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REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA.

MINISTERIO DE EDUCACION SUPERIOR

UNIVERSIDAD DE LOS ANDES.

FACULTAD DE HUMANIDADES Y EDUCACION.

ANIMADORAS PEDAGOGICAS:

ODALYS MADARIAGA.

MARIOLY GUTIERREZ.
El guardián de la selva.

Había una vez en una selva muy muy lejana con árboles grandes y frondosos, ríos
cristalinos y de guas muy frías, con una gran cantidad de especies y un grupo de
animales que habitaban juntos en armonía, estaban los monos, la serpiente, pájaros
Con plumajes de diferentes colores, conejos, tigres con hermosos colmillos, entre
muchos más.
Cada animal se desenvolvía en su grupo, jugando y cantando con los miembros de
su especie, cada día realizaban actividades distintas donde se divertían juntos,
cuidándose entre todos. Sin embargo existía un animal que no corría con tanta
suerte y se la pasaba aislado de todos los animales, se sentía excluido y triste ya
que no encajaba en ninguno de los grupos debido a que tenía características de
todos los grupos, por ello le decían BICHO RARO.

Bicho Raro estaba acostado sobre una piedra en la selva, luego vio de lejos en los
arboles a los monos que jugaban trepando y saltando y pensó yo tengo muchas
similitudes con ellos, voy a presentarme, me verán y me aceptaran.
Cuando llego a el lugar donde se encontraban los monos les dijo: Hola amigos
vengo a unirme a su grupo, ¡vamos a jugar y trepar juntos! hubo un silencio entre
ellos y lo miraban con desprecio luego casi al mismo tiempo dijeron uh, ah, uh, ah
que te pasa jajajajaja tú no eres de nosotros jajajaja mírate esas orejas tan largas
que horror jajajaja vete de aquí y ni se te ocurra regresar uh, ah, uh, ah.
Bicho raro muy triste se alejó con la cabeza agachada, pensaba que jamás podría
sentirse aceptado por ningún grupo de animales y no entendía la razón s él lo único
que quería era ser aceptado y feliz. Cuando escucho un cantico hermoso y miro al
cielo cuando vio unos pájaros que volaban en grupo y cantaban juntos entonces
pensó, yo tengo alas igual que ellos voy a esperar que bajen y les hablare. Cuando
los pájaros tocaron el suelo sin dudar bicho raro se acercó y les dijo: Hola amigos
vengo a unirme para que juntos cantemos la mejor melodía que jamás se ha
escuchado antes y volemos por los hermosos cielos juntos, no había terminado de
hablar cuando lo interrumpió uno de los pájaros diciendo: ¿te has vuelto loco,
jajajaja tu eres demasiado extraño para ser de nuestro grupo, acaso ves que
tenemos esa horrible cola? Jajajaja nooooo tú con esa enorme cola no podrás volar
no seas iluso jajajaja.
Bicho raro se sintió más triste aun ya que había sido rechazado por dos grupos de
animales, así tan triste iba sin ánimos de nada y se acercó a orillas del rio para llorar.
De repente vio que se acercaban los tigres y bicho raro exclamo: ¡Este es mi grupo
de animales, aquí pertenezco!!! Sin pensar ni un instante se acercó a la manada de
tigres y les dijo con firmeza: Hola compañeros he llegado a mi lugar, y los tigres
enfadados le dijeron: ¿Qué has dicho? ¿A tu lugar? Jajajajaja tú no eres uno de
nosotros que te pasa, no tienes la agilidad y destreza que nos caracteriza, además
mira tus alas tan horribles jajajajaja eres muy gracioso, jajajaja no te equivoques
jajajaja y ahora laaaaaargo de aquí largo!!!
Así paseo Bicho Raro por toda la selva y se acercaba a cada uno de los grupos de
animales, los conejos lo rechazaron por ser tan grande, las serpientes por tener
patas, y así paso el tiempo y bicho raro no encontró ningún lugar en el cual lo
aceptaran.
Una tarde estaban todos los animales reunidos en la selva, ya que estaban en una
asamblea para decidir cuáles serían los jefes, todos estaban presentes y tenían
argumentos válidos para ser elegidos, todos intentaban hablar al mismo tiempo, y
empezaron a discutir unos con otros, la selva fue testigo de la peor pelea de los
animales, nadie se ponía de acuerdo, no dejaban de discutir, cuando de repente
empezó a caer una lluvia muy muy fuerte, hubo relámpagos y cayo un rayo en un
árbol lo cual hizo que se incendiara el mismo, empezó un incendio tan fuerte que
rápidamente estaba arrasando con gran parte de la selva.
Al llegar donde estaban los animales, sintió un gran dolor y mucha tristeza pues veía
como ellos se estaban agrediendo y lo que estaba sucediendo. Bicho raro se acercó
para tratar de tranquilizarlos, pero lo ignoraron, les hablo, pero no lo escucharon,
trato y trato de calmarlos, pero no lo logro.
Se quedó mirándolos fijamente lleno de dolor, de repente en el bosque resonaba un
pequeño canto, una encantadora melodía, que al principio fue difícil escuchar, pero
al pasar los segundos se oía más y más. En seguida los animalitos se fueron
preguntando uno a uno. ¿Qué se escucha?, ¡Es un canto!, ¿De dónde proviene esa
melodía?, ¿Quién será? Fue entonces, cuando alzaron su mirada hacia el cielo,
observando una sombra que sobrevolaba. Se dieron cuenta de esta manera que
aquel animalito del que ellos se burlaron, ignoraron y rechazaron era quien poseía
tan hermoso canto, una melodía tan sublime que incluso algunos de ellos rompieron
en llanto.
Aquel Bicho Raro al darse cuenta que se habían calmado, tomo la palabra diciendo:
todos en este bosque somos importantes, todos tenemos nuestro lugar y espacio.
No es necesario discutir por el poder, porque se puede vivir con respeto, solidaridad,
compañerismo y sobre todo con amor. Les hablo del trabajo en equipo y los animo
a que juntos podrían apagar el fuego ya que a todos por igual necesitaban de la
selva para vivir y ser felices. Terminando de decir estas palabras, de él, comenzó a
irradiar un resplandor más brillante que el del sol, convirtiéndose de pronto en miles
de hojas que cayeron sobre aquel hermoso poblado. Terminando con la tempestad,
el mal tiempo y la disputa que estaba gobernando en la selva pues había vuelto a
ella, la tranquilidad, la paz y la armonía que anteriormente reinaba allí.
Entonces los animalitos del bosque comprendieron y supieron cuál era el lugar y a
donde pertenecía aquel bicho raro. No era de uno, ni de otros, sino de todos.
Llamándolo desde ese momento el guardián de la selva, así paso mucho tiempo.
Fueron felices aprendiendo cada día a valorar y respetar el lugar de cada uno,
recordando la gran lección que aquel bicho raro les dio.

Y colorin colorado, este cuento se ha acabado.

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