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Índice i
1 Introducción 1
1.1 Sólidos, lı́quidos y gases . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1
1.2 Hipótesis de medio continuo: partı́cula fluida . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
1.3 Densidad, velocidad y energı́a interna . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
1.4 Equilibrio termodinámico local . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 6
1.5 Variables y relaciones termodinámicas de interés . . . . . . . . . . . . . . . . 7
2 Fluidostatica 9
2.1 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.2 Fuerzas de volumen y fuerzas de superficie . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 9
2.3 Concepto de presión . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.3.1 Presión en un punto: Principio de Pascal . . . . . . . . . . . . . . . . . 10
2.3.2 Resultante de las fuerzas de presión sobre una partı́cula fluida . . . . . 11
2.4 Resultante de las fuerzas másicas sobre una partı́cula fluida . . . . . . . . . . . 13
2.4.1 Sistemas de referencia inerciales . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 13
2.4.2 Sistemas de referencia no inerciales: Fuerzas de inercia . . . . . . . . . 13
2.5 Equilibrio de una partı́cula fluida en reposo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.5.1 Ecuación general de la fluidostática . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 14
2.5.2 Isobaras . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15
2.6 Fluidostática de lı́quidos: Aplicaciones a la medida de presión . . . . . . . . . 19
2.6.1 El barómetro de mercurio . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 19
2.6.2 El manómetro en U abierto . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 20
2.6.3 El manómetro diferencial . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 21
2.6.4 Presión absoluta, manométrica y de vacı́o . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.7 Fluidostática de gases: atmósfera estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 23
2.7.1 Atmósfera isoterma . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2.7.2 Atmósfera estándar . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 24
2.8 Fuerzas y momentos sobre superficies sumergidas . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.8.1 Fuerzas sobre superficies planas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 26
2.8.2 Fuerzas sobre superficies curvas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 30
2.9 Fuerzas sobre cuerpos sumergidos y en flotación: El Principio de Arquı́medes . 31
2.10 Estabilidad de flotación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 35
i
ÍNDICE ii
3 Cinemática 37
3.1 Introducción . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3.1.1 Descripciones Euleriana y Lagrangiana . . . . . . . . . . . . . . . . . 37
3.2 Movimiento uniforme y estacionario; puntos de remanso . . . . . . . . . . . . 37
3.3 Trayectorias y sendas . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
3.4 Lı́neas, superficies y volúmenes fluidos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 38
3.5 Lı́neas, superficies y tubos de corriente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
3.6 Lı́neas de traza . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 39
Referencias 64
Capı́tulo 1
Introducción
en cuenta que la fuerza que se ejerce entre dos moléculas es función de la distancia entre sus
centros, d, de acuerdo a la ley esquematizada en el gráfico de la figura 1.1. Cuando dicha distan-
F d
REPULSION
do d
ATRACCION
Figura 1.1: Representación esquemática de la fuerza que se ejerce entre dos moléculas como
función de la distancia entre sus centros.
cia se hace muy pequeña, las moléculas tienden a repelerse, mientras que para valores grandes
de d aparece una fuerza de atracción que disminuye con la distancia. Existe un valor crı́tico de
la distancia d = do para el que la fuerza cambia de signo. Esta distancia, que corresponde a
una posición de equilibrio estable para el sistema de dos moléculas considerado, suele tener un
valor en torno a 3 × 10−10 m.
Conocidos los valores medios de la densidad de una sustancia, ρ, y de su masa molecular,
W , es fácil calcular la distancia media, d, entre los centros de las moléculas
1/3
W/NA peso 1 molécula W
ρ= ≡ ⇒ d= (1.2)
d3 volumen ocupado por 1 molécula ρNA
donde NA = 6,023 × 1023 moléculas/mol es el número de Avogadro. El cálculo revela que para
el caso de gases a presión y temperatura ambiente d ≃ 10do (por ejemplo, para el aire se tiene
ρ ≃ 1,2 kg/m3 , W ≃ 29 · 10−3 kg/mol, por lo que obtenemos d ≃ 3,4 × 10−9 m), mientras las
moléculas de sólidos y lı́quidos están mucho más proximas, a distancias d ≃ do (por ejemplo,
para el agua o el hielo se tiene ρ ≃ 103 kg/m3, W ≃ 18 · 10−3 kg/mol, por lo que obtenemos
d ≃ 3,1 × 10−10 m). Las moléculas de los gases, por tanto, experimentan fuerzas de atracción
muy débiles en su movimiento, de forma que en primera aproximación podemos suponer que se
mueven libremente, interaccionando únicamente a través de las colisiones que sufren entre ellas.
Esta estructura explica la alta compresibilidad de los gases (sus moléculas pueden acercarse
más, aumentando la densidad del medio, con relativa facilidad), ası́ como su capacidad para
deformarse y su tendencia a ocupar todo el espacio disponible. En el caso de sólidos y lı́quidos,
por el contrario, las fuerzas entre las moléculas son muy importantes. La fuerza de repulsión
evita que las moléculas puedan estar más proximas de lo que están, lo cual explica la baja
compresibilidad de lı́quidos y sólidos. Su distinta capacidad de deformación se debe a que, a
pesar de su proximidad, las moléculas de los lı́quidos se desplazan unas respecto a otras con
relativa facilidad, mientras que la posición relativa de las moléculas de los sólidos permanece
fija. Cabe mencionar que, a veces, no resulta fácil categorizar a una sustancia como sólido
o lı́quido. Por ejemplo, si dejamos reposar pintura durante un tiempo suficientemente largo
acabará comportandose como un sólido elástico, caracterı́stica que perderá cuando la agitamos
2
1.2. HIPÓTESIS DE MEDIO CONTINUO: PARTÍCULA FLUIDA
violentamente. En todo caso, la inmensa mayorı́a de los fluidos que aparecen en los problemas
ingenieriles, tales como agua o aire, responden perfectamente a la caracterización como gases
o lı́quidos expuesta en los párrafos anteriores.
3
1.2. HIPÓTESIS DE MEDIO CONTINUO: PARTÍCULA FLUIDA
centrada en una posición x̄, y su tamaño deberı́a ser más pequeño que la longitud macroscópi-
ca caracterı́stica de nuestro campo fluido, de manera que el conocimiento de las propiedades
de cada partı́cula fluida en un cierto instante fuera suficiente para una descripción precisa del
campo fluido (velocidad, densidad, etc) en función de la posición, x̄, y del tiempo, t. El suponer
que podemos describir las variables fluidas como función continua de x̄ y de t es lo que se
denomina hipótesis del medio continuo, que es utilizada también en el estudio de la elasticidad
y resistencia de materiales.
Como ejemplo ilustrativo, nos concentramos inicialmente en el concepto de densidad de un
gas. Siguiendo la definición que nos es familiar de cursos anteriores, parece razonable calcular
la densidad
P P fluida de volumen δV centrada en una posición x̄ de acuerdo a
de una partı́cula
ρ = mi /δV , donde mi es la masa de todas las moléculas situadas en el interior de la
partı́cula fluida considerada. Para que la descripción que proponemos tenga sentido, el valor de
ρ debe ser independiente de δV , de manera que en un instante determinado t podamos asignar a
la posición x̄ un valor unı́voco
P de ρ(x̄, t). El rango de δV en que esto es posible se hace patente
al representar el valor de mi /δV como función del tamaño de la partı́cula fluida (δV )1/3 , tal
y como se ve en la figura 1.2.
δV2
ρ
δV1
Cuando el tamaño de la partı́cula fluida es muy pequeño (mucho menor que la distancia me-
dia entre moléculas d), es muy probable que ésta no contenga en su interior ninguna molécula,
con lo que, de acuerdo a la definición dada más arriba, la densidad resulta ser nula. Al aumen-
tar su tamaño, este alcanzará un valor crı́tico (δV1 )1/3 para el cual encontrarı́amos por primera
vez una molécula en el interior de la partı́cula fluida, con lo que la densidad tomarı́a un valor
finito. Para tamaños mayores, la densidad se verı́a de nuevo reducida hasta que el volumen con-
siderado alcanzara un valor δV2 para el que existirı́a una segunda molécula en el interior de la
partı́cula fluida, dando lugar a un nuevo salto en el valor de la densidad. Estas discontinuidades,
que están intimamente relacionadas con el caracter discreto de los fluidos comentado anterior-
mente, se harı́an progresivamente más pequeñas al ir aumentando δV , haciéndose inapreciables
cuando el tamaño de la partı́cula fluida (δV )1/3 considerada sea mucho mayor que la distan-
cia media entre moléculas d. En otras palabras,
P cuando la partı́cula fluida contiene un número
3
de moléculas δV /d ≫ 1 el cociente mi /δV se hace independiente de δV . Esta indepen-
dencia se mantiene siempre y cuando (δV )1/3 sea mucho menor que el tamaño macroscópico
caracterı́stico del campo fluido, L. Cuando (δV )1/3 se hace comparable a L la partı́cula fluida
comienza a “engullir” parcelas de fluido con propiedades distintas, con lo que la densidad co-
4
1.3. DENSIDAD, VELOCIDAD Y ENERGÍA INTERNA
mienza a variar. Por ejemplo, para estudiar el campo de densidad en las inmediaciones de un
radiador, el utilizar una partı́cula fluida con un tamaño comparable al mismo radiador llevarı́a
consigo el tener en el interior de dicha partı́cula porciones de fluido con temperatura (y por tanto
densidad) diferente.
La figura 1.2 revela por lo tanto que para ser capaces de definir unı́vocamente las variables
fluidomecánicas en un punto a través del concepto de partı́cula fluida es necesario que el tamaño
macroscópico caracterı́stico del campo fluido que estudiemos sea mucho mayor que la distancia
media entre sus moléculas, esto es
d
≪ 1. (1.3)
L
Recordando que d ≃ 3,4 × 10−9 m para el aire en condiciones normales, es fácil adivinar que
la condición (1.3) se cumple para la inmensa mayorı́a de los movimientos fluidos de interés
ingenieril, para los que la descripción del campo fluido como un medio continuo resulta ade-
cuada. Entre los pocos ejemplos excepcionales que no cumplen la condición anterior, podemos
mencionar el campo fluido que encontramos en los alrededores de los vehı́culos espaciales en
las altas capas de la atmósfera, donde el gas está tan enrarecido, que la distancia media entre
moléculas deja de ser pequeña en comparación con el tamaño del vehı́culo.
donde al tomar el lı́mite se entiende que (δV )1/3 ≫ d, de forma que evitamos el caracter discreto
del fluido asociado a su estructura microscópica. De manera análoga, definimos la velocidad
del fluido como el valor medio de la velocidad de todas las moléculas que se encuentran en δV
(velocidad del centro de gravedad de la partı́cula fluida):
P
mi v̄i
v̄ = lı́m P . (1.5)
δV →0 mi
P P
La energı́a por unidad de masa que existe en el interior de δV viene dada por Ei / mi ,
donde Ei = mi |v̄i |2 /2+Evi +Eri +· · · representa la energı́a de cada molécula (energı́a cinética
de traslación mi |v̄i |2 /2, energı́a de vibración, Evi , rotación, Eri , etc). Es costumbre separar de
la energı́a por unidad de masa la contribución debida al movimiento medio de traslación de las
moleculas, de forma que podemos escribir (se deja como ejercicio el demostrarlo)
P
Ei
lı́m P = e + |v̄|2 /2, (1.6)
δV →0 mi
donde P
mi |v̄i − v̄|2 /2 + Evi + Eri + · · ·
e = lı́m P (1.7)
δV →0 mi
es la llamada energı́a interna, que incluye en particular la energı́a cinética asociada al movimi-
ento de agitación de las moléculas respecto al movimiento medio. Tal y como veremos, para
lı́quidos y gases existe una estrecha relación entre la temperatura y la energı́a interna.
5
1.4. EQUILIBRIO TERMODINÁMICO LOCAL
6
1.5. VARIABLES Y RELACIONES TERMODINÁMICAS DE INTERÉS
De manera análoga, se define entalpı́a a partir de los conceptos anteriores como h = e + p/ρ.
En lugar de continuar resumiendo conceptos generales de termodinámica, pasamos ahora a
describir algunas de las ecuaciones de estado que nos serán de más utilidad en el análisis de los
problemas fluidotérmicos, particularizando nuestro tratamiento a dos estados fluidos idealizados
que cubren la inmensa mayorı́a de las aplicaciones de interés, esto es, lı́quidos perfectos y gases
perfectos.
Lı́quidos perfectos
Un lı́quido perfecto cumple que su densidad y su calor especı́fico, c, son constantes, de
manera que podemos escribir
ρ = ρo (1.12)
y
e = cT + eo , (1.13)
donde eo es la energı́a interna correspondiente al cero absoluto de temperatura. A partir de la
definición de entalpı́a obtenemos
h = cT + eo + p/ρo , (1.14)
s = c ln(T ) + so . (1.15)
p/ρ = Rg T, (1.16)
7
1.5. VARIABLES Y RELACIONES TERMODINÁMICAS DE INTERÉS
e = cv T + eo , (1.17)
h = cp T + eo , (1.18)
s = cv ln(p/ργ ) + so , (1.19)
8
Capı́tulo 2
Fluidostatica
2.1 Introducción
En este tema abordamos el estudio de fluidos que están en equilibrio mecánico en un cierto
sistema de referencia, dejando a un lado el efecto de la tensión superficial. Tras presentar la
ecuación general de la fluidostática, se estudia la distribución de presiones en fluidos en reposo,
y en movimiento como sólido rı́gido, en presencia de la gravedad, y se determina la distribución
de presiones en la atmósfera estándar como un problema clásico de fluidostática de gases. En
el caso particular del equilibrio de lı́quidos se estudian las fuerzas sobre superficies sumergidas
planas y curvas. Como resultado relevante se deriva el principio de Arquı́medes, que permite
calcular fácilmente las fuerzas y momentos que ejerce un lı́quido sobre un cuerpo sumergido.
dA n̄
6 f¯n (n̄, x̄, t)dA
*9
x̄
Figura 2.1: Fuerza superficial que se ejerce a través de un elemento de superficie de área dA y orien-
tación n̄. Por convenio, f¯n representa el esfuerzo que ejerce el fluido situado en el lado hacia donde
está dirigido n̄ sobre el fluido situado en el lado contrario.
pn
z
6
∆y
θ
px ∆s
θ
∆z
dW
-
∆x x
pz
En consecuencia, del hecho de que un fluido en reposo no puede soportar esfuerzos tangenciales
se deduce que en un fluido en reposo:
• No hay variación de presión en la dirección horizontal
• La variación de presión en la dirección vertical depende de la densidad, la gravedad y la
diferencia de alturas.
Imaginemos ahora que reducimos el tamaño del elemento manteniendo su forma (es decir,
sin modificar el ángulo θ) hasta convertirlo en un punto tomando el lı́mite ∆z → 0. En ese caso
las ecuaciones (2.5) adoptan la forma simplificada:
px = pz = pn ≡ p, (2.6)
p = p(x, y, z) (2.7)
que varı́a espacialmente de forma arbitraria. Podemos calcular la fuerza resultante que ejerce es-
ta distribución de presión sobre las superficies que encierran el elemento fluido. Ası́, la presión
11
2.3. CONCEPTO DE PRESIÓN
z ∆y
6
y
p(x, t) p(x + ∆x, t)
∆z
-
∆x x
Figura 2.3: Fuerza resultante según x sobre un elemento fluido debida a las variaciones espaciales de
presión.
que actúa sobre la cara izquierda del elemento fluido ejerce una fuerza p(x, y, z)∆y∆z en direc-
ción x mientras que la que actúa sobre la cara derecha ejerce una fuerza p(x + ∆x, y, z)∆y∆z
en dirección −x. En las direcciones y y z ocurre exactamente lo mismo. Utilizando entonces el
desarrollo en serie de Taylor para escribir
∂p
p(x + ∆x, y, z) = p(x, y, z) + ∆x (2.8)
∂x
se obtienen las tres componentes de la resultante de las fuerzas de presión
∂p ∂p
Fp,x = p ∆y∆z − p + ∆x ∆y∆z = − ∆x∆y∆z (2.9)
∂x ∂x
∂p ∂p
Fp,y = p ∆x∆z − p + ∆y ∆x∆z = − ∆x∆y∆z (2.10)
∂y ∂y
∂p ∂p
Fp,z = p∆x∆y − p + ∆z ∆x∆y = − ∆x∆y∆z (2.11)
∂z ∂z
es decir
F̄p = Fp,x ī + Fp,y j̄ + Fp,z k̄ = −∇p ∆x∆y∆z (2.12)
donde
∂p ∂p ∂p
∇p = ī + j̄ + k̄ (2.13)
∂x ∂y ∂z
representa el vector gradiente de presión.
Sin más que dividir ahora por el volumen del elemento fluido, ∆x∆y∆z, se obtiene la
resultante de las fuerzas de presión por unidad de volumen
que viene dada por el gradiente de presión cambiado de signo. Como puede observarse, no es la
presión sino las variaciones espaciales de presión las que originan una fuerza sobre el elemento
fluido. Esto permite concluir que en ausencia de variaciones espaciales de presión la fuerza neta
será nula.
Para que el fluido esté en reposo, la resultante de las fuerzas de presión sobre cada ele-
mento fluido debe estar en equilibrio con la resultante de las fuerzas másicas, que discutimos a
continuación.
12
2.4. RESULTANTE DE LAS FUERZAS MÁSICAS SOBRE UNA PARTÍCULA FLUIDA
donde ahora ρf¯m es la magnitud de la fuerza por unidad de volumen, y f¯m representa por tanto
la fuerza másica por unidad de masa (con dimensiones de aceleración).
Para escribir (2.15) hemos despreciado la variación de las fuerzas de largo alcance en el
interior de la partı́cula fluida, lo que siempre es posible puesto que la distancia caracterı́stica
de decaimiento de f¯m es mucho mayor que d (por ejemplo, para observar un decaimiento apre-
ciable de la gravedad terrestre ḡ hemos de separarnos de la superficie de la tierra una distancia
comparable a su radio R ≃ 6400 km).
13
2.5. EQUILIBRIO DE UNA PARTÍCULA FLUIDA EN REPOSO
Ω̄
∆x∆y∆z
>
z
z′ x̄
K
6
1 y
0
0′ - y′ j
ā0
x
x′
Figura 2.4: Elemento fluido ∆x∆y∆z en reposo en un sistema de referencia no inercial (x, y, z) que
gira con velocidad angular Ω̄ y sufre una aceleración ā0 del origen respecto a la referencia inercial (x′ ,
y ′ , z ′ ).
ḡ − āo − Ω̄ ∧ (Ω̄ ∧ x̄) = −∇[−ḡ · x̄ + āo · x̄ − (Ω̄ ∧ x̄) · (Ω̄ ∧ x̄)/2]. (2.20)
Dividiendo la ecuación anterior por el volumen del elemento fluido se obtiene la ecuación
general de la fluidostática
− ∇p + ρf¯m = 0 (2.22)
14
2.5. EQUILIBRIO DE UNA PARTÍCULA FLUIDA EN REPOSO
2.5.2 Isobaras
Dado que el gradiente de presión ∇p es, por definición de gradiente de una función escalar,
perpendicular en todos los puntos a las superficies de presión constante, o isobaras, y teniendo
en cuenta que la Ec. (2.22) muestra que ∇p tiene la dirección del vector fuerzas másicas f¯m , po-
demos concluir que las isobaras son superficies perpendiculares en todo punto al vector fuerzas
másicas f¯m . A continuación se obtienen las isobaras en varios ejemplos de interés práctico.
15
2.5. EQUILIBRIO DE UNA PARTÍCULA FLUIDA EN REPOSO
Lı́quido contenido en un recipiente cilı́ndrico cerrado que gira con velocidad angular cons-
tante y sometido a la acción de la gravedad En este caso consideramos el recipiente cilin-
drico cerrado de la Fig. 2.5. Supondremos que el recipiente, de radio R, está parcialmente lleno
de lı́quido hasta una altura H0 , estando el resto del volumen ocupado por un gas. Se trata de
estudiar la distribución de presiones que aparece en presencia de la gravedad cuando el depósito
se pone a girar alrededor de su eje de simetrı́a con velocidad angular constante Ω.
Para la descripción del problema conviene utilizar un sistema de referencia no inercial gi-
rando con el depósito, respecto al cual los fluidos se encuentran en reposo. Elegimos arbitraria-
mente el origen del sistema de referencia en el punto de la entrefase agua-aire situado en el eje
de giro, con el eje z orientado en la dirección de la vertical local, de manera que Ω̄ = Ωk̄. Con-
viene observar que la posición del origen del sistema de referencia es, en principio, desconocida
y deberá obtenerse como parte de la solución del problema.
16
2.5. EQUILIBRIO DE UNA PARTÍCULA FLUIDA EN REPOSO
Ω̄ = Ωk̄
6
gas T0
ḡ
?
6 - Ω2 rēr
6 z
F (r)
6 ? s
? - −g k̄ f¯m
6 0 r
H0 -
H
lı́quido ?U
? f¯m
f¯m
? ?
(a) (b)
Figura 2.5: Recipiente cilı́ndrico parcialmente lleno de un lı́quido de densidad ρ, con el resto del volu-
men ocupado por un gas ideal: (a) en reposo; (b) girando con velocidad Ω̄ = Ωk̄ alrededor del eje del
cilindro.
En dicho sistema de referencia, la resultante de las fuerzas másicas f¯m incluye tanto la
gravedad −g k̄ como la fuerza centrı́fuga de inercia
ī j̄ k̄
− Ω̄ ∧ (Ω̄ ∧ x̄) = −Ωk̄ ∧ 0 0 Ω = −Ωk̄ ∧ (−Ωy ī + Ωxj̄)
x y z
ī j̄ k̄
= 0
0 −Ω = Ω2 (xī + y j̄) = Ω2 rēr (2.33)
−Ωy Ωx z
donde r es la distancia del punto considerado al eje de giro y ēr es el versor unitario en dirección
radial, como se indica en la Fig. 2.5.
La Ec. (2.33) muestra que la fuerza centrı́fuga tiene dirección radial y crece linealmente con
la distancia r al eje de giro. Ası́ pues, la resultante de las fuerzas másicas en un punto genérico
del lı́quido depende ahora de la posición del punto considerado. Por ejemplo, a lo largo del
eje de giro, r = 0, el término de fuerza centrı́fuga se anula y el vector de fuerzas másicas se
reduce a la aceleración de la gravedad, luego las isobaras son localmente horizontales. Por el
contrario, si consideramos puntos a distancias crecientes del eje, la fuerza centrı́fuga aumenta
con r y con ella cambia la fuerza másica neta aplicada sobre cada punto, tanto en dirección
como en módulo.
