Está en la página 1de 17

EL ESCUDO DE ARM AS

DE LA CIUDAD
DE CARACAS
ARISTIDES RO JAS (t)
ENRIQUE BERNARDO N U Ñ E2 (f)
GUILLERM O MENESES
C R O N IS T A D E L A CIU DA D

F
9 2 9 .6 0 9 8 7 7
R741
e . 3

C UES^EJO M U N IC IP A L D E L D IS T R IT O F E D E R A L
CARACAS 1967
AJKrO C U A T R J C E N T E N A R IO
BIBLIOTECA NAGK? NAP ’

A T -?«//
6 .3

EL ESCUDO DE A R M A S
D E LA C IU D A D

DE C AR A C A S
A R IS T ID E S R O JA S ( f )
E N R IQ U E B E R N A R D O N U 5 JE Z ( f )
G U IL L E R M O M E N E S E S
C R O N IST A DE LA CIUDAD
EL E S C U D O D E C A R A C A S

GUILLERM O M EN ESES
C R O N IST A DE L A CIUDAD

P ara los caraqueños d e hoy, el Escudo


de Caracas es el descrito y autorizado en la R esolución de 12 de agosto
de 1958. A lgu n o s expertos o sim p les curiosos de estas especialidades
discuten un tanto las características aceptadas en la resolución a la cual
nos estam os refiriendo.
E n torno a las figu ras esenciales del E scu d o : el León pardo que
sostiene la ven era con la Cruz d e Santiago, la fra se que señaló la
Concepción de la V irgen M aría y el coronel de cinco puntas, se ha
colocado sign o de cañones y lanzas, a sí com o lam brequines deco­
rativos.
E s evidente que existe en este escudo cierta m odernización de los
sím bolos tradicion ales; pero lo cierto es que están conservados los
signos contenidos en la voluntad d e l R ey F e lip e II ( 4 d e septiem bre
de 1 7 9 1 ) cuando otorgó escudo a la ciudad de Caracas, así com o la
subsiguiente reform a ordenada en los tiem pos de Carlos III, la que
se refiere a la banda que contiene el saludo "A v e M aría Santísim a
sin pecado concebida en el p rim er instante de su ser natural” .
Existen d ib u jo s m odernos d e l Escudo un tanto diferen tes a l de la
R esolución d e 1958. H ay una edición oficial — sin lam brequines—
ordenada p o r el Concejo en oficio d e fecha 2 2 de n oviem bre de 1954.
Y aparecen obras d esiguales p ara recordar las A rm as de la Ciudad.
Sellos de m onedas y fichas, adornos de alguna fuente antigua, cifras
p ara d ar fe de la existencia de Caracas como cabeza de la provincia,
orlas del p ap el sellado.
A lgun as de esas fo rm as d el Escudo las podem os encontrar en d ife ­
rentes docum entos, in sign ias y m edallas. En todos los casos se conser­
va la huella del León, la de la venera con la Cruz a sí com o la de la
corona; en ciertos objetos (p o r ejem plo, l-t m oneda cuyas característi­
cas tom ó p ara s í com o em blem a la C om isión del Cuatricentenario)
el tradicional "coronel de cinco puntas” ha sido cam biado en gruesa
corona. E n otros casos (com o el de la piedra que servia de adorno a
la fu en te que estuvo en la esquina de Solís y ahora en el M useo de
A rte Colonial) el León m ism o aparece como coronado.
E l caso es que todos y cada uno de estos sellos — aún los que
nunca han pasado a la ordenación legal— son como huellas que
Caracas fu e dejando a lo largo de los años, sem ejantes a su firm a,
a la m arca de m isterio de sus gentes.
E n la oportun idad del Cuatricentenario de Caracas, el Concejo
M un icipal del D istrito Federal ha querido reunir algunos de estos
sign os venerables, como recuerdo del paso del tiem po sobre la vida
qu e se apoya en los lom os d el A vila para asegurar esperanza y fe en
el futuro brillante y poderoso.
EL ESCUDO DE ARMAS DE LA A N TIG U A CARACAS
ARISTIDES R O JA S (+ )
F1 ^/NT L A procesión cívica que tuvo
efecto en la m añana del 24 de Ju lio de 1883, día del centésim o a n i­
versario del n atalicio de B olívar, a la cabeza del grem io de sastres de
la ciudad figu rab a un gu ió n de seda blanca, con borlas de oro, que
conducía el señor Pablo V elásquez. En este guión está bellam ente
p in tad o al óleo el an tiguo sello o escudo de arm as de Caracas; y el
g rem io de sastres, al ofren dar a B olívar con tal obra, q u iso sin duda
recordar con esto, que aquel escudo había sido concedido por el m o ­
n arca castellano a Sim ón de Bolívar, fundador en V enezuela de esta
ilustre fam ilia.
N in g u n a ofren da m ás m eritoria, desde el p un to de vista histórico,
q u e aquella que recordaba al prim er B olívar, el cual tanto contribuyó
