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Hongos
Hongos
� En la actualidad se sabe que existen 2 tipos b�sicos de hongos m�gicos, pero m�s
de 200 especies diferentes
Los primeros, los alucin�genos, poseen 180 especies que se encuentran en cada
continente salvo en la Ant�rtida y son reconocidos por contener psiolocibina y
psilocina. Los segundos, los hongos muscimoles, son un grupo mucho m�s reducido
pero rico en historia de uso religioso. Un ejemplo t�pico de estos �ltimos son los
Amanita muscaria, como la A. pantherina, cuyas propiedades poseen el �cido
ibut�nico y muscimol. Sin embargo, de acuerdo con los especialistas bot�nicos,
consumir los hongos muscimol equivocados puede provocar una intoxicaci�n peligrosa;
ejemplos de �stos son el Amanita phalloides o el A. ocreata.
De acuerdo con una teor�a, los hongos muscimol inspiraron a los chamanes siberianos
en la leyenda de Santa Claus, sus elfos m�gicos y renos voladores. As�, y desde
tiempos anteriores al siglo XV, los chamanes de la regi�n se encargaron de
distribuir esta historia para estar en comuni�n con el esp�ritu del mundo. Adem�s,
y seg�n la informaci�n recolectada por el antrop�logo John Rush, estos chamanes
sol�an dar los "shrooms" como regalos en la �ltima temporada de diciembre,
entreg�ndolos en las casas a trav�s de las chimeneas debido a los altos niveles de
nieve. En palabras de Rush:
Los estudios han demostrado que la psilocibina se une a los receptores cerebrales
para la serotonina, resultando en numerosas alteraciones sensoriales y otros
efectos. Por ejemplo, con el consumo de psilocibina el cerebro experimenta cambios
en la actividad de diferentes regiones, desde el hipocampo hasta en el c�rtex
cingular anterior; pero, curiosamente, esta actividad se vuelve menos organizada y
m�s conectada globalmente conforme se incrementa el sentido de s� mismo y un
pensamiento m�s complejo o elevado. Se trata de una estructura cerebral que
normalmente no existe, pero que permite un estado de plena conciencia.
Hay quienes reportan que al consumir los famosos shrooms han percibido perder su
sentido de Self, como si se disolviera su ego y eso permitiera sanar ciertas
heridas ps�quicas. Para Philip Gerrans, profesor de filosof�a en la Universidad de
Adelaide: