraizamiento pro-
[…] historia, cultura, psicología, estratificaciones fundo en la conciencia popular de sus institu-
seculares de capas, tradiciones intelectual, moral ciones representativas, la moralización de sus
y religiosa, hábitos, costumbres, lenguaje, formas costumbres civiles, la democratización de su
literarias y civiles; nación como un conjunto inse- espíritu público. El destino de estos pueblos,
parable de componentes dentro de los cuales las su plena realización como comunidad nacio-
fuerzas portantes de la sociedad moderna, el capi- nal, continúa siendo como cuando nacieron, un
tal y el trabajo, se mueven buscando de dominarlo proyecto por realizar; una esperanza instalada
y hacerlo propio, porque sin el dominio sobre este en un horizonte cada vez más incierto frente a
conjunto –que es, por lo demás, la historia– no se un pasado que parece condenarlos a la inesta-
remonta de la pura presencia económica a una bilidad. Pero estando así las cosas y eclipsada
verdadera hegemonía y a una plena función políti- la confianza en una solución que se demostró
ca de gobierno (Rosa, 1973: 546-547)23. ilusoria, porque pretendió resolver en la cúspi-
de lo que la sociedad no estuvo en condiciones
¿Quién podría negar la estrecha vinculación de de crear, es lógico que las miradas de quienes
esta perspectiva de análisis con la situación de se interrogaban por las razones de una derrota
América Latina? Ni una clase dominante autó- se volvieran sobre aquel que cincuenta años an-
noma, ni un Estado fuerte en condiciones de tes arrancó de las mismas preguntas.
asumir con la plenitud de sus atributos la cons- La crisis del compromiso populista no dio lu-
titución nacional. Esta fue, pero aún no ha de- gar a la esperada expansión de movimientos revo-
jado de ser, la condición general de los países lucionarios en América Latina sino a una cascada
latinoamericanos –con todas sus diferencias de golpes de Estado que imponen en los países de
específicas– a los que más de siglo y medio de mayor gravitación del continente una experiencia
de nuevo tipo signada por una violencia sistemá-
23 Aunque sobre el tema conviene leer íntegramen-
tica al servicio de un orden programáticamente
te las dos últimas notas del trabajo que citamos (Rosa, autoritario y excluyente. La destrucción violenta
1973: 545-588). de un tejido cultural históricamente constituido
856 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

provocó una modificación sustancial de las con- Estas son las condiciones materiales y espiri-
diciones del trabajo intelectual y una suerte de tuales que ayudan a explicar la recepción masiva
continentalización de la intelligentsia que tuvo de Gramsci que se produce desde mediados de
consecuencias notables sobre el debate político- los setenta y que no ha dejado de incrementar-
intelectual en América del Sur. Como apunta se no obstante la introducción de otras lecturas.
Lechner en una inteligente reconstrucción de los Precisamente, la crisis de paradigma posibilita
cambios producidos en el campo intelectual de ciertos fenómenos de eclecticismo en los que
la región, la dramática alteración de la vida coti- Gramsci va de la mano de otros pensadores
diana que los golpes portaron consigo y el exilio como Weber o Foucault y forma parte de combi-
interior o exterior en que fue colocada la intelec- naciones sincréticas en las que cualquier preten-
tualidad de izquierda o aun democrática tuvieron sión de “gramscismo” queda invalidada. No obs-
un efecto corrosivo de las viejas certidumbres y tante todo aquello de sumisión a la moda que es-
una actitud de apertura intelectual que posibili- tas operaciones intelectuales arrastran consigo,
tó una “nueva densidad del debate basada en un no deja de ser un fenómeno beneficioso que se
mayor contacto interregional, una mayor disci- abandone la exégesis o las tentativas de aplicar
plina académica y una mayor responsabilidad una teoría preconstituida y se busque, a través
política”. Los golpes militares desmitificaron el de elementos teóricos que provienen de distintas
espejismo revolucionario e hicieron estallar ese matrices, dar cuenta de realidades nacionales di-
marxismo dogmatizado de los sesenta. “De un ferenciadas. Porque fue solo a partir del recono-
modo cruel y muchas veces traumático acontece cimiento de la complejidad irreductible de esas
una ‘crisis de paradigma’ con un efecto benéfico realidades como pudo crearse un terreno propi-
empero: la ampliación del horizonte cultural y la cio para la difusión de una perspectiva marxista
confrontación con obras antes desdeñadas o ig- que tenía la virtud de colocar el análisis diferen-
noradas” (Lechner, 1986: 33-35)24. ciado de los procesos y el reconocimiento del
terreno nacional como el punto de arranque de
sus elaboraciones teóricas y políticas.
24 Sobre el mismo tema del descubrimiento de la de-
mocracia y la ampliación del pensamiento de la izquier-
El resultado ha sido un cambio radical en la
da véase el exhaustivo análisis que hace Barros (1986: funcionalidad del marxismo y, más en particu-
27-60), y la extensa bibliografía que el autor comenta. lar, del uso que se hace de Marx en el debate
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 857

intelectual. Y hasta podría hablarse de un proce- de “posmarxista” la forma particular en la que su


so de verdadera secularización de una concep- instrumental analítico y sus elementos teóricos
ción que entre nosotros fue apropiada como un son utilizados en los debates intelectuales en
referente ideal con la solidez de un dogma incon- América del Sur, a diferencia, tal vez, de lo que
trovertible. Si en los años sesenta el pensamien- ocurre en México y en América Central.
to de Gramsci aparecía en realidad como un “co-
rrector” del discurso leninista, hoy podríamos Las críticas de Laclau y Nun contra el reduccio-
afirmar que entra todo entero en un marxismo nismo, o los análisis históricos sobre el deno-
en reformulación, en el que están fuertemente minado “desencuentro entre América Latina y
cuestionados sus elementos religiosos. Las ideas Marx” y los avatares del “marxismo latinoameri-
de Gramsci forman parte de una propuesta más cano”, son una especie de ajuste de cuentas con
general de renovación de la cultura política de los “marxismos” y simultáneamente intentos de
la izquierda socialista, que aspira a restituirle su actualizar esa tradición como punto de partida
capacidad perdida de dar cuenta de fenómenos para pensar la transformación democrática de la
reales de la sociedad y que arranque, por lo tanto, sociedad Lechner (1986: 34)25.
de las experiencias, tradiciones y luchas concre-
tas de una pluralidad de sujetos para los cuales Y no deja de ser lamentable que todos estos es-
tienen una significación concreta los ideales de fuerzos por renovar un patrimonio ideal, que en
libertad y de igualdad que defiende el socialismo. su utilización ideológica y política dejó de tener
Desde esta perspectiva, que concibe al socialis- capacidad proyectiva, hayan quedado reducidos
mo como un movimiento interno al proceso mis- al ámbito intelectual sin encontrar el suficiente
mo de constitución de los sujetos políticos y que eco en los partidos de izquierda. Porque si aun
pugna por llevar a la práctica los valores de auto- en tales organizaciones la crítica de las experien-
nomía y de autoconstitución que lo definen como cias históricas del socialismo real, y el cuestio-
corriente ideal, el marxismo puede seguir cum- namiento de las pretensiones de recomposición
pliendo una función propulsiva en la medida que
esté en condiciones de poner permanentemente 25 El autor se refiere aquí a los siguientes textos: La-
a prueba sus hipótesis fundamentales. Esta con- clau (1978); Nun (1983); Aricó (1978, 1980); Portantiero
vicción es la que lleva a algunos a caracterizar (1982b); Moulián (1983); Franco (1981).
858 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

organicista desde la cúspide de un partido, las Y sin embargo, una izquierda moderna que se
ha llevado a plantearse problemas para los cua- rehúse al uso acrítico de la idea y de la propues-
les tenían respuestas meramente ideológicas –el ta de participación como un talismán que cura
de la democracia política, por ejemplo–, sigue todos los males, no puede dejar de plantearse
siendo una limitación grave de su accionar po- el problema de que siendo la democratización
lítico una visión puramente instrumentalista del desde abajo una forma eficaz de actividad po-
Estado y de su relación con la sociedad. Visión, pular es o puede ser una amenaza presente o
claro está, que sigue encontrando en el reduc- potencial para la estabilidad de las instituciones
cionismo marxista su fuente ideológica de sus- democráticas si no se incluye en alguna forma
tentación. La pretensión de mantener unidos de voluntad colectiva. Alguien dijo que la crisis
democracia y socialismo supone en la práctica de la filosofía de la historia –y que involucra,
política la lucha por construir un orden social y sería impropio negarlo, la perspectiva marxis-
político en el que la conflictualidad permanente ta– muestra que detrás del déficit de consenso
de la sociedad encuentre formas de resolución activo que hoy preocupa a la democracia polí-
que favorezcan su democratización sin generar tica, existe el problema de una reconstrucción
su ingobernabilidad. La tarea inmediata, enton- de sentido. En realidad, ningún orden social es
ces, no puede ser otra que posible si la pregunta por el sentido no se instala
de manera explícita o latente en el terreno fértil,
[…] el desarrollo de formas alternativas de cul- pero a la vez peligroso, de las aspiraciones y de
tura, organización y lucha que pongan en entre- los deseos reprimidos. Pero ponerse de cara a
dicho las normas y las jerarquías institucionali- estos problemas, y no veo cómo el socialismo
zadas y, por consiguiente, contribuyan a la for- como ideal y como movimiento podría eludir-
mación de unos sujetos populares dotados de la los si quiere ser algo más que un sueño estéril,
autonomía y voluntad para participar plenamente
en la vida pública (Barros, 1986: 52)26.
señando la posición de lo que califica “tercera tenden-
cia intelectual” entre los que incluye a un conjunto de
26 En realidad, el autor, en el parágrafo “¿Una alter- intelectuales de filiación gramsciana, o en los que es
nativa democrática radical a la democracia burguesa?” evidente su frecuentación, que tienen en común “el lla-
(Barros, 1986: 50-58) del que tomamos la cita está re- mamiento a una renovación de la izquierda”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 859

es reconocer la pertinencia, también para no- Es alrededor de estos temas que la frecuen-
sotros, de los grandes temas que se planteó tación de los textos de Gramsci, hoy posibles
Gramsci trabajando y pensando “para la eterni- de ser leídos en su entramado original a partir
dad”. Señala con acierto Barros: de la edición en español de los Cuadernos de
la cárcel, publicada por Era (Gramsci; 1981a),
De acuerdo con esto, los temas gramscianos de la demuestra ser fructífera para encarar los
“reforma intelectual y moral”, la “crítica del sen-
tido común”, la “hegemonía” y la construcción de
una “voluntad nacional-popular” proporcionan la esas cuestiones? El autor las enuncia así: “¿pueden ser
materia prima para elaborar una alternativa de- disociados los conceptos de ‘hegemonía’ y ‘voluntad na-
mocrática o una democracia limitada. Aquí la de- cional-popular’ de las condiciones sociohistóricas con-
cretas en las que fueron elaborados? Y, además, ¿se pue-
mocracia, entendida como la praxis activa de las
de adoptar como relativamente inequívoca la afirmación
clases subalternas, surge como algo inseparable de Gramsci de que la hegemonía solo puede plantearse
del proceso de autoconstitución de los sujetos con relación a las ‘clases fundamentales’ en las socieda-
populares históricos y del socialismo concebido des con bajos niveles de integración intersectorial, bol-
como una ampliación y una profundización del sas de producción capitalista intensiva controlada por
oligopolios locales y transnacionales y una clase obrera
control democrático sobre la existencia social
industrial relativamente pequeña que está sumamente di-
(Barros, 1986: 42)27. versificada y estratificada por las diferencias salariales?
Añádanse la fragmentación social y política de las otras
clases sociales, la intensa penetración de las orientacio-
27 Sin embargo, este autor critica la forma en que estos nes consumistas y la concentración y ubicuidad de las
temas han sido recuperados por los teóricos. La crítica formas de cultura, de masas, y la tarea parecerá imposi-
del reduccionismo, dice Barros, los ha llevado “a la con- ble de abordar” (Barros, 1986: 54). No hay dudas de que
versión a una teoría democrática de la acción, disfrazada Barros tiene razón en señalar estas cuestiones irresuel-
de hegemonía, a expensas de una teoría social capaz de tas como decisivas para la configuración de una alter-
iluminar las limitaciones de la acción social” (Barros, nativa democrática socialista en la región, o en algunos
1986: 54). En su opinión se ha recuperado la teología de de sus países. Pero hay que reconocer que son precisa-
la emancipación de Gramsci, pero no su “historicismo mente tales cuestiones las que hoy preocupan a teóricos
absoluto” con la consecuencia de que aquellas cuestio- e intelectuales socialistas que asumen con responsabili-
nes que resultan esenciales para la apropiación de Gram- dad el hecho de transitar terrenos que no conocen y con
sci en América Latina “son escamoteadas”. ¿Cuáles son instrumentos conceptuales que deben ser reformulados.
860 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

complejísimos procesos de democratización posibilitaba, a su vez, ver el mismo fenómeno


de la región y pensar al mismo tiempo pro- desde el costado de las llamadas “clases sub-
yectos alternativos de transformación, en una alternas” y de los efectos que sobre esta tenía
perspectiva genérica de socialismo. Si la cate- la descomposición y derrumbe del estado de
goría de revolución pasiva había permitido una compromiso populista. Es interesante recor-
caracterización más acertada de los procesos dar que esta designación para referirse a las
de modernización capitalista y de las nuevas clases populares de sociedades preindustria-
formas que asumía la “revolución burguesa en les, y que es de estricta raíz gramsciana, entra
los países dependientes”, según la controver- en el lenguaje de las ciencias sociales latinoa-
tida fórmula usada por Femando H. Cardoso mericanas ya desde los primeros años sesenta
en 197328, la categoría de nacional-popular y su uso se generaliza con la expansión de los
estudios dedicados a las culturas populares.
Como ha recordado recientemente el historia-
28 Véase Cardoso (1977a: 206-237). La fórmula de Car- dor marxista Eric J. Hobsbawm, quién como
doso, próxima a la ya mencionada de Florestan Fernan- ningún otro contribuyó a hacer conocer las
des, intentaba dar cuenta de una revolución desde arri- ideas de Gramsci al respecto, desde este en
ba, de una revolución pasiva. Se oponía, por tanto, a la
concepción habitual de la izquierda de “una revolución
adelante,
burguesa, democrático-liberal, que además de incidir
sobre el orden social postulaba una transformación del […] la historia y el estudio del mundo de las cla-
orden político, creando la democracia liberal, pertene- ses subalternas se han convertido en uno de los
ce no al pasado sino a la historia de formaciones socia-
les que no se constituyeron de forma analógica en los
países de economía dependiente. La expectativa de que dependientes en los países que se están industrializan-
la industrialización y la urbanización abrirían paso a la do bajo control del capital monopólico internacional;
etapa democrático-burguesa está basada en una ana- 2) que esa forma de industrialización no involucra la
logía anacrónica e indebida” (Cardoso, 1977a: 234). El realización, en los países dependientes industriales, de
tema motivó una extensa y, a veces, ríspida controver- las reformas y tareas históricas que se suelen atribuir
sia y una notable respuesta de Cardoso, “E pur si muo- a la acción de las burguesías europeas en la fase de la
ve” (Cardoso, 1977b: 401-413), en la que insiste en dos revolución democrático-industrial. Elementos ambos
afirmaciones centrales de su posición: 1) que existe una que, en las caracterizaciones de Gramsci, fijan las con-
posibilidad de dinamismo en las economías capitalistas diciones de una “revolución pasiva”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 861

sectores de la historiografía en más rápido creci- historiográfica, sino que salió al encuentro de
miento y expansión. Y es un campo cultivado no un vía crucis del marxismo en América Latina
solo por marxistas o por [un] considerable número derivado de sus limitaciones para expandirse
de aquellos que, con razón, se pueden definir po- entre las clases populares. Las consecuencias
pulistas de izquierda, sino también de historiado- fueron de decisiva importancia para poder
res de otras ideologías. […] Hoy sería muy difícil, plantear de un modo nuevo el viejo y complejo
si no imposible, discutir de problemas de cultura problema del populismo latinoamericano. Y si
popular sin aproximarnos mayormente a Gramsci, bien las razones de este cambio de mirada so-
o sin hacer un uso más explícito de sus ideas, tal bre la sociedad reconocían motivaciones políti-
como, según Burke, lo han hecho E. P. Thompson cas evidentísimas como fueron la crisis del es-
y Raymond Williams (Hobsbawm, 1987: 23)29. tado de compromiso populista, la expansión de
la Revolución Cubana bajo la forma de guerri-
El redescubrimiento del mundo de las clases llas rurales y la erosión de la cultura comunis-
subalternas no solo estimuló la expansión de ta, es verdad también que pudo tener efectos
toda una nueva corriente en la investigación positivos en términos de conocimiento de la
realidad porque permitió a la teoría sacudirse
29 Además, recordemos el ensayo “Para un estudio
el corsé de escolasticismo que la aprisionaba
de las clases subalternas” rico en ideas y en problemas y recoger las adquisiciones de la crítica social
que Hobsbawm escribió en 1962 para la revista italiana que tanto fuera como dentro de la perspectiva
Societa y que en español lo reprodujo Pasado y Pre- marxista se desarrolló en América Latina des-
sente (Hobsbawm, 1963: 158-167). Pienso que el ensayo de los años veinte.
de Hobsbawm y la publicación en español de Rebeldes
primitivos (Hobsbawm, 1968), cumplieron entre noso-
No es necesario abundar en el hecho de que
tros un activísimo papel impulsor de los estudios sobre la categoría de lo nacional-popular entró a for-
movimientos sociales. Recuerdo que fue esta preocu- mar parte del lenguaje político de la región no
pación la que nos llevó en la editorial Siglo XXI, de Ar- por la vía del marxismo, sino por la crítica de
gentina, que se acababa de fundar en 1969, a iniciar una este. En realidad, fue monopolizada de mane-
amplísima colección de “Historia de los movimientos
sociales”, que luego continuó el mismo sello editorial
ra casi exclusiva por las corrientes ideológicas
en España y de la que un entusiasta impulsor de estos populistas y derivaba de matrices ideológicas
temas, Enrique Tandeter, fue el alma mater. y culturales diferenciadas. Si en el caso del
862 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

aprismo eran tributarias del marxismo, leído comunica y les otorga rasgos que se suponen
en clave latinoamericana, en el de otros fenó- comunes. Como se ha señalado, la utilización
menos de populismo como el caso concreto ampliamente generalizada del término coexis-
del peronismo, resultaban ajenos a este y más te con una extrema diversidad en la caracte-
próximos al nacionalismo de masas prota- rización e interpretación de lo que el término
gonizado por el fascismo mussoliniano de la designaría. En cada momento puede ser una
primera época. La experiencia peronista es un ideología, un movimiento, un conjunto de par-
ejemplo emblemático de las dificultades que tidos o directamente un régimen político, o
tuvieron las corrientes ideológicas vinculadas también un tipo de acción política que combi-
al marxismo para dar cuenta de un fenóme- na en distintas formas los elementos ideológi-
no “original” y al que interpretaron remitién- cos, políticos, organizativos, y que puede o no
dolo a sus matrices ideológicas. Desde esta transformarse en un régimen político31. Lo que
perspectiva el populismo y el nacionalismo me interesa destacar es que frente a un esque-
popular en general fueron condenados como ma interpretativo –generalmente compartido–
formas de falsa conciencia y de manipulación que hace de ellos fenómenos emergentes en
política en lugar de ser vistos como experien- aquellas fases históricas de transición desde
cias autoconstitutivas de los trabajadores y de una economía predominantemente agrícola a
otros sectores populistas30. una economía industrial y desde un sistema
Después de Rusia, América Latina es la político con participación restringida a otro
gran patria del populismo. Fértil en expe- con participación amplia, han surgido nuevas
riencias políticas de este tipo, es también un interpretaciones que replantean la cuestión
extensísimo laboratorio donde se procesan y lo hacen desde enfoques que se nutren de
las más variadas teorías sobre procesos his-
tóricos nacionalmente diferenciados, pero a
los que una genérica impronta populista los 31 Véase sobre el tema del populismo latinoamericano
la voz del mismo título que se incluye en el Diccionario
de política dirigido por Bobbio y Mateucci (1982: 1.288-
30 Sobre este tema véanse los trabajos: Portantiero 1.294), en el que se comentan con cierta extensión las
(1981: 230-250); De Ípola y Portantiero (1981: 7-18); ade- propuestas teóricas de Ernesto Laclau al respecto. Véa-
más de los antes mencionados. se, además, De Ípola (1982).
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 863

una frecuentación estrecha con el pensamien- ya dije a poner a prueba la potencialidad crítica
to de Gramsci. Tal es el caso de los trabajos de la perspectiva de Gramsci para el análisis de
de Ernesto Laclau, referidos ya no solo a la las alternativas políticas en la región.
caracterización del fenómeno populista, sino ¿Es posible una lectura de los procesos po-
también a la categoría gramsciana de “hege- líticos latinoamericanos contemporáneos a la
monía” y a sus reformulaciones como princi- luz de la problemática gramsciana de la hege-
pio estratégico y método lógico de una nueva monía? Para ambos autores, no solo era posible,
concepción de la democracia32. sino también necesaria en la medida en que po-
La resistencia a aceptar la contraposición que día “contribuir a ver mejor nuestros problemas,
el discurso democrático liberal insiste en esta- a esclarecer el porqué de nuestros muchos fra-
blecer entre hegemonía y democracia conduce casos así como también de nuestros avances, a
a profundizar toda la problemática en un sen- orientarnos en la elaboración de proyectos de
tido que va más allá del propio Gramsci, pero transformación social y de alternativas políticas
que se niega sin embargo a quitarle a aquella su positivas y viables” (De Riz y De Ípola, 1985: 45).
espesor teórico y político. La problemática de la Pero para que esta lectura pudiera abrirse paso
hegemonía, en consecuencia, no es incorpora- era necesario encarar un vasto trabajo de re-
da como una doctrina apta para la solución de construcción teórica y política que debía poner
todos los problemas de nuestro tiempo, sino en cuestión hasta el lugar mismo desde el cual
como un conjunto de instrumentos metodológi- se pensaban los problemas. Porque la incapaci-
cos y estratégicos que “proporcionan las bases dad de los modelos políticos e intelectuales para
teóricas de un nuevo modo de análisis de lo so- dar cuenta de la realidad social concreta no po-
cial” (De Riz y De Ípola, 1985: 69). Así conside- día ser atribuida, como casi siempre se hizo, a la
rada, puede contribuir a dar una respuesta po- sola ceguera de los intelectuales, a su condición
sitiva a la pregunta que Liliana De Riz y Emilio de intelligentsia que flotaba en el aire. La propia
de Ípola se plantearon en su intervención en el condición intelectual es también parte integran-
Seminario de Morelia de 1980, dedicado como te de la materialidad concreta de los procesos de
constitución en aquellas sociedades que, respec-
to a las de desarrollo capitalista clásico, resul-
32 Se pueden ver, entre otros, Laclau (1978, 1985: 19-44). taban ser “más opacas”. Y esta mayor opacidad
864 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

denota los inevitables efectos de distanciamien- intelectuales y movimientos sociales, se com-


to entre las condiciones de producción y las de prende por qué las condiciones eran extrema-
reproducción social que acaban confiriendo un damente favorables para la difusión de un pen-
amplio grado de autonomía a los procesos inte- samiento que, como el de Gramsci, sostenía el
lectuales e ideológicos en general” (De Riz y De enriquecimiento y la formulación de una nueva
Ípola, 1985: 60). Esto explica el papel sobrede- posición de la propia teoría marxista en el sen-
terminante de la ideología sobre la práctica in- tido de una teoría de los intelectuales. La cen-
telectual y política y da cuenta de las raíces pro- tralidad estratégica de la teoría de la hegemo-
pias, diferenciadas, del “cosmopolitismo” típico nía, que es el punto donde se entrecruzan las
de los intelectuales latinoamericanos. Contra lo categorías fundamentales que él construyó en
que con tanta virulencia e incomprensión de- su angustiante viaje en torno de “la formación
nunciaron las corrientes afines al nacionalismo del espíritu público en Italia”, involucra necesa-
cultural, el cosmopolitismo no era tanto un pro- riamente la centralidad analítica de la cuestión
blema de ideas, ni un fenómeno exclusivo de las de los intelectuales, de la cuestión “política”
urbes portuarias europeizadas; era, en realidad, de los intelectuales. Desentrañar esta cuestión
un problema de función. Por eso sus críticas significa mostrar el modo en el que las clases
eran exteriores y recaían finalmente sobre ellos o grupos dominantes organizan toda la trama
mismos, porque también ellos cumplían en la de las relaciones entre gobernantes y goberna-
sociedad una función equivalente a la que cri- dos para poder dar cuenta luego de las formas
ticaban en los otros. El hecho de que frente al particulares del Estado. Pero es obvio que una
iluminismo europeizante de estos antepusieran operación teórica y política de tal envergadura
un historicismo que tenía en esencia el mismo requiere de un vasto y laborioso trabajo de re-
origen, importaba poco para una sociedad en la conocimiento de la realidad distinto al que ca-
que el significado real de las luchas sociales per- racterizó a las élites intelectuales de izquierda.
manecía extraño al discurso. Encarar este proyecto de refundación teóri-
Frente a estos obstáculos objetivos con ca y política de la izquierda socialista supone
que se enfrenta la producción intelectual en nutrirse de una tradición distinta, que ya en
América Latina, y que como es lógico refuer- su propia génesis estuvo más allá del Octubre
zan la inorganicidad de las relaciones entre ruso y que cuenta en su favor con la capacidad
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 865

intrínseca de admitir muchas otras direcciones José Carlos Mariátegui. En sentido estricto, las
de pensamiento que constituyen la trama del co- referencias sobre el comunista italiano son tan
nocimiento del presente. En este preciso senti- escasas y genéricas en los escritos del peruano
do creo que la difusión de las ideas de Gramsci y que de ningún modo permiten hablar de cono-
el tipo de lectura al que sus escritos están siendo cimiento directo y mucho menos de contacto
sometidos por las corrientes intelectuales más personal alguno. Frente a los que quisieran po-
preocupadas por la terrenalidad cultural y polí- der establecer una relación de filiación directa,
tica de las ideas, abre la posibilidad de instalar bien vale la pena recordar que por esos años
en el centro de las reflexiones sobre el mundo Gramsci era casi un desconocido hasta para los
contemporáneo “un nuevo modo de análisis de propios italianos. Y si de su figura de dirigente
las realidades sociales latinoamericanas des- y luego de preso político se tenía algún recuer-
de el marxismo” (De Riz y De Ípola, 1985: 61). do, muy pocos podían decir algo de su estatura
Y digo posibilidad para remarcar el hecho de de teórico y creador intelectual. Más aun, tengo
que únicamente puede convertirse en realidad a la impresión de que Mariátegui pudo conocer
condición, claro está, de no embalsamar su pen- más de Gramsci a través de la relectura de su
samiento, de ser capaz de trabajar con él, desde admirado Piero Gobetti una vez de regreso a
él y más allá de él para aferrar situaciones que Lima, que de sus impresiones de la vida inte-
siempre habrán de escapársenos, porque para lectual y política italiana en los años de su resi-
lograrlo plenamente es preciso traspasar ese dencia en Europa (1920-1923).
umbral crítico donde el concepto cede finalmen- El problema se presenta, sin embargo, porque
te su lugar a la práctica transformadora. es posible establecer un cierto parentesco, y has-
ta coincidencias sugestivas, entre los discursos
de ambos sin que la común remisión al leninis-
5 mo sea suficiente para explicar este hecho sin-
gular. Y no porque resulte imposible encontrar
Se ha señalado, no sin algo de exageración, en uno y en el otro la impronta de los sucesos de
que el primer contacto de América Latina con Octubre y las elaboraciones teóricas fundamen-
Gramsci ocurrió ya en los años veinte y fue a tales de Lenin, sino porque ambos evidencian ser
través del pensador y revolucionario peruano productores de un cierto tipo de marxismo –no
866 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

reductible al leninismo– cuya vocación es radi- así de tener el valor de principio omnicompren-
carse en realidades nacionales que se admiten sivo que oscurecía la problematicidad intrínse-
como específicas, y expresarse en una práctica ca a sus elaboraciones, y adquieren un relieve
teórica y política diferenciada. A esta motivación particular su experiencia italiana, la profunda
fundamental deben ser agregadas otras, aun de simpatía que mantuvo por Piero Gobetti –“uno
biografías personales y de itinerario intelectual, de los espíritus con los cuales siento mayor afi-
que aproximan de manera sorprendente a ambas nidad”– y la adhesión entusiasta y constante a
figuras y que las convierten, entre nosotros, en ciertas ideas de George Sorel. Precisamente
una suerte de vasos comunicantes en una re- a aquellas que atrajeron a Gramsci y le permi-
flexión más general sobre las notas distintivas tieron concebir el movimiento socialista como
del marxismo latinoamericano. Una evoca irre- constructor de un bloque histórico capaz de
sistiblemente a la otra, de un modo tal que si en animar una reforma intelectual y moral de la
el Perú el reavivamiento del debate en torno a sociedad. A partir de las coincidencias que se
Mariátegui hizo irrumpir la figura de Gramsci, pueden encontrar entre ellos “resulta siempre
en el resto de América Latina, en cambio, es provechoso –dice Guibal– leer y comprender a
muy posible que haya sido la difusión del pensa- Mariátegui a partir de enfoques gramscianos al
miento del autor de los Cuadernos de la cárcel mismo tiempo que el conocimiento del Amauta
(Gramsci, 1981a) la que contribuyera decisiva- puede ayudarnos a percibir mejor la vigencia y
mente a redescubrir a Mariátegui. la fecundidad de los planteamientos de la filoso-
Es un hecho admitido por los investigadores fía de la praxis” (Guibal, 1981: 339-350)33.
peruanos el vínculo de retroalimentación que
aquí menciono, y que se torna evidente cuando 33 Ver en especial el anexo “Mariátegui ¿un Gramsci
las diversas corrientes interpretativas del pensa- peruano?” (Guibal, 1981). Entre otros varios testimo-
miento de Mariátegui rompen con el provincia- nios que dan cuenta de esta aproximación recuerdo
nismo con que hasta entonces se lo había consi- el de Roncagliolo (1980: 120): “A nosotros, peruanos
derado y sitúan sus escritos y su evolución inte- puede interesarnos Gramsci por una razón adicional:
piensa y actúa desde, y en, la Italia en que José Carlos
lectual en una vasta perspectiva cultural y políti- Mariátegui ‘hizo su mejor aprendizaje’. El conocimiento
ca internacional. Su encuentro con el leninismo de Gramsci servirá siempre para una más íntegra com-
y la experiencia del movimiento comunista deja prensión de Mariátegui”.
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 867

Lo que no resulta tan evidente, sin embargo, adquirió el marxismo en nuestra región se nu-
es hasta dónde la proyección latinoamerica- trió fundamentalmente de Gramsci y también
na de la figura de Mariátegui, con todo lo que de Mariátegui para llevar adelante una tentati-
esta conlleva de conocimiento puntual más va de actualización.
que de reverenciamiento sacro, es tributaria En este sentido, y como un caso verdadera-
de la difusión de Gramsci. No es mi intención mente ilustrativo, no puedo dejar de recordar
negar la gravitación que tuvo para el redescu- los trabajos pioneros de Robert Paris. En el pre-
brimiento de Mariátegui la publicación de sus facio a la edición en español de su libro sobre
obras completas por sus herederos y en parti- Mariátegui rememora brevemente la historia
cular la labor de Javier Mariátegui en favor de de esa obra; una historia, en verdad, que lleva
la creación de una verdadera trama intelectual consigo las marcas evidentes del vínculo inte-
no solo peruana, sino también continental e lectual entre ambos pensadores que no puede
internacional, dedicada al estudio de su obra. dejar de establecer quien pretenda reconstruir
Ni tampoco la masa impresionante de libros, la formación intelectual y moral del peruano.
folletos y artículos que desde hace varias dé-
cadas difunden en el Perú el pensamiento ma- Se trata –decía Paris en 1980– de un texto que tie-
riateguiano. Pero tengo la sospecha de que la ne ya más de diez años […]. Originariamente –esto
“insularidad” en que por motivos ideológicos y era en abril de 1964– se trataba de llevar adelan-
políticos estuvo encerrada la figura del Amauta te una investigación bastante limitada […] sobre
solo pudo ser rota en América Latina –y no en la experiencia italiana de José Carlos Mariátegui.
todas partes; en Brasil es todavía un hecho En esa época trabajaba sobre Gramsci con vis-
reciente– merced al efecto erosionante sobre tas a una tesis, había publicado un libro sobre la
una tradición firmemente constituida que tuvo historia del fascismo en Italia y diversos artículos
el conocimiento de Gramsci. Ya he señalado en sobre Gramsci, el marxismo y otras cuestiones de
otras partes de este libro las circunstancias po- este tenor, y pertenecía al comité de redacción de
líticas y culturales que facilitaron los procesos una revista –Partisans– que acababa de publicar
de crítica y autocrítica del discurso tradicional la primera traducción francesa de un texto de
de la izquierda, pero no deberíamos olvidar Mariátegui […]. Ruggiero Romano –de quien ja-
que el ajuste de cuentas con las formas que más se recalcará suficientemente cuánto ha hecho
868 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

por el conocimiento de Mariátegui en Francia y en las ideas del autor de los 7 Ensayos de inter-
Italia– no tuvo demasiado trabajo en convencerme pretación de la realidad peruana (Mariátegui,
acerca del interés de ese proyecto de investigación, 1984). Y no fue por azar que desde ese sitio
que muy rápidamente se reveló extremadamente privilegiado del exilio intelectual en que se
atractivo y que me condujo no solo a desbordar el convirtió México desde los años setenta se pu-
marco del proyecto inicial y a ampliar mis investi- diera organizar en Culiacán, con el Auspicio de
gaciones al conjunto de la obra de Mariátegui, sino la Universidad Autónoma de Sinaloa, el primer
también, guiado por este último, a embarcarme en Coloquio internacional sobre “Mariátegui y la
otros estudios sobre América Latina. Dicho rápi- revolución latinoamericana” en abril de 1980.
damente, terminé por abandonar mi tesis sobre Falta aún esa obra amplia y medulosa que
Gramsci y, el 21 de abril de 1970, defendí una tesis encare la reconstrucción de lo que no puedo
en historia titulada La formación ideológica de menos que considerar “el encuentro afortuna-
José Carlos Mariátegui. Esta es la tesis que aquí do” en la posteridad de dos pensadores que
presento (Paris, 1981: 7)34. en su tiempo no llegaron a conocerse, aunque
Mariátegui supiera de la existencia de Gramsci,
Los trabajos de Paris marcaron una perspectiva y que presentan para nosotros paralelismos y
de búsqueda que fue seguida por un conjunto coincidencias deslumbrantes. Pero ahora, a di-
de investigadores y ensayistas latinoamerica- ferencia de lo que ocurría en los años sesenta,
nos, de filiación gramsciana o asiduos lectores los materiales necesarios están allí, al alcance
de sus escritos, y que constituyeron un verda- de la mano de quien se proponga hacerlo35.
dero centro de irradiación a toda la región de
35 Indudablemente el trabajo fundamental sigue sien-
do el ensayo de Robert Paris presentado como ponen-
34 Sobre la vinculación entre Mariátegui y Gramsci a cia en el Coloquio de Culiacán y publicado luego como
través de Piero Gobetti –ese croceano de izquierda en artículo en Socialismo y Participación (Paris, 1983: 31-
filosofía y en política, el teórico de la revolución liberal 54). El autor, según sus palabras, intenta allí “aplicar –e
y el mílite de L’Ordine Nuovo, como lo bautizó el perua- incidentalmente verificar– la categoría gramsciana de
no– véase específicamente el capítulo VI (Paris, 1981: ‘traductibilidad’, a fin de desarrollar, a través de un es-
154-175). Esta aproximación ya había sido planteada tudio de caso, lo que designamos como una aproxima-
años antes por el propio Paris (1966: 194-200). ción contrastante”. Precisamente porque está instalado
La cola del diablo. Itinerario de Gramsci en América Latina... 869

Tengo la convicción de que un estudio seme- Anderson, P. 1979 El Estado absolutista


jante arrojaría muchas luces ya no solo sobre el (Madrid: Siglo XXI).
perfil político e intelectual de ambos, sino tam- Ansaldi, W. 1987 “Gramsci para historiadores”
bién –lo cual es todavía más importante– sobre en La Ciudad Futura (Buenos Aires) N° 6,
la naturaleza propia y las notas distintivas de Suplemento/4 Gramsci en América Latina,
un marxismo latinoamericano cuya produc- agosto.
ción constituyó el proyecto que su muerte pre- Ansaldi, W. s/d Burguesía y democracia en la
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del Campo, J. (coord.) y otros Hegemonía y
en el terreno hermenéutico que posibilita establecer alternativas políticas en América Latina
las condiciones de un procedimiento de comparación (México: Siglo XXI).
o más bien, de contrastación, este trabajo de Paris de-
bería ser el punto de arranque para una elaboración del
Aricó, J. 1987 “Gramsci y el jacobinismo
tema. Con perspectivas diferentes y más bien de modo argentino” en La Ciudad Futura (Buenos
enunciativo, el problema ha sido planteado también en Aires) N° 6, Suplemento/4 Gramsci en
otros trabajos de los que enumeramos algunos: Lévano América Latina, agosto.
(1969: 66-68); Núñez (1978: 26-29); Delogu (1973: ix- Barrington Moore Jr. 1976 Los orígenes
lxxii); Aricó (1978: xii-lvi); Melis (1978 [1967]: 201-225);
Bonilla (1979: 4-5); Ibáñez (s/d: 35-46); López (s/d: 18-19
sociales de la dictadura y de la democracia
y 24). A los cuales habría que añadir los de Guibal, Ron- (Barcelona: Península).
cagliolo y Paris mencionados en las citas anteriores.
870 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

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Prólogo a Instituciones e ideologías en
la independencia hispanoamericana*

I. de los estudiosos de estas tierras? ¿Cuál puede


ser el origen de una coparticipación afectiva
Los ensayos reunidos por Alberto Filippi en que hace de él un latinoamericano cabal no tan-
el presente volumen, aunque fueron escritos to por la frecuentación de una temática como
en diferentes momentos y con finalidades dis- por la mirada desde la cual esta se aborda? Si
tintas, mantienen una sorprendente unidad de de algún modo por una historia común, pero
contenido. Dan cuenta, evidentemente, de la también por una sensibilidad y un talante que
presencia en el autor de una orientación de bús- nos son propios, nos reconocemos en un área
queda de prolongada continuidad alrededor de cultural que nos distingue de los demás y que
la dilucidación de ciertos núcleos problemáti- nos hace sentir parte de una civilización singu-
cos vinculados a la identidad latinoamericana. lar, del “otro Nuevo Mundo” al decir de Braudel
Es posible que al leer estos trabajos, que solo (s/d), es innegable la presencia en estos ensa-
representan una pequeña porción de su amplio yos de una mirada que también es la nuestra.
recorrido por el tema, alguien se sorprenda al Sucede que con Filippi estamos ante la vi-
enterarse de que se trata de un italiano de naci- viente manifestación de la productividad teórica
miento y yo diría de formación cultural. ¿Dónde implícita potencialmente en todo cruce de cultu-
buscar las raíces de tamaña dedicación a pro- ras. Aunque nacido en Italia, desde niño vivió en
blemas y a perspectivas de análisis que pueblan Venezuela, país en el que se formó intelectual-
de un modo tan obsesivo las preocupaciones mente y en el que inició sus actividades de in-
vestigación y de docencia. Italiano en América y
americano en Italia, Filippi enseña en la antigua
* Primera edición: Aricó, J. 1988 “Prólogo” en Fi-
lippi. A. Instituciones e ideologías en la indepen- Universidad de Camerino una disciplina nueva
dencia hispanoamericana (Buenos Aires: Alianza). en la península y de profunda renovación entre
876 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nosotros: “Historia e Instituciones de América grandes líneas de una ideología de la historia y