con sus talentos al desarrollo m aterial y m oral de la sociedad venezo­
lana. Sábese que Bolívar, después de con tribuir en unión del go b er­
n ador O sorio en 1587 a la fundación del actual p u erto de L a G u aira,
fu e enviado p o r la colonia venezolana con el carácter de procurador
cerca del m onarca español, y que pudo conseguir de éste varias reales
cédulas que fueron de m ucho provecho al com ercio y engrandecim iento
de Caracas.
Entre los gran d es beneficios conseguidos p or Bolívar, fue uno de
los prin cipales el que a La G u aira llegaran de España dos navios an ua­
les de m enos porte, con flota o sin ella, para aprovecham iento de los
vecinos; y adem ás, un n avio de registro anual, p o r cuenta particular
de los habitantes de la capital. A sí, la costa de Caracas, al crear su
puerto, com enzaba directam ente su com ercio con el de la m adre patria,
prescindiendo del de Borburata.
M uchas fueron las reales cédulas traídas a C aracas por el Procurador
B olívar, figu ran d o com o principales, adem ás de las m encionadas, las
sigu ien tes: p o r la de 4 de Setiem bre de 1591, Felipe II concede a
Caracas un sello d e arm as; p o r la de 22 de Ju n io de 1590, la creación
de un Sem inario, y por la de 14 de Setiem bre del m ism o año, un
preceptorado de gram ática castellana. E stas prim eras concesiones del
M onarca de E spañ a en p ro de Caracas, pueblo pobre y reducido que
apen as contaba veinte años de haber sido fundado, y sobre todo, las
q u e se conexionaban con el adelanto intelectual de los pobladores,
com o la creación de su Sem inario, y en defecto de éste, de un precepto­
rado de gram ática castellana, están de acuerdo con las concesiones que
desde un p rin cip io hiciera la corte de E spañ a a las diversas capitales
de A m érica.
El sello de arm as concedido p or Felipe II a la ciudad de Caracas
consiste en un león pardo rapante, en cam po de plata, que tiene entre
sus brazos una venera d e oro con la cruz de Santiago, y p o r tim bre
un a corona con cinco p un tas de oro; todo exornado con trofeos de
guerra ( * ) . D esd e esta época, C aracas llam óse m uy noble y muy
leal ciudad, tuvo el tratam iento de Señ oría y se le concedió el goce de
los p riv ilegios y preem inencias de grande, com o cabeza y m etrópoli
de la Provincia de V enezuela, según lo confirm an todas las ordenanzas
m un icipales de la época colonial ( * * ) . El origen de la venera en el
escudo de arm as de los pueblos q u e llevaron el nom bre de Santiago,
no es sino u n recuerdo de la batalla de C lavijo en 80 8 , donde por la
prim era vez, según la tradición, se presen tó el ap óstol a los españoles
en m edio de sus batallas. A l visitar el cam po despu és de la victoria,
vióse q u e por todas partes, estaba lleno d e veneras fó siles: de aquí
esta concha en la Orden d e San tiago, instituida desde aquellos tiem pos.
L a ciudad de San tiago de los C aballeros, en la Española, tuvo p o r sello
de arm as un escudo colorado con veneras blancas; sobre el escudo
había una orla blanca y en ésta siete veneras coloradas. San tiago de
C hile tuvo su escudo en cam po blanco; en m edio de él se veía un
león rapan te con una espada en la m ano, teniendo p o r orla ocho veneras
de oro. A sí figu rab a casi siem pre la venera en los pueblos que llevan
el nom bre del apóstol San tiago ; m as, en el escudo de arm as de la.
ciudad de San tiago de León de Caracas, debía figu rar tam bién la cruz
ro ja de la Orden, que da al con jun to m ucho realce. Este bello escudo
de arm as púsose en los pendones, estandartes, banderas, escudos y
sellos; en las casas, reposterías y principales sitios y lugares de Caracas,
a sí com o tam bién en las im presion es oficiales y docum entos m u n ici­
pales. Pero hoy sólo existe, que sepam os, com o un recuerdo que nos
ha dejado el tiem po, sobre la an tigu a fuente pública de la calle O este 2.
En la historia de la n um ism ática am ericana fig u ra este sello en
m onedas de cobre de 1817 y 1818, y en una m edalla de plata de 1812.
L as p rim eras m onedas de V s y 1/< acuñadas en C aracas en la fecha
indicada, llevan p or una de sus caras el sello de arm as de que hem os
hablado. La m edalla de p lata es la conm em orativa de la ju ra de la

