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EL

MUNDO DE

HIELO Y FUEGO

LA HISTORIA NO CONTADA DE PONIENTE

Y JUEGO DE TRONOS

GEORGE R. R. MARTIN

ELIO GARCÍA JR. Y LINDA ANTONSSON

El Mundo de Hielo y Fuego es una obra de ficci ó n. Los nombres, personajes, lugares y

hechos ocurridos son producto de la imaginaci ón del autor o son usados ficcionalmente.

Cualquier semejanza con personas, vivas o fallecidas, eventos o locales es una entera

coincidencia.

Copyright © 2014 by George R. R. Martin

All rights reserved.

Published in the United States by Bantam Books, an imprint of Random House, a division

of Random House LLC, a Penguin Random

House Company, New York.

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LIBRARY OF CONGRESS CATALOGING-IN-PUBLICATION DATA

Martin, George R. R.

The World of Ice & Fire : the Untold History of Westeros and the Game of Thrones /

George R.R. Martin, Elio Garcia, and Linda

Antonsson.

pages cm — (A song of ice and fire)

Includes index.

ISBN 978-0-553-80544-4
eBook ISBN 978-0-345-53555-9
1. Martin, George R. R. Song of ice and fire. 2. Game of thrones (Television program)

I. Garcia, Elio. II. Antonsson, Linda. III. Title.

PS3563.A7239S5936 2014

813’.6—dc23 2014013093

www.bantamdell.com
Book design by Rosebud Eustace

Bastión de Tormentas
PREFACIO

SE DICE con certeza que cada edificio se construye piedra tras piedra, y lo mismo

puede decirse del conocimiento, extraído y compilado por muchos hombres instruidos,

cada uno de los cuales construye sobre el trabajo de aquellos que les precedieron. Lo

que uno de ellos no sabe es sabido por otro, y poco permanece como verdaderamente

desconocido si uno busca lo suficiente. Ahora yo, el Maestre Yandel, tomó mi turno

como constructor, aportando lo que sé para colocar una piedra más en el gran bastión
del conocimiento que ha sido construido a lo largo de los siglos tanto dentro como fuera

de los confines de la Ciudadela—un bastión construido por incontables manos que aun

llegando antes, y el cual sin duda, continuará creciendo con la ayuda de incontables

manos aún por venir.

Yo fui un niño huérfano desde mi nacimiento, en el décimo año del reinado del último

rey Targaryen, abandonado en una mañana cerca de un tenderete vacío en el Hogar de

los Escribas, donde los acólitos practicaban el arte de las letras para aquellos que lo

necesiten. El curso de mi vida fue determinado ese día, cuando fui encontrado por un

acólito que me llevó ante el Senescal de ese año, el Archimaestre Edgerran. Edgerran,

cuyo anillo, barra y máscara eran de plata, completó mi rostro berreante y anunció que

yo podría serles de gran utilidad. La primera vez que me dijeron esto de pequeño, lo

interpreté como que él había previsto mi destino como maestre; pero tiempo después

supe del Archimaestre Ebrose que Edgerran estaba escribiendo un tratado sobre como

envolver a los niños y quería confirmar ciertas teorías.

Pero por poco prometedor que aquello suene, el resultado fue que me dejaron al

cuidado de los sirvientes y recibí la atención ocasional de los maestres. Yo mismo fui

criado como un sirviente entre los salones, cámaras y bibliotecas, pero recibí el don de

las letras del Archimaestre Walgrave. Así llegue a conocer y amar la Ciudadela y a los

caballeros de la mente que protegían su preciosa sabiduría. Deseaba más que nada

llegar a ser uno de ellos—leer sobre lugares lejanos y hombres hace mucho muertos,

contemplar las estrellas y medir el paso de las estaciones.

Y eso hice. Forjé el primer eslabón de mi cadena a los trece, y otros eslabones después

de ese. Completé mi cadena e hice el juramento en el noveno año del reinado del Rey

Robert, el Primero de su Nombre, y sentí bendecido de seguir en la Ciudadela, para

servir a los Archimaestres y ayudarles en todo lo que hicieran. Era un gran honor, pero
mi gran deseo era crear una obra propia, un trabajo que tanto hombres humildes como

letrados pudieran leer—y leerlo para sus esposas e hijos—de modo que aprendieran

sobre cosas tanto buenas como malas, justas e injustas, grandes y pequeñas, y de aquel

modo saber más acera del conocimiento que se recoge en la Ciudadela. Así que me

puse a trabajar nuevamente en mi forja, para crear contenido valioso acerca de las

obras maestras de aquellos maestres fallecidos hace tiempo que me precedieron.

Lo que sigue a continuación nació de aquel deseo: una historia de los hechos galantes y

malvados, de personajes familiares y extraños, y de las tierras cercanas y las lejanas.

Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.


Construyendo el Muro.

LA EDAD DEL AMANECER

NO HAY NADIE que pueda decir con certeza cuándo empezó el mundo, aunque esto no

ha detenido a muchos maestres y eruditos de buscar la respuesta. Tiene cuarenta mil

años de antigüedad, según algunos, o tal vez un número tan grande como quinientos

mil—o ¿quizás más? No está escrito en ningún libro conocido, ya que en la primera

edad de este mundo, la Edad del Amanecer, los hombres no conocían las letras.

De todas formas, podemos estar seguros de que el mundo era mucho más primitivo, un

mundo bárbaro poblado de tribus que vivían directamente de la tierra sin saber cómo

trabajar el metal o como adestrar a las bestias. Lo poco que sabemos de aquellos días

está contenido en los textos más antiguos: las historias escritas por los Ándalos, los

Valyrios y por los Ghiscarios, e incluso por aquellas distantes gentes de la legendaria

Asshai. Aun así, por más viejos que fueran estos pueblos letrados, no eran más que

niños durante la Edad del Amanecer. Así que las verdades que puedan contener sus

historias son difíciles de encontrar, como intentar separar los granos de la paja.
¿Qué podemos decir con certeza sobre la Edad del Amanecer? Las tierras del este

estaban inundadas de gente, incivilizadas, ya que todo el mundo lo era, aunque

numerosas. Pero en Poniente, desde las Tierras del Eterno Invierno hasta las costas del

Mar del Verano, existían solo dos pueblos: los niños del bosque y la raza de criaturas

conocidas como gigantes.

Poco, y quizás menos, puede ser dicho de los gigantes de la Edad del Amanecer, ya que

nadie recopiló sus relatos, sus leyendas, o sus historias. Los Hombres de la Guardia

dicen que los salvajes tienen relatos de gigantes viviendo de forma intranquila entre los

niños, yendo por donde querían y tomando lo que deseaban. Todos los reportes indican

que eran inmensas y poderosas criaturas, pero ingenuas. Reportes de confianza de los

exploradores de la Guardia de la Noche, quienes fueron los últimos en ver a los gigantes

mientras vivían, afirman que estaban cubiertos por un tupido pelaje, en vez de ser

simplemente hombres de gran tamaño, como dicen los cuentos de niños.

Existe evidencia considerable de entierros entre los gigantes, como registra "Pasajes de

los Muertos" del Maestre Kennet, un estudio de los túmulos y los sepulcros del Norte

en su tiempo al servicio de Invernalia, durante el largo reinado de Cregan Stark. De los

huesos hallados en el Norte y enviados a la Ciudadela, algunos maestres calculan que el

más grande de los gigantes pudo alcanzar los cuatro metros, mientras que otros dicen

que tres metros y medio es más cercano a la verdad. Los relatos de los exploradores,

hace mucho fallecidos, concuerdan en que los gigantes no construían casa ni

confeccionaban vestimentas, y no conocían mejores herramientas o armas además de

ramas arrancadas de los árboles.

Los archivos de la Ciudadela contienen una carta del Maestre Aemon, enviada en los primeros

años del reinado de Aegon V, informando sobre el relato de un explorador llamado Redwyn,

escrito en los días del Rey Dorren Stark. Es el recuento de un viaje a Punta Lorn y la Costa
Helada, en el cual se dice que el explorador y sus compañeros pelearon contra los gigantes y

comerciaron con los niños del bosque. La carta de Aemon afirmaba que había encontrado

muchos de estos relatos en sus búsquedas en los archivos de la Guardia en el Castillo Negro, y

los consideró creíbles.

Los gigantes no tenían rey ni señores, no construían hogares excepto en cavernas o bajo

árboles altos, y no trabajaban ni el metal ni los campos. Permanecieron como criaturas

de la Edad del Amanecer incluso después de que las eras transcurrieran, los hombres se

volvieron cada vez más numerosos, y los bosques fueron dominados y reducidos. Ahora

los gigantes se han ido incluso de las tierras de Mas-allá-del-Muro, y los últimos

informes de su avistamiento tienen más de cien años de antigüedad. E incluso esos son

dudosos, historias de los exploradores de la Guardia podrían contar junto a una cálida

hoguera.

Los niños del bosque eran, en muchos aspectos, lo opuesto a los gigantes. Pequeños

como niños pero de piel oscura y hermosa apariencia, vivían de una forma que hoy en

día podríamos considerar ordinaria, sin embargo eran menos barbáricos que los

gigantes. No trabajaban el metal, pero tenían gran habilidad trabajando la obsidiana

(lo que el pueblo llano conoce como vidriagón, mientras que los Valyrios lo conocían

por una palabra que significaba "fuego helado") para fabricar herramientas y armas

para cazar. No tejían ropas pero tenían talento en la confección de prendas hechas de

hojas y corteza de árbol. Aprendieron a hacer arcos de arciano y a construir trampas de

hierba, que ambos sexos utilizaban para cazar.

Se dice que su música era tan hermosa como ellos, pero lo que cantaban ya no se

recuerda, salvo en pequeños fragmentos transmitidos desde días antiguos. "Reyes del

Invierno, o las Leyendas y Linajes de los Stark de Invernalia" del Maestre Childer,

contiene un fragmento de una balada que supuestamente habla del tiempo en el que
Brandon el Constructor buscó la ayuda de los niños mientras construía el Muro. Fue

llevado a un lugar secreto para reunirse con ellos, pero al principio no fue capaz de

entender su lenguaje, que fue descrito como el sonido de las piedras en un arroyo, o del

viento soplando a través de las hojas, o de la lluvia al caer sobre el agua. La forma en

que Brandon llegó a comprender el lenguaje de los niños es un relato en sí mismo, y no

vale la pena repetirlo aquí. Pero parece ser que su lenguaje se originó, o tomó

inspiración de los sonidos que escuchaban a diario.

Los dioses que adoraban los niños eran los dioses sin nombre que algún día se

convertirían en los dioses de los Primeros Hombres, los innumerables dioses de los

ríos, los bosques y las piedras. Fueron los niños quienes tallaron los rostros en los

arcianos, tal vez para que sus dioses pudieran observar a sus fieles y sus oraciones.

Otros, con poca evidencia, dicen que los verdevidentes—los sabios entre los niños—eran

capaces de ver a través de los ojos de los arcianos tallados. La supuesta prueba de ello

sería el hecho de que los Primeros Hombres creían en esto. Fue su miedo a que los

arcianos los espiaran lo que los llevó a cortar muchos de los árboles tallados y las

arboledas de arcianos, para negarles a los niños tal ventaja.

Sin embargo, los Primeros Hombres eran menos instruidos de lo que somos ahora, y

creían en cosas que sus descendientes actuales no; consideremos "Casado con el Mar,

un Relato de la Historia de Puerto Blanco desde sus Primeros Días‖ del Maestre

Yorrick, el cual relata la práctica del sacrificio de sangre para los antiguos dioses.

Dichos sacrificios persistieron hasta hace tan poco como cinco siglos atrás, de acuerdo a

los relatos de los predecesores del Maestre Yorrick en Puerto Blanco.

Esto no quiere decir que los verdevidentes no conocían artes perdidas que pertenecían

a los misterios mayores, como ver eventos a gran distancia, o comunicarse a través de

medio reino (como hacían los valyrios, los cuales llegarían mucho tiempo después que
ellos). Pero tal vez algunas de estas proezas que los verdevidentes poseían, tenían más

que ver con charlatanería que con la verdad. Ellos no podían transformarse en bestias,

como decían algunos, pero parece ser cierto que eran capaces de comunicarse con los

animales de una manera que no podemos conseguir hoy en día. Así es como surgieron

las leyendas de cambiapieles y hombres bestia.

Un gigante

A decir verdad, son muchas las leyendas sobre cambiapieles, pero la más común—
traída desde más-allá-del-Muro por hombres de la Guardia de la Noche, y registradas

en el Muro por septones y maestres de siglos anteriores—sostienen que los

cambiapieles no solo se comunicaban con las bestias, sino que podían controlarlas al

unir sus espíritus. Aun entre los salvajes, estos cambiapieles eran temidos como

hombres antinaturales que podían convocar a los animales para ser sus aliados.

Algunos relatos hablan de cambiapieles que se pierden dentro de sus bestias, y otros

dicen que los animales podían hablar con voz humana cuando un cambiapieles los

controlaba.

Pero todos los relatos acuerdan en que los cambiapieles más comunes eran aquellos

que controlaban lobos—incluso huargos—y estos tenían un nombre especial entre los

salvajes: wargs.

Además, las leyendas sostienen que los verdevidentes podían ahondar en el pasado y

ver lejos en el futuro. Pero como nuestro aprendizaje nos ha enseñado, los misterios

mayores que afirman este poder también afirman que las visiones de los eventos por

venir son confusas y a menudo malinterpretadas, algo útil que decir cuando se intenta

engañar a los desprevenidos con adivinaciones del futuro. A pesar de que los niños

tienen sus propias artes, siempre debemos procurar separar la verdad de la

superstición, y el conocimiento debe ser probado y confirmado. Los misterios mayores

y las artes mágicas, fueron y están más allá de los límites de nuestra capacidad mortal

para entenderlos.

Aunque actualmente es considerado desacreditado, un fragmento de "Historia antinatural"

del Septon Barth se ha convertido en fuente de controversias en la Ciudadela. Reclamando

haber consultado en los textos que se dice son conservados en el Castillo Negro, el Septon

Barth asegura que los niños del bosque podían hablar con los cuervos y hacer que repitieran
sus palabras. Según Barth, este misterio mayor les fue enseñado a los Primeros Hombres por

los niños para que pudieran transmitir mensajes a gran distancia. Esto fue transmitido, de

forma degradada, hasta los maestres de hoy en día, quienes ya no saben cómo hablar con

estas aves.

Es cierto que nuestra orden entiende el lenguaje de los cuervos… pero esto supone los

propósitos básicos de sus graznidos y ronquidos, sus signos de miedo e ira, y las formas en las

que ellos muestran su disposición para aparearse o su falta de salud.

Los cuervos están entre los pájaros más inteligentes, pero no son más listos que los niños

pequeños, y son considerablemente menos capaces de poseer un verdadero lenguaje, fuera lo

que fuera que el Septon Barth pueda haber creído. Unos pocos maestres, dedicados al eslabón

de acero valyrio, han dicho que Barth estaba en lo cierto, pero ninguno ha sido capaz de

probar sus afirmaciones respecto a la comunicación entre cuervos y hombres.

Sin importar la veracidad de sus artes, los niños fueron guiados por los verdevidentes, y

no cabe duda de que en algún momento se los pudo encontrar desde las Tierras del

Eterno Invierno hasta las costas del Mar del Verano. Erigieron sus casas con sencillez,

sin construir fuertes, ni castillos, ni ciudades. En lugar de esto, vivían en los bosques,

en chozas sobre los pantanos y ciénagas, y hasta en cavernas y colinas huecas. Se dice

que, en los bosques, construyeron refugios de hojas y juncos sobre las ramas de los

árboles, "ciudades" secretas entre los árboles.


Un niño del bosque

Durante mucho se ha creído que hacían esto para protegerse de predadores como los

huargos o los gatosombras, contra los que sus simples armas de piedra—y hasta sus

alardeados verdevidentes—no podían hacer nada. Pero otras fuentes niegan esto,

afirmando que sus mayores enemigos eran los gigantes, tal como insinúan los relatos

contados en el Norte, y como probablemente fue probado por el Maestre Kenneth en su


estudio de los túmulos cerca del Lago Largo—la tumba de un gigante con puntas de

flecha de obsidiana encontrados entre las sus costillas. Trae a la mente una

transcripción de una canción salvaje en la "Historia de los Reyes de Mas-Allá-del-

Muro" del Maestre Herryk, con respecto a los hermanos Gendel y Gorne. Ellos fueron

llamados a mediar en una disputa entre un clan de niños y una familia de gigantes

sobre la posesión de una caverna. Se dice que Gendel y Gorne resolvieron el asunto a

través de engaños, haciendo que ambas partes renunciaran a cualquier deseo sobre la

caverna, después de que los hermanos descubrieran que esta era parte de una cadena

de cavernas mucho más grande que en algún punto pasaba por debajo el Muro. Pero

teniendo en cuenta que los salvajes no eran letrados, sus tradiciones deben ser vistas

con cierta dosis de escepticismo.

Sin embargo, las bestias de los bosques y los gigantes eventualmente se unieron a causa

de otro, aun mayor peligro.

Surge la posibilidad de que una tercera raza haya habitado los Siete Reinos en la Edad del

Amanecer, pero es tan especulativa que sólo necesita ser tratada con brevedad.

Entre los hombres del hierro, se dice que los primeros de los Primeros Hombres que llegaron a

las Islas del Hierro encontraron la famosa Silla de Piedramar en Viejo Wyk, pero las islas

estaban deshabitadas. De ser cierto esto, la naturaleza y origen de los creadores de la silla son

un misterio. El Maestre Kirth, en su colección de leyendas sobre los hombres del hierro

"Canciones que cantan los Hombres Ahogados", sugiere que la silla fue dejada por visitantes

venidos desde el otro lado del Mar del Ocaso, pero no hay evidencias de esto, tan sólo son

especulaciones.

LA LLEGADA DE LOS PRIMEROS HOMBRES

DE ACUERDO A los informes más prestigiosos de la Ciudadela, hace entre ocho mil a

doce mil años, en los confines meridionales de Poniente, un nuevo pueblo cruzó la
franja de tierra que unía el Mar Angosto y conectaba las tierras orientales con las tierras

donde los niños y los gigantes vivían. Fue aquí cuando los Primeros Hombres llegaron a

en Dorne a través del Brazo Roto, que en ese entonces aún no estaba roto. El por qué

estas personas dejaron su tierra natal es totalmente desconocido, pero cuando llegaron

lo hicieron en cantidad. Miles entraron y comenzaron a establecerse en las tierras, y con

el paso de las décadas, se fueron estableciendo cada vez más hacia el norte. Los cuentos

que tenemos de aquellos días de migración no son confiables, porque sugieren que, en

unos pocos años, los primeros hombres lograron moverse más allá del Cuello e incluso

en el Norte. Sin embargo, en realidad, habría tomado décadas, sino siglos, para que

esto ocurriese.

No obstante, lo que sí parece ser cierto de todos los cuentos es que los Primeros

Hombres pronto entraron en conflicto con los niños del bosque. A diferencia de los

niños, los Primeros Hombres cultivaban la tierra y levantaron fuertes circulares y

aldeas. Y al hacerlo, talaron los arcianos, incluyendo aquellos con rostros tallados, y fue

por esto que los niños les atacaron, lo que llevó a cientos de años de guerra.

Los Primeros Hombres—que habían traído consigo otros dioses, caballos, ganado y

armas de bronce—eran también más grandes y fuertes que los niños, por lo que

representaban una amenaza significativa.

Los cazadores entre los niños—sus danzarines del bosque—se convirtieron también en
sus guerreros, pero todas sus artes secretas sobre los árboles y las hojas, no pudieron

hacer nada más que retrasar el avance de los Primeros Hombres. Los verdevidentes

emplearon sus artes, y lo cuentos dicen que podían llamar a las bestias de los pantanos,

los bosques y los cielos para que lucharan por ellos: lobos huargo y monstruosos osos

de las nieves, leones de las cavernas y águilas, mamuts y serpientes, y muchos más.

Pero los Primeros Hombres resultaron demasiado poderosos, y se dice que los niños se

vieron forzados a tomar acciones desesperadas.

Un arciano tallado

Las leyendas dicen que las grandes inundaciones que rompieron el puente de tierra que

ahora es el Brazo Roto y convirtieron al cuello en un pantano fueron la obra de los

verdevidentes, quienes se reunieron en Foso Cailin para llevar a cabo su magia oscura.

Sin embargo, algunos discuten esto: los Primeros Hombres ya estaban en Poniente

cuando esto ocurrió, y detener las invasiones provenientes del este no hizo más que

ralentizar su avance. Además, tales poderes estaban más allá de lo que se decía que los

verdevivientes tradicionalmente han sido capaces de hacer… y hasta esos cuentos

parecen exagerados.

Es más probable que las inundaciones del Cuello y la ruptura del Brazo fueran eventos

naturales, posiblemente causados por un hundimiento natural de la tierra. Es bien

sabido lo que ocurrió en Valyria, y en las Islas del Hierro, el castillo de Pyke se asienta

sobre pilares de piedra que fueron en alguna ocasión parte de una isla más grande,

antes de segmentos de la misma se derrumbaran en el mar.

En cualquier caso, los niños del bosque pelearon tan ferozmente como los Primeros

Hombres para defender sus vidas.

Inevitablemente, la guerra se extendió por generaciones, hasta que al final los niños

entendieron que no podrían ganar. Los Primeros Hombres, quizás cansados de la


guerra, también querían ponerle fin al conflicto. Los más sabios de ambas razas se

hicieron oír, y los jefes, héroes y gobernantes de ambos bandos se reunieron en la isla

del Ojo de Dioses para llevar a cabo un Pacto.

Renunciando a todas las tierras de Poniente salvo por los espesos bosques, los niños

obtuvieron de los primeros hombres la promesa de que ellos ya no volverían a talar sus

arcianos. Se tallaron rostros en todos los arcianos de la isla en la cual el Pacto fue

forjado de forma que los dioses pudieran atestiguarlo, y se formó la orden de los
hombres verdes para atender a los arcianos y proteger la isla.

Los niños del bosque y los Primeros Hombres llevando a cabo el Pacto.

Con el pacto, la Edad del Amanecer del mundo llegó a su fin y la Edad de los Héroes le

sucedió.

No está claro si los hombres verdes aún sobreviven en su isla, aunque hay relatos ocasionales

de algún joven temerario señor de los ríos que toma un bote hacia la isla para observarlos

antes de los vientos los desvíen o una bandada de cuervos lo termine alejando. Los cuentos de

niños afirman que ellos poseen cuernos y tienen la piel de un color verde muy oscuro, pero esto

es una corrupción de la probable verdad, ya que los hombres verdes llevaban prendas de color

verde y tocados astados.

LA EDAD DE LOS HÉROES

LA EDAD DE LOS HÉROES duró miles de años, en los cuales reinos florecieron y se

marchitaron, casas nobles fueron fundadas y se extinguieron, y grandes hazañas fueron

llevadas a cabo. Sin embargo, lo que realmente sabemos de esos antiguos tiempos es

poco más de lo que sabemos de la Edad del Amanecer. Las historias que tenemos ahora

son producto del trabajo de septones y maestres quienes las escribieron miles de años

después de sucedieran los hechos—no obstante, a diferencia de los niños del bosque y

los gigantes, los Primeros Hombres de la Edad de los Héroes dejaron atrás algunas

ruinas y antiguos castillos que pueden corroborar parte de estas leyendas, y existen

algunos monumentos en los túmulos y en otras partes marcados con sus runas. Es a

través de estos restos que podemos empezar a desentrañar la verdad oculta en los

cuentos.

Lo que es comúnmente aceptado de la Edad de los Héroes es que comenzó con el Pacto

y se extendió por de miles de años en los cuales los Primeros Hombres y los niños
vivieron de forma pacífica entre ellos. Con tanta tierra a su disposición, los Primeros

Hombres por fin tuvieron espacio para expandirse. Desde las Tierras del Eterno

Invierno hasta las costas del Mar del Verano, los Primeros Hombres gobernaron desde

sus fuertes circulares. Los reyes menores y los señores poderosos proliferaron, pero con

el tiempo algunos demostraron ser más fuertes que el resto, plantando las semillas de

los reinos que son los ancestros de los Siete Reinos que conocemos hoy en día. Los

nombres de los reyes de esos reinos primitivos están envueltos en leyenda, y los cuentos

que afirman que sus reinados individuales duraron cientos de años deben ser

entendidos como errores y fantasías introducidos por otros en los días posteriores.

Nombres tales como Brandon el Constructor, Garth Manoverde, Lann el Astuto y

Durran Pesardedioses son figuras destacadas de esta era, pero es probable que sus

leyendas contengan menos verdad que fantasía. En otro lugar, me esforzaré por

discernir los granos de verdad entre la paja, pero por ahora es suficiente con reconocer

estos cuentos.

Y además de los legendarios reyes y los cientos de reinos de los cuales nacieron los Siete

Reinos, historias tales como las de Symeon Ojos de Estrella, Serwyn del Escudo Espejo,

y otros héroes se convirtieron en pasto tanto para septones como para bardos. ¿Tales

héroes alguna vez existieron? Podría ser. Pero cuando los bardos cuentan a Serwyn del

Escudo Espejo como un miembro de la Guardia Real—una institución que fue formada

durante el reinado de Aegon el Conquistador—podemos ver porque es que pocos de

estos cuentos pueden ser considerados verdaderos. Los primeros septones que

escribieron sobre ellos tomaron los detalles que les convenían y añadieron otros, y los
bardos los cambiaron—algunas veces más allá de todo parecido—con tal de obtener un

lugar en el cálido salón de algún señor. De tal manera que algunos de los Primeros

Hombres hace mucho tiempo fallecidos se convirtieron en caballeros que seguían la Fe

de los Siete y protegían a los reyes Targaryen miles de años después de que haber

existido (si es que en verdad lo hicieron).

Son incontables las legiones de niños y jóvenes que son engañados con estos cuentos

tontos sobre la historia pasada de Poniente.

Es mejor recordar que cuando hablamos de esos legendarios fundadores del reino, hablamos

simplemente de algunos dominios primitivos—generalmente centrados en un gran

asentamiento, como Roca Casterly o Invernalia—que con el tiempo incorporaron más tierras

y poder a sus dominios. Si Garth Manoverde alguna vez gobernó sobre lo que él afirmaba era

el Reino del Dominio, es probable que su mandato no se extendiera más allá de quince días de

marcha desde los salones de su castillo. Pero es desde estos pequeños dominios de donde

surgieron los más poderosos reinos que llegaron a dominar Poniente en los milenios

siguientes.

Un fuerte circular en ruinas de los Primeros Hombres.

LA LARGA NOCHE

A MEDIDA QUE LOS PRIMEROS HOMBRES establecían sus reinos tras el Pacto, poco
les preocupaba a excepción de sus propias peleas y guerras, o al menos eso nos dicen

las historias. Es también de estas historias de donde aprendemos sobre la Larga Noche,

cuando llegó una estación de invierno que duró una generación—una generación en la

cual los niños nacían, crecían y llegaban a la adultez, y en muchos casos morían sin

llegar a ver la primavera. De hecho, algunos de los cuentos más antiguos dicen que

nunca llegaron a ver la luz del día, así de terrible fue el invierno que cayó sobre el

mundo. Mientras que esto último podría no ser más que fantasía, el hecho de que algún

tipo de cataclismo tuviera lugar hace muchos miles de años parece ser cierto. Lomas

Pasolargo, en sus ― Maravillas creadas por el Hombre‖, relata haberse reunido con

descendientes de los Rhoynar en las ruinas de la ciudad festiva de Chroyane, quienes

tenían cuentos de una oscuridad que hizo que el Rhoyne menguara y despareciera, sus

hacia se congelaron incluso tan al sur como en la unión con el Selhoru. De acuerdo a

esos cuentos, el sol tan sólo regreso cuando un héroe convenció a los múltiples hijos de

la Madre Rhoyne—dioses menores como el Rey Cangrejo y el Viejo Hombre del Rio—de

dejar a un lado sus disputas y unirse para cantar una canción secreta que trajo de vuelta

al día.

También está escrito que existen anales en Asshai sobre tal oscuridad, y sobre un héroe

que la combatió usando una espada roja. Se dice que sus hazañas se realizaron antes

del surgimiento de Valyria, en la edad temprana cuando el Viejo Ghis recién empezaba

a formase como un imperio. Esta leyenda se ha extendido al oeste de Asshai, los

seguidores de R‘hllor afirman que este héroe fue llamado Azor Ahai, y profetizan su

regreso. En el ― Compendio Jade‖, Colloquo Votar relata una curiosa leyenda de Yi Ti, la

cual establece que el sol ocultó su rostro del mundo por una eternidad, avergonzado por

algo que nadie pudo descubrir, y que ese desastre fue evitado tan sólo por las hazañas
de una mujer con cola de mono.

A pesar de que durante mucho tiempo la Ciudadela ha buscado aprender la manera de

predecir la duración y el cambio de las estaciones, todos sus esfuerzos han resultado en vano.

El septon Barth parece argumentar, en un tratado fragmentario, que la inconstancia de las

estaciones era una materia de las artes mágicas más que del conocimiento confiable.

―Medición de los Días‖ del maestre Nicol—de otra manera, un trabajo loable que contiene

cosas de mucha utilidad—parece influenciado por este argumento. Basado en su estudio sobre

el movimiento de las estrellas en el firmamento, Nicol sostiene de forma muy convincente que

las estaciones podrían haber tenido, en el pasado, una duración regular, determinada

únicamente por la forma en la cual el mundo se coloca respecto al sol en su curso celestial. La

idea detrás de este argumento parece ser cierta—que el alargamiento y acortamiento de los

días, si hubiese sido más regular, hubiera llevado a estaciones más regulares—pero fue

incapaz de encontrar evidencia de que aquel hubiera sido el caso, salvo lo que decían los

antiguos cuentos.

No obstante, si este cruel invierno tuvo lugar como lo describen los cuentos, la miseria

que debió haber provocado de seguro fue un espectáculo atroz. Durante los inviernos

más duros, entre los norteños, es costumbre que los más viejos y los enfermos digan

que van a salir de cacería—sabiendo muy bien que nunca regresaran pero dejando así

un poco más de comida para aquellos con más probabilidades de sobrevivir. Sin duda

esta práctica era común durante la Larga Noche.

Sin embargo, existen otros cuentos—más difíciles de dar crédito pero aún más

importantes en las viejas historias—sobre criaturas conocidas como los Otros. De

acuerdo con esos cuentos, ellos venían de las congeladas Tierras del Eterno Invierno,

trayendo consigo el frío y la oscuridad buscando extinguir toda luz y calidez. Los

cuentos dicen que montaban monstruosas arañas de hielo y los caballos de los muertos,
resucitados para servirles, así como que también resucitaban a los hombres muertos

para que peleen por ellos.

Los Otros montados en arañas de hielo y caballos muertos, como afirman las

leyendas.

El cómo llegó a su fin la Larga Noche es materia de leyendas, así como todas las

cuestiones del pasado parecen serlo. En el Norte, hablan de un último héroe quien

buscó la intercesión de los niños del bosque, sus compañeros lo abandonaron o

murieron uno tras otro mientras se enfrentaban a gigantes hambrientos, sirvientes del

frío, y a los mismos Otros. Sólo, al final, llegó donde los niños, a pesar de los esfuerzos

de los caminantes blancos, y todos los cuentos coinciden en que este fue un momento
decisivo.

Gracias a los niños, los primeros hombres de la Guardia de la Noche, se unieron y

fueron capaces de pelear—y ganar—la Batalla por el Amanecer: la última batalla que

acabó con el invierno sin fin y envió a los Otros de regreso al norte congelado. Ahora,

seis mil años después (u ocho mil como propone ― Historia Verdadera‖), el Muro,

construido para defender los reinos de los hombres aún esta al mando de las hermanos

juramentados de la Guardia de la Noche, y ni los Otros ni los niños han sido vistos en

muchos siglos.

―Las Mentiras de los Antiguos‖ del Archimaestre Fomas—aunque poco apreciada en estos días

por sus afirmaciones erróneas sobre la fundación de Valyria y ciertos reclamos limítrofes en el
Dominio y las tierras de Occidente—especula que los Otros de las leyendas no fueron más que

una tribu de los Primeros Hombres, ancestros de los salvajes, que se habían establecido en el

lejano norte.

A causa de la Larga Noche, esos primitivos salvajes se vieron obligados a comenzar una ola de

conquistas hacia el sur. El que se conviertan en monstruos en los relatos contados

posteriormente, según Fomas, refleja el deseo de la Guardia de la Noche y los Stark de darse

una identidad más heroica como salvadores de la humanidad, y no simplemente como los

vencedores de una lucha sobre el dominio de sus tierras.

Los Señores dragón de Valyria.

EL ASCENSO DE VALYRIA

MIENTRAS PONIENTE SE RECUPERABA de la Larga Noche, un nuevo poder nacía en

Essos. El vasto continente, extendiéndose desde el Mar Angosto hasta el legendario

Mar de Jade y el lejano Ulthos, parece ser el lugar donde la se desarrolló la civilización

como la conocemos. La primera de estas (sin considerar las dudosas afirmaciones de

Qarth, las leyendas de Yi Ti del Gran Imperio del Amanecer, y las dificultades al buscar

cualquier rastro de verdad en los cuentos de la legendaria Asshai) tenía sus raíces en el

Viejo Ghis: una ciudad construida sobre la esclavitud. El legendario fundador de la

ciudad, Grazdan el Grande, sigue siendo tan reverenciado que los hombres de las

familias esclavistas con frecuencia son nombrados como él. Grazdan fue quien, según

las más viejas historias de los Ghiscaris, fundó las legiones de marcha sincronizada, con

sus altos escudos y sus tres lanzas, las cuales fueron las primeras en pelear como

cuerpos disciplinados. El Viejo Ghis y su ejército procedieron a colonizar sus

alrededores, luego, ejerciendo presión, subyugaron a sus vecinos. Así fue que el primer

imperio nació, y por varios siglos reinó con supremacía.


Fue en la gran península al otro lado de la Bahía de los Esclavos donde se originaron

aquellos que pusieron fin al imperio del Viejo Ghis—aunque no del todo. Allí,

resguardados entre las montañas volcánicas conocidas como los Catorce Fuegos, fueron

los Valyrios, quienes aprendieron a domar a los dragones y a convertirlos en las armas

de guerra más temibles que el mundo jamás ha visto. Los relatos que los Valyrios

contaban de sí mismos decían que ellos descendían de los dragones y eran parientes de

los que controlaban.

En fragmentos de ―Historia Antinatural‖ de Barth, el septon parece haber considerado varias

leyendas examinando el origens de los dragones y como estos llegaron a ser controlados por

los Valyrios. Los Valyrios afirmaban que los dragones brotaron como los hijos de las Catorce

Llamas, mientras que en Qarth los cuentos manifiestan que una vez existió una segunda luna

en el cielo. Un día esta luna fue calentada por el sol y se rompió como un huevo, y un millón de

dragones brotaron de ella. En Asshai, los relatos son variados y confusos, pero algunos

textos—todos muy antiguos—afirman que los dragones llegaron de la Sombra, un lugar donde

todo nuestro conocimiento nos falla. Estas historias de Asshai dicen que un pueblo, tan antiguo

que no tenía nombre, fue el primero en domar a los dragones en la Sombra y los llevaron a

Valyria, donde les enseñaron a los Valyrios sus artes antes de desaparecer de los anales de la

historia.

Sin embargo, si estos hombres de la Sombra fueron los primeros en domar a los dragones,

¿por qué no conquistaron el mundo como hicieron los valyrios? Lo más probable es que el

relato Valyrio sea el verdadero. Pero también hubo dragones en Poniente, mucho antes que

llegaran los Targaryen, como nuestras propias leyendas e historias nos dicen. Si los dragones

en verdad surgieron de las Catorce Llamas, deben haberse extendido por gran parte del

mundo conocido antes de que fueran domados. Y, en efecto, existe evidencia de esto, ya que se

han encontrado huesos de dragón tan al norte como en Ib, e incluso en las junglas de
Sothoryos.

Pero los Valyrios los entrenaron y dominaron como nadie más pudo.

La gran belleza de los Valyrios—con su cabello color plata o dorado y ojos en tonalidad

de color púrpura no encontrados entre otras razas del mundo—es bien conocida, y a

menudo presentada como una prueba de que los Valyrios no eran completamente de la

misma sangre que otros hombres. Aunque, hay maestres quienes señalan que,

mediante la reproducción selectiva de animales, uno puede hacer resaltar una

característica deseable, y que poblaciones en aislamiento con frecuencia pueden

mostrar notables variaciones que podrían considerarse fuera de lo común. Esto puede

ser una respuesta más probable para el misterio de los orígenes Valyrios, aunque esto

no explica la afinidad con los dragones que aquellos con sangre Valyria claramente

tenían.

Los Valyrios no tuvieron reyes, en lugar de eso se llamaron el Feudo Franco porque

todos los ciudadanos que poseían tierras tenían voz. Se elegían arcontes para ayudar

con el gobierno, pero eran elegidos por los señores del Feudo de entre ellos mismos, y

por un periodo limitado de tiempo. No era frecuente que Valyria fuera gobernada por

una sola familia del Feudo aunque tampoco era del todo imposible.

Las cinco grandes guerras entre el Feudo Franco y el Viejo Ghis cuando el mundo aún

era joven, son materia de leyendas—enfrentamiento que siempre terminaron con la

victoria de los Valyrios sobre los Ghiscaris. Fue durante la quinta y última guerra que el

Feudo Franco decidió asegurase de que no existiera una sexta guerra. Las antiguas

murallas adoquinadas del Viejo Ghis, levantadas en tiempos antiguos por Grazdan el

Grande, fueron arrasadas. Las colosales pirámides, templos y hogares cedieron ante las

llamas de dragón. Los campos fueron sembrados con sal, cal y cráneos. Muchos de los
Ghiscaris fueron asesinados, y muchos otros fueron esclavizados y perecieron

trabajando para sus conquistadores. Así los Ghiscaris se convirtieron en parte del

nuevo imperio Valyrio, y con el tiempo olvidaron la lengua que hablaba Grazdan,

aprendiendo en su lugar el Alto Valyrio. Así fue como unos imperios cayeron y en su

lugar surgieron otros.

Ahora queda muy poco de lo que alguna vez fue el orgulloso imperio del Viejo—un par de

ciudades que se aferran como llagas a la Bahía de los Esclavos y otra que pretende ser el Viejo

Ghis renacido.

Después de que la Maldición llegará a Valyria, las ciudades de la Bahía de los Esclavos fueron

capaces de liberarse del último de los grilletes Valyrios, gobernándose a sí mismos en verdad

en vez de hacerlo sólo en apariencia. Y los Ghiscaris restante rápidamente restablecieron su

comercio de esclavos—aunque donde alguna vez los ganaban por conquista, ahora tan sólo los

compraban y reproducían.

Una vieja rima dice ―con adoquines y sangre se construyó Astapor, y con adoquines y sangre

su gente‖, refiriéndose a las murallas adoquinadas de la ciudad y la sangre derramada por los

miles de esclavos quienes vivieron, trabajaron y murieron construyéndolas. Gobernada por

hombres quienes se llamaban a sí mismos como los Bondadosos Amos, Astapor es mejor

conocida por la creación de los esclavos soldados eunucos llamados Inmaculados—hombres

criados desde su niñez para convertirse en feroces guerreros incapaces de sentir dolor. Los

Astaporis pretenden que son las legiones de marcha sincronizada del Viejo Imperio renacidas,

pero aquellos hombres eran libertos, y los Inmaculados no lo son.

De Yunkai, la ciudad amarilla, poco necesita decirse, pues es un lugar con aún peor

reputación. Los hombres que la gobiernan se llaman a sí mismos los Sabios Amos, están

inmersos en la corrupción, vendiendo esclavas de cama, niños prostitutos y cosas peores.

La más formidable de las ciudades en la Bahía de los Esclavos es la antigua Meereen, pero a
diferencia del resto, es un lugar en ruinas, su población es una fracción de lo que alguna vez

albergó el Viejo Imperio en sus tiempos de gloria. Sus murallas de adoquines multicolores

contienen sufrimiento sin fin, ya que los Grandes Amos de Meereen entrenan esclavos para

pelear y morir para su entretenimiento en las sangrientas arenas de lucha.

Se sabe que las tres ciudades pagan tributos a los khalasars que las visitan en vez de

enfrentarlos en batalla abierta, pues los dothrakis les proveen muchos de los esclavos que los

Ghiscaris entrenan y venden —esclavos tomados de sus conquistas y vendidos en los mercados

de carne de Meereen, Yunkai y Astapor.

La más importante de las ciudades Ghiscaris es también la más pequeña y la más joven, y no

menos presta a la grandeza: Nuevo Ghis, legada en su isla y en sus propias costumbres. Ahí,

los Amos han formado legiones de hierro a semejanza de las legiones del Viejo Ghis, pero a

diferencia de los Inmaculados, estos son hombres libres, como lo fueron los soldados del Viejo

Imperio.

La caída del Viejo Ghis

LAS HIJAS DE VALYRIA

LOS VALYRIOS APRENDIERON algo deplorable de los Ghiscari: la esclavitud. Los


Ghiscari que ellos conquistaron fueron los primeros en ser esclavizados, pero no los

últimos. Las montañas ardientes de los Catorce Fuegos eran ricas en minerales, y los

Valyrios los anhelaban: cobre y estaño para el bronce de sus armas y monumentos;

también hierro para el acero de sus legendarias espadas; y como siempre, también oro y

plata para pagarlo todo.

Las propiedades del acero Valyrio son bien conocidas, y son el resultado tanto de plegar el

hierro varias veces para balancearlos y remover las impurezas, y el uso de hechizos—o al

menos artes que nosotros no conocemos—para darle una fuerza supernatural al acero

resultante. Esas artes ahora se han perdido, aunque los herreros de Qohor afirman aún

conocer los hechizos para reforjar el acero Valyrio sin que éste pierda su fuerza o su capacidad

inigualable para mantener el filo. Las espadas de acero Valyrio que quedan en el mundo

pueden contarse por miles, pero en los Siete Reinos hay solo 227 de tales armas según

―Inventarios‖ del Archimaestre Thurgood, desde entonces algunas se han perdido o han

desaparecido de los anales de la Historia.

Nadie puede decir cuántos perecieron, trabajando en las minas Valyrias, pero

ciertamente el número es tan grande que desafía la comprensión. A medida que Valyria

crecía, también lo hacía su necesidad de minerales, lo que los llevó a más conquistas

para mantener sus minas abastecidas de esclavos. Los Valyrios se expandieron en todas

las direcciones, extendiéndose hacia el este, más allá de las ciudades Ghiscari y al oeste,

hasta los confines de Essos, donde ni siquiera los Ghiscari habían hecho incursiones.

Esta primera incursión del nuevo imperio fue de suma importancia para Poniente y

para el futuro de los Siete Reinos. Mientras Valyria buscaba conquistar más y más

tierras y pueblos, algunos huyeron buscando seguridad, liberándose del yugo Valyrio.

En las costas de Essos, levantaron ciudades, que conocemos hoy en día como Ciudades

Libres. Sus orígenes fueron muy diversos.


Qohor y Norvos fueron fundados siguiendo cismas religiosos. Otras, como la Antigua

Volantis y Lys, fueron las primeras colonias mercantes de importancia, fundadas por

mercaderes adinerados y nobles quienes compraron el derecho para gobernarse a sí

mismos como clientes del Feudo Franco y no como sus súbditos. Estas ciudades

prefirieron elegir a sus propios líderes en vez de recibir arcontes provenientes de

Valyria (a menudo montados en dragones) para supervisarlos. En algunas historias se

afirma que Pentos y Lorath eran de un tercer tipo—ciudades que ya existían antes de

que los Valyrios llegaran, cuyos gobernantes pagaban tributos a Valyria y por tanto

mantenían su derecho a gobernarse. En estas ciudades, la afluencia de sangre Valyria

llegó mediante emigrantes del Feudo Franco, o a través de matrimonios políticos

utilizados para consolidad los vínculos entre estas ciudades y Valyria. Sin embargo, la

mayoría de las historias que recuentan esto utilizan como fuente a ― Antes de los

Dragones‖ de Gessio Haratis. Haratis era de Pentos, y en ese tiempo, Volantis

amenazaba con restaurar el imperio Valyrio bajo su control, así que la idea de una

Pentos independiente con orígenes alejados de Valyria hubiera sido de mayor

conveniencia política.

No obstante, es evidente que Braavos era única entre todas las Ciudades Libres, ya que

no fue fundada por voluntad del Feudo, ni por sus ciudadanos, sino por sus esclavos.

Según los relatos de los Bravoosi, una gran flota esclavista que había estado

recolectando tributos humanos en las tierras del Mar del Verano y del Mar de Jade, fue

víctima de un levantamiento de esclavos; el éxito de éste levantamiento sin duda

dependió del hecho de que los Valyrios solían usar esclavos como remeros, e incluso

como marineros, y estos hombres terminaron uniéndose a la revuelta. Tomando

control de la flota pero dándose cuenta de que no había ningún lugar cercano en el cual

esconderse del Feudo, los esclavos decidieron buscar una tierra alejada de Valyria y de
sus súbditos, y a escondidas fundaron su propia ciudad. La leyenda dice que las

Cantantes Lunares (o Bardos Lunares) profetizaron que la flota debía viajar al lejano

norte, a un rincón desolado de Essos—un lugar de marismas, aguas salobres y neblinas.

Allí, los esclavos empezaron a sentar las bases de su ciudad.

Por siglos, los Braavosi permanecieron ocultos del mundo en su remota laguna. Y aún

Después de revelarse, Braavos siguió siendo conocida como la Ciudad Secreta. Los

Bravoosi eran un pueblo que no era un solo pueblo: decenas de razas, cientos de

lenguas, y cientos de dioses. Todos tenían en común el lenguaje Valyrio, que se

convirtió en el idioma de comercio en Essos, y el hecho de que ahora eran libres,

cuando antes habían sido esclavos. Las Cantantes Lunares fueron honradas guiarlos a

su ciudad, pero los más sabios entre los esclavos libertos determinaron que, para

unificarse, debían aceptar todos los dioses que los esclavos habían traído consigo, sin

honrar a ninguno con preferencia sobre el resto.

En resumen, hoy en día se desconoce el número de pueblos que cayeron ante Valyria.

Los reportes que los Valyrios mantenían de sus conquistas fueron completamente

destruidos durante la Maldición, y muy pocos de estos pueblos documentaron sus

propias historias de un modo que sobrevivieran al dominio del Feudo Franco.


Los fuegos de las Catorce Flamas fluyendo a través de Valyria, combustible de la

magia de los piromantes.

Algunos pocos, como los Rhoynar, resistieron su avance durante siglos, incluso

milenios. Se decía que los Rhoynar, quienes fundaron grandes ciudades a lo largo del

Rhoyne, fueron los primeros en aprender a trabajar el hierro. Además, la confederación

de ciudades posteriormente conocida como el Reino de Sarnor sobrevivió la expansión

Valyria gracias a la gran llanura que separaba a unos de los otros… pero esa llanura y la
gente que la ocupaba—los Dothraki o Señores de los Caballos—fueron el origen de la

caída de Sarnor después de la Maldición.

De la historia de Valyria como es conocida hoy en día, muchos volúmenes han sido escritos

durante los siglos, y los detalles de sus conquistas, sus colonizaciones, los feudos de los Señores

Dragón, los dioses que adoraban, y más, podrían llenar bibliotecas y aun así estar

incompletos. ―Los Fuegos del Feudo Franco‖ de Galendro es considerado la historia más

completa de Valyria, y aún de este, a la Ciudadela le faltan veintisiete de sus pergaminos.

Y aquellos que querían ser esclavos, pero eran incapaces de resistir ante el poderío de

Valyria, huyeron. Muchos fracasaron y fueron olvidados. Pero un pueblo, alto y de

cabello rubio, valiente e indomable gracias a su fe, tuvo éxito en su escape de Valyria. Y

aquellos hombres fueron los Ándalos.

LA LLEGADA DE LOS ÁNDALOS

LOS ÁNDALOS SE OGIRINARON en las tierras de El Hacha, al noreste de donde ahora

se ubica Pentos, aunque por muchos siglos fueron un pueblo migratorio que no

permanecía en un sólo lugar por demasiado tiempo. Desde el corazón de El Hacha—un

gran espolón de tierra rodeado por el Mar de los Escalofríos—ellos viajaron al suroeste

para forjar Andalia: el antiguo reino que los Ándalos gobernaron antes de cruzar el Mar

Angosto.

Andalia se extendía desde El Hacha hasta lo que ahora es la Costa Braavosi, y al sur

hasta las Llanuras y las Colinas de Terciopelo. Los Ándalos trajeron consigo armas de

hierro y armaduras de placas de hierro, contra los cuales las tribus que habitaban estas

tierras no pudieron hacer nada. Una de estas tribus era la de los hombres peludos; su

nombre ha sido olvidado, pero aún se recuerdan en ciertas historias Pentoshi. (Los

Pentoshi creían que estaban emparentados con los hombres de Ib, y las historias de la
Ciudadela concuerdan, aunque algunos argumentan que los hombres peludos se

establecieron en Ib, y otros dicen que los hombres peludos llegaron desde Ib.)

El hecho de que los Ándalos forjaran el hierro ha sido tomado por algunos como prueba

de que los Siete los guiaban—que el Herrero mismo les enseño este arte—y así lo

enseñan los textos sagrados. Pero los Rhoynar ya eran una civilización avanzada en ese

entonces, y ellos también sabían del hierro, así que tan sólo hace falta revisar un mapa

para darse cuenta que los primeros Ándalos deben haber tenido contacto con los

Rhoynar. El Olas Oscuras y el Noyne yacen directamente en el trayecto de la migración

de los Ándalos, y según el historiador norvoshi Doro Golanthis aún existen restos de

asentamientos Rhoynar en Andalia. Y no sería la primera vez que los hombres

aprendieran a trabajar el hierro de los Rhoynar; se dice que los Valyrios también

aprendieron el arte de ellos, aunque los Valyrios eventualmente los superaron.

Durante miles de años los Ándalos moraron en Andalia, haciéndose cada vez más

numerosos. En el más antiguo de los libros sagrados, ― La Estrella de Siete Puntas‖, se

dice que los Siete caminaban entre su gente en las colinas de Andalia, y que fueron ellos

quienes coronaron a Hugo de la Colina y le prometieron a él a sus descendientes

grandes reinos en una tierra lejana. Esto es lo que los septones y septas enseñan como

la razón por la cual los Ándalos dejaron Essos y marcharon rumbo al oeste hacia

Poniente, pero la historia que, a través de los siglos, la Ciudadela ha descubierto podría

proporcionar una mejor explicación.


Aventureros ándalos en el Valle, con las Montañas de la Luna en la distancia.

Una vieja leyenda contada en Pentos afirma que los Ándalos asesinaron a las doncellas cisne

que atraían a los viajeros hacia su muerte en las Colinas de Terciopelo, que se encuentran al

este de la Ciudad Libre. Un héroe que los Pentoshi llaman Hukko guiaba a los Ándalos en ese

entonces, y se dice que asesinó a las siete doncellas no por los crímenes que cometieron, sino

para entregarlas como sacrificio a sus dioses.

Algunos maestres piensan que Hukko podría ser una traducción del nombre Hugor. Pero las

antiguas leyendas del este deben ser desconfiadas, incluso más que aquellas de los Siete

Reinos. Demasiados pueblos han viajado de un lado a otro, y muchas leyendas y cuentos han

sido entremezclados.

Durante un par de siglos, mientras los Ándalos prosperaban en las Colinas de Andalia,

fueron dejados en paz. Pero con la caída del Viejo Ghis llegó la gran oleada de

conquistas y colonización del Feudo Franco de Valyria, mientras estos expandían sus

dominios y buscaban más esclavos. Al comienzo, el Rhoyne y los Rhoynar sirvieron

como un escudo. Para cuando los Valyrios llegaron al gran río, descubrieron que sería

difícil cruzarlo a la fuerza. Los señores dragón no tendrían problemas, pero los que iban
a pie y los jinetes a caballo encontraban desalentadora la perspectiva de enfrentarse a la

resistencia Rhoynar, dado que los Rhoynar eran de momento tan poderosos como lo

había sido Ghis en su gloria. Hubo una tregua durante años entre los Valyrios y los

Rhoynar, pero tan sólo protegió a los Ándalos de momento.

En la desembocadura del Rhoyne, los Valyrios fundaron la primera de sus colonias.

Allí, Volantis fue erigida por los hombres más ricos del Feudo con el fin de reunir la

riqueza que discurría desde el Rhoyne, y desde Volantis sus fuerzas conquistadoras

cruzaron el río en gran número. Al inicio, los Ándalos podrían haber peleado contra

ellos, y los Rhoynar podrían haberlos ayudado, pero su avance era imparable. Así que

es probable que los Ándalos decidieran huir en vez de enfrentarse a la inevitable

esclavitud que llegaba con la conquista Valyria. Se retiraron a El Hacha—las tierras de

donde habían surgido—y cuando aquello no los protegió, se retiraron más hacia el

noroeste hasta que llegaron al mar. Algunos debieron haberse rendido y entregado a su

suerte, y otros pudieron haber hecho un último esfuerzo por resistirse, pero muchos

otros construyeron barcos y navegaron en gran número a través del Mar Angosto hacia

las tierras de los Primeros Hombres en Poniente.

Los Valyrios les negaron a los Ándalos la promesa de los Siete en Essos, pero en

Poniente ellos eran libres. Hechos fervientes por el conflicto y la huida, los guerreros de

los Ándalos tatuaron en sus cuerpos la estrella de siete puntas y juraron por su sangre y

por los Siete que no descansarían hasta haber labrado sus reinos en las Tierras del

Ocaso. Su éxito le dio a Poniente un nuevo nombre: Rhaesh Andahli—la Tierra de los

Ándalos, como los Dothraki le dicen hoy en día.

Los septones, los bardos y los maestres concuerdan en que el primer lugar donde los

Ándalos desembarcaron fue en los Dedos en el Valle de Arryn. Tallas de la estrella de

siete puntas se encuentran dispersas en las rocas y piedras en toda esta área—una
práctica que con el tiempo cayó en desuso mientras las conquistas de los Ándalos

progresaban.

Barriendo el Valle con espadas y fuego, los Ándalos empezaron su conquista de

Poniente. Sus armas y armaduras de hierro sobrepasaban las de bronce que los

Primeros Hombres usaban para luchar, y muchos de los Primeros Hombres perecieron

en esta guerra. Una guerra—o una serie de varias guerras—que posiblemente se

extendió durante varias décadas. Eventualmente algunos de los Primeros Hombres se

rindieron, y es por esto que aún existen casas en el Valle que proclaman con orgullo su

descendencia de los Primeros Hombres, como los Redfort y los Royce.

Los bardos dicen que el héroe Ándalo Ser Artys Arryn voló sobre un halcón para

asesinar al Rey Grifo sobre la Lanza del Gigante, fundando de este modo el linaje real

de la casa Arryn. Estas son tonterías, si bien una corrupción de la verdadera historia de

los Arryn entremezcladas con leyendas de la Edad de los Héroes. En cambio, lo que

sucedió fue que los reyes Arryn suplantaron a los Reyes Supremos de la Casa Royce.

Con el Valle resguardado, los Ándalos volvieron su atención al resto de Poniente y

marcharon desde la Puerta de Sangre. En las guerras posteriores, los aventureros

Ándalos forjaron pequeños reinos de los viejos reinos de los Primeros Hombres y

lucharon entre sí con tanta frecuencia como lo hicieron con sus enemigos.

En las guerras sobre el Tridente, se dice que siete reyes Ándalos unieron fuerzas contra

el último verdadero Rey de los Ríos y las Colinas, Tristifer el Cuarto, quien era

descendiente de los Primeros Hombres, y lo derrotaron en lo que los bardos afirman

fue su centésima batalla. Su heredero, Tristifer el Quinto, demostró ser incapaz de

defender el legado de su padre, y así fue como su reino cayó ante los Ándalos.

En esta misma era un Ándalo, recordado en las leyendas como Erreg el Matarreyes, se

topó con la gran colina de Alto Corazón. Allí, bajo la protección de los reyes de los
Primeros Hombres, los niños del bosque cuidaban de los enormes arcianos tallados que

la coronaban (treinta uno, según el Archimaestre Laurent en su manuscrito ― Antiguos

Lugares del Tridente‖). Cuando los guerreros de Erreg intentaron talar los árboles, se

dice que los Primeros Hombres pelearon junto a los niños, pero el poder de los Ándalos

fue mucho mayor. A pesar de que los niños y los Primeros Hombres hicieron un

valiente esfuerzo para defender su arboleda sagrada, todos fueron asesinados. Hoy en

día los cuentacuentos afirman que los fantasmas de los niños aún merodean la colina

por las noches. Incluso hoy en día, los ribereños evitan el lugar.

Los clanes de las Montañas de la Luna son, sin lugar a duda, descendientes de los Primeros
Hombres quienes no doblaron la rodilla ante los Ándalos y, por tanto, fueron expulsados a las

montañas. Por otra parte, hay similitudes entre sus costumbres y las costumbres de los

salvajes de más allá del Muro—tales como el rapto de la novia, su obstinado deseo de

gobernarse a sí mismos, y otros similares—ya que los salvajes también son descendientes

indiscutibles de los Primeros Hombres.

Al igual que los Primeros Hombres antes que ellos, los Ándalos demostraron ser

enemigos acérrimos de los niños restantes. A sus ojos, los niños adoraban dioses

extraños y tenían extrañas costumbres, por lo que los Ándalos los expulsaron de todos

los espesos bosques que el Pacto les había concedido. Debilitados y aislados con el paso

de los años, los niños carecían de cualquier ventaja que pudieran haber tenido sobre los

Primeros Hombres. Y lo que los Primeros Hombres nunca pudieron lograr—erradicar

por completo a los niños—los Ándalos lo lograron en muy poco tiempo. Algunos pocos

niños pudieron haber escapado al Cuello, donde podrían haber encontrado seguridad

entre los pantanos y las ciénagas, pero si lo hicieron, no quedó ningún rastro de ellos.

Es posible que unos pocos sobrevivieran en la Isla de los Rostros, como algunos han

escrito, bajo la protección de los hombres verdes, a quienes los Ándalos nunca pudieron

exterminar. Pero de nuevo, nunca se han encontrado pruebas definitivas.

La masacre de los niños del bosque a manos del guerrero Ándalo, Erreg el Matareyes

De cualquier modo, los pocos niños restantes escaparon o perecieron, y los Primeros

Hombres se hallaban perdiendo guerras tras guerra, y reino tras reino, ante los

invasores Ándalos. Las batallas y guerras fueron interminables, pero eventualmente

todos los reinos sureños cayeron. Al igual que los hombres del Valle, algunos se

sometieron ante los Ándalos, incluso tomando la fe de los Siete. En muchos casos, los

Ándalos tomaron a las esposas e hijas de los reyes derrotados en matrimonio, a modo

de consolidar su derecho a gobernar. Ya que, a pesar de todo, los Primeros Hombres


eran mucho más numerosos que los Ándalos y no podían simplemente dejarlos de lado.

El hecho de que muchos castillos sureños aún tengan bosques de dioses con arcianos

tallados en su interior se dice que es gracias a los primeros reyes Ándalos, quienes

cambiaron su deseo de conquista por el de la integración, evitando de este modo

conflictos basados en la diferencia de credos.

Incluso los Hombres del Hierro—los feroces guerreros navegantes que se pensaban

seguros en sus islas—cayeron ante el avance de la conquista Ándala. Porque aunque a

los Ándalos les tomó mil años dirigir su atención hacia las Islas del Hierro, cuando lo

hicieron, lo hicieron con renovado fervor. Los Ándalos arrasaron las islas,

exterminando el linaje de Urron Manorroja, que había gobernado con hacha y espada

durante mil años.

Haereg escribe que, en un comienzo, los nuevos reyes Ándalos intentaron forzar la

adoración de los Siete en los hombres del hierro, pero estos no lo aceptaron. En su

lugar, permitieron que su fe coexistiera junto a la del Dios Ahogado. Al igual que en el

continente, los Ándalos se casaron con las esposas e hijas de los hombres del hierro y

tuvieron hijos con ellas. Pero a diferencia de en el continente, la Fe nunca echó raíces;

ni siquiera se mantuvo firme entre las familias de sangre Ándala. Con el tiempo, tan

sólo la fe del Dios Ahogado reinó sobre las Islas del Hierro, con sólo unas cuantas casas

recordando a los Siete.

Tan sólo el Norte fue capaz de mantener a los Ándalos a raya, gracias a los

impenetrables pantanos del Cuello y los antiguos fuertes de Foso Cailin. Es difícil

estimar el número de armadas Ándalas que fueron destruidas en el Cuello, pero fue así

como los Reyes del Invierno preservaron su regencia durante los siglos venideros.

DIEZ MIL BARCOS

LA ÚLTIMA DE las grandes migraciones hacia Poniente ocurrió mucho tiempo después
de la llegada de los Primeros Hombres y de los Ándalos. Una vez que las guerras

Ghiscari terminaron, los señores dragón de Valyria volvieron su mirada hacia el oeste

donde el creciente poderío Valyrio llevó al Feudo y a sus colonias a entrar en conflicto

con los pueblos del Rhoyne.

El río más caudaloso del mundo, y los múltiples afluentes del Rhoyne se extendían por

gran parte del occidente de Essos. A lo largo de sus orillas había surgido una

civilización y cultura tan legendaria y antigua como la del Viejo Imperio de Ghis. Los

Rhoynar se habían enriquecido con la generosidad de su río; la Madre Rhoyne, como la

llamaban.

Pescadores, comerciantes, maestros, eruditos, trabajadores de la madera, la piedra y el

metal, ellos erigieron sus elegantes ciudades y pueblos desde la cabecera hasta las

desembocaduras del Rhoyne, cada una más bella que la anterior. Estaba Ghoyan Drohe

en las Colinas de Terciopelo, con sus arboledas y sus cascadas; Ny sar, la ciudad de las

fuentes, llena de música; Ar Noy en el Qhoyne, con sus salas de mármol verde; la pálida

Sar Mell de las flores; Sarhoy a orillas del mar con sus canales y jardines de agua

salada; y Chroyane, la más grande de todas, la ciudad festiva con su grandioso Palacio

del Amor.

El arte y la música florecieron en el Rhoyne, y se dice que su gente tenía su propia

magia—una magia de agua muy diferente de las hechicerías de Valyria que eran

producto de la sangre y el fuego. Aunque estaban unidas por la sangre, la cultura y el río

que les había dado nacimiento, las ciudades Rhoynar eran extremadamente

independientes, cada una con su propio príncipe… o princesa, ya que entre estas gentes

de los ríos, las mujeres eran consideradas como iguales de los hombres.

Aunque generalmente eran un pueblo pacífico, los Rhoynar podían ser formidables

cuando eran incitados, como debió haber aprendido muy a su pesar más de algún
aspirante a conquistador Ándalo. El guerrero Rhoynar con su armadura de escamas

plateadas, casco con forma de cabeza de pez, alta lanza, y escudo de caparazón de

tortuga era respetado y temido por aquellos que lo enfrentaban en batalla. Se decía que

la Madre Rhoyne misma les susurraba a sus hijos sobre cualquier amenaza, que los

príncipes Rhoynar poseían extraños, y misteriosos poderes, que las mujeres Rhoynar

peleaban tan ferozmente como los hombres Rhoynar, y que sus ciudades estaban

protegidas por "murallas de agua" que se elevaban para ahogar a cualquier enemigo.

Por varios siglos los Rhoynar vivieron en paz. Aunque muchos pueblos salvajes

habitaban las colinas y bosques alrededor de la Madre Rhoyne, todos se cuidaban de

molestar a las gentes del río. Y los propios Rhoynar mostraban poco interés en

expandirse; el río era su hogar, su madre, y su diosa, y muy pocos de ellos deseaban

morar alejados del sonido de su eterna canción.

Cuando aventureros, exiliados y comerciantes del Feudo Franco de Valyria empezaron

a expandirse más allá de las Tierras del Largo Verano en los siglos posteriores a la caída

del Viejo Imperio de Ghis, los príncipes Rhoynar los recibieron, en un comienzo, y sus

sacerdotes declaraban que todo hombre era bienvenido a compartir la generosidad de

la Madre Rhoyne.

A medida que esos asentamientos Valyrios se transformaron en pueblos, y esos pueblos

en ciudades, algunos Rhoynar llegaron a lamentar la tolerancia de sus padres. La

amistad dio paso a la enemistad, particularmente en la ribera baja del río, donde la

antigua ciudad de Sar Mell y la ciudad Valyria amurallada de Volon Therys se

enfrentaban a través de las aguas, y en las costas del Mar del Verano, donde la Ciudad

Libre de Volantis pronto rivalizó con el puerto escalado de Sarhoy, donde cada una de

sus escalas dominaba cada una de las cuatro desembocaduras de la Madre Rhoyne.

Las disputas entre los ciudadanos de las ciudades rivales se hicieron cada vez más
frecuentes y rencorosas, produciendo al final una serie de pequeñas pero sangrientas

guerras. Sar Mell y Volon Therys fueron las primeras ciudades en entrar en batalla. La

leyenda afirma que el enfrentamiento empezó cuando los Valyrios pescaron y mataron

una de las gigantescas tortugas que los Rhoynar conocían como el Viejo Hombre del

Río y consideraban sagradas como consortes de la propia Madre Rhoyne. La Primera

Guerra Tortuga duró menos de dos cambios de luna. Sar Mell fue asaltada e

incendiada, pero salió victoriosa después de que los magos del agua Rhoynar invocaran

el poder del río e inundaran Volon Therys. La mitad de la ciudad fue arrasada, si le

damos crédito a los cuentos.

Los Rhoynar enfrentándose al poderío del Feudo.

No obstante, otras guerras la sucedieron: la Guerra de los Tres Príncipes, La Segunda

Guerra Tortuga, la Guerra del Pescador, la Guerra de la Sal, la Tercera Guerra Tortuga,

la Guerra en el Lago Daga, la Guerra de las Especias, y muchas más, demasiado

numerosas para escribirlas aquí. Ciudades y pueblos fueron quemados, ahogados, y

reconstruidos. Miles fueron asesinados o esclavizados. En estos conflictos los Valryos

eran quienes salían victoriosos con mayor frecuencia. Los príncipes del Rhoyne, muy

orgullosos de su independencia, peleaban por su cuenta, mientras que las colonias

Valyrias se ayudaban entre ellas, y cuando estaban en apuros, convocaban el poder del

mismísimo Feudo. ― Historia de las Guerras Rhoynar‖ de Beldecar hace un excelente


trabajo describiendo estos conflictos, los cuales se extendieron por casi dos siglos y

medio.

Esta serie de conflictos alcanzó un clímax sangriento hace mil años durante la Segunda

Guerra de las Especias, cuando tres señores dragón de Valyria se unieron con sus

parientes y primos en Volantis para derrotar, saquear y destruir Sarhoy, la gran ciudad

portuaria Rhoynar sobre el Mar del Verano. Los guerreros de Sarhoy fueron

salvajemente asesinados, sus hijos fueron arrastrados a la esclavitud, y su orgullosa

ciudad amarilla fue pasada por el fuego. Después los Volantinos sembraron las ruinas

humeantes con sal para que Sarhoy no pudiera volver a levantarse nunca jamás.

La destrucción absoluta de una de las ciudades más ricas y hermosas del Rhoyne, y el

esclavizamiento de su gente, conmocionó y consternó al resto de príncipes Rhoynar.

"Todos seremos esclavos a menos que nos unamos para ponerle fin a esta amenaza,"

declaró el más poderoso de ellos, Garin de Chroyane. Este príncipe guerrero convocó a

sus compañeros para unírsele en una gran alianza, para arrasar todas las ciudades

Valyrias en el río.

Tan sólo la Princesa Nymeria de Ny Sar habló en su contra. ―Esta es una guerra que no

podemos esperar ganar," les advirtió, pero los otros príncipes la abuchearon y le

juraron sus espadas a Garin. Incluso los guerreros del mismo Ny Sar estaban ansiosos

por luchar, y Nymeria no tuvo otra opción más que unirse a la gran alianza.

El ejército más grande que Essos jamás haya visto pronto se reunió en Chroyane, bajo

el mando del Príncipe Garin. Según Beldecar, tenía un cuarto de millón de hombres.

Desde los nacimientos del Rhoyne hasta sus múltiples desembocaduras, todo hombre

con edad para pelear tomó la espada y el escudo y se dirigió hacia la ciudad festiva para

unirse a esta gran campaña. El príncipe declaró que mientras el ejército se mantuviera

cerca de la Madre Rhoyne, no tendrían por qué temerle a los dragones de Valyria; sus
propios magos de las aguas los protegerían contra los fuegos del Feudo.

Garin dividió sus enormes huestes en tres partes; una marchó por la orilla este del

Rhoyne, la otra por el lado oeste, mientras que una gran flota de galeras de guerra

mantenían el paso en las aguas, dejando el río libre de naves enemigas. Desde

Chroyane, el Príncipe Garin condujo sus huestes río abajo, destruyendo cada aldea,

pueblo, y asentamiento en su camino y aplastando cualquier oposición.

En Selhorys ganó su primera batalla, derrotando un ejército Valyrio de treinta mil

hombres y tomando la ciudad por asalto. Valysar corrió la misma suerte. En Volon

Therys, Garin se enfrentó a cien mil enemigos, cien elefantes de guerra, y tres señores

dragón. Aquí también triunfó, pero a un gran costo. Miles fueron incinerados, pero

miles más buscaron refugio en las aguas poco profundas del río, mientras sus magos

levantaron enormes remolinos de agua contra los dragones del enemigo. Los arqueros

Rhoynar derribaron a dos de los dragones, mientras que el tercero escapó, herido.

Como consecuencia, la Madre Rhoyne se levantó con furia para engullir Volon Therys.

Después de esto, los hombres empezaron a llamar Garin el Grande al victorioso

príncipe, y se dice que en Volantis los grandes señores temblaban de terror a medida

que sus huestes avanzaban. En vez de enfrentársele en campo abierto, los Vonlatinos se

refugiaron tras sus Murallas Negras y recurrieron al Feudo buscando ayuda.

Y los dragones llegaron. Pero no fueron tres, como los que el príncipe Garin había

enfrentado en Volon Therys, sino que fueron trescientos o más, si podemos creer en los

cuentos que nos han llegado. Contra sus fuegos, los Rhoynar no tuvieron opción.

Decenas de miles fueron incinerados mientras otros se precipitaron al río, esperando

que el abrazo de la Madre Rhoyne les ofreciera protección contra el fuego de dragón…

tan sólo para ahogarse con el abrazo de su madre.

Algunas crónicas insisten en que los fuegos ardieron con tal intensidad que las
mismísimas aguas del río hirvieron y se convirtieron en vapor. Garin el Grande fue

capturado vivo y obligado a observar como su gente sufría por su insolencia. Sus

guerreros no recibieron misericordia alguna. Los Volantinos y sus parientes Valyrios los

pasaron por la espada—fueron tantos que se dice que su sangre tiñó de rojo el puerto de

Volantis tan lejos como alcanzaba la vista.

Después los vencedores reunieron sus propias huestes y marcharon hacia el norte a lo

largo del río, saqueando Sar Mell salvajemente antes de avanzar hacia Chroyane, la

ciudad del príncipe Garin. Encerrado en una jaula dorada por órdenes de los señores

dragón, Garin fue arrastrado de regresó a la ciudad festiva para presenciar su

destrucción.

Una pila de muertos al lado del Rhoyne.

En Chroyane, la jaula fue colgada de las murallas, de modo que el príncipe pudiera

presenciar el esclavizamiento de las mujeres y niños cuyos padres y hermanos habían

muerto en su valerosa e irremediable guerra… pero se dice que el príncipe invocó una

maldición sobre los conquistadores, suplicándole a la Madre Rhoyne para que vengara

a sus hijos. Y así fue que, esa misma noche, el Rhoyne se desbordó y con una intensidad

como no había sido vista nunca antes. Cayó una espesa niebla llena de vapores
malignos, y los conquistadores Valyrios empezaron a morir de psoriagrís. (Existe, por

lo menos, algo de verdad en la historia: en siglos posteriores, Lomas Pasolargo escribió

de las ruinas ahogadas de Chroyane, sus infectas nieblas y aguas, y el hecho de que los

viajeros descuidados infectados con la psoriagrís merodean las ruinas—un peligro para

aquellos que viajan en el río por debajo del derrumbado Puente de los Sueños.)

Más arriba en el Rhoyne, en Ny Sar, la Princesa Nymeria pronto recibió noticias de la

demoledora derrota de Garin y del esclavizamiento de los pueblos de Chroyane y Sar

Mell. Ella vio que el mismo destino le esperaba a su propia ciudad. Así que reunió cada

embarcación que quedaba en el Rhoyne, grande o pequeña, y las llenó con tantas

mujeres y niños pudo llevar (ya que la mayoría de hombres en edad de pelear se habían

marchado con Garin, y habían muerto). Nymeria condujo esta irregular flota río abajo,

pasando a través de pueblos humeantes en ruinas y campos de muertos, a través de

aguas atestadas de cadáveres flotantes e hinchados. Para evitar a Volantis y sus huestes,

decidió seguir el viejo canal y emergió hacia el Mar del Verano por donde estaba

Sarhoy.

La leyenda nos dice que Nymeria llevó diez mil naves hacia el mar, buscando un nuevo

hogar para su pueblo, más allá del alcance de Valyria y sus señores dragón. Beldecar

sostiene que este número fue muy exagerado, quizás hasta diez veces. Otros cronistas

ofrecen otros números, pero a decir verdad nunca se hizo ningún tipo de conteo.

Podemos decir con seguridad que eran muchísimas naves. La mayoría eran

embarcaciones fluviales, esquifes y botes de pértigas, galeras comerciantes, botes de

pesca, barcazas de placer, incluso balsas, sus cubiertas y bodegas repletas de mujeres,
niños y ancianos. Sólo uno de cada diez estaba en condiciones de navegar, insiste

Beldecar.

El viaje de Nymeria fue largo y terrible. Más de un centenar de barcos naufragaron y se

hundieron con la primera tormenta que su flota enfrentó. Muchos más regresaron por

miedo y fueron capturados como esclavos cerca de Volantis. Otros se quedaron atrás o

se alejaron, para no ser vistos nunca jamás.

La Princesa Nymeria guiando los diez mil barcos.

El resto de la flota navegó por el Mar del Verano hacia las Islas del Basilisco, donde se
detuvieron para tomar agua fresca y provisiones, tan sólo para caer en manos de los

reyes corsarios de la Isla Hacha, la Garra y la Montaña Aullante, quienes dejaron de

lado sus propias riñas por el tiempo suficiente para caer sobre los Rhoynar con fuego y

espadas, pasando cuarenta naves por la antorcha y llevándose a cientos como esclavos.

Después, los corsarios ofrecieron permitirle a los Rhoynar asentarse en las Isla de los

Sapos, con tal que ellos renunciaran a sus barcos y enviarán a cada rey treinta niñas

vírgenes y muchachos bonitos cada año como tributo.

Nymeria se negó y llevó su flota de vuelta al mar, esperando encontrar refugio entre las

calurosas junglas de Sothoryos. Algunos se establecieron en Punta del Basilisco,

algunos cerca de las brillantes aguas verdes del Zamoyos, entre arenas movedizas,

cocodrilos, y árboles podridos medio-sumergidos. La Princesa Nymeria permaneció con

las naves en Zamettar, una colonia Ghiscari abandonada hace mil años, mientras otros

se abrieron camino río arriba hacia las enormes ruinas de Yeen, atormentadas por

espíritus y arañas.

Existían riquezas escondidas en Sothoryos—oro, gemas, maderas poco comunes, pieles

exóticas, misteriosas frutas, y extrañas especias—pero los Rhoynar no pudieron

prosperar allí. El sofocante calor y la humedad agobiaron sus espíritus, y enjambres de

moscas que picaban esparcieron una enfermedad tras otra: fiebre verde, la plaga

danzante, hervores de sangre, llagas supurantes, la putrefacción dulce. Los jóvenes y los

ancianos resultaron ser especialmente vulnerables a este tipo de contagios. Incluso

zambullirse en el río significaba cortejar a la muerte, ya que el Zamoyo estaba infestado

con bancos de peces carnívoros, y diminutos gusanos que ponían sus huevos bajo la piel

de los nadadores. Dos de los nuevos pueblos en Punta del Basilisco fueron arrasados

por esclavistas, sus poblaciones fueron pasadas por la espada o arrastradas en cadenas,

mientras que los que estaban en Yeen tuvieron que lidiar con los ataques de los
espíritus moteados de las espesas junglas.

Por más de un año los Rhoynar lucharon por sobrevivir en Sothoryos, hasta el día en

que un bote de Zamettar llegó a Yeen y se encontró con que cada hombre, mujer, y niño

en aquella atormentada ciudad en ruinas había desaparecido durante la noche.

Entonces Nymeria convocó a su gente de regreso a los botes y zarpó hacia el mar de

nuevo.

Por los siguientes tres años los Rhoynar deambularon en los mares del sur, buscando

un nuevo hogar. En Naath, la Isla de las Mariposas, el pacífico pueblo les dio la

bienvenida, pero la diosa que protegía aquella extraña tierra pronto empezó a atacar a

los recién llegados con una mortal enfermedad, llevándolos de vuelta a sus naves. En

las Islas del Verano, se establecieron en una roca inhabitada frente a la costa oriental de

Walano, la cual pronto empezó a ser llamada Isla de las Mujeres, pero su terreno

delgado y pedregoso producía muy poca comida, y muchos murieron de hambre.

Cuando las velas se volvieron a levantar, algunos de los Rhoynar abandonaron a

Nymeria para seguir a una sacerdotisa llamada Druselka, quien afirmaba haber

escuchado a la Madre Rhoyne pidiendo que sus hijos regresaran a casa… pero cuando

Druselka y sus seguidores regresaron a sus viejas ciudades, encontraron a sus enemigos

esperándolos, y pronto la mayoría fueron perseguidos, asesinados, o esclavizados.

El maltrecho y destrozado remanente de los diez mil barcos navegó hacia el oeste con la

Princesa Nymeria. Esta vez ella se decidió por ir a Poniente. Después de tanto

deambular, sus naves eran incluso menos navegables que cuando habían partido de la

Madre Rhoyne. La flota no llegó completa a Dorne. Incluso hoy en día existen grupos

aislados de Rhoynar en los Peldaños de Piedra, que afirman ser descendientes de

aquellos que naufragaron. Otras naves, desviados de curso por las tormentas, llegaron a

Lys o Tyrosh, donde prefirieron entregarse como esclavos antes que perecer ahogados.
El resto de las naves desembarcó en las costas de Dorne cerca de la desembocadura del

río Sangreverde, no muy lejos de las antiguas murallas de arenisca del Barco de Arena,

asentamiento de la Casa Martell.

Seca, desolada, y escasamente poblada, Dorne en ese entonces era una tierra pobre

donde una veintena de señores y pequeños reyes peleaban constantemente sobre el

dominio de cada río, arroyo, pozo, o pedazo de tierra fértil. Muchos de estos señores

Dornienses veían a los Rhoynar como intrusos no deseados, invasores extranjeros de

extrañas costumbres y dioses, que debían ser expulsados de vuelta al mar de donde

habían venido. Pero Mors Martell, el Señor de Barco de Arena, encontró en los recién

llegados una oportunidad… y si podemos darle crédito a los bardos, su señoría también

perdió el corazón por Nymeria, la feroz reina guerrera que había liderado a su gente a

través de medio mundo para mantenerlos libres.

Se dice que, de entre los Rhoynar que llegaron a Dorne con Nymeria, ocho de cada diez

eran mujeres … pero un cuarto de ellas eran guerreras, según la tradición Rhoynar, e

incluso aquellas que no lo eran, se habían endurecido durante el tormentoso viaje. Así

como también miles que habían sido niños cuando partieron del Rhoyne habían llegado

a la adultez y habían tomado la lanza durante los años que deambularon. Al unirse a los

recién llegados, los Martell habían incrementado por diez veces el tamaño de sus

huestes.

Cuando Mors Martell tomó a Nymeria como esposa, cientos de sus caballeros,

escuderos y señores banderizos también se casaron con mujeres Rhoynar, y muchos de

aquellos que ya estaban casados tomaron mujeres como amantes. Así fue como los dos

pueblos se unieron por sangre. Estas uniones enriquecieron y fortalecieron a la Casa

Martell y a sus aliados Dornienses. Los Rhoynar trajeron consigo innumerables

riquezas; sus artesanos, trabajadores del metal y de la piedra, trajeron habilidades más
avanzadas que las alcanzadas por sus homólogos Ponienti, y sus armeros pronto

empezaron a producir espadas, lanzas y armaduras de escamas y placas que ningún

herrero Ponienti podía esperar igualar. Aún más importante, se dice que las brujas del

agua Rhoynar conocían hechizos secretos que hacían que los arroyos secos volvieran a

fluir y que los desiertos florecieran.

Para celebrar estas uniones, y asegurarse de que su pueblo no pudiera regresar al mar,

Nymeria quemó los navíos Rhoynar. "Al fin dejaremos de deambular", declaró. "Hemos

encontrado un nuevo hogar, y aquí viviremos y moriremos."

(Algunos Rhoynar lamentaron la pérdida de las naves, y en vez de abrazar su nueva

tierra, empezaron a navegar las aguas del Sangreverde, considerándolo una pálida

sombra de la Madre Rhoyne, a quien siguieron adorando. Aún existen hoy en día, y son

conocidos como los huérfanos del Sangreverde.)

Las llamas iluminaron la costa por cincuenta leguas mientras cientos de cascos

destrozados eran pasados por la antorcha y se convertían en cenizas; a la luz de las

llamas, la Princesa Nymeria nombró a Mors Martell como Príncipe de Dorne, al estilo

Rhoynar, afirmando su dominio sobre las "arenas rojas y blancas, y todas las tierras y

ríos desde las montañas hasta el gran mar salado."

No obstante, tal supremacía era más fácil de declarar que de conseguir. Siguieron años

de guerras, mientras los Martell y sus compañeros Rhoynar encontraron y sometieron a

un rey tras otro. No menos de seis reyes conquistados fueron enviados al Muro con

cadenas de oro, por Nymeria y su príncipe, hasta que sólo quedo el más grande de sus

enemigos: Yorick Yronwood, el Sangre Regia, Quinto de su Nombre, Señor de

Palosanto, Guardián del Sendahueso, Caballero de los Pozos, Rey de las Marcas Rojas,

Rey del Cinturón Verde, y Rey de los Dornienses.

Durante nueve años Mors Martell y sus aliados (entre ellos la Casa Fowler de Dominio
del Cielo, la Casa Tolland de Colina Fantasma, la Casa Dayne de Campoestrella, y la

Casa Uller de Sotoinferno) pelearon contra Yronwood y sus banderizos (los Jordayne

de Tor, los Wyl de Sendahueso, junto a los Blackmont, los Qorgyle, y muchos más), en

batallas demasiado numerosas para ser mencionadas aquí. Cuando Mors Martell cayó

antes la espada de Yorick Yronwood en la Tercera Batalla de Sendahueso, la Princesa

Nymeria asumió el mando completo de sus ejércitos. Se requirieron dos años más de

batallas, pero al final fue ante Nymeria que Yorick Yronwood dobló la rodilla, y

Nymeria gobernó desde Lanza del Sol a partir de entonces.

Aunque se volvió a casar dos veces (primero con el anciano Lord Uller de Sotointerno, y

después con el apuesto Ser Davos Dayne de Campoestrella, la Espada de la Mañana),

Nymeria permaneció como la incuestionable gobernante de Dorne por cerca de

veintisiete años, y sus esposos sirvieron como consejeros y consortes. Sobrevivió una

docena de atentados contra su vida, acabó con dos rebeliones, y desbarató dos

invasiones del Rey Tormenta Durran el Tercero y una del Rey Greydon del Dominio.

Cuando por fin murió, fue la mayor de las cuatro hijas de Mors Martell quien la

sucedió, no el hijo que tuvo con Davos Dayne, ya que para entonces los Dornienses

habían adoptado muchas de las leyes y costumbres de los Rhoynar, aunque los

recuerdos de la Madre Rhoyne y de los diez mil barcos se fueron desvaneciendo hasta

convertirse en leyendas.

LA MALDICIÓN DE VALYRIA

CON LA DESTRUCCION de los Rhoynar, Valyria pronto consiguió el dominio

completo de la mitad occidental de Essos, desde el Mar Angosto hasta la Bahía de los

Esclavos, y desde el Mar del Verano hasta el Mar de los Escalofríos. Los esclavos

llegaron a raudales al Feudo y rápidamente fueron enviados a trabajar dentro de las

Catorce Llamas para extraer el precioso oro y la plata que los señores del Feudo tanto
apreciaban. Quizás, también en preparación para cruzar el Mar Angosto, los Valyrios

también establecieron su asentamiento más occidental en la isla que llegaría a

conocerse como Rocadragón, unos doscientos años antes de la Maldición. Ningún rey

se les opuso—y los señores locales que hicieron algún esfuerzo para resistirse se dieron

cuenta que la fuerza de Valyria era muy grande. Con sus artes arcanas, los Valyrios

levantaron la Ciudadela de Rocadragón.

Dos siglos pasaron—siglos en los que las codiciadas espadas de acero Valyrio

empezaron a emerger en los Siete Reinos con mayor rapidez que antes—pero no con

tanta rapidez como para complacer a todos los señores y reyes que las deseaban. Y

aunque la visión de un señor dragón que sobrevolando la Bahía del Aguasnegras ya no

era del todo desconocida, a medida que el tiempo pasaba esto ocurrió con más

frecuencia. Valyria sintió que su sentamiento estaba asegurado, y los señores dragón

continuaron con sus planes e intrigas en su continente natal.

Y luego, inesperado para todos (salvo tal vez para Aenar Targaryen y su hija doncella

Daenys la Soñadora) la Maldición cayó sobre Valyria.

Hasta el día de hoy, nadie sabe con exactitud que causó la Maldición. Muchos dicen que

fue un cataclismo natural—una explosión catastrófica causada por la erupción conjunta

de los Catorce Fuegos. Algunos septones, menos sabios, afirman que los Valyrios

trajeron el desastre sobre ellos debido a sus promiscuas creencias en cientos de dioses,

y hurgaron demasiado en su sacrilegio desatando los fuegos de los Siete Infiernos sobre

el Feudo.

Un puñado de maestres influenciados por fragmentos de la obra del Septon Barth,

sostienen que Valyria había usado hechizos para contener las Catorce Llamas por miles

de años, que su incesante hambre de esclavos y riquezas era, tanto para sostener estos

hechizos como para expandir su poder, y que cuando al fin esos hechizos decayeron, el
cataclismo fue inevitable.

Acerca de esto, algunos afirman que fue la maldición de Garin el Grande, quien al fin

obtuvo su venganza. Otros hablan de los sacerdotes de R‘hllor invocando los fuegos de

su dios en extraños rituales. Algunos, enlazando la noción fantástica de la magia Valyria

con la realidad de las ambiciosas casas Valyrias, argumentan que el incesante conflicto

y engaño entre estas grandes casas lo que pudo desencadenar el asesinato de muchos

de los respetados magos que renovaban y mantenían los rituales que contenían las

llamas de los Catorce Fuegos.

La única cosa que se puede decir con certeza es que fue un cataclismo como el mundo

no había visto nunca antes. El antiguo y poderoso Feudo Franco—hogar de dragones y

hechiceros de inigualable habilidad—fue arrasado y destruido en cuestión de horas. Se

dice que cada colina en quinientas millas a la redonda se rompió en pedazos llenando el

aire con cenizas, humo y fuego tan caliente y voraz que incluso los dragones que los

sobrevolaban fueron engullidos y consumidos. Grandes grietas se abrieron en la tierra,

tragándose palacios, templos, y pueblos enteros. Los lagos hirvieron y se convirtieron

en ácido, las montañas explotaron, fuentes ardientes expulsaron roca fundida a mil pies

de altura, y nubes rojas llovieron vidriagón y sangre negra de demonios. Hacia el norte,

el suelo se resquebrajó y colapsó sobre sí mismo, y la inundó un mar furioso de agua

hirviendo.

La ciudad más orgullosa del mundo desapareció en un instante, el legendario imperio

se desvaneció en un día. Las Tierras del Largo Verano—una vez las más fértiles del

mundo—fueron arrasadas, inundadas y destruidas, y continuaron cobrando vidas

incluso en el siglo siguiente.

Tras el súbito vacío empezó el caos. Los señores dragón estaban reunidos en Valyria

como era su costumbre... a excepción de Aenar Targaryen, sus hijos y sus dragones, que
habían volado a Rocadragón y así escaparon de la maldición. Algunos relatos afirman

que unos pocos más también sobrevivieron... por poco tiempo.

Se dice que algunos señores dragón en Tyrosh y Lys se salvaron, pero en la apremiante

conmoción política que siguió a la Maldición, ellos y sus dragones fueron asesinados

por los ciudadanos de las Ciudades Libres. En cambio, las historias de Qohor afirman

que un señor dragón que pasaba de visitaba, Aurion, reunió fuerzas de los colonos

Qohorienses y se autoproclamó Emperador de Valyria. Él voló hacia Valyria, montado

en su gran dragón, seguido por un ejercido a pie de treinta mil hombres, para reclamar

lo que había quedado de Valyria y restablecer el Feudo. Pero ni el Emperador Aurion ni

sus huestes fueron vistos de nuevo.

La época de los dragones en Essos llegaba a su fin.

Volantis, la más poderosa de las Ciudades Libres, pronto hizo reclamo sobre la

soberanía de Valyria. Hombres y mujeres nobles de sangre Valyria, que no eran señores

dragón, entraron en guerra con las otras ciudades. Los tigres, como se hacían llamar

aquellos que abogaban por la conquista, guiaron a Volantis hacia un gran conflicto con

las otras Ciudades Libres. En un principio, sus flotas y ejércitos tuvieron gran éxito

controlando Lys y Myr, y comandando las los dominios sureños en el Rhoyne. Fue

cuando se extralimitaron, e intentaron apoderarse también de Tyrosh, que su

floreciente imperio colapsó. Temerosa del ataque Volantino, Pentos se unió a los

Tyroshi en la resistencia. Myr y Lys se rebelaron, y el Señor del Mar de Braavos

proporcionó una flota de cien navíos para ayudar a Lys. Además, el Rey Tormenta de

Poniente, Argilac el Arrogante, guió una hueste hacia las Tierras de la Discordia—a
cambio de la promesa de oro y gloria—que derrotó a los regimientos Volantinos que

intentaban recuperar Myr.

A raíz de todos estos conflictos, y las luchas que continuaron hasta estos días sobre las Tierras

de la Discordia, la plaga de las Compañías Libres nació y echo raíces. Al principio, estas

bandas de mercenarios simplemente peleaban por aquellos que les pagaban. Pero hay algunos

que dicen, que cuando la paz se instauraba, los capitanes de estas Compañías Libres

instigaban nuevas guerras para sustentarse, y beneficiarse con los saqueos.

Cerca del final, incluso el futuro Conquistador, el todavía joven Aegon Targaryen, se

involucró en el conflicto. Sus antepasados siempre miraron hacia el este, pero su

atención desde una edad temprana había estado centrada en el oeste. Sin embargo,

cuando Pentos y Tyrosh se le acercaron, invitándolo a unírseles en una gran alianza en

contra de Volantis, él los escuchó. Y por razones que aún desconocemos, decidió

aceptar su propuesta… hasta cierto punto. Montando en el Terror Negro, se dice que
voló hacia el este, reuniéndose con el Príncipe de Pentos y los magísteres de la Ciudad

Libre, y desde ahí voló sobre Balerion hasta Lys, justo a tiempo para abatir una flota

Volantina que se preparaba para invadir aquella Ciudad Libre.

Volantis sufrió más derrotas—en el Lago Daga, donde las galeras de fuego de Qohor y

Norvos destruyeron gran parte de la flota Volantina que controlaba el Rhoyne; y en el

este donde los Dothraki empezaron a salir como un enjambre del Mar Dothraki,

dejando, a su paso, ciudades y pueblos en ruinas mientras atacaban a la debilitada

Volantis. Al final, los elefantes—la facción Volantina que favorecía la paz, y que estaba

formada en su mayoría por los adinerados comerciantes y mercaderes que habían

sufrido bastante con la guerra—les arrebataron el poder a los tigres, quienes favorecían

la conquista, y pusieron fin al conflicto.

Un dragón ardiendo durante la Maldición.

En cuanto a Aegon Targaryen, poco después de su intervención en Lys, está escrito que

perdió todo interés en los asuntos del este. Pensando que el reinado de Volantis había

llegado a su fin, voló de regreso a Rocadragón.

Y entonces, cuando las guerras en Essos dejaron de ser un proble, volvió su mirada

hacia el oeste.

El Feudo Franco de Valyria y su imperio fueron destruidos por la Maldición, pero la

destrozada península aún existe. Histroias extrañas se cuentan sobre ella hoy en día, cuentos

sobre demonios que atormentan el Mar Humeante donde una vez estuvieron los Catorce

Fuegos. De hecho, el camino que une Volantis con la Bahía de los Esclavos llego a ser conocido

como ―el camino del demonio‖ y es evitado por los viajeros más sensatos.

Los hombres que se atreven a entrar al Mar Humeante no regresan, como Volantis aprendió

durante el Siglo de Sangre, cuando desapareció una flota que había sido enviada para
reclamar la península. Existen rumores extraños sobre hombres viviendo entre las ruinas de

Valyria y en las ciudades circundantes de Oros y Tyria. Pero muchos refutan dichos rumores,

alegando que la Maldición aún perdura en Valyria.

No obstante, algunas de las ciudades alejadas del corazón de Valyria permanecen

inhabitadas—lugares fundados por el Feudo y sujetos al mismo. El más siniestro de estos es

Mantarys, un lugar donde se dice que los hombres nacen deformados y monstruosos; algunos

atribuyen esto a la cercanía de la ciudad al camino del demonio. La reputación de Tolos,

donde se encuentran los mejores honderos del mundo, y de la ciudad de Elyria en su isla, es

meno siniestra, y meno notable también, ya que estas hicieron tratados con las ciudades

Ghiscari en la Bahía de los Esclavos y por tanto, evitaron verse involucradas en cualquier

intento por reclamar el corazón ardiente de la destrozada Valyria.


Rocadragón
Aegon el Conquistador sobre Balerion, el Terror Negro.

AQUÍ SE PRESENTA UN relato del reinado de la Casa Targaryen, desde Aegon el

Conquistador hasta Aerys el Rey Loco. Muchos maestres han escrito sobre estos temas,

y el conocimiento que ellos han recopilado conforma gran parte de lo siguiente. Pero en

una parte me he tomado cierta libertad: el relato de la Conquista de Aegon no es de mi

propio trabajo, sino algo que fue descubierto recientemente en los archivos de la

Ciudadela, olvidado desde el triste final de Aegon, el Quinto de Su Nombre. Este

fragmento—parte de una obra aun mayor, que parecía ser un recuento de la historia de

los reyes Targaryen—fue encontrado entre un montón de papeles polvorientos

pertenecientes al Archimaestre Gerold, el historiador cuyos escritos sobre la historia de

Antigua habían sido admirados en sus tiempos. Pero este no fue escrito por él. El estilo

de escritura era distinto, aunque ciertas notas encontradas junto a estos papeles

indican que fue escrito por el Archimaestre Gyldayn, el último maestre que sirvió en

Refugio Estival antes de su destrucción en el reinado de Aegon el Afortunado, el Quinto

de su Nombre, quien pudo haberlos enviado a Gerold por su comentario y aprobación.

La historia de la Conquista es tan completa como cualquier otra, y por eso la he puesto
aquí, para que, al menos, más ojos además de los míos y los del difunto Archimaestre

Gerold puedan apreciar y aprender de ella. He descubierto otros manuscritos escritos

por esta misma mano, pero muchas páginas se han extraviado o destruido, y otras se

han dañado por el abandono y el fuego. Quizás un día, se encontren más, y esta obra

mestra perdidas pueda ser copiada y publicada, ya que lo poco que he encontrado ha

causado gran expetación en la Ciudadela.

Sin embargo, hasta entonces, sus fragmentos sirven como una de las muchas fuentes de

información sobre los reinados de los reyes Targaryen, desde el Conquistador hasta el

fallecido Aerys II—el último rey Targaryen que se sentó en el Trono de Hierro.

LA CONQUISTA

Los maestres de la Ciudadela, quienes custodian las historias de

Poniente, han utilizado la Conquista de Aegon como su piedra

angular durante los últimos trescientos años. Los nacimientos,

muertes, batallas, y otros eventos son fechados como DC (Después

de la Conquista) o AC (Antes de la Conquista).

Los verdaderos eruditos saben que tales fechas están lejos de ser exactas. La conquista

de los Siete Reinos de Aegon Targaryen no tuvo lugar en un solo día. Pasaron más de

dos años entre el desembarco de Aegon y su coronación en Antigua… e incluso entonces

la Conquista seguía incompleta, pues Dorne seguía siendo un territorio independiente.

Todos los intentos esporádicos de anexar Dorne al reino continuaron a través del

reinado del Rey Aegon y los reinos de sus hijos, haciendo imposible fijar una fecha

precisa para el final de las Guerras de la Conquista.

Incluso la fecha del inicio es materia de malinterpretación. Muchos asumen,

erróneamente, que el reino de Rey Aegon I Targaryen empezó el día en que éste

arribaró a la desembocadura del Aguasnegras, bajo las tres colinas dónde se erigiría la
ciudad de Desembarco del Rey. Pero esto no es así. El día del Desembarco de Aegon fue

celebrado por el Rey y sus descendientes, pero la fecha real del comienzo del reinado

del Conquistador fue el día en que fue coronado y ungido en el Septo Estrellado de

Antigua por el Septon Supremo de la Fe. Esta coronación tuvo lugar dos años después

del desembarco de Aegon, mucho después de haber ganado tres de las principales

batallas de las Guerras de la Conquista. Por lo tanto, se puede ver que la mayor parte de

la conquista real de Aegon tuvo lugar entre 2 y 1 AC, Antes de la Conquista.

Los Targaryen eran de sangre Valyria pura, señores dragón de un antiguo linaje. Doce

años antes de la Maldición de Valyria (114 AC), Aenar Targaryen vendió sus dominios

en el Feudo Franco y en las Tierras del Largo Verano y se trasladó con todas sus

esposas, tesoros, esclavos, dragones, hermanos, parientes, e hijos hacia Rocadragón,

una ciudadela en una desolada isla bajo una montaña humeante ubiacada en el Mar

Angosto.

En la cúspide de su esplendor, Valyria era la ciudad más grande del mundo conocido, el

centro de la civilización. Dentro de sus resplandecientes murallas, cerca de cuarenta

casas rivalizaban por el poder y la gloría en la corte y los consejos, ascenciendo y

decayendo en un forcejeo interminable por el dominio, a veces sutil, pero más a

menudo salvaje. Los Targaryen no eran los más poderosos de los señores dragón, y sus

rivales consideraron su retiro hacia Rocadragón como un acto de rendición, de

cobardía. Pero Daenys, la hija doncella de Lord Aenar, después conocida por siempre

como Daenys la Soñadora, había profetizado la destrucción de Valyria por el fuego. Y

cuando sobrevino la Maldición, doce años después, los Targaryen fueron los únicos

señores dragón que lograron sobrevivir.

Rocadragon había sido asentamiento más occidental de Valyria durante dos siglos. Su

ubicación través del Gaznate otorgó un dominio completo a sus señores en la Bahía de
Aguasnegras, y permitió a los Targaryen y sus íntimos aliados, los Velaryon de

Marcaderiva (una casa menor descendiente de Valyria) llenar sus cofres controlando

los envíos y el comercio en esa zona. Los barcos de los Velaryon, junto con otras Casas

aliadas de Valyria, los Celtigar de Isla de la Garra, dominaron la mitad del Mar

Angosto, mientras los Targaryen gobernaban desde el cielo con sus dragones.

Aun así, durante más de cincuenta años después de la Maldición de Valyria

(debidamente llamado el Siglo de Sangre), la Casa Targaryen seguía siendo oriental, no

occidental, y demostraba poco interés por los asuntos de Poniente. Gaemon Targaryen,

el hermano y marido a Daenys la Soñadora, siguió a Aenar el Exiliado como Señor de

Rocadragón, y se volvió conocido como Gaemon el Glorioso. Aegon, el hijo de Gaemon

y su hija Elaena gobernaron después de su muerte. Después de ellos el título de señoría

pasó a su hijo Maegon; su hermano Aerys, y los hijos de Aerys, Aelyx, Baelon, y

Daemion. El último de los tres hermanos era Daemion, cuyo hijo Aerion le sucedió en

Rocadragon.

Aegon, conocido en la historia como Aegon el Conquistador y Aegon el Dragón, nació

en Rocadragón en el año 27 AC Era hijo único, y el segundo hijo de Aerion, Lord de

Rocadragon, y Lady Valaena de la Casa Velaryon, ella mitad Targaryen por el lado

materno.

Aegon tenía dos hermanas de nacimiento legítimo; la mayor, Visenya, y la más joven,

Rhaenys. Durante mucho tiempo existía la propensión entre los señores dragón de

Valyria de concretar matrimonios entre hermanos para asegurar la pureza de la sangre,

pero Aegon tomó a ambas hermanas por esposas. Por tradición se esperaba que se

casara con su hermana mayor, Visenya; la inclusión de Rhaenys como su segunda

esposa era extraña, aunque no sin precedentes. Alguien dijo que Aegon se casó con

Visenya por deber, y con Rhaenys por deseo.


Los tres hermanos habían demostrado ser señores dragón antes de casarse. De los

cinco dragones que habían volado desde Valyria con Aenar el Exiliado, uno sólo había

sobrevivído en la época de Aegon: la gran bestia llamada Balerion, el Terror Negro. Los

dos dragones más jóvenes —Vhagar y Meraxes— nacieron en Rocadragón.

Aegon el Conquistador en la batalla.

Un mito común, a menudo oído entre los ignorantes, afirma que Aegon Targaryen

nunca había puesto un pie en Poniente, hasta el día en que desembarcó para

conquistarlo, pero esto no puede ser cierto. Años antes de ese viaje, la Mesa Pintada

había sido tallada y decorada por orden de Lord Aegon: un enorme tablón de madera,

de unos cincuenta pies de largo, tallado en forma de Poniente y pintado para mostrar
todos los bosques, ríos, pueblos y castillos de los Siete Reinos. Simplemente, el interés

de Aegon en conquistar Poniente era previo a los eventos que lo llevaron a la guerra.

Además existen informes fiables de que Aegon y su hermana Visenya visitaban la

Ciudadela de Antigua en su juventud y practicaban cetrería en Arbor, como los

invitados de Lord Redwyne. Él pudo haber visitado Lannisport también; aunque las

historias difieren.

Poniente, durante la juventud de Aegon se encontraba dividido en siete reinos

pendencieros, entre esporádicas cortas treguas, cuando dos o tres de estos reinos no

estaban luchando entre sí. El inmenso, frío, y pedregoso Norte era gobernado por los

Stark de Invernalia. En los desiertos de Dorne, los príncipes de Martell retenían el

predominio. Las tierras occidentales, ricas en oro, eran gobernadas por los Lannister de

Roca Casterly; el fecundo Dominio, por los Gardener de Altojardin. El Valle, los Dedos,

y las Montañas de Luna pertenecían a la Casa Arryn. . . pero los reyes más beligerantes

en el tiempo de Aegon fueron dos, cuyos reinos estaban más cerca de Rocadragon:

Harren el Negro y Argilac el Arrogante.

Desde la gran ciudadela del Bastión Tormenta, los Reyes de la Tormenta de la Casa

Durrandon habían gobernado la mitad oriental de Poniente desde el Cabo de la Ira

hasta la Bahía de Cangrejos, pero su poder se había menguado durante siglos. Los

Reyes del Dominio habían roído sus dominios del oeste, los de Dorne los atormentaban

desde el sur; y Harren el Negro y sus hombres de hierro los habían empujado del

Tridente y las tierras norteñas de la Bahía de Aguasnegras. Rey Argilac, el último

Durrandon, había detenido este declive por un tiempo, haciendo retroceder una

invasión de Dorne, siendo muy joven, cruzando el Mar Angosto para unirse a la gran

alianza contra los "tigres" imperialistas de Volantis, y matando a Garse VII Gardener, el

Rey del Dominio, en la Batalla del Campo de Verano veinte años después. Pero Argilac
había envejecido; su famosa melena de pelo negro se había tornado gris, y se había

debilitado su proeza con las armas.

Al norte de Aguasnegras, las Tierras de los Ríos estaban gobernadas por la mano

sangrienta de Harren el Negro de la Casa Hoare, el Rey de las Islas y los Ríos. Harwyn

Hardhand, el poderoso señor de los hombres de hierro de Harren, había arrebatado el

Tridente a Arrec, un gran señor de lord Argilac, cuyos propios antepasados – hace

siglos – habían vencido al último de los reyes de los ríos. El padre de Harren había

extendido sus dominios al este hacia Duskendale y Rosby. El propio Harren había

consagrado la mayor parte de su largo reino, de unos cuarenta años, para construir un

gigantesco castillo al lado del Ojo de Dioses, pero con Harrenhal a punto de estar

terminado, los hombres de hierro pronto estarían libres para buscar nuevas conquistas.

Ningún rey en Poniente era más temido que Harren el Negro, cuya crueldad se había

vuelto legendaria en los Siete Reinos. Y ningún rey en Poniente se sentía más

amenazado que Argilac, el Rey Tormenta, el último Durrandon: un envejecido

guerrero, cuya heredera era su hija soltera. Fue por eso que el Rey Argilac extendió la

mano a los Targaryen en Rocadragon, ofreciendo la mano de su hija a Lord Aegon en

matrimonio, con todas las tierras del este desde El Ojo de Dioses del Tridente hasta la

Bahía de Aguasnegras por dote.

Aegon Targaryen rechazó con desprecio la propuesta del Rey Tormenta. Tenía dos

esposas, señaló; no necesitaba una tercera. Y las tierras ofrecidas habían pertenecido a

Harrenhal por más de una generación. No eran tierras que Argilac pudiera ofrecer.

Simplemente, el envejecido Rey Tormenta quiso establecer a los Targaryen a lo largo

del Aguasnegras como una barrera entre sus propias tierras y las de Harren el Negro.

El Señor de Rocadragon le envió su propia oferta. Él tomaría las tierras que ofrecía, si

Argilac también cedería el Garfio de Massey y los bosques y llanuras de Aguasnegras al


sur del río Wendwater y las cabeceras del Mander. El pacto se sellaría por el

matrimonio de la hija del Rey Argilac con Orys Baratheon, el amigo y campeón desde la

infancia de Lord Aegon.

Argilac el Arrogante rechazó estas condiciones con furia. El rumor indicaba que Orys

Baratheon era un bastardo, hermanastro de Lord Aegon, y el Rey Tormenta no

deshonraría a su hija entregando su mano a un bastardo. La misma sugerencia lo

enfureció. Argilac le cortó las manos al enviado de Aegon y las devolvió a Rocadragon

en una caja. ―Éstas son las únicas manos que tu bastardo tendrá de mí,‖ escribió.

La respuesta de Argilac el Arrogante a la oferta de Aegon.

Aegon no le respondió. En cambio, convocó a sus amigos, abanderados y aliados

principales para asistirle en Rocadragon. Eran pocos. Los Velaryon de Marcaderiva

eran leales a la Casa Targaryen, como los Celtigar de Isla de la Garra. Del Garfio de

Massey vino Lord Bar Emmon de de Punta Aguda y Lord Massey de Piedratormenta,
ambos juramentados al Bastión de Tormentas, pero con lazos más íntimos con

Rocadragón. Lord Aegon y sus hermanas cogieron sus consejos y también visitaron el

septo del castillo para orar a los Siete de Poniente, aunque él nunca antes fue

considerado un hombre religioso.

En el séptimo día, una nube de cuervos voló desde las torres de Rocadragón para llevar

la palabra de Lord Aegon a los Siete Reinos de Poniente. Volaron hacia los siete reyes,

hacia la Ciudadela de Antigua; hacia los señores grandes y pequeños. Todos llevaron el

mismo mensaje: desde este día había un único rey en Poniente. Aquéllos que doblarán

la rodilla a Aegon de la Casa Targaryen mantendrán sus tierras y títulos. Aquéllos que

se alzarán en armas contra él serán vencidos, humillados y destruidos.

Las historias difieren en cuántas espadas navegaron de Rocadragón con Aegon y sus

hermanas. Algunos dicen tres mil; otros sólo los enumeran en centenares. Este

modesto ejercito de los Targaryen aterrizó en la desembocadura de la Bahía de

Aguasnegras, en la orilla norteña, dónde se alzaban tres colinas arboladas encima de un

pequeño pueblo de pescadores.


Los cuervos llevan la proclamación de Aegon a todas los rincones de Poniente.

En los días de los Cien Reinos, muchos reyezuelos habían exigido el dominio sobre de la

delta del río, entre ellos los reyes Darklyn de Duskendale, los Massey de

Piedratormenta, y antiguos los reyes del río, entre ellos los Mudd, Fisher, Bracken,

Blackwood, o Hook. Las torres y fuertes habían coronado las tres colinas en varios

momentos, sólo para ser derribados en una guerra u otra. Ahora sólo rocas rotas y

ruinas cubiertas de plantas permanecían para dar la bienvenida a los Targaryen.


Aunque reclamada por ambos, Bastión de Tormentas y Harrenhal, la desembocadura

del río se encontraba indefensa, y los castillos más cercanos pertenecían a los señores

menores sin ningún gran poder o proeza militar, y que tenían ninguna razón para amar

a su nominal señor, Harren el Negro.

Aegon Targaryen rápidamente derribó una empalizada los leños y tierra alrededor de la

más alta de las tres colinas y despachó a sus hermanas para obtener la sumisión de los

castillos más cercanos. Rosby se rindió a Rhaenys y al dorado ojo de Meraxes sin lucha.

En Stokeworth unos arqueros soltaron las saetas a Visenya, hasta que las llamas de

Vhagar hicieran arder los tejados del castillo. Entonces ellos también se sometieron.

Una primera verdadera prueba que tuvieron los conquistadores vino de Lord Darklyn

de Duskendale y de Lord Mooton de Poza de la Doncella que unieron sus tropas y

marcharon al sur con tres mil hombres para enviar a los invasores de regreso al mar.

Aegon envió a Orys Baratheon para que los atacara con la tropa, aunque él descendió

sobre ellos con el Terror Negro. Murieron ambos señores en la batalla unilateral que

siguió; el hijo de Darklyn y el hermano de Mooton se rindieron después de esto en sus

castillos y juraron sus espadas a la Casa Targaryen. En ese momento Duskendale era el

principal puerto de Poniente en el Mar Angosto y se había enriquecido del comercio

que atravesaba su puerto. Visenya Targaryen no permitió saquear el pueblo, pero no

dudó en exigir sus riquezas, inflando los cofres de los conquistadores.

Quizás éste sería un lugar indicado para describir las diferencias en los caracteres de

Aegon Targaryen y sus hermanas y reinas.

Visenya, la mayor de los tres hermanos, era una guerrera como el propio Aegon, y

cómoda tanto con cota de mallas, como con sedas. Esgrimía una espada de acero

valyrio, La Hermana Oscura, y era experta en su uso, después de haber entrenado al

lado de su hermano desde la niñez. Aunque poseía el cabello de plata y oro y ojos
púrpuras de Valyria, la suya era una belleza áspera, dura. Incluso aquéllos que la

amaron describieron a Visenya como dura, seria, rencorosa, y algunos dijeron que era

experta en venenos y hechicerías oscuras.

Rhaenys, la más joven de los tres Targaryen, era todo lo que no era su hermana:

juguetona, curiosa, impulsiva, dada a los vuelos de la imaginación. No era una

verdadera guerrera, Rhaenys amaba música, danza, y poesía, y apoyaba a muchos

cantantes, bufones, y titiriteros. Todavía fue dicho que Rhaenys pasó más tiempo en el

lomo de su dragón que su hermano y hermana juntos, porque, sobre todas las cosas,

ella amaba volar. Le oyeron decir una vez que antes de morir, quería volar con Meraxes

por el Mar del Ocaso para ver lo que había en sus orillas occidentales. Aunque nadie

nunca cuestionó la fidelidad de Visenya a su hermano y esposo, Rhaenys se rodeó de

hombres apuestos y jóvenes, y (fue susurrado) que incluso entretuvo a algunos en sus

alcobas en las noches cuando Aegon estaba con su hermana mayor. Todavía, los

observadores en la corte pudieron notar, a pesar de estos rumores, que el rey pasaba

diez noches con Rhaenys por cada una con Visenya.

El propio Aegon Targaryen, extrañamente, era tanto un enigma para sus

contemporáneos, como para nosotros. Armado con la espada de acero valyrio,

Fuegoscuro, él se contaba entre los más grandes guerreros de su edad, sin embargo, no

sentía placer en eventos de relacionados con las armas y nunca participó en un torneo o

mêlée. Su montura era Balerion el Terror Negro, pero sólo lo montaba para batallar, o

para viajar rápidamente por la tierra y mar. Su imponente presencia atrajo a los

hombres bajo sus estandartes, no obstante, no tenía ningún amigo íntimo, excepto Orys

Baratheon, el compañero de su juventud.

Le presentaron varas mujeres, pero Aegon siempre permaneció fiel a sus hermanas.

Como rey, él depositó una gran confianza en su pequeño concilio y sus hermanas,
dejando mucho de la gobernación del reino en sus manos… todavía no dudó en tomar el

mando cuando lo encontró necesario. Aunque trató con severidad a los rebeldes y

traidores, era generoso con enemigos anteriores que doblaron la rodilla.

Esto lo demostró la primera vez en el fuerte Aegon, el castillo de madera cruda y tierra

que él había levantado encima de lo que será de aquí en adelante y para siempre

conocida como la Colina Alta de Aegon. Habiendo capturado una docena de castillos y

asegurado la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras en ambos lados del río, él

ordenó a los señores que había derrotado que se presenten ante él. Allí ellos pusieron

sus espadas a sus pies, y Aegon los levantó y los confirmó en sus tierras y títulos. A sus

partidarios más antiguos los premió con nuevos honores. Daemon Velaryon, Lord de

las Mareas, fue elevado al puesto de Consejero de Barcos, a cargo de la flota real.

Triston Massey, Lord de Piedratormenta se nombró Consejero de Leyes, Crispian

Celtigar el Consejero de la Moneda. Y a Orys Baratheon proclamó ―mi escudo, mi valor,

mi mano derecha.‖ Así Baratheon es considerado por los maestres la primera Mano del

Rey.

Los estandartes heráldicos habían sido por mucho tiempo una tradición entre los

señores de Poniente, pero cosas así nunca se habían usado por los señores dragón de la

antigua Valyria. Cuando los caballeros de Aegon desplegaron su gran estandarte de

seda de batalla, con un dragón rojo de tres cabezas, echando fuego por la boca en un

campo negro, los señores lo tomaron como una señal de que él era ahora de verdad uno

de ellos, un alto rey digno de Poniente. Cuando la Reina Visenya puso un circulo de

acero valyrio adornado con los rubíes en la cabeza de su hermano, y la Reina Rhaenys

lo aclamó como, ―Aegon, Primero de Su Nombre, el Rey de Todo Poniente, y Escudo de

Su Gente,‖ los dragones rugieron y los señores y caballeros vitorearon de alegría… pero

el pueblo llano, los pescadores y campesinos, gritaron aún más estridentemente.


Sin embargo había siete reyes que no estaban contentos con el ungimiento de Aegon el

Dragón. En Harrenhal y en Bastión de Tormentas, Harren el Negro y Argilac el

Arrogante ya habían convocado a sus estandartes. En el oeste, el Rey Mern del Dominio

montó por el Camino del Océano a Roca Casterly para encontrarse con el Rey Loren de

la Casa Lannister. La Princesa de Dorne despachó un cuervo a Rocadragón, ofreciendo

unirse con Aegon contra Argilac el Rey Tormenta… pero como iguales y aliados, no

como un súbdito. Otra oferta de alianza vino del rey niño del Nido de Anguilas, Ronnel

Arryn, cuya madre pidió a todas las tierras al este de Forca Verde del Tridente que

apoyen el Valle contra Harren el Negro. Incluso en el Norte, el Rey Torrhen Stark de

Invernalia se sentaba con sus señores abanderados y consejeros hasta tarde en la

noche, discutiendo lo que deberían hacer respecto de este supuesto conquistador. El

reino entero esperó ansiosamente ver la siguiente movida de Aegon.

En pocos días desde su coronación, los ejércitos de Aegon estaban de nuevo en marcha.

La parte mayor de su hueste cruzó la Bahía de Aguasnegras, marchando al sur hacia el

Bastión de Tormentas bajo el mando de Orys Baratheon. La Reina Rhaenys lo

acompañó, a horcajadas sobre Meraxes de ojos dorados y escalas plateadas. La flota de

los Targaryen, bajo la dirección de Daemon Velaryon, dejó la Bahía de Aguasnegras y se

dirigió al norte, hacia Puerto Gaviota y el Valle. Con ellos fueron la Reina Visenya y

Vhagar. El rey marchó al nordeste, hacia el Ojo de Dioses y Harrenhal, la gigantesca

fortaleza que era el orgullo y la obsesión de Rey Harren el Negro y qué él había

completado y ocupado en el mismo día que Aegon aterrizó en lo que habría un día

llegar a ser Desembarco del Rey.

Los tres ejércitos de los Targaryen enfrentaron una oposición feroz. Los señores Errol,

Fell, y Buckler, los vasallos de Bastión de Tormentas, sorprendieron de antemano a los

miembros del ejército de Orys Baratheon cuando estaban cruzando el Wendwater,


reduciendo a más de mil hombres, antes de desaparecer entre los árboles.

Una flota de los Arryn apresuradamente congregada, engrosada por una docena de

buques de guerra de los Braavosi, encontró y derrotó la flota de los Targaryen en las

aguas fuera de Puerto Gaviota. Entre los muertos estaba el almirante de Aegon,

Daemon Velaryon. El propio Aegon fue atacado en la orilla sur de el Ojo de Dioses, no

una, sino dos veces. La Batalla de las Cañas era una victoria de los Targaryen, pero

sufrieron fuertes pérdidas en los Sauces Llorones, cuando dos de los hijos del Rey

Harren cruzaron el lago en barcoluengos y los atacaron por la retaguardia.

Tales derrotas evidenciaron algunos reveces, sin embargo, y al final, los enemigos de

Aegon no tenían ninguna respuesta para sus dragones.

Los hombres del Valle hundieron un tercio de los barcos de los Targaryen y capturaron

otros tantos, pero cuando la Reina Visenya descendió sobre ellos del cielo, sus propios

barcos se quemaron. Los señores Errol, Fell, y Buckler se escondieron en sus bosques

familiares, hasta que la Reina Rhaenys liberara a Meraxes y una pared de fuego barrió a

través de los bosques, volviendo los árboles en antorchas. Y los vencedores a los Sauces

Llorones, retornando por el lago a Harrenhal, lo pasaron mal, cuando Balerion


descendió sobre ellos del cielo de la mañana. Los barcoluengos de Harren se quemaron.

Y también los hijos de Harren.

Visenya y Vhagar quemando la flota de Arryn

Los enemigos de Aegon también se encontraron plagados por otros enemigos. Cuando

Argilac el Arrogante reunió sus espadas en Bastión de Tormentas, los piratas de

Peldaños de Piedra descendieron en las orillas de Cabo de la Ira para aprovecharse de

su ausencia; y una facción de Dorne incursionó fuera de las Montañas Rojas para barrer

a través de las Marcas de Dorne.

En el Valle, el joven Rey Ronnel tenía que contender con una rebelión en las Tres

Hermanas, cuando estos renunciaron a la obediencia al Nido de Águilas y proclamaron

a la Señora Marla Sunderland su reina.

Pero éstas eran molestias menores comparadas a lo que le ocurrió a Harren el Negro.

Aunque la Casa Hoare había gobernado las Tierras de los Ríos por tres generaciones,

los hombres del Tridente no querían a su señor hombre de hierro. Harren el Negro

había asesinado a miles en la construcción de su gran castillo de Harrenhal, saqueando

las Tierras de los Ríos y empobreciendo a los señores y campesinos por igual con su

apetito por el oro.

Así que ahora las gentes de las Tierras de los Ríos se alzaron contra él, liderados por

Lord Edmyn Tully de Aguasdulces. Convocado a la defensa de Harrenhal, Tully se

declaró, en cambio, por la Casa Targaryen, levantando el estandarte de dragón encima

de su castillo, montó con sus caballeros y arqueros y unió sus fuerzas a las de Aegon. Su

desafío fue seguido por los otros señores de los ríos. Uno por uno, los señores del

Tridente renunciaron a Harren y se declararon por Aegon el Dragón. Blackwood,

Mallister, Vance, Bracken, Piper, Frey, Strong… convocando a sus huestes, ellos

descendieron sobre Harrenhal.


De repente excedido en número, el Rey Harren el Negro se refugió en su

supuestamente inexpugnable fortaleza. El castillo más grande alguna vez levantado en

Poniente, Harrenhal alardeaba de cinco torres gigantescas, una fuente inagotable de

agua fresca, inmensas bóvedas subterráneas abastecidas con comestibles, y muros

macizos de roca negra demasiado altos para cualquier escalera de mano, y demasiado

gruesos para ser derrumbados por cualquier ariete, o destrozados por una catapulta.

Harren obstruyó sus puertas y se estableció abajo con sus hijos restantes y partidarios

para resistir el asedio.

Aegon de Rocadragón pensaba de manera diferente. Una vez que había unido su poder

con el de Edmyn Tully y los otros señores de los ríos para cercar el castillo, él envió a un

maestre a las puertas enarbolando el estandarte de paz, para parlamentar.

Harren salió para encontrarse con él: un hombre anciano y canoso, todavía feroz en su

armadura negra.

Cada rey tenía a su portador de estandarte y a su maestre en el séquito, por lo que

todavía se recuerdan las palabras que intercambiaron.

―Ríndete ahora,‖ Aegon empezó, ―y podrás permanecer como Señor de las Islas de

Hierro. Ríndete ahora, y tus hijos vivirán para gobernar después de ti. Tengo ocho mil

hombres fuera de tus muros.‖

―Lo que está fuera de mis muros no me preocupa,‖ dijo Harren. ―Esos muros son

fuertes y gruesos.‖

―Pero no tan altos para los dragones. Los dragones vuelan.‖

―Yo construí en la roca,‖ dijo Harren. ―La roca no arderá‖

A lo que Aegon dijo, ―Al ocaso, tu linaje desaparecerá.‖

Se dice que Harren escupió y regresó a su castillo. Una vez dentro, envió a cada hombre

a los parapetos, armados con lanzas, arcos y ballestas, con promesas de tierras y
riquezas al que matara al dragón.

―Tengo una hija, el asesino de dragón podrá exigir su mano también,‖ Harren el Negro

proclamó. ―O, en cambio le daré a una de las hijas de Tully, o a las tres, si gusta. O

puede escoger a una de las cachorras de Blackwood, o a cualquier muchacha nacida de

estos traidores del Tridente, estos señores de barro amarillo.‖

Entonces Harren el Negro se retiró a su torre, rodeado por su guardia, a cenar con sus

hijos.

Cuando se desvaneció la última luz del sol, los hombres de Harren el Negro observaban

en la oscuridad la reunión de gente, asiendo sus lanzas y ballestas. Cuando ningún

dragón apareció, algunos pudieron haber pensado que las amenazas de Aegon habían

sido huecas.

Pero Aegon Targaryen subió con Balerion muy alto en el cielo, a través de las nubes,

hasta que el dragón no era más grande que una mosca en la luna. Sólo entonces

descendió, bien dentro de los muros del castillo. En las alas tan negras como carbón,
Balerion se zambulló a través de la noche, y cuando las grandes torres de Harrenhal

aparecieron debajo, el dragón rugió su furia y las bañó con fuego negro con los

remolinos rojos.

La destrucción de Harrenhal

La roca no arderá, Harren había alardeado, pero su castillo no era exclusivamente

hecho de roca. Madera y lana, cáñamo y paja, pan y carne salada y grano, todos

cogieron el fuego. Ni los hombres de hierro de Harren eran de piedra. Ardiendo,

gritando, amortajados en llamas, corrieron por los patios y se arrojaron de los muros

para morirse en la tierra debajo. E incluso la piedra crujió y agrietó con el fuego tórrido.

Los señores de los ríos fuera de los muros del castillo han relatado después, que las

torres de Harrenhal brillaron rojas contra la noche, como cinco grandes velas… y como

las velas, empezaron a torcerse y fundirse, cuando arroyos de roca fundida corrieron

por sus laterales.

Harren y sus últimos hijos se murieron en los fuegos que engolfaron su monstruosa

fortaleza esa noche. La Casa Hoare se murió con él, y también el poder de las Islas de

Hierro sobre las Tierras de los Ríos.

Al día siguiente, fuera de las ruinas humeantes de Harrenhal, el Rey Aegon aceptó un

juramento de lealtad de Edmyn Tully, Lord de Aguasdulces, y lo nombró Lord Supremo

del Tridente. Los otros señores de los ríos hicieron el homenaje también a Aegon como

el rey, y a Edmyn Tully como su señor feudal.

Cuando las cenizas se habían enfriado lo suficiente para permitirles a los hombres

entrar en el castillo, las espadas de los caídos, muchas destrozadas o fundidas, o

retorcidas por el fuego de dragón, se recogieron y se enviaron al fuerte Aegon en carros.

Al sur y este, los vasallos del Rey Tormenta demostraron ser considerablemente más

leales que al Rey Harren. Argilac el Arrogante recogió a un gran ejército en Bastión de
Tormentas.

La sede de los Durrandon era una firmeza poderosa, su gran muro aún más grueso que

los muros de Harrenhal. También se pensaba que era inexpugnable al ataque. Sin

embargo las palabras finales del Rey Harren pronto llegaron a los oídos de su viejo

enemigo el Rey Argilac.

Los señores Fell y Buckler, retirándose antes del avance del ejército (Lord Errol había

sido matado), le habían enviado el mensaje de la Reina Rhaenys y su dragón. El

anciano rey guerrero rugió que él no pensaba morirse como Harren, cocinado dentro de

su propio castillo como un cochinillo con una manzana en su boca. Presentaría batalla,

decidiría su propio destino, con la espada en la mano. Así Argilac el Arrogante montó

de Bastión de Tormentas una última vez, para encontrarse a sus enemigos en el campo

abierto.

La aproximación del Rey Tormenta no era una sorpresa para Orys Baratheon y sus

hombres; la Reina Rhaenys volando en Meraxes, había avisado a la Mano de la salida

de Argilac de Bastión de Tormentas y había podido contabilizar los números del

enemigo. Orys subió a un lugar prominente en las colinas sur de Puertabronce, y excavó

la tierra alta esperando la venida de los hombres de las Tierras de Tormentas.

Cuando los ejércitos se encontraron, los hombres de las Tierras de Tormentas se

demostraron fieles a su nombre. Una lluvia firme empezó a caer esa mañana, y al

mediodía se había convertido en un ventarrón aullador. Los señores abanderados de

rey Argilac le instaron demorar su ataque hasta el día siguiente, esperando que la lluvia

pasara, pero el Rey Tormenta excedía en número a los conquistadores casi dos a uno y

tenían casi cuatro veces más caballeros y caballos de guerra. La visión de los

estandartes Targaryen batiendo mojados sobre sus propias colinas lo enfureció, y el

viejo guerrero experto en batallas notó que la lluvia estaba soplando del sur, en las
caras de los hombres de los Targaryen en sus colinas. Así Argilac el Arrogante dio la

orden de atacar, y la batalla conocida en la historia como la Última Tormenta, empezó.

La lucha duró bien avanzada la noche, un asunto sangriento, y bastante menos

unilateral que la conquista de Aegon de Harrenhal. Tres veces Argilac el Arrogante llevó

a sus caballeros contra las posiciones de Baratheon, pero las cuestas eran empinadas y

las lluvias habían vuelto la tierra suave y fangosa, por lo que los caballos de guerra

forcejearon y tropezaron, y las cargas perdieron toda la cohesión y velocidad adquirida.

A los de las tierras de tormentas les fue mejor cuando enviaron a sus lanzas de a pie a

las colinas.

Deslumbrados por la lluvia, los invasores no les vieron subir, hasta que fuera

demasiado tarde, y las húmedas cuerdas de arco de los arqueros hicieron sus disparos

inútiles Una colina cayó, luego otra, y en la tercera carga final del Rey Tormenta y sus

caballeros penetraron por el centro de Baratheon… sólo para descubrir a la Reina

Rhaenys y Meraxes.

Incluso en tierra, el dragón demostró ser formidable. Dickon Morrigen y el Bastardo de

Refugionegro, comandando la vanguardia, se engolfaron en el fuego de dragón, junto

con los caballeros de la guardia personal de Rey Argilac. Los caballos de guerra se

aterraron y huyeron, chocando con los jinetes detrás y convirtiendo el ataque en caos.

El Rey Tormenta fue arrojado de su silla de montar.

No obstante Argilac continuó batallando. Cuando Orys Baratheon bajó la colina barrosa

con sus hombres, encontró al anciano rey enfrentando a seis hombres, con tantos

cadáveres a sus pies. ―Apártense,‖ Baratheon ordenó. Se apeó, para enfrentar al rey en

iguales condiciones, y le ofreció al Rey Tormenta una última oportunidad de rendirse.

Argilac lo maldijo. Y entonces lucharon, el anciano rey guerrero con su pelo blanco y la

Mano de Aegon, feroz, de barba negra. Cada hombre recibió una herida, fue dicho, pero
al final el último Durrandon consiguió su deseo y se murió con una espada en su mano

y una maldición en sus labios. La muerte de su rey quebró el coraje a los hombres de las

Tierras de Tormentas, y cuando se extendió la noticia de que Argilac había caído, sus

señores y caballeros arrojaron sus espadas y huyeron.

Durante unos días se temió que Bastión de Tormentas podría sufrir el mismo destino

que Harrenhal, por lo que Argella, la hija de Argilac, obstruyó sus puertas a la

aproximación de Orys Baratheon y el ejército Targaryen, y se declaró la Reina

Tormenta. En lugar de doblar la rodilla, los defensores de Bastión de Tormentas

morirían hasta el último hombre, ella prometió, cuando la Reina Rhaenys voló en

Meraxes al castillo para parlamentar. ―Podrás tomar mi castillo, pero sólo obtendrás

huesos y sangre y cenizas,‖ ella anunció… pero los soldados de la guarnición no estaban

tan deseosos de morir. Esa noche levantaron el estandarte de paz, abrieron la puerta

del castillo, y entregaron a Lady Argella amordazada, encadenada, y desnuda en el

campamento de Orys Baratheon.

Se dice que Baratheon la desencadenó con sus propias manos, la envolvió en su capa,

vertió su vino, y le habló suavemente, contándole del coraje de su padre y de su muerte.

Y después, para honrar al rey caído, tomó como suyos el escudo y el lema de los

Durrandon. El ciervo coronado se volvió su blasón, Bastión de Tormentas su sede, y

Lady Argella su esposa.

Con los señores de las tierras de los ríos y de las tierras de tormentas ahora bajo el

mando de Aegon el Dragón y sus aliados, los restantes reyes de Poniente

comprendieron cabalmente que serían los siguientes. En Invernalia, el Rey Torrhen

convocó a sus vasallos; dadas las inmensas distancias en el Norte, supo que le tomaría

tiempo congregar un ejército. La Reina Sharra del Valle, la regente de su hijo Ronnel, se

refugió en el Nido de Águilas, defendida por sus guardias, y envió un ejército a la Puerta
de Sangre, la entrada al Valle de Arryn. En su juventud la Reina Sharra se había

aclamado como ―La Flor de la Montaña,‖ la doncella más hermosa en todos los Siete

Reinos. Esperando oscilar Aegon con su belleza quizás, ella le envió un retrato suyo y se

ofreció en matrimonio, con tal de que él nombrara su hijo Ronnel como su heredero.

Aunque el retrato lo localizó finalmente, no es sabido si Aegon Targaryen alguna vez

contestó su propuesta; él ya tenía dos reinas, y Sharra Arryn era, por entonces, una flor

descolorida, diez años mayor.

Orys Baratheon, el primer Señor de Bastión de Tormentas.

Entretanto, los dos grandes reyes occidentales habían hecho causa común y congregado

sus propios ejércitos, intentando acabar con Aegon para bien de todos.
De Altojardín marchó, Mern IX dela Casa Gardener el Rey de Dominio, con un

poderosa hueste. Bajo los muros del Castillo Sotodeoro, asiento de la Casa Rowan, él se

encontró con Loren I Lannister, el Rey de la Roca, liderando su propio ejército de las

Tierras de Oeste. Ambos reyes comandaron al ejército más poderoso visto en Poniente

nunca: una tropa de cincuenta y cinco mil hombres, incluyendo a unos seiscientos

señores grandes y pequeños y más de cinco mil caballeros montados. ―Nuestro puño de

hierro,‖ alardeó el Rey Mern. Sus cuatro hijos montaron a su lado, y dos de sus nietos

jóvenes le asistieron como escuderos.

Los dos reyes no demoraron mucho tiempo en Sotodeoro; un ejército de tal tamaño

debe permanecer en marcha para que no dejar el campo circundante desnudo. Los

aliados partieron en seguida, marchando al norte por el nordeste a través de las hierbas

altas y los campos dorados de trigo.

Avisado de su venida en su campamento al lado de Ojo de Dioses, Aegon congregó su

propia fuerza y avanzó para encontrarse a estos nuevos enemigos. Comandaba un

quinto de hombres que ambos reyes, y mucha de su hueste estaba formada de señores

de los ríos, cuya lealtad para la Casa Targaryen era de reciente vendimia y sin

comprobar.

Sin embargo, con un ejército más pequeño, Aegon pudo moverse mucho más

rápidamente que sus enemigos. En el pueblo Septo de Piedra, se le unieron sus reinas

con sus dragones—Rhaenys de Bastión de Tormentas, y Visenya de Punta Zarpa Rota,

dónde había recibido muchas garantías fervientes de lealtad de los señores locales.

Juntos, los tres Targaryen miraron desde el cielo cuando el ejército de Aegon cruzó las
cabeceras de la Bahía de Aguasnegras y marchó al sur.

Los dos ejércitos llegaron juntos a las llanuras anchas, abiertas al sur del Aguasnegras,

cerca de dónde el Camino Dorado correría un día. Los dos reyes se regocijaron cuando

sus exploradores regresaron e informaron los números de los Targaryen. Ellos tenían

cinco hombres por cada uno de Aegon, parecía, y la disparidad en señores y caballeros

era aún mayor. Y la tierra era extensa y abierta, hierba y trigo hasta donde el ojo

pudiera ver, ideal para el caballo de guerra.

Aegon Targaryen no ordenó tomar posiciones en las tierras altas, como Orys Baratheon

en la Última Tormenta; la tierra era firme, no barrosa. Ni se preocuparon por la lluvia.

Era un día sin nubes, aunque ventoso. No había habido lluvia por más de una quincena.

El Rey Mern había aportado una mayor fuerza que el Rey Loren, y por eso exigió el

honor de comandar el centro. Su hijo y heredero, Edmund, tomó la vanguardia. El Rey

Loren y sus caballeros se formaron en el flanco derecho, Lord Oakheart en el izquierdo.

Sin obstáculos naturales entre las filas de los Targaryen, ambos reyes quisieron atacar a

Aegon desde ambos flancos, luego cogerlo desde atrás, mientras que su ―puño de

hierro,‖ una gran cuña de caballeros blindados y señores superiores, traspasaría a

través del centro de Aegon.

Aegon Targaryen preparó a sus propios hombres formando una media luna con

lanceros, arqueros detrás y caballería ligera en ambos flancos. Entregó el mando de su

ejército a Jon Mooton de Poza de la Doncella, uno de los primeros enemigos en unirse a

su causa. El rey decidió hacer su batalla desde el cielo, al lado de sus reinas. Aegon

había notado la ausencia de la lluvia también; las pasturas y trigo que rodearon a los

ejércitos eran altos y maduros para la cosecha… y muy secos.

Los Targaryen esperaron hasta que los dos reyes sonaron sus trompetas y avanzaron

bajo un mar de estandartes. El propio rey Mern llevó la carga contra el centro en su
semental dorado, su hijo Gawen a su lado con su estandarte, una gran mano verde en

un campo blanco. Rugiendo y gritando, incitados por los cuernos y tambores, los

hombres de Gardener y Lannister cargaron a través de una tormenta de flechas hacia

sus enemigos, barriendo a los arqueros de los Targaryen, rompiendo sus filas. Pero por

entonces Aegon y sus hermanas estaban en el aire.

Aegon voló sobre las líneas de sus enemigos en Balerion, a través de una tormenta de

lanzas y piedras y flechas, atacando repetidamente, bañando a sus enemigos en llamas.

Rhaenys y Visenya pusieron sus fuegos a favor del viento y detrás del enemigo. Los

pastizales secos y campos de trigo ardieron en seguida. El viento abanicó las llamas y

envió el humo sobre las caras de las filas delanteras de los dos reyes.

El olor del fuego provocó el pánico a sus monturas, y cuando el humo se espesó, el

caballo y jinete, por igual, quedaron ciegos. Sus filas empezaron a romperse con las

paredes de fuego en cada lado. Los hombres de Lord Mooton, a salvo del viento de la

conflagración, esperaron con sus arqueros y lanzas e hicieron un conciso trabajo con los

hombres quemados y ardientes que vinieron, tambaleándose del infierno.

El Campo de Fuego, la batalla fue conocida después.

Más de cuatro mil hombres murieron en las llamas. Otros mil perecieron por las

espadas y lanzas y flechas. Decenas de miles sufrieron quemaduras, algunos quedaron

con cicatrices para siempre.

El Rey Mern IX estaba entre los muertos, junto con sus hijos, nietos, hermanos, primos,

y otros parientes. Un sobrino sobrevivió durante tres días. Cuando se murió de sus

quemaduras, la Casa Gardener murió con él.

El Rey Loren de la Roca vivió, montando a través de una pared de llamas y humo hacia

la seguridad cuando vio perdida la batalla.

Los Targaryen perdieron menos que cien hombres. La Reina Visenya recibió un
flechazo en el hombro, pero pronto se recuperó. Cuando sus dragones se tragaron a los

muertos, Aegon ordenó que se recojan las espadas de los asesinados y se envíen río

abajo.

Loren Lannister fue capturado al día siguiente. El Rey de la Roca puso su espada y

corona a los pies de Aegon, dobló la rodilla, e hizo el homenaje. Y Aegon, fiel a sus

promesas, alzó a su enemigo vencido y lo confirmó en sus tierras y señoría,

nombrándolo Señor de Roca Casterly y Guardián del Oeste. Los vasallos de Lord Loren

siguieron su ejemplo, y también muchos señores del Dominio, aquéllos que habían

sobrevivido al fuego de dragón.

Todavía la conquista del oeste seguía incompleta, así que el Rey Aegon se separó de sus

hermanas y marchó en seguida hacia Altojardín, esperando afianzar su rendición antes

de que algún otro lo reclame. Encontró el castillo en las manos de su mayordomo,

Harlan Tyrell, cuyos antepasados habían servido a los Gardener durante siglos. Tyrell

rindió las llaves del castillo sin lucha y empeñó su apoyo al rey victorioso. Como

premio, Aegon le concedió Altojardín y todos sus dominios, nombrándolo Guardián del

Sur y Señor Supremo del Mander, y otorgándole el dominio sobre todos los vasallos

anteriores de la Casa Gardener.

Era la intención del Rey Aegon de continuar su marcha al sur y forzar la sumisión de

Antigua, Árbor, y Dorne, pero a Altojardín llegó un mensaje de un nuevo desafío.

Torrhen Stark, el Rey en el Norte, había cruzado el Cuello y entró en las Tierras de los

Ríos, liderando un ejército de treinta mil duros salvajes norteños. Aegon partió al norte

en seguida para encontrárselo, volando por delante de su ejército en las alas de

Balerion, el Terror Negro. Envió también el mensaje a sus dos reinas, y a todos los

señores y caballeros que habían doblado la rodilla después de Harrenhal y el Campo de

Fuego.
Cuando Torrhen Stark llegó a las riberas del Tridente, encontró un ejército de la mitad

del tamaño del suyo propio, esperándolo al sur del río. Señores de las tierras de los ríos,

de las tierras de oeste, de las tierras de tormentas, hombres del Dominio… todos habían

venido. Y encima de su campamento Balerion, Meraxes, y Vhagar rondaban en el cielo

en anchos círculos.

