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26/ AULA ABIERTA

«Los grandes creadores de la


literatura griega clásica» (1)
Conferencias de Francisco Rodríguez
Adrados y Helena Rodríguez Son1.olinos
Del 14 de enero al 6 de febrero, el helenista y académico Francisco Rodríguez
Adrados, catedrático emérito de Filología Griega de la Universidad
Complutense, impartió en la Fundación Juan March un «Aula abierta»
sobre «Los grandes creadores de la literatura griega clásica». Una de las
ocho conferencias, la del 16 de enero, corrió a cargo de Helena Rodríguez
Somolinos, profesora de la Universidad Nacional de Educación a Distancia.
Los títulos de las ocho conferencias públicas fueron los siguientes: «La épica
griega: Homero y su Odisea»; «La lírica erótica: Safo» (por Helena
Rodríguez Somolinos); «El pensamiento arcaico: Heráclito»; «Los Juegos y
su poeta: Píndaro»; «Sócrates»; «La tragedia: el Agamenón de Esquilo»;
«Platón: La República»; y «La Historia: Thcídides».
Seguidamente ofrecemos un extracto auténtico de las cuatro primeras
conferencias. El de las restantes se dará en el próximo Boletín Informativo.

La épica griega: Homero Por eso presentamos, como pórtico,


y su Odisea un momento insigne de la misma: el de
la Odisea de Homero. Como la flíada,

L a literatura griega clásica represen­


ta una ruptura frente a las literatu­
ras orientales: significa la aparición del
significa la culminación de la poesía
oral de época micénica, reelaborada
(dictada o escrita) en el siglo VIII por
individuo creador, orgulloso de su ta­ un aedo o cantor al cual se da el nom­
lento y su originalidad. Y significa el bre de Homero. Como la Ilíada, recoge
comienzo de una tradición que no se la herencia de la épica indoeuropea y
romperá ya hasta nuestros días. Las li­ de la épica mesopotámica (el poema de
teraturas orientales, en cambio, influ­ Gilgamés, sobre todo). Y ofrece el mis­
yeron sobre la griega de la Edad Arcai­ mo espectáculo de una sociedad aristo­
ca, pero no tuvieron continuidad direc­ crática, de unos temas centrales como
ta hasta nosotros. Sólo los arqueólogos son el valor y el heroísmo, la lealtad y
las han parcialmente recuperado, exca­ la ayuda al amigo, la venganza y la hu­
vando en templos, ciudades, tumbas y manidad. Y unos recursos poéticos tra­
palacios. dicionales: las repeticiones y frases for­
Dentro de este panorama general de mularias, las escenas-tipo, los excur­
la cultura griega arcaica y clásica, cu­ sos, los epítetos, los símiles.
yos momentos decisivos intentaremos Cuando comienza nuestra Edad
iluminar, existe un momento inicial, en Media, una sociedad semejante hará
que la poesía es todavía oral y tradicio­ vivir una épica oral también semejante,
nal, en cierto modo artesanal: la épica. continuadora en suma de la indoeuro­
Salen en ella ya a luz los motivos prin­ pea. Entre nosotros, el Poema del Cid
cipales de la literatura posterior. La épi­ es su monumento más insigne.
ca griega ofrece una originalidad: crea Pero la Odisea es un mundo por sí
grandes conjuntos de líneas claras y or­ misma. Hereda viejos temas indoeuro­
ganizadas, cultiva lo dramático, lo hu­ peos como el del retorno de los héroes
mano, lo trágico y hasta lo cómico. de la gran expedición y el de la recon­
«LOS GRANDES CREADORES DE LA LITERATURA GRIEGA. .. " (1) / 27

fa por su inteligencia unida a su valor.


No se deja detener ni siquiera por los
monstruos y por las magas o hechice­
ras enamoradas, antiguas diosas de los
confines del mundo. Está lleno de tru­
cos y engaños, de disfraces y de menti­
ras salvadoras. Y de humanidad. Una
diosa, Atenea, le ayuda, precisamente
porque es inteligente. Al final, triunfa
en él la añoranza de la patria y de la es­
posa Penélope, que la simboliza, por
encima de la atracción de las diosas in­
mortales.
La Odisea es ya una obra unitaria y
bien compuesta. Tras el prólogo, con la
Asamblea de los dioses, a los que Ate­
nea convence para que dejen escapar al
Francisco Rodríguez Adrados héroe de la isla de Calipso, que le re­
(Salamanca, 1922) es catedrático tiene con su amor, tenemos dos viajes
emérito de Filología Clásica de la en paralelo. Telémaco, el hijo, recone
Universidad Complutense de Madrid.
Fundador y codirector del gran las cortes de Pilos y Lacedemonia bus­
Diccionario Griego-Español, que edita cando a su padre; éste, Odisea, viaja de
el Consejo Superior de Investigaciones la isla de Calipso al país feliz de los
Científicas, del que se han publicado feacios. Allí, en el banquete, cuenta, en
ya 6 volúmenes, dirige la Colección retrospectiva, su largo y peligroso via­
Alma Mater de Autores Griegos y je desde Troya. Luego, padre e hijo se
Latinos, así como diversas revistas de reencuentran en Ítaca. Y tiene lugar la
filología y estudios clásicos. Miembro
de la Real Academia Española desde reconquista del reino: la victoria, por
1990, ha sido galardonado con engaños y heroísmo, sobre los preten­
numerosos premios, entre ellos el dientes de Penélope, el reconocimiento
«Aristóteles" de la Fundación de Odisea por ésta, el triunfo final y la
Onassis, en representación del noche de amor.
Diccionario Griego-Español, en 1988, En cieno modo, la Odisea no es só­
y la gran Cruz de la orden de Alfonso lo nuestro más antiguo libro de viajes y
X el Sabio, en 1997. Es autor de más
de 30 libros sobre Literatura y Filología aventuras, la descripción mítica del pe­
griega antigua, Lingüística ligroso Mediterráneo que surcaban los
Indoeuropea y Lingüística General; asi griegos desde la edad micénica. Es
como traducciones del griego y del también, en cierto modo, una comedia
sánscrito. que acaba bien, entre aventuras y ero­
tismo. Como la llíada es una tragedia.
Las peligrosas aventuras terminan con
quista del reino. Y viejos temas meso­ la salvación del héroe, su vuelta a la pa­
potámicos, como el del viaje del héroe tria, su triunfo. Y la vuelta al hogar y a
a los confines del mundo, luchando la esposa.
con monstruos y venciéndolos, el viaje Épica humana, con un nuevo tipo de
incluso a las regiones desconocidas héroe, retrata caracteres humanos, co­
allende el mar: a los infiernos, en la mo los de las mismas diosas enamora­
Odisea. Pero después de heredar todo das y la corte civilizada y pacífica de
esto y, también, temas folk.Jóricos del los feacios, en que la doncella Nausí­
cuento popular -el Cíclope, las magas caa mira al héroe con admiración amo­
que entorpecen el camino del héroe- la rosa. Las aristocracias griegas desde el
Odisea es algo diferente. siglo VIII y los navegantes griegos que
Odisea es un héroe diferente: triun­ venían hasta nuestras costas, encontra­
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ban en ella su justificación y modelo. Y el Uno, la Naturaleza o unidad original


