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RESUMEN
Teoría Antropológica I, Etnografía de grupos indígenas
Alvarez Matias
2018
Contenido
Etnografía de Grupos Indígenas. Identidades en disputa: replanteos teóricos sobre
los procesos de “etnogénesis” y “emergencia indígena” en América Latina y en
Argentina. ................................................................................................................ 2
Mauss, M. Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las
sociedades arcaicas. ............................................................................................... 3
E. E. Pritchard (1940) Los Nuer. Capítulo IV: El sistema político. ........................... 7
SIST III - Turner,V. W. 1980 [1967], La Selva de los Símbolos. Aspectos del ritual
Ndembu ................................................................................................................. 10
Bronislaw Malinowski ............................................................................................ 18
Los naven .............................................................................................................. 22
Etnografía de Grupos Indígenas. Identidades en disputa: replanteos teóricos sobre
los procesos de “etnogénesis” y “emergencia indígena” en América Latina y en
Argentina.
Y también hace uso de categorías nativas, propias de los sujetos que son
entrevistados, como lo son: casa de indios, los antiguos, criollos, mestizos, indios,
blancos, baquianos, arrieros, compositor de huesos.
Mauss, M. Ensayo sobre el don. Forma y función del intercambio en las sociedades
arcaicas.
Y como observaremos que esa moral y esa economía aún funcionan en nuestras
sociedades de manera constante y, por así decirlo, subyacente, como creemos
haber hallado aquí una de las rocas humanas sobre las que están constituidas
nuestras sociedades. 72.
No parece que haya existido nunca, ni en una época cercana a la nuestra, ni en las
mal llamadas “sociedades primitivas”, nada que se parezca a lo que se denomina
“Economía natural”... Nunca se observan simples intercambios de bienes... no son
los individuos sino las colectividades las que se comprometen unas con otras, las
que intercambian o asumen contratos.74.
...Los intercambios y los contratos siempre se realizan en forma de regalos,
teóricamente voluntarios, pero, en realidad, entregados y devueltos por obligación...
En esos fenómenos sociales totales, como proponemos llamarlos, se expresa a la
vez y de golpe todo tipo de instituciones religiosas, jurídicas y morales... sin contar
los fenómenos estéticos a los que conducen esos hechos. 70.
El carácter voluntario, en apariencia libre y gratuito, y sin embargo forzado e
interesado de estas prestaciones...71.
Estudiaremos la moral y la economía que intervienen en esas transacciones... aún
funcionan en nuestras sociedades de manera constante y, por así decirlo,
subyacente, como creemos haber hallado aquí una de las rocas humanas sobre la
que están construidas nuestras sociedades. 72.
Se centra en la Polinesia, donde analiza conceptos como el “mana”, los taonga, los
“oloa” y los “tonga”, el “hau”. etc.
Encuentra allí... dos elementos esenciales del potlatch propiamente dicho: el honor,
el prestigio del “mana” que confiere la riqueza, y la obligación absoluta de de
devolver esos dones a riesgo de perder ese “mana”.
...Al potlatch podemos llamarle... prestaciones totales de tipo agonístico. 78.
SE comprueban claramente dos elementos esenciales del potlatch propiamente
dicho: el del honor, del prestigio, del “mana” que confiere la riqueza, y el de la
obligación absoluta de devolver esos dones a riesgo de perder ese mana. 82.
Esos dones pueden ser obligatorios, permanentes y no tener más contraprestación
que el estado de derecho que los provoca...
El niño constituye para sus padres el medio para obtener bienes de naturaleza
extranjera (oloa) de los parientes que lo han adoptado. 83.
El niño, bien uterino, es el medio a través del cual los bienes de la familia uterina se
intercambian por los de la familia masculina... En la Melanesia se reconoce al
sobrino uterino sobre las propiedades de su tío. Para que allí haya potlatch, sólo
falta el tema de la rivalidad, el combate y de la destrucción.[2] 84.
