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ISSN: 0379-8682
hidalgo@geo.puc.cl
Pontificia Universidad Católica de Chile
Chile
Hiernaux-Nicolas, Daniel
¿Identidades móviles o movilidad sin identidad?. El individuo moderno en transformación
Revista de Geografía Norte Grande, núm. 34, diciembre, 2005, pp. 5-17
Pontificia Universidad Católica de Chile
Santiago, Chile
DANIEL HIERNAUX-NICOLAS2
RESUMEN
La Geografía Humana se enfrenta con nuevos retos, por la ya muy estudia-
da “compresión espacio-temporal”. La creciente movilidad de las socieda-
des contemporáneas nos impone revisar el concepto mismo de identidad
en su dimensión espacial, como elemento central para reconstruir el indi-
viduo moderno y las dinámicas territoriales. La hipótesis central de este
trabajo es que el incremento de la movilidad no destruye las identidades
sino que las reconfigura a través de nuevas dinámicas territoriales, mucho
más fluidas que por el pasado, particularmente por el rol de las nuevas
tecnologías de información y comunicación que permiten nuevas interac-
ciones sociales. Lo anterior se ilustra a través de dos ejemplos: el turismo y
la migración internacional.
ABSTRACT
Human Geography has to deal with new challenges as a result of the
already well known “space-time compression”. The growing mobility of
contemporary societies, forces us to review the very concept of identity in
its spatial dimension, as a central element to rebuild the modern man and
the territorial dynamics. The central hypothesis of this paper is that mobili-
ty is not destroying identities but reconfiguring them trough new territorial
dynamics, much more fluid than before, particularly because the media-
tion of the new technologies of information and communication, allowing
new social interactions. Those ideas are illustrated by two examples:
tourism and international migrations.
Palabras clave: Dinámicas territoriales, identidad, movilidad
Key words: Territorial dynamics, identity, mobility
Hoy en día, el concepto de espacio se y b). Cabe señalar que la corriente huma-
encuentra revisado bajo todos sus ángulos nista en Geografía, ha permitido dar pasos
tanto por sociólogos, como antropólogos, decisivos en este sentido: la cuestión esen-
filósofos, etc. (Clocke & Johnston, 2005; cial ha sido, en este contexto, volver a pen-
Knafou, 1997; Barnes & Gregory, 1997). En sar la geografía humana a partir del actor,
particular, se ha evidenciado que la época no tanto para seguir una “moda” sociológi-
actual reivindica más el espacio que el ca (el regreso del actor), sino por el reco-
tiempo (Foucault, 1986; Soja, 1989), en la nocimiento evidente, que el actor ha sido,
medida en que la compresión temporal se en términos de Gumuchian et al. (2003) el
ha acentuado por los avances tecnológicos gran “olvidado del territorio” aunque sea
en materia de transmisión de información y decisivo su papel –a título individual– en
mejoramiento de las comunicaciones. La li- las dinámicas territoriales. En el contexto
teratura sobre este tema es más que vasta. de este escrito, partimos de un plantea-
miento en este orden de ideas, es decir re-
Sin embargo, desde la geografía humana valorizar el papel del individuo, y no solo
existen aún muchas lagunas que llenar, ya del grupo social, como suele hacerlo la
que nuestra disciplina se ha basado, esen- geografía tradicional.