su esperanza. que «gusta de ocultarse», pero está, en
y la literatura griega, la nueva lite­ el fondo, siempre presente. Son dos as­
ratura individualista y creadora, arran­ pectos, dos maneras de nombrar lo
ca de aquí. Con la Odisea quedaron mismo. Otro es Zeus: «el Uno... quiere
sentados sus comienzos. y no quiere el nombre de Zeus». Pero
aliado hay un factor activo, que es una
ley cósmica, física, y una ley estructu­
El pensamiento arcaico: ral al mismo tiempo: ellogos. El mis­
Heráclito mo logos que es también el elemento
primordial, distintivo, de la naturaleza
Del conjunto de los pensadores humana.
griegos llamados presocráticos, que a Ya está hecha la hermandad de cos­
partir del siglo VI a. C. echaron al mos y hombre, ya está fundada la idea
mundo la filosofía, destacamos en este de una base común del todo y una ley
curso a Heráclito, el filósofo de Éfeso que lo gobierna a través de revolucio­
nacido hacia el 540 a. C. nes cósmicas, destrucciones y renaci­
Como sus predecesores a partir de mientos.
Tales de Mileto, sus coetáneos como Ésta puede ser, en apretada síntesis,
Parménides de Elea y sus continuado­ la idea de este filósofo por lo demás
res ya en el siglo V, tajes Anaxágoras enigmático, el Oscuro le llamaban: se
de Clazómenas, Empédocles de Agri­ expresaba en máximas de difícil senti­
gento y Demócrito de Abdera, repre­ do. Se paseaba orgulloso por su ciudad:
senta un esfuerzo intelectual para salir si todos los hombres, decía, tienen par­
del pensamiento mítico de las cosmo­ te en el logos, muchos están dormidos
gonías de tradición oriental, represen­ al logos, él está despierto, su doctrina,
tadas en Grecia, con más o menos ori­ su libro, es ellogos verdadero, la expli­
ginalidad, por Hesíodo. Las aguas, la cación del Ser y el devenir del mundo.
oscuridad, los elementos en general Cuando nace, Éfeso y toda Jonia es­
son los protagonistas de relatos cosmo­ tán ya en poder de los persas: en esta
gónicos como los del Enuma Elish ba­ ciudad sometida debe de haber vivido,
bilonio o el Génesis bíblico. no se exilió como otros. Vivía de su so­
Los pensadores griegos, jonios a ve­ lo pensamiento, no escribió de política
ces trasplantados a Italia y Sicilia por (ni la hizo, se negó a ello). Sus conciu­
causa de la conquista persa del 544, dadanos, seguramente, desconfiaban
buscaron un primer principio o arkhé de él: «los perros ladran a quienes no
que es la raíz de todo, el elemento pri­ conocen», escribió. Dedicó sus máxi­
mordial que es la base de lo existente y mas en el templo de Ártemis. Y él es el
que hay que investigar no con los sen­ símbolo de toda dedicación intelectual.
tidos, sino con el nous o intelecto. En Cabría presentar algunas de las má­
Tales o Anaxímenes este principio filo­ ximas más significativas. Sobre su en­
sófico y esencial todavía tiene un aga­ torno, por ejemplo: crítica de los poetas
rre material: son el agua y el aire, res­ (Homero, Arquíloco), de los cultos po­
pectivamente, los que todo lo crean. pulares (como el de Dioniso) y los mis­
Otras veces ya no: el Ser de Parméni­ terios. Sólo unos pocos hombres son
des o el propio nous de Anaxágoras «buenos», despiertos al logos; los de­
cumplen esa función. Y a veces se tra­ más se hartan como el ganado, son co­
ta ya de dos elementos, actuando el mo sordos. Se trasluce amargura y or­
uno sobre el otro. gullo, un aristocratismo centrado ya en
Éste es el caso de Heráclito, el filó­ la sabiduría, no en la sangre, como lue­
sofo de Éfeso. Según la interpretación go el de Platón. Hay crítica de sus com­
ofrecida en esta conferencia, presenta patriotas: a Hermodoro, el hombre más
dos principios: el primero es el Fuego o excelente, lo expulsaron: «si es el me­
"LOS GRANDES CREADORES DE LA LITERATURA GRIEGA. .. " (1) / 29