Por otra parte esos dones pueden tener carácter permanente y no tener más
prestación que el estado de derecho que los provoca... El niño constituye para sus
padres el medio para obtener bienes de naturaleza extranjera (oloa) de los parientes
que lo han adoptado. 83. El tonga se trata de una propiedad estable... de Turner:
“Oloa-foreign; “tonga-native”. 85.
Los espíritus de los muertos, los dioses, son los verdaderos propietarios de las
cosas y los bienes del mundo. Era con ellos con quienes era más necesario realizar
intercambio y más peligroso no hacerlo. 99. El objetivo de la destrucción sacrificial
es precisamente el ser una donación que necesariamente debe ser devuelta. 100.
Se llevan la sombra de las cosas preciosas al país de los muertos. 101.
La limosna es el fruto de una noción moral del don y de la fortuna, por un lado, y de
una noción de sacrificio, por el otro. La liberalidad es obligatoria, porque la Némesis
venga a los pobres y a los dioses del exceso de dicha y de riqueza de algunos
hombres. 103.
Analiza el kula.
Esos objetos preciosos y esos objetos de uso, esos alimentos y esas fiestas, esos
servicios de todo tipo, rituales y sexuales, esos hombres y esas mujeres, estuviesen
presos en un círculo y prosiguiesen alrededor de ese círculo, tanto en el tiempo
como en el espacio, en un movimiento regular.
Diferencia el kula del gimwali, la indignidad de comportarse en el kula como en el
gimwali...
Sin embargo, en los kula de menor envergadura, se aprovecha el viaje marítimo
para intercambiar cargamentos, los propios nobles comercian... pero éste –el kula-
nunca deja de ser el objetivo, el momento decisivo de las relaciones.
Se busca mostrar liberalidad, libertad y autonomía, al mismo tiempo que grandeza.
Y, no obstante, en el fondo, lo que está en juego son mecanismos de obligación, e
incluso de obligación a través de las cosas. 115.
Pero es una propiedad peculiar. Se podría decir que engloba todos los principios de
derecho que nosotros, los modernos, hemos separado con todo cuidado unos de
otros. Se trata de una propiedad y de una posesión, de una prenda y de una cosa
alquilada, de una cosa vendida y comprada y, al mismo tiempo, de una cosa en
depósito, en comisión, en fideicomiso. 119.
Se apoya vaygu´a sobre la frente y el pecho del moribundo, se los frota sobre su
vientre, se los agita delante de sus narices. Son su consuelo supremo. 120.
El kula, en su forma esencial, no es más que un momento, el más solemne, dentro
de un vasto sistema de prestaciones y contraprestaciones que, en realidad, parece
englobar la totalidad de la vida económica y civil de las islas Trobiand. 126.
El kula saca a la propia tribu en su conjunto fuera del círculo estrecho de sus
fronteras.
La mayoría llega a manos de los jefes bajo la forma de dones de sus parientes d
rango inferior, en particular los cuñados, que son, al mismo tiempo, vasallos... El
sistema de dones intercambiados invade toda la vida económica, tribal y moral de
los trobiandeses. 130.
Una relación por completo semejante a la del Kula es la del wasi. Esta establece
intercambios regulares y obligatorios entre partenaires de tribus agrícolas, por un
lado, y partenaires de tribus marítimas, por otro. 131.
La vendetta
La vendetta (feud) es la hostilidad mutua entre comunidades locales, dentro de
una tribu.
Las vendettas de sangre, constituyen una institución tribal. Si una tribu intenta
vengar un homicidio contra otra tribu, el resultado es una guerra intertribal y no
una vendetta de sangre: en estos casos no hay modo de resolver el conflicto
mediante arbitraje.
No hay autoridad ante la cual, quien ha sido ofendido, pueda quejarse y obtener
desagravio. Sino que éste esta en sus manos. Hay si una serie de mecanismos
que regulan los conflictos. Estos mecanismo son, por ejemplo, los límites a la
lucha que imponen la condición de parentesco, la pertenencia a un determinado
grupo de edad, la intervención de muchos en el conflicto, no usar lanzas en esa
circunstancias, la mediación de ancianos, etc.