cialmente y en el largo plazo, sobre la lar-
ga duración temporal, y la continuidad es- La reconstrucción de otros conceptos,
pacial. Lo anterior ha sido ampliamente tal como el espacio, por ejemplo, se ve in-
asimilado por la geografía tradicional a lo terpelada por esta primera afirmación. En
largo del siglo XX, de tal suerte que pudie- este sentido, la creciente movilidad de las
ra parecer relativamente difícil para los sociedades, impide seguir viendo el espa-
geógrafos actuales, responder a la interpe- cio como algo “absoluto”, como lo afirmó
lación que emana de las demás ciencias Henri Lefebvre (1974), imaginándolo sola-
sociales. mente como resultado de fuerzas sociales
colectivas. Se vuelve central reconsiderar
Si bien autores como Milton Santos el espacio desde lo vivido, el individuo, las
(1997) han insistido ampliamente sobre microdimensiones (Crang, 2005). La conse-
las transformaciones del medio tecnológi- cuencia lógica de este planteamiento, es
co y sus implicaciones espaciales, no deja que no solo urge analizar el papel del indi-
de ser evidente que la geografía humana viduo en su cotidianeidad, sino también re-
actual, apenas recobra el sentido del indi- pensar la construcción misma del individuo
viduo y de actuar cotidiano. Por ende, el como ser, entre otros, por lo que atañe a la
camino por recorrer es particularmente ar- geografía, en su construcción como sujeto
duo. Existe pues un déficit de conocimien- espacial.
to que se centra, en nuestra opinión, en
torno a dos grandes ejes: el primero es el La movilidad, por ejemplo, es en efecto
de repensar al individuo como actor del un fenómeno tanto individual como colec-
territorio; el segundo es reconstruir algu- tivo, e implica decisiones individuales por
nos conceptos centrales para la geografía lo que “el actor territorializado opera en el
humana, como la identidad territorial por seno de sistemas de acción concretos que
ejemplo, en el contexto de la creciente son evolutivos y permeables entre sí, que
movilidad de personas, bienes e informa- permiten construir la decisión y transformar
ción. colectivamente los objetos espaciales” (Gu-
muchian et al., 2003: 34).
El tema de repensar el individuo no se
tratará en este trabajo: remitimos entre En este sentido, la movilidad como de-
otros, a la obra de diversos autores como cisión individual inserta y evolutiva en el
Gumuchian et al. (2003); Di Meo (1999); seno de lo colectivo, se vuelve un factor
así como, desde una perspectiva latinoa- particularmente relevante para entender
mericana, Lindón (2005; en preparación a otras dimensiones sociales como la “identi-
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dad”. Esta, construida en torno a la perte- identidad moderna que tiende a imponerse
nencia espacial duradera (expresada, entre progresivamente en todo el mundo, se sus-
otros, en el derecho), pero trastornada por tenta en el tiempo (la pertenencia tempo-
las movilidades de la actualidad, que le im- ral). Esta “…es fluida y permanece abier-
primen nuevas dimensiones espaciales3. En ta…” (Hiraoka, 1996: 76). Para muchos
este sentido, el trabajo que presentamos a autores, la identidad tradicional solo es
continuación, busca, en forma explorato- una reminiscencia del pasado, que pudiera
ria, la revisión de esta problemática. haber quedado desconstruida en el contex-
to actual de cambios espacio-temporales.
El título de este trabajo articula tres Prácticamente, la identidad tradicional pu-
componentes centrales de nuestros siste- diera entonces ser considerada como un re-
mas de referencias, fuertemente influidos manente premoderno.
por las transformaciones globales actuales:
Las dinámicas territoriales: Mientras que
La movilidad: la definimos como la ca- las dinámicas territoriales estudiadas por la
pacidad de abstraerse de las limitaciones geografía regional tradicional relevaban de
espacio-temporales que provocaron la se- los tiempos largos –del tiempo histórico y
dentarización de las sociedades tradiciona- natural–, la modernidad ha gestado una
les, y la incapacidad secular para movili- aceleración de los cambios territoriales. En
zarse en un espacio extenso en tiempos este sentido, las dinámicas territoriales de
cortos. La movilidad es considerada como la actualidad son mucho más intensas y ra-
una de las ventajas mayores de la moderni- dicales que por el pasado. Además, son
dad, un grado de libertad ofrecido a los procesos inestables que no forzosamente se
individuos y a las empresas. Además, es construyen en la continuidad, sino que
exacerbada en la fase actual de hipermo- suelen reflejar el carácter efímero y, en
dernidad la cual, según algunos autores, buena medida caótico y desordenado de
tiene la virtud de reducir el anclaje secular las sociedades actuales.