Podemos anticipar, por tanto, que las isobaras serán superficies de revolución que formarán
un ángulo creciente con la horizontal a medida que nos alejemos del eje de giro, y con pendiente
17
2.5. EQUILIBRIO DE UNA PARTÍCULA FLUIDA EN REPOSO
Obsérvese que la relación 2.39 puede ser linealizada para valores de ξ = (gz − Ω2 r2 /2)/(Rg T0 ) mucho
2
18
2.6. FLUIDOSTÁTICA DE LÍQUIDOS: APLICACIONES A LA MEDIDA DE PRESIÓN
vacı́o
p2 , z2
6
h
z
6
pa
p1 , z 1 ?
Hg
La solución del problema queda ası́ completamente determinada excepto por el nivel de presión
p0 en el origen, que solo podrı́a determinarse dando el valor de la presión en algún punto.
donde ρHg = 13545 kg/m3 es la densidad del mercurio, g = 9,81 m/s2 la aceleración de la
gravedad, y la constante de integración se ha evaluado en la superficie libre dentro del tubo
(punto 2), donde p2 = pvap,Hg es la presión de vapor del mercurio y z2 = h la altura de la
columna de lı́quido. Particularizando ahora el lado izquierdo de (2.42) en la superficie libre del
recipiente (punto 1) se obtiene una expresión explı́cita para la presión atmosférica
19
2.6. FLUIDOSTÁTICA DE LÍQUIDOS: APLICACIONES A LA MEDIDA DE PRESIÓN
En los barómetros se utiliza el mercurio por ser el lı́quido común más denso que existe; un
barómetro de agua requerirı́a una columna de altura
pa
hagua ≃ = 10,3 m (2.44)
ρagua g
p + ρA gz = CA ≡ p1 + ρA gz1 (2.45)
p + ρB gz = CB ≡ pa + ρB gz2 (2.46)
donde la constante de integración del fluido B se ha evaluado en la superficie libre del tubo
abierto a la atmósfera, donde p = p2 ≡ pa y z = z2 , y la constante del fluido A se ha evaluado
en la entrefase A-B, donde p = p1 (desconocida) y z = z1 . Particularizando (2.46) en el punto
1 obtenemos la presión en la entrefase
p1 = pa + ρB g(z2 − z1 ) = pa + ρB gh (2.47)
20
2.6. FLUIDOSTÁTICA DE LÍQUIDOS: APLICACIONES A LA MEDIDA DE PRESIÓN
pa
p2 , z 2
6
h
p0 , z 0 0 A
p1 , z 1 ?
z B
6
I II
- dispositivo -
de flujo
A
p2 , z 2
6
A
h
p1 , z 1 ?
z B
6
21
2.6. FLUIDOSTÁTICA DE LÍQUIDOS: APLICACIONES A LA MEDIDA DE PRESIÓN
donde las constantes se han evaluado en las entrefases A-B izquierda, Ec. (2.50), y derecha,
Ecs. (2.51) y (2.52). Restando ahora la Ec. (2.50) particularizada en I de la Ec. (2.51) particula-
rizada en II
↓
(pI + ρA gzI ) − (pII + ρA gzII ) = (p1 − p2 ) + ρA g(z1 − z2 ) (2.53)
y utilizando la Ec. (2.52) particularizada en 1 para expresar la diferencia de presiones p1 − p2
en la forma
p1 − p2 = ρB g(z2 − z1 ) (2.54)
se obtiene finalmente
ecuación que liga las presiones y alturas en las secciones I y II aguas arriba y aguas abajo
del dispositivo de flujo con la diferencia de densidad entre el fluido manométrico y el fluido de
trabajo, ρB −ρA , y la diferencia h entre los niveles de mercurio en las dos ramas del manómetro.
Obsérvese que, de acuerdo con la Ec. (2.55), la sensibilidad del manómetro será tanto mayor
cuanto menor sea la diferencia ρB − ρA entre la densidad del fluido manométrico y el fluido de
trabajo.
La ecuación anterior puede simplificarse aún más en dos casos de interés práctico. Si el
conducto es horizontal tenemos zI = zII y la Ec. (2.55) se reduce a
mientras que si el fluido de trabajo es un gas podemos despreciar todos los términos que con-
tengan la densidad del gas por ser ρA ≪ ρB y escribir directamente
Nótese que en este último caso la posible diferencia de altura entre los puntos I y II deja de
afectar al resultado, pues va multiplicada por ρA g y su efecto resulta por tanto despreciable.
22
2.7. FLUIDOSTÁTICA DE GASES: ATMÓSFERA ESTÁNDAR
presión absoluta p
presión manométrica p′ = pman = p − pa cuando p > pa
presión de vacı́o pvac = pa − p cuando p < pa
donde se ha utilizado la ecuación de estado de los gases perfectos (p = ρRg T ) para tener en
cuenta las variaciones de densidad debidas a los cambios de presión o temperatura. Por ser la
gravedad ḡ = −g k̄ la única fuerza másica, podemos escribir
∂p ∂p dp p
= =0 → p = p(z) → − − g = 0, (2.59)
∂x ∂y dz Rg T
o bien
dp g
+ dz = 0, (2.60)
p Rg T
ecuación que relaciona la variaciones de presión, p, con las variaciones de altura, z, en un
gas perfecto sometido a la acción de la gravedad. En la ecuación anterior, la aceleración de la
gravedad g y la constante del gas Rg toman valores fijos, mientras que la temperatura podrı́a,
en principio, variar con la altura. Ası́ pues, antes de integrar la Ec. (2.60) es preciso especificar
la ley T = T (z).
23
2.7. FLUIDOSTÁTICA DE GASES: ATMÓSFERA ESTÁNDAR
para obtener
g
ln p + z = cte. (2.62)
Rg T0
Particularizando esta ecuación en z = 0, donde supondremos conocido el valor de la presión,
p = p0 , obtenemos el valor de la constante (cte = ln p0 ) que, sustituida en (2.62), proporciona
la ley para la presión en función de la altura en un gas isotermo
g
p = p0 exp − z . (2.63)
Rg T0
Como puede verse, en un gas isotermo la presión cae exponencialmente con la altura, con una
distancia caracterı́stica de decaimiento ∆z ∼ Rg T0 /g ≈ 8,4 km para T0 = 288K.
donde T0 es la temperatura a nivel del mar (z = 0), B es el gradiente térmico en la troposfera, i.e.
la velocidad a la que decae la temperatura con la altura, y T1 es la temperatura de la estratosfera.
Los valores de T0 y B varı́an ligeramente de un dı́a a otro y de un lugar a otro, pero existe
un acuerdo internacional por el que se definen los valores estándar: T0 = 288,16 K y B =
0,00650 K/m ≡ 6,5 K/km, lo que conduce al valor T1 = 288,16 − 6,5 · 11 = 216,66 K ≡
−56,5o C. En la Fig. 2.9(a) se representa la variación de temperatura con la altura en dicha
atmósfera estándar.
Introduciendo esta expresión para la variación de la temperatura con la altura en la Ec. (2.60)
resulta Z Z
dp g dz
=− (2.65)
p Rg T0 − Bz
que se puede integrar fácilmente para dar
g
ln p − ln(T0 − Bz) = cte (2.66)
Rg B
24
2.7. FLUIDOSTÁTICA DE GASES: ATMÓSFERA ESTÁNDAR
20
18
16
14
12
z (km)
10
39%
8
4 69%
2 84%
94%
0
0 0.2 0.4 0.6 0.8 1 −60 −40 −20 0 20 0 0.5 1 1.5
p (atm) T (ºC) ρ (kg/m3)
Figura 2.9: Distribución de (a) temperatura, (b) presión y (c) densidad en la atmósfera estándar. Lı́nea
roja: troposfera (0 < z < 11 km), lı́nea azul: estratosfera (11 < z < 20 km).
Las Figs. 2.9(b) y (c) ilustran, respectivamente, la variación de la presión con la altura y la
correspondiente variación en la densidad del aire con la altura en la atmósfera estándar, esta
última calculada utilizando las leyes (2.64) y (2.68) junto con la ley de los gases ideales, ρ =
p/(Rg T ).
En la Fig. 2.9(c) se indica el valor de la densidad del aire a cuatro alturas distintas elegidas
con fines puramente ilustrativos. La primera lı́nea corresponde a la altura media de Madrid (650
m), la segunda representa la altura del puerto de Navacerrada (1780 m), la tercera la altura
25
2.8. FUERZAS Y MOMENTOS SOBRE SUPERFICIES SUMERGIDAS
pa ḡ
?
6
z n̄ h n̄
6 6
?
A
? R
F̄l→fondo = −pfondo An̄ F̄l→fondo = − p(x̄)n̄dA
= −(pa + ρgh)Ak̄
Figura 2.10: Fuerza ejercida sobre el fondo de un depósito por el lı́quido contenido en el mismo cuando
el fondo está horizontal (izquierda) e inclinado (derecha). Cuando la superficie sobre la que queremos
calcular la fuerza no es horizontal, la presión varı́a de unos puntos a otros y la fuerza se determina
mediante una integral extendida a toda la superficie.
del Teide (3718), y la cuarta la del Everest (8848 m). Se observa que la densidad atmosférica
disminuye apreciablemente con la altura, de modo que en el techo del mundo la densidad del
aire es un 39 % de la densidad atmosférica a nivel del mar. A dicha altura un volumen de aire
dado contiene tan sólo un 39 % del oxı́geno que contendrı́a a nivel del mar, lo que puede llegar
a provocar la muerte por asfixia en pocas horas.
26
2.8. FUERZAS Y MOMENTOS SOBRE SUPERFICIES SUMERGIDAS
Fuerzas y momentos sobre una placa plana rectangular vertical Con fines ilustrativos,
comenzaremos por calcular la fuerza ejercida por un lı́quido en reposo sobre una placa plana
rectangular, de altura h y anchura b perpendicular al papel, en posición vertical como muestra
la Fig. 2.11. Tomando el origen de z en la base de la placa, la distribución de presiones puede
escribirse en la forma
p + ρgz = p0 + ρgh ≡ cte → p(z) = p0 + ρg(h − z) (2.69)
donde p0 representa la presión en el punto más alto de la placa (z = h). Como se indicó más
arriba, la presión crece linealmente con la profundidad desde este valor hasta su valor máximo
(p0 + ρgh) en la base de la placa (z = 0). El campo de presiones sobre la placa resulta ası́ de la
superposición de una distribución de presión constante, p0 , a la que llamaremos distribución I,
y una distribución de presión triangular, ρg(h − z), a la que llamaremos distribución II.
La fuerza ejercida por el lı́quido sobre el lado derecho de la placa, F̄ = F ī, vendrá dada por
la suma de las resultantes de presión de las distribuciones I y II,
Z Z h
F = p(z)dA = [p0 + ρg(h − z)]b dz
A 0
Z h Z h
= p0 b dz + ρg(h − z)b dz (2.70)
0 0
ρgh
= p0 hb + hb = FI + FII
2
mientras que el momento respecto a la base de la placa (punto 0) se puede expresar en la forma
Z Z h Z h
M0 = p(z)zdA = p0 z b dz + ρg(h − z)zb dz
A 0 0
2 h 2 h
z hz z3 (2.71)
= p0 b + ρg − b
2 0 2 3 0
h2 h3 h h
= p0 b + ρg b = FI + FII
2 6 2 3
donde el momento se toma positivo en sentido horario (M̄0 = M0 ēy ).