Para resolver una ofensa de sangre se produce un comportamiento
consuetudinario, casi ritual. El ofensor se aloja en la casa del jefe piel de leopardo,
se realiza una incisión para que se le vaya la sangre del muerto, sacrificio del
novillo. Se pasa a una instancia de negociación. Por ejemplo, los parientes del
ofendido exigen cabezas de ganado, pero estas no se paga de una vez, de forma
tal que el conflicto sigue dando forma a las relaciones sociales entre las partes y
las formas de reparación incluyen a otros miembros del grupo. Por ejemplo, una
parte del ganado se destina a los parientes y otra para casar a la esposa del
muerto con su nombre, para que tenga un heredero que vengue la muerte de su
padre
Cuando un hombre mata a un miembro de su aldea o de una aldea vecina la
vendetta se resuelve pronto porque la vida en común es incompatible con el
estado de vendetta. También cuando varios hombres resultan muertos en una
lucha entre secciones grandes, no se espera una compensación, sino que se
espera la próxima lucha para vengarlos. Puede resultar en la división de la tribu.
En estos casos vemos como opera la "distancia estructural".
Los afectados por un homicidio son los parientes agnaticios, pero influyen en las
relaciones entre comunidades. Los parientes pueden intentar matar al asesino o a
cualquiera de sus agnados próximos. No pueden matar al hijo del hermano de la
madre, ni de la hermana del padre ni de la hermana de la madre, porque no
pertenecen al linaje del asesino.
Dado que los afectados por una vendetta no pueden comer en la misma casa, los
nuer comen en todas las casas de la aldea. Dado que la prohibición afecta
gravemente las interacciones cotidianas, debe zanjarse rápidamente.
Así las cosas, la vendetta sólo persiste en secciones que estén lo suficientemente
cerca para mantener relaciones de hostilidad, pero lo suficientemente lejos como
para que no entorpezcan los contactos cotidianos pacíficos. Vemos así el
funcionamiento de la relatividad de las relaciones estructurales
SIST III - Turner,V. W. 1980 [1967], La Selva de los Símbolos. Aspectos del ritual
Ndembu
Guía 7 Turner,V. W. 1980 [1967], La Selva de los Símbolos. Aspectos del ritual
Ndembu. Madrid: Siglo XXI de España Editores, Capitulos 1 y 3.
Capitulo 1: Símbolos en el ritual Ndembu
RITUAL conducta formal prescrita en ocasiones no dominadas por la rutina
tecnológica, y relacionada con la creencia en seres o fuerzas místicas.
El SIMBOLO es la más pequeña unidad del ritual que todavía conserva las
propiedadesespecíficas de la conducta ritual; es la unidad última de estructura
específica en un contexto ritual.
Hay discrepancias entre las interpretaciones del árbol de la leche que dan los
informantesy la conducta que exhiben en situaciones dominadas por el simbolismo
del árbol. Dicen que representa la unión madre-hija, pero las separa; dicen que esta
por la unidad de la sociedad, pero separa a las mujeres de los hombres, a unas
categorías y grupos de mujeres de otras categorías y grupos. ¿Cómo hay
que explicar las contradicciones entre principios y practica?
Referencia y condensación
Símbolos rituales son estímulos de emoción. Sapir distingue dos clases:
símbolos referenciales lengua oral y escrita, banderas nacionales, señales
de banderas, y otras organizaciones de símbolos convenidos con fines de
referencia. Como el signo de Jung, es predominantemente cognitivo y se refiere a
hechos conocidos.
Símbolos de condensación la mayoría de los símbolos rituales. Formas
muy condensadas de comportamiento sustitutivo para expresión directa, que
permiten la liberación de la tensión emocional. Está saturado de cualidades
emocionales.