jor, que lo sea en otra parte», dijeron. de las almas. El vencedor era glorifica­
Otros fragmentos o máximas se re­ do, él, su familia, su ciudad. Era, cual
fieren a la búsqueda de la sabiduría: un dios, digno de himnos, de celebra­
búsqueda difícil, que hay que llevar ciones, de estatuas. Y Píndaro fue el
con esperanza, para investigar las leyes más ilustre de los poetas que celebra­
divinas y las humanas, que de ellas de­ ban a estos héroes vencedores y cele­
rivan. Para buscar, tras la apariencia, el braban la sociedad y las ideas en que
sustrato oculto. De esa búsqueda sale florecían. Aunque no el único: conser­
su doctrina: el Uno o el Fuego, que se vamos epinicios, canciones de victoria,
descompone en los opuestos. Hay la ar­ de Simónides y Baquílides.
monía de los contrarios, como la del ar­ Los epinicios de Píndaro forman
co y la lira: vida y muerte, enfermedad una excepción dentro del naufragio de
y salud, Hades y Dioniso, son en últi­ la lírica griega: sólo ellos (y no el resto
mo análisis lo mismo. El principio de la de la producción del poeta) y Teognis
guerra y el enfrentamiento es el que se salvaron, nos han llegado por vía de
crea los mundos: «la guerra es el padre los manuscritos bizantinos. Y ello en
de todo». virtud de su excelencia, de su carácter
y todo ello tiene reflejo en la fuerza único y singular. Único: Píndaro no fue
del lagos (que también es medida o imitado, Horacio dice aquello de que
ley), que dirige el proceso: todo trans­ guien intentara emularlo sería como
cun'e kata logon, de acuerdo con el la­ Icaro, caído al Océano al derretirse por
gos, la ley física. Pero este lagos. como los rayos del sol la cera de sus alas.
quedó dicho, es también lagos huma­ Píndaro nació en Cinoscéfalas, cer­
no, que se enfrenta a la hybris, al exce­ ca de Tebas, en el año 518 a. c., de una
so o violencia: hay que apagarla como familia aristocrática: son los valores
se apaga un incendio. Deben dominar aristocráticos, convertidos en modelo
la sabiduría, la ley, el orden. Anticipo ideal para todos, los que celebra. Y
de lo que proclamarán luego los socrá­ aunque estudió en Atenas no eran los
ticos. valores democráticos, igualitarios, pro­
El mundo está en perpetuo movi­ pios de esta ciudad, los que le atraían.
miento y cambio, «todo fluye». Pero Calla o casi calla sobre Atenas y su pa­
todo fluye conforme a ley, una ley que pel relevante en las guerras médicas,
es divina. natural y humana, que el sa­ celebra a los aristócratas de Egina, Te­
bio descubre y que crea nuevos mun­ bas, Rodas, Argos, Tesalia, triunfado­
dos de los mundos destruidos. Sólo el res en Jos Juegos; y a los reyes y tiranos
lagos y la sabiduría son constantes, que buscaban en ellos ennoblecerse, ta­
eternos. Pero exigen investigación yes­ les Hierón de Siracusa, Terón de Acra­
fuerzo. gante y Arcesilao de Cireneo
Éste fue, junto con el de Parméni­ Quizá huyendo de la enfadosa situa­
des, seguramente, el más decisivo es­ ción creada por el apoyo de Tebas a los
fuerzo intelectual de la plimera Grecia, persas, marchó a Sicilia, invitado por
antes del socratismo. Dejó su eco, sin Hierón: en su honor escribió la primera
duda, en Esquilo y en Sócrates. Olímpica. La victoria sobre los cartagi­
neses en Sicilia hizo, quizá, que suavi­
zara más tarde su relación con Atenas.
Los Juegos y su poeta: Píndaro Pero no hay que engañarse: Píndaro,
cuyas obras fechadas abarcan desde e!
Píndaro es para nosotros el cantor 498 al 446, que fue un artista interna­
de los grandes Juegos de Grecia, aque­ cional de fama inigualada, fue el último
llos que, abiertos a todos, significaban representante de los valores aristocráti­
la competición sin sangre y con reglas, cos, estaba ya fuera de su tiempo. El
e! ideal de perfección de los cuerpos y, tiempo era ya el de la tragedia y el de
en la mentalidad tradicional, también los ideales de Atenas. Que, por lo de­
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más, trató de combinar mención, en ocasiones, de


esos viejos ideales con los otros triunfos del mismo
nuevos, democráticos, ra­ atleta. Todo entretejido
cionales y humanitarios: con máximas que recuer­
léase si no el discurso de dan el rechazo de la hy­
PericJes, en Tucídides, en bris, el no ir más allá de
honor de los muertos del las columnas de HeracJes,
primer año de la guerra del umbral de bronce. El
del Peloponeso. poeta osa, incluso, dar
Los grandes Juegos in­ consejos a sus ilustres
ternacionales -Olímpicos, huéspedes, a sus ilustres
Píticos, Ístmicos y Ne­ triunfadores: un Hierón o
meos- no eran sino una un Arcesilao.
expansión a nivel interna­ Por poner breves ejem­
cional de algunos de los plos. La primera Olímpica
innumerables festivales de celebra el origen de esos
Grecia, en que se rendía Juegos según el mito del
culto a un dios local con triunfo de Pélope: son los
sacrificios, comidas co­ más excelentes, como el
munales y conmemora- • agua entre los licores, el
ciones poéticas y atléticas. • oro entre los metales, el
Siempre existe un mito sol entre los astros, Hierón
sobre su fundación; a ve­ entre los reyes, Píndaro
ces es un mito doble, los Juegos Olím­ entre los poetas: todo es asimilado. Y
picos proceden, según una versión, de brilla el mito de Pélope, unido a episo­
la carrera de carros en que Pélope de­ dios divinos que el poeta embellece y
rrotó a Enómao y ganó la boda de Hi­ moraliza. Solo puede compararse el
podamia; según otra, de la carrera a pie frontón del templo de Zeus en la propia
en que Heracles derrotó a los Dáctilos Olimpia, donde vemos al héroe dis­
del Ida. En todo caso, los Juegos de ca­ puesto a la carrera, al lado del rival. Y
da año renovaban aquellos viejos triun­ de la novia y de Zeus, que dispensa la
fos, los vencedores eran como dioses o victoria.
héroes antiguos, decorados de las anti­ O recordemos la Olímpica VI, con
guas virtudes. Virtudes heredadas, no el elogio de lamo, antepasado del ven­
aprendidas, como proponían los ilus­ cedor Hegesias de Siracusa: lamo, un
trados. hijo de Apolo abandonado en el bos­
Tras el triunfo, o en la patria al re­ que, alimentado por las serpientes, ha­
greso del atleta, un cortejo cantaba el llado entre las violetas mientras se re­
himno encargado al poeta: un honor fleja en él un rayo de sol. O la Pítica
casi divino. Se trata de IÍlica coral, una IX, en honor de Telesícrates de Cirene,
creación griega para las grandes, so­ que da al poeta la oportunidad de rela­
lemnes ceremonias. tar el mito de Cirene, la ninfa montaraz
En un proemio el poeta celebra los que, en Tesalia, luchaba con sus brazos
Juegos o celebra al vencedor y a su pa­ desnudos contra un león y de quien se
tria o se celebra a sí mismo: todo lo ex­ enamoró con sólo verla Apolo y la hi­
celente se reúne en un ambiente de mú­ zo su esposa y fundadora de la ciudad
sica, belleza y virtud tradicional. Lue­ griega de África.
go, una parte central relata el mito del y tantos y tantos momentos más en
origen de los Juegos o celebra al ven­ que Píndaro celebra la antigua belleza,
cedor y su familia o a su ciudad. Un la antigua moralidad, el antiguo valor
origen divino, rodeado de esplendor y de un mundo que ya comenzaba a des­
belleza. Y el epílogo culmina el total y plomarse en torno a él. Pero que dejó
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repite el elogio del triunfador, con tantos valores al mundo que siguió.