Los exploradores de Torrhen habían visto las ruinas de Harrenhal dónde los fuegos

lentos, rojos, todavía ardían bajo los cascotes. El Rey en el Norte había oído muchas

historias del Campo de Fuego también. Él supo que le esperaría el mismo destino si

intentara forzar un cruce del río. Algunos de sus señores vasallos le instaron a que

atacara de todos modos, insistiendo que el valor Norteño ganaría el día. Otros le

instaron retirarse al Foso Cailin y establecer su posición allí en la tierra Norteña.

Brandon Nieve, el hermano bastardo del rey se ofreció a cruzar el Tridente sin ser visto

y matar a los tres dragones mientras dormían.

El Rey Torrhen envió a Brandon Nieve por el Tridente. Pero él cruzó con tres maestres,

no para matar, sino para tratar. Todos los mensajes se intercambiaron a través de la

noche.

A la mañana siguiente, el propio Torrhen Stark cruzó el Tridente. Allí, en la orilla sur

del Tridente, se arrodilló, puso la antigua corona de los Reyes de Invierno a los pies de

Aegon, y juró ser su hombre. Él subió como Señor de Invernalia y Guardián del Norte,

no más un rey. Hasta el presente, desde ese día, a Torrhen Stark se le conoció como el
Rey Que se Arrodilló… pero ningún norteño dejó sus huesos quemados al lado del

Tridente, y ni se torcieron, o fundieron, o doblaron las espadas que Aegon recogió de

Lord Stark y sus vasallos.

Torrhen Stark, el Rey Que se Arrodilló.

Ahora, una vez más, Aegon Targaryen y sus reinas partieron su compañía. Aegon se

puso una vez más al sur, marchando hacia Antigua, mientras que sus dos hermanas

montaron sus dragones—Visenya para un segundo intento en el Valle de Arryn, y

Rhaenys hacia Lanza del Sol y los desiertos de Dorne.

Sharra Arryn había fortalecido las defensas de Puerto Gaviota, había movido a un

fuerte ejército hacia la Puerta de Sangre, y había triplicado el tamaño de las

guarniciones en la Piedra, Nieve, y Cielo, los castillos que protegían la aproximación al

Nido de Águilas. Todas estas defensas demostraron ser inútiles contra Visenya

Targaryen que montó en las alas coriáceas de Vhagar sobre todos ellos y tomó tierra el

patio interior del Nido de Águilas. Cuando la regente del Valle se salió para

confrontarla, con una docena de guardias, encontró a Visenya con Ronnel Arryn

sentado en su rodilla, mirando al dragón, asombrado. ―Madre, ¿puedo volar con la

señora?", el rey niño preguntó.

Ninguna amenaza fue dicha, ni intercambiaron ninguna palabra enfadada. Las dos

reinas sonrieron entre sí, y, en cambio, intercambiaron cortesías. Entonces Lady Sharra

envió a por las tres coronas (la diadema de su propia regencia, la pequeña corona de su

hijo, y la Corona del Halcón de la Montaña y el Valle que los reyes Arryn habían llevado

durante mil años), y se los rindió a la Reina Visenya, junto con las espadas de su

guarnición. Y fue dicho después que el pequeño rey voló tres veces sobre la cúspide de

la Lanza del Gigante y, cuando aterrizó como un pequeño señor. Así fue como Visenya

Targaryen introdujo el Valle de Arryn en el reino de su hermano.


Rhaenys Targaryen no tuvo tal conquista fácil. Un ejército de lanceros de Dorne

vigilaba el Paso del Príncipe, la entrada a través de las Montañas Rojas, pero Rhaenys

no los atacó. Voló sobre el paso, sobre las arenas rojas y blancas, y descendió en Vaith

exigiendo su sumisión, sólo para encontrar el castillo vacío y abandonado. En el pueblo

bajo sus paredes estaban sólo mujeres y niños y ancianos. Cuando preguntó dónde

habían ido sus señores, ellos sólo dirían, ―Lejos.‖

Rhaenys siguió río abajo hasta Bondadivina, asiento de la Casa Allyrion, pero también

fue abandonado. Ella voló. Donde Bondadivina se encontraba con el mar, Rhaenys

descubrió el Pueblo Planky, dónde había cientos de botes, esquifes de pesca, barcazas,

casas flotantes, y armatostes, cociéndose en el sol, unidos con sogas y cadenas y

tablones para crear una ciudad flotante, todavía sólo unas ancianas y los niños

pequeños se asomaron cuando Meraxes voló en círculos sobre las cabezas.

Finalmente el vuelo de la reina la llevó a Lanza del Sol, la antigua sede de la Casa

Martell, dónde encontró a la Princesa de Dorne esperandola en su castillo abandonado.

Meria Martell contaba ochenta años de edad, los maestres nos dicen, y había gobernado

Dorne por sesenta de esos años. Era muy obesa, ciega, y casi calva, su piel pálida y

combada. Argilac el Arrogante la había nombrado ―El Sapo Amarillo de Dorne,‖ pero ni

la vejez, ni la ceguera había embotado su ingenio.

―No lucharé contigo,‖ la Princesa Meria le dijo a Rhaenys, ―ni me arrodillaré. Dorne no

tiene ningún rey. Díle eso a tu hermano.‖

―Lo haré,‖ Rhaenys contestó, ―pero vendremos de nuevo, Princesa, y la próxima vez

vendremos con fuego y sangre.‖

―Tus palabras,‖ dijo la Princesa Meria. ―Las nuestras son Nunca Doblegado, Nunca

Roto. Puedes quemarnos, mi señora… pero no nos doblarás, no nos romperás, o nos

inclinarás. Esto es Dorne. No eres bienvenida aquí, si vuelves que sea por tu cuenta y
riesgo.‖

Así la reina y princesa se separaron, y Dorne permanecía invicto.

Al oeste, Aegon Targaryen recibió una bienvenida más cálida. La más grande ciudad en

todos Poniente, Antigua estaba rodeada de muros macizos y gobernada por los

Hightower de Hightower, la más antigua, más rica, y más poderosa de las casas nobles

del Alcance. Antigua también era el centro de la Fe. Allí moraba el Septon Supremo,

Padre de los Creyentes, la voz de los nuevos dioses en la tierra, que comandaba la

obediencia de millones de devotos a lo largo de los reinos (salvo en el Norte, dónde los

dioses viejos todavía tenían influencia), y las espadas de la Fe Militante, las órdenes

combativas de la gente común llamados las Estrellas y Espadas.

Todavía, cuando Aegon Targaryen y su ejército se acercaron a Antigua, encontraron las

puertas de la ciudad abiertas, y a Lord Hightower esperándolo para ofrecer su

sumisión. Cuando llegó el primer mensaje de Aegon aterrizando en Antigua, el Septon

Supremo se había encerrado dentro del Septo Estrellado durante siete días y siete

noches, buscando la guía de los dioses. No tomó alimento alguno, salvo pan y agua, fue

dicho, y pasó todas sus horas orando, desplazándose de un altar al siguiente. Y el

séptimo día, la Vieja había alzado su lámpara dorada para mostrarle el camino. Si

Antigua se alzara en armas contra Aegon el Dragón, Su Suprema Santidad vio, la ciudad

se quemaría ciertamente, y los Hightower y la Ciudadela y el Septo Estrellado serían

destruidos.
La reunión entre Meria Martell y Rhaenys Targaryen.

Manfred Hightower, Lord de Antigua, era un señor cauto, y piadoso. Uno de sus hijos

más jóvenes sirvió con los Hijos del Guerrero, y otro justo había hecho recientemente

los votos como septon. Cuando el Septon Supremo le contó la visión de la Vieja, Lord

Hightower determinó que él no se opondría al Conquistador por la fuerza de armas. Así

fue que ningún hombre de Antigua se quemó en el Campo de Fuego, aunque los

Hightower eran los vasallos de a los Gardener de Altojardin. Y así era que Lord
Manfred montó para saludar a Aegon el Dragón cuando este se acercó, y para ofrecerle

su espada, su ciudad, y su juramento. (Algunos dicen que Lord Hightower también

ofreció la mano de su hija más joven, que Aegon rechazó educadamente, para no

ofender a sus dos reinas).

Tres días después, en el Septo Estrellado, Su Suprema Santidad ungió a Aegon con los

siete aceites, puso una corona en su cabeza, y lo proclamó Aegon de Casa Targaryen, el

Primero de Su Nombre, el Rey de los Ándalos, Rhoynar, y los Primeros Hombres, Señor

de los Siete Reinos, y Protector del Reino. (―Siete Reinos‖ era el estilo usado, aunque

Dorne no se había sometido. Ni lo haría, por más de un siglo por venir).

Sólo un puñado de señores había estado presente para la primera coronación de Aegon

en la desembocadura del Aguasnegras, pero centenares estaban disponibles para dar

testimonio de su segundo, y decenas de miles lo vitorearon después en las calles de

Antigua, cuando él montó a través de la ciudad en la espalda de Balerion. En la segunda

coronación de Aegon estaban los maestres y archmaestres de la Ciudadela. Quizás por

esa razón, era esta coronación, en vez de la de fuerte de Aegon, que coronó el día del

Desembarco de Aegon, que llegó a ser como el inicio del reinado de Aegon.

Así fue como los Siete Reinos de Poniente fueron clavados en un gran reino, por la

voluntad de Aegon el Conquistador y sus hermanas.

Muchos pensaban que Aegon escogería Antigua como su capital o quizá Rocadragón, la

antigua ciudadela de la isla de la Casa Targaryen. El rey sorprendió a todos

proclamando su intención de hacer su corte en el nuevo pueblo que ya se alzaba bajo las

tres colinas en la desembocadura de la Bahía de Aguasnegras, el lugar dónde él y sus

hermanas habían puesto el pie en la tierra de Poniente. Desembarco de Rey, el nuevo

pueblo fue llamado.

Desde allí Aegon el Dragón gobernó su reino, atendiendo la corte desde un gran asiento
de metal, formado de las fundidas, retorcidas, y rotas espadas vencidas de todos sus

enemigos caídos, un asiento peligroso que se conocería pronto a través de todo el

mundo como el Trono de Hierro de Poniente.

El Trono de Hierro.
Aegon el Conquistador coronado por el Septon Supremo.

AEGON I

EL REY AEGON, EL Primero de Su Nombre, pudo haber conquistado los Siete Reinos a

la edad de 27, pero ahora encaraba el formidable reto de gobernar su recién forjado

reino. Los siete reinos en guerra rara vez habían estado en paz dentro de sus propias

fronteras y mucho menos sin ellas, y unirlas bajo un reinado requirió de un hombre
verdaderamente extraordinario. Por lo que fue afortunado para el reino de que Aegon

fuera tal hombre- un hombre con abundante visión y determinación. Y aunque su

visión de un Poniente unificado resulto más difícil de lo que Aegon pudo haber

imaginado- sin mencionar que mucho más costoso- era una visión que dio forma al

curso de la historia de cientos de años por venir.

Fue Aegon quien visualizo una gran ciudad real que rivalizara y sobrepasara Lannisport

y Antigua emergiendo alrededor de su vulgar Fuerte Aegon. Y mientras Desembarco del

Rey había sido un atestado, fangoso y maloliente lugar en sus inicios, siempre estaba

lleno de actividad. Un improvisado septo construido a partir del casco de una coca en el

Aguasnegras era utilizado por la gente, y pronto un septo mucho más grande fue alzado

en la Colina de Visenya con dinero enviado por el Septon Supremo. (Este luego sería

unido al Septo de la Conmemoración en la Colina de Rhaenys como un monumento a la

Reina.) Donde una vez solo barcos de pesca eran vistos, ahora cocas y galeras de

Antigua, Lannisport, las Ciudades Libres, e incluso las Islas del Verano comenzaron a

aparecer así cambio el flujo de comercio desde Valle Oscuro y Poza de la Doncella hasta

Desembarco del Rey. El Fuerte Aegon crecía cada vez más grande, rebosando más allá

de su empalizada inicial para abarcar más de la Colina Alta de Aegon, y una nueva

fortaleza de madera fue alzada, con murallas de 50 pies de alto. Se mantuvo hasta 35

AC, cuando Aegon la derribo, para que así la Fortaleza Roja pueda ser construida como

un castillo digno para los Targaryen y sus herederos.

De acuerdo a la historia del Archimaestre Gyldayn, fue sugerido en la corte que Aegon dejara

a la Reina Visenya encargada de la construcción de la Fortaleza Roja, así él no tendría que

soportar su presencia en Rocadragon. En los últimos años, su relación- la cual nunca fue tan

cálida –se había vuelto cada vez más distante.

Por el año 10 AC, Desembarco del Rey se había convertido en una verdadera ciudad, y
para el 25AC había sobrepasado a Puerto Blanco y Puerto Gaviota para convertirse en

la tercera ciudad más grande del reino. Y, sin embargo, durante gran parte de tiempo,

era una ciudad sin murallas. Pudo ser que Aegon y sus hermanas pensaran que nadie se

atrevería a asaltar una ciudad que albergara dragones, pero en 19AC llegaron noticias

de que una flota pirata saqueo Arboles Altos en las Islas del Verano, tomando a miles

como esclavos y una fortuna en riquezas. Molesto por aquello- y comprendiendo que él

y Visenya no estarían siempre en Desembarco del Rey –Aegon, al fin, dio la orden de

que las murallas fueran construidas. Este proyecto estuvo a cargo del Gran maestre

Gawen y la Mano, Ser Osmund Strong. Aegon decreto que debería haber espacio

suficiente para que la ciudad pueda expandirse dentro de las murallas, la cual sería

defendida por siete puertas, en honor a los Siete. La construcción comenzó el siguiente

año, y para el 26AC fue completada.

Tal como crecía la ciudad y su prosperidad, también lo hacia el reino. Esto, en parte, fue

debido a los esfuerzos del Conquistador en ganarse el respeto de sus vasallos y del

pueblo llano. Aegon a menudo era ayudado por la Reina Rhaenys (mientras estaba

viva), por quien el pueblo sentía un cariño especial. Ella disfrutaba de los cantantes y
bardos- cosa que su hermana, la Reina Visenya, pensaba que era una pérdida de

tiempo, pero esos cantantes componían canciones de elogio para los Targaryen y las

llevaban por todo el reino. Y si esas canciones también contenían mentiras audaces que

hicieron lucir a Aegon y sus hermanas mucho más gloriosos, la reina no lo lamentaba…

aunque es posible que los maestres sí.

La reina hizo mucho para unir al reino a través de matrimonios que ella arreglo entre

casas lejanas. Así, la muerte de Rhaenys en Dorne en el 10AC, y la ira que prosiguió, fue

sentida por la mayor parte del reino, quienes habían amado a la hermosa y amable

reina.

Sin embargo, a pesar de ser un reino cubierto de gloria, la Primera Guerra Dorniense se

destacó como la gran derrota de Aegon. La Primera Guerra Dorniense comenzó en el

4AC, terminando en el 13AC después de años de tragedia y sangre derramada. Muchas

fueron las calamidades de aquella guerra. La muerte de Rhaenys, los años de La Ira del

Dragón, el asesinato de señores, asesinos pretensiosos en Desembarco del Rey y la


Fortaleza Roja; eran tiempos oscuros.

La joven Desembarco del Rey y el Fuerte de Aegon

Pero fuera de toda tragedia nació al menos algo destacable: la Hermandad

Juramentada de la Guardia Real. Cuando Aegon y Visenya pusieron precios por las

cabezas de los señores Dornienses, muchos fueron asesinados, y en respuesta los

Dornienses contrataron sus propios asesinos. En una ocasión en el 10AC, Aegon y

Visenya fueron atacados en las calles de Desembarco del Rey, y si no hubiera sido por

Visenya y Hermana Oscura, el rey no habría sobrevivido. A pesar de esto, el rey aun

creía que la guardia era suficiente para su defensa; por otro lado, Visenya lo convenció.

(Se dice que cuando Aegon señalo a sus guardaespaldas, Visenya desenvaino Hermana

Oscura y corto su mejilla antes de que sus guardias pudieran reaccionar. ―Tus guardias

son lentos y torpes,‖ se cree que fue lo que dijo Visenya, a lo que el rey se vio obligado a

estar de acuerdo.)

Fue Visenya, no Aegon, quien decidió como debería estar formada la Guardia Real.

Siete campeones por los Señores de los Siete Reinos, quienes serían caballeros. Ella

moldeo sus votos usando los de la Guardia de la Noche como ejemplo, por lo que iban a

renunciar a todo salvo su deber para con el rey. Y cuando Aegon hablo sobre realizar un

gran torneo para elegir al primer Guardia del Rey, Visenya le aconsejo que el

necesitaría guardias con más habilidad que solo en armas para protegerlo; y que

también necesitaría inquebrantable lealtad. El Rey le confió a Visenya elegir al primer

miembro de la orden, y la historia muestra que fue prudente al hacerlo: dos murieron

defendiéndolo, y el resto le sirvió hasta el final de sus días con honor. El Libro Blanco

guarda sus nombres, así como relata los nombres y hazañas de cada uno de los

caballeros quienes pronunciaron sus votos: Ser Corlys Velaryon, el primer Lord
Comandantes; Ser Richard Roote; Ser Addison Colina, el Bastardo de Maizal; Ser

Gregor Goode y Ser Griffith Goode, hermanos; Ser Humfrey el Mimo (2), un caballero

errante, y ser Robin Darklyn, llamado Robin el Oscuro (3), el primero de muchos

Darklyn en vestir la capa blanca.

La ―regla de seis‖ ahora formaba parte de las leyes, fue establecida por Rhaenys cuando se

sentaba en el Trono de Hierro mientras el rey dirigía uno de sus proyectos. Una petición fue

hecha por los hermanos de una mujer que fue golpeada hasta morir por su esposo después de

que él la atrapara con otro. Se defendió con razón, señalando que estaba en su derecho de

castigar a su esposa adultera (lo cual lo suficientemente cierto, aunque en Dorne, las cosas

eran diferentes) para lo cual uso una varilla no más gruesa que un dedo pulgar. Sin embargo,

él la había golpeado cien veces, de acuerdo a lo que dicen los hermanos, lo cual nunca fue

negado por el esposo. Después de reunirse con los maestres y septones, Rhaenys declaro que,

mientras los dioses hicieron a la mujer para que sean obedientes a sus esposos y puedan ser

legalmente golpeadas, solo 6 golpes podrían recibir- uno por cada uno de los Siete, salvo por el

Desconocido, quien era la muerte. Por aquello, Visenya declaro que noventa y cuatro de los

golpes dados por el esposo habían sido ilegales y estuvieron de acuerdo que los hermanos de la

mujer podrían igualar esos golpes sobre el esposo.

Habiendo establecido consejeros desde los primeros años- Jaehaerys I en su primer día

formaría el Consejo Privado quienes aconsejarían al rey- Aegon el Conquistador con

frecuencia dejaba al mando del reino a sus hermanas y a estos confiables consejeros.

Mientras él trataba de unir al reino con su presencia- aterrorizando a sus súbditos y

asustándolos (cuando era necesario). Por medio año el rey voló entre Desembarco del

Rey y Rocadragon, mientras la ciudad era su asiento real, la isla la cual apestaba a

azufre y agua salada era el lugar que más amaba. Pero la otra mitad del año lo dedicaba

al progreso de la ciudad. Aegon viajo por todo el reino por el resto de su vida, hasta su
último viaje en el 33AC- ofreciendo sus respetos al Septon Supremo en el Septo

Estrellado cada vez que visitaba Antigua, siendo invitado bajo el techo de los señores de

las grandes casa (incluso Invernalia, en ese último viaje), señores menores, caballeros y

posaderos comunes. El rey traía consigo un gran sequito que lo seguía donde quiera

que iba; en uno de sus viajes, mil caballeros lo seguían, al igual que muchos señores y

damas de la corte.

En estos viajes, el rey no solo era acompañado por sus cortesanos sino también por

maestres y septones por igual. Con frecuencia, seis maestres lo acompañaban para

aconsejarle e informarle acerca de las leyes locales y tradiciones de los antiguos reinos,

para que así pueda gobernar con criterio en su corte. Antes de procurar unir el reino

bajo un conjunto de leyes, el rey respeto las diferentes costumbres de cada reino y

tratando de juzgar como lo habían hecho sus antiguos reyes. Desde la culminación de la

Primera Guerra Dorniense hasta la muerte de Aegon en el 37AC, el reino estuvo en paz,

y Aegon reino con sabiduría y paciencia. Le había dado al reino tanto ―un heredero

como un repuesto‖ por sus dos esposas: el mayor, Príncipe Aenys, hijo de Rhaenys

(muerta hace mucho) y el menor, Príncipe Maegor, hijo de Visenya.

La corona de Aegon el Conquistador

Aegon murió donde había nacido, en su amada Rocadragon. Los reportes afirman que

él estaba en la Cámara de la Mesa Pintada, contándoles a sus nietos Aegon y Viserys los
relatos de su conquista, cuando se detuvo y colapso. Fue algo fulminante, dijo el

maestre, y el Dragón murió rápido y en paz. Su cuerpo fue quemado en Rocadragon

como era costumbre de los Targaryen y los Valyrios antes de ellos. Aenys, Príncipe de

Rocadragon y heredero al Trono de Hierro, estaba en Altojardin cuando se enteró de la

muerte de su padre y rápidamente voló en su dragón para recibir su corona. Pero todos

aquellos quienes precedieron a Aegon el Conquistador en el Trono de Hierro

encontraron un reino mucho menos sumiso a su dominio.

AENYS I

CUANDO EL DRAGÓN murió a la edad de sesenta y cuatro, su reinado había sido

indiscutible sobre todo el reino salvo por los Dornienses. Aegon había gobernado con

sabiduría: mostrándose justo durante sus viajes reales, ofreciendo sus respetos al

Septon Supremo, premiando a quienes le servían bien, y aconsejando a quienes lo

necesitaban. Sin embargo, bajo de la superficie de su, en gran parte pacifico, reinado

era como una caldero que rebosaba discordia. En sus corazones, muchos de sus vasallos

añoraban los viejos tiempos, cuando las grandes casas gobernaban sus propios

dominios con incuestionable soberanía. Otros deseaban venganza, por sus seres

queridos muertos en las guerras. Y algunos veían a los Targaryen como abominaciones:

hermanos casados con sus hermanas, con sus emparejamientos incestuosos

productores de ilegítimos herederos. La fuerza de Aegon y sus hermanas- y la de sus

dragones- había sido suficiente para rendir a quienes se les oponían, pero lo mismo no

puede ser dicho acerca de sus herederos.

Fue Aenys, el primer hijo de Aegon y su amada Rhaenys, quien lo precedió en el trono

en el año 37AC a la edad de treinta. Fue coronado en una gran ceremonia que se llevó

acabo en la Fortaleza Roja a la mitad de su construcción, luciendo una corona adornada

con oro en lugar de la de acero Valyrio de su padre.


Pero aunque su padre y su hermano, Maegor (hijo de Visenya), eran guerreros de

nacimiento, Aenys tenía un carácter diferente. Había nacido como un niño débil y

enfermizo y se mantuvo así a lo largo de sus primeros años. Se escuchaban rumores

acerca de que este no podría ser hijo legítimo de Aegon el Conquistados, quien había

sido un guerrero sin igual. A decir verdad, era bien sabido que la Reina Rhaenys se

deleitaba con cantantes hermosos y mimos ingeniosos; quizás uno de ellos pudo haber

engendrado al niño. Pero los rumores cesaron cuando el niño enfermizo recibió una

joven cría de dragón, a la cual nombro Quicksilver. Y tal cual el dragón creció, también

lo hizo Aenys.

Aun así, Aenys seguía siendo un soñador, aficionado a la alquimia y amante de la

compañía de cantantes y mimos. Por otro lado, deseaba ser reconocido por todos, y esto

lo llevo a dudar y vacilar sobre sus decisiones por temor a defraudar a unos u otros. Fue

esto lo que casi estropea su reinado y lo pudo llevar a un temprano e ignominioso fin.

Después de la muerte del Conquistador, fue cuestión de tiempo para que los opositores

al gobierno Targaryen emergieran. El primero de ellos fue el bandido y forajido Harren

el Rojo, quien decía ser nieto de Harren el Negro. Con la ayuda de un sirviente, Harren

el Rojo se apodero de Harrenhal y su señor actual, el infame Lord Gargon (recordado

como Gargon el Huésped (4) por su costumbre de asistir a cada boda en sus tierras y

hacer valida la ley de La Primera Noche). Lord Gargon fue castrado en el bosque de

dioses del castillo y fue abandonado para que muriera desangrado mientras Harren el

Rojo se proclamó a si mismo Señor de Harrenhal y Rey de la Tierra de los Ríos.

Todo esto tomo lugar mientras el rey visitaba Aguasdulces, el asentamiento de la casa

Tully. Pero para cuando Aenys y Lord Tully llegaron a Harrenhal la encontraron vacía,

todos los hombres leales a Gargon muertos, y Harren el Rojo y sus seguidores habían

regresado a los saqueos.


Pronto aparecieron más rebeldes en el Valle y las Islas del Hierro, mientras un

Dorniense se nombraba a sí mismo como el Rey Buitre reuniendo miles de partidarios

para oponerse a los Targaryen. El Gran Maestre Gawen escribió que el rey estaba

impactado por estas noticias, ya que Aenys creía ser amado por el pueblo. Y, una vez

más, el rey actuó indecisamente: primero comando que un ejército navegara hacia el

Valle para lidiar con el usurpador Jonos Arryn, quien había encarcelado a su propio

hermano Lord Ronnel, y de pronto llamando de vuelta al ejercito por temor a que
Harren el Rojo y sus hombres se infiltraran en Desembarco del Rey. Incluso el rey se

empecino en convocar a un Gran Consejo para discutir cómo lidiar con estos rebeldes.

Afortunadamente para el reino, otros actuaron con más rapidez.

Aenys I en el Trono de Hierro

Lord Royce de Piedra de las Runas junto sus fuerzas quienes lidiaron contra los

rebeldes en el Valle, encerrando a Jonos Arryn y sus seguidores en el Nido de Águilas–

aunque esto trajo como consecuencia el asesinato del encarcelado Lord Ronnel, cuando

Jonos lo envió a volar por la Puerta de la Luna. El Nido de Águilas resulto ser un

refugio no tan seguro como se creía cuando el Príncipe Maegor llego montado en

Balerion, el Terror Negro–el dragón que siempre había deseado y finalmente pudo

reclamar después de la muerte de su padre. Jonos y todos sus seguidores fueron

colgados, de la mano de Maegor.

Mientras tanto, en las Islas del Hierro, el hombre que decía ser el Rey Lodos renacido

fue rápidamente asesinado por Lord Goren Greyjoy, quien envió su cabeza en una pica

al Rey Aenys. Como agradecimiento, Aenys le concedió un favor- favor que Lord Goren

uso para expulsar la Fe de las Islas del Hierro, que provoco la consternación del resto

del reino.

En cuanto al Rey Buitre, los Martell ignoraron esta pequeña esta rebelión dentro de sus

propias fronteras. A pesar de que la Princesa Deria le aseguro a Aenys que los Martel

solo deseaban paz y estaban haciendo lo que podían para acabar con la rebelión, fueron

los Señores de las Marcas quienes detuvieron la mayor parte de la rebelión. Al

principio, el llamado Lord Buitre parecía más de lo que podrían igualar. Sus primeras

victorias trajeron como resultado un gran apoyo, el número de sus seguidores llegaba

hasta los treinta mil hombres. Fue solo cuando él dividió ese gran ejército- tanto por
falta de suministros para alimentarlos como por confianza en que cada uno podría

derrotar a cualquier enemigo que se les cruzara –que sus problemas comenzaron.

Ahora podrían ser derrotados uno por uno por la antigua Mano del Rey, Orys

Baratheon, y las fuerzas de los Señores de las Marcas- especialmente Sam Tarly el

Salvaje, cuya espada, Veneno de Corazón, se decía que era roja desde la empuñadura

hasta la punto después de cortar a una docena de Dornienses en el transcurso de La

Caza del Buitre, como fue conocida la persecución del Rey Buitre.

El primer rebelde también fue el último. Harren el Rojo, fue finalmente arrinconado

por la Mano de Aenys, Lord Alyn Stokeworth. En la batalla que siguió, Harren mato a

Lord Alyn, solo para ser asesinado por el escudo de la Mano.

Con la paz restablecida, el rey agradeció a los señores y campeones que habían puesto

fin a estos rebeldes y enemigos del trono- la principal recompensa fue para su hermano,

el Príncipe Maegor, a quien Aenys nombro como la nueva Mano del Rey. Parecía ser la

decisión más sabia, y sin embargo, fue lo que sembró las semillas de la maldición de

Aenys.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

La tradición entre los Targaryen siempre había sido la de casarse entre familiares.

Comprometiendo hermano con hermana era lo más ideal. A falta de cualquiera de ellos, la

mujer podría casarse con tu tío, primo o sobrino: el hombre con una prima, tía o sobrina. Esta

práctica se remitía a Valyria, donde era común ente muchas de las antiguas familias,

particularmente aquellas que criaban y montaban dragones. ―La sangre del dragón debe

mantenerse pura.‖ Algunas de los príncipes hechiceros tomaban más de una esposa cuando

querían, aunque esto era menos común que los matrimonios incestuosos. En Valyria antes de

la maldición, hombres sabios escribían, miles de dioses eran venerados, pero ninguno temido,

así muy pocos se atrevían a estar en contra de estas costumbres.


Esto no ocurría en Poniente, donde el poder de la Fe era indiscutible. El incesto fue denunciado

como un vil pecado, ya sea entre padre e hija, madre e hijo, o hermano y hermana, y los frutos

de dichas uniones eran considerados como abominaciones a la vista de dioses y hombres. En

retrospectiva, se podía ver que el conflicto entre la Fe y la Casa Targaryen era inevitable.

Por largo tiempo habia sido costumbre Valyria la de casarse entre familia, y de ese

modo preservando el linaje real. Pero esta no era una costumbre natural en Poniente, y

era vista como una abominación por la Fe. El Dragón y sus hermanas habían sido

aceptados sin comentarios, y no habia habido problema cuando el Príncipe Aenys se

casó en el 22AC con Alyssa Velaryon, hija del Consejero de Barcos del Rey; aunque era

Targaryen por lado materno, esto solo la hacía su prima. Pero cuando la tradición

parecía seguir una vez más, repentinamente las cosas llegaron a un punto crítico.

La Reina Visenya propuso el casamiento entre Maegor y la primera hija de Aenys,

Rhaena, pero el Septon Supremo amor una gran protesta, por lo cual Maegor se casó

con la propia sobrina del Septon Supremo, Lady Ceryse de la Casa Hightower. Este

probo ser un matrimonio infructuoso, mientras Aenys y Ceryse seguían teniendo más

hijos, Rhaena fue seguida por Aegon, primer hijo y heredero, después Viserys,

Jaehaerys y Alysanne. Tal vez envidia, después de dos años como Mano- y el

nacimiento de otra hija de su hermano, Vaella, quien murió al nacer –Maegor

conmociono al reino en el 39AC anunciando que habia tomado una segunda esposa-

Alys de la Casa Harroway –en secreto. Se habia casado con ella en una ceremonia

Valyria oficializada por la Reina Visenya a falta de un Septon dispuesto a casarlos. La

protesta fue demasiada que Aenys finalmente se vio forzado a exiliar a su hermano.

Aenys parecía contento al dejar que el asunto terminara con el exilio de Maegor, pero el

Septon Supremo aún no estaba satisfecho. Ni siquiera el nombramiento del presunto

hacedor de milagros, Septon Murmison, como nueva Mano pudo calmar la relación con
la Fe. En el 41AC, Aenys empeoro el asunto cuando decidió casar a su hija mayor,

Rhaena, con su hijo y heredero, Aegon, a quien nombro Príncipe de Rocadragon en

lugar de Maegor. Desde Septo Estrellado llego una denuncia como ningún rey habia

recibido jamás, dirigida al ―Rey Abominación‖- y de repente Señores e incluso el pueblo

quienes una vez amaron a Aenys se volvieron en su contra.

El Septon Murmison fue expulsado de la Fe por realizar la ceremonia, los Clérigos

Humildes se levantaron en armas, cortando en pedazos a Murmison quince días

después mientras era conducido por toda la ciudad. Los Hijos del Guerrero comenzaron

a fortificar la Colina de Rhaenys, convirtiendo al Septo de la Conmemoración en una

ciudad que pueda hacerle frente al rey. Adicionalmente, algunos Clérigos Humildes

trataron de asesinar al rey y su familia en el mismo castillo, escalando sus murallas y

escabulléndose en sus habitaciones reales. Fue solo gracias a un caballero de la Guardia

del Rey que la familia real sobrevivió.

Ante todo esto, Aenys abandono la ciudad con su familia y escapo hacia la seguridad de

Rocadragon. Allí, Visenya le aconsejo que tome a su dragón y lleve fuego y sangre tanto

al Septo Estrellado como al Septo de la Conmemoración. En lugar de eso, el rey, que era

incapaz de tomar una firme decisión, decayó enfermo. Para el término del 41AC, la

mayoría del reino estaba en su contra. Miles de Clérigos Humildes rondaban las calles,

amenazando a los partidarios del rey, docenas de Señores se levantaron en armas

contra el Trono de Hierro. Aunque Aenys tenía solo 35 años, se decía que lucía como un

hombre de 60, y el Gran Maestre Gawen perdió la esperanza de que su condición

mejorara.

La viuda Visenya cuido de él, por cierto tiempo mejoro. Y de repente, sufrió un colapso

cuando se le comunico que su hijo e hija habían sido rodeados en Refugio Quebrado,

donde se habían refugiado cuando su viaje anual habia sido interrumpido por la
rebelión contra el trono. Aenys murió tres días después, y al igual que su padre antes

que él, fue quemado en Rocadragon.

En días posteriores, después de la muerte de Visenya, se decía que el repentino

fallecimiento de Aenys habia sido causada por ella, y algunos se referían a ella como

asesina de su propia sangre y matarreyes. ¿No es verdad que ella prefería a Maegor

sobre Aenys en todo?¿No tenía la ambición de que su hijo sea el que gobierne?¿ Por

qué, entonces, cuido de su hijastro y sobrino cuando parecía disgustada con él? Visenya

era muchas cosas, pero una mujer piadosa nunca pareció ser una de ellas. Son

preguntas que no pueden ignorarse, ni mucho menos contestarse fácilmente.

La quema del Septo de la Conmemoración

MAEGOR I

MAEGOR, EL PRIMERO de Su Nombre, llego al trono después de la repentina muerte


de su hermano, el Rey Aenys, en el año 42AC. Era mejor conocido como Maegor el

Cruel, fue un sobrenombre bien merecido ya que ningún rey tan cruel se ha sentado en

el Trono de Hierro. La historia nos cuenta que él disfrutaba de la guerra y las batallas,

pero era claro que la violencia era lo que más anhelaba- violencia, muerte y absoluto

poder sobre lo que consideraba suyo. Nadie pudo decir que demonio era quien lo

poseía. Incluso hoy, algunos dan gracias que su tiranía fue corta, si no, ¿quien sabría

cuántas casas nobles habrían desaparecido para siempre solo para saciar sus deseos?

Se decía que Aenys era apto para usar la espada y lanza- lo suficientemente capaz para no

avergonzarse a sí mismo. Maegor, por otro lado, derrotaba caballeros curtidos en combate

cuerpo a cuerpo cuando tenía trece años, y rápidamente gano renombre en el torneo real del

28AC cuando derroto a tres caballeros de la Guardia Real consecutivamente y siguió hasta

ganar. Fue nombrado caballero por el Rey Aegon a la edad de dieciséis, el caballero más joven

en el reino de aquella época.

Tan pronto como Aenys murió, Visenya monto a Vhagar y voló hacia Pentos, para traer

de regreso a su hijo a los Siete Reinos. Maegor regreso a volando en Balerion,

quedándose en Rocadragon el tiempo suficiente para ser coronado con la corona de

acero valyrio de su padre.

El Gran Maestre Gawen protesto, ya que debido a las leyes, el Príncipe Aegon, hijo

mayor de Aenys, debería ser Rey. En respuesta, Maegor declaro al maestre como

traidor, sentenciándolo a muerte y tomando su cabeza con un solo tajo de Fuegoscuro.

Después de aquello, muy poco fueron los que apoyaron el derecho de Aegon. Cuervos

volaron, declarando que un nuevo rey habia sido coronado- el cual trataría justamente

a sus partidarios leales y traería muerte a los traidores que se le oponían.

La principal fuerza entre los enemigos de Maegor era la Fe Militante- la orden de los

Hijos del Guerrero y los Clérigos Humildes –y su guerra contra ellos proporciono un
constante decaimiento de su reinado. En Desembarco del Rey, la orden militante se

habia apoderado del Septo de la Conmemoración y la media construida Fortaleza Roja.

Pero Maegor voló directo a la ciudad, sin miedo, sobre Balerion, e izó el dragón rojo de

la Casa Targaryen sobre la Colina de Visenya para reunir a sus hombres. Miles se le

unieron.

Visenya reto a cualquiera que negara el derecho de Maegor para gobernar a probarse a

sí mismos, el capitán de los Hijos del Guerrero fue quien aceptó el reto. Ser Damon

Morrigen, llamado Damon el Devoto, estuvo de acuerdo a un juicio de siete: Ser Damon

y seis Hijos del Guerrero contra el rey y sus seis campeones. Fue un juicio en el que el

reino mismo estaba en juego, y los reportes y relatos son muchos- y regularmente

contradictorios. Lo que sí sabemos es que el Rey Maegor fue el último hombre en pie,

pero recibió un golpe grave en la cabeza al final del juicio y cayó inconsciente justo

momentos después de que el último Hijo del Guerrero muriera.

Por veintisiete días, Maegor estuvo muerto para el mundo. En el vigésimo octavo, la

Reina Alys llego desde Pentos (Maegor aún estaba inconsciente), y con ella llego una

bella Pentoshi llamada Tyanna de la Torre. Ella se habia convertido en la amante de

Maegor durante su exilio, era evidente, y algunos insinuaban que la Reina Alys

también. La Reina Viuda, Visenya, después de encontrarse con Tyanna, le cedió el

cuidado del rey, algo que molesto a los partidarios de Maegor.

En el trigésimo día desde el juicio de siete, el rey despertó con el amanecer. Miles

celebraron- salvo en el Septo de la Conmemoración, donde cientos de los Hijos del

Guerrero se habían reunido para sus oraciones matutinas. Así, Maegor monto en

Balerion y llegando a Desembarco del Rey, voló desde la Colina Alta de Aegon hasta la

Colina de Rhaenys y, sin previo aviso libero el fuego del Terror Negro. Mientras el

Septo de la Conmemoración ardía, algunos intentaban huir, solo para ser asesinados
por los arqueros y lanceros que Maegor habia posicionado. Se dice que el eco de los

gritos de los hombres quemados y moribundos se escuchó por toda la ciudad, y

estudiosos afirman que una sombre se cernió sobre Desembarco del Rey durante siete

días.

Este era solo el comienzo de la guerra de Maegor contra la Fe Militante. El Septon

Supremo se oponía fervientemente a su gobierno, y el rey seguía reuniendo cada vez

más Señores a su lado. En la batalla de Puentepiedra, los Clérigos Humildes sufrieron

bajas considerables y se decía que el Mander a lo largo de veinte leguas corría rojo por

la sangre. Más tarde, el puente y el castillo que lo custodiaba serian conocidos como

Puenteamargo.

Una batalla más sangrienta era llevada a cabo en la Gran Forca del Aguasnegras, donde

mil trescientos Clérigos Humildes- al igual que cientos de caballeros de los Hijos del

Guerrero del Septo de Piedra, y cientos más, incluidos señores rebeldes de las Tierras

de los Ríos y de Occidente quienes se les unieron –lucharon contra el rey. Fue una

batalla salvaje que duro hasta el anochecer, pero fue una victoria decisiva para el rey.

Maegor voló en Balerion durante la batalla, y aunque la lluvia disminuía las llamas, el

dragón dejo muerte a su paso.

La Fe Militante siguió siendo su más ferviente enemigo durante todo su reinado, así

como el rey lo era de ellos. Incluso la misteriosa muerte del Septon Supremo en el

44AC, seguida de un Septon Supremo mucho más cordial y dócil que trato de disolver

las Estrellas y Espadas, hizo poco para reducir la constante violencia. La guerra de

Maegor en contra de la Fe se agravo aún más por sus muchos matrimonios, mientras

se esforzaba por tener un heredero. No importaba con cuantas mujeres se casara- o

acostara –aún seguía sin herederos. Tomo como novias a mujeres que habia enviudado-

mujeres de probada fertilidad –pero los únicos niños nacidos de su semilla fueron
monstruosidades: deformes, sin ojos, sin extremidades, o naciendo tanto con las partes

de un hombre como de una mujer. Su decaimiento hacia la locura, algunos dicen,

comenzó con el nacimiento de la primera de estas abominaciones.

Maegor si tuvo una distinción durante su reinado: la culminación de la Fortaleza Roja

en el año 45AC. Fue un proyecto comenzado por el Rey Aegon y continuado por el Rey

Aenys, pero fue Maegor quien lo vio terminado. Fue más allá de los planes de su

hermano y su padre, alzando un castillo rodeado de agua dentro del castillo más

grande, lo que sería conocido como el Torreón de Maegor. Más notable aun, fue el

primero en dirigir la construcción de túneles y pasadizos secretos. Muros falsos fueron

alzados, trampillas- y a lo largo de la Colina Alta de Aegon se construyeron más y más

túneles. La cadencia de herederos de Maegor parecía impórtale poco mientras

supervisaba la construcción. Nombro a Lord Harroway como su nueva Mano, y lo dejo

gobernar el reino mientras él veía como el castillo era completado.

Pero, como era típico del reinado de Maegor, incluso su gran logro se convirtió en

horror. Cuando la fortaleza estaba al fin completada, el rey realizo una fiesta para los

albañiles, escultores y otros artesanos que habían ayudado en la construcción del

castillo. Pero después de tres días de libertinaje a expensas del rey, todos fueron

asesinados para que así el secreto de la Fortaleza Roja solo sea conocido por Maegor.

Al final, fue una confluencia entre la Fe y su propia familia que resulto en la ruina de
Maegor. En el 43AC, su sobrino, el Príncipe Aegon, intento recuperar el trono que por

derecho le pertenecía, esta lucha se conocería como la Batalla bajo el Ojo de Dioses.

Aegon murió en aquella batalla, dejando a su esposa y hermana Rhaena, y sus dos hijas

gemelas; su dragón, Quicksilver, también pereció.

La batalla de Stonebridge

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

Tan pronto como la última piedra fue colocada al terminar la Fortaleza Roja, Maegor ordeno

que las ruinas del Septo de la Conmemoración sean limpiadas de la Colina de Rhaenys al igual

que los huesos y cenizas de los Hijos del Guerrero que murieron allí. En aquel lugar, Maegor

decreto que sea edificado un ―establo para dragones‖, un asentamiento digno de Balerion,

Vhagar y el resto. Y así comenzó la construcción de Pozo Dragón. Era de esperar que fuera

difícil encontrar constructores, y de más para trabajar en dicha construcción. Muchos

hombres fueron los que renunciaron que al final el rey se vio forzado a utilizar prisioneros de

los calabozos de la ciudad como sus trabajadores, bajo la supervisión de constructores traídos

desde Myr y Volantis.

Más tarde, en el 45AC, el rey Maegor entro en una nueva campaña contra la Fe

Militante, quienes no habían rendido sus espadas ante la insistencia del nuevo Septon

Supremo. De acuerdo a un inventario de aquella época, el año siguiente el rey trajo

consigo dos mil cráneos como sus trofeos, los cuales el rey afirmo que pertenecían a los

Hijos del Guerrero y Clérigos Humildes, aunque algunos pensaban que mayormente

eran las cabezas del pueblo llano, quienes estuvieron en el momento y lugar

equivocado. Día tras día, el reino se volvía contra el rey.

La muerte de la Reina Viuda, Visenya, en el 44AC fue un suceso notable aunque

Maegor pareció haberlo tomado con calma. Ella habia sido su más grande aliada y

partidaria desde su nacimiento, buscando siempre su reconocimiento sobre el de su


hermano mayor, Aenys, y haciendo cuanto podía para asegurar su legado. Entre la

confusión después de su muerte, la viuda de Aenys, la Reina Alyssa, huyo de

Rocadragon con sus hijos, así como con Hermana Oscura, la espada de acero valyrio de

Visenya. El hijo mayor de Alyssa y Aenys después de Aegon, el Príncipe Viserys, habia

sido retenido en la Fortaleza Roja como escudero del rey. Sufrió por causa de la huida

de su madre. Viserys murió después de nueve días de interrogatorio a cargo de Tyanna

de la Torre.
El rey dejo su cuerpo en los patios del castillo, esperando que aquello llegue a oídos de

Alyssa y se viera forzada en reclamar el cuerpo de su hijo, pero ella no regreso. Viserys

tenía quince años al momento de su muerte.

Maegor I, muerto sobre el Trono de Hierro

En el año 48 AC, el Septon Moon y Ser Joffrey Doggett- también conocido como el

Perro Rojo de las Colinas–lidero a los Clérigos Humildes contra el rey, con Aguasdulces

de su lado. Cuando Lord Daemon Velaryon, consejero de barcos del rey, se volvió

contra Maegor, muchas de las grandes casas se le unieron. El reinado tiránico de

Maegor no debía continuar, y el reino se rebeló para ponerle un fin. El reclamo por

derecho al Trono de Hierro presentado por el joven Príncipe Jaehaerys–el único hijo

que quedaba de Aenys y Alyssa, Jaehaerys tenía 14 años -termino uniendo a todos los

señores, respaldado por el Señor de Bastión de Tormentas a quien Jaehaerys habia

nombrado Protector del Reino y Mano del Rey. Cuando la Reina Rhaena- con quien
Maegor se habia casado después de la muerte de Aegon –se enteró de la proclamación

de su hermano, voló en su dragón, Dreamfyre, robando a Fuegoscuro mientras su rey y

esposo dormían. Incluso dos miembros de la Guardia Real abandonaron a Maegor,

uniéndose a Jaehaerys.

La respuesta de Maegor a dichos actos fue lenta y confusa, y parecía que esta serie de

traiciones- y tal vez la pérdida de los consejos de su madre –lo habían dejado, en su

propia manera, tan mal como a Aenys. Convoco a sus leales señores a Desembarco del

Rey, pero los únicos que llegaron fueron señores menores de las Tierras de la Corona,

quienes poco podrían hacer contra los enemigos del rey. Fue en una noche, durante la

hora del lobo, cuando los señores que quedaban salieron de la cámara del consejo,

dejando solo a Maegor. Temprano, en la mañana siguiente, fue encontrado muerto en


el trono, sus ropas empapadas en sangre, sus brazos con cortes hechos por las afiladas

espadas del Trono de Hierro.

Y así acabó Maegor el Cruel. Cómo murió es un hecho que genera muchas

especulaciones. Aunque los bardos nos quieran hacer creer que el mismo Trono de

Hierro lo mato, algunos sospechan de sus Guardias Reales, y otros de obrero que el rey

fallo en matar y sabia el secreto de la Fortaleza Roja. Pero tal vez es más creíble quienes

dicen que el mismo rey se mató antes de sufrir una derrota. Cualquiera que sea la

verdad, fue un reinado que termino en la única manera que pudo después de seis años

de terror que Maegor habia puesto sobre el reino. Pero el reinado de su sobrino haría

mucho más para sanar las heridas que Maegor habia causado en los Siete Reinos.

Las esposas de Maegor el Cruel de izquierda a derecha (y de arriba a abajo): Ceryse

Hightower, Elinor Costayne, Tyanna de la Torre, Jeyne Westerling, Alys Harroway, y Rhaena

Targaryen.

LAS ESPOSAS DE MAEGOR EL CRUEL

CERYSE DE LA CASA HGHTOWER

Ceryse fue la hija de Martyn Hightower, Señor de Antigua. Ceryse y Maegor se casaron

en el año 25AC. Él aseguro haber consumado su matrimonio una docena de veces en su

noche de bodas. Maegor se cansó de que ella no le haya podido darle un heredero y

comenzó a tomar otras esposas. Ceryse murió en el 45AC, sufriendo una repentina

enfermedad, aunque se rumora que ella fue asesinada por órdenes del rey.

ALYS DE LA CASA HARROWAY

Alys fue la hija de Lucas Harroway, el nuevo señor de Harrenhal. Este matrimonio

secreto tomo lugar en el 39AC, mientras Maegor era Mano del Rey, lo que lo llevo a su

exilio. Alys se convirtió en reina después de que Maegor la trajera de regreso desde

Pentos. Fue la primera mujer en quedar embarazada por Maegor en el año 48AC, pero
perdió al bebe. Lo que nació fue una monstruosidad, sin ojos y retorcido, y Maegor,

consumido por su furia, culpo y ejecuto a las damas de compañía de la reina, septas y al

Gran Maestre Desmond. Tyanna de la Torre convenció al rey que el niño fue producto

de los romances secretos de Alys, lo que produjo su muerte, la de su padre y Mano del

Rey, Lord Lucas, y cada Harroway, y emparentados con los mismos, que el rey podría

encontrar entre Desembarco del Rey y Harrenhal. Tiempo después, Lord Edwell

Celtigar fue nombrado Mano del Rey.

TYANNA DE LA TORRE

Tyanna fue la más temida de las esposas del Rey. Se rumoraba que era la hija de un

magister de Pentos. Habia sido bailarina de taberna que tiempo después se convirtió en

cortesana. Se decía también que practicaba hechicería y alquimia. Tyanna se casó con el

rey en el 42AC, pero su matrimonio fue tan infructífero como el resto. Algunos la

llamaban el cuervo del rey, era temida por sus habilidades para saber secretos y sirvió

al rey como consejera de los rumores. Eventualmente confeso su responsabilidad por

las abominaciones nacidas de la semilla de Maegor, asegurando que habia envenenado

a sus otras esposas. El mismo rey fue quien la asesino en el 48AC, arrancándole su

corazón con Fuegoscuro y dándoselo de comer a los perros.

LAS ESPOSAS OSCURAS

En el año 47AC, Maegor tomo tres mujeres como sus esposas en la misma ceremonia-

todas fértiles, y viudas quienes perdieron a sus esposos en las guerras dirigidas por

Maegor. Ellas fueron:

ELINOR DE LA CASA COSTAYNE

Elinor fue la menor de las Esposas Oscuras, pero aunque tenía diecinueve años cuando

se casó, le habia dado a sus esposo, Ser Theo Bolling, tres hijos. Ser Theo fue arrestado

por caballeros de la Guardia Real, acusado de conspiración con la reina Alyssa para
reclamar el derecho de su hijo, el Príncipe Jaehaerys, de sentarse en el Trono de Hierro,

siendo ejecutado –todo en el mismo día. Después de 7 días, Elinor fue llamada para

casarse con Maegor. Al igual que Alys antes que ella, Elinor también quedo embarazado

y dio a luz a una abominación de la cual se decía haber nacido sin ojos y con pequeñas

alas. Sobrevivió a aquel parto, y fue un de las dos esposas que aún vivía después de la

muerte del rey.

RHAENA DE LA CASA TARGARYEN

Cuando el Príncipe Aegon fue asesinado por Maegor en la Batalla bajo el Ojo de Dioses,

Rhaena se refugió en Isla Bella bajo la protección de Lord Farman, quien la escondía a

ella y a sus hijas gemelas. Tyanna encontró a las gemelas por lo cual Rhaena fue forzada

a casarse con Maegor. El Rey nombro a la mayor de sus gemelas, Aerea, como su

heredera y así desheredando al único hijo sobreviviente de la Reina Alyssa, Jaehaerys.

Junto con Elinor, fueron las únicas esposas que aún seguían vivas después de la muerte

del rey.

JEYNE DE LA CASA WESTERLING

Alta y delgada, Lady Jeyne habia estado casada con Lord Alyn Tarbeck, quien murió

con los rebeldes en la Batalla bajo el Ojo de Dioses. Habiéndole dado hijos a su anterior

esposo, su fertilidad no tenía duda, y estaba siendo cortejada por el hijo del señor de

Roca Casterly cuando el rey envió por ella. En el 47AC tenía ya un niño en su vientre,

pero el parto comenzó 3 lunas antes de lo previsto, naciendo otro niño monstruo. Al

igual que el niño, Jeyne no sobrevivió por mucho tiempo.

JAEHAERYS I

JAEHAERYS LLEGÓ AL trono en el año 48 DC, en un momento en que el reino había

sido desgarrado por las ambiciones de señores rebeldes, la furia del Septon Supremo y
la crueldad de su tío, Maegor I. Coronado a los catorce, con la corona de su padre,

comenzó su reinado bajo la regencia de su madre, la Reina Viuda Alyssa y la guía de

Lord Robar de la Casa Baratheon, Lord Protector del Reino y Mano del Rey en esos

primeros años. Cuando alcanzó la mayoría de edad, el rey se casó con su hermana

Alysanne, el suyo fue un matrimonio fructífero.

Aunque llegó al trono muy joven, Jaehaerys demostró ser un verdadero rey desde edad

temprana. Era un buen guerrero, hábil con la lanza y el arco, y un caballero dotado. Era

también un Jinete de Dragón, cabalgando a Vermithor, una gran bestia bronce y

marrón, el más grande de lo dragones después de Balerion y Vaghar. Decidido en

pensamientos y acciones, Jaehaerys era sabio para su edad, buscando siempre el

camino más pacífico.

Alysanne, su reina, también era muy querida por todo el reino, siendo a la vez hermosa,

espiritual, inteligente, encantadora y amable. Algunos dicen que ella gobernó tanto

como el rey, y había algo de verdad en ello. Fue por petición suya que el rey Jaehaerys

abolió el derecho de pernada, a pesar de que muchos señores disfrutaban celosamente

de ello. Y la Guardia de la Noche cambió el nombre de uno de sus castillos (Puerta de la

Nieve) por Puerta de la Reina en su honor, en agradecimiento por el tesoro en joyas que

ella les entregó para pagar la construcción de un nuevo castillo en el lago para

reemplazar el enorme y ruinoso Fuerte de la Noche y por su papel en la adjudicación

del Nuevo Agasajo, que fortaleció a la hermandad.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

El Gran Torneo celebrado en el 98 DC en Desembarco del Rey para celebrar el quincuagésimo

año de reinado del rey Jaehaerys, seguramente alegró el corazón de la reina, ya que todos sus

hijos sobrevivientes, asi como sus nietos y bisnietos estuvieron presentes en las celebraciones.

No se habían visto tantos dragones juntos desde antes de la Maldición de Valyria. La justa
final, en la que los Guardias Reales Ser Ryam Redwine y Ser Clement Crabb rompieron treinta

lanzas el uno contra el otro antes de que el rey les proclamara campeones a ambos fue

declarada la mejor justa nunca vista en Poniente.

El Rey y la Reina estuvieron casados por cuarenta y seis años, y fue En su mayoría un

matrimonio feliz, con hijos y nietos en abundancia.

Se registraron dos distanciamientos entre ellos, pero no duraron más de un año o dos

antes de que la pareja reanudase su acostumbrada relación. La Segunda Pelea, sin

embargo, es necesario destacarla, ya que se debió a la decisión de Jaehaerys en 92 DC

de pasar por encima de su nieta Rhaenys (hija de su difunto hijo mayor y heredero, el

príncipe Aemon) a favor de su segundo hijo, Baelon el Valiente, a quien quería otorgar

Rocadragón y claramente, el trono. Alysanne no vio ningún motivo por el que un

hombre debiera ser favorecido sobre una mujer… y si Jaehaerys pensaba que las

mujeres eran de poco uso, entonces no la necesitaba. Con el tiempo, lograron

reconciliarse, pero el rey sobrevivió a la reina y se dice que durante el tiempo que lo

hizo, el dolor de su partida se cernía sobre la corte como un manto.


Si Alysanne fue el amor de su vida, su mejor amigo fue el Septon Barth. Ningún hombre

con un nacimiento tan humilde, se elevó tanto como el franco y brillante septon. Era

hijo de un herrero común, y fue entregado a a la Fe desde muy joven y con el tiempo

llegó a servir en la biblioteca de la Fortaleza Roja, cuidando los libros y registros del

rey. Fue ahí donde Jaehaerys le conoció y pronto fue nombrado Mano del Rey. Muchos

señores de antiguo linaje miraban con recelo, y el Septon Supremo dijo mostrarse

preocupado por las preguntas que surgieron acerca de su ortodoxia, pero Barth
demostró que se equivocaban.

El gran torneo del 98 DC.

Con su ayuda y asesoramiento, el rey Jaehaerys hizo más reformas en el reino que

cualquier otro rey anterior o posterior. Su abuelo, el rey Aegon el Conquistador, había

dejado los Siete Reinos en manos de la tradición y los caprichos locales, Jaehaerys creó

el primer Código Unificado, de manera que desde el Norte hasta las Marcas de Dorne,

todo el reino compartía la misma ley. También implementó grandes obras para mejorar

Desembarco del Rey, especialmente alcantarillas, desagües y pozos, ya que Barth creía

en la importancia del agua fresca y que separar y lavar los desperdicios y despojos era

importante para la salud de una ciudad. Además, el Conciliador inició la construcción

de una red de caminos que un día uniría Desembarco del Rey con el Domionio, las

Tierras de la Tormenta, las Tierras del Oeste, las Tierras de los Ríos, e incluso el norte,

comprendiendo que unir el reino es más fácil que viajar a través de sus regiones

independientes. El Camino Real fue el más grande de estos caminos, llegando a cubrir

cientos de leguas, hasta el Castillo Negro en el Muro.

Sin embargo, el logro más importante de Jaehaerys y del septon Barth fue la

reconciliación con la Fe. Los Clérigos Humildes y los Hijos del Guerrero ya no eran

cazados como en la época de Maegor, a pesar de estar muy reducidos por haber sido

proscritos por este, y seguían inquietos por restaurar sus órdenes. Un problema más

apremiante era el problema de la Fe para juzgar con equidad, y muchos señores se

quejaban de septones sin escrúpulos y septones enriqueciéndose con sus propiedades.

Algunos consejeros instaron al viejo rey a hacer frente a estos problemas y acabar de

una vez por todas con las órdenes militantes, ya que su fanatismo podría devolver el

reino al caos. Otros se preocupaban más por garantizar que los septones respondiesen

ante la misma justicia que el resto del reino. Pero Jaehaerys mandó al septon Barth a
Antigua para hablar con el Septon Supremo y allí comenzó a forjarse un acuerdo

duradero. A cambio de que los últimos restos de las Estrellas y Espadas depusieran sus

armas y que los miembros la de fe se sometiesen a la misma justicia que el reino, el

Septon Supremo recibió la promesa de que la corona siempre protegería y defendería la

Fe. De ese modo, el cisma entre la corona y la Fe fue subsanado.

Por todo esto, el problema más importante en los últimos años del reinado de

Jaehaerys fue el hecho de que hubiese demasiados sucesores al trono. La mala suerte,

había dejado al rey sin heredero claro en dos ocasiones tras la muerte de Baelon el

Valiente en el 101 DC. Para poner en orden el asunto del heredero y otros problemas de

los señores del reino, Jaehaerys reunió el Primer Consejo Magno ese mismo año. Y

todos los señores del reino fueron. El único lugar que podía dar cabida a tanta gente era

Harrenhal y allí se reunieron. Señores, grandes y pequeños, llegaron con su séquito de

vasallos, caballeros, escuderos, mozos y sirvientes. Y detrás de ellos llegaron aún más

seguidoras de campamento, lavanderas, herreros, vendedores ambulantes y carreteros.

Miles de tiendas de campaña se alzaron en forma de lunas hasta convertir la ciudad

castillo de Harrenton en la cuarta más grande del reino.

En este concilio, nueve candidatos fueron valorados y desechados, dejando sólo dos

candidatos al trono: Laenor Velaryon, hijo de la princesa Rhaenys (hija del hijo mayor

de Jaehaerys, Aemon) y el príncipe Viserys, hijo de Baelon el Valiente y la princesa

Alyssa. Cada uno tenía sus méritos, la primogenitura favorecía a Laenor, mientras que

la proximidad favorecía a Viserys, que también fue el último príncipe Targaryen en

montar a Balerion antes de su muerte en el 94DC. Laenor había adquirido

recientemente un dragón, que nombró Seasmoke, convirtiéndose así en Lord Dragón.

Pero a muchos señores del reino lo que les importaba era la prioridad de la línea

masculina sobre la femenina, por no mencionar que Viserys era un príncipe de


veinticuatro años, mientras que Laenor era un niño de siete.

Aun así, Laenor tenía algo más de su parte, era hijo de Corlys Velaryon, la Serpiente del

Mar, hombre más rico de los Siete Reinos y primer Lord Comandante de la Guardia

Real, aunque su fama no le venía de la destreza con las armas, sino de los innumerables

viajes que había realizado a través de los mares del mundo en busca de nuevos

horizontes. Era un descendiente de la familia Velaryon, una familia antigua e ilustre

proveniente de Valyria, que había llegado a Poniente antes que los Targaryen (en eso

las historias están de acuerdo) y que a menudo había proporcionado el grueso de la

flota real. Tantos Velaryon habían servido en el cargo de Almirante y Lord de la Marina

que casi se consideraba un cargo hereditario.

Lord Corlys Velaryon había viajado mucho, tanto al norte como al sur, y cuentan que

una vez buscó llegar al norte de Poniente, pero solo encontró mares helados e icebergs

gigantes por lo que regresó en su nave, el Lobo de Hielo. Pero la mayor parte de sus

viajes los hizo en la Serpiente de Mar, nombre por el que más tarde sería conocido.

Muchos barcos ponientes habían navegado hasta Qarth para comerciar con seda y

especias pero no se atrevían a ir más allá. Lord Velaryon navegó hasta las legendarias

tierras de Yi-Ti y Leng, cuyas riquezas duplicaron las de la casa Velaryon en un solo

viaje.

El Gran Consejo de 101 DC.


Nueve grandes viajes se hicieron sobre la Serpiente de Mar, y en el último, Corlys llenó

la bodega del barco con oro y compró veinte naves más en Qarth, cargándolas con

especias, elefantes y la seda más fina. Algunos se perdieron y los elefantes murieron en

el mar (de acuerdo a lo que dice el maestre Mathis en ‗Los nueve viajes‘), pero la

riqueza aumentó, haciendo a los Velaryon los más ricos del reino, por encima de los

Lannister y los Hightower durante un tiempo.

Corlys Velaryon se convirtió en señor después de la muerte de su abuelo y usó la

riqueza para levantar un nuevo asiento, Marea Alta, para reemplazar el húmedo y

estrecho castillo de Marcaderiva y dar un nuevo hogar al trono de Marcaderiva,

entregado a los Velaryon por el rey Merling para concluir un pacto. El comercio

comenzó a fluir hacia y desde Marcaderiva a las ciudades de Hull y Spicetown (ni idea

de cuáles son, tampoco se seguro si he traducido correctamente los castillos, por lo que

leo, Marcaderiva es el antiguo, pero se sigue nombrando en la actualidad… Si alguien

puede sacarme de dudas lo agradeceré), convirtiéndose en el puerto principal de la

Bahía del Aguasnegras y superando a Desembarco del Rey durante un tiempo.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYDAYN

A los ojos de muchos, el Gran Consejo del 101DC estableció un precedente en materia de

sucesiones, independientemente de la antigüedad, el Trono de Hierro no podría pasar a una

mujer, ni a través de una mujer a sus descendientes masculinos.


Su fama, su reputación y su fortuna fueron una razón de peso para que Laenor heredase

el trono. Así como el apoyo de Boremund Baratheon y Lord Ellard Stark, Lord

Blackwood, Ser Bar Emmon y Lord Celtigar, pero eran demasiado pocos. La marea

estaba en su contra y aunque los maestres nunca sacaron a la luz el número de votos, se

dice que fue de doce a cuarenta a favor del príncipe Viserys. El rey, que no estuvo

presente en las últimas deliberaciones, nombró a Viserys príncipe de Rocadragón.

En sus últimos años, el rey Jaehaerys nombró como Mano a Ser Otto Hightower y este

se llevó a su familia a Desembarco del Rey. Entre ellos, se encontraba Alicent, una joven
inteligente de quince años que se convirtió en compañera de Jaehaerys a su edad. Le

leía, iba a buscar sus comidas e incluso le ayudaba a bañarse y vestirse. Se dice que a

veces el rey pensaba que era una de sus propias hijas. Algunos murmuraban que ella

era su amante.

El rey Jaehaerys, primero de su nombre, conocido como el Conciliador y el Viejo Rey

(siendo el único gobernante que había vivido tantos años), murió pacíficamente en su

cama el año 103DC, mientras que lady Alicent leía para el la ‗Dragones, anfípteros y

guivernos. Historia antinatural‘ de su amigo el septon Barth. Tenía setenta y nueve

años a su muerte y había gobernado sabiamente durante cincuenta y cinco. Poniente

lloró y se afirmó que incluso en Dorne los hombres lloraban y las mujeres rasgaron sus

vestiduras en lamento por un rey que había sido tan justo y bueno. Sus cenizas fueron

enterradas con las de su amada, la Bondadosa Reina Alysanne, bajo la Fortaleza Roja. Y

el reino nunca vio otro como él.

El Rey Jaehaerys I y la Buena Reina Alysanne con su hijo, el Príncipe Aemon.

LOS HIJOS DE JAEHAERYS I, EL CONCILIADOR Y LA BONDADOSA REINA

ALYSANNE QUE VIVIERON HASTA LA EDAD ADULTA

PRINCIPE AEMON: Murió en la batalla contra los piratas de Myr que se habían apoderado de

la parte oriental de Tarth.

PRINCIPE BAELON (Llamado Príncipe Primavera por la fecha de su naciemiento y también

Baelon el Valiente): Cuando el septon Barth falleció durmiendo en el 99DC, el famoso

caballero de la Guardia Real, ser Ryam Redwyne fue hecho mano. Pero su valor y destreza con

la espada y la lanza resultaron no ser igualados por su habilidad para gobernar. Baelon lo

siguió como mano menos de un año después, y lo hizo de manera admirable. Pero mientras

cazaba en 101DC, el príncipe Baelon se quejó de fuerte dolor en un costado y murió a los pocos
días de ‗vientre reventado‘ (es la traducción literal y creo que quiere decir apendicitis).

ARCHIMAESTRE VAEGON (conocido como el SinDragón): fue entregado a la Ciudadela

desde una edad temprana y mantuvo el anillo, la varilla y la máscarade oro amarillo cuando

se convirtió en Archimaestre.

PRINCESA DAELLA: Casada con Lord Rodrik Arryn en el 80DC, murió al dar a luz su única

hija, Aemma.

PRINCESA ALYSSA: Esposa de Baelon el Bravo: dos de sus hijos llevarían corona.

PRINCESA VISERRA: prometida a Lord Manderly de Puerto Blanco, solo para morir por

accidente poco después. Era una dama de espíritu salvaje que se cayó de un caballo mientras

cabalgaba borracha por las calles de Desembarco del Rey.

SEPTA MAEGELLE: Entregada a la Fe, creció hasta ser una septa conocida por su compasión

y su don para la curación. Fue la principal causa de la reconciliación del viejo rey y la reina

Alysanne en el 94DC, tras la segunda pelea. Cuido a los niños afectados de la ‗Escala de

Grises‘, pero se contagió de la enfermedad y murió a causa de ella en el 96DC.

PRINCESA SAERA: aunque fue entregada a la Fe como su hermana Maegelle, no poseía el

mismo carácter y se escapó de la casa madre aun siendo una novicia y cruzó el Mar Angosto.

Vivió en Lys por un tiempo y luego fue a la vieja Volantis, donde acabó sus días como dueña de

una casa de placer.

PRINCESA GAEL (llamada niña de invierno): Simple de mente, pero muy dulce, era la más

querida de la reina. Desapareció del panorama en 99DC, supuestamente muriendo por una

fiebre de verano, pero en realidad se ahogó a si misma en el Aguasnegras después de haber

sido seducida y abandonada por un juglar, dejándola con nada más que un bastardo en su

barriga.
VISERYS I

Después del largo y pacífico reinado del rey Jaehaerys, Viserys heredó un trono

asegurado, un tesoro lleno y un legado de buenas voluntades que su abuelo había

cultivado por más de cincuenta años. La casa Targaryen nunca volvió a ser tan

poderosa como lo fue en el reinado de Viserys. Existieron más príncipes y princesas con

sangre Valyria que en cualquier otro momento después de la Caída y nunca hubo tantos

dragones a la vez como entre los años 103DC y 129DC.

Pero la Danza de Dragones se fraguó durante su reinado y fue debido principalmente a

la gran cantidad de miembros de la realeza. En la primera parte de su reinado, el

principal problema de Viserys fue su propio hermano, el príncipe Daemon Targaryen.

Daemon era voluble y se ofendía con facilidad, pero tenía suerte y era atrevido y

peligroso. Fue nombrado caballero a los dieciséis años, igual que Maegor I y Jaehaerys

mismo le entregó la hoja de acero valyrio Hermana Oscura por su destreza. Había sido

uno de los partidarios de Viserys antes del Gran Consejo, e incluso había reunido un

pequeño ejército de hombres y espadas juramentadas cuando los rumores afirmaron

que Corlys Velaryon estaba preparando la flota para defender los derechos de su hijo,
Laenor. El rey Jaehaerys evitó el derramamiento de sangre, pero muchos recuerdan

que Daemon había estado a punto de llegar a las manos en ese asunto.

El Rey Viserys sobre el Trono de Hierro

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

A pesar de que se había casado con la señora de Piedra de las Runas en el 97DC durante el

reinado del Viejo Rey, el matrimonio no había sido un éxito. El príncipe Daemon encontraba el

Valle aburrido (―En el valle los hombres follan ovejas‖ escribió, ―No se pueden quejar. Sus

ovejas son más bonitas que sus mujeres‖). Y pronto desarrolló animadversión hacia su esposa,

a la que llamaba ―mi perra de bronce‖, después de ver la armadura de bronce rúnico usada

por los señores de la casa Royce.

Daemon se casó con Lady Rhea de la casa Royce en el 97 DC, cuando ella era la

heredera de la antigua Piedra de las Runas en el Valle de Arryn. Era rica y un buen

partido, pero Daemon no encontró el Valle de su agrado y a su esposa incluso menos y

pronto se distanciaron.

Asimismo, se había demostrado una unión estéril y aunque Viserys se negó a que su

hermano dejase de lado el matrimonio, este se refugió en la corte para evitarla. Daemon

sirvió primero como Maestro de la Moneda y Maestro de la Ley, pero su principal rival

era la Mano del Rey, ser Otto Hightower, quien finalmente convenció a Viserys de

sacarlo de estas oficinas. Así, en el 104DC, Viserys nombró a su hermano Daemon

Comandante de la Guardia de la Ciudad.

El príncipe Daemon mejoró el armamento y entrenamiento de la guardia y les dio las

capas doradas que aun llevan a día de hoy y que les llevaron a ser conocidos como

‗Capas Doradas‘. A menudo se unía a sus hombres mientras patrullaban la ciudad,

dándose a conocer rápidamente entre los rateros más humildes y los comerciantes más

ricos y ganó una oscura reputación en burdeles y otros sombríos lugares donde era
habitual hacer uso libre de la mercancía que se ofrecía. El crimen descendió

drásticamente, unos dicen que se debía a los severos castigos que Daemon repartía. Sin

embargo, aquellos que se beneficiaban de su gobierno, deseaban que siguiera así y

pronto se convirtió en Daemon ―Señor del Lecho de Pulgas‖. Más tarde, después de que

Viserys le negase el título de príncipe de Rocadragón, el pasó a ser llamado ―Príncipe de

la Ciudad‖. Fue en los burdeles de la ciudad donde encontró a su amante favorita,

Mysaria, una bailarina lysena muy pálida, cuyo aspecto y reputación habían hecho que

el resto de las prostitutas la llamasen ―Miseria‖ o ―Gusano Blanco‖. Más tarde, se

convirtió en la Dama de los Susurros de Daemon.

Algunos dicen que el apoyo de Daemon a su hermano Viserys en el Gran Consejo fue

motivada por la creencia de que él sería su heredero. Pero en su mente, Viserys ya tenía

un heredero: Rhaenyra, única hija de su matrimonio con su prima la reina Aemma de la

Casa Arryn. Rhaenyra nació en el 97 DC y desde niña su padre estaba encantado con

ella y ña llevaba a todas partes con él, incluso a la Cámara del Concilio, donde la

animaba a mirar y escuchar con atención; por estas razones la corte la adoraba también

y le rendía homenaje. Los cantantes la apodaron ―la Delicia del Reino‖, era brillante y

precoz, una hermosa niña que a los siete años ya era Jineta de Dragón, montada a

espaldas de su dragón Syrax, nombrado así por uno de los antiguos dioses de Valyria.

En el año 105 DC la reina Aemma al fin dio a luz al hijo que el rey deseaba tanto, pero

murió en el parto y el niño, que había sido nombrado Baelon por su madre, solo la

sobrevivió un día. En ese momento, Viserys, harto de ser opacado en el tema de la

sucesión y sin tener en cuenta los precedentes del 92 DC y el Gran Consejo del 101 DC,

declaró oficialmente a Rhaenyra Princesa de Rocadragón y heredera. Una gran

ceremonia fue organizada en la que los Lords se hincaban ante ella, sentada a los pies

de su padre. El príncipe Daemon no estuvo entre ellos.


En el año 105 DC, ocurre uno de los grandes eventos: la introducción de ser Criston

Cole en la Guardia Real. Nacido en el 82 DC como hijo de un mayordomo de los

Dondarrion de Refugionegro. Criston ya había llamado la atención de la Corte en el

torneo de Poza de la Doncella en el que se celebró la ascensión de Viserys al trono y

donde ganó en el combate cuerpo a cuerpo y quedó segundo en las justas.

Daemon Targaryen

De cabello negro, ojos verdes, y honrado, resultó ser la delicia de las damas de la corte,
sobre todo de la princesa Rhaenyra. Ella tuvo un encantamiento infantil con él,

llamándolo ‗mi caballero blanco‘ y rogó a su padre hacer de él su escudo juramentado,

cosa que hizo, después de eso, Cole estaba siempre junto a la princesa y llevaba sus

colores en las justas. Años después se dijo que la Princesa solo tenía ojos para Ser

Criston, peor no hay razón para dudar que fuera totalmente honrado.

Las cosas se complicaron cuando ser Otto Hightower convenció al Rey Viserys de

anunciar su intención de casarse con Lady Alicent, la hija de ser Otto y ex niñera del

Viejo Rey. Casi en su totalidad, el reino celebró esta unión. Rhaenyra, segura en su

puesto de heredera, dio la bienvenida a la nueva novia de su padre, siendo que se

conocían desde hacía mucho tiempo en la corte. No todo fue tan alegre en el Valle,

donde se decía que el príncipe Daemon había azotado al siervo que le llevó la noticia del

matrimonio, ni en Marcaderiva, donde Lord Corlys y la princesa Rhaenys habían visto a

su hija Laena rechazada por el rey.

Entre los frutos del matrimonio del rey Viserys con Alicent Hightower estaba la alianza

entre el príncipe Daemon y la Serpiente de Mar. Cansado de esperar una corona que

cada día parecía estar más lejos de su alcance, Daemon decidió labrarse su propio

reino. Para ello Daemon y Corlys Velaryon hicieron causa común, gracias a los pillajes

del reino de las Tres Hermanas, o, como se la llamaba a menudo, la Triarquía, la unión

de Lys, Myr y Tyrosh que habían nacido de una exitosa alianza contra Volantis. Al

principio, esta alianza había sido aplaudida en los Siete Reinos, pero con el tiempo se

convirtieron en una amenaza peor que los piratas y corsarios que habían derrotado.

La lucha comenzó en el 106 DC, la Serpiente de Mar proporcionó la flota y Daemon a

Caraxes y su habilidad para comandar a los hombres y llevar a los segundos hijos y

caballeros sin tierras que se unieron bajo su bandera. El rey Viserys contribuyó a la

guerra, enviando oro para contratar mercenarios y suministros.


Ellos, lograron muchas victorias en los años siguientes dos años, culminando cuando el

Príncipe Daemon mató en combate singular al príncipe de Myr, el Almirante Craghas

Drahar, llamado el Alimentador de Cangrejos. Cuando escuchó que Daemon se había

declarado Rey del Mar Angosto en 109 DC se oyó decir al Rey Viserys que su hermano

podía mantener su corona ―si eso le mantiene alejado de los problemas‖. Sin embargo,

demostró ser una afirmación prematura. La Triarquía despachó una nueva flota y un

ejército el año siguiente y Dorne se unió a la Triarquía en la guerra contra Daemon y su

reciente pequeño reino.

En el año 107 DC Alicent al fin le dio un hijo a Viserys, Aegon, así el rey finalmente tuvo

un hijo varón, que fue seguido por Helaena, su futura esposa y otro hijo llamado

Aemond. Pero el nacimiento de un hijo significaba que la sucesión sería puesta una vez

más en tela de juicio, especialmente por la reina y su padre, la Mano, quienes estaban

ansiosos por ver como su sangre se alzaba por encima de la de Aemma. Pero ser Otto se

sobrepasó y fue depuesto en el año 109 DC, reemplazado por ser Lyonel Strong, que

había servido hábilmente como Maestro de la Ley. Para el rey Viserys el asunto está

claro: Rhaenyra era su heredera y él no quería escuchar ningún argumento de ninguna

clase, a pesar de los decretos del Gran Consejo del 101 DC que colocan siempre a un

varón por encima de una mujer.

Las cuentas y cartas conservadas de esa época, empiezan a hablar del ―partido de la

Reina‖ y el ―partido de la Princesa‖ y gracias al torneo de 111 DC pasaron a ser

conocidos como los verdes y los negros. Se dice que este torneo la reina Alicent iba

vestida con un precioso traje color verde, mientras que Rhaenyra dejó clara su

herencia, llevando un vestido negro adornado con rojo, los colores de la casa Targaryen.

Este mismo torneo vio el regreso de sus guerras de Daemon, Rey del Mar Angosto.

Llevaba su corona cuando se bajó de Caraxes, pero se la quitó al arrodillarse ante


Viserys y la presentó como muestra de lealtad. Viserys le puso en pie, le devolvió la

corona y le besó en ambas mejillas; a pesar de todo lo sucedido entre ellos, Viserys

realmente amaba a su hermano. Los que estaban presentes en el torneo lo vitorearon,

pero ninguno tan fuerte como Rhaenyra, quien amaba a su deslumbrante tío. Más o

menos… aunque nuestras fuentes son contradictorias.

Fue solo unas lunas después que Daemon fue exiliado. ¿Cuál fue la razón? Las fuentes

que nos han llegado a la actualidad son muy diferentes. Algunos, como Runciter y

Munkun, sugieren que el rey Viserys y el rey Daemon se pelearon, y el amor entre

hermanos rara vez sobrevive a las querellas, y por eso Daemon se fue. Otros dicen que

fue Alicent (Ser Otto, probablemente) quien convenció a Viserys de que Daemon debía

dejarlos. Pero hay dos que hablan más a fondo sobre el asunto.

El Septon Eustace, en su Reinado del rey Viserys, primero de su nombre y la Danza de

los Dragones que vino después, que fue escrita por él cuando la guerra llegó a su fin.

Aunque seco y pesado en su escritura, Eustace era claramente un hombre de confianza


de los Targaryen y habla con precisión acerca de muchas cosas. El Testimonio de

Champiñón es otra cosa. Un enano de tres pies de altura y con una enorme cabeza (y un

miembro enorme acorde con ella si se quieren creer las habladurías). Champiñón fue el

bufón de la corte y se pensaba que le faltaba un tornillo, por ello, los notables de la

corte solían hablar libremente a su alrededor. Su Testimonio, alega ser un recuento de

los acontecimientos de los años en que estuvo en la Corte, realizado por un escriba

anónimo. Está lleno de cuentos de Champiñón sobre de asesinatos, orgías, citas y

demás, todo descrito con muchos detalle explícitos. Las historias de Septon Eustace y

de Champiñón suelen estar en desacuerdo, pero hay en ocasiones, algunas

sorprendentes coincidencias entre ellos.

Daemon Targaryen ofrece su corona a Viserys I.

Eustace afirma que Daemon y la princesa Rhaenyra fueron encontrados en la cama

juntos por ser Arryk Cargyll y fue esto lo que provocó que Viserys exiliase a su hermano

de la corte. Champiñón, cuenta una historia diferente: que Rhaenyra solo tenía ojos

para ser Criston Cole, pero el caballero había declinado sus atenciones. Fue entonces

cuando su tío se ofreció para enseñarle las artes del amor para que ella pudiese llevar al

virtuoso ser Criston a romper sus votos. Pero cuando ella finalmente se acercó a Ser

Criston, el caballero (de quien Champiñón jura que era tan casto y virtuoso como una
septa vieja) reaccionó con horror y disgusto. Todo esto pronto llegó a oídos de Viserys.

Y sea cual sea la auténtica versión de la historia, lo cierto es que Daemon pidió la mano

de la princesa Rhaenyra a condición de que se anulase su matrimonio con Lady Rhea.

Viserys se negó y en lugar de eso exilió a Daemon de los Siete Reinos bajo pena de

muerte. Daemon se marchó, volviendo a los Peldaños de Piedra para continuar con su

guerra.

Princesa Rhaenyra
En el 112DC, ser Harrold Westerling falleció y ser Criston Cole se convirtió en el Lord

Comandante de la Guardia Real. En 113DC la princesa Rhaenyra alcanzó la mayoría de

edad. En los años previos a este acontecimiento, muchos hombres le habían hecho la

corte (entre ellos el heredero de Harrenhal, ser Harwin Strong, conocido como

‗Rompehuesos‘ y fue nombrado caballero más fuerte del reino), la cubrieron de regalos

(como hicieron los gemelos ser Jason y ser Tyland Lannister de Roca Casterly),

compusieron canciones a su belleza e incluso batallaron por ella (como hicieron los

hijos de lord Blackwood y lord Bracken), incluso se habló de una boda con un príncipe

de Dorne para unir los reinos en última instancia.

La reina Alicent (y ser Otto, su padre), intentaron que se casara con su hermano,

Aegon, a pesar de ser mucho más joven. Pero los dos hermanos nunca se habían llevado

bien y Viserys sabía que su reina deseaba más el matrimonio por ambición que por el

amor de Aegon hacia Rhaenyra.

Haciendo caso omiso de todos esos pretendientes, Viserys prometió a Rhaenys con el

hijo de la Serpiente de Mar, que había sido su rival en el Gran Consejo del 101DC.

Laenor tenía sangre de dragón por ambas partes e incluso su propio dragón – un

espléndido dragón gris y blanco al que llamó Seasmoke -. Era el mejor partido y uniría

a dos facciones que habían estado enfrentadas desde 101DC. Sin embargo, había un

problema: con diecinueve años, Laenor prefería la compañía de los escuderos de su

misma edad y reconoció que nunca había conocido a una mujer íntimamente ni

engendrado un bastardo. Según cuentan, el Gran Maestre Mellos le contesto: ‗¿Y qué?

No soy aficionado al pescado, pero cuando se sirve pescado, me lo como‘.

Pero Rhaenyra tenía una idea bien diferente de todo esto. Puede que esperase haberse

casado con Daemon, como afirma Eustace, o en seducir a ser Criston Cole, como afirma

Seta alegremente. Pero Viserys hizo oídos sordos a todo eso y dio una única respuesta a
sus objeciones: Si se negaba a ese matrimonio, reconsideraría la sucesión. Y después de

esto vino una ruptura definitiva entre la relación de ser Criston Cole y Rhaenyra, aún

no sabemos por cuál de los dos estuvo instigada: ¿habría ella intentado seducirlo una

vez más? ¿Habría admitido finalmente el amor que tenía por ella y ahora que parecía

estar prácticamente casada le habría ofrecido fugarse juntos? No sabría decirlo.

Tampoco puedo decir si hay algo de verdad en la afirmación de que Cole la dejase, ella

entregó su virginidad (si es que todavía lo era) a ser Harwin Strong, un caballero de una

especie mucho menos escrupulosa. Seta afirma que el mismo los encontró en la cama,

pero no se puede confiar en la mitad de lo que dice y en la otra mitad, no se quiere

confiar. Lo que podemos decir con certeza es que en 114DC, la princesa Rhaenyra y el

recién nombrado caballero ser Laenor se casaron y como es costumbre, un torneo fue

llevado a cabo durante la celebración.

En este torneo, Rhaenyra tenía un nuevo campeón, Rompehuesos, mientras que por

primera vez, ser Criston luchó por la reina Alicent. Cuentan que en ese torneo Cole

luchó con tal furia que derrotó a todos sus rivales. Rompió la clavícula y el codo de

Huesosrotos – nombre que después de esto, la Seta le dio a Rompehuesos. Pero la peor

injuria del día fueron las lesiones que causó al favorito de Laenor, Ser Joffrey

Lonmouth, que era llamado el Caballero de los Besos. Fue sacado del campo sin sentido

y ensangrentado, aunque lucho seis días antes de morir, dejando a Laenor sumido en

un mar de amargas lágrimas de tristeza.

Después de esto, ser Laenor partió a Marcaderiva y algunos incluso llegaron a

preguntarse si el matrimonio habría sido consumado. Rhaenyra y su esposo pasaron

gran parte del tiempo separados, ella en Rocadragón y el en Marcaderiva. Sin embargo,

si el reino estaba preocupado por sus herederos, no tuvo que esperar mucho, a finales

de 114DC Rhaenyra dio a luz un niño sano al que llamó Jacaerys (y no Joffrey, como ser
Laenor había esperado), llamado Jace por amigos y familiares. Y sin embargo, siendo

Rhaenyra de la sangre del dragón así como Laenor y poseer este nariz aguileña, rasgos

finos, pelo blanco y plata y los ojos color púrpura que revelaban su propia herencia

Valyria ¿por qué entonces, Jacaerys tenía el pelo y ojos de color marrón y nariz chata?

Muchos se fijaron en ello y en el descomunal ser Harwin Strong, jefe de los ‗negros‘ y

compañero constante de la Rhaenyra y ataron cabos.

Rhaenyra tuvos dos hijos más - Lucerys (llamado Luke) y Joffrey – durante su

matrimonio con ser Laenor Velaryon, y todos ellos nacieron sanos y fuertes, con el pelo

castaño y una nariz chata que ni Rhaenyra ni Laenor poseían. Entre los ‗verdes‘ se decía

que eran obviamente hijos de ‗Huesos Rotos‘ y muchos dudaban que pudiesen ser

señores Dragón. Pero por orden de Viserys, cada uno de ellos recibió un huevo de

dragón, colocado en su cuna y todos ellos eclosionaron, dando lugar a Vermox, Arrax y

Tyraxes. El rey, por su parte, hizo caso omiso de los rumores, lo cual quería dejar claro

que seguía manteniendo a Rhaenyra como heredera.

Cuatro tragedias en 120DC harían que ese año fuese recordado como el de la Primavera

Roja (que no debe confundirse con la primavera roja de 236DC) y que sentó las bases

de la Danza con Dragones. La primera de esas tragedias fue la muerte de Laena

Velaryon, hermana de Laenor y una vez considerada como esposa para Viserys, se

había casado con el príncipe Daemon después de que Lady Rhea muriese mientras

cazaba en el Valle (Daemon por su parte, se había cansado de los Peldaños de Piedra y

había renunciado a su corona; otros cinco hombres le seguirían como reyes del Mar

Angosto, hasta que un rey mercenario acabó con todo ello).

Laena dio a Daemon dos hijas gemelas, Baela y Rhaena. Aunque el rey Viserys primero

enfureció por el matrimonio que tuvo lugar sin su permiso, permitió a Daemon

presentar sus hijas a la corte en el 117DC, en contra de las objeciones del consejo. Él
amaba a su hermano y pensó que la paternidad le haría asentarse. En el 120DC Laena

se puso de parto una vez más y tuvo el varón que Daemon siempre había deseado. Sin

embargo, lo que fue extraído de su vientre era retorcido y deforme y expiró poco

después de nacer al igual que Laena.

Pero fueron ser Corlys y su esposa Rhaenys quienes más tuvieron que lamentar aquel

año. Todavía lloraban a su hija cuando la muerte vino a llevarse a su hijo. Todos están

de acuerdo en que Laenor asistía a una feria en Spicetown cuando fue asesinado.

Eustace nombró culpable a su amigo y compañero (y amante, como dirían algunos) ser

Qarl Correy, diciendo que se pelearon porque Laenor quería dejarle a un lado por su

nuevo favorito. Los cuchillos volaron y Laenor fue asesinado. Ser Qarl huyó y nunca

más se supo de él.

Seta, tiene una versión diferente y más negra: que el príncipe Daemon había pagado a

Correy para asesinar a Laenor y así quedarse a Rhaenys para él.

La tercera tragedia, fue la pelea entre los hijos de Rhaenyra y los de Alicent, causada

cuando el Aemond Targaryen, que no tenía dragón, intentó reclamar el dragón de

Laena, Vaghar, para si mismo. Los empujones fueron seguidos por los puñetazos

después de que Aemon se burlase de los hijos de Rhaenyra llamándolos ‗Strong‘ – hasta

que el joven príncipe Lucerys tomó un cuchillo y se lo clavó en el ojo -. Después de esto,

fue conocido como Aemond un Ojo y a pesar de todo se las arregló para ganarse a

Vhagar (tuvo la oportunidad de vengar la pérdida de su ojo en los años siguientes

aunque el reino sangraría por ello).


Los hijos de Princesa Rhaenyra: Jacaerys, Joffrey y Lucerys

Antes de su matrimonio con Daemon, Laena había estado prometida durante casi una década

con el hijo de un antiguo Señor del Mar de Braavos, pero el joven había dilapidado la fortuna e

influencia de su padre y se había convertido en un parásito y una vergüenza para Lord Corlys.

No fue una gran sorpresa cuando Daemon, en una visita tras la muerte de su esposa, vio a

Laena (de quien se decía que era incomparablemente bella) y habló en privado con la

Serpiente de Mar sobre matrimonio. Poco después, el príncipe Daemon provocó a su prometido

braavosi despiadadamente, retándolo a un combate singular. Así llego el fin del


hijo del Señor del Mar de Braavos.

Al final Viserys trató de hacer la paz, de modo que hizo que le cortasen la lengua a

cualquier hombre o mujer que pusiera en duda la paternidad de los hijos de Rhaenyra.

Luego mando a Alicent volver con sus hijos a Desembarco del Rey, mientras que

Rhaenyra se quedaría en Rocadragón para que no pudiesen pelear de nuevo. Ser Erryk

Cargyll se quedó en Rocadragón como escudo juramentado de Rhaenyra, relevando a

ser Harwin Strong, que regresó a Harrenhal.

La última tragedia (que algunos podrían decir que lo fue menos), fue el incendio de

Harrenhal que se cobró la vida de Lord Lyonel y su hijo y heredero ser Harwin. Pero lo

que lo cuentan, son unos ignorantes. Viserys, viejo, cansado y cada vez mas

desinteresado del gobierno del reino, se quedó sin mano, mientras que Rhaenyra se

quedó sin marido y como algunos decían, sin amante. Algunos lo cuentan como un

accidente, pero otros sugieren posibilidades aún más malvadas. Algunos creen que

Larys Pie Zambo - uno de los inquisidores más jóvenes del rey y el hijo más joven de

Lord Lyonel – lo habría arreglado para gobernar Harrenhal. Otros insinúan que el

propio príncipe Daemon estaba detrás de todo.E

En lugar de buscar una nueva mano, Viserys recurrió a ser Otto Hightower a instancias

de Alicent. Y en lugar de llorar la muerte de su marido, Rhaenyra al fin se casó con su

tío, el príncipe Daemon. En los últimos días del 120DC tuvieron a su primer hijo, un

varón al que llamaron Aegon (como el Conquistador), cosa que enfureció a Alicent,

puesto que su primogénito también se llamaba así. Ambos jóvenes, llegaron a ser

conocidos como Aegon el Viejo y Aegon el Joven.

En el año 122DC vio la luz el segundo hijo de Rhaenyra y Daemon, Viserys. No era tan

robusto como Aegon o sus hermanastros Velaryon pero si el más precoz. Algunos lo

tomaron como un presagio cuando el huevo de dragón colocado en su cuna no


eclosionó.

Y así los asuntos del reino fueron progresando hasta el fatídico día del 129DC cuando

murió el rey Viserys. Su hijo Aegon el Viejo se había casado con su hermana Helaena y

esta había dado a luz dos gemelos: Jaehaerys y Jaehaera (el más pequeño de ellos, era

un niño extraño, pequeño para su edad, nunca lloraba ni sonreía como hacen los niños)

y otro hijo llamado Maelor, nacido en el 12DC. En Marcaderiva, la Serpiente de Mar

empezó a encontrarse mal y guardaba reposo en cama. Viserys, ahora en el invierno de

sus años pero aún cabal, se hizo abundantes heridas a si mismo con el Trono de Hierro

en el 128DC, después del pronunciamiento de una sentencia. La herida se infectó y al

final el maestre Orwyle (que había sustituido al maestre Mellos el año anterior) se vio

obligado a amputarle dos dedos. Esas medidas demostraron no ser suficientemente

estrictas y entre los años 128 y 129 Viserys estaba cada vez más enfermo.

En el tercer día, de la tercera luna de 129DC, mientras entretenía a Jaehaerys y

Jaehaera en su cama con un cuento de sus tátara-tatara-abuelos luchando contra

gigantes, mamuts y salvajes más allá del Muro el rey se cansó. Envió a sus nietos fuera

cuando terminó el cuento y cayó en un sueño del que nunca despertó.

Había gobernado durante veintiséis años sobre los Siete Reinos, en el periodo de mayor

prosperidad jamás visto, pero sembrando dentro de ella la desastrosa caída de su casa y

la muerte del último de los dragones.


Los hijos de Rey Viserys: Aegon, Daeron y Aemond.

AEGON II

NINGUNA GUERRA FUE tan sangrienta y cruel como la Danza de los Dragones,

nombre que recibió por Munkun y los cantantes. De los muchos tipos de guerra que

hay, esta fue la peor, esta fue una guerra entre hermanos. A pesar de que Viserys tenía

la inquebrantable decisión de que la corona debía ser para Rhaenyra, el príncipe Aegon

estaba totalmente convencido que él era la persona indicada para seguir en la línea de
sucesión. Esta mentalidad le venía de su madre, la segunda esposa del rey y, del lord

comandante de la guardia real, quienes aun antes de que el cuerpo de Viserys terminara

de enfriarse desafiaron su última voluntad.

Cuando Rhaenyra se enteró de este hecho monto en cólera, ella en ese momento se

encontraba en Roca Dragón a punto de dar a luz a su tercer hijo con el príncipe

Daemon.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

En Roca Dragón no se escucharon vítores. En su lugar, se escuchaban gritos por todo lo largo

de la escalera de la torre del dragón y llegaron incluso hasta los dormitorios de la princesa

Rhaenyra Targaryen, la cual se encontraba en su tercer día de trabajo de parto. El niño no

esperaría a la próxima luna para nacer, todo parecía indicar que las noticias que se

comentaban en Desembarco del Rey estaban influyendo severamente en las emociones de la

mujer, la cual estaba enojada y furiosa, la invadía una rabia ciega, una furia negra y

pareciera como si el príncipe que ella llevaba dentro también estuviera peleando y luchando

por salir. La princesa grito maldiciones a lo largo de todo su trabajo de parto, maldijo a los

dioses, maldijo a su madre, a sus medios hermanos y a la reina, definitivamente iba a

atormentarlos a todos ellos antes de dejarlos morir. Maldijo también a la criatura que llevaba

en su vientre: ―¡maldito, maldito seas, sal ya de aquí!‖ gritaba mientras arañaba con locura su

vientre hinchado. El maestre y la partera intentaban calmarla ―¡vete de aquí, vete!, ¡SAL YA!

Cuando el bebe finalmente nació, era una criatura horrosa, un monstruo: era una niña que

había nacido muerta, torcida y con un agujero en su pecho en el lugar donde debería haber

estado su corazón. Al menos así la describía Seta. El enano nos decía que él fue quien llevo a la

pequeña cosa al patio donde posteriormente fue quemada siguiendo con las tradiciones

familiares. La niña muerta había sido nombrada como Princesa Visenya.

Al día siguiente cuando Rhaenyra despertó de los efectos producidos por la leche de la
amapola anuncio: ―ella era mi única hija y ellos me la mataron, robaron mi corona y

asesinaron a mi hija, ellos responderán por esto‖.

Una vez superado el trauma por el nacimiento de su hija Rhaenyra comenzó a

prepararse para la guerra. Tanto ella como Alicent tenían aliados entre los miembros de

la familia y los grandes señores del reino. Cada lado tenía a sus respectivos dragones.

Todo esto no podía ser otra cosa sino más que una receta que solo traería desastres y

así fue, el reino se desangro como nunca antes lo había hecho y pasarían años antes de

que las cicatrices por fin sanaran.

Seta afirmaba a su vez que la reina Alicent había apresurado la muerte de su marido

con ―una pizca de veneno‖, podemos desistir de la idea de que se la haya echado en el

vino, pero nadie puede negar que la primer sangre que se derramo en la danza fue la

del anciano consejero de la moneda Lord Beesbury. Él fue el único miembro del consejo

privado que hablo a favor de Rhaenyra diciendo que ella era la verdadera heredera del

difunto rey Viserys y que era ella quien debía ser coronada. Los detalles con respecto a

su muerte difieren. Algunos dicen que murió de un resfriado tras haber sido arrojado a

las celdas negras y otros sostienen que Ser Criston Cole, Lord Comandante de la

Guardia Real quien pronto comenzaría a ser llamado el hacedor de reyes, cortó su

garganta con una daga cuando el anciano se retiraba de la mesa. Setas discrepa de estas

teorías y sostiene que Cole arrojo a Beesbury por una ventana, aunque se debe recordar

que en ese momento Setas se encontraba en Roca Dragón junto a Rhaenyra. Pero estos

acontecimientos están lejos de ser los últimos asesinatos que se acontecieron durante la

danza, la parte más lamentable fueron los asesinatos de los jóvenes príncipes Lucerys

Velarion, hijo de Rhaenyra y, Jaehaerys , el hijo y heredero de Aegon.

La muerte de Luke Velarion fue presenciada por muchos ojos en Bastión de Tormentas,
todas las partes estuvieron de acuerdo. Había sido enviado por su madre a Bastión de

Tormentas para obtener el apoyo de Ser Borros, cuando llega se encuentra con el

príncipe Aemond Targaryen, quien había llegado con anterioridad y había sido enviado

con su mismo propósito Aemond era mayor, más fuerte y más cruel que Lucerys –

odiaba a Lucerys con pasión, pues había sido el quien le quito su ojo cuando tenía

nueve años-. Ser Borros se negó completamente al pedido de Aemond de cobrar

venganza dentro de sus salones, pero le especifico que no le importaba lo que pasara

fuera de ellos. De esta forma Aemond monto sobre Vhagar y comenzó a perseguir a

Lucerys quien huía montado en su dragón Arrax. El príncipe y su dragón se vieron

obstaculizados por la tormenta que había, finalmente, Aemond lo alcanza y mata a

jinete y dragón a las afueras de las murallas del castillo de Bastión de Tormentas,

asesinándolos y provocando que cayeran en picada hacia el mar.

Rhaenyra se derrumbó por las noticias. No así, el padrastro de Lucerys, el Príncipe

Daemon Targaryen. El mensaje que el Príncipe Daemon envió a Rocadragón después

de haber recibido las noticias de la muerte de Lucerys era, ―Ojo por ojo, hijo por hijo.

Lucerys será vengado.‖ Él era el Príncipe de la Ciudad, y todavía tenía muchos amigos

en los guisados y burdeles de Desembarco de Rey. La jefa de ellos era su anterior

amante, Mysaria, el Gusano Blanco. Ella concretó su venganza, contratando a un bruto

y a un cazador de ratas conocidos en la historia como Sangre y Queso. Gracias a su

profesión, el cazador de ratas conocía todos los secretos de los túneles de Maegor.

Resbalándose en la Fortaleza Roja, Sangre y el Queso cogieron a la Reina Helaena y sus

niños… y entonces le ofrecieron a la esposa a Aegon II una opción brutal: ¿cuál de sus

hijos morirá? Ella lloró y suplicó y ofreció su propia vida. Finalmente ella nombró a

Maelor—el más joven, pues juzgó que era demasiado joven para entender. Sangre y el

Queso mataron al Príncipe Jaehaerys en cambio, cuando su madre gritó su horror.


Entonces Sangre y el Queso huyeron con la cabeza del príncipe; fieles a su palabra, sólo

mataron a uno de los hijos de Aegon.

A la salida de la guerra, los partidarios principales de Aegon II eran Lord Hightower, Lord

Lannister, y en el futuro Lord Baratheon. Lord Tully deseó luchar por el rey, pero era anciano

y estaba postrado, pero su nieto lo desafió. Los partidarios principales de Rhaenyra eran Lord

Velaryon, su prima Lady Jeyne Arryn, y Lord Stark (aunque su ayuda tardó en venir, pues

tenía a cada hombre en las cosechas antes de que el invierno cayera en el Norte). Lord Greyjoy

atacó las Tierras de Oeste en su nombre, también, para la sorpresa de Rey Aegon, quién había

cortejado su apoyo. Los Tully, más adelante, se unieron a la causa de Rhaenyra, desafeando

los deseos del finado Lord Tully. Los Tyrell, sin embargo, no se involucraron en la guerra,

igual Dorne.

La muerte del príncipe Lucerys y su dragón Arrax.


Éstos no eran los únicos asesinatos en esa guerra larga y brutal. Tan patética como era

la muerte de Jaehaerys, la del pequeño Príncipe Maelor, que no sobreviviría a su

hermano por mucho tiempo era aún peor. Ser Rickard Thorne de la Guardia Real fue

despachado para llevar a Maelor en el secreto a Antigua, dónde estaría seguro con los

Hightower, pero en Puenteamargo fue detenido y asesinado por una chusma. El propio

Maelor fue rasgado en pedazos en Puenteamargo, cuando cada hombre y mujere de la

chusma trató de exigir al infante como su propio premio. Cuando Lord Hightower

arrasó Puenteamargo en venganza y vino a exigir la justicia Lady Caswell, ella pidió

misericordia para sus niños antes de colgarse de los muros de su castillo.

Incluso la Guardia Real participó de estos enfrentamientos. Ser Criston Cole envió a Ser

Arryk Cargyll a Roca Dragón con la intención de infiltrarse en la ciudadela haciéndose

pasar por su gemelo Ser Errik. El propósito de esto era matar a Rhaenyra (o a sus hijos,

en esta parte los relatos difieren). Sin embargo, la casualidad quizo que Ser Arryk y Ser

Errik se encontraran en los pasillos de la ciudadela. Los cantantes cuentan que en el

enfrentamiento que hubo ellos no paraban de profesarse el amor que sentían el uno por

el otro, finalmente luego de chocar sus aceros, murieron llorando el uno en los brazos

del otro.

Sin embargo, Seta, quien dice haber presenciado el enfrentamiento asegura que la

realidad del duelo fue mucho más brutal: condenándose mutuamente por traidores y se

hirieron de muerte con grandes resentimientos entre ellos.

Cuando esto tuvo lugar Ser Criston Cole decidió castigar a ―los señores de negro‖,

aquellos abanderados que permanecían fieles a Rhaenyra. Rosby, Stokeworth, Valle

Oscuro, fueron cayendo una por una ante él, pero la casa Gajal, con Lord Staunton, que

ya había sido avisada de la llegada de Cole mediante cartas prefirió no luchar contra él y
atrincherarse en su castillo, enviando cuervos a Roca dragón pidiendo ayuda.

En Rocadragón, dónde los Targaryen habían gobernado por mucho tiempo, la gente común

había visto a sus los gobernantes bonitos, extranjeros, casi como dioses. Muchas doncellas

desfloradas por los señores Targaryen se consideraban bendecidas si la ―semilla de dragón‖ se

plantó en su útero, y por esta razón había muchos en Rocadragón que pudieron debidamente

reclamar— o por lo menos sospechar—que la sangre Targaryen corría por sus venas.

Esa ayuda llegó en la forma de la Princesa Rhaenys—de cincuanta y cinco años, pero

tan intrépida y determinada, como en su juventud—y su dragón Meleys, la Reina Roja.

Pero Cole había traído a dragones tambien— Aegon II en persona llegó al campo en

Sunfyre, y su hermano Aemond Un-ojo montaba a Vhagar, el más gran dragón viviente.

Se cuenta que la Princesa Rhaenys, la Reina Que Nunca Fue, no se encogió ante su

enemigo. Con un grito alegre y un crujido de su látigo, ella envió a Meleys a

enfrentarlos. Sólo Vhagar y Aemond salieron indemnes de esa batalla; Sunfyre estaba

lisiado, y el Rey Aegon II apenas sobrevivió, con las costillas rotas, una cadera rota, y

quemaduras que cubrieron la mitad de su cuerpo. Peor estaba su brazo izquierdo,

dónde el fuego de dragón fundió la armadura del rey en su carne. El cuerpo de Rhaenys

se encontró varios días después entre la ruina del cadáver de la Reina Roja, pero tan

quemada, que era irreconocible.

Aegon se pasó el año siguiente de su reinado en aislamiento, sanando de sus heridas

terribles, pero la guerra seguía bramando. Y mientras el Rey Aegon tenía muchas

ventajas en la guerra con su mayor hermana, su poder en los dragones no estaba entre

ellas. Al final de la guerra Aegon solo contaba con cuatro dragones lo suficientemente

grandes para luchar, mientras que su hermana tenía acceso a ocho y a uno más en caso

de ser necesario. A pesar de esto aún le quedaban tres dragones viejos que no habían

sido reclamados por nuevos jinetes: Sylverwing, quien era montado por la antigua reina
Alyssane, Seasmoke, que había sido el orgullo de Ser Leanor Velaryon y Vermithor,

inmontable luego de la muerte del rey Jaehaerys. Luego quedaban tres dragones

salvajes que podían ser domesticados si se podían encontrar a sus jinetes: Cannibal,

como lo habían nombrado los del pueblo llano, había atacado Roca dragón incluso

antes de la llegada de los Targaryen (aunque Munkun y Barth son algo escépticos con

respecto a esta afirmación), Grey Ghost, un dragón tímido con las personas que prefería

comer pescado que el mismo cazara del mar y la dragona Sheepstealer, Marrón y lisa,

la cual recibía ese nombre porque prefería robar ovejas de las majadas para luego

comérselas. El príncipe Jacaerys anuncio (si es que se puede creer en el testimonio de

Seta) que cualquier hombre o mujer que pudiera montar uno de estos dragones seria

ennoblecido.

La princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II montado sobre Sunfyre.

Muchos intentaron montar los dragones que todavía estaban disponibles en


Rocadragón. Los más peligrosos de éstos eran los dragones salvajes, por lo que no era

una sorpresa de que los dragones, que habían aceptado a jinetes previamente, fueron

los primeros en aceptar a los nuevos jinetes. Entre estos nuevos jinetes de dragón

estaba Addam de Hull—un valiente y joven noble, que fue traído por su madre, Marilda

de Hull, junto con su hermano Alyn, para que hagan la prueba de montar un dragón.

Ella reveló que los muchachos eran los hijos de Laenor Velaryon—y de hecho, muchos

se sorprendieron— pero Lord Corlys no lo cuestionó, cuando adoptó a ambos en la Casa

Velaryon.

Seta pone una posibilidad más creíble del linaje de Addam y Alyn: era el propio Señor Corlys

quién engendró a ambos muchachos, cuando pasó muchos de sus días en los astilleros de Hull,

dónde el padre de Marilda era capitán. Los muchachos no habían sido reconocidos,

mantenidos lejos de la corte, mientras aún vivía la Reina de fiero temperamento, la Que Nunca

Fue. Pero después de su muerte, Lord Corlys aprovechó la oportunidad de reconocerlos…

después de una manera.

Addam exigió el dragón de Laenor, Seasmoke. Su hermano, Alyn, tuvo menos éxito con

Sheepstealer, y por el resto de sus días llevó las marcas de las llamas de dragón en su

espalda y piernas.

Sheepstealer fue domado por Nettles—una sencilla chica de baja cuna y piel oscura, que

alimentó con carne de carnero al dragón día a día, hasta que se acostumbrara a ella. El

dragón y su jinete jugaron su parte en la guerra, pero la lealtad de Nettles no estaba tan

clara como del valiente Ser Addam. Cuando ella y el Príncipe Daemon se volvieron

amantes, se formó una cuña final entre Rhaenyra y su marido. Nettles—a quien el

príncipe llamó Netty—sobrevivió a su príncipe, así como su esposa. Nettles y

Sheepstealer desaparecieron antes del final de la guerra, y nadie supo adonde fueron
hasta años después.

Pero de todos los jinetes de dragón el peor fue Ulf, también conocido comoUlf el

BlancoyUlf el Beodo, fue un hombre de armas de Rocadragón durante la época de la

Danza de los Dragones. Fue presumiblemente una de las semillas de dragón. Fue

nombrado caballero junto a Hugh Hammer, ambos querían riquezas, señoríos y, sobre

todo poder, el primero fue el jinete de Sylverwing y el segundo de Vermithor.

En la Batalla del Gaznate, Hugh luchó valientemente sobre su dragón por el bando de

los Negros. Sin embargo, traicionó a Rhaenyra junto a Ulf el Blanco y se unieron a los

Verdesen la Batalla de Ladera, por lo que fueron conocidos como los Dos Traidores.

Ambos fueron asesinados miserablemente, el primero fue envenenado con vino y el

segundo asesinado por Ser Jon Roxton durante la segunda batalla de Ladera.

Las batallas que se sucedieron durante la guerra de la danza de los dragones, no se

pueden narrar fácilmente, las mismas van más allá de números de muertos, o de en

cuantos pedazos se partió al reino. Se trató de una guerra donde los hombres

levantaban estandartes de un dragón tricéfalo dorado en nombre de Aegon solo para

encontrarse que sus vecinos, sus hermanos habían levantado los estandartes de un

dragón tricéfalo rojo en honor a Rhaenyra, este estandarte además tenía un halcón

volando sobre una luna, por su madre que era una Arryn y un caballito de mar, en

honor a su difunto esposo.

Muchos ejércitos se reunieron bajo el nombre del rey o de la reina, pero más allá de eso,

eran hermanos peleando contra hermanos, padres peleando contra hijos y así se

desangraba el reino. Pero si hablamos de los caballeros más leales, estos sin duda

fueron, Daemon Targaryen y Aemond Targaryen, uno apoyaba a la reina y el otro a

Aegon. Luego de que Aegon II fuera gravemente herido junto a Sunfyre en la pelea con

Rhaenys y Meleys, su hermano Aemond fue nombrado como Lord protector del reino,
incluso llego a ponerse la corona de su hermano, la corona del conquistador, hecha de

acero valyrio y rubíes, pero nunca se llamó a si mismo rey.

Cuando Rhaenyra se enteró de la traición de Hugh Martillo y Ulf el Blanco en la Primera

Batalla de Ladera, dónde volvieron a sus dragones contra sus fuerzas, su rabia era tal que

intentó arrestar a los otras "semillas de dragón" que habían tomado el mando de dragones.

Entre ellos Addam Velaryon estaba, pero fue prevenido por la Serpiente del Mar, y escapó.

El joven Ser Addam murió valientemente a la Segunda Batalla de Ladera, demostrando su

fidelidad con su vida, después de que se dudaba de él por los hechos de los Dos Traidores.

Cuando sus huesos se devolvieron a Marcaderiva desde el Árbol de Cuervos en 138 CA, el

epitafio de la tumba de Lord Alyn consistida en una palabra: ―FIEL.‖

Por desgracia para los verdes estos hechos fueron muy desafortunados. Aemond era

demasiado inexperto y audaz como para tomar el mando del reino y Daemon Targaryen

estaba en ese momento con el control del castillo de Harrenhal, por este motivo

Aemond decidió tomar Harrenhal nuevamente y marcho hacia allí con su dragón.

Cuando llego se encontró el castillo vacío, cosa que lo alegro, pero esto no fue sino hasta

que supo la verdadera razón por la cual estaba deshabitado. Daemon había reclutado a

los miembros que aún le eran fieles a Rhaenyra y había logrado rendir el castillo sin

mucho derramamiento de sangre. Pero la sangre si corrió con las ejecuciones de Ser

Otto Hightower, Ser Jasper Wylde y los Lores Rosby y Stokeworth quienes fueron
decapitados. La reina viuda Alicent fue encarcelada, pero Aegon aún seguía

recuperándose de sus heridas, aprovechando esta situación Ser Larys Strong escapo del

castillo por pasadizos secretos.

La Princesa Rhaenys sobre Meleys atacando al rey Aegon II sobre Sunfyre.

El reino reamente se volvió loco durante la Danza de Dragones, pero fue en

Desembarco del Rey, donde la mayoría de los dragones perdieron sus vidas. El

Desembarco del Rey había caído en manos de Rhaenyra, gracias a la destreza del

Príncipe Daemon, pero después de la Primera Batalla de Ladera, la inquietud se

extendió a lo largo de la ciudad.

A sólo sesenta leguas, Ladera se había saqueado de manera más salvaje: miles fueron

quemado, y miles más ahogados nadando en el río tratando de huir, chicas y mujeres

violadas hasta la muerte, y dragones alimentándose entre las ruinas. La victoria que

Lord Hightower había ganado con la ayuda del Príncipe Daeron y los Dos Traidores

aterrorizó Desembarco del Rey, cuando los ciudadanos creyeron que ellos serían los

siguientes. La propia fuerza de Rhaenyra se esparció y se agotó, por lo que sólo

quedaban los dragones para defender la ciudad.

Fue el miedo a los dragones y a su presencia lo que con el tiempo dio origen al ―pastor‖

Durante los disturbios enDesembarco del Rey, el Pastor comenzó a despotricar contra

los dragones, no sólo contra los que venían a atacar la ciudad, sino contra todos los

dragones en general.El pueblo llano, enloquecido, lo escuchó predicar y después de que

él hiciera que diez mil gargantas gritaran "¡Mátalos!" ¡Mátalos!" , marchó con gran parte

dela multitud y se dirigió a Pozo Dragón, donde tres de los dragones de Los Negros y

uno de los dragones de Los Verdes moraban.

En el vigésimo segundo día de la quinta luna del año 130 AC, Aemond Un ojo y Daemon

Targaryen entraron en su última batalla. Ese mismo día, el caos y la muerte se


apoderaron de Desembarco del Rey. La reina Rhaenyra había encarcelado Ser Corlys

para ayudar a su nieto, Ser Addam Velaryon, escapar de la detención cuando fue

acusado de traición a la patria. Algunas de las espadas juramentadas de la serpiente de

mar se unieron a la multitud desenfrenada, algunos escalaban las paredes para tratar

de liberar a la serpiente de mar, sólo para ser ahorcados cuando eran capturados. La

reina Helaena, loca de dolor, saltó del torreón y murió al caer en un foso lleno de

estacas. Los rumores que se propagaron por Desembarco del Rey afirmaban que fue
asesinada por Luthor Largent a instancias de Rhaenyra Targaryen. Esa fue la noche en

que el pastor quizo entrar a pozo dragón para matar a todos los dragones que había

dentro.

Hermana Oscura

LAS BATALLAS MÁS DESTACADAS DE LA DANZA

LAS BATALLAS DE 129 AC

BATALLA DE LA QUEMA DE MOLINO, donde el Príncipe Daemon y los Blackwoods

derrotaron a los Bracken.

BATALLA DEL GAZNATE, donde la flota de Corlys Velaryon fue derrotado por los buques de

la Triarquía, aliados de Aegon. Esta batalla resultó en la muerte de Jacaerys, Príncipe de Roca

Dragón, y Vermox, su dragón, y la muerte del príncipe Aegon y su Dragón, Stormcloud.

BATALLA DE VADO CENIZA, donde Aegon el hermano menor de la anciano príncipe Daeron

ganó sus Espuelas.

LAS BATALLAS DE 130 AC

BATALLA EN LA FORTALEZA ROJA, donde los hombres del oeste rompieron las riveras y

pululaban en las tierras de los ríos, estos acontecimientos fueron antes de que Lord Jasón

Lannister fuera herido de muerte por el escudero de Pate, hojalarga.

La BATALLA A LAS ORILLAS DEL LAGO,llamado elAlimento de los Pecespor sus

participantes, fue una batalla acaecida a lo largo de la orilla occidental del Ojo de Dioses

donde Jason Lannister fue arrojado al lago por los Lords de las tierras de los ríos, donde

finalmente falleció.

LA BATALLA DE BUTCHERS, donde la mano de Aegon II, Ser Criston Cole, desafió a Ser

Garibald Gris, Ser Roderick Dustin (apodado la ruina), y Ser Pate de Hojalarga (apodado el

asesino de leones. Cole murió sin pena ni gloria asesinado por flechas en vez de por la espada,

y sus huéspedes y seguidores fueron destruidos a partir de entonces.


PRIMERA BATALLA DE LA LADERA Fue conocido como lasTraiciones de Ladera pues d

urante el enfrentamiento los Dos Traidores cambiaron de bando, Ulf el Blanco y Hugh

Hammer fueron enviados con sus dragones, Vermithor y Ala de Plata, a Ladera. Los Negros

que la defendían eran casi 9.000, incluyendo tropas de Puenteamargo, Granmesa y las

Tierras de los Ríos, así como los Lobos del Invierno. Este enfrentamiento resultó en las

muertes de Ser Ormund Hightower, quien dirigió las fuerzas de los verdes, y su famoso primo

Ser Brynden a manos de Ser Roderick Dustin, quien también fue asesinado.

LA BATALLA DE POZO DRAGON: no fue una verdadera batalla, sino que consistió en una

turba furiosa del pueblo llano, que era liderada por un hombre al que la historia apodo como

el Pastor, el cual predicaba que los dragones era demonios a los ojos de la fe de los Siete.

Asaltaron el lugar donde se encontraban los dragones descansando. Esto provoco, además de

miles de muertes, el asesinato de cinco dragones. Este enfrentamiento obtuvo la pérdida de Ser

Willum Royce; y la muerte de Ser Glendon Goode, quien fue Lord Comandante de la guardia

real de la reina por un día, y de Joffrey, el Príncipe de Roca Dragón.

BATALLA POR ENCIMA DEL OJO DE LOS DIOSES: en esta batalla se llevo a cabo el infame

duelo entre el príncipe Aemond Un ojo y el Príncipe Daemon Targaryen y entre Vhagar y

Caraxes. Se dice que Daemon saltó de Caraxes a Vhagar, y mató al Príncipe Aemond con

hermana oscura, los dragones cayeron a las aguas. Vhagar y Caraxes murieron a su vez, al

igual que Daemon Targaryen, aunque su huesos nunca fueron recuperados

SEGUNDA BATALLA DE LA LADERA: Donde los dragones realmente danzaron. Esto resultó

en la misteriosa muerte del príncipe Daeron, la muerte del valiente Ser Addam Velaryon, y las

muertes de Seasmoke, Tessarion, y Vermithor.


LAS BATALLAS DE 131 AC

BATALLA DEL CAMINO REAL: apodada por los que lucharon en ella como "el lodazal", fue la

última batalla de la guerra. Esta dio lugar a la muerte del Ser Borrós Baratheon a manos del

joven Lord Tully

El Joven Joffrey Velaryon, el Príncipe de Roca Dragón, el cual encontró su muerte al

tratar de salvar a su dragón Tyraxes en la batalla de pozo dragón. Joffrey montaba a

Syrax, el dragón de su madre, el cual al no reconocer al jinete que lo montaba lo tiro de

su lomo. A esta batalla no sobrevivieron ni el jinete ni la bestia. Algunos rumores sobre

esta batalla dicen que los dragones fueron asesinados por la turba violenta, otros que

fueron asesinados por el pastor, algunos incluso llegan a decir que fue el mismo herrero

quien los mato. Sea cual sea la verdad, hay una realidad innegable y es que cinco

dragones y miles de personas murieron aplastadas esa noche. La mitad de los dragones

que comenzaron la Danza ya estaban muertos para esa etapa de la guerra y la misma

aún no había acabado, por lo que Rhaenyra se vio en la necesidad de huir de la ciudad

poco después.

Finalmente llego el último enfrentamiento, pero no fue por la muerte de los dragones o
de los príncipes lo que lo logro, fue a costa de la muerta de Rhaenyra y de su esposo

Daemon y de miles de inocentes.

Rhaenyra fue la primera en morir. Cuando su esposo cayó, la casa Velaryon se puso en

su contra. Con cada vez más enemigos en Desembarco del Rey, Rhaenyra huyo sin

prácticamente un centavo y tuvo que vender su corona para encontrar la forma de

llegar a Roca Dragón, pero cuando llego se encontró con Aegon II y su dragón Sunfyre

quienes habían sido recientemente heridos y se encontraban medio moribundos.

La batalla de Pozo dragón.

La locura se apoderó de la ciudad después de que Rhaenyra huyó, y se mostró de muchas

maneras. Lo más extraño de todo fue el ascenso de dos pretendientes a reyes que reinaron

durante el tiempo que se conoció como la Luna de los Reyes Magos.

El primero fue Trystane Truefyre, un escudero de un caballero errante de dudosa reputación

llamado Ser Perkin la Pulga, quien declaró Trystane era el hijo natural de Viserys I. Después

de la Toma de Pozo Dragon y la huida de Rhaenyra, el pastor y su mafia gobernaban gran

parte de la ciudad, pero Ser Perkin instalo a Trystane en la abandonada Fortaleza Roja y

comenzaron a emitir edictos. Cuando Aegon II, finalmente, volvió a tomar la ciudad, Trystane

suplicó la bendición de la caballería antes de ser ejecutado, increíblemente la recibió.

El otro rey era más curioso aún fue un niño que se hizo conocido como Gaemon Palehair. Este

niño de cuatro años de edad, fue declarado como un bastardo de Aegon II (cosa bastante

probable, dado las actitudes por demás obscenas del rey en su juventud). Desde su asiento en

la Cámara de Besos encima de la colina de Visenya, se reunieron sus seguidores y emitieron

una serie de edictos. Su madre fue más tarde ahorcada, después de haber confesado que él era

el hijo de una de hombre cabello plateado que era un remero de Lys, pero Gaemon se salvó y se

mantuvo en la casa del rey. Con el tiempo se hizo amigo de Aegon III, convirtiéndose en su
compañero constante y catador de alimentos, puesto que ocupo durante algunos años, antes

de fallecer por ingerir una comida envenenada que había sido destinada al propio rey.

Los verdaderos relatos de Munkun, basados a su vez en el relato de Orwyle, revelan que

cuando cayó Desembarco del Rey, Larys Strong se llevó oculto al rey con él.

Astutamente lo envió a Roca dragón, porque tenía la certera creencia de que a

Rhaenyra nunca se le ocurriría buscar a su hermano en su propio bastión. Durante el

medio año que tardo en recuperarse de sus heridas estuvo en una remota aldea de

pescadores, mientras Rhaenyra y gran parte de su corte estaban en Desembarco del

Rey. Durante ese tiempo Sunfyre fue alimentado por Cole a base de ganado mientras se

curaba, su ala herida nunca llego a cicatrizar completamente, quedándole en un ángulo

un tanto extraño, lo que no le permitió volver a volar con normalidad. Cuando fue

capaz de recuperar su fuerza mato al tímido dragón Grey Ghost, pero debido al estado

en que el dragón se encontraba se dieron lugar a confusos informes en donde se

afirman que fue Cannibal quien en verdad lo mato.

Rey Aegon encontró a muchos alrededor de Rocadragón que albergaban resentimientos

y rencores contra Rhaenyra—por la pérdida de hijos, maridos, y hermanos en su guerra,

o por los desaires reales o imaginarios—y con su ayuda conquistó Rocadragón. La caída

de Rocadragón duró menos de una hora, casi sin oposición… salvo la hija de Príncipe

Daemon, Baela Targaryen de catorce años y su joven dragón, Moondancer. Baela había

escapado a los hombres que intentaron asirla y había montado a su dragón.

Y cuando Aegon II estaba por aterrizar en el patio del castillo en el lomo de Sunfyre,

creyéndose triunfante, el dragón y la princesa subieron para encontrárselo.

Moondancer era más pequeño que Sunfyre, pero también más veloz y ágil, y ni al

dragón, ni a la princesa en su espalda les faltó valor. El dragón atacó y arañó y rasgó a

Sunfyre, hasta que una explosión de llamas segó a la bestia. Enredados, ambos
dragones se cayeron con sus jinetes. Aegon II brincó en el último momento de la

espalda de Sunfyre, quebrándose ambas piernas, mientras que Baela caía con

Moondancer hacia un amargo final. Cuando Alfred Broome blandió su espada para

matarla, mientras ella estaba tumbada quebrada e inconsciente, Ser Marston Aguas le

quitó la espada y llevó a Baela al maestre, salvando su vida.

Rhaenyra nunca se enteró de esta batalla, pero poco importaba, Aegon II enfurecido

por la rabia y la agonía de tener sus piernas destrozadas y por la inminente muerte de

su dragón, toma la decisión de darle de comer a Sunfyre a Rhaenyra, frente los ojos de

su único hijo varón, Aegon el joven, y así termino la vida de la reina el vigésimo

segundo día de la décima luna de 130 AC.

Su medio hermano no sobrevivió mucho tiempo a ella. Aunque Rhaenyra estaba

muerta y Aegon el Joven aún estaba en sus manos, Aegon II todavía tenía muchos

enemigos que continuaron luchando contra él. Lucharon tanto por miedo a sus

represalias como lo hicieron para Rhaenyra, pero ellos lucharon, y demostraron ser

mayor enemigo. Cuando Ser Borros Baratheon por fin llego con su fuerza, marchando

en contra de lo que quedaba de Las fuerzas de Rhaenyra, podría haber sido una

oportunidad para cambiar el rumbo de la historia. Pero Ser Borros cayo en el camino
real, las esperanzas de ganar la guerra se hicieron añicos, los señores de los ríos fueron

quienes se encargaron de realizar esta tarea, mientras Lord Stark venia por el camino

real con sus propias fuerzas.

Fue en ese tiempo que Ser Colys Velarion, liberado de las mazmorras y ahora sirviendo

en el consejo privado, aconsejó a Aegon que tomara el negro y se uniera a la guardia de

la noche. El rey, no obstante, se negó, y planeó dar órdenes de sacarle la oreja a su

joven sobrino, como advertencia a los adeptos a Aegon el Joven. Subió a su literapara

ser llevado a sus aposentos, y le dieron una copa de vino para el camino. Cuando la

litera llegó y su escolta levantó la cortina, encontraron al rey muerto con sangre en sus

labios. Y así terminó Aegon II, asesinado por los hombres que le servían, ya que ellos

habían visto el fin aunque él no.

El reino estaba destrozado y sufrió al menos durante un tiempo más, pero la guerra, La

Danza de los Dragones, por fin había terminado. Ahora lo que le esperaba al reino era el

Falso Amanecer, la Hora del Lobo y el Rey Quebrado.

Rhaenyra enfrentando su muerte

LOS DRAGONES EN LA DANZA

DRAGONES DEL REY AEGON II

Sunfyre, también conocido comoel Dorado, fue el dragóndel rey Aegon II Targaryen.

Luchó en la guerra de la Danza de los Dragones, en la que devoró a Rhaenyra

Targaryentras su derrota y a Moondancer, el dragón de Baela.

Vhagar Aemond utilizo al dragón para atacar las Tierras de los Ríos. No consigo

sobrevivir a la batalla en Harrenhal contra Caraxes. Ambos dragones cayeron desde

gran altura al Ojo de Dioses. Su cadáver no fue encontrado hasta varios años más tarde.

DreamFyre Reina Helaena, fue uno de los cuatro dragones que se encontraban en

Pozo Dragóncuando miles de hombres de la ciudad se alzaron en revuelta contra ellos.


Tessarion, (príncipe Daeron) también conocido comoLa Reina Azul, Tessarion peleó

contra Addam Velaryon y Seasmokeen la Segunda batalla de Ladera.

Morghul (Jaehaera Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los

Dragonesdebido a su juventud. Fue asesinado por los habitantes de Desembarco del

Rey en Pozo Dragóndurante la revuelta acaecida debido a la inseguridad y el miedo

Shrykos (Jaehaerys Targaryen). No luchó en la guerra de la Danza de los

Dragonesdebido a su juventud. Durante la batalla de pozo dragón La gente atacó a los

dragones como hormigas; un hombre, se dice que era Hobb el Talador, subió a la

espalda de Shrykos, se agarró a su cuello y aunque la bestia se retorció y rugió para

quitárselo, el hombre fue capaz de asestarle siete hachazos, nombrando a los Siete en

cada uno.

DRAGONES DE LA REINA RHAENYRA

Syrax (Rhaenyra Targaryen) enorme y formidable, fue asesinado durante el asedio a

pozo dragon.

Caraxes, apodado El Wyrm Sangriento, fue el dragón del príncipe Daemon Targaryen.

Se trataba de un terrorífico dragón entrenado para la batalla. Montado en Caraxes,

Daemon desafió a Aemond Targaryen, yendo este último montado en Vhagar. Tras una

brutal batalla, dragones y jinetes murieron en el Ojo de Dioses

Vermaxfue el dragón de Jacaerys Velaryon. Luchó en laBatalla del Gaznate, donde

murió al volar demasiado bajo y estrellarse contra el mar.

Arraxfue el dragón de Lucerys Velaryon joven pero fuerte, fue asesinado junto a su

jinete en la bahía de los naufragios.

Tyraxesfue el dragón de Joffrey Velaryon. No llegó a luchar en la guerra de la Danza

de los Dragones, falleció durante el asedio a pozo dragón.

Stormcloud fue el dragóndel rey Aegon III Targaryen en su juventud. El dragón fue
herido por varios disparos de ballestas y por el proyectil de un escorpión que le atravesó

el cuello. Aguantó lo suficiente para llevar a su jinete hasta Rocadragón, donde murió

una hora después.

Meleys, (Rhaenys la reina que nunca fue) apodadola Reina Roja, Durante la guerra

civil luchó en la Batalla de Grajal. Se enfrentó a Aegon II Targaryen y Sunfyre junto a

Rhaenys. La batalla acabó con la muerte de Rhaenys y Meleys,

Moondancer fue un joven dragón que tuvo a un único jinete, Baela Targaryen Era un

dragón hembra joven, esbelto, pero lo suficientemente fuerte como para llevar a una

chica joven. Moondancer fue devorado por Sunfyre.

Sylverwing (la buena reina Alyssane) Durante la Danza de los Dragonesfue montado

por Ulf el Blanco en la Batalla del Gaznate. Fue uno de los dragones semi salvajes de

Montedragónque Los Negros intentaron domar con nuevos jinetes. . Fue uno de los

pocos dragones que sobrevivió a la guerra

Seasmokefue el dragónde Laenor Velaryon. A la muerte de éste, quedó sin dueño y

vivió en estado salvaje. Finalmente, fue domado por Addam Velaryon. Fue asesinado

por Vermithor en la segunda batalla de la ladera.

Vermithor, apodadoFuria de Bronce, fue el dragón de Jaehaerys I Targaryen. A la

muerte de este El dragón se rindió ante un herrero bastardo llamado Hugh Hammer,

quien lo montó durante la guerra. Vermithor mató a Seasmoke clavándole los dientes

en el cuello y arrancándole la cabeza en la segunda batalla de la ladera.

Sheepstealer (Nettles) fue un dragón salvaje que vivió durante la Danza de los

Dragones y uno de los pocos que logro sobrevivir a la misma.

Grey Ghost fue un dragón salvaje que habitaba el lado oriental del volcán

Montedragón. Fue nombrado así por los habitantes de Rocadragón. Este dragón nunca

fue reclamado ni montado por ningún hombre. Murió y fue parcialmente devorado por
Sunfyre a su regreso a Rocadragón.

Cannibal era un dragón negro como el carbón. Su guarida estaba llena de huesos de

aspirantes a jinete de dragón. Vivió en la parte posterior de Montedragón y sus

habitantes lo apodaron así porque tenía debilidad por la carne de dragones muertos,

recién nacidos y sus huevos. Jamás fue domado.

Morning (Lady Rhaena) era muy joven para luchar y por lo tanto sobrevivió a la

guerra.

AEGON III

CUANDO AEGON EL Joven subió al Trono de Hierro en 131 DC como Aegon III, tras la

muerte de su tío Aegon II, el reino bien podría haber pensado que sus problemas

habían acabado. Los partidarios de Aegon III habían derrotado al remanente de las

huestes de Aegon II en la Batalla del Camino Real y tenían control completo de


Desembarco del Rey. La flota de los Velaryon le sirvió una vez más al Trono de Hierro,

y la Serpiente Marina de seguro ayudaría a guiar a su joven rey. Peor estas esperanzas

se construyeron sobre arena, y este periodo pronto llegó a ser conocido como el Falso

Amanecer. Aegon II había enviado hombres a través del Mar Angosto en busca de

mercenarios, y nadie sabía si estos regresarían o cuando lo harían, para vengar a su rey.

En el oeste, el Kraken Rojo y sus saqueadores asaltaron la Isla Bella y las costas

occidentales. Y un terrible y duro invierno—declarado por primera vez por el Cónclave

de Antigua en 130 DC, en el Día de la Doncella—había caído con fuerza en el reino, y se

extendería durante seis crueles años.

El Joven Rey Aegon III.

En ninguna parte de los Siete Reinos el tema del invierno fue tomado con tanta

importancia como en el Norte—y el miedo de tal invierno había llevado a los Lobos del

Invierno a reunirse bajo el estandarte de Roderick Dustin y a morir luchando por la

reina Rhaenyra. Pero tras ellos llegó una armada aún más numerosa de hombres sin

hijos y sin hogar, hombres solteros, ancianos, e hijos jóvenes, bajo el estandarte de

Lord Cregan Stark. Ellos habían venido por la guerra, por la aventura y el pillaje, y por
una muerte gloriosa para ahorrar a sus parientes más allá del Cuello una boca más que

alimentar.

El envenenamiento del Rey Aegon II les había negado aquella oportunidad. Lord Stark

aun dirigió su ejército hacia Desembarco del Rey, pero para un propósito diferente. El

había planeado castigar a Bastión de Tormentas, Antigua, y Roca Casterly por haber

apoyado al rey. Pero Lord Corlys ya había enviado emisarios a la Roca, Bastión de

Tormentas y Antigua, exigiendo la paz. Durante seis días, mientras la corte esperaba

noticias del éxito o fracaso de Lord Corlys y el reino temblaba ante la posibilidad de

más guerras, Lord Cregan ejerció influencia en la corte. Esto llegó a ser conocido como

la Hora del Lobo.

Sin embargo, en una cosa, Lord Stark no sería disuadido: los traidores y envenenadores

del Rey Aegon II debían pagar el precio. Matar a un rey cruel e injusto en una batalla

legítima era una cosa. Pero el vil asesinato, y el uso de veneno, fue una afrenta a los

mismísimos dioses que lo habían ungido. Cregan arrestó a veintidós hombres en

nombre de Aegon III—entre ellos estaba Larys el Patizambo y Corlys Velaryon.

Intimidado, el joven Aegon III—quien en ese entonces tenía once—accedió en nombrar

a Lord Stark como su Mano.

Cregan Stark sirvió en ese cargo durante un solo día, presidiendo sobre los juicios y las

ejecuciones. La mayoría de los acusados tomó el negro (liderados por el astuto Ser

Perkin la Pulga). Tan sólo dos eligieron la muerte—Ser Gyles Belgrave de la Guardia

Real quien no deseaba sobrevivir a su rey, y Larys el Patizambo, el ultimo del antiguo

linaje de la Casa Strong.

Lord Corlys se salvó del juicio por el complot de Baela y Rhaena Targaryen, quienes
convencieron a Aegon de emitir un edicto real restaurándoles su cargo y honores, y luego por

Aly la Negra Blackwood cuando le entregó su mano en matrimonio a Lord Stark a cambio de

permitir que el edicto de Aegon se mantenga.

El dia despues de las ejecuciones, Lord Stark renuncio como Mano. Ningun hombre

sostuvo el cargo tan brevemente, y pocos lo dejaron con tanta satisfacción. Regresó al

Norte, dejando a muchos de sus feroces Norteños en el sur. Algunos se casaron con las

viudas de las Tierras de los Ríos, otros vendieron sus espadas o prestaron juramento al

servicio de algún señor, y unos pocos se dedicaron al pillaje. Pero la Hora del Lobo

habia terminado, y era el tiempo de los regentes.

El periodo de la regencia de Aegon—que se extendió desde 131 DC, cuando heredó el

trono, hasta 136 DC cuando alcanzó la mayoría de edad—fue presidido por un consejo

de siete. Tan sólo uno de esos regentes—el Gran Maestre Munkun—permaneció hasta el

final; los otros fallecieron, renunciaron o fueron reemplazados. De todos estos, el mejor

fue la Serpiente Marina, quien falleció en 132 DC a la edad de setenta y nueve; durante

siete días sus restos fueron velados bajo el Trono de Hierro, y el reino lloró su pérdida.

LOS REGENTES DEL REY AEGON III

EL PRIMER CONCILIO DE SIETE:

LADY JEYNE ARRYN, LA DONCELLA DEL VALLE

Fallecida por enfermedad en Puerto Gaviota en 134 DC.

LORD CORLYS VELARYON, LA SERPIENTE MARINA

Fallece por vejez en 132 DC, a la edad de setenta y nueve.

LORD ROLAND WESTERLING DEL RISCO

Fallece por la Fiebre Invernal en 133 DC.

LORD ROYCE CARON DE CANTO NOCTURNO

Renunció a su puesto en 132 DC.


LORD MANFRYD MOOTON DE POZA DE LA DONCELLA

Fallece por edad y enfermedad en 134 DC.

SER TORRHEN MANDERLY DE PUERTO BLANCO

Renunció a su puesto en 132 DC, tras la muerte de su padre y hermano por la Fiebre Invernal.

GRAN MAESTRE MUNKUN

El único hombre en mantener su cargo desde 131 DC hasta 136 DC.

EL RESTO:

LORD UNWIN PEAKE

Tomó el lugar de Lord Corlys en 132 DC, renunció en 134 DC.

LORD THADDEUS ROWAN

Ocupó su puesto en 133 AC, tras la muerte de Lord Westerling, y relevado de su cargo en 136

DC.

SER CORWYN CORBRAY

Esposo de Rhaena Targaryen, reemplazó a Lord Mooton en 134 DC, y fue asesinado por un

ballestero en Piedra de las Runas ese mismo año.

WILLAM STACKSPEAR

Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC.

MARQ MERRYWEATHER

Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC.

LORENT GRANDISON

Elegido por sorteo en el Gran Consejo de 136 DC.

Los años de la regencia de Aegon estuvieron marcados por disturbios. Ser Tyland

Lannister—uno de los hombres que había regresado con las manos vacías de las

Ciudades Libres (ya que las compañías libres recibían abundantes compensaciones tras

el colapso del Reino de las Tres Hijas) —sirvió hábilmente como Mano del Rey, a pesar
de la ceguera y mutilaciones que sufrió a manos de los torturadores de la Reina

Rhaenyra cuando se negó a decirle donde había escondido la mayor parte del tesoro

real de Aegon II. Pero la Fiebre Invernal se lo llevó en 133 DC.

Todo empeoró cuando Urwin Peake, Señor de Starpike, Dustonbury, y Whitegrove, se

convirtió primero en regente, después en Mano. Él había desempeñado un rol

importante en la Primera y la Segunda Batalla en Ladera, y se había sentido

menospreciado cuando no fue elegido como uno de los primeros regentes. Pero pronto

compensó por esto, adquiriendo cada vez más poder. Se encargó de que sus parientes

obtuvieran cargos importantes, intento casar a su propia hija con el Rey Aegon III tras

el aparente suicidio de la Reina Jaehaera, y se trató de debilitar a sus rivales por

cualquier medio posible.