( * ) M ás tarde, p o r R eal C é d u la de C arlo s III, de 13 de m a rz o d e 1 7 6 6 , este


M o n arca concede al escu do de arm as de C aracas, lle v a r una o r la con la
sigu ien te in scrip ció n : A.ve María Santísima, sin pecado concebida en el
primer instante de su sér natural.

( * * ) A n tigu am en te se m arcab a con el sello de arm as de C aracas, cu an d o se


p o n ía en venta; o p eració n que e ra v ig ila d a p o r el e m p lead o del C ab ild o
co n o cid o con el nom bre de Fiel Ejecutor.
hm # / ¿uretra dm N * * t t r * Se&ow* 4w C+f*r+%, 1766
En un centavo de ÎS 1 7
loUfit» froìéiitrr»
constitución en 2 4 de Setiem bre de 1812, fundida en C aracas por
orden del G en eral D o m in go de M onteverde. E s una pieza del tam año
y espesor de una m oneda de dos francos, que lleva por el anverso el
bu sto de Fernando V II, con el lem a: Fernando VII, Rey de las Españas,
y por el anverso, el sello de arm as de C aracas y el lem a: D . D o m in go
M onteverde le proclam ó en Caracas en Setiem bre 2 4 de 1812. M ás
antes, en el sig lo p asado, fig u ra este sello en las m edallas conm em ora­
tivas de la ju ra de C arlos IV , m andadas a fu ndir por el A lférez real
D . Felician o Palacios, en 1789.
¿C óm o es p osib le, nos hem os preguntado m uchas veces, q u e una
ciudad abandone el m ás bello recuerdo de sus prim itivo s días, el sello
de arm as que brilló sobre su cuna y la acom pañó en los años de su
adolescencia, en todos sus reveses y triunfos, cuando sus p rim ogénitos
tanto hicieron p ara fundarla y conservarla? Este sello debería g u ar­
darse con veneración, n o sólo porque fue tim bre de la prim itiva ciudad,
sino tam bién por haberlo conseguido el prim er B olívar, quien, en
unión de O sorio V illegas, contribuyó al progreso y desarrollo de C a ­
racas. E n los dos extrem os de nuestra cadena histórica, al lado del
sello d e C olom bia y después del de V enezuela, debe figu rar el sello
de la prim itiva Caracas, porque son inseparables el B o lív ar de la In ­
dependencia y el B olívar de la Colonia. E l sello de arm as es tim bre
de la fam ilia caraqueña, porque sintetiza la h istoria de su desarrollo,
de sus conquistas, d e sus aspiraciones, durante el espacio de tres siglos.
C uando se visita cada una de las capitales de la Edad M edia, se re­
m onta el pensam iento a la noche de los tiem pos, al ver cóm o cada
una conserva con figu ras esculpidas, que hacen desfilar por los cam pos
de la m em oria todas las generaciones que se han hundido en el sepu l­
cro. El sello de arm as de Caracas, concedido a esta capital por Felipe
II, nos recordará siem pre a los prim eros m oradores que plantaron
el trigo en el valle del G uaire, los prim eros tem plos, los prim eros