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"LOS GRANDES CREADORES DE LA LITERATURA GRIEGA. .. " (1) / 31

La lírica erótica: Sajo


on Safo, que vivió en la isla de Les­ gicas. La eróti­
C bos en torno al 600 a.c., se inaugu­
ra una larga tradición de poesía amoro­
ca tradicional,
pues, está uni­
sa occidental que se mantiene viva en la da al rito y al
actualidad. No sólo es la primera en ha­ mito y está uni­
blar del amor de una forma sincera. si­ da al protago­
no que además su poesía ha ejercido de nismo de la Helena Rodríguez
hecho una influencia profunda en la tra­ mujer. La mu- Somolinos
dición cultural posterior. Su aportación jer es siempre quien lleva la iniciativa;
destaca claramente viéndola dentro de es el sujeto del amor. En la visión de los
la historia del tratamiento del amor en griegos el amor-pasión, el amor-con­
la literatura. flicto, el éros, es una locura, una enfer­
En los orígenes del tema erótico en medad de la que el hombre no es res­
la literatura universal está el lamento de ponsable sino víctima. Quien causa el
la mujer abandonada o rechazada, que amor es la divinidad, Afrodita y Eros.
expresa su amor por el hombre y su do­ Eros es una fuerza externa que ataca y
lor, que lo busca, que exige ser COITes­ domina a hombres y animales. que
pondida, que promete fidelidad, que su­ mueve la generación y la vida del mun­
plica a los dioses. Este tema, que cono­ do animal y vegetal. El éros surge entre
cemos en todo el mundo oriental desde la esposa y otro hombre, entre el hom­
los sumerios, es de origen ritual: proce­ bre mayor y el muchacho, entre Safo y
de del lamento ritual por el dios que sus amigas; no en el matrimonio. Cuan­
muere o desaparece, en boca de la dio­ do pasa al plano humano el amor es
sa o de las mujeres del cortejo del dios. transgresión de las normas, de las res­
Son divinidades de la naturaleza pro­ tricciones de la sociedad, y suele aca­
pias de las sociedades agrarias, dioses rrear el desastre, el castigo o la burla.
ligados a los ciclos de la vida y de la Por ello es peligroso, porque es ÍITacio­
muerte. nal y puede llevar a los máximos exce­
Este tipo de temas pasa de Oliente a sos: adulterio, incesto, suicidio, crimen.
Grecia, como otros, favorecido por un Por ello la sociedad se previene contra
fondo común de creencias. Pasan al mi­ ello, y también la literatura. De hecho el
to, al rito y pasan a la lírica, íntimamen­ amor es un tema limitado en la literatu­
te ligada a mito y rito. Lo interesante es ra griega arcaica y clásica; incluso en la
que en Oriente había monodia ritual de poesía. salvo en Safo. En pa.I1icular en
tema erótico, que muy posiblemente Atenas no se tratarán estos temas hasta
ayudó a la ampliación de las partes mo­ que no llegue Eurípides con sus heroí­
nódicas en los poemas líricos, es decir, nas enamoradas.
a la creación de la lírica literaria. Y so­ El verdadero avance en los temas
bre todo, el tema erótico se convierte en eróticos se dio mucho antes de Eurípi­
Grecia en algo ya diferente, porque se des, lógicamente fuera de Atenas, en la
traslada al ámbito humano. Entre otros, lírica. Las innovaciones principales de
Safo constituye un testimonio funda­ la lírica son dos: 1) el paso de la erótica
mental de este proceso, porque junto a ritual y tradicional al tema amoroso
sus poemas personales compone otros personal. Es en Safo sobre todo en don­
de tipo tradicional que contienen este de el amor se convierte en un senti­
género de lamentos femeninos, y en miento humano íntimo y real, con sus
ocasiones están directamente relaciona­ múltiples consecuencias a nivel físico y
dos con el ritual (planto por Adonis, psíquico. Desde nuestra perspectiva es­
cantos de boda). También están muy te salto puede parecer pequeño. porque
cercanos a la lírica popular, conservan­ para nosotros desde hace ya muchos si­
do por ejemplo formas corales y dialó­ glos la expresión del amor es el tema
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poético por excelencia. Pero es real­ moderno concepto de homosexualidad,


mente un paso de gigante, en relación al plantean problemas por su excepciona­
amor de la épica o a los estereotipos de lidad, y porque se desarrollan en un
la erótica ritual y popular. 2) el despla­ contexto poético-musical-religioso,
zamiento del tema amoroso hacia la es­ quizá también educativo, muy difícil de
fera homosexual, tanto masculina establecer. Es casi imposible reconstruir
(Anacreonte, Íbico, Teognis, etc.) como el contexto en que nace esta poesía, y
femenina (Safo). Pero hay una gran di­ por tanto entenderla en todo su signifi­
ferencia entre estos autores y Safo. En cado. La historia del tema erótico en la
ellos el amor viene a ser un tópico más literatura griega sigue, pues, una línea
dentro de los temas de banquete. Es el que parte de lo heterosexual, en sus orí­
amor-placer, cuyas consecuencias no genes rituales y míticos, pero continúa
son fatales, se puede hablar de ello de y se amplía -sobre todo gracias a Safo-­
fonna ligera y despreocupada, es un en la esfera homosexual a lo largo de
juego en realidad. Para Safo esto no es toda la lírica, en un largo rodeo, para
así: el amor es el tema central en su po­ acabar volviendo a lo heterosexual, ya
esía y en la dimensión poética de su vi­ en la tragedia de Eurípides. Después
da, que es la que conocemos, como pro­ vendrán otras fonnas de amor mucho
tagonista de la mayoría de sus poemas. más convencionales que serán las que
El amor pasa al primer plano; es un fin encontremos en el teatro de Menandro,
en sí mismo. Sus fragmentos nos testi­ en la elegía helenística y sobre todo en
monian todos los aspectos del éros: su la novela. O
aparición súbita, la búsqueda, la súplica
a la divinidad para lograr el triunfo, el Helena Rodríguez Somolinos es
elogio de la amada, el disfrute apacible profesora de Filología Griega en la
del amor, y nos testimonian sus efectos UNED. Ha trabajado en diversos
negativos: los celos, la rivalidad, la trai­ campos relacionados con la lengua, la
ción, la decepción, el desprecio, el literatura y los textos griegos, en
abandono. Una amplia gama de pasio­ especial la lexicografía griega, dentro
nes que se dan cita en un mundo apa­ del proyecto Diccionario Griego­
Español del e.s.l.e., la epigrafía y el
rentemente cen'ado, el de las relaciones estudio de la lírica lesbia. Autora de
de Safo con estas muchachas que llegan diversas publicaciones, entre ellas El
y se van. Las relaciones homoeróticas léxico de los poetas lesbios (1998) y la
que nos testimonia la poesía de Safo, traducción de los fragmentos de Sato
que no son comparables con nuestro en el volumen Poetisas griegas (1994).