Lord Alyn, el nieto de la Serpiente Marina, era el líder entre los rivales de la Mano. Se le

negó el puesto de su padre como regente, así que navegó hacia los Peldaños de Piedra.

Allí se ganó el apodo de Puño de Roble tras una grandiosa victoria en el mar, pero su

reciente fama demostró ser divisiva cuando regresó a Desembarco del Rey. La Mano

tenía intención de tomar el control de los Peldaños de Piedra y ponerle fin al reino

pirata de Racallio Ryndoon, pero la rápida acción de Velaryon significaba que la mayor

parte de la flota no podría desembarcar las fuerzas necesarias para conseguir esto. La

fama y reputación de Puño de Roble sólo incrementaron tras su victoria, ganándoles

honores y recompensas de los regentes a pesar de las protestas de Lord Peake. Al final,

la Mano convenció a los regentes de enviar a Puño de Roble hacia las tierras de

occcidente para enfrentarse a los barcoluengos del Kraken Rojo cuando Lord Dagon

Greyjoy se negó a entregar sus premios y cesar sus asaltos. Este era un viaje lleno de

peligros, seguramente destinado a terminar con la derrota o muerte de Lord Alyn. En


cambio, Puño de Roble lo convirtió en el primero de sus seis grandes viajes.

La última descendiente viva de Aegon II, Jaehaera Targaryen tenía ocho cuando se casó con

su primo Aegon III, y diez cuando se lanzó desde el Torreón de Maegor hacia las picas del foso

seco que había debajo. Vivió durante media hora, en agonía, antes de morir.

Algunos cuestionaron las circunstancias en que murió. ¿Fue realmente un suicidio? Algunos

decían que en realidad había sido asesinada, y varios fueron nombrados sospechosos. Entre

ellos estaba Ser Mervyn Flores de la Guardia Real, el hermano bastardo de Lord Unwin Peake,

quien estaba en su puerta cuando murió. Sin embargo, Seta piensa que era improbable que

Flores sea el tipo de hombre capaz de empujar a su protegida—una niña—hacia tan horrible

muerte. Él sugiere una posibilidad diferente: que Flors no la asesinó pero le cedió el paso a

alguien más para que lo hiciera—alguien como el inescrupuloso mercenario de las Ciudades

Libres Tessario el Tigre, a quien Lord Unwin había traído bajo su servicio.

Aunque nunca sabremos la verdad sobre los eventos de aquel día, ahora parece probable que

la muerte de Jaehaera fue instigada, de algún modo, por Lord Peake.

En todo esto, Aegon III—demasiado joven para gobernar—no era más que un peón. Era

un joven melancólico y hosco, interesado en muy pocas cosas. Siempre vestía de negro,

y podía pasar varios días sin dirigirle palabra a nadie. Su única compañía en estos

primeros años fue Gaemon Pelopálido, el falso pretendiente, ahora su sirviente y

amigo. Después de que Lord Peake llegara al poder, Gaemon recibió un nuevo rol como

el niño de los azotes del rey, para sufrir los castigos que no se le podían imponer a su

persona real. Después Gaemon Pelopálido murió en un intento de envenenar al rey y a

su joven y hermosa reina, Daenaera Velaryon.

Lady Daenaera era prima de Alyn Puño de Roble, engendrada por su primo Daeron

quien murió peleando por él en los Peldaños de Piedra. Una niña sumamente hermosa,

Daenaera tenía seis cuando las princesas Rhean y Baela la presentaron ante el rey—la
última de un millar de doncellas que le habían sido presentadas en el gran baile de 133

DC. Este baile había sido organizado por la Mano, Lord Peake, después de que los

regentes detuvieran sus esfuerzos de comprometer a su propia hija con el rey—aunque

no renuncio a su aspiración y se vio muy fustrado por la elección final del rey.

Sus esfuerzos por dejar tal elección de lado fueron rechazados tanto por Aegon como

por los otros regentes. Indignado, Lord Urwin amenazó con renunciar al cargo de Mano

en un intento por doblegar ante su voluntad a los demás regentes, tan sólo para

descubrir que los otros estaban encantados de dejar que se vaya. Nombraron a uno de

ellos, Lord Thaddeus Rowan, para tomar su puesto como Mano.

Aegon solo disfruto de una verdadera alegría durante estos años: el regreso de su

hermano menor, el Príncipe Viserys. El reino había pensado que Viserys había sido

asesinado en la Batalla de la Garganta, y el rey nunca se había perdonado por haber

abandonado a su hermano cuando escapó volando a lomos de su dragón, Stormcloud.

Pero Viserys eventualmente fue recogido de Lys por Puño de Roble, allí había sido

mantenido en secreto por los príncipes mercaderes quienes pensaron que podían

beneficiarse con su rescate o su muerte. El precio que Lord Velaryon accedió a pagar

por su liberación fue enorme, y pronto se volvió materia de discusión. Pero su

liberación—junto a su reciente esposa Lysena, la Hermosa Larra Rogare, siete años

mayor que él—fue una alegría a pesar de todo, y por el resto de sus días fue la única

persona en quien Aegon confió plenamente.

Al final, fueron Larra Rogare y su adinera y ambiciosa familia quienes ayudaron a

desbaratar el poder de los regentes y, casi con toda seguridad, aquel que Lord Peake

había acumulado. Ellos desempeñaron un rol que pasó inadvertido, debido a que

estaban ocupados en la Primavera Lysena. En estos tiempos el Banco Rogare era más

poderoso que el Banco de Hierro, así que cayeron víctimas de los complots para
controlar al rey; fueron acusados por muchos más actos de los que en realidad

cometieron. Lord Rowan, entonces la Mano y uno de los últimos regentes, fue acusado

de ser cómplice en sus crímenes y fue torturado para sacarle información. Ser Marston

Mares, quien de algún modo se había hecho con el cargo de Mano en su lugar (Munkun,

el único regente en este tiempo, además de Rowan, fue reticente al hablar sobre esto en

Narración Verdadera), envió hombres para capturar a Lady Larra después de arrestar

a sus hermanos. Pero el rey y su hermano se negaron a entregarla, y fueron asediados

en el Torreón de Maegor por Mares y sus partidarios durante dieciocho días. La

conspiración eventualmente se desbarato ya que Ser Marston—quizás recordando su

deber—intentó cumplir las órdenes de su rey de arrestar a todos los que habían

implicado falsamente a los Rogare y a Lord Rowan. Mares fue asesinado por su propio

hermano juramentado, Ser Mervyn Flores, cuando intentaba arrestarlo.

El orden se restableció por sí mismo, con Munkun sirviendo como Mano y regente por

el resto del año hasta que se eligieron nuevos regentes y se nombró una nueva Mano. El

tiempo de la regencia finalmente había terminado en el décimo sexto día del nombre

del rey, cuando el ingresó a la pequeña cámara del consejo, despidió a sus regentes, y

relevó a su entonces Mano, Lord Manderly, de su cargo.

Fue un reinado roto el que transcurrió, ya que el propio Aegon estaba roto. Melancólico

hasta el final de sus días, no encontraba placer en casi nada, y se encerraba en sus

recámaras para meditar durante días. Del mismo modo llegó a detestar el ser tocado—

hasta por las manos de su Hermosa reina. Incluso después de que ésta había florecido,

se tardó mucho en invitarla a su cama… pero al final su matrimonio fue bendecido con

dos hijos y tres hijas. El mayor, Daeron, fue nombrado príncipe de Rocadragón y su

heredero aparente.

A pesar de que se esforzó para entregarle al reino la paz y plenitud tras la Danza, Aegon
III se mostró poco interesado en reunirse son su pueblo, o con sus señores. El suyo

podría haber sido un reinado muy diferente de no haber sido por aquella única falla—su

frialdad hacia aquellos que gobernaba. Su hermano, el Príncipe Viserys—quien en sus

últimos años sirvió como su Mano—tenía el don del encanto, pero incluso él se volvió

más serio después de que su esposa e hijos lo abandonaran para retirarse a su Lys natal.

Aun así, juntos, Aegon y Viserys hábilmente manejaron los disturbios restantes en el

reino. Uno de estos incidentes fue la problemática aparición de varios pretendientes

que afirmaban ser el Príncipe Daeron el Atrevido—el hermano menor de Aegon II,

asesinado en la Segunda Batalla de la Garganta, pero cuyos restos no habían sido

encontrados—dejando la puerta abierta para que hombres inescrupulosos plantearan

falsas reclamaciones. (Pero desde entonces se ha demostrado de forma concluyente que

aquellos supuestosw príncipes eran en realidad impostores.) Incluso intentaron

restaurar a los dragones Targaryen, a pesar de los temores de Aegon—de los que nadie

lo culpaba después de haber presenciado como su madre era comida viva. Le


aterrorizaba la visión de los dragones—y tenía aún menos deseos de montar sobre

uno—pero estaba convencido de que estos le ayudarían a derrotar a aquellos que

buscaran oponérsele. A sugerencia de Viserys, trajó a nueve magos de Essos,

intentando usar sus habilidades para eclosionar una nidada de huevos. Esto resultó ser

tanto un desastre como un fracaso.

Aegon III despidiendo a sus regentes y a Lord Manderly, su mano.

DE LOS REPORTES DEL GRAN MAESTRE MUNKUN SOBRE LAS PALABRAS DEL REY A

LORD MANDERLY CUANDO TERMINÓ SU REGENCIA

Mi intención es darle paz, comida y justicia al pueblo. Si aquello no es suficiente para ganar su

afecto, dejare que Seta los entretenga. O quizás podría enviarles un oso bailarín. Alguien me

dijo una vez que los comunes aprecian mucho a los osos bailarines. Podrias ponerle fin a este

festejo esta misma noche si lo deseas. Enviar a los señores de regreso a sus propias fortalezas y

entregarles la comida a los hambrientos. Estómagos llenos y osos bailarines serán mi política.

Habian cuatro dragones vivos al inicio de su reinado—Ala de Plata, Morning,

Sheepstealer, y el Caníbal. Pero Aegon III siempre fue recordado como el Veneno de

Dragón, debido a que el último dragón de los Targaryen murió durante su reinado en el

año 153 DC.


El reinado del Rey Roto—también conocido como Aegon el Desafortunado—terminó

con la muerte del rey a los treinta y seis años de edad, por una enfermedad. Muchos de

sus súbditos lo consideraban mucho mayor, debido a que su niñez fue interrumpida

muy pronto. El rey melancólico no es recordando con cariño, y su legado palidecería

ante el de sus hijos.

Todo lo que queda de los dragones Targaryen hoy en día: el cráneo de Balerion el

Terror Negro.

DAERON I

LOS REYES TARGARYEN (CONT.)

DAERON I

CUANDO AEGON III murió en el vigésimo sexto año de su reinado, 157 años después

de que el Conquistador fuese coronado, dejó atrás dos hijos y tres hijas. El mayor de sus

hijos, Daeron, era un muchacho de catorce años cuando asumió el trono. Tal vez por su

genio y su encanto o tal vez debido al recuerdo de lo sucedido durante la regencia del

padre de Daeron, el príncipe Viserys decidió no ocupar la regencia mientras el joven rey
aún seguía siendo menor de edad. En su lugar, Viserys continuó sirviendo como Mano

del Rey mientras Daeron gobernaba de forma hábil y competente.

Pocos previeron que Daeron, el Primero de Su Nombre, se cubriría de gloria igual que

su antepasado Aegon el Conquistador, cuya corona llevaba (su padre había preferido

una sencilla diadema). Sin embargo esa gloria se convirtió en cenizas casi con la misma

rapidez. Daeron era un joven de rara brillantez y contundencia y al principio se

encontró con la resistencia de su tío, sus consejeros y muchos grandes señores cuando

propuso por primera vez completar la Conquista ―trayendo Dorne al reino‖. Sus señores

le recordaron que al contrario que Aegon y sus hermanas, él no tenía más dragones

para utilizarlos en la guerra, a lo que Daeron respondió: ―tenéis un dragón, está junto

delante de vosotros‖.

Al final, ya que no se le podía llevar la contraria al rey, y cuando este reveló sus planes

de conquista—realizados con la ayuda de Alyn Velaryon ―Puño de Roble‖—algunos

comenzaron a pensar que de hecho, podría ser posible, dado que era una campaña

mucho mejor que la de Aegon en su momento.

Daeron I mostró ampliamente su destreza en los campos de Dorne, que durante cientos

de años había desafiado al Rejo, las Tierras de Tormentas e incluso a los dragones de la

Casa Targaryen. Daeron dividió su ejército en tres partes: una liderada por Lord Tyrell,

quien bajó por el Paso del Príncipe en el extremo occidental de las Montañas Rojas de

Dorne; uno liderado por su primo y almirante de la flota real, Alyn Velaryon, viajando

por el mar; y uno dirigido por el propio rey, marchando por el traicionero paso del

Sendahueso, donde hizo uso de senderos de cabras, que otros consideraron demasiado

peligrosos, para así poder rodear las torres de vigilancia Dornienses y evitar las mismas

trampas que en su tiempo habían detenido a Orys Baratheon. El joven rey barrió a su

paso toda fuerza que tratase de detenerlo. El Paso del Príncipe fue conquistado y lo más
importante, la flota real rompió las defensas de la Ciudad de los Tablones, pudiendo así

navegar río arriba.

Quedando Dorne efectivamente divida en dos, por Lord Alyn, quien había ganado

control sobre el Sangreverde, las fuerzas Dornienses en el este y en el oeste no podían

ayudarse mutuamente. Y a partir de este punto, una serie de audaces batallas, que

requerirían de un volumen entero para poder ser relatas en su totalidad. Exciten

muchos relatos sobre esta guerra, pero el mejor de ellos es ― La conquista de Dorne‖,

recuento del propio Rey Daeron sobre su campaña, el cual es considerado una

maravilla de elegante simplicidad, tanto en su prosa como en sus estrategias.

Un año después los invasores estaban frente a las puertas de Lanza del Sol y luchaban

para abrirse camino en la llamada Ciudad de la Sombra. En el 158DC, el príncipe de

Dorne y los señores más poderosos de Dorne hincaban la rodilla ante Daeron en la

Sumisión de Lanza del Sol. El joven dragón había logrado lo que Aegon el Conquistador

no pudo. Aun había rebeldes en los desiertos y montañas—hombres que pronto fueron

marcados como forajidos—pero no eran demasiado numerosos.


El Rey Daeron I, el Jóven Dragón.

El rey rápidamente consolidó su control en Dorne, enfrentándose a los rebeldes cuando

los encontraba… aunque no sin dificultad. En un infame episodio, una flecha

envenenada que tenía que haber acertado en el rey, pero en vez acertó en su primo, el

príncipe Aemon (hijo menor del príncipe Viserys), quien tuvo que ser enviado de vuelta

a casa en barco para recuperarse. Sin embargo, en el 159DC el interior del reino ya

estaba bajo su control y el joven dragón era libre de volver triunfante a Desembarco del
Rey, dejando a Lord Tyrell en Dorne para mantener la paz. Como garantía de una

futura paz con Dorne y un buen comportamiento, catorce rehenes de alta cuna viajaron

con el rey a Desembarco, todos ellos hijos e hijas de las grandes casas de Dorne.

Cartas Dornienses registradas en ―Arenas Rojas‖ del maestre Gareth, sugieren que Lord

Qorgyle, señor de Asperón, organizó un intento de asesinato contra Lord Tyrell. Sin embargo,

en los siguientes años, sus motivos fueron objeto de especulación. Algunos dicen que quedó

resentido después de que su primera muestra de lealtad—poniendo fin a la instigación de uno

de los señores rebeldes más notorios—fuera desacreditada por Lord Tyrell, mientras que otros

afirman que su ayuda inicial, fue parte de un plan traicionero que armó junto a su castellano

para hacer que tanto rey como Lord Tyrell confiasen en él.

Sin embargo, esta táctica resulto menos eficaz de lo que Daeron había esperado.

Mientras que los rehenes ayudaron a asegurar la continua lealtad de los de su propia

sangre, el rey no había anticipado la tenacidad del pueblo llano de Dorne, sobre los
cuales no tenía poder alguno. Se dice que diez mil hombres murieron en la batalla por

Dorne; cuarenta mil más murieron en el transcurso de los tres años siguientes,

mientras el pueblo de Dorne luchaba tenazmente contra los hombres del rey.

Calaveras de los muertos de Dorne.

Lord Tyrell, a quien Daeron había dejado a cargo de Dorne, intentó valientemente

sofocar los fuegos de la rebelión, viajando de castillo en castillo con cada cambio de

luna y castigando a todos los partidarios de los rebeldes, ahorcándolos, quemando los

pueblos que albergaban proscritos y así sucesivamente. Pero el pueblo llano

contraatacó, y con cada amanecer se encontraban con que sus suministros habían sido

robados o destruidos, campos quemados, caballos muertos y lentamente el número de

soldados y hombres de armas muertos en los callejones de la ciudad se elevó de forma

alarmante—asesinados en los callejones de la ciudad de la sombra, emboscados entre

las dunas, asesinados en sus propios campamentos.

Pero la auténtica rebelión comenzó cuando Lord Tyrell y su séquito viajaron a Asperón,

donde su señoría fue asesinado en una cama de escorpiones. Cuando se corrió la voz de

su fallecimiento, la rebelión barrió Dorne de un extremo a otro.

En el 160DC el propio joven dragón se vio obligado a regresar a Dorne para sofocar a

los rebeldes. Ganó varias pequeñas victorias luchando en el Sendahueso mientras que

Lord Alyn Puño de Roble descendió una vez más sobre la Ciudad de los Tablones y el

Sangreverde. Aparentemente, después de esta paz rota, los dornienses accedieron a

reunirse en el 161DC para renovar su lealtad y discutir términos… pero era traición y

asesinato lo que tenían en mente y no la paz. En una sangrienta traición, Dorne atacó al

joven dragón y su ejército bajo la bandera de la paz. Tres caballeros de la Guardia Real

fueron asesinados tratando de proteger al rey (una cuarta, para su eterna vergüenza,

arrojó su espada y se rindió). El príncipe Aemon el Caballero Dragón resultó herido y


fue capturado, pero no antes de que matase a dos de sus enemigos. El Joven Dragon fue

asesinado, con Fuegoscuro en sus manos, rodeado por una docena de enemigos.

El reinado de Daeron I finalizó así, tras cuatro cortos años. La gloria puede ser eterna,

sin embargo, es igual de fugaz—olvidada poco después del final de las más famosas

batallas si es que estas llevan a desastres aún mayores.

BAELOR I

Las noticias de la muerte del Rey Daeron y la derrota de sus fuerzas restantes pronto

llegaron a Desembarco del Rey. La indignación que provocó fue dirigida a los rehenes

dornienses. Por orden del Príncipe Viserys, Mano del Rey, los dornienses fueron

arrojados a un calabozo, en espera para ser colgados. El hijo mayor de la Mano, el

Príncipe Aegon, incluso entregó a la chica Dorniense que tenía como amante para que

su padre la ejecutara.

El Joven Dragón nunca se había casado, ni concebido hijos; por lo cual, a su muerte, el

Trono de Hierro pasó a su hermano Baelor, un joven de diecisiete años. Baelor probó

ser el más pío entre los reyes de la dinastía Targaryen, y algunos dicen, en la historia de

todos los Siete Reinos: su primer acto como Rey fue garantizar el perdón de los rehenes

Dornienses. Similares actos de piedad y perdón se dieron en los diez años de reinado de

Baelor. Aunque sus Señores y su Consejo clamaban por venganza, Baelor perdonó

públicamente a los asesinos de su hermano y declaró su intención de ―vendar las


heridas‖ de la guerra de su hermano y hacer la paz con Dorne. Como acto de piedad,

declaró su intención de viajar a Dorne ―sin ejército ni espada‖, para regresar a los

rehenes y demandar la paz. Y así lo hizo, caminado descalzo desde Desembarco del Rey

hasta Lanza de Sol, vestido con sayal, mientras a sus espaldas los rehenes dornienses

montaban finos corceles.

Hay muchas canciones de la marcha de Baelor a Dorne, que encontraron su camino

fuera de los septrios y conventos hasta las lenguas de los bardos. Subiendo por el

Sendahueso, Baelor pronto llegó al lugar dónde los Wyl habían encarcelado a su primo

el Príncipe Aemon. Encontró al Caballero Dragón desnudo en una jaula. Se dice que

Baelor imploró, pero Lord Wyl se negó a liberar a Aemon, obligando, en cambio, a Su

Gracia de ofrecer una plegaria por su primo y jurar que volvería. Muchas generaciones

desde entonces se han preguntado lo que el Príncipe Aemon debió de haber pensado de

esto, viendo a su pariente, de voz chillona y delgado—demacrado y con los pies

descalzos, cubiertos de sangre—formular esta promesa. Sin embargo, Baelor siguió

adelante y salió con vida del Sendahueso, que había demostrado ser la ruina de muchos

miles antes que él.

El Rey Baelor en su penitencia a través del Desierto de Dorne

La travesía del desierto, a pie entre las Colinas del Norte y el Azote, prácticamente solo,

casi acabó con él. Pero aun así perseveró en su objetivo. Fue una ardua travesía, pero

aun así sobrevivió para encontrarse con el Príncipe de Dorne en lo que se considera el

primer milagro del Reino de Baelor el Santo. El segundo milagro bien podría ser que

logró forjar una paz con Dorne que sobrevivió a su reinado. En los términos del

acuerdo, Baelor consintió prometer a su joven sobrino Daeron—nieto de su Mano,

Viserys, e hijo del primogénito de Viserys, el Príncipe Aegon—con la Princesa Mariah,

hija mayor del Príncipe de Dorne. En ese entonces aun eran niños, así que el
matrimonio tendría lugar cuando llegaran a la edad adulta.

Tras una temporada en el Palacio Antiguo de Lanza de Sol, el Príncipe de Dorne le

ofreció al Rey Baelor una galera para que regresara a Desembarco del Rey, sin embargo

el joven rey insistió en que los Siete le habían ordenado que caminara de regreso.

Algunos en la corte Dorniense temían que el Príncipe Viserys reanudará la guerra

cuando Baelor falleciera en el camino (ninguno dudaba que esto sucedería), así que el

Príncipe de Dorne tomó medidas para asegurarse que todos los señores Dornienses le

ofrecieran su hospitalidad a lo largo de la ruta. Tras remontar el Sendahueso, Baelor

centró su atención en rescatar al Caballero Dragón de su encarcelamiento. Había

pedido al Príncipe de Dorne que ordenara la liberación del Caballero Dragón y Lord

Wyl aceptó. Sin embargo, en vez de liberar a Aemon él mismo, entregó al Rey Baelor la

llave de su jaula, invitándolo a hacer uso de ella. Pero Aemon no solo estaba enjaulado,

desnudo, expuesto al sol durante el día y al frío por la noche, sino que bajo la jaula se

había excavado un foso en el cual reptaban muchísimas víboras. El Caballero Dragón le

suplicó al Rey que lo dejara, que buscara ayuda en las Marcas Dornienses, pero se dice

que Baelor sonrió y proclamó que los dioses lo protegerían. Entonces saltó al foso.

Más adelante los bardos clamarían que las víboras inclinaron su cabeza ante Baelor

mientras este pasaba, pero la verdad es otra. Baelor fue mordido media docena de veces

antes de llegar hasta la jaula, y casi colapsó antes de que el Cabalero Dragón fuera capaz

de abrir la puerta de la jaula y sacara a su primo del foso. Se dice que los Wyl

establecían apuestas mientras el Príncipe Aemon se esforzaba por escalar la jaula con

su primo Baelor recostado sobre su espalda, y quizá esa crueldad fue lo que le dió

fuerzas para trepar hasta la cima de la jaula y saltar a la salvación.

El Príncipe Aemon cargó a Baelor más de la mitad del Sendahueso hasta que el Septón

de una villa le proveyó vestimenta y un asno para llevar al comatoso rey.


Eventualmente Aemon alcanzó las almenas de los Dondarrion, y fue llevado a

Refugionegro, donde el maestre cuidó del Rey hasta que pudieron llevarlo a Bastión de

Tormentas para proseguir su tratamiento; mientras todo esto pasaba, Baelor seguía

inconsciente, alejado del mundo.

Recobró la conciencia en el camino a Bastión de Tormentas, pero tan sólo para musitar

plegarias. Pasó más de medio año antes de que recobrara las fuerzas para viajar de

regreso a Desembarco del Rey, en todo este tiempo el Príncipe Viserys gobernó el reino,

manteniendo el tratado de paz de Baelor con Dorne.

El reino celebró cuando Baelor al fin regresó al Trono de Hierro. Sin embargo la

atención de Baelor se mantuvo firme en los Siete, y sus nuevos edictos debieron causar

consternación entre aquellos acostumbrados al sobrio gobierno de Aegon III, la

benigna negligencia de Daeron y la gruñona administración de Viserys. Habiéndose

casado en 160DC con su hermana Daena, el Rey convenció al Septón Supremo de

disolver su matrimonio, argumentando que había sido contraído antes de que fuera

coronado rey, y que nunca había sido consumado.


Baelor desafiando a las serpientes para rescatar al Príncipe Aeron, el Caballero

Dragón

Tras disolver la unión, Baelor fue un paso más allá, ingresando a Daena y sus hermanas

menores, Rhaena y Elaena en una ―Corte de Belleza‖ en la Fortaleza Roja, en lo que se

llegó a ser conocido como la ―Bóveda de las Doncellas‖. El Rey anunció que deseaba

preservar su inocencia de la maldad del mundo y de la lujuria impía de los hombres,

pero algunos se preguntaron si no lo hacía por temor de la tentación que él mismo


sentía.

Aunque Viserys, las mismas Princesas y otros miembros de la corte protestaron, la

orden había sido dada y las Princesas fueron recluidas en el corazón de la Fortaleza

Roja, acompañadas únicamente por doncellas que los señores y caballeros entregaron

para congraciarse con Baelor.

Más protestas ocurrieron cuando Baelor prohibió la prostitución en Desembarco del

Rey, y nadie pudo convencerlo de los problemas que esto le causaría. Se dice que más

de mil prostitutas y sus hijos fueron acorralados y expulsados de la ciudad. El malestar

que siguió fue algo de lo que Baelor se desentendió, ocupado como estaba con su

siguiente proyecto, la construcción de un Gran Septo en la Colina de Visenya—un Septo

que se le había aparecido en una visión. Aunque este no sería completado hasta muchos

años después de su muerte.

Algunos se preguntaban si la experiencia cercana a la muerte que el Rey vivió en Dorne

no había afectado su mente de alguna manera, siendo que mientras pasaban los años

de su reinado, sus decisiones se volvían cada vez más erráticas y fervorosas.


Aunque la plebe lo amaba—regularmente vaciaba el tesoro para pagar sus caridades,

incluyendo el año que regaló, diariamente, una loncha de pan para cada hombre, mujer

y niño en la ciudad—pero los señores del reino se inquietaban cada vez más. El rey no

solo había terminado su matrimonio con Daena, sino que se había asegurado de no

casarse de nuevo al tomar los votos de un septón, aconsejado y auspiciado por el Septón

Supremo, cuya influencia en el reino se iba incrementado cada vez más.

Los edictos del Rey estaban cada vez más involucrados con asuntos referentes a lo

espiritual, a expensas de lo material tambien—incluyendo un exhorto para que la

Ciudadela usara palomas en vez de cuervos para mandar sus mensajes (una larga

discusión sobre el tema está contendida en ― Alas negras, Palabras veloces‖, de

Walgrave), y su intento de proveer excepciones a los impuestos para aquellos que

juiciosamente aseguraran la virtud de sus hijas mediante cinturones de castidad.

El gran Septo de Baelor

Un infortunado aspecto del apasionado fervor del Rey fue su insistencia en quemar libros. Si

bien hay libros que contienen conocimiento benéfico y necesario, hay otros cuyo contenido

podía ser considerado peligroso, aun así, destruir el conocimiento siempre es doloroso. Que

Baelor haya quemado el ―Testimonio de Seta‖ no es sorpresivo, dado su escandaloso y obsceno

contenido; pero quemar ―Historia Antinatural‖ del Septón Barth, que si bien contenía errores

en algunas de sus propuestas, era la obra de una de las mentes más brillantes de los Siete

Reinos. El hecho de que Barth estudiara y practicara las artes supremas bastó para ganarse la

enemistad de Baelor y la destrucción de su obra, aunque la ―Historia Antinatural‖ contenía

mucho que no era ni controversial ni maligno. Es una suerte que hayan sobrevivido
fragmentos, así que el conocimiento contenido en ellos no se perdió completamente.

Hacia el final de su reinado, Baelor empezó a pasar más y más a tiempo ayunando y

rezando, intentando redimir los pecados y ofensas que creía que él y sus súbditos

cometían diariamente contra los Siete. Cuando el Septón Supremo murió, Baelor

informó a los Máximos Devotos que los Dioses le habían revelado la identidad del

futuro Septón Supremo, por lo que se apresuraron a elegir a quien Baelor determinó:

un hombre común llamado Pate quien era un habilidoso cantero, pero iletrado,

simplón, e incapaz de recordar una simple plegaria; fue una bendición que este

incompetente Septón solo sobreviviera un año antes de que las fiebres se lo llevaran.

Rumores maliciosos que siguieron a la ascensión de Viserys—iniciados, según algunos por la

pluma de Lady Maia de la Casa Stokeworth—sugerían que Viserys envenenó al Rey para

obtener el trono tras más de una década de espera. Otros han sugerido que Viserys envenenó

al Rey por el bien del Reino, ya que el Rey Septón creía que los Siete lo habían destinado a

convertir a todos los no creyentes de su reino; esto habría llevado a una guerra con el Norte y

las Islas del Hierro que había causado un gran disturbio.

O quizá no, siendo que Baelor estaba convencido de que los dioses le habían dado a un

niño de ocho años el poder de hacer milagros—algunos dijeron que era un pillo

callejero, pero probablemente fuera el hijo de un vendedor de ropa. Baelor aseguraba

haberlo visto hablar con las palomas, que le respondían con voces de hombres y

mujeres—las voces de los Siete, según Baelor. El Rey declaró que el chico debía ser el

siguiente Septón Supremo y nuevamente los Máximos Devotos hicieron su voluntad,

siendo este el Septón Supremo más joven que alguna vez ciñera la Corona de Cristal.

El nacimiento de Daemon Mares, hijo natural de Daena Targaryen, cuyo padre ella no

quiso mencionar (pero que después se sabría era hijo de su primo Aegon, mientras aún

era Príncipe) llevó al Rey a una nueva jornada de ayunos. Años atrás el Rey había
estado a punto de matarse al ayunar durante un cambio de luna completo, tras la

muerte de los gemelos recién nacidos de su prima Naerys. En esta ocasión llegó aún

más lejos al rechazar cualquier alimento durante cuarenta días, excepto agua y un poco

de pan para calmar los rugidos de su estómago. En el día cuarenta y uno colapsó ante el

altar a la Madre.

El Gran Maestre Munkun hizo lo que pudo para salvar al Rey; así mismo el niño Septón

Supremo, pero sus milagros se habían acabado. En el décimo año de su reinado, en

171DC, el Rey se reunió con los Siete.

LAS HERMANAS DE BAELOR I

La más afamada de las tres hermanas era Daena, también fue la más amada—tanto por

su belleza como por su fiero valor. Era una consumada amazona, una feroz tiradora con

el arco Dorniense que su hermano Daeron le trajo de sus conquistas, también

practicaba la justa con aros (aunque nunca se le permitiera montar en un torneo, a

pesar de sus esfuerzos). Daena se ganó el sobrenombre de la Desafiante, por ser la más

inquieta de las tres hermanas aprisionadas, ya que en tres ocasiones logró escapar

disfrazada como sirviente o como simple pueblerina. Al final del reinado de su hermano

incluso llegó a quedar embarazada—aunque algunos dijeron que hubiera sido mejor si

hubiera sido un poco menos desafiante, considerando todos los problemas que su hijo

le traería al reino.

De las hermanas de Baelor, Rhaena era casi tan pía como su hermano, y con el tiempo

llegó a ser una septa. Elaena, la menor, era más voluntariosa que Rhaena, pero menos

hermosa que sus hermanas. En su confinamiento en la Bóveda de las Doncellas, se dice,

cortó su ―gloria coronada‖—su larga cabellera plateada con vetas doradas—y se la envío

a su hermano, rogando por su libertad, asegurándole que era demasiado fea para tentar

a ningún hombre. Sus suplicas, sin embargo, cayeron en oídos sordos.


Elaena sobrevivió a sus hermanas y sobrellevó una vida tumultuosa tras su

confinamiento en la Bóveda de las Doncellas, siguiendo los pasos de Daena, concibió de

Alyn Velarion, Lord Puño de Roble, a los gemelos Jon y Jeyne Mares. Se dice que

esperaba casarse con él, pero un año después de su desaparición en el mar, renunció a

cualquier esperanza y accedió a casarse con quien fuera.

Elaena se casó tres veces. Su primer matrimonio fue en 176 DC con el acaudalado,

aunque envejecido Ossifer Plumm, de quien se dice que murió mientras consumaba el

matrimonio. Sin embargo, Lord Plumm realizó sus deberes antes de morir y la Princesa

concibió. Rumores apuntan a que Lord Plumm de hecho murió al ver desnuda a su

desposada (este rumor lo recoge Seta en los términos más soeces—términos que

podrían haber divertido a Seta pero que no consideramos necesarios de repetir), y que

el niño fue concebido por su primo Aegon, quien después sería conocido como el Rey

Aegon el Indigno.

Su segundo matrimonio fue por orden del sucesor de Aegon el Indigno, Daeron el

Bueno. Daeron la casó con el Consejero de la Moneda y de esa unión nacieron cuatro

hijos más… y se consideró a Elaena como la verdadera Consejera de la Moneda y a su

esposo como un hombre bueno y noble, pero sin habilidad para los números. Adquirió

gran influencia y el Rey Daeron confiaba en ella para todo, pues trabajaba por el

bienestar del reino.

Su tercer matrimonio fue de su propia elección, habiéndose enamorado de Ser Michael

Manwoody, un dorniense al servicio de la Princesa Mariah. En su juventud Manwoody

había estudiado en la Ciudadela, era un hombre culto, de gran inteligencia y sabiduría,

un leal servidor del Rey Daeron tras su matrimonio con la Reina Mariah. Fue enviado a

negociar con el Banco de Hierro a Braavos en numerosas ocasiones y hay numerosas

pruebas de estas negociaciones en su correspondencia con los Portadores de Llaves del


Banco de Hierro (visadas con su sello y firma, pero aparentemente escritas por Elaena).

Elaena se casó con Michael, aparentemente con la bendición de Daeron, poco después

de la muerte de su segundo esposo. Elaena dijo, en años posteriores, que no fue su

inteligencia lo que la enamoró, sino su amor por la música. Es sabido que él tocaba el

arpa para ella y tras su muerte Elaena encargó que su efigie fuera esculpida tocando el

arpa, no con la espada y espuelas de caballero, como era la costumbre.

Las hermanas del Rey Baelor I (de izquierda a derecha): Elaena, Rhaena y Daena

VISERYS II

AUNQUE AMBOS hijos de Aegon II habían muerto, sobrevivían sus tres hijas y entre la

población, y algunos Lords, no faltaba quien creyera que el Trono de Hierro debía pasar

por derecho a Daena. Sin embargo eran pocos; una década de reclusión en la Bóveda de

las Doncellas había dejado a las tres hermanas sin aliados poderosos; y los recuerdos de

los infortunios que habían azotado al reino la última vez que una mujer se había

sentado en el trono estaban aún frescos. Daena la Desafiante era vista por muchos

señores como salvaje e incontrolable… y sensualmente desenfrenada, apenas un año

antes había alumbrado a un bastardo al que llamó Daemon, cuyo progenitor se negó
constantemente a revelar.

Se citaron los precedentes del Gran Consejo del 101DC y la Danza de Dragones, dejando

de lado los reclamos de las hermanas de Baelor. En su lugar la corona pasó a su tío, la

Mano del Rey, el Príncipe Viserys.

Está escrito que mientras Daeron combatía y Baelor rezaba, Viserys gobernaba; por

catorce años había servido a sus sobrinos como Mano, y antes de ellos a su hermano

Aegon III. Se decía que era la Mano más astuta desde el Septón Barth, aunque sus

esfuerzos fueron desestimados durante el reinado del Rey Roto, quien carecía de

cualquier deseo de complacer a sus súbditos, o ganarse su amor. En ― Vidas de Cuatro

Reyes‖, el Gran Maestre Kaeth parece tener una pobre opinión, buena o mala, de

Viserys… aunque por derecho el libro debería tratarse de cinco reyes, Viserys incluido,

quien es dejado de lado para, en cambio, discutir el reinado de su hijo, Aegon el

Indigno.

Tras sus años como rehén en Lys después de la Danza de Dragones, Viserys regresó a

Desembarco del Rey con una hermosa novia lysena, Larra Rogare, hija de una

acaudalada e influyente casa noble. Alta y esbelta, con cabellos rubios platinados y los

ojos purpura de Valyria (cuya sangre aún corre pura en Lys), era siete años mayor que

Viserys. Nunca se sintió parte de la corte, y jamás fue feliz en ella, sin embargo le dio

tres hijos al Príncipe antes de volver a su nativa Lys.

Aegon, el mayor, nació en la Fortaleza Roja en 135DC, poco después de que Viserys

regresara de Lys. Fue un chico robusto, que creció para ser hermoso y encantador, así

como irresponsable y dedicado a sus placeres; le causó grandes problemas a su padre y

mucho dolor al reino.

Le siguió Aemon en 136DC. En su infancia fue tan hermoso y robusto como Aegon, sin

embargo no compartía los errores de su hermano; probó ser un gran justador y


espadachín—digno de empuñar a Hermana Oscura, fue conocido como el Caballero

Dragón por la cimera con las tres cabezas de dragón que lucía en su casco. Aun hoy hay

quienes lo consideran el caballero más noble que alguna vez vivió y uno del que más

historias se reseñan en el libro Blanco de la Guardia.

Naerys fue la última hija de Viserys, nacida en 138DC. Los hombres decían que su piel

era tan pálida que parecía traslucida. Era de contextura pequeña (que se empequeñecía

aún más con su falta de apetito) y facciones delicadas, los bardos escribían canciones

alabando sus ojos—enormes y profundamente violetas, enmarcados por pálidas

pestañas.

De sus hermanos, ella amaba más a Aemon, ya que sabía hacerla reír—y poseía la

misma piedad que ella, al contrario que Aegon. Amaba a los Siete tanto como a su

hermano, si no es que más, y hubiera profesado como septa si su padre lo hubiera

permitido. Sin embargo Viserys la casó con Aegon en 153DC, con la bendición del Rey

Aegon III. Los bardos aseguran que tanto Aemon como Naerys sollozaban durante la

ceremonia, aunque las historias nos cuentan que Aemon riñó con Aegon durante el

festín de bodas y que Naerys lloró durante el encamamiento más que en la boda.

Hay quienes aseguran que muchos de los conflictos entre el Joven Dragón y Baelor el

Santo fueron originados por el Príncipe Viserys, otros aseguran que éste logró moderar

muchas de sus obsesiones. Aunque el gobierno de Viserys duró poco menos de un año,

se deben considerar sus reformas a los sirvientes reales y sus funciones, el

establecimiento de una nueva casa de Moneda Real, sus esfuerzos para incrementar el

comercio a través del Mar Angosto, y su revisión del código de leyes establecidas

durante el largo gobierno de Jaehaerys el Conciliador.

Viserys II tenía la capacidad de ser un nuevo Conciliador, pues ningún otro rey ha sido

más astuto o más capaz. Trágicamente una enfermedad se lo llevó súbitamente en


172DC.

No es necesario aclarar que muchos encontraron sospechosa la velocidad de esta

enfermedad, pero nadie se atrevió en su tiempo a externar estas sospechas, pasaría más

de una década antes de que alguien se atreviera a confiar al papel la acusación de que

Viserys había sido envenenado, y el sospechoso era nada menos que su hijo, Aegon.

¿Hay alguna verdad en esta sospecha? No podemos saberlo con certeza, pero

conociendo las infames y corruptas acciones de Aegon el Indigno, antes y después de

asumir la corona, no podemos descartarlo.


AEGON IV

TRAS LA MUERTE DE su padre en 172DC, Aegon, el Cuarto de Su Nombre llegó al

trono que había codiciado desde niño. Desde su juventud se había convertido en un

joven diestro con la lanza y la espada, un hombre que amaba la caza, la certería y la

danza. Era el príncipe más brillante de su generación, admirado por su inteligencia.

Pero tenía un gran defecto: no se ponía límites a sí mismo. Su lujuria, su gula, sus

deseos terminaban controlándolo. En el Trono de Hierro su desgobierno inició con

pequeños actos de placer, pero a la larga sus apetitos no conocieron límites y su

corrupción llevó a actos que atormentaron al reino por generaciones. ―Aerys fue débil,

Maegor fue cruel‖ escribió Kaeth, ―y Aegon fue avaricioso, ningún rey antes o después

desgobernó con tan mala voluntad‖.

El joven Príncipe Aegon con sus padres, el Príncipe Viserys y Larra Rogare.

La corte de Aegon pronto fue inundada de hombres elegidos no por su nobleza,

honestidad o sabiduría, sino por su habilidad para entretenerlo y adularlo. Y las

mujeres seguían el mismo patrón, dejándolo además saciar su lujuria en sus cuerpos.

Por capricho, usualmente tomaba algo de una de una casa noble, para entregárselo a

otra, como cuando casualmente se apropió de las grandes colinas llamadas Los Pechos

de los Bracken para entregarlas a los Blackwood. Para satisfacer sus deseos se deshizo

de grandes tesoros, como hizo al entregar a la Mano, Lord Butterwell, un huevo de

Dragón a cambió de que le permitiera disfrutar de sus tres hijas; despojaba a hombres

de su legítima herencia si deseaba sus riquezas, como dicen los rumores que hizo tras la

muerte de Lord Plumm el día de su boda.

Para el pueblo llano su reinado debió ser una interminable fuente de chismes y

entretenimiento; para los señores del reino que no participaban de su corte (y no

deseaban que el rey se tomara libertades con su hijas) el Rey parecía fuerte y decidido,
frívolo, pero inofensivo; pero para aquellos que se atrevían a entrar en su círculo, era

demasiado volátil, codicioso y cruel como para no ser peligroso.

De Aegon se dijo que nunca durmió, ni pasó una noche completa sin encontrarse junto

a una mujer. Sus deseos carnales eran satisfechos por cualquier tipo de mujer: desde las

más altas princesas, hasta la prostituta más vil, el Rey no parecía encontrar diferencia.

En su vejez se jactaba de haber yacido con más de nueve mil mujeres (el número exacto

se le escapaba), pero solo había amado realmente a nueve (la Reina Naerys, su hermana

no se encontraba entre estas). Las nueve amantes llegaron de lugares cercanos y

alejados, algunas le dieron hijos naturales, pero todas, excepto la última, fueron

descartadas cuando se cansaba de ellas; si bien uno de sus hijos naturales vino de una

mujer que no se contaba entre sus amantes, la Princesa Daena, la Desafiante.

Daemon fue el nombre que Daena le dio a su hijo, ya que el Principe Daemon había

sido el asombro y terror de su tiempo, y en días posteriores fue visto como una

advertencia de lo que el niño llegaría a ser. Nacido en 170 DC, Daemon Mares era su

nombre completo, al momento de su nacimiento Daena se negó a mencionar a su

padre, pero se sospechaba de Aegon.

Criado en la fortaleza Roja, este hermoso joven recibió instrucción de los más sabios

maestres y de los mejores maestros de armas, incluyendo a Ser Quentyn Ball, el feroz

caballero llamado Bola de Fuego. Amaba principalmente los ejercicios de armas y era

excelente en ellos; muchos veían en él a un gran guerrero que algún día se convertiría

en otro Caballero Dragón. A sus doce años, tras ganar un torneo de escuderos, el rey

Aegon lo nombró caballero (convirtiéndose en el caballero más joven en la era de los

Targaryen, superando a Maegor I) y sorprendió a su corte, parientes, y consejo al

entregarle la espada de Aegon el Conquistador, Fuegoscuro, así como tierras y otros

honores; a partir de esto, Daemon tomó el sobrenombre de Fuegoscuro.


La Reina Naerys, aquella a quien Aegon desposó sin ningún placer, era pía, gentil y

frágil… todo aquello que el Rey despreciaba. La maternidad fue un agobio para Naerys,

por ser extremadamente pequeña y delicada. Cuando Daeron nació a finales de 153DC,

el Gran Maestre Alford advirtió que otro embarazó podría ser fatal para la Reina,

Naerys le dijo a su hermano ―He cumplido mi deber para con vos, y os he dado un

heredero. Os ruego que vivamos de ahora en delante como hermana y hermano.‖ A lo

que el Rey contestó: ―Eso hacemos.‖ Aegon insistió en que su hermana cumpliera sus

deberes de esposa por el resto de sus días.

Los problemas entre ambos fueron inflamados por su hermano, el Príncipe Aemon,

quien fuera inseparable de Naerys cundo era joven. El resentimiento de Aegon hacia su

noble y celebrado hermano era evidente para cualquiera y el rey se deleitaba desairando

a Naerys y Aemon cada vez que tenía oportunidad. Aun después de que el Caballero

Dragón falleciera defendiéndolo y Naerys pereciera en el alumbramiento, Aegon IV

rindió poco honor a su memoria.

Las querellas del rey con sus allegados empeoraron cuando Daeron tuvo edad suficiente

para manifestar sus opiniones. En ― Vida de los Cuatro Reyes‖ de Kaeth, recoge las

falsas acusaciones de adulterio de la reina hechas por Ser Morgil Hastwyck e instigadas

por el rey mismo, aunque en su momento Aegon lo negara. Las pruebas fueron
refutadas tras la muerte de Ser Morgil Hastwyck en su juicio por combate contra el

Caballero Dragón. El que estas acusaciones coincidan con la época en que Aegon y el

Príncipe Daeron estaban enfrentados por los planes del Rey sobre emprender una

guerra no provocada sobre Dorne, no pueden ser coincidencia. Fue la primera, pero no

la última vez que Aegon amenazó con anteponer los derechos de sus bastardos sobre los

de Daeron.

Fuegoscuro, la espada de los reyes Targaryen.


Tras la muerte de sus hermanos, el rey empezó a hacer veladas referencias a la supuesta

ilegitimidad de su hijo—algo a lo que se atrevía únicamente por que el Caballero

Dragón estaba muerto. Sus cortesanos y seguidores imitaron al Rey y la calumnia se

esparció.

En los últimos años de su reinado, el Príncipe Daeron demostró ser el principar

obstáculo en el desgobierno de Aegon. Algunos señores del reino vieron la oportunidad

de lucrar con un rey cuya corpulencia y glotonería aumentaba y estaba dispuesto a

entregar tierras, honores y puestos a quien le prometiera placeres. Otros, que

condenaban la conducta del Rey, empezaron a acercarse al Príncipe Daeron, sin

embargo, a pesar de las calumnias y bromas de mal gusto, el rey nunca desheredó

formalmente a su hijo. Las fuentes difieren en la razón: unos dicen que una parte

menos marchita del Rey todavía recordaba el honor, o al menos la vergüenza. Sin

embargo, la causa más probable es que el Rey sabía que semejante acción traería la

guerra al Reino, ya que los aliados de Daeron—siendo el principal de ellos el Príncipe de

Dorne, cuya hermana estaba casada con el príncipe Daeron—defenderían sus derechos.

Quizá sea esta la razón por la que Aegon centró su atención en Dorne, usando el odio

hacia los Dornienses que aun latía en las Marcas, las Tierras de Tormentas y el Dominio

para sobornar a los aliados del Príncipe contra sus principales partidarios.

Afortunadamente para el reino, los planes del Rey para invadir Dorne fueron un

completo fracaso; pese a que Su Gracia construyó una enorme flota para vencer donde

Daeron el Joven Dragón había fracasado, ésta fue destruida y dispersada por las

tormentas en su camino a Dorne.

Esta fue, por mucho, una de las mayores locuras de la frustrada expedición a Dorne de

Aegon IV, sin embargo, Su Gracia había ordenado a los piromantes del antiguo Gremio

de Alquimistas que le ―construyeran dragones‖. Estas monstruosidades de madera y


hierro, armadas con bombas que disparaban chorros de fuego valyrio, quizá podrían

haber sido de utilidad en un asedio, pero Aegon propuso llevarlas a lo largo del

Sendahueso, en donde hay partes tan empinadas que los Dornienses tuvieron que tallar

peldaños para poder transitarlas.

Pero no llegaron muy lejos, el primer dragón estalló en llamas en el Bosque Real, muy

lejos del Sendahueso, y pronto los siete estuvieron en llamas. Cientos de hombres

murieron calcinados en los incendios, así como un cuarto del Bosque Real. Después de

esto, el Rey abandonó sus ambiciones y nunca más volvió a hablar de Dorne.

El reinado de este indigno monarca llegó a su fin en 184DC, cuando el Rey Aegon

contaba con 49 años. Estaba extremadamente gordo, apenas capaz de caminar, algunos

se preguntaban cómo había hecho su última amante (Serenei de Lys, madre de Shiera

Estrella de Mar) para resistir sus abrazos. La muerte del rey fue horrible, su cuerpo

estaba tan obeso e hinchado que no podía levantarse de su sillón, sus extremidades

putrefactas, con gusanos pululando en ellas. Los maestres aseguraban que nunca

habían visto nada igual, los septones declararon que era el juicio de los dioses. Aegon

recibió la leche de la amapola para atenuar sus dolores, pero poco más se podía hacer

por él.

Su último acto antes de morir, según todas las fuentes, fue presentar su testamento. Y

en el dejó el veneno más amargo que el reino haya experimentado: la legitimación de

todos sus hijos, desde los más humildes hasta los Grandes Bastardos—hijos e hijas

nacidos de madres nobles. Muchos de sus hijos naturales nunca fueron reconocidos, así

que la declaración de Aegon en su lecho de muerte no significó nada para ellos; pero

para los bastardos reconocidos fue un gran hecho… y para el reino significó sangre y

fuego por cinco generaciones.


El Rey Aegon IV nombrando caballero a su hijo, Daemon Fuegoscuro.

LAS NUEVE AMANTES DE AEGON IV

LADY FALENA STOCKEWORTH

Diez años mayor que el rey

Lady Faena ―lo hizo hombre‖ en 149DC, cuando Aegon tenía catorce. Cuando un

Guardia Real los encontró en el lecho en 151DC, su padre casó a Falena con su maestro

de armas, Lucas Lothston, y convenció al Rey de nombrar a Lothsto como Señor de

Harrenhall para retirar a Falena de la corte. Sin embargo, Aegon visitó frecuentemente

Harrenhall en los dos años siguientes.

  Hijos con Falena Stokeworth: Ninguno reconocido.

MEGETTE (ALEGRE MEG)

La joven y exuberante esposa de un herrero

Cuando cabalgaba por Buenmercado en 155DC, el caballo de Aegon perdió una

herradura y al acudir al herrero local el príncipe notó a su hermosa esposa, la consiguió

por siete dragones de oro y las amenazas de Ser Joffrey Staunton de la Guardia Real.
Megette fue instalada en una casa en Desembarco del Rey y Aegon incluso ―se casó‖ con

ella en una ceremonia realizada por un actor disfrazado de septón. A lo largo de los

años, Megette le dio cuatro hijas a su príncipe; pero el Príncipe Viserys le puso fin,

regresando a Megette con su esposo y entregando a sus hijas a la fe para que fuesen

septas; Megette fue golpeada hasta morir por el herrero antes de finalizar el año.

  Hijos con Merry Meg: Alysanne, Lily, Willow, Rosey.

LADY CASSELLA VAITH

Hija de un noble dorniense

Tras la Sumisión de Lanza de Sol, Aegon escoltó a los rehenes que el rey había tomado

de Dorne de vuelta hacia Desembarco del Rey. Entre ellos estaba Cassella Vaith, una

espigada doncella de ojos verdes y cabello rubio claro a quien Aegon ―tomó de rehén‖

en sus propios aposentos. Cuando los Dornienses se rebelaron y asesinaron al Rey

Daeron, todos los rehenes fueron sentenciados a muerte y Aegon, que para entonces se

había cansado de ella, entregó a Cassella para que ocupara su lugar junto a los demás

condenados. Sin embargo, Baelor, el nuevo rey, indultó a todos los condenados y los

regresó personalmente a Dorne. Cassella nunca se casó, y ya en la vejez quedó

consumida en la ilusión de haber sido el verdadero amor de Aegon, y que éste pronto
enviaría a por ella.

   Hijos de Casella Vaith: Ninguno.

BELLEGERE OTHERYS (LA PERLA NEGRA DE BRAAVOS)

Ladrona, comerciante, capitana pirata de la Viuda del Viento, nacida de la unión

entre la hija de un mercader Braavosi y en enviado de las Islas de Verano

Después de que Naerys quedara embarazada y casi muriera en 161DC, el Rey Baelor

envío a Aegon a Braavos en una misión diplomática. Relatos de la época dicen que fue

una excusa para alejar a Aegon mientras Naerys se recuperaba de un parto fallido. En

Braavos, Aegon conoció a Bellegere Otherys, su relación con Bellegere prosiguió por

años, aunque se decía que Bellegere tenía un esposo en cada puerto y que Aegon sólo

era uno entre muchos. Tuvo tres hijos en esa década, dos niños y una niña, todos de

dudosa paternidad.

  Hijos de la Perla Negra: Bellenora, Nerha, Balerion.

De izquierda a derecha: Lady Melissa Blackwood, Serenei de Lys, Lady Falena

Stockeworth, Bellegere Otherys

LADY BARBA BRACKEN

La morena y vivaz hija de Lord Bracken de Seto de Piedra y compañera de las

Princesas en la Bóveda de las Doncellas

Con la muerte de Baelor y la ascensión de Viserys al trono en 171DC a las Princesas se

les volvió a permitir la compañía masculina. Aegon, ahora príncipe de Roca Dragón y

aparente heredero, quedó encantado con Barba, de 16 años. En su propia coronación,

en 172DC, Aegon nombró a su padre como Mano y la reconoció públicamente como su

amante. Ella le dio un bastardo apenas quince días después de que la Reina Naerys le

diera gemelos—un niño que nació muerto y una niña, Daenerys, quien sobrevivió.

Estando la reina ceca de la muerte, la Mano, el padre de Barba, hablaba abiertamente


de casar a su hija con el Rey. Tras la recuperación de la reina, el escándalo llevó a Barba

a la ruina y tanto el Príncipe Daeron, como su tío el Caballero Dragón forzaron a Aegon

a enviarla lejos junto con su bastardo. El niño, llamado Aegor Ríos fue criado en Seto de

Piedra, pero con los años fue conocido como Aceroamargo.

  Hijos de Barba Bracken: Aegor Ríos (Aceroamargo).

LADY MELISSA (MISSY) BLACKWOOD

La más amada de las amantes del Rey

Más joven y hermosa que Barba (aunque menos exuberante), así como también más

modesta, Missy tenía un corazón bueno y una naturaleza generosa que lograron que

amistara con la Reina Naerys, el Caballero Dragón y hasta con el Príncipe Daeron. En

los cinco años de su ―reinado‖ Missy le dio al Rey tres bastardos, siendo el más notable

Brynden, nacido en 185DC, después conocido como Cuervo de Sangre.

  Hijos de Melissa Blackwood: Mya, Gwenys, Brynden (Cuervo de Sangre)

LADY BETHANY BRACKEN

Hermana menor de Lady Barba

Bethany fue preparada por su padre y hermana específicamente para ganarse el favor

del Rey y apartarlo de Missy Blackwood. En 177DC acaparó la atención de Aegon

cuando visitó en Seto de Piedra para ver a su bastardo, Aegor. Para ese entonces, el rey

estaba gordo y con mal temperamento, pero Bethany lo complació y él se la llevó

devuelta a Desembarco del Rey. Aun así Bethany encontró los reales abrazos

estresantes, buscando comodidad se entregó a un caballero de la Guardia Real, Ser

Terrence Toyne. Aegon en persona los descubrió encamados en 178DC, Terrence fue

torturado hasta la muerte y tanto Lady Bethany como su padre fueron ejecutados,

Cuando los hermanos de Ser Terrence buscaron vengar su muerte, el Príncipe Aemon el

Caballero Dragón fue asesinado mientras defendia a su hermano, el Rey Aegon.


   Hijos de Bethany Bracken: Ninguno.

LADY JANE LOTHSTON

Hija de Lady Falena la primer amante del Rey, y ya sea de Lord Lucas Lothston o del

propio Rey

Jeyne llegó a la corte con su madre en 178DC, cuando tenía catorce. Aegon convirtió a

Lord Lothston en su nueva Mano, y se decía (sin fundamento) que el Rey disfrutó de

madre e hija juntas en la cama. No tardó en contagiarle a Lady Jane una infección que

contrajo de las rameras que había frecuentado tras la ejecución de Lady Bethany, y los

Lothston fueron retirados de la corte de nuevo.

   Hijos de Jane Lothston: Ninguno.

SERENEI DE LYS (DULCE SERENEI)

Diez años mayor que el rey

Serenei fue la más hermosa de las amantes de Aegon, y también fue considerada una

hechicera. Murió al dar a luz a la última de los bastados del Rey, una niña llamada

Shiera Estrella de Mar, quien se convirtió en la mayor belleza de los Siete Reinos,

amada por sus dos medios hermanos Aceroamargo y Cuervo de Sangre, cuya rivalidad

maduró hasta convertirse en odio.


   Hijos de Serenei: Shiera.

De izquierda a derecha: Lady Bethany Bracken, Lady Barba Bracken, Megette

(Merry Meg), Lady Casella Vaith, Ladyt Jeyne Lothston

DAERON II

EN EL 184TO año desde la Conquista de Aegon, Aegon IV, el Indigno, al fin dejó esta

vida.

Su hijo y heredero, el príncipe Daeron partió de Rocadragon catorce días después de

conocer la muerte de su padre y fue rápidamente coronado por el Septón Supremo en la

Fortaleza Roja. Eligió ser coronado con la corona de su padre—una decisión que

intentaba acallar cualquier duda sobre su legitimidad. Luego Daeron actuó

rápidamente para poner en orden muchas cosas que Aegon había hecho mal,

comenzando con remover a todos los miembros del consejo privado y reemplazándolos

con hombres de su propia elección, la mayoría se mostrarían como sabios y capaces

consejeros. Paso poco más de un año antes de que la Guardia de la Ciudad fuera

reparada, de forma similar, ya que esta fue utilizada por Aegon para mostrar

generosidad a quienes más favorecía, y ellos en cambio se aseguraban que los

burdeles—e incluso las mujeres honestas de la ciudad—estén a disposición de la lujuria

de Aegon.

Daeron no se detuvo ahí, si no que continuó con sus esfuerzos para mejorar lo que su

padre había corrompido o había dejado en decadencia a través de su maligna

negligencia. Él era consciente de sus deberes con el reino, y procuró estabilizarlo de las

debilidades creadas por Aegon en su lecho de muerte, con la legitimación de sus medio-

hermanos bastardos. Aunque no podía—ni quería—deshacer el último deseo de su

padre, el hizo lo que pudo para mantener a los Grandes Bastardos cerca, tratándolos

con respeto y continuando con los lujos que el rey les había otorgado. Pagó la dote que
Aegon le había prometido al Arconte de Tyrosh, y mando a su medio hermano Daemon

Fuegoscuro a contraer matrimonio con Rohanne de Tyrosh, como Aegon había

deseado, a todo esto Ser Daemon solo tenía catorce años. En el día de su boda, le otorgó

a Daemon tierras cerca del Aguasnegras, con el derecho de levantar un castillo. Algunos

dicen que hizo tales cosas para afirmar su derecho y legitimidad sobre los Grandes

Bastardos y otros dicen, que lo hizo porque era amable y justo. Pero lamentablemente,

sin importar sus motivos, sus esfuerzos fueron en vano.

Pero su reinado no se vió marcado solamente por los problemas de los Grandes

Bastardos y los errores de Aegon. Su matrimonio con Mariah de Dorne—ahora reina de

los Siete Reinos—había sido feliz y fructífero, y uno de sus primeros actos

significantivos tras asumir el trono fue iniciar las negociaciones con su cuñado, el

Príncipe Maron, para unir a Dorne bajo el gobierno Targaryen. Luego de dos años de

negociación, se llegó a un acuerdo en el que el Príncipe Maron accedió a

comprometerse con la hermana de Daeron, Daenerys, cuando llegara a la edad adulta.

Se casaron el año siguiente, y con aquel matrimonio, el Príncipe Maron se arrodilló y

juró lealtad ante el Trono de Hierro.

El Rey Daeron levantó al príncipe Dorniense mientras el pueblo los aclamaba, y juntos

partieron de la Fortaleza Roja hasta el Gran Septo para dejar una guirnalda dorada a

los pies de la estatua de Baelor el Santo donde proclamaron ―Baelor, tu obra está

hecha‖. Fue un gran momento, el reino al fin estaba unido, desde El Muro hasta El Mar

del Verano, como Aegon el Conquistador había soñado, Daeron II, nombrado, el Joven

Dragón, no tuvo que pagar ni una gota de sangre para lograrlo.

El año siguiente, Daemon levantó un gran asentamiento en la Marcas Dornienses, cerca

de donde las fronteras del Dominio, las Tierras de Tormentas y Dorne se encuentran.

Llamándolo Refugio Estival para marcar la paz que él había creado, este era más un
palacio que un castillo y estaba levemente fortificado, en los años venideros muchos

hijos de la Casa Targaryen ocuparían el puesto de Príncipe de Refugio Estival.

Daeron II y el Príncipe Maron Martell en la tumba del Rey Baelor.

Sin embargo, el Príncipe Maron ganó algunas concesiones en el acuerdo, y los señores

de Dorne obtuvieron significativos derechos y privilegios que las otras grandes casas no

tenían—empezando por el derecho de mantener su título real, pero también la


autonomía para mantener sus propias leyes, el derecho de administrar y recolectar los

impuestos correspondientes al Trono de Hierro con tan sólo un control ocasional de la

Fortaleza Roja, y otros asuntos de este tipo. La insatisfacción sobre estas concesiones

fue uno de los motivos por los que la Primera Rebelión Fuegoscuro se originó, se creía

que Dorne ejercía mucha influencia sobre el rey—ya que Daeron II trajo muchos

Dornienses a su corte, a algunos de los cuales se les concedió la cargos de importancia.

Años después de que Daemon Fuegoscuro se mostrara como un traidor, se dijo que su odio

hacia Daeron creció tempranamente. Fue voluntad de Aegon—no de Daemon—que él se casara

con Rohanne de Tyrosh. En vez de eso, Daemon había desarrollado una pasión por la

hermana de Daeron, la joven Princesa Daenerys. Solo dos años menor que Daemon, la

princesa supuestamente también amaba al príncipe bastardo si creemos lo que dicen los

bardos), pero ni Aegon IV ni Daeron II estaban dispuestos a dejar que tales sentimientos

interfieran en temas de estado. Aegon IV vio más provecho en una alianza con Tyrosh, quizá

porque su flota podría ser usada si llegaba a hacer otro intento por conquistar Dorne.

Esto se ve bastante plausible, pero un relato diferente propone que Daemon no presentaba

tanta oposición en casarse con Rohanne de Tyrosh ya que estaba convencido de que podría

seguir los pasos de Aegon el Conquistador y Maegor el Cruel y tener más de una esposa. Aegon

incluso podría haberle dado cierta indulgencia en esto (algunos de los simpatizantes

Fuegoscuro afirmarían después que este fue el caso) pero Daeron tenía un pensamiento

enteramente diferente. No solo se negó a permitir que su hermano tuviera más de un esposa,

sino que también cedió la mano de Daenerys a Maron Martell, como parte de su pacto para

finalmente unir Dorne a los Siete Reinos.

El si Daenerys amaba a Daemon, como aquellos que apoyaron al Dragón Negro llegaron a

afirmar, ¿quién podría decirlo? En los años venideros, Daenerys nunca fue nada más que una

esposa leal al Príncipe Maron, y ella nunca dejó ningún registro de haber llorado por Daemon
Fuegoscuro.

Aun así, el reinado de Daeron rápidamente estabilizó al reino, y pronto comenzó a ser

llamado Daeron el Bueno, tanto por el pueblo llano como por los señores nobles. Fue

ampliamente visto como un hombre justo y de buen corazón, incluso cuando algunos

cuestionaban la influencia de su esposa Dorniense. Y aunque no era un guerrero—

descripciones de la época lo describen como de contextura pequeña, brazos flácidos,

hombros redondos y con disposición a las letras—dos de sus cuatros hijos mostraban

todo lo que se podía desear en un caballero, señor, o heredero. El mayor, el Príncipe

Baelor, se ganó el nombre de Lanzarrota a la edad de diecisiete, luego de su famosa

victoria en el torneo celebrado por la boda de la Princesa Daenerys, en donde derrotó a

Daemon Fuegoscuro en la justa final. Y su hijo menor, el Príncipe Maekar, parecía

mostrar una habilidad similar.

Aun cuando muchos hombres observaban el cabello y los ojos oscuros de Baelor y

susurraban que era más Martell que Targaryen, Daeron probó ser un hombre

admirable, respetable, y tan generoso y justo como su padre. Caballeros y señores de las

Marcas Dornienses llegaron a desconfiar de Daeron, y también de Baelor, y

comenzaron a añorar los viejos días, cuando los Dornienses eran enemigos de batalla,

no rivales por la atención y generosidad del rey. Luego ellos volvieron su atención a

Daemon Fuegoscuro—alto, fuerte y poderoso, medio dios entre los hombres mortales,

con la espada del Conquistador en su posesión—y empezaron a especular.

Las semillas de la rebelión habían sido plantadas, pero estas tardaron años en dar

frutos. Allí no hubo un insulto final, ningún gran error, que haya permitido a Daemon

Fuegoscuro ponerse contra el Rey Daeron. Si era verdad que amaba a Daenerys, ¿Cómo

es que pasaron ocho años antes de que la rebelión explotara? Ese fue mucho tiempo

para albergar un amor frustrado, en especial cuando Rohanne ya le había dado siete
hijos e hijas, y además Daenerys ya le había dado varios herederos al Príncipe Maron

también.

A decir verdad, la semilla encontró tierra fértil gracias a Aegon el Indigno. Aegon había

odiado a los Dornienses y luchado contra ellos, y esos señores que deseaban el regreso

de esos días—a pesar del desgobierno asociado—nunca serían felices con este rey

pacífico. Muchos guerreros afamados que miraban con desaliento la paz entre el reino y

a los Dornienses en la corte del rey, comenzaron a acercarse a Daemon.

Quizás al principio, Daemon Fuegoscuro simplemente consintió tales conversaciones

en aras de su vanidad. Después de todo, pasaron años entre el acercamiento de los

primeros partidarios y la Rebelión. Entones ¿qué fue lo que empujó a Daemon a

aspirar al trono? Parece ser que fue otro de los Grandes Bastardos. Ser Aegor Ríos,

llamado Aceroamargo. Quizás era su sangre Bracken lo que hacía de Aegor tan colérico

y tan fácil de ofender. Quizás fue la vergonzosa caída de los Bracken en la estima del

Rey Aegon, llevándolos al exilio de la corte de Aegon .O tal vez fue la rivalidad con su

medio hermano Brynden Ríos, a quien se le había permitido mantener relaciones

cercanas con la corte—la madre de Cuervo de Sangre había sido muy apreciada durante

toda su vida, y era recordada con cariño, por eso los Blackwood no sufrieron como los

Bracken cuando el rey se deshizo de sus respectivas amantes.

Sin importar cuál fuese el caso, Aegor Ríos pronto empezó a apremiar a Daeron

Fuegoscuro para que aspirara al trono, e incluso aún más después de que Daemon

accediera en casar a su hija mayor, Calla, con Aegor. Amargo su acero podría ser, pero

peor era su lengua. El llenó de veneno los oídos de Daemon, y con este llegaron los

reclamos de otros caballeros y señores.

Al final, años de tanta charla dieron frutos, y Daemon Fuegoscuro llego a una decisión.

Aunque fue una decisión tomada de forma imprudente, ya que llegaron al Rey Daeron
las palabras de que Fuegoscuro pretendía autoproclamarse rey con el cambio de luna.

(No sabemos cómo llegaron estas palabras a Daeron, no obstante el incompleto libro de

Merion ― El Dragón Rojo y el Negro‖ sugieren que otro de los Grandes Bastardos,

Brynden Ríos, estuvo involucrado.) El rey envió a la Guardia Real a arrestar a Daemon,

antes de que pudiera llevar a cabo sus planes de traición. Daemon fue advertido, y con

la ayuda del famoso y temperamental caballero Ser Quentyn Ball, llamado Bola de

Fuego, fue capaz de escapar de la Fortaleza Roja a salvo. Los aliados de Daemon

Fuegoscuro usaron este intento de arresto como una excusa para la guerra, alegando

que Daeron había actuado contra Daemon guiado por miedos sin fundamento. Otros

aun lo llamaban Daeron el Falso Nacido, repitiendo la calumnia que Aegon el Indigno

había puesto en circulación durante su reinado: que no había sido engendrado por el

rey sino por su hermano, el Caballero Dragón.

Y así fue como empezó la Primera Rebelión Fuegoscuro, en el año 196DC. Invirtiendo

los colores tradicionales de las armas Targaryen para mostrar un dragón negro sobre

un campo rojo, los rebeldes declararon al hijo bastardo de la Princesa Daena, Daemon

Fuegoscuro, Primero de su Nombre, proclamándolo el verdadero primogénito del Rey

Aegon IV, y a su medio hermano Daeron como bastardo. Subsecuentemente muchas

batallas fueron peleadas entre los dragones negros y rojos en el Valle, las tierras de

Occidente, las Tierras de los Tíos y en el resto de Poniente.


Aceroamargo liderando a la Compañía Dorada.

La rebelión terminó en el Campo de Hierbarroja, un año después. Algunos han escrito

de la valentía de los hombres que luchaban por Daemon, y otros de su traición. Pero

todo su valor en el campo enemigo contra Daeron fue una causa perdida. Daemon y sus

hijos mayores, Aegon y Aemon cayeron tras el anillo de flechas arrojadas por Brynden

Ríos y su guardia privada, los Picos del Cuervo. Después de esto Aceroamargo

arremetió con fuerza, blandiendo a Fuegoscuro, en un intento por reagrupar el ejército

de Daemon. Encontrándose con Cuervo de Sangre en el medio de la carga, un furioso

duelo tomó lugar, dejando a Cuervo de Sangre ciego de un ojo y provocando la huida de

Aceroamargo.

Pero la batalla llegó a su fin cuando el Príncipe Baelor Lanzarrota apareció con una

hueste de señores de la Tormenta y Dornienses, quienes cayeron sobre la retaguardia

rebelde, mientras el joven Príncipe Maekar reagrupó lo que quedaba del ejército de

Lord Arryn e hicieron un yunque implacable contra el que los rebeldes fueron

aplastados y destruidos. Diez mil hombres murieron por la vanidad de Daemon

Fuegoscuro, y muchos más resultaron heridos y mutilados. Los esfuerzos por la paz del

Rey Daeron quedaron destrozados, aunque no por su culpa, exceptuando quizás por

haber mostrado mucha compasión por su envidioso medio hermano.


Luego de la batalla, el Rey Daeron mostró una severidad que pocos esperaban. A

muchos señores y caballeros que habían apoyado al Dragón Negro se les confiscaron

sus tierras, asentamientos y privilegios y fueron forzados a entregar rehenes. Daeron

había confiado en ellos, había hecho todo lo que pudo para gobernarlos con justicia,

aun así ellos se habían levantado en su contra. Los hijos sobrevivientes de Daemon

Fuegoscuro huyeron a Tyrosh, hogar de su madre, y con ellos fue Aceroamargo. El

reino seguiría siendo perturbado por levamientos de los Pretendientes Fuegoscuro por

otras cuatro generaciones, hasta que el último descendiente de Daemon Fuegoscuro

por línea masculina fue enviado a la tumba.

Con su medio hermano derrotado y con la fuerza de sus hijos y herederos apoyándolo,

muchos pensaron que el Rey Daeron había asegurado que el reino seguiría bajo el

mando de los Targaryen por muchos siglos más. Pocos dudaban que Baelor Lanzarrota

se convirtiera en un gran rey, ya que tenía el corazón de un caballero y un alma sabia, y

sirvió hábilmente a su padre como Mano. Pero ningún hombre puede conocer la

voluntad de los dioses. Baelor Lanzarrota fue herido de muerte por su propio hermano
Maekar en el torneo de Ashford en el año 209DC. No fue en una en las justas, ni en los

enfrentamientos de cuerpo a cuerpo, si no en un juicio de siete—el primero en un

siglo—en el que Baelor peleó del lado de un desconocido caballero errante de clase baja.

Su muerte fue un accidente, desde luego, y está escrito que el Príncipe Maekar siempre

se arrepentía amargamente cada año en el aniversario de su muerte. No obstante

Baelor murió, y Maekar y el reino se preguntaban si un caballero errante valía la

pérdida del Príncipe de Rocadragón y la Mano del Rey. (Para ese entonces, ellos no

sabían que tan alto llegaría aquel caballero errante—pero esa es una historia diferente.)

Daemon Fuegoscuro liderando la carga en el Campo de Hierbaroja

Baelor tenía hijos—los jóvenes príncipes Valarr y Matarys—y también los tenía Maekar,

además el rey tenía otros dos hijos además de Maekar (aunque el reino tenía sus dudas

sobre Aerys, estudioso y obsesionado con las materias arcanas, y Rhaegel, un dulce

niño tocado por la locura). Pero entonces la Gran Epidemia Primaveral arrasó los Siete

Reinos, afectando a todos menos al Valle y a Dorne, donde se mantuvieron cerrados los
puertos y los pasos de las montañas. El más afectado fue Desembarco del Rey. El

Septón Supremo, la voz de los Siete en la tierra, murió, así como también un tercio de

los Máximos Devotos, y a casi todas las hermanas silenciosas en la ciudad. Los

cadáveres eran apilados en las ruinas de Pozo Dragón hasta que llegaron a diez pies de

altura, al final, Cuervo de Sangre le ordenó a los piromantes quemar los cadáveres. Un

cuarto de la ciudad ardió en llamas junto a los cuerpos, pero nada más podía hacerse.

Aún peor, los hijos de Baelor Lanzarrota estuvieron entre los muertos, junto a Daeron

II llamado por muchos el Bueno, quien gobernó por veinticinco años, y en la mayoría

de estos el reino vivió con paz y plenitud.

En Essos, Aceroamargo atrajo a señores y caballeros exiliados, y a sus descendientes. Formó

La Compañía Dorada en el año 212 DC, y pronto se establecieron como la mejor compañía

libre de las Tierras de la Discordia. ―Bajo el oro, el acero amargo‖ se convirtió en su grito de

guerra, reconocidos a través de todo Essos. Después de Aceroamargo, la compañía fue

liderada por los descendientes de Daemon Fuegoscuro hasta que el último de ellos, Maelys el

Monstruoso, fue asesinado en los Peldaños de Piedra.

AERYS I

ASUMIENDO EL TRONO en 209DC, el segundo hijo de Daeron, Aerys, nunca había

imaginado que sería rey, y era muy débil y enfermizo para sentarse en el Trono de

Hierro. Aerys era estudioso, a su manera, aunque sus intereses están relacionados con

antiguos tomos polvorientos acerca de antiguas profecías y los misterios mayores.

Casado con Aelinor Penrose, nunca mostró interés en dejarla embarazada, y había

rumores que decían que había fallado en consumar el matrimonio. Su consejo privado,
en última instancia, pensaba que su esposa ya no era de su agrado, y por lo tanto lo

apremiaban para que tomara una nueva esposa. Pero él se negó a escucharlos.

Llevando la corona durante la Gran Epidemia Primaveral, Aerys I enfrento un reino en

caos desde el principio. Cuando la plaga al fin comenzó a menguar, Dagon Greyjoy,

Señor de las Islas de Hierro, envió barcos de los hijos del hierro a saquear por lo alto y

lo bajo del Mar del Ocaso, mientras al otro lado del mar angosto Aceroamargo

conspiraba con los hijos de Daemon Fuegoscuro. Quizá fue por estas dificultades que

Aerys recurrió a Brynden Ríos para que sirva como su Mano.

Se ha sugerido que una de las causas por la que Cuervo Sangre consiguió poder era el hecho de

que el interés de Aerys por las artes arcanas e historias antiguas era compartido por Ríos,

cuyos estudios sobre los misterios mayores era un secreto a voces en ese momento. Cuervo de

Sangre ya se había conseguido un lugar en la corte, pero pocos esperaban que Aerys lo

nombrara su Mano. Cuando lo hizo, se inició una pelea entre el rey y su hermano, el Príncipe

Maekar, quien esperaba ser nombrado su Mano. Luego de esto el Príncipe Maekar dejó

Desembarco del Rey y se instaló en Refugio Estival durante los años venideros.

Cuervo de Sangre demostró ser una mano capaz, pero también un maestro de los

susurros que rivalizaba con Lady Misery, y estaban aquellos quienes pensaban que él y

su media hermana, Shiera Estrella de Mar, usaban hechicería para obtener dichos

secretos. Se volvió común hablar de sus ―mil ojos y uno‖, y hombres tanto de clase alta

como baja comenzaron a desconfiar de sus vecinos temiendo que fueran espías de

Cuervo de Sangre. La existencia de los espías de Aerys, comenzó el problema que

siguió a la Gran Epidemia Primaveral. El verano llegó, y con él una sequía que duró dos

años. Muchos culpaban al rey, y muchos más acusaron a Cuervo de Sangre. Había

hermanos mendicantes que predicaban traición, y señores y caballeros también. Y entre

ellos estaban los que susurraban una específica: que el Dragón Negro debía volver
desde el Mar Angosto y tomar su legítimo lugar.

Lord Gormon Peake estuvo detrás del intento de empezar un nuevo levantamiento. Por

su participación en la Primera Rebelión Fuegoscuro, a Peake le confiscaron dos de los

tres castillos que su casa había poseído durante siglos. Tras la sequía y la Gran

Epidemia Primaveral, Lord Gormon convenció al hijo mayor de Daemon Fuegoscuro,

Daemon el Joven, de cruzar el mar angosto y realizar su jugada por el trono.

La conspiración se hizo realidad en el 211DC en el torneo por el matrimonio en

Murosblancos, el gran asentamiento que Lord Butterwell había alzado cerca del Ojo de

los Dioses. Este fue el mismo Butterwell quien una vez había sido la Mano de Daeron,

hasta que el rey lo depuso a favor de Lord Hayford debido a su sospechoso fallo al

actuar en contra de Daemon Fuegoscuro en los comienzos de la rebelión. En

Murosblancos, bajo la fachada de la celebración del matrimonio de Lord Butterwell y la

competencia en el torneo, muchos señores y caballeros se reunieron, todos los que

compartían el deseo de poner a un Fuegoscuro en el trono.

De no ser por el hecho de que Cuervo de Sangre tuviera informantes dentro de los

conspiradores, Daemon el Joven puedo haber causado problema desde dentro de las

Tierra de los Ríos, pero incluso antes de que el torneo haya concluido, la Mano apareció

afuera de Murosblancos con una hueste de los suyos y la Segunda Rebelión Fuegoscuro

terminó antes de haber realmente comenzado. Gormon Peake estaba entre los

conspiradores ejecutados, mientras otros como Lord Butterwell sufrieron la pérdida de

tierras y títulos. Y Daemon, vivió muchos años más, como ―huésped‖ en la Fortaleza

Roja. Muchos se preguntaban el porqué de su encarcelamiento, pero el plan era

sencillo: su hermano menor, Haegon, no podría reclamar el trono mientras Daemon

estuviera vivo.
El sueño de Daemon el Joven de convertirse en rey era bien conocido, también lo era el hecho

de que Aceroamargo apoyó al padre pero no al hijo, los motivos todavía se discuten dentro de

los pasillos de la Ciudadela. Muchos dicen que Aegon el Joven y Lord Gormon no pudieron

convencer a Aceroamargo de que su plan fuera sólido, y a decir verdad parece un argumento

muy acertado; Peake estaba cegado por su sed de venganza y el deseo de recuperar sus

tierras, y Daemon estaba convencido que tendría éxito sin importar nada. Aun así otros

sugieren que Aceroamargo era un hombre duro y poco útil en otra cosa que no fuera la guerra

y desconfiaba de los sueños de Daemon y de su amor por la música y las cosas finas. Y otros

aun sospechan de la cercana relación entre Daemon y el joven Lord Cockshaw, y sugieren que

esto había molestado a Aegor Ríos lo suficiente como para negarle al joven su ayuda.

La Segunda Rebelión Fuegoscuro fue un desastre, pero no todas serian así. En 219DC,

Haegon Fuegoscuro y Aceroamargo lanzaron la Tercer Rebelión Fuegoscuro. De las

hazañas realizadas, tanto buenas como malas—del liderazgo de Maekar, de las acciones

de Aerion Llamabrillante, el coraje del hijo menor de Maekar, y el segundo duelo entre

Cuervo de Sangre y Aceroamargo—sabemos bastante. El pretendiente Haegon I

Fuegoscuro murió después de la batalla, siendo traicionado luego de haber rendido su

espada, pero Ser Aegor Ríos, Aceroamargo, fue capturado con vida y devuelto

encadenado a la Fortaleza Roja. Muchos todavía insisten que si se lo hubiera pasado

por la espada, como el Príncipe Aerion y Cuervo de Sangre sugirieron, ese hubiera sido

un fin definitivo para las ambiciones de los Fuegoscuro.

Pero no fue así. Aunque Aceroamargo fue juzgado y declarado culpable de alta traición,

el Rey Aerys perdonó su vida, ordenando en cambio que fuera enviado al Muro para

servir como hombre de la Guardia de la Noche. Esta fue una misericordia imprudente,

ya que los Fuegoscuro aún tenían amigos en la corte, algunos dispuestos a actuar de

informantes. El barco que llevaba a Aceroamargo y una docena de otros cautivos, fue
capturado en el Mar Angosto de camino a Guardiaoriente del Mar, y Aegor Ríos fue

liberado y regresó a la Compañía Dorada. Antes de que el año termine, coronó al hijo

mayor de Haegon, Daemon III Fuegoscuro en Tyrosh, y siguió conspirando contra el

rey que lo había perdonado.

El Rey Aerys se sentó en el trono por dos años más, antes de morir en el 221DC por

causas naturales.

En el curso de su reinado, Su Gracia había reconocido una serie de herederos, pero

ninguno era hijo suyo, Aerys murió sin herederos, su matrimonio aun sin ser

consumado. Su hermano Rhaegel tercer hijo de Daeron el Bueno, había muerto antes

que él, ahogado con una tarta de lamprea en el 215DC durante un festín. El hijo de

Rhaegel, Aelor, entonces se convirtió en el Príncipe de Rocadragón y heredero del

trono, solo para morir dos años más tarde en un grotesco accidente a manos de su

gemela y esposa Aelora, bajo circunstancias que la dejaron loca de pena. (Tristemente,

Aelora eventualmente tomaría su propia vida tras ser atacada en un baile de máscaras

por tres hombres conocidos como la Rata, el Águila y el Cerdo).

El último de los herederos que Aerys reconocería antes de su muerte sería el que lo

sucedería en el trono, el último hijo superviviente del Rey Daeron, el Príncipe Maekar.

El arresto de Daemon III Fuegoscuro.


MAEKAR I

MAEKAR ERA UN rey enérgico, un denotado guerrero, pero también un hombre

áspero, pronto a juzgar y condenar. Nunca tuvo el don de su hermano Baelor para

ganar amigos y aliados, y tras la muerte de su hermano a sus propias manos—aunque

involuntariamente— se volvió más severo y rencoroso. Tal era su deseo de separarse del

pasado que ordenó crear una nueva corona—una corona de guerra con puntas de hierro

y una banda de oro rojo, ya que la corona de Aegon el Conquistador se había perdido

luego de la muerte de Daeron I en Dorne. No obstante, Maekar reinó en un tiempo de

relativa paz, entre dos de las Rebeliones Fuegoscuro, y los disturbios que ocurrían en el

reino siendo en gran parte provocados por sus propios hijos.

El tema principal del reinado de Maekar fue la cuestión de sus herederos. Él tenía un

buen número de hijos e hijas, pero había quienes cuestionaban sus capacidades para

gobernar. El mayor, el Príncipe Daeron, era conocido como El Borracho, quien prefería

ser denominado Príncipe de Refugio Estival porque Rocadragón le parecía una

residencia lúgubre. Después de él estaba el Príncipe Aerion, conocido como

Llamabrillante o Fuegobrillante—un caballero prometedor pero cruel y caprichoso, y un

aficionado a las artes oscuras. Ambos príncipes murieron antes que su padre, aunque

tenían descendientes. El Príncipe Daeron engendró una hija, Vaella, en 222DC, pero la
niña resultó ser de mente simple. El hijo de Aerion Llamabrillante nació en el 232 DC,

quien le puso el siniestro nombre de Maegor, aunque el Príncipe Brillante moriría ese

mismo año tras beber una copa de fuego valyrio creyendo que al hacerlo se

transformaría en un Dragón.

La corona del Rey Maekar I

El tercer hijo de Maekar, Aemon, era un niño aficionado a los libros quien había sido

enviado a la Ciudadela en su juventud, quien emergió como un maestre juramentado y

con cadena. El hijo más joven del rey era el Príncipe Aegon, quien había servido como

escudero de un caballero errante—el mismo caballero errante en cuya defensa había

muerto Baelor Lanzarrota—mientras era un niño, y se había ganado el nombre de

―Egg.‖ ―Daeron es una burla y Aerion un horror, pero Aegon es más que medio

campesino‖ una ingeniosa frase se escuchó comentar.

Cuando el Rey Maekar murió en batalla en el 233DC, mientras lideraba su ejército

contra un señor rebelde en las Marcas Dornienses, una gran confusión rodeó el tema de

la sucesión. En vez de arriesgarse a otra Danza de Dragones, la Mano de Rey, Cuervo de

Sangre, eligió llamar a un Gran Consejo para decidir la cuestión.

En el 233 DC, cientos de señores de grandes y pequeños asentamientos se unieron en

una asamblea en Desembarco del Rey. Con ambos hijos de Maekar muertos, habían

cuatro posibles pretendientes. El Gran Consejo inmediatamente rechazó a la dulce pero

poco capaz hija del Príncipe Daeron, Vaella. Solo unos pocos hablaron a favor del hijo

de Aerion Llamabrillante, Maegor; un rey infante implicaría una larga y contenciosa

regencia, y también había temor que el niño hubiera heredado la crueldad y locura de

su padre. El príncipe Aegon era la elección obvia, pero algunos señores tambien

desconfiaban de él, sus aventuras con el caballero errante lo habían vuelto ―medio

campesino‖ según muchos. Algunos lo odiaban, de hecho, se hizo un esfuerzo para que
su hermano mayor el Maestre Aemon pudiera ser liberado de sus votos, pero Aemon lo

rehusó.

Mientras el Gran Consejo estaba debatiendo, otro pretendiente apareció en

Desembarco de Rey: era Aenys Fuegoscuro, el quinto hijo de los siete engendrados por

el Dragón Negro. Cuando el Gran Consejo había sido anunciado por primera vez, Aenys

había escrito desde el exilio en Tyrosh, exponiendo su caso con la esperanza que sus

palabras pudieran ganarle el Trono de Hierro que sus predecesores habían fallado en

ganar con la espada. Cuervo de Sangre, la Mano del Rey, había respondido ofreciéndole

salvoconducto, para que el pretendiente pudiera ir a Desembarco del Rey y presentar su

petición en persona.

Imprudentemente, Aenys aceptó. Apenas había entrado en la ciudad cuando los capas

doradas lo atraparon y lo arrastraron hasta la Fortaleza Roja, donde fue decapitado y su

cabeza fue presentada a los Señores del Gran Consejo, como advertencia para

cualquiera que aun tenga simpatía por los Fuegoscuro.

Pronto, el ―Príncipe que era un Huevo‖ (Egg significa Huevo en inglés) fue elegido por

la mayoría del Gran Concilio. El cuarto hijo de un cuarto hijo, Aegon V seria

ampliamente conocido como Aegon el Improbable por haber estado tan abajo en la

línea sucesoria durante su juventud.

AEGON V

EL PRIMER ACTO del reinado de Aegon fue arrestar a Brynden Ríos, la Mano del Rey,

por el asesinato de Aenys Fuegoscuro. Cuervo de Sangre no negó haber atraído al

pretendiente a su poder mediante la oferta de salvoconducto, pero argumento haber

sacrificado su honor personal por el bien del reino.

Aunque muchos estuvieron de acuerdo, y estaban complacidos de ver otro pretendiente


Fuegoscuro removido, El Rey Aegon sentía que no tenía otra opción que condenar a la

Mano, así la palabra del Trono de Hierro se vería menos terrible. Sin embargo luego de

que la sentencia se pronunció, Aegon ofreció a Cuervo de Sangre la oportunidad de

vestir el negro y unirse a la Guardia de la Noche. Y eso hizo. Ser Brynden Ríos se

embarcó hacia el Muro luego en el año 233DC. (Nadie interceptó su barco). Doscientos

hombres fueron con él, muchos de ellos arqueros de la guardia personal de Cuervo de

Sangre, Los Picos del Cuervo. El hermano del rey, el Maestre Aemon, fue con ellos

también.

Cuervo de Sangre se alzaría hasta convertirse en Lord Comandante de la Guardia de la Noche

en el 239DC, sirviendo hasta su desaparición durante una expedición detrás del Muro en el

252DC.

El reinado de Aegon fue un desafió, comenzando en el medio de un invierno que había

durado tres años y no mostraba señales de abatimiento. Había hambre y sufrimiento en

el Norte, como había sido cien años atrás, en el largo invierno que regio desde el 130 al

135DC. El Rey Aegon, siempre se interesaba por ayudar al pobre y al débil, hizo lo que

pudo para incrementar el flujo de grano y otras comidas al Norte, pero algunos sentían

que hacía mucho en su consideración.

Su liderazgo seria rápidamente puesto a prueba por aquellos cuyos negocios

cuestionaba cuando era príncipe, intentando reducir sus derechos y privilegios. No

termino el problema de los Fuegoscuro con la muerte de Aenys Fuegoscuro; la infame

traición de Cuervo de Sangre solo había endurecido la enemistad de los exiliados al

otro lado del mar Angosto. En el 236DC, cuando un cruel invierno de seis años de

duración llegaba a su fin, la Cuarta Rebelión Fuegoscuro vio al supuesto Rey Daeron III

Fuegoscuro, hijo de Haegon y nieto de Daemon I, cruzar el mar Angosto con

Aceroamargo y la Compañía Dorada, en un nuevo intento de tomar el Trono de Hierro.


Los invasores desembarcaron en el Garfio de Massey, al sur de la Bahía del

Aguasnegras, pero pocos se acercaron a sus Estandartes. El mismo Rey Aegon V

cabalgo a su encuentro, con tres de sus hijos a su lado. En la batalla del Puente

Wedwater, los Fuegoscuro sufrieron una aplastante derrota, y Daemon III fue

asesinado por el caballero de la Guardia Real Ser Duncan el Alto, el caballero errante a

quien ―Egg‖ sirvió como escudero. Aceroamargo eludió su captura y escapo una vez

más, para emerger unos años mas tarde en las Tierras de la Discordia, peleando con sus

mercenarios en una significante escaramuza entre Tyrosh y Myr. Ser Aegor Ríos tenia

sesenta y nueve años de edad cuando cayó, y se dice que murió como había vivido, con

la espada en mano y provocación en sus labios. Aun así su legado seguiría vivo en la

Compañía Dorada y el linaje Fuegoscuro al cual el sirvió y protegió.

Aegon el Improbable (parado atrás) y sus hijos (de izquirda a derecha) Duncan,

Jaeharys, y Daeron

Habría otras batallas durante el reinado de Aegon V, el Improbable rey, fue forzado a

gastar mucho de su reinado en armaduras. A pesar de ser amado por el pueblo, El Rey

Aegon hizo muchos enemigos entre los señores de la realeza, aquellos cuyos poderes

quería disminuir. El promulgo numerosas reformas y garantizo los derechos y


protecciones de los a los hombres comunes como nunca antes habían conocido, pero

todo esa medidas provocaron una fiera oposición y a veces oposición abierta entre los

señores. El más abierto de sus enemigos fue tan lejos como para denunciar a Aegon V

como un ―tirano con las manos manchadas de sangre que intentaba privarlos de sus

derechos y libertades dadas por los dioses.‖

Era bien conocido que la resistencia con el agoto la paciencia de Aegon—en especial con

el compromiso que un rey debe tomar de regir bien a veces deja que sus más grandes

esperanzas se alejen mas y mas en el futuro. Como un desafiante seguía a otro, su

Gracia se encontraba forzado a ceder ante los reacios señores más de lo que él deseaba.

Un estudiante de historia y amante de los libro, a Aegon V se lo oía a menudo decir que

si solo tuviera dragones, como el primer Aegon tuvo, el podría arma el reino de nuevo,

con paz , prosperidad y justicia para todos.

Incluso sus hijos se probaron un desafió para su rey de buen corazón, cuando ellos

pudieron haber sido una fortaleza. Aegon V se caso por amos, tomando como esposa a

Lady Betha Blackwood, la virtuosa (algunos dicen que voluntariosa) hija del señor de

Árbol de Cuervos, quien se volvió conocida como Betha Negra por sus oscuros ojos y su

pelo de cuervo. Cuando se casaron, en el 220DC, ella tenía diecinueve y el veinte, tan

abajo en la línea sucesoria la unión no provoco oposición. En los años siguientes, Betha

Negra dio a Aegon tres hijos (Duncan, Jaeharys, y Daeron) y dos hijas (Shaera y

Rhaelle).

Hacia mucho que era la costumbre de la Casa Targaryen de casar a hermano y hermana

para mantener la pureza en la sangre de dragón, pero por alguna razón, Aegon V se

había convencido que dichas uniones incestuosas hacían más mal que bien. En cambio

decidió unir a sus hijos en matrimonio con los hijos e hijas de los más grandes señores
de los Siete Reinos, con la esperanza de ganar su apoyo para las reformas y fortalecer su

gobierno.

Con la ayuda de Betha Negra, un número de ventajosos arreglos matrimoniales fueron

hechos y celebrados en el 237DC cuando los hijos de Aegon todavía eran jóvenes. Los

matrimonios tomaron lugar, mucho bien vendría de ellos… pero Su Gracia había

fallado en tomar en cuenta la voluntad de su sangre. Los hijos de Betha Negra

resultaron ser tan tercos como su madre, y como su padre también, eligieron seguir sus

corazones eligiendo sus parejas.

Duncan el hijo mayor de Aegon, Príncipe de Rocadragon y heredero del trono, fue el

primero en defraudarlo. Tirando por la borda un matrimonio con una hija de la Casa

Baratheon de Bastión de las Tormenta, Duncan se enamoro de una extraña, amorosa, y

misteriosa chica que se llamaba a si misma Jenny de Piedraviejas en 239DC, cuando

viajaba por la tierras de los ríos. Aunque ella viva salvajemente entre las ruinas y se

decía descendiente de un hace mucho desaparecido Rey de los Primeros Hombre, pero

los aldeanos de las villas aledañas se reían de esos cuentos, insistiendo que ella solo era

una paisana medio loca, y quizás una bruja.

Era cierto que Aegon había sido amigo de los aldeanos, prácticamente habia crecido

entre ellos, pero consentir el matrimonio del heredero del trono con una mujer común

y de nacimiento incierto estaba mas allá del. Su Gracia hizo lo que pudo para que el

matrimonio no se celebre, demandando a Duncan poner a Jenny a un lado. El príncipe

compartía la terquedad de su padre, de cualquier manera, el se reusó. Incluso cuando el

Septón Supremo, el Gran Maestre, y el consejo privado se unieron para insistir al Rey

Aegon que fuerce a su hijo a elegir entre el Trono de Hierro y su mujer salvaje de los

bosques, Duncan no balbucearía. En vez de darse de renunciar a Jenny, el abjuro en la

corte a favor de su hermano Jaehaerys, y abdico como Príncipe de Rocadragon.


Eso no restauró la paz, ni ganó la amistad de Bastión de las Tormentas de nuevo. El

padre de la mujer deshonrada, Lord Lyonel Baratheon de Bastión de las Tormentas

conocido como la Tormenta que Ríe y famoso por su habilidad en batalla no era un

hombre fácil de apaciguar cuando su orgullo era herido. Lanzó una corta y sangrienta

rebelión, que termino tan sólo cuando Ser Duncan de la Guardia Real derroto a Lord

Lyonel en combate singular, y el Rey Aegon dio su solemne palabra de que su hija más

joven, Rhaelle, se casaría con el heredero de Lord Lyonel. Para sellar el trato, la

Princesa Rhaelle fue enviada a Bastión de las Tormentas para servir a Lord Lyonel

como copera y compañía para su señora esposa. Jenny Piedrasviejas—Lady Jenny,

como la llamaban por cortesía— fue eventualmente aceptada en la corte, y en todos los

Siete Reinos los campesinos le tomaron un cariño especial. Ella y su príncipe, ahora

conocido como el Príncipe de las Libélulas, fueron los sujetos favoritos de las canciones

por muchos años.

Jenny de Piedrasviejas fue acompañada a la corte por una enana, una mujer albina quien en

las Tierras de los Ríos tenía reputación de ser una bruja de los bosques. La misma Lady Jenny

clamó, en su ignorancia, que ella era una niña del boque.

El siguiente fue el Príncipe Jaehaerys, ahora Príncipe de Rocadragon. A pesar de que el

Rey Aegon había adquirido una distancia por la costumbre Valyria del matrimonio

incestuoso durante sus años entre los aldeanos, el Príncipe Jaehaerys era más

tradicional, desde una edad muy temprana él se había enamorado de su hermana

Shaera y soñaba con casarse con ella como en la antigua moda Targaryen. Una vez

advertido de sus deseos, El Rey Aegon y la Reyna Betha hicieron su mejor esfuerzo por

separlos, pero la distancia solo mostro inflamar la pasión mutua entre el príncipe y la

princesa.
El Príncipe Jaehaerys no era pujante como su hermana, pero cuando Duncan desafió a

su padre siguiendo su propio corazón, y el rey y la corte cedieron a su deseo, el joven

príncipe no fallo en tomar nota. En el 240DC, un año después del casamiento de

Príncipe Duncan, el Príncipe Jaehaerys y la Princesa Shaera eludieron a sus guardias y

se casaron secretamente. Jaehaerys tenía quince y Shara catorce al momento de la

boda. Para cuando el rey y la reina se enteraron de lo que había sucedido, el

matrimonio ya se había consumado. Aegon sintió que no había opción más que

aceptarlo. Otra vez el rey tuvo que lidiar con el orgullo herido y la ira de las nobles casas

insultadas, ya que Jaehaerys estaba prometido a Celia Tully, hija del Lord de

Aguasdulces, y Shaera a Luthor Tyrell, heredero de Alto Jardín

Jaehaerys y Shaera tendrían dos hijos, Aerys y Rhaella. En la palabra de la bruja de los

bosques de Jenny Piedrasviejas, el Príncipe Jaehaerys determinó casar a Aerys con Rhaelle, o

eso es lo que la corte le dijo. El Rey Aegon se lavó las manos en frustración, dejando al príncipe

hacer su voluntad.

Corrompido por el ejemplo de sus hermanos, incluso el hijo menor de Aegon el

Principe Daeron afligió a su padre de la misma manera. A pesar de ser prometido con

Lady Olenna Redwyne del Arbor cuando ambos tenían nueve, el Príncipe Daeron

repudiaría la unión en el 246DC, cuando tenía dieciocho… aunque en este caso, parece

no haber otra mujer, Daeron continuó sin casarse por el resto de su corta ida. Un

soldado que se regocijaba en torneos y en batalla, el prefería la compañía de Ser Jeremy

Norridge, un apuesto caballero quien había estado con el príncipe desde que ambos

eran escuderos en Alto Jardín. El Príncipe Daeron trajo a su padre, Aegon, un

profundo dolor cuando fue asesinado en batalla en el 251DC, liderando un ejército

contra la Rata, el Águila, y el Cerdo. Ser Jeremy murió a su lado, pero la rebelión fue

reprimida, y los rebeldes asesinado o colgados.


En 258DC en Essos, otro desafío roso el reinado de Aegon, cuando nueve criminales,

exiliados, piratas, y capitanes mercenarios se juntaron en las Tierras de la Discordia

detrás del Árbol de las Coronas para formar una perversa alianza. La Banda de los

Nueve escribió su juramento de mutua ayuda y apoyo para tallar un reino para cada

uno de sus miembros. Entre ellos estaba el último Fuegoscuro, Maelys el Monstruoso,

quien había comandado la Compañía Dorada, y el reino que ellos planeaban ganar para

ellos era Los Siete Reinos. El Príncipe Duncan, fue avisado de este pacto, famosamente

conocido que las coronas fueron vendidas a nueve peniques; luego la Banda de los

Nueve se volvería conocida como los Reyes Nueve peniques en Poniente. Fue pensado

al principio que las Ciudades Libres de Essos darían su poder contra ellos y pondrían

fin a sus pretensiones, pero nada de esto fue hecho, Maelys y sus aliados se volcarían

contra Los Siete Reinos. Pero esa no era una gran urgencia para ellos, y el Rey Aegon no

aparto la vista de su reinado.

E intentaba una cosa más: dragones. Cuando se volvía mayor, a Aegon V vinieron

sueños de dragones volando otra vez sobre Los Siete Reinos de Poniente. En esto, el no

era distinto a sus predecesores, quienes trajeron septones a rezar sobre el ultimo huevo,

magos que usen hechizos sobre ellos, y maestres para examinarlos. Aunque amigos y

consultores trataron de disuadirlo, el Rey Aegon estaba más convencido de que solo con

dragones podría ganar suficiente poder para hacer los cambios que deseaba hacer en el
reino forzar a los orgullosos y rencorosos señores de Los Siete Reinos a aceptar sus

decretos.

El último año del reinado de Aegon fue consumido por la búsqueda de antiguos

conocimientos sobre dragones traídos de Valyria, y se decía que Aegon comisiono

travesías a lugares tan lejanos como Asshai de la Sombra con la esperanza de encontrar

textos y conocimientos que no habían en Poniente.

En lo que se convirtió el sueño de dragones fue una atroz tragedia nacida en un

momento de alegría. En el trascendental año de 259DC, el rey convoco a muchos de los

más cercanos a él a Refugio Estival, su castillo favorito, para celebrar el nacimiento de

su primer bisnieto, un niño luego llamado Rhaegar, de su nieto Aerys y su nieta

Rhaella, los chicos del Príncipe Jaehaerys.

Es desafortunado que la tragedia ocurrida en Refugio Estival dejo unos pocos invitados

vivos, y aquellos sobrevivientes no hablarían de ello. Una atormentada pagina de la


historia de Gyldayn—seguramente una de las últimas escritas antes de su muerte—nos

dan algunas pistas, pero la tinta que fue derramada sobre ella por accidente borró

demasiado.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAN

… la sangre del dragón reunida en uno…

… siete huevos, para honrar a los siete dioses, aunque el septón del rey le había advertido…

… piromantes…

… fuego valyrio…

… las llamas se salieron de control… violentamente… tan caliente que…

… murió, pero gracias al valor del Lord Coman…

La tragedia de Refugio Esquival

JAEHAERYS II

LA TRAGEDIA DE Refugio Esquival llevó a Jaehaerys, el Segundo de Su Nombre, al

Trono de Hierro en el 259DC. Ni bien se había puesto la corona Los Siete Reinos se

encontraron envueltos en la guerra, los Reyes Nuevepeniques habían capturado y

saqueado la Ciudad Libre de Tyrosh y embarcaron a los Peldaños de Piedra, desde ahí,

planeaban atacar Poniente.

LOS NOMBRES Y ESTILOS DE LA BANDA DE LOS NUEVE, QUIENES CAUSARON,

GRAN AGITAMIENTO EN ESSOS Y LOS PELDANIOS DE PIEDRA

La Vieja Madre: Una reina pirata.

Samarro Saan, el Ultimo Valyrio: Un notorio pirata de una notoria familia de piratas de

Lys, con sangre de Valyria en sus venas.

Xhobar Qhoqua, el Príncipe Menguante: Un príncipe exiliado de las Islas de Verano, el

había encontrado su fortuna en las Tierras de la Discordia y lideraba una compañía


mercenaria.

Liomond Lashare, el Señor de las Batallas: Un famoso capitán mercenario.

Spotted Tom el Carnicero: Oriundo de Poniente, el era un capitán de una compañía libre

de las Tierras de la Discordia.

Ser Derrick Fossoway, la Manzana Mala: Un exiliado de Poniente, y un caballero de

reputación oscura.

Nueve Ojos: Capitán de la Jolly Fellows.

Alequo Adarys, la Lengua de Plata: Un príncipe mercante de Tyrosh quien era adinerado

y ambicioso.

Maelys Fuegoscuro, el Monstruoso: Capitán de la Compañía Dorada, nombrado por su

grotescamente grandes torso y brazos, temida fuerza, y naturaleza salvaje. Una segunda tenía

una segunda cabeza en su nuca, no más grande que la primera. El se gano el comando de la

Compañía Dorada mediante una pelea con su primo, Daemon Fuegoscuro, para ello, mato a

su primo con un simple golpe y luego estiro la cabeza de Daemon hasta que se separo de sus

hombros.

Jaehaerys conocía la intenciones de la Banda de los Nueve de ganar Los Siete Reinos

para Maelys el Monstruoso, quien se había declarado a el mismo Rey Maelys I

Fuegoscuro, pero como su padre, Aegon, Jaehaerys había esperado que la alianza se

quedara en Essos, o su caída de la mano de un alianza entre las Ciudades Libres. Ahora

el momento estaba a la mano, y Aegon V se fue, como también el Príncipe de las

Libélulas. El Príncipe Daeron, el esplendido caballero, había muerto hace años, dejando

solo a Jaehaerys, el menos marcial de los tres hijos de Aegon.

El nuevo rey tenía treinta y cuatro años de edad cuando ascendió al Trono de Hierro.

Ninguno podría haberlo llamado formidable. A diferencia de sus hermanos, Jaehaerys

II Targaryen era delgado y esquelético, y había enfrentado varios achaques durante su


vida. Pero no le faltaba coraje, o inteligencia. Dejando de lado los planes de su padre,

Su Gracia puso de lado su grieta, llamando a sus abanderaros, y resolviendo

encontrarse con los Reyes Nueve peniques en los Peldaños de Piedra, eligiendo llevar la

guerra a ellos antes de esperar a su desembarque en las costas de Los Siete Reino.

El Rey Jaehaerys había intentado liderar el ataque sobre los Reyes Nueve peniques el

mismo. Pero su Mano, Lord Ordmund Baratheon, los persuadió que eso no sería sabio.

EL Rey no estaba acostumbrado a los rigores de las campañas y no era habilidoso con

las armas, la Mano señalo, que sería tonto arriesgarse a perderlo a él en batalla tan

pronto luego de la tragedia de Refugio detalles de la pelea. Jahaerys finalmente se dejó

convencer para quedarse en Desembarco con su reina. El comando del ejército le fue

concedido a Lord Ormund, como Mano del Rey,

En 260DC, sus eñoria desembarco los ejércitos Targaryen sobre tres de los Peldaños de

Piedra, y la Guerra de los Reyes Nuevepeniques se tornó sangrienta. La batalla bramó a


lo largo de las islas y los canales entre ellas por la mayor parte del año. ―Relatos de la

Guerra de los Reyes Nuevepenique‖ del Maestre Eon, uno de las mejores obras de su

tipo, es una espléndida fuente de detalles sobre el enfrentamiento, narrando las

múltiples batallas por tierra y mar, y todas las notables hazañas de guerra. Lord

Ordmund Baratheon, el comandante Ponienti, fue de los primero en perecer. Caído

bajo las manos de Maelys el Monstruoso, el murió en los brazos de su hijo y heredero,

Steffon Baratheon.

Ser Barristan Selmy y Maelys el Monstruoso enfrentados en combate.

El comando de las huestes Targaryen pasaron al joven nuevo Lord Comandante de la

Guardia Real, Ser Gerold Hightower, el Toro Blanco. Hightower y sus hombres fueron

duramente presionados por un tiempo, pero cuando la guerra se balanceo, un joven

caballero llamado Ser Barristan Selmy mato a Maelys en combate singular, ganando un

eterno renombre y decidiendo el asunto en un saque, los restantes de los Reyes Nueve

peniques tenían poco o ningún interés en Poniente y pronto volvieron a sus propios

dominios. Maelys el Monstruoso fue el quinto de los Pretendientes Fuegoscuros; con su

muerte, la maldición que Aegon el Indigno había infringido en los Siete Reinos por dar

su espada a su hijo bastardo finalmente termino.

Medio año de dura lucha continuo antes de que los Peldaños de Piedra y la Tierras de la

Discordia fueran liberadas de los restantes de la Banda de los Nueve, y serian seis años

antes de que Alequo Adarys, el Tirano de Tyrosh, fue envenenado por su reina y el

Arconte de Tyrosh fue restaurado. Para Los Siete Reinos, esa ha sido una grandiosa

victoria, aunque no sin el coste de vida o sufrimiento.

Luego el reino volvió a estar en paz. Aunque nunca fuerte, Jaehaerys II probó ser un rey

capaz, restaurando el orden en Los Siete Reinos y reconciliando a muchas de las

grandes casas quienes se habían mantenido descontentos con el Trono de Hierro por
las reformas del Rey Aegon V. Pero su regencia resulto corta. En 262DC, el Rey

Jaehaerys II enfermo y murió en cama luego de una corta enfermedad, convaleciendo

de una repentina falta de aire en la respiración. El tenía treintaisiete años de edad a su

paso a la otra vida, y se había sentado en el Trono de Hierro por unos escasos tres años.

AERYS II

AERYS TARGARYEN, el Segundo de su Nombre, solo tenia dieciocho años de edad

cuando ascendió al Trono de Hierro en el año 262DC, al morir su padre, Jaehaerys,

después de poco más de tres años de reinado. Un joven apuesto, Aerys había peleado

galantemente en los Peldaños de Piedra durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques.

A pesar de que no era ni el más diligente de los principes, ni el más inteligente, tenía un

innegable encanto que le hizo ganar muchos amigos. Tambien era vanidoso, orgulloso y

cambiante, rasgos que hacian que fuera presa facil de aduladores y zalameros, pero esos

fallos no fueron aparentes para todos al momento de su ascenso.

Ni el más sabio podría haber sabido que Aerys II seria conocido en un tiempo como el

Rey Loco, ni que su reinado pondría fin a casi tres siglos de reinado Targaryen en

Poniente. Apenas se puso su corona Aerys, en ese fatídico año 262DC, un hijo lozano y

moreno llamado Robert había nacido de su primo Steffon Baratheon y su señora esposa

en Bastión de Tormentas, mientras lejos, en el norte, en Invernalia, Lord Rickard Stark

celebraba el nacimiento de su propio hijo, Brandon. Otro Stark, Eddard, le siguió

pasado un año. Esos tres niños jugarían, a su debido tiempo, un rol crucial en la caída

de los dragones.

El nuevo rey ya había dado al reino un heredero en la persona de su hijo Rhaegar,

nacido entre las llamas de Refugio Estival. Aerys y su reina, su hermana Rhaella, eran

jóvenes, y se anticipaba que tendrían muchos más hijos. Esta era una cuestión vital, ya

que las tragedias del reinado de Aegon el Indigno habían podado el noble arbol de la
Casa Targaryen hasta reducirlo a un par de ramas solitarias.

Aerys II no carecía de ambición. Apenas coronado, declaró que era su deseo se rel rey

más grande en la historia, un concepto que ciertos amigos suyos reforzaron sugiriendo

que algún día sería recordado como Aerys el Sabio o Aerys el Grande.

La corte de su padre había estado compuesta de ancianos y expertos hombres, muchos

de los cuales también habían servido durante el reinado del Rey Aegon V. Aerys los

echó a todos, reemplazandolos por caballeros de su propia generación. Lo más notable

fue que le dio el retiro a la madura y excesivamente cauta Mano, Edgar Sloane, y

nombró en su lugar a Ser Tywin Lannister, el heredero de Roca Casterly. A los veinte

años de edad, Ser Tywin se convirtió asi en la Mano más joven de la historia de los Siete

Reinos. Muchos maestres, hasta hoy, insisten en que ese nombramiento fue la cosa más

sabia que hizo jamás ―Aerys el Sabio‖.

Aerys y Tywin se conocían desde su niñez. De muchacho, Tywin había servido de paje

real en Desembarco del Rey. El y el príncipe Aerys, junto a un paje más joven, el primo

del príncipe, Steffon Baratheon de Bastión de Tormentas, se volvieron inseparables.

Durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques, los tres amigos habían luchado juntos,

Tywin como un nuevo caballero, y Steffon y el principe Aerys como escuderos. Cuando

el príncipe Aerys ganó sus espuelas a los dieciseis fue Ser Tywin quien dio la señal de

honor para nombrarlo caballero. En el 261DC habia probado su proeza como

comandantecuando redujo un levantamiento de dos de los mayores vasallos de su

padre, los Lords Tarbeck y Reyne. A pesar de que la brutalidad de sus métodos provocó

la crítica de algunos, nadie puede discutir que Ser Tywin devolvió el orden a las tierras

del oeste luego del caos y conflicto del mandato de su padre.

Aerys Targaryen y Tywin Lannister formaron una improbable alianza, deberia decirse,

El joven rey era vivo y activo en los tempranos años de su reinado. Amaba la música, los
bailes de máscaras y era excesivamente dado a las jovenes mujeres, llenando su corte

con doncellas de cada rincón del reino. Algunos dicen que tuvo tantas amantes como su

antecesor Aegon el Indigno (una afirmación dudosa dado todo lo que conocemos de

ese monarca): A diferencia de Aegon IV, de todas formas, Aerys siempre parecía perder

el interes por sus amantes rápido. La mayoría no duraba más de una quincena y muy

pocas más de medio año.

Su Gracia estaba llena de grandiosos proyectos. Poco después de su coronación,

anunció su intento de conquistar los Peldaños de Piedra y hacerlo parte del reino para

siempre. En el 264DC una visita de Rickard Stark a Desembarco del Rey despertó su

interés por el Norte, y elaboró un plan para construir un nuevo Muro unos 480

kilómetros (100 leguas) al norte del existente, y reclamar todas las tierras entre ellos.

En el 265DC, ofendido por ―la pestilencia de Desembarco del Rey‖, habló de construir
una ―ciudad blanca‖ totalmente construida de marmol en la orilla sur del rio

Aguasnegras. En el 267DC, después de una disputa con el Banco de Hierro de Braavos

sobre cierto dinero prestado a su padre, anunció que construiría "la mayor flota en la

historia del mundo" para hacer arrodirllarse al Titán. En el 270DC, durante una visita a

Lanza del Sol, le dijo ala princesa de Dorne que el haría "florecer a los desiertos de

Dorne" cavando un gran canal subterráneo bajo las montañas para traer agua del

bosque lluvioso.

El Rey Aerys, el Segundo de su Nombre

Ninguno de estos planes dio frutos, es más, la mayoría fueron olvidados en un cambio

de luna, ya que Aerys parecía aburrirse cada vez más con sus entusiasmos reales tan

rápido como lo hacía con sus amantes reales. Y aun asi, los Siete Reinos prosperaron,

ya que la Mano del Rey era todo lo que el rey no-diligente, decisivo, incansable,

tremendamente inteligente, justo y severo. ―Los dioses hicieron y dieron forma a este

hombre para gobernar‖escribiío el Gran Maestre Pycelle sobre Tywin Lannister en una

carta a la Ciudadela luego de servir junto a él durante dos años en el consejo privado.

Y gobernó. Mientras la conducta del propio rey se volvía más errática, cada vez el

goberino rutinario del reino recaía en su Mano. El reino prosperó durante la

administración de Tywin Lannister-tanto que los caprichos sin fin de Aerys no parecian

tan portentosos. Muchos de los Targaryen que lo precedieron mostraron un

comportamiento similar sin gran motivo para preocupación. Desde Antigua hasta el

Muro, los hombres comenzaron a decir que Aerys podría estar usando la corona pero

era Tywin Lannister quien gobernaba el reino.

Fue Tywin Lannister quien arregló la disputa de la corona con los Bravoosi (aunque sin

hacer arrodillarse al Titán) pagando las sumas de dinero prestadas a Jaehaerys II con

oro de Roca Casterly, asumiendo pues las deudas. Tywin se ganó la aprobación de
muchos grandes lores derogando las leyes que Aegon V había dictado para frenar su

poder. Tywin redujo las tarifas y las tasas a los barcos entrando y saliendo de las

ciudades de Desembarco del Rey, Lannisport y Antigua, ganandose el apoyo de muchos

mercaderes ricos. Tywin construyó nuevos caminos y reparó los antiguos, oganizó

muchos torneos sobre el reino para el deleite de caballeros y comunes, cultivó el

comercio con las Ciudades Libres y castigó duramente a los panaderos hallados

culpables de agregar aserrín a su pan y a carniceros que vendían carne de caballo como

carne común. En todos esos esfuerzos fue ayudado por el Maestre Pycelle, cuyas notas

sobre el reinado de Aerys II nos dan el mejor retrato de esos tiempos.

Pero a pesar de aquellos logros, Tywin Lannister era poco querido. Sus rivales le

acusaban de carecer de humor, de ser rencoroso, inflexible, orgulloso, y cruel. Sus lords

banderizos lo respetaban y seguian fielmente en la paz y en la guerra, pero ninguno

podía en verdad llamarse su amigo. Tywin despreciaba a su padre, el poco voluntarioso,

gordo e ineficaz Lord Tytos Lannister, y su relación con sus hermanos Tygett y Gerion

eran notablemente tormentosa, Mostró más atención por su hermano Kevan, un

confidente cercano y compañía constante desde su infancia, y su hermana Genna, pero

aun en esos casos, Tywin Lannister aparecía más empujado por el deber que por el

afecto.

En el 263DC, luego de un año como Mano del Rey, Ser Tywin se casó con su bella prima

Joanna, quien había llegado a Desembarco del Rey en el 259DC para la coronación del

rey Jaehaerys II y se quedó luego como dama de honor de la Princesa (más tarde Reina)

Rhaella. La novia y el novio se conocían desde que eran niños juntos en Roca Casterly.

A pesar de que Tywin Lannister no era un hombre dado a mostrarse en público, se dice

que el amor por su dama era profundo y duradero.

―Solo Joanna conoce de verdad al hombre bajo la armadura‖, escribió el Gran Maestre
Pycelle a la Ciudadela, ―y todas sus sonrisas le pertenecen a ella y a nadie más que ella:

Juro que observé como ella lo hacía reir no una, ¡sino tres veces!‖

Lamentablemente, el matrimonio entre Aerys II Targaryen y su hermana, Rhaella, no

era tan feliz; a pesar de que ella hacía la vista gorda a la mayoría de las infidelidades del

rey, la reina no aprobaba su "convertir a mis damas en sus putas" (Joanna Lannister no

fue la primera dama en ser despedida abruptamente del servicio de Su Gracia, ni fue la

última), Las relaciones entre el rey y la reina se volvieron aún más tensas cuando

Rhaella comprobó que era incapaz de dar a Aerys más hijos. Abortos en el 263 y 264

fueron seguidos de una niña muerta nacida en el 267. El Principe Daeron, nacido en el

269, solo sobrevivió medio año. Luego vino otro bebé muerto en el 270, otro aborto en

el 271 y el Príncipe Aegon, nacido con dos cambios de luna de antelación en el 272,

muerto en el 273.

El rumor injurioso de que Joanna Lannister perdió la virginidad con el Principe Aerys la

noche de la boda de la coronación de su padre y disfrutó un breve reinado como su amante

luego de que ascendiera al Trono de Hierro puede ser fácilmente descontados. Tal como

escribe Pycelle en sus cartas, Tywin Lannister dificilmente hubiera tomado como esposa a su

prima si eso hubiera sido verdad, "ya que siempre fue un hombre orgulloso y no uno

acostumbrado a hacerse un festín con las sobras de otro",

Ha sido fiablemente informado, no obstante, que el rey Aerys se tomó libertades no deseadas

con la persona de Lady Joanna durante su ceremonia de encamamiento, para el disgusto de

Tywin. No mucho después, la Reina Rhaella despidió a Joanna Lannister de su servicio. Jamás

se dio una razón para esto, pero Lady Joanna se marchó a Roca Casterly de inmediato y rara

vez visitó Desembarco del Rey despues de aquello.

Al principio, Su Gracia consoló a Rhaella en su pena, pero con el tiempo su compasión


se volvió sospecha. Para el año 270DC, había decidido que la reina le estaba siendo

infiel. "Los dioses no sufrirán un bastardo sentado en el Trono de Hierro", le dijo a su

consejo privado; ninguno de los nacimientos muertos, abortos o principes muertos eran

suyos, proclamó el rey. Luego de aquello, le prohibió a la reina dejar los confines del

Torreón de Maegor y decretó que de alli en adelante dos septas compartirían su cama

cada noche, ―para asegurarse que se mantuviera leal a sus votos‖.

Lo que Tywin Lannister hizo de esto no está documentado, pero en el 266DC, en Roca

Casterly, Lady Joanna dio a luz a dos gemelos, una niña y un niño, ―saludables y

hermosos, con el pelo como oro batido‖. Este nacimiento sólo exacerbó la tensión entre

Aerys II y su Mano. ―Parece que me casé con la mujer equivocada‖, se dice que dijo Su

Gracia, cuando se le informó del feliz evento. Aun así, envió a cada niño su peso en oro

como regalo del día de su nombre y ordenó a Tywin que los trajera a la corte cuando

fuesen lo suficientemente mayores como para viajar. ―Y trae a su madre también, ya

que hace mucho tiempo que no miro su rostro‖, insistió.

El siguiente año, el 267DC, vio la muerte de Lord Tytos Lannister, a la edad de cuarenta

y seis. Se afirma que su corazón de caballero estalló mientras subia una empinada

escalera en espiral hacia la habitación de su amante. Cuando esto ocurrió, Ser Tywin

Lannister se convirtió en Señor de Roca Casterly y Guardián del Oeste. Cuando volvió al

oeste a asistir al funeral de su padre y poner orden en las tierras del oeste, el rey Aerys

decidió acompañarle. A pesar de que Su Gracia dejó a la reina en Desembarco del Rey

(Su Gracia estaba embarazada del bebé que probaria ser la princesa Shaena, nacida

muerta), tomó a su hijo de ocho años Rhaegar, Príncipe de Rocadragón, y mas de la

mitad de la corte. La mejor parte del año siguiente, los Siete Reinos fueron gobernados

desde Lannisport y Roca Casterly, que era donde residían el rey y su Mano.

El cortejo volvió a Roca Casterly en el 268DC, y el gobierno volvio a ser como antes…
pero estaba claro para todos que la amistad entre el rey y su Mano se estaba

deshilachando. Donde antes Aerys se habia puesto del lado de Tywin Lannister en la

mayor parte de los asuntos de importancia, ahora los dos hombres empezaron a estar

en desacuerdo.

Durante una guerra comercial entre las Ciudades Libres de Myr y Tyrosh de un lado y

Volantis en la otra, Lord Tywin abogó por una política de neutralidad; el Rey Aerys vio

más ventajoso proveer de oro y armas a los Volantinos. Cuando Lord Tywin resolvió

una disputa de fronteras entre la Casa Blackwood y la Casa Bracken a favor de los

Blackwood, Su Gracia hizo caso omiso de él y le dio el molino en disputa a Lord

Bracken.

A pesar de las enérgicas objeciones de su Mano, el rey dobló las tasas de puerto en

Desembarco del Rey y Antigua, y las triplicó en Lannisport y el resto de puertos y

muelles del reino. Cuando una delegación de pequeños señores y mercaderes ricos llegó

frente al Trono de Hierro para quejarse, no obstante, Aerys culpó a la Mano por las

subas, diciendo, ―Lord Tywin caga oro, pero últimamente estaba estreñido y tenía que

encontrar otra forma de llenar nuestros cofres‖. Luego de eso, Su Gracia restauró las

tasas de puerto y tarifas a los niveles anteriores, ganando mucha aclamación para si

mismo y dejando la ignominia para Tywin Lannister.

La creciente grieta entre el rey y la Mano del Rey fue también aparente en temas de

citas. Mientras que anteriormente Su Gracia había hecho caso de los consejos de su

Mano, cesiones, honores y herencias tal como Lord Tywin recomendaba, después del

270DC empezó a ignorar a los sugeridos para su señorío, a favor de los de su propia

elección. Muchos hombres del oeste se encontraron despedidos del servicio del rey solo

por causa de la sospecha de que pudieran ser "hombres de la Mano". En su lugar, el Rey

Aerys puso a sus favoritos… pero el favor del rey se había vuelto algo arriesgado, y su
desconfianza algo fácil de despertar. Ni los parientes de la Mano estuvieron exentos del

desagrado real. Cuando Lord Tywin quiso nombrar a su hermano Ser Tygett Lannister

como el maestro de armas de la Fortaleza Roja, el Rey Aerys le dio el puesto en cambio

a Ser Willem Derry.

A esta altura, el Rey Aerys se habia dado cuenta del la extendida creencia de que él no

era sino un adorno y Tywin Lannister era el verdadero amo de los Siete Reinos. Esos

sentimientos llenaron profundamente de ira al rey, y Su Gracia decidió desmentirlos y

humillar a su ―sirviente todopoderoso‖ y ―ponerlo de nuevo en su lugar‖.

En el Torneo del Aniversario de 272DC, llevado a cabo para conmemorar los diez años

de Aerys en el Trono de Hierro, Joanna Lannister trajo a sus gemelos de seis años

Jaime y Cersei desde Roca Casterly para presentarlos a la corte. El rey (bastante pasado

de copas) le preguntó a ella si haberles dado de mamar había ―arruinado tus pechos,

que eran tan altos y orgullosos‖. La pregunta divirtió en grande a los rivales de Lord

Tywin, quienes siempre disfrutaban ver a la Mano desairada o como blanco de bromas,

pero Lady Joanna estaba humillada. Tywin Lannister intentó devolver su cadena la

mañana siguiente, pero el rey rechazó su renuncia.

Aerys II podría, por supuesto, haber despedido a Tywin Lannister en cualquier

momento y nombrado a alguno de sus hombres Mano del Rey, pero en cambio, por

alguna razón, el rey eligió mantener a su amigo de infancia cerca de él, trabajando para

él, aunque hubiera empezado a socavarlo de todas las maneras. Los desaires y las

burlas empezaron a hacerse más numerosos; los aspirantes a la corte que querían subir

rápido aprendieron que la forma más rápida de llamar la atención del rey era

mofándose de su solemne y seria Mano. Aun así, y con todo esto, Tywin Lannister

sufrió en silencio.

De cualquier forma, en el 273DC, Lady Joanna fue llevada a parto nuevamente en Roca
Casterly, donde murió dando a luz al segundo hijo de Lord Tywin. Tyrion, como se

llamó al bebé, era un bebé enano y malformado nacido con piernas mal desarrolladas,

una gran cabeza y dispares y demoníacos ojos (algunos informes sugieren que tenía una

cola, eliminada por orden de su padre). La ruina de Lord Tywin, llamaba el pueblo llano

a esta criatura contrahecha, y la Desgracia de Lord Tywin. Cuando escuchó del

nacimiento, el Rey aerys dijo infamemente, ―los dioses castigan tanta arrogancia. Se

llevaron una flor de su mano y le pusieron un monstruo en reemplazo, para enseñarle al

fin un poco de humildad‖.


Lord Tywin Lannister, Mano del Rey.

No tardaron mucho en llegar a Lord Tywin los dichos del rey, mientras hacía su duelo

en Roca Casterly. Luego de eso, ni un ápice permaneció del viejo afecto entre los dos

hombres. Nunca hombre de mostra sus emociones, Lord Tywin continuó siendo Mano

del Rey, lidiando con el tedio diario de los Siete Reinos, mientras el rey se volvía cada

vez más errático, violento y desconfiado. Aerys se empezó a rodear de informantes,

pagando bellas sumas de dinero a hombres de dudosa reputación por rumores,

mentiras e historias de traiciones, reales e imaginarias. Cuando uno de ellos informó

que el capitán de la guardia personal de la Mano, un caballero llamado Ser Ilyn Payne,

había sido oido diciendo que era Lord Tywin quien de verdad gobernaba el reino, Su

Gracia envió a la Guardia Real a arrestar al hombre y sacarle la lengua con tenazas al

rojo vivo.

El progreso de la locura del rey pareció detenerse en el 274DC, cuando la Reina Rhaella

dio a luz a un hijo. Tan profundafue la alegria de Su Gracia que pareció devolverle a

quien había sido…pero el Principe Jaehaerys murié ese mismo año, sumiendo a Aerys

en la desesperación. En su ira negra decidió que la culpa era de la nodriza e hizo

cortarle la cabeza. No mucho después en un cambio de idea, Aerys anunció que

Jaehaerys había sido envenenado por su propia ama de casa, la joven hija de uno de sus

caballeros domésticos. El rey hizo que torturaran a la chica y a sus parientes hasta la

muerte. Durante la tortura, fue escrito, todos confesaron el asesinato, a pesar de que los

detalles de su confesión fueron mayormente raros.

Luego de eso, el Rey Aerys ayunó durante una semana e hizo una caminata de

arrepentimiento a través de la ciudad hasta el Gran Septo, para orar con el Septón

Supremo. Cuando regresó, Su Gracia anunció que de ahí en más dormiría solamente

con su esposa legal, la Reina Rhaella. Si las crónicas pueden ser creídas, Aerys
permaneció fiel a su voto, perdiendo todo interés en los encantos de las mujeres desde

ese día en el 275DC.

La nueva fidelidad de Su Gracia aparentemente agradó a la Madre Celestial, se diría, ya

que el siguiente año, la Reina Rhaella le dio al rey el segundo hijo por el que había

rezado. El príncipe Viserys, nacido en el 276DC, era pequeño pero robusto, y tan

hermoso como nunca había visto Desembarco del Rey. A pesar de que el Principe

Rhaegar a sus diecisiete tenía todo lo que podría desearse en un heredero, Poniente se

alegró de saber que al fin tenía un hermano, otro Targaryen para asegurar la sucesión.

No obstante, el nacimiento del Principe Viserys solo parecio hacer a Aerys II más

miedoso y obsesivo. A pesar de que el nuevo principe parecia lo suficientemente sano,

el rey estaba obsesionado en que sufriera la misma suerte que sus hermanos. La

Guardia Real fue ordenada a estar noche y día con él para ver que nadie tocara al niño

sin el permiso del rey. Hasta la mismísima reina tenía prohibido estar a solas con el

pequeño. Cuando su leche se secó, Aerys insistió en tener su propio probador que

chupara los pezones de la nodriza, para estar seguro de que la nodriza no había puesto

veneno en sus pezones. A medida que iban llegando los regalos para el joven principe

de todos los Señores de los Siete Reinos, el rey los apilaba y quemaba, temiendo que

algunos de ellos estuvieran embrujados o malditos.

Más tarde ese año, Lord Tywin Lannister, tal vez poco sabiamente, organizó un torneo

en Lannisport en honor del nacimiento de Viserys. Puede que fuera pensado para ser

un gesto hacia la reconciliación. Alli, la riqueza y el poder de la Casa Lannister fueron

expuestos para que el reino los viera. El Rey Aerys al principio se negó a asistir, luego

cedió, pero la reina y su nuevo hijo fueron confinados nuevamente en Desembarco del

Rey.

Alli, sentado en su trono entre cientos de notables en la sombra de Roca Casterly, el rey
festejó vigorosamente cuando su hijo el Principe Rhaegar, recién nombrado caballero,

desmontó a Tygett y a Gerion Lannister: Y hasta superó al galante Ser Barristan Selmy,

antes de caer en el encuentro final contra el renombrado caballero de la Guardia Real

Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer.

Tal vez buscando ganar ventaja en el espíritu de Su Gracia, Lord Tywin eligió esa

misma noche para sugerir que era ya tiempo de que el heredero tuviera un propio

heredero; propuso a su propia hija, Cersei, como esposa para el principe. Aerys rechazo

la propuesta bruscamente, informando a Lord Tywin que era un buen y valioso

sirviente, pero no más que un sirviente al fin. Su Gracia tampoco accedió a apuntar al

hijo de Lord Tywin, Jaime, como escudero del Principe Rhaegar; ese honor se lo dio en

cambio a hijos de varios de sus propios favoritos, hombres conocidos por no ser amigos

de la Casa Lannister o de la Mano.

A esta altura era claro que Aerys II Targaryen estaba hundiéndose rápidamente en la

locura, pero fue en el año 277DC que Su Gracia se hundió irrevocablemente en el

abismo, con el Desafío de Duskendale.

El antiguo pueblo portuario de Duskendale habia sido un sitio de reyes antiguos, en los

dias de los Cien Reinos. Alguna vez el puerto más importante de la Bahía de

Aguasnegras, el pueblo había visto su comercio menguar y su riqueza hundirse a

medida que Desembarco del Rey crecía y florecía, un declive que su joven señor, Denys

Darklyn, quiso parar. Muchos han debatido largo y tendido por qué Lord Darklyn hizo

lo que hizo, pero la mayoría concuerda en que su esposa myriense, Lady Serala, jugó

algún papel. Sus detractores la acusan a ella por completo de lo ocurrido; la Serpiente

de Encaje, como la llamaban, envenenó a Lord Darklyn contra su reycon charlas de

almohada. Sus defensores insisten en que la locura la hizo el propio Lord Denys; su

esposa era odiada simplemente por ser una mujer nacida en el extranjero que rezaba a
dioses ajenos a Poniente.

El deseo de Lord Denys era ganar una cédula que para Duskendale que le diera más

autonomía de la corona, como había hecho Dorne muchos años atrás, y eso comenzó el

problema. Esto no le pareció una gran demanda; tales cédulas eran comunes al otro

lado del Mar Angosto, como Lady Serala ciertamente le había contado. Aun asi, es

comprensible que Lord Tywin, como Mano, rechazó firmemente sus peticiones, por

temer que eso establecería un peligroso precedente. Furioso por la negativa, Lord

Darklyn desarrolló otro plan para ganar su cédula (y con ella menores tasas para que

Duskendale pudiera comerciar con Desembarco del Rey). El plan era una completa

locura.

El Desafío de Duskendale comenzó bastante silenciosamente. Lord Denys, viendo la

conducta errática de Aerys, había empezado a tensar su relación con Lord Tywin,

negándose a pagar las tasas que se esperaban de él e invitando al rey a ir a Duskendale

a oir su petición. Parecería que lo más improbable era que el rey Aerys hubiera jamás

considerado aceptar su invitación…hasta que Lord Tywin le aconsejó rechazar la

petición en los términos más duros posibles, por lo que el rey decidió aceptar,

informando al Gran Mastre Pycelle y al consejo privado que resolvería el asunto él

mismo y obligaría al desafiante Darklyn a arrodillarse.

Contrario a los consejos de Lord Tywin, el rey viajó a Duskendale con una pequeña

escolta comandada por Ser Gwayne Gaunt de la Guardia Real. La invitación resultó ser

una trampa, y una en la cual el rey Targaryen entró ciegamente. Fue capturado con su

escolta, y algunos de sus hombres, el más notable de ellos Ser Gwayne, fueron

asesinados tratando de defender a su rey.

La respuesta inmediata a las noticias desde Duskendale fue shock, luego indignación.

Habian quienes pedian un asalto al pueblo para liberar al rey y castigar a los rebeldes
por su exceso. Pero Duskendale estaba rodeado por fuertes murallas, y el Fuerte Dun, la

antigua residencia de la Casa Darklyn era aun más formidable. Tomarlo a la fuerza no

sería tarea fácil.

Lord Tywin mando entonces jinetes y cuervos reuniendo fuerzas mientras ordenaba a

los Darklyn entregar al rey. En lugar de eso, Lord Denys respondió que. Si se producía

algún intento de romper sus murallas, él daría muerte a Su Gracia. Algunos en el

consejo privado cuestionaron esto, declarando que ningún hijo de Poniente se atrevería

jamás a cometer tan atroz crimen, pero Lord Tywin no se arriesgaría. En vez de eso, con

un considerable ejercito, se movió para rodear Duskendale, cerrándolo por tierra y mar.

Con un ejército real fuera de sus murallas y sus suministros cortados, la determinación

de Lord Darklyn empezó a faltar. Hizo varios intentos de parlamentar, pero Lord

Tywin, en lugar de eso, repitió su demanda de una completa e incondicional rendición

del pueblo, el castillo y la liberación del rey.

El asedio de Duskendale.
El Desafío duró medio año: Dentro de los muros de Duskendale, los ánimos

comenzaron a agriarse a medida que sus almacenes y despensas se agotaron. Aun asi,

acantonado dentro del antiguo Fuerte Dun, Lord Denys estaba convencido de que era

solo cuestión de tiempo que Lord Tywin se debilitara y ofreciera mejores términos.

Aquellos que conocen la determinación de Tywin Lannister lo saben mejor. En lugar de

eso, el corazón de la Mano se volvió más duro, y envió al Señor de Duskendale la última

solicitud de rendición. Si se negaba de nuevo, Lord Tywin prometía que tpmaría el

pueblo por la fuerza y pasaría a cada hombre, cada mujer y cada niño de dentro por la

espada. (El cuento, contado a menudo, de que Lord Tywin envió a su bardo para

entregar el ultimatum, y le ordenó cantar ―Las lluvias de Castamere‖ para Lord Denys y

la Serpiente de Encaje es un detalle colorido que no es, sin embargo, algo respaldado

por los registros.

Muchos del consejo privado estaban fuera de Duskendale con la Mano, y muchos

estaban en contra del plan de Lord Tywin basándose en que tal ataque podría

ciertamente llevar a Lord Darklyn a asesinar al Rey Aerys. ―Tal vez si, o tal vez no‖, está

asentado que respondió Tywin Lannister, ―pero si lo hace, tenemos un mejor rey aquí

mismo‖: luego levantó la mano para señalar al Principe Rhaegar.

Los eruditos han debatido desde entonces sobre la intención de Lord Tywin. ¿Creía que

Lord Tywin desistiría? ¿O esperaba, realmente, y tal vez quería ver morir a Aerys asi el

Príncipe Rhaegar podría sentarse en el Trono de Hierro?

Nadie lo sabrá nunca, gracias al coraje de Ser Barristan Selmy de la Guardia Real. Ser

Barristan se ofreció para entrar a la ciudad en secreto, encontrar el camino a Fuerte

Dun y poner a salvo al rey. Selmy había sido conocido como Barristan el Bravo desde su

juventud, pero esta era una bravura que Tywin Lanniste sintió rozar la locura. Aun asi,

tanto era el respeto por la proeza y el coraje de Ser Barristan que le dio un dia para
intentar su plan antes de tomar Dunkensdale por la fuerza.

Las canciones del atrevimiento de Ser Barristan para rescatar al rey son muchas, y,

aunque suene raro, los bardos difícilmente pueden mejorarla. Ser Barristan escaló

ciertamente las murallas sin ser visto sin más que sus manos. , y se disfrazó de un

peticionario encapuchado mientras iba camino a Fuerte Dun. Es cierto también que se

las arregló para escalar los muros de Fuerte Dun, matando a un guardia en las almenas

antes de qe pudiera dar la voz de alarma. Entonces, con sigilo y coraje, encontró el

camino al calabozo donde estaba prisionero el rey. Para cuando tenía a Aerys fuera del

calabozo, de cualquier manera, la ausencia del rey se había notado, y el ruido y los

gritos se oyeron. Y entonces la verdadera amplitud del heroísmo de Ser Barristan fue

revelado, ya que en lugar de rendirse él o a su rey, se plantó y luchó.

Y no solo luchó sino que golpeó primero, enfrentando al compañero y maestro de

armas de Lord Darklyn, Ser Symon Hollard, y a un par de guardias desprevenidos, y

matándolos a todos, y vengando así la muerte de su hermano juramentado, Ser Gwayne

Gaunt de la Guardia Real, quien había muerto a manos de Hollard. Corrió a los establos

abriendose paso con la espadaa través de quien trató de interferir, y ambos fueron

capaces de cabalgar fuera de Fuerte Dun antes de que pudieran cerrar las puertas del

castillo. Luego la salvaje cabalgata a través de las calles de Duskendale y la carrera a las

murallas mientras los arqueros de Lord Tywin trataban de despejar el camino de

defensores.