Competencias de explicación
Al conceptualizar los símbolos dominantes como dotados de dos polos de sentido
puede ayudar a definir los límites dentro de los cuales el análisis antropológico
puede aplicarse mejor. Los psicoanalistas no consideran la interpretación indígena
de los símbolos, porque refieren al orden social y moral que esta por fuera de la
mente individual. Los antropólogos que solo consideran la interpretación indígena
son igual de unilaterales. Es una aproximación estática que no ve los cambios
temporales en las relaciones sociales.
Los símbolos instigan la acción social. Son ‘fuerzas’, influencias que inducen a la
gente a la acción. El símbolo como una unidad de acción que
tiene esas propiedades (polarización,transferencia de cualidades afectivas,
discrepancia entre sentidos, condensación de sentidos) es el objeto de estudio de la
antropología y de la psicología.
El antropólogo trata al polo sensorial de significado como si fuera una constante,
mientras que los aspectos sociales e ideológicos los trata como variables cuyas
interdependencias hay que explicar. Los psicoanalistas deberían darle más
importancia al análisis de factores sociales.
El símbolo ritual tiene en común con el onírico (dice Freud) de ser resultado del
compromiso entre dos tendencias opuestas: la necesidad de control social y los
impulsos humanos innatos y universales. Los símbolos rituales se refieren a lo que
es normativo, general y característico de individuos únicos.
La “profundidad” relativa
Turner sugirió que pueden analizarse distintos aspectos del simbolismo ritual,
algunos desde el marco estructural, otros en el de la antropología cultural. Equivale
a tratar los símbolos como intemporales. La naturaleza esencial de los símbolos es
DINAMICA. “Los símbolos están vivos” (Jung).
Si el símbolo se conceptualiza como una fuerza en un campo de acción social, sus
propiedades (condensación, polarización, unificación) se hacen inteligibles.
Bronislaw Malinowski
Bronislaw Malinowski, etnólogo inglés de origen polaco (Cracovia, 1884 - New
Haven, Conneticut, 1942), se nos presenta como investigador infatigable y uno de
los fundadores y principales representantes de la teoría funcionalista en
antropología. Entre sus escritos encontramos libros tan valiosos para el estudio de
la antropología cultural como Crimen y costumbres en la sociedad salvaje; Sexo y
religión en la sociedad primitiva, Una teoría científica de la cultura", etc.
Magia, Ciencia, Religión
El libro está dividido en tres ensayos independientes titulados: “Magia, ciencia,
religión”, “El mito en la psicología primitiva” y “Baloma, los espíritus de los muertos
en las islas Tobriand”. En los tres se deja patente la base de la teoría de Malinowski,
tomada a partir de Durkheim, “fundador” del funcionalismo, y Marcel Mauss, su
maestro en antropología: el desarrollo sde la antropología cultural hacia la madurez
metodológica y teórica, la importancia del trabajo de campo, la etnografía y la
interpretación de lo fundamental del hecho cultural a la vez, buscando la función
que cumplen estos hechos en sus respectivas culturas, y las diferentes funciones
que puede tomar un mismo hecho en cuturas distintas.
Dentro de este paradigma, Malinowski radicaliza el principio funcionalista buscando,
exclusiva y puramente, las funciones que cumplen los hechos culturales en su
contexto, despreocupándose de su origen (éste estudio puede ser encontrado
indirectamente y sin intencione, a través de este estudio). También habla de una
función fundamental a la que se supeditan las demás y que existe en yodas las
culturas, que es el bienestar psicológico y fisiológico de los miembros de una cultura,
y da la cohesión y permanencia de la cultura, que en el fondo busca esta función.
En el primer ensayo de los tres, “Magia, ciencia, religión”, se intentan determinar las
diferencias funcionales y estructurales que existen entre esas tres formas culturales,
lo cual conduce a analizar otros problemas que encuentra en torno a la
diferenciación y mutua interacción entre lo sagrado y lo profano en la cultura (la
cultura de las islas Tobriand, a partir de la cual, universaliza sus propuestas).
