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L a sá t ir a
In s u l t o s y b u r l a s
EN LA LITERATURA DE LA ANTIGUA R O M A
P r im e r a e d ic ió n e n R e y L e a r , f e b r e r o d e 2 0 1 4
IBIC: DSK
ISBN: 978-84-941594-5-9
Depósito Legal: M-2617-2014
Pollux Hernúñez
Indice
Advertencia 13
I Introducción 17
II Lucilio y compañía 29
IV Horacio 49
V O vidio y Fedro 57
V I Séneca 63
VIII M arcial 79
IX Juvenal 87
X El crepúsculo 97
Notas 103
Bibliografía elemental 117
A Andrés Vázquez de Sola
A d v e r t e n c ia
13
que también contaba con Teresa Aranguren, Luis Gar
cía Berlanga, José Luis Sampedro, José Saramago y
Manuel Vázquez Montalbán, y que las autoridades
locales estaban orgullosas de albergar para prez y
renombre del pueblo. En consecuencia proveyeron
medios y una sala para museo que acogería exposi
ciones temporales, empezando por la obra de su dilec
to hijo. Eran otros tiempos y el Campo de Gibraltar
daba hasta para tal incongruencia. Aunque por poco
tiempo, pues, por razones políticas —término este tan
ultrajado para disfrazar la incompetencia, la envidia,
la mentira y hasta el delito—, aquel proyecto quedó
en nada.
Pero antes de desaparecer en la polvareda de los
molinos que son gigantes, hubo tiempo para que el
Centro organizara su primer congreso. Andrés me dijo
que tenía que participar hablando de algo. Como soy
de latín, le respondí que me sería muy difícil. Recuer
do que, con ese peculiar gracejo suyo, me dijo: «Cuan
do uno sabe de pimientos, va a un congreso sobre
deporte y habla del pimiento y el deporte, a uno de
humor y habla del pimiento y el humor, así que ven y
habla de lo que sepas y el humor». Como no se le pue
de decir no, al final le propuse hablar de la sátira en
Roma y aceptó. Gustó aquello cuando lo leí, volvió a
gustar poco después en Santander, adonde me invitó
14
otro buen amigo, Jesús Herrán, y finalmente se publi
có en Luxemburgo en enero de 1992, en esa rarissima
auis que es la revista literaria abril (tan rara que sigue
volando hasta hoy bajo el infatigable impulso de Che
ma Holguera).
Mientras tanto, Vázquez de Sola ha cumplido 86
ahitos y, a la sombra de Sierra Nevada, sigue blan
diendo su acerado lápiz y su florido pincel con el mis
mo denuedo que le conocí en Le Canard enchaîné o
en las publicaciones del Ruedo Ibérico, batiéndose
ahora contra la infamia y el desgobierno ambientes.
Ahora que he decidido desenterrar este texto, acica
lándolo para la ocasión, veo lo cerca que se hallan los
retratos de los satíricos antiguos del personalísimo arte
de Andrés, que, si me dejara llevar por la pedantería
clásica, nombraría prosopobiografía, pero que, para
hablar claro, llamaremos caricatura biográfica (o bio
grafía caricaturizada).
Así, lo que empezó como simple ponencia, se ha
transformado en opúsculo divulgativo sobre una
manera de sentir y de escribir que, a primera vista,
puede parecer muy alejada de nuestros días, pero que,
si se mira detenidamente, se verá que responde a algo
muy actual y reconocible, quizá porque las cuitas de
aquellos romanos, que tantas cosas nos dejaron, son
las mismas que parten el corazón a la gente de hoy.
15
El dios Mercurio en un fresco de Pompeya.
I
In t r o d u c c i ó n
17
Crítica y ridículo: dos conceptos clave que definen el
contenido y la forma de un género con multitud de
ramificaciones: el insulto, la
invectiva, la obscenidad, la
pulla, la burla, el sarcasmo, la
ironía, la parodia.
Analicemos para empezar
el primer elemento: la crítica.
¿Cuáles son los motivos que
pueden llevar a alguien a cri
ticar a un congénere? Infini
tos y muy humanos: la dife
Escena de comedia
en un fresco de Pompeya.
rencia de opiniones, el pruri
to de llevar la contraria, la
envidia, el odio, la venganza, o simplemente las ganas
de incordiar y divertirse, como parece ser el caso en
este epigrama de Marcial. Podría pensarse, pues, que
la sátira es la hez de la literatura, un género desco
nocedor de los principios morales más elementales,
como el respeto al prójimo. Muy al contrario: la sáti
ra no es sino la expresión de una sólida convicción
moral y muy frecuentemente su autor es un idealis
ta decepcionado convertido en moralista. Por eso sue
le decirse que la sátira fustiga los vicios humanos.
En cuanto al segundo elemento, el ridículo, todos
sabemos que la risa, la burla, es un arma poderosísi-
18
ma, pues el que ríe de otro lo hace porque de alguna
manera y en ese momento se considera superior a él.
La risa es la manifestación de una victoria intelectual,
la expresión de una libertad verdaderamente inalie
nable e ilimitada. Por eso la sátira vive en la trans
gresión: transgresión de lo mesurado, de lo decente,
de lo que está bien, y uti
lización de lo desmesura
do, de lo obsceno y de lo
censurable, para produ
cir risa.
Como la crítica y el
ridículo producen placer,
e incluso morbo, no es sor- .
Mosaico pompeyano con mascaras
prendente que el sátiro- de la comedia latina.
grafo se granjee fácilmen
te la complicidad del lector, y que la sátira sea uno de
los géneros más leídos, o vistos, pues hoy la televisión
está suplantando al libro en este como en otros campos.
Trasponiendo a Roma estos breves postulados teó
ricos, sintetizados en los conceptos «crítica» y «ridí
culo», entenderemos fácilmente la gran afición que
siempre tuvieron los romanos por la sátira, pues se
corresponden con dos características peculiares de la
civilización romana, que hacían de la existencia de la
sátira algo natural e incluso necesario.
19
Los logros de la civilización romana, muchos de
ellos todavía vivos y útiles, siguen sorprendiéndonos.
El pueblo de pastores que llegó a dominar el Medite
rráneo y todas sus civilizaciones, el pueblo que con sus
instituciones jurídicas, políticas y administrativas echó
los cimientos de Occidente y dio una cultura y una
lengua a medio mundo, logró todo esto porque sus
ciudadanos creían en un gran destino y en una volun
tad para conseguirlo. Esa voluntad se asentaba (ade
más de en las legiones), en el principio de la partici
pación activa del ciudadano en la sociedad. El dere
cho a participar políticamente en la res pu b lica supo
ne un intercambio constante de pareceres, una ten
dencia casi natural a la persuasión, a la crítica de la
opinión contraria, a la condena de aquello de lo que
se disiente, y todo esto hace entrar en juego la res
ponsabilidad moral del individuo. Es esta capacidad
para intervenir en la realidad circundante lo que expli
ca sin duda la abundancia de autores que sienten la
necesidad de expresarse, de convencer, de dar leccio
nes, de criticar y censurar lo que otros más potentes,
más aviesos o más necios que ellos imponen de una u
otra manera en ese entorno común.
Además de esta predisposición política a la per
suasión, al didactismo, a la crítica, hay en los roma
nos, en los latinos, en los italianos y quizá en todos
20
los pueblos mediterráneos, una propensión innata a
lo festivo, a lo burlesco, a lo obsceno, a la risa en gene
ral, que se manifiesta de innumerables maneras, inclu
so en los momentos más solemnes. Cuando en el año
-46 Julio César celebró su triunfo por la conquista de
las Galias y cabalgaba tras una larga procesión de pri
sioneros, botín, armas y
toda la parafernalia del
desfile militar, sus
propios hombres iban i
cantando tras él algo
que no suele oírse en los
desfiles de hoy: Ficha de lupanar..