Una vez calculada la resultante y el momento de las fuerzas de presión resulta sencillo calcu-
lar la posición zCP del centro de presiones, definido como el punto de acción de la resultante de
las fuerzas de presión. Para ello basta imponer que el momento M0 debe ser igual al momento
zCP F de la resultante F respecto al punto 0, es decir
ρgh 1 ρgh 1
p0 hb h2 + 2
hb h3 2
+2p0 3
1
2
+ Λ 13
M0 = zCP F → zCP = ρgh
= h= h (2.72)
p0 hb + 2
hb 1 + ρgh
2p0
1+Λ
donde se observa que zCP /h depende sólo del parámetro Λ = ρgh/(2p0 ), que representa el
cociente entre la presión media de la distribución lineal, ρgh/2, y la presión media de la distri-
bución uniforme, p0 , siendo
h h
lı́m zCP = , lı́m zCP = , (2.73)
Λ→0 2 Λ→∞ 3
De acuerdo con la definición dada en (2.72), las Ecs. (2.70) y (2.71) muestran que la re-
I
sultante de la distribución uniforme actúa en el punto medio de la placa, zCP = h/2, mientras
27
2.8. FUERZAS Y MOMENTOS SOBRE SUPERFICIES SUMERGIDAS
- -
6
- - - -
n̄ dA = bdz n̄ dA n̄ dA
- - - FI -
p(z) F -
h -
- - - 6 - FII
6 -
h/2 6
- - z zCP - -
6 h/3
? - - - ? - ? - ?
ρgh p0 0 x p0 ρgh
Figura 2.11: Distribución de presión sobre una placa plana rectangular en posición vertical, de altura h
y anchura b en la dirección perpendicular al dibujo. Tal y como se ha representado, la distribución general
se puede descomponer en una distribución de presión uniforme (I) y una distribución de presión lineal
(II), cuyas resultantes, FI = p0 hb y FII = (ρgh/2)hb, actuan en el centro de la placa y a un tercio de
la altura de la misma, respectivamente.
II
que la resultante de la distribución lineal actúa a un tercio de la altura de la placa, zCP = h/3.
Esto permite explicar el significado fı́sico de los lı́mites Λ → 0 y Λ → ∞: cuando Λ → 0
(ρgh ≪ p0 ) las variaciones de presión debidas a la distribución lineal son despreciables frente a
la presión uniforme p0 y la distribución de presiones puede aproximarse por el valor constante
p0 , cuya resultante actúa en el punto medio de la placa. Lo contrario ocurre cuando Λ → ∞
(ρgh ≫ p0 ) en cuyo caso podemos despreciar la presión uniforme p0 frente a las variaciones de
presión debidas a la distribución lineal, cuya resultante actúa en este caso en el punto h/3.
Nótese que para un fluido dado (ρ) y una compuerta de geometrı́a dada (h) el valor de Λ sólo
puede cambiar debido a las variaciones de la presión p0 en el punto superior de la compuerta. De
este modo, para una compuerta situada en la pared de un depósito, al aumentar el nivel de lı́quido
en el depósito aumentará el valor de p0 y por tanto disminuirá el valor de Λ, desplazandose el
centro de presiones de la compuerta hacia arriba, sin llegar nunca a superar el punto medio de
la placa.
Se deja como ejercicio al alumno demostrar que para una placa rectangular inclinada un
ángulo 0 ≤ θ ≤ π/2 respecto a la horizontal (θ = 0: placa horizontal, θ = π/2: placa vertical)
los resultados anteriores se mantienen sin más que cambiar g por g sen θ.
Fuerzas y momentos sobre una placa plana sumergida de forma arbitraria En este apar-
tado vamos a generalizar los resultados para fuerzas sobre placas planas al caso más general
posible. La Fig. 2.12 muestra una placa plana de forma arbitraria sumergida completamente en
un lı́quido. La placa forma un ángulo θ con la horizontal, de forma que su profundidad varı́a de
un punto a otro. Si h es la profundidad de un elemento diferencial de área dA de la placa, según
la ecuación general de la fluidostática la presión sobre dicho elemento será p = pa + ρgh.
Para deducir expresiones que tengan en cuenta la forma de la placa, tomemos un sistema de
coordenadas x, y sobre el plano de la placa con origen en el centro de gravedad de la placa, o
centroide,3 y una coordenada muda ξ que mide la distancia por debajo de la superficie libre sobre
el plano de la placa. La fuerza hidrostática total sobre la cara superior de la placa será entonces
Z Z Z
F = p dA = (pa + ρgh) dA = pa A + ρg h dA (2.74)
A A A
3 1
R
La posición del centroide de una superficie plana de área A se define como x̄CG = A A
x̄dA
28
2.8. FUERZAS Y MOMENTOS SOBRE SUPERFICIES SUMERGIDAS
La integral que queda por determinar se calcula teniendo en cuenta que, según la Figura 2.12,
h = ξ sin θ y, por definición, la distancia del centroide a la superficie es tal que
Z
1
ξCG = ξdA (2.75)
A
Por tanto, como θ es constante sobre la placa, la Ec. (2.74) queda
Z
F = pa A + ρg sin θ ξ dA = pa A + ρg sin θ ξCG A (2.76)
Finalmente, recordando que ξCG sin θ = hCG es la profundidad del centroide de la placa, ten-
dremos
F = pa A + ρg hCG A = pCG A (2.77)
En resumen, la fuerza sobre una cara de cualquier superficie plana sumergida en un fluido de
densidad uniforme es igual a la presión que hay en el centro de gravedad de dicha cara por el
área de la misma, independientemente de la forma de la placa o del ángulo de inclinación θ.
Debido al incremento de la presión con la profundidad, el punto de actuación de la fuerza
resultante F no se encuentra en el centroide, sino más abajo, hacia la zona de presiones más
elevadas. Su lı́nea de acción pasará por el centro de presiones CP de la placa, como se indica
en la Figura 2.12. Para hallar las coordenadas (xCP , yCP ) sumamos los momentos de todas las
fuerzas elementales p dA respecto al centro de gravedad e igualamos al momento de la resultante
F . Para calcular yCP , haremos
Z Z Z
F yCP = yp dA = y (pa A + ρg sin θ ξ) dA = ρg sin θ y ξdA (2.78)
R
donde el término pa ydA se anula por definición de centro de gravedad. Introduciendo ξ =
ξCG − y, obtenemos
Z Z
2
F yCP = ρg sin θ ξCG ydA − y dA = −ρg sin θIxx (2.79)
R R
donde de nuevo y dA = 0 e Ixx = y 2dA es el momento de inercia del área de la placa
respecto a su eje central x, calculado en el plano de la placa. Sustituyendo F por su valor,
resulta
Ixx
yCP = −ρg sin θ (2.80)
pCG A
El signo negativo de la Ec. (2.80) muestra que yCP está por debajo del centro de gravedad,
a una profundidad mayor y, contrariamente a F , sı́ depende del ángulo de inclinación θ. Si
ponemos la placa a profundidades mayores, yCP se acerca al centro de gravedad, ya que todos
los factores de la Ec. (2.80) permanecen constantes, excepto pCG que aumenta.
La determinación de xCP es completamente análoga y proporciona
Ixy
xCP = −ρg sin θ (2.81)
pCG A
R
donde ahora Ixy = xy dA es el producto de inercia de la placa, calculado en el plano de la
placa con respecto a ejes que pasan por el centro de gravedad. Nótese que si Ixy = 0, lo que
29
2.8. FUERZAS Y MOMENTOS SOBRE SUPERFICIES SUMERGIDAS
Superficie libre p = pa
h (x, y)
hCG
Fuerza
resultante
F = pCG A
[= h
Vista lateral sin T
y
CG
x dA = dx dy
CP
Vista en planta
Figura 2.12: Superficie plana de forma arbitraria sumergida en un lı́quido en reposo, indicando la po-
sición del centro de gravedad, CG, de la superficie, o centroide, y del centro de presiones, CP, definido
como el punto de actuación de la resultante de las fuerzas de presión (el punto respecto al cual la dis-
tribución de presiones da momento nulo). En general, el centro de gravedad y el centro de presiones no
coinciden, salvo que la superficie sea horizontal, en cuyo caso la resultante de fuerzas de presión actúa
precisamente en el centro de gravedad de la superficie.
suele implicar simetrı́a de la placa respecto al eje y, tenemos xCP = 0 y el centro de presiones
está inmediatamente debajo del centroide, sobre el eje y.
En muchos casos la presión ambiente pa se desprecia porque actúa en ambos lados de la
placa. Por ejemplo, cuando el otro lado de la placa es la cara interior del casco de un barco o la
cara seca de una compuerta o presa. En este caso pCG = ρghCG y el centro de presiones resulta
independiente de la densidad del fluido:
Ixx sin θ Ixy sin θ
F = ρg hCG A, yCP = − , xCP = − (2.82)
hCG A hCG A
30
2.9. FUERZAS SOBRE CUERPOS SUMERGIDOS Y EN FLOTACIÓN: EL PRINCIPIO
DE ARQUÍMEDES
donde n̄ es el vector normal unitario perpendicular a la superficie, que, de acuerdo con la nota-
ción habitual, apunta hacia el lı́quido si queremos calcular la fuerza del lı́quido sobre el sólido.
En general, el cálculo de esta integral es complicado. Las fuerzas elementales de presión, por
actuar perpendicularmente a la superficie en cada punto, varı́an en dirección a lo largo de esta,
lo que se traduce en que, además de la propia presión, el vector normal n̄ también varı́a. No
obstante, si la superficie tiene una forma geométrica simple (p.ej., un cilindro, un paraboloi-
de, una sección de esfera, etc.) el cálculo de la integral (2.83) puede abordarse sin demasiados
problemas.
Veremos a continuación que existe, sin embargo, una forma más sencilla de determinar la
resultante de las fuerzas de presión sobre dicha superficie curva, estableciendo el equilibrio de
la columna vertical de fluido situada encima de la superficie. La Figura ?? muestra el diagrama
de cuerpo libre de la columna de fluido contenida en la proyección vertical hacia arriba de la
superficie curva. Para estudiar el equilibrio de fuerzas sobre el fluido definimos las fuerzas que
actúan sobre él. Ası́, H̄s→f y V̄s→f son las fuerzas ejercidas por la superficie sobre la columna de
fluido, iguales a las que ejerce el fluido sobre la superficie pero de sentido contrario, H̄ f→s =
−H̄ s→f , V̄ f→s = −V̄ s→f . Se muestran también las fuerzas debidas al peso y a la presión que
actúa sobre las paredes verticales. La columna de fluido debe estar en equilibrio estático. En
la parte superior de la columna, bcde, las componentes horizontales F1 se equilibran y son
irrelevantes en la discusión. En la parte inferior, la región irregular de fluido abc próxima a
la superficie curva, el equilibrio de fuerzas muestra que la componente horizontal H̄ s→f , que
ejerce la superficie sobre el fluido, ha de ser igual a la fuerza FH que actúa en la pared vertical
izquierda. Esta última puede calcularse con las expresiones conocidas para superficies planas,
según se ve en la Ec. (2.77), aplicadas a la proyección sobre un plano vertical de la superficie
curva considerada. La siguiente regla general simplifica el análisis:
• La componente horizontal de la fuerza ejercida sobre una superficie curva es igual a la
fuerza ejercida sobre el área plana formada por la proyección de aquélla sobre un plano
vertical normal a dicha componente.
Si existen dos componentes horizontales, ambas pueden calcularse utilizando el procedimiento
anterior. La suma de las fuerzas verticales muestra que
FV = W1 + W2 + Waire (2.84)
Podemos resumir esto de la siguiente forma:
• La componente vertical de las fuerzas de presión que actúan sobre una superficie curva es
igual en magnitud y dirección al peso de la columna de fluido, lı́quido y aire atmosférico
que hay encima de dicha superficie.
Por tanto, el cálculo de FV es poco más que encontrar el centroide de gravedad de la columna
de fluido; quizás una pequeña integración si la región inferior abc de la Figura ?? tiene una forma
particularmente compleja.