Latina”, centrada en el análisis de las estructuras de una filosofía política fuertemente reductiva
institucionales latinoamericanas y los problemas y negativa de la singularidad de la historia lati-
de asimetría y de asincronía que estas plantean noamericana. Como señala en un ensayo que
respecto de sus congéneres europeas. En 1985 afortunadamente encontró cabida en el volu-
obtuvo un pleno reconocimiento por sus trabajos men que hoy presentamos,
dedicados al análisis de las interpretaciones eu-
ropeas sobre la figura de Bolívar –especialmente […] la degradación de la visión ideológica de las
en la historiografía y en la política de la época historias extraeuropeas, que coincide con el gigan-
fascista– otorgado por los gobiernos de América tesco proceso histórico que partiendo de la reafir-
Latina y de Italia representados en el Instituto mación del antiguo régimen culmina con la expan-
Italo-Latinoamericano de Roma. Un año des- sión […] del imperialismo europeo, se funda en
pués, por encargo del gobierno de Venezuela y el presupuesto de que el único modelo de futuras
del Comité Ejecutivo del Bicentenario de Simón experiencias (políticas, económicas, culturales,
Bolívar publica un volumen que recoge los resul- etc.) para todas las naciones extraeuropeas es el
tados de una infatigable investigación realizada modelo céntrico-occidental. Desde esta perspecti-
en archivos y bibliotecas de numerosos países va las otras historias, para poder llegar a conside-
europeos: Bolívar y Europa, en las crónicas, el rarlas como tales, estaban felizmente condenadas
pensamiento político y la historiografía. Vol. I a repetir ab imis el entero itinerario occidental
Siglo XIX (Filippi, 1986). originario; todo lo cual habría además demostrado
Esta obra monumental a la que el autor pre- cómo las leyes rectoras del sistema en expansión
senta como la puesta en práctica de una opera- eran, como se predicaba, tanto universales como
ción de arqueología histórica y teórica fundada ineluctables” (Filippi, 1987: 137-138)1.
en el análisis crítico comparado de los textos
de la cultura y de la ideología política es indi-
cativa de su orientación de trabajo fundamen- 1 El ensayo está publicado en la presente recopila-
ción como capítulo V: “Las interpretaciones europeas
tal. Y también de sus supuestos, porque Filippi (“cesaristas” y “fascistas”) de Bolívar como elaboracio-
intuye, y creo que sus análisis lo demuestran, nes historiográficas y de teoría política sobre Venezuela
que es posible verificar en dichos textos las y América Latina”.
Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana877

Y cuando resultó evidente para todos que la un origen aún más antiguo y que se pueden si-
historia del mundo no europeo se distanciaba tuar en la época de la Restauración. Es en ese
de los modelos originarios que el centro del momento que se generalizan en Europa algu-
desarrollo internacional proyectaba a la perife- nas visiones del bolivarismo destinadas a tener
ria a través de sus corrientes ideológicas, esta un peso decisivo en todas las interpretaciones
ideología intervino con todo su instrumental posteriores. La “ideología europea” sobre el
analítico y conceptual para explicar las causas mundo periférico, y sobre Hispanoamérica en
por los efectos. De este modo, las particular, se constituye en esa época con tal
fuerza emblemática que dominará en adelan-
[…] sofisticadas e inagotables elaboraciones teó- te la precepción que Europa tuvo de los pro-
ricas sobre el cesarismo, la autocracia, la “anar- cesos políticos generados por las guerras de
quía de las masas”, el “gendarme necesario”, la Independencia. Y en tal sentido, el fenómeno
“oligarquía selecta” […] nos trataron de conven- del bolivarismo y las interpretaciones que de
cer, con rara desenvoltura, que esas teorías eran él se hicieron, constituyen simplemente un
lo propio, lo peculiar de América, lo congenial y capítulo más de una concepción que, bajo el
hasta sustancial al homus politicus latinoameri- peso de la reacción antiiluminista y antiromán-
cano (Filippi,1987: 138). tica, habrá de colocar desde la Restauración
en adelante un signo negativo sobre el mundo
Es verdad que estas interpretaciones modernas americano.
de la historia latinoamericana como “desvíos”
de modelos originarios aceptados como uni-
versales se remontan a posiciones hegelianas y II.
marxistas, a las que las elaboraciones teóricas
posteriores del positivismo o del historicismo Para desmontar esta “ideología europea” el
no hicieron sino acentuar y, en muchos, casos autor ha encarado un trabajo de indagación
radicalizar. Sin embargo, el análisis de las fuen- crítica en una doble perspectiva cuyos resulta-
tes documentales europeas sobre la figura de dos habrán de cristalizar en dos obras de vas-
Bolívar y sobre el “bolivarismo” lleva a Filippi to aliento. La primera fue la publicación, ya a
a precisar que aquellas interpretaciones tienen comienzos de los ochenta, de su libro sobre la
878 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

teoría y la historia del “subdesarrollo” latinoa- No se trata entonces de ceder ante la requisi-
mericano en dos gruesos volúmenes (Filippi, toria de aquellas corrientes de corte nacionalista
1981). Cruzando los discursos de las teorizacio- que al tildar de europeizante todo tipo de concep-
nes más significativas sobre el tema producidas tualización que cuestione las formas autoritarias
por latinoamericanos (que incorpora en el Vol. de gestión de poder, lo hacen exhumando las
II) con las suyas propias que ocupan todo el más recalcitrantes de las teorías reaccionarias…
primer volumen, Filippi se propuso demostrar europeas. En realidad, el problema consiste en
la imposibilidad de reducir el debate teórico so- asumir la paradoja que significa plantear nues-
bre la historia de la región dentro de las claves tra autonomía cultural y teórica reconociendo al
interpretativas deducidas o impuestas por abs- mismo tiempo que por tradición histórica e idio-
tractas y arbitrarias filiaciones a conceptos tales mática somos un resultado de la centralidad de
como feudalismo y desarrollo económico, etcé- la cultura europea en un mundo sometido a un
tera. Y no porque frente a tales conceptos hayan contradictorio proceso de modernización. Y la
sido elaborados, o puedan serlo, otros distintos, paradoja es posible porque en la propia Europa,
que den cuenta de mejor manera de las peculia- en su movimiento de devenir mundo, se han
ridades propias de una dinámica irreductible a generado en su propio interior todas aquellas
los modelos teóricos eurocéntricos, sino porque tendencias, corrientes e ideologías del antieuro-
siendo imposible eludirlos solo deben ser utili- peísmo que forman parte orgánica de su propia
zados reteniendo una distancia crítica que al constitución. En este sentido no dejaba de tener
mismo tiempo los problematice. Y al decir esto razón José Carlos Mariátegui (s/d) al rechazar el
no puedo dejar de recordar una frase de Marx mote de europeizante, y por tanto de “ajeno a los
(s/d) cuando citaba –creo que a Ruge– que no es hechos y las cuestiones de mi país”, que le endil-
suficiente que el concepto se aproxime a la rea- gaban algunos intelectuales peruanos, y al admi-
lidad, sino que es preciso también que la propia tir que sin la ciencia y el pensamiento europeo
realidad se aproxime al concepto2. “no hay salvación para toda Indoamérica”. Con

2 En un sentido próximo al de Marx, recuerdo la re-


flexión de T. W. Adorno (s/d): “Lo urgente para el con- de abstracción elimina, lo que no es de antemano un
cepto es aquello a lo que no llega, lo que el mecanismo caso de concepto”.
Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana879

lo cual no se vedaba a sí mismo el reconocimien- Dicho análisis le permite arribar a una con-
to de las peculiaridades propias de una realidad clusión que hoy por hoy es compartida por el
a la que, como muy pocos en su momento, con- pensamiento social latinoamericano. Según esta,
tribuyó a conocer y comprender. Simplemente es verdad que las formaciones económico-insti-
aceptaba de hecho, sin tematizar el asunto, que tucionales latinoamericanas modernas fueron el
a diferencia de las demás culturas, la europea resultado de un lento y heteróclito proceso vin-
podía ser al mismo tiempo antieuropea, podía culado íntimamente a la expansión de la revolu-
asumir de manera tan radical su autocrítica que ción industrial y de las sucesivas transformacio-
al tiempo que imponía principios universales nes económico-institucionales del capitalismo
contribuía implacablemente a erosionarlos. occidental. Sin embargo, no por dicha razón las
Creo reconocer en el examen particulariza- transformaciones en las periferias reprodujeron
do, minucioso, fatigosamente exhaustivo de la de manera mecánica o determinista las caracte-
formación histórica del subdesarrollo latinoa- rísticas propias de los procesos en los países cen-
mericano a la luz de las teorías a que dio lugar, trales. No es posible por tanto suponer o avalar
que efectúa Filippi en una obra que valdría la una hipotética “continuidad lineal –o unilineal–
pena leer en español, un eco de esa capacidad progresiva de los movimientos históricos”; por
autocrítica de la cultura europea. Eco que se tor- lo contrario, el camino “americano”, aun incor-
na más evidente en el capítulo V (Filippi, 1988) porando todos los factores que de algún modo
dedicado al análisis de los factores y de las tipo- estuvieron presentes en los países centrales, se
logías a determinar en el abordaje de la transfor- ha manifestado desde el principio como “un pro-
mación de las formaciones político-económico- ceso de desarrollo desigual y multilineal, de lar-
sociales de la región. Aunque el autor destaca el ga duración, dominado por vastas relaciones de
nivel introductorio y de corte teórico en el que asimetría, discontinuidad y asincronía entre los
intenta colocar su trabajo, resultan valiosos los distintos factores económico-sociales y político-
elementos de reflexión crítica sobre las pecu- institucionales, culturales, etc., que componen la
liaridades de la relación entre determinaciones estructura” (Filippi, 1981: XXII-XXIII). Esta ca-
históricas y modelos de categorías económicas racterística propia distingue al proceso histórico
en las formaciones subdesarrolladas en general americano de lo ocurrido con las formaciones
y americanas en particular. características de los modelos europeos clásicos.
880 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

La pregunta que no puede dejar de plantear- de transformaciones diferenciados que deben


se, a partir del reconocimiento de la existencia ser estudiados en lo que tienen de particular.
de un exuberante mundo de casos “particula- La aceptación de este criterio conlleva nece-
res” o “anómalos”, puesto que lo que ocurre sariamente erosionar la creencia en la posibi-
con América Latina se reproduce con sus di- lidad de extender a todos los países latinoame-
ferencias en todo el mundo no europeo o, más ricanos situaciones no generalizables. Lo cual,
bien, no europeo occidental, se refiere a la “cla- como resulta obvio, pone en cuestión la validez
sicidad” de tales modelos europeos. Más aún indiscutida del propio concepto de “América
cuando con ese término se pretendió, y por Latina” con todos sus derivados. No porque
largos años se logró, hacer de algunos modelos haya dejado de existir una realidad abarcable
europeos un único modelo universal. Clásicos, con tal concepto, sino porque este es, en efec-
típicos y universales eran acepciones distintas to, más que un concepto, un problema.
de un mismo modo de considerar el proceso
histórico. Pero cuando los criterios para ana-
lizar los procesos históricos concretos de in- III.
dustrialización, para poner un ejemplo, son ex-
traídos de dos o tres modelos a los que se con- La conclusión a la que Filippi (1988) arriba en el
sideran como “clásicos”, tales criterios tienen capítulo V de su libro debió plantearle, sin duda,
solo una validez formal y acaban excluyendo la necesidad de orientar sus futuros trabajos en
la multivariedad de lo que realmente sucedió o una perspectiva menos exclusivamente teórica
está sucediendo, es decir, la historia real. Pero que histórica-reconstructiva. Porque si se admi-
si en los procesos históricos no puede haber te que la evolución de las formaciones latinoa-
ninguna dirección ni por tanto resultados pre- mericanas está atravesada por procesos de frac-
visibles, sino apenas un campo más o menos turas históricas que se manifiestan en relaciones
contorneado de alternativas posibles, el estu- asimétricas y asincrónicas entre economías e
dio de las diversidades nacionales, y esto vale instituciones, la complejidad de las conexiones
también para un análisis que sin los suficientes reciprocas entre las distintas instancias de tales
recaudos pretenda generalizar una situación formaciones consideradas es su propia especifi-
regional, presupone necesariamente sistemas cidad supone el privilegiamiento de un análisis
Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana881

diferenciado de cada una de ellas en el marco debate intelectual latinoamericano; un deba-


de un estricto “reconocimiento nacional”, para te, claro está, que se vincula a las oportunida-
utilizar un término de filiación gramsciana y des que tiene la democracia para consolidarse
vinculado a una problemática aproximable a la como régimen político en la región.
que habita en Filippi. Si por aquella fecha toda- En primer lugar, pienso que no haríamos jus-
vía era una tentativa por encarar la elaboración ticia a la razón de ser de la orientación de bús-
de una “arqueología histórica-teorética” de las queda del trabajo de Filippi como investigador
nuevas configuraciones estatales –como define si no pusiéramos claramente de manifiesto la
el autor a esta tarea reconstructiva– pienso que preocupación que lo guía por ubicar a su inda-
es precisamente en esta segunda perspectiva gación crítica como un momento interior y no
donde hay que situar los ensayos reunidos en el exterior a un movimiento de transformación.
presente libro. Sumados a su Bolívar y Europa De esta preocupación da pruebas su militancia
(Filippi, 1986), del que son, en realidad, despren- en la izquierda italiana, su estrecha vinculación
dimientos y ampliaciones, constituyen sin duda con las corrientes democráticas y socialistas
un resultado provisional de una labor de inves- de su segunda patria, Venezuela, la pasión y el
tigación cuyas implicaciones ya no resultan so- espíritu de iniciativa con que lleva adelante en
lamente teóricas sino también, y fundamental- Italia una función autoimpuesta de animador de
mente, históricas. todas aquellas iniciativas que puedan contribuir
No creo que corresponda dar cuenta en es- a un mejor conocimiento y a una mayor com-
tas notas introductorias de los resultados de prensión de las características y problemas de
su puesta en práctica de las hipótesis y de las nuestra región en Europa e Italia. Muchas veces,
elaboraciones presentadas en aquella obra de ¿por qué no decirlo?, chocando con menospre-
1981 que acabo de comentar. El lector tendrá cios que dificultan la labor de una pléyade, no
la posibilidad de hacerlo por sí mismo y tal vez tan extendida como calificada, de latinoameri-
el libro encuentre entre nosotros la respuesta canistas italianos colocados en su propio país
crítica o favorable que la temática encarada en la situación de embajadores in partibus in-
por Filippi está reclamando. Yo simplemente fidelium. Aunque hay que reconocer, y este es
quisiera agregar dos consideraciones referidas un mérito de su esforzada labor, que allí también
ambas al significado que puede adquirir en el las cosas están cambiando.
882 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Esta preocupación por una búsqueda en la sea) o de la pretendida exclusividad de una cien-
que la politicidad opere como factor corrosi- cia cualquiera (por más dominante o impuesta
vo de las ideologías que tiñen la problemática que esta sea) que condenen a todas las demás al
económica e institucional latinoamericana, anatema o a la intolerancia del silencio; en rea-
sin por ello desplazar una construcción teó- lidad, al proceder de este modo se celebra no ya
ricamente aceptable de tal problemática, se la autonomía del propio saber, sino que se per-
evidencia con nitidez en las conclusiones que petúa la autosuficiencia de la propia ignorancia,
el autor extrae de su investigación liminar. Al tornando vana la entera exigencia de racionali-
prologar su libro sobre la teoría y la historia dad emancipadora (Filippi: 1981: XXV).
del subdesarrollo latinoamericano, Filippi se
encarga de subrayar el tipo de relación que Al arrancar de esta doble preocupación teó-
cree poder establecer entre reconstrucción rica y política para indagar las condiciones
histórico-teórica y política de transformación. históricas y las modalidades propias en que
Y concluye: se constituyeron nuestras realidades, Filippi
estaba obligado a someter a una crítica ra-
Si las condiciones históricas que constituyen dical no solo algunos presupuestos teóricos
esta realidad que hasta ahora se ha dado en y metodológicos del pensamiento liberal-
llamar “subdesarrollo” permanecen –y en los democrático sobre los que se estructuraron
umbrales del siglo XXI no se vislumbra su oca- las concepciones del pasado siglo en torno al
so– será por tanto necesario para hacer cesar “porvenir” de las democracias latinas. Debía
sus causas lograr individualizar su exacta, po- también, y yo diría que fundamentalmente,
liédrica y específica dimensión. Pero para po- destinar una parte significativa de su traba-
der hacer esto debemos reconocer que la ratio jo al examen de las limitaciones teóricas de
que puede comprenderlas –y por tanto también aquella concepción que, por afinidad personal
la praxis que podrá removerlas, por cuanto el y por la importancia que ella tuvo en la con-
cómo hacer político es en realidad el verdadero formación de un pensamiento de izquierda en
experimentum crucis– no puede ni podrá nunca América Latina, constituye aún hoy el núcleo
emerger de la unilateralidad de una teoría cual- sólido que cualquier teoría revolucionaria. Y
quiera (por más verificable o falseable que esta aunque podamos admitir que la certeza sobre
Prólogo a Instituciones e ideologías en la independencia hispanoamericana883

la verdad científica de tal núcleo comienza a quedado oscuros en el debate, utilizando a


erosionarse, no deberíamos ocultar el hecho tal efecto el procedimiento de contrastar con
de que sigue nutriendo el “cómo hacer” políti- agudeza las visiones sobre el Nuevo Mundo de
co de la izquierda. Me refiero, como es obvio, Marx y de Tocqueville, diferentes sí, pero en
a la concepción teórica que Marx y sus discí- modo alguno contradictorias.
pulos elaboraron para la comprensión de las La doble y divergente evolución histórica
sociedades capitalistas y precapitalistas con- de las Américas, por cuyas razones seguire-
temporáneas de aquéllas. mos interrogándonos por largo tiempo, cons-
A esta finalidad se debe la inclusión de uno tituye una rotunda demostración de hasta qué
de los ensayos más importantes de la recopi- punto la duda de Marx sobre las posibilidades
lación, dedicado a rastrear la visión sobre “las del socialismo –de su proyecto de socialismo
Américas” que, de manera explícita e implí- “europeo”, bien dice Filippi– mientras el mo-
cita está presente en la concepción de Marx. vimiento de la sociedad burguesa siga en as-
Como se sabe, el tema viene provocando, des- censo resulta estar paradójicamente fundada.
de inicios de los ochenta, una indagación crí- Y el problema del sentido y de la posibilidad
tica y polémica que aún está lejos de agotarse. de la transformación queda abierto. Los ensa-
Filippi interviene en el debate ampliando de yos que hoy reunimos en un volumen aparte
manera inteligente el corpus teórico marxia- y que ofrecemos a lectores que tal vez com-
no colocado bajo examen, incorporando al partan con el autor una misma inquietud por
mismo tiempo a esa otra América, la de los un futuro incierto tienen, vuelvo a decirlo, el
Estados Unidos, sin la cual la problemática mérito de obligarnos a repensar el problema
quedaba de algún modo trunca. Acaso sea este de nuestro orígenes como naciones indepen-
el mayor de los méritos de un ensayo desti- dientes, cuestionando un universo de ideas y
nado a estimular nuevas, aunque pienso que de concepciones cuya esterilidad práctica se
no muy distintas, hipótesis de trabajo. Porque ha puesto en evidencia. Y nos debería alegrar
al comparar, o mejor dicho, al contrastar dos que este efecto de conocimiento y de com-
realidades cuya futura evolución las mostra- prensión se lo debamos a un latinoamericano
rá cada vez más divergentes, el autor está en por voluntad propia.
condiciones de iluminar aspectos que habían
884 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Bibliografía Fascismo, (Caracas: Biblioteca de la


Academia Nacional de la Historia) Vol. 85.
Adorno, T. W. (s/d). Filippi. A. 1988 “Las interpretaciones europeas
Braudel, F. (s/d). (“cesaristas” y “fascistas”) de Bolívar como
Filippi, A. 1981 Teoria e storia del elaboraciones historiográficas y de teoría
“sottosviluppo” latinoamericano (Nápoles: política sobre Venezuela y América Latina”
Jovene) Vol. I y II. en Filippi. A. Instituciones e ideologías
Filippi, A. 1986 Bolívar y Europa, en las en la independencia hispanoamericana
crónicas, el pensamiento político y la (Buenos Aires: Alianza) Cap. V.
historiografía (Caracas: s/d) Vol. I Siglo XIX. Mariátegui, J. C. (s/d).
Filippi, A. 1987 El libertador en la historia Marx, K. (s/d).
italiana. Ilustración, Risorgimento,
Guevara y las tradiciones
latinoamericanas*

E n estos encuentros se suele agradecer a


las instituciones que se hicieron cargo de
la organización. Mi agradecimiento, de todas
que no se pueden ignorar si se quiere analizar
de modo crítico y autocrítico una reflexión so-
bre el significado del “Che” como figura políti-
maneras, es particular: yo vengo de un país en ca, figura moral y figura de revolucionario. Creo
el cual la muerte del “Che” y el aniversario de que las consideraciones que voy a exponer no
su asesinato han sido recordados por la prensa, están en condición de expresar plenamente el
pero donde no ha tenido lugar ningún encuen- título de la intervención: “Guevara y las tradi-
tro de este tipo. Nosotros, los argentinos, tene- ciones políticas latinoamericanas”. Temo que
mos con Italia una relación particular, dado que no estoy en condición de explicarlo, también
somos italianos “de segunda”, porque somos porque soy argentino y cuando se habla de tra-
hijos de los italianos que han desembarcado en dición latinoamericana nosotros, argentinos,
nuestro país. Me parece, entonces, reconfor- no logramos que nos entiendan plenamente los
tante y significativo que en Italia haya habido europeos, que hacen referencia a problemas y
una serie de encuentros como este, cosa que tradiciones diversas. Y si hablo de tradiciones
no ha pasado en el país donde el “Che” Guevara diversas es posible que lo que yo diga expre-
nació. Y este es un problema que vale la pena se más lo que piensan ciertos sectores, ciertos
analizar, que marca la diferencia y la distancia ambientes, ciertos núcleos de pensamiento del
debate político-intelectual del Cono Sur, que la
* realidad –o la tradición– y la formación política
Edición original: Aricó, J. 1989 “Guevara e le tra-
dizione latinoamericane” en Latinoamérica Cubana e intelectual latinoamericana. Es posible que
(Roma) Año 10, N° 33-34: 13-21, enero-junio. lo que yo vaya diciendo exprese mejor situa-
Traducción del italiano de Andrea Fagioli y Marcela ciones ligadas a realidades latinoamericanas
Alarcón Ortúzar. Revisión de Martín Cortés. del Sur que de Centroamérica o de Cuba, cosa
886 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que torna mi intervención menos global. Va a los angustiantes problemas provocados por la
ser, entonces, una intervención para mediar, modernización capitalista, el así llamado desa-
que debe ser integrada con otras intervencio- rrollo del subdesarrollo, según la expresión de
nes: en su conjunto, tal vez, se podrá desarro- Gunder Frank, ampliamente discutida en aque-
llar un análisis de lo que está aconteciendo en llos años. La revolución parece también la úni-
América Latina. ca posibilidad para impedir una regresión auto-
La realidad de nuestro país nos muestra ritaria en el subcontinente. “Socialismo o fas-
cambios, situaciones radicalmente diferentes cismo”, dice un eslogan de la época que retoma
respecto de aquellas que se vivieron en los una expresión de Rosa Luxemburgo. La idea de
años sesenta, que son, al fin y al cabo, los años una democracia que se pudiera concretar sin
del “Che”. transformaciones radicales estaba excluida del
A 20 años de su muerte, una puesta al día del pensamiento de la izquierda latinoamericana,
significado del pensamiento y de la acción de que en estos años sesenta expresa lo que era
Guevara impone un enfoque del contexto ideo- el pensamiento latinoamericano en general. La
lógico y político en el cual se han desarrollado. revolución era no solo necesaria, sino también
Si no comprendemos el clima ideológico que posible: esta era la convicción ampliamente
había en América Latina en esos años, conside- compartida por la izquierda intelectual y por
raríamos la experiencia del “Che” –sobre todo aquellas fuerzas políticas que se expresaban
la experiencia latinoamericana del “Che”– y las en la izquierda. Las reflexiones del “Che” que
experiencias que derivaron de aquella, como tenían como base esta idea de la posibilidad de
un puro delirio. realizar una revolución, formaron parte sustan-
Los años sesenta en América Latina están cial del esquema teórico, político y estratégico
marcados por un espíritu revolucionario. Diría de la guerrilla que sacudió el continente desde
que se trata de un conjunto de sociedades la época de la revolución cubana. Si no se toma
que viven con la idea de una revolución que en cuenta este particular aspecto, difundido en
se anuncia y que es posible llevar a cabo. El la América Latina de aquellos años, toda la ex-
tema central del debate político-cultural de la periencia de los años sesenta, no solo aquella
época es la revolución. La revolución, en es- de la guerrilla, sino de toda la izquierda, puede
tos años, parece ser no solo una respuesta a parecer un mero ejercicio teórico, una suma
Guevara y las tradiciones latinoamericanas887

infinita de errores que hoy tendrían que ser caracteriza las temáticas y las discusiones ac-
condenados por el pensamiento democrático y tuales en Brasil, en Uruguay, en Argentina y en
socialista americano. Creo que esta es la “mi- Chile. No estoy hablando del núcleo central del
sión” que subyace, implícita o explícitamente, debate en Centroamérica. Mi opinión personal
en buena parte de la intellighencija de izquier- es que este modo de considerar el significado
da que en los años ochenta se plantea otro ob- y la naturaleza de los movimientos políticos y
jetivo en su debate: la democracia y las concre- sociales de transformación es un modo limita-
tas reformas sociales que la ligan al socialismo. do, por no decir equivocado, porque tiende a
La crítica al Estado autoritario que ha sido la privilegiar las consideraciones estrictamente
respuesta a la revolución, se vuelve crítica al políticas y a limitar las elaboraciones teóricas
estalinismo; la revolución cubana pasa de ser a una pedestre sumisión a lo que acontece, a lo
modelo exportable a ejemplo a criticar. Aquí existente, a lo que es posible y necesario tomar
está el problema. Puestas de esta forma, las ex- en consideración. La teoría política, las con-
periencias del pasado, y en particular aquellas sideraciones teóricas, los elementos teóricos
de los sesenta, se ven descalificadas. Aunque de la izquierda intelectual latinoamericana no
la idea motriz de la revolución permanece en tienden a poner en evidencia lo que puede ser
ciertas áreas del pensamiento latinoamericano cambiado, lo que es posible cambiar, la necesi-
(en Centroamérica y en ciertas franjas de la iz- dad de buscar caminos para que se verifiquen
quierda del resto del continente) esta no cons- cambios en la realidad existente, sino que tien-
tituye hoy el tema central del debate político e den, más bien, a legitimar lo existente, los lími-
intelectual. Y esto marca un giro radical en el tes impuestos por las situaciones. Puesta en es-
espíritu de la época. tos términos, la crítica del pasado, que es, al fin
Si en los años sesenta este “espíritu de la y al cabo, una crítica concreta de los años se-
época” estaba inspirado, convencido, de la idea senta, conlleva necesariamente una aceptación
revolucionaria, en los años ochenta el debate de la pérdida de espesor de cada proyecto de
se centra en las políticas de reforma necesarias transformación teórico y práctico, que pese a
para llegar a la consolidación de la democracia las actuales condiciones de América Latina, se
en los diversos países del continente. Además, muestra, de todas maneras, como el único ca-
este tipo de debate cultural e intelectual mino posible para enfrentar de modo positivo
888 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

el intento de consolidación democrática en los teóricamente productiva de recordar estos mo-


países de la región. mentos de democracia y de socialismo que han
O América Latina analiza estas posibilidades tenido lugar en América Latina, sino también
de transformación que se presentan como una un hacerse cargo de problemáticas tradicio-
demanda impuesta por la realidad o la consoli- nales, sustanciales, que desde siempre están
dación democrática se va a volver el sueño de presentes en la realidad latinoamericana y que
la conquista de lo imposible. han marcado la distancia entre una voluntad de
O nuestros países toman el camino de las re- transformación, una fuerza reformadora y la
formas –y cuando hablo de reformas no pienso realidad de países imposibilitados e incapaces
solo en términos de meras reformas de estruc- de actuar un verdadero proceso reformador.
tura, sino también en reformas de otro tipo– o Este dilema entre una dimensión proyectiva de
el proceso de consolidación democrática será transformación y la realidad de un mundo que
solo un sueño. O un movimiento radical de re- parece incapaz de echar a andar una política
formas o la inestabilidad política sin salida. de transformaciones, viene a ser una caracte-
Vengo de un país donde el motín militar de rística del pensamiento social latinoamericano,
la semana pasada habría podido determinar marcado por una separación entre la voluntad
situaciones incontrolables en este momen- proyectiva de una intellighencija que quiere
to. Y quiero decir que la discusión sobre es- poner en acto transformaciones y una realidad
tas “salidas incontrolables” está presente en que muestra dificultades infranqueables para
la cotidianeidad de nuestros países y es un empezar este camino. Me parece entonces que
peligro siempre actual. Esto me hace decir este dilema tradicional de la intellighencija la-
que, sin una política de reformas profundas, tinoamericana permite recorrer la historia de
esta idea de la posibilidad de abrir una vía a las ideas en América Latina y poner en eviden-
la consolidación democrática expresa un sue- cia la brecha existente entre los proyectos de
ño similar al de la revolución de los años se- transformación y una realidad que resulta im-
senta en América Latina. Por esto, pienso que penetrable para estas transformaciones. Esto
exhumar críticamente las experiencias de los lleva a problemas sustanciales que han sido
años sesenta, entre ellas las ideas y la acción una característica de los años sesenta, y a la
política del “Che”, no es solamente una forma experiencia guerrillera de aquellos años, así
Guevara y las tradiciones latinoamericanas889

como al pensamiento de las élites intelectua- ligado a la modernización capitalista, aceptan


les que han sido protagonistas de aquella expe- los procesos de reconversión que se verifican
riencia de guerrilla. en América Latina como algo inevitable y no
Creo que la discusión sobre este argumen- modificable, una especie de fatalidad histórica
to vuelve a aparecer porque los actuales pro- que nos lleva a aceptar la inestabilidad política,
cesos de democratización en nuestros países la imposibilidad de llegar a la conquista de la
hacen surgir temáticas que van más allá de la democracia como un signo fatal de los tiem-
adopción de un sistema institucional que per- pos, característico de nuestro continente. Solo
mita resolver problemas que han sido siempre si se introduce este elemento de la voluntad de
el tema de fondo de la propuesta socialista. transformación que estaba presente en los años
Tengo la impresión de que solo la posibilidad sesenta es posible encontrar un camino que
de enfrentar una radicalización, en el sentido nos permita no aceptar pasivamente el presen-
de una propuesta socialista de reconsideración te. Pienso que aquí, más que en los errores de la
de la democratización de América Latina, pue- experiencia guerrillera, se pueda encontrar el
de permitir la introducción a una crítica correc- significado virtuoso, la potencialidad creadora
ta a esta especie de voluntarismo exasperado que se abre a una experiencia que tiene hoy las
que ha sido una característica del movimiento características no tanto de una experiencia que
guerrillero y de los movimientos de transfor- ilumina el camino de la transformación, sino de
mación de los años sesenta. Es preciso recor- una experiencia que vuelve claro que la trans-
dar, de todas maneras, una idea esencial, que es formación es posible, que es posible proceder
propia de aquellos años y que continúa siendo con metodologías diversas, que es posible en-
hoy de extrema importancia: es indispensable contrar otros caminos respecto de aquellos que
una voluntad de transformación para que se hoy se recorren en América Latina.
abra camino a una política de transformación. Hay –a veces– palabras que parecen dema-
De esta experiencia de los años sesenta es siado banales, demasiado simples, pero aceptar
posible, entonces, extraer consideraciones que la idea de que es posible proceder de modo dis-
ponen en discusión ciertas ideas sustanciales tinto, encontrar otros caminos hacia la transfor-
del pensamiento latinoamericano que, tanto en mación que no sean simplemente aquellos de
su lado marxista determinista como en el lado aceptar una modernización privada de futuro,
890 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

implica la disposición teórica, política, prácti- “desarrollo del subdesarrollo”–, las teorías ela-
ca, de buscar otros caminos hacia verdaderos boradas desde la Posguerra en adelante, si se
procesos de radicalización de los movimientos observan los puntos de vista de las diversas co-
sociales, verdaderas conquistas en el sentido rrientes de transformación, vamos a encontrar
de transformaciones radicales. Considero que un problema idéntico: el problema de cómo las
en esto consiste la experiencia del “Che”. Por élites intelectuales que se proponen políticas de
esto no creo que haya sido un maestro de pen- transformación, logran organizar movimientos
samiento ni que hayan sido sus ideas las que sociales de transformación. Este dilema de la re-
iluminan el mundo, sino que fundamentalmen- lación intelectuales-pueblo que ustedes pueden
te es su temperamento, su validez como figura ver como un clima de época de la sociedad rusa
revolucionaria, lo que nos muestra que es posi- del siglo pasado, fue la base del así llamado mo-
ble rechazar un mundo injusto, que es posible vimiento populista, que fue en sus diversas eta-
construir un mundo diverso incluso cuando pas la forma de introducción del marxismo en
los caminos son inciertos y poco claros. Creo Rusia. Si ustedes analizan este problema de las
que es posible encontrar el hilo conductor que relaciones entre intelectuales y pueblo, podrán
nos permita ligar el pensamiento del “Che” no comprender de qué modo, durante todos estos
solo a la radicalización extrema de un modelo años –de los años de la Reforma Universitaria
particular de transformación revolucionaria, de 1918 hasta el día de hoy– este problema de
como ha sido su concepción del “foco” –que las relaciones entre intelectuales y pueblo, toda
es la sublimación de una etapa particular de la la concepción castrista así como la de Guevara,
revolución cubana, de la culminación de la re- está inserta en este contexto de intelectuales
volución cubana– sino que tiendo a verlo más que deben ser –que son– la síntesis del pensa-
bien como la expresión de esta voluntad de miento social de la época, que son los hombres
transformación, y tiendo a aproximarlo a una que expresan este modo particular de enlazar
cierta tradición del pensamiento revoluciona- los temas de las clases sociales, las temáticas
rio o del pensamiento social latinoamericano. de la constitución de las naciones en tanto tales,
Si se observan en general los conceptos, las las temáticas que remiten a las fuerzas sociales.
teorías concretas –algunas típicas de América Bien, en aquella relación (intelectuales-pueblo)
Latina como aquella de la “dependencia” o del encontrarán todas estas temáticas.
Guevara y las tradiciones latinoamericanas891

No creo que el pensamiento castrista haya que se pueda reunificar, reintegrar, aquella élite
sido ajeno a lo que ha sido el pensamiento social intelectual que tiene un sentido de culpa hacia
latinoamericano, pero creo que es una expre- la sociedad, en el tejido social latinoamericano.
sión radicalizada de aquel pensamiento. Digo Si leen a Gramsci, lo que escribe en Los intelec-
que se pueden encontrar estrechas relaciones tuales y la organización de la cultura, cuando
entre el pensamiento de los marxistas del fin de analiza la peculiaridad de los problemas de los
los años veinte en Perú, entre el pensamiento intelectuales de los países latinoamericanos,
de Mariátegui o de Haya de la Torre, con pen- habla de países en una época de Kulturcampf,
samientos y consideraciones de impronta cas- en una situación similar a aquella que se verifi-
trista, o con conceptos de la experiencia gue- caba en Alemania en la época de Bismark. Es
rrillera, o con conceptos que están presentes decir, de intelectuales radicados en la socie-
en el movimiento sandinista de Nicaragua. Esto dad, que pretenden representar al Estado y que
constituye un “aroma de la época”, una línea del deben luchar contra las fuerzas que han orga-
pensamiento social latinoamericano que se ha nizado este Estado y que son las fuerzas de la
planteado siempre el problema de la propia po- Iglesia y del ejército.
sibilidad de fundirse en una nueva realidad, de Hoy, en cierto sentido, aun en la complejidad
la propia posibilidad de constituir un cuerpo so- de la situación, aun en la pluralidad de las insti-
cial. Creo que esto está estrechamente ligado a tuciones, esto está presente en muchos países
la dificultad de los procesos de identidad nacio- y es una característica del marxismo latinoame-
nal que se verifican en América Latina, al modo ricano, que tiende a ser un marxismo bastante
particular en que se ha formado la sociedad menos determinista y mucho más voluntarista,
latinoamericana –que es una formación desde al tiempo que tiende a una integración con todo
arriba hacia abajo–, al modo particular en que el movimiento populista. Esto hace que el con-
se han formado los Estados latinoamericanos. cepto de pueblo resulte mucho más importante
A partir de estas consideraciones es posible que el concepto de clase, y el concepto de na-
constatar que el movimiento social latinoame- ción a constituirse más importante que el pro-
ricano está fuertemente impregnado de la idea ceso de modernización. Estos elementos cons-
de que la formación del movimiento y las posi- tituyen el fundamento, son parte integrante del
bilidades de una transformación dependen de marxismo latinoamericano. Considero que esto
892 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

está presente en cada pensamiento revoluciona- sostenes sociales que podían permitirles elegir
rio y que es una característica del movimiento las clases en grado de transformar la sociedad,
guevarista. Un hecho sorprendente es cómo e ir entonces constituyendo una sociedad capi-
ciertas situaciones están presentes en un movi- talista sin vías de escape. Esta es la marca de
miento como el castrista o están presentes en los tiempos, es el trasfondo de la idea de la de-
todo el pensamiento de Guevara, pero son tam- gradación que se tenía en La Habana. Cuando
bién peculiaridades de todo el movimiento gue- se dice: “no se puede soportar un niño muerto,
rrillero de los años sesenta. Me refiero a esa idea no se puede soportar la violencia, no se puede
de modernización capitalista entendida como soportar el hambre, es necesario hacer la revo-
una pérdida de sentido, como consumación de lución hoy, ‘ahora o nunca’”, se crean límites.
un proceso de desarrollo capitalista, incapaz de La idea de la modernización capitalista
reconstruir la sociedad. como una pérdida de sentido, como un camino
En los años sesenta toda la discusión sobre sin salida hace que la revolución parezca casi
la guerrilla giraba en torno al eslogan “ahora o un movimiento contra la degradación de la so-
nunca”. En los años sesenta era posible hacer ciedad latinoamericana. El concepto de “foco”
la revolución, y lo que no era posible hacer en no debe ser interpretado como un concepto
aquel momento, en aquel preciso momento his- global de la política, casi como una radicali-
tórico, se pensaba que no se iba a poder reali- zación extrema de la idea leninista de partido,
zar nunca en el futuro. La idea que se tenía en sino que debe ser integrado en esta visión de
esos años y que inspiró tanto la experiencia de la posibilidad de una revolución abierta por los
Masetti como aquella de la guerrilla peruana, era elementos de resistencia a la modernización
que la Alianza para el Progreso, la nueva políti- capitalista y en la necesidad de una revolución
ca norteamericana de intervención en América que se concreta en un momento, y que no se
Latina, podía determinar una situación sin vías habría verificado nunca más. Quiero decir que
de escape, que habría cerrado toda posibilidad esta idea de la modernización, entendida como
futura a la revolución. Era entonces necesario una vía sin posibilidad de salidas es una idea
trabajar a contrarreloj; era necesario impedir que impregna a América Latina, es una idea que
que la modernización capitalista se lograra, por- es propia de toda la sociedad latinoamericana.
que lográndose los Estados habrían encontrado Esta idea de no ser Oriente, esta idea de no ser
Guevara y las tradiciones latinoamericanas893