Y esto:
21
¡Vaya! Parece que me estoy haciendo dios.4
22
En latín, la palabra satura (pronuncíese como esdrú-
jula) era originalmente un adjetivo que significaba «lle
na», «repleta» (de su raíz se derivan «saturar», «satisfa
cer» y «saciar»). Este adjetivo, aplicado, por ejemplo, a
una fuente llena de frutas diversas que se ofrecía a los
dioses, o de alimentos mezclados que se servían a la
mesa, acabó convirtiéndose en sustantivo con el signi
ficado de ensalada o macedonia, y de aquí mezcolan
za, revoltillo de cosas y más concretamente de versos
variados. Es interesante observar que la misma evolu
ción semántica se ha producido en castellano con el tér
mino «ensalada», que originalmente fue adjetivo y que,
ya en el siglo de Oro, Covarrubias definía así:
23
La satura, al igual que la ensalada, era pues una
especie de popurrí. ¿De qué? ¿Cómo este popurrí vino
a significar lo que actualmente entendemos por sáti
ra? ¿Por qué la palabra satura se transforma en sátira?
Para responder a esto, debemos remontarnos a los
albores de la cultura romana.
Cuenta Tito Livio que, a raíz de la visita que hizo
a Roma una compañía de bailarines etruscos en el año
-364, los jóvenes romanos iniciaron la costumbre de
improvisar y lanzarse versos burlescos y que esta cos
tumbre evolucionó hasta dar lugar a un espectáculo
compuesto de canciones variadas acompañadas de
música y movimiento6. Este espectáculo de varieda
des se llamó satura y, dado su origen, debía de conte
ner elementos burlescos. Así pues, este pasaje de Tito
Livio nos proporciona el testimonio más antiguo del
dato que ahora nos interesa: la primera alusión a algo
que llevaba el nombre de satura y que era satírico.
Esta satura dramática, como se la ha llamado, desa
pareció cuando el teatro regular se inició en Roma a
mediados del siglo -III, pero la palabra satura conti
nuó utilizándose, pues es lógico que el autor de ver
sos variados como los de la satura escénica siguiera lla
mando de la misma manera a sus composiciones aun
que no se representaran en el escenario. El primer autor
conocido que hizo esto es el padre de la literatura
24
Escena de comedia en un relieve de Pompeya.
25
fue perdiéndose con el tiempo y la forma canónica del
género acabó siendo el hexámetro dactilico, un verso
sólido y altisonante de origen griego muy apto para
la exhortación moral.
Este género es el que Quintiliano, con toda razón,
atribuye al genio romano y cuyos representantes más
ilustres fueron Lucilio, Hora
cio, Persio y Juvenal.,Pero, fue
ra de las convenciones de este
género, había otras formas de
l i criticar ridiculizando. El mismo
λ Quintiliano llama sátiras a las
4 ' ί ϊ ΐ _____
WÈSÈKêËêP
^ ί· muy distintas en forma y con
tenido de las que acabo de defi
IP nir, y muchos son los autores de
Quintiliano. obras altamente satíricas que
utilizan otros medios de expre
sión, como es el caso de Séneca, Petronio y los epi-
gramistas. Además raro es el poeta, dramaturgo, ora
dor o ensayista latino que no deslice algún elemento
satírico en sus obras. Así pues, por sátira debemos
entender aquí dos cosas. En sentido estricto: el géne
ro glosado por Quintiliano, que podríamos llamar
«alta sátira». En sentido lato: lo satírico que produje
ron los autores latinos y que se encuentra en muchos
26
de ellos. Aquí me voy a ocupar de ambas.
Mas antes de ahondar en ello, concluyamos estas
consideraciones introductorias con un punto de eti
mología. Dada la frecuente presencia de lo obsceno
en la sátira y la creciente influencia griega en la cul
tura romana, con el paso del tiempo los romanos mis
mos llegaron a suponer que la palabra satura procedía
del griego satyra, es decir algo propio de los sátiros
(seres mitad hombre mitad cabra, símbolos de la luju
ria), y empezó a escribirse con y7. Finalmente esta y
se transformó en i, que es la que han recibido las len
guas europeas modernas.
Pasemos ya a la historia de la sátira romana.
27
Mosaico romano con la leyenda en griego «Conócete a ti mismo».
II
L u c il io y c o m p a ñ ía
29
igualmente tradiciones tan antiguas como la de los ver
sos triunfales (como los dedicados más tarde a César, que
he mencionado), y los llamados versos fesceninos, ver
sos burlescos y obscenos que los invitados a una boda
lanzaban a los novios. Estos versos eran similares a los
que improvisaban los jóvenes romanos y que dieron lugar
a la satura dramática, que, como queda dicho, fue la pri
mera manifestación cultural de Roma. Sabemos, por
Evancio, que esta satura dramática atacaba los vicios de
los ciudadanos, sin nombrarlos, con alusiones morda
ces, iniciando así una larga tradición del teatro romano.
Coetánea de la satura dramática es la llamada far
sa atelana, en la que se ridiculizaba a ciertos persona
jes rústicos. Y por la misma época ha debido de apa
recer el mimo, un espectáculo caracterizado por sus
elementos obscenos y pornográficos y muy popular
entre el bajo pueblo. Todas estas son formas dramáti
cas menores, que quedan postergadas cuando se intro
duce en Roma la comedia adaptada de textos griegos
a mediados del siglo -III. Pero el elemento autóctono,
caracterizado por un componente cómico, muchas
veces satírico, seguirá presente, ya sea evolucionando
por su cuenta, como en la atelana o el mimo, o inte
grándose en la comedia.
Las primeras comedias, más cercanas a la satura,
debieron de ser más atrevidas que las que nos han lle-
30
Fresco de la Casa del Centenario de Pompeya.
31
(Entiéndase: y no por sus propios méritos). Los
Metelos respondieron con una amenaza en verso y
Nevio fue encarcelado y luego exiliado.
A partir de entonces, el teatro evita la alusión direc
ta y los ataques son genéricos. Plauto, el comediógra
fo más importante de Roma, algo más joven que
Nevio, critica, no individuos, sino tipos. En sus come
dias, sin mencionar nombres, una y otra vez el escla
vo se ríe del amo (en una de ellas incluso lo cabalga,
como a un asno), el viejo avaro es ridiculizado, el joven
enamorado se derrite en mieles por una profesional,
las matronas son unas cotorras y gastadoras insopor
tables, los dioses objeto de burlas y chistes. Quizá los
dos personajes más memorables de toda la obra plau-
tina sean precisamente los que más sufren su latigazo
satírico: el avaro Euclión y el Soldado fanfarrón. El
primero vive en un continuo tormento por temor de
que le roben su oro y está dispuesto a regalar a su hija
y morir él mismo antes que perderlo. En cuanto al
militar, un verdadero cobarde en la guerra y en el amor,
que se pavonea de sus conquistas y en realidad no se
jala una rosca, llega a exclamar en el paroxismo de su
fatuidad y como harto de que las mujeres le persigan:
32
La dimension satírica de esta comedia adquiere
todo su relieve cuando se sabe que se estrenó en los
últimos años de la Segunda Guerra Púnica (con
cluida en el año -201), cuando lo bélico estaba
de moda y Roma empezaba a erigir
se en la primera potencia militar
del Mediterráneo. Como en todo
el teatro de Plauto, la acción se
sitúa en Grecia y los personajes
pasan por griegos, pero el espec
tador sabe bien que esos per
sonajes pertenecen a la reali
dad que le rodea. Plauto
Contemporáneo de Plauto
es Ennio, que, como hemos visto, inició el género de
la sátira. Los pocos fragmentos que se conservan de
los cuatro libros de sátiras que escribió indican la pre
sencia de los elementos característicos del género, es
decir crítica moralizante y lenguaje abierto. Un sobri
no de Ennio, Pacuvio, escribió sátiras también, y varios
son los autores que en este siglo -II cultivan el epigra
ma. Nos han llegado los nombres y algún fragmento
de Porcio Licino, Valerio Edituo, Lutacio Cátulo y
Pompilio. De este último se conserva un epigrama en
el que ataca a una mujer demasiado vieja para ser la
amante de un joven.