31
2.9. FUERZAS SOBRE CUERPOS SUMERGIDOS Y EN FLOTACIÓN: EL PRINCIPIO
DE ARQUÍMEDES
pa
ḡ
6 F̄ l→CD ?
n̄AB 6
h
6
? A B C D
?
? n̄CD z
F̄ l→AB
L - 6
L -
Figura 2.13: La fuerza que ejerce el lı́quido sobre las superficies planas AB y CD es igual en módulo
pero de sentido contrario.
pa
ḡ
?
F̄ l→CD
A n̄AB C
dA
B D
dA
n̄CD
z
F̄ l→AB 6
Figura 2.14: La fuerza que ejerce el lı́quido sobre las superficies curvas AB y CD también es igual en
módulo pero de sentido contrario.
32
2.9. FUERZAS SOBRE CUERPOS SUMERGIDOS Y EN FLOTACIÓN: EL PRINCIPIO
DE ARQUÍMEDES
fuerzas sobre dos superficies idénticas situadas a la misma profundidad en el seno de un fluido
uniforme serán idénticas en módulo, aunque pueden tener sentidos opuestos si la orientación de
las superficies respecto al fluido es distinta. Por ejemplo, en la Fig. 2.13 se representa un conte-
nedor lleno de lı́quido en el que hay dos superficies planas horizontales, AB y CD, situadas a la
misma profundidad y con áreas iguales, A = Lb, donde b representa la anchura del recipiente en
el plano perpendicular al papel. Por ser AB y CD superficies horizontales, en todos sus puntos
la presión es la misma, pAB = pCD ≡ pa + ρgh. De este modo, la fuerza sobre la superficie AB
viene dada por
F̄1→AB = −n̄AB (pa + ρgh)Lb, (2.85)
mientras que la fuerza sobre la superficie CD es
Dado que los vectores unitarios normales a las superficie tienen sentidos contrarios, n̄AB =
−n̄CD , tenemos
F̄1→AB = −F̄1→CD , (2.87)
es decir, las dos fuerzas son idénticas en módulo y dirección, pero de sentido contrario. Este
resultado es consecuencia directa del hecho de que en un fluido en reposo la presión en un
punto no depende de la orientación. Ası́ el fluido contenido en el volumen de la figura ?? ejerce
la misma fuerza “hacia abajo” sobre la superficie AB que “hacia arriba” sobre la superficie CD.
Del mismo modo, las fuerzas sobre las superficies curvas AB y CD de la Fig. ??, situadas a
la misma profundidad en el seno de un lı́quido y tienen la misma forma, son iguales en módulo
y dirección, pero de sentido contrario. La fuerza sobre la superficie AB se puede calcular como
la integral sobre la superficie de la fuerza que se ejerce sobre el diferencial de área dA:
Z B
F̄1→AB = − n̄AB p(z)dA,
A
De nuevo, en el caso de superficies curvas las fuerzas ejercidas por el fluido sobre dos superfi-
cies iguales situadas a la misma profundidad son idénticas en módulo y dirección, y si las dos
superficies tienen orientaciones opuestas respecto al fluido, las fuerzas tienen sentidos opuestos.
Este resultado permite calcular fuerzas sobre superficies curvas en un fluido usando el equi-
librio de una columna de fluido aún cuando no exista una columna de fluido directamente sobre
la superficie. Para ello podemos establecer el equilibrio en una columna de fluido “imaginaria”
situada sobre una superficie idéntica y a la misma profundidad en el fluido.
33
2.9. FUERZAS SOBRE CUERPOS SUMERGIDOS Y EN FLOTACIÓN: EL PRINCIPIO
DE ARQUÍMEDES
z
6
pa
1 2
W̄1
F̄ l→s W̄2
6
?
Σ1
?
ḡ Σ2
?
Los mismos principios que empleamos para calcular las fuerzas hidrostáticas sobre super-
ficies pueden aplicarse al cálculo de la resultante sobre un cuerpo completamente sumergido o
un cuerpo flotante. Se deducen entonces las dos leyes de flotación enunciadas por Arquı́medes
en el siglo III a.C.:
Estas dos leyes se deducen fácilmente observando la Figura ??. En la Figura ?? a vemos que
el cuerpo está limitado por una superficie superior curvada 1 y otra inferior, también curvada,
2. La Ec. (2.84) nos indica que el cuerpo experimenta un empuje vertical de
FF = FV (2) − FV (1) = (peso del fluido sobre 2) - (peso del fluido sobre 1)
= peso del fluido desplazado por el cuerpo (2.89)
Z Z
FF = (p2 − p1 ) dAH = −ρg (z2 − z1 ) dAH = ρg (volumen cuerpo) (2.90)
cuerpo
Ambos resultados son la expresión matemática de la primera ley de Arquı́medes expuesta
anteriormente.
La Ec. (2.90) supone que el fluido tiene un peso especı́fico ρg uniforme. La lı́nea de acción
de la fuerza de flotación pasa por el centro de volumen del cuerpo, que coincide con el centro
de gravedad si el cuerpo tiene densidad uniforme. Este punto en el que actúa FF se denomina
centro de flotación, designado con F o CF en la figuras. Es evidente que el punto F no tiene
por qué coincidir con el centro de gravedad del cuerpo, que puede tener densidad variable.
34
2.10. ESTABILIDAD DE FLOTACIÓN
La Ec. (2.90) se puede generalizar para el caso de fluidos estratificados (FE) sumando las
contribuciones de cada capa de densidad ρi desalojada por el cuerpo
X
FF (F E) = ρg (volumen desplazado)i (2.91)
i
Cada capa desalojada tendrı́a su propio centro de volumen y habrı́a que sumar los momentos
de las distintas fuerzas para encontrar el centro de flotación del cuerpo.
Como los lı́quidos son relativamente pesados, somos conscientes de sus fuerzas de flotación,
pero los gases también ejercen fuerzas análogas en los cuerpos sumergidos en ellos.
Por ejemplo, los seres humanos tienen un peso especı́fico medio de aproximadamente 60
lbf/ft3. El peso de una persona es de unas 180 lbf y su volumen, por tanto, de 3,0 ft3. Sin
embargo, al hacer esto estamos despreciando la flotación producida por el aire ambiente. En
condiciones normales, el peso especı́fico del aire es de 0,0763 lbf/ft3 y, por tanto, la fuerza
de flotación es aproximadamente 0,23 lbf. Si se midiera en el vacı́o, el peso de una persona
aumentarı́a en 0,23 lbf. En el caso de globos y dirigibles, la fuerza de flotación no sólo no
es despreciable, sino que es el factor dominante en el diseño. Muchos otros fenómenos, como
la convección natural del calor y la mezcla vertical en los océanos, dependen de fuerzas de
flotación que, pese a ser muy pequeñas, juegan un papel decisivo.
Los cuerpos que flotan son un caso especial, ya que sólo una parte está sumergida, perma-
neciendo el resto por encima de la superficie libre. La Figura ?? ilustra este caso, apareciendo
sombreado el volumen desplazado. En este caso, la Ec. (2.90) se modifica ligeramente y queda
35
2.10. ESTABILIDAD DE FLOTACIÓN
36
Capı́tulo 3
Cinemática
3.1 Introducción
3.1.1 Descripciones Euleriana y Lagrangiana
Para describir el campo de velocidades en un fluido, es posible adoptar dos puntos de vis-
ta diferentes, que corresponden a las descripciones Euleriana y Lagrangiana. En la primera,
se describe el campo de velocidades, v̄(x̄, t), en función de la posición x̄ y del tiempo t. En
otras palabras, es como si en cada instante se diera la distribución espacial de la velocidad (y
de todas las demás variables fluidomecánicas de interés) en todo el interior del campo fluido.
Este punto de vista es análogo al que se utiliza, por ejemplo, en la descripción de los campos
electromagnéticos.
Una forma alternativa de especificar la velocidad, que corresponde a la descripción Lagran-
giana, consiste en estudiar el movimiento de cada una de las partı́culas fluidas, cuya trayectoria
es función de la posición que ocupa en el instante inicial, x̄0 , y del tiempo. La velocidad y la
aceleración en esta descripción se obtienen por derivación de las trayectorias de las partı́culas
fluidas de acuerdo a v̄ = ∂ x̄T /∂t y ā = ∂ 2 x̄T /∂t2 . Esta aproximación, que resulta apropiada
en mecánica para el estudio de la dinámica del punto, da lugar en mecánica de fluidos a una
formulación compleja de las leyes de conservación. Por lo tanto, aun cuando la descripción
Lagrangiana puede resultar útil en el análisis de algunos problemas particulares, en lo que sigue
utilizaremos la descripción Euleriana, que resulta más acorde con el estudio de los medios
continuos.
37
3.3. TRAYECTORIAS Y SENDAS
que se considere. Por ejemplo, para estudiar el flujo alrededor de un cuerpo en movimiento,
que es claramente no estacionario en ejes fijos al laboratorio, conviene adoptar un sistema de
referencia viajando con el cuerpo, en el que el problema resulta ser estacionario.
Un punto de remanso se define como un punto en que la velocidad es nula. Por lo tanto,
dado el campo de velocidades v̄ = v̄(x̄, t), los puntos de remanso han de satisfacer la ecuación
v̄(x̄, t) = 0. (3.2)
x = xT (x0 , y0 , z0 , t)
y = yT (x0 , y0 , z0 , t) (3.5)
z = zT (x0 , y0 , z0 , t)
La trayectoria contiene la información referente al camino o senda que recorre cada partı́cu-
la fluida, ası́ como la rapidez con la que lo recorre. Las ecuaciones que describen la senda se
pueden obtener a partir de la Ec. 3.1 sin más que eliminar el tiempo.
38
3.5. LÍNEAS, SUPERFICIES Y TUBOS DE CORRIENTE
Al elegir las dos constantes asociadas a la integración de las dos ecuaciones diferenciales an-
teriores estamos identificando una lı́nea de corriente de entre la doble infinitud que existe para
un instante determinado. Por ejemplo, uno podrı́a en un problema dado identificar una lı́nea de
corriente dando la posición (x0 , y0 ) del punto donde corta al plano horizontal. Notese que de la
definición de lı́nea de corriente se desprende que sus puntos de intersección son necesariamente
puntos de remanso (que pasarı́a si dos lı́neas de corriente se cortaran en un punto de velocidad
no nula?).
Es importante recalcar que mientras las trayectorias contienen información de la evolución
temporal del flujo, las lı́neas de corriente son representaciones instantáneas del flujo: al calcu-
lar la trayectoria determinamos la evolución temporal de la posición de una partı́cula fluida,
mientras que las lı́neas de corriente se definen para un instante determinado, y son en principio
diferentes al considerar dos instantes distintos.
En relación con las lı́neas de corriente, existen otros dos conceptos que conviene definir. A
la superficie formada por todas las lı́neas de corriente que se apoyan en una lı́nea arbitraria se le
denomina superficie de corriente. Si la lı́nea elegida es cerrada, la superficie formada será un
tubo de corriente.
39
3.6. LÍNEAS DE TRAZA
(a)
(b)
Figura 3.1: Flujo estacionario alrededor de un perfil aerodinámico: (a) a bajos ángulos de ataque
el flujo es estacionario y las lı́neas de traza, visualizadas experimentalmente mediante fluido
coloreado introducido aguas arriba, coinciden con las sendas y las lı́neas de corriente; (b) a altos
ángulos de ataque la corriente se desprende y el flujo se hace no estacionario (especialmente en
la estela), en estas condiciones las lı́neas de corriente y las sendas no coinciden con las lı́neas
de traza.