Cuando el rey escapó y estuvo a salvo, a Lord Darklyn no le quedó más que rendirse,

pero era dudoso que supiera la terrible venganza que planeaba el rey.

Cuando Darklyn y su familia se presentaron ante él, encadenados, Aerys demandó sus

muertes, y no solo la de los parientes cercanos de Darklyn sino también la de sus tios y

tias y aun parientes lejanos en Duskendale. Hasta sus parientes los Hollard, fueron
alcanzados y destruidos. Solo se salvó el joven sobrino de Ser Symon, Dontos Hollard, y

solo porque Ser Barristan pidió esa piedad como bendición, y el rey a quien había

salvado no pudo negarselo. En lo que respecta a Lady Serala, su muerte fue la mas

cruel. Aerys hizo que le sacaran la lengua a la Serpiente de Encaje y le arrancaran sus

partes femeninas antes de ser quemada viva (aunque sus enemigos dicen que debería

haber sufrido más y peor por la ruina que había hecho caer sobre el pueblo).

La cautividad en Duskendale había destruido cualquier sanidad mental que hubiera

quedado en Aerys II Targaryen. Desde ese día la locura del rey reinó

desenfrenadamente, haciéndose peor con cada año que pasaba. Los Darklyns habían

osado poner las manos sobre su persona, empujarlo duramente, arrancando sus

vestiduras reales, y hasta osando pegarle. Luego de su liberación el Rey Aerys no pudo

dejar que nadie más lo tocara, ni siquiera sus propios sirvientes. Sin cortar y sin lavar,

su pelo se volvió aun más largo y más enredado mientras sus uñas se alargaron y se

engrosaron en grotescas garras. Prohibió cualquier acero en su presencia, salvo las

espadas portadas por su Guardia Real, juramentados protectores. Sus juicios se

volvieron más rudos y crueles.

Una vez que volvió a Desembarco del Rey, Su gracia se negó a dejar la Fortaleza Roja

bajo ningún concepto y permaneció como un prisionero virtual en su propio castillo

durante los siguientes cuatro años, tiempo durante el cual se volvió aun más cauteloso

de quienes lo rodeaban, de Tywin Lannister en particular. Sus sospechas se extendían

hasta a su propio hijo y heredero. El Principe Rhaegar, estaba convencido, había

conspirado con Tywin Lannister para hacer que lo asesinaran en Dunkesdale. Ellos

habían planeado atacar las murallas para que Lord Darklyn lo matara, despejando el

camino para que Rhaegar se sentara en el Trono de Hierro y se casara con la hija de

Lord Tywin.
Determinado a evitar que esto ocurriera, el Rey Aerys volvio a otro amigo de su

infancia, llamando a Steffon Baratheon de Bastión de Tormentas y nombrándolo para

el consejo privado. En el 278DC, el rey envió a Lord Steffon a través del Mar Angosto en

una misión al Viejo Volantis, para buscar una esposa adecuada para Rhaegar, ―una

doncella de noble cuna y antiguo linaje valyrio‖. Que Su Gracia encargara esta tarea al

Señor de Bastión de Tormentas en lugar de a su Mano o Rhaegar mismo, dice mucho.

Los rumores eran abundantes de que Aerys planeaba hacer a Lord Steffon su nueva

Mano, cuando completara satisfactoriamente su misión, y de que Tywin Lannister

estaba a punto de ser removido de su oficina, arrestado y juzgado por alta traición. Y

había muchos señores encantados con ese panorama.

Sin embargo, los dioses tenían otros planes. La misión de Steffon Baratheon acabó

fallando, y en su regreso de Volantis, su barco naufragó y se hundió en la Bahía de los

Naufragios, a la vista de Bastión de Tormentas. Lord Steffon y su esposa se ahogaron

mientras sus dos hijos mayores miraban desde las murallas del castillo. Cuando las

palabras sobre lo ocurrido llegaron a Desembarco del Rey, el Rey Aerys tuvo un ataque

de ira y dijo que de alguna manera el Gran Maestre Pycelle y Tywin Lannister habían

adivinado sus reales intenciones y arreglado el asesinato de Lord Baratheon. ―Si lo

destituyo como Mano, me matará también‖ le dijo el rey al Gran Maestre.

En los años que siguieron, la locura del rey se hizo más profunda. A pesar se que Tywin

Lannister seguía siendo la Mano, Aerys no se reunia más con el salvo que estuvieran

presente sus siete guardias de la Guardia Real: Convencido de que el pueblo llano y los

lores conspiraban contra su vida y temiendo que la Reina Rhaella y el Principe Rhaegar

fueran parte de esos complots, cruzó el Mar Angosto hasta Pentos e importó un eunuco

llamado Varys para servirle como maestro espía, razonando que solo un hombre sin

amigos ni familia o lazos en Poniente podria realmente ser de confianza. La Araña,


como pronto le llamó el pueblo llano de su reino, uso el oro de la corona para crear una

vasta red de informantes. Por el resto del reinado de Aerys, el se agacharia a un lado del

rey, susurrando en su oido.

Tras lo sucedido en Dunkesdale, el rey también comenzó a mostrar signos de una

creciente obsesión por el fuego valyrio, similar al que había embrujado a varios de sus

antepasados. Lord Darklyn nunca habría osado desafiarlo si él hubiera sido un jinete de

dragón, razonaba Aerys. Sus intentos de hacer nacer dragones de huevos hallados en

las profundidades de Rocadragón (algunos tan viejos que se havían vuelto piedra) sin

embargo, condujeron a la nada.

Frustrado, Aerys buscó a los Sapiencias del antiguo Gremio de los Alquimistas, que

conocían el secreto para producir la volátil sustancia verde conocida como fuego

salvaje, que se decía era un primo hermano del fuego de dragón. Los piromantes se

volvieron una figura común en la corte a medida que la fascinación del rey por el fuego

crecía. Para el 280DC, Aerys habia pasado a quemar traidores, asesinos, y

conspiradores, antes que colgarlos o decapitarlos. El rey parecia sentir gran placer con

esas fieras ejecuciones, que eran presididas por el Sapencia Rossart, el gran maestre del

Gremio de los Alquimistas…tanto que le granjeó a Rossart el título de Señor y le dio un

sillón en el consejo privado.

La locura creciente de Su Gracia se había vuelto inconfundible para esa época. Desde

Dorne hasta el Muro se referían a Aerys II como el Rey Loco. En Desembarco del Rey

era llamado el Rey Costra, por la cantidad de veces que se había cortado él mismo con

el Trono de Hierro. Aunque con Varys la Araña y sus pajaritos escuchando, decir estos

pensamientos en voz alta se había vuelto muy peligroso.

Mientras tanto, el Rey Aerys se había vuelto más desligado de su hijo y heredero. En el

comienzo del año 279DC, Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón, fue


comprometido formalmente con la Princesa Elia Martell, la delicada hermana de Doran

Martell, Príncipe de Dorne. Se casaron el año siguiente, en una fastuosa ceremonia en

el Septo de Baelor, en Desembarco del Rey, pero Aerys no asistió. Dijo al consejo

privado que temia un atentado contra su vida si dejaba los confines de la Fortaleza

Roja, aun con la Guardia Real protegiéndole. Tampoco permitió que su hijo menor,

Viserys, fuera a la boda de su hermano.

Cuando el Principe Rhaegary su nueva esposa eligieron a Rocadragón como su

residencia en lugar de la Fortaleza Roja, los rumores corrieron como pólvora a lo largo

de los Siete Reinos. Algunbos decían que el principe planeaba deponer a su padre y

tomar el Trono de Hierro para sí mismo, mientras que otros decían que el Rey Aerys

planeaba desheredar a Rhaegar y nombrar heredero a Viserys en su lugar. Ni siquiera el

nacimiento de la primera nieta del Rey Aerys, una niña llamada Rhaenys, nacida en

Rocadragón en el 280DC, sirvió para reconciliar padre e hijo. Cuando el Principe

Rhaegar volvio a la Fortaleza Roja a presentar su hija a sus propios madre y padre, la

Reina Rhaella abrazó calidamente a la bebé, pero el Rey Aerys se negó a tocar o

sostener a la niña, y se quejó de que ―olia a Dorniense‖.

Mientras tanto, Lord tywin Lannister continuó sirviendo como Mano del Rey. ―Lord

Tywin se ve tan grande como Roca Casterly‖, escribió el Gran Maestre Pycelle, ―y jamás

un rey tuvo una Mano tan capaz y diligente.‖ Aparentemente seguro en su oficina luego

de la muerte de Steffon Baratheon, Lord Tywin llego tan lejos como para traer a su bella

joven hija Cersei a la corte.

Sin embargo, en el 281DC, el viejo caballero de la Guardia Real Harlan Grandison

murió mientras dormía, y el inestable acuerdo entre Aerys II y su Mano finalmente se

quebró cuando Su Gracia eligió ofrecer la capa blanca al hijo mayor de Lord Tywin.

A los quince, Ser Jaime Lannister ya era caballero, un honor que había recibido de
manos de Ser Arthur Dayne, la Espada del Amanecer, a quien muchos en el reino

consideraban el guerrero más caballeroso. Jaime había ganado el grado de caballero

durante la campaña de Ser Arthur contra los proscritos conocidos como la Hermandad

del Bosque Real, y nadie dudaba de su valor.

De cualquier forma, Ser Jaime también era el heredero de Lord Tywin, y cargaba con

todas sus esperanzas para la perpetuación de la Casa Lannister, ya que su otro hijo era

el enano deforme Tyrion. Es más, la Mano había estado en el medio de una negociación

para un ventajoso casamiento para Ser Jaime cuando el rey le informó de su elección.

De un plumazo, el Rey Aerys había privado a Lord Tywin de su heredero elegido y

hecho parecer a él tonto y falso.

El Rey Aerys II condena a los Darklyn

No obstante, el Gran Maestre Pycelle nos cuenta que cuando Aerys II anunció el

nombramiento de Ser Jaime desde el Trono de Hierro, su caballero cayó sobre una

rodilla y agradeció al rey por el gran honor mostrado a su casa. Entonces, diciendo estar
enfermo, Lord Tywin solicitó al rey retirarse como Mano.

El Rey Aerys estaba encantado forzándolo. Lord Tywin, en consecuencia, entregó su

cadena de la oficina y se retiró de la corte, volviendo a Roca Casterly con su hija. El rey

lo reemplazó como Mano por Lord Owen Merryweather, un añoso y amigable adulador

famoso por reir ruidosamente cada broma y humorada soltada por el rey, no importa

cuan mala fuera.

De ahí en más, dijo Su Gracia a Pycelle, el reino sabría que ciertamente el hombre que

llevaba la corona era el que gobernaba los Siete Reinos.

Aerys Targaryen y Tywin Lannisterse habían conocido como niños, peleado y sangrado

juntos en la Guerra de los Reyes Nuevepeniques, y gobernado los Siete Reinos juntos

por cerca de veinte años, pero en el 281DC su larga sociedad que había probado ser tan

fructífera para el reino, llegó a un amargo final.

Poco después, Lord Walter Whent anunció sus planes para un gran torneo a

desarrollarse en su asentamiento de Harrenhal, para celebrar el Dia del Nombre de su

hija doncella. El Rey Aerys eligió este evento para hacer la investidura formal de Ser

Jaime Lannister como caballero de la Guardia Real…y esto puso en movimiento los

eventos que terminarían en el fin del reinado del Rey Loco y escrito el final del largo

reinado de la Casa Targaryen en los Siete Reinos.


LA CAÍDA DE LOS DRAGONES

El Principe Rhaegar presentandole la corona de rosas de invierno a Lyanna Stark.

EL AÑO DE LA FALSA PRIMAVERA

EN LAS CRÓNICAS de Poniente, el año 281DC es conocido como el Año de la Falsa

Primavera. El invierno había sido crudo y muy frio durante casi dos años, pero ahora

por fin la nieve se estaba derritiendo, el bosque estaba volviéndose verde nuevamente,

los días se alargaban. Y, aunque los cuervos blancos aún no habían volado, había

muchos hombres, incluso en la Ciudadela de Pueblo Viejo que creían que el fin del

invierno estaba cerca.

Como soplaban vientos cálidos del sur, señores y caballeros de todos lados de los Siete

Reinos comenzaron a dirigirse hacia Harrenhal para competir en el gran torneo que

Lord Whent había organizado. El torneo prometía ser la competencia más grande y

majestuosa desde los tiempos de Aegon el Improbable.

Sabemos mucho acerca de los acontecimientos que se dieron lugar durante el torneo,

debido a la extensa documentación, cartas y el testimonio de varios cronistas. Pero

todavía quedan muchas cosas por saber y que nunca sabremos. Porque mientras los
grandes señores de los siete reinos competían en el torneo, otros juegos mucho más

peligrosos se estaban jugando en los salones del maldito castillo negro de Harren.

Muchos cuentos se han contado en torno al evento de Lord Whent: cuentos de tramas

políticas y conspiraciones, traiciones y rebeliones, infidelidades y asignaciones, secretos

y misterios. La verdad es conocida solo por unos pocos, muchos de los cuales han

pasado el valle de los mortales y los que quedan deben mantener cuidadosamente su

lengua quieta para no hablar de más. Por lo tanto la historia que se narrara a

continuación es un estudio realizado a consciencia y se pone especial cuidado en

separar la realidad de la fantasía, de trazar una línea divisoria entre lo que se sabe, lo

que simplemente se sospecha y lo que se rumorea.

Esto es lo que sabemos: el torneo se anunció hacia finales del año 280DC por Lord

Whent, señor de Harrenhal, no mucho tiempo después de la visita de su hermano

menor Ser Oswell Whent, miembro de la guardia real. Que este evento seria magnifico,

de eso no tenía ninguna duda Lord Whent, los premios que ofrecía eran tres veces más

grandes que los que se ofrecieron en el gran torneo de Lannisport organizado por Lord

Tywin en el 272DC, torneo que fue organizado en honor a los diez años que llevaba

Aerys II gobernando en el trono de hierro.

La mayoría tomo este hecho como un intento de Lord Whent por demostrar el

esplendor de su casa y que poseía más riquezas que la anterior mano. Había algunos,

sin embargo, que consideraban que esto era un ardid, Lord Whent definitivamente no

contaba con los fondos suficientes para pagar semejantes premios. Algunos

argumentaban que había otra persona detrás de Whent que era quien en realidad

estaba ofreciendo los generosos premios, alguien con suficiente oro en su poder, pero

que por alguna razón prefería permanecer en las sombras para dejarle la gloria del

magnífico evento a Lord Whent. No tenemos pruebas de que alguna ―sombra


encubierta‖ estuviera detrás de la organización del torneo y, no la tenemos hoy en día,

pero eso es lo que se creía en aquel entonces y, lo que algunos aun hoy siguen creyendo.

Pero... ¿y si en verdad había una sombra benefactora detrás de todo el torneo de

Harrenhal?, ¿Por qué mantenerse en secreto? Muchos nombres se han propuesto para

esta sombra, pero solo uno parece verdaderamente convincente: Rhaegar Targaryen, el

príncipe de Roca Dragón.

Si crees en esta historia entonces consideras que Rhaegar fue quien le propuso a Lord

Whent celebrar el torneo, utilizando como intermediario a su hermano pequeño Ser

Oswell. Rhaegar le proporciono a Whent el oro y el dinero suficiente para hacer que los

premios fueran incluso más esplendidos con el fin de atraer a la mayor cantidad de

grandes señores y caballeros a Harrenhal como fuera posible. El propósito de Rhaegar

no era realizar un torneo, sino el de atraer a los más grandes señores del reino para que,

de una forma de consejo informal, tratar el tema de la locura de su padre, el rey Aerys

II, probablemente discutir alguna forma de que el rey abdicara o dejara una regencia en

su nombre.

Si este era el verdadero propósito detrás del torneo, Rhaegar Targaryen se exponía a un

juego por demás peligroso. Aunque muy pocos dudaban de la insanidad de Aerys,

mucho aún tenían buenas razones para que este se quedara todavía en el trono. Muchos

consejeros y cortesanos habían ganado gran parte de sus riquezas y poderío por

caprichos del rey y sabían perfectamente que podían perderlo todo si el príncipe

Rhaegar llegaba al poder.

El rey loco podía ser salvajemente cruel, como se ve claramente en el hecho de que

quemara vivos a aquellos que el percibía como sus enemigos, pero también podía ser

extravagante y beneficiar enormemente a aquellos que hombres que lo agraciaban con

regalos, solía darles tierra, poderes y oro, mucho oro. Por tal razón aquellas personas
que rodeaban a Aerys y se verían perjudicadas si este abdicaba al trono aprovechaban

cualquier oportunidad para hablar mal de Rhaegar e enfundar sospechas en el padre

sobre el hijo.

Los principales partidarios del rey loco, eran tres señores de su consejo: Qarlton

Chelsted, maestro de la moneda, Lucerys Velaryon, maestro de los buques, y Symond

Staunton, maestro de las leyes. El eunuco Varys, consejero de los rumores, y Sapiencia

Rossart, gran maestro del Gremio de Alquimistas, también disfrutaban de la confianza

del rey. El apoyo a Rhaegar vino de los miembros más jóvenes de la corte incluyendo a

Lord Jon Connington, Ser Myles Mooton de pozo de la doncella y Ser Richard

Lonmouth. Los Dornienses que habían llegado a la corte con la princesa Elia también

se mostraban a favor del príncipe, principalmente el príncipe Lewyn Martell, el tío de

Elia, y un hermano juramentado de la guardia real. Pero el más formidable de todos los

aliados de Rhaegar sin duda fue Ser Arthur Dayne, la espada del amanecer.

Para el Gran Maestre Pycelle y Lord Owen Merryweather, la mano del rey, cayo la para

nada envidiable tarea de mantener la paz entre estas dos facciones, de esta forma su

rivalidad se iba acrecentando cada vez más. En una carta a la ciudadela Pycelle escribió

que la situación en la fortaleza roja le hacía acordar a la enemistad que se había vivido

hace casi un siglo antes durante la Danza de los Dragones cuando la enemistad entre la

reina Alicent y la princesa Rhaenyra habían dividido al reino en dos. Pycelle advirtió

que un final parecido podía ocurrir sino se llegaba a un acuerdo entre los partidarios

del rey y los del príncipe.

Cualquier rumor, circunstancia o hecho que pudiera comprobar que Rhaegar

conspiraba en contra de su padre hubiese bastado para que los partidarios del rey Aerys

planearan su caída. De hecho algunos miembros de la corte del rey habían ido tan lejos

como para sugerirle que desheredara a su hijo considerándolo ―desleal‖ y, que en su


lugar le diera el trono a su hermano más chico. El príncipe Varys no tenía más que 7

años de edad y si él ocupaba el trono evidentemente necesitaría una regencia, regencia

que obviamente ellos se encargarían de ejercer.

Con este clima no era de extrañar que el torneo organizado por Lord Whent diera lugar

a sospechas, Lord Chelsted le sugirió a su gracia que prohibiera el torneo, y Lord

Staunton fue aún más lejos sugiriendo que prohibiera todo tipo de torneo.

Estos eventos contaban con una gran aceptación popular y sin embargo cuando Lord

Merryweather le advirtió a Aerys que si prohibía el torneo solo conseguiría que su

imagen se volviera todavía más impopular, el rey escogió su propio consejo y anuncio

que asistiría al torneo. Esta sería la primera vez que Aerys II abandonaba la fortaleza

roja desde el desafío de valle oscuro. El razonamiento de su gracia se basaba

indudablemente en que sus enemigos no se atreverían a conspirar en frente de sus

narices. El Gran Maestre Pycelle nos dice que Aerys decidió asistir al torneo, porque

consideraba que su presencia en un evento popular conseguiría aplacar un poco los

ánimos y conseguir de nuevo el amor de su pueblo.

Si esta fue la verdadera intención del rey, cometió un grave error, su presencia en el

torneo de Harrenhal hizo que la concurrencia fuera mayor de la esperada, asistieron

señores y caballeros de todos los rincones del reino, muchos de los que fueron se

horrorizaron al ver en lo que se había convertido su monarca. Aerys tenía largas uñas

amarillas, barba enmarañada y largas hebras de pelo plateado sucio, sin lavar, esta

imagen hizo que la locura del rey fuera evidente para todos. Tampoco era un misterio

para nadie la locura del monarca, todos habían escuchado que el comportamiento de

Aerys podía pasar de la alegría a la melancolía en un abrir y cerrar de ojos, muchos de

los relatos que se cuentan en Harrenhal hablan sobre su risa histérica, de sus

interminables llantos, de sus largos silencios y sus rabias repentinas.


Pero por encima de todo Aerys se mantenía en una constante alerta, sospechaba de

todos: sospechaba de su hijo, el príncipe heredero, Rhaegar Targaryen, sospechaba de

su ejército, Lord Whent… sospechaba de cada caballero que había asistido para

competir en el torneo, sospechaba incluso de aquellos que no habían asistido al evento,

pero del que más sospechaba era de su ex mano, Lord Tywin Lannister, señor de Roca

Casterly.

En la ceremonia de apertura del torneo, el Rey Aerys hizo una gran demostración

pública de Ser Jaime Lannister, quien llevaría la envestidura de ser miembro

juramentado de la guardia real. El joven dijo sus votos frente al pabellón real, de

rodillas, sobre la hierba verde, su armadura blanca relucía entre las de los otros

caballeros. Cuando Ser Gerold High Tower lo levanto y puso sobre sus hombros la capa

blanca sobre sus hombros un rugido ensordecedor se escuchó desde la multitud, Ser

Jaime era muy admirado por su coraje, valentía y destreza con la espada, sobre todo en

las tierras del oeste.

Aunque Tywin se negó a asistir al combate, docenas de sus vasallos y cientos de

caballeros estuvieron y lanzaron ovaciones al miembro más joven de la guardia real. El

rey estaba contento, en su locura creía que la multitud lo estaba animando a él.

Sin embargo y pese a esto Aerys comenzaba a tener ciertas dudas con respecto a su

nuevo protector. El creía que tener a Jaime en la guardia real era una forma de humillar

a su viejo amigo Tywin Lannister, eso es lo que nos cuenta el Gran Maestro Pycelle. El

problema se presentó cuando el rey se dio cuenta que tendría al hijo de Tywin a su lado

con una espada día y noche, la idea lo asusto tanto que no podía comer ni beber nada.

Pycelle relata que Aerys solicito la presencia de Ser Jaime (sentado en cuclillas sobre su

orinal, aunque no podemos decir a ciencia cierta si este feo detalle sea cierto o solo un

detalle agregado al cuento) y le ordeno que regresara a desembarco del rey para
proteger a la reina Rhaella y al príncipe Viserys que no habían asistido al torneo. Ser

Gerold Hightower se ofreció a ir en lugar de Jaime pero Aerys se negó.

El rey Loco, Aerys II

Para el joven caballero que esperaba poder lucirse en el torneo este abrupto exilio fue

una gran decepción. No obstante, Ser Jaime se mantuvo fiel a sus votos, se puso en

marcha hacia la fortaleza roja y no participo de ningún otro torneo de Harrenhal, salvo

en los de la mente del rey loco.

Durante siete días todos los grandes señores y excelentes caballeros de los siete reinos
se dieron justa con la lanza y la espada en los campos debajo del castillo de Harrenhal,

por la noche, vencedores y vencidos se daban cobijo por igual en el salón de las cien

chimeneas. Muchas canciones e historias se cuentan sobre aquellos días y cenas,

algunas incluso, son verdaderas, pero no es nuestro propósito el relatar cada una de

ellas, nada más lejos de eso, esa tarea estaremos encantados de dejársela a los bardos.

Sin embargo hay dos incidentes que no se deben tomar por alto debido a las

consecuencias que tuvieron.

El primero fue el de la aparición de un caballero misterioso, un hombre delgado, joven

en cuya armadura se podía apreciar un árbol blanco, un arciano, tallado formando una

mueca, que parecía una sonrisa, esto le valió el apodo de el caballero sonriente.

El rey Aerys II, no estaba muy seguro con el misterio de un caballero sonriente, estaba

totalmente convencido que la sonrisa del árbol que el caballero presentaba en su

armadura se estaba riendo de él, y sin más pruebas que esas decidió que el caballero era

Ser Jaime Lannister, el miembro más reciente de su guardia real, creía que Jaime había

desafiado sus órdenes y vuelto al torneo, esto era lo que gritaba furioso a cualquiera que

lo oyera.

Loco como estaba mando a los miembros de la guardia real a que desafiaran al

misterioso caballero en las justas que se desarrollarían a la mañana siguiente, su

intención era derrotarlo, desenmascararlo y que todos vieran al traidor. Mas sin

embargo, a la mañana siguiente el caballero misterioso ya no estaba, Aerys creyó que lo

habían traicionado y que alguien le había avisado y este había tenido la oportunidad de

huir.

Finalmente el príncipe Rhaegar se corono como campeón del torneo, sorprendiendo a

todos, porque generalmente el príncipe de la corona no participa de los torneos,

Rhaegar derroto a todos sus enemigos, incluyendo cuatro caballeros de la guardia real.
En el enfrentamiento final desmonto a Ser Barristan Selmy que era considerado como

el mejor en manejar la lanza en todos los siete reinos, de esta forma Rhaegar gano la

corona de laureles.

Los vítores de la multitud decían que eran ensordecedores, pero el rey Aerys no se unió

a ellos, lejos de estar orgulloso de su hijo, de su heredero, se vio amenazado. Lord

Chelsted y Lord Staunton avivaban esas sospechas diciendo que Rhaegar había reunido

a los grandes señores para que apoyara su causa, que él era un guerrero joven, valeroso

como no se veía ninguno desde la época de Aegon el conquistador.

Y cuando el príncipe triunfante le otorgo la corona de rosas azules a Lyanna Stark

nombrándola reina del amor y la belleza los consejeros de Aerys no perdieron el tiempo

en aconsejarle que Rhaegar pretendía sentar en el trono de hierro a un norteño, ¿Qué

otra razón sino habría para que le diera la corona a una chica de fama indomable y

salvaje y a su esposa, la cual se encontraba presente? Staunton le sugirió al rey que este

comportamiento solo pretendía agraciarse con los Stark y ponerlos de su lado en una

rebelión en su contra.

Sin embargo si esto era así, ¿por qué los hermanos de Lyanna se veían tan angustiados

con respecto al hecho de que el príncipe le hubiera otorgado semejante honor? Brandon

Stark, heredero de invernalia, tuvo que ser contenido para que no se enfrentara a

Rhaegar, consideraba un desaire al honor de su hermana el atrevimiento del príncipe

además Lyanna estaba desposada con Robert Baratheon, señor de bastión de

tormentas. Eddard Stark, hermano menor de Brandon y amigo íntimo de Robert se

encontraba más tranquilo, pero no por eso contento, en cuanto a Robert algunos dicen

que se rio alegando que el príncipe no había hecho más que hacer honor a la belleza de

Lyanna. Mas sin embargo los que lo conocían aseguran que solo mantuvo la fachada

pues se encontraba frente al heredero de Roca Dragón, pero que desde ese día su
corazón guardo un enorme resentimiento hacia el príncipe.

Y así con este simple gesto de otorgar una corona de rosas azules, Rhaegar daría

comienzo a una danza que desgarraría al reino y que provocaría su muerte y la de miles

más y, daría de esta forma un nuevo rey al trono de hierro.

La falsa primavera del año 281DC, duro menos de lo esperado, mientras el año

finalizaba el invierno volvía a acercarse a poniente como una venganza. El último día

del año, la nieve empezó a caer sobre desembarco del rey, una corteza de hielo cubría el
Aguasnegras. La nevada continúo por al menos una quincena provocando que incluso

el Aguasnegras se congelara, como así también las casas y castillos.

Mientras los helados vientos azotaban a la ciudad, el rey Aerys II acuso a sus

piromantes de atraer al invierno sobre la ciudad con sus magias oscuras. Fuegos verdes

ardían alrededor de la fortaleza durante lunas enteras para intentar mantener el

enorme lugar caliente. El príncipe Rhaegar no estaba en la fortaleza para mirarlo,

tampoco estaba en Roca Dragón con la princesa Elia y su hijo Aegon. Con la llegada del

nuevo año, el príncipe heredero se encontraba en la carretera con media docena de

hombres a diez leguas de Harrenhal, Rhaegar iba camino a Invernalia, donde tomaría a

la joven Lyanna Stark y provocaría un fuego que consumiría su casa, sus familiares y a

todos aquellos a los que amaba.

Pero esa es historia por demás conocida como para repetirla aquí.

Rhaegar Targaryen, Príncipe de Roca Dragón.


LA REBELIÓN DE ROBERT

DESPUES DE QUE el Principe Rhaegar secuestrara a Lyanna Stark llegó la ruina de la

Casa Targaryen. La severidad de la locura del Rey Aerys seria eventualmente revelada

cuando tomó acciones depravadas en contra de Lord Stark, su heredero, y sus

partidarios después de que esto demandaran un reparación por el daño que Rhaegar

había causado. En vez de concederles una audiencia justa, el Rey Aerys los mandó

asesinar de una forma brutal, tras estos asesinatos le ordenó que Lord Jon Arryn

ejecutara a sus antiguos pupilos, Robert Baratheon y Eddad Stark. Ahora, muchos

concuerdan en la Rebelión de Robert en realidad se inició con la negativa de Lord Arryn


a matarlo y cuando valerosamente convocó a sus abanderados a pelear. Mas sin

embargo no todos los vasallos estuvieron de acuerdo con esta decisión, pues la misma

implicaba desobedecer abiertamente una orden del rey. Esto provoco, una pelea interna

que como objetivo tenia derrocar a Lord Arryn.

Los combates pronto se extendieron por los siete reinos como fuego Valyrio, muchos

señores y caballeros tomaron partido ya que querían derrocar al rey Aerys y

consideraban esta rebelión como una buena oportunidad. Muchos de los participantes

de estas batallas hoy en día siguen con vida por eso ellos pueden hablar con mayor

claridad de lo que sucedió allí y no yo, que no participe. Por lo tanto dejo a los

sobrevivientes de esa batalla el honor de contar lo que sucedió durante la rebelión de

Robert. Pues lejos está de mi querer ofender a los que aún se mantienen con vida con

relatos inexactos o imperfectos de los acontecimientos o, por error alabar a aquel que es

considerado indigno. Así que en vez de eso me limitare a contar la historia del caballero

y el Lord que logro sentarse en el trono de hierro al final, reparando en cómo se

destruía el reino por la locura de un monarca.

El Rey Robert Baratheon, el Primero de su Nombre.

Robert Baratheon demostró ser un intrépido e indomable guerrero a medida que más y

más hombres se congregaban bajo su estandarte. Fue el primero en asaltar los muros

de Puerto Gaviota cuando Lord Grafton alzó su pendón a favor de los Targaryen, y

desde allí zarpó a Bastión de Tormentas para convocar a sus banderizos, arriesgándose

a que la flota real lo capturara. No todos acudieron de buena gana: la Mano de Aerys,

Lord Merryweather, animó a algunos señores de las Tierras de Tormentas a levantarse

contra Lord Robert. Sin embargo, su intento se reveló infructuoso tras las victorias de

Lord Robert en Refugio Estival, donde ganó tres batallas en un único día. Los hombres

que tan rápido había reunido derrotaron primero a Lord Grandison y luego a Lord
Cafferen, y Robert partió para matar a Lord Fell en combate singular, antes de capturar

a su célebre hijo Hacha de Plata.

A Lord Robert y los señores de las tormentas les aguardaban más victorias mientras

marchaban para unir fuerzas con Lord Arryn y los norteños que apoyaban su causa.

Especialmente conocida, y con razón, es la gran victoria de Robert en Septo de Piedra,

también conocida como ―La Batalla de las Campanas―, en la que mató al célebre Ser

Myles Mooton—escudero del príncipe Rhaegar—y a cinco hombres más, y en la que

también habría podido acabar con la nueva Mano, Lord Connington, si la contienda

hubiera llegado a reunirlos. La victoria significó la entrada de las Tierras de los Ríos en

el conflicto, tras el matrimonio de las hijas de lord Tully con los señores Arryn y Stark.

Esos triunfos dejaron las fuerzas reales desorientadas y dispersas, aunque hicieron lo

que pudieron por reagruparse. Enviaron a la Guardia Real a recuperar lo que quedaba

de la hueste de Lord Connington, y el príncipe Rhaegar regresó del sur para tomar el

mando de los ejércitos que acaban de reclutarse en las Tierras de la Corona. Y, tras una

victoria parcial en Vado Ceniza que obligó a Robert a retirarse, las Tierras de

Tormentas quedaron abiertas para Lord Tyrell. Sirviéndose de toda su fuerza, los

señores del Dominio barrieron cualquier resistencia y sometieron a asedio Bastión de

Tormentas. Poco después, la poderosa flota de lord Paxter Redwyne se unió a la hueste

desde el Rejo y completó el asedio por mar y por tierra, situación que se prolongó hasta

el final de la guerra.

Desde Dorne acudieron diez mil lanceros en defensa de la princesa Elia: cruzaron por

Sendahueso y marcharon a Desembarco del Rey para fortalecer el ejército que Rhaegar

estaba reuniendo. Los que vivieron aquellos días en la corte cuentan que la conducta de

Aerys era errática. No confiaba en nadie excepto en la Guardia Real, y aun así, no

totalmente, pues mantenía a ser Jaime Lannister junto a él a todas horas como rehén
contra su padre.

Cuando el príncipe Rhaegar marchó hacia el Tridente por el Camino Real, lo

acompañaban, salvo uno, todos los miembros de la Guardia Real que quedaban en

Desembarco del Rey: Ser Barristan el Bravo, Ser Jonothor Darry y el príncipe Lewyn de

Dorne. Este último tomó el mando de la tropa dorniense que había enviado su sobrino,

el príncipe Doran, aunque se dice que solo la lideró por las amenazas del Rey Loco, que

temía que los dornienses tuvieran intención de traicionarlo. El joven Ser Jaime

Lannister fue el único que se quedó en Desembarco del Rey.

Se ha escrito y hablado mucho de la famosa batalla del Tridente, pero lo que todo el

mundo sabe es que los dos ejércitos se encontraron en la encrucijada que desde

entonces se llamaría Vado Rubí, por los rubíes que se desprendieron de la armadura del

príncipe Rhaegar. Los oponentes estaban equilibrados: las fuerzas de Rhaegar

contaban con unos cuarenta mil hombres, de los cuales una décima parte eran

caballeros. Los rebeldes disponían de menos hombres, pero sus soldados se habían

curtido en más batallas, mientras que gran parte de las fuerzas de Rhaegar eran novatas

e inexpertas.

La contienda en el vado fue encarnizada y se perdieron muchas vidas en la refriega. Ser

Jonothor Darry murió en medio del conflicto, y también el príncipe Lewyn de Dorne.

Pero la muerte más importante estaba aún por llegar.

La batalla rugía alrededor de Lord Robert y del príncipe Rhaegar y, ya fuera por la

voluntad de los dioses o por casualidad, o acaso de manera intencionada, se

encontraron en los bajos del vado. Según todos los relatos, los dos caballeros lucharon

con valor sobre los corceles, pues, pese a sus crímenes, el príncipe Rhaegar no era

ningún cobarde. En medio del combate, el príncipe dragón hirió a Lord Robert, pero al

final se sobrepusieron la tremenda fuerza del Baratheon y su sed de vengar la deshonra


que había sufrido su prometida secuestrada. La maza de Robert dio en el blanco y se

hundió en el pecho de Rhaegar, y los costosos rubíes que relucían en la coraza del

príncipe se esparcieron por el agua.

Algunos hombres de los dos bandos detuvieron la lucha al momento y se arrojaron al

río de un salto para recuperar las piedras preciosas. Y la derrota se extendió

rápidamente entre los regalistas, a medida que sus soldados emprendían la huida del

campo de batalla.

Las heridas de Lord Robert le impidieron salir tras ellos y dejó la persecución en manos

de Lord Eddard Stark, pero Robert demostró su caballerosidad al negarse a permitir

que Ser Barristan, gravemente herido, fuera ejecutado. En lugar de eso, envió a su

propio maestre a atender al formidable caballero. De esta forma se ganó el futuro rey la

fiera devoción de amigos y aliados, pues pocos hombres han sido jamás tan generosos y

compasivos como Robert Baratheon.

EL FIN

LOS PÁJAROS VOLABAN y los mensajeros se apresuraron a transmitir la victoria de

Vado Rubí. Cuando la noticia llegó a la Fortaleza Roja, se dice que Aerys maldijo a los

dornienses, convencido de que Lewyn había traicionado a Rhaegar. Envió a

Rocadragón a su esposa embarazada, la reina Rhaella, y a su hijo menor y nuevo

heredero, Viserys, pero la princesa Elia fue obligada a permanecer en Desembarco del

Rey junto con los hijos de Rhaegar como rehenes contra Dorne. Tras haber quemado

vivo a Lord Chelsted, su anterior mano, por aconsejarlo mal durante la guerra, Aerys

nombró a otro para el cargo: el alquimista Rossart, un hombre de baja cuna con poco

que recomendar más allá de llamas o las supercherías.

Mientras tanto, dejaron a ser Jaime Lannister al cargo de la defensa de la Fortaleza

Roja. Centinelas y caballeros controlaban las murallas, esperando al enemigo. El


primer ejército en aparecer portaba el león de Roca Casterly, con lord Tywin a la

cabeza, y el rey Aerys ordenó que se abrieran las puertas, nervioso, pensando que al

final su viejo amigo y antigua Mano había acudido en su rescate, igual que en la

Resistencia del Valle Oscuro. Pero Lord Tywin no había ido allí a salvar al Rey Loco.

En esa ocasión, la causa de lord Tywin era la del reino, y estaba decidido a poner fin a

un reinado arruinado por la locura. Una vez hubieron traspasado los muros de la

ciudad, los soldados asaltaron a los defensores de Desembarco del Rey y la sangre

corrió roja por las calles. Un grupo de hombres cuidadosamente elegidos se precipitó a

la Fortaleza Roja para asaltar los muros, localizar al rey Aerys y administrar justicia.

La Fortaleza Roja cayó pronto, pero, en el caos, el infortunio se cernió sobre Elia de

Dorne y sus hijos, Rhaenys y Aegon. Es trágico pensar que la sangre que se derrama en

la guerra pueda pertenecer tanto a los inocentes como a los culpables, y que aquellos

que violaron y asesinaron a la princesa Elia escaparan de la justicia. No se sabe quién

mató a la princesa Rhaenys en su lecho, o quién aplastó la cabeza del pequeño príncipe

Aegon contra un muro. Algunos murmuran que fue una orden del propio Aerys, cuando

supo que Lord Lannister se había unido a la causa de Robert, mientras que otros

sugieren que fue obra de la misma Elia, por temor a lo que pudiera sucederles a sus

hijos en manos de los enemigos de su difunto esposo.

La Mano de Aerys, Rossart, fue abatido en una poterna cuando intentaba huir del

castillo como un cobarde, y el último en morir fue el propio rey Aerys, a manos del

único miembro de la Guardia Real que le quedaba, ser Jaime Lannister. Al igual que su

padre, ser Jaime hizo lo mejor para el reino, y acabó con la vida del Rey Loco.

Así terminó el reinado de la casa Targaryen y la Rebelión de Robert, la guerra que puso

fin a casi trescientos años de gobierno Targaryen y dio paso a una nueva era dorada

bajo los auspicios de la casa Baratheon.


LA GLORIOSA REGENCIA

DESDE LA CAÍDA de la Casa Targaryen, el reino ha prosperado enormemente. Robert,

el Primero de Su Nombre, se hizo cargo de un Poniente fracturado y rápidamente lo

sanó de las muchas maldades infligidas por el Rey Loco y su hijo. En su primer acto, el

rey tomó por esposa a la mujer más bonita en el reino, Cersei de la Casa Lannister—por

consiguiente—concediendo a la Casa Lannister todos los honores que Aerys le había

negado. Y aunque todos sabían que Lord Tywin podría haber asumido de nuevo como

la Mano, el rey, en su gracia, dio ese cargo a su viejo amigo y protector, Lord Jon Arryn,

en cambio. Desde entonces, el sabio y justo Lord Arryn ha ayudado de hecho al rey a

pastorear el reino hacia la prosperidad.

Pero no se puede decir que el reino de Robert ha sido completamente tranquilo. Seis

años después de su coronación, Balon Greyjoy ilegalmente se alzó contra su rey—no por

algún daño hecho a él o a su gente, sino meramente por ambición injustificable. Lord

Stannis Baratheon, el hermano de Robert, llevó la flota real contra Lord Greyjoy,

mientras el propio Rey Robert montó a la cabeza de un poderoso ejército. Grandes

acciones fueron realizadas por Rey Robert cuando Pyke fue tomado y dominado. El rey

Balon Greyjoy—el pretendiente a la corona de las Islas de Hierro—dobló la rodilla al

Trono de Hierro. Y para asegurar su lealtad, su único hijo superviviente se tomó como

rehén.

Ahora el reino estaba en paz, y lo que prometía la ascensión de Robert al trono ha

venido a pasar. Nuestro noble rey ha gobernado durante uno de los veranos más largos

en muchos años, lleno de prosperidad y buenas cosechas. Es más, el rey y su querida

reina han dado tres dorados herederos al reino para asegurar que la Casa Baratheon

reinará suprema por mucho tiempo. Y aunque un falso Rey más allá del Muro se ha

declarado recientemente, Mance Rayder es un traidor fugitivo de la Guardia de la


Noche, y la Guardia de la Noche siempre ha aplicado una justicia veloz a aquéllos que la

han traicionado. Este rey lo logrará nada, igual que todos los otros reyes de los salvajes

antes de él.

No podrá ser por siempre. Como esta historia ha mostrado, el mundo ha visto muchas

edades. Muchos miles de años han pasado desde la Edad del Alba hasta hoy. Los

castillos han subido y han caído, igual los reinados.

Los arrendatarios han nacido, crecido para trabajar los campos, y se murieron de vejez,
o desgracia, o enfermedad, dejando atrás a los niños para hacer lo mismo. Príncipes

han nacido, crecido para llevar una corona, y se murieron en la guerra, o cama, o

torneo, dejando atrás reinados grandes, olvidables, o infames. El mundo ha conocido el

hielo en la Larga Noche, y el fuego en la Maldición. Desde la Orilla Helada hasta Asshai

de la Sombra, este mundo de hielo y fuego ha revelado una rica y gloriosa historia—no

obstante hay mucho más para ser descubierto todavía. Si más fragmentos del

manuscrito de Maestre Gyldayn son localizados—o si otros tales incomparables tesoros

(por lo menos a los ojos de los maestres) —más de nuestra ignorancia podría

desvanecerse. Pero una cosa puede decirse con certeza. Mientras los próximos mil años

se desplegarán—y miles más allá—muchos más nacerán, y vivirán, y morirán. Y la

historia continuará desplegándose, tan extraña y compleja y compilada como mi pluma

humilde es capaz de poner aquí.

Ningún hombre puede decir con certeza lo que nos depara el destino. Pero quizás,

sabiendo lo que ya ha pasado, podemos hacer un esfuerzo para evitar los errores de

nuestros antepasados, emular sus éxitos, y crear un mundo más armonioso para

nuestros niños y sus niños, para las futuras generaciones.

En nombre del glorioso Rey Robert, Primero de Su Nombre, yo, humildemente,

concluyo esta historia de los reyes de los Siete Reinos.

La Fortaleza Roja y Desembarco del Rey


LOS SIETE REINOS

El valle de Arryn
EL NORTE

EL INMENSO Y helado reino de los Reyes de Invierno, los Stark de Invernalia,

generalmente es considerado el primero y más antiguo de los Siete Reinos, el más

perdurable e invicto por más tiempo. La variedad de la geografía e historia pusieron el

Norte aparte de sus vecinos del sur.


Se dice a menudo que el Norte es tan grande como los otros seis reinos juntos, pero la

verdad es un poco menos grande: el Norte, gobernado hoy por la Casa Stark de

Invernalia, comprende poco más de un tercio del reino. Comenzando en el borde sur

del Cuello, los dominios de los Stark se extienden hasta el norte lejano del Nuevo

Agasajo (una parte de su reino, hasta que Rey Jaehaerys I convenció a Invernalia de

que cediera esas tierras a la Guardia de la Noche). El Norte cuenta con grandes

bosques, llanuras azotadas por los vientos, colinas y valles, orillas rocosas, montañas

coronadas de nieve. El Norte es una tierra fría—con muchas crestas elevadas y llanuras

altas que conducen a las montañas en los dominios norteños—y esto lo hace menos

fecundo que los lejanos dominios del sur. Se ha sabido que allí la nieve cae incluso en

verano, y es mortal en invierno.

Durante siglos ha sido la costumbre de hablar de los Siete Reinos de Poniente. Esta costumbre

común deriva de los siete grandes reinos que gobernaron la mayor parte de Poniente durante

los años de la Conquista de Aegon. Aunque el término es inexacto. Así como hablamos de los

Cien Reinos de antaño—aunque nunca Poniente estuvo realmente dividido en cien estados

independientes—debemos aceptar al uso común y hablar de los Siete Reinos, a pesar de la

imprecisión.

El Puerto Blanco, la única verdadera ciudad del Norte, es la ciudad más pequeña en los

Siete Reinos. Los pueblos más prominentes en el Norte son: ―el pueblo invernal‖ bajo

las paredes de Invernalia y el Fuerte Túmulo en los Túmulos. El anterior está

principalmente vacío en primavera y verano, pero lleno a reventar en otoño e invierno

con aquéllos que buscan la protección y el patrocinio de Invernalia para ayudarles a

sobrevivir los tiempos duros. No sólo llegan los habitantes de los pueblos periféricos,

sino muchos hijos e hijas de los clanes montañeses que vienen al pueblo invernal

cuando la nieve empieza a desplomarse en serio.


La corona oxidada en el escudo de armas de la Casa Dustin deriva de su demanda de ser los

descendientes del Primer Rey y los Reyes de Túmulos que gobernaron después de él. Las

historias antiguas recolectadas por Kennet en ―Los Pasajes de la Muerte‖ mencionan que una

maldición se puso en el Gran Túmulo que no le permitiría a ningún hombre viviente rivalizar

con al Primer Rey. Esta maldición hecha para estos pretendientes al título, cobran la

apariencia de cadáveres, como si algo les absorbiera su vitalidad y vida No es más que una

leyenda, seguro, pero que los Dustin comparten la sangre y descienden de los viejos Reyes de

Túmulos parece bastante cierto.

Los Túmulos, también, son un poco curiosos—es un lugar construido al pie del famoso

túmulo del Primer Rey que una vez gobernó supremo sobre todos los Primeros

Hombres, según las leyendas. Se alza en medio de una extensa y vacía llanura, y ha

prosperado gracias a la mayordomía sutil de los Dustin, fieles vasallos de los Stark, que

han gobernado los Túmulos en su nombre desde la muerte del último de los Reyes de

Túmulos.

Los hombres del Norte descienden de los Primeros Hombres, y su sangre lentamente se
mezcló con los Ándalos que inundaron los reinos al sur. El idioma original de los

Primeros Hombres—conocido como la Antigua Lengua—sólo es hablada por los

salvajes más allá del Muro, y muchos otros aspectos de su cultura han desaparecido

(como los aspectos más espantosos de su culto, cuando mataban a los delincuentes y

traidores y sus cuerpos y entrañas es colgaban de las ramas delos arboles arcianos.)

En el Norte relatan el cuento del Cocinero Rata quien sirvió a un rey Ándalo—identificado

como el Rey Tywell II de la Roca, y a otros como el Rey Oswell I de la Montaña y el Valle—la

carne del propio hijo del rey, cocida en un pastel. Por esto fue castigado convirtiéndose en una

rata monstruosa que se comió sus propias crías. Todavía el castigo no fue por matar al hijo del

rey, o por servirlo al rey, sino por la ruptura del derecho de invitado.

Pero los Norteños todavía retienen algo de las viejas costumbres y maneras. Su vida es

más dura, y por eso se endurecen, y consideran que los placeres en el sur son infantiles

y menos dignos que la cacería y peleas que aman los Norteños.

Incluso los nombres familiares son diferentes, debido a que los nombres de los

Primeros Hombres eran cortos; nombres como Stark, Wull, Umber, y Stout, todos

provienen de los días cuando los Ándalos no tenían influencia en el Norte.

Foso Cailin

Una costumbre notable que los Norteños estiman más que cualquier otra, es el derecho

del invitado, una tradición de hospitalidad, según la cual un hombre no puede hacerle

daño a un invitado bajo su techo, ni un invitado a su anfitrión. Los Ándalos también

tuvieron una costumbre similar, pero es menos importante para los sureños. En su

texto ― Justicia e Injusticia en el Norte: Los juicios de los Tres Señores Stark‖, Maestre

Egbert nota que los crímenes en el Norte relativos a la violación del derecho del

invitado eran raros, pero invariablemente se trataron tan severamente, como la más
horrible de las traiciones. Sólo matar a un rey se considera un pecado tan grande como

la violación de esta ley de hospitalidad.

Como la caballería es rara en el Norte, el torneo de caballeros y su pompa y caballería son tan

raros como los dientes de gallina más allá del Cuello. Los norteños luchan y cabalgan, con

lanzas de guerra, pero raramente por deporte y prefieren las luchas cuerpo a cuerpo. Hay

cuentos de concursos que han durado la mitad de un día y los campos quedaron pisotearon y

las aldeas medio destruidas.

Las lesiones serias son comunes en tales luchas cuerpo a cuerpo, y las muertes no se

descartan. En el gran concurso en El Último Hogar en 170DC, se dice que no menos de

dieciocho hombres murieron, y nueve fueron mutilados penosamente.

LOS REYES DEL INVIERNO

Las canciones y las historias nos dicen que los Starks de Invernalia gobernaron grandes

extensiones de territorio más allá del Cuello por ocho mil años, llamándose a si

mismos, Reyes del Invierno (según el uso más antiguo) y Reyes en el Norte (en siglos

más recientes). Su gobierno no siempre fue indisputado. Muchas fueron las guerras con

las que los Stark expandieron su dominio, o con las que fueron forzados a recuperar

tierras que le fueron conquistadas por rebeldes. Los Reyes del Invierno eran hombres

duros para tiempos duros.

Canciones antiguas, entre las más antiguas que se encuentran en los archivos de la

Ciudadela de Antigua, hay las que hablan de cómo un Rey del Invierno expulsó a los

Gigantes del Norte, mientras que otro derrotó al cambiapieles Gowen "Lobogris" y sus

parientes en la salvaje "Guerra de los Lobos", pero sólo tenemos la palabra de los

cantantes, y esos reyes y esas batallas pudiera que jamás hayan existido.

Existen más pruebas históricas de la guerra entre los Reyes del Invierno y los "Reyes

Túmulo", que usaban se llamaban a si mismos "Reyes de los Primeros Hombres" y que
reclamaban la supremacía sobre todos los primeros hombres en todas partes, incluidos

los propios Starks. Registros rúnicos sugieren que su lucha, llamada por los bardos

―Guerra de los Mil Años‖, fue en realidad una serie de guerras que duraron cerca de

doscientos años en vez de mil, y que terminaron cuando el último Rey Túmulo dobló la

rodilla ante el Rey del Invierno, y le dio la mano de su hija en matrimonio.

Pero incluso esto no le dio a Invernalia el dominio sobre todo El Norte. Muchos otros

reyezuelos permanecieron gobernando sobre reinos grandes y pequeños, y requerirían

miles de años y muchas más guerras antes de que el último de ellos fuera conquistado.

Sin embargo, uno por uno, los Stark los sometieron a todos, y durante estas luchas,

muchas casas orgullosas y líneas antiguas se extinguieron para siempre.

Entre las casas reducidas de reyes a vasallos, podemos contar a los Flints de Colina

Piedrarota, los Slates de ¿Lagonegro?, los Umbers de Último Hogar, los Lockes de

Castillo Viejo, los Glover de Bosquepeso, los Fisher de Costa Pedregosa, los Ryswell de

Los Riachuelos, y tal vez incluso los Blackwoods de Árbol de Cuervos, cuyas tradiciones
propias insisten en que una vez gobernaron parte del Bosque de Lobos antes de ser

expulsados de sus tierras por los Reyes del Invierno (ciertos registros rúnicos apoyan

esta afirmación, si las traducciones del maestre Puenelly se pueden confiar).

Las armas de la Casa Stark (centro) t algunos de sus vasallos (en sentido del reloj

desde arriba): Glover, Rysweel, Manderly, Dustin, Bolton, Tallhart, Reed, Umber,

Karstark, Hornwood, y Mormont

Crónicas que se encontraron en los archivos de la Guardia de la Noche en Fuerte de la

Noche (antes de que fuera abandonado) hablan de la guerra por Punta Dragón Marino,

en donde los Stark derrotaron al Rey Warg y sus aliados inhumanos, los Niños del

Bosque. Cuando el Rey Warg cayó, sus hijos fueron pasados por la espada, junto con

sus bestias y verdevidentes, mientras sus hijas fueron tomadas como premios por sus
conquistadores.

Las Casa Greenwood, la Casa Towers, la Casa Amber y la Casa Frost tuvieron finales

similares, junto con otra veintena de casas menores y reyezuelos cuyos nombres se han

perdido en la historia. Sin embargo, los enemigos más encarnizados de Invernalia eran,

sin lugar a dudas, los Reyes Rojos de Fuerte Terror, esas tierras sombrías de la Casa

Bolton cuyos dominios de antaño se extendían desde el Río Último hasta el Cuchillo

Blanco, y por el sur hasta las colinas Cabeza de Oveja.

La enemistad entre los Stark y Bolton viene desde La Larga Noche, se afirma. Las

guerras entre estas dos familias antiguas eran legendarias, y no todas terminaron con la

victoria de la Casa Stark. Se dice que el Rey Royce II Bolton, capturó y quemó

Invernalia misma, su homónimo y descendiente Royce IV (recordado por la historia

como Royce "Brazorojo", por su costumbre de sumergir el brazo en los vientres de sus

enemigos cautivos para sacar su entrañas a mano desnuda) hizo lo mismos tres siglos

más tarde. Otros Reyes Rojos tenían la reputación de llevar mantos hechos con las

pieles de príncipes Stark que habían capturado y desollado.

Sin embargo, al final, incluso Fuerte Terror cayó ante el poderío de Invernalia y el

último Rey Rojo, conocido en la historia como Roger el Cazador, juró lealtad al Rey del

Invierno y envió a sus hijos a Invernalia como rehenes, cuando los primeros ándalos

estaban cruzando el mar estrecho en sus barcoluengos.

Después de la derrota de los Boltons, el último de sus rivales norteños, las más grandes

amenazas al dominio de la Casa Stark vinieron del mar. El límite norteño de los

dominios Stark era protegido por el Muro y los hombres de la Guardia de la Noche,

aunque al sur, la única ruta a través de los pantanos del Cuello pasando debajo de las

torres arruinadas y muros sumergidos de la gran fortaleza llamada Foso Cailin.

Incluso cuando los Reyes de Pantano poseían el Foso, sus lacustres luchaban con
firmeza contra cualquier invasor del sur, aliándose con los Reyes de Túmulos, Reyes

Rojos, y Reyes de Invierno cuando era necesario hacer retroceder a cualquier señor del

sur que buscaba atacar el Norte. Y una vez Rey Rickard Stark agregó el Cuello a su

dominio, Foso Cailin demostró ser más aun un imponente baluarte contra los poderes

del sur. Algunos trataron de pasar más allá, y las historias dicen que ninguno nunca

tuvo éxito.

Los extensos litorales ásperos del Norte al este y el oeste, permanecían vulnerables, sin

embargo; y era allí donde la regencia de Invernalia era amenazada más a menudo… por

los hijos de hierro en el oeste y Ándalos en el este.

Cruzando el mar Angosto en centenares y miles, los barcos vikingos de los Ándalos

desembarcaron en el Norte, como en el sur, pero dondequiera que tocaban tierra, los

Stark y sus vasallos cayeron sobre ellos y los enviaron de regreso al mar. Rey Theon

Stark, conocido en la historia como el Lobo Hambriento, hizo retroceder las más

grandes de estas amenazas, haciendo causa común con los Boltons aplastando al señor

de guerra de los Ándalos, Argos Sevenstar en la Batalla de Rio de Las Lágrimas.

Como consecuencia de su victoria, Rey Theon levantó su propia flota y cruzó el mar

Angosto hasta las costas de Ándalos, con el cadáver de Argos azotado en la proa de su

buque insignia. Allí, se dice, él tomó una venganza sangrienta, quemando una veintena

de pueblos, capturando tres casas-torres y un septo fortificado, y pasando a centenares

por la espada. El Lobo Hambriento exigió como premio las cabezas de los asesinados,

llevándolas de regreso a Poniente y plantándolos en las púas a lo largo de sus propias

costas, como advertencia a otros posibles conquistadores. (Después en su reinado

empapado en sangre, él conquistó las Tres Hermanas y aterrizó un ejército en los

Dedos, pero estas conquistas no duraron por mucho tiempo. Rey Theon también luchó

con los hijos de hierro en el oeste, alejándolos de Cabo Kraken e Isla del Oso, tumbando
una rebelión en los Riachuelos, y se unió a la Guardia de la Noche en una incursión más

allá del Muro para romper el poder de los salvajes por una generación).

Hasta que Desembarco del Rey se alzó en la orilla del Aguasnegras, el Puerto Blanco era más

nueva la ciudad en los Siete Reinos. Construida con la riqueza que los Manderly que habían

traído desde el Dominio - donde habían sido desterrados por el Lord Lorimar Peake por

mandato del Rey Perceon III Gardener, que temió su creciente poder en el Dominio - el Puerto

Blanco tiene más en común con los elegantes castillos y torres del Dominio, que con los

castillos del Norte; se dice que el Castillo Nuevo fue construido para reflejar el castillo

Dunstonbury que los Manderly habían perdido en su destierro.

Incluso antes de la venida de los Ándalos, la Guarida del Lobo fue fundada por el Rey

Jon Stark, construida para defender la boca del Cuchillo Blanco contra los invasores y

mercaderes de esclavos por el mar Angosto (algunos estudiosos sugieren que éstas eran

las primeras incursiones de los Ándalos, aunque otros dicen que eran los antepasados

de los hombres de Ib, o incluso mercaderes de esclavos de Valyria y Volantis).

Gobernada durante siglos por una sucesión de casas (incluso los Greystarks, una rama

cadete de la Casa Stark, así como los Flints, Slates, Longs, Holts, Lockes, y Ashwoods),

la antigua fortaleza sería el foco de una sucesión de conflictos. Durante las guerras

entre Invernalia y los Reyes Ándalos de la Montaña y el Valle, el Viejo Halcón, Osgood

Arryn, sitió la Guarida del Lobo. Su hijo, Rey Oswin la Garra, la capturó e incendió.

Después, fue atacada por los señores piratas de las Tres Hermanas y mercaderes de

esclavos de Peldaños de Piedra. No fue hasta unos mil años antes de la Conquista,

cuando los Manderlys fugitivos vinieron al Norte y juraron sus votos en la Guarida del

Lobo, que el problema de la defensa del río Cuchillo Blanco—que proporciona el acceso

al mismo corazón del Norte—se resolvió con la creación de Puerto Blanco.


La costa oriental del Norte también se ha asediado a menudo por los piratas, y algunas

de las guerras del Lobo Hambriento recayeron en él, cuando los barcos vikingos de

Gran Wyk, Wyk Viejo, Pyke, y Monteorca descendieron en sus costas occidentales bajo

los estandartes de Harrag Hoare, el Rey de las Islas de Hierro. Durante un tiempo

Costa Pedregosa juró su lealtad a Harrag y sus hombres de hierro, quemando el Bosque

de Lobos; y la Isla del Oso era una base para el pillaje, gobernada por el hijo de corazón

negro de Harrag, Ravos el Violador. Aunque Theon Stark mató a Ravos con sus propias

manos, y expelió a los hombres de hierro de sus orillas, ellos volverían liderados por el

nieto de Harrag, Erich el Águila, y de nuevo con el Viejo Kraken, Loron Greyjoy, que

volvió a capturar la Isla del Oso y Cabo Kraken (Rey Rodrik Stark reclamó la Isla del

Oso después de la muerte del Kraken Viejo, aunque sus hijos y nietos batallaron por

Cabo Kraken). Las guerras entre el Norte y los hijos de hierro continuarían después de

esto, pero menos decisivas.

LOS CLANES DE LAS MONTAÑAS

Los clanes de las montañas Norteñas son particularmente famosos por su adherencia a

las leyes de la hospitalidad, y los señores menores que gobiernan estos clanes, a

menudo compiten entre sí por ser el anfitrión más hospitalario. Estos clanes—

localizados principalmente en las regiones montañosas más allá del Bosque de los

Lobos, en los altos valles y prados, y a lo largo de la Bahía de Hielo y ciertos ríos del

Norte—deben lealtad a los Stark, pero sus disputas a menudo han causado dificultades

para los Señores de Invernalia y para los Reyes del Invierno antes que ellos, forzándolos

a enviar hombres a las montañas para contener los derramamientos de sangre

(conmemorados en canciones como ―Los Pinos Negros‖ y ―Los Lobos en las Colinas‖), o

para convocar a los líderes a Invernalia para juzgar sus disputas.


El más poderoso de los clanes Norteños es el de los Wull, los pescadores que habitan en

las orillas de la Bahía de Hielo. Su odio hacia los salvajes es igualado tan sólo por su

odio hacia los hombres de las Islas de Hierro, quienes a menudo hacían incursiones a lo

largo de la costa de la bahía, quemando sus salones, llevándose sus cosechas, y

tomando a sus esposas e hijas como sirvientas y esposas de sal. Grandes extensiones de

la Costa Pedregosa, la Isla del Oso, Punta Dragón Marino, y Cabo Kraken, han estado

bajo el poder de los hombres de hierro durante varias épocas. De hecho, Cabo Kraken,

el más cercano a las Islas del Hierro, ha pasado de manos tantas veces que muchos

maestres creen que su población tiene más sangre de los hombres del hierro que de

Norteños.

Las historias del Norte afirman que Rodrik Stark obtuvo Isla del Oso de vuelta tras ganar en

una competencia de lucha, y quizás existe algo de verdad en este cuento; los reyes de las Islas

del Hierro a menudo competían con demostraciones de fuerza, para probar su destreza y su

derecho a llevar la corona de madera de deriva. Eruditos más serios ponen esto en tela de

juicio, sugiriendo que si hubo una ―lucha,‖ esta debió ser con palabras.

LOS HIJOS DE LA PIEDRA DE SKAGOS

A pesar de siglos de disputas, los clanes de las montañas tradicionalmente se han

mantenido leales a los Stark, en tiempos de guerra y paz. Pero no podemos decir lo

mismo de los habitantes salvajes de Skagos, las islas montañosas al este de la Bahía de

las Focas.

Los Skagosi que residen aquí son poco apreciados por los demás Norteños, quienes los

consideran iguales a los salvajes y los llamas Skaggs. Los Skagosi se llaman a sí mismos

hijos de la piedra, refiriéndose al hecho de que Skagos significa ―piedra‖ en la Antigua

Lengua. Son gente enorme, peluda y maloliente (algunos maestres creen que los

Skagosi tienen cierta cantidad de sangre Ibbenés; otros sugieren que podrían ser
descendientes de los gigantes), cubiertos en pieles, pelajes y cueros sin curtir, y se dice

que montan unicornios, los Skagosi son sujeto de muchos rumores tenebrosos. Se dice

que aun ofrecen sacrificios de sangre a los arcianos, que atraen con luces falsas a los

barcos que pasan para que se destruyan con los peñascos, y que se alimentan de carne

humana durante el invierno.

Un guerrero de Skagos.

A lo mejor los Skagosi si practicaron el canibalismo, aunque el si esta costumbre aún se


practica hoy en día, es materia de muchos debates. El extremo del Mundo—una

colección de cuentos y leyendas compiladas por el Maestre Balder, quien sirvió en

Guardaoriente del Mar durante los sesenta años de gobierno del Lord Comandante

Osric Stark—es nuestra fuente principal para mucho de lo que sabemos de los Skagosi,

incluyendo el Festín de Skane, donde se dice que una flota Skagosi descendió sobre la

pequeña isla de Skane, violando y llevándose a las mujeres Skanenses, mientras que

asesinaron y consumieron la carne de los hombres Skanenses en un festín que duró

quince días. Incluso si esto no es verdad, Skane permanece deshabitada hasta el día de

hoy, aunque las piedras derrumbadas y los cimientos cubiertos de vegetación

atestiguan que alguna vez hubo hombres habitando entre sus colinas azotadas por el

viento y sus costas pedregosas.

Los maestres la Ciudadela solían burlarse de los ―unicornios‖ de Skagos. El ocasional ―cuerno

de unicornio‖ ofrecido por mercaderes inescrupulosos no era nada más que el cuerno de un

tipo de ballena cazada por los balleneros de Ib. Sin embargo, cuernos de una clases

completamente distinta—supuestamente provenientes de Skagos—han sido examinados por

los maestres de Guardaoriente en ciertas ocasiones. También se dice que aquellos marineros lo

bastante valientes para comerciar con Skagos han visto a los señores Skagosi montando

enormes bestias lanudas con cuernos, monturas monstruosas de paso tan firme que hasta

pueden escalar por las laderas de las montañas. Un ejemplar vivo de tales criaturas—o al

menos un esqueleto—ha sido ampliamente buscado para su estudio, pero ninguno ha sido

llevado hasta Antigua.

Aunque son rara vez vistos fuera de sus tierras, a veces los hijos de la piedra solían

cruzar la Bahía de las Focas para comerciar o, incluso más a menudo, para asaltar—

hasta que el Rey Brandon Stark, Noveno de Su Nombre, acabó con sus fuerzas de una

vez por todas, destruyó sus naves, y los vedó del mar. Por la mayor parte de su historia
reciente, han permanecido como un pueblo salvaje, aislado, y esquivo, proclives tanto

de asesinar, como de comerciar con aquellos que desembarcan en su isla. Cuando

consentían comerciar, los Skagosi ofrecían pelajes, cuchillas y puntas de flecha de

obsidiana, y ―cuernos de unicornio,‖ a cambio de las mercancías que ellos desearan.

Algunos Skagosi también han servido en la Guardia de la Noche. Hace más de mil años,

un Crowl (miembro de un clan considerado como la nobleza en Skagos) incluso llegó a

ser Lord Comandante por algún tiempo, y los Anales del Centauro Negro mencionan a

un Stane (miembro de otra familia Skagosi) que llegó a ser Primer Explorador pero

murió poco tiempo después.

Skagos a menudo ha sido fuente de problemas para los Stark—tanto como reyes cuando

intentaron conquistarla, y como señores cuando se les enfrentaron para mantenerlos

leales. De hecho, hace muy poco, durante el reinado del Rey Daeron II Targaryen

(Daeron el Bueno), la isla se rebeló en contra del Señor de Invernalia—una rebelión que

duró varios años y reclamó las vidas de miles, incluyendo la de Barthogan Stark, Señor

de Invernalia (llamado Barth Espada Negra), antes de ser finalmente reprimida.

LOS LACUSTRES DEL CUELLO

Los últimos (y algunos dirían que los menos importantes) de los pueblos del Norte son

los habitantes de los pantanos del Cuello, conocidos como lacustres, quienes habitan

sobre islas flotantes en las cuales construyen sus salones y chozas. Son gente pequeña y

astuta (algunos dicen que son de baja estatura porque se casaron con los niños del

bosque, pero probablemente tan sólo sea producto de una nutrición inadecuada, ya que

los granos no crecen entre las ciénagas, pantanos y marismas saladas del Cuello, y los

lacustres subsisten principalmente con una dieta de peces, ranas, y lagartos), son

bastante reservados, prefiriendo mantenerse alejados de todos.


Un lacustre del Cuello.

Al sur del Cuello, la gente del río cuyas tierras colindan con el suyo, dicen que los

lacustres respiran agua, tienen manos y pies palmeados como ranas, y usan venenos en

sus tridentes y flechas. Cabe mencionar que esto último tiene bastante de verdad;

muchos mercaderes han traído hierbas y plantas desconocidas a la Ciudadela, las cuales

tienen muchas propiedades extrañas, ya que los maestres buscan entender mejor sus
propiedades y su valor. Pero del resto, no existe evidencia: los lacustres son hombres,

aunque más pequeños que la mayoría, incluso si tienen un estilo de vida único en los

Siete Reinos.

Las historias afirman que hace mucho, los lacustres eran gobernados por los Reyes del

Pantano. Los bardos dicen que montaban lagartos león y usaban enormes tridentes

como lanzas, pero esto es claramente fantasía. ¿Fueron estos Reyes del Pantano

realmente reyes como los conocemos hoy en día? El Archimaestre Eyron escribe que los

lacustres veían a sus reyes como los primeros entre un grupo de iguales, de quienes se

pensaba que habían sido tocados por los dioses—un hecho que se manifestaba en ojos

de matices extraños, o incluso la habilidad de hablar con los animales, como se decía

que hacían los niños del bosque.

Sea cual sea la verdad, el último hombre llamado Rey del Pantano fue asesinado por el

Rey Rickard Stark (a veces conocido en el Norte como el Lobo Risueño, debido a su

buen carácter), quien tomó a la hija del Rey caído como su esposa, con lo cual los

lacustres doblaron sus rodillas y aceptaron el dominio de Invernalia. Desde entonces

los lacustres se han convertido en aliados acérrimos de los Stark, bajo el liderazgo de

los Reed de la Atalaya de Aguasgrises.

LOS SEÑORES DE INVERNALIA

Después de la Conquista y la unificación de los Siete Reinos, los Stark se convirtieron

en los Guardianes del Norte (en vez de reyes), jurando lealtad al Trono de Hierro, pero

permaneciendo como gobernantes de sus propios dominios en todo menos en nombre.

Aunque Torrhen Stark había renunciado a la antigua corona de los Reyes del Invierno,

sus hijos estuvieron menos contentos bajo el yugo de los Targaryen, y algunos de ellos

se entretuvieron hablando de una rebelión, y de alzar el estandarte Stark, con o sin el

consentimiento de Lord Torrhen.


No sabemos si los sentimientos anti-Targaryen empeoraron tras los esfuerzos de la Reina

Rhaenys Targaryen por unir el nuevo reino mediante matrimonios entre las grandes casas.

Pero si sabemos que la hija de Torrhen Stark se casó con el joven y nefasto Lord del Valle; este

fue uno de los varios matrimonios de paz forjados por Rhaenys. No obstante, aún se preservan

cartas en la Ciudadela que sugieren que los Stark tan sólo aceptaron este compromiso tras

muchas protestas, y que los hermanos de la novia se negaron rotundamente a asistir a la

boda.

Aun mucho después, se dijo que los Stark estaban enojados con el Viejo Rey y la Reina

Alysanne por haberlos forzado a ceder el Nuevo Agasajo y entregárselo a la Guardia de

la Noche; ésta pudo haber sido la razón por la cual Lord Ellard Stark se puso del lado de

Corlys Velaryon y la Princesa Rhaenys durante el Gran Consejo de 101 DC.

Anteriormente hemos discutido el rol de la Casa Stark en la Danza de los Dragones.

Debemos añadir que Lord Cregan Stark obtuvo muchas recompensas por su apoyo fiel

al Rey Aegon III… incluso si no se le entregó a una princesa real para desposar a

alguien de su familia, como había sido acordado en el Pacto de Hielo y Fuego, sellado

cuando el príncipe Jacaerys Velaryon voló hasta Invernalia sobre su dragón.

Aunque ahora se dice que Lord Ellard Stark estaba contento de ayudar a la Guardia de la

Noche con el Agasajo, y que no se tardó mucho en convencerlo, la verdad es diferente. El

hermano de Lord Stark envió cartas a la Ciudadela, preguntándoles a los maestres si existían

precedentes sobre la donación forzosa de propiedades, esto deja en claro que los Stark no

estaban tan dispuestos a cumplir las órdenes del Rey Jacaerys. Es posible que los Stark

temieran que bajo el control del Castillo Negro el Nuevo Agasajo inevitablemente caería en

decadencia—ya que la Guardia de la Noche siempre le prestaría más atención al norte y

descuidaría a sus inquilinos en el sur. Y da la casualidad de que, muy pronto, eso fue
exactamente lo que ocurrió, y ahora se dice que el Nuevo Agasajo está casi inhabitado gracias

al declive de la Guardia de la Noche y al creciente número de vidas tomadas por los

exploradores salvajes de más allá del Muro.

Tras la Danza de los Dragones, los Stark se mantuvieron mucho más leales a los

Targaryen que en tiempos anteriores. De hecho, el hijo y heredero de Lord Cregan

Stark peleó bajo el estandarte Targaryen cuando el Joven Dragón intentó conquistar

Dorne. Rickon Stark peleó valientemente, y sus acciones fueron relatadas por el Rey

Daeron en su Conquista de Dorne, y la muerte de Rickon tras los muros de Lanza del

Sol en una de las batallas finales, fue lamentada por el Norte durante varios años

debido a los problemas que acontecieron con los reinados de sus medio hermanos.

En las décadas siguientes, el Norte observó a los Stark enfrentarse a la rebelión de

Skagos, una nueva oleada de asaltos por parte de los hombres del hierro bajo el mando

de Dagon Greyjoy, y una invasión salvaje liderada por Raymun Barbarroja, el Rey-más-

allá-del-Muro, en 226 DC. En cada una de estas fallecieron Starks. Aunque la casa

mantuvo su fortuna casi inalterada—probablemente debido a la firme voluntad de la

mayoría de los Señores de Invernalia de evitar involucrarse en las intrigas de las cortes

sureñas. Cuando el linaje Stark fue casi exterminado por el Rey Loco Aerys tras el

secuestro de Lyanna a manos de Rhaegar, algunos hombres erróneamente culparon al

fallecido Lord Rickard, cuyas alianzas de sangre y amistad habían unido a las grandes

casas y habían asegurado que estas actuaran unidas en respuesta a los crímenes del Rey

Loco.

INVERNALIA

El castillo más grande del Norte es Invernalia, el asentamiento de los Stark desde la

Edad del Amanecer. La leyenda dice que Brandon el Constructor construyó Invernalia

tras el invierno que duró una generación, conocido como la Larga Noche, para
convertirse en la fortaleza de sus descendientes, los Reyes del Invierno. El hecho de que

Brandon el Constructor está conectado con un número improbable de grandes

construcciones (Bastión de Tormentas y el Muro, por citar algunos ejemplos

destacables) durante un lapso de numerosas vidas, probablemente se debe a que los

cuentos terminaron convirtiendo a un antiguo rey, o a un grupo de diferentes reyes de

la Casa Stark (ya que ha habido varios Brandon durante el largo reinado de esta

familia) en algo más legendario.

El propio castillo es peculiar debido a que los Stark no nivelaron el terreno cuando

establecieron los cimientos y murallas del castillo. Muy posiblemente porque el castillo

fue construido en partes a medida que pasaban los años, en vez de haber sido planteado
como una sola estructura. Algunos eruditos sospechan que alguna vez fue un complejo

de fuertes circulares interconectados, pero con el paso del tiempo ha desaparecido casi

toda evidencia de ellos.

Invernalia, con el pueblo de invierno fuera de sus murallas.


Las murallas exteriores de Invernalia fueron erigidas durante las últimas dos décadas del

reinado del Rey Edric Barbanevada. Aunque Edrick es recordado por un reinado que duró

cerca de un siglo, durante su vejez su gobierno se tornó cada vez más errático. Al ver esto,

muchas facciones intentaron tomar el control de su vacilante reino. Las amenazas más

evidentes fueron sus numerosos—y revoltosos—descendientes, pero otros también tuvieron su

oportunidad, incluyendo hombres del hierro, esclavistas del otro lado del Mar Angosto,

salvajes, y rivales Norteños como los Bolton.

Las murallas interiores, que alguna vez fueron la única muralla defensiva, tienen cerca

de dos mil años de antigüedad, y quizás algunas secciones son más antiguas. En años

posteriores, un foso defensivo fue cavado a su alrededor, luego una segunda muralla fue

levantada al otro lado del foso, dándole al castillo una defensa formidable. Las murallas

interiores tienen cien pies de altura, las murallas exteriores ochenta; cualquier atacante

que tuviera éxito capturando la muralla exterior aun tendría que enfrentarse a los

defensores de las murallas interiores quienes arrojarían lanzas, piedras y flechas contra

él.

Podemos rechazar la afirmación de Mushroom en su Testimonio de que el dragón Vermax

haya dejado una nidada de huevos en algún lugar en las profundidades de las criptas de

Invernalia, donde las aguas de las fuentes termales corren cerca de las murallas, mientras su

jinete trataba con Cregan Stark al inicio de la Danza de Dragones. Como señala el

Archimaestre Gyldayn en su historia fragmentada, no hay constancia de que Vermax haya

puesto siquiera un solo huevo, sugiriendo que el dragón era macho. La creencia de que los

dragones podían cambiar de sexo por necesidad es errónea, según Verdad del Maestre Anson,

originada tras una malinterpretación de la metáfora esotérica que Barth formulaba cuando

discutía sobre los misterios mayores.

Dentro de sus murallas, el Castillo se extiende sobre varios acres de tierra, abarcando
varias edificaciones independientes. La más antigua de estas—una torre hace mucho

abandonada, redonda, achatada y cubierta de gárgolas—conocida como el Primer

Torreón. Algunos piensan que esto se debe a que fue construida por los Primeros

Hombres, pero el Maestre Kennet ha demostrado definitivamente que no podría haber

existido antes de la llegada de los Ándalos, ya que los Primeros Hombres y los primeros

Ándalos construían torres y fortalezas cuadradas. Las torres redondeadas surgieron en

tiempos posteriores.

Se ha demostrado que las fuentes termales, como la que discurre bajo Invernalia, son

calentadas por los hornos del mundo—los mismos fuegos que hicieron los Catorce Fuegos o la

montaña humeante de Rocadragón. Sin embargo, se sabe que el pueblo llano de Invernalia y

del pueblo del invierno afirma que las fuentes son calentadas por el aliento de un dragón que

duerme bajo el castillo. Esto es aún más absurdo que las afirmaciones de Mushroom y no es

necesario darle ningún tipo de consideración.

Para el ojo entrenado, la arquitectura de Invernalia parece ser una amalgama de

muchas épocas distintas. Y su extensión no sólo abarca edificaciones, sino que también

espacios abiertos. De hecho, nada menos que tres acres fueron destinaron para un

antiguo Bosque de Dioses, donde una vez Brandon el Constructor le oró a sus dioses,

según dicen las leyendas. Incluso si esto no fuera cierto, la antigüedad del bosquecillo

no puede discutirse. Y el bosque de dioses sin duda se beneficia de las fuentes termales

que se encuentran en su interior, protegiendo a los árboles de lo peor del frío del

invierno.

De hecho, la presencia de las fuentes termales—que salpican la tierra alrededor de

Invernalia—puede ser la principal razón por la cual los Primeros Hombres decidieron

establecerse allí. Es fácil imaginar el valor que una fuente de agua fresca—y además

caliente—habría tenido durante lo peor de un invierno Norteño. En siglos recientes, los


Stark han erigido estructuras que hacen uso directo de estas fuentes con el fin de

calentar sus viviendas.

EL MURO Y MÁS ALLÁ

El Castillo Negro y el Muro.

LA GUARDIA DE LA NOCHE

Unica en los siete reinos es la Guardia de la Noche, la hermandad juramentada que ha


defendido el Muro alrededor de siglos y milenios, originada en resultado de la Larga

Noche, la generacion- el largo invierno que trajo a los Otros a los reinos de los hombres

y casi les puso a fin.

La historia de la Guardia de la Noche es larga. Las historias de los Caballeros negros del

muro y de su noble llamado. Pero la edad de los heroes se acabo hace mucho, y los

Otros no se han mostrado asi mismo en miles de años, si ciertamente alguna vez

existieron.

Y asi, año por año, la Guardia ha disminuido. Sus propias cronicas demuestran que este

declive ha estado progresando desde antes de la epoca de Aegon el Conquistador y sus

hermanas. Sin embargo los Hermanos negros de La Guardia siguen guardando los

reinos de los hombres tan noblemente como pueden, las amenazas que ellos enfrentan

ya no vienen de los Otros, espectros, gigantes, verdevidentes, wargs, cambiapieles y

otros monstruos de cuentos infantiles y legendas, sino de salvajes barbaros armados

con hachas de piedra y porras; salvajes para estar seguros, pero solo hombres, ni

parecido con guerreros disciplinados.

No siempre fue asi. Sin importar si las leyendas son ciertas o no, esta a la vista que los

Primeros Hombres y los niños del bosque (E incluso los gigantes, si tomamos palabra

de los Bardos) temieron algo lo suficiente que los llevo a levantar el Muro. Y asi esta

gran construccion, tan simple como es, es simplemente contada entre las maravillas del

mundo. Puede ser que sus primeros cimientos fueran de piedra- Los maestres difieren

en esto- pero ahora lo unico que puede ser visto en cien leguas de distancia es hielo.

Lagos cercanos proveyeron el material, el cual los Primeros Hombres cortaron en

grandes bloques y arrastraron sobre trineos hacia el muro. Ahora miles de años

despues, El Muro mide mas de siete mil pies de altura en su punto mas alto (Aunque su

altura varie considerablemente sobre las cientas leguas de su longitud, siguiendo los
niveles de la tierra).

Las leyendas hablan de que los gigantes ayudaron a levantar el Muro, usando su gran fuerza

para arrastrar los bloques de hielo en su lugar. Ahi quiza algo de verda en esto aunque las

historias hacen a los gigantes mas grandes y mas poderosos de lo que de verdad dueron. Estas

mismas leyendas tambien dicen que los Niños del Bosque- Quienes no construian paredes ni en

hielo o en piedra- pudieron contribuir con la magia de la construccion, Pero las leyendas,

como siempre, tienen dudoso valor.

Debajo de la sombra del muro de hielo, La Guardia de la Noche, construyo diecinueve

fuertes- Aunque no son parecidos a cualquier otro castillo en los siete reinos, no tienen

murallas o otras fortificaciones defensivas que los protejan (El Muro en si mismo es

mas que suficiente para combatir contra cualquier cosa que venga del Norte, y la

Guardia insiste en que no tiene rivales en el sur).

La mas grande y vieja de estos es el Fuerte de la Noche, el cual estuvo abandonado por

los pasados doscientos años, mientras la guardia disminuia, su tamaño lo hizo muy

largo y muy dificil de mantener. Los maestres quienes sirivieron en el Fuerte de la

Noche mientras este estaba en uso dejaron claro que el castillo habia sido expandido

muchas veces a lo largo de los siglos y que una pequeña parte permanecia de su

estructura original, guardada por alguna de las mas profundas criptas, tallada en la

roca debajo de los pies del castillo.

Aun a lo largo de los miles de años de su existencia como el principal asentamiento de

la Guardia, el Fuerte de la Noche ha acumulado muchas leyendas de si mismo, algunas

las cuales han sido recopiladas por el Archimaestre Harmun en Vigilantes del Muro. La

mas vieja de estas historias pertenece al legendario Rey de la Noche, El treceavo lord

comandante de la Guardia de la Noche, quien fue presunto/acusado de haber


encamado con hechicera palida como un cadaver y haberse declarado un rey. Por trece

años el Rey de la Noche y su "Reina Cadaver" (Nota del traductor: La traduccion de

Gilgamesh habla de una reina Espectro pero aca hablan de un cadaver asi que...)

Reinaron juntos, antes de que el Rey en el Norte, Brandon el Rompedor [No puedo

poner el interruptor] (Se dice que en alianza con el Rey-Mas-Alla-del-Muro, Joramun)

Le trajo fin. A partir de ahi, el nombre mas del Rey de la Noche se olvido.

En la citadela, los archimaestres esencialmente desestiman estas historias-aunque

algunos dicen que pudo haber un Lord comandante quien intento hacer reino para si

mismo en los primeros dias de la Guardia. Algunos sugieren que la reina espectro fue

una mujer de los Tumulos, una hija de quien fue Rey en el Tumulo (Nota del traductor;

Barrowlands hace referencia a Fuerte tumulo Barrowton asentameiento de la casa

Dustin, aunque tambien puede hacer referencia a los reyes en el pantano ya que esta

region es parte de el Cuello) quien fue en ese entonces un poder por derecho propio, a

menudo asociado con tumbas. El Rey de la Noche ha sido dicho que pudo haber sido un

Bolton, un Piedemadera, un Umber, un Norrey o incluso un Stark, dependiendo de

donde la historia sea contada. Como todas las historias, tiene algunos atributos que la

hacen mas atrayenta hacia quien la cuenta.

CASTILLOS DE LA GUARDIA DE LA NOCHE

ACTIVOS

Torre sombria

El castillo negro (Asentamiento del Lord comandante de la Guardia)

Guardiaoriente del mar

ABANDONADOS

Guardiaoccidente por el rio

Garita
Guardiagris

Puertapiedra

Colina escarcha

Marcahielo

Lago Hondo

Puerta de la Reina, (originalmente llamado Puerta de la Nieve, renombrado después de que la

Bondadosa Reina Alysanne)

Escudo de Roble

Guardiabosque del Lago.

Fortaleza de Azabache

Túmulo Largo

Guardiaverde

La Guardia de la Noche, podria ser bien llamada la primera orden militante en los Siete

Reinos (El principal deber de todos sus miembros es defender el Muro, y todo son

entrenados en armas para este fin), ha dividido sus hermanos juramentados en tres

grupos:

1.) Los mayordomos, quienes suministran a la Guardia con comida, vestimenta, y todas

las otras cosas que ellos necesitan para la guerra

2.) Los constructores que se ocupan del Muro y los Castillos

3.) Los exploradores que se aventuran en lo salvaje mas alla, para hacer la guerra

contra los salvajes.


Liderandolos esta oficiales veteranos de la Guardia, y su jefe es el Lord Comandante. El

mismo es elegido por eleccion: Los hombres de la Guardia, uno y cada uno- de el

primer de los iletrados escalfadores de huevos hasta los vastagos de las grandes casas-

Van a votar por el hombre que ellos creen que deberian liderarlos. Hasta que un

hombre tiene la mayor parte de los votos , el liderara la Guardia hasta su muerte. Es

una costrumbre que desde hace mucho a permanecido en la Guardia, y los esfuerzos

por trastocarla (Como cuando el Lord Comandante Runcel Hightower intento dejar la

Guardia a su hijo bastardo hace quinientos años atras) no han funcionado.

Lastimosamente, la mas importante verdad sobre la Guardia de la Noche hoy es su

declive. Quiza hace mucho sirvio para un gran proposito. Pero si los Otros alguna vez

existieron, ellos no han sido vistos en miles de años y no son amenaza para el hombre.

Son los salvajes mas alla del Muro quienes son el peligro que la Guardia de la Noche

ahora enfrenta. Aun cuando solo hay Reyes-Mas-Alla-Del-Muro han los salvajes alguna

vez verdaderamente presentado amenaza para el reino de los hombres.

El gran costo en mantener el Muro y los hombres quien se encargan de el se ha vuelto

cada vez mas insoportable. Solo tres castillos de la Guardia de la Noche estan ahora

habitados, y la orden es un decimo del tamaño que tenia cuando Aegon y sus hermanas

aterrizaron, aun asi en este tamaño, la Guardia sigue siendo una carga.

Algunos argumentan que el muro sirve como una util via para deshacerse de los

asesinos, violadores, cazadores furtivos, y los de su calaña, a pesar de que otros se

cuestionan sobre poner armas en sus manos y entrenarlos en las artes de la guerra. Los

saqueadores salvajes pueden ser considerados correctamente mas un fastidio que una

amenaza; muchos sabios sugueren que seria mejor que los Lores del norte extienda su

dominio mas alla del Muro asi ellos puedan mandar a los salvaje.

Solo el gran honor de los hombres del norte ha mantenido a la Guardia funcionando, y
una gran parte de la comida que mantiene a los hermanos negros del Castillo Negro,

Torresombria, y Guardiaoriente por el Mar viene como regalo anual de estos señores

norteños que envian al muro como su sustento.

Los castillos de la Guardia de la Noche

LOS SALVAJES

En las tierras mas alla del Muro vive la diversa gente- Descendientes de los primeros

hombres- que nosotros los mas civilizados del norte llamamos salvajes.

Este no es un termino que ellos usen para si mismos. El mas grande y mas numeroso de

las personas que viven del otro lado del Muro se llaman a si mismo el Pueblo Libre, en

su creencias que sus salvajes costumbres les permiten vivir en una mayor libertad que

los arrodilladores (Nota del traductor, se refiere a que se arrodillan ante todos) del sur.

Y es verdad que ellos viven si Lores ni Reyes y que no se doblegan ante ningun hombre

o sacerdote, sin importar su nacimiento o sangre o puesto.

Pero ellos tambien viven miserablemente, y no son libres del hambre, de las extremos

del frio, de la bárbara guerra o de las depredaciones de su propio tipo. La falta de leyes

mas alla del Muro es nada para envidiar, como cualquier hombre que alla visto salvajes

pueda atestiguar. (Y asi muchos han atestiguado, en un numero de trabajos basados en

los diarios de los exploradores de la Guardia de la Noche). Su orgullo en su pobreza, en

sus hachas de piedra y debiles-escudos de madera, en sus pulgas- en sus pieles

infestadas, es algunas de las razones por las que son separados de la gente de los Siete

Reinos.

Las incontables tribus y clanes del Pueblo Libre siguen siendo devotos a los viejos

dioses de Los Primeros Hombres y los niños del bosque, los dioses de los arcianos

(Algunos diarios dicen que hay aquellos quienes veneran a otros dioses diferentes:
Dioses oscuro en los Colmillos helados, dioses de nieve y hielo en la Costa Helada o

dioses cangrejo en Punta Storrold pero esto nunca ha sido confirmado de manera

fiable).

La principal causa por la que los Salvajes escalan el muro es en gran parte para conseguir

hierro y acero que ellos no pueden fabricar. Muchos de los invasores están armados con armas

de madera, piedra e incluso cuerno en algunos casos. Algunos llevan hachas de bronce y

cuchillos, pero incluso estos últimos se consideran algo valioso. Los famosos líderes a menudo

han robado acero, en ocasiones de los exploradores de la Guardia que ellos mismos habían

matado.

Los exploradores de la Guardia de la Noche hablan de pueblos todavía más extraños

que habitan en los rincones más alejados de las tierras más alla del Muro, de guerreros

revestidos de bronce en un valle escondido lejos, hacia el norte y los Pie de Cuerno, que

van descalzos incluso sobre el hielo y la nieve. Sabemos de salvajes que viven en la

orilla congelada y tienen chozas y trineos de hielo tirados por perros. Hay media docena

de tribus que hacen sus hogares en cavernas y rumores de caníbales en la parte más alta

de los Ríos Helados más allá del Muro. Pero pocos exploradores han penetrado más de

medio centenar de leguas en el Bosque Encantado y sin duda hay más tipos salvajes de

los que ellos pueden siquiera imaginar.


Un explorador salvaje

La amenaza que representan para el reino estos pueblos salvajes es descartable, a

excepción de las escasas ocasiones en las que se unieron bajo el liderazgo de un Rey-

Más-Allá-Del-Muro. Aunque muchos de los asaltantes salvajes y jefes de guerra han

aspirado a ese título, pocos. Ninguno de los salvajes que se ha alzado como Rey-Más-

Allá-Del-Muro ha hecho nada para construir un verdadero reino o cuidar de su gente;

en verdad, estos hombres son señores de la guerra, no reyes y aunque han sido muy

diferentes unos de otros, todos ellos han llevado a su pueblo contra el Muro, con la

esperanza de atravesarlo y conquistar los Siete Reinos del sur.


El primer Rey-Más-Allá-Del-Muro, según cuenta la leyenda, fue Joramun, que

afirmaba tener un cuerno capaz de derribar el Muro cuando despertase a ‗los Gigantes

de la Tierra‘ (que el Muro siga en pie pone en duda su eficacia, e incluso su existencia).

Casa Austera fue el único intento de hacer un asentamiento en las tierras más allá del Muro, al

abrigo de Punta Storrold y junto a un puerto de aguas profundas. Pero fue quemado y

destruido hace seiscientos años, aunque la Guardia sigue sin poder decir con certeza lo que

sucedió. Algunos dicen que los caníbales de Skagos cayeron sobre ellos, otros que fueron los

esclavistas del Mar Angosto quienes tuvieron la culpa. Las historias más extrañas han sido

contadas, enviaron un barco de la Guardia para investigar lo que había sucedido y volvieron

con un informe de gritos espantosos que resonaban desde los acantilados de Casa Austera, en

los que no se pudo encontrar a ningún hombre o mujer con vida. Un relato más fascinante de

Casa Austera, puede ser el que cuenta el maestre Willys: nos cuenta una historia de los tres

años que pasó más allá del Muro entre los Salvajes, los exploradores y las brujas de los

árboles. Willys viajó a Casa Austera con un comerciante Pentoshi y se instaló allí como

curandero y consejero para poder escribir sobre sus costumbres. Un cacique (Gorm el Lobo),

que compartía el control de Casa Austera con otros tres jefes le dio protección. Cuando Gorm

fue asesinado en una pelea de borrachos, Willys pasó a encontrarse en peligro de muerte y

regreso a Antigua. Allí dejó su experiencia, solo para desaparecer un año después cuando
comenzaron los alumbrados. Se dijo en la Ciudadela que fue visto por última vez en los muelles,

en busca de un barco que lo llevase a Guardiaoriente del Mar.

Los hermanos Gendel y Gorne fueron unos reyes que gobernaron juntos hace tres mil

años. Lideraron a sus gentes por un laberinto de cavernas subterráneas por las que

lograron atravesar el Muro para atacar el Norte. Gorne mató al rey Stark en la batalla

solo para ser asesinado a su vez por el heredero del rey y Gendel y sus súbditos Salvajes.

Un ejército salvaje reuniéndose junto al Muro.

El señor Astado les seguiría, mil años después (o quizás dos mil). Su nombre se pierde

en la historia, pero se dice que él conocía el modo de usar la magia para cruzar el Muro.

Después de él, siglos más tarde, llegó Bael el Bardo, cuyas canciones aún se cantan más

allá del Muro… Pero hay dudas acerca de si realmente existió o no. Los Salvajes cuentan

lo que hizo y dan crédito a muchas de sus canciones, pero las viejas crónicas de

Invernalia no dicen nada de él. Ya fuese por las derrotas y humillaciones que se decía

que habían sufrido con su visita (incluyendo una historia improbable en la que desfloró

a una heredera Stark y la dejó en cinta) o porque nunca existió, nunca podremos decirlo

con seguridad.

Entre los salvajes se dice que Gendel y su pueblo se perdieron y atrapados en las cavernas, aún

vagan por ellas hoy en día. Entre las historias de los exploradores, sin embargo, se dice que

Gendel muró también y que solo un puñado de sus seguidores siguieron con vida para huir de

nuevo a las cavernas.

El último Rey-Más-Allá-Del-Muro que trató de cruzar el Muro fue Raymun Barbarroja,

quién unió a los salvajes en el 212 o 213DC. No fue hasta el 226DC cuando él y sus

Salvajes escalarían el Muro por el traicionero hielo y bajarían al otro lado en grupos de

cientos y miles.

Las tropas de Raymun se contaban por miles y lucharon todo elcamino hasta Lago
Largo, donde el señor Lord Willam Stark y Lord Harmon de la casa Umber (el Gigante

Borracho), cargaron con sus ejércitos contra ellos. Con dos ejércitos rodeándole y el

lago a sus espaldas, Barbarroja luchó y murió, pero no antes de matar a Lord Willam.

Cuando la Guardia de la Noche se presentó por fin, liderada por su Lord Comandante

Jack Musgood (llamado Alegre Jack antes de la invasión y Durmiente Jack después de

ella) la batalla había terminado y se encontraron con un muy enojado Artos Stark

(hermano del difunto Lord Willam, y el más terrible guerrero de su época) quien dejó a

la Guardia el deber de enterrar a los muertos. Esta tarea al menos, la cumplieron

admirablemente.
LAS TIERRAS DE LOS RÍOS

HAY MUCHA HISTORIA–tanto de alegrías como de tragedias–en las tierras del

Tridente y sus tres afluentes.

Se extiendes desde el cuello hasta el nacimiento del Aguasnegras y por el este hace

frontera con las tierras del Valle, las tierras de los ríos, son el corazón palpitante de

Poniente. Ninguna otra tierra de los Siete Reinos ha visto tantas batallas, ni tantos
reyezuelos, ni la ascensión y caída de tantas casas reales. Las causas de todo esto están

claras. Rica, fértil y tienen frontera con cada uno de los otros seis reinos excepto Dorne,

aunque poseen pocos límites naturales para evitar la invasión. Las aguas del Tridente

hacen las tierras perfectas para el sosiego, la agricultura y la conquista, mientras que las

ramas del río estimulan el comercio y los viajes en tiempos de paz y sirven de barreras y

caminos en tiempos de guerra.

La importancia del Tridente en la región no se hizo nunca tan clara como cuando el rey

Harwyn Hoare, abuelo de Harren el Negro, luchó por las tierras de los ríos con el rey de la

Tormenta Arrec. Los nacidos del hierro fueron capaces de lograr el dominio sobre los ríos y los

utilizaron como medio de transporte para sus fuerzas de forma rápida entre sus bastiones

lejanos y los campos de batalla. El rey Tormenta sufrió la peor derrota en el cruce del Forca

Azul, cerca de Buenmercado, donde los barcoluengos resultaron decisivos para permitir que

los hijos del hierro aprovechasen la travesía del río a pesar de la superioridad numérica de

Arrec.

Las tres ramas del Tridente son las que dan a las tierras de los ríos su nombre: El Forca

Rojo, coloreado por el barro y el limo que fluye desde las montañas del oeste, el Forca

Verde, cuyas aguas son verdes, cubiertas por el musgo al salir de los pantanos del cuello

y el Forca Azul, llamado así por la pureza de sus espumosas aguas, alimentado por un

manantial. Sus aguas son los caminos por los que desplazarse en las tierras de losríos y

no es extraño ver barcazas para cruzar por cada tramo de un kilómetro. Nunca ha

habido una ciudad en la tierra de los ríos por extraño que pueda parecer (aunque los

grandes mercados son comunes), probablemente debido al historial rebelde de la

región y a la tendencia que tenían los reyes en el pasado de rechazar las cartas que

algunas licencias para que lugares como Salinas o Buenmercado se expandiesen.

Durante los largos siglos en que los Primeros Hombres reinaron en Poniente, un
sinnúmero de pequeños reinos se levantaron y cayeron en las tierras de los ríos. Sus

historias, entrelazadas con los mitos y las canciones, están en gran medida olvidadas, a

excepción de los nombres de algunos reyes y héroes legendarios cuyos hechos han

quedado registrados en erosionadas piedras con runas cuyo significado es incluso

disputado en la Ciudadela. Por lo tanto, mientras que los bardos nos regalan los oídos

con coloridos cuentos de Artos el Fuerte, Florian el Loco, Jack Nuevededos, Sharra la

Reina Bruja y el Rey Verde del Ojo de Dioses, la existencia misma de ese tipo de

personajes ha de ser cuestionada por cualquier estudioso serio.

La verdadera historia de las tierras de los ríos comienza con la llegada de los ándalos.

Después de cruzar el Mar Angosto y arrasar el Valle, estos conquistadores venidos del

este se dispusieron a hacerla suya, navegando con sus barcos hasta el Tridente y sus

tres grandes ramas. En aquellos días, parece que los ándalos lucharon contra los

caciques y sus bandas que los septones posteriormente nombrarían reyes. Uno por uno,

fueron invadiendo cada una de las tierras de los reyezuelos.

Las canciones nos hablan con el paso de los años de la caída de Poza de la Doncella y la

muerte de su rey niño, Florian el Valiente, quinto de su nombre; El Lavadero de la

Viuda, donde tres hijos de Lord Darry fueron detenidos por el señor ándalo de la guerra

Vorian Vypren y sus caballeros por un día y una noche, matando a antes de caer ellos

mismos; La noche en White Wood (de nuevo, no consigo ubicar el lugar), donde

supuestamente los Niños del Bosque emergieron de debajo de una colina hueca para

enviar cientos de lobos contra un campamento ándalo, muriendo cientos de hombres a

la luz de la luna creciente; la gran batalla de Río Amargo, donde Blackwood de

Raventree y los Bracken de Septo de Piedra hicieron causa común contra los invasores

solo para ser destruidos por la carga de 777 caballeros ándalos y siete septones, que
llevaban la estrella de las siete puntas de la Fe en sus escudos.

La estrella de siete puntas fue llevada por todos los rincones por los ándalos, en sus

escudos y estándartes, bordados de sus túnicas y a veces incluso en su propia carne. En

su celo por los Siete, los conquistadores miraban a los Antiguos Dioses de los Primeros

Hombres y los Niños del Bosque como si fuesen poco más que demonios y cayeron

sobre las sagradas arboledas con acero y fuego, destruyendo los grandes arcianos cada

vez que los encontraban.

El gran cerro llamado Alto Corazón, especialmente sagrado para los Niños y los

Primeros Hombres, era un cerro coronado por los arcianos más antiguos que se habían

visto en los Siete Reinos, Alto Corazón seguía siendo la morada de los Niños y sus

verdevidentes. Cuando el rey ándalo Erreg Kinslayer rodeó la colina, los Niños salieron

en su defensa invocando nubes de cuervos y ejércitos de lobos… O eso dicen las

leyendas. Sin embargo, ni los picos ni las garras estaban a la altura del acero de los

ándalos, que masacraron a los verdevidentes, las bestias y a los Primeros Hombres por

igual y se hizo junto a la colina de Alto Corazón otra de cadaves la mitad de alta que la

primera… tal y como lo cuentan los bardos.

La verdadera historia sugiere lo contrario, insistiendo en que los niños habían

abandonado hacía mucho las tierras de los ríos. Pero lo que está claro es que el bosque

fue destruido y hoy en dia solo quedan tocones donde una vez hubo arcianos.

Aunque el nombre de Erreg es una de los más negros en las historias antiguas, uno puede

preguntarse si existió alguna vez de verdad. El archimaestre Perestan ha sugerido que Erreg,

podía ser de hecho, una corrupción del título de ándalo y no un nombre en absoluto. Perestan

va más allá en su ‗Consideración sobre la historia‘, sugiriendo que este ándalo sin nombre

había talado los árboles a instancias de un rival del rey del río que utilizaba a los ándalos

como mercenarios.
El penúltimo y más grande de los reyes de los ríos que quedaban en pie antes de la

llegada de los ándalos, fue Tristifer IV de la casa Mudd, Martillo de la Justicia, que

gobernó desde un gran castillo llamado Piedrasviejas, en una colina a orilla del Forca

Azul. Los bardos nos cuentan que luchó en un centenar de batallas contra los invasores

y gano noventa y nueve de ellas, solo para caer en la centésima cuando cabalgaba a la

guerra contra una alianza de siete reyes ándalos. Sin embargo, parece conveniente que

haya siete reyes en las canciones: probablemente este sea otro cuento inventado por los

septones como una lección de piedad.

Antes de los Mudd, había habido otros reyes igual de poderosos. Los Pescadores, se

dice en algunas crónicas que habían sido el primero y más antiguo linaje de reyes de los

ríos (en otros se contabilizan como una segunda dinastía y la revisión de los Anales de

los Ríos del antiguo septo de Peasedale sugiere que eran la tercera). Los Blackwood y

los Bracken, ambos afirman haber reclamado las tierras de los ríos en varias ocasiones

durante la Edad de los Héroes.

Los Mudd tuvieron más éxito en la unificación de varias tierras de los ríos que sus

predecesores, pero su reinado no duró mucho. El Martillo de Justicia fue sucedido por

su hijo, Tristifer V, o Tristifer el Último, que fue incapaz de contener la marea de los

ándalos y no pudo siquiera mantener a su propio pueblo unido.

Los reyes ándalos que derribaron Piedrasviejas y mataron a Tristifer, se casaron con la

nobleza de los Primeros Hombres restante y pasaron por el cuchillo a todos los que no

doblaron la rodilla. Los ándalos repartieron las tierras entre ellos. La sangre de los

últimos reyes de los Primeros Hombres ya era escasa antes de que los ándalos

comenzaran la guerra contra ellos para dominarlos. Aunque muchos señores se

nombrasen a si mismo reyes de los ríos y de las colinas o rey del Tridente, siglos

pasarían antes de que cualquiera de estos pequeños monarcas tuviese suficiente


influencia sobre estas tierras para ser digno de ese título.

El primero de los reyes ándalos que tuvo toda las tierras de los ríos bajo su dominio, fue

un bastardo nacido de la unión entre los enemigos Blackwood y Bracken. Cuando era

un niño, Benedict Ríos, fue despreciado por todos, pero llegó a ser el guerrero más

grande de su edad y pasó a llamarse ser Benedict el Temerario. Su destreza en la batalla

le ganó el apoyo tanto de la casa de su madre, como la de su padre y pronto otros

señores de los ríos doblaron también la rodilla ante él. Benedict tardó más de treinta

años en acabar con todos los reyezuelos del Tridente.

Como rey, se hizo conocido como Benedict el Justo, nombre que le gustó lo suficiente

como para dejar de lado su apellido bastardo y tomar Justman como nombre para su

casa. Tan sabio como severo, reinó durante veintitrés años, extendiendo sus dominios

hasta el Cuello y Poza de la Doncella. Su hijo, otro Benedict, reinó durante sesenta años

y añadió Valle Oscuro, Rosby y el nacimiento del Aguasnegras al reino del río.

La casa Justman gobernó las tierras de los ríos durante casi tres siglos según afirman

las crónicas. Su línea se terminó cuando Qhored Hoare, rey de las Islas del Hierro,

asesinó a los hijos del rey Bernarr II mientras estaban cautivos en Pyke. Su padre no los

sobrevivió mucho tempo, provocando una guerra de venganza desesperada contra los

hijos del hierro.

De nuevo, las tierras se sumieron en otro periodo de anarquía y derramamiento de

sangre. El reino que Benedict el Temerario había tejido se rasgó en pedazos una vez

más y de nuevo hubo un centenar de años de conflictos, apareciendo de nuevos

reyezuelos Blacwood, Bracken, Mallister, Vance y Charlton en una pugna por la

supremacía.

El poco probable vencedor de todas estas luchas fue lord Torrance Teague, un

aventurero de nacimiento dudoso que se hizo con una fortuna en oro en un audaz
ataque a las tierras del Oeste y utilizó esas riquezas para contratar un gran número

mercenarios del otro lado del Mar Angosto. Guerreros experimentados en mil batallas,

sus hojas demostraron la diferencia y Teague fue nombrado Rey del Tridente en Poza

de la Doncella después de seis largos años de guerra.

Se dice, sin embargo, que ni Torrence ni sus herederos se sentaron seguros en el trono.

Los Teague fueron tan poco amados por aquellos que doblaron la rodilla que se vieron

obligado a mantener a hijos de todas las casas como rehenes para utilizarlos en caso de

traición. Aún asi, el cuatro monarca Teague, Theo Silla Dolorosa, pasó todo su reinado

a caballo, llevando a sus caballeros de una rebelión a la siguiente mientras colgaba

rehenes de cada árbol.

Al igual que con los Primeros Hombres, las dinastías de los reyes ándalos resultaron ser

de corta duración y los enemigos rodeaban el reino por todas partes. Los hombres de

las Islas del Hierro allanaron sus costas hacia el oeste, mientras que los piratas de los

Peldaños de Piedra y Tres Hermanas hicieron lo mismo por el este. Los hombres de

oeste cabalgaron por todo el Forca Roja para saquear y conquistar y las tribus salvajes

de las Montañas de la Luna bajaban para quemar y saquear y llevarse a las mujeres.

Desde el Suroeste, los señores del Domino enviaron columnas de caballeros cubiertos

de hierro por todo el Aguasnegras; al sureste se encontraba el dominio de los señores

de la tormenta, siempre ávidos de oro y gloria.

En toda la larga historia del Tridente, bajo cientos de gobernantes, apenas hubo un

momento en que los hombres de esta tierra no estuvieron o sufrieron una guerra con al

menos uno de sus vecinos. Algunos incluso se vieron forzados a luchar en dos o en tres

a la vez.

Peor aún, algunos reyes de los ríos nunca contaron con el apoyo de sus señores vasallos.

Los recuerdos de antiguos agravios y traiciones pasadas no eran dejadas de lado a


menudo por los señores del Tridente, cuyas enemistades corrían tan profundas como

los ríos que riegan sus tierras. Una y otra vez, uno y varios de estos señores se unirían

con algún invasor contra su propio rey; de hecho, en algunos casos, fueron estos

señores los que trajeron forasteros a las tierras de los ríos ofreciéndoles tierras, oro o

hijas a cambio de ayuda contra los enemigos de la familia.

El Rey Benedict de la casa Justman

Más de un reino fue derrocado por tales alianzas y cada nueva batalla solo sirvió para

sentar las bases de la siguiente. En retrospectiva, es fácil de ver que era solo cuestión de

tiempo hasta que uno de los invasores optara por quedarse y reclamar las tierras de los

ríos para sí mismo.


El primero en hacerlo fue el rey de la Tormenta, Arlan III Dundarron.

Humfrey de la casa Teague era rey de los Ríos en aquella época. Un gobernante

piadoso, fundó muchos septos y casas madre en las tierras de los ríos y trató de

reprimir la adoración de los Dioses Antiguos en su reino.

Esto llevó a Árbol de Cuervos a levantarse contra él, los Blackwood nunca se habían

convertido a la Fe de los Siete. Los Vance de Atranta y los Tully de Aguasdulces se le

unieron en la rebelión. El rey Humfrey y sus partidarios, apoyados por las estrellas y

espadas de la Fe Militante, estaban a punto de aplastarlos cuando lord Roderick

Blackwood envió a un mensajero a Bastión de Tormentas para pedir ayuda. Lord

Blackwood estaba unido a la casa Dundarron por matrimonio, lord Arlan había tomado

por esposa a una de las hijas de Blackwood por los viejos ritos, bajo el gran arciano

muerto en el bosque de dioses de Raventree.

Arlan II no tardo en responder. Llamando a sus banderizos, el Rey Tormenta lideró un

gran ejército a través de Aguasnegras, aplastando al Rey Humfrey y sus partidarios en

una serie de sangrientas batallas y levantando el asedio de Raventree. Roderick

Blackwood y Elston Tully cayeron en la lucha, junto con los señores Bracken, Darry,

Smalwood y lord Vance. El rey Humfrey, su hermano y campeón, ser Damon y sus hijos

Humfrey, Hollis y Tyler perecieron en la batalla final de la campaña, una refriega

sangrienta que tuvo lugar entre dos cerros conocidos como ‗las Tetas de la Madre‘ en

tierra reclamada tanto por los Blackwood como por los Bracken.

El rey Humfrey fue el primero en morir ese día, según esta escrito. Su heredero, el

príncipe Humfrey, tomó posesión de su corona y espada pero murió poco después, con

lo cual el segundo hijo, Hollis, hizo lo mismo, solo para ser asesinado a su vez. Y así fue

como la sangrienta corona paso de un hijo a otro y finalmente al hermano y campeón

del rey, todo en el espacio de una sola tarde. En el momento en que el sol se puso, la
casa Teague se había extinguido por completo junto con el reino de los ríos y las

colinas. La lucha, que es conocida como la Batalla de los Seis Reyes, en honor a Arlan

III, rey de la Tormenta y a los cinco reyes de los ríos que mataron sus hombres de la

tormenta, algunos de los cuales reinaron durante horas o minutos.

Ciertas cartas y documentos encontrados por los maestres durante su servicio en

Bastión de Tormentas, sugieren que Arlan III no tenía intención de tomar para sí las

tierras de los ríos, sino restaurar en el trono a la casa Blackwood, más concretamente a

lord Roderick Blackwood. La muerte del señor torció estos planes, dado que el heredero

de Raventree tenía solo ocho años de edad y al rey de la Tormenta ni le gustaban, ni

confiaba en los hermanos de Lord Blackwood. Parece ser que el rey Arlan consideró

coronar a Shiera, hija mayor de Roderick, con su propio hijo a su lado, pero los señores

de las tierras de los ríos se negaron a ser gobernados por una mujer y su Gracia decidió

finalmente añadir las tierras de los ríos a sus propios dominios.

Y así permanecerion por más de tres siglos, aunque los señores de los ríos se levantaron

contra Bastión de Tormentas al menos una vez en cada generación. Una docena de

pretendientes de otras tantas casas intentarían coronarse como Rey del Río o Rey del

Tridente y juraron liberarse del yugo de los reyes tormenta. Algunos incluso tuvieron

éxito… durante quince días, una luna e incluso un año. Pero sus tronos fueron

construidos de barro y arena y al final Bastión de Tormentas marchaba para acabar con

ellos. Así terminaron los breves reinados sin gloria de Lucifer Justman (Lucifer el

Mentiroso), Marq Mudd (El bardo loco), Lord Robert Vance, Lord Petyr Mallister, Lady

Jeyne Nutt, el Rey Bastardo ser Addam Ríos, el Rey Campesino Pate de Buenmercado,

y ser Lymond Fisher, caballero de Piedrasviejas, y una docena más.

Cuando finalmente las tierras de los ríos fueron arrancadas de las manos de Bastión de

Tormentas, no fue por un señor de los ríos, sino unos conquistadores rivales de más
allá de las tierras del Tridente: Harway Hoare, Manodura, rey de las Islas de Hierro.

Cruzaron la Bahía del Hierro con un centenar de barcoluengos y desembarcaron toda

su fuerza cuarenta leguas al sur de Varamar y marcharon hacia el interior del Forca

Azul llevando con ellos sus naves, sobre sus hombros en una hazaña que los bardos de

las islas todavía celebran.

Los hijos del hierro navegaron rio arriba y rio abajo saqueando y asaltando a su antojo,

los señores de los ríos retrocedieron ante su avance o se refugiaron en sus castillos, no

muy dispuestos a tomar parte en una batalla por un rey al que muchos de ellos habían

insultado. Los que tomaron las armas fueron salvajemente castigados. Un caballero

joven y audaz, Samwell Ríos, hijo natural de Tommen Tully, señor de Aguasdulces,

reunió una pequeña multitud y se reunió con el Rey Harwin en la Piedra Caída, pero

sus líneas se hicieron añicos cuando Harwin cargó contra ellos. Cientos se ahogaron

intentando huir. Ríos fue cortado en dos, de modo cada mitad de su cuerpo pudiese ser

entregado a cada uno de sus padres.

Lord Tully abandonó Aguasdulces sin luchas y huyó con todos sus efectivos para unirse

a los que se habían juntado en el salón de Raventree, donde fueron acogidos por lady

Agnes Blackwood y sus hijos. Pero cuando lady Agnes avanzó contra los hijos del

hierro, su beligerante vecino, Lothar Bracken, cayó sobre su retaguardia con todas sus

fuerzas y puso a su ejército en fuga. Lady Agnes y dos de sus hijos fueron capturados y

entregados al rey Harwyn, que obligó a la madre a ver como estrangulaba a sus dos

hijos con sus propias manos. Sin embargo, si los cuentos son ciertos, lady Agnes no

lloró ‗tengo otros hijos‘ le dijo al rey de las Islas del Hierro ‗Raventree durará cuando

usted y los suyos sean destruidos. Su linaje acabará en sangre y fuego‘.

Probablemente, este discurso profético sea una invención posterior añadida a la

historia por algún cantante o narrador. Lo que sí sabemos es que Harwyn Manodura
quedó con impresionado con su desafío que le ofreció salvar su vida y convertirse en su

esposa de sal. ‗Me gustaría más tener una espada dentro de mí que tu polla‘ respondio

lady Agnes. Y Harwyn Manodura le concedió su deseo.

La derrota de las huestes de lady Blackwood significó el fin de la resistencia de los

señores de los ríos a los hijos del hierro, pero no el fin de los combates, puesto que las

noticias de la invasión habían llegado al lejano Bastión de Tormentas y el rey Arrec. Al

mando de un poderoso ejército, el rey Tormenta cabalgó hasta el norte para luchar

contra el enemigo.

Tan ansioso estaba este joven rey por luchar a brazo partido contra los hombres del

hierro que ñpronto cometió un error garrafal dejando atrás a su convoy de

aprovisionamiento. Un grave error, como pudo comprobar cuando cruzó el

Aguasnegras y se encontró cada castillo cerrado a cal y canto y pueblos y campos

calcinados.

Muchos señores de los ríos se habían unido a los hombres del hierro en aquel

momento. Bajo el mando de los señores Goodbrook, Paege y Vypren, se deslizaron por

el Aguasnegras y cayeron sobre el convoy de aprovisionamiento antes de que llegase al

río, poniendo en estampida la retaguardia de Arrec y quedándose con sus suministros.

De modo que una hambrienta multitud de señores de la tormenta finalmente se

enfrentaron a Harwyn Manodura en Buenmercado, donde Lothar Bracken, Theo

Carlton y una veintena de otros señores de los ríos se le habían unido. El rey Arrec tenía

el doble de hombres que sus enemigos, pero estaban cansados por los largos días de

marcha, confundidos y desanimados y su rey pronto demostró ser testarudo e indecis.

Cuando se unieron a la batalla, está resulto ser una derrota demoledora para los

señores de la tormenta. Arrec logró escapar de la carnicería, pero dos de sus hermanos

murieron combatiendo y el reinado de Bastión de Tormentas sobre las tierras de los


ríos llegó a su fin de forma sangrienta.

Se dice, que se escuchó al pueblo llano por todas las tierras de los río alegrándose al

escuchar la noticia, mientras que sus señores, envalentonados, se levantaron contra las

guarniciones de señores de la tormenta que quedaban dispersas por toda la región,

expulsándolos o pasándolos por la espada. Las campanas sonaron en Septo de Piedra

durante un día y una noche, según cuentan los cronistas y bardos, y los hermanos

mendicantes iban de pueblo en pueblo proclamando que en el Tridente, eran sus

propios amos de nuevo.

Estas celebraciones duraron poco, obviamente. Se ha dicho, sobre todo cerca de Sept de

Piedra que lord Lothar Bracken había hecho causa común con los hijos del hierro con la

creencia de que Manodura le haría rey cuando los hombres de la tormenta fuesen

expulsados, pero no hay evidencia escrita que apoye esta afirmación. Parece poco

probable; Harwyn Hoare no era el tipo de hombre que regalaba coronas. Y de la misma

forma que Arlan Dundarron hizo tres siglos atrás, Harwyn Hoare tomó las tierras de los

ríos para si mismo. Esos señores de los ríos que habían apostado por él no habían

hecho más que cambiar un amo por otro… Y su nuevo amo era más duro, más cruel y

más exigente que el anterior.

El propio Lothar Bracken fue de los primeros en aprender la lección cuando trató de
rebelarse contra Manodura medio año después. Solo unos pocos señores de menos

importancia se unieron bajo su bandera y el rey Harwyn y sus hombres los aplastaron

por completo, saquearon Sept de Piedra y colgaron a lord Bracken en una jaula de

cuervos durante un año, mientras moría poco a poco de hambre.

A lo largo de su vida, dos veces intentó Arrec Dundarron cruzar el Aguasnegras y

recuperar lo que había perdido pero sin éxito. Su hijo mayor y sucesor, el rey Arlan V lo

intentó también y murió en el intento.

Harwyn Manodura gobernaría las tierras de los ríos hasta su muerte (que sucedió a la

edad de sesenta y cuatro años mientras se acostaba con una de sus esposas de sal) y su

hijo y nieto mantendrían el cruel dominio de los hombres del hierro sobre el Tridente.

El nieto de Harwyn, Harren el Negro, pasó la mayor parte de su vida construyendo una

monstruosa fortaleza en el Tridente, la cual llevaría su nombre y volviendo a las Islas

del Hierro con poca frecuencia.

Así estaban las cosas cuando Aegon el Conquistador llegó a tierra y puso fin a Harren

en el holocausto que envolvió Harrenhal. Después, Aegon nombró a Edmyn Tully de

Aguasdulces (primero de los señores de los ríos en rendirse a Aegon) señor del Tridente

y redujo al resto de señores a ser sus vasallos. El reinado lo conservó para sí mismo: no

habría más reyes en Poniente que Aegon.

El Rey Tormenta Arrec observando la Batalla de Mercadobello


CASA TULLY

Los Tully de Aguasdulces nunca fueron reyes, pero en los libros pueden encontrarse un

gran número de conexiones con las dinastías del pasado. Puede que fuesen

precisamente estas conexiones las que pusieron a la casa Tully en el camino para ser los

Señores del Tridente bajo el reinado de Aegon I.

El blasón de la Casa Tully (centro) y algunas casas notables, antiguas y actuales (en

sentido horario desde arriba): Mallister, Mooton, Darry, Mudd, Piper, Strong, Vance,

Bracken, Blackwood, Whent, Lothston y Frey.

Los Tully aparecen nombrados en muchas crónicas y anales del Tridente, desde los días

de los Primeros Hombres, cuando el primer Edmure Tully y sus hijos lucharon al lado

de Tristifer IV Mudd, Martillo de Justicia, en muchas de sus noventa y nueve victorias.


Después de la muerte de Tristifer, ser Edmure se acercó al más poderoso de los

conquistadores Ándalos, Armistead Vance. Fue Axel, el hijo de Edmure, quien recibió

una concesión de tierras en la unión del Forca Roja con su veloz afluente, el Piedra

Caída. Lord Axel estableció su asentamiento en un castillo rojo que llamó Aguasdulces.

Situado donde estaba, Aguasdulces pronto demostró tener un gran valor estratégico, y

los reyezuelos que lucharon en la época de la anarquía pronto comenzaron a competir

por el apoyo de la casa Tully. Axel y sus descendientes crecieron ricos y poderosos, y

con el tiempo se convirtieron en el baluarte de muchos reyes del río cuando estos

defendían las marcas occidentales del Tridente contra el Reino de la Roca.

LISTA DE CASAS QUE EN UN MOMENTO U OTRO GOBIERNAN LAS TIERRAS DE

LOS RÍOS, COMO SE AFIRMA EN LAS HISTORIAS:

CASA FISHER: de Isla Mística.

CASA BLACKWOOD: Raventree

CASA BRACKEN: de Septo de Piedra

CASA MUDD: de Piedrasviejas (última dinastía de los Primeros Hombres que gobernó las

tierras de los ríos).

CASA JUSTMAN

CASA TEAGUE: últimos Reyes de los Ríos de la Tierra de los Ríos.

CASA DURRANDON: de Bastión de Tormentas

CASA HOARE: de las Islas del Hierro

Los Tully fueron de los principales señores de los ríos en los tiempos en que los reyes de

la Tormenta ganaron su guerra contra el último rey de los ríos y las colinas. Algunas

casas nobles fueron destruidas en esas guerras, pero la mayoría doblaron la rodilla ante
el Rey de la Tormenta una vez que los Teague fueron desposeídos, y los Tully se

encontraban entre ellos. Pronto, los Tully comenzaron a aparecer en puestos

prominentes y cargos de confianza.

Aguasdulces resistió los reinados de los reyes Tormenta y sobrevivió a la conquista

posterior de los hijos del hierro, permaneciendo prácticamente intactos. Otras casas de

gran renombre de las tierras de los ríos no tuvieron tanta suerte. Una década antes de

la conquista de Aegon, Blackwood y Bracken habían vuelto a entrar en su guerra

privada. Anteriormente, los hijos del hierro habían ignorado en gran medida este tipo

de conflicto entre sus vasallos–de hecho si ‗La Crónica del Hierro‘ puede ser creida,

Harwyn Manodura a menudo solía enfrentar a sus vasallos unos contra otros para

mantenerlos débiles

Pero esta vez, la pugna interrumpió la construcción de Harrenhal y esto fue razón

suficiente para que Harren el Negro solucionase el asunto con dureza. Fue por esto, que

cuando Aegon conquistó las tierras de los ríos, los Tully fuesen los señores del río más

poderosos entre los restantes.

La enemistad entre Blackwood y Bracken es infame, y con razón, ya que se remonta a miles de

años antes de la llegada de los Ándalos. Los orígenes de la lucha se han visto envueltos por la

leyenda. Los Blackwood dicen que eran reyes y los Bracken poco más que pequeños señores

empeñados en traicionarlos y deponerlos, mientras que los Bracken dicen lo mismo de los

Blackwood. Que ambos eran casas reales en el Tridente, parece cierto, y nadie puede dudar

que su enemistad tiene una causa, tan arraigada que se ha convertido en legendaria.

Poderosos como eran, han mantenido sus feudos a pesar de los muchos reyes que han tratado

de hacer la paz entre ellos, incluso el viejo rey Jaehaerys el Conciliador, fracasó en su intento

de detener esa guerra incesante, pero la paz que forjó no duró más allá que el final de su

reinado.
Cuarenta años del reinado de Harren el Negro, que llevo la miseria y la muerte a miles

de personas, no le habían ganado ningún cariño entre las gentes de los ríos. En

consecuencia, la llegada de Aegon fue anunciada por señores grandes y pequeños, que

acudieron a su estandarse, deseosos de derrocar a su rey, cruel además de extranjero.

El principal de ellos era Edmyn Tully. Cuando Harrenhal fue quemado y la línea de

Harren el Negro desapareció, Aegon entregó el señorío del Tridente a lord Edmyn.

Algunos incluso propusieron que se le concediera a lord Tully el dominio sobre las Islas

del Hierro también, esto, sin embargo, no sucedió.

Lord Edmyn hizo mucho para reparar el daño que Harren había dejado tras el. Nuevos

lazos fueron forjados, como cuando el recién nombrado señor Quenton Qoherys–antes

maestro de armas de Rocadragón y por aquel encontes arruinado señor de Harrenhal–

tomo por esposa a la hija de lord Tully (aunque en los últimos años esto demostraría ser

una unión problemática, aliviada únicamente por el triste final de la casa Qoherys). Fue

en el 7DC, cuando Edmyn comenzó su andadura como Mano del Rey, renunciando a su

cargo dos años después para volver a Aguasdulces con su familia.

En los años siguientes, muchos Tully jugarían un papel en los principales

acontecimientos de los primeros reyes Targaryen. Cuando el rey Aenys estuvo como

invitado en Aguasdulces y Harren el Rojo invitado de los Tully y de su Gracia, intentó

arrebatar Harrenhal a Gargon el Invitado, señor de Harrenhal, fuera de la ley del rey.

En los años posteriores, los Tully–junto con los Harroway, señores de Harrenhal en ese

momento–formaron parte del ejército que rodeó al príncipe Aegon y su dragón,

Quicksilver, en su guerra contra su tío Maegor el Cruel.


La muerte del Príncipe Aegon y su dragón Quicksilver

SEÑORES DE HARRENHAL

Lord Gargon, el segundo y último Qoherys en gobernar Harrental era el nieto de Lord

Quenton. Famoso por su apetito por las mujeres, se hizo famoso por asistir a todas las

bodas dentro de sus dominios para poder aprovechar el derecho del señor de la primera

noche. No es ninguna sorpresa que el padre de alguna doncella desflorada por Gargon

el Invitado le abriese la puerta de atrás a Harren el Rojo y su panda de forajidos, o que

Gargon fuese castrado antes de morir. Harrenhal se ganaría la reputación de estar

maldito en los años siguientes, ya que muchas de las casas que lo poseyeron tendrían

finales extremadamente infelices:

CASA HARROWAY

Elevados al señorío de Harrenhal durante el reinado de Aenys I tras la muerte de

Gargon Qoherys, lord Lucas Harroway vio a su hija Alys casada con Maegor. Ella, se

convirtió en una de las reinas de Maegor y él en su Mano, hasta que Maegor el Cruel

acabó con toda su estirpe matándolos.

CASA TOWERS
Después de destruir a la casa Harroway, Maegor prometió el castillo al más fuerte de

los caballeros, aunque no todas sus tierras. Veintitrés caballeros de su guardia lucharon

en las calles de la Ciudad de Lord Harroway por un premio empapado en sangre. Ser

Walton Towers fue el vencedor y se le concedió la sede, aunque murió poco después por

sus heridas. Su línea terminó dos generaciones más tarde cuando él último lord Tower

murió sin heredero.

CASA STRONG

Lyonel Strong, afamado guerrero y hombre de grandes dotes naturales (había forjado

seis eslabones en la Ciudadela), se le concedió el señorío durante el reinado de

Jaehaerys I. Se desempeñó como maestro de leyes y posteriormente, como mano de

Viserys I, mientras que sus hijos se integraron rápidamente en el entramado de la corte.

El y su heredero, ser Harwin, murieron en el incendio que estalló en Harrenhal,

dejando a su hijo menor, Larys Strong como señor de Harrenhal. Larys sobrevivió a la

Danza de Dragones pero no al Juicio del Lobo.

CASA LOTHSTON

Ser Lucas Lothston, maestro de armas de la Fortaleza Roja, recibió el asiento como

regalo de Aegon III en el 151DC. Recientemente casado con lady Falena Stokeworth tras

el escándalo de sus relaciones con el príncipe Aegon (futuro Aegon el Indigno),

Lotshton pronto partió de la corte con su esposa. Regresó a Desembarco del Rey

durante el reinado de Aegon IV, sirviendo como Mano menos de un año antes de ser

desterrado de nuevo lejos de la corte junto a su mujer y su hija. Su línea acabó en la

locura y el caos cuando lady Danelle Lothston se volvió hacia las artes negras durante el

reinado de Maekar I.

CASA WHENT

Caballeros al servicio de los Lothston, se les dio Harrenhal como recompensa por su
ayuda para derrocar a los anteriores señores. Mantienen el asentamiento a día de hoy,

pero la tragedia los ha marcado.

El gran castillo de Harrenhal


Lord Forrest Frey yendo a la guerra.

Fue durante los primeros días de la Danza cuando el príncipe Daemon Targaryen condujo a

las fuerzas de la reina Rhaenyraa una victoria sin derramamiento de sangre en Harrenhal,

aprovechando que el castillo como lugar de reunión para sus seguidores. Muchos de estos

seguidores, eran de las tierras de los ríos, que se alzaron por miles y se unieron a su anfitrión el

príncipe en nombre de Rhaenyra. Destacable entre ellos el caballero lord Forrest Frey, quien

había sido pretendiente de Rhaenyra. Los Frey no eran una casa antigua. Se habían hecho

señores hacía poco más de seiscientos años, de una línea procedente de un pequeño señor que

levantó un puente de madera desvencijada en la parte más estrecha del Forca Verde. A medida

que su riqueza e influencia crecieron, también lo hizo el Cruce. Y pronto el castillo pasó de ser

una sola torre que daba al puente, a dos formidables torreones, ahora llamados los Mellizos,

que se encuentran entre los más fuertes del reino.

Lord Forrest luchó valientemente para la reina que había amado, bajo el Fishfeed, donde fue

uno de los muchos señores y caballeros que murieron en la batalla más sangrienta de la

guerra. Su viuda, lady Sabitha Vypren, resultó temible por su coraje y su notoria falta de
misericordia. De acuerdo con Seta, ‗cara afilada, lengua afilada y una bruja, que antes de

empezar la Danza vestía malla en vez de seda y era aficionada a matar hombres y besar

mujeres‘.

Pero no pasaría mucho tiempo antes de que Aguasdulces comenzar a irritarse bajo la

bota de Maegor. A medida que sus enemigos se levantaron a su alrededor, los Tully se

unieron a las banderas del príncipe Jaehaerys Targaryen, hermano del asesinado

príncipe Aegon, en el último año del reinado de su cruel tío.

A través de los años que siguieron, los Tully dejaron su huella en la historia. Lord

Grover Tully apoyó al príncipe Viserys Targaryen por encima de Laenor Velaryon como

sucesor de Jaehaerys I en el Gran Consejo del 101DC. Cuando la Danza de los Dragones
estalló en el 129DC, el viejo señor resultó real a sus principios y al rey Aegon II… Pero

era viejo y estaba postrado en cama y su nieto ser Elmo le desafió y tuvo que cerrar las

puertas y mantener cerca a sus banderizos.

Ser Elmo Tully

Más tarde, durante la danza, Ser Elmo Tully guió a los señores de los ríos durante la

Segunda Batalla de Ladera, pero en el lado de la Reina Rhaenyra, en lugar del Rey

Aegon II, a quien su abuelo había favorecido. La batalla resultó una victoria, al menos
en parte, y poco después, su abuelo, finalmente murió, y Ser Elmo se convirtió en Señor

de Aguasdulces. Pero no disfrutó mucho tiempo su posición; él murió durante la

marcha cuarenta y nueve días después, dejando a su hijo pequeño, Ser Kermit, para

sucederle.

Lord Kermit llevó a los Tully a lo alto del poder. Vital y audaz, luchó incansablemente

por la Reina Rhaenyra, y su hijo, el Príncipe Aegon, más tarde el Rey Aegon III. Lord

Kermit era el comandante en jefe de las huestes que tomaron Desembarco del Rey en

los últimos días de la guerra, y él personalmente mató Lord Borros Baratheon en la


batalla final de la Danza de los Dragones.

Sus sucesores gobernaron lo mejor que pudieron después de él, pero nunca fue de

nuevo Aguasdulces tan prominente como en aquellos años. Fiel a la Casa Targaryen a

través de todas las rebeliones Fuegoscuro, la Casa Tully finalmente se cansó de los reyes

dragones durante la locura del rey Aerys II Targaryen, y Lord Hoster Tully se unió a

Robert Baratheon y sus rebeldes y ayudó a atar juntos la alianza que llevó a Robert al

Trono de Hierro mediante la concesión de las manos de sus hijas a Jon Arryn Señor del

Nido de Águilas y Lord Eddard Stark de Invernalia.

AGUASDULCES

La sede de la Casa Tully es pequeña en comparación con los grandes castillos y

fortalezas de las otras grandes casas. Y el castillo más grande de las tierras de los ríos,

Harrenhal, podría contener diez Aguasdulces en su interior.

Sin embargo, es una fortaleza robusta y bien construida, y su posición en la unión de

dos ríos que la rodean de aguas profundas por dos de sus lados, hace que sea

extremadamente difícil asaltarlo. Aunque sitiada muchas veces a lo largo de los siglos,

Aguasdulces rara vez se ha tomado y nunca por los señores de la tormenta. La clave de

la fortaleza del castillo está en el foso cavado bajo su muro occidental, donde se

encuentra la puerta principal. Muchos castillos de los Siete Reinos tienen fosos, pero

pocos se crean con complicadas compuertas que permiten inundarlos en caso de

necesidad. Esto da al foso de Aguasdulces una profundidad y amplitud que pocos

pueden lograr. Con su foso totalmente inundado, se convierte en una isla del todo

invulnerable al asalto.
Aguasdulces
EL VALLE

EL VALLE DE ARRYN—un valle fértil, alargado y extenso, completamente rodeado por

los picos verde-grisáceos de las imponentes Montañas de la Luna—es tan próspero

como hermoso. Fue quizás por esto que los primeros invasores Ándalos eligieron

desembarcar allí mientras cruzaban el Mar Angosto bajo el estandarte de sus dioses.

Prueba de ello, son las piedras talladas encontradas en el territorio de los Dedos, las

cuales muestran imágenes de estrellas, espadas, y hachas (o martillos, como algunos


afirman). El libro sagrado de la Fe, La Estrella de Siete Puntas, dice que Hugor de la

Colina recibió una visión divina acerca de una―tierra dorada entre altas montañas‖, que

algún día le pertenecería a los Ándalos.

Aislado del resto de Poniente por sus altas montañas, el Valle resultó ser el terreno

perfecto para que los Ándalos comenzarán a forjar sus primeros reinos. Los Primeros

Hombres, quienes estuvieron ahí antes que los Ándalos, lucharon persistentemente

contra estos invasores llegados del mar, pero el Valle estaba escasamente poblado en

aquel entonces, y pronto se vieron superados en número en cada enfrentamiento. Los

bardos dicen que por cada barcoluengo que era incendiado o expulsado de vuelta al

mar, otros diez aparecían al día siguiente. Los invasores luchaban con un fervor que los

Primeros Hombres no pudieron igualar, y sus hachas y cotas de escamas de bronce

demostraron ser inferiores que las espadas de acero y las cotas de malla de hierro de los

Ándalos.

Es más, el Valle y sus picos circundantes estaban divididos en una veintena de

pequeños reinos para cuando los primeros Ándalos empezaron a desembarcar en sus

costas, con la estrella de siete puntas pintada (o grabada, en algunos casos) en sus

pechos. Divididos por antiguas enemistades, los reyes de los Primeros Hombres no se

unieron en contra de los invasores cuando estos empezaron a aparecer en sus costas,

sino que en cambio hicieron pactos y alianzas con ellos, buscando usar a los recién

llegados para sus propias guerras. (Un hecho que se repitió incontables veces a medida

que los Ándalos se expandían por Poniente).

Dywen Shell y Jon Brightstone, cada uno de los cuales reclamaba el título de Rey de los

Dedos, llegaron incluso a pagarle a los caudillos Ándalos para que crucen el mar, cada

uno pensando que podría usar sus espadas en contra del otro. En vez de eso los

caudillos se rebelaron en su contra. En menos de un año Brightstone fue capturado,


torturado y decapitado, y Shell fue quemado vivo dentro de sus propios salones de

madera. Un caballero Ándalo llamado Corwyn Corbray tomó como esposa a la hija del

primero, y como amante a la esposa del segundo, y reclamó los Dedos para sí (aunque

Corbray, a diferencia de muchos de sus compañeros, nunca se proclamó rey,

prefiriendo en cambio el título más modesto de Señor de los Cinco Dedos).

Más al sur, el adinerado pueblo portuario de Puerto Gaviota en la Bahía de los

Cangrejos era gobernado por Osgood Shett, Tercero de Su Nombre, un viejo guerrero

de cabello entrecano que reclamaba el antiguo y pomposo título de Rey de los

Verdaderos Hombres, un título que supuestamente tenía diez mil años de antigüedad

remontándose hasta la Edad del Amanecer. Aunque Puerto Gaviota estaba bien

resguardado tras sus gruesas murallas de piedra, el Rey Osgood y sus antepasados

habían estado en constante enfrentamiento contra los Reyes de Bronce de Piedra de las

Runas, una casa más poderosa que su vecina y tan antigua y renombrada como la suya

propia. Yorwick Royce, Sexto de su Nombre, había reclamado la Corona Rúnica,

después de que su predecesor falleciera en batalla, y había demostrado ser un enemigo

más formidable, derrotando a los Shett en reiteradas ocasiones y expulsándolos de

regreso al interior de sus murallas.

El Rey Osgood cometió la insensatez de recurrir a los Ándalos buscando ayuda para

recuperar lo que había perdido. Pensando en evitar el ataque de Shell y Brightstone, él

buscó unirse a sus aliados con sangre en vez de con oro; entregó a su hija en

matrimonio con el caballero Ándalo Gerold Grafton, Tomó como esposa a la mayor de

las hijas de Ser Gerold, y casó a la menor con su hijo y heredero. Todos los matrimonios

fueron oficiados por septones, según los ritos de los Siete. Shett llegó incluso a

convertirse a la Fe, prometiendo construir un gran septo en Puerto Gaviota si los Siete

le concedían la victoria. Entonces partió con sus aliados Ándalos para enfrentarse al
Rey de Bronce.

El Rey Osgood consiguió la victoria, pero no sobrevivió a la batalla, y poco después

entre los hombres de Puerto Gaviota y otros Primeros Hombresse susurrabaque había

sido el propio Ser Gerold quien lo había asesinado. Al regresar al pueblo, el caudillo

Ándalo reclamó para sí la corona de su suegro, arrebatándosela al hijo de Shett y

confinándolo a sus aposentos hasta que consiguió dejar un niño en el vientre de la hija

de Ser Gerold (tras lo cual, el padre del niño desapareció de las páginas de la historia).

Cuando Puerto Gaviota se rebeló contra él, el Rey Gerold aplastó las protestas

brutalmente, y pronto las alcantarillas de la ciudad se tiñeron de rojo por la sangre de

los Primeros Hombres… y mujeres y niños también. Los muertos eran lanzados a la

bahía para alimentar a los cangrejos. Durante los años siguientes, nadie osó desafiar el

gobierno de la Casa Grafton, ya que (para sorpresa de todos) Ser Gerold demostró ser

un gobernante sabio y astuto, y el pueblo prosperó enormemente bajo su reinado y el de

sus sucesores, convirtiéndose en la primera y única ciudad del Valle.