33
Pero el verdadero fundador de la sátira romana,
por el volumen y calidad de su producción, porque
fijó la forma del género, adoptando el hexámetro des
pués de utilizar todo tipo de versos, y por su influen
cia posterior, fue Lucilio, que tenía veinte años cuan
do murió Ennio y vivió hasta finales del siglo -II. Nota
ble, rico, amigo de Escipión Emiliano (a cuyas órde
nes participó en la toma de Numancia), escribió trein
ta libros de sátiras, de los que solo se conservan frag
mentos. En ellos puede verse que Lucilio merece la
fama que le otorgó la posterioridad de ser implacable
y mordaz y de no tener pelos en la lengua. Sin duda
por sus relaciones con los poderosos, Lucilio podía
permitirse una gran libertad de expresión sin incurrir
en ningún tipo de represalias, pues se sabe que en sus
ataques nombraba a sus enemigos y los insultaba abier
ta e incluso groseramente; En una de sus sátiras des
cribía una asamblea de los dioses, reunidos para tra
tar de salvar a Roma, y la primera decisión que toma
ban era la muerte de un enemigo suyo. Y uno de sus
fragmentos más largos dice así:
34
de él no salen, bregando por un único
oficio e interés: el de engañar
ladinamente al prójim o, blandiendo
triquiñuelas, retándose en lisonjas,
tratando de pasar por gente honrada
y poniéndose trampas cual si fueran
enemigos de todos entre sí.11
35
gos y sale a orinar. Cuando vuelve, dice que lo ha oído
todo, pide las tablillas y examina el acta con los ojos
entornados por el vino. Salen a deliberar. Esto es lo
que allí se delibera: «¿Qué tengo yo que ver con estos
pelmazos? ¿Por qué no nos vamos a tom ar unas copi-
tas de buen vino y com er unos tordos y unos pesca-
ditos?».12
La sátira y la invecti
va de los poetas como
Lucilio no son distintas
de las que se oyen en el
Senado y en el foro, y la
tradición de una libertad
de expresión sin límites
entre los hombres políti
■ ■ I cos siguió viva hasta el
■¡■añal final de la República. El
ilffel mismo Escipión se dis
IWÊÊÊÊÊ
tl: tinguió por sus acres dia
WÊÊÊ tribas, y numerosos son
los ejemplos de ataques
tan virulentos y persona
El orador (siglo -V).
les que hoy difícilmente se
permitirían en ningún Parlamento. De un contem
poráneo, Lucilio Cátulo, se sabe que en el curso de
36
un altercado en el Senado con el cónsul Filipo, este
respondió despectivamente a sus críticas:
Y Lutacio respondió:
37
Togado con barba que representa al romano íntegro.
Ill
El f in a l d e l a R e p ú b l ic a
39
Copa Warren con escena homosexual de principios del siglo +1.
41
Ciudadanos romanos: ¡estamos perdiendo
[la libertad!14
Y:
42
Pompeyo, César y Craso.
43
al que pertenecen prácticamente todos los poetas de los
últimos treinta años de la República. Muchos de ellos
censuran abiertamente lo que ven, alineándose con una
u otra facción, sin reparos a la hora
de insultar a los grandes: Pompe-
yo, César, Marco Antonio, Augus
to. Entre estos neoteroi, como se les
llama, se cuentan Otacilio Pitolao,
que atacó a César; Licinio Calvo a
César y a Pompeyo; Leneo a Salus-
tio; Trebonio a Marco Antonio (lo
que le costó la vida); Furio Bibá-
Catulo culo a César y a su heredero Augus
to. A otro de ellos, cuyo nombre
se ha perdido, pertenece este epigrama:
44
tan algunas sátiras en las que ataca sin ningún mira
miento todo lo que le molesta y defiende el derecho
a escribir versos libres e impúdicos. He aquí su invec
tiva contra un avaro:
45
Fuera de los neoteroi queda el poe
ta más notable del periodo, Lucrecio,
que con su D e rerum natura preten
de convertir a sus lectores a la filo
sofía materialista de Epicuro. Entu
siasmado profeta de la verdadera
sabiduría, critica la religión, el fana
tismo, el miedo a la muerte, el poder,
la ambición, todo lo que impide la feli-
;c*0- cidad humana, y para ello recurre a veces
a la sátira, que maneja con la pericia de un maestro.
Hablando de la inutilidad de los dioses empieza así:
47
palacio imperial, el ciudadano no tiene necesidad de
pensar en política, pues todas las soluciones le vienen
dadas de arriba, las ambiciones perso
nales se canalizan dentro de los cau
ces establecidos para ello bajo la
ley suprema representada por la
autoridad del emperador. La
paz permanente estabilizará la
metrópoli, infundirá confianza
en las antiguas provincias, per
mitirá concentrarse en la conquis
Moneda de los asesinos
ta de otras, impulsará el comer
de César, símbolo cio, enriquecerá a muchos y hará
del fin de la República. del ciudadano romano un privi
legiado, dócil y sumiso, pero pri
vilegiado. Mas, sean cuales sean los progresos de una
sociedad, los vicios de los hombres seguirán existiendo
y los satirógrafos siempre tendrán algo que decir.
48
IV
H o r a c io
49
Feliz aquel que, lejos del bullicio,
como los hombres de otro tiempo, labra
con los bueyes el campo de sus padres,
sin molestarle el gremio de usureros;
aquel a quien trompetas militares
no despiertan con son estrepitoso,
aquel a quien no espanta el mar furioso,
aquel que huye del foro y los palacios
soberbios de los grandes personajes.22
50
Fresco de Ia Villa de los Misterios, Pompeya.
52
le deja ni a sol ni a sombra ;n
todo el día.
53
alguna cosa nutritiva. ¿Dudas?
Venga, tom a este caldo de arroz fino.
— ¿Cuánto ha costado?
— Poco.
— ¿Pero cuánto?
— Solo dos cuartos.
— ¡Ah! M orir de un mal
o de rapiña y robo, ¿qué mas da?27
54
Leda y el cisne en m i mosaico del siglo +III.
56
V
O v id io y F edro
57
do, compuso un poema de 650 versos exclusivamen
te dedicados a vituperarlo. Sin duda jamás se tomó
alguien tanto trabajo para denigrar a un enemigo. La
hipérbole vejatoria es tan desmesurada como en los
---------- I p an fleto s de la R epública, y la
acumulación de insultos hace
vO j sonreír al lector. El Contra Ibis,
..'Vi como se titula este monumen-
;s to a la injuria, incluye maldi
ciones solemnes, peticiones a
los dioses para que castiguen al
malvado y una larga serie de
desastres y desgracias que Ovi
dio le desea. He aquí un frag-
Ovidio. mentó:
58
Al desaparecer Augusto en el año +14, el régimen
imperial sigue la misma línea, pero pronto los des
manes de su sucesor, Tiberio, serán objeto de críticas
y comenzarán las represalias. En la primera parte de
su reinado, menos mala, perdonó a un tal Cominio,
que le atacó en un poema, pero
diez años después Sextio Paconia-
no, autor de libelos, fue estrangu
lado en la cárcel por órdenes suyas
y otro satírico, Elio Saturnino,
corrió suerte semejante. También
i
murió Mamerco Escauro, acusa
do de haber incluido en una tra
gedia versos que podían enten
derse como crítica a la persona del
emperador.
Uno de los acusados por este Tiberio.
tipo de alusiones veladas, aunque
logró ser condenado únicamente al destierro, fue el
fabulista Fedro. Esclavo manumitido y profesor de
gramática, Fedro adaptó algunas fábulas de Esopo y
compuso otras para, según dice él mismo «corregir
las faltas de los hombres»3'. Aunque también afirma
que su intención no es criticar a ningún individuo en
particular, en algunas de ellas es verdaderamente difí
cil no ver que está aludiendo a Tiberio o a su favori-
59
to Sejano. Por ejemplo, en una en que compara al
pueblo con un asno y al emperador con un viejo, que
dice así:
60
Vio una máscara trágica una zorra
y exclamó: «¡Oh, qué preciosidad de cosa!
