El término “mecanismos de defensa” se emplea para describir las luchas del yo
contra ideas y afectos dolorosos e insoportables. Sirven para la protección del yo contra las exigencias instintivas.
Son importantes métodos defensivos que emplea el yo y ella maneja nueve
métodos: represión, regresión, formación reactiva, aislamiento, anulación, proyección, introyección, vuelta contra sí mismo, transformación en lo contrario y podemos agregar un décimo: la sublimación.
La tarea del psicoanalista consiste en descubrir en qué medida intervienen estos
métodos en los procesos de resistencia del yo y formación de síntomas.
En la práctica, el empleo de la represión como forma aislada de defensa es menos
frecuente que su combinación con otros mecanismos de defensa, pero desde el punto de vista de su eficacia, conserva una posición exclusiva al rendir más que otras técnicas defensivas, pues es capaz de dominar fuertes impulsos instintivos. Hay que tomar en cuenta la desventaja de que demanda un gasto constante de energía. Así mismo es considerado el más peligroso:
La disociación del yo, producida por la sustracción de la conciencia de grandes
partes de la vida instintiva y afectiva, es susceptible de destruir en forma definitiva la integridad personal. En ocasiones pareciera que la represión no completa el proceso de defensa, por lo que otros mecanismos concluyen lo que la represión deja inconcluso.
Una de los objetivos del texto de Anna Freud, es el establecimiento de una
cronología de aparición de los mecanismos de defensa y menciona que la primera aparición de un tipo de mecanismo puede asociarse con cierta tarea de dominación de instintos y así a una fase del desarrollo.
Menciona que puede suceder que el aparato anímico emplee antes de la
disociación del yo y el ello y de la formación del superyó, métodos de defensa distintos de los que pone en práctica una vez alcanzadas estas fases de su organización, lo que significa que la represión exige un yo consciente, por lo que cuando el yo está confundido con el ello, no tiene sentido hablar de represiones.
Ana tenía 9 principales mecanismos de defensa, que son los siguientes:
1. Represión: Mecanismo de defensa que consiste en rechazar fuera de la
conciencia todo aquello que resulta doloroso o inaceptable para el sujeto. El individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo expulsando de su conciencia o no dándose por enterado cognoscitivamente de los deseos, pensamientos o experiencias que le causan malestar. 2. Regresión: Mecanismo de defensa que consiste en regresar a períodos anteriores del desarrollo o a comportamientos antiguos, que eran más satisfactorios.
Consiste en reproducir conductas, sentimientos, etc., típicos de períodos
anteriores del desarrollo de la personalidad. Por ejemplo: repetir conductas infantiles en la edad adulta.
3. Formación reactiva o “creencia en lo opuesto”: Mecanismo de defensa por
el cual el individuo se enfrenta a conflictos emocionales y amenazas de origen interno o externo sustituyendo los comportamientos, los pensamientos o los sentimientos que le resultan inaceptables por otros diametralmente opuestos.
La persona que elabora formaciones reactivas modifica la estructura de su yo
como si el peligro estuviera siempre presente, de este modo origina rasgos caracterológicos que no son completamente efectivos para el sujeto.
4. Aislamiento: Mecanismo de defensa, típico de la neurosis obsesiva. Un
hecho, una idea, una impresión, intolerado por el sujeto, es sacado de su contexto. Durante esa pausa, en esa tierra de nadie, “ya nada tiene derecho a producirse, nada se percibe, ninguna acción se realiza”. Freud compara este mecanismo con el proceso normal de concentración, en que el sujeto se esfuerza en que su pensamiento no se desvíe.
5. Anulación o reparación: Consiste en la realización de un acto determinado
con el fin de anular o reparar el significado de uno anterior.
6. Proyección: Mecanismo de defensa que consiste en atribuir a otros, y en
general al mundo exterior, motivaciones que se rechazan o no se reconocen en uno mismo. Al comparar pensamientos, intenciones, afectos o conflictos internos con los demás, justificamos nuestros propios deseos.
7. Introyección: La Introyección, muchas veces llamada identificación,
comprende la adquisición o atribución de características de otra persona como si fueran de uno, probablemente sea porque resuelve algunas dificultades emocionales en mi propio ser.
8. Vuelta contra sí mismo (agresión contra sí mismo): Agresión contra el
propio self es una forma muy especial de desplazamiento y se establece cuando la persona se vuelve su propio blanco sustitutivo. Usualmente se usa cuando nos referimos a la rabia, irritabilidad y la agresión, más que a impulsos más positivos. Constituye la explicación freudiana para muchos de nuestros sentimientos de inferioridad, culpa y depresión
9. Transformación en lo contrario: La transformación en lo contrario y la vuelta
contra sí mismo probablemente sean independientes del grado estructural psíquico alcanzado, y tan antiguos como los instintos, por lo que constituyen los mecanismos de defensa más primitivos empleados por el yo.