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Derecho Real de Conservación
Derecho Real de Conservación
Arturo Subercaseaux C.
Generalidades1
El dominio estará limitado cada vez que le falte alguna de sus características esenciales.
Estas limitaciones pueden ser legales (por ejemplo: el usufructo o derecho legal de goce del
padre o madre sobre los bienes del hijo, las servidumbres legales) o voluntarias, cuando han
sido establecidas por un hecho del hombre en virtud de un acto jurídico.
En general, se puede decir que el dominio se encuentra limitado toda vez que se haya
constituido sobre una cosa un derecho real a favor de una persona que no sea el dueño.
El artículo 732 del Código Civil alude a los variados modos en que puede ser limitado el
dominio. Estas limitaciones son derechos reales que debilitan los elementos que
caracterizan al dominio, el más completo de los derechos reales.
Son “derechos reales limitados”, según se desprende del artículo 732, la propiedad
fiduciaria, el usufructo, el uso o la habitación y las servidumbres. Además, por ley especial
se establece el derecho real de conservación.
Definición
El derecho real de conservación es un nuevo derecho real establecido por la ley promulgada
con fecha 10 de junio de 2016, a publicarse como Ley 20.925. El proyecto se inició por
moción parlamentaria, en la cual participaron diputados de diversos sectores políticos y fue
promovido y apoyado por organismos no gubernamentales interesados en el tema, entre
ellos la ONG norteamericana “The Nature Conservancy”.
Origen3
2
CHILE. Cámara de Diputados. Primer Informe de la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y
Medio Ambiente. Proyecto de Ley que establece derecho real de conservación. Boletín 5823-07. Legislatura
ordinaria 358°. Sesión 68° de 1 de septiembre de 2010. Documentos de la cuenta. P. 133-176
3
Ref. Proyecto de ley que establece el derecho real de conservación. Boletín N° 5823-07
4
CHILE. Estado del Medio Ambiente. Santiago, Chile, 2011. Capítulo 7: Biodiversidad. Disponible en:
http://www.mma.gob.cl/1304/w3-article-52016.html
5
ONU. Declaración Río+20. Conferencia de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible,
A/CONF.216/L.1. Río de Janeiro, Brasil, 2012, p. 42. Disponible en:
https://rio20.un.org/sites/rio20.un.org/files/a-conf.216-l-1_spanish.pdf.pdf
protegidas y declarar áreas de propiedad fiscal como áreas protegidas públicas. En efectp,
hasta la década de 1980, prácticamente cualquier forma de protección de la naturaleza que
se llevaba a cabo en Estados Unidos era realizada por el Estado, situación que aún se
mantiene en casi toda América Latina. Sin embargo, hace 30 años, un pequeño grupo de
individuos y propietarios privados en Estados Unidos se interesaron en la posibilidad de
actuar por sus propios medios, para manejar armónicamente sus bienes raíces desde el
punto de vista de la conservación ambiental. Algunos de estos dueños poseían inm,uebles
de gran valor ecológico, de importancia para todo el país.
- El 84% de las zonas protegidas por el SNASPE se ubican en las regiones de Aysén y
de Magallanes.
- En las regiones centrales, desde la V de Valparaíso a la VIII del Bío Bío, el área total
protegida es menor a un 10%, y cada una tiene un tamaño que en general no permite
sustentar poblaciones viables de mamíferos de tamaño mediano y grande.
- Las regiones de Coquimbo, del Maule y Metropolitana tienen menos del 1% de su
territorio dentro del SNASPE, en circunstancias de que se trata de zonas de alta
diversidad y endemismo del ecosistema mediterráneo.
6
Cfr. lnforme Chileno al Segundo Congreso Latinoamericano de Parques Nacionales y Otras Áreas Protegidas
(varios autores), 30 de septiembre al 6 de octubre de 2007, Bariloche, Argentina, p. 35.
Con la intención de corregir la representatividad ecológica del SNASPE, la anterior Comisión
Nacional del Medio Ambiente (CONAMA) entre los años 2000 y 2002 llevó adelante un
proceso de identificación de sitios prioritarios para la conservación. La protección efectiva
de estos sitios es el eje principal de la Estrategia Nacional de Biodiversidad que Chile se
comprometió a implementar en cumplimiento del Convenio sobre la Diversidad Biológica.