Europa, pero de ser una Europa diferente, de sean la solución a los problemas que se nos
segunda o de cuarta, esta idea de que existen presentan. Estamos, en resumidas cuentas, en
situaciones de modernización alcanzadas por un impasse, en una encrucijada que no sabe-
las sociedades europeas pero que son impo- mos definir porque, si reconocemos el discurso
sibles de alcanzar para América Latina, pone democrático como un discurso de reconoci-
el problema de la identidad latinoamericana miento de la diversidad, de mantenimiento de
como un destino indefinido, como algo que es las diferencias, donde se privilegia todo lo que
necesario buscar pero que es impreciso en sus ha sido creado por la cultura popular, no po-
contornos. Si en los años cincuenta los moder- demos absolutamente aceptar formas estatales
nizadores argentinos y de otros países latinoa- de reconstrucción que llevan necesariamente a
mericanos apuntalaron sus proyectos basán- la supresión de la modernidad. Si los hombres
dose en modelos europeos o norteamericanos, en el mundo se preocupan por la supervivencia
hoy este parece un camino sin vías de salida. de las ballenas, tal vez sería oportuno pensar
El propósito de construir o reconstruir un que es necesario hacer algo en relación a la su-
sistema institucional a imagen y semejanza del pervivencia de los idiomas, a la supervivencia
de las sociedades europeas parece irrealizable. de las identidades nacionales, a la superviven-
La idea de las reformas institucionales a toda cia de ciertas etnias.
costa, en muchos países como el nuestro no pa- La crisis de América Latina, hoy, es una cri-
rece advertir que existe una singularidad, una sis de proyecto. La crisis del pensamiento social
identidad, una operación de crítica y de crisis latinoamericano consiste en no entender esta
de la modernidad. Por esto, me parece que hoy “diversidad”. Si la diversidad es algo que no hay
nos encontramos en una encrucijada, estamos que perder, ningún discurso democrático podrá
frente a un dilema que el movimiento guerrille- llevarse a cabo si no se mantiene, justamente,
ro de los años sesenta intentó resolver de un esta diversidad. De todas maneras, la pretensión
modo que yo considero equivocado –y los he- de mantener la diversidad impone la obligación
chos han demostrado que lo era– pero no creo de pensar un horizonte político, cultural, econó-
que los actuales proyectos de modernización, mico, social e ideológico de modo totalmente di-
en el sentido de una conformidad con ciertas ferente a como es actualmente pensado por los
formas institucionales típicamente europeas, Gobiernos latinoamericanos.
894 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Por otra parte, me parece difícil ligar de al- el poder (y se lo puede constatar considerando
guna manera el pensamiento y la experiencia todo este siglo), también ha habido una enorme
del “Che” a una supuesta tradición putchista cantidad de movimientos de rebelión, que, por
de los partidos comunistas latinoamericanos. lo general, han fracasado. Creo que los partidos
Sinceramente, creo que no ha habido ninguna comunistas, una vez desaparecida la hipótesis
tradición putchista de los partidos comunistas. del VII Congreso de la Internacional respecto de
Si hubo operaciones putchistas, como lo fue la los frentes únicos, son, prácticamente, partidos
fallida revolución de los años treinta en Brasil, sin objetivos claros de acción política para to-
operada por un grupo que podríamos definir, dos los años que van desde la Segunda Guerra
más que comunista, tenientista, esta estuvo li- Mundial hasta la revolución cubana. Creo que la
gada más a la experiencia de un peculiar movi- revolución cubana ha abierto una etapa de des-
miento brasileño que a la experiencia histórica congelamiento de las posibilidades revolucio-
de los partidos comunistas. Tanto es así, que narias tan radical como para provocar un quie-
el tema de la revolución, en el año 35, provocó bre en todas las organizaciones de izquierda en
en Brasil un debate muy áspero al interior del América Latina. Quizás no en Chile –aun cuando
mismo Comintern, que no había tomado ningu- han nacido organizaciones que pueden ser co-
na decisión al respecto; en realidad, la decisión locadas en este ámbito– pero seguramente en
fue forzada por la personalidad de Prestes más el resto de los países donde se ha formado un
que por la información que se tenía sobre la si- movimiento revolucionario radicalizado a la iz-
tuación brasileña. Me parece, entonces, que es quierda de los partidos comunistas y que ha pro-
difícil ligar al “Che” con una tradición putchista vocado rupturas al interior de estos. Creo que es
que no existía al interior de los partidos comu- necesario considerar estos elementos para po-
nistas. De todas maneras, se trata de un conti- der evaluar globalmente la estrategia guerrillera
nente con tradiciones putchistas, quiero decir de los años sesenta.
que es un continente en que los movimientos El triunfo de la revolución cubana aparecía
revolucionarios se han constituido sobre la base como una posibilidad revolucionaria abierta
de movimientos putchistas y como grupos put- en un determinado lugar, pero los procesos de
chistas. Así como existe una tendencia perma- expansión de la revolución cubana en América
nente de los ejércitos latinoamericanos a tomar Latina aparentemente creaban elementos de
Guevara y las tradiciones latinoamericanas895

subjetividad para que esta revolución pudiera pudieran tener un punto de referencia político.
extenderse. Me parece, entonces, que la visión La idea, entonces, de un centro revolucionario,
estratégica y política del “Che” pertenece a lo en estos lugares, me parece una idea estratégica
que podríamos llamar la “tradición castrista”. Y que, en cierto sentido, ha logrado tener una fun-
es fundamentalmente una construcción política ción, al menos en dos procesos revolucionarios:
que intenta resolver el siguiente problema: fren- el de Cuba y el de Nicaragua. Recuerdo las con-
te a la crisis del reformismo latinoamericano sideraciones de los partidos comunistas antes
que había mostrado sus límites en la medida en del triunfo de la revolución cubana: explicaban
que habían fracasado todas las experiencias de por qué era una “aventura” y por qué no podía
modernización, y frente al reconocimiento de la alcanzar ningún resultado positivo. El partido
existencia en la sociedad latinoamericana de las comunista cubano, en un primer momento, ad-
posibilidades revolucionarias, se debe crear un mitió haber tenido esta posición frente al pro-
movimiento que esté en condiciones de desarro- ceso revolucionario. Esto nos lleva a enunciar
llar, en el conjunto de América Latina, experien- el siguiente mensaje: estamos analizando expe-
cias revolucionarias capaces de preservar estas riencias fracasadas. A partir del hecho de que
posibilidades. Hace poco decíamos –justamen- las analizamos como experiencias fracasadas,
te– que la decisión sobre los lugares donde ope- es posible hacer una crítica que vaya más allá
raban estos movimientos estaba ligada a ciertas del sentido de esta experiencia o que la condene
condiciones geopolíticas. La imagen del peque- de por sí, en tanto tal. Considero que este sería
ño motor me parece acertada porque es una me- un criterio bastante arriesgado en la medida que
táfora que representa plenamente aquella que niega la posibilidad de apertura a lo nuevo, a lo
era la idea revolucionaria de entonces: era posi- que no está prescrito y preestablecido. Porque
ble crear un movimiento revolucionario amplio no podemos preestablecer nunca, nunca, los
y de masas solo si existía un pequeño motor que fenómenos de masas que una determinada si-
venía a descompensar la situación, que la des- tuación puede desencadenar. Por esto, todas las
equilibraba. Y un movimiento guerrillero podía revoluciones toman siempre desprevenidas a
descompensar la situación solo si lograba durar las organizaciones que, obviamente, no pueden
en el tiempo, es decir, si podía operar como un “fabricar” estas situaciones sino que deben, de
ejemplo frente al cual las luchas de las masas todas maneras, adaptarse a ellas.
896 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

En segundo lugar, y en referencia a la ex- descabellada. Que se reconocieran potenciali-


periencia boliviana, yo pienso que el “Che” dades revolucionarias era un dato indiscutible
no podía no conocer una verdad que era cla- en la medida en que la palabra “revolución” era
ra para todos los bolivianos: donde hay árbo- usada en todas las organizaciones, no solo de
les no hay hombres; en Bolivia los hombres se izquierda sino también de centro. La idea de re-
encuentran donde están las piedras, no donde volución existe como un “clima de época” en la
están los árboles. En la selva, entonces, no hay América Latina de aquellos años. Quienes no
hombres. La guerrilla boliviana era, por conse- hablaban de revolución no podía presentarse
cuencia, una guerrilla argentina. Sabemos bien a discutir y quienes hablaban de democracia
que la guerrilla había sido preparada en Cuba, suscitaban las risas de quienes los escuchaban.
que en Cuba había sido entrenada una brigada No digo que no existieran “situaciones revo-
de 200 argentinos cuya tarea era la de soste- lucionarias”. Aquí es importante usar las pala-
ner y llevar adelante el “proyecto boliviano”; bras correctas. Yo prefiero hablar de potencia-
era una experiencia de otro tipo. Con esto no lidades revolucionarias, que es distinto. Quiero
quiero justificarla o defenderla como propues- decir que había una oposición, un sentimiento
ta válida; intento solo explicar sus razones y el de revuelta con respecto a sistemas dictatoria-
modo en que esta experiencia fue pensada. Es les o como consecuencia de golpes de Estado
decir que era una experiencia cuya intención o a causa de aquellos sistemas representati-
era la de provocar un movimiento mucho más vos que no funcionaban. Había un hiato entre
general en una zona que estaba bajo el control sociedad y Estado que se manifestaba en un
de los militares. Si tomamos en consideración malestar general. Y este malestar general se
estos elementos de ruptura del reformismo, las expresaba en una serie de conflictos que se
contradicciones agravadas por el fracaso del concretaban después en un elemento que es
intento de modernización de América Latina, el importante: el desplazamiento de los sectores
fracaso de los partidos comunistas, la necesi- medios hacia el campo de la revolución.
dad de construir una alternativa revolucionaria El movimiento guerrillero en América Latina
en un lugar en el cual se suponía la existencia ha sido, sobre todo, un movimiento de sectores
de potencialidades revolucionarias, la expe- medios. Aunque los combatientes eran limita-
riencia boliviana no fue, al fin y al cabo, tan dos en número (se dice que entre el 60 y el 65
Guevara y las tradiciones latinoamericanas897

no ha habido más de 600/700 unidades comba- esquema que podríamos definir (casi) latinoa-
tientes), de todas maneras el dato numérico no mericano. Es el esquema de un Estado que no
da plenamente la idea de la repercusión que ha podido resistir un malestar de fondo porque
este tipo de movimiento tenía, aun cuando ter- estaba privado de un sostén social, ya que no
minaba en una suerte de farsa, como ha sido el existía una relación entre Estado y sociedad.
caso de Masetti. La “guerrilla” de Masetti era Este fue el punto de partida. Considero que es
una farsa, tanto así que no eran ni siquiera doce un punto de partida equivocado y hoy sé que
los que entraron a Salta: eran apenas ocho. es equivocado, pero nosotros, entonces, partía-
Fíjense, entraron a Salta con una declaración mos de esa visión, tanto es así que el tema del
que había sido preparada contra el Gobierno Estado en tanto Estado no es una temática pro-
militar, pero entraron después de las eleccio- pia de la reflexión sociológica y política de los
nes y ya surgía una maraña de problemas con años sesenta. Tampoco el tema de la “depen-
el nuevo presidente de la República. Entraron dencia” aparece entre las temáticas de aquellos
de todos modos como “fuerzas” en movimien- años. Y en la temática de la dependencia y del
to y, aún bajo el Gobierno Constitucional, esta subdesarrollo, el Estado no aparece nunca, no
guerrilla tuvo repercusiones en Córdoba, en es tomado en consideración. La temática del
Salta y en Buenos Aires; repercusiones de una Estado empieza a ser tomada en considera-
magnitud, de todas maneras, significativa. ción por la sociología latinoamericana recién
Entonces: estoy hablando de un “modo de cuando empiezan a aparecer gobiernos auto-
sentir”, de un malestar de fondo que poten- ritarios. Nosotros “descubrimos” el Estado en
cialmente podía desembocar en situaciones de los años setenta, cuando se nos vino encima de
tipo revolucionario, en el sentido no de una re- una manera que ni siquiera hubiéramos imagi-
volución inmediata, sino de movimientos que nado. Entonces lo que intento decir es que en
habrían podido tener un impacto y estar en América Latina, en los años sesenta, en la épo-
condiciones de aprovechar aquel malestar. No ca de Castro y Guevara, estábamos condiciona-
es el esquema de la revolución rusa y no se tra- dos por cómo ciertos grupos sociales percibían
ta tampoco del de la revolución china; no per- los fenómenos sociales, y no por condiciones
tenece tampoco a los esquemas de la Tercera objetivas.
Internacional de los partidos comunistas; es un
Los intelectuales
en una ciudad de frontera*

I más no fuera aproximativa, a un vínculo entre


cultura y política, o más en general entre inte-
Las experiencias escogidas en el artículo conti- lectuales y sociedad, que se manifiesta y se ha
guo para tematizar la presencia de una cultura manifestado en el pasado con una singularidad
homóloga a la agitación social en la Córdoba de propia. Las razones que se adujeron no siem-
los años de plomo tienen rasgos que las apro- pre son tales, y apenas alcanzan para describir
ximan. Conforman, en realidad, las nervaduras un fenómeno que a esta altura requiere ser ex-
de un mismo tejido cultural. Complejas, cada plicado, pero el tema tiene por sí mismo una
una de avanzada en el lugar donde se dio, en densidad tal que bien vale la pena recogerlo y
ruptura con tradiciones anteriores, manifiestan arriesgar algunas generalizaciones. En tal sen-
todas ellas una significativa excentricidad res- tido, estas notas tienen el único propósito de
pecto de las corrientes culturales dominantes. agregar ciertos elementos de carácter histórico.
Esta circunstancia sigue siendo un enigma, aún Me limitaré a señalar algunos rasgos de la
para quienes fuimos de algún modo sus prota- ciudad que la colocan, más allá de la ambiva-
gonistas o sus testigos presenciales. Es cierto lencia típica de toda ciudad latinoamericana,
que sigue pendiente una explicación, aunque en una situación de “frontera”. A partir de tal
situación presentaré tres momentos emblemá-
* Primera edición: Aricó, J. 1989 “Los intelectuales en ticos del modo en que se planteó históricamen-
una ciudad de frontera” en Diario Córdoba, Suplemen- te la relación entre intelectuales y sociedad.
to cultural, domingo 9 de abril. La presente edición se Muchas veces se ha señalado el peso que
basa en la publicación posterior de este artículo: Aricó, siempre tuvo la tradición en una ciudad que,
J. 1997 “Los intelectuales en una ciudad de frontera” en
Tramas: para leer la literatura argentina, Vol. III, N° como Córdoba, acabó identificándose con ella.
7, (I) Generaciones Perdidas. Tan fuerte fue su influencia que en la conciencia
900 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del espíritu público nacional lo que los cordo- pero es evidente que cuando Sarmiento (1977
beses concebían como prudencia y espíritu de [1845]) describía en su libro una ciudad dete-
conservación aparecía ante los demás como nida en el tiempo expresaba una opinión com-
postura contrarrevolucionaria. Cuando al cabo partida por muchos. Cristalizado con la fuerza
de tres siglos de existencia Sarmiento la visite del sentido común un esquema interpretativo
creerá descubrir entre sus habitantes el mis- que acentuaba la bipolaridad entre la ciudad
mo inmovilismo estacionario de las aguas de excéntrica y la ciudad mediterránea –laica
su lago artificial. Según palabras de Taborda una, clerical la otra– acabaron por ser los tipos
(1974), poseído como estaba de enciclopedis- ideales de una contradicción que recorre des-
mo racionalista, el genial autor del Facundo no de la noche de los tiempos nuestra identidad
alcanzó a percibir en la intimidad del recinto nacional. Y sin embargo, la compleja dialécti-
universitario, al que se refirió con sarcasmo, “la ca de tradición y modernidad se desenvolvió
profundidad del espacio espiritual que comu- siempre erosionando un esquema interpreta-
nica al cordobés la tesitura reverenciosa de la tivo que era solo un prejuicio. En realidad, si
seriedad de la vida. Midiendo el espacio por su hubo una función que Córdoba desempeñó a lo
extensión kilométrica, por esa extensión que largo de su historia fue la preservación de un
llena de pampa baldía el cosmopolitismo de equilibrio puesto permanentemente en peligro
Buenos Aires, dejó escapar por las retículas de por las laceraciones de un cuerpo nacional in-
su esquema mental la nota que expresa el mote capaz de alcanzar una síntesis perdurable. Es
preferido por Keyserling (1930 [1918]): “El más posible pensar que esta posición intermedia es-
corto camino sobre sí mismo conduce alrede- tuvo determinada por la situación de frontera
dor del mundo”1. en la que la evolución del país la colocó. En los
La supuesta funcionalidad “reaccionaria” de confines geográficos de las áreas de moderni-
Córdoba tal vez tuvo en las vicisitudes de la zación, la ciudad tuvo un ojo dirigido al Centro,
guerra de Independencia un punto de origen, a una Europa de la que cuestionó sus preten-
siones de universalidad. Pero el otro dilataba
sus pupilas hacia una periferia latinoamerica-
1 Sobre esta función de “equilibrio” de la ciudad, véa- na de la que en cierto modo se sentía parte. De
se el ensayo de Santiago Monserrat (1972). espaldas a un espacio rural que la inmigración
Los intelectuales en una ciudad de frontera901

transformaba vertiginosamente, Córdoba la una cultura liberal y democrática y que, no por


Docta formaba las élites intelectuales de un minoritaria cumplió un papel menos significa-
vasto territorio que la convirtió a su vez, en su tivo en la búsqueda de un diálogo casi nunca
centro. Punto de cruce entre tantas tradiciones fácil entre posiciones tan opuestas. Desde una
y realidades distintas y autónomas, Córdoba derecha reaccionaria en la que una figura como
creció y se desarrolló en el tiempo americano el filósofo Nimio de Anquín desempeñó una
como un ámbito de cultura proclive a conquis- función excepcional, hasta una izquierda mar-
tar una hegemonía propia. xista sin intelectuales de peso excepto los ca-
sos, emblemáticos ambos aunque por distintas
razones, de Gregorio Bermann y de Ceferino
II Garzón Maceda, conformaron un denso tejido
intelectual que posibilitó transfigurar en mito
Como ciudad de frontera Córdoba estuvo so- la autoconciencia citadina de una urbe que se
metida a fuertes contrastes. El confesiona- distinguía de las demás por su firme tradición
lismo católico, basado en la fuerte presencia espiritual2. Y fue tal vez el sentimiento compar-
de una Iglesia de matriz ideológica integrista, tido de que por encima de los agudos conflictos
debió enfrentarse siempre con el obstáculo ideológicos que oponían a las diversas corrien-
que le ofrecía un radicalismo laico persisten- tes ideales había una Córdoba “docta”, “civil”,
te. Se reproducía en ella esa típica “situación heredada del pasado, lo que contribuyó a darle
de Kulturkampf y de proceso Dreyfus” que a las fuerzas políticas mayoritarias una tonali-
Gramsci descubría en la composición nacional dad particular. Así ocurrió con el conservadu-
de las sociedades sudamericanas, esto es, una rismo demócrata bajo el liderazgo de Cárcano y
situación en la que el elemento laico y burgués
no había alcanzado todavía la fase de la subor-
dinación a la política laica del Estado, de los 2 Como es evidente, exceptúo de la mención a Carlos
intereses y de la influencia clerical y militarista. Astrada porque aun habiendo formado parte del núcleo
intelectual de la Reforma, en los años treinta y siguien-
Y sin embargo, en los flancos de este conflicto tes no habita la ciudad. Pero no puede desconocerse
fue advertible la presencia en las últimas déca- que la relación entre Astrada y Córdoba es en sí misma
das de un área de opinión católica nutrida por todo un tema.
902 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

con el radicalismo sabattinista, que además de de los años treinta en torno a la figura de Saúl
figuras como Amadeo Sabattini o Santiago Del Taborda, y el de los años sesenta y setenta que
Castillo, dio al país un presidente de la estatu- se analiza en el texto contiguo. Dejo de lado el
ra ética y política de Arturo Illia. Recordemos de la Revolución Libertadora, en 1955, del que
que en los oscuros años que sucedieron al gol- Córdoba fue un epicentro, por razones de espa-
pe setembrino fue Córdoba el reducto solitario cio y de tiempo, aunque las consideraciones que
donde se preservaron las libertades civiles y se puedan hacer al respecto no se distancian ni
democráticas. contradicen las referidas a los tres momentos
Creo que esta función de mediación entre re- indicados. Hay un hilo rojo que recorre todas
giones, culturas y experiencias diferentes dio estas experiencias permitiendo establecer entre
a la ciudad una personalidad política e intelec- ellas una suerte de continuidad por encima de
tual que se prolongó por muchísimo tiempo, no las distintas realidades históricas.
obstante la prueba a que la sometió el autori- Es verdad que desde Gramsci sabemos que
tarismo de los gobiernos peronistas. Perduró es propio de los intelectuales considerarse a
hasta que el proceso militar y la cruzada geno- sí mismos como continuación ininterrumpida
cida de Menéndez se propusieron destruirla en en la historia, pero haciendo abstracción de
sus cimientos. Y porque la tradición espiritual esta característica inherente a los intelectua-
de los cordobeses era tan sólida los efectos de les, en cuanto categoría social cristalizada, la
la dictadura militar debieron ser tan terribles. continuidad que pretendo establecer deriva
Hoy, cuando el espectro de Menéndez parecie- de una fuente ideológica común que fue has-
ra haber dejado de flotar sobre la ciudad, pue- ta los sesenta el movimiento de la Reforma
de medirse con horror el trágico devastamien- Universitaria.
to a que fue sometida una sociedad orgullosa
de su linaje.
Hay tres momentos emblemáticos en la III
Córdoba moderna que pueden resultar de in-
terés para abordar el modo en que se planteó Aún no ha sido estudiada con la profundidad
históricamente la relación entre intelectuales necesaria la gestación de esa efectiva experien-
y sociedad: el de la Reforma Universitaria, el cia que estalló en Córdoba en 1918. Reducida
Los intelectuales en una ciudad de frontera903

a mero resultado de la presión de “causas” protagonistas como un rayo en un cielo sereno,


nacionales e internacionales de indudable gra- podemos reconocer en el núcleo generado en
vitación –como el fenómeno yrigoyenista, los torno a la Reforma ciertas características que
conflictos sociales y la revolución bolchevi- se mantendrán hasta su consumación en los
que–, lo que todavía permanece en secreto es años setenta.
la trama viva de los nexos intelectuales que Para los intelectuales de la generación que
dieron voz, de manera súbita y acabada, a una vivió esa experiencia, además de los problemas
filosofía convertida en práctica. Y con una po- ideológicos y filosóficos que pudieran com-
tencialidad expansiva tal que sus contenidos partir con los intelectuales porteños, existían
esenciales y hasta sus formas expresivas ha- otros que a partir de ella adquirieron una con-
brán de constituir el humus cultural del sindi- notación particular. El primero versaba preci-
calismo sudamericano. Si en la historia de los samente sobre la necesidad de darse una iden-
pueblos hay momentos de vida intensamente tidad cultural que los distinguiera.
colectivos que fijan para siempre sus mitos de Expresando una nueva sensibilidad que
origen, Córdoba será desde ese momento en emanaba de la conciencia de formar parte de
adelante la ciudad donde se gestó la Reforma, una generación de ruptura con la anterior in-
sus intelectuales quedarán marcados con este trodujeron una verdadera divisoria de aguas
sello indeleble. Su entidad misma se definirá en respecto de su relación con Europa. Acaso
esta marca, no importa cual haya sido su pos- por primera vez luego de un siglo se sintieron
tura concreta. americanos. Desde el Manifiesto Liminar re-
Es posible pensar que por esos años Córdoba dactado por Deodoro Roca (AA. VV, 1918) a las
fue un laboratorio político y cultural de mayor Reflexiones sobre el ideal político de América
relevancia y gravitación que las pobrísimas escritas en el mismo año por Saúl Taborda, un
presentaciones que hacen de ella sus cronistas. idéntico tono profético, una compartida tarea
No lo sabemos, pero solo presumiendo que sí a realizar por los intelectuales los mancomu-
lo era podemos entender la eclosión de tama- na. “Europa ha fracasado –dice Taborda–. Ya
ña proyección y envergadura. De todos modos, no ha de guiar al mundo. América, que conoce
sin ser todavía capaces de develar el secreto su proceso evolutivo y así también las causas
de un fenómeno que apareció ante sus propios de su derrota, puede y debe encender el fuego
904 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

sagrado de la civilización con las enseñanzas de de asumir, por sus condiciones morales y por la
la historia. ¿Cómo? Revisando, corrigiendo, de- virtud de sus ideales, la gestión del poder.
purando y trasmutando los valores antiguos; en El fatigoso proceso de conquista de una nue-
una palabra rectificando a Europa” (1918). La va identidad vinculado a la autoconciencia de
tradición argentina dejaba de ser la compues- la excepcionalidad de su función histórica con-
ta por las clases dirigentes que condujeron su tribuye a explicar el tono profético que nunca
evolución histórica. Era preciso reconstituirla abandonó su discurso y que fue compartido
volviendo los ojos a la singularidad america- por los reformistas de otros países latinoame-
na. La conquista de una identidad plena seguía ricanos. Pero, además, da cuenta del sentido
pendiente, pero alcanzarla suponía torcer un misional que daba a su labor cultural y políti-
rumbo histórico. No era suficiente reconstruir ca. Los intelectuales de la Reforma se sentían
–como aclara en 1933–, en realidad había que llamados a emprender una tarea pedagógica
regenerar. que se les presentaba como determinante y a
El segundo problema, y estrechamente vin- la que entendían como un proceso de fusión de
culado al primero, hacía referencia a una preci- intelecto y vida, en el sentido gramsciano del
sa y determinada colocación social del intelec- pasaje del saber al comprender. No por azar el
tual respecto de esta tarea. A él le correspon- movimiento político más directamente vincula-
día proponérsela e intentar llevarla a cabo. De do a la herencia de la Reforma, el aprismo, se
hombre de ideas, condenado siempre a separar presentó en un comienzo como un frente de los
intelecto y vida, el intelectual debía convertirse trabajadores manuales e intelectuales, y la ex-
en político práctico manteniendo la dimensión periencia de las universidades populares pro-
cultural de su propuesta regeneracional en un tagonizada por los intelectuales reformistas se
movimiento autónomo de los partidos políti- extendió a toda América. Todo lo cual explica
cos. La Reforma misma debía convertirse en el carácter fuertemente romántico de sus acti-
partido político. Nacida en el interior de la uni- tudes y de sus escritos.
versidad pero con propósitos en cierto modo En la medida que el movimiento reformista
universalistas, la Reforma debía contribuir a se expandió de su lugar de origen al resto del
formar “una nueva generación histórica”, una país y de América, estas características que se-
suerte de nueva clase política en condiciones ñalo penetraron en el mundo de valores y en los
Los intelectuales en una ciudad de frontera905

comportamientos y actitudes de otros tejidos representativo. La experiencia soviética, la


intelectuales. Pero lo que pretendo remarcar es crisis de la democracia y la expansión del fas-
que caracterizaron y otorgaron una fisonomía cismo tiñen una época a la que Taborda define
particular del mundo intelectual cordobés. Y “por la búsqueda desesperada de nuevas for-
desde esta perspectiva debería intentarse una mas políticas y sociales”. Frente a una crisis ra-
reconstrucción más puntual de sus orientacio- dical de los fundamentos de Occidente la tarea
nes culturales y del conjunto de manifestacio- regeneracional se impone por la propia fuerza
nes de su espíritu público. de las circunstancias. Pero no se evidencia en
la sociedad argentina la existencia de fuerzas
sociales capaces de llevar adelante un proyecto
IV de esta naturaleza. El discurso ideológico que
imaginó transformarse en política bajo el im-
Un segundo momento en la historia de la cultu- pulso obnubilante del movimiento reformista,
ra cordobesa que me interesa presentar es el de en las condiciones de los años treinta no puede
la revista Facundo y del núcleo intelectual or- ser otra cosa que doctrinario reconstructivo.
ganizado en torno a una figura de fundamental La revista Facundo se propuso eso. Hablarle
importancia en el movimiento de la Reforma, a un interlocutor imaginario de los fundamen-
Saúl Taborda. Su presencia en uno y otro mo- tos históricos y culturales que permitían dar en
mento indica la necesaria relación de continui- la Argentina una respuesta puntual, y no con-
dad que es preciso establecer entre ambos. Y tradictoria con la tradición comunal hispánica
sin embargo, la circunstancia histórica es dis- de nuestra herencia, al problema general de las
tinta. Ha fracasado el sueño imposible de una nuevas formas políticas y sociales requeridas
Reforma hecha política: el golpe de Estado de por un mundo en crisis de valores. Se compren-
1930 ha destruido un orden constitucional que de por qué un examen con esta orientación
se mantuvo por más de medio siglo sustituyén- debía despertar fuertes sospechas entre los
dolo por otro ilegítimo y de legalidad viciada intelectuales liberales y del progresismo laico
por el fraude y la intolerancia política e ideo- porteño. Recordemos simplemente la condena
lógica; la decadencia de la sociedad europea a que esta búsqueda fue sometida por un inte-
pone en cuestión las bases del Estado liberal lectual de firmes convicciones democráticas
906 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

como José P. Barreiro. Imposible de ser clasi- soberanía popular, sino que lo dilataba hasta
ficado en ninguna de las vertientes del nacio- identificarlo con el principio “cada vez más cla-
nalismo reaccionario o populista por su clara ro, cada vez más autogobierno estuvo en el ori-
vocación democrática y antifascista. Taborda gen de la democracia argentina, los argentinos
fue al principio incomprendido y luego olvida- podían tener conciencia de ser una comunidad.
do. Pero junto al olvido de su figura de filósofo, Típico intelectual de frontera, Taborda fusio-
pedagogo y crítico político original y profundo, naba en su discurso no solo las vertientes del
quedó sepultada también la problemática que comunalismo hispánico, sino también sus lec-
había motivado sus reflexiones y la de su gru- turas del ideario anarquista, de la filosofía ale-
po. Uno de los momentos más felices y crea- mana y de la experiencia soviética que seguía
tivos de la cultura cordobesa, que retomaba con profundo interés. Si la tarea fundamental
los dilemas de una sociedad mal constituida debía ser la de la instauración de un nuevo
abordados por un conjunto de intelectuales del cosmos espiritual, ¿cuál debía ser el camino
interior en cierto modo marginales a la cultu- a emprender para purificar la vida política de-
ra dominante, fue sustraído al gran debate de volviéndole su recto sentido? Taborda no tenía
ideas que reclamaba una sociedad desquiciada respuesta alguna al problema, aunque defendía
y sin rumbo. el proyecto de una democracia funcional basa-
Al igual que en los años veinte, la preocupa- da en la Comuna como institución de base. La
ción de Taborda sigue siendo el divorcio del misión de encontrar una “fórmula salvadora”
intelectual con las masas. Pero en las nuevas no podía ser encomendada al partido político,
condiciones del país este tema habrá de gene- puesto que –según sus palabras– a ningún par-
ralizarse comprometiendo a la izquierda co- tido se le puede pedir que se suicide, ni existía
munista y al nacionalismo de corte populista. tampoco fuerza social alguna capaz de cons-
Las respuestas que ambos dieron a la cuestión tituirse en su soporte. Frente a la ausencia de
distaba de la que a través de un original releva- efectivos protagonistas del cambio, el discurso
miento histórico ofreció Taborda. Aunque más concluía retornando a las manos de quienes
no sea porque su diagnóstico pesimista de la habían proyectado una misión sin destinatario
vitalidad de un sistema político viciado por la posible: los propios intelectuales. Pero lo que
corrupción no cuestionaba el principio de la Taborda comprendió, y los demás no, es que
Los intelectuales en una ciudad de frontera907

esta contradicción era del orden de lo real y no todos de la Reforma, erosionando cualquier
simplemente de lo imaginario. Entre intelec- tipo de especialismo y cruzando los discursos
tuales y sociedad existía un hiato que no debía culturales con los políticos, organizando insti-
ser resuelto colocando al intelectual al servicio tuciones de resistencia al fascismo, la guerra
del príncipe, sino batallando con obstinación y el abuso de poder, creando periódicos y re-
por dotar, mediante una reflexión comprensiva vistas que aún hoy nos siguen pareciendo pre-
y creadora, de formas adecuadas a la expresión cursoras. Tal el caso de un Deodoro Roca, por
de la conciencia de los argentinos, para que ejemplo, de cuya iniciativa, ingenio y voluntad
nuestra tierra fuera “una tierra de productores surgieron publicaciones como Flecha o Las
que plasman en creaciones originales la eterni- Comunas. Y es en esta última publicación don-
dad de su nombre”. de el tema de las ciudades puede ser por pri-
¿Una tarea imposible? Tal vez lo fuera, pero mera vez abordado de manera integral en una
el hecho paradójico consiste en que habiendo perspectiva de análisis abierta por el ensayo,
la historia adoptado otro camino seguimos en también precursor, de Taborda sobre Córdoba
el laberinto sin poder todavía resolver el pro- o la concepción etnopolítica de la ciudad.
blema frente al cual Taborda ensayó una res-
puesta. Las grandes cuestiones que quedaron
irresueltas por el modo concreto en que se V
constituyó la Nación, y que la incapacidad de
los partidos políticos no les permitió modificar, ¿Qué relación de continuidad puede establecerse
son hoy en parte distintas de las que con inteli- entre esos dos momentos de la constitución del
gencia crítica enumeró Taborda. Pero el diseño ocaso del bloque intelectual generado en torno
de una política de reformas sigue sin encontrar a la Reforma Universitaria con el que eclosionó
quién pueda llevarlas a cabo. Y estando así las en los años de la Córdoba del conflicto? Acaso
cosas y habiéndose ensayado todo tipo de fór- un idéntica lucha contra lo imposible en una
mulas salvadoras, no parece existir otro cami- ciudad donde lo imposible fue un deseo cotidia-
no para el trabajo intelectual que aquel que en no en esos tres momentos de vida intensamen-
los difíciles años treinta se empeñó en transitar te colectivos. Pero diría algo más en el mismo
una pléyade de intelectuales cordobeses, hijos sentido con el que Antonio Marimón abrió una
908 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

picada en la selva de hechos y figuras que po- los que relampagueó una cultura de resisten-
blaron los sesenta. Esa lucha fue encarada en cia. Olvidados o amenazados de aniquilamien-
los tres momentos desde firmes posiciones de to por la fuerza de las armas, han sobrevivido
ruptura y con el propósito explícito de renovar y vuelven por sus fueros. Reclaman el análisis
una herencia cultural en sus elementos de tra- profundo y exhaustivo que los restituya al en-
dición y modernidad. Quienes la emprendieron tramado de las vicisitudes históricas, sociales y
hablaron desde su propia condición de intelec- culturales de una ciudad que, no gratuitamen-
tuales y sometieron a crítica dicha función, no te, aspiró siempre a ejercer una función parti-
porque pretendían dejar de ser intelectuales cular y muy propia en la sociedad nacional y en
sino porque creían que debía ejercerla de otro los confines de Occidente.
modo. Más allá de sus aciertos y errores, lle-
varon adelante sus propósitos con apasionada
exaltación y un tono profético que acaso sonaba Bibliografía3
a falso en una sociedad nacional aplastada por
adversidades y que se aceptaban como un sino. AA. VV. 1918 Manifiesto Liminar (Córdoba:
¿Pero a qué otro tono puede apelarse cuando se FUC).
cree tener algo que decir y se advierte la sorde- AA. VV. 2008 “Manifiesto Liminar de la
ra? Fueron hombres de su tiempo y si una vida Reforma Universitaria” en Cuadernos del
civil les era vedada a ellos y sus semejantes, ¿de Pensamiento Crítico Latinoamericano
qué otro modo que soñando lo imposible podían (Buenos Aires: CLACSO) N° 5, 21 de
cumplir con su responsabilidad de humanos? febrero.
Cuando las pasiones se extinguen y son mate- Monserrat, S. 1972 Córdoba: Tradición y
rias de tratados filosóficos, la reconstrucción de Modernidad (Córdoba: UNC).
un pasado es también una forma de resistencia Roig, A. A. 1998 La universidad hacia la
y de manifestación de esa verdad benjaminiana democracia (Mendoza: EDIUNC).
de que nada de lo que ocurrió está perdido para
siempre.
Córdoba la Docta, la ciudad civil, tiene mo-
tivos para reconocerse en esos momentos en 3 [Ampliada para la presente edición].
Los intelectuales en una ciudad de frontera909

Keyserling, H. 1930 (1918) Diario de viaje de Taborda, S. 1918 Reflexiones sobre el Ideal
un filósofo (Madrid: Espasa Calpe). Político de América (Córdoba: Imprenta
Sarmiento, D. F. 1977 (1845) Facundo. Elzeviriana) p.149.
O civilización y barbarie (Caracas: Taborda, S. 1974 “Córdoba o la concepción
Biblioteca Ayacucho). etnopolítica de la ciudad” en Tiempo Vivo
(Córdoba) N° 2.
Crisis del socialismo,
crisis del marxismo*

M e corresponde hablar sobre el tema de


las raíces de la crisis de la ideología de
izquierda. En primer término analizaré el modo
su tradición teórica. Tanto, que durante largo
tiempo movimiento socialista y tradición mar-
xista fueron considerados como dos caras de
en que históricamente se ha puesto en cuestión un mismo proceso.
la estructura conceptual de la tradición marxis- En realidad, la palabra “crisis” para definir un
ta. En segundo término, me referiré a las razo- estado crítico de la cultura marxista es usada
nes de las insuficiencias de la teoría trente a los desde hace mucho tiempo. Ya a fines del siglo
procesos de mutación de la realidad. pasado se habló de “crisis del marxismo” y se
Como es evidente por los temas indicados, abusó tanto del término que es como si constitu-
arranco de una crisis: la crisis del marxismo. yera un atributo de su manera de ser. Mucho an-
Esta crisis se vincula con la pérdida de orien- tes del derrumbe del llamado “socialismo real” y
tación de todo un movimiento histórico y el de la descomposición de los regímenes políticos
cuestionamiento de una prolongada experien- surgidos en el Este, se habló sucesivamente de
cia política que estuvo, y en parte todavía lo distintas “crisis del marxismo”. Me parece, en-
está, conectada con la cultura marxista y con tonces, que aunque un fenómeno no pueda ser
desligado del otro, cada uno de ellos exige un
* Aricó, J. 1991 “Crisis del socialismo, crisis del mar- tratamiento particular en cuanto remite a distin-
xismo” en Lubertino Beltrán, M. J. (comp.) Evolución tos órdenes de problemas. La crisis de un sis-
y crisis de la ideología de izquierda (Buenos Aires: tema político es algo más que la crisis de una
CEAL) Vol. 2, Parte III El escenario ideológico, pp. 133- teoría. En cierto sentido la crisis del socialismo
160. [Nota de la primera edición: Esta es una transcrip- no tiene por qué presuponer necesariamente la
ción parcial y corregida hecha por el autor]. CV: Histo-
riador de las ideas. Investigador principal del CONICET. crisis del marxismo, porque para muchos pen-
Codirector de La Ciudad Futura (Buenos Aires). sadores de tradición marxista la experiencia de
912 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

los países del Este, de Asia o de América Latina filósofo italiano Benedetto Croce (1942) creía
como Cuba, constituía una flagrante tergiversa- haber destruido con sus sesudas refutaciones
ción de los aspectos fundamentales de la teoría a finos del siglo pasado, siga persistiendo un
de Marx. A su vez, la teoría marxista no tenía siglo después? Si abordamos la cuestión desde
por qué conducir necesariamente a la consti- esta pregunta, es posible escapar a la tentación
tución de Estados despóticos o totalitarios. La ideológica (y por lo tanto políticamente situa-
doctrina de Marx nutrió, por ejemplo, la expe- da) de razonar únicamente sobre los elementos
riencia histórica de la socialdemocracia alema- o aspectos o partes de la teoría marxista quo
na, o austrohúngara, y ninguna de estas fuerzas, han entrado en crisis, para detenernos tam-
cuando fueron fuerzas de gobierno, pretendie- bién en aquellos elementos, aspectos o partes
ron constituir tales tipos de Estados o sistemas que dan cuenta de su extremada vitalidad en el
políticos. Con esto quiero decir que no hay que tiempo, de su prolongada existencia y aún de
confundir experiencias políticas con presu- su vigencia. Si enfocamos la cuestión de este
puestos ideológicos, excepto que aceptemos modo, no tratamos tanto de ver lo que ya no
el integrismo religioso o nacionalista, y el inte- sirve de lo que Marx ha dicho, como de poner
grismo “liberal”, que también existe y pretende de relieve hasta dónde parte de lo que dijo ilu-
obligarnos a aceptar una visión unidimensiona- mina nuestro presente, nos ayuda a reflexionar
lizada del mundo. sobre problemas que nos preocupan, nos per-
Me interesa analizar la llamada “crisis del mite pensar de mejor modo sobre males del
marxismo” y el por qué de esta manera habitual mundo que queremos dejar atrás. ¿Si así pro-
suya de comportarse. Un modo adecuado de cedemos con los pensadores que nos precedie-
abordar el problema es preguntarnos por qué ron, por qué no habríamos de hacerlo también
es posible la perduración de una concepción con Marx? Pese a los esfuerzos denigratorios
(doctrina o teoría) que desde el momento mis- de historiadores reaccionarios hoy de moda,
mo de su generación en el movimiento obrero como Paul Johnson (1990), Marx sigue siendo
ha estado sometida permanentemente a situa- una figura moral e intelectual cuyo pensamien-
ciones de crisis: crisis de certidumbre, crisis de to y cuya acción nos permitió construir una vi-
ideas, crisis de conceptualizaciones, etc., etc. sión del presente, una comprensión del mundo
¿Cómo es posible que un sistema teórico, que el de hoy que no puede ser extirpada o suprimida.
Crisis del socialismo, crisis del marxismo913