Dentro del mundo de lo sagrado, la magia esta basada en la confianza del hombre
en su poder de dominar la naturaleza, de modo directo, mientras que la religión
comporta la confesión de la impotencia humana ante ciertas cuestiones, y leva al
hombre por encima del nivel de la naturaleza y de lo mágico. Esta distinción acerca
de modo asombroso a la ciencia y la magia en las sociedades primitivas.
En el análisis de la ciencia, Malinowski trata de demostrar que los integrantes de las
sociedades primitivas tienen un tipo de conducta separada de la magia y basada en
el conocimiento científico y en el uso de la lógica, con unas leyes tradicionales
conocidas por la comunidad y puestas a menudo a prueba, en contra de aquellos
que consideran a la mente primitiva como prelógica e incapaz de distinguir causa
de efecto o sustancia de atributo. Así, el éxito de la agricultura, la pesca, la
ganadería o el comercio se debe a la combinación del conocimiento de las
condiciones naturales necesarias para llevar a buen fin un trabajo adecuado, serio
y apoyado en unos métodos. Esto nos lleva a poder afirmar que en la cultura
primitiva existe un conocimiento que, aunque rudimentario, puede ser considerado
como científico. Puede llevar a la confusión el hecho de todas esas actividades
encontremos la magia considerada como absolutamente necesaria para el buen fin
de una tarea. Estas prácticas, en la mente del aborigen, no son la causa directa del
buen estado de las cosas, el conocimiento racional es para ello fundamental, pero
por otro lado, su experiencia le indica que existen circunstancias y fuerzas que
pueden traer mala suerte a pesar de toda precisión lógica y técnica. Sólo entonces
se empleará la magia, que coexistirá con la ciencia sin que existan interferencias
entre ellas. Por otra parte, no existe el deseo de un conocimiento desinteresado y
teórico de la realidad: la ciencia no se hace de un modo consciente.
Centrándonos en el tema de la religión nos encontramos con un problema
fundamental, es un hecho presente en toda cultura, pero alcanza tal diversidad que
se hace muy difícil definirla. No se puede definir en torno a lo que es su tema
principal de un modo estricto, o su objeto, porque ésta puede abarcarlos y
sacralizarlos todos. Ni siquiera identificarla a la sociedad como ha pretendido
Durkheim. Lo que sí es cierto e indiscutible en las sociedades primitivas, es que las
crisis de la vida humana, incluso los más lejanos principios de ésta, están rozados
por una inexplicable y confusa mezcla de ritos que se ligan a cada acontecimiento
de importancia y que se consideran y se viven como fin en sí mismas. A pesar de
esto, todas las experiencias religiosas de las sociedades primitivas cumplen una
serie de funciones fundamentales para la cohesión social, la conservación de la
tradición y la supervivencia de la cultura y el bienestar de sus miembros. Aquí
podríamos considerar los festivales de recolección, las reuniones totémicas, las
ofrendas de primicias, las exhibiciones ceremoniales, el culto de los antepasados o
de los espíritus tutelares, etc.
Es así el caso de los ritos de paso a la madurez, que son expresiones rituales y
dramáticas del poder y valor supremos de la tradición en la cultura, que imprimen
tal poder y valor en la mente de cada nueva generación y, por tanto, transmiten el
poder tribal y aseguran la continuidad de la tradición y la cohesión de la tribu; a la
metamorfosis biológica que supone la pubertad se unen un proceso social y un
cambio espiritual respaldado por la tribu.
También se hace una interpretación rigurosa de aquellos ritos que se viven en torno
a funciones tan fundamentales como son la reproducción o la nutrición. La
sacralización de estos aspectos biológicos de la persona también está encaminada
a la supervivencia de la cultura y de los individuos que la forman.