A partir de esto, la meta establecida a nivel gubernamental era lograr la protección de un
10% de todos los ecosistemas relevantes al año 2010, que algunas estimaciones realizadas
mostraban que para alcanzar dicha finalidad se necesitaban alrededor de 100 a 160 millones
de dólares, es decir, entre 20 y 30 veces el presupuesto operacional actual7. Dicha meta no
fue lograda.
Por otro lado, era indispensable que las áreas protegidas privadas o APP lleguen a ser un
elemento fundamental del sistema nacional de conservación, puesto que una gran parte de
los sitios prioritarios identificados son de propiedad privada. Así ocurría con la totalidad de
los sitios prioritarios reconocidos por la “Estrategia Nacional de Biodiversidad para la
Ecorregión de los Bosques Mediterráneos”. Es por ello que dicha Estrategia y su
correspondiente Plan de Acción, así como la Política Nacional de Áreas Protegidas elaborada
por la CONAMA, admitían el aporte estratégico que las APP están destinadas a cumplir. No
obstante, a la fecha el país carecía de instrumentos relevantes de política pública que
promuevan o al menos reconozcan el aporte de las iniciativas de conservación privadas8.
7
Ref. Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) - CEPAL: Environmenlal
Performance Reviews, Chile, 2005, p. 108
8
Ref. SEPÚLVEDA L., Claudia y VILLARROEL V., Pablo: Servicios Ecosistémicos y Financiamiento de la
Conservación Privada en Chile, en Revista Ambiente y Desarrollo, vol. XXII N° 1, Centro de Investigación y
Planificación del Medio Ambiente (CIPMA), 2006, p. 16.
9
Idem.
Diversos estudios de organizaciones no gubernamentales han intentado dimensionar la
magnitud del fenómeno de la conservación privada en Chile. El primer catastro de APP fue
realizado por el Centro de Investigación y Planificación del Medio Ambiente (CIPMA) en
1997, contándose entonces 39 emprendimientos de conservación de tierras privadas. Por
su parte, una investigación llevada a cabo igualmente por CIPMA detectó en el año 2001
alrededor de 50 APP sólo en la X Región, siendo ellas en su gran mayoría de tamaño
pequeño y mediano 10 . Más recientemente, en 2010 se constituye la Asociación de
Iniciativas de Conservación en Áreas Privadas y de Pueblos Originarios de Chile (ASÍ
Conserva Chile), asociación gremial que agrupa a 100 propietarios privados y comunitarios
que desarrollan iniciativas de conservación, abarcando aproximadamente 600 mil hectáreas
protegidas. En 2013, mediante el catastro nacional de Iniciativas de Conservación Privada
(ICP) realizado por el Ministerio del Medio Ambiente y el Proyecto GEF/PNUD “Creación de
un Sistema Nacional Integral de Áreas Protegidas para Chile: Estructura Financiera y
Operacional” identificó 308 iniciativas de conservación privada, las cuales cubren una
superficie total estimada de aproximadamente 1.65 millones de hectáreas, en casi la
totalidad de regiones de Chile (con la sola excepción de la Región de Tarapacá), y la mayor
concentración de iniciativas identificadas en cuanto a número y superficie se da en las
regiones de Los Lagos (86 iniciativas con una superficie de 480 mil hectáreas), de Los Ríos
(72 iniciativas con una superficie de 190 mil hectáreas), y Magallanes (8 iniciativas con una
superficie de 360 mil hectáreas).
Características
1. Es un derecho real y un bien incorporal que se tiene sobre una cosa sin respecto de
determinada persona, conforme a los artículos 576 y 577 del Código Civil
2. Constituye una limitación voluntaria del derecho de dominio
3. Concede al titular la facultad de conservar el patrimonio ambiental de un predio o
de ciertos atributos o funciones de éste
4. Se constituye en forma libre y voluntaria por el propietario del predio en beneficio
de una persona natural o jurídica determinada
5. Es un derecho inmueble, ya que sólo puede recaer sobre bienes raíces
6. Es un derecho distinto e independiente del dominio del bien raíz gravado
7. Es exigible erga omnes
10
SEPÚLVEDA L. Claudia: Conservación Privada en la Región de Los Lagos: Lecciones y Desafíos para una
Institucionalidad Propia, en Revista Ambiente y Desarrollo, vol. XVIII N° 1, Centro de investigación y
Planificación del Medio Ambiente (CIPMA), 2002, p. 42.