Pero no tiene sesos». Esto vale
para quienes Fortuna ornó de fama
y honor, mas de sentido común no.34
61
Busto que algunos creen de Séneca.
VI
Sé n e c a
»-p
1 ib e r io MURIÓ ASFIXIADO por un pretoriano y la ins
titución imperial siguió deteriorándose. Ascendió al
trono el caprichoso Caligula, que desterró a Carrinas
Segundo por pronunciar un discurso contra los tira
nos, y mandó quemar vivo a un autor de farsas por
que se sintió atacado en uno de sus versos. Le suce
dió Claudio, amigo de letras, pero débil. Cuando su
mujer Agripina lo despachó con setas envenenadas en
el año +54, se celebraron unas exequias dignas de un
emperador y Claudio fue divinizado, como todos los
buenos emperadores. Séneca escribió la oración fúne
bre, que pronunció su discípulo Nerón. Pero al mis
mo tiempo Séneca compuso una feroz sátira contra
Claudio, quizá para resarcirse de lo que hubo de callar
y del destierro que sufrió ocho años por haberse diver
tido con una nieta del emperador.
Esta sátira, la A pocolocintosis (literalmente «enca-
labazamiento»), de Claudio es un modelo de sátira
burlesca, en verso y prosa, en la más pura tradición
del género. Huelga decir que, de paso, Séneca critica
63
la institución de la divinización imperial. De hecho,
al principio menciona el dato histórico de que, tras la
muerte de Drusila, hermana del emperador Caligula,
que la divinizó, un senador recibió 250.000 sestercios
(unos 50.000 euros) por jurar que había visto a Dru
sila ascender al cielo (esto sucedió en el año +38, es
decir que por aquella época lo de subir al cielo no era
cosa del otro mundo).
En primer lugar, y parodiando la literatura flori
da de la época, Séneca utiliza seis largos versos carga
dos de retórica altisonante para decir que era el mes
de octubre. Luego describe los últimos momentos de
Claudio y cómo las Parcas discuten su muerte. Las
últimas palabras del emperador fueron muy distintas
de las famosas lapidarias que se esperaban de tan excel
so personaje, pues fueron estas:
64
se sintió confuso, pues vio que no se había enfren
tado a todos los monstruos.37
65
Sale Claudio del cielo y va al infierno, donde
encuentra a sus numerosas víctimas. Juzgado final
mente por el tribunal del infierno, es condenado a
jugar a los dados por toda la eternidad con un cubi
lete agujereado.
Esta sátira, cruelísima y amena, pudo escribirse
porque la víctima estaba muerta y todo el mundo satis
fecho de ello. Pero el emperador que sucedió a Clau
dio en el año +54 fue Nerón. Los pri
meros años de su reinado fueron
buenos, gracias quizá a la influencia
®esr fgÿ de Séneca, pero las cosas fueron
empeorando y pronto los escritos
contra él empezaron a aparecer. El
mismo había escrito algunos libelos,
pero era emperador y además se con
sideraba grandísimo poeta. Poco a
poco la represión empezó a hacerse
sentir. En el año +62 un pretor fue
Nerón. condenado a muerte por recitar ver
sos difamatorios contra el emperador.
El ingenio hubo de recurrir a las alusiones. Se cuenta
que un autor de farsas, Dato, al pronunciar en el esce
nario las anodinas palabras «Adiós, papá, adiós,
mamá», lo acompañó con tales gestos, que todo el
público entendió que estaba refiriéndose a los asesi
66
natos de Claudio y de Agripina39. Bajo Nerón murie
ron los más grandes autores de la época: Séneca, Luca
no, Persio y Petronio, además de otros muchos; de
ellos, solo Persio de muerte natural. El y Petronio ocu
pan, por distintas razones, un lugar importante en la
historia de la sátira romana.
67
Mosaico pompeyano que satiriza la muerte.
VII
P e r s io y P e t r o n io
69
tiene orejas de burro!» Persio, aludiendo claramente
a Nerón, escribió:
71
En el resto de las sátiras, partiendo de los mismos
principios morales, Persio censura otros vicios de sus
coetáneos: la codicia, el derroche, la lujuria, la ambi
ción, la inmodestia, la vanidad, la superstición, ofre
ciendo alternativas derivadas del ejercicio de la virtud
que, como en Horacio, se halla en el término medio
de las cosas. Quizá la lección más contundente de Per
sio, en su quinta sátira, es que el hombre es solo ver
daderamente libre cuando posee un código ético que
le permite evitar todos esos vicios.
Persio es un gran moralista que quiere enseñar el
camino recto a sus semejantes. No así su contemporá
neo Petronio, que, experto en toda suerte de placeres
y lujos refinados, se hizo acreedor del apelativo de «árbi
tro de la elegancia». Pero en el año -66, uno después de
que Lucano (sobrino de Séneca) tuviera que suicidar
se por escribir versos obscenos contra Nerón y sus ami
gos, Petronio fue acusado de traición. Entendiendo la
suerte que le esperaba, se abrió las venas lentamente en
el transcurso de una cena con sus amigos, durante la
cual dictó un librito enumerando las tropelías de Nerón.
Naturalmente esta obrita de Petronio se ha perdido,
pero conservamos de él otra indudablemente más inte
resante: el Satiricon, la primera novela picaresca de la
literatura que haya llegado hasta nosotros.
72
En ella se narran las aventuras de un libertino
homosexual, Encolpo, en el que algunos críticos han
querido ver a Nerón. Sin necesidad de recurrir a este
tipo de identificaciones, el Satiricon sigue siendo una
gran sátira, sátira de la sociedad de mediados del siglo
+1, de sus gentes, de sus costum
bres, de sus locuras, sátira de los
vicios humanos de siempre, sátira
de la novela de amores y aventu
ras, tan popular en aquella época,
sátira del engreimiento de los poe
tas que se creen profetas. Pero no
hay moraleja. Solo, en un momen
to dado, Petronio menciona la
filosofía de Epicuro, filosofía del Petronio
placer, como algo digno de seguir
se. Pero, por lo general, el autor se limita a mostrar, a
describir una amplia, vivísima panorámica de ese
mundo del Imperio, que habla por sí sola. Escrita en
un latín coloquial y con largos pasajes en verso,
siguiendo la tradición de la antigua satura, la obra de
Petronio, aun en su estado fragmentario, ofrece una
visión auténtica y detallada de la vida cotidiana de
Roma al inicio de su decadencia.
El fragmento más extenso, más interesante y más
divertido (27/68) es la narración de la cena en casa de
73
Trimalción, símbolo y caricatura de todos los nuevos
ricos que en el mundo han sido. Esclavo emprende
dor, heredó la fortuna de sus amos y la multiplicó arries
gándose en ambiciosas empresas comerciales. Multi
millonario ya, su gozo en la vida es ofrecerse en esca
parate en su suntuosa mansión a cuantos asisten a sus
fabulosas cenas para pasmarlos con la narración de sus
hazañas y el arte rebuscado de sus cocineros. Com
pendio de todos los complejos, pretensiones, presun
ciones y necedades del nuevo rico, Trimalción, a pesar
de todos sus anillos, brazaletes y púrpuras, carece de
clase. Pero no es malo y resulta incluso entrañable por
la simpleza de sus proezas, de las que he aquí algunas:
Para asombrar a sus invitados, sirve platos espec
taculares y pantagruélicos, como un cerdo entero relle
no de salchichas y morcillas o un zodíaco en el que
cada uno de los signos contiene alimentos asociados
simbólicamente con él. En un momento dado de esta
cena por todo lo alto, el anfitrión abandona la sala unos
minutos y luego explica con todo detalle las necesida
des intestinales que le apremiaban, pues, según dice:
«Nadie ha venido al mundo sin agujero» (47). Se jac
ta de poseer tres bibliotecas, pero cuando habla de Aní
bal lo sitúa en la guerra de Troya. Jura como un carre
tero. Castiga a un esclavo por vendarle el brazo con
lana blanca en vez de púrpura (muchísimo más cara).
74
Banquete en un fresco de la Casa dei Casti Amanti de Pompeya.
75
contenido, valgan estas sentencias entresacadas de sus
páginas:
76
tiempos de Tiberio. Hubo delatores, hubo quemas de
libros, hubo destierros y ejecuciones. Y se prohibió
expresamente la sátira en la que se mencionaban indi
viduos. Esto explica la proliferación de un género en
el que, a pesar de su frecuente virulencia, el nombre
del personaje vituperado queda escondido tras un
pseudónimo: el epigrama.
77
·; ί';
mm ■ ¡S i··
r 1 s uvîv···* .
Μ Η
S1¡8Í¡
79
no ocioso, visitando de vez en cuando una finquita
que poseía no lejos de la capital, y sin otras preocu
paciones que las de observar el mundo alrededor para
plasmarlo en sus poemillas.
Adulador del régimen, evita toda censura de la vida
pública, pero todo lo demás, todos los detalles de la
vida privada, todas las actividades,
defectos, pretensiones, y chismorreos
x de sus contemporáneos atraen su
l l atención. Sobre todo tiene algo que
) decir, a veces de manera burda, fre
cuentemente con gracia, pero siem
pre sin pelos en la lengua. Afirma que
él ataca los vicios, no las personas45,
U \ pues no desea herir a nadie, y espera
que el lector se reconozca en sus
Marcial. obras46. Pero es difícil ver en ellas
intención moralizadora alguna. Al contrario, se diría
que, a pesar de los feroces ataques que le dispensa, el
mundo le hace gracia, le parece bien como es, pues le
permite despellejarlo y reírse de él. Y, en esto, conoce
todas las fórmulas, todos los registros desde la ironía
sutil hasta el insulto más corrosivo, pasando por la bur
la, el sarcasmo, el escarnio, la broma, el chiste. El mis
mo recomienda que el epigrama tenga sal y hiel47, y en
los suyos no se queda corto de tales ingredientes.
80
Fresco en la Casa de los Vetti de Pompeya.
81
A un calvo con peluquín:
82
¿Por qué bufanda te dejas
al recitar tu poesía?
M ucho m ejor estaría
tapándonos las orejas.51
De tu culo la vidorra
ve tu vientre, en su desdicha,
y de hambre el pobre la espicha,
mientras aquel se atiborra.53
83
En cuanto al dinero, o se derrocha en cosas super
fluas o se atesora avariciosamente. A un cazador de
herencias:
A un rico extravagante:
A un tonto:
84
Delator, calumniador,
traficante, embaucador,
chupapollas y borrico:
que, además de eso, Melchor,
seas pobre, no me lo explico.57
85
siszai
Fresco de la Casa de Cecilio Gîocondo de Pompeya.
IX
J uvenal
87
Es esta decadencia la que Juvenal ha sabido plas
mar de manera magistral en sus dieciséis sátiras. Pero,
fuera por evitar represalias o por simple recurso lite
rario, Juvenal no critica directamente. Utiliza el pre
texto de que lo que censura es la época de Domicia-
no, el Nerón calvo, como lo llama, para vapulear a sus
contemporáneos. El mismo dice: «Vivimos una épo
ca horrible»59. Conoce perfectamente el mal que pade
ce Roma y lo resume así:
89
Movido así por la necesidad de reaccionar, Juve
nal dirige sus acerbas críticas a todo lo que le rodea y
pone en ello medios impresionantes. Por la riqueza de
temas puede comparársele a Marcial, pero este es un
retratista de miniaturas, mientras que Juvenal es un
experto en grandes murales en los que hallan lugar
todos los personajes de esa sociedad alegre y confia
da, decadente que hemos dicho. Por lo general, cada
una de sus dieciséis sátiras gira alrededor de un tema
específico que, al ir desarrollándose, toca multitud de
otros aspectos secundarios. En todas ellas hay una pro
fundidad de análisis y un ingenio para describir, cen
surar e ironizar verdaderamente únicos.
Una de las más memorables, la IV, describe el gro
tesco consejo de ministros reunido por Domiciano
para decidir cómo cocinar un rodaballo descomunal
capturado por un pescador en el Adriático. Juvenal
dibuja en breves trazos la caricatura de cada uno de
los consejeros y ridiculiza la conclusión a la que lle
gan después de largas deliberaciones: fabricar inme
diatamente una fuente para guisar el pescado entero.
Pero las sátiras más importantes son la III, contra
la vida insoportable en la urbe, y la VI, quizá la mejor,
contra las mujeres.
La crítica de la vida en la capital del Imperio podría
aplicarse perfectamente a nuestras grandes ciudades
90
actuales, donde vivir es un infierno. Juvenal se despi
de de un amigo que se ve obligado a abandonar la
urbe con estas palabras:
91
si lumbre pides, se echa él el abrigo,
y si «¡Qué calor hace!» dices, suda.63
92
cara espantosa y giba en la nariz,
todita por el casco machacada,
y un ojo supurante todo el rato.®
93
De paso critica Juvenal también a los hombres,
pues se casan o bien por hacerse con una dote, o por
una cara bonita, a la que sustituyen por otra más joven
cuando aparecen las primeras arrugas y empiezan a
ennegrecer los dientes.
En las restantes sátiras se hallan semejantes ata
ques a diferentes tipos de personas y profesiones, que
nos sorprenden por su vigente actualidad. Hay ricos
estúpidos que creen haber llegado a la perfección de
que hablan los filósofos porque tienen en casa un
busto de Aristóteles. Los herederos de grandes fami
lias no tienen de noble más que el nombre. Los abo
gados son unos embusteros babosos. Los funciona
rios públicos son ridículos, como los pretores ata
viados con todas las insignias de su cargo. Los dio
ses son un cuento en el que ni los niños creen. La
honradez no existe.
A veces Juvenal, dejando a un lado los vicios de la
vida privada, ataca incluso los valores más sagrados de
Roma. Esto es lo que dice contra la guerra:
94
de triunfo prisioneros abatidos:
estos son los valores más preciados,
para esto en pie se ponen los romanos
conquistadores, los griegos, los bárbaros,
para esto corren tantos riesgos y hallan
tantas fatigas, ¡que es más fuerte siempre
que la sed de virtud la sed de gloria!67
95
Eros y Psique en un mosaico de la Villa del Casale, Sicilia.
X
El cre pú sc u lo
97
empezar con la preposición contra. Poseedor de un ver
bo poderoso y de un fanatismo no menos acerbo, Ter
tuliano ataca la religión pagana con la misma virulen
cia con que atacará años después a los cristianos cuan
do se haga miembro de una secta fundamentalista. El
y sus imitadores utilizan idénticos recursos que los polí
ticos de la República, es decir la vituperación virulen
ta, para demostrar entre otras cosas que los dioses paga
nos son falsos. Esto ningún romano cabal lo discutía,
pues los mismos paganos se reían de sus dioses. Lén-
tulo y Hosidio, dos conocidos autores de farsas con
temporáneas de Tertuliano escribieron obras tituladas
La lectura d el testamento d el difim to Jú p iter y Los tres
H ércules m uertos d e hambre.
Ni que decir tiene que los
cristianos eran a su vez objeto de
sátiras, a medida que iban
adquiriendo influencia en la
sociedad. Alrededor del año
+300, bajo Diocleciano, se
representó en Roma una farsa
que parodiaba la administración
del bautismo a un hombre que
Diocleciano.
se sentía morir. Llegan en segui
da un sacerdote y un exorcista y, tras algunas payasa
das, lo bautizan®.
98
Cuando poco después (en +306) sube al trono Cons
tantino, las cosas cambian, pues el cristianismo se con
vierte en religión oficial. Pero la resis
tencia del paganismo fue fuerte y sos
tenida, y se manifestó en ataques al
mismo emperador. Se sabe que en las
puertas mismas de su palacio se colo
caban pasquines insultándolo, y esto
debe de haber contribuido a hacerle
tomar la decisión de abandonar
Roma para crear la nueva capital del
Imperio, Constantinopla.
A partir de este momento la suer Constantino.
te de Roma, dividida en dos mita
des, estaba echada y la incompeten
cia de sus gobernantes preparaba las
invasiones que habrían de acabar con
ella. Las brasas de la sátira se perpe
tuaron hasta el mismísimo final del
Imperio. Al siglo IV pertenece la
parodia anónima El testamento d el
cerdito, y en la segunda mitad del
Ausonio.
mismo siglo escribe sátiras un tal
Tetradio, según nos dice Ausonio, autor él mismo de
una colección de epigramas, algunos tan logrados como
este, dirigido a un profesor de gramática:
99
Lames el fétido coño
de tu esposa encinta, Aznar;
¡cuánta prisa en enseñar
la lengua a tu buen retoño!70
100
Estatua de Herculano con el dios Pan fecundando a una cabra.
10 1
solo quedaban los despojos, que los invasores del nor
te se apresuraron a recoger. Solo un humorista cruel,
el destino, pudo dar nombre tan acertado al último
emperador de Roma: Rómulo Augústulo.
Roma y su imperio desaparecieron y con ello aque
llos romanos que hicieron de la sátira un arte. Pero pode
mos sentirnos contentos de que nos dejaran, aunque
fragmentario, el testimonio de sus burlas, insultos, sar
casmos, ironías y obscenidades, junto con el vocablo
que las engloba y designa. Pero, sobre todo, podemos
agradecerles la gran lección de libertad de expresión que
nos dan en sus escritos, y que ha inspirado a tantos otros
autores en todas las lenguas europeas.
10 2
N otas
1 Q V O D P EC TVS, Q V O D C R V R A T IB I, Q V O D B R A C C H IA V E L L IS ,
H O C PRAESTAS, L A B IE N E , T V A E — Q V ID N E S C IT?— A M IC A E .
103
9 F a to M e t e l l i R o m a e f i v n t c o n s v le s (Pseudo Asconio A d Cic.
Vert: I 29).
10 N i m i a s t m i s e r i a n i m i s p v l c h r v m esse h o m in e m {Miles 6 8 ).
t o t v s it e m p a r it e r q v e d i e p o p v l v s q v e p a t r e s q v e
v n i se a t q v e e id e m s t v d io om nes D E D E R E E T A R T I:
B L A N D IT IA C ER TAR E, B O N V M S IM V L A R E V IR V M SE,
IN S ID IA S FACERE V T SI H O S TE S S IN T O M N IB V S O M N E S
V b I H O R A E D E C E M S V N T, IV B E N T P V E R V M V O C A R I V T C O M IT IV M
E A T P E R C O N T A T V M , Q V ID I N F O R V M G E S T V M S IT [ . . . ] IN D E A D
C O M IT IV M V A D V N T [ . . . ] D V M E V N T , N V L L A EST I N A N G IP O R T O A M P
H O R A , Q V A M N O N IM P L E A N T , Q V IP P E Q V I V ESIC AM P L E N A M V IN I
H A BE A N T. V E N IV N T IN C O M IT IV M , TRISTES IV B E N T D IC E R E . Q V O R V M
N E G O T IV M EST, N A R R A N T ; IV D E X T E S T E S P O S C IT , IPSVS I T M IN C T V M .
V B I R E D IT , A IT SE O M N IA A V D IV IS S E , T A B V LA S PO SC IT, L IT T E R A S
IN S P IC IT : V IX PRAE V IN O S V S T IN E T PALPEBRAS. E V N T I N C O N S IL IV M .
I b i F iA E C O R A T IO : Q V ID M I H I N E G O T II EST C V M ISTIS N V G A T O R IB V S ,
Q V IN P O T IV S P O T A M V S M V L S V M M IX T V M V IN O G R A E C O , E D IM V S
13.13).
13 Q v o m a P h ilip p o in te r r o g a tv s q v id la tr a r e t, « F v re m se
104
14 P o r r o , q v i r i t e s , l i b e r t a t e m p e r d im v s ! (Macrobio Sat. π 7 .5 )
15 N e c e s s e e s t m v l t o s t i m e a t , q v e m M V L T I T IM E N T (Séneca D e
ira II 1 1 .3 ).
16 C V M P R O V IN C IA S
D IS P O L IA V IT C O L V M N A S M O N O L IT H A S , L A B E L L A , L E N IS ...
C v m v i t i a p r o s v n t , p e c c a t q v i r e c t e f a c it (C 1 4 ).
18 G a l l i a s C a e s a r s v b e g i t , N i c o m e d e s C a e s a r e m :
e c c e C a e s a r n v n c t r i v m p h a t q v i s v b e g it G a llla s ,
N ic o m e d e s n o n t r i v m p h a t q v i s v b e g i t C a e s a r e m
N E C C IM E S N E Q V E A R A N E V S N E Q V E IG N IS ,
V E R V M EST E T PATER E T N O V E R C A , Q V O R V M
D E N T E S V E L S IL IC E M C O M ESSE POSSVNT,
EST P V L C H R E T IB I C V M T V O PA R E N T E
E T C V M C O N IV G E L IG N E A P AR EN TIS [ . . . ]
A t Q V I C O R P O R A S IC C IO R A C O R N V [ . . . ]
SOLE E T F R IG O R E E T E S V R IT IO N E .
Q V A R E N O N T IB I S IT B E N E A C BEATE?
M V C C V S Q V E E T M A L A P IT V IT A N A S I.
H A N C A D M V N D IT IE M A D D E M V N D IO R E M ,
Q V O D CVLVS T IB I P V R IO R S A L IL L O EST,
105
N E C T O T O D E C IE S CACAS I N A N N O ,
A T Q V E ID D V R IV S EST F A B A E T L A P IL L IS ;
Q V O D T V SI M A N IB V S TERAS F R IC E S Q V E ,
N O N V M Q V A M D IG I T V M IN Q V IN A R E POSSES.
C E N T V M D E S IN E , N A M SAT ES BEATVS ( C a rm in a X X I I l) .
20 A t Q V ID A M C O N T R A H A E C , IG N A R I M A T E R IA I,
N A T V R A M N O N POSSE D E V M S IN E N V M IN E R E N T V R
T A N T O OPERE H V M A N IS R A T IO N IB V S A D M O D E R A T E
T E M P O R A M V T A R E A N N O R V M FR VG ESQ VE C R EAR E [ . . . ]
Q v o rv m O M N IA CAVSA
C O N S T IT V IS S E D E O S C V M F IN G V T , O M N IB V ' REBVS
E T T R I B W N T E A Q VAE N O N S V N T H IS C O M M O D A VE R E [ . . . ]
N ig r a m e l ic h r v s e s t, i n m v n d a e t f o e t id a a c o s m o s [...]
P A R W L A , P V M IL IO , C H A R IT O N M IA , T O T A M E R V M SAL,
M A G N A A T Q V E IM M A N IS , C A TAPLEXIS, P L E N A Q V E H O N O R IS .
B A L B A L O Q V I N O N Q V IT , T R A V L IZ I; M V T A P V D E N S EST;
A T F L A G R A N S , O D IO S A , L O Q V A C V L A , L A M P A D A M FIT.
IS C H N O N E R O M E N IO N T V M F IT , C V M V IV E R E N O N Q V IT
PRAE M A C IE ; R H A D IN E V E R O S T IA M M O R T V A TV S S I.
At t v m i d a e t m a m m o s a C e r e s e s t ip s a a b I a c c h o {Ibidem iv
106
22 B e a t v s il l e q v i p r o c v l n e g o t iis ,
V T PR ISC A G ENS M O R T A L E M ,
SO LVTVS O M N I FE N O R E ,
N E Q V E E X C IT A T V R C LASS IC O M IL E S T R V C I
N E Q V E H O R R E T IR A T V M M A R E ,
F O R V M Q V E V IT A T E T SVPERBA C IV IV M
P O T E N T IO R V M L IM IN A {Epod. II 1 / 8 ) .
IA M IA M F V T V R O S R V STIC VS,
O M N E M R E D E G IT ID IB V S P E C V N IA M ,
q v a e r it C a le n d is p o n e r e {Ibidem 6 7 /7 0 ).
24 R ogare lo n g o p v t id a m te saecvlo ,
v ir e s q v i d enervet m eas ?
Q w m s it t ib i d e n s a t e r , e t r v g is v e t v s
P O D E X , V E L V T C R V D A E B O V IS {Epod. V III 1 /6 ) .
25 Serm . I 3.
26V lR T V S E S T M E D IV M V IT IO R V M E T V T R IM Q V E R E D V C T V M {Ep. 1 1 8 . 9 ) .
27 P a v p e r O p im iv s a r g e n t i p o s it i i n t v s e t a v r i,
q vi V e ie n t a n v m f e s t is p o t a r e d ie b v s
C a m p a n a s o l it v s t r v l l a v a p p a m q v e p r o f e s t is ,
IA M C IR C V M L O C V L O S E T CLAVES LAE TV S O V A N S Q V E
107
E X C IT A T H O C P A C T O : M E N S A M P O N I IV B E T A T Q V E
E F F V N D I SACCOS N V M M O R V M , A C C E D E R E PLVRES
A D N V M E R A N D V M : H O M IN E M SIC E R IG IT ; A D D I T E T IL L V D :
«M e n v iv o ?» «V t v iv a s ig i t v r , v ig il a . H o c age ». « Q v id v is ?»
«D e f ic ie n t in o p e m v e n a e t e , n i c ib v s a t q v e
in g e n s a c c e d a t s t o m a c h o f v l t v r a r v e n t i.
Tv cessas? A g e d v m , s v m e h o c p t is a n a r iv m o ry z a e » .
« Q v a n t i e m p ta e ? » « P a r v o » . « Q v a n t i e r g o ? » « O c t v s s i b v s » .
« E h e v , q v i d r e f e r t , m o r b o a n f v r t i s p e r e a m q v e r a p i n is ? »
(Sat. II 3.142/57).
28 V t q v e il l is m v l t o c o rr vpta d o lo r e vo lvptas ,
A T Q V E F iA E C R AR A, C A D A T D V R A IN T E R SAEPE PE R IC LA .
A D M O R T E M CAESVS, F V G IE N S H IC D E C ID IT A C R E M
P R A E D O N V M IN T V R B A M , D E D IT H IC PRO C O R P O R E N V M M O S ,
H V N C P E R M IX E R V N T C A LO N E S ; Q V IN E T IA M IL L V D
A C C ID IT V T Q V ID A M TE STIS C A V D A M Q V E S A LA C E M
P a rs h o m in v m g e s t it c o n d v c e r e p v b lic a ; s v n t q v i
c r v s t i s e t p o m is v id v a s v e n e n t v r a v a r a s ,
e x c i p i a n t q v e s e n e s , q v o s IN V IV A R IA M IT T A N T ;
T O R Q V E T N V N C L A P ID E M , N V N C IN G E N S M A C H IN A T IG N V M ,
108
T R IS T IA R O BVSTIS L V C T A N T V R F V N E R A PLAVSTRIS;
T V M E IN T E R STR EPITVS N O C T V R N O S A T Q V E D IV R N O S
V IS C A N ER E E T C O N T R A C T A SEQ VI V E S T IG IA V A T V M ? {Ep. I I 2 . 7 2 / 8 0 ) .
31 C A R N IF IC IS Q V E M A N V P O P V L O P L A V D E N T E T R A H E R IS
IN F IX V S Q V E T V IS OSSIBVS V N C V S E R IT.
I psae t e f v g ie n t q v a e c a r p v n t o m n l a f l a m m a e ,
RESPVET IN V IS V M IV S T A C A D A V E R H V M V S ,
IN G V IB V S E T R O STR O TA R D V S T R A H E T IL IA V V L T V R
33 I n p r in c ip a t v c o m m v t a n d o s a e p iv s
Id esse v e r v m p a rv a h a e c f a b e lla in d ic a t .
In h o s t iv m c l a m o r e s v b it o t e r r it v s
s v a d e b a t a s in o f v g e r e , n e p o s s e n t c a p i.
At ille le n tv s : « Q va e so , n v m b in a s m i h i
c l i t e l l a s im p o s itv r v m v ic to r e m p v ta s ? »
Se n e x n e g a v it . «Er g o , q v id refert m ea
c v i s e r v ia m , c l i t e l l a s d v m p o r t e m v n ic a s ? » ( Fab. i i 1 2 ).
34 P e r s o n a m t r a g ic a m f o r t e w l p e s v id e r a t :
« O Q V A N T A SPECIES, IN Q V IT , C E R E B R V M N O N H A B E T !»
H o c il l is d ic t v m e s t q v ib v s h o n o r e m et g l o r ia m
F O R T V N A T R IB V IT , S E N S V M C O M M V N E M A B S T V L IT {Fab. I 7 ).
35 « V a e m e , P V T O , c o n c a c a v i m e !» (Apoc. i v 3 ).
109
36 Q V O D A N F E C E R IT N E S C IO : O M N IA C E R T E C O N C A C A V IT {Ibidem ),
37 S a n e p e r t v r b a t v s e s t , v t q v i e t i a m n o n o m n i a m o n s t r a t i m -
V E R IT {Ibidem V 3 ).
38 Q v a n d o q v i d e m d iw s C la v d iv s o c c id it s o c e rv m sw m
v x o r e m s v a m M e s s a lin a m e t c e t e r o s q v o r v m n v m e rv s in ir i
N O N P O T V IT , P L A C E T M I H I I N E V M SEVERE A N IM A D V E R T I N E C IL L I
R E R V M IV D IC A N D A R V M V A C A T IO N E M D A R I, E V M Q V E Q V A M P R IM V M
E X P O R TA R I E T C A E L O IN T R A T R IG IN T A D IES E X C E D E R E , O L Y M P O
IN T R A D IE M T E R T IV M . {Ibidem X I 5 ).
39 Ner. 89.
40 M e m v t t i r i n e f a s ? N e c c l a m ? N e c c v m s c r o b e ? N v s q v a m ?
H i c t a m e n i n f o d i a m . V i d i , v i d i , ip s e , l i b e l l e :
a v r ic v l a s a s in i M i d a r e x h a b e t ! {Sat. I 1 2 0 /1 ).
IL L A S IB I IN T R O R S V M E T SVB L IN G V A M V R M V R A T : « O SI
E B V L L IA T P A T R W S , P R A E C L A R V M F V N V S !» E T « O SI
H e r c v l e ! P V P IL L V M V E V T I N A M , Q V E M P R O X IM V S HERES
IM P E L L O , E X P V N G A M ; N A M E T EST SCABIOSVS E T A C R I
B IL I T V M E T » {Sat. II 8 1 1 4 ).
42 T V R G ID V S H IC EPVLIS A T Q V E A L B O V E N T R E LA V A T V R ,
G V T T V R E SVLPVREAS L E N T E E X H A L A N T E M E F IT E S .
S e d T R E M O R IN T E R v in a s v b it c a l id v m q v e t r ie n t e m
110
E X C V T IT E M A N IB V S , D E N T E S CREPVER E R E T E C T I,
C O M P O S IT V S L E C T O CRASSISQVE LV TA TV S A M O M IS
25. IV N O N E M M E A M IR A T A M H A B E A M , SI V N Q V A M M E M E M IN E R IM
V IR G IN E M FVISSE.
f ia n t a b s e n t e s e t t ib i , G alla , c o m ae ,
n e c d e n t e s a l it e r q v a m Se r ic a no cte reponas ,
e t ia c e a s c e n t v m c o n d it a p y x id ib v s ,
N E C T E C V M FACIES T V A D O R M IA T , IN N V IS IL L O
Q V O D T IB I P R O L A T V M EST M A N E S V P E R C IL IO ,
E T T E N V L L A M O V E T C A N I R E V E R E N T IA C V N N I,
Q V E M POTES IN T E R AVOS IA M N V M E R A R E T V O S .
111
E T S IT LVSC A L IC E T , T E T A M E N IL L A V I D I T ( iX 3 7 ) .
51 Q v id r e c it a t v r v s c ir c v m d a s v e l l e r a c o l l o ?
C o n v e n i v n t n o s t r is a v r ib v s is t a m a g is (i v 4 1 ) .
52 P r a e d ia s o l v s h a b e s e t s o l v s , C a n d id e , n v m m o s ,
M a s s ic a s o l v s h a b e s e t O p im i C a e c v b a so lvs,
O m n ia SOLVS H A BES — N E C M E P V T A V E L L E N E G A R E —
V X O R E M SED H A B E S , C A N D ID E , C V M P O P V L O ( i l l 2 6 ) .
53 I n f e l ix v e n t e r s p e c t a t c o n v iv ia c v l i,
54 S e p t im a i a m , P h il e r o s , t ib i c o n d it v r v x o r in ag ro :
plvs N V L L i, P h i l e r o s , q v a m t ib i r e d d it a g e r (x 4 3 ) .
55 V e n t r is o n v s m is e r o , n ec te pvdet , e x c ip is a v r o ,
B asse, b ib is v i t r o : c a r iv s e r g o c a c a s (i 3 7 ) .
56 S i t t i b i t e r r a l e v is m o l l i q v e t e g a r is h a r e n a ,
N E T V A N O N P O S S IN T ER VERE OSSA C AN ES ( i X 2 9 . 1 1 / 2 ) .
57 Et d e l a t o r es e t c a lv m n i a t o r ,
E T F R A V D A T O R ES E T N E G O T IA T O R ,
E T F E L L A T O R ES E T L A N IS T A . M lR O R
Q V A R E N O N H A B E A S , V A C E R R A , N V M M O S (X I 6 6 ) .
58 E r g o fam em m is e r a m a v t e p v l is i n f v s a v e n e n a ,
e t po pvlvm exsangvem p in g v e s q v e i n f v n v s a m ic o s ,
E T M O L E IM P E R II S E N IV M SVB N O M IN E PACIS
E T Q V O D C V N Q V E IL L IS N V N C A V R E A D IC IT V R AETAS,
M A R M O R E A E Q V E C A N E N T L A C R Y M O S A IN C E N D IA R O M A E ,
112
V T F O R M O S V M A L IQ V ID , N IG R A E E T S O L A T IA N O C T IS ;
E R G O RE B E N E GESTA, E T L E T O M A T R IS O V A N T E M [ . . . ] ( 1 / 7 )
59 Sat. X I I I 2 8 .
60 E x Q V O S V FF R A G IA N V L L I
V E N D IM V S , E F F V D IT C VRAS; N A M Q V I D A B A T O L IM
IM P E R IV M , FASCES, L E G IO N E S , O M N IA , N V N C SE
P A N E M E T CIRCENSES ( X 7 7 / 8 1 ) .
61 C V M TE N E R V X O R E M D V C A T SPADO, M E V IA T v S C V M
F IG A T A P R V M E T N V D A T E N E A T V E N A B V L A M A M M A ,
P ATR IC IO S O M N IS O PIBVS C V M P R O V O C E T V N V S
Q V O T O N D E N T E G R A V Is fr W E N I M I H I B A R B A SO N ABAT,
C r is p in v s T y r ia s v m e r o r e v o c a n te lac ernas
V E N T IL E T A E S T I W M D IG IT IS S V D A N T IB V S A V R V M
N E C SVFFERRE Q V E A T M A IO R IS P O N D E R A G E M M A E ,
D IF F IC IL E EST S A T V R A M N O N SCRIBERE. N A M Q V IS IN IQ V A E
T A M PATIENS V R B IS , T A M FERREVS, V T T E N E A T SE [ . . . ]
N O C T IB V S , IN C A E L V M QVO S E V E H IT O P T IM A S V M M I
N V N C V IA PROCESSVS, V E T V L A E V E S IC A BEATAE? ( i 2 2 / 3 9 )
62 Q v id R o m a e f a c ia m ?M e n t i r i n e s c io (i i i 4 1 ) .
63 R id e s , m a io r e c a c h in n o
C O N C V T IT V R ; FLET, SI L A C R IM A S C O N S P E X IT A M IC I,
N E C D O L E T ; IG N IC V L V M B R V M A E SI T E M P O R E POSCAS,
A C C IP IT E N D R O M ID E M ; SI D IX E R IS «AESTVO », S VD AT ( i l i 1 0 0 / 3 ) .
113
64 Sat. vi 165.
65 Q vA T A M E N E X A R S IT F O R M A , Q V A C A P T A I W E N T A
C O EP ER AT E T S E C TO R E Q V IE M SPERARE L A C E R T O ;
PR AE TER EA M V L T A I N FA C IE D E F O R M IA , S IC V T
A T T R IT V S G A L E A M E D IIS Q V E I N N A R IB V S IN G E N S
P O R R IG E Q V ID Q V ID E R IT ; N A M [ . . . ] ESSES
A e th io p is fo r ta s s e p a te r , m o x d e c o l o r h e re s
IM P L E R E T TA B VLAS N V M Q V A M T IB I M A N E V ID E N D V S ( V I 597/601).
67 B e l l o r v m E X W IA E , T R V N C IS a d f i x a t r o p a e i s
L O R IC A E T FR A C TA D E C ASSID E B V C C V L A P E N D E N S
E T C V R T V M T E M O N E IV G V M V IC T A E Q V E T R IR E M IS
AP LV S TR E E T S V M M O T R IS T IS C A P T IV O S IN A R C V
H V M A N IS M A IO R A B O N IS C R E D V N T V R . Ad H O C SE
R o m a n v s G r a i v s q v e E T BARBARVS IN D V P E R A T O R
E R E X IT, CAVSAS D IS C R IM IN IS A T Q V E LA BO R IS
IN D E H A B V IT ; T A N T O M A IO R F A M A E SITIS EST Q V A M
V IR T V T IS (x 133/41 ).
68 Sat. x 356.
69 Añadamos que en aquel momento el actor que hacía de mori
bundo, inspirado por la gracia divina, se levantó y, dirigiéndose
al emperador Diocleciano, que estaba en el teatro, le dijo que aca
baba de convertirse al cristianismo y le pidió, a él y a todos los
espectadores, que se convirtieran también. Naturalmente, lo eje-
114
cutaron en el acto. Se llamaba Ginés y ahora es el santo patrón
de los actores.
70 E v n e , q v o d v x o r is g r a v id a e p v t r id a i n g v in a l a m b is ,
71 S e m i f e r v s p a r t v s , m e t v e n d a q v e p ig n o r a M A T R I,
M O E N IB V S E T M E D IIS A V D IT V M N O C T E L V P O R V M
E T L A P ID V M D IR A S H IE M E S , N IM B O Q V E M IN A C E M
S A N G V IN E O RVBVISSE lO V E M , P V T E O S Q V E C R VO R E
M V T A T O S , V IS A S Q V E P O L O C O N C V R R E R E LV N A S ,
E T G E M IN O S SOLES M IR A R I D E S IN A T ORBIS:
115
Cameo con la apoteosis del Imperio.
B i b l i o g r a f ía e l e m e n t a l
117
Esta p r i m e r a e d ic ió n
e n REY L e a r de
L a sá tira
se a c a b ó d e i m p r i m i r
e n e l in v ie r n o d e 2 0 1 4