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La baja densidad del hidrógeno es una desventaja , ya que implica que se almacene menos
energía por unidad de volumen que con otros gases comprimidos. Debido a esto el
almacenamiento requerirá grandes volúmenes y altas presiones. El almacenamiento
subterráneo en cavernas y minas abandonadas es muy conveniente y económico para la
acumulación de grandes cantidades de hidrógeno. Esta forma se emplea también para el gas
natural, y se utilizan presiones de hasta 160 bar. El almacenamiento en recipientes de alta y
media presión se usa también en pequeña escala.
El hidrógeno tiene una tercer forma de ser almacenado que le es característica y que no
existe en el caso de otros combustibles líquidos o gaseosos: el hidrógeno reacciona con
distintos metales o compuestos intermetálicos formando hidruros. Estos pueden guardar
aún más hidrógeno por unidad por unidad de volumen que el hidrógeno líquido. Como bajo
adecuadas condiciones de temperatura y presión esta reacción es reversible, una dada masa
metálica puede ser cargada y descargada un número prácticamente ilimitado de veces,
pudiendo utilizarse como un tanque para el almacenamiento sólido del hidrógeno.
Esta forma de almacenamiento. Tiene la ventaja que se requieren bajas presiones ( menores
que 1.01 atm. ) y que éstos almacenadores son muy seguros, pues en caso de producirse una
pérdida brusca de oxígeno, el sistema reaccionará inhibiendo la producción de liberaciones
adicionales del gas. La ventaja de esta forma de almacenamiento es el peso relativamente
alto asociado al material absorbente: en el mejor de los casos se llega a aproximadamente el
7% del peso del hidrógeno total. Esto impide la utilización de este método en el caso de la
aeronavegación, por ejemplo, tiene escasa relevancia en el caso de unidades estacionarias
de almacenamiento.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
1. Dinga Gustov P. Hidroegen. The ultimate fuel and energy carrier. En: Int J.
Hydrogen Energy. Vol.14,No.11, pp777-784. 1989.