8. Es transferible, transmisible, indivisible e inseparable del inmueble o de la parte de
él que se grava, y se puede constituir sobre cualquier bien inmueble
9. Es de duración indefinida, salvo que las partes acuerden lo contrario
10. Es solemne, pues requiere de inscripción en el Conservador de Bienes Raíces para
su perfeccionamiento
11. A diferencia de las servidumbres prediales, no se constituye a favor de otro predio
determinado, sino a favor de personas naturales o jurídicas la satisfacción de un bien
público, cual es el patrimonio ambiental
12. La constitución de un derecho real de conservación “no necesariamente implicará la
preservación incólume, la conservación intensiva o la intangibilidad del bien raíz
afectado. Puede involucrar perfectamente, por ejemplo, acciones de
descontaminación o reparación, o bien la realización de actividades prodcutivas que
sean compatibles con la conservación ambiental, de acuerdo a un plan de manejo
establecido en el contrato constitutivo”11
Para el profesor Daniel Peñailillo, la decisión de crear un nuevo derecho real por ley obedece
a dos razones: i) por la preferencia en nuestro sistema jurídico por la reserva legal en la
creación de derechos reales; y, ii) porque se estima que no hay un derecho real ya tipificado
que sea apto para los fines que se pretenden con el derecho de conservación 12.
Sin embargo, presentan una lógica y finalidades diversas y un objeto mucho más reducido.
Por definición, la servidumbre es un gravamen impuesto sobre un predio en utilidad de otro
de distinto dueño. En el caso del derecho real de conservación no hay utilidad de otro predio
sino que de la comunidad toda ya que se busca proteger los ecosistemas y la biodiversidad,
beneficiando directa o indirectamente a todos los miembros de la sociedad.
Por otra parte, el derecho real de conservación puede imponer al dueño del predio algunas
obligaciones de hacer. Éste es otro aspecto que lo diferencia de las servidumbres ya que en
éstas hay un predio sirviente y un predio dominante, correspondiéndole al primero
obligaciones de tolerancia del gravamen impuesto. En el caso del derecho de conservación,
puede darse una situación en la cual tanto el titular como el dueño del predio tengan que
11
Ref. Nota 2, p. 4
12
PEÑAILILLO Arévalo, Daniel. Sobre un derecho real para la conservación del ambiente. Estudios de Derecho
Civil, N° 113, 2009; p. 4
13
BEZANILLA Lastrico, Mario Andrés. Servidumbres o derechos reales de conservación. Capítulo 3.3 y 4
cumplir ciertos deberes activos. La imposición de deberes activos al dueño del predio es útil
para la consecución de los objetivos del derecho real de conservación. P.Ej. Además de las
prohibiciones de destinar a determinados giros el inmueble, puede imponerse un deber
activo de cuidado o vigilancia.
Tal situación evoca a los derechos reales in faciendo, en los cuales los terceros no sólo deben
tolerar algo sino que están obligados a hacer algo a favor del titular del derecho. Respecto
de estos se ha sostenido que es un híbrido entre la concepción clásica del derecho real y el
derecho personal.
Constitución
Respecto de las cosas que pueden gravarse con el derecho real de conservación, la ley
dispone que sólo podrán gravarse predios. En tanto la ley no distingue, los predios podrán
ser públicos o privados, rurales o urbanos. Inicialmente la ley se refería a “inmuebles”, pero
en la tramitación legislativa se reemplazó por predios, excluyéndose su constitución sobre
otros bienes inmuebles que no son predios, como los derechos de aprovechamiento de
aguas y de concesión minera. Del mismo modo, se suprimió la limitación de que sólo
pudieran constituirse en inmuebles de propiedad privada, pudiendo constituirse
igualmente en bienes raíces públicos.
- Propietario: Quien, por el contrato constitutivo, declara gravarlo con el derecho real
de conservación
- Titular: Es la persona natural o jurídica, pública o privada, que recibe la titularidad
del derecho real de conservación. Inicialmente se limitaba a servicios públicos y
instituciones privadas con fines de conservación ambiental, pero se extendió su
titularidad a toda persona, favoreciendo la ampliación de la legitimación activa de
los beneficios del medio ambiente, vinculación con la protección ambiental en
diversos sectores sociales, facilitación del desarrollo de prácticas ambientales
sustentables por parte de la industria, entre otros.