triun fos en el orden p olítico y al prim er Bolívar, que tanto contribuyó
con sus luces a la fundación de la colonia y al engrandecim iento de
aquella república com puesta de hom bres trabajadores y probos.
EL ESCUDO DE ARMAS DE LA C IU D A D DE CARACAS
EN R IQ U E BERNARDO N U Ñ E Z (f)
1
p
O R R E A L C E D U L A despachada en
San Lorenzo d el Escorial, a 4 de setiem bre de 1591, y a petición del
procurador gen eral Sim ón B o lív ar, Felip e II concedió p o r arm as a la
ciudad de C aracas "en cam po de plata de un León de color pardo,
puesto en p ie, teniendo entre los brazos una venera de oro con la Cruz
ro ja de San tiago, y p or tim bre un coronel d e cinco puntas de o ro ” .
E sta real cédula ha desaparecido. Por lo m enos no existe en el archivo
del A yuntam iento. Q uizás p u ed a hallarse en el A rchivo de Indias, de
Sevilla, o en Sam o D o m in go . O sin ir m ás lejos, en el enorm e m a ­
terial no clasificado que se halla en el A rchivo N acion al. O entre los
papeles sepultados en el olvido de algún afortunado anticuario. Se sabe
de ella p or la cita que hace Jo sé de O viedo y B añ os en el C apítulo
VIII, Libro V de su H istoria de la C on quista y Población de la P rovin ­
cia de V enezuela. M adrid, 1723.
L a m ism a descripción se hace en el m em orial fecha 21 de m arzo de
1763, d irigid o p or el A yuntam iento al R ey en el Suprem o Consejo
de Indias. A llí se p id e, entre otras cosas, que el nom bre de N u estra
Señora ennoblezca el escudo de la C iud ad con estas palabras: A V E
M A R IA S A N T IS IM A D E L A L U Z S I N P E C A D O C O N C E B ID A
"U n león de color pardo puesto en p ie, teniendo entre los brazos una
venera de oro con la Cruz de San tiago y p o r tim bre un coronel de
cinco pun tas de o r o .
E l rey C arlos III lo acuerda por real cédula en San Lorenzo, a 6 de
noviem bre d e 1763, recibida en Caracas el 22 de enero de 1764. En
esta se declara que la orla d el escudo debe ser “en los térm inos que
se previen en p o r la ley 4 4 , título 22, libro I de la R ecopilación de
estos R eynos, y no en el m odo que proponéis y re ferís. . Suscitóse
entonces u n a d iscusión acerca de cuáles serían los térm inos de dicha
orla. Sostenía el A yuntam iento que m uy bien p od ría ser A V E M A R IA
S A N T IS IM A D E L A L U Z S IN P E C A D O O R IG IN A L E N E L P R I­
M E R I N S T A N T E D E SU S E R N A T U R A L . ( * ) El G obernador Jo sé
Solano, p o r auto de 5 julio de 1765, dispon e que se consulte de nuevo
al R ey. L a ciudad lo hace en un largo inform e, fecha 11 de ju lio de
1766, el R ey dispon e que la orla del escudo sea en los precisos térm i­
nos d e A V E M A R IA S A N T IS IM A S IN P E C A D O C O N C E B ID A , E N
E L P R IM E R I N S T A N T E D E S U S E R N A T U R A L . Esta real cédula