de las sociedades humanas en el territorio
estable y continuo así como en los tiempos ¿Cómo articular entonces estos tres
largos (Giddens, 1993)4. componentes?
man, y ciertamente adquieren nuevas con- fico: el primero, lo considera como conti-
figuraciones en proporción a su capacidad nuo, homogéneo y susceptible de ser frag-
para integrar las consecuencias de cierto mentado en porciones reducidas, en unida-
grado de movilidad; por ende, asumimos des menores, que sirven de referencia para
que no existe una pérdida de identidad que la medición misma del tiempo. La segunda,
se expresaría a través de la homogeneiza- aquella que habla de un “tiempo-devenir”,
ción del género humano como tienden a considera en forma insistente la duración
afirmarlo, con demasiada facilidad, quie- como elemento central de la definición del
nes visualizan al futuro como la homoge- mismo. Para Henri Bergson, el tiempo de-
neización radical del espacio y de la hu- venir es un tiempo fluido, que Bachelard
manidad. asimila al transcurrir de la vida (Bachelard,
1999).
Para demostrar estas hipótesis tenemos
primero que referirnos a los cambios en los Presente desde la filosofía griega, la pri-
modelos espacio-temporales ligados a la mera construcción filosófica del tiempo en-
modernidad actual, ya que esta dimensión contró un reforzamiento considerable por
filosófica resulta esencial: mostraremos la asunción del racionalismo cartesiano, y
posteriormente, que las dos dimensiones el mismo concepto de espacio que se le
espacial y temporal son las claves para en- asoció: así, el espacio continuo, homogé-
tender las identidades. neo e infinito que caracteriza a la geome-
tría analítica y al pensamiento racional, se
Enseguida, analizaremos la dimensión puede asociar sin dificultad con la idea de
tecnológica, en el sentido de tratar de com- un tiempo lineal, bajo la forma de una fle-
prender de qué manera la movilidad se ha cha del tiempo (Crang, 2005; Hiernaux,
visto afectada positivamente por los cam- 1999).
bios tecnológicos, pero también qué lugar
real ocupan la tecnología en las transfor- Esta espacialización del tiempo lleva a
maciones recientes de la movilidad. una fragmentación del mismo en unida-
des susceptibles de medición, hecho que
En tercer lugar, se analiza cómo se da la también invade la concepción del espa-
construcción de las identidades en el con- cio. El tiempo y el espacio se asocian en-
texto de las sociedades actuales, en con- tonces en un modelo espacio-temporal
traste con las tradicionales, lo que llama- particularmente denso, que domina toda
mos la dimensión societaria. la fase de la modernidad hasta nuestros
días. Es también, la puerta abierta para
Finalmente, ofreceremos dos ejemplos, una descomposición de las unidades de
el primero es el turismo, el segundo la mi- vida, transformadas en unidades de tiem-
gración trasnacional. A través de ellos, tra- po, sin continuidad ni posibilidad de me-
taremos de evidenciar las relaciones espe- moria.
cíficas que articulan los tres términos
centrales de la presentación: movilidad, Esta visión fragmentada ha sido am-
identidad, dinámicas territoriales. pliamente recogida por la geografía hu-
mana, particularmente en su orientación
Cambios de modelos economicista, de tal suerte que, en esas
corrientes, se ha perdido la dimensión
espacio-temporales: la del ser humano, fundamental para una
dimensión filosófica Geografía con sentido. “El tiempo espe-
cializado, el tiempo en el cual fluye el
La discusión filosófica sobre los mode- cálculo económico y en el seno del cual
los espacio-temporales es particularmente se coordinan a gran escala, las interac-
larga. Podemos observar dos formas de ciones sociales, es ultradominante” (Zari-
abordar el tiempo en el pensamiento filosó- fian, 2003: 97).