Otro aspecto de la religión que es estudiado con detenimiento por el autor es el tema
de la muerte, a la que considera la fuente de mayor importancia en el aspecto
religioso porque supone la mayor y última crisis de la vida. La muerte y su negación,
la inmortalidad, son siempre el mayor acervo de presentimientos del hombre. Toda
la experiencia de vida se condensa en una sola crisis que produce una violenta y
compleja explosión de manifestaciones religiosas. Encontramos que todos los
impulsos que se producen en torno a la muerte, que en una comunidad pequeña
rompe el curso normal de la vida y conmueve los cimientos morales de la sociedad,
resultarían muy peligrosos de tener curso libre, desintegrarían el grupo y los
fundamentos materiales de la propia cultura primitiva. En este momento aparece la
religión, la creencia en una vida después de la muerte, cuya función es la de
neutralizar el miedo y proporcionar medios para la reintegración de la solidaridad
grupal, que es, en definitiva, asegurar la victoria de la tradición y la cultura frente a
la respuesta negativa de los instintos privados.
Como podemos ver, existe en la cultura primitiva y en la cultura, en general, el
carácter público y festivo de las ceremonias de culto como rasgo evidente de la
religión en general. En esto existe una interacción fundamental que supone que la
religión necesita de la comunidad como de un todo para que sus miembros puedan
adorar a una las cosas sagradas y sus divinidades, y la sociedad necesita la religión
para el mantenimiento de la ley y del orden moral. Partiendo de esta interacción
algunos teóricos han tratado de hacer una “teoría sociológica de Dios” en la que
exponen que la sustancia de Dios y su esencia misma es la propia realidad.
Malinowski se opone a esto frontalmente argumentando que la religión también
tiene ámbitos puramente individuales, que la sociedad no se abandona siempre a
la producción de creencias, que la cultura engloba el campo de lo sagrado y lo
profano y que la personificación de la sociedad en un concepto como “alma
colectiva” carece de fundamento.
En su segundo ensayo, “El mito en la psicología primitiva”, Malinowski nos intenta
adentrar desde sus esquemas funcionales, en el mundo de este tipo de narración al
que concede una importancia fundamental en el mantenimiento del orden social y
la conservación de la tradición en una cultura primitiva.
Comienza este ensayo con una dedicatoria a Sir James Frazer, autor de “La rama
dorada” y en el que fundamenta gran parte de sus hipótesis sobre la función y la
naturaleza del mito. También al comienzo, deslegitima a disciplinas tales como la
historia, el psicoanálisis o el análisis literario a la hora del estudio integral del mito
como hecho cultural, y deshecha sus conclusiones. Considera inconcebible el
considerar al mito como una mera producción artística o como un intento de
comprensión epistemológica de la realidad y niega en el “salvaje” tales intereses
abstractos, cuando su mentalidad es eminentemente práctica. Considera
fundamental a la hora de estudiar el mito el plantearlo como una realidad viva en
una sociedad, y no como un mero relato, y con esto defiende la legitimidad del
antropólogo y aboga por el trabajo de campo como método por excelencia de hacer
antropología.
Antes de dar una explicación del mito trata de diferenciar lo s principales tipos de
relatos que se encuentran al compartir la vida con una comunidad salvaje. Así
encuentra una primera categoría de cuentos que se relatan por un determinado
miembro de la comunidad que, si se sabe recitar bien, se convertirá en una
representación en toda regla, que se cuenta en una época determinada del que se
tiene la vaga creencia de que influirán en la buena marcha de las cosechas. Son los
“cuentos maravillosos”.
Por otro lado encuentra otro tipo de relatos a los que llama leyendas y que divide en
función de su fiabilidad histórica en narraciones históricas, leyendas y cuentos de
oídas. Estos no tienen estación especial, ni modo estereotipado de narrarse, ni
comportan efecto mágico alguno, pero se les da mayor relevancia porque se cree
que son de verdad. Narran hazañas en peleas, expediciones, magias famosas o
logros económicos. Su función es la de estimular intensamente a los nativos y ser
crédito de los descendientes de aquellos que consiguieron estos logros y de su
comunidad, de donde se sigue que la ambición de aquellos los mantiene vivos.