Los particulares son libres para pactar cualquier otra estipulación que estimen conveniente
que no sean contrarias a la ley, ni a los preceptos legales o reglamentarios aplicables.
Conforme al artículo 10, las mismas formalidades y requisitos exigidos para su constitución
deberán ser cumplidas para modificar el contrato.
Transferencia
Conforme al artículo 9, el derecho real de conservación se podrá transferir a cualquier título,
salvo que en el contrato original se estipule algo diverso. El respectivo acto o contrato
deberá celebrarse por escritura pública y practicarse la pertinente inscripción. A este
respecto, se aplicarán, en lo que corresponda, las normas relativas a la titularidad, al
contrato constitutivo, a los efectos del derecho real, la inscripción y sus modificaciones.
Efectos
Sin embargo, no se aplicará lo anterior contra el adquirente del bien raíz hipotecado en
pública subasta ordenada por el juez, habiendo sido citado dicho tercero personalmente,
dentro del término de emplazamiento del juicio ordinario, caso en que éste podrá optar
entre:
Nulidad
Conforme al artículo 6 inc. 4, sin perjuicio de las normas de carácter general, adolecen de
nulidad los contratos constitutivos que estipulen gravamenes al inmueble:
Terminación
Conforme al artículo 12, el derecho real de conservación se extinguirá por las causales
generales de terminación de los derechos reales (resolución del contrato constitutivo,
expiración del plazo, confusión, renuncia del titular, mutuo acuerdo) y, especialmente, por:
Procedimiento
Conforme al artículo 13, la resolución de los conflictos a que diere lugar la aplicación de la
regulación legal del derecho real de conservación se sujetará a las reglas del procedimiento
sumario.
Normativa supletoria
A la regulación legal del derecho real de conservación se aplicarán las definiciones del
artículo 2 de la Ley 19.300, Ley General de Bases del Medio Ambiente, y, supletoriamente,
las demás disposiciones de dicha ley.
En lo no previsto por la ley o por el contrato constitutivo, se aplicarán las siguientes normas
del Código Civil:
Si bien dicha compatibilidad fue suprimida de la ley, corresponderá estar atento a lo que se
establezca en la ley que crea el Servicio de Biodiversidad y Áreas Protegidas en tramitación,
que si bien regulará el sistema de protección de la biodiversidad estatal, contempla
regulación sobre áreas protegidas de propiedad privada, que funcionarán como
complemento necesario al actuar del Estado.
14
Consideraciones en gran medida contenidas en: CABEZA Galido, Isabel. “El derecho real de conservación y
sus desafíos”. Memoria para optar al grado de Licenciado en Ciencias Jurídicas y Sociales, 2014.
Existe un área específica del ordenamiento jurídico en la cual se presume que el derecho
real de conservación tendrá implicancias, cuales son, las actividades de desarrollo y
extractivas. Estas actividades históricamente han sido consideradas reñidas con al
protección y preservación del medio ambiente debido a su necesidad de usar el suelo en
forma intensiva y explotar recursos naturales no renovables, entre otros factores.
En Chile, las actividades extractivas o de desarrollo tienen una normativa especial propia
para cada una de ellas, regulándose incluso su ejercicio en la Constitución Política de la
República en el caso del sector minero y de aguas, dada la importancia que revisten para el
país. Se estima que son actividades de interés nacional toda vez que son fundamentales
para sostener el crecimiento y desarrollo económico del país, pueden comprometer la
seguridad nacional y el orden público y satisfacen necesidades básicas de toda la población.
Por ello, el interés de la legislación nacional es el fomento de dichas actividades por sobre
otras, otorgándoles derechos y prerrogativas bastante fuertes que justifiquen la alta
inversión y sujeción a cargas públicas especiales.
Nuestra legislación ambiental busca regular el ejercicio de las actividades mencionadas para
lograr el uso eficiente de los recursos naturales, de modo que se adecúen con la necesaria
protección de la biodiversidad y el medio ambiente, lo que incluye desde declaración de
áreas protegidas en las cuales no pueden realizarse actividades extractivas hasta el ingreso
obligatorio al Sistema de Evaluación de Impacto Ambiental de toda actividad que cumpla
con los requisitos establecidos en la Ley 19.300, por ejemplo.
