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La acción del viento se manifiesta en distintas zonas climáticas, pero su acción es particularmente

intensa en las regiones de clima seco, donde concurren los siguientes factores particulares: 1)
brus-cos cambios diurnos de temperatura, que determinan la intensidad de los procesos de
meteorización física; 2) escasa cantidad de preci-pitaciones atmosféricas (a lo sumo 200 a 250 mm
por año) que caen de un modo muy espaciado e irregular, principalmente en forma de
chaparrones; 3) predominio do la evaporación (5 a 15 veces) sobre la precipitación; 4) cubierta
vegetal rara o totalmente ausente; 5) vientos muy fuertes y frecuentes y 6) existencia de material
sus-ceptible de ser transportado por el viento. Las características citadas son privativas de los
desiertos y en parte de los semidesiertos, que ocupan más del 20% de la superficie continental.
Los desiertos se extienden sobre superficies particularmente extensas en el Asia, Africa y Australia,
ocupando áreas menores en Europa y en las Américas.

La acción del viento se manifiesta asimismo en las arenosas llanuras litorales de los mares, lagos y
ríos (en distintas zonas climáticas), siempre que en ellas falte o esté muy diseminada la vegeta-
ción. En las zonas de clima húmedo, situadas tierra adentro, la superficie de la Tierra se halla
protegida por un tapiz vegetal continuo, como también por el electo aglutinante de la humedad en
el suelo, tanto contra los cambios bruscos de temperatura, causantes de la meteorización física,
como contra el arrastre por el viento. Este último afecta sólo áreas aisladas y reducidas. La acción
del viento consta de los procesos de deflación (arrastre y dispersión), corrosión (acción del
limado), transporte y acumulación (depositación).Todos estos aspectos de la acción del viento en
las condiciones naturales se hallan íntimamente ligados entre sí, se manifiestan simultáneamente
y constituyen de hecho un complejo proceso límite. Sólo podemos constatar que en diferentes
regiones predominan unos aspectos de esa acción sobro los otros.

Las regiones donde predomina la deflación se ubican en aquella parte del desierto de donde
soplan los vientos dominantes. Viento abajo se hallan las enormes extensiones desérticas donde el
modelado del terreno viene determinado por el influjo conjunto de los procesos de deflación y
acumulación. Finalmente, en las zonas marginales, don-de el viento es frenado o amaina,
prevalecen los procesos de acumu-lación. Era todos los casos tiene lugar el transporte de
partículas_ Según datos del destacado explorador de los desiertos B. Fedo-rovich, en el desierto
do Kara Kum, la región de deflación preponde-rante es la parte meridional del Kara Ruin
Transungúsice. Viento abajo se extiende el Kara Kum bajo, con su complejo relieve arenoso cuyo
origen se debe, por una parte, al arrastre de arenas de las hondona-das y otras depresiones, y por
la otra, a la acumulación de arenas sobre las elevaciones del terreno. En la parte sur del Kara Kum
pre-dominan los procesos de acumulación.

Todos los procesos originados por la acción del viento se agrupan bajo el nombre de «procesos
eólicos» (de rolo, dios de los vientos en la mitología griega). También se llaman eólicos los
depósitos sedimentarios continentales, originados por la acumulación eólica y las formas
respectivas del relieve (barjanes, dunas, montículos, etc.).

Abrasión En las áreas desérticas la arena empujada por el viento forma yardangs en rocas de
estructura granular u otras como arcillas compactadas, estas formas esculpidas por el viento se
presentan como cerros o lomas de perfil longitudinal disimétrico, alineados paralelos a la dirección
del viento, con el frente de barlovento redondeado y más afilado el de sotavento, están separados
por corredores excavados por el viento. Estas formas se encuentran en los grandes desiertos y sus
dimensiones varían desde algunos metros a centenas de metros de longitud, algunos metros de
altura y hasta 35 metros de ancho.