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La fragmentación del tiempo y del espa- cada vez más presente en otras formas de
cio da ampliamente lugar a lo que se ha concebir la geografía humana, que podemos
llamado “el contagio de la urgencia” (Jau- reconocer, entre otros, en las corrientes
reguiberry, 2003: 156), esta necesidad que constructivistas y humanistas en geografía7.
parecería imperiosa en el mundo actual, de
optimizar el tiempo y el espacio a partir El incremento de la
del uso de tecnologías que reducen la es-
pera, garantizan la copresencia virtual y
movilidad: la dimensión
permiten la interacción inmediata, como tecnológica
son el teléfono celular, la informática y sus
tecnologías derivadas. Tenemos que regresar al primer modelo
de espacio-tiempo, ya que es este, final-
La urgencia también implica la escasa mente, el que se asocia a la movilidad ace-
duración de los eventos: fragmentados lerada. La tecnología juega un papel impor-
como el tiempo y el espacio, las activida- tante en la potencialidad de vivir acorde
des se vuelven “fast” que sea en la comida, con este modelo espacio-temporal, pero re-
los encuentros sexuales, la forma de conse- sultaría erróneo asignarle toda la responsa-
guir la información (no se lee un libro sino bilidad en los nuevos modelos de movili-
que se recurre a la “tela” (net) que permite dad.
encontrar en forma inmediata lo requerido
o, con frecuencia, su sucedáneo). Estamos No es admisible el planteamiento que la
así cediendo el paso a la tiranía de lo efí- tecnología define nuestros comportamien-
mero, para cuyo análisis aun carecemos de tos espaciales; por el contrario, es la visión
un abordaje geográfico. economicista “ultradominante” la que se
ha impuesto en las sociedades en forma tal
La otra visión del tiempo y el espacio y y con una intensidad tan notoria, que exige
el modelo espacio-temporal que se deriva que la tecnología se acomode a ciertas ne-
de la misma, pretende “…distinguir entre cesidades sociales.
tiempo físico (el de los relojes) o cronos, y
tiempo subjetivo, el de la conciencia (Berg- No hay pues determinismo tecnológico,
son) que Etienne Klein propone llamar sino elección societaria de un modelo so-
‘tempus’” (Aubert, 2003: 177)5. El tiempo cial sustentado en una tecnología particu-
subjetivo –tiempo interno– se asocia con lar, que rompe los patrones tradicionales
una visión del espacio radicalmente dife- de tiempo y espacio: en este sentido, los
rente; un espacio conocido a partir de las objetos no son “nómadas” porque la tecno-
percepciones a su turno resultado de sensa- logía los quiso como tal, sino porque la
ciones, pero también un espacio construi- sociedad demanda a la investigación tec-
do sobre la base de la subjetividad del in- nológica de concebir estos artefactos nó-
dividuo, que elabora mentalmente una madas que precisa.
representación del espacio única, la suya6.
Este modelo de comprehensión de la rela- En este momento requerimos introducir
ción espacio/tiempo conlleva la edificación la noción de imaginarios globales. Came-
de un modelo espacio-temporal específico, ron y Palan argumentan claramente que la
diferente del de la hipermodernidad, pero globalización es una “narración espacio-
temporal” (Cameron y Palan, 2004: 69). El
5
tema de la globalización se ha perdido en
Crang introduce en la discusión el “kairos” o
tiempo “kairológico” como el espíritu de cada
momento, el genius loci (Crang, 2005: 212) o la
oportunidad temporal de cada momento de la vida 7 A este respecto, estamos preparando el siguiente
cotidiana, en oposición al tiempo cronológico (de libro: Lindón, A. y Hiernaux D., Geografía
“choros” en griego). humanista y enfoques constructivistas (en prensa)
6 Estamos, evidentemente, sugiriendo planteamientos que reúne textos esenciales para entender esta
neokantianos. perspectiva.