En tercer y último lugar nos encontramos con los mitos o cuentos sacros, que están
situados en un plano muy diferente a los otros dos, no solo por considerarse
verdaderos, sino también venerables y sagrados, y desempeñan un papel cultural
muy importante. El mito entra en escena cuando el rito, la ceremonia, o una regla
moral o social demandan garantía de antigüedad, veracidad y santidad. El mito
supone para el hombre primitivo una resurrección, en el relato, de lo que fue una
realización primordial que se narra para satisfacer profundas necesidades
religiosas, anhelos morales, sumisiones sociales e incluso reivindicaciones en
requerimientos prácticos: Su función es la de expresar , dar bríos y codificar el credo,
salvaguardar y reforzar la moralidad, responder de la eficacia del ritual y contener
reglas prácticas para la vida del hombre. De este modo el mito es un ingrediente
vital de la civilización humana, no es un cuento ocioso, sino un a laboriosa y activa
fuerza, no es una explicación intelectual ni una imaginería del arte, sino una
pragmática carta de validez de la fe primitiva y de la sabiduría moral.
Así nos presenta mitos de origen que suponen una carta de validez legal de la
comunidad que comporta, expresa y fortalece el hecho fundamental de la unidad
local y de la parentela, y en ocasiones justifica monopolios económicos y
contradicciones entre hechos y puntos de vista en la sociedad. También presenta
los mitos de muerte y los del ciclo periódico de la vida (sobretodo mitos relacionados
con las crisis de la vida: nacimiento, matrimonio, pubertad...) que cubren el total de
las reaccione pragmáticas del hombre hacia la enfermedad y la muerte, expresa sus
emociones y sus presentimientos e influye en su conducta y en el cuerpo de sus
creencias. Dentro de estos podemos incluir toda la mitología relacionada con la
magia, cuya función ya ha quedado estudiado en el comentario del ensayo anterior.
El ensayo acaba con un intento de universalización que los postulados que se dan
en él.
En el último ensayo esta dedicado a transcribir todo su estudio su estudio
etnográfico en las islas de Tobriand, centrándose en la creencia de los nativos de la
vida después de la muerte y con un interés más técnico. “Baloma: los espíritus de
los muertos en las islas Tobriand” es un maravilloso estudio en torno a las creencias
y los ritos mortuorios de una determinada cultura que él considera inferior. El tema
de la muerte acaba desembocando en un estudio casi completo de esta sociedad
en la que todas las esferas de la vida están bien diferenciadas, pero tremendamente
interrelacionadas entre sí. (no solo la religión y la magia) .Cabe destacar, por su
valor para el antropólogo, el pequeño artículo sobre metodología antropológica con
que se concluye este ensayo.
Comentario personal
El libro resulta muy interesante para alguien que trate de comprender la antropología
cultural, sus propósitos y sus métodos.
Creo que, a mi modesto entender, Malinowski trata de universalizar lo estudiado en
las islas Tobriand, las cuales son ajenas a su entorno y cuya cultura chocara en
algunos aspectos puntuales solamente. No me parece lícito que se tomen
conclusiones a partir de un solo trabajo (si es que ha sido así). Creo que Malinowski
mira a la cultura aborigen “desde arriba”, desde la cultura occidental, que tenemos
como “superior”, o al menos “más evolucionada”. Esto al menos puede hacernos
pensar... ¿es nuestra cultura realmente “superior” o “más evolucionada”?, ¿que nos
hace pensar que lo es? ¿no será quizá que es simplemente distinta e igual de
primitiva (o evolucionada) que las demás?, creo que cada cultura tiene
peculiaridades que deben ser, si no entendidas, respetadas y tenidas en cuenta.