Los productos más comunes de la abrasión son fragmentos de roca y guijarros


llamados ventifactos cuya superficie se caracteriza por un brillo o pulido relativamente alto y por
una diversidad de facetas o caras, acanaladuras y bordes en donde se encuentran dos facetas.
Estas últimas se orientan perpendicularmente a la dirección de los vientos dominantes. El viento
puede erosionar mas de una cara y los más comunes son los cantos de tres caras y perfil piramidal
conocidos como dreikanter.

§ 2. DEFLÁCIO N Se entiende por deflación el proceso de arrastre y dispersión por el viento de


distintas partículas de rocas. El término «deflación» pro-viene de la voz latina deflare que significa
«transportar soplando». En las regiones desérticas las corrientes aéreas penetran en todas las
grietas y hendiduras de las rocas duras, removiendo de allí los detritos sueltos de metemización
(fig. 21). De aquí que sus grietas sean casi siempre abiertas, holgadas, a diferencia de las fisuras de
rocas en las zonas templadas, que suelen estar rellenas con material fino suficientemente
húmedo. La presencia de amplias grietas favorece el desarrollo ulterior de los procesos de
meteoriza ción física y el subsiguiente arrastre de nuevas porciones de mate-rial detrítico por el
viento. La acción conjunta y combinada de la meteorización y el viento conduce a una ampliación
considerable de las grietas y a la Formación de bloques pétreos esculpidos de un modo
característico, de aspecto fantástico a mudo de torres, columnas, obeliscos, etc. Al profundizar el
viento las grietas horizontales, surgen las llamadas «piedras movedizas». Sobre laderas escarpadas
formadas por rocas de resistencia dis-par, se patentiza el carácter selectivo do los procesos
Ineteorizait-tes y do la acción del vionto. Como resultado se forma una curiosa sucesión de
salientes o cornisas que corresponden a estra tos de rocas duras, y de nichos excavados en rocas
blandas o poco cementadas.

TRANSPORTE En los desiertos arenosos característicos de la URSS tienen importancia primordial


las acumulaciones arenosas. Son fuente de suministro de las arenas principalmente los sedimentos
tanto antiguos corno recientes de los grandes ríos de tránsito, como el Aniú Dariá y el Syr Dariá
que nacen en las montañas del Pamir y Tian Shan. Al internarse en los desiertos, estos ríos van
perdiendo veloci-dad debido en parte a las variaciones de la pendiente de la super-ficie y en parte
a pérdidas considerables de agua por filtración y evaporación, lo que origina de inmediato una
intensa acumulación. Esta acumulación de la carga aluvial se lleva a cabo con tal rapidez que el
nivel del fondo fluvial va elevándose de continuo. Como resul-tado,--y también debido a notables
variaciones del caudal,—los cauces de los ríos migran con frecuencia, excavando nuevos lechos. Al
par de ello tiene lugar la migración de los deltas. De este modo, van acumulándose sobro enormes
extensiones los depósitos aluviales constituidos esencialmente de arena y cieno. En regiones aisla-
das del desierto se hallan arenas de origen marino y también arenas ;Acumuladas como resultado
de una acción prolongada de los procesos de meteorización de las rocas originarias, pero parece
ser que estos procesos sólo tienen una importancia de segundo orden. En las regiones en que
predomina la deflación, el viento arrastra las partículas pulviformes y arenosas más finas y las
transporta a grandes distancias, dejando sobre el terreno los materiales detríti-cos más groseros.
Las partículas arrebatadas por el viento son trans-portadas de dos modos: 1) suspendidas en el
aire y 2) rodando sobre el suelo. El tamaño do las partículas transportadas de uno u otro modo, así
corno la distancia recorrida, son determinadas por la fuerza del viento. Cuando el viento sopla con
una velocidad de hasta 6,5 miseg, transporta polvo y arena fina con partículas de hasta 0,25 mm
de diámetro; a 10 miseg, el viento alza y transporta granos de arena de hasta 1 mm de diámetro; a
20 miseg, partículas de hasta 4 ó 5 mm, mientras que los huracanes arrebatan hasta pequeñas
piedrecillas. Es variable asimismo la distancia del transporte. En los desiertos, los huracanes
conducen hasta fuera de sus confines, enormes cantidades de polvo y aun de arena fina. El polvo
de los desiertos africanos es transportado por tos fuertes vientos alisios a distancias superiores a
los 2000 ó 2500 km, lle-gando a constituir un aditivo notable a los sedimentos de fondo en