El 8 de mayo, en su 80 0 aniversario
Homenaje a Carlos Bousoño
El 8 de mayo se celebra en la Fundación Juan March un acto en homenaje al
poeta Carlos Bousoño, con motivo de su 80° aniversario, en el que intervendrán
la poetisa e investigadora austríaca Angelika Theile-Becker y el poeta y crítico
literario Alejandro Duque Amusco. La primera hablará sobre «Potencial inter­
disciplinar de las teoóas de Carlos Bousoño» y el segundo lo hará sobre «La poe­
sía de Carlos Bousoño». Carlos Bousoño (Boal, Oviedo, 1923) es miembro de la
Real Academia Española y ha sido profesor universitario. Es Premio Nacional de
las Letras 1993, Príncipe de Asturias, Nacional de Poesía y Premio de la Crítica.
Autor de Metáfora del desafuero, Las monedas contra la losa y El ojo de la agu­
ja, entre otros ljbros. Fue becado dos veces por la Fundación Juan March.
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«Los grandes creadores de la

literatura griega clásica» (y 11)

Conferencias de Francisco Rodríguez


Adrados
Del 14 de enero al 6 de febrero, el helenista y académico Francisco Rodríguez

Adrados, catedrático emérito de Filología Griega de la Universidad

Complutense, impartió en la Fundación Juan March un «Aula abierta»

sobre «Los grandes creadores de la literatura griega clásica».

En el anterior Boletín Informativo se dio un extracto auténtico de las cuatro

primeras conferencias. Seguidamente se ofrece el de las cuatro restantes.

Sócrates decir de su doctrina, aunque


más que tener una doctrina
él aspiraba a ella, debatien­
S ócrates fue central en el
pensamiento de la Atenas
del siglo V y para todo el de­
do con unos y otros en ca­
lles, pajestras y en todos los
sarrollo de una línea de la Fi­ lugares públicos y privados.
losofía que, confluyendo en Posición bien diferente de la
un momento dado con el mucho más doctrinaria de
Cristianismo, ha dominado los presocráticos. Era una
durante milenios el pensa­ posición popularista, pero
miento occidental. Y, sin embargo, su en cierto sentido tradicional, en cuanto
personalidad no es fácil de definir. Fue, que quería establecer valores morales
sobre todo, su muerte, que arrostró pa­ fijos, bien que racionales, y era en cier­
ra no desdecirse de su búsqueda incon­ to modo un ateniense tradicional, no un
dicional de la verdad y la justicia y no sofista apátrida.
ser infiel, tampoco, a la ley de Atenas, El problema es que sabemos poco
lo que más hizo para convertirlo en un de él hasta fecha muy tardía. Sabemos
mártir del pensamiento libre. de su valor como soldado en Potidea
Nacido en el año 469, vivió una épo­ (432), Delion (424) y AnfípoJis (422),
ca que va de la grandeza de Atenas al pero nadie le menciona hasta Aristófa­
frente de la Liga Marítima a la guerra nes en Las Nubes (423), y en forma
en dos frentes, luego a la paz de Peri­ muy sometida a dudas. No escribió, co­
eles y su momento culminante y, por mo se sabe: tenemos que imaginar
fin, a la guerra del Peloponeso con sus quién fue por lo que otros escribieron.
esperanzas y su fracaso terrible: derrota y estos otros son de fecha tardía: Platón
y guerra civil. Una época dominada por nació el 429; Jenofonte, más tarde aún.
el espíritu de la tragedia, que él consi­ Sócrates dialogaba y proponía, era
deró insuficiente para proponer metas fiel a Atenas y buscaba la guía de la ra­
racionales y justas a la vida del hombre; zón. En realidad, lo conocemos por las
y, a partir de 1950, también por los so­ líneas que lo oponían a trágicos y sofis­
fistas que proponian un relativismo mo­ tas y por sus continuadores: toda la fi­
ral. A estas dos posiciones se opuso Só­ losofía moralista. Pero, sobre todo, por
crates, que quiso fundar un sistema de su conducta ya en los últimos años.
valores fijos, racionales. Cuando, en una época en que la guerra
Pero sabemos poco de su vida hasta externa se doblaba en Atenas con una
fecha muy tardía; y lo mismo hay que guerra civil, se enfrentó primero a los
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fanáticos que, en 406, condenaron a res que le siguieron. El detalle se nos