No todos los señores y reyes de los Primeros Hombres fueron tan insensatos como para

invitar a sus conquistadores a sus salones y hogares. En cambio, muchos eligieron

luchar. El más importante entre ellos fue el anteriormente mencionado Rey de Bronce,

Yorwick VI de Piedra de las Runas, quien lideró a los Royce en varias victorias notables

sobre los Ándalos, en una de ellas llegando incluso a destrozar siete barcoluengos que

habían osado desembarcar en sus costas y decorando las murallas de Piedra de las

Runas con las cabezas de sus capitanes y tripulaciones. Sus herederos continuaron los

enfrentamientos, ya que las guerras entre los Primeros Hombres y los Ándalos se

extendieron por generaciones.

El último de los Reyes de Bronce fue el nieto de Yorwick, Robar II, quien heredó Piedra

de las Runas de su predecesor menos de una quincena antes de su decimosexto día del
nombre, pero demostró ser un guerrero de tal ferocidad, astucia y encanto que casi

consiguió detener la invasión de los Ándalos.

Para cuando los Ándalos controlaban tres cuartos del Valle y habían comenzado a

pelear entre ellos, como habían hecho los Primeros Hombres antes que ellos. Robar

Royce se dio cuenta de la ventaja que ofrecía su desunión. A lo largo del Valle, un

puñado de Primeros Hombres había resistido contra los Ándalos; los Redfort de

Fuerterrojo, los Hunter de Arcolargo, los Belmore de Rapsodia, y los más importantes,

los Coldwater de Comezón de Aguasfrías. Robar formó alianzas con cada uno de ellos,

además de con varias casas menores y clanes, uniéndolos a su causa con matrimonios,

concesiones de tierras, oro, y (en un caso especial) tras vencer a Lord Hunter en una

competencia de arquería (la leyenda dice que el Rey Robar hizo trampa). Tal fue su

elocuencia que incluso se ganó la alianza deUrsula Upcliff, una famosa hechicera que se

hacía llamar la esposa del Rey Tritón.

Muchos de los señores que se reunieron bajo sus estandartes habían sido reyes

menores, pero dejaron de lado sus coronas, y doblaron la rodilla ante Robar Royce

proclamándolo Rey Supremo del Valle, de los Dedos y de las Montañas de la Luna

La Batalla de las Siete Estrellas.

Finalmente unidos como un sólo pueblo bajo un solo gobernante, los Primeros

Hombres consiguieron varias grandes victorias sobre los conquistadores, que se


hallaban divididos y enfrentados. El Rey Robar tuvo la sensatez de evitar atacar a todos

los Ándalos al mismo tiempo. En vez de eso, enfrentó a un enemigo a la vez,

usualmente haciendo causa común con un líder Ándalo para derrocar al otro.

El Rey de los Dedos fue el primero en caer. La leyenda nos dice que fue el propio Rey

Robar quien asesinó a Qyle Corbray, después de haberle arrebatado a Dama

Desesperada, su famosa espada. Puerto Gaviota fue reconquistado por asalto después

de que Robar enviara a su propia hermana dentro de las murallas para persuadir a los

Shett de rebelarse en contra de los Grafton y abrirles las puertas de la ciudad. El

Martillo de las Colinas, el rey Ándalo que dominaba el extremo occidental del Valle, fue

el siguiente en enfrentarse a los Primeros Hombres resurgentes y cayó ante las huestes

del Rey Robar bajo las murallas de Roble de Hierro. Por un glorioso y breve momento,

parecía que los Primeros Hombres podrían retomar sus tierras bajo el liderazgo de este

joven pero valiente rey.

Pero no fue así. Robar había conseguido su última victoria, ya que los señores y reyes

Ándalos restantes finalmente se habían dado cuenta del peligro que corrían. Y

entonces, fueron los Ándalos quienes dejaron de lado sus diferencias para hacer causa

común y unirse bajo los estandartes de un único señor. El hombre que eligieron para

dirigirlos no era ningún rey, ni tampoco era príncipe, ni siquiera era un señor, sino un

caballero llamado Ser Artys Arryn. Un hombre joven, de la edad del Rey Robar. Él era

alabado entre sus pares como el mejor guerrero de sus tiempos, un campeón con la

espada, la lanza y el mangual, y un astuto e ingenioso líder para los hombres, y

apreciado por todos los que habían luchado bajo su mando. Aunque era de sangre

Ándala pura, había nacido en el Valle a la sombra de la Lanza del Gigante, donde los

halcones volaban entre los altos picos de las montañas. En su escudo lucía la luna y el

halcón, mientras que un par de alas de halcón decoraban su yelmo plateado. El


Caballero Halcón, sus hombres lo llamaban, entonces y ahora.

Para hablar de lo que ocurrió después, debemos regresar al reino de las canciones y las

leyendas. Los bardos dicen que las dos huestes se enfrentaron al pie de la Lanza del

Gigante, a una legua de la casa en donde Ser Artys había nacido. Aunque los ejércitos

eran casi iguales en número, Robar Royce controlaba el terreno alto con la montaña a

sus espaldas, una posición defensiva muy ventajosa.

Los Primeros Hombres llegaron varios días antes que los Ándalos, y cavaron zanjas

frente a su campamento que luego llenaron con estacas afiladas (untadas de entrañas y

excrementos, según los relatos de la batalla del Septón Mallow). La mayoría de los

rimeros Hombres combatía a pie; los Ándalos tenían la ventaja, ya que uno de cada diez

iba a caballo y además estaban mejor armados y protegidos. Dicen los cuentos que

estos llegaron tarde a la batalla; el Rey Robar llevaba buscándolos por tres días.

Ya anochecía cuando el ejército Ándalo por fin apareció, y levantaron sus tiendas a una

legua de las del enemigo. Pero incluso en la creciente oscuridad, Robar Royce pudo

distinguir a su líder. Su armadura y yelmo alado plateados hacían que el Caballero

Halcón fuera inconfundible, incluso a la distancia.

Sin duda, fue una noche intranquila en ambos campamentos, ya que cada hombre sabía

lo que iba a acontecer al amanecer, con el destino del Valle pendiendo de la balanza.

Nubes llegaron desde el este, ocultando la luna y las estrellas, por lo que la noche fue

realmente oscura. La única luz procedía de los cientos de fogatas que ardían en los

campamentos, con un mar de oscuridad entre ellos. Los bardos dicen, que de vez en

cuando los arqueros de algún lado lanzaban flechas al aire, esperando que acertaran en

algún enemigo, pero las historias no nos dicen si alguno de estos tiros a ciegas llegó a

acertar.

A medida que el este empezó a iluminarse, los hombres se levantaron de sus lechos de
tierra, se pusieron sus armaduras, y se prepararon para la batalla. Entonces un grito

recorrió el campamento Ándalo. Una señal había aparecido en el oeste: siete estrellas

brillando en el cielo grisáceo del amanecer.― Los dioses están con nosotros, ‖ gritaron

miles de gargantas. ― La victoria es nuestra. ‖ Mientras las trompetas sonaban, la

vanguardia de los Ándalos cargó ladera arriba, con sus estandartes ondeando. No

obstante, los primeros hombres no se inmutaron ante la señal que había aparecido en el

cielo, se mantuvieron firmes y así fue como empezó la batalla, tan salvaje y sangrienta

como ninguna otra en la historia del Valle.

Los bardos dicen que siete veces los Ándalos arremetieron; seis veces los Primeros

Hombres los repelieron. Pero el séptimo ataque, liderado por un gigantesco hombre

llamado Torgold Tollet, les abrió el paso. Torgold el Siniestro, era llamado este hombre,

pero aquel nombre era tan sólo una broma, ya que se cuenta que entraba en batalla

riéndose, desnudo de la cintura para arriba, con una estrella de siete puntas

ensangrentada grabada en su pecho y un hacha en cada mano.

Las canciones dicen que Torgold no conocía el miedo y no sentía dolor alguno. Aunque

sangraba de una veintena de heridas, logró abrir una zanja sangrienta en las filas de los

más valerosos guerreros de Lord Redfort, después de un sólo tajo arrancó el brazo de su

señoría de sus hombros. Ni tan poco se inmutó cuando la hechicera Ursula Upcliff

apareció sobre un caballo de color rojo sangre para maldecirlo. Para entonces no tenía

arma alguna, ya que había dejado sus hachas clavadas en el pecho de algún enemigo,

pero los bardos dicen que se subió al caballo de la bruja, sujetó su rostro entre sus

manos ensangrentadas, y le arrancó la cabeza de los hombros mientras ella gritaba por

ayuda.

Luego se desató el caos, los Ándalos arremetieron por la franja abierta en las filas de los

Primeros Hombres. La victoria parecía a su alcance, pero Robar Royce no era tan fácil
de derrotar. Cuando otros hombres hubieran retrocedido para reagruparse, o hubieran

escapado de la batalla, el Rey Supremo comandó un contraataque. El en persona

encabezó la carga y atravesó la confusión al lado de sus paladines. En sus manos estaba

Dama Desesperada, la temible espada que había arrebato de las manos inertes del Rey

de los Dedos. Asesinando a hombres a diestra y siniestra, el rey se abrió paso hasta

Torgold el Siniestro. Mientras Robar le lanzó un tajó hacia la cabeza, Tollet sujetó la

hoja sin dejar de reír… pero Dama Desesperada atravesó sus manos y se hundió en su

cráneo.

Los bardos dicen que el gigante murió asfixiado en su última risa. Fue entonces cuando

el Rey Supremo divisó al Caballero Halcón a través del campo de batalla y cabalgó hacia

él; ya que pensaba que si su líder caía los Ándalos perderían el coraje y romperían filas.

Se enfrentaron mientras la batalla rugía a su alrededor, el rey en su armadura de

bronce, y el héroe en su armadura de acero plateado. Aunque la armadura del Caballero

Halcón resplandecía bajo el sol de la mañana, su espada no se comparaba con Dama

Desesperada. El duelo terminó casi antes de empezar, ya que el acero atravesó el yelmo

alado y derrumbó al Ándalo. Por un instante, mientras su enemigo caía de la montura,

Robar Royce de seguro debió haber pensado que había ganado la batalla.

Pero entonces escuchó las trompetas, retumbando en el amanecer, el sonido provenía

de sus espaldas. Al girarse en su silla, el Rey Supremo contempló con desesperación

como quinientos caballeros Ándalos descendían por las laderas de la Lanza del Gigante

para atacar a sus huestes por la retaguardia. Encabezando el ataque estaba un paladín

de acero plateado, con una luna y un halcón pintados en su escudo y un yelmo alado.

Ser Artys Arryn había vestido con una de sus armaduras de repuesto a uno de los

caballeros que le servían, dejándolo en el campamento mientras él se llevaba a sus

mejores jinetes por un camino de cabras que recordaba de su niñez, de modo que
pudieran reaparecer por detrás de los Primeros Hombres y cargar contra ellos desde

arriba.

Lo que siguió fue la derrota. Atacados desde vanguardia y retaguardia, la última gran

hueste de losPrimeros Hombres del Valle fue despedazada. Treinta señores pelearon al

lado de Robar Royce aquel día. Ninguno sobrevivió. Y aunque los bardos dicen que el

Rey Supremo asesinó decenas de enemigos, al final él también fue asesinado. Algunos

afirman que Ser Artyn lo asesinó, mientras otros dicen que fue Lord Ruthermont, o

Luceon Templeton, el Caballero de Nuevestrellas. Los Corbrays de Hogar insisten que

fue Ser Jaime Corbray quien asestó el golpe que lo mató, y para demostrarlo muestran

a Dama Desesperada, recuperada por la Casa Corbray después de la batalla.

Tal es el relato de la Batalla de las Siete Estrellas, como es contado por los bardos y los

septones. Una historia emocionante sin lugar a dudas, pero los eruditos deben

preguntarse, ¿cuánto de esto es verdad? Nunca lo sabremos. Lo único seguro es que el

Rey Robar II de la Casa Royce se enfrentó a Ser Artys Arryn en una gran batalla al pie

de la Lanza del Gigante, donde el rey falleció y el Caballero Halcón les propinó a los

Primeros Hombresun golpe del quenunca fueron capaces de recuperarse.

Nada menos que catorce de las más antiguas y nobles casas del Valle se extinguieron

aquel día. Aquellos cuyos linajes perduraron—los Redfort, los Hunter, los Coldwater,

los Belmore, e incluso los Royce—tan sólo lo hicieron al rendirle oro, tierras y rehenes a

sus conquistadores y al doblar la rodilla para jurarle lealtad a Artys Arryn, el Primero

de su Nombre, recién coronado Rey de la Montaña y el Valle.

Con el tiempo algunas de las casas vencidas recuperaron gran parte del orgullo,

riquezas y poderío perdido en el campo de batalla aquel día, pero aquello requirió el

paso de varios siglos. En cuanto a los vencedores, los Arryn gobernaron el Valle como

reyes hasta la llegada de Aegon el Conquistador y sus hermanas, y desde entonces


sirvieron como Señores del Nido deÁguilas, Protectores del Valle, y Guardianes del

Este. Desde ese día en adelante, el Valle empezó a ser conocido como el Valle de Arryn.

El destino de los vencidos fue mucho más cruel. A medida que los rumores de la

victoria se extendieron por el Mar Angosto, cada vez más barcoluengos zarpaban de

Andalia, y cada vez más Ándalos invadían el Valle y las montañas circundantes. Todos

ellos necesitaban tierras—tierras que los señores Ándalos estaban encantados de

entregar. Donde sea que los Primeros Hombres trataran de resistirse, eran arrasados,

convertidos en sirvientes, o expulsados. Sus propios señores, derrotados, no poseían el

poder para defenderlos.

Algunos de los Primeros Hombres sobrevivieron al unir su sangre con la de los Ándalos,

pero muchos más huyeron hacia el oeste a los altos valles en los pasos pedregosos de las

Montañas de la Luna. Allí los descendientes de este otrora orgulloso pueblo habitan

hasta el día de hoy, viviendo cortas, salvajes y brutales vidas entre los picos, como

bandidos y forajidos, atacando a cualquier hombre que cometa la insensatez de entrar

en las montañas sin una escolta. Poco mejores que el pueblo libre de más allá del Muro,

estos clanes de las montañas también son llamados salvajes por los civilizados.

Aunque el Valle está resguardado por montañas, esto no ha impedido ataques externos.

El camino alto desde lasTierras de los Ríos a través de las Montañas de la Luna ha visto

muchos derramamientos de sangre, ya que pese a lo empinadas y pedregosas que son,

representan el camino perfecto para que un ejército ingrese en el Valle. Su extremo

oriental está protegido por la Puerta de la Sangre, en otros tiempos una simple muralla

tosca sin argamasa al estilo de los fuertes circulares de los Primeros Hombres. Pero fue

reconstruida durante el reinado del Rey Osric V Arryn. A través de los siglos, una

docena de ejércitos invasores se han hecho añicos intentando abrir una brecha en las

Puertas de la Sangre.
Las costas del Valle—rocosas y llenas de bajíos y arrecifes traicioneros—no son una

buena zona de anclaje, lo que ha servido para su defensa, pero los reyes Arryn, muy

conscientes de que sus antepasados llegaron a Poniente a través del mar, nunca

descuidaron sus defensas costeras. Castillos y fuertes resistentes resguardan las líneas

costeras más vulnerables,e incluso los rocosos Dedos están plagados de torres de

vigilancia, cada una con su propio faro para advertir contra los invasores del mar.

Aquí están los nombres de los más notables clanes de las Montañas de la Luna, según se

informa enLa Montaña y el Valle del Archimaestre Arnel:

Grajos de Piedra

Serpientes de Leche

Hijos de la Niebla

Hermanos de la Luna

Orejas Negras

Hijos del Árbol

Hombres Quemados

Aulladores

Herreros Rojos

Perros Pintados

También existen clanes menores, que a menudo se forman después de que alguna disputa

divide el clan, pero estos tan sólo duran por un corto periodo de tiempo antes de ser

capturados por los clanes rivales o caer ante los caballeros del Valle.

La mayoría de los nombres de estos clanes guardan significados que podrían parecernos muy

oscuros. Sabemos que los Orejas Negras toman como trofeos las orejas de los hombres que

derrotan en batalla. Entre los Hombres Quemados, un joven debe entregar una parte de su

cuerpo al fuego para probar su valor antes de que pueda ser considero un verdadero hombre.
Algunos maestres creen que esta práctica podría haberse originado años después de la Danza

de los Dragones, se decía que una rama del clan de los Perros Pintados adoraba a una bruja

de fuego en las montañas, estos enviaban a sus hijos para entregarle regalos y arriesgarse a

padecer ante el fuego del dragón que ella controlaba, todo para probar su hombría.

Los Ándalos siempre fueron han sido un pueblo bélico, ya que uno de los Siete que ellos

adoran es el propio Guerrero. Aunque estaban protegidos en sus dominios, algunos

Reyes del Valle de vez en cuando buscaron conquistas más allá de sus fronteras. En

tales guerras ellos poseían la ventaja de saber que, si el enfrentamiento no les favorecía,

siempre podrían refugiarse tras las grandes murallas naturales que eran sus montañas.

Tampoco descuido sus flotas el Rey de la Montaña y el Valle. En Puerto Gaviota poseían

unformidablepuerto natural, y bajo el reinado de los Arryn se convirtió en una de las

ciudades más importantes de los Siete Reinos. Aunque el Valle en sí mismo es famoso

por su fertilidad, es pequeño comparado con los dominios de otros reyes (e incluso

grandes señores), y las Montañas de la Luna son sombrías, pedregosas e inhóspitas. Por

tanto, el comercio era de extrema importancia para los gobernantes del Valle, y el más

sabio de los reyes Arryn siempre se encargaba de protegerlo construyendo barcos de

guerra por su cuenta.

En las aguas de sus costas hacia el este y el norte se encuentran sesenta islas, algunas

no son más que rocas infestadas de cangrejos y nidos de aves marinas, otras son mucho

más grandes pero casi todas deshabitadas. Con sus flotas, los reyes Arryn fueron

capaces de expandir su dominio sobre estas islas. Guijarro fue tomada por el Rey Hugh

Arryn (el Gordo) después de una breve lucha, Los Senos fue capturada por su nieto, el

Rey Hugo Arryn (el Optimista) después de una lucha un tanto más larga. La Isla de la

Bruja, asentamiento de la Casa Upcliff y de una siniestra reputación, fue incorporada al

reino por matrimonio, cuando el Rey Alester Arryn, el Segundo de Su Nombre, tomó
como esposa a Arwen Upcliff.

Las últimas islas en ser anexadas al Valle fueron las Tres Hermanas. Por miles de años,

estas islas habían sido gobernadas por reyes, piratas y ladrones crueles cuyos

barcoluengos navegaban el Mordisco, el Mar Angosto, e incluso el Mar de los

Escalofríos con impunidad, saqueando y secuestrando tanto como podían para luego

volver a las Hermanas cargados de oro y esclavos.

Estos ataques finalmente llevaron al Rey del Invierno a enviar sus propias flotas de

guerra buscando ejercer dominio sobre las Hermanas—ya que aquel que dominaba las

Tres Hermanas, dominaba a su vez el Mordisco.

El Rapto de las Tres Hermanas es el nombre con el que se conoce a la conquista

Norteña de las islas. Las Crónicas de Hermana Larga atribuye muchos horrores a tal

conquista: Norteños salvajes asesinando niños para llenar sus calderos, soldados que

arrancaban las entrañas de hombres vivos para enrollarlas y ponerlas sobre el espetón,

la ejecución de trescientos guerreros en un sólo día sobre el Monte del Jefe, y el

Pabellón Rosa de Belthasar Bolton confeccionado con la piel desollada de cientos de

hermaneños…

Es incierto hasta qué punto podemos fiarnos de estos cuentos, pero cabe la pena notar

que estas atrocidades, aunque con frecuencia mencionadas en los relatos de guerra

escritos por los hombres del Valle, no son mencionadas en ninguna crónica Norteña.

Sin embargo, no podemos negar que el reinado de los Norteños fue tan penoso que los

señores restantes fueron corriendo alNido de Águilas suplicando por la ayuda del Rey

de la Montaña y el Valle.

Ayuda que el Rey Mathos Arryn, Segundo de Su Nombre, estaba ansioso por ofrecer,

con la condición de que los hermaneños accedieran a jurarle lealtad a él y a sus

descendientes, y reconocieran el derecho delNido de Águilas para gobernarlos. Cuando


su señora esposa cuestionó su idea de involucrar al Valle en esta Guerra Sobre el Agua,

su Gracia le respondió que prefería a un pirata en vez de a un lobo como vecino. El Rey

navegó hacia Villahermana con cientos de naves de guerra.

Nunca regresó, pero sus hijos continuaron la guerra después de él. Durante mil años,

Invernalia y el Nido de Águilas, se disputaron el gobierno sobre las Tres Hermanas. La

Guerra Inútil, la apodaron algunos. Muchas veces parecía que el enfrentamiento

llegaba a su fin, tan sólo para volver a estallar en la siguiente generación. Las islas

cambiaron de manos más de una docena de veces. Tres veces los Norteños

desembarcaron en los Dedos. Los Arryn enviaron flotas por el Cuchillo Blanco para

quemar la Guarida del Lobo, y los Stark respondieron atacando Puerto Gaviota, y

cuando las murallas probaron ser demasiado resistentes, pasaron por la antorcha

centenares de barcos.

Al final los Arryn resultaron victoriosos, y las Tres Hermanas se han mantenido como

parte del Valle desde entonces, exceptuando el breve reinado de la autoproclamada

Reina Marla Sunderland en el período consecutivo a la Conquista de Aegon; ella fue

depuesta ante la visión de la flota Braavosi que se acercaba, esta había sido contratada

por los Norteños por órdenes de Aegon. Su hermano juró lealtad a los Targaryen, y ella

pasó el resto de sus días como una hermana silenciosa.

―No fue el caso que el Nido de Águilas ganara, sino más bien que Invernalia perdió el

interés‖ como observa el Archimaestre Perestan en Una Reflexión de la Historia, ―por

diez largos siglos el huargo y el halcón se habían enfrentado y sangrado por la posesión

de tres rocas, hasta que un día el lobo despertó del sueño que lo había obnubilado y se

dio cuenta de que no era más que una roca entre sus dientes, así que la escupió y siguió

caminando.‖

LA CASA ARRYN
La Casa Arryn deriva del más antiguo y puro linaje de la nobleza Ándala. Los reyes

Ándalos pueden estar orgullosos de rastrear su linaje hasta la misma Andalia, y algunos

han ido tan lejos como para afirmar que descienden de Hugor de la Colina.

El emblema de la Casa Arryn (centro) y algunos de sus vasallos (en sentido del reloj

desde arriba): Waynwood, Royce, Corbray, Baelish, Belmore, Grafton, Hunter,

Redfort, y Templeton.

No obstante, en cualquier discusión sobre los orígenes de la Casa Arryn, es crucial

distinguir entre historia y leyenda.

Existe abundante evidencia histórica sobre la existencia de Ser Artys Arryn, el Caballero

Halcón, el primer rey Arryn en gobernar sobre la Montaña y el Valle. Podemos dar fe de

su victoria sobre el Rey Robar II en la Batalla de las Siete Estrellas, aunque los detalles
de tal victoria pueden haber sido adornados en los siglos posteriores. El Rey Artys fue

indudablemente un personaje real, aunque no uno extraordinario.

En el valle, sin embargo, las obras de este personaje histórico real han sido

completamente confundidas con aquellas de su homónimo legendario, otro Artys

Arryn, que vivió miles de años antes durante la Edad de los Héroes, recordado en

canciones e historias como el Caballero Alado.

El primer Ser Artys Arryn supuestamente montaba sobre un halcón gigante

(posiblemente un recuerdo distorsionado de los señores dragón vistos desde lejos,

como sugiere el Archimaestre Perestan). Ejércitos de águilas luchaban bajo su mando.

Para hacerse con el Valle, voló hasta la cima de la Lanza del Gigante y asesinó al Rey

Grifo. Tenía a gigantes y tritones como sus amigos, y se casó con una mujer de los niños

del bosque, aunque ella falleció dando a luz a su hijo.

Cientos de otras historias como estas se cuentan sobre él, la mayoría son pura fantasía.

Es improbable que un hombre así haya existido, como Lann el Astuto en las tierras de

occidente, y Brandon el Constructor en el Norte, el Caballero Alado está hecho de

leyendas, no de carne y hueso. Si tal héroe camino por las Montañas y el Valle, tiempo

atrás en las oscuras nieblas de la Edad del Amanecer, de seguro su nombre no fue Artys

Arryn, ya que los Arryn provienen de la estirpe Ándala, y este Caballero Alado vivió,

voló sobre su halcón y luchó miles de años antes de que los primeros Ándalos llegaran a

Poniente.

Como no, fueron los bardos del Valle quienes fusionaron a estos dos personajes,

atribuyéndole las obras del legendario Caballero Alado al histórico Caballero Halcón,

quizás para ganarse el favor de los sucesores del verdadero Artyn Arryn al incluir a este

gran héroe de los Primeros Hombres como uno de sus antepasados

La verdadera historia de la Casa Arryn no incluye gigantes, ni grifos, ni halcones, sin


embargo, desde el día en que Ser Artys se puso la Corona del Halcón hasta el día de

hoy, los Arryn han ocupado un lugar importante en la historia de los Siete Reinos.

Desde los días de la Conquista de Aegon, los Señores del Nido de Águilas le han servido

al Trono de Hierro como Guardianes del Este, defendiendo las costas de Poniente

contra enemigos de más allá del mar, Y antes de eso, las crónicas nos hablan de

incontables batallas con los salvajes clanes de las montañas; el enfrentamiento de mil

años con el Norte sobre la posesión de las Tres Hermanas; sangrientas batallas navales

donde las flotas Arryn expulsaron a los barcos esclavistas de Volantis, asaltantes de los

hombres del hierro, y piratas de los Peldaños de Piedra y las Islas Basilisco. Los Stark

también podrán ser antiguos, pero sus leyendas llegaron antes de que los Primeros

Hombres conocieran las letras, mientras que los Arryn acumularon conocimiento entre

los septrios y septos, y sus buenas obras y grandes hazañas pronto fueron recopiladas y

comentadas en los escritos de devoción de la Fe.

Con la unificación del Reino y el establecimiento del niño Ronnel Arryn (El Rey Que

Voló) como primer Señor del Nido de Águilas, aparecieron nuevas oportunidades para

esta casa. No fue sorpresa que la Reina Rhaenys Targaryen arreglara el compromiso

entre el joven Ronnel y la hija de Torrhen Stark, aquel no fue sino uno de los muchos

matrimonios que ella arregló para mantener la paz. Tristemente, Lord Ronnel pronto

sufrió una muerte violenta a manos de su hermano Jonos el Matarreyes, pero el linaje

Arryn continuó a través de uno de sus parientes y se ha mantenido muy involucrado en

muchos de los grandes eventos de los Siete Reinos.

La Casa Arryn incluso puede presumir la rara distinción de haber sido considerara

digna de contraer matrimonio con la sangre del dragón en dos ocasiones. Rodrik Arryn,

Señor del Nido de Águilas, fue honrado por el Rey Jaehareys I Targaryen y su esposa la

Bondadosa Reina Alysanne, con la mano de su hija, la Princesa Daella, y unos de los
vástagos de tal unión, Lady Aemma Arryn, a su vez se convirtió en la primera esposa del

Rey Viserys I Targaryen y madre de su primogénita, la Princesa Rhaenyra, quien se

enfrentó a su medio hermano Aegon II por el Trono de Hierro. Durante tal

enfrentamiento, Jeyne Arryn, Señora de Nido de Águilas y Doncella del Valle, resultó

ser una amiga leal para Rhaenyra Targaryen y sus hijos, y en última instancia sirvió

como uno de los regentes del Rey Aegon III. Desde aquel entonces, cada Targaryen que

se ha sentado en el Trono de Hierro ha tenido un poco de sangre Arryn.

Los Arryn desempeñaron un papel importante en las guerras de los reyes Targaryen, y

en las rebeliones Fuegoscuro, se mantuvieron del lado del Trono de Hierro en contra de

los Pretendientes Fuegoscuro. Durante la Primera Rebelión Fuegoscuro, Lord Donnel

Arryn valientemente encabezó la vanguardia de la hueste realista, aunque sus líneas

fueron arrasadas por Daemon Fuegoscuro, y la vida de su señoría se vio amanezada

hasta que Ser Gwayne Corbray de las Guardia Real apareció con refuerzos.

Lord Arryn sobrevivió para luchar otro día, y años después cerró el tráfico del Valle por

el camino alto y por el mar, cuando la Gran Epidemia Primaveral arrasó los Siete

Reinos; de este modo, el Valle y Dorne fueron los únicos que no se vieron afectados por

esta terrible plaga.

En años recientes, no podemos pasar por alto el importante papel que desempeñó Lord

Jon Arryn en la Rebelión de Robert. De hecho, fue la negativa de Lord Jon de entregar

a sus pupilos, Eddard Stark y Robert Baratheon, lo que inició la revuelta. De haber

hecho lo que le ordenaron, el Rey Loco aún podría estar sentado en el Trono de Hierro.

A pesar de su avanzada edad, Lord Arryn peleó valientemente al lado de Robert en el

Tridente. Después de la guerra, el nuevo rey tuvo el buen juicio de elegir a Lord Jon

Arryn como su primera Mano. La sagacidad de su señoría ayudó al Rey Robert a


gobernar los Siete Reinos con sabiduría y justicia desde entonces. Para alegría del

reino, cuando un gran hombre sirve como Mano de un gran rey, la paz y la prosperidad

de seguro han de abundar.

En el Gran Consejo de 101DC, los Arryn no desempeñaron un papel importante, ya que Lady

Jeyne estaba con la minoría. En su ausencia Yorbert Royce de Piedra de las Runas ocupó su

lugar como Lord Protector del Valle. Una de las casas más poderosas del Valle, los Royce aun

alardean con orgullo ser descendientes de los Primeros Hombres y de su último gran Rey,

Robar II. Incluso hoy en día, los Señores de Piedra de las Runas entran en batalla vestidos con

la armadura de bronce grabada con runas de sus antepasados, que se dice protege a quien la

use de cualquier daño. Por desgracia, el número de Royces que han muerto usando dicha

armadura rúnica es poco alentador. Lo que es más, el Maestre Denestan en Preguntas

especula que la armadura no es tan antigua como parece.

EL NIDO DE ÁGUILAS

Muchos han afirmado que el Nido de Águilas de los Arryn es el castillo más hermoso de

los Siete Reinos, y es difícil negar la verdad en esto (aunque los Tyrell de seguro lo

hacen). Siete delgadas torres blancas coronan el Nido deÁguilas asentado sobre uno de

los hombros de la Lanza del Gigante, y ningún castillo en Poniente cuenta con tanto

mármol en sus pisos y paredes.

Además los Arryn y los hombres del Valle dicen que el Nido de Águilas es inexpugnable,

ya que su posición en lo alto de la ladera de la montaña hace que sea casi imposible

tomarlo por asalto.

El más pequeño de los asentamientos reales de Poniente, elNido de Águilas no era

originalmente la sede de la casa Arryn. Aquel honor le correspondía a las Puertas de la

Luna, un castillo mucho más grande erigido al pie de la Lanza del Gigante, en el mismo

lugar donde Ser Artys Arryn y sus Ándalos levantaron su campamento la noche anterior
a la Batalla de las Siete Estrellas. Aun inseguro sobre su trono en sus primeros años de

reinado, el Rey Artys quería un asentamiento que fuera lo suficientemente fuerte para

resistir los asedios y asaltos en caso de que los Primeros Hombres se rebelaran en su

contra. Las Puertas de la Luna servían bastante bien en este sentido, pero estas tenían

más de fuerte que de castillo, y aquellos que las veían por primera vez solían comentar

que era un castillo apropiado para un señor menor pero no para un rey.

Pero esto no representaba ningún problema para el Rey Artys, ya que rara vez pasaba
tiempo allí. El primer rey Arryn pasó la mayor parte de su reinado sobre el caballo,

cabalgando por toda la extensión de sus dominios en una marcha real interminable.―Mi

trono está hecho del cuero de una silla de montar,‖ solía decir, ―y mi castillo es una

tienda.‖

El Nido de Águilas.

El Rey Artys fue sucedido por sus dos hijos mayores, quienes reinaron a su vez como el

segundo y tercero Rey de las Montañas y el Valle. A diferencia de su antecesor, ellos

pasaron cantidades considerables de su reinado en las Puertas de la Luna y parecían

contentos allí, aunque cada uno de ellos realizó ciertas adiciones al castillo. Fue el

cuarto rey Arryn, el nieto de Artys I, quien inició el proceso que dio lugar a la

construcción delNido de Águilas. Roland Arryn quien de niño había sido pupilo de un

rey Ándalo en las Tierras de los Ríos había viajado por muchos lugares después de

convertirse en caballero, visitando Antigua yLannisport antes de regresar al Valle a

reclamar la Corona del Halcón tras la muerte de su padre. Habiendo contemplado las

maravillas de Torrealta y Roca Casterly, y los grandes castillos de los Primeros

Hombres que aun poblaban las tierras del Tridente, le pareció que las Puertas de la

Luna eran un lugar vulgar y feoen comparación. El primer impulso del Rey Roland fue

derrumbar las Puertas y reconstruir su nuevo asentamiento sobre el mismo sitio, pero

aquel invierno miles de salvajes bajaron desde las montañas buscando comida y

refugio, ya que los valles altos habían quedado enterrados bajo terribles nevadas. Sus

ataques le demostraron al rey lo vulnerable que estaba su asentamiento en el aquel

lugar.

La leyenda afirma que fue su futura esposa, la hija de Lord Hunter, Teora, quien le

recordó como su abuelo había derrotado a Robar Royce, atacando desde el terreno alto.

Embelesado por las palabras de la muchacha, y por la muchacha en sí, Lord Roland
decidió apoderarse del terreno más alto de todos y decretó la construcción del castillo

que algún día se convertiría en elNido de Águilas.

Pero no vivió para verlo completado. La tarea que su Gracia le había encomendado a

sus constructores era desafiante, ya que las laderas de la Lanza del Gigante eran

empinadas y estaban cubiertos de vegetación, y en lo más alto la piedra desnuda de la

montaña se tornaba muy escarpada y estaba cubierta de hielo. Se dedicó más de una

década tan sólo en despejar un tortuoso camino en uno de los lados de la montaña. Más

allá de los árboles, un pequeño ejército de canteros armados con martillo y cincel

empezó a esculpir peldaños para facilitar el ascenso por donde la ladera se hacía más

empinada. Mientras tanto, Roland envió a sus constructores a través de los Siete Reinos

en busca de piedra, ya que su Gracia no estaba complacido con el aspecto del mármol

disponible en el Valle.

Con el tiempo llego otro invierno y otro ataque de los clanes salvajes de las Montañas

de la Luna. Tomado por sorpresa por una banda de Perros Pintados, el Rey Roland I

Arryn fue derrumbado de su caballo y asesinado, su cráneo fue aplastado con un mazo

de piedra mientras intentaba desenfundar su espadón. Había reinado por veintiséis

años, lo suficiente para ver la colocación de las primeras piedras en el castillo que había

decretado.

La construcción continuó durante el reinado de su hijo, y del hijo de su hijo, pero el

avance era demasiado lento, ya que el mármol tenía que ser traído por barco desde

Tarth, y luego transportado en mulas hasta la ladera de la Lanza del Gigante. Docenas

de mulas perecieron en el ascenso, junto a cuatro obreros y un maestro cantero. Poco a

poco los muros del castillo comenzaron a elevarse, un pie tras otro… hasta que la

Corona del Halcón pasó al bisnieto del primer rey que había soñado con la idea del

castillo en el cielo. Batallas y mujeres fueron las pasiones del Rey Roland II, no la
construcción; el costo delNido de Águilas también se había elevado por sobre las nubes,

y el nuevo rey necesitaba oro para pagar por las campañas en las Tierras de los Ríos que

tenía planeado realizar. Apenas su padre hubo fallecido, el Rey Roland II ordenó un

alto en los trabajos de construcción del castillo.

Así fue como el Nidode Águilas fue abandonado en los cielos por cerca de cuatro años.

Los halcones anidaron entre las torres a medio terminar mientras el Rey Roland II

peleaba contra los Primeros Hombres en lasTierras de los Ríos en busca de riquezas y

gloria.

No obstante, las conquistas resultaron ser más difíciles de conseguir de lo que había

anticipado. Después de una serie de pequeñas victorias sobre reyes menores, le llegó el

turno de enfrentarse a Tristifer IV, el Martillo de la Justicia. El último verdadero rey de

los Primeros Hombres le otorgó a Roland Arryn una derrota demoledora, el año

siguiente le sirvió otra derrota aun peor. Al verse en apuros, su Gracia escapó hacia el

castillo de unos de sus antiguos aliados, un señor Ándalo, tan sólo para ser traicionado,

encadenado y enviado de vuelta con Tristifer. Tras cuatro años de partir cabalgando

con esplendor desde el Valle, el Rey Roland II fue decapitado en Piedrasviejas,a manos

del propio Martillo de la Justicia.

En el Valle muy pocos lamentaron su fallecimiento, dado que su actitud hostil y

petulante no le había ganado ningún amigo. Cuando su hermano Robin Arryn le

sucedió, el trabajo en el Nido de Águilas se reanudó. Pero tuvieron que pasar cuarenta y

tres años y otros cuatro reyes antes de que el castillo estuviera finalmente terminado y

apto para ser habitado. El maestre Quince, el primer hombre de su orden en servir allí,

declaró que el Nido de Águilas era ―la obra más espléndida jamás construida por las

manos del hombre, un palacio digno de los propios dioses. De seguro, ni el Padre
Celestial posee un asentamiento como este.‖

A partir de ese entonces, el Nido deÁguilas se ha mantenido como el asentamiento de la

Casa Arryn en primavera, verano, y otoño. En el invierno, el hielo, la nieve y los fuertes

vientos hacen imposible el ascenso, y el castillo se vuelve inhabitable, pero en verano el

castillo es bañado por las refrescantes brisas de la montaña, un refugio del calor

sofocante del fondo del valle. No existe un castillo igual en todo el mundo, o al menos

aun no se ha registrado alguno que se le compare.

Vale la pena hablar sobre la estatua que se encuentra en el bosque de dioses del Nido de

Águilas, una escultura de Alyssa Arryn. La leyenda dice que hace seis mil años, Alyssa

presenció el asesinato de su esposo, sus hermanos y de todos sus hijos, pero nunca derramó

ninguna lágrima por ellos. Por lo que los dioses decidieron castigarla al no permitirle

descansar en paz hasta que sus lágrimas tocaran el suelo del valle. La gran cascada que

discurre desde la Lanza del Gigante es conocida como las Lágrimas de Alyssa, ya que las gotas

de agua derramadas desde aquella altura se convierten en niebla antes de tocar el suelo.

¿Qué hay de cierto en este cuento? Alyssa Arryn si existió, de aquello estamos seguros, pero es

poco probable que viviera hace seis mil años. Historia Verdadera dice que fueron cuatro mil

años, mientras que Preguntas propone la mitad de este número.

El Nido de Águilas nunca ha sido tomado por asalto. Para asaltarlo, un atacante

primero debe tomar las Puertas de la Luna en la base de la montaña, que de por sí es un

castillo formidable. Una vez hecho esto, resta realizar el largo ascenso, y mientras sube,

el atacante debe asaltar nada menos que tres torres de vigilancia, las cuales resguardan

la tortuosa subida por la montaña: Piedra, Nieve y Cielo.

Esta serie de defensas hacen que acercarse al Nido de Águilas sea extremadamente

difícil, pero incluso después de haber sorteado todas las torres de vigilancia, el atacante

se encontraría al PIE de un acantilado, con el Nido de Águilas aun a seiscientos PIES de


altura, tan sólo accesible por el cabestrante o por escaleras

No es de extrañar entonces que nunca se hayan hecho esfuerzos para asediar elNido de

Águilas. Desde que fue completado, los reyes Arryn siempre han sabido que poseen un

reducto inexpugnable en donde refugiarse en caso de apuros.Los maestres que han

servido a la Casa Arryn, todos ellos estudiantes de las ciencias de la guerra, han

coincidido en que el castillo no puede ser conquistado…

…salvo quizás por dragones, como demostró Visenya Targaryen cuando aterrizó en el

patio interior del Nido de Águilas montada en su dragón, Vhagar, y persuadió a la

madre del último rey Arryn a someterse ante la Casa Targaryen y rendir la Corona del

Halcón.

Sin embargo, casi han pasado trescientos años desde aquel día y el último dragón

falleció hace mucho tiempo en Desembarco del Rey, así que los futuros Señores del

Nido de Águilas pueden volver a dormir seguros sabiendo que su espléndido

asentamiento seguirá siendo invulnerable e inexpugnable.

Las Puertas de la Luna.


LAS ISLAS DEL HIERRO

¿FUERON LOS PRIMEROS HOMBRES verdaderamente los primeros?

Muchos estudiosos lo creen. Antes de su llegada, se piensa, Poniente perteneció a los

gigantes, a los niños del bosque, y a las bestias del campo. Pero en las Islas del Hierros,

los sacerdotes del Dios Ahogado cuentan una historia diferente.

De acuerdo a su fe, los hijos del hierro son una raza aparte del resto de la humanidad.
‗‘No vinimos a estas islas santas desde tierras sin dioses a través del mar‘‘ dijo una vez

el sacerdote Sauron Lengua de Sal1. ‗‘Vinimos de debajo de estos mares, de los salones

acuosos del Dios Ahogado quien nos creó a su semejanza y nos dio dominio sobre

todas las aguas de la tierra‘‘.

Aun entre los hijos del hierro hay algunos quienes dudan esto y admite la versión

aceptada ampliamente de un antiguo descenso de los primeros hombres –aunque se

piensa que los primeros hombres, a diferencia de los ándalos, nunca fueron personas

navegantes. Ciertamente, no podemos aceptar de manera seria las aseveraciones de los

sacerdotes de los hijos del hierro, quienes han tendido a creer que los hijos del hierro

son parientes más cercanos a los peces y a tritones que a otras razas de la humanidad.

El Archimaestre Haereg una vez desarrollo la interesante idea de que los ancestros de los hijos

del hierro vinieron de alguna desconocida tierra del oeste del Mar de Ocaso, refiriéndose a la

leyenda del Trono de Piedramar. El trono de los Greyjoys, tallado en la forma de un kraken en

piedra negra oleosa, que se dice haber sido encontrado por los primeros hombres cuando ellos

llegaron por primera vez a Viejo Wyk. Haereg argumentó que la silla era producto de los

primeros habitantes de las islas, y solo las historias posteriores de maestres y septones del

mismo modo empezaron a afirmar que ellos fueron de hecho descendientes de los primeros

hombres. Pero esto es pura especulación y, al final, Haereg mismo descartó la idea y de la

misma manera nosotros.

Sea cual sea la forma en la que surgieron los hijos del hierro, no se puede negar que

ellos permanecieron apartados, con sus costumbres, creencias y forma de gobierno muy

diferentes a lo común en los Siete Reinos.

Todas estas diferencias, que afirma el Archimaestre Haereg en su Historia de los Hijos

del Hierro2, están arraigadas en la religión. Estas frías, húmedas y ventosas islas que

nunca fueron tan boscosas, y sus delgados suelos no soportaban el crecimiento de los
arcianos. Ningún gigante jamás hizo su hogar aquí, ni los niños del bosque caminaron

por sus bosques. Los viejos dioses adorados por esas antiguas razas estuvieron de la

misma manera ausente. Y aunque los ándalos dominaron las islas eventualmente, su Fe

nunca pudo anclarse aquí, debido a un dios que llego antes de los Siete: el Dios

Ahogado, creador de los hijos del hierro.

El Dios Ahogado no tiene templos, ni santos libros, ni ídolos tallados a su semejanza,

pero el tiene abundantes sacerdotes. Desde mucho antes de la historia grabada, estos

itinerantes santos hombres han infestado las Islas del Hierro, predicando su palabra y

denunciando a todos los otros dioses y a esos quienes lo siguen. Males vestidos,

despeinados y a menudo descalzos, los sacerdotes del Dios Ahogado no tienen morada

permanente siempre vagan por las islas, rara vez desviándose del rumbo lejos del mar.

Muchos son analfabetos; lo de ellos es tradición oral, y los sacerdotes mas jóvenes

1 Sauron Salt-Tongue

2 History of the Ironborn

aprenden las oraciones y rituales delos mas viejos. Dondequiera que ellos vayan,

señores y campesinos están obligados a darles comida y refugio en el nombre del Dios

Ahogado. Algunos sacerdotes comen solo pescado. La mayoría no se baña, solo en el

mar. Hombres de otras tierras frecuentemente los creen locos, y ellos lo pueden

parecer, pero eso no puede negar que ellos ejercen un gran poder.

Aunque los hijos del hierro no tienen nada más que desprecio por los Siete del sur y los

antiguos dioses del Norte, ellos reconocen la existencia de una segunda deidad. En su

teología, el Dios Ahogado se opone al Dios de la Tormenta, una deidad maligna que

mora en los cielos y odia a los hombres y todas sus obras. El envía crueles vientos,

azotantes lluvias, y los relámpagos y truenos que son muestra de su ira sin fin.

Algunos dicen que las Islas del Hierro son llamadas así por el mineral que es
encontrado aquí en abundancia, pero los hijos del hierro mismos insisten que el

nombre deriva de su naturaleza, pues son gente dura, tan inflexibles como su dios.

Cartógrafos nos dicen que hay treinta y un Islas del Hierro en el grupo principal,

agrupándose fuera de la Bahía del Hombre del Hierro3 al oeste del Cabo de las Águilas4,

y trece mas aglomeradas alrededor de Luz Solitaria5, alejadas en la inmensidad del Mar

del Ocaso. Las mayores islas del archipiélago son siete: Viejo Wyk, Gran Wyk, Pyke,

Harlaw, Acantilado de Sal, Marea Negra y Monteorca.

3 Bay’s Ironman

4 Cape of Eagles

5 Lonely Light
El Rey Gris sentado en su trono hecho de las mandíbulas de Nagga.

Harlaw es la más poblada de las islas, Gran Wyk es la más grande y rica en minerales, y

Viejo Wyk es la más santa, el lugar donde los reyes de roca y sal se reunían en los

Salones del Rey Gris de antaño para escoger quien debería reinar sobre ellos. La

pedregosa y montañosa Monteorca fue el hogar de los Reyes del Hierro de la Casa

Greyiron durante los siglos que anduvieron. Pyke se jacta por el Puerto Noble6, el

pueblo más grande en las islas, y es el asentamiento de la casa Greyjoy, gobernantes de

6 Lordsport
todas las islas desde la Conquista de Aegon. Marea Negra y Acantilado de Sal son las

menos notables. Las torres fortalezas de señores menores se levantan sobre algunos de

esto pequeños islotes, junto a minúsculas aldeas de pescadores. Otros son usados para

el apacentamiento de ovejas, mientras que muchas más permanecen deshabitadas.

Un grupo de islas secundarias yacen a ocho días de navegación al noroeste del Mar del

Ocaso. Aquí, focas y leones marinos hacen sus colonias sobre las rocas barridas por el

viento tan pequeñas que no permiten asentarse un simple caserío. Sobre las rocas mas

grandes se levantan fortalezas de la Casa Farwynd, llamado Luz Solitaria7 por el faro

que alumbra su cima día y noche. Raras cosas se dicen de los Farwynd y el poblado que

ellos gobiernan. Algunos dicen que ellos yacen con focas para dar a luz a niños

semihumanos, mientras que otros rumorean que son cambiapieles que pueden tomar la

forma de leones marinos, morsas y hasta ballenas moteadas, los lobos de los mares

occidentales.

Extraños cuentos como este son comunes en los bordes del mundo, sin embargo, la Luz

Solitaria perdura más lejos al oeste de todas las tierras conocidas por nosotros. Un

buen número de marineros atrevidos han navegado más allá de la luz de su faro a

través de los siglos, buscando el legendario paraíso que se dice yacer sobre el horizonte,

pero los marineros que regresan (muchos no lo hacen) hablan solo de grises océanos

ilimitados extendiéndose hacia la vastedad por la eternidad.

Tales riquezas como las que posee las Islas del Hierro yacen bajo las colinas de Gran

Wyk, Harlaw y Monteorca, donde el plomo, el estaño y el hierro pueden ser

encontrados en abundancia. Estos minerales son la mayor exportación de las islas. Hay

muchos buenos metalistas entre los hijos del hierro, como se podría esperar; las forjas

del Puerto Noble producen espadas, hachas, cota de mallas y placas de una calidad

insuperable.
El suelo de las Islas del Hierro es delgado y pedregoso, mas adecuado para el

apacentamiento de cabras que para el cultivo. Los hijos del hierro debieron

seguramente sufrir hambrunas cada invierno sino fuera por la generosidad del mar y

los pescadores quienes lo cosechan.

Las aguas de la Bahía del Hombre del Hierro son hogar de grandes bancos de bacalao,

bacalao negro, pejesapo, rayas, dracos, sardinas y caballas. Cangrejos y langostas son

encontradas a lo largo de las costas de las islas, y al oeste de Gran Wyk peces espada,

focas, y ballenas vagan por el Mar del Ocaso. El Archimaestre Hake, nació y creció en

Harlaw, estima que siete de cada diez familias de las Islas del Hierro son pescadores.

Aunque el mal y la pobreza de estos hombres pueden estar en tierra, en el mar ellos son

los amos. ―El hombre que posee un bote nunca será un siervo‘‘ escribe Hake ―pues cada

capitán es rey de la cubierta de su propia nave‘‘. Esa es la forma en la que atrapan el

alimento de las islas.

Pero aun más que los pescadores, los hijos del hierro aprecian sus aseveraciones.

‗‘Lobos del mar‘, los hombres de las tierras del oeste y de las tierras de los ríos los

nombraban en tiempos de antaño, y estaban en lo correcto. Como lobos, ellos cazaban

en jaurías, cruzando tormentosos mares en sus veloces barcoluengos y descendían

sobre pacificas aldeas y pueblos, de arriba a abajo por las costas del Mar del Ocaso para

asaltar, robar y saquear. Marineros sin miedo y temibles luchadores, aparecían de las

nieblas matutinas para hacer su trabajo sangriento y volver al mar antes de que el sol

llegara a su zenit, sus barcoluengos cargados con lo saqueado y abarrotados con niños

sollozantes y mujeres aterrorizadas.

7 Lonely Light

El Archimaestre Haereg ha argumentado que fue la necesidad de madera lo que

primero coloco a los hijos de hierro en su camino sangriento. En el amanecer de los


días, había extensos bosques en Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, pero los constructores

de barcos de las islas tuvieron una necesidad tan voraz por madera que de uno a uno los

bosques desaparecieron. Así los hijos del hierro no tuvieron más opción que girar su

vista hacia los vastos bosques de las tierras verdes, el Poniente continental.

Todo lo que las islas no tenían, los saqueadores lo encontraban en las tierras verdes.

Poco o nada era intercambiado a través del comercio, mucho o todo era comprado con

sangre, con la punta de una espada o el filo de un hacha. Y cuando los saqueadores

regresaban con tal botín, ellos decían que habían ‗‘pagado el precio del hierro‘‘ por

todo; habían quienes se quedaban atrás ‗‘pagando el precio del oro‘‘ para adquirir esos

tesoros, o quedaban fuera. Y de esa manera, Haereg nos dice, fueron los saqueadores y

sus hazañas exaltados por los bardos, el pueblo y los sacerdotes del mismo modo.

Muchas leyendas se han derrumbado a través de los milenios de los reyes de sal y

saqueadores quienes hicieron del Mar del Ocaso de su propiedad, hombres tan salvajes

y crueles y sin miedo como nunca se haya visto. Así escuchamos de los gustos de

Torgon el Terrible, Jorl la Ballena, Dagon Drumm el nigromántico, Hrothgar de Pyke y

su cuerno invoca kraken, y el Harapiento Ralf de Viejo Wyk.

El mas infame de todos fue Balon Pielnegra8, quien peleaba con un hacha en su mano

izquierda y un martillo en la derecha. Ningún arma hecha por hombre lo podía dañar,

eso decían; las espadas con las que se enfrentaba rebotaban y no les dejaban marcas, y

las hachas se destrozaban contra su piel.

¿Tales hombres verdaderamente caminaron sobre la tierra? Es difícil saber puesto que

la mayoría supuestamente vivieron y murieron miles de años antes que los hombres del

hierro aprendieran a escribir; la capacidad de leer y escribir en las Islas del Hierro es

rara hasta el presente día, y esos quienes tienen la habilidad son a menudo llamados

despectivamente criaturas débiles o son temidos como magos. Todo lo que sabemos de
esos semidioses del amanecer llego a nosotros de personas que ellos saqueaban y

cazaban. Escrito en la Vieja Lengua y con las runas de los primeros hombres.

Las tierras que los saqueadores asolaban estaban densamente cubiertas de arboles pero

apenas poblada por personas en esos días. Entonces como ahora, los hijos del hierro

eran reacios para alejarse de los mares salados que los sustentaban, pero aun así ellos

gobernaban el Mar del Ocaso desde la Isla del Oso y la parte baja de la Costa Helada

hasta El Rejo. Los pocos convincentes botes de pesca y el comercio tramposo de los

primeros hombres, los cuales rara vez se aventuraban a despegarse de la tierra firme,

no eran competencia para los rápidos barcoluengos de los hombres del hierro con sus

grandes velas y bancos de remos. Y cuando la batalla era junto a las costas, poderos

reyes y famosos guerreros cayeron antes de que los saqueadores cosecharan la cebada,

en tales números que los hombres de las tierras verdes dijeron que todos los hijos del

hierro eran demonios surgidos de algún infierno acuoso, protegido por magos caídos y

en posesión de armas negras corrompidas que bebían las almas de aquellos a quienes

mataban.

Cada vez que el otoño se iba a terminar y el invierno amenazaba, los barcoluengos

llegaban con comida asaltada. Y de esa manera las Islas del Hierro comían, aun en la

yema del invierno, a pesar de que ningún hombre había plantado, tendido y segado una

8 Balon Blackskin

pobre cosecha. ‗‘Nosotros no sembramos‘‘ se convirtió en el lema de los Greyjoys, cuyos

gobernadores empezaron con a llamarse a si mismos como Lords Segadores de Pyke.

Los saqueadores traían más que oro y grano a su regreso a las Islas de Hierro; ellos

traían prisioneros también, quienes de ahora en adelante servirían a sus captores como

siervos9.Entre los hijos del hierro, solo saquear y pescar era considerado trabajo digno
para los hombres libres. El trabajo interminable de labores de granja era adecuado

únicamente para los siervos. Lo mismo pasaba con la minería, aunque esos siervos que

eran colocados para trabajar el campo se enumeraban así mismos entre los

afortunados, escribe Haereg, pues muchos de ellos o todos vivieron y envejecieron y les

fue permitido casarse y tener hijos. Pero no se puede decir lo mismo de los condenados

a trabajar en las minas –esos oscuros y peligrosos pozos debajo de las colinas donde los

amos eran brutales, el aire era frio, húmedo y pestoso, y la vida era corta.

Mucho de los hombres hechos prisioneros que eran llevados a las Islas del Hierro

gastaron su vida en trabajos duros en el campo o en las minas. Algunos pocos, los hijos

de los señores y caballeros y ricos mercaderes, eran liberados por oro. Los siervos que

podían leer, escribir y hacer sumas servían a sus amos como mayordomos, tutores y

escribas. Albañiles, cordobaneses, cereros, toneleros, carpinteros y otros artesanos

expertos era aun más valiosos.

La servidumbre fue una práctica común entre los primeros hombres durante su largo dominio

sobre Poniente –de ahí el soporte de que los hijos del hierro sean descendientes de los primeros

hombres.

Lejos de eso, la servidumbre no debería ser confundida con la esclavitud como la que existió en

ciertas ciudades libres y tierras del muy lejano este. Pues a diferencia de los esclavos, los

siervos conservaban ciertos importantes derechos. Un siervo pertenecía a su apresador, y le

debe servicio y obediencia, pero el es todavía un hombre, no una propiedad. Los siervos no

pueden se comprados o vendidos. Ellos pueden obtener propiedades, casarse como ellos

deseen, tener hijos. Los hijos de los esclavos nacen dentro de la esclavitud, pero los hijos de los

siervos nacen libres; todo bebé que nace en una de las islas es considerado un hijo del hierro,

aun cuando sus padres sean siervos. No pueden tales niños ser separados de sus padres hasta

la edad de siete años, cuando muchos comienzan su aprendizaje o se unen como aprendices de
barco.

9 Thralls.

Un hijo del hierro saqueador tomando su premio.

Fueron jóvenes mujeres la que los saqueadores más apreciaban, sin embargo. Las

mujeres mayores eran algunas veces murieron en manos de capitanes que necesitaban

pinches, cocineros, costureras, tejedores, comadronas y cosas por el estilo, pero las

doncellas y niñas cerca de su primera floración eran tomadas en cada asalto. Muchas

terminaban sus días en las islas como chicas de servicio, prostitutas, siervas del hogar,

o esposas para otros siervos, pero las más bellas y más fuertes y más núbil serian

conservadas como esposas de sal por sus captores.

En sus costumbres matrimoniales, como en sus dioses, los hijos del hierro difieren de

las costumbres de Poniente continental. En cualquier lado donde la Fe prevalece en los

Siete Reinos, un hombre se une de por vida a una mujer soltera, y una dama a un único

esposo. En las Islas del Hierro, sin embargo, un hombre puede tener una sola ‗‘esposa

de roca‘‘ (al menos que muera, después de eso puede tomar otra), pero no hay numero

limite de ‗‘esposas de sal‘‘. Una esposa de roca debe ser una mujer libre de las Islas del

Hierro. Su lugar esta al lado de su hombre y en su cama, y sus hijos están por encima de

cualquier otro. Las esposas de sal son casi siempre mujeres y chicas capturada durante

asaltos. El número de esposas de sal que un hombre ha tenido habla de su poder,


riqueza y virilidad.

Aun así, no se debe pensar que las esposas de sal de los hijos del hierro no son más que

concubinas, prostitutas o esclavas de cama. Los matrimonios de sal, como los

matrimonios de roca, eran acostumbrados a realizarse por sacerdotes del Dios Ahogado

(aunque en ceremonias menos solemnes que esas que comprometen a un hombre son

su esposa de roca), y los hijos de tales uniones eran considerados legítimos. ‗‘Los hijos

de sal‘‘ pueden heredar, cuando un hombre no tiene hijos legítimos de su esposa de

roca.

Los matrimonios de sal han decaído notablemente en las Islas del Hierro desde la

Conquista, pues Aegon el Dragón hizo del robo de mujeres un crimen a través de todos

los Siete Reinos (a pedido de la Reina Rhaenys, se dice). El Conquistador también

prohibió a los saqueadores la cacería en sus dominios. Estas prohibiciones han sido

solo esporádicamente implementadas por sus sucesores, sin embargo, y muchos hijos

del hierro aun aspirar regresar a lo que ellos llamas las Antiguas Costumbres.

CORONAS DE MADERA DE DERIVA

En la Edad de los Héroes, las leyendas dicen, que los hijos del hierro eran gobernados

por un poderoso monarca conocido como el Rey Gris. El Rey Gris gobernó el mismo

mar y tomo una sirena como esposa, así sus hijos e hijas podrían vivir sobre las olas o

debajo de ellas como ellos eligieran. Su cabello, barba y ojos era tan grises como el mar

invernal, y de ellos tomo el nombre. La corona que el llevaba estaba hecha de madera

de deriva, así todo quienes se arrodillaban ante el podría saber que su reinado vino del

mar y del Dios Ahogado que mora bajo el.

Las hazañas atribuidas al Rey Gris por los sacerdotes y los bardos de las Islas del Hierro

son muchas y maravillosas. Fue el Rey Gris quien trajo fuego a la tierra burlándose del
Dios de la Tormenta hasta que este hizo caer un rayo, encendiendo en llamas un árbol.

El Rey Gris también enseño a los hombres tejer redes y velas y tallar los primeros

barcoluengos de la madera pálida y dura de Ygg, el árbol demonio que se alimentaba de

carne humana.

La mayor hazaña del Rey Gris, sin embargo fue el asesinato de Nagga, el más grande de

los dragones marinos, una bestia tan colosal que ella se alimentaba según dicen de

leviatanes y krakens gigantes y ahogaba islas enteras con su ira. El Rey Gris construyo

un poderoso gran salón sobre sus huesos, usando sus costillas como vigas. Desde ahí el

gobernó las Islas por miles de años, hasta que su piel se volvió tan gris como su cabellos

y barba. Solo entonces el dejo a un lado su corono de madera de deriva y camino hacia

el interior del mar, descendiendo a los salones acuosos del Dios Ahogado para su lugar

legítimo como su mano derecha.

El Rey Gris fue el rey soberano de las Islas del Hierro, pero el dejo cientos de hijos tras

de el, y tras su muerte empezaron a reñir sobre quien debía de sucederlo. Hermano

asesino hermano en una orgia de matareyes hasta que solo dieciséis quedaron. Estos

últimos sobrevivientes dividieron las islas entre ellos. Todas las grandes casas de los

hijos del hierro afirman descender del Rey Gris y de los hijos que sobrevivieron,

curiosamente, los Goodbrothers de Vejo Wyk y Gran Wyk, quienes supuestamente

derivan de los leales hermanos mayores del Rey Gris.

Los huesos petrificados de alguna gigantesca criatura marina de hecho se levantan sobre la

colina de Nagga en Viejo Wyk, pero que cualquiera de ellos sea de hecho los huesos de un

dragón marino permanece en una disputa abierta. Las costillas son enormes, pero de ningún

modo lo suficientemente grande para haber pertenecido a un dragón capaz de devorar

leviatanes y krakens gigantes. En verdad, la sola existencia de dragones marinos ha sido

cuestionada por algunos. Si tales monstruos existen, ellos deben seguramente morar en los
más profundos y oscuros dominios del Mar del Ocaso, pues ninguno ha sido visto en el mundo

conocido por miles de años.

Así dicen las leyendas y los sacerdotes del Dios Ahogado.

La historia nos dice un cuento diferente. Los registros más antiguos sobrevivientes en

la Ciudadela revelan que cada una de la Islas del Hierro era alguna vez un reino

separado, gobernado no por uno sino por dos reyes, un rey de roca y un rey de sal. El

fundador gobernó las islas mismas, dispensando justicia, haciendo leyes y decidiendo

sobre disputas. El posterior dominio del mar, cuando sea y en cualquier parte los

barcoluengos navegaban.

Registros sobrevivientes sugieren que los reyes de roca fueron casi siempre más viejos

que los reyes de sal; en algunos casos los dos eran padre e hijo, lo que encamina a

algunos a argumentar que los reyes de sal no eran más que herederos, príncipes

coronados para sus padres. Todavía hay otros ejemplos conocidos para nosotros donde

el rey de roca y el rey de sal eran de diferentes casas, algunas veces casas rivales

conocidas por su enemistad con otra.

En cualquier lugar de Poniente, pequeños reyes reclamaron coronas doradas en virtud

de su nacimiento y sangre, pero la corona de madera de deriva de los hijos del hierro no

era tan fácilmente ganada. Solo aquí de todo Poniente los hombres elegían sus propios

reyes, se congregaban en un consejo llamado asamblea de sucesión para escoger a los

reyes de roca y reyes de sal quien gobernarían sobre ellos. Cuando un rey moría, los

sacerdotes del Dios Ahogado llamaban a una asamblea de sucesión para escoger un

sucesor. Todo hombre dueño y capitán de un barco le era permitido una voz en esa

reunión revoltosa, la cual podía seguir por días, y en unas pocas instancias mucho más

tiempo. Los hijos del hierro también cuentan de ocasiones cuando los sacerdotes

llamaban a ‗‘los capitanes y reyes‘‘ a juntarse para remover un gobernante indigno.


El poder ejercido por estos profetas del Dios Ahogado sobre los hijos del hierro no

debería ser sobreestimada. Solo ellos podían convocar asambleas de sucesión, y la pena

para el hombre, sea señor o rey, que los desafío. Los más grandes sacerdotes de gran

altura fueron el profeta Galon Bastonblanco10, así llamado por el bastón tallado que el

llevaba a todos lados para golpear duramente a los impíos. (En algunas historias su

bastón estaba hecho de arciano y otros estaba hecho de uno de los huesos de Nagga.)

Fue Galon quien decreto que los hijos del hierro no deben hacer guerra a otro hijo del

hierro, quien les prohibió matar a la mujer de otro o asaltar las costas de otro, y quien

forjo las Islas del Hierro en un solo reino, convocando a los capitanes y los reyes de

Viejo Wyk para escoger a un gran rey para reinar de forma suprema sobre los reyes de

sal y de roca por igual. Ellos escogieron a Urras Greyiron, llamado Pie de Hierro11, el rey

de sal de Monteorca y el más temido saqueador de la época. Galon mismo le coloco la

corona de madera de deriva sobre la cabeza del supremo rey, y Urras Pie de Hierro se

convirtió en el primer hombre desde el Rey Gris en gobernar sobre todos los hijos del

hierro.

Muchos años después, cuando Urras Pie de Hierro murió de heridas que sostuvo

durante un saqueo, su hijo mayor tomo su corona y se proclamo como Rey Erich I.

Aunque medio ciego y débil con edad para ese tiempo. Galon no obstante se levanto con

furia ante tales noticias, declarando que solo una asamblea de sucesión puede convertir

a alguien en rey. Los ‗‘capitanes y los reyes‘‘ se reunieron en una asamblea una vez mas

en Viejo Wyk y Erich el Feo fue desechado y condenado a muerte, un destino que el

evito al romper la corona de su padre y lanzándola al mar como una señal de sumisión

al Dios Ahogado. En su lugar la asamblea de sucesión levanto a Regnar Drumm,

llamado Alimenta Cuervos, el rey de roca de Viejo Wyk.

Los siglos que siguieron fueron una era dorada por las Islas del Hierro, y una edad
oscura para los primeros hombres que vivieron junto al mar. Una vez que los

saqueadores habían ido hacia delante en busca de comida para sobrevivir durante los

duros inviernos, madera para construir sus barcoluengos, esposas de sal para darles

hijos, y las riquezas que las Islas del Hierro carecía, pero ellos siempre regresaban a

casa con su botín. Bajo sus reyes de madera de deriva la práctica dio paso a algo más

difícil y peligroso: conquistar, colonizar y gobernar.

10 Galon Whitestaff

11 Ironfoot

Por tradición, la corona de madera de deriva misma es rota y regresada al mar tras la muerte

de su poseedor. Su sucesor llevaría una nueva corona hecha de madera de deriva

recientemente lavada en la costa de su isla natal. Así cada corona de madera de deriva era

diferente de las que le habían antecedido. Algunas eran pequeñas y simples, otras enormes,

poco manejables y magnificas.

La exhaustiva Historia de los hijos del hierro del Archimaestre Haereg enlista 111

hombres quienes llevaron una corona de madera de deriva como Reyes Supremos de

las Islas del Hierro. Se ha reconocido que la lista esta incompleta y llena de

contradicciones, aun así no se puede dudar que los reyes de madera de deriva

alcanzaron el cenit de su poder bajo Qhored I Hoare (dado como Greyiron en algunos

relatos, y como Blacktyde en otros), quien escribió su nombre en sangre en la historia

de Poniente como Qhored el Cruel. El Rey Qhored gobernó sobre los hijos del hierro

por tres cuartos de siglo, viviendo la vejez madura de 90 años. Por esos días, los

primeros hombres de las tierras verdes habían masivamente abandonado las costas del

Mar del Ocaso por miedo a los saqueadores. Esos quienes permanecían, principalmente

señores en sus castillos fornidos, pagando tributo a los hijos del hierro.

Fue Qhored quien famosamente se jacto por lo que su mandamiento se esparció ‗‘donde
sea que los hombres puedan oler el agua salada o escuchar el romper de las olas. ‘‘ En

su juventud, el capturo y saqueo Antigua, trayendo miles de mujeres y niñas a su

regreso a las Islas del Hierro encadenadas. A los treinta, el derroto a los señores del

Tridente en batalla, forzando al señor del rio Bernarr II a doblar la rodilla y a entregar a

sus tres jóvenes hijos como rehenes. Tres años después, el mato a los chicos con sus

propis manos, sacándoles el corazón cuando el tributo anual de su padre se tardo en

llegar. Cuando su angustiado padre fue a la guerra para vengarlos, el Rey Qhored y sus

hombres del hierro destruyeron las huestes de Bernarr y lo ahogo como un sacrificio al

Dios Ahogado, poniendo fin a la Casa Justman y dejando las tierras de los ríos en una

sangrienta anarquía.

Pero después Qhored, comenzó una lenta decadencia. Los reyes quienes seguían a

Qhored jugaron una parte en eso, aun así los hombres de las tierras verdes se

fortalecían entre si. Los primeros hombres habían construido barcoluengos de su

propiedad, sus pueblos se defendían con muros de piedra en lugar de empalizadas de

madera y zanjas con púas.

Los Gardeners y los Hightowers fueron los primeros en cesar el pago de tributo.

Cuando el Rey Theon III Greyjoy navego contra ellos, el fue derrotado y asesinado por

Lord Lymon Hightower, el León Marino, quien revivió la practica de la servidumbre en

Antigua solo el suficiente tiempo como para colocar a los hombres del hierro el duro

labor de fortalecer los muros de la ciudad durante la batalla.

La creciente fuerza de las tierras del oeste planteo aun una amenaza más al dominio de

los reyes de madera de deriva. Isla Bella fue la primera en caer, cuando su pueblo se

levanto bajo Gylbert Farman para repeler a los supremos hijos del hierro. Una

generación después, los Lannisters capturaron el pueblo de Kayce cuando Herrock el

Hijo de Puta12 soplo su gran cuerno de bandas doradas y las putas del pueblo abrieron
una portilla posterior a sus hombres. Tres sucesivos reyes hijos del hierro intentaron

volver a tomar el premio y fallaron, dos de ellos murieron en la punta de la espada de

Herrock.

12 Herrock the Whoreson

La deshonra final llego cortesía de Gerold Lannister, Rey de la Roca. Gerold el Grande,

como el es recordado en el oeste, navego su propia flota a las Islas de Hierro mismas en

un audaz asalto, tomando a ciento de hijos del hierro como rehenes. El los mantuvo en

Roca Casterly después, ahorcando uno cada vez que sus costas sean asaltadas.

En los siglos que siguieron, una sucesión de reyes débiles perdieron el Rejo, la Isla del

Oso, el Dedo de Pedernal13 y muchos de los enclaves de los hijos de hierro en el Mar del

Ocaso, hasta que lo único que quedo fue un puñado.

No se debe pensar que los hijos del hierro no ganaron victorias durante esos años.

Balon V Greyjoy, llamado Viento Frio14 destruyo las flotas débiles de los Reyes en el

Norte. Erich V Harlaw retomo Isla Bella en su juventud, solo para perderla de nuevo en
su vejez. Su hijo Harron mato violentamente a Gareth el Sombrío de Altojardin detrás

de los muros de Antigua. Medio siglo después, Joron I Blacktyde capturo a Gyles II

Gardener cuando su flota chocó lejos de las Islas Brumosas15. Después lo torturo hasta

la muerte, Joron tomo su cadáver y lo corto en pedazos tan pequeños como para

usarlos como cebo en sus anzuelos con ‗‘un trozo de rey‘‘. Después de su reinado, Joron

barrió con todo el Rejo con acero y fuego, y supuestamente mato a toda mujer por

debajo de los treinta años de las islas, por lo que se gano el nombre de Matadoncella,

por el cual es mejor recordado.

Un barcoluengo de un hijo del hierro en el mar.

13 Flint’s Finger

14 Coldwind

15 Misty Islands

Aun así todos esos triunfos duraron brevemente, junto con los muchos de los reyes

quienes lo lograron. Conforme los siglos pasaron, los reinos de las tierras verdes se

hicieron más fuertes y las Islas del Hierro más débiles. Y después en la Edad de los

Héroes, otra crisis debilito y dividió a los hijos del hierro aun más.

Tras la muerte del Rey Urragon III Geyiron (Urragon el Calvo), sus jóvenes hijos se

apresuraron a convocar una asamblea de sucesión mientras su hermano mayor Torgon

estaba asaltando la parte de arriba del Mander, pensando que uno de ellos seria

escogido para llevar la corona de madera de deriva. Para su disgusto, los capitanes

escogieron a Urrathon Goodbrother de Viejo Wyk de inmediato. La primera cosa que el

nuevo rey hizo fue ejecutar a los hijos del antiguo rey. Por eso, y por la salvaje crueldad

que mostro frecuentemente durante sus dos años como rey, Urragon IV Goodbrother es

recordado en la historia como Malhermano16.

Cuando Torgon Greyiron regreso por fin a las Islas del Hierro, el declaro invalida la
asamblea de sucesión pues el no había estado presente para hacerse oír. Los sacerdotes

lo apoyaron en esto, pues estaban hartos de la arrogancia del Malhermano y su

impiedad. El pueblo y los grandes señores por igual se levantaron a su llamada,

congregando los banderizos de Torgon, hasta los propios capitanes de Urrathon

cortaron en pedazos a Urrathon. Torgon el Rezagado se convirtió en rey en ese

momento, y gobernó por cuarenta años sin haber sido escogido y proclamado en una

asamblea de sucesión. El probó ser un fuerte rey, justo y sabio e imparcial, pero el pudo

hacer poco para detener la caída de las fortuna de las Islas del Hierro, por eso fue

durante el reinado de Torgon que la mayor parte del Cabo de Águilas fue perdido a los

Mallister de Varamar.

Torgon había golpeado contra la institución de la asamblea de sucesión en su juventud,

sacando de en medio a su rey escogido. En su vejez el lo hizo otra vez, llamando a su

propio hijo Urragon para ayudarle a gobernar. En la corte y en el consejo, en guerra y

paz, los hijos permanecían a lado de su padre con la mejor intención por casi cinco

años, así cuando Torgon finalmente murió solamente le pareció natural para su

heredero escogido sucederle como Urragon IV Greyiron. Ninguna asamblea fue

convocada, y esta ocasión ningún Galon Bastonblanco se levanto con indignidad para

protestar la sucesión.

Al final, el golpe fatal contra el poder de los capitanes y los reyes reunidos fue

negociado cuando Urragon IV mismo murió, después de un largo pero indistinguible

reinado. Había sido el deseo del difunto rey que el supremo reino pasara a su sobrino

nieto Urron Greyiron, rey de sal de Monteorca conocido como Urron Mano Roja. Los

Sacerdotes del Dios Ahogado estaban determinados a no permitir que el poder del

hacedor de reyes sea tomado por tercera vez, así anunciaron a los capitanes y reyes a

que deberían reunirse en Viejo Wyk para una asamblea de sucesión.


Cientos llegaron, entre ellos los reyes de sal y de roca de las siete grandes islas, inclusive

de Luz Solitaria. Aun así apenas se reunieron cuando Urron Mano Roja dejo caer a sus

hombres con hacha sobre ellos, y las costillas de Nagga se tiñeron de rojo. Trece reyes

murieron ese día, y la mitad de cientos de sacerdotes y profetas. Eso fue el fin de las

asambleas de sucesión, y el Mano Roja gobernó como rey supremo por veintidós años

después de eso, y sus descendientes después de el. Los errantes santos hombres nunca

volvieron a levantar y derrocar reyes como alguna vez lo hicieron.

16 Badbrother

LOS REYES DE HIERRO

Los Greyiron estaban entere la mas antigua y mas renombrada de las casas de las Islas

del Hierro. Durante la larga edad de las asambleas de sucesión, de los capitanes y reyes

que llevaron la corona de madera de deriva no menos de treinta y ocho eran Greyirons,

de acuerdo a Haereg, dándoles dos veces mas reyes que cualquier otra casa.

Esa era termino con Urron Mano Roja y la matanza en Viejo Wyk. En adelante la

corona de las Islas de Hierro seria hecha de hierro negro y pasaría de padre a hijos por

derecho de primogenitura. Ni los Greyirons soportarían otros reyes en las islas. No

habría mas reyes de sal, ni más de reyes de roca. Urron Mano Roja como su heredero se

llamaron así mismos simplemente como Reyes de las Islas del Hierro. Los

gobernadores de Gran Wyk, Viejo Wyk, Pyke, Harlaw y las islas menores fueron

reducidos a señores, y varias antiguas líneas fueron extinguidas enteramente cuando

ellos se rehusaron a doblar sus rodillas.

Pero el control de la Casa Greyiron tras su corona de hierro no fue correspondido.

Junto con la asamblea de sucesión, la prohibición de Galon Bastonblanco contra los

hijos del hierro de hacer guerra contra otro hijo del hierro también expiro en medio de

la matanza de Viejo Wyk. Tras los siglos que le siguieron, Urron Mano Roja y sus
sucesores tuvieron que tratar con una mitad de docenas de grandes rebeliones, y al

menos dos grandes levantamientos de siervos. Ni los señores ni los reyes del continente

se tardaron en darse cuenta que podían tomar ventaja de la desunión entre los hijos del

hierro. Uno por uno, todos los puntos de apoyo que sobraban en las tierras verdes

fueron perdidos. El golpe mas contado fue el que dio el Rey Garth VII, el Manodorada,

Rey del Dominio, cuando el condujo a los hombres del hierro de las Islas Brumosas, y

las renombro Islas Escudos, y volvió a establecerse sobre ellas con su propios guerreros

fieros y buenos marinos para defender la desembocadura del Mander.

La llegada de los ándalos a los Siete Reinos solo anticipo la caída de las Islas del Hierro,

pues a diferencia de los primeros hombres que habían estado antes, los ándalos fueron

marineros valientes, con barcoluengos de su propiedad rápidos y en buen estado para

navegar así como cualquiera de los hijos del hierro podían construir. Como los ándalos

inundaron las tierras de los ríos, las tierras del oeste, y el Dominio, nuevas aldeas se

esparcieron a lo largo de las costas, pueblos amurallados se levantaron sobre cada

ensenada y puertos, y grandes señores y pequeños reyes por igual empezaron a

construir buques de guerra para defender sus costas y navieros.

A su debido tiempo, los ándalos barrieron sobre las Islas del Hierro solo como ellos

hicieron con todo Poniente bajo el Cuello. Sucesivas olas de ándalos aventureros

descendieron sobre las islas, frecuentemente en alianza con una u otra facción de los

hijos del hierro mismos. Los ándalos se casaron entre los parientes de algunas de las

antiguas familias de las islas y llevaron a otras a un fin sangriento con espada y hacha.

La Casa Greyiron estaba entre esas familias destruidas. El ultimo Rey de Hierro,

Rognar II, fue derrocado cuando los Orkwoods, Drumms, Hoares y Geyjoys hicieron

causa común contra el, apoyados por una hueste de piratas ándalos, mercenarios y

comandantes de guerra.
Después los victoriosos no pudieron llegar a un acuerdo sobre quien debería suceder a

Rognar como rey, así que fue decidido ellos deberían arreglar el asunto por medio de la

danza del dedo, un juego popular entre los hijos del hierro en donde los jugadores

giraban arrojando hachas hacia otros e intentaban atraparlas en el aire. Harras Hoare

emergió con la victoria, al costo de dos dedos. Como Harras Muñón17, gobernó las Islas

del Hierro por treinta años.

Muchos creen que la historia de cómo Harras gano su corona por atrapar un hacha no es mas

que una fantasía de bardo. En verdad, el Archimaestre Haereg sugiere que Harras fue

escogido porque el había tomado una doncella ándala por esposa, por consiguiente gano el

apoyo de su padre y de muchos otros poderosos señores ándalos.

Harras Muñón victorioso.

LA SANGRE NEGRA

El Archimaestre Hake nos dice que los reyes de la Casa Hoare fueron, ‗‘de cabello

negro, ojos negros, y negro de corazón‘‘. Sus enemigos clamaban que su sangre era
negra también, oscurecida por la ‗‘mancha Ándala‘‘, pues muchos de los tempranos

reyes Hoare tomaron doncella de esa índole como esposa. Los verdaderos hijos del

hierro tenían agua salada en su venas, los sacerdotes del Dios Ahogado proclamaban;

que los Hoares sangre negra eran falsos reyes, impíos usurpadores que solo debían ser

abatidos.

Muchos intentaron hacerlo por siglos, como en algunos relatos de Haereg detallan.

Ninguno tuvo éxito. Que los Hoares carecieran de valor los hacia crueles y astutos.

Pocos de sus súbditos eran leales, pero muchos tenían buenas razones para temer su

17 Harras Stump-hand

ira. Sus mismos nombres proclamaban su naturaleza, aun después del paso de cientos

de años. Wulfgar el Hacedor de Viudas, Horgan el Mata Sacerdotes, Fergo el Feroz,

Othgar el Sin Alma, Othgar el Demonio Enamorado, Craghorn de la Sonrisa Roja. Los

sacerdotes del Dios Ahogado denunciaron a todos ellos.

¿Eran los reyes de la Casa Hoare ciertamente tan impíos como esos santos hombres

proclamaban? Hake cree que lo fueron, pero el Archimaestre Haereg tomo una postura

muy diferente, sugiriendo que el único verdadero crimen de los reyes ‗‘sangre negra‘‘ no

fue la impiedad ni adorar demonios, sino la tolerancia. Pues fue bajo los Hoare que la

Fe de los Ándalos vino a las Islas del Hierro por primera vez.

Apremiados por sus reinas ándalas, esos reyes les garantizaban a septas y septones su

protección y les dio permiso para moverse por las islas, predicando a los Siete. El

primer septo en las Islas del Hierro fue construido en Gran Wyk durante el reinado de

Wulfgar el Hacedor de Viudas. Cuando su bisnieto Horgan permitió la construcción de

otro en Viejo Wyk, donde las asambleas de sucesión habían sido sujetas antiguamente,

la isla entera se levanto en una rebelión sangrienta, incitada por los sacerdotes. El septo

fue quemado, el septón fue troceado en pedazos, los adoradores sin razón fueron
metidos en el mar para ahogarlos, pues ellos podían mantener su fe. Fue en respuesta a

esto, Haereg alega, que Horgan Hoare empezó a asesinar sacerdotes.

Los reyes Hoare también desalentaron la práctica del saqueo. Y como declino los

saqueos, el comercio creció. Había aun riquezas de mineral de hierro a ser encontradas

debajo de las colinas de Gran Wyk, Monteorca, Harlaw y Pyke, y de plomo y estaño

también. La necesidad de os hombres del hierro por madera para construir sus barcos

permaneció tan grande como siempre, pero ellos ya no tenían la fuerza para tomarlos

donde sea que ellos los encontraran. En lugar de eso intercambiaron hierro por

madera. Y cuando el invierno llego y los vientos fríos soplaron, el mineral de hierro se

convirtió en la moneda de los reyes de la Casa Hoare usada para comprar trigo, cebada

y nabos para mantener a su pueblo alimentado (y carne y cerdo para sus mesas).

‗‘Pagando el precio del hierro‘‘ tomo un significado totalmente diferente, y muchos de

los hijos del hierro lo encontraron humillante y los sacerdotes lo condenaban como

vergonzoso.

El punto mas bajo del orgullo y poder de los hijos del hierro llego a su punto máximo

durante el reinado de los tres Harmunds. En las islas, ellos son mejor recordados como

Harmund el Anfitrión18, Harmund el Regateador19 y Harmund el Apuesto20. Harmund

el Huésped fue el primer rey de las Islas del Hierro conocido por saber leer y escribir. El

daba la bienvenida a viajeros y comerciantes de las más lejanas esquinas del mundo a

su castillo en Gran Wyk, atesoraba libros, y dio a septones y septas su protección.

Su hijo Harmund el Regateador compartió su amor por la lectura, y llego a ser

renombrado como un gran viajero. El fue el primer rey de las Islas del Hierro en visitar

las tierras verdes sin una espada en su mano. Habiendo pasado su juventud como un

pupilo de la Casa Lannister, el segundo Harmund regreso de Roca Casterly como un rey

y tomo a Lady Lelia Lannister, una hija del Rey de la Roca y ‗‘la mas bella flor de
occidente‘‘ como su reina. En un viaje posterior el visito Altojardín y Antigua, para

tratar con sus señores y reyes e impulsar el comercio.

Sus propios hijos fueron criados en la Fe, o la versión propia que el Rey Harmund tenia

de ella. Tras su muerte, el mayor de ellos ascendió al trono. Harmund el Apuesto

(influenciado, según dicen, por su madre Lannister, la Reina Viuda Lelia) anuncio que

18 The Host

19 The Haggler

20 The Handsome

de ahora en adelante seria colgado los saqueadores como piratas en vez de celebrarlos,

y formalmente se proscribió el tomar esposas de sal, declarando a los niños de tales

uniones como bastardos sin derecho a heredar. El estaba considerando una medida

para dar fin con la servidumbre en las islas también cuando un sacerdote conocido

como el Alcaudón21 comenzó a predicar en contra de el.

Otros sacerdotes se levantaron a protestar, y los señores de las islas tuvieron cuidado.

Solo los septones y sus seguidores se levantaron por el Rey Harmund, y el fue

derrocado en dos semanas, casi incruentamente. Lo que siguió fue de lejos incruento,

sin embargo. El Alcaudón mismo desgarro la lengua del depuesto rey, así el nunca

podría volver a hablar ‗‘mentiras y blasfemias‘‘. Harmund estaba ciego también, y su

nariz fue amputada, así ‗‘todo hombre podría ver el monstruo que el es‘‘.

En su lugar, los señores y sacerdotes coronaron a su hermano menor Hagon. El nuevo

rey denuncio a la Fe, anulo los edictos de Harmund, y expulso a los septones y a las

septas de su reino. En dos semanas cada septo en las Islas del Hierro estaba en llamas.

El Rey Hagon, pronto paso a ser conocido como Hagon el Despiadado22, inclusive

permitió la mutilación de su propia madre, la Reina Lelia, La ‗‘Zorra‘‘ Lannister quien


fue acusada por el Alcaudón por alejar a su esposo e hijos del verdadero dios. Sus

labios, orejas y parpados fueron cortados y su lengua cercenada con pinzas calientes,

después de la cual ella fue atada en bultos en un barcoluengo y regresada a Lannisport.

El Rey de la Roca, su sobrino, estaba tan enojado por esta atrocidad que llamo a sus

banderizos.

Aunque Harmund II acepto a los Siete como dioses verdaderos, el continuo haciendo

honor al Dios Ahogado también, y en su regreso a Gran Wyk hablo abiertamente de

‗‘los Ocho Dioses‘‘, y decreto que una estatua del Dios Ahogado debería ser levantada

en las puertas de cada septo. Esto no agrado ni a los septones ni a los sacerdotes y fue

denunciado por ambos. En un intento de aplacarlos, el rey anulo su decreto y declaro

que dios tenía siete rostros… pero el Dios Ahogado era uno de esos, como un aspecto

del Desconocido.

La Guerra que siguió dejos diez mil muertos, tres cuartas partes de ellos hijos del

hierro. En el séptimo anos, los hombres del oeste desembarcaron en Gran Wyk,

aplastaron las huestes de Hagon en batalla, y capturo su castillo. Hagon el Despiadado

fue mutilado en las misma forma como lo fue su madre antes de ser colgado. Ser

Aubrey Crakehall, comandante de los ejércitos Lannister, ordeno que el Castillo Hoare

sea destruido por completo, pero como sus hombres estaban saqueando, se toparon con

Harmund el Apuesto en una mazmorra. Crakehall brevemente considero restaurar a

Harmund a su trono, Haereg afirma, pero el anterior rey estaba ciego, arruinado, y

medio loco debido a su largo confinamiento. Ser Aubrey le garantizo ‗‘el regalo de la

muerte‘‘ en lugar de eso, sirviendo a Harmund una copa con vino rociado con leche de

amapola. Entonces, en un acto de absurda locura, el caballero decidió reclamar el reino

de las Islas del Hierro para si mismo.

Este no agrado ni a los hijos del hierro ni a los Lannister. Cuando las palabras
alcanzaron Roca Casterly, el rey llamo sus buques de Guerra a casa, dejando que

21 Shrike

22 Hagon the Heartless

Crakehall se defendiera por su cuenta. Sin el poder ni la riqueza de la Casa Lannister

para apuntalarlo, ‗‘El Rey Aubrey‘‘ vio como su poder se derrumbo rápidamente. Su

reinado duro menos de la mitad de un año antes de que el fuera capturado y sacrificado

al mar por el Alcaudón en persona.

La guerra entre los hijos del hierro y los hombres del oeste continúo de forma irregular

por cinco años más, finalmente termino en una exhausta paz que dejo a las Islas del

Hierro empobrecidas, quemadas y arruinadas. El invierno que siguió fue largo y duro, y

es recordado en las islas como el Invierno de la Hambruna. Hake nos cuenta que tres

veces tantos hombres del hierro perecieron de inanición en el invierno que los muertos

en la guerra que le precedió.

Pasarían siglos antes de que las Islas del Hierro se recuperaran, una larga y lenta cima

que escalar hacia la prosperidad y el poder. De los reyes quienes reinaron durante esta

edad desolada, no necesitamos tratar. Muchos fueron marionetas de los señores y

sacerdotes. Unos pocos fueron mas que saqueadores de la Edad de los Héroes, hombres

tales como Harrag Hoare y su hijo Ravos el Violador23 quienes trato salvajemente el

Norte en los años del reinado sangriento de los Lobos Hambrientos, pero ellos fueron

inusuales y distantes.

Tanto el saqueo y el comercio desempeño una parte de la restauración del orgullo y

destreza de las islas. Otras tierras ahora construyen tan grandes y formidables buques

de guerra que los de los hombres del hierro, pero en ningún lugar hubo marineros tan

atrevidos. Los mercantes y comerciantes que navegan desde Puerto Noble de Pyke y los

puertos de Gran Wyk, Harlaw y Monteorca se esparcen hacia los mares, visitando
Lannisport, Antigua y las Ciudades Libres, y regresan con tesoros que sus antepasados

nunca soñaron.

23 Ravos the Raper

Rey Harwyn Hoare.

Los saqueos continuaron también, pero los ‗‘lobos del mar‘‘ no cazaban cerca de casa,

pues los reyes de las tierras verdes habían crecido tanto en poder como para

provocarlos. En lugar de eso encontraron sus victimas en los mares distantes, en las
Islas Basilisco y en los Peldaños de Piedra y a lo largo de las Tierras de la Discordia.

Algunos se dedicaron como marinos mercenarios, peleando por una u otra de las

Ciudades Libres en sus guerras comerciales sin fin.

Uno de esos fue Harwyn Hoare, tercer hijo del Rey Qhorwyn el Astuto24. Un sagaz y

avaricioso rey, Qhorwyn había pasado todo su reinado acumulando riquezas y evitando

la guerra. ‗‘La guerra es mal para el comercio‘‘ dijo el, infamemente, aun así el doblo, y

luego triplico el tamaños de su flota y encomendó a sus herreros forjar mas armaduras,

espadas y hachas. ‗‘La debilidad incita el ataque‘‘ declaro Qhorwyn ‗‘. Para tener paz,

debemos ser fuertes‘‘.

Su hijo Harwyn no las uso para la paz, pues uso muchas o todas las armas que su padre

forjo. Un chico beligerante en lo que respecta, y el tercero en la sucesión. Harwyn fue

enviado al mar a una edad temprana. El navego con una sucesión de saqueadores en los

Peldaños de Piedra, visito Volantis, Tyrosh y Braavos, se convirtió en hombre en los

jardines de placer de Lys, paso dos años en las Islas Basilisco como prisionero de un rey

pirata, vendió su espada a una compañía libre en las Tierras de la Discordia, y peleo en

varis batallas como un Segundo Hijo.

Cuando Harwyn regreso a las Islas del Hierro, el encontró a su padre Qhorwyn

muriendo, y a su hermano mayor con dos años muerto a causa de la psoriagris. Un

segundo hermano aun permanecía entre Harwyn y la corona, y su muerte súbita aun

cuando el rey todavía estaba respirando su último aliento permanece en materia de

disputa hasta el día de hoy. Esto presento el paso al Príncipe Harlan cuya muerte fue

declarada accidental, resultado de una caída de su caballo, que por supuesto habría sido

digna para su vida como para sugerir otra cosa. Más allá de las Islas del Hierro, fue

ampliamente asumido que el príncipe Harwyn estaba detrás del asesinato de su

hermano. Algunos afirmaron que el mismo lo había hecho. Otros que el Príncipe
Harlan había sido asesinado por un Hombre sin Rostro de Braavos.

El Rey Qhorwyn expiro seis días después de que coronen al príncipe, dejando a su

tercer hijo heredar. Como Harwyn Manodura25, el pronto escribiría su nombre con

sangre a través de los Siete Reinos.

Cuando el nuevo rey visito los astilleros de su padre, el declaro que ‗‘los barcoluengos

están hechos para ser navegados‘‘. Cuando el inspecciono las armerías reales, el

anuncio que ‗‘las espadas están hechas para ser ensangrentadas‘‘. El Rey Qhorwyn

había frecuentemente dicho que la debilidad incita el ataque. Cuando su hijo contemplo

toda la Bahía del Hombre del Hierro, el vio solo debilidad y confusión en las tierras de

los ríos, donde los señores del Tridente se irritaban sin descanso bajo el talón del Rey

de la Tormenta, Arrec Durrandon, en el distante Bastión de Tormentas.

Harwyn convoco una hueste y los guio a través de la bahía en unos de los cientos de

barcoluengos de su padre. Desembarcaron incuestionablemente al norte de Varamar,

ellos llevaron sus barcos sobre la tierra hasta el Forca Azul del Tridente, entonces

barrieron corriente abajo con fuego y espada. Unos pocos de los señores de los ríos se

levantaron en armas contra ellos; la mayoría no. Pues ellos tenían poco amor y menos

lealtad por su señor feudal en las tierras de la tormenta. En eso días, los hijos del hierro

eran pasados por salvajes luchadores del mar pero fácilmente de vencerlos en tierra.

Pero Harwyn Hoare no era como los otros hijos del hierro. Endurecido en las Tierras de

la Discordia, el probó ser tan feroz a pie como en el mar, derrotando totalmente a sus

24 Qhorwyn the Cunning

25 Harwyn Handhard

enemigos. Después de que repartió a los Blackwood en una derrota aplastante, muchos

señores del Tridente declararon a favor de el.

En Buenmercado, Harwyn se encontró así mismo enfrentándose a Arrec Durrandon, el


joven Rey de la Tormenta, liderando una hueste de la mitad del tamaño que la suya,

pero los hombres de la tormenta estaban mal conducidos, cansados y lejos de su hogar,

y los hombres del hierro y los señores de las tierras de los ríos los hicieron pedazos. El

Rey Arrec perdió dos hermanos y la mitad de sus hombres, y fue afortunado al escapar

con su vida. En cuanto el huyo al sur, el pueblo de las tierras de los ríos se levanto, y sus

guarniciones fueron expulsadas o asesinadas. Las amplias y fértiles tierras de los ríos y

todas sus riquezas pasaron de las manos de Bastión de Tormentas a la de los hombres

del hierro.

En un golpe atrevido, Harwyn Manodura había incrementado sus territorios diez veces

e hizo de las Islas del Hierro una vez más un poder a ser temido. Esos señores del

Tridente quienes se habían unido con la esperanza de desvincularse de los

Durranndons pronto aprendieron que sus nuevos amos eran más brutales y

demandaron a sus antiguos. Harwyn gobernaría su conquista con una mano pesada

hasta su muerte, pasando mucho de su tiempo en las tierras de los ríos que en las islas,

montando desde el fin del Tridente hasta el otro lado a la cabeza de un ejército rapaz,

rastreando cualquier indicio de rebelión mientras cobraba impuesto, tributos y esposa

de sal. ‗‘Su lugar fue una tienda, su trono una silla de montar‘‘ dicen los hombres sobre

el.

Su hijo Halleck, quien le sucedió a la corona cuando el Manodura murió a sus sesenta y

cuatro años, era un hombre de la misma calaña. Halleck visito las Islas del Hierro solo

tres veces durante su reinado, pasando menos que dos años ahí dicen todos. Aunque el

se llamo hijo del hierro, sacrifico para el Dios Ahogado, y siempre mantuvo tres

sacerdotes a su lado, había mas del Tridente que la sal de mar en Halleck Hoare, y el

parecía mirar a las islas solo como una fuente de armas, barcos y hombres. Su propio

reinado fue aun más sangriento que el de su padre, aunque menos exitoso, marcado por
guerras frustradas contras los hombres del oeste y hombres de la tormenta, y no menos

que tres intentos fallidos para conquistar el Valle, todas terminando en un desastre en

la Puerta de Sangre.

Como su padre, el Rey Halleck pasó una gran parte de su reinado en tiendas de

campaña, en compañías. Cuando no estaba en guerra, el gobernaba sus amplios

dominios desde la torre de su modesta casa en Buenmercado en el corazón de la tierra

de los ríos, cerca del sitio de la gran victoria de su padre.

Su propio hijo deseo un asentamiento más grande que ese, y pasaría mucho de su

propio reinado construyéndolo. Pero la historia de Harren el Negro, y la construcción

de Harrenhal, ya han sido tocadas en otro sitio.

Las llamas de dragón que destruyeron Harrenhal puso un fin fogoso a los sueños del

Rey Harren, a la dominación de las tierras de los ríos por los hijos del hierro, y a la

‗‘línea negra‘‘ de la Casa Hoare.

LOS GREYJOY DE PYKE

La muerte de Harren el Negro y sus hijos dejaron a las Islas del Hierro sin rey y en un

caos.
Muchos grandes señores y famosos guerreros habían estado sirviendo con el Rey

Harren en las tierras de los ríos. Algunos murieron en la quema de Harrenhal, otros

cuando las tierras de los ríos se levantaron en contra de ellos. Solo unos pocos dominios

de la costa sobrevivieron, y muy pocos aun encontraron barcoluengos esperando, que

no estaban quemados, para llevarlos a casa.

Las armas de la Casa Greyjoy (centro) y algunas casas importantes, del pasado y del

presente (en sentido de las agujas del reloj desde arriba): Greyiron, Goodbrother,

Wynch, Botley, Drumm, Harlaw, Hoare y Blacktyde.

Aegon Targaryen y sus hermanas prestaron poca atención a las Islas del Hierro

inmediatamente después de lo de Harrenhal. Tenían más preocupaciones apremiantes,

y poderosos enemigos que derrotar por todas partes. Dejaron que se defiendan así
mismos, y los hijos del hierro inmediatamente empezaron a pelear.

Qhorin Volmark, un señor menor de Harlaw, fue el primer hombre en reclamar el

reinado. Su abuela había sido la hermana menor de Harwyn Manodura. En base de ese

nexo, Volmark se declaro como el heredero legitimo de ‗‘la línea negra‘‘.

En Viejo Wyk, respetados sacerdotes se reunieron bajo los huesos de Nagga para

colocar una corona de madera de deriva sobre uno de ellos, un hombre santo descalzo

llamado Lodos quien afirmaba ser el hijo viviente del Dios Ahogado.

Otros reclamadores pronto se levantaron en Gran Wyk, Pyke y Monteorca, y por un año

entero y mas sus seguidores pelearon uno contra otro por tierra y mar. Aegon el

Conquistador puso fin a la contienda en el 2 DC cuando el y Balerion descendieron

sobre Gran Wyk acompañado por una vasta flota de guerra. Los hombres del hierro

colapsaron ante el. Qhorin Volmark murió a manos del Conquistador, cortado bajo la

hoja de acero valyrio de Aegon, Fuego Oscuro. En Viejo Wyk, el sacerdote-rey Lodos se

volvió a su dios, llamando a los krakens para hundir los buques de guerra de Aegon.

Cuando los kraken fallaron en aparecer, Lodos lleno sus túnicas con piedras y camino

hacia el mar para ‗‘asumir consejo‘ de su padre. Miles lo siguieron. Sus cadáveres

hinchados y lavados llegaron a las costas de las islas por años, aunque el del sacerdote

no estaba entre ellos. En Gran Wyk y Pyke, los contendientes sobrevivientes (el rey de

Monteorca había asesinado un año antes) se dieron prisa por doblar la rodilla y hacer

homenaje de la Casa Targaryen.

¿Pero quien gobernaría sobre ellos? En el continente, algunos exigieron a Aegon

convertir en vasallos, a los hijos del hierro, de Lord Tully de Aguasdulces, a quien lo

habían nombrado Lord Protector del Tridente. Otros le sugirieron que las islas sean

dadas a Roca Casterly. Unos pocos fueron mas lejos como para implorar que limpie las

islas con llamas de dragón, poniéndole fin al azote de los hijos del hierro para siempre.
Aegon escogió un rumbo distinto. Reunió a los señores de las Islas del Hierro que

quedaban, anuncio que el permitiría que ellos escogieran su propio señor supremo. De

manera poco sorprendente ellos escogieron a uno de ellos: Vickon Greyjoy, Lord

Segador de Pyke, un famoso capitán descendiente del Rey Gris. Aunque Pyke era más

pequeña y pobre que Gran Wyk, Harlaw y Monteorca, los Greyjoys tenían a su haber un

linaje largo y distinguido. En los días de las asambleas de sucesión, solo los Greyirons y

los Goodbrothers habían producido la mayoría de los reyes, y los Greyirons ya habían

desparecido.

Cansados y empobrecidos por años de guerra, los hombres del hierro aceptaron su

nuevo jefe supremo sin objeción.

Eso llevo a las Islas del Hierro a la mejor parte de una generación para recuperarse de

las heridas infligidas por la caída de Harren y la fratricida guerra que le siguió. Vickon

Greyjoy, entronizado en Pyke en la Silla de Piedramar, probó ser un severo pero

precavido gobernador. Aunque el no proscribió el saqueo, el ordeno que la practica sea

llevada a cabo en aguas distantes, mas ala de las costas de Poniente, así como no

provocar la ira del Trono de Hierro. Y desde que Aegon había aceptado a los Siete como

sus dioses y había sido ungido por el Septón Supremo en Antigua, Lord Vickon

permitió el regreso de septones a las islas una vez más para predicar la Fe.

Esto enfureció a muchos de los hijos del hierro más piadosos y a los sacerdotes del Dios

Ahogado, como siempre lo había hecho antes. ‗‗Que prediquen‘‘, dijo lord Vickon

cuando se quejaron ante él, ‗‗Necesitamos vientos que llenen nuestras velas‘‘. Era el

hombre de Aegon, y se lo recordó a su hijo Goren, y ningún hombre menos un idiota se

atrevería a levantarse contra Aegon Targaryen y sus dragones.

Estas fueron las palabras que Goren Greyjoy recordaría cuando lord Vickon murió en el

33 DC y fue sucedido por su hijo, que echó abajo una conspiración torpe para restaurar
la ‗‗línea negra‘‘ y coronar al hijo de Qhorin Volmark en su lugar. Se enfrentó a su

prueba más seria cuatro años más tarde, cuando Aegon el Conquistador murió de un

ataque al corazón en Rocadragón y su hijo Aenys fue coronado rey en su lugar. Aunque

amable y bienintencionado, Aenys Targaryen fue ampliamente reconocido como un

hombre débil, incapaz de sentarse en el Trono de Hierro. Él nuevo rey estaba aún

adaptándose al trono cuando las rebeliones se levantaron por todo el reino.

Una de estas revueltas convulsionó las Islas del Hierro, liderada por un hombre que

decía ser el rey sacerdote Lodos que había regresado al fin de visitar a su padre. Pero

Goren Greyjoy actuó con decisión, hasta el punto de mandar la cabeza en escabeche de

Lodos a Aenys Targaryen. Su Alteza estaba tan contento con el regalo que prometió a

lord Goren que estuviese en su mano otorgarle. Como sabio que era, el salvaje Greyjoy

pidió al rey que le diera permiso para expulsar a septones y septas de las Islas del

Hierro. Y el rey Aenys se vio obligado a concederlo. Un siglo pasaría antes de que se

construyese otro septo en las islas.

Durante largos años después de esto, los hijos del hierro se mantuvieron tranquilos

bajo la sucesión de los Greyjoy. Evitando otros pensamientos de conquista, vivían de la

pesca, el comercio y la minería. Todo el ancho Poniente giraba en torno a Desembarco

del Rey y Pyke y los hijos del hierro tuvieron poco y menos que ver con los asuntos de la

corte. La vida era dura en las islas, sobre todo en invierno, pero siempre lo había sido.

Algunos hombres aún soñaban con regresar las antiguas costumbres, cuando los

hombres del hierro eran un pueblo temido, pero los Peldaños de Piedra y el Mar de
Verano estaban muy lejos y los Greyjoy de Piedramar no permitirían nunca más el

saqueo cerca de casa.

EL KRAKEN ROJO

Pasaría una buena parte de un siglo desde que el kraken se despertó, todavía los sueños

no habían muerto, para los sacerdotes que todavía doblaban la rodilla en el profundo

mar de sal y predican las Antiguas Costumbres, ni en los cien burdeles y las tabernas

del muelle donde los marineros todavía relatan los cuentos de los días pasados, cuando

los hijos del hierro eran ricos y orgullosos, y cada remero tenía un docena de esposas de

sal para calentar su cama por la noche. Muchos chicos y jóvenes crecieron bebiendo

tales historias, hambrientos de las glorias de la vida de saqueos.

Uno fue Dalton Greyjoy, el joven salvaje hijo heredero de Pyke y las Islas de Hierro. De

él Hake escribe, ―Él amó tres cosas: el mar, su espada, y mujeres.‖ Un niño intrépido,

testarudo y arrebatado, que se dice estaba remando a los cinco años y saqueaba a los

diez, navegó con su tío a las Islas del Basilisco para atacar las ciudades de los piratas

por el pillaje.

Los saqueadores del Kraken rojo

A los catorce años, Dalton Greyjoy había navegado tan lejos como al Viejo Ghis,

luchado en una docena de eventos, y tomando a cuatro esposas de sal. Sus hombres lo

amaron (más que sus esposas, porque se cansaba rápidamente de las mujeres). Su

amor era su espada, un espadón de acero valyrio que le había quitado a un corsario

muerto, llamado Anochecer26. En su decimoquinto año, luchando en los Peldaños de

Piedra como saqueador, vio a su tío asesinado y vengó su muerte, recibiendo una

docena de heridas y surgiendo de la lucha bañado en sangre de la cabeza a los pies.

Desde ese día los hombres lo llamaron el Kraken Rojo.

Después, ese mismo año, la noticia de la muerte de su padre lo localizó en los Peldaños
de Piedra, y el Kraken Rojo exigió el trono de Piedramar como el Señor de las Islas de

Hierro. En seguida comenzó a construir barcoluengos, forjar espadas, y entrenar a los

luchadores. Cuando le preguntaron por qué, el joven señor contestó: ―Se acerca la

tormenta.‖

La tormenta que él había previsto llegó el año siguiente, cuando el Rey Viserys I

Targaryen se murió en la Fortaleza Roja en Desembarco del Rey. Su hija Rhaenyra y su

medio hermano Aegon reclamaron el Trono de Hierro, y provocaron la orgía de sangre,

batallas, rapiñas y asesinatos conocida como la Danza de Dragones. Cuando la noticia

localizó Pyke, se dice que el Kraken Rojo se había reído.

A lo largo de la guerra, la Princesa Rhaenyra y sus negros disfrutaron de una gran

ventaja en el mar, pues entre sus partidarios se contaba Corlys Velaryon, Señor de las

Mareas, la legendaria Serpiente de Mar, que comandaba la flota de la Casa Velaryon de

Marcaderiva. Esperando enfrentarse a eso, el concilio verde del Rey Aegon II

extendería la mano a Pyke, ofreciéndole un lugar a Lord Dalton en el concilio privado

como Lord Almirante del reino, siempre que él trajera sus barcoluengos para luchar

con la Serpiente de Mar. Era una buena oferta, y la mayoría de los muchachos la

hubiese aceptado, pero Lord Dalton tenía una rara agudeza en un chico tan joven y

eligió esperar y ver que podría ofrecer la Princesa Rhaenyra.

Cuando llegó su misiva, era mucho más de su agrado. Los negros no lo necesitaban

para que navegara con su flota alrededor de Poniente y batallar en el Mar Angosto, que

era una proposición bastante arriesgada. La princesa sólo solicitaba que él atacase a sus

enemigos. Entre esos enemigos se encontraban los Lannister de Roca Casterly, cuyas

tierras estaban cerca de su casa y eran vulnerables. Lord Jason Lannister se había

llevado con él a la mayoría de sus caballeros, arqueros, y luchadores expertos para

atacar a los aliados de Rhaenyra en las tierras de los ríos, dejando las tierras de oeste
escasamente defendidas. Lord Dalton vio la oportunidad.

Mientras Lord Jason se desplomaba en la batalla en las tierras de los ríos y su ejército

se tambaleaba de batalla en batalla bajo una sucesión de comandantes, el Kraken Rojo

y sus hombres de hierro cayeron en las tierras del oeste como lobos en un rebaño de

ovejas. Roca Casterly era demasiado fuerte para ellos, una vez que Johanna, la viuda de

Lord Jason, obstruyó sus puertas, pero los hombres del hierro quemaron la flota de los

Lannister y saquearon Lannisport, llevándose inmensas cantidades de oro, granos y

mercancías, y apoderándose de centenares de mujeres y chicas como esposas de sal,

incluso a la dama favorita del rezagado Lord Jason y sus hijas naturales.

Las incursiones y depredaciones siguieron. Los barcoluengos navegaron por las costas

occidentales, atacando como en los tiempos lejanos. El Kraken Rojo comandó el ataque

que capturó Kayce. Castibello cayó, y también la Isla Bella y toda su riqueza. Lord

26 Nightfall

Dalton exigió a cuatro de las hijas de Lord Farman como esposas de sal y entregó a la

quinta—‖la más fea―—a su hermano Veron.

Durante casi dos años, el Kraken Rojo gobernó el Mar del Ocaso como sus antepasados

lo habían hecho antaño, mientras en otra parte de Poniente marchaban y chocaban

grandes ejércitos y los dragones volaban por los cielos y se encontraban en batallas

sangrientas.

Todas las guerras deben acabar, sin embargo, y también la Danza de Dragones. La

princesa Rhaenyra se murió, y después el Rey Aegon II. Por ese tiempo también la

mayoría de los dragones de los Targaryen estaban muertos, junto con veintenas de

grandes y pequeños señores, cientos de caballeros valientes, y decenas de miles de

hombres comunes y campesinos. Los restantes negros y verdes acordaron los términos,

y el joven hijo de Rhaenyra se coronó como el Rey Aegon III y se casó con Jaehaera, la
hija de Aegon II.

La paz en Desembarco del Rey no significó la paz en el oeste, sin embargo. El Kraken

Rojo no había perdido su apetito por la batalla. Cuando el concilio de regentes, que

gobernaban en nombre del nuevo niño rey, le ordenó que dejara sus incursiones, él

continuó como antes.

Finalmente, era una mujer quien demostraría ser la perdición del Kraken Rojo. Una

chica sólo conocida como Tess le abrió la garganta a Lord Dalton con su propia daga,

mientras él dormía en la alcoba de Lord Farman en Castibello, luego lo tiró al mar.

El Kraken Rojo nunca había tomado a una esposa de piedra. Sus herederos más

cercanos eran sus hijos de sal, chicos jóvenes engendrados con varias de sus esposas de

sal. Pocas horas después de su muerte, estalló una sangrienta disputa por la sucesión. E

incluso antes de que las batallas empezaran en Viejo Wyk y Pyke, el pueblo de Isla Bella

se levanto y mataron a los de hierro que aún permanecían entre ellos.

En 134 DC, Lady Johanna Lannister tuvo su venganza por todo lo que el Kraken Rojo

les había infligido a ella y a los suyos. Con sus propias flotas destruidas, ella persuadió

a Ser Leo Costayne, el anciano almirante del Dominio, de enviar a sus espadachines a

las Islas de Hierro. Embrollados en su propia guerra de sucesión, los hijos de hierro

fueron cogidos desprevenidos. Miles de hombres, mujeres, y niños fueron pasados por

las espadas, una veintena de pueblos y centenares de barcoluengos pasaron por la

antorcha. Finalmente Costayne murió en la batalla, su ejército fue esparcido y

destruido. Sólo una parte de su flota (repleta de despojos de guerra, incluyendo muchas

toneladas de granos y peces) retornó a Lannisport, pero entre los nobles cautivos que

habían traído a Roca Casterly, se hallaba uno de los hijos de sal del Kraken Rojo. Lady

Johanna ordenó castrarlo y lo entregó como bufón a su hijo. ―Demostró ser un bufón

ocurrente‖, observó el Archimaestre Haereg, ―y ni la mitad de necio como su padre.‖


En otras tierras, un señor que acarreara tal destino a su casa sería justamente

repudiado por la gente, pero cosas así son habituales para los hijos de hierro de las

islas, por lo que el Kraken Rojo se venera hasta el presente y se le considera uno de sus

grandes héroes.

LAS ANTIGUAS Y NUEVAS COSTUMBRES

Desde ese día hasta hoy, el lord Segador de la casa Greyjoy ha gobernado las Islas del

Hierro desde el trono de Piedramar en Pyke. Ninguno desde el Kraken Rojo ha

planteado una auténtica amenaza para los Siete Reinos o el Trono de Hierro, pero

pocos pueden ser realmente descritos como súbditos fieles a la corona. Fueron reyes en

días pasados, e incluso un millar de años después no pueden borrar el recuerdo de la

corona de madera de deriva.

Se puede encontrar una relación completa de sus reinados en la ‗‘Historia de los Hijos

del Hierro‘‘ del Archimaestre Haereg. En ella, se puede leer sobre Dagon Greyjoy, el

Último Saqueador, cuyos barcoluengos acosaron las costas occidentales cuando Aerys I

Targaryen se sentaba en el Trono de Hierro. De Alton Greyjoy, el Santo Idiota, que

buscó nuevas tierras para conquistar más allá de Luz Solitaria. De Torwon Greyjoy, que

juró con sangre por Aceroamargo y luego lo traicionó a sus enemigos. De Loron

Greyjoy, el bardo, y su gran y trágica amistad con el joven Desmond Mallister, un

caballero de las tierras verdes.

Cerca del final de la gran obra de Haereg, se llega a Quellon Greyjoy, el más sabio de los

hombres sentado sobre el trono de Piedramar desde la Conquista de Aegon. Era un

hombre enorme, de seis pies y medio de altura, tan fuerte como un buey y tan rápido

como un gato, o eso dicen. En su juventud ganó fama como guerrero, luchando contra

corsarios y esclavistas en el Mar de Verano. Un leal sirviente del Trono de Hierro,

dirigió un centenar de barcoluengos por el sur de Poniente en la guerra de los Reyes de


Nueve peniques y desempeñó un papel crucial en la batalla de los Peldaños de Piedra.

Como lord, sin embargo, Quellon eligió el camino de la paz. Prohibió el saqueo. Llevó

maestres a las Islas del Hierro para servir como curanderos a los enfermos y como

tutores a los jóvenes y con ellos llegaron los cuervos, cuyas negras alas atarían las islas a

las tierras verdes, más estrictas que nunca. Fue lord Quellon quien liberó a los siervos

que quedaban y prohibió la práctica de la servidumbre en las Islas del Hierro (no fue un

completo éxito). Y mientras tanto, el no tomó esposas de sal, y aunque permitió que

otros hombres lo hicieran, tenían que pagar un alto impuesto por tal privilegio. Quellon

Greyjoy engendró nueve hijos en tres esposas. Las dos primeras eran esposas de roca,

que se unieron a él por los ritos de un sacerdote del Dios Ahogado, pero su última

mujer, era de las tierras verdes, una Piper de Princesa Rosada y se casó con ella en la

casa de su padre, por un septon.

En eso, como en muchas otras cosas, lord Quellon se apartó de las antiguas costumbres

de los hijos del hierro, con la esperanza de forjar lazos más fuertes entre sus propios

dominios y el resto de los Siete Reinos. Tan fuerte era lord Quellon Greyjoy que pocos

se atrevían a hablar abiertamente en su contra, porque era conocido por su carácter

fuerte y tenaz y temiblemente airado.

Quellon Greyjoy seguía sentado en su trono de Piedramar cuando Robert Baratheon,

Eddard Stark y Jon Arryn levantaron sus banderas en la rebelión. La edad le había

servido para profundizar en su naturaleza cautelosa y como la lucha se extendió por las

tierras verdes, su señoría estuvo resuelto a no tomar parte en la batalla. Pero sus hijos

tenían un hambre implacable de tesoros y gloria y su propia salud y fuerzas estaban

fallando. Lord Quellon, llevaba un tiempo sufriendo dolores de estómago que habían

ido creciendo de forma insoportable hasta el punto de necesitar leche de la amapola

para dormir a diario. Aún así, se resistió a todos los ruegos hasta que un cuervo llego a
Pyke con la noticia de la muerte del príncipe Rhaegar en el Tridente. Estas noticias

unieron a sus tres hijos mayores: los Targaryen han tenido su tiempo, dijeron, y si la

casa Greyjoy no se une a la rebelión ahora, quizá nunca pueda compartir el botín de la

victoria.

Lord Quellon cedió. Se decidió que demostrarían su lealtad atacando a los Targaryen

más cercanos. A pesar de su creciente debilidad, su señoría insistió en comandar la

flota el mismo. Cincuenta barcoluengos fueron llevados desde Pyke hasta el Dominio.

La mayor parte de la flota de los hijos del hierro se quedó en casa para protegerse de un

posible ataque de los Lannister, porque aun no sabían si Roca Casterly se pondría del

lado del rey o de los rebeldes.

Poco o nada necesita decirse del final de Quellon Greyjoy. En la historia de la Rebelión

de Robert, no es más que un añadido final al resultado de la guerra. Los hijos del hierro

hundieron algunos barcos de pesca y capturaron algunos comerciantes, quemaron

algunas aldeas y saquearon algunas ciudades pequeñas. Pero en la desembocadura del

Mander, se encontraron con la resistencia inesperada de los isleños de las Escudos, que

salieron en su propia flota para presentar batalla. Una docena de barcos fueron

capturados o hundidos en la lucha que siguió, y aunque los hijos del hierro ganaron

más de lo que perdieron, lord Quellon Greyjoy se encontraba entre sus muertos.

Para aquel entonces, la guerra estaba decidida. Prudentemente, su heredero, Balon

Greyjoy, optó por volver a sus propias aguas y reclamar el trono de Piedramar.

El nuevo señor de las Islas del Hierro era el hijo mayor de lord Quellon, un hijo de su

segundo matrimonio (los hijos de su primer matrimonio habían muerto todos en su

juventud). En muchos sentidos, era como su padre. A los trece años podía manejar los

remos de un barcoluengo y bailar la danza del dedo. A los quince, pasó un verano en los

Peldaños de Piedra, saqueando. A los diecisiete, era capitán de su propio barco. A pesar
de que carecía de la talla de su padre y su fuerza bruta, Balon Greyjoy tenía toda su

rapidez y habilidad con las armas. Y nadie podía cuestionar su valor.

Sin embargo, cuando era niño, Lord Balon había deseado liberar a los hijos del hierro

yugo del Trono de Hierro y restaurarles un lugar de orgullo y poder. Una vez sentado en

el trono de Piedramar, barrió muchos de los decretos de su señor padre, la abolición de

los impuestos sobre las esposas de sal y declaró que los hombres que fueran capturados

en la guerra podrían mantenerse como siervos. Aunque no expulsó a los septones, les

aumentó el impuesto de los diezmos. Mantuvo a los maestres, porque habían

demostrado ser demasiado útiles como para abandonarlos. Mientras tanto, mató a su

propio maestre en Pyke por razones que siguen siendo un tanto oscuras. Lord Balon, de

inmediato solicitó otro a la Ciudadela.

Lord Quellon había pasado la mayor parte de su largo reinado evitando la guerra: lord

Balon comenzó a su vez a prepararse para ella. Por encima del oro o la gloria, Balon

codiciaba una corona. Este sueño de coronas ha parecido rondar a la casa Greyjoy a lo

largo de su historia. Algunas veces no, pero suele terminar en derrota, desesperación y

muerte, como lo hizo para Balon Greyjoy. Durante cinco años se preparó, reuniendo

hombres y barcoluengos, y construyendo una gran flota de enormes buques de guerra

con casco reforzado y espolones de hierro, sus cubiertas erizadas de escorpiones y

lanza fuegos. Los barcos de esta flota del hierro eran más galeras que barcoluengos,

más grandes de lo que cualquier hombre del hierro había construido antes.
Las restantes torres del castillo de Pyke

En el 289 DC, lord Balon dio su golpe, declarándose a si mismo rey de las Islas del

Hierro y envió a sus hermanos Euron y Victarion a Lannisport para quemar la flota de

los Lannister. ‗‗El mar será mi foso‘‘, declaró mientras los barcos de Tywin ardían en

llamas, ‗‗Y ¡Ay del hombre que se atreva a cruzarlo!‘‘.

El rey Robert se atrevió. Robert Baratheon, primero de su nombre, había ganado la

gloria eterna en el Tridente. Rápido en responder, el joven rey convocó a sus banderizos
y envió a su hermano Stannis, señor de Rocadragón, rodear Dorne con la flota real.

Buques de guerra del Rejo y Antigua los alcanzaron y se unieron a ellos. Balon Greyjoy

envió a su propio hermano Victarion a su encuentro, pero en el estrecho de Isla Bella,

lord Stannis atrajo a los hijos del hierro en una trampa la flota del hierro se estrelló.

Con el ‗foso‘ de Balon ahora indefenso, el rey Robert no tuvo ninguna dificultad en

cruzar con su ejército la Bahía del Hierro, desde Varamar y Lannisport. Con los

Guardianes del Norte y Occidente a su lado, Robert forzó el desembarco en Pyke, Gran

Wyk, Harlaw y Monteorca, y cortó su huída a través de las islas con acero y fuego. Balon

se vio obligado a replegarse a su fuerte en Pyke, pero cuando Robert derribó su muralla

y envió a sus caballeros al asalto a través de la abertura, toda resistencia se derrumbo.

El renacer del reinado de las Islas del Hierro había durado menos de un año. Sin

embargo, cuando Balon Greyjoy fue llevado ante el rey Robert encadenado, el hombre

del hierro se mantuvo desafiante ‗‗puedes cortarme la cabeza‘‘, le dijo Balon, ‗‗pero no

puedes llamarme traidor, ningún Greyjoy hizo nunca un juramento a un Baratheon‘‘.

Robert Baratheon, siempre misericordioso, se dice que se rió de eso, porque le

gustaban los hombres con espíritu, incluso si eran sus enemigos. ‗‗Jura ahora‘‘,

respondió ‗‗o tu y los tuyos perderán su terca cabeza‘‘. Y así, Balon Greyjoy dobló la

rodilla y se le permitió vivir, después de renunciar a su último hijo varón sobreviviente

como rehén por su lealtad.

Las Islas del Hierro sobrevivieron como siempre lo han hecho. Desde el reinado del

Kraken Rojo hasta nuestros días, la historia de los hijos del hierro es la historia de una

gente atrapada entre los sueños de la gloria pasada y la pobreza presente. Apartadas de

Poniente por las aguas grises y verdes, las islas siguen siendo un reino para ellas

mismas. El mar está siempre en movimiento, siempre cambiante, dicen los hijos del

hierro, y sin embargo sigue siendo eterno, sin límites, nunca y a la vez siempre igual. Lo
mismo sucede con los hijos del hierro, la gente del mar.

―Puedes vestir a un hombre del hierro con sedas y terciopelos, enseñarle a leer y

escribir y darle libros, instruirlo en la caballerosidad, la cortesía y los misterios de la

Fe‘‘ escribe el Archimaestre Haereg ‗‗pero cuando le mires a los ojos, el mar todavía

estará allá, frío, gris y cruel‘‘.

PYKE

Pyke no es ni el castillo más grande ni el más glorioso de las Islas del Hierro, pero si

puede que sea el más antiguo y es desde allí, donde los señores de la casa Greyjoy

gobiernan a los hijos del hierro. Durante mucho tiempo, se ha dicho que la isla de Pyke

toma el nombre de su castillo; el pueblo llano de las islas insiste en lo contrario.

Pyke es tan antiguo que nadie puede decir con certeza cuando fue construido, ni el

nombre del Lord que lo construyó. Al igual que el trono de Piedramar, sus orígenes se

pierden en el misterio.

Una vez, hace siglos, Pyke era como los otros castillos: construido sobre sólida roca en

un acantilado con vistas al mar, con una muralla y torres. Pero los acantilados sobre los

que descansaba no eran tan sólidos como parecía y bajo el interminable acoso de las

olas, comenzó a desmoronarse. Las paredes cayeron, el suelo cedió, y los edificios

exteriores se perdieron.

Lo que queda de Pyke hoy es un montón de torres dispersas en media docena de islotes,

con el mar y las olas entre ellos. Una sección de la muralla, junto con el gran portón de

entrada y las torres defensivas se extienden a través dela punta, el único acceso al

castillo y es todo lo que queda de la construcción inicial. Un puente de piedra desde la

punta conduce al primero de los islotes y el más grande, el Gran Guardián de Pyke.

Mas allá de eso, puentes de cuerda conectan las torres una con otra. A los Greyjoy les

gusta decir que cualquiera de sus hombres puede caminar por uno de esos puentes
cuando la tormenta esta aullando tan fácilmente como remar. Por debajo de las

murallas del castillo, las olas rompen día y noche con las rocas que quedan y que sin

duda, son demasiado grandes para ser arrastradas por el mar.

LAS TIERRAS DE OCCIDENTE

LAS TIERRAS DE OCCIDENTE son un lugar de escabrosas colinas y llanuras rodantes, de

brumosos valles y peñascosas costas, un lugar de lagos azules, ríos brillantes y tierras fértiles,

bosques de árboles de hojas anchas donde habita caza de todo tipo, donde puertas medio
escondidas a los lados de pasillos de madera se abren a cuevas laberínticas que avanzan a

través de la oscuridad para revelar maravillas inimaginables y vastos tesoros bajo la

tierra.

Son tierras ricas, con buena temperatura y fértiles, escudadas por altas colinas en el

Este y el sur y las interminables aguas azules del Mar del Atardecer en el Oeste. Una vez

los Niños del Bosque hicieron sus hogares en los bosques, mientras los gigantes

vagaban por las colinas, donde sus huesos ocasionalmente son encontrados. Pero

entonces los Primeros Hombres llegaron con fuego y hachas de bronce para cortar los

bosques, arar los campos y construir caminos por las colinas donde los gigantes tenían

sus moradas. Pronto, las granjas y aldeas de los Primeros se extendieron por el Oeste

―de la sal a la roca‖, protegidos por fuertes con murallas exteriores primero, y más tarde

por grandes castillos de piedra; hasta que no hubo más gigantes, y los Niños del Bosque

desaparecieron entre los bosques profundos, las colinas vacías, y el lejano Norte.

Muchas, y más de las grandes casas, tienen sus raíces en la edad dorada de los Primeros

Hombres. Entre ellos están los Hawthorne, los Foote, los Broom y los Plumm. En Isla

Bella, los barcos de los Farman ayudan a defender la costa oeste de los saqueadores

hijos del hierro. Los Greenfield tienen un vasto castillo de madera llamado Entramado

(ahora simplemente Greenfield) construido enteramente de madera de arciano. Los

Reyne de Castamere hicieron un gran sistema de minas, cuevas y túneles bajo su propio

asiento, mientras que los Westerling construyeron El Risco sobre las olas. Otras casas

brotaron de los lomos de héroes legendarios, cuyos cuentos se cuentan hasta nuestros

días: los Crakehall de Crake el Mataosos, los Banefort del Hombre Encapuchado, los

Yew del Arquero Ciego Alan El Roble, los Moreland de Pate el Arador.

Cada una de esas familias se hizo poderosa, en algún tiempo se convirtieron en señores

e incluso reyes. Pero de largo los más poderosos señores de Las Tierras de Oeste eran
los Casterly de la Roca, que tenían su asiento en una colosal roca que se alzaba junto al

Mar del Atardecer. Las leyendas cuentan que el primer lord Casterly fue un cazador,

Corlos hijo de Caster, que vivía en un pueblo cerca de donde Lannisport se encuentra

hoy. Cuando un león se dedicó a cazar las ovejas de la aldea, Corlos lo siguió hasta su

guarida, una cueva en la base de la Roca. Armado solo con una lanza, mató al león y su

leona pero perdonó la vida a sus recién nacidas crías–un acto de misericordia que tanto

gustó a los Antiguos Dioses (ya que esto fue mucho antes de que los Siete llegaran a

Poniente)–que enviaron un súbito rayo de luz que iluminó la cueva, y en los muros de

piedra relució el brillo del oro amarillo, una vena tan gruesa como la cintura de un

hombre.

La verdad de ese cuento está perdida entre las nieblas del tiempo, pero nadie puede

dudar de que Corlos, o algún progenitor de lo que se convertiría en la Casa Casterly,

encontró oro en la Roca y pronto comenzó a minar allí. Para defender su tesoro frente a

aquellos que quisieran llevárselo, se trasladó a la cueva y fortificó su entrada. Mientras

años y siglos pasaban, sus descendientes ahondaron y ahondaron cada vez más

profundo, siguiendo el oro, mientras tallaban pasillos, galerías, escaleras y túneles

dentro de la misma roca, transformando la gigantesca piedra en una tremenda fortaleza

que hacía enano a cualquier otro castillo de Poniente.

Aunque nunca fueron reyes, los Casterly se convirtieron en los más ricos señores de

Poniente y la fuerza más poderosa de Las Tierras de Oeste, y así permanecieron

durante cientos de años. Pero la Edad del Amanecer dio lugar a la Edad de los Héroes.

Fue entonces cuando un truhan rubio llamado Lann el Astuto apareció desde el Este.

Algunos dicen que era un ándalo aventurero de más allá del Mar Angosto, aunque esto

fue milenios antes de la llegada de los Ándalos a Poniente. Independientemente de sus

orígenes, los cuentos concuerdan en que de alguna manera Lann el Astuto logró sacar a
los Casterlys de su Roca y apoderarse del castillo.

El método preciso por el cual lo consiguió sigue siendo un tema de conjeturas. En la

versión más común de la historia, Lann descubrió un camino secreto dentro de la Roca,

una hendidura tan estrecha, que tuvo que despojarse de sus ropas y untarse en manteca

para escurrirse por ahí. Una vez dentro, sin embargo, comenzó con sus tretas,

susurrando amenazas en los oídos de los Casterly durmientes, aullando en la oscuridad

como un demonio, robando tesoros de un hermano para ponerlos en la habitación del

otro, urdiendo diversas trampas y trampillas. Con esos métodos hizo que los Casterly se

enfrentaran entre ellos y les convenció de que la Roca era un lugar encantado por

alguna maligna criatura que nunca les dejaría vivir en paz.

Otros prefieren otras versiones del cuento. En una, Lann usa la grieta para llenar la

roca de ratas, ratones y otras alimañas, logrando expulsar a los Casterly. Y en otro

cuento, Lann logra introducir una manada de leones dentro de Roca Casterly. Los

hombres son devorados por los leones y Lann toma a una de las mujeres por esposa.

Otra leyenda dice que logró colarse y acostarse con varias doncellas (sí, muchas

doncellas). Un puñado de hijos de pelo rubio apareció 9 meses después, aunque las

chicas seguían diciendo que aún eran doncellas.

Este último cuento, aunque suena algo procaz, tiene varios aspectos intrigantes que

podrían hacer alusión a lo que en verdad ocurrió. El Archimaestre Perestan creía que

Lann era un sirviente de algún tipo al servicio de Lord Casterly (quizás un guardia),

quien embarazó a la hija (o hijas, aunque esto suena menos probable) de su señoria, y

persuadio al padre para que le concediera la mano de su hija en matrimonio. Si esto fue

lo que ocurrió en verdad, asumiento (ya que no lo sabemos) que Lord Casterly no tenía

hijos varones, entonces tras su muerte, su hija debió heredar la Roca, y por lo tanto

también Lann.
No hay más evidencias ni de esta historia, ni de las otras. Todo lo que sabemos es que

en algún momento durante la Edad de los Héroes, los Casterly desaparecieron de las

crónicas, y los Lannister, hasta entonces desconocidos, ocuparon su lugar, gobernando

grandes porciones de las tierras de Occidente desde Roca Casterly.

Lann el Astuto suspuestamente hasta los 312 años, y engendró a un centenar de

valientes hijos y a un centenar de gráciles hijas, todos hermosos, limpios, y bendecidos

don cabello ―tan dorado como el sol‖. Pero dejando los cuentos de lado, las historias

sugieren que los primeros Lannister eran tan fértiles como hermosos, ya que muchos

nombres empezaron a aparecer en las crónicas, y tan sólo en un par de generaciones los

descenfientes de Lann se habían hecho tan numeroros que incluso Roca Casterly era

incapaz de albergarlos a todos. En lugar de cavar nuevos pasajes en la roca, algunos

hijos e hijas de ramas menores de la familia se fueron para construir sus propios

hogares en una villa ubicada a un par de millas. La tierra era fértil, el mar proveía

peces, y el lugar que habían elegido resultó ser un excelente puerto natural. Poco

después la villa se convirtió en un pueblo, luego en una ciudad: Lannisport.

Para cuando los Ándalos llegaron, Lannisport se había convertido en la segunda ciudad

más grande de Poniente. Tan sólo Antigua era más grande y poderosa, y las naves

mercantes de cada rincón del mundo navegaban por las costas occidentales para

desembarcar en la ciudad dorada del Mar del Ocaso. El oro hizo rica a la Casa

Lannister; el comercio la hizo aun más rica. Los Lannister de Lannisport porsperaron,

construyeron enormes murallas para proteger su ciudad de aquellos (principalmente

hijos del hierro) que buscaban robar sus riquezas, y poco después se convirtieron en

reyes.

Por lo que sabemos Lann el Astuto nunca llegó a coronarse como rey, aunque algunas

historias dicen que siglos después le confirieron aquel título de forma póstuma. El
verdadero primer rey Lannister del que sabemoes fue Loreon Lannister, también

llamado Loreon el León (a muchos reyes nombraron ―león‖ o ―dorado‖), quién convirtió

a los Reynes de Castamere sus vasallos, casándose a una hija de esa casa, y derrotó al

Rey Oscuro, Morgon Banefort, y a sus esclavos en una guerra que duró veinte años.

Loreon podría haber sido el primer Lannister en llamarse el Rey de la Roca, pero era un

título que sus hijos y nietos y sus descendientes continuaron llevando por miles de

años. Sin embargo, los límites de su reino no alcanzaron su pleno dominio hasta la

llegada de los invasores Ándalos. Los Ándalos vinieron tarde a las tierras de oeste,

mucho tiempo después de haber capturado el Valle y haber derrotado los reinos de los

Primeros Hombres en las tierras de los ríos. Los primeros señores guerreros Ándalos

que lideraron un ejército a través de las colinas, encontraron un final sangriento a las

manos del Rey Tybolt Lannister (llamado, curiosamente el Rayo). Pero como cada vez

más Ándalos empezaron a moverse al oeste en bandas grandes y pequeñas, el Rey

Tyrion III y su hijo Gerold II vieron su inminente derrota.


En lugar de intentar arrojar a los invasores de sus tierras, estos reyes prudentes

acordaron matrimonios entre los poderosos caudillos Ándalos con las hijas de las

grandes casas del oeste. Prudentes y bien conscientes de lo que había pasado en el

Valle, tuvieron la precaución de exigir un precio por este acuerdo; los hijos e hijas de los

señores de los Ándalos ennoblecidos de este modo, serian tomados como pupilos, para

servir como escuderos y pajes y escanciadores en Roca Casterly… y como rehenes, si sus

padres demostrarían ser traicioneros.

Con el tiempo, también los reyes Lannister casaron a sus niños con los Ándalos; de

hecho, cuando Gerold III se murió sin hijos varones, un concilio coronó al marido de su

única hija, Ser Joffery Lydden, quien tomó el apellido Lannister y fue uno de los

primeros Ándalos en gobernar la Roca. Otras casas nobles también nacieron de tales

uniones—tales como Jast, Lefford, Parren, Droxe, Marbrand, Braxe, Serrett, Sarsfield, y

Kyndall. Y revitalizados de este modo, los Reyes de la Roca extendieron aún más su

reino.

Cerion Lannister extendió su regencia hasta el Colmillo Dorado y sus colinas

adyacentes, derrotando a tres reyes menores cuando ellos formaron una alianza contra

él. Tommen Lannister, el Primero de Su Nombre, construyó una gran flota e incluyó la

Isla Bella en el reino, tomando a la hija del último rey Farman por esposa. Loreon II

organizó los primeros torneos en las tierras de occidente, derrotando a cada caballero

que montó contra él. El primer Lancel Lannister (conocido como Lancel el León)

guerreó contra los reyes Gardener de Altojardin y conquistó el Dominio hasta el sur

lejano como el Roble Viejo antes de morir en la batalla. (Su hijo, Loreon III, perdió todo

lo que su padre había ganado y se había ganado el mote de Loreon el Flojo). Rey Gerold

Lannister, conocido como Gerold el Grande, navegó a las Islas de Hierro y volvió con

cien rehenes de los hijos de hierro, prometiendo colgar a cada uno, cada vez que los
hombres de hierro se atrevieran a incursionar en sus costas. (Fiel a su palabra, Gerold

colgó más de veinte rehenes). Lancel IV, se dice, había decapitado al rey Harrald el

Medio-Ahogado de las Islas de Hierro y a su heredero con un solo golpe de su espada de

acero valyrio Rugido en la Batalla de la Punta de Lann; se murió después en la batalla

en el Lago Rojo intentando invadir el Dominio.

Rugido, la espada de acero Valyrio, extraviada, de la Casa Lannister.

Algunos de los reyes Lannister eran afamados para su sabiduría, otros por su valor,
todos por su generosidad… salvo quizás el Rey Norwin Lannister, bien conocido como

Norwin el Mezquino. Todavía Roca Casterly también alojó a muchos reyes débiles,

crueles, e impotentes. Loreon IV era conocido como Loreon el Soso, y su nieto Loreon V

como la Reina Lorea, porque le gustaba ponerse los vestidos de su esposa y pasearse

por los andenes de Lannisport en la guisa de una prostituta común. (Después de sus

reinados, el nombre Loreon se volvió menos común entre príncipes Lannister.) Un

monarca,Tyrion II, era conocido como el Atormentador. Aunque era un rey fuerte,

afamado por su proeza con su hacha de guerra, su verdadero deleite era la tortura, y se

susurraba que lo deseaba a ninguna mujer antes de hacerla sangrar.

La espada Rugido entró en posesión de los reyes Lannister un siglo antes de la Maldición, y se

dice que el peso en oro que pagaron por ella habría sido suficiente como para haber comprado

un ejército entero. Pero después estuvo perdida por más de un siglo, cuando Tommen II se la

la llevó cuando navegó con su gran flota hacia la destruida Valyria, con la intención de pillar

las riquezas y hechicerías que aún permanecían efectivamente. La flota nunca volvió, ni

Tommen, ni Rugido.

El último informe sobre ellos se encuentra en una crónica de Volantis llamadaLa Gloria de

Volantis. Allí se declara que ―una flota dorada que portaba al Rey León‖ se había quedado allí

por los suministros, y que los triarcas le dieron muchos regalos. Según la crónica, él les

prometió darles a los triarcas la mitad de todo lo que encontrara a cambio de su

generosidad—y una promesa de enviar su flota en su ayuda cuando él lo pidiera. Después de

eso, él zarpó. El año después, la crónica afirma, el Triarca Marqelo Tagaros despachó un

escuadrón de barcos hacia Valyria buscando cualquier señal de la flota dorada, pero no

encontraron nada.
Finalmente los dominios de os Lannister se extendieron hasta la orilla occidental de las

cabeceras del Forca Roja y Ladera, desde el Colmillo Dorado hasta la orilla sur de la

Bahía de Hierro y las fronteras del Dominio. Las fronteras de las tierras de oeste hoy

siguen siendo aquéllas del Reino de la Roca, como eran antes del Campo de Fuego,

cuando el Rey Loren Lannister (Loren el Último) se arrodilló como un rey y se alzó

como un señor. Pero en el pasado, los límites eran más cambiantes, particularmente al

sur, dónde los Lannister contendieron a menudo contra los Gardener en el Dominio y

al este, dónde guerreaban contra los muchos reyes del Tridente.