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su propia retórica, “falla todo intento de ja, sería otra afirmación subjetiva sobre la
entender la globalización… en términos extensión y la penetración de la tecnología
puramente fenomenológicos, debido a las y de sus artefactos. Más bien estamos cada
poderosas narrativas en acción” (Cameron vez más llegando a una sociedad a varias
y Palan, 2004: 154). En otros términos, se velocidades: quienes acceden a la tecnolo-
hacen presentes varias narrativas –sobre las gía de punta, se vuelven efectivamente más
cuales no pretendemos extendernos– que móviles, adquieren un sentimiento “…de
ocultan la realidad inmediata, perceptible poder estar en varios lugares y distintos
de la globalización. tiempos a la vez y revela si no una aniqui-
lación del tiempo, por lo menos un senti-
En nuestra opinión, la relación entre miento de autonomía frente al tiempo...”
tecnología y movilidad es una de estas na- (Aubert, 2003: 178).
rrativas, particularmente perniciosa. Las
numerosas voces que argumentan que la Por otra parte, quienes no pueden acce-
tecnología se encuentra en la base de una der a la misma autonomía, es decir un des-
transformación social y nos obliga a orien- prendimiento frente a la tiranía del tiempo
tar la historia en cierto curso, no son más y del espacio, suelen desarrollar una frus-
que una forma de ocultamiento de la fuer- tración social incontenible, un deseo insa-
za poderosa de quienes deciden qué tecno- tisfecho de acceder a la hipermodernidad
logías lanzar al mercado, o cómo promover que observan sin parar en la “cajita idiota”,
unas a expensas de otras. una televisión que refleja cada vez más un
mundo tan distinto al entorno de vida de
Por otra parte, es cierto también que la los excluidos de la tecnología, que se vuel-
tecnología, como sustento de un incremen- ve una articulación perversa a los imagina-
to de la movilidad, es un imaginario pro- rios de la globalización.
fundo que atraviesa las sociedades hiper-
modernas, de tal suerte que se presenta En términos prácticos, el acceso a los
una real demanda (¿o creencia?) en el po- objetos nómadas se ha hecho cada vez más
der de la tecnología como fuerza liberado- fácil, pero aun así dichos objetos no son
ra del individuo. disponibles para todos: ¡aún hay clases so-
ciales! Entre el teléfono tradicional móvil
En este contexto, los objetos demanda- de tarjeta prepagada, blanco y negro, y los
dos (quizás no directamente como tal, sino “híbridos” multibandas (es decir, utilizables
como “objetos percibidos en estado de en- en cualquier parte del mundo), de tecnolo-
sueño societal”), se transubstancian en ob- gía GSM última generación, con cámara de
jetos deificados. fotos fijas y/o videos, sin olvidar las funcio-
nes de asistente personal y de reproductor
La movilidad, como bien lo afirma Go- de música, hay un abismo de diferencia,
dard (2003) es una demanda social que no que expresa bien que el acceso a la tecno-
debe ser subestimada: mientras que algu- logía es un símbolo más de las diferencias
nas voces empiezan a elevarse contra esta sociales que, en la “globalización real”, re-
concepción del tiempo y el exagerado re- sultan más intensas, diversas y complejas
curso a los artefactos tecnológicos para que nunca.