40
Capı́tulo 4
4.1 Introducción
Las ecuaciones de conservación de la mecánica de fluidos se derivan al aplicar los prin-
cipios de conservación de la masa, cantidad de movimiento y energı́a a volúmenes fluidos y
transformarlos mediante la aplicación del teorema de transporte de Reynolds en ecuaciones
sobre volúmenes de control. Para posibilitar la derivación anterior, vemos primero cómo se es-
criben las leyes de la mecánica en un volumen fluido, y pasamos a estudiar el concepto de flujo
convectivo, ası́ como la derivación temporal de integrales extendidas a volúmenes fluidos y a
volúmenes de control. Seguidamente, derivamos el teorema de transporte de Reynolds y de él
la ecuación de conservación de la masa o ecuación de continuidad, la ecuación de conservación
de la cantidad de movimiento, la ecuación de conservación del momento cinético y la ecuación
de conservación de la energı́a en forma integral para volúmenes de control.
41
4.3. VOLÚMENES FLUIDOS Y VOLÚMENES DE CONTROL
Una forma alternativa de la segunda ley de Newton se expresa en función del momento
cinético: la variación temporal del momento cinético respecto a un punto de un sistema cerrado
es igual al momento de las fuerzas exteriores respecto al mismo punto. En un volumen fluido:
"Z #
d X
ρr̄ ∧ v̄dV = M̄ext (4.4)
dt Vf (t)
donde Q̇ representa el calor aportado al sistema por unidad de tiempo Q̇ = dQ/dt y Ẇext =
dW ext /dt el trabajo realizado por las fuerzas exteriores por unidad de tiempo, o potencia apor-
tada por las fuerzas exteriores.
42
4.4. FLUJO CONVECTIVO
siempre las mismas partı́culas fluidas y por tanto las siga en su movimiento puede resultar
muy complicado (recordemos que el seguimiento lagrangiano de las partı́culas fluidas en su
movimiento resultaba complejo).
Por otro lado, la información que precisa un ingeniero a la hora de diseñar un sistema flui-
do no es tanto la información lagrangiana, que indicarı́a cómo se mueve un volumen fluido,
qué fuerzas actúan sobre él, y qué cambios de energı́a conlleva este movimiento, sino cuánto
fluido pasa por una cierta región del sistema, qué fuerza hace sobre las partes sólidas del sistema
y cuánta energı́a proporciona el mecanismo o es precisa para hacerlo funcionar.
Por tanto, para estudiar la dinámica de sistemas fluidos, es más conveniente transformar las
leyes obtenidas sobre volúmenes fluidos en leyes que se puedan aplicar a un volumen cualquie-
ra, fijo o móvil a nuestra conveniencia, que contenga las partes del sistema sobre las que nos
interesa obtener información. Este tipo de volumen se denomina volumen de control. Veremos
en las próximas secciones que para escribir las leyes de la mecánica en un volumen de control
tendremos que aplicar una transformación matemática entre la variación temporal de integrales
extendidas a volúmenes fluidos y la variación temporal de integrales extendidas a volúmenes
de control. Esta transformación, que se conoce como el teorema del transporte de Reynolds,
permite transformar las ecuaciones de conservación sobre un volumen fluido de la sección 4.2
en ecuaciones escritas para un volumen de control.
v dt
n
Σo
dσ
43
4.5. TEOREMA DEL TRANSPORTE DE REYNOLDS
El volumen de fluido que cruza en el tiempo dt a través del elemento diferencial de superficie
dA y orientación n̄, es el que está contenido en el paralelepı́pedo de área dA y arista v̄dt de la
figura. La cantidad de magnitud fluida que cruza dicho elemento de superficie puede calcularse
a partir del volumen del paralelepı́pedo v̄ · n̄dAdt para dar φv̄ · n̄dAdt, por lo que el flujo
convectivo total (magnitud fluida que cruza Σo en la unidad de tiempo) vendrı́a dado por
Z
φv̄ · n̄dA. (4.6)
Σo
A los vectores v̄, ρv̄ y ρ(e + v 2 /2)v̄ se les denomina vector flujo volumétrico, vector flujo
másico y vector flujo de energı́a. Sus proyecciones en una dirección dada del espacio n̄ determi-
nan, respectivamente, la cantidad de volumen, masa y energı́a que cruza en la unidad de tiempo
la unidad de superficie contenida en el plano perpendicular a n̄. De manera análoga, ρv̄v̄ es el
llamado tensor flujo de cantidad de movimiento, y el vector ρv̄v̄ · n̄ es la cantidad de cantidad
de movimiento que cruza en la unidad de tiempo la unidad de superficie contenida en el plano
perpendicular a n̄.
Si la superficie Σo es cerrada (y φv̄ es continuo), entonces podemos hacer aplicación del
teorema de Gauss para reescribir el flujo convectivo en la forma
Z Z
φv̄ · n̄dA = ∇ · (φv̄)dV, (4.7)
Σo Vo
de la cantidad de una cierta magnitud fluida contenida en un volumen fluido Vf (t) que está li-
mitado por la superficie Σf (t). Podemos adelantar que va a aparecer una contribución asociada
a la no-estacionariedad del campo fluido, φ(x̄, t), ası́ como una contribución asociada al despla-
zamiento del volumen fluido, Vf (t). Para verlo, estudiamos la evolución entre los instantes t y
t + dt del volumen fluido que esquematiza en la figura 4.2.
44
4.5. TEOREMA DEL TRANSPORTE DE REYNOLDS
v dt
Σ(t)
dσ
Σ(t + dt)
Por otra parte, la segunda integral no es más que la integral de φ(x̄, t) extendida a la diferencia
de regiones ocupadas por Vf (t+ dt) y Vf (t), la cual puede evaluarse a partir del flujo convectivo
que ha atravesado la superficie Σf (t) en el intervalo de tiempo dt, de forma que
R R
Vf (t+dt)−Vf (t)
φ(x̄, t + dt)dV Σf (t)
φv̄ · n̄dAdt Z
lı́m = lı́m = φv̄ · n̄dA. (4.13)
dt→0 dt dt→0 dt Σf (t)
Los dos términos de (4.14) reflejan, tal y como anteriormente mencionamos, que la cantidad de
magnitud fluida que hay contenida en un volumen fluido varı́a debido a la no estacionariedad
del campo fluido y también debido al movimiento del volumen fluido.
La resolución de un problema fluido determinado involucra en general el estudio del fluido
contenido en una cierta región del espacio, que puede ser fija o variar con el tiempo dependien-
do del problema. A dicha región del espacio Vc (t) la denominamos en lo que sigue volumen de
45
4.6. ECUACIÓN DE LA CONTINUIDAD
control, que estará en general limitado por una superficie Σc (t) cuyos puntos se mueven con
velocidad v̄c (x̄c , t). Puesto que los principios de conservación de la mecánica de fluidos se apli-
can a volúmenes fluidos, conviene relacionar la variación temporal de la cantidad de magnitud
fluida que hay contenida en un volumen de control, con la variación temporal que tiene lugar
en un volumen fluido que ocupa en el instante considerado el mismo lugar en el espacio. Para
el volumen de control Vc (t), el mismo razonamiento que nos ha llevado a derivar (4.14) nos
permite escribir
Z Z Z
d ∂φ(x̄, t)
φ(x̄, t) dV = dV + φ(x̄, t) v̄c (x̄, t) · n̄ dA. (4.15)
dt Vc (t) Vc (t) ∂t Σc (t)
Teniendo en cuenta que hemos elegido que el volumen de control Vc (t) y su superficie lı́mite
Σc (t) coincidan en el instante considerado con Vf (t) y Σf (t), los dominios de integración de las
integrales que aparecen en (4.14) y (4.15) coinciden, con lo que al sustraer dichas ecuaciones
obtenemos la expresión del teorema de transporte de Reynolds
"Z # Z Z
d d
φ(x̄, t) dV = φ(x̄, t) dV + φ(x̄, t) (v̄ − v̄c ) · n̄ dA. (4.16)
dt Vf (t) dt Vc (t) Σc (t)
Esta ecuación, que nos será útil en la derivación de las ecuaciones de conservación, indica que la
variación temporal de una magnitud fluida (masa, cantidad de movimiento, energı́a, etc) ligada
a un volumen fluido es igual a la suma de la variación temporal en un volumen de control que
coincide en el instante considerado con el volumen fluido más el flujo convectivo a través de la
superficie lı́mite de dicho volumen de control (ver Ec. (4.8)).
La lectura de la ecuación anterior refleja lo que es obvio desde un punto de vista fı́sico, esto es,
el incremento por unidad de tiempo de la cantidad de masa que hay contenida en un volumen
de control es igualRa la cantidad de masa que entra por unidad de tiempo a través de la pared de
dicho volumen − Σc (t) ρ(v̄ − v¯c ) · n̄dA.
El balance másico anterior admite formas simplificadas cuando el volumen de control ele-
gido es fijo en el espacio Z Z
∂ρ
dV + ρv̄ · n̄dA = 0, (4.18)
Vo ∂t Σo
46
4.6. ECUACIÓN DE LA CONTINUIDAD
y el caudal o flujo volumétrico QΣ como el valor absoluto del flujo de volumen a través de la
superficie: Z
QΣ = (v̄ − v¯c ) · n̄dA
(4.21)
Σ
donde v̄e · n̄ = −ve puesto que la normal n̄ está dirigida hacia fuera de la superficie de entrada
y la velocidad tiene el sentido opuesto, hacia dentro.
El flujo de masa a través de una superficie de salida de área As perpendicular al movimiento
donde la velocidad es v̄s y la densidad ρs (y que de nuevo suponemos fija respecto a nuestro
sistema de referencia v¯c = 0):
Z Z
ρv̄s · n̄dA = ρs vs dA = ρs vs As (4.23)
Σs Σs
donde v̄s · n̄ = vs puesto que ahora la normal n̄ y la velocidad tienen el mismo sentido, hacia
fuera del volumen de control.
Por tanto el gasto másico y el caudal en una entrada unidimensional con densidad ρe ,
velocidad ve , y área Ae se pueden escribir como:
ṁe = ρe ve Ae , Qe = ve Ae , (4.24)
mientras que el gasto másico y caudal en una salida unidimensional donde la densidad es ρs ,
la velocidad es vs y el área es As son:
ṁs = ρs vs As , Qs = vs As , (4.25)
En un sistema con una sola entrada y una sola salida unidimensionales la ecuación de con-
tinuidad se escribe Z
d
ρdV − ṁe + ṁs = 0, (4.26)
dt Vo
es decir, la variación de masa en el interior del volumen de control es igual a la diferencia entre
el flujo másico que sale del volumen de control y el flujo másico que entra.
47
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
Qe = Qs , (4.28)
es decir, el flujo volúmetrico o caudal que entra al volumen de control es igual al flujo vo-
lumétrico o caudal que sale.
Del mismo modo si la la fuerza que se ejerce sobre un elemento de superficie de área dA y
orientación n̄ es f¯n (n̄, x̄, t)dA, entonces la resultante de las fuerzas de superficie será la integral
sobre la superficie: Z
f¯n (n̄, x̄, t)dA. (4.30)
Σc
48
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
admite una simplificación mayor, puesto que el tensor de esfuerzos resulta ser simétrico, con lo
que sólo tiene seis componentes diferentes.
Si el fluido está en reposo en un cierto sistema de referencia, las fuerzas de superficie actúan
siempre en la dirección normal, y su magnitud no depende de la dirección, pudiendo en general
expresarse como
f¯n = −pn̄, para un fluido en reposo (4.33)
El tensor de esfuerzos superficiales asociado se reduce a
τ̄¯′ = τ21
′
τ22
′
τ23
′
(4.36)
τ31 τ32 τ33
′ ′ ′
que de nuevo resulta ser simétrico, por lo que solo tiene 6 componentes diferentes. La relación
entre los esfuerzos viscosos y las diferentes variables fluidas puede ser en principio complicada.