Además, el litoral de los Lannister se hallaba más cerca de las Islas de Hierro que

cualquier otro reino, y la riqueza de Lannisport y su comercio era una tentación

constante para los piratas de esas islas. Las guerras entre los hombres de oeste y los

hijos de hierro hicieron erupción casi cada generación; incluso durante los períodos de

paz, incursionaron los hijos de hierro, buscando riquezas y esposas de sal. La Isla Bella

sirvió como escudo en la costa sureña más lejana; por esta razón los Farman se han

vuelto famosos por su fuerte odio hacia ellos.

La gran riqueza de las tierras del oeste, obviamente, proviene principalmente de sus

minas de oro y plata. Las vetas de los minerales son anchas y profundas, y hay minas,

aun ahora, que se han cavado durante más de mil años y todavía no se han vaciado.

Según los informes de Lomas Longstrider , había conocido a mercaderes que le

preguntaron incluso en la lejana Asshai de la Sombra , si era verdad que el ―Señor

León‖ vivía en un palacio de oro sólido y que los arrendatarios cosechaban una fortuna

en oro simplemente arando sus campos. El oro del oeste ha viajado lejos, y los maestres

saben que no hay ninguna mina en todo el mundo es tan rica como las de Roca

Casterly.

La riqueza de las tierras occidentales es similar, en tiempos antiguos, con el hambre del Feudo
Franco de Valyria por los metales preciosos, no obstante no aparece ninguna evidencia de que

los señores dragón hicieron contacto alguna vez con los señores de la Roca, Casterly o

Lannister. Septón Barth especuló sobre el tema, refiriéndose a un texto de Valyria que ha

estado subsecuentemente perdido, sugiriendo que los hechiceros de Feudo Franco predijeron

que el oro de Roca Casterly los destruiría. Archimaestre Perestan ha puesto una especulación

diferente, más plausible, sugiriendo que los Valyrios en tiempos antiguos se extendieron hasta

Antigua pero sufrieron algún gran revés, o tragedia allí, que los obligó a huir de Poniente.

LA CASA LANNISTER BAJO LOS DRAGONES

Una vez que Loren el Último dejó su corona, los Lannisters se redujeron a señores.

Aunque sus inmensas riquezas permanecían intactas, no tenían lazos íntimos con la

Casa Targaryen (diferente de los Baratheon) y al contrario de los Tully, eran demasiado

orgullosos para suplicar en seguida un lugar de prominencia bajo el Trono de Hierro.

No era después de una generación, cuando el Príncipe Aegon y la Princesa Rhaena se

refugiaron del Rey Maegor el Cruel, que los Lannister empezaron a poner una marca

mayor en el reino una vez más. Lord Lyman Lannister protegió al príncipe y princesa

bajo su techo, concediendo el derecho del invitado y negándose a las demandas del rey

de entregaros. Todavía su señoría no empeñó sus espadas por el príncipe y la princesa

fugitivos, ni se involucró, hasta que el Príncipe Aegon había perecido a manos de su tío

durante la Batalla de Ojo de Dioses. Sólo cuando Jaehaerys, el hermano más joven de

Aegon reclamó el Trono de Hierro, los Lannisters ofrecieron su apoyo.

La muerte del Rey Maegor y la coronación del Rey Jaehaerys movieron la Casa

Lannister más cerca del Trono de Hierro, aunque los Velaryon, Arryn, Hightower, Tully

y Baratheon todavía los eclipsaron en influencia. Lord Tymond Lannister estaba

presente en el Gran Concilio de 101DC que decidió la sucesión, llegando con un gran

séquito de trescientos abanderados, caballeros, y sirvientes… sólo excedido por Lord


Matthos Tyrell de Altojardin que contaba quinientos en su séquito. Los Lannisters

escogieron estar al lado del Príncipe Viserys durante las deliberaciones—elección

recordada y premiada algunos años después, cuando Viserys ascendió al Trono de

Hierro y Ser Tyland Lannister, hermano gemelo de Lord Jason Lannister, fue

promovido a Consejero de Barcos. Después, Ser Tyland se volvió Consejero de la

Moneda del Rey Aegon II, y por su asociación personal con el Trono Hierro y una

posición ventajosa en la corte trajo a su hermano, Lord Jason al bando Aegon en la

Danza de Dragones.

Sin embargo, cuando la pugna por la sucesión continuó, Ser Tyland sufrió

considerablemente por esconder la mayor parte del oro de la corona, dónde Rhaenyra

Targaryen no podría alcanzarlo cuando ella capturó Desembarco del Rey. Y la

asociación de los Lannisters con el Trono de Hierro demostró ser nefasta cuando el

Kraken Rojo y sus saqueadores cayeron en las indefensas tierras de oeste, pues

Lord Jason marchó al este por mandato del Rey Aegon II. Los partidarios de la reina

Rhaenyra encontraron su ejército en el cruce del Forca Roja, dónde Lord Jason murió

en la batalla, mortalmente herido por el escudero Pate de Hojalarga (armado caballero

después de la batalla, este guerrero de baja cuna fue conocido como como el

Mataleones por el resto de sus días). El ejercito de los Lannister continuó marchando,

obteniendo victorias liderado por Ser Adrián Tarbeck, luego por Lord Lefford, antes de

que él pereciera en el Alimento de los Peces, dónde sus hombres fueron matados entre

los tres ejércitos.

Ser Tyland Lannister, entretanto, cayó prisionero después de que la reina Rhaenyra

asió Desembarco del Rey. Cruelmente torturado para obligarle a revelar donde había

ocultado el oro de la corona, Ser Tyland se negó a hablar. Cuando Aegon II y sus leales

recuperaron la ciudad, él fue encontrado cegado, mutilado, y castrado. Todavía su


mente permanecía intacta, y el Rey Aegon lo retuvo como Consejero de la Moneda. En

los últimos días de su regencia, Aegon II incluso envió a Ser Tyland a las Ciudades

Libres a contratar mercenarios para apoyar su causa contra el hijo de Rhaenyra, el

futuro Aegon III, y sus partidarios.

La lucha llegó a su fin, con la regencia del nuevo rey, Aegon III, de once años de edad,

cuando ascendió al Trono de Hierro. Esperando sanar las heridas profundas

ocasionadas por la Danza, Ser Tyland Lannister fue nombrado Mano del Rey. Quizás

aquéllos que habían sido sus enemigos lo juzgaron demasiado cegado y roto como para

representar una amenaza, pero Ser Tyland sirvió hábilmente durante una buena parte

de dos años, antes de morir de fiebre en 133DC.

En los años siguientes los Lannisters lucharon con los Targaryens contra Daemon

Fuegoscuro, aunque los rebeldes del Dragón Negro ganaron victorias notables en las
tierras de oeste—especialmente en Lannisport y Colmillo Dorado, dónde Ser Quentyn

Ball, el caballero impetuoso, renombrado como Fireball, mató a Lord Lefford y logró la

retirada de Lord Damon Lannister (después conocido como el León Gris).

El León Gris falleció en 210DC, y su hijo Tybolt lo sucedió como Lord de Roca Casterly,

muriendo dos años después bajo circunstancias sospechosas. El joven Lord Tybolt no

dejó un heredero, salvo una hija, Cerelle, de tres años de edad, cuyo reinado como

Señora de Roca Casterly fue cruelmente breve. En menos de un año, ella también había

muerto, después de lo cual la Roca y las tierras de occidente y toda la riqueza y poder de

la Casa Lannister pasaron a su tío, Gerold, el hermano más joven del finado Lord

Tybolt.

Los escudos de armas de la Casa Lannister (centro) y de algunas casas notables,


pasadas y presentes: Crakehall, Brax, Clegane, Farman, Lefford, Reyne, Westerling,

Payne, Marbrand, Lydden, Prester, y Tarbeck.

Un hombre destacado, conocido por ser extremadamente listo, Gerold había servido

como regente de su joven sobrina, muerta a una edad tan tierna, y la sucedió después

de su muerte, poniendo las lenguas a menearse, pues en el oeste se murmuraba que

ambos, Lady Cerelle y Tybolt, fueron asesinados por él.

Nadie puede afirmar con certeza si había alguna verdad en estos cuchicheos, y Gerold

Lannister pronto demostró ser un señor excepcionalmente sutil, capaz, y considerado,

incrementando la riqueza de la Casa Lannister, el poder de Roca Casterly, y el comercio

en Lannisport. Él gobernó las tierras de oeste durante treinta y un años, ganando el

apodo de Gerold el Dorado. No obstante las tragedias que ocurrieron en la Casa

Lannister en los años siguientes eran pruebas suficientes para los enemigos de Lord

Gerold. Su querida segunda esposa, Lady Rohanne, desapareció bajo circunstancias

misteriosas en 230DC, menos de un año después de dar a luz al cuarto de los hijos de

su señoría y el hijo más joven, Jason. Tywald, el mayor de sus hijos gemelos, murió en

la batalla en 233DC, como escudero de Lord Robert Reyne de Castamere durante la

Insurrección de Peake. Lord Robert murió también, dejando a Ser Roger Reyne (el

León Rojo), su hijo mayor como su heredero.

La muerte más importante, por lejos, que provino de la Insurrección de Peake era la del

Rey Maekar, pero el caos que esto causó, se ha relatado abundantemente. Mucho

menos conocidos, pero no menos malsanos, eran los horribles efectos que la batalla

tuvo en la historia del oeste. Tywald Lannister se había desposado hacía mucho tiempo

con la vivaz joven hermana del León Rojo, Lady Ellyn. Esta doncella de fuerte

temperamento que soñaba con ser la Señora de Roca Casterly, involuntariamente

perdió ese sueño. Como consecuencia de la muerte de su novio, ella persuadió a su


hermano gemelo, Tion, para que anulara su compromiso con una hija de Lord Rowan

de Sotodeoro y desposarla en cambio.

Lord Gerold se opuso a este casamiento, pero el pesar, la edad y la enfermedad le

habían dejado igual una sombra pálida de su temple anterior, y al final dio su

consentimiento. En 235DC, en una boda doble en Roca Casterly, Ser Tion Lannister

tomó a Ellyn Reyne por esposa, mientras que Tytos, su hermano menor, se casó con

Jeyne Marbrand, una hija de Lord Alyn Marbrand de Marcaceniza.

Dos veces viudo, y achacoso, Lord Gerold no se casó de nuevo, por lo que después de su

matrimonio, Ellyn de la Casa Reyne se volvió la Señora de Roca Casterly en todo,

menos de nombre.

Cuando su suegro se retiró a sus libros y su alcoba, lady Ellyn presidio una corte

espléndida, organizando una serie de magníficos torneos y bailes y llenando la Roca de

artistas, bufones, músicos… y Reynes. Sus hermanos Roger y Reynard siempre estaban

a su lado, y les llovieron cargos, honores, y tierras, y en sus tíos, primos, y sobrinos y

sobrinas también. Señor Sapo, el viejo bufón de Gerold, dijo que ―Lady Ellyn debía ser

una hechicera, pues hizo llover (to rain en inglés) dentro de la Roca durante todo el

año‖

En 236DC, el pretendiente al trono Daemon Fuegoscuro, Tercero de Su Nombre, cruzó

el Mar Angosto y aterrizó en el Garfio de Massey con Aceroamargo y la Compañía

Dorada, intentando tomar el Trono de Hierro. Rey Aegon V convocó a los señores leales

de todos los Siete Reinos para enfrentarlo, y la Cuarta Rebelión de Fuegoscuro empezó.

Acabó mucho más rápidamente de lo que el pretendiente podría haber deseado, en la

Batalla del Puente Rodeo. Después, los cadáveres de los seguidores del Dragón Negro

sofocaron el Puente Rodeo inundando sus costas. Los realistas, a su vez, perdieron

menos de cien hombres… pero entre ellos estaba Ser Tion Lannister, el heredero de
Roca Casterly.

Era de esperar que la pérdida del segundo de sus ―gemelos gloriosos‖ destrozaría a su

afligido padre, Señor Gerold. Pero curiosamente, parecía ser lo contrario. Cuando el

cuerpo de Ser Tion descansó dentro de Roca Casterly, Gerold el Dorado se despertó y

tomó una vez más un firme control de las tierras de oeste, e intento hacer todo lo

posible para preparar a su tercer hijo Tytos, de débil voluntad y un chico poco

prometedor, para sucederle.

El ―Reino de los Reynes‖ llegó a su conclusión. Pronto los hermanos de Lady Ellyn

partieron de Roca Casterly hacia Castamere, acompañados por muchos de otros

Reynes.

Lady Ellyn Reyne y Lady Jeyne Marbrand en la corte de Lord Gerold Lannister

Lady Ellyn se quedó, pero su influencia menguó, mientras que la de Lady Jeyne creció.

Pronto, la rivalidad entre la viuda de Ser Tion y la esposa de Tytos se puso

verdaderamente fea, si los rumores descriptos por Maestre Beldon pueden creerse.

Beldon nos dice que en 239DC, Ellyn Reyne fue acusada de intentar acostarse con Tytos

Lannister, instándole repudiar a su esposa y casarse con ella, en cambio. Sin embargo,
el joven Tytos (entonces de diecinueve) encontró a la viuda de su hermano tan

intimidante, que era incapaz de rendir. Humillado, corrió hacia su esposa para

confesarse y pedir su perdón.

Lady Jeyne perdonó a su joven marido pero no a su cuñada, y no dudó en informar a

Lord Gerold del incidente. Furioso, su señoría resolvió que para liberar Roca Casterly

de Ellyn Reyne de una vez por todas, debía encontrarle un nuevo marido. Los cuervos

volaron, y un apresurado matrimonio fue concretado. Una quincena después, Ellyn

Reyne estaba casándose con Walderan Tarbeck, Lord de la Torre Tarbeck, un viudo de

cincuenta y cinco años, de una casa honorable, pero empobrecida.

Ellyn Reyne, ahora Lady Tarbeck, partió de Roca Casterly con su marido, para nunca

volver, pero la rivalidad entre ella y Lady Jeyne no había acabado. Por el contrario,

parecía intensificarse a través de lo qué Señor Sapo llamó la Guerra de los Vientres.

Aunque lady Ellyn no había podido darle un heredero a Ser Tion, demostró ser más

fecunda con Walderan Tarbeck (quién, debe notarse, tenía varios hijos mayores de sus

dos primeros matrimonios), dándole dos hijas y un hijo. Lady Jeyne contestó con sus

propios niños, el primero de los cuales era un hijo. Se le dio el nombre de Tywin, y

demanda la leyenda, que cuando su señoría Lord Gerold rizó el pelo dorado del bebé, el

niño mordió su dedo.

Otros niños siguieron, pero Tywin, el mayor, era el único nieto al que su señoría llegó a

conocer. En 244DC, Gerold el Dorado se murió por problemas de vejiga, incapaz de

orinar. A la edad de veinticuatro, Tytos Lannister, su sobreviviente hijo mayo, se volvió

Lord de Roca Casterly, Escudo de Lannisport, y Guardián del Oeste.

Todos eran títulos evidentemente impropios. Lord Tytos Lannister tenía muchas

virtudes. Lento para el enfado, rápido para el perdón, pensaba bien de cada hombre,

grande o pequeño, y también era confiado. Lo llamaron el León Risueño por su carácter
jovial, y durante un tiempo el oeste se rio con él… pero bastante pronto, muchos más

estaban riéndose de él.

En relación con los importantes asuntos de estado que le concernían, Lord Tytos

demostró su débil voluntad e indecisión. No era un guerrero y tomó a risa los insultos,

por los que la mayoría de sus antepasados habría desnudado sus espadas. Muchos

vieron en su debilidad una oportunidad de asir poder, riqueza, y tierras. Algunos

pidieron grandes préstamos a Roca Casterly sin reembolsarlos. Cuando fue visto que

Lord Tytos estaba deseoso de extender tales deudas, incluso perdonarlas, los

comerciantes comunes de Lannisport y Kayce también empezaron a rogar por los

préstamos.

Los decretos de Lord Tytos fueron ignorados ampliamente, y se extendió la corrupción.

En los banquetes y bailes, los invitados se sentían libres de mofarse de su señoría,

incluso en su cara. "Retorcer la cola del león", esto fue llamado, y los caballeros jóvenes

e incluso escuderos rivalizaban entre sí para ver quién podría retorcer la cola del león

con más fuerza. Se dice que nadie se rio más ruidosamente de estas bromas que el

propio Lord Tytos.

El Maestre Beldon, en una de sus cartas a la Ciudadela, escribió, ―su señoría sólo quiere

ser amado. Así que se ríe, y no se ofende, y perdona, y da honores y cargos y regalos

pródigos a aquéllos que se burlan de él y lo desafían, pensando ganar su lealtad de esta

forma. Todavía mientras más se ríe y más da, más lo desprecian.‖

Mientras el poder de la Casa Lannister menguaba, otras casas crecieron más fuertes,

más desafiantes, y más desordenadas. Y por 254DC, incluso los señores más allá de las

fronteras de las tierras de oeste se habían vuelto conscientes de que el león de Roca

Casterly no era más una bestia temida.

Ese año Lord Tytos consintió en casar a su hija de siete años, Genna, con uno de los
hijos menores de Walder Frey, Lord del Cruce. Con solo diez años de edad, Tywin se

opuso al matrimonio por considerarlo una alianza inapropiada. Lord Tytos no cedió,

pero los hombres pudieron ver que este niño osado poseía una voluntad de hierro, y era

duro más allá de sus años y no era como su amable padre.

No mucho después, Lord Tytos despachó a su heredero a Desembarco del Rey, para

servir como escanciador en la corte del Rey Aegon. El segundo hijo de su señoría,

Kevan, fue enviado lejos también, para servir como paje y luego escudero de Lord de

Castamere.

Ricos, y poderosos, los Reynes habían prosperado considerablemente con la

negligencia de Lord Tytos. Roger Reyne, el León Rojo, era temido por su habilidad en

armas; muchos lo consideraron la espada más mortal en las tierras de oeste. Su

hermano, Ser Reynard, era tan encantador y hábil, como Ser Roger era veloz y fuerte.

Cuando los Reynes se elevaron, también lo hicieron sus aliados íntimos, los Tarbecks de

la Torre Tarbeck. Después de siglos de lento declive, esta casa antigua empobrecida,

había empezado a florecer, principalmente gracias a la nueva Lady Tarbeck,

previamente Ellyn Reyne.

Aunque no era bienvenida en la Roca, Lady Ellyn había ideado extraer grandes sumas

de oro de la Casa Lannister a través de sus hermanos, porque Lord Tytos encontró muy

difícil negarse al León Rojo. Con esos fondos ella restauraba la ruina desmenuzada que

era la Torre Tarbeck, reconstruyendo sus muros, fortaleciendo sus torres, y

amueblando su interior con un esplendor que podría rivalizar con cualquier castillo en

el oeste.

En 255DC, Lord Tytos celebró el nacimiento de su cuarto hijo en Roca Casterly, pero su

alegría pronto se volvió pena. Su amada esposa, Lady Jeyne, nunca recuperada del

parto, murió un mes después del nacimiento de Gerion Lannister. Su pérdida destrozó
a su señoría. De ese día nadie nunca vio el León Risueño de nuevo.

Los años que siguieron eran los tristes en la larga historia de las tierras de oeste. Las

condiciones se tornaron tan aciagas, que el Trono de Hierro se vio en la necesidad de

intervenir. Tres veces el Rey Aegon V envió a sus caballeros para que restauraran el

orden en las tierras de oeste, pero una vez regresaban a la capital, las cosas volvían a su

estado anterior. Cuando Su Gracia pereció en la tragedia en Refugio Estival en 259DC,

los asuntos en el oeste incluso se deterioraron aún más, y al nuevo rey, Jaehaerys II

Targaryen, le faltó la fuerza de voluntad de su padre y además estuvo pronto inmerso

en la Guerra de los Reyes de Nuevepeñiques.

Mil caballeros y diez mil hombres armados marcharon de las tierras de oeste a la

llamada del rey, pero Lord Tytos no estaba entre ellos. Al hermano de su señoría se le

dio el mando en su lugar, pero en 260DC Ser Jason Lannister murió en Sangrepiedra.

Después de su muerte, Ser Roger Reyne asió la dirección de los hombres de oeste

restantes y los lideró en varias notables victorias.

Los tres hijos mayores de Lord Tytos también se aquilataron en los Peldaños de Piedra.

Armado caballero en la víspera del conflicto, Ser Tywin Lannister luchó en el séquito

del joven heredero del rey, Aerys, Príncipe de Rocadragón, y tuvo el honor de ser

armado caballero al final de la guerra. Kevan Lannister, escudero del León Rojo,

también ganó sus espuelas, y se armó caballero por el propio Roger Reyne. Su hermano

Tygett era demasiado joven para la caballería, pero su valor y habilidad con las armas

se comentó por todos, porque mató a un hombre mayor en su primera batalla y a tres

más en las luchas siguientes, uno de ellos era un caballero de la Compañía Dorada. Sin

embargo, mientras sus cachorros estaban luchando en los Peldaños de Piedra, Tytos

Lannister permanecía en Roca Casterly, en compañía de una cierta mujer joven de bajo

nacimiento, la nodriza a su hijo menor.


Lord Tytos Lannister y su heredero, Ser Tywin.

El retorno de los hijos de Lord Tytos de la guerra anunció el cambio finalmente.

Endurecidos por la batalla, y todos demasiado conscientes de la baja consideración que

los otros señores del reino demostraban a su padre, Ser Tywin Lannister decidió en

seguida restaurar el orgullo y poder de Roca Casterly. Su padre protestó débilmente,

luego se retiró a los brazos de su nodriza mientras su heredero asumía el mando.

Ser Tywin empezó exigiendo el reembolso de todo el oro que había prestado Lord
Tytos. A aquéllos que no podrían pagar se les exigió enviar rehenes a Roca Casterly.

Con quinientos caballeros veteranos que lucharon en los Peldaños de Piedra, se formó

una nueva compañía bajo la orden de Ser Kevan, el hermano de Ser Tywin, para librar

el oeste de caballeros ladrones y bandidos.

Algunos se apresuraron a obedecer. ―El león se despertó,‖ dijo Ser Harys Swyft, el

caballero de Maizal, cuando los recolectores llegaron a las puertas de su castillo.

Incapaz de pagar, entregó a su hija en cambio a Ser Kevan como rehén para reembolsar

su deuda. Pero en otras partes, los recolectores enfrentaron una oculta resistencia y

abierto desafío. Lord Reyne se rió, según informes recibidos, cuando su maestre le leyó

los decretos de Ser Tywin y aconsejó a sus amigos y vasallos no hacer nada.

Lord Walderan Tarbeck, imprudentemente, escogió un curso diferente y montó a Roca

Casterly para protestar, seguro de su habilidad de engatusar a Lord Tytos y obligarle a

rescindir los decretos de su hijo. Pero en cambio, se encontró enfrentando a Ser Tywin,

quién lo arrojó a un calabozo.

Con Lord Walderan encadenado, Tywin Lannister no abrigaba ninguna duda respecto

la rendición de los Tarbeck. Pero Lady Tarbeck fue rápida en desengañarlo. En cambio,

esa mujer temible, envió a sus propios caballeros y capturó a tres Lannister. Dos de los

cautivos eran Lannister de Lannisport, parientes distantes de los Lannisters de Roca

Casterly, pero el tercero era el joven escudero, Stafford Lannister, el hijo mayor y

heredero de Ser Jason, el hermano fallecido de Lord Tytos.

La crisis resultante alejó a Lord Tytos de su nodriza el tiempo suficiente para dominar a

su heredero de voluntad de hierro. Su señoría no sólo ordenó que liberen a Lord

Tarbeck ileso, sino también fue tan lejos como disculparse y perdonar sus deudas.

Para salvaguardar el intercambio de rehenes, Lord Tytos recurrió al hermano más

joven de lady Tarbeck, Ser Reynard Reyne. El formidable asiento del León Rojo en
Castamere fue escogido para organizar la reunión. Ser Tywin se negó a asistir, así que

Ser Kevan devolvió a Lord Walderan, mientras lady Tarbeck entregó a Stafford y sus

primos. Una gran muestra de amistad fue organizada, con los Lannister y Tarbeck

brindaron e intercambiaron regalos y besos, y juraron seguir siendo amigos leales ―por

toda la eternidad.‖

Toda la eternidad no duró ni un año, Gran Maester Pycelle observó después. Tywin

Lannister que no había estado presente en la fiesta del León Rojo nunca había desistido

de su resolución de deponer a estos vasallos poderosos. A finales del año 261DC, envió

cuervos a Castamere y Torre Tarbeck, exigiendo que Roger y Reynard Reyne y Lord y

Lady Tarbeck se presenten en Roca Casterly ―para responder por sus crímenes.‖ Los

Reyne y Tarbeck escogieron desafiarlo en cambio, como Ser Tywin ciertamente supo

que harían. Ambas casas se alzaron en rebelión abierta, renunciando a su fidelidad a

Roca Casterly.

Así que Tywin Lannister izó los estandartes. No buscó la aprobación de su señor padre,

ni incluso le informó de sus intenciones, sino que marchó con quinientos caballeros y

tres mil hombres armados y arqueros.

La Casa Tarbeck fue la primera en sentir la ira de Ser Tywin. El ejercito de los Lannister

descendió tan rápido sobre los vasallos y partidarios de Lord Walderan, que él no tuvo

tiempo de reunirlos. Alocadamente su señoría montó para encontrarse al ejército de

Ser Tywin con uno de los caballeros de su casa a su lado. En la breve batalla brutal, los

Tarbeck fueron destrozados y matados. Decapitaron a Lord Walderan Tarbeck y sus

hijos, junto con sus sobrinos y primos, los esposos de sus hijas, y a cualquier hombre

que desplegara la estrella azul y plata de siete puntas en su escudo o sobreveste

alardeando de la sangre Tarbeck. Y cuando el ejército de los Lannister reasumió su

marcha hacia la Torre Tarbeck, las cabezas de Lord Walderan y sus hijos iban adelante,
empaladas en las lanzas.

A su aproximación, Lady Ellyn Tarbeck cerró sus puertas y envió cuervos a Castamere,

convocando a sus hermanos. Confiando en sus muros, Lady Tarbeck sin duda anticipó

un largo asedio; sin embargo los artefactos del asedio se prepararon en un día, y esos

muros demostraron ser de poca ayuda cuando una gran roca voló por encima de ellos y

derrumbó los viejos cimientos del castillo. Lady Ellyn y su hijo Tion el Rojo murieron

en el súbito derrumbamiento de la estructura. Toda la resistencia en la Torre Tarbeck

acabó poco después, y las puertas se abrieron a la hueste de los Lannister. Entonces

Tywin Lannister ordenó pasar la Torre Tarbeck por la antorcha. El castillo ardió

durante un día y una noche, hasta que quedó sólo un armazón teñido de negro. El León

Rojo llegó a tiempo para ver las llamas. Dos mil hombres montaban con el: todos los

que había podido reunir en el corto tiempo disponible.

Tywin Lannister tenía tres veces su fuerza, la mayoría de las historias coinciden;

algunos insisten en que los Lannister excedían a los Reyne cinco a uno. Esperando que

la sorpresa pudiera salvar el día, Roger Reyne ordenó que sus trompetas sonaran el

ataque y cargó precipitadamente hacia el campamento de Ser Tywin. Después de la

sorpresa inicial, los Lannister se recuperaron rápidamente y sus números pronto

hablaron por sí mismos. Lord Reyne no tuvo otra elección que retroceder y huir,

dejando cerca de la mitad de sus hombres muertos en el campo. Una lluvia de saetas de

ballestas cazó a sus jinetes del campamento; una cogió a Lord Reyne entre los hombros,

aguijoneándolo a través de su armadura. El León Rojo siguió adelante, cayendo de su

caballo a menos de media legua; luego fue llevado de regreso a Castamere.

El ejército de los Lannister llegó a Castamere tres días después. Igual Roca Casterly, el

asiento de la Casa Reyne había empezado como una mina. Las ricas vetas de oro y plata

habían hecho a los Reyne casi tan opulentos como los Lannister durante la Edad de los
Héroes; para defender sus riquezas, habían levantado los muros sobre la entrada a su

mina, la habían cerrado con una puerta de roble y hierro y flanqueado con un par de

robustas torres. Siguieron las recamaras y salones, pero mientras tanto, los pozos de la

mina se habían escavado más y más profundamente, y cuando por fin el oro se agotó,

habían ensanchado los salones y galerías y confortables alcobas, túneles y un inmenso,

salón de baile. Para un ojo inexperto, Castamere parecía una residencia modesta, un

asiento apropiado para un caballero terrateniente, o un señor pequeño, pero aquéllos

que conocían sus secretos sabían que nueve de diez partes del castillo estaba bajo tierra.

A esas cámaras profundas se retiraron los Reynes ahora. Febril y débil por la pérdida de

sangre, el León Rojo no estaba en buen estado de salud para liderar. Ser Reynard, su

hermano, asumió el mando en su lugar. Menos terco, pero más hábil que su hermano,

Reynard supo que no tenía hombres suficientes para defender los muros del castillo,

entonces dejó la superficie completamente al enemigo y se retiró bajo la tierra. Una vez

toda su gente estaba segura dentro de los túneles, Ser Reynard envió un mensaje a Ser

Tywin ofreciendo sus condiciones. Pero Tywin Lannister no honró la oferta de Ser

Reynard con una respuesta. En cambio ordenó sellar las minas. Con picos y hachas y

antorchas, sus propios mineros derrumbaron toneladas de roca y tierra, enterrando las

grandes puertas a las minas hasta que no existió ningún camino y ninguna manera de

salir. Una vez hecho, él volvió su atención al veloz pequeño arroyo, que alimentaba el

estanque de aguas azules cristalinas al lado del castillo del que Castamere tomó su

nombre. Tomó menos de un día para represar el arroyo y sólo dos para desviarlo hacia

la entrada de la mina más cercana.

La tierra y piedras que sellaron las minas no dejaron ningún hueco lo bastante grande

para dejar pasar una ardilla, menos un hombre… pero el agua encontró su camino hacia

abajo.
Ser Reynard había ocultado más de trescientos hombres, mujeres, y niños en las minas,

se dice. Ni uno surgió. Unos de los guardias asignados a la más pequeña y distante de

las entradas de la mina, informó haber oído gritos débiles que vinieron debajo de la

tierra una noche, pero por el alba las piedras habían estado en silencio una vez más.

Nadie ha vuelto a abrir las minas de Castamere nunca. Los salones sobre ellas, fueron

pasados por la antorcha por Tywin Lannister, vacíos hasta el presente, un testimonio

mudo del destino que le espera a esos, lo suficiente necios, como para alzar las armas

contra los leones de la Roca.

En 262DC, el Rey Jaehaerys II se murió en Desembarco del Rey, después de haberse

sentado en el Trono de Hierro durante sólo tres años. Su hijo Aerys, Príncipe de

Rocadragón lo sucedió como Rey Aerys II. Su primer acto como rey—y el más sabio,

según dijeron muchos—fue convocar a su amigo de niñez Tywin Lannister de Roca

Casterly y nombrarlo la Mano del Rey.

Ser Tywin contaba veinte, el hombre más joven en servir como la Mano, pero la forma

en que había tratado la rebelión de los Reyne y Tarbeck le había hecho muy respetado,

incluso temido, a lo largo de los Siete Reinos. Su prima, Lady Joanna, la hija de Ser

Jason, el hermano finado de Lord Tytos, ya estaba en Desembarco del Rey; había

estado sirviendo como dama de compañía y compañera de Rhaella desde 259DC. Ella y

Ser Tywin estaban casados un año después de que él se volviera la Mano del Rey en una

ceremonia pródiga en el Gran Septo de Baelor, con el propio Rey Aerys presidiendo el

banquete de bodas y el encamamiento. En 266DC, Lady Joanna dio a luz a los gemelos,

un niño y una niña. Entretanto, Ser Kevan, el hermano de Tywin también se casó,

tomando como novia a la hija de Ser Harys Swyft de Maizal, que le había sido entregada

una vez como rehén por las deudas de su padre.

En 267DC, estalló el corazón de Lord el Tytos Lannister, cuando estaba subiendo una
escalera empinada hacia la alcoba de su amante (su señoría había apartado a su nodriza

finalmente, sólo para atontarse con los encantos de una hija del fabricante de velas).

Así pues, a la edad de veinticinco, Tywin Lannister se volvió Lord de Roca Casterly,

Escudo de Lannisport, y Guardián del Oeste. Después de la muerte del León Risueño, la

Casa Lannister nunca había sido más fuerte ni más segura. Los años que siguieron eran

dorados, no sólo para las tierras de oeste, sino para todos los Siete Reinos.

Había un gusano dentro de la manzana, sin embargo, y la locura creciente del Rey

Aerys II Targaryen pronto puso en peligro todo lo que Tywin Lannister trató construir.

Su señoría también sufrió una gran pérdida personal por su amada esposa, Lady

Joanna quien se murió en 273DC, mientras paría a un horroroso niño deformado. Con

su muerte, Gran Maester Pycelle observa, la alegría abandonó a Tywin Lannister, no

obstante él persistió en su deber.

Día tras día y año tras año, Aerys II se volvería más y más contra su propia Mano, el

amigo de su niñez, sujetándolo en una sucesión de reprobaciones, contrariedades, y

humillaciones. Todo esto soportó Lord Tywin, pero cuando el rey designó a Ser Jaime

su hijo y heredero como un caballero de la Guardia Real, no pudo soportarlo por más

tiempo. Lord Tywin resignó su cargo en 281DC.

Privado del consejo del hombre con el que había contado tanto tiempo, rodeado por los

lameculos y conspiradores, el Rey Aerys II pronto fue tragado completamente por su

locura, mientras el reino se desplomaba a su alrededor.

Se revelan los eventos de la Rebelión de Robert en otra parte y no es necesario

repetirlos, salvo para notar que Señor Tywin Lannister comandó un gran ejercito desde

el oeste para capturar Desembarco del Rey y la Fortaleza Roja para Robert Baratheon.

Cerca de trescientos años de regencia de los Targaryen tuvieron su fin por las espadas

de Lord Tywin y sus hombres de oeste. El año siguiente, Rey Robert I Baratheon tomó
por esposa a la hija de Lord Tywin, Lady Cersei, uniendo dos de las más grandes y

nobles casas en todo Poniente.

ROCA CASTERLY

Roca Casterly, el antiguo asentamiento de la Casa Lannister, no es un castillo ordinario.

Aunque está coronado con torres, torretas y torres de vigilancia, con murallas de

piedra, puertas de roble y rastrillos de hierro resguardando cada salida, esta antigua

fortaleza es en realidad una colosal roca junto al Mar del Ocaso, una roca que dicen

algunos, cuando el sol se pone y las sombras caen, parece un león descansando.

La Roca ha sido habitada por los hombres durante miles de años. Es probable que antes

de la llegada de los Primeros Hombres, los niños del bosque y los gigantes hicieran sus

hogares en las cuevas esculpidas por el mar, en la base de la roca. Se sabe que osos,

leones, lobos y murciélagos también hacen sus guaridas dentro de estas cuevas, junto a

muchas otras pequeñas criaturas.

Cientos de pozos mineros penetran las partes bajas de la Roca, donde muchas vetas de

oro rojo y amarillo relucen intactas en la piedra incluso después de milenios de

excavación. Los Casterly fueron los primeros en excavar salones y cámaras en los pozos,

y establecieron un fuerte circular en la punta de la Roca, desde donde podían vigilar sus

dominios.

La Roca mide tres veces la altura del Muro o de la Torrealta de Antigua. Casi diez

kilómetros (dos leguas) de longitud de este a oeste, está plagada de túneles, calabozos,

despensas, barracas, salones, establos, escaleras, patios, balcones, y jardines. Incluso

hay un bosque de dioses, aunque el arciano que crece allí es una cosa extraña y

retorcida cuyas enmarañadas raíces han llenado la cueva donde se sitúa, ahogando

todas las demás plantas.

La Roca incluso tiene un puerto por dentro, con muelles, embarcaderos y astilleros, ya
que el mar ha excavado grandes cuevas en su cara occidental, puertas naturales lo

suficientemente profundas y anchas como para que barcoluengos e incluso cocas

puedan anclar y descargar sus cargamentos.

La Boca del León—la inmensa caverna natural que forma la entrada principal de la

Roca—forma un arco de más de sesenta y un metros (doscientos pies) desde el suelo al

techo. A través de los siglos ha sido ampliado y mejorado, y ahora se dice que por sus

amplios escalones pueden subir hasta veinte jinetes cabalgando uno al lado del otro.

Roca Casterly nunca fue tomada por asalto o asedio. Ningún castillo en los Siete Reinos

es tan grande, tan rico o está mejor defendido. Las leyendas dicen que al verlo Visenya

Targaryen, agradeció a los dioses que el Rey Loren cabalgara para enfrentarse a su
hermano Aegon en el Campo de Fuego, ya que si se hubiera quedado dentro de la Roca,

ni siquiera el fuego de dragón lo habría intimidado.

Los Señores de Roca Casterly han reunido muchos tesoros a lo largo de los siglos, y los

monumentos de la Roca—en especial la Galería Dorada, con sus decoraciones y paredes

doradas, y la Sala de los Héroes, donde las costosas armaduras usadas por cien

caballeros, señores, y reyes Lannister, montan eterna guardia—son de reconocida fama

en todos los Siete Reinos, e incluso en las tierras más allá del Mar Angosto.
Roca Casterly.

EL DOMINIO

EL MÁS GRANDE Y más poblado de los seis reinos sureños (el Norte, vasto en

extensión, pero escasamente poblado, es una tierra aparte) es comúnmente llamado El

Dominio, pero este nombre es muy poco apropiado. Los dominios de la casa Tyrell, los

Señores de Altojardín, ahora se corresponden en gran medida con aquellos del Reino

del Dominio como existió durante miles de años antes de la Conquista de Aegon, pero
ese reino rico y fértil estaba, en realidad, compuesto por cuatro reinos:

Antigua y sus alrededores, delimitados por las Montañas Rojas hacia el este y por la

cabecera del Vinomiel en el norte.

El Rejo, la isla dorada más allá de los Estrechos del Tinto, famosos por sus vinos y sus

días siempre soleados.

Las marcas occidentales, desde Colina Cuerno hasta Canto Nocturno.

El Dominio mismo, una vasta extensión de campos y granjas, lagos y ríos, colinas,

bosques y fragantes prados, molinos y minas, salpicado de pequeños pueblos,

prósperas ciudades comerciales, y antiguos castillos, que se extiende desde las Islas

Escudo, subiendo por la desembocadura del Mander, pasando Altojardín, hacia Lago

Rojo, Sotodeoro, y Puenteamargo, hasta Ladera y las cabeceras del Mander.

Este último fue el reino gobernado por los Gardener de antaño, y en días más recientes

por los descendientes de sus mayordomos, los Tyrell de Altojardín. La historia nos dice

que fue en estos verdes campos donde nació la caballería; los galantes caballeros y

bellas doncellas del Dominio son celebrados a través de los Siete Reinos por los bardos,

cuyas propias tradiciones también se originaron aquí.

Un grandioso reino, en la antigüedad y en el presente, el Dominio es muchas cosas para

sus habitantes: el dominio más poblado, fértil y poderoso de los Siete Reinos, su

riqueza tan sólo superada por el rico Occidente; una sede de aprendizaje; un centro de

música, cultura, y todas las artes, brillantes y oscuras; el granero de Poniente; un nexo

de comercio; hogar de grandes navegantes, reyes nobles y sabios, terribles hechiceros, y

las mujeres más bellas de Poniente. Sobre una colina que domina el Mander se alza

Altojardín, nombrado el castillo más hermoso en el reino. El propio Mander, que fluye

bajo sus murallas, es el río más largo y caudaloso de los siete Reinos. La gran ciudad de

Antigua es igual de grande que Desembarco del Rey, pero es superior en todo lo demás,
siendo mucho más antigua y hermosa, con sus calles adoquinadas, sus ornamentadas

casas gremiales, las casas de piedra, y tres grandiosos monumentos: el Septo Estrellado

de la Fe, la Ciudadela de los Maestres, y la imponente Torrealta, con su gran faro, la

torre más alta de todo el mundo conocido. En verdad, el Dominio es una tierra de

superlativos.

GARTH MANOVERDE

La historia del Dominio comienza conGarthManoverde, el legendario progenitor no

sólo de losTyrellde Altojardín, sino que también de los reyesGardenerantes que ellos… y

también de todas las otras grandes casas y familias nobles del Reino Verde.

Se cuentan mil historias sobreGarth, en el Dominio y más allá. La mayoría son

inverosímiles, y muchas otras contradictorias. En algunas, es contemporáneo de Bran

el Constructor,Lannel Astuto,Durran Pesardediosesy otras coloridas figuras de la Edad

de los Héroes. En otras, se presenta como el ancestro de todos ellos.

Está escrito queGarthfue el Rey Supremo de los Primeros Hombres; fue quien los lideró

hacia el Este y a través del puente de tierra hacia Poniente. Aunque otras historias

quieren hacernos creer que precedió a la llegada de los Primeros Hombres por miles de

años, convirtiéndolo no solo en el Primer Hombre en Poniente, sino en el único hombre,

deambulando en solitario a lo largo y ancho del continente y comerciando con los

gigantes y los niños del bosque. Algunos incluso dicen que era un dios.

Hay desacuerdo hasta en su nombre.GarthManoverde, le decimos nosotros, pero en las

historias más antiguas es nombrado GarthPeloverdeo simplementeGarthel Verde.

Algunas historias dicen que tenía manos verdes, cabello verde o toda la piel verde

(algunos incluso dicen que tenía astas, como un ciervo). Otros dicen que vestía de verde

de la cabeza a los pies, y ciertamente esta es la forma en la que se lo representa con


mayor frecuencia en las pinturas, tapices y esculturas.Lo másprobable es que su apodo

derivara de sus dotes como jardinero y labrador de la tierra—el único rasgo en el que

todos los relatos concuerdan. Los bardos dicen "Garthhacía que el maíz madure, que los

árboles den frutos y que las plantas florezcan".

Algunos de los cuentos más antiguos sobreGarthManoverdenos lo presentan como una deidad

considerablemente más oscura, una que demandaba sacrificios de sangre de sus seguidores

para asegurar una cosecha abundante. En algunas historias el dios verde muere cada otoño

cuando los árboles pierden sus hojas, tan sólo para renacer con la llegada de la primavera.

Esta versión deGarthha sido casi olvidada.

Muchas de los pueblos más primitivos del mundo veneraban a un dios o diosa de la

fertilidad, yGarth Manoverdetenía mucho en común con estas deidades. Se dice que

fueGarthquien les enseñó a los hombres a cultivar. Antes de él, todos los hombres eran

cazadores y recolectores, nómadas desarraigados siempre en búsqueda de sustento,

hasta queGarthles dio la habilidad para sembrar, y les mostró como plantar y cosechar,

como cuidar los cultivos y como recoger las cosechas. (Enalgunos cuentos, también

intentó enseñarle a las antiguas razas, pero los gigantes le rugieron y lo apedrearon con

rocas, mientras que los niños se rieron y le dijeron que los dioses de los bosques les

proveían todo lo que necesitaban). Por donde iba brotaban granjas, pueblos y huertos

tras su paso. Sobre sus hombros colgaba una bolsa de lona, cargada de semillas, que iba

esparciendo mientras caminaba. Como corresponde a un dios, el contenido de su bolsa

era inagotable; dentro habían semillas de todos los árboles, granos, frutas, y flores del

mundo.
Garth Manoverde.

ALGUNOS DE LOS HIJOS MÁS FAMOSOS DE GARTH MANOVERDE

JOHN EL ROBLE, el Primer Caballero, quien trajo la caballería a Poniente (un hombre

enorme, todos concuerdan, de ocho pies de altura en algunas historias, diez o doce pies de

altura en otras, engendrado por Garth Manoverde y una gigante). Sus descendientes se

convirtieron en los Oakheart de Roble Viejo.

GILBERT DE LOS VIÑEDOS, quien le enseñó a los hombres en el Rejo a preparar vino

dulce de las uvas, tan jugosas y exuberantes, que crecían en su isla, y fue quien fundó la Casa

Redwyne.

FLORYS LA ZORRA, la más lista de los hijos de Garth, que tuvo tres esposos, cada uno

ignorando la existencia de los otros. (De sus hijos surgieron la Casa Florent, la Casa Ball, y la
Casa Peake)

MARIS LA DONCELLA, la más hermosa, cuya belleza era tan famosa que cincuenta

señores compitieron por su mano en el primer torneo que se celebró en Poniente. (El vencedor

fue el Gigante Gris, Argoth Piel-de-Piedra, pero Maris se casó con el Rey Uthor de la Torre

Alta antes de que pudiera reclamarla, así que Argoth se pasó el resto de sus días encolerizado

ante las murallas de Antigua, gritando por su novia.)

FOSS EL ARQUERO, conocido por ser capaz de disparar a una manzana en la cabeza de

cualquier doncella que le consintiera el capricho, de quien descienden ambos Fossoway, los de

la manzana roja y los de la verde.

BRANDON DE LA HOJA SANGRIENTA, quien expulsó a los gigantes del Dominio y peleó

contra los niños del bosque, asesinando a tantos en el Lago Azul que ha sido conocido como

Lago Rojo desde entonces.

OWEN ESCUDO DE ROBLE, quien conquistó las Islas Escudo, expulsando a los selkies y

tritones de regreso al mar.

HARLON EL CAZADOR y HERNDON DEL CUERNO, hermanos gemelos que

construyeron su castillo sobre Colina Cuerno y tomaron como esposa a la hermosa bruja de

los bosques que habitaba allí, compartiendo sus favores durante cien años (ya que los

hermanos evitaban el envejecimiento al abrazarla cada vez que la luna estaba llena).

BORS EL ROMPEDOR, quien obtuvo la fuerza de veinte hombres al alimentarse

únicamente de la sangre de toros, y fundó la casa Bulwer de Corona Negra. (Algunos relatos

afirman que Bors bebió tanta sangre de toro que le crecieron dos cuernos de un color negro

brillante.)

ROSE DEL LAGO ROJO, una cambiapieles, capaz de transformarse en una grulla a

voluntad—un poder que, algunos dicen, aún se manifiesta de cuando en cuando entre las

mujeres de la Casa Crane, sus descendientes.


ELLYN SIEMPRE DULCE, la muchacha que amaba tanto la miel que buscó al Rey de las

Abejas en su inmensa montaña colmena e hizo un pacto con él, le dijo que ella cuidaría de sus

hijos, y de los hijos de estos, durante toda la eternidad. Y así se convirtió en la primera

apicultora, y en la madre de la Casa Beesbury.

ROWAN ÁRBOL-DE-ORO, quien estaba tan afligida cuando su amante la dejó por una

rival más rica, que envolvió una manzana en su cabello dorado, y la plantó sobre una colina, y

de esta creció un árbol cuya corteza, hojas y frutos eran de reluciente oro amarillo; de sus

hijas descienden los Rowan de Sotodeoro.

Garth Manoverde trajo el don de la fertilidad con él. Pero no era sólo la tierra lo que

podía hacer fecundo, ya que las leyendas nos dicen que podía hacer que las mujeres

estériles se volvieran fértiles al tocarlas—incluso ancianas cuya sangre de la luna ya no

fluía. Las doncellas maduraban en su presencia, las madres concebían mellizos o

incluso trillizos cuando él las bendecía, las muchachas jóvenes florecían al contemplar

su sonrisa. A dondequiera que iba, señores y hombres comunes le ofrecían a sus hijas

vírgenes, para que sus cultivos maduren y sus árboles crezcan cargados de fruta. Todas

las doncellas que desfloró quedaron embarazadas, sin excepción, y nueve lunas después

concibieron hijos fuertes o hermosas doncellas, o al menos eso dicen las historias.

Estas leyendas, aunque son apreciadas por el pueblo llano, son bastante desacreditadas

tanto por los maestres de la Ciudadela como por los septones de la Fe, quienes

comparten la opinión de que Garth Manoverde era un hombre, no un dios.

Posiblemente fue un cazador líder o un jefe guerrero, o quizás un rey menor, podría

haber sido el primer señor de los Primeros Hombres que guió a sus seguidores a través

del Brazo de Dorne (cuando aún no estaba roto) y luego al deshabitado Poniente, donde

sólo las razas antiguas habían puesto pie antes.

Siendo un dios o un hombre, Garth Manoverde, engendró muchos hijos en esta nueva
tierra; en esto todos los cuentos concuerdan. Muchos de sus descendientes llegaron a

ser héroes, reyes, y grandes señores por derecho propio, fundando poderosas casas que

perduraron por miles de años.

De todos ellos, el más grandioso fue su primogénito, Garth el Jardinero, quien

construyó su hogar sobre una colina situada sobre el Mander, lugar que con el tiempo

llegó a ser conocido como Altojardín, y llevaba una corona de flores y enredaderas. Los

demás hijos de Garth Manoverde le rindieron homenaje al Jardinero como legítimo rey

de todos los hombres en todas partes. De su descendencia surgió la Casa Gardener,

cuyos reyes gobernaron el Dominio bajo el estandarte de la mano verde por miles de

años, hasta que Aegon el Dragón y sus hermanas llegaron a Poniente.

La lista de descendientes es larga, y muchas son sus leyendas, pues no escasea casa

noble en el Dominio que no presuma de descender de uno de los incontables hijos de

Garth Manoverde. Incluso los héroes de otras tierras y reinos son a veces contados

entre la descendencia de Manoverde. Estos cuentos nos dicen que Brandon el

Constructor desciende de Garth por parte de Brandon de la Hoja Sangrienta. Por otro

lado Lann el Astuto, en unos cuentos, era un hijo bastardo de Florys la Zorra, y en

otros, hijo de Rowan Árbol-de-Oro. Sin embargo, el parentesco de Lann el Astuto y

Garth Manoverde es un relato contado únicamente en el Dominio. En las Tierras de

Occidente, a menudo se dice que Lann engañó a Garth haciéndole creer que era uno de

sus hijos (Garth tenía muchos hijos, así que a veces se confundía), consiguiendo parte

de la herencia que por derecho le correspondía a los verdaderos hijos de Garth.

El que Garth haya tenido muchos hijos, es algo que no podemos negar, considerando la

gran cantidad de casas en el Dominio que afirman descender de él. Pero es muy poco

probable que todas las otras casas nobles de Poniente también sean sus descendientes.

LOS REYES GARDENER


La historia del Dominio en los días de los Primeros Hombres no es diferente de la de

los otros reinos de Poniente. La generosidad de estas verdes y fértiles tierras no hizo a

los hombres más pacíficos, ni menos codiciosos. Aquí los Primeros Hombres también

lucharon contra los niños del bosque, erradicándolos de sus arboledas sagradas y de sus

colinas huecas, talando sus arcianos con grandes hachas de bronce. Aquí también hubo

reinos que surgieron, cayeron y fueron olvidados, a medida que reyes menores y

señores orgullosos luchaban entre sí por la tierra, el oro y la gloria, y así los pueblos

fueron quemados, las mujeres lloraron de dolor y las espadas entrechocaron, siglo tras

siglo.

Pero sin embargo hubo una diferencia, algo significativa, ya que casi todas las casas

nobles del Dominio tenían un ancestro en común, remontándose a Garth Manoverde y

sus muchos hijos. Muchos eruditos han sugerido que fueron estos lazos de sangre lo

que le dio a la Casa Gardener la ventaja en los siglos siguientes; ningún rey menor

podía esperar rivalizar con el poderío de Altojardín, donde los descendientes de Garth

el Jardinero se sentaban sobre un trono viviente (el Asiento de Roble) que creció de un

roble que el mismo Garth Manoverde había plantado, y usaban coronas de enredadores

y flores en tiempos de paz, y coronas con espinas de bronce (y después de hierro)

cuando iban a la guerra. Otros se dieron el título de reyes, pero los Gardener eran
incuestionablemente los Reyes Supremos, y los monarcas menores les rendían honor, y

algunos hasta obediencia.

Rey Garth VII Gardener, Mano Dorada.

En esos siglos de aflicción y tumulto, el Dominio produjo muchos valientes guerreros.

Desde entonces hasta el día de hoy, los bardos han celebrado las andanzas de Serwyn

del Escudo Espejo, Davos el Asesino de Dragones, Roland del Cuerno, y el Caballero Sin

Armadura—y los legendarios reyes que los lideraron, Garth V (Martillo de los

Dornienses), Gwayne I (el Galante), Gyles I (el Afligido), Gareth II (el Siniestro), Garth
VI (el Lucero del Alba), y Gordan I (Ojos-Grises).

Muchos de estos monarcas tuvieron un enemigo en común, ya que durante estos siglos

oscuros y sangrientos, los asaltantes del mar provenientes de las Islas del Hierro

dominaban la mayor parte de la costa occidental, desde la Isla del Oso hasta el Rejo.

Con sus veloces barcoluengos, los hijos del hierro eran capaces de realizar un ataque y

escapar antes de que llegara cualquier ayuda. Los asaltantes usualmente

desembarcaban en lugares inesperados, tomando a sus enemigos por sorpresa. Aunque

los hombres del hierro rara vez se aventuraban tierra dentro, llegaron a controlar el

Mar del Ocaso y exigieron crueles tributos de los pescadores que vivían a lo largo de la

costa. Habiéndose establecido en las Islas Escudo al asesinar a todos los hombres que

encontraron allí y reclamando a las mujeres como suyas, los hijos del hierro incluso

llegaron a asaltar el Mander con impunidad.

El Rey Qhored, el más temible de los señores entre los hijos del hierro, presumía que

sus dominios se extendían por ―dondequiera que los hombres puedan oler el agua

salada o escuchar el choque de las olas.‖ En el Dominio fue conocido como Qhored el

Cruel, y los reyes que le sucedieron se apodaron Hagon el Terrible y Joron Perdición de

Doncella.

Los reyes de la Casa Gardener pelearon contra estos hombres y sus seguidores durante

tres siglos, algunas veces en alianza con los Reyes de la Roca y los Señores de Antigua, y

algunas veces solos. Al menos seis de los reyes Gardener murieron en batalla, entre

ellos Gareth el Siniestro y Garth Lucero del Alba, mientras que Gyles II fue capturado,

torturado y cortado en pequeños trozos que fueron usados como carnada para los

anzuelos de su captor. Sin embargo, al final resultaron victoriosos, y cada uno de ellos

logró expandir los dominios de la Casa Gardener y conseguir más tierras y señoríos

bajo el mando de Altojardín.


Dicho esto, muchos eruditos aún creen que los mejores entre los reyes Gardener fueron

los pacifistas, no los luchadores. Es verdad que se cantan menos canciones sobre ellos,

pero en los anales de la historia, de nombres como Garth III (el Grande), Garland II (el

Novio), Gwayne III (el Gordo), y John II (el Alto), se ha escrito extensamente. Garth el

Grande extendió las fronteras de su reino hacia el norte, ganando Roble Viejo, el Lago

Rojo, y Sotodeoro con pactos de amistad y de defensa mutua. Garland logró lo mismo

en el sur, trayendo a Antigua al reino al desposar a su hija con Lord Lymond (el León

Marino) de la Casa Hightower, mientras que él dejo de lado a sus otras esposas para

casarse con la hija de Lord Lymond. Gwayne el Gordo convenció a Lord Peake y Lord

Manderly de dejarlo mediar en sus conflictos, y de jurar vasallaje por sus tierras, y lo

hizo sin pelear una sola batalla. John el Alto navegó su barcaza por el Mander hasta su

cabecera, plantando el estandarte de la mano verde por doquier y aceptando el

homenaje de señores y reyes menores cuyas tierras ocupaban las orillas del poderoso

río.

El más grande de todos los Gardener fue el Rey Garth VII, Mano Dorada, un gigante

tanto en la guerra como en la paz. Aun siendo un niño, logró expulsar a los Dornienses

cuando el Rey Ferris Fowler lideró a diez mil hombres a través del Sendancha (como

era conocido el Paso del Príncipe en ese entonces), con la intención de conquistarlo.

Poco después, volvió su atención al mar y expulsó a los últimos hombres del hierro de

sus fortalezas en las Islas Escudo. Después de esto le entregó las islas a sus más feroces

guerreros, otorgándoles concesiones especiales con el propósito de convertirlos en una

primera línea de defensa contra los hijos del hierro, en caso de que estos regresaran.

Demostraron ser un gran éxito, y hasta el día de hoy los hombres de las Islas Escudo se

enorgullecen de proteger la desembocadura del Mander y el corazón del Dominio en

contra de todos y cada uno de los enemigos provenientes del mar.


En su última y más grande guerra, Garth VII enfrentó una alianza entre el Rey

Tormenta y el Rey de la Roca, quienes tenían la intención de repartirse el Dominio,

pero Garth logró derrotarlos a ambos, y luego los engañó usando ingeniosos

argumentos para que se volvieron el uno contra el otro, llevándolos a enfrentarse

brutalmente en la Batalla de los Tres Ejércitos. Al final casó a sus hijas con sus

herederos, y firmó un pacto con cada uno, fijando las fronteras entre los tres reinos.

Sin embargo, incluso este hecho palidece antes su mayor logro: una paz que duró tres

cuartos de siglo. Garth Mano Dorada se convirtió en Rey del Dominio a la edad de

veinte y murió sobre el Asiento de Roble cuando tenía noventa y tres, aún sano de

mente (aunque frágil de cuerpo). Durante los ochenta y un años de su reinado, el

Dominio estuvo en guerra por menos de diez. Generaciones de niños nacieron y

llegaron a la adultez, engendraron hijos propios, y murieron sin saber nunca lo que era

tomar una lanza y un escudo para marchar hacia la guerra.

Y con este largo tiempo de paz llegó una prosperidad sin precedentes. El Reinado

Dorado, como llegó a ser conocido este período, fue cuando el Dominio realmente

floreció.

No obstante, todas las edades de oro terminan, y así ocurrió en el Dominio. Garth Mano

Dorada se fue de este mundo. Un bisnieto lo sucedió en el Asiento de Roble, y luego les

dio paso a sus propios hijos.

Y entonces llegaron los Ándalos.

ÁNDALOS EN EL DOMINIO

Los Ándalos llegaron tarde al Dominio.

Tras cruzar el Mar Angosto en sus barcoluengos, primero desembarcaron en las costas

del Valle, luego a lo largo de todas las costas orientales. Las flotas de Antigua y el Rejo

los alejaron de los Estrechos del Tinto y del Mar del Ocaso. Noticias acerca de la
prosperidad del Dominio y sobre la riqueza y el poderío de Altojardín y sus reyes, sin

lugar a dudas llegarían a los oídos de muchos caudillos Ándalos, pero otras tierras y

otros reyes se interponían entre ellos.

Por lo tanto, mucho tiempo antes de que los Ándalos llegaran al Mander, los reyes en

Altojardín sabían de su llegada. Observaron desde lejos las batallas en el Valle, en las

Tierras de Tormentas, y en las Tierras de los Ríos, tomando nota de todo lo que

sucedió. Quizás fueron más sabios que sus contrapartes de otras regiones, ya que ellos

no cometieron el error de aliarse con los Ándalos en contra de sus rivales. Gwayne IV

(el Temeroso-de-los-Dioses) envió a sus guerreros en busca de los niños del bosque,

con la esperanza de que los verdevivientes y su magia pudieran detener a los invasores.

Mern II (el Albañil) construyó una nueva muralla alrededor de Altojardín y les ordenó a

sus señores banderizos revisar sus propias defensas. Mern III (el Loco) colmó de oro y

honores a una bruja de los bosques que afirmaba ser capaz de levantar ejércitos de

muertos para expulsar a los Ándalos. Lord Redwyne construyó más barcos, y Lord

Hightower reforzó las murallas de Antigua.

Sin embargo, las batallas que la mayoría de ellos había anticipado no llegaron a ocurrir.

Para cuando los conquistadores habían terminado de conquistar las costas orientales,

ya habían pasado generaciones y los Ándalos habían establecido cerca de cuarenta

reyes menores, muchos de ellos enfrentados entre sí. Y en Altojardín, los Tres Reyes

Sabios se dieron paso en el Asiento de Roble.

Garth IX Gardener, su hijo Merle I (el Manso), y su nieto Gwayne V fueron hombres

muy diferentes, pero todos usaron una táctica común con los Ándalos, basada en

acuerdos y asimilación en vez de resistencia armada. Garth IX invitó a un septón a su

corte y lo hizo parte de sus concilios, y construyó el primer septo en Altojardín, aunque

él mismo continuó orando en el bosque de dioses del castillo. Su hijo Merle I, en


cambio, abrazó formalmente la Fe, y ayudó a financiar la construcción de septos,

septrios, y monasterios por todo el Dominio. Gwayne V fue el primer Gardener nacido

en la Fe, y el primero en ser armado caballero con el rito solemne y la vigilia. (Muchos

de sus antepasados fueron armados caballeros de forma póstuma por los bardos y los

cuentacuentos, pero la verdadera caballería llegó a Poniente con los Ándalos).

Merle I y Gwayne V tomaron doncellas Ándalas como sus esposas, a modo de unir a los

padres de sus novias al reino. Los tres reyes tomaron Ándalos bajo su servicio como

espadas juramentas y criados. Entre los más glorificados estaba un caballero Ándalo

llamado Ser Alester Tyrell, cuya destreza con las armas era tal que fue armado paladín

del rey y escudo juramentado bajo el reinado Gwayne V. Con el tiempo, los

descendientes de Ser Alester se convirtieron en los mayordomos de Altojardín, título

que fueron heredando bajo el reinado de los Gardener.

Los Tres Reyes Sabios también les otorgaron tierras y señoríos a los más poderosos

reyes Ándalos que llegaban al Dominio a cambio de promesas de lealtad. Los Gardener

también buscaron artesanos Ándalos y animaron a sus señores banderizos de hacer lo

mismo. Los herreros y los canteros, en particular, fueron generosamente

recompensados. Los herreros les enseñaron a los Primeros Hombres a usar armas y

armaduras de hierro en lugar de bronce; y los canteros les ayudaron a fortalecer las

defensas de sus castillos y fortalezas.

Y aunque algunos de estos nuevos señores abjuraron sus votos en años posteriores, la

mayoría no lo hizo. En cambio, se unieron con sus señores feudales para acabar con

estos rebeldes y para defender el Dominio en contra de los reyes y los ejércitos Ándalos

que llegaron después. ―Cuando un lobo desciende sobre el rebaño, todo lo que ganas al

matarlo es un breve respiro, ya que de seguro otros lobos vendrán,‖ dijo el Rey Garth

IX. ―Pero, en cambio, si alimentas al lobo, lo domesticas y conviertes a sus cachorros en


tus perros guardianes, ellos protegerán tus rebaños cuando llegue otra manada.‖ El Rey

Gwayne V lo dijo de forma más concisa. ―Ellos nos dieron siete dioses, nosotros les

dimos tierras e hijas, y nuestros hijos y nietos crecerán como hermanos.‖

Muchas casas nobles del Dominio remontan su ascendencia a aquellos aventureros

Ándalos que recibieron tierras y esposas de Garth IX, Merle I, y Gwayne V, entre ellos

los Orme, Parren, Graceford, Cuy, Roxton, Uffering, Leygood, y Varner. A medida que

los siglos pasaron, los hijos e hijas de estas casas Ándalas se fueron mezclando con los

descendientes de los Primeros Hombres mediante matrimonios, de modo que se volvió

imposible distinguir a unos de otros. Pocas veces se ha logrado una conquista con tan

poco derramamiento de sangre.

Los siglos posteriores a la conquista Ándala resultaron ser menos pacíficos. Los

Gardener que se sucedieron en el Asiento de Roble incluyeron hombres fuertes y

débiles, hombres sabios y tontos, y una vez incluso hubo una mujer, pero pocos

pudieron igualar el ingenio y la astucia de los Tres Reyes Sabios, por lo que la prospera

paz de Garth Mano Dorada no se volvió a dar. En esa larga época entre la asimilación

de los Ándalos y la llegada de los dragones, los Reyes del Dominio lucharon

constantemente con sus vecinos en un enfrentamiento perpetuo por las tierras, el poder

y la gloria. Los Reyes de la Roca, los Reyes Tormenta, muchos de los conflictivos reyes
de Dorne, y los Reyes de los Ríos y las Colinas podían contarse entre sus enemigos (y a

menudo entre sus aliados también.)

El Asiento de Roble.

Altojardín llego a la cúspide de su poder bajo el reinado del Rey Gyles II Gardener,

quien lideró una reluciente hueste de caballeros armados hacia las Tierras de

Tormentas, destrozó a los ejércitos del anciano Rey Tormenta, y conquistó todas las
tierras al norte de la Selva excepto por Bastión de Tormentas, el cual estuvo bajo asedio

durante dos años. Gyles bien podría haber completado su conquista si el Rey de la Roca

no hubiera bajado al Dominio durante su ausencia, forzándolo a levantar el asedio y

regresar rápidamente a casa para enfrentarse a los hombres del Occidente. La siguiente

guerra, aún más extensa, involucró a tres reyes Dornienses y dos de las Tierras de los

Ríos, y acabó con Gyles III muerto en un charco de sangre y las fronteras entre los

reinos casi restauradas a como habían estado antes de que el derramamiento de sangre

comenzara.

El punto más bajo del poderío de los Gardener llegó durante el largo reinado del Rey

Garth X, llamado Garth Barbagris, quien fue coronado a la edad de siete y murió a los

noventa y seis—un reinado más extenso que el de su famoso antepasado Garth Mano

Dorada. Aunque fue vigoroso en su juventud, Garth X fue un rey vano y frívolo que se

rodeaba a sí mismo con tontos y aduladores. No fue ni muy listo ni muy astuto, la razón

lo abandonó completamente en la vejez, y durante los largos años de su senilidad, se

convirtió en la herramienta de una facción, y luego de otra, quienes competían por

riqueza y poder. Su gracia no había engendrado hijos, pero Lord Peake se había casado

con una de sus hijas, Lord Manderly con otra, y cada uno estaba determinado en hacer
que su esposa fuera la sucesora. La rivalidad entre ellos estuvo marcada por traiciones,

conspiración, y asesinato, lo que llevó a que se desatara una guerra. Otros señores se

unieron a ambos bandos.

Con los señores del Dominio enfrentados y con un rey senil incapaz de entender lo que

estaba ocurriendo, y mucho menos capaz de detenerlo, el Rey Tormenta y el Rey de la

Roca aprovecharon el momento, y se apoderaron de grandes extensiones de tierra,

mientras que las incursiones Dornienses se hicieron más osadas y más frecuentes. Un

rey Dorniense sitió Antigua, mientras que otro cruzó el Mander y saqueó Altojardín. El

Asiento de Roble, el trono viviente que había sido el orgullo de la Casa Gardener por

incontables años, fue cortado en pedazos e incendiado, y el senil Rey Garth X fue

encontrado en su cama, lloriqueando y cubierto en su propia suciedad. Los Dornienses

le cortaron la garganta (―por misericordia‖, dijo más tarde uno de ellos), después

incendiaron Altojardín tras despojarlo de todas sus riquezas.

Saqueador Dornienses en Antigua.

Después de esto, hubo casi una década de anarquía, pero al final cerca de cuarenta de

las grandes casas del Dominio hicieron causa común, y lideradas por Ser Osmund

Tyrell, el Mayordomo Supremo, derrotaron a los Peake y a los Manderly, y reclamaron

las ruinas de Altojardín, y colocaron sobre el trono a un primo segundo del fallecido

Rey Barbagris, el Rey Mern VI Gardener.

Aunque Mern VI fue un hombre de habilidad modesta, sus mayordomos probaron ser

consejeros capaces. Ser Osmund Tyrell fue sucedido en aquel cargo por su hijo, Ser

Robert, y luego por su nieto, Lorent. Confiando en el juicio de sus consejeros, Mern VI

gobernó bien, reconstruyendo Altojardín, y haciendo mucho más por reconstruir a la

Casa Gardener y el Dominio. Su hijo, Garth XI, hizo el resto, tomando tan terrible

venganza contra los Dornienses, que Lord Hightower dijo después que las Montañas
Rojas habían sido verdes antes de que Garth las pintara con la sangre de los

Dornienses. Por el resto de su largo reinado fue conocido como Garth el Pintor.

Y así continuó, un rey tras otro, en tiempos de guerra y de paz. Aun así, a pesar de todo,

la mano verde se propagó orgullosamente a través del Dominio, hasta que el Rey Mern

IX cabalgó al encuentro de Aegon Targaryen y sus hermanas en el Campo de Fuego.

ANTIGUA

Ninguna historia del Dominio está completa sin una mirada a Antigua, la más grande y

antigua de las ciudades, todavía la más rica, grande, y bonita en todo Poniente, aun

cuando Desembarco de Rey la ha eclipsado como la más poblada.

¿Cuántos años tiene Antigua? Muchos maestres han ponderado esa pregunta, pero

simplemente no lo sabemos. Los orígenes de la ciudad están perdidos en las brumas del

tiempo y nublados por la leyenda. Algunos septones ignorantes dicen que los Siete

marcaron sus límites, otros dicen que los dragones durmieron una vez en la Isla Batalla,

hasta que el primer Hightower acabara con ellos. Muchos pueblerinos creen que el

propio Hightower simplemente apareció un día. La historia completa y verdadera del

fundador de Antigua probablemente se conocerá nunca.

Podemos declarar con certeza, sin embargo, que los hombres han vivido en el estuario

del Vinomiel desde la Edad del Amanecer. Los archivos rúnicos más antiguos

confirman esto, como también ciertas historias fragmentadas escritas por los maestres

que vivieron entre los niños del bosque. Uno, Maestre Jellicoe, sugiere que la estructura

en la cima del Canal de los Susurros empezó como un puesto comercial, dónde los

barcos de Valyria, Viejo Ghis, y las Islas de Verano adquirían sus provisiones,

realizaban refacciones, y negociaban con las antiguas razas, y eso parece una suposición

tan probable como otra cualquiera.

Sin embargo los misterios persisten. La isla pedregosa dónde residen los Hightower es
conocida como la Isla Batalla incluso en nuestros archivos más antiguos, ¿pero por

qué? ¿Qué batalla? ¿Cuándo? ¿Entre qué señores, que reyes, que razas? Incluso los

cantantes no nos han dejado ninguna información en estos temas.

Aún más enigmática para los estudiosos e historiadores es el gran cimiento cuadrado de

roca negra que domina esa isla. Según la mayoría de los registros históricos, este

edificio monumental ha servido como la base y el nivel inferior de Torrealta, no

obstante sabemos con certeza que es por miles de años más antiguo que los niveles

superiores de la torre.

¿Quién la construyó? ¿Cuándo? ¿Por qué? La mayoría del maestres aceptan la sabiduría

común que supone que fue erigida por los Valyrios, por sus gruesos muros y todos los

interiores laberínticos de roca sólida, sin ninguna sugerencia de uniones o morteros,

ninguna marca del cincel de ninguna clase; un tipo de construcción que se ve en otras

partes, las más notables en los caminos de dragones del Feudo Franco de Valyria, y el

Muro Negro que protege el corazón de la Vieja Volantis Los señores dragón de Valryia,

como es muy sabido, poseían el arte de trocar la piedra en líquido con el fuego de

dragón, dándole la forma que deseaban, fundiéndola con el hierro, acero, o granito.

Si de hecho esta primera fortaleza es de origen Valyrio, sugiere que los señores dragón

vinieron a Poniente miles de años antes de que tallaran su fortín en Rocadragon,

mucho antes de la venida de los Ándalos, o incluso de los Primeros Hombres. ¿En ese

caso vinieron para comerciar? ¿Eran mercaderes de esclavos, quizás buscando a los

gigantes? ¿Quisieron aprender la magia de los niños del bosque, con sus verdevidentes

y sus árboles arcianos? ¿O había algún propósito más oscuro?

Tales preguntas incluso abundan hasta el presente. Antes de la Maldición de Valyria,

maestres y archmaestres a menudo viajaron al Feudo Franco buscando las respuestas,

pero ninguna fue encontrada nunca. La afirmación de Septon Barth de que los Valyrios
vinieron a Poniente porque sus sacerdotes profetizaron que la Maldición del Hombre

saldría de la tierra más allá del mar estrecho, puede desecharse como algo sin sentido,

como la mayoría de las excéntricas creencias y suposiciones de Barth.

Más inquietantes, y dignos de consideración, son los argumentos de aquéllos que

afirman que la primera fortaleza no es en absoluto de los Valyrios.

De hecho la fundida roca negra hace pensar en Valyria, pero no el sencillo estilo de la

arquitectura, porque los señores dragón utilizaban la piedra solo para transformarla en

formas extrañas, imaginativas y floridas. El interior estrecho, retorcido y estancias sin

ventanas, se asemeja mucho más a los túneles, en lugar de salones; es muy fácil

perderse entre sus recodos. Quizás no es más que una medida defensiva diseñada para

confundir los atacantes, pero también es singularmente Valyriana. La naturaleza

laberíntica de su arquitectura interior ha llevado al Archmaestre Quillion a sugerir que

la fortaleza podría haber sido el trabajo de los creadores de laberintos, unas personas

misteriosas, los remanentes de su desaparecida civilización en Lorath en el Mar de los

Escalofríos. La noción es intrigante, pero plantea más preguntas que respuestas.

Y aún más, la imaginativa posibilidad dicha por el Maestre Theron hace un siglo.

Nacido bastardo en las Islas de Hierro, Theron notó una cierta semejanza entre la

piedra negra de la fortaleza antigua y la de la Silla de Piedramar, el alto asiento de la

Casa Greyjoy de Pyke, cuyos orígenes son similarmente antiguos y misteriosos. Los

manuscritos bastante rudimentarios de Theron "Las Piedras Extrañas" postulan que

fortaleza y el asiento podrían ser el trabajo de una raza extraña, deformada, que era una

cruza entre las mujeres humanas y las criaturas de los mares. Estos "Profundos",

cuando él los nombra, es la semilla de la cual han crecido nuestras leyendas sobre

sirenas, aunque sus terribles padres realmente han venido después del Dios Ahogado

de los hombres de hierro.


Las abundantes, detalladas, y perturbadoras ilustraciones incluidas en ― Las Piedras

Extrañas‖ vuelven fascinante este extraño volumen, pero el texto es incomprensible en

algunas partes; el Maestre Theron tenía un don para dibujar, pero poca habilidad para

las palabras. En cualquier caso, su tesis no tiene ninguna verdadera base y puede

desecharse a ciencia cierta. Y así volvemos al principio, obligados a conceder que los

principios de Antigua, Isla Batalla, y su fortaleza deberán seguir siendo un misterio por

siempre.

Las razones del abandono de la fortaleza y el destino de sus constructores, quienquiera

que podrían haber sido, están perdidas, pero en algún punto sabemos que la Isla

Batalla y su gran fortaleza entraron en posesión de los antepasados de la Casa

Hightower. ¿Ellos eran los Primeros Hombres, como la mayoría de los estudiosos creen

ahora? ¿O quizás descienden de los marineros y comerciantes que se habían establecido

en la cima del Canal de los Susurros en épocas más tempranas; eran los hombres que

vinieron antes que los Primeros Hombres? No lo sabemos.

En las primeras vislumbres en las páginas de historia, los Hightowers ya son reyes,

Antigua gobierna desde la Isla Batalla. La primera ―torre alta,‖ los cronistas nos dicen,

era hecha de madera y se elevaba unos cincuenta pies sobre la fortaleza antigua que era

su fundación. Ni esa torre, ni las torres de madera más altas que siguieron en los siglos

subsiguientes, eran utilizadas como moradas; eran puramente faros sobresalientes,

construidos para iluminar un camino de los barcos comerciales en las aguas

amortajadas por la niebla del Canal de los Susurros. Los primeros Hightowers vivieron

en salones oscuros, bóvedas, y cámaras con la extraña roca debajo. Sólo estaba

edificada la quinta torre, la primera en ser construida completamente de roca, que se

volvió un digno asiento de una gran casa Hightower. Esa torre, nos dicen, se eleva

doscientos pies sobre el puerto. Algunos dicen que se diseñó por Brandon el
Constructor, aunque otros nombran a su hijo, otro Brandon; el rey que lo requirió y lo

pagó, se recuerda como Uthor de la Torre Alta.

Después de esto, por miles de años sus descendientes gobernaron Antigua y las tierras

del Vinomiel como reyes, y los barcos de todo el mundo venían a su creciente ciudad

para comerciar. Cuando Antigua creció opulenta y poderosa, los vecinos y reyezuelos

volvieron sus ojos codiciosos hacia sus riquezas, y piratas y saqueadores de más allá de

los mares también oyeron cuentos de sus esplendores. Tres veces durante un solo siglo

la ciudad fue tomada y saqueada, una vez por el rey Samwell Dayne (Starfire) de Dorne,

una vez por Qhored el Cruel y sus hombres de hierro, y una vez por Gyles I Gardener (el

Penas) quién, según informes recibidos vendió tres cuartas partes de los habitantes de

la ciudad a los mercaderes de esclavos, pero era incapaz de abrir una brecha en las

defensas de los Hightower en la Isla Batalla.

Los cercados de madera y el foso que habían protegido la ciudad hasta ahora,

obviamente demostraron ser inadecuados, y el siguiente Rey de Torre Alta, Otho II,

gastó la mayor parte de su reinado cercando Antigua con muros de rocas macizas, más

gruesos y más altos que cualquiera visto en Poniente por entonces. Este esfuerzo

empobreció la ciudad por tres generaciones, pero tal era su firmeza, que persuadieron a

los saqueadores y supuestos conquistadores de buscar el pillaje en otra parte, y aquéllos

que presumieron de atacar Antigua, no pudieron hacerlo.

Sin embargo la guerra no había terminado hasta que los Hightowers fueron

introducidos en el Reino del Dominio, a través de largas negociaciones y matrimonios.

Cuando Lymond Hightower tomó por esposa a la hija de Rey Garland II Gardener, y

otorgando a su propia hija en matrimonio a su padre, los Hightowers se volvieron los

banderizos de Altojardin, reducidos de reyes ricos a relativamente menores de los más

grandes señores del Dominio. (Antigua era el último de los reinos antiguos en doblar la
rodilla a Altojardin, no mucho después de que el último Rey de Arbor desapareciera en

el mar, permitiendo a su primo, Rey Meryn III Gardener, incluir a la isla como parte de

su dominio).

Por las condiciones del tratado político, los Gardener emprendieron también la defensa

de la ciudad contra cualquier ataque por tierra que libró Señor Lymond, quien volvió su

atención a su ―gran propósito,‖ la construcción de barcos y la conquista de los mares. A

finales de su reinado, ningún señor o rey en todo Poniente podría emparejar la fuerza

de la Casa Hightower en el mar. Se irguió una gran estatua de Lymond Hightower en el

puerto de Antigua, mirando hacia el Canal de los Susurros. El último rey Hightower

todavía se recuerda como el León Marino.

Los descendientes de Señor Lymond compartieron su visión. Con raras excepciones,

vigilaron sus propios jardines y la ciudad, evitando enredarse en las guerras

interminables de los reyezuelos y después, en los Siete Reinos que surgieron.

―Altojardin defiende nuestras espaldas,‖ Señor Jeremy Hightower dijo una vez, ―por lo

que somos libres de mirar al mar y las tierras más allá.‖

Mirando más allá, y construyendo más que nunca nuevos barcos para proteger su

comercio, Señor Jeremy dobló la riqueza de la ciudad. Su hijo Jason la dobló de nuevo,

y reconstruyó Torrealta a una altura de cien pies.

Los orígenes de la Ciudadela casi son tan misteriosos como las de Torrealta. La mayoría

acreditan su fundación al segundo hijo de Uthor de la Torre Alta, el Príncipe Peremore el

Torcido. Un muchacho enfermizo, nacido con un brazo marchito y torcido, Peremore estuvo

postrado durante gran parte de su corta vida, pero sentía una curiosidad insaciable por el

mundo más allá de su ventana, por lo que se volvió hacia los hombres sabios, maestros,

sacerdotes, sanadores, y cantantes, junto con un cierto número de magos, alquimistas, y


hechiceros. Se dice que el príncipe no tuvo mayor placer en su vida, que escuchar a estos

estudiosos debatir entre sí. Cuando Peremore murió, su hermano, el Rey Urrigon legó un

tracto grande de tierra al lado del Vinomiel a ―las mascotas de Peremore,‖ para que pudieran

establecerse y continuar la enseñanza, el aprendizaje, y buscando la verdad. Y ellos lo

hicieron.

Cuando llegaron los Ándalos, los Hightower estaban entre los primeros señores de

Poniente en darles la bienvenida.

―Las guerras son malas para el comercio,‖ dijo Señor Dorian Hightower, cuando alejó a

su esposa de veinte años, la madre de sus niños, para desposar a una princesa ándala.

Su nieto, Señor Damon (el Devoto), fue el primero en aceptar la Fe. En honor a los

nuevos dioses, construyó los primeros septos en Antigua y seis más en su reino. Cuando

se murió prematuramente de disentería, el Septon Robeson se volvió el regente de su

hijo recién nacido, gobernando Antigua en todo menos nombre durante los próximos

veinte años y finalmente volviéndose el primer Septon Supremo. El niño que él crio y

entrenó, Señor Triston Hightower, construyó el Septo Estrellado en su honor después

de su muerte.

En los siglos siguientes, Antigua se volvió el incuestionable centro de la Fe en todo

Poniente. De los salones oscuros de mármol del Septo Estrellado, salió una sucesión de

Septones Supremos con la corona de cristal (la primera fue dada a la Fe por Lord

Barris, el hijo del Lord Triston) para volverse la voz de los Siete en la tierra, ordenando

las espadas de la Fe Militante y los corazones de todos los creyentes desde Dorne hasta

el Cuello. Antigua se volvió su ciudad santa y muchos devotos, hombres y mujeres, la

visitaron para orar en sus septos y santuarios y otros lugares santos. Indudablemente

era en parte debido a estos lazos con los Siete, que los Hightower pudieron tan a

menudo mantenerse alejados de las innumerables guerras de la Casa Gardener.


La Fe no era la única institución que floreció detrás de los macizos muros de Antigua,

bajo la protección de los Hightower. Miles de años antes de que los primeros septos

abrieran sus puertas, la ciudad había sido el hogar de la Ciudadela, dónde los niños y

hombres jóvenes de Poniente venían a estudiar, instruirse, y forjar sus cadenas como

maestres. Ninguna sede mayor de conocimiento existe en ninguna parte del mundo.

En los tiempos de la Conquista de Aegon, Antigua era la más grande ciudad en todo

Poniente—la más grande, rica, y poblada, y un centro de aprendizaje y fe. Aun así,

podría haber sufrido el mismo destino que Harrenhal si no fuera por los lazos íntimos

entre los Hightower y el Septo Estrellado, y porque el Septon Supremo persuadió a

Lord Manfred Hightower de no ofrecer resistencia a Aegon Targaryen y sus dragones,

sino, en cambio, abrirle sus puertas al conquistador y jurarle lealtad.

De esta manera el conflicto se desvió, pero surgió de nuevo en la siguiente generación

durante la sangrienta disputa entre la Fe y el segundo hijo del Conquistador,

oportunamente llamado Rey Maegor el Cruel. El Septon Supremo durante los primeros

años del reinado de Maegor era el pariente político de los Hightowers. Su muerte súbita

en 44DC—poco después de que el Rey Maegor había amenazado con incinerar el Septo

Estrellado con fuego de dragón furioso por haber condenado Su Alta Santidad sus

matrimonios—más tarde se consideró bastante fortuita, cuando Señor Martyn

Hightower permitió abrir sus puertas antes de que Balerion y Vhagar liberaran sus

llamas.

Sin embargo, la naturaleza inesperada de la muerte del Septon Supremo en 44DC despertó

muchas sospechas, y los cuchicheos sobre un asesinato persisten hasta el momento. Algunos

creen que Su Alta Santidad fue eliminada por su propio hermano, Ser Morgan Hightower,

comandante de los Hijos del Guerrero en Antigua (y es indisputable verdad que Ser Morgan

era el único de los Hijos del Guerrero perdonado por el Rey Maegor). Otros sospechan de la tía
doncella de Señor Martyn, lady Patrice Hightower, aunque su argumento parece basarse en la

creencia de que el veneno es el arma de una mujer. Incluso se ha sugerido que la Ciudadela

pudiera haber jugado un papel en la remoción del Septon Supremo, aunque esto parece muy

improbable.

La Torrealta en la Isla de la Batalla

Faro de Hightower, en la Isla de la Batalla.


Los orígenes de la Ciudadela casi son tan misteriosos como las de Torrealta. La mayoría

acreditan su fundación al segundo hijo de Uthor de la Torre Alta, el Príncipe Peremore el

Torcido. Un muchacho enfermizo, nacido con un brazo marchito y torcido, Peremore estuvo

postrado durante gran parte de su corta vida, pero sentía una curiosidad insaciable por el

mundo más allá de su ventana, por lo que se volvió hacia los hombres sabios, maestros,

sacerdotes, sanadores, y cantantes, junto con un cierto número de magos, alquimistas, y

hechiceros. Se dice que el príncipe no tuvo mayor placer en su vida, que escuchar a estos

estudiosos debatir entre sí. Cuando Peremore murió, su hermano, el Rey Urrigon legó un

tracto grande de tierra al lado del Vinomiel a ―las mascotas de Peremore,‖ para que pudieran

establecerse y continuar la enseñanza, el aprendizaje, y buscando la verdad. Y ellos lo

hicieron.

Cuando llegaron los Ándalos, los Hightower estaban entre los primeros señores de

Poniente en darles la bienvenida.

―Las guerras son malas para el comercio,‖ dijo Señor Dorian Hightower, cuando alejó a

su esposa de veinte años, la madre de sus niños, para desposar a una princesa ándala.

Su nieto, Señor Damon (el Devoto), fue el primero en aceptar la Fe. En honor a los

nuevos dioses, construyó los primeros septos en Antigua y seis más en su reino. Cuando

se murió prematuramente de disentería, el Septon Robeson se volvió el regente de su

hijo recién nacido, gobernando Antigua en todo menos nombre durante los próximos

veinte años y finalmente volviéndose el primer Septon Supremo. El niño que él crio y

entrenó, Señor Triston Hightower, construyó el Septo Estrellado en su honor después

de su muerte.

En los siglos siguientes, Antigua se volvió el incuestionable centro de la Fe en todo

Poniente. De los salones oscuros de mármol del Septo Estrellado, salió una sucesión de
Septones Supremos con la corona de cristal (la primera fue dada a la Fe por Lord

Barris, el hijo del Lord Triston) para volverse la voz de los Siete en la tierra, ordenando

las espadas de la Fe Militante y los corazones de todos los creyentes desde Dorne hasta

el Cuello. Antigua se volvió su ciudad santa y muchos devotos, hombres y mujeres, la

visitaron para orar en sus septos y santuarios y otros lugares santos. Indudablemente

era en parte debido a estos lazos con los Siete, que los Hightower pudieron tan a

menudo mantenerse alejados de las innumerables guerras de la Casa Gardener.

La Fe no era la única institución que floreció detrás de los macizos muros de Antigua,

bajo la protección de los Hightower. Miles de años antes de que los primeros septos

abrieran sus puertas, la ciudad había sido el hogar de la Ciudadela, dónde los niños y

hombres jóvenes de Poniente venían a estudiar, instruirse, y forjar sus cadenas como

maestres. Ninguna sede mayor de conocimiento existe en ninguna parte del mundo.

En los tiempos de la Conquista de Aegon, Antigua era la más grande ciudad en todo

Poniente—la más grande, rica, y poblada, y un centro de aprendizaje y fe. Aun así,

podría haber sufrido el mismo destino que Harrenhal si no fuera por los lazos íntimos

entre los Hightower y el Septo Estrellado, y porque el Septon Supremo persuadió a

Lord Manfred Hightower de no ofrecer resistencia a Aegon Targaryen y sus dragones,

sino, en cambio, abrirle sus puertas al conquistador y jurarle lealtad.

De esta manera el conflicto se desvió, pero surgió de nuevo en la siguiente generación

durante la sangrienta disputa entre la Fe y el segundo hijo del Conquistador,

oportunamente llamado Rey Maegor el Cruel. El Septon Supremo durante los primeros

años del reinado de Maegor era el pariente político de los Hightowers. Su muerte súbita

en 44 AC—poco después de que el Rey Maegor había amenazado con incinerar el Septo

Estrellado con fuego de dragón furioso por haber condenado Su Alta Santidad sus

matrimonios—más tarde se consideró bastante fortuita, cuando Señor Martyn


Hightower permitió abrir sus puertas antes de que Balerion y Vhagar liberaran sus

llamas.

Sin embargo, la naturaleza inesperada de la muerte del Septon Supremo en 44 el CA

despertó muchas sospechas, y los cuchicheos sobre un asesinato persisten hasta el

momento. Algunos creen que Su Alta Santidad fue eliminada por su propio hermano,

Ser Morgan Hightower, comandante de los Hijos del Guerrero en Antigua (y es

indisputable verdad que Ser Morgan era el único de los Hijos del Guerrero perdonado

por el Rey Maegor). Otros sospechan de la tía doncella de Señor Martyn, lady Patrice

Hightower, aunque su argumento parece basarse en la creencia de que el veneno es el

arma de una mujer. Incluso se ha sugerido que la Ciudadela pudiera haber jugado un

papel en la remoción del Septon Supremo, aunque esto parece muy improbable.

LA CASA TYRELL
Los Tyrell nunca fueron reyes, aunque en sus venas fluye la sangre real (como en la

mitad de las otras cien grandes casas del Dominio). Ser Alester Tyrell, el fundador de la

estirpe, era un aventurero ándalo que se volvió el campeón y el escudo juramentado del

Rey Gwayne V Gardener, uno de los Tres Reyes Sabios. Su hijo mayor se volvió un

caballero notable, quien murió en un torneo también. Su segundo hijo, Gareth, era de

una inclinación más estudiosa y nunca obtuvo la caballería, escogiendo servir, en

cambio, como mayordomo real. De él descienden los Tyrells de hoy.

Los escudos de armas de la Casa Tyrell (centro) y algunas casas notables, del pasado y presente,

Caswell, Florent, Fossoway, Gardener, Hightower, Merryweather, Mullendore, Oakheart,

Redwyne, Rowan, Tarly, y Ashford.

Gareth Tyrell y su hijo Leo realizaron sus deberes tan hábilmente que los Gardener

volvieron el cargo de Alto Mayordomo hereditario. A través de los siglos, muchas

generaciones de Tyrells sirvieron en esa función.

Muchos se volvieron confidentes y consejeros de sus reyes; algunos también actuaron

como castellanos en tiempos de guerra. Por lo menos uno gobernó el Dominio como el

regente durante la minoría de edad del Rey Garland VI. El Rey Gyles III Gardener

declaró que los Tyrells eran ―mis sirvientes más leales,‖ y el Rey Mern VI estaba tan

complacido con ellos, que le dio la mano de su hija más joven a Ser Robert Tyrell en

matrimonio (permitiéndoles por eso a sus hijos, nietos, y todas las generaciones

siguientes aseverar su descendencia de Garth Manoverde). Ése fue el primer

matrimonio entre la Casa Gardener y la Casa Tyrell, pero nueve uniones más entre

ambas casas siguieron en los siglos venideros.

No era por su sangre real que Aegon Targaryen escogiera nombrar a los Tyrells como

Señores de Altojardin, Guardianes del Sur y Señores Supremos del Dominio después de

que muriera el Rey Mern IX, el último de los reyes Gardener junto con todos sus hijos
en el Campo de Fuego. Esos honores se ganaron por la prudencia de Harlan Tyrell,

quien abrió las puertas de Altojardin a Aegon y juró fidelidad a la Casa Targaryen.

Después, varias de las otras grandes casas del Dominio se quejaron amargamente de

ser los vasallos de un ―mayordomo trepador‖ e insistieron en que su propia sangre era

remotamente más noble que la de los Tyrells. No puede negarse que los Oakhearts de

Roble Viejo, los Florents de Aguasclaras, los Rowans de Sotodeoro, los Peakes de

Starpike y los Redwynes de Arbor, todos tenían linajes más antiguos y distinguidos que

los Tyrells, y también lazos de sangre más profundos con la Casa Gardener. Sus

protestas fueron en vano, sin embargo… quizás en parte, porque todas estas casas

habían se habían levantado en armas contra Aegon y sus hermanas en el Campo de

Fuego, y los Tyrells no lo hicieron.

Aegon Targaryen consideró que Lord Harlan demostró ser un mayordomo capaz para

el Dominio, aunque sólo gobernó hasta 5 DC, cuando desapareció con su ejército en los

desiertos de Dorne durante la Primera Guerra de Dorne de Aegon.

Su hijo, Theo Tyrell, era comprensiblemente renuente a involucrarse en cualquier

extenso empeño por conquistar Dorne, pero en el futuro se involucró, cuando el

conflicto se extendió más allá de las Montañas Rojas. Cuando los Targaryen por fin

firmaron la paz con Dorne, Lord Theo volvió su atención hacia la consolidación del

poder de los Tyrell, acordando un concilio de septones y maestres para examinar y

finalmente desechar algunas de las más persistentes demandas por Altojardin, de

aquéllos que insistieron que el castillo era suyo.

Como Señores de Altojardin y Guardianes del Sur, los descendientes de estos

―mayordomos trepadores‖ se contaron entre los señores más poderosos del reino y

lucharon bajo el estandarte de los Targaryen en muchas ocasiones. En la mayoría de

esas ocasiones ellos habían acudido—aun cuando, sabiamente, no tomaron parte en la


Danza de Dragones, cuando el Señor Tyrell era solo un bebé, y su madre y castellano

escogieron dejar Altojardin fuera de esa carnicería terrible, fratricida.

Después, cuando el Rey Daeron I Targaryen (el Joven Dragón) marchó a Dorne, los

Tyrells demostraron su valor liderando la principal acometida encima del Paso del

Príncipe. Habiendo servido fielmente, aunque quizás demasiado audazmente, al Señor

Lyonel Tyrell se hizo cargo de Dorne, después de que el Joven Dragón volvió triunfante

a Desembarco del Rey. Su señoría tuvo éxito manteniendo a los Dornienses en una

actitud pacífica durante un tiempo, sólo para sufrir una muerte infame y repugnante en

la cama con escorpiones. Su asesinato encendió nuevas revueltas que barrieron Dorne,

provocando la muerte del Joven Dragón a la edad de dieciocho.

De los Tyrells que sucedieron al desafortunado Señor Lyonel en Altojardin en los años

venideros, el más notable es Lord Leo Tyrell, un campeón del torneo recordado hasta el

presente como Leo Espina Larga. Muchos lo consideran el mejor justador que alguna

vez ha tocado una lanza. Lord Leo también se distinguió durante la Primera Rebelión

Fuegoscuro, logrando victorias notables contra los partidarios de Daemon Fuegoscuro

en el Dominio, aunque sus fuerzas fueron incapaces de reunirse lo bastante rápido para

llegar a tiempo a la Batalla del Campo de Fuego.

El presente Señor de Altojardin, Mace Tyrell, luchó fielmente para la Casa Targaryen

durante la Rebelión de Robert, derrotando al propio Robert Baratheon en la Batalla de

Ashford y después sitiando a su hermano Stannis en Bastión de Tormentas durante casi

un año. Sin embargo, con la muerte del Loco Rey Aerys II y su hijo el Príncipe Rhaegar,

Lord Mace bajó su espada, y es, una vez más, el Guardián del Sur y sirviente leal del

Rey Robert y el Trono de Hierro.

ALTOJARDÍN

El gran castillo de Altojardín, el antiguo asentamiento de los señores Tyrell y en


tiempos antiguos de los reyes Gardener, se ubica en la cima de una colina verde que

domina las amplias y tranquilas aguas del Mander. Visto desde lejos, el castillo ―parece

formar parte del terreno, del tal forma que uno podría pensar que ha crecido allí, en vez

de haber sido construido.‖ Muchos consideran Altojardín como el castillo más hermoso

de los Siete Reinos, una afirmación que sólo los hombres del Valle se atreven a

cuestionar. (Ellos prefieren su propio castillo, el Nido de Águilas).

La colina desde la que se erige Altojardín no es empinada ni rocosa pero es amplia en

extensión, posee suaves pendientes de una agradable simetría. Desde las murallas y

torres del castillo, un hombre puede observar leguas de distancia en todas direcciones,

a través de huertos y campos de flores, incluyendo los jardines de rosas doradas del

Dominio, que durante mucho tiempo han sido el emblema de la Casa Tyrell.

Altojardín está cercado por tres anillos concéntricos de murallas almenadas, hechos de

piedra blanca finamente pulida y protegidos por torres tan delgadas y elegantes como

doncellas. Cada muralla es más alta y gruesa que la anterior. Entre la muralla exterior

(que cerca el pie de la colina) y la muralla media, se encuentra el famoso laberinto de

arbustos, un vasto y complicado laberinto de espinos y matorrales preservado por siglos

para el entretenimiento y deleite de los ocupantes e invitados del castillo… y para

propósitos defensivos, ya que los intrusos no familiarizados con el laberinto pueden

perderse fácilmente en su camino hacia las puertas del castillo, entre las trampas y los

callejones sin salida.

La vegetación abunda dentro de las murallas del castillo, y las fortalezas están rodeadas

de jardines, pérgolas, fuentes, patios y cascadas artificiales. Las hiedras cubren las

edificaciones más antiguas, y los viñedos y rosas trepan sobre las estatuas, murallas y

torres. Las plantas florecen por todos lados. Por otra parte, la fortaleza es un palacio

como pocos otros, llena de estatuas, columnatas y fuentes. Las torres más altas de
Altojardín, redondeadas y esbeltas, observan desde lo alto a sus vecinas más antiguas,

cuadradas y sombrías en apariencia, las más antiguas de ellas datan de la Edad de los

Héroes. El resto del castillo es de más reciente construcción, la mayor parte construida

por el Rey Mern VI después de que los Dornienses destruyeran las estructuras

originales durante el reinado de Garth Barbagris.

Los dioses, ambos nuevos y antiguos, son muy reverenciados en Altojardín. El

esplendor del septo del castillo, con sus hileras de ventanales de vidrio multicolor

celebrando a los Siete y al omnipresente Garth Manoverde, es rivalizado tan sólo por el

del Gran Septo de Baelor en Desembarco del Rey y el Septo Estrellado de Antigua. Y el

exuberante bosque de dioses de Altojardín posee casi la misma fama, ya que en lugar de

tener un sólo árbol corazón hace alarde de poseer tres antiguos arcianos, imponentes y
elegantes, cuyas ramas han quedado tan enredadas con el paso de los siglos que dan la

impresión de ser un solo árbol con tres troncos, alargando sus brazos sobre un

estanque de aguas tranquilas. La leyenda dice que estos tres, conocidos en el Dominio

como los Tres Cantores, fueron plantados por Garth Manoverde en persona.

Ningún asentamiento en los Siete Reinos ha sido tan celebrado en las canciones como

lo ha sido Altojardín, y no es de sorprender, ya que los Tyrell, y los Gardener antes que

ellos, han hecho de su propia corte un lugar de cultura, música y grandes artes. En los
días anteriores a la Conquista, los Reyes del Dominio y sus reinas presidieron torneos

por el amor y la belleza, donde los más grandes caballeros del Dominio competían por

el amor de las doncellas más hermosas, no sólo con enfrentamientos de armas, sino

también de canto y poesía, y demostraciones de virtud, piedad y devoción casta. Los

mejores campeones, hombres tan puros, honorables y virtuosos como diestros con las

armas, eran honrados con invitaciones para unirse a la Orden de la Mano Verde.

Aunque los últimos miembros de tan noble orden perecieron al lado de su rey en el

Campo de Fuego (salvo en Puerto Blanco, donde los caballeros de la Casa Manderly aun

profesan su membresía), sus tradiciones aún son recordadas en el Dominio, donde los

Tyrell siguen manteniendo altos estándares de caballerosidad y cortesía. Su Torneo del

Campo de Rosas, durante el reinado de Jaeharys I el Viejo Rey, fue reconocido en todas

partes como el más grandioso torneo de la generación. Desde entonces muchos otros

grandes torneos han sido celebrados en el Dominio.

Altojardín. (Crédito de ilustración 139)


Crédito de ilustración 140

LAS TIERRAS DE TORMENTAS

LAS TORMENTAS QUE azotan el Mar Angosto tienen una temible fama a lo largo de los

Siete Reinos, e incluso en las Nueve Ciudades Libres. Aunque las tormentas pueden

surgir en cualquier estación, los navegantes dicen que las peores llegan cada otoño,

formándose en las cálidas aguas del Mar del Verano al sur de los Peldaños de Piedra, y

luego rugiendo hacia el norte a través de estas islas desoladas y pedregosas. Según los
archivos de la Ciudadela, desde ahí la mayor parte continúa su trayecto hacia el

noroeste, extendiéndose por el Cabo de la Ira antes de chocar contra Bastión de

Tormentas en la Punta de Durran.

Es a partir de estas terribles tormentas que las Tierras de Tormentas reciben su

nombre.

El corazón de este antiguo reino es Bastión de Tormentas, el grandioso castillo erigido

por el heroico rey Durran Pesardedioses en la Edad de los Héroes, el cual se alza

inmenso e inmovible sobre lo alto de los acantilados de la Punta de Durran. Hacia el

sur, pasando las salvajes aguas y traicioneras rocas de la Bahía de los Naufragios, yace

el Cabo de la Ira. La húmeda maraña verde de la Selva domina las dos terceras partes

en el norte del cabo. Más al sur, se abre una amplia llanura que continúa suavemente

hacia el Mar de Dorne, donde numerosas villas de pescadores salpican la costa. Allí se

encuentra el Pueblo del Llanto (como llegó a ser conocido ya que fue ahí donde el

cuerpo del heroico Rey Daeron I Targaryen regresó al reino después de su asesinato en

Dorne), un floreciente puerto y mercado, ya que la mayor parte del comercio de la

región pasa por sus muelles.

La gran isla de Tarth, con sus cascadas, lagos y montañas elevadas, también es

considerada parte de las Tierras de las Tormentas, al igual que Estermont y las

innumerables islas menores ubicadas frente al Cabo de la Ira y el Pueblo del Llanto.

Hacia el oeste las colinas, firmes y salvajes, se perfilan contra el cielo hasta dar paso a

las Montañas Rojas, el límite entre las Tierras de Tormentas y Dorne. Valles secos y

grandes acantilados de arenisca dominan el paisaje aquí, y es cierto que algunas veces

durante la puesta de sol las cumbres brillan de color escarlata y carmesí contra las

nubes… aunque están aquellos que dicen que estas montañas no fueron llamadas así

por el color de sus piedras sino por toda la sangre que ha empapado sus suelos.
Más hacia el interior, pasando las colinas, yacen las marcas—una vasta extensión de

praderas, páramos y llanuras azotadas por el viento que se extiende a lo largo de cientos

de leguas hacia el norte y el oeste. Bajo la vista de las Montañas Rojas, se sitúan los

grandes castillos de los señores Marqueños, construidos para proteger las fronteras de

las Tierras de Tormentas contra las incursiones Dornienses provenientes del sur, y de

los secuaces vestidos de acero de los Reyes del Dominio provenientes del oeste. Los más

grandes entre los señores Marqueños son los Swann de Timón de Piedra, los

Dondarrion de Refugionegro, los Selmy del Torreón Cosecha, y los Caron de Canto

Nocturno, cuyas Torres Cantantes marcan el extremo más occidental del reino de los

Reyes Tormenta. Todos estos se han mantenido leales a Bastión de Tormentas hasta el

día de hoy, como lo han sido desde tiempos inmemorables.

Sin embargo, hacia el norte de Bastión de Tormentas, las fronteras del reino han

fluctuado constantemente con el paso de los siglos, a medida que Reyes Tormenta, los

poderosos y los débiles, han ganado y perdido tierras en una sucesión de guerras tanto

grandes como pequeñas. Hoy en día, el dominio de la Casa Baratheon corre por la orilla

sur del Rodeo y la parte baja del Bosque Real, y a lo largo de las costas pedregosas del

Mar Angosto hasta la base del Garfio de Massey… pero antes de la Conquista de Aegon,

antes incluso de la llegada de los Ándalos, los reyes guerreros de la Casa Durrandon

extendieron sus fronteras mucho más lejos.

El Garfio de Massey era parte del reino en ese entonces, así como todo el Bosque de

Dioses hasta el Aguasnegras. En ciertas épocas, los Reyes Tormenta incluso gobernaron

más allá del Aguasnegras. Pueblos tan distantes como Valle Oscuro y Poza de la

Doncella solían rendirle tributo a Bastión de Tormentas, y bajo el reinado del temible

rey guerrero Arlan III Durrandon, los hombres de las tormentas ejercieron dominio

sobre todas las Tierras de los Ríos, reteniéndolas por más de tres siglos.
Sin embargo, incluso en su mejores tiempos, los dominios de los Durrandon y de sus

sucesores siempre han estado escasamente poblados comparados con el Dominio, las

Tierras de los Ríos y del Occidente, y por lo tanto el poder de los señores de Bastión de

Tormentas, eran reducidos. Sin embargo, aquellos que decidieron construir sus hogares

en las Tierras de Tormentas—ya sea a lo largo de las pedregosas costas del Mar

Angosto, entre los húmedos bosques verdes de la Selva, o en las marcas azotadas por el

viento—son de una raza especial. Con frecuencia se ha dicho que la gente de la Tierra de

Tormentas es semejante a su clima: estruendosa, violenta, implacable e impredecible.

LA LLEGADA DE LOS PRIMEROS HOMBRES

La historia de las Tierras de Tormentas se remonta a la Edad del Amanecer. Mucho

antes de la llegada de los Primeros Hombres, todo Poniente le pertenecía a las antiguas

razas—los niños del bosque y los gigantes (y, como algunos dicen, a los Otros, los

terroríficos ―caminantes blancos‖ de la Larga Noche).

Los niños construyeron sus casas en los vastos bosques primaverales que alguna vez se

extendieron desde el Cabo de la Ira hasta el Cabo Kraken, al norte de las Islas del

Hierro (hoy en día todo lo que queda de este gran bosque son el Bosque Real y la Selva),

y los gigantes ocupaban las estribaciones de las Montañas Rojas a lo largo del escabroso

espolón rocoso del Garfio de Massey. A diferencia de los Ándalos, quienes llegaron a

Poniente por el mar, los Primeros Hombres se abrieron paso desde Essos a través del

gran puente de tierra que hoy conocemos como el Brazo Roto de Dorne, por lo que

Dorne y las Tierras de Tormentas fueron los primeros lugares de Poniente en ser

poblados por el hombre.

El yermo húmedo de la Selva era el refugio favorito de los niños del bosque, según nos

dicen los cuentos, y existían gigantes en las colinas que se elevaban en la sombra de las

Montañas Rojas, y entre los desfiladeros y crestas de la península rocosa que llego a ser
conocida como el Garfio de Massey. Los gigantes siempre fueron un pueblo tímido y

hostil con el hombre. En cambio los niños del bosque, en un inicio, le dieron la

bienvenida a los recién llegados a Poniente, en la creencia de que había suficiente tierra

para todos.

El bosque moldeó los reinos de los Primeros Hombres, quienes construyeron sus

hogares bajo los antiguos robles, las imponentes secuoyas, los centinelas, y los pinos.

En las orillas de los arroyos se erigieron rudimentarias aldeas donde la gente cazaba y

atrapaba cuanto su señor les permitía. Las pieles de las Tierras de Tormentas eran bien

apreciadas, pero las verdaderas riquezas de la Selva se encontraban en su madera, aún

más en la escasa madera dura. Sin embargo, el talado de los arboles llevó a los Primeros

Hombres a entrar en conflicto con los niños del bosque, y durante cientos y miles de

años hicieron la guerra el uno contra el otro, hasta que los Primeros Hombres tomaron

a los antiguos dioses de los niños como suyos y dividieron las tierras en el Pacto sellado

en la Isla de los Rostros en medio del gran lago llamado el Ojo de Dioses.

Bastión de Tormentas. (Crédito de ilustración 141)

No obstante, el Pacto llegó tarde en la historia del hombre en Poniente; para cuando fue

firmado, los gigantes (quienes no fueron parte de él) ya casi habían desaparecido de las

Tierras de Tormentas, e incluso los niños eran menos numerosos.

LA CASA DURRANDON

Gran parte de la historia temprana de Poniente está perdida entre las brumas del
tiempo en donde, a medida que uno va remontándose en el pasado, se hace cada vez

más difícil separar la realidad de la leyenda. Esto es particularmente cierto en las

Tierras de Tormentas, donde los Primeros Hombres eran relativamente pocos y las

antiguas razas más numerosas. En otras partes de los Siete Reinos, las runas que

cuentan sus historias sobreviven hasta el día de hoy, cinceladas en las paredes de las

cavernas, en las piedras y en las ruinas de las fortalezas caídas, pero en las Tierras de

Tormentas, los Primeros Hombres tallaron sus historias de victorias y derrotas en los

troncos de los árboles, que con el paso del tiempo se pudrieron.

Por otra parte, entre los Reyes Tormenta de la antigüedad se desarrolló la tradición de

nombrar a sus primogénitos y herederos con el nombre de Durran Pesardedioses

(fundador de su linaje) agravando las dificultades de los historiadores.

Inevitablemente, el desconcertante número de Reyes Durran terminó causando mucha

confusión. Los maestres de la Ciudadela de Antigua le han dado números a la mayoría

de estos monarcas, con el fin de distinguirlos, cosa que no hicieron los bardos (poco

fiables en el mejor de los casos) quienes son nuestra principal fuente de información

sobre estos tiempos.

Las leyendas que rodean al fundador de la Casa Durrandon, Durran Pesardedioses,

provienen en su totalidad de los bardos. Las canciones nos dicen que Durran se ganó el

corazón de Elenei, hija del dios del mar y de la diosa del viento. Pero al ceder ante el

amor de un mortal, Elenei se condenó a si misma a perecer como una mortal, y por esto

los dioses que la habían procreado odiaron al hombre que ella había tomado como su

señor esposo. En su ira, enviaron fuertes vientos y lluvias para derrumbar cada castillo

que Durran se atrevió a construir, hasta que un joven muchacho le ayudó a erigir uno

tan resistente y tan hábilmente construido que fue capaz de resistir todas las tormentas.

Aquel muchacho creció para convertirse en Brandon el Constructor. Durran se


convirtió en el primer Rey Tormenta, y con Elenei a su lado, vivió y gobernó sobre

Bastión de Tormentas durante mil años, o eso dicen las historias.

(Tal esperanza de vida parece muy poco probable, incluso para un héroe casado con la

hija de dos dioses. El Archimaestre Glaive, nacido en las Tierras de Tormentas, sugirió

que este Rey de Mil Años fue en verdad una sucesión de monarcas que poseían el

mismo nombre, lo cual parece plausible, pero es imposible de probar.)

Ya fuera un hombre o cincuenta, sabemos que en esta época el reino extendía sus

dominios mucho más allá de Bastión de Tormentas y sus alrededores, absorbiendo cada

vez más reinos adyacentes con el paso de los siglos. Algunos fueron ganados mediante

tratados, la mayoría por conquista—un proceso que fue continuado por los

descendientes de Durran.

Pesardedioses fue el primero en reclamar la Selva, aquel yermo húmedo que hasta

entonces le había pertenecido a los niños del bosque. Su hijo Durran el Devoto le

devolvió a los niños la mayor parte de lo que su padre había tomado, pero un siglo

después Durran Hacha-de-Bronce lo tomó de nuevo, esta vez para siempre. Las

canciones nos dicen que Durran el Austero asesinó a Lun el Último, Rey de los

Gigantes, en la Batalla de Aguascurvas, pero los eruditos aun debaten si fue Durran V o

Durran VI.

Maldon Massey construyó el castillo de Piedratormenta y estableció su señorío sobre el

Garfio de Massey bajo el reinado de otro Rey Durran, llamado el Amigo de Cuervos,

pero sus fechas y número también son materia de debate. Fue Durran el Joven,

también conocido como el Niño Carnicero, quien inundó el río Slayne con cadáveres

Dornienses, después de expulsar a Yoren Yronwood y a la doncella guerrera Wylla de

Wyl en la Batalla de Poza Sangrienta… pero ¿acaso fue este el mismo rey que en la

adultez se enamoró de su propia nieta y murió a manos de su hermano Erich Mata-


Parientes? Estas, y muchas otras preguntas similares, probablemente nunca sean

resueltas.

No obstante, existen mejores fuentes de información en siglos posteriores. Podemos

decir con razonable certeza que el gran reino insular de Tarth cayó bajo el dominio de la

Casa Durrandon cuando Durran el Justo tomó como esposa a la hija de su rey, Edwyn

Evenstar. Su nieto, Erich el Armador (probablemente Erich III), fue el primero en

reclamar Estermont y las islas menores más al sur. Fue otro Durran (la mayoría de

eruditos concuerda en que fue Durran X) quien extendió el reino hacia el norte hasta el

Aguasnegras, y fue su hijo Monfryd I (el Poderoso) el primero en cruzar el gran río,

derrotando a los reyes menores de la Casa Darklyn y la Casa Mooton en una serie de

guerras, apoderándose de los prósperos pueblos portuarios de Valle Oscuro y Poza de la

Doncella.

El hijo de Monfryd, Durran XI (el Sombrío) y el hijo de este, Barron (el Hermoso)

rindieron todo lo que él había ganado e incluso más. Durante los largos años en que

Durwald I (el Gordo) gobernó en Bastión de Tormentas, los Massey se separaron del

reino, Tarth se rebeló tres veces, e incluso en el Cabo de la Ira surgió una amenaza, una

bruja de los bosques conocida como la Reina Verde, quien mantuvo a la Selva en contra

de Bastión de Tormentas por casi una generación. Por un momento se llegó a decir que

los dominios de Durwald se extendían hasta donde un hombre podía llegar a orinar

desde las murallas de Bastión de Tormentas.

Todo cambio cuando Morden II nombró a su medio hermano bastardo Ronard como

castellano. Un temible guerrero, Ronard se convirtió en el gobernante de las Tierras de

Tormentas en todo excepto en nombre y tomó a la hermana del Rey Morden como

esposa. En menos de cinco años, ya había reclamado el reinado. Fue la propia reina de

Morden quien colocó la corona de su esposo en la cabeza de Ronard. Y si las canciones


son ciertas, también compartía su cama. Morden, considerado inofensivo, fue

confinado a una celda en una torre.

El usurpador gobernó durante casi treinta años como Ronard el Bastardo, ganando

batalla tras batalla, aplastando las rebeliones de banderizos y reyes menores por igual.

Siendo un hombre que no podía limitarse a tener una sola mujer, reclamó una hija de

cada enemigo que dobló la rodilla. Para cuando murió ya había engendrado,

supuestamente, noventa y nueve hijos. La mayoría fueron bastardos (aunque las

canciones dicen que Ronard tuvo veintitrés esposas) y estos no disfrutaron de la

abundante herencia de su padre, sino que tuvieron que labrar su propio camino en el

mundo. Por esta razón, miles de años después, casi todo el pueblo llano de las Tierras

de Tormentas, incluso los de origen más humilde, alardea de poseer sangre real.

ÁNDALOS EN LAS TIERRAS DE TORMENTAS

Erich VII Durrandon fue rey en las Tierras de Tormentas cuando los barcoluengos

Ándalos empezaron a cruzar el Mar Angosto. La historia lo recuerda como Erich el

Indispuesto, ya que hizo poco al respecto de estos invasores, realizando la célebre

declaración de no tener interés en ―los conflictos de extranjeros en tierras muy lejanas.‖

El Rey Tormenta estaba envuelto en sus propias guerras para ese entonces, intentando

reconquistar el Garfio de Massey de manos del infame rey pirata, Justin Ojo-de-Leche,

mientras se defendía de las incursiones del rey Dorniense Olyvar Yronwood. Erich no

vivió para ver el resultado de su inacción, ya que los Ándalos permanecieron ocupados

con su conquista del Valle.

Su nieto, el Rey Qarlton II Durrandon, fue el primero en enfrentar a los Ándalos en

batalla. Después de cuatro generaciones de guerra, aquel monarca—quien se hacía

llamar Qarlton el Conquistador—finalmente logró reconquistar el Garfio de Massey,

tomando Piedratormenta después de un año de asedio y asesinando al último rey de la


Casa Massey, Josua (llamado Lanzasuave).

El Rey Tormenta celebró su conquista por menos de dos años. Un caudillo Ándalo

llamado Togarion Bar Emmon (Togarion el Terrible) había establecido su propio

pequeño reino al norte del Aguasnegras pero vivía bajo constante ataque de los

Darklyn, reyes del Valle Oscuro. Sintiendo debilidad en el sur, Togarion tomó como

esposa a la hija de Josua Lanzasuave y cruzó la Bahía del Aguasnegras con todo su

poder para establecer un nuevo reino en el Garfio de Massey. Construyó su propio

castillo en Punta Aguda, al final del Garfio, mientras controlaba a los hombres de las

tormentas de Piedratormenta ya que había establecido al hermano de su esposa para

gobernar desde ahí, pero tan sólo era una marioneta bailando al son de sus cuerdas.

Qarlton el Conquistador pronto tuvo problemas más preocupantes que la pérdida del

Garfio de Massey. Los Ándalos se habían fijado en el sur, y los barcoluengos habían

empezado a desembarcar a lo largo de sus costas, llenos de hombres hambrientos con

la estrella de siete puntas pintada sobre sus escudos, pechos y frentes, todos ellos

empeñados en labrar sus propios reinos. El resto de su reinado, y el de su hijo y nieto

(Qarlton III y Monfryd V) después de él, fueron tiempos de guerra casi constante.
Ándalos desembarcando en las costas de las Tierras de Tormentas. (Crédito de

ilustración 142)

Aunque el Rey Tormenta ganó una docena de grandes batallas—siendo la más

grandiosa la Batalla de Puertabronce donde Monfryd V Durrandon, al costo de su vida,

logró derrotar a la Hermandad Sagrada de los Ándalos, una alianza de siete reyes

menores y caudillos—los barcoluengos siguieron arribando. Se decía que por cada

Ándalo caído en batalla, cinco más desembarcaban en la costa. Tarth fue la primera de

las Tierras de Tormentas en ser abatida; Estermont poco después.

Los Ándalos también se establecieron en el Cabo de la Ira y pudieron haberse hecho

con la Selva de no haber sido tan proclives a entrar en conflicto entre ellos, así como

hicieron con los reinos de los Primeros Hombres. Pero el rey Baldric I Durrandon (el

Astuto) demostró ser un experto en hacer que se enfrentaron entre ellos, y el Rey

Durran XXI hizo algo sin precedentes, buscar la ayuda de los niños del bosque

restantes refugiados en las cuevas y colinas huecas y hacer causa común con ellos en

contra de los hombres de más allá del mar. En las batallas libradas en el Pantano

Negro, en el Bosque de la Niebla, y bajo la Colina Aullante (el lugar preciso es

desconocido), esta Alianza del Arciano le infringió a los Ándalos una serie de

estrepitosas derrotas y le puso fin al declive de los Reyes Tormenta por un tiempo. Una

generación después una alianza mucho menos probable, entre el Rey Cleoden I y tres

Reyes Dornienses, obtuvo una victoria aún más contundente sobre Drox el Hacedor-de-

Cadáveres en el río Slayne cerca de Timón de Piedra.

Sin embargo sería un error afirmar que los Reyes Tormenta expulsaron a los invasores.

Pese a todas sus victorias, fueron incapaces de detener la invasión Ándala; aunque las

cabezas de muchos reyes y caudillos Ándalos terminaron adornando las puertas de

Bastión de Tormentas, los Ándalos siguieron llegando. Lo contrario tampoco ocurrió;


los Ándalos nunca llegaron a conquistar el linaje de Durrandon. Las historias nos dicen

que siete veces asediaron Bastión de Tormentas o buscaron asaltar sus poderosas

murallas, y siete veces fracasaron. Los siete fracasos fueron tomados como una señal de

los dioses; después de eso, no se intentaron hacer más ataques.

Estrella de siete puntas tallada en una piedra. (Crédito de ilustración 143)

Al final, ambos lados simplemente se unieron. El Rey Maldon IV tomó a una doncella

Ándala como su esposa, al igual que hizo su hijo, Durran XXIV (Durran el Mestizo). Los

líderes de guerra Ándalos se convirtieron en señores y reyes menores, se casaron con

las hijas de los hombres de las tormentas y entregaron a sus propias hijas a cambio,

prometieron vasallaje por sus tierras y juraron sus espadas a los Reyes Tormenta.

Guiados por el Rey Ormund y su reina, los hombres de las tormentas dejaron atrás a los

antiguos dioses y tomaron los dioses de los Ándalos, la Fe de los Siete. A medida que los

siglos pasaban, las dos razas de hombres se volvieron una… y los niños del bosque, casi

olvidados, desaparecieron por completo de la Selva y las Tierras de Tormentas.

La Casa Durrandon alcanzó su mayor gloria durante la época siguiente. Durante la


Edad de los Cien Reinos, el Rey Arlan I (el Vengador) arrasó con todo delante de él,

extendiendo las fronteras de su reino hasta el Aguanegras y los afluentes del Mander.

Su bisnieto el Rey Arlan III cruzó tanto el Aguasnegras como el Tridente y se hizo de las

Tierras de las Ríos en su totalidad, incluso llegando a plantar su estandarte del ciervo

coronado en las costas del Mar del Ocaso.

No obstante, con la muerte de Arlan III se inició un inevitable declive, ya que los

hombres de las tormentas no eran suficientes para mantener unido su vasto reino. Una

rebelión siguió a la otra, los reyes menores empezaron a aparecer como malas hierbas,

castillos y fortalezas cayeron… y entonces llegaron los hijos del hierro, liderados por

Hawryn Manodura, Rey de las Islas de Hierro, y entonces todo sucedió como fue

anteriormente relatado. En el momento en que los hombres de las tormentas

empezaron a retroceder ante los hombres del hierro en el norte, los Dornienses llegaron

como enjambres desde el Sendahueso para presionarlos en el sur, y los Reyes del

Dominio enviaron a sus caballeros desde Altojardín para reclamar todo lo que habían

perdido.

El Reino de la Tormenta se redujo, rey tras rey, batalla tras batalla, año tras año. La

caída se detuvo brevemente cuando un feroz príncipe guerrero, Argilac (llamado el

Arrogante), se colocó la corona del ciervo, pero incluso un hombre tan poderoso como

él solo fue capaz de detener la marea, no hacerla retroceder. Siendo el último de los

Reyes Tormenta, el último de los Durrandon, Argilac hizo esto por un tiempo… pero

cerca del final de sus días, cuando ya había envejecido, el Rey Argilac realizó un torpe

intento de usar a la Casa Targaryen de Rocadragón como un escudo contra el creciente

poderío de los hombres del hierro y su rey, Harren el Negro. Nunca agarres al dragón

por la cola, dice un antiguo proverbio. Argilac el Arrogante hizo justamente eso, y lo

único que consiguió fue desviar la mirada de Aegon Targaryen y sus hermanas hacia
oeste.

Cuando desembarcaron en la desembocadura del Aguasnegras para iniciar su conquista

de los Siete Reinos, con ellos llegó un bastardo, de ojos y cabello negros, llamado Orys

Baratheon.

LA CASA BARATHEON

La Casa Baratheon nació en medio de la lluvia y el barro de la batalla conocida en la

historia como la Última Tormenta, cuando Orys Baratheon repelió tres veces la carga

de los caballeros de Bastión de Tormentas y asesinó a su rey Argilac el Arrogante en

combate singular. Bastión de Tormentas, que por mucho tiempo se pensaba

inexpugnable, cedió ante Orys sin presentar batalla (decisión sabia, teniendo en cuenta

el destino de Harrenhal). Después Orys tomó a la hija del Rey Argilac como esposa y

adoptó el emblema y el lema Durrandon como suyos para honrar el valor de Argilac.

El favor que Aegon el Conquistador le concedió a Orys Baratheon dio crédito a los

rumores de que él era el medio hermano bastardo de Aegon. Aunque nunca pudo ser

probado, aquel relato es ampliamente creído incluso hoy en día. Otros sugieren que

Orys llegó tan alto debido a su destreza con las armas y su férrea lealtad a la Casa

Targaryen. Incluso antes de la Conquista, sirvió como campeón y escudo juramentado

de Aegon, y el derrotar al Rey Argilac tan sólo añadió más brillo a su nombre. Cuando el

Rey Aegon le concedió Bastión de Tormentas a la Casa Baratheon por perpetuidad, y

nombró a Orys Señor Soberano de las Tierras de Tormentas y Mano del Rey, nadie osó

sugerir que él no era digno de estos honores.

Sin embargo, durante la invasión de Dorne en 4 DC, Lord Orys fue tomado cautivo

cuando se disponía a llevar a sus fuerzas por el Sendahueso. Su captor fue el Wyl de

Wyl, conocido como el Amante-de-Viuda, quien le amputó a Orys la mano de la espada.

Después de esto, todos los relatos dicen que Lord Orys se volvió un amargado.
Renunciando a su cargo como Mano del Rey, centró su atención en Dorne, obsesionado

con la idea de vengarse. Su oportunidad llegó durante el reinado del Rey Aenys I, Orys

arrasó parte de las huestes del Rey Buitre y logró capturar a Lord Walter Wyl, el hijo de

Amante-de-Viuda.

El emblema de la Casa Baratheon (centro) y el de sus vasallos (en sentido del reloj

desde arriba): Buckler, Caron, Connington, Dondarrion, Estermont, Penrose,

Seaworth, Selmy, Staedmon, Swann, y Tarth. (Crédito de ilustración 144)

Los Baratheon permanecieron estrechamente unidos a la Casa Targaryen y

desempeñaron un papel significativo durante el reinado de los sucesores de Aegon el

Conquistador. El nieto de Lord Orys Baratheon, Lord Robar, fue el primer gran señor

en proclamarse abiertamente en favor del Príncipe Jaehaerys en contra de su tío,


Maegor el Cruel. Debido a esta lealtad y coraje, fue nombrado Protector del Reino y

Mano del Rey tras la extraña muerte de Maegor en el Trono de Hierro. Mientras el Rey

Jaehaerys era menor de edad, Lord Robar compartió el gobierno del reino con la madre

del rey, la Reina Viuda Alyssa. Medio año después los dos se casaron.

De su unión surgió Lady Jocelyn Baratheon quien se casó con el hijo mayor del Viejo

Rey y se convirtió en madre de la Princesa Rhaenys—―la Reina Que Nunca Fue‖ como la

llamó el elocuente bufón Champiñón—y Boremund Baratheon, quien sucedió a su

padre como Señor de Bastión de Tormentas. Durante el Gran Consejo de 101 DC,

convocado por el Rey Jaehaerys I para debatir el asunto de la sucesión, Lord Boremund

se mostró abiertamente en apoyo de la reclamación de su sobrina, la Princesa Rhaenys,

y de su hijo el Príncipe Laenor de la Casa Velaryon, pero se encontró en el lado

perdedor de la discusión.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

Orys Baratheon, conocido hoy en día como Orys Una-Mano, cabalgó desde Bastión de

Tormentas por una última vez, para aplastar a los Dornienses bajo las murallas de

Timón de Piedra. Cuando Walter Wyl cayó bajo sus manos, herido pero aún vivo, Lord

Orys dijo, ―Tu padre tomó mi mano. Yo reclamó la tuya en retribución.‖ Diciendo esto,

amputó la mano de la espada de Lord Walter. Luego amputó su otra mano, y también

sus dos pies, llamándolo su ―usura.‖ Por extraño que parezca, Lord Baratheon murió en

la marcha de regreso a Bastión de Tormentas, de las heridas que había recibido durante

la batalla, pero su hijo Davos siempre decía que murió contento, sonriendo ante las

manos y pies podridos que colgaban en su tienda como una horca de cebollas.

El poder de Bastión de Tormentas y su proximidad a Desembarco del Rey y al Trono de

Hierro hizo que los Baratheon fueran la primera de las grandes casas de Poniente a
quien la Princesa Rhaenyra y el Rey Aegon II solicitaran apoyo tras la muerte de su

padre, el Rey Viserys I Targaryen. Sin embargo, para ese entonces Lord Boremund

había fallecido y fue su hijo Borros quien gobernó, y Borros era una clase

completamente distinta de hombre.

Mientras Lord Boremund había sido firme en apoyar a Laenor Velaryon esposo de

Rhaenyra, Lord Borros vio una oportunidad y se mostró reticente cuando fue cortejado

por Lucerys Velaryon, el segundo hijo de Rhaenyra y del Príncipe Laenor. Cuando

Lucerys voló con su dragón a Bastión de Tormentas en busca de apoyo, se encontró con

que su primo el Príncipe Aemond Targaryen había llegado antes que él y estaba muy

ocupado arreglando su matrimonio con una de las hijas de Borros.

Lord Borros se enfureció ante el mensaje que llevó Lucerys—en el cual la Princesa

Rhaenyra había mostrado una arrogancia impropia al asumir que Bastión de

Tormentas apoyaría su causa—y ante el rechazo del Príncipe Lucerys de tomar a una de

las hijas de su señoría como esposa (el príncipe ya estaba comprometido). Enfurecido

expulsó al joven Velaryon de sus salones y no hizo nada para impedir que el Príncipe

Aemond lo persiguiera para tomar venganza por el ojo que había perdido ante Lucerys

años atrás, siempre y cuando dicha venganza no ocurriera dentro de los muros de

Bastión de Tormentas.

El Príncipe Lucerys intentó escapar en su joven dragón, Arrax, pero Aemond lo

persiguió en su gran dragón, Vhagar. Si una tormenta no hubiera estado rugiendo en

Bahía de los Naufragios, Lucerys podría haber escapado, pero no fue así; ambos, el

muchacho y su dragón, murieron: cayeron al mar que rodeaba Bastión de Tormentas

mientras Vhagar rugía triunfante. Fue el primer derramamiento de sangre real en la

Danza de los Dragones, aunque muchos más estaban por llegar.

Al inicio de la Guerra, Lord Borros se mostró reacio a enfrentarse a los dragones


personalmente. Pero al final de la Danza, él y sus hombres de la tormenta se

apoderaron de Desembarco del Rey durante la Luna de los Tres Reyes, restaurando el

orden en la ciudad y ganando promesas de que la mayor de sus hijas se convertiría en la

nueva reina del viudo Rey Aegon II. Después lideró valientemente lo último de la

hueste real en contra de los hombres de los ríos que se acercaban, quienes eran

comandados por el joven Lord Kermit Tully, el incluso más joven Benjicot Blackwood, y

su hermana Alysanne Blackwood. Cuando el Señor de Bastión de Tormentas se enteró

que el ejército enemigo era liderado por niños y mujeres, se confió de su victoria, pero

el Sangriento Ben Blackwood, como fue recordado después, rompió su flanco, mientras

la Negra Aly Blackwood lideró a los arqueros que derribaron a sus caballeros. Lord

Borros fue desafiante hasta el final, y los relatos afirman que acabó con una docena de

caballeros y asesinó a Lord Darry y Lord Mallister antes de ser asesinado por Kermit

Tully.

Tras la muerte de Borros y la derrota de sus hombres de la tormenta, la Danza de los

Dragones estaba casi terminada. La Casa Baratheon había apostado en grande al

apoyar al Rey Aegon II, y esta decisión no les trajo nada más que desgracia durante el

reinado del Rey Aegon III (el Veneno de Dragón) y la regencia que le precedió.

A medida que pasaron los años, y varios reyes pasaron por el Trono de Hierro, estas

antiguas desavenencias fueron olvidadas, y los Baratheon volvieron a servir a la corona

con fidelidad una vez más… hasta que los Targaryen pusieron esta lealtad a prueba.

Esto ocurrió durante el reinado del Rey Aegon V Targaryen (conocido en la historia

como el Improbable), cuando el Señor de Bastión de Tormentas era Lyonel Baratheon,

un gigantesco hombre conocido como la Tormenta que Ríe, uno de los mejores

guerreros de sus tiempos.


Lord Lyonel siempre había estado entre los las leales partidarios del Rey Aegon; tan

firme era su amistad que Su Gracia alegremente accedió a desposar a su primogénito y

heredero con la hija de Lord Lyonal. Todo iba bien hasta que el Príncipe Duncan se

enamoró de la misteriosa mujer conocida como Jenny de Piedrasviejas (una bruja,

algunos decían), y la tomó como esposa desafiando a su padre el rey.

DE LORD BORROS, EL SEPTÓN EUSTACE ESCRIBE

Lord Boremund era la piedra, dura, fuerte e inamovible. Lord Borros era el viento, que

ruge, aúlla y sopla de aquí para allá.

Ser Duncan el Alto de la Guardia Real enfrentándose a Lord Lyonel Baratheon en combate

singular. (Crédito de ilustración 145)

El amor entre Jenny de Piedrasviejas (―con flores en su cabello‖) y Duncan, el Príncipe


de las Libélulas, es adorado incluso hoy en día por bardos, cuentacuentos, y jóvenes

doncellas, pero le causó gran dolor a la hija de Lord Lyonel y trajo vergüenza y

deshonra a la Casa Baratheon. Tan grande fue la ira de la Tormenta que Ríe que hizo un

juramento de sangre de cobrar venganza, renunció a su fidelidad hacia el Trono de

Hierro, y se coronó a sí mismo como el nuevo Rey Tormenta. La paz tan sólo pudo ser

restaurada después de que Ser Duncan el Alto, caballero de la Guardia Real, se

enfrentara a Lord Lyonel en un juicio por combate, el Príncipe Duncan renunciara a su

pretensión a la corona y el trono, y el Rey Aegon V accediera a desposar a la menor de

sus hijas, la Princesa Rhaelle, con el heredero de Lord Lyonel.

Como los Siete en su sabiduría decidieron, fue el compromiso al que el Rey Aegon V

accedió para apaciguar a la Tormenta que Ríe lo que en última instancia acabó con el

reinado de la Casa Targaryen sobre los Siete Reinos. En 245 DC la Princesa Rhaelle

cumplió la promesa de su padre y se casó con Ormund Baratheon, joven Señor de

Bastión de Tormentas. El siguiente año ella le dio un hijo, Steffon, quien sirvió como

paje y escudero en Desembarco del Rey y se hizo amigo cercano del Príncipe Aerys, el

hijo mayor del Rey Jaehaerys II y heredero al Trono de Hierro.

Lamentablemente, Lord Steffon se ahogó en la Bahia de los Naufragios mientras

regresaba de una misión en Volantis, a donde el Rey Aerys II lo había enviado en busca

de una esposa para su hijo Rhaegar… pero el hijo primogénito de Steffon, Robert, le

sucedió como Señor de Bastión de Tormentas y creció para convertirse en uno de los

mejores caballeros de los Siete Reinos—un guerrero tan fuerte y temerario, que muchos

lo aclamaron como la Tormenta que Ríe renacido.


Cuando la locura del Rey Aerys II se hizo difícil de soportar, fue a Lord Robert a quien

el resto de señores acudieron. En 282 DC, en el vado del Tridente, Robert Baratheon

asesinó a Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón, y destrozó su ejército,

poniéndole fin a los tres siglos de reinado de la Casa del Dragón. Poco después ascendió

al Trono de Hierro como Robert I Baratheon, el progenitor de una gloriosa nueva

dinastía.

Hombres armados de la casa Baratheon en Rocadragón. (Crédito de ilustración 146)

Muchos otros Baratheon ganaron renombre a lo largo de los siglos, siguiendo los pasos

de Orys Una-Mano y de los Reyes Tormenta que le precedieron. Ser Raymont

Baratheon, el hijo menor de un Lord Baratheon, sirvió en la Guardia Real cuando

Aenys I se vio obligado a enfrentar a la fe, y salvó la vida de su rey cuando los

Hermanos Mendicantes intentaron asesinarlo en su cama. Caballeros como el

Rompetormentas y la Tormenta que Ríe trajeron gloria a su casa, mientras que Lord

Ormund Baratheon luchó y murió bajo el estandarte Targaryen en los Peldaños de

Piedra durante la Guerra de los Reyes Nuevepeniques.

LOS HOMBRES DE LAS TIERRAS DE TORMENTAS

Como el Rey Robert demostró en el Tridente—y como los señores y reyes que le

precedieron también hicieron—los hombres de las Tierras de Tormentas son tan

resistentes, feroces, y hábiles como cualquiera de los Siete Reinos. Son especialmente
celebrados los arcos largos de los Marqueños, y se dice que la mayoría de los más

famosos arqueros de las canciones e historias provienen de las marcas Dornienses.

Fletcher Dick, el famoso forajido de la Hermandad del Bosque Real, nació en una villa

cerca del castillo Marqueño de Timón de Piedra, y muchos sostienen que él era el mejor

arquero que haya existido.

Las Tierras de Tormentas también han producido su parte de grandes marineros y

navegantes. Bastión de Tormentas, que se cierne sobre los grandes acantilados de la

Punta de Durran y las traicioneras rocas de la Bahía de los Naufragios, no ofrece un

punto de anclaje seguro ni para las naves de guerra ni las de comercio. Durante los

tiempos de los Reyes Tormenta, las flotas de guerra usualmente se mantenían en el

Garfio de Massey, Estermont, y en los pueblos y villas de pescadores a lo largo del Mar

de Dorne. Tiempo después, otros monarcas prefirieron anclar sus flotas en las costas

occidentales de Tarth, donde las montañas de aquella gran isla servían para protegerlos

de las tormentas que con frecuencia rugían a través del Mar Angosto. La Isla Zafiro,

como algunos la llaman, es gobernada por la Casa Tarth del Castillo del Atardecer—una

antigua familia de ascendencia Ándala que presume de poseer vínculos con los

Durrandon, los Baratheon, y más recientemente con la Casa Targaryen. Tiempo atrás

reyes por derecho propio, los Señores de Tarth aún mantienen el título de ―el Lucero de

la Tarde,‖ un título que ellos afirman se remonta al amanecer de los días.

Muchas de las gentes de Tarth, de alta y baja cuna por igual, afirman descender del

legendario héroe, Ser Galladon de Morne, de quien se dice que blandía una espada

llamada Doncella Justa que le fue entregada por los Siete mismos. Dado el rol que
desempeña Doncella Justa en el relato de Ser Galladon, el Maestre Hubert en su

Parientes del Ciervo, ha sugerido que Galladon de Morne no fue un guerrero ordinario

de la Edad de los Héroes convertido en caballero por los bardos en años posteriores,

sino una figura histórica real de tiempos más recientes. Hubert también señala que

Morne era un asentamiento real de reyes menores en la costa oriental de Tarth hasta

que los Reyes Tormenta los sometieron, pero que sus ruinas indican que el sitio fue

construido por Ándalos, no por Primeros Hombres.

Los más feroces guerreros de las Tierras de Tormentas, y quizás de todo Poniente, son

sin lugar a dudas los hombres de las marcas, de quienes se dice que han nacido con una

espada en la mano, y con frecuencia se jactan de haber aprendido a luchar incluso antes

de aprender a caminar. Suya es la tarea de proteger los reinos de los Reyes Tormentas

de los antiguos enemigos del oeste y, especialmente, del sur.

Los castillos de las Marcas Dornienses se encuentran entre los más resistentes del

reino, y por una buena razón, ya que rara vez pasa una generación en que no tengan

que enfrentarse a un nuevo ataque. Estos fueron establecidos para crear una muralla

defensiva contra las incursiones de los Dornienses y los Reyes del Dominio. Los señores

Marqueños están debidamente orgullosos de su historia como principales defensores

del reino de los Reyes Tormenta, y muchas son las baladas y cuentos que hablan de su

valor.

Entre los más austeros de los asentamientos Marqueños se encuentran Timón de

Piedra, el antiguo asentamiento de la Casa Swann, con sus atalayas de piedra negra y

blanca, que se sitúa por encima del río Slayne con sus rápidos, estanques y cascadas;

Refugionegro, hogar de la Casa Dondarrion, con sus formidables murallas de basalto

negro y su foso seco sin fondo; y Canto Nocturno de las Torres Cantantes, donde la

Casa Caron se ha mantenido durante muchos siglos. Aunque son llamados los Señores
de las Marcas, los Caron no ejercen dominio sobre los otros señores Marqueños;

aunque se consideran a sí mismos una de la casas Marqueñas más antiguas (una

afirmación que los Swann cuestionan), y siempre han sido prominentes liderando la

defensa de las Tierras de Tormentas.

Famosos tanto por sus guerreros como por sus bardos, la Casa Caron tiene una ilustre

historia que se remonta a la Edad de los Héroes. Los Caron suelen decir que los

ruiseñores de su casa han sido vistos en mil campos de batalla, y la historia muestra

que Canto Nocturno ha sido sitiado no menos de treinta y siete veces en los últimos mil

años.