muerte a los generales vencedores en la escapa, quizá no llegó a concretarlo; las
batalla de las Arginusas; luego, a los líneas esenciales, no.
treinta tiranos, que quisieron compli­
carle en un crimen. Y, sobre todo, por
su muerte, que coronó su conducta in­ La tragedia: el «Agamenón»
sobornable. de Esquilo
Así se convirtió en un héroe de la
conciencia humana, en una guía de mo­ El Agamenón es, quizá, la más ilus­
ralidad pura que legó a sus discípulos. tre y representativa de todas las trage­
Éstos la llevaron ya al utopismo, ya la dias griegas. Es la primera pieza de la
temperaron, e igual los políticos y reyes única trilogía que conservamos: la
que de un modo u otro trataron, en la Oreslíada, la que narra el gran tema de
Antigüedad y después, de unir gobierno la familia de los Atridas. Su motivo
y justicia. central es el del rey justiciero que enca­
Entre las fuentes del pensamiento beza la expedición para castigar a Tro­
socrático están algunos de los presocrá­ ya, que ha amparado la injusticia de Pa­
ticos, como Heráclito, el propio Salón, ris; y que, sin embargo, ha cometido re­
algunos momentos de Esquilo. Pero en petidas veces hybris, exceso, violencia,
Sócrates se trata de una moral racional, impiedad. Su mujer, Clitemestra, lo
individual y colectiva al tiempo, inte­ asesina cuando retoma a palacio: con
riorizada además. Este factor de la inte­ justicia según ella, pero es adúltera y
riorización (<<conócete a ti mismo»), traidora.
del «cuidado del alma», del conoci­ ¿Cómo se unen, en forma casi ines­
miento (<<nadie hace el mal a sabien­ crutable, justicia e injusticia? ¿Deberes
das», «sólo sé que no sé nada») son pri­ del soberano y ultrajes culpables?
mordiales. ¿Amor de madre y adulterio? Del tema
Y es importante una búsqueda, que colectivo se pasa al individual, el de los
ya apunta en él, de una religión más verdaderos héroes trágicos: también lo
abstracta y personal, con precedentes es Casandra, cautiva y concubina, pro­
en fecha arcaica también, que de algún fetisa a quien nadie cree y que sabe de
modo él hacía compatible con la tradi­ los viejos crímenes allí en palacio y de
~-:=-._ ~. o'•.). I cional (sus acusadores no lo vieron así). su propia muelte.
L -') .:.1 ., Y la búsqueda de una política por de­ Esquilo es el más arcaizante de los
... d:; I o'¡': cirlo así «profesional», basada en el co­ trágicos griegos que conocemos. Todo
,'tr. ~: :r,':\ .
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nocimiento. lo envuelve en un ambiente ritual: el
l"' •• ' ., Y un popularismo y apertura en coro con sus presentimientos, sus re­
· _ j -111 J .1
· t· -' t'·· cuanto al modo de vida que presagia
ciertas actitudes de los filósofos hele­
cuerdos, su viejo saber domina la ac­
ción, hace «comprender». Y Zeus lo
I .. J" L.11'I_
l' . , ' . .. . nísticos. Y que se trasluce, también, en preside todo, es el dios que sentó la ley
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'1 l" ':~1. I su lenguaje y forma de expresarse, po­ del conocimiento por el sufrimiento, de
'L .1.:. .: .' pular, irónica, nada teorética: el «dis­ la gracia final de los dioses cuando to­
r'~' ~~ 1--'
l ' o, = .
'.' curso corto» que busca lograr acuerdos do es detestable y sin salida.
" ", ': °11 : punto a punto, los símiles, fábulas, las Las obras de Esquilo son, funda­
• lo' .... JI.?· exclamaciones y preguntas. Todo un to­ mentalmente, obras de situación: una
~ !;~:: r·' o no personal y afectivo. situación dramática que evoluciona
~I~~~ :.~ ~~: l '
da.
Colocado en una encrucijada y, al fi­
nal de su vida, en unos momentos dra­
mediante las entradas de personajes,
las intervenciones del coro, y que se
~ ....
~ .'
0• • • ~ máticos que le forzaron a decisiones resuelve al final en forma trágica.
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1
1o. ­ drásticas, que no rehuyó, Sócrates es la Fundamentalmente, todo se juega en­
i~; I vía por donde pasan las ideas morales, tre el coro y dos actores que encarnan
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políticas y religiosas desde los pensa­
dores arcaicos a Platón y a los pensado­
a varios personajes. Pues bien, gracias
al recurso de la trilogía, el drama de
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«LOS GRANDES CREADORES DE LA LITERATURA GRIEGA... » (Y 11) / 27

las ideas, el crimen y el castigo es per­ cia.


seguido a lo largo de las generaciones. Porque no es una solución el crimen
y se nos plantea el gran problema: de Clitemestra, que «vemos» sin ver, a
¿qué solución habrá para acabar con través de la escena de la alfombra de
la cadena de las muertes? púrpura que pisa Agarnenón para entrar
Porque es sabido que en la segunda en palacio, de las palabras engañosas
pieza, Coéforos (por las doncellas de de Clitemestra, del silencio y las de­
palacio, que vierten libaciones en la nuncias de Casandra. Muerto Agame­
tumba de Agamenón) la tragedia conti­ nón, el coro se revuelve, se enfrenta a
núa: Orestes, el hijo, vuelve y mata a su esa mujer impía. Esquilo mezcla el tre­
madre. Pero en Las Euménides es per­ no o planto con las más crudas acusa­
seguido, como matricida, por estas dei­ ciones: todo mezclado otra vez.
dades infernales, la sombra de Clite­ Pero Clitemestra es un carácter trá­
mestra las excita. Y en el tribunal del gico: frente a la cobardía y el ensaña­
Areópago no hay decisión clara: los vo­ miento de Egisto, su amante, que se es­
tos a favor y contra Orestes están em­ condió en el momento decisivo, ella se
patados. Atenea vota, entonces, a favor. defiende, sí, pero rehuye ir más lejos:
Es un acto de gracia de la diosa, ésta «no nos ensangrentemos, bastante hay
puede ser la solución. La cadena de de desgracias», le dice a Egisto.
muertes no debe continuar. Así teonina la obra, con el problema
Agamenón es, de todas suertes, la abierto y sangriento, las espadas en al­
pieza decisiva sobre el tema de la justi­ to. Seguirá la trilogía. En el Agamenón
cia e injusticia, del poder y los súbditos, lo más crudo del destino humano
de la justicia impura, de los infinitos (<<¿qué decisión está libre de males?»,
problemas in·esueltos. El arte de Esqui­ dice en un momento Agamenón) es
lo está en hacer que cuando Agamenón puesto ante nuestros ojos sin piedad. Y
llega victorioso a su palacio, ya sepa­ sin embargo, son héroes, hombres su­
mos, ya sepa el público el carácter peli­ periores los que se jactan y luego sufren
groso y manchado de la victoria: de la en la escena. Los que representan a to­
toma de Troya. da la humanidad, mientras el poeta bus­
Lo sugiere el guardián que ve la lu­ ca una salida.
minaria que anuncia la toma de la ciu­
dad asiática. Y los largos corales que
hablan de la visión de las águilas ven­ Platón: «La República»
cedoras pero impuras, del asesinato de
Ifigenia, de tantas cosas más. Y el men­ Platón es el único filósofo conserva­
sajero, que llega con su mensaje triun­ do íntegro (más que íntegro, nos han si­
fal, no puede ocultar la tempestad que do transmitidas varias obras espurias).
hizo naufragar a la flota griega. Y son Aunque encama y desarrolla influjos
demasiado transparentes los halagos anteriores, para nosotros es el gran fun­
traicioneros de Clitemestra y la debili­ dador, está a la cabeza, tras Sócrates, de
dad de Agamenón, y la sabiduría de la línea principal de la Filosofía griega.
Casandra. Cierto que hubo otra línea, la de Demó­
Ésa es la doble cara del triunfo: Es­ crito y Epicuro, pero quedó oscurecida.
quilo no ama a los destructores de ciu­ Su tema primero y esencial es el
dades. En Los Persas cantó la victoria ideal del conocimiento ético y su apli­
griega de Salamina: justa victoria de cación a la práctica política. Descubre,
una ciudad justa. Pero ahora Atenas es­ por esta vía, estructuras puras, «divi­
tá embarcada en guerras exteriores, es nas», las Ideas. Al emparejarlas con el
agresora, no agredida: todo esto planea, mundo divino y lo más divino del alma,
sin duda, sobre la nueva visión de la crea una escisión entre dos mundos.
guerra de Troya. Esquilo está embarca­ Del nuestro, el mundo real, se asciende
do en una difícil búsqueda de la justi­ al ideal a través del Amor y la Belleza.
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De ahí que haya varios platonismos pre coherentes sobre puntos diversos.
y su influjo pase ya a la ética y la polí­ Cuando Dionisia II, el nuevo tirano,
tica (declaradas idénticas), ya al mundo lo llamó a Siracusa en el año 367, pare­
de lo religioso y lo místico. Bien que ció que se avecinaba una nueva época:
hubo notables evoluciones: de las Ideas pero este diletante tampoco era el hom­
se pasó a los conceptos (Aristóteles); bre adecuado para crear el estado filo­
del moralismo radical a otras versiones sófico y Platón hubo de regresar a Ate­
en Aristóteles, los estoicos y cristianos; nas frustrado una vez más.
de la Idea del Bien al NeopJatonismo, El modelo que Platón intentaba en
San Agustín, los místicos en general y Siracusa, con ayuda de Dión, el disCÍ­
los humanistas y poetas platonizantes. pulo amado, cuñado de Dionisia I, era
En la República culmina el esfuerzo el de la República. Diálogo largo que en
de Platón para sacar consecuencias de realidad encubre ya un verdadero trata­
su desengaño de los distintos partidos do, pero con una organización un tanto
políticos atenienses a fines de la guen'a inegular. En este diálogo, en casa de
del Peloponeso, envueltos todos en la Céfalo, un rico meteco, en el Pireo, un
injusticia y la violencia. Desengaño que primer libro (que quizá fue un diálogo
culminó con la muerte de Sócrates el de primera época luego incorporado)
399. La Carta VII lo describe bien vi­ trata el tema de la Justicia, enfrentando
vamente. Y el Gorgias, escrito en torno al sofista Trasímaco (la Justicia es el
al 390, es un verdadero manifiesto: hay poder del más fuerte) y a Sócrates. A
que crear una nueva política, encamada propuesta de éste se traslada el tema al
en Sócrates (<<el único verdadero políti­ estudio de la Justicia en la ciudad: de
co» de Atenas). Su fin es la perfección aquí se concluirá sobre la Justicia en el
del ciudadano, abomina del poder, la ri­ alma humana.
queza y los halagos retóricos. En suma: La Justicia en la ciudad es la jerar­
hace falta crear una nueva política, des­ quización de las clases: describe la en­
de la raíz. señanza que reciben los guardianes,
Fracasado en Atenas, donde era im­ más bien tradicional, para pasar (tras un
posible su programa de convertir a «los inciso sobre las mujeres) a la de los fi­
muchos» en filósofos, Platón intentó lósofos: los hombres que están vueltos
realizarlo en Siracusa, convirtiendo en tan sólo al descubrimiento de la Verdad
filósofo al tirano: a Dionisia 1, que le y del mundo Ideal, que culmina en la
había Hamado el 388. Pero lo quería co­ Idea del Bien. Su descubrimiento es a
mo un adorno, tal como los que Hierón través de la dialéctica, pero en un mo­
reunió un día en torno a sí. En absoluto mento fmal interviene una iluminación
admitía una reforma radical. Platón tu­ que descubre el Bien «al otro lado de la
vo que huir en circunstancias oscuras. Esencia». La imagen de la caverna es la
De regreso a Atenas, fundó la Aca­ mejor expresión del doble mundo de
demia, ámbito de estudio creado sobre baja realidad y de Verdad.
el modelo de un grupo dedicado al cuI­ Son descritos luego los estudios de
ta a las Musas. Escribió sus diálogos de los filósofos, que, volcados a la Verdad
época media (Fedón, Fedro, Banquete, y al ocio, deben sin embargo retomar a
etc., también la República). A partir de la caverna, a cuidar de sus conciudada­
la almendra socrática, del influjo de nos. y ello para escapar al «ciclo de las
presocráticos como Parménides, de constituciones» en el mundo en torno:
otros aristocráticos procedentes de Es­ el paso de la aristocracia a la timocra­
p3lta y de los del Orfismo y Pitagoris­ cia, la oligarquía, la democracia y la ti­
mo aprendidos en Italia y Sicilia, creó ranía, siempre por obra de apetitos des­
el núcleo de su filosofía. Filosofía reco­ controlados. Sólo la nueva República
gida en diálogos que, por otra parte. no será un estado eterno y pelfecto, inmu­
contienen una doctrina rígidamente table: pero esta «ciudad de palabras»
unitaria, sino investigaciones no siem­ quizá exista sólo en los Cielos, dice el
"LOS GRANDES CREADORES DE LA LITERATURA GRIEGA..,» (Y 11) / 29

filósofo. Volviendo al comienzo: la Jus­ des y Cimón, vivió desten-ado, lejos de


ticia en el hombre consiste en el domi­ Atenas, desde el 424: no volvió a ella
nio del alma superior, alma intelectual hasta el 404, terminada la guerra. Y en­
o noits, sobre las almas afectiva y ape­ tonces escribió su obra, para la que, sin
titiva. Representan a las tres clases de duda, había tomado notas y escrito a lo
ciudadanos. largo de sus años de destierro. Pues
Pero la historia fue cruel con la teo­ desde el comienzo vio, nos dice, que
ría platónica. Cuando, muerto Dionisia aquella guen'a iba a ser la más grande
11, los platónicos volvieron a Siracusa conocida y, dentro del espíritu del inte­
el 361 decididos a implantar el estado lectualismo jónico, quiso dejar un
filosófico, graves desavenencias entre «bien para siempre» (1 22): un estudio
ellos acabaron con el asesinato de Dión de cómo transcurren las cosas huma­
por compañeros de la Academia. Hasta nas, de cómo la naturaleza del hombre
dentro de ésta se habían infiltrado los impone constantes y aconseja conduc­
virus de la discordia y la injusticia. tas que eviten que vuelvan a producirse
Se ha especulado mucho, hay una ciertos errores y los desastres consi­
amplia bibliografía, sobre la semejanza guientes.
del estado platónico, ya con los estados Es, pues, la política lo que le intere­
comunistas, ya con otros con varios ti­ sa: la historia contemporánea, llevada
pos de opresiones. Sin embargo, no con un método racional que busque la
puede negarse que existe en la Repúbli­ verdad, con análisis racionales de las
ca la idea de la elevación moral, en la distintas situaciones mediante discur­
igualdad y la verdad, de todos los ciu­ sos enfrentados, no es sino un punto de
dadanos. Aunque se puede cliticar que partida para esa investigación. Busca,
un cierto clasismo, sin duda provenien­ en suma, averiguar cuál es la naturale­
te de los regímenes aristocráticos grie­ za humana en lo anímico, como en lo
gos, hace que sólo en la clase superior físico la investigaron los hipocráticos.
se encarne ese ideal de humanidad. Por y llega a la conclusión de que el deseo
otra parte, la felicidad de las partes se de poder es connatural al hombre: por
subordina a la del todo. eso Atenas se ha esforzado por defen­
lrunenso ha sido el influjo de esta der y ampliar sus conquistas y bastante
obra. Pero, como ha sido el caso de tan­ ha hecho con tener un imperio más sua­
tos idealismos (el budista, el cristiano, ve del que habría podido, dicen los ate­
el marxista, entre otros), al tratar de nienses en la gran Asamblea en Espar­
erradicar del hombre todo principio de ta en el libro I (1 73 ss.). Pero igual de
autoafirmación y deseo de poder, Pla­ humano es que los sometidos traten de
tón al final fracasó: la muerte de Dión liberarse. ¿Cuál debe ser, entonces, la
es un símbolo, como lo son los sistemas actitud del político? Debe ser como la
opresivos en la Iglesia, las diversas Re­ de un médico, sobre la misma base: el
voluciones, el Marxismo. Esos idealis­ conocimiento de la naturaleza humana.
mos dejaron el poder, incluso al servi­ En suma, se trata de una especula­
cio de fines ideales, en manos de pe­ ción más sobre la conducta del hombre,
queñas minorías que practicaban la vio­ exitosa o desgraciada, de entre las mu­
lencia. El platonismo contribuyó, sí, a chas que conían a lo largo del siglo Y:
la humanización de muchos sistemas, los trágicos, los sofistas de diversas ten­
pero sólo como una contribución par­ dencias, Sócrates son los que principal­
cial. mente se enfrentaron a estos proble­
mas. Pero a fines del siglo Y, perdida la
guerra, se hacían urgentes. La simple
La Historia: Tucídides mentalidad trágica no arreglaba nada y
se tendía a rechazarla. Pero que la razón
Tucídides, nacido antes del 454 de todo pudiera arreglarlo por la común
una familia aristocrática, la de Milcía­ posesión del lagos por los hombres, co­
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mo proponía Protágoras, era difícil de En suma: hay que buscar lo posible


aceptar tras tantas catástrofes. Ni se se­ admitiendo la naturaleza humana, no
guía creyendo en la ayuda de los dioses mutilándola ni dejándola llegar al pun­
al hombre o en la ciudad virtuosa. to de explosión. Y no llevando las co­
Más bien había escepticismo y can­ sas a una situación sin retomo, por
sancio: huida de la política por el hom­ ejemplo, creando demasiados frentes
bre común o por filósofos como tos epi­ (Esparta, Sicilia, Persia), contra la doc­
cúreos. y pensamiento economicista y trina de Pericles. Pero incluso la cam­
a veces utopista: ya en Jenofonte, en el paña de Sicilia habría podido tener éxi­
último Aristófanes, en Faleas, en Heca­ to si no se hubieran hecho, durante la
teo de Abdera. O irreales propuestas de marcha, locuras como la de convertir a
restaurar una vieja, idealizada, «consti­ Alcibíades, el general más brillante, en
tución patria» (Isócrates). enemigo y traidor.
Éste es el ambiente en el que hay Tucídides no es un inmoralista: su­
que colocar a Tucídides cuando regresó fre con las ciudades tratadas injusta­
a Atenas, una ciudad que se recobraba mente, tal Platea; defiende, incluso por
de sus heridas pero tenía un gran des­ razones prácticas, métodos humanos.
concierto interno. No era un tradiciona­ Pero no pide imposibles ni utopías.
lista que creyera que los dioses castigan Cree que, sin romper las aspiraciones
al impío ni un optimista racional y pa­ de Atenas, que son humanas, habría
cífico. Y había visto cosas terribles, co­ que haber evitado errores que son de­
mo el hundimiento de la moral por la masiado humanos. Es el error, no otra
guen'a (H 53, peste de Atenas), los en­ cosa, lo que hay que evitar.
frentamientos civiles que arruinaban Tucídides estuvo, sin duda, dentro
hasta el valor de las palabras (IlI 82-83, de la gran mayoría de ciudadanos que
revoluciones de Corcira), la indefen­ se congregó en tomo a Pericles; su ad­
sión de los débiles (V 85, diálogo de miración por su política es palmaria en
Melos), el factor Í1Tacional que a veces el gran discurso por los muertos del pri­
se impone, las causas enfrentadas que, mer año de la guerra (H 36 ss.). El com­
a veces, son las dos comprensibles. ponente tradicional, valor y lealtad, de­
¿Qué es lo que se hizo mal en esas be combinarse con el moderno. huma­
ocasiones? ¿Cómo deberían proceder nitario y abierto. Pero fue víctima de la
los hombres de estado en otras venide­ ruptura de ese acuerdo, su destierro por
ras, dada la constancia de la naturaleza obra de Cleón, al no haber podido evi­
humana? Ésta es la cuestión. tar la toma de Anfípolis por Brásidas, lo
Por poner un ejemplo. Atenas ha re­ dejó bien claro. Y víctima fue Atenas
conquistado Mitilena, que se había su­ en la secuencia posterior de la guerra,
blevado: la Asamblea ateniense decidió disparatada y llena de errores a cada pa­
dar muerte a todos los mitilenios. Pero so. Y en el estallido de las revolucio­
esto pareció brutal a muchos y la nes, ya en situaciones límites.
Asamblea se reunió de nuevo para deli­ Desde su exilio Tucídides había po­
berar sobre el tema. Allí se enfrentaron dido ver las distintas caras de las cosas.
las dos tesis (IlI 34 ss.). Para Cleón ha­ y vio en el fracaso de Atenas un sím­
bía que aplicar un castigo ejemplar, pa­ bolo del fracaso humano en general en
ra alejar cualquier idea de rebelión. Pa­ cuanto se sobrepasan los límites de lo
ra Diódoto lo que había que buscar era posible y de lo simplemente humano.
lo más práctico: con esa decisión cruel Un conocimiento racional de cómo son
no se iban a evitar las rebeliones, al re­ las cosas humanas, cómo pueden «cu­
vés, se iba a hacer que los sublevados, rarse» con el uso adecuado de la razón,
incluso si eran del partido proateniense, es lo que el político frustrado que es
resistieran hasta el último momento, Tucídides querría legar a los hombres
haciendo las cosas más difíciles. Dió­ del futuro. Es uno de los más altos ex­
doto triunfó. ponentes del pensamiento ateniense. D

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