En este sentido, querrámoslo o no, somos Si el marxismo se pensó a sí mismo como


posmarxianos y no nos es dable, si deseamos una “filosofía de la praxis”, es decir, como un
realmente explicar el mundo y no simplemen- saber que desbordaba los límites mismos de
te justificar lo existente, colocarnos antes de todo saber, si construía como teoría lo que el
su existencia como pensador y revolucionario. movimiento social de los trabajadores genera-
En esta doble dimensión –de la explicación y ba por su propia existencia y experiencia, la
de la transformación– reside la particularidad cultura marxista estaba destinada necesaria-
de la cultura marxista y lo que la diferencia de mente a vivir una constante situación de crisis.
otras. Dicha cultura se identificó con un movi- Porque debía tramitar en la teoría y prefigurar
miento político y social concreto, como fue y en la práctica las experiencias de un movimien-
es el movimiento obrero europeo. Pretendió to obligado a modificarse y a dar cuenta de los
ser su expresión teórica y su punto de referen- cambios de la realidad. Desde este punto de vis-
cia fundamental. De ahí que el debate teórico ta, se podría decir que la cultura marxista hoy
marxista fuera siempre, al mismo tiempo, la está sometida a una crítica muy profunda no
forma teórica de encarar las vicisitudes y los solo y no tanto por la fuerza de las objeciones
problemas del movimiento obrero europeo. Y teóricas que se puedan hacer a todas o partes
digo del movimiento obrero “europeo”, porque de sus formulaciones, sino fundamentalmente
la relación entre cultura marxista y cultura no por la radicalidad de las informaciones que se
marxista en países donde no hubo una cons- han producido en el desarrollo social moder-
titución “clásica” del movimiento obrero (es no y por las formas de conciencia que adoptó
decir, como constitución política de una clase la percepción de tales transformaciones. Esta
previamente ya existente o en avanzado pro- puede parecer una afirmación anodina o banal.
ceso de formación) la relación entre ambas no Sin embargo, me parece que es pertinente seña-
siempre atraviesa momentos determinados de larla porque nos posibilita indagar con mayor
conformación de un movimiento de los trabaja- detenimiento por qué algunas ideas que cum-
dores. Al igual que en los Estados Unidos, entre plieron un papel importante en la constitución
cultura marxista y trabajadores puede no exis- de movimientos sociales de fuerte gravitación
tir ninguna relación orgánica, y en la mayoría sobre la evolución de las sociedades europeas,
de los casos de hecho no la hubo. y que hoy son criticadas como erróneas por
914 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

su craso reduccionismo, tuvieron efectividad es pensable una lucha contra la sociedad de


política. Es evidente, para dar un ejemplo, que clases, es anterior a Marx. Marx la hace suya e
la teoría marxista se asienta sobre el recono- intenta darle un fundamento teórico. Pero este
cimiento privilegiado de un “soporte históri- fundamento teórico aparece como verdadero
co” de los procesos de transformación que es porque en la realidad se está produciendo un
la clase obrera. A partir de una indagación de proceso de agregación social, política y cultu-
la naturaleza de la sociedad capitalista y de las ral de los trabajadores. Si la fuerza del marxis-
características de sus leyes de funcionamiento, mo residía en no darle la “verdadera” consigna
Marx estructura un sistema teórico que reco- de lucha a los trabajadores, sino en “mostrarles
noce una contradictoriedad de origen con esta por qué luchan, ya que la conciencia de esa lu-
forma productiva. La transformación en mer- cha es algo de lo que los trabajadores tienen
cancías de los bienes creados por los hombres, que apropiarse” (son palabras del joven Marx,
y la universalización de la forma-valor, hace del 1987: 458), el proceso mismo de constitución
capitalismo un sistema basado en la contradic- de los trabajadores como clase social y como
ción entre trabajo y capital. La oposición entre partido político era una demostración práctica
las fuerzas sociales en las que esta contradic- de la “verdad” del marxismo. Pero si esto es
ción se expresa es el motor de la dinámica de así, no es suficiente demostrar el error econo-
la sociedad burguesa y encierra los elementos micista (reduccionista) que sustenta este ra-
de su autodescomposición. Se podría decir, zonamiento, porque siendo como es un error
entonces, que la afirmación del proletariado no impidió que apoyándose en esta afirmación
como soporte histórico de la superación del se constituyera un movimiento histórico que
capitalismo es resultado en Marx del examen contribuyó a modificar la sociedad capitalista
de la sociedad burguesa. Y sin embargo, sabe- realmente existente en su momento y que fue
mos que dicha afirmación está en Marx desde un factor de decisiva importancia para que esta
un primer momento, cuando aún estaba lejos sociedad capitalista adoptara las formas ac-
de poder dar cuenta del proceso de formación tuales. No podríamos imaginar el capitalismo
del movimiento obrero y de las leyes del fun- y su evolución sin la existencia en su interior
cionamiento del capitalismo. La idea de los de un movimiento de contestación, de control
trabajadores como la fuerza a partir de la cual y de reformas que con su accionar propio ha
Crisis del socialismo, crisis del marxismo915

contribuido a darle al capitalismo algunas de y socialista europeo, nunca se produjo una


sus características actuales. La constitución fusión total e integral entre cultura marxista y
del Estado social, por ejemplo, cuya generali- movimiento obrero, entre muchas otras, por la
zación en los países capitalistas europeos es re- sencilla razón de que una cosa es el pensamien-
sultado de las luchas sociales de posguerra, no to de Marx y otra bien distinta es el marxismo.
es un producto necesario del “automovimiento Aún más, podría decirse que el marxismo es
del capital”, sino la forma en que el capital me- el modo en que una corriente determinada, el
taboliza el desafío planteado por el movimien- movimiento socialdemócrata alemán, constru-
to obrero y socialista europeo. yó como una herramienta doctrinaria y política
Cuando se refuta la presunción de una virtua- un cuerpo más o menos sistemático de pensa-
lidad o potencialidad propia de los trabajadores miento que se nutría de las teorías de Marx y de
que resulta de un sitio privilegiado en la estruc- sus análisis teóricos y políticos.
tura técnico-económica, o cuando se muestra Aquí aparece el primero de los problemas.
como un error reduccionista la creencia en que Porque, como dije, una cosa son las ideas de
el proletariado encarna un destino histórico Marx y otra distinta es la forma en que sus cons-
de construcción de una sociedad socialista, se trucciones analíticas se consolidaron como un
tiende a pensar que es este un error permanen- cuerpo teórico, sistemático y concluido, al que
te de la teoría desconociendo el que posibilitó se le dio el nombre de marxismo. Recordemos
darle plena legitimidad teórica y práctica a la que antes de esta circunstancia el nombre tiene
acción política de los trabajadores. Si en lugar una connotación peyorativa porque está vincu-
de un análisis exclusivamente teórico hacemos lado estrictamente al debate que se ha suscita-
un análisis histórico-reconstructivo, la poten- do en la I Internacional entre los partidarios de
cialidad de ciertas ideas y conceptualizaciones Bakunin, llamados “antiautoritarios” o “baku-
de Marx debemos verlas, como el propio Marx ninistas”, y los partidarios de Marx a los que
hubiera deseado, con referencia al movimien- se los denomina “marxistas”. Para utilizar una
to político y social que de ellas se nutrió. Por fecha, podríamos decir que el marxismo como
otra parte, hay que recordar que nunca hubo, un cuerpo orgánico de teorías nace en 1883,
como no podía haberlo, un movimiento aca- cuando el Partido Socialdemócrata Alemán
badamente marxista en el movimiento obrero autoriza la publicación de una revista teórica
916 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

oficial dedicada a difundir, defender y desa- raíz de su imposibilidad práctica de convertirse


rrollar una doctrina a la que designa marxista. en sistema, so pena de erosionar esta relación,
Die Neue Zeit, dirigida por muchos años por que podríamos llamar dialéctica, entre ambas
Karl Kautsky (1890), es por lo tanto el punto polaridades de un mismo fenómeno. Aquí re-
de arranque del marxismo teórico porque por side su fuerza, pero también su inestabilidad
vez primera un partido socialista vincula fun- permanente y su crisis. Porque es una filosofía
damentalmente al pensamiento de Marx una que pretende consumarse como política, pero
construcción teórica-intelectual que tiene por en la medida en que cristaliza en propuestas
función uniformar el pensamiento doctrinario programáticas e instituciones políticas deter-
de la socialdemocracia. minadas está sometida al constante riesgo de
Esta función de mediación de pensamiento y quedar detrás de los hechos, de no ser capaz
de acción entre intelectuales y mundo obrero y de dar cuenta de lo que el propio movimiento
popular, cumplido por la revista Die Neue Zeit social crea.
y su difusión en el movimiento social europeo A partir de las consideraciones aquí expues-
como una forma ejemplar de relación entre tas podemos explicarnos las causas que han
cultura y política, constituyeron un ejemplo originado una crisis tan profunda en el pen-
de operaciones teórico-políticas que dio naci- samiento histórico de la izquierda. Crisis que,
miento a lo que desde entonces se designará como dije, no deriva tanto de los límites de
marxismo. En consecuencia, un atributo de dicho pensamiento como de la radicalidad de
este sistema teórico-práctico reside en el he- los cambios operados en la sociedad moderna.
cho de expresar un punto de fusión entre con- ¿Por qué digo esto? Porque aún reconociendo
ceptualización teórica y movimiento político. una verdadera mutación de la sociedad moder-
La vinculación entre teoría y práctica es con- na (me refiero a las sociedades capitalistas que
sustancial con la idea misma de marxismo y hegemonizan el mundo de hoy) me resulta difí-
por lo tanto, el marxismo debe necesariamente cil aceptar que el núcleo central de la teoría de
ser considerado desde el lugar “privilegiado” Marx ha quedado invalidado. ¿Cuál es la idea
de la relación del movimiento con la teoría. fuerte de Marx? La hipótesis y luego la demos-
Esta particularidad del marxismo respecto de tración de que el sistema capitalista encierra
otras teorías sobre el cambio social está en la en su interior contradicciones que tienden a
Crisis del socialismo, crisis del marxismo917

convertirse en obstáculos para su permanen- de los bienes de los trabajadores y en su sepa-


cia definitiva. Todo el esfuerzo de Marx está ración de la tierra y de la comunidad. Los hom-
puesto en un intento de “desnaturalizar” las re- bres dejan de ser productores asociados para
laciones sociales demostrando que son en de- convertirse en “fuerza de trabajo” obligada a
finitiva relaciones “históricas” y no relaciones contratarse como asalariada en favor de quie-
naturales. En consecuencia el capitalismo es, nes disponen del control de tal fuerza por la po-
para Marx, un sistema económico-social histó- sesión o control del capital. En esta polaridad
ricamente constituido; no es el punto de llega- contradictoria funda Marx el carácter perece-
da de la humanidad y la conclusión de su his- dero de la forma capitalista de producción de
toria. El fin de la historia, como hoy se procla- la riqueza social. Dicha forma solo puede man-
ma. Es verdad que en Marx esta afirmación se tenerse y reproducirse en la medida en que am-
alimenta de una crítica romántica a una forma plíe permanentemente su autoreproducción,
social que ha descompuesto las comunidades lo cual significa la producción en escala cada
preexistentes. Es cierto que hay una nostalgia vez más amplia de bienes. Como diría Marx, la
por un mundo tradicional en el que los lazos producción por la producción misma. Sin em-
solidarios eran mucho más fuertes que los hoy bargo, el hecho de que tales bienes adquieran
presentes en sociedades donde prima el indivi- la forma de mercancías y solamente puedan
dualismo posesivo. Pero eso no quita que todo ser apropiadas por los hombres a través de los
el movimiento socialista se haya nutrido de un ingresos que provienen de su condición de asa-
deseo semejante y que a partir de la crítica del lariados, instala en el núcleo mismo de la forma
modo en que se produjo el proceso de apropia- capitalista de producción una contradicción
ción de los productores directos por el capital, irresoluble. Porque el capital tiende a reducir
este movimiento haya construido elementos de el tiempo de trabajo al mínimo, mientras que
conocimiento sobre otros modos posibles de por otra parte pone al tiempo de trabajo como
asegurar el paso de la sociedad tradicional a la la única medida y fuente de la riqueza. El capi-
moderna preservando formas de organización tal, para Marx, es en definitiva la contradicción
social e instituciones más solidarias. en movimiento. El saber social de los hom-
Marx analizó el sistema capitalista como un bres, objetivado en la sociedad capitalista bajo
nuevo sistema productivo basado en el despojo la forma de capital, se transforma en fuerza
918 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

productiva inmediata, en fuerza científica ob- más compleja que las simplezas acerca del “de-
jetivada, que tiende a excluir a los hombres del rrumbe” inevitable del sistema capitalista por
acceso al trabajo. Pero sin trabajar, los hom- la contradicción entre el carácter social de las
bres no pueden tener en la sociedad capitalista relaciones de producción y el carácter privado
ingreso alguno. Como señala Marx, el sistema de la apropiación. Cuando Marx, a través del
mismo del asalariado moderno fija un límite y análisis del despliegue de la forma de valor de-
un obstáculo al desarrollo del capital. muestra la existencia de “obstáculos”, “límites”
Aun nos sigue sorprendiendo que estas ideas y “barreras”, estos elementos no son vistos en
pudieran ser expuestas por Marx en sus bo- el sentido de determinaciones reales que impo-
rradores de preparación de El Capital (Marx, sibilitan a un sistema funcionar. Sino de puntos
1980a), los famosos Grundrisse (Marx, 1971), de fractura sobre los cuales es posible la gene-
redactados entre 1857 y 1858 y que a casi siglo ralización política de la contradicción. Esta es
y medio de dicha obra el problema “teórico” la base material de terrenos posibles de unifica-
de las barreras para el desarrollo del capital ción y de alianzas entre aquellas fuerzas que im-
se esté hoy planteando como un problema de pulsan una aceleración positiva de la tendencia
política social práctico en algunos países ca- a la crisis. Estas ideas de Marx, que constituyen
pitalistas centrales. Toda la discusión sobre la los elementos centrales de su crítica del capita-
necesidad de resolver, a través de un salario so- lismo (la teoría del fetichismo de la mercancía,
cial garantizado, los efectos de desocupación de la alienación, de las contradicciones inter-
que genera el desarrollo económico presente, nas de la forma de valor, etc., etc.) no han sido
muestra hasta dónde lo que Marx planteaba refutadas como falsas y, por el contrario, son
“teóricamente” a mediados del siglo pasado de algún modo retomadas cuando corrientes
hoy es un problema de naturaleza “práctica” en reformadoras europeas (véase, al respecto, el
los países capitalistas desarrollados, para no gran debate teórico y práctico iniciado por los
hablar de los otros. economistas holandeses acerca del derecho al
¿Cómo pudo Marx adelantarse a su tiempo? ingreso) se plantean la superación de hecho del
En realidad, Marx dijo muchas más cosas que sistema del salario.
las simplezas y tonterías que hoy se le achacan. El movimiento obrero mundial, desde sus
La teoría de la sociedad de Marx es muchísimo inicios a mediados del siglo pasado, reivindicó
Crisis del socialismo, crisis del marxismo919

corno un derecho esencial, y que hasta moti- ser dejados de lado, que deben ser recuperados
vaba su razón de existencia, el “derecho al tra- aunque no se sostenga teóricamente la teoría
bajo”. Hoy, que los sistemas productivos mo- del valor trabajo. Consideración, esta última,
dernos, sobre la base de la incorporación de que no preocupaba demasiado a Marx por
tecnologías que provocaron una nueva y cua- cuanto no dejó de reconocer, y lo aclaró ex-
litativamente distinta “revolución industrial”, plícitamente en los Grundrisse (Marx, 1971),
expulsan a los hombres del trabajo, se plantea que la transformación de la ciencia en un poder
el gran problema histórico del derecho al in- productivo directo y la consiguiente reducción
greso” no proveniente del trabajo. Es preciso ad infinito de la proporción del tiempo de tra-
encontrar salidas de acceso de los hombres a bajo en la composición del capital, provocaba
los bienes necesarios para la reproducción de la extinción de la validez de la ley del valor-
su vida social sin que provengan de las rentas trabajo. Con lo cual, todo un período histórico
de trabajo. El salario social garantizado inten- del capitalismo llegaba a su consumación. Y de
ta resolver este problema, pero de algún modo esta conclusión de una época es que estamos
se coloca fuera de la esfera del capitalismo y hablando.
es contradictorio con su propia esencia. Aquí La gran paradoja de la situación presente es,
nos enfrentamos prácticamente con el proble- entonces, que en el momento mismo en que la
ma teórico que Marx planteaba hace un siglo y crítica radical de Marx al capitalismo parece
medio atrás. ¿Se puede hablar de mayor actua- encontrar una sorprendente verificación, la iz-
lidad que esta? quierda que por más de siglo y medio se nutrió
Si rechazamos la sugerencia de un poder adi- de sus ideas atraviesa una crisis de creencias y
vinatorio de Marx, no podemos dejar de reco- de teorías que aniquila su capacidad transfor-
nocer que en la naturaleza misma del sistema madora. ¿Cómo explicar esta anomalía? Las
del capital existían determinaciones a partir de razones son de distinto tipo: teóricas, políticas,
cuyo análisis era posible prever la emergencia históricas, etc., etc. Yo solamente me referiré
futura de ciertos problemas. Pero si aceptamos a dos temas que tienen, por supuesto, una es-
esta conclusión, debemos necesariamente re- trecha vinculación entre sí. En primer lugar,
conocer que en la crítica del capitalismo ela- al tipo de recepción del pensamiento de Marx
borada por Marx hay elementos que no pueden que se dio en los partidos obreros y socialistas
920 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

europeos (aunque no solo europeos) y el papel [1881]), eran conocidos por el movimiento
que aquel tuvo en la constitución de la estruc- socialista que se reconocía en sus doctrinas.
tura conceptual de la doctrina socialista. En se- En realidad, los textos básicos que nutrieron
gundo lugar, la función ideológica legitimadora la cultura socialista fueron, entre otros, el
de la práctica de dichos partidos que tuvo la Manifiesto Comunista (Marx y Engels, 1973)
tradición marxista. y el Anti-Dühring (Engels, 1964), además la
Como ustedes saben, los principales parti- sección séptima del primer tomo de El Capital
dos obreros de masas (alemán, austrohúngaro, (Marx, 1980a) dedicada al proceso de acumula-
francés, belga, italiano, etc.) se constituyen en ción del capital. Dichos textos fueron organiza-
las dos últimas décadas del siglo pasado. En dos sistemáticamente para derivar de ellos una
cierto modo, desde la muerte de Marx (1883) concepción económico-social y otra estratégi-
hasta la muerte de Engels (1895). No es exac- co-política basadas en la inevitable declinación
tamente así, pero quiero marcar ambos hechos del capitalismo.
para recordarles que fue Engels, y no Marx, La llamada “teoría del derrumbe del capita-
quien acompaña con sugerencias, indicacio- lismo”, que con mayores o menores variantes
nes, críticas y otras intervenciones, el pro- constituyó el núcleo esencial de la doctrina
ceso concreto de formación y expansión de socialista, sostenía lo siguiente: el capitalis-
esas grandes formaciones políticas modernas. mo origina inevitablemente en su propio in-
Hacia finales de siglo, de Marx solo se conocía terior, como resultado de sus leyes de funcio-
una pequeñísima parte de su legado teórico. Ni namiento, crisis económicas que conducen a
los escritos juveniles [por ejemplo, una obra su destrucción. Estas crisis podían derivarse
tan importante como La ideología alemana del infraconsumo de las clases populares, o
(Marx, 1982), se publicó recién en 1927, y po- resultaban de la imposibilidad de “realizar” el
cos años después los Manuscritos económico- capital, es decir, de convertir el plusvalor en
filosóficos de 1844 (Marx, 2011)], ni escritos de capital dinerario. Y tan fuerte fue la creencia
madurez como los Grundrisse (Marx, 1971) o en las crisis terminales del capitalismo que el
los Manuscritos de 1861-1863 (Marx, 1976), movimiento socialista abrigó la esperanza que
publicados respectivamente en 1939 y 1976, o el advenimiento del socialismo acompañaría
los trabajos sobre Rusia (Marx y Engels, 1980 el inicio del nuevo siglo. Si ustedes leen las
Crisis del socialismo, crisis del marxismo921

principales declaraciones y resoluciones de la sociedad se simplificaría en torno al conflic-


la Segunda Internacional en sus congresos de to de clases. Si uno lee con cierto detenimien-
Londres (1896) o de París (1900), el fervor re- to y desprejuicio los escritos de Marx resulta
volucionario de comienzos de siglo que la pri- imposible derivar de ellos una “teoría del de-
mera revolución rusa (1905) llevó al paroxismo rrumbe” semejante. Más aún, en los textos que
la confianza en los inevitables cambios futuros mencioné antes o en las Teorías sobre el plus-
que subyacen en las dos obras más significati- valor Marx (1980b) avisora una sociedad capi-
vas de la época: La revolución social (Kautsky, talista tanto más compleja a medida que crece
1902) y El camino del poder (Kautsky, 1996 el dominio del capital sobre ella. De la lectura
[1906]), tendrán una idea más aproximada del de los Grundrisse (Marx, 1971) se deduce cla-
clima de época que se vivía por esos años. Y ramente que cuando Marx habla de “barreras”
sin embargo, fue precisamente por esos años o de “límites” para el desarrollo del capital está
cuando se discutió por vez primera pública- hablando de límites lógicos y no políticos pun-
mente sobre la validez de la conceptualización tuales. Es verdad que Marx era un hombre de
marxista. La primera “crisis del marxismo” se su tiempo y su construcción lógica conceptual
produjo en torno a un debate sobre la validez estaba impregnada de una confianza en la ca-
o no de la teoría del derrumbe del capitalismo. pacidad de las clases trabajadoras de adelan-
Fue el llamado Bernstein-Debatte. tarse a contradicciones y conflictos que nacían
¿Qué suponía la teoría del derrumbe?: 1) la del carácter específicamente contradictorio
tendencia a un crack económico mundial vio- del proceso material del capitalismo. No exis-
lento e irreversible; 2) el proceso de concentra- tían para él límites “naturales” del capitalismo.
ción y centralización del capital conducía a la Dichos límites eran solo políticos, pero podían
separación de la sociedad en una “minoría de serlo porque la condición de posibilidad esta-
explotadores” y una “mayoría de explotados”; ba inscripta en el carácter contradictorio de la
3) la dinámica del desarrollo capitalista hacía forma-valor.
crecer el proletariado industrial y desaparecer El problema no radica por tanto en las limi-
las clases intermedias, llevando también los taciones del programa científico de Marx, que
mecanismos de concentración al mundo rural. por esos años era incomprendido en sus rasgos
La pequeña propiedad tendería a desaparecer y esenciales, sino en las necesidades teóricas y
922 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

prácticas de un movimiento socialista que se de crecimiento que la mediana o grande. El


concebía a sí mismo como revolucionario y proceso de incorporación de los trabajado-
que se proponía por lo tanto destruir una for- res a un Estado obligado a dar respuestas a la
mación social a la que consideraba injusta. presión de sus organizaciones de clase, con-
Reconocer el carácter “histórico” del capita- duce a un desarrollo económico en el que los
lismo era para él una necesidad sustancial, factores de control alejan la inevitabilidad de
puesto que daba una razón histórica-universal las crisis. En consecuencia, es imposible esta-
a su tarea destructiva. La teoría del derrumbe blecer un juicio a priori acerca de la relación
cumplía a la perfección esta función legitima- entre las tendencias que favorecen las crisis
dora de una corriente obligada a sostener un y las tendencias que las contrarrestan. Soñar
discurso revolucionario en condiciones no re- con una crisis final del capitalismo es una
volucionarias, o sea mantener juntos dinamis- manera ideológica y no realista de encarar el
mo y cotidianeidad. problema de la capacidad de adaptación de la
¿Cuáles son las ideas o axiomas contra los economía moderna.
que combatió Eduard Bernstein (1982 [1899]) Bernstein se enfrentaba, por consiguiente,
en su famoso libro Las premisas del socia- al proceso de complejización de la sociedad
lismo y las tareas de la socialdemocracia? evidenciado a través de la afloración de dos
Bernstein, que era un marxista, mostró que no grandes cuestiones: la cuestión agraria y la
es totalmente cierto que en el capitalismo de cuestión de los intelectuales. La presunción
su época se esté produciendo un proceso de de una prevista simplificación de la estratifica-
concentración y de centralización del capital ción social alrededor de burguesía y proleta-
que conduzca a la simplificación de la socie- riado es desmentida en los hechos por un gran
dad en torno a una estructura bipolar. Al mis- proceso de diferenciación. El privilegiamiento
mo tiempo que crecía el proletariado indus- del factor moral respecto del determinismo
trial, crecían también nuevos sectores socia- característico del socialismo de la Segunda
les, fundamentalmente de las llamadas “capas Internacional que hace Bernstein en su libro,
medias”. Tampoco tendía a desaparecer la pe- coincide con las perspectivas abiertas por la
queña propiedad rural y en ciertas condicio- ciencia social de la época. Una ciencia preo-
nes esta demostraba tener mayor capacidad cupada por el advenimiento de una sociedad
Crisis del socialismo, crisis del marxismo923

de masas, interpretada como “era de las mul- realidad para sostener una congruencia total
titudes”, se enfrenta al problema de los facto- de teoría y práctica, Bebel en cambio aceptaba
res integradores de la sociedad industrial mo- la separación entre una y otra.
derna. Y son precisamente estos factores los Con esto no quiero decir que Bernstein
que están en el centro del llamado “Bernstein- acertara en su tarea de refundación ideológi-
Debatte”. Toda la discusión posterior sobre ca. Nunca fue una gran mentalidad teórica y
el imperialismo y la teoría de la “aristocracia sus reflexiones están fuertemente teñidas de
obrera” tiene como telón de fondo el profundo su confianza en la capacidad del movimien-
temor del movimiento socialista a la capaci- to obrero de introducir reformas sustanciales
dad integradora del capitalismo moderno. en el sistema. Lo que estoy señalando es que
¿Cuál fue la respuesta del movimiento so- Bernstein advirtió la necesidad de tomar en
cialista al desafío planteado por Bernstein? La cuenta los cambios que se estaban producien-
negativa a aceptar los hechos que le sirvieron do en el capitalismo finisecular y la obligación
a este para recomponer la teoría en función de por parte de la socialdemocracia de reade-
compatibilizarla con la realidad. Para el teóri- cuar la teoría y la práctica del movimiento a
co oficial de la socialdemocracia alemana, Karl esta nueva realidad. En tal sentido el debate
Kautsky, toda la argumentación de Bernstein Bernstein tiene una importancia decisiva por-
se basaba en una lectura deformada de aspec- que ilustra sobre la naturaleza conflictiva de la
tos parciales de un proceso que en su esencia relación entre teoría del movimiento social y
no modificaba la caracterización de la socie- práctica política. Pero demuestra, además, la
dad capitalista hecha en el famoso Programa gravitación decisiva que sobre esta tienen los
de Erfurt redactado por el propio Kautsky elementos inerciales de una teoría elevada a la
(1891). Para un sagaz dirigente político como condición de factor determinante de la tradi-
August Bebel, en cambio, Bernstein tenía razón ción. Si se corroe esa tradición se descompone
pero sus afirmaciones no podían ser sostenidas el movimiento.
públicamente, porque conducían a desarmar A fines del siglo pasado se plantea de mane-
ideológicamente a un movimiento que reque- ra emblemática lo que habrá de ser luego un
ría de sus certezas programáticas para triunfar. dilema constante del movimiento socialista y
Si Kautsky pretendía negar los cambios en la luego del movimiento comunista. Es decir, un
924 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

complejo dilema para todas aquellas corrientes proletariado una capacidad propia y original de
que tienen contenidos doctrinarios precisos, construcción de una sociedad de nuevo tipo.
construidos a lo largo de una experiencia re- Pero el mundo del pueblo, de la nación, del ciu-
pensada como teoría, y que se plantean proyec- dadano es muchísimo más amplio y complejo
tos de transformación social. Si reflexionamos que el mundo del trabajo y entre uno y otro no
sobre la situación de ustedes, afiliados a un hay simplemente una diferencia de grados. El
partido político que no pertenece a los filones mundo del trabajo se expresaba en institucio-
ideológicos de la izquierda histórica, podemos nes propias (partidos, sindicatos, cooperativas,
afirmar que se les plantea un problema apro- bibliotecas, organizaciones deportivas, cultura-
ximable al de los socialistas de fines de siglo. les, etc.). En esta trama social homogénea, el
Vienen de una tradición que solo se mantiene partido político de los trabajadores tenía una
a condición de desdibujar sus contornos pre- relación capilar con una parte significativa de
cisos y van hacia algo que no pueden precisar la sociedad. Y dicha relación le aseguraba la
todavía. Tienen, como se dice, un problema de posibilidad de fusionar objetivos finalistas al
identidad encima. El hecho de que en estas jor- socialismo, con sus necesidades cotidianas de
nadas se recurra a expositores que provienen un vasto bloque de intereses. El dilema de los
de filones ideológicos distintos –marxistas, movimientos comunista y socialista es que de-
cristianos, etc.–, demuestra la voluntad de us- bieron sostener programas en definitiva revolu-
tedes de incorporar a una nueva herencia doc- cionarios, en sociedades que, salvo en contados
trinaria en formación elementos que provienen momentos, no lo fueron. Lo que se predicaba no
de otras culturas. ¿Pero hasta dónde esta ope- parecía ser posible de llevar a cabo por lo menos
ración de sincretismo político-cultural es posi- en un futuro inmediato. Esta distancia puede
ble? ¿Hay un límite de invariabilidad en todo sostenerse largos años a condición de introdu-
partido político que impide que se transforme cir en el pensamiento fuertes elementos teleoló-
en otra cosa sin dividirse? gicos. Dice Gramsci (1975): “La voluntad real se
En el caso de la cultura marxista las posibili- disfraza de acto de fe en cierta racionalidad de
dades de reelaboración planteaban dificultades la historia, en una forma empírica y primitiva de
muy serias. En primer lugar, reconocía al mun- finalismo apasionado, que aparece como un sus-
do del trabajo como su base social y atribuía al tituto de predestinación, de la providencia, etc.”.
Crisis del socialismo, crisis del marxismo925

Pero de este modo, si bien el determinismo me- del mundo de los trabajadores. Su historia, en
cánico se convierte en una fuerza formidable de consecuencia, no debe ser vista como la historia
resistencia moral y de cohesión, actúa a la vez de una teoría, sino como la historia de la cons-
como un elemento de preservación de la tradi- trucción de todo un movimiento: como corrien-
ción y de rechazo al cambio y a la innovación. Se te ideal y fuerza política y social.
da entonces un proceso que, podríamos llamar, La fusión entre teoría del cambio y movi-
de causación circular, imposible de cortar sin miento social que expresa el marxismo, como
fracturas en el movimiento. ideología dominante en el interior del movi-
El carácter sacro, mítico, que adquirió la doc- miento, obliga a analizarlo de otro modo que
trina en el interior de la izquierda socialista deri- el que se utiliza para analizar una escuela filo-
vaba, por tanto, del hecho de que constituía una sófica. Yo diría que obliga a poner en primer
explicación coherente sobre la transformación lugar este nexo que es un elemento decisivo en
de la sociedad. Demostraba que los elementos el modo mismo de construcción de la teoría.
para el cambio maduraban en el propio interior Pero si esto es así, la historia de las crisis del
de la sociedad capitalista, y que para que estos marxismo puede ser considerada como la for-
elementos pudieran tener efectividad era pre- ma particular en que se refractaron los acon-
ciso realizar una política acorde con dicha ger- tecimientos de la vida real; y podemos leer los
minación. La política obrera, es decir socialista, cambios de la sociedad moderna recorriendo
era llevada a cabo por los mismos obreros que los avatares de la teoría marxista. Y podemos
se autoorganizaban como tales en un partido po- hacerlo no por las virtudes explicativas de la
lítico de nuevo tipo. Entre partido y clase había teoría sino por el hecho sustancial, trascenden-
una relación de representación, porque los tra- tal, que ella estaba vinculada a un movimiento
bajadores reconocían a ese partido como suyo. histórico que operaba sobre la realidad, que
No se ha producido todavía la parodia de la producía hechos políticos concretos. Cuando
separación entre obreros concretos de carne y la relación entre teoría y movimiento se debi-
hueso, y pequeñas sectas que dicen representar lita, disuelve y hasta desaparece, la teoría se
sus “destinos históricos”. La fuerza de la izquier- vuelve sobre sí misma y piensa que puede tener
da provenía de expresar los intereses de un te- validez autónoma; se convierte, por así decirlo,
jido social denso, homogéneo y representativo en “verdad universal”.
926 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Este tipo de problema se plantea cuando la socialistas y la consumación del comunismo


teoría intenta ser aplicada en lugares que no son quita hoy todo sentido. El derrumbe de los
los mismos que la vieron nacer como construc- sistemas instituidos en los países del Este y el
ción original y autóctona. Por ejemplo, cómo agotamiento del modelo socialdemócrata de
funciona el marxismo teórico en América lati- posguerra constituyen el trasfondo del actual
na, donde no es el producto de un movimiento debate sobre el fracaso de los modelos alter-
de las características del europeo. Todo lo cual nativos al capitalismo y la crisis del marxismo
nos remite a dos órdenes de problemas: hasta como “gran teoría”.
dónde una variabilidad de formas puede ser ad- ¿A qué conclusiones generales podemos
mitida por un cuerpo teórico determinado sin arribar respecto de esta fase inicial de constitu-
disolverlo como tal; y qué dificultades plantea ción del marxismo como doctrina? En primer
introducir cierto tipo de categorizaciones en lugar, que de marxismo como tal solo podemos
un mundo histórico y geográfico singular. El hablar a partir de su adopción como doctrina
primero se refiere al marxismo y el segundo al oficial por el movimiento obrero. En segundo
fenómeno llamado del “europeísmo”. lugar, y es esta una conclusión de decisiva im-
Para volver a nuestro tema, llegamos a la portancia, existe una vinculación indisoluble
conclusión que los momentos de crisis del entre la forma política y organizativa adoptada
marxismo tienen como trasfondo momentos por el partido obrero –en particular, la SPD ale-
de cambio y de transformación de la sociedad mana– y el carácter sistemático, la carga teleo-
moderna. El debate sobre el revisionismo a fi- lógica, el orden epistemológico del marxismo.
nes de siglo constituye el primer registro del Dicho con otras palabras, se establece una co-
capitalismo como “sociedad compleja”. El otro nexión estrecha entre las finalidades y la estra-
gran debate es el que se abre a partir de la ex- tegia de la SPD, por una parte, y el proceso de
periencia de Octubre de 1917. Sus consecuen- constitución del marxismo como doctrina his-
cias fueron graves por cuanto condujo a la divi- tórico-materialista, por la otra. En este sentido
sión del movimiento obrero y socialista en dos se puede hablar, como lo hizo Engels, del pa-
grandes corrientes ideales y fuerzas políticas: saje del socialismo “de la utopía a la ciencia”.
el comunismo y la socialdemocracia, división La crisis del marxismo que emerge afines
a la que los cambios operados en las corrientes del sigo y se prolonga hasta la Primera Guerra
Crisis del socialismo, crisis del marxismo927