El nuevo derecho real de conservación aparece como un nuevo instrumento jurídico que
entrega la legislación apra compatibilizar ambos sectores en contraposición. Sin embargo,
éste no es como las demás herramientas ambientales existentes, principalmente porque es
un derecho real, lo que implica mayores prerrogativas para su titular, siendo exigible erga
omnes, y porque recae en los particulares sin intervención del Estado, lo que facilita su uso
extensivo. Debido a esto, las implicancias que tendrá en el desarrollo de las actividades
extractivas serán relevantes, pudiendo impedir su cabal realización, y, recíprocamente, la
normativa sectorial de estas podría obstaculizar la consecución de los fines propios del
derecho real de conservación, inutilizándolo.
Así, nada excluye la coexistencia en el mismo predio del derecho real de conservación y de
concesiones eléctricas, mineras o de otro tipo.
Sin embargo, existen una serie de diferencias en la constitución de estos derechos que
pueden tener relvancia para su uso en la práctica. En relación al otorgamiento de ambos,
en el caso del derecho real de conservación, este se constituye de forma completamente
privada mediante escritura pública inscirta en el Conservador de Bienes Raíces, sin la
intervención de autoridad alguna. En el caso de las concesiones, sean eléctricas o mineras,
se constituyen mediante decretos de la autoridad competente, es decir, el título de al
concesión respectiva es un acto administrativo.
Esto generará considerables asimetrías, sobre todo en cuanto a los controles que suponen,
ya que en el derecho real de conservación no se establecen trámites de control externo. En
esta situación, será la autoridad que otorgue la concesión – el Ministerio de Energía o la
Superintendencia de Electricidad y Combustibles en el caso del sector eléctrico o los
tribunales ordinarios en el caso del sector minero – quien deberá considerar este gravamen
como un elemento más a la hora de fundar su resolución. En el mismo sentido, atendiendo
a las posibilidades de oposición también hay diferencias dado que, en el caso del
establecimiento de concesiones, el dueño del predio afectado tiene la posibilidad de
manifestar su oposición o hacer observaciones a la constitución de estas, mientras que las
empresas eléctricas o mineras no tendrán tal opción cuando se constituya un derecho real
de conservación en el predio que ocupan, ya que sólo se contemplan medidas de publicidad
– la inscripción registral – una vez pactado el contrato constitutivo.
Para estimar como se relacionará la facultar de catar y cavar con el derecho real de
conservación, conforme a lo dispuesto en los artículos 15 y 16 del Código de Minería, hay
que distinguir:
En el último caso, las consecuencias pueden ser graves para la consecución de los fines de
conservación, ya que la facultad de catar y cavar autoriza, conforme a los artículos 19 y 20
del Código de Minería, para examinar y abrir la tierra tanto desde dentro como desde fuera
con maquinaria para tal efecto, además se permite tomar muestras, realizar excavaciones
menores y en los casos en que lo amerite, imponer servidumbres sobre el predio superficial.
De esta forma, el contrato constitutivo puede verse obstaculizado impidiendo sus plenos
efectos. Con todo, el titular de la facultad debe indemnizar los perjuicios ocasionados, lo
que podría mitigar, en parte, el daño causado.
Además, para llevar a cabo las actividades eléctricas y mineras es necesario tener un título
concesional que entrega las atribuciones y facultades necesarias para llevar a cabo la
actividad. Estas se ejercen mediante la imposición de servidumbres en el predio ajeno. Sin
embargo, la legislación no otorga a todas las actividades de dichos sectores la posibilidad
de imponer servidumbres forzosas, es decir, aquellas a las que el dueño no puede oponerse,
por lo que habrán actividades que sólo pueden ejecutar obras en predio ajeno si pactan una
servidumbre voluntaria con el dueño del predio superficial.
Finalmente, cabe considerar las implicancias del derecho real de conservación sobre las
concesiones que tienen la facultad de imponer servidumbres forzosas y las que no, pues de
esto depende qué servidumbres forzosas, por mandato legal, afectarán al derecho real de
conservación, y cuales requerirán de negociar la constitución de servidumbres voluntarias
sobre el predio gravado con este derecho real.