En el caso de los fluidos incompresibles y newtonianos, que incluyen la mayorı́a de los lı́qui-
dos de interés ingenieril, se observa experimentalmente que existe una proporcionalidad entre
los esfuerzos viscosos τij′ y las velocidades de deformación, que puede expresarse en la forma
′ ∂ui ∂uj
τij = µ + (4.37)
∂xj ∂xi
siendo µ la viscosidad del fluido. Tal y como puede verse, los esfuerzos viscosos son función
de las velocidades de deformación, que aparecen explı́citamente en (4.37), ası́ como del estado
termodinámico local a través del coeficientes de viscosidad µ. Además del coeficiente de vis-
cosidad µ, juega un papel relevante en mecánica de fluidos el llamado coeficiente de viscosidad
cinemática (o difusividad viscosa) definido a partir de ν = µ/ρ. Los valores caracterı́sticos de
ν para el agua a presión atmosférica son ν = 1,14 × 10−6 m2 /s a T = 288 K, y ν = 0,31 × 10−6
m2 /s a T = 368 K.
La existencia de equilibrio termodinámico local nos permite estudiar la dependencia de la
viscosidad con el estado termodinámico en función de dos variables termodinámicas indepen-
dientes cualquiera, por ejemplo p y T . Tanto la teorı́a cinética en el caso de gases, como la
evidencia experimental que existe tanto para lı́quidos como para gases, muestran que la depen-
dencia con la presión de los coeficientes de viscosidad es despreciable. En cuanto a la depen-
dencia con la temperatura, la viscosidad de los gases aumenta con T , mientras que la viscosidad
de los lı́quidos disminuye, un comportamiento que se explica debido al distinto origen de las
fuerzas superficiales en uno y otro caso. Ası́, las fuerzas superficiales en el caso de los gases
tienen su origen en el transporte de la cantidad de movimiento asociado a la agitación térmica,
49
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
que es mayor cuanto mayor sea la temperatura. Por otra parte, en el caso de lı́quidos las fuerzas
entre moléculas próximas, que son función de la distancia entre ellas, contribuyen de mane-
ra importante a las fuerzas de viscosidad que aparecen. Al aumentar la temperatura aumenta
(ligeramente) la distancia entre las moléculas del lı́quido, con lo que la viscosidad disminuye.
Tanto en gases como en lı́quidos, siempre que la temperatura no varı́e mucho, resulta una apro-
ximación razonable el suponer que la viscosidad permanece constante, una simplificación que
adoptaremos a menudo en el desarrollo del curso.
Es conveniente recalcar que se trata de una ecuación vectorial, es decir, que da lugar a tres
ecuaciones, una para cada componente de la cantidad de movimiento.
50
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
se tiene X
ṁ (v̄s − v̄e ) = Fext , (4.44)
es decir, la diferencia entre el flujo de cantidad de movimiento que sale y el flujo que entra en
el volumen de control viene dada por las fuerzas exteriores que actúan sobre él.
De manera similar, el momento M̄ respecto a un punto x̄o de las fuerzas de presión y viscosidad
sobre una superficie Σ se obtiene a partir de
Z Z
M̄ = − (x̄ − x̄o ) ∧ pn̄dA + (x̄ − x̄o ) ∧ τ̄¯′ · n̄dA. (4.46)
Σ Σ
Estas ecuaciones se pueden utilizar, en particular, para determinar la fuerza que ejerce el fluido
sobre un sólido que se encuentra inmerso en él. La superficie Σ coincide en este caso con la
superficie del sólido, con la normal n̄ dirigida hacia el fluido.
U1 Σl
n n U2
p1 r
A1 z p2 n
n A2
Σ2
Σ1
n
Σl
n
Para resolver el problema definimos un volumen de control, que tiene que ser cerrado y con-
tener exclusivamente fluido en su interior. En este caso, el volumen de control que utilizaremos
en el análisis está limitado aguas arriba y aguas abajo por las secciones de entrada y salida a la
contracción, que denominaremos Σ1 y Σ2 . Por otra parte, la superficie lateral del volumen de
51
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
control Σl , la haremos coincidir con la pared del conducto, tal y como se indica en la figura.
En este volumen de control fijo (v̄c = 0) el problema resulta ser estacionario, por lo que las
Ecs. (4.17) y (4.39) se reducen a
Z
v̄ · n̄dA = 0 (4.47)
Σo
Z Z Z
ρv̄(v̄ · n̄)dA = − pn̄dA + τ̄¯′ · n̄dA. (4.48)
Σo Σo Σo
Por simplificar la presentación, se han ignorado en este caso los efectos de las fuerzas gravita-
torias que, tal y como se comentó anteriormente, podrı́an incorporarse fácilmente sustituyendo
la presión por la presión motriz o reducida p + ρU.
La primera ecuación indica que el caudal de lı́quido que sale del volumen de control debe
ser nulo. El flujo volumétrico es nulo en Σl , donde la velocidad es nula (debido a la condición
de adherencia que discutiremos más adelante). Para poder evaluar el flujo volumétrico en las
secciones de entrada y salida tenemos que conocer la distribución de velocidad. En este caso,
supondremos que dicha distribución es uniforme e igual a v̄ = U1 ēz y v̄ = U2 ēz , respectiva-
mente, donde ēz es el vector unitario en la dirección axial z. En la pared, la velocidad es nula,
por lo que debemos permitir la existencia de una región delgada próxima a la pared donde los
perfiles uniformes que suponemos dejan de ser válidos.
Para evaluar el flujo volumétrico tenemos que tener en cuenta que el sentido del vector
unitario normal a la superficie del volumen de control, n̄, es siempre hacia el exterior, por lo
que n̄ = −ēz en Σ1 y n̄ = ēz en Σ2 . Al evaluar el flujo volumétrico que abandona el volumen
de control a través de Σ1 obtenemos
Z Z
v̄ · n̄dA = −U1 dA = −U1 A1 , (4.49)
Σ1 Σ1
que
R resulta ser negativo porque el lı́quido entra en el volumen de control. De forma análoga,
Σ2
v̄ · n̄dA = U2 A2 , por lo que finalmente obtenemos
U1 A1 = U2 A2 (4.50)
52
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
n pa n
n
Σi n
n
n pa
n Σe
donde el vector unitario n̄ está dirigido hacia el exterior del conducto (esto es, hacia el inte-
rior del lı́quido). Comparando ahora el resultado obtenido con las integrales que aparecen a la
derecha en la Ec. (4.51), donde el vector n̄ está definido con sentido contrario, obtenemos
F̄L→C = (p1 + ρU12 )A1 ēz − (p2 + ρU22 )A2 ēz , (4.53)
que permite determinar la fuerza que ejerce el lı́quido sobre la contracción a partir de los valores
de U1 , U2 , p1 y p2 .
Cabe mencionar que, para calcular la fuerza total que se ejerce sobre el conducto F̄C , a
la fuerza que hace el lı́quido habrı́a que añadirle aquella que ejerce el aire situado alrededor.
Para calcularla, consideramos ahora la superficie Σe que cubre el exterior del conducto. Si el
aire en el exterior está en reposo, los esfuerzos viscosos resultan ser nulos, por lo que el valor
de la fuerza que ejerce el aire sobre el conducto se reduce a la acción del campo de presiones
(uniforme) Z
F̄A→C = − pa n̄dA. (4.54)
Σe
53
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
Ası́, consideramos la superficie cerrada que se genera al añadir a Σe las dos caras situadas
en las secciones de entrada y salida. De esa forma, el cálculo de F̄A→C se puede realizar consi-
derando primero la resultante de pa actuando en la superficie cerrada, y sustrayendo al resultado
las integrales extendidas a las dos caras Σ1 y Σ2 que hemos añadido. Es fácil demostrar, por
aplicación del teorema de Gauss, que la resultante de un campo de presión uniforme actuando
sobre una superficie cerrada es idénticamente nula, por lo que al final se tiene
Z Z
F̄A→C = − − pa n̄dA − pa n̄dA = pa (A2 − A1 )ēz (4.55)
Σ1 Σ2
Sustituyendo esta expresión en la Ec. (4.53) con F̄C = F̄L→C + F̄A→C obtenemos
F̄C = [(p1 − pa ) + ρU12 ]A1 ēz − [(p2 − pa ) + ρU22 ]A2 ēz . (4.56)
Tal y como puede verse, para tener en cuenta la presencia de la atmósfera en el cálculo de la
fuerza sobre el conducto, basta sustituir el valor absoluto de la presión en la entrada y la salida
de la contracción por sus valores manométricos (la diferencia de presión con el ambiente).
1
En la Eq. (4.57) hemos utilizado el teorema del transporte de Reynolds para escribir
Z Z Z
d ∂ρ
ρdV = dV + ρ(v̄c · n̄)dA
dt Vc (t) Vc (t) ∂t Σc (t)
54
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
ρ + dρ
U + dU
A + dA p + dp
ḡ
n̄
? τ̄¯′ = 0 6
Tubo de
corriente dz
ēs
?dW
A ?
θ
ds
Horizontal
n̄
ρ, U , p
55
4.7. ECUACIÓN DE LA CANTIDAD DE MOVIMIENTO
Desarrollando ahora las derivadas del lado izquierdo de la Eq. (4.60) y proyectando los vectores
∇p y ḡ según la dirección de la corriente tenemos
dU ∂ρ ∂p
ρ δV + U δV + Udṁ +ṁdU = − + ρg sen θ δV (4.62)
dt | ∂t {z } ∂s
0
donde los términos indicados con la llave se cancelan en virtud de la Eq. (4.58) de continuidad.
Sustituyendo para terminar δV ≈ Ads y ṁ = ρUA y dividiendo la ecuación resultante por ρA
resulta
∂U 1 ∂p
ds + UdU = − + g sen θ ds (4.63)
∂t ρ ∂s
que, reuniendo todo en el primer miembro y teniendo en cuenta la relación dz = ds sen θ,
conduce a la ecuación diferencial
2
∂U U 1 ∂p
ds + d + ds + gdz = 0 (4.64)
∂t 2 ρ ∂s
que es la ecuación de Bernoulli para flujo no estacionario sin fricción a lo largo de una lı́nea de
corriente.
Esta ecuación puede integrarse entre dos puntos cualesquiera 1 y 2 a lo largo de una lı́nea
de corriente para dar
Z 2 Z 2
∂U dp
ds + + (U22 − U12 ) + g(z2 − z1 ) = 0 (4.65)
1 ∂t 1 ρ
donde si quisiéramos evaluar las dos integrales restantes deberı́amos estimar los efectos no
estacionarios ∂U/∂t y dar la ley de variación de la densidad con la presión.
Si consideramos el caso de flujo estacionario (∂/∂t = 0) e incompresible (ρ = cte) obtene-
mos finalmente la ecuación de Bernoulli
p2 − p1
+ (U22 − U12 ) + g(z2 − z1 ) = 0 (4.66)
ρ
para el flujo (I) estacionario (II) sin fricción (III) de un fluido incompresible (IV) a lo largo de
una lı́nea de corriente. Esta ecuación también se puede escribir en la forma
p1 U12 p2 U22 p U2
+ + gz1 = + + gz2 → + + gz ≡ cte (4.67)
ρ 2 ρ 2 ρ 2
3
Si no se recuerda este resultado, quizás serı́a conveniente repasar el capı́tulo de fluidostática.