Castillo del Atardecer en Tarth. (Crédito de ilustración 147)

Así como las marcas son famosas por sus resistentes castillos y sus baladas, la Selva es

conocida por sus lluvias, su silencio y su abundancia en pieles, madera y ámbar. Se dice

que allí los arboles gobiernan, y los castillos a menudo parecen haber crecido de la

tierra en vez de haber sido construidos. Pero los caballeros y señores de la Selva tienen

raíces tan profundas como las de los árboles que los protegen, y a menudo han

demostrado ser firmes en la batalla, fuertes, tercos e inamovibles.


BASTIÓN DE TORMENTAS

Sabemos de la historia de la construcción de Bastión de Tormentas a través de

canciones e historias—los relatos de Durran Pesardedioses y la hermosa Elenei, hija de

dos dioses. Supuestamente fue el séptimo de los catillos que Durran erigió en aquel

lugar (aunque aquel número podría deberse una interpolación posterior a causa de la

Fe).

Bastión de Tormentas es sin lugar a dudas un castillo antiguo, pero si se compara con

los fuertes en ruinas de los Primeros Hombres o incluso con el Primer Torreón de

Invernalia (el cual un antiguo maestre examinó y descubrió que había sido reconstruido

tantas veces que era imposible realizar una datación precisa), el gran torreón y las

piedras perfectamente unidas de las murallas de Bastión de Tormentas parecen estar


mucho más allá de lo que los Primeros Hombres fueron capaces de construir hace miles

de años. El enorme esfuerzo involucrado en la construcción del Muro requirió lo suyo,

pero fue más un esfuerzo bruto comparado con el gran arte requerido para construir

una muralla a la que ni el viento es capaz de asirse. El Archimaestre Vyron en Triunfos

y Derrotas, especula que lo que dice el relato (que la forma final de Bastión de

Tormentas se alcanzó con el séptimo castillo), muestra claramente una influencia

Ándala, y de ser cierto, sugiere la posibilidad de que la forma final del castillo tan sólo

fuese alcanzada en la época de los Ándalos. Quizás el castillo fue reconstruido en el

mismo lugar donde se ubicaron otros castillos más antiguos, pero de ser así, ocurrió

mucho tiempo después de que Durran Pesardedioses y la hermosa Elenei dejaran este

mundo.

Varios maestres que han servido en el castillo dan testimonio de su enorme resistencia

e ingeniosa construcción. Ya sea que haya sido diseñado por Brandon el Constructor o

no, sus grandiosas murallas defensivas son muy famosas, ya que sus piedras tan

astutamente encajadas no permiten ni que el viento sea capaz de asirse a ellas. Así

también, es famoso el enorme torreón central que se eleva sobre el cielo, dominando la

Bahía de los Naufragios.

Las historias nos dicen que Bastión de Tormentas nunca ha caído por asalto o asedio, y

podemos dar fe de ello.

Durante la Rebelión de Robert, Lord Tyrell de Altojardín puso en asedio a Bastión de

Tormentas por un año, sin resultados. Si los suministros de la guarnición hubieran sido

suficientes, el castillo podría haber resistido indefinidamente, pero la guerra había

llegado rápidamente y los almacenes estaban a medio llenar. Para fin de año, la
guarnición bajo el mando de Stannis, hermano de Lord Robert, sufrió el hambre y la

miseria, pero fueron salvados por un contrabandista ordinario, que una noche se coló

entre el bloqueo de Lord Redwyne, llevando una carga de cebollas y pescado en salazón

hacia Bastión de Tormentas. De este modo, el castillo continuó sin ser conquistado

hasta que Robert derrotó a Rhaegar en el Tridente y Lord Eddard Stark llegó para

poner fin al asedio.

Se dice que cada sesenta y siete años, una tormenta más grande que cualquier otra llega

rugiendo sobre Bastión de Tormentas, debido a que los antiguos dioses del mar y el

cielo hacen otro intento de arrastrar el asentamiento de Durran hacia el mar. Es un

bello cuento… pero un cuento es todo lo que es. Los registros de los maestres de Bastión

de Tormentas muestran que hay feroces tormentas casi cada año, especialmente en

otoño, y mientras que algunas son más grandes que otras, no existen registros que

muestren tormentas inusualmente grandes con sesenta y siete años de diferencia. La

mayor tormenta que se recuerde ocurrió en 221 DC, en el último año del reinado de

Aerys I, y la más grande anterior a esa en 166 DC, cincuenta y cinco años antes.

DORNE

Solo un dorniense puede realmente conocer Dorne, se dice.

El extremo sur de los Siete Reinos es también el más inhóspito… y el más extraño a los

ojos de los criados en el Dominio, en el oeste o en Desembarco del Rey; Dorne es

diferente en más formas de las que se puede contar.

Vastos desiertos de arena blanca y roja, montañas prohibidas en las que pasos

traicioneros son custodiados por personas aún más traicioneras, calor deshidratante,

escorpiones, comida picante, veneno, castillos hechos de barro, dátiles, higos y

naranjas… esto es más o menos lo que la gente de los Siete Reinos sabe de Dorne. Y

todo ello existe, es cierto, pero hay mucho más en este antiguo principado, y esta es una
historia que se remonta hasta la Era del Amanecer.

Las Montañas Rojas, que componen su frontera norte y oeste han mantenido a Dorne

separado del resto del Reino por miles de años, y lo mismo ha hecho el desierto. Más

allá de las montañas, tres cuartas partes del terreno es un erial vacío. Tampoco la costa

norte de Dorne es más hospitalaria, siendo en su mayoría una sucesión de acantilados y

rocas con pocos fondeaderos protegidos. Los barcos que toman puerto ahí, ya sea por

elección o por oportunidad, encuentran poco sustento: no hay bosques que provean

madera para reparaciones, hay pocas granjas y menos villas donde aprovisionarse…

incluso el agua fresca es escasa; y el mar del sur está lleno de remolinos, infestado de

tiburones y krakens.

No hay ciudades en Dorne, incluso la así llamada Ciudad de la Sombra que cuelga de las

murallas de Lanza de Sol es apenas lo suficientemente grande para ser contada como

un pueblo (un pueblo construido con barro y paja, hay que admitirlo). Más grande y

poblada es la Ciudad de los Tablones en la boca del Sangreverde, es lo más cercano que

tienen los dorniense a una ciudad de verdad; aunque sea una ciudad con tablones en

vez de calles, donde las casas, salas y comercios están hechos de barcazas, botes y

barcos mercantes, unidos con sogas y flotando en la corriente.

El Archimaestre Brude, quien nació y se crió en la Ciudad de la Sombra que cuelga de

las murallas de Lanza de Sol, alguna vez observó que Dorne tiene más en común con el

distante Norte que con el reino que se encuentra entre ambos: ―uno es cálido, el otro

helado, sin embargo estos antiguos reinos de nieve y arena se apartan del resto de

Poniente por su historia, cultura y tradición. Ambos están escasamente poblados en

comparación con los otros reinos. Ninguno fue total y verdaderamente conquistado por

los dragones: el Rey en el Norte aceptó de forma pacífica a Aegon Targaryen como su

gobernante, Dorne resistió valientemente el poderío Targaryen por más de doscientos


años antes de someterse por matrimonios al Trono de Hierro. Los dornienses y los

norteños son considerados ‗salvajes‘ por los ignorantes de los otro cinco reinos

‗civilizados‘, y ensalzados por su valor por aquellos que han cruzado espadas con ellos‖.

Los dornienses se jactan de que el suyo es el más antiguo de los Siete Reinos de

Poniente. Esto es verdad, de cierta forma. Al contrario que los Ándalos, los Primeros

Hombres no eran gente de mar; no llegaron de Poniente en largos barcos sino a pie,

cruzando el puente de tierra desde Essos, los restos se encuentran hoy en los Peldaños

de Piedra y el Brazo Roto de Dorne. Caminando o cabalgando, las costas del Este de

Dorne fue su primer destino en tierras de Poniente.

Pocos, sin embargo, decidieron quedarse ahí, siendo las tierras que encontraron muy

poco amigables. Los Niños del Bosque llamaban a Dorne la Tierra Vacía, y con razón.

La mitad este de Dorne es un matorral estéril, seco, pedregoso, poco flexible, incluso

cuando está irrigado. Más allá de Vaith, al oeste de Dorne, no hay más que un vasto

océano de dunas, donde el sol golpea implacable, causando de cuando en cuando

tormentas de arena tan salvajes que podrían arrancarle a un hombre la piel a tiras en

apenas minutos. Ni siquiera Garth Manoverde logró hacer que las flores florecieran en

un lugar tan inhóspito, si se puede creer en las leyendas del Dominio (las leyendas de

Dorne nunca mencionan a Garth). En vez de guiar a sus hombres a través de las

montañas hasta el Dominio, los Primeros Hombres que llegaron apenas le dieron un

vistazo a Dorne y se fueron.

Pero no todos. Algunos vieron belleza en esa enérgica, caliente y cruel tierra, y la

eligieron como su hogar. La mayoría se estableció en los bancos del río llamado

Sangreverde, exiguo si se le compara con el Mander, el Tridente, el Aguasnegras. El

Sangreverde es el alma que alimenta a Dorne.


La mayoría de los Primeros Hombres que eligieron asentarse en Dorne, en vez de

explorar el Norte en busca de tierras más hospitalarias, se establecieron en los bancos

del Sangreverde, cavando canales y diques para atraer el vital líquido a sus árboles y

cosechas. Otros prefirieron habitar en la costa del Mar Angosto; la costa este de Dorne

es mucho más amigable que la sur, y pronto se pobló de villas, que sobrevivían de peces

y cangrejos. Los más incansables de los Primeros Hombres hicieron sus hogares al pie

de las Montañas Rojas, donde las tormentas al viajar al norte depositaban su humedad,

creando así una franja fértil y verde; aquellos que escalaron más alto buscaron refugio

entre los picos, en valles escondidos y en los altos prados de las montañas, donde el

pasto es verde y dulce. Solo los más locos y valientes se atrevieron a intentar el viaje por

el desierto, unos pocos de ellos encontraron agua entre las dunas y levantaron

asentamientos y castillos en sus oasis, sus descendientes se volvieron, siglos después,

los Señores de los Pozos. Pero por cada hombre que encontró un pozo, cientos

perecieron de sed bajo el ardiente sol de Dorne.

La mayoría de los ríos dornienses sólo tiene su caudal completo tras una de las raras (y

peligrosas) tormentas, el resto del año son riachuelos secos. En todo Dorne sólo hay tres ríos

que fluyen día y noche, en verano e invierno, sin secarse nunca. El Torrentine, que nace en lo

alto de las montañas del oeste, se precipita al mar tras una serie de rápidas cataratas,

aullando a través de cañones y grietas, con un sonido que se asemeja al gruñido de una gran

bestia; emergiendo de manantiales de montaña, sus aguas son dulces y puras, pero peligrosas

de cruzar, atravesados por puentes e imposible de navegar. El Azufre es un arroyo más

plácido, pero sus turbias aguas amarillas apestan a azufre, y las plantas que crecen en sus

orillas son extrañas y sorprendentes (de los hombres que viven en sus orillas, mejor ni hablar).

Las aguas del Sangreverde, si bien un poco lodosas, son saludables para plantas y animales

por igual y granjas y huertas abarrotan sus bancos a lo largo de cientos de millas; el
Sangreverde y sus afluentes, el Vaith y el Azote, son navegables hasta su nacimiento (si bien

son poco profundos y llenos de bancos de arena en partes), por lo que son la principal fuente

de comercio.

Los tres tipos de Dorniense: de piedra,de arena y de sal.

De estos orígenes vienen los dornienses que hoy conocemos. El Joven Dragón, el Rey

Daeron I Targaryen, les dio los nombres por los que los conocemos hoy en día en su

libro La conquista de Dorne: dornienses de piedra, dornienses de arena y dornienses

de sal, los llamó. Los dornienses de piedra son los hombres de las montañas, claros de

piel y cabellos claros, en su mayoría descendientes de los Primeros Hombres y de los

Ándalos; los dornienses de arena moran en el desierto y los valles de los ríos, su piel

está quemada por el sol dorniense; los dornienses de sal de las costas, de cabello oscuro

y piel aceitunada, tiene las costumbres más extrañas de todos los descendientes de la

sangre de los Rhoynar (cuando la Princesa Nymeria desembarcó en Dorne, la mayoría

de los Rhoynar prefirieron quedarse cerca del mar que había sido su hogar por mucho

tiempo, aun después de que Nymeria hubiese quemado sus naves).

LA RUPTURA
El evento más importantes en la historia dorniense, y quizá de la historia de Poniente,

es uno del que, para nuestra frustración, sabemos muy poco.

La mayor parte de lo que sabemos de La Ruptura proviene de canciones y leyendas: los

Primeros Hombres cruzaron de Essos a Poniente por tierra, caminando o cabalgando

por los bosques y colinas del gran puente de tierra que conectaba ambos continentes en

la Era del Amanecer. Dorne fue la primera tierra que pisaron, pero pocos

permanecieron en ella, tal y como ya hemos reseñado; muchos más fueron los que

prosiguieron hacia el norte, a través de las montañas y quizá a través de los pantanos

salados que alguna vez existieron donde hoy está el Mar de Dorne. Conforme pasaban

los siglos, los Primeros Hombres llegaron en mayor cantidad, reclamando como suyas

las Tierras de las Tormentas, el Dominio, las Tierras de los Ríos; eventualmente

llegaron hasta el Valle y el Norte. Acorralaron a las antiguas razas, masacraron a los

Gigantes cada vez que los encontraban, talaron los Arcianos con sus hachas de bronce,

iniciando una sangrienta Guerra con los Niños del Bosque.

Los Niños se defendieron como pudieron, pero los hombres eran mayoría, y más

fuertes. Cabalgando, vestidos y armados de bronce, la fuerza de los Primeros Hombres

abrumaba a la antigua raza cada vez que se enfrentaban, pues las armas de los Niños

del Bosque eran de hueso y madera y vidriagón. Finalmente, llevados por la

desesperación, la pequeña raza recurrió a la hechicería, suplicaron a los verdevidentes

que contuvieran la marea de invasores.

Y así lo hicieron, cientos se reunieron (algunos dicen que en la Isla de los Rostros),

implorando a sus antiguos dioses con canciones, oraciones y horribles sacrificios (mil

hombres cautivos alimentaron a los Arcianos, aunque otras versiones de la historia

cuentan que los Niños usaban la sangre de sus propios jóvenes). Los Antiguos Dioses

respondieron, los gigantes despertaron en la tierra, y todo Poniente tembló y se


estremeció. Grandes grietas aparecieron en la tierra, montañas y colinas se colapsaron

y desaparecieron; el océano apareció rugiendo y el Brazo de Dorne se quebró y se

destrozó por la fuerza del agua, hasta que solo unas cuantas islas rocosas sobrevivieron

entre las olas. El Mar del Verano se unió al Mar Angosto, el puente entre Essos y

Poniente desapareció para siempre.

O eso dicen las leyendas.

La mayoría de los estudiosos concuerda en que Essos y Poniente estuvieron unidos,

cientos de historias y escritos rúnicos cuentan como cruzaron los Primeros Hombres,

sin embargo hoy están separados, por lo que alguna parte de los que los dornienses

llaman la Ruptura debe haber ocurrido. ¿Ocurrió esto en un solo día, como cuentan las

canciones?, ¿fue obra de los Niños del Bosque y de la hechicería de sus verdevidentes?

Esto es un poco menos probable. El Archimaetre Cassander sugiere otra cosa en su

libro Canción del mar: como las tierras fueron separadas; argumentaba que no fueron

las canciones de los verdevidentes lo que separó a Essos de Poniente, sino lo que él

llama La Canción del Mar: un aumento de las aguas que tuvo lugar a lo largo de los

siglos, no en un solo día, causado por una serie de tórridos veranos e inviernos cálidos

que derritieron el hielo en las tierras congeladas, más allá de le Mar de los Escalofríos,

causando que el nivel del mar se elevase.

Muchos maestres encuentran la teoría de Cassander posible y han aceptado su punto de

vista. Pero no importa si la Ruptura ocurrió en una noche o a lo largo de los siglos, no

hay duda de que ocurrió: los Peldaños de Piedra y el Brazo Roto de Dorne son mudos,

pero aun así elocuentes testimonios de ello. También hay mucha evidencia de que el

Mar de Dorne fue un lago de agua dulce, irrigado por arroyos de montaña y mucho más

pequeño de lo que es hoy día, hasta que el Mar Angosto rompió sus fronteras e inundó

la saladas marismas que hay entre ambos.


Incluso si aceptamos que los Antiguos Dioses rompieron el Brazo con el Martillo de las

Aguas, como dice la leyenda, los verdevidentes cantaron sus canciones demasiado

tarde.

Es cierto que tras la Ruptura, ningún nómada cruzó a Poniente, ya que los Primeros

Hombres no eran marineros… pero para cuando ocurrió, demasiados de ellos ya habían

cruzado, superando en tres a uno a las menguadas razas antiguas, esa ventaja creció en

los siglos siguientes, ya que las mujeres de los Primeros Hombres traían hijos e hijas al

mundo más a menudo que las otras razas. Y mientras los Niños y los gigantes

menguaban, la raza de los hombres se multiplicaba, se expandía y reclamaba para sí los

campos y bosques, levantando villas y reinos.

REINOS DE LOS PRIMEROS HOMBRES

La desunión entre los dornienses es aparente desde las más antiguas fuentes. Las

grandes distancias entre cada conjunto de asentamientos y las dificultades de viajar a

través de arenas ardientes y de las escabrosas montañas ayudaron a aislar a las

pequeñas comunidades de las otras, lo que llevó al alzamiento de varios pequeños

Lords, más de la mitad de los cuales empezaron a creerse reyes. Pequeños reyes

existieron a todo lo largo de Poniente, eso es seguro, pero rara vez tantos (o tan

pequeños) como los reyes dornienses de los Primeros Hombres.

Ni siquiera intentaremos hablar de todos ellos. La mayoría reinaba en dominios tan

pequeños, o los conquistaron y retuvieron por tan poco tiempo, que siquiera merecen

una nota. Unos pocos de los mayores merecen mención: aquellos cuyo linaje cobró

raíces profundas que durarían en los siglos venideros.

En la desembocadura del Torrentine, la casa Dayne alzó su castillo en una isla donde el

clamoroso y tumultuoso río se amplía para encontrarse con el mar. Las leyendas

cuentan que el primer Dayne llegó al lugar siguiendo la estela de una estrella fugaz, y
ahí encontró una piedra de poderes mágicos. Sus descendientes gobernaron las

montañas del oeste durante siglos, primero como Reyes del Torrentine y después como

Lords de Campoestrella.

Al noreste, más allá del paso entre las montañas, que es el paso más corto y transitable

entre Dorne y el Dominio, la Casa Fowler talló su asentamiento entre las pendientes

rocosas, vigilando el paso. Dominio del Cielo es el nombre por el cual se conoció ese

asentamiento, por su noble posición y altísimas torres de piedra. Con el tiempo este

paso protegido fue renombrado como el Paso Ancho (hoy lo conocemos como Paso del

Príncipe), así que los Fowler se autonombraron con el ampuloso título de Lords de

Dominio del Cielo, Lords de Paso Ancho y Reyes de la Piedra y el Cielo.

De manera similar, lejos hacia el este, donde las montañas bajan hacia el Mar de Dorne,

la Casa Yronwood se estableció en los altos valles y las verdes laderas, bajo los picos,

tomó el control del Sendahueso, el segundo de los grandes pasos de Dorne (un paso

más empinado, angosto y traicionero que el Camino Ancho del oeste). Bien protegidas y

bastante fértiles, sus tierras poseían grandes cantidades de madera y depósitos de

hierro, estaño, y plata, lo que hacía a los Yronwood los reyes más ricos y poderosos de

Dorne. Nombrándose a sí mismos Sangre Regia, Lords del Sendahueso, Amos de las

Colinas Verdes y Altos Reyes de Dorne, los Yronwood en su tiempo gobernaron el norte

de Dorne, desde el montañoso dominio de los Wyl hasta la cuenca del Sangreverde…

aunque sus esfuerzos para someter a los otros Reyes de Dorne no tuvieron éxito.

Un segundo rival para ser el Rey de Dorne también existía en tiempos de los Primeros

Hombres, gobernando desde un enorme castillo de madera amurallado en los bancos

sur del Bosqueverde, cerca de Limonar, donde los ríos fluyen hacia el Mar de Verano.

Este fue un curioso reino, pues cuando el rey fallecía, su sucesor era elegido por

votación entre una docena de familias nobles, establecidas alrededor del rio o la costa
este. Los Waden, Shells, Brooks, Lakes, Brownhills y Briars engendraron reyes que

reinaron en los salones en medio de los limoneros; pero al final este extraño sistema

terminó cuando una reñida elección enfrentó las casas. Tras una generación de

conflictos, tres de las antiguas casas fueron borradas de la faz de la tierra y el una vez

poderoso reino de los ríos se convirtió en una docena de rijosos pequeños reinos.

Otros pequeños reinos existieron en todo Dorne: en lo profundo de las arenas, en los

altos picos, a lo largo de las costas saladas y en las Islas del Brazo Roto, pero pocas de

ellas alcanzaron el prestigio y la riqueza de los Dayne de Campoestrella, los Fowler de

Dominio del Cielo y Camino Ancho y los Yronwood de Yronwood.

LA LLEGADA DE LOS ÁNDALOS

Los Ándalos dejaron su huella en Dorne, al igual que lo hicieron en todo el sur del

Cuello. Sin embargo los historiadores concuerdan en que su impacto fue menor que en

otros reinos sureños. A diferencia de los Primeros Hombres, los Ándalos si eran

marineros, y los más aventureros de sus capitanes conocían bien las costas de Dorne,

sin embargo aseguraban que ahí no había otra cosa más que serpientes, escorpiones y

arena. Por lo que no es de extrañar que muy pocos invasores apuntaran sus remos hacia

el sur, cuando había más riquezas y tierras fértiles cruzando el mar angosto, justo

enfrente del mismo Ándalos.

Aun así, siempre hay algunos que recorren los caminos que otros rehúyen, buscando

fortunas en los confines del mundo; y así es como los Ándalos encontraron su camino a

Dorne. Algunos riñeron con los Primeros Hombres por las tierras alrededor del

Sangreverde y las costas, o se aventuraron en las montañas. Otros, incluso se

establecieron donde ningún hombre había estado antes.

Entre estos aventureros estaban los Uller y los Qorgules, los primeros construyeron su

severo y apestoso asentamiento en las orillas del Azufre; los segundos se establecieron
en las dunas, en las profundidades del desierto, fortificando el único pozo de agua en

cincuenta leguas a la redonda. Más al este, los Vaith alzaron en las colinas un pálido y

alto castillo, en la coyuntura de dos arrollo que forman el río que hoy lleva su nombre.

Dondequiera en el territorio, los Allyrions, los Jordaynes, y los Santagars levantaron

sus hogares.

En la costa este, entre el Brazo Roto y el Sangreverde, un aventurero ándalo llamado

Morgan Martell y su gente llegaron a las tierras débilmente retenidas por las Casas

Wade y Shell, venciéndolos en batalla, incautando sus villas y quemando sus castillos.

Establecieron su dominio en una franja de costa rocosa de 50 leguas de largo, por diez

de ancho.

En los siglos que siguieron se fortalecieron… lentamente, pues entonces y ahora los

Martel son renombrados por su prudencia. Hasta la llegada de Nymeria, ningún

dorniense los habría contado entre las familias más poderosas, rodeados de reyes, los

Martell nunca intentaron obtener ese título, y en ciertas partes de su historia, incluso se

arrodillaron ante los Jordayne de Tor, los píos Allyrions de Bondadivina los muchos

pequeños reyes del Sangreverde y los poderosos Yronwood de Yronwood.


Una Espada del Amanecer portando a Albor

LA ESPADA DEL AMANECER

La Casa Dayne de Campoestrella es una de las más antiguas de los Siete Reinos, aunque

mucha de su fama descanse en su antigua espada, llamada Albor y el hombre que la

esgrimía. Sus orígenes se pierden en la leyenda, pero parece que los Dayne la han

poseído por cientos de años; aquellos que han tenido el honor de examinarla cuentan
que no se parece a ninguna otra espada de acero valiryo, es pálida como acero lechoso,

pero en cualquier otro aspecto comparte las propiedades del acero valiryo, siendo

extremadamente afilada y fuerte.

Aunque muchas casas tienen espadas hereditarias, la mayoría las pasan de Lord a Lord;

algunos, como los Corbray las prestan a sus hijos o hermanos y a su muerte regresan al

Lord, pero no es el caso de la Casa Dayne. El portador de Albor siempre ostenta el título

de Espada del Amanecer, y sólo un caballero digno, de la casa Dayne puede portarla.

Por esta razón, los Espadas del Amanecer son famosos en todos los Siete Reinos. Hay

niños que secretamente sueñan con ser hijos de Campoestrella para poder reclamar la

espada y el título.

El más famoso fue Ser Arthur Dayne, el más mortífero de los Guardias Reales de Aerys

II, quien derrotó a la Hermandad del Bosque Real y obtuvo renombre en todos los

torneos y luchas. Murió noblemente con sus Hermanos Juramentados al final de la

Rebelión de Robert, tras, según se dice, luchar en singular combate con Eddard Stark.

Lord Stark llevó con respeto a Albor a Campoestrella, regresándola a la familia de Ser

Arthur.

LA LLEGADA DE LOS RHOYNAR

Los Martell gobernaron su modesto dominio por cientos de años antes de que la

princesa Nymeria y sus diez mil naves llegaran a la costa de Dorne, cerca de donde hoy

se alzan Lanza de Sol y su Ciudad de la Sombra.


El estandarte de la casa Martell (centro) y algunos de sus vasallos (en el sentido horario de

arriba abajo) Dayne, Fowler, Jordayne, Qorgyle, Toland,

Uller, Vaith, Wyl, Yronwood, Allyrion, y Blackmont

La historia de cómo Nymeria tomó a Mors Martell como su esposo, quemando sus

naves y uniendo sus Rhoynar a su Casa, a su corazón, a su mano y a su honor ha sido

contada miles de veces. No necesitamos repetirla aquí, así como tampoco repetiremos

las viejas historias familiares de batallas ganadas y perdidas, alianzas hechas y

deshechas.

Es suficiente decir que la riqueza y el conocimiento que los Rhoynar trajeron a

Poniente, así como la ambición de Lord Mors y la indómita voluntad de Nymeria de

Rhoyne permitió a los Martell expandir su poder, venciendo uno tras otro a los

pequeños reyes, derrocando a los Yronwood, unificando todo Dorne… no como un

reino, sino como un principado, ya que Mors y Nymeria nunca se autonombraron rey y

reina, prefiriendo los títulos de Príncipe y Princesa, como era costumbre en las caídas
ciudades-estado de Rhoyne. Sus descendientes continúan la tradición aún hoy día, tras

haber vencido a numerosos rivales y haber sabido mantener su lugar contra los Reyes

de la Tormenta y los Reyes del Dominio.

Las canciones dicen que Nymeria fue una guerrera y hechicera, sin embargo, nada de

esto es cierto. Aunque no portara armas en batalla, lideró a sus huestes en muchas

lides, comandándolas con astucia y habilidad, cualidades que sus descendientes

heredaron, comandando las huestes cuando ella envejeció. Aunque ninguno igualó la

hazaña de Nymeria de enviar al Muro a seis reyes cautivos, con grilletes de oro; sus

herederos lograron mantener a Dorne independiente de los reyes rivales que se

encontraban al norte de las montañas, preservándolo de los rencorosos y

temperamentales señores de las montañas y el desierto, sobre los que regían.

La Casa Martell ha guiado a Dorne por siete siglos, elevando las altas torres de Lanza de

Sol, viendo alzarse a la Ciudad de la Sombra y la Ciudad de los Tablones, derrotando a

cualquiera que amenazara sus dominios.

La princesa Nymeria y Mors Martell en el trono de Lanza del Sol.

LOS NOMBRES DE LOS SEIS REYES ENVIADOS AL MURO POR NYMERIA, SEGÚN
CUENTAN LAS HISTORIAS

Yorick de la Casa Yronwood, Sangre Regia, el más rico y poderoso Rey dorniense

depuesto por la casa Martell.

Vorian, de la Casa Dayne, Espada del Amanecer, renombrado como el más

grande caballero de Dorne.

Garrison, de la Casa Fowler, el Rey Ciego, anciano y ciego, y sin embargo temido

por su astucia.

Lucifer, de la Casa Dryland, ultimo de su casta, Rey del Azufre, Señor

Sotoinfierno

Benedict, de la casa Montenegro, quien adoraba a un dios oscuro, de quien se

dice que podía convertirse en un enorme buitre.

Albin, de la Casa Manwoody, un hombre problemático que ejercía su dominio

sobre las Montañas Rojas.

EXTRAÑAS COSTUMBRES DEL SUR

Separados en sus inicios, y unidos hace miles de años por los Rhoynar, los dornienses

tienen su propia orgullosa y tensa historia y propias costumbres.

Los dornienses de piedra tienen más en común con los del norte de las montañas y son

los menos influenciados por las costumbres Rhoynar. Esto no los ha hecho aliados de

los señores de las Marcas o del Dominio, al contrario, se dice que los señores de las

montañas son tan salvajes como los clanes de las montañas del Valle, guerreando por

siglos con el Dominio y las Tierras de las Tormentas y entre ellos mismos. Si las baladas

nos hablan de valientes escaramuzas con crueles dornienses en las Marcas eso se refiere

más que nada a los Blackmont y Kingsgrave, los Wyl y Skyreach. Y a los Yronwood

también. Los Wardens del Sendahueso se mantuvieron como los más orgullosos y
poderosos de los vasallos de la Casa Martell, aunque mantengan unas relaciones

bastante tumultuosas.

Los dornienses de arena son los más influenciados por los Rhoynar, acostumbrados a la

dura vida del desierto. Los ríos de Dorne son míseros comparados con el Mander o el

Tridente, pero proveen agua suficiente para regar los campos y sostener las villas y

pueblos. Lejos de los ríos, los hombres sobreviven de distintas maneras: viajando de

oasis en oasis, cruzando el desierto con ayuda de pozos que conocen, criando a sus

hijos, sus cabras y sus caballos. Los dornienses de arena son los maestros criadores de

los famosos corceles de arena, los más hermosos caballos en los Siete Reinos. Aunque

delgados e incapaces de cargar con un caballero en armadura completa, son rápidos e

incansables, capaces de correr todo un día y una noche sin apenas más que unos tragos

de agua. Los dornienses adoran a sus corceles de arena casi tanto como aman a sus

hijos y el Rey Daeron dejó constancia en su Conquista de Dorne que el Rey de

Bosquepinto prefirió apuñalar a sus corceles de arena en sus propios salones.

Antes de la llegada de Nymeria, los Reyes de Yronwood eran la Casa más poderosa en Dorne,

mucho más que los Martell en aquel entonces; ellos gobernaban medio Dorne (un hecho que

los Yronwood aún no permiten que se olvide). Siglos después de que los Martell se alzaran

como los gobernantes de Dorne, los Yronwood siguen siendo la casa más rebelde, como lo han

probado innumerables veces, incluso después de que el Príncipe Maron Martell unió a Dorne

con el Trono de Hierro, este hábito continuó y los Yronwood cabalgaron junto al Dragón

Negro en no menos de cinco rebeliones Fuegoscuro.

Los dornienses de sal, los vástagos de los Rhoynar, olvidaron su lengua madre durante

los siglos que han pasado, aunque aún queden restos de ella en la forma en que los

dornienses hablan la Lengua Común (recortando algunos sonidos, alargando otros y

acentuando otros en lugares distintos). El acento de los dornienses ha sido descrito por
algunos como encantador, y por otros (los marqueños, principalmente e8

injustamente) como incomprensible. Pero más que nada los Rhoynar trajeron con ellos

sus costumbres y sus leyes, que los Martell propagaron por todo Dorne.Dorne es el

único lugar entre todos los siete reinos donde el heredero es el primogénito, sea

hombre o mujer. Abundan las grandes Damas y Princesas y son objeto de tantas

canciones e historias grandiosas como los Caballeros y Príncipes.

Hay otras costumbres que demuestran que los dornienses son diferentes: no les

importa mucho si un hijo nace dentro o fuera del matrimonio, tampoco si nace de un

amante. Muchos lords, y algunas damas, tienen amantes elegidos por amor o lujuria,

más que por alianzas o nobleza. E incluso, cuando nos referimos al amor, que un

hombre yazga con otro hombre, o una mujer con otra mujer no causa ningún

inconveniente o sorpresa; aunque los septones han intentado conducirlos por el buen

camino, no ha surtido mucho efecto. Incluso la moda es diferente en Dorne, donde el

clima favorece las túnicas y los velos sueltos y la comida es especiada y picante, lista

para arder en la boca, sazonada con pimientos dragón y veneno de serpiente.

Apartados del resto de los dornienses, sean de piedra, de arena o de sal, están los

huérfanos del Sangreverde, quienes lloraron cuando Nymeria quemó sus naves, de esas

ruinas construyeron sus barcazas, soñando con que algún día podrían volver al Madre

Rhoyne, de sangre Rhoynar pura, se dice que en secreto aún hablan entre ellos su

lengua, aun después de que el bisnieto de Nymeria, Mors II la prohibiera.

El gobierno de los sucesores de Nymeria, también conocidos como Príncipes Rojos

(aunque entre ellos hubiera dos princesas), estuvo marcado por las guerras dentro y

fuera de Dorne. Ellos crearon la Cuidad de los Tablones, como un punto de reunión,

uniendo las barcas y barcazas. Poco a poco fue creciendo y los príncipes erigieron un
alcázar para salvaguardar los barcos que cada vez más llegaban desde las Ciudades

Libres a tan seguro puerto.

Un ejemplo de las diferentes leyes y actitudes de los dornienses, influenciados por los Rhoynar

se puede encontrar, curiosamente, en los últimos días de la Danza de los Dragones, según dice

el Archimaestre Gyldayn, en su historia concerniente al intento de reino de Gaemon

Cabellopálido:

Un decreto tras otro bajó desde la Casa de los Besos, donde el niño-rey tenía su hogar, cada

uno más peligroso que el anterior. Gaemon decretó que las niñas debían heredar de la misma

forma que lo hacían los niños, que al pobre se le debía dar pan y cerveza en tiempos de

hambre, que aquellos que hubieran perdido un miembro en la guerra debían ser alojados y

alimentados por aquellos lords por los que hubieran guerreado. Gaemon decretó que los

esposos que golpearan a sus esposas debían ser golpeados asimismo, sin importar lo que la

mujer hubiera hecho para merecer el castigo. Estos eductos fueron, casi seguramente, obra de

una prostituta dorniense llamada Sylvenna Arena, considerada como la amante de la madre

del Rey, Essie, si se ha de creer en Champiñón.

DORNE CONTRA LOS DRAGONES

De todas las amenazas que Dorne había enfrentado, ninguna era tan grave como la que

representaban Aegon el Conquistador y sus hermanas. Los dornienses mostraron gran

valor en batalla… y gran aflicción ante las derrotas sufridas, pues el camino a la libertad

es escarpado. Y así, de todos los Siete Reinos, sólo Dorne permaneció independiente de

la Casa Targaryen, resistiendo embate tras embate de Aegon, sus hermanas y sus

descendientes, sin doblar la rodilla ante el Trono de Hierro.

Los dornienses no pelearon grandes batallas contra los Targaryen, tampoco buscaron

defender sus castillos contra los dragones. Meria Martell, princesa de Dorne había

aprendido de la Última Tormenta, del Campo de Fuego y del destino de Harrenhal. En


vez de eso, cuando Aegon se volvió hacia Dorne, en el 4 DC, los dornienses

simplemente se esfumaron antes de la llegada de los dragones.

La Reina Rhaenys lideró el primer asalto a Dorne, moviéndose rápidamente para tomar

los asentamientos dornienses al acercarse a Lanza de Sol, tras quemar la Ciudad de los

Tablones a lomos de Meraxes, mientras Aegon y Lord Tyrell guerreaban contra los

señores de las montañas. Los dornienses acosaron y emboscaron a las fuerzas

Targaryen, después se escabulleron entre las rocas en cuanto vieron a los dragones

volar. Muchos de los hombres de los Tyrell murieron de sed e insolación mientras

marchaban hacia Sotoinfierno; los que sobrevivieron encontraron el castillo vacío, pues

los Uller habían huido.

Aegon tuvo más éxito, pero sólo en el breve sitio de Yronwood, donde se enfrentó a un

puñado de ancianos, niños y mujeres. Incluso Dominio del Cielo, hogar de la casa

Fowler, fue abandonado. En Colina Fantasma, lugar de la casa Toland sobre las blancas

colinas de caliza, mirando al Mar de Dorne, Aegon vio la insignia del fantasma en los

estandartes de la casa Toland ondeando sobre las murallas y le informaron que Lord

Toland enviaba a sus caballeros para enfrentarlo, Aegon asesinó al mensajero con su

espada Fuegoscuro al descubrir que había sido un engaño de Lord Toland, quien había

huido del castillo con toda su gente. Después de eso, los Toland eligieron una nueva
insignia para sus estandartes, un dragón mordiendo su cola, verde sobre campo de oro,

en recuerdo del engaño.

Aun así, el asalto de Lord Orys Baratheon al Sendahueso fue un desastre. Los astutos

dornienses hicieron llover rocas, flechas y lanzas desde las alturas, asesinando a los

hombres por la noche y, finalmente, cerrando el Sendahueso delante y detrás de los

invasores. Lord Orys fue capturado por Lord Wyl junto con muchos de sus banderizos y

caballeros, quienes estuvieron cautivos por más de dos años, hasta que se pagó su peso

en oro, en el 7 DC, y aun entonces, todos y cada uno de ellos regresó sin la mano de la

espada, para que nunca más levantaran las armas contra Dorne.

Aegon I liberando las llamas de Balerion en la guerra del Valor de Dragones.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN SOBRE LA DEFENESTRACIÓN

DE LANZA DE SOL

Lord Rosby, castellano de Lanza de Sol y Guardián de la Arena, tuvo un final más amable que

la mayoría. Después de que los dornienses se introdujeran en la Ciudad de la Sombra para

retomar el castillo, fue atado de pies y manos, arrastrado a la Torre de la Lanza y lanzado por
una ventana, por nada más y nada menos que la anciana Princesa Meria en persona.

A salvo tras el asalto en el Sendahueso, los dornienses simplemente cedieron sus

asentamientos, negándose a defenderlos o a doblar la rodilla. Lo mismo ocurrió cuando

los Targaryen llegaron a Lanza de Sol, para encontrar que la Princesa Meria (de quien

se burlaban sus enemigos llamándola el Sapo Amarillo de Dorne, pero que es una

heroína para los dornienses hoy en día) se había esfumado entre las arenas. La Reina

Rhaenys y el Rey Aegon reunieron a los cortesanos y funcionarios que quedaban,

declarándose victoriosos y poniendo Dorne bajo las órdenes del Trono de Hierro.

Dejando a Lord Rosby para mantener Lanza de Sol y a Lord Tyrell al mando de una

hueste para detener cualquier revuelta, los Targaryen regresaron a Desembarco del Rey

a lomos de sus dragones. Sin embargo, apenas acababan de pisar la ciudad real, los

dornienses se rebelaron contra ellos con una rapidez impactante. La guarnición fue

pasada por la espada y los caballeros que los lideraban fueron torturados, de hecho se

convirtió en una diversión para los Lords dornienses apostar cuál caballero viviría más

mientras le retiraban pedazo a pedazo las partes del cuerpo.

Lord Tyrel y su ejército habían sido enviados a Sotoinfierno para recuperar el Vaith y

reconquistar Lanza de Sol, pero desparecieron en el desierto y nuca se supo de ellos,

aunque los viajeros aseguran que de cuando en cuando el viento mueve las arenas y

revela restos de huesos y armaduras. A pesar de eso, los dornienses de arena aseguran

que las arenas son el cementerio de cientos de años de batallas, así que esos restos

pueden ser de cualquier época.

La guerra contra Dorne tomo un nuevo giro tras la liberación de Orys Una-Mano y los

otros Lords sin una mano, ya que el Rey Aegon buscaba venganza. Los Targaryen

desataron a sus dragones, quemando los castillos una y otra vez, mientras que los
dornienses respondían con su propio fuego, haciendo arder la mitad del bosque y

destruyendo media docena de pueblos y villas. El ataque arreció y más castillos

dornienses cayeron ante el fuegodragón en el 9 DC. Los dornienses respondieron un

año después enviando a Lord Fowler a asediar y quemar el castillo marqueño de Canto

Nocturno, tomando a sus defensores como rehenes, mientras otro ejercito a las órdenes

de Ser Jeoffrey Dayne marchaba hacia las mismas murallas de Pueblo Viejo, arrasando

los campos y pueblos a su alrededor.

Los Targaryen regresaron con sus dragones, desatando su furia contra Campoetrella,

Dominio del Cielo y Sotoinfierno. En Sotoinfierno los dornienses obtuvieron sus

mayores éxitos contra los Targaryen: el proyectil de un escorpio atravesó el ojo de

Meraxes y el gran dragón, junto con la Reina que lo montaba, cayeron del cielo; en sus

estertores de muerte, el dragón destruyó la torre más alta del castillo y parte de la

muralla. El cuerpo de la Reina Rhaenys nunca regresó a Desembarco del Rey.

DE LA HISTORIA DEL ARCHIMAESTRE GYLDAYN

Si la Reina Rhaenys sobrevivió a su dragón sigue siendo tema de discusión, algunos dicen que

perdió su montura y murió en la caída, otros que fue aplastada por el cuerpo de Meraxes en el

patio, algunos afirman que sobrevivió para después tener una muerte lenta en los calabozos

de los Uller. Las verdaderas circunstancias de su muerto no se sabrán nunca, pero la historia

nos dice que Rhaenys, hermana y esposa de Aegon I pereció en Sotoinfierno en Dorne, en el

décimo año de la Conquista.


La muerte de Meraxes

Los dos años siguientes fueron llamados los años de la Ira del Dragón. Golpeados por el

dolor tras la muerte de su amada hermana, el Rey Aegon y la Reina Visenya arrasaron

en llamas todo castillo, fortaleza y asentamiento en Dorne… excepto Lanza de Sol y la

Ciudad de la Sombra. Por qué las ignoraron es motivo de conjeturas: en Dorne se dice

que los Targaryen temían que la Princesa Meria tuviera algún artefacto matadragones,

algo que hubiera conseguido en Lys. Es más probable, como sugiere el Archimaestre

Timotty en sus Conjeturas, que los Targaryen esperaran que los dornienses, tras sufrir

la gran destrucción, se rebelaran contra los Martell, que estaban a salvo. Si esto es
verdad, entonces explicaría las cartas enviadas desde las Marcas hacia las Casas

dornienses, urgiéndolos a rendirse, y asegurando que los Martell los habían

traicionado, comprando su seguridad a expensas del resto de los dornienses.

La ultima y gloriosa fase de la Primera Guerra Dorniense empezó. Los Targaryen

pusieron precio a las cabezas de los Lords dornienses y media docena o más fueron

ultimados por asesinos (aunque sólo dos vivieron lo suficiente para cobrar la

recompensa). Los dornienses respondieron con holgura y muchas fueron las muertes

despiadadas que siguieron. Ni siquiera en Desembarco del Rey había seguridad, Lord

Fell murió ahogado en un burdel y el propio Rey Aegon fue atacado en tres ocasiones

diferentes. Cuando la Reina Visenya y su escolta fueron atacados, tres de sus guardias

murieron antes de que ella misma acabara con último atacante usando

Hermananoscura. Los peores actos los cometieron los Wyl de Wyl, cuyas acciones no

necesitamos recordar, son infames y aun se rememoran, especialmente en Fawnton y

Roble Viejo.

Dorne era una ruina marchita y ardiente, y sin embargo los dornienses seguían

escondidos, peleando desde las sombras, rehusando a rendirse; incluso el pueblo llano

se negaba a rendirse, la mortandad era incontrolable. Cuando la princesa Meria murió

en 13 DC, su trono pasó a su hijo, el anciano y decadente Príncipe Nymor. Harto de la

guerra, envió a Desembarco del Rey una delegación encabezada por su hija, la Princesa

Deria. Esta delegación, que llevaba consigo el cráneo de Meraxes como regalo para el

Rey, fue mal recibida por algunos, la Reina Visenya y Orys Baratheon entre ellos. Lord

Oakheart exigía que la Princesa Deria fuera enviada al peor burdel, donde cualquier

hombre pudiera gozarla. Pero el Rey Aegon no permitió semejante acción y en cambio

escuchó a la embajada.

Según Deria, Dorne quería paz, pero la paz de dos reinos que no se encontrasen en
guerra, no la paz de un vasallaje. Muchos argumentaron con Su Gracia contra esto, y la

frase ―sin sumisión no hay paz‖ se escuchaba a menudos en los salones de la Fortaleza

de Aegon; se decía que el Rey se vería débil si accedía a semejantes demandas y que los

Lords del Dominio y las Tierras de la Tormenta que tanto habían sufrido en la campaña

estarían furiosos

Sopesando estos hechos, el Rey estaba a punto de rechazar estos términos, hasta que la

Princesa Deria le entregó una carta privada de su padre, el Príncipe Nymor. Aegon la

leyó en el Trono de Hierro, y los hombres contaron que cuando levantó la mano, esta

sangraba de lo mucho que la había crispado; quemó la carta y regreso a Rocadragón

inmediatamente a lomos de Balerion. Cuando regresó, a la mañana siguiente, accedió a

los términos y firmó un tratado de paz.

Hasta el día de hoy, nadie sabe qué contenía la carta, pese a las muchas especulaciones.

¿Revelaba Nymor que Rhaenys estaba viva, destrozada y mutilada y prometía acabar

con su sufrimiento si Aegon ponía un alto a las hostilidades? ¿Amenazaba con emplear

todas las riquezas de Dorne para contratar Hombres Sin Rostro para que se encargaran

de Aegon y su joven hijo y heredero Aerys? Según parece, estas preguntas jamás serán

respondidas.

El resultado, sea como sea, fue una paz que se mantuvo aun durante los problemas con

el Rey Buitre y más allá. Hubieron otras Guerras Dornienses, es seguro, incluso en

tiempos de paz cuadrillas de Dorne descendían de las Montañas Rojas para saquear las

tierras más ricas y verdes del Norte y el Oeste.

El Príncipe Quoren Martell guió a los dornienses en apoyo a la Triarquía cuando se

enfrentaron al Príncipe Daemon Targaryen y a la Serpiente de Mar en los Peldaños de

Piedra. Durante la Danza de los Dragones ambos bandos cortejaron a los dornienses,

pero el Príncipe Quoren se negó a tomar partido: ―Dorne ya ha danzado con los
dragones antes‖ se cuenta que dijo en respuesta a la carta de Ser Otto Hightower,

―preferiría dormir con los escorpiones‖.

No fue hasta la subida al trono del Rey Daeron I que el tratado de paz eterna probó no

ser eterno, y conocemos el costo de ello. La conquista de Dorne por el Joven Dragón fue

una hazaña gloriosa, celebrada en canciones e historias, pero duró menos de un verano

y costó cientos de vidas, incluyendo la del valiente y joven rey. La paz fue un logro del

hermano de Daeron, el Rey Baelor I, el Santo, y el costo de ello también fue doloroso.

El intento del Rey Aegon IV, el Indigno, de invadir con los ―dragones‖ diseñados por él

no merece discusión, fue un loco disparate de principio a fin y terminó en humillación.

Fue el hijo de Aegon, el Rey Daeron II, el Bueno, quien finalmente atrajo a Dorne al

reino… no con hierro y fuego, sino con espadas suaves, sonrisas, un par de buenos

casamientos y un solemne tratado que aseguraba a los príncipes dornienses su estilo y

privilegios que garantizaba que su tierras y costumbre prevalecerían en Dorne.

Aeron el Conquistador leyendo una misiva del Príncipe de Dorne.

Dorne fue un aliado cercano a los Targaryen en los años siguientes, con los Martell
apoyando a los Targaryen contra los Pretendientes Fuegoscuro y enviando lanzas para

pelear contra los Reyes Nuevepeniques en los Peldaños de Piedra. Su lealtad fue

recompensada cuando Rhaegar Targaryen, Príncipe de Rocadragón y heredero del

Trono de Hierro desposó a la Princesa Elia Martell de Lanza de Sol y tuvo dos hijos con

ella. Pese a la locura del padre de Rhaegar, Aerys II, un príncipe de sangre dorniense

pudo haberse gobernado el reino, pero el levantamiento de la Rebelión de Robert

terminó con las vidas de Rhaegar, su esposa y sus hijos.

La hija del Príncipe Quoren pensaba diferente, la Princesa Aliandra llegó joven al trono y

creyó ser una segunda Nymeria, alentó a sus nobles a que probaran su valía atacando las

Marcas, pero también mostró un gran favor al Príncipe Alyn Velaryon cuando su primer viaje

lo llevó a Lanza de Sol, y cuando regresó del Mar del Ocaso.

Una dama de la Casa Martell en el desierto Dorniense.

LANZA DE SOL

La historia de Lanza de Sol es curiosa, en los primeros días de la Casa Martell, comenzó

siendo poco más que un rechoncho y feo refugio llamado el Barco de Arena. Con el
tiempo lo adornarían hermosas torres distintivas de la moda Rhyonar. Se bautizó como

Lanza de Sol cuando el Sol del Rhoyne se unió a la lanza de los Martell. Posteriormente

se construyeron la Torre del Sol y la Torre de la Lanza, el domo dorado de la primera y

la alta espiral de la segunda serían lo primero que avistaran los viajeros por tierra o por

mar.

El castillo se asienta en una punta rodeada de agua por tres de sus lados… y el cuarto

por la Ciudad de la Sombra. Aunque los dornienses la llaman ciudad, no pasa de ser un

pueblo… un pueblo extraño, polvoriento y feo. Los dornienses construyeron sus

viviendas apoyándose en las murallas de Lanza de Sol, y luego apoyándose en las

paredes de las casas sus vecinos y así siguieron hasta que la Ciudad de la Sombra tomó

la forma que hoy tiene. Hoy es un revoltijo de callejones angostos, bazares llenos de las

especias de Dorne y del este, y de las casas dornienses, construidas con ladrillos de lodo

que permanecen frescos en lo más ardiente del verano.

Las Murallas Ondulantes se construyeron hace más de setecientos años y envuelven

Lanza de Sol, ondulando alrededor de la Ciudad de la Sombra en una serpenteante y

defensiva cortina que obligaría a desviarse de su camino a los enemigos más fuertes.

Solo la Triple Puerta constituye un camino recto hacia el castillo, cruzando las Murallas

Ondulantes. Y estas puertas están fuertemente defendidas.


Lanza del Sol.

LAS OTRAS TIERRAS

Poniente forma una parte pequeña de nuestro mundo, los rincones más lejanos aún son

desconocidos incluso por los hombres más sabios. Aunque nuestro propósito aquí es

describir la historia de los Siete Reinos, sería un descuido nuestro ignorar las otras

tierras allende los mares –al menos de forma breve - ya que cada una tiene su propio
carácter y contribuye con sus propios colores y estampados a la vasta tapicería a la que

llamamos ―mundo conocido‖.

Tristemente, el conocimiento de la Ciudadela se vuelve más escaso a medida que nos

alejamos de las tierras que los hombres del este llaman los Reinos del Ocaso, ya que el

contacto con los distantes reinos de Essos siempre ha sido escaso. Sabemos aún menos

acerca del extremo meridional de Sothoryos y el lejano Ulthos, y nada en absoluto

acerca de cualquier tierra que pueda ubicarse más allá de La Última Luz y a través del

Mar del Ocaso.

Y las mismas restricciones, por supuesto, se aplican tanto al tiempo como a la distancia.

Como hemos demostrado, con Poniente mismo, mientras más antigua la civilización,

menos se puede realmente conocer de ella. Así, ignoraré totalmente a las desaparecidas

civilizaciones de Valyria y Viejo Ghis y cualquier remanente de esas culturas que

permanezca – cuyos detalles conocidos ya he comentado en otra parte de este volumen.

En cuanto al misterioso Qarth, no puedo señalar a ninguna fuente mejor que El

Compendio de Jade de Colloquo Votar, el principal trabajo acerca de las tierras

alrededor del Mar de Jade.

Sin embargo, aún existen semillas de conocimiento que trasmitir, incluso desde las

localidades más exóticas… aunque la mayoría de lo que conocemos de estos lejanos

lugares proviene de cuentos de viajeros y leyendas que deberían ser vistas como tales.

Por el momento, comencemos con nuestros más cercanos y conocidos vecinos, las
Ciudades Libres. Sus historias son conocidas por nosotros debido a los registros que sus

estudiantes y maestres han hecho por siglos, extendiéndose hasta los inicios de su

establecimiento como feudo franco. Es gracias a esos mismos registros que algunas de

las historias de los pueblos que precedieron a los Valyrios son conocidas por nosotros.

Un asunto que aparece recurrentemente en todos los estudios de los antiguos registros es como

las variadas culturas calculan diferentemente días, temporadas y años. El gran trabajo del

Archimaestre Walgram, ―El Cálculo del Tiempo‖, profundiza en este problema, pero no hay

consenso sobre lo que las fechas que tenemos indican realmente en nuestro propio cálculo.

Las monedas de las Ciudades Libres (arriba izq. a der.) Braavos, Pentos, Lys, Myr, Tyrosh;

(fondo izq. a der. ) Volantis (frontal y reverso) Norvos, Qohor, Lorath.

LAS CIUDADES LIBRES

Essos, el amplio continente al otro lado del mar angosto, está lleno de extrañas,

exóticas y antiguas civilizaciones, algunas todavía existentes y en la lucha, otras que

han caído largo tiempo atrás y que sobreviven apenas en las leyendas. La mayoría de

estas están demasiado distantes para ser de interés para la gente de los Siete Reinos,

salvo quizás para los marinos lo bastante valientes como para navegar en aguas

extrañas en búsqueda de oro y gloria.

Las Nueve Ciudades Libres, sin embargo, son nuestros vecinos más cercanos y los

principales socios en el comercio, y sus historias están muy entrelazadas con las

nuestras. A lo largo de los siglos, las galeras mercantes han navegado de arriba a abajo

el mar angosto, entregando fina tapicería, lentes pulidas, delicados encajes, frutas

exóticas, especies extrañas, e innumerables otros bienes, a cambio de oro y lana y otros

cuantos productos. En Antigua, Desembarco del Rey, Lannisport y cada puerto desde

Guardaoriente hasta la Ciudad de los Tablones, marineros, banqueros, y mercaderes de

las Ciudades Libres pueden ser encontrados, comprando y vendiendo, y contando sus
historias.

Cada una de las Ciudades Libres tiene su propia historia y carácter, y cada una ha

llegado a tener su propia lengua. Todas estas son corrupciones del Alto Valyrio en su

forma original y pura original, dialectos que cada siglo se alejan más de su origen desde

que La Maldición aconteció en el Feudo Franco.

Ocho de las Nueve Ciudades Libres son orgullosas hijas de Valyria, todavía gobernadas

por los descendientes de los primeros colonos que se establecieron allí cientos o miles

de años atrás. En esas ciudades, la sangre valyria es aún apreciada enormemente. La

novena se sitúa como una excepción, Braavos de las Cien Islas, fue encontrado por

esclavos fugitivos que huían de sus maestros Valyrios. Esos primeros Braavosi vinieron,

según se dice, de todas las tierra existentes bajo el sol, pero a medida que pasaron los

siglos, se reprodujeron unos con otros independientemente de su raza, credo o idioma

para formar un nuevo pueblo mestizo.

Hablamos de las Nueve Ciudades Libres, aunque a través de la anchura de Essos

podemos encontrar muchos otros pueblos Valyrios, asentamientos, y puestos

avanzados, algunos más largos y poblados que Puerto Gaviota, Puerto Blanco, o incluso

Lannisport. La diferencia que distingue a las Nueve no es su tamaño, sino sus orígenes.

En su apogeo antes de La Maldición, otras ciudades, como Mantarys, Volon Therys,

Oros, Tyria, Draconys, Elyria, Mhysa Faer, Rhyos, y Aquos Dhaen fueron grandes,

gloriosas y ricas, no obstante, a pesar de todo su orgullo y poder, ninguna se regía a sí

misma. Fueron gobernadas por hombres y mujeres enviados desde Valyria para

gobernar en nombre del Feudo Franco.

No puede decirse tal cosa de Volantis y el resto de las Nueve. Aunque nacieron de

Valyria, cada una fue independiente de su madre desde el nacimiento. Todas excepto

Braavos fueron hijas complacientes, sin declarar la guerra a Valyria ni desafiar a los
señores dragón en asuntos importantes; permaneciendo aliadas dispuestas y socias

comerciales de su madre y volviéndose hacia las Tierras del Largo Verano en busca de

liderazgo en tiempos de crisis. En asuntos menores, sin embargo, las Nueve Ciudades

Libres siguieron sus propios caminos, bajo las reglas de sus propios sacerdotes,

príncipes, arcontes y patriarcas.

LORATH

La Ciudad Libre de Lorath se alza sobre el extremo occidental de la más grande de un

grupo de bajas islas rocosas en el Mar de los Escalofríos al norte de Essos, cerca de la

desembocadura de la Bahía Lorath. Los dominios de la ciudad incluyen las tres islas

principales del archipiélago, una veintena de pequeñas islas y afloramientos (casi todos

inhabitados excepto por focas y aves marinas), y una península con densos bosques al

sur de las islas. Los Lorathi también reclaman dominio sobre las aguas de la Bahía

Lorath, pero las flotas pesqueras de Braavos, así como balleneros y cazadores de focas

fuera de Ib se aventuraban en la bahía a menudo, por lo que Lorath no tiene la fuerza

suficiente para hacer valer su reclamo.

En días pasados el gobierno de Lorath se extendió hacia el este hasta el Hacha, pero el

poder de la ciudad ha disminuido a través de los siglos, y hoy en día los Lorathi ejercen

control efectivo sólo sobre las orillas sur y este de la Bahía Lorath, la orilla oeste es

parte de los dominios de Braavos.

Lorath es la más pequeña, pobre y menos poblada de las Nueve Ciudades Libres.

Excepto por Braavos, es también la que se encuentra situada más al norte. Su locación,

lejos de las rutas de comercio la ha ayudado a ser la más desolada de ―las hijas de

Valyria-que-fue‖. Aunque las islas Lorathi son sombrías y pedregosas, las aguas

circundantes están repletas de bancos de bacalao, ballenas y leviatanes grises que se

reúnen y reproducen en la bahía, y las rocas periféricas y las pilas de mar son el hogar
de grandes colonias de morsas y focas. Bacalao, colmillos de morsa, pieles de foca, y el

aceite de ballena forman la mayor parte del comercio de la ciudad.

En la antigüedad, las islas fueron hogar de la misteriosa raza de hombres conocidos

como fabricantes de laberintos, quienes desaparecieron muchos antes de los albores de

la historia verdadera, no dejando rastros excepto por sus propios huesos y los

laberintos que construyeron.

Otros siguieron a los fabricantes de laberintos durante los siglos que prosiguieron. Por

un tiempo, las islas fueron el hogar de un pueblo pequeño, oscuro, peludo, semejante a

los hombres de Ib. Pescadores que vivieron a lo largo de las costas y evitaron los

grandes laberintos de sus predecesores. Ellos, a su vez, fueron desplazados por los

ándalos, empujados al norte desde Ándalos a las orillas de la Bahía Lorath y a través de

la bahía en barcoluengos. Vestidos en mallas y blandiendo espadas y hachas de hierro,

los Ándalos marcharon a través de las islas, asesinando a los hombres peludos en

nombre del dios de siete caras y tomando a sus mujeres e hijos como esclavos.

Las extensas construcciones de desconcertante complejidad, hechas de bloques de

piedras talladas, construcciones de los fabricantes de laberintos, están dispersas por

toda la isla y una, severamente descuidada y hundida profundamente en la tierra, ha

sido encontrado en Essos, en la península sur de Lorath. Lorassyon, la segunda más

larga de las islas de Lorath, es hogar de un gran laberinto que ocupa más de tres

cuartos de la superficie del área de la isla e incluye cuatro niveles debajo de la tierra,

con algunos pasajes descendiendo más de 1500 metros.

Los estudiosos aún debaten el propósito de estos laberintos. ¿Fueron fortalezas,

templos, pueblos? ¿O sirvieron para algún otro extraño propósito? Los fabricantes de

laberintos no dejaron registros escritos, así que nunca lo sabremos. Sus huesos nos

dicen que ellos eran enormemente desarrollados y más grandes que los hombres,
aunque no tanto como los gigantes. Algunos han sugerido que quizás los fabricantes

de laberintos nacieron del mestizaje entre hombres humanos y mujeres gigantas. No

sabemos por qué desaparecieron, aunque la leyenda Lorathi sugiere que fueron

destruidos por un enemigo proveniente del mar; tritones en algunas versiones del

cuento, selkies y hombres morsa en otras.

Los sacerdotes del Dios Ciego entre los laberintos de Lorath.

En poco tiempo cada isla tuvo su propio rey, mientras la más grande se jactó de tener

cuatro. Los Ándalos, siempre belicosos, pasaron los siguientes mil años en guerra entre

ellos mismos, hasta que un guerrero que se hacía llamar Qarlon el Grande, puso las

islas bajo su dominio. Las historias, tal cual son, afirmaban que alzó un gran torreón de

madera en el centro de la amplia Lorassyon, con laberintos encantados, y decoró sus

salones con las cabezas de sus enemigos muertos.

Era el sueño de Qarlon proclamarse a sí mismo Rey de Todos los Ándalos, y con ese fin

se lanzó una y otra vez contra los reyezuelos de Ándalos. Después de veinte años y de

una cantidad aun mayor de guerras, el mandato de Qarlon el Grande se extendía desde

la laguna donde Braavos se levantaría hasta llegar al este del Hacha, y por el sur hasta

la cabecera del Rhyone Alto y Nyone.

Pero su expansión hacia el sur le trajo problemas, no sólo con los otros reyes Andalos

sino también con la Ciudad Libre de Norvos en el Noyne. Cuando los Norvoshis les

cerraron el paso en el río, dejó su salón en el laberinto y guió el ataque contra ellos,
derrotándolos en dos batallas campales libradas en las colinas. Imprudentemente, se

tomó muy a pecho estas victorias y él mismo marchó contra Norvos. Los Norvoshi

buscaron ayuda en Valyria, y el Feudo se levantó en ayuda de su distante hija, aunque

todas las tierras de los Andalos y Rhoynar se interponían entre ellos.

Sin embargo, la distancia no era signifcativa para los señores dragón en el auge de su

poder. Está escrito en Los fuegos del Feudo Libre, que cientos de dragones invadieron

los cielos, siguiendo el gran río hacia el norte para descender sobre los Andalos en tanto

cercaban Norvos. Qarlon el Grande ardió junto a su ejército, y después los señores

dragón continuaron su vuelo, trayendo fuego y sangre a las islas de Lorath. El gran

torreón de Qarlon ardió en llamas, al igual que las ciudades y pueblos de pescadores a

lo largo de sus orillas. Incluso las grandes piedras del laberinto fueron chamuscadas y

ennegrecidas por la tormenta de fuego que barrió las islas. Se dice que ningún hombre,

mujer o niño sobrevivió al Derrubio de Lorath, de tan fieramente que ardieron aquellos

fuegos.

Posteriormente las islas Lorathi permanecieron deshabitadas por más de un siglo.

Focas y morsas volvieron en grandes cantidades, y los cangrejos su escabulleron a

través de los laberintos chamuscados y silenciosos. Los balleneros del Puerto de Ibben

se detenían en las costas sólo para reparar sus cascos o encontrar agua dulce, pero

nunca se aventuraron hacia el interior, se decía que las islas estaban embrujadas, y los

Ibbeneses creían que cualquier hombre que se alejaba del sonido del mar estaba

maldito.

Cuando al fin los hombres volvieron a vivir a las islas, eran hombres de la propia

Valyria. Mil trescientos veintidós años antes de La Maldición una secta de disidentes

religiosos dejaron el Feudo para establecer un templo sobre la principal isla de Lorath.

Estos nuevos Lorathi eran fieles de Boash, el Dios Ciego. Rechazando a todas las otras
deidades, los seguidores de Boash no comían carne, no bebían vino y caminaban

descalzos por el mundo, vestido sólo con cilicios y pieles. Sus sacerdotes eunucos

llevaban capuchas sin ojos en honor a su dios; sólos en la oscuridad, creían que su

tercer ojo se abriría, permitiéndoles ver las ―verdades superiores‖ de la creación que

yacían ocultas tras las ilusiones de este mundo. Los adoradores de Boash creían que

toda la vida era sagrada y eterna; que los hombres y mujeres son iguales; los señores y

campesinos, ricos y pobres, esclavos y amos, los hombres y las bestias son todos

iguales, todos igualmente dignos, todos criaturas de dios.

Un parte esencial de su doctrina era la extrema abnegación de sí mismos: sólo

liberándose de la vanidad humana el hombre tendría la esperanza de fundirse en uno

con la divinidad. En consecuencia, los Boashis dejaron de lado incluso sus propios

nombres, y se referían a sí mismos como ―un hombre‖ o ―una mujer‖ en vez de decir

―yo‖ o ―mí‖ o ―mío‖. Aunque el culto al Dios Ciego se marchitó y extinguió hace más de

mil años, algunos de estos hábitos del habla perduran hoy en Lorath, donde hombres y

mujeres de clase noble consideran indescriptiblemente vulgar hablar de uno mismo

directamente.

El Dios Ciego y sus seguidores hicieron de los antiguos laberintos de los primeros

Lorathi sus pueblos, templos y tumbas, y dominaron las islas durante tres cuartos de

siglo. Pero a medida que pasaban los años otros hombres, que no compartían su fe,

comenzaron a cruzar la bahía para pescar focas, morsas o bacalao. Algunos optaron por

quedarse. Chozas y casuchas surgieron de nuevo a lo largo de las orillas y se

convirtieron en pueblos. Los hombres llegaron de Ib y Andalos y otras tierras extrañas,

y las islas se convirtieron en refugio de hombres libres y esclavos que escapaban de

Valyria y de sus orgullosas hijas, pues los sacerdotes del Dios Ciego enseñaban que cada

hombre era igual a cualquier otro hombre. Tres villas de pescadores en el extremo
occidental de la isla más grande se volvieron tan pobladas y prósperas que crecieron

juntas como pueblo, y con el paso de los años las casas de piedra se erigieron donde las

casuchas de barro y zarzo una vez se levantaban, y el pueblo se convirtió en ciudad.

Estos nuevos Lorathi eran, en un principio, subordinados de los seguidores de Boash,

quienes habían llegado antes que ellos; y durante muchos años los sacerdotes del Dios

Ciego continuaron gobernando las islas. Sin embargo, con el tiempo, el número de

recién llegados aumentó mientras que las filas de los fieles disminuyeron. La adoración

a Boash desapareció, los sacerdotes que permanecieron se volvieron cada vez más

mundanos y corruptos, abandonando sus cilicios, capuchas y la piedad, engordando y

enriqueciendo con los impuestos de aquellos a los que gobernaban. Finalmente los

pescadores, agricultores y otros pueblos llanos se rebelaron, rompiendo las cadenas de

Boash. Los restantes acólitos del Dios Ciego fueron asesinados- todos excepto un

puñado pequeño que huyó al templo laberinto de Lorassyon, donde permanecieron

durante la mayor parte del siglo, hasta que el último de ellos murió.

Después de la caída de los sacerdotes ciegos, Lorath se convirtió en un feudo franco al

estilo de Valyria, gobernada por un concejo de tres príncipes. El Príncipe de la Cosecha

fue elegido por el voto de todos aquellos que poseían tierras en las islas, el Príncipe

Pescador por todos aquellos poseían barcos, el Príncipe de las Calles por la aclamación

de los hombres libres de la ciudad. Una vez elegido, cada príncipe servía de por vida.

Estos tres príncipes permanecen en sus puestos hoy, aunque los títulos se han vuelto

puramente ceremoniales. La verdadera autoridad reside en un concejo de maestros

conformado por nobles, sacerdotes, y mercaderes. Su aislamiento significa que los

Lorathi no fueron involucrados en los acontecimientos del Siglo de Sangre, con

excepción de aquellos pocos que vendieron sus espadas a Braavos o Norvos.

Hoy en día Lorath es considerada la menor de las Nueve Ciudades Libres; la más pobre,
la más aislada, la más atrasada. Aunque no poseían grandes barcos pesqueros, los

Lorathi construyeron unos pocos barcos de guerra y tienen un pequeño poder militar.

Pocos Lorathi abandonan sus islas, y aún menos se dirigen a Poniente. Ellos prefieren

comerciar con sus vecinos más cercanos, Norvos, Braavos e Ib.

NORVOS

La Ciudad Libre de Norvos se sitúa en la ribera oriental del río Noyne, uno de los más

grandes afluentes del Rhoyne. La ciudad alta, rodeada de enormes murallas de piedra,

se cierne sobre elevados acantilados rocosos. Trescientos pies más abajo, la ciudad baja

se extiende a lo largo de la lodosa orilla, defendida por fosos, zanjas, y una empalizada

de madera recubierta de musgo. La antigua nobleza de Norvos vive en la ciudad alta,

dominada por la grandiosa fortaleza-templo de los Sacerdotes Barbudos; los pobres

viven debajo, concentrados entre los muelles, burdeles, y cervecerías que ocupan la

orilla del río. Las dos partes de la ciudad están unidas por unas escalinatas de piedra

maciza, conocidas como las Escaleras del Pecador.

La Gran Norvos, como los Norvoshi llaman a su ciudad, está rodeada por escarpadas

colinas de piedra caliza y densos y oscuros bosques de robles, pinos y hayas, y es hogar

para osos, jabalíes, lobos, y todo tipo de cacerías. Los dominios de la ciudad se

extienden desde la ribera occidental del Torrentenegro en el este hasta el Alto Rhoyne

en el oeste. Las galeras fluviales Norvoshi gobiernan el Noyne tan al sur como hasta las

ruinas de Ny Sar, donde se une con el Rhoyne. La Gran Norvos incluso afirma tener

dominio sobre el Hacha en el Mar de los Escalofríos, aunque esta afirmación es

refutada por los Ibbeneses, a menudo de forma sangrienta.

Cerca de las murallas de la ciudad, los Norvoshi cultivan la tierra en sus granjas en

terrazas. Lejos de las murallas, los hombres se reúnen tras las gruesas empalizadas de

madera en fortalezas y pueblos amurallados. Aquí la corriente del río es rápida y


pedregosa, y las cuevas abundan en las interminables colinas. Muchas de las cuevas son

el hogar de osos pardos, comunes en estas tierras tan al norte, en otras habitan

manadas de lobos grises y rojos. En algunas se pueden encontrar huesos de gigantes y

paredes pintadas que indican que los hombres habitaron esos lugares en épocas

pasadas. A unos cientos de leguas al noroeste de Norvos, existe un sistema de cavernas

tan extenso y profundo que las leyendas dicen que es la entrada al inframundo; Lomas

Pasolargo las visitó una vez y las nombró una de las nueve maravillas naturales del

mundo en su libro Maravillas.

Algunos eruditos han sugerido que los señores dragón consideraban falsas todas las

religiones, creyéndose más poderosos que cualquier dios o diosa. Veían a los sacerdotes

y los templos como reliquias de tiempos más primitivos, aunque los consideraban útiles

para aplacar a los ―esclavos, salvajes, y pobres‖ con promesas de una mejor vida en el

futuro. Por otra parte, la multiplicidad de dioses les ayudaba a mantener a sus súbditos

divididos y reducía las posibilidades de que se unieran bajo el estandarte de una sola fe

para derrocarlos. Para ellos la tolerancia religiosa era un medio para mantener la paz

en la Tierras del Largo Verano.

Aunque hoy en día la Gran Norvos domina las cabeceras del Rhoyne, los Norvoshi no

son descendientes de los Rhoynar que gobernaron aquel poderoso río de antaño. Al

igual que las otras Ciudades Libres, Norvos es una hija de Valyria. Sin embargo, antes

de que llegaran los Valyrios, otro pueblo habitó a lo largo del Noyne donde se ubica hoy

en día Norvos, erigiendo rudimentarias aldeas.

¿Quiénes fueron estos predecesores? Algunos creen que eran parientes de los creadores

de laberintos de Lorath, pero es poco probable, ya que ellos construían con madera, no

con piedra, y no dejaron laberintos para confundirnos. Otros sugieren que eran primos

de los hombres de Ib. Sin embargo, la mayoría cree que fueron los Ándalos.
Quienquiera que hayan sido estos primeros Norvoshi, sus aldeas no les sobrevivieron.

La leyenda nos dice que fueron expulsados del Noyne por los embates de los hombres

peludos del este, seguramente parientes cercanos de los Ibbeneses. Estos invasores a su

vez fueron expulsados por el legendario príncipe de Ny Sar, Garris el Gris, pero los

Rhoynar no se quedaron, prefiriendo los climas más templados de la parte baja del río a

los cielos nublados y vientos fríos de las colinas.

Al igual que sus ciudades hermanas Lorath y Qohor, la Ciudad Libre de Norvos, como la

conocemos hoy en día, fue fundada originalmente por disidentes religiosos de Valyria.

En el apogeo de su poderío, el Feudo albergaba cientos de templos; algunos tenían

decenas de miles de adoradores, otros tan sólo unos cuantos, aun así, ninguna fe estaba

prohibida en Valyria, y ninguna era exaltada por encima de las demás.

Muchos Valyrios adoraban a más de un dios, recurriendo a diferentes deidades según

sus necesidades; no obstante, se dice que muchos más no adoraban a dios alguno. La

mayoría consideraba la libertad de creencia como el distintivo de una verdadera

civilización avanzada. Pero para algunos, esta plétora de deidades era fuente de queja

continua. Un profeta de R‘hllor el Rojo, el Señor de la Luz, una vez proclamó ―El

hombre que reverencia a todos los dioses, no reverencia a ninguno.‖ E incluso en el

apogeo de su gloria, el Feudo albergaba a muchos que creían fervientemente en un solo

dios o diosa, y consideraban al resto como falsos ídolos, fraudes, o demonios,

empeñados en engañar a la humanidad.

Docenas de estas sectas florecieron en Valyria, algunas veces enfrentándose entre sí de

forma violenta. Algunos encontraron la tolerancia del Feudo intolerable y se marcharon

en busca de sus propias ciudades, ciudades santas donde sólo la ―verdadera fe‖ podía

ser practicada. Ya hemos hablado de los seguidores del Dios Ciego Boash, quienes

fundaron Lorath, y lo que les ocurrió allí. Qohor fue establecida por los adoradores de
aquella siniestra deidad conocida simplemente como la Cabra Negra, de la cual

hablaremos luego. Pero la secta que se estableció en Norvos es tan extraña, o incluso

más extraña, que cualquiera de estas, y mucho más reservada. El nombre de su dios

sólo se les es revelado a los iniciados. Podemos estar seguros de que se trata de una

deidad inclemente, ya que sus sacerdotes usan camisas de pelo y pieles sin curtir, y

practican el rito de la flagelación como parte de su adoración. Una vez iniciados, se les

prohíbe cortarse o afeitarse el pelo.

Desde su fundación hasta la actualidad, la Gran Norvos ha sido una teocracia,

gobernada por los sacerdotes barbudos, quienes a su vez son gobernados por su dios,

quien les comunica sus órdenes desde las profundidades de su fortaleza-templo, en

donde sólo los verdaderos creyentes pueden ingresar y residir. Si bien la ciudad tiene

un consejo de magísteres, sus miembros son seleccionados por el dios, quien habla a

través de sus sacerdotes. Para imponer obediencia y mantener la paz, los sacerdotes

barbudos mantienen una guardia santa de soldados esclavos, feroces guerreros que

llevan la marca de un hacha de doble hoja en sus pechos y se casan ritualmente con las

alabardas que usan para luchar.

Solo los sacerdotes Norvoshi tienen permitido usar barbas; los libertos, tanto de alta

como de baja cuna, prefieren usar largos mostachos despeinados, mientras que los

esclavos y las mujeres se rasuran completamente. De hecho, las mujeres Norvoshi se

afeitan todo el vello corporal, sin embargo las damas de la nobleza usan pelucas,

especialmente cuando están en compañía de hombres de otras tierras y ciudades.

Los viajeros describen la parte superior de Norvos como un lugar gris y sombrío de
sofocantes veranos, inviernos fríos, fuertes vientos e incesante oración. Se dice que la

ciudad baja es mucho más animada, por sus guaridas de pescadores, burdeles, y

tabernas. Allí, fuera de la vista de los sacerdotes y los nobles, los Norvoshi de bajo

nacimiento festejan con carne roja y lucios del río, regados con cerveza negra fuerte y

leche fermentada de cabra, mientras los osos bailan para su diversión y (según se

rumorea) las esclavas se aparean con lobos en sótanos iluminados por antorchas.

El Archimaestre Perestan denota la importancia que los Norvoshi le dan al hacha como

un símbolo de poder y propone que esta es una prueba de que los Ándalos fueron los

primeros en habitar Norvos, sugiriendo que los sacerdotes barbudos tomaron el

emblema de las ruinas que encontraron cuando se establecieron en la Gran Norvos.

Como argumenta, junto a las tallas de estrellas de siete puntas, los grabados de hachas

de doble hoja parecían haber sido el segundo símbolo más favorecido por los guerreros

sagrados que conquistaron los antiguos Siete Reinos.

Grabado en Piedra del Archimaestre Harmune contiene un catálogo de tales grabados

encontrados en todo el Valle. Estrellas y hachas han sido encontradas desde los Dedos

hasta las Montañas de la Luna, y hasta en el Valle de Arryn en la base de la Lanza del

Gigante. Harmune supone que, con el tiempo, los Ándalos se volvieron más devotos del

símbolo de las estrella de siete puntas, por lo que el hacha dejo de ser un emblema de la

Fe.

No obstante, debemos decir que no todos están de acuerdo con que estos grabados

representen hachas. En su réplica, el Maestre Evlyn argumenta que lo que Harmune

llamaba hachas eran en realidad martillos, el símbolo del Herrero. Evlyn explica que la

irregularidad en la representación de estos martillos se debe a que los Ándalos fueron

guerreros, no artesanos.
Una procesión en honor al dios sagrado de Norvos. (Crédito de ilustración 162)

Ningún relato de la Gran Norvos está completo sin hacer mención de las tres campanas

de la ciudad, cuyos repiques gobiernan cada aspecto de la vida de sus habitantes,

indicándole a los Norvoshi cuando levantarse, cuando dormir, cuando trabajar, cuando

descansar, cuando tomar las armas, cuando orar (con mucha frecuencia), e incluso

cuando se les permite tener relaciones carnales (con muy poca frecuencia, si los relatos

son ciertos). Cada una de las campanas tiene su propia ―voz‖ distintiva, cuyo sonido es

conocido por todos los verdaderos Norvoshis. Las campanas se llaman Noom, Narrah, y

Nyel; Lomas Pasolargo quedó tan prendado con ellas que terminó nombrándolas una

de sus nueve Maravillas Hechas por el Hombre.

QOHOR

Incluso más misteriosa que Norvos y Lorath es su siniestra hermana, la Ciudad Libre de

Qohor, la más oriental de todas las hijas de Valyria. Qohor se sitúa en el río Qhoyne en

el margen occidental del extenso, oscuro y antiguo bosque al que le da nombre, el

bosque más grande de Essos.

En el folklore, incluso en Poniente, Qohor es usualmente llamada la Ciudad de los

Hechiceros, ya que se cree que las artes oscuras aún se practican aquí. Se rumorea
sobre adivinación, magia de sangre, y necromancia, aunque tales reportes rara vez

pueden ser probados. Sin embargo, existe una verdad que no podemos negar: el oscuro

dios de Qohor, la deidad conocida como la Cabra Negra, que demanda sacrificios de

sangre diarios. Terneros, bueyes, y caballos usualmente son entregados como

sacrificios en los altares de la Cabra Negra, pero en los días sagrados los criminales

condenados pasan bajo los cuchillos de los sacerdotes encapuchados, y se dice que en

tiempos de peligro y crisis los nobles de la ciudad ofrecen a sus propios hijos para

aplacar al dios, de modo que éste defienda a la ciudad.

Un ejemplar conservado de un lémur del Bosque de Qohor puede ser encontrado

disecado y montado para su exposición en la Ciudadela, sin embargo ha pasado por

incontables manos durante los años en que ha sido estudiado, por lo que ha perdido

todo su pelaje.

Los bosques que rodean Qohor son la fuente principal de la riqueza de la ciudad. Las

historias de la ciudad revelan que el primer asentamiento aquí fue un campamento

maderero. Hasta el día de hoy, los Qohorienses son famosos por sus cazadores y

leñadores. Las radiantes ciudades y los pueblos en expansión de la parte baja del

Rhoyne ansían madera, pero sus bosques están agotados, hace mucho talados y arados

para hacer campos y granjas. Enormes barcazas cargadas de madera parten de los

muelles de Qohor todos los días emprendiendo el largo viaje río abajo por el Qhoyne

hasta el Lago Daga y los mercados de Selhorys, Valysar, Volon Therys, y la Vieja

Volantis.

El Bosque de Qohor también produce pelajes y pieles de todo tipo—muchas de estas

son poco comunes, de excelente calidad, y bastante costosas—, así como también plata,

estaño, y ámbar. Según los mapas y pergaminos de la Ciudadela, este extenso bosque
nunca ha sido explorado por completo y probablemente aún esconde muchos misterios

y maravillas. Al igual que otros bosques ubicados en el norte, alberga alces y ciervos en

abundancia, junto a lobos, gatos arbóreos, jabalíes de tamaño monstruoso, osos

moteados, e incluso una especie de lémur, una criatura conocida en las Islas del Verano

y en Sothoryos, pero rara vez vista tan al norte. Se dice que estos lémures tienen pelaje

de color plateado y ojos violeta, y a veces se les llama Pequeños Valyrios.

Los artesanos de Qohor son muy famosos. Los tapices Qohorienses, tejidos

principalmente por las mujeres y los niños de la ciudad, son de la misma calidad que

aquellos tejidos en Myr, aunque de menor costo. Exquisitos (aunque algo inquietantes)

tallados de madera pueden ser comprados en los mercados de Qohor, y las forjas de la

ciudad no tienen paragón. Las espadas, cuchillos y armaduras Qohorienses son incluso

superiores que el mejor acero forjado en castillos de Poniente, y los herreros de la

ciudad han perfeccionado el arte de la infusión de colores profundos en los metales que

trabajan, produciendo armaduras y armamento de belleza perenne. De todos los

lugares del mundo, solo aquí se ha preservado el arte de reforjar el acero Valyrio, un

secreto celosamente custodiado.

Qohor también es conocida como la puerta de entrada hacia el este, donde las

caravanas comerciantes con destino a Vaes Dothrak y las fabulosas tierras más allá de

los Huesos, se detienen para conseguir equipos y provisiones antes de internarse en la

oscuridad del bosque, la desolación que era Sarnor, y la inmensidad del mar Dothraki.

Así también, las caravanas que regresan del este llegan primero a Qohor, para

refrescarse tras tan extensa travesía, y para vender y canjear los tesoros que han

adquirido. Este comercio ha ayudado a hacer de Qohor una de las Ciudades Libres más

ricas y sin duda una de las más exóticas (aunque se dice que la ciudad era incluso diez

veces más rica antes de la destrucción de Sarnor).


El tratado de maestre Pol acerca del trabajo de los metales qohoriense, escrito durante sus

varios años de residencia en la Ciudad Libre, revela cuán celosamente se guardaban los

secretos: fue tres veces azotado públicamente y echado fuera de la ciudad por hacer

demasiadas preguntas. La última vez, también le cortaron lamano después de acusarlo de

robar una hoja de acero valyrio. De acuerdo con Pol, la verdadera razón de su exilio final fue

su descubrimiento de los sacrificios de sangre – incluyendo el asesinato de esclavos tan

jóvenes que llegaban a ser niños – que los herreros qohorienses utilizaban en sus esfuerzos

para producir un acero que igualara al del Feudo Franco.

Fuertes murallas de piedra protegen Qohor, pero la gente de la ciudad no tiene una

inclinación marcial. Los qohorienses son comerciantes, no luchadores. Aparte de una

pequeña guardia de la ciudad, la defensa de la ciudad está a cargo de esclavos – la

infantería de eunucos conocida como Inmaculados, criados y entrenados en la antigua

ciudad ghiscari de Astapor en las costas de la Bahía de los Esclavos.

Durante el Siglo de Sangre que siguió a la Maldición de Valyria, Qohor y Norvos


hicieron causa común contra la Vieja Volantis cuando los volantinos intentaron poner a

todas las Ciudades Libres bajo su dominio. Desde entonces, estas dos ciudades libres

han sido más a menudo aliadas que enemigas, aunque se sabe que los sacerdotes

barbudos de Norvos consideran que la Cabra Negra de Qohor es un demonio, con una

naturaleza especialmente vil y traicionera.

Un altar de sacrificio dedicado a la Cabra Negra.

Hace cuatrocientos años, cuando un khal dothraki llamado Temmo cabalgó desde el este con

cincuenta mil jinetes salvajes a su espalda, tres mil Inmaculados lo detuvieron en las puertas

de Qohor, soportando al menos dieciocho cargas antes de que muriera Khal Temmo y de que

su sucesor ordenara a sus hombres que se cortaran las trenzas y las pusieran a los pies de los

eunucos sobrevivientes.

A partir de ese momento, los qohorienses han confiado en los Inmaculados para proteger su

ciudad (a pesar de que se ha sabido que han contratado a compañías libres en momentos de

peligro y que han ofrecido lujosos regalos a los khals dothrakis para persuadirlos de entrar).

Las Hijas Belicosas: MYR, LYS y TYROSH

Lorath, Norvos, y Qohor, de entre las Ciudades Libres, son las que se encuentran más al

este y tienen poca comercialización con Poniente. Sin embargo, el resto es un asunto

diferente. Braavos, Pentos y Volantis son ciudades costeras bendecidas con grandes

puertos. La comercialización es la sangre de su vida, y sus embarcaciones viajan a los

extremos lejanos de la tierra, desde Yi Ti, Leng y Ashai de la Sombra en el lejano este,

hasta Lannisport y Antigua en Poniente. Cada ciudad tiene sus propias costumbres e

historia, al igual que cada una tiene sus propios dioses- aunque la religión del dios rojo,

R‘hllor, tiene influencia en todas ellas y algunas veces cuenta con un considerable

poder. A lo largo de los siglos, sus rivalidades han sido muchas, sus riñas y guerras

entre ellas pueden llenar volúmenes, y lo hacen.


Todo esto también es verdad acerca de Myr, Lys y Tyrosh. Algunas de sus luchas y

disputas por la dominación han logrado enredar en ellas a los reyes y caballeros de

Poniente. Estas tres ciudades rodean el largo y fértil ―talón‖ de Essos, el cual divide el

Mar del Verano y el Mar Angosto y que una vez fue parte del puente de tierra que unía

este continente con Poniente. La ciudad fortaleza, Tyrosh, yace en la parte más al

noreste de los Peldaños de Piedra, la cadena de islas que quedaron cuando el Brazo de

Dorne se hundió en el mar. Myr se alza donde una antigua carretera Valyria, o carretera

del dragón, se encuentra con las tranquilas aguas del vasto golfo conocido como Mar de

la Alegría. Lys se encuentra al sur, en un pequeño archipiélago de islas en el Mar del

Verano. Todas estas tres ciudades han reclamado parte de las tierras que se extiende

entre ellas (y en ocasiones sus totalidad), las cuales conocemos hoy en día como las

Tierras de la Discordia. Todos los intentos de fijar fronteras entre los dominios de estas

tres ciudades han fallado, e incontables guerras se han llevado a cabo por su posesión.

En historia, cultura, costumbres, lenguaje y religión estas tres ciudades tienen más en

común la una con la otra que con cualquier otra de las Ciudades Libres. Son ciudades

comerciantes, protegidas por altas murallas y mercenarios que han sido contratados,

dominadas por la riqueza en lugar del derecho por nacimiento, ciudades en las cuales el

comercio es considerado una profesión más honorable que la de las armas. Lys y Myr

son gobernadas por conclaves de magísteres, elegidos de entre los hombres más ricos y

nobles de la ciudad; Tyrosh es gobernada por un Arconte, elegido de entre los

miembros del mismo conclave. Las tres son ciudades esclavistas, donde los esclavos

superan tres a uno a los nacidos libres. Dichas ciudades son puertos, y el mar es la

sangre de su vida. Al igual que Valyria, su madre, estas tres hijas no tienen una fe

establecida. Los templos y santuarios dedicados a diferentes dioses pueblan sus calles.
Una comerciante myriense

A pesar de todo, las rivalidades entre ellas son muy antiguas, dando lugar a profundas

enemistados que las han tenido divididas, y con frecuencia en guerra una con otra por

siglos- esto es un beneficio indudable para los señores y reyes de Poniente, ya que si

estas tres ricas y poderosas ciudades llegaran a unificarse, serian un formidable y

peligroso vecino.
Lys, la más bella de las Ciudades Libres, disfruta de lo que es, quizás, el clima más

placentero de todo el mundo conocido. Bañada por las refrescantes brizas, calentada

por el sol, en una isla fértil en donde los árboles frutales crecen en abundancia, rodeada

por el mar en el que abundan peces, ―La Hermosa Lys‖ fue fundada como un refugio

por los señores dragón de la antigua Valyria, un paraíso en el que ellos pudieran

deleitarse con los mejores vinos, doncellas y música relajante antes de regresar a los

fuegos del Feudo. Hoy en día, Lys sigue siendo ―un deleite para los sentidos y un placer

para el alma‖. Sus casas de placer son famosas alrededor de todo el mundo, y se dice

que los atardeceres de Lys son más hermosos que en cualquier parte de la tierra al igual

que los son sus habitantes, aquí más que en cualquier parte del mundo conocido el

linaje de la antigua Valyria aún se preserva.

La fuerza combinada de Myr, Lys y Tyrosh fue demostrada cuando estas tres ciudades, que de

hecho se unieron, aunque brevemente, a raíz de su victoria sobre Volantis en la Batalla de la

Frontera. Prometiendo amistad eterna una a la otra, se unieron en el 96 DC como la

Triarquía, aunque en Poniente su unión es mejor conocida como el reino de las Tres Hijas. La

Triarquía comenzó declarando como objetivo principal el limpiar los Peldaños de Piedra de

piratas y corsarios. Esto fue bien recibido en los Siete Reinos así como en otros lugares, ya que

los piratas interrumpían el comercio en gran medida. Las Tres Hijas tuvieron una rápida

victoria sobre los piratas, solo para comenzar a exigir peajes cada vez más exorbitantes

después de ganar control sobre las islas y los canales entre ellas. Pronto su avaricia sobrepasó

a la de los piratas- especialmente cuando los Lysenos comenzaron a exigir bellas jóvenes y

hermosas doncellas como peaje.

Por un tiempo, la Triarquía se encontró superada por el poder de Corlys Velaryon y

Daemon Targaryen, perdiendo gran parte de los Peldaños de Piedra, pero los hombres

de Poniente pronto se vieron distraídos por sus propias guerras, y las Tres Hijas
reafirmaron su poder- solo para ser derribadas por conflictos internos que siguieron al

asesinato de un almirante Lyseno por un rival por el afecto de la famosa cortesana

llamada el Cisne Negro (la sobrina de Lord Swann, quien a su tiempo gobernó Lys). La

alianza rival de Braavos, Pentos y Lorath ayudó a ponerle fin al Reino de las Tres Hijas.

Tyrosh comenzó como un puesto de avanzada militar, como sus murallas internas de

piedra negra testifican. Archivos Valyrios nos dicen que el fuerte fue alzado

inicialmente para controlar los envíos que pasaban a través de los Peldaños de Piedra.

No mucho después de la fundación de la ciudad, una variedad única de caracoles

marinos fue descubierta en las aguas frente a la sombría y pedregosa isla donde la

fortaleza yace. Estos caracoles segregan una substancia que, cuando es tratada

propiamente, produce un tinte rojizo oscuro que pronto fue muy deseado por la nobleza

de Valyria. Ya que los caracoles no fueron encontrados en otro lugar, comerciantes

llegaron a Tyrosh en miles, y el puesto militar creció hasta convertirse en una

importante ciudad en el tiempo de una generación. Tintoreros Tyroshi pronto

aprendieron a producir colorantes carmesí, escarlata, e índigo variando la dieta de los

caracoles. Siglos después diseñaban tintes de un centenar de tonos y matices, algunos

naturalmente y otros a través de la alquimia. Vestimentas de brillantes colores ganaban

la aprobación de señores y príncipes alrededor del mundo. La ciudad se enriquecía, y

con la riqueza vino la ostentación. Los Tyroshi se deleitaban con la extravagancia, tanto

así que los hombres y mujeres se tiñen el cabello con colores chillones y no tan

comunes.
Un consejo de la triarquía.

Los orígenes de Myr son más oscuros. Ciertos maestres creen que los Myrenses están

emparentados con los Rhoynar, ya que algunos de ellos poseen piel olivácea y cabello

oscuro como la gente del rio, pero este supuesto parentesco es probablemente falso.

Hay ciertas señales que nos dicen que una ciudad se ubicaba donde ahora yace Myr

incluso durante la Era del Amanecer y la Larga Noche, construida por algún antiguo y

desaparecido pueblo, pero la ciudad de Myr que conocemos fue fundado por un grupo

de comerciantes y aventureros Valyrios en el lugar donde se ubicaba una ciudad Ándala

amurallada cuyos habitantes fueron masacrados y esclavizados.

Desde entonces el comercio ha sido la vida de Myr, y los barcos Myrienses han poblado

las aguas del mar angosto durante siglos. Los artesanos de Myr, muchos de ellos

esclavos de nacimiento, también son de gran renombre; se dice que los tapices y tejidos

Myrenses valen su peso en oro y especias.

Mientras Lorath, Norvos, y Qohor fueron fundadas por cuestiones religiosas, el interés

de Lys, Tyrosh y Myr siempre ha sido mercantil. Estas tres ciudades tienen grandes

flotas mercantes, y sus comerciantes viajan por todo los mares del mundo. Las tres

están envueltas en el comercio de esclavos. Los esclavistas Tyroshi son especialmente

agresivos, llegando incluso a navegar al norte más allá del muro en busca de esclavos

salvajes, mientras los Lysenos son famosamente voraces en su búsqueda por chicos
jóvenes y doncellas para las famosas casas de placer de la ciudad.

La esposa del Rey Viserys II Targaryen, quien dio a luz tanto al Rey Aegon IV (el Indigno) y al

Príncipe Aemon el Caballero Dragón, fue Lady Larra Rogare de Lys. Era dueña de una gran

belleza, y siete años mayor que el príncipe cuando se casaron. Su padre, Lysandro Rogare, fue

la cabeza de una adinerada familia bancaria, cuyo poder se hacía más grande con la alianza

Targaryen. Lysandro asumió el título de Primer Magister de por Vida, y los hombres se

referían a él como Lysandro el Magnífico. Pero él y su hermano Drazenko, el Príncipe

Consorte de Dorne, murieron uno tras otro, comenzando así la precipitada caída de los

Rogare tanto en Lys como en los Siete Reinos.

El heredero de Lysandro, Lysaro, gasto grande sumas de dinero en la búsqueda del poder,

cayendo en conflicto con los otros magísteres, incluso sus hermanos se vieron envueltos en

conspiraciones para controlar el Trono de Hierro. Después de su caída, Lysaro Rogare fue

azotado hasta la muerte en el Templo del Comercio por aquellos a quienes había explotado.

Sus hermanos recibieron castigos menos fatales, y uno de ellos- Moredo Rogare, el soldado

que blandía la espada de acero valyrio Verdad –eventualmente lidero un ejército contra Lys
Una mujer noble lysena.

Los Lysenos son grandes criadores de esclavos, juntando belleza con belleza con la

esperanza de producir cortesanos y esclavos de placer aún más bellos y encantadores.

La sangre de Valyria aun corre en Lys, donde incluso el pueblo alardea por poseer la

piel pálida, cabello dorado o plateado, y ojos morados, liliáceos o de un azul claro,

rasgos propios de los señores dragón de la Antigua Valyria. La nobleza Lysena valora la

pureza de sangre sobre todo lo demás y han producido muchas famosas (e infames)

bellezas. Inclusive algunas veces los antiguos reyes y príncipes Targaryen llegaban a Lys
en busca de esposas y amantes, por su sangre al igual que por su belleza. Muchas

Lysenos adoran a una diosa del amor, cuya estatua desnuda adorna sus monedas.

Las guerras, treguas, alianzas y traiciones entre Lys, Myr y Tyrosh son demasiado

numerosas para ser contadas aquí. Muchos de sus conflictos son llamadas guerras

comerciales, mayormente llevadas a cabo en el mar, en las que a las naves de los

rebeldes se les otorgaba un permiso para atacar a las de sus enemigos- una práctica que

el Gran Maestre Merion determinaba como ―piratería justificada.‖ Durante la guerra

comercial, solamente la tripulación de las naves de guerra encararon la muerte o

piratería; las mismas ciudades nunca fueron amenazadas, y ninguna de estas batallas se

llevó a cabo en tierra.

Mucho más sangrienta, aunque menos frecuentes, fueron las guerras territoriales que

tuvieron lugar en las Tierras de la Discordia- antiguamente una rica región que había

sido devastada durante los Años Sangrantes, después de aquello y hasta el día de hoy es

una tierra árida, de huesos y cenizas. Incluso en estos conflictos, Tyrosh, Myr y Lys

raramente arriesgaban las vidas de sus propios ciudadanos, prefiriendo en su lugar

contratar mercenarios para que luchen en su lugar.

Las Tierras de la Discordia ha sido el lugar de nacimiento de muchas de las llamadas

Compañías Libres, que comenzaron durante los Años Sangrientos. Al día de hoy existen

cuarenta compañías libres; cuando no son contratados por las hijas belicosas, los

mercenarios buscan realizar sus propias conquistas. Se sabe que algunas de estas

compañías han buscado vender sus servicios en los Siete Reinos, tanto antes como

después de la conquista.

Entre la más antigua de las compañías libres se encuentran los Segundos Hijos, fundada por

cuarenta hijos menores de casas nobles quienes se encontraron a si mismo sin posesiones ni

alguna futura aspiración importante. Desde entonces, ha sido un lugar donde señores sin
tierras, caballeros exiliados y aventureros pueden encontrar un hogar. Muchos nombres

reconocidos de los Siete Reinos han servido en los Segundos Hijos en un momento u otro. El

Príncipe Oberyn Martell cabalgo con ellos antes de fundar su propia compañía; Rodrik Stark,

el Lobo Errante, también fue uno de ellos. El más famoso de los Segundos Hijos fue Ser Aegor

Ríos, el hijo bastardo del Rey Aegon IV conocido en la historia como Aceroamargo, quien luchó

junto a ellos durante el primer año de su exilio antes de formar la Compañía Dorada, la cual

sigue siendo hasta el día de hoy la más poderosa y célebre de estas bandas de mercenarios, al

igual que (algunos afirman) las más honorable.

Entre otras compañías notables se encuentran las Banderas Luminosas, los Cuervos de

Tormenta, los Lanzas Largas, y la Compañía del Gato. Otras compañía aparte de la

Compañía Dorada ha sido formada por hombres de los Siete Reinos, tal como Rompedores de

Tormentas, la cual fue fundada después de los hechos de la Danza de los Dragones, o la

Compañía de la Rosa, fundada por hombres salvajes (y, según algunos archivos, mujeres) del

Norte quienes se reusaban a doblar la rodilla, después de que Torrhen Stark rindió su corona,

y en su lugar eligieron el exilio al otro lado del Mar Angosto.

Las guerras entre Tyrosh, Lys, y Myr no solo provocaron el nacimiento de las

compañías libres en las Tierras de la Discordia, también causaron la formación de

flotas piratas y mercenarios marinos, listos para pelear para quien sea que les pagase.

La mayoría se encuentra en los Peldaños de Piedra, las islas que se encuentran en el

Mar Angosto, ente el Brazo Roto y la costa oriental.

Dichas flotas piratas hacían que cada viaje a través de los Peldaños de Piedra fuese

traicionero. Se dice que los barcos-cisne de las Islas del Verano evitaban los Peldaños

de Piedra, prefiriendo correr riesgos en mar abierto que ser atacados por corsarios.
Otros con menos destreza en el mar, y barcos menos aptos para mar abierto, no tenían

opción. Cuando estos piratas crecen en número y poder, son barridos por las flotas de

los Arcontes de Tyrosh o los Triarcas de Volantis o incluso los Señores del Mar de

Braavos. Pero siempre encuentran la manera de regresar.

Un comerciante Tyroshi.

En épocas pasadas, los piratas han causado suficiente alboroto para que flotas reales hayan

sido enviadas desde Desembarco del Rey y Rocadragon para lidiar con ellos. Lord Oakenfish

pasó más de una temporada cazando piratas, con gran éxito, y el Joven Dragón intentó
casarse con una hermana del Señor del Mar de Braavos para sellar una alianza con él, con el

objetivo de eliminar a los piratas que estaban dificultando el comercio con la recién

conquistada Dorne. El Gran Maestre Kaeth discute esto en detalle en Vida de Cuatro Reyes,

argumentando que en este asunto el Rey Daeron erró, ya que al hablar de una alianza

matrimonial con Braavos, que estaba en aquel momento en guerra con Pentos y Lys, animaba

a las otras Ciudades Libres a prestar ayuda crucial a los rebeldes Dornienses.

PENTOS

Pentos es, de las Ciudades Libres, la más cercana a Desembarco del Rey, barcos

mercantes van y vienen entre estas dos ciudades casi diariamente. Fundada por

Valyrios como punto de comercio, Pentos pronto tomó las tierras que la rodeaban,

desde las Colinas de Terciopelo y el Pequeño Rhoyne hasta el mar, incluyendo casi todo

el antiguo reino de Ándalos, la tierra natal de los Ándalos. Los primeros Pentoshi eran

comerciantes, navegantes y agricultores, con algunos de alta cuna entre ellos; tal vez

por estas razones estuvieron menos preocupados por conservar su sangre Valyria y

estuvieron más dispuestos a emparejarse con los primeros habitantes de las tierras que

gobernaban. Como consecuencia hay considerable sangre Ándala entre los hombres de

Pentos, haciéndolos tal vez nuestros primos más cercanos.

A pesar de esto los Pentoshi tienen costumbres muy diferentes que las de los Siete

Reinos. Pentos se cuenta a sí misma como una hija de Valyria- y la antigua sangre, de

hecho, puede encontrarse allí. En días pasados, la ciudad era gobernada por un

príncipe de noble familia, elegido de entre los varones adultos de las cuarenta familias

nobles. Una vez elegido, el Príncipe de Pentos gobierna de por vida; una vez que el

príncipe haya muerto, otro será escogido, casi siempre de una familia diferente.

A lo largo de los siglos, el poder del príncipe se veía reducido de manera constante,

mientras que el de los magísteres de la ciudad, quienes eligen al príncipe, crecía. Hoy
en día es el consejo de magísteres quienes gobiernan Pentos, para todos los propósitos

prácticos; el poder del príncipe en gran medida es nominal, sus deberes, en su mayoría,

son solo ceremoniales. En general, él preside las fiestas y bailes, llevado de un lugar a

otro en un gran palanquín custodiado por guapos guardias. Cada nuevo año, el príncipe

debe desflorar dos doncellas, la doncella del mar y la doncella de los prados. Este

antiguo ritual- tal vez surgido de los misteriosos orígenes de una Pentos pre Valyria –

está destinado a asegurar la continua prosperidad de Pentos en mar y tierra. Aun así, si

hay escasez de alimentos o si alguna guerra es perdida, el príncipe será sacrificado; su

garganta es cortada para que así los dioses puedan ser apaciguados. Un nuevo príncipe

es elegido para que traiga más fortuna a la ciudad.

La Ciudad Libre de Pentos.

Teniendo en cuenta los riesgos asociados con el cargo, no todos los nobles de Pentos están

ansiosos por ser elegidos para portar la corona de la ciudad. En efecto, algunos han sido

conocidos por rechazar este antiguo pero arriesgado honor. El más reciente y famoso de estos
es el notable mercenario llamado el Príncipe Desharrapado. Fue elegido por los magísteres de

Pentos después de una larga sequía y la ejecución del anterior príncipe en el año 262 DC. En

lugar de aceptar dicho honor, el Príncipe Desharrapado huyo de la ciudad para nunca

regresar. Vendió sus servicios como mercenario, tomando parte en batallas en las Tierras de

las Discordia, para después fundar una de las más recientes compañías libres del este, los

Hijos del Viento.

En la mayor parte de su historia, la esclavitud era abiertamente practicada en Pentos, y

los barcos Pentoshi tenían un rol importante en el comercio de esclavos. Varios siglos

antes, esto trajo a la ciudad un conflicto con su vecino del norte, Braavos, la ―hija

bastarda de Valyria,‖ fundada por una flota de esclavos que habían escapado. Dentro

del curso de los últimos doscientos años, no menos de seis guerras se llevaron a cabo

entre estas dos ciudades por dicho conflicto (y, se debe recalcar, por control sobre las

ricas tierras y aguas que yacen entre ellas).

Cuatro de estas guerras terminaron con la victoria de los Braavosi y la rendición de los

Pentoshi. La última de ellas concluyó noventa y un años atrás, fue tan mala para Pentos

que no menos de cuatro príncipes fueron elegidos y sacrificados dentro del lapso de un

año. El quinto candidato en esta sucesión sangrienta, el Príncipe Nevio Narratys,

convenció a los magísteres a pedir la paz después de una excepcional victoria- la cual,

se dice que Nevio se adjudicó a través de sobornos. En los acuerdos de paz, Pentos se

vio obligada a hacer ciertas concesiones, la más notable fue la abolición de la esclavitud

y el retiro del comercio de esclavos.

Hasta el día de hoy estas disposiciones continúan siendo una ley en Pentos, aunque

ciertas personas han notado que algunos barcos Pentoshi evaden la prohibición en

contra del comercio de esclavos portando banderas Lysenas o Myrenses, mientras que

en la ciudad hay miles de ―sirvientes libres‖ quienes parecen ser esclavos en todo menos
en el nombre, ya que los marcan y les ponen collares como a sus homólogos en Lys,

Myr y Tyrosh. Por ley, estos sirvientes son mujeres y hombres libres, con el derecho de

negar su servicio como ellos deseen… siempre y cuando no estén en deuda con sus

amos. Sin embargo, casi todos ellos lo están, ya que el valor de su fuerza de trabajo es a

menudo menor que los costos de la comida, ropa y vivienda que les es provista por

aquellos a quienes sirven, por lo que su deuda crece con el tiempo en lugar de

disminuir.

Una disposición adicional de los acuerdos de paz entre Braavos y Pentos limita a los

Pentoshi a tener no más de veinte navíos de guerra, prohibiéndoles también el

contratar mercenarios, establecer contratos con las compañías libres o mantener un

ejército a parte de la guardia de la ciudad. Sin duda esta es una de las razones por las

que los Pentoshi ahora son notablemente menos combatientes que los pueblos de

Tyrosh, Myr y Lys. A pesar de sus enormes muros, Pentos es vista a menudo como la

más vulnerable de las Ciudades Libres.

Por dichas razones, sus magísteres han adoptado una actitud conciliadora no solo para

con las otras Ciudades Libres si no también con los Dothraki, los Señores de los

Caballos, cultivando una frágil amistad con una serie de fuertes Khals a lo largo de los

años, regocijándoles con regalos de lujo y cofres de oro a cualquiera que trajera su

khalasar al este del Rhoyne.

VOLANTIS

Las más grandes, ricas y poderosas de las nueve Ciudades Libres son Braavos y

Volantis. Poseen una curiosa conexión entre ellas, ya que en muchas formas son

opuestas la una de la otra. Braavos está ubicada en el norte de Essos, y Volantis en el

sur; Volantis es la más antigua de las Ciudades Libres, Braavos es la más reciente;

Braavos fue fundada por esclavos, mientras que Volantis está construida sobre huesos
de esclavos; Braavos tiene un gran poder sobre el mar, y Volantis lo posee sobre la

tierra. Y sus historias fueron profundamente marcadas por el Feudo Franco de Valyria.

Vieja y orgullosa, Antigua Volantis- como frecuentemente es llamada la cuidad –se

extiende a través de una de las cuatro desembocaduras del Rhoyne, donde este

poderoso rio fluye hasta llegar al Mar del Verano. Los distritos más antiguos de la

ciudad yacen en la orilla este, los más recientes en la orilla oeste, pero incluso dichas

áreas recientes de Volantis tienen muchos siglos de antigüedad. Las dos mitades de la

ciudad están conectadas por el Puente Largo.

El corazón de la Antigua Volantis es la ciudad-dentro-de-la-ciudad- un inmenso

laberinto de antiguos palacios, patios, torres, templos, conventos, bodegas, todas

dentro del ovalado Muro Negro construido por el Feudo Franco de Valyria en sus

primeros años de expansión. Sesenta metros de alto, y lo suficientemente ancha para

que seis carruajes de cuatro caballos compitan en su cima (como se lleva a cabo cada

año para celebrar la fundación de la ciudad), esta muralla está hecha de piedras negras,

más duras que el metal o diamante. Dichas piedras son el testimonio del origen de

Volantis como un puesto militar.

Solo a aquellos que pueden trazar su linaje hasta la Antigua Volantis se les permite

habitar dentro del Muro Negro; a ningún esclavo, liberto, o extranjero se le permite

poner un pie dentro sin la expresa invitación de un vástago de la Antigua Sangre.

En el primer siglo de su existencia, Volantis era poco más que un puesto militar

establecido para proteger los bordes del imperio Valyrio, sin habitantes salvo por

soldados de su guarnición. De vez en cuando los señores dragón descendían para

encontrarse con enviados de las ciudades Rhoynar que se encuentran rio arriba. Con el

tiempo, tabernas y establos comenzaron a establecerse fuera del Muro Negro, al igual
que barcos mercantes comenzaron a llegar.

Algunos de la Antigua Sangre de Volantis aun adoran a los dioses de Valyria, pero su fe

mayormente se encuentra dentro del Muro Negro. Afuera, el dios rojo R‘hllor es adorado por

muchos, especialmente entre los esclavos y libertos de la ciudad. Se dice que el Templo del

Señor de la Luz en Volantis es el más grande del mundo; en ―Restos de los Señores Dragón‖,

Archimaestre Gramyon asegura que es tres veces más grande que el Gran Septo de Baelor.

Todos los que sirven dentro de este poderoso templo son esclavos, comprados como niños y

entrenados para convertirse en sacerdotes, prostitutas de templo, o guerreros; estos usan las

llamas de su ardiente dios como tatuajes sobre sus rostros. Se dice poco acerca de los

guerreros, pero se sabe que son llamados Mano Llameante, y nunca sobrepasan ni son menos

de mil miembros.

Bendecidos con un magnifico puerto natural y una ubicación ideal en una de las

desembocaduras del Rhoyne, Volantis comenzó a crecer rápidamente. Casas, tiendas, y

posadas se establecieron en la orilla este del rio y en las colinas que se encontraban más

allá del Muro Negro, mientras que en la orilla oeste del Rhoyne los extranjeros, libertos,

mercenarios, criminales y demás tenían su propia ciudad, donde la fornicación,

embriaguez, y el asesinato dominaba, y eunucos, piratas, ladrones y nigromantes se

mezclaban libremente.

Con el tiempo, aquella ciudad sin ley en la orilla oeste se convirtió en el lugar ideal para

la delincuencia y la depravación, de tal modo que los Triarcas no tuvieron más opción

que enviar sus soldados-esclavos para restablecer el orden y la decencia. Sin embargo

las fuertes mareas y corrientes traicioneras hacían los cruces difíciles, por lo que

después de algunos años, el triarca Vhalaso el Generoso ordenó la construcción de un

puente a través del Rhoyne, uniendo así las dos orillas.

Esas mismas mareas y corrientes, además de la anchura del rio, hicieron de la


construcción una tarea épica, requiriendo más de cuarenta años y mucho millones de

honorarios. El triarca Vhalaso no vivió para ver lo que habia sembrado…. pero una vez

terminado, el Puente Largo no tenía rival salvo por el Puente del Sueño en la ciudad-

festival Rhoynar de Chroyane. Suficientemente fuerte para soportar el peso de miles

elefantes (o eso aseguran), el Puente Largo de Volantis, hoy en día, es el puente más

largo en todo el mundo conocido. Lomas Pasolargo la nombro como una de las nueve

maravillas creadas por el hombre en su libro del mismo título.

Durante gran parte de sus primeros años de historia, Volantis se beneficia del comercio

entre Valyria y los Rhoynar, volviéndose cada vez más próspera y poderosa… mientras

que Sarhoy, la antigua y hermosa ciudad Rhoynar que previamente había dominado

aquel comercio, sufrió un correspondiente declive. Inevitablemente, eso desembocó e

un conflicto entre las dos ciudades. La larga serie de guerras que siguieron, de las

cuales los detalles han sido mencionados en otra parte, culminaron con la total

destrucción de las ciudades del Rhoyne y la huida de Nymeria y sus diez mil barcos.

Aunque los señores dragón de Valyria ganaron, es correcto decir que Volantis fue el

principal beneficiado. Hoy en día lo único que queda de Sarhoy son sus ruinas, un

desolado y embrujado lugar, mientras que Volantis, con su Puente Largo, Muro Negro y

un gran puerto, se encuentra entre las más grandes ciudades del mundo.

Dentro del Muro Negro, Volantinos de la Antigua Sangre aún mantienen la corte en los

antiguos palacios, atendidos por una multitud de esclavos. Fuera se pueden encontrar

extranjeros, libertos, y señores de baja cuna de un centenar de naciones. Navegantes y

comerciantes abarrotan los mercados y puertos de la ciudad, junto con los esclavos. Se

dice que en Volantis hay cinco esclavos por cada hombre libre - una desproporción

numérica igualada solo por las antiguas ciudades Ghiscari de la Bahía de los Esclavos.

La costumbre en Volantis es que las caras de todo los esclavos tienen que estar
tatuadas- marcados de por vida para mostrar su condición, llevando para siempre esa

carga del pasado, incluso aunque sean liberados. El estilo de los tatuajes son muchos.

Los soldados-esclavos de Volantis llevan rayas de tigre de color verde sobre sus rostros,

las cuales denotan su rango; las prostitutas son marcadas por una sola gota debajo de

su ojo derecho; los esclavos que recogen el estiércol de los caballos y elefantes llevan

moscas tatuadas; los bufones llevan su cara tatuada de varios colores; conductores de

los hathays, las carrozas tiradas por los pequeños elefantes de Volantis, son marcados

con ruedas en sus rostros.


Marcas de esclavos de Volantis.

Volantis es un feudo, y todas las personas libres y poseedoras de tierra tienen voz en el
gobierno de la ciudad. Tres Triarcas son elegidos anualmente para administrar sus

leyes, comandar sus flotas y ejércitos, y compartir día a día el gobierno de la ciudad. La

elección de los Triarcas ocurre sobre el pasar de diez días, en un proceso que es tanto

festivo como tumultuoso. En siglos recientes, el cargo ha sido denominado por dos

facciones competitivas, conocidas como los tigres y los elefantes, aunque son nombres

no oficiales.

Los partidarios de varios candidatos- y de cada facción –se reúnen en nombre de sus

líderes elegidos, para ganar el favor de la población. A todos las personas libres dueñas

de tierras- incluso mujeres –se les concede un voto. Aunque el proceso para algunos

forasteros es caótico al punto de la locura, el cargo es otorgado pacíficamente en la

mayoría de las ocasiones.

Después de que la Maldición consumiera Valyria y las Tierras del Largo Verano,

Volantis reclamó su derecho de gobernar sobre las otras colonias Valyrias alrededor del

mundo. Tal era el poder de la ―Primera Hija‖ que por un tiempo tuvo éxito en

establecer hegemonía sobre algunas de las Ciudades Libres durante los Años

Sangrientos. Eventualmente, el Imperio Volantino se colapsó sobre su propio peso,

derribado por la alianza de ciudades hermanas que aún permanecían libres y la

rebelión de aquellos que habían subyugado.


Muchos Volantinos se consideran a sí mismo como los sucesores naturales y por derecho de los

señores de los dragones de la Antigua Valyria, deseando alcanzar la dominación sobre las

otras Ciudades Libres y a su debido tiempo, del mundo. Los tigres abogan por la dominación a

través de la guerra y la conquista, mientras que los elefantes prefieren una política de

comercio y el crecimiento de sus riquezas.

Desde entonces, los elefantes- la más pacíficas de las facciones Volantinas –han

dominado la elección anual del cargo de triarca. Sin embargo, años de expansión bajo el

gobierno de los tigres le dieron a Volantis el control sobre ciudades menores, entre las

más notables se encuentran los grandes ―pueblos‖ del rio, Volon Therys, Valysar, y

Selhoys (cada una más grande y poblada que Desembarco del Rey o Antigua). Los

Volantinos también controlan el Rhoyne hasta la afluente del rio Selhoru, y mantienen

un control balanceado sobre la Costa Naranja al oeste. Estas tierras son protegidas por

soldados-esclavos contra los Dothraki, quienes a veces ponen a prueba las defensas

Volantinas, y de las otras Ciudades Libres, las cuales intentan crecer a costa de su

ciudad hermana.
Aunque las elecciones Volantinas son en su mayor parte pacíficas, ha habido significativas

excepciones. ―Diarios de Nysseos Qoheros‖ contiene un reporte del Triarca Horonno, quien

había sido triarca por cuarenta años consecutivos, ya que fue un gran héroe durante los Años

Sangrientos. Después de su cuadragésima elección, se declaró a sí mismo como triarca de por

vida, y aunque los Volantinos lo amaban, no lo hacían lo suficiente como para ver sus antiguas

costumbres y leyes usurpadas por su arrogancia. No mucho después, fue capturado por los

alborotadores, despojado de su rango y título, siendo destrozado por los elefantes de guerra

mientras estos tiraban de sus extremidades.

La ejecución del triarca Horonno.

BRAAVOS

En el extremo noroccidental de Essos, donde se unen el Mar de los Escalofríos y el Mar

Angosto, la Ciudad Libre de Braavos se yergue sobre sus famosas ―cien islas‖ en medio

de una laguna de aguas salobres y poco profundas envueltas por la niebla.

Braavos, la más joven de las Nueve Ciudades Libres, es también la más adinerada, y

muy probablemente la más poderosa. Fue fundada por esclavos fugitivos, y sus

humildes comienzos se originaron tras el simple deseo de libertad. Durante gran parte

de su temprana historia, su condición secreta hizo que pasara desapercibida para el

resto del mundo. Pero con el tiempo prosperó, emergiendo como una potencia casi

inigualable.

No hay príncipes ni reyes rigiendo Braavos, donde el gobierno le pertenece al Señor del

Mar, elegido de entre los ciudadanos por los magísteres y portadores de llaves de la

ciudad mediante un complejo proceso de elección que se mantiene en secreto. Desde su

enorme palacio junto al agua, el Señor del Mar gobierna una flota de navíos de guerra

de primera y una flota mercantil cuyos cascos y velas púrpuras son reconocidos en los

puertos de todo el mundo conocido.


Braavos fue fundada por fugitivos de una gran caravana de navíos esclavistas—que iba

en camino desde Valyria hasta una nueva colonia en Sothoryos—quienes se alzaron en

una sangrienta rebelión, tomaron el control de las naves en las que estaban siendo

transportados, y huyeron ―al confín más alejado del mundo‖ para escapar de sus

antiguos amos. Sabiendo que serían cazados, los esclavos decidieron alejarse de su

destino previsto y navegaron al norte en vez de al sur, buscando un refugio lo más

alejado posible de Valyria y sus represalias. Las historias Braavosi afirman que un

grupo de mujeres esclavas, de las distantes tierras de Jogos Nhai, profetizaron el lugar

donde encontrarían refugio: una apartada laguna tras una muralla de colinas

recubiertas de pinos y piedras de mar, donde las frecuentes neblinas servirían para

ocultar a los fugitivos de la vista de los señores dragón que sobrevolaran por el lugar. Y

exactamente eso fue lo que sucedió. Estas mujeres eran sacerdotisas, llamadas

Cantantes Lunares, y hasta el día de hoy el Templo de las Cantantes Lunares es el más

grande de Braavos.

Dado que los esclavos fugitivos procedían de diferentes tierras y profesaban diferentes

religiones, los fundadores de Braavos decidieron crear un lugar donde todos los dioses

fueran reverenciados, y además decretaron que ningún dios seria honrado por sobre los

demás. Eran un pueblo diverso, conformado por Ándalos, Isleños del Verano, Ghiscari,

Naathi, Rhoynar, Ibbeneses, Sarnoris, incluso deudores y criminales de pura sangre

Valyria. Algunos habían sido entrenados en armas para servir como guardias y

soldados; otros eran esclavos de cama, cuyo arte consistía en dar placer. Había varios

tipos de esclavos domésticos entre ellos: tutores, niñeras, cocineros, mozos de cuadra y

mayordomos. Otros eran habilidosos artesanos: carpinteros, herreros, albañiles y

tejedores. Algunos eran pescadores, algunos peones, algunos esclavos de galeras, y

muchos eran simples trabajadores. Los nuevos libertos hablaban muchas lenguas, así
que el idioma de sus antiguos maestros—el Valyrio—se convirtió en su lenguaje común.

Y debido a que habían arriesgado sus vidas en nombre de la libertad, las madres y

padres de la nueva ciudad prometieron que ningún hombre, mujer, o niño en Braavos

sería jamás un esclavo, una propiedad o un sirviente. Esta es la Primera Ley de Braavos,

grabada en piedra en el arco que se extiende sobre el Canal Largo. Desde ese entonces,

los Señores del Mar de Braavos se han opuesto a la esclavitud en todas sus formas y han

peleado más de una guerra en contra de los esclavistas y sus aliados.

La laguna donde los fugitivos encontraron refugio parecía, a simple vista, un lugar

lúgubre y poco atractivo lleno de marismas, bajíos causados por la marea, y pantanos

de agua salada, pero estaba bien escondida tras las islas adyacentes y los pilares

marinos, y a menudo envuelta por la niebla, incluso desde arriba. Además, en sus aguas

salobres abundaban los peces y mariscos de todo tipo, las islas donde se refugiaron

estaban cubiertas de densos bosques, y el hierro, estaño, plomo, pizarra, y otros

materiales útiles podían encontrarse cerca en tierra firme. Aún más importante, la

laguna estaba alejada y casi nadie la visitaba; aunque los esclavos fugitivos ya estaban

cansados de escapar, la mayoría aún temía ser recapturado.

En las sombras, Braavos creció y prosperó. Granjas, casas, y templos brotaron a lo largo

de las pequeñas islas, mientras los pescadores cosechaban las riquezas de la gran

laguna y de los mares aledaños. Entre los mariscos que los Braavosi descubrieron había

cierto tipo de caracol marino, emparentado con aquellos que habían hecho a Tyrosh y

sus tintes ricos y famosos. El caracol producía un tinte de un color púrpura oscuro. Para

cambiar el aspecto de las naves que habían robado, los capitanes Braavosi teñían sus

velas de este color cada vez que navegaban fuera de la laguna. Procurando evitar las

naves y ciudades Valyrias en la medida de lo posible, los Braavosi empezaron a

comerciar con Ib, y después con los Siete Reinos. Sin embargo, por mucho tiempo las
naves mercantes de Braavos llevaron cartas de navegación falsas y respondían con

ingeniosos engaños cuando se les preguntaba por su procedencia. En consecuencia, por

más de un siglo, Braavos fue conocida como la Ciudad Secreta.

El Señor del Mar Uhtero Zalyne le puso fin a esta clandestinidad, enviando sus barcos a

cada rincón del mundo para proclamar la existencia y ubicación de Braavos, e invitar a

todos los hombres de todas las naciones para celebrar el 111er (centésimo décimo

primer) festival por la fundación de la ciudad. Para ese entonces todos los esclavos

fugitivos originales habían muerto, junto con sus antiguos amos. Aun así, varios años

antes, Uthero había enviado emisarios del Banco de Hierro a Valyria para despejar el

camino para lo que llegó a ser conocido como el Develamiento o el

Desenmascaramiento de Uthero. Los señores dragón demostraron tener poco interés

en los descendientes de esclavos que habían escapado un siglo atrás, y el Banco de

Hierro les pagó generosas indemnizaciones a los nietos de los dueños de los navíos que

los fundadores habían incautado y navegado (pero se negaron a pagar por el valor de

los propios esclavos).

El Titán de Braavos. (Crédito de ilustración 171)


De este modo se logró un acuerdo. El aniversario del Develamiento es celebrado cada

año en Braavos durante diez días de festejo y bailes de máscaras—un festival como

ningún otro en todo el mundo conocido, que culmina a medianoche del décimo día,

cuando el Titán ruge y decenas de miles de bailarines y celebrantes se quitan las

máscaras al unísono.

A pesar de sus humildes orígenes, Braavos no sólo se ha convertido en la más adinerada

de las Ciudades Libres, sino también en la más inexpugnable. Volantis podrá tener su

Muro Negro, pero Braavos tiene una muralla de navíos como ninguna otra ciudad en el

mundo posee. Lomas Pasolargo se maravilló ante el Titán de Braavos—la gran

Fortaleza de piedra y bronce con la forma de un guerrero que vigila la entrada hacia la

laguna—pero la verdadera maravilla es el Arsenal. Allí, una de las galeras de guerra con

casco púrpura de Braavos puede ser construida en un solo día. Todas las embarcaciones

son construidas siguiendo el mismo diseño, de modo que todas las partes puedan ser

preparadas con antelación, y experimentados armeros trabajan sobre diferentes

secciones de la embarcación de forma simultánea para acelerar el trabajo. Organizar tal

hazaña de ingeniería no tiene precedentes; para entender la magnitud de tal labor tan

sólo hace falta inspeccionar cuan ruidosa y confusa es la construcción en los astilleros

de Antigua.

No obstante, sería una locura no hablar sobre el Titán. Con su orgullosa cabeza y ojos

de fuego lo observa todo desde cerca de ciento ochenta metros de altura sobre el mar, el

Titán es una fortaleza de una clase nunca antes vista, moldeada en la forma de un

enorme gigante parado sobre dos montañas submarinas. Las piernas y la parte baja del

torso del Titán son de granito negro, originalmente eran un arco natural de roca, pero

fue esculpido y modelado por tres generaciones de escultores y canteros, y envuelto en

una falda plisada de bronce; por encima de la cintura, el coloso es de bronce, y su


cabello está hecho con cáñamo teñido de verde. Cuando es visto desde el mar por

primera vez, el Titán es una visión aterradora. Sus ojos son inmensos fuegos que sirven

como faros, iluminando el camino para las naves que regresan a la laguna. Dentro de su

cuerpo de bronce existen salas y cámaras, matacanes y aspilleras, de modo que

cualquier embarcación que se atreva a forzar su entrada seguramente sería destruida.

Las naves enemigas pueden ser fácilmente dirigidas contra las rocas por los vigilantes

dentro del Titán, y se puede soltar piedras y calderos con brea ardiente sobre las

cubiertas de cualquier barco que intente pasar entre las piernas del Titán sin permiso.

Sin embargo, esto rara vez ha sido necesario; desde el Siglo de Sangre ningún enemigo

ha sido tan imprudente como para intentar provocar la ira del Titán.

El Banco de Hierro de Braavos (Crédito de ilustración 172)

Hoy en día, Braavos es uno de los puertos más grandes del mundo y recibe naves

mercantes de todas partes de todas las naciones (excepto las esclavistas). Dentro de la

enrome laguna, las naves Braavosi atracan en el magnífico Puerto Púrpura, ubicado

cerca del Palacio del Señor del Mar. Otras embarcaciones deben usar el Puerto del
Trapero, un puerto más mísero y tosco en todos los sentidos. Aun así, hay tanta riqueza

en Braavos que las naves llegan para comerciar desde tan lejos como Qarth o las Islas

del Verano.

Braavos también es hogar de uno de los bancos más poderosos del mundo, cuyos

orígenes se remontan a los inicios de la ciudad, cuando algunos de los fugitivos

decidieron esconder todos sus objetos de valor en una mina de hierro abandonada, para

mantenerlos a salvo de los ladrones y piratas. A medida que la ciudad crecía y

prosperaba, los conductos y cámaras de la mina empezaron a llenarse. En vez de dejar

su tesoro bajo tierra, los Braavosi más adinerados empezaron a realizar préstamos a sus

hermanos menos afortunados.

Y así fue como nació el Banco de Hierro de Braavos, cuyo renombre (o infamia, como se

escucha decir a algunos) ahora se extiende por todos los rincones del mundo conocido.

Innumerables reyes, príncipes, arcontes, triarcas, y mercaderes viajan desde los

confines del mundo esperando obtener préstamos de las fuertemente custodiadas

bóvedas del Banco de Hierro.

Se dice que el Banco de Hierro siempre obtiene lo que le pertenece. Aquellos que toman

prestado algo de los Braavosi y dejan de pagar su deuda, a menudo encuentran razones

para lamentar tan disparatada decisión, ya que el Banco es conocido por derrocar a

señores y príncipes, y también se rumorea que envía asesinos en contra de aquellos que

no ha podido deponer (aunque esto nunca ha podido ser probado).


Braavos es una ciudad construida sobre barro y arena, donde uno nunca está a más que

unos pocos metros sobre el agua. Algunos dicen que la ciudad tiene más canales que

calles. Esto es una exageración, aunque no podemos negar que la forma más rápida de

moverse en la ciudad es sobre el agua, en uno de los incontables botes serpiente que

surcan los canales, en vez de viajar a pie a través de un laberinto de calles, callejones, y

puentes. Se ven estanques y fuentes por todo Braavos, celebrando los lazos de la ciudad

con el mar y las ―murallas de madera‖ que la defienden. Las aguas salobres de la laguna

que rodean las ―cien islas‖ son fuente de gran parte de la riqueza de la ciudad,

produciendo ostras, anguilas, cangrejos, cigalas, almejas, rayas, y muchos tipos de

peces.

Sin embargo, las aguas que nutren y protegen a Braavos también son las que la ponen

en peligro; ya que durante los últimos dos siglos se ha vuelto evidente que algunas de

las islas de la ciudad se están hundiendo debido al peso de las edificaciones que las

cubren. De hecho, la parte más vieja de la ciudad, ubicada al norte del Puerto del

Trapero, ya se ha hundido, y ahora es conocida como la Ciudad Ahogada. Aun así,

todavía existen algunos Braavosi, de la clase más pobre, habitando las torres y pisos

superiores de las edificaciones medio sumergidas.

"Los Orígenes del Banco de Hierro de Braavos" del Archimaestre Matthar ofrece un relato

detallado de la historia y los acuerdos del banco, o al menos de lo que se pudo descubrir; el

banco es famoso por su discreción y confidencialidad. Matthar cuenta que los fundadores del

Banco de Hierro eran veintitrés: dieciséis hombres y siete mujeres, cada uno de los cuales

poseía una llave de las enormes bóvedas subterráneas. Sus descendientes, cuyo número ahora

excede los mil, son conocidos como los Portadores de las Llaves hasta el día de hoy, aunque las

llaves que muestran con tanto orgullo durante ocasiones formales ahora sólo son

ceremoniales. Algunas de las familias fundadoras de Braavos declinaron con el tiempo, y unas
pocas perdieron toda su riqueza, aun así los más mezquinos aún se aferran a sus llaves y a los

honores que vienen con ellas.

Sin embargo, el Banco de Hierro no sólo es gobernado por los Portadores de las Llaves. Hoy

en día, algunas de las familias más adineradas y poderosas de Braavos son de renombre más

reciente, aun así los líderes de estas familias poseen acciones en el banco, se sientan en sus

concilios secretos, y tienen voz al seleccionar a los hombres que han de presidirlos. Como

muchos forasteros han observado, en Braavos las monedas doradas valen más que las llaves

de hierro. Los enviados del Banco cruzan el mundo, a menudo a bordo de una de sus propias

naves, y mercaderes, señores, y hasta reyes tratan con ellos casi como iguales.

El distrito de los templos de Braavos. (Crédito de ilustración 173)

Braavos es una ciudad reconocida por su arquitectura: el amplio Palacio del Señor del

Mar, con su magnífica colección de bestias y aves exóticas procedentes de todas partes

del mundo; el imponente Palacio de Justicia; el magnífico Templo de las Cantantes

Lunares; el acueducto que los Braavosi llaman el Río de agua dulce, el cual transporta

el agua fresca necesaria desde la parte continental de Essos (ya que el agua de los

canales es salobre, lodosa, y demasiado sucia para beberla, debido a los desechos

arrojados en ella por los habitantes de la ciudad); las torres de los portadores de las

llaves y familias nobles; y la Casa de las Manos Rojas, un inmenso hospicio y centro de

curación. Entre estas nobles estructuras se encuentran incontables tiendas, burdeles,

posadas, tabernas, casas gremiales, y tenderetes de mercaderes. A lo largo de las calles

y puentes se alzan estatuas de antiguos Señores del Mar, legisladores, navegantes,

guerreros, hasta poetas, bardos, y cortesanas.

Los templos de Braavos también son muy famosos, y algunos son verdaderas maravillas

dignas de admiración. El Templo de las Cantantes Lunares es el más importante de


estos, ya que los Braavosi tienen una particular reverencia por esta deidad, como

mencionamos anteriormente. El Padre de la Aguas es casi igual de venerado; su templo

acuoso es reconstruido cada año durante sus días festivos. El Señor de la Luz, el rojo

R‘hllor, también tiene un gran templo en Braavos, debido a que sus adoradores se han

vuelto cada vez más numerosos en los últimos cien años.

Como descendientes de un centenar de pueblos diferentes, los Braavosi honran a un

centenar de dioses diferentes. Todos los grandes dioses poseen templos, pero en lo

profundo del corazón de la ciudad se puede encontrar la Isla de los Dioses, donde

incluso el menor de los dioses tiene su templo. El Septo-más-allá-del-Mar y sus

septones y septas ofrecen culto diario a los Siete para los marineros de los barcos

provenientes de los Siete Reinos que llegan a Braavos para comerciar.

En Braavos, hombres y mujeres de los más alejados rincones del mundo pueden

sentarse juntos, como han hecho durante cientos de años, para comer, beber y contar

historias. Se dice que todos son bienvenidos en la Ciudad Secreta.

Muchas de las cortesanas de Braavos son celebradas en las canciones y la historia, y algunas

han llegado a ser inmortalizadas en bronce o mármol. En los Siete Reinos, la más famosa e

infame de estas fue la Perla Negra. La primera mujer en portar aquel nombre era la capitana

y reina pirata Bellegere Otherys, quien reinó brevemente como una de las nueve amantes del

Rey Aegon IV Targaryen, quien le dio una hija bastarda, Bellenora, la segunda Perla Negra,

una famosa cortesana aclamada por los bardos de sus tiempos como la mujer más bella de

todo el mundo. Sus descendientes también se convirtieron en cortesanas, cada una de ellas

conocida en su tiempo como la Perla Negra, y cada una llevando un poco de la sangre del

dragón en sus venas hasta el día de hoy.

También debemos mencionar que las cortesanas de Braavos son reconocidas en todo el

mundo, si bien todas son mujeres libres, a diferencia de las más famosas bellezas de los
jardines de placer de Lys o los burdeles de Volantis. Su arte no sólo se restringe al

dormitorio, su ingenio y porte las vuelven muy codiciadas entre los comerciantes más

ricos, los capitanes más audaces, y los más distinguidos visitantes. Portadores de las

llaves, señores, y príncipes buscan sus favores. Las más famosas cortesanas toman

nombres poéticos que suman a su encanto y misterio. Los bardos compiten por su

patrocinio, mientras que los jaques con sus delgadas espadas a menudo realizan duelos

a muerte en el nombre de alguna de ellas.

El capitán Pilman de Lannisport, le entregó a la Ciudadela un informe de un duelo de

danzarines del agua. En este nos dice que los danzarines del agua parecen apenas rozar la

superficie del agua, pero tan sólo es una ilusión causada por la oscuridad, ya que sus duelos

siempre ocurren durante la noche. No obstante, el capitán insistió en que nunca había visto

nada que se le compare en cuanto a elegancia o habilidad.

Las monedas de los Hombres sin Rostro de Braavos (frente y reverso). (Crédito de
ilustración 174)

El dominio de la espada de los jaques de la Ciudad Secreta es tan famoso como la

belleza de las cortesanas. Casi sin armadura, y blandiendo espadas delgadas y

puntiagudas, estos guerreros de las calles practican un estilo de combate veloz y mortal.

Los mejores jaques se llaman a sí mismos danzarines del agua, dada la costumbre de

enfrentarse en duelo sobre el Estanque de la Luna cerca del Palacio del Señor del Mar;

se afirma que los verdaderos danzarines del agua pueden combatir y matar sobre la

superficie del estanque sin perturbar la quietud del agua.

Aunque se puede encontrar muchos excelentes espadachines entre los jaques y los

danzarines del agua, por tradición el mejor entre todos ellos es la Primera Espada,

quien comanda la guardia personal del Señor del Mar y protege su persona en los

eventos públicos. Una vez elegido, el Señor del Mar sirve de por vida. Inevitablemente,

siempre existen aquellos que quieren acortar esa vida con el propósito de efectuar

cambios en la política. A través de los siglos, las Primeras Espadas han peleado muchos

célebres duelos, han tomado parte en docenas de guerras, y han salvado la vida de

veintenas de Señores del Mar, ya sea para bien o para mal.

Ningún relato sobre Braavos estaría completo sin mencionar a los Hombres sin Rostro.

Envuelta en misterio y rumores, se dice que esta sociedad secreta de asesinos es más antigua

que la propia Braavos, con orígenes que se remontan a Valyria en el apogeo de su gloria. Sin

embargo, poco es sabido con certeza acerca de estos asesinos.


MAS ALLA DE LAS CIUDADES LIBRES

¿Conocemos todas las tierras y razas que existen en este mundo? Seguramente no.

Nuestros mapas tienen sus límites, e incluso los mejores de ellos nos dejan tantas

preguntas como respuestas acerca de las lejanas tierras del este, mostrando espacios en

blanco de los cuales no tenemos conocimiento. Sin embargo, puede sernos de provecho

discutir ciertas cosas de esos lugares que sí conocemos, aunque su comercio con los

Siete Reinos es menor comparado con el de las Ciudades Libres.

LAS ISLAS DEL VERANO

Al sur de Poniente, en las azules aguas profundas del Mar del Verano, se encuentran las

Islas del Verano bañadas por el cálido sol. Más de cincuenta islas conforman este verde

archipiélago. Algunas son tan pequeñas que un hombre puede cruzarlas en una hora,

pero Jhala, la más grande las islas, se extiende más de mil kilómetros de punta a punta.

Debajo de sus imponentes montañas verdes hay vastos bosques, junglas, playas de

arena verde y negra, caudalosos ríos infestado cocodrilos monstruosos, y valles fértiles.
Walano y Omboru, aunque son de la mitad de tamaño que Jhala, son más grandes que

todas las islas de los Peldaños de Piedra combinadas.

Las Islas del Verano.

Flores de miles de diferentes especies florecen en las Islas del Verano, llenando el aire

con su aroma. Los arboles están llenos de frutas exóticas, y una variedad de coloridas

aves raras surcan los cielos. De sus plumas los isleños fabrican sus fabulosas capas. Por

debajo de los bosques tropicales merodean panteras manchadas más grandes que

cualquier león, y manadas de delgados lobos rojos. Tribus de monos se columpian por

las ramas de los árboles. También se pueden encontrar simios: los ―ancianos rojos‖ de

Omboru, pieles de plata en las montañas de Jhala, acosadores de la noche en Walano.

Los isleños son gente morena, cabello y ojos negros, de piel tan marrón como la corteza

de los árboles o tan negra como azabache pulido. Durante gran parte de su historia,

vivieron en aislamiento del resto del mundo. Sus primeros mapas, tallados en los

famosos Árboles Parlantes de la ciudad de Árboles Altos, no muestran tierras excepto

por las mismas islas, rodeadas por un vasto océano que abarca todo el mundo. Como

isleños, se adentraron al mar en los primeros días del nacer de su civilización, primero

en barcas a remo, luego, en grandes naves más rápidas con velas de cáñamo tejido, pero

pocos se aventuraron más allá de la vista de sus propias costas… y los que lo hicieron,

no siempre regresaron.