ACUM CLACIO N EOLICA EN LOS DESIERTOS Simultánernente con la deflación y transporte de


partículas, tiene lugar su acumulación, lo que origina un modelado definido del relieve y los tipos
peculiares de depósitos eólicos continentales. Las diversas formas topográficas en los desiertos
arenosos dependen de múltiples factores, como ser el modelado original del terreno, las reservas
de arena suelta, la presencia o falta de vegetación, el carácter del régimen eólico (constancia y
fuerza del viento), etc. Durante largo tiempo se creía que las formas dominantes del relieve
arenoso desértico eran los barjanes—normales a la dirección del viento—y sus combinaciones. A
pesar de que ya a fines del siglo pasado, Y. Obruchev y otros exploradores señalaron la amplia
difusión en los desiertos de crestas longitudinales al par de las transversales, sus conceptos no
tuvieron difusión merecida durante mucho tiempo. Sólo después de muchos años de
investigaciones, llevadas a cabo por Anfrere en el Sahara y por Fedorovich en el Asia Central
basadas sobre un prolijo análisis de los datos de la prospección aerofotográfica, se han comenzado
a interpretar desde un punto de vista nuevo los problemas del relieve arenoso y las leyes de su
formación. Estas últimas están totalmente supeditadas al régimen de los vientos, a la dinámica de
la atmósfera y la circula-ción atmosférica. Toda la diversidad del relieve arenoso se explica por el
movimiento helicoidal (en tirabuzón) de las corrientes aéreas turbulentas, de dirección sea vertical
(corrientes ascendentes o des-cendentes, trombas), sea horizontal, en el sentido del viento
(entirabuzón, en torno a un eje).

Las corrientes aéreas se hallan asimismo influidas por diversos obstáculos elevados,
principalmente, las montañas. Atendiendo al régimen del viento, Fedorovich distingue varios tipos
de relieve arenoso: 1) arenas barjánicas; 2) crestas transver-sales (cadenas de barjanes); 3) crestas
barjánicas longitudinales; 4) médanos cónicos o garmadas; 5) crestas longitudinales; 6) crestas
alveoladas; 7) crestas en lúnulas, etc. La multiplicidad de las formas principales del relieve arenoso
está representada en la fig. 25, destacándose los tres tipos zonales principales del relieve: 1)
barjánico, característico, sobré todo, de los desiertos tropicales; 2) semicubierto de vegetación (en
los desiertos extratropicales); 3) medanoso (extradesértico). En cada uno de estos tipos se
originan, de acuerdo al grado de desarrollo de las acumula-ciones de arena y al régimen eólico, las
diversas formas de relieve arenoso. Arenas barjánicas. So suelen llamar barjanes (voz túrquica) a
los cúmulos arenosos asimétricos en forma de media luna (fig. 26), normales a la dirección del
viento dominante. Su rasgo caracterís-tico son los extremos puntiagudos (tcuernos») dispuestos
hacia adelante en el sentido del viento. Su ladera a barlovento es larga y do pendiente suave
(gradiente de hasta 10 a 150); la ladera a sota-vento es corta y abrupta; su pendiente es
determinada por el ángulo de reposo de la arena seca, no excediendo generalmente los 32 45 33°.
El tránsito de la ladera suave a la escarpada presenta una cresta filosa formando un arco en el
plano y constituyendo la parte más alta del barján.

La altura de barjanes aislados oscila entre 1-2 y 15 tn, alcanzan-do en ocasiones 20 ó 30 m y más
(desierto de Libia), mientras que su anchura alcanza con frecuencia 40 a 70 ni, a veces 140 m y
más. Generalmente, el nacimiento de un barján empieza por la aparición sobre la superficie
arenosa llana, de una pequeña ondulación de suave pendiente, en forma de escudo o pequeña
rampa que se extiende transversalmente con respecto al viento. Si la altura del escudo llega a los
35 ú 40 cm, so origina en su ladera a sotavento una turbulencia del aire que excava allí un
pequeño «semiembudo»; es éste el embrión de un barján. Gradualmente va creciendo y
adquiriendo una forma más regular, y finalmente se transforma en un barján falciforme que se
asemeja a una media luna. Barjanes aislados de este tipo (fig. 26) no son frecuentes en el desierto,
surgiendo principalmente en áreas de tierra compacta y llana, donde las arenas no son
abundantes. Estas condiciones se dan en los takyres (áreas de suelo arcilloso en el desierto) (fig.
27) y en las llanuras de grava o cascote fino. Crestas arenosas transversales (cadenas de barjanes).
En los desier-tos arenosos donde los barjanes se forman sobre un grueso manto
Los barjanes y las cadenas barjánicas son las formas mOVieleteS del modelado desértico. Si /os
vientos estacionales de direcciones opuestas soplan con idéntica intensidad, los barjanes no
emigran. En cambio, si los vientos de una dirección son más fuertes que Tc->s de otra, se hace
manifiesto el avance de los barjanes en una de esas direcciones (hasta varios metros por año) (fig.
30 A y B). Se conocen casos en que las arenas movientes sepultaron casas, huertas, campos
cultivados, etc. Tatos CASOS pueden observarse en Turktnenia, Uzbe-kistán, Kara Kalpaquia y otros
Lugares. Crestas barldnicas longitudinales. En tos desiertos tropicales—zonas de los alisios de
dirección sensiblemente uniforme, tal el Africa Septentrional—se originan acumulaciones de
arenas-muy movedizas, extendidas en el sentido del viento o de la resultante de los vientos. En las
etapas iniciales de su desarrollo, son barjanes con un cuerno acortado y otro alargado; a
continuación, son cadenas que parecen alternar con tos barjanes o los llevan encima; en los
grandes amon-tonamientos que llevan mucho tiempo de ser formados, son altos cordones
longitudinales de sección transversal en media caria, con barjanes complejos dispuestos sobre su
lomo (fig. 29). Los médanos cónicos o garrnadas se hallan en algunas regiones del Asia Central,
Asia Mediterránea* y Africa. Su área de difusión es relativamente reducida y su origen se debe a
la interferencia de las ondas aéreas, relacionada con la deflección de los vientos por las laderas
montañosas. Crestas arenosas longitudinales (fig. 31 A y B). Tienen amplísima difusión en todos
los desiertos de la 'Tierra. Se originan en todas las regiones donde predominan vientos de dirección
sensiblemente uniforme y no existen obstáculos que entorpezcan su curso. Las vientos
persistentes soplan desde regiones de alta barométrica bacía las de baja. Este movimiento
horizontal se combina con co-rrientes ascendentes y descendentes originadas por un fuerte pero
desigual calentamiento de la superficie arenosa accidentada, cir-cunstancia que da lugar,
precisamente, a la convección. Siendo cons-tante la dirección del viento, se forrnanrcrestas
relativamente angos-tas y largas, orientadas en el sentido del viento. Las distancias entre las
crestas, separadas por depresiones, varían de 185 a 1000 y aun 2500 in. En los desiertos del Asia
Central, a /a par de crestas de dimensiones reducidas. de 1 a 3 rn de altura (depósitos fluviales
recientes del Ami(' Dariá) existen crestas de 10 a 12 ni de altura. En las regiones donde las arenas
sufrieron una continua redistribución (Kara Kum Central) ,durante un largo periodo de tiempo
(todo el Cuaternario), la altura de las crestas llega hasta 30 m, mientras que en el Kara Kum
Transungúsico, donde el transporte de las arenas tuvo su comienzo al final del Neógeno, las crestas
tienen una altura de 40 a 60 m. Pero sus dimensiones son particularmente gran-des—varias
decenas y hasta cientos de metros—en el Sahara, donde los alisios tienen una dirección constante
y donde la edad de las crestas llega a un millón de años. En los desiertos centroasiáticos de la URSS,
las cumbres de las crestas se hallan con frecuencia desnudas y en su superficie se obser-van formas
barjánicas transversales originadas por las turbulencias de la corriente aérea en su rozamiento
contra la arena; en algunos lugares se encuentran crestas semicubiertas de vegetación. En el
relieve arenoso se manifiesta claramente la unidad del proceso relacionado con la acción del
viento. Son típicas formaciones de deflación y acumulación. La arena viene arrastrada continua-
mente de las depresiones entre las crestas para ser transportada y acumulada en las cumbres de
éstas. Cabe destacar que en casi todos los tipos de relieve arenoso se observa una
conjunción de depresiones de deflación y de crestas de acumulación y otras formas
topográficas positivas.
Las crestas alveoladas (fig. 32) presentan formas mixtas en que altas crestas
orientadas en el sentido de los vientos dominantes se combinan con barras
transversales cruzando las hondonadas. Resultado de ello es que toda la superficie
arenosa se halla constituida por hoyos caliciformes de deflación (alvéolos) de '100
a 200 m de diámetro, y por crestas estrechas que los separan. Según datos de
Fedorovich, este modelado del relieve arenoso es privativo de las regiones donde al
par de los vientos intracontinentales dominantes son frecuentes irrupciones de ciclones
con sus corrientes características de direcciones muy variables. Tales formas y las
circunstancias que las originan son ampliamente difundidas en el Kara Kum y Kizil
Kum. El relieve arenoso alveolado tiene una difusión relativamente escasa, siendo
confinado sobre todo a las regiones en que predominan las corrientes ascendentes.
Las crestas en lónulas (fig. 33) se originan cuando los vientos soplan en
direcciones opuestas, predominando uno de ellos (por su duración o intensidad).
Esto da lugar a la formación de rampas arqueadas, parecidas a los barjanes. Al igual
de los barjanes, las lúnulas semifijadas por la vegetación tienen sus «cuernos ►
orientados en el sentido del viento.
Cúmulos arenosos irregulares (fig. 34). Además do las formas descritas en
lugares aislados de Kara Kum y Kizil Kum se encuentran arenas amontonadas en
cúmulos de hasta 5 m de altura (raras veces 7 u 8 m), de forma irregular, fijados por
la vegetación. Sus laderas a barlovento y a sotavento no presentan diferencia alguna.
En ocasiones, estos cúmulos forman agrupaciones irregulares o crestas cortas entre las
que se hallan depresiones cerradas.
Monticulos arenosos

cuando las resservas de arena son escasas esta se acumula solo junto a obstaculos aislados,
generalmente junto a pequeñas plantas arbustivas desprovistas de raíces adventicias, formando
monticulos arenosos.

Así pues, se observan en los desiertos múltiples variedades de relieve arenoso, existiendo
transiciones graduales de una a otra. Esta multiplicidad está totalmente supeditada a las
diferencias de régimen de las corrientes aéreas, las que a su vez dependen del relie-ve, clima y
otros factores (fig. 25). La mayoría de las acumulaciones arenosas son resultado del influjo
simultáneo de la deflación, trans-porte y depositación de la arena, del arrastre do ésta desde las
distintas depresiones y su proyección sobre las crestas más cercanas. En una serie de lugares se
observa una distancia considerable entre la zona de deflación preponderante y la de acumulación.
Así, por ej., en los confines meridionales del Kara Kum, sobre todo en su parte occidental, se halla
situada una zona de acumulación prevalente, donde las arenas del Kara Kum están invadiendo la
antigua llanura proluvial inclinada, yacente al pie de las montadas. Transporte y acumulación del
polvo de loes. A lo largo de extensos períodos (un millón de años y más) en que operaban los
procesos de arrastre y clasificación do las arenas por el viento, actuaba también un proceso
continuo de transporte de grandes cantidades de polvo fuera do los desiertos, conducido en
ocasiones a grandes distancias, según se ha señalado en el párrafo sobre el transporte. El polvo
eólico, al ir a parar en los mares y lagos, se depositaba allí mezclándose con los sedimentos
marinos y lacustres. El transporte del polvo a gran-des distancias del lugar de origen se debe no
tanto a la fuerza del viento junto al suelo, cuanto a las intensas corrientes ascendentes capaces de
alzar el polvo a gran altura. Según las observaciones de 13. Fedorovich, en los desiertos del Asia
Central el polvo asciende a una altura de 3 km aun cuando la velocidad del viento es de 5 mIseg.

corrasion
la corrasion es el desgarte mécanico de las rocas aflorantes por el viento, cuya cargar de particulas
duras ejerce una accion de limado, pulido, horadación, etc. El viento, en su acción de deflación y
transporte es capaz de arrebatar no sólo particulas finas pulviforme, sino tambien arena y aun
pequeños detritos rocosas durante las tormentas violentas.

ACUMULACION EOLICA EN EL LITORAL DE LOS MARES, LAGOS Y 1110S La acción del viento se
manifiesta no sólo en los desiertos, sino también en ciertas zonas de clima más húmedo. En éstas,
las condi-ciones necesarias para originar las formas topográficas arenosas son las siguientes: i)
reservas suficientes de arena no fijada; 2) ausencia casi total de vegetación y 3) fuertes vientos.
Estas condiciones se hallan presentes, ante todo en las angostas franjas litorales mari-nas donde
se observa un suministro abundante de arena acarreada sobre la playa por las olas, como también
en las orillas arenosas de los lagos, y, en algunos casos, en las terrazas de valle de crecida y
terrazas fluviales más antiguas. Los vientos originados en los litorales marinos, con dirección
predominante del mar hacia tierra, arrebatan con facilidad la arena seca y la transportan tierra
adentro. La vegetación arbustiva y los accidentes aislados de terreno constituyen obstáculos que
detienen la arena moviente y ésta se amontona alrededor de ellos formando pequeños cúmulos
arenosos primarios. Estos, al seguir creciendo, se transforman a su vez en obstáculos que endican
y acumulan la arena.

PECULIARIDADES DE LOS DEPOSITOS EOLICOS Los depósitos eólicos están constituidos por arenas
eólicas que originan las diversas formas del relieve arenoso en las regiones desérticas y en los
litorales de los mares, lagos y ríos de otras pro-vincias climáticas, como asimismo por las rocas
específicas, llama-das loes y limos loésicos. Los sedimentos arenosos eólicos se diferencian de
otros sedimen-tos continentales por una serie de caracteres peculiares. Su rasgo es una
estratificación irregular, oblicua, ya poco inclinada, ya de fuerte pendiente, de direcciones
dispares, testimonio de reiterados reajustes de sus formas, debidos a cambios del régimen eólico.
Un rasgo privativo; de los sedimentos eólicos es también la gra-nulación relativamente fina de las
arenas cuyas partículas tienen generalmente un diámetro comprendido entre 0,05 y 0,25 mm. En
ellos faltan casi por completo las partículas de polvo, puesto que son arrebatadas y transportadas
selectivamente por el viento. Además, es propio de las arenas cólicas un redondeado bastante
acabado de los granos, resultado do su prolongado arrastre por el viento. A veces, los granos de
arena eólica se hallan bien pulidos. Atendiendo a su composición, prevalecen en ellos las arenas
cuarzosas y con bastante frecuencia las feldespáticas, que se acumu-lan sin sufrir los procesos de
descomposición debido al escaso desa-rrollo de la meteorización química en los desiertos. Los
minerales frágiles (mica, etc.) son generalmente triturados y desmenuzados por el continuo
arrastro y luego transportados por el viento. El espesor de los depósitos eólicos de arena actuales
alcanza en los desiertos varias decenas de metros.

Loes

en las zonas marginales de los desiertos y tambien en las estepas y laderas montañosas
adyacentes se asienta el polvo traído por el viento. la acumulación de particulas finas despositadas
por el viento de orgen al loes, una variedad génetica particular de los sedimentos continetales.

los takyres son aréas arcillosas llanas, suficientemente niveladas de la superficie desertica, cuyas
dimensiones varían desde unos pocos metros cuadrados hasta varios kilometros cuadrrados.
Deciertos resultado de los intensos procesos de meteorizacion y de la deflacion, transporte y
acumulacion de materiales por el viento, como tambien de la acción de las corrientes hidricas
efimeras y torrentes temporalesde montañas

1) El desierto pedregoso

2) el desierto arenoso

3) El desierto arcilloso

4) el desierto salino

5) el desierto de yeso

Accion geologica de las aguas corrientes superficiales

Escurrimiento pluvial y accion de las corrientes temporales

La actividad geologia de las corrientes hidricas superficiales esta determinada por el caudal o
volumen de agua y por la velocidad de su avance, siendo esta ultima funcion de la pendiente o
gradiente. cuando mayor sea el caudal y la velocidad de la corriente, tanto mayor será el trabajo
realizadp.

este trabajo consta de

1) erosion por escurrimiento pluvial

2) erosion por aguas de arroyada

3) transporte de los productos de la erosin

4) depositacion de los productos transportados (acumulación)

Escurrimiwnto pluvial

El escurrimiento superficial de las precipitaciones atmosféricas se opera, bien en forma de finos


hilillos o arroyuelos trenzados, cuya tupida red de ramificaciones cubre las laderas, bien en forma
de cauda-losas corrientes y torrentes encauzados que corren por los regueros, barrancos y valles
fluviales. En el primer caso, las aguas meteóricas o fundidas se distribuyen por la superficie de un
modo más o menos uniforme. La fuerza viva de los hilitos de agua es escasa, y éstos sólo pueden
arrastrar de la superficie partículas menudas de los detritos de meteorización. Estas partículas se
depositan al pie'de la ladera debido a la dismi-nución de la pendiente y a la consiguiente reducción
de la velocidad de la corriente. Así se va acumulando gradualmente en las laderas una capa
bastante gruesa de sedimentos, constituida principalmente por formaciones arcillosas (fig. 41).
Este proceso de erosión en arroyada, realizado por las aguas pluviales o provenientes de la fusión
de las nieves ha recibido el nombre de diluvial (del lat. diluvio, inundación), llamándose dflu-viales
los depósitos por él originados. La remoción del material desde las partes escarpadas de las
laderas y su depositación en las de pendiente más suave conduce a un aplanamiento general de la
ladera

En el desarrollo de un barranco so pueden distinguir cuatro eta-pas. La primera etapa de


desarrollo del barranco es la del vertedero o surco do lluvia en que se concentra la escorrentía
pluvial o las aguas de fusión de la nieve. Estos vertederos son de escasa profun-didad, del orden
de 0,5 m. Su perfil longitudinal sigue el modelado del terreno y se caracteriza a menudo por
pequeños saltos con una excavación al pie (laguna o pozo de fondo), particularmente bien
acusados en rocas estratificadas. La segunda etapa comienza en el momento en que se forran el
«salto,cle cabecera» o escarpa. El barranco crece a expensas del des-moronamiento de las
paredes en la cabecera, en dirección a las regiones divisorias de las aguas. La altura de la escarpa
de cabecera alcanza de 2 a 10 in, a veces 12 y hasta 15 m. La profundidad de los barrancos con
semejantes cabeceras llega hasta 25 ó 30 m (cuencas del Volga, Dnieper, Desná, etc.). Su perfil
longitudinal tiene poca relación con el de la ladera en que surgió el barranco. El cauce se distingue
por una pendiente muy abrupta y accidentada, debido a lo cual sigue profundizándose en toda su
extensión. En esta etapa, la desembocadura del barranco suele estar separada por un salto o
escalón abrupto, del lecho del valle en que se vierte. La tercera etapa se inicia en el momento en
que el barranco, al ahondarse, alcanza con su boca el nivel del vallo u otra depresión en que
desemboca. El perfil del fondo se aplana, el barranco se ensancha; en la parte inferior de la
pendiente se forman taludes detrítiOos, generalmente inestables, que van siendo socavados por el
agua en su base y rellenados con detritos arrastrados desde arriba. La cuarta etapa puede
denominarse etapa de extinción: dis-minuye la erosión del fondo, se suaviza la escarpa de la
cabecera y cesa el crecimiento del barranco en longitud. Los flancos del barranco, al adquirir un
ángulo 'de reposo estable, se desmoronan gradnilmente y se cubren de vegetación. El fondo del
barranco se rellena con sedimentos.

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