En el caso del sector eléctrico, las generadoras hidráulicas de energi ́a eléctrica, las
subestaciones eléctricas, las li ́neas de transporte y las empresas de servicio pú blico de
distribución pueden imponer servidumbres en forma forzosa. Pueden imponer
servidumbres de obras hidroeléctricas, de ocupació n, de cerramiento, de tránsito,
servidumbres para tender li ́neas aéreas o subterráneas, para instalar postes o torres, entre
otras. En el caso del sector minero, tanto la concesió n de exploració n como la de
explotación dan derecho al concesionario a imponer servidumbres que, al ser legales,
deben ser soportadas por el predio superficial. Las servidumbres que pueden imponerse
son de ocupació n, en las cuales se pueden depositar minerales, relaves y escorias o
construir plantas de extracción o beneficio, sistemas de comunicació n, cañ eri ́as, entre
otros, o de tránsito, construyendo caminos, andariveles, túneles, cintas transportadoras y
cualquier otra instalación que sirva con dicho propósito. Otros derechos a los que también
se les concede la facultad de imponer servidumbres forzosas son las concesiones de energía
geotérmica 15 , el derecho de aprovechamiento de aguas 16 y las concesiones de servicio
público de distribución de gas y de redes de transporte de gas17. En todos estos casos, el
dueñ o del predio superficial no puede oponerse a la servidumbre y só lo puede negociar el
monto de la indemnizació n, contemplándose en la ley el procedimiento en caso de no haber
acuerdo.
15
Art. 26 Ley 19.657, Ley de Concesiones de Energía Geotérmica
16
Art. 25 Código de Aguas
17
Art. 12 y Título IV del DFL N° 323, Ley de Servicios de Gas
que dependan de edificios, só lo se permite imponer la servidumbre de ser cruzados por
li ́neas aéreas de distribución de energi ́a eléctrica de baja tensió n18.
Es muy probable que la imposición de estas servidumbres vulnere los fines del derecho real
de conservación constituido sobre el predio superficial – reduciendo las áreas susceptibles
de conservación o hasta modificando el ecosistema – ya que en su mayoría autorizan la
ocupación de los terrenos y dan la posibilidad de cerrarlos y construir en ellos o instalar
embalses, estanques, cañeri ́as, caminos, depósitos, tender li ́neas aéreas o subterráneas,
entre otros. Las posibilidades de que se pueda continuar con la conservación del predio tal
como fue pactado luego de construidas estas instalaciones son escasas.
A largo plazo, podri ́a suceder que el derecho real de conservació n se transforme en una
forma de financiamiento de iniciativas de conservació n. Es decir, que una persona al crear
un proyecto de conservació n lo haga con las garanti ́as que ofrece el nuevo derecho real y,
en caso de ser necesaria la constitución de una servidumbre que emane de una concesió n
en ese terreno, se utilicen los montos de la indemnización para la construcción de otros
proyectos de conservació n o para la ampliación y/o mejoramiento del existente. En este
caso, el derecho real de conservación no será un instrumento que sirva como escudo de
protecció n contra las actividades productivas o de extracció n y desarrollo, sino más bien se
18
Art. 54 DFL N° 1 DE 1982, de Minería, Ley General de Servicios de Energía Eléctrica
transforma en una garanti ́a para invertir en conservació n, que asegura un proyecto que
protege el patrimonio ambiental o que, en su defecto, provee de abundantes fondos para
el desarrollo de nuevos proyectos.
Para que estas formas de generación puedan realizar obras en predio ajeno es mediante la
constitución de servidumbres voluntarias, que son aquellas constituidas por un hecho del
hombre, es decir, acordadas con el dueño del predio.
Tratándose de predios gravados con el derecho real de conservación, para estas empresas
generadoras que requieren de la servidumbre para realizar su proyecto puede serles difícil
llegar a un acuerdo con el dueño del predio, debido a la poca compatibilización de las
instalaciones proyectadas con la conservación del predio y, a su debilitada posición
negociadora al no haber obligación legal de constituir el gravamen. Esto puede derivar en
el pago de altos montos de indemnización para constituirla.