Lomas Pasolargo, quien visito las Islas del Verano en busca de maravillas, apunta que

los sabios de las islas aclaman que, una vez sus ancestros llegaron a la costa occidental

de Sothoryos, fundando ciudades allí, solo para que fuesen abrumadas y destruidas por

las mismas fuerzas que posteriormente acabaron con asentamientos Ghiscari y Valyrios

en aquel peligroso continente. Los archivos de la Ciudadela contienen pocas crónicas

antiguas de Valyria, pero ninguna habla acerca de estas supuestas ciudades, y hay
maestres quienes dudan acerca de la verdad de estas aclamaciones.

El primer contacto registrado entre las Islas del Verano y el vasto mundo, ocurrió en los

años del Viejo Imperio Ghiscari. Una embarcación mercante Ghiscari arribo en Walano

después de haber sido arrastrados por una tormenta, solo para huir aterrorizados a la

primera vista de los habitantes, a los cuales los Ghiscari tomaron por demonios con piel

negra quemada por los fuegos del infierno. Después de aquello, navegantes Ghiscari

tomaron precauciones para estar bien alejados de la Isla del Demonio, como

nombraron a Walano en sus mapas; no tenían idea de la existencia de Omboru, Jhala o

islas menores.

Este contacto tuvo un profundo efecto sobre las Islas del Verano, ya que probó que

otras personas vivían en tierras más allá de sus orillas. Así su curiosidad (y avaricia)

despertó, el príncipe de las islas comenzó a construir embarcaciones más grandes y

resistentes, capaces de cargar suficiente provisiones para cruzar grandes distancias e

incluso para soportar la más fiera de las tormentas. Malthar Xaq, príncipe de la

pequeña isla de Koj, fue el más grande de estos constructores de barcos, y es recordado

como Malthar Jinete del Viento y Malthar el Cartógrafo.

Una nueva era de exploración y comercio comenzó cuando las grandes embarcaciones

recorrían los mares, enviados por Malthar y los demás príncipes. Algunos no

regresaron, otros sí. Naath, Islas del Basilisco, la costa norte de Sothoryos, y tanto la

costa sur de Poniente y como Essos fueron visitadas, y, en menos de medio siglo, había

crecido un próspero comercio entre las Islas del Verano y el Feudo Franco de Valyria.

Las islas carecían de hierro, estaño y otros metales, pero en ellas abundaban las piedras

preciosas (esmeraldas, rubís, zafiros, perlas y muchas más), las especias (nuez

moscada, canela, pimienta) y la madera. Los monos, simios, panteras y loros

despertaron el interés de los señores dragón. Madera de sangre, ébano, caoba, majagua,
nudos, aurocorazón y otras maderas raras y preciosas eran igualmente muy requeridas

por los Valyrios, al igual que vino de palma, frutas y plumas.

Los Valyrios ofrecían oro por esclavos. Antes, al igual que ahora, los isleños eran

personas hermosas, altas, fuertes y rápidas para aprender. Estas cualidades atrajeron a

piratas y esclavistas de Valyria, Islas del Basilisco y Vieja Ghis. Los asaltantes cayeron

en pueblos pacíficos esclavizando a todos los aldeanos.

Niños del Verano del Maestre Gallard sigue siendo una fuente importante de la historia

de las Islas del Verano. Gran parte de su historia- la cual era incomprendida por el

hecho de que gran parte de su historia fue registrada en versos muy formales y

complicados –ha quedado bastante clara por sus exhaustivos esfuerzos. Aunque aún

quedan ciertas controversias- las dudas de Mollo acerca de la cronología de Gallard

acerca de los primeros príncipes de Walano son un ejemplo- no existe mejor trabajo

que el de Gallard acerca de estos acontecimientos.

Las historias talladas en los Arboles Parlantes nos dicen que estos ―Años de Vergüenza‖

perduraron por casi dos siglos, hasta que una mujer guerrera llamada Xanda Qo (quien

había sido esclavizada por un tiempo), Princesa del Valle del Loto Dulce, unificó todas

las islas bajo su régimen y puso fin a esto.


Ya que el hierro era escaso y costoso en las islas, poco se conocía acerca de armaduras,

y las lanzas cortas y largas tradicionales entre los isleños habían demostrado ser poco

eficaces contra las espadas y hachas de acero de los esclavistas, por lo que Xanda Qo

armó a sus marineros con arcos de aurocorazón, una madera que solo se encuentra en

Jhala y Omboru. Estos magníficos arcos eran muy superiores comparados con los arcos

que tenían los esclavistas, y podían lanzar una flecha lo suficientemente lejos como

para perforar el cuero e incluso armaduras de acero.

Un barco cisne de las Islas del Verano.

Para darles a sus arqueros una sólida plataforma desde la cual apuntar y disparar,

Xanda Qo construyo barcos más grandes que los antes vistos en el Mar del Verano-

altos y elegantes barcos, construidos sin nada más que un solo clavo y la madera

especial de las islas, e incluso reforzándolos con magia, por lo que los barcos de los

esclavistas sufrían daños considerables al impactar contra los de los isleños. Tan

rápidos como fuertes, sus barcos estaban a menudo dotados de altas proas, esculpidas

en la forma de aves y bestias. Estos ―cuellos de cisne‖ se ganaron el nombre de ―barcos

cisne.‖

Aunque les llevó la mayor parte de una generación, los isleños, liderados por la hija de

la princesa Xanda (y posterior sucesora) Chatana Qo, la Flecha de Jhahar, en última

instancia prevaleció en lo que se llegó a conocer como las Guerras de los Esclavistas.

Aunque la unidad de las islas no sobrevivió a su propio reinado (ya que la Flecha se

casó imprudentemente y no gobernó tan bien como había luchado) incluso ahora los

esclavistas huyen a la vista de un barco cisne, ya que se sabe que cada uno de estas

magnificas embarcaciones lleva letales arqueros equipados con arcos de aurocorazón.

En estos días se estima que los arqueros (y arqueras) de las Islas del Verano son los

mejores del mundo. Sus arcos no se comparan con los arcos comunes, debido a que los
príncipes de las islas han prohibido la exportación de madera de aurocorazón desde la

Guerra de los Esclavistas; los únicos arcos capaces de superar a los de los isleños son

los arcos hechos de huesodragon, y estos son extremadamente raros.

A algunos isleños que tienen el deseo de conocer el vasto mundo se los conoce por

servir como arqueros y piratas mercenarios. Otros se han unido a los piratas de las Islas

del Basilisco; se sabe que algunos se convirtieron en capitanes de mal renombre de

cuyos hechos se hablan con temor en puertos tan distantes como Qarth y Antigua. Los

isleños han destacado entre las compañías libres de las Tierras de la Discordia como

guardias de los sequitos de los príncipes mercaderes de las Ciudades Libres, o como

luchadores en las arenas de las ciudades esclavistas, Astapor, Yunkai y Meeren… pero a

pesar de su indudable valor y habilidad con las armas, no son un pueblo guerrero.

Los isleños jamás han invadido ninguna tierra más allá de sus orillas ni tratado de

conquistar algún pueblo extranjero. Sus grandes barcos navegan más lejos y más rápido

que cualquier embarcación, hasta los confines de la tierra, y aun así los príncipes de las

Islas del Verano no poseen barcos de guerra, prefiriendo el comercio y la exploración a

la conquista.

A lo largo de su historia, las Islas del Verano han estado bajo el régimen de un

gobernante nada más de media docena de veces, y nunca por mucho. Hoy en día, cada

uno de las islas menores tiene su propio gobernante, conocido como príncipe o princesa

en la Lengua Común; las islas más grandes (Jhala, Omboru y Walano) a menudo tienen

muchos príncipes rivales.

No obstante, las islas en general son un lugar pacifico. Tales guerras que tienen lugar en

las islas son vistas como un tipo de ritual, con batallas que se asemejan a torneos, en el

que los grupos de guerreros se reúnen en los campos de batalla, elegidos y consagrados

con anticipación por sus sacerdotes. Combaten con lanzas, hondas y escudos de
madera, así como sus antepasados lo hicieron cinco mil años antes; los arcos de

aurocorazón utilizados por los arqueros de las islas contra sus enemigos del otro lado

del mar nunca son usados contra su propia gente, ya que esto ha sido prohibido por su

dios.

Las guerras en las Islas del Verano muy pocas veces duran más de un día, sin causar

daño más que a los guerreros. Las cosechas no son destruidas, las casas no son

quemadas, las ciudades no son saqueadas, los niños no son heridos, las mujeres no son

violadas (aunque las mujeres guerreras a menudo pelean hombro con hombro con los

hombres). Incluso los príncipes derrotados no son asesinados ni desfigurados, aunque

deben dejar sus casas y asentamientos para pasar el resto de sus días en exilio.

A pesar de que Jhala es la más grande de las Islas del Verano, Walano es la que tiene

más habitantes. Allí se puede encontrar Ultimo Lamento, con su gran puerto, la

soñolienta Punta de Loto, y Árboles Altos, donde sacerdotisas con vestidos de plumas

tallan canciones e historias en los enormes troncos de los árboles que bañan con su

sombra a la ciudad. En estos Árboles Parlantes se puede leer toda la historia de las Islas

del Verano, junto con los mandamientos de mucho de sus dioses y las leyes por las que

se rigen.

LAS DEMAS ISLAS DEL VERANO

Mientras Jhala, Walano, y Omboru dominan el archipiélago, un número de islas más

pequeñas merecen ser mencionadas:

Las Piedras Cantantes, al oeste de las principales islas, poseen picos dentados plagados

de agujeros que producen una música extraña cuando sopla el viento.

Cabeza de Piedra se encuentra más al norte que las demás islas, y es claramente trabajo

de los hombres; el lado norte de esta roca ceñida por el mar ha sido tallado a semejanza
de un dios olvidado. Este rostro es el último que ven mientras los isleños navegan hacia

el norte, en dirección a Poniente.

Koj, que una vez fue la casa de Malthar el Cartógrafo, aun cuenta con los mejores

barcos del archipiélago. Tres cuartas partes de los famosos barcos cisne de los isleños

son construidos en Koj, y el Palacio de Perlas, asentamiento del Príncipe de Koj, es

famoso por su colección de gráficos y mapas.

Abulu, una pequeña y desolada isla al noreste de Walano, sirvió por más de dos años

como el asentamiento de Nymeria y su pueblo. Los príncipes de la isla rehusaron

permitirle quedarse en las islas más grandes, por miedo de despertar la ira de Valyria.

Debido a que la mayoría de personas que estaban con Nymeria eran mujeres, Abulu se

conocida como Isla de las Mujeres, nombre que aún mantiene hoy en día.

Enfermedades, hambre, y redadas de esclavos azotaron a los Rhoynar, hasta que

finalmente Nymeria llevo sus diez mil barcos de regreso al mar en busca de un nuevo

refugio. Sin embargo, unos pocos miles de su pueblo eligieron quedarse y sus

descendientes permaneces en la Isla de las Mujeres hasta este día.

Aunque una veintena de dioses grandes y pequeños son honrados en las Islas del

Verano, una reverencia especial se muestra al dios y la diosa del amor, la belleza y la

fertilidad. La unión entre el hombre y la mujer es sagrada para estas deidades; unidos

en este acto de culto, los isleños creen que los hombres y las mujeres honran a los

dioses que los crearon. Sean ricos o pobres, hombres o mujeres, de alta o baja cuna, se

espera que todos los isleños del verano habiten durante un tiempo en los templos del

amor que salpican las islas, compartiendo sus cuerpos con cualquiera que pueda

desearlos.

La mayoría sirve a los dioses por no más de un año, pero los que se consideran los más

bellos, compasivos y más expertos permanecen. En Braavos serían llamados


cortesanos, mientras que en Desembarco del Rey se pensaría que no son más que

sexoservidores, pero en Jhala, Walano, Omboru, y las otras islas estos sacerdotes y

sacerdotisas son muy apreciados, ya que aquí se considera que la entrega de placer

carnal es un arte tan digno de respeto como la música, la escultura o la danza.

Hoy en día es común ver isleños de verano en Antigua y en Desembarco del Rey, y las

naves cisne con sus velas como nubes ondulantes atraviesan todos los mares de la

tierra. Marineros audaces, sus capitanes desprecian navegar junto a las costas como

otros marinos, y prefieren atacar sin miedo las profundidades del océano, lejos de la

vista de la tierra. Hay ciertos indicios de que los exploradores de Koj bien pueden haber

mapeado las costas occidentales de Sothoryos hasta el fin del mundo y descubierto

tierras extrañas y pueblos aún más extraños mucho más al sur, o a través de las

infinitas aguas del mar del Ocaso... pero la verdad estos cuentos la conocen sólo los

príncipes de las islas y los capitanes que les sirven.

El culto de una isla del verano en un templo del amor.

NAATH
Al noroeste de Sothoryos, en el Mar del Verano, se encuentra la misteriosa isla de

Naath, conocida antiguamente como la Isla de las Mariposas. Los nativos de la isla son

una raza hermosa y gentil, con caras redondas y planas, piel morena y grandes ojos

claros de color ámbar, a menudo salpicados de oro. El Pueblo Pacifico, es como los

naathis son llamados por los marineros, ya que ellos no pelean ni siquiera en defensa

de sus hogares y personas. Los naathis no matan, ni siquiera las bestias del campo y del

bosque; comen fruta, no carne, y hacen música, no guerra.

El dios de la Naath es llamado el Dios de la Armonía, que se muestra a menudo como

un gigante riendo, barbudo y desnudo, siempre con la presencia de enjambres de

delgadas doncellas con alas de mariposa. Un centenar de variedades de mariposas

revolotean alrededor de la isla; los naathis las veneran como mensajeros de su Dios,

encargadas de la protección de su pueblo. Tal vez hay algo de verdad en estas leyendas,

pues mientras la naturaleza dócil de los naathis parece tener su isla lista para ser

conquistada, los extranjeros de más allá del mar no viven mucho tiempo en la Isla de

las Mariposas.
Los ghiscari se apoderaron de la isla tres veces en los días del Antiguo Imperio; los

valyrios levantaron una fortaleza allí, cuyas paredes de rocadragón fundida aún se

pueden ver; una compañía de aventureros volantinos una vez construyo una ciudad

comercial, con empalizadas de madera y colonias de esclavos; corsarios de las Islas del

Basilisco han desembarcado en Naath innumerables veces. Y sin embargo, ninguno de

estos invasores sobrevivió, y los naathis afirman que ninguno duró más de un año, para

algunos un humor maligno acecha en el aire de esta isla encantada, y todos aquellos

que se quedan mucho tiempo en Naath pronto sucumben. La fiebre es el primer signo

de esta plaga, seguido de espasmos dolorosos que hacen que parezca como si las
víctimas estuvieran bailando salvajemente y sin control. En la última etapa, los

afligidos sudan sangre, y su carne se desprende de sus huesos.

Los naathis aparentemente son inmunes a la enfermedad.

Las mariposas de Naath

El Archimaestre Ebrose, que ha hecho un estudio de todos los casos conocidos de la

enfermedad, cree que se transmite por las mariposas que el Pueblo Pacifico venera. Por

esta razón, la enfermedad es llamada a menudo fiebre de mariposa. Algunos creen que

la fiebre se contagia sólo por un tipo particular de mariposa (una gran especie blanca y

negra, con alas tan grandes como la mano de un hombre es la preferida por Ebrose),

pero esto sigue siendo una conjetura.

Ya sea que las mariposas de Naath son verdaderas sirvientas del Dios de la Armonía, o

no sean más que insectos comunes como sus primas en los Siete Reinos, es muy posible

que los naathis no estén equivocados en considerarlas sus guardianas.

Es triste decirlo, los corsarios que rondan los mares alrededor Naath hace mucho

tiempo se enteraron de que las posibilidades de morir por la fiebre de la mariposa eran

bajas con tal de que no se quedaran en la isla más que un par de horas... y se reducen

más aún si sólo desembarcan por la noche, pues las mariposas son criaturas del día que

aman el rocío de la mañana y el sol de la tarde. Así que los esclavistas de las Islas del

Basilisco muchas veces caen sobre Naath durante la oscuridad de la noche, para

llevarse aldeas enteras a la esclavitud. Se dice que el Pueblo Pacifico siempre tiene

buenos precios, porque son tan inteligentes como amables, y de hermoso aspecto, y

rápidos en aprender obediencia. Se ha informado de que una casa de almohada en Lys

es famosa por sus niñas naathis, que se visten con trajes de sedas diáfanas y adornadas

con alas de mariposa alegremente pintadas.

Tales ataques se han vuelto tan frecuentes desde el Siglo de Sangre que el Pueblo
Pacifico ha abandonado en gran parte sus propias costas, se mueve hacia el interior de

las colinas y los bosques, en los que es más difícil para los traficantes de esclavos

encontrarlos. Por lo tanto las bellas artesanías, las sedas brillantes y los delicados vinos

especiados de la Isla de las Mariposas se ven cada vez menos en los mercados de los

Siete Reinos y las Nueve Ciudades Libres.

LAS ISLAS DEL BASILISCO

Al este de Naath, la larga cadena de islas conocidas como las Islas del Basilisco no

podría ser más diferente. Llamadas así por las bestias feroces que alguna vez las

infestaban, las Islas del Basilisco han sido durante largos siglos la llaga supurante del

Mar del Verano, habitadas únicamente por corsarios, piratas, comerciantes de esclavos,

mercenarios, asesinos y monstruos, lo peor de la humanidad. Se dice que vienen de

todas las tierras bajo el sol, porque sólo aquí pueden estos hombres tener la esperanza

de encontrar a otros de su misma calaña.

La vida en las Islas del Basilisco es desagradable, brutal y a menudo corta. Calientes y

húmedas, y con enjambres de moscas que pican, pulgas de arena, y larvas de mosquito,

estas islas siempre han demostrado ser especialmente poco saludables para el hombre y

las bestias por igual. Ruinas encontradas en la Isla de las Lágrimas, la Isla de los sapos,

y la Isla Hacha sugieren alguna civilización antigua, pero poco se sabe ahora de estos

hombres desaparecidos de la Edad del Amanecer. Si alguno todavía sobrevivía cuando

los primeros corsarios se asentaron en las islas, pronto fue pasado por el cuchillo, así

que ahora ya no queda rastro de ellos... salvo quizás en la Isla de los sapos, como

veremos en breve.

La mayor de las Islas del Basilisco es la Isla de las Lágrimas, donde empinados valles y

pantanos negros se esconden entre retorcidas colinas escarpadas y pedregosas, rocas

azotadas por el viento. En su costa sur se encuentran las ruinas rotas de una ciudad.
Fundada por el Antiguo Imperio de Ghis, fue conocida como Gorgai durante casi dos

siglos (o tal vez cuatro, hay una cierta controversia), hasta que los señores dragón de

Valyria la capturaron durante la Tercera Guerra Ghiscari y le cambiaron el nombre a

Gogossos.

Con el nombre que fuera, era un mal lugar. Los señores dragón enviaron a sus peores

criminales a la Isla de las Lágrimas a vivir sus vidas en trabajos forzados. En los

calabozos de Gogossos, los torturadores idearon nuevos tormentos. En los pozos de

carne, se practicaba magia de sangre del tipo más oscuro, y las bestias se apareaban con

esclavas para dar a luz a retorcidos niños medio-humanos.

La infame Gogossos sobrevivió incluso a la Maldición. Durante el Siglo de Sangre, esta

oscura ciudad creció rica y poderosa. Algunos la llamaban la Décima Ciudad Libre,

aunque su riqueza se construyó a base de esclavos y hechicería. Sus mercados de

esclavos llegaron a ser tan famosos como los de las antiguas ciudades ghiscari en la

Bahía de los Esclavos. Setenta y siete años después de la Maldición de Valyria, sin

embargo, se dice que su hedor llegó hasta las narices de los dioses, y una terrible plaga

surgió de las colonias de esclavos de Gogossos. A continuación la Muerte Roja barrió la

Isla de las Lágrimas, y luego el resto de las Islas del Basilisco. Nueve de cada diez

hombres murieron gritando, sangrando copiosamente por todos los orificios, y su piel

hecha jirones como el pergamino húmedo.

Durante el siglo siguiente, las Islas del Basilisco fueron rechazadas. No fue hasta la

llegada de los corsarios que los hombres regresaron a las islas una vez más. El pirata

qarthiense Xandarro Xhore fue el primero en plantar su blasón allí, utilizando las

piedras que encontró en la Isla Hacha irguió una sombría fortaleza negra por encima de

su fondeadero. Los hombres de la Hermandad de los Huesos pronto lo siguieron,

estableciéndose en el extremo occidental de la cadena, en la Isla de las Moscas. Desde


estas bases, Xandarro y la Hermandad estaban perfectamente situados para acosar a

los barcos mercantes que rodeaban los restos rotos y humeantes de la península valyria.

Dentro de medio siglo, casi cada una de las Islas del Basiliscos era el hogar de un nido

de corsarios.

En nuestros días, la Hermandad de los Huesos fue olvidada hace mucho tiempo, y todo

lo que queda de Xandarro Xhore es la fortaleza que dejó en la Isla Hacha, pero los

corsarios todavía rondan las Islas del Basilisco. Al parecer una vez cada generación, se

envían flotas a las islas para limpiar los mares de estos parásitos. Los volantinos han

sido especialmente diligentes en este sentido, a menudo en alianza con una o más de las

otras Ciudades Libres. Algunos de estos ataques han terminado en fracaso cuando los

corsarios siendo precavidos, escapan. Otras, más hábilmente dirigidas, han tenido

cientos de ahorcados y veintenas de buques incautados, hundidos o pasados por la

antorcha. Una terminó en la infamia, cuando el capitán lyseno Saathos Saan, al mando

de la flota enviada a destruir las fortalezas corsarias, se convirtió en pirata y reinó como

Rey de las Islas del Basilisco durante treinta años.

No importa el resultado de estos esfuerzos, los corsarios siempre reanudan sus

depredaciones después de un tiempo. Sus pueblos brotan como hongos, sólo para ser

abandonados el año siguiente, o el que le sigue, olvidados hasta pudrirse y hundirse en

el barro y limo sobre los que se levantaron. Puerto Saqueo, es el más famoso de ellos, es

celebrado por más de una canción e historia, y sin embargo, no se encuentra en ningún

mapa... por la razón buena y suficiente de que ha habido por lo menos una docena de

Puertos Saqueo, en muchas de las islas. Cada vez que uno se destruye, otro se funda,

sólo para ser abandonado a su vez. Lo mismo pasa con Pocilga, Cuchillada de la Puta,

Pudín Negro, y las otras guaridas de piratas, cada una más vil y más infame que la

anterior.
Algunas de las Islas del Basilisco tienen ciertos aspectos únicos que merecen ser mencionados:

Garra, una gran isla con forma de garra al norte de la Isla de las Lágrimas, es un laberinto de

cuevas profundas, la mayoría de ellas habitada y fortificada. Esta isla sirve como un mercado

de esclavos para los corsarios, donde mantienen a los cautivos hasta que puedan ser vendidos

o (menos frecuentemente) rescatados. Es también el hogar de Playa del Trueque, donde los

piratas comercian entre sí.

En la Isla de los Sapos se puede encontrar un antiguo ídolo, una grasienta piedra negra

toscamente tallada con la apariencia de un sapo gigante de aspecto maligno, de unos cuarenta

pies de altura. Algunos de los habitantes de esta isla son considerados descendientes de los que

tallaron el Sapo de Piedra, porque sus rostros tienen un desagradable aspecto de pez, y muchos

tienen sus manos y sus pies palmeados. De ser así, ellos son el único vestigio superviviente de

esta raza olvidada.

Muchos de los corsarios se aferran a la espantosa costumbre de adornar los cascos y mástiles

de sus barcos con cabezas cortadas, para infundir miedo a sus enemigos. Las cabezas cuelgan

de cuerdas de cáñamo hasta que toda la carne se ha podrido, después de lo cual se sustituyen

por otras nuevas. Sin embargo, en lugar de entregar los cráneos al mar, los corsarios los

lanzan a la Isla Calavera, como ofrenda a un dios oscuro. Así es como grandes montones de

cráneos amarillentos pueden verse alineados en las costas de esta pequeña, azotada por el

viento y deshabitada roca.

Corsarios: La plaga de las Islas del Basilisco.


SOTHORYOS

Los hombres han sabido de la existencia de las vastas y salvajes tierras del sur desde

que los primeros de su raza se hicieron a la mar en barcos, ya que solo la anchura del

Mar del Verano separa Sothoryos de las civilizaciones antiguas y las grandes ciudades

de Essos y Westeros. Los Ghiscari establecieron puestos de avanzada en sus orillas

norteñas en los días del Viejo Imperio. Fueron ellos quienes erigieron la ciudad

amurallada de Zamettar en la desembocadura del río Zamoyos, y construyeron la

lúgubre prisión colonial de Gorosh en Punta Wyvern. Los aventureros qarthnienses,

ávidos de riquezas, peinaron las costas orientales de Sothoryos en busca de oro, gemas

y marfil. Los Isleños del Verano hicieron lo mismo en el oeste. Los señores feudales de

Valyria establecieron colonias en Punta del Basilisco tres veces: la primera fue

destruida por los Hombres Manchados, la segunda fue arrasada por la peste, y la

tercera fue abandonada cuando los señores dragón capturaron Zamettar en la Cuarta

Guerra Ghiscari.

Sin embargo, aún no podemos proclamar tener un gran conocimiento de Sothoryos. Su

interior aún es un misterio para nosotros, cubierto de impenetrables junglas, donde

yacen antiguas ciudades en ruinas llenas de fantasmas al lado de enormes y lentos ríos.

Hacia el sur de Punta del Basilisco, después de unos pocos días de navegación, la forma

de sus costas continúa siendo desconocida (puede ser que los Isleños del Verano hayan

explorado y mapeado esas orillas, pero guardan celosamente sus cartas náuticas y no

comparten tales conocimientos).

Las colonias asentadas aquí se marchitan y mueren; únicamente Zamettar perduró más

de una generación, y hoy hasta esta gran ciudad de antaño es una ruina embrujada que

poco a poco va siendo reclamada por la selva. Esclavistas, comerciantes y cazadores de

tesoros han visitado Sothoryos a lo largo de los siglos, pero solamente los más valientes
se atreven a aventurarse más allá de sus enclaves y guarniciones costeras para explorar

los misterios del vasto interior del continente. Aquellos que osan hacerlo

frecuentemente se adentran en el follaje para no volver a ser vistos jamás.

Aún no sabemos el verdadero tamaño de Sothoryos. Los mapas qarthenos lo ilustraban

como una isla del doble del tamaño de Gran Moraq, pero sus barcos mercantes, que se

aventuraban cada vez más al sur de las costas orientales, nunca fueron capaces de

encontrar su final. Los Ghiscari, quienes colonizaron Zamettar y Gorosh, creían que

Sothoryos era tan grande como Poniente. Jaenara Belaerys voló en su dragón, Terrax,

más al sur de lo que ningún hombre o mujer jamás había hecho, buscando los mares

ardientes y los ríos humeantes de las leyendas, pero sólo encontró interminables

junglas, desiertos y montañas. Ella volvió al Feudo Franco después de tres años para

declarar que Sothoryos era tan grande como Essos, ―una tierra sin final‖.

Sin importar cuál sea su verdadera extensión, el continente sureño es un lugar

insalubre, cuyo aire está lleno de humores fétidos y miasmas. Ya hemos visto como le

fue a Nymeria cuando intentó instalar a su pueblo allí. Furúnculos sanguinolentos,

Fiebre Verde, Dulce Podredumbre, Coronilla de Bronce, la Muerte Roja, Psoriagris,

Pierna-marrón, Hueso-agusanado, Escorbuto, Ojo-purulento y Encía-amarillenta son

solo algunas de las enfermedades que se pueden encontrar aquí, muchas de ellas tan

virulentas que se sabe que arrasaron asentamientos enteros. Los estudios del

Archimaestre Ebrosem de siglos de relatos de viajeros, sugieren que nueve de cada diez

hombres de Poniente que visiten Sothoryos sufrirán una o más de esas enfermedades, y

casi la mitad morirá.

Las enfermedades no son el único peligro que aquellos que buscan conocer esta tierra

verde y húmeda deberán enfrentar. Enormes cocodrilos acechan bajo la superficie del

Zamoyos y son conocidos por haber volcado barcos, nadando desde abajo para poder
devorar a sus ocupantes mientras estos se debaten en el agua. Otros riachuelos están

infestados por bancos de peces carnívoros capaces de arrancar la carne de los huesos de

un hombre en cuestión de minutos. Hay moscas picadoras, serpientes venenosas,

avispas y gusanos que ponen sus huevos bajo la piel de caballos, cerdos y humanos sin

hacer distinción. Son encontrados grandes números de basiliscos grandes y pequeños

en Punta Basilisco, algunos del doble del tamaño de un león. Se dice que en el bosque al

sur de Yeen hay simios que empequeñecerían al más grande de los gigantes, tan

poderosos que podrían matar a un elefante de un sólo golpe.

Más al sur se encuentra la región conocida como el Infierno Verde, donde se dice que

viven bestias aún más aterradoras. Allí, si se puede confiar en los relatos, hay cavernas

llenas de pálidos y blancos murciélagos-vampiro capaces de chupar la sangre de un

hombre en pocos minutos. Los lagartos tatuados acechan en las junglas, persiguiendo a

sus presas y desgarrando su carne con las largas garras curvadas de sus poderosas patas

traseras. Serpientes de quince metros se deslizan a través de la maleza y arañas

moteadas tejen sus telas de araña entre los enormes árboles.

Los más terribles de todos son los wyverns, los tiranos de los cielos sureños, con sus

enormes alas que parecen de cuero, sus crueles picos y su hambre insaciable. Parientes

cercanos de los dragones, los wyverns no pueden escupir fuego, pero superan a sus

primos en ferocidad y los igualan en todos los otros aspectos a excepción del tamaño.

Los wyverns manchados, con sus distintivas escamas de color blanco y jade, crecen

hasta contar con nueve metros de ancho. Se dice que los wyverns de los pantanos

pueden llegar a alcanzar tamaños aún mayores, pero son perezosos por naturaleza y

rara vez se alejan de sus madrigueras. Los Vientre Marrón, no mucho más grandes que
un mono, son incluso más peligrosos que sus parientes de mayor tamaño, pues cazan

en bandos de cien o más. No obstante, los más temidos de todos son los ala sombreada,

unos monstros nocturnos cuyas escalas y alas negras los hacen invisibles… hasta que se

abalanzan desde la oscuridad para destrozar a sus presas.

No es de sorprender que Sothoryos esté escasamente poblado cuando comparado con

Poniente o Essos. Un grupo de pequeños pueblos mercantes se extiende por la costa

norte – pueblos de barro y sangre, como algunos dicen: mojados y húmedos y llenos de

miseria, donde aventureros, pícaros, exiliados y putas de las Ciudades Libres y de los

Siete Reinos vienen a buscar fortuna.

En la obra "Dragones, Anfípteros, y Wyverns", del Septón Barth, se especula que los magos de

sangre de Valyria usaban wyverns para crear dragones. Aunque los magos de sangre eran

acusados de haber experimentado demasiado con sus artes antinaturales, esta afirmación es

considerada inverosímil por la mayor parte de los maestres, entre ellos, el Maestre Vanyon,

cuyo libro Contra lo Antinatural contiene ciertas pruebas de que los dragones existían en

Poniente desde los primeros tiempos, antes de que Valyria se alzase y se volviese una potencia.

Sin duda existen fortunas escondidas en medio de las junglas y pantanos y en los

sombríos ríos bañados por el sol del sur, pero por cada hombre que encuentra oro,

perlas, piedras preciosas o especias, hay cien que solo encuentran la muerte. Los

corsarios de las Islas del Basilisco saquean esos lugares, llevándose cautivos y

confinándolos en Talon y en la Isla de las Lágrimas antes de venderlos en los mercados

de humanos de la Bahía de los Esclavos, o en las casas de placer de Lys. Y cuanto más al

sur de la costa uno viaja, más salvajes y primitivas se vuelven las razas nativas.

Los Sothory‘i son criaturas de constitución grande, con músculos masivos, brazos

largos, frentes protuberantes, mandíbulas pesadas y áspero pelo negro. Sus narices

anchas y achatadas recuerdan a hocicos, y su piel, gruesa y con manchas marrones y


blancas parece más porcina que humana. Las mujeres Sothory‘i sólo pueden

reproducirse con hombres Sothory‘i; cuando se emparejan con hombres de Essos o

Westeros, solo dan a luz niños muertos, muchos de ellos horriblemente malformados.

Los Sothory‘i que viven más cerca del mar han aprendido a hablar la lengua del

comercio. Los Ghiscari los consideran demasiado duros de mollera para ser buenos

esclavos, pero son buenos luchadores. Más al sur, los límites de la civilización

desaparecen, y los Hombres Manchados se vuelven aún más salvajes y bárbaros. Estos

Sothory‘i adoran a dioses oscuros con ritos obscenos. Muchos son caníbales, y muchos

más son necrófagos; cuando no pueden darse un festín con la carne de sus enemigos o

de extraños, se comen a sus propios muertos. Algunos dicen que antiguamente aquí

había otras razas, pueblos olvidados que fueron destruidos, devorados o expulsados por

los Hombres Manchados. Es común escuchar historias de hombres-lagarto, ciudades

perdidas, y cavernícolas sin ojos, pero no existe ninguna prueba que atestigüe su

veracidad.

Maestres y eruditos le han dado vueltas al mayor de los enigmas de Sothoryos, la antigua

ciudad de Yeen. Una ruina más vieja que el propio tiempo, construida de aceitosa piedra

negra, en bloques masivos tan pesados que sería necesaria una docena de elefantes para
moverlos, Yeen ha permanecido desolada durante cientos de años, y sin embargo, la jungla

que la rodea por todos los lados apenas la ha tocado. (―Una ciudad tan funesta que ni la selva

entra en ella,‖ se supone que dijo Nymeria al posar sus ojos sobre ella, si las historias son

ciertas). Cada intento de reconstruir o reubicar Yeen acabó en horror.

Ruinas de Sothoryos.

LAS PRADERAS

Más allá del Bosque de Qohor, Essos da paso a una vasta expansión de planicies

azotadas por el viento, suaves colinas onduladas, fértiles valles fluviales, enormes lagos

azules y estepas interminables donde la hierba crece tan alta que alcanza la cabeza de

un caballo. Las praderas se extienden por más de 3.500 kilómetros desde el Bosque de

Qohor al oeste hasta las altísimas montañas conocidas como los Huesos.

Fue aquí, entre la hierba, donde nació la civilización en la Edad del Amanecer. Hace

más de diez mil años, cuando Poniente no era más que una tierra salvaje, habitada

únicamente por los gigantes y los niños del bosque, los primeros pueblos de verdad

surgieron junto a la ribera del río Sarne y a una miríada de afluentes suyos que

alimentaban su serpenteante curso en dirección al norte, al Mar de los Escalofríos.

Las historias de aquellos días se han perdido; algo triste de decir, ya que los reinos de

las praderas han ido y venido, y cambiado en gran medida, antes de que la raza humana

se alfabetizara. Sólo nos quedan las leyendas. A partir de ellas sabemos de las Reinas

Pescadoras, que gobernaban las tierras adyacentes al Mar Plateado – el gran mar

interior en el corazón de las praderas – desde un palacio flotante que se movía

incansablemente de orilla a orilla.

Han sobrevivido suficientes relatos como para convencer a los maestres de la pasada

existencia del Mar Plateado, a pesar de que, debido a la disminución de las lluvias a lo largo de

los siglos, se ha reducido a tal grado de que hoy quedan solamente tres grandes lagos donde
una vez sus aguas brillaban al sol.

Las Reinas Pescadoras eran sabias, benevolentes y favorecidas por los dioses, según nos

han contado, y reyes, lords y hombres sabios buscaban el palacio flotante para pedirles

consejo. Más allá de sus dominios, sin embargo, otros pueblos se alzaron y cayeron, y

batallaron, luchando por un lugar al sol. Algunos maestres creen que los Primeros

Hombres tuvieron su origen aquí, antes de empezar la larga migración hacia occidente

que los llevó a Poniente a través del Brazo de Dorne. Tal vez también los Ándalos

surgieron en los fértiles campos al sur del Mar Plateado. También se cuentan historias

de los Hombres Peludos, una raza de salvajes guerreros greñudos que entraban en

batalla montados en unicornios. A pesar de ser más grandes que los Ibeneses de hoy en

día, probablemente estos hayan sido sus antepasados. Hemos escuchado también de la

ciudad perdida de Lyber, donde los acólitos de una diosa araña y un dios serpiente

luchaban una sangrienta e interminable guerra. Al este de esta ciudad se erigían los

reinos de los centauros, mitad hombres y mitad caballos.

Al noreste se erigían las orgullosas ciudades-estado que los Qaathi levantaron; en los

bosques del norte, a lo largo de las orillas del Mar de los Escalofríos, yacían los

dominios de los caminantes de los bosques, unas gentes diminutas que, según creían

muchos maestres, tenían algún parentesco con los niños del bosque. Entre ellos podían

ser encontrados los reinos de las colinas de los Cymmeri; los Gipps con sus largas

piernas, sus escudos de mimbre y su rígido pelo color lima; y los Zoqora, con su piel

marrón y sus claras cabelleras, quienes entraban en batalla montados en carros.

Muchos de estos pueblos no existen en la actualidad, sus ciudades fueron quemadas y

enterradas, sus dioses y héroes olvidados. De las ciudades Qaathi, solo resta Qarth,

soñando con glorias pasadas al lado de las celosamente guardadas Puertas de Jade, las
cuales unen el Mar de Verano con el Mar de Jade. Las demás fueron extinguidas,

empujadas al exilio, o conquistadas e incorporadas a los pueblos que los sucedieron.

Poniente reconoce a sus conquistadores como los Sarnori, porque en aquel entonces su

reino incluía todas las tierras bañadas por el Sarne y sus afluentes, así como por los tres

grandes lagos que eran todo lo que quedaba del decreciente Mar Plateado. Se llamaban

a sí mismos los Altos Hombres (en su propia lengua los Tagaez Fen). Eran, al igual que

los Zoqora, de extremidades largas y piel marrón, aunque su cabello y sus ojos eran

negros como la noche. Eran guerreros, hechiceros y eruditos, y trazaban su

descendencia hasta el rey-héroe que ellos conocían como Huzhor Amai (el Increíble),

hijo de la última de las Reinas Pescadoras, quien tomó como esposas a las hijas de los

grandes lords y reyes de los Gipps, los Cymmeri y los Zoqora, uniendo a los tres pueblos

bajo su mandato. Se cuenta que su esposa Zoqora conducía su carro, que su esposa

Cymer hizo su armadura (pues los de su pueblo fueron los primeros en trabajar el

hierro), y que él mismo usaba una gran capa hecha de la piel de uno de los reyes de los

Hombres Peludos.

El arquimaestre Hagerdon ha elaborado la teoría de que los centauros no eran más que

guerreros montados, como percibieron las tribus vecinas que aún no habían aprendido a

domar y montar caballos. Esta teoría ha encontrado gran aceptación en la Ciudadela, a pesar

de los supuestos ―esqueletos de centauros‖ que aparecían en exhibiciones grotescas de vez en

cuando.

Un hombre así puede haber existido o puede no haberlo hecho, pero nadie puede dudar

de la gloria de los Altos Hombres en su época. Fueron un pueblo guerrero y orgulloso

que rara vez se unió bajo un único dirigente, pero sus reinos dominaros las praderas

occidentales, desde el bosque de Qohor hasta las orillas más orientales del desaparecido

Mar Plateado, y aún cerca de treinta kilómetros más allá. Sus resplandecientes ciudades
estaban desparramadas como joyas sobre un manto de terciopelo verde, brillando bajo

la luz del sol y las estrellas. La mayor de sus ciudades era Sarnath, de la de las Altas

Torres, donde el Rey Supremo vivía en su fabuloso Palacio de Los Cien Cuartos.

Los reyes menores de los Sarnori estaban sujetos por leyes y costumbres al Rey Supremo, pero

en realidad muy pocos de los Reyes Supremos ejerció alguna vez verdadero poder.

Más al este estaba Kasath, la Ciudad de las Caravanas; Sathar, la Ciudad Cascada, en la

unión de dos ramas del Sarne; Gornath junto al Lago, con sus canales; Sallosh al lado

de la Orilla de Plata, Ciudad de Eruditos, con su vasta biblioteca y sus Paredes Pintadas.

Corriente abajo, donde el Sarne giraba hacia el norte, las prósperas ciudades fluviales

de Rathylar, Hornorh y Kyth abastecían los barcos que navegaban por sus profundas

aguas azules. En ese lugar también se alzaba Mardosh, la Ciudad de los Soldados,

conocida como Mardosh la Inconquistable. En el delta donde el Sarne de dividía y

desembocaba en el Mar de los Escalofríos, se podían encontrar las ciudades portuarias

de Saath (al oeste) y Sarys (al este).

El Reino de Sarnor (así llamado, aunque se jactaba de tener a dos reyes rivales) estuvo

entre las mayores civilizaciones conocidas por más de dos mil años, sin embargo,

mucho de lo que sabemos de ellas viene únicamente de fragmentos de su historia (cuya

mayor parte se perdió), más específicamente de los Anales de Verano y de Invierno, y

de los registros escritos de Qarth, la Bahía de los Esclavos y las Ciudades Libres. Los

comerciantes Sarnori viajaron a Valyria y a Yi Ti, a Leng y Asshai. Los barcos Sarnori

navegaron por el Mar de los Escalofríos hasta Ib, las Mil Islas y el Lejano Mossovy. Los

reyes Sarnori lucharon contra los Qaathi y contra el Antiguo Imperio de Ghis, y

lideraron muchas incursiones contra los grupos nómadas de los hombres de los

caballos que vagaban por la región oriental de las estepas.


Sus jinetes usaban acero y seda de araña y montaban yeguas negras como el carbón,

mientras que sus más importantes guerreros entraban en batalla encima de carros con

guadañas tirados por caballos rojos como la sangre (generalmente montados por sus

esposas o hijas, pues era costumbre entre los Sarnori que los hombres y las mujeres

fueran juntos a la guerra).

La gloria de Sarnath la de las Altas Torres era celebrada incluso en Poniente, y Lomas

Pasolargo incluyó el Palacio de los Cien Cuartos entre las nueve Maravillas Construidas

por el Hombre.

Hoy, sin embargo, el Reino de Sarnor está en gran parte olvidado, y hay muchos en

Poniente, incluyendo estudiosos de la Ciudadela, que saben poco y nada de su larga y

orgullosa historia. Todas sus torres han caído, sus ciudades están arruinadas y

abandonadas, y la maleza y las hierbas venenosas crecen donde una vez se encontraron

sus granjas, pueblos y plantaciones. Las tierras que una vez dominaron están hoy en día

escasamente pobladas y son atravesadas apenas por los khalasars errantes de los

señores de los caballos Dothraki y por aquellas caravanas cuyo paso es permitido por

los khals y que cruzan las praderas lentamente desde las Ciudades Libres hasta Vaes

Dothrak y la Madre de las Montañas.

Los viajeros llaman a estos parajes las Tierras Embrujadas por las muchas ruinas que

las salpican, o la Gran Desolación por lo vacías que están, pero es por el nombre del

Mar Dothraki que estas praderas son conocidas hoy en día. Sin embargo, ese nombre es

comparativamente reciente, ya que los Dothraki son una raza joven, y fue sólo después

de que la Maldición destruyese Valyria que sus khalasars llegaron a dominar estas

tierras, arrasando desde el este con fuego y acero para conquistar y destruir las antiguas

ciudades que una vez yacían aquí y tomando a sus gentes como esclavos.

La caída de los grandes reinos Sarnori duró menos de un siglo. Mientras las Ciudades
Libres se enzarzaban en una lucha salvaje por la dominación durante lo que se llegó a

conocer como el Siglo de la Sangre, en las praderas también estalló la guerra. Durante

los años que siguieron a la Maldición, los jinetes de la estepa oriental, hasta entonces

divididos en sesenta tribus beligerantes que estaban en perpetua guerra las unas con las

otras finalmente se unieron bajo un único líder, un Khal Dothraki llamado Mengo.

Aconsejado por su madre, la supuesta reina-bruja Doshi, Khal Mengo forzó a los demás

nómadas a aceptar su mandato, extinguiendo o esclavizando a aquellos que se negaron.

Según lo que nos cuenta la historia, el Antiguo Imperio de Ghis luchó cuatro guerras contra los

Señores Feudales de Valyria, cuyo poderío estaba en aumento. En la Segunda y Tercera

Guerras Ghiscaris, los Altos Hombres alzaron sus espadas como aliados de Valyria. En la

Cuarta Guerra, los reyes rivales escogieron bandos opuestos, algunos uniéndose a los Ghiscari

y otros a los Valyrios. Lomas Pasolargo escribió sobre un obelisco caído que estaba tallado con

las figuras de los aliados de Ghis en aquella cuarta guerra, y notó que los guerreros que eran

representados de mayor altura– hechos más altos gracias a yelmos más altos – eran los

Sarnori. El obelisco fue erigido por los Ghiscari, pero los tallados eran Valyrios, ya que todos

los guerreros fueron capturados y esclavizados.

Después, cuando ya era anciano, volvió su mirada hacia el oeste.

Los Altos Hombres desdeñaban a los señores de los caballos, quienes no habían sido

sino una molestia para ellos durante siglos, e ignoraron la amenaza que se cernía sobre

ellos desde el este por ser demasiado lejana, incluso aunque los khalasars comenzaron a

asaltar sus marchas militares más orientales. Algunos de sus reyes inclusive buscaron

usar a los Dothraki en sus propias guerras, ofreciéndoles oro y esclavos y otros regalos a

cambio de que luchasen contra sus rivales. Khal Mengo aceptó gustosamente esos

regalos… después tomó también las tierras conquistadas, quemando granjas,


plantaciones y pueblos para devolver las praderas a su antiguo estado salvaje (pues los

Dothraki consideran que la tierra es su madre y piensan que es pecado cortar su carne

con arados, palas y hachas).

No fue hasta que el hijo de Khal Mengo, Khal Moro, llevó su khalasar hasta las

mismísimas puertas de Sathar, la fabulosa ciudad Cascada, que los Altos Hombres

parecieron darse cuenta de que estaban en peligro. Doblegados en batalla, los hombres

de Sathar fueron pasados por la espada, sus mujeres y niños tomados como esclavos;

tres cuartos de ellos murieron en la penosa marcha hacia el sur, hacia los mercados de

esclavos en la ciudad-colina Hazdahn Mo, de los Ghiscari. Sathar, la más bonita de las

ciudades de las praderas, fue reducida a cenizas y escombros. Está escrito que fue el

mismo Khal Moro quien le dio a las ruinas su nuevo nombre: Yalli Qamayi, el lugar de

los Lamentos de los Niños.

Incluso entonces, los reyes de Sarnor se mostraron incapaces de aunarse. Mientras

Sathar ardía, los reyes de Kasath, al oeste, y Gornath, al norte, enviaron sus ejércitos,

no para socorrer a sus vecinos, sino para clamar su derecho de compartir el botín.

Dominados por la avaricia por tierras, Kasath y Gornath llegaron incluso a entrar en

conflicto el uno con el otro, trabando una batalla sin tregua a tres días de cabalgada del

oeste de Sathar, mientras columnas de humo negro se alzaban en el cielo oriental.

Este no es el lugar para registrar todos los eventos de los años y las guerras que se

siguieron, pues las grandes ciudades de los Reinos de Sarnor cayeron en pedazos frente

a los Dothraki. Aquellos que deseen una explicación más detallada deben dirigirse a El

final de los Altos Hombres, de Bello, Tribus de los Caballos, un Estudio de los

Nómadas de las Planicies Orientales de Essos, del Maestre Illister, los capítulos y

apéndices orientales de Batallas y Asedios del Siglo de la Sangre, del Maestre Joseth, y

la versión definitiva de Ciudades Arruinadas, Dioses Robados, de Vaggoro.


Basta decir que de todas las orgullosas ciudades Sarnori, solamente Saath permanece

en pie hoy en día, y esta ciudad portuaria es un lugar triste, mermada en relación a lo

que un día fue, y que sobrevive principalmente gracias al apoyo de Ib Y Lorath (cuya

colonia de Morosh está cerca). Sólo en Saath hay hombres que aún se hacen llamar

Tagaez Fen; quedan menos de veinte mil donde una vez los Altos Hombres

sobrepasaban los millones. Únicamente allí los cientos de dioses de los Reinos de

Sarnor aún son adorados. Las estatuas de bronce y mármol que en su momento

adornaron las calles y los templos de los Altos Hombres, ahora se inclinan torcidas,

llenas de malas hierbas, a lo largo de los senderos de Vaes Dothrak, la ciudad sagrada

de los señores de los caballos.

Sathar fue la primera de las ciudades de las praderas en caer frente a los Dothraki, pero

no fue la última. Seis años después, Khal Moro también arrasó Kasath. En sus ataques,

los jinetes fueron ayudados, por más increíble que parezca, por Gornath, cujo rey había

hecho causa común con los Dothraki y tomado a una de las hijas de Moro como esposa.

No obstante, la propia Gornath cayó después, una docena de años después. Para

entonces, Khal Horro había asesinado a Khal Moro, acabando con el linaje del poderoso

Khal Mengo. El Rey de Gornath murió a manos de su propia esposa Dothraki, quien,

según lo que se cuenta, lo despreciaba por su debilidad. Después de eso, Khal Morro la

desposó él mismo, mientras las ratas devoraban el cadáver del anterior marido de ella.

Horro fue el último de los grandes Khals que comandaban la alianza de todos los

Dothraki. Cuando él fue asesinado por un rival, solo tres años después de la destrucción

de Gornath, su gran khalasar se separó en una docena de hordas menores, y sus jinetes

retomaron, una vez más, su beligerante modo de vida.

Sin embargo, la tregua que esto le dio al Reino de Sarnor fue corta, pues los Altos

Hombres ya habían demostrado su debilidad, y los khals que sucedieron a Horro


compartían su gusto por las conquistas. En los años venideros, ellos lucharon por

acabar los unos a los otros, conquistando territorios cada vez más amplios, destruyendo

las ciudades de las praderas, esclavizando a sus gentes y llevándose sus dioses rotos a

Vaes Dothrak para testificar sus victorias.

Una por una, las restantes ciudades de los Altos Hombres fueron subyugadas y

destruidas, dejando apenas ruinas y cenizas para marcar los lugares donde una vez se

alzaron sus orgullosas torres. Para los eruditos y los estudiosos de la historia, la caída

de Sallosh al lado de la Orilla de Plata fue especialmente trágica, ya que cuando la

Ciudad de los Eruditos ardía, su gran biblioteca no fue perdonada, y la mayor parte de

la historia de los Altos Hombres y los pueblos que los sucedieron se perdieron para

siempre.

Poco después le siguieron Kyth y Hornoth, destruidas por khals rivales, cada uno de los

cuales buscaba acabar con el otro ferozmente. La ciudad-fortaleza de Mardosh, la

Inconsquistable, presentó el mayor desafío para los señores de los caballos. La ciudad

resistió durante cerca de seis años, aislada de sus zonas rurales y rodeada por una

sucesión de khalasares. Llevados a la inanición, los Mardoshi devoraron a sus perros y

caballos, después se comieron a las ratas y ratones y a otras plagas, y finalmente

empezaron a comerse a sus propios muertos. Cuando ya no podían aguantar más, los

guerreros sobrevivientes de la guarnición de la ciudad mataron sus propias esposas e

hijos para mantenerlos a salvo de los Khals, y después abrieron las puertas de la ciudad

y se lanzaron en un desesperado ataque final. Ellos fueron despedazados. Después de

eso, los Dothraki le pusieron a las ruinas de Mardosh el nombre de Vaes Gorqoyi, la

Cuidad del Ataque Sangriento.

La caída de Mardosh finalmente despertó a los restantes reyes Sarnori de su letargo y

los volvió conscientes del peligro. Dejando a un lado sus disputas y rivalidades, los
Altos Hombres de arriba y abajo del Sarne se congregaron, reuniendo un enorme

ejército bajo las murallas de Sarnath, en un intento de acabar con el poder de los khals

de una vez por todas. Liderados por Mazor Alexi, el último de los Reyes Supremos, ellos

arremetieron valientemente contra el este. En las altas hierbas, a mitad de camino

entre Sarnath y las ruinas de Kasath, se encontraron con el poder reunido de cuatro

khalasars en lo que, a partir de ese momento, quedó conocido como el Campo de los

Cuervos.

La batalla ante las puertas de Sathar

Según lo que nos han contado, Khal Haro, Khal Qano, Khal Loso (el Soso), y Khal

Zhako comandaron, entre todos, casi ocho mil hombres de los caballos. La gran hueste

del Rey Supremo de Sarnor era dirigida por seis mil carros con guadañas, seguida de

diez mil jinetes acorazados y otros diez mil jinetes ligeros (muchos de ellos mujeres) en

los flancos. Atrás de ellos marchaba la infantería Sarnori, cerca de cien mil lanceros y

honderos, dándoles a los Altos Hombres una gran ventaja en relación al número. En

todo esto los informes concuerdan.

Cuando la batalla comenzó, los carros de los Sarnori amenazaron con llevarse por

delante a todo lo que se pusiera en su camino. Su implacable avanzada se abrió paso


destrozando el centro de la horda Dothraki, mientras las cuchillas giratorias de las

ruedas de los carros les rebanaban las piernas a los caballos de los Dothrakis. Cuando el

propio Khal Haro sucumbió ante ellos, cortado en pedazos y pisoteado, su khalasar

rompió filas y huyó. Mientras los carros perseguían a los hombres de los caballos en

fuga, el Rey Supremo y sus jinetes acorazados se lanzaron tras ellos, seguidos de la

infantería Sartori, que agitaban sus lanzas y cantaban victoria.

Pero su júbilo duró poco. La derrota era fingida. Cuando los Dothraki hubieron

conducido a los Altos Hombres a lo más profundo de su trampa, los Dothraki que se

habían dado a la fuga repentinamente se dieron la vuelta y desataron una tormenta de

flechas usando sus grandes arcos. Los khalasars de Khal Qano y Khal Zhako atacaron

desde el norte y desde el sur, mientras Loso el Soso y sus hombres rodearon y atacaron

a los Sarnori desde la retaguardia, impidiéndoles la retirada. Rodeados por completo, el

Rey Supremo y su poderosa hueste fueron cortados en pedazos. Algunos dicen que cien

mil hombres murieron ese día, entre ellos Mazor Alexi, seis reyes menores y más de

sesenta lores y héroes. Mientras los cuervos se daban un banquete con los cadáveres,

los jinetes de los khalasars caminaban entre los muertos y se disputaban sus objetos de

valor.

Despojada de sus defensores, Sarnath la de las Altas Torres cayó ante Loso el Soso

menos de quince días después. Ni siquiera el Palacio de los Cien Cuartos fue perdonado

cuando Khal Loso incendió la ciudad.

El resto de las ciudades de las praderas les siguieron una por una, mientras el Siglo de

la Sangre llegaba a su fin. Sarys, en la desembocadura del Sarne, fue la última en caer,

pero no quedó mucho para los esclavistas o los saqueadores, ya que la mayor parte de la

gente de la ciudad había huido cuando Khal Zeggo se abalanzó sobre ella.
El Reino de Sarnos no fue, sin embargo, la única víctima de los señores de los caballos.

La colonia Valyria de Essaria, a veces recordada como la Ciudad Libre Perdida, fue

igualmente sometida. En la actualidad sus ruinas son conocidas por los Dothraki como

Vaes Khadokh, la ciudad de los Cadáveres. Al norte, Khal Dhako saqueó y quemó

Ibbish, reclamando la mayoría de las pequeñas aldeas que los hombres de Ib habían

levantado en la costa norte de Essos (una colonia mucho menor de Ibbeneses sobrevive

en el denso bosque junto al Mar de los Escalofríos, apiñados alrededor de un pueblo

que ellos han llamado Nuevo Ibbish). Al sur, otros khals llevaron a sus hordas al

Desierto Rojo, destruyendo los pueblos Qaathi y las ciudades que una vez salpicaron el

desierto, hasta que solamente la gran ciudad de Qarth permeneció en pie, protegida por

su altísimo muro triple.

A pesar de su larga historia, poco puede ser dicho con seguridad sobre los Qaathi – un pueblo

ahora desaparecido salvo por lo que queda de ellos en Qarth.

Lo que puede decirse es que los Qaathi surgieron en las praderas y establecieron sus pueblos

allí, entrando en contacto y ocasionalmente en conflicto con los Sarnori. En general se

llevaban la peor parte de estas guerras, por lo que empezaron a retraerse cada vez más hacia

el sur, creando nuevas ciudades-estado. Una de ellas, Qarth, fue fundada en la costa del Mar

del Verano. Sin embargo, las tierras del sur de Essos de mostraron más inhóspitas que

aquellas que los Qaathi desocuparon, volviéndose desérticas incluso mientras establecían sus

aldeas allí. Los Qaathi ya estaban a camino del colapso cuando ocurrió la Maldición, y

cualquier esperanza de usar el caos en el Mar de Verano a su favor se desvaneció cuando los

Dothraki atacaron, destruyendo todas las ciudades Qaathi que quedaban, excepto Qarth.

Aun así, de cierta forma, la destrucción causada por los Dothraki llevó al resurgimiento de

Qarth. Forzados a virarse hacia el mar, los sangre pura que gobernaban Qarth rápidamente

construyeron una flota y tomaron bajo su control las Puertas de Jade – el estrecho entre Qarth
y Gran Moraq, el cual une el Mar de Verano con el Mar de Jade. Con la flota Valyria

destruida, y la atención de Volatys concentrada en el oeste, no había nada que se opusiera a

ellos mientras ponían bajo sus control la ruta más directa entre el este y el oeste, y así se

beneficiaban inconmensurablemente, tanto del comercio como de la recaudación de peajes

cobrados a cambio de un paso seguro.

Muchos en las Ciudades Libres creen que los ataques de los señores de los caballos

dirigidos al oeste se volvieron en dirección a Qohor cuando el intento de Khal Temmo

de tomar la ciudad fue repelido por la fuerza de tres mil soldados esclavos Inmaculados,

que resistieron dieciocho ataques. Sin embargo, creer que el aguante de los Tres Mil de

Qohor puso punto y final a los sueños de conquista de los Dothraki sugiere una

autosuficiencia parecida a aquella del Rey Supremo de Sarnor cuando los señores de los

caballos aparecieron por primera vez por el este. Los más sabios saben que sólo es

cuestión de tiempo que los khalasars se aúnen otra vez bajo el mando de algún gran

khal y se vuelvan hacia el oeste una vez más en busca de nuevas conquistas.

Los Dothraki han intentado, en más de una ocasión, extender su poder también hacia el

este, pero allá descubrieron que las Montañas de Hueso eran un obstáculo

prácticamente insuperable. Aquellos picos sombríos e inhóspitos formaban una

inmensa muralla de piedra entre los señores de los caballos y las riquezas de Más Al

Este. Solamente existían tres pasos que fuesen lo suficientemente anchos para que un

ejército pasase y al otro lado se alzaban las poderosas ciudades-fortaleza de

Bayasabhad, Samyriana y Kayakayanaya, defendidas por diez mil formidables

guerreras, las últimas que quedaban del gran reino de Hyrkoon, el cual una vez floreció

más allá de los Huesos en lo que hoy se conoce como el Gran Mar de Arena. Más de un

khal murió bajo sus murallas y estas todavía se muestran inviolables.


Al oeste de los Huesos, sin embargo, desde el Mar de los Escalofríos al norte hasta las

Montañas Pintadas y Skahazadhan al sur, la vasta expansión de hierba donde la

civilización floreció por primera vez continúa siendo un lugar desolado y barrido por el

viento donde ningún hombre se atreve a arar un surco, plantar una semilla o construir

una casa por miedo a los khalasars que vagan libremente por ahí hasta los días de hoy,

haciéndose la guerra entre ellos y exigiendo regalos de cualquiera que quiera atravesar

sus tierras.

Los Dothraki continúan siendo nómadas, un pueblo bárbaro y salvaje que prefiere las

tiendas a los palacios. Los khals todavía conducen incesantemente a sus rebaños de

caballos y cabras a través de su ―mar‖, luchando los unos con los otros cuando se

encuentran y en ocasiones traspasando las fronteras de sus tierras para conseguir

botines o esclavos, o para reclamar los ―regalos‖ que los magísteres y los triarcas de las

Ciudades Libres les ofrecen cada vez que se acercan demasiado al oeste.

Se dice que las ciudades-fortaleza de Bayasabhad, Samyriana y Kayakayanaya son

defendidas por mujeres debido a su creencia de que sólo quienes pueden dar a la vida pueden

quitarla. El Verdadero Informe de los Viajes de Adán de Duskendale, el informe de los

supuestos viajes de un mercader por el este de Essos, proporciona muy poca información a

respecto de estos asuntos, o de cualquier otro en el que los eruditos puedan estar interesados,

y, en vez de eso, usa la mayor parte del tiempo buscando maneras de recordarles a los lectores

que las mujeres guerreras caminan por ahí con los senos descubiertos y decoran sus mejillas y

pezones con broches de rubís y argollas de oro.

Los señores de los caballos sólo tienen un asentamiento permanente: la ―ciudad‖ que

ellos llaman Vaes Dothrak, la cual se alza bajo la sombra del pico solitario que llaman la

Madre de las Montañas, junto a un lago sin fondo al que han nombrado el Útero del

Mundo. Es en ese lugar donde los Dothraki creen que su raza nació. Al no ser una
ciudad de verdad, Vaes Dothrak no posee murallas ni calles. Sus caminos de hierba se

encuentran bordeados por dioses robados, y su palacio está hecho de hierba

entretejida.

Esta ciudad, comparable a una cáscara vacía, está gobernada por mujeres: las ancianas

del Dosh Kalheen, todas ellas viudas de khals muertos. Los Dothraki consideran Vaes

Dothrak como la más sagrada de las ciudades. En ella no puede derramarse sangre,

pues los jinetes creen que ese es un lugar de paz y poder, donde un día todos los

khalasars se reunirán una vez más bajo el estandarte del gran khal que conquistará

todo, el ―semental que cabalgará el mundo‖.

Para nosotros, sin embargo, la única relevancia de Vas Dothrak es la actividad

comercial que tiene lugar allí. Los propios Dothrakis nunca compran ni venden, ya que

lo consideran poco varonil, pero en su ciudad sagrada, con el permiso del dosh khaleen,

mercaderes y comerciantes de más allá de los Huesos y de las Ciudades Libres se

reúnen para regatear precios e intercambiar oro y otros bienes. Las caravanas que se

dirigen a Los Grandes Mercados Orientales y Occidentales de Vaes Dothrak les dan

magníficos regalos a los khals con los que se topan cruzando el Mar Dothraki, y a

cambio reciben protección.


De esta forma, aunque suene extraño, está ―ciudad‖ vacía de los nómadas se ha

convertido en el portal entre el este y el oeste (para aquellos que viajan por tierra).

Muchos pueblos distantes, que de otra forma nunca se encontrarían, o siquiera se

conocerían, se congregan aquí, en este raro bazar bajo la Madre de las Montañas, y

comercia pacíficamente.

Vaes Dothrak

EL MAR DE LOS ESCALOFRÍOS

El Mar de los Escalofríos limita al oeste con Poniente, al sur con Essos, al norte con la

vasta naturaleza congelada de hielo y nieve que la gente de mar llama El Desierto

Blanco, y hacia el este con tierras y mares desconocidos.

La verdadera extensión de este vasto, frío, e inhospitalario océano tal vez no se sepa

nunca, ya que ningún hombre en los Siete Reinos ha navegado más al este que las Mil

Islas, mientras que los que se aventuran demasiado lejos al norte encuentran vientos

aullantes, mares congelados, y montañas de hielo que podrían destrozar al barco más

fuerte. Más allá, cuentan los marineros, las ventiscas braman eternamente y las

mismísimas montañas gritan como hombres locos en la noche.

Ha sido aceptado hace mucho entre los sabios que nuestro mundo es redondo. Si esto

es cierto, debería ser posible navegar por la cima del mundo y bajar por su lado más

lejano, y allí descubrir tierras y mares ni siquiera soñados. A lo largo de los siglos, más

de un audaz marinero ha intentado encontrar el camino a través del hielo hacia lo que

sea que haya después. La mayoría, no obstante, han perecido en el intento, o regresado

nuevamente al sur medio congelados y muy castigados. A pesar de que es cierto que el

Desierto Blanco retrocede durante el verano y se expande nuevamente en invierno, sus

verdaderas orillas siendo siempre cambiantes, ningún hombre de mar ha tenido éxito

en encontrar este pasaje de fábulas al norte, ni el tibio mar del verano que el Maestre
Heriston de Puerto Blanco sugirió una vez que debería extenderse, oculto y enterrado

entre acantilados de hielo del lejano norte.

Los marinos, gente crédula y supersticiosa por naturaleza, aficionados a esas fantasías

cual bardos, cuentan muchas historias sobre esas frías aguas del norte. Hablan de

extrañas luces reluciendo en el cielo, donde la madre demonio de los gigantes de hielo

danza eternamente a través de la noche, intentando atraer hombres hacia el norte,

hacia su muerte. Hablan de la Bahía Canibal, donde los barcos entran bajo su propio

riesgo solo para encontrarse atrapados para siempre cuando el mar se congela tras de

ellos. Cuentan de nieblas azul pálido que se mueven sobre las aguas, nieblas tan frías

que cualquier barco que las atraviesa se congela instantáneamente; de espíritus

ahogados que se levantan por las noches para arrastrar a los vivos a sus profundidades

verdegrisáceas; de sirenas de pálida piel con colas negras escaladas, más malignas que

sus hermanas del sur.

Aunque de todos los extraños y fabulosos moradores del Mar de los Escalofríos, los más

grandiosos son los dragones de hielo. Esas colosales bestias, muchas veces más grandes

que los dragones de Valyria, se dice están hechos de hielo viviente, con ojos de pálido

cristal azul y vastas alas traslúcidas a través de las cuales la luna y las estrellas pueden

ser vistas mientras cruzan el cielo. Mientras que los dragones comunes (si algún dragón

puede ser calificado así) respiran fuego, los dragones de hielo se supone que respiran

frío, un frío tan terrible que pueden congelar a un hombre en la mitad de un latido.

Marinos de medio centenar de naciones han visto esas grandes bestias a lo largo de los

siglos, por lo que tal vez haya algo de verdad en esas historias. El Maestre Margate ha

sugerido que muchas leyendas del norte (nieblas congelantes, barcos de hielo, Bahía

Canibal y demás) pueden ser explicadas como reportes distorsionados de la actividad

de dragones de hielo. A pesar de ser un concepto divertido, y no sin cierta elegancia,


esto queda en puras conjeturas. Como se supone que los dragones de hielo se derriten

al morir, ninguna prueba de su existencia ha sido encontrada jamás.

Pero vamos a dejar de lado esas fantasías y regresar a los hechos. A pesar de las

siniestras leyendas que han crecido sobre sus límites septentrionales, las aguas del Mar

de los Escalofríos rebosan de vida. Cientos de variedades de peces nadan por sus

profundidades, incluyendo salmones, peces lobo, ammoditios, rajellas, lampreas y otras

anguilas, esturiones blancos, truchas, tiburones, arenques, caballas y bacalaos.

Cangrejos y langostas (algunas de un tamaño monstruoso) se encuentran por cualquier

parte a lo largo de sus costas, mientras que las focas narvales, morsas y leones de mar

tienen sus crías y zonas de crianza en las incontables islas rocosas y pilares marinos o al

reded0r de ellos.

A pesar de la existencia de los dragones de hielo, los verdaderos reyes de estas aguas del

norte son las ballenas. Media docena de especies de estas grandes bestias hacen del

Mar de los Escalofríos su hogar, entre ellas las ballenas grises, ballenas blancas,

rorcuales, salvajes ballenas moteadas con sus manadas de caza (que muchos llaman los

lobos del mar salvaje) y los poderosos leviatanes, las más antiguas y grandes de las

criaturas vivientes de la Tierra.

Los confines occidentales del Mar de los Escalofríos, desde Skagos y los Acantilados

Grises del delta del Sarne, son las zonas pesqueras más ricas del mundo conocido. El

bacalao y los arenques son especialmente abundantes aquí. La gente de mar de tierras

tan distantes como las Tres Hermanas (en el oeste) y Morosh (en el este) han sido

conocidos por trabajar estas aguas…pero lo hacen con la tolerancia de la Ciudad Libre

de Braavos, cuyas flotas dominan los mares al noroeste de Essos, protegidos por los

barcos de guerra de su Señor del Mar. Junto a los bancos y al comercio, la pesca es uno

de los "tres pilares" sobre los que se asientan la riqueza y prosperidad de Braavos.
La leyenda dice que mil barcos yacen encerrados en Bahía Caníbal, algunos aun

habitados por los hijos y nietos de sus tripulaciones originales, quienes sobreviven de

los festines que se dan con la carne de nuevos marineros atrapados por el hielo.

Navegando al este, un marino intrépido pasará eventualmente de las aguas Braavosis a

aquellas donde la Ciudad Libre de Lorath domina, aunque con mano más débil, y así

pasar el Hacha, donde muchas culturas diferentes vivieron y murieron en el milenio en

incontables guerras. Al este del Hacha están las profundas aguas azules de la Bahía de

Hierbamarga, donde los barcos de Ib y Lorath tan a menudo compitieron por la

supremacía y la última gran flota del Reino de Sarnor fue enviada al fondo del mar por

el Señor del Mar de Braavos. En Ib se conoce a estas aguas como la Bahía de la Batalla,

mientras que los lorathis la llaman la Bahía Sangrienta. Se la llame como se la llame, un

millar de barcos hundidos y los huesos de cincuenta mil marinos ahogados yacen

sembrados por el fondo de la bahía, hogar de cangrejos por los cuales ha sido conocida

como Hierbamarga.

Más allá de la Bahía de Hierbamarga se extiende el delta del Sarne, el gran río que fluye

hacia el norte y cuyos afluentes drenan una gran parte del Essos central. Aquí se alza

Saath con sus blancas murallas, la última (y más pequeña, dicen muchos) de las

grandes ciudades del caído Reino de Sarnor. Las ruinas de la ciudad hermana de Saath,

Sarys, saqueada y destruida por un khal Dothraki hace siglos, puede ser encontrada al

otro lado del ancho del delta. Entre ellas, en otra boca del verde río, se alza la colonia

minera y pescadora Lorathi de Morosh. Aquellos lo suficientemente intrépidos como

para seguir más al este pasarán las orillas del pequeño y pastoral Reino de Omber,

cuyos cobardes reyes y débiles príncipes son conocidos por el grano, gemas y

muchachas que pagan cada año a los Señores de los Caballos Dothrakis para no ser

molestados. Al este de Omber, nuestro marinero llegará a la Bahía de los Colmillos,


famosa por ser zona de crianza de morsas. Y pronto, más allá, el intrépido marino se

encontrará a sí mismo cruzando el corazón del Mar de los Escalofríos, donde cada roca

y ola es gobernada por los hombres peludos de la gran isla de Ib.

IB

A lo largo de los siglos muchas culturas diferentes han hecho sus casas sobre las costas

e islas del Mar de los Escalofríos y enviado a sus marineros a través de sus frías aguas

gris verdosas. Los más representativos y significativos de ellos son los ibbeneses, una

antigua y taciturna raza de isleños que han pescado en los mares del norte desde el

amanecer de los días desde sus casas sobre las costas de las islas ibbeneses.

Los ibbeneses se diferencian de otras razas del género humanos. Son gente gruesa, de

pecho y hombros anchos, rara vez miden más de un metro setenta, y tienen piernas

cortas y fuertes y largos brazos. A pesar de ser rechonchos y bajos, son ferozmente

fuertes: en la lucha, su deporte favorito, no hay hombre en los Siete Reinos que pueda

esperar igualarlos.

Sus rostros, caracterizados por sus cejas inclinadas con anchas crestas, pequeños ojos

hundidos, grandes dientes cuadrados, e inmensas mandíbulas, parecen brutales y feos a

ojos de los ponientis, una impresión aumentada por su lenguaje gutural y gruñón; pero

ciertamente los hombres de Ib son gente astuta, experimentados artesanos, hábiles

cazadores y rastreadores y valientes guerreros. Son la gente más hirsuta en el mundo

conocido. A pesar de que su carne es blanca, con venas azul oscuro a través de la piel,

su pelo es negro y fuerte. Los hombres ibbeneses tienen una espesa barba; pelo duro

cubre sus brazos, piernas, hombros y espaldas. El grueso pelo negro es común entre sus

mujeres, incluso sobre el labio superior. (El mito de que las mujeres ibbeneses tienen

seis pechos no es cierto, de todas formas).

Aunque los hombres de Ib pueden engendrar hijos con las mujeres de Poniente y otras
tierras, los productos de este tipo de uniones son a menudo mal formados e

inevitablemente estériles, como las mulas. Las mujeres ibbeneses, cuando se emparejan

con hombres de otras razas, no traen nada más que hijos nacidos muertos y

monstruosidades.

Estos apareamientos son poco comunes; aunque es común ver barcos del puerto de

Ibben en los puertos a lo largo del Mar Angosto, e incluso tan lejos como las Islas del

Verano y la Vieja Volantis, los marineros que las tripulan se mantienen con su propia

especie, e incluso cuando están en tierra firme, reflejan una profunda desconfianza

hacia todos los extranjeros. En el propio Ib, los hombres de otras tierras y razas están

restringidos por la ley y la costumbre a los recintos portuarios del Puerto de Ibben y

tienen prohibido aventurarse más allá de la ciudad sino es en la compañía de un

anfitrión ibbenés. Estas invitaciones son extremadamente raras.

Ib es la segunda isla más grande en el mundo conocido; sólo Gran Moraq, entre el Mar

de Jade y el Mar del Verano, es más grande. Pedregosa y montañosa, Ib es una tierra de

grandes montañas grises, bosques antiguos y caudalosos ríos, su oscuro interior es

guarida de osos y lobos. Se nos dice que los gigantes una vez vivieron en Ib, pero no

queda ninguno – aunque los mamuts todavía vagan por las llanuras y colinas de la isla,

y en las montañas más altas, algunos afirman que pueden ser encontrados unicornios.

Los ibbeneses de los bosques y las montañas tienen aún menos amor por los extraños

que sus primos del mar y rara vez hablaban alguna lengua que no sea la suya. Los

forestales, cabreros y mineros, hacen sus hogares en cuevas o casas de piedra gris,

excavadas en la tierra y techadas con pizarra o paja. Las ciudades y pueblos son raros;

los ibbeneses del interior prefieren vivir al margen de sus compañeros, en complejos

solitarios, reuniéndose sólo para bodas, entierros, y cultos religiosos. El oro, hierro y

estaño se pueden encontrar en abundancia en las montañas de Ib, así como la madera,
el ámbar, y un centenar de tipos de pieles en los bosques de la isla.

Los ibbeneses de la costa son un pueblo más atrevido que sus primos de los bosques y

las montañas. Intrépidos pescadores, viajan ampliamente por los mares del norte en

busca de bacalao, arenque, peces blancos, y anguilas, pero es como balleneros que son

mejor conocidos en el resto del mundo. Sus panzones barcos balleneros son una vista

común en los puertos a lo largo del Mar Angosto y más allá. Aunque rara vez agradables

a la vista (o la nariz), los barcos ibbeneses son reconocidos por la fortaleza con la que

son construidos para soportar cualquier tormenta y resistir los asaltos de incluso los

más grandes leviatanes. El hueso, grasa y aceite de las ballenas que cazan son de los

jefes del comercio de Ib, y han hecho del Puerto de Ibben la ciudad más grande y rica

del Mar de los Escalofríos.

Gris y sombrío, el Puerto de Ibben ha gobernado sobre Ib y las islas menores desde los

albores de los días. Una ciudad de callejuelas empedradas, empinadas colinas y muelles

y astilleros repletos, iluminado por cientos de lámparas de aceite de ballena

suspendidas sobre sus calles en cadenas de hierro, el Puerto está dominado por las

ruinas del castillo del Rey-Dios, una colosal estructura de piedra toscamente tallada

que fue el hogar de un centenar de reyes ibbeneses. Sin embargo, el último de esos

reyes cayó durante las secuelas de la Maldición de Valyria. Hoy en día, Ib y las islas

menores se rigen por el Consejo de la Sombra, cuyos miembros son elegidos por los

Mil, una asamblea de ricos agremiados, nobles antiguos, sacerdotes y sacerdotisas, no

muy diferente de los consejos de magísteres de las Ciudades Libres.

Lejano Ib, la segunda más grande de las islas ibbeneses, está a más de cien leguas al

sureste de la misma Ib y es un lugar rotundamente más sombrío y más pobre. Ib Sar, su

único poblado, fue originalmente un lugar de exilio y castigo a donde los ibbeneses de
antes enviaban a sus más notorios criminales, a menudo después de mutilarlos, por lo

que nunca podrían volver a Ib. Aunque esta práctica terminó con la caída de los Reyes-

Dioses, Ib Sar retiene una mala reputación hasta el día de hoy.

Los hombres de Ib no siempre se mantienen confinados en sus islas. Existe abundante

evidencia de asentamientos ibbeneses en el Hacha, en las islas lorathis, y ya lo largo de

las orillas de la Bahía Malezamarga y la Bahía de los Colmillos (en el oeste) y el Canal

del Leviatán y las Mil Islas (en el este), y la historia dice que varios ibbeneses

intentaron hacerse con el control de la desembocadura del Sarne, intentos que llevaron

a los hombres peludos a un conflicto sangriento con las hermanas ciudades sarnori de

Saath y Sarys.

Los Reyes-Dioses de IB, antes de su caída, colonizaron y conquistaron una enorme

franja del norte de Esos y tuvieron un enorme éxito en sus conquistas, logrando

apoderarse de una gran franja de Essos, la franja norte. Inmediatamente al sur de Ib, se

encontraba una región densamente poblada por enormes árboles que anteriormente

habían sido el hogar de unas pequeñas y tímidas gentes del bosque. Algunos creen que

los Ibbeneses extinguieron a esta amable raza, mientras otros sostienen que las gentes

del bosque simplemente se escondieron y abandonaron sus aldeas. Sin embargo los

Dothraki siguieron llamando al gran bosque que se encontraba a lo largo de la costa

norte del reino de los Ifequevron, con el mismo nombre que lo conocían los habitantes

de los bosques ya desaparecidos.

La serpiente marina, Corlys Velaryon, señor de las mareas, fue el primer hombre de

poniente en visitar Essos. Después de su regreso de las mil islas conto que había visto

arboles tallados, grutas encantadas y silencios extraños. Bryan, de pueblo viejo, capitán

de la rueda dentada, viajaría años más tarde y proporcionaría un relato de su propia

experiencia navegando el mar de los escalofríos. Informo que le nombre en Dothraki


para el pueblo perdido era ―los que caminan en el bosque‖. Ninguno de los Ibbeneses

que Bryan reunió podía decir que había visto un bosque que caminaba, pero afirmaron

que la gente pequeña solía realizar ofrendas de hojas, piedras y agua durante la noche.

Las historias de las arenas de combate de Mereen conocidas por el libro rojo, escrito por un

desconocido, que fue traducido a través de los siglos por Yunkios y posteriormente por el

Maestro Elkin, hace una breve referencia a que las mujeres Ibbeneses eran vendidas como

esclavas para terminar sus días en los fosos de combate de Mereen, Yunkai y Astapor. Esto era

así debido a que los esclavistas las consideraban demasiado feas para ser esclavas de cama y

demasiado salvajes para realizar trabajos en el campo.

En su mayoría, las aldeas Ibbeneses en Essos eran tan grandes como Ib en sí misma y

todavía mucho más ricas. Muchos de los hombres peludos llegaban a Essos pasando de

isla en isla para hacer fortuna allí, reduciendo los arboles de forma tal que quedara

tierra par arar, poniendo represas en los ríos y extrayendo minerales de las colinas.

Gobernando sobre estos dominios se encontraba Ibbish, un pueblo de pescadores que

creció para convertirse en un próspero puerto y la segunda ciudad más importante de

los Ibbeneses, con un puerto de aguas profundas y enormes y hermosas murallas de

piedra blanca.

Pero todo esto termino hace 200 años con la llegada de los Dothraki. Los señores de los

caballos que hasta ese momento les habían rehuido a los bosques del norte. Algunos

dicen que esto se debía a que reverenciaban a los antiguos y ya desaparecidos

caminantes del bosque, otras versiones dicen que era porque les temían al poder que

emanaba del lugar. Sea cual sea la verdad los Dothraki no le temían a los hombres de

Ib, de hecho Khal tras Khal comenzaron a hacer incursiones en territorios Ibbeneses,

invadiendo las granjas y los campos que los hombres con tanto esmero habían logrado,

pasaban a los hombres por la espada y a las mujeres las esclavizaban.


Los Ibbeneses, hombres avaros y mezquinos, se negaron a pagar los tributos impuestos

por los Dothraki y exigieron una pelea, los Dothraki accedieron ante esta petición y,

aunque si bien los Ibbeneses ganaron varias peleas, destruyeron el enorme y famoso

Khalasar del Khal Onqo en una épica batalla. Pero esto no era suficiente pues ante cada

batalla ganada por el pueblo de Ib, los Dothraki venían en mayor número, ya que cada

nuevo Khal que surgía buscaba eclipsar las conquistas y superar las derrotas de sus

predecesores. Los Khalasar fueron empujando cada vez más atrás a los Ibbeneses,

hasta que estuvieran abrumados, de esta forma lograron tomar incluso la gran ciudad

de Ibbish.

Khal Scoro fue el primero en tomar la ciudad, derribando las puertas de huesos de

ballena para saquear los templos y tesoros y llevarlos a su ciudad sagrdada, Vaes

Dothrak. Los Ibbeneses reconstruyeron la ciudad, pero una generación más tarde,

Ibbish fue saqueada nuevamente por Khal Rogo quien incendió mitad de la ciudad y

esclavizó a más de diez mil mujeres.

Hoy solo quedan ruinas en el lugar donde alguna vez estuvo Ibbish, un lugar que en la

lengua Dothraki es conocido como Vaes Aresak o, ciudad de los cobardes. Para cuando

el Khalasar del nieto de Khal Onqo, Khal Dhako, se predispuso a nuevamente saquear

la ciudad, los habitantes de la ciudad huyeron y cruzaron del otro lado del mar de Ibb.

Enojado, Dhako no solo quemó la ciudad entera, sino que también quemó gran parte de

los alrededores y los campos por lo que, posteriormente Khal Dhako sería conocido

como El Dragón del Norte.

Ib conserva aún hoy en día una modesta aldea en Essos, en una pequeña península

rodeada por el mar y defendida por una pared de madera casi tan larga como el muro

de hielo de la guardia de la noche, y un tercio más alta, cuenta con una empalizada de

tierra e imponentes maderas en punta que se alzan desde lo alto de las torres defensivas
y que están resguardadas por una zanja.

Detrás de las excavaciones, los hombres de Ib han construido la ciudad de nueva Ibbish

para gobernar sobre sus muchos dominios. Pero los marineros dicen que es un lugar

triste y sórdido, más parecido a Sar que a la ciudad que los señores de los caballos

habían reducido a cenizas.

Terrio Erastes, el gran aventurero Braavosi, mantuvo un registro escrito de su experiencia

con los Dothraki. Fue testigo de la caída de Ibbish ya que fue un invitado de Khal Dhako. Su

crónica, ―Fuego sobre la hierba‖, señala que Khal Dhako se enorgullecía de ser llamado El

Dragón del Norte, pero que al final de sus días llego a lamentarlo, cuando su Khalasar se

separa y Khal Temmo toma el poder y arroja al anciano a las llamas, después de que el joven

le cortara las manos, las piernas, los genitales y los asara lentamente frente a sus ojos para

luego comérselos. Luego de esto su esposa y sus hijos tuvieron el mismo final.

EL ESTE DE IB

Más allá de las costas de Ibbish y de los bosques de los Ifequevron, las colinas de los

Huesos se elevan sobre las llanuras, y más hacia el este las propias montañas desfilan

hasta encontrarse con el mar. Vistos incluso desde millas dentro del Mar de los

Escalofríos, los enormes picos norteños, con sus crestas congeladas y puntas afiladas,

parecen cortar el cielo mismo. Krazaaj Zasqa, es como llaman los Dothraki al extremo

más al norte de los Huesos: las Montañas Blancas.

Más allá de ellas yace otro mundo, uno que muy pocos Ponienti han llegado a visitar.

Aquellos que han llegado tan lejos, como Lomas Pasolargo, llegaron por tierra a través

de los pasos montañosos o por el camino de las cálidas aguas sureñas y de las Puertas

de Jade.

Aunque las aguas orientales del Mar de los Escalofríos son tan abundantes como

aquellas del oeste, pocos vienen a pescar en ellas, salvo los propios Ibbeneses, ya que
más allá de los Huesos se encuentran las tierras de los nómadas Jogos Nhai, una raza

salvaje de guerreros montados que no poseen barcos y no tienen interés alguno en el

mar. Los balleneros del Puerto de Ibben usualmente cazan en Canto del Leviatán, a

donde aquellas enormes bestias llegan para aparearse y dar a luz a sus crías. Aquí los

pescadores Ibbeneses hablan de enormes cardúmenes de bacalao en las aguas

profundas, de focas y morsas en las rocosas islas del norte, y de abundantes arañas

cangrejo y cangrejos emperador, pero además de eso estos mares orientales están

vacíos.

Más hacia el este se encuentran las llamadas Mil Islas (aunque los cartógrafos

Ibbeneses nos dicen que en realidad son menos de trescientas), un grupo disperso de

rocas marinas desoladas y azotadas por el viento. Muchos creen que son los últimos

remanentes de un antiguo reino sumergido, cuyos pueblos y torres fueron inundados

por la subida de los mares hace muchos miles de años. Sólo los más audaces o

desesperados marinos se atreven a desembarcar aquí, porque las pocas gentes que

habitan estas islas son un pueblo extraño y hostil con los forasteros, una raza de

humanos lampiños y con piel verdosa, que afilan los dientes de sus mujeres y cortan el

prepucio de los genitales de sus hombres. No hablan ninguna lengua conocida y se dice

que sacrifican a los marineros en honor a sus dioses escamosos con cabeza de pez, de

los cuales se alzan esculturas en sus costas rocosas, visibles tan sólo con la marea baja.

Aunque están rodeados de agua por todos lados, estos isleños le temen al mar a tal

punto que no pondrían los pies en el agua ni bajo amenaza de muerte.


Una mujer de las Mil Islas. (Crédito de ilustración 184)

Ni siquiera Corlys Velaryon se atrevió a navegar más al este de las Mil Islas; fue desde

aquí de donde la Serpiente Marina decidió regresar tras su aventura por el norte. En

realidad, no había razón para que continuara, salvo quizás su ansia de saber que se

encontraba más allá del próximo horizonte. Hasta los peces tomados de estas aguas

orientales están extrañamente deformados, y se dice que tienen un sabor amargo y

desagradable.

Tan solo existe un puerto importante en el Mar de los Escalofríos al este de los Huesos:

Nefer, la ciudad principal del reino de N‘ghai, cercada por sus imponentes acantilados y

constantemente envuelta por la niebla. Cuando es vista desde el puerto, Nefer no

parece ser más que un simple pueblo, pero se dice que nueve décimos de la ciudad se
encuentran bajo tierra. Por aquella razón los viajeros llaman a Nefer la Ciudad Secreta.

Cualquiera que sea su nombre, la ciudad goza de una siniestra reputación, es conocida

como una guarida de nigromantes y torturadores.

Más allá de N‘ghai están los bosques de Mossovy, una tierra fría y oscura llena de

cambiadores de forma y cazadores demonio. Más allá de Mossovy…

Ningún hombre de Poniente puede decirlo con seguridad. Ciertos septones afirman que

el mundo termina al este de Mossovy, dando lugar a un reino de nieblas, luego un reino

de oscuridad, y finalmente un reino de tormenta y caos donde el cielo y el mar se

vuelven uno. Marineros, bardos y otros soñadores prefieren creer que el Mar de los

Escalofríos continúa sin fin, pasando las costas más orientales de Essos, más allá de

islas y continentes desconocidos, inexplorados e inimaginables, donde pueblos extraños

adoran a dioses extraños bajo estrellas extrañas. Hombres más sabios sugieren que en

algún punto más allá de las aguas que conocemos, el este se convierte en oeste, y el Mar

de los Escalofríos de seguro se une con el Mar del Ocaso, si es que en realidad el mundo

es redondo.

Podría ser así, o no. No hay hombre que lo sepa con certeza, no hasta que surja una

nueva Serpiente Marina que se atreva a navegar más allá del amanecer.

LOS HUESOS Y M Á S ALL Á

AL ESTE, MÁS ALLÁ DE VAES DOTHRAK y la Madre de las Montañas, las praderas dan

paso a llanuras onduladas y bosques, y la tierra bajo los pies del viajero se vuelve dura y

pedregosa y comienza a subir hacia arriba, siempre hacia arriba. Las colinas se vuelven

más salvajes y más pronunciadas, y muy pronto las montañas aparecen en la distancia,

sus grandes picos parecen flotar en el cielo oriental, gigantes gris-azulados tan enormes

y afilados y amenazadores que incluso Lomas Pasolargo, aquel intrépido viajero (si sus

cuentos son ciertos), perdió el aliento cuando los vio, creyendo que había llegado por
fin a los confines de la tierra.

Los antepasados de los Dothrakis y los otros pueblos de los caballos de las praderas sí

sabían que no era el fin de la tierra, ya que algunos recordaban haber cruzado esas

montañas desde las tierras que se encontraban más allá. ¿Vinieron al oeste con la

esperanza de mejores campos y abundancia o en busca de conquistas, o estaban acaso

huyendo de algún enemigo salvaje? Sus cuentos no concuerdan, por lo que puede ser

que nunca lo sepamos, pero de sus penurias podemos estar seguros, porque ellos

dejaron sus huesos detrás para marcar su paso. Los huesos de los hombres, los huesos

de los caballos, los huesos de los gigantes, camellos y bueyes, de cada especie de bestia

y ave y monstruo, todos se pueden encontrar entre estos picos salvajes.

De ellos las montañas toman su nombre: los Huesos. La más alta de todas las cadenas

montañosas en el mundo conocido desde el Mar del Ocaso hasta Asshai de la Sombra,

los Huesos se extienden desde el Mar de los Escalofríos hasta el Mar de Jade, una pared

de roca retorcida y piedra afilada que se extiende más de quinientas leguas de norte a

sur y cien leguas de este a oeste.

Nieves profundas coronan los Huesos del norte, mientras que tormentas de arena

recorren a menudo los picos y valles de sus hermanas del sur, tallándolas en formas

extrañas. En las largas leguas entre ambos, ríos atronadores rugen a través de

profundos cañones y pequeñas cuevas se abren a vastas cavernas y mares sin sol. Sin

embargo, aunque los Huesos puedan parecer hostiles a los que no los conocen, han sido

el hogar de hombres y de cosas extrañas a lo largo de los siglos. Incluso los picos

nevados más septentrionales (conocidos como Krazaaj Zasqa o Montañas Blancas en la

lengua Dothraki), donde los vientos fríos vienen aullando fuera del Mar de los

Escalofríos en invierno y verano, fueron una vez el hogar de los Jhogwin, los gigantes

de piedra, enormes criaturas de las que se dice que eran dos veces más grandes que los
gigantes de Poniente. Por desgracia, el último de los Jhogwin desapareció hace mil

años; sólo sus inmensos huesos quedan para marcar los lugares donde una vez

vagaban.

"Mil caminos conducen a los Huesos," dicen los hombres sabios desde Qarth hasta

Qohor, "pero sólo tres llevan fuera de ellos." Aunque los Huesos parecen infranquables

de lejos, de hecho hay cientos de senderos, caminos de cabras, senderos de caza,

arroyos, y laderas por las que los viajeros, comerciantes y aventureros pueden

encontrar su camino al corazón de las montañas. En ciertos lugares, existen antiguos

escalones tallados y túneles y pasajes ocultos, para los que saben cómo encontrarlos.

Sin embargo, muchos de estos caminos son traicioneros, y otros son callejones sin

salida o trampas para los incautos.

Pequeños grupos, bien armados y bien aprovisionados pueden hacer su camino a través

de los Huesos de miles de maneras si son dirigidos por un guía que conozca los

peligros. Los ejércitos, caravanas de comercio, y los hombres solos, sin embargo, harían

bien en quedarse en las rutas principales, los tres grandes pasos de montaña que unen

los mundos de Oriente y Occidente: El Camino de Acero, el Camino de Piedra, y el

Camino de Arena.

Tanto el Camino de Acero (llamado así por todas las batallas que ha visto) como el

Camino de Piedra se originan en Vaes Dothrak, el primero corre casi recto hacia el este

por debajo de los picos más altos, el último se curva hacia el sureste para unirse a la

antigua Ruta de la Seda en las ruinas de Yinishar (llamada Vaes Jini por los señores de

los caballos) antes de comenzar su ascenso. Mucho más al sur de estos, el camino de

arena pasa a través de los Huesos del sur (a veces llamados los Huesos Secos, porque el

agua es escasa allí) y de los desiertos circundantes, conectando la gran ciudad portuaria
de Qarth con la ciudad mercado de Tiqui, la puerta de entrada al este.

Incluso usando estas rutas muy transitadas, cruzar los Huesos sigue siendo agotador y

peligroso... y el paso seguro tiene un precio, porque en el otro lado de las montañas se

destacan tres poderosas ciudades fortaleza, últimos vestigios del otrora gran

Patrimonio de Hyrkoon. Bayasabhad, la Ciudad de las Serpientes, protege el extremo

oriental del Camino de Arena y exige tributo a todos los que buscan pasar. El Camino

de Piedra, con sus desfiladeros profundos y un sinfín de estrechas y pronunciadas

curvas, pasa por debajo de las paredes de Samyriana, una ciudad de piedra gris, tallada

en la misma roca de las montañas que defiende. En el norte, guerreros vestidos con

pieles viajan en el Camino de Acero sobre los puentes ondulantes y por los pasadizos

subterráneos, escoltando caravanas hacia y desde Kayakayanaya, cuyas paredes son de

basalto negro, de hierro negro, y de hueso amarillo.

Muchos reportes nos informan que los guerreros de las montañas de Kayakayanaya,

Samyriana, y Bayasabhad son todas mujeres, hijas de los grandes padres que gobiernan estas

ciudades, donde las niñas aprenden a montar y escalar antes de aprender a caminar, y son

educadas en las artes del arco, la lanza, el cuchillo, y la honda desde la más tierna infancia. El

propio Lomas Pasolargo nos dice que no hay combatientes más feroces sobre toda la tierra. En

cuanto a sus hermanos, los hijos de los Grandes Padres, noventa y nueve de cada cien son

castrados cuando llegan a la edad de la madurez y viven sus vidas como eunucos, sirviendo a

sus ciudades como escribas, sacerdotes, eruditos, sirvientes, cocineros, agricultores y

artesanos. Sólo a los machos más prometedores, los más grandes, más fuertes y más

atractivos, se les permite madurar y reproducirse y convertirse en Grandes Padres a su

momento. En ―Rubíes y Hierro‖ del maestre Naylin -llamado así por la inclinación de las

mujeres guerreras de llevar anillos de hierro en sus pezones y rubíes en sus mejillas- se

especula sobre las circunstancias que llevaron a tales costumbres extrañas.


Las tres ciudades fortaleza empezaron como verdaderas fortalezas, puestos de avanzada

y guarniciones levantados por los Patriarcas de Hyrkoon para custodiar las fronteras

occidentales de su reino contra los bandidos, forajidos, y hombres salvajes de los

Huesos, y los salvajes que habitaban más allá de ellos. A través de los siglos, sin

embargo, las ciudadelas se convirtieron en ciudades, mientras que Hyrkoon se

marchitó hasta quedar hecho polvo, ya que sus lagos ríos se secaron y sus campos una

vez fértiles se convirtieron en desiertos. Hoy en día el corazón de Hyrkoon es el Gran

Mar de Arena, un vasto desierto de dunas inquietas, lechos de ríos secos, y fortalezas en

ruinas y pueblos horneándose bajo el sol. Se dice que en las lejanas partes del sur del

Mar de Arena el calor es tal que el agua se evapora.

Más allá del Gran Mar de Arena otro mundo espera: el lejano este, una vasta tierra de

llanuras y colinas y valles de ríos que parecen no tener fin, donde extraños dioses

gobiernan sobre pueblos aún más extraños. Muchas grandes ciudades y reinos

orgullosos se han erguido, florecido y caído aquí desde el albor de los días; la mayoría

de ellos son poco conocidos en el oeste, hasta sus nombres han sido hace tiempo

olvidados. Sólo los contornos más amplios de la historia del lejano este se saben en la

Ciudadela, e incluso en aquellas historias que han llegado al oeste a nosotros, a través

de largas leguas de montañas y desiertos, hay muchas omisiones, vacíos y

contradicciones, haciendo imposible decir con certeza qué parte es verdad y qué parte

ha surgido de la imaginación febriles de cantantes, narradores, y nodrizas.

Sin embargo, la más antigua y más grande de las civilizaciones orientales perdura hasta

nuestros días: el antiguo, Glorioso, Imperio de Oro de Yi Ti.

YI TI

Una tierra legendaria, incluso en los Siete Reinos, Yi Ti es un país grande y diverso, un

reino de llanuras azotadas por el viento y colinas onduladas, selvas y bosques


tropicales, lagos profundos y caudalosos ríos y mares internos que se encogen. Su

legendaria riqueza es tal como para permitir a sus príncipes vivir en casas de oro

macizo y cenar dulces espolvoreados de perlas y jade. Lomas Pasolargo, asombrado por

sus maravillas, llamó a Yi Ti "el país de los mil dioses y un centenar de príncipes, regido

por un Dios-emperador."

Quienes han visitado Yi Ti como lo es hoy en día nos dicen que los mil dioses y cientos

de príncipes aún permanecen ... pero hay tres Dioses-emperadores, cada uno

reclamando el derecho a ponerse los vestidos de paño de oro, perlas verdes, y jade que

la tradición permite solo al emperador. Ninguno ejerce el verdadero poder; aunque

millones pueden adorar al emperador azul en Yin y postrarse ante él cada vez que

aparece, su mandato imperial no se extiende más allá de las paredes de su propia

ciudad. Los cientos de príncipes, de los cuales escribió Lomas Pasolargo, gobiernan sus

propios reinos a su antojo, como lo hacen los bandidos, reyes-sacerdotes, hechiceros,

jefes militares, y los generales imperiales y los recaudadores de impuestos fuera de sus

dominios.

Esto no siempre fue así, lo sabemos. En los días antiguos, los Dioses-emperadores de Yi

Ti eran tan poderosos como cualquier gobernante en la tierra, con riquezas que

superaban incluso las de Valyria en su apogeo y con ejércitos de tamaño casi

inimaginable.

Al principio, los escribas sacerdotales de Yin declaran que toda la tierra entre los

Huesos y el desierto helado llamado Desierto Gris, desde el Mar de los Escalofríos hasta

el Mar de Jade (incluyendo la grande y sagrada isla de Leng), formó un solo reino

gobernado por el ―Dios en la Tierra‖, el único hijo del León de la Noche y la Doncella de

Luz, que viajó por sus dominios en un palanquín tallado a partir de una sola perla y

llevado por un centenar de reinas, sus esposas. Durante diez mil años, el Gran Imperio
del Alba floreció en paz y abundancia bajo el ―Dios en la Tierra‖, hasta que por fin subió

a las estrellas a reunirse con sus antepasados.

El dominio sobre la humanidad luego pasó a su hijo mayor, que era conocido como el

Emperador Perla y gobernó durante mil años. El Emperador Jade, el Emperador

Turmalina, el Emperador Ónix, el Emperador Topacio, y el Emperador Ópalo siguieron

a su vez, cada uno reinando durante siglos... sin embargo, cada reinado fue más corto y

más problemático que el anterior, ya que hombres salvajes y bestias siniestras

presionaban en las fronteras del Gran Imperio, los reyes menores crecieron orgullosos y

rebeldes, y la gente común se entregó a la avaricia, la envidia, la lujuria, el asesinato, el

incesto, la glotonería, y la pereza.

Cuando la hija del emperador Ópalo le sucedió como la emperatriz Amatista, su

envidioso hermano menor la derrocó y la mató, proclamándose a sí mismo el

emperador Piedra de sangre, dando inicio a un régimen de terror. Practicó artes

oscuras, la tortura y la nigromancia, esclavizó a su pueblo, tomó a una mujer-tigre

como su novia, se dio banquetes de carne humana, y derribó a los verdaderos dioses

para adorar una piedra negra que había caído del cielo. (Muchos estudiosos mencionan

al emperador Piedra de sangre como el primer Sumo Sacerdote de la siniestra Iglesia de

la Sabiduría estelar, que persiste hasta nuestros días en muchas ciudades portuarias del

mundo conocido).

En los anales del lejano este, fue la Traición de la Sangre, como es conocida su

usurpación, lo que marcó el comienzo de la era de la oscuridad llamada la Larga Noche.

Desesperada por la maldad que se había desatado en la tierra, la Doncella de Luz le dio

la espalda al mundo, y el León de la Noche salió con toda su ira para castigar la maldad

de los hombres.

Ningún hombre puede decir cuánto tiempo duró la oscuridad, pero todos coinciden en
que fue sólo cuando un gran guerrero –conocido de diversas maneras: Hyrkoon el

héroe, Azor Ahai, Yin Tar, Neferion, y Eldric Cazador de sombras- surgió para dar valor

a la raza de los hombres y conducir a los virtuosos a la batalla con su flameante espada

Portadora de Luz, de manera que la oscuridad se dio a la fuga, y la luz y el amor

volvieron una vez más al mundo.

Sin embargo, el Gran Imperio del Alba no volvió a nacer, porque el nuevo mundo ahora

era un lugar en ruinas donde cada tribu de hombres tomó su camino, temerosos de los

demás, y la guerra y la lujuria y el asesinato permaneció, incluso hasta nuestros días. O

eso es lo que los hombres y mujeres del lejano este creen.

Hyrkoon el héroe con Portadora de luz en la mano, conduciendo a los virtuosos a la batalla.

(crédito de ilustración 185)

En la Ciudadela de Antigua y otros centros de aprendizaje en el oeste, maestres

consideran estos cuentos del gran imperio y su caída como leyenda, no historia, sin

embargo, ninguno duda de que la civilización de Yi Ti es antigua, quién sabe si incluso

contemporánea con los reinos de las Reinas de pescadores junto al Mar de Plata. En el

mismo Yi Ti, los sacerdotes insisten en que los primero pueblos y ciudades de la
humanidad surgieron a lo largo de las orillas del Mar de Jade y desestiman las

reclamaciones rivales de Sarnor y Ghis como alardes de salvajes y niños.

Sea cual sea la verdad, Yi Ti fue más allá de toda duda uno de los primeros lugares en

donde los hombres pasaron del abismo del salvajismo a la civilización... y en los que

surgió la alfabetización, porque los sabios de oriente han estado leyendo y escribiendo

durante muchos miles de años. Sus más antiguos registros son apreciados, casi

venerados, pero también son celosamente custodiados por sus estudiosos. Aquellos

registros que tenemos están armados a partir de rumores de los viajeros y de textos

dispersos que han escapado de Yi Ti para encontrar su camino a través de los mares a la

Ciudadela.

Contar la historia de Yi Ti está mucho más allá de nuestro alcance, ya que comprende

cientos de emperadores y miles de guerras y conquistas y rebeliones. Baste decir que el

Imperio de Oro ha conocido épocas doradas y épocas oscuras, que ha sufrido altibajos

una y otra vez a lo largo de los siglos, que ha resistido inundaciones y sequías y

tormentas de arena y temblores de tierra tan violentos como para tragarse ciudades

enteras, que miles de héroes y cobardes y concubinas y magos y sabios han pasado a

través de las páginas de su historia.

Desde que el lejano este surgió de la Larga Noche y de los siglos de caos que siguieron,

once dinastías han dominado las tierras que hoy llamamos Yi Ti. Algunas no duraron

más de medio siglo; la más larga se mantuvo durante setecientos años. Algunas

dinastías dieron paso a otras en paz y a otras con sangre y acero. En cuatro ocasiones, el

fin de una dinastía fue seguido por un período de anarquía e iniquidad cuando jefes

militares y reyezuelos luchaban entre sí por la supremacía; el más largo de estos

interregnos duró más de un siglo.


LOS DIOSES-EMPERADORES DE YI TI

Tan solo para contar los eventos más importantes de esta larga historia se requerirían más

palabras de las que tenemos, sin embargo, sería negligente si no mencionamos, al menos, a

algunos de los más legendarios de los dioses-emperadores de Yi Ti:

HAR LOI, el primero de los emperadores grises, cuyo trono se decía que era una silla de

montar, ya que él pasó todo su reinado en guerra, a caballo de una batalla a otra.

CHOQ CHOQ, el jorobado, décimo quinto y último de los emperadores Índigo, que mantuvo un

centenar de esposas y mil concubinas y engendró incontables hijas, pero nunca fue capaz de

producir un hijo.

MENGO QUEN, el Dios resplandeciente, el tercero de los emperadores verde jade, quien

gobernó desde un palacio donde los pisos y las paredes y las columnas estaban cubiertos de

láminas de oro, y todos los muebles eran de oro, incluso los orinales.

LO THO, llamado Lo Cucharalarga y Lo el Terrible, el vigésimo segundo emperador escarlata,

un hechicero de renombre y caníbal, quien se dice que cenaba de los cerebros vivos de sus

enemigos con una cuchara larga con mango de nácar, luego de haberles retirado la parte

superior de sus cráneos.

LO DOQ, llamado Lo Pocoingenio, el trigésimo cuarto emperador escarlata, aparentemente

simplón, maldecido con una aflicción que le hacía sacudirse y tambalearse cuando caminaba y

babear cuando intentaba hablar, que sin embargo gobernó sabiamente durante más de treinta

años (aunque algunos sugieren que el verdadero gobernante era su esposa, la formidable

emperatriz Bathi Ma Lo).

LOS NUEVE EUNUCOS, los emperadores blanco perla que dieron a Yi Ti 130 años de paz y

prosperidad. Como hombres y príncipes jóvenes, vivían como los demás hombres, tomando

esposas y concubinas y engendrando herederos, pero a su ascenso cada uno renunció a la raíz

y tallo de su virilidad para poder dedicarse por entero al imperio.


JAR HAR, y sus hijos Jar Joq y Jar Han, el sexto, séptimo, y octavo de los emperadores verde

mar, bajo cuyo gobierno el imperio alcanzó la cúspide de su poder. Jar Har conquistó Leng,

Jar Joq tomó Gran Morag, Jar Han exigió tributos de Qarth, Viejo Ghis, Asshai, y otras tierras

lejanas, y negoció con Valyria.

CHAI DUQ, el cuarto emperador amarillo, que tomó por esposa a una mujer de la nobleza de

Valyria y mantuvo un dragón en su corte.

Aunque Yi Ti es una tierra vasta, gran parte de ella cubierta por densos bosques y selvas

sofocantes, viajar de un extremo del imperio al otro es rápido y seguro, porque la gran

red de caminos de piedra construidos por los emperadores eunucos de la antigüedad no

tiene igual en todo el mundo, a excepción de los caminos dragón de los Valyrios.

Las ciudades de Yi Ti son muy famosas también porque ninguna otra tierra puede

presumir de tener tantas. Si se puede creer en Lomas Pasolargo, ninguna de las

ciudades del oeste se puede comparar a las de Yi Ti en tamaño y esplendor. "Incluso sus

ruinas avergüenzan a las nuestras," dijo Pasolargo... y las ruinas están en todas partes

en Yi Ti. En su Compendio Jade, Colloquo Votar -la mejor fuente disponible en

Poniente sobre las tierras del Mar de Jade- escribió que debajo de cada ciudad de Yi Ti,

tres ciudades más antiguas están enterradas.

A través de los siglos, la capital del Imperio de Oro se ha movido de aquí para allá y ha

vuelto a su emplazamiento original una veintena de veces, mientras jefes militares

rivales contendían y las diferentes dinastías se erigían y caían . Los emperadores grises,

los emperadores índigo, y los emperadores blanco perla gobernaron desde Yin en las

orillas del Mar de Jade, la primera y más gloriosa de las ciudades de Yi Ti, pero los

emperadores escarlata levantaron una nueva ciudad en el corazón de la selva y la

llamaron Si Qo la Gloriosa (hace tiempo abandonada y cubierta de maleza, su gloria


vive ahora sólo en la leyenda), mientras que los emperadores púrpura prefirieron Tiqui,

la ciudad de muchas torres en las colinas del oeste, y los emperadores marrón

mantuvieron su consejo de guerra en Jinqi, la mejor para proteger las fronteras del

imperio contra atracadores de las Tierras de las Sombras.

Algunos estudiosos del oeste han sugerido que los Valyrios participaron en la construcción de

los cinco fuertes, porque las grandes paredes son placas simples de piedra negra fundida que

se asemejan a ciertas ciudadelas Valyrias en el oeste... pero esto parece poco probable, ya que

los fuertes son anteriores a la subida del Feudo franco, y no hay registros de que ningún Señor

Dragón haya llegado jamás tan al este.

Así, los cinco fuertes deben seguir siendo un misterio. Siguen en pie hoy en día, sin marcas del

tiempo, guardando las marchas del Imperio de Oro contra los invasores fuera del Páramo

gris.

Hoy Yin es una vez más la capital de Yi Ti. Allí, el décimo séptimo emperador azul Bu

Gai se sienta en esplendor en un palacio más grande que todo Desembarco del Rey. Sin

embargo, lejos hacia el este, más allá de las fronteras del dominio del Imperio de Oro,

más allá de las legendarias Montañas de la Mañana, en la ciudad de Carcosa en el Mar

Oculto, habita en el exilio un señor hechicero que afirma ser el emperador amarillo

sesenta y nueve, de una dinastía caída durante mil años. Y más recientemente, un

general llamado Pol Qo, Martillo de los Jogos Nhai, se ha dado a sí mismo honores

imperiales, nombrándose el primero de los emperadores naranja, con la ruda ciudad

guarnición llamada Ciudad del Comerciante (aún en expansión) como su capital. Cuál

de estos tres emperadores prevalecerá es una pregunta que es mejor dejar a los

historiadores de los años por venir.

Ninguna discusión sobre Yi Ti estaría completa sin una mención de los cinco fuertes,

una línea de descomunales ciudadelas antiguas que se destacan a lo largo de las


fronteras lejanas del noreste del Imperio de Oro, entre el Mar Sangriento (llamado así

por el color característico de sus aguas profundas, supuestamente resultado de una

planta que crece sólo allí) y las Montañas de la Mañana. Los cinco fuertes son muy

viejos, más viejos que el propio Imperio de Oro; algunos afirman que fueron erigidos

por el Emperador Perla durante la mañana del Gran Imperio para alejar al León de la

Noche y sus demonios de los reinos de los hombres... y, de hecho, hay algo divino o

demoníaco acerca del tamaño monstruoso de los fuertes, porque cada uno de los cinco

es lo suficientemente grande como para albergar a diez mil hombres, y sus enormes

muros tienen casi mil metros de altura.

De las tierras que se encuentran más allá de los cinco fuertes, sabemos aún menos. Las

leyendas y mentiras y relatos de los viajeros son todo lo que alguna vez nos llega de

estos lugares lejanos. Oímos hablar de ciudades donde los hombres se elevan como

águilas en alas de cuero, de pueblos hechos de huesos, de una raza de hombres sin

sangre que habitan entre el profundo valle llamado el Abismo Árido y las montañas.

Susurros nos llegan del desierto gris y sus arenas de los caníbales, y de los Shrykes que

viven allí, criaturas mitad humanos con piel verde escamosa cuya mordedura es

venenosa. ¿Serán estos los verdaderos hombres-lagarto, o (más probablemente) serán

apenas hombres vestidos con pieles de lagartos? ¿O no son más que fábulas, los

grumkins y snarks de los desiertos del este? E incluso los Shrykes supuestamente

sienten terror de K'dath en el Desierto Gris, una ciudad de la que se dice que es más

vieja que el tiempo, donde se llevan a cabo ritos indescriptibles para saciar el hambre

de dioses locos. ¿Acaso tal ciudad realmente existe? Si es así, ¿cuál es su naturaleza?

En este tipo de asuntos, incluso Lomas Pasolargo guarda silencio. Tal vez los sacerdotes

de Yi Ti saben algo, pero si es así, estas no son verdades que les importe compartir con

nosotros.
LAS LLANURAS DE LOS JOGOS NHAI

Al norte de Yi Ti, las llanuras azotadas por el viento y las colinas onduladas que se

extienden desde las fronteras del Imperio de Oro hasta las orillas desoladas del Mar de

los Escalofríos están dominados por una raza de guerreros montados llamados los

Jogos Nhai. Al igual que los Dothraki de las praderas occidentales, son un pueblo

nómada que vive sus vidas en yurtas, tiendas de campaña y sillas de montar. Se trata de

una inquieta y orgullosa raza guerrera, que valora su libertad por encima de todo y

nunca están contentos de permanecer en un solo lugar por mucho tiempo.

Sin embargo, en muchos sentidos, estos jinetes del lejano este son muy diferentes de

los señores de los caballos del oeste. Los Jogos Nhai son, por regla general, una cabeza

más bajos que sus homólogos y menos apuestos a los ojos de occidente - rechonchos,

piernas arqueadas, y quemados por el sol, con cabezas grandes, caras pequeñas, y piel

de aspecto cetrino. Tanto hombres como mujeres tienen cráneos puntiagudos,

resultado de su curiosa costumbre de atar la cabeza de sus recién nacidos durante sus

primeros dos años de vida. Cuando los guerreros Dothraki se enorgullecen del largo de

su trenza, los hombres Jogos Nhai se afeitan la cabeza, excepto por una tira de pelo en

el centro del cráneo, mientras que sus mujeres van totalmente calvas y se dice que se

raspan todo el pelo de sus partes femeninas también.

Las monturas de los Jogos Nhai son más pequeñas que los corceles de fuego de los

Dothraki, porque las llanuras del este de los Huesos son más secas y menos fértiles que

el mar Dothraki y sus hierbas más dispersas, ofreciendo magro sustento a los caballos.

Y por estos los orientales montan cebrallos, bestias resistentes originalmente hechas al

cruzar caballos con ciertas extrañas criaturas parecidas a caballos de las regiones del

sur de Yi Ti y la isla de Leng. Bestias de mal genio, cuyas pieles están marcadas con

rayas blancas y negras, los cebrallos de los Jogos Nhai son reconocidos por su dureza y,
supuestamente, pueden sobrevivir de malezas y de hierba del diablo por muchas

vueltas de la luna y viajar largas distancias sin agua ni forraje.

A diferencia de los Dothraki, cuyos khals lideran enormes khalasars a través de los

pastizales, los Jogos Nhai viajan en pequeños grupos, estrechamente relacionados por

sangre. Cada grupo es comandado por un jhat, o jefe de guerra, y una cantante lunar,

que combina las funciones de sacerdotisa, sanadora y jueza. El jhat lidera en la guerra,

batallas y asaltos, mientras que otros asuntos se rigen por la cantante lunar del grupo.

Los Khals Dothraki sostienen una interminable guerra entre ellos siempre que están

más allá de los recintos sagrados de Vaes Dothrak, su ciudad santa, pero los dioses de

los Jogos Nhai les prohiben derramar la sangre de su propio pueblo (los hombres

jóvenes cabalgan para robar cabras, perros, y cebrallos de otros grupos, mientras que

sus hermanas salen a secuestrar esposos, pero estos son rituales santificados por los

dioses de las llanuras, durante los cuales la sangre no puede ser derramada).

Sin embargo, la cara que los monta-cebrallos muestran a los forasteros es muy

diferente, ya que ellos viven en un estado de guerra perpetua contra todos los pueblos

vecinos. Sus ataques a N'ghai, la antigua tierra al noreste de sus dominios, han

reducido a ese otrora orgulloso reino a una sola ciudad (Nefer) y sus alrededores. La

leyenda afirma que fueron los Jogos Nhai, liderados por el jhattar – el jhat de jhats y

líder de guerra de todo el pueblo - Gharak Ojobizco, quienes mataron al último de los

gigantes de piedra de Jhogwin en la batalla en las colinas de aullantes.

Antes de las épocas secas y la venida del Gran Mar de Arena, los Jogos Nhai lucharon

una sangrienta guerra fronteriza contra el Patrimonio de Hyrkoon, envenenando los

ríos y pozos, quemando pueblos y ciudades, y llevándose a miles de personas a la

esclavitud en las llanuras, mientras que los Hyrkoon, por su parte, sacrificaron a
decenas de miles de los monta-cebrallos en nombre de sus dioses oscuros y

hambrientos. La enemistad entre los nómadas y las mujeres guerreras de los Huesos es

profunda y amarga hasta el día de hoy, y a través de los siglos una docena de jhattars ha

liderado ejércitos por el Camino de Acero. Hasta ahora todas estas agresiones se han

deshecho contra las paredes de Kayakayanaya, sin embargo, las cantantes lunares

todavía cantan sobre el glorioso día por venir cuando los Jogos Nhai prevalecerán y se

esparcirán sobre las montañas para reclamar las tierras fértiles más allá.

Incluso el poderoso Imperio de Oro de Yi Ti no está exento de las depredaciones de los

Jogos Nhai, como muchos señores y principitos de Yi Ti han aprendido muy a su pesar.

Los asaltos e incursiones en el Imperio son una forma de vida entre los nómadas, la

fuente del oro y las gemas que cubren los brazos y cuellos de sus cantantes lunares y

jhats, y de los esclavos que los sirven a ellos y a sus rebaños. En los últimos dos mil

años, los monta-cebrallos de las llanuras del norte han reducido a ruinas una docena de

ciudades de Yi Ti, un centenar de pueblos e incontables granjas y campos.

Entre los Jogos Nhai, los jhats suelen ser hombres y las cantantes lunares mujeres, pero las

mujeres jhats y los cantantes lunares hombres no son algo inaudito. Sin embargo, esto no

siempre es obvio para los extranjeros, ya que de una chica que elige el camino del guerrero se

espera que vista y viva como un hombre, mientras que un niño que quiera ser un cantante

lunar debe vestirse y vivir como una mujer.

Durante ese tiempo, muchos generales imperiales y tres dioses-emperadores han

llevado ejércitos a través de las llanuras, para intentar poner a los nómadas en cintura.

La historia nos dice que tales intentos rara vez terminan bien. Los invasores pueden

matar a los rebaños de los nómadas, quemar sus tiendas de campaña y yurtas, recoger

tributos en forma de oro, bienes, y esclavos de los grupos que tienen la oportunidad de

encontrar, e incluso obligar a un puñado de jhats a prometer lealtad eterna al Dios-


Emperador y renunciar a sus incursiones para siempre ... pero la mayoría de los Jogos

Nhai huyen ante los ejércitos imperiales, negándose a dar batalla, y tarde o temprano,

el general o emperador pierde la paciencia y se retira, tras lo cual se reanuda la vida tal

y como era antes.

Durante el largo reinado de Lo Han, cuadragésimo segundo emperador escarlata, tres

de esas invasiones a las llanuras terminaron como se describen, sin embargo, cuando

Lo han estaba en sus últimos días, los Jogos Nhai se habían vuelto más audaces y más

voraces de lo que habían sido la primera vez que el emperadore se puso sus insignias

imperiales. Debido a esto, a su muerte, su pequeño y valiente hijo Lo Bu decidió poner

fin a la amenaza que representaban los nómadas de una vez y para siempre. Reuniendo

un poderoso ejército, se dice que de trescientos mil fuertes, este audaz joven emperador

cruzó las fronteras con la masacre como su único propósito. Ofertas de tributos no

podían convencerlo, ni rehenes, ni juramentos de lealtad y ofrendas de paz; su vasto

ejército barrió las llanuras como una guadaña, destruyéndolo todo, dejando un desierto

ardiente detrás de él.

Cuando los Jogos Nhai recurrieron a sus tácticas tradicionales, esparciéndose cuando el

ejército se aproximaba, Lo Bu dividió su enorme ejército en trece ejércitos más

pequeños y los envió en todas las direcciones para dar caza a los nómadas donde quiera

que fueran. Está escrito que un millón de Jogos Nhai murieron en sus manos.

Por fin los nómadas, enfrentando la extinción de su raza, hicieron lo que nunca habían
hecho antes. Un millar de clanes rivales se unieron y nombraron un jhattar, una mujer

en ropas de hombre llamada Zhea. Conocida como Zhea la Árida, Zhea Caracebrallo, y

Zhea la Cruel, y famosa incluso entonces por su astucia, es recordada hasta el día de

hoy en el Imperio de Oro de Yi Ti, donde las madres susurran su nombre a los niños

revoltosos para asustarlos y hacer que obedezcan.

En coraje, valor y habilidad con las armas, Lo Bu no tenía igual, pero en astucia

demostró no ser rival para Zhea. La guerra entre el joven emperador y la veterana

jhattar duró menos de dos años. Zhea aisló cada uno de los trece ejércitos de Lo Bu,

mató a sus exploradores y recolectores, los mató de hambre, les negó el agua, los llevó a

desiertos y trampas, y los destruyó uno a uno. Finalmente sus veloces jinetes

descendieron sobre las huestes del propio Lo Bu, en una noche de carnicería y masacre

tan terrible que cada corriente de agua a veinte leguas a la redonda se llenó de sangre.

Entre los muertos estaba el propio Lo Bu, el cuadragésimo tercero y último de los

emperadores escarlata. Cuando su cabeza cortada fue presentada a Zhea, ella ordenó

que la carne fuese separada del hueso, de manera que el cráneo pudiera ser sumergido

en oro y convertido en su taza para beber. A partir de ese momento hasta ahora, cada

jhattar de los Jogos Nhai ha bebido leche fermentada de cebrallo de la calavera dorada

del ―Niño Demasiado Audaz a la Mitad‖, como se recuerda a Lo Bu.

Jogos Nhai montados sobre cebrallos. (crédito de ilustración 186)


LENG

Al sudeste de Yin, rodeada por las cálidas aguas verdes del Mar de Jade, la verde isla de

Leng es el hogar de "diez mil tigres y diez millones de monos", o por lo menos así

Lomas Pasolargo lo afirmó una vez. Los grandes simios de Leng son también muy

famosos; entre ellos están simios de jorobas manchadas de los que se dice que son casi

tan inteligentes como los hombres, y simios encapuchados tan grandes como gigantes,

tan fuertes que pueden arrancar los brazos y las piernas de un hombre tan fácilmente

como un niño tira de las alas de una mosca.

Un varón de Yi Ti y una dama de Leng (crédito de ilustración 187)

La historia de Leng se remonta casi tan atrás como la de la propia Yi Ti, pero poco y

menos es lo que se sabe de esta al oeste del Estrecho de jade. Hay ruinas extrañas en las

profundidades de la selva de la isla: edificios enormes, largo tiempo abandonados y tan

llenos de maleza que un montón escombros es lo único que se mantiene sobre la

superficie... pero bajo tierra, se nos dice, interminables laberintos de túneles conducen

a enormes cámaras, y escalones tallados descienden cientos de metros en la tierra.


Ningún hombre puede decir quien podría haber construido estas ciudades, o cuándo.

Siguen siendo tal vez el único remanente de algún pueblo desaparecido.

Los actuales habitantes de Leng son de dos tipos, tan profundamente diferentes entre sí

que debemos considerarlos como pueblos totalmente independientes.

Durante gran parte de su historia reciente, Leng ha sido parte del Imperio de Oro de Yi

Ti, gobernada desde Yin o Jinqi. Durante estas épocas, decenas de miles de soldados,

comerciantes, aventureros y mercenarios migraron desde el imperio hacia la isla, en

busca de fortuna. Aunque Leng se liberó de Yi Ti hace cuatrocientos años, los dos

tercios septentrionales de la isla están todavía dominados por los descendientes de

estos invasores de Yi Ti.

OTRAS ISLAS NOTABLES EN EL MAR DE JADE, SEGÚN RECOGE CORLYS

VELARYON EN SUS CARTAS

LA ISLA DE LOS ELEFANTES, cuyo shan gobierna desde un palacio hecho de

marfil.

MARAHAI, la isla del paraíso, con forma de medialuna y cubierta de vegetación, está

protegida por dos islas gemelas de fuego, donde montañas ardientes expulsan

columnas de roca fundida día y noche.

LA ISLA DE LOS LÁTIGOS, una estación de paso, desolada y árida, donde los

esclavistas de media docena de tierras compran, venden, crían, castigan, y marcan sus

propiedades antes de enviarlas a su destino.

Para los viajeros, las gentes de Leng son indistinguibles de las gentes del Imperio de

Oro; hablan un dialecto del mismo lenguaje, rezan a los mismos dioses, comen los

mismos alimentos, siguen las mismas costumbres, e incluso reverencian al emperador

azul de Yin… aunque solo adoran a su propia diosa-emperatriz. Sus principales


ciudades, Leng Yi y Leng Ma, se asemejan a Yin y Jinqi mucho más que a Turrani, la

ciudad del sur.

En el tercio meridional de Leng habitan los descendientes de aquellos que fueron

desplazados por los invasores del Imperio Dorado. Los nativos Lengii son quizás los

más altos de todas las razas conocidas de hombres, muchos de estos hombres llegan a

medir 2 metros de altura, y algunos incluso más. Son delgados y de piernas largas, su

piel es del color de la teca aceitada, y tienen grandes ojos de color dorado que

supuestamente pueden ver más lejos y mejor que los de los demás hombres,

especialmente de noche. Aunque son formidablemente altas, las mujeres de los Lengii

son reconocidas por su agilidad y encantadora, o sorprendente, hermosura.

Durante gran parte de su historia, Leng ha sido una isla rodeada de misterio, ya que los

nativos Lengii rara vez navegaron más allá de sus propias costas, y los navegantes en

trayecto por el Mar de Jade que por casualidad se acercaban a sus costas, recibían una

fría recepción si se atrevían a desembarcar. Los Lengii no tenían interés en los dioses

extranjeros, ni en los productos extranjeros, ni en las comidas, vestimentas o

costumbres extranjeras; tampoco permitían que los forasteros minaran su oro,

cosecharan sus árboles, recogieran sus frutas o pescaran en sus mares. Aquellos que lo

intentaban, pronto se enfrentaban a un final sangriento. Leng llegó a ser conocida como

el refugio de demonios y hechiceros, un lugar que debía ser evitado, una isla cerrada. Y

así se mantuvo durante muchos siglos.

Fueron los marineros del Imperio de Oro los que abrieron Leng para el comercio, pero

incluso entonces las islas siguieron siendo un lugar peligroso para los forasteros, ya que

la Emperatriz de Leng solía reunirse en consejo con los Antiguos, dioses que vivían en

lo profundo de las ruinosas ciudades subterráneas, y de vez en cuando los Antiguos le

ordenaban asesinar a todos los extranjeros que estuvieran en la isla. Se sabe que este
hecho ocurrió al menos cuatro veces en la historia de la isla, si creemos lo que dice el

Compendio Jade de Colloquo Votar.

No fue sino hasta que Jar Har, el sexto de los emperadores verdemar, logró conquistar

Leng con fuego y acero, y lo anexó a su imperio, que se le puso fin definitivo a estas

matanzas.

Durante cuatro siglos, después de que Leng se librara del yugo de Yi Ti, la isla floreció

bajo el gobierno de un extenso linaje de diosas-emperatrices. La primera de la dinastía

actual, aun reverenciada en el este como Khiara la Grande, era de ascendencia Lengii

pura; para complacer a sus súbditos tomó dos esposos, uno Lengii y el otro Yi Ti. Esta

costumbre fue continuada por sus hijas y las hijas de estas. Por tradición el primero de

los consortes imperiales está a cargo de los ejércitos de la emperatriz, y el segundo de

sus flotas.

Existen leyendas que dicen que los Antiguos aún viven bajo las junglas de Leng.

Muchos de los guerreros que Jar Har envió abajo, hacia las ruinas, regresaron

enloquecidos y muchos otros ni siquiera regresaron, por lo que el dios-emperador

decretó que las ruinas de las ciudades subterráneas debían ser selladas y olvidadas.

Incluso hoy en día está prohibido entrar en aquellos lugares, bajo pena de tortura o

muerte.

ASSHAI DE LA SOMBRA

Y así llegamos, casi, hasta el fin del mundo.

O, al menos, hasta el fin de nuestro conocimiento.

Más al este y más al oeste que cualquiera de las grandes islas del mundo conocido, el

antiguo puerto de Asshai se sitúa al final de un largo tramo de tierra, en el punto donde
el Mar de Jade se reúne con el Estrecho de Azafrán. Sus orígenes se hallan perdidos en

las brumas del tiempo. Incluso los Asshai‘i dicen no saber quien construyó su ciudad;

ellos sólo dirán que ―una ciudad ha estado aquí desde el inicio del mundo y va a estar

aquí cuando el mundo termine.‖

Pocos lugares en el mundo son tan remotos como lo es Asshai, e incluso menos lugares

son igual de lúgubres. Los viajeros nos dicen que la ciudad está construida en su

integridad con piedra negra: salones, casas, templos, palacios, calles, murallas, bazares,

todo. Algunos dicen también que las piedras de Asshai tienen una apariencia grasosa y

desagradable, que parece beberse la luz, y oscurecer el brillo de velas, antorchas y

hogueras por igual. Todos concuerdan en que las noches son muy oscuras en Asshai, e

incluso los días más brillantes del verano se ven grises y sombríos.

Asshai es una ciudad muy grande, extendiéndose por kilomentos a ambas orillas del

oscuro río Ceniza. Tras sus enormes murallas de tierra hay espacio suficiente para que

Volantis, Qarth y Desembarco del Rey se sitúen una al lado de la otra, y aun quedaría

espacio para Antigua.

Un reporte del Archimaestre Marwyn confirma los informes de que ningún hombre

cabalga en Asshai, sea guerrero, mercader, o príncipe. No hay caballos en Asshai, ni

elefantes, ni mulas, ni burros, ni cebras, ni perros. Tales bestias mueren poco después

de ser llevadas allí por barco. En esto están involucradas la influencia maligna del

Ceniza y sus aguas contaminadas. Harmon explica en Sobre Miasmas que los animales

son más sensibles a la podredumbre exudada por aquellas aguas, incluso sin beberla.

Los escritos del Septón Barth especulan mucho más, haciendo referencia a misterios

mayores aunque con muy poca evidencia.

Sin embargo, la población de Asshai no es mayor que la de una ciudad comercial de

buen tamaño. Por la noche las calles están desiertas, y sólo uno de cada diez edificios
muestra alguna luz. Incluso en el apogeo del día no se llega a ver ninguna multitud, no

hay vendedores anunciando sus mercancías en mercados ruidosos, no hay mujeres

chismorreando junto a los pozos. Aquellos que caminan por las calles de Asshai usan

máscaras y velos, y tienen cierto aire furtivo. A menudo, caminan solos, o viajan en

palanquines de hierro y ébano, escondidos tras oscuras cortinas, transportados a través

de las sombrías calles sobre las espaldas de sus esclavos.

Y tampoco hay niños en Asshai.

A pesar de su lúgubre aspecto, Asshai de la Sombra ha sido por muchos siglos un

puerto próspero, donde barcos de todo el mundo llegaban para comerciar, cruzando a

través de vastos y tormentosos mares. La mayoría llegan cargados de alimentos y vino,

ya que fuera de las murallas de Asshai muy poco llega a crecer salvo la hierba fantasma,

cuyos tallos brillantes de apariencia vidriosa no son comestibles. Si no fuera por la

comida traída desde el otro lado del mar, los Asshai‘i morirían de hambre.

Los barcos también traen barriles de agua dulce. Las aguas del Ceniza lucen negras bajo

el sol de mediodía y brillan con una fosforescencia verdosa pálida por las noches, y los

peces que nadan en el río están ciegos y retorcidos, tan deformados y repulsivos, que

sólo los tontos y los portadores de sombras comerían de su carne.

Todas las tierras bajo el sol tienen necesidad de frutas, granos y vegetales, así que uno

podría preguntar el por qué los marineros navegarían hasta el fin del mundo para

vender sus cargas cuando podrían hacerlo en mercados más cerca de su hogar. La

respuesta es oro. Tras las murallas de Asshai la comida es escasa, pero el oro y las

gemas abundan… aunque algunos dicen que el oro de las Tierras Sombrías es tan

maligno como lo son las frutas que crecen allí.

No obstante, las naves siguen llegando. En busca de oro, gemas, y por otros tesoros,

ciertas cosas de las que solo se habla en susurros, cosas que no se pueden encontrar en
ningún otro lugar del mundo excepto en los bazares negros de Asshai.

La tenebrosa ciudad de la Sombra está llena de hechicería. Brujos, magos, alquimistas,

bardos lunares, sacerdotes rojos, alquimistas oscuros, nigromantes, aeromantes,

piromantes, magos de sangre, torturadores, inquisidores, envenenadores, esposas de

dioses, caminantes nocturnos, cambiadores de forma, adoradores de la Cabra Negra,

del Niño Pálido y del León de la Noche, todos son bienvenidos en Asshai de la Sombra,

donde nada está prohibido. Aquí son libres de practicar sus hechizos sin restricción ni

censura, pueden llevar a cabo sus ritos obscenos, y fornicar con demonios si es ese su

deseo.

Los más siniestros de todos los hechiceros de Asshai son los portadores de sombras,

cuyas máscaras laqueadas esconden sus rostros de los ojos de hombres y dioses. Sólo

ellos se atreven a navegar río arriba, pasando las murallas de Asshai, hacia el corazón

de la oscuridad.

En su trayecto desde las Montañas del Amanecer hasta el mar, el Ceniza discurre a

través de una estrecha hendidura en las montañas, entre acantilados tan empinados y

estrechos que dejan al río en la sombra perpetua, exceptuando los pocos momentos al
mediodía cuando el sol alcanza su cénit. Las cuevas que salpican los acantilados sirven

de guarida para demonios, dragones y cosas aún peores. Mientras más se aleje uno de

la ciudad, más horribles y retorcidas se vuelven estas criaturas… hasta que al final uno

se encuentra ante las puertas de Stygai, la ciudad cadáver en el corazón de la Sombra,

donde incluso los portadores de sombras temen entrar. O al menos eso nos dicen las

historias

¿Existe algo de verdad en estas lúgubres fabulas traídas desde el otro extremo del

mundo por los bardos, navegantes y entusiastas de la hechicería? ¿Quién puede

decirlo? Lomas Pasolargo nunca llegó a ver Asshai de la Sombra. Ni siquiera la

Serpiente Marina llegó a navegar tan lejos. Aquellos que lo hicieron no regresaron para

contarnos sus historias.

Hasta que lo hagan, Asshai, las Tierras Sombrías y cualquier otra tierra o mar que se

encuentre aún más lejos, seguirán siendo un libro cerrado para hombres sabios y reyes

por igual. Siempre hay más que conocer, más que ver, más que aprender. El mundo es

un lugar vasto y maravillosamente extraño, y existen más cosas bajo las estrellas de las

que los Archimaestres de la Ciudadela puedan llegar a soñar.

Asshai de la Sombra. (Crédito de ilustración 188)


¿Dragones renacidos? (Crédito de ilustración 189)

En los años pasados desde que empecé a escribir este documento, mucho ha cambiado

en Poniente y en las tierras lejanas. Los lectores deben entender que un trabajo como

este no es producto de un par de semanas… o incluso años. Empecé a establecer el

marco para esta historia en años más pacíficos durante el apogeo del reinado del buen
Rey Robert, con la intención de dedicarles el volumen a Robert y a sus herederos, como

un relato de las tierras y el reino que han heredado.

Pero aquel no fue el caso. La muerte de la noble Mano, Jon Arryn, ha desatado la locura

en el reino, una locura nacida del orgullo y la violencia, que ha destrozado el reino de

Robert, y el de su legítimo hijo y heredero, Joffrey. Los pretendientes intentan hacerse

con el Trono de Hierro, y desde el este llegan inquietantes rumores acerca de dragones

renacidos.

En estos tiempos de conflicto, debemos orar para que el buen Rey Tommen tenga un

reinado largo y justo, y para que sea capaz de sacarnos de la oscuridad y llevarnos de

regreso a la luz.
Crédito de ilustración 190
Crédito de ilustración 191
Crédito de ilustración 192
Crédito de ilustración 193
Crédito de ilustración 194
Los Gemelos. (Crédito de ilustración 195)
Jon Nieve y Fantasma. (Crédito de ilustración 196)
Rocadragón. (Crédito de ilustración 197)

Rhaegar Targaryen y Lord Robert Baratheon se enfrentan en el Vado Rubí durante la

Batalla del Tridente. (Crédito de ilustración 198)

CRÉDITOS ARTÍSTICOS

RENÉ AIGNER

Ilustraciones: 120, 184, 188

RYAN BARGER (Fantasy Flight)


Ilustración: 31

ARTHUR BOZONNET (Studio Hive)

Ilustraciones: 12, 19, 20, 22, 57, 64, 65, 77, 86, 94, 116, 143, 163, 172, 174, 178

JOSÉ DANIEL CABRERA PEÑA

Ilustraciones: 60, 75, 80, 100, 150

JENNIFER SOL CAI (Velvet Engine)

Ilustraciones: 6, 38, 55, 62, 69, 121, 93, 104, 112, 121, 126, 138, 144, 151, 190, 191, 192,

194

THOMAS DENMARK (Fantasy Flight)

Ilustración: 92

JENNIFER DRUMMOND

Ilustraciones: 23, 81

JORDI GONZÁLEZ ESCAMILLA

Ilustraciones: 1, 2, 7, 14, 25, 40, 53–54, 117, 142, 147, 161, 165, 170, 185

MICHAEL GELLATLY

Ilustraciones: 9, 91, 101, 110, 115, 124, 130, 140, 148, 193

TOMASZ JEDRUSZEK (Fantasy Flight)

Ilustraciones: 118, 122, 146, 157, 182

MICHAEL KOMARCK

Ilustraciones: 36, 42, 82 (Fantasy Flight), 83, 105, 154, 156

JOHN MCCAMBRIDGE

Ilustraciones: 30, 111, 134, 162, 179

MOGRI (Velvet Engine)

Ilustraciones: 6, 93, 112, 144, 151, 191

TED NASMITH
Ilustraciones: 3, 18, 26, 37, 89, 90, 96, 97, 106, 109, 113, 123, 129, 135, 139, 158, 195

KARLA ORTIZ

Ilustraciones: 47, 62, 78, 87, 153

RAHEDIE YUDHA PRADITO (Velvet Engine)

Ilustraciones: 38, 55, 63, 69

DHIAN PRASETYA

Ilustraciones: 60, 75, 80, 100, 150

PAOLO PUGGIONI

Ilustraciones: 56, 85, 114, 141, 171, 181

JONATHAN ROBERTS

Ilustraciones: 98, 173, 175

THOMAS SIAGIAN (Velvet Engine)

Ilustraciones: 6, 104, 121, 126, 190, 192, 194

MARC SIMONETTI

Ilustraciones: 15, 17, 24, 29, 35, 41, 44, 45, 48, 67 (Fantasy Flight), 70, 74, 76, 79, 84,

103, 183, 168, 176, 177, 186

CHASE STONE

Ilustraciones: 8, 21, 33, 49, 52, 145, 155

PHILIP STRAUB

Ilustraciones: 197, 159

JUSTIN SWEET

Ilustraciones: 61, 189, 196, 198

NUTCHAPOL THITINUNTHAKORN (Studio Hive)

Ilustraciones: 125, 133, 149, 160, 180

MAGALI VILLENEUVE
Ilustraciones: 13, 16, 27, 34, 39, 43, 46, 70, 59, 66, 68, 71–72, 73, 88, 102, 107, 108, 127,

128, 132, 164, 166, 167

DOUGLAS WHEATLEY

Ilustraciones: 4, 5, 10, 11, 28, 32, 51, 58, 95, 99, 131, 169, 187

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