Mundial, pone en entredicho esta estrecha vin- resultados. De este modo, se bloqueó la alter-
culación entre teoría y acción política. Frente nativa de un proceso de regeneración del mar-
a las transformaciones sucesivamente verifica- xismo y el trabajo de investigación en adelante
das tanto en la forma como en la estrategia del quedará reducido a una tarea meramente inter-
partido, que conquista desde 1890 una plena le- pretativa. El socialismo –como bien lo define
galidad que anteriormente no gozaba en virtud Umberto Curi (s/d)– será “científico” no porque
de las leyes antisocialistas de Bismarck, pone se demuestre capaz de suministrar instrumen-
a prueba la configuración específica adoptada tos idóneos para descifrar y gobernar las con-
por el marxismo que, en adelante, desempe- tradicciones sociales, sino porque se revela co-
ñará una función de freno de las potencialida- herente con la forma lógico-epistemológica de
des expansivas de la teoría y como un factor un modelo teórico –el materialismo histórico,
permanente de crisis de su capacidad de fun- precisamente– en el cual la especificidad de los
cionar como guía teórica de la socialdemo- saberes particulares es resumida como articu-
cracia alemana. Las condiciones objetivas en lación de un único saber fundamental.
las que debió actuar desde 1890, acompañada La Revolución de Octubre y el surgimiento
por éxitos electorales resonantes, condujo a la del leninismo como corriente ideal y fuerza po-
socialdemocracia a abandonar la hipótesis de lítica significó una quiebra de la continuidad del
una “revolución en minoría” y privilegiar los marxismo. Se configuraron nuevas formulacio-
métodos legales para conquistar una mayoría nes doctrinarias que, vinculadas a la formación
electoral que le permitiera conquistar el poder de los partidos comunistas, darán lugar a lo que
mediante la alianza con los sectores medios (la desde mediados de los años veinte se designa
llamada “revolución de mayoría”). Pero frente “marxismo-leninismo” y que es un modo parti-
a la eventualidad de un proceso semejante, que cular de codificación y a la vez de canonización
desdibujara la teoría proclamada en 1848 en el de una serie de principios extraídos más de las
Manifiesto Comunista (Marx y Engels, 1973), obras de Lenin que de las de Marx. Este hecho
los doctrinarios marxistas (en primer lugar tendrá consecuencias negativas en América
Engels, y luego su continuador Kautsky) insis- Latina porque el Marx que se leerá desde esos
tieron en oponer la invariancia del “método” años en adelante lo será en una clave leninista.
respecto de la inevitable aproximación de los Fue el leninismo el que introdujo en América
928 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Latina un debate específico sobre el marxismo darle una salida que posibilite a la teoría dar
de la época de las revoluciones, postulándose cuenta de los nuevos procesos de complejiza-
como el heredero de una tradición abandonada ción de la sociedad, el cuadro de la situación
por la socialdemocracia. Introdujo en el debate del marxismo teórico de la primera posguerra
un problema que los socialistas siempre habían es francamente desolador. Al inicio de los años
dejado de lado o no lo consideraban como el treinta, y dada la insularidad de la experiencia
problema esencial: el problema del poder. En del marxismo como ciencia “abierta” encarada
este sentido el leninismo fue y es más una teo- por los austromarxistas, el marxismo no se en-
ría de la conquista del poder que una adecua- cuentra preparado para registrar una realidad
ción o reformulación de la teoría marxista a las totalmente distinta a sus expectativas revolu-
nuevas realidades. cionarias, o reformistas, de los primeros años
El cisma leninista no significó ese proceso de la década anterior.
de regeneración del marxismo que demanda- Las esperanzas abiertas por el ciclo de la re-
ban las nuevas condiciones creadas por los volución europea de posguerra se vieron frus-
procesos de reconstitución del capitalismo de tradas por el triunfo del fascismo y la confor-
posguerra. En los hechos potenció la esclerosis mación del estalinismo. El movimiento social
de la teoría al preservarla de la contaminación de los años veinte se nutría de la convicción de
de la práctica. El marxismo-leninismo era una un avance incontenible de los procesos de so-
vuelta a los orígenes, vale decir, a una elabora- cialización y de fortalecimiento del movimien-
ción teórica fuertemente teñida del jacobinis- to obrero que los colocaba en los umbrales del
mo político tributario de la revolución de 1848. poder. El fortalecimiento del poder soviético
A diferencia del programa científico de Marx, y las experiencias de gobierno de la socialde-
que se basaba en una crítica de la teoría polí- mocracia europea (en Alemania, Austria, los
tica y de la ciencia económica de su época; el países escandinavos, Inglaterra) hacían presa-
marxismo de corte leninista o de matriz segun- giar una dirección de avance que no podía ser
dainternacionalista se vuelve filología, deja de frenada. La crisis del treinta y el ascenso del
lado todo aquel saber que de algún modo afec- fascismo desintegran esta idea de un progreso
taba a la teoría marxista. Excepto el caso del ininterrumpido de la sociedad que constituía el
austromarxismo, que asume la crisis y trata de nervio del proyecto iluminista europeo, del que
Crisis del socialismo, crisis del marxismo929

el marxismo era su expresión radicalizada. El una parte, y la conformación de la teoría crí-


ideal socialista es un producto de la confianza tica encarnada por la escuela de Frankfurt, no
en que la razón puede introducir un orden en obstante sus evidentes diferencias, tratarán de
el desorden del mundo para otorgarle una di- encontrar respuestas a los nuevos problemas.
rección determinada. El ascenso del fascismo Comienza así una nueva etapa de la teoría mar-
mostraba que no es verdad que el mundo “va xista que ya no será protagonizada por el movi-
hacia lo mejor”, como afirmaba Kant (s/d), sino miento obrero, sino por figuras teóricas (y po-
que todo avance abre siempre la posibilidad de líticas, en el caso de Gramsci) de excepcional
un retroceso hacia la barbarie. El clima cultu- relieve pero marginales. El llamado marxismo
ral de los años treinta estará en adelante teñido occidental, sobre el cual Perry Anderson (s/d)
por la percepción del colapso de la ideología ha escrito un libro que vale la pena leer para
del progreso. adentrarse en el fenómeno, expresará emble-
El fracaso de las experiencias socialdemó- máticamente esta ruptura entre teoría y movi-
cratas, la detención definitiva de la experien- miento social, con un resultado que no podía
cia soviética, las dificultades para imaginar un ser sino negativo. La teoría funcionará con una
tránsito exitoso de sociedades capitalistas a total autonomía de un movimiento colocado en
sociedades socialistas constituyen un núcleo la práctica en la inconducente tarea de defen-
de problemas que reclaman una recomposición der las viejas posiciones.
radical de la teoría marxista y toda una estrate- La fusión entre teoría y movimiento que
gia diferente del movimiento obrero frente a las fue la pretensión inicial del marxismo, y que
nuevas formas del capitalismo avanzado. Pero de hecho no se produjo en el período de la
esta tarea no podrá ya ser encarada por un mo- constitución de los grandes partidos obreros
vimiento obrero que ha sufrido la tragedia de de Occidente, constituirá en adelante el sueño
su división y de su derrota frente al fascismo. imposible de quienes se rehúsan a cuestionar
Solo se podrá hacer desde la marginalidad de la la fuerte impronta teleológica que acompañó la
cárcel o del exilio, esto es, desde un lugar que transformación del marxismo en doctrina, en
no podrá tener efectos inmediatos o a mediano las últimas décadas del siglo pasado. Y es in-
plazo sobre el movimiento real. Los Cuadernos dudable que el libro de Anderson se nutre de
de la cárcel de Antonio Gramsci (1980), por tales esperanzas. Habrá que preguntarse, en
930 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

cambio, si no estamos frente a una modifica- y rechaza el parlamentarismo. Hoy esta idea
ción irreversible de los términos del problema no es compartida y asistimos a la imposición,
y que supone, por consiguiente, un replanteo como un modelo universal, de la democracia
radical. Creo que la clave del asunto está en el política bajo regímenes parlamentarios. Podrá
hecho que la actual configuración del mundo hablarse de las “promesas incumplidas de la
de la segunda posguerra ha puesto en cues- democracia”, como hace Bobbio (s/d), y en
tión dos grandes ideas-fuerza que inspiraron muchas de sus consideraciones podríamos en-
el ideal socialista y comunista. La primera afir- contrar el eco de las críticas de Marx, pero de
maba la posibilidad de una idea alternativa de la democracia no podemos salirnos porque los
democracia basada en la democracia interna y resultados son peores que los males que pre-
el abandono del parlamentarismo. Esta idea se tendieron evitarse.
basaba en la crítica que Marx hizo de la socie- La segunda gran idea-fuerza que nutría las
dad burguesa como una forma que cristaliza la esperanzas del socialismo y del comunismo
separación entre productor y ciudadano, que es que era posible implementar un modelo in-
consagra la distinción entre representantes y dustrializador basado en la planificación y no
representados, que clausura el foso que opo- en el mercado al resguardo de los efectos de
ne gobernantes a gobernados. La conversión dilapidación, irracionalidad, desigualdad y fre-
de los representantes en burocracia se volvía no al desarrollo de las fuerzas productivas, que
el blanco preferido de la crítica de Marx, por- caracterizaba al capitalismo. La evolución del
que evidenciaba de qué modo un grupo social capitalismo mundial en la segunda posguerra
se apropiaba de la voluntad política de la gente y la impasse productiva que no pudo superar
para reproducir las relaciones de explotación y el socialismo, muestran que esta previsión no
de dominación de clase. La reasunción del po- se ha cumplido. Por el contrario, las cosas ocu-
der estatal por la sociedad –“como su propia rrieron exactamente al revés.
fuerza viva y ya no como la fuerza que la con- Me parece que la afectación de estas dos
trola y la somete”, insiste Marx (1957)– supo- ideas-fuerza y el reconocimiento que, desde el
ne hacerlo bajo una forma política que cambia inicio de la segunda posguerra, el movimiento
sustancialmente el sistema de representación, obrero europeo, y yo diría también el movi-
que privilegia elementos de democracia directa miento obrero latinoamericano, fue en todas
Crisis del socialismo, crisis del marxismo931

partes un factor decisivo en la conformación la compleja tarea de repensar sus estrategias


de los nuevos estados de compromiso. De tal futuras y de recomponer buena parte de sus
modo entraban también en crisis las viejas hi- elaboraciones teóricas sustanciales.
pótesis de un movimiento obrero cuya fuerza En este sentido me parece que el nuevo pro-
política residía en su condición de fuerza au- grama del Partido Socialdemócrata Alemán,
tónoma y no integrada. El movimiento obrero, recientemente aprobado por el Congreso de
en alianza con el Estado y el empresariado, Berlín de diciembre de 1989, es un documento
fue el soporte del Estado de bienestar, ba- interesante sobre el cual reflexionar respecto
sado en un keynesianismo de izquierda que de los temas que estoy planteando en mi expo-
caracterizó a las sociedades europeas desde sición. Como ustedes recordarán, fue la social-
1945 en adelante y que la crisis de los años democracia alemana la que ya en 1959 se plan-
setenta ha demostrado que es hoy un ejemplo teó un cambio de su programa histórico. En el
agotado. Pero la crisis del Estado de bienestar famoso programa de Bad Godesberg resolvió
no puede dejar de afectar, como es obvio, a dejar de lado las viejas formulaciones marxis-
la ideología de la izquierda que hacía de este tas, abandonando un cuerpo teórico que, des-
su proyecto y su programa. Las postulacio- de fines del siglo pasado, había adquirido el
nes socialdemócratas que se basaban en las estatuto de doctrina oficial, vale decir, de un
posibilidades de ampliar indefinidamente los conjunto de proposiciones que servían de aná-
procesos de distribución de la riqueza social lisis y de previsión general del desarrollo de
y de redistribución del poder, se enfrentan la sociedad capitalista. En su nuevo programa
a obstáculos que les opone la propia forma de 1989, vuelve a admitir el papel excepcional
del Estado social y que reclaman su reformu- desempeñado por la tradición marxista en la
lación buscando otro nexo entre mercado, conformación de su identidad histórica, junto
Estado y sociedad. Las recetas keynesianas, a otras tradiciones que también rescata, y se-
que fueron capaces en los años cincuenta y ñala al mismo tiempo las limitaciones del pro-
sesenta de asegurar un crecimiento sostenido grama de Bad Godesberg cuando identificaba
con redistribución de la riqueza, no están en crecimiento económico con redistribución
condiciones de mantenerlos y profundizarlos más equitativa. El viejo concepto de desarro-
en el presente. Se abre, así, para la izquierda llo económico ha sido puesto en cuestión por
932 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

las formas concretas que adoptó la evolución en el debate sobre el significado futuro del
del capitalismo. Y hoy es preciso defender la socialismo porque la naturaleza del desarro-
conclusión de que solo un crecimiento econó- llo capitalista ha mostrado ciertos umbrales
mico selectivo puede ser aceptable. Se trata críticos que colocan un horizonte de catástro-
entonces de asegurar un crecimiento econó- fe, porque desnuda un tipo de relación de los
mico compatible con un privilegiamiento de hombres entre sí y con la naturaleza que es
la calidad de vida, lo cual significa una críti- inaceptable. Podemos así establecer una re-
ca aún más radical de las formas capitalistas lación, a mi entender muy estrecha, entre la
de producción y reproducción de los bienes. reflexión de Marx sobre los límites del capi-
A nadie puede resultarle extraño, por consi- talismo y la necesidad presente de construir
guiente, que un cuestionamiento de este tipo otras formas económicas y sociales que den
conduzca a revitalizar temas de la crítica an- respuestas posibles a las grandes preguntas
ticapitalista de Marx. Puesto que si se debe de la humanidad.
vincular desarrollo, calidad de vida y preser- Estas reflexiones pueden ayudarnos a pen-
vación del medio ambiente, hay que pensar sar de otro modo el viejo tema de la relación
en otro tipo de manejo de la industria y de la entre marxismo teórico y acción política que
economía, es preciso democratizar el sistema han motivado las consideraciones hasta aquí
para afectar un tipo de desarrollo industrial expuestas. Porque si su pasada fusión con la
regido solamente por las leyes del mercado; política del movimiento obrero no podrá ser re-
hay que completar la posibilidad de que cier- compuesta en un futuro previsible, como ambi-
tos productos o ramas deban ser extirpadas. ciona Anderson, el marxismo no tiene razón de
Pero cuando se plantean estos requerimien- ser. El marxismo que se fusionó con la política
tos, lo que está detrás de todo, rigiendo el sen- del movimiento obrero fue en definitiva el he-
tido del debate, son pautas civilizatorias con- redero de la racionalidad capitalista. Su fuerza
trapuestas. Quiérase o no, lo que está en dis- residió en su capacidad de funcionar como guía
cusión son modelos de sociedad distintos. Si teórica del movimiento socialista, legitimando
en los años cincuenta estos valores anticapita- su constitución en fuerza política real y otor-
listas estaban recluidos en el coto cerrado de gándole la absoluta certeza en la victoria final
los ideólogos utopistas, hoy pueden circular del proletariado. Aquí residió su fuerza, pero
Crisis del socialismo, crisis del marxismo933

también su límite temporal. Su crisis actual no referencias pero vinculadas a un debate pun-
nos habla simplemente de sus insuficiencias, tual con los lassalleanos, no hay en Marx un
sino de todo un cambio de época que marca la diseño futurístico. Nunca pretendió decirnos
extinción de una funcionalidad histórica parti- cómo habría de ser el mundo del futuro; solo
cular de la clase a la que consideró como sujeto defendió la idea que los elementos de lo nue-
privilegiado de la historia. Pero su crisis como vo anidaban en la sociedad presente y que es
teoría y como doctrina tiene el efecto paradojal en la indagación profunda y objetiva de sus
de liberar a Marx de todo aquello que impidió contradicciones internas donde el movimien-
que su radical y profunda crítica del capitalis- to anticapitalista debía asentar su movimiento
mo saliera al encuentro de las nuevas formas de transformación. Es verdad que en Marx hay
de la subjetividad moderna. muchas más cosas que estas y se puede ras-
Estas nuevas formas de crítica de la cultu- trear en sus escritos una profunda confianza
ra, que adquieren características y modalida- en la capacidad palingenética de los trabaja-
des diferentes de las tradicionales del movi- dores. Lo que quiero enfatizar es que su crítica
miento obrero, abonan esa vieja idea de Marx de la cultura basada en el Estado y en el valor
de que los hombres se plantean los proble- de cambio, hoy, forma parte imprescindible de
mas que pueden realizar y que, por lo tanto, todo movimiento que se proponga reformas
es una tarea vana tratar de introducir un es- sustanciales de la sociedad presente.
quema teórico sistemático y perfecto en una Si aceptamos, aun provisionalmente, el
realidad que comienza a cuestionar la idea modo en que he planteado el problema de la
de la omnipotencia de la política. De la mul- relación entre teoría marxista y movimiento
tivariedad de las luchas de los nuevos y vie- político podemos concluir, por consiguiente,
jos movimientos sociales es posible recuperar que la ruptura histórica que se ha producido
otro elemento sustancial del legado de Marx entre ambos términos obliga a una redefini-
vinculado a lo que podríamos denominar su ción de cada uno de ellos. Cuando se habla,
“antiutopismo”. Es imposible encontrar en por, ejemplo, de un proceso de laicización de
Marx ningún modelo utópico de sociedad del la política se quiere indicar la necesidad de
futuro. Excepto en la Crítica del programa de liberarla de ese conjunto de construcciones
Gotha (Marx, 1973), donde aparecen ciertas ideológicas que obstaculizan que esta sea un
934 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

modo de operar sobre la realidad para efec- disiparse, como reconocer que solo convirtién-
tuar cambios reales, una manera de reconocer dola en un objetivo ideal puede la sociedad
posibilidades o imposibilidades. El laicismo desnaturalizar las relaciones de dominación.
de la política significa eludir un discurso ideo- Pero en la medida en que la política se refie-
logizado que supedita todo al privilegiamien- re a las operaciones sobre el Estado y los par-
to de ciertos valores. Pero también significa tidos, al sistema político en las condiciones
una redefinición de sus campos de acción y de complejización creciente de la sociedad, la
de las posibilidades que abre. Laicizar la polí- politicidad se esparce por todos los poros de
tica no significa simplemente cuestionarle sus un sistema y no puede ser retenida por las ins-
inútiles apelaciones ideológicas, sino también tituciones clásicas en las que se ha ejercido.
acotar su tendencia omnívora a devorar todos Tal vez convenga al respecto retornar a lo que
los elementos de omnipotencia que arrastra señalaba un pensador de derecha como Carl
consigo. Laicizar la política es también com- Schmitt (s/d), al recordar que la ruptura del
prender lo que la política no puede dar, lo que principio de legitimidad basado en la trascen-
es inútil reclamarle a ella. dencia, que se inicia con las guerras religiosas
En este sentido nos encontramos aquí con del siglo XV, genera el ciclo de construcción
una dificultad que está en el propio discurso de del Estado moderno. La secularización de la
Marx cuando concibe a la política como enaje- política involucra, contradictoriamente, el
nación, como apropiación por una parcialidad crecimiento de una politicidad que no puede
de una capacidad de operar sobre la realidad quedar encerrada ni en el Estado, ni en el sis-
que debe ser devuelta a todos los hombres. La tema político. Transita por toda la sociedad y
política es la apropiación por una clase, una reclama de formas de institucionalización y
casta, un grupo o un partido de algo que per- de representación siempre en crisis, siempre
tenece al conjunto de la sociedad. Por eso la jaqueadas por el blanco móvil de la discon-
pregunta esencial que intenta resolver una po- formidad. La crisis de los sistemas represen-
lítica reformadora en el sentido socialista, es si tativos modernos es un efecto directo o indi-
se quiere o no superar la separación entre diri- recto del crecimiento de la politicidad como
gentes y dirigidos. Y no interesa tanto descon- demanda de liberación, como reconocimiento
fiar en que alguna vez pueda esta separación de un plus de significación que queda fuera de
Crisis del socialismo, crisis del marxismo935

las instituciones, que se resiste a ser reducida Socialista Obrero Español (PSOE, 1988), e in-
a política estatal. Esto significa que imaginar cluido como bibliografía para este seminario.
una laicización radical de la política, que es a Muchas gracias a todos por la atención que me
consecuencia de una tendencia objetiva de su prestaron.
despliegue como forma dominante, nos lleva a
pensar en todo aquello que la política deja es- Buenos Aires, 18 de julio de 1990.
capar pero sin lo cual la política deja de tener
una fundamentación moral.
La crisis del socialismo, y la crisis del mar- Bibliografía
xismo, que están en el trasfondo de la desinte-
gración de la carga disruptiva de la ideología de Anderson, P. (s/d).
izquierda, no son simplemente la expresión de Bernstein, E. 1982 (1899) Las premisas
la descomposición de una idea, de una tenden- del socialismo y las tareas de la
cia y de una organización política. Si solo fuera socialdemocracia (México: Siglo XXI).
esto, no valdría la pena insistir tanto sobre el Bobbio, N. (s/d).
asunto. En realidad, la crisis del socialismo y la Croce, B. 1942 (1899) Materialismo histórico
crisis del marxismo evidencian los límites de la y economía marxista (Buenos Aires: Imán)
política moderna para sostener y potenciar una Trad. Oberdan Caletti, Rev. R. Mondolfo.
profunda reforma de las conciencias, un nuevo Curi, U. (s/d).
sistema de valores que deje atrás a Maquiavelo. Engels, F. 1964 Anti-Dühring (México:
En mi exposición he tratado de efectuar Grijalbo) Trad. M. Sacristán.
un recorrido histórico sobre el modo en que Gramsci, A. 1975 El materialismo histórico
se cuestionó la tradición marxista y las razo- y la filosofía de Benedetto Croce (México:
nes de las insuficiencias de la teoría frente a Casa Juan Pablos).
los cambios de la realidad. Los términos más Gramsci, A. 1980 Cuadernos de la cárcel
puntuales del debate ustedes ya los conocen a (México: Casa Juan Pablos) 6 Vol.
través de la lectura del libro Evolución y cri- Johnson, P. 1990 Intelectuales (Buenos Aires:
sis de la ideología de izquierdas, redactado Vergara).
por la Comisión del Programa 2000 del Partido Kant (s/d).
936 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Kautsky, K. 1890 Die Neue Zeit (Stuttgart). (México: Cuadernos de Pasado y Presente
Kautsky, K. 1891 Programa de Erfurt (s/d). N° 93) Trad. R. Crisafio y J. Tula.
Kautsky, K. 1902 The Social Revolution Marx, K. 1980a El Capital (México: Siglo XXI)
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Kautsky, K. 1996 [1909] The Road to Power: (México: FCE).
Political Reflections on Growing into the Marx, K. 1987 Escritos de juventud (México:
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en Marx, K. y Engels, F. Obras escogidas alemana (México: Era).
(Moscú: El Progreso). Partido Socialista Obrero Español (PSOE)
Marx, K. 1976 Progreso técnico y desarrollo 1988 Evolución y crisis de la ideología de
capitalista (Manuscritos 1861-1863) izquierdas (Madrid: Siglo XXI).
Schmitt, C. (s/d).
1917 y América Latina*

1. “La herencia de 1917 está en liquidación”,


acaba de decirnos Octavio Paz y es este
un hecho irrefutable. Más allá del significado
las contradicciones de la sociedad capitalista.
De todos modos, y aun dejando en suspenso el
complejo problema de cuánto de él heredará
preciso que las distintas corrientes políticas y el mundo del futuro, es innegable que su extin-
culturales asignan a la crisis de los países del ción coloca a la izquierda latinoamericana ante
Este, es un sentimiento por todos compartido una difícil encrucijada histórica.
que el derrumbe del comunismo, como teoría y ¿En qué sentido puede afirmarse que la
como práctica, tendrá implicaciones directas y desintegración de la cultura comunista tendrá
profundas sobre el pensamiento de la izquier- efectos directos y profundos sobre la izquierda
da latinoamericana y sobre sus futuros diseños latinoamericana y aun en aquella no vinculada
doctrinarios y políticos. Dejo de lado el error orgánicamente a la tradición que nace con la
de perspectiva histórica que significa consi- Revolución de Octubre? En el sentido que se
derar al comunismo como un fenómeno que ha puesto en cuestión una visión de la sociedad
puede disiparse sin dejar rastros, como si fuera y de sus modalidades de cambio que tuvo en
una creación ex nihilo y como si, finalmente, la experiencia soviética y en las formulaciones
no fuera un vástago en el plano ideológico de ideológicas, teóricas y políticas del leninismo,
la cultura de Occidente, que solo pudo desarro- o del marxismo-leninismo, una matriz sustan-
llarse y afirmarse en los espacios abiertos por cial para su constitución.
Se ha dicho, y hay poderosas razones para
sostenerlo, que el derrumbe del comunismo no
*
Primera edición: Aricó, J. 1992 “1917 y América Lati-
es solo el resultado inevitable –aunque inespera-
na” en La Ciudad Futura (Buenos Aires) N° 30-31: 14- do–, del fracaso de un sistema económico y so-
16, Suplemento/10, diciembre de 1991 - febrero de 1992. cial; es también un desmentido a la idea misma
938 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

de revolución concebida como un momento constituyó a partir de la estatización integral


fundante de un orden social totalmente nuevo, de la economía y de los mecanismos de planifi-
de una nueva historia, de un corte que estable- cación centralizada dio lugar a las formas más
ce una plena discontinuidad respecto del pa- perversas de irracionalidad productiva y de ex-
sado. Esta idea de revolución alimentaba a su propiación de los trabajadores.
vez dos ideas fuerza que encontraron en el mar- El cuestionamiento práctico de ambas cer-
xismo su sustento teórico y que posibilitaron a tidumbres en los países del Este europeo ha
las corrientes obreras y socialistas postularse conducido a la crisis de sus Estados y de sus
como un movimiento histórico de transforma- sociedades, arroja como resultado no proceso
ción. La primera era una concepción alternati- de refundación de la política que, como es lógi-
va de democracia, capaz de superar la escisión co, arranca de la aceptación de la democracia
y contraposición entre las dimensiones forma- como sistema y como método, y del reconoci-
les y sustanciales que la democracia liberal miento de la funcionalidad del mercado. De tal
conlleva. La crítica socialista nace del rechazo modo, deja de tener sustento teórico y político
de toda comunidad política que se asienta so- un camino no capitalista de desarrollo como el
bre la base de una irreductible desigualdad real emprendido por la Unión Soviética y los paí-
de los sujetos. El comunismo pretendió encon- ses del llamado “socialismo real”, que siempre
trar una forma institucional en condiciones de ejerció sobre la izquierda latinoamericana una
resolver este problema del nexo entre igualdad atracción excepcional. No tanto por las formas
y libertad, y sus resultados fueron la anulación políticas de corte totalitario que rigieron dicho
de ambas. camino, sino porque en él se visualizaban los
La otra idea fuerza partía de la convicción de rasgos definitorios de cualquier proceso de
que al industrialismo incontrolable de la socie- transición al socialismo.
dad burguesa podía contraponérsele un proce- 2. La crisis de toda una experiencia histórica
so industrializador de signo positivo que finca- que se inició en octubre de 1917 coincide en
ra en la capacidad planificadora del Estado la el tiempo con las nuevas y gravísimas mani-
posibilidad concreta de superar el crecimiento festaciones de la decadencia prolongada que
irracional que caracteriza al primero. Como soporta nuestra región y que el ciclo de re-
sabemos, el socialismo burocrático que se construcción democrática iniciado en los años
1917 y América Latina939

ochenta no ha atenuado. Todo lo contrario, ha las respuestas, no solo en la historia de nues-


contribuido a ponerla claramente de manifies- tros pueblos sino también en su presente,
to en sus componentes esenciales y en las in- ilustra hasta qué punto la gran pregunta por
suficiencias de los instrumentos conceptuales el destino de las naciones latinoamericanas
para proyectar estrategias de salidas. sigue siendo hoy, como en el pasado, un inte-
A partir de estas consideraciones resulta rrogante. Esta dificultad para abordar lo que
posible intentar una comparación entre am- Mariátegui llamó la “heterodoxia de la tradi-
bos procesos, sin por ello olvidar todo aque- ción”, la resistencia que la tradición opone a
llo que las diferencia como regiones cultural- dejarse aprisionar en una fórmula inerte que
mente distintas y cuyas historias recorrieron la cristalice o anule, se ha expresado histó-
caminos singulares. El hecho es que tanto en ricamente en una constante ambigüedad de
América Latina como en la Europa del Este la las respuestas al problema de la moderniza-
conquista de un efectivo crecimiento econó- ción y al tema de la modernidad en general.
mico se vincula estrechamente a una profun- Y tanto América Latina como el mundo ruso
da reforma democrática del Estado y de la so- (dado que la dimensión “soviética” hoy está
ciedad. En otras palabras, lo que está verdade- sometida a crítica y nadie puede afirmar lo
ramente en juego en ambas regiones, y lo que que restará de ella en el futuro) están atrave-
explícita o implícitamente atraviesa el debate sados por esa misma dificultad. Por razones
político e ideológico, es el viejo e irresuelto diversas, derivadas de sus tradiciones secula-
problema de la relación entre modernidad y res, del peso del tradicionalismo religioso, de
tradición. la heterogeneidad racial de sus componentes
Octavio Paz acaba de ofrecernos en una se- nacionales, de las formas que asumieron sus
rie de artículos de los que he tomado su frase construcciones estatales, del carácter “exóge-
inicial, una síntesis admirable de la cuestión. no” de sus procesos de industrialización, etc.,
Muestra en ellos cómo los grandes conflictos etc., por estas y muchas otras razones que aún
históricos de nuestras naciones fueron, en restan por estudiar, anidaron en ambos mun-
realidad, expresiones variadas de este gran dos fuertes resistencias a una modernización
tema. Y en torno a él giró todo el pensamien- de signo crudamente capitalista, a un capita-
to social latinoamericano. La diversidad de lismo salvaje sin límites ni fronteras.
940 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Desde la constitución de sus pueblos en na- produce un fenómeno aproximable de lo ocu-


ciones Estados existió en América Latina una rrido en Rusia desde mediados del siglo pasado.
corriente antieuropea en sus tradiciones que La formación de una suerte de “intelligentsia”
nutrió los sueños de un camino propio, de una que se define más en términos de su común ac-
suerte de tercera vía que constituye el núcleo titud crítica frente al orden vigente, que por su
duro del ideal revolucionario que animó a las extracción de clase o por categorías puramente
corrientes sociales emergentes de la crisis de profesionales. Frente a la ausencia de formas
los años de la primera posguerra. Y es con rela- sociales definidas, no pudiendo apoyarse en
ción a estos aromas ideológicos que debemos una clase económica y social precisa, esa inte-
analizar las repercusiones que alcanzaron en lectualidad aparece como suspendida en el aire,
América Latina los hechos del octubre ruso. planeando por sobre el sentimiento de frustra-
3. La potencialidad expansiva del fenómeno ción que despiertan las autoritarias oligarquías
ruso en Latinoamérica tuvo su raíz no tanto en nativas y la atracción que ejercen las masas po-
la fortaleza del movimiento obrero y socialista pulares o el “pueblo”. Ese mismo aislamiento y
que dicho fenómeno contribuyó decisivamen- la convicción de una función propia que debía
te a formar, sino en el hecho de que coincidía ser llevada a cabo aun en contra del curso na-
y salía al encuentro de una crisis generalizada tural de los hechos, contribuyó a conformarlos
de todo un régimen económico, político y so- como una “clase” distinta caracterizada por una
cial: el llamado “régimen oligárquico”. Los años fuerte tensión moral, por una voluntad aplica-
veinte se caracterizan por una movilización in- da a la realización de todas aquellas ideas que
édita de los sectores medios en contra de las permitieran encaminar nuestros pueblos a su
formas políticas de la dominación oligárquica, regeneración material y moral.
pero también por un sorprendente y generali- La experiencia rusa representaba para este
zado movimiento de reforma intelectual y mo- sector la demostración práctica de que sus pro-
ral de las sociedades: la Reforma Universitaria, yectos eran realizables. Y por eso, “hacer como
que nacida en Córdoba se expande por todo el en Rusia” no significó para ellos únicamente
continente. En el interior de este vasto experi- cambiar una sociedad injusta, sino también y
mento de latinoamericanización de las capas fundamentalmente realizarla como nación. La
letradas progresistas de nuestras sociedades se discusión contra una concepción oligárquica de
1917 y América Latina941

nación suponía, en consecuencia, incorporar en el libro de Ingenieros pudo convertirse en una


el debate los elementos teóricos y prácticos que Biblia para las corrientes democráticas y socia-
emergían de la experiencia rusa. Pero esta expe- listas del continente.
riencia fue leída, o interpretada, de distintas ma- La coincidencia en la significación moral de
neras, y cada una de estas versaba sobre cómo estos hechos no condujo, empero, a la adop-
abordar el complejo problema de la relación en- ción de un único proyecto de transformación.
tre modernidad y tradición, aunque esta última Alrededor del problema de las formas y de las
fuera visualizada solo como atraso. opciones del desarrollo se produce en los años
4. El cuestionamiento del régimen oligárquico veinte un debate en el que fueron planteados
involucraba necesariamente un reconocimiento los grandes temas del movimiento social lati-
de los procesos históricos que condujeron a su noamericano. Un debate que, por su ejempla-
constitución. Era lógico entonces que fuera con- ridad, permanecerá casi inmodificado hasta la
siderado como un resultado de las formas que desintegración del Estado de compromiso po-
adoptó en América Latina la modernización y pulista en los años ochenta. Se discute sobre el
su rechazo se fundó en una interpretación del carácter nacional o de clase de la revolución,
atraso que descreía de la certeza antes compar- el papel del Estado como constituyente de la
tida de un camino unilineal de desarrollo de las unidad nacional, la relación con el capitalismo,
sociedades latinoamericanas que debía llevarlas las alianzas de clase, el carácter del partido,
inexorablemente a identificarse con Europa. La etcétera.
singularidad de América frente a Europa es un Las respuestas fueron distintas y condujeron
tópico constante de la ideología de la Reforma y a la formación de dos grandes vertientes, no ya
un punto de engarce con los vientos que venían corrientes, de la izquierda latinoamericana: po-
del Este. Los tiempos nuevos, evocados por el li- pulista y socialista. A su vez, serán múltiples las
bro del mismo título escrito por José Ingenieros, formas organizativas, políticas e ideológicas en
estaban signados por esta fusión de los ideales las que, desde esos años iniciales, se expresa-
libertarios del “movimiento maximalista” con rán históricamente ambas vertientes. Y una de
las fuerzas morales generadas por la reforma las razones de esta variedad de formas, tal vez
universitaria. Y porque se creía a pie juntillas en la de mayor gravitación, quizás haya que bus-
la convergencia histórica de ambas experiencias carla en la endeblez de los partidos comunistas
942 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que nunca lograron, salvo en algún momento doctrinaristas y comprensivas de las particula-
y sitio determinado arraigarse profundamente ridades de la dinámica de las sociedades ame-
entre las masas populares de la región. ricanas, versó en definitiva sobre la evaluación
Sin embargo, el prestigio de la experiencia diferente del carácter universal de la experien-
soviética y del marxismo como teoría de la cia soviética.
Historia fueron determinantes para que el de- Aunque sus opiniones se irán modificando a
bate reprodujera casi exactamente en los mis- medida que la profundización de la controver-
mos términos la disputa que enfrentó a populis- sia conduzca a la ruptura de ambas corrientes,
tas y marxistas en la Rusia finisecular. Haya de la Torre (1924) definió con claridad el
Las relaciones ambiguas entre el aprismo y estado de ánimo de la izquierda latinoamerica-
el socialismo –que signaron el debate político- na respecto de Rusia:
intelectual de los años veinte y treinta en el
continente– derivan del hecho de que ambos Sería inútil que yo tratara de verter todas mis
estaban ideológicamente instalados en el terre- opiniones acerca de Rusia en una simple decla-
no del marxismo o de la cultura que este contri- ración. Ampliamente he de dar mis impresiones
buyó decisivamente a formar. De un marxismo en un libro que preparo y que he de editar tan
interpretado en clave leninista y bajo su forma pronto termine mi viaje por las distintas regiones
rusificada. La pregunta que subyacía y que cada del país de los Soviets. Como estudio no creo que
vertiente respondió a su modo se interrogaba tenga valor semejante un viaje a otro punto de
sobre el futuro de América. Si no se podía ni se globo. Para América: México, y para el mundo:
quería ser Europa, ¿acaso era Rusia el espejo Rusia. En México se inicia la revolución social de
en el que debía contemplarse? Dicho en térmi- tipo indoamericano y en Rusia se está creando el
nos más puntuales ¿hasta dónde la revolución tipo universal de la nueva revolución que cambia-
rusa podía constituir un modelo universal? rá todos los resortes de la historia.
La polémica que opuso al comunista cu-
bano Julio Antonio Mella y al fundador del La revolución social de tipo indoamericano,
Apra, Víctor Raúl Haya de la Torre, polémi- esta categoría clave del populismo de izquier-
ca a la que las intervenciones de José Carlos da, fue en cierto modo la conclusión necesa-
Mariátegui aportarán consideraciones menos ria de una tentativa de interpretar los “climas
1917 y América Latina943

históricos y las latitudes sociales singulares de cuestión nacional respecto a una perspectiva
la región a partir de los instrumentos concep- exclusivamente clasista. En su versión, la es-
tuales provenientes del marxismo rusificado y casa autonomía de la clase obrera, su extrema
de su prolongación en la Tercera Internacional. debilidad respecto de los demás grupos y cla-
Hasta la misma revolución mexicana fue leída ses sociales, tornaba ilusorio un proyecto de
con las lentes rusas y no debe sorprendernos cambio fundado en su capacidad hegemónica.
reconocer que fueron los fulgurantes hechos La profunda heterogeneidad de los compo-
de la revolución china los que posibilitaron a nentes nacionales y populares solo podía ser
los sudamericanos descubrir que en su propio superada colocando al Estado en el centro de
continente desde más de una década atrás se la constitución de la unidad nacional. El con-
venía desarrollando una revolución autóctona cepto de pueblo es a la vez, paradójicamente,
de la que no se advirtió su presencia. un punto de partida y un producto de una ac-
Insisto en estas puntualizaciones porque si ción solo posible desde el Estado. Lo cual con-
la polémica entre socialismo y populismo en duce inexorablemente a una sobrevaloración
América Latina es retomada en sus orígenes y de su función en desmedro de la sociedad civil
en los textos fundacionales del pensamiento a la que, en definitiva, se considera incapaz de
crítico continental se advertirá con claridad cualquier acción autónoma. La conquista del
la influencia decisiva que tuvieron los sucesos Estado es el requisito para desde él conducir
del Octubre ruso y las construcciones teóricas la transformación y el proceso de industriali-
y prácticas que contribuyó a generar. Por con- zación. Esta doble función del Estado como
siguiente, fue y sigue siendo un craso error constituyente de la unidad nacional y como
tratar de evaluar dicha influencia con el estre- factor decisivo y hasta excluyente de la trans-
cho rasero de las escuálidas formaciones co- formación económica remite nuevamente a la
munistas que desde los años veinte vegetaron experiencia soviética y la conceptualización
en la región. El modelo populista arranca de leninista, pero se funda además en las moda-
las elaboraciones hechas por la Internacional lidades propias del proceso de construcción
Comunista sobre las revoluciones en los paí- de las naciones latinoamericanas. Un Estado
ses dependientes y coloniales y les da un ses- de fuerza decisiva frente a una sociedad ci-
go particular, merced al cual se privilegia la vil débil y gelatinosa no puede sino dar como
944 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

resultado una actitud de reverenciamiento instrumento más adecuado, si no el único, para


del Estado, una “estadolatría” que alimenta implementar desde arriba una política de ma-
las concepciones autoritarias y cesaristas del sas capaz de fusionar demandas de clase con
cambio social. Y por tal razón tal vez pueda demandas de nación y de ciudadanía. La multi-
explicarse la expansión del leninismo, aunque variedad de sus formas, con independencia de
metamorfoseado bajo rasgos populistas, por- sus signos autoritarios o progresistas, remite al
que en definitiva América Latina es, o por lo modelo originario que, en el caso de América
menos lo fue por largo tiempo, un “continente Latina, fue el producto de la conjunción de las
leninista”. dos grandes experiencias mexicana y rusa. De
La divergencia fundamental entre populis- una revolución “sin teoría” y de otra que sostu-
tas y socialistas giró, en realidad, en torno a la vo tenerla y organizó su difusión por el mundo.
resistencia a aceptar los modelos de partidos 5. Asistimos a la crisis irreversible de este
“de clase” y la dirección de la Comintern. La modelo de Estado nacional antimperialista,
unidad de los distintos intereses del pueblo, a aunque formas estatales inspiradas en sus
la que una consigna aprista presentaba como principios subsistan aun en distintas partes del
fusión “de los trabajadores manuales e inte- mundo. Las razones de esta crisis son múltiples
lectuales”, requería en su opinión de un movi- y se ha abundado mucho sobre ellas. Fruto de
miento nacional omniabarcativo que excluyera los efectos expansivos de la revolución rusa y
a todo aquello que, por no aceptar su liderazgo de la necesidad de encontrar caminos rápidos
o disentir con sus propuestas ideológicas y po- para la conquista de la autonomía económi-
líticas, se colocara en una relación de margina- ca de sus pueblos acelerando los procesos de
lidad y enfrentamiento con el movimiento na- industrialización, no puede soportar la desin-
cional. Pero si este se identifica con la nación tegración del complejo de prácticas políticas,
misma, lo que queda fuera de él es simplemente formas económicas y construcciones institu-
la “antinación”. cionales que conformó a lo largo de muchos
El Estado nacional antimperialista, sosteni- años de historia. Se ha clausurado una época
do por un movimiento que, en definitiva, solo y con esta se ha consumado una experiencia
pretendía ser una correa de transmisión de la que ya no puede medirse productivamente con
acción de aquel en la sociedad, parecía ser el
1917 y América Latina945

un mundo que cambia vertiginosamente en el regímenes del Este puede servir de experiencia
sentido de su integración. aleccionadora. Más aún, hasta se puede afirmar
En América Latina ya entró en crisis en los que es un elemento de decisiva importancia
años setenta y el ciclo de los golpes militares para encaminar a la izquierda latinoamericana
que le sucedió fue su resultado. Los actuales hacia la construcción de una acción política
procesos de democratización se enfrentan, a su verdaderamente reformadora. Pero para ello
vez, a una gravosa herencia de formas perimi- es imprescindible que el tema de la desintegra-
das del Estado y de la sociedad, que en muchos ción del comunismo como teoría y como prác-
casos los autoritarismos militares contribuye- tica sea asumido como propio por esa izquier-
ron a agravar antes que a superar. El camino da. Lo cual supone un cambio radical de la acti-
que ha emprendido América Latina ya no ad- tud vergonzante y de ocultamiento que siempre
mite retornos al modelo del Estado nacional tuvo frente a las denuncias sobre la naturaleza
antimperialista, pero la izquierda no ha demos- despótica de los regímenes del Este. Si hasta
trado todavía ser capaz de imaginar una alter- ahora pudo soslayarse el problema valiéndose
nativa progresista a las orientaciones neolibe- del argumento que en un mundo bipolar criti-
rales que se imponen en la región. El Estado car a la Unión Soviética o a los países del Este
de compromiso populista hizo aguas, pero el –pero también a China o a Cuba– llevaba aguas
cuerpo de ideas que condujo a la izquierda lati- al molino del imperialismo, desde la caída del
noamericana a defenderlo como un instrumen- Muro de Berlín esta posición se ha vuelto in-
to insustituible para abrir una perspectiva de sostenible, aún para quienes la aceptaban de
desarrollo autónomo sigue en pie. Aun hasta buena fe como legítima.
el presente sigue nutriendo las concepciones Desde esta perspectiva, asumir como pro-
y las estrategias políticas de esa izquierda. La pios de su tradición y de su patrimonio teórico
realidad se ha modificado, pero la inercia doc- y cultural los problemas e interrogantes que
trinarista de la teoría impide una renovación emergen de esa compleja experiencia histó-
tan necesaria como urgente. rica, iniciada en 1917 y que hoy se derrumba
Aquí, en esta asimetría de las demandas de estrepitosamente, es para la izquierda latinoa-
realidad y las insuficiencias del pensamiento y mericana una empresa insoslayable. Su desti-
de la acción es donde la descomposición de los no futuro se vería vitalmente comprometido
946 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

si, como hasta ahora, considerara que lo que de esta verdad que asumimos como un valor
ocurre en el Este no la compromete. He trata- universal ¿Pero cómo hacer para que sus reglas
do de mostrar hasta qué punto la discusión en fundamentales sirvan para estimular, y no obs-
América Latina sobre las vías posibles para en- taculizar, el impulso también universal hacia la
carar una transformación deseada tenía en los emancipación humana?
años veinte un referente que servía de ejemplo Para responder a esta pregunta no es sufi-
de lo que había que hacer: la Rusia posrevolu- ciente rechazar el pasado. Es preciso además
cionaria. Si hoy nuestra izquierda se encogie- indagar las razones de las miserias heredadas.
ra farisaicamente de hombros frente a lo que Los populismos latinoamericanos entraron en
ocurre con el llamado “socialismo real” habría crisis, pero permanecen como ideologías por-
que recordarle, remedando a Marx, De te fabu- que en el pasado dieron una solución política y
la narratur! cultural a demandas concretas de la sociedad y
6. El hecho de que la herencia de 1917 esté del Estado. Su fuerza residió en elaborar desde
hoy en liquidación deja en pie, sin embargo, un arriba, desde el Estado, una voluntad nacional-
interrogante. La Revolución de Octubre y el mo- popular, fusionando cultura de masas con polí-
vimiento comunista que se hace cargo de difun- tica moderna. Más allá de los juicios adversos
dir su contenido histórico universal trataron de que desde el presente podamos emitir sobre los
resolver globalmente el problema de la socie- callejones sin salida en que encerraron a nues-
dad justa. La vía por la que intentaron resolver- tros pueblos, fue una respuesta al problema de
lo ha resultado ser históricamente equivocada. la relación de la tradición con la innovación, que
Pero los problemas quedan. ¿Quién y cómo se recogía la herencia paternalista y caudillista de
plantea resolverlos? La universalización del la concepción tradicional de la política. Dicha
principio de la democracia política que está de- respuesta salía al encuentro de las limitaciones
trás de los traumáticos cambios políticos e ins- que tuvieron siempre los proyectos moderniza-
titucionales que presenciamos la coloca frente dores en la región. Al pretender tirar por la bor-
a la gran responsabilidad de demostrar su capa- da las tradiciones y copiar sin discernimiento
cidad para hacerse cargo de ese problema. De las formas que adoptaban los países centrales,
la democracia no se puede ni se debe salir, nos tales proyectos se identificaban con élites trans-
dice Norberto Bobbio. Y estamos convencidos formadoras sin capacidad hegemónica para
1917 y América Latina947

convertir en hechos de masas sus planes fanta- por ello la democracia es inseparable del con-
siosos. El topos clásico de la separación entre flicto. De un conflicto que pone constantemen-
intelectuales y pueblo no es sino la cristaliza- te en discusión quién y cómo decide.
ción ideológica de la constante crisis de legiti- El derrumbe de una experiencia fallida de li-
midad que debieron soportar los propósitos de beración de los hombres de su sujeción a la es-
cambio y quienes pretendieron llevarlos a cabo. casez material no puede llevarnos a aceptar la
Tal vez algo de todo esto ocurre hoy con el afirmación de que solo la economía capitalista
discurso sobre la democracia y la superación puede garantizar la democracia y el pluralismo.
del Estado de compromiso prebendalista en La experiencia histórica de un siglo y medio de
América Latina. Los temores que despiertan vida independiente de las naciones latinoame-
los obstáculos económicos, políticos y sociales ricanas demuestra que tal afirmación es solo
con que se enfrentan los procesos de democra- una falacia. Una democracia que evidenciara su
tización tienden a privilegiar los elementos de incapacidad para hacerse cargo y responder a
neutralización que la política moderna arrastra las demandas de enormes masas de hombres
consigo. En un orden esencialmente injusto se sumergidos en la miseria nunca podría subsis-
soslaya el reconocimiento, caro a la tradición tir sin transformar a sus reglas en meramente
socialista, de que la democracia no está nece- formales. La realización de la democracia –para
sariamente vinculada a la economía de merca- no utilizar el término neutralizante de “consoli-
do y a la forma capitalista de producción. Todo dación”– significa ponerla a prueba en su poten-
lo contrario, es el obstáculo fundamental para cialidad intrínseca de estimular los procesos de
que se impongan a la sociedad las ideologías transformación. Pero para esto es preciso que la
del éxito económico y del crecimiento sin lími- izquierda diseñe alternativas concretas a formas
tes como naturales e inviolables atributos de la económicas y políticas que han demostrado ser
condición humana. La democracia es un valor incapaces de acordar los derechos de la libertad
a defender porque, como ha escrito reciente- con las exigencias de justicia social.
mente Pietro Barcellona, en un mundo que La búsqueda de una solución política de
cuestiona todo fundamento ella realiza el de- problemas que la crisis del Estado social
recho mínimo de cada uno de poder decidir el agudizó hasta extremos desconocidos supo-
sentido de su propia historicidad. Justamente ne para la izquierda democrática y socialista
948 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

latinoamericana una profunda refundación de liberales y democráticas, las nacionales popula-


sus instrumentos conceptuales y de toda su res y las socialistas. Todas ellas hundiendo sus
cultura. La desintegración de la cultura comu- raíces en el humus constitutivo de una cultura
nista que deriva del fracaso de la vía leninista de contrarreforma. El problema central de nues-
puede tener para esta izquierda una decisiva tras sociedades sigue siendo, tal vez hoy con
función liberadora. Entre otras cosas –aunque mayor urgencia que nunca, preservar a su gen-
estoy convencido de que es este su aspecto de- te de la regresión y del autoritarismo al mismo
cisivo– porque posibilita construir una nueva tiempo que se avanza en la lucha contra el ham-
teoría y una práctica del cambio social que re- bre y por la justicia social. Tradiciones cultura-
coja los elementos más valiosos de tradiciones les que perduraron enfrentándose facciosamen-
políticas hasta ahora excluyentes. La historia te entre sí no han demostrado hasta ahora ser
de la cultura democrática occidental, es decir por sí mismas aptas para nutrir un movimiento
de aquella cultura que hizo de la democracia transformador y una corriente intelectual crí-
el resultado de la fusión de las tradiciones del tica y moderna en condiciones de “aferrar a
liberalismo político con los valores y las instan- Proteo”, de dinamizar a una sociedad aplastada
cias del movimiento obrero y socialista, arroja por el peso de la inercia y de la pasividad. ¿Es
una lección de método de extraordinaria signi- posible encontrar formas de armonizar un pa-
ficación. No es necesario insistir hasta dónde trimonio ideológico fragmentado en corrientes
fue esto el producto de una evolución históri- ideales que se excluyen? Al mismo tiempo, una
ca, de un progreso en la vida colectiva de los convergencia de tales corrientes ¿no reclama
hombres que reclama no ser únicamente acep- aislar y anular las visiones integristas, aquellas
tado, sino primordialmente defendido. sobrevivencias –y los grupos sociales que en
En las condiciones históricas y culturales torno a ellas se agregan– que al absolutizar valo-
propias de la civilización latinoamericana acep- res compartibles que las alimentan convierten a
tar esta lección involucra una compleja tarea de las sociedades en invivibles? La libertad, así, se
construcción de un pensamiento político capaz transforma en licencia y la fraternidad en clien-
de recoger las instancias vivas de los tres gran- telismo y espíritu de mafia; la igualdad, a su vez,
des filones con los que se tejió la trama ideológi- adopta las formas más plebeyas de un jacobinis-
ca típica de nuestras sociedades: las tradiciones mo sin freno.
1917 y América Latina949

La imposibilidad de resolver estas antiguas La crisis de los países del Este, y de Rusia
contradicciones signó la evolución histórica de en particular, tiene el enorme mérito de poner
nuestras sociedades desde la conquista de su delante de nuestros ojos un espejo gigantesco.
independencia. El pulso de sus vidas naciona- Saber leer dicha crisis es tal vez otra ocasión
les no fue más que un espasmódico sucederse histórica que se nos presenta para reflexionar
de crisis profundas de las que nunca se salió sobre nosotros mismos; sobre la apremiante
del todo. La regla es el encabalgamiento de los disyuntiva que se nos presenta. Si, como se ha
problemas y no su consumación. Territorio de dicho, la modernidad es un destino, el proble-
frontera, “extremo Occidente” como la definió ma a resolver es de qué modo queremos los la-
Rouquié, América Latina, que fue un resultado tinoamericanos ser modernos.
de la gestación de la modernidad, es también
una prueba viviente del carácter ambivalente
de esta. Desgarrada por el riesgo de una pérdi- Bibliografía
da de espesor histórico y por el sueño de una
identificación imposible con Europa, es un bar- Haya de la Torre, V. R. 1924 “Impresiones de
co sin rumbo que marcha a la deriva. Rusia” en La Crónica (Lima), 9 de octubre.
La última entrevista a José M. Aricó*

Villa María, Córdoba Me acuerdo nítidamente esa reunión de de-


legados porque yo iba a la escuela en el turno
Mi primera incursión en la política fue cuando de tarde y la reunión se hizo hasta altas horas
ingresé en el secundario. Eso fue en 1945. Yo de la noche. Yo vivía en una zona suburbana
nací en el 31. de Villa María; mis padres, preocupados por-
Me acuerdo que llegó gente de Córdoba a orga- que ya eran como las nueve de la noche y no
nizar el sector secundario en la escuela donde yo venía, fueron a buscarme –había como treinta
estaba, que era una escuela dirigida por un radi- cuadras hasta la escuela y me acuerdo que los
cal, que iba a ser luego diputado radical, Antonio encontré en el medio del camino, cuando yo ya
Sobral. Entonces, se organizó el centro de estu- retornaba de esa asamblea.
diantes y se organizaron los delegados por curso, Esas son las primeras impresiones de un chi-
y fui elegido delegado por curso del primer año. co de 13 años que no ha tenido vida política y
entonces participa en esta, y que a su vez par-
ticipa en ese acto público que organizan los es-
* Publicada en: Altamirano, C. 1995 (1992) “La última tudiantes contra la dictadura militar. Ese acto
entrevista a José M. Aricó” en Estudios (Córdoba: Cen- para mí fue relevante porque los ferroviarios
tro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional
de Córdoba) N° 5: 53-67, julio. organizados en una marcha nos disolvieron el
Esa edición reproduce fragmentos desgrabados del acto, que se hizo en una plaza. Entonces me en-
video “José Aricó”: Ideas y entrevistas: C. Altamirano. contraba por primera vez con esto que luego va
Testimonios: O. Del Barco y J. C. Portantiero. Direc- a ser una especie de desencuentro histórico de
ción: R. Filippelli. Edición: R. Beceyro y C. Beceyro. Fo- toda mi vida entre el movimiento estudiantil,
tografía y cámara: C. Essmann. Este es el último trabajo
encarado por José Aricó y quedó trunco. De las cinco que tiene propuestas democráticas, de avan-
entrevistas proyectadas solo se realizaron dos. zada, de cambio, de justicia social, frente a un
952 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

movimiento, como era el caso de los obreros grabaron fuertemente como un campo misterio-
ferroviarios, que también planteaban justicia so y esotérico de saber que tenía que develar.
social, salarios, bienestar y demás, y que sin Eran palabras que no había escuchado nunca. Y
embargo se la agarraban con nosotros, como a mí me parece que fue esa preocupación por la
si fuéramos los culpables de esta situación. Y, conquista de cierto saber, que creía que estaba
evidentemente, del lado nuestro podría haber en un lugar determinado, lo que me atrajo po-
una actitud similar. Nos __REVISAR SI FALTA derosamente hacia la lectura de este periódico,
LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA__ hicieron y me convertí en un lector entusiasta de este
pedazos el acto, tiraron piedras, rompieron el semanario que recibía y que, como se hace en
lugar donde estaban hablando los oradores. todas estas tareas de proselitismo, los recibía y
Ahí, entonces, me contacté por primera después tenía que comenzar a distribuirlo.
vez con comunistas, con personas que decían
ser comunistas, que eran afiliados comunis-
tas. Algunos de ellos –dos de ellos– uno, un En el Partido Comunista
compañero de curso, judío, y otro, compañe-
ro de cursos superiores. Bueno, ellos recibían Entonces me apartó, en primer lugar, de todo
la prensa, recibían lo que era el semanario del el mundo de mis compañeros de escuela, ya
Partido Comunista en ese momento, que era que ninguno era comunista. Quiere decir que
Orientación, y el periódico me interesó. No sé yo era como ellos en un conjunto de activida-
si lo has visto o recordás Orientación de esos des, y no era como ellos en otro conjunto de
años, que tenía una página cultural. Entonces actividades. Eso despertó en ellos una cierta
me acuerdo que me impresionó –de esas co- actitud de reconocimiento, pero también de
sas que impresionan fuertemente y que no se distancia. Quiere decir que yo era una persona,
te borran de la cabeza– un artículo de Marcel cómo podríamos decir, marginal, que tenía una
Prenant, que era un biólogo marxista francés, vida marginal. Pero ellos sentían respeto por
sobre el materialismo dialéctico y el materialis- mi persona, por una persona joven que tenía
mo histórico, que apareció en dos números de una vocación política, cierta vocación política,
este semanario. Bueno, esas palabras, materia- y la llevaba a la práctica, pero no compartían
lismo dialéctico y materialismo histórico se me ninguno de esos valores. Entonces, es como si
La última entrevista a José M. Aricó953

me hubiera recortado del conjunto. Y esa sen- Comunista, en la sección de Villa María. Y bue-
sación de extranjería, de particularidad, de no no, entonces allí estaba, organizaba la bibliote-
ser exactamente como todos, me acompañó ca, di cursos. Me acuerdo que la primera vez di
durante muchos años. un curso sobre la biografía de Marx, de Franz
Pero reflexionando muchos años después, Mehring; pero en realidad yo no conocía nada,
ha dejado como saldo cierta inseguridad, cier- recién estaba leyendo el libro y entonces se los
to temor –no sé cómo expresarlo con palabras explicaba en voz alta a personas que en reali-
precisas–, cierta diferencia, de la que la jac- dad no mostraban excesivo interés (sonrisa)
tancia con que la asumí durante muchos años en conocer esta historia, porque suponían que
mostraba que era el velo que ocultaba el fasti- la conocían o porque estaban ocupados, tenían
dio que me producía no ser como los demás, no sueño a la noche, bueno, esas empresas que
ser capaz de ser como los demás; es decir, no ir no cuajan, en una organización que ya estaba
a bailar los sábados a la noche –yo trataba de colocada a nivel de sobrevivencia, porque la
hacerlo– pero era extraño, no aprendí a bailar, oposición peronista, la censura, la intolerancia
no aprendí a nadar, no aprendí a hacer ningu- peronista se fue haciendo muy dura en los años
na de toda esa cantidad de prácticas que hacen 49-50; en el 51 empiezan las prisiones.
todos los jóvenes; hacíamos reuniones los días Yo pasé como ciento setenta días en un año.
de carnaval; vale decir, éramos seres estrambó- Me acuerdo una vez, que acababa de salir de la
ticos que funcionaban por otro lado. prisión, me pegué un baño, me puse un sobre-
Al margen, como protegiendo a esa familia todo nuevo que tenía, fui a la casa de unos com-
que se había comunistizado, porque mi padre pañeros del partido –del secretario del partido
se afilia al Partido Comunista un año después en Villa María– cayó la policía y ahí me enchu-
que me afilio yo, y mis hermanas no se llega- faron otros treinta días más.
ron a afiliar, pero como me querían mucho, Caímos justo cuando se estaban discutien-
mi vida era también la suya, entonces, era una do las teorías de Lisenko. Era interesante ver
protección fuerte que ejercían. La familia se a plomeros, hojalateros, albañiles, electricis-
comunistizó. tas, carpinteros, algún abogado por allí, un in-
Desde 1947 a 1949-50 (en el 49 voy a Córdoba geniero discutir sobre las leyes de la herencia
a estudiar Derecho) estuve en el Partido y de cómo las teorías de Mendel eran teorías
954 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

burguesas, que no se correspondían con la Maquiavelo. Por eso yo digo: le debo al Ejército
realidad, porque la ciencia marxista-leninista argentino la posibilidad de haber adquirido el
había descubierto que se podían transformar idioma que me permitiera leer a Gramsci den-
todas esas leyes genéticas mediante un trabajo tro de los cuarteles del Ejército.
con los seres vivos. Entonces, ver la ingenui-
dad, pero además, la pasión con que se dis-
cutía sobre temas de los cuales no se conocía Gramsci
absolutamente nada, es un hecho apasionante,
porque está mostrando en realidad, de manera Yo creo que había una cosa que me impresio-
disfrazada, grotesca, otro tipo de cosas: el pa- naba y que eso estaba vinculado a cómo yo me
pel que desempeñaba la cultura y el saber en la situaba dentro del Partido Comunista. Este era
formación de un militante comunista. un intelectual, un hombre que no había supedi-
En el año 52 yo voy al servicio militar. Me tado el conocimiento de la teoría, la reflexión,
toca hacerlo en un lugar que era una intenden- a los dictados del Partido Comunista, pero que
cia de campo, Intendencia de Campo Cuadro al mismo tiempo era un militante político. Vale
Nacional, que está en San Rafael. El ritmo de decir: un hombre juntaba estas dos cosas. Y
trabajo allí era muy simple: a las seis o siete de estas dos cosas eran las cosas que yo quería
la mañana se levantaban todos, iban a cosechar juntar, porque yo era un hombre muy preocu-
alfalfa. Yo iba a mi oficina, era uno de los cin- pado por la reflexión teórica, por la lectura de
co o seis tipos que sabían escribir a máquina, los libros, por toda la tradición teórica del pen-
porque los otros eran campesinos analfabetos samiento socialista, y además era un militante
de Malargüe, iban a trabajar, y entonces yo te- político. Y no encontraba ni en los intelectuales
nía mi oficina a mi disposición. A las dos de la ni en los políticos esa doble funcionalidad. Con
tarde se iban todos, y después desde las dos los intelectuales, en una de esas, podía hablar
hasta el otro día yo estaba solo en mi oficina, de Gramsci, pero tenía que forrar un libro de
tenía una cama. Me llevé una gramática italia- Gramsci para ir a las reuniones del comité pro-
na, un diccionario, un cuaderno y las Notas so- vincial del Partido Comunista.
bre Maquiavelo (Gramsci, 1949). Y traduje ese Quiere decir que había un campo de lectura
año, aprendiendo el italiano, las Notas sobre que yo debía proteger mediante el silencio, no
La última entrevista a José M. Aricó955

debía ser expuesto; por eso podía leer a Trotsky, del socialismo. En esa idea, que era él, porque
lo tenía en mi casa, pero nadie debía saber que esa era la idea de él, ahí cabía absolutamente
lo tenía, no podía exponerlo en una biblioteca. todo lo que iba llegando, todo lo que le llegaba,
Entonces, digo, esa posibilidad de juntar estas que llegaba así como traído por el tiempo, por
dos cosas estaba en Gramsci y eso es lo que me oleadas, ya fueran cosas del arte, o cosas de
interesó. Eso me llevó a comprar las obras, que la comida, o ideas, o teorías, o conocimiento
las compré en esos años. Todos los escritos de científico, o amistades, o viajes, o lo que fuere,
Gramsci (1949, 1951, 1953)1 de la primera edi- todo iba como entrando, digamos así, dentro
ción de Einaudi los compré entre el 51 y el 53, en de esa gran estructura abierta, lábil, en cons-
una librería de Córdoba que los traía. tante ebullición, que para él era socialismo.
Por consiguiente no podía haber nadie, era
inútil discutir con Pancho sobre si el socialis-
Testimonio de Oscar del Barco mo estaba en crisis, sobre si el socialismo iba
a desaparecer, etcétera, etcétera, porque era
Es interesante esta idea del socialismo que te- algo que escapaba, era algo inconmensurable
nía Pancho, como lo que hacía a su identidad, con la concepción –no, no con la concepción–,
así como, digamos, un tehuelche o un boro- con lo que para él era el socialismo. Esto es lo
boro tienen su identidad tehuelche y todo es que me parece que lo caracterizaba y se articu-
tehuelche, o un carpintero o qué sé yo, todos la con esa otra idea que yo digo, de lo amoroso
tienen una identidad. Pancho tenía una identi- en Pancho. Es decir, lo amoroso de Pancho, lo
dad, y su identidad era el socialismo, y por so- socialista en Pancho, eran casi cosas como…
cialismo entendía todo lo que era positivo en como homólogas, era como decir lo mismo.
el mundo, esa idea que tantas veces expresó, Ese era el punto que lo convertía en un imán.
que decía que el ansia que tienen los hombres En función de esto, cuando recuerdo la vida,
desde siempre de redención, esa era su idea los últimos tiempos de Pancho, veo como una
especie de transformación muy grande a partir
1 Mencionamos solo algunos de esos libros, que son
de la idea de la muerte. Creo que Pancho, que
los que cita Aricó en otros capítulos de esta misma An- era el hombre del sistema, que yo he llamado el
tología [Nota de la presente edición]. hombre hegeliano, que todo lo incorpora, que
956 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

todo lo asimila, desde la pintura, desde la mú- estaba cavando, digamos, su interioridad de una
sica, desde las técnicas, desde hacer un plato manera más profunda. Pancho comenzó a creer
de comida, etcétera, etcétera, que todo lo iba en cosas increíbles. Y ese creer en cosas increí-
incorporando, digamos así, tenía esa capacidad bles era la presencia de lo que yo llamo, tanto
plástica de la incorporación de las cosas, creo puedo llamarlo lo sagrado, como puedo llamarlo
que cuando es tocado por la muerte, entra en el misterio, y como otros lo llamarían con otros
una especie de ascenso, de verticalidad en sí nombres y todos son válidos, porque eso no tie-
mismo. No que se desprenda de lo otro, sino que ne nombre.
todo eso es como asumido y elevado, lo que ca-
racteriza a Pancho a partir de ese momento es
como la elevación. Pero ¿por qué? Yo pienso que [Continúa la entrevista Carlos
el toque de la muerte, que no es un toque mate- Altamirano]
rial, sino que es una destrucción de todo aquello
que nos mantiene encerrados y que abre, que lo El XX Congreso, ¿cómo opera ahí, en esto?
instala, que lo instaló a él en una suerte de in- Éramos, era una organización sui generis;
temperie esplendorosa, digamos así, lo llevó a en un lugar [Córdoba] donde la Universidad
enfrentarse a algo que también es común, que pesa mucho. Había una reestructuración del
también vivimos todos los hombres, muchas ve- trabajo universitario en torno a figuras que
ces sin tener cuenta, que es el misterio. Pancho eran militantes firmes, pero bastante librepen-
quedó como absorto, como fascinado, no por sadores. Por ejemplo Oscar del Barco, que es-
la posibilidad, sino por la existencia real de la taba en la dirección del Círculo de Filosofía,
misteriosidad, del misterio total en el cual es- de la célula de Filosofía que se fue ampliando,
taba y en el cual estamos. Y lo dijo, y lo decía pero él había pasado por el surrealismo, había
en sus conversaciones. Lo que pasa es que sus pasado por Nietzsche, por una cantidad pen-
conversaciones también tenían sentido en dis- sadores. Era un hombre firme como militante,
tintos lugares. Una cosa es cuando daba una pero culturalmente abierto a la discusión. Ese
conferencia y otra cosa es cuando hablaba en era un mundo abierto de discusión.
el campo, en medio de los árboles, en medio de Ahora, sin embargo, ¿por qué en el 56, cuan-
los pájaros, donde podía explayarse en esto que do viene lo del XX Congreso y lo de Hungría,
La última entrevista a José M. Aricó957

por qué nosotros lo registramos con tan poca Pasado y presente


fuerza, sin darle la magnitud de lo que estaba
ocurriendo? Eso no lo entiendo, no lo podría… El primer número tiene, podría decir, dos gran-
No logro… des planos de intervención. Un plano de in-
tervención que era la reproducción de todo el
debate de los italianos sobre el problema de la
Córdoba - Buenos Aires dialéctica y el método dialéctico, que tenía im-
portancia luego para reflexionar sobre el tipo
Este es el clima de base, que precipita la necesi- de marxismo… tenía una serie de connotacio-
dad, o que contribuye a hacernos pensar a noso- nes políticas. El otro plano era el de la historia.
tros que ha llegado el momento de gestación de El editorial [del primer número] lo escribí
una revista que ya no podía ser solamente cul- yo, y la impresión cuando se leyó el editorial,
tural, sino de crítica política cultural, pero que me acuerdo que provocó risas, porque ahí ha-
no fuera partidaria, porque si era partidaria no bía dos posiciones. Yo creía que ese editorial
la podíamos sacar –esa era una decisión del par- podía pasar en el Partido Comunista; y los de-
tido– y que, mediante una especie de maniobra, más compañeros se mataban de risa y decían
pudiera permitirnos incorporar a los comunis- “con esta editorial nos van a expulsar a todos,
tas a esta revista, pero bajo una dirección que no es imposible que no nos expulsen”. Yo me
podría ser criticada porque estaba formada por acuerdo que recogí en ese momento la célebre
comunistas y no comunistas. expresión “si esa garúa me moja, tiro el poncho
Este es el esquema que nosotros empezamos a la mierda”. Y resulta que nos mojó, claro, va-
a pensar. Fundamentalmente, las cuatro per- mos a hablar… nos liquidaron a todos. Ahora,
sonas que estábamos en este debate éramos yo no sé si vos recordás esa editorial pero yo
Oscar del Barco, Samuel Kicszkovsky, Héctor intento fundar todo el razonamiento a partir de
Schmucler y yo. Ya se había producido, ade- ampararme dentro de cierta corriente comunis-
más, un encuentro con otro grupo que estaba ta. Todo eso me permitía fundar la necesidad
en Buenos Aires, donde aparecían cosas más de un cambio de percepción de la situación ge-
o menos semejantes. Es el momento en que yo neral del país, que significara, cómo podríamos
conozco a Portantiero. decir… un audaz desplazamiento del Partido
958 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Comunista hacia la conquista de las masas que, vos utilizaras un órgano diferente para intro-
en este caso concreto, era la conquista del pe- ducir en el partido una discusión que no se
ronismo en disponibilidad. Eso significaba que libraba dentro del partido.
había que descomponer una historia tal como Eso era cierto. Eso era así. Tan cristalino
la habíamos construido, una caracterización aparecía el editorial que era así. Pero yo pensa-
del mundo peronista [tal] como lo habíamos ba que esa era la excusa elegante que les podía
constituido y señalar una distinción funda- permitir a ellos absorber las cosas y, en cierto
mental entre la caracterización que podíamos sentido, utilizarnos a nosotros (aquellos secto-
tener del Gobierno de Perón, y el efecto que res que estaban en el cambio dentro de la direc-
tuvo de nacionalización de masas que creó ción del partido), utilizarnos a nosotros como
esa experiencia histórica. Para eso, el otro ele- un elemento de presión y de cambio. Es decir,
mento que agregamos es que era necesario un nosotros no es que nos inmoláramos, pero nos
rearme ideológico del partido y, además, una colocábamos ahí como un elemento de punta
modificación del instrumental, de manera tal para abrir este debate cerrado. Esa era mi idea.
que pudiera estar en condiciones de establecer No teníamos una percepción muy clara, porque
un diálogo productivo con todo lo que estaba todo esto lo veíamos más bien desde el área de
produciendo la ciencia, la ciencia social, en el la juventud, más que desde lo que se cocinaba
cambio de las ciencias sociales en ese momen- en la dirección del partido, o desde las conver-
to, como parte del proceso de conquista de los saciones con Agosti, que era siempre el hombre
nuevos intelectuales. que estimulaba y frenaba, pero que nunca deja-
Esto es lo que decía el editorial: mostraba ba de estimularte, que en el caso de la revista
una confianza en la capacidad del partido para dijo “sigan”. Entonces, nosotros pensábamos
hacerlo, mostraba la existencia de un problema que había fuerzas más consistentes. No com-
generacional y la necesidad de abrir una etapa prendíamos hasta qué punto la crisis profunda
de un debate muy profundo. que se había abierto en el movimiento comu-
nista por la cuestión de la confrontación con
Bueno, y ¿qué pasó? Porque leyendo ahora el China y la revelación de todas estas cosas del
editorial de la revista uno capta una serie de estalinismo, abría fisuras que iban a conducir
reservas hacia el Partido Comunista, como si luego a la ruptura del Partido Comunista. Yo
La última entrevista a José M. Aricó959

creo que se tuvo un temor profundo a que si más una hoja arrastrada por la tormenta que un
este debate se prolongaba, se abría, se expan- centro ideológico formulador de políticas; que
día, iba a haber un proceso de laceración y di- muestra la debilidad intrínseca de un grupo que
visión del Partido Comunista. Y eso es lo que había surgido para una función que no podía
se trató de impedir, como diría Orestes Ghioldi, cumplir. Deslumbramiento no tanto frente a la,
agarrando la gallina y retorciéndole el pescue- cómo diría… a la consistencia de la empresa,
zo a tiempo. sino a la heroicidad de una empresa hecha por
un conjunto de hombres dispuestos a dar su
vida por cambiar una situación y por contribuir
La guerrilla guevarista a precipitar un cambio revolucionario que no-
sotros pensábamos que estaba inscripto en la
El otro elemento que sí tuvo una importan- lógica del mundo y en la lógica del país. Más
cia decisiva fue el encuentro con la guerrilla si tenemos en cuenta lo que estaba operando:
de esa época. Un encuentro casual, absoluta- el golpe de Estado, la caída ___REVISAR SI
mente casual, tal como se produjo, pero evi- FALTA LA ÚLTIMA LÍNEA DE LA PÁGINA___
dentemente no iba a ser casual luego: las cir- del Gobierno de Frondizi, toda esta situación
cunstancias fueron casuales. El hombre que se ambigua, con la aparición del poder militar, las
contacta con Ciro Bustos es Oscar del Barco. relaciones sindicales, el oscurecimiento del
Fue una situación casual. Oscar del Barco era peronismo, todas esas situaciones barrosas,
profesor en Bell Ville, Ciro Bustos tenía una pantanosas de esos años que, además, fue un
relación de parentesco con Ademar Testa, que momento de expansión del movimiento guerri-
era un abogado y amigo nuestro, y entonces llero en toda América Latina. Estábamos ence-
en la casa de Ademar Testa, Oscar lo encuen- guecidos por la experiencia de la Revolución
tra a Ciro Bustos, que le cuenta su experien- Cubana.
cia cubana y lo que viene a hacer, [de] cómo él Yo creo que fue un período de corto pla-
ha sido enviado para reclutar gente para esta zo porque la guerrilla era una operación tan
experiencia guerrillera. Y ahí se produce una
cosa, el deslumbramiento, que muestra hasta
qué punto, en muchas cosas, nosotros éramos
960 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

parecida a La armada Brancaleone2, que dio esa experiencia debía ser superada, no podía
los resultados que La armada Brancaleone quedar en ese estadio porque la relación era
dio. Efectivamente, desapareció como por en- una relación de manipulación y porque, ade-
canto, y si no dejó muchos muertos es porque más, el peronismo no había logrado crear una
en esa época estaba el Gobierno de Illia, que relación democrática con un mundo intelec-
era un gobierno, no digo complaciente, pero tual, un mundo intelectual que había quedado
respetuoso y capaz de entender, quizás con ex- enfrentado y que había quedado al margen y
cesiva ternura, que este era más bien un desvío que debía penetrar ese mundo. Esa fusión tenía
juvenil que una expresión política que debía ser que darse, y mientras existiera una izquierda
aplastada y liquidada como pensaba –y piensa– intelectual por un lado y un peronismo por el
el ejército. otro, el problema seguía estando planteado. El
problema era cómo encontrar la forma a este
Ya en la editorial del cuarto número aparece nexo. Eso aparece más claro, va a aparecer lue-
otra lectura del peronismo. go más claro en la editorial del número nueve.
Otra lectura, que está fuertemente sesgada
hacia el reconocimiento, como decía antes, de
lo que significó en términos de nacionalización Clase obrera y peronismo
de masas, de constitución de masas. Se reivin-
dica la organización sindical como la creación En el número nueve se retoma, de alguna ma-
de una institución, de un nuevo tipo de incor- nera, la inspiración más originaria de la re-
poración, pero no hay una caracterización del vista, porque se vuelve a poner en el centro la
gobierno peronista. No es sobre el gobierno cuestión obrera, la cuestión fabril…
peronista de lo que estamos hablando, sino so- La cuestión fabril, la expresión de un sindica-
bre los procesos de masas a que dio lugar la lismo de clase, la expresión de un bloque social
experiencia peronista; vale decir, en el fondo, que se va conformando en torno a ese proceso
de clase, la idea de que era posible mantener
2 La Armada Brancaleone es una película italiana
ese bastión a largo plazo y que Córdoba podría
de 1966, dirigida por M. Monicelli [Nota de la presente ser un factor de dinamización de una confron-
edición]. tación de clases en torno a la formación de un
La última entrevista a José M. Aricó961

movimiento obrero que estuviera en condicio- aparecer la idea de la posibilidad de la inte-


nes de intervenir más eficazmente en el proceso gración. Ahora, en este caso, lo que puede obs-
de discusión de sus reivindicaciones, pero tam- truir o impedir esta operación integracionista
bién en el proceso de reformulación de políticas de la clase obrera ya no va a estar radicado
económicas. Y entonces, a partir de eso, noso- en un elemento externo sino en un elemento
tros retomábamos la necesidad de que hubiera interno, pero interno a la experiencia polí-
un campo intelectual pegado, próximo, acompa- tica de la clase obrera, y que es su condición
ñando ese movimiento, dejando abierto el pro- de peronista. Porque vos decís: bueno, ¿qué es
blema de cuáles podrían ser las formas políticas lo que ha impedido hasta ahora que la clase
en que eso podía cristalizar. Esto era el año 65, obrera sea integrada al dispositivo de domi-
cuando ya se va a abrir ese proceso que va a cul- nación?: su condición de peronista, y que esto
minar con el Cordobazo. da un espacio para la reflexión de la izquierda
y para la acción de la izquierda, que no puede
Ahora, ahí en el editorial, casi al final, en este desconocer este fenómeno, que es un fenómeno
tercer editorial, que no funciona como edito- central. Esto nos remite muy directamente a la
rial, pero de hecho es el documento, el texto segunda etapa de Pasado y Presente.
político de ese número, hay casi al final una A la segunda etapa, fundamentalmente al pri-
referencia de nuevo al peronismo, porque el mer número de la segunda etapa, donde las di-
razonamiento es más o menos así, y ahí apa- ferencias entre lo que pensábamos en Córdoba
rece cierta… y lo que pensaban en Buenos Aires aparecen
Ambigüedad… clara. Esa es una época de oscurecimiento del
peronismo. El peronismo como tal ha desapare-
Sí, cierta ambigüedad: la fábrica se pone en cido. Es una época del silenciamiento de Perón.
el centro, y el antagonismo entre el capital y Perón no aparece, ni aparece tampoco la posibi-
el trabajo parece el antagonismo que dinami- lidad de una reconstitución del peronismo. Pero
za el proceso sociopolítico argentino, y donde aparece, sí, la posibilidad de constitución de
el carácter moderno de la Argentina es el dato formaciones de izquierda dentro del peronismo.
subrayado: pasar de una sociedad tradicional Lo que vos decís sobre el peronismo es un
a una sociedad moderna; pero luego vuelve a dato, es, digamos, una verdad aceptada por
962 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

nosotros. Ese anclaje en el peronismo quita pronto, entra otra dimensión, que añade un
la posibilidad de una reducción de esa masa, elemento que no necesariamente se sigue del
de la integración de esa masa. Es el soporte primer momento de la argumentación.
político de una irreductibilidad al sistema. Yo creo que la lectura en clave obrerista te
Pero no es un elemento que por sí mismo pue- hace enfatizar un elemento: el elemento de una
de conformar un movimiento de oposición al identidad obrera que está más allá del elemen-
sistema. Para que eso se pueda constituir es to de la identidad política. Y eso es lo que está
necesaria la formación, fuera del peronismo, subyacente en todos nuestros razonamientos.
de una corriente de izquierda que sea la que El peronismo era una especie de forma externa
actúe como elemento de dinamización. Y de –y cuando digo forma no lo estoy diciendo en
trámite. Es decir, ya en ese momento se está el sentido con que hoy pienso la idea de forma,
planteando un proceso futuro de fusión entre que es la única manera en que se expresa una
formaciones de la izquierda peronista y for- identidad. Lo pensaba más en el término de dis-
maciones de la izquierda intelectual, porque tinción forma y contenido vieja. Era una forma
eran fundamentalmente intelectuales, pero transitoria. Había una identidad obrera de base,
de matriz socialista, en un nuevo tipo de or- que la experiencia política iba a permitir que se
ganización política que de alguna manera no expresara de manera distinta. El peronismo era
podíamos dejar de considerar como un movi- una identidad política de trámite, que podía ser
miento socialista. cambiada. Quiere decir que en nuestro razona-
miento existía como elemento subyacente una
Pero, ¿qué es lo que liga [a] estos dos movi- extrema confianza en la posibilidad de cambio
mientos del razonamiento? Esto de la centra- de la conciencia obrera.
lidad del peronismo en la experiencia de cons-
titución de la clase obrera argentina moder-
na, digamos; y esto es lo que yo encuentro que Sobre la condición obrera
está en ese número 9 y con el mismo pasaje,
que no es fácil en el discurso, uno nota ciertos La puesta en el centro de la dimensión pero-
saltos en la lógica de la argumentación. Hay nista es historicista…
una lógica de argumentación obrerista y, de Es historicista, sí…
La última entrevista a José M. Aricó963