Nuestra cultura es en muchos casos mucho más subdesarrollada que otras. Sí creo
que es muy compleja, posiblemente “la más compleja”, pero esa complejidad
deshumaniza, la cultura es tan inmensa... cada cual tiene que cumplir su rol, sin
posibilidad de tregua alguna, para tener la posibilidad de estar integrado en ella, o
lo que es lo mismo, para no ser marginado por ella. Nos impide ser nosotros mismos
para convertirnos en “nosotros como debemos ser en nuestra sociedad, en nuestra
cultura”, y estos dos pueden ser personajes muy distintos. Esto posiblemente
ocurrirá en la mayoría de las culturas, pero intuyo que a mayor complejidad de una
cultura -espero que se entienda más o menos lo que quiero decir con cultura
compleja porque no sabría explicarlo con propiedad en pocas líneas-, mayor será
su nivel de deshumanización
Los naven
Por tanto, NAVEN se constituye así en un intento por interpretar los datos
obtenidos del trabajo de campo a la luz de su elaboración teórica, la
Cismogénesis, y efectuar con esto una autocrítica sobre los métodos de trabajo en
cuanto a la manera de lograr que los datos «encajen» en lo que se pretende
explicar. Esto es, la ceremonia ritual es empleada por Bateson como «excusa»,
para tomar datos que le permitan «teorizar sobre lo que le interesa» cuestión esta
que revela en el prefacio de 1936: «Estoy poniendo de relieve aquí la falta de
método en mi trabajo de campo con el fin de satisfacer a aquellos que pudieran
decir que 'he seleccionado mis datos para hacer encajar mis teorías'.»
En este marco, propondrá su concepto de «cismogénesis» –al cual suelen estar
hechas la mayoría de las referencias de este libro– que supone un vaivén
permanente entre individuo y sociedad, en procesos de interacción que él
denomina simétricos y complementarios. Distingue una cismogénesis simétrica, en
la que los interactuantes responden a la dádiva por la dádiva, a la violencia por la
violencia, &c.; de una cismogénesis complementaria, en la que los asociados se
hunden cada vez más en papeles del tipo dominación/sumisión o
exhibicionismo/voyeurismo. En uno u otro caso, la exacerbación de los
comportamientos inscriptos en esos movimientos pueden conducir a desequilibrar
e invertir el sistema social. Preguntándose sobre estos dos tipos de interacción
entre los iatmul, lo que pretende es preguntarse de qué manera los
comportamientos de los hombres promueven los de las mujeres y al revés. Los
datos etnográficos recogidos no pretenden otra cosa que venir a ilustrar estas
preocupación central.
Bateson agrega, además, la consideración de un enfoque multidisciplinario: la
psicología social se mezcla íntimamente con la antropología, también con la
psiquiatría y la ciencia política, y lo que es más aún, la epistemología con la cual
examina las bases conceptuales y supuestas de sus propias descripciones,
mostrando los errores teóricos en que ha caído. Los datos etnográficos escasos –
y que el admite en su epílogo de 1936, también fragmentarios e inconexos– se
consideran como datos sólo ilustrativos, no como los «hechos incuestionables» de
una etnografía preparada siempre para mostrarnos la «autoridad experiencial».
Estas hipótesis junto con la idea de cismogénesis como factor de desequilibrio de
la sociedad entera, obviamente que se constituirá en contestataria, como dijimos,
de costumbres intelectuales de la época.
Que los hechos contradigan la elaboración teórica importa poco para Bateson, al
contrario: nos confiesa: «es un experimento, o más bien una serie de
experimentos, en los métodos de pensar sobre materiales antropológicos.»
Más tarde esta actitud y postura de observación permanente de los límites
epistemológicos existentes se convertiría en referencia obligada para los autores
posmodernos preocupados en desentrañar cuestiones de retórica textual y crítica
literaria. Aun cuando Bateson no coincidiría hoy con esta corriente en cuanto a
suposición antagónica respecto de los clásicos de la disciplina antropológica,
puesto que su crítica epistemológica refiere más bien a destacar las falacias «en
las que uno mismo ha incurrido» pero sin dejar de ser holista e informada por las
ciencias formales y su propia lógica.