Sin embargo, no solo el dueño del predio gravado podrá oponerse a las servidumbres por
ser contratrias a los fines de conservación deseados, sino que también debe estarse a lo
dispuesto en el contrato constitutivo, ya que en él se establecen obligaciones, prohibiciones
y limitaciones que el dueño del predio debe observar imperativamente. Pese a esto, no
puede sostenerse a priori que la servidumbre será contraria al derecho real de conservación
dado que una de las ventajas de éste es su flexibilidad y la posibilidad de compatibilizar la
protecció n del patrimonio ambiental con otras actividades, lo que deberá evaluarse caso a
caso.
Por otra parte, nada obsta a que el dueñ o del predio y el titular, para poder constituir la
servidumbre, modifiquen el contrato constitutivo, conforme a lo dispuesto en la ley, dado
que no hay controles externos que fiscalicen y velen por la efectiva conservación del predio.
Desde el punto de vista del dueñ o y del titular, la imposició n de un derecho real de
conservació n en un terreno en el que se hace necesario constituir una servidumbre
voluntaria se traduce, al igual que en la situació n anterior, en altos montos de
indemnización que pueden fomentar el uso del instrumento como una forma de
financiamiento de nuevos proyectos de conservació n.
Una tercera implicancia entre las concesiones mineras o eléctricas y el derecho real de
conservació n se produce respecto de su terminació n. Respecto de este ú ltimo, la nueva ley
contempla una duración indefinida, salvo estipulación en contrario. En el caso de las
concesiones mineras, se debe distinguir entre las de exploración y las de explotación. Las
primeras tienen una duración máxima de 4 años y, las segundas, tienen una duración
indefinida, sin perjuicio de su caducidad y extinción por las causas que señala la ley. En las
concesiones eléctricas también se distingue, ya que las concesiones provisionales se
otorgan por un plazo máximo de 2 años, pudiendo solicitarse nuevamente una vez cumplido
el plazo y, las concesiones definitivas se otorgan por un plazo indefinido.
En el caso de las concesiones que tienen plazo definido de término, las consecuencias de la
terminación serán favorables para el terreno ya que podrá ser restaurado y preservado por
el dueño y el titular del derecho real de conservación, constituyendo ésta una obligació n
para ambos, vinculante por el contrato constitutivo.
Las concesiones que tienen duración indefinida, a priori, representan un gran peligro para
un terreno con elementos de importancia ecológica ya que el derecho real de conservación
no puede impedir los efectos nocivos que se produzcan en el patrimonio ambiental como
consecuencia de la realización de proyectos mineros o eléctricos, a lo que se suma que, la
producció n de dichos efectos puede hacerse en forma perpetua.
Sin embargo, esto se ve matizado por el hecho de que los yacimientos y fuentes productoras
de energi ́a no son infinitos. Las faenas e instalaciones mineras o eléctricas pueden dejar de
ser productivas y, por tanto, cerrarse. Por esta razó n, las servidumbres que pueden
imponerse sobre terreno ajeno son transitorias, cesando cuando termine el
aprovechamiento que de ellas haci ́a la concesión19. Además, en materia minera existe la
Ley 20.551, que regula el cierre de faenas e instalaciones mineras. Asi ́, aunque la concesión
sea concedida a perpetuidad, las instalaciones, plantas, centrales y, en definitiva, los
proyectos eléctricos y mineros, no lo son.
Esto abre nuevas posibilidades ya que obliga a considerar el factor tiempo, al pensar qué
pasará con el terreno luego de su uso y goce intensivo. En el ámbito minero, es la empresa
En esta situación, puede cumplir un rol importante el derecho real de conservació n, ya sea
que se haya constituido con anterioridad al término de las faenas o con ocasión de éste.
Este derecho ofrece la posibilidad de rehabilitar el terreno que se ha ocupado en las faenas
eléctricas y mineras con todas las garantías que puedan acordarse en el contrato
constitutivo, entre ellas, la imposición de obligaciones vinculantes para su dueño, el control
de las medidas y la administración del predio por un órgano independiente y dedicado
exclusivamente a la conservación, la imposibilidad de variar los usos del terreno y de
imponer otros gravámenes que lo afecten, las obligaciones de reparación y
descontaminación del predio, entre otros. Además, éste derecho real tiene la ventaja de
que puede ser compatibilizado con otras actividades que se conformen con la conservación,
razón por la cual, el dueño aún puede obtener un beneficio econó mico del predio.