( * ) V .) " L o s Pendon es de San tiag o de León de C a ra c a s” , p o r E .B .N .. R e v ís­


ta N a c io n a l de C ultu ra, N p 55, y "C ró n ica de C a ra c a s” , N 9 4-5.
recibióse en cabildo de 12 de ju lio de 1766. D isp o n ía adem ás q u e no
se pusiese dicha orla en el real pen d ón "y sólo” se pueda pon er en las
A rm as de los Estandartes q u e construya o ten ga esta ciudad Y los
señores del C abildo, despu és d e b esar y poner sobre su cabeza dicha
real cédula d ijeron que la ob ed ecían y dieron gracias a S. M . p or las
m ercedes con q u e se d ign ab a h on rar a esta ciudad. N o obstante, el 10
de abril de 1 7 6 7 vuelve a suplicar a l m onarca con las m ás p rolijas
razones, les concede añ adir en d ich a orla "el título tan glo rio so de
M A R IA S A N T IS IM A D E L A L U Z ” . Pero esta instancia n o tuvo re ­
sultado y la orla quedó defin itivam ente tal com o se halla expresada.
En ninguno de estos docum en tos se hace m en ción del color verde
donde el león aparece asentado, tal com o se ve en casi todos los escudos
de la ciudad, d ib u jad o s en épocas anteriores. Este color verde fu e p ro ­
bablem ente im aginado y añ adido p o r algún d ib u jan te d e tiem pos m o ­
dernos y a sí se estam pó sin exam en aún en los grab ados d el escudo
que exornan las m ism as publicaciones oficiales. A ristid es R o ja s dedicó
uno d e sus estudios al escudo de arm as de la ciudad. (O b ra s E scogidas,
p. 722. París, 19 0 7 .) A llí lo describe en los m ism os térm in os ya
transcritos, añadiendo: "tod o exorn ado con trofeos de gu erra” . R o ja s
se lam enta de que C aracas hubiese "ab andon ado el m ás bello recuerdo
de sus prim itivos d ías”. E n la procesión cívica del 2 4 de ju lio de 1883
— refiere— , el grem io d e sastres llevaba un guión de seda blan co con
borla d e oro. E n este gu ió n , llevado p o r el señor P ablo V elásqu ez, se
veían p in tad as al óleo las arm as de C aracas. S e recordaba a sí e l prim er
Sim ón B olívar, a qu ien F elip e II no hizo sino con firm ar las m ism as
adoptadas p o r los fundadores. D e sd e sus p rim itivo s d ías la ciudad
había elegido el león com o b lasón suyo. El añ o 1579, los regidores
dispon en "q u e los padrones con q u e se ha de m ed ir el vin o lleven el
sello del león de esta ciudad” . Y diez añ os después, en setiem bre de
1589, disp on en que el fiel ejecutor tenga en su poder "u n sello en el
cual estén esculpidas las arm as de esta ciudad, para sellar to das las c o ­
sas que se hubieren de vender” ( * ) .

( * ) V. " L a ciu d ad de los T e c h o s R o jo s " . - El León de C a ra c a s” , p o r E .B .N .


Caracas, 25 de julio de 1947
P U B L IC A C I O N DE L A D IR E C C IO N D E R E L A C IO N E S P U B L IC A S
D E L C O N C E J O M U N I C I P A L D E L D IS T R IT O F E D E R A L
D IS E Ñ O D E N E D O M . F.

IM P R E S O E N C A R A C A S , P O R C R O M O T IP
CARACAS 1 9 6 7
LA E D IC IO N C O N S T A D E 3 - 0 0 0 E J E M P L A R E S

También podría gustarte