acentuar la movilidad de por sí propia de
la modernidad, amplios sectores de la po- A partir de la idea de que la tecnología
blación mundial demandan el acceso a es antes que todo una demanda social aso-
esta tecnología y están dispuestos a mu- ciada a la creciente imposición (pero tam-
chos sacrificios económicos y sociales para bién reclamo) de un modelo espacio-tem-
adquirirla. poral hipermoderno, basado en la
fragmentación-medición-optimización del
Sin embargo, afirmar que la movilidad tiempo y del espacio, podemos pasar a una
se ha acentuado para todos en forma pare- nueva dimensión, apenas esbozada hasta
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do. El espacio solo es comprensible a partir fica nuestra relación al mundo, que no es
de la mundanidad, porque el espacio está “lo que está a la mano” ahora reemplazado
en el mundo y no el mundo en el espacio. por lo que la extensión tecnológica nos
aporta o nos ofrece como disponible. En
La exhibición fenomenológica del mun- ello, la continuidad espacial es eludida,
do depende, entonces, de la posibilidad de cuando era esencial en la identidad perso-
hacer aparecer, a partir de los utensilios, la nal como ser-en-el-mundo. El espacio es
mundanidad del mundo ambiente o lo que efectivamente fragmentado, pero más aún
está a mano (Frank, 1986: 45). lo es la identidad. Desde la perspectiva co-
lectiva, la identidad no se puede crear ni
En el sentido existencial, el ser no pre- sostener fácilmente, ya que las fronteras
tende a la inclusión en la extensión corpo- con los otros no son forzosamente visibles,
ral, sino a un habitar. Habitar es un modo sino que se diluyen en un espacio virtual
de ser al espacio, de ser espacial, un modo del cual el Otro no es forzosamente partici-
de espacialización (Frank, 1986: 58). Más pante (hablo desde mi nodo a otro nodo en
radicalmente, Heidegger afirma que “...la forma privatizada).
relación del hombre y del espacio no es
nada más que la habitación pensada en su No cabe duda que las premisas mismas
ser” (Heidegger, “Construir, habitar, pen- de la construcción de la identidad indivi-
sar”, p. 188; citado en Frank, 1986: 58). dual y colectiva son trastornadas por la po-
sibilidad de desprenderse virtualmente de
El lugar (“place”) no es un simple posi- un espacio para participar de otro. En este
cionamiento del ¿dónde?, la localización sentido, un paisaje tradicional donde apa-
de cualquier objeto. Se determina con rela- recen varios personajes (sea en la realidad
ción a los demás objetos y a partir del ser- sea en una representación) suelen ofrecer
en-el-mundo que define la posición de los una unidad de acción y de pertenencia de
objetos con relación a la obra que realiza los personajes al cuadro referido. Aun tra-
(por ejemplo de las herramientas que usa tándose de personas extranjeras entre sí,
para trabajar). participan de una misma fracción espacio-
temporal y de una cierta acción.
Un lugar se determina entonces con re-
lación a los demás, y cada lugar es insusti- Pero con la posibilidad de alejarse sin
tuible. De tal suerte, el espacio pudiera moverse o de integrarse a otro círculo iden-
aparecer como fragmentado, formado de titario, sin movilizarse físicamente en la
lugares distintos, solo articulados a partir práctica, las reglas del juego se transfor-
de la lógica de los objetos. No es así, opina man: uno puede ser presente/ausente, par-
Heidegger, ya que “...el espacio está frag- tícipe/distante, aquí/allá. Por ende, los pai-
mentado en lugares. Esta espacialidad tiene sajes actuales, hipermodernos, combinan
no obstante su unidad propia gracias a la físicamente en un mismo espacio indivi-
totalidad mundana de las finalidades del duos que actúan bajo lógicas propias,
estar a la mano espacial” (Heidegger, cita- como lo afirma Ascher (2003).
do en Frank, 1986: 69).
Por otra parte, cuando la noción de
En este contexto de sentido, la identidad identidad pierde su anclaje espacio-tempo-
individual no está determinada por el gru- ral, también es posible compartir identida-
po, sino por la relación particular del ser- des de grupos selectos, sin limitantes rela-
en-el-mundo con el entorno, con el espa- cionadas por la pertenencia a un
cio al cual cada individuo asigna una determinado lugar de vida. La identidad
coherencia desde su persona como centro. desanclada o identidad móvil, puede ser
asumida por un individuo como una entre
La movilidad trastorna esta relación al varias, es decir asumiendo identidades
espacio de la persona: por una parte, modi- múltiples. En este sentido, la fragmentación
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