56
4.8. ECUACIÓN DEL MOMENTO CINÉTICO
que permite concluir que en este tipo de flujos la combinación p/ρ+U 2 /2+gz permanece cons-
tante a lo largo de las lı́neas de corriente. Nótese que la constante que aparece en la Eq. (4.67)
no tiene por que ser la misma para todas las lı́neas de corriente, es decir, puede variar de una
lı́nea de corriente a otra(!).
Es interesante observar que la ecuación de Bernoulli no es más que una generalización de
la ecuación general de la fluidostática para fluidos con densidad constante que se mueven de un
modo estacionario sin efectos de viscosidad. En efecto, la ecuación general de la fluidostática
se recupera sin más que hacer U = 0 en (4.67).
Las fuerzas exteriores sobre la unidad de volumen o superficie son las fuerzas de volumen y de
superficie f¯m y f¯n presentadas en la sección 4.7.1, podemos escribir su momento respecto a un
punto O en x̄o como la integral del momento de la fuerza que actúa sobre la unidad de volumen
o de superficie (x̄ − x̄o )∧ f¯m y (x̄ − x̄o )∧ f¯n . Escribiendo estas integrales en la expresión (4.68)
se tiene
Z Z
d
ρ(x̄ − x̄o ) ∧ v̄dV + ρ[(x̄ − x̄o ) ∧ v̄][(v̄ − v̄c ) · n̄]dA =
dt Vc (t) Σc (t)
(4.69)
Z Z Z
− (x̄ − x̄o ) ∧ (pn̄)dA + (x̄ − x̄o ) ∧ (τ̄¯′ · n̄)dA + ρ(x̄ − x̄o ) ∧ f¯m dV.
Σc (t) Σc (t) Vc (t)
Es decir, la variación del momento cinético en un volumen de control viene dada por el flujo
convectivo de momento cinético que entra a través de la superficie de control
Z
− ρ[(x̄ − x̄o ) ∧ v̄][(v̄ − v̄c ) · n̄]dA
Σc (t)
más el momento angular de las fuerzas exteriores que actúan sobre el volumen y la superficie
de control. De nuevo se trata de una ecuación vectorial.
57
4.9. ECUACIÓN DE LA ENERGÍA
donde Ẇext es el trabajo por unidad de tiempo (esto es, potencia) realizado por las fuerzas
exteriores (fuerzas másicas y fuerzas de superficie) y Q̇ la aportación de calor por unidad de
tiempo (por conducción a través de la superficie Σc (t), y por radiación y reacción quı́mica en
el interior del volumen fluido). En general, esta última cantidad puede expresarse en función
de las variables termodinámicas y de la composición, tal y como se estudia en asignaturas más
avanzadas de combustión y de transmisión de calor.
Alternativamente, se puede escribir la ecuación (4.70) en función del trabajo por unidad
de tiempo que realiza el fluido sobre el exterior Ẇ = −Ẇext . El signo asociado al trabajo
por unidad de tiempo muestra que el trabajo realizado por las fuerzas exteriores (Ẇext > 0)
contribuye a aumentar la energı́a de sistema, mientras que el trabajo que el sistema realiza
sobre el entorno (Ẇ = −Ẇext > 0) contribuye a reducirla.
Las fuerzas exteriores que actúan sobre un volumen de control son las fuerzas másicas y de
superficie (presión y esfuerzos viscosos) descritas en la sección 4.7.1. El trabajo que realizan
por unidad de tiempo sobre el fluido se puede entonces descomponer en trabajo de las fuerzas
de presión Wp , trabajo de las fuerzas de fricción o viscosas Wv y trabajo de las fuerzas másicas
Wm
Ẇext = Ẇp + Ẇv + Ẇm (4.71)
La potencia o trabajo por unidad de tiempo de las fuerzas que actúan sobre una partı́cula
fluida de volumen dV y superficie dA se puede obtener como el producto de la fuerza por la
velocidad de la partı́cula, f¯n · v̄dA para las fuerzas de superficie y ρf¯m · v̄dV para las fuerzas
másicas. Integrando la expresión de la potencia a un volumen o superficie de control se tendrá la
potencia de las fuerzas de volumen o superficie. Ası́, el ritmo de aportación de trabajo o potencia
de las fuerzas másicas que actúan sobre un volumen de control es
Z
Ẇm = ρf¯m · v̄dV, (4.72)
Vc (t)
y se puede demostrar que si las fuerzas másicas derivan de un potencial estacionario U como
f¯m = −∇U, esta aportación de trabajo resulta en un aumento por unidad de tiempo −U en la
energı́a potencial.
En concreto, si las únicas fuerzas másicas son las fuerzas gravitatorias f¯m = ḡ = −∇(−ḡ · x̄) =
−∇(gz) podemos sustituir el trabajo que realizan por un término adicional en la ecuación de la
energı́a representando la variación en el volumen de control y el flujo a través de su superficie
de una energı́a potencial por unidad de masa (−gz). Es decir, el trabajo por unidad de tiempo
de las fuerzas gravitatorias sobre un volumen de control se puede sustituir por su efecto sobre
la energı́a potencial
Z Z
d
Ẇm = ρ(−gz)dV + ρ(−gz)(v̄ − v̄c ) · n̄dA (4.73)
dt Vc (t) Σc (t)
El trabajo realizado por unidad de tiempo o potencia aportada por las fuerzas de presión
sobre la superficie de control Σc (t) es
Z
Ẇp = − pv̄ · n̄dA (4.74)
Σc (t)
58
4.9. ECUACIÓN DE LA ENERGÍA
• En superficies sólidas fijas v̄ = 0, y por tanto el trabajo de los esfuerzos viscosos es nulo.
Z Z
d 2
ρ(e + |v̄| /2)dV + ρ(e + |v̄|2 /2)(v̄ − v̄c ) · n̄dA = (4.77)
dt Vc (t) Σc (t)
Z Z Z
− pv̄ · n̄dA + v̄ · (τ̄¯ · n̄) dA +
′
ρf¯m · v̄dV + Q̇
Σc (t) Σc (t) Vc (t)
59
4.9. ECUACIÓN DE LA ENERGÍA
Es conveniente señalar en este punto que podemos escribir la ecuación (4.81) de forma
equivalente utilizando el trabajo que realiza el fluido sobre las superficies móviles (máquinas)
del sistema Wf luido→motor = −Ẇmotor como
Z Z
d 2
ρ(e + |v̄| /2 + gz)dV + ρ(h + |v̄|2 /2 + gz)(v̄ − v̄c ) · n̄dA
dt Vc (t) Σc (t)
Para poder aplicar esta ecuación a un sistema concreto necesitaremos conocer la expresión
de la energı́a interna por unidad de masa e y la entalpı́a por unidad de masa h en función de
las otra variables termodinámicas. Recordemos del capı́tulo 1 que en lı́quidos perfectos y gases
perfectos la energı́a interna y entalpı́a son función de la temperatura:
• En lı́quidos perfectos
e = cT + eo , (4.83)
p
h = cT + + eo (4.84)
ρ
• En gases perfectos
p/ρ = Rg T, (4.85)
e = cv T + eo , (4.86)
h = cp T + eo (4.87)
donde [ṁ(h + |v̄|2 /2 + gz)]e,s son los flujos convectivos de energı́a a través de las superficies
de entrada (e) y salida (s).
60
4.9. ECUACIÓN DE LA ENERGÍA
Ẇmotor Ẇv Q̇
+ + = h + v 2 /2 + gz s − h + v 2 /2 + gz e (4.91)
ṁ ṁ ṁ
61
Capı́tulo 5
5.1 Introducción
En este capı́tulo veremos una forma alternativa de las ecuaciones de conservación de la
mecánica de fluidos, su forma diferencial, que se obtiene mediante transformaciones sencillas
de las ecuaciones de conservación en forma integral aplicadas a un volumen de control fijo.
Mediante el uso del teorema de Gauss (ver Ec. 4.7) y teniendo en cuenta que Vo es un
volumen de control fijo, podemos reescribir 5.1 en la forma
Z
∂ρ
+ ∇ · (ρv̄) dV = 0. (5.2)
Vo ∂t
Para que la ecuación anterior se cumpla independientemente del volumen de control Vo elegido,
se debe de satisfacer en todos los puntos del espacio la identidad
∂ρ
+ ∇ · (ρv̄) = 0, (5.3)
∂t
ecuación que constituye la forma diferencial del principio de conservación de la masa. Una
manera equivalente de escribir esta relación es
1 Dρ
= −∇ · v̄, (5.4)
ρ Dt
Dφ
donde Dt
es el operador derivada sustancial
Dφ ∂φ
= + v̄ · ∇φ, (5.5)
Dt ∂t
62
5.3. ECUACIÓN DE CANTIDAD DE MOVIMIENTO EN FORMA DIFERENCIAL
que expresa la variación temporal de una magnitud escalar intensiva φ siguiendo al fluido. El
primer término es simplemente la variación temporal local de la variable que estamos estudian-
do. El segundo término es la derivada convectiva, que recoge las variaciones de φ debidas al
movimiento del fluido. La propiedad φ de una partı́cula fluida varı́a de hecho por dos causas:
la no estacionareidad del campo fluido que puede resultar en una derivada temporal no nula
( ∂φ
∂t
6= 0) y el desplazamiento de la partı́cula a zonas del campo fluido donde la propiedad φ
es diferente por existir una derivada espacial no nula de φ (∇(φ) 6= 0). Encontraremos esta
expresión del operador derivada sustancial en la derivación de todas las formas diferenciales de
las ecuaciones de conservación.
En el caso de un fluido incompresible la ecuación diferencial de continuidad (5.3) se reduce
a
∇ · v̄ = 0. (5.6)
Por último, cabe señalar que la ecuación de continuidad correspondiente al movimiento esta-
cionario de gases es
∇ · (ρv̄) = 0, (5.7)
esto es, la masa que abandona la unidad de volumen en la unidad de tiempo es nula.
Al igual que hicimos anteriormente al derivar la ecuación 5.3, para derivar la ecuación de
la cantidad de movimiento en forma diferencial transformamos a través del teorema de Gauss
las integrales de superficie que aparecen en 5.8 en integrales de volumen. Igualando entonces a
cero el integrando de la integral de volumen resultante obtenemos
∂
(ρv̄) + ∇ · (ρv̄v̄) = −∇p + ∇ · τ̄¯′ + ρf¯m . (5.9)
∂t
Utilizando ahora la ecuación de continuidad (5.3) e introduciendo la derivada sustancial del
vector velocidad o aceleración convectiva como
Dv̄ ∂v̄
= + v̄ · (∇v̄) , (5.10)
Dt ∂t
la ecuación diferencial de cantidad de movimiento puede reescribirse en la forma
Dv̄ ∂v̄
ρ =ρ + ~v · ∇(v̄) = −∇p + ∇ · τ̄¯′ + ρf¯m , (5.11)
Dt ∂t
que es la expresión de la segunda ley de Newton sobre una partı́cula fluida.
Una forma alternativa de esta ecuación se obtiene reescribiendo el término ~v · ∇(v̄)
∂v̄
ρ + ∇(|v̄| /2) − v̄ ∧ (∇ ∧ v̄) = −∇p + ∇ · τ̄¯′ + ρf¯m ,
2
(5.12)
∂t
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Bibliografı́a básica
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Bibliografı́a complementaria
[7] J. H. Spurk, Fluid mechanics: problems and solutions, Springer, 1997. (Aunque el libro
corresponde a un curso más avanzado, algunos problemas pueden ser útilies para esta
asignatura.)
[8] D. J. Tritton, Physical Fluid Dynamics, Oxford University Press, 2a ed, 1988.
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