[…] Entonces, estos nuevos matices están ahí también fue distinta, fue un contacto distinto.
jugando en Pasado y Presente y van a jugar, El otro era un discurso más general, donde las
creo yo, a lo largo de las dos etapas. barreras estaban cortadas, era el discurso de
Van a jugar… En el caso del Negro, el Negro los intelectuales. Entonces, esa diferencia de
Porta3, el discurso historicista es pleno ¿no? Si sesgo era muy importante. Pero, digo, esas dos
vos ves todos los escritos que van desde nueva visiones están, ahora, en el propio discurso de
táctica hasta nueva política hay una conver- uno. Por eso puede ser que existan esos saltos
sión, podríamos decir en el caso del Negro, a que vos decís, esos forzamientos del razona-
esta especie de nacionalismo radical muy clara. miento, porque el trasfondo, el supuesto sobre
Yo diría que es el hombre que expresa con más el cual se montaba el razonamiento nunca que-
absoluta claridad esta posición. Esta no podía daba claramente de manifiesto.
ser mi posición, porque yo no estaba en esa ma-
triz, porque quería hacer un discurso no desde
las masas populares, sino desde la condición Montoneros, 1973
obrera. Eso era muy fuerte, quizá por tradición
personal, pero además porque hablamos de dos El hecho es que nuestra revista, y todo el gru-
realidades distintas: yo estaba en contacto per- po, se inclina por el voto al peronismo, porque
manente con el mundo obrero, porque estaba veíamos concretamente en ese caso la apari-
en una ciudad donde no podías prescindir de ción en el interior del peronismo de una fuerza
ese contacto. Yo me acuerdo, yo era amigo de de izquierda, que se definía como de izquierda
Gustavo Roca y en su estudio se juntaban los di- socialista, que tenía una visión muy socialista
rigentes sindicales, escuchábamos sus conver- de las características que tenía que tener ese
saciones, teníamos relaciones de amistad –con movimiento, que pretendía no simplemente
Atilio López nos juntábamos a comer. Era una una fusión en el interior de todo peronismo,
relación distinta. La del movimiento estudiantil sino un cambio del movimiento peronista,
que establecía una lucha por la hegemonía en
la dirección del movimiento peronista, y que
3 Se refiere a J. C. Portantiero. Ver Aricó (2009 [1980]: tenía todo el aval de Perón para llevarlo ade-
34) [Nota de la presente edición]. lante. Entonces, ¿qué veíamos nosotros? que
964 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

aparecía por primera vez en la escena política convertido en la dirección de un proceso de


ese tipo de constitución organizativa de masas masas y sus modos organizativos. Su estructu-
que deseábamos desde el comienzo mismo, po- ra interna no se comparecía con la necesidad
dríamos decir, de la aparición de la revista, que de estructuración de un movimiento de las ca-
alguna vez apareciera. racterísticas de lo que había germinado.
Entonces, este fue el centro de la discusión,
una discusión que era muy difícil zanjarla, por-
Pasado y Presente. Segunda etapa que me parece que la lógica de la situación em-
pujaba a Montoneros a mantenerse en esa te-
Esos años fueron, podríamos caracterizarlos situra, y que, en muchos casos, en la discusión
como el desplazamiento de izquierda intelec- con Quieto nosotros descubríamos las falencias
tual y de parte de las capas medias hacia el en- de su razonamiento y descubríamos la falta de
cuentro el peronismo, un desplazamiento, yo seguridad con que él llevaba adelante ese razo-
diría, de masas. Va a ocurrir lo mismo luego, namiento, porque me parece que coincidíamos
en el 83, con Alfonsín. Son fenómenos más o en esta necesidad de abrir una etapa de desarme
menos próximos, pero nosotros somos parte y de construcción de un movimiento social que
de ese proceso. Excepto los focos más irre- tenía que ser el eje fundamental de esta lucha
ductibles de la izquierda, fundamentalmente por la conquista de la dirección del movimiento
las FAR, este es un fenómeno más general; peronista. Ahora, la situación no se dio de esa
nosotros formamos parte de este fenómeno. manera, pero yo diría que del primer número de
Ahora, había una cosa que nos preocupaba la revista al segundo número de la revista de la
de Montoneros, que eran sus características segunda etapa, las discusiones centrales giraban
internas, su estructura interna, la dificultad en torno a eso. Giraban en torno a reconocer y
que podía encontrar para dejar de ser un mo- a plantear la necesidad de ampliar todas las ba-
vimiento terrorista urbano, guerrillero, de ses de representación de este movimiento. Y,
acción, y ser una gran organización política; por eso, muchas de las críticas que hacíamos
es decir, encontrábamos la contradicción que eran a la manera en que se manejaba la univer-
tenía ese movimiento en el hecho de que un sidad, a la manera en que establecía una política
pequeño grupo de acción terrorista se había de alianzas, a la manera en que consideraba la
La última entrevista a José M. Aricó965

lucha frente al ejército, a la manera en que con- de masas, y cuestionamos el guerrillerismo que
sideraba la discusión interna del peronismo. está inserto en esa organización, que aparece
No participamos nosotros, excepto en el caso como insuperable, no comprendiendo, enton-
de Pepe Nun y de Pablo Gerchunov, de la acepta- ces, lo que son las tareas de la construcción de
ción de otras corrientes que cuestionaban al mo- un movimiento social. Entonces, lo que ha que-
vimiento montonero desde otros costados, fun- dado de ese editorial es el apoyo que nosotros
damentalmente el Peronismo de Base. Nosotros damos a Firmenich, pero no damos un apoyo a
no apostábamos al Peronismo de Base, sino al Montoneros, damos un apoyo a las palabras de
Movimiento Montonero. Por una razón muy Firmenich.
concreta: porque el peronismo de base nos me-
recía las críticas de todas estas expresiones que Que es el discurso de Atlanta…
no se hacían cargo de la necesidad de instalar Que es el discurso de Atlanta. Claro, no en-
la lucha, la constitución de esta nueva lucha en tendiendo que entre el discurso de Atlanta y la
los esquemas de poder, no en la construcción realidad del movimiento montonero no había
simplemente de un mundo de resistencia, abajo. ninguna compatibilidad, vale decir que decían
En el caso de la consideración de Perón somos una cosa y hacían otra. […] Que me recuerda
muy cuidadosos, es más, hacemos una crítica a una conversación que tuvimos prácticamente
Montoneros por no comprender la situación di- quince días antes de la detención de Quieto,
fícil en que el Gobierno de Perón se ve obligado que fue patética, patética porque nos encontrá-
a gobernar cuando hay un cerco en torno a él, bamos con un dirigente derrotado, aniquilado,
que deriva del hecho del fracaso del proceso en sin posibilidad de cambiar una situación en la
Bolivia, la caída del Gobierno de Allende, bueno, dirección del movimiento, desconfiando pro-
todo este tipo de cosas. Ahora, es evidente que fundamente de lo que ese movimiento estaba
en ese segundo editorial hay, podríamos decir, diciendo, pero obligado a defender cosas ab-
una exageración sobre la capacidad de cambio surdas, como la creencia de que una confron-
que puede darse en una organización como la tación frontal con el ejército podría llevarlos a
de Montoneros. Por eso, nosotros privilegiamos ellos al triunfo. Eso no lo creía Quieto, Quieto
el discurso de Firmenich, que es un discurso so- era un hombre que estaba derrotado antes, y
bre la construcción de una organización política su detención yo creo que es la consecuencia
966 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

lógica de este desplome moral, diría, y políti- cuestiona esta tendencia al estancamiento y
co que se produjo en este hombre. a la limitación y a la conversión de la demo-
Entonces, yo creo que tuvimos una posición cracia en una democracia bloqueada, pueden
equilibrada y correcta frente a Montoneros, en plantearse estos temas. Por eso digo, la radi-
una situación muy difícil porque no existía en calización que el discurso democrático admite
el plano político general ningún centro, ningún solamente puede plantearse si la posibilidad de
lugar donde se planteara un principio de razón la transformación es incorporada al propio de-
que dijera dónde estamos situados, qué está pa- bate, si la idea de democracia se combina con
sando en este país, no. la idea de socialismo comprendiendo, como
intento comprender, que ahí hay un problema,
Ustedes, finalmente, eran parte de una dialéc- que ahí hay un problema a dilucidar; con lo
tica social, en la que estaban involucrados y cual no estoy diciendo nada nuevo, porque el
que a lo mejor cuando ustedes creían que em- destino de los hombres es plantearse los pro-
pujaban, en realidad eran empujados por… blemas e intentar, muchas veces vanamente,
no por nadie, sino por… dilucidarlos.
Éramos empujados, es decir, nosotros
queríamos corregir algo que era incorregible, Testimonio de Juan Carlos Portantiero
dentro de un movimiento que nos envolvía,
donde quizás la única posibilidad real hubiera Quizás la mejor síntesis de la búsqueda de
sido retirarse y decir “no, vamos al desastre”. Pancho, la búsqueda madura de Pancho, su
Eso no lo decía nadie, ni siquiera Balbín. búsqueda teórica, ha sido la de intentar sepa-
rar a Marx del marxismo. ¿En qué sentido?:
intentar redescubrir a un intelectual, político,
México - Buenos Aires que sintió la enorme necesidad de someter a
la realidad y a la conceptualización de la rea-
La Ciudad Futura lidad, a las teorías de su tiempo, a una crítica
radical. Alguien que, como Marx, vivió al capi-
Este debate, solamente desde una perspec- talismo como el producto de una humanidad
tiva radicalizada, desde una perspectiva que fetichizada y que, en ese sentido, instituyó para
La última entrevista a José M. Aricó967

su análisis el principio de la crítica. A diferen- del libro de Pasado y Presente, eso es la lista,
cia del marxismo, esa operación intelectual de a veces caótica, de temas que aparecen en los
finales del siglo XIX donde de alguna manera, casi cien números de los Cuadernos de Pasado
dando vuelta a las cosas, en lugar de esa crí- y Presente.
tica radical, lo que aparecía era una construc- Esta preocupación, en México va a tener
ción de teorías montadas sobre un principio de alguna precisión particular, porque en México
absoluto. suceden por lo menos tres cosas importantes
Ese objetivo, esa separación entre Marx y en su vida: una, el descubrimiento [de] América
el marxismo, no significó, sin embargo, para Latina, el descubrimiento que muchos compar-
Pancho abdicar de otro elemento fundamental timos con él, pero que él llevó más allá que to-
que está en Marx, que es el socialismo. Pancho dos nosotros; otra, la reflexión sobre la crisis
pensó que Marx podía separarse del marxismo del marxismo y la revalorización de la relación
y que eso era correcto, pero en cambio sintió entre democracia y socialismo; y por fin, muy
que el pensamiento de Marx seguía siendo fun- personal, pero muy significativa, la posibili-
damental para diseñar esa posibilidad de auto- dad de Pancho de encontrarse a sí mismo, ya
nomización, de liberación del hombre, llamada no como un editor, sino como un investigador
socialismo. meticuloso.
Toda su preocupación, toda su obra gira De estas tres dimensiones, sobre todo la úl-
alrededor de esto. Si nosotros la examinamos tima que es la fundante de todas, hay pruebas
desde los años sesenta, en el momento en que muy grandes de lo que México significó y hasta
él lanza primero la revista Pasado y Presente, qué punto México fue un corte, un corte hacia
luego los Cuadernos de Pasado y Presente, adelante, importantísimo en su vida. La vuelta
vamos a ver hasta qué punto Pancho en esta a Buenos Aires de todos nosotros, la vuelta a
búsqueda de iluminación del socialismo y de la Buenos Aires de México, le permite, de algu-
figura de Marx, intenta para el socialismo una na forma, ir recuperando, precisando todavía
operación parecida a la que Marx había hecho, más lo que ya se había insinuado en esa esta-
esto es, conectarla, no con su propia historia día mexicana. De esa estadía mexicana vienen
interna, sino conectarla con la cultura más sus trabajos sobre Mariátegui (Aricó, 1978),
avanzada de su tiempo. Esos son los sumarios de esa estadía mexicana vienen sus primeros
968 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

borradores sobre Juan B. Justo (Aricó, 1999 que a mí me parece muy significativa: “la uto-
[1980]), de esa estadía mexicana viene su li- pía –dice Pancho– es el recurso de los débiles.
bro más importante, Marx y América Latina Cuando no se sabe cómo salir del paso –agre-
(Aricó, 2009 [1980]), en donde toda esta obse- ga– se recurre a la utopía. Una cosa es la utopía
sión trata de condensarse. Y vienen también los y otra cosa es la dimensión proyectual del hom-
apuntes para su último libro, el que traza el iti- bre”. Y para reivindicar esta dimensión proyec-
nerario de Gramsci en América Latina (Aricó, tual del hombre trata de liquidar lo que él llama
2005 [1988]). Por fin, los últimos años, los años el exceso de discurso utópico, que impide ver
del 83 en adelante, esos años que cuajan en la cotidianidad de la gente, la dimensión huma-
instituciones en donde Pancho trata de viabi- na de la política, en nombre de un futuro que es
lizar políticamente todo esto que él había tra- impreciso y que es indeterminado.
zado como itinerario intelectual, como el Club Creo que la crítica a la idea de revolución, la
Socialista o como la revista La Ciudad Futura, crítica a la idea de utopía, esta reformulación
allí, digo, en estos años, la problemática ad- que él avanza acerca de la vinculación entre so-
quiere características puntuales. Es un Pancho cialismo y democracia quedan como los gran-
que, yo creo que llegando al hueso de su preo- des temas de su obra y de su vida. Estos últi-
cupación, descubre y expresa con claridad dos mos años de la vida de Pancho aparecen como
temas fundamentales: uno, el tema de la crítica todavía más iluminados por esa preocupación,
de la idea de revolución, aquella visión del siglo y creo que es solo alrededor de esta preocupa-
XIX de que la transformación del capitalismo ción, y mirando hacia atrás, que puede recu-
al socialismo podía ser pensada desde la me- perarse este hermoso itinerario de casi treinta
táfora de la Revolución Francesa. Pancho ve años de vida intelectual.
mucho más al socialismo como un proceso lar-
go de transformación que debe influir sobre la
vida cotidiana de las personas y que debe asen-
tarse, entonces, sobre propuestas de reformas
de la sociedad. Vinculado con esto, la revisión
a la crítica de la idea de utopía. En uno de los
últimos trabajos de Pancho aparece una frase
Walter Benjamin, el aguafiestas*

D e intelectual “aguafiestas” calificó Benjamin


a Kracauer en una nota memorable.
Precisamente porque su pasión era desenmas-
fue la influencia nociva de Brecht y de la leto-
na Asja Lacis la que apartó a Benjamin de la
metafísica y el judaísmo; Theodor W. Adorno
carar, quitar esas construcciones ideológicas responsabilizó a un marxismo incomprendido
que en el estado de clase tornan inhumano al su inclinación por el materialismo burdo y la
ser social. Y a nadie como al propio Benjamin falta de dialéctica que creyó descubrir en sus
le cabía mejor el apelativo. Porque lo era en to- escritos sobre Baudelaire. Brecht, a su vez,
dos los sentidos, hoy, a cincuenta años de su culpabilizó al Instituto de Frankfurt –en las
muerte voluntaria, todavía no sabemos dónde personas de Horkheimer y de Adorno– por
colocarlo. Reconocido como una de las figuras obligarlo a corregir o a velar sus reflexiones.
principales de la filosofía moderna, su impor- Unos rechazaban su marxismo, otros no sopor-
tancia polémica parece ser profundamente os- taban sus metáforas teológicas y su judaísmo.
cura y controvertida. En realidad, por su vida Tensionado entre Palestina y Moscú, al margen
y por su obra estuvo en el centro de tensión de la carrera universitaria y de los grupos in-
de diversas y contrastantes corrientes de pen- telectuales, comunista sin partido y judío no
samiento. Gershom Scholem, su amigo desde sionista, Benjamin manifestaba simpatías por
los años de juventud, estaba convencido que intelectuales tan dispares como el filonazi
Carl Schmitt, el sionista Scholem o el marxis-
ta Brecht. ¿Un marginal incomprendido e irre-
*
ductible o un pensador valiente y astuto que se
De la publicación original: Aricó, J. 1991 “Walter
Benjamin, el aguafiestas” en La Ciudad Futura (Bue-
propuso llevar adelante un proyecto propio en
nos Aires) N° 25-26: 15, Suplemento/9, octubre de 1990 las circunstancias adversas de un campo cul-
- enero de 1991. tural lacerado por la intolerancia y el espíritu
970 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

faccioso? En el perfil biográfico que le dedica práctica intelectual y de las formas a utilizar
Julian Roberts (1982) se dice –y creo que con para llevarla a cabo con eficiencia evocara, en
mucha razón– que la historia de su carrera alguna de sus cartas, la figura conradiana del
intelectual es la historia de una lucha difícil y agente secreto. Dado que su propósito era tor-
extenuante por plegar a ese proyecto propio nar inutilizable para los historiadores burgue-
estructuras organizativas insensibles y sordas. ses a la crítica literaria, o a la historia de las
En este sentido, si su coraje nos sigue parecien- ideas, se sentía obligado a trabajar en forma
do admirable, no debemos dejar de reconocer “ilegal” y “de incógnito entre los autores bur-
lo aleccionador de su astucia. Las dificultades gueses”. La intensa actividad de crítico militan-
para contornear con rasgos firmes su figura no te que Benjamin desplegó desde fines de los
se desprenden, en consecuencia, de una am- años veinte, es decir cuando inicia su camino
bigua actitud suya que las justifique, sino más hacia el marxismo y el socialismo, no puede
bien de una incomprensión generalizada acer- por consiguiente ser olvidada, menospreciada
ca de sus propósitos, de la estrategia que se tra- o ignorada, porque de tal modo se dejaría fuera
zó en favor de una organización revolucionaria buena parte de su labor y los nudos centrales
de la cultura. A diferencia de lo que algunos de de su reflexión permanecerían oscuros. No se
sus críticos sostienen, nunca pensó que fuera podría advertir, por ejemplo, hasta dónde su
necesario encerrarse en un aislamiento parna- obra sobre los pasajes de París –equivalente,
siano para preservar a su investigación intelec- en el espacio multiforme de las superestruc-
tual de cualquier interferencia profesional o de turas, al análisis de la estructura de la socie-
clase. Todo lo contrario, contó con ellas como dad moderna llevada a cabo por Marx (1975)
dimensiones insuprimibles de una labor teóri- en El Capital– hunde su terreno nutricio en
ca y de difusión orientada a un público. Por ra- esa intensa actividad crítica de los fragmen-
zones ideológicas y políticas, pero también de tos cotidianos y dispersos de la modernidad.
subsistencia. Lamentablemente, la casi totalidad de esta la-
Trabajó en distintas organizaciones porque bor sigue siendo desconocida para los lecto-
siempre vivió preocupado por insertar su obra res de habla no alemana. Confiemos en que en
en la práctica inmediata. Y no deja de ser em- un futuro no lejano la errática edición de sus
blemático que para graficar el sentido de su escritos en español ceda su lugar a un proyecto
Walter Benjamin, el aguafiestas971

más integral y exhaustivo de publicación de que definen el sentido de toda su labor. Cuando
una obra cuya fragmentariedad alimenta mu- la “caza al marxista” –ese nuevo fantasma que
chas veces el equívoco. En el presente suple- recorre el mundo– amenaza ser un modo bur-
mento solo deseamos estimular el deseo de una do y trivial de disfrazar la incapacidad del pen-
aproximación más cabal a su pensamiento. En samiento crítico para volverse práctica trans-
los textos que hemos escogido se advierte con formadora, rescatar el carácter militante de
claridad la preocupación benjaminiana por de- la crítica benjaminiana sigue siendo un modo
finir la función intelectual en una época de cri- de cuestionar la aceptación indiscriminada de
sis política. Pero por sobre todo resulta eviden- lo existente. Un modo, en fin, de ser también
te hasta dónde la identificación con el modelo como él, un aguafiestas.
brechtiano significó en Benjamin el reconoci-
miento del proletariado como el destinatario y
a la vez el demandante de la posesión de los Bibliografía
instrumentos de la producción literaria. Hacer
justicia a un pensador que en su vida y en su Marx, K. 1975 El Capital (Buenos Aires /
reflexión expresó el difícil tránsito a la política México: Siglo XXI).
revolucionaria de un intelectual en los trági- Roberts, J. 1982 Walter Benjamin (Londres:
cos años de entreguerras obliga a admitir sin Macmillan).
cortapisas aquellas dimensiones de su pensar
Benjamin en español*

H asta la publicación de Ensayos escogidos


(Benjamin, 1967) –una selección de tra-
bajos tomados de los Schriften editados por
ininterrumpidamente distintas recopilaciones ba-
sadas todas en la edición alemana de los escritos
preparada, como se sabe, por Theodor W. Adorno
Suhrkamp Verlag (Benjamin, 1955)–, Walter y Gretel Adorno. Su publicación, además, se pro-
Benjamin era prácticamente desconocido para duce en un clima político y cultural que favoreció
el público de habla española. La selección, en una lectura de los textos de Benjamin que acen-
una versión memorable realizada por Héctor A. tuaba sus contenidos críticos y revolucionarios.
Murena, fue publicada por Sur en 1967 en la co- El 68 incluyó a Benjamin entre sus héroes. Esto
lección de estudios alemanes que dirigían, entre contribuyó a hacer conocer su nombre mucho
otros, Ernesto Garzón Valdés, Rafael Gutiérrez más que a extender la lectura de sus obras.
Girardot y el propio Murena. Por primera vez se Hasta 1967 lo poco que se conocía de Benjamin
daban a conocer en español textos como los de- derivaba, tal vez, del ensayo “Caracterización de
dicados a Baudelaire, o a Kafka, y las famosísi- Walter Benjamin” que le dedicó Adorno (1962:
mas “Tesis de filosofía de la historia”, que desde 244-259) en su libro Prismas editado por Ariel
entonces merecieron varias nuevas ediciones. de Barcelona o del capítulo final titulado “Bajo el
La publicación de Sur fue en este senti- signo del cine” de la difundida Historia social de
do pionera, pues a partir de ella se suceden la literatura y del arte de Arnold Hauser (1971)
editada en Madrid por Guadarrama, en el que re-
coge las ideas acerca de la función de la repro-
ducción técnica en el arte, que Benjamin expuso
*
Primera edición: Aricó, J. y Leiras, M. 1991 “Benjamin
en su celebrado ensayo. Fue la influencia de la
en español” en La Ciudad Futura (Buenos Aires) N° 25- lectura de Hauser la que condujo a que, en los ini-
26: 21, Suplemento/9, octubre de 1990 - enero de 1991. cios de los sesenta, la editorial Pasado y Presente
974 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

intentara el proyecto frustrado de la edición de Iluminaciones III: Tentativas sobre Brecht


“La obra de arte en la época de su reproducti- (Benjamin: 1975); a los que se sumaron
bilidad técnica”, traducida por Enrique L. Revol. Discursos interrumpidos I (Benjamin: 1973)
Por esos años, la revista Eco, de Bogotá, publi- y Haschisch (Benjamin: 1974a) editados por
caba algunas traducciones de sus escritos breves Taurus, incluían trabajos de fundamental impor-
y daba a conocer al público de habla hispana la tancia como las “Tesis de filosofía de la historia”,
primera versión del magnífico ensayo biográ- “Historia y coleccionismo: Eduard Fuchs” y las
fico “Walter Benjamin: 1892-1940” que Hannah discusiones con Brecht pero presentaban los
Arendt (s/d) le dedicó. Este escrito será luego inconvenientes de una traducción deficiente de
recogido, junto a obras sobre Brecht, Broch y Aguirre, la ausencia de un imprescindible apara-
Rosa Luxemburgo, en un volumen publicado por to crítico para situar esos escritos en el conjunto
Anagrama (Arendt, 1971). La compilación del de las obras de Benjamin, y una cuestionable y
cual estos ensayos fueron tomados, Hombres en excesivamente personal interpretación del sig-
tiempos de oscuridad (Arendt, 1989), afortuna- nificado y el valor de su pensamiento. Tal vez
damente ha sido recientemente editada en forma hayan sido estas limitaciones las que contribu-
completa por la editorial Gedisa de Barcelona. yeron a malograr un esfuerzo editorial merito-
En los sesenta, la difusión amplísima de los rio. A fines de los años setenta las ediciones de
textos de György Lukács, cuya gravitación so- Taurus se vendían en mesas de saldos en algu-
bre el pensamiento de la izquierda intelectual nas librerías mexicanas (lo cual, como se sabe,
fue dominante, se constituyó, a su vez, en un no podía ocurrir de ningún modo en las librerías
fuerte obstáculo cultural para que el pensa- argentinas, bajo el clima represivo de la dictadu-
miento de Benjamin, no obstante el fuerte im- ra militar). Señalamos este hecho porque indica
pulso que objetivamente le daban las sucesi- el pobre destino que en su momento les cupo a
vas ediciones encaradas por Jesús Aguirre en esas primeras ediciones.
España, pudiera expandirse. Edhasa publica una edición de la selección
La aparición de los tres tomos de Ilumi- de trabajos hecha por Murena para Sur, con
naciones: Iluminaciones I: Imaginación y so- el título de Angelus Novus (Benjamin, 1971a),
ciedad (Benjamin: 1971b); Iluminaciones que designa el proyecto frustrado de una revis-
II: Poesía y capitalismo (Benjamin: 1972); ta para la cual Benjamin redactó un “Anuncio”
 975

en 1922, inspirado en el célebre cuadro de Paul La publicación de los textos más expresa-
Klee que él adquiriera en Múnich en 1921. Un mente autobiográficos desvían el camino de
año antes había aparecido en Caracas, editado la hermenéutica de la obra benjaminiana al
por Monte Ávila, un volumen que, con el título tiempo que sugieren las instrucciones para
de Sobre el programa de la filosofía futura y transitarla. En 1982 aparece en español, publi-
otros ensayos (Benjamin, 1970), incorporaba, cado por Alfaguara, Infancia en Berlín hacia
entre otras, el ensayo sobre Las afinidades 1900 (Benjamin, 1982a). Cinco años después,
electivas de Goethe. la misma editorial presenta Dirección única
A principios de los ochenta la difusión de (Benjamin, 1987), rara colección de pequeños
Benjamin se revitaliza. La publicación de va- fragmentos y aforismos, que desafía, como casi
rios trabajos sobre la escuela de Frankfurt, todo el trabajo de Benjamin, la eficacia de las
como La imaginación dialéctica de Martin taxonomías y los límites de los géneros y que
Jay (1974) y Origen de la dialéctica negati- el autor dedicara, en 1928, a su fervorosamente
va de Susan Buck-Morss (1981) entre los más amada Asja Lacis.
importantes, y de las obras de Adorno (1962), Puede agregarse a este conjunto de obras el
Horkheimer (s/d) y Habermas (1975), en un cli- magnífico relato de la estancia del berlinés en la
ma cultural signado por la desintegración del capital soviética, Diario de Moscú (Benjamin,
marxismo positivista, constituye la invitación a 1988a) publicado por Taurus. Este trabajo es,
revisitar el legado benjaminiano y el argumen- acaso, el que de modo más elocuente ilustra la
to a partir del cual se hilvana una nueva lec- singular amalgama de estética, filosofía y políti-
tura de sus escritos. Disueltos los obstáculos ca que distingue la mirada benjaminiana.
culturales que limitaban su expansión, junto al Los trabajos de Gershom Scholem son otro
Benjamin crítico revolucionario y filósofo de la de los pilares sobre los que se edifica la inter-
historia se despliegan las figuras del teólogo, pretación contemporánea de Benjamin. De este
el viajero, el niño, el amante y el coleccionista. autor, Península publicó Walter Benjamin: his-
Avanzando en el laberinto de una escritura a la toria de una amistad (Scholem, 1987). Taurus
vez sobria y enigmática, el lector de habla his- edita la abundante correspondencia (Benjamin
pana aprende a perderse en los trabajos desco- y Scholem, 1987) que los dos amigos intercam-
nocidos como el autor en las calles de Berlín. biaron entre 1933-1940. El puntilloso cuidado
976 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

con el que Scholem preparó estas ediciones Algunas de las conferencias radiofónicas
permite acceder a una fuente de vital importan- que Benjamin (1988b) redactara fueron reco-
cia para reconstituir el itinerario biográfico de gidas por el sello Icaria en un libro aparecido
Benjamin, no menos sinuoso que su obra. en los ochenta: Berlín demónico. Según [una]
Curiosamente, a la par que el éxito de sus tra- noticia consignada en el suplemento que el
bajos se extiende, durante la década del ochen- diario El País de España publicara en conme-
ta pocos textos específicamente teóricos se moración del cincuentenario de la muerte de
agregan a la serie de traducciones. La editorial Benjamin, es de esperar que en el curso de este
mexicana Premia publica Para una crítica de la año pueda accederse a la traducción de uno
violencia (Benjamin, 1982b), texto a partir del de sus más importantes trabajos: El origen del
cual puede precisarse el tono particular que lo drama barroco alemán (Benjamin, 1990), El
revolucionario como forma de la política adquie- Trabajo sobre los pasajes y el cuarto tomo de
re en la voz del berlinés. Para completar el sem- Iluminaciones: Burguesía y Revolución espe-
blante del Benjamin crítico solo se agregaron ran, desde hace varios, años completar el pro-
dos nuevas traducciones. La primera de ellas, yecto editorial de Taurus1.
publicada por Península, recoge su tesis docto- Aún en ausencia de la posibilidad de acceder
ral de 1918: El concepto de crítica de arte en el al conjunto del corpus benjaminiano (posibili-
Romanticismo alemán (Benjamin, 1988 [1918]). dad que, por otro lado, solo se realizó para el
El otro volumen es una compilación de tra- lector alemán después de quince años de acae-
bajos sobre literatura infantil, los niños y los cida la muerte del autor) podrá el lector del
jóvenes titulado Escritos (Benjamin, 1989) en castellano acceder a un numerosos conjuntos
la edición de Nueva Visión. La misma editorial de ensayos y exégesis referidos a Benjamin, los
había publicado con el título de Reflexiones cuales, en mayor o menor medida, podrán cola-
sobre niños, juguetes, libros infantiles, jóve- borar en el boceto de un perfil del autor.
nes y educación (Benjamin, 1974b) algunos
de estos, pequeños ensayos. La nueva edición
agrega entre otros textos “Abecedarios de hace 1 Para consultar sobre las ediciones posteriores de
cien años” y un estudio introductorio del profe- estos textos, ver sección Bibliografía [Nota de la pre-
sor turinés Giulio Schiavoni. sente edición].
 977

A los citados ensayos de Adorno, Arendt y el pathos coleccionista de su autor. Solamente


Scholem cabe agregar trabajos no menos céle- almas tan febrilmente atrapadas por el misterio
bres y valiosos como “Walter Benjamin: crítica de la letra impresa pudieron rescatar del poder
concientizadora o crítica salvadora” de Jürgen de los cancerberos una producción que parecía
Habermas (1975) y “Benjamin, el último intelec- definitivamente condenada al silencio.
tual” de Susan Sontag (1986). Todos ellos definen El lector de habla hispana precisa también
el territorio en el que se desarrolla el debate ac- de la avidez del coleccionista para acceder a
tual sobre la obra y el pensamiento de Benjamin. traducciones que gustan demorarse y que no
Los trabajos a él referidos escritos original- siempre son felices. Colección de impresiones
mente en español no son numerosos. Existe para coleccionar en español: he aquí lo que el
una biografía, preparada por Silvia Pappe coleccionista de Benjamin ha encontrado.
(1986), profesora de la Universidad Autónoma
Metropolitana de México, editada por el sello de
esa casa de estudios bajo el título de La mesa de Bibliografía2
trabajo, un campo de batalla. El trabajo subra-
ya el nomadismo melancólico del pensamiento Adorno, T. 1962 “Caracterización de Walter
del berlinés y espera encontrar en momentos Benjamin” en Prismas (Barcelona: Ariel).
singulares de la experiencia biográfica los nu- Arendt, H. s/d “Walter Benjamin: 1892-1940” en
dos conceptuales que capturen el misterio de Eco (Bogotá).
una escritura fugitiva. Otro profesor, español en Arendt, H. 1971 Walter Benjamin, Bertolt
este caso, J. F. Yvars (1988), dedica tres ensayos Brecht, Hermann Broch, Rosa Luxemburgo
de su compilación de escritos Modos de persua- (Barcelona: Anagrama).
sión a la figura de Benjamin. Los trabajos de Arendt, H. 1989 Hombres en tiempos de
Yvars evocan tanto en su “formulación” como oscuridad (Barcelona: Gedisa).
en su “contenido” el duelo entre filosofía y litera- Benjamin, W. 1955 Schriften (Berlín:
tura, ética y política que constituye la marca del Suhrkamp Verlag).
estilo-Benjamin. Cual si los objetos albergaran
en su cuerpo el alma del motor que les ha dado
forma, la obra de Benjamin perpetuó y reprodujo 2 [Elaborada y ampliada para la presente edición].
978 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Benjamin, W. 1967 Ensayos escogidos (Buenos Benjamin, W. 1987 Dirección única (Madrid:
Aires: Sur) Ed. H. A. Murena. Alfaguara).
Benjamin, W. 1970 Sobre el programa de la Benjamin, W. 1988a Diario de Moscú (Buenos
filosofía futura y otros ensayos (Caracas: Aires / Madrid: Taurus) Trad. M. Delgado.
Monte Ávila). Benjamin, W. 1988b Berlín demónico
Benjamin, W. 1971a Angelus Novus (Barcelona: Icaria).
(Barcelona / Buenos Aires: Edhasa). Benjamin, W. 1988 [1918] El concepto de
Benjamin, W. 1971b Iluminaciones I: crítica de arte en el Romanticismo alemán
Imaginación y sociedad (Madrid: Taurus) (Barcelona: Península).
Trad. J. Aguirre. Benjamin, W. 1989 Escritos (Buenos Aires:
Benjamin, W. 1972 Iluminaciones II: Poesía Nueva Visión).
y capitalismo (Madrid: Taurus) Trad. J. Benjamin, W. 1990 El origen del drama
Aguirre. barroco alemán (Madrid: Taurus) Trad. J.
Benjamin, W. 1973 Discursos interrumpidos I Muñoz Millanes.
(Madrid: Taurus) Trad. J. Aguirre. Benjamin, W. 1991 Iluminaciones IV: Para
Benjamin, W. 1974a Haschisch (Madrid: una crítica de la violencia y otros ensayos
Taurus) Trad. J. Aguirre. (Madrid / Buenos Aires / México: Taurus /
Benjamin, W 1974b Reflexiones sobre niños, Aguilar) Trad. R. Blatt.
juguetes, libros infantiles, jóvenes y Benjamin, W. 1992 Cuadros de un
educación (Buenos Aires: Nueva Visión) pensamiento (Buenos Aires: Imago Mundi).
Trad. J. J. Thomas. Benjamin, W. 2005 Libro de los Pasajes
Benjamin, W. 1975 Iluminaciones III: (Madrid: Akal) Ed. R. Tiedemann.
Tentativas sobre Brecht (Madrid: Taurus) Benjamin, W. 2009 Estética y Política (Buenos
Trad. J. Aguirre. Aires: Las Cuarenta) Trad. J. Fava y T.
Benjamin, W. 1982a Infancia en Berlín hacia Bartoletti.
1900 (Madrid: Alfaguara). Benjamin, W. 2011 Denkbilder. Epifanías en
Benjamin, W. 1982b Para una crítica de la viajes (Buenos Aires: El Cuenco de Plata)
violencia (México: Premia). Trad. S. Mayer.
 979

Benjamin, W. y Adorno, G. 2011 (Madrid: Guadarrama. Edición popular)


Correspondencia 1933-1940 (Buenos T. 3. Trad. A. Tovar y F. P. Varas Reyes.
Aires: Eterna Cadencia) Trad. M. Jay, M. 1974 La imaginación dialéctica
Dimópulos. (Madrid: Taurus) Trad. J. C. Curutchet.
Benjamin, W. y Scholem, G. 1987 Pappe, S. 1986 La mesa de trabajo, un campo
Correspondencia 1933-1940 (Madrid: de batalla (México: UAM).
Taurus). Sarlo, B. 2011 Siete ensayos sobre Walter
Buck-Morss, S. 1981 Origen de la dialéctica Benjamin (Buenos Aires: Siglo XXI).
negativa (México: Siglo XXI). Scholem G. 1987 Walter Benjamin: historia
Buck-Morss, S. 1995 Dialéctica de la mirada de una amistad (Barcelona: Península).
(Madrid: Visor). Sontag, S. 1986 “Benjamin, el último
Buck-Morss, S. 2005 Walter Benjamin, intelectual” en Vuelta (Buenos Aires) N° 1,
escritor revolucionario (Buenos Aires: agosto.
Interzona) Trad. M. López Seoane. Sontag, S. 1987 Bajo el signo de Saturno
Eagleton, T. 2006 “El rabino marxista: Walter (Barcelona: Edhasa).
Benjamin” en La estética como ideología Steiner, G. 2003 “El abandono de la palabra”
(Madrid: Trotta). en Lenguaje y silencio. Ensayos sobre
Echeverría, B. (comp.) 2005 La mirada del la literatura, el lenguaje y lo inhumano
ángel. En torno a las Tesis sobre la historia (Barcelona: Gedisa).
de Walter Benjamin (México: Era). Traverso, E. 2000 “La mirada del Angelus
Forster, R. 2009 Benjamin. Una introducción Novus: Walter Benjamin” en La historia
(Buenos Aires: Quadrata / Ediciones desgarrada (Barcelona: Herder).
Biblioteca Nacional). Vedda, M. (comp.) 2008 Constelaciones
Habermas, J. 1975 “Walter Benjamin: crítica dialécticas. Tentativas sobre Walter
concientizadora o crítica salvadora” en Benjamin (Buenos Aires: Herramienta).
Perfiles filosóficos-políticos (Madrid: Yvars, J. F. 1988 Modos de persuasión
Taurus). (Barcelona: Península).
Hauser A. 1971 “Bajo el signo del cine” en
Historia social de la literatura y del arte
La búsqueda de una tercera vía*

C ontinuamos publicando algunas de las


intervenciones hechas en el coloquio
sobre “Alternativas políticas para la crisis ar-
N° 22 [con textos de Emilio de Ípola, Carlos
Auyero, Carlos Raimundi y Héctor A. Bravo]; el
N° 23-24 [con un ensayo de Isidoro Cheresky]
gentina realizado en Buenos Aires por el Club y continuaremos el número próximo con la po-
de Cultura Socialista y el Institut Socialiste nencia de Juan Carlos Portantiero.
d’Études et de Recherches de Francia los días Es una convicción generalizada que la crisis
22 y 23 de junio de 1990. La exposición de nues- de los países del Este tiene, y ha de tener cada
tro codirector corresponde al debate sobre vez más en el futuro, consecuencias profundas
“Crisis del Estado y de la sociedad en América sobre la cultura política, los debates políticos y
Latina, los países del Este y Europa” que contó las propuestas de los sectores avanzados de las
con la participación de Renée Fregosi, direc- sociedades latinoamericanas. Una compara-
tora del ISER, Claudio Ingerflom, Torcuato Di ción sobre las formas en que se presenta la cri-
Tella y Beatriz Sarlo. Proseguimos así el inter- sis del Estado y de la sociedad en ambas regio-
cambio de ideas sobre las posibilidades y lími- nes tiene una relevancia propia porque obliga
tes de la centroizquierda en Argentina que ini- al pensamiento democrático y socialista a co-
ciamos en La Ciudad Futura (Buenos Aires) locarse en los nuevos escenarios históricos –y
geográficos– surgidos de una situación inédita
* Texto presentado en el coloquio sobre “Alternati- desde la Revolución de Octubre en adelante.
vas políticas para la crisis argentina” organizado por el La caída del muro de Berlín ha representado
Institut Socialiste d’Études et de Recherches, de París, simbólicamente el fin de una guerra civil que
y el Club de Cultura Socialista en Buenos Aires los días dividió al mundo en bloques enfrentados y pri-
22 y 23 de junio de 1990. Primera edición: Aricó, J. 1991
“La búsqueda de una tercera vía” en La Ciudad Futura sioneros de una escalada armamentista cuyas
(Buenos Aires) N° 25-26, octubre de 1990 - enero de 1991. consecuencias seguimos sufriendo.
982 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Caducidad de una herencia que insisten en ver como la “recuperación” por


los obreros de una revolución que la burocra-
El colapso de los Estados de Este y la liquida- cia les confiscó, hasta quienes se encogen de
ción de la herencia de 1917 fue tan súbita e in- hombros afirmando que ellos siempre lo habían
esperada que ha sumido a la izquierda y al mo- predicho. Tantos unos como otros se niegan a
vimiento democrático latinoamericano –que aceptar que buena parte de lo que han venido
tuvo siempre una actitud de inocultable simpa- sosteniendo hasta ahora se ha derrumbado jun-
tía por la experiencia soviética– en un descon- to con las piedras del muro de Berlín.
cierto profundo. Ocurre como si todo debiera El agotamiento del comunismo como teoría
pensarse de nuevo, como si formas históricas y como práctica tiene implicaciones directas y
de pensar los procesos de transformación hu- profundas sobre el pensamiento de la izquier-
bieran caducado pero las nuevas formas aun da latinoamericana. No únicamente sobre las
no pudieran ser imaginadas. El pensamiento formaciones marxistas-leninistas, sino también
de izquierda repta frente a una realidad que sobre aquellas otras que no se reconocen en
se reconstituye sobre bases insolidarias y no esas constelaciones ideológicas, pero que sin
acierta a plantearse la verdadera pregunta. Si la embargo abrevaron en las ideas que la expan-
herencia de Octubre está en liquidación ¿Qué sión continental de la experiencia bolchevique
queda o quedará de ella? ¿Qué ha dejado como puso en circulación desde 1917. Y las tiene por
experiencia histórica? ¿Cómo habrán de con- la razón elemental de que esta crisis erosiona
formarse esas sociedades y esos Estados más hasta desintegrar una visión de la sociedad y
allá de la espuma que arrastra una ola tan im- del Estado, de sus modalidades de cambio y de
petuosa, tan vertiginosa, que permite caracteri- los sujetos sociales con capacidad para llevar-
zarla como una verdadera revolución política? los a cabo, coincidente, por no decir idéntica,
A su vez, ¿quién y cómo recogerá los valores de de la que puso en circulación el comunismo a
solidaridad, fraternidad y justicia social que la través de la Tercera Internacional.
disipación del comunismo deja vacantes? La característica aún inmodificada de esta
Una parte de la izquierda latinoamericana, izquierda es que se concibe a sí misma como
de matriz populista, socialista o trotskista, ha revolucionaria y al proceso revolucionario
adoptado posturas que van desde saludar lo como un acto, un punto de arranque de una
La búsqueda de una tercera vía983

reconstitución global de la sociedad desde el producción. En la capacidad planificadora del


Estado. Si el socialismo de la primera pregue- Estado residía la posibilidad de superar de tal
rra era profundamente societalista y desconfia- modo una irracionalidad que era consustancial
ba del otorgamiento al Estado de funciones que de las economías capitalistas. La verdad de
quería rescatar para la sociedad, la que nace en estas certezas se fundaba en la posibilidad de
América Latina como fruto de la división del lograr en un tiempo perfectamente definible
movimiento obrero mundial es esencialmente cambios sustanciales de la sociedad y un cre-
estadólatra. Piensa que a partir del control del cimiento económico muy superior al promedio
aparato de Estado es posible dinamizar las dos de las economías capitalistas. En la competen-
grandes propuestas cuya realización definen la cia mundial de los “dos sistemas”, el triunfo del
esencia de un proceso revolucionario. En pri- comunismo dependía solamente del tiempo. Y
mer lugar, una visión alternativa de la demo- su triunfo, de carácter histórico-mundial, facili-
cracia a partir de la cual se rechaza a la llamada taba a su vez el despegue de las economías no
democracia liberal como meramente formal y capitalistas en los países dependientes.
se defiende una democracia que se quiere sus- Como es obvio, la crisis de los países del Este
tancial, pero que no requiere del consenso para destruyó todas estas certezas que, hoy lo sabe-
sustentarse. No porque se desconozca teóri- mos, fueron construidas sobre las ilusiones,
camente su necesidad, sino porque se lo des- pero también sobre la mentira, el ocultamiento
cuenta a través de mecanismos plebiscitarios. de los datos, la deformación de los hechos. La
La “plaza”, no el sufragio, es la institución que aceptación incondicionada de la democracia
define la sustancialidad de la democracia. La representativa en cuanto método y sistema, la
legitimidad de esta emana únicamente de sus universalización del principio democrático, al
propósitos y no de una efectiva y verificable mismo tiempo que el rechazo del estatalismo
soberanía popular o ciudadana. En segundo económico, van juntos como componentes que
lugar, una revolución solo podía ser cabalmen- unifican las distintas experiencias por encima
te tal si emprendía con firmeza un camino de de las insoslayables diversidades nacionales.
crecimiento económico fundado en la apro- Y aunque sea prematuro definir claramente los
piación por el Estado de las riquezas funda- perfiles productivos y societales que esos paí-
mentales de cada país y aún de los medios de ses tendrán en el futuro, nadie en su sano juicio
984 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

puede imaginar un retorno a situaciones ante- una alternativa clara y convincente respecto de
riores. Una transformación tan profunda como las propuestas neoconservadoras. Crisis de la
la que está ocurriendo en los países del “socia- realidad y crisis de la teoría, en resumen.
lismo real” quita sustento teórico y político a Por su condición periférica, por ser confi-
una izquierda latinoamericana que, no importa nes de un Occidente en vertiginoso proceso de
su matriz populista o socialista marxista, hizo cambio, el centro del debate político e ideológi-
y aún sigue haciendo de esas dos ideas cen- co en ambas regiones ha girado históricamente
trales el núcleo irreductible de sus propuestas en torno a la relación posible de establecer en-
programáticas. tre una modernidad que aparece como inevita-
ble y una tradición que debe ser transformada,
pero en modo alguno abandonada.
Tradición y modernidad en la Si volvemos la mirada hacia el pasado y re-
encrucijada corremos la experiencia de ambas áreas del
mundo, podemos reconocer que los grandes
La comparación entre ambas regiones, en- conflictos históricos que la pautaron fueron,
tre esos dos extremos de Occidente que son en realidad, expresiones distintas y variadas
Europa Oriental y América Latina, es no solo de este gran tema. Más aún, se puede afirmar
posible sino también útil porque ilustra acerca sin temor a ser contradicho, que el tema de la
de problemáticas irresueltas de la modernidad. relación entre modernidad y tradición estuvo
En ambas regiones hay una grave crisis del siempre en el centro del pensamiento social la-
Estado y de la sociedad y ambas se enfrentan tinoamericano al igual que en el ruso. Este es el
a la compleja tarea de emprender reformas ap- motivo por el que resulta posible encontrar con
tas para asegurar, en el marco de democracias facilidad aproximaciones, similitudes y hasta
estables, un crecimiento económico a la altura coincidencias sorprendentes, en las tradicio-
de las demandas crecientes de sus sociedades. nes del pensamiento social de ambas áreas.
Además, los referentes políticos y culturales Por esa razón, para dar un ejemplo, los voceros
con los que hasta hoy se había encarado esta de la Internacional Comunista cuestionaron
doble tarea se han desintegrado y no existe ni las ideas de Mariátegui acerca de la funcionali-
en el pensamiento ni en la acción de la izquierda dad de la comunidad indígena peruana para un
La búsqueda de una tercera vía985

proyecto socialista tildándolo de “populista”, o crisis sin precedentes, y acoplarse al modelo


sea, utilizando una expresión correspondiente de desarrollo que le propone Occidente con
a un movimiento social del que Mariátegui co- los penosos costos sociales que este supone,
nocía muy poco o nada y con el que no tuvo ¿están en condiciones de escoger un camino
relación alguna. autónomo?
Es interesante comprobar hasta qué pun- Planteadas las preguntas en estos términos,
to igualdad o similitud de situaciones provoca las respuestas no pueden hoy ser positivas. No
igualdad o similitud de respuestas teóricas y, hay demasiados indicadores que permitan afir-
para el caso, sigue siendo una lectura provecho- mar que esta preparación existe, o abrigar es-
sa y saludable el tan citado libro de Alexander peranzas de que un futuro próximo se la logre.
Gerschenkron (1968) sobre el atraso económico Por lo que observamos, si se hace simplemen-
en su perspectiva histórica. En definitiva, lo que te mención de algunos hechos, lo que se está
mancomuna ambas regiones de la periferia de produciendo en América Latina es un profundo
Occidente es la ambigüedad de sus respuestas cambio de tendencia en un sentido negativo. Si
frente al problema de la modernización capita- a partir de la condición de países periféricos
lista y al tema de la modernidad en general. Por que en la primera y en la segunda posguerra
razones diversas anidaron en ambos mundos encararon procesos de industrialización, los
fuertes resistencias a una modernización de sig- países de la región fueron considerados como
no crudamente capitalista, a un individualismo sociedades “en desarrollo” o “en vías de desa-
salvaje, sin límites ni fronteras. rrollo”, hoy es evidente para todos que es una
El ingreso de América Latina en la corrien- región de países estancados o en regresión. De
te de universalización de la democracia en los fuertemente importadora de capitales América
años ochenta, este hecho singular que precedió Latina se ha convertido paradójicamente en
en una década lo que hoy ocurre en los países exportadora de capitales no obstante la cri-
del Este, ¿debería ser vista como una clara se- sis profunda por la que atraviesan sus gentes.
ñal de que los países de la región están prepa- Como tantas veces se ha dicho, entre nosotros
rados para atravesar, en la década que se inicia, está operando un plan Marshall “al revés”. El
los “umbrales” de la modernidad? Entre mante- bloqueo de las perspectivas de crecimiento, el
ner una situación que los ha conducido a una estancamiento económico, la desintegración
986 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

del tejido social y cultural, los fenómenos de más preguntas que las que está en condiciones
generalización de la delincuencia y del narco- de responder. Porque resulta improbable una
tráfico (hasta el punto de permitirse algunos la consolidación de estos procesos sin una cier-
formulación macabra de una “civilización de la ta capacidad de resolución o, por lo menos,
cocaína”), la pérdida de fe en el futuro, la crisis de neutralización o atenuación de demandas
de los Estados nacionales, la sensación gene- legítimas de la sociedad. Salvo que en favor
ralizada de que nuestros países no tienen lugar del sostén a todo costo de las instituciones
en un mundo en recomposición, todos estos representativas se acepte de hecho el camino
hechos negativos tiñen la vida nacional y el es- de la separación cada vez más pronunciada en-
tado de ánimo de sus pueblos. tre sistema político y sociedad civil, como hoy
ocurre en todos los países de la región. Pero en
tal caso, si se mantiene y agrava esta situación,
Los límites de la democratización ¿hasta qué punto la brecha entre participantes
y no participantes de estructuras de poder cada
Una caracterización como la que acabo de es- vez más cerradas sobre sí mismas no ha de vol-
bozar, no por sucinta menos exacta, pareciera verse necesariamente catastrófica y disrupti-
ser incompatible con el avance de los procesos va? ¿Sobre qué razonamiento de teoría política
de democratización alcanzados en los ochenta. puede basarse quien está dispuesto a defender
Como una demostración más de la media ver- la peregrina idea de una prolongación ad aeter-
dad de aquel postulado que establece una rela- num de esta paradoja? Si no es posible conce-
ción causal y necesaria entre los procesos de bir procesos de democratización cada vez más
democratización y los procesos de crecimiento avanzados con situaciones cada vez más gra-
económico, América Latina vuelve a presen- ves de regresión económica y social, la pregun-
tar una nueva paradoja al mundo, un nuevo ta es a costa de qué, de cuántos y de quiénes un
desafío a las verdades acuñadas, encarando proceso de este tipo puede ser sostenido.
la democratización de sus regímenes políticos Las consideraciones que acabo de hacer no
en momentos de profunda regresión económi- tienen, como es obvio, ningún propósito de cues-
ca de la región y de metamorfosis del merca- tionar la opción por la democracia política como
do mundial. Una situación semejante plantea sistema y como método. Sino simplemente de
La búsqueda de una tercera vía987

obligar a reparar en el hecho siguiente. El reco- es mucho, es que la democracia es el único


nocimiento de la existencia de un movimiento camino que puede permitir a nuestros países
mundial hacia la universalización del principio latinoamericanos alcanzar la modernidad y
democrático como única modalidad de régimen con ella un sentido aceptable de su futuro. Es
político aceptable por la sociedad, no puede lle- posible imaginar que con gobiernos de pode-
var a soslayar o a desconocer la eventualidad de res excepcionales puedan superarse las más
las involuciones. Así como una modernidad ple- penosas situaciones de hambre y de miseria.
na pareciera no estar asegurada para ninguno de Pero ninguna otra forma de resolución de los
los países de América Latina, tampoco la demo- problemas económicos podrá estar en condi-
cracia es la única posibilidad o eventualidad en ciones de colmar el hambre infinita de justicia
esta época de crisis de toda una historia. y de libertad que tienen los pueblos latinoame-
Del mismo modo que el estancamiento ricanos. Ni atajos ni hombres providenciales
económico empuja a partes de las sociedades pueden sustituir una empresa que requiere de
americanas hacia la disgregación social y la más política responsable y de más compromi-
desintegración política, las posibilidades de so ciudadano y popular para poder ser llevada
regresión hacia el autoritarismo están siempre a cabo con efectividad real.
abiertas. Ningún discurso democrático puede
sostenerse sobre la base de la confianza ilimi-
tada en la marcha del mundo hacia adelante Relaciones entre democracia y
o hacia el progreso. Si se entierra la filosofía modernidad
de la historia es preciso hacerlo en todos los
sentidos, y “en todos los sentidos” conlleva la Pienso que es preciso arrancar de este reco-
admisión de que siempre es posible la emer- nocimiento porque solo así la constitución de
gencia de fuerzas que pretendan implementar una democracia política, es decir, la creación
caminos no democráticos para sortear la cri- de un conjunto de instituciones y de prácticas a
sis. La experiencia de la dictadura de Pinochet través de las cuales pueden llegarse a sostener
es ilustrativa al respecto y la eventualidad de decisiones legítimas, compartidas por una co-
experiencias semejantes nunca puede ser munidad determinada, solo de este modo, re-
descartada. Lo que sí podemos afirmar, y ya pito, puede ser concebida como un camino que
988 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

conduce a la reconstrucción del Estado, pero la acepción sobre la que debería ponerse el
también, y en primer lugar, a la construcción de acento puesto que siempre es dejado de lado,
las propias sociedades nacionales. de integración social, o sea, de la superación
Según esta perspectiva el problema de las de la división entre quienes están integrados y
relaciones entre democracia y modernidad o, reciben sus beneficios, y quienes no lo están y
dicho de otro modo, entre la consolidación sufren las consecuencias.
de la democracia y la integración de América
Latina en el mundo moderno adquiere un ca-
rácter decisivo. Y en torno de estas relaciones Necesidad de una perspectiva
debe girar el debate, o más bien la investiga- continental
ción y la búsqueda, de todas aquellas fuerzas
que piensan que es posible encontrar caminos La América Latina que debe quedar atrás, la que
propios para resolver la grave crisis por la que hoy debe ser superada, es ese inmenso hinter-
atraviesan nuestras sociedades. land dividido, compartimentado en Estados
Pero integración tiene una significación no nacionales incapaces de encarar profundos ca-
unívoca, quiere decir muchas cosas a la vez y minos de reformas; Estados cada vez más ob-
dejar unas de lado en favor de otras conlleva soletos y agotados frente a las dificultades que
a mutilar el concepto porque en definitiva nin- plantea cualquier alternativa de cambio en un
guna de sus acepciones tiene por qué ser con- sentido integrador. Si algo nos enseña el pro-
tradictoria con las demás, cuando se habla de ceso de unificación europea es la imposibilidad
integración de América Latina en el mundo no de imaginar proyectos de reformas en un estre-
se habla solamente de una integración interna- cho marco nacional. El tipo de estructuración
cional de América Latina en la corriente diná- de las economías mundiales, y de integración
mica del mundo moderno. Tampoco se habla de las economías nacionales a las economías
exclusivamente de una integración regional mundiales, plantea los límites insuperables que
tendiente a superar las divisiones nacionales tiene todo proyecto de reformas sustanciales
y a permitir las mejores condiciones para una encarado dentro de esos marcos nacionales.
cooperación en escala más amplia de los países Las posibilidades de las grandes reformas so-
latinoamericanos. Se habla también, y es esta ciales en Europa dependen del proceso mismo
La búsqueda de una tercera vía989

de unificación y de las fuerzas políticas y so- y tradición, una América Latina dualizada y ex-
ciales que lo dirigen. Por esta razón la idea de cluyente, marginalizada con relación a sí mis-
la reunificación de la casa europea es para los ma y con relación al mundo moderno, acepta-
socialistas europeos consustancial a sus pro- ría quedarse con la tradición, defendiendo una
pósitos de ofrecer una plataforma continental causa perdida y descargando sobre los demás
a los programas de reformas. Sin esa reunifica- culpas que son también propias. ¿Pero es po-
ción no hay posibilidad alguna de implementar sible pensar que los procesos de democratiza-
cambios significativos. ción no han dejado saldo alguno en términos
Si después de un largo y conflictivo camino de un nuevo reconocimiento de la realidad?
el socialismo europeo ha llegado a esta con- ¿No están apareciendo en la cultura y en la po-
clusión y se abre para él una etapa de reno- lítica fuerzas que todavía son débiles pero que
vación teórica y programática que lo habilite pueden fortalecerse en el futuro a condición
para afrontar los nuevos desafíos que genera de que sepamos descubrirlas? En la crisis de
la unificación europea, ¿por qué los socialis- la confianza ilimitada en la revolución se en-
tas latinoamericanos deberían privarse de ex- cierra el germen de un conocimiento más aca-
plorar caminos similares? Y más en general, bado de los obstáculos que se oponen a cual-
¿cuáles son los obstáculos insuperables que quier política de cambio. En este sentido hay
impiden a los pueblos latinoamericanos la un reverso de la medalla y únicamente aquellos
búsqueda de una integración que todos consi- que se proponen cambiar las cosas pueden y
deran necesaria? La unidad europea puede ser deben explorarlo con mayor cuidado y tesón
un hecho porque existió una firme voluntad que en el pasado. Las crisis aplastan o liberan.
que animó a las élites políticas e intelectuales. Hoy sabemos lo que ha quedado clausurado
Es el resultado de la fe en el futuro y de la en América Latina; insistir en las visiones po-
confianza en la voluntad. ¿Existe esa fe y esa pulistas, nacionales-populares o socialistas
confianza en nuestras élites? Y sin ambas co- estatistas es una manera de quedar anclado en
sas, ¿cómo puede imaginarse la más mínima el pasado. Rechazar las alternativas conserva-
salida de la crisis? doras que se postulan como sustitutas obliga a
Frente al desafío que le lanza una relación pensar de otro modo a la sociedad, al Estado y
contradictoria e improductiva entre modernidad a la política. Y para poder pensar de otro modo
990 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

es necesario volver a recorrer con una mirada haber otra tarea que la de imaginar, ampliar,
distinta el intrincado problema de la relación dilatar la visión que se puede alcanzar de ta-
entre modernidad y tradición que menciona- les posibilidades. También a él se le plantea el
mos al comienzo de esta exposición. desafío de abroquelarse en el pasado o some-
terse el presente, como formas más o menos
encubiertas de aceptar el statu quo, o abrirse
Tomar conciencia de las a esas posibilidades inéditas que la crisis hace
potencialidades aflorar. Se me podrá decir que la frase de Morse
es apenas una profesión de fe, ¿pero qué otra
Algunas personas tienden a pensar que si uno cosa que profesiones de fe fueron por muchos
indaga en la historia de nuestros países es po- años las apelaciones de los Altiero Spinelli y
sible sostener que Iberoamérica está mejor seguidores, para citar un ejemplo, que con vo-
equipada que el mundo angloamericano para luntad, inteligencia y clarividencia contribuye-
sostener construcciones alternativas de la ron a que la unidad europea fuera un proyecto
realidad social. Esta es la postura que defien- verosímil?2
de Richard M. Morse (1982) en una pequeña Si me permite una cita más, y esta vez de un
obra, pero cargada de sugestivas observacio- sociólogo que conoce como pocos a América
nes, que valdría la pena que los intelectuales Latina y no es afecto a soñar con los ojos
y políticos latinoamericanos frecuentaran. Me
refiero a El espejo de Próspero editado en es-
pañol hace unos años1. Si esta hipótesis tiene 2 Altiero Spinelli, militante de la izquierda italiana,
fue el dirigente más relevante del Movimiento Fede-
algo de verdad, si es cierto que para nuestros ralista Europeo creado en la inmediata posguerra. Su
países está abierta la posibilidad de construc- línea política general defendía la idea de que una ver-
ciones alternativas de la realidad social, para el dadera unidad europea no podía ser realizada simple-
pensamiento crítico latinoamericano no puede mente sobre la base de las iniciativas de los gobiernos
nacionales e independientemente de un impulso popu-
lar eficaz hacia tal objetivo. Autor entre muchos otros
trabajos de una obra cuyo título es, por sí mismo, todo
1 Véase el apartado “Pajas al viento” en Morse un lema que los latinoamericanos deberíamos retomar:
(1982: 184-220.). L’Europa non cade dal cielo (Spinelli, 1960).
La búsqueda de una tercera vía991

abiertos, me refiero a Alain Touraine, y a su debilidades como en sus fuerzas, América Latina
reciente libro La palabra y la sangre3, podrán siempre ha buscado una tercera vía, la que combi-
observar ustedes la coincidencia de sus con- na crecimiento económico y participación social.
clusiones con las de Morse. En el transcurso del último siglo, lo ha consegui-
do parcialmente, pero dejando subsistir inmensas
La América Latina, como los países industria- zonas de exclusión y aceptando una dependencia
lizados desde hora temprana, […] necesita por demasiado grande respecto a inversiones extran-
encima de todo pensar de nuevo en términos de jeras. La crisis ha destrozado este edificio más
desarrollo, aumentar su capacidad de actuar, to- brillante que sólido. Pero ¿no hay que continuar
mar conciencia de sus posibilidades más aún negando la opción devastadora entre el crecimien-
que de sus dificultades, luchar por la inversión to económico y la participación social? Entre el or-
productiva y contra las desigualdades sociales. Si gullo occidental, convencido de ser depositario del
consigue transformar su modo de desarrollo mos- único modelo de modernización, y el culturalismo
trará al mundo que es posible salir del dilema en del ex Tercer Mundo encerrado en la búsqueda
que hoy parece ese mundo estar encerrado: ¿hay de una especificidad nacional más ideológica que
que escoger la civilización de los países ricos, que real, América Latina ha intentado construir un mo-
consumen y derrochan locamente, cuyo poder delo de desarrollo que combina el universalismo
crea desigualdades crecientes en el plano mundial de la razón con la especificidad de las culturas
y que hacen pesar sobre el planeta la amenaza de (Touraine, 1989: 452-453).
conflictos devastadores, o hay que encerrarse en
la defensa de la identidad cultural de los países
pobres, que conduce a dictaduras nacionalistas o
teocráticas, cuando no lleva a la descomposición Defender la posibilidad de una
de naciones débilmente integradas? Tanto en sus “tercera vía”
Tal cual lo expresa Touraine (1989), el dilema
3 ¿Por qué traducir de modo tan neutralizante la con-
traposición entre la “palabra” y la “sangre” que resume
que tienen hoy por delante el pensamiento so-
el título original en francés: La parole et le sang. Politi- cial avanzado de América Latina y las fuerzas
que et societé en Amérique Latine? políticas animadas de una voluntad de cambio
992 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

es compatibilizar dos principios que el pensa- conciencia de las posibilidades de América


miento de derecha plantea como excluyentes. Latina más aún que de sus dificultades”. Porque
Saber combinar los procesos de crecimiento pensar de este modo el problema significa com-
económico con la elevación de la participa- prender que es en nosotros, latinoamericanos,
ción social, supone abrirse a nuevos caminos, donde están nuestros males, pero también la
aceptar una “tercera vía” que se corresponde posibilidad de librarnos de ellos.
con toda una historia donde los principios de
soberanía popular, de comunidad y de persona
eran considerados valores a los que no se debía Bibliografía
renunciar. El reto de imbricar estos valores con
aquellos que privilegia la modernidad debe ser Gerschenkron, A. 1968 El atraso económico
asumido por un pensamiento social avanzado en su perspectiva histórica (Barcelona:
que aún no acierta a escapar del desconcierto Ariel).
en que lo ha sumido la desintegración de sus Morse, R. M. 1982 El espejo de Próspero. Un
hipótesis fundamentales. El pensamiento debe estudio de la dialéctica del Nuevo Mundo
volverse sobre sí mismo para desandar un cami- (México: Siglo XXI).
no y recomponer en abierta confrontación con Spinelli, A. 1960 L’Europa non cade dal cielo
los hechos su instrumental teórico y político. (Bolonia: Il Mulino).
Solo así estará en condiciones de asumir como Touraine, A. 1989 América Latina. Política y
propia la incitación de Touraine (1989): “tomar sociedad (Madrid: Espasa Calpe).
Repensándolo todo
(tal vez siempre haya sido así)*

Homenaje a José Aricó a los que consagró su vida: el socialismo,


América Latina, la necesidad de repensar el
El 22 de agosto pasado se cumplió un año futuro de la humanidad.
de la muerte de José Aricó. Sus amigos, en
Históricamente, la izquierda (el movimiento
Buenos Aires, Córdoba y Rosario, organiza-
obrero y socialista de los últimos cien años) ha
ron diversos actos en su recuerdo. El acto
asumido siempre la existencia de un objetivo,
más importante tuvo lugar en la Biblioteca
un programa, una fuerza organizada capaz de
Obrera Juan B. Justo, convocado por el
llevar adelante ese programa; y una teoría que
Club de Cultura Socialista, institución de
explicaba la lógica de ese sistema. El programa
la que Aricó fuera uno de sus fundadores.
podía ser improvisado, de objetivos irreales, y
Hablaron allí Héctor Schmucler y Emilio
la fuerza organizada nada relevante; sin embar-
de Ípola y se proyectó un video realizado
go fue de ese modo como la izquierda pensó el
por Rafael Filippelli con ideas y entrevistas
cambio, o al menos fue así como legitimó sus
de Carlos Altamirano. La Ciudad Futura
actividades.
recuerda en este número a su director-fun-
Actualmente todas estas cuestiones están
dador publicando los textos de Schmucler
siendo repensadas. Ya no podemos pensar en
y De Ípola y un trabajo inédito del queri-
términos de un modelo ideal con ciertas carac-
do Pancho en el que reaparecen los temas
terísticas definitivas por la experiencia de los
países socialistas existentes. Aunque muchos
criticaron tales experiencias, ellas constituye-
* Primera edición: Aricó, J. 1991 “Repensándolo todo
ron la base a partir de la cual todos partieron
(tal vez siempre haya sido así)” en La Ciudad Futura para pensar el socialismo. Tampoco podemos
(Buenos Aires) N° 25-26, octubre de 1990 - enero de 1991. hoy seguir hablando de alguna fuerza política
994 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

que represente la lucha por el socialismo. Esta la cultura, más que a buscar fines particulares.
lucha no puede ser resumida en un partido; ella Por supuesto que existen grupos que se llaman
toma lugar en muy distintos niveles dentro de a sí mismos socialistas y persiguen fines parti-
la sociedad. Y si ya ninguna clase tiene el des- culares, pero el socialismo no puede ser sola-
tino histórico de cambiar la sociedad, y si los mente eso.
elementos que cuestionan o niegan el sistema La confusión principal surge cuando el so-
se encuentran dispersos en una multitud de lu- cialismo toma el gobierno y se ve obligado a
gares, entonces tenemos que repensarlo todo. asumir la responsabilidad de un mundo com-
Y la izquierda no está preparada para esto. plejo, dejando atrás la simplicidad de sus sue-
Previamente, con la existencia de la Primera ños. Si la experiencia nos dice algo, es que el
Internacional, la Segunda Internacional, la socialismo pareciera no haber sido apto para
Tercera Internacional y la Cuarta Internacional, llevar adelante responsabilidades de gobierno.
la izquierda podía concebirse a sí misma como Se han repetido las mismas viejas cosas, los
parte de un movimiento mundial. Pero hoy no mismos discursos, las mismas fórmulas, las
existe centro ni forma alguna de integrar las lu- mismas palabras.
chas dispersas. Tal vez el mundo siempre haya La derecha no tiene los mismos problemas
sido así, y nosotros en la izquierda pensamos porque ella corre con el sistema. La izquier-
que era diferente. Tal vez la izquierda haya da, en cambio, corre contra la corriente. No es
sido siempre como la describo, y no lo que ella que los socialistas deben evitar tomar el poder,
siempre creyó ser. sino que una vez alcanzado el mismo se ven
Ya no podemos seguir pensando a la revolu- obligados a gobernar conforme a las reglas del
ción como dirigida hacia cierto fin ideal. Una capitalismo. Pueden modificar el modo en que
reforma profunda puede significar cambios la ganancia o el crecimiento son evaluados,
revolucionarios pero no podemos pensar a la pero como un gobierno nacional no puede
revolución como un acto que cambia la socie- modificar radicalmente el sistema, porque la
dad. Más bien tenemos que pensarla como un economía internacional no se lo permite. Las
proceso que cambia la mentalidad de la gen- reformas nacionales solo van a poder llevarse
te. El socialismo aparece así como una fuerza adelante si un movimiento de alcance mundial
contracultural, una fuerza destinada a cambiar las respalda. Si el movimiento obrero operase
Repensándolo todo (tal vez siempre haya sido así)995

a nivel mundial, por ejemplo, podría llegar a repensar estas ideas, aplicándolas a una lu-
resolver el problema del desempleo estructu- cha por la redistribución de la riqueza entre el
ral. En el siglo pasado, los trabajadores pudie- Norte y el Sur. Tal vez el socialismo, de aquí en
ron cambiar la jornada de trabajo de doce a adelante, debiera concentrarse en reformar a
ocho horas ¿por qué no proponer cambiarla a los países industrializados más que en resolver
cuatro horas? ¿Quién dijo que hay un límite? los problemas de las naciones pobres.
El límite solo está en nuestras cabezas. Si los Una de las grandes cuestiones de los socia-
socialistas van a cambiar las reglas del capita- listas de hoy es el concepto de imperialismo.
lismo, no pueden quedarse en meros cambios Muchos se mantienen firmes con las viejas ca-
a nivel de políticas de gobierno. La izquierda tegorías, diciendo que nada ha cambiado. Otros
tiene que transformar la cultura política. En proclaman que la noción de imperialismo per-
caso contrario se convertirá en el mero admi- tenece a una época pasada y que ya no sirve
nistrador de un orden que no puede cambiar y para describir al mundo. Tal vez están en lo
que, finalmente, habrá de aceptar. cierto. Pero el viejo concepto de imperialismo
Si los socialistas quieren seguir siendo socia- procuró describir un fenómeno que todavía no
listas en el mundo de hoy, tienen que tomar a ha desaparecido: la existencia de diferencias
su cargo el crucial problema de las relaciones en las tasas de crecimiento entre ciertas partes
Norte-Sur. Tal vez la gente podría ponderar el del mundo, dependencia de algunas regiones
viejo debate de Marx y Engels sobre la cuestión respecto de otras y mecanismos económicos
de Irlanda. En cierto momento Marx creyó que que, a través de la reproducción del capital,
la independencia de Irlanda dependía de los exacerban esas diferencias.
trabajadores de Inglaterra. Si los trabajadores Si no encontramos algún concepto para ex-
ingleses luchaban por la libertad de Irlanda, plicar esas diferencias reales, nos queremos
entonces Irlanda podría ser libre. Luego co- con el viejo argumento de que el capitalismo
menzó a pensar que los trabajadores ingleses es un sistema verdaderamente libre, en donde
eran parte de un sistema de dominación que todo es posible, y los pobres deben culparse
tenía sujeto a Irlanda, y que la salvación de los por su pobreza. El hecho es que vivimos en un
trabajadores ingleses dependía de la lucha de mundo que crece cada vez más desigualmente
Irlanda por su independencia. Tal vez podamos en términos de poder real.
996 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

Las sociedades están atravesando épocas mundo en el que trabajan. Si los socialistas
de grandes cambios. Es como si la definición no tomamos cuenta de este desafío, debere-
de clase fuera flexible otra vez, como si estu- mos entonces elegir entre alternativas defini-
viéramos en el proceso de fundar nuevos gru- das por otros.
pos económicos y sociales. Entre otras cosas, Hemos entrado en un período de lucha cul-
estamos en el medio de una revolución indus- tural. Y otra vez son los reaccionarios quienes
trial diferente de todas las anteriores. La com- reconocen esto y actúan primero. La derecha
putación puede transformar por completo el ha redescubierto a Gramsci, en particular su
sistema productivo. Tal vez nos estamos acer- creencia en la primacía de la lucha cultural
cando a la época, imaginada por Marx en los –la lucha para remodelar el sentido que la
Grundrisse (1978), donde el poder de la cien- sociedad tiene acerca de lo que es correcto
cia y la tecnología son tan grandes que la fuerza y natural–. Hoy la derecha reconoce que la
de trabajo resulta una vía miserable para men- sociedad debe cambiar desde sus bases para
surarla. Marx decía que cuando la sociedad lle- alcanzar su visión. La derecha se basa en
gase a ese punto la teoría del valor ya no podría una historia inventada, en un pasado idílico
cumplir su función. y falso. Como los soviéticos, ellos ven a la
En todo caso la transformación del siste- historia como un instrumento político y no
ma productivo requerirá repensar y rehacer tienen reparos en recurrir a la mentira. Pero
las instituciones de la sociedad. El socialis- lo fascinante es ver cómo se han introducido
mo puede ser la fuerza ideológica, social, en la arena de la lucha que será fundamental
política o cultural que tome a su cargo esta en los años por venir: la arena de la cultura,
tarea. Pero el socialismo de hoy se encuentra los valores, y la legitimidad de un orden po-
a la defensiva. Defiende el statu quo y lleva a lítico y social.
cabo las viejas batallas contra el desempleo Uno de los signos de la debilidad de la izquier-
y por mejores salarios. Se ha retirado de su da en Latinoamérica es el hecho de que aún evita
capacidad de moldear una nueva sociedad, discutir la experiencia del bloque soviético. En
dejando esta tarea en manos de físicos, quí- verdad, históricamente ha evitado este punto. La
micos y biólogos que proceden a cambiar izquierda lo ha criticado y elogiado, pero nunca
el mundo sin valores éticos para definir ese se ha puesto a discutirlo o evaluarlo realmente.
Repensándolo todo (tal vez siempre haya sido así)997

Todavía no se anima a hablar con independencia era, y lo mismo ocurrió con la burguesía y los
de Cuba, porque cree que toda crítica resultará campesinos. Pero esa lucha le permitió a la
en beneficio del imperialismo. izquierda convertirse en una fuerza política y
La crisis del Este ha abierto una oportuni- diseñar categorías fundamentales para el pen-
dad histórica. Ahora, el muro que contenía el samiento de izquierda. Aún más: estas luchas
debate de izquierda –la existencia del campo le permitieron a la izquierda insertarse en la
socialista– ha desaparecido. Los grandes te- corriente principal de los procesos políticos
mas, finalmente, están saliendo a la superfi- latinoamericanos.
cie: el gobierno del mundo, un nuevo diseño Hoy, aquél modelo está en bancarrota. Pero
del mundo, nuevos tipos de organizaciones detrás de la vieja idea de los estados antimpe-
internacionales, la superación de la opresión rialistas había otra idea, tal vez más vieja y más
Norte-Sur, los límites del capitalismo nacio- valiosa, la idea de la unidad latinoamericana.
nal, un nuevo tipo de Estado. Los grandes Debería existir una respuesta popular-demo-
temas están frente a nosotros y en el intento crática y tal vez antimperialista a la concepción
de contestarlos podemos construir una nueva burguesa de la integración de mercados, basa-
izquierda. da en el principio de que cada país debe tratar
de salvarse cortejando al imperialismo.
¿Por qué no revivir la propuesta del APRA
La unidad latinoamericana en los años veinte acerca del establecimiento
de una ciudadanía latinoamericana? Mientras
La completa experiencia de la izquierda la- los gobiernos hablan acerca de mercados
tinoamericana creció alejada del modelo de comunes nacionales, ¿por qué la izquier-
Estado-nación antimperialista establecido en da no levanta la bandera de que en el nuevo
los años veinte. La izquierda trabajó a través mundo de bloques regionales competitivos
de todos los límites y posibilidades de dicho Latinoamérica solo puede sobrevivir como
modelo. Se pensó que la autonomía nacio- una unidad? Luego podríamos trabajar para
nal podía ser alcanzada a través de alianzas construir las bases culturales de la unifica-
de clases con una burguesía nacionalista. El ción. Pienso que esta es una idea que solo la
proletariado no fue lo que ellos pensaron que izquierda es capaz de perseguir. Sin una gran
998 José Aricó. Dilemas del marxismo en América Latina. Antología esencial

idea, la gente no tomará grandes riesgos. Bibliografía


Latinoamérica es un desafío a la imaginación.
Pienso que tendríamos que aceptar el desafío Marx, K. 1978 Elementos fundamentales
y convertir a la unidad latinoamericana en para la crítica de la economía política
nuestro ideal. (Grundrisse 1857-58) (México: Siglo XXI)
Tomos I, II, III.
Pantone 273 U
Formato: 20x20 cm /// Lomo: 2,4 cm

El Consejo Latinoamericano de Ciencias


Sociales (CLACSO) es una institución internacional
no-gubernamental con status asociativo en la UNESCO,
creada en 1967. Actualmente, reúne 609 centros de in-
stamos frente a una intensa y compleja trayectoria
intelectual, que es al mismo tiempo la aventura de una
vida enlazada íntimamente al nombre de Marx y de las
dilemas que la vida política argentina y latinoamericana va
atravesando, siempre con el horizonte de producir un 
encuentro entre el mundo de las izquierdas y el movimiento
José Aricó José Aricó (1931-1991). Intelectual argentino,
nacido en Villa María, Córdoba, ha sido una figura
fundamental de la nueva izquierda latinoamericana
que surge en los años sesenta al calor de la Revolu-

Dilemas del marxismo


vestigación y posgrado en el campo de las ciencias tradiciones emancipatorias, como el signo de una serie de popular. De algún modo, la amplitud de miras y el perma- ción Cubana y de la renovación de los debates mar-
sociales y las humanidades en 46 países de América
itinerarios comunes que engloban a muchas figuras de la nente proceder crítico juegan una suerte de mala pasada a xistas a nivel global. Inició su trayectoria y su forma-
Latina, Estados Unidos, Canadá, Alemania, España, ción autodidacta como militante del Partido Comu-

en América Latina
Francia y Portugal. izquierda latinoamericana de las últimas décadas. El nuestro autor: la certeza es horadada una y otra vez, y no
nista Argentino. Fue expulsado del PCA en 1963, en el

Dilemas del marxismo en América Latina


recorrido de Aricó puede pensarse como la historia de una logra nunca constituirse nuevamente, no del modo en que marco de una controversia por la publicación de la
Sus principales objetivos son:
• Promover la investigación social para el combate a la búsqueda, que acaso presenta un punto clave de ruptura en lo estaba en el pasado. Es precisamente en esos intentos, revista Pasado y Presente, que Aricó y otros jóvenes
pobreza y la desigualdad, el fortalecimiento de los 1963, cuando es forzado a abandonar el Partido Comunista inevitablemente fallidos, que se producen las grandes comenzaron a realizar con el propósito de intervenir
derechos humanos y la participación democrática. en los debates teóricos y políticos de la organización. 
y comienza un deambular que no encuentra punto de indagaciones teóricas y editoriales de Aricó y, con ellas, sus
• Contribuir, desde los aportes de la investigación Durante los años sesenta y setenta se aproxima a dife-
académica y del pensamiento crítico, a promover polí- llegada. Podríamos arriesgar que con esa expulsión termina más relevantes contribuciones al marxismo latinoamerica-
rentes experiencias políticas, entre ellas la guerrilla de
ticas de desarrollo sustentables en términos económi- de difuminarse una  certeza  que se encontraba de por sí no (y al marxismo en general). Para nosotros, lectores de Jorge Masetti en el norte argentino en 1964, los sindi-
cos, sociales y ambientales. cada vez más cercada, la de una organización y un sujeto sus textos y de sus ediciones, el desencuentro como fuerza catos clasistas cordobeses hacia el fin de esa década y
• Tender puentes entre la investigación social y las político que se suponían encarnaciones de un proyecto motriz acaso explique la potencia y multiplicidad de la izquierda peronista en el período de la lucha por el
políticas públicas, impulsando acciones innovadoras, retorno de Perón y el gobierno de Héctor Cámpora
creativas y viables ante los grandes desafíos sociales, revolucionario. Sin embargo, lo que sigue no es tanto el legados que esta figura nos ha dejado.
(1973). Aricó es forzado a exiliarse por la dictadura
educativos, culturales y ambientales de América Latina abandono de esa certeza, como la búsqueda permanente militar que se inicia en 1976, instalándose en México,
y el Caribe.

José Aricó
por encontrarle una sustitución a la altura de los distintos DEL PRÓLOGO DE MARTÍN CORTÉS donde continuará con su trabajo.
• Apoyar la formación de redes de investigadores/as e
instituciones que actúan en el campo de las ciencias En ese contexto escribirá sus textos más sustantivos,
sociales y las humanidades. sobre Marx, sobre Juan B. Justo y fundamentalmente
• Fortalecer los procesos de internacionalización aca- sobre José Carlos Mariátegui, participando activamente
démica en América Latina y el Caribe. de las importante relecturas del peruano que se realizan en
aquellos tiempos. Retorna a Buenos Aires con el fin de la
• Ampliar la cooperación y el diálogo académico
Sur-Sur y Norte-Sur. dictadura y contribuye en 1984 a la fundación del Club de
Cultura Socialista, espacio articulador de buena parte de
• Estimular el desarrollo y la consolidación de las
los debates intelectuales de los años ochenta, que tienen a
ciencias sociales y del pensamiento crítico en los países
la cuestión democrática como horizonte fundamental de
más pobres de América Latina y el Caribe.
discusión. En ese marco comienza a publicar, en 1986,
• Intervenir en el debate público nacional y regional, junto con Juan Carlos Portantiero y Jorge Tula, la revista 
aportando las perspectivas y contribuciones de la
La ciudad futura. En los ochenta continúa también con
investigación social basada en resultados. Patrocinado por sus tareas de investigación –incorporándose al CONI-
• Colaborar con la formación de agentes gubernamen- CET-– fundamentalmente en torno de la historia de las
tales, activistas sociales y profesionales de la prensa en izquierdas argentinas y latinoamericanas. Fallece en Bue-
temas sociales, educativos, culturales y ambientales,
nos Aires en agosto de 1991.
acercándolos a problemáticas abordadas desde las cien-
cias sociales y a las evidencias que la investigación Agencia Sueca de Desarrollo Internacional Sus publicaciones más importantes son:  Mariátegui y
social aporta. los orígenes del marxismo latinoamericano  (México,
• Generar condiciones de acceso abierto a la producción
académica latinoamericana y caribeña, contribuyendo a
Antología esencial Cuadernos de Pasado y Presente, 1978), Marx y América
Latina  (Lima, CEDEP, 1980; reedición ampliada en:
la democratización del acceso al conocimiento y per- México, Alianza, 1982), La cola del diablo (Buenos Aires,
mitiendo su más activa utilización por parte de los Edición, selección y prólogo de Puntosur, 1988)  La hipótesis de Justo  (Buenos Aires,
gestores de políticas públicas, las organizaciones sociales Sudamericana, 1999), Nueve lecciones de economía y
y ciudadanas, la prensa y el propio sistema universitario. MARTÍN CORTÉS política en el marxismo (México, COLMEX, 2011)

ISBN 978-987-722-284-5

COLECCIÓN ANTOLOGÍAS DEL PENSAMIENTO


9 789877 222845 SOCIAL LATINOAMERICANO Y CARIBEÑO